Hermionebajó a desayunar envuelta en un montón de sábanas. Hacía mucho frío.
Buenosdías, hija saludo la señora Granger, distraída, mientras servía unas tazas decafé en la mesa. Ya tenía puesto el delantal del trabajo.
Elseñor Granger leía el periódico con el entrecejo fruncido. Levantó la vista porencima del diario y observó a su hija.
¿Porqué llevas todo eso? le preguntó a Hermione.
Porqueme estoy congelando respondió la chica.
Lacalefacción dijo de pronto la señora Granger. ¿Cuántas veces dijiste que laibas a reparar? ¡Se congela uno aquí adentro!
Vamos,Jane, no hace tanto frío dijo el señor Granger, y dio un descomunal bostezo.Pero bueno, si insisten
Selevantó de la silla y dejó el diario sobre la mesa. Pero entonces, Hermioneintervino:
Papá,si quieres puedo arreglarla yo con un poco de magia. Un simple hechizo
Nadade magia. Puedo repararla yo mismo dijo el hombre, y se marchó con pasodecidido hacia el sótano.
¿Quéle pasa? preguntó Hermione a su madre.
Ella,entre una risita, le dijo:
Supongoque se sentirá mal si tú puedes hacer algornque él no. Es un hombre. Y de todasmaneras, ¿no era que tú no puedes hacer magia fuera del colegio?
Hermionehizo una mueca de indiferencia.
Estamosen vacaciones de invierno. No creo que pase nada.
Laseñora Granger la miró con el entrecejo fruncido:
¿Dedónde sacaste esa actitud? Esa no es la Hermione que yo crié.
Enlo que llevamos de año he cambiado, mamá le dijo Hermione, muy seria. Tengonuevas amistades; tranquila, nada que tú y papá cataloguen como malainfluencia.
Laseñora Granger alzó las cejas y miró a su hija.
¿Puedoquedarme tranquila?
Porsupuesto que sí.
Deacuerdo Le dio un apresurado abrazo a su hija y luego exclamó: ¡Oh, por Dios,las siete y cuarto, debo irme!
Hermionesacó sus libros de Historia de la Magia y, mientras desayunaba, se puso a completar el trabajopráctico que Binns les había pedido para después de las vacaciones.
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Derepente sonó el timbre.
Esoera algo extraño, ya que en la casa de los Granger nunca sonaba el timbre. Ymucho menos en aquella época del año.
LosGranger vivían en un pequeño pueblo en la costa este de Gran Bretaña, dondevivía gente aburrida y amargada de la vida, en su mayoría ancianos que habíanvivido toda su vida allí y querían morir en su hogar.
Demodo que Hermione fue hacia la puerta y la abrió de par en par.
Unapersona que sonreía radiante estaba plantada en el umbral de la casa. Teníamuchos abrigos.
¿P-Parvati?preguntó Hermione, asombrada.
¡Tatán!exclamó la chica, extendiendo los brazos. ¿Cómo estás, Hermione?
¡Bien!exclamó Hermione, aún sin salir de la sorpresa. Le dio un abrazo y la hizopasar. Me agarraste recién levantadaañadió al percatarse de que estaba enbata.
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Sí,es muy temprano repuso Parvati sentándose en uno de los sillones.
Bien,eh
¿qué te trae por aquí?
Vinea pasar las vacaciones a la casa de mis abuelos, que viven a sólo dos calles deaquí explicó Parvati, muy alegre. Y como sabía que tú vives en este pueblo,decidí lechucear a Ronald Weasley preguntando tu dirección, y bueno, ¡aquíestoy!
¡Esoes genial! exclamó Hermione. Hum
¿Quieres
algo para tomar?
¡Claro!exclamó Parvati, y sacó su varita mágica. ¡Acciodeasyuno!
Hermionecontempló asombrada cómo llegaban flotando desde la cocina dos tazas dechocolate caliente y un plato con budín.
¿Noestaba prohibido hacer magia fuera del colegio?preguntó Hermione, asombrada,tomando en el aire la taza y apoyando el plato en la mesita ratona.
Esque me he enterado de algo fantástico. No importa si eres menor de edad; lo quecontrolan en el Ministerio es el lugar donde se provoca el hechizo. ¿Acaso nopudo haber conjurado un Accio mi abuela, que vino de visita conmigo?
Hermionesonrió maliciosamente.
¿Cuándote enteraste de esto?
Melo contó mi abuela anoche. Me la pasé usando magia toda la noche, es muysatisfactorio. ¡Es como si ya fuéramos mayores!
Derepente se oyó una voz desde la cocina y al señor Granger que salía chorreandoagua y con los cabellos chamuscados.
¡Yaestá, pero sólo nos tendremos que bañar como máximo diez minutos por día,Hermione! ¡Nada de estar dos horas en la ducha, como haces tú! ¿Me has escu
?¡Hola!
Elhombre se quedó mirando a Parvati, pasmado.
Papá,ella es Parvati presentó Hermione con una risita. Es una amiga del colegioque está pasando las vacaciones en lo de la abuela, que vive aquí.
Muchogusto, jovencita El señor Granger se acercó y le tendió la mano; Parvati selevantó del sillón con educación y se la estrechó.
Esun placer, señor.
¿Estásen Graffinor también? preguntó el señor Granger con interés.
Gryffindor,papá corrigió Hermione avergonzada.
Sí,señor contestó Parvati sonriendo. Estoy en Gryffindor también.
¿Yqué tal te va con las notas?
Eh
pues, bien contestó Parvati, un tanto incómoda.No digo que no me podría irmejor, pero bien al fin.
MiHermione es prefecta, ¿sabías?
¡Papá!exclamó Hermione, totalmente abochornada.
Sí,sí, lo siento mucho. Las dejo solas
Pero luego tienes que terminar ese trabajopráctico que he visto encima de la mesa, ¿de acuerdo?
Sí,luego lo hago.
¿Tumadre ya se fue?
Sí.
Deacuerdo. Creo que si no me apuro también se me hará tarde a mí. Aunque, sifuera mago, usaría las Redes Fulfy, ¿no crees? exclamó con una sonrisa, y riócomo si hubiera hecho un chiste graciosísimo.
Parvatirió disimuladamente, y Hermione se tapó la cara con las manos.
Esgracioso comentó Parvati cuando el señor Granger ya se había ido a suhabitación. Las Redes Fulfy
Lopeor es que no lo dice en broma, créeme. No entiende nada del mundo de lamagia. Cambiemos de tema, por favor. ¿No has sabido nada de Lavender?
¡Estáaquí! exclamó Parvati.
¿Qué?
Sí,ella también se quedó en la casa de mis abuelos. Es sólo que estaba dormida, yno quise despertarla. Creo que me iré a hacer un poco los deberes de Historiade la Magia. Mástarde pásate, ¿quieres? Así hacemos algo. Es el número nueve de la Burdeu Street.¿Está bien?
Deacuerdo dijo Hermione, sonriente.
Esamisma tarde, Hermione se abrigó tanto como pudo, puesto que fuera se caía elcielo, y salió de su casa.
Elviento hacía estremecer los árboles plantados en la calle de los Álamos. Hermioneluchó contra la fuerza del fenómeno atmosférico y por fin dobló en Burdeu Street,donde empezó a mirar el número de cada casa, hasta llegar a la número nueve.
Erauna elegante y antigua casa, nada que envidiar con las que estaban a sualrededor. Hermione subió la pequeña escalerita de mármol y de pronto sintió uninexplicablemente extraño escalofrío.
Llamóa la puerta dos veces, y al cabo de un rato apareció una anciana sonriente,vestida con una túnica verde y horrenda y un sombrero alto.
¡Túdebes ser Irma Granger! exclamó la anciana sonriente, extendiendo los brazos.
Hermione,mucho gusto se presentó la chica, algo asustada cuando la viejecita la abrazó.
Ellale dio unas palmaditas en la espalda.
Perosi estás temblando, Irma dijo de pronto la anciana, adoptando una expresiónseria. Pasa. Las chicas están en el desván.
Preguntándoseque podían estar haciendo en el desván, Hermione siguió a la abuela de Parvatipor toda la casa. Pasaron por pasillos sombríos y llenos de cuadros con polvo,pertenecientes a magos en blanco y negro que miraban con el ceño fruncido a lachica y la seguían con la vista.
¡Ah,Vilma! dijo de pronto el anciano de un retrato que estaba casi al final del últimopasillo. Hermione dio un sobresalto y la anciana rió.
Note preocupes, es sólo Otario, mi esposo explicó la vieja, y se volvió hacia elcuadro. ¿Qué sucede, querido?
Laschicas han estado revolviendo mi escritorio se quejó el viejo, muy enojado. ¡Lashe visto desde el cuadro que tengo allí! ¿No podrías vigilarlas un poco, Vilma?
Laanciana suspiró.
¡Sonsólo niñas! Ya no te quejes tanto.
¡Pero,Vilma! ¡Son mis cosas, son cosas muy importantes! No toleraré que unasadolescentes poco educadas anden
¡Vilma! ¡Vilma!
PeroVilma ya se había ido y conducía a Hermione por una escalera, riendo a lascarcajadas.
Esaschicas suspiró. Un día matarán a Otario con sus bromas. Bueno, ya estámuerto, pero es un decir.
Hermionealzó las cejas, sorprendida ante el humor negro de la mujer con respecto a supropio esposo fallecido, y entonces llegaron a un lugar donde la escalera sedividía, dando lugar a un entrepiso muy pequeño.
Bueno,el desván está al final de la escalera dijo Vilma. Si me necesitan estarétomando el té con mi amiga Sonia en el salón de té. ¡Que te diviertas, Irma!
Graciasrespondió la chica. Me llamo Hermione añadió en un susurro cuando la ancianaya se había ido, y se oyó que discutía con su esposo de nuevo al pasar por elpasillo.
Hermionesubió la escalera con lentitud, haciendo crujir los escalones a cada paso, yotro escalofrío recorrió su cuerpo. Lo ignoró una vez más, y abrió la puertaque daba al desván.
Eraun sitio enorme, con una sola ventana que daba al cielo gris, y con muchascolumnas de maderas. Había cajas y todo tipo de objetos extraños desparramadospor todos lados.
¿Parvati?Empezó a caminar. ¿Lavender?
Nose oían sus típicas risas. Ni siquiera sus voces. Realmente, parecía que ellasno estuvieran allí. Siguió caminando en la oscuridad, y, recordando lo queParvati le había comentado aquella mañana, sacó su varita y exclamó:
¡Lumos!
Unaluz deslumbrante invadió por completo una parte de la habitación, y entoncesHermione gritó de una manera desgarradora y dejó caer la varita al suelo.
Parvatiy Lavender estaban tiradas en el suelo, con los ojos desorbitados y los brazosy piernas extendidos. Estaban, indudablemente, muertas.
Harryy Ron llegaron por polvos flu en la tarde del cinco de enero. El hospital SanMungo estaba muy deshabitado, apenas se veían algunos sanadores y algún queotro enfermo o accidentado aquí y allá.
Medijo Hermione que estaba en la sala de espera anunció Ron, doblando en unpasillo.
Esallí señaló Harry, y entraron a un lugar muy grande lleno de asientos. Estaba vacía,excepto por una persona sentada, con una revista entre las manos.
Harryseñaló con la cabeza a Hermione, y junto a Ron, se encaminaron hacia ella,quien no se dio cuenta de su presencia hasta que estuvieron a su lado.
¡Chicos!exclamó ella, dándoles un breve abrazo a cada uno (quizás el de Ron fue uno o dossegundos más largo). Menos mal que vinieron. Mis padres me vendrán a recoger alas ocho, y no puedo aguantar cuatro horas más aquí.
¿Cómopasó? preguntó Harry interesado, tomando asiento.
Entréal desván y las vi así empezó a relatar Hermione, muy afectada. Parecíanmuertas, en serio. Mi primer idea fue correr y correr, pero no podía hacer eso,así que decidí tomarles el pulso. Todo andaba bien.
Ronlevantó una ceja, extrañado.
Sí,es raro, ¿verdad? continuó la muchacha. El caso es que fui a buscar a suabuela, y ella fue sanadora en un hospital de magia de no sé dónde. Estaba muycompungida, pero me dijo que se trataba sólo de Mal de Apparmort.
¿Quésignifica eso? quiso saber Harry.
Esuna enfermedad que sólo se da con un maleficio. Es magia muy, muy oscura. Las personasaparentan estar muertas, porque el corazón se les para durante varios minutos,pero luego vuelven a funcionar. Los que recibieron el maleficio no despiertanhasta pasados unos días. Hace muchos años, cuando aún no se tenían tantoslogros en medicina mágica, se cometían muchos errores; por ejemplo, enterrabana una persona viva, sometida al Mal deAppamort. Cuando desenterraban el ataúd y lo abrían, encontraban a esapersona con las uñas rotas y con la funda de la tapa del ataúd desgarrada. Despertabanallí y se murieron ahogados. Es realmente terrible.
Ronhizo una mueca de dolor.
¿Cómoestán ellas? preguntó con un hilo de voz.
Ahorabien, según los sanadores. Ya despertaron, pero aún no pude hablar con ellas. Estuvieroncon la familia todo el día
Enese mismo momento se abrió la puerta de una sala y salieron por ella muchaspersonas. Una mujer morena con un lunar en la frente, que debía de ser la madrede Parvati, y su esposo, que era inglés, seguido de Vilma (la madre del padrede Parvati) y otra anciana morena con un lunar y un vestido violeta, queseguramente era la abuela materna de la chica.
Sindecir nada, se fueron de la sala de espera, y acto seguido salieron de la salala familia de Lavender; la madre lloraba silenciosamente y su marido la rodeabacon un brazo.
Elsanador salió detrás de ellos y los acompañó hasta la puerta de la salida de lasala de espera, y, cuando se hubieron ido, se fijó en Harry, Ron y Hermione.
¿Yustedes qué? inquirió con brusquedad.
Vinimosa ver a Parvati y a Lavender se apresuró a explicarle Hermione.
Elhorario de visita es hasta las cuatro de la tarde. No por nada eché a losfamiliares.
Pero,señor se quejó Hermione. He estado aquí desde la mañana, y no he podidohablar con ellas. Soy la que las descubrió, creo que lo merezco.
Ellastienen que descansar
Selo suplico insistió ella.
Elsanador dio un prolongado suspiro y luego accedió, de mala gana.
¡Estábien! Pero que sean cinco minutos. Si entra mi supervisor, te haré la vidaimposible, ¿queda claro?
Hermioneasintió con una sonrisa y se dirigió a toda velocidad a la sala, con Harry yRon detrás, pero entonces el sanador los chistó:
¿Yustedes a dónde piensan que van?
Hermionecerró la puerta suavemente y se dirigió hacia las dos camas. Las dos chicasalzaron la cabeza al oír la puerta cerrándose y le dirigieron una ampliasonrisa.
¡Hermione!
Ellales devolvió la sonrisa y las abrazó. Luego se sentó en los pies de la cama deLavender.
¿Cómoestán? preguntó. ¿Cuándo despertaron?
Respondiendoa ambas cosas, mejor que nunca y ayer por la tarde contestó Lavender conoptimismo.
Ayervinieron Cho y Reyna contó Parvati. Ellas se quedaron en Hogwarts para lasvacaciones, y nos contaron que la noticia de lo que nos pasó corrió como pólvora.
Bueno,tengamos en cuenta que en las vacaciones de Navidad nunca hay más de cuarentaalumnos razonó Hermione agudamente. Es normal que una noticia así haya sidola bomba de la quincena, ¿no?
Supongoque sí dijo Lavender. También nos contaron que la tiendita Weasley &Weasley volvió a funcionar, y a que no adivinas quién es el comprador másactivo.
¿Quién?
¡Filch!exclamaron al unísono las dos.
¿Qué?
Sí.Es un ex alcohólico, pero ahora parece que volvió a la carga, y le compra cadadía a Fred y a George una botella de Whisky de Fuego. ¿No es genial?
Hermionerió, y se pasaron hablando rumores por el estilo durante algunos minutos, peroentonces recordó lo terrible de la situación y preguntó:
Bueno,¿me van a contar cómo pasó?
Entonces Aaron se peleó con Dylan, todo por mi culpa terminó de relatarLavender entre un mar de carcajadas. ¿Cómo dices, Hermione?
