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EL ALMA PARTIDA DE SALAZAR SLYTHERIN
Miles de espinas se levantaban bajo los rayos del sol en medio de un lago cristalino y calmo que empezaba a aquietarse conforme cada punta movía el agua. Realmente era un enorme colacuerno húngaro que se erguía en el agua unido por un hilo rojo de luz a la orilla escarpada y llena de malezas que a lo lejos eran derribadas por alguna fuerza desconocida atrás muy indiferente a los oídos de un mago que vestía una túnica verde oscura que si no fuera por el débil reflejo del sol pasaría por negra completa. Una S bordada a mano de color negra con un borde blanco la decoraba en el pecho hacia la izquierda.
Buena parte del rostro era dominado por una barba entrecana que caía bajo el mentón y el cabello de igual matiz le llegaba a los hombros y ondulaba al ritmo de la brisa que producían los movimientos torpes del dragón que miraba con ojos disminuidos y blancos al señor que era el origen de esa conexión rojiza con el dragón gracias a su varita blanca que levantaba orgulloso.
Él empezaba a caminar hacia atrás chocando con los setos de un bosquecillo frondoso que se agitaba con los pasos temblorosos del animal al igual que el terreno arcilloso de las orillas del lago que formaba montones de ondas para todos lados pero sin inquietarse de mayor forma. Hasta el dragón lucía medio dormido conforme daba pasos lentos siguiendo una conexión hasta el encolerizado mago que tiraba de su varita bruscamente sin que nada antes delatara esa rabia que lo dominaba. Las tribulaciones estaban demasiado lejos de un dragón hechizado y un lago calmo.
Por algo pasa esto No merezco un día definido como hoy para llevar adelante el fin mas noble que todo puede aspirar Tengo esperanza en que los otros no se den cuenta de mis verdaderos sentimientos y que ellos desean vencer la muerte.
El propio mago se hablaba con furia dentro de su cabeza que parecía estar en dos realidades en ese momento hasta que la conexión con el dragón se cortó.
-- ¡Maldito! ¡No querrás que te convierta en un Nazgul! --- gritó el mago.
El colacuerno gimió alzando su rostro hacia el cielo con sus ojos rojos como siempre y llenos de la misma rabia que encarnaba el señor que alarmado miraba hacia el bosquecillo que sólo hacía un sendero hacia en fondo gracias a las setas que se desplazaban a cada lado del mago entrecano. Del fondo salió una mujer que vestía una túnica azul muy elegante y miró al mago del dragón con sorpresa.
--- No puedo creer que hayas sido tú y no el dragón que armara el escándalo que escuchamos allá dentro. Nada es secreto por ahora así que cualquier secreto será revelado, a menos que desees convertir el bosque en prohibido. Baja tus pensamientos de intensidad, por favor. --- dijo la mujer con un suspiro.
--- Helga... ¿Por qué temes a Gryffindor? Acaso compartes las cosas que yo hago. --- dijo el mago cerrando el bosque de un hechizo café silencioso.
--- Es admirable tu fascinación por las grandes criaturas que adornan cada terreno del mundo y no pienso prohibirte esa afición tan antigua como los calderos pegoteados de las mazmorras que construiste con pociones de concreto. Gryffindor aún piensa que fueron los elfos del bosque de Lorien quienes siguen ayudando con la construcción de Hogwarts, sólo te pido Salazar que manejes bien tus secretos inmortales. --- dijo Helga con sorna final.
Antes que Salazar exclamará una respuesta la bruja desapareció frente al bosque que volvía a abrirse para alguien invisible que dejaba sus barrosas huellas por el sendero a vista directa de inmensas torres a lo lejos. Salazar chasqueó la lengua al verles en el momento que un ventanal era alzado.
Los cabellos entrecanos eran negros cerca de los hombros de Salazar que recibió por detrás un halo de fuego del colacuerno que revolvía el agua con sus alas. El mago al voltearse mostró su varita y su rostro congestionado y tembloroso que se relajó apenas pronunció unas palabras que hicieron resonar a las más próximas criaturas:
--- ¡Mor Nazgul! -
De la varita del mago con el pelo chamuscado salió un rayo blanco que impactó en el dragón que se desplomó en el agua produciendo un pequeño maremoto en la orilla en donde estaba el mago furioso y al instante un halo negro y putrefacto salía de cada espina que como témpano de hielo salía en el agua.
--- Serás un espectro de las sombras que nunca se ven...tengo una mente agitada y ruin cada vez que interpreto la lengua de la alta magia que tanto escandaliza al león. Una boca sin control que murmura un hechizo digno de una sombra eterna que jamás ha existido en el mundo y que será hecha si el alma partida mal está. Los vapores de un nazgul llegan a mi cuerpo frente a este lago y recuerdan que tan cerca me encuentro de lograr ser infinito, temo convertirme en una sombra...un nazgul como este dragón. Sin duda alguna dije un hechizo improvisado pues el verdadero no suena tan vulgar ni dejaría a nadie de pie...mi voz tembló como cual escribe estos mismas palabras y no espera pasar el limite. --- dijo Salazar contemplando a un oscuro dragón que se erguía sobre las aguas del lago que lucía vaporoso alrededor del animal convertido.
--- ¡Avada Kedavra! --- dijo Salazar hacia el dragón con la varita alzada.
El colacuerno se deshizo en una nube que se perdió tras la orilla opuesta revolviendo los árboles de ese lugar expulsando vapor y un misterioso chillido que ensordeció a Salazar que se tapó los oídos con ambas manos y abrió el sendero del bosquecillo que tenía tras de sí y empezó a caminar por el sintiendo como el chillido iba haciéndose casa vez más débil conforme más cerca estaba de un enorme castillo que no tenía techumbre en numerosas torres.
A los pies del castillo había personas que llevaban martillos, serruchos y bolsas con clavos blancos que pesaban como éter a pesar de que ocupaban una bolsa de patatas de feria. Quienes las llevaban parecían emitir una luz a su alrededor que embelesaba a cualquiera que los comparase como la persona mas bella que hayan visto. No sólo caminar sino parecían que flotaban en el aire gracias a sus túnicas blancas que se movían al son de la más pequeña brisa. De ellos había hombres y mujeres jóvenes que estaban dispersos por todo el castillo ayudando en su construcción interior y a veces se daban el rato para salir al bosque próximo al lago de donde vino Salazar que los miraba con cierta resignación a estas personas desde un escalón blanco como el mármol cuando ya dejó los terrenos.
Desde arriba bajaba un muchacho de pelo negro vestido con la misma túnica de Salazar que se volteó adoptando una mirada complaciente al ver al joven haciendo florituras con una varita color caoba que Salazar tocó apenas llegó el joven al mismo escalón que el mago.
--- ¿A qué se debe esta dicha que emanas por todos lados? Cuidado con demostrarla demasiado usando la varita de canal hijo. --- dijo Salazar al joven.
--- Hablas siempre de tener un sentido en todo y ahora consigo ver cual es mi relación con una vara de madera y la magia. Mi mente está agarrotada de murmurar tantas veces hasta el hechizo más simple ya sea bueno o malo porque ahora necesitamos de una varita como canal. --- dijo el joven.
--- Esta vara que sostienes es infinita cada vez que la usas porque te da la opción de hacer ese mismo hechizo de muchas formas y escoger la que mas te convenga. ¿Qué cosa puntual te ha dejado tan cansada la mente? --- preguntó Salazar entornando los ojos.
--- La clase del profesor Gryffindor que nos enseña a conjurar los sortilegios imperdonables. --- dijo el joven.
--- David... ¿Qué usa Godric como prueba? --- preguntó Salazar con voz dura.
--- Usa insectos del bosque de Lorien. --- dijo David.
--- ¿Insectos? No son insectos hijo, son hadas elementales que salen en días de bulla y recogimiento de elfos pero es imposible verlas en lo cotidiano. Los elfos deben estar en cosas importantes como para que ellas salgas de sus guaridas y considerando lo pocas que son. --- dijo Salazar moviendo las manos como apretando una mosca.
--- Se que es lo importante padre...ayudan a construir Hogwarts. Eso dijo Gryffindor. --- dijo David con voz lenta.
Al padre de David le vino un estremecimiento al oír las últimas palabras de su hijo y más cuando dos elfos pasaron al lado de ellos con su singular aura blanca que irradiaban. Dentro de los pensamientos del padre aparecía otro mago con una túnica ancha y roja oscura casi negra frente a un batallón de elfos con miles de escudos portando flechas y arcos...
El hijo de Salazar volvió escaleras arriba pasados los elfos mientras el mago atravesó el amplio vestíbulo tumbo a unas puertas de metal que estaban entreabiertas y afuera aguardaban su turno dos grandes de roble que eran custodiadas por elfos con escudo. El mago se acercó a examinar esas dos puertas bajo la atenta mirada de los elfos que bruscamente cambiaron su posición dando golpes en el piso con los escudos asustando a Salazar que vio como los seres estaban frente a él en un lugar en donde examinaba las puertas.
--- ¿De dónde viene la madera de las puertas? --- preguntó Salazar nervioso.
--- Viene de nuestro bosque, Lorien. --- respondió un elfo de pelo negro.
--- Donadas especialmente por el sabio Earendil. --- dijo el otro elfo más rubio.
--- Earendil. Su maestro que nos prestó el terreno para hacer nuestro colegio y que permanezca a resguardo de miradas indiscretas y demasiado hurgadoras como los muggles que decidieron imitar de mala forma cada cuota de magia y poción que el primer mago de sangre limpia haya elaborado. La magia es inimitable y los magos también así como su esencia, su sangre como ustedes también queridos elfos de Lorien. Mándenle loas de mi parte al señor Earendil. --- dijo Salazar con fervor a los dos elfos que asintieron con el rostro.
El mago entró al castillo encontrándose a muchos jóvenes vestidos con las túnicas que tenían distintas letras grabadas en el pecho como la de Salazar. Dos chicos se acercaron con sigilo al mago que observaba el panorama ya desde el primer rellano de la escalera blanca que empezaba en medio del vestíbulo. Salazar se volteó sintiendo que le tocaban el hombro viendo a estos dos que tenían la misma túnica que él.
--- Disculpe señor Slytherin, queremos saber cuando va a estar lista la Sala Común de su casa. --- dijo un joven de tez blanca y pelo castaño.
--- Simplemente esquiven el agujero que hay en la puerta de ella porque aún se usa en la construcción de unas mazmorras. Yo estoy a cargo de eso y no creo que hagamos desaparecer al agujero aún. ---- dijo Salazar muy serio.
--- Bueno señor. --- dijo el joven que se devolvió con su amigo.
No sabes que esta noche ese agujero lo cerraré con un gran secreto. Pensó Slyhterin mostrando los dientes tímidamente y siguió su camino hacia arriba llegando a un corredor dominado por armaduras limpias y relucientes junto con cuadros en las paredes de paisajes boscosos y grandes lagos dibujados. Salazar llegó a un corredor mucho más desierto que el anterior hasta dar con una pequeña escalera de piedra mal cortada e iluminada con unos candelabros de aceite hacia abajo que se perdía en las sombras. Eso veía Salazar luego de haber hecho un manto de niebla que impedía la vista de cualquier persona de la escalera y de él.
No encendió la varita cuando las luces de los candelabros eran insuficientes para ver los propios pasos y caminaba tocando las paredes pedregosas a cada extremo conforme descendía tranquilamente hasta que llegó a un rellano pequeño pues el mago tanteó varias veces con la varita agachado buscando el comienzo de los nuevos escalones. Apenas se aseguró de tantear los primeros pasos hacia abajo caminó con más soltura dentro de toda la oscuridad que terminaba bruscamente con dos puntos luminosos en un recinto amplio pues la negrura era más grande allí y las manos de Salazar no daban con ninguna muralla u objeto. Encendió la varita dejando ver un basilisco enorme cuya cabeza tocaba el techo de piedra excavada por las marcas que había en los bordes con las paredes. El reptil se acercó a Slyhterin lentamente y bajó la cabeza en señal de reverencia.
--- Espero que no hayas exudado nada por el orificio que tienes más atrás porque nos delatarías con medio mundo. Lástima que tu escondite esté debajo de la inconclusa sala de mi casa de enseñanza noble, como tú. Eres de sangre de Slyhterin porque me has librado de muchas pociones mal hechas gracias a tus colmillos mágicos que una vez tocaron los elfos de cierto bosque desconocido. Es época de elfos, esta. Prefiero dejar tranquilos a quienes saben de magia tan avanzada que nos dejaría como iniciados a cuatro magos arriesgados como nosotros a poner un colegio tan al norte y que la magia sea de todos....idea de más que no debió aparecer y que supone otra piedra en las cosas que quiero. Deberé resignarme a hacer realidad mis principios de pureza en mi propia casa...no hay alternativa cuando el resto está de acuerdo con lo contrario...Bello animal que eres, te hablo como un humano, como mi hijo. --- dijo Salazar meditando cada palabra.
El basilisco se acostó en el piso frío de piedra mirando a su amo que sacó una botellita de su túnica y la vació cerca de la cabeza del animal. Era un líquido verde muy aceitoso con fuerte olor que atrapó todos los sentidos del basilisco que empezó la lamerlo pero sólo atendía su olor pues el contenido se secaba por miles de poros de las piedras así que Salazar no deseaba que el basilisco bebiera de la poción misteriosa. Abrió la boca totalmente mostrando sus largos colmillos blancos y pulidos que sudaban un líquido blanquecino que caía al piso a borbotones. Salazar miraba estupefacto.
--- Te he cuidado bien. Me das todo el elixir de la vida que necesito, tuve suerte de atrapar un animal tan generoso como tú. Mejor dicho tuve la dicha de cruzarme con elfos bondadosos como el señor Cerebimbor que me dejó perplejo con tomar las grandes esencias y atraparlas y tenerlas en la mano de uno. Método ideal para durar hasta el infinito como dijo el elfo herrero de Eregior en esas islas del norte llenas de vikingos hechiceros que arrinconaron a los bellos elfos a los golfos llenos de murallones que caen directamente al mar sin poder instalarse como quisieran. Hay tantos elfos libres por ahí y nadie prisionero de otros, pero eso era antes. Hoy hay elfos esclavos en islas como Man y cerca de Gales...no hay respeto. --- dijo Slytherin mordiéndose la lengua.
No hay forma de ver un reloj en la oscuridad así como es difícil ver como pasa el tiempo si estás inmerso en ella a pesar de tener alguien al lado tuyo pero que tiene rutinas tan distantes a la tuya, el asunto puede ser tedioso y duro. Es algo que debo pagar con mi sueño de alcanzar el poder de ser victorioso ante la muerte y de hacer realidad tus ideales a fuego durante tu larga vida, si lo logras. Parece que todo esto se confunde en la mente de Salazar Slytherin que logra matar el tiempo divagando sobre esa posibilidad de volver a Eregior y ver al elfo herrero que tantos secretos contiene y que Slytherin posee sólo una parte.
--- ¡Deben decir ese secreto de sabiduría! --- gritó el mago luego de tanto pensar.
Cuatro mesas multicolores estaban dentro de un enorme recinto decorado con banderas y escudos de armas que reflejaban la luz de miles de candelabros puestos por el techo y las paredes. Los ventanales actuaban como espejos a cada persona que lo viera, se vería sí mismo pero no todos eran capaces de encontrarse allí. Los elfos compartían la mesa con cientos de estudiantes que charlaban animadamente y comían cosas fritas que degustaban abiertamente luego de un día lleno de estudio, como comentaban. Una quinta mesa ocupada por gente mayor y más elfos también de aspecto mayor comían y conversaban si tanto ruido pero compartían las mismas sensaciones que los estudiantes: un día duro y lleno de estudio.
Cuatro magos miraban a las cuatro mesas cada vez que terminaban una conversación con los señores elfos que hablaban de la construcción del colegio que esos cuatro magos decidieron poner cerca de un gran lago que los elfos nombraron muchas veces durante la velada: Loch Ness. Varios de ellos afirmaban que en las profundidades había un secreto vivo que si no era molestado de forma absurda habría paz pues cada paso que diera fuera de su hogar sería igual a un terremoto en una tierra no acostumbrada a cosas así.
Cuando ya la mayoría de los estudiantes del colegio estaba yéndose a sus casas o salas como se mencionó dentro de la mesa principal los cuatro magos del colegio se levantaron y fueron hacia la puerta del Gran Salón, nombre que rezaba en una placa en ese mismo lugar en donde esperaban de pie una larga hilera de elfos enfundados en trajes grises y cotas de batalla junto con escudos redondos que contenían letras mezcladas que nadie entendía. No quedó estudiante alguno cuando se cerraron las puertas del Gran Salón y quedaron los cuatro magos y elfos que se ordenaron en filas muy rígidos como un ejército en formación.
De los magos dio un paso adelante el de la túnica roja que tenía la letra G en el pecho y saludó a dos elfos sin armas que antes habían compartido de la cena pero todo lucía mucho más serio y de inmediato sacó su varita para lograr aparecer un trozo de muro gris que tenía arriba una herramienta curvada de hierro negra que el elfo tomó e invitó al resto de los magos que se acercara. Slytherin parecía asustado.
--- De la tierra elfica que da cobijo a estos magos que quieren dar toda su sabiduría a quienes lo merezcan. La edad en que nosotros éramos parte de la vida cotidiana llega a su fin pues toda nuestra esencia se va convirtiendo en mitología y ese es un fin para cosas que mueren y los elfos están lejos de morir porque tenemos cosas por las cuales luchar. De lo que salga de la lucha mágica con las criaturas elementales del norte será buena parte de lo que sigue. Antes de irnos queremos que este lugar hecho para la enseñanza de la magia en su forma pacifica sea lugar de gente que la ejecute al más alto nivel y que sea protegido por ella misma. --- dijo uno de los elfos sin armas.
--- Nosotros los cuatro fundadores de Hogwarts juramos cumplir cada palabra dicha por ustedes que nos dieron la tierra. La magia es responsabilidad nuestra y que la bondad se preserve por siempre. --- dijo el mago de la túnica roja.
--- Godric Gryffindor, Helga Hufflepuff, Rowena Ravenclaw y Salazar Slytherin han jurado proteger la tierra. Nuestro ojo avizor nos dice que nada permanece igual siempre menos lo que pasa ahora. La tierra debe estar oculta a los ojos de quienes no tengan la magia en sus venas pues rompería el frágil equilibrio que se juega en el norte. Comienza la edad de los magos y los sortilegios terrenales y finaliza la edad de los elfos y los sortilegios elementales que unen todos los elementos. Permanezcan unidos y que la protección sea voluntad de los cuatro...Sus nombres han aparecido en la piedra, es tares suya escribir la protección. Que el hechizo más poderoso se haga presente. --- dijo el otro elfo.
Sobre la piedra apareció la inscripción:
Cuando sea abierta esta caja llena de secretos será el fin de Hogwarts
Lejos de ser la fortaleza que conocías pasara a ser frontera visible de dos
Mundos que intentarán comerse al otro sin piedad. Nosotros cuatro, los
Fundadores de esta sabiduría que inicia la nueva era decimos que este
Lugar será la nada misma en donde mago y muggle serán lo mismo y las
Varitas serán desterradas.
Hogwarts, 1286
--- Que su futuro sea infinito elfo Eregior. --- dijo Salazar al elfo que sostenía la herramienta que no había sido usada.
--- Dentro de la mente lo es, en nuestros corazones también así como nuestro reloj de vida lo es pero vida sin tierra es muerte viviente. --- dijo Eregior.
--- ¿Debemos sentir pena al no tener vida eterna? --- preguntó Godric a Eregior.
--- No. Ustedes viven varias veces porque la muerte es otra vida y nosotros tenemos un enorme peso debido a la inmortalidad de la cual no hablamos porque mantenerla en condiciones dignas para todos es ya suficiente para vivir pesados. --- dijo Eregior tras el gesto afirmativo de su camarada.
--- ¿Cuál es el hechizo más poderoso? --- preguntó Slytherin al vuelo cuando empezaba un sonar de escudos contra el piso.
--- La amistad de ustedes cuatro. El amor puede ser eterno si la atadura tiene que ver con el alma. --- dijo Eregior.
Los cuatro fundadores abrieron paso a las legiones de elfos que salían del Gran Salón hasta que por último salió Eregior que se despidió de cada persona y fue acompañado hasta las puertas de roble que iban temblando al son de los cánticos elficos que se alejaban volviéndose distantes así como la voz de Eregior pero no el espíritu de sus palabras.
Los magos regresaron al Gran Salón y se sentaron en una mesa contemplando la piedra inscrita por los elfos ya en viaje. Tras larga discusión sobre la misión de los elfos en las tierras e islas del norte contra los seres elementales que tenían nombre en la lengua mágica: vikingos. El bosque de Lorien estaba contra los acantilados eternos de las islas volcánicas del norte en donde el hielo se huele mezclado con el azufre de cada volcán que nace y de otros que van muriendo dejando miles de islas como hijos y que son estériles. Lo único que amenazaba la actitud de los elfos era esa oscuridad que no dormía cerca de los vikingos que movidos por algo atacaron a los elfos y ellos en la frustración por no tener las respuestas debieron ir a luchar por toda su historia ligada a las islas gélidas pero llenas del bosque mágico de ellos.
La inscripción fue llevada a los terrenos cerca del bosque contiguo al Loch Ness por los fundadores que hicieron una ceremonia en donde alzaron sus varitas conjurando hechizos que remecieron la tierra pero olvidables para las mentes de aquellos que dormían bajo las estrellas de Ness. Sólo Salazar Slytherin se quedó con la inscripción y la voluta de humo que quedó frente a él tras los hechizos de sus otros compañeros. Godric fue el último en hablar con él:
---...debes llevarla a donde los elfos hicieron el túnel de Hogwarts. Nuestra alianza ahora va a estar en la verdadera entrada a Hogwarts. --- dijo Godric.
Salazar caminaba por el pasto húmedo por una ligera garúa de la niebla que entraba desde el norte y llegó a los primeros árboles que marcaban un sendero hacia el interior que finalizaba con un inmenso agujero tubular que moría en las orillas del lago. Era muy ancho y sus extremos estaban abiertos, en ello se quedó Slytherin bastante rato mirando y la palabra alma pasaba por su cabeza con demasiada frecuencia cuando miraba más atento el agujero misterioso esculpido por los elfos y que servía como alianza entre magos y elfos. Finalmente Salazar puso la placa sobre el tubo de piedra pero sacó su varita de la túnica y con un hechizo pardo fusionó la inscripción en la parte superior del tubo y este empezó a cerrarse sólo con concreto que salía desde dentro y que levantaba la tierra cercana logrando aparecer raíces de árboles alrededor de Slytherin que lejos de temer conservaba una altivez con sus ojos rojos de expectación pues algo tenía planeado hacer en ese preciso instante.
Ningún mago que se precie de tal debe permitir que gente no mágica vea nuestro arte que cultivamos día a día gracias a la generosa ayuda de esos seres elementales Muerte para quienes decidan atravesar las puertas de la magia sin ser seres puros y embebidos en ella Muggles, mestizos no tienen derecho alguno a entrar en Hogwarts ni menos todo lo que lo rodea El que permita la conjunción de las sangres debe pagar su error con la muerte
Como si el hechizo saliera de esas palabras que decía Slytherin con emoción pegó contra la inscripción recién puesta añadiendo otras palabras:
Que el portal sea mortal, quien lo abre debe morir y quien lo cierre igual
Sino portal no será y las sombras tendrán su festín.
--- Será un lugar prohibido, no hay duda. Espero que este secreto no sea abierto por siglos pero será difícil con gente ingresando a Hogwarts todos los días, no veo el apuro por enseñarle a la mayor cantidad de gente posible si sólo una parte de ellos serán verdaderos magos. Debemos ser selectivos con todos porque sólo los magos de corazón pueden aprender ese arte de forma fluida y aspirar a algo superior como es mi meta que siento con especial fervor por estos días teñidos de elfico. --- dijo Salazar frente a las inscripciones.
No permaneció mucho rato más contemplando en bosque y las raíces que salieron hace poco que daban con rapidez sus primeros brotes en medio de la luz de la luna mezclada con la insipiente niebla que arrobaba los árboles de gotas de lluvia refrescando luego de un día caluroso y emocionante como aquel. Volvió al castillo con pocas ventanas encendidas y cerró la puerta de la explanada fuertemente tras un hechizo leve.
Slytherin no parecía muy apurado por tomar distintos corredores prestando atención a las paredes y a cada escalera que subiese y lo hacía con especial meticulosidad frente a cada paso extraño y luz que avistara en la noche del castillo. Llegó a la escalera de las nieblas en donde estuvo ese mismo día y bajó encendiendo su varita arribando donde estaba el basilisco durmiendo pero despertó apenas sintió el calor de la luz de la varita. Saludó al mago con una reverencia casi estudiada que Salazar recompensó con unos cariños en la espalda.
--- Llegó el día...tendrás un lugar donde vivir. --- dijo Slytherin.
El mago camino hasta detrás del basilisco donde había un agujero más profundo lleno de oscuridad que alumbró con la varita.
--- Vivirás aquí, a salvo de cualquier mago y de cualquier sangre sucia que entre a este colegio. Una profanación a mis principios estamos viviendo y eso no tendré pausa así que mejor vivo para siempre para mantenerlos vivos sino Hogwarts va a atestarse de gente sin pizca de magia y saldrán como ilusionistas y falsos prestigitadores de una escuela con buenos profesores y cuatro grandiosos magos. Ya ves hijo, eres una criatura sagrada de la cual me encariñé mucho y tu gente ya va camino al norte. Valioso regalo me dieron. --- dijo Salazar entrando un poco en el agujero.
Tardó mucho tiempo en hacer bajar al basilisco pues este era pesado y lanzaba fluidos asquerosos cada vez que se enterraba un trozo de cemento afilado en su cuerpo pero estaba sumiso a cada palabra del mago que cuando ya lo veía prisionero del agujero pues afloraba la cabeza brillante del animal desde abajó puso una enorme reja de metal que soldó al cemento gracias a la varita pero intento hacerlo sin ella antes.
--- Hago intentos para que las varas no resulten un estorbo cada vez que debo decir un sortilegio pero atribuyo a esta sensibilidad que tengo contigo el hecho de temblar la mano y la mente a esta hora. Estarás bien aquí y maldito sea quien intente desenterrarte porque tú eres motivo suficiente de peligro para la vida. Pero no debo ser tan egoísta pues me gustaría que quien alcance el mismo objetivo que yo en la vida pueda tener acceso a mi joya viviente...será un mago puro, demasiado puro, de la nobleza, del inicio...de mi casta saldrá el que abra esta cámara secreta...un heredero...no ahora sino que pasen los años necesarios para que la magia que se haya resuelta en ti sea de merecer del heredero. Sangre de la fundación volverá por ti. --- dijo Salazar dando unos pasos atrás cerca del primer escalón de la escala.
Débiles estertores se oían del basilisco preso en la oscuridad cuando el mago movía su varita con fuerza a lo largo del recinto amplio que dio cabida a toda clase de movimientos que terminaron en una serie de mesas y un caldero apareció sobre una de madera raída y cualquier cosa de un laboratorio de alquimia. Salazar miraba con nerviosismo todos los objetos y más nostálgica fue su expresión al ver un cuaderno de tapas duras y rojas que tenía la inscripción bordada con hilo: El Libro Carmesí.
Abrió el cuaderno que tenía las primeras paginas llenas de borrones y luego una serie de ilustraciones que terminaban en escritura que llenaba el resto de las hojas. Salazar leía con atención cada página, en especial aquella en donde aparecían cartas con ilustraciones ordenadas de forma muy sutil.
--- Formas de ver el futuro. --- dijo Salazar en voz baja.
Cerró el cuaderno y tomó su varita que puso en la mesa más próxima que tenía miles de objetos luminosos como baratijas, anillos, diamantes que reflejaban la luz de los candelabros débiles de la escalera en su parte alta. Sacó un anillo dorado sin decorado alguno que brillaba de forma intensa.
--- ¿Entregarme a la alta herrería elfa? ¿Por qué tengo todo esto entonces? --- se preguntó Salazar que arrojó el resto de los objetos al piso. Algunos se quebraron.
Miró el anillo mucho tiempo y lo tocaba por cada lado hasta que lo puso en la palma de su mano y cayó sólo a la mesa, Salazar chasqueó la lengua.
---Un alma en un sitio con movimiento, muere...con toda alma eso pasa... ¿Por qué tienes ese vigor anillo elfo? Pero si saliste de un taller de herreros de los elfos de Lorien... ¿Muestras vida y puede ser un sitio acogedor para un pedazo de alma poderosa como la mía? Tu historia es un misterio pues hay elfos que prefieren olvidarla... ¿Por qué? Parece que tu vida es igual a la mente de quienes pudieron haberte hecho anillo y temen darte cualquier cosa a cambio de su beneficio. Los elfos una vez mencionaron que odian los objetos de la maldad como el anillo de norte, zona maldita para ellos ahora. Esos herreros planeaban dar algo a su pueblo pero su intento salió traicionero, eh. ¿Acaso hubo ambición entre ellos y tú anillo tuviste alguna participación? No tengo tiempo de acertijos ahora así que eres mío sin ninguna discusión ni misterio...los elfos ya se fueron a jugarse su destino en el norte que huele a azufre por estos días. Podré llevarte siempre conmigo y veremos pasar muchas edades de la humanidad y la magia cambiará a cada ritmo que tomemos juntos en los largos días que vienen... ¿Aceptas esta alianza? Te doy protección de un amo entrañable pero deberás aceptar mi máxima esencia...mi alma que deberá ser inmortal dentro de ti en cada rincón de su preciado oro y que esta abertura que exhibes siga siendo señal de la buena ventura que siempre han tenido los anillos en la historia. Acepta mi alma que será pedazo de la esencia de mi persona. Excelente día de guardar parte de ti en el objeto en que más uno confía...Todo ahora es traicionero pero fuiste creado de forma noble por gente que tiene a la magia parte de su esencia...yo comparto todo con ellos y contigo...acepta mi mitad de alma y tendrás vida eterna anillo así como yo también seré infinito junto a ti. --- dijo Salazar extasiado.
Luego tomó otra vez el anillo y lo empuñó contra el pecho a medida que la luz de los candelabros fue apagándose y quedó todo en oscuras. Salazar no prendió la varita y como las cosas en la oscuridad suenan más fuerte tanto dentro como afuera y muchas cosas sonaban en el lugar como los latidos del corazón de Slytherin. Se veía parte de la sombra del mago contra la mesa pues resaltaba el color de su varita que estaba sostenida en alto entre el aire y el anillo que seguía pegado al pecho del mago. De pronto toda una niebla blanca dominó el lugar cegándolo todo como la misma oscuridad..............
El mismo anillo que sostenía contra su pecho Salazar Slytherin apareció puesto en el dedo de la mano derecha de una persona que andaba vestida de negro tras los bosques cercanos al castillo Hogwarts. Lo llamaban el Señor Oscuro y que vivía en el bosque pero para los fundadores del colegio resultaba alguien sin alma o que perdió parte de ella. Sólo tres de ellos seguían en Hogwarts pues el cuarto no daba señales de vida hace días y un secreto guardaban los fundadores sobre el destino de Salazar Slytherin que dejó todas sus pertenencias y su hijo en el colegio preguntando cada tanto a los tres poderosos magos sobre el paradero de su padre fundador de la Casa Slytherin. Sólo Godric Gryffindor daba señales pero todas conducían a lo mismo: al Señor Oscuro. Los temores los compartió con sus camaradas al encontrar un raro cuaderno de anotaciones de Salazar y que estaba tirado en un corredor la noche en que desapareció de Hogwarts.
