-Yo quisiera viajar
¡Yo quisiera viajar! ¡Y conocer los más bellos lugares!- En un barrio pobre de la ciudad de Buenos Aires, una pequeña llevaba un cajón de madera cargado de tarjetas.
Mientras ofrecía a la gente sus cómicos papeles, cantaba su deseo, ¡ella quería viajar! ¡Quería disfrutar del mundo!
La gente reía al observarla, algunos le compraban las tarjetas por lástima, y otros, por simple curiosidad.
Soledad era pobre, muy pobre, y sus únicas oportunidades de viajar, eran, cuando su madre vendía en el subte guías de la ciudad de Buenos Aires.
Ella se imaginaba que viajaba en tren, a París, a Italia, a Roma, a todos los lugares que se encontraban en los mapas que vendían a la vuelta de su casa.
Cierto día, salió con su madre a vender tarjetas a La Boca, para trasladarse allí, viajaron en subte, y, otra vez, Soledad fantaseaba, y decía que su próximo destino en ese subte viejo era "Venecia" .Venecia la llenaba de curiosidad, Facundo le había contado que era una ciudad con calles inundadas, por naturaleza, ella quería conocer Venecia, ¡Ella quería viajar!
Soledad bajó del subte al colorido barrio, se acomodó sus ropas y tomó el cajón de madera, que había dejado en el suelo para arreglarse. Salió detrás de su madre, con el cajón, imaginando que vendía tarjetas en un barrio de Venecia.
En su imaginación, ella adornaba ese barrio lleno de canoas, en una de las cuales, ella se trasladaba. Mucha gente contenta, ¡Seguramente Venecia era hermoso! Y su felicidad más grande, era vender tarjetas allí.
Soledad comenzó a cantar y relatar que había viajado, que estaba en Venecia, la ciudad más hermosa, y la gente la observaba un poco asombrada, su madre se acercó y la regañó
-¡Soledad, concéntrate en vender, y que te compren! Si vendes todas esas tarjetas hoy podemos comer un pancho, así que apurate, tenemos hambre.- La mamá de Soledad, se refería a ella, su padre y siete hermanos más. En los barrios pobres de Buenos Aires, siempre hay familias numerosas.
Soledad guardó su canto y comenzó a ofrecer esas lindas tarjetas a toda la gente.
Como la Boca es un barrio con gran atractivo por su "caminito" u sus tangos, además de su especial colorido, muchos turistas caminaban por allí, tomando fotografías de todas las pinturas, los bailarines de tango, y todos los atractivos de ese simple barrio.
Entre tantas personas, Soledad perdía el rastro de su madre, pero luego, la volvía a encontrar. Suspiraba profundo y continuaba ofreciendo tarjetas.
Luego de unas horas, estaba cansada, y se sentó en una vereda a observar una pareja de jóvenes bailar tango, un hombre mayor tocar el acordeón y muchos turistas aplaudiendo y observando los pasos de los chicos.
Soledad se había sentado junto al hombre del acordeón, a un lado de un turista, que al parecer, tenía mucho dinero, Soledad aprovechó, quizás le compararía algo
-Disculpe señor, ¿Quiere una tarjeta de San Valentín?- El hombre observó a la muchachita, de vestiduras viejas y rotosas, de cabellos rubios despeinados, y unos ojos negros relampagueantes. Le dio pena la niña vendiendo, así, que se colocó de cuclillas, para poder estar a su altura y observó el cajón
-Está bien. ¿De cuáles tienes?- Soledad se entusiasmó y sus ojos brillaban sin igual, estaba muy emocionada. Le enseñó todas las tarjetas, tenía de todos los colores, tipos de papeles, suaves, rugosas, con aroma, sin aroma, ¡hermosas, todas!
-Bueno, te compraré diez- Le contestó el hombre, tomando las diez tarjetas al azar. El señor turista había escuchado a la madre de Soledad regañarla y demandarle el tema de la comida, así que le compró unas diez, llevaba todo el día observando a Soledad cantar, y desear su sueño con tanta felicidad, con una sonrisa tan espontánea, que la interrogó un poco más.
-¡Muchísimas gracias Señor! ¡Se lo agradezco!- Soledad radiaba de felicidad, hoy podría comer algo completo, y recién cocinado. ¡Un privilegio!
-No tienes qué agradecer- El señor guardó las tarjetas en un bolso que llevaba, y siguió a la altura de la pequeña -Y, dime soñadora, ¿Cuál es tu nombre?-
-Mi nombre es Soledad- Contestó la pequeña guardando el dinero en su bolsillo.
-Soledad, muy bonito. Y dime, Soledad, ¿Cuál es tu sueño?-
-Mi sueño es ser empleada cama adentro señor- Soledad escondió su ingenuo sueño de viajar, y contestó con otro, más simple.
-¡Ahhh!- Suspiró el turista -¡Yo pensaba que me ibas a decir que tu sueño era viajar por el mundo! Como decías, mientras cantabas por allí- Contestó asombrado el hombre.
-No, eso de viajar, es para personas como usted. Yo soy pobre, no puedo- Soledad le agradeció nuevamente al señor y se retiró a alcanzarle el dinero a su madre. Muestras gratis y regalos
El hombre se quedó estupefacto. La pequeña de ocho años había sido más realista que él, ella, como era pobre, su punto más alto sería ser empleada cama adentro, pero él, como tenía dinero, podía viajar por el mundo.
Nadie tiene la culpa, si naces en una familia pobre, serás pobre por descendencia, pero, como dijo un cirujano, al abrir la barriga de las personas, todos somos iguales, todos tenemos hígado, riñones, ¡todos somos iguales!
Por y para que el "Porque vos tenés, y yo no" no exista más en éste mundo egoísta.
La Soñadora - Fanfics de Harry Potter
-Yo quisiera viajar ¡Yo quisiera viajar! ¡Y conocer los más bellos lugares!- En un barrio pobre de la ciudad de Buenos Aires, una pequeña llevaba un cajón
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2024-11-14
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