Bella no se acordaba de como había llegado allí. Estaba arinconada entre su esposo y el tronco de un árbol. Deseaba salir corriendo, pero, sus torpes extremidades le jugarían una mala pasada. Aparte, aquellos vampiros corrían más que ella. Eran tres fuertes y altos vampiros los que la acosaban a ella y a Edward.
- ¡Es a mí a quien quieren! ¡Matenme! ¡Pero, no le hagan daño a él! - le gustaría haber chillado en ese momento, pero, no encontraba la voz, y eso era un claro problema.
- Saldremos de esta - le prometió Edward.
- Pero, ¿vivos? - se preguntó Bella a si misma, aunque ya sabía la respuesta: no.
- Dadnos a ese delicioso aperitivo y te dejaremos marchar con vida - comentó sonriendo el vampiro más guapo de los tres, el del pelo color cereza.
- Ni loco - gruñó Edward.
A Bella le hubiese gustado darse de patadas. Por su culpa su marido iba a morir. Logró recordar que Edward le había dicho que no era un buen día para ir al bosque, pero, esta había decidido que era un día perfecto.
- Mecachis - susurró la chica.
- Oh, Fedc, no seas tan exigente con el joven vampiro - dijo un vampiro hablándole al del pelo color cereza. El pelo de este último era del color de la plata.
Fedc rió amablemente y miró al tercer vampiro. Este tenía el pelo del color del carbón.
- Dejémosle el trabajo sucio a Anxo - rió.
Anxo hizo un mohín y miró a Edward y a Bella con dulzura.
- Preciosa - dijo Anxo mirando a la humana con sus brillantes ojos carmesíes - . Esto no te dolerá nada en absoluto.
La humana se quedó observando al vampiro, que la miraba dulcemente. En ese mismo momento le hubiese gustado echar a correr, pero, esta vez en dirección a los vampiros.
Bella dio un paso hacia delante, indecisa. Edward la agarró por la cintura y la hizo retroceder ese paso, pegándola al tronco del árbol.
- Ten cuidado - la precavió el vampiro - . Anxo tiene el don de engatusarte y acercarte a él. No creas lo que dice en ningún momento, y por el amor de Dios, quédate quietecita.
Bella asintió asustada. Tenía que quedarse quieta, así ayudaría a su amado.
- Quietecita - susurró la humana - . Lo he pillado.
Los tres vampiros dieron dos grandes zancadas cubriendo dos tercios del espacio que había entre ellos y Edward.
Edward gruño.
- Aquí vienen los refueros - dijo Alice colocándose al lado de su hermano.
Los tres vampiros cubrieron el espacio restante.
Edward bufó y se echó encima de Fedc y de Anxo. Alice arremetió contra el del pelo del color de la plata.
Fedc tumbó a Edward violentamente, quedando Anxo libre.
- ¡No! - gritó la humana al ver a su esposo tirado en el suelo.
La mirada de Anxo y de la humana se encontraron. Bella se quedó hipnotizda mirando al hermoso vampiro. La chica dio cinco pasos en dirección a Anxo. El vampiro sonrió abiertamente y la miró con más intensidad.
- Ven aquí cielo - dijo Anxo alargando sus brazos - . No te haré ningún daño.
Bella dio otro paso más y extendió también sus brazos en dirección al vampiro.
- ¡No! - rugieron Alice y Edward a la vez.
- Si - sonrió Anxo.
El vampiro cogió las delicadas manos de Bella y la atrajo dulcemente hacia su cuerpo.
- Bien echo preciosa - la felicitó pegando sus labios al oido de la humana. Su voz era igual de poderosa y atrayente que su mirada - . Ahora descansarás al fin. Todo tus problemas se irán y tu alma estará en paz. Que descanses bien.
Bella asintió ligeramente mientras una sonrisa se extendía poco a poco por su cara.
- ¿Qué le a echo? - preguntó Alice mientras forcejeaba con el vampiro del pelo de plata.
