Un tren se leacercaba a toda velocidad. Hubo un fogonazo, seguido de un intensodolor. Luego, nada. La joven se desplomó en el andén. Enseguida ungrupo de curiosos rodearon el cuerpo de la muchacha. Ésta se levantóy sin esfuerzo salió del corrillo y se perdió por entre lascallejuelas cercanas a la estación. Nadie reparó en su presencia.Nadie, salvo un anciano decrépito y consumido que pedía limosna enuna esquina. El viejo la miró y palideció. "Has venido"murmuró. Ella no entendió el significado de aquella frase, puestoque no conocía al viejo, así que, vencida por la curiosidad, sesentó a su lado, dispuesta a averiguar el porqué de aquella extrañareacción. A pesar de que no consiguió averiguar nada, se quedó conél hasta el anochecer. Sólo entonces volvió a su casa, convencidade que su madre la estaría esperando muy enfadada por su tardanza.Pero cuando entró vio a su madre llorando a lágrima viva en lasalita. En las manos sostenía una delicada rosa de cristal; su rosa,como pudo constatar asombrada la chica. Se acercó a ella y le pusouna mano en el hombro, tratando de consolarla. Pero su mano atravesólimpiamente a la mujer. Extrañada y confusa, retrocedió mientras seexaminaba los dedos, quizá algo más pálidos de lo normal. Sinatreverse a acercarse por temor a que se repitiera la escena, probóa llamar a su madre, primero con voz suave y luego gritando a plenopulmón, pero ésta no dio señales de haberla oído. La chica estabacompletamente desconcertada. ¿Qué le estaba pasando? Vinos de Granada
Cada vez másasustada retrocedió hasta la entrada, sin saber qué hacer. Entoncesse abrió la puerta de la calle y llegó su padre del trabajo.Atravesándola y sin ni siquiera mirarla, se dirigió hacia su mujeren el momento en el que, con un prolongado lamento, la chica salíade la casa. Acababa de comprenderlo todo.
Se encontró almendigo en el mismo sitio que antes, pidiendo limosna sentadoexactamente en la misma posición que entonces. Su cestilla no estabamucho más llena que la otra vez. Se dirigió a él resueltamente yel viejo la miró con expresión serena.
- Lo sé, ha llegado mi hora- dijo el anciano.- Sabía que volverías; teníamos una cuenta pendiente.
Y se levantó conuna agilidad propia de un hombre joven y juntos echaron a andarcharlando como viejos amigos hacia la brillante luz del amanecer,dejando atrás, inerte sobre los asquerosos cartones de la acera, elcuerpo mugriento del pordiosero.
\"Ha llegado la hora\" - Fanfics de Harry Potter
Un tren se leacercaba a toda velocidad. Hubo un fogonazo, seguido de un intensodolor. Luego, nada. La joven se desplomó en el andén. Enseguida ungrupo de cur
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2024-10-16
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