- Portaos bien, chicos. - Repitió Hermionepor décima vez aquella noche.
- No te preocupes, mamá, ya somos mayores. -Respondió su hija, Rose, de nuevo.
- Lo sé, pero aún así quiero que oscomportéis y tengáis cuidado.
- Vic y Teddy cuidarán de nosotros, tita. -Comentó James, el primogénito de Harry y Ginny Potter, apareciéndose en mediodel salón de la familia Weasley. - No tienes por qué preocuparte.
- ¡James, no me des estos sustos! - Exclamósu tía al verle. Negó con la cabeza ante la actitud del chico.
- Lo siento. - Contestó él, sonriendo. - Perovengo a recoger a Rose y Hugo.
- Podemos utilizar la red flu nosotrossolitos. - Su prima enarcó una ceja. - Además, no creo que tú seas precisamentela mejor niñera del mundo.
- No seas mala con tu primo, Rose. - Lereprendió su madre. - Yo le he pedido que viniera, me quedo más tranquila siviajáis acompañados.
- Y será mejor que nos marchemos en seguida,ya han llegado todos al piso de Teddy. - Añadió James.
- Mañana nos vemos, mamá. - Rose besó a sumadre en la mejilla y se colgó su mochila del hombro. Se acercó a la chimeneay, tras coger un puñado de polvos flu, los lanzó tras pronunciar su destino. -¡Apartamento de Teddy!
- Hasta mañana. - Su hermano también besó a sumadre, recogió su bolsa y se metió dentro de la chimenea. Lanzó también unoscuantos polvos y exclamó las mismas palabras que su hermana.
Cuando sus dos primos hubieron desaparecido,James se volvió hacia su tía.
- Bueno, si no necesitas nada más, yo tambiénme voy.
- Un momento James. - Hermione se cruzó debrazos y le dedicó una mirada seria al chico que frunció el ceño. - No quieronada de sorpresas esta noche: nada de fiestas, ni alcohol, tabaco, explosivos
- Tita, no íbamos a
- Ya, claro. - La mujer enarcó una ceja.Conocía bien a sus sobrinos y no se creía aquello. - Tú solo hazlo.
- Está bien. - James puso los ojos en blanco.Ya habían planeado algo e iban a hacerlo de todos modos. Ni sus padres, nininguno de sus tíos iban a enterarse. - ¡Adiós, tita!
- Hasta luego. - Respondió ella, mientras éldesaparecía del salón.
Apareció en el recibidor del apartamento deTeddy, el ahijado de su padre y, prácticamente, su hermano mayor. Se dirigióhacia el salón, donde todos los demás charlaban. Victoire, Dominique y Mollycharlaban sentadas en el sofá; Teddy le comentaba algo a Fred y Louis en unrincón; Lucy, Hugo, Roxane y Lilly estaban sentados en un círculo en el suelo;Rose y Albus hablaban en un rincón, entre susurros.
- No me puedo creer que les mintieras a tuspadres para irte con ese. - Le reprochaba la chica a su primo.
- Nunca entenderé qué tienes en contra deScorpius, Rose. - Replicó él.
- Es un arrogante y un estúpido. - Dijo ella.
- Además, no les mentí, simplemente no lesdije con quién iba, ni dónde. - Puntualizó Albus, ignorándola deliberadamente.- Sabes que les da igual que seamos amigos, pero no les habría gustado el sitioal que fuimos. Ya sabes que mi madre cree que soy muy pequeño para todo.
- Un irresponsable es lo que eres. - La pelirrojanegó con la cabeza y se cruzó de brazos. - Irte de cervezas con Malfoy y Nott
- No lo digas tan alto. - Susurró él. -¿Quieres que se entere James?
- No, desde luego que no, pero
- ¡Rose! - La voz de Victoire la interrumpió.La rubia se acercó rápidamente a sus dos primos pequeños, quienes decidierondejar su conversación para más tarde. Le dedicó una sonrisa al chico. - Albus,¿te importaría dejarnos solas un momento?
- Claro. - El chico asintió lentamente, preguntándosequé sucedería, pero se marchó sin pronunciar palabras.
- ¿Qué sucede, Vic?
- Nos vamos a una super fiesta. - Respondióla chica agarrando a la otra del brazo y tirando de ella hacia donde estabanDominique y Molly sentadas.
- ¿Qué? ¡Yo no voy!
- Oh, venga, Rose. - Dominique le puso unpuchero. - Será muy divertido, nosotras tres vamos.
- Sí, anímate. - Insistió Molly. - Llevamosdías planeándolo.
- Espera, ¿días? ¿Por qué no me habéisavisado antes?
- No queríamos que se enteraran nuestros padres,era demasiado arriesgado decirlo cerca de tu madre, siempre consigue enterarsede todo. - Molly sonrió. - Y ya sabes cómo es mi padre, se habría puestofurioso si se hubiera enterado de lo que realmente pensábamos hacer en nuestra"noche de primos".
- No diré nada, pero no quiero ir.
- Oh, venga, Rose, hazlo por mí. - Victoirele pasó un brazo por los hombros. Ambas se entendían muy bien y la rubia eraconsciente de que podría convencerla si se esmeraba un poco.- Nos lo pasaremosgenial.
- ¿Los demás no vienen? - Preguntó Rose, trastitubear unos instantes. Le gustaba pasar tiempo con Vic y sabía que cuidaríabien de ella. Le apetecía salir una noche con sus primas antes de ir aHogwarts.
- Teddy y los chicos van a probar no-se-quénuevo invento y estoy segura de que Lilly y los demás estarán encantados deayudarlos. - Explicó la chica, sonriendo.
- Y, mientras tanto, las Weasley mayores sevan de fiesta. - Molly elevó los brazos y comenzó a aplaudir.
- Pero no he traído nada de ropa, chicas,solo el pijama.
- Ya hemos pensado en eso. - Dominique sonriómaliciosamente y Rose se estremeció. ¿Qué habían hecho ya? - Pero, primero,tienes que prometernos que nos dejarás arreglarte como queramos.
- Eso sí que no. - Rose se cruzó de brazos.
- No te va a quedar más remedio, primita. -La mayor de las cuatro la arrastró hacia el dormitorio, seguida de las otrasdos.
- ¡Te va a encantar nuestra idea, Rose! - Exclamó Molly. - Ya verás.
Cerraron la puerta del dormitorio de Teddy y corrieron el pestillo para que nadie las molestara. En el suelo estaban las mochilas y bolsas de todos los primos, pero Victoire los ignoró y se dirigió hacia el armario directamente. Con un movimiento de varita hizo que de este salieran cuatro vestidos de fiesta.
- Vaya
- Rose abrió la boca. Eran preciosos pero no estaba segura de que le sentara bien alguno de los cuatro.
- Este es para ti, Rose. - Dijo Dominique, señalando uno de ellos. Era rosa palo, no tenía mangas, la parte de arriba era lisa y, la de abajo, de tul. Probablemente le quedaría bastante por encima de la rodilla. - Pensamos que te gustaría.
- Es muy bonito. - La chica la cogió y acarició el tul de la falda. En su opinión, era el mejor de todos.
- Lo he elegido yo. - Victoire sonrió y cogió otro. Este era blanco, de encaje y manga corta. - Sabes que tengo buen gusto.
Molly y Dominique cogieron los dos vestidos restantes. El de la primera era azul, de tirantes y muy pegado, con un cinturón plateado a la altura de la cintura, mientras que el de la otra era negro, con la falda estrecha y la parte superior suelta. Las cuatro primas se cambiaron rápidamente y, después, comenzaron a peinarse y maquillarse.
- Vas a estar increíble, fíate de nosotras. - Dijo Dominique, haciendo que Rose se sentase en un taburete.
En seguida las tres chicas alisaron su pelirrojo y rizado pelo y comenzaron a maquillar sus ojos marrones. Le aplicaron rímel y una sombra clara, a juego con el color de su vestido, le pusieron un poco de colorete y, por último, colorearon sus labios. La retocaron un poco antes de darle un espejo para que se mirara. La chica no pudo contener una exclamación al verse. Estaba guapísima.
- Guau. - Dijo. - Estoy increíble.
- Lo sabemos. - Dominique sonrió. - Tienes que fiarte más de tus mayores, Rose.
La pelirroja negó con la cabeza, pero no añadió nada. Había hecho bien al fiarse de ellas, estaba muy guapa y, estaba segura, se lo pasaría genial aquella noche. Las otras tres chicas comenzaron a arreglarse rápidamente. Molly se recogió se larga melena castaña cobriza en una trenza sobre su hombro; Victoire se alisó su pelo rubio y Dominique se onduló su corta melena pelirroja clara. Se maquillaron rápidamente y retocaron unas a otras. Rose, mientras tanto, sonreía. Las dos mayores eran tal para cual, aunque probablemente la pelirrojo era aún más presumida que su hermana, mientras que Molly aprovechaba su gran memoria para almacenar miles de trucos de belleza. Cuando estuvieron listas, se calzaron unos tacones y le dieron otros a su prima.
- Son míos. - Dijo Victoire. - Creo que tenemos la misma talla, espero que te queden bien.
Rose se los puso, dubitativa. Le costaba mucho andar con zapatos así, pero eran preciosos y sabía que le sentarían genial, así que decidió hacer el esfuerzo. Sería solo por aquella noche y, si le dolían, siempre podía quitárselos. Se puso de pie y, junto a sus tres primas, salió al comedor. Todos los presentes al escuchar el ruido de los tacones se giraron hacia ellas y las miraron, boquiabiertos. El primero en hablar, fue Teddy.
- Estáis preciosas. - Dijo, sonriendo. - Tú la que más, mi amor.
Victoire se sonrojó, pero todos los demás asintieron. Tanto ella como sus hermanos tenían una octava parte de veela y eso hacía que resultaran aún más atractivos de lo habitual. Se acercó a él y le dio un corto beso en los labios.
- Gracias, cielo. - Respondió, tras separarse. - ¿Podrás hacerte cargo de todos ellos?
- Nos lo pasaremos genial. - El chico de pelo azul se encogió de hombros. - Disfrutad mucho de la fiesta.
- Descuida, lo haremos.
Albus aprovechó entonces para acercarse a Rose. La interrogó con la mirada, pero ella se limitó a mover un poco la cabeza.
- ¿Dónde vas? - Le susurró.
- No estoy muy segura, la verdad. - Contestó la pelirroja.
- ¿Me recriminas haber ido a tomar unas cervezas con mis amigos y ahora te escapas tú a una fiesta que no sabes ni dónde se celebra?
- Voy con las chicas. - Rose puso los ojos en blanco. - No es lo mismo, además, no va a pasarme nada, voy con Vic.
- ¿Y si se enteran tus padres?
- No lo harán, Al. - La chica apoyó su mano en el hombro de su primo. - No digas nada, ¿vale? Y pásatelo bien con los demás.
- Lo intentaré, pero no prometo nada.
El pelinegro bajó un poco la cabeza. Su relación con James no era demasiado buena debido, sobre todo, a sus casas de Hogwarts: el mayor era Gryffindor mientras que el menor pertenecía a Slytherin. Su prima se mordió un poco el labio, pero decidió que no podía quedarse. Tenía ganas de salir con las demás, así que le abrazó y le prometió que, dos días más tarde, pasaría todo el viaje hasta la escuela con él. "Aunque tenga que aguantar el imbécil de Malfoy", añadió aunque procuró que nadie más la escuchara. No todo el mundo en su familia veía con buenos ojos esa amistad.
Las cuatro chicas se despidieron de todos y, utilizando de nuevo la red flu, se trasladaron hasta la fiesta.
Llegaron al salón de lo que parecía unamansión antigua y señorial y Rose, con su curiosidad de Ravenclaw, no pudoevitar preguntarse de quién sería aquella casa.
- Menudo estilo. - Comentó Molly, saliendo dela chimenea y sacudiéndose las cenizas. - ¿Quién organizaba esta fiesta,Dominique?
- Un chico Slytherin de mi promoción. -Comentó. - Zabini, no sé si le conocéis.
- Fue Delegado de vuestro curso, ¿verdad? - Preguntóla pelirroja. Creía recordarlo, pero no estaba del todo segura.
- Sí, junto a esa chica de Hufflepuff,Macmillan. - Contestó su prima.
Rose asintió. Ya sabía quién era, pero eso nola tranquilizó precisamente. Sabía quiénes eran sus amigos e, imaginaba, quiénpodía estar en la fiesta. Sin embargo, no comentó nada, sino que siguió a lasdemás hacia el lugar del que provenía la música. Atravesaron un pasillo yllegaron a una habitación inmensa, probablemente un antiguo salón de baile,lleno de gente. Todo el mundo bailaba, reía y bebía.
- ¡Qué empiece la fiesta! - Exclamó Mollydirigiéndose rápidamente a la mesa donde estaban las bebidas.
- ¡Está completamente loca! - Dominiquecomenzó a reír, pero en seguida la siguió.
Victoire entrelazó su brazo con el de suprima pequeña y comenzó a andar por la pista.
- ¿Eres consciente de que tendremos quellevarlas a casa, verdad? - Le preguntó, conteniendo una sonrisa.
- Completamente. - Rose sonrió. - Pero estopuede estar bien, ¿no?
- Seguro que nos lo pasamos genial y, quizás,conozcas a algún chico guapo. - Su prima enarcó una ceja.
- ¡Vic!
- Oh, venga ya Rose. - La rubia lanzó unacarcajada. - Si alguien te parece mono no tienes más que decírmelo y yo te lopresentaré. Para eso estamos las primas mayores.
- No quiero nada con nadie. - La pelirrojanegó con la cabeza. - ¿Por qué no le buscas alguien a tu hermana o a Molly?
- Ya sabes que Dominique se va el mes queviene a Rumanía a estudiar los dragones con Finnigan.
- Con el tío Charlie, ¿verdad?
- Exacto. - La chica se encogió de hombros yrecorrió con la mirada la sala, en busca de la morena. La encontró bailando enel centro de la pista, con una copa en la mano y rodeada de chicos. - Y no creoque Molly necesite mi ayuda precisamente.
- Quizás la necesite para salir de esta. -Añadió Rose. Molly y ella no podían ser más diferentes: ambas eran bastanteinteligentes, pero mientras ella estaba completamente centrada en sus clases,su prima solo pensaba en chicos y diversión. Cuando llegaron sus TIMOs a casa,su padre sufrió una gran decepción ya que había esperado mejores notas de lasque la chica había sacado aunque, por suerte, había aprobado todo. Suspiró anteaquella escena. A Molly no le importaba nada y parecía realmente feliz, peroaquello no era lo suyo. - No sé, quizás deberíamos controlarla un poco.
- Dominique está a su cargo; tú, al mío. -Respondió Victoire. - Anda, vamos a por una copa nosotras también. Todavía nohay mucho ambiente.
- Como quieras.
Terminaron de dar una vuelta por la sala y seacercaron hasta la mesa de las bebidas. La mayor cogió dos vasos y los llenócon dos líquidos distintos. Le tendió uno a Rose, que la interrogó con lamirada. ¿Qué se suponía que era aquello?
- Está muy bueno, ya verás.
- ¿Lleva alcohol? - La pelirroja miraba elvaso tratando de averiguar si debía o no beber su contenido.
- Tienes 16 años, no te vas a morir por beberun poco. - Victoire sonrió.
- Se supone que mi prima mayor deberíacuidarme. - Rose enarcó una ceja, pero levantó un poco el vaso.
- Y también que debería enseñarte mundo. -Chocó ambas copas y las dos rieron. - Yo no diré nada, si tú no dices nada.
- Trato hecho.
Por fin la chica se atrevió a probar labebida. El primer trago le supo un poco amargo, pero el segundo le gustó más. Estababastante bueno y, desde luego, no era whisky de fuego.
- Te gusta, ¿verdad? - Vic enarcó una ceja.
- No está nada mal. - Respondió, con ciertodesinterés. Ambas comenzaron a andar de nuevo.
- Lo sabía. - La mayor bebió un tragó y miróa su alrededor. - No veo a nadie interesante, esperaba encontrar a algúnconocido.
- Zabini es dos años más pequeño que tú, nocreo que conociera a muchos de tu clase. - Comentó su prima. - Además, lamayoría de tu promoción estará trabajando.
- Es una suerte que Teddy y yo hayamos podidocoordinar nuestras respectivas vacaciones para tener desde mañana hasta lasemana que viene libre. - Contestó ella.
- ¿Iréis a algún sitio?
- A Francia, quiero ver a mi tía Gabrielle yTeddy nunca ha estado en París. - Explicó, con la mirada iluminada. - Va a serun viaje genial.
- ¡Qué envidia me dais!
- Si encontraras a algún chico tú tambiénpodrías hacer escapadas así. - Victoire la miró y tuvo que aguantarse la risa.Le encantaba fastidiar a su prima, aunque, a menudo, le decía aquelloscomentarios en serio.
- No lo decía por eso. - Su prima negó con lacabeza.- Yo también quiero ir a París, pero mis padres no me llevan.
- Iremos juntas el verano que viene, ¿deacuerdo?
- Sería genial, Vic. - Rose bebió otro trago.No quería beberse la copa en seguida, pero tenía bastante sed. - ¿Crees que memarearía mucho si me la bebiera rápido?
- Probablemente. - Contestó la rubia. - Noestás acostumbrada y, aunque no está muy cargada, quizás te sentara mal ytenemos que estar sobrias para poder llevar a estas dos de vuelta alapartamento de Teddy.
- A vuestro apartamento, más bien. -Puntualizó la otra chica.
- No vivimos juntos. - Victoire se sonrojó.
- Pasas allí la mayor parte del tiempo. -Rose comenzó a reír. - He escuchado a tu madre quejarse en casa de la abuela unmillón de veces.
- Solo duermo allí algunas noches, cuandollego de San Mungo estoy cansada y está mucho más cerca que la casa de mispadres. - Dijo a modo de excusa, aunque ni siquiera a ella le sonó creíble.
- Oye, no te estoy acusando de nada, no veomal lo que haces. - Su prima se encogió de hombros. - Teddy y tú lleváis muchosaliendo ya, estáis en vuestro derecho de vivir juntos si queréis.
- Muchos años, sí. - La rubia suspiró. - Peromis padres no quieren que nos precipitemos, dicen que somos muy jóvenes, ¡comosi ellos no se hubieran casado jóvenes!
- Su excusa es bastante buena, estabancombatiendo en una guerra
Victoire asintió. Su madre le había dichoaquello miles de veces, siempre le aconsejaba que esperara antes de sentar lacabeza con alguien, que no siguiera sus pasos, que lo suyo había sido un actodesesperado, una boda de dos personas que temían que la muerte les llegara.Como había pasado con los padres de Teddy. Rose, al ver como la mirada de suprima se nublaba, se arrepintió de sus palabras. No debería haber dichoaquello, no quería estropearle la fiesta.
- Vic, lo siento, no quería
- No te preocupes, Rose. - Su prima seencogió de hombros y, finalmente, sonrió. - No dejemos que el pasado nosarruine esta fabulosa fiesta. - Se bebió lo que le quedaba de copa de un trago.- ¿Vienes a por otra?
- Claro.
Las dos volvieron a la mesa, donde dos chicosse servían copas. Uno era rubio y el otro moreno y ambos llevaban ropassimilares. Rose se detuvo, estaba segura de saber quiénes eran sin tener queverlos si quiera de frente. Malfoy y Nott.
- ¿Por qué no volvemos más tarde? - Dijo Rose, nerviosa. No quería ver a esos dos y, mucho menos, que ellos la vieran a ella.
- Solo hay dos chicos y parece que ya están terminando. - Contestó su prima, sin entender lo que sucedía. - No tardaremos, ya verás.
- No es eso, Vic, es que son
Rose no pudo terminar la frase ya que los chicos se giraron y se encontraron frente a frente. Scorpius Malfoy abrió mucho la boca al verla mientras su primo fruncía el ceño.
- ¿Weasley? - Preguntó el rubio, aún sorprendido.
- Malfoy. - Respondió ella, cruzándose de brazos.
- ¿Qué haces tú aquí?
- He venido con mis primas. - Se limitó a responder la pelirroja. La mirada de los dos chicos se posó ahora en Victoire, quien frunció el ceño. Acababa de entender por qué la pelirroja había querido marcharse.
- Creía que nunca salías de la biblioteca. - Nott rió ante su propio comentario, pero guardó silencio ante la mirada enfadada de su primo.
- ¿Por qué no te vas a bailar con alguien, Theo? - Sugirió el rubio.
- Eres un aburrido, primito. - El moreno puso los ojos en blanco, pero se fue.
Los tres se quedaron en silencio; Rose y Scorpius se miraban fijamente el uno al otro, con cierto desafío en la mirada.
- Creo que voy a echarme otra copa. - Murmuró Victoire, rompiendo la tensión que se había instalado en el ambiente. Miró a su prima. - En seguida vuelvo, Rose.
La rubia se acercó a la mesa y, finalmente, Malfoy sonrió provocando cierto desconcierto en la pelirroja.
- Me ha sorprendido mucho verte aquí, Weasley. - Dijo. - Incluso pareces una chica, mírate.
- Tan agradable como siempre. - Rose escupió las palabras, fulminándolo con la mirada. - ¿Qué tal el verano?
- Genial, mis padres me regalaron una escoba nueva, último modelo, después de que llegaran mis TIMOs a casa. - Scorpius sonrió ampliamente. - Dudo que me haya superado alguien.
- Probablemente te equivoques. - La pelirroja sonrió con superioridad. - Es imposible que hayas sacado más que yo.
- He sacado excelente en todo. - Dijo el rubio.
- ¿Incluso en Estudios muggles? - Rose enarcó una ceja.
- Aunque resulte sorprendente, sí. ¿Y tú, Weasley? ¿Ningún supera las expectativas?
-Pues no, Malfoy.. - La pelirroja negó con la cabeza. - ¿Esperabas acaso ser más inteligente que yo?
- Tenía esa esperanza.
- Sigue soñando. - La chica miró hacia la mesa de las bebidas pero, para su sorpresa, Victoire se había ido. Frunció el ceño.
- ¿Qué ocurre? - El chico se giró y, al ver que la Weasley rubia había desaparecido, entendió la expresión de la chica. - ¿No me digas que te has perdido?
- No necesito niñeras. - Replicó ella, molesta. ¿Qué se creía? - Ya soy mayorcita para cuidar de mí misma.
- Ten cuidado o papá y mamá se enfadarán mucho contigo. - Scorpius lanzó una carcajada al aire, divertido por la situación.
- No saben si quiera que estoy aquí.
- Oh, eres toda una rebelde. - El rubio sonrió y le tendió una petaca. - Pero quizás, no lo suficiente.
- No pienso beber lo que sea que hay ahí.
- Solo es whisky de fuego. - Respondió el chico. - Pero con tu respuesta me demuestras lo que yo ya sabía: sigues siendo la misma niña pequeña de siempre. Lo mejor será que te vayas ya a casa, se va a pasar tu hora de dormir.
- Oh, por favor.
Rose le arrebató la pequeña botella y bebió un trago largo. El licor le quemó la garganta, pero le dio igual, en ese momento solo quería demostrarle a Scorpius que estaba completamente equivocado. Cuando paró de beber, se la devolvió al chico quien le dedicó una mirada de aprobación.
- ¿Algo más? - Inquirió ella. Le ardía hasta el estómago, pero actuó como si nada.
- Creo que te voy a proponer un reto.
- Todos lo que quieras, Malfoy.
Rose y Scorpius salieron a los jardines ensilencio. Él había dicho que hasta que no estuvieran fuera no le explicaría enqué consistía la idea que acababa de tener. El aire nocturno era bastantefresco y la pelirroja se estremeció y se arrepintió de no haber cogido unachaqueta.
- Ya estamos fuera. - Dijo entonces,queriendo volver al interior de la casa cuanto antes. - Habla.
- Un juego de retos. - Se limitó a decir él.
- ¿Perdona? - Rose enarcó una ceja, sinentender muy bien qué quería decir.
- Tú me propones un reto y, si lo hago, tetienes que beber dos chupitos de whisky de fuego y viceversa. - Explicó elchico por fin.
- ¿Y por qué crees que aceptaría así sin más,Malfoy?
- Podríamos, al fin, demostrar quién denosotros es mejor, Weasley.
- Creo que la respuesta es más que evidente.- Rose puso los ojos en blanco.
- ¿Ahora te acobardas?
- Por supuesto que no, es solo que
- Que te da miedo. - Scorpius comenzó a reír.- ¡Lo sabía!
- Trato hecho. - Su respuesta la sorprendióincluso a ella.
Mientras tanto, en el apartamento de Teddy,James y su primo Fred estaban encendiendo la mecha de una especie de cohete.
- Esto va a salir mal. - Comentó Albus aRoxanne. Todos los primos estaban sentados alrededor de los dos chicos, todosestaban realmente emocionados, excepto Albus quien creía que aquella era unapésima idea.