Quesi me van a contar cómo pasó repitió ella con paciencia.
Lasdos chicas se quedaron calladas.
Nosé si queremos hablar de eso dijo Parvati. Bueno, al menos yo.
Medi cuenta de que lo estuvieron evadiendo desde que entré aquí, si eso es lo queles preocupa dijo Hermione. Pero tengo derecho a saberlo. Si no hubiera sidopor mí, quizás ahora estarían
Nolo digas la previno Lavender. Sí, tienes razón. Es que
realmente creo quequedé traumada.
Unsilencio, y luego Lavender empezó a contar:
Yome desperté por unos ruidos en el desván, que queda justo arriba de la habitaciónde Parvati. Estaba muy asustada, ya que veía por la ventana a la abuela deParvati tomando el té en el parque con una amiga, y no había nadie más en lacasa. Pensé que podía ser un ghoul oalgún otro bicho, pero eran ruidos raros
mejor dicho
Eranvoces completó Parvati.
Sí,voces confirmó su amiga. Voces horribles y macabras. Sentí que me llamaban
En ese mismo momento llegó Parvati, que venía de tu casa, y le expliqué lo queestaba pasando.
Yotambién oí las voces acotó la chica. Y nos dijeron que vayamos al desván.
¿Ypor qué fueron? se escandalizó Hermione. ¡Qué insensatez!
¡Esque no fuimos! gritó Lavender. Al menos, voluntariamente.
¿Quéquieres decir?
Escomo que
la voz nos llamaba y
no pudimos hacer nada, era como un imán explicóParvati, preocupada. Cuando nos quisimos dar cuenta, estábamos frente a lapuerta del desván. Y entramos, y
Perose quedó callada al instante.
¿Yqué? la apremió Hermione.
Vimosa
¿Aquién? ¿A quién vieron?
¡Lavimos a ella! exclamó Lavender. ¡Sí, a Christina Dewaytte! ¡La vimos, y no sólola vimos, sino que nos echó aquel maleficio! Lavender se echó a llorar con lacara entre las manos.
Nopudimos hacer nada dijo Parvati, apenada.
Pero
Pero
Hermione no se lo podía creer. Ella misma había matado a ChristinaDewaytte hacía meses, ella le había sacado la capucha en la mazmorra y la habíaderretido
No podía volver aquel espíritu; esa mujer malvada y retorcida, nopodía volver
¿Tienen alguna idea de cómo apareció de nuevo? Yo misma la maté.O al menos creí que la había matado
Laschicas volvieron a guardar un silencio, roto únicamente por los entrecortadossollozos de Lavender.
¿Ybien?
Bueno
sí, hay una forma para hacerla volver dijo Parvati.
¿Quéforma?
Verás,con tantos años de Witch aprendí muchas cosas, y una de las cosas que leí en elLibro, fue que Christina Dewaytte era, por los siglos de los siglos, nuestraama indestructible e indiscutiblemente la más poderosa, y que tenía que seralabada en todos sus estados; es decir, viva, muerta, como holograma, retrato,espíritu, fantasma, etc. Y que, mientras la sagrada fraternidad de las Witchesexista, ella existirá en alguna forma.
¿Quéquieres decir? preguntó Hermione, aunque empezaba a sacar sus propiasconclusiones.
Quieredecir que las Witches Fraternity volvieron respondió Lavender, y su voz sonóahogada porque la amortiguaba las manos sobre la cara.
Pero
se disolvió.
Puesparece que ha vuelto repuso Parvati. Seguramente Meghan está detrás de todo. Y Leia, por supuesto. La Witches Fraternityha vuelto, amiga, te guste o no. Es la única explicación por la cual Christinaaún sigue viviendo.
De modo que volvió dijo Ron.
Estaban los tres en una mesa dela confitería tomando un café, esperando a que los señores Granger vinieran arecoger a Hermione.
Sí contestó Hermione. Segúnlas chicas, es la única explicación; sino Christina no podía haber vueltonunca.
¿Y qué piensas hacer? Esaasociación trae muchos problemas intervino Harry. Todas esas chicas bebiendo,fumando y viviendo esa vida sexual a tan corta edad. ¿No te parece que deberíashacer algo al respecto?
Hermione lo miró sorprendido.
¿Y por qué yo?
No lo sé; tú estuviste en esafraternidad de mujeres locas repuso Harry. Quizás deberías intentarladestruir de una vez y para siempre.
O cambiarla sugirió Ron. Podríashacer que las Witches Fraternity sea un club donde las chicas estudien, tomenjugo de calabaza y tejan gorros de elfos.
Harry rió a las carcajadas, yHermione también soltó una risa. Entonces se abrió la puerta de la cafetería ypor ella entró Jane Granger, la madre de Hermione.
¡Vamos, cariño! Papá está abajocon el auto.
Ya voy, mamá le dijo ella, ydejó un par de sickles de plata sobre la mesa. Bueno, nos vemos mañana en elcolegio.
Supongo que sí contestó Harry.Adiós, Hermione.
Adiós la chica saludó a cadauno con un beso en la mejilla, y le dirigió una pícara mirada a Ron antes deirse.
Harry, que no había esquivado esedetalle, miró a Ron con una sonrisa y le preguntó:
¿Y cómo va eso?
Ron se puso colorado.
No lo sé, yo trabajo en YPF respondióen forma de chiste, pero Harry no cayó en el intento de cambiar de tema, yreplicó:
¿Qué tal con Hermione, eh?
Nada. Yo que sé. Bien.
¿Nada? Vamos, los he visto besándosedurante varios meses, aunque nunca estuvieron en algo formal.
Pues eso respondió el chico,rojo como un tomate. Tuvimos algunos encuentros, pero nada más.
Harry sonrió mientras dejaba unossickles en la mesa y se levantaba. Ron lo siguió.
A la mañana siguiente, ambosdespertaron en la Madriguera y, tras un apresurado desayuno, partieron hacia King'sCross mediante los Povos Flu junto a Fred, George y Ginny.
Allí se encontraron a Hermione,que estaba acompañada de Lavender y Parvati, al parecer ya lúcidas, y un montónde alumnos alrededor que, aparentemente, las estaban bombardeando a preguntas.
¡Lo repito! se oyó ladesaforada voz de Lavender alzando la varita. ¡Una pregunta más y les echo lamaldición cruciatas a todos!
La marea de estudiantes se apartó,alarmada, y las chicas se dirigieron hacia Harry, Ron y Ginny.
Así que ya están bien, ¿eh? preguntóHarry, sonriente.
Sí, mucho mejor, gracias respondióParvati. Escuchen, ¿quieren acompañarnos? Quizás necesitemos hombres en lapeligrosa aventura que vamos a iniciar en este viaje.
Harry y Ron la miraronsorprendidos, y las tres sonrieron pícaramente.
¿De qué hablan? preguntó Ron.
Vamos a un compartimiento, allíles explicaré.
Después de despedirse cada uno desus familiares, subieron al tren y se dirigieron hasta uno de los últimosvagones. Entraron en un compartimiento vacío y cerraron las cortinas.
Todos (Harry, Ron, Ginny,Hermione, Parvati y Lavender) se sentaron y Lavender empezó a explicar:
La sede de las Witches delexpreso de Hogwarts está oculta en el primer vagón, se accede mediante unacontraseña. Si realmente las Witches volvieron, seguramente en un rato estarántodas allí. Iremos a comprobarlo. Probablemente necesitaremos refuerzos,porque, si mis teorías son correctas, las nuevas líderes son Meghan, Leia,Reinalda y todas aquellas chicas retorcidas.
¿Y quieren que las acompañemos? preguntóHarry.
Sí, como ya te dije,probablemente necesitaremos hombres dijo Parvati y le dirigió a Harry unamirada que nunca antes le había dedicado.
Ginny la miró sorprendida y luegola fulminó con una de sus peores miradas asesinas.
No es ese el motivo repusoHermione, enojada. Harry, iré al grano. Las chicas quieren que les prestes sucapa invisible.
¿Qué? exclamó él. No, nipensarlo.
¡Por favor! suplicó Parvati.
Definitivamente no repuso él.
Se los dije dijo Hermione envoz baja.
Si quieren que se las preste continuóHarry, y la cara de decepción de las tres chicas se iluminó de pronto. Yo irécon ustedes.
¡Genial! exclamó Parvati.¡Andando!
No entramos todos, tonta leespetó Lavender.
No, es verdad dijo Harry. Iremosyo, alguna de ustedes dos y Hermione. ¿Está bien?
Una hora después, el tren yatraqueteaba por entre verdes prados. Decidieron que era el momento justo parair al escondite de las Witches, de modo que Harry, Parvati y Hermione seecharon la capa encima y salieron. Justo antes de salir, se escuchó que Ginnysusurraba:
Diviértete con Parvati, infeliz.
Habíamucha gente en el tren, pero Harry, Hermione y Parvati lograron llegar hasta elprimer vagón después de unos quince minutos de apartar gente a los empujones eignorar sus caras de desconcierto.
Cuandollegaron al primer vagón, abarrotado de inquietos y nerviosos alumnos de primeraño, Hermione sintió una inexplicable nostalgia, recordando cómo, hacía cuatromeses atrás, ella había pasado por allí para descubrir accidentalmente la sedede las Witches.
Harrytambién recordó con nostalgia al ver a todos esos alumnos nuevos, ya que sepuso a pensar en cuando él mismo había sido un alumno de primer año y habíacompartido el asiento con un muchacho llamado Ron Weasley, ahora su mejoramigo.
Espor aquí le susurró Parvati a Harry, que iba a la delantera.
Tuvieronque pegar un salto para pasar a una pequeña plataforma que dividía el primervagón del cuarto del maquinista.
Harryse sacó la capa que los cubría. Estaban a oscuras, ya que la luz que penetrabapor la puertita era mínima.
¡Lumos! exclamó Harry agitando lavarita. Bien, ¿y ahora qué?
Enteoría, la puerta tendría que aparecer aquí cuando yo diga unas palabrasexplicó Parvati. Pero si han vuelto las Witch, hay muchas probabilidades deque hayan cambiado la contraseña.
Intentémoslola apremió Hermione. No perdemos nada.
Parvatiasintió con la cabeza y se arrodilló de frente a la pared metálica del tren.Apoyó la palma de su mano derecha en la pared y luego cerró los ojosfuertemente. Con su tercer ojo, pintado en la frente, y aquella cara de concentración,parecía una vidente más profesional que Trelawney. Entonces, con voz grave yfuerte, Parvati recitó:
Asíme nombraron, así moriré. Witch soy y para toda la vida seré.
Perono pasó nada.
Decepcionada,Parvati se levantó del suelo.
Lointentamos suspiró Hermione. Tendremos todo el año para desvelar estemisterio, no te desanimes.
Supongoque sí, pero
¡Esperen!exclamó Harry de pronto. ¿Escuchan eso?
Lostres agudizaron el oído.
Sólooigo las voces apagadas de los niños del primer vagón repuso Hermione. Esperaun momento
son voces, ¡sí! ¡Y vienen hacía acá!
Parvatipegó el oído a la pared metálica donde su intento había fracasado y susurró:
Sí,vienen de adentro. ¡Rápido, escondámonos!
Lostres se echaron la capa apresuradamente y se quedaron apartados en unrinconcito de aquel pequeño compartimiento.
Entonces,una puerta se materializó de la nada y por ella salieron dos chicas: una eraRomilda Vane, y la otra era más inconfundible que nunca, Meghan.
Sucara se parecía más que nunca a la de un insecto gigante, y se había teñido elpelo de rubio platino. Sus pestañas negras, arqueadas, contrastaban con el kilode maquillaje que llevaba en la cara.
una gran idea, sin duda decía Meghan mientras salían por la puertita. Sequedaron paradas.
Harry,Hermione y Parvati se apiñaron aún más.
¿Creesque conseguiremos muchas chicas para esta nueva generación? preguntó Romilda,interesada.
Nolo sé. Mis compañeras de clase no, olvídalo repuso Meghan. Son todas unasestúpidas.
Lasmías también dijo Romilda, dando un suspiro. Creo que de Gryffindor nosotrasdos sólo podemos llamarnos "Witches de corazón".
Tienestoda la razón dijo Meghan. Las de Slytherin sí, esas realmente tienenespíritu. Se los propondré nuevamente a todas las antiguas Witches deSlytherin. Monica y Dora, sin dudarlo. Esta generación será diferente.
¿Quéquieres decir?
Nuestraama, Christina, fue destruida por esa Granger, ¿no? dijo Meghan. PansyParkinson sólo le hacía caso a ella. Apuesto a que se desentenderá totalmentede las Witches, y yo pasaré a ser la Líder por excelencia.
Romildasonrió.
¿Yqué crees que pasará con Christina?
¿Note acabo de decir que fue destruida? preguntó la chica con brusquedad, sacandode su bolso un espejo y un lápiz labial.
Romildaarqueó las cejas y luego dijo, preocupada:
Mira,Meghan; no es que yo te quiera desacreditar ni nada por el estilo
Yo sé queeres una Witch desde primero, y yo soy nueva, pero sabes que conozco suexistencia desde hace muchos años y
¿Quieresir al grano? chilló Meghan, histérica, pintándose los labios y mirándose en elespejito.
Quierodecir que sé algo sobre las Witches, y, según el Libro Rosa, Christina estaráen todas las formas presentes siempre y cuando la fraternidad siga existiendo.Es decir, que Christina de alguna manera está.
¡Bah!exclamó Meghan. Tonterías. Christina no existe, se murió. Esa Granger lamató. Y si realmente es verdad lo que dice el libro, ¿qué? Ella existirá si lafraternidad existe, y para que la fraternidad propiamente dicha exista tenemosque serle fiel a ella. Y yo no le soy fiel a ella; esta fraternidad serátotalmente nueva y yo seré la Líder. ¿Queda claro? Guardó el espejito y el lápiz y miró aRomilda con una sonrisa sarcástica. Ella asintió con la cabeza rápidamente y Meghanle dio unas palmaditas en la cabeza. Genial, buena chica. Tú y yo nos vamos aentender.
Yse marchó hacia el primer vagón caminando con mucha clase. Romilda se quedó unmomento allí plantada, como asimilando, y luego la siguió, dando traspiés en elcamino.
¡No!exclamó Lavender Brown quince minutos después, cuando llegaron para contarlela noticia de la charla que habían tenido.
¡Sí!exclamó Parvati. ¡Harán una nueva fraternidad!
Enese mismo momento, la mujer con el carrito de la comida llegó al compartimientoy entre todos compraron golosinas.
¿YMeghan pretende ser la Líder?preguntó Lavender una vez que la mujer se fue. A esa estúpida se le subirá elpoder a la cabeza y todos se volverán en contra de ella.
Merlínte oiga murmuró Ginny malhumorada.
¿Yde modo que no le serán más fieles a Christina Dewaytte? preguntó Lavender,ignorando a Ginny y abriendo una rana de chocolate. Qué descerebradas.
Peroentonces Hermione dijo:
Esperenun momento. No entiendo nada. Ustedes, cuando destruí a Christina, me dijeronen la enfermería que todo era un cuento. Que la Puerta era un hechizodesilusionador y los nombres del Libro eran sólo coincidencias.
Ynadie niega eso, Hermione repuso Parvati. La forma de elegir a las Witchesera una farsa, y por tanto toda la sociedad lo era. Pero Christina Dewaytteexistió en serio, y ella fue quien nos atacó en el desván de mi abuela. Havuelto como un espíritu. Pero Harry estará allí para salvarnos si quiereatacarnos de nuevo, ¿verdad que sí, Harry?
Este,que estaba comiéndose una gragea Berttie Bott, se atragantó y empezó a toser.
¡Destragus! exclamó Parvati conaburrimiento, agitando la varita sobre la tráquea de Harry, y éste sintió comola gragea le pasaba bien por la garganta.
Oiganterció Ron de repente. Me había olvidado que fue esa mujer loca la que lasatacó. ¿Por qué lo hizo?
Despierta,Ron le espetó Ginny. Hasta los fantasmas querrían atacar a dos cabezashuecas.
Todosse quedaron en silencio.
¿Quédices? preguntó Lavender, levantando una ceja.
Nada,he tenido suficiente por hoy Se levantó del asiento y se dirigió a la puertaque daba al vagón. Me voy de aquí, es un compartimiento para chicas malas ychicos babosos, ¿no?
Abrióla puerta, la traspasó y cerró con brusquedad.
¿Ya esta que le pasa? preguntó Parvati.
Estarácon problemas sugirió Harry. Ya me entienden, esos que vienen una vez pormes.
Parvatisoltó una risita.
Hermionedio un prolongado suspiro y dijo:
¿Vienesun momento afuera, Harry?
Separaron y salieron del compartimiento.
¿Qué?
¿Nolo entiendes, verdad?
¿Quédebo entender?
Hermionevolvió a suspirar.
¿Porqué los chicos son tan cabeza dura? Por Merlín, Harry. Ginny está celosa. ¿Note has dado cuenta de todas las indirectas que te está tirando Parvati?
¿Indirectas?preguntó éste, sorprendido; no había captado ninguna.
¡Sí!Le gustas, me lo confesó ayer. Y la verdad es que lo que has hecho está mal. Sebesan cuando se ven pero no se ponen en nada serio, ¿no crees que estés jugandocon sus sentimientos?
Harrymiró a Hermione enfadado.
Túno eres ningún ejemplo; has estado haciendo lo mismo con Ron. ¿Te crees que nolos he visto besarse por ahí? ¿Y el noviazgo donde está?
MiraHermione, sin hacerle caso, señaló a Ginny, que estaba sentada en un asientojunto a Luna, charlando en voz baja. Allí la tienes, te dejo solo.
Yse metió nuevamente al compartimiento.
Harry,un poco mareado, se acercó por detrás hasta el asiento donde Ginny y Lunahablaban cabizbajas mientras ojeaban El Quisquilloso al revés.
Ginnydijo.
Lasdos se dieron vuelta, Luna la miró con la misma cara de soñadora de siempre;Ginny, por el contrario, le trasmitió una mirada gélida como el hielo.
¡Hola,Harry! saludó Luna, entusiasmada. ¿Cómo pasaste las vacaciones?
Harryle respondió sin quitarle el ojo de encima a Ginny:
Bien,gracias
¿Tú?
Puesmuy bien, la verdad contestó Luna igual de entusiasmada, pasando por alto el hechode que Harry parecía no prestarle atención a otra cosa que no sean los ojos dela pelirroja; mi padre alquiló una cabaña en el norte y nos fuimos con laesperanza de ver algunos snorkacks decuernos arrugados, pero es temporada de caza y había muy pocos. El Ministerioprohibió su caza, pero un colega de mi padre, Ringo Dowill, que trabaja en unperiódico local, le dijo que las crías de snorkacks de cuernos arrugados
Fascinante,Luna interrumpió el muchacho, reaccionando. Luna se lo quedó mirando,confundida. Oye, Ginny, ¿crees que podemos hablar unos momentos
?
Nose preocupen por mí, trataré de espantar torposoplos intervino Luna, y empezóa dar manotazos en el aire. Son una plaga este invierno.
Prefieroestar a solas, Luna insistió Harry educadamente. ¿Podrías
?
¿Yno me preguntas si yo tengo ganas de hablar contigo, acaso? preguntó Ginny conbrusquedad.
Eh,pues
¿tienes
?
Sóloescucharé una vez lo que tengas que decir, ¿queda claro? preguntó Ginny conbrusquedad, se levantó del asiento y tomó a Harry de una muñeca. Se lo llevóhasta el otro lado del vagón y los dos se sentaron en dos butacas vacías, allado de dos niños de tercero que mirabanuna caja por donde se asomaba un bicho peludo y con muchas patas.
Nosé qué es lo que has pensado empezó Harry, pero quiero que sepas que entreParvati y yo no hay nada. Sólo ahora me he dado cuenta de esas indirectas
Puesyo me había dado cuenta desde hace mucho. Y pasas mucho tiempo con ella.
Harrysuspiró.
Yosólo tengo ojos para ti, Ginny le dijo con total sinceridad. Estoy enamoradode ti, y lo sabes.
Ellaagachó la cabeza.
¿Entoncespor qué juegas conmigo? le espetó.
Harryse quedó pasmado.
Yono
Sí;juegas conmigo. Un día me besas y al siguiente apenas me diriges la palabra. ¿Cómocrees que me sienta eso a mí?
Harryse quedó callado ante el argumento que la muchacha le había expuesto. Ahora quese daba cuenta, tenía razón; eso era lo que había hecho con ella durante losúltimos meses: jugar. Pero no porque quisiera, sino porque a él también legustaba pasar tiempo con Ron y Hermione, y los frecuentes choques de Ginny yRon, sumado a los horarios que tenían en el colegio, eran motivos queimposibilitaban un poco el hecho de pasar tiempo juntos.
Tratode explicarle todo eso a Ginny con palabras, pero entonces ella lo habíabesado.
Losiento muchísimo le dijo Harry cuando se despegaron.
Estábien contestó ella esbozando una sonrisa.
¿Quieres
que seamos novios?
Atoda respuesta, Ginny amplió su sonrisa y fueron de la mano hasta Luna, dondese quedaron charlando sobre las vacaciones de Luna durante todo el trayecto aHogwarts.
Laprimera semana de clases después de las vacaciones de Navidad trajo muchassorpresas para todos, en especial para los de Gryffindor. La primera, quearrancó más de un grito de júbilo, fue por un cartel pegado en el tablón deanuncios de la sala común que decía que la profesora Trelawney estabaindispuesta para trabajar durante tiempo indefinido por un accidente que habíatenido, y se había suprimido la asignatura.
Nolo puedo creer dijo Ron con los ojos muy abiertos, leyendo por quinta vez elcartel. ¿Cómo van a suprimir una asignatura? Dumbledore no haría ese tipo decosas.
Yasabes que la Adivinaciónes una de las ramas más imprecisas de la magia, Ron repuso Hermione mirandocon asco el cartel. Y no creo que haya muchos videntes reales que esténdispuestos a dar clase en un colegio. Y además, ¿de qué te quejas? le preguntó,arqueando las cejas. Tendrás muchas horas libres durante el resto de año, ¿no?
Ronsonrió de oreja a oreja, radiante de felicidad por aquella noticia, y se fuedando saltitos para contárselo a la persona más cercana.
Quéterrible dijo Lavender, negando con la cabeza. ¿Qué le habrá pasado a laprofesora Trelawney?
Esperoque no sea nada grave añadió Parvati, preocupada.
Vamos,chicas. No pueden interesarse en una asignatura como esta.
Yse marchó indignada.
¿Quéle pasa a Pelusa? preguntó Lavender.
Otrade las noticias que causó conmoción fue cuando, en el banquete de la primeranoche, el profesor Dumbledore dijo que el Comité de Juegos y Deportes Mágicosdel Mundo de la Magiahabía preparado durante varios meses, de manera minuciosa y secreta, unaexcursión para cuarto y quinto año al Bosque de la Existencia, ubicado enun punto remoto de Norteamérica. Eso causó emoción, y lo mejor de todo fuecuando llegó una carta de Sirius autorizando a Harry a ese viaje, como si lanoticia le hubiera llegado a su padrino mucho antes.
Y latercera buena noticia la recibió Hermione el jueves, cuando Lavender y Parvati,todas emocionadas, fueron a contarle que habían visto a Romilda Vane recibiendouna carta rosa y emplumada y, bajo el maleficio Confundus, habían conseguidoque ella les diera la carta.
Decíaque el viernes por la noche en la mazmorra ocho se celebraría la nueva reuniónde las H.C.M. contó Lavender apresuradamente.
Estabanen el baño del tercer piso, maquillándose.
¿LasH.C.M.? preguntó Hermione, extrañada. ¿Qué significa eso?
Tevas a reír le advirtió Parvati.
LasHermanas de la Cofradíade Meghan dijo Lavender entre un estallido de carcajadas. El nombre más patéticodel mundo, si quieres mi opinión.
Conuna sonrisa en los labios, Hermione propuso que el viernes por la noche sepresentaran allí, con la capa de invisibilidad de Harry pidiéndosela a Harryde alguna manera, y Lavender consideró la opción de hasta robársela, para vercuáles eran los planes de aquella nueva secta. También acordaron contarle aCho.
Elviernes por la tarde llegó muy rápido, y cuando Hermione se quiso dar cuenta,ya eran las seis de la tarde, según el gigantesco reloj que había en la salacomún.
Parvatiy Lavender aparecieron por la escalera de caracol, exaltadas.
¿Y?preguntó Lavender acercándose a Hermione, que estaba en una mesa terminandosus deberes de Aritmancia.
Nopude, lo siento respondió ella, dejando la pluma a un lado.
Laschicas pusieron mala cara.
¡Prometisteque hablarías con Harry! se quejó Parvati.
Yalo sé, ya lo sé. No trato de justificarme, pero no puedo aparecerme como sinada y decirle: "Oye, Harry, ¿nos prestas a mí y a dos chicas con las queapenas te llevas tu tesoro más preciado del mundo; la capa de invisibilidad quete dejó tu padre antes de morir, para que podamos ir a espiar a un grupo defumadoras histéricas?". No es tan fácil, ¿eh?
Yano sigas dijo una voz a las espaldas de Hermione: Ron estaba sentado en unsillón junto al fuego. Yo se la pediré.
¿Deverdad? preguntó Lavender.
Ysi ustedes no se animan, no tengo alternativa
Yse marchó por el orificio del retrato en busca de Harry. Diez minutos despuésapareció con la mochila más sobrecargada de lo habitual, y de ella sacó la capade invisibilidad de Harry.
¡Erademasiado fácil! exclamó Parvati, arrancándole a Ron la capa de las manos.
Élla fulminó con la mirada y le espetó:
¡Tenmás cuidado! Sólo me ha dicho que les deje claro una cosa, se los dirétextualmente como lo dijo él: si llegan a romperla, desgarrarla, mancharla,dejarla inutilizable, o hacerle algo que perjudique de manera negativa a mi máspreciado tesoro en la vida
¿cómo era? ¡Ah, sí! Pueden empezar a cavar tresfosas en el Bosque Prohibido.
Despuésde cenar apresuradamente, Hermione, junto a Parvati, Lavender y Cho (a quien leexplicaron con detalles todo el plan), bajaron las escaleras del castillo hastallegar a la mazmorra ocho, todas apretujadas en la capa de invisibilidad deHarry y tropezándose con sus propios pies en varias ocasiones.
Amedida que bajaban el último tramo de la penúltima escalera, se oían más voceshistéricas y risitas idiotas, hasta que cuando al fin llegaron pudieron vervarios grupitos de chicas con vestido y cartera, esperando en la puerta grandede roble.
Hermionedistinguió a Romilda Vane, que hablaba con una chica de Slytherin de segundoaño:
Lanueva cofradía de Meghan es increíble, no tiene ni punto de comparación con lade Parkinson. Y ya no tenemos que alabar a Christina Dewaytte
Alotro lado del vestíbulo de la mazmorra, una chica de séptimo año pelirrojaexplicaba detalladamente cómo había sido su noche con Arthur.
¡Ay!gritó una de sus amigas, sorprendida. ¿Él te metió
la idea en la cabeza deque esa noche tendrían que pasarla juntos?
¡Sí!respondía la otra, y las demás gritaban y reían. Luego
Memarean tantas charlas incoherentes comentó Cho haciendo una mueca.
Amí me traen recuerdos de yo misma, hace unos meses repuso Parvati, poniendolos ojos en blanco. De pronto frunció el entrecejo. ¡Oh, no puede ser!
¿Quépasa? preguntaron las demás.
Mihermana susurró Parvati, señalando a una chica idéntica a ella (excepto por elcabello, que estaba teñido y tenía extensiones). No puedo creer que se hayametido en todo esto. ¡Padma!
Lachica se volteó y miró hacia donde estaban las demás, pero luego sacudió lacabeza y volvió a su charla acerca de algo relacionado con algo grande, largo ypeludo.
¿Estásloca? Vas a delatarnos le susurró Lavender, furiosa.
¡Cállense!exclamó de pronto una voz, y las chicas se tuvieron que apartar dandotropezones por debajo de la capa invisible, ya que un mar de chicas seacercaban hacia ellas.
RomildaVane se había subido sobre una pequeña tarima de madera y ahora todas laschicas estaban a su alrededor, en silencio y atentas.
Hoyinicia la primera gala de las Hermanas de la Cofradía de Meghan anuncióRomilda. Las chicas sonrieron y algunas soltaron un gritito. Comovicepresidente de la sociedad, es mi deber dar el paso a la fiesta debienvenida Apuntó con su varita a la puerta y exclamó: ¡Alohomora! Esta se abrió de par en par y las chicas penetraron,una por una.
Antesde que se cerrase la puerta, Hermione y el resto se apresuraron a pasar y sequedaron agazapadas en una esquina, contemplando.
Noestaba la larga y rosa mesa que había cuando se trataba de las WitchesFraternity; ahora la mazmorra tenía un aspecto mucho más elegante ysofisticado. Había largos sillones coloridos por todo el lugar, lámparas conforma de araña, y el suelo estaba cubierto por una suave alfombra roja.
Habíaceniceros por todos lados, y una barra en el fondo, tras la cual se asomabandos chicos de séptimo rubios y musculosos.
Sonabamúsica electrónica.
Lesdoy la bienvenida a mi cofradía dijo la inconfundible voz desquiciada deMeghan, pero venía desde el techo.
Todasmiraron hacia arriba y aplaudieron.
Lasluces se apagaron y, instantes después, se prendió una sola luz, roja, la cualfue alumbrando primero a Romilda.
Ellaes Romilda Vane, la vicepresidenta.
Todasaplaudieron.
Laluz roja se posó ahora en los chicos que estaban detrás de la barra.
Ellosson Ayrton y Sam, y serán los encargados de que el alcohol no falte en nuestrasfiestas.
Elaplauso fue más grande.
Laluz se posó ahora en una especie de mesita que había en el centro de la pistade baile, con un cenicero dorado en el medio.
Yesto, señoritas, es el cenicero de oro.
Unsilencio sepulcral reinó en el ambiente.
Elcenicero de oro es el objeto más importante en nuestra cofradía.
Nadiehablaba. La música se había detenido.
Lahermana que apague el cigarrillo número ochocientos treinta y dos mil catorce eneste cenicero, será recompensada como nunca antes fue recompensada una persona.
¡Ycon ustedes, Meghan, la presidenta, líder, jefa, reina y duquesa de esta cofradía!gritó entonces Romilda, sacando de su ensimismamiento a todas las chicas, queestaban embobadas mirando el cenicero de oro.
Unaplauso invadió el lugar, este mucho más potente que los anteriores yacompañado de gritos y vítores.
Hermioney las chicas miraron con los ojos abiertos como lechuzas la patética escena;eso era el colmo.
Deltecho, colgada de dos cuerdas rosas y emplumadas, estaba bajando un diván decolor rojo, en el cual estaba acostado Meghan, con dos elfos domésticos, tambiéncolgados de unas cuerdas, que la abanicaban y le tendían un racimo de uvas.
¡Meghan!¡Meghan! ¡Meghan!
Voya vomitar anunció Parvati.
Hazlofuera de la capa se alarmó Lavender. Ya oíste a Harry, si la manchamos, nosmatará.
Esque esto es demasiado respondió Parvati. ¡Míralas! Por favor
¿La que apagueel cigarrillo chorrocientos mil será galardonada? ¿Qué sigue? ¿Ahora galardonarána la muchacha que salga con un chico y el número de veces que se lo
? Bah, dalo mismo.
A la mañana siguiente, todos estaban tirados enlos jardines del colegio, disfrutando de un particular día soleado a pesar delclima frío.
Harry y Ginny estaban abrazados contra un árbol, asu lado estaban Ron y Hermione (no estaban abrazados pero cada tanto se tomabande las manos). Al lado de Hermione estaba Lavender, que hacía flotar unamanzana con la varita, y del otro lado, enfrente a ellos, estaban Parvati yCho, recostadas en la hierba.
Todos charlaban. Hermione y el resto de las chicasle estaban terminando de contar a Harry, Ron y Ginny su pequeña aventura del díaanterior en la mazmorra.
¿El cenicero de oro? preguntó Ginny, totalmente estupefacta.Vaya, en uno de esos viajes a la mazmorra podrían robarlo. Hechizamos unonormal y le hacemos el cambiazo. A nadie le vendría mal un poco de oro, ¿no?