Pasó el tiempo y el recuerdo de Slytherin era atribuido a su casa y a los rumores que lo indicaban como el mago que causaba la insipiente discordia entre los magos fundadores cuando los elfos habitaban esos terrenos y que gustaba de enseñar sólo a los puros pues por esto la casa Slytherin era la de menos alumnos y la más noble. Nada pudo romper ese legado de Slytherin otro tiempo más al momento de seleccionar a los estudiantes que debían ponerse un sombrero raído que hablaba y que poseía lo mejor de cada fundador y misteriosamente el legado de Slytherin andaba suelto en el aire y el sombrero sufrió un tiempo de temblores e intentos de hechizos por una rebelde niebla que entraba por cada abertura desde los terrenos del colegio. Cierta noche Helga Hufflepuff miró por un ventanal y vio la figura difusa de un hombre barbudo cabalgando un dragón negro con el cuello muy estirado y emitía un chillido que despertaba a todos. Esas criaturas rondaban el aire de Hogwarts obligando a todos quedarse dentro del castillo.
Desde el sur llegaron las noticias del mismo ser montando un dragón desconocido y el área la protegieron con una orden de magos que llegaron desde el continente europeo y muchos de ellos portaban sus varitas y a la vez espadas que conectaban con la varita en el momento de usarlas y tuvieron ocasión de hacerlo cuando Hogwarts estuvo a punto de ser destruida por el Señor Oscuro y cientos de espíritus de personas que salían del lago del castillo así como de su estribación norte mucho más allá del llamado Bosque Prohibido.
Hogwarts fue evacuada rápidamente gracias a los más diversos medios como desapariciones, polvos flu, escobas, carruajes y muchos que decidieron caminar a la ciudadela de Hogsmeade recién establecida a escasas millas de Hogwarts. Quedaron sólo los tres fundadores y la orden de magos con espada que aguardaba en las esquinas del castillo mostrando las espadas que lucían rojas gracias a un hechizo. Godric Gryffindor portaba una espada llena de símbolos y muy larga.
--- ¡Godric! ¡Godric! --- llamaba desde el medio de la explanada Rowena Ravenclaw montada en un hipogrifo.
--- Ya vienen las sombras del señor oscuro...Que las espadas nos ayuden...que su polvo de siglos nos de fuerzas. Usadas fueron en tiempos de aflicción pero esto es desconocido para todos... ¿Quién eres Señor Oscuro? --- dijo Gryffindor a los magos que lo secundaban.
--- Tendrás respuesta Godric de Hogwarts. Tu espada Narsil te dará la respuesta si las nuestras tienen suerte. --- dijo un mago de apreciable estatura que esperaba al lado de Godric.
--- Narsil...Noble espada del principio de los tiempos. Confío en que quebrarás al Señor Oscuro. --- dijo Gryffindor dando un paso al frente.
En los bordes del Bosque Prohibido aparecieron los espíritus que acompañaban al Señor Oscuro y él se hizo presente detrás de una inmensa fila de ellos montando el mismo dragón que emitió un chillido que hizo temblar a la orden de magos que protegía Hogwarts. No se veía el rostro del señor del dragón sino que se avistaba un halo blanco que expedía de la cara ensombrecida y los espíritus respondían afirmativamente.
--- Naz...gul...--- dijo el Señor Oscuro con voz ronca.
--- Un espíritu sin alma o que la perdió en partes...esa fue tu intención primigenia... ¿Qué otro hombre tendría como eso? Fallaste...Tan precavido y pierdes el horcrux... Por eso andas como las sombras...Salazar Slytherin. --- dijo Godric en voz alta al frente.
--- ¡Vienen las sombras! --- gritó un mago joven viendo como los servidores del Señor Oscuro corrían sobre el terreno y el Señor Oscuro volaba con su dragón.
--- ¡Ataquen Magos de Hogwarts y del Lago! --- gritó Godric que empezó una loca carrera levantando la espada roja brillante.
Todos los magos que protegían Hogwarts se lanzaron en una estampida multicolor gracias a sus espadas hechizadas y empezaron a repeler a los espíritus que resultaron ser débiles pues cuando uno era atravesado por estas espadas quedaban flotando en el aire o tumbados en el piso con expresión dolorosa. Al cabo de un rato no quedó espíritu en pie.
El Señor Oscuro miraba a la orden de magos que dejó un hato de almas detrás de él y mostraban las espadas al mago misterioso y su dragón negro.
--- Cuidado con el animal...es un Nazgul como él. --- dijo Gryffindor.
--- Es imposible matar a un espíritu pero puedes corromper lo poco de alma que encarnan porque les mandé lo peor que hallé de almas en pena. Yo no soy un alma en pena soy una persona viva con alma...partida en dos para vivir para siempre. Podrán mutilarme pero seguiré teniendo esencia y esa es tan mortal como la que llevo puesta. --- dijo el Señor Oscuro.
--- Has llegado demasiado lejos Salazar Slytherin. Ocultas lo que te aflige ahora porque tu destino no era ser un Nazgul, verdad. Tú horcrux no funcionó. --- dijo Godric al señor Oscuro.
--- Lo tengo conmigo desde el día en que formamos la alianza y puedes verla Gryffindor...el anillo de los elfos herreros de Eregior que batallan con los tiranos del norte hace tiempo. --- dijo Salazar Slytherin.
--- Ya estás de las sombras y es imposible sacarte de allí. Tu ambición ahora nos afecta a todos. --- dijo Gryffindor empuñando más la espada.
Salazar bajó del dragón y este salió volando por los cielos rumbo a Hogwarts.
--- ¡Protejan el castillo! --- gritó Ravenclaw que corrió con la orden hacia el castillo.
Godric quedó sólo con Salazar que mostró su espada que sacó de la varita mágica. Era una espada negra que tenía la misma conexión que Narsil.
--- Alojas tu alma en algo tan pequeño. --- dijo Godric acercándose al Señor Oscuro.
--- La pureza de la magia...algo que no es del gusto de tus compañeros que huyeron a defender un castillo. --- dijo Salazar expulsando halo.
--- El horcrux que llevas está maldito Slytherin. Sólo una maldición echó a perder tus planes. --- dijo Gryffindor subiendo la espada.
--- Bendecido, querrás decir. Los elfos lo forjaron y le dieron su vida. --- dijo Salazar.
--- Tus palabras resultan una visión que tengo la fortuna de ver pero no te fue revelada la noche en que partiste tu alma Salazar. Le dieron su vida, literalmente. Veo rostros de elfo cada vez que entro en comunión con el anillo...puede hacerlo y lo que no encuentro es tu alma Salazar. No está...la botaste. Mala suerte fue quedarte con un pedazo de esencia mala que te llevó a las sombras infinitas y buscas gente igual a ti. No hay Nazguls aquí Slytherin...estás maldito y los malditos deben morir...Veo dos traidores...tú y el anillo...perfecta unión para ti pero es un desastre. --- dijo Godric.
--- ¡Basta! Insultas mi memoria Godric...ya lo has hecho demasiadas veces...Tú debes morir. --- dijo Salazar que corrió con la espada en alto.
Godric se defendió con Narsil que contenía los halos negros que soltaba la espada del Señor Oscuro y así se llevaron largo rato pegándose con las espadas que temblaban con cada golpe que soltaban hechizos de diversa índole. Salazar volvió a los límites del bosque junto con Godric que intentaba murmurar un hechizo mortal pero el Señor Oscuro no daba tregua mientras al fondo en Hogwarts la orden de magos peleaba con el dragón y los espíritus que volvieron a levantarse e intentaban entrar al castillo.
--- ¡Ahhhhh! --- gruñó Gryffindor golpeando con la espada el brazo de Slytherin y lo cortó junto con la mano en donde estaba el anillo horcrux del mago oscuro. Salazar cayó al piso inerte y se convirtió en niebla que chillaba y dibujaba su figura en el aire. Godric mandó un hechizo con su espada al aire provocando truenos que llamaron al resto de los espíritus y al dragón que al llegar al lugar atacaron a Gryffindor que empezó a golpear el anillo del señor Oscuro.
--- Salazar no vive sin su horcrux, menos ustedes sombras. --- dijo Godric al aire.
--- Horcrux...mi alma...mi pedazo de vida...lejos de mí...el bosque. --- decía una voz desde la niebla.
--- Imposible es destruir el anillo Slytherin...Vete con toda tu inmundicia...vete... ¡Ahhhhh! --- gritó Godric que golpeó la espada contra el anillo y Narsil se agitó sin romperse.
Desde arriba se alzó una mano blanca que tomó el anillo y se lo llevó a lo profundo del bosque junto con el dragón y el grupo de niebla. Se perdieron y Hogwarts fue salvada del Señor Oscuro. Donde estaba Gryffindor llegaron los magos.
--- La Sombra está fuera de nosotros porque no encuentra reflejo en Hogwarts. Seguramente se van al último bastión de ese fin que quiso el Señor Oscuro...la pureza...la puerta de nuestro castillo será habitada por esos espíritus y por Slytherin...No volverán...Ese horcrux existirá y basta para que Salazar viva en sombras sin salir del túnel en donde mago y muggle son lo mismo... ¿Qué pureza podrá encontrar allí? ....Amigos...ojala esa eterna duda acabe por matar al Señor Oscuro. Malditos sean los que abran el portal de protección...queda maldita la línea de pureza de mago...sus herederos estarán marcados para siempre por querer alcanzar la inmortalidad y abusar de la magia corrompiendo la esencia..................
Las mismas sombras que atacaron una vez Hogwarts siguen cerca del castillo en un sitio de oscuridad que es linterna para ellos. El alma partida sigue allí porque la pureza volvió a verse en Hogwarts de la forma en que el Señor Oscuro siempre quiso y más si fue un propio heredero de siglos después que revivió esa magia pérdida y evadida por cuestiones de los tiempos. Un heredero de Slytherin habita las tierras buscando una esencia infinita pero el propio Slytherin está prisionero junto a espíritus que lo siguen por miedo, pero nadie sabe si se extinguió esa alma partida de Slytherin pues se encuentra en una incierta lucha por sobrevivir cuando su rincón fue abierto y otras almas vivas entraron en él.
TODOS EN LA SALIDA DEL TÚNEL
Las nubes se desperdigaban por el cielo de forma amenazante como leones detrás de una presa en medio del cielo. La tormenta se avistaba lejos en el horizonte de alguien que baja la vista y se encuentra con la mitad del cielo limpio y la otra tempestuosa y más si se encuentra rodeada de un gran océano. Todo el murmullo del viento venía de allí lentamente y la costa escarpada espera sin escape que la tormenta llegue y azote cada palmo del terreno duro y lleno de rocas con musgo que son sólo el inicio de acantilados que caen directamente al mar más al norte.
Parecía ser un pedazo de playa yermo y que miles de gotas de lluvia no harían mella en las rocas y que el mismo musgo permanecería allí por más mojado que esté. Era una verdadera isla pues al costado norte había una gran entrada de agua que terminaba en acantilados pero con varias casas a punto de caer. La tormenta llegaría y quizás algo se vendría abajo. Hacia el sur había un panorama distinto de forma que la tormenta tendría problemas en inundarlo todo, una ensenada cálida y rodeada de acantilados altos pero que mueren hacia el interior decorado por una playa desierta y despejada de árboles. Terminaba en altas rocas al fondo con grabados antiguos.
Ya todo es dominado por las nubes de tormenta que dejan caer sus primeras gotas que juntas forman una capa débil pero visible desde lejos de agua cayendo sobre el terreno y sobre el agua calma de la ensenada. Viento no había así que las olas que se formaban era lentas y con frecuencia despreciable pero yendo un poco más a alta mar había un enorme barullo en el mar que no venía de las nubes sino de algo más directo y pesado. Se acercaba a tierra firme a gran velocidad devorando millas y millas y la ensenada estaba cada vez más cerca. Había intención de ir allí, no como la tormenta que sería luego una pasada y adiós.
De pronto esa intención que venía desde el mar se detiene por una enorme ola que surge del fondo tras un soplo de las nubes con desmedida fuerza que azotan la tierra y el agua con furia de dioses y no queda más que saber soportarla. Ni eso tumbaba la voluntad, ahora, de lo nuevo que atormentó el agua millas mar adentro y que entraba en la ensenada haciendo frente a las olas que llegaban tan rápido como la forma que tenía esa voluntad que lucía joven pero tenía tras de sí una enorme historia que pesaba tanto como el agua que caía y más si hacia el horizonte que marcan los decididos ojos de esa historia avista un raro panorama en donde los cerros, las nubes y las formas son extrañas.
Lo desconocido captura la atención de esa mirada interior que está vaciada pero recupera su vista hacia su propia alma que siente que ya estuvo aquí. Todo se da vuelta y ya no es el paisaje lo que se ve sino un rostro blanco, pálido pero decidido. Una barba insipiente cubre el rostro y un pelo platinado se funde con el rayo de sol que rompe las nubes allá arriba. Viste una túnica verde sin inscripciones como muchos de quienes lo secundan en la mirada a tierra, están en un barco grande hecho de madera.
Finalmente la embarcación choca en la arena mojada y sus ocupantes bajan a tierra mirando el ambiente húmedo y empezaron a explorar el terreno más cercano. Treinta personas bajaron y algunos volvieron a la contenida embarcación trayendo cosas envueltas en mantas y papel fino. Uno de ellos se quedó en la proa del barco mirando el cielo que mostraba unos rayos de sol rojos pálidos que lo envolvieron en sus propios pensamientos.
¿Qué diferencia existe entre este cielo y el otro que tanto me sobresaltaba en las noches de viaje a los Puertos Grises que siguen con el espíritu lleno de la vida elfica que habitó este lugar? Algo raro pasa al horizonte y quizás eso mueve a mi señor Elrond a venir, recuerdos se hicieron vida de dijo Elrond. Después dijo: Quizás nunca desapareció del todo.
Gritaban desde la playa a él que miraba el cielo pero un ruido de ave lo hizo bajar la cabeza y ver quienes lo llamaban.
--- Acabamos de ver el portal que atormenta los recuerdos del señor Elrond, Legolas. Debes bajar. --- dijo un elfo desde tierra.
Legolas bajó yendo rápidamente donde el resto de los elfos estaba reunido en torno a un sendero que salía de la playa más allá de los acantilados que se dividían por el paso del sendero. Al llegar fue saludado por el elfo más viejo de todos pues la mayoría era muy joven como Legolas que bajó la cabeza en señal de obediencia.
--- Sigo tan intrigado porque el corazón de un elfo siente cosas que pasan por los corazones de aquellos que ya no están con nosotros. Ellos cumplieron su ciclo y yo que estoy a mitad de camino de la vida que nos bendice siento y veo las cosas que atormentan su interior. Estás viendo en sueños la vez en que nuestra magia fue poseída por la mente de un hechicero que aguardaba intenciones siniestras que ya conoces pues has oído la historia cientos de veces de los heraldos que estuvieron en la batalla del norte y que estuvieron por la zona del mago que estuvo cerca de someter la sombra a miles de iguales. Tendrás las respuestas pronto. --- dijo Elrond con voz fuerte.
--- ¿Acaso no debo sentir eso? --- preguntó Legolas arrugando el rostro.
--- Pareciera ser un faro a estos tiempos raros. A nadie le pasa indiferente que la sombra está de nuevo...Es lo primero que sabemos Legolas. Ayuda al resto a alistar el campamento. --- dijo Elrond que fue a hablar con los otros elfos.
Ni siquiera las nubes más negras podían con el color de la noche que las envolvió y que se hizo presente cuando los elfos estaban listos en carpas rusticas de tela muy fina y resistente que era impermeable a la lluvia que caía por esos momentos en forma torrencial. El grupo de los treinta estaba distribuido en diez carpas de igual tamaño pero no las ocupaban sino que estaban en torno a una fogata que hicieron bajo unos árboles viejos que los protegían de la lluvia en pleno sendero a pocos pies del mar que rugía gracias a las olas de la tormenta que se libraba en alta mar y de donde venían los elfos. Otra tormenta anidaba en el espíritu del señor Elrond que escuchaba silencioso a los demás que hablaban sobre los destinos posibles de enfrentarse a una tierra que era tan antigua como ellos y nueva para ellos pues todos eran jóvenes excepto el señor que mostraba un rostro liso con pocas arrugas pero su mirada y voz denotaba miles de experiencias y como llegó a decir de forma pasajera también miles de años.
Legolas no hablaba mucho y cuando más cantaba las primeras estrofas de las canciones que otros tomaban el ritmo para llevarlas a los lugares más recónditos tal como se encontraba el corazón del elfo que buscaba respuestas en la mirada seria de Elrond que veía en su mente lo mismo que Legolas: un sombra vieja que se erguía sobre una alta torre dentada no muy lejos de allí porque la sombra la sentían con la misma cercanía de cualquier elfo que estuviese con ellos pero nadie en ese momento era sometido por alguna otra fuerza.
Quizá como recuerdo de los cielos en el lugar donde habitaban los elfos fue que algunos dibujaron mágicamente un firmamento lleno de estrellas y mantos de polvo cósmico sobre sus cabezas. Todos dirigían reverencias a una estrella brillante que estaba en el punto más alto del mini firmamento que titilaba como si uno viese los cuerpos celestes desde abajo.
No quedaba mucho de las estrellas que dibujaron cuando el sueño iba venciendo elfo por elfo hasta que a cabezazos Legolas se reanimó frotándose el rostro con ambas manos y se encontró con la mirada de Elrond directo hacia él y llena de cosas para decir. Legolas se sentó al lado del señor elfo que alzó la vista al cielo verdadero y frunció el ceño:
--- Aquí las estrellas son extrañas. Sí, ves nubes debajo de todo pero no pasa sin ser visto ese vapor que retrasa su ciclo a plena vista. La sombra disfrazada. --- dijo Elrond muy serio.
--- No entiendo nada señor. Desde que leí aquel escrito de los elfos que pelearon contra los bárbaros de las islas del norte jamás vi que había de malo en los vikingos, no advertí de donde venía la maldad. Como ahora señor, es un velo que veo a lo lejos y no me causa mayor gracia ver algo que quizá esté ocurriendo. --- dijo Legolas con voz firme.
--- Está pasando Legolas porque no habríamos venido aquí a los Puertos Grises. Muchas veces vinimos aquí en el tiempo antiguo cuando la magia era un libro abierto para todos en el mundo y para nosotros era una larga experiencia de años de provecho y no estábamos dispuestos a darla a cambio de un mal uso. Confiamos en los hombres de esa época porque iban a repartir experiencias a gente que de verdad la mereciera. Nada encontrarás de ellos ahora porque sólo quedan sus almas cualquiera sea su estado pero si su legado y espero que no sea el velo que dices ver no muy lejos de aquí. --- dijo Elrond calmadamente.
--- Sólo mis amigos heraldos se acercaron al llamado portal que lo atormentaba en sueños señor Elrond. ¿A dónde conduce ese portal? --- preguntó Legolas con una cuota de sorpresa.
--- Sólo es un recibidor desde donde está la verdadera entrada. Fue hecho por los elfos que acompañaron los primeros pasos de los hombres cuando tuvieron un caudal de magia hecho por ellos mismos y decidieron enseñarla según sus intereses. Ese portal fue el sello de la amistad de cuatro grandes magos que querían proteger a toda costa su magia frente a la mirada multicolor de quienes no podían hacer magia. Se que esto te parece raro pero los humanos son multicolores y todos juntos podrían causar una desgracia para otros que toman caminos distintos. Veo como el velo oscuro se cierne sobre el portal. --- dijo Elrond levantándose de la fogata.
Legolas no dijo palabra cuando el señor Elrond entró a una de las carpas más al extremo norte del campamento. Se quedó sólo mirando el mar que iba calmando conforme la tormenta pasaba. No se quedó en el campamento y caminó por el sendero hasta llegar a una gran roca tallada con caracteres de la lengua elfica. Los leyó impaciente y murmuró:
--- Si esta salida es abierta nada de lo que está detrás podrá ser retenido a menos que seas parte de esa alianza que selló esta salida y entrada. ---
El elfo imaginó en su mente que podían decir aquellas palabras y sólo venía esa sed de conocer lo que tanto atormentaba su corazón desde hace tiempo. Sólo él podía ver una inmensa sombra seguida de la sensación de que alguien más estaba mirando el panorama junto con Legolas. Aguzó más la mente pero en lo siguiente no sabía si era realmente lo que sentía Legolas o su propia imaginación.
Un gran Ojo apareció delante de él y llenaba todo su campo visual. Salía una voz dentro del Ojo que llenaba la mente de Legolas.
--- ¿Quién eres? --- preguntó el Ojo.
Era como una niebla en forma de un gran ojo húmedo y rodeado de nubes en espiral bajo una inmensa sombra como la que veía antes el elfo.
--- ¿Dónde está tu alma? --- preguntó Legolas con aplomo.
--- Nadie más sabe lo que he hecho con mi esencia...mi tesoro es mi esencia. --- dijo el Ojo que empezó a disiparse hasta desaparecer en la oscuridad de la mente de Legolas.
Legolas estaba confundido y volvió al campamento recordando ese Ojo que hablaba y que parecía tener alma como un ser vivo.
Esencia es alma pero una parte del cuerpo de alguien puede vivir sin estar en el cuerpo Hay alguien detrás de la sombra. Pensaba Legolas que se detuvo frente a una carpa que estaba abierta. Se metió dentro de ella.
Amaneció en Los Puertos Grises con una día nublado pero la mayor parte de la tormenta se había desatado en el mar y en esos momentos el lugar estaba calmo y varios elfos estaban juntos conversando en el sendero. El señor Elrond contemplaba los altos acantilados que casi cerraban el sendero más adentro. No siguió la ruta tantas veces vista hasta que llamó a unos cuantos elfos que aparte de las túnicas verdes de ayer venían con sendos escudos plomos de acero y estaban armados con arcos y flechas. Los carcajes pendían de su espalda.
Legolas iba detrás de Elrond igualmente armado y recordando la visión que tuvo anoche y que no había comentado a Elrond que estaba callado en los primeros metros de caminata por el sendero. Los acantilados empezaban a hacerse más grandes conforme avanzaban y llegaron al portal de la roca con una señal de detenimiento de Elrond que miró a Legolas de soslayo. Los ojos del elfo temblaron.
--- No importa cuanto caminemos al norte, nada va a responder las preguntas que nos deparan los Puertos Grises y tenemos nuestra futura suerte delante nuestro. Veo la sombra aquí dentro, verdad. --- dijo Elrond entornando los ojos.
--- Estoy de acuerdo señor. Pero la sombra no es lo único que anda por aquí. --- dijo Legolas con el Ojo en mente.
--- Cada mente es distinta aunque igualmente vulnerables... ¿Qué ves ahora? --- preguntó Elrond en voz baja.
--- Un ojo gigante que hablaba. Tenía alma pues preguntó por mí. Quiere decir que es capaz de detectar otra presencia viva. --- dijo Legolas recordando.
--- ¿Les pesan las armas, verdad? --- dijo Legolas a los elfos que acompañaban.
--- Pesan si tenemos nuestros corazones con dudas y este portal no nos ayuda mucho. --- dijo un elfo de alta estatura.
--- Si pudiste detectar cuanta verdad hay aquí es porque intenta salir por cualquier lado. Nada vértice de los tallados antiguos huele a eso y fueron hechos para eso, ocultar una verdad a los ojos de extraños. Todo tiene un principio y estoy seguro que al otro lado el portal se abrió pero eso no debía pasar porque una alianza de magos la respalda, sólo nos queda esperar la resolución de esa alianza. --- dijo Elrond tocando el portal.
--- ¿Vale la pena venir? --- preguntó el mismo elfo.
Elrond lo miró fijamente y acercándose a él dijo:
--- La magia es igual en muchos lados y quienes andan conjurando cerca han hecho la misma práctica de la magia misteriosa de Lorien. Nuestra herencia arraigada aquí ha vuelto de una forma que no ha sido por nuestra voluntad. La última vez que eso pasó la alianza quedó reducida en una persona que debe ser una sombra o estar muy muerta ya. ¿Ves como van surgiendo las respuestas? Ahora la sombra es una persona que jugó con su alma, se transformó en un Nazgul que anda buscando su esencia perdida bajo las órdenes de otra persona pero él se mandaba a si mismo o su alma lo mandaba a él. Quien controle su alma desde lejos peligroso será. --- dijo Elrond muy gravemente.
--- Ya emigramos de estas tierras señor Elrond. ¿Acaso la memoria de nuestra gente es tan grande? --- preguntó Legolas.
--- Fuimos de aquí y siguen estando las mismas raíces porque son eternas y mientras exista magia nada va a impedir que cualquier elfo se sienta como en casa. Hemos vuelto porque la sombra encarnada en alguien puede amenazar a todo el mundo. --- dijo Elrond con paciencia.
Elrond dejó tres elfos cuidando el portal mientras él iba con Legolas y dos más por el sendero atravesando en medio de los acantilados pedregosos que ocultaban un precioso valle lleno de sembradíos y olor a nostalgia. Siguieron por un camino tropero que daba con casas rústicas en los alrededores hasta llegar a un puente de hierro arriba de un caudal mediano de agua. Al final había un letrero mohoso que para los ojos de los elfos resultó ser una placa brillante.
--- Está embrujada. Gente mágica es capaz de ver el contenido de las inscripciones y debe ser algo importante para que sólo unos pocos sean capaces de leerla. --- dijo Elrond al ver el rostro de atención de los elfos.
--- Dice Valle Godric Gryffindor. --- dijo Legolas mirando el resto del camino adelante.
Los elfos siguieron caminando hasta dar con una reja al lado izquierdo que tenía una cerradura verde atravesada con una espada negra que Elrond retiró son cuidado. Legolas y el resto sólo atinaban a seguir al señor que entró a un jardín seco pero que al final había una casa enorme abandonada en donde entraron a paso lento y descubrieron un alto cielo raso decorado con estrellas de la noche. Abajo había tres grandes bloques de piedra que estaban inscritos. Legolas leyó las inscripciones.
--- Helga Hufflepuff, Rowena Ravenclaw, Godric Gryffindor. ---
--- Los fundadores de esa alianza de que les hablé frente al portal. Los mayores magos de su época que nunca tuvieron malas intensiones en su afán por hacer una escuela de magia para que la gente pudiera aprender pero no todos podían ingresar. Nosotros los elfos donamos los terrenos antes de partir a la lucha con los bárbaros que tenían el bosque de Lorien arrinconado en una isla pedregosa. Falta Salazar Slytherin que falló a la alianza. --- dijo Elrond con los ojos cerrados.
--- ¿Él es el Nazgul? --- preguntó Legolas con un estremecimiento.
--- Sí. --- respondió Elrond con seriedad.
Los elfos se quedaron un buen rato mirando las tumbas de los fundadores de Hogwarts pues les producían una sensación de nostalgia que sólo en Elrond eran verdaderos recuerdos pues quien falló a la alianza aparecía en su mente junto al resto de los fundadores que juraban protección a la tierra delante del elfo Eregior que ya no estaba entre los elfos pues Elrond visualizaba su tumba en medio de un bosque lleno de piedras.
Finalmente salieron del lugar y retornaron al camino que seguía hasta subir en unas colinas llenas de abedules que hacían fresco el ambiente con el sol subiendo raudo en el cielo sin nubes hacia la tierra pero hacia el mar había tormenta. Se encontraron con una casa de piedras abandonada donde igual entraron sin tanta solemnidad como al recinto fúnebre de los fundadores de Hogwarts
Hallaron una casa decorada con algunas pinturas de paisajes y una sala de estar llena de polvo. Habían dos habitaciones: una cocina y un dormitorio que tenía una cama con tapas grises. Salieron al jardín seco descubriendo unas lápidas detrás de la casa que estaban grabadas:
JAMES POTTER LILY EVANS
Elrond las miró con atención y el resto de los elfos estaba más pendiente del sendero pues pasó un camión mediano cargando cerdos hacia el norte.
--- Señor...--- dijo Legolas al ver lo concentrado del elfo.
--- Ves dos tumbas, cierto. --- dijo Elrond en tono de pregunta.
--- Pues sólo hay un alma descansando aquí. --- dijo Elrond tocando la lápida de James Potter.
--- ¿Qué? --- dijeron al unísono los elfos.
--- La esencia de Lily Evans no está aquí. Nada reviven los muertos Legolas pero puedes desafiar a la muerte cuanto tiempo quieras. --- dijo Elrond entornando más los ojos.
--- No toda el alma puede vivir...sólo una parte de ella puede seguir viviendo. --- dijo Legolas.
--- Debes partir el alma. Esta persona hizo lo propio con su alma...un Horcrux. --- dijo Elrond.
--- Horcrux... la señora Galadriel de los bosques de la resistencia dijo una vez que un horcrux entre los elfos es posible. --- dijo Legolas.
--- Tu alma pasa a tener un nombre...el nombre del horcrux...Nanya es de Galadriel pues ella decidió partir su alma cuando aprendió el arte oscuro pero sus intensiones son tan difíciles de ver como tu personalidad pues lo usó como arma contra los bárbaros pero ella ahora nota cierto desgaste en su anillo de alma. ¡Qué paradoja! Su alma se envejece pero el anillo no. Forjado en los fuegos de las islas del Norte, las volcánicas claro están. No quiere fundirlo pues moriría. --- dijo Elrond con los ojos húmedos.
--- Prefiero morir a partirme el alma. --- dijo Legolas.
--- Pero hay quienes le temen a la muerte. --- dijo Elrond que dejó el sitio de las lápidas para volver al sendero.
--- ¿Qué haremos? Seguir a Evans. --- dijo Legolas apresuradamente.
--- No. Debemos volver a los Puertos Grises porque ese sitio no es lo seguro que fue antaño porque todo ha cambiado en el mundo por mas que el paisaje diga lo contrario. --- dijo Elrond.
Los elfos volvieron al portal que seguía custodiado por los heraldos armados que se formaron en torno al señor Elrond que les ordenó bajar la guardia. Legolas miraba el portal con más respuestas en su mente pero algo que jamás imaginó lo dominaba. Otro veía eso también.
--- Legolas... ¿Qué vieron tus ojos de elfo frente a las lápidas? --- preguntó Elrond cuando volvían al campamento.
--- Lo mismo que he visto siempre sumado a que el alma de Evans anda cerca.--- dijo Legolas nervioso.
Elrond se fue conversando con el elfo hacia el campamento que recibía con los elfos formados en la playa a otra embarcación de madera de igual tamaño que la de Elrond y que traía más heraldos con escudos y a una preciosa elfa que vestía una túnica encapuchada roja oscura. Sus cabellos negros eran sacudidos por el viento y sus ojos verdes se encendieron apenas vieron a Elrond bajar desde el sendero. El señor salió a su encuentro.
--- Bienvenida hija. --- dijo Elrond abrazando a la elfa.
--- Ada. --- dijo la elfa al separarse del abrazo tras un instante.
--- Arwen...veo que tus esperanzas de venir a tierras desconocidas en vida para ti han sido concedidas desde Lorien. Verás que hay una presencia que no duerme muy cerca de aquí. --- dijo Elrond dichoso.
--- Lo he visto todo y he leído cuanto pergamino hubo en la biblioteca de la Bruja de Lorien y pienso que nuestro pueblo no soportaría verse humillado por los nuevos bárbaros desde tan lejos. --- dijo Arwen con voz resuelta.