- No seas gafe, Al. - Contestó ella,recogiéndose su pelo oscuro en una coleta alta. - Dicen que es seguro.
- ¿Y tú le crees, Roxy?
- ¡Por supuesto que sí! - Replicó ella. - Mihermano sabe lo que hace y el tuyo también.
- ¿Por eso volaron la cabaña de vuestrojardín?
- Fue un accidente
- La chica dudó un pocoantes de contestar. A menudo los prototipos que creaban los chicos eraninestables y acababan por estallar, pero lo mismo sucedía con los inventos desu padre y todo el mundo adoraba Sortilegios Weasley.
- Espero que tengas razón. - Albus suspiró,dándose por vencido. ¿Por qué no maduraban de una vez por todas? Lo que hacíanera muy peligroso, incluso el tío George les decía que debían tener más cuidadocon sus inventos.
Todos guardaban silencio, expectantes.Incluso Teddy, que ya sabía lo que iba a suceder, parecía algo nervioso. Cuandola mecha se consumió, el cohete se elevó y, poco a poco, se quemó hastatransformarse en un dragón que sobrevoló la estancia escupiendo fuego duranteunos minutos hasta que explotó llenando la habitación de una luz blanca yquedando reducida a un papel. Lilly se puso de pie y miró a su hermano mayor.
- ¿Puedo? - Preguntó, señalando el papel.
- Por supuesto, hermanita. - Contestó él,sonriéndole.
La pequeña pelirroja se agachó y lo recogió.Comenzó a reír al leerlo para sí misma.
- ¿Qué pone? - Preguntó Lucy, acercándosepara verlo también.
- Es un hechizo para hacer que el pelo dealguien se transforme en serpientes. - Dijo. - Y debajo pone: "Cada coheteviene con una broma de regalo, para más información contactar con J&F,precios asequibles, más productos disponibles."
- Y, para que veáis lo geniales primos quesomos, aquí tenéis unos cuantos. - Anunció Fred, señalando la bolsa marrón quetenían a su lado. - Son prototipos, así que tened cuidado y usad las bromas conprecaución.
Sus primos pequeños - incluido Albus -corrieron hacia ella y cogieron uno cada uno. Todos sacaron sus varitas y losencendieron. En seguida varios animales de fuego comenzaron a sobrevolar elsalón escupiendo llamas y bolas. Por suerte, el fuego del que estaban hechosera artificial y no se quemaban las cosas del salón, aún así los chicosprocuraban agacharse o moverse cuando alguno de los animales se acercaba aellos, por si acaso algo fallaba y les quemaban la piel. Encendían unos yotros, entre risas, hasta que en el saco solo quedó uno. Hugo fue el más rápidoy lo encendió. Se transformó en un lobo que lanzó un chorro de fuego al aullary dio volteretas sobre sí mismo.
- ¡Genial! - Exclamó Lilly, tirándose alsuelo para evitar que la figura de fuego la atravesara. - ¡Cómo mola!
- ¡¿Pero qué estáis haciendo?!
Todos se callaron al instante y el animal seconsumió, dejando el papel en el suelo. En medio del salón habían aparecidoHarry, Ginny, Ron, Hermione, Percy, Audrey, George, Angelina, Bill y Fleur.Ginny Potter se agachó y recogió la nota. Apretó los labios con fuerza antes detendérsela a su marido quien, tras leerla también, se la dio a George.
- Os parecerá bonito. - Comenzó a decirHarry. - ¡Confiábamos en vosotros! Os dijimos que os comportarais, que nohicierais nada peligroso y mirad lo que habéis hecho.
- Harry, yo
- Teddy se puso rojo y el azulde su pelo perdió viveza.
- ¿Dónde está Rose? - Ron interrumpió alchico antes de que pudiera excusarse.
- ¡Tampoco están Victoire y Dominique! -Exclamó Fleur.
- Ni Molly. - Percy palideció al ver que suhija mayor tampoco estaba.
Los chicos agacharon la cabeza y guardaronsilencio. No querían delatar a sus primas, pero no les iba a quedar otraopción.
- Teddy, ¿dónde están? - La voz de Harry sonóenfadada y el joven apretó los labios. - Victoire y tú estabais a cargo detodos, prometisteis que los cuidaríais y que tendríais muchísimo cuidado.
- Hemos tenido cuidado
- Murmuró. Noentendía lo que había pasado, ¿cómo habían sabido lo que estaban haciendo? -¿Por qué habéis venido?
- ¿No os habéis enterado? - Hermioneintervino. Tenía los brazos cruzados y estaba muy nerviosa, necesitaba saberdónde estaba su hija. - Dos mortífagos han huido de Azkaban y han llegado hastaLondres. Han atacado a varios muggles en el centro y han conseguido escapar.
- ¿Qué? - Louis palideció.
- Nos hemos avisado unos a otros y hemosvenido corriendo a ver si estabais bien. - La mujer negó con la cabeza,enfadada. - Y nos encontramos con esto.
- ¿Dónde están las chicas? - Preguntó Bill.Su voz sonó más calmada que la de los demás, pero sus sobrinos y su hijo sabíanque por dentro estaba furioso con sus hijas por haberse escapado.
- En una fiesta. - Confesó, al fin, Roxanne.
- ¿Dónde? - Inquirió su padre.
- En la mansión Zabini. - Respondió Teddy,resignado.
- ¿Qué? - Ron abrió mucho los ojos. Su hijano podía estar en la casa de unos mortífagos. - ¡Tenemos que ir a por ellas deinmediato!
Bill,Fleur, Hermione, Audrey y Percy asintieron. Sushijas podían estar en peligro, seguro que no se habían enterado de lo que habíasucedido. ¿Cómo se les había podido ocurrir aquello? Les habían prometido queno saldrían del apartamento y se habían escapado para ir a una fiesta.
- Iré con vosotros. - Dijo Harry. - Estuve enesa casa por cosas del ministerio, podemos aparecernos allí.
Rose no podía parar de reír. Había perdido la cuenta de los chupitos que se había tomado, Scorpius había hecho todo lo que ella le había propuesto, incluso se había subido sobre una mesa y quitado los pantalones aunque, para ser justos, él tampoco sabía exactamente cuánto había bebido. Rose había demostrado ser más valiente de lo que él había creído, llegando a tirarle una copa por encima a su primo Theo. De hecho, y debido a esto, los dos chicos corrían huyendo de él que los perseguía furioso, amenazándoles con su varita, a través de los corredores. Scorpius tiraba de ella, que llevaba los zapatos en la mano, incapaz de poder dar un paso con ellos sin caerse después de todo lo que había bebido. Finalmente, el chico vio una puerta abierta y ambos entraron a la habitación, cerrando a su espalda.
- ¡Casi nos pilla! - Exclamó Rose, sin parar de reír. Estaban en un dormitorio y la chica no dudó en tumbarse en la cama, cansada. - Aún tienes que beberte dos chupitos, Malfoy.
- No creía que fueras capaz de hacerlo pero, a tu salud, Weasley. - El chico cogió su petaca, rellenada por cuarta vez, y terminó su contenido. Se acercó también a la cama y se sentó junto a la chica, que se incorporó.
- No me has dejado ni una gota. - Le reprochó ella.
- Creo que ya hemos bebido suficiente. - Scorpius comenzó a reír. Estaban muy cerca el uno del otro y el rubio se estremeció un poco. Apoyó su mano sobre la de ella. - ¿Dónde tienes escondida a la Rose divertida durante el curso?
- ¿Y tú donde escondes al Scorpius simpático?
- Solo soy así con quien lo merece. - Se acercó un poco más a ella.
- Quizás yo también. - Rose no se separó de él, no quiso hacerlo. El corazón le latía con fuerza y, por un momento, temió que el chico pudiera escucharlo.
- Entonces deberíamos intentar vernos más.
El joven se armó de valor y unió sus labios con los de la chica pelirroja. Ella, al principio, se sorprendió, pero en seguida le correspondió. Le apetecía aquello tanto como a él. Scorpius pegó su cuerpo más al de ella y, mientras enterraba una mano en su pelo liso, apoyó la otra en su rodilla. Ella deslizó ambos brazos por encima de sus hombros y jugueteó con su pelo, sin dejar de besarlo. Poco a poco, los besos y caricias se fueron sucediendo. El chico besaba el cuello de ella, mientras Rose suspiraba. Lentamente, deslizó su mano desde su rodilla hasta el muslo.
- Scorpius
- La pelirroja se detuvo, nerviosa y siendo consciente de lo que estaba haciendo, probablemente, por primera vez.
- Tú solo relájate. - El rubio volvió a besarla y ella asintió, dejando que él siguiera.
Escucharon que el ruido de fuera aumentaba, pero no les importó. Hubo algunos gritos y, de repente, cesó la música, pero ellos siguieron besándose, como si solo existiese ese dormitorio en todo el mundo. No se dieron cuenta si quiera de que la puerta del dormitorio se había abierto y una figura alta les observaba desde la puerta.
- ¡Rose!
La chica se separó de Scorpius de un empujón y retiró su mano de debajo de su vestido, asustada. En el marco de la puerta, con una expresión de ira dibujada en su rostro, estaba su padre.
- Papá, yo
Malfoy, a su lado, se había quedado quieto, sorprendido por lo que acababa de pasar.
- ¡Ven aquí inmediatamente! - Asomó la cabeza al pasillo y exclamó. - ¡La he encontrado, Hermione!
Rose se levantó lentamente, rogando porque su padre no se diera cuenta de su estado pero, en cuanto comenzó a andar, estuvo a punto de caerse.
- ¡¿Has bebido?! - Exclamó.
- Un poco, pero
Su madre llegó a la puerta antes de que ella pudiera pensar una excusa. Al verla se acercó a ella y la agarró del brazo.
- Nos vamos a casa, ya.
Los dos la llevaron por el pasillo hasta llegar al salón en el que estaba la chimenea. Allí les esperaban sus tíos con sus tres primas. Fleur agarraba los brazos de Victoire y Dominique con fuerza y Percy sujetaba a Molly.
- ¿Dónde estaba? - Preguntó Harry, preocupado.
- Con Malfoy. - Su padre escupió las palabras y Rose bajó la cabeza. - Por suerte, la hemos encontrado antes de que algo grave pasara.
- Papá, yo
- Ya hablaremos en casa. - La cortó él. - Solo quiero que esta noche termine, os habéis puesto en un grave peligro.
- Sois unas inconscientes. - Añadió Fleur.
Las otras tres chicas también bajaron la mirada, avergonzadas, y siguieron a sus padres hacia la chimenea, dispuestas a marcharse a casa.
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Hola a todos, os escribo para daros las gracias a todos los que me leéis y me tenéis en favorito. Me hace mucha ilusión y espero que os esté gustando la historia.
No olvidéis comentar :)
Un saludo,
Ladyluna10
Toda la familia había quedado para comer enla Madriguera. Al día siguiente la mayoría de los nietos Weasley-Potter semarcharía a Hogwarts y tenían la costumbre de pasar el día anterior a supartida en casa de Arthur y Molly. Pero ese día, al contrario que los demás, nose escuchaban risas, sino que un gran silencio envolvía al comedor. Losprimeros en llegar fueron Percy, Audrey y sus dos hijas; después Harry, Ginny ysus tres hijos; luego, George y Angelina con Fred y Roxanne; a continuación,Ron, Hermione, Rose y Hugo y, finalmente, la familia de Bill y Fleur,incluyendo a Teddy y su abuela Andrómeda Tonks. Todos llegaban en silencio,enfadados por lo que había sucedido la noche anterior. Cuando Rose llegó a lacasa, se sentó en seguida junto a Albus, quien la abrazó antes de comenzar ahablar entre susurros sobre lo que había pasado.
- Así que unos mortífagos. - La pelirroja seestremeció. - Por eso vinieron a buscarnos, si no hubiera sucedido
- Te dije que no era buena idea ir a esafiesta. - Su primo suspiró. - Escuché a mi padre hablando con mi madre anoche.
- Qué vergüenza, Al. - Rose negó con lacabeza. - Todo fue culpa de Malfoy, me retó a un juego y no sé cuanto whisky defuego bebí.
- El suficiente para que os encontraranliándoos en una habitación.
- Ni me lo recuerdes, no sé cómo sucedió. -Rose suspiró. Su primer beso había sido con ese estúpido, aunque no quería quelos demás se enteraran. - Y lo peor es que lo sabe toda la familia y mis padresni siquiera me hablan, están muy decepcionados.
- Seguro que se les pasará, eres su niña, nopueden estar eternamente enfadados. - Trató de tranquilizarla.
Su conversación se vio interrumpida por lallegada de Vic y Teddy, quienes se sentaron junto a ellos.
- Tienes cara de no haber pegado ojo. - Ledijo a su prima. La rubia llevaba el pelo recogido en dos trenzas y tenía lapiel pálida y dos sombras oscuras bajo sus ojos.
- Mi madre estaba hecha una furia. - Contestósu prima, tras apretar un poco los labios. - Se ha pasado toda la nochegritándonos a los tres, pero sobretodo a mí. Decía que yo estaba al mando y quehabía permitido que los chicos experimentaran con cosas peligrosas, os habíallevado a una fiesta, te había dejado sola con Malfoy y no había hecho nada alver no volvías.
- Siento que te hayas metido en un lío por miculpa. - Rose negó con la cabeza. - A mí mis padres no me hablan, llevo desdeque llegamos a casa tratando de explicarme, pero no quieren escucharme.
- Fue una mala idea. - Dijo Teddy. - Losiento chicas, yo estaba a cargo de la situación, no debí dejar que estopasara.
- No te tortures, yo estaba a cargo de Rose ydejé que se encerrara en una habitación con Malfoy. - Victoire suspiró. -Cuando os vi charlando creí que sería una buena idea que hablaras un rato conél, no me parece mal chico, es amigo de Al, no puede ser tan malo.
- Es buena persona. - Añadió el pelinegro.
- Mi padre no opina lo mismo. - La pelirrojase colocó unos mechones sueltos que se habían escapado de su coleta detrás dela oreja. - Espero que me dejen explicarme antes mañana, no me gustaría irme aHogwarts así.
- Si no lo consigues, hablaré yo con ellos,no te preocupes. - Dijo de nuevo la mayor de las chicas.
- Gracias, Vic, pero creo que deboapañármelas sola. - Respondió Rose, sonriendo. Realmente se lo agradecía, perodudaba que a sus padres les hiciera gracia. Solo ella era dueña de susacciones.
Los cuatro guardaron silencio unos instantes,hasta que Molly se asomó a la puerta y les dijo que la comida ya estabaservida. Se levantaron y se dirigieron rápidamente al comedor, donde los demásse estaban sentando. Rose vio que todos los adultos se habían sentado en laparte delantera de la larga mesa, mientras que sus primos estaban en la otraesquina. Se sentaron en los huecos que quedaban, Victoire y Rose en un lado y,justo enfrente, los dos chicos. Teddy estaba al lado de James y Al junto a supadre mientras que la mayor de las Weasley se sentaba junto a Fred y su primaal lado de su tía Fleur. Molly se sentó al frente de la mesa y, con unmovimiento de varita, hizo que la comida volara hacia allí.
- ¡Qué aproveche! - Exclamó, tratando deromper la tensión que se había instalado en la mesa. Al ver que nadiecontestaba, bufó un poco y se quejó en voz alta. - ¡Oh, por favor! Mañana losniños se marchan a Hogwarts, ¿de verdad queréis pasar así nuestro último díajuntos hasta Navidad o, incluso, verano?
- Mamá, ayer se escaparon dos mortífagos deAzkaban y mira lo que estaban haciendo ellos mientras tanto. - Se quejó Ron.
- Sabemos que su comportamiento no fue el másapropiado, pero ellos no lo sabían. - Se apresuró a decir Arthur, tratando dedefender a sus nietos.
- De todas formas, estaban probando unproducto muy peligroso. - Replicó su hijo. - Y las chicas estaban en una fiestade mortífagos.
- Zabini no es así, tito. - ReplicóDominique, haciendo que toda la mesa se volviera hacia ella.- Sé que su padreluchó junto a Voldemort, pero fuimos juntos a clase y él no juzgaba a la gentepor su status de sangre, ni nada de eso. Era muy simpático y ayudaba a todo elmundo, además fue Delegado de nuestro curso.
- Eso no os exime de nada. - Intervino Bill.- Deberíais habernos avisado, podríais habernos dicho que queríais salir.Victoire y tú ya sois mayores y creo que nunca os hemos impedido ir a ningúnlugar.
- Pero estoy segura de que si lo hubiéramosdicho, nos habríais prohibido ir a las cuatro. - Volvió a decir la pelirroja. -Si hubiéramos sabido lo de los mortífagos, no habríamos ido a la fiesta, perono lo sabíamos. Además, solo nos divertimos un poco, no hicimos nada malo.
- Habla por ti. - Dijo Ron, de forma irónicaprovocando una punzada de remordimiento en su hija.
- Papá
- Lo que hicisteis es inexcusable. -Intervino, ahora, Percy. - ¿No os dais cuenta de que sois un blanco fácil? ¿Deque siendo quienes cualquiera iría a por vosotros en primer lugar?
- Por suerte en Hogwarts estarán seguros. -Murmuró Harry. - McGonagall no dejará que ocurra nada malo y, además, Neville yHannah estarán también allí.
- Pero Harry también deben ser consecuentescon sus acciones. - Intervino Hermione. - No pueden actuar sin pensar en lasconsecuencias, ya tienen una edad.
- No lo niego, Hermione, solo quiero quedarmemás tranquilo. - Respondió él, suspirando. - Espero que podamos atrapar prontoa esos, todo el departamento está inmerso en su búsqueda y mañana yo mismo meuniré a ellos.
- Estoy segura de que lo haréis, Harry. -Dijo Molly, sonriendo. - Y, después de eso, todo volverá a la normalidad y lode anoche os parecerá una tontería.
- Eso es pedir demasiado. - Masculló Ron.
- De todas formas, la cosa no va a quedarasí. - La voz de Ginny sonó autoritaria y tanto sus sobrinos, como sus hijosfijaron toda su atención en ella, temiendo lo que iba a decir a continuación. -Hemos pensado seriamente cuál sería el castigo adecuado y hemos llegado a laconclusión de que este año ninguno de vosotros irá a Hogsmeade.
- ¡¿Qué?! - Exclamaron todos, al mismo tiempo, incapaz de creerse aquello. No podían hacerles eso.
- Además, el mapa del merodeador y la capa de invisibilidad se quedarán este año en casa. - Terminó de decir Harry. Tiempo atrás había escondido ambas cosas para que sus hijos no las descubrieran, pero no había podido evitar que James las encontrara y, desde entonces, se las dejaba con la condición de que tuvieran mucho cuidado. Los tres Potter abrieron mucho la boca. - Así no os escabulliréis cuando los demás vayan al pueblo.
- Papá, no puedes hacernos esto. - Se quejó James.
- Oh, pero no es todo chicos. - Intervino ahora George. - A vosotros dos os vamos a requisar todos los artículos de broma y cualquier cosa que sirva para fabricarlos. Lo de anoche fue muy peligroso, muchas cosas podrían haber salido realmente mal.
- Ya lo habíamos probado, sabíamos que era seguro. - Dijo Fred, cruzándose de brazo. - Papá, es nuestro negocio, no puedes.
- Fred ni se te ocurra replicar a tu padre después de lo que hiciste anoche. - La voz de Angelina sonó grave. - Pusiste en peligro la vida de tu hermana y de tus primos.
- ¡Pero lo de las chicas fue peor!
- ¡Fred! - Exclamó Dominique. ¿Por qué las estaba vendiendo de esa forma?
- Oh, claro, eso. - Fleur carraspeó. - Te prohibiríamos ir a Rumanía, pero sabemos que son cuestiones de trabajo, así que hemos mandado una lechuza a tu tío Charlie para que te tenga vigilada. Irás de casa al trabajo y del trabajo a casa y no intentes engañarlo, sabes que no lo conseguirás y que, si algo llega a nuestros oídos, estarás en casa encerrada antes de darte cuenta.
- Papá, dile algo, no puede hacerme esto. - Se quejó la chica.
- Lo siento, Dominique, pero estoy de acuerdo con ella. - Suspiró. - Y en cuanto a ti, Victoire, te prohibiríamos ir a Francia pero has ganado tú misma el dinero que vas a gastar, así que al volver estarás castigada. Al igual que Louis.
- ¿Qué? ¡No podéis hacerme eso, tengo 22 años!
- Dejaste que tu prima se fuera con Malfoy mientras estaba bajo tu responsabilidad. - Replicó su madre. - Te trataremos como una adulta cuando te comportes como tal.
- ¡Si me hacéis eso me iré de casa!
El resto de la familia se removió incómoda en sus asientos al escuchar las declaraciones de la rubia.
- ¿Y a dónde irás, eh?
- A mi apartamento. - La voz de Teddy sobresaltó a Fleur, que lo fulminó con la mirada.
- Ni hablar. - Negó con la cabeza. - Señora Tonks, ¿usted no lo permitiría verdad?
- Ay, hija, los niños ya son mayores, creo que si quieren irse a vivir juntos no vamos a poder evitarlo nosotras. - Respondió la mujer con sinceridad.
- Eres una irresponsable, Victoire. - Su madre decidió ignorar lo que Andrómeda le había dicho y continuó acusando a su hija. - Vas a hacer lo que yo diga y punto.
La rubia se cruzó de brazos, enfadada. No podía tratarla eternamente como a una niña, ya tenía una edad. Sabía que Teddy lo había dicho en serio, ya se lo había propuesto un par de veces antes, pero tenía que meditar su oferta. Quizás Rose tenía razón cuando le había dicho, la noche anterior, que prácticamente ese era también su apartamento.
- ¿Algo más? - Dominique seguía enfadada con la decisión que habían tomado sus padres. Iban a arruinarle su viaje a Rumanía.
- Molly, hemos cancelado tu subscripción a BrujaTeen. - Dijo Audrey entonces. - Tanto tu padre como yo consideramos que debes centrarte más en tus estudios, por lo que queremos que trabajes en la biblioteca durante todo este curso. Seguro que eso te ayuda a mejorar tus calificaciones.
- ¡Pero la biblioteca es un rollo! - Exclamó la aludida. Probablemente no la había pisado voluntariamente desde que llegó a Hogwarts, únicamente iba cuando necesitaba algún libro concreto. - Yo no soy Rose, no lo soportaría.
- Tendrás que hacer el esfuerzo. - Su padre le dedicó una mirada muy seria y ella guardó silencio. Sabía que si volvía a hablar sería peor.
- Creo que solo queda una última cosa. - Dijo entonces Ron. - Rose, nada de quidditch este año.
- ¿Cómo? - La chica abrió mucho la boca, incapaz de creerse aquello. Era la nueva capitana y la mejor cazadora de Ravenclaw, sin ella el equipo estaría perdido. - ¡De ninguna manera! Sin mí ganarán la copa Gryffindor o Slytherin.
- No lo veo tan mal
- Murmuró James, aunque no añadió nada más al ver como su prima le fulminaba con la mirada.
- Ni se te ocurra desobedecernos, si hace falta escribiré al colegio para que te prohíban jugar. - La amenazó Ron.
- Papá, deja de actuar de esa forma. - Rose se levantó de la mesa, enfadada, y le plantó cara a su progenitor. - Malfoy y yo solo nos besamos, me retó a ese estúpido juego y quise ganar, bebí algo y no controlé lo que hice, pero no pasó, ni iba a pasar nada más.
- ¡Tú no te estabas viendo, Rose! - Respondió él. - Eres muy pequeña para todo eso, lo estoy haciendo por tu bien.
- ¿Y por eso me quitas el quidditch?
- Rose, por favor, la hablaremos mejor en casa. - Murmuró Hermione. - Tengamos este almuerzo en paz.
- Habéis comenzado vosotros con esto, si queríais que no os montáramos una escena delante de los demás, habernos dicho nuestros castigos en privado. - La chica bufó. Miró a su abuela, quien le dedicó una mirada preocupada. - ¿Te importa si almuerzo arriba?
- Te vas a quedar aquí. - Dijo su padre.
- Le he preguntado a la abuela. - Replicó ella.
- Haz lo que quieras, cielo. - Contestó, finalmente, la mujer.
- Gracias.
Rose cogió su plato y se encaminaba hacia la puerta cuando Victoire se levantó.
- Espera voy contigo.
En seguida, todos los jóvenes se levantaron de la mesa y decidieron irse al jardín, mientras sus padres guardaban silencio en el comedor.
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En el próximo capítulo comienza el viaje a Hogwarts :) Muchas gracias a todos por comentar y por las casi 1500 visitas, ¡sois geniales!
Besos,
Ladyluna10
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¡Muchas gracias a todos por los favoritos, los comentarios y las casi 1500 lecturas! Este capítulo es, quizás, un poco más aburrido pero, tranquilos, todo cambiará cuando los chicos lleguen a Hogwarts y, en el próximo capítulo comienza ya el viaje :)
¡Sois geniales!