El cigarrillo chorrocientos murmuró Parvati,negando con la cabeza. Me gustaría saber, sólo por curiosidad, cuál es elpremio de la "hermana" que lo apague.
Una noche salvaje con Ayrton o Sam sugirióHermione, y todos rieron (menos Ron, que le lanzó una extraña mirada).
En ese mismo momento, una voz potente femenina(indudablemente la de la profesora McGonagall) se hizo sonar por todos losrincones de los terrenos de Hogwarts:
Se informa que la excursión al Bosque de la Existencia para losalumnos de cuarto y quinto año iniciará el próximo viernes. En la cena de estanoche se dará una detallada explicación acerca del mismo.
Todos se sonrieron.
¡Genial! exclamó Ron, sonriendo. Aunque mepregunto qué demonios es el Bosque de la Existencia.
Es un bosque respondió Hermione sin podercontenerse.
¡No me digas! bromeó Ron mientras todos reían.
Si me dejas terminar
Es un bosque norteamericanoque tiene mucha historia magia, ¿saben? En la antigüedad, cazaban muchísimas supuestasbrujas allí. A Nilda Hopkins la habrán atrapado unas cien veces, siempre condiferentes identidades. Ella era una de las pocas brujas reales. Le encantabareírse de los sacerdotes mientras ellos creían que la estaban quemando.
Parece increíble que tú, con toda esa capacidadcraneal, hayas formado parte de las Witches comentó Lavender.
Sí, parece increíble coincidió Ron, y le lanzóuna larga mirada. Todos estaban callados.
¿Qué pasa? preguntó Ron, nervioso. Se pusocolorado.
Nada, nada dijo Harry con una risita.
Todos se quedaron callados, pero con sonrisas decomplicidad.
Harry sonrió al ver a Ron y Hermione.
Cuando empezó a oscurecer, todos emprendieron elcamino de regreso al castillo. Cho los saludó con la mano y se encaminó a lasala común de Ravenclaw, y el resto se fue para la torre de Gryffindor.
Ha sido un bonito día comentó Harry tirándose enel sofá de la sala común mientras Ron sacaba unos apuntes.
Hermione y Ginny se habían ido a dar una ducha. Parvatise había puesto a hacer unos deberes de Cuidado de Criaturas Mágicas cerca deHarry y, cada tanto, le lanzaba una mirada extraña y larga. Lavender laobservaba con los ojos en blanco, a su lado.
No mires dijo Ron. Pero Parvati no te quita elojo de encima. No mires, ¡no mires!
Tienes razón murmuró Harry, aunque cuando susmiradas se cruzaron, Parvati ni siquiera tuvo la delicadeza de retirar lavista, sino que lo siguió mirando y, aparte de eso, le guiñó un ojo.
Harry alzó las cejas e hizo una mueca. Luego sevolteó y miró a Ron.
Me guiñó un ojo. ¡Me guiñó un ojo! le susurró,desesperado.
La traes loca se mofó Ron, y se dejó caer en elsofá de enfrente. Sacó la pluma. ¿Tienes el libro de Pociones?
¿El libro de Pociones? preguntó Harry, fuera desí. ¡Creo que tenemos un problema mucho mayor aquí, amigo mío! Parvati no dejade acosarme y tú
Relájate, Harry le dijo Ron sin alterarse. Sile haces caso es peor. A Ginny le gustaría que seas indiferente, no que tepreocupes. Si le gustas, es su problema
Harry aceptó aquel comentario y se pusieron ahacer los deberes de Pociones, aunque Harry se sentía muy incomodado sabiendoque, detrás, Parvati lo estaba mirando. Sentía como si la nuca le quemara.
¿Me mira? ¿Me mira? preguntó al cabo de una horay media.
Ron suspiró.
Un poco contestó. Vamos a cenar, me muero dehambre.
Guardaron sus cosas y atravesaron la sala común. CuandoHarry pasó por el lado de Lavender y Parvati, esta última le dijo:
Adiós, guapo.
Harry abrió los ojos como una lechuza y siguiócaminando.
Se pasó discutiendo con Ron aquel tema hasta quellegaron al Gran Salón, donde ya había bastante gente.
Sólo ignórala, ¿sí? dijo Ron, finalizando unlargo regaño. Localizaron a Hermione y Ginny y se dirigieron hacia ellas. Hola,chicas.
Hola, Ron repuso Hermione. Hoy Dumbledore dirálo de la excursión, ¿no?
Eso creo contestó el muchacho.
Harry y Ginny, que estaban de frente, se miraron ysonrieron. Ambos sabían muy bien que ése era el último tema del que realmenteRon y Hermione querían hablar.
Al rato llegaron Parvati y Lavender y, para suertede Harry (y de Ginny, ya que últimamente su humor andaba muy a flor de pielcuando Parvati se acercaba demasiado a Harry), se sentaron bastante lejos.
Cuando todos estaban llenos, Dumbledore apareciópor la puerta del Gran Salón y todos se quedaron en silencio.
Llegó hasta la Mesa Alta, se sentó con elegancia y dijo:
Buenas noches, alumnos. Como bien saben, el próximoviernes algunos alumnos de cuarto y quinto año tendrán el privilegio de pasartres fantásticos días en el Bosque de la Existencia, ubicado en Norteamérica. El Bosque dela Existencia
Y empezó a dar una larga charla acerca de lahistoria. Como bien había dicho Hermione, era un lugar donde capturaban brujas.
Por los antiguos magos del actual territorio deNuevo México finalizó Dumbledore diez minutos después. Ahora hablemos delviaje, que sé que les ha preocupado mucho. No, no viajaremos en un aviónmuggle, señores Weasley añadió, mirando a los gemelos, que parecíandecepcionados. Viajaremos en el tren escolar, que será hechizado para podercruzar el océano atlántico. Es un desafío, pero ya se ha logrado otras veces;por ejemplo, en la fiesta de cumpleaños de Charity Wey, en 1799. Ella teníamuchos japoneses, y tuvieron que
En fin, creo que captaron la esencia dijo aladvertir la mirada de la profesora McGonagall. Hablemos del viaje
Serán tresdías para relajarse, pasar agradables ratos al aire libre, hacer campamentoscon carpas muggles, cosa que muchos de ustedes aún no han hecho y les aseguroque es muy gratificante. También haremos juegos y excursiones. Pero el viaje ensí tiene un objetivo muy concreto: encontrarse con ustedes mismos. Es algo quenunca van a olvidar, ya que no todos los magos tienen la oportunidad de viajarhasta tan lejos, a un lugar tan lleno de historia mágica y tan hermoso. Elviernes a las seis en punto de la mañana tendrán que estar todos preparados enla estación de tren de Hosmeagde, así que les recomiendo que el jueves no sedesvelen. ¡Muchas gracias y buenas noches!
Desapareció en un torbellino.
A medida que pasaba la semana, parecía cada vez másimposible para Hermione y el resto descubrir más cosas acerca de la Cofradía de las Hermanasde Meghan, porque todas parecía muy exaltadas por la excursión al Bosque de la Existencia.
De modo que llegó el viernes, y, cerca de las cuatroy media de la mañana, Harry despertó con el primer chillido de su relojdespertador.
No tenía sueño porque el jueves se había acostadodespués de cenar, pero aún así estaba con el corazón a mil porque había tenidouna pesadilla horrible.
Se lo comentó a Ron mientras se vestían ensilencio.
Soñé que Ginny y yo nos caíamos de la escoba lecontó. Pero fue horrible; sentí el impacto contra el suelo.
Sí, son frecuentes ese tipo de pesadillas comentóRon, somnoliento. También esa horrenda sensación de como que te caes, ¿nuncala sentiste? Es horrible.
Harry asintió con la cabeza y, tras darle un rápidovistazo a su baúl para comprobar que estuviera todo en orden, partió junto aRon al Gran Salón para desayunar. En el mismo momento que salían de la habitacióndespertaron Neville, Seamus y Dean.
Hermione los alcanzó en la sala común, ya vestidacon ropa muggle para el viaje.
¡Buenos días! saludó. ¿Vamos a desayunar?
A pesar de la hora, había algo de movimiento en elcolegio. Los fantasmas madrugadores flotaban aquí y allá, los alumnos de cuartoy quinto que asistirían al viaje (los más madrugadores) se dirigían al Gran Salóny algunos pocos volvían de allí, otros salían del castillo para dirigirse aHosmeagde (Harry supuso que desayunarían allí y luego irían a la estación detren). A Harry le pareció ver el destello del brazo de un elfo doméstico que seescondía rápidamente al doblar un pasillo.
Los tres amigos vieron cómo Snape tomaba unosapuntes con furia al pasar por la puerta entreabierta de su despacho, y éste selevantó de la silla y cerró de un portazo.
¿Qué le pasará? preguntó Harry con curiosidad.
Seguro está resentido porque es un viejo feo yporque tiene dos cortinas de grasa a cada lado de su fea cabeza apuntó Ron.Sus dos amigos rieron. ¿No puede ser ese el motivo?
Llegaron al Gran Salón, donde había unas treinta ocuarenta personas como mucho. Harry tenía el apetito algo cerrado debido a supesadilla, así que sólo tomó unos bollos y luego envolvió con magia una tartade melaza y se la metió en la mochila.
Eres una rata de alcantarilla, Harry dijo Ronriendo.
Es que luego tendré hambre; me conozco se excusóel muchacho.
Se hicieron las cinco y diez, y mientras Harry yRon se tomaban una ducha rápida, Hermione se reunió con Ginny, y los cuatro seencontraron en la puerta del castillo, ya listos para partir.
Hacía un frío espeluznante fuera.
Aún no había amanecido, y los cuatro se vieronobligados a avanzar mediante Lumospor la espesa oscuridad.
Por suerte no eran los únicos que viajaban, tambiénhabía unas chicas de cuarto de Slytherin que cantaban: "¡Nos vamos al Bosque dela Existencia!¡Fred ama a Florencia!" (y acto seguido una chica Harry calculaba queFlorencia se sonrojaba y chillaba histérica).
La próxima vez que canten les echo un maleficio amenazóGinny por lo bajo cuando las chicas empezaron a entonar entre risas una antiguacanción de Celestina Warbeck.
Pero las muchachas continuaron cantado todo elcamino hacia Hosmeagde, y quizás fue mejor, ya que al menos los mantenía despiertos.
Llegaron a la estación de trenes, donde ya habíaalgunos alumnos, resguardándose del frío dentro de la plataforma, que estabatechada.
¡Harry! ¡Harry! exclamó una voz. ¡Aquí! Harryse dio vuelta. Era Parvati.
Por las calzas más rotas de Merlín suspiróHarry, ignorándola.
Pero Ginny se limitó a mirarla con furia y despuésa besar a Harry. Parvati se quedó como si le hubieran tirado una bomba fétidaen el rostro.
No se preocupen les dijo Hermione. Ya se va acansar, Harry.
Hermione se dirigió hacia ella.
Hola, Par saludó. ¿Y las chicas?
Allí vienen.
Lavender, Reyna y Eloise venían caminando,envueltas en un montón de capas de piel.
¡Hola, Reyna! saludó Hermione, contenta, abrazándola.No hablaba contigo desde
aquella noche. ¿Te acuerdas?
Ésta sonrió.
Por supuesto que me acuerdo dijo. Luego añadióen español: ¡Chicas! ¡Ahí voy! Me esperan. ¡Nos vemos!
Se fue corriendo al encuentro de otras chicasigual de hermosas, también centroamericanas (o eso supuso Hermione).
Eloise también se marchó (aunque Hermione no sabíaa ciencia cierta si se iba con amigas o se iba sola, ya que era una chica muysolitaria); de modo que Lavender, Parvati y Hermione se quedaron solas,sentadas en el banquito.
Bueno, ¿qué hay de nuevo? preguntó Lavender,optimista.
Se los iba a contar anoche, pero todas seacostaron temprano, así que
Pero entonces llegó Cho. Después de saludar, sesentó al lado de Hermione y Parvati dijo:
Bueno, como les decía. Se los iba a contaranoche, pero estaban todas dormidas. Así que se los cuento ahora. Resulta quefui a la biblioteca y estaba Padma, mi hermana. Me la quedé observando sin queella se diera cuenta desde atrás de una estantería. Entonces vino esa talReinalda, creo, y le dio una carta rosa.
Las chicas contuvieron la respiración.
¿Qué hiciste? preguntó Hermione.
Fui hacia ella, la apunté con la varita y dije: "¡Acciocarta!". La carta voló a mis manos, naturalmente. Ella, obviamente, intentóoponer resistente, pero su varita estaba sobre el escritorio y logré arrebatársela.Y luego utilicé el arma más potente de todas, por supuesto dijo con unarisita.
¿Qué arma? preguntó Cho, aterrada.
Le dije que si no cantaba todo acerca de lacofradía, le diría a mamá. Y las dos sabemos que mamá es muy poco tolerante enestas cosas. Cuando se enteró de que la que nos había atacado a mí y a Lav fueChristina Dewaytte, nos vimos obligadas a contarle toda la historia de la Fraternidad de lasWitches, y todavía supuestamente estamos castigadas, ¿verdad, Lav?
Ésta asintió.
Bueno, a mí no me castigó porque no es mi madre,pero a ti sí. ¿Cómo era? ¡Ah, sí! No más visitas a Hosmeagde, ¿no?
Claro, aunque ella no sabía que papá me diopermiso a escondidas río Parvati. Papá es mucho más tolerante que mamá. Enfin, que me voy por las ramas
Le dije eso a Padma. Y ella me contestó: "No seríascapaz
" Y yo le dije: "¿Te crees que no soy capaz de algo, hermanita? Yo fuiuna Witch mucho antes que tú; que no se te olvide". Al parecer con ese comentario le dejé la boca cerrada, así que seobligó a contarme todo lo que sabía de las Hermanas de Meghan.
¡Genial! exclamaron las otras tres, sonrientes.
¿Qué decía la carta? preguntó Cho, impaciente.
Que habría una reunión de la Cofradía en el trenescolar que nos lleve al Bosque resopló Parvati. No decía en qué parte deltren, pero supongo que será en la sede secreta del primer vagón, ¿no?
Eso calculo dijo Hermione. ¿Y qué te contó tuhermana?
Puf, no mucho que no supiera repuso Parvati,algo frustrada. Me dijo que Meghan era su líder, y yo que sé que estupidez más.Me aseguró que sólo son un grupo de adolescentes fiesteras que les gusta vivira pleno, nada más. Ah, también le intenté sonsacar algún plan que tuviesen parael futuro, pero no quiso cantar.
¿A qué te refieres con "un plan que tuviesen parael futuro"? preguntó Cho, interesada.
Bueno, ya sabes las típicas cosas que haríanellas. Cuando nosotras éramos Witches, también teníamos planes. Por ejemplo,aquellas pijamazas en donde hacíamos maldades por todo el colegio, o las vecesque nos saltábamos las clases para ir a cambiarle las cosas de lugar al armariode Snape, ¿recuerdas?
Hermione, Cho y Lavender estallaron en carcajadas;las dos últimas con un brillo nostálgico en los ojos.
Sí, eso era muy divertido repuso Cho. Aunque nome llevaba muy bien con ustedes. Pero igual, nos unía un poco, creo.
Sí dijo Lavender.
Entonces se dieron cuenta de que todo el andén yaestaba repleto de alumnos, cada uno con su baúl, y Hermione, Cho, Parvati yLavender se pararon en el acto para ocupar algún compartimiento que estuvieravacío.
¡Baúllocomotor! exclamó Hermione apuntando a su baúl, que se elevó en el aire. Lastres amigas la imitaron.
Desfilaron con elegancia por entre un montón de chicasde séptimo, y se subieron en el tren.
El tren traqueteaba por la vía, con muchísima másrapidez que en los viajes del 1º de Septiembre o de fin de año. Zonas Azules
Harry miró por la ventanilla y se dio cuenta deque estaban pasando un pueblo con más velocidad que el autobús noctámbulo. Enseguidael pueblo desapareció. Durante el tiempo que Harry miraba por la ventana, Ronaprovechó para darle un vistazo rápido a las cartas de Harry, y éste no sepercató.
Bien dijo Harry, tomando sus cartas de nuevo. Magiacantó.
Ron dejó una carta.
¿Quieres magia? le preguntó con una risita.
Ginny los observaba aburrida; Luna leía elQuisquilloso.
Quiero truco de magia se corrigió Harry; no eramuy bueno en el truco mágico.
Ron dejó un par de cartas.
Un ocho y un nueve murmuró. ¿Te plantas, Harry?
Ehm
Harry miró sus cartas y Ginny las observópor detrás del hombro de este. Sí, me planto. Creo
Harry, tienes un cuatro y dos cincos. No debesplantarte Le tomó una carta y la lanzó al mazo. Harry quiere escoba. ¿Tienesescoba?
¡No se vale! exclamó Ron. Tú no debes ayudarlo,Ginny.
No seas hipócrita, si cuando Harry se dio vueltale miraste las cartas objetó Ginny.
Ron se puso colorado.
Bien, de todas maneras es muy aburrido dijo, ylanzó las cartas. ¿Jugamos al Ajedrez?
Ya jugamos dos partidas de Ajedrez le recordóHarry con cansancio, dejando también las cartas.
Bueno, el viaje será muy largo dijo Ginny. Todavíano hemos tocado el océano. Deberíamos hacer algo para matar el tiempo.
Matar el tiempo suena muy mal, Ginny dijo depronto Luna, desde atrás de El Quisquilloso. No se debe usar ese términoporque en la antigua Grecia los magos lo decían porque realmente mataban eltiempo, literalmente. En las guerras, le lanzaban giratiempos a sus oponentes. Siemprese hacían chichones.
A Ron le entró la risa.
Entonces tocaron la puerta y entraron Hermione,Lavender, Parvati y Cho, risueñas.
Tenemos noticias anunció Cho, contenta.
Todas se sentaron y los chicos las miraron. InclusoLuna bajó un poco la revista y las observó con los espectroanteojos.
Fuimos a la reunión de las Hermanas de la Cofradía explicóHermione. Descubrimos algunas cosas. Por ejemplo, que esta noche van a haceruna fiesta en el tren y, cuando lleguemos al Bosque van a ver la forma deescaparse.
¿Para qué? preguntó Ginny.
Quieren darse una vuelta por el Instituto de lasBrujas de Salem dijo Parvati. Es un colegio de magia estadounidense. En fin,se darán una vuelta por allí sin ser vistas (no sé cómo piensan hacerlo) ypersuadirán a las chicas de que se forme una Cofradía Meghan allí también. Creoque quieren trascender en el mundo.
Unas estúpidas soltó Cho. Se creen que (con elpoco cerebro que tienen), van a poder escaquearse de la excursión y llegarhasta un colegio que ni saben donde queda. ¡Y entrar en él, por si fuera poco!
Mi tía Christina estaba muy enojada dijo Lunadesde atrás de El Quisquilloso. Todos la miraron.
¿Tu tía Christina? preguntó Hermione. ¿Qué tíaChristina?
Christina Dewaytte fue la tía de Luna explicóHarry. Se había olvidado de comentarle eso a Hermione cuando fue destruida.
¿En serio? preguntó Lavender, totalmenteimpresionada.
Sí, pero ¿qué quieres decir con eso de que estabamuy enojada? preguntó Ron despacio.
Bueno, en las vacaciones de invierno se la veíamuy furiosa.
¿Quieres explicarte? le soltó Cho, nerviosa.
En el retrato que tenemos en la sala de estar, enmi casa dijo Luna, como si fuera lo más obvio del mundo. Nunca fue de hablarmucho desde aquel retrato
Pero siempre andaba gruñendo. A veces soltabaimproperios. Y en una ocasión dijo algo acerca de "volveré y seré millones". O "volveréy me temerán". Algo así, no recuerdo.
Un silencio sepulcral invadió el compartimiento.
¿En serio? preguntó Hermione.
Sí.
Christina Dewaytte siempre estará mientras hayagente que le siga siendo fiel recordó Cho con un hilo de voz.
Pero Meghan ya no le es fiel razonó Lavender.
Parecía que ahora sólo hablaban entre ellas.
Entonces hay alguien que sí le sigue siendo fiel intervinoParvati. Si no son las de la Cofradía de Meghan, hay alguien más
Y todas se callaron. Sabían a ciencia cierta quiénera. La única desquiciada que la había idolatrado siempre
Así es, Pansy Parkinson.
Siguieron especulando sobre aquello durante horasy horas. Ron se había dormido sobre el regazo de Hermione, lo cual la chicainterpretó como "tierno". Harry y Ginny estaban abrazados en un rincón. Lunahabía sacado un libro titulado: "La hábil flexibilidad del torposoplo: VolumenI", de Oso Nature, y lo leía muyconcentrada. Lavender, Parvati y Cho estaban sentadas como indias en el suelo,tomando un té y hablando.
Cerca de las dos de la tarde, el tren hizo laprimera parada.
Ron despertó sobresaltado y se dio cuenta de quetodos se estaban desperezando.
Esto es Villa Alegre le dijo Hermione a Ron. Laprofesora McGonagall acaba de anunciar por parlante que bajemos con atuendomuggle y que no nos separemos mucho, y que no hagamos magia porque es un pueblomuggle.
Genial dijo Ron con ironía. ¿Qué vamos a comer?Muero de hambre.
Pero la respuesta llegó a sus ojos ni bien bajarondel tren: un enorme quincho los esperaba, lleno de sándwiches, jugo de calabazay otras delicias sobre la mesa de madera.
¡Excelente! exclamó Ron.
Se sentaron y engulleron rápido. Luego Harry, Ron,Hermione y Ginny decidieron ir a dar una vuelta por el pueblo, mientrasLavender, Parvati y Cho no perdían de vista a Meghan y Romilda, que cuchicheabancon unas chicas de Hufflepuff.
Miren, un supermercado O'Buy comentó Hermioneseñalando a un mercaducho. En mi pueblo también hay uno.
Vamos a la plaza sugirió Harry.
Estaba llena de niños muggles con sus respectivasmadres que conversaban alegremente desde los bancos, sin perderlos de vista, yde vez en cuando soltaban un comentario como "¡Mi Rup está en tercer grado!, o "¡Ángelaserá abogada como sus padres, no me cabe duda!".
Harry, Ron y Hermione se sentaron en unoscolumpios a charlar tranquilos. Al cabo de un rato apareció un niño de unosonce años.
Disculpen, ¿lo van a usar mucho más tiempo? preguntó.
Lo siento repuso Hermione con una sonrisa. Toma.
Le cedió el columpio y el niño, alegre, se puso ahamacarse. Harry lo miró con un brillo en los ojos, recordando su época de niñomuggle.
Al cabo de un rato volvieron hacia el quincho, yse dieron cuenta de que ya todos estaban terminando de subir al tren.
Por los pelos suspiró Ginny. Háganme acordarque nunca más nos alejemos del tren.
Subieron y se encaminaron al compartimiento en elque estaban, pero la cortina estaba cerrada. La abrieron. Un montón de chicosde cuarto año de Slytherin y Hufflepuff reían a carcajadas y otros gritabanmientras otros dos se peleaban en el centro del compartimiento.
Hermione abrió la puerta escandalizada.
¡¿Qué significa esto?! gritó, hecha una furia.
¿Quién demonios eres tú? preguntó uno de losmuchachos, testarudo.
Hermione Granger, y para tu información soyprefecta le advirtió. ¡Fuera todos de aquí! Ustedes dos, sean quienes sean,vayan inmediatamente al compartimiento B, donde la profesora McGonagall losesperará.
Los chicos se empezaron a reír. Ron, que hasta esemomento había estado poniendo los ojos en blanco y suspirando, parecióenfadarse muchísimo y tomó la delantera:
¡¿Qué palabra de las que dijo les pareciógraciosa, mocosos?! gritó. ¡Serán treinta puntos menos para cada una de suscasas! ¡Vayan inmediatamente al compartimiento B, sino quieren que les eche unmaleficio! alzó la varita amenazadoramente.
Los chicos le dijeron unas palabrotas y luego sefueron corriendo.
¡Sabré si fueron al compartimiento o no! lesgritó Ron.
¿Treinta puntos menos? repitió Harry. Pero siustedes no tienen poder para quitar puntos.
Pero ellos seguro creen que sí dijo Ron encogiéndosede hombros. Pero Hermione lo miraba con los ojos llorosos.
No, no llores, Hermione
Entonces, ella lo besó.
Se besaron un largo tiempo, y Harry y Ginny,incómodos, entraron en el compartimiento.
Siento mucho haber jugado contigo dijo Ron.
Yo jugué contigo, Ron repuso Hermione.
Digamos que ambos jugamos resolvió Ron.
No, yo jugué. Bueno, da lo mismo. ¿Quieres salirconmigo?
Hermione esbozó una sonrisa.
Por supuesto que quiero ser tu novia.
Harry y Ginny dormían apretujados en un rincón.
Hacía rato que el tren había a empezado a andarpor el agua. Cuando lo hizo, todas las cabezas se asomaron por las ventanaspara contemplar el espectáculo. Era como una lancha larga y extraña.
Hermione chistó a Lavender. Ambas estabanacostadas sobre la alfombra del compartimiento, cabeza con cabeza. Luna ya ibapor las últimas páginas del segundo volumen acerca del torposoplo, y Parvati leíala revista Arte y Hechizo. Ron luchaba por no quedarse dormido, y contemplabael océano con aire aburrido. Cho, por su parte, estaba enfrascada en un librode Quidditch.
¿Qué? preguntó Lavender.
Son las siete.
¿Y qué?
La fiesta de la Cofradía que averiguamos.Tendríamos que ir a hacer presencia, ¿no crees?
Pero Lavender resopló y luego dijo:
Ya sabes que Harry no nos prestará la capa deinvisibilidad otra vez por nada del mundo. Es su más preciado
Tesoro, lo sé. Sí, tienes razón. Perderíamos eltiempo pidiéndosela.
Pero Parvati asomó la cabeza por detrás de larevista y susurró:
¿Y robándosela?
Todos se quedaron en silencio.
Ni hablar respondió Hermione. La idea de robarlela capa a su mejor amigo era sencillamente absurda. Definitivamente no concluyó.
Oh, vamos dijo Lavender risueña, levantándosedel piso; parecía encantada con la idea. ¿Qué podemos perder?
Ustedes, no lo sé. Yo su amistad, por ejemplo.
¡Serán unos momentos! No exageres, Hermione.
Pero
Está en el quinto sueño intervino Cho, dejando aun lado el libro de Quidditch, y serían sólo por unas horas. No se dará cuentade que
Estoy despierto dijo de repente Ron, y laschicas lo miraron.
No irás a decírselo, ¿verdad? preguntó Parvaticon voz amenazadora. Vamos, Ron; es importante. Queremos averiguar lo máximoque podamos sobre la Cofradíade Huecas.
Ron se quedó callado.
No quiero tener nada que ver Y se acurrucó en unrincón junto a Ursula, la gata deLavender, que no paraba de roncar.
De acuerdo murmuró Hermione. Pero si hay quehacerlo, hay que hacerlo bien.
Se dirigió sigilosamente hasta el compartimientopara guardar los baúles, y lo abrió. Era lo primero que se asomaba, de modo quetiró de la capa y enseguida la tuvo en las manos.
Entonces dijo unas palabras en latín y enseguidauna réplica exacta de la capa se materializó en el aire.
Ante las miradas de sorpresa de sus amigas,Hermione guardó la capa falsa en el baúl y lo cerró silenciosamente.
Eres la mejor, Hermione dijo Parvati.
Es sólo lo que nos enseñó el profesor Flitwick eltrimestre pasado admitió ella, modesta. El hechizo de multiplicación. Nadadel otro mundo
Convinieron que sólo irían Hermione y Parvati;todas no entraban bajo la capa, que con el paso de los años parecía estarquedando cada vez más chica (aunque eran ellos los que crecían).
Las dos salieron del compartimiento, atravesaronlos vagones y llegaron hasta el primero. Saltaron hasta la plataforma que dividíael primer vagón con el vagón del maquinista y Hermione salió de la capa. Buscó atientas una parte del metal que estaba oxidado; sabía que esa era la puertasecreta.
Luego, tal y como había visto hacer a Meghanaquella tarde, recitó:
Imploro que te abras, soy Hermana de la Cofradía de Meghan.
La puerta enseguida se materializó y se abrió.
Las dos chicas, bajo la capa, avanzaron por elpasillito, y se quedaron de piedra cuando vieron aquello.
Habían hecho un encantamiento de extensión a lasede, porque parecía un salón de fiestas. Sin embargo, no había nadie. Los globosflotaban fantasmagóricamente en el aire, como bailando una lenta canciónmacabra.
Las luces estaban encendidas.
Pero no había ni una sola "Hermana". Ni Meghan, niRomilda, ni nadie.
Entonces, de repente, se oyó una especie deexplosión y apareció de la nada una figura alta y encapuchada. Al mismo tiempo,apareció otra, más pequeña, pero al descubierto: era Pansy Parkinson.
Déjense ver ordenó con una voz adulta, triste,fría.
¿Quién es? preguntó Parvati con un hilo de voz.
Pero aquella mujer levantó una mano y la capa quecubría a las dos chicas voló por los aires. Entonces la mujer se sacó lacapucha, y allí estaba:
Christina Dewaytte.
¡Ah! Mira quiénes son estas, ama dijo Pansy convoz ronca; parecía desquiciada. La sangre sucia de los dientes largos. Ella fuequien destruyó la fraternidad. Y la otra
¡Ah! La hindú, ¿verdad? Tu hermana lopasó de lo lindo. Un par de Cruciatus, y la dejamos durmiendo.
¿Qué? preguntó Parvati. ¿Qué le hicieron a mihermana?
Lo que te haremos a ti luego, despreocúpate ledijo Christina Dewaytte.
Era transparente, tal y como Hermione la habíavisto la última vez. Parecía un holograma que brillaba.
Lo que me gustaría saber es por qué ustedes tambiénse metieron en esto continuó Dewaytte. Es decir; ustedes destruyeron lafraternidad. Creí que odiarían meterse en otra, ¿o no?
Nosotras no pertenecemos a esta hermandad leaclaró Hermione. Sólo veníamos a espiar.
A espiar, claro.
Entonces levantó una mano y Hermione sintió comosi un imán la llevara con fuerza hacia ella. Parvati hacía lo mismo. Las dos,luchando contra su voluntad, llegaron hasta una especie de puerta al final delsalón que se abrió y dio lugar a una cámara oculta y semi iluminada, donde unmontón de chicas se amontonaban en diferentes jaulas de diversos tamaños quellegaban hasta el techo, gritando y llorando. La puerta de una jaula conalgunas chicas dentro se abrió, y Hermione y Parvati entraron por la fuerza enella. Luego, con un sonoro "¡clic!", la puerta de la jaula se cerró.
Christina y Pansy entraron en la cámara.
¿Hay más? preguntó Christina con brusquedad. ¿Haymás, desgraciada?
No, s-señora se oyó la voz de Meghan, y Hermionevio que estaba en su misma jaula. No hay más hermanas
sólo éramos nosotras
¡Nosotras no pertenecíamos a esto! chilló Parvati.
¿Par? preguntó una voz desde otra jaula.
¿Padma? ¡Padma! ¿Dónde estás? ¿Estás bien?
Estoy bien
¡Silencio! bramó Christina. Ustedes,desgraciadas, quisieron imitar a mi fraternidad con esto de las Hermanas de la Cofradía Meghan, ¿eh? Y lessalió el tiro por la culata. La gran mayoría de ustedes pertenecía a mifraternidad, y por lo tanto Juraron y leyeron el libro. Deberían saber que,mientras haya alguien que me jure lealtad, yo seguiré existiendo de cualquierforma.
Y yo le juro lealtad eterna, señora dijo Pansymaliciosamente. Sabe que nunca la abandonaré.
Y hay otra entre nosotras que también me es fiel.Vamos, no te escondas, sabes muy bien quién eres.
Pero nadie dijo nada.
Bien, te mandaré al frente de todos modos. RomildaVane fue quien me dio el chivatazo de que iba a haber una fiesta esta noche
Se escucharon los llantos de la muchacha en algunajaula.
Pero ahora te arrepientes, ¿eh? ¿Te arrepientesde haber traicionado a tus amigas?
¿Cómo pudiste, Romilda? chilló Meghan. ¡Confiabaen ti!
¡Me tratabas como una sierva! se quejó Romildaentre llantos.
¡Silencio! repitió Christina, y luego continuó: Asíque, como han podido comprobar, les tendí una trampa. A medida que ibanllegando, las iba capturando. Y aquí las tengo a todas, imbéciles. Nadie semete con Christina Dewaytte, esté viva, muerta, o como sea. Nadie. Y pagaránpor haberlo hecho; pagarán por traicionar la majestuosa comunidad de lasWitches Fraternity; pagarán con sangre.
Se oyó un ruido muy fuerte que sorprendió a todas.
Hubo un silencio por algunos momentos. Nadie entendíamuy bien lo que había pasado, pero todas, por algún motivo, se sentían mucho máslivianas.
Era como una sensación de libertad. EntoncesHermione se asomó al pequeño ventaluz que había en la pared contra la queestaba su jaula, y vio horrorizada al resto del tren, ya muy lejos de ellas.
El vagón se había desprendido del tren en el mediodel océano, y ahora navegaba inseguramente entre olas violentas.
Las olas revolcaron el vagón a su antojo, y hubomucho alboroto. Hermione no supo cómo, pero de un momento a otro se vio sobreun montón de chicas que ni conocía, y dada vuelta.
Chrstina Dewaytte soltó un par de palabrotas yluego hizo un hechizo que la mantuvo quieta sobre el aire mientras el resto delas chicas iban de acá para allá con el movimiento de las olas.
¿Están todas bien? preguntó Hermione.
¡No puedo respirar! exclamó una chica deSlytherin desde debajo de la chica.
¡Ay, lo siento
!
Con un último revuelco, el vagón de tren hizo unfuerte ruido y se estrelló sobre una superficie dura.
Doloridas, todas las chicas trataron deincorporarse, frotándose las partes golpeadas y ayudando a sus compañeras. Unpar de jaulas se habían abierto con el naufragio, de modo que había muchaschicas fuera de su prisión.
Se acabo el efecto del hechizo de Christina, yesta aterrizó suavemente sobre el suelo del vagón. Pansy apareció todadespeinada desde atrás de una jaula dada vuelta.
¿Dónde demonios
? preguntó Chrstina bruscamente,y, de una sola patada, tiró una de las paredes del vagón abajo y salió alexterior.
Se encontraban en lo que parecía una especie deplaya o isla enorme. Había muchas palmeras en la costa, y una gran colina seasomaba desde atrás de un bosque.
Un montón de chicas salieron también al exterior,algunas pateando sus jaulas y terminándolas de romper.
Hermione fijó la vista en el océano y no viorastro del resto del tren. Estaban perdidas en una isla con un espíritupsicópata
¡Quietas, quietas todas! exclamó Chrstina hechauna furia, dándose vuelta. ¡Que nadie se mueva!
Entonces Hermione actuó rapidísimo. Como Chrstinano le había quitado la varita al entrar (gran error, pensó Hermione), ésta sela sacó del bolsillo de la túnica con rapidez, y, apuntando a Christina, gritó:
¡SummesseDessapire!
Enseguida, para sorpresa de todas las presentesmenos de Hermione, Christina empezó a dar vueltas sobre la arena, gritando dedolor y rabia, hasta que cayó con un golpe seco.
Hermione se acercó cautelosamente hacia ella y latocó con un pie. La capucha se le salió de la cabeza, y Hermione pudo ver quela cabeza transparente que solía tener ahora se había convertido en unacalavera.
Aterrada, comprobó que había pasado lo mismo consus brazos y con todo su cuerpo.
¿La
la mataste? preguntó Parvati con un hilo devoz, acercándose a ella.
Poco a poco, todas las chicas fueron acercándose.
Creo que sí.
¿Qué magia utilizaste? preguntó Padma.
El maleficio asesino de espíritus cuya forma realse desconoce explicó ella, como si estuviera en clase. Es muy útil con espíritusdel tipo de Chirstina. También se puede usar con boggarts, o kelpies, o
Enfin, no es momento de
¡Cuidado! gritó Parvati señalando por detrás dela espalda de Hermione, y esta se dio vuelta con la varita preparada.
Pansy Parkinson se dirigía a toda velocidad haciaella.
¡AvadaKedavra! gritó Pansy.
Hermione saltó hacia un lado y tiró del brazo deParvati para que tampoco la alcanzara a ella. Todas las chicas pegaron un saltodescomunal.
¡Olvídalo, Parkinson! ¡Somos treinta contra una! gritóuna chica de Ravenclaw levantándose de la arena.
¡Veintiocho sin varita, sólo dos con varita! gritóPansy. ¡Puedo vencerlas con los ojos cerrados!
Inténtalo, maldita la desafió Parvati alzando lavarita.
¡Crucio!
¡Protego!
El escudo protector de Parvati fue tan fuerte quePansy perdió el equilibrio y cayó, llena de arena.
Aprovechando ese momento de distracción, Hermione gritó:
¡Petrificustotalus!
Enseguida Pansy, que estaba tratando de pararse,se puso rígida; los brazos y las piernas se le pegaron al cuerpo, y luego cayóen la arena como una tabla.
Hermione se dejó caer en la arena, abatida. Estabamuy dolorida por el naufragio, de modo que les preguntó a las demás chicas:
¿Están todas bien? ¿Alguien está lastimada?
Resultó que había muchas chicas que tenían fuertesmoretones o heridas, que Hermione supuso que se hizo cuando las jaulas sevoltearon junto al vagón, todos quedaron de cabeza y todos se cayeron encima.
Uno por uno, Hermione fue curando como pudo consus humildes conocimientos sanatorios.
¡Férula! exclamóHermione. Una venda apareció inmediatamente sobre la pierna lastimada de unachica de quinto de Hufflepuff.
Bueno, no es gran cosa dijo Hermione, pero lahemorragia ya no está, y eso es muy impor
Gracias, Hermione la interrumpió la chica.
Hey, Hermy dijo Parvati desde detrás de ella. Hermionese dio vuelta. Ven, tengo que hablar contigo.
Caminaron por la arena caliente bajo un solradiante y se sentaron sobre unas rocas, en el límite de un bosque espeso.
Mientras tú curabas a todas las chicas, yo estuvehablando con Meghan le comentó. Bueno, intentamos hablar, porque ella noparaba de llorar
Hermione escuchaba atentamente.
Dijo que nunca pensó que esto podría salirle tanmal; que sólo quería una fraternidad donde las chicas pudieran hablar de lasmismas cosas y pudieran divertirse. Y ya la teníamos, pero (te digotextualmente lo que me dijo ella): "Esa Pelusa de los dientes largos la destruyó".
Hermione se quedó en silencio unos momentos,contemplando el océano y el vagón de tren naufragado en la orilla, que desdeallí se veía muy pequeño, y un montón de puntitos negros que iban y veníanalrededor del vagón.
¿Eso quiere decir que sus intenciones nuncafueron malas? preguntó despacio Hermione.
Quizás no. Es que nosotras estuvimos en lasWitches Fraternity, y supimos que era una especie de secta diabólica cuando nosvimos sometidas hasta tal punto a Christina Dewaytte, ¿captas lo que te quierodecir? En cambio ellas; ellas no seguían a ningún espíritu maligno, ellas sóloquerían juntarse por las noches a hacer pijamadas
Mira, Parv le dijo Hermione seriamente. Si hayuna cosa de la que estoy segura, es de que si nosotras dos no hubiéramos venidoesta noche a "espiar", muy probablemente las chicas estarían muertas.
¿Tú crees?
Por supuesto. Mira
Espera, espera le dijo Parvati. Recapitulemos,porque la verdad es que estoy más perdida que boggart en un prado.
Hermione suspiró.
Mira, Parv
Romilda Vane le había dado elchivatazo de que habría esta fiesta desde hace tiempo a Pansy. Y Pansy se locontó a Chrstina, porque ella le fiel. De modo que Christina y Pansy decidierontenderles una trampa a todas las hermanas de la Cofradía Meghan
Y a medida que iban llegando, le arrebataban lavarita y las encerraban en una jaula de esa cámara finalizó Parvati.
Exactamente. No sin antes torturarlas un poco,supongo.
Pero a nosotras se olvidó de quitarnos lasvaritas observó Parvati.
Sí, quizás las sorprendió el hecho de que viniéramoscon la capa invisible de Harry y eso las distrajo un p
Y entonces, ambas, mirándosea los ojos y asustadísimas, exclamaron:
¡La capa de Harry!
Parvati se tapó la cara con las manos y Hermionele dio un puñetazo a la arena.
Se perdió en el océano, estoy segura dijo confuria.
Espera dijo Parvati. Sólo se desprendió deltren la cámara oscura en donde nos tenían enjauladas. Es decir, el resto de lasede de las Witches quedó en el tren propiamente dicho, ¿verdad?
A Hermione se le iluminó la cara.
¡Es cierto!
Pero a Parvati le sucedió lo contrario: la cara sele oscureció y, con miedo, exclamó:
¡Eso es malo! ¡Muy malo! ¡Hermione! ¿Te dascuenta? ¡Sólo se desprendió del tren la cámara de la sede, que era un lugaroculto y secreto en el tren! ¡Nadie se percatará que falta algo que nunca sevio! ¡No sabrán que no estamos
estamos perdidas!
Tranquila
Ya encontraremos una forma de volver,somos treinta brujas capacitadas para
Dos brujas capacitadas y veintiocho huecas quefuman y beben, querrás decir.
Dos brujas capacitadas ex fumadoras y alcohólicasy veintiocho actuales fumadoras y alcohólicas corrigió Hermione, y, sin previoaviso, las dos amigas rompieron a reír.
Cuando Hermione y Parvati decidieron volver a laparte donde estaba el resto de las chicas, la noche ya había caído y toda laisla estaba iluminada únicamente por la radiante luz de la luna, que parecíahaberse percatado de que las chicas estaban perdidas y había avisado a unasestrellas especialmente luminosas.
Cuando llegaron al vagón se quedaron contemplandoa todas las chicas alrededor de dos fogatas sobre la arena, resguardándose delfrío.
¿Están todas bien? preguntó Hermione llegandohasta ellas. Todas la miraron pero nadie le respondió.
¡Hermione les salvó la vida! dijo Parvati.
Déjalo, Parv le dijo la chica. Nadie tiene muybuen humor después de naufragar, ¿eh? preguntó con una sonrisa, pero nadie leprestó atención. Bueno, quizás tengan hambre, de modo que
Para su sorpresa, ahora sí que la manada de chicasla miraba interesada y esperanzada.
Como la comida es una de las cinco excepciones dela Ley Gampsobre Transformaciones Elementales, no podremos tener un banquete como enHogwarts. Sin embargo, podríamos ir a buscar comida y de paso explorar la isla,¿no?
No tenemos ganas de ir a buscar comida repusouna chica de Slytherin con cara de vaga. Tú que tienes varita, ¿no puedeshacerle un Accio y ya? preguntó.
No, porque no se la ubicación del objeto encuestión que quiero convocar razonó Hermione agudamente. De modo que siqueremos comer, deberíamos separarnos en grupo e ir a buscar comida. Luego yoveré la forma de transformar esa comida o de hacerla algo más apetitiva
¡Vamos! Ya oyeron a Hermione las apuró Parvati.
A su pesar, todas las chicas estaban muriendo dehambre, de modo que se dividieron en grupos de cuatro o cinco y salieron abuscar comida por toda la isla.
Pero ninguna tenía varita, así que Hermione lesordenó que vayan marcando el camino que hacían con piedras u otras señales, ysi se veían en apuros, gritaran que ella iría a rescatarlas.
Acordaron que en una hora deberían reunirse denuevo en el vagón naufragado.
Tú vienes con nosotras le dijo Hermione aMeghan, pero no como una orden, sino como una petición.
Ella la fulminó con la mirada.
No pensaba atacar a nadie refunfuñó.
Ya lo sé, pero siempre es bueno prevenir dijoParvati.
A su lado iba Padma, la hermana de Parvati, quetenía unos marcados moretones en la cara, y también estaba Leia, que caminabaen silencio. Un poco más atrás, dando traspiés, iba Romilda Vane, con lágrimasen las mejillas y el maquillaje corrido hacia todos lados, seguramenteavergonzada porque se había sabido la verdad de que ella las había traicionado.
¡Lumos! exclamóHermione, y la varita se encendió.
Parvati la imitó, y todas avanzaron detrás deaquella clarísima luz que les proporcionaba el hechizo.
Miren, ¿esos son cocos o estoy loca? preguntóPadma.
¡Son cocos! ¡Es verdad! exclamó Hermione muertade alegría.
¡Nox!¡Accio cocos! exclamó Parvati, y los cocos se desprendieron de su árbol yfueron a parar hasta los brazos de la chica.
Usemos esto dijo Hermione, y se tocó el collarde oro que le había regalado Viktor Krum hacía un tiempo.
Enseguida apareció un pequeño orificio en lainsignia "HG" que había en la cadenita, y Hermione dijo:
Bolsa Una bolsa gigantesca de cuero salió delpequeño orificio, y Hermione metió los cocos ahí.
Las demás estaban sorprendidísimas.
¿Qué fue eso?
Es una cadenita de oro que me regaló Krum cuandome besaba con él respondió la muchacha sin darle demasiada importancia. Peropronto descubrí su verdadera función: un día saqué accidentalmente de lacadenita una carta de amor de Krum y una foto autografiada. Me entró la risa
Pero entonces supe su verdadera utilidad: puedo meter lo que quiera, no importael tamaño
Desde entonces me ha sido muy útil. Además es muy bonita añadió. Esuna lástima que sólo tuviera dentro este saco roñoso. Si hubiera metido comida,o ropa limpia
o algo que nos sirviese
Continuaron caminando por la espesa oscuridad,avanzando mediante el hechizo iluminador, y consiguieron recolectar algunasmoras y uvas frescas.
Ya han pasado cuarenta minutos comentó Leia,hablando por primera vez. Será mejor que volvamos.
Todas accedieron y emprendieron el camino de nuevohasta el vagón de tren.
Cuando llegaron, se dieron cuenta de que no eranlas primeras. Había un pequeño grupo que llegaba en ese momento y quedepositaba un montón de ramas en el suelo.
¿Ramas? preguntó Parvati. ¿Para qué queremosramas?
Para encender la fogata se justificó esta, y sedejó caer en la arena. Sus amigas rieron.
¡Comida! ¡Buscábamos co-mi-da! les gritó Parvati.¡Grupo de estúpidas!
Calma, Parv dijo Hermione. También nos haráfalta leña, así que está bien.
Durante los siguientes minutos empezaron a llegarel resto de los grupos, y Hermione se quedó sorprendidísima cuando vio que ungrupito llegaba con lo que parecía un jabalí muerto.
¿Qué demonios? preguntó Meghan cuando lo vio. ¡Quéasco!
¡Es genial! la apremió Hermione a la chica quevenía con el jabalí. ¿Cómo te llamas?
Anna repuso ésta, y depositó el jabalí en laarena.
El resto de los grupos que faltaban vinieron mástarde, unos con más leña (lo cual irritó a Parvati) y otros con algunos cocos ymoras.
Cabían destacar las prodigiosas habilidadesculinarias de Meghan, así que la chica se vio obligada a cocinar el jabalí,quizás para reparar su error, o porque estaba muy hambrienta.
Harry despertó precipitadamente; acababa de teneruna horrible pesadilla. Miró a Ron, a su lado, que estaba practicando hechizospor lo bajo con una rana de chocolate.
¿Qué pasa? le preguntó Ron; la rana se le escapóde las manos y saltó por la ventana. ¡Ay, no! Bueno, se ahogará o se lacomerán los peces.
Tuve un sueño muy extraño le dijo Harry.
¿Otra vez? preguntó Ron aburrido. ¿Qué soñaste?
Algo sobre una isla repuso él. O una playa. Nolo sé
¿Dónde está Hermione? ¿Y Parvati?
Ellas
A Ron se le pusieron las orejascoloradas, y fijó la vista en otra rana de chocolate, a la cual empezó ahechizar con su varita, nervioso. Ellas fueron a darse un baño. Ya sabes, enel compartimiento de duchas
No existe un compartimiento de duchas le dijoHarry, quien ya conocía lo suficientemente bien el expreso de Hogwarts. Ron,tengo la sensación de que me estás ocultando algo
Oigan, ustedes.
Se dirigió a Cho y Lavender, que jugaban a losnaipes explosivos en la alfombra del compartimiento, aunque parecían estarponiéndole muy poca atención al juego.
¿Qué pasa, Harry?
¿Dónde están Hermione y Parvati?
Ellas
en las duchas le respondió Lavender.
Pero Harry, que no estaba para mentiras, intuyótodo y exclamó:
¡Accio capade invisibilidad!
Una capa salió flotando como un fantasma desde elbaúl semiabierto de Harry y fue a parar a mis manos.
Esta no es mi capa repuso. Se la colocó hasta lamitad del cuerpo, y se dio cuenta de que no era invisible porque se veía laspiernas. ¡Es una copia! Utilizaron Geminiocon mi capa. ¿Tú sabías esto, Ron?
Bueno, pues yo
No finjas le respondió Ginny cortantemente. Noestaba dormida cuando decidieron hacer el cambiazo y cuando Hermione y la otrase marcharon.
¿Por qué no me despertaste? le preguntó Harry,muerto de rabia. Ya sabes que no me gusta prestar mi capa. ¡Y muchísimo menosque me la quiten sin mi consentimiento! ¿A dónde se fueron esas chicas?
Tranquilízate, Harry
le dijo Ginny.
¡No me tranquilizo! gritó Harry. La rabia quesentía por aquel hecho le hacía perder la razón; además, el sueño que acababade tener implementaba ese naciente mal humor.
Bueno, si quieres vamos a buscarlas propuso Choen un desesperado intento de que Harry se calmara. Antes de que empieces alanzar Avadas Kedavras
A esta altura ya se habrán aburrido de espiarlasterció Lavender. Seguramente no descubrieron nada nuevo. ¿Qué hora es?
Las ocho y media respondió Luna sin apartar lavista del Quisquilloso.
¿Cómo lo sabes? le preguntó Cho sorprendida.
A veces los torposoplos te soplan la hora,¿sabes? Lo dice aquí mismo, en el capítulo nueve.
Son las ocho menos diez dijo Ron por lo bajo,consultando su reloj de bolsillo. ¿Quieres que vayamos, Harry?
Sí, vamos dijo Harry levantándose. ¿Dóndeestaba la sede de la hermandad, Cho?
En el primer vagón contestó ella de inmediato.Tienes que apoyar la palma de tu mano en la pared metálica y luego decir:"Imploro que te abras, soy Hermana de la Cofradía de Meghan".
Harry y Ron se echaron la capa de invisibilidad yse percataron, sintiéndose imbéciles, de que no eran invisibles.
Podríamos hacernos un hechizo desilusionadorsugirió Ron.
Es buena idea dijo Harry. A ver
¡Desilu
! Esperen, ¿cómo era?
Desilusionus dijo Lavender. O Desilius, norecuerdo
¡Desilusionatus! saltó Ron.
Es inútil, la clase que el profesor Flitwickexplicó eso todos estábamos viendo la pelea de hipogrifos que se había desatadofuera del castillo, ¿recuerdan? dijo Harry.
Sí. ¡Teníamos una panorama excelente desde elaula de Encantamientos! exclamó Ron emocionado. Me acuerdo que el hipogrifomás robusto fue el que le
Ron lo cortó Harry. Da lo mismo. Vayamos sincapa.
Salieron del compartimiento y empezaron a caminarpor los vagones, mientras Harry echaba chispas por los ojos.
No me lo esperaba de Hermione, en serio
Llegaron al primer vagón, dieron el salto a laplataforma y se quedaron agazapados contra la pared metálica, procurando nohacer ningún ruido.
Imploro que te abras, soy Hermana de la Cofradía de Meghan dijopegando la palma de la mano a un lugar de la pared metálica.
Enseguida la puerta se abrió, pero Harry vio que sólohabía océano. La puerta no conducía a ningún lado
¿Qué pasa? le preguntó a Ron.
Quizás sea una trampa sugirió el chico. Quizás
¡Ay! gritó de repente.
¿Qué te pasó?
¡Algo me quemó! Se sacó del bolsillo un galeónviejo y se lo quedó observando. En donde se supone que tenía que decir la fechay el número del duende que lo había acuñado, rezaba: "NAUFRAGIO".
Es el método que utilizábamos para el E.D. susurróHarry. Esto quiere decir que Hermione
Naufragó terminó Ron. El vagón se desprendiódel tren
¿Cómo es posible?
Tendremos que comunicarnos con ella y llegarhasta donde esté dijo Harry. No podemos dejarla sola.
Pero ¿cómo?
Ahora vengo.
Harry salió de la plataforma dejando a Rontotalmente perplejo. No sabía exactamente donde se dirigía, pero sabía que enalgún lado tenía que haber un armario de pociones y plantas.
Cuando pasaba por el compartimiento dos, vio queestaba la profesora Sprout, de Herbología, tomando unos apuntes con la puertacorrediza abierta. Vio por la ventanilla del compartimiento que tenía una cajallena de plantas. Se planteó ponerse la capa
Pero recordó que no la tenía; esole dio más rabia incluso.
¿Potter? preguntó ella, alzando la vista.
Hola, profesora.
¿Te aburres, Potter? No me extraña; es el viaje máslargo que he hecho en mi vida. Para colmo, no podemos hacer más paradas porqueesto es puro océano
Profesora interrumpió Harry; era mejor noentretenerse. Cuanto más tiempo anduviera el tren, más lejos podría estarHermione. Necesito que usted me proporcione
branquialgas.
¿Branquialgas, Potter? inquirió Sproutlevantando una poblada ceja. ¿Para qué?
Es que
El cerebro de Harry funcionaba a toda máquina,y a medida que hablaba, pudo inventar una excusa más o menos coherente: Quieroterminar mis deberes de Pociones para antes de llegar al Bosque, porque sé queallí no voy a tener ganas. Y hay una poción en la cual me tendría que meterpara poder ver si me borran los granos o no. Y como tengo que permanecer unosquince minutos en la poción, me gustaría usar branquialgas para
poderrespirar.
¡Ah! exclamó encantada la profesora, y Harry seasustó un poco. ¡La poción Vittafresca!Sí, sí; la he usado varias veces. Los granitos de aquí son muy persistentes enla juventud, sobre todo en la adolescencia
De acuerdo, Potter, espérame unmomento
Unos minutos después, Harry volvió a la plataformacon las branquialgas, contento.
¿Qué haces con eso? le preguntó Ron,sorprendido.
Hay que ponerse en acción dijo Harry, apuradopero tranquilo. Cuanto más tiempo estemos en marcha, más nos alejaremos deHermione.
¿Quieres
quieres
? Ron no daba crédito a lo queoía ni veía. ¿Quieres nadar? ¡Harry, no sabemos dónde está Hermione!
¡Vamos, Ron! Y se comió un fajo de branquialgas.
Tras un dolor intenso en el cuello, sintió poco apoco cómo se le iban abriendo unas especies de pequeñas grietas a ambos lados,como si tuviera branquias para respirar.
Ron, sin salir de su asombro, lo imitó, y luegoHarry, sin decir más, se lanzó al océano.
Sintió tanto frío que los dientes le empezaron acastañear en breve, pero él nadó y nadó, con Ron a su lado.
¡Harry! le gritó Ron por encima del oleaje, ¡nosabemos ni a dónde nos dirigimos!
Vamos, no puede estar muy lejos
Vaya, no veonada
La oscuridad de la noche era inmensa.
Harry se zambulló junto a Ron y empezaron a nadarpor debajo del agua, contemplando el oscuro fondo, que parecía interminable.
Ron le hizo señas a Harry como para que se frenara.Éste obedeció, y Ron sacó un galeón del bolsillo; lo miró un momento y luego selo pasó a Harry.
Decía "ISLA, DESAPARECER". Eso sólo podíainterpretar una cosa, pensó Harry: que desaparezcan hasta una isla.
Ron salió a la superficie y Harry también, y el primerole dijo:
¡Pero no sabemos desaparecernos! Y además no podemosaparecernos en un lugar que no hemos visto nunca. Para hacerlo, tenemos que
Unaola lo dejó por debajo del agua, y le impidió continuar hablando.
Pero Harry lo tomó de las manos y pensó con todassus fuerzas en una isla llena de palmeras con cocos, con un bosque inmenso yhermosas playas con el mar acariciándoles la orilla.
Sintió como que las branquias le impedían respirarpor un momento, pero luego se alivió y, tras un torbellino multicolor y conalgunos peces, ambos aterrizaron en la tierra.
Harry abrió los ojos, dolorido. Al parecer habíancaído varios metros. Miró alrededor y parecían muchas plantas y maleza.
Entonces sintió un dolor espeluznante en unapierna; se subió la manga del pantalón vaquero y vio, horrorizado, que lefaltaba un pedazo de carne.
¡Ay! exclamó.
¡Harry! dijo Ron. ¿Qué te ha pasado? ¿Ha sido
un tiburón?
No lo creo dijo Harry. En ningún momento sentíque me mordiese uno.
Se puso muy pálido y se recostó en la hierba.
Creo que has sufrido una despartición dijo Ron.Pero no sé qué hacer para curártela. ¿Qué sientes?
Náuseas dijo Harry como toda respuesta; dichoeso, se volteó y vomitó.
¿Qué hago? preguntó Ron desesperado. ¡Aguamenti!
De su varita salió un chorro de agua hacia la carade Harry.
¿Qué haces? preguntó Harry furioso. Por si note diste cuenta, ya estoy mojado. El agua no me hará nada
¿Recuerdas lo que leímos en Pociones? preguntóRon de repente, sorprendiendo a Harry por aquella repentina y extraña pregunta.Lo de la esencia de díctamo. Sirve para curar heridas de este tipo
¡Ah, claro! Bueno, yo te esperaré aquí mientrasle pides a algún vecino un poco de esencia de díctamo ironizó Harry, furioso.No tardes mu
¡Ay!
¡No hagas movimientos bruscos! exclamó Ron. Escucha,¿tenías esencia de díctamo en tu bolso?
Creo que sí, pero ¿a qué quieres llegar?
Ron apuntó con la varita hacia el cielo y gritó:
¡Acciobolso de Harry!
Ambos esperaron, envueltos en un clima de tensión.Pero Harry no albergaba muchas esperanzas; las chicas habían naufragado hacíahoras probablemente y el tren estaría ya muy lejos.
En Encantamientos, el profesor Flitwick comentóque el Accio sirve de mucha distancia, ¿recuerdas? dijo Ron, como si leyera elpensamiento de Harry.
Esperaron mucho más tiempo, pero el bolso de Harryno apareció.
Estás perdiendo mucha sangre observó Ronpreocupado.
Y cuando pensaron que se habían quedado solos enel medio de un bosque vaya uno a saber dónde con un chico desangrándose, unpequeño puntito apareció volando, eclipsando la luna, y cayó con fuerte estrépitosobre algunas ramas.
¡Accio! gritóRon contentísimo apuntando al bolso, que se desprendió de la rama y voló a susmanos.
Eres un genio, Ron. Te debo la vida.
Ron se puso a buscar en el bolso y sacó un pequeñofrasco con la inscripción "Díctamo".
Las apariciones a larga distancia no son fiables refunfuñóRon mientras vertía unas gotitas de díctamo en la pierna de Harry. Y muchomenos sin haber pasado el examen
Pareces Hermione se quejó Harry, pero enseguidaempezó a sentir un poco de menos dolor, y el color de la cara volvió a lanormalidad.
¿Te sientes mejor? Harry asintió. ¿EstaráHermione en esta isla? Porque es factible que nos hayamos equivocado de isla,¿no crees?
Cuando desaparecimos, pensé en una isla llena deplayas hermosas, bosques y palmeras, y
Pensaste en un paraíso, Harry protestó Ron.¿Por qué creíste que Hermione naufragaría justo en un sitio así? No te muevas
Sólo lo pensé respondió el muchacho de mala gana.¡Me estás tirando el díctamo en el pie!
¡No veo nada! se justificó Ron. Esto es unaboca de lobo. ¡Lumos! ¡Ay!
¿Qué? ¿Te quemó?
Ron se sacó el galeón del bolsillo de los vaqueros.Es Hermione de nuevo. Dice
"BOLSO, USTEDES".
Harry frunció el entrecejo.
¿Habrá querido decir si el bolso era nuestro?
Seguramente. Eso quiere decir que están en estaisla, ¿verdad? Harry asintió contento. ¿No puedo contestarle con esto?
No, Hermione era la que ponía las fechas para elE.D. respondió Harry. Sólo desde su galeón podía mandar mensajes
Pero siestá en esta isla, no debe de ser muy difícil comunicarnos con ella
¿A qué te refieres?
¡Un Patronus, Ron!
Harry pudo ver por el destello del hechizo lumínicoque Ron sonreía de oreja a oreja.
Harry se sacó la varita de los vaqueros y la alzóen el aire. Luego gritó: ¡ExpectoPatronus! y un ciervo ágil y hermoso salió del extremo de su varita conmucha elegancia.
Escucha le indicó Harry. Quiero que vayas yencuentres a Hermione, ¿de acuerdo?
El ciervo asintió.
Haz que te siga. Dilea Hermione: "Soy Harry. Sigueal ciervo y te llevará hasta donde estoy yo. Estoy malherido; sufrí unadespartición. Estoy con Ron".
El ciervo asintió en señal de comprensión y salióflotando en el aire con mucha elegancia hasta perderse en la mata y espesa delclaro del bosque.
Hermione estaba junto al fuego. Todas las demásdormían, envueltas en un montón de embrujos que les habían hecho Hermione yParvati para abrigarse del frío.
Hermione sostenía el galeón. Se preguntó si sumensaje anterior no había sido lo suficientemente claro, y se planteó mandarlesotro cuando de repente una luz resplandeciente invadió la oscura noche.
¡El Patronus de Harry! murmuró Hermione radiantede felicidad, y atravesó los cuerpos dormidos hasta llegar al animal.
Cuando habló, el ciervo lo hizo con la voz deHarry:
Soy Harry. Sigue al ciervo y te llevará hastadonde estoy yo. Estoy malherido; sufrí una despartición. Estoy con Ron.
Hermione puso cara de preocupación, y entonces elciervo empezó a caminar. Iba muy rápido, pero Hermione lo iba alcanzando dandotraspiés.
Se metió por el oscuro y espeso bosque, y de noser por la luz que le proporcionaba el Patronus, se habría chocado con todoslos árboles del camino.
Entonces el ciervo aminoró la marcha y Hermioneescuchó unas voces. ¡Eran ellos, indudablemente!
Emocionada, salió a través de unos arbustos y llegóhasta Harry y Ron.
¡Hermione! gritó Ron, radiante de felicidad.
¡Ron! gritó Hermione, y corrió hacia él. Sebesaron.
Harry alzó las cejas.
Ejem, ejem. Estoy agonizando, ¿recuerdan?
Lo siento repuso Hermione. ¡Harry! Fue horrible
¿Qué sucedió?
Ya les contaré, pero déjame ver eso
Oye, si noestás sangrando. Parece que la hemorragia ha frenado.
Es que Ron ha hecho un encantamiento convocadoral tren y ha conseguido traer el díctamo explicó Harry. Luego me ha echadounas gotas, y la hemorragia ha cesado.
Hermione parecía impresionada.
¡Claro! exclamó, dándose un golpecito en lafrente. El encantamiento convocador funciona a dos kilómetros de distancia,siempre y cuando sepamos el lugar en donde se encuentra el objeto. ¿Por qué nose me había ocurrido antes? Y lo del díctamo, Ron; realmente, qué idea. ¡Eres ungenio! Volvió a besarlo. Harry distinguió, a pesar de la oscura noche, queestaba rojo como un tomate.
Bien, ¿vas a contarnos qué paso?
Primero hay que transportarte hasta elcampamento. En este estado
¿Campamento? interrumpió Ron.
Sí; bueno, donde nos establecimos para dormir conlas demás chicas.
¿Demás chicas? ¿Cuántas son?
Alrededor de treinta. Toda la cofradía de Meghan respondióHermione. Luego les contaré todo. La noche es joven.
Dicho eso, se aferró a Ron y tocó a Harry con uncodo. Cerró fuertemente los ojos y, tras un remolino de viento gélido,aterrizaron en el medio de la arena.
Harry se incorporó, dolorido, y vio que estaban allado de una fogata y un montón de chicas durmiendo alrededor.
Los tres se acomodaron; Hermione sacó de sucadenita de oro una manta para taparlos a los tres.
¿Quieren jabalí? preguntó la chica. Sobró muchísimo.No imaginábamos que rindiera tanto.
Ron miró sorprendido al animal muerto, cocinado ydestrozado, sobre una madera.
Está buenísimo les dijo Hermione.
No, gracias dijo Harry. Lo que nos gustaríasaber es qué sucedió.
Hermione suspiró y les contó todo: la trampa queles había tendido Christina Dewaytte, el naufragio, y luego que habíancombatido a muerte con Christina y Pansy.
¿Y dónde están ellas? preguntó Harry con un hilode voz.
A Parkinson le hicimos junto a Parvati unmaleficio de parálisis cerebral respondió ella. Es el mismo que utilizó ellamisma contra ti en la pelea de hace algunos meses, en la mazmorra. ¿Teacuerdas, Harry?
N/A: VerHermione en las Witches Fraterny Parte Uno.
Sí repuso él, pero sólo me duró diez minutos recordó.
Sí, pero tiene muchos más embrujos. El de lainmovilización total duradera, y algunos más que pudimos hacerle junto aParvati.
¿Y dónde está Dewaytte? preguntó Ron.
Hermione se puso seria y señaló con la cabeza a laorilla.
¿Dónde?
Dejamos que se la llevara el océano respondió. Sehabía convertido en un esqueleto. Utilicé una magia muy negra que leí en labiblioteca del colegio hace unas semanas, cuando buscaba una manera decombatirla.
"Era un maleficio muy complicado. Destruye el almay el cuerpo de un ser espiritual en cualquiera de sus formas. Fue lo único quese me ocurrió, pero funcionó. Confío, con esto, en que Christina Dewaytte novuelva nunca más a
Entonces Harry tuvo de repente una especie de dejavu, y recordó cómo, esa misma tarde en el tren, había soñado con Hermione enuna isla. Se puso a pensar mientras Ron le contaba a Hermione cómo habíanacabado allí. ¿Y si había visto esas imágenes desde el interior de ChristinaDewaytte? Pero no podía ser; eso únicamente le sucedía con Voldemort porque,como bien sabía, entre ellos había una conexión única e inexplicable
Cuando seprodujo silencio, les expuso su teoría.
¿Viste lo que pasaba en un sueño? preguntóHermione. ¿Crees que Christina Dewaytte y tú podrían tener algún tipo deconexión, como con el Innombrable?
Eso es lo que creo dijo Harry. Quizás tenga algúnparentesco con Voldemort, y eso hizo que
Es imposible interrumpió Hermione, tajante. Primero,sabemos que Christina era la tía de Luna. Y al menos yo estoy completamentesegura de que Luna no tiene ningún parentesco con el Innombrable. Y segundo, notiene nada que ver con que sea familiar. Ya sabes que él te introdujo una partede su alma a ti, y eso hizo que
Entonces ¿qué explicación le ves? preguntó Harryfurioso. Entre el dolor de la pierna y la desvalorización de Hermione ante sushipótesis, el muchacho se sentía frustrado y enojado.
No lo sé repuso Hermione, pensante.
Harry puso cara como diciendo "¿Ves?".
Hubo un silencio en el que sólo se oían loschasquidos del fuego.
Quizás el Innombrable estuviera aquí en elmomento en el que Harry te vio aquí en la playa en aquel sueño terció Ronrompiendo el tenso silencio.
Entonces a Harry se le acomodaron algunas cosas enla cabeza, y dijo:
¡Eso es! Es mucho más probable eso.
Pero yo no vi al Innombrable repuso Hermione. Luchéfrente a frente con Christina Dewaytte, y no estaba él por ninguna parte. ¿Cómoes posible que
?
¡Hermione! ¿Te crees que Voldemort no tiene suspropios métodos para lograr que nadie lo vea? le preguntó Harry, y en esemomento sucedió algo muy extraño.
El fuego se apagó, y los chicos se vieron totalmenteenvueltos por un horrible y siniestro frío.
Ron y Hermione se levantaron en el acto, peroHarry no pudo debido al dolor de la pierna lastimada.
Son dementores aseguró Harry desde el suelo. ¡Expecto Patronum! bramó pensando enGinny.
El ciervo volvió a salir de su varita y seembistió contra ellos.
¡Expecto
! empezóHermione, pero no pudo continuar. Maldita sea, nunca pude
¡Ay!
Un dementor se había acercado a ella y le habíainclinado la cabeza para abajo.
¡Hacia él! bramó Harry, y el ciervo, obediente,se lanzó hacia el dementor que había estado apunto de besar a Hermione, derribándolo.
Eran cuatro en total.
Harry se preguntó qué hacían dementores en elmedio de una isla
¡ExpectoPatronum! gritó Ron por cuarta vez, y un pequeño cachorrito de JackRussell terrier salió de su varita y se lanzó hacia el otro dementor, que seestaba acercando a las chicas dormidas.
¡No te preocupes por ellas! exclamó Hermione. Tienentodo tipo de sortilegios protectores que le lanzamos con Parvati. Ni siquierapueden escuchar lo que pasa.
¡Necesito luz! exclamó Ron cuando su Patronus sealejó mucho para atacar al dementor que tenía más lejos. ¡Lumus Máxima!
El Patronus de Ron desapareció y en ese momentouna luz cegadora invadió todo el lugar.
Harry cerró los ojos, pero se vio obligado aabrirlos cuando vio una figura negra y macabra que flotaba fantasmagóricamenteen el aire.
La cicatriz le dolía salvajemente.
¡No! gritó Ron, y la luz volvió a su varita;nuevamente todo se quedó a oscuras.
¡El trío fantástico! se oyó la voz de Voldemorten el medio de la oscuridad. ¿Se pensaban que podrían acabar conmigo? ¿Sepensaban que, si acababan con Christina Dewaytte, no tendrían que rendircuentas ante mí?
¿Tú estabas detrás de todo esto? le preguntóHarry con asco, resistiendo el impulso de gritar por el dolor que le producíala cicatriz.
¡Sí, Potter, sí! gritó Voldemort. Ay, Potter,¡cuándo aprenderás! Nadie vence a lord Voldemort, Harry, nadie. ¿Acaso no teenseñaron que no debes meterte donde no te llaman? ¡Van a lamentar haberdesbaratado mis planes!
¿Qué planes? exclamó Ron alzando la varita en laoscuridad, pero sintió cómo saltaba de sus manos y se perdía entre la arena.
¡No seas estúpido! le gritó Voldemort. ¿Creesque no puedo verte, Weasley? ¿Crees que no puedo olerte, sentirte? ¡Yo no soycualquier mago! ¡Soy lord Voldemort!
Un trueno sonó distante, y entonces Harry sintió cómolas gotas le caían sobre la cabeza. Llovía cada vez con más fuerza a medida queVoldemort decía:
Christina, mi fiel vasalla, ella sabía que a losMortífagos buenos hay que criarlos desde pequeños, como a los perros. Sino soninútiles, ¿saben?
Harry lo escuchaba atentamente, empapándose. Elagua le aliviaba el dolor de la cicatriz.
Por eso creó la Witches Fraternyhace muchos años, cuando yo estaba en pleno ascenso de poder. Sabía que habíaque lavarles el cerebro y hacerlas fieles a ella. Una vez que lo fueran, seríancapaces de serles fiel a cualquier alma superior. Obviamente, estoy hablando demí.
La Witches Fraterny sólo era un criadero de Mortífagos susurróHermione, y Harry apenas alcanzó a oírla, pero Voldemort exclamó:
¡Muy bien, diez puntos para la sangre sucia! ¡Asíes! Pero tú, hace unos meses, creíste haber matado a mi vasalla. Pero estabasequivocada, ella seguiría existiendo mientras haya alguien que le siga siendofiel
Harry empezaba a intuir por dónde venía la cosa.
De modo que ella volvió porque Pansy Parkison aúncreía en ella. Pero mientras la chica esté inconciente, ella no va a volver
admitió.¿Ven? ¡Son almas pobres, cobardes! ¡Si hubieran matado a Parkinson, no tendríanque afrontar ese problema! ¡Pero nunca van a matar, porque son almas cobardes!¡Dan pena! ¡Son sucios! ¡Están infectados! Pero la voy a matar yo, ¿cuál es elproblema? ¡Avada Kedavra!
Un rayo verde salió desde unos metros por encimade Ron, lo cual indicaba que Voldemort estaba sobre él, así que el muchacho secorrió precipitadamente.
El rayo pasó zumbando por al lado de Harry y fue aparar al tronco donde tenían escondida a Pansy Parkinson.
Harry no entendía nada
Sí hay alguien que le sigue siendo fiel aparte deParkinson, ¿saben? dijo Voldemort. ¡A que no adivinan quien?
¿Tú, quizás? preguntó una voz que no era ni lade Harry, ni la de Ron, ni la de Hermione, entonces los tres amigos vieronemocionados que desde un lugar largo e iluminado en la orilla del mar seestaban empezando a aparecer sobre la arena un montón de magos con las varitasencendidas y en posición de ataque.
Harry reconoció a Albus Dumbledore, que iba a lacabeza. También estaba McGonagall, la profesora Sprout y algunos profesores más.
Y de repente, bajando desde el cielo, llegaron enescobas y therstrals Tonks, el profesor Moody, el profesor Lupin, el señorWeasley, Bill y Fleur.
¡Ah! gritó Voldemort, y de la nada sematerializaron unos diez Mortífagos enmascarados.
Entonces Harry se dio cuenta de que aqueltransporte largo aparcado en la orilla era nada menos que el tren del colegio. Loshabían encontrado
Empezó a librarse una batalla a muerte en laorilla de la playa; profesores y aurores contra Mortífagos. Dumbledore se fue ala cabeza de la pelea y se plantó frente a Voldemort.
Hermione se apresuró a quitarles los sortilegiosde protección a las chicas dormidas, y éstas empezaron a despertarsobresaltadas y asustadas.
¿Qué pasa?
¿Qué es todo eso?
¡Ay! No veo nada
¡Granger! se oyó una voz; la profesora Sprouthabía llegado corriendo hacia el campamento. ¡Lleva a todas hasta el trenescolar y que se queden allí; no tienen varita! ¡Potter, tú también ve al tren!
¡Voy a luchar! se quejó el chico.
¡Nada de eso! ¡Tienes la pierna
! ¡Protego!
Un Mortífago le había lanzado una maldición, perola profesora Sprout enrojeció de ira y le empezó a lanzar muchos maleficios,olvidándose de Harry.
No aprenderás nunca, Tom decía mientras tantoDumbledore en dirección a Voldemort, que parecía totalmente sorprendido.
¡Otra lección del viejo Albus! exclamó Voldemort.¡No estoy para eso, vejete! ¡Apártate o te mataré!
Sabes que eso no sucederá le respondióDumbledore con aquella voz tranquila que tanto intimidaba a Voldemort.
¡AvadaKedavra! gritó Voldemort, pero Dumbledore, de un solo movimiento de varitay sin pronunciar ni una palabra, desvió el maleficio asesino hacia el cielo.
¡Aahhhhhhhh! gritó Voldemort muerto de ira, ypareció darse cuenta de que no podría ganar esa batalla. Desapareció al mismotiempo que el resto de los Mortífagos.
Todo quedó en silencio y a oscuras por un momento,y entonces se oyó gritar al profesor Lupin:
¡Solarius!
Una bola gigantesca de fuego salió de la punta desu varita y se quedó suspendida sobre la isla, alumbrándola y dando la falsaimpresión de que era de día.
La profesora McGonagall, que estaba más cerca deHarry, se dirigió hacia él y le dijo:
¡¿Qué te ha pasado en la pierna, Potter?!
Sufrí una despartición, profesora
¡Ve al tren inmediatamente!
¡Espere! Necesito hablar con el profesorDumbledore
Él ya no está le dijo McGonagall cortantemente.Se marchó al Ministerio.
¿Al Ministerio? ¿Para qué?
¡Para tomar el té con el ministro! exclamó laprofesora, muerta de rabia. ¡¿Y tú que te crees, Potter, que puedes armarsemejante revuelo en una isla y esperar que no se tomen medidas?!
¡Profesora! interrumpió Hermione, que llegabadesde el tren. ¿Cómo nos encontró?
La señorita Loovegod podrá explicarles, la verdades que no entiendo mucho. ¿Qué sucedió?
Dewaytte nos atacó explicó Hermione. Ynaufragamos en esta isla
Luego destruí a Dewaytte, pero ella estaba complotadacon el
con lord
con lord Voldemort, profesora tragó saliva.
Ella palideció.
Por el momento hay que llevarlos al tren. Aquí hacedemasiado frío
Apuntó a Harry y exclamó: ¡Levicorpusflotae!
Harry sintió como si un gancho lo tirara deltobillo, y enseguida se vio flotando en el aire. Fue transportado hasta eltren.
La profesora McGonagall los bombardeó a preguntasmientras se dirigían hacia la orilla y se metían en el tren, y entre los treslograron darle algún sentido.
Es decir, que en la fraternidad criaban futurasMortífagas, ¿no? preguntó la profesora.
Sí, definitivamente respondió Ron.
Bien dijo ella, y Harry, que estaba sobre ellaflotando en el aire, pudo ver que una lágrima le resbalaba sobre una mejilla. Seráncincuenta puntos para Gryffindor.
Y no dijo nada más.
¡Remus! gritó Harry.
El aludido se dirigió hacia allí.
¡Harry! ¿Estás bien?
Sí, sí.
¿Qué le pasó a tu pierna?
Sufrí una despartición.
El profesor Lupin apuntó a la pierna del muchachoy murmuró:
¡Totalis férula!
Harry sintió que el dolor se iba.
¡Liberacorpus!
Descendió hacia la arena y notó con satisfacciónde que no le dolía cuando pisaba.
¡Gracias! exclamó Harry.
Métanse en el tren ordenó la profesoraMcGonagall. Todos los que se han metido en este embrollo volverán al castillopara ser atendidos debidamente. El viaje al Bosque de la Existencia se cancela.
Harry pensó que sus compañeros lo odiarían de porvida, pero no le importó. Corrió con alivio junto a Ron y Hermione y llegóhasta el compartimiento donde habían estado antes.
Todos estaban parados y esperándolos, con cara depreocupados.
¡Harry! gritó Ginny, y corrió a abrazarlo. Estaballorando. Harry, creí que te había perdido
¿Están todos bien? preguntó Neville, que acababade llegar. ¡Fue increíble! Por los pasillos se está diciendo que seenfrentaron con el Innombrable, ¿es verdad? Yo intenté ver por la ventanilla,pero estaba todo oscuro
Tranquilo, Neville le dijo Hermione. ¿Cómo nosencontraron?
Luna sacó alegremente un galeón de su bolsillo.
Todos los miembros del E.D. recibimos losmensajes de Hermione. Entonces supimos que algo andaba mal y fuimos a decírseloa la profesora McGonagall.
Entre todos logramos darle un sentido, ycomprendimos que el vagón de la sede de las Witches había naufragado explicóNeville. ¿Qué fue lo que pasó, Harry?
Harry suspiró y fue a sentarse.
Le dolía la cabeza y tenía frío y hambre, pero nole importó.
Tuvimos una pequeña aventura dijo sin más. Destruimosa Christina Dewaytte y nos enfrentamos a Voldemort.
No destruimos a Christina Dewaytte terció Ron. Recuerdenque mientras alguien le siga siendo fiel, ella seguirá existiendo. Y Voldemortaún le es fiel.
Pero Voldemort no estará por mucho más tiempoentre nosotros dijo Harry. Estoy esperando ansiosamente el momento para encontrármelocara a cara y poder matarlo. Pero esta vez con la pierna buena
FIN
Hermione en las Witches Fraternity 2 - Fanfics de Harry Potter
Buenosdías, hija saludo la señora Granger, distraída, mientras servía unas tazas decafé en la mesa. Ya tenía puesto el delantal del trabajo. Hermionebaj�
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2024-10-12
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