Era implacable el tránsito de todo cuerpo en el cielo tras el paso de las horas: el cielo se había vuelto a nublar cuando ya se estaba en plena tarde y los elfos del campamentos organizaban cada cosa que bajaba del barco que trajo a la hija del señor Elrond a los Puertos Grises. Arwen paseaba por el sendero muy tranquila y mirando cada detalle del paisaje mientras Legolas iba detrás de ella en secreto. Pero el elfo fue descubierto cuando una flecha del carcaj que portaba cayó en el piso pedregoso.
--- Algo buscas aquí y no sé si yo tengo que ver con ello. --- dijo Arwen con voz baja.
--- Por algo vine a este lugar, me hubiese quedado en Lorien defendiendo la tierra junto a los demás heraldos pero por hablar demasiado tu padre me ha traído aquí. --- dijo Legolas mostrando resignación.
--- Estabas viendo cosas que sólo mi padre ve. Te estaba afectando Legolas y esa visión mal podría hacerte. --- dijo Arwen.
--- Sólo enigmas de magos antiguos y hombres modernos hemos encontrado aquí y nada de respuestas. --- dijo Legolas recogiendo la flecha.
--- Estuvimos con los hombres hace siglos y ellos se quedaron con algo que nosotros guardamos muy bien...la magia. De ilusionistas a magos...no es que fueran elfos pero podían compartir ese poder que nos unió antes. En manos de ellos quedó la protección de la magia y su buen uso. --- dijo Arwen.
--- No logro saber si el elfo con quien estoy hablando dice cosas así por intuición, ocurrencia o porque realmente estuvo allí y tiene suficientes siglos en su alma para contarlo todo. --- dijo Legolas moviendo las cejas hacia Arwen.
--- Mi padre fue heraldo de su padre Earendil, yo nunca estuve allí cuando fue forjada la alianza de esos magos que decidieron cuidar tu arte. --- dijo Arwen mirando el cielo.
--- Se nota que sabes de esa historia, tienes una fuente muy cercana. Lástima que nada de eso sirva para calmar mi corazón...--- dijo Legolas reanudando la marcha por el sendero hacia los altos acantilados.
Arwen lo siguió a paso lento pues el elfo iba examinando cada paso en el sendero y cabizbajo. Ni siquiera la belleza de la hija de Elrond lo animaba a entablar otra charla o exhibir su normal calma y empatía. El viaje hecho junto a Elrond recorría su mente.
Los elfos llegaron al portal inscrito y lo contemplaron largo rato hasta que el heraldo explicó la historia del portal y Arwen iba escuchando con atención pero miraba el portal de reojo como viendo alguna otra cosa aparte de Legolas y roca cerrada por fuera. Legolas no aguantó preguntar lo mismo que a menudo decía Elrond:
--- ¿Qué ven tus ojos de elfa? ---
Arwen no respondió de inmediato y se acercó al portal y lo tocó con ambas manos sintiendo un enorme calor desde el interior de forma que quitó sus manos muy calientes. Legolas observaba intrigado y tomó las manos de la elfa e hizo lo mismo con las suyas encontrando lo mismo: un portal caliente.
--- Arwen...--- dijo Legolas con la frente caliente.
--- Mi padre vendrá pues es demasiado evidente que algo trata salir del portal. Yo no pude ver nada pero está vivo y es muy fuerte. Ada. --- dijo Arwen al ver venir a Elrond con varios heraldos rumbo al portal.
--- El daño de Slytherin está aquí. --- dijo Elrond mostrando una espada.
--- Ada. --- volvió a decir Arwen.
--- No es la espada Narsil forjada de los fuegos de las Islas del Norte es sólo mi espada. Narsil fue capaz de mandar el daño de Slytherin dentro de su propia oscuridad. No sé si esa espada todavía sigue con su dueño. --- dijo Elrond.
Legolas imitó a los demás heraldos alistando un arco y una flecha directo al portal mientras Arwen miraba incrédulamente a su padre que asintió con el rostro.
--- Quien traicionó a su propia gente no puede seguir con vida...--- dijo Arwen negando.
--- El daño de Slytherin es lo mismo que el horcrux de Slytherin. --- dijo Elrond arrugando el rostro.
--- La alianza fue sellada del otro lado. --- dijo Arwen.
--- Sí. Pero como es un portal es imposible ver lo que hay al otro lado y más si se impone esa sombra que hemos estado viendo Legolas y yo. Esa sombra tiene ojos pues pudo ver a Legolas cuando pasó por aquí antes. Ese horcrux que nos da problemas fue forjado en los fuegos de los herreros de Eregion que nunca imaginaron semejante destino para el anillo de la magia. Muchos amigos pusieron su alma dentro como forma de luchar contra los bárbaros pero desconozco como Salazar Slytherin llegó al anillo y lo usó sin saber que su alma no sería la única en estar dentro. Esa mezcla afectó todo y se convirtió en un Nazgul y no puedo ver el destino del legado elfico que debe hallarse en el anillo a menos que haya sido destruido pero si el alma de Slytherin ha permanecido allí el anillo de los herreros del norte bien puede seguir conteniendo almas sin identidad y peligrosas. No teman a ellos porque nada de elfos tendrán...nuestro pueblo no merece ver a los suyos con el alma partida y cambiada...prepárense. --- dijo Elrond con voz fuerte.
--- ¿Vinimos a luchar? --- preguntó Legolas desde el grupo de heraldos.
--- Sí. Hay espíritus de nuestra gente allí dentro junto con un Nazgul y otros más que el propio Daño de Slytherin pudo arrastrar a ese túnel que marcaba una alianza. --- dijo Elrond que levantó su espada.
--- Un momento...si el portal es abierto quiere decir todo lo que se encuentra dentro sufrió algún cambio. Hay demasiadas almas allí y quien entrara moriría. --- dijo Arwen esforzando su mente.
--- ¿Portal abierto? Vemos que funciona la salida ahora...pero que pasa al otro lado que rompió la alianza y dejó al descubierto las artes de ese colegio de magia que hicieron los cuatro fundadores. No cualquiera sería capaz de soportar un lugar tan oscuro, frío, lleno de niebla que es alma que razona y puede matar a quien se interponga en su camino. El Daño de Salazar que se encuentra allí no habría dejado vivir a esa alma que buscaba refugio dentro del túnel pues pienso que esa sería la intención de aquellos. --- dijo Elrond golpeando el portal con la espada.
Los caracteres elficos empezaron a brillar lentamente y la parte central de la roca empezó a desperdigarse cayendo grandes pedazos que contenían las inscripciones a los pies del señor Elrond que aguardaba con los heraldos al fondo. Arwen se puso detrás de la línea de arqueros.
Una inmensa sombra salió desde el espacio dejado por el portal caído y se fue directo donde los elfos. Elrond mostró la espada y retuvo parte de la sombra que iba desvaneciéndose conforme la espada del señor Elrond iba calentándose más pues el vapor estaba caliente y las flechas de los heraldos se derretían pero la sombra se disipó y un viento frío salió desde dentro y los heraldos lanzaron otra línea de flechas al interior de la cueva cuando cayó el último pedazo de piedra inscrita.
Los elfos escucharon un grito grave desde dentro que hizo acercarse a los elfos en la cueva, Elrond los lideraba. Encontraron tres palos tirados en la tierra y el cuerpo de un joven atravesado por una flecha en el pecho. Sus ojos verdes brillaban mientras trataba de mantenerlos abiertos, se impresionó al ver la figura de los elfos que contemplaban a dos personas más en posición amenazante.
Arwen se puso entre su padre y las dos mujeres que tenían sus ojos rojos y apuntaban varitas directo a Elrond que alzaba su espada con gran firmeza. Legolas entró con el arco listo y apuntó también a las dos mujeres.
--- Veo miedo en ellas...--- dijo Legolas atrás.
--- ¿Qué ha pasado con las almas errantes que habitaban este portal de alianza rota? --- preguntó Elrond mirando a las dos mujeres.
--- ¡Crucio! --- dijo la chica de pelo negro suelto y ojos café.
Un rayo café partió de la varita de la joven pero rebotó en la espada de Elrond que estaba tocando el pecho de la joven de melena castaña y ojos húmedos que de repente vio todo negro y un inmenso ojo de niebla apareció en su mente y en la de Elrond que pudo escuchar la voz que le había hablado Legolas.
--- Infinitus...busca la pieza sagrada que nos despojará de la gloria que tanto hemos querido conseguir. --- dijo una voz.
--- ¿Quién eres? --- preguntó Elrond mentalmente.
--- Soy el Señor Oscuro. --- respondió la voz queda.
--- Mientes, dime tu nombre. --- dijo Elrond que levantó la espada.
--- Lord Voldemort. --- dijo la voz que se calló junto con la desaparición del ojo.
Elrond volteó donde estaba el joven caído que era atendido por Legolas y Arwen que veían como intentaba hablar.
--- No... Las lastimen. --- dijo el joven con voz cortada.
--- ¿Quién eres? --- preguntó Arwen colocando una mano en la flecha que tenía el joven en el pecho.
--- Soy...Harry Potter...ah. --- dijo el joven con gran esfuerzo.
--- ¿Abriste el portal? --- preguntó Elrond a Harry Potter.
--- Sólo la vida de alguien pudo cerrarlo y así escapamos de Lord Voldemort...atravesamos un mar de sombras que casi nos mata pero bastó con destruir un viejo anillo que pesaba tanto como un dragón...Yo no tengo nada que ver con Lord Voldemort...por mas hija que sea de una mortifaga...pero no se ensañen con Hermione que tiene las sombras de Lord Voldemort dentro de sí...Las sombras que casi nos matan nada tienen que ver con nosotros porque eran viejas y la verdadera sombra está muy lejos...--- dijo la joven de cabello negro emocionada.
Elrond mandó a los heraldos sacar el cuerpo de Harry Potter que estaba inconsciente mientras que Legolas se acercó donde las dos jóvenes que hablaban entre sí y levantaron sus varitas prestas para atacar.
--- Mejor salgan porque este rincón abierto bien puede dar una sorpresa, por favor. --- dijo Legolas.
Las palabras del elfo movieron a las dos chicas a salir pero Hermione se quedó mirando el túnel viendo como un vapor blanco llenaba su vista y fuegos aparecían en la mente y un ojo en la cima de una alta torre llena de conjuros...la torre de la hechicería dijo Hermione en su mente. Todo oído era Elrond que miraba como Harry Potter hacía esfuerzos por sobrevivir.
--- Minas Morgul. --- dijo Hermione en voz alta.
--- La torre de la hechicería. --- dijo Elrond sorprendido.
Legolas se acercó a Elrond que cerró sus ojos y encontrándose con la vista confundida de Arwen después que asintió con el rostro sin saber el señor por que.
--- Me temo que esa lápida vacía de alma tiene su sitio muy cerca de nosotros...está en el cuerpo de Harry Potter. El alma de Evans está dentro de él. --- dijo Legolas con expectación.
--- Harry Potter es un horcrux. --- dijo Elrond que miró como los heraldos llevaban el cuerpo de Harry por el sendero hacia el campamento.
Arwen se quedó junto a Hermione y la chica de cabello negro suelto que miraban a Harry alejarse pero estaban tranquilas. La elfa les dirigió una sonrisa y a seguir a los elfos camino abajo.
--- ¿Elfos? --- se preguntó la chica amiga de Hermione.
--- Vinimos de lejos a recuperar la herencia malgastada gracias a que seguimos vivos...sigue a los demás. --- dijo Arwen a ambas jóvenes.
El portal abierto quedó sólo y las sombras blancas no podían salir de allí por más que todas las rocas estuvieran rotas contra el piso y que una de las sombras tuviera forma y hombre encapuchado y emitiera un chillido estremecedor y dijera unas palabras perdidas pero que tenían sentido para otros oídos que escuchaban.
--- Dime que ves. --- dijo una voz dentro de la sombra.
--- Veo elfos de antaño, los que ayudaron a forjar la alianza que hace visible todo tu dominio. Eres el mago del horcrux único. --- dijo la voz real de la sombra que desapareció dentro del portal.
Esas palabras resonaron en la sombra, el mago del horcrux único y dos elfos que miraron intuitivamente a las montañas nubladas del norte y vieron el mismo ojo lleno de vida y rodeado de cientos de figuras negras que formaban una espiral. Y también ambos miraron el cuerpo sin flecha de Harry Potter que movía la niebla cercana y era la guarida de otra alma....
PERDIDOS ENTRE ELFOS
Dentro de los pensamientos del señor Elrond hijo de Earendil estaba algo que nunca imaginó que iba a aquietar sus momentos de pensar cuando miraba el mar con los dos barcos de madera a un costado. La lápida que el mismo señaló como vacía en esencia o alma volvía a su cabeza junto con la figura del joven herido por las flechas de los heraldos cuando se abrió el portal de la alianza rota de los cuatro fundadores del colegio Hogwarts y las dos jóvenes que lo acompañaban en todo momento pues el joven estaba en una de las tiendas recuperándose de las heridas que lo hirieron en el pecho. Los elfos se comportaban amablemente con los recién llegados pero ellos se mostraban parcos a cada palabra que salía de la boca de un elfo pues estos siempre intentaban entablar alguna conversación con los tres jóvenes y la busca de respuestas al nuevo enigma era la verdadera intención de varios heraldos que por propia voluntad querían saber más del asunto.
La noche inmediata al día cuando el portal se abrió la elfa Arwen visitó la tienda de los tres amigos y aprovechando que Harry Potter dormía en una cama con tapas de seda fijó su vista en Hermione y Cristina que estaban pendientes del estado de Harry cada momento pero en ciertas ocasiones Cristina llevaba a Hermione a una cama contigua a la de Harry pues la muchacha se veía exhausta y con los ojos sin color y que contrastaban con la potencia de los ojos de la hija de Elrond. Sólo consiguió más preguntas de la boca de Cristina que se sentó en una tercera cama y se pasó las manos por el rostro soltando un suspiro que Arwen sintió en su mente como algo de pena aunque fuera bien explícito.
Cristina murmuró cosas como que lamentaba que unos amigos muriesen al otro lado del túnel y que huían de la furia de un mago oscuro. Arwen le preguntó sobre el nombre Minas Morgul que llegó a decir Hermione pero la muchacha de pelo suelto movió los hombros y sólo dijo con voz queda que quizás Hermione estaría hablando cosas de su amo.
Arwen se levantó bruscamente y miró compasivamente a Cristina que se recostó en la cama cerrando los ojos y con la sensación de querer quedarse sola y eso lo percibió la elfa que salió rumbo donde estaba su padre mirando el mar junto a Legolas que examinaba sus flechas con la mirada perdida en ellas y muy intranquilo tras una charla con Elrond que lo dejó patidifuso. El señor elfo cambió su mirada al ver venir a Arwen y salió a su encuentro tomando sus manos y calentándolas con las suyas sintiendo real conexión con su hija que sonrió tranquila pero llevaba muchas cosas que decir para su padre y miraba el ambiente silencioso y esperaba algún aliciente para poder hablar. Elrond la miró y dijo:
-- Tienes la mente pesada hija...Haces esfuerzos por mantenerte firme ante una amenaza que está lejos de nosotros y es parte de los humanos. --- dijo Elrond.
-- La chica de los ojos negros dijo dos palabras que hicieron saltar a todos quienes venimos de Lorien, ada. La torre de la hechicería está en algún lugar y los dos sabemos bien que cosas pueden hacerse en un sitio como ese. --- dijo Arwen preocupada.
-- Muchas fortalezas llevan esa palabra que es bella como la roca que es parte de sus cimientos. Morgul es sitio de magos oscuros que alguna vez habitaron las islas del Norte y quizá mucho más allá. La verdad es que ya son pocos quienes usan nuestra lengua hija y no está de más averiguar quien lo anda haciendo. --- dijo Elrond mirando los gestos de Legolas con su carcaj.
-- ¿Quiénes son ellos padre? Vienen de un lugar de mucho sufrimiento pues la chica que conserva cierta entereza habló de amigos perdidos y de un mago furioso. --- dijo Arwen.
-- Harry Potter es un horcrux vivo de Lily Potter pues la esencia de esa persona se halla dentro del joven. Nadie deja su alma en el cuerpo de otra persona porque puedes convertirte en una sombra como pasó con el Daño de Slytherin que está dentro del portal abierto. Puede que ese Nazgul siga en el túnel y ellos lo habrían visto pero no podrían contarlo pues aún debe tener el poder de su horcrux multicolor, muchas almas ya habitaban en él y en el cuerpo de Harry hay dos: la suya y la de Lily. Pero el alma de Harry sólo existe si Evans sigue con él porque el alma de Lily es más antigua y tuvo un conflicto antes de entrar en el cuerpo de Potter. Ese conflicto tiene mucho que ver con hacer de Harry Potter un horcrux. --- dijo Elrond.
-- Puedes hablar directo con él. No sé si hacerme cargo de las penas de otras personas por más que sienta tener un corazón que bien funciona como un papel que aguanta todo. Tengo el deseo de ayudarlos pues nosotros los elfos somos como las estrellas. --- dijo Arwen.
-- Está bien en darle un rumbo a tu Estrella de la Tarde que es tu alma. Galadriel te dejó una herencia insondable...la vida que nos ata a todos...la vida de los Eldar. Debes tener cuidado con las sombras que siempre andan al acecho en cualquier corazón y estos muchachos vienen de un sitio lleno de sombras pues el portal fue abierto y esa sombra que vemos con Legolas es de allá. Haz el intento de ayudarlos. --- dijo Elrond dando un abrazo a su hija.
Arwen volvió al campamento pues un viento fresco azotaba la noche a mar abierto. Legolas seguía mirando sus armas que estaban apoyadas en una roca en la arena y el elfo se sentó en ella mirando las estrellas.
--- Son extrañas...no existen donde está ese velo que veo como un gran Ojo de niebla blanca que es más brillante que la luz de la luna llena que también es extraña. Un portal de siglos y lleno de almas sin nombre abierto... ¿Qué se extiende más allá de las montañas del Valle de Godric Gryffindor? Ahora parte de las respuestas tienen que ver con aquellos que cruzaron la frontera entre nosotros y Minas Morgul pues debe haber demasiada hechicería allá para poder abrir un túnel lleno de historia... Señor Elrond...--- dijo Legolas mirando al elfo.
Elrond tomó una flecha del carcaj de Legolas y la lanzó al mar ante la sorpresa del heraldo que se levantó bruscamente pero el señor lo frenó poniendo una mano en el pecho de Legolas.
--- Ninguna de tus flechas ha resultado en vano...le diste a Harry Potter ese descanso que ha encontrado le permitirá ver todo mejor pues tiene los sueños contagiados por el velo...los espíritus del portal han sabido con las flechas que lanzaste que elfos han vuelto a buscar la herencia que mal fue aprovechada por magos que desconocemos...tus flechas son fuente de defensa eterna si las usas bien...Ellas no tienen que ver con tus aflicciones hijo mío...No te ahogues si tienes amigos cerca ahora...mantén tu corazón firme pues si tenemos la dicha de vivir mucho debemos aceptar la carga de problemas, enigmas o hechizos pero la estrella que llevas va a mantenerte entero...ve a descansar querido amigo. --- dijo Elrond consolando la pena del elfo.
Legolas se levantó dando una palmada al señor elfo que lo secundó rumbo al campamento silencioso a esas horas de la noche.
Temprano por la mañana del día siguiente los elfos vigilaban el mar pues una tempestad estaba a punto de llevarse los barcos de madera. Todos los heraldos aseguraban cada embarcación con topes de madera en la arena que era muy blanda. Tendieron unas cuerdas que las ataron a las rocas cercanas al inicio del sendero de piedras desde donde Arwen se miraba en un espejo medio quebrado en el que una cara se dibujó en su mente pero se alejó de todo pensamiento que no tuviera que ver con sus sentimientos que eran de mucha emoción pues estaba preparada para ver cualquier cosa, promesa hecha por su padre antes de venir a los Puertos Grises.
La hija de Elrond entró a una tienda en donde estaban los recién llegados de ayer conversando en voz baja. Harry se estremeció al ver a la elfa entrar y sostuvo la mano de Hermione que estaba húmeda. Cristina se sentó en su cama llevando una mano al bolsillo de su túnica oscura que igualmente vestían Harry y Hermione. Los ojos de la chica de melena seguían vacíos y dentro de su corazón se libraba una batalla entre su determinación y un Ojo que veía cualquier rincón de sus sentimientos. Arwen pudo sentir el conflicto del corazón de Hermione y la chica respondió con una mirada de desprecio o más bien otro que miraba a través de ella.
Tentada estuvo Arwen hija de Elrond a contarle todo lo ocurrido con la visión de Hermione pero antes de cruzó Legolas que portaba su carcaj lleno de flechas y miró en forma amenazante a Arwen que salió de la carpa y detuvo a Legolas en su caminata y este con un brazo tocó un hombro de la hija del señor Elrond.
--- Dime que viste esa vez que fuiste al portal de las sombras. --- dijo Arwen en voz baja.
--- Un gran Ojo que hablaba y no se daba cuenta con quien estaba hablando. --- dijo Legolas con un nudo en la garganta.
Arwen se quedó en silencio.
--- No me digas que lo viste tú también Arwen...Ambos sabemos bien que ese Ojo es la gran sombra que veo hace tiempo junto con tu señor padre. No castigues tu corazón con visiones que podrían matarte Arwen porque a ninguno de nosotros nos compete un asunto que lleva siglos anidado en las almas de los elfos más sabios y que ni siquiera toda su sabiduría les ha llevado a encontrar una solución a esa herencia que dejaron hace siglos...Traicionada fue. --- dijo Legolas con los ojos húmedos.
--- La señorita Hermione esta llena de ese Ojo que le habla. Su alma está atada a ese globo ocular que le hace daño...Batalla contra él gracias a la ayuda que le brindan sus amigos pues por eso jamás se separa de ellos, en especial de Harry Potter que va mejorando pero aún así es imposible sacarle palabra sobre las sombras que habitan el lado opuesto del túnel recién abierto. --- dijo Arwen mirando la carpa.
--- Ninguna experiencia tengo en arreglar almas heridas ni menos esencias que las posea otro porque esa sensación da la chica. Su alma ya no le pertenece...pareciera ser una prolongación de ese Ojo que habla. El Ojo anda atormentando cada gota de lágrima que derrame en esa carpa por más amigos que tenga. Tu padre aún no ha querido entrar en el alma de ninguno de ellos porque siente un peligro que sólo siente y ve en sus sueños de la herencia rota...aunque en realidad sean cuatro personas las que nos acompañen con su silencio pues el alma de Harry Potter es morada de la alma de Lily Potter y si Elrond no ha querido entrar en el alma de ella es porque la vida del joven está atada a esa alma y entrar sería como abrir la caja de Pandora que parece que fue abierta al otro extremo del portal. Cosas que no deberían salir lo han hecho y para eso ofrezco mis armas que son mis únicos poderes en esta hora de confusión...voy a luchar por la supervivencia de mi pueblo.--- dijo Legolas alzando el arco.
--- Hasta para tomar las banderas de nuestro pueblo es que estoy resignada pues tengo la certeza que buena parte de lo que nos aflige en los Puertos Grises tiene demasiado relación con esos tres muchachos...mejor dicho demasiado corazón. --- dijo Arwen con una cuota de vergüenza.
--- Tembló mi brazo cuando lancé aquella flecha el día en que fue abierto el portal y quizá que respiro le di a Harry Potter pues Elrond me dijo que su alma había encontrado un momento para descansar. Tuve en la mente proteger a los míos como heraldo que soy y secreto protector de la dama Arwen a quien revelo mi misión encomendada cuando un velo se cernía sobre su eterna estrella del Oeste que brilla tanto adentro como afuera...y quiere dar parte de ese poder a gente extraña que poco y nada conocemos y tiene sus problemas demasiado lejos de donde venimos. --- dijo Legolas alzando la voz.
--- Pues has fallado Legolas pues algo más que nuestro arte anda siendo burlado cerca de aquí. Buena parte de la lucha que tú llevas junto a tu arco de Lorien está en dar a la magia el lugar que se merece y como te dije antes está siendo burlado. --- dijo Arwen con los ojos húmedos.
--- Seguirá siendo burlada mientras sólo nos mantengamos sintiendo velos que se ven al norte en nuestros corazones y no a través de estos ojos. Ese portal puede serlo fácilmente pues de allí viene la muchacha del Ojo de niebla que está hablando al otro extremo. Estaría dispuesto a ir ese lugar y luchar por lo que los elfos podrían considerar una ofensa a nuestro pueblo. La clave está en ir y hacer realidad frente a nuestros ojos lo que el corazón tiene visto de sobra...--- dijo Legolas con un dejo de esperanza.
--- La torre de la Hechicería está del otro lado pues en la mente de Hermione un resplandor verdoso en torres se alza...--- dijo Arwen ida.
--- ¡De nuevo viendo! Si alguien que tiene la vida de los Eldar puede ver más allá de toda esa maraña de confusión que alguien como yo es capaz de observar quiere decir que...nuestro arte se encuentra en peligro y la lucha está cerca...cerca de verdad. --- dijo Legolas que se acomodó el arco en el hombro y salió caminando rumbo al sendero que estaba colmado de carpas.
Arwen se encontró con la mirada de Harry cuando volteó a la carpa donde estaban los tres amigos muy recelosos ante la gente y se protegían abrazándose y no mirando al exterior a los ojos de la dama Arwen que veían tanto como el Ojo de Hermione.
Harry se pegó una mano al pecho en señal de molestia y frunciendo el ceño. Arwen tomó su mano que estaba fría y la frotó levemente con la calidez que salía de las manos de la hija de Elrond. Luego soltó la mano de Harry que el chico la metió en el bolsillo de la túnica y bajó la cabeza mirando el suelo pues sentía el poder de la mirada de Arwen que era toda dichosa ante la reacción del joven.
--- ¿Escuchaste todo Harry? --- preguntó Arwen muy interesada.
--- Llegué a tener la esperanza de que este sería el mejor lugar para Hermione pero me doy cuenta hay demasiada gente que quiere meterse en su alma como lo hizo Lord Voldemort y ya poco siento que puedo hacer por su vida. Tendré que irme de aquí apenas los dos nos sintamos mejor...--- dijo Harry lentamente.
--- Todavía tienes la mente agarrotada por el frío que viene de ese lugar... ¿Eres de allí? --- preguntó Arwen sintiendo dos ojos sobre su nuca.
--- ¿Hogwarts? Si, era de ese lugar. --- dijo Harry con los ojos puestos en el elfo que estaba detrás.
--- Arwen...--- dijo Elrond desde atrás tomando un hombro de su hija.
Arwen miró tímida a su padre que asintió con el rostro entrando en la carpa de Harry. La hija del señor elfo se fue del lugar sin antes quedarse pegada al exterior de la carpa escuchando pero se fue rumbo a uno de los barcos que estaban en la orilla amarrados.
Entre Elrond y Harry se puso Cristina sosteniendo su varita mágica con fuerza y soltando amenazas contra el elfo que miraba a Hermione que estaba más atrás acostada en la cama donde estuvo Harry hasta hace poco.
--- Desde que llegaste eres quien está al frente de Harry todo el tiempo y más cuando cualquiera de nosotros nos acercamos. --- dijo Elrond.
--- Es una misión que debo cumplir. Proteger a Harry Potter. --- dijo Cristina firmemente.
Los ojos de Harry vacilaron.
--- ¿Misión? --- preguntó Elrond.
--- Cristina...--- dijo Harry volteándose hacia ella.
--- Disculpe pero antes de Harry estoy yo, entre Voldemort y él estamos nosotros. --- dijo Cristina.
Harry cambió la mirada y aparecieron James y Ariadna en su mente de forma clara y siempre vestidos de mortifagos y mucho de lo que estaba por decirles a ellos alguna vez lo dijo enfrente de su amiga sobreviviente.
--- ¡La orden de los Magos del Norte ya no existe! Tus amigos ya están muertos y ya te diste por satisfecha cuando el portal fue abierto en el bosque. Gracias a ellos Hogwarts está y quizá cuanta gente más murió allí. Mucho de lo que pasó es su culpa. Podrías dejar todo eso de una vez porque es como si el propio Voldemort siguiera aquí. --- dijo Harry.
El rostro de Elrond se iluminó.
--- ¿Ya te crees libre de todo Harry? Voldemort va a buscarte por donde sea, está maldito gracias a ti. --- dijo Cristina pesadamente.
--- Lo que nos agarró antes de llegar aquí ni era parecido a Lord Voldemort y todas sus criaturas. Esas sombras que nos invadieron y que cruzamos gracias al anillo roto de ese mago encapuchado que nos cerró el paso y que desapareció apenas el anillo que sostenía fueron destruidas por el viento que había dentro. --- dijo Harry ansioso.
--- Vieron espectros que tienen demasiada historia y un horcrux en su hora final...suerte tuvieron de que ese Nazgul fuera despojado de su alma y las sombras se hicieran a un lado y pasaran por el portal. Ese anillo no es de los verdaderos pues ninguno forjado en los fuegos de Eregion puede destruirse por una brisa de espectros. Ese mago simplemente escogió una baratija y encerró su alma dentro de él y quedó hecho prisionero del portal que lo cobijó. --- dijo Elrond seriamente.
--- ¿Usted sabe quien es él? --- preguntó Harry que forcejeaba con Cristina.
--- Es Salazar Slytherin, el mago engañado por unos elfos...que ironía. --- dijo Elrond sorprendentemente.
Harry miraba desconcertado a Elrond que tendió una sonrisa.
--- Tengo a mí vista el horcrux más perfecto que pueda existir dentro de la magia más oscura que exista. Y el recuerdo de alguien que hizo todo lo que no debe hacerse cuando se decide encerrar el alma a resguardo de una posible muerte. Esa ambición de ser inmortal le falló sólo por escoger el objeto equivocado. Dicen que malas acciones no llegan a puerto a veces porque son tan ilógicas o macabras que la propia alma decide engañar a la persona y eso pudo haberle pasado a Slytherin. Nunca he atesorado vivir demasiado pues tengo algo que los de mi gente puede llegar a tener pero nunca vi a una mujer de la raza de los hombre asegurar su existencia por tanto tiempo si eso evidencian las lápidas del valle Gryffindor que descubrí junto a mis heraldos que un tuvieron la mala intención de herirte Harry. Lily Potter encerró su alma dentro de la tuya por un enorme conflicto que apremiaba su mente o por alguien que la tenía contra la pared. --- dijo Elrond muy solemnemente.
--- Pues así ocurrió señor...ella murió por mí. --- dijo Harry que tomó su varita y la alzó contra Elrond.
La conversación fue interrumpida por un grupo de heraldos que marchaban por el sendero que cruzaba las carpas enfundados en sus túnicas verdes oscuras encapuchadas y portando sendos arcos y carcajes en los hombros e iban secundados por Legolas que los hizo detenerse cerca de unas rocas en un extremo del golfo en donde llegaron los elfos días atrás. La dama Arwen iba detrás muy curiosa pues su real intención no era seguir a los heraldos sino quedarse cerca de la carpa en donde estaba su padre conversando con los huéspedes. Se quedó cerca de la abertura de la carpa oyendo claramente a Elrond contando sobre las rutinas de los heraldos que habían cambiado mucho y que quizá era producto del comportamiento de Legolas que últimamente mostraba deseos de marchar sobre el portal y someterlo a poder de los elfos pero siempre su voluntad era detenida por el brazo firme de las palabras del señor Elrond que negaba que los elfos volvieran a recuperar algo que deshonrado y que todo es responsabilidad de los hombres de esta edad asimismo como el futuro que les aguardaba.