Besos,
Ladyluna10
El camino hasta el Expresso de Hogwarts fuemuy tenso para Rose y sus padres. Cuando volvieron a casa comenzaron a discutiry, tras muchos gritos y lágrimas, consiguieron llegar a una especie de acuerdo.La chica seguiría en el equipo aquel año, pero cogería una asignatura extra"para mantenerse centrada en los estudios y no en otras cosas", además tuvo queprometerles que no iría a la fiesta de navidad.
- Rose, eres la prefecta de Ravenclaw. - Dijosu madre, rompiendo el silencio que se había instalado en el coche. - Tienesque dar un buen ejemplo a los demás y no volver a comportarte como la otranoche.
- Ya lo sé. - La chica suspiró. Se arrepentíade lo que había hecho, los demás no tenían que estar recordándoselo todo eltiempo. Bastante se torturaba ella misma al pensar en lo que pasaría si alguiendel colegio se enterase.
- Y en cuanto a ti, Hugo, - Siguió diciendo.- tienes que prometerme que no te meterás en más líos.
- No es que me guste meterme en ellos. -Replicó su hijo, algo molesto.
- Ya sabes a lo que me refiero, nada deseguirle el rollo a James y Fred. - Hermione suspiró. No podía culpar a sushijos por ser como eran, Ron y ella tampoco habían sido unos "niños buenos" en Hogwartspero no quería que les pasara nada malo. - Tened mucho cuidado, de acuerdo y siveis algo raro, escribidme rápidamente.
- Mamá, el tito Harry cogerá a esosmortífagos. - Contestó Rose. - No te preocupes más por eso, estaremos bien.Hogwarts es un lugar seguro.
- No siempre. - Masculló Ron. Aún estaba muyenfadado con su hija, le había decepcionado completamente, pero no quería quese marchara sin dirigirle la palabra.
- Pero la mayor parte del tiempo, papá. -Rose sonrió. - Hugo estará bien, los Gryffindor saben protegerse los unos a losotros y casi toda la familia estará cuidando de él.
- ¿Y tú?
- Sé cuidarme solita.
- Eso no es lo que yo vi el otro día. - Ronsuspiró. Era su pequeña, ¿por qué tenía que estar besuqueándose con el hijo deese estúpido de Draco Malfoy? Solo sería peor si el chico se apellidara Krum.
- Ya he dicho que no se repetirá. - Su hijanegó con la cabeza. - Malfoy y yo no nos llevamos bien, no vamos a vernos másallá de las clases y prometo no sentarme con él en ninguna asignatura.
- Y seguir superándole en todo. - Puntualizósu padre, dejando escapar una leve sonrisa.
- ¿Acaso dudas que tu hija vaya a serDelegada el año que viene? - Rose enarcó una ceja, divertida.
- Jamás podría dudar de ello, menos mal queeres como tu madre.
- Pero juega al quidditch como tú. - AñadióHermione. - Y Hugo es también inteligente y un buen golpeador. Nuestros hijosson perfectos.
- Lo sabemos, mamá. - Su hijo sonrió. - ¿Peroseguimos sin poder ir a Hogsmeade?
- Tenéis que aprender la lección, lo siento.- Su madre puso los ojos en blanco. Por mucho que lo intentaran no iban aconseguir que les rebajaran el castigo. - Pero buen intento, Hugo.
Los cuatro rieron ante ambos comentarios.Cuando llegaron a la estación de King's Cross, los cuatro se bajaron del coche,cogieron el equipaje - incluidos el gato de Hugo y la lechuza de Rose - y sedirigieron hacia la estación. Al llegar a la altura del andén 9 y ¾ atravesaronla barrera corriendo y llegaron a la plataforma. Los niños se despedían de susfamiliares y subían al tren rojo, apenas quedaban diez minutos para quesaliera. Harry y Ginny despedían a sus hijos cerca de ellos y se acercarondonde estaban.
- ¡Hola, Al! - Exclamó Rose al ver a suprimo.
- Hola, Rose. - Al ver que su prima llevabala escoba, no pudo evitar sonreír y señalarla. - ¡Al final lo conseguiste!
- Pero le ha costado lo suyo. - DijoHermione, acercándose a su hija y su sobrino.
- Bueno, al menos lo ha logrado, nosotroshemos tenido que dejar en casa la capa y el mapa. - Replicó él, algo molesto.Siempre les resultaba muy útil e iban a echarlo en falta durante aquel curso.
- ¡Mirad, allí está Luna! - Exclamó Ginny,señalando. La mujer acababa de llegar al andén, junto a su marido Rolf y sushijos gemelos, Lorcan y Lyssander. Comenzó a hacerle gestos con la mano- ¡Luna,estamos aquí!
- ¡Hola! - Exclamó la mujer, acercándoseseguida de su familia. - ¿Cómo estáis?
- Muy bien, Luna. - Hermione sonrió. -Enhorabuena, Lorcan, me ha dicho tu madre que te han nombrado Delegado esteaño.
- Muchas gracias, señora Weasley. - Contestóél, devolviéndole la sonrisa. - Es todo un honor que me hayan elegido de entretodos mis compañeros.
- Te lo merecías. - Intervino entonces Rose,dedicándole una sonrisa. - Me alegra que hayas sido tú, ya te lo dije en micarta.
- Lo sé, además, seguro que te nombran a tiDelegada el año que viene. - El chico le guiñó un ojo y Rose se sonrojó unpoco.
- Sería fantástico, ¿verdad Rose? - DijoHermione.
Rose asintió, pero no pudo decir nada ya quesu padre anunció que ya era casi la hora y debían subir ya. Abrazó a sus padresy se despidió de sus tíos antes de coger sus cosas y montarse en el tren.
- Deja que te ayude. - Se ofreció Lorcan.
- Gracias. - Rose sonrió. Se llevaban genialdesde su primer año allí. Compartían casa y ambos habían sido prefectos, por loque estaban acostumbrados a pasar mucho tiempo juntos y se habían convertido engrandes amigos.
Todos terminaron de subir justo cuando laspuertas comenzaban a cerrarse. Se despidieron de sus familias a través de uncristal y se dirigieron hacia sus compartimentos. Lorcan, Albus y Rose sedirigieron hacia la zona de prefectos, mientras sus hermanos iban a buscar asus amigos. Debían reunirse con los demás, ponerse sus uniformes y acordar losturnos de guardia. Volvían a Hogwarts y el deber los llamaba.
La primera guardia les tocó a Albus y Rose. Ambos estaban acostumbrados a ir siempre juntos a pesar de pertenecer a casas diferentes, les gustaba aprovechar ese tiempo para hablar y contarse sus preocupaciones. Así que, se pusieron sus túnicas, les colocaron sus chapas de prefectos y salieron del vagón para darse un par de vueltas.
- Siento lo de la capa. - Dijo la chica.
- Mis padres son unos cabezotas, no atienden a razones. - Su primo suspiró. - James, Lilly y yo no hemos parado de suplicarles, pero no nos han hecho ni caso.
- Si te sirve de consuelo, para no dejar el quidditch, he prometido cogerme una asignatura extra y no asistir a la fiesta de navidad.
- ¿Qué dices? - Albus abrió mucho los ojos.
- Este año soy capitana, no podía abandonar al equipo. - Rose suspiró. - Creo que cogeré Adivinación, ya sabes que no me gustan los animales.
- ¿Estás segura de eso? Es un asco de asignatura, yo he estado a punto de suspenderla.
- Tendré que arriesgarme.
- ¿Y lo de la fiesta?
- No es para tanto, Neville hace un gran esfuerzo, pero no es muy divertida que digamos.
- Te diría que ojalá veas tu sacrificio recompensado pero eso querría decir que mi equipo perdería y quiero ganar la copa este año. - Comentó Albus, sonriendo.
- Oh, no te preocupes, se verá recompen
Su comentario se vio interrumpido por una bandada de pájaros de papel que a punto estuvieron de golpearla.
-¡Eh, cuidado! - Exclamó. Se asomó al compartimento del que habían salido y negó con la cabeza. - Lucy, Lilly, ¿queréis que Hufflepuff y Gryffindor comiencen el curso con puntos negativos?
- Perdona, Rose, no te enfades. - Dijo la pelirroja, dedicándole una mirada de arrepentimiento.
- Sí, solo quería aprender ese conjuro y Lilly me lo estaba enseñando. - Añadió la morena.
- Está bien. - Su prima se relajó un poco. Las dos chicas iban con tres amigas más quienes, por cierto, la miraban y aguantaban la risa a duras penas. Frunció el ceño. - ¿Ocurre algo?
- No, nada, Rose, ¿qué va a ocurrir? - Lucy fulminó con la mirada a las demás. Se la notaba nerviosa.
- ¿No deberías seguir con tu guardia? - Añadió Lilly, también bastante alterada. - Seguro que hay mucha gente haciendo trastadas y debes controlarlos.
- Sí, claro. - Rose se encogió de hombros. -Luego nos vemos.
Cerró la puerta, pero antes de que estuviera completamente cerrada, escuchó como sus primas reprendían a las otras chicas por "ser unas indiscretas y no saber guardar un secreto". Rose palideció. ¿No se les habría ocurrido contar lo que había sucedido entre ella y Malfoy, verdad? Albus pareció leerle el pensamiento.
- Seguro que son solo tonterías. - Dijo, dubitativo.
- ¿Estás seguro?
Por primera vez, Rose se dio cuenta de que casi todo el mundo la miraba. Había bastante gente de Hogwarts en la fiesta, seguro que muchos se habían enterado y se lo habían contado a sus amigos y seguro que sus primos también lo habían ido publicando.
- Bueno, todos hacemos tonterías y Scorpius no es tan malo, ¿no?
- Albus, me quiero morir. - La chica apoyó una de sus manos sobre su cara y movió la cabeza hacia los lados. - No quería que nadie lo supiera, ¿por qué han tenido que enterarse?
- Tranquila, tú solo actúa con normalidad. - Trató de tranquilizarla él. - ¿Recuerdas cuando besé a la hermana de Theo y todo el mundo se enteró?
- No es lo mismo, lo vuestro fue una tontería, tú estabas en cuarto y ella en tercero. - Rose puso los ojos en blanco. Era una cabezota y el chico no la iba a convencer. - Menos mal que no es prefecto o tendría que verlo a todas horas. - Suspiró. - Solo espero no coincidir con él en muchas clases y no volver a verlo.
- Creo que tus súplicas no han sido escuchadas
- ¿Cómo?
Albus señaló justo delante de ellos y Rose se fijó en el pasillo. Justo delante de ellos estaban Scorpius Malfoy, Theo James y John Goyle. Se detuvo de forma abrupta y su primo tuvo que contener una carcajada.
- Creo que lo mejor será que me vuelva, le diré a Will que te ayude a terminar esta ronda. - Dijo la chica, nerviosa. No quería verle y, mucho menos, que la viera.
Pero no le dio tiempo a darse la vuelta. Justo entonces, Scorpius levantó la mirada y la vio. Sus ojos se encontraron y Rose tragó saliva. Notó como el chico también palidecía y pensó que, si se iba ahora, no tendría que hablar con él. Parecía que él también se arrepentía de lo que había pasado entre ellos. Sin embargo, justo entonces, Nott se dio cuenta de que su primo miraba algo y giró la cabeza. Dibujó una amplia sonrisa.
- ¡Eh, Albus! - Exclamó. Goyle también los miró y los dos avanzaron hacia ellos, seguidos por Malfoy.
- Hola, chicos. - Saludó él, estrechando sus manos.
- Weasley. - Murmuró Scorpius.
- Malfoy. - Respondió ella, también en un susurro.
Los otros tres chicos los miraban divertidos y entonces a Theo se le ocurrió una gran idea.
- Al final me compré la nueva escoba que te dije, ¿quieres verla Al?
- Por supuesto. - El chico sonrió, consciente de lo que realmente querían. Su prima lo fulminó con la mirada.
- ¿Por qué no te quedas con Rose mientras tanto, Scorp? - Añadió luego, dedicándoles una mirada pícara. - Creo que disfrutáis bastante de la compañía mutua.
Comenzó a reír, cogió a sus dos amigos del brazo y se metió en el compartimento. Rose y Scorpius se quedaron en el pasillo y se miraron el uno al otro, sin saber bien qué decir.
- Esto lo ha hecho por lo de la copa, seguro. - Murmuró la chica finalmente.
- No, simplemente le gusta fastidiarme. - Respondió él, también en voz baja. Suspiró antes de volver a hablar. - Weasley, lo que pasó la otra noche...
- Fue un error. - Terminó de decir ella. - Estábamos borrachos, fue solo una tontería. No sé cómo pudo pasar, estoy arrepentida y avergonzada.
- Lo mismo digo. - Contestó él. - Por desgracia, se ha enterado mucha gente.
- Lo sé, Malfoy. - Rose se cruzó de brazos. - ¿Te has ido de la lengua?
- Besarte no es una cosa de la que pueda presumir, Weasley.
- Eso debería decirlo yo más bien. - Replicó ella, indignada. Una cosa era que ambos se arrepintieran y otra cosa era decirle eso. - Que te quede bien claro que no soy una más de tu lista de conquistas, así que como se lo digas a alguien...
- Debería ser yo quien te dijera entonces que controles a tu familia, estoy seguro de que la mitad de este tren lo sabe gracias al resto de Weasleys. - Dijo él, cruzándose también de brazos. ¿Qué se creía aquella chica?
- No te metas con mi familia. - Le amenazó. Sabía que sus primas lo habían contado, pero eso no le daba derecho a hablar así de ellos. - Jamás debí aceptar aquel trago, ¿cómo sé que no lo hiciste a propósito?
- ¿De verdad crees que alguien como yo querría estar con una traidora a la sangre como tú?
Rose abrió mucha la boca, incapaz de creerse lo que el chico acababa de decirle. Le abofeteó, se dio media vuelta y salió corriendo, de vuelta al compartimento de los prefectos.
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¡Y por fin es 1 de septiembre! Lo primero, agradeceros como siempre las visitas (más de 2000 ya), los comentarios y los favoritos. Sois geniales. Como quizás hayáis podido comprobar he subido una imagen en la que se ve a la mayoría de personajes de la historia (algunos todavía no han aparecido pero serán importantes), ¿qué os parece?
Como siempre, espero vuestra opinión.
Un saludo,
Ladyluna10
Rose suspiró aliviada cuando bajó, por fin,del tren. No pudo evitar que una sonrisa se dibujara en su cara al ver que,casi al mismo tiempo que ella, pero por otra puerta, bajaba Lizzy Collinsseguida del resto de sus compañeras de habitación.
- ¡Lizzy, chicas! - Exclamó.
- ¡Rose!
Lizzy corrió hacia ella y ambas se abrazaron.
- ¿Qué tal estás? - Preguntó la pelirroja.
- Muy bien, tenía ya ganas de empezar elnuevo curso. - La otra chica sonrió y se apartó el flequillo castaño de lacara. - ¿Y tú?
- Supongo que bien
Lizzy la interrogó con la mirada, pero al vercomo las demás se acercaban, decidió esperar un poco antes de preguntarle.
- ¡Rose!
- Hola, chicas, siento no haber podido veros,he estado haciendo rondas casi todo el viaje. - Se excusó ella, abrazándolasuna a una.
- Eso hemos escuchado. - Comentó otra deellas, Martha Roth. Enarcó una ceja antes de atreverse a preguntar. - ¿Esverdad lo que dicen?
- ¿Qué es lo que dicen? - Rose tragó saliva,nerviosa.
- Dicen que te han visto pelearte con Malfoyen el tren y que hace un par de días, en una fiesta os encontraron juntos en undormitorio.
- Pero, ¿quién os lo ha contado?
- James. - Confesó Lizzy, pidiéndole perdóncon la mirada. - Vino a verme al vagón y se quedó un rato charlando. Lesorprendió que no lo supiéramos.
- ¿Os importa que os lo cuente luego? Notengo muchas ganas de hablar ahora
Rose miró a su alrededor. Se sentíaobservada, veía a la gente señalarla, comentar y reírse. Dudaba que quedaraalguien en Hogwarts que no lo supiera ya.
- No te preocupes, Rose. - Lizzy entrelazósus brazos y todas empezaron a andar hacia los carruajes. - Si te sirve deconsuelo, le dije a tu primo que ni se le ocurriera contárselo a nadie más.
- Gracias, Lizzy. - La pelirroja forzó unapequeña sonrisa, pero se obligó a anotar mentalmente que ella y James debíantener una pequeña charla.
Se montaron las cinco en un carruaje ehicieron el viaje en silencio. Una sensación de alivio invadió a la pelirrojaal ver las torres del imponente castillo que era su hogar durante la mayorparte del año. Sonrió. Por fin estaba de vuelta y, estaba segura, aquel seríaun gran año.
La cena transcurrió con normalidad, aunquetodo el mundo comentaba lo sucedido entre Rose y Scorpius.
- Al parecer, habrían pasado a mayores si elpadre de ella no llega a aparecer. - Escuchó el rubio decir a una Hufflepuff detercero.
- Se escapó de casa para verlo, la ayudaronsus primas. - Oyó la pelirroja decir en la mesa de Slytherin.
- Han discutido en el tren, uno de ellosquería algo más y el otro no, pero no estoy muy seguro de quién quería qué. -Dijo un chico de Ravenclaw cerca de Scorpius.
- Estoy segura de que se siguen viendo aescondidas, pero no pueden decirlo. - Comentó una Gryffindor al ver pasar aRose. - Ni los Weasley, ni los Malfoy están de acuerdo con esa relación.
Ambos chicos preferían ignorar a la gentepero, en su interior, notaban punzadas de arrepentimiento. ¿Cómo habían podidoacabar así? ¡Si ellos se odiaban desde siempre! Nunca se lo hubieran podidoimaginar. Terminaron de comer en silencio y, mientras Malfoy subió a sushabitaciones con sus amigos, Rose y los demás prefectos acompañaron a losnuevos Ravenclaw hasta la sala común. Les explicaron cómo se entraba a la sala(resolviendo un acertijo que cambiaba), les enseñaron la sala común y llevaronhasta sus respectivas habitaciones.
- Lo mejor será que os vayáis a dormirtemprano. - Les recomendó William Wood, el otro prefecto de sexto año.
- Sí y recordad que mañana debéis salir unpoco más temprano, quizás os cueste un poco encontrar vuestras clases. - AñadióLorcan. - Pero no os preocupéis, en seguida os acostumbraréis a esto y,mientras tanto, si necesitáis ayuda, solo tenéis que pedírnosla a alguno denosotros.
- Para eso estamos los prefectos. - Rose lesdedicó una amplia sonrisa. - Y ahora a dormir, ¡vamos!
Todos los de primer año se dirigieron haciasus respectivas habitaciones y, poco a poco, los prefectos los imitaron. Alfinal solo quedaron Lorcan, Rose y Will.
- Oye, Rose
- El hijo de los Scamandercarraspeó un poco antes de atreverse a preguntar. -, ¿es verdad lo que comentan?
- ¿Qué? - Arrugó un poco la frente,consciente de lo que quería saber.
- Lo de que Malfoy y tú...
- No, fue solo una tontería, estábamosborrachos. - Se defendió ella, notando sus mejillas sonrojadas. - No escuchéislos rumores, a la gente le gusta mucho inventar.
- ¿Entonces no estáis juntos? - Insistió.
-¿Tú qué crees? - Negó con la cabeza. - Buenasnoches, chicos.
Rose sonrió antes de darse la vuelta y dirigirse hasta el dormitorio delas chicas, consciente de que ahora tendría que contarle lo que había pasado asus amigas. Abrió la puerta lentamente y se encontró con sus miradas expectantes. Las cuatro estaban sentadas en la cama de Martha, con un par de revistas y un paquete de grajeas sobre la colcha.- ¡Rose, ven aquí de inmediato! - Exclamó otra de las chicas, Eliza Bell.
- ¿Me vais a interrogar? - La pelirroja enarcó una ceja y las demás asintieron. - Esperad, al menos, a que me ponga el pijama.
Las chicas esperaron hasta que Rose se quitó la túnica y se puso un pijama rosa de manga larga. Cuando terminó, se acercó a la cama y se sentó junto a Lizzy.
- Cuanto antes acabemos, mejor. - Se encogió de hombros. - ¿Qué queréis saber?
- ¡Todo! - Exclamó Martha. - ¿Qué hay entre Malfoy y tú?
Rose suspiró y les contó todo lo sucedido: cómo se habían escabullido del apartamento de Teddy, cómo Victoire le había dejado sola en mitad de la fiesta porque creyó que Scorpius podía ser buena compañía, el juego de los retos, todo lo que ambos habían bebido y como, finalmente, habían acabado en un dormitorio.
- Solo entramos ahí porque Nott nos perseguía. - Se excusó. - Estábamos borrachos, me senté en la cama, él se sentó a mi lado y, de repente, nos estábamos besando. Fue muy raro, pero lo peor fue que, de repente, apareció mi padre.
- ¿Pero qué hacían tus padres y tíos allí?
- Fue el mismo día que esos mortífagos se escaparon de Azkaban. - Continuó diciendo. - Se asustaron y fueron a comprobar que estábamos bien. Pillaron a mis primos jugando con unos explosivos nuevos y a nosotras en la fiesta. Estamos todos castigadísimos.
- Explícate.
- Nada de Hogsmeade, para empezar. - Rose suspiró. - Mis padres intentaron castigarme, además, sin quidditch pero conseguí negociar y les dije que me cogería una asignatura extra.
- ¿Otra más, Rose? - Eliza abrió mucho los ojos. - Entre el quidditch, ser prefecta y eso no vas a tener tiempo ni para dormir.
- Lo sé, pero tuve que aceptar eso y renunciar al baile de navidad para poder seguir en el equipo. - La chica suspiró.
- ¡¿Qué?! - Exclamaron las otras cuatro.
- El equipo me necesita. - Replicó Rose. - Soy la nueva capitana, no podía dejaros tirados. Tenemos que ganar este año como sea, llevamos dos años consecutivos perdiendo.
- Rose, ¿de verdad has renunciado al baile por eso?
- Era mi única opción. - Negó con la cabeza. - Sabía que no debía hacerle caso a las demás, pero al final me convencieron.
- Lo que no debiste fue hacerle caso a Malfoy. - Lizzy la miró preocupada. - ¿Cómo se te ocurrió?
- Decía que era mejor que yo, quería demostrarle lo contrario.
- Cualquier día te perderá el orgullo. - Martha puso los ojos en blanco.
- Ya la ha perdido, más bien. - Eliza rió y, en seguida, Caroline y Lizzy se unieron a sus risas.
- Ay, dejadme, soy tonta, lo sé. - Rose enterró el rostro entre sus manos, también riendo.
- Oh, no vayas a enamorarte ahora de Malfoy, Rose. - Martha la golpeó en el hombro.
- ¡No digas burradas! - Rose fingió indignarse. - Ya le gustaría a Malfoy que yo quisiera algo con él.
- Desde luego, eres la chica más completa de Hogwarts.
Rose sonrió, pero las últimas palabras que le había dedicado el chico se clavaron en ella. La había llamado traidora a la sangre. Odiaba a esa gente que valoraba a los demás solo por el status de su familia, era una tontería. Nadie tenía el derecho de juzgar a los demás únicamente por eso.
- Anda, dadme una grajea y contadme algo más interesante, aunque sea
- Miró la primera de las revistas y leyó su título - la veracidad de las nuevas teorías merlinianas o
- Retiró esta y se fijó en la que estaba abajo. - cuáles serán los colores de moda esta temporada.
Las cinco comenzaron a reír. Estaban de vuelta, que se preparara Hogwarts que las Ravenclaw habían regresado para afrontar su sexto año.
Rose corría por los pasillos esquivando alumnos de otros cursos y procurando que ningún otro prefecto o profesor la viera y tratara de quitarle puntos. Era el primer día y ya llegaba tarde a la primera clase de pociones del curso. Aquella mañana se había levantado temprano, había bajado a desayunar y, después, había subido al despacho de la directora McGonagall para explicarle su problema. Le había contado que había llegado a un acuerdo con sus padres y que quería cogerse una asignatura extra, preferiblemente Adivinación, pero que si ahí no quedaban plazas se quedaría con Cuidado de las criaturas mágicas. La mujer le había preguntado varias veces que si estaba segura de aquello, pero finalmente había accedido, consciente de que si Hermione Weasley había decidido que aquello era lo mejor, debía tener sus razones. La chica había tenido entonces que rellenar varios impresos, pero finalmente todo había quedado preparado: al día siguiente comenzaría las clases de Adivinación, aunque tendría que renunciar a su hora libre. Solo cuando salió del despacho se dio cuenta de la hora que era: quedaban cinco minutos para su clase y tenía que bajar hasta las mazmorras.
