Samantha Barrow de Evans observó a sus sietehijas por la ventana de la cocina que daba al jardín.
Sonrió.
Las gemelas reían a carcajadas vaya Dios saberde qué mientras una muchacha castaña, roja como un tomate, les reprochaba muyenojada. Gesticulaba y hablaba demasiado rápido.
Mientras, Jazmine y Petunia jugaban a larayuela en la parte pavimentada del jardín. Reían cada tanto cuando alguna delas dos perdía el equilibro y debía volver a empezar.
Rose ya no estaba para esos juegos infantiles,ya que era una señorita de 19 años, entonces se relajaba en la hamaca quecolgaba entre dos troncos en el fondo del jardín leyendo un libro. Cada tanto,en un acto involuntario o no, pasaba una mano por su rojo pelo, desenredándolo.
La única que parecía fuera de lugar era suhija menor: Lily. Aunque no sería la primera vez.
Lily estaba recostada en el césped, mirando elcielo, perdida en sus pensamientos. Sus ojos estaban cerrados y cada tantoesbozaba una leve sonrisa.
Samantha volvió a suspirar, pero esta vez conternura.
Lily era una personita muy especial, lo supodesde el día que nació. Su rojo pelo largo, con leves ondulaciones, siempre quehabía sol brillaba de una manera peculiar. Sus ojos verdes reflejaban picardíay siempre estaban brillando.
Cualquiera que haya conocido a Lily estaría deacuerdo con Samantha en que era una niña muy especial, y en que llegaría a seruna gran persona cuando creciera.
Sin embargo, esa cosa especial que tenía Lilycasi rayaba en la rareza.
Era la única de la familia que había heredadolos ojos verdes de la tatarabuela de Samantha, Mary Barrow, y la única que,extrañamente, se le parecía. También, según Petunia y Margaret, Lily podíaarreglar cosas con tan solo mirarlas y hacer desaparecer cosas sin que nadie lonotara, pero Samantha creía que esas cosas eran invenciones de sus dos hijas.
-¿Enqué piensas, cariño? -La voz grave de su marido la asustó- ¡Eh, tranquila! Solosoy yo.
-¡EdwardEvans! -Dijo con la misma voz que un sargento utiliza para ordenar a su tropahacer 20 flexiones de brazo- ¡Ni se te ocurra asustarme de nuevo! -Edward rió ytomó asiento en una silla junto a ella.
-Losiento. ¿En qué estabas pensando? Por lo general tú no eres de abstraerte entus pensamientos -Samantha sonrió ligeramente.
-Estabapensando en Lily, otra vez -Su esposo bufó, Samantha rodó los ojos. Sí, tal vezestaba pensando mucho en Lily últimamente pero es que no podía evitarlo. Cadavez que la veía echada en el césped, flotando en su propia nube, lospensamientos sobre lo rara que era Lily se colaban en su mente sin que ellapudiera hacer nada.
-Samantha,ya hablamos de esto
-Sí,lo sé Edward pero no puedo dejar de pensar en que tal vez Lily
-¡Lilyno es rara! -La cortó Edward- Solo es una niña soñadora ¿Qué hay de malo eneso? Y si te refieres a lo que Petunia y Margaret dicen sobre los extrañospoderes de Lily no les hagas caso, son puros celos -Agregó, al ver que Samanthaestaba a punto de retrucarle.
Se quedaron un rato en silencio, ambos mirandopor la ventana. Lo único que se escuchaba era las risotadas de las gemelas, losgritos de Margaret y frases entrecortadas de la conversación entre Jazmine yPetunia.
-
¿Enserio nunca lo has oído? -Preguntaba, aparentemente asombrada, Petunia- ¡Quéraro!
-¿Porqué? ¡Cuéntame Tuney!
-Estábien, pero debes prometer no decirle a nadie -Samantha arrimó un poco más susilla a la ventana, Edward le dirigió una mirada de reproche.
-¡Sammie!
