Noticias sobre futbol y del Cadiz
Hermione estuvo muy rara durante el tiempo que permanecieron en la estación de tren saludando a los compañeros del colegio.
El quinto año de Hogwarts comenzaba aquella mañana para el trío inseparable. Subieron al tren en King's Cross con una mezcla de emoción y tristeza (emoción porque empezaba un nuevo curso, y tristeza porque empezaba un nuevo curso). Harry y Ron se dispusieron a buscar un compartimiento vacío. Casi llegando al final del último vagón, encontraron uno y se metieron. Pero Hermione no entraba.
ento de las chicas murmuró la muchacha muy rápido, ruborizándose.
Harry y Ron la miraron sorprendidos.
¿Eh? preguntó Ron desconcertado.
La papa de la boca, Hermione se burló Harry. Quítatela.
Creo
que iré al compartimiento de las chicas repitió Hermione con más calma y lentitud, aunque seguía ruborizada.
¿Por qué? preguntó Harry, extrañado. Siempre estamos los tres juntos en un compartimiento.
Hermione dio un suspiro, y sus mejillas se ruborizaron al máximo.
Siento que necesito amigas, Harry explicó ella. Amigas mujeres. Necesito hablar de cosas de chicas
Ron arqueó las cejas y replicó:
Pero está Ginny. ¿No es ella tu amiga?
Hermione vaciló un poco antes de responder.
Amigas de verdad ,Ron.
Vaya, qué simpática dijo una voz fría (pero al mismo tiempo hermosa para los oídos de Harry) detrás de Hermione.
El colorado se le fue de las mejillas a Hermione y lo sustituyó un pálido cera intenso. Se dio vuelta, y allí estaba Ginny plantada, con una mano apoyada en la pared del vagón y una cara de extrema frialdad.
¡Ginny! exclamó Hermione, asustada. No me refiero a eso. Me refiero a que
Y se volvió a ruborizar.
Ya no finjas le espetó Ginny, y entró al compartimiento donde Harry y Ron observaban la escena pasmados, dándole un buen empujón a la castaña.
Ginny murmuró Ron. Ten más cuidado.
Ginny, en serio. Quiero decir, amigas de mi edad explicó Hermione, más calmada. Tú eres una buena amiga, pero
Pero la pelirroja había sacado la varita y, sin apenas pronunciar una sola palabra, la puerta del compartimiento se había cerrado de un portazo.
Hermione se quedó unos segundos allí parada y luego caminó por el vagón tambaleándose, algo mareada, buscando el compartimiento de sus compañeras de curso.
Pasó por decenas de compartimientos y asientos, pero en ninguno localizó a Parvati Patil, ni a Lavender Brown, ni a Frida McKain ni a Meghan Winstelove.
Llegó al primer vagón y se encontró con todos los pequeños de primer año; muchos se conocían y jugaban cartas, abrían ranas de chocolate y otros tímidos, ruborizados, miraban el paisaje por la ventana haciendo tonterías con sus manos seguramente por los nervios de no conocer a nadie.
Disculpen susurró Hermione en dirección a dos niñas que se reían a los gritos en el medio del vagón, pero las chicas no la oyeron. Mejor; ¿por qué demonios les iba a preguntar a ellas? Eran nuevas y pequeñas, no tenían idea. Pero luego cambió de parecer y repitió: Disculpen, ¿no han visto a unas chicas de mi edad por aquí?
Una de las niñas, que parecía extrovertida y abierta, le dirigió una amplia sonrisa y le dijo:
¡No, somos nuevas en Hogwarts!
Sí; lo sé repuso Hermione con amabilidad.
¿Qué es esa insignia que llevas en el pecho? quiso saber la niña, sin dejar de sonreír. ¿Eres profesora?
Hermione soltó una risita.
No, no, soy
¡Es prefecta, tonta! se adelantó la otra muchacha. Discúlpala, ella es hija de muggles. Ya sabes, no tienen idea de nada.
Hermione arqueó las cejas y observó con frialdad a la chica.
No deberías adoptar esa actitud le dijo. Yo también soy hija de muggles, para tu información, y tengo más idea que tú.
Se sorprendió a sí misma hablando con tanta superioridad, e incluso se sintió un poco mal porque la niña bajó la cabeza y no replicó.
Yo he visto unas chicas de tu edad intervino un pequeño pelirrojo, sentado contra la ventana, que había estado escuchándolas. Se fueron para allá.
Señaló hacia el vagón del maquinista.
Pero eso es imposible, éste es el primer vagón
El niño se encogió de hombres.
Es lo que yo vi repuso, y siguió mirando por la ventana.
Hermione dudó un poco y luego se adelantó unos pasos. ¿Se atrevería a salir del lugar permitido para los estudiantes? Pero
si ella no era estudiante, era prefecta.
Supongo que eso me concede determinados poderes se dijo a sí misma, y abrió la puerta del vagón. De un salto llegó a la otra puerta. El traqueteo del tren era insoportable. Abrió la puerta, pero era una pequeña cabina. En la puerta siguiente estaba el maquinista.
Me llegan a ver aquí y me como un buen castigo se dijo Hermione. Un momento
Se oían risas
chicas riendo a carcajadas, hablando a las voces, divirtiéndose
¿Estarían con el maquinista? Menuda fiesta estarían haciendo. A Hermione le causó gracia aquel pensamiento absurdo y soltó una carcajada. Pero las risas no cesaban. Echó un vistazo por la ventana, pero solo estaba el maquinista, un mago aburrido que tomaba té mientras las palancas y demás se movían por arte de magia.
Y entonces vio una pequeña puerta que no había visto hasta el momento, al costado. Se había materializado sola. Hermione giró la palanca y entró. Las voces se hacían cada vez más fuertes
Había un largo y estrecho pasillo, muy cortito, por el que tuvo que agacharse un poco para pasar. Entonces llegó al final de pequeño pasillo, y vio a un montón de chicas sentadas en torno a una mesa. Había varias jarras de cerveza de manteca, un cenicero con dos cigarrillos encendidos, y un sillón largo y rojo, al costado.
Las chicas se callaron inmediatamente al ver a Hermione.
Ho-hola saludó esta, avergonzadísima.
¿Granger? preguntó Lavender Brown, sin poder creer lo que veía. Se acercó a Hermione. ¿Cómo entraste aquí?
Sólo entré. Apareció una puerta.
Esas simples palabras causaron conmoción entre las chicas. Asustadas, con la cara pálida, parecían apunto de desmayarse.
¿Qué hay de malo? preguntó Hermione, desconcertada, pero nadie la escuchaba; las chicas se habían reunido alrededor de la mesa y susurraban cosas inaudibles.
Eran cinco. Sus cuatro compañeras de curso, Lavender, Parvati, Frida y Meghan estaban allí. También había otra muchacha de Hufflepuff (era conocida en la escuela por su metamorfomagia y su cabello azul radiante).
Por fin las chicas se acercaron a Hermione y la observaron de arriba abajo.
¿Estás segura de lo que dices, Granger? preguntó Frida. ¿Se materializó la puerta
? ¿Apareció de la nada?
Hermione asintió con la cabeza.
Bueno, en ese caso, bienvenida a la Sewitch Fraternity.
Hermione se quedó callada unos momentos.
Gracias. Pero, ¿las qué?
Las Sewitch Fraternity repitió Lavender con calma. Es una fraternidad de las chicas más populares del colegio, creada hará unos 50 años por la prestigiosa y hermosa Christina Dewaytte.
¡Que Dios la bendiga! exclamaron a coro todas. Hermione no entendía nada, pero estaba segura de algo:
Lo siento, pero deberían apagar los cigarrillos. Está prohibido fumar en el tren, lo saben bien. Si McGonagall se llegara a enterar
Pero no se enterará de nada dijo Leia (la muchacha de Hufflepuff), tomándola por la espalda e invitándola con una mano a pasar. Vamos, pasa y fúmate uno.
No, gracias. Creo
creo que me voy.
Se levantó. Se sentía una estúpida. ¿Por qué había dicho que necesitaba amigas de verdad? Ginny sí era una amiga de verdad. También Harry y Ron. Ahora iría con ellos y se disculparía
Pero entonces
Tú no vas a ningún lado, Hermione dijo Parvati. Frida, haz el favor de traer el Libro.
¡Que se conserve por la eternidad! gritaron todas otra vez, y Hermione se sobresaltó. Estaban un poco locas, nada más
Frida fue hacia un cuadro de una mujer muy hermosa. Debajo decía Christina Dewaytte, 1935-1990.
Frida sacó el cuadro (con muchísimo cuidado y un respeto que se merecía admirar) y se dejó ver una caja fuerte, la cual, con una sacudida de varita, se abrió. Allí había un libro guardado. Era de color rosa chillón y tenía plumas. El libro se movía, vibraba, temblaba.
Sh, sh susurró Frida con ternura, acariciándole el lomo. Tranquilo.
A Hermione le recordó inmensamente a El Monstruoso Libro de los Monstruos.
Frida colocó el libro en el centro de la mesa y todas se pusieron alrededor.
Libro, recita la norma que habla acerca del ingreso de cualquier nueva Witch en la fraternidad, por favor pidió Meghan, y el libro se abrió del golpe en una página.
Y una voz femenina, celestial y cantarina, empezó a recitar:
Sólo las verdaderas Witches podrán entrar en la Fraternidad. La puerta de la felicidad intuirá cuando abierta deberá ser, y entonces por ella el nuevo miembro se podrá meter. Nadie que no pertenezca a la fraternidad podrá intentar ingresar, y cuando eso ocurra el Infierno se congelará. Los miembros antiguos con respeto e igualdad la deberán tratar, y nunca la dejarán caer demostrando siempre lealtad.
Y el libro se volvió a cerrar.
Hermione ya estaba un poco más cómoda, sentada en el largo sillón. Las cuatro chicas la miraban con interés.
Lo que me pregunto es por qué la puerta se materializó comentó Parvati. Es decir, de todas las chicas del colegio, tú eras la última que hubiera pensado cuando hablo de Witches.
Lo sé, es raro repuso Meghan, dándole una pitada al cigarrillo y acto seguido lanzando el humo.
Hermione tosió.
Vamos, acostúmbrate repuso la chica. Las reuniones de las Witches son una nube de humo.
Hermione arqueó las cejas.
Imagínate, treinta chicas fumando
¿Eh? preguntó Hermione. ¿Treinta chicas? Pero si
pero si son sólo cinco.
Las cinco se desternillaron de risa.