Lejos de ser claras las palabras del señor Elrond, Harry estaba confuso pues nunca había oído de gente de las islas del norte, de la alianza de los cuatro fundadores y sobre el valle de Gryffindor. Esto último le movió un poco la cabeza dentro de tanta información.
Cristina estaba con Hermione atrás en la cama escuchando cada palabra del elfo que se interrumpió otra vez cuando los heraldos venían de regreso y pasó Arwen delante de la entrada de la carpa llevaba por Legolas que la descubrió fisgoneando y Elrond miró como estaban los dos elfos molestándose uno al otro frente a su señor elfo. Elrond los miró seriamente pues tenía un par de palabras justo para mencionar delante de Harry ansioso por saber más sobre el valle de las lápidas. El muchacho miraba con los ojos muy abiertos al señor elfo y este intentaba decir cada palabra bien meditada al ver los sentimientos que provocaban en Harry.
Las lápidas detrás de la casa abandonada resultaron ser un panorama conocido para Harry pues no era la primera vez que estaba o escuchaba sobre tumbas ni menos que a una le faltase un cuerpo y Elrond llegó a la parte de los nombres inscritos en ellas que Harry escuchó muchas veces pero sonaron en su cabeza como si los conociera por primera vez y de ahí su reacción de asombro que demostró con los ojos húmedos y de echar una mirada a sus compañeras que lo miraban igualmente asombradas pero los ojos de Hermione empezaron a guardar una especial prudencia que deprimió un poco a Harry que volvió a mirar a Elrond que le preguntaba que significaban esos nombres para él.
--- Son mis padres. --- dijo Harry con gran orgullo.
Hubo un instante de silencio en donde Harry repasa una y otra vez la historia de la noche donde Lord Voldemort perdió sus poderes y quedó reducido a nada y los padres de Harry habían muerto defendiéndolo y que de esa protección nace la maldición que los ata a ambos. ¿Por qué lo hiciste mamá?, la pregunta llenaba cada pensamiento porque siempre aceptó la idea de que Lily dio su vida por Harry pero de eso salió algo sumamente poderoso que lo hizo fijarse más en Elrond como si él tuviera las respuestas.
--- ¿Quién es Lord Voldemort? --- preguntó Elrond a Harry.
La perplejidad invadió a Harry que no daba crédito que alguien no conociera el nombre del mago que logró dominar Hogwarts y que andaba cometiendo asesinatos junto con sus mortifagos. Más bien eso le explicó a Elrond sin mencionar la maldición que lo ata con Voldemort.
--- Los magos tenebrosos siempre han existido y se mueven por distintas razones, lo digo de forma literal pues a veces cada movimiento de su cuerpo está determinado por sus objetivos que casi siempre se confunden entre lo bueno y lo malo y resulta algo torcido y que sólo provoca dolores a las personas. Lord Voldemort bien puede ser alguien que persigue cierto fin que está relacionado con algunos porque tú apareces en cada cosa que él hace. Tú mismo lo mencionas siempre. --- dijo Elrond.
--- Estoy maldito gracias a mi madre...él igual. --- dijo Harry perplejo.
--- Lily Potter no descansa en su tumba, Harry. Sólo está su cuerpo pero su alma no está en paz sino que aún vive como ser humano viviente. Tu madre no está muerta Harry, ella logró encontrar un lugar en donde ha podido protegerte. --- dijo Elrond lentamente.
--- ¿Qué? --- dijo Harry recordando la historia que tantas veces le contó Dumbledore.
--- Vive dentro de ti. --- dijo Elrond.
--- Claro que sí. Cada vez que la recuerdo...no... No... Cuando pienso en ella siento que está conmigo. --- dijo Harry emocionado.
--- Quizá no la veas en cuerpo pero tienes dentro su alma...tu madre te dio su alma. Hizo de ti una nueva morada para seguir viviendo pues perdió parte del alma pero tenía otra de donde sacar la fuerza para seguir viviendo. Tu eres su horcrux...partió su alma y una de las partes la dejó dentro de ti en el momento en que fuiste atacado por Lord Voldemort...ese es el conflicto que veo en ella porque por más alma que sea aún conserva las experiencias de su vida y se mezclan con las tuyas. Esa maldición de la cual hablas con Lord Voldemort debe de molestarle bastante porque hay un lazo entre ustedes dos que fue el error de tu madre. --- dijo Elrond.
Harry no dijo nada más y volvió a la cama en donde se sentó al lado de Hermione y Cristina que guardaban un silencio cómplice que complicaba a Harry porque extrañaba las ganas que siempre tenían las chicas en ciertos momentos de hablar de todo. Harry no encontraba en quien desahogar el mar de sentimientos que lo invadía y ahora encontraba ojos perdidos en ellas pero muy distintos el uno del otro.
--- ¿Has visto alguna vez la tumba de tus padres? --- preguntó Elrond.
--- Nunca...recuerdo que usted me contó sobre ellas. --- dijo Harry recuperando el ánimo.
--- Sí. Están a mediana distancia de aquí cayendo en una quebrada llena de campos y de sitios sagrados para ustedes los magos. --- dijo Elrond esperando más palabras de Harry.
--- ¿Medio camino? --- dijo Harry soltando una risa triste.
--- Iremos allá Harry. Pienso que ese es el lugar preciso para que te encuentres con lo que llevas dentro. --- dijo Elrond esbozando una sonrisa.
--- El valle de Godric...mis padres. Ni en sueños he estado cerca de sus cuerpos señor Elrond. Se que sólo son sus huesos...pero eso me basta ahora porque menos de eso no puedo esperar de alguien como Voldemort. Quiero ir. --- dijo Harry más emocionado.
--- De acuerdo. No importa que hayas olvidado mis palabras sobre tu madre pero Lord Voldemort no está al tanto de que la esencia de esos huesos sigue viva. --- dijo Elrond tomando un hombro de Harry.
--- Sólo avíseme cuando partamos señor. --- dijo Harry que volvió a la cama y miró alegremente a Cristina que asintió con el rostro mientras contaba las nuevas a una ida Hermione.
Elrond se retiró de la tienda minutos después dejando a los tres amigos solos y con la posibilidad de hablar de cosas que no se atreverían a decir delante de los elfos. Cristina siguió mostrándose renuente a todo lo relacionado con los elfos.
--- No entiendo que problema tienes. --- dijo Harry hastiado.
--- Ellos ven nuestro corazón Harry. Cualquier cosa que pensemos ellos pueden verla incluso lo que siente Hermione. --- dijo Cristina.
--- Pensé que fuera de Hogwarts ella iba a mejorarse. --- dijo Harry.
--- Está maldita. Voldemort aún puede meterse en sus ojos. --- dijo Cristina viendo como Hermione dormía.
--- Los ojos...Voldemort puede verme. Ya muchas cosas le he dicho a Hermione sobre como me siento sin pensar que Voldemort puede estar viendo. Y los elfos...no se si Voldemort sabe algo acerca de esta gente. --- dijo Harry preocupado.
--- De repente guardas algo de alegría con ellos. --- dijo Cristina mirando el piso.
--- Son buena gente pero misterioso. Me parece que son magos como nosotros y que ellos fueron parte de la fundación de Hogwarts junto con los cuatro fundadores. --- dijo Harry recordando la palabras de Elrond.
--- Slytherin estaba en el túnel llevando su propia alma en un anillo. El anillo fue un horcrux. --- dijo Cristina.
--- Horcrux...--- dijo Harry dubitativo.
--- Tú eres uno. --- dijo Cristina apuntando en la cabeza.
--- Todo se mezcla ahora. --- dijo Harry que salió a la entrada.
Harry se encontró con Legolas que apuntaba con el arco a unos árboles cercanos con gran concentración. El muchacho sintió el deseo de entablar conversación con el elfo que seguía con su actitud ensimismada y llena de deseos por pelear.
--- ¿Qué hay detrás de los árboles? --- preguntó Harry.
--- Nada...En esa dirección se encuentra el portal por donde viniste Harry Potter y mi pueblo corre peligro con ese velo dando vueltas al otro lado. --- dijo Legolas.
--- Jamás vi gente como ustedes en Hogwarts. --- dijo Harry.
--- No habitamos esta tierra sino una más inhóspita pero llena de magia y misterios que guardamos celosamente. Sólo los bárbaros son capaces de romper la armonía allá en las islas del norte en donde estos barcos fueron botados y cada elfo que ves anda con la mente puesta en esas islas porque ninguno de nosotros ha pisado tierra diferente. --- dijo Legolas.
--- Pero Elrond...--- dijo Harry acordándose de la conversación con el señor.
--- Él lleva una vida eterna que algunos tienen en las islas del Norte y las sombras pueden acabar con ella pero el señor Elrond es una persona fuerte y siente que nosotros como raza podemos estar en peligro con la alianza de los fundadores rota gracias a un mago que hizo del anillo como para nosotros puede ser la vida de los Eldar. Los humanos jamás serán inmortales y por eso el Daño de Slytherin se produjo...un nazgul viendo como su horcrux en forma de anillo era hogar de miles de almas más de elfos que intentaron ser inmortales y que tampoco les resultó. Slytherin se transformó en un espectro porque su alma ya venía siendo engañada con cada intento que hacía por ser infinito. --- dijo Legolas muy firmemente.
--- Lord Voldemort busca eso...ser infinito. --- dijo Harry temiendo una mala reacción del elfo.
Legolas miró fijamente a Harry que temblaba por la mirada llena de sentimientos del elfo que imaginaba toda la historia que le contó Elrond sobre el Daño de Slytherin y que quizá todo podría repetirse.
--- Cada piedra que es sacada de su lugar revela más secretos que siguen agobiándonos, Harry. Llegamos con ganas de conocer la tierra que antes era de nosotros y encontramos un panorama conocido en tiempos inmemoriales según los relatos de los elfos más viejos como mi señor Elrond. De historia de nuestro pueblo pasamos a ver a quienes podrían ayudar a repetir la historia. --- dijo Legolas con los ojos bien abiertos.
Harry se molestó con las palabras del elfo y volvió a entrar en la carpa para ir donde la cama de Hermione que lloraba profusamente. Harry tomó la mano de la chica que estaba fría.
--- ¿Qué te pasa? Cuando salimos de Hogwarts estaban bien y querías huir de Voldemort. ¿Te tiene verdad? Hermy...Hermy... Ninguno de nosotros esperaba encontrarnos con elfos y estoy seguro que pueden ayudarte...--- dijo Harry muy triste.
--- ¿Crees que el elfo Elrond pueda con la maldición de Lord Voldemort? --- preguntó Cristina con desgano.
--- No sé. --- dijo Harry pensativo.
--- ¿Podrá Elrond eliminar a Lord Voldemort y así rompa tu maldición? --- preguntó Cristina con la voz más alta.
--- Esa maldición la hizo mi madre que vive dentro de mí...esta viva... ¿Esta viva? --- dijo Harry encostrándole las palabras a Cristina.
Cristina miró severa a Harry que se recostó junto a Hermione que ya no deseaba mirarla y sintió repulsión dentro de su corazón.
--- Otras veces mirarla a los ojos era lo máximo que podría recibir, después dar y recibir todo ese cariño entre ambos y sellar ese amor poseyéndonos...lo último...no... No se lo di y menos mal que no porque no soportaría recordar momentos tan fuertes como ese y ya no tener nada...--- dijo Harry se empezó a llorar y se movió en la cama hacia las paredes sin dejar ver su rostro.
Menos mal que Harry no vio la expresión de Cristina luego de escuchar las palabras del joven pues frunció el ceño y veía todos esos momentos como en sueño junto a Harry que tenía su corazón atrapado con Hermione que miró a Harry con una devoción pasada pero no veía a Harry sino al ojo de Voldemort el que le evocaba todo lo bueno que pasó alguna vez con Harry. Voces del Ojo aparecieron en la mente de Hermione.
Varios de los árboles cercanos al campamento de lo elfos perdían sus hojas formando montones de color café desteñido por cada rincón de los Puertos Grises y sobre el sendero que conduce al portal que causa tanto desvelo en varias personas. Los heraldos se juntaban en grupos cerca de las carpas hablando sobre cada cosa que oyeran del señor Elrond, la dama Arwen o los tres refugiados que vinieron del portal de las sombras.
Legolas hablaba animadamente con un grupo de heraldos sobre historias del bosque de Lorien en las islas del Norte hasta que apareció el señor Elrond con tres caballos grises que lo seguían. Harry Potter iba detrás de él a paso incómodo al ver tantos elfos mirándolo, no disimuló esconder el rostro en la gran capucha de la túnica que vestía.
Elrond ordenó que Legolas tomase uno de los caballos pues sería un acompañante en la excursión con Harry prometida horas atrás en la carpa. Harry montó su caballo con ayuda de Legolas que dejó escapar una risa cuando Harry le dijo en voz baja que prefería viajar en escoba antes que cualquier otra cosa. Dejaron el campamento de los elfos caminando por el sendero pedregoso hasta adentrarse en el bosque encontrando a Arwen rodeada de hojas desteñidas que cayeron de los árboles. El rostro de la hija de Elrond parecía del mismo color que el de las hojas pero se iluminó apenas vio a su padre en el caballo.
La hija del señor elfo se acercó a los tres que tenían expresión serena pues el clima dentro del bosque era lento, con una brisa helada que era la antesala de gruesas nubes que venían desde el mar. Elrond bajó su caballo y dio un abrazo a su hija que le dijo un par de palabras al oído y el señor se quedó mirándola confundido.
--- No te preocupes, nunca te confesé padre que un bosque con el tiempo detenido y con una tormenta a plena vista son un paisaje que da paz a mi corazón. Espero que Harry encuentre la suya en esta cabalgata. --- dijo Arwen directo a su padre.
--- Vuelve al campamento a departir un poco con los elfos que están todo el día cuidando el campamento. Pronto habrá tormenta así que busca tu carpa y protégete de la lluvia que se avecina y no te preocupes si nos pilla en medio del camino pues entre nosotros hay alguien que necesita encontrarse con su corazón y yo saber más sobre el velo que ya tanto has escuchado. --- dijo Elrond.
Elrond subió a su caballo y empezaron todos a cabalgar lentamente por el sendero hecho por el bosque y Arwen se quedó atrás mirándolos hasta que doblaron cerca de altos árboles y muy viejos que se abrían volviendo a verse el sendero de piedras al frente. Pocos pasos más al norte se encontraron con el Portal que seguía abierto y las rocas que lo cerraban aún estrelladas contra el piso. No se detuvieron frente a ese lugar pues se les helaba la sangre porque más de alguna sombra se avistaba en los recovecos más próximos a la salida.
Legolas apuntó con el brazo para que Harry viera como los acantilados hacían un espacio para que el sendero los atravesara y así poner a resguardo los Puertos Grises. Harry miraba sin comprender la mirada alegre del elfo que aceleró el paso sin adelantar al señor Elrond.
Cuando se hallaron fuera de los Puertos Grises vieron cono el sendero de perdía en una quebrada que era muy verde hacia abajo. Elrond indicó el camino a Harry para que tuviera una idea de donde iban a llegar, parecía un trecho largo para Harry que no ocultó cierto desgano.
--- Ya verás como el trayecto se hará corto en cuanto llevemos un paso constante y conozco bien el camino junto con Legolas pues con heraldos vinimos al valle de Godric días atrás. - dijo Elrond mirando a Harry.
Se encontraron con el mismo panorama cuando se internaron en el valle de Gryffindor, primero hallaron el enorme mausoleo en donde están las tumbas de tres de los fundadores del Colegio Hogwarts de Magia y Hechicería. Harry se impresionó al ver el lugar de descanso del primer jefe de la casa Gryffindor a la cual pertenecía Harry. Muchos recuerdos de la vida en el colegio se vinieron en la mente de Harry que hallaba otro motivo para no pensar en Voldemort y llenar de ánimos otra vez el espíritu.
Salieron de ese lugar cuando ya las nubes de la tormenta dominaban el firmamento con las primeras estrellas apareciendo hacia el norte sobre las montañas que cerraban el valle de Gryffindor.
La casa abandonada apareció al costado del sendero por donde cabalgaban pero Harry siguió de largo al ir pensando en donde podían estar las tumbas de sus padres y se encontró con la voz fuerte de Legolas diciéndole que volviera porque las tumbas estaban más atrás. Lejos de sentirse mal Harry regresó a un trote rápido que calmó su ansiedad por un segundo que volvió cuando dejó el caballo gris en el jardín delantero de la casa que fue abierta por el señor Elrond. Harry se limitó a seguir a los elfos que estaban dentro del inmueble.
Quedarse mucho tiempo examinando cada parte de la casa se convirtió en la manera en que Harry calmaba su ansiedad que se desataba apenas miraba por algunas de las ventanas de la casa abandonada. Pasó por el cuarto único que poseía y encontró un aroma familiar que lo hizo recordar los días que pasaba en la casa de Ron. Su amigo renació en sus pensamientos pero la vista puesta en la ventana de la habitación lo hizo olvidar todo pues observaba con toda claridad dos lápidas con los nombres de sus padres. Las miró como atrapado por los nombres inscritos que le estremecieron el corazón. Tocó el vidrio helado de la ventana sintiéndose más cerca de sus padres que nunca antes. Voy a conocerlos pasó por la mente del Harry que ansioso fue donde Elrond que miraba desde la sala de estar la conducta de Harry frente a la ventana. Legolas estaba ya en el jardín trasero viendo las lápidas con la sensación de que la señora Potter volvía a su lugar. Nada dijo de eso a Harry.
--- Por fin voy a verlos señor. --- dijo Harry alegre.
--- Está bien que no recuerdes mi conversación de la mañana Harry pues en este lugar están las respuestas a esa mente tan agitada que tienes. Es verdad que es lo más cerca que vas a estar de tus padres si bien ya tienes a uno dentro de ti. --- dijo Elrond.
--- Estoy con los dos hace tiempo. Cada vez que Voldemort estaba cerca de matarme pensaba en ellos y las cosas mejoraban. --- dijo Harry soltando una risa.
--- Vamos. --- dijo Elrond que abrió la puerta que daba al patio.
Legolas se hizo a un lado al ver a Harry salir de la casa y junto con Elrond se apartaron cerca de unos árboles secos. Harry miraba las lápidas con sorpresa pues pocas veces vio escrito el nombre de sus padres. Se arrodilló tocando con las manos las dos lápidas sintiendo todos los pensamientos que tuvo con ellos pero faltaban recuerdos de estar con ellos.
--- Perdónenme por ser tan ingrato...pero no tenía idea de donde estaban ustedes y además yo tampoco me preocupe por preguntarle a Dumbledore donde se encontraban las tumbas de ustedes. Pero él no está, tampoco sé. Nunca sé nada papá, mamá. Pero estoy bien así que todas estas dudas no debieran preocuparnos. Para mí ustedes están vivos dentro de mí cada vez que pienso en ustedes. Lord Voldemort no logró matarlos porque su maldición los seguirá recordando por siempre...no se si pueda venir otra vez aquí así que mejor no cuentan con verme de nuevo. Todo depende del señor Elrond que me ha traído hasta aquí.---dijo Harry que bajó la cabeza sollozando.
Los elfos se acercaron donde Harry que se levantó con el rostro mojado por las lágrimas y miró al señor Elrond que miró las lápidas como la primera vez en que las descubrió.
--- Tu padre está muerto...tu madre no. Antes de que hagas cualquier cosa Harry necesito que me escuches muy bien. Ninguno pensó que estás lápidas tendrían algo que ver con lo que nosotros los elfos vinimos a hacer en tierra de humanos. Muchos misterios te encierran de nosotros y esperamos que si compartimos la misma aflicción podamos serte de ayuda. No estás sólo Harry, tienes gente en poder confiar tus secretos pero ese Ojo que se pasa de un corazón a otro entre tú y tus dos compañeras nos hacen pensar que quizá haya alguien haciendo una hechicería digna de una mago oscuro que es capaz de traspasar almas como cambiarse de túnica. --- dijo Elrond sosteniéndose en el hombro izquierdo de Harry.
--- Lord Voldemort creo ese Ojo cuando escapamos de Hogwarts y desde hace un buen tiempo empezó a poseer a Hermione. Quien sabe como lo hizo pero creo que ella es un nazgul como dicen ustedes. --- dijo Harry ensombrecido.
--- Nazgul es alguien que tiene su alma perdida y tu amiga la tiene bien puesta en su cuerpo pero ya no le pertenece totalmente, eso es evidencia de la lucha que vive hace tiempo por lo que veo. --- dijo Elrond apoyado en los gestos de Legolas.
--- Lord Voldemort puede sentir cada cosa que sienta yo porque esta cicatriz que tengo en la frente es la maldición que me ata con él. Es más puede ver a través de mis ojos y lo ha hecho así como yo también pero estoy ciego cada vez que intento ver lo mismo que Voldemort. --- dijo Harry alzando la vista al cielo.
--- Si eso lo llevamos a tu amiga Hermione podemos decir que ese mago del que tanto hablas anda haciendo hechicería en ese lugar. --- dijo Elrond en tono de duda.
--- Sí. Se apoderó de todo el lugar cubriéndolo con sus sombras negras y criaturas extrañas como cadáveres que tienen vida y letras negras que sueltan vapor mortal. --- dijo Harry recordando.
--- No quiero nada de todo esto te intimide porque debes sentirte afortunado de estar con tu madre justo ahora. No lo digo por la tumba que aloja un solo cuerpo sino porque eres la vida de ella, decidió vivir a través de ti y como la maldición la compartes con Voldemort bien puede él sentir que Lily anda cerca y por eso quiere matarte. --- dijo Elrond con la mente clara.
--- Mamá, ¿estás junto a mí? Pero no puedo hablar con ella. --- dijo Harry mirando de reojo a Elrond.
--- Tienes su alma y desconozco de que forma ella puede transmitirte lo que siente por ti a menos que ella no quiera interferir pues pienso que te usó como horcrux cuando vio todo perdido el día en que Voldemort la atrapó. --- dijo Elrond.
Legolas se retiró caminando al jardín del frente ante un gesto de Harry.
--- Sí, ella debió haberlo hecho cuando Voldemort la tenía contra la pared cerca de mi cuna...---- dijo Harry que empezó a sollozar de nuevo.
Elrond le dio un breve abrazo a Harry que el soltó cuando vio que Legolas alzaba un brazo hacia las montañas del Norte.
--- ¿Legolas? --- dijo Harry para llamar la atención de Elrond.
El señor elfo marchó donde el heraldo que seguía señalando con el brazo las montañas que encerraban en valle de Godric.
--- ¿Qué ven tus ojos de elfo? --- preguntó Elrond.
--- Truenos de varios colores, fuego, fortificaciones oscuras que veo gracias a cada resplandor que dan esos relámpagos pues se advierte la silueta de muchas torres y murmullos que escucho en mi mente de gente asustada y veo el Ojo que atormenta a Harry como a Hermione. Ves usted cada trueno cerca de las cimas de las montañas. --- dijo Legolas mirando imperturbable el paisaje.
Elrond vio lo mismo que el elfo: truenos de colores fuertes como el fuego en las cimas pero debían estar a gran distancia. Uno de los relámpagos fue tan luminoso que hasta las nubes que venían del mar se contagiaron de ese fuego que venía más allá de las altas cumbres del Norte del Valle Godric Gryffindor.
--- Minas Morgul. --- dijo Elrond en voz baja.
Al rato volvieron al campamento cabalgando al ritmo de carrera.
LOS ELFOS VAN A HOGWARTS
No sólo el Ojo de niebla que habitaba en la mente de Hermione como una pesadilla eterna y que era imposible detener por más palabras que vinieran desde fuera miraba el mismo panorama de fuego, maldad y tormenta multicolor con la sombra o silueta de unas torres negras hacia el Norte. Todos sentían la extraña fascinación de ir a aquel lugar y ver las cosas que se traman allá en el horizonte detrás de unos cerros, en medio de la mirada o frente de uno mismo como lo hacían varias personas que andaban a paso lento y ocultas por harapos negros que los mimetizaban con el entorno igualmente negro.
Resultaba incómodo saber que a lo lejos está el otro extremo de casi todo en especial de un lazo que parecía ser más fuerte que uno de sangre que iba dentro de aquel que apartaba la mirada de esos cerros nublados por la niebla multicolor del fondo y encontraba una especie de paz que lo llenaba pero al mirar los rostros preocupados de sus acompañantes era como regresar a la realidad que estaba infinitamente mas lejos que cualquier sueño que él tuviese en su cabeza.
Harry Potter iba sintiendo estas cosas siguiendo a Elrond y Legolas que regresaban al campamento elfo de los Puertos Grises cuando buena parte del cielo estaba oscuro gracias a la noche y a las nubes gruesas de lluvia que los envolvían y ya los fuegos del norte eran cosa de una luz débil sobre un cerro que se perdió cuando los elfos atravesaron el cuello de botella originado por los hermosos acantilados del lugar de establecimiento de los elfos.
Las carpas empezaron a verlas cuando pasaron al lado del bosque en donde hace horas atrás la dama Arwen los despidió cuando admiraba un hato de hojas secas y mojadas ahora por la llovizna que caía del cielo que tronaba por todos lados. En realidad era la rompiente de las olas la del sonido estridente pues a mar adentro se libraba una vez más una fuerte tormenta y rastros de ella llegaban a la costa de los Puertos Grises por las congestionadas mareas que parecían sin control sin tener ni luna en los cielos si es que ella tenía algo que ver.
Varios heraldos hicieron fogatas en la arena alrededor de los dos barcos procedentes del bosque de Lorien. Legolas se separó de Elrond y Harry que siguieron cabalgando hacia las carpas oscuras. Elrond caminaba con el ceño fruncido y Harry miraba cada gesto del elfo que hacía bastantes horas no decía palabra. Harry tosió de mentira pues lo único que deseaba era captar la atención del señor elfo que le indicó el sitio en donde debía bajar al señalar a los caballos que cabalgaban. Era un claro de un bosquecillo de setas cerca de la carpa grande del señor Elrond que se agitaba con el viento. Dejaron los caballos que empezaron a pastar con las malezas de tierra que crecían entre las grietas de grandes rocas y pequeñas quebradas en el terreno. Hacia el norte el acantilado del mismo lado cerraba la zona de los Puertos Grises.
Elrond condujo a Harry por el sendero de huellas que se formó por el trajín desde que llegaron los elfos a las costas. El elfo abrió la puerta de su carpa que estaba decorada con un par de gavetas de madera muy fina y al fondo había una especie de escritorio de igual material en donde se acumulaban pergaminos escritos a letra rápida que llamaron la atención de Harry. Sin aguantarse el joven tomó asiento en una solitaria silla cerca del escritorio mientras el señor elfo revolvía unos pergaminos apuradamente.
Cabizbajo estaba Harry pues no le gustaba alentar la mirada de los elfos pues se sentía revisado por dentro y muchas cosas preferían guardárselas en secreto por más que realmente le importasen a los elfos. Alejó su vista de los pensamientos de Lord Voldemort en los últimos momentos cuando estudiaba en Hogwarts y Hermione era normal.
Normal se repetía una y otra vez en su mente dominada por sentimientos de nostalgia que sentía en su propio cuerpo y cerró sus ojos como si Hermione estuviera delante suyo en medio de una oscura pero acogedora sala de Hogwarts con un clásico candelabro de los que habían en el castillo y a unos cuantos pasos había una hoguera refugiada en una chimenea que abrigaba el ambiente. Henchido de no tener a nadie más que la chica de la melena castaña examinaba cada parte de su cuerpo con la intención de demostrar su amor.
Me faltó demostrarle cuanto la quería Lo primero que me propuse mientras pensaba con la ventana de mi cuarto abierta en casa de los Dursley era no repetir los errores que cometí con Cho Chang Otro sobresaltó que fue corpóreo delante de Elrond que lo miraba compasivamente. Sintió culpa por recordar a la chica que movió su corazón hace mucho tiempo y abrió sus ojos viendo la carpa fría pero amplia de un ser que era alto y vestía una serie de túnica de bello material y de tez muy blanca junto con unas orejas puntiagudas que eran parte de si raza. Miraba a un elfo que compartía semejante conexión pero uno estaba llegando demasiado lejos en el alma del otro. Harry no soportó que hurgaran dentro de sus sentimientos si es que Elrond estaba haciendo eso.
--- ¡No vea nada señor! --- exclamó Harry levantando y alzando su mano contra el pecho protegido por la túnica verde. Tuvo el impulso de usar la varita mágica pero temió por la magia que hiciera el elfo que soltó un suspiro y entornó sus ojos a Harry que regresó a la silla.
--- Cada persona tiene formas de sentir como ha de sentirse intimidado por alguien o una presencia que sólo uno puede detectar. Más allá de que sea falsa uno puede reaccionar tan diversamente a ello. Me sentí leído, Harry. Créeme que no tengo la intención de apropiarme de tus sensaciones pero alguien más ha estado leyendo cada sentimiento que llevo...te esforzaste mucho y pienso que no soy el primero que ha tenido que ver tus ojos dentro de sí mismo...Dime Harry... ¿A quién le has hecho entender que estás dentro de su corazón? --- dijo Elrond con una cuota de expectativa.
--- Yo podía sentir lo que sentía Lord Voldemort hace tiempo pero él pudo cerrar su mente y él se metía en mi cabeza. Todo por la maldición que llevo, señor. Hermione lo tiene en su cabeza pero de otra forma. --- dijo Harry nervioso.
--- Veo entereza en ti y aflicción en Hermione. Ambos con el mismo velo en la cabeza. --- dijo Elrond algo perplejo.
--- Hermione es su mortifaga. Yo soy su maldición...a Voldemort me refiero. --- dijo Harry aclarándose la voz.
---...Esos truenos que viste en el valle de Godric son de esa sombra que tantas veces he sentido en mi corazón y que puede afectar a mi pueblo. La misma sombra que compartes con Hermione....esa sombra ya tiene nombre para mí. Su sitio también....Minas Morgul que en tu lengua significa la Torre de la Hechicería. Tú amiga lo dijo y me llené de dudas pero el mismo espíritu que la tiene atada se hizo presente con un enorme grito eléctrico en el cielo hace unas horas en forma de nubes color fuego. Tanta maldad acumulada en el mismo lugar...lugar que conoces muy bien, parece. --- dijo Elrond suspicaz.
--- ¿Usted siente a Voldemort? ¿Por qué? Nunca oí mencionar su nombre señor Elrond, jamás. --- dijo Harry confundido y con la voz cortada.