-¡Shhhh!-Le chitó Samantha- Estoy tratando de escuchar, Eddie -Edward se cruzó de brazosy miró hacia otro lado, Samantha sonrió malévolamente, su esposo odiaba que lellamen Eddie tanto como ella odiaba que le llamen Sammie.
-
Almenos eso es lo que se dice -Dijo Petunia en tono confidencial- Es una leyenda,ésta dice que el séptimo y último hijo varón se transforma en un hombre lobo oalgo así, eso es lo que me contó Sarah Jensen
-¡Oh!-Exclamó Samantha llamando la atención de su esposo, que estaba mirando alhorno como si este le hubiera hecho algo personal.
-¿Quéocurre, querida? ¿Todo está bien? -No, no estaba del todo bien. Samantha habíarecordado algo que, tal vez, tenía que ver con Lily.
-Ohpor Dios -Masculló, mirando a su esposo en busca de respuestas pero sabía queera inútil. Él se incorporó de su asiento y se dirigió hacia ella.
-¿Quésucede, Samantha?
-Lily-Dijo ella, sin pensar.
-¿Quépasa con Lily?
-¡Esla séptima hija mujer! -Su esposo la miró sin comprender- ¡La séptima y últimahija mujer! -Pero el rostro de su esposo delataba que no había entendido nada-¿Enserio, Edward?
-¿Quétiene que ver que Lily sea la séptima y última hija mujer? ¿Puedes explicarme,Samantha? -Ella rodó los ojos y se levantó de su asiento bruscamente.
-Bien,pero vamos a otro lugar. No quiero que las niñas escuchen.
Prácticamente arrastró a su esposo hacia lasala de estar y, con una sola mirada, le hizo entender que debía sentarse.
-Samantha
-¡Tenía9 años! -Exclamó la mujer de repente, sin haber oído a Edward- Y sí, era unaniña muy traviesa pero
En fin, mi madre nos había contando una leyenda a Amaliey a mí una noche que no podíamos dormir
Acabo de recordarla, por lo que dijoPetunia
La leyenda cuenta que la última y séptima hija nacida en un mes deverano, en un mes cálido, obtendría poderes extraordinarios y nadie sabría dedónde saldrían
-Se interrumpió al notar la mirada incrédula que su esposo ledirigía- Edward, no me mires así
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-¡¿Ycómo quieres que te mire?! ¿Qué te mire con emoción y felicidad? ¿Qué tefelicite? ¡Estás acusando a nuestra hija de ser una br
!
-¡Edward!-Chilló Samantha- Solo escúchame, ¿quieres? Lily es la séptima y última hijamujer, por empezar. Nació en agosto, en verano ¿Verdad? ¡Un mes cálido! YMargaret y Petunia nos han dicho que Lily
-¡Yabasta! -Exclamó Edward, furioso. Se levantó del sofá de un salto, asustando aSamantha- ¡No me quedaré aquí para escuchar todas estas idioteces!
-PeroEdward
-Lilyno es una bruja o una hechicera o lo que sea -Se dirigió hacia la puerta, tomósu chaqueta y su sombrero del perchero y antes de abrir la puerta se giró ymiró a su esposa fríamente- Sácate esas cosas de la cabeza, Samantha, esaleyenda es solo un estúpido cuento para asustar a crédulos -Hizo una pequeñapausa en la que fijó su vista en sus zapatos, luego volvió a levantarla- Y deverdad lamento que seas una de ellos -Cerró la puerta de un golpe, Samanthasuspiró cansinamente y se tiró en el sofá, cerrando los ojos, deseando nuncahaber abierto la boca.
***
-¡Mamimira eso!
-¿Qué,Lily?
-¡¡Eso!!¡En la ventana! ¡Una lechuza! -Samantha casi escupe el café que estababebiendo, Edward fue más drástico, él dejó caer su taza sin inmutarse después.
-¿Qué
?-La lechuza entró por la ventana abierta majestuosamente, era color café yllevaba atada a su pata una carta. Revoloteó hacia el brazo que le extendíaLily.
-¡Lilyten cuidado! -Chilló Samantha.