¿Sólo cinco? preguntó Meghan. Nosotras somos las líderes, obvio. Esta es la sede de las Witches del Expreso de Hogwarts, y no cabemos todas, y además que falten tantas chicas resultaría sospechoso. Pero las reuniones de las Witches son los miércoles y sábados a la noche, en la mazmorra ocho.
Nunca nadie va a esa mazmorra
Claro, tenemos un hechizo puesto sobre la zona explicó Lavender. Todos los que van allí se olvidan inmediatamente.
Ya me parecía extraño que nunca haya ido. En fin, y
¿qué hacen en las reuniones?
Meghan le dio otra pitada al cigarrillo.
De todo respondió, soplando el humo. Hermione volvió a toser, y estuvo tentada de lanzarle un maleficio a Meghan la próxima vez que hiciera eso. En general, hablamos de chicos, chicos y más chicos.
A veces hacemos pijamas party o fiestas.
De modo que ese es el motivo por el cual ustedes cuatro Hermione señaló a sus compañeras de habitación y curso nunca están los miércoles y sábados por la noche. Yo pensé que tenían clases particulares de Astronomía. Siempre me decían eso
Bueno, ahora que eres una Witch no hay más secretos, ¿no? dijo Frida sonriente, y le dio un fraternal abrazo a Hermione.
Supongo que sí.
En ese momento entraron más chicas al compartimiento. Se trataba de Monica Larrow y Dora O'Carley, dos muchachas de sexto año de Slytherin, de las que Hermione no gustaba nada debido a su carácter y su forma de ser.
Monica, Dora saludó Parvati.
¡Súper-novedad! exclamó Dora. Ni se había fijado en Hermione. Todas se levantaron del sillón atolondradas y se sentaron en torno a la mesa, impacientes por oír la súper novedad.
Bueno, antes de la súper-novedad tengo una súper-basura: las estúpidas de Luanne y esas nuevas Witches se querían venir al compartimiento.
Todas soltaron una carcajada.
¡Qué imbéciles! exclamó Leia. Como si fueran lo suficientemente importantes para pisar este compartimiento.
Hermione se sintió bien, por más que las chicas ni la registraran.
Bueno, ahora sí. ¡Acabo de besar a Ringo Adams! exclamó Monica.
Todas soltaron un chillido agudo, y Hermione se tuvo que tapar los oídos.
¡Fue espectacular! gritó Dora, histérica. ¡Ay, necesito fumar!
Lavender le lanzó por encima de la mesa un atado de Mirris Pholip, los cigarrillos mágicos que se adaptaban al gusto del consumidor. La chica se prendió el cigarrillo con su propia varita y entonces se percató de Hermione.
Ella saludó con una sonrisa tímida, pero Dora la miraba incrédula.
¿Y esta? preguntó bruscamente.
Es Hestia Granger respondió Leia con alegría. Es nueva, ¿puedes creer que pasó la puerta?
Hermione corrigió la chica, pero nadie la oyó.
¿Pasaste la puerta? preguntó Monica con un cigarrillo en la boca, incrédula.
Sí; bueno, se materializó y
¡Ay, Carl me pidió una cita! interrumpió Monica de repente.
Todas volvieron a chillar.
Espera, ¿Carl el gay, o Carl el hermoso? quiso saber Meghan.
Carl el hermoso, por supuesto
Y así siguió la estúpida, absurda, histérica y desagradable charla de las chicas durante todo el viaje, en una nube de humo intoxicante y un círculo de vasos de cerveza de mantequilla que duraron toda la tarde. Hermione sólo intervenía si se dirigían exclusivamente a ella, y como eso sólo paso una vez ("Pásame una pluma para anotar cuánto he bajado de peso esta semana, nueva"), no tuvo mucho de qué preocuparse.
Hermione abrió el picaporte y entró al compartimiento. Las risas cesaron, y un montón de cabezas la miraban. Harry, Ron, Ginny, Luna Lovegood, Neville y otro niño que nunca había visto.
Hola, Hermione saludó Luna con aire distraído. Ella leía El Quisquilloso con sus espectroanteojos.
Hola, Luna respondió ella. Hola a todos.
¿Te fuiste con tus amigas? preguntó Neville con amabilidad.
Bueno, sí contestó Hermione, sonriente.
Veo que la pasaste bien comentó Ron. Estuviste horas y horas con ellas. ¿Qué hicieron?
Nada interesante Hermione fingió desinterés y se dejó caer en la butaca, al lado de Harry. Ya saben, cosas de chicas. Hablar acerca de chicos
nada interesante repitió.
Pero Harry se había dado cuenta de algo y, disimuladamente y sólo porque quería mucho a Hermione, se aferró fuertemente a su varita en el bolsillo, la sacó sin que nadie se diera cuenta y apuntó a la túnica, al cabello y a todo el cuerpo de su amiga. Pensó con todas sus fuerzas: "¡Floreo!" y un aroma salió de la punta de la varita para impregnarse en su cuerpo.
Bueno, les sigo contando dijo Neville. Al parecer Hermione había interrumpido una interesante conversación. Les había dicho que no había bajado a cenar porque estaba muy enfadado con mi abuela, pero luego llegó la carta de Pensilvania que contenía las dos entradas de los Mundiales. Nos las habían enviado mis tíos Norma y Héctor, que como no pudieron ir, querían que al menos dos familiares suyos disfrutaran de esto, ¿no es genial? Así que, sólo de suerte, no me perdí los Mundiales.
Y el tren aminoró la marcha. Todos descendieron del tren, y Hermione se cruzó con Parvati, Lavender, Meghan, Frida y Leia que bajaban del primer compartimiento delante de todos los de primer año con aire de superestrella, se podría decir.
¡Hermione! exclamó Meghan al verla, saludándola con la mano. Siéntate con nosotras en el banquete, ¿lo harás?
¡De acuerdo! exclamó ella, contentísima.
Veo que ya se hicieron muy amigas, ¿eh? comentó Ron. Parecía un poco celoso.
Bueno, ten en cuenta que las conozco desde primero respondió Hermione. Es sólo que este verano empecé a hablar con ellas, y ahora nos llevamos muy bien.
Ah
Entraron al Gran Salón, el cual ya estaba abarrotado de alumnos por todas partes. Los profesores exceptó Hagrid, que aún conducía a los desorientados alumnos de primero, y la profesora McGonagall, que los esperaba para darles la bienvenida en el vestíbulo estaban ya ubicados en sus asientos de la Mesa Alta. El profesor Dumbledore, más reluciente que nunca, ocupaba la silla más alta, justo en el medio.
Allí están Seamus y Dean Ron señaló a dos muchachos sobre el medio de la mesa y Fred, George
y
vaya, mira esa chica morena... ¡Wow!
Es Reyna Adams dijo Harry con tono de ensueño, babeándose. Ginny, que estaba a su lado, lo fulminó con una de sus peores miradas asesinas. Es latina. Viene de Centroamérica. ¿No es la muchacha más hermosa que hayan visto
?
Bah, un alisado de cabello no le sentaría mal repuso Hermione con desdén, y caminó con estilo hasta llegar a donde estaban las cinco líderes de las Witches Fraternity.
¡Pelusa! exclamó Parvati, llamando a Hermione con la mano. Fue hacia ellas, aunque con el entrecejo fruncido.
¿Pelusa? preguntó.
Es tu nuevo mote explicó Lavender. Todas las integrantes tienen uno. Se lo ponen las líderes, y tienes que adaptarte de cualquier manera. Yo soy Avellana. Parvati es Diosa. Laia es Princesa. Meghan es Fresa y Frida es Armónica.
¿Y por qué yo soy Pelusa? se quejó Hermione mientras se sentaba entre Parvati y Frida, y enfrente de Lavender, Meghan y Leia. Los de ustedes son más bellos.
Las normas son las normas repuso Leia. El tuyo te lo pusimos por tus cabellos. Ella y Meghan ahogaron la risa en las túnicas.
No les hagas caso repuso Parvati, mirando de mal modo a sus amigas.
Sí, tienes un lindo cabello dijo Lavender.
Quizás haga falta un alisado, pero nada que no se pueda arreglar con una buena sesión de peinado mágico se ofreció Frida.
El Gran Salón ya estaba atestado de alumnos, cuando llegaron los de primero para la Selección. Hermione vio a todos los alumnos que iban seleccionando; también vio como la niña que en el tren había llamado tontos a los hijos de muggles era enviada a Slytherin y su amiga a Gryffindor las seis Witches aplaudieron con entusiasmo. Entonces, tras un largo rato, vino el banquete.
Hermione estaba famélica, pero no entendía por qué sus amigas apenas tocaban la comida.
Qué asco dijo Leia con desprecio. La comida más basura que puedan servir, la sirvieron
Vamos a pedirle a los elfos ensalada dijo Meghan, aunque quizás fue en forma de broma, porque todas estallaron en risas.
Hermione no entendía.
¿Por qué se ríen?
Parvati sonreía.
Hermione
los elfos
osea, ¿no lo captas? Nadie ha visto jamás un elfo en Hogwarts
Yo sí respondió ella.
Las chicas se quedaron con la sonrisa tildada.
¿Ah, sí? preguntó Frida, como desafiándola.
Pues sí, si quieres saber respondió Hermione sonriendo enigmáticamente. Fui el año pasado. Los elfos son muy simpáticos, nos darán toda la comida que pidamos. Las cocinas están exactamente debajo de nuestros pies.
Las chicas convinieron ir a darse su verdadero banquete después del discurso de Dumbledore, y así lo hicieron.
Como había visto hacer a Fred y George, Hermione dirigió a sus nuevas amigas a las cocinas.
Esa noche la pasaron muy bien, y salieron de la cocina con un montón de comidas que llevaron a la habitación; allí se quedaron las cinco (sin Leia, ya que era de Hufflepuff) charlando y comiendo hasta altas horas de la madrugada. Hermione se divirtió como nunca aquella noche.
Pero a la mañana siguiente, empezó las clases con ojeras. No entendía como sus cuatro amigas estaban tan lúcidas y espléndidas como siempre. O al menos no lo supo hasta la fila de la clase de Defensa Contra las Artes Oscuras, a mitad de la tarde, que Meghan le susurró en el oído:
Consejo: usa la poción Esplendis del Dr. Belleza para la próxima vez; deberías cuidar más tu imagen.
Esa noche Hermione decidió cenar con Harry y Ron, ya que apenas había estado con ellos en el día.