- La ha echizado - respondió Edward - . Con su don ha conseguido que Bella confíe en él.
- Eso es horrible - casi soyozó la vampira.
- Lo sé - rugió el vampiro atacando a Fedc.
Anxo pegó sus labios tiernamente a la garganta de Bella, que jadeó.
A simple vista parecía como si la estubiese besando, pero, en realidad la había mordido.
- ¡¡No!! - rugieron Edward y Alice a la vez.
En ese momento llegó Jasper y le quitó el vampiro de encima a Alice.
- Gracias - susurró esta mientras embestía a Fedc - . Edward, ve a por el otro.
Edward asintió y se fue corriendo hacia la esquina donde Anxo estaba matando a su esposa. Edward se subió a la espalda del vampiro y le mordió.
Anxo gimió y lanzó a Bella por los aires, que chocó contra un árbol dándose un fuerte golpe en la cabeza. La humana aulló de dolor y se desmayó.
- ¡Bella! - gritó Edward.
El vampiro y sus dos hermanos dejaron de luchar y corrieron hacia donde se encontraba el cuerpo inerte de Bella.
- Larguémonos - les dijo el vámpiro del pelo de plata a sus dos camaradas, que asintieron y echaron a correr.
Jasper se levantó para seguirlos.
- No lo hagas - dijo Edward - . Son tres contra uno, aparte, os necesito a los dos para salvar a Bella.
La humana sufría unas espantosas convulsiones por culpa de la ponzoña.
- Alice, Jasper limpiadle la herida de la cabeza - dijo señalando la enorme brecha que chorreaba sangre - . Yo le chuparé la ponzoña.
Alice sacó un fino pañuelo de seda con su nombre bordado y le limpió suavemente la herida con él. Edward, la mordió y absorvió toda la ponzoña.
- Su sangre está limpia - anunció.
- Nosotros hemos terminado también.
Edward asintió, cogió a Bella en brazos con cuidado y la llevó volando a la gran casa.
- ¡Carlisle! - llamó Edward a su padre nada mas entrar por la puerta.
- ¿Qué ocurre? - preguntó este.
- Necesito tu ayuda - le rogó el vampiro - . Unos vampiros nos atacaron en el bosque. Uno de ellos la mordió, pero, cuando le ataqué lanzó a Bella por los aires. Se ha dado un golpe muy fuerte en la cabeza.
- ¿Y la mordedura? - preguntó el doctor.
- No queda nada de ponzoña - respondió Edward.
Carlisle acostó a Bella en una enorme camilla que había puesto en el centro del salón.
Pasaban las semanas. Bella no se había despertado aún. La humana estaba conectada a un montón de tubos y agujas. Edward permanecía sentado en una silla cogiendo la mano de su esposa.
- Edward - empezó a decir Carlisle posando su mano sobre el hombro de su hijo - . Lleva tres semanas en coma. No sé si podrá despertar algún día... Deberías ir a cazar.
- No - negó Edward - . Estaré con ella. Estoy bien, de verdad.
Carlisle asintió pesadamente. Sabía que discutir con su hijo en esos momentos no serviría de nada.
Eran las tres de la tarde. Ese día había amanecido nublado, y ahora caía un chaparrón. Edward estaba sentado en una silla de madera al lado de Bella, que seguía en coma. El vampiro tenía la cara hundida en sus manos. Se quedaría con su esposa para siempre, no iría a cazar hasta que ella no se despertase.
- ¿Dónde? ¿Dónde estoy? - tartamudeó una chica.
La voz provenía de la camilla...
- ¡Bella! - gritó Edward. Si hubiese podido llorar ahora estaría llorando de felicidad - . Te has despertado...
- ¿Bella? - preguntó la humana confusa - ¿Quién es esa tal Bella? ¿Y, quién eres tú?