Llegó diez minutos tarde, por mucho que corrió no pudo evitar que unas escaleras decidieran cambiar de dirección, ni que Peeves comenzara a lanzarle papeles. Abrió la puerta, muerta de vergüenza y todos los allí reunidos se giraron para mirarla. La clase era bastante pequeña, solo los alumnos con un excelente en su TIMO de pociones podían asistir, y había gente de todas las casas. Lizzy le dedicó una mirada preocupada desde su asiento junto a Albus. Scorpius estaba sentado solo detrás de ellos.
- Llega tarde, señorita Weasley. - Dijo entonces el profesor de pociones.
- Lo lamento mucho, profesor. - Se disculpó ella. - He tenido que solucionar unos problemas con una asignatura y he salido muy tarde del despacho de la directora.
- Que no se repita, no le quito puntos por ser el primer día.
- Muchas gracias.
- Puede sentarse junto al señor Malfoy. - Señaló al chico y Rose frunció un poco el ceño.
- ¿No podría sentarme mejor con la señorita Collins? - Preguntó dubitativa. Toda la clase alternaba sus miradas entre ambos chicos, que se sonrojaron.
- Si hubiera llegado a tiempo sabría que este año las parejas serán mixtas. - El profesor se cruzó de brazos. - Y ahora siéntese, me gustaría comenzar la clase.
- De acuerdo.
Rose suspiró y se acercó a la mesa que compartiría con Scorpius. Ambos se miraron, serios. Aquello no podía ser verdad.
---------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------¡Aquí tenéis un nuevo capítulo para empezar la semana! Muchas gracias a todos por las visitas (¡ya más de 2500! Sois increíbles), los favoritos (estamos a un paso de los 70) y los comentarios (que me dan la vida y me animan a seguir, huelga decir).Nos vemos el jueves. ¡Espero que os haya gustado!
Muchos besos,
Ladyluna10 :)
La primera semana se pasó rápidamente. Albusy Rose estaban prácticamente en todas las asignaturas juntos y tambiéncompartían algunas con Molly, quien no para de quejarse por haber empezado atrabajar en la biblioteca.
- Es un asco, nunca hay nadie interesante,los libros pesan mucho y no tengo tiempo ni para hacerme las uñas.
La chica se limitaba a poner los ojos enblanco, mientras Albus contestaba sus comentarios con ironía. Su prima era unaquejica, a él también le gustaría no estar castigado, pero no se lamentaba todoel tiempo. Ni siquiera Rose, quien ya había comenzado las horribles clases deadivinación, y se pasaba el tiempo restante patrullando e ideando nuevastácticas de quidditch, se quejaba tanto. Se acercaban las pruebas y tenía quetenerlo todo preparado para entonces, cosa que la estresaba bastante. Porsuerte, Will y Lorcan la ayudaban en todo lo que podían y le cambiaban laguardia los días que la veían demasiado cansada. Lizzy y las demás comenzaron atemer que la falta de sueño acabara con ella antes de terminar el primer mes.Y, para colmo, tenía a Scorpius prácticamente en todas sus clases. Únicamentese libraba de él en Adivinación y Runas. Aunque lo peor, sin lugar a dudas, erala clase de Pociones. Era difícil preparar algo que saliera bien sin dirigirsela palabra o no parar de discutir. Para ellos no existía el punto intermedio yla Ravenclaw temía que aquello acabara afectando a sus notas.
El segundo sábado decidió que estabademasiado estresada llevando solo semana y media allí y que se había ganado unmerecido descanso. Así que cogió su escoba, llamó a Martha y las dos se fueronal campo de quidditch a volar un rato.
- ¡Es la mejor idea que has tenido desde quellegamos! - Exclamó la morena, haciendo una pirueta en el aire. - Estoydeseando que empiecen los entrenamientos y los partidos, necesito tomar más elaire.
- Este año ganaremos, ya verás. - Rose dejóque su escoba cayera en picado unos metros para luego levantar el vuelo denuevo rápidamente. - Tengo muchísimas ideas.
- A sus órdenes, capitana. - Respondió ella,haciendo un saludo militar y riendo. Martha era también cazadora y todos decíanque cuando Rose y ella tenían un día bueno eran prácticamente imparables. -Espero que encontremos un buen buscador.
- Yo también. - La pelirroja suspiró. Eso eralo que más le preocupaba. Si no encontraban a alguien rápido y ágil, notendrían nada que hacer. - James y Albus son buenísimos.
- Les viene de familia, su padre fue elbuscador más joven de la historia de Gryffindor y su madre es, bueno, Ginny Weasley.
- Yo les suelo llamar tito y tita, pero deacuerdo. - Rose sonrió. - Pero tienes razón, Lilly también es muy buena.
- Y Fred y Roxanne. - Martha suspiró. - ¡Y tuhermano! En serio, ¿hay alguien en el equipo de Gryffindor que no sea familiatuya?
- Alguien habrá. - La pelirroja puso los ojosen blanco. - Pero este año tenemos que ganar, especialmente a Slytherin.
- Pobre Albus, ¿no te da pena? - La otrachica enarcó una ceja. - Quieres ganarle a Malfoy como sea, ¿verdad?
- Voy a suspender Pociones por su culpa, eslo mínimo, ¿no
?
- Eh, alguien viene. - Martha la interrumpióy señaló dos figuras que se acercaban. - ¿Bajamos?
- Sí, claro, supongo que con este buen día nosomos las únicas que queremos practicar un poco.
Ambas descendieron y esperaron a que las dosmisteriosas personas entraran al campo. No pudieron evitar mirarse la una a laotra al reconocerlos. Eran James y Lizzy.
- ¡Vaya, qué sorpresa! - Exclamó el chico alverlas, con una amplia sonrisa. - ¿Las cazadoras de Ravenclaw estabanentrenando?
- Solovolamos un poco, James. - Respondió su prima, algo seca. Aún no le habíaperdonado que les contara a sus amigas lo de Malfoy. - ¿Qué hacéis vosotrosaquí?
- Lizzy quería que la ayudara a practicar, alparecer quiere presentarse a las pruebas para vuestro equipo.
- ¿Qué? - La morena abrió mucho los ojos. -¿Y por qué no nos lo habías dicho?
- Sí, mejor entrenar con nosotras que con lacompetencia. - Rose sonrió un poco al decir aquellas palabras.
- Se suponía que era una sorpresa. - Lizzy seencogió de hombros. - Quiero ser la nueva buscadora.
- Y por eso ha querido que la entrenara elmejor buscador de Hogwarts. - Añadió James, con su habitual falta de humildad.
- No te engañes, ese es tu hermano. - Leinterrumpió su compañera. - Pero contigo tengo más confianza.
- Eres despreciable, Collins.
- Tú solo calla y ayúdame, Potter.
- ¿Os queda mucho para terminar? - Preguntófinalmente el chico, negando con la cabeza.
- Ya nos marchamos, os dejamos el campolibre.
Rose y Martha recogieron sus escobas ysalieron de allí, con ganas de darse una ducha y descansar un rato en elcastillo antes de que llegara la hora de almorzar.
- ¿Qué se traen estos dos entre manos? - Preguntóla morena, sin poder evitarlo. Llevaba mucho tiempo creyendo que había más delo que decían.
- Dicen que son solo amigos. - Respondió lapelirroja, encogiéndose de hombros, aunque ella también sospechaba que lesocultaban algo.
James y Lizzy se habían llevado bien desde elprimer día de la chica en Hogwarts, cuando él la salvó de Peeves y la llevóhasta el Gran Comedor, justo en el momento en el que Neville pronunciabasu nombre. Desde entonces se habían convertido en grandes amigos, se lo contabantodo, solían ir juntos a las fiestas y siempre estaban el uno para el otro.Rose sabía que James había besado a Lizzy cuando ella estaba en cuarto, pero lachica no había vuelto a mencionar nada de aquello desde entonces. Ella estabasiempre demasiado ocupada eligiendo a los chicos inadecuados y a él leencantaba ir de flor en flor, sin sentar la cabeza. Lizzy le ayudaba a dejar asus "novias" con delicadeza y él espantaba a los chicos con intencionesoscuras. Hacían un buen equipo, pero todos sabían que debía haber algo más.
Rose y Martha descansaban en la torre junto a Eliza y Caroline cuando un golpeteo en la ventana las sobresaltó. Rose fue la primera en levantarse y abrir el cristal para dejar que una preciosa lechuza blanca entrara volando. La conocía de sobra, era de su prima Victoire.
- ¡Carta de Vic! - Exclamó. - Seguro que me escribe para contarme cómo le ha ido en Francia con Teddy.
- ¿Han estado de vacaciones en Francia? - Eliza abrió mucho la boca.
- En París. - Puntualizó la pelirroja.
- ¡Qué envidia!
- ¡Lo sé! - Rose sonrió y, tras darle una galletita a la lechuza, cogió la carta y dejo que el animal descansara. - Me ha dicho que este verano iremos las dos juntas.
- Pero llévanos también a nosotras, ¿no? - Comentó Caroline, riendo. - Vic es una Ravenclaw más, a pesar de que se graduara hace tiempo.
Rose movió la cabeza ante su comentario y comenzó a leer la carta de su prima.
"Hola Rose,
¿Cómo te va todo? Espero que las primeras semanas no se te hayan hecho muy duras y que hayas podido convencer a tus padres para seguir en el equipo. ¿Tienes muchas clases con Malfoy? ¿Se ha enterado mucha gente de lo que pasó? ¡Necesito información urgentemente, primita!
Yo volví de Francia hace unos días, siento no haberte podido escribir antes, pero es que todo ha sido un desastre en casa. Mi madre seguía queriendo castigarme, quería que fuera del trabajo a casa, ¡y que no viera a Teddy! Nos hemos peleado y, al final, me he mudado al apartamento de él. Ya sé que es una locura, pero no se me ocurrió nada mejor. Cuando me pida perdón, volveré a casa. Mi padre está intentando calmarla, pero ya sabes que le cuesta aceptar que no lleva razón.
Teddy por su parte está encantado, tanto por el viaje como para tenerme aquí. Dice que debería quedarme aunque hiciera las paces con mi madre y que deberíamos viajar al extranjero todos los años. Cree que la próxima vez podríamos visitar Roma y, la verdad, me haría mucha ilusión.
París sigue igual de maravillosa que siempre, sigo pensando que el verano que viene deberíamos ir las dos juntas. Te mando una foto que Teddy y yo nos hicimos para ti, espero que la pongas en un lugar privilegiado en mi precioso ex-dormitorio.
Respóndeme de inmediato, tengo muchas ganas de saber qué tal va todo, puedes usar mi lechuza si quieras.
Con amor de tu prima favorita,
Victoire."
Miró dentro del sobre y sacó una foto en la que la pareja posaba delante de la torre Eiffel, saludando. Decidió que la pondría en su mesita de noche, junto a las fotos de los demás. Se excusó un momento y fue a por tinta y pergamino. Tenía muchas cosas que contarle a su prima y no podía esperar más para hacerlo.
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¡Hola a todos! Nueva semana, nuevo capítulo. Espero que os guste, la historia poco a poco va tomando forma.
A partir de la semana que viene estaré de vacaciones así que he pensado que podría subir dos capítulos a la semana en lugar de solo uno como ahora. ¿Qué opináis?
De nuevo, muchísimas gracias por las visitas, los favoritos y los comentarios. ¡Sois los mejores!
Muchos besos,
Ladyluna10 :)
Scorpius suspiró. Albus y él llevaban horasen la biblioteca y parecía que aquello iba para largo. Todo era culpa de laestúpida de Weasley, ¿por qué habían tenido que ponerlos juntos en Pociones? Elprofesor era un estúpido, a pesar de ser el jefe de su casa. Odiaba tener que trabajarcon ella, nunca se habían soportado y desde lo que pasó en la fiesta
Cerró ellibro bruscamente, provocando que el otro chico se sobresaltara y lo fulminaracon la mirada.
- ¿Qué te ocurre?
- Estoy cansado, quiero irme a la sala comúnde una puñetera vez, Al.
- Tú fuiste quien sugirió pasar todo elsábado estudiando. - Respondió el pelinegro. - Dijiste que tenías que hacermuchas cosas hoy y que, además, querías empezar a preparar las próximas clasesde Pociones.
- Ya, pero llevamos todo el día aquí y estoyagotado. - Se quejó el rubio. Echó la cabeza hacia atrás y se revolvió un pocoel pelo. Justo entonces pasaron dos chicas, un par de años más pequeñas queellos, lo miraron y comenzaron a murmurar y reír. Scorpius se incorporó degolpe. Extendió el brazo, señalándolas, antes de volver a dirigirse a su mejoramigo. - ¡Y ahora esto! Todo el mundo comenta sobre lo que pasó en la fiesta deZabini. Es una locura, ¿cómo pueden creer que entre nosotros hay algo?
- Os estabais liando en un dormitorio. - Albusnegó con la cabeza. - Es normal que la gente interprete eso de una maneraconcreta.
- Estábamos borrachos, ambos lo hemos dicho.- Malfoy suspiró. - Espero que esto no llegue a oídos de mis padres, mematarían.
- A mi prima han estado a punto de obligarlaa dejar el equipo de quidditch.
- Eso habría sido bueno para nosotros. -Murmuró el rubio.
- Ni se te ocurra decirlo cerca de ella, mihermano lo dijo y creí que lo mataría con la mirada.
- Maldita Weasley.
- Mi prima es muy simpática, nunca entenderépor qué no podéis llevaros bien.
- Porque es una orgullosa que jamás aceptaráque yo soy mejor que ella. - Contestó Scorpius, como si fuera lo más evidentedel mundo.
- Yo creo que haríais muy buena pareja. -Albus comenzó a escribir de forma distraída después de ese comentario. Noestaba muy seguro de cómo se lo habría tomado el otro chico.
- ¿Cómo? - Malfoy bufó. - Pero si es unaborde y una prepotente, además siempre va echa un desastre con ese peloencrespado. ¿Y sus pecas? Tiene demasiadas y aparecen aquí y allá de formaesporádica, en serio, ¿por qué no puede tener si quiera unas pecas normales? Nosé cómo puedes decir eso.
- ¿Así que muchas pecas, eh? - Albus tuvo quecontener una carcajada.
- Sí. - Scorpius frunció el ceño, sinentender.
- Pues para no tener ningún interés en ella,creo que te has fijado bastante bien.
- Oh, cállate Potter.
Albus no pudo evitar reír, mientras Scorpiusvolvía a abrir el libro y continuaba con sus deberes, molesto por el comentariopero con una nueva duda. ¿Si tanto la despreciaba, por qué se había fijadotanto en sus pecas?
Lizzy y James pasaron casi dos horas volando,intentando que la chica mejorara sus reflejos con una serie de juegos ypruebas. Poco a poco, ella se fue soltando y la mejora era más que evidente.
- ¡Muy buena esa, Collins! - Exclamó James,después de que le ganara una carrera. - ¿Has estado practicando este verano?
- Puede que un poco, pero te recuerdo que teconozco bien y que tú fuiste quien me enseñó a volar, así que sé cuáles son tuspuntos flacos. - Lizzy acercó su escoba a la del chico y sonrió a pesar delcansancio. - Eres un buen maestro, Potter, pero no te lo tengas muy creído.
- Solo soy el mejor capitán que Gryffindor hayatenido jamás. - Respondió él, acercándose un poco más a ella. Apoyó su mano enla escoba de la chica y sonrió. - Nos va a costar bastante ganaros este año.
- No podéis ganar la copa dos años seguidos,James. - Ella negó con la cabeza. - Sería muy injusto para todos y, antes deque lo digas, me da igual que sea tu último año.
- Eres cruel conmigo, ¿qué te habré hecho yopara merecer un trato así? - El chico apoyó ambas manos en su pecho y se dejócaer unos metros, antes de comenzar a reír y volver a la misma altura, aunqueun poco más cerca de la chica.
- ¿Quieres la lista larga o la corta? - Lizzyenarcó una ceja.
- Oh, Elizabeth, ¿de verdad anotas todo eso?
- Llamarme Elizabeth es la número uno, por site interesa saberlo. - Ella se mordió un poco el labio.
- ¡Pero si es tu nombre! - Se quejó él. - Sino te gusta, díselo a tu madre. Ella fue quien te lo puso, no yo. Solo melimito a utilizarlo.
- En ese caso debería llamarte todo el tiempoJames Sirius.
- Sabes que me encanta mi segundo nombre, nopuedes utilizarlo en mi contra, pero es un poco largo, ¿no crees?
- Eres imposible.
- Pues igual que tú.
Se acercó más a ella y le apartó un mechón dela cara. Lizzy le miró con una mezcla de reto y cariño pintada en los ojos y nopudo resistirse más. Unió sus labios lentamente, rogando porque la chica nodecidiera separase. Ella se dejó besar y sonrió un poco. Llevaban sin haceraquello desde mediados de verano y, aunque no quisiera reconocerlo, lo habíaechado de menos, pero antes de seguir tenía que saber una cosa.
- ¿Y esa chica a la que estabas viendo?
- Le dejé muy claro el primer día que noquería estar con ella. - Murmuró James, a escasos milímetros de ella. - ¿Y elchico que te invitó a Hogsmeade?
- Ni que tuviera algo con él. - Contestóella.
No la dejó seguir hablando ya que volvió aunir sus labios con fuerza. Siempre había existido esa conexión entre ambos,pero se negaban a reconocerlo, así que se conformaban con aquello, conencuentros fugaces a escondidas, con presiones por parte de ella para quedejara a las demás y amenazas por parte de él a cualquier chico que intentarasobrepasarse con ella. Ambos escondían aquello, sin saber muy bien la razón pero,en aquel momento, todo les daba igual, ya tendrían tiempo para pensar enaquello cuando estuvieran a solas, para dudar de todo y preguntarse por qué nopodían comportarse como una pareja normal.
Cuando Molly por fin terminó su turno en la biblioteca era prácticamente la hora de cenar. Bajó los pasillos con paso rápido y se encontré con Lucy, Lilly y Roxanne, quienes se dirigían hacia el comedor.
-¡Chicas! - Exclamó, sonriendo. Las tres se detuvieron y la esperaron. - Menos mal que os he encontrado, así no tendré que bajar sola. Llevo un día horrible.
- Deja de quejarte de una vez, Molly. - Su hermana puso los ojos en blanco. - Papá y mamá llevan razón en parte, lo sabes.
- Lucy, cuando seas mayor me comprenderás. - Se limitó a responder ella.
- No nos has dicho qué hiciste tú en la fiesta, ahora que lo pienso. - Lilly frunció un poco el ceño. - Sabemos lo de Rose y dónde estaban Vic y Dominique pero, ¿y tú?
- ¿Yo? - Molly sonrió, sin entender muy bien a qué venía aquella pregunta. ¿Creían que había hecho lo mismo que Rose? ¿Que se había liado con un Slytherin y quería mantenerlo en secreto? Si se hubiera liado con alguien, no habría dudado en decirlo.
- Sí. - Roxanne se unió a su prima. - ¿Tan mal ibas que ni siquiera te acuerdas?
- No, solo estaba bailando, bebiendo, fumando, tonteando un poco con chicos y eso, vosotras sabéis, lo normal en ese tipo de fiestas. - Se excusó. - Mi padre es un exagerado, pero de todas formas, no quiero hablar de eso ya, está pasado de moda. Tengo nuevos planes, muy interesantes, ya os los contaré cuando sepa algo más. Además, la Fiesta de Navidad se acerca, debo empezar a pensar qué ponerme y con quién ir.
- Quedan meses para eso, Molly. - Lucy negó con la cabeza. Odiaba cuando su hermana se comportaba así, ¿por qué no podía utilizar su cerebro para algo más? Solo pensaba en ropa, maquillaje y chicos, mientras que ella
Contuvo un suspiro. No era capaz de hablar con el chico que le gustaba sin tartamudear. - Deberías centrarte en estudiar ahora, me han dicho que sexto es un año complicado y estuviste a punto de suspender tus TIMOs.
- Hablas igual que papá. - La mayor de las hermanas puso los ojos en blanco. - Venga hermanita, sé que en el fondo hay una chica divertida en ti. ¿Esto es por un chico que no te hace caso? Si me pidieras ayuda, yo podría ayudarte.
Las miradas de Lilly y Roxanne se volvieron ahora hacia Lucy. ¿Había un chico del que no les había hablado? Esta enrojeció pero, afortunadamente, vio las puertas del Gran Comedor y pudo excusarse diciendo que se iba hacia su mesa.
- Lo que yo os diga, todo esto es por un chico. - Molly comenzó a reír. - Anda chicas, vayamos con los demás, estoy hambrienta y agotada.
Las tres atravesaron la puerta y se dirigieron hacia la mesa de los Gryffindor donde Fred y James comentaban algo en voz baja mientras que, unas sillas más abajo, Hugo y sus amigos reían. Las dos pequeñas corrieron a sentarse junto a sus amigas; Molly tardó unos segundos en localizar el resto de chicas de su curso pero, en cuanto lo hizo, se acercó a ellas y se dejó caer en un asiento libre, soltando un suspiro.
- Creíamos que ya no llegabas. - Dijo una, a modo de saludo.
- Me explotan en esa biblioteca. - Respondió la chica, comenzando a servirse un plato de pollo y puré de patatas. - Es horrible y además todos los niños de primero aún no entienden el sistema y se pasan el día haciéndome preguntas estúpidas. Son de lo más molestos, ¿por qué no pueden apañárselas solos y dejarme tranquila?
- Sigo creyendo que lo de Hogsmeade es peor, teníamos grandes planes.
- Lo sé. - Molly miró a ambos lados de la mesa para cerciorarse de que no había peligro pero, aún así bajo la voz. - He estado pensando y creo que, quizás, podamos trasladas nuestras ideas a Hogwarts.
- ¿Estás loca? - Otra de sus amigas palideció un poco. - Te expulsarían si algún profesor se enterara.
- No soy tan descuidada, conozco bien este lugar, sé dónde podríamos celebrar esa fiesta, solo necesito que compréis todo el alcohol que podáis cuando vayáis al pueblo. - Molly sonrió. Sus amigas y ella llevaban todo el verano planeando ir a una gran fiesta en Hogsmeade que coincidiría con la primera salida de los alumnos del colegio.
- ¿Y si no nos lo venden?
- Apañáoslas como podáis, pero es algo esencial. - Molly siguió comiendo con tranquilidad.- Estoy deseando que llegue octubre para poder prepararlo todo, va a ser la mejor fiesta que jamás se haya celebrado en este lugar. Nada de salas comunes, una fiesta en condiciones para gente de todas las casas.
- ¿Crees que los demás vendrán?
- Tengo mis contactos, aunque desde luego no se puede enterar de esto ningún prefecto, incluidos mis primos, así que tened cuidado al comentarlo. Especialmente cuando Rose esté cerca, es una aburrida y no dudaría en delatarnos a McGonagall o algún profesor. - Amenazó a sus amigas. Puede que su prima hubiera salido a divertirse con ella el otro día e, incluso, se hubiera besado con Malfoy, pero no terminaba de fiarse. Las normas eran las normas y a la prefecta de Ravenclaw le encantaba que se cumplieran.
- Sigo pensando que es una locura, escaparnos a Hogsmeade para ir a aquella fiesta me parecía bien pero esto no. - La chica volvió a quejarse. - Acabarás expulsada.
- Bueno, piensa en positivo, al menos así mi padre descubrirá que sus tontos castigos no pueden acabar con Molly Weasley.
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¡Hola a todos! A partir de hoy subiré un par de veces más a la semana, para que no se haga tan pesado. Tengo la sensación de que el último capítulo no gustó mucho, pero espero que este os guste más :)
De nuevo mil gracias por las visitas (¡ya hemos llegado a las 4200!), los favoritos (casi 90) y los comentarios (que espero dejéis en este capítulo).
PD: Solo deciros que esta fiesta dura muuuuuuucho que hablar ;)
Muchas gracias a todos. Un saludo,
Ladyluna10 :)
Octubre llegó sin grandes cambios. Las clasesen Hogwarts eran cada vez más intensa y los chicos intentaban seguirles elritmo, aunque no siempre lo lograban. Por suerte, la llegada de este mes traíaalgo bueno: la vuelta del quidditch. Las pruebas del equipo de Ravenclaw secelebrarían el día 1 de octubre y Rose no podía estar más ansiosa. Aquellamisma mañana, y tras conseguir que Lorcan le cambiara afortunadamente su turnode guardia aquella noche, se dirigió bien temprano al campo de quidditch paracambiarse y empezar a prepararlo todo. Poco rato después llegaron Martha, Willy otro chico más. Los demás puestos estaban vacantes.
- ¿Nerviosa? - Le preguntó su amiga,sentándose en el suelo.
- ¡Ansiosa más bien! - Respondió lapelirroja. - Tengo ganas de empezar a entrenar, necesito volar más a menudo.
- Yo también. - Añadió Wood. - ¿Se presenta mucha gente?
