27 de octubre
Querido diario:
Hoy ha sido mi primer día de clase y ¡ha sido horrible! Al subir al autobús del instituto todos me han mirado como si fuera un bicho raro. ¿Es que no entienden lo duro que es llegar a mitades de octubre a un instituto? ¿Además como novata? ¿Sin conocer a nadie? Luego han empezado a reírse mientras caminaba hacia algún asiento condenadamente libre (¿¿es que están todos ocupados??) hasta que una pelota de rugby me ha tirado al suelo.
Me aconsejaron que solo me dejara llevar, pero no creo que tuvieran ni idea
Acabo de cruzar la puerta del instituto y ya me quiero ir. La gente me mira al pasar a mi lado y no creo que sea sólo por el rojo de mi mejilla magullada gracias al estúpido balón. Miro el papelito arrugado y húmedo de mi mano. La taquilla tiene que estar por aquí. Ciento trece, ciento catorce
¡eureka! , ciento quince. Voy corriendo hacia ella e introduzco la combinación, pero ¡mierda! No se abre. Miro de soslayo a mi alrededor pero parece que nadie se ha dado cuenta, así que vuelvo a probar sin resultados. ¿Sabes qué? Lo intentaré luego.
Dejo la mochila en el suelo y saco mi horario de clases. ¡¡¡ Ríííínnnnn!!! ¡El timbre! Bien, mi primera clase es matemáticas en el aula veinticuatro. Ahora solo tengo que encontrarla. Me acerco a una chica rubia para que me diga dónde está, pero ni me mira y se va deprisa. Intento lo mismo con otras dos personas más.
- ¡Eh! ¡EH! ¡POR FAVOR, ESPERA!
Entonces me doy cuenta de que en el pasillo sólo quedamos mi mochila y yo. La cojo deprisa y recorro algunos pasillos buscando mi clase. Estoy tentada a entrar en alguna y pedir ayuda al profesor, pero creo que eso estropearía más mi imagen de niña nueva y tonta. Dios mío, tengo el desayuno en la garganta. Veo un aseo al fondo y me apresuro a entrar en él. Tiro mi mochila sin parar y caigo delante del retrete justo cuando noto el sabor a vómito en la boca.
Dejo que se vacíe mi estómago mientras me caen lágrimas de los ojos. Me dan un trozo de papel del váter
¡Ahhh!
- ¿Necesitas ayuda?- Una chica de mi edad me mira con cara de amigos
o creo que se está riendo de mí.
- Pues no estaría mal
- digo, levantándome torpemente. Me miro en el espejo y veo que estoy muy pálida, pero nada comparado con la otra chica, que parece una muñequita de porcelana. Por un momento pienso que su carita infantil y delicada es lo opuesto a sus ropas oscuras y anchas que le dan un aire a bolsa de basura.
- Supongo que eres nueva - Con un ágil movimiento se sienta encima del lavamanos.
- ¿Tanto se me nota?- Parezco tener la palabra 'novata' escrita en la frente. Recojo el papel de las clases del suelo y se lo enseño, ella lo estudia con atención.
- ¿Aula veinticuatro? Está en el segundo piso, nada más subir las escaleras.
- Gracias.- Digo, mientras cojo la mochila y abro la puerta de los lavabos para irme.
- Tranquila, todos hemos sido nuevos alguna vez.- Intenta serenarme. Yo me paro.
- ¿Y cómo te fue?
Ella sonríe.
- No muy bien.
A la hora del almuerzo busco alguna mesa vacía en la que sentarme, pero todas están llenas y los alumnos protegen los huecos vacíos como si fuera en ello su vida, así que me voy al aseo a comer. Lo se, no es muy higiénico, pero tengo ganas de estar sola. Al abrir la puerta y entrar se me caen las natillas y el suelo se llena de chocolate.
- Puajjjj
Empiezo a recoger las natillas con el papel del váter.
- ¿Otra vez por aquí?- Ayyyy, qué susto me ha dado. La chica de antes, la del váter, sale de uno de los retretes y mira divertida mi cara de sobresalto.- Me da la impresión de que no estás a gusto en el instituto.