-¡Mamiestá bien! -Dijo Lily, acariciando suavemente a la lechuza- No te hará daño.
-¿Esoes una carta? -Preguntó Edward, señalando la carta que Lily estaba desatandocon su mano libre- ¿Es esto una clase de truco?
-Trucoo no es de mal gusto -Comentó Samantha temblando sin poder parar, ledesagradaban las lechuzas- ¡Oh! -La lechuza se había elevado en el aire, dandovueltas en círculos sobre las cabezas de los Evans.
Lilyparecía ajena a todo eso. Había abierto la misteriosa carta y comenzando aleerla antes de que su padre o madre pudieran hacer algo.
-Graciasa Dios Margaret, Jazmine y Petunia están durmiendo -Dijo Edward, mientras hacíaamagos para espantar a la lechuza- Sino armarían tremendo escándalo.
-Llamaréa control de plagas -Anunció Samantha mientras se levantaba abruptamente de lasilla- Esto no puede seguir así
-Noes una plaga, Samantha.
-Buenopara mí sí, Edward y no permitiré que
-¡Escuchen!-Exclamó Lily de repente, asustando a Edward y Samantha. La pequeña pelirrojaaún estaba mirando la carta, su pequeña boca curvada en una perfecta O.
-¿Qué,dulzura? -Preguntó Samantha, con la mirada perdida en la lechuza.
-¡¡Hesido aceptada en Hogwarts!! -Chilló Lily, saltando de su asiento- ¡Severustenía razón! ¡Me aceptaron en Hogwarts, sí soy una bruja!
La lechuzaparecía estar esperando ese momento; acto seguido tomó vuelo y desapareció porla ventana por donde había entrado.
-¿Lily?-Atinó a decir su padre, mientras observaba cómo su hija bailaba de felicidad alrededorde la mesa de la cocina- ¿Cómo que
cómo que eres
una bruja? -Pero su hija nollegó a contestarle, había disparado hacia la sala de estar murmurando algo quesonó como "debo decirle a Severus" y, acto seguido, la puerta de salida sehabía cerrado fuertemente.
Untenso silencio se expandió por la ya de por sí incómoda atmósfera. Edward ySamantha no hacían más que mirarse con incredulidad.
-Tenemosuna bruja en la familia -Dijo Edward, mirando la carta que Lily había dejadojunto a su taza de té- Creo que tenías razón, Samantha -Ésta se encogió dehombros.
-Siemprela tuve -Respondió ésta, con la mirada ausente, pensando en Lily, en ese talHogwarts y en los próximos años de magia que le tocarían vivir gracias a suhija menor-Siempre la tuve -Repitió, pero esta vez con una pequeña sonrisa.
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Hola!! Volví y con un nuevo one shoot (parece que los one shoot son mi especialidad xD)
La leyenda de la que habla Samantha Barrow de Evans es una muy conocida en mi pueblo; es como la del séptimo hijo varón que se convierte en lobo pero esta vez la protagonista es la séptima y última hija mujer que resulta ser bruja.
Sobre las hijas:
-Rose Evans (es la mayor)
-Violette y Hortense Evans (las gemelas)
-Margaret
-Jazmine
-Petunia
-Lily (la última y séptima hija)
Lo curioso?? Las siete hijas tienen nombres de flores!! (Rosa, Violeta y Hortensia, Margarita, Jazmín, Petunia y Lirio)
Cuando Edward Evans comenta que Petunia, Jazmine y Margaret están durmiendo, no hace referencia a Rose, Violette y Hortense porque transcurre un año desde que Edward y Samantha discutieron sobre si Lily era bruja o no. En pocas palabras, las hijas mayores ya no viven en casa de sus padres (espero hayan entendido, hice mucho lío!!)
Bueno...Mil gracias por leer y espero que les haya gustado...!!
Dejen reviews!
La séptima hija - Potterfics, tu versión de la historia
Samantha Barrow de Evans observó a sus sietehijas por la ventana de la cocina que daba al jardín.
potterfics
es
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2024-09-15
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