- Según mi lista
- Rose se acercó a su bolsay la cogió. - Cinco golpeadores, tres buscadores y dos cazadores. Necesitamosuno de cada.
- El cazador tiene que ser alguien con quiennos podamos llevar bien, Rose. - Comentó Martha. - Y la buscadora tiene que serLizzy.
- No podemos beneficiar a nadie. - Replicóesta. - Es nuestra amiga, pero tiene que demostrar lo que vale en el campo.
- Pero si ha estado practicando con tu primo,seguro que es buenísima, James no la sabotearía nunca. - La morena puso losojos en blanco. - Lo sabes tan bien como yo.
- No insistas, yo también quiero que esté enel equipo con nosotras, pero no voy a beneficiarla, seguro que los demástambién han estado entrenando para conseguir el puesto, no sería justo por miparte.
- La eterna prefecta. - Will negó con lacabeza. - Al menos tendremos el mejor equipo de todo el colegio.
- Anda, dejad de hablar y ayudadme a terminarde preparar esto. - Rose se había sonrojado un poco y, para disimular, bajó lacabeza y miró su reloj. - Ya casi es la hora, vamos.
No tardaron mucho en terminar aquello ycambiarse. Justo cuando Martha salía del vestuario, estaban entrando al estadiolos aspirantes, entre ellos una nerviosa Lizzy. En las gradas había bastantesalumnos de Ravenclaw que querían saber quiénes serían los elegidos y, deincógnito y maldiciendo por no tener la capa de invisibilidad, James. Sabía queen cuanto su prima lo viera lo echaría - era lógico, él era de otro equipo,cualquiera lo haría - pero quería darle ánimos a la que él ya consideraba lanueva buscadora del equipo de las águilas.
- ¡Hola a todos! - Exclamó, de repente, Rose.Todos los aspirantes guardaron silencio y tanto ella, como los demás sesituaron en fila en frente de ellos. - Supongo que todos me conocéis ya, soyRose Weasley, la nueva capitana del equipo. Necesitamos un cazador, un guardiány, quizás lo más importante, un buscador.
- Las pruebas serán sencillas, no ospreocupéis, y los cazadores y golpeadores sabréis el resultado mañana o pasado.- Añadió Wood, sonriendo. - Empiezan los cazadores, ¿no?
- Exactamente. - La pelirroja asintió. -Practicaréis algunos tiros, a ver si podéis derrotar a nuestro guardián. ¡Avuestras escobas!
Los dos aspirantes - un chico de cuarto y unachica de segundo - apenas tardaron unos segundos en elevarse, seguidos deWilliam.
- Os lanzaré la quaffle, tenéis que dar trespases y después lanzar. - Explicó la chica.
Cuando ambos asintieron se la lanzó y laspruebas se dieron por comenzadas.
Después de la prueba de los cazadores - ambosmuy buenos, aunque a Rose le pareció mejor el chico -, hicieron la suya losgolpeadores - dos de ellos eran muy buenos, los demás no tanto, la decisióntambién sería complicada - y, finalmente, la de los buscadores. Soltaron lasnicht y los tres aspirantes comenzaron a buscarla por todas partes. Lizzy dejólos nervios atrás nada más comenzara a volar, sabía lo que tenía que hacer, Jamesla había preparado para ese momento. Mientras los otros dos no paraban de darvueltas, ella se paró unos instantes y se dedicó a observar el campo, tratandode encontrar cualquier destello sospechoso.
- Vamos, Lizzy
- Murmuró James, desde susitio, mientras buscaba también la pequeña pelota voladora.
Finalmente, vio algo, cerca del suelo y, sindudarlo, se lanzó hacia allí. Los otros dos al verla, también se dirigieronhacia ese lugar, pero ella fue más lista y cambió de rumbo, consciente de quela seguirían. Cuando estos viraron, aumentó la velocidad y ascendió un poco,estirando el brazo. Se levantó un poco de la escoba, ante la atenta mirada detodo el mundo y, finalmente, logró atraparla. El estadio estalló en aplausos ygritos y la chica descendió al suelo y alzó su mano, triunfante.
- ¡Elizabeth es la nueva buscadora deRavenclaw! - Gritó entonces Rose, acercándose a ella corriendo. La abrazó confuerza. - ¡Enhorabuena!
- ¡Sabía que lo conseguirías! - Martha seabalanzó sobre las dos, riendo.
- Gracias chicas. - Respondió Lizzy cuando sesepararon.
James saltó entonces al campo y corrió haciaella. Sin previo aviso, la cogió y le dio una vuelta en el aire.
- ¡James, suéltame! - Exclamó ella, riendo.
- Sabía que lo lograrías, lo sabía. - Dijo,también riendo. - Soy el mejor profesor del mundo, McGonagall deberíacontratarme.
- No seas creído. - Respondió la chica cuandopor fin él la dejó en el suelo. - Pero gracias por todo. Supongo que nosveremos en el campo, Potter.
- Lástima que no vayas a poder quitarme lasnitch, Collins.
- ¡James! - La voz de su prima lo sobresaltó.La pelirroja se acercó hacia ambos chicos hecha una furia. - ¿Se puede saberqué haces aquí?
- He venido a animar a Lizzy. - Respondió él,como si fuera lo más evidente del mundo mientras la chica se alejaba un poco deallí. - Quería ver cómo derrotaba a los otros aspirantes.
- Esto era un evento privado, solo gente dela casa de Ravenclaw. - Replicó ella. - ¿Cómo has entrado?
- He aprovechado cuando nadie miraba pero, enserio Rose, ¿no me has visto? He estado aquí todo el tiempo, para ser capitanaeres bastante despistada.
- Como se te ocurra utilizar algo de lo quehas visto hoy
- Comenzó la chica a amenazarle.
- Han sido solo unas pruebas, ¿quién puedesacar algo de provecho aquí? - James sonrió. - Además, yo juego limpio, no soyun Slytherin.
- Más te vale. - Su prima lo fulminó con lamirada, pero poco a poco se relajó. Sabía que no lo había hecho con malaintención, que solo quería animar a Lizzy. Aprovechando que esta estabahablando con un par de chicos de la casa, decidió preguntarle. - ¿Qué hay entrevosotros dos, James?
- Somos buenos amigos. - Se limitó a responder James.
- No soy estúpida.
- Solo somos amigos, Rose. - Su primo se cruzó de brazos y le dedicó una mirada de soslayo a ella. - ¿No la ves? Está tonteando con esos de allí y yo corté hace poco con otra chica. ¿De verdad crees que podría haber algo entre nosotros?
- De hecho, pienso que lo hay. - Rose negó con la cabeza. - Tarde o temprano tendréis que admitirlo y eso día te diré que ya te lo dije.
- Espera sentada. - Murmuró él, todavía mirando a Lizzy. La vio sonreír y tocarse el pelo mientras hablaba con esos dos chicos y sintió una punzada de rabia. Seguro que no eran de fiar y que la tratarían mal, tenía que decirles algo. No podía dejar que le hicieron daño. Suspiró y se giró hacia su prima de nuevo. - Si me disculpas.
- Ya nos veremos. - Respondió ella, encogiéndose de hombros. Miró sus notas, consciente de que le tocaba tomar una decisión y de que había prometido tenerlo todo listo pronto. Quería comenzar a entrenarse cuanto antes y así poder olvidarse un poco de las horribles clases de Adivinación que tan mal se le daban y de su desastroso compañero de Pociones. Justo entonces, notó una mano sobre su hombro y se volvió, algo sobresaltada. Lorcan se encontraba ante ella, con una gran sonrisa. Se relajó al verlo, pero aún así, no pudo evitar exclamar y reprenderlo un poco. - ¡Qué susto me has dado! No puedes acercarte así a alguien, podría haberte lanzado un conjuro o pegado un puñetazo.
- Solo venía a felicitarte, lo ha hecho usted muy bien, señora capitana. - Respondió el chico.
- Ay, gracias, estaba un poco nerviosa al principio pero todos lo han hecho genial y me alegra que no haya habido ningún accidente. - Rose sonrió. - Y gracias también por cambiarme el turno de esta noche, estoy agotada.
- Está bien, tranquila, además así charlo un rato con Albus. - Lorcan se encogió un poco de hombros. Ambos guardaron silencio unos instantes y el chico decidió romperlo con un ligero carraspeo. - ¿Qué haces el sábado que viene?
- Todos vais a Hogsmeade, así que me quedaré aquí y estudiaré, ¿por qué?
- Oh, es verdad, lo había olvidado. - El chico se sonrojó un poco y Rose enarcó una ceja, sin comprender muy bien. - Iba a decirte que si querías ir conmigo, pero como no puedes ir, bueno, quizás querrías quedar conmigo esa noche.
- ¿Quedar? - Las mejillas de Rose comenzaron a arder. ¿Lorcan le estaba pidiendo una cita o algo así?
- Sí, bueno, ya sabes, podríamos pasear un poco después de cenar, hablar, lo que sea. - Él tartamudeó y también se sonrojó. - Si tienes guardia, quizás podamos cambiarla, soy el Delegado, estoy seguro de que me harán caso.
- Hablaré con el resto de prefectos de la casa, estoy segura de que alguno me la cambiara. - Respondió finalmente ella, tras meditarlo unos instantes.
- ¿Eso es un sí?
- Sí.
Harry Potter entró a su casa y dejó su abrigo en el perchero del recibidor. Estaba agotado, llevaba semanas trabajando sin parar, en el departamento estaban todos como locos, pero lo peor era que no habían conseguido nada. Entró al comedor, donde Ginny estaba sentada leyendo.
- Hola cariño. - Dijo, al verlo entrar. Harry se acercó a ella y le dio un beso. - ¿Qué tal te ha ido el día?
- Mal, seguimos sin encontrar a esos dos mortífagos. - Su marido suspiró y se sentó junto a ella, que dejó su libro sobre la mesita que tenía enfrente.
- Tranquilo, los encontraréis. - Respondió. - Además, los niños están seguros en Hogwarts, no les va a pasar nada.
- No sería la primera vez que consiguen entrar. - Replicó él. - Rabastan Lestrange es muy peligroso y Travers también, asesinó a toda la familia McKinnon te recuerdo.
- No pueden haber desaparecido
- El rostro de Ginny se ensombreció un poco. Sabía que a esa gente no tenía ningún principio moral.
- Lo sé, pero no damos con ellos. - Harry rodeó los hombros de su esposa con su brazo. - Tienes que tener mucho cuidado, si vinieran a por mí
- No lo pienses si quiera, Harry. - Ginny suspiró. - Todo eso ya pertenece al pasado, nadie va a venir a por ti.
- Pero si lo hicieran, quiero que te marches rápidamente, no quiero que te pase nada. - Replicó él. - Después de eso, avisa a tu hermano y Hermione y huid los tres, probablemente también intentarán ir a por ellos.
- Oh, Harry
- ¿Quieres cenar comida china? - La interrumpió, decidiendo que lo mejor sería cambiar de tema.
- Como quieras. - Respondió ella, encogiéndose de hombros. Su marido se levantó y se dirigió a la cocina. Ella no tardó demasiado en incorporarse y seguirlo, decidida a pensar mejor en otras cosas.
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¡Hola a todos! Solo quería daros las gracias una vez más. Hemos superado las 5000 visitas y 95 personas han marcado esta historia como favorita. Cuando empecé a escribirla creí que nadie la leería así que muchísimas gracias a todos.
Aprovechando que estoy de vacaciones he escrito bastante y, os aviso, ¡preparaos que vienen curvas!
Muchos besos,
Ladyluna10 :)
El sábado fue un día bastante aburrido parala mayor parte de primos Weasley-Potter. Todos sus amigos habían ido aHogsmeade y estaban prácticamente solos en el castillo. Albus y Rose pasaron eldía juntos en la biblioteca, estudiando, mientras Molly trabajaba allí yterminaba de planear la fiesta de aquella noche.
- ¿Por qué me dejaste cogerme Adivinación? -Rose suspiró y apartó el libro. En la biblioteca solo estaban ellos dos, asíque no le importó hablar. Su primo levantó la mirada del pergamino que estabaescribiendo y frunció el ceño.
- Te dije que era un rollo. - Replicó. - Note quejes ahora.
- Es que nada de esto tiene sentido. - Sequejó ella. - Es imposible predecir nada usando estas tonterías.
- Siempre puedes dejarla.
- ¿Y quedarme sin equipo? - La pelirroja negócon la cabeza. - Ni hablar, Albus.
- Pídele ayuda a alguien que se le dé bien. -Sugirió el pelinegro entonces. - Lizzy es muy buena, James dice que tiene undon.
- No me va a quedar otra, no puedo suspenderesto y Pociones.
- ¿Tan segura estás de eso?
- Es culpa de Malfoy, no nos sale nada bien,siempre quiere llevar la razón y no se da cuenta de sus errores. - Se quejó suprima.
- Sois unos orgullosos ambos, seguro que tútambién te equivocas a veces.
- Imposible, sigo el libro al pie de laletra. - Rose se dejó caer un poco hacia delante. - Me podría haber tocadocontigo, ojalá no hubiera llegado tarde. ¿Por qué no me esperaste?
- Yo estaba con Scorpius, pero cuando elprofesor dijo lo de parejas mixtas, Lizzy se acercó a nosotros y nos preguntósi alguno quería ponerse con ella. - Albus se encogió de hombros. - Le dije quesí sin pensar, se lleva mejor conmigo que con Scorp y es una buena amiga deJames, así que, no sé. Tampoco pensé que os fuera a ir tan mal.
- Pues nos va. - La chica negó con la cabeza.
- Quizás si os sentarais a hablar lasituación mejoraría. - Comentó él. - Tengo la sensación de que solo os gritáisu ignoráis.
- Es que no quiero hablar con él. - Rosetodavía recordaba lo que había pasado en el tren. - No quiero ser su amiga.
- No es ser amigos, es aprobar unaasignatura. - Puntualizó Albus.
- Tendré que hace un examen brillante.
Albus suspiró. Su prima era tan orgullosacomo Scorpius y jamás aclararían lo que había pasado en la fiesta. Iba areplicarle cuando vio llegar a Molly, cargada de libros. Al ver a sus primos,los dejó sobre su mesa y se dejó caer en una de las sillas libres, cansada.
- Estoy harta de esto. - Se quejó.
- Ya lo sabemos, Molly. - Replicó Rose,volviendo a su libro de adivinación. - Nos los has contado miles de veces.
- Oye, Rose, ¿es verdad lo que dicen? - Lachica le miró, enarcando una ceja.
- ¿Qué dicen? - Su prima ni siquiera levantóla cabeza al preguntar.
- Que esta noche vas a salir con LorcanScamander. - Sonrió al decir esas palabras y ver la reacción de la otra chica.Levantó la cabeza rápidamente y los demás pudieron ver que se había puestocompletamente roja. - ¡Creo que eso es un sí!
- La invitó el sábado pasado, después de laspruebas de quidditch. - Contestó Albus, sonriendo al ver la cara de Rose.
- ¡Al!
- Qué monos. - Molly rio. - ¿Qué te vas aponer?
- Unos vaqueros y una camiseta. - Respondiósu prima, encogiéndose de hombros. - No es una cita.
- Sí que lo es. - Murmuró Albus.
- Por supuesto que lo es, un chico no teinvita a salir porque sí.
- Escucha a la experta, Rose.
- Oh, cállate, Albus. - Molly puso los ojosen blanco. - Pero sí, si necesitas ayuda o lo que sea, avísame. - Sonrió. Se lehabía ocurrido una idea para que su prima y el Delegado no descubrieran sufiesta. - ¿Por qué no salís a los jardines? Son muy románticos.
- No podemos salir de noche. - Replicó. -Nosotros no incumplimos las normas, somos prefectos, hacemos que se respeten.
- Por una vez no pasaría nada.
- No sé lo que haremos, tampoco creo queLorcan quiera estar fuera hasta después del toque de queda, podríansancionarlo. - Rose suspiró y miró su reloj. - De todas formas, me voy ya.Tengo que ducharme y cambiarme antes de cenar.
- Vale, Rose, ya nos contarás mañana. -Respondió Albus, enarcando una ceja.
La pelirroja lo fulminó con la mirada antesde recoger sus libros, levantarse y marcharse de la biblioteca. Molly tambiénmiró su reloj y sonrió. En cinco minutos terminaba, por fin, su turno y podríadedicarse a terminar los detalles de la fiesta.
- Yo también me voy, Albus, tengo que colocarestos libros y mi turno está a punto de terminar.
- Creo que yo también voy a dejar esto porhoy. - El chico miró el pergamino y suspiró. Todavía le quedaba bastante para terminarloy tenía que entregarlo el lunes. Tendría que seguir esa noche y pasar todo eldomingo estudiando. - O, al menos, por ahora.
- Yo también tengo que terminarlo, si tesirve de consuelo.
La morena se encogió de hombros, cogió elmontón de libros y se alejó de allí mientras su primo comenzaba a recoger lascosas.
Lucy, Lilly y Roxanne habían pasado el día juntas, habían estado estudiando fuera, aprovechando que todavía hacía buen tiempo y después habían estado charlando y pasando el rato, tratando de matar el tiempo hasta que llegara la hora de la cena y, después, la tan ansiada fiesta. Incluso Lucy tenía ganas, aunque sabía que lo que su hermana estaba haciendo era una locura. Si sus padres se enteraban, la matarían. Aún así, decidió que pasaría una gran noche.
- Casi todos los Gryffindor van. - Dijo Lilly. - James y Molly se han encargado de difundirlo entre alumnos de todos los cursos.
- Es una suerte que no se hayan enterado los prefectos. - Añadió Roxanne.
- Sí, a nosotros nos ha pasado lo mismo. - Contó la Hufflepuff. - Menos mal que no se ha enterado ninguno, aunque me da pena que Rose y Albus no puedan venir.
- Ya, pero bueno, son prefectos, no podíamos dejar que lo supieran. - Lilly se encogió de hombros. Una parte de ella creía que era mejor que su hermano no estuviera allí, ya tenía bastante con James vigilándola, no los necesitaba a los dos. Especialmente desde que Jordan le había pedido ir juntos.
- ¿Qué os vais a poner? - Preguntó Roxanne, tumbándose en la hierba. - Yo creo que un vestido, pero no lo sé, no sé como irá la gente.
- Las chicas y yo llevaremos vestidos. - Contestó Lucy. - Tengo uno nuevo monísimo, seguro que os encanta.
- Yo llevo una falda alta y una blusa sin tirantes. - Añadió Lilly, sonriendo. No le había contado a nadie lo de Jordan, pero de repente tenía muchas ganas de que sus primas lo supieran. Se mordió el labio, ¿se lo decía?
- ¿Qué te pasa, Lil? - Lucy enarcó una ceja, consciente de que a su prima le pasaba algo y esta se sonrojó.
- Tenéis que prometerme que no diréis nada porque es un secreto. - Murmuró. Roxanne se incorporó, curiosa por saber qué pasaba, y ambas asintieron. - Iré a la fiesta con Jordan, me preguntó el otro día si quería ir con él.
- ¿Qué Jordan? - Preguntó Roxanne, con la boca abierta.
- Jordan, Jordan. - Respondió la pelirroja, emocionada. - El amigo de Fred y James, el de último curso.
- ¿Qué dices? - Lucy abrió mucho los ojos.
- Pero no digáis nada, no quiere que James lo sepa aún. - Dijo la chica. - Ya sabéis cómo es, piensa que como soy su hermanita pequeña debe protegerme de todos los chicos que se me acerquen.
- Espero que no se enfade cuando os vea entrar juntos. - Murmuró Roxy. - Jordan es guapísimo y muy simpático, qué envidia me das, tía. Mi hermano siempre dice que es un gran bromista, como él, y que además es inteligente. Es perfecto. - La chica suspiró. - Ojalá me hubiera pedido alguien como él una cita, pero iré sola con mis amigas.
- Yo también. - Lucy también suspiró. Le habría encantado ir con cierto Ravenclaw, pero sabía que era imposible. Él ni siquiera iba a ir a la fiesta. - Tienes mucha suerte Lil.
- No os preocupéis, en la fiesta habrá muchos chicos, solo tenéis que aprovechar. - La pelirroja enarcó una ceja. - Si queréis que os presente a alguien solo tenéis que decírmelo.
- No necesito tu ayuda, te recuerdo que soy mayor que tú. - Roxanne arrugó un poco la nariz.
- ¿Y qué tendrá eso que ver? - Lilly sonrió. - Desde que cortaste con el idiota de Alfred estás siempre a la defensiva, no dejas que ningún chico se te acerque.
- Es solo que espero a que me lo pida el chico adecuado. - Replicó su prima, sonrojándose. - Pero si no lo hace, esta noche le pediré bailar. Ya veréis.
- ¡Esa es la actitud! - Exclamó Lilly, satisfecha. Después desvió su mirada hacia la más pequeña de las tres. - ¿Y tú que, Lu? ¿Ningún chico te llama especialmente la atención?
- Bueno, hay uno pero
- Se sonrojó. - es que él no viene a la fiesta.
- ¿Un prefecto? - La pelirroja agarró a su prima del brazo, emocionada. Lucy nunca hablaba de chicos, tenía que aprovechar aquella oportunidad. - ¡Cuéntanos!
- No os voy a decir quién es.
- ¿Por qué? - Se quejó Roxy.
- Porque sois unas bocazas. - Lucy comenzó a reír y negó con la cabeza. - Ya lo sabréis, todo en su debido momento.
- ¡Oh, venga ya, Lucy! - Lilly tiró de su brazo y puso carita de pena.
- Tengo que irme, se está haciendo tarde y quiero ducharme antes de que los demás vuelvan de Hogsmeade y colapsen el baño. - Se limitó a responder esta, riendo. Consiguió soltarse del brazo de su prima y se puso de pie.
- Dinos al menos de que casa es. - La pelirroja también se levantó. - Venga, Lu, no puedes dejarnos así.
- Ravenclaw. - Respondió, negando con la cabeza. Os veré esta noche.
La morena salió corriendo dejando a sus primas boquiabiertas. Lilly volvió a sentarse y frunció el ceño antes de mirar a Roxanne, quien se mordió un labio.
- ¿Prefecto de Ravenclaw? - Murmuró la morena.
- O quizás el Delegado. - Añadió Lilly también en un susurro. - ¿Crees que el chico que le gusta es Lorcan?
- Eso explicaría por qué tanto secretismo, ¿no? - Roxy suspiró. - ¿Crees que ha escuchado los rumores?
- ¿Los de Rose y Lorcan?
- ¿Cuáles si no, Lil? - Roxanne puso los ojos en blanco.
- Lo sabe prácticamente todo el mundo. - La pelirroja arrugó la nariz. - De todas formas, no creo que eso salga bien.
- ¿Por qué? A Lorcan parece gustarle.- Roxanne se encogió de hombros.
- Pero a Rose le gusta otro. - Lilly sonrió.
- ¿Scorpius?
- La conoces tan bien como yo. Si no sintiera algo por él no se habrían besado, por mucho whisky de fuego que hubieran bebido.
- Sí, Rose es una romántica, no es como Molly. - Añadió Roxanne.
- Entonces, ¿le echamos una mano a Lucy con Lorcan?
- Necesitará alguien que le ayude cuando Rose le rompa el corazón. - Los ojos de la pelirroja brillaron. - Y entonces actuaremos.
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¡Hola a todos! Espero que os guste el capítulo y, solo os digo, ¡se acerca la fiesta!
Gracias por vuestro apoyo (comentarios, visitas, favoritos...) como siempre.
Muchos besos,
Ladyluna10 :)
Todos en Hogwarts se preparaban para aquellanoche. Nadie quería perderse la fiesta de Molly Weasley. Rose también sepreparaba, aunque para algo distinto. Cuando llegó al cuarto vio a Lizzy, queacababa de llegar de Hogsmeade, probándose un vestido y frunció un poco elceño.
- ¿Dónde vas? - Le preguntó, extrañada.
- Con
con James. - Murmuró la otra. Era laúnica de sus amigas que había decidido ir a la fiesta, todas considerabaninjusto que no hubieran invitado a Rose, pero James había insistido mucho yella no había sido capaz de decirle que no. Siempre iban juntos a las fiestas,era su tradición y no podía fallarle.
- ¿Tienes una especie de cita o algo con miprimo? - Rose comenzó a sospechar que algo raro sucedía.
- No, hemos quedado solo para charlar un ratoy eso, ya sabes, somos buenos amigos, nos gusta pasar tiempo juntos. - Lizzysonrió, tratando de parecer convincente. - Pero la que tiene una cita estanoche eres tú, ¿tienes ganas de ver a Lorcan?
- No es una cita, no seáis pesados. - Rose sesonrojó.
- Lo que tu digas, Rose. - Su amiga sonrió yla miró de arriba abajo. - Vas muy guapa, me gusta esa blusa.
- Gracias. - Murmuró la pelirroja. Puede queno fuera una cita pero aún así había decidido ponerse un pantalón blanco y unablusa de manga larga negra. - Me pondré la túnica encima para bajar a cenar, noquiero mancharme. - Enarcó una ceja. - ¿Tú vas a bajar a cenar con el vestido?