- Lo estaría, si tuviera amigas. - tiro el papel lleno de natillas y tiro de la cadena, pero se emboza.- Lo que faltaba
- Igual que yo.- Murmura.
Ella se vuelve a sentar en el lavamanos y yo la imito. Nos quedamos calladas durante un rato hasta que señala mis orejas.
- Qué bonitos son esos pendientes.- Levanto mi mano hasta tocármelos y vacilo un poco, ¿por qué no? Me los quito y se los doy.- Toma, para ti.
Ella no levanta la mano para cogerlos, pero me mira con emoción contenida. ¿Por qué no lo hace?
- Esto
es muy personal. Dar algo a alguien significa tener un vínculo personal. Significa tener un compromiso y nosotras no tenemos ningún compromiso.
¡Pero podemos tenerlo! - Esta chica está grillada, creo que pasa demasiado tiempo en el váter- ... Por ejemplo
¿nos comprometemos a ser amigas? ¿A estar juntas siempre?
La miro un poco confusa, pero es que está tan emocionada y esperanzada que no puedo decirle que no.
- Pues
claro.
- ¡Bien!- Sonríe, y esta vez, su sonrisa no me gusta, no parece
inocente.- ¿Sabes? Sabía que dirías que sí. Llegaremos a ser amigas, estamos destinadas a estar juntas.
No me gusta el tono de su voz.
30 de octubre
Querido diario:
Esto es horrible. No entiendo qué ha pasado hoy, simplemente no puede haber pasado. Ahora mismo estoy escribiendo en clase de geografía y todos mis compañeros se están riendo de mí, pero yo sin embargo tengo miedo
Esta mañana he estado pensando en el autobús y he decidido que, como los demás compañeros de clase me ignoran, tampoco estará tan mal ser amiga de la chica del váter, como yo la llamo. Mientras voy de camino al aseo a la hora del almuerzo pienso que debería preguntarle su nombre. Es obvio, ya que vamos a ser amigas para el resto del instituto.
- ¡Hola! - Empujo la puerta con la espalda para no repetir el accidente de la natilla de ayer.- He estado pensando y aún no sé tu nombre y
¿Oye?
Dejo la bandeja de la comida en el lavamanos y miro a mi alrededor. Qué raro, siempre está aquí. Toco con los nudillos la puerta del primer váter, que se abre. Filtros de Agua
- ¿Estás aquí?
De repente oigo un sollozo tenue y me quedo paralizada. Dura, dura mucho, y es lastimero. Intento moverme pero mi cuerpo no responde. Por fin termina. Salgo del primer váter vacío y voy directamente al único que queda cerrado. Quiero abrir la puerta, quiero ver quién es y ayudarle, pero no me atrevo. Trago saliva un par de veces, venga, no es tan difícil, pienso, y abro la puerta.
- ¿Necesitas ayu
?
Pero no hay nadie. Me quedo unos momentos asegurándome. Entonces, ¿quién ha sido? Un ruido hace que me gire en seco, y allí me quedo, horrorizada.
Sangre. Hay sangre por todas partes; en el suelo, en las paredes, en el techo. Es como si alguien hubiera estado arrastrando sus heridas por todos lados. Y allí está ella.
Ella. La chica del váter. Sentada en el lavamanos como siempre y con la misma sonrisa, solo que ahora está muerta. Tiene las mangas arremangadas y enseña dos cortes profundos que recorren sus antebrazos.
Tengo que salir de aquí. Salgo del aseo y corro por los pasillos. Tropiezo, caigo, me vuelvo a levantar y sigo corriendo. Por fin se abre mi garganta y comienzo a gritar.
- ¡Está muerta!
¡Hay!
¡una chica muerta!
¡en el lavabo!
Mis compañeros me miran, algunos divertidos y otros asustados pero en este momento me da igual. Sólo quiero
quiero llamar a un profesor. Veo a uno y corro hacia él.
- Hay
una chica
muerta en el lavabo.- consigo decir.
- Señorita, será una broma.- pero creo que mi cara le hace cambiar de opinión porque nos dirigimos al váter.
Cuando llegamos no quiero abrir la puerta, así que la abre el profesor por mí. Yo me quedo fuera, no quiero verlo, otra vez no. Un momento después el profesor sale, pero no veo alarma en su cara.