El rostro de Edward se descompuso a la vez que en el piso de abajo un jarrón se estampó contra el suelo. A Alice se le había caído un jarrón lleno de agua por la impresión. Recetas de Postres peruanos
Todos los Cullen que se encontraban en el salón subieron las escaleras apresuradamente.
- Buenos días Bella - la saludó Carlisle - . Soy el doctor Cullen, déjame hacerte una pequeña revisión.
Bella asintió.
El doctor se acercó a Bella.
- ¿Qué recuerdas? - le preguntó.
- Nada... - susurró Bella con lágrimas en los ojos - . No me acuerdo de nada ni de nadie.
- Interesante - murmuró el vampiro - . Te diste un golpe muy fuerte en la cabeza. ¿No te duele?
- La verdad doctor Cullen es que me duele mucho - dijo la humana tocándose la cabeza.
- Lo que sospechaba - respondió el médico - . Por cierto, puedes llamarme Carlisle.
La humana asintió mientras unas lágrimas saladas como el agua del mar bañaban su rostro.
- No llores, mi ángel - la consoló Edward - . Haré todo lo que esté en mi mano para que recuperes la memoria.
- Gracias - susurró Bella - . Esto... tu nombre era...
- Edward.
- Gracias - respondió la joven - . Siento mucho no acordarme de vosotros.
- No importa, ¿qué tal te encuentras? - le preguntó Carlisle palpando las distintas zonas de su cabeza.
- Bien... creo... me duele mucho la cabeza y no recuerdo nada - sollozó la humana.
Edward se acercó a Bella y le limpió las lágrimas con la mano. Esta le miró y le dedicó una sonrisa.
- Gracias - susurró.
- Estoy aquí para lo que necesites- respondió el vampiro con una deslumbrante sonrisa.
Habían pasado dos dolorosas semanas para Edward. Cada vez que la manecilla del reloj se movía este se sentía cada vez peor. Pobre Bella. Si él la hubiese protegido del desalmado de Anxo ahora ella recordaría todo.
- Hola - Jacob Black rompió la pequeña burbujita en la que Edward se estaba ahogando.
- Hola - respondió la humana en un susurro.
El vampiro se había olvidado por completo de que la humana se encontraba sentada en su regazo.
- ¿Qué tal Bells? - preguntó el hombre lobo.
- Bien - tartamudeó la aludida - . ¿Y tú eres?
Claro. Bella no recoradaba ni siquiera a su mejor amigo. Pobre, pobre Bella.
El vampiro hundió su perfecto rostro deformado por la angustia y el dolor en los cabellos de la joven, contuvo el grito que iba a soltar y aspiró el aroma a fresas del champú de la joven.
- Entonces... lo que el chupasangres me dijo era cierto - susurró Jacob.
El día anterior el lobo había llamado a casa de los Cullen para hablar con su amiga. Edward no tubo más remedio que contarle lo ocurrido, pero, como era de esperar, este no se creyó ni una palabra.
Habían pasado dos dolorosas semanas para Edward. Cada vez que la manecilla del reloj se movía este se sentía cada vez peor. Pobre Bella. Si él la hubiese protegido del desalmado de Anxo ahora ella recordaría todo.
- Hola - Jacob Black rompió la pequeña burbujita en la que Edward se estaba ahogando.
- Hola - respondió la humana en un susurro.
El vampiro se había olvidado por completo de que la humana se encontraba sentada en su regazo.
- ¿Qué tal Bells? - preguntó el hombre lobo.
- Bien - tartamudeó la aludida - . ¿Y tú eres?
Claro. Bella no recoradaba ni siquiera a su mejor amigo. Pobre, pobre Bella.
El vampiro hundió su perfecto rostro deformado por la angustia y el dolor en los cabellos de la joven, contuvo el grito que iba a soltar y aspiró el aroma a fresas del champú de la joven.
- Entonces... lo que el chupasangres me dijo era cierto - susurró Jacob.
El día anterior el lobo había llamado a casa de los Cullen para hablar con su amiga. Edward no tuvo más remedio que contarle lo ocurrido, pero, como era de esperar, este no se creyó ni una palabra.