- ¿Cómo voy a bajar así? - Replicó la morena,abriendo mucho los ojos. Si todos bajaran arreglados, sería demasiado evidente.- He quedado después de la cena, comeré rápido, subiré y me cambiaré.
- Bajamos ya, si quieres. - Rose miró sureloj. Quedaba poco para que sirvieran la cena. - ¿Puedes esperar cinco minutosmientras me maquillo un poco?
- Tengo que volver a ponerme el uniforme, asíque sin problema. - Lizzy se encogió de hombros.
- En seguida estoy.
La pelirroja sonrió antes de coger su necesery situarse frente al espejo, dispuesta a terminar de arreglarse para aquellanoche.
El disimulo no era el fuerte de los alumnosde Hogwarts. Muchos bajaron a cenar demasiado arreglados y Molly temió por unmomento que los profesores o la directora se dieran cuenta de lo que habíanplaneado pero, o bien no sospecharon de sus alumnos, o bien prefirieron hacerselos tontos. Cuando la chica terminó de cenar, subió a la sala común deGryffindor, se cambió y se dirigió rápidamente a la Sala de los Menesteresjunto a sus amigas para terminar de prepararlo todo. Las chicas habíanconseguido, con ayuda de varios chicos de séptimo, que les vendieran alcohol ylo llevaban escondido en mochilas. Recorrieron los pasillos rápidamenteintentando llegar a la sala sin ser descubierta - cosa que consiguieron demilagro- y, una vez allí, prepararon todo rápidamente. Por suerte la sala lesdio todo lo que necesitaban: varias mesas, algo de decoración, incluso algunassillas y sofás. Las chicas repartieron las bebidas y las copas por toda lasala, conscientes de que en seguida comenzarían a llegar los demás. No seequivocaban. Los primeros en llegar fueron James y Fred junto a varios chicosde su clase.
- Pero bueno, ¿dónde está todo el mundo? -Preguntó el hijo de Harry Potter nada más entrar en la sala.
- Al llegar. - Se limitó a contestar suprima. - No seas impaciente, seguro que están terminando de arreglarse.
- Más vale que lleguen pronto. - Se quejóFred, cruzándose de brazos.
Por suerte, en seguida escucharon unos pasosacelerados por el pasillo y la puerta se abrió. Lizzy se detuvo y, apoyándoseen el marco de la puerta, se puso sus tacones. James no pudo evitar sonreír alverla. Iba guapísima. Ella se colocó un mechón de pelo detrás de la oreja y,cuando sus miradas se cruzaron, le devolvió la sonrisa.
- Bueno, parece que al fin ha llegadoalguien. - Comentó el chico.
- Ya sé que no puedes vivir sin mí, pero nohace falta que lo admitas delante de todos. - Respondió ella, acercándose a él.
- Eres una creída, Elizabeth.
- Oh, cállate Potter. - Replicó ella antes demorderse el labio. Le habría gustado sonar enfadada, pero no era capaz.
Los demás miraban aquella escena condiversión. Molly enarcó una ceja y Fred tuvo que contener una carcajada ¿Secreían que eran idiotas y no veían lo que pasaba entre ellos dos? ¿O acaso suprimo y la Ravenclaw no se daba cuenta de lo sucedía?
- Me alegra que al final hayas venido. - DijoJames finalmente.
- No podía decir que no, te pusiste muypesado. - Lizzy puso los ojos en blanco. - Pero Martha, Eliza y Caroline novendrán, no están de acuerdo con lo que le habéis hecho a Rose. Y, que conste,yo tampoco.
- Oh, venga ya, no podíamos invitar a losprefectos. - Intervino Molly. Ambos chicos se giraron rápidamente hacia ellasorprendidos, como si por un momento se hubieran olvidado de que había máspersonas en la sala. - Además, a mi prima no le gustan las fiestas, mira comoacabó en la última.
- Molly deja ya el tema, Rose lo ha pasadobastante mal. - La defendió su amiga.
Justo cuando la otra chica iba a replicar, lapuerta volvió a abrirse y un grupo grande de personas entró. Poco a poco lasala se fue llenando, pusieron música y todos comenzaron a beber y bailar. Lucyy Roxanne no tardaron en llegar con sus amigas y un grupo de Gryffindors entrelos que se encontraba Hugo. Poco después, entraron Lilly y Jordan en la sala.La chica rogó porque su hermano no la viera y le montara una escena por salircon un chico tan mayor pero, por suerte para ella, este estaba bastante ocupadoen ese momento.
- Estás muy guapa. - Dijo Lorcan al verla llegar a la Sala Común de Ravenclaw.
- Gracias. - Respondió Rose, sonrojándose. - Tú tampoco estás nada mal.
- Vaya, gracias. - El chico sonrió y le tendió el brazo. Ella se apoyó en él y ambos abandonaron la sala. - ¿Qué te gustaría hacer?
- Me da lo mismo. - La pelirroja se encogió de hombros. - Pensaba que tú lo habrías organizado todo ya.
- Podríamos subir a la Torre de Astronomía. - Comentó el chico, algo nervioso. - Podríamos ver las estrellas desde allí, esta noche la luna está preciosa.
- Me parece bien. - Contestó la chica. - Conozco un atajo, si quieres podemos ir por allí.
- Como quieras, Rose.
Comenzó a guiarle a través de los corredores. Su idea no era exactamente un atajo como le había dicho, pero Rose sabía que si pasaban por el pasillo en el que estaba la Sala de los Menesteres no tardarían demasiado y, más importante, evitarían que los descubrieran. Rara vez los prefectos y profesores comprobaban aquel lugar, ella misma solía evitarlo, consciente de que casi nadie solía pasar por allí - exceptuando, quizás, a sus primos, que a menudo se reunían en aquella sala oculta, pero Rose prefería no inmiscuirse demasiado en sus asuntos para no tener que quitarles puntos o castigarlos -.
- ¿Qué tal hoy en Hogsmeade? - Preguntó Rose, rompiendo el silencio que se había instalado entre ambos.
- Como siempre, he estado con algunos de clase tomando algo en Las tres escobas y después hemos paseado un rato aprovechando el buen tiempo. - Contestó Lorcan. No sabía qué decirle a la chica y se sentía un poco tonto. Ambos eran amigos desde pequeños, pero ahora no sabía cómo comportarse. Rose le gustaba desde hacía más de un año, había tardado mucho en reunir el valor necesario para pedirle una cita y ahora estaba quedando como un idiota. Necesitaba decir algo, demostrarle que le importaba de verdad. - Aunque todo habría sido mejor si hubieras podido venir.
- Oh, vaya. - La chica notó cómo su cara se ponía del mismo color que su pelo. ¿A qué venía eso? ¿Tanto le gustaba al chico? Se mordió el labio, preocupada, consciente de que no sentía lo mismo por él. Para ella Lorcan era solo un amigo.
- ¿Y tú qué has estado haciendo?
- He estado en la biblioteca con Albus. - Murmuró, aún sorprendida. - Tenemos mucho que hacer y estoy demasiado ocupada últimamente.
- Es que tienes muchas responsabilidades, es increíble cómo logras soportarlo todo. - Él le sonrió. - Eres la chica más
Lorcan se detuvo y dejó la frase a medias. Habría jurado que había alguien en el pasillo.
- ¿Qué ocurre? - Preguntó Rose, frunciendo el ceño. ¿Habría entrado alguien en la Sala de los Menesteres?
- Me ha parecido ver a alguien, pero
deben ser imaginaciones mías.
- Deja que vaya a echar un vistazo. - Se apresuró a decir. Lo último que quería en aquel momento era encontrarse con James o Fred.
- No tienes por qué, yo soy el Delegado, es mi deber.
- No olvides que yo también soy prefecta y que esta noche, precisamente, me tocaba hacer guardia así que deja que yo lo haga. - Esperaba haber sonado convincente.
Tras guardar silencio unos instantes el chico se encogió de hombros y la soltó. Rose avanzó rápidamente, rogando porque solo fueran imaginaciones de Lorcan, esperando no encontrarse con nadie de su familia. Pero se equivocaba completamente. La puerta de la sala estaba en la pared y, de hecho, abierta. Tuvo que contener la respiración al ver lo que sucedía dentro: alguien había organizado a una fiesta.
- ¡Eh, no dejéis la puerta abierta si alguien nos pillan acabaré expulsada! - Exclamó una voz que la pelirroja conocía muy bien. Molly se acercó a la puerta y se quedó petrificada al verla, con los ojos muy abiertos. - Rose
- ¿Va todo bien? - Lorcan comenzó a avanzar hacia la chica, que se giró hacia él, sin saber qué hacer. ¿Pero cómo se le había ocurrido aquello a Molly? ¡Si Lorcan la descubría nada la salvaría! Seguro que se lo contaba a la directora y la expulsarían como ella misma había dicho. Tenía que pensar, él cada vez estaba más cerca y la puerta de la sala no se desvanecía. Su prima seguía en la puerta, aterrada. - ¿Rose?
Y, entonces, no lo pensó. Corrió hacia él, se puso de puntillas y unió sus labios mientras cerraba los ojos. Él al principio se sorprendió pero, en seguida, la estrechó con fuerza entre sus brazos y la correspondió. Llevaba mucho esperando aquello, sin embargo para la chica fue un beso raro. No sentía nada, no se parecía a lo que había sentido cuando había besado a Malfoy en aquella fiesta y no lo comprendía. Al otro chico tampoco lo quería, ¿por qué sus besos eran tan distintos? Alargó el beso para que Molly pudiera ganar tiempo y, por ese mismo motivo, se separó de él lentamente. Lorcan la sostenía de la cintura y sonreía; Rose bajó la mirada, avergonzada por lo que acababa de hacer, consciente de que debía haber hecho otra cosa, pero nada mejor se le había ocurrido.
- Vaya
- Murmuró él. - Esto ha estado bien.
- Yo
lo siento, Lorcan, tengo que irme.
La pelirroja se separó de él que arrugó la frente, sin comprender qué acababa de pasar, y salió corriendo por el pasillo.
- ¡Rose, espera!
El hijo de los Scamander salió corriendo detrás de la chica pero ella aceleró el paso. Tenía que encontrar algún lugar en el que esconderse, no quería ver al chico, no quería enfrentarse a su mirada, no quería decirle la verdad ni romperle el corazón. Escuchaba cómo la llamaba, pero no giró la cabeza ni una sola vez. Necesitaba un plan ya. Y entonces se dio cuenta de en qué pasillo estaba y de dónde podía esconderse. Estaba segura de que Lorcan nunca la buscaría ahí, no la creería capaz de pasar. Aceleró el paso y giró. Sabía la contraseña, escuchó a Albus decirla un día, así que, cuando llegó a la puerta del baño de prefectos, pronunció las palabras y la puerta se abrió. Entró en cuanto pudo y cerró en seguida. Se dio la vuelta y se quedó mirando la entrada, aliviada. Nadie la buscaría allí, estaba a salvo. Suspiró. Tendría que esperar allí bastante tiempo, no quería cruzarse con Lorcan al volver a la Sala Común, pero cuando se giró tuvo que contener un grito. Detrás de ella, mirándola atónito, estaba Scorpius Malfoy tapado únicamente con una toalla.
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¡Qué comience la fiesta! Se avecinan unos capítulos moviditos. ¿Qué os ha parecido el final? ¿Os lo esperabais?
Como siempre, muchas gracias a todos. ¡Hemos superado las 6300 visitas y YA HEMOS LLEGADO A LOS 100 FAVORITOS! Sois los mejores, en serio <3
Espero que os haya gustado, no olvidéis comentar.
Muchos besos,
Ladyluna10 :)
Lizzy buscaba a James entre la multitud. Lohabía perdido hacía ya bastante rato y estaba muy aburrida. ¿Para qué le pedíaque viniera si luego la dejaba sola? ¿Y si estaba con otra chica? Sintió unapunzada en el pecho, pero una voz le recordó que entre los dos no había nada yque ambos podían irse con quien quisieran. Ella misma había pasado el día enHogsmeade con otro chico. Aun así, no podía evitar buscarlo, tenía ganas deverlo, de charlar y bailar con él, así que cuando vio a Molly a lo lejos nodudó ni un segundo y aceleró el paso. Seguro que ella le había visto. LaWeasley estaba pálida, todavía no se había recuperado del susto pero, porsuerte, Rose no la había delatado y ella había logrado cerrar la puerta antesde que Lorcan se diera cuenta de lo que pasaba.
- ¡Molly! - Se giró al escuchar cómo lallamaban y enarcó una ceja al ver a Lizzy.
- ¿Qué ocurre?
- ¿Has visto a James? - Preguntó sin más.
- Sí, lo acabo de ver hablando con una chica,creo que es de Hufflepuff pero no estoy muy segura. - Contestó la joven. -Estaban cerca de la entrada.
- Oh, vale, gracias. - Lizzy fingió unasonrisa al escuchar aquello.
- ¿Lo buscabas para algo concreto? - Seinteresó por saber Molly. - Quizás no deberías interrumpirle, se le veíabastante
ocupado.
- Solo quería decirle que me iba. - Mintió laRavenclaw.
- ¿Tan pronto?
- Sí, sin mis amigas esto no es muy divertidoque digamos. - Contestó ella de forma mordaz. No había que ser muy listo paradarse cuenta de por qué Molly actuaba de aquella manera. - Si me disculpas.
La chica se giró y se dirigió hacia donde laotra le había dicho. No tardó en ver a James apoyado en una pared y charlandocon una chica uno o dos años más pequeña que ella, bajita y pelirroja. Semordió la lengua, pero continuó avanzando. Tenía que ser una pelirroja, quétípico. El chico la vio antes de que llegara y le dedicó una media sonrisa a laque ella no respondió. La chica que hablaba con él frunció el ceño, conscientede que algo había hecho que la actitud de Potter cambiara y se giró paraencontrarse con Lizzy.
- ¡Llevo más de mediahora buscándote, Jamie! - Exclamó la chica entonces, fingiendo normalidad.
- Oh, perdona, Lizzy,me he entretenido un poco
- El chico se sonrojó. Le daba mucha vergüenza quelo llamaran así y ella lo sabía.
- Ya veo. - Miró dearriba abajo a la chica y puso los ojos en blanco. - No quería interrumpirnada, pero creo que voy a marcharme, me aburro mucho.
- No te puedes ir tanpronto. - Protestó James.
- Es que si miacompañante me deja tirada por otras cosas
- La Hufflepuff se removió un pocoincómoda, sin entender muy bien qué pasaba. Sabía que James no tenía novia yque esa chica era solo su amiga, siempre había habido rumores sobre ellos, perolos negaban una y otra vez así que no comprendía por qué se comportaban así.
- Pero no son cosasimportantes. - Dijo. Notó cómo la pelirroja lo fulminaba con la mirada antes degirarse y, sin despedirse si quiera marcharse. Maldijo por lo bajo.
- ¡Qué educada! - Lavoz de Lizzy estaba cargada de ironía.
- ¿Haces esto porque lasemana pasada te interrumpí mientras tonteabas con aquel chico después de laspruebas de quidditch? - James tenía la frente arrugada y parecía enfadado, perola chica le aguantaba la mirada. Era una de las únicas personas a las que eljoven no era capaz de intimidar.
- Entre otras cosas.- Se cruzó de brazos. - Si no querías pasar la noche conmigo, podrías habérmelodicho, ahora podría estar durmiendo.
- Hay más gente en lafiesta aparte de mí.
- No sé si te hasdado cuenta, pero no hay casi nadie de Ravenclaw: no están las chicas, ni Will,ni el resto de chicos de sexto. La única que ha venido he sido yo y lo he hechopor ti, pero quizás no debería haberlo hecho.
Ambos guardaronsilencio unos instantes, mirándose a los ojos, hasta que James se atrevió aapoyar una de sus manos en los brazos de la chica y esta negó con la cabeza.
- Lo siento, ¿vale? -Murmuró. Lizzy tuvo que acercarse bastante a él para poder escuchar suspalabras. - Te perdí de vista, ella se me acercó y comenzamos a hablar, noquería dejarte sola ni que te aburrieras.
- No me apeteceseguir aquí de todas formas. - Susurró la chica, bajando la mirada.
- A mí tampoco, pero noquiero volver a la Sala Común. - James se acercó aún más a ella y murmuró en suoído. - ¿Y si vamos a un lugar más íntimo?
- Eres incorregible.- Respondió ella, aunque no pudo evitar sonreír. - Tienes suerte de que yotambién lo sea.
- ¿Eso es un sí?
- Anda, salgamos deaquí de una vez y hagamos algo interesante. - Contestó Lizzy, poniendo los ojosen blanco.
Ambos estaban a puntode abandonar la sala cuando James se detuvo, incapaz de creerse lo que acababade ver. ¿Ese que bailaba tan pegado a su hermanita pequeña era Jordan?
- Maldito cab
- ¡James SiriusPotter! - Se giró hacia la Ravenclaw, que le miraba enfadado. - Deja a tuhermana tranquila.
- ¡Pero Lizzy, Jordanes de mi edad y ella es mucho más pequeña! - Se quejó él. Sabía cómo era suamigo y no quería que nadie se aprovechase de la pequeña de la familia.
- Lilly es bastanteresponsable, sabe lo que hace, además, ¿recuerdas qué hacías tú a su edad? ¡Erasmuchísimo peor! - Replicó ella. - Y, si no recuerdo mal, cuando yo estaba encuarto no te parecía que fuera tan pequeña.
- Era distinto, túeres más
ella es menos
- La chica enarcó una ceja y él tragó saliva, sinsaber cómo salir de aquel lío. Finalmente resopló y volvió a andar hacia lapuerta, consciente de que no podía hacer nada más si no quería que la morena sepasara lo que quedaba de noche regañándole.
- ¡¿Pero qué haces aquí?! - Scorpius estaba completamente rojo de la vergüenza y es que, ¿cómo iba a imaginarse que Rose Weasley iba a entrar al baño de prefectos justo cuando él salía de la ducha?
- Podría preguntarte lo mismo. - Replicó la chica, también roja. - No eres prefecto.
- Y tú eres una chica. - Puntualizó él.
- Pero yo tengo más derecho que tú a estar aquí. - Arrugó la frente. - ¿Cómo diantres has conseguido la contraseña?
- ¿Y tú? - Ambos se aguantaron la mirada unos instantes y el Slytherin supo su respuesta sin que la pelirroja tuviera que pronunciarla. - Albus.
- ¿Tú también? - Rose enarcó una ceja.
- Es un desastre. - El rubio negó con la cabeza y una pequeña sonrisa se dibujó en sus labios.
- Por una vez estoy de acuerdo contigo, Malfoy, pero no se lo digas a nadie.
Justo entonces la puerta comenzó a abrirse y Rose palideció. ¿Lorcan había entrado a buscarla? Sin pensarlo, corrió hacia la zona de duchas y se escondió detrás de una pared, mojándose los pantalones al dejarse caer y rogando porque Scorpius no la delatara. Este se había quedado estupefacto debido a la reacción de la chica. ¿Por qué había salido corriendo al ver la puerta abrirse? Vale que fuera un baño solo para chicos, pero aún así
Cuando la puerta terminó de abrirse vio a Lorcan Scamander y, como si de un puzle se tratara, las piezas encajaron en su cabeza. Había escuchado los rumores, sabía que aquellos dos habían quedado esa noche. Rose estaba huyendo de él y, aunque no sabía por qué, sintió una punzada de rabia. ¿Le habría hecho algo? El chico lo miraba desde la puerta con el ceño fruncido.
- Se supone que este baño solo pueden utilizarlo prefectos. - Dijo.
- Lo siento, Scamander, me gusta disfrutar de un baño tranquilo de vez en cuando. - Replicó él con cierta chulería. No iba a acobardarse porque el otro joven fuera Delegado.
- Tendré que quitarte puntos. - Lorcan sonrió. Malfoy no le caía bien, odiaba ese aire de superioridad que tenía y su chulería. - Veinte, para ser exactos.
- Oh, qué miedo.
- Y abandona este lugar de forma inmediata. - Le ordenó.
- ¿Quieres que me pasee por el castillo desnudo? Porque si es así quizás deberías replantearte ciertas cosas.
- Márchate en cuanto te vistas. - El Ravenclaw suspiró. Aquel chico era un insolente. - Por cierto, ¿no habrá entrado Rose aquí, verdad?
- ¿Rose? ¿Te refieres a la insoportable de Weasley? - Elevó un poco el tono de voz para que ella pudiera escucharlo perfectamente.
- Esa "insoportable" como tú la llamas, es prefecta de Ravenclaw y se merece un respeto.
- ¿Qué iba a hacer ella aquí? - Scorpius ignoró sus palabras y siguió hablando. - Es un baño de chicos, por si no te has dado cuenta. ¿Te han nombrado Delegado y ni siquiera sabes diferenciar eso?
- No sé para qué pregunto si quiera. - Lorcan se giró y abandonó el aseo rápidamente, mientras Malfoy contenía la risa.
- ¡Adiós, Scamander!
Una vez que la puerta se hubo cerrado, se dirigió hacia donde la chica se había escondido. Ella le dedicó una extraña mirada que mezclaba la rabia con el agradecimiento. No sabía por qué había mentido por ella, pero se lo agradecía aunque, al mismo tiempo, le molestaban sus palabras. El rubio se dejó caer a su lado, empapando la toalla que llevaba.
- ¿De qué va todo esto? - Le preguntó.
- No es asunto tuyo. - Replicó ella, cortante.
- He tenido que mentir por ti, claro que lo es. ¿Acaso tu novio y tú os habéis peleado?
- No estamos saliendo. - Contestó la Weasley, sonrojándose un poco. Scorpius no pudo evitar sonreír al verlo, consciente de que la cara y el pelo de la chica siempre acababan del mismo color. - ¿Sabes lo de la fiesta que han organizado?
- Claro, mi primo ha ido pero Molly no ha invitado a Albus así que me negué a ir. - Respondió él. - ¿Tú cómo lo sabes? Creí que los prefectos no sabíais nada.
- Lorcan y yo hemos pasado por el pasillo, he visto lo que pasaba y él ha estado a punto de descubrirlo así que he tenido que besarlo para ganar tiempo. Podrían haber expulsado a mi prima. - Confesó la pelirroja lentamente, realmente avergonzada. - Sé que no ha estado bien, pero no se me ocurrió nada mejor en ese momento y ahora no quiero enfrentarme a él porque no le quiero, no siento nada por él, somos solo amigos y tener que decírselo
Dejó la frase a medias y se mordió el labio. Scorpius la miraba que los ojos entrecerrados y una pequeña punzada en el estómago que había aparecido en cuanto la chica le había contado que había besado al idiota de Scamander.
- Supongo que es un motivo válido Rose. - Murmuró entonces. Lentamente se atrevió a acercar su mano a su rostro y acariciarle la parte superior de la mejilla, llena de pecas.
- ¿No crees que soy una persona horrible? - El corazón de la chica se había acelerado como aquella noche en la fiesta y se acercó un poco más a Malfoy.
- Por supuesto que no. - Respondió él. - Tú no eres así, eres muy noble, aunque seas un desastre en Pociones.
- Eso es más bien culpa tuya. - Ella sonrió. Cada vez estaban más cerca y desvió su mirada hacia los labios del chico. - Eres un orgulloso.
- No tanto como tú.
La voz de Scorpius apenas fue un murmullo y Rose no necesitó nada más. Recorrió la corta distancia que los separaba y unió sus labios con fuerza. Una descarga de electricidad la recorrió de arriba abajo. Aquello no tenía nada que ver con lo que había sucedido antes con Lorcan. El rubio enredó una mano en su pelo y la acercó más a él apoyando la otra en su cintura, mientras ella apoyaba sus manos en sus hombros desnudos. No querían separarse, era como si se necesitaran el uno al otro, como si el hambre se hubiera apoderado de ellos y la única manera de calmarla fuera esa. Apenas se alejaban unos milímetros para respirar y recuperar el aliento. Scorpius recorría cada centímetro de la chica mientras ella acariciaba su pecho. Habían perdido el control, sin saber por qué. Se suponía que se odiaban, que lo de la fiesta había sido un accidente provocado por el alcohol, pero al parecer eso no era del todo así. Estaban extasiados pero, justo entonces, la chica levantó una de sus manos y golpeó sin querer, el interruptor de la ducha que comenzó a funcionar. El agua fría los hizo gritar y separarse. Por fin parecieron darse cuenta de lo que acababa de pasar. Rose abrió mucho los ojos, avergonzada, mientras Scorpius bajaba la mirada, sin saber qué hacer o decir.
- Scorpius yo
- Tengo que irme.
