Hoy es el día de matar 2
Llevabaya unos meses obsesionado por arreglar ese maldito armario. Me resultabaimposible repararlo y todos mis intentos fueron frustrados. Ya había intentadollevar a cabo mi misión de otras formas, pero esas formas también habíafracasado y no solo eso sino que encima por poco mato a otros en el intento.Hace unos días me enteré que la comadreja fue una de las victimas
no mehubiera importado que muriera.
Mepaseana delante del armario evanescente dedicándole de vez en cuando una miradade odio.
¡¿Por qué eres tan difícil de reparar?! le grité alto con todo el rencor demi ser y le propiné una patada.
No fue una gran idea, comencé a notar arderme los dedos de mi pie derecho y undolor punzante recorría mi pierna con impaciencia.
Me senté en el suelo agarrándome el pie para paliar el dolor y me enjuguéalgunas lágrimas que se me habían saltado. Volví a mirar con odio ese armario.
Draco, no te molestes más, al final vas a morir de todas maneras.
Esa insoportable vocecita volvía a mi cerebro cada vez que me sentía derrotado.¡Maldita voz!
Coloqué mis manos fuertemente en mis oídos y ya pude contener las lágrimas quehacían que me derrumbara con cada segundo que pasaba.
¡No, no, no! ¡No estoy muerto! ¡Soy capaz de arreglarlo y luego
luego
lomataré! grazné debido al sufrimiento que se agolpaba en mi garganta. Todo miser estaba muerto de miedo. No me matará.
Mebalanceé un poco en el suelo con la cabeza enterrada en mis piernas. Elbalanceo suave y el silencio de esa sala me ayudaron a relajarme. Me levantécon un poco de esfuerzo debido al hormigueo que aún poseía mi pierna y miréprofundamente al armario. Intenté analizar qué había pasado por alto. Lo habíaprobado todo y a veces me llegué a plantear pedir ayuda a Snape, aunque suincesante vigilancia me daba mala espina, por lo que deseché la idea pronto.Dejé de mirar el armario y vagabundeé un poco por el lugar dejando que lospensamientos me consumieran
¿Por qué no puedo arreglarlo? ¿Qué es lo que falla? Si al menos tuviera algunasinstrucciones para ayudarme.
Mis pensamientos fueron bloqueados cuando a mi izquierda encima de una pequeñamesa redonda destartalada y llena de polvo, apareció un libro pequeñoviejísimo.
Reparación avanzada de objetos extraños leí en la portada del desgastadolibro.
La esperanza me embargó como un rayo de sol. Abrí rápidamente el libro y ojeéel índice
¡allí estaba! ¡Un apartado para armarios evanescentes! La sala mehabía ayudado. ¡Bendita sala!
Corrí hacia el lugar donde estaba el armario y comencé a leer el capitulo:
"Los armarios evanescentes están en augeen éste momento. En ésta pequeña guía os mostraremos los pasos a seguir parareparar vuestros armarios evanescentes y poder utilizarlos en éstos momentos deoscuridad y miedo
"
Detuvemi lectura; éste libro debía tener muchos años, tantos como el armario. Era unlibro de ayuda para todo aquel que tuviera un armario y en esos momentosdeberían ser muchas las personas. Si éste libro estaba aquí, significaba quealguien había intentado repararlo.
Respiréhondo, miré el armario lleno de alegría y comencé a leer los pasos a seguir.
Altranscurso de una hora, sólo me quedaba el último paso:
"Utilice un objeto para comprobar si harealizado bien ésta guía"
Busquéalgo a mi alrededor y divisé una pelota no muy lejos, la boté con esperanzahasta el armario y la dejé dentro. Cerré la puerta y crucé los dedos con tanta fuerzaque, las puntas, se me pusieron de color blanco. Abrí la puerta y la pelota yano estaba.
¡Bien, primer paso perfecto!, pensé con alegría.
Volví a cerrar la puerta y esperé. Sonó un pequeño bote dentro del armario yabrí de nuevo.
Sí
¡sí, sí, sí!
Salté y comencé a llorar de la alegría. Esa pesadez que sentía desapareció alinstante que ví la pelota intacta y con un mensaje de Borgin escrito en ella
"Lo has conseguido. Estamos listos"
Comencé a reír a carcajadas con ímpetu aunque las lágrimas seguían bañando mirostro.
Un ruido proveniente de la puerta de la sala, alertó mis sentidos y callé alinstante. Era imposible que nadie entrara porque así lo había pedido a la sala.Corrí hacia la puerta y escuché con mucha atención la conversación que serealizaba fuera.
Maldito Potter mascullé entre dientes , siempre se tiene que meter en todo,pero ésta vez no podrá hacer nada.Te recomendamos Zonas Azules
Lasvoces se alejaban y decidí salir lo más rápido posible. Tenía que ir por mimano de la gloria y los polvos de oscuridad instantánea.
No me encontré con nadie por el camino, ¡qué suerte la mía!, ni siquiera en lasala común. Fui a mi cuarto como una bala y recogí mis cosas volviendonuevamente a la sala de los Menesteres. Me senté en un sillón cercano alarmario esperando que llegaran los mortífagos. Hoy era el día de matar.
No sé quéhora sería cuando empezaron a aparecer uno a uno. La primera, mi tía Bella, ellano se perdería esto por nada del mundo.
Draco, cariño susurró llena de alegría dándome un abrazo, lo has conseguido.El señor oscuro debe estar muy contento contigo y aún más cuando acabes tumisión.
Yaestábamos todos, era la hora de actuar. Salimos al pasillo y nos llevamos unagran sorpresa cuando nos encontramos de frente con la comadreja y su hermana;nos estaban vigilando. Alzaron sus varitas y yo tiré los polvos contra el suelocon fiereza. Guía a mis compañeros hacia la torre de Astronomía, el punto clavede la misión, sin que la oscuridad nos afectara gracias a la mano de la gloriaque portaba. Todo iba según lo planeado
duró poco mi satisfacción. Diocomienzo una refriega espectacular cuando miembros de la Orden del Fenix y el Ejércitode Dumbledore nos interceptaron. Corrí con todas mis fuerzas el pequeño tramoque me separaba de las escaleras de la torre, sin que ninguna maldición mealcanzara.
Al llegar arriba lo primero que vi fue a Dumbledore con el peor aspectoposible, pero no dejé que me impresionara su fachada y lo desarmé. Comenzamosuna estúpida conversación en la cual él me recercaba que yo no era un asesino.El mido se estaba apoderando de mí; no quería matar al anciano; no quería matara nadie, sólo quería que toda ésta tortura terminara de una vez.
Llegaron los demás mortífagos y yo seguía sin poder terminar mi misión.
¡Hazlo, Draco! ¡Hazlo ya! me gritó con emoción mi tía.
Miré a Snape suplicante dejando que éste urgiera en mi mente visionando todo elhorror que había sentido y sentía ahora mismo con el acto que tenía quecometer. Retiró su mirada de la mía cuando el director le suplico, y susurró "Avada Kedavra"
Me quedé paralizado y en shock. Snape lo había hecho, había matado a Dumbledorepor mí. Me agarró fuertemente del brazo y me sacó de allí hacia un futuroincierto, del cual, no lograba vislumbrar el final de mi camino.
FIN
Hoy es el dia de matar 2 - Potterfics, tu versión de la historia
Llevabaya unos meses obsesionado por arreglar ese maldito armario. Me resultabaimposible repararlo y todos mis intentos fueron frustrados. Ya había intentadol
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2024-11-01
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