--- Voy a decirte algo que bien puede ser una suposición que tendrá que ser verificada porque de otro modo el destino de la gente que traje a este antiguo lugar de elfos puede cambiar. Varios elfos de nuestro hogar en las islas del Norte, en los bosques de los barrancos eternos, han sentido una especie de aflicción cada vez que miran el sur o recuerdan hechos de esos lugares australes para nosotros. Fue difícil sincerarnos con todos y ver que era ese nuevo sentimiento que teníamos y pudimos ver que nada tenía que ver con nuestra ida de las tierra de la gran Britania porque teníamos el deber de defendernos contra los bárbaros y tantos años de lucha que la tierra nos tomó cariño y decidimos establecernos allí pegados al más por la posterior resistencia bárbara. Arrepentidos no estábamos y ningún otro hecho en nuestra larga vida nos indicaba pesar similar que nos mostraba un velo negro sobre las tierras que habitamos una vez. Objetos del alma brillaban y escocían piel de todo tipo pues todos los seres tienen capas....del cuerpo y del alma. Intrigados por esto una legión de elfos decidimos venir a las antiguas tierras sin despertar demasiada sospecha en la Gente Grande que habita en cualquier parte pero carentes de nuestro conocimiento. Pero un puñado de ellos recibieron nuestro arte de herencia y formaron su centro de enseñanza para el futuro...Hogwarts. Luego vino el Daño de Salazar en forma de anillo de almas...un horcrux...Nunca dejamos de pensar el destino de nuestro arte en manos de ahora de la Gente Grande. Cada vez más cerca de aquí vimos que magia estaba dentro del velo oscuro que compartía en las visiones con Legolas, líder de los heraldos de Lorien que puede ver muchas cosas con su ojos, de ahí que le afecten más los hechos que la mayoría de los elfos. No los siente dentro sino que frente a él y aceptó llevar esa carga aún cuando puede quitarse. El portal que selló la alianza de la herencia abierta, era una gran señal de que del otro extremo había algo desatado y podemos reconstruir la historia gracias a sus palabras que sólo hicieron inquietarnos más. Tú amiga no pudo haber conocido nuestra lengua...Minas Morgul dijo apenas salió del portal....y ese Ojo que sospecho es Lord Voldemort. ¿Qué clase de hechicero es este? Maldito estás por él así que conoces buena parte de su vida...No habrá problema que cuentes sobre lo que pasa en el principio del portal que cruzaste, Harry. Puede que te sientas peor pero no estás sólo y con la verdad las cosas pueden pensarse mejor...No temas...La magia que tienes dentro de ti pudo aflorar gracias a esa alianza que ha hecho lo mismo durante siglos con Hogwarts...ahora que conoces de donde viene toda tu técnica debes sentirte obligado a ayudarnos y nosotros haremos lo mismo contigo. Compartimos la misma magia, Harry Potter. --- dijo Elrond que sostenía las frías manos de Harry que tenía los ojos desteñidos y respiraba acelerado.
De pronto sintió como algo lo bañaba por dentro cuando tenía las manos de Elrond entre las suyas y vino una paz que lo hizo adormirse pero veía todo más claro.
--- Busca en tu memoria un hechizo que hayas aprendido sobre como hacer más feliz por un rato. --- dijo Elrond.
--- Ayude a Hermione, es la única forma de sentirme feliz en este momento. --- dijo Harry con dificultad.
--- No veo donde puede haber más peligro, si ver el corazón de Hermione o ir a Minas Morgul y dejarse absorber por el aire tomado de allá. Hermione lleva la guarida de Lord Voldemort grabada a fuego en su alma pues ese Ojo está controlándola día y noche. --- dijo Elrond mirando el exterior.
--- No habrá riesgo en cuanto yo no esté cerca de la mirada de ella porque todavía pienso que Voldemort podrá verme. --- dijo Harry muy seguro.
--- A ti te tiene marcado de otra forma. No debemos dejar ver demasiado. --- dijo Elrond que caminó hacia su escritorio mirando los pergaminos.
Harry detectó una cuota de duda en el señor elfo.
--- Disculpe... ¿Usted conoce a Lord Voldemort? --- preguntó Harry.
--- No, pero esa maldad ya la sentí cerca en Hogwarts. --- dijo Elrond fulminando los ojos de Harry.
--- Pero por lo que entiendo usted no estuvo cuando se produjo el Daño de Salazar y tampoco sabía lo Slytherin tenía pensado. --- dijo Harry confundido.
--- No necesité verlo sino sentirlo a miles de millas de distancia cuando peleaba con los bárbaros y cuando retornamos a los bosques del despeñadero donde nos arrojaron por luchar mal...cerca había un elemento que distinguió a un igual que sólo Slytherin tenía en su poder su venían de la misma mano forjadora. Eregion es el nombre del grupo de herreros que usaban su magia para encapsular cuotas de poder en artefactos pequeños y pasaban años viendo como podía hacerse con la misma vida...pero en secreto. Mi padre Earendil jefe en la guerra contra los bárbaros lo supo en las últimas estaciones de su vida y entendió esa sensación de muerte que tuvo cuando Slytherin ponía su alma y se convertía en un Nazgul y se encerraba con las sombras en el portal sellado. El anillo de Salazar Slytherin fue del mismo pedazo de oro forjado que el anillo de mi padre dado por los elfos de Eregion como pago de volver victoriosos al replegar al pueblo bárbaro pues nunca fue derrotado. Su anillo tiritaba en el dedo señalando que su hermano portador de muchas almas había sido usado y llegué a tenerlo pues de curiosidad me lo puse y vi como otra persona estaba mirándome, un espectro. Me lo saque y prometí jamás ponérmelo...desde entonces miré a Vilya con recelo...es el nombre del anillo. Terminó siendo de la herencia de mi padre pero nunca lo uso. --- dijo Elrond con aire melancólico.
Harry pensaba todo lo que Elrond dijo y terminó sobresaltándose pensando que quizá Lord Voldemort estaba haciendo lo mismo que Slytherin y tuvo el deseo de preguntarle directamente a Elrond que hojeaba los pergaminos. Le dolía escuchar otra pésima verdad.
--- Esta Voldemort... ¿Haciendo lo mismo que Salazar Slytherin? --- preguntó Harry ansioso.
Elrond miró a Harry con ojos del interior pues su vista de dirigía por sobre esas montañas que encerraban el valle y un anillo aparecía frente a él.
--- Si y no. Necesitamos ir a ese lugar sigilosamente y ver cuanto de verdad en todo lo que suponemos está tramándose allá y descubrir parte de la Torre de la Hechicería. --- dijo Elrond leyendo un pergamino.
De sorpresa llegó Arwen a la carpa sacando a Harry de sus pensamientos y tuvo una razón para admirar otro misterio elfo. Arwen seguía siendo una completa desconocida y antes no se había animado a hablarle pero ahora tenía la idea en mente de hablar con la hija de Elrond. Elrond salió al encuentro de su hija con un abrazo y palabras al oído y en seguida ella salió de la carpa a paso rápido. Trajo a Legolas al instante.
--- Señor Elrond...--- dijo Legolas con una reverencia torpe.
Arwen le había dado un pequeño empujón al elfo cuando agachó la cabeza.
--- Tendrás una muestra amplia de lo sientes en tu corazón ahora, jefe de heraldos. Reúne a buena parte de tus hombres que debemos partir a la tierra del fuego y de las torres negras al horizontes pues demasiados tienen más que mente puestos en ese lugar o mejor dicho en manos de un hechicero oscuro. --- dijo Elrond.
--- ¿Cuándo partiremos? --- preguntó Legolas con un rayo de luz en su rostro.
--- Tenemos que usar un guía antes que nos diga como se viene el terreno y Arwen puede conseguirlo. Necesitas tener en mente hija que ya las criaturas que habitan los Puertos Grises no tienen recuerdos de nuestra vida aquí hace siglos y convencerlos de que no somos intrusos. --- dijo Elrond.
--- No te preocupes. De algo me ha servido mirar cada detalle de esos acantilados que eran fortaleza padre. --- dijo Arwen satisfecha.
Legolas salió tras un corta reverencia fuera de la carpa en busca de sus heraldos que seguían al calor de las fogatas en la arena mojada pues las gotas de lluvia se había hecho mas gruesas y dentro de la carpa del señor Elrond podían escucharse. Arwen buscó con la mirada algo en carpa y abrió una de las gavetas sacando un trozo de pergamino muy fino y una pluma del escritorio de su padre que había vuelto concentrar la mirada sobre Harry, el joven se sentía intimidado. Arwen salió de la carpa.
Harry soltó un suspiro como forma de desahogarse por omitir una pregunta que tenía ganas de hacerle al señor elfo. Elrond se sentó en la silla del escritorio pensativo y volvió a dirigir la cabeza donde Harry que, con evidente fastidio, se levantó sin saber a donde ir.
--- ¿No te gustó la idea de volver al otro extremo del portal? --- preguntó Elrond.
--- Tengo miedo....no quiero que le pase nada señor Elrond...sólo basta con hurgar en el corazón de Hermione para ver que pasa allá. --- dijo Harry.
--- Una larga expedición al lugar del Ojo es mejor que abrir una mente que está en conflicto permanente, no sabemos con que uno puede encontrarse al ver a tu amiga. --- dijo Elrond con voz firme.
---...Menos mi mente, está Voldemort dentro. --- dijo Harry en tono lúgubre.
--- Vas a oponer resistencia y no quiero causarte un daño a tu mente. --- dijo Elrond negando con la cabeza.
--- ¿Es necesario que vaya? --- preguntó Harry en voz baja.
--- ¿Qué tanto eres de Lord Voldemort? --- preguntó Elrond muy serio.
--- La vida entera...estoy fijo en su cabeza. --- dijo Harry sin dudar.
--- ¿Cómo respondería tu cicatriz a un lugar como Minas Morgul? --- preguntó Elrond para sí pero en voz alta.
--- Con dolor...sintiendo lo que él siente que casi siempre es dolor...ambos nos haríamos daño. --- dijo Harry tocándose la cicatriz.
--- Pues no lo llames aquí. Deja que el paso de la noche calme tu sed de Lord Voldemort porque tu maldición se basa en estar en la pulseada eterna de pensar el uno en el otro. No le des la oportunidad a Voldemort de entrar en tu mente, debes protegerla como una fortaleza clave. --- dijo Elrond.
--- Ya me lo habían dicho antes...calma tu mente Harry Potter. Jamás pude en Hogwarts ni donde mis tíos en Londres. Sencillamente no pude. --- dijo Harry con una pena.
--- Escuchas ese paso tan firme sobre la tierra de los Puertos Grises...son sólo una ínfima parte del número que combatió contra los bárbaros hace siglos. Mejor sale porque este espacio estará lleno de heraldos y una empresa peligrosa debemos armar. --- dijo Elrond levantándose.
Harry asintió y al cruzar la puerta de la carpa se encontró con Legolas enfundado en una túnica oscura que se mojaba con la lluvia y llevando su arco en el hombro como el resto de los heraldos que venían inexpresivos y se voltearon todos al mismo tiempo cuando Legolas se puso en línea con Elrond que permanecía dentro. Harry pasó rápido pues se sintió incómodo en medio de esa cuadrilla.
Avistó su carpa que tenía luz dentro. Encontró a Cristina acostada en su cama mirando un viejo libro café que escondió al ver a Harry en la entrada. Hermione dormía profundamente en la cama de Harry.
--- ¿Y eso? --- preguntó Harry de mala gana a Cristina.
--- Mi libro Carmesí. Lo guardada convertido en una segunda varita, falsa. --- dijo Cristina.
Harry miró fríamente a Cristina y se recostó al lado de Hermione que soltó un suspiro. Tuvo la tentación de abrazar a su novia pero se resistió.
--- Ah.--- se quejó Harry.
--- Ahora tú no te atreves a tocarla pensando que Voldemort está debajo de ella. --- dijo Cristina con sorna.
Harry no dijo nada y se que quedó mirando el techo.
--- ¿Qué te han dicho los elfos Harry? Van a separarte de Hermione porque es un peligro para ellos. --- dijo Cristina.
--- También lo soy y siempre existe una forma de llegar a la verdad. Van a marchar a Minas Morgul...o sea Hogwarts a ver que pasa allá. Elrond me pidió calmar la mente. --- dijo Harry cerrando los ojos.
Entró una brisa a la carpa que heló los cuerpos de todos. Harry se levantó y bajó la cubierta de la carpa minimizando los ruidos de afuera pero ni siquiera una rendija de la tela lo salvó del exterior. El rostro de Arwen apareció y luego mirando por debajo Harry veía sus pies descalzos caminar por el sendero. Se aceleró su corazón pues ganas tenía de hablar con Arwen, de forma extraña su mente se calmaba cuando ella entraba en sus pensamientos.
Harry salió detrás de Arwen hija de Elrond sigilosamente y se escondió detrás de unos setos cuando la joven iba tocando los árboles del lugar. Se internó en el bosque que protegía el campamento y Harry a paso lento sin romper ramas ni hacer crujir hojas de otoño iba siguiéndola hasta que otra vez se detuvo en un claro. Ya no cabía en su emoción sin origen y la elfa empezó a caminar de nuevo. Arwen estaba en la mente de Harry.
Llévame a donde quieras hija de Elrond, voy a seguirte y se que no me pasará nada. Esto último fue todo lo que Harry pensó y vio pues sintió como se helaba su cuerpo al verse con medio cuerpo sumergido en una poza de agua de lluvia. Se levantó botando agua, Arwen venía hacía él. Ni se dio cuenta de su caída por ir pensando en la elfa.
Vio la mano blanca de Arwen ofreciendo apoyo al joven que aceptó encantado. Ambos se miraron un largo rato pero con distinta intención: Harry embelesado y Arwen reflexivamente y nunca dejando de lado todo lo que rodeaba el bosque. Para ella Harry era una parte más del entorno.
Sintió el calor de las manos de elfa recorrer su cuerpo como el frío de hace poco, su cuerpo se secó completamente y volvió a mirarla con expresión agradecida pero las gracias no podían salir de su boca. De repente vio la figura de Elrond transitar en su mente y ese sortilegio que le producía la elfa desapareció regresándolo al bosque frío y mojado.
El rostro de Arwen cambió a de curiosidad pues notó en cambio en Harry que retrocedió hasta la poza y mirando se volteó donde el elfa diciendo:
--- No sé que fue eso que sentí pero a tu padre no le hubiese gustado pues estoy demasiado cerca del peligro para ti. Lord Voldemort no podrá una mano sobre ti bella Arwen...no puedo acercarme a ti y lo lamento mucho. Ni siquiera a Hermione porque Lord Voldemort está presente también...no tengo a quien aferrarme....no tengo...--- dijo Harry sollozando.
--- Aprovecha que buena parte de la marea de este incólume clima se detuvo, cada hoja está suspendida antes de caer al suelo....la lluvia no arrecia tanto como antes y los elfos vuelven a planear cosas que no hacían hace siglos. Todo está regresando al origen y donde estamos es un rincón donde el tiempo ha dejado sus huellas pero desde hace poco está detenido de forma misteriosa...tal vez tu reloj sigue andando desordenadamente y el de todos se acerca a la hora de decidir una marcha con arcos y flechas que siempre supe que era inevitable. Pero tu corazón anda extraviado y en mi padre encontró cierta guía pero yo lo desordené otra vez. ¿Qué cosas te pesan ahora en tu corazón? Ni tu debes saberlo muy bien porque eres parte del mecanismo del reloj que mueve las manecillas de todos....eres parte de la historia. No te sacrifiques en suponer que puedes escapar, estás en un punto de no retorno y no queda más que luchar. Cuando los elfos marchen irás en sus cabezas como la razón para explorar viejas tierras convulsionadas ahora...Aún no se produce el cambio de la marea y tu corazón quiere encontrarse y estoy dispuesta a hacerlo, haz lo mismo que todos regresa al origen...a la hora cero. Eres joven y tienes memoria fuerte...ubica ese momento...vete atrás...Morfeo Incantatem... ve como va sintiéndose tu corazón hasta hallar una paz completa...mira a tu alrededor y piensa si aún tienes cosas para apoyarte...--- dijo Arwen lentamente mientras Harry tenía los ojos cerrados y repasaba la vida entera con la sensación de caer a un abismo pero todo era luz...luz artificial y los rostros de sus padres aparecían tan vivos y él se veía en una cuna...momento de quietud y una luz verde venía del fondo y la figura de Lily Potter apareció mirando con una sonrisa a Harry y por detrás una figura alta y encapuchada emergía. De pronto ya no miraba a Lily Potter pero sentía su voz cálida dentro de su propio cuerpo...
--- Tengo a mi madre. --- dijo Harry mirando a Arwen que sonrió.
--- Pudiste ver algo más. --- dijo Arwen en tono confuso.
--- El momento en que yo me convertí en su horcrux. Lord Voldemort no logró matarla esa noche ni menos a mí. Cerca he estado de morir en sus manos y siempre logró escapar...me preguntó si mi madre tendrá algo que ver. Pude escapar hace poco cuando descubrimos la salida secreta de Hogwarts. Me resisto a la idea de que ustedes los elfos estén pensando en ir allá. --- dijo Harry con los ojos húmedos.
--- Se nota como duele perder un lugar querido porque sentí algo similar cuando salí de viaje a este lugar frío. No dista mucho del bosque de Lorien en estos tiempos pero era un sitio en donde uno se sentía protegido. Ahora me debo a las voluntades de mi pueblo que cerca están de una decisión final. Queremos saber quien es esa sombra pues tememos que el Daño de Salazar se repita y las historias antiguos de los elfos más viejos se hagan realidad, la lucha se ha convertido en algo constante entre los elfos y no esperaba menos ahora como te dije recién. --- dijo Arwen con seriedad.
--- Tengo la mente débil, vuelvo a sentirme sólo dama Arwen. Me inspiras ganas de recobrar mi ánimo. Discúlpame pero....no vayas con los heraldos del señor Elrond a Hogwarts, por favor. --- dijo Harry arrodillándose.
--- Siempre he querido luchar por mi pueblo Harry Potter. No creo que ese viaje a Minas Morgul demandé más que la travesía de surcar el mar otra vez. Nos desconoció y la llegada a los Puertos Grises fue con dificultad. Tal vez sea lo mismo si volvemos a un sitio que era nuestro hogar y ahora convertido en Minas Morgul. La Torre de la Hechicería se levanta y la alianza ha sido rota...otra vez.--- dijo Arwen acercándose a Harry.
Harry se acercó donde Arwen pero se contuvo mucho al punto de pararse demasiado encorvado y la incomodidad se apoderó de su cuerpo. La dama elfa lo miraba sonriente y a pesar de la resistencia del joven tomó sus dos hombros en señal de apoyo. Sentía lo mismo que el apretón de manos del señor Elrond.
Harry cerró sus ojos para conservar ese momento que resultaba muy acogedor.
--- No te vayas...No te vayas. --- decía en voz baja Harry.
--- Los pasos de los heraldos no tienen retorno, Harry. Has hecho de este momento algo en que las cosas toman otra vez su curso. Abre los ojos pues ya resoluciones se han tomado...Observa la marcha hacia Minas Morgul...lugar no visitado por elfos desde hace siglos. ¿Sientes que tu espíritu va con ellos? Cada heraldo sabe que hacer pero no con que encontrarse en Minas Morgul. Eso, observa. --- dijo Arwen que volteó a Harry hacia el sendero de las carpas en donde los elfos iban marchando con los arcos bien puestos y encapuchados. Detrás caminaba Elrond que vio a su hija y a Harry observar el paso marcial del ejército elfico.
Harry no supo si responder el gesto afirmativo de Elrond con la cabeza, sólo sintió un empujón pequeño de Arwen que se quedó mirando como el joven llegaba hasta el señor elfo que le volvió a estrechar las manos y torció la boca para decir algo.
--- ¿El Ojo va a reconocerte apenas pises un pie en Morgul? --- preguntó Elrond con interés.
--- Ese Ojo fue hecho para encontrarse así como el alma de Hermione está hecha para lo mismo. Si, sería como ir donde Voldemort. --- dijo Harry seguro.
--- ¿Ir? Me consta que ya has luchado contra Voldemort por la pena de tu corazón al ver que el hechicero sigue con su búsqueda incansable. --- dijo Elrond con tono confuso.
--- No se si ir...--- dijo Harry apoyando la espalda en un árbol.
--- Sabes mejor que nadie aquí con quienes se encontrarán mis hombres en su marcha a Minas Morgul. --- dijo Elrond con gesto afirmativo.
--- Están sus mortífagos....sus dementores....esas paredes llenas de letras negras que enferman el alma. Ese sitio está maldito... ¡Hogwarts está maldito! --- exclamó Harry y torció su vista a los heraldos que se alejaban.
El joven corrió hacia la columna de heraldos hasta llegar a la cabecera pues el grupo no era muy grande. Esto asombró a Harry que se plantó delante de Legolas que iba al frente. Ambos se miraron un momento, Harry procesaba las palabras que iba a decir y el elfo miraba con respeto al joven y agarró su arco con más fuerza.
--- Yo se que hay en Minas Morgul. --- dijo Harry con la voz temblando.
--- Un mago desatado que convirtió ese lugar en fuego. ¿Así sientes a Lord Voldemort? --- preguntó Legolas con voz áspera.
--- Lo sé...pero hay criaturas que el maneja y que sólo se atacan con magia...no con arcos. Una flecha de las tuyas poco hará frente a sus seguidores y a los dementores que si siquiera tienen cuerpo. --- dijo Harry visualizando todo.
--- Pues estás armas tienen la magia elfica que si no me equivoco es la misma que corre por tus venas gracias a esa herencia que recibieron los cuatro fundadores y transmitida durante siglos. No creas que cada flecha disparada será en vano...--- dijo Legolas con firmeza.
--- Voldemort elimina a cualquiera que se interponga en su camino, créeme lo sé y no quiero que tus hombres mueran porque ese mago anda buscando a una persona...a mí. --- dijo Harry procesando más palabras.
--- ¿Piensas venir Harry Potter? Tus propias palabras dicen que ya no reconoces a Lord Voldemort porque hay un terror en el horizonte que erizó tu piel cuando se reveló ante nosotros las torres negras en el pórtico de la casa que guarda las tumbas de tus padres. Lord Voldemort está haciendo cosas que quizá tú no imaginas y es parte de nuestra misión ver que asuntos se traman allá. Cada paso perdido es tiempo para que el Ojo escrute más terreno. --- dijo Legolas que retomó el andar como el resto de los elfos.
Harry debió salirse del camino y miraba con miedo el grupo de heraldos que tomaba el sendero del portal. Cerró sus ojos evitando ver esa escena y el castillo de Hogwarts apareció en su mente rodeado de gente y de un cielo cubierto de nubes. En donde había estado la torre de Astronomía había un ojo de niebla gigante que de a poco capturaba el fuego de cada relámpago que caía cerca del castillo. Polvo negro como niebla cubría ciertas partes del castillo y sentía que avanzaba más por el sendero que antes lo llevaba a la casa de Hagrid. Llegó a la puerta de roble que daba a la explanada sin ser notado por quienes andaban por allí, pero tampoco los reconoció por más presente que se sintiera en aquel lugar. Miró hacia arriba encontrándose con el Ojo mirándolo a él también. Murmullos sintió alrededor del Ojo y una voz ronca sonó en su cabeza.
--- Sacrux...---
La cicatriz empezó a arder como antes y se desplomó en el piso con la última imagen de los heraldos hacia lo lejos. Intentaba salirse de la vista del Ojo pero no podía seguía sintiendo una voz ronca sin entender sus palabras. Finalmente se golpeó la cabeza contra el terreno arenoso y la humedad de la arena enfrió su cabeza pero le vino un dolor por el golpe. Había sido atacado por la maldición que lo ataba con Voldemort y el mago oscuro igualmente fue golpeando pero Harry sentía su presencia como muy difusa, diversa.
Vio como Elrond lo levantaba y lo sentó en la arena. Harry suspiró mirando el cielo que le recordó la visión anterior del cielo de Morgul. A su lado Elrond examinaba la cicatriz con mucha atención y encontró cosas que le helaron el corazón. El nombre de Lily Potter volvió a su mente junto con el de Lord Voldemort y la razón de que porque el alma de la madre de Harry no estaba en la lápida se cruzó para Voldemort también.
Que su cicatriz no sea un horcrux de Lord Voldemort pensó Elrond que miró la figura de Hermione Granger asomarse en la entrada de la carpa. Era la primera vez que la chica salía del encierro y miraba a Harry con mucho sentimiento.
Dos almas presas de la misma dijo Elrond en su mente y tomó a Harry lentamente y lo llevó a la carpa que era aguardada por Hermione y Cristina. Harry sonrió a Hermione aunque esta estaba inexpresiva.
Los pasos acompasados de los heraldos de Elrond desaparecieron cuando cruzaron el cuello de botella de los acantilados y el señor elfo iba con la mente fija en la misión encomendada a sus soldados que partieron en medio de una lluvia que nada pudo hacer con el calor de la cicatriz de Harry que empezó a bajar pero el joven quedó algo débil y lo tendieron en su cama de la carpa que compartía con Cristina y Hermione. Tres elfos aparecieron en la entrada de la túnica y Elrond los invitó a pasar.
No iban vestidos con túnicas grandes y capuchas ni tampoco iban armados sino vistiendo túnicas de tela delgada que se mecía con el viento. Hermione y Cristina se arrinconaron al ver a esos tres elfos que nunca habían visto.
--- Nada ha cambiado, verdad. --- dijo el elfo de pelo más oscuro dentro de los otros dos blondos.
--- Poco sé de que somos para la Gente Grande. --- dijo Elrond a los tres elfos.
--- ¿Cuánto averiguaste del problema del muchacho? --- preguntó el elfo de aspecto más joven.
--- Muchas cosas y al final me decidí por la más difícil todo porque hacer magia en la mente de Harry Potter pudiera ser fatal para nosotros. Ahora más que nunca debes reforzar esa magia que teníamos de desaparecer rápidamente y que antes de nosotros lo hicieron las gentes de los pastos comarqueños. --- dijo Elrond con una nota de melancolía.
--- De los Hobbits nada queda. Ni descendencia. --- dijo uno de los elfos.
--- No hagas caso de las aprehensiones de las dos muchachas que tienen mucho miedo, encárguense de curar al joven. --- dijo Elrond retirándose de la carpa.
Ya afuera el señor elfo fue alcanzado por Cristina que sostenía su varita mágica fuertemente y amenazó con palabras de lanzar el hechizo Avada Kedavra. Elrond la miró severamente y levantó su mano.
--- Los humanos inventaron la magia con varitas, nosotros no necesitamos de ella y ustedes aprendieron nuestro arte y el hechizo que mencionas con tanta ligereza bien podría hacérselo a usted pero sería un criminal ante su gente. --- dijo Elrond con voz potente.
Cristina no siguió a Elrond que siguió caminando por el sendero de las carpas sino que se quedó con expresión pensativa en la entrada de la carpa contemplando su varita. Levantó la cabeza quedando con los acantilados en sus ojos y la imagen del túnel que debió atravesar para escapar de Hogwarts. Parecía ser un confuso recuerdo que se hacía vivo y que una sensación de culpa la invadía. A propósito se estaba olvidando de los hechos pasados en el colegio tomado por Lord Voldemort y lejos de pensar en el Señor Oscuro vio a sus dos amigos que corrieron una suerte fatal. Ariadna y James vinieron a sus recuerdos y en especial la noche en que ya no hubo retorno a Hogwarts pero Voldemort igual supo rodearlos y después asesinar a los dos hermanos Wilder. Una extraña paz pasó por su corazón al sentir que sus dos amigos seguían junto a ella pues los veía perfectamente delante de sí.
Estiró la mano y agarró aire. Se allegó a la cobertura de la carpa triste y con la mirada en los acantilados que ya eran pasos mojados en el andar de los heraldos. Surgió en ella el deseo de marchar junto a los elfos comandados por Legolas que se dirigían a Hogwarts o Minas Morgul como era su nombre actual. Finalmente entró a la carpa a paso temeroso.
No sólo la joven miraba los acantilados como una señal de las cosas que pasaron y que podrían pasar. Arwen, hija de Elrond, estaba de pie en la entrada de su carpa que se encontraba cerca de varios árboles altos en donde habían tres caballos atados y comiendo pasto que crecía cerca del claro del pequeño bosque. Sin darse cuenta Elrond estaba a su lado y contemplaba el rostro de su hija lleno de tics de preocupación, cosa rara en ella aparentemente.
--- ¿Qué esperas de los elfos que marchan a Minas Morgul? --- preguntó Elrond.
--- Parece inevitable que se derramen flechas y sangre en ese sitio oscuro, ada. Me resisto a esa idea y confío en que van a ver como van las cosas por allá. Será difícil. --- dijo la elfa mirando a su padre fijamente.
--- Quizás era peor entrar en la mente de Harry Potter y ver como si fuera un ojo hacia Minas Morgul cuando hay otro bastante grande para ver lo que hay del otro extremo, o sea nosotros. --- dijo Elrond.
--- ¿Es necesario tanto secreto? --- preguntó Arwen.
--- ¿Sabrá de elfos Lord Voldemort? --- contra preguntó Elrond con un gesto afirmativo.
--- Puede que sí pero estoy segura que no sabe lo que se oculta dentro del alma de Harry Potter. --- dijo Arwen esbozando una sonrisa.
--- Me resisto a ver como el alma de Lily Potter vive dentro de Harry. Nada queda dentro de la tumba pero nada nos dice como ella está viendo los acontecimientos desde dentro. La mente de Harry funciona para Voldemort también. Maldición de almas que está representada por una cicatriz. --- dijo Elrond bajando la mirada.
--- Me abruma la mente de Harry....en estos momentos tengo la mente en nuestros amigos que fueron a un sitio que no conocen. Por más que sepamos que pueda haber allá. --- dijo Arwen melancólica.
--- Existe otro peligro...no despertar sospechas entre los humanos aunque un sitio como Minas Morgul no pasa desapercibido...No quiero evitar que sientas por Legolas porque tu estrella será inevitable. Cualquier elfo sabrá que uno de los suyos está en peligro, pero falta un largo trecho hacia Lord Voldemort.
Los mismos acantilados que miraban los elfos del campamento observaban los heraldos desde la entrada al valle de Godric bajo una fuerte lluvia que hacía dificultosa la bajada al lugar de descanso de varias almas. Legolas junto con los demás se detuvieron para despedirse internamente del lugar de estar de los primeros elfos que vinieron a tierras inglesas desde la fundación del colegio Hogwarts.
CORAZONES EN DOS LUGARES Y UNO VIEJO
Bajo los Puertos Grises dormía calmadamente el campamento montado por los elfos desde su llegada a estas tierras que alguna vez fueron su hogar. No quedaban mucho luego de la avanzada de heraldos que el señor Elrond mandó a Minas Morgul, hogar de Lord Voldemort y de los tormentos de los sobrevivientes del portal de la alianza de los cuatro fundadores. Esto último se resistía dentro de la mente de Elrond que prefería hablar de tres fundadores ya que el otro los traicionó a todos y gracias a un poderoso filo esa sombra llamada Nazgul quedó prisionera de su propia alma. Harry Potter nada entendió con esto último cuando se hallaba al lado de Elrond en una débil fogata afuera de la carpa del señor hijo de Earendil.
Ambos miraban la luna llena que amenazaba con ocultarse tras los acantilados de extraña forma. Harry los contemplaba creyendo ver un castillo pero afirmó que era sólo una ilusión pero Elrond se encargó de dejarlo más confuso aún al decirle que ese acantilado fue un castillo en los tiempos de elfos en estas tierras.
Elrond recordó las veces que caminó por los Puertos Grises siendo un elfo joven y miembro de los heraldos. Le tocó ver como los elfos debían decidir entre quedarse en una tierra cada vez más dominada por la Gente Grande, como llaman ahora a los humanos, o volver a los bosques mágicos de las islas del norte que están tan cerca del hielo y de los bárbaros que arrinconaban al pueblo elfo a los barrancos. Harry iba imaginándose el hogar de los elfos en el Bosque de Lorien allá al norte frío.
El sueño comenzaba a pesar sobre los ojos de Harry que logró hallar cierta paz al conversar con Elrond que le recomendó irse a su carpa pues avisto ciertas miradas inquisitivas desde ella, eran dos chicas que miraban con desconfianza cada acto del lugar y mayor aún las voces de un elfo hablando de tiempos antiguos y de Lord Voldemort.