- Señorita, estas bromas nunca han tenido gracia, ni siquiera un día antes de Halloween.- Y se va.
Solo tengo que mirar al aseo para comprobar que no hay nada.
5 de enero:
Querido diario:
¡¡¡Es fantástico!!! Carol y Sue me han invitado a ir al cine esta tarde. ¡Bien! Supongo que ellas no le darán mucha importancia, pero para mí es maravilloso porque siento como si volviera a tener amigas. TIMBREEEE, luego terminaré
Recojo mis cosas y salgo de clase deprisa para alcanzar a Carol y a Sue, que están hablando unos metros por delante.
- ¡Hola chicas!
- ¡Hola! - dicen ellas a la vez. Sigo caminando con ellas mientras hablan de Tom, el nuevo novio de Carol. Un sonido familiar me hace parar. Giro poco a poco hasta quedar enfrente de donde procede el ruido: el váter de las chicas.
- ¿Vicky? ¿Qué ocurre?
Vacilo un momento antes de contestar.
- Esto
nada.- Tiene que ser una casualidad, no puede ser cierto
- Ahora os alcanzo.
Ellas me miran indecisas y yo les sonrío intentando tranquilizarlas, pero estoy segura de que no se lo han creído. Las observo marcharse, pero en realidad no veo nada, ni tampoco oigo nada. Finalmente recobro la compostura y entro
Hay una chica maquillándose en frente del espejo. ¡Ufff!
- ¿Te pasa algo?- Me pregunta. Mi corazón late tan deprisa que tengo que respirar varias veces antes de contestar:
- Yo
- Da igual.
La chica recoge sus cosas y se va. Yo giro para irme pero el mismo ruido vuelve a sonar. Poco a poco me agacho para recogerlo
es un pendiente.
Es mi pendiente.
- Hola.
Ella sonríe sentada sobre el lavamanos. Siento que me voy a desmayar.
- Hola
- Repite.
Retrocedo unos pasos y al hacerlo mis pies chapotean sobre algo. A duras penas consigo reprimir una arcada cuando el olor a sangre asciende por mi nariz.
Ella vuelve a sonreír, pero esta vez de una forma maligna.
Quiero irme, ahora, ya. Intento mover las piernas pero no puedo. Vamos, ¡vamos! ¡Moveos! Por fin reaccionan y hacho a correr. Salgo del váter y choco con algunos alumnos pero sigo corriendo.
Ella no me persigue pero me la encuentro en cada esquina, en cada clase, en cada ventana
Ventana.
Puedo hacerlo, no será doloroso, no notaré nada. Quizá un poco, pero se acabará enseguida. Subo hasta el tercer piso y corro hacia el ventanal que hay delante de la sala de profesores, por donde tantas veces he pasado. Intento no pensar, no sentir. Una voz me dice que es lo que ella quiere, y mientras corro hacia adelante su voz me susurra:
- Estaremos juntas para siempre
espíritus atrapados en el instituto.
Lo último que noto son los cortes de los cristales rotos y una caída libre de tres pisos
.
.
.
.
.
El sonido de la ambulancia se oye por todo el vecindario. Algunos curiosos miran hacia todos los lados en busca de alguna información que explique tanto revuelo en el instituto del pequeño y tranquilo pueblo de Hughtown, temiéndose que sus presagios vuelvan a ser verdaderos.
Por fin, aparece una camilla portando una bolsa abultada y larga. Los curiosos se silencian mientras meten la camilla dentro de la ambulancia, y luego se dispersan. La ambulancia arranca sin mucha velocidad y sin poner la sirena; el conductor sabe que es inútil.
Una mujer delgada y vieja, que parece ser la directora del centro, se acerca al sheriff.
- Es la cuarta vez que pasa Sheriff. ¡En siete años!
Éste mira la ambulancia y suspira.
- Admítalo, su colegio está maldito.
La chica del váter - Fanfics de Harry Potter
Hoy ha sido mi primer día de clase y ¡ha sido horrible! Al subir al autobús del instituto todos me han mirado como si fuera un bicho raro. ¿Es que no entie
potterfics
es
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2024-10-27
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