- ¿Chupasangres? ¿Por qué te llama así, Edward?
- "¿No se lo has contado? ¿No sabe que eres una asquerosa sanguijuela? ¿Qué te pasa, tienes miedo de que se largue con otro? No se puede caer más bajo" - pensó Jacob.
Le costaba admitirlo, pero, el chucho tenía razón, no se podía caer más bajo.
- No lo entiendes - el vampiro intentó explicarse - . No sabía como abordar el tema...
- Bien, pues yo sí - susurró el lobo mientras se acercaba a la humana.
Jacob se sentó al lado de la humana y el vampiro y le explicó a la primera toda la historia, de vez en cuando interrumpido por Edward para hacer una rectificación o una aclaración de los hechos.
- Así que... eres un vampiro... - susurró Bella mirando a Edward - Y tú eres un hombre lobo - concluyó mirando a Jacob.
- Eso es - dijo Alice sentándose a los pies de la chica.
Bella apartó a Edward cariñosamente, se levantó del sofá y se dirigió hacia la puerta. Fuera ya había oscurecido.
- Necesito estar sola - comentó la chica cuando Edward y Jacob se levantaron para seguirla.
El vampiro y el lobo se dejaron caer de nuevo en el sofá.
Bella salió de la casa y se sentó en el jardín, lejos de la ventanas, pero, Edward y su familia la escuchaban. La chica estaba llorando... Pobre, pobre, pobre Bella.
Edward se levantó y corrió hacia su amada. No podía soportar verla sufrir de esa forma.
- Bella - gimió el vampiro- . ¿Estás bien?
La aludida asintió con la cabeza.
Edward se sentó a su lado, la rodeó con sus frios y pétreos brazos y la abrazó con ternura.
- Es sólo que - sollozó la chica - no te recuerdo en absoluto y eres un chico... bueno, mejor dicho, un vampiro maravilloso, al igual que tu familia y Jacob. No me importa en absoluto lo que seas. Te quiero, Edward.
Bella y Edward se besaron dulce y apasionadamente.
La humana se llevó la manos a la cabeza y soltó un fuerte alarido, luego, se desmayó.
Bella estaba incosciente.
La chica no hacía más que ver una y otra vez recuerdos, unos alegres y otros tristes: la primera vez que Edward y ella se besaron; cuando conoció a los Cullen; James, Laurent y Victoria; la voz más hermosa del Universo que escuchó cuando estaba muriéndose a manos del sádico James; los hombres lobos; Jake; los Vulturis; la boda con Edward; la Luna de Miel... recuerdos maravillosos que se proyectaban delante de sus ojos como si fuese una película.
Entonces llegó el dolor.
La chica se despertó sobresaltada sudando. Estaba tumbada encima de una cama médica, en mitad del enorme salón de los Cullen... Justo al lado suya estaban: Carlisle, con su bata médica; Esme, abrazando a su esposo; Alice y Jasper, la primera apoyaba la cabeza en el hombro del segundo y sollozaba sin lágrimas; Emmett; y Edward...
- ¡Edward! - sollozó la humana abrazando al vampiro.
Edward la rodeó con sus brazos y besó su cabeza.
- ¿Qué tal te encuentras? - preguntó.
- Muy bien. Lo recuerdo todo... Cuando te besé recuperé la memoria - confesó la chica sonrojándose.
Todos rieron y abrazaron a la humana.
Edward volvió a ser tan atento, protector y chistoso como simpre.
Jacob fue junto con toda su manada a visitar a su amiga.
La humana y el vampiro se unieron mucho más que antes y, aunque parecía imposible, se empezaron a valorar y a amarse más.
La amnesia de Bella Swan - Fanfics de Harry Potter
Bella no se acordaba de como había llegado allí. Estaba arinconada entre su esposo y el tronco de un árbol. Deseaba salir corriendo, pero, sus torpes extrem
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2024-10-21

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