Durante la clase de Pociones se había sentado con sus amigas, y en la clase de Encantamientos también.
Bueno, has encontrado un hueco para ver a tus amigos, ¿eh? preguntó Ron al verla llegar.
No te pases, Ron le dijo Ginny. Hermione sonrió, pero la sonrisa le resbaló por la cara como jugo fétido cuando Ginny añadió: ¿No ves que ahora es una diva?
Hermione, yo sólo vine a cenar con ustedes y
Ah, tengo que hablar contigo luego, Hermione interrumpió Harry. Sobre algo muy serio.
De acuerdo
Pero en ese momento llegó Frida con un pergamino en las manos. Después de sobrar con la mirada con mucha dedicación a cada uno de los allí presentes excepto a Hermione, le tendió a la chica el pergamino rosa, por cierto, y con plumas; claro y se marchó de allí.
Ah, ahora estamos completos Ginny se marchó ofendida, y Hermione se nubló la vista con lágrimas, y se fue corriendo sin cenar.
Hermione llegó a la sala común y se desplomó en uno de los sillones. Estaba muy herida sentimentalmente; no soportaba la idea de que Harry, Ron y Ginny no sean más sus amigos. Pero, al mismo tiempo, tenía tantas ganas de pertenecer a las Witches
Hermione miró el pergamino rosa y con plumas. Decía con letras pulcras de tinta negra: Pelusa.
Hermione lo desdobló. Resultaba ser la primera invitación de una reunión Witche; el punto de encuentro de su grupo (ella, Lavender, Parvati, Meghan, Frida, Leia y las dos chicas de Slytherin, Monica y Dora) era ese miércoles a las siete de la tarde en el vestíbulo.
Un poco más animada, Hermione se secó las lágrimas y se propuso hacer su trabajo de Defensa Contra las Artes Oscuras, pero cuando vio su cuaderno se dio cuenta de que apenas había tomado apuntes. Se había pasado la hora entera hablando estupideces con Meghan y Lavender.
Hermione dijo una voz. La chica se sobresaltó, pero era Harry.
Harry, no estás enojado, conmigo, ¿verdad? se apresuró a preguntar la chica.
No, tranquila. Harry se sentó a su lado. Pero
me gustaría saber por qué hiciste eso.
¿Qué cosa?
Fumaste. En el tren, volviste con olor a tabaco, soy el único que me di cuenta. Te eché un hechizo rociador de buen aroma para que nadie más lo notara.
No fui yo, Harry respondió Hermione con sinceridad. Fueron las chicas. Fuman todas. Toman. Juegan. Hablan de chicos. Son chicas muy populares, ya conoces el ambiente en ese tipo de chicas
¿Y a ti te gusta formar parte de ese grupo? preguntó Harry. ¿No te parece algo superficial? ¿Dónde quedó la Hermione estudiosa, inteligente, la Hermione que le daba prioridad a los libros y no a un montón de chicas envueltas en una nube de humo hablando sobre con quién se acostaron esta semana?
Hermione guardó silencio.
Pero sabes bien que no soy así, Harry respondió tras un rato. Sólo me gusta formar parte de eso. Pero nunca voy a salir con más de un chico a la vez, nunca voy a tomar alcohol en exceso y nunca voy a tocar un cigarrillo. Promesa.
Harry sonrió.
Bueno, está bien. ¿Qué es ese pergamino que te dio la chica?
Es
Hermione vaciló. No sé si deba contártelo, Harry. Pero tiene que ver con las chicas.
Vamos, puedes confiar en mí la animó Harry.
Sí, de eso no me caben dudas. Pero creo que es mejor que no lo sepas, de verdad.
Harry se fue un tanto confuso y un poco ofendido, pero no lo demostró.
Y así pasó el martes, y por fin llegó el miércoles. Hermione estuvo muy nerviosa durante toda la tarde, que para colmo la tenían libre, así que no sabía muy bien qué hacer. Estuvo sentada bajo un haya al sol radiante leyendo un libro para Cuidado de Criaturas Mágicas mientras se bronceaba. Pero entonces se hicieron las cinco y media de la tarde y el sol se empezó a ocultar, y decidió que era momento de ir a bañarse y prepararse.
Entonces un problema acudió; ¿qué ropa se pondría? No sabía cómo eran las fiestas. ¿Formales, simples?... Y otra duda: ¿dónde estaban el resto de las líderes de las Witches? No las había visto en todo el día. Decidió ponerse una camiseta muy linda que tenía y un pantalón, pero todo debajo de la túnica. Salió. Se encontró con Romilda Vane.
¡Hermione! exclamó ella con su voz más falsa, como si se conocieran de toda la vida y fuesen grandes amigas. Me han dicho que eres nueva Witch, ¿no? ¡Felicitaciones! Hacía mucho que alguien no veía la Puerta.
Gracias respondió Hermione. ¿Y tú, como entraste a las Witch?
Yo no soy Witch repuso Romilda con evidente tristeza. Se notaba que se moría de ganas por serlo. Pero hace años que quiero entrar. Sin embargo siempre me dicen "no hasta que pases una prueba". Pero nunca me dan la prueba. De todas maneras los tengo amenazados porque yo, aunque no pertenezco a la frateridad, conozco su secreto. Así que, si no me sirven bien, canto.
Es un buen negocio reconoció Hermione. Oye, ¿tienes idea de dónde están Parvati, Lavender, Meghan, Frida y Leia?
En la reunión, claro repuso Romilda, como si fuera obvio. Es miércoles, niña.
Pero si aún no son las siete
No, querida. A las siete cierran la puerta de la mazmorra y nadie más puede pasar. Es entre las seis y las siete que debes ir.
¡Aquí no dice eso!
¡Pues apúrate o llegarás tarde! exclamó Romilda mientras Hermione empezaba a correr. ¡Y recuerda, a Leia le gusta la puntualidad!
Pero entonces Hermione recordó algo súbitamente y se volvió hacia Romilda:
¿Estoy bien vestida así? preguntó, y se desabrochó la túnica.
Romilda se quedó unos momentos pasmada.
Tienes mucho que aprender, Granger. Ve a tu sala común, quítate esa ropa y vuelve, sólo con la túnica le dijo.
¿SÓLO con la túnica? preguntó Hermione, sorprendida.
¡Me refiero a sólo con el uniforme y la túnica! ¿Cómo vas a llevar esa ropa a una reunión de miércoles?exclamó Romilda como si la chica hubiese pecado; su paciencia ya estaba colmada. Y será mejor que te apures.
Hermione llegó a la mazmorra ocho, temblando de los nervios. Había hecho caso a Romilda y se había puesto el uniforme de colegio.
Había una puerta de roble. Desde dentro se oían risas y voces.
"Es aquí", pensó Hermione. Sacó un espejo de su bolsillo y se acomodó un poco el cabello.
Se preguntó si debía llamar o entrar directamente, pero justo cuando se había decidido a entrar, la puerta se abrió sola y por ella salió una muchacha de unos quince años, de pelo negro hasta la cintura, muy bonita, con los ojos algo achinados y la tez blanca.
¿Hermione Granger? preguntó. Dentro, la reunión no paraba y aún se escuchaban las risas y los chillidos de las chicas.
¿Cho Chang? preguntó Hermione.
No sabía que formases parte de las Witches le dijo Cho. ¿Tú eres a la que la Puerta se le materializó? Pensé que era una broma de las Líderes.
No; soy yo repuso Hermione con una sonrisa. Pero nunca me imaginé que tú podrías llegar a ser una Witch
Cho sonrió.
Creo que no te será fácil adaptarte le dijo tras echarle una larga ojeada, y luego se fijo en su vestimenta.
Y por primera vez, Hermione se dio cuenta de que Cho estaba muy bien vestida, y no había rastro del horrible uniforme escolar.
Ven Cho cerró disimuladamente la puerta y ninguna de las chicas de adentro se dio cuenta. Las dos quedaron fuera. No puedes presentarte a la Reunión Inicial con el uniforme, Hermione. Deberías saberlo
¿No te has leído el Libro?
No respondió Hermione. Las chicas no me lo dieron.
No me extraña. Es oro en páginas para ellas. En fin
Creo que
dijo un conjuro y el pelo de Hermione se desenmarañó. Cayó de forma lacia para los costados, y Cho le dio unos toques finales arreglándole el flequillo.
Romilda Vane me dijo que tenía que venir con el uniforme le comentó Hermione con furia mientras Cho hacía un conjuro y un montón de ropa aparecía flotando por la escalera.
¿Esa? Pero si no sabe nada. Es la típica chica que quiere ser una Witch, pero no lo consigue. Si te lo propones, nunca los serás. A mí se me abrió la Puerta, al igual que tú, pero en primer año. Fue la penúltima vez que se abrió la Puerta. Y creo que fui la Witch más joven en muchísimos años. Generalmente son adolescentes.
Hermione se había vestido a medida que Cho le contaba esa historia.
Y ahora, entremos
sugirió Cho. La puerta cierra en media hora. Yo iba a comprar tabaco, pero bueno
¿Comprar tabaco? ¿Adónde? ¿Tú fumas? Hermione no paraba de sorprenderse.
Al kiosquillo Weasley, ¿Dónde sino? Y no, no fumo. Me parece asqueroso. Pero bueno, esta primera semana soy la asignada para comprar el tabaco, de modo que
tengo que hacer un pedido descomunal de cientos de cajetillas en el kiosquillo Weasley
¿Y eso? preguntó Hermione. ¿El kiosquillo Weasley? Me imagino que es obra de Fred y George
eso sí que no me sorprende nada.
Pues sí Cho arqueó las cejas, sorprendida. Vamos, Hermione. No me digas que nunca oíste hablar del kiosquillo Weasley. El de la quinta planta, tras el cuadro de Robin el Ostentoso.
Pues no
y como prefecta, creo que debería
Como prefecta deberías destruir una generación entera y una asociación muy antigua de chicas la interrumpió Cho sonriente. Pero dado el caso de que eres una de las nuestras, no lo harás. Vamos al kiosquillo Weasley.
Hermione accedió; al fin y al cabo, quería ver como se las habían ingeniado los gemelos para montar un kiosco en pleno castillo, y cómo habían logrado que sólo los alumnos lo conociesen.
Llegaron hasta el pie de la escalera del cuarto piso y se toparon con la profesora McGonagall, que por lo visto tenía un humor de perros.
¡Más cuidado, Chang! exclamó furiosa cuando apenas la rozó la chica, mientras ella bajaba con rapidez.