Y así, sin más, el chico se puso de pie, recogió sus cosas y, todavía liado en la toalla, salió al pasillo dejando a Rose sola. La chica suspiró, pero también se puso de pie. No sabía qué le había pasado: había besado a Malfoy - otra vez - y le había gustado. Sacudió la cabeza, intentando alejar aquellos pensamientos, y decidió que lo mejor sería volver ya a la torre de Ravenclaw. Había sido una noche muy extraña.
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¿Qué os ha parecido? ¡Quiero vuestra opinión! ;)
Muchas gracias, como siempre, a todos mis lectores (ya casi hemos llegado a las 8000 visitas y hay 106 favoritos), especialmente a los que comentáis y dais vuestra opinión (los que no lo hacéis, podéis hacerlo sin miedo, que no muerdo jajajaja)
Muchos besos,
Ladyluna10 :)
No sabía cuántotiempo llevaba sentada en la entrada de la Sala Común. No era la primera vezque se quedaba fuera, desde luego, pero jamás le había pasado tan tarde. Rosesuspiró, apoyada en la pared. Los nervios no la ayudaban a averiguar lacontraseña y solo le quedaba esperar a que llegara alguien que sí supieracontestar a la pregunta. ¿Tardarían mucho en salir de la fiesta? Probablemente.Encogió sus rodillas y enterró la cabeza entre ellas. Seguía confusa después detodo lo que había pasado con Malfoy, no se entendía a sí misma, ni tampoco alchico. ¿Qué les pasaba? ¿Acaso sentían algo el uno por el otro? Aquello eraimposible. Él era un Malfoy y ella una Weasley, su padre la mataría y, encima,ya había roto la promesa que le hizo de no volver a acercarse a él. Tenía queimpedir que aquello volviera a pasar, no podía volver a besar a Scorpius, nopodía hacerlo. Se esforzó en recordar todas las cosas malas del chico: eraarrogante, prepotente, orgulloso
pero no pudo evitar recordar también loshoyuelos que se le formaban en las mejillas al reír, ni el brillo de sus ojosal mirarla un rato antes, ni siquiera su forma de hablar. Aquello era unabatalla perdida y la pelirroja solo quería que alguien llegara para poder irsede una vez por todas a la cama y olvidar aquella desastrosa noche. Tanensimismada estaba en sus pensamientos, que no escuchó unos pasos aproximarse.
Theo Nott observabala gente que había en la fiesta mientras se tomaba su cuarta copa. Buscaba aalguien entre la multitud y no tardó en localizarla: Molly Weasley. La chicabailaba en el centro de la pista junto a dos amigas y el Slytherin se percatóde que atraía todas las miradas. Era muy guapa y atrevida - nadie antes habíamontado una fiesta así - cualidades queatraían al chico. Y mucho. Se terminó su bebida de un trago y se acercó a ellacon paso lento, muy seguro de sí mismo. Una de las chicas que estaba con ellale señaló con la cabeza, frunciendo el ceño y la Weasley se dio la vuelta y lomiró con un gesto de fastidio pintado en la cara. Theo sonrió al verla: legustaban los retos.
- Hola preciosa,bonita fiesta. - Dijo al llegar hasta ella.
- ¿Qué quieres, Nott?- Preguntó la chica, seca.
- ¿Alguna vez te handicho que eres muy agradable? Si es así, probablemente te estaban mintiendo. -Replicó él.
- Oh, por favor, nome molestes con tus tonterías, intento pasármelo bien bailando un rato con misamigas.
- Me encantaríabailar contigo. - Él sonrió.
- Ni en tus mejoressueños, Nott.
- Oh, ¿acaso te damiedo? - Se acercó a ella y pronunció esas palabras en su oído. Molly le apartóde un empujón y le dio la espalda. - Venga, no te enfades, solo estababromeando.
- No intentes ligarconmigo, ya tengo un objetivo en mente y, desde luego, no es una serpiente comotú. - Dijo ella, mirándolo de nuevo.
- Sí, ya he vistocomo miras al pretencioso de Wood. - El Slytherin se encogió de hombros ante lamirada sorprendida de ella. - Eres muy obvia, pero yo no me haría muchasilusiones.
- No me infravalores.
- No lo hago, pero nocreo que seas su tipo, ni realmente él el tuyo.
- Eso yo la veremos.- Replicó. - Piérdete Nott.
Y dicho esto, volvióa darse la vuelta y siguió bailando con sus amigas como si nada. Él se dio lavuelta algo enfadado y comenzó a deambular por la pista. Aquella chica llevabamucho tiempo llamándole la atención y, sinceramente, no se esperaba que lorechazara. Era una de las pocas veces en su vida que le había pasado y lefastidiaba. Ojalá encontrara la forma de poner celosa a Molly para que acabaraen sus brazos
Y entonces otra chica entró en su campo de visión y no pudoevitar sonreír. Lucy Weasley había aparecido en el momento correcto, en ellugar adecuado.
- ¿Qué haces aquí?
Rose levantó lacabeza, sobresaltada. No había escuchado las pisadas de Lizzy, que la mirabacon el ceño fruncido.
- No soy capaz deadivinar la contraseña, ¿lo intentas tú? - Se limitó a responder. Ya entraríaen detalles luego.
- Claro. - ContestóLizzy, extrañada. Sabía que Rose le ocultaba algo y esperaba que se lo contara.Se acercó a la entrada y escuchó el acertijo.
- "Un platillo deavellanas que de día se recogen y de noche se desparraman"
La chica enarcó lascejas. No parecía muy difícil pero aún así no se le ocurría nada. Cerró losojos y trató de concentrarse, pero en ese momento, después de todo lo que habíapasado con James, no podía pensar en nada. "Venga, Lizzy, no seas tonta, seguroque es muy fácil". Pero no lo lograba. ¿Qué podía tener relación con un platode avellanas? ¿Por qué tenían que utilizar una adivinanza tan complicada denoche? Si no se le ocurría nada, Rose y ella tendrían que esperar en la puertahasta que alguien más llegara y si ese alguien venía algo bebido de la fiesta
- ¿Tampoco se teocurre nada, verdad? - Preguntó la pelirroja desde el suelo.
- No - Respondió suamiga. Se acercó y se sentó a su lado. - No creo que sea tan difícil pero nopuedo averiguarlo. No tengo ni idea.
- Ni yo. - Rosesuspiró. - ¿Qué tal la fiesta?
- ¿Cómo
cómo te hasenterado? - Lizzy frunció el ceño.
- Lorcan y yo pasamospor ese pasillo, casi os pilla. - Explicó su amiga.
- Se suponía queninguna de nosotras iba a ir, pero James insistió tanto que no pude negarme, losiento. - Se excusó la morena. - Aún así, le dije a Molly que debería haberteavisado.
- No te preocupes,Lizzy. - Rose le dedicó una media sonrisa. - Aún no has contestado a mipregunta.
- Me he aburridomucho, pero hace bastante rato que me marché. - Confesó, bajando la mirada ynotando cómo se sonrojaba. - He estado con tu primo desde entonces. ¿Y tú citacon Lorcan?
- Un desastre, pero haceun rato que nos separamos. - Contestó. - Si hubiéramos vuelto juntos no tendríaque estar aquí esperando que alguien abriera la puerta.
Las dos chicas semiraron y se percataron de pequeños detalles: el pelo todavía un poco mojado deRose y una sospechosa marca rojiza en el cuello de Lizzy.
- ¿Qué habéis estadohaciendo mi primo y tú?
- ¿Por qué tienes elpelo mojado?
Lizzy y Rose hicieron las preguntas al mismo tiempo y comenzaron a reír.
- Vale, empecemos por algo menos comprometido. - Sugirió la morena. - ¿Qué te ha pasado con Lorcan?
- Te va a sonar fatal pero no se me ocurrió otra forma de distraerlo para que no descubriera la fiesta que besarlo. - Explicó Rose. - Me sentí tan avergonzada que huí.
- ¿Y él no te ha seguido?
- Sí, pero me escondí en el baño de prefectos. - La chica suspiró. - Me siguió hasta ahí dentro, pero me encubrieron y al final se marchó.
- ¿Quién? - La pelirroja bajó la mirada y Lizzy enarcó una ceja. Puede que no fuera capaz de acertar la contraseña, pero sí podía adivinar de quién se trataba. - ¿Scorpius? ¿Tiene algo que ver con tu pelo? ¿Os habéis vuelto a besar?
- ¿Y esa marca que tienes en el cuello a qué se debe? ¿James y tú estáis liados?
- Vale, lo pillo, no te apetece hablar de eso. - La morena lanzó una alegre carcajada. - Yo no digo nada, si tú no dices nada.
- Hecho. - Ambas estrecharon la mano. Por cosas como esas eran mejores amigas.- ¿Y ahora qué hacemos?
- ¿Has dormido alguna vez en el pasillo?
- No, ¿tú sí? - La miró con la nariz arrugada.
- Tampoco, pero siempre hay una primera vez para todo. - Se acomodó como pudo, con la espalda apoyada en la pared. - Buenas noches, Rose.
- Buenas noches, Lizzy.
- ¡Weasley pequeña! - Exclamó Theo Nott, acercándose a Lucy. Esta se volvió sorprendida al ver que la llamaba.
- ¿Me hablas a mí? - Lucy se separó un poco de sus amigas.
- ¿A quién si no? - El chico sonrió con picardía. - No sé si me conoces, soy Theo Nott, amigo de tu primo Albus.
- He oído hablar de ti. - Contestó ella con educación. - Me presentaría, pero creo que ya sabes quién soy.
- Sí, Lucy Weasley, la hermana pequeña de Molly. - Respondió el chico. - Eres tan guapa como tu hermana, ¿te lo han dicho alguna vez?
- ¿Qué quieres? - Lo cortó ella, consciente de que algo buscaba. - No soy tonta, ¿a qué has venido?
- Vale, a ver cómo te explico esto. - Él suspiró y se revolvió el pelo antes de comenzar a hablar bajo la atenta mirada de Lucy. - Me gusta muchísimo tu hermana, pero ella pasa completamente de mí.
- Y has pensado que si venías a hablar conmigo quizás se pondría celosa. - La Hufflepuff se cruzó de brazos.
- Más o menos, es que dice que está enamorada de Wood o algo así y que solo quiere tener algo con él ahora mismo, pero yo no termino de creérmelo.
- ¿De Wood? - El rostro de Lucy se ensombreció. - ¿Te refieres a Will?
- Espera, ¿no me digas que a ti también te gusta? - El chico lanzó una carcajada. Aquellas dos hermanas eran completamente traslúcidas. - ¡No me lo puedo creer!
- Cállate, Nott. - Dijo enfadada. - No me gusta.
- Se te nota en la cara, igual que a ella, quizás incluso más. - Theo sonrió. - Creo que puede interesarte lo que vengo a proponerte, Weasley.
- Lo dudo.
- Primero tendrás que escucharme. - Apoyó la mano en el brazo de ella y la chica, finalmente, accedió. - Si tu hermana intenta conseguir a Wood, lo tendrá a sus pies tarde o temprano, ambos lo sabemos y ninguno quiere que eso pase.
- Continua.
- ¿Y si fingimos que tú y yo estamos saliendo?
- ¿Perdona? ¿Estás hablando en serio o te has intoxicado con algo en clase de Pociones?
- Lo primero, yo no voy a Pociones. - Contestó él, sonriendo. - Y lo segundo, tu hermana se pondría celosa y no iría detrás de Will sino que querría estar con el chico que ahora pasa completamente de ella. Y quizás él se dé cuenta de que le gustas al verte saliendo conmigo, ¿quién sabe?
- Vaya
- Lucy abrió mucho los ojos. - Lo peor de todo es que creo que tu teoría tiene bastante sentido.
- ¿Te sorprende?
- Un poco. - La chica tragó saliva. Will le gustaba mucho, pero no era capaz de intercambiar más de dos palabras con él sin ponerse nerviosa y sabía cómo era Molly. No lo dejaría escapar.
- ¿Aceptas mi propuesta?
- Tengo unas condiciones. - Respondí Lucy, finalmente, tras meditarlo apenas unos segundos. Si lo pensaba durante más tiempo, se arrepentiría. - Actuaremos como una pareja solo cuando estemos delante de Molly y Will.
- No puedo prometerte eso, tienen que llegarles rumores. - El chico sonrió y Lucy puso los ojos en blanco. No podía negar que era guapo, pero sabía que se lo tenía bastante creído. - Aunque tranquila, no montaremos un gran espectáculo.
- Bueno, vale. - Suspiró. - Pero no puede enterarse nadie de fuera. No creo que a mi padre esto le haga mucha gracia.
- Hecho. - Theo se encogió de hombros. Le daba igual lo que sus padres opinaran de las chicas con las que salía, pero entendía su postura. Estaba seguro de que Rose se había llevado una buena reprimenda por lo que había pasado con Scorpius y Lucy no quería repetir aquella experiencia. - ¿Algo más?
- De momento no, pero si se me ocurre algo te lo haré saber.
- Me parece genial. - Dicho esto se acercó a la chica para besarla, pero ella retrocedió un par de pasos rápidamente. Su cara se había puesto completamente roja. - ¿Qué pasa?
- ¿Qué pensabas hacer?
- Besarte. - Contestó él como si fuera lo más normal del mundo, sin comprender lo que le pasaba. - Ni que nunca te hubieran
oh. - No terminó la frase, consciente por fin de lo que sucedía. - No te han besado nunca, ¿verdad?
- Solo tengo 14 años. - Lucy tragó saliva. Siempre había pensado que su primer beso sería con alguien que la quisiera, no de esa forma. - Ni que fuera la única.
- Lo siento, es solo que deduje que una chica tan guapa como tú ya habría salido con algún que otro chico. - Se encogió de hombros.
- Aunque te parezca mentira, algunas no vamos coleccionando conquistas, Nott. - Replicó la chica, poniendo los ojos en blanco.
- Si vamos a fingir ser una pareja tendremos que besarnos. - Miró a Lucy intensamente y ella le aguantó la mirada. Le gustaba lo decidida que era, desde luego.
No esperó su respuesta, la agarró de la cintura y unió sus labios provocando la sorpresa de gran parte de los asistentes a la fiesta, incluida la de la misma Lucy.
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¡Hola a todos! En el capítulo anterior hubo todo un récord de comentarios así que muchísimas gracias a todos, me alegra muchísimo que os gustara tanto el capítulo :)
No sé a vosotros, pero a mí me encanta la amistad de Lizzy y Rose y necesitaba plasmarla de algún modo <3
Ya sabéis, comentad y muchísimas gracias por leerme.
Besos,
Ladyluna10 :)
- ¡Buenos días!
- ¿Qué pasa? - Roseabrió los ojos lentamente. Tenía el cuerpo entumecido y le dolían mucho elcuello y la espalda. Tardó unos instantes en darse cuenta de que estaba en elpasillo: Lizzy y ella se habían quedado dormidas y, al final, habían pasadoallí toda la noche.
- Cuando vi vuestrascamas vacías no imaginé precisamente encontraros aquí. - Martha sonrió y apoyósus manos en las caderas.
- Me duele todo. -Murmuró Lizzy desperezándose. - Es una larga historia.
- Me imagino.
- ¿Qué hora es? -Preguntó Rose, apartándose el pelo de la cara.
- Las siete y media,hora de desayunar. - Contestó la otra chica.
- Es domingo. - DijoLizzy, mirándola con la frente arrugada.
- Tengo mucho queestudiar y, os recuerdo, tenemos entrenamiento esta tarde. - Puntualizó suamiga.
- Mierda, se me habíaolvidado. - Se quejó la morena. Poco a poco se puso de pie.
- Pues que no se teolvide, el partido contra Slytherin es la semana que viene y tenemos que estara tope.
- Lo sabemos, Martha.- Intervino la pelirroja. - Y tranquila, allí estaremos ambas. Soy la capitana,no puedo dejaros tirados en un entrenamiento.
- Creo que voy a pasar del desayuno y voy adormir toda la mañana. - Murmuró entonces Lizzy. - Si no, me caeré de laescaba.
- Me apunto a eso. -Rose se levantó bostezando. - Te vemos en el almuerzo.
- Hasta luego chicas,ya me contaréis qué os ha pasado. - Enarcó una ceja y las miró con picardíaantes de irse.
Justo entonces lapuerta se abrió de nuevo y las dos Ravenclaw aprovecharon para entrar en laSala Común. No querían volver a quedarse fuera. Atravesaron la sala y sedirigieron rápidamente hacia sus habitaciones, sin hablar. Lizzy llevaba lostacones en la mano y Rose tenía los ojos casi cerrados, completamente agotada.
- Creo que voy adarme una ducha. - Comentó Lizzy. - Tengo los músculos agarrotados, espero quese me pase sino tendré que ir a que la señora Longbottom me da algo.
- Yo me voydirectamente a dormir, me ducharé cuando me despierte. - Respondió su amiga. -¿Te llamo para comer si sigues dormida?
- Por favor. - Lamorena sonrió. - ¿Te despierto si la que se queda dormida eres tú?
- Lo dudo mucho, perovale. - La pelirroja sonrió y se dirigió hacia los dormitorios, donde Carolinay Eliza todavía dormían. Se quitó la ropa y la dejó a los pies de su cama, sepuso el pijama y se tumbó. Solo quería olvidar la desastrosa noche anterior.
Scorpius bajó al GranComedor a las ocho. Apenas había podido pegar ojo después de lo que habíapasado: había vuelto a besar a Rose Weasley. No sabía por qué lo había hecho,¡si la chica ni siquiera le caía bien! Era una sabelotodo que se creía doñaperfecta: que si capitana de quidditch, que si prefecta, que si futuraDelegada
La detestaba pero, aún así, no era capaz de resistirse. Había algo enlos ojos de la chica o en sus labios, no estaba muy seguro. Quizás fueran suspecas. Suspiró y mordisqueó desganado su tostada. No había hablado con Albus -que ya dormía cuando él llegó a la Sala Común -, ni con Theo - que volvió a másde las cinco de la mañana, pero que no se dio cuenta de que su primo seguíadespierto - y todavía no sabía si contarles lo que había pasado. Sabía quePotter se enteraría de todas formas, Rose y él se lo contaban todo yseguramente la chica quedaría con él para contárselo, pero estaba seguro de quesu propio primo se lo tomaría a broma. Conocía demasiado bien a Nott y sepasaría el resto del curso riéndose de él por liarse otra vez con Weasley.Estaba terminando de beberse su café cuando Albus entró al comedorrevolviéndose el pelo y frotándose los ojos. Se notaba que estaba muerto desueño.
- ¿Qué haces aquí tantemprano? - Le preguntó Malfoy.
- Tengo mucho queestudiar. - Dijo su amigo, encogiéndose de hombros. - Me gustaría terminar laredacción de Historia de la Magia antes del entrenamiento.
- ¿Es antes de comer,no?
- Sí. - ConfirmóAlbus. - Tenemos que entrenar mucho, ya sabes cómo es el equipo de Ravenclaw.
- Albus, eres elmejor buscador de Hogwarts, conseguirás la snicht en seguida y ni tu prima, niRoth tendrán tiempo de marcar los puntos suficientes para superarnos. - Elrubio se encogió de hombros.
- Yo no estaría tanseguro, Lizzy es su nueva buscadora.
- ¿Crees que Collinses mejor que tú?
- Creo que mi hermanola ha entrenado bien. - Contestó el pelinegro. - No podemos confiarnos, Scorps.
- Lo sé. - El chicosuspiró y apuró el contenido de su taza. Si quería contarle a Albus lo quehabía pasado con Rose era el momento adecuado. Ahora o nunca. Carraspeó antesde empezar a hablar, visiblemente nervioso. - ¿Te acuerdas que anoche me fui albaño de prefectos?
- Maldito el día quese me escapó la contraseña. - Respondió poniendo los ojos en blanco. - Pero sí,sigue.
- Vale pues, ¿a queno sabes a quién me encontré allí?
- ¿Cuántos puntoshemos perdido, Scorpius?
- Veinte, pero esa noes la cuestión. - El rubio levantó un dedo, mandando callar a su amigo. - Justocuando salía de la ducha entró tu prima Rose.
- ¿Cómo? - Albusabrió mucho los ojos y se acercó un poco a su amigo, interesado. - ¿Qué hacíaallí?
- Huía de Lorcan peroeso seguro que te lo explica ella mejor que yo. - Apretó los labios antes deseguir. - El caso es que, no sé cómo pero
- Scorpius bajó el tono de voz. Noquería que nadie más se enterase de aquello. - volvimos a besarnos.
- ¿En serio? - Elhijo de Harry Potter tuvo que contener una carcajada. Sabía que entre esos doshabía algo, aunque no quisieran admitirlo. - Creía que ni siquiera os hablabaisy que os odiabais a muerte.
- No hablamos muchoprecisamente. - El chico notó cómo se sonrojaba y su amigo comenzó a reír. -¡Oh, venga ya! Ni se te ocurra ir diciéndolo por ahí.
- No lo haré, no tepreocupes. - Dijo Albus. - Y si Rose me lo cuenta, me haré el tonto.
- Gracias. - Scorpiussuspiró. - Me voy arriba, voy a intentar estudiar Pociones, tengo que hacer unexamen genial como sea.
- Ahora que Rose y túos lleváis tan bien, quizás consigáis hacer algo.
- ¡Albus SeverusPotter! - Exclamó, haciendo que este volviera a estallar en carcajadas. - Es laúltima vez que te cuento algo.
El rubio se fue, enfadado mientras Albus se secaba las lágrimas y comenzabaa comer. Poco a poco el Gran Comedor se fue llenando y él pudo ver a algunos de sus primos. Lucy cuchicheaba con sus amigas en la mesa de Hufflepuff, parecía que le estaban preguntando sobre algo y las mejillas de ella se iban coloreando cada vez más. Se preguntó qué le habría pasado, pero supuso que serían cosas personales y que, si era algo importante, tarde o temprano se enteraría. Estaba terminando cuando un torbellino moreno entró en la habitación. Se dirigió a la mesa de los tejones y no se detuvo hasta que llegó a la altura de su hermana.
- ¡Lucy Weasley! ¿Cómo se te ha ocurrido? - Todo el mundo se volvió para mirar a Molly. - ¿En qué diantres estabas pensando?
- ¿Qué ocurre, Molly? - La pequeña se volvió y miró a su hermana con la frente arrugada.
- ¡No te hagas la tonta! - Gritó esta, amenazándola con un dedo. - Lo vi todo, igual que prácticamente todos los del colegio.
- ¿Te refieres a lo que pasó con Theo? - Albus a punto estuvo de atragantarse con su zumo. ¿Qué quería decir con eso?
- Y encima te lo tomas a broma. Lucy, tienes solo 14 años, te prohíbo que sigas con esto. ¿No ves que él solo quiere aprovecharse de ti?
- ¿Acaso no recuerdas lo que hacías tú a mi edad o incluso antes?
- Estamos hablando de ti, no de mí. - Molly se sonrojó un poco. - Nott solo hace esto porque yo lo rechacé, no dejes que te engañe. No quiero que juegue con tus sentimientos.
- Sé lo que me hago, tranquila. - Lucy se puso de pie aunque no había terminado de comer. Se le había quitado el hambre, pero debía reconocer que Theo tenía razón. - Si me disculpas, me marcho, tengo muchas cosas que hacer.
- ¿Dónde crees que vas? ¡Le escribiré a papá y mamá si hace falta! - La agarró del brazo y ambas forcejearon un poco.
- ¿Con qué derecho harías eso? Todo el mundo aquí sabe lo que tú haces, si cuentas algo de esto, contaré el triple de cosas. - La amenazó.
- No serás capaz.
- No te la juegues, hermanita.
La Hufflepuff consiguió soltarse y se marchó de la sala ante la atónita mirada de todos los presentes. Lucy siempre había sido la antítesis de su hermana: la estudiosa, la responsable, la callada. Nadie se esperaba aquello.
- ¿Qué estáis mirando?
Todo el mundo apartó la mirada y Molly se dirigió con paso rápido a la mesa de Gryffindor. Albus se levantó entonces y decidió que, fuera lo que fuera lo que hubiera pasado, se lo sonsacaría a Nott antes de la hora de comer.
- Hola preciosa. - Jordan estaba esperando a Lilly en la Sala Común de Gryffindor. Habían quedado juntos para ir a desayunar.
- Buenos días. - Respondió la chica, sonriendo. A pesar de lo poco que había dormido se alegraba de poder pasar la mañana con él. - ¿Bajamos ya?
- Por supuesto.
Agarró la mano de la pelirroja y juntos comenzaron a recorrer el camino hacia el Gran Comedor. Había sido una suerte que James no los hubiera visto la noche anterior porque, Lilly estaba segura, si los hubiera descubierto les habría montado una escena. Pero no vieron al chico en toda la noche, aunque quizás alguien le hubiera contado lo que había pasado entre ellos. No es que estuvieran juntos, pero era evidente que algo había. Apenas hablaron hasta llegar al comedor. Se dirigieron hacia su mesa directamente y se sentaron los dos juntos, el uno enfrente del otro. Todo transcurrió con normalidad hasta que James y Fred atravesaron la puerta de entrada, ambos visiblemente cansados. Lilly se removió en su asiento al ver a su hermano, esperaba que no se enfadara mucho, era demasiado sobreprotector con ella. No tardó en llegar hasta donde ambos comían.