Harry volvió a la carpa restregándose sus ojos verdes que tocándose el rostro repetidas veces como sintiendo que no era su cara pero al ver que las chicas dormitaban en sus camas se tendió en la suya sin sacarse la túnica elfa verde y se quedó observando el cielo de la carpa que se movía al ritmo de la más leve brisa y sonaba armoniosamente con las gotas intermitentes que caían del cielo. Minutos hablaron de que tan distinto sería el clima en donde estuvieran marchando los heraldos. El clima de Hogwarts era perfectamente conocido por Harry pero el señor elfo dijo con toda seguridad que Minas Morgul no se parecería en nada a la alianza de los fundadores. Se dio vuelta en la cama quedando frente a frente con los ojos de Cristina que lo miraban fijamente y con expresión de concentración en el rostro. Harry se levantó inquieto y se sentó en la cama de Cristina con cierta aprensión por mirarla a los ojos pues sentía que también otros ojos pesaban demasiado sobre él.
Cristina Lestrange se sentó al lado de Harry que suspiró al recorrer la mirada en el cuerpo de Hermione cubierto por las sabanas de su cama que permanecían quietas por más que la chica se moviera en su espacio. Los dos amigos se quedaron contemplando a la servidora de Lord Voldemort y a la vez bajaron su rostro con la mente abrumada por la misma razón. Uno de ellos quería hablar de eso.
-- ¿Por qué crees que el señor Elrond no ayuda a Hermione? Dice que puede hacer la misma magia que nosotros y no puede con una maldición de una marca. --- dijo Cristina.
-- Prefiere mandar elfos que ser mirado por el mismo Voldemort.--- dijo Harry severo.
Cristina se sintió contrariada con las palabras de Harry respecto a Lord Voldemort pues la chica hacía intentos para no pensar en ello. Harry la miró con tono de preocupación e intento acercarse a su amiga pero esta se acostó tapando su rostro con una manta. Tras negación con la cabeza Harry se apoyó en el cuerpo de la carpa en la entrada.
Miraba la lluvia caer ocultando al bosque tras la cortina de agua que empezaba a hacerse visible a cada minuto de diluvio. Apareció el Bosque Prohibido en su mente cubierto por su niebla característica y también por una torrencial lluvia como tantas veces vio en Hogwarts. Le pesó acordarse del colegio de hechicería pues los recuerdos volvieron, tanto los buenos como los malos y lamentó no volver junto con el grupo de heraldos. Pero ya Hogwarts no era el mismo lugar de antes....
Cada instante final que vivió en los terrenos del colegio lo revivió teniendo a Cristina como unión con ese pasado oscuro que representaba el otro extremo del portal que selló la propia Cristina al matar a la profesora McGonagall en las narices de Lord Voldemort que tenía un aliado en las alturas: un ojo de niebla que salió de su propio cuerpo. La cuenca vacía en el rostro del mago experimentado impresionó a Harry aún habiendo pasado varios días de su escape de Hogwarts. Se preguntó cuan lejos sería capaz de ver ese ojo que se posaba en la torre más alta del castillo rodeado de nubes extrañas y que chillaban como dementor en un oscuro pasaje en Privet Drive.
Lamentó no estar en la casa de sus tíos por la perfecta protección que estableció Dumbledore apenas los padres de Harry murieron, sentía una seguridad incipiente con los elfos de Lorien y creía estar a salvo del ojo de Voldemort. Por más que Petunia Dursley fuera la tía de Harry no había lugar como los Puertos Grises en donde Harry se sentía más cerca de sus padres y en especial de Lily que vivía en él. En realidad Harry no sabía como interpretar las palabras de Elrond respecto del horcrux de su madre y aún no sopesaba lo que era un horcrux. Sólo pasó por su mente que quizás Voldemort tuviese uno como Salazar Slytherin que deseaba vivir eternamente como elfo.
Tanta cavilación en esa entrada a la carpa con el frío de la costa invadiendo el lugar no resultaron para que Harry caminara unos pasos hacia el sendero de las carpas que se había formado por el trajín de los elfos pues frente a los árboles de entrada al bosque al pie de los acantilados estaba la dama Arwen contemplando la lluvia caer. Harry se acercó a ella con paso vacilante y por detrás levantó la capucha que traía la túnica oscura de Arwen y tapó su rostro blanco y sonrosado de las gotas que caían con fuerza. La hija de Elrond volteó con una sonrisa en los labios mirando a Harry que bajó su cabeza en señal de reverencia pero sintiéndose muy incomodo.
No soy una reina dijo Arwen casi en silencio pero Harry escuchó fuertes esas palabras en su mente dormida por la lluvia.
Estamos en tierras raras Harry Potter Protege tu cabeza que sitiada está dijo Arwen de la misma manera. Harry se tapó con la capucha y soltó un suspiro melancólico sin despegar su vista del rostro de Arwen.
Si recorres este bosque a cualquier hora quiere decir que extrañas Lorien dijo Harry mentalmente. Arwen lo escuchó pensativa.
-- Por lo menos existe algo de espacio vital aunque sigamos con la tierra cayendo sin fin al vacío. Detrás de las rocas en Lorien sigue nuestro hábitat pero distinto de lo que realmente queremos. Detrás de estas rocas sólo hay sombras y torres de hechicería. - dijo Arwen seria.
-- ¿Torre de hechicería? Quisiera tener los ojos de un elfo para poder ver que pasa por allá y para ver que tengo dentro de mí. - dijo Harry.
Ves más que muchos y eso que los heraldos tienen ojos poderosos y sólo ven la silueta de una torre negra detrás de unas montañas. Tu puedes ver el corazón de Lord Voldemort dijo Arwen señalando los acantilados.
Voldemort ve mi alma ya cualquiera que camine cerca de Minas Morgul...Ya sabes, su ojo dijo Harry cerrando los ojos.
No se si a estas horas Legolas mira el ojo de Voldemort o sigue lejos de Minas Morgul. No hubo certeza de la distancia ni como es la natura por allá dijo Arwen preocupada por los elfos soldados.
Ni yo se hacia que lado está Hogwarts dijo Harry mirando el cielo.
Ni yo se hacia que lado está Minas Morgul pensó Legolas sentado en una enorme piedra al lado de un letrero verde con letras amarillas que decía.
PUEBLO MUERTO.
Los humanos de este vergel de tiempos antiguos ya no están decía Legolas que miraba a los heraldos que conversaban en torno a fogatas al pie de unas colinas que cerraban un valle pequeño con un río caudaloso en la oscuridad. Llegaba el ruido de su torrente a las alturas del improvisado campamento de los elfos. Legolas volvió al grupo que hablaba sobre lo fácil que había resultado la marcha pero seguían sin entender como un lugar lleno de torres se veía tan cerca necesitara de tantos pasos que llenaban las horas. Sólo habían parado hacía unos diez minutos cuando aparecieron desde el valle abajo.
Tomaron arcos y flechas y comenzó la marcha por el camino que rodeaba las colinas bajar y arboladas por encima del valle que era un enorme cajón oscuro por donde se perdía la luz.
Legolas iba en la cabecera del grupo de heraldos que miraban la caída de la colina con enorme desconfianza debido a la niebla que venía desde las alturas. No faltó quien dijo escuchar ruidos extraños detrás de los árboles que se movían por el viento fuerte que iba en dirección al valle profundo por donde pasaba un río.
Encontraron una casa tosca en medio del sendero, muy rota y tres cuerpos tapados en la tierra. Los elfos vieron con espanto a tres adultos jóvenes que yacían muertos en el sendero junto con la casa que dejó tras de si astillas, palos, planchas de acero desde una altura de la colina. Sin duda la casa había caído por la colina hace algún tiempo imposible de definir.
Ahora los temores del ejército cobraban algo de importancia cuando dejaron la casa en el camino sin tocar los cuerpos y con aplomo siguieron su curso impenetrable en busca de los secretos de Minas Morgul. Instintivamente se apartaron de los límites del bosque nebuloso hacia el extremo en donde empezaba el valle por donde habían venido antes. Legolas miraba las colinas en busca de algún rastro de cómo pudo caer esa casa que ocupó toda la anchura del sendero y los cuerpos serían sus moradores desafortunados que debieron haber visto como su casa cayó. Pero si alguien la tiró colina abajo....
El viaje de los heraldos le quitaba el sueño a Elrond a esas horas de la noche en donde se escuchaban de forma perfecta los rumores de las criaturas vivientes que andan circulando por allí. Como Harry y Arwen...
Sin saberlo ellos estaban en el agua clara de un cuenco de madera que miraba Elrond desde el escritorio de su carpa y no mostraba una respuesta alentadora al hecho de que los dos anduvieran a esas horas husmeando la carpa del señor elfo. Pero Harry y Arwen fue la interferencia para que los pensamientos de Elrond siguieran conectados con cada cosa que Legolas le iba diciendo por un medio similar. Elrond ya se había enterado del desastre de la casa pero atribuir cosas como esas a Morgul era ser ingenuo y le dijo palabras de que siguiera en la marcha hacia la morada de Lord Voldemort y ver si existía peligro verdadero al tener a los huéspedes del portal de Hogwarts.
Arwen entró en la carpa de su padre sin un ánimo anterior de fisgonear detrás de la entrada como lo estaba haciendo Harry en ese momento. Elrond se levantó dándole una sonrisa a su hija que se fijó en el cuenco con el agua tormentosa como mar de huracán. Ella frunció el ceño negando con la cabeza.
-- ¿Por qué haces esto? ¿Vale la pena invocar la magia antigua? --- preguntó Arwen con intención.
-- La gente de estas tierras heredó de nosotros esta magia. Ambos caminos llevan a lo mismo, hija. No sé en que cosas la Gente Grande usa nuestra magia pero allá en Morgul poco honor se le hace. --- dijo Elrond con gesto severo.
Sin mover ningún rincón de su cuerpo, Elrond comenzó botar hebras metálicas de su cabeza lentamente hasta que se depositaron en el cuenco que se agitó con el agua dentro que cambiaba de color repentinamente. Arwen se acercó al agua viendo nítidamente como estaban los heraldos conversando en torno a una hoguera y aparecía Legolas mirándola directamente. La hija del señor se estremeció con la actitud combativa del elfo que sostenía su arco con una flecha hacia un lugar oscuro en las alturas. Tenía el arco inclinado hacia arriba.
-- ¿Qué está viendo? - preguntó Arwen preocupada.
Elrond no dijo nada. Un enorme troll apareció saltando desde la colina.................
Legolas poco veía de la bestia que se abalanzó sobre el grupo de heraldos con un equilibrio formidable pues tenía una pierna herida por un pedazo de tronco de árbol. Con rapidez los heraldos se formaron detrás de Legolas y todos con los arcos armados y dejando escapar destellos azules como el agua y que brillaban en la oscuridad. Cada elfo tenía en mente como usar su arco y flecha pues estaban conectados a aquellas armas. El troll hizo un gesto de molestia y se tiró sobre los heraldos que lo llenaron de flechas que se iban cambiando instantáneamente. Los ojos de la bestia estaban atravesados por cientos de flechas que se dirigían hacia sus piernas ahora.
El troll cayó en el suelo gritando penosamente y desde las colinas cientos de aves muy negras pero con un resplandor especial se abalanzaron sobre los heraldos que volvieron a lanzar flechas en el aire pero el grupo de aves extrañas volvió a lo alto de las colinas. Legolas se arrodilló frente al rostro herido del troll que no podía levantarse y tuvo que alejarse porque de los ojos flechados salía una especie de vapor negro que llenó el cuerpo del animal. Era un vapor caliente que producía modorra a todos los que estaban cerca.
Soltando su arco y flecha Legolas alzó las manos hacia el troll murmurando unas palabras que sonaron fuerte en la cabeza del troll que en un mínimo instante de lucidez alcanzo a escuchar: Avada Kedavra.
El cuerpo del troll se estremeció con un resplandor verde que le recorrió el cuerpo unos segundos hasta que todo acabó. La niebla y la vida del troll desaparecieron.
Sin demora los heraldos se agruparon y comenzaron otra marcha por el sendero que estaba más oscuro conforme se adentraban en las laderas cercanas que iban subiendo de altitud lentamente. Varios ojos del grupo advirtieron que el troll estaba bajo otro ojo que bien podía ser Lord Voldemort por la historia de Harry Potter y el Ojo de niebla de Morgul pero sin mayor conocimiento poco podía hacerse. Otra inquietud era que en todos lados había criaturas siniestras que salían de sus escondites cuando ya su hábitat fuese invadido. La otra duda era si el bosque que bordeaban estaba lleno de troll molestos por la presencia de elfos en ese lugar.
--...hechizaron cada arco y flecha como si estuvieran en una de las guerras que debimos afrontar en los pantanos del norte. No descartes la posibilidad de más flechas vuelen si las cosas se ponen mal. Una criatura que estaba siendo manejada por otro...ese troll no tenía vida Arwen. Tu misma has sentido el fantasma de la criatura mirando por los abedules abiertos en el grupo de cipreses que aguardaba el sendero colina arriba. Magia será necesaria si aparecen cosas muertas que están vivas. - decía Elrond a su hija que estaba impactada por ver a la criatura que enfrentaron los elfos a través del cuenco de su padre.
-- Ves el sendero igual que ellos. Puedes serviles de guía, padre. ¿Qué les espera a los elfos que marchan a la Torre de la Hechicería? - preguntó Arwen.
-- Son los primeros en ir a Hogwarts desde su fundación y eso son siglos. Somos pocos los que conservamos la vida y que estuvimos en el momento en que se honró la alianza en la cual los humanos se comprometieron a enseñar magia...a decirle a todos cual era nuestro arte. Puedo decirte que mucho de lo que vendrá esta en la vista del mismo ojo, hija. Lord Voldemort se repite en los pensamientos de los que se acercan a sus torres. El asunto está en no caer en los influjos del Ojo que nadie de nosotros sabe como es. - dijo Elrond mirando la entrada de la carpa vacía.
-- ¿Harry? Prevén a nuestros amigos que bien deben guardar sus flechas para batallas más importantes, padre. Tienes a alguien que es capaz de ver el Ojo de Lord Voldemort aquí mismo. No es suficiente la maldición que los ata a ambos. - dijo Arwen
-- Nadie de Morgul debe saber que nosotros vinimos a su tierra. ¿Cuánto recuerdo queda de la presencia de elfos? No sabemos si seguimos siendo parte de la historia de la Gente Grande, Arwen. El Ojo de Voldemort ve más allá que cualquier otro. - dijo Elrond caminando a la entrada.
-- ¿Si tus peores miedos se confirman? ¿Qué harás? - preguntó Arwen en tono desesperante.
-- En Lorien caería mal que un humano que aprendió nuestro arte haga cosas que bien puede hacerle un enorme daño a nuestro pueblo. Una sombra puede caer sobre Lorien...dijo Elrond con especial emoción al nombrar al bosque.
-- Si veinte ya marchan, nada puede revertirse. --- dijo Arwen firmemente.
Escuchó cada palabra del padre y la hija con el corazón en la mano pues aún siente como se le eriza la piel cada vez que hablaban de Voldemort y Hogwarts. Temió por la suerte suya, de Hermione y por primera vez entendió lo que podían arriesgar los elfos luego su llegada a los Puertos Grises. Sin ánimo de seguir en la carpa de Elrond por más delatado que estaba porque se resignó que el hubiese sido percibido por el señor elfo de cualquier forma.
Harry caminó hacia su carpa compartida por las amigas que encontró durmiendo profundamente. No tenía sueño así que se sentó en la cama de Hermione y la miró un rato buscando una forma de sacarla de esa celda mental que la unía con Lord Voldemort.
Después se recostó en su cama analizando cada palabra de Elrond que le taladraba la cabeza por la ansiedad que tenía de saber más sobre Minas Morgul. El lugar en donde estudió le parecía completamente desconocido ahora. Se quedó dormido al rato contemplando el techo de la carpa azotada por la lluvia que ahora si se dejaba sentir con fuerza.
Encontrarse con un pueblo lleno de almas en pena resultó intimidante para el grupo de elfos que debieron atacar a esos espíritus con flechas que podían flechar un alma como aquellas errantes que no encontraban destino. Un pueblo completo estaba así detenido en el tiempo como un limbo en la tierra. Flotaban sobre las calles que eran de un pavimento rústico y cada edificio tenía marcas negras en las que estaba dibujada una mancha blanca brillante que parecía estar fresca por el olor que expedía. En algunos sitios la mancha blanca parecía un ojo.
Sin separarse los heraldos caminaron por la larga calle principal flechando a casa alma que los detuviera o que simplemente se acercara. Pero eran los menos cuando las casas del pueblo comenzaban a terminar. Muchas almas estaban ocultas tras postes, rejas y árboles y miraban a los elfos con especial atención y uno les dirigió una sonrisa que estremeció al ejército que lo apuntó con flechas pues el vapor negro salía de su boca sin que nadie atrás estuviera interfiriendo. Legolas ordenó bajar las flechas y con aplomo tras un suspiro largo caminó hasta el espíritu que era un joven alto de pecas blancas y pelo de un color blanco etéreo como todos en el pueblo. El propio espectro se acercó unos pasos al elfo que ya dominaba su temor de ver un fantasma.
-- ¿Cómo te llamas? - preguntó Legolas como si le hablara a alguien vivo.
-- Me llamo...--- dijo el joven que miró hacia arriba.
Los elfos hicieron lo mismo sin ver nada pero el joven apunto con brazo señalando un punto negro que tragaba la luz cercana de las estrellas e iba dotando al lugar de una oscuridad que dejó todo en tinieblas sin distinguirse un cuerpo de otros. Desde las alturas unos chillidos gélidos bajaban en forma de dementores que se dirigían donde el espectro del chico que sacó una varita mágica etérea del bolsillo de su túnica transparente que se mecía con aire caliente que expedían las criaturas. El cielo entre Legolas, el chico y los dementores se salpicó de flechas azules que apagaban los gritos de varios señores oscuros pero otros lograron resistir aterrizando en la suelo entre Legolas y sus heraldos.
El chico se puso entre el elfo y los dementores a manera de protección. Legolas alistó un arco con flecha al ver el gesto del joven pero este ya se estaba defendiendo contra los recién llegados.
-- ¡Expecto Patronum! - dijo el joven apuntando con la varita.
Un viento blanco salió de la varita del joven que impactó en los dementores inmovilizándolos unos instante pero se le tiraron en encima y Legolas estaba frente a ellos ahora. Negó con la cabeza cuando los demás heraldos los miraron con preocupación.
-- ¡Nazgul Expectum! - dijo Legolas en voz alta y de sus manos salió un brilló cálido que deshizo a los dementores cuando el joven espectro se incorporaba.
Los heraldos fueron donde Legolas que miraba al joven con expresión preocupada y ávida de respuestas. Sentía que aquel chico sabía muy bien a quienes se enfrentaba.
-- ¿Estás bien? - preguntó Legolas viendo el rostro de extrañeza de los heraldos.
-- Sí. Ellos siempre vienen por aquí a raptar almas mal sacadas de antes. Debo reconocer que soy una presa preferida de ellos y de su señor. --- dijo el joven.
-- ¿Señor? ¿Quién es? - preguntó Legolas advirtiendo la curiosidad surgida en todos los elfos.
-- El Innombrable. Da lo mismo que lo llame Tom o por el nombre maldito, estoy muerto. - dijo el chico mirando a los elfos.
-- ¿Dónde está él? - preguntó un heraldo con voz baja.
-- ¿No son mortifagos? - preguntó el joven con interés.
-- Somos elfos de Lorien y vinimos a buscar al señor que trama hechizos siniestros detrás de unas torres cerca de aquí y que juega con su alma. Quiere perpetuarse y es misión nuestra ir a ese sitio por otras razones. ¿Parece que lo conoces? - dijo Legolas comprensivo.
-- Lo conozco porque su Némesis fue un amigo mío hace demasiados años. Muerto debe de estar ya y espero que no haya sido la varita de...Lord Voldemort la que remató su deseo final. --- dijo el joven.
-- Lord Voldemort... ¿Su Némesis? - dijo Legolas contrariado y haciendo el gesto de llevarse el dedo a los labios pidiendo silencio a los otros elfos.
-- ¿Cómo te llamas? - preguntó un elfo que estaba a espaldas de Legolas.
-- Me llamo Ronald Weasley.............................................
No hacía mas de un par de días en que me plantaba en el Gran Salón a conversar con ellos dos. Las cosas se hacían demasiado difíciles porque Hogwarts ya no era seguro para nadie ni menos con los traidores de Voldemort rondándola. Nada podía hacer para separarme del acoso de ellos tres en esos días en que no veía solución a los problemas y no sólo los míos sino de mis amigos que eran seducidos por el poder de Lord Voldemort una y mil veces. Traidores que fueron los atrajeron a Voldemort a Hogwarts...Traidores...traidores que pude haber eliminado yo mismo. Pero la marca estaba actuando demasiado rápido en los brazos de ellos y en la de Hermione también. ¿Dónde se encontraba Dumbledore esos días en que necesitaba sentirme seguro? Se fue de Hogwarts sin saber a donde. Que frustración.
-- ¡Traidores! --- gritó Harry que se despertó en la cama bañado en lágrimas y sudor.
Una pesadilla tuvo en joven y Cristina se despertó. La chica se levantó y caminó hasta la cama de Harry con ganas de saber lo que pasaba.
-- No necesito que otros dejen su sueño por mí. Regresa a la cama por que si hubieses entrado en mi sueño no saldrías viva. - dijo Harry que se dio vuelta en la cama y cerró los ojos. Dejó ver su varita mágica debajo de la almohada.
Escuchó como Cristina se revolcaba en la cama minutos después del repentino despertar que tuvo Harry. Abrió los ojos sintiéndose más tranquilo de no tener a Cristina encima y lamentó que no fuera Hermione. Cualquier gesto que denotara amor diría que la chica estaba ganando la lucha con la Voldemort en su cabeza.
¿Estás luchando? ¿Caíste sin remedio? Pensaba Harry con pena y recordó los felices momentos que pasó con ella en Hogwarts. Intentó hablar con ella concentrándose que podía escucharla en la mente pero otro moraba en ella y un dolor de apoderó de la cicatriz que tenía en la frente. Se relajó pensando en otra cosa y el dolor cedió. Parecía que Lord Voldemort tuvo un acceso de ira o un sentimiento fuerte muy breve.
¿Hermione? El nombre de su novia se repetía en su cabeza como en esos momentos en que tener a su incansable compañera de curso lo hacía pensar en la mejor forma de conquistarla. Esto es algo parecido, volver a conquistarla. Harry se hinchó de nuevos ánimos con el giro que tomaban sus pensamientos.
Pero es de Voldemort dijo su voz repentinamente derrumbando el castillo que tomaba forma. Era cierto Lord Voldemort desde que empezó a poseer a Hermione nunca dio un día de respiro. Harry pasaba tiempo en como tratarla mejor, se reprochaba cosas cuando Voldemort no perseguía los mismos fines que él.
Siempre llego a la misma persona decía Harry como sintiendo que antes ya lo había dicho o pensado. Debo luchar por Hermione pensó Harry moviéndose en la cama sin dar su cabeza con la cama de Cristina. No deseaba mirar a la chica que tantos problemas se trajo consigo misma.
Quitársela a Voldemort Sin Voldemort seremos felices Voy a matarlo dijo Harry con temor pues eso significaba ir donde el mago en un lugar que conocía perfectamente pero que lucía muy distinto a como era antes.
Fuera Voldemort libertad para todos pensó Harry cuando Ron se atravesó en su mente y pensaba que su amigo debía estar cautivo del tenebroso mago.
Ningún alma en pena del pueblo se aferraba a algo. Menos a sus casas pues muchos vagaban por el pueblo sin detenerse y sin reparar en que daban vueltas en círculos muchas veces. Ronald Weasley sin embargo conservaba una voluntad que era de una persona viva pues tuvo la intención de seguir la marcha de los heraldos al salir del pueblo. No se sentía atado al lugar.
Legolas volvió donde Ron que sostenía su varita en señal de que tenía como defenderse, viendo lo que implicaba este espectro Legolas llamó al resto de los heraldos que se agrupó en torno a Ronald. El joven los miraba con curiosidad pues hacía tiempo no veía gente viva como el mismo dijo. Sólo espectros.
-- Nazguls...--- dijo un heraldo.
-- Son sombras, espectros. Almas sin dueño. - dijo Legolas a Ron.
-- ¿Quién eres tú? - preguntó Ron.
-- Disculpa, Ronald. Estamos en una misión para llegar a Minas...Hogwarts. Respuestas necesita nuestro pueblo porque un velo de amenaza se convertirá Lord Voldemort si trama cosas oscuras. La lucha volverá al pueblo elfo. - dijo Legolas con fuerza.
-- Poco les queda para llegar a Hogwarts. Se donde queda porque hice la misma marcha en vida, morí cerca de aquí presa de los dementores que desobedecieron las órdenes de Lord Voldemort de mandar gente al sur para atacar pueblos vecinos. Tiene todo lleno de hechizos al norte. Hay dementores, mortifagos, criaturas. - dijo Ron.
-- ¡Nuestra herencia puede ser usada en contra de nuestro pueblo! ¡Testigos somos del brazo armado de ese mago que rompe una alianza ya corrompida! Lord Voldemort pretende destruir cada palmo de esta tierra y debemos seguir la marcha hacia Minas Morgul, la torre de la hechicería. - dijo Legolas al grupo de heraldos que tomó sus arcos y los elevó al cielo.
Ron los miraba sin entender demasiado sólo que iban en contra de Lord Voldemort y eso lo motivó a seguir la marcha lenta de los elfos pero llena de espíritu. Se detuvieron a los pies de un cerro en medio de la interrupción de las altas colinas que los venían acompañando antes. Hicieron una fogata sin mucho brillo mientras Ronald se sentía vivo pero se encontró de golpe con su situación cuando atravesó el cuerpo de Legolas sin darse cuenta. El elfo estaba separado del resto mirando una hendidura en el suelo que contenía agua cristalina. A través del agua se observaba otro panorama.
Un pensadero pensó Ronald al ver a otra persona de orejas puntiagudas que hablaba en susurros con Legolas. El líder de los heraldos no dejaba escapar información hacia fuera. La bola de cristal hecha agua se agitaba y el rostro del otro elfo se perdió.
Legolas se volvió encontrándose con la mirada de Ronald que flotaba en la piso y empujaba sus pies contra el piso intentando tocar tierra. Era penoso ver a Ronald.
-- Así que quieres guiarnos a Morgul, por eso nos sigues. Hablaba con el señor Elrond que fue mandado a venir a estas tierras lejanas en el tiempo y no tanto en distancia. Él se encuentra en un campamento en un puerto que fue morada nuestra hace siglos. Donde está Hogwarts vivían los elfos, yo nunca estuve ahí porque sólo los elfos más viejos se acuerdan, entre ellos Elrond. Debemos llegar a ese sitio de magia perversa y traer las malas nuevas a los elfos. - dijo Legolas en tono parco.
Se quedaron en silencio los dos hasta que el elfo se levantó tomando rumbo donde estaban los demás. Ron no tuvo ánimo de seguirlo pues vio como los heraldos hablaban entre ellos muy sigilosos. Volvieron a la marcha por el sendero que advertían por otras huellas que seguían en ambos sentidos. Huellas raras pensaban los elfos.
Ron iba al lado de Legolas que a cada instante miraba la trayectoria del espectro del joven, atento a cualquier cambio en el terreno por lo cerca que decía que estaba de Minas Morgul. Los heraldos iban en silencio y más de alguno soltó un suspiro sintiendo algo en su alma que poco a poco empezaron a sentirlo todos, incluso Ron que revivió su propia muerte pues tenía el mismo sabor que muchos que murieron y que compartían los huéspedes de Elrond. Elrond le dijo a Legolas que no mencionase a Harry Potter porque ya no era un nombre seguro por esos rumbos peligrosos y porque la misión de fondo de los elfos debía permanecer en el corazón y mente de cada heraldo.
Era de día en Los Puertos Grises y algunos elfos caminaban rumbo a la tienda del señor Elrond que los convocó con voz potente. Arwen estaba junto a él en el escritorio de madera.
-- Amigos míos. No hay tiempo para sueños tranquilos y eternos porque parte de nosotros está cerca de entrar al sitio donde está la malicia que nunca duerme al norte de estos Puertos que eran hogar de elfos hace siglos. Nuestra gente que marcha hacia el lugar de las torres negras me ha dicho que la noche es lo único que ven los ojos por esos rumbos, incluso los ojos de los muertos que deambulan. - dijo Elrond
Varios elfos soltaron suspiros preocupantes y Elrond siguió hablando con ellos. Lo último que el señor elfo dijo levantó el ánimo de todos en la carpa.
-- Lorien no merece pasar por penurias que los humanos han provocado. Algunos de nosotros deben volver a los bosques del norte para llevar el mensaje de que ese velo de sombras es real. Un barco saldrá de aquí en breve para las islas del norte que quizá están demasiado cerca del ojo blanco que se eleva en la torre de la hechicería y podría ver a la gente que habita en Lorien. - dijo Elrond.
Todo el tumulto que hicieron los elfos despertó a Harry de un profundo sueño. No quería salir de la cama pero que la gente afuera hablara en voz alta lo preocupó. Quizá los heraldos volvieron, pensó antes de levantarse.
Encontró a Hermione arreglando su cama y a Harry le dio un vuelco en el corazón, de inmediato tuvo una pregunta que hacerle a su novia que seguía con expresión vacía.
-- ¿Hacías esto en Hogwarts? Arreglar tu cama cada mañana antes de encontrarte con conmigo y Ron. - dijo Harry entornando los ojos.
-- Tengo la sensación de que otra persona lo hace por mí, alguien que siempre me habla en la cabeza y me dice que no me de por vencida por más que mi Señor Oscuro me mire con ojo de niebla. Tiene mi misma voz.... ¿Quién será? --- dijo Hermione sentándose en la cama.
-- Eres tu Hermione. Te llamas Hermione. - dijo Harry incomodo.
-- Tengo a esa persona dentro de mí. Me llamo Infinitus. - dijo Hermione.
Harry tenía miles de preguntas dando vueltas por la cabeza. Todas relacionadas con la voz que la chica escuchaba. Dentro de sí se resistía a pensar que quizá la voz fuera sólo una reminiscencia vaga de lo que fue Hermione. En realidad parecía otra persona.
Se levantó de la cama a paso torpe hasta la entrada de la carpa viendo a Cristina Lestrange con la oreja pegada a la carpa vecina en donde las voces de los elfos se sentían más que el rumor de la lluvia declinante que azotaba los Puertos Grises. No intentó persuadirla de que los elfos podrían molestarse y se conformó con observarla. Cristina volvió a la carpa dándole una mirada de pena a Harry que este esquivó con frialdad.
Harry caminó por el sendero del campamento rumbo a la carpa de Elrond que se encontraba en un extremo cerca del mar. Esquivando las miradas de algunos elfos fue su problema al llegar al hogar del señor elfo. Sólo estaban él y Arwen mirando los viejos pergaminos que había sobre el escritorio. Arwen levantó la cabeza encontrándose con Harry que entró en la carpa tras un gesto de la elfa.
Elrond miró a Harry con atención mientras el muchacho saludaba con una ligera reverencia y un saludo cortés de buenos días. Adivinó en los ojos del elfo que era necesaria su presencia.
-- Espero que hayas tenido buena noche, Harry Potter. Ese sopor que aún te invade es la muestra de que cosas grandes y malas vienen en camino. - dijo Elrond.
-- Quizá tiene razón, señor. Hermione se pierde dentro de su propio cuerpo, puede desaparecer y sólo quede la mortifaga que Voldemort desea. - dijo Harry lentamente.
-- ¿Dices que ese velo que la invade sigue su curso? - preguntó Elrond.
-- Sí. Nada recuerda de mí y eso que cosas fuertes le pasaban en su corazón gracias a mí. Me resisto a perderla y a ver eso. Durante sueños vino la solución que puede salvarla. - dijo Harry cerrando los ojos.
Elrond se levantó con atención y Arwen tomó el hombro de Harry con cariño.
-- ¿Qué viste? --- preguntó la hija de Elrond.
-- Tantas veces estuve con él...y jamás se cumplió aquella profecía que nos ata...debí tener el valor de conjurar algo imperdonable contra él pero siempre de ambos lados algo nos salvaba de matarnos. Es lo único que haría con él, matarlo. Sin él ese velo oscuro desaparecerá de la mente de Hermione. --- dijo Harry apoyándose en los ojos de Arwen.
-- Debo decirte que cerca estamos de encontrar a Lord Voldemort. Legolas me informó que van en la dirección correcta de la forma incorrecta. - dijo Elrond.
-- ¿Ada? Él usa los métodos más confiables...mente a mente bajo la protección del agua sagrada. - dijo Arwen.
-- Guiarse por espíritus a Morgul. Sabes que cualquier cosa puede transformarse en un atalaya en donde el mago poderoso puede escudriñar hechos y palabras. - dijo Elrond.
-- Eso mismo hizo Voldemort con Hermione...es su atalaya para verme. - dijo Harry alzando la cabeza.
Elrond puso unos pergaminos en el extremo izquierdo de la mesa y entregó un sobre blanco a Arwen que asintió con el rostro y salió de la carpa muy seria. Harry se quedó mirando a la elfa que llevaba aquel sobre como una reliquia histórica por la forma en que cruzó sus brazos en torno a la misiva que aparentemente escribió su padre. Cuando Harry volvió a mirar a Elrond este se sentó en la silla del escritorio soltando un suspiro largo que estremeció pues no había visto a Elrond con semejante preocupación. También Harry se sentó en la silla que había al frente del padre de Arwen.
-- Voldemort juega con las almas en su madriguera norteña. Ha matado gente de pueblos enteros próximos a Minas Morgul y andan vagando perseguidas por criaturas negras que chupan el alma, según dijo Legolas. Se sirve la información de espíritus que aferrados a su temor no dudan en decir en donde quedan las torres de Lord Voldemort porque este les genera tal furia que todos unidos podrían hacerle daño, pero incluso las almas más lúcidas que encontró Legolas en la marcha se sienten atadas a Voldemort, bajan la cabeza apenas alguien de ese lugar manda algo. Toda determinación es nula y dio paso al abatimiento propio de fantasmas que no tienen lugar de reposo. No cualquiera controla las almas de los otros sin descuidar la suya. - dijo Elrond mirando fijamente a Harry.
-- ¿Muertos? Desde que salí de Hogwarts que no pienso en lo que pasó con quienes no escaparon del castillo. Muchos compañeros se quedaron allá...Mi mejor amigo también. Es la primera vez que nos separamos de esta forma, siento que desde que salí de Hogwarts han pasado siglos y anoche mientras pensaba y dormía Ronald volvió a mi mente. Quería volver y rescatarlo de allá. - dijo Harry emocionado.
-- Pierdes la noción del tiempo aún estando en un sitio reconfortante como este. Ahora temo por los Puertos Grises si la sombra de Lord Voldemort avanza hacia aquí. Es cuestión de averiguar que cosas trama y el dibujo de los días venideros podremos completarlo pieza a pieza. Tenemos a algunas aquí con nosotros pero es sólo el comienzo. ¿Quién te invade Harry? - preguntó Elrond en tono severo.
-- Quiero dormir y no despertar más. Nada puedo hacer contra él. Muerto sería mejor. - dijo Harry sorprendiéndose de sus propias palabras.
-- ¿Temes por alguien? --- preguntó Elrond mirando la mesa.
-- Me cuesta elegir las palabras para decir lo que siento, señor. Vergüenza y temor siento de saber lo mucho que me preocupa la señorita Arwen. ¿Adónde lleva el sobre? - preguntó Harry.
-- A Lorien. Un barco partirá de aquí hacia el bosque para dar las noticias que hemos recibidos en estas horas de marcha a Morgul. - dijo Elrond con el ceño fruncido.
-- Siento culpa por no haber salvado a Ronald, señor. - dijo Harry con pena tras unas palabras como susurros.
-- Harry...Legolas se sirve del conocimiento de Ronald para seguir su marcha a Minas Morgul. - dijo Elrond adivinando lo que vendría.
-- ¡Está vivo! ¡Está vivo! ¿Cómo lo encontró Legolas? ¿Le contó de mi? --- dijo Harry eufórico.
-- Legolas no ha presionado la tecla de lo sensible pues no sabe si va a ponerte en peligro si menciona tu nombre. Potter es un apellido peligroso por esos rumbos y no quiero que Legolas se exponga de cualquier manera. Ronald Weasley no sabe que Legolas te conoce y depende de él decir la verdad. No hay que fiarse de almas andantes. - dijo Elrond con cierta intención.
-- Entiendo el riesgo. - dijo Harry decepcionado.
-- Extraña coincidencia encontrar a tu amigo lejos de Morgul si el se quedó allí, no. Además ese espíritu tiene una determinación con la capacidad de ir contra Voldemort similar a la tuya. - dijo Elrond con expresión vaga.
-- Debió escapar gracias a la ayuda de sus padres. Los conozco bien, siempre me cuidan. - dijo Harry con ánimo levantado.
-- Está sólo como las demás almas que los heraldos han ido encontrando en el camino. Deseaba saber un poco más de él y puedo confiar en que mis hombres van bien. No se si Ronald podrá descansar en paz si cumple la misión de llevar a los elfos a Morgul...quizás sea un nazgul atado a la suerte de otros que no conocemos. Harry, tu amigo murió. - dijo Elrond tranquilamente.
-- Nunca diría palabra de mí si le explican el riesgo... Por más fantasma que sea.............
La gema que llevaba Arwen Undomiel, rumbo al barco que estaba con algunos elfos en la playa cerca de unas rocas con dos lobos marinos que miraban curiosos a las personas que ocupaban la playa, estaba presente en la mente de Legolas cuando marchaba junto a los heraldos que serios hacían resonar sus pies en el suelo cada vez más blando. Ronald Weasley iba al costado derecho de Legolas escrutando el terreno con esos ojos vagos pero que conservaban algún aspecto que tuvo el joven en vida. Nada detenía el paso de la compañía del señor Elrond: dos trolls, tres dementores y molestos cuervos negros que picoteaban los arcos de madera fueron presa de la magia de los elfos que demostraban con cada flechazo o murmuración. Ron estaba asombrado porque ellos conjuraban hechizos que le eran conocidos y que no necesitaban varita. Ninguno de los heraldos dio explicaciones a Ron por más rostro de asombro que pusiera.
El grupo de heraldos desfilaba por el sendero que dejó de lado las laderas de las colinas que se enfrentaba a un sitio abierto y yermo con rocas puntiagudas y rastros de páramos desolados hacia el norte en donde una línea de sierras bajas cerraba el paso al sendero que cerca de las nuevas laderas se refugiaba en un bosquecillo que tenía una cabaña destruida en medio. Los elfos mostraron precaución cuando llegaron a la cabaña en medio de esa oscuridad polvorienta que cubría el cielo. Fue sitiada completamente por orden de Legolas que sintió varias presencias en ella que nada de bueno podían tener. Destruida la cabaña de piedras el sendero terminaba a los pies de la sierra antes nombrada. Ronald se adelantó al grupo y subió unos peldaños naturales formados por la erosión y miró hacia arriba.
-- Estas escaleras llevan a la escuela. - dijo Ron con un dejo de nostalgia.
Saliendo del asombro, Legolas miró hacia arriba viendo una serie de peldaños que subía por recortes en la sierra hasta el punto más alto de donde el color negro del cielo cambiaba a tonos azulados y rojos que emitían calor. Semejante vista tuvo cuando desde la casa que guardaba las lápidas de los padres de Harry avistó con Elrond esa fría tarde.
-- Hagan honor a los acantilados en donde nos arrojaron los bárbaros en el norte, heraldos. Allá caían directamente a la tierra o al mar, por lo menos existe alguna seña para llegar a nuestro objetivo ahora. Vamos. --- dijo Legolas a los elfos que uno a uno empezaron a subir la escalera de piedras conocido como las Escaleras Secretas.
-- ¿Dónde lo escuchaste? - preguntó Legolas con voz incómoda por hablarle a un espíritu.
-- Los dementores y los caballeros negros las mencionan siempre y debo actuar como si no entendiera nada. - dijo Ron que acompañaba al grupo de elfos subiendo etéreamente la escalera.
Legolas miraba con duda a Ron que seguía sintiendo una sensación de vergüenza porque todas las miradas de los elfos se clavaban en su cuerpo transparente. Subía lentamente a pie las escaleras secretas aparentando que debía dar un enorme esfuerzo por subir pero a los minutos se vio sobrepasado por la velocidad de escala de los elfos que no se hacían problema por pasar en medio del cuerpo de Ron. La túnica que vestía de Hogwarts era mudo testigo de la vida del muchacho.
Desde la altura en donde se encontraban se veía toda la extensión del páramo desolado y al fondo las colinas que encerraban infinidad de valles. Desde las colinas venían bancos de niebla que oscurecían más el día que parecía de atardecer eterno en las vecindades de Minas Morgul.
-- ¿Qué hay en la cima de las escaleras? - preguntó Legolas al ver que faltaba muy poco para llegar con el ejército.
-- Un enorme lago que era del colegio. No sé si viven las mismas criaturas de antes. Hay un puente que yo jamás había visto pues lo construyeron cuando estuve prisionero en las mazmorras de Hogwarts. Éramos muchos compañeros que estábamos encadenados en donde teníamos clase. Nos mandaron a marchar después y estaba ese puente sobre el lago. - relató Ron.
A la señal del puño levantado de Legolas los heraldos dejaron de ascender. Todos estaban ocupando un escalón pues eran espaciosos. Sin mirar atrás esperaron la última instrucción de Legolas que pisaba el último escalón y se paró sobre la cima de las montañas que separaban el páramo de Minas Morgul. Ron estaba a su lado y la vista se le nubló.
El elfo de Lorien tenía delante un panorama opaco con la caída de los cerros como acantilados escarpados que en puntos determinados caía como el de los Puertos Grises. Desde el término del último escalón seguía una zona descendente muy rocosa pero un sendero vago que doblaba infinidad de veces hasta llegar a las orillas de un bosquecillo justo en la línea imaginaria entre los altos murallones del otro extremo hechos de piedras enormes y oscuras. Gente encapuchada caminaba en la parte superior. Legolas bajó donde los demás.
-- Hay una bajada como las de Lorien, así que no habrá problema en descender hasta un grupo de árboles frondosos que son las orillas de un gran lago de color ocre. Supongo que desde ese sitio empieza un puente. - dijo Legolas en tono de pregunta a Ron.
-- Hay un embarcadero de madera en la mitad del bosque y parte el puente de piedra hacia la muralla de Hogwarts. Nadie ha podido pasarlas durante años, nadie que se resista al poder de Lord Voldemort. Creo que ya alcanzó su objetivo más preciado...Yo aquí suspendido en mi casi veintena y mi amigo que debe de haber sobrevivido...esos magos del Norte se juraron proteger a Harry. No vale la pena valorar cosas que quizá están enterradas. - dijo Ron con tristeza.
-- Vas guiándonos pues tú no tienes problemas para hacerte invisible. No te asustes si paramos y todos se agachan echándose las capuchas en el cuerpo pues seremos rocas a menos que alguien nos toque. Igual iremos lento, tú puedes adelantarte para avisarnos como viene la suerte en camino al puente. --- dijo Legolas levantándose la túnica verde oscura.
Harry se quedó mirando como las olas se rompían luego de horas de que la dama Arwen volvió a las tierras de Lorien. Por su cabeza pasó el deseo de acompañarla y conocer el verdadero hogar de los elfos pero una voz en su cabeza de reproche hizo detener cualquier deseo o sueño de ver el hogar elfico por las islas del Norte.
Desde que Elrond le dijo que Ron había muerto Harry intentaba distraerse pues una parte de su alma daba por hecho que el mejor amigo estuviera muerto. Cosas que pensó miles de veces en Hogwarts y Privet Drive las justificó con esa mala noticia.
Voldemort siempre busca incordiarme Nada mejor que Hermione y Ron.
Se acostó en la arena sintiendo una sensación de confort al sentir más fuerte a las olas que llegaban desde un mar oscuro al fondo y bravo. La tormenta se avecinaba como otras veces en los Puertos Grises.
Cerró los ojos intentando dejar todo en blanco y perderse en ello el tiempo que durase la voluntad de no pensar en nada pero alguien más estaba mirándolo, no desde la playa sino desde dentro de su cabeza.
-- El horcrux que eres no merece perderse en estas horas en que el Señor Oscuro es amo y señor. Conserva esa firmeza, Harry. No estás sólo tienes amigos que jamás pensaste y otros que perdiste pero perder gente conocida era lo menos que podías esperar al tratarse de Voldemort. - dijo Lily Potter.
-- Mamá... Tantas veces me he olvidado que vives dentro de mí. Necesité de elfos para que me dijeran el enorme tesoro que tengo. - dijo Harry viendo a su madre.
-- No es bueno que yo te hablé así y menos que me veas. Conserva fuerte tu alma que ya tiene una protección que es piedra para Voldemort, teme quedar como sombra como la vez en que me atacó cuando eras un bebé. Tengo la intención de no dejarte jamás porque tomé la decisión de sacrificarme pues temía que Voldemort te matará e hiciera lo mismo conmigo. Muchas veces me reproché que quizás te hiciera mi horcrux para salvarme y que toda fuera una acción egoísta de no caer bajo Voldemort. Sólo encontraron mi cuerpo sin vida al lado de tu cuna en la pieza. No quiero salir, pero necesito que te levantes y no te rindas, Harry.....dijo Lily.
La imagen de la mamá de Harry se borró de un plumazo y el joven abrió los ojos con la respiración acelerada. Se sentó en la arena buscando una bocanada de aire pues sentía una opresión que no era propia de él.
-- Pensaba sólo que Voldemort estaba en contra de que yo me sienta feliz...dijo Harry con los ojos húmedos cuando la idea de ser el horcrux de su madre le generaba una sensación de pesadez.
Sintió frío echándose la capucha de la túnica en la cabeza y se levantó para iniciar una marcha rumbo al campamento.....................
Los veinte heraldos parecían piedras con las capuchas sobre su cuerpo. Ron se quedó quieto cuando ya estaban en las márgenes del bosque viniendo desde los cerros que daban al lago de la escuela. Al instante los elfos volvieron a aparecer y caminaron rápidamente buscando escondite en los árboles que iniciaban el bosque. Legolas reunió a todos entre los espacios que dejaban los árboles y habló en voz baja:
-- Ron va a decirnos si todos los pasos se encuentran vigilados...
Legolas no cabía en una extraña ansiedad.
-- Habrá lucha, cierto. - dijo un heraldo del fondo.
Legolas asintió con el rostro.
Ron volvió atravesando los árboles y trajo las nuevas:
-- Hay magos con túnicas negras que tienen el ojo blanco en le pecho. Desde el embarcadero puede verse la muralla con las altas torres que están al fondo. Hogwarts no era así, han ido construyendo un nuevo sitio. La torre más alta posee el ojo en el último piso y mira como si fuera un ojo de verdad. Luego de tanto tiempo me he convencido de que es uno de los ojos de Lord Voldemort. Mira a todos lados y apunta con un rayo luminoso que atraviesa las murallas y cualquier cosa. No hace ruido, pues chilla desde su interior.
-- ¿Qué pasa si entras? - preguntó Legolas con una idea en la cabeza.
-- Hay muchos espectros dando vueltas, ellos fueron traicionados y Voldemort les ordena cualquier cosa. Ven todo y yo no sería bienvenido porque el ojo detectaría mi presencia. Una vez me acerque a la torre mayor que todos llaman Barad-Dur y es la del Ojo de niebla, bueno me sorprendió y sentí como me atraía y su tamaño aumentaba dentro de mi cabeza hasta que me lastimó. Voldemort puede lastimar cualquier alma y ya no tengo demasiada magia. - dijo Ron.
-- Elfos de Lorien, a la lucha en Minas Morgul. --- dijo Legolas que empezó a hacerse paso por las ramas del bosquecillo.
Los demás heraldos lo siguieron y Ron cerraba las filas que llegaron al embarcadero sin antes detenerse varias veces para escrutar el terreno.
En el embarcadero de madera que se hallaba vacío, las murallas parecían altas e imponentes. Desde el lugar partía un sendero de unos cuantos metros hasta el puente de piedra que iba subiendo de altitud conforme se acercaba a Morgul. Se hallaba vacío, excepto en la llegada a la muralla.
Ahí estaba la torre más alta de todas que estaba atravesada por un banco de niebla que era una línea divisoria entre todo lo que había debajo y el Ojo blanco que miraba a la muralla.
Los elfos cargaron los arcos con dos flechas cada uno tras una orden de Legolas y avanzaron por el sendero del puente que terminaba en tres escalones enormes que marcaban el inicio del puente a la entrada de Minas Morgul. Estando los veinte heraldos estaban en la calzada principal del puente ancho y empezaron una marcha fuerte en donde sostenían sus arcos contra las murallas pero todo el movimiento en la parte superior no se alteraba.
Pero el ojo les alcanzó con su rayo luminoso.
Cada elfo se vio invadido por sombras en los ojos que los hicieron tambalearse en el puente pero un grito en idioma elfico de Legolas los armó de ánimo y siguieron caminando cegados por el ojo que era enorme en sus mentes.
-- Legolas....dijo el ojo en la cabeza del elfo.
-- ¡Marchen! ¡Disparen! - ordenó Legolas.
Un mar de flechas azules volaron a las murallas cuando recién empezaba el lago en la parte de la calzada por donde los elfos iban caminando. Las flechas pegaron en los muros soltando un gran ruido de impacto pues iban hechizadas. Los guardianes abrieron la puerta en donde terminaba el puente y con lanzas iban acercándose a los elfos que lanzaron una interminable nube de flechas que fueron rechazadas por unos mientras varios magos con varita no pudieron detenerlas con un hechizo de repulsión y cayeron al lago heridos.
El brillo del ojo rodeaba al grupo de elfos que combatía y a los magos negros que atacaban ahora con maldiciones imperdonables. Tres elfo murieron por un resplandor verde y uno era torturado a distancia.
El resto disparaba infinitas flechas cargadas de luz verde y los guardianes fueron cayendo uno por uno hasta que la luz del ojo se quitó del puente y se movió hacia el sur tras un chillido que dejó sordos a los elfos por un instante.
-- Malditos caballeros del Sur. Vienen a incordiarme. - dijo el Ojo dentro de la mente de Legolas.
-- Voldemort está diciendo que vienen otros desde el Sur a atacarlos. - dijo Ron que pegó a Legolas que seguía avanzando a cada lanzamiento de flechas a las murallas. Uno que otro mago caía muerto.
-- ¡Adelante! ¡Atacar Morgul! - exclamó Legolas que miró con espanto como un dragón negro se levantó sobre las murallas con un hombre encapuchado encima y que tenía su cuerpo opaco tendiendo a blanco. Su rostro parecía el de una serpiente.
-- Voldemort. - dijo Ron a Legolas.
El mago volteó la cabeza hacia dentro del complejo y levantó vuelo con el dragón hacia el sur rodeando la muralla. Los elfos siguieron la marcha cuando al llegar a las puertas recibieron un mar de magos con armadura que los enfrentaron con la mirada. Legolas no vio malas intenciones y apuntó con el arco al dragón que volaba cerca de la entrada.
-- ¡Fuego! - gritó el elfo al resto.
Un ruido salió de las fauces del dragón que se tambaleó en el piso cayendo en el lago pero el mago que lo cabalgaba se paró sin problemas y mostraba su varita blanca con orgullo pero la guardó. Sacó una espada larga y negra que apuntó en dirección de los caballeros armados y elfos. Las manos blancas hacían contraste con la espada y en esa comparación resaltaba un anillo dorado que llevaba en el dedo índice de la mano derecha.
Miles de caballeros que apostaron en las murallas empujando a los elfos contra las márgenes del puente. Legolas avanzó con los heraldos a empujones pero una línea de caballeros los detuvo con las lanzas que iban hechizadas como los arcos de los elfos.
Los caballeros de la vanguardia cayeron presas del viento que el mago oscuro hacía con la espada. Trepó desde la orilla al puente y todos los que estaban en la línea frente a él caían presas de un hechizo torturador que el mago hacía sin la varita.
-- Disparen. - dijo Legolas a los arqueros elfos.
El mago repelió cada flecha con fuerza y los elfos se arrinconaron contra la orilla del puente mientras los caballeros seguían cayendo delante de la línea elfa.
Sólo quedaron los elfos y el mago frente a frente.
-- Rumores me llegaron de elfos viniendo de las islas del Norte. - dijo el mago.
Legolas se sorprendió sin perder ningún control.
--- Voldemort...nuestra misión es matarte. Ya has hecho demasiadas maldades dentro de estas torres y fuera en las mentes de quienes se salvaron. - dijo Legolas.
Ahora los elfos se dieron cuenta de que faltaba un ojo en el rostro del mago.
-- Encerrados están en el túnel de la muerte. Ustedes los sellaron. - dijo el mago.
-- Lord Voldemort, venimos a hacer justicia por nuestro pueblo. Jamás pensamos que otra vez la alianza sería rota. Slytherin aceptó beber el trago amargo de la inmortalidad. - dijo Legolas disparando una flecha que Voldemort repelió.
Sin tiempo para decir algo desde ambos bandos vino otra nube de caballeros que se tiraron de las murallas contra Voldemort que empezó a atacarlos. Los elfos se extrañaban que Voldemort no reparara más en su presencia.
Un impulso recorrió el cuerpo de Legolas que al incorporarse fue forzado a retroceder por los heraldos que lo previnieron de meterse en otra batalla. Voldemort estaba frente a frente con un joven adulto de pelo castaño que vestía armadura sin yelmo y que guardó su varita.
-- Por la alianza rota dos veces. Por Harry Potter. Por el horcrux único. - - dijo el soldado antes de batirse en duelo con Voldemort. Legolas guió a los heraldos hacia atrás para protegerse en la línea de caballeros que se instaló. Parecían conocer a los elfos y todos vieron que el soldado joven sacaba una espada con el nombre:
GODRIC GRYFFINDOR
A DONDE LLEVE EL DESTINO
Todos en círculo ante el Señor Oscuro y el joven mago armado que sostenía la espada con el nombre grabado a fuego. Lord Voldemort lo miraba fijamente a la vez que lo hacía el Ojo blanco de niebla en la torre más alta de Minas Morgul, Barad-dur. De cada escondrijo de Morgul salían caballeros armados con espada que libraban batalla murallas adentro y sólo un grupo reducido se aparcaba cerca de Voldemort y el mago joven. Detrás de una línea de caballeros estaban los heraldos de Legolas sosteniendo sus arcos con flechas pero uno de los caballeros de la fila que dejaba ver una gran edad por la barba blanca que le colgaba del yelmo y por las incontables arrugas que tenía en las manos arrinconó a los elfos contra las márgenes del puente de acceso a Morgul por Ness. Sin intercambios de palabras entre los heraldos y el soldado anciano mantenían la línea elfa a salvo de Voldemort. Legolas poco podía moverse pues el viejo lo hechizó con una vara corta similar a la cargada por Harry y sus acompañantes en el campamento de los Puertos Grises.
Legolas luchaba contra los dolores internos que significaba mover con la mente cada músculo pero que nada se movían y se sumaba la impotencia por no cumplir la misión encargada de averiguar sobre la alianza rota pero nada del entorno ayudaba para esos propósitos y más con cientos de desconocidos que hacían sonar cascos, aceros dentro de Morgul y que en voz baja entre todos los caballeros dijeran cosas al mago joven que estaba en un duelo visual con Lord Voldemort que valió la impaciencia de los elfos.
Varios heraldos intentaron reanimar al hechizado Legolas que pronto comenzó a sentir los efectos de las manos de varios de los heraldos que bajo los arcos y flechas guardaban uno de los artes de los elfos: la curación. Ya el viejo soldado parecía absorto en la lucha que empezaban a sostener Voldemort y el mago. Luces salían de la varita del Señor Oscuro y de la espada que actuaba a modo de varita similar a cuando los elfos hechizaban las flechas.
Palabras rápidas se decían Voldemort y el otro que esquivaba con facilidad los hechizos de tono café que lanzaba Voldemort a cada instante. La espada grabada relucía a cada hechizo de cualquiera de ellos dos y lanzaba los mismos hechizos que Voldemort de forma que gozaba de cierta libertad de movimiento si bien la varita del joven pesaba igual que una espada. El Ojo de Barad-dur seguía observando la batalla de su amo sin reparar en como las cosas iban desarrollándose dentro de Minas Morgul. Varios dragones lanzaban fuego a lo lejos volviendo a las nubes de un color dorado seguido de truenos de nubes cargadas que traían algo más que lluvia. Una inmensa espiral se formaba en torno al ojo y cientos de sombras bajaban como acantilado de Lorien a las torres bajas del complejo de Morgul y luego las sombras cubrieron todo el panorama cegando los ojos avizores de Legolas hasta la puerta abierta de la muralla del lado de Loch Ness. Un agujero negro hacía presencia tragándose todo vestigio de luz.
Dentro de la oscuridad resonaban los sonidos de los haces de luz de la pelea de Voldemort con el mago guerrero. La voz de varios ocupaba la cabeza de Legolas que veía más que cualquiera de todos que estaban cegados por la sombra espiral que bajó, ni los heraldos podían ver demasiado lejos. Tanta oscuridad atormentó el corazón del elfo que ya no veía las tétricas murallas de Morgul sino el infinito mar que partía como cero desde las costas de bosques selváticos de un pedazo de tierra que emanaba toda clase de vida. La misma sombra aparecía a lo lejos en el mar y en Morgul. La misma clase, el mismo temor traído en barco de madera a través de las aguas a tierra firme en un puente sobre un lago convertido en un sucio mar amarillo que distraía. Todo parecía encajar dentro de Legolas y miró a sus heraldos que seguían con las armas listas y luego entornó los ojos al anciano que lo hechizó y que prorrumpía palabras contra Voldemort y agitaba su varita mágica contra el Señor Oscuro. Legolas se volvió donde los elfos que lo siguieron hacia atrás en el puente con el fantasma de Ronald blanco hasta cada rama de la estela de éter que llevaba hace tiempo incontable.
A pesar de verse huyendo por el puente mientras el objetivo de la misión estuviera en el lado opuesto pero iban demasiado resueltos por el puente ávidos de escapar de una sombra ya conocida por las mentes y sueños de los elfos. Llegaron al embarcadero con el corazón pesado de tanta cosa en pocos metros de caminata en los alrededores de Minas Morgul.
Ron miraba a los elfos con decepción pues dentro de sí atesoraba cierta esperanza que traía hace tiempo y que dijo con todo brío a los elfos que miraban a Morgul como una pesadilla.
-- Poco sé de cuando los magos se volvieron armadura cual armadura de un corredor de Hogwarts. No comprendo nada. Hasta de ustedes que entendí que Voldemort tendría que sufrir cuanto ha hecho en tantas años...Hogwarts tomada hace mucho...creí que venían a ayudarnos de los magos más oscuros que ahora nos gobiernan. - dijo Ron.
-- Poco sabemos Ron acerca del sufrimiento de los humanos desde hace días. Una gran amenaza se cernía sobre Lorien, nuestro hogar. Minas Morgul lo era, todos sentimos la muerte cerca y la muerte de todos los elfos. Cumplimos la misión que un gran señor elfo nos mandó aquí...Sabemos quienes son los enemigos de los elfos y que realmente las penas del señor Elrond son ciertas. Temor tengo de donde debemos ir, quedarnos en este sitio que nada tiene de elfos si bien vivíamos aquí o regresar a Lorien a preparar la resistencia pues la sombra avanza de forma implacable. - dijo Legolas.
Varios heraldos asintieron molestando al fantasma de Ron que miraba con melancolía el panorama de Minas Morgul cargado de niebla negra y de luces de maldiciones que se estaban librando por allá. Ron se acercó a Legolas que se echaba el arco al hombro y los demás se alistaban para salir del embarcadero rumbo al bosque que tapaba las colinas de Loch Ness. Ron dijo unas cosas al oído de Legolas.
-- Ninguna ayuda es mal recibida señor Legolas. Pocos osan a entrar a Minas Morgul desde hace años y en especial porque quien debía estar para la batalla contra Voldemort está...muerto. - dijo Ron.
-- ¿Hablas de un mago poderoso? - preguntó Legolas con atención.
-- Sí. Pero son dos que deben de estar seis pies bajo tierra. Nadie vive demasiado tiempo ni menos si uno de ellos carga una maldición que está presente en Voldemort y en su Ojo que todo vigila a pesar de tener la niebla más espesa. Yo mismo me he sentido observado y eso que mi alma queda desnuda a ojos de cualquiera, es imposible ocultar cualquier sentimiento y muchos han pasado por mi alma en tantos años. dijo Ron.
Legolas no respondió pues le invadían cosas en la cabeza de las cuales no era conveniente hablar con Ronald. Antes que todo estaba la seguridad de sus hombres y que la información recogida en Morgul llegara a su receptor demasiadas leguas al sur. Los heraldos vinieron por el camino de regreso y ya sin temores andaban a paso rápido y llegaron a las laderas de las colinas y vieron el sendero que serpeaba cuando ellos bajaron paso a paso. Repitieron el mismo procedimiento de ir lentamente aunque se quedaban más tiempo del necesario observando la nube multicolor de Morgul como un mal recuerdo pues los heraldos ya se sentían fuera de la opresión de ese lugar. Incluso Ron se mostró más diligente con los elfos avisándoles sobre cuando el terreno se ponía difícil.
Los primeros escalones de las Escaleras Secretas reveladas por Ronald sirvieron de la última mirada al entorno más cercano de la torre del Ojo de Lord Voldemort. Todos parapetados en la cima de una colina alta de todas y se voltearon cuando Legolas dio la orden desde abajo. Ron seguía delante de Legolas como fiel guía y fuente de pequeñas conversaciones que siempre conducían a lo mismo: los magos que Lord Voldemort detestaba. Ron no sabía que uno de ellos estaba en la boca de Legolas pero un sentimiento lo hizo callar el nombre de Harry Potter. Sin que Ron se fijase pues él bajó más rápido para ver que la llanura estuviera despejada Legolas se volvió contra sus heraldos advirtiéndoles que el nombre Harry Potter seguía siendo prohibido.
Finalmente pisaron los pies en la llanura que partía desde el pueblo en donde los heraldos encontraron a Ron y siguieron su curso rumbo a los caminos que los condujesen de vuelta a los Puertos Grises y ya otra inquietud se presentaba en la mente de Legolas y también de su ejército: ¿Qué hacer con Ronald Weasley?
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Una particular modorra envolvía a Harry estando acostado en su cama de la carpa elfica mientras el Sol iba apareciendo detrás de los enormes acantilados que fueron castillos algunas vez. El sopor no mantenía ajeno a las actividades del campamento y de los pasos de Cristina y Hermione que salieron para dar un paseo por la playa. Cristina sacó a la ensimismada Hermione con la esperanza de dar vuelta la situación de su amiga.
Viéndose sólo en la carpa, Harry se levantó y la recorrió de medio a medio pensando sobre las cosas que podían estar viendo los heraldos mandados por el señor Elrond que mantenía un inquietante mutismo sobre la suerte del puñado de elfos que fue a recorrer la madriguera de Lord Voldemort. Harry había ido temprano en la mañana a visitar al señor elfo que estaba escribiendo en un pergamino con una pluma roja que le pareció familiar a Harry. Elrond dijo no tener información sobre los heraldos hasta ese minuto pero un pensadero recién agitado sobre la mesa daba a entender otra cosa. Rumiendo palabras Harry volvió encontrando a sus dos amigos levantadas y arreglándose las bellas túnicas elficas con la flor de Lorien abrochando el cuello. Harry recordó la procedencia de ella y sonrió pues en Lorien debía encontrarse la dama Arwen que abrigaba la esperanza de sentirse mejor pues aún cuando fuera una mujer misteriosa y distante, Harry nunca encontró su corazón aproblemado cerca de ella sino todo lo contrario, se sentía en paz y recordando cosas que creía perdidas.
Dio un cálido saludo a Cristina que estaba sentada en la cama junto a Hermione que miraba con atención a Harry como si fuera un desconocido con ganas de conocer. Cristina sonrió a Harry contenta por ver que dentro de los ojos de Hermione nada se mantenía igual cuando Potter aparecía de improviso.
-- No te acongojes si ella sólo te sonríe por escasos segundos y luego se sume en las sombras. Muchas batallas debe estar librando sola para recuperar su voluntad. Algo gana contigo. - dijo Cristina.
Harry ya no quiso seguir recordando y sin darse cuenta estaba con los ojos húmedos y de pie en la entrada de la carpa. Pasaron dos elfos que lo saludaron animadamente pero el joven les dirigió una leve reverencia. Salió de la carpa parándose en el sendero del campamento viendo como las dunas levantaban arena producto de un viento frío que traía una vez más espesas nubes del mar. Recordó que por estas fechas empezaba el mal tiempo en Hogwarts y de seguro todo se iniciaba en la inmensidad del mar allá al frente.
Encontró a Cristina y Hermione sentadas en la arena contemplando el mar. A su lado estaba el señor Elrond se pie y con vista altiva frente al mar.
Se preguntó sobre que haría el señor de los elfos de los Puertos Grises con sus dos amigas y lleno de temor avanzó hacia donde estaban aferrandose a la varita que traía en uno de los bolsillos de las túnicas. Elrond volteó encontrándose cara a cara con Harry que tenía la capucha puesta por el caprichoso ventarrón.
-- Mi señor Elrond. - saludó Harry con una reverencia.
Cristina también se volteó para mirar a Harry que posaba su vista en Hermione tras evadir los penetrantes ojos de Elrond. La chica estaba mirando el mar con gran concentración y el pelo seguía el ritmo del viento. La melena castaña se agitaba como las olas de enfrente y como el corazón de Harry que no se cansaba de dar vuelcos en un lugar apacible pero cercado por sombras. Esto último se lo expresó al señor Elrond.
-- Igual veo y siento las sombras que se ciernen sobre este lugar. Cada cosa que su pueblo está haciendo aquí es en relación a eso. - dijo Harry con tono de duda.
-- Depende de donde mires, Harry Potter. Al frente tienes la fuerza reparadora de la naturaleza que inicia una vez más el ciclo del elemento vital que es el agua, detrás están los acantilados que poco podrán hacer si las sombras de Morgul deciden venir aquí. Sabes que la sombra tiene nombre y mente. ¿Dónde más dices ver oscuridad? - preguntó Elrond.
-- En Hermione. A pocos pasos de mí y tan cerca de ella y de Voldemort. Nadie puede ver como la cubren a ella pues eso oculta lo que lucha por dentro. Feliz entraría en la mente de ella como un heraldo que va a la guerra. - dijo Harry con aplomo.
-- Piensa en como vas a salir de esto, Harry. Mirar lo basto que es el mar ayuda. - dijo Elrond con la voz agarrotada volviendo al campamento.
Extrañas le parecieron las palabras de Elrond a Harry que se sentó al lado de Hermione pensando en ella y recordando lo dicho sobre el mar. Estaba inquieto como su mente asegurando el paso de las masas tormentosas que prontamente se dejaría caer sobre los Puertos Grises. La desesperación inundó a Harry que se levantó con una revelación en su cabeza: otra vez su madre hablaba y en tono severo. Algo mal pasaba.
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Entre todos examinaban el camino oscuro que separaba las sierras de Morgul del pueblo en donde encontraron a Ronald Weasley. Era vital no perder el rastro para volver a los Puertos Grises según las intenciones de Legolas cuando el último heraldo puso pie en la llanura desierta. Ron iba al lado de Legolas que miraba el cielo con nubes de tormenta que traían un raro movimiento en espiral y se detuvo recordando las vistas hacia el firmamento estrellado cuando se hallaba en Lorien. Estrellas raras pensó Legolas mirando esas nubes que se apretujaban en torno a un círculo neblinoso que parecía descender a tierra pero era sólo una impresión personal del elfo. Ron se estremeció asustando a los heraldos que venían más atrás. Legolas se volteó buscando el origen de los alaridos del puñado de elfos.
-- ¿Qué ocurre? - preguntó Legolas apresuradamente.
Varios apuntaron el cielo con las nubes que dejaban escapar bancos de niebla negros que alcanzaban a las montañas que encerraban el infesto mar interior de Ness cerca de Morgul. Ron se alejó lo más posible de las sierras y con la mano llamó a todos los elfos a seguirlo. Algo desconocido pasaba para la mente de los elfos que siguieron a Ron hasta una depresión del terreno ignorada hasta entonces en la marcha a Minas Morgul. Se refugiaron cerca de unos espinos jóvenes y un árbol de gran altura que reflejaba en su tronco un resplandor verde que venía desde el cielo en forma de espiral. Dentro de la espiral se movían más cosas.
-- Dementores bajan. Los mandaron de Morgul. La espiral se movió más allá de los cerros de los cuales Voldemort nunca sale. - dijo Ron atropelladamente.
Figuras encapuchadas iban bajando y eran ellas las que formaban los jirones negros que cubrían una parte importante del cielo en ese momento. Los elfos elevaron sus arcos con flechas que emitían un resplandor café muy débil que llamó la atención de los dementores que se dirigieron a la depresión con sus bocas muy abiertas dispuestos a absorber el alma de los intrusos. Intrusos decían las voces espectrales de cada jirón de dementores que estallaba en el cielo y más arriba donde un trozo del cielo claro se avistaba como una lejana luna habían tres personas de negro que miraban. Legolas clavó su mirada en Ron que estaba oculto tras una piedra grande que era arreciada por el vapor de los dementores.
-- A la orden, dispárenles a esos espectros. - dijo Legolas con voz amenazante.
Un dementor se acercó mucho a Legolas lo suficiente para hacerlo tambalear de miedo y frío. Los demás heraldos no necesitaron de la orden del elfo para atacar. Todos lanzaban flechas con resplandor a cada dementor que bajaba a la depresión. Cada flecha se clavaba en el pecho del dementor sometiéndolo a un largo dolor que le hacía chillar sandeces y se revolcaban por el piso hasta consumirse como viento. Las capas infestas quedaban esparcidas por el terreno y las flechas dentro de ellas. Pronto todo el lugar apestaba a hedor negro.
Ron observó cada ataque de los heraldos a los dementores que ya no vinieron pero esa abertura en el cielo quedaba y los tres miraban desde las alturas. No se revelaron y volvieron a cubrirse detrás de las nubes que se apretujaban de nuevo y la espiral estaba hecha otra vez. Su centro de gravedad se movía a las sierras en donde se perdió seguramente bajando hasta el valle de Morgul.
Legolas se juntó con todos en torno a las capas de los dementores que parecían absorber la fuerza vitalizante de cada palmo del terreno. Era un vergel en medio de la llanura pero olía a hedor negro que lastimaba el olfato de los elfos. Ronald permanecía impasible y dijo ver un dementor todavía con vida cerca de la roca en donde el fantasma de refugió. Allí encontraron una capa se aspiraba desde dentro, es decir, desde la tierra pero no era que soltaba niebla sino que una figura espectral estaba a punto de salir de allí. Con un pie uno de los heraldos desplazó la capa un par de centímetros dejando salir el espectro que tenía la apariencia de un hombre viejo con una mirada asesina.
-- Dime quien eres, Nazgul. - dijo Legolas con voz autoritaria.
-- Intrusos de la calma de nuestro señor. Guiados por el primer traidor que conoció la espada sagrada e infecta de Minas Morgul. El Ojo ha visto demasiadas presencias desconocidas en este día para dejar escapar la oportunidad de recibir a los visitantes que tienen rumbo desconocido. Nadie que entra a Morgul vuelve a salir a menos que acepte ser parte del orden de las cosas. Vulneraron las escaleras secretas con ayuda de este resentido que se esconde detrás de gente viva. Hombres que cruzaron el puente y mataron a los guardianes de la muralla infranqueable en momentos que venía otro ataque desde el sur. El Ojo no los ignoró. - dijo el dementor.
-- Nadie tiene certeza de cuanto ha pasado desde el forjamiento de la alianza en piedra que fue vulnerada por el velo que varios han sentido en su corazón sin siquiera verlo. Le hacen profundo honor al significado del nombre de Morgul...la torre de la hechicería. Somos parte de la raza que enseñó arte por primera vez a los humanos. Lord Voldemort no sería nada sin su magia...que nombre le han dado. - dijo Legolas negando con la cabeza.
Un elfo interpretó la mirada de Legolas al dementor y le asestó un golpe con una flecha al cuerpo transparente del espectro. Se disolvió como los demás, claro que necesitó dos ataques para ser destruido.
Salieron de la depresión con la vista más aguzada que nunca pues de las montañas que protegían el valle de Minas Morgul bajaba una niebla espectral que dormía a todo ser viviente que pusiera en pie en las laderas. Legolas mandó a todos a correr por la llanura hasta volver al pueblo en donde fue encontrado Ron. Dentro de sí estaban las ganas de hablar con Elrond y pedir consejo pero los alrededores estaban muy turbios y más vale tener arcos armados a tiempo que morir en un sitio desconocido y que tu señor elfo también lo viera. Encontraron más depresiones en la llanura que aparentemente habían sido excavadas como trincheras de alguna clase hace tiempo. Se apostaron en una de ellas esperando algún ataque que jamás llegó pero hallaron almas a punto de caer al desfiladero de los dementores.
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Cristina miraba el mar con la mirada perdida en las olas que se sucedían una y otra vez ajenas a todo el rumor que sumía a las alturas circundantes. Ni ella podía abstraerse de la situación que atravesaban sus amigos y usaba el sufrimiento de ellos para tapar el propio. Hace días que sus amigos magos habían muerto a manos de Lord Voldemort como tantas veces lo vio en su mente pues muchas cosas parecían sellar el destino de los hermanos Wilder hacia una muerte violenta. No pudo evitar recordar cada segundo que estuvo con ellos planeando la oposición a Lord Voldemort y cuando se separaron por un tiempo gracias a los problemas con James. Ni imaginó lo que sus dos amigos llegaron a hacer en ese tiempo. Se veía a si misma otra vez en el apartamento de Williams Street conversando con Hermione que vivía al frente suyo. Cada palabra de la chica la hacía olvidar sus fantasmas de desamor y de su propia sangre mágica. Cristina deseó ser muggle ese tiempo y su mente se despejó pero sin saber que Hermione sería la llave a la persona por la cual hizo todo en sus últimos años en Hogwarts...Harry Potter. A pesar de que ella dio por cumplida la misión de proteger a Harry de Lord Voldemort tuvo que pagar un alto costo de quedarse sola y acompañada de su amiga poseída, si eso realmente tiene, y de la desconfianza de su protegido. Pensar en eso la desoló.
Se acostó en la arena envolviendo con la túnica elfica y a vista de cualquiera era una piedra más en donde las olas romperían si hubiera marea alta. Sin embargo la línea de las mareas estaba buenos pasos el fondo. Desde que Harry llegó a la playa no reparó en la presencia de Cristina y al mirar hacia donde estaba ella sólo vio una roca llena de musgo que antes no estaba. Se maravilló ante el invento o arte de los elfos de protegerse así.
La piedra estaba magullada, mojada, con plantas serosas que se aferraban con fuerza y que años le pesaran encima. ¿Cuánto podían revelar las capas elficas? Se preguntó Harry al mirar a Cristina convertida en piedra. También a él le pesaron los años....
Sus ojos se nublaron repentinamente y si los restregó con fuerza sólo logrando ver estrellas en su campo de visión. Cuando miró a su lado donde estaban las chicas volvió a ver a Cristina levantada y a Hermione con la cabeza gacha y murmurando palabras infestas.
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Las últimas palabras se desvanecieron de la boca de un caballero armado en un campo lleno de cuerpos y despojos de los mismos en la depresión donde se atrincheraron los elfos junto a Ronald. Legolas miraba los cuerpos de quienes luchaban en las puertas de Morgul y no hallaba explicación de cómo habían llegado varios caballeros tan lejos de la morada de Lord Voldemort. Ron estaba más pálido de lo que ya era pues reconoció en la mirada de aquel caballero de pelo entrecano que expiró hace poco una sensación familiar en sus ojos verdes que le recordó a cierta persona que era su amigo y a la vez de mucha gente que confiaba en él. Nada escuchó pues Legolas las recibió en el mismo oído y el propio elfo mostró una mirada de confusión que compartió con los heraldos que se alinearon en torno a los cadáveres de los caballeros y fueron amontonados en la depresión de forma que todos formaban una masa llena de armaduras que brillaban débilmente con el reflejo de la luz muerta del sol. Brillaban más las tinieblas de Morgul.
Hubo un momento de silencio devoto entre los heraldos que miraban la pila de cuerpos con una nostalgia propia de extrañar un lugar querido y en verdad eso les pesaba en sus cuerpos, por vez primera olvidaron las visiones de Morgul y de Voldemort y se encontraron a sí mismos en un lugar desconocido y que internamente se unía con el lejano paraíso de Lorien, su hogar. Varios elfos levantaron sus arcos al aire lentamente y arrojaron una veintena de flechas por sobre los cuerpos y fueron a dar a los flancos de la pequeña quebrada que formaba la depresión o trinchera. Ron no entendía de las acciones de los elfos que rompieron filas y comenzaron a mirar en dirección opuesta a las montañas de Morgul con la vista en el camino de vuelta a Los Puertos Grises donde aguardaban las dudas que debían ser respondidas.
De regreso Legolas se pegó a la espectral marcha de Ron que seguía con la mente puesta en el caballero que lo miró a los ojos en el momento de su despedida. Tanto Ron como Legolas iban cabizbajos y pensando en sus problemas, pero ¿qué problemas tendría un fantasma?
-- Esos caballeros vinieron a parar aquí gracias a un artificio de Lord Voldemort. - dijo Legolas en voz baja.
-- ¿En el torbellino? - preguntó Ronald.
-- Parece. Ese anciano era el único de su orden con vida hasta que dijo sus últimas palabras. Agradeció morir lejos de un lugar lleno de sombras y que con pena lamentaba que fuese antaño el mejor lugar en donde había estado en su vida. Estudió en Hogwarts y dijo morir por aquel lugar...Esa era la bandera de todos los caballeros que vimos pelear en Morgul. - dijo Legolas mirando a sus heraldos que iban a un costado.
Ron no dijo nada pero miró a Legolas con pena.
-- Moriste joven Ronald Weasley, esos caballeros bien pueden tener tu misma edad. - dijo Legolas.
-- Sólo es una sensación, Legolas. La mirada me recuerda a los ojos de un profesor que tuvimos en Hogwarts durante un curso y que era miembro de una orden de magos contrarios a Voldemort. Éramos miembros jóvenes de la Orden del Fénix. Nada supe de ellos cuando Hogwarts cayó bajo el poder de Voldemort y tomó a los estudiantes sobrevivientes como esclavos y muchas marchas empezaron a lugares desconocidos, en una de ellas morí. Se llamaba Remus Lupin el profesor del que te hablé. - dijo Ron.
-- Ron... ¿Te has encontrado con gente conocida en todo este tiempo? ¿Cuánto hace que Hogwarts fue tomada, como dices? Remus Lupin murió en mis brazos....estoy seguro que alguien conocido por distinto que fuese no pasaría ajeno a tu memoria. - dijo Legolas deteniéndose.
Los heraldos se arrinconaron a una roca gigante en medio de la llanura que se hacía cada vez más rocosa.
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-- ¿Entiendes lo que dice Hermione ahora? - preguntó Harry con ansiedad.
Cristina miró a su amiga con atención y puso mala cara cuando iba a hablarle a Harry. Este miraba a ambas mujeres y se afectó al ver el rostro hundido de Hermione posó sus ojos verdes en Cristina que negaba con la cabeza.
-- ¿Qué pasa? ¿Qué dijo Hermione? - preguntó Harry con mala voz.
-- Adoración al Mago Oscuro y a su alma. Temo que la Marca Tenebrosa debe dolerle porque se toca el brazo con insistencia. - dijo Cristina.
-- Lo mismo de siempre...esa no es su voz...La voz de nuestra Hermione está detrás de todo eso...en serio. - dijo Harry acercándose a Cristina.
Hermione miró a sus dos amigos que esquivaban miradas pues no se sentían bien uno junto al otro. Ninguno de ellos dos tenía certeza acerca de que Hermione estaba consciente de todas las preocupaciones de ellos dos pero una voz dentro de la cabeza de la chica despertó como si fuera el primer día de un ser humano en la tierra.
-- Necesito estar muy lejos de Lord Voldemort. No me queda otra más que huir porque mi heraldo no se atreve a entrar en mi corazón a soltar las flechas del arco que está disponible para él. Muchos soldados he visto pasar pero van a otro sitio y yo sigo quedándome sola en el desierto en donde el viento que sopla suena a Voldemort....
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Sin demora el grupo de heraldos del elfo Legolas retomó camino hacia el pueblo muerto y lleno de fantasmas en donde encontraron a Ronald. Los cuerpos de los soldados fueron dejados allí en la depresión pero el de Remus fue enterrado algunos pies bajo tierra por respeto a la memoria que conservaba Ron sobre él. A muchos de los heraldos les sorprendía ver como un espíritu en eterna marcha sobre la tierra tuviera emociones sobre cosas y personas que fueron parte de su vida muchos años atrás. Ron le decía a Legolas que era imposible deshacerse de los pensamientos que tenía hasta su muerte, en la marcha de prisioneros, y que las cosas seguían igual como el mago que las conjuraba pero los años pasaban sin prisa, como caminata de elfos, y ya los dedos de las manos no servían para contarlos.
--....no deja de llamarme la atención como Lord Voldemort no envejece a pesar de todo el tiempo transcurrido. No en vano llaman a Minas Morgul la torre de la hechicería y con pocas personas que le opongan resistencia debe hacer lo que le plazca dentro de ese antro de magia. Nada del viejo y querido Hogwarts debe quedar. -
-- Quizá el señor de todos mis hombres no esté satisfecho cuando le contemos las buenas nuevas y que nada de lo hecho dentro de la torre del ojo podemos decirle. Necesita saber como viene la mano y puedes ayudarnos a entender mejor porque has sufrido todo. Tenemos a alguien viviendo con los elfos que también sabe sobre Lord Voldemort.....dijo Legolas a Ronald que caminaba encorvado rumbo al pueblo.
Antes de llegar al poblado en donde fue encontrado Ron los heraldos se escondieron detrás de una gran roca que dominaba la vista de las últimas casas. Una legión de espectros aguardaba en la calle principal hablando cosas extrañas y volaban por sobre los tejados sin rumbo alguno y si tenían cierta determinación era porque los dementores de Morgul les seguían el paso para absorber el alma desarraigada que les queda.
-- Lamento decir esto Ronald pero deberás entrar antes que nosotros en el pueblo...eres de ellos y prometo que no vamos a dejarte sólo. - dijo Legolas a todos.
Ron se adentró en el pueblo como un nervioso fantasma que miraba los mismos rostros desde que murió en los lindes de este lugar por unos dementores ociosos en la marcha de los prisioneros. Más que asustado por los dementores que nunca faltaban entró por la muralla de una casa media destruida con un enorme caldero en su interior. Se escondió dentro del caldero esperanzado de los elfos. Veía su opción de salir en paz.
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Del basto océano que habían contemplado Harry con sus dos amigas hacía un rato venía una barcaza de madera con un mascaron de proa de una mujer con orejas puntiagudas. Detrás estaba la dama Arwen vestida con una fina túnica roja enganchada con una flor de colores pálidos a la altura del cuello. Sin hacer ruido la barcaza de ella se detuvo en el borde de la arena con el mar. Al rato varios elfos descendieron de ella rumbo al campamento de los Puertos Grises.
La avenida que cruzaba el campamento estaba llena por una marcha de elfos que entraban en varias carpas altas y algunos iban a la gran carpa en donde estaba el señor Elrond con Arwen al lado del escritorio que tenía lleno de pergaminos como siempre. Harry estaba en ella sin sus dos amigas.
-- ¿Vienes por las noticias de Lorien? - preguntó Elrond a Harry que no dejaba de revolverse en su asiento.
-- Lo que venga, señor. -
Arwen le tendió una mirada especial a Harry que lo reanimó un momento hasta que entró otro elfo con una caja de madera en las manos. La depositó en las manos de la dama Arwen que iba abriéndola lentamente ante la expectación de varios elfos más que esperaban los resultados de la visita de la hija de Elrond a su hogar de bosques en las islas del Norte.
Dentro de la caja había un pergamino café escrito con una simple tinta pero seguramente lo importante estaría en las palabras. Inesperadamente Elrond tiró la caja de fina madera en el piso de hojas de la carpa. Una flor de capullos revueltos estaba decorándola.
Harry tomó la caja extrañado por el gesto del elfo que se concentraba leyendo el pergamino que estaba en el idioma elfico, cosa que Harry no entendió y que lo hizo sentarse y desprender su atención de la caja de madera. Elrond terminó de leerlo mirando directamente a Harry con la voz en tono especial.
--....Eldarion......Estel.-
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Los elfos que luchaban contra los pocos dementores que en rigor estaban en el pueblo hicieron agitarse a los espectros que volaban desordenados y se ocultaban detrás de las destruidas casas. Poco de entendible tenía el comportamiento de ellos para los elfos que esperaban la aparición de Ron. Éste ya era parte de la compañía de los heraldos y único en su especie.
Al final de la calle principal apareció Ron para unirse a los heraldos y continuaron el camino de vuelta a los Puertos Grises. Todo en silencio hasta encontrarse con la casa destruida por el troll del camino que los elfos se encontraron en la ida. Legolas debió apartarse del grupo llevándose a Ron consigo porque su señor elfo le tenía noticias. El elfo puso un pensadero en el piso. Las aguas se agitaron como de costumbre dejando ver la imagen de Elrond, Arwen y Harry.
Ron sintió la mirada penetrante de los ojos de Harry y como los dos nuevos elfos lo miraban con compasión. Elrond sostenía el pergamino y leía en su idioma para que Legolas lo escuchara. Los heraldos vigilaban el sendero mientras durase la comunicación.
-- ¿No han faltado las visiones de futuros pesares de nuestro pueblo, Legolas? - dijo Elrond en tono de duda a través del pensadero luego de leer en elfico.
-- No somos los únicos que intentan cambiar lo que viene. Nada pude averiguar de quienes viven cerca de la magia de Morgul porque estaba en riesgo nuestra vida y una visión debíamos llevarle mi señor. Además hallamos paisajes sin tierra ni cielo o lugar para descansar para la gente que ha muerto entre usted y Morgul. - dijo Legolas sintiendo el frío por tener a Ron al lado.
-- La dama Galadriel ya ha dicho que debe hacerse de aquí en más. Sobre todo de la gente que vive con nosotros ahora. - dijo Elrond en confianza.
No era que un dementor estuviese cerca explicaba el frío que soltaba Ron mientras observaba por el pensadero a su amigo Harry. Este a su vez tenía los ojos húmedos y la mirada extraviada en cada detalle del cuerpo transparente de Ronald. Muchos recuerdos vinieron a su mente y un peso inesperado lo sacudió.
--...había gente muerta por varios lados vagando y huyendo de nazguls que seguramente son movidos por la voluntad del Señor Oscuro de Minas Morgul...
-- Debes volver pronto porque los elfos que aún están en Lorien no van a quedarse quietos en la isla viendo como nuestro arte ha sido dilapidado. - dijo Elrond.
-- Ronald.......
Elrond giró para ver a Harry que mencionaba el nombre de su amigo lentamente.
-- ¿Lo conoces? - preguntó Legolas desde el otro lado del agua sintiendo una extraña sensación como Elrond.
-- Era mi amigo...pero está muerto. - dijo Harry sin creer lo que veía.
-- No lo estoy Harry. - dijo Ron con voz espectral.
Las aguas del pensadero se agitaron de forma maligna perdiendo la vista que uno tenía del otro en la comunicación. Ron se turbó al escuchar las palabras frías de Harry.
Nadie volvió a hablarse después porque Elrond vacío el agua del pensadero intrigado del comportamiento de Harry que se sentó en el piso con la vista perdida y entrecerraba los ojos.
-- Tengo miedo.... ¿eso le espera a Hermione? - preguntó Harry de pronto.
-- Imposible decirlo Harry. ¿Escuchaste bien cada palabra de Legolas? - preguntó Elrond sosteniendo el pergamino de la dama Galadriel.
-- Sólo miraba a Ron...como....se veía como los fantasmas que moraban en Hogwarts. Podían atravesarte y hablar contigo sobre seguían siendo muertos...tiesos en donde quedaron. -
-- Harry....tu amigo murió sí. - dijo Arwen después de ver profundamente los ojos de su padre.
-- ¿Por qué me dices eso dama Arwen? ¿Qué más sigue? -
-- Lo que Legolas supo allá es bastante inesperado para todo y en especial para ti, Hermione y Cristina. - dijo Elrond.
-- Ronald relató a Legolas las cosas que pasaron hace años, muchos años. La cantidad de ellos viene mencionada en la carta de la dama Galadriel que nos advierte que la gente de este tiempo está amenazada. Muchas cosas siguen igual, las palabras de tu amigo Ronald. Fantasmas atrapados, cosas viejas que son ruinas y el propio Voldemort. Tú sigues igual a como escapaste de Hogwarts con tus dos amigas. Desde que saliste han pasado cien años que has saltado gracias a tu paso por el portal de espectros en donde las cosas están iguales desde los tiempos de los fundadores de Hogwarts. - dijo Arwen.
Necesito estar lejos de Lord Voldemort. Palabras que se sumaban a la congestionada cabeza de Harry cuando iba de vuelta a la carpa en donde estaba con Hermione y Cristina. Ellas estaban en la cama de Harry algo somnolientas pero saltaron de la cama al ver a Harry con el mismo pergamino en la mano que tenía Elrond y llegado desde la isla de los bosques de Lorien.
-- ¿Harry? - dijo Cristina sin esperar nada.
-- Me pregunto si la profesora McGonagall sabía acerca de lo maldito que estaba ese portal por donde escapamos y que ella debió cerrar con su vida. Los elfos descubrieron otra cosa aparte de los espectros que vivían allí. - se acercó a Cristina. - Los tres que estuvimos dentro de ese lugar tenemos un gran problema porque el tiempo de los espectros es distinto que el de gente viva porque ellos se quedan tiesos en donde murieron como mi amigo Ron que pudo mirarme....dijo Harry arrodillándose en el suelo.
-- La carta. - dijo Cristina tomándola de la mano de Harry.
Queridos elfos de Lorien.
He recibido las noticias que Arwen hija de Elrond entregó a los elfos de estos bosques imperecederos pero a las puertas del velo que todos ven. Las cosas que empezaron a ocurrir son ya muy antiguas y si bien no representan gran parte de la vida de un elfo son generaciones de gentes del lugar que les ha tocado convivir con el velo oscuro.
Se que mandaron a elfos al lugar desde pueden verse las torres oscuras aún desde el bosque de Lorien, que queda bastante lejos. Tendremos que luchar porque el daño ha durado cien años y hay cosas que no pueden ser detenidas a menos que actuemos. El anillo de esperanza de nuestro pueblo nos da tiempo para escapar sin antes luchar. Como antaño.
También tuve noticias de los sobrevivientes del infesto lugar y sus asuntos pueden ponernos en peligro y además ellos deben tener sus propias decisiones. Déjalos a su voluntad porque ya sobrevivir por un lugar en donde el tiempo pausado los detuvo, fue suficiente.
-- Los elfos van a estar cada día más cerca de Voldemort porque lo ven como una amenaza. Nosotros no vamos a estar bien aquí. Debemos irnos y Elrond va a apoyarnos con las cosas que necesitemos. Podemos decidir con el curso de nuestras vidas. - dijo Harry.
-- ¿Hermione? - dudó Cristina.
-- Ella se va conmigo. Sus palabras fueron la clave...lejos de Voldemort. Puede mejorar. Parece ingenuo pero ella conserva fuerte su esperanza y ese será su nombre...Esperanza pero en elfico...Estel. No puedo conservar mi nombre porque todo va a empeorar si Voldemort piensa que sigo vivo y sabes que debe matarme. Me llamaron Eldarion....nombre elfico. Vamos a irnos Cristina. ¿Qué harás tú? - dijo Harry bajo el peso de las palabras.
-- Quizá pensarás que necesito un tiempo para pensarlo pero no será así...antes tuve la misión de protegerte cuando realmente tuve la esperanza de eliminar a Voldemort. Vino lo de mis amigos que tanto quieres...por lo pronto se que Voldemort no va a alcanzarte. Ya no puedo seguirte porque tengo que cumplir lo que sigue después de ti...Voldemort y si a través de los elfos puedo conseguirlo al batallar con ellos no voy a dudar. Tendremos que despedirnos Harry. De Hermione también. -
Ron iba al lado de Legolas que con los heraldos avistaban las proximidades del valle Gryffindor. El amigo de Harry nada sabía de la existencia de las tumbas de los fundadores de Hogwarts menos Salazar Slytherin. Legolas se comunicó otra vez con Elrond que despedía a Harry.
-- Creo que se donde puedo encontrar la paz que ahora quiero buscar.........
-- Miras al sur.....allá va Harry.
-- Voy a encontrar a Harry aunque sea lo último que haga en la vida.
N/A: Aquí termina el fic de los elfos de Lorien y de paso les aviso que la historia no termina. El siguiente fic se llama: Harry Potter y los Montaraces Magicos narra los momentos de los dos sobrevivientes de Hogwarts que salen de los Puertos Grises rumbo al sur en donde aún existen magos y magos. De todo tipo y los brazos del Señor Oscuro van a sentirse también.
Espero que les haya gustado mi fic y mandenme reviews por favor. Y sigan la siguiente historia.
Un adelanto: Van a aparecer los peregrinos del bosque que están en el Señor de los Anillos y habrá pelea con otros magos.
Harry Potter: Los Elfos de Lorien y la Madriguera de Voldemort - Fanfics de Harry Potter
1 EL ALMA PARTIDA DE SALAZAR SLYTHERINMiles de espinas se levantaban bajo los rayos del sol en medio de un lago cristalino y calmo que empezaba a aquietarse co
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2024-09-25
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