Feliz Navidad, Malfoy. - Fanfics de Harry Potter

 

 

 

Otrode éstos
Cómo se llame.

DracoMalfoy se siente solo. Sinceramente, nunca se ha sentido especialmenteacompañado. Siempre había momentos en los cuáles la soledad lo impulsaba a laspenumbras del silencio, allá en Hogwarts, donde nadie podía alcanzarlo sinsufrir consecuencias. Pero, aquella víspera Navideña, ocho años después de lagran batalla que marcó su vida, Draco Malfoy se siente más solo que nunca.

Perdidoentre la ebriedad y la poca sobriedad que le queda, desea olvidar, como nuncaantes lo había deseado. Hace poco de seis meses que salió de Azkaban y aunquesu buen comportamiento ha dado mucho de qué hablar, sigue sintiendo aquellasmiradas de desprecio y los susurros despectivos a su espalda. ¿Es acaso unamaldición? ¿Un castigo por seguir ideales que él pensaba que eran correctos?Todos los días se preguntaba lo mismo. Y todos los días, en aquél bar, justoantes de caer en la profunda ebriedad, la respuesta era la misma: No importaba.

 

Él era culpable de sus propias penas, desu propia oscuridad.

Yella lo notaba. Hacía dos semanas, tres horas y cuarenta segundos que ella lohabía visto de nuevo por primera vez y se había dado cuenta de la profundatristeza que consumía, poco a poco, al príncipe de las serpientes. Y desdeentonces, todas las noches, ha visitado el bar como él, sin atreverse aacercarse más de la cuenta. Un príncipe destituido, desgastado y destruido. Unpríncipe que ya no tiene brillo en la mirada y ¡cuánto desea ella devolverle lavida a su alma!

Poreso, aquella noche es diferente. Porque aquella noche se siente fuerte; es la noche de los nuevos comienzos. Noespera que él la reconozca, menos cuando está por perder la razón gracias algrado de whisky de fuego en su sangre, pero aun así, con su vestido escarlata,conmemorando la fecha, se acerca con la más amplia de las sonrisas.

Uncafé, por favor. Bien cargado. Esperó, entonces, que el rechoncho señor lesirviera lo pedido. Y cuando lo tuvo en sus manos, se lo extendió a Draco, esperandoalguna reacción de aquél muerto en vida. Tómalo. Te hará bien.

Éldecide, sin pensarlo mucho, que aquella mujer es solo una entrometida y queestá loca. Nadie se ha atrevido a hablarle en aquél bar; nadie que desee unarespuesta. Sin embargo, aquella castaña que se le hace lejanamente familia, conesa nariz de botón y esos labios de durazno, le ofrece una taza de café, comosi aquella fuera la gran respuesta que ha estado esperando.

Yono
N-no ne-necesito eso. Ella enarca una ceja, antes de lanzar una carcajadaque a Draco le embriaga el alma. Esa risa la conoce, tan bien que solo puedehacerle sonreír, tan tímidamente que es apenas perceptible. Y porque conoce esarisa, jovial, divertida y alegre, sin recordar aun a quién pertenece, decidehacerle caso y toma el café. Porque de pronto, su corazón salta de emoción alreconocer la mano amiga de alguien que quiere ayudar.

Todo,Draco, asintió ella, satisfecha al ver que el rubio platinado tomaba el café.Sin esperar preguntas, ni mucho menos respuestas, lo ayudó a colocarse el sacopara abrigarlo en aquella noche de invierno. Y lo arrastra junto a ella, fueradel bar, al mundo real.

EsNavidad y a Draco siempre le dolió la Navidad. Sus padres, siempre fríos,intentaron que fuera el mejor día del año, pero no lo lograron nunca, pues eramás importante Voldemort y sus planes. Siempre se sintió solo. Se sintiódesdichado. Y esa noche, no era excepción. Más, cuando aquella extraña mujer,con mejillas sonrosadas y afables sonrisas, lo llevó a la calle donde los magoscelebraban, el miedo al rechazo solo dio paso a la sorpresa: Todos ignoraban supresencia. E incluso algunos le sonreían y deseaban Feliz Navidad. Te recomendamos SEO y posicionamiento SEO

 

Nocomprendo
¿No deberían odiarme? . Ella se detiene en seco y niega, al darsecuenta de que la mirada vacía de Draco no se debe a más nada que al miedo.