- ¡Pero mira quién está aquí! - Exclamó, apoyando su mano en el hombro de Jordan. Fred se puso a su otro lado. - Ya me han contado que anoche lo pasaste muy bien con mi hermana pequeña.
- James, yo
- Como le toques un pelo de más o le hagas daño, te mataré lenta y dolorosamente, con mis propias manos. - Dijo el chico. Lilly no podía apartar la vista de él, algo alarmada, especialmente cuando se volvió hacia ella. - Y en cuanto a ti, que sepas que solo te libraste anoche porque Lizzy se habría enfadado si os interrumpía, pero después tenemos que hablar.
- ¿De qué?
- Una pequeña charla de hermano mayor superguay a hermanita pequeña indefensa. - El mayor de los Potter golpeó el hombro de Jordan de forma "amistosa". - Pero ahora Fred y yo nos vamos a desayunar.
Ambos se marcharon, aunque Fred a duras penas podía reprimir las carcajadas, cosa que sorprendió un poco a Lilly. ¿Solo eso? Algo tramaban. Justo iba a advertir a Jordan para que tuviera cuidado cuando el chico escupió su café y, sin poder contenerlo, comenzó a vomitar.
-¡James! ¡Fred! - Gritó la pelirroja, furiosa, dirigiéndose hacia ellos. Las pastillas vomitivas eran uno de sus grandes clásicos, algo que, según ellos, jamás pasaría de moda. - Os mato, yo os mato. ¿Cómo se os ha ocurrido? Os habéis pasado.
- Eso le pasa por intentar pervertir a crías. - Dijo su hermano riendo.
Lilly lo fulminó con la mirada y se fue corriendo hacia Jordan. Un par de chicos lo ayudaban a ponerse de pie y decidieron acompañarlo a la enfermería.
El día después de la fiesta comenzaba fuerte y aún no eran las nueve de la mañana.
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¡Hola a todos! Espero que os guste el capítulo, ya hemos llegado al día después de la fiesta y después de todo lo que ha pasado...
Estamos a menos de cien lecturas de las 10000 y no puedo dejar de daros las gracias. Jamás creí que tanta gente me leería. Además, os traigo una buena noticia. Llevo ya varios capítulos escritos y tengo muchísimas ideas (algunas que os confirmaré más adelante).
Espero que os haya gustado el capítulo y, como siempre, comentad con vuestras impresiones, dudas... ¡lo que queráis!
Un saludo,
Ladyluna10 :)
Rose y Lizzy se habrían perdido el almuerzo si Eliza no las hubiera despertado. Cuando la chica llegó de su ensayo con el coro, vio que ambas todavía dormían profundamente. No habían pasado la noche allí, pero si no se daban prisa no podrían comer así que, sintiéndose un poco culpable, las obligó a levantarse y vestirse. Las tres bajaron rápidamente al Gran Comedor, donde todo el mundo ya había comenzado a comer.
- ¡Pensaba que no llegabais! - Exclamó Martha, señalándoles un hueco a su lado.
- Menos mal que Eliza se ha pasado por el dormitorio antes de comer. - Rose suspiró. - Si no, todavía estaríamos durmiendo.
- Por suerte ya no me duele nada. - Comentó Lizzy, sirviéndose un poco de revuelto de verduras y un par de muslos de pollo en su plato.
- Así podrás soportar el duro entrenamiento que he preparado. - Dijo la pelirroja haciendo que las otras dos componentes del equipo enarcaran una ceja, preocupadas y curiosas. -No os voy a decir nada, es una sorpresa, además, ¡hablemos de otra cosa!
- De tu cita con Lorcan, por ejemplo. - Sugirió Caroline sonriendo con picardía. - ¿Dónde has pasado la noche?
- En el pasillo con Lizzy. - Contestó.
rnrn- ¿Cómo? - Eliza dejó el tenedor a medio camino entre el plato y su boca.
- No fuimos capaces de acertar la contraseña. - Se excusó la morena, sonrojándose ligeramente. - No nos quedo más remedio.
- Me he perdido algo.- Caroline suspiró.
- Sí, queremos una explicación. - Intervino Martha. - Quiero las dos historias, empezando por Rose.
- Me enteré de lo de la fiesta y, para que Lorcan no la descubriera y pillaran a mi prima, lo besé.- Resumió la chica. - Después tuve que esconderme un rato en el baño de prefectos, hasta que estuve segura de que él se había ido, pero cuando llegué a la entrada de la Sala Común estaba tan nerviosa que no se me ocurría ninguna respuesta.
- ¿Besaste a Lorcan Scamander? - Eliza abrió mucho los ojos.
- Solo para distraerlo, no siento nada por él, ni quiero ser su nada. - La pelirroja suspiró. - No sé cómo voy a poder hablar con él otra vez, voy a morir de vergüenza.
- Tranquila, Rose. -Intervino Lizzy. Ella ya sabía la historia y era consciente de que había más,pero si ella no lo había querido comentar
Sus motivos tendría. - Explícale que lo ves solo como un amigo, tendrá que aceptarlo.
- Eso haré.
- Bueno, ¿y tú qué? ¿Tan mal acabaste anoche que tuviste que dormir en el pasillo? - Preguntó entonces Martha dedicándole a Lizzy una mirada pícara.
- Serás
- La chica se tuvo que morder la lengua y sus amigas rieron. ¡Con lo que odiaba ella ser el centro de atención! Le habría encantado que se pasaran el almuerzo preguntándole a Rose, pero no pudo ser. - No, a ver, fui a la fiesta con James y allí estuvimos bailando y charlando. Cuando nos cansamos, salimos a pasear y después él se fue hacia la Torre de Gryffindor y yo hacia la nuestra pero, al igual que Rose, no di con la solución al acertijo y nos quedamos en la puerta.
Las otras tres chicas asintieron, convencidas, provocando el alivio de las dos. Ambas habían contado la verdad, pero habían omitido detalles bastante importantes. Detalles con nombre y apellido. Por suerte no pudieron preguntar más porque el equipo de quidditch de Slytherin entró corriendo al comedor, todavía con sus uniformes y las escobas en la mano. Rose se mordió el labio al ver a Scorpius, recordando lo que había pasado la noche anterior. Junto a él iba Albus, al que tenía que contárselo en seguida aunque, probablemente, el rubio ya se lo habría dicho. Sin embargo, Nott llamó especialmente la atención de la pelirroja ya que, en lugar de irse con sus compañeros, se desvió hacia la mesa de Hufflepuff. Las cinco lo siguieron con la mirada hasta que se detuvo junto a Lucy. Se acercó a ella y, tras sonreírle, la besó.
- ¿Qué está haciendo Nott con mi prima pequeña? - Rose abrió mucho los ojos, sorprendida. Buscó con la mirada al resto de sus primos que, desde la mesa de Gryffindor, lo fulminaban con la mirada. Albus negó con la cabeza y enarcó una ceja.
- Es verdad, no estabas aquí esta mañana. - Murmuró Caroline, colocándose un mechón rubio detrás de la oreja. - Se ha peleado con Molly delante de todo el mundo, al parecer se liaron en la fiesta y parece que va bastante bien la cosa.
- ¡Pero mi prima tiene solo 14 años!
- Pues Lilly tiene su misma edad y fue a la fiesta con Jordan. - Añadió Lizzy. - James casi lo mata allí mismo.
- Esta mañana le harnpuesto pastillas de vómito en el café. - Eliza tuvo que reprimir una carcajada.- Ha sido un espectáculo muy desagradable y Lilly estaba muy enfadado con él y Fred.
Rose arrugó la frente. ¿Cómo había podido liarse todo tanto en una sola noche? Todo era culpa de Molly, si no hubiera organizado aquella fiesta, nada de aquello habría pasado. Tenía que hablar seriamente con ella, se había pasado de la raya, pero antes,tenía que ver a Al.
- ¿Alguna tiene un trozo de pergamino que dejarme? - Preguntó.
- Sí, toma. - Dijo Martha, dándole un poco. - ¿También quieres una pluma?
- Por favor. - Rose cogió ambas cosas y garabateó un mensaje rápidamente. En cualquier otra ocasión habría ido ella misma a hablar con Albus, pero Malfoy estaba a su lado y no quería verlo. Miró los platos de sus amigas y vio que una ya había terminado. -Caro, ¿podrías llevarle esto a mi primo?
- ¿A Al? - Preguntó esta, cogiendo el mensaje. La pelirroja asintió. - Claro.
- Gracias, eres un cielo.
Caroline se levantó y se dirigió hacia la mesa de Slytherin. Muchos se quedaron mirándola, pero ella los ignoró y se fue directamente hacia el hijo mediano de Harry Potter.
- Hola Albus. -Saludó.
- Hola, Caroline. -Respondió él, sonriendo. - ¿Qué tal?
- Muy bien, ¿y tú? -Contestó, sonrojándose un poco. No se lo había dicho a nadie pero, desde el año pasado, Albus le parecía muy mono.
- Cansado del entrenamiento, pero todo sea por ganaros. - Él le guiñó el ojo y ella no pudo evitar sonreír y negar con la cabeza. Albus le devolvió el gesto. Caroline era la chica más encantadora de Ravenclaw en su opinión.
- Ya os gustaría, este año vamos a machacaros a todos. - La rubia arrugó un poco la nariz. - De todas formas, no quiero entretenerte. Tu prima me ha pedido que te de esto.
- Gracias. - Dijo Albus, cogiendo la nota. - Dile que sí a lo que sea, no me hace falta leerla.
- De acuerdo. -Caroline asintió. - Ya nos vemos, Al.
- Hasta luego, Caro.
La rubia se marchó y Albus abrió la nota.
"Te veo en cuanto acabes de comer en el árbol de siempre junto al lago. Extremadamente importante. No se lo digas a nadie.
Rose."
Cuando Albus salió del castillo, su prima ya lo esperaba sentada leyendo el Profeta. La madre de Lizzy era una de las redactoras principales así que las chicas siempre tenían ejemplares gratis.
- ¿Alguna vez descansas? - Preguntó, dejándose caer junto a ella sobre la hierba.
- Sabes que sí. - Rose bajó el periódico, apoyándolo sobre las rodillas. - Como todo el mundo también necesito desconectar.
- A veces parece que no. - Albus sonrió.
- ¿Cómo os ha ido el entrenamiento? - Preguntó la pelirroja. Quería contarle a su primo lo que había pasado, pero no quería soltarlo directamente. Necesitaba hablar de otras cosas primero.
- ¿Pretendes que le cuente eso a la capitana de Ravenclaw? - El chico enarcó una ceja.
- Soy tu prima.
- No puedo confraternizar con el enemigo. - Albus comenzó a reír y Rose le pegó en el hombro, fingiendo indignación. - Es como si yo te preguntara a ti.
- No entrenamos hasta esta tarde. - Se limitó a responder ella. - Pero tienes razón, no pienso revelarte nada aunque, debo advertirte, vas a tener una dura competencia. Lizzy es muy buena.
- Eso me dijo mi hermano el otro día. - Suspiró. - Decía que íbamos a ser los grandes perdedores de este año.
- Sabes que lo hace solo para desmotivarte. - Rose apoyó su mano en el hombro del chico. - No te preocupes, estoy convencida de que será un buen partido y podéis quedar segundos en el torneo.
- Gracias, supongo. - Albus puso los ojos en blanco y su prima comenzó a reír. Tras unos instantes, agitó la cabeza y se atrevió, por fin, a preguntar. Aunque sabía perfectamente lo que Rose quería contarle. - Pero supongo que no me has llamado para intentar sonsacarme información. ¿Qué te ha pasado?
- Anoche me lié con Scorpius. - La pelirroja tomó aire y lo soltó sin más.
- ¿Cómo? - El pelinegro se hizo el sorprendido y abrió mucho los ojos. - Pero yo creía que os odiabais.
La chica volvió a repetir la misma historia, aunque esta vez no se dejó ningún detalle. Lo enfadada que estaba con Molly, lo mal que se sintió después de besar a Lorcan, la propia indiscreción de Albus al darle la contraseña del baño de prefectos a Scorpius y como este último primero la había encubierto y, después, había salido corriendo, probablemente avergonzado por lo que acababa de pasar.
- No sé qué hacer. - Rose suspiró. - Es como si no pudiera controlarme, no me gusta esta sensación.
- Tenéis que hablar de una vez. - Respondió su primo. - No podéis seguir así, por vuestra propia salud mental. No creo que sea tan difícil.
- ¿Y qué le digo?
- ¿Qué tal:"Hola Scorpius creo que tenemos que decidir si nos odiamos o nos gustamos de una maldita vez antes de que Albus se vuelva loco"?
- No te estamos volviendo loco. - La pelirroja frunció el ceño, pero no pudo contener una media sonrisa. - ¿Scorpius ya te lo había contado, verdad?
- Que va. - Mintió el chico.
- No me engañas, pero supongo que te ha dicho que no me lo digas, así que actuaré como si nada. - Ella negó con la cabeza. - Pero de todas formas, no quiero agobiarte con mis problemas, Al. Son solo míos.
- Era una broma, tonta, no me molesta ayudaros. - Albus suspiró. - Pero deberíais hablar de verdad, ya no solo por Pociones, sino por todo lo demás.
- Quizás después del partido, no puedo desconcentrarme ahora. - Respondió, arrancando trocitos de hierba del suelo de forma distraída. - Ni siquiera sé si
no importa.
- ¿Qué? - Preguntó él mientras abrazaba a su prima, quien apoyó la cabeza en su hombro.
- ¿Crees que le importo?
- Claro, ¿crees que si no sintiera algo por ti os habríais liado ya dos veces?
- Es Scorpius, ya sabes cómo es con las chicas. - Protestó ella. - Le encanta ir de flor en flor.
- Y nunca repite con nadie, excepto contigo. - Albus se mordió el labio. - Rose Weasley, ¿puede ser que estés un poco asustada?
- ¿Por qué debería estarlo?
- Porque, quizás, estés empezando a sentir cosas por Scorpius
y él, cosas por ti.
Lizzy recorría los pasillos sola. Había subido al dormitorio a por algunas cosas y se dirigía rápidamente a la biblioteca. Quería terminar los deberes de Runas Antiguas antes del entrenamiento.
- ¡Lizzy, espera!
Se detuvo al escuchar cómo la llamaba. Se giró y vio a Charlie, el chico con el que había ido a Hogsmeade, avanzado hacia ella.
- Hola, Charlie. - Saludó, sonriendo. - ¿Qué pasa?
- Quería hablar contigo, ayer se me olvidó una cosa. - Dijo, nervioso, mientras se revolvía su pelo castaño.
- Dime.
Deslizó sus manos alrededor de la cintura de la chica, la acercó a él y la besó, ante su sorpresa. Lizzy abrió mucho los ojos primero, aunque después los cerró y se dejó llevar. Cuando ambos se separaron, se sonrieron pero, justo detrás de ellos, la chica pudo ver a alguien que la miraba fijamente. James. El chico se dio la vuelta y recorrió los pasillos rápidamente, tratando de apartar de su mente lo que acababa de ver.
- Veo que vas a la biblioteca, ¿te apetece que vayamos juntos? - Sugirió Charlie, mordiéndose el labio.
- Claro. - Lizzy sonrió, tratando de borrar de su memoria la mirada de James. - Vamos.
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¡Buenos días a todos, seguimos de "resaca" después de la fiesta". Este capítulo es un poco de transición, pero aún así espero que os guste. Preparaos para el próximo porque... ¡tenemos partido de quidditch!
Con respecto a los capítulos de la semana que viene, voy a hacer un curso a otra ciudad pero intentaré subir los cuatro, aunque seguramente lo haría por la noche.
Muchas gracias a todos, como siempre, y no olvidéis comentar.
Besos,
Ladyluna10 :)
La semana pasó rápidamente y, sin apenasdarse cuenta, llegó el día del partido. Ambos equipos habían entrenado muy duroy querían ganar el primer enfrentamiento de quidditch del año. Cada victoriaera importante y, aquella, más que cualquier otra. Todos sabían que Albus erael mejor buscador del colegio y Rose y Martha las mejores cazadoras. Podía serun partido bastante igualado.
Las Ravenclaw desayunaban lentamente o, mejordicho, lo intentaban. Rose se ponía siempre muy nerviosa y se le cerraba elestómago, Martha intentaba no llenarse demasiado para volar mejor según ella yLizzy estaba demasiado ansiosa como para probar bocado. Caroline y Elizallevaban sus bufandas y banderines y estaban listas para animar a sus amigas.
- Deberíamos irnos ya. - Murmuró Rose,mirando la media tostada que le quedaba en el plato.
- Sí, no podemos llegar tarde. - ContestóLizzy, mirando también su plato lleno. - Os vemos luego, chicas.
- Mucha suerte. - Dijo Caroline, sonriendo. -Seguro que ganáis.
Las tres se levantaron y se dirigieron haciala puerta del Gran Comedor. Lizzy buscó a James, sentado en la mesa deGryffindor, con la mirada y descubrió que la estaba mirando. No habían habladoapenas desde el domingo anterior, cuando la vio con Charlie - con quien habíaempezado a salir -, pero aún así llevaba la bufanda de Ravenclaw que ella lehabía prestado. Le dedicó una sonrisa y le deseó suerte con los labios. Ellasonrió también y siguió a sus amigas fuera del comedor. El resto del equipo notardó en seguirlas y los siete se reunieron en los vestuarios. Tenían queultimar algunos detalles, comenzaba la temporada.
- Tenemos que tener confianza en nosotrosmismos. - Dijo Rose antes de salir, intentando motivar a sus compañeros. - Nopodemos confiarnos, pero tampoco dudar. Tenemos posibilidades, somos losfavoritos y ahí fuera habrá mucha gente animándonos. - Sonrió y miró a Lizzy. -Albus es muy bueno, pero tú has entrenado muy duro y no tienes nada que temer oenvidiarle. Lo harás bien, todos loharemos bien. Y ahora, ¡a machacar a esas serpientes!
Los seis chicos comenzaron a aplaudir y Rosesuspiró, aliviada. Había sido su primer discurso como capitana y le alegrabasaber que a los demás les había gustado, estaba bastante nerviosa.
- ¡Bien dicho, Rose! - Exclamó Wood,palmeándola en la espalda. - Y ahora, vamos, tú primera.
La pelirroja asintió y salió del vestuarioseguida del chico y los demás. Cuando llegaron al estadio fueron recibidosentre vítores y aplausos.
-¡Vamos chicas! - Gritó Eliza desde lasgradas las gradas de Ravenclaw.
- ¡Tú puedes Lizzy! - Exclamó James, desde lasección de Gryffindor donde Fred y él estaban sentados.
- ¡Y aquí llega el equipo de Ravenclaw! -Exclamó Jordan, el comentarista. - Capitaneado por una de las mejores cazadorasde Hogwarts: Rose Weasley. - Todos los miembros de su casa comenzaron avitorearla y ella elevó el brazo y los saludó. - Debemos destacar una de lasnuevas incorporaciones: la buscadora Elizabeth Collins. - La chica puso losojos en blanco. Odiaba su nombre completo. - ¿Podrá la chica superar a AlbusPotter? ¡En un rato lo sabremos!
- Lo harás bien. - Martha pasó su brazo sobrelos hombros de la morena. - Además, Rose y yo somos muy buenas, conseguiremostantos puntos que ni aun cogiendo la snitch podrán ganarnos. Ya verás.
- Lo sé, lo sé, es solo que es mi primerpartido, es normal que esté nerviosa. - La chica sonrió levemente. - Peroahora, ¡que empiece el juego!
- ¡Y aquí salen los jugadores de Slytherin! -Exclamó Jordan, haciendo que todas las cabezas se giraran hacia los vestuarios.- Capitaneados por el gran Cesar Jones.
La grada de Slytherin comenzó a vitorear alos jugadores. Rose y Albus se sonrieron al cruzar las miradas. Eran rivales enel campo, pero seguían siendo familia y amigos.
- ¡Capitanes aquí! - Anunció el profesorCreevy. Cuando ambos chicos llegaron hasta él siguió hablando. - Ya lo sabéis,quiero juego limpio, nada de trampas, ni de tácticas antirreglamentarias. -Apoyó sus manos en los hombros de ellos. - Daos la mano.
Rose y Cesar se miraron de forma desafiantedurante unos segundos antes de hacerle caso al hombre.
- Buena suerte en tu primer partido, Weasley,la vais a necesitar. - Dijo él de forma provocativa.
- Lo dudo mucho, Jones. - Replicó ellasoltándose.
Se dieron la vuelta y cogieron sus escobas.La pelirroja miró a su equipo, asintió con la cabeza y los siete se elevaron enel aire casi al mismo tiempo que los Slytherin.
- ¡Qué empiece el partido! - El profesorCreevy lanzó la quaffle al aire y los cazadores de ambos equipos se lanzaron apor ella.
Rose la cogió y avanzó rápidamente hacia losaros, seguida de cerca por los cazadores de Slytherin. Esquivó una bludger porlos pelos justo cuando pasaba la pelota a Martha, que había aparecido a unosmetros de distancia. La chica no tardó en anotar.
- ¡Diez puntos para Ravenclaw tras el genialpase de Weasley a Roth!
No tardaron en hacerse de nuevo con la pelotay, poco a poco, los goles se fueron sucediendo. Tras cuarenta minutos departido el resultado era 70-10 a favor de las águilas.
Mientras todo esto sucedía, Lizzy y Albussobrevolaban el estadio, buscando la pequeña snitch, aunque ninguno de ellos laencontraba. La Ravenclaw había comenzado a desesperarse, en su prueba no habíatardado tanto en encontrarla, aunque sabía que todavía necesitaban anotar máspuntos, por si finalmente era Albus quien conseguía atraparla. La morena volabalentamente y miraba de un lado a otro, nerviosa.
- Venga, Lizzy
- James estaba a punto demorderse las uñas ante la divertida mirada de su primo.
- ¿Cuánto has apostado a su favor?
- Cinco galeones. - Murmuró el pelinegro.
- ¿Tanta fe tienes en ella? - Fred enarcó unaceja de forma divertida.
- Es muy buena, no la has visto como yo. - Selimitó a responder James.
- Sí, de eso estoy seguro. - Comentó el otrocon ironía, tratando de aguantar la risa, aunque su primo no se percató delmatiz de su voz. - Pues yo he apostado por tu hermano, así que espero que gane.
- ¿Prefieres que gane Slytherin? - Porprimera vez desde que comenzó el partido, el chico dejó de mirar el campoaunque en seguida volvió a concentrarse en el partido.
- No, solo digo que él cogerá la snitch, Rosees demasiado buena, además
- ¡Está ahí! - James señaló justo encima delarco más alto de Slytherin. - ¿Por qué no la ven?
- Si te soy sincero, yo tampoco la veo
-Fred entornó un poco los ojos, tratando de ver mejor, pero seguía sin ver bien.- ¿Estás seguro?
- Lo que me sorprende es que Albus no la hayavisto ya, si la atrapa le da la victoria a Slytherin.
James miró el marcador antes de suspirar.100-20 para Ravenclaw. Malfoy no estaba parando ni una y Wood estaba haciendoun gran partido.
- ¡Y Weasley anota otros diez puntos! -Exclamó Jordan. - ¿Qué le pasa hoy a Scorpius Malfoy? ¡Parece que algo o, mejordicho, alguien lo distrae! - El chico rió al ver como el guardián de Slytherinlo fulminaba con la mirada. - ¡Era broma, Malfoy! Solo
¡un momento! ¡Creo queCollins acaba de ver la snitch!
- Mierda. - Murmuró la chica al escuchar elcomentario.
Albus se giró hacia ella y aceleró paraalcanzarla. No podía dejarla escapar, tenía que cogerla porque la distanciatodavía no era lo suficientemente grande como para vencer el partido. Rose yMartha intercambiaron una rápida mirada y, junto al otro cazador, iniciaron unnuevo y rápido ataque. Tenían que anotar algún gol más mientras Lizzy intentabaatrapar la pelotita dorada. Albus no tardó en alcanzar a la chica y tambiénlocalizó la snitch. Adelantó a Lizzy pero esta no iba a dejarse adelantar tanfácilmente. Se echó un poco hacia delante e hizo que la escoba volara todavíamás deprisa. Tenía que atraparla, tenían que ganar ese partido. Girórápidamente y a punto estuvo de resbalar de la escoba, pero en seguida serecuperó. Potter la seguía a poca distancia, sorprendido por la habilidad de lachica. James no había exagerado al decirle que lo iba a tener muy difícil. Lachica se movió con cuidado sobre la escoba y se agarró con una sola mano.Estiró el brazo y rozó una de las alas de la pelota. Ya casi estaba, solonecesitaