Huye, sube y vuela - Fanfics de Harry Potter

 

 

 

"Mira el cielo
"

-¿Cuál quieres? -Preguntópegada a su hombro, sin siquiera mirar a la gran masa azul sobre sus cabezas,echados como estaban sobre el césped crecido de su jardín.

-De todas las estrellas no me gustauna sola. -Soltó con tal seguridad que Luna frunció el ceño y confundida leclavó sus enormes ojos azules, ansiosa de una respuesta un poco más completa oreveladora, al no obtenerla, porque él se quedó mirando arriba soltando unsuspiro, se incorporó y acomodando su barbilla sobre su mano, habló.

-¿Por qué? -Preguntó indiscreta yél, cerrando los ojos, comenzó a recordar el día en que todo comenzó.

 

26de Octubre, Viernes

Loque había comenzado como un simple suceso sin importancia, resultó pronto en uncaos indescriptible, él temía y ella se emocionaba; la idea de un viaje parapescar al lado de su padre, seguida de la invitación casi masiva de amigos,desencadenó en una visita multitudinaria a un lago que el señor Granger habíatenido el gusto de visitar cuando niño. Entre la larga lista de invitadosrelucían los nombres de, por supuesto, Ronald Weasley, Harry Potter, LunaLovegood, Ginny Weasley, Hermione Granger y Neville Longbottom, así como de lospadres de Ron y Hermione, la abuela de Neville, Lavender Brown, las Patil, ChoChang y otro grupo más que sólo espiaba a los famosos; en un principio, elquinteto acostumbrado, creyó que le sería fácil despegarse de la multitud, perose equivocaron, pues no habían puesto todavía de pie las casas de campaña,cuando ya Viktor había invadido a Hermione, Harry y Ginny eran presas de lospadres de la última y Neville tenía que controlar a su abuela que intentabareprobar casi todas las acciones del resto del grupo.

Para cuando cayó la tarde, lastiendas estaban repartidas y quedaba una sola en un rincón del campamento aúnsin armar, con espacio para dos y en la que se vieron obligados a quedarse Lunay Ron, cuando Dromeda Tonks llegó de improviso y se instaló con Potter y elresto so pretexto del pequeño Teddy y sus ansias de pasar tiempo con el padrino;la cosa habría salido mejor de no ser porque la presencia de Krum tenía a Ronvuelto una fiera y Luna, con toda su dulce y tierna sinceridad, se lo mencionóun par de veces. Ron estaba enfurruñado, pegado al muro con los ojos casicerrados, mientras Luna del otro lado de la tienda, paseando por la sala, leíaun libro, procurando no hablar para no provocar que esas cositas sentadas en susorejas, lo volvieran a morder haciéndolo rabiar.

Esa noche ella durmió mucho, mas élno durmió nada; renegaba toda la noche, sospechándose mil cosas de Hermione yKrum, y cada que cerraba los ojos era sólo para verlos besándose en algún sitiooculto del bosque, burlándose de él. Pronto lo que sentía ya no eran celos, sino sólo la imperiosa necesidad de encontrarlos y saber si lo que pensaba eraverdad, mil veces mejor que lo fuera y descubrirlos a que no y estuvieraactuando como idiota; por eso salido el sol se metió las botas de montaña ysalió de la casa de campaña, no sin percatarse de que la rubia se habíalevantado durante los pocos minutos que se había quedado dormido. Afuera todoshacían cosas distintas y cuando preguntó por Hermione nadie le supo decir dóndeestaba, tampoco cuando preguntó por Krum, por eso se internó en el bosquetemiendo se cumpliera lo que tanto pensaba por la madrugada.

 

Ojalá no hubiera sido así. Enefecto, Krum y Hermione pasaban un momento romántico, en un claro lleno deflores y mariposas que casi le provocaron náusea; sorprendido, humillado yherido, volvió sobre sus pasos, con los puños cerrados sin mirar muy bien pordónde iba, los ojos los tenía empañados e hizo caso omiso del llamado de lacastaña que había alcanzado a verlo huir. Porque sí, huía, tenía que escapar deahí, los llamados de Hermione no eran de carácter enmendatorio, eran decarácter explicativo; ella lo seguía para explicarle, él tenía que huir de ahíahora mismo, evitar el momento embarazoso y por eso, sin darse cuenta, diovuelta en un rellano con pendiente, resbaló varios metros y luego se levantópara volver a echar a correr.

Y fue ahí, saliendo de entre lasramas de un enorme árbol, que dio con el lago que reflejaba el sol de la mañanacon tanta fuerza que lo cegó; el viento que venía del agua lo hizo echar elcuerpo un poco atrás y llevarse las manos al rostro, en la orilla una figuradelgada le volvió la mirada. Él lloraba y las lágrimas le resplandecieron a laluz del sol con fuerza, tanto que ella se quedó mirándolo con la boca abierta,impresionada; ella estaba clavada a varios metros de la orilla, con el aguahasta las rodillas y los pantalones doblados en los muslos, el cabello rubiotrenzado y los brazos descubiertos y alzados.

Sólo se miraron un instante, bastóeso para no necesitar más; Luna sonrió y lo llamó hacia ella, sabiendo quenecesitaba de su silencio y su locura para pensar en otras cosas; Ron se acercóhasta ella, huyendo de Hermione que seguro lo seguiría buscando. Metidos en ellago, los dos se enfocaron en mirar el agua, de la huída, con el tiempo, ya nise acordaron.

"Huye sube y vuela, monta en una estrella pero engánchate de ella"

Lossucesos cayeron como en una cascada: la mañana en el lago él resbaló y se lallevó en la caída, mojándose completos, chapoteando entre los peces que losdemás Weasleys querían pescar y que salieron disparados arruinándole el día atodos; al medio día, secando su ropa los dos en una orilla alejada de losdemás, a Luna le dio por mostrarle a Ron una hormiga curiosa que terminó mordiéndolo,a la rubia se le ocurrió usar una planta para curarle y el pelirrojosorprendido, vio su dedo volver a la normalidad, luego de una hinchazón dignade espanto. Por la tarde e ignorando los dos a Harry y a Hermione, salieron adar un paseo por los alrededores, y sí, como Neville había predicho al verlosandar con tanta velocidad, se perdieron.

Curiosa fue la reacción de Molly,que impidió a su marido ir en busca del menor de sus hijos, estaba convencidade que eso de perderse, teniéndolos a todos al otro lado del bosque, era másuna jugarreta de Ronald que un verdadero extravío, por eso se les dejó pasar lanoche fuera; cuando el sol descendió tanto que ya no podían ver lo que pisaban,Ron adoptó una actitud protectora para con Luna, cosa que ella nunca le habíavisto y que provocó innumerables preguntas, las cuales, Ron dejó fluir comomanantial sin más respuesta que una mirada dura de vez en cuando. Al poco, Lunase adaptó a lo que ocurría y dejó que él hiciera, resignada como estaba aencontrarse algo interesante bajo los rayos de la luna, que les alumbró el caminoque pensaron iba de regreso al campamento; nada interesante vio la rubia entoda esa noche y cuando se quedaron dormidos en el hueco del tronco de unenorme árbol, sus brazos se aferraron al cuerpo de Ron y él no hizo intentoalguno por quitársela.

 

Nunca Luna había visto un amanecertan extraño, el sol caía por entre la enramada directo a la cabeza de Ronald,pintándole los cabellos de naranja, haciéndolos arder en llamas, como si unfuego perpetuo le surgiera de la cabeza; sorprendida se enfocó en peinarle loscabellos ante la nueva luz, apreciando cada nueva llamarada, pronto los ojosazules se abrieron y tras un instante de desconcierto, él sonrió. Volvieron alcampamento tomados de la mano como si fueran a perderse otra vez, Luna de vezen cuando señalaba hacia algún lado y recitaba un verso o cantaba una canción;Ron no decía nada, sólo sonreía y se dejaba encantar de a poco por esa actitudde la chica. Había decidido dejarse ir en ella, había tomado la decisión dequedarse ahora con ella y poco a poco, sentía que había sido la decisióncorrecta.Te recomendamos Serviços de finanças

Todos los esperaban y tuvieron queenfrentar las preguntas, él no contestó una sola ni miró a los ojos de Hermioneuna sola vez; Luna respondió todo, festejó con Hermione el estar sintiendonargles en el estómago cada que estaba cerca de Ronald y preguntó cosasincoherentes y subidas de tono a Harry y Ginny cada vez que pudo; ahí el únicoque optó por apoyar a Ron a sabiendas de lo de Hermione y Krum, fue Neville,que lo acompañó a recoger madera para las fogatas y lo dejó hablar cuando eralo que necesitaba. Les quedaba un día de campamento y lo que Neville dijo retumbóen la cabeza de Ron toda la noche, mientras escuchaba la respiración de Luna ensu cama al otro lado de la habitación.

-Cuidado, si haces esto paravengarte de Hermione, cuidado
Luna podrá ser despistada y parecer lejana, peroentre toda esa locura, hay un corazón hecho de plumas. -Ron pensaba y repensabalas cosas y cuando las entendió del todo, bajó su cama, se arrastró por el pisohasta llegar a la cama de la rubia y tragando saliva asustado, llevado por unarranque de locura igual a los de ella, subió poco a poco por la colcha hastasituarse de rodillas frente a ella, con la cara casi inclinada del todo sobrela de Luna.

La miró un largo minuto, pensandomuy bien lo que iba a hacer, cuando la decisión destelló en su cabeza lo hizo;se inclinó hasta poder tocar sus labios con los de Luna y le besó en el sueño,llenándose de un sentimiento de paz y emoción que luego no supo controlar. Alabrir los ojos se topó con los azules de ella, pensó que le diría algoextrañada, que actuaría despistada o asustada; en su lugar, Luna le echó losbrazos al cuello haciéndolo desorbitar los ojos, abrazada a él permaneció buenrato y sólo una la oyó decir:

-Algo sube desde mi pecho hasta migarganta
no puedo hablar. -Terminó como entre risas y Ron cerró los ojos y laabrazó fuerte. Sentía exactamente lo mismo.

Mientrascargaban con las cosas del campamento, notando de reojo que Viktor y Hermione sesonreían intentando no ser vistos, Ron despertó a la realidad, al volver acasa, las cosas iban a cambiar y de entre todas las que lo tenían inquieto, lamás presente en su cabeza era Luna; la chica andaba por ahí juntando piedras deformas raras y charlando con su padre (que había aparecido sin avisar) a todopulmón sobre sus dos noches al lado de Ronald, curiosamente, sobre el beso nohabía dicho nada. Sin embargo, lo inquietaba no la chica, sino en sí lo quepasaría ahora, en cuanto subieran a los autos se quedaría en blanco, porque enla ciudad, en el trabajo, en casa con su madre, iba a tener que enfrentar doscosas, primero la "relación" de Hermione y Krum y segundo, el después de esosdos días con Luna.

 

Tan nervioso y tenso se puso portodo, que terminó corriendo al bosque para volver el estómago, cuando Harry sele acercó y le ofreció una taza con gelatina de bombón que la madre de Hermionehabía preparado; dando de arcadas y de rodillas en la tierra mojada, tuvo quesoportar que Harry le diera consuelo, pensaba el ojiverde que ese malestar eraa causa de los recientes acontecimientos con Hermione y aunque tenía parte derazón, cuando Ron se volvió a verlo pálido como una hoja de pergamino ysudoroso, para decirle que no sabía qué hacer con Luna, Potter se desencajó. Lanarración de los últimos hechos no dejó contento al niño-que-vivió, el morenoconsideraba a Luna una niña por la que metería la mano al fuego, estabadispuesto a partirle la cara a quien fuera que se aprovechara de suexcentricidad e inocencia y Ron no quedó bien parado al dejar ver que enprincipio se había acercado a ella para acallar su sed de venganza contraHermione; tardaron buenos minutos en dejar las cosas en claro y Harry sepresintió que lo que pasaba era que Ron en verdad estaba cediendo al encanto deLuna (cosa que lo hizo ponerse verde del espanto), así que, imposibilitado parahacer algo más, le alentó a no preocuparse.