Sí,quizás deberían. Quizás, algunos todavía lo hacen. Pero, la gran mayoríaconsidera que ya pagaste lo que debías, Draco. Él frunce el ceño, sinentender. Los fuegos artificiales, en lo alto, celebran la Navidad y él solopresta atención a aquellos ojos esmeralda, que le miran con más dulzura de laque merece. Eres desdichado, te siente tan destruido por dentro, por tu culpa.

Élsoltó su mano, molesto por aquellas palabras. ¿Qué culpa tenía él si los demásno perdonaban? ¿Qué culpa tenía él que le hayan educado para ser como era? ¿Suculpa? Aquella mujer estaba completamenteloca. Sin embargo, no se movió. Se limitó a fruncir los labios y a cruzarsede brazos, esperando una explicación.

Túte odias a ti mismo, Draco. No ellos. Tú tienes que perdonarte, no ellos.Aquello le deja sin palabras, no sabe que responder. Aquella chiquilla hablacomo si lo comprendiera, como si lo conociese de toda la vida. Y eso no legusta, porque esa mujer ha descifrado aquello que ni él mismo lograbaconseguir. Por eso, decide dar media y vuelta e irse. Decide volver al bar,embriagarse hasta no recordar ni su nombre. Pero, ella lo abraza.

Aquellaextraña mujer lo alcanza y pasa sus delgaduchos brazos alrededor de su cuello.Lo acerca a ella y le da permiso para recostar su cabeza sobre su hombro; leofrece comprensión, no consuelo. Su aroma, a cerezas y chocolates, le llenanlos pulmones y Draco siente que puede respirar tranquilo.

Lareconoce. Reconoce esos brazos conocidos, ese calor que tanto extrañaba.Recuerda una niña; la única niña que pudo brindarle alguna vez un poco decariño. Y reconoce a la mujer, su aroma y su suavidad. Como se amolda a sucuerpo; como, sin pensarlo, sus brazos también la rodean a ella, con fuerza,queriendo que aquél momento nunca termine.

Greengrass.Es apenas un susurro, pero a ella se le desborda el corazón de alegría aldescubrir que la recuerda. Astoria. Sí, la recuerda y no quiere soltarla.Pero, cuando lo hace, descubre que falta poco para las doce y para la llegadadel hombre de rojo. Entiende, entonces, que Astoria siempre ha estado allí, aunen su ausencia.

Deboirme. La castaña se siente mal cuando ve su mirada apagarse nuevamente, perotiene compromisos familiares con los que debe cumplir. Nos seguiremos viendo,Draco. Te buscaré. Y él se ríe abiertamente por primera vez en años. Aquellarisa carga el ambiente de esperanza, y Draco comprende por fin que ella es sunuevo comienzo. Su dulce regalo, su hermosa salvación.

Comprendeque Astoria Greengrass será su milagro de Navidad, el rayito de sol que le devolverála vida. Y saber eso, le llena de felicidad. Porque poco importa si se siente culpablenuevamente al día siguiente, pues sabe que ella lo buscara y le hará feliz, almenos unos minutos.

FelizNavidad, Malfoy. Sin más, ella desaparece cuando el reloj da las doce. Y Dracovuelve sobre sus pasos al bar donde comenzó todo. Pero, no entra. Decide que yano quiere sentirse solo, así que va en busca de aquella otra mujer que nunca ledejó de apoyar: Narcisa.

Ymientras cena con su madre, piensa en Astoria. Y comprende que no será fácil;un nuevo comienzo nunca lo es. Pero, ya no está solo.

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2024-08-30

 

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