¿Qué le pasará? preguntó Hermione, pero entonces descubrieron la respuesta, porque la oyeron refunfuñar con furia mientras bajaba:
"Un kiosco ilegal en un colegio donde vendrían cosas prohibidas, estos dos se han pasado, el director los expulsará y
".
Hermione y Cho se miraron.
Creo que los descubrieron susurró Cho. ¡Vamos!
Subieron el último piso corriendo y entraron a un corredor por el que Hermione nunca había andado. Doblaron un pasillo, luego otro; entraron en algunas puertas, luego llegaron a una ventana y la traspasaron arrastrándose; por fin llegaron a otro corredor
¿Falta mucho? preguntó Hermione, jadeando. No conocía esta parte del castillo.
Es el Ala Este respondió Cho, también agitada. Nadie viene por aquí; se dictaban clases hace muchísimos años en estas aulas, pero creo que las clausuraron porque están embrujadas. Ese salón de allí señaló una puerta cerrada herméticamente con un candado mágico que gruñía y vibraba llueve cuando entras. Y en ese otro nacen murciélagos de las paredes. Ven, es por aquí.
Llegaron a otro corredor más. Caminaron, y cuando Hermione se declaró completamente perdida, encontraron un cuadro con un hombre, y debajo la inscripción: "Robin el Ostentoso".
Robin custodiaba el lugar con mucho dramatismo; parecía que estuviera en una obra de teatro.
¿Santo y seña, contraseña, clave o como vosotros queráis nombrarla? preguntó con educación, moviendo sus manos exageradamente.
Caca cruda respondió Cho Chang, y Hermione la miró sorprendida y asqueada.
Correcto, queridas damiselas
El cuadro se abrió hacia un costado, y por él se vio un hueco por el que primero entró Cho y luego Hermione.
Entonces, cuando salieron por fin de aquel hueco, Hermione se quedó totalmente sorprendida. No podía creer lo que estaba viendo. Un luminoso cartel indicaba: "W&W", y debajo había un texto: "¿Con hambre de porquerías en plena clase? ¡Mete la excusa del baño y date una vuelta por W&W! ¿Ganas de viciar un poco? ¡Llévate un atado de cigarros o un buen whisky de fuego! ¿Necesitas satisfacer tus hormonas? ¡Los mejores preservativos látex para magos de todos los tamaños!".
Hermione leyó y releyó una y otra vez ese texto, sin atrevérselo a creer, y luego miró toda la mercadería. Era un almacén realmente grande, y un poco más allá había un mostrador. Fred y una chica que Hermione no conocía estaban allí, atendiendo a dos pequeños niños de Ravenclaw que pedían preservativos con los cachetes colorados como tomates. Eran los únicos clientes, aparentemente.
Cho saludó Fred, cuando los niños se fueron envueltos en risas de los nervios. ¡Hermione!
Hola.
Por favor, no nos delates pidió Fred. Se lo notaba con miedo realmente.
Tranquilo, Freddie repuso Cho. Es una Witch.
¿Tú, una Witch? ¿Cómo sucedió?
Se abrió la Puerta explicó Cho.
¿Con que la Puerta, eh? Ese es el mismo modo por el que tú ingresaste, ¿no? le preguntó a Cho, y ésta asintió.
Oye Hermione se acordó súbitamente. Vimos a la profesora McGonagall refunfuñando algo acerca de que los habían atrapado.
Ah, sí. Bueno, al menos es lo que ella cree.
Cho sonrió.
Cuenta, cuenta.
Fred se apoyó en el mostrador.
Resulta que alguien dio el chivatazo del kiosquillo, ¿no? Bueno, nosotros estábamos preparados. Pero conseguimos hacerle creer a la profesora McGonagall que el kiosquillo estaba una planta más abajo, y que los responsables eran dos niños de Slytherin. Y pusimos un poco de mercadería abajo, entre unas cajas y un cartel precario que decía "Kiosco Slytherin".
Es una buena idea dijo Cho.
Sí, lo es coincidió Hermione. Y debo felicitarte por esto, Fred. No sé cómo has hecho algo tan ingenioso.
Vamos, Hermione. Medio colegio conoce W&W. Lo fundó Charlie en su época de Hogwarts, junto a un amigo de apellido Watson. Por eso era Weasley & Watson. Ahora es Weasley & Weasley. Y bueno, mi asistente Carly. La chica que estaba a su lado sonrió y Fred le dio un beso en la boca.
Bueno dijo Cho. ¡Ejem, ejem! Fred y Carly se separaron. Quiero un pedido para las Witches. Y apúrate o nos cerrarán la puerta.
Por cierto, que linda estás, Hermione comentó Fred mientras Cho le tendía un papelillo con el pedido de las Witches. Carly le lanzó una mirada asesina a Fred, y él la captó, así que reparó su error: Linda como persona. Siempre me caíste bien
Hermione y Cho se las ingeniaron para bajar la gigantesca caja de tabaco sin ser vistas; la ocultaron con un hechizo para que pareciesen libros. Llegaron jadeando hasta la mazmorra ocho, abrieron la puerta y las aproximadamente treinta chicas que había sentadas alrededor de una larguísima mesa (parecida a las del Gran Salón, pero un poco más ancha, más corta y con un asqueroso mantel rosado) las miraron.
El tabaco dijo Parvati, y corrió a buscar la gran caja.
Tranquila le advirtió Meghan. Tendrá que durar para todo el mes de septiembre, así que vamos a tener que poner unas cuantas normas
Un momento, ¡pero si es mi amiga Pelusa!
Nadie se había dado cuenta de que Hermione estaba allí, porque Cho y la gran caja de tabaco la tapaban. Pero entonces se acercaron las cinco líderes (Lavender, Parvati, Meghan, Frida y Leia) y la tomaron de las manos hasta llevarla un poco más adelante.
Ella es Pelusa, la nueva integrante de las Sewitch Thirty Fraternity, más conocida como las Witches. Entró por
la Puerta.
Muchas soltaron un grito de sorpresa, pero a continuación estallaron en aplausos.
Hermione, un poco más contenta, fue a sentarse, y se fijó en el lugar. Era una mazmorra decorada con objetos rosas, cuadros de mujeres, ceniceros por todos lados, una barra gigante llena de bebidas, y arriba, debajo de la luz de gas, una nube inmensa de humo tóxico; tal y como ellas le habían advertido en el tren.
Hermione se sentó junto al grupito de las líderes, y otras chicas más. Al parecer estaban en el medio de una interesante conversación. Poco a poco el salón se volvió a llenar de risas y gritos y las chicas reanudaron su charla:
Bueno continuó Leia. No hay más interrupciones, ¿no?
Espero que no repuso Meghan con una risita, mirando a Hermione de reojo. La chica notó aquello y se sintió incómoda.
Sé más amable le exigió Parvati. Es una nueva Witch y deben tratarla como igual, ¿queda claro?
Sí, sí respondió Leia, aunque miró a su amiga Meghan y soltó otra carcajada. Bien, Orlando no sabe que es el Diablo.
¿A qué te refieres? preguntó Hermione.
¿Cómo que a qué se refiere? dijo Parvati. A que tiene más cuernos que un hipogrifo, claro.
Todas estallaron en risas, y hasta Hermione sonrió.
Oigan, un momento acotó Lavender, pensante. ¡Los hipogrifos no tienen cuernos!
Y todas estallaron en risas otra vez; hasta la misma Hermione soltó una sonora risotada.
Eso sí que era divertido.
Entonces, una música muy movida empezó a sonar de un parlante gigantesco que había sobre la barra, y muchas chicas se pararon y empezaron a bailar.
Una muchacha, la más alta de todas, apuntó con su varita hacia la luz de gas amarilla; esta se multiplicó y empezaron a aparecer luces de muchos colores.
Esto es una fiesta inicial de principio de año le susurró Frida a Hermione, mientras se levantaban de la mesa. Nada de banquetes de bienvenida.
¿Para qué quieres estar dos horas oyendo a un viejo decrépito cuando puedes disfrutar de esto? añadió Parvati, levantándose y tomando su vaso de cerveza de manteca.
Cho Chang se acercó a Hermione y le tendió un vaso de whisky de fuego.
No, gracias respondió ésta.
Vamos, Hermione la animó Cho. Tienes que divertirte.
Esto es divertido le respondió Hermione. No necesito alcohol para estimularme
Ya lo creo que lo necesitas Cho le dejó el vaso en la mano y se fue, bailando mientras caminaba, a la pista.
Entonces, Lavender hizo algo muy inesperado: se subió sobre la mesa y se apuntó con la varita a la garganta. Su voz sonó diez veces más fuerte cuando gritó:
¡Quiero que todos demos la bienvenida a la nueva Witch! ¡Por favor, paren la música y reciten la Bienvenida!
La música se paró y todas las chicas pusieron su mano en el corazón. Hermione se ruborizó, y éstas empezaron a decir, con voz potente y llena de vanidad:
La nueva Witch eres y serás, hasta que la próxima chica ocupe tu lugar. Jurarás lealtad y cumplirás con las normas que debas acatar. Por ningún motivo podrás divulgar el secreto a la fraternidad. El primer sábado del año el juramento recitarás, ante el Libro Sagrado y nuestra señora Christina. ¡Eternidad para Christina, eternidad para Pelusa!
¡Eternidad para Christina, eternidad para Pelusa! gritó Lavender como cerrando la oración, y puso en alto su vaso de cerveza de manteca.
La música volvió, y Hermione, sonriente, se bajó de tres tragos el contenido de su vaso y a la media hora ya estaba diciendo estupideces junto a unas chicas de Slytherin que no conocía.
Hermione nunca se divirtió tanto.
Harry y Ron sabían que Hermione andaba metido en algo raro. Y Ginny se decidió a ayudarlos a descubrir qué era.
Esta mañana recibió otra carta rosa comentó Ginny durante el almuerzo del viernes. Se la fue a llevar una muchacha de Slytherin.
¿Slytherin? preguntó Ron, incrédulo. ¿Desde cuándo sale con chicas de Slytherin?
Pero Ginny se había quedado muy pensante, con el entrecejo fruncido y el tenedor suspendido en el aire.
Yo oí hablar de esto susurró entonces.
¿De qué cosa? pregunto Harry, desconcertado.
De esto repitió la pelirroja. Grupos de chicas. Son como
sociedades que se reúnen por las noches y hacen fiestas. Creo que Luna me lo mencionó.