Cuando todo lo del campamento sehubo levantado, Luna vino a despedirse del pelirrojo, parecía emocionada y a lavez divertida, él estaba traumatizado, en cuanto se despidieran el encanto deesos días se iba a ir, él volvería a ser el de antes que se asustaba con ella yella, sería una figura lejana, un recuerdo en medio del lago; serio y sin ánimospara nada, ni para mirarla, se quedó callado cuando ella le dijo adiós, dejandoapenas salir un gruñido venido de su pecho. Luna se quedó perpleja y debiópensar que algo andaba mal con él, que se arrepentía del beso de la noche anterioro de perderse con ella en el bosque, porque frunció el ceño y se le aguaron losojos; Ron se quedó sin aire al verla así y se sorprendió enormemente, cuandoLuna se paró de puntillas y le besó en los labios, frente a todos, sin el másmínimo pudor.

-Nos vemos mañana para cenar, ¿teparece? -Soltó sonriente, con los ojos aguados pero feliz y Ron se quedó de unpalmo, ella le acomodó el cabello de la frente a la par que él asentía sincomprenderlo del todo, lo abrazó con fuerza y susurró. -Volvemos a la realidad,pero podemos llevarnos esto con nosotros, yo me aferro si tú te aferras.

Se alejó un poco y volvió a besarleahora en la mejilla y cuando él sonrió, se fue dando de saltitos hasta donde supadre la esperaba; Ron le quitó toda la importancia a lo demás, a los ojossorprendidos de Harry y la sonrisa burlesca de George y Ginny, incluso a laindescriptible mueca de impresión en la cara de Hermione y la de complacenciaen la de Neville. Ahora sólo le importaba que tenía una cita para el díasiguiente y no podía faltar.

Se volvió a mirarlafijo, ella esperaba una respuesta, Ron no podía pensar en una congruente,cualquiera querría una estrella; entonces se escuchó el puchero y Luna le diola espalda para ir hasta el moisés que reposaba a pocos pasos también sobre elcésped. Era una noche de verano y hacía calor, Luna sacó al bebé de su lecho yse puso a arrullarlo, acariciándole el cabello encendido; Ron se levantó y sequedó mirándola un rato, parecía que había sido ayer cuando fueron a cenar yterminaron empapados en una calle oscura. Parecía mentira que hubieran peleadotanto, que lo asustara tantas veces y que otras tantas, la hiciera quedarsecallada sin decir nada.

En el viento de esa noche de verano,cálida y brillante, Ron recordó el día que le propuso matrimonio a Luna, unmismo 26 de octubre, mientras paseaban en escoba y aunque volaban a granvelocidad, sus corazones lo hacían todavía más; cuando el bebé dejó de llorar, él se arrastró, por el pasto hasta situarse junto a ella, mirando por sobre suhombro a ese pequeño que había heredado la nariz de él y la boca de ella.Sonrió, en el amuleto que su hijo llevaba al cuello, la luna en lo alto delcielo se reflejaba, ni una sola estrella hacía lo mismo, entonces tuvo respuestapara la pregunta; se inclinó contra su esposa y lo susurró a su oído.

-Para qué quiero una estrella, si yaes mía la luna. -Le besó la oreja con un tronido que la hizo reírse como pocasveces y cuando se besaron en presencia del pequeño, supieron que eran otros, transmutadosen su amor, que nada les hacía falta y el resto de sus vidas, iba a ser tomarsede la mano y volar...


volar.

"Huye, sube y vuela, el amor coloca ytransforma lo que toca"

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-¿Cuál quieres? -Preguntópegada a su hombro, sin siquiera mirar a la gran masa azul sobre sus cabezas,echados como estaban sobre el césped crecido de su ja

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2025-03-28

 

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