Ya conoces a Luna intervino Ron. Nunca dice coherencias, no entiendo cómo
Sí es cierto interrumpió una voz soñadora, y todos se sobresaltaron: la chica estaba detrás de El Quisquilloso, sentada a un lado de Ginny.
¡Luna!
Hola repuso ésta, con el aire de ensimismamiento de siempre. Creía que todo el mundo sabía lo de las Witches Fraternity.
¿Las qué? preguntó Harry.
Las Witches Fraternity, naturalmente repitió Luna con calma. Lo fundó mi tía hace casi 50 años.
¿Y qué es las
Witches Fraterny, o como sea? preguntó Ron, interesado, inclinándose sobre su plato para oír mejor a Luna.
Las Witches Fraternity, Ronald repuso Luna, y el colorado, por algún motivo, se sonrojó es una sociedad de las que forman parte las chicas que se creen las más populares y bellas del colegio. Hacen cosas malas.
Hubo un silencio sepulcral entre los tres amigos.
¿A qué te refieres con "cosas malas"? preguntó entonces Ginny.
Pues tienen muchos vicios, claro repuso Luna con naturalidad. Son las típicas chicas "malas" que verían en las fotonovelas muggles de mi padre de 1990; esas telenovelas están basadas en la antigua vida de la relación amorosa entre la profesora McGonagall y el profesor Snape, todo el mundo lo sabe
Pero como Luna ya se había ido por las ramas del sauce boxeador y había empezado a contar las típicas creencias de su padre (que ella sostenía como si fuesen hechos comprobados), nadie la escuchaba, y los tres se quedaron mirándose
Luna la interrumpió Harry de repente.
cuando Snape se enteró de qué McGonagall le era infiel. ¿Qué ocurre, Harry?
Hum
Luna Harry pensó bien antes de hablar. ¿Sabrías dónde
bajó la voz está la entrada para la sede de las reuniones de estas chicas?
¿Qué? preguntó Ron, sorprendido. Harry
Se acercó a su oído y le susurró con furia: No le irás a creer. ¡Es Lunática Lovegood, Harry!
Lo sé, lo sé, pero ¿qué podemos perder? Se volvió hacia Luna, que parecía no haberse dado cuenta de los susurros de Ron y Harry. ¿Y? ¿Tienes idea?
Creo que mi tía una vez mencionó algo acerca de el escondite
pero yo era muy pequeña; cuando ella murió, yo tan sólo tenía nueve años
Luna amenazaba con irse por las ramas otra vez, pero por suerte no lo hizo. Creo que está en alguna mazmorra. Pero tiene hechizos y ese tipo de cosas.
Seguro que no conocen la existencia de la Sala de los Menesteres le comentó Ginny a Harry con suficiencia, mientras se encaminaban al vestíbulo para despedirse e irse cada uno a sus clases. Francamente, hacerlo en una mazmorra
qué idiotez. ¡No son más que un montón de rubias huecas y sin corazón!
Harry miró a Ginny, y ésta le devolvió la mirada. Ron mencionó algo acerca de unos libros que se había olvidado y volvió corriendo al Gran Salón. El timbre iba a sonar en cualquier momento, y entonces saldrían cientos y cientos de alumnos de todos lados, y no tendrían otra oportunidad igual
estaban solos, prácticamente solos en el vestíbulo del colegio
Harry se acercó unos centímetros y Ginny se acercó otros centímetros. Se besaron. Estuvieron besándose durante un largo rato. Harry sentía los labios suaves de la pelirroja; sentía sus manos acariciándole los cabellos morochos. Y ella sentía los labios de él, las manos acariciándole la espalda y un el corazón, excitado, que no paraba de dar vuelcos.
Sonó el timbre, y ellos se vieron obligados a despegarse, porque de las dos gigantescas puertas de roble que daban al Gran Salón; de la puerta de entrada al castillo, de las diversas puertas y de la gran escalera empezaron a salir, como lo habían previsto, cientos y cientos de alumnos gritando, hablando y riendo a carcajadas.
Nos veremos, Harry le susurró Ginny, y una marea de chicas de su curso la arrastró hacia fuera, ya que tenía Cuidado de Criaturas Mágicas.
Harry se quedó allí parado, chocándose con una infinitud de alumnos, como en la nada; no podía creer que hubiera pasado eso, después de tanto tiempo esperando ese momento
Harry estaba tan enamorado de Ginny
Entonces vio algo que lo sacó de sus pensamientos.
Hermione, junto a Lavender y Parvati. La tenían agarrada de una mano y la llevaban, casi la arrastraban, hacia detrás de la escalera.
Harry reaccionó al instante y se desplazó con facilidad entre todos los alumnos. Entonces llegó hacia el borde de un escalón y se quedó allí, agazapado, oculto, escuchando
Este sábado será muy especial en muchos sentidos dijo Parvati.
Es la Fiesta de Sábado Inicial; es decir, la Ceremonia, el Banquete, todo
dijo Lavender, pero al mismo tiempo tú harás el Juramento ante el Libro Rosa.
Un silencio. Harry agudizó más el oído; del otro lado de la escalera había mucho bullicio.
poner? se oyó que terminaba Hermione.
Oh, de eso te queríamos hablar respondió Lavender. Tu mejor vestido. Pero el mejor que tengas.
Y perdona si soy tan cruel como Meghan o Leia añadió Parvati, pero realmente deberías desenmarañarte el cabello para el sábado.
De acuerdo accedió Hermione. ¿Dónde debo ir?
El sábado entre las seis y las siete en la mazmorra. Ve antes si puedes. A las cinco. ¿Está bien?
De acuerdo repitió Hermione, y Harry se dio cuenta de que estaban apunto de salir, así que corrió rápidamente y se escabulló entre un grupo de alumnos de séptimo.
Entre el calor que hacía, el beso con Ginny, la noticia de Hermione y la nueva asociación a la que pertenecía, y el alud de tareas que les habían dejado Snape, McGonagall, Flitwick, Binns y hasta Hagrid, Harry se sentía atontado y mareado.
El sábado por la mañana decidió ir a los jardines del colegio, bajo un sol radiante, a ver si podía despejarse un poco. Pero recordó que tenía que terminar diez pergaminos de Binns para el lunes, así que se llevó la pluma, los pergaminos y el libro de Historia de la Magia.
Se puso debajo de un haya; ese haya que tantos recuerdos le traía. Allí había visto el año pasado a su padre junto al resto de los Merodeadores, molestando a Snape
En fin, Harry no debía de pensar en otra cosa. Tenía que empezar (y terminar) ese resumen para esa misma tarde. Se había propuesto seguir a Hermione
¿Y si Hermione se estaba convirtiendo en una "chica mala"? No; tenía que confiar en su amiga. Ella no tomaba alcohol ni fumaba, y mucho menos salía con más de un chico al mismo tiempo.
Pero
si dejaban pasar el tiempo, ¿y si realmente lo hacía? Ahora era cuando estaban a tiempo de detenerla. Quién sabe
quizás para diciembre Hermione ya estaba revoleando la cartera por ahí, pidiendo sexo desenfrenado con algún chico.
Harry se sintió una basura por lo que acababa de pensar. No, Hermione no era así
Historia de la Magia, sí; debía concentrarse en Historia de la Magia. Historia
Con Ginny había tenido muchas "Historias", pero nunca la había besado con tanta pasión como el día anterior.
Ginny
era tan hermosa, era tan bella, era genial estar con ella. No quería separarse nunca de ella. Pero esa era otra historia
Historia de la Magia, sí
Harry fijó la vista en la consigna y leyó: "Desarrollar acerca de la iniciación de la magia en el antiguo Egipto". Buscó la página del libro y empezó a tomar apuntes.
"La asociación de Egipto con el mundo de la magia y a las prácticas ocultas es antigua y frecuente para los muggles. Esta fascinación por los misterios de Egipto se encuentra en los textos antiguos, pero también en el mundo del esoterismo. El duelo de la magia entre Moisés y los magos del Faraón, las incripciones griegas y romanas, invocando a las divinidades egipcias...". Las divinidades egipcias. Las divinidades. Hermione se estaba convirtiendo, poco a poco, en una "divina", como la había descrito Ginny. No debía dejar que eso ocurra.
Harry.
El muchacho se sobresaltó y su libro de Historia de la Magia, el tintero, la pluma, todo; voló por los aires. El tintero se derramó sobre el pergamino, y el chico se dio vuelta para ver quién era el que lo había llamado.
¡Ay! exclamó Cho, apenada. Lo siento muchísimo, no pensé que te asustaría tanto
No importa respondió Harry. Acababa de empezar, y creo que encima mal. No te preocupes
añadió, cuando ella se agachó para recoger las cosas.
Lo siento mucho repitió Cho.
No pasa nada.
Harry, te busca Hermione. No se atrevía a venir ella, así que me mandó a mí.
Harry arqueó las cejas, sorprendido.
¿Desde cuándo Hermione sentía vergüenza por estar con Harry? Siempre habían sido grandes amigos. Amigos. Sólo amigos, y nada más.
¿Dónde está? quiso saber.
Allá Cho señaló a un árbol cercano, donde una chica de pelo castaño y enmarañado estaba sentada en lo alto de una rama, con la varita en alto, haciendo flotar a una ramita.
Gracias repuso Harry, y Cho se marchó. Harry se encaminó hacia su amiga, y como vio que ésta no tenía intención de bajar, trepó por el árbol hasta quedar en una rama paralela a la de Hermione.
¿Qué pasa? Harry se acercó a ella, y entonces se dio cuenta de algo. ¿Estás llorando?
Sí sollozó Hermione. Tengo que contarte algo, Harry.
Harry se lo veía venir.
Sé de qué se trata repuso.
¿Ah, sí? Hermione no pudo ocultar su sorpresa.
Sí. Formas parte de las Witches Fraternity, ¿no?
Hermione dejó caer la ramita con la que estaba jugando, y miró a Harry con sus ojos abiertos como los de una lechuza.
¿Cómo sabes eso? le gritó.
Harry se asustó y se dio cuenta de que había metido la pata.
Eh
pues
Las oí. A ti, Lavender y Parvati cuando hablaban detrás de la escalera. Lo siento, no pude evitarlo.
Hermione se calmó, y se secó las lágrimas con la punta de la túnica.
Bueno, por lo menos ya no tengo que mentirte más.
Harry sonrió, aunque era una sonrisa triste.
¿Y qué es lo que me tenías que contar, entonces?
Hermione tomó aire.
Harry, no soporto la idea de estar lejos de Ron. Sencillamente no la soporto. Estoy enamoradísima, y él no me da ni la hora. ¿Qué debo hacer?
Harry se impactó muchísimo con aquella revelación. Quizás, si le habría dicho "me gusta Ron", no hubiera sido tanta sorpresa, pero "estoy enamoradísima" eran dos palabras muy, pero muy, muy, muy fuertes.
Vaya fue lo único que pudo decir.
Él no entiende que soy una Witch le explicó Hermione. Si lo entendiera, quizás me querría. Pero piensa que me alejé de ustedes sin motivo alguno, y no es así
Pero Hermione terció Harry, si tanto quieres estar con Ron, ¿por qué no dejas de ser una Witch? Apuesto a que aceptarán con mucha alegría tu renuncia razonó. Luego advirtió la mirada de su amiga. No te enojes, pero es que no creo que encajes muy bien en el grupo de las populares del colegio. Con todo respeto añadió, con cara inocente.
Hermione se mordió el labio inferior.
Sí, pero de todas maneras no puedo hacerlo. Se me abrió la Puerta, y el Libro dice que estoy obligada.
¿La Puerta? ¿El Libro?
Hermione le explicó detalladamente cómo había entrado en las Witches, y el cerebro de Harry fue organizando todo, poco a poco y dato a dato.
De modo que esa misma tarde a las cuatro y media, Hermione se puso su mejor vestido (el mismo que se había puesto el año pasado para la fiesta de Navidad del Torneo de los tres magos, uno azul agua) (n/a: en las pelis es rosa xD), y partió para la mazmorra ocho. Cuando llegó, Parvati, Lavender y Frida la esperaban sonrientes, con sus mejores vestidos de gala.
Parvati soltó una exclamación de sorpresa al ver entrar a Hermione.
Estás
preciosa acabó Frida, sonriente. Y el pelo
¿qué te hiciste?
Sólo me puse poción desenmañadora del doctor Belleza respondió Hermione alegre. Creo que la usaré cada día.
Así las estúpidas de Meghan y Leia ya no podrán reirse de tu pelo comentó Lavender. Realmente no sé de qué se ríe Leia; ella es metamorfomaga y hay veces que el color de su cabello me hace daño a la vista.
Hermione rió, y entonces Parvati exclamó:
¡Va a venir Parkinson!
Todas hicieron una mueca de dolor, como si acabaran de nombrar a lord Voldemort.
¿Qué? ¿Parkinson es una Witch? preguntó Hermione, sorprendida y enojada.
Sí, lamentablemente repuso Frida.
Y no cualquier Witch añadió Parvati con una mueca de asco. Es la Witch por excelencia.
Hermione se quedó pensando y luego dijo:
Pero si ustedes son las Líderes. ¿O no?
Sí respondió Lavender. Pero ella es la Líder de las Líderes. Nosotros seríamos Robin y ella Batman. Pero no aparece mucho, sólo está en los momentos más especiales o más importantes, como hoy.
Por cierto, hoy Jurarás le recordó Frida, y el alma de Hermione se le fue a los pies: se había olvidado de que aquella noche ella tendría que jurar lealtad a las Witches.
Te daremos el Libro dijo Parvati con una mueca de dolor, como si fuera terrible separarse de algo tan preciado como el Libro.
Hermione tragó saliva, asustada. Y en ese mismo momento llegaron por la escalera dos chicos de séptimo año de Hufflepuff, muy guapos, riéndose a carcajadas. Vieron a las chicas y se quedaron parados a mitad de la escalera.
Hermione los detalló con la mirada; vestían de gala.
¿Quiénes son ustedes? inquirió Parvati con autoridad, y aferró la mano a la varita, que estaba dentro de su bolso.
El más alto y guapo de los dos dijo con una pícara sonrisa:
Nos dieron el chivatazo de que habría una fiesta aquí...
Lavender los miró sorprendida e indignada.
¿Quién les dijo semejante barbaridad?
Una tal Romilda Vane repuso el otro muchacho.
Pues mintió dijo Frida, cortante.
Vamos; ustedes están vestidas de gala. Sólo dínos dónde és y si hay chicas, no molestaremos, en serio.
Frida tomó aire y estuvo apunto de sacar su varita también.
No te gastes le susurró Hermione. Tenía una idea. Se volvió a los chicos y les dijo: ¿Aún no lo captan? ¿No ven dónde estamos?
Los chicos se miraron, desconcertados.
En las mazmorras. ¿Quién da clase en las mazmorras?
Los chicos volvieron a mirarse, y luego uno de ellos preguntó con un hilo devoz:
¿Snape?
En efecto dijo Hermione, muy seria. Esto tendría que salir bien... ¿Adivinan qué fecha es hoy?
Hum... no sé. ¿Seis de septiembre?
¡Bravo! ¿Y adivinan qué día es el 6 de septiembre? El cumpleaños de Snape. Sólo ha invitado a los profesores y los alumnos preferidos, y no creo que les haga mucha gracia que vea a dos muchachos que no han sido invitados en su propia fiesta de cumpleaños, ¿no?
Todos los que estaban allí se quedaron mudas. Parvati se sonrió; no se podía creer que Hermione hubiese manejado tan bien la situación inventando aquella disparatada historia.
Pero esa tal Romilda Vane...
Esa Romilda Vane es una Gryffindor que odia a cualquier Hufflepuff; todos sus problemas de amor están relacionandos con Hufflepuff inventó Hermione. Supongo que le habrá parecido gracioso enviar a dos muchachos inocentes de esa casa a la propia muerte, ¿no?
Pues...
Si quieren le pregunto a Snape si pueden quedarse... interrumpió Hermione, poniendo cara de pensativa.
¡NO! saltaron los chicos al mismo tiempo. No queríamos molestar.
Sí, nos iremos enseguida... Mándenle feliz cumpleaños a Snape...
¡No, por favor, no lo hagan! Él no tiene que saber que estuvimos aquí, idiota le susurró con furia a su amigo. Por favor, no digan nada.
Y se marcharon corriendo por la escalera. Cuando estuvieron a un piso de distrancia, aún se escuchaban sus acelerados pasos ascendiendo, por miedo a que viniese Snape en cualquier momento, y las chicas estallaron en caracajadas.
¡Hermione! exclamó Frida. ¡Eso ha estado genial!
Nunca olvidaré esto dijo Lavender entre un montón de risas. Dios, realmente eres genial, Hermione.
La chica sonrió con suficiencia.
Sólo improvisé admitió, modesta.En ese mismo momento, llegaron por la escalera caminando tranquilamente Meghan y Leia, muy tranquilas pero con expresión de confusión.
¿Quiénes eran esos dos payasos? quiso saber Meghan. Se cruzaron con nosotras y nos gritaron "¡No digan nada!".
Hermione y las otras tres soltaron una carcajada, y le contaron la historia de la mentira de Hermione.
Vaya, muy bien, Pelusa la felicitó Leia, y a continuación se volvió hacia Lavender. Oye, Lav, ¿cómo queda mejor con el vestido rojo? Se sacudió el pelo y el color negro azabache colgó de los costados. ¿Así se lo volvió a sacudir, y ahora se tornó de un castaño claro o así?
Las chicas la miraron pensativa.
El negro decidieron Parvati y Lavender al unísono, y Hermione, Meghan y Frida asintieron con la cabeza, coincidiendo con la opinión.
Perfecto La chica se volvió a sacudir el pelo. Vayan, miren quién viene.
Cho acababa de llegar bajando por la escalera. Estaba muy linda; lucía un precioso vestido escotado de color negro, con algunos brillos que lo hacían resplandecer y combinar con su cabello y con sus ojos. Cho sonrió al ver a Hermione, y ésta le devolvió la sonrisa, pero nadie más lo había hecho.
¡Hola, Hermione! La saludó con un beso en cada mejilla. Pero al resto las ignoró, y ellas igual (excepto Meghan y Leia, que le lanzaron una dulce mirada de desprecio).
Hola, Cho repuso Hermione, y miró extrañada a las demás. ¿No se piensan saludar
?
Hola, Cho dijeron Parvati y Lavender. Frida se limitó a hacer un gesto con la cabeza; Meghan no hizo nada y Leia respondió de mala gana:
¿Qué tal, Chinita?
Muy bien, muchas gracias, Metamorfosis humana respondió la morocha con una voz cargada de frialdad.
Te invito cordialmente a que te retires; tú tienes que venir a las seis le dijo Meghan. Sólo las Líderes pueden estar antes.
Y yo te invito cordialmente a que te vayas un rato a la mierda, Meghan le respondió Cho con mucha naturaleza y con una sonrisa burlona en los labios.
Meghan se quedó como si le acabasen de dar una cachetada, sacó su varita y le gritó:
¿Cómo te atreves a hablarle así a una Líder?
Te hablo como se me da la gana replicó Cho, también sacando su varita de la cartera.
¡Oh! Meghan puso la cara como si se hubiera tragado la Gragea Berttie-Bott más repugnante del mundo. ¡Exp
expelli
ay, cómo diantres era! ¡Expellio!
Cho soltó una risita despectiva y se volvió a guardar su varita.
No puedo creer lo estúpida que eres. ¡Vaya, Reyna, Eloise!
Habían bajado por la escalera dos chicas. Una de ellas era Reyna. La chica centroamericana nueva en el colegio. Era sencillamente hermosa. Muy, muy hermosa. Lucía preciosa con aquel vestido verde petróleo. Su amiga era más bien feucha, y en el castillo todos la conocían como "Eloise la granos".
¡Hola, Cho! Reyna la abrazó. Había hablado con un marcado acento latino. Hola, chicas. ¿Aún no hay nadie? Tienes los cabellos despeinados, Meghan.
Cállate un rato, inmigrante ilegal repuso esta.
Todas guardaron silencio. Reyna se había quedado muy sorprendida, pero las demás estaban enfadadas. Había ido demasiado lejos.
¿Se puede saber qué te pasa, estúpida? le espetó Frida con mucha rabia. ¿Vas a insultar a todas tus compañeras?
Tengo papeles informó Reyna, asustada.
Ya sabemos que tienes papeles, Reyna le dijo Parvati, igual de furiosa. Pero está estúpida creo que se va a quedar sin amigos como siga así. ¿O me equivoco?
Ay, ya tuvo que hablar la Diosa de la Sabiduría India le replicó Meghan. Sus cabellos estaban desordenados y sus ojos desorbitados; parecía un poco loca. ¿Por qué no te vuelves a tu país, Parvati Nahasapemapetilon?
Parvati también se quedó callada, pero no porque Meghan la hubiera hecho callar, sino porque no tenía palabras para expresar la indignación que sentía.
Has ido demasiado lejos le dijo Lavender. No sé quién te crees que eres Sacó su varita y le apuntó el rostro. Estás totalmente amenazada, Meghan. Una palabra más, y te echo un maleficio.
Y yo también dijo Parvati, imitando a Lavender. Frida también.
Las tres amigas apuntaban con tres varitas distintas a Meghan, que ahora se hallaba arrodillada en el suelo, respirando de manera entrecortada.
Leia estaba parada en un rincón, sin saber muy bien que hacer. Hermione miraba la escena atontada un poco alejada; la había tomado muy de sorpresa. Entretanto, Cho, Eloise y Reina miraban la escena desde el pie de la escalera; esta última aún muy sorprendida.
¡Son unas idiotas, no pueden revelarse contra mí! gritó Meghan. ¡Soy la Líder por excelencia! ¡A la que deben respetar! ¡El Libro me eligió a mí, YO SOY LA LÍDER!
Te equivocas dijo una voz desde arriba de las escaleras, y el susto para Cho, Reyna y Eloise fue tal que casi caen rodando, pero se lograron sujetar por la barandilla y bajaron caminando para dejarle el paso libre a una chica alta con una túnica que le tapaba el rostro.
Mi señora dijeron Parvati, Lavender, Frida, Cho, Reyna, Eloise y Leia, agachándose y alabándola.
Hermione se apresuró a hacer lo mismo, aunque estaba segura que su dignidad personal estaba en juego.
¿Por qué no te agachas, Meghan? preguntó la chica. Aún no se le veía la cara, pero Hermione estaba segura de quién era.
Porque
porque no quiero ser más una Witch respondió Meghan, y los ojos se le llenaron de lágrimas. Quiero abandonar la fraternidad, mi señora.
Todas ahogaron un grito. Sin embargo, la chica encapuchada se mostró calmada y repuso, con la voz tranquila:
Quieres dejar la fraternidad, ¿eh? Bueno, como bien sabes hiciste un Juramento y no podrás romperlo, Meghan. Agáchate y alábame, es una orden.
La chica estalló en llantos, pero se agachó contra su propia voluntad; quizás la otra le estuviese realizando algún hechizo.
Y tú, ¿por qué te agachas y me alabas? preguntó cuando llegó hacia Hermione.
Ella levantó la cabeza y dijo, con un hilo de voz:
Porque
soy
Se me abrió la Puerta y
No necesito que me alabe alguien que no pertenece a mi fraternidad replicó la chica. Levántate, asquerosa sangre sucia.
Hermione sintió esas dos palabras como dos flechas que le atravesaron el alma; siempre había sido sensible. Se levantó, tragando saliva, deseando comprobar si era quien pensaba que era.
Tú no has Jurado le dijo la chica. De modo que no eres una Witch hasta que Jures.
No Juraré decidió Hermione con firmeza. Y no me llames sangre sucia, maldita perra.
Un silencio sepulcral reinaba la entrada a la mazmorra. Hermione no tenía miedo. Sin pensarlo, le dijo:
Da la cara, Parkinson. ¿Tienes miedo?
Las Witches que había allí no daban crédito a sus oídos ni a sus ojos. ¿Estaba Hermione, la nueva Witch, rebelándose contra la Líder de las Líderes por excelencia?
Hermione le susurró Parvati, como advirtiéndole, pero ella no le hizo caso y apuntó con la varita a Parkinson.
De una sola sacudida, la capucha voló hacia atrás y
Oh.
No era Parkinson.
Era una mujer incolora, totalmente transparente, pero se notaba que había sido hermosa en algún tiempo
Hermione dio unos pasos hacia atrás, asustadísima, y se tropezó. Cayó hacia el suelo.
Unas chicas (Witches) justo bajaban por la escalera en ese momento (eran unas siete u ocho) y se quedaron de piedra al observar aquello.
Mi señora susurraron algunas de ellas, y subieron hasta el entrepiso de la escalera, sólo para agacharse y alabarla.
No tienes idea de lo que has conseguido, Hermione le dijo la mujer.
¿Christina
Dewaytte? preguntó Hermione con un hilo de voz; la había reconocido por el cuadro del Expreso de Hogwarts y el que estaba el miércoles por la noche en la fiesta inicial. Era ella, la que había creado a la Sewitch Fraternity, hacía aproximadamente cincuenta años; la tía de Luna (aunque Hermione desconocía ese curioso dato)
Pero
pero tú estás muerta le dijo Hermione.
Pude mantenerme viva en el espíritu de las Witches durante todos estos años respondió Christina. Me mantuve viva siendo lo que soy; un holograma, una réplica de la vida real, una especie de fantasma. Pero ahora mira lo que has hecho. Me has humillado, niña. Me has convertido en escombros
has destruido la generación más importante... de
Pero no pudo continuar hablando, porque empezó a derretirse. Sus manos se caían. Sus brazos también. Las piernas se le acortaban; se derretían los pies, luego las rodillas
Quedó hecho un líquido hirviente y burbujeante, transparente, como si fuese plástico quemado en el suelo
¡Mi señora! gritó la voz más potente, y esta vez sí era Pansy Parkinson que se abría paso a los empujones entre las chicas arrodilladas de la escalera, atónitas
¡Mi señora! gritó Pansy. ¡Tú! apuntó a Hermione con un dedo amenazador. ¡Granger, maldita perra! ¡Asquerosa sangre sucia! ¡Has matado a mi señora! ¡La has matado!
Pansy, cálmate
Una chica de Slytherin se acercó a ella y le tocó el hombro, pero Pansy la apartó de un manotazo en la cara.
¡No me calmo, no me voy a calmar! ¡Eres una hija de perra! ¡Voy a matarte!
Hermione se había quedado totalmente en la nada, sin saber qué hacer. Apenas tenía fuerzas para levantarse del suelo
Retrocedamos, porqué no, a las cinco y cuarto de la tarde.
Hermione ya había bajado a la mazmorra, y sólo Harry sabía aquello.
¿Dónde está Hermione? preguntó Ron. Estaba con Harry en la biblioteca, terminando el trabajo de Historia de la Magia de los diez pergaminos, de los cuales aún no habían alcanzado los tres.
Ya te lo dije un millón de ves, Ron respondió Harry con un suspiro. En la cabaña de Hagrid, hablando. ¿Tienes lo de los chamanes y eso?
Sí Ron le tendió un libro abierto. Busca por ahí. Y oye, ¿de qué hablarán, si puede saberse?
Harry suspiró de nuevo y dejó la pluma.
De las clases. Yo que sé.
Está rarísima Hermione comentó Ron, dejando también la pluma en la mesa.
Lo sé repuso Harry. Quiero decir, no. Es que está mucho tiempo con sus nuevas amigas.
Sí, ya me di cuenta. ¿Sabes qué? Me puse a pensar en lo que dijo Luna, lo de esas Witch Fraterny, o como se llamen. Quizás sea cierto.
Harry soltó una risa fingida y nerviosa.
No seas ridículo.
Como sea. Creo que me iré a dar una ducha antes de que cierre el baño del sexto piso; es el único donde no hay un espíritu o un fantasma Ron recogió sus cosas y se despidió de Harry. El chico se quedó allí sentado, pensando.
Hermione debería de estar llegando a la mazmorra en aquel momento, y se encontraría con sus nuevas
"mejores amigas". Harry no tenía ningunas ganas de continuar con el trabajo, y sentía muchísima curiosidad por ver qué hacía Hermione en una de esas fiestas.
Se decidió por dejar todo en un rincón e ir a dar un rápido vistazo. Luego volvería a la biblioteca y terminaría el trabajo.
Caminó por entre las estanterías, bajó los pisos y llegó al vestíbulo. Siguió por el pasillo sombrío que daba a la escalera principal para bajar a las mazmorras, pero vio algo que le llamo la atención. Se escondió rápidamente detrás de una estatua cuando vio a una chica alta encapuchada que parecía que, en lugar de caminar, se desplazase en el aire, a unos pocos centímetros.
Harry se quedó agazapado tras la estatua, y decidió seguir a aquella mujer, o lo que fuese.
Ella bajaba la escalera. Harry esperó un poco y luego la imitó. La mujer no se dio cuenta, por suerte.
Siguió bajando y llegó a la mazmorra ocho. Allí había algo extraño. Harry se escondió tras una columna y observó bien hacia abajo, a la mazmorra.
Todas las chicas de allí estaban agachadas, como alabando a ese ser encapuchado, excepto una que miraba todo con expresión de locura (Meghan).
"Qué demonios
", susurró Harry. Eso no era un grupo de amigas, era una secta diabólica
Harry vio todo (todo lo que vimos en el capítulo anterior) y estuvo tentado en más de una ocasión de ayudar a Hermione lanzando algún maleficio, pero vio cómo ella se las apañaba con todo. Entonces llegaron las siete u ocho chicas y Harry se vio obligado a agazaparse más en el rincón de la columna para no ser visto. Las chicas se agacharon. Después de un rato, Harry vio como esa mujer-fantasma se derretía, y como Pansy Parkinson llegaba corriendo por las escaleras como una loca y amenazaba de muerte a Hermione.
El morocho decidió que era tiempo de actuar, y entonces sucedió algo muy inesperado. Una chica hermosa, pelirroja bajaba por la escalera. Tenía la túnica de Gryffindor encima, así que no era una de esas Witches tan extrañas.
Ginny susurró Harry, y la tomó de un tirón para que no sea vista, detrás de la columna. Ginny, ¿cómo llegaste hasta aquí?
Te seguí susurró la pelirroja. Estabas raro. ¿Quiénes son todas estas chicas?
Es largo de explicar, pero Parkinson quiere matar a Hermione. Hay que actuar.
Ginny actuó con rapidez y profesionalidad en duelos. No hizo preguntas al respecto; simplemente asintió con la cabeza, sacó la varita del bolsillo de su túnica (Harry la imitó) y ambos salieron de la columna y le dispararon un maleficio a Pansy, que en ese mismo momento lanzaba un maleficio a Hermione.
Harry y Ginny le dieron de lleno a Pansy, pero eso no impidió que el maleficio de Pansy le diese a Hermione en el pecho. La chica voló hacia atrás y se golpeó la cabeza contra la sombría pared de piedra de la mazmorra.
Parvati, Lavender y Cho corrieron a ayudarla, en tanto que Harry y Ginny se quedaban apuntando a la desesperada Parkinson que trataba de tomar nuevamente su varita resistiendo el dolor. El resto de las chicas no hacía nada, excepto Meghan, que tomó a Leia del brazo y se fue corriendo escaleras arriba.
Las ocho chicas que habían llegado antes las imitaron, y entonces quedaron nuevamente: Parvati, Lavender y Cho socorriendo a Hermione, Frida, Reyna y Eloise observando la escena y Pansy, Ginny y Harry luchando a muerte.
Cuando Pansy logró recuperar su varita, actuó con una rapidez que desconcertó a Harry y Ginny; lanzó un embrujo que le dio justo a una armadura; ésta cayó encima de Harry
¡CUIDADO! gritó Reyna en español, y apuntó con su varita a Harry, que salió despedido hacia otro lado y la armadura no le dio encima.
Harry se levantó y se sacudió.
Muchas gracias le dijo a Reyna, y ésta le sonrió, era como si no importara el duelo que estaban viviendo de por medio.
Ginny miró a Harry enojada; sin embargo le preguntó (aunque con cara de nena caprichosa):
¿Estás bien?
Sí, gracias repuso Harry sonriente. ¡Cuidado! Apartó a Ginny de un empujón y recibió por ella el impacto de la maldición asesina de Parkinson.
No, no era asesina. Se lo habían creido, ¿eh?
y recibió el impacto de la maldición de Parkinson. Harry voló por los aires, sintiendo dolor. Vio una luz en el fondo del camino
se preguntó se debía ir hacia ella. Allí estaban papá y mamá. Pero no. Debía ser fuerte. Debía volver para estar con Ginny. Debía volver para decirle cuánto la amaba. Debía volver para explicarle con detalles que Reyna era bonita pero que él estaba perdidamente enamorada de Ginny Wesaley
Harry volvió en sí. Abrió los ojos y se encontró con el hermoso cabello de Ginny flotando sobre sí.
Estaba tendido en el suelo, y Ginny inclinada ante él.
¿Estás bien? una lágrima brotó de su rostro y cayó directamente en una mejilla de Harry.
Creo
que estás compartiendo mi dolor bromeó Harry, y se rió.
Ginny soltó una carcajada (una de esas típicas entre la risa y el llanto).
Nunca mejor dicho murmuró, se agachó y lo besó.
Unos minutos
¿Y Hermione? preguntó Harry, inclinándose, preocupado.
Está inconciente respondió Ginny apenada. La llevaron con Madame Promfey.
¿Cuánto tiempo llevaba desmayado? quiso saber Harry, preocupado. Empezaba a perder la noción del tiempo.
Unos diez minutos. El hechizo de Parkinson era el paralizador de cerebro. Algo muy negro, si quieres mi opinión.
Harry se levantó por completo con la ayuda de Ginny y vio que en la mazmorra no había nadie más.
¿Dónde están todos? preguntó Harry.
Llevaron a Parkinson a la enfermería también. Creo que están todos allá. ¿Puedes hacerme el favor de explicarme quiénes eran todas estas chicas y que sucedió?
Harry no estaba de humor para contar una historia tan larga, pero como Ginny había puesto su vida en riesgo en combate sin saber por qué causa luchaba, creyó que era justo que exigiera aquel saber. Así que Harry le contó con detalles todo.
Primero, el ingreso de Hermione en las Witches, luego que hoy era el Juramento, la aparición inesperada de la mujer esta, cuando se derritió todo.
Vaya dejó soltar la pelirroja. Así que Luna tenía razón después de todo, ¿eh?
Eso parece.
Qué cosa
una asociación tan importante en un castillo. Qué organización, ¿no?
En la enfermería, Hermione abría los ojos lentamente, y las caras de Harry, Ginny y Ron aparecieron.
¡Ron! exclamó. Se incorporó en la cama con mucho dolor y sufrimiento. ¡Ron, por favor! ¿Podrás perdonarme?
El pelirrojo esbozó una sonrisa.
Harry me ha contado todo, puedes estar tranquila. Estás perdonada.
Pero Hermione miró a Ron y a Harry, totalmente sorprendida.
¿Le contaste
todo, Harry?
Harry no comprendía. Entonces cayó.
¡Ah! No, "ese todo" no. Le conté lo de las Witches. No
no le conté lo que me dijiste encima del árbol.
Ron no entendía nada.
¿Ese todo no? ¿Árbol? ¿De qué hablan? ¿Qué es lo que debería saber?
Creo que ella sola puede contártelo repuso Harry, y él y Ginny, sonrientes y de la mano, salieron del compartimiento de Ginny.
Ron se quedó sentado sobre los pies de la cama de Hermione, esperando a que ella hablara.
¿Y bien?
Ron, yo
Pero no se animaba.
Vamos la apremió Ron. Porque yo también tengo algo que decirte, y si te apuras te lo podré decir cuanto antes.
Hermione sonrió.
¡Dímelo primero tú! le exigió.
No, ni hablar.
Por favor le suplicó Hermione.
No, no insistas. Primero tú.
¿De qué es lo tuyo, más o menos? preguntó Hermione, impaciente.
Ron se puso colorado.
¿Es sobre nosotros? preguntó la chica.
Él asintió lentamente con la cabeza.
¿Es lo que yo pienso que es? preguntó ella.
No sé. ¿Qué piensas tú?
Que somos dos idiotas enamorados.
Ron sonrió, y entonces se inclinó sobre ella y la besó.
Hermione creyó estar volando, y entonces se dio cuenta de muchas cosas durante aquel beso apasionado del pelirrojo. Ella no necesitaba, ni mucho menos, ser una chica popular. ¿Para qué quería estar en un entorno de ese tipo de mujeres? ¿Qué necesidad había de ser superficiales, no comer hasta el punto de ser anoréxicas, fumar, beber en exceso, cuando tenía todo lo que necesitaba a su lado? Amigos que la quieren de verdad, como Harry, que la había ayudado muchísimo, y Ginny, que también había luchado a muerte por ella. Y lo más importante, lo tenía a él, a Ron, separado por medio centímetro, que lo besaba apasionadamente
Tenía todo lo que quería consigo. No había necesidad de buscar más.
Entonces Ron se despegó de ella y en el mismo momento la cortina se corrió y entraron por ella Parvati, Lavender y Cho.
Lo sentimos murmuró Lavender. ¿Interrumpimos?
No, yo ya me iba repuso Ron, y sonrió a Hermione antes de salir por la cortina.
Las tres chicas se acercaron a la cama de Hermione y se sentaron una a cada lado.
Lo siento mucho se disculpó Hermione, apenadísima. He destruido todo.
No, Hermione dijo Lavender. Nosotras lo sentimos mucho.
Sí dijo Cho. No sé cómo dejamos que te involucres en ese ambiente, sabíamos cómo eras.
Es mejor que haya sido destruido todo intervino Parvati. Nos dimos cuenta de que aquello era, principalmente, la fábrica de falsedad y superficialidad más grande del mundo.
Hermione miró a sus amigas totalmente sorprendida e incrédula.
Entonces no están enfadadas, ¿no?
Estamos agradecidas le respondió Cho. Nos hiciste ver lo que era aquello. Nosotras tres, por suerte, no caímos en el vicio de las rompecorazones ni del tabaco, así que creo que nos hizo bien alejarnos de toda esa porquería a tiempo.
Sí murmuró Hermione, alegre. Pero
hay algo que no entiendo. ¿Por qué la Puerta se me abrió? Y a Cho también. Si el Libro sabía que no éramos Witches de corazón
El Libro, la Puerta, bah, tonterías repuso Parvati con desdén.
Nosotras dos Lavender se señaló a sí misma y a Parvati entramos a las Witches porque supuestamente fuimos elegidas por "el Libro". Cada mes aparecía una inscripción distinta en alguna página con las características de la futura nueva Witch; las antiguas Líderes Witch nos buscaban y nos explicaban todo. Pero ustedes dos entraron por la Puerta, un método más extraño que sólo se da en el expreso de Hogwarts
Una idiotez grande como una casa intervino Parvati con indiferencia. El truco de la puerta lo pudo haber puesto la misma Christina Dewaytte hace muchísimos años. Un hechizo desilusionador bastaría.
Hermione se palmó la frente.
Es verdad, cómo no se me ocurrió. Entonces, ¿lo del Libro, cómo lo explicas?
Es todo una mentira, Hermione dijo Cho. ¿No lo captas? Christina habrá creado miles de descripciones para que se pusieran automáticamente en su Libro cada mes; alguna de ellas, como es lógico, iba a pegar con alguna alumna. Es sencillamente una farsa.
Hermione sonrió.
Entonces todo esto ha acabado, ¿no? preguntó.
Sí dijo una voz masculina, y Fred Weasley apareció de la mano con su novia Carly. Y es una lástima, porque las Witches eran mis mejores compradoras. Creo que W&W se fundirá la primera semana de clases, qué triste.
Todas rieron.
Lo sentimos, Fred.
No pasa nada
y se marchó con aire deprimido de la enfermería.
Hermione, Cho, Parvati y Lavender se miraron e intercambiaron sonrisas pícaras y amistosas.
Ustedes sí que son mis amigas les confesó Hermione, alegre. Amigas por siempre.
NO ESPERES MÁS...
YA ESTA AQUÍ
Hermione Granger
en las Witches Fraternity
2
CHICAS. AMOR. AMISTAD. PASIÓN. CALOR. SUDOR. BAILE. FIESTA. TABACO. TEQUILA. RON. SOL. NOCHE. SEXO. BESOS. COLEGIO. PIJAMADAS. HERMIONE. HARRY. RON. GINNY. LUNA. PARVATI. LAVENDER. CHO. MEGHAN. LEIA. FRIDA. PANSY. CHRISTINA DEWAYTTE. ESTUDIO. SHOPPING. MALDAD. TRAICIÓN. LEALTAD. FIDELIDAD. INFIDELIDAD. LOCURA. DESCONTROL.
ADOLESCENCIA.
Estos son algunos de los ingredientes claves de la segunda parte de Hermione Granger en las Witches Fraternity.
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Hermione en las Witches Fraternity (PRÓXIMAMENTE: Hermione en las W. F. 2) - Fanfics de Harry Potter
Hermione estuvo muy rara durante el tiempo que permanecieron en la estación de tren saludando a los compañeros del colegio.El quinto año de Hogwarts comenza
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es
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2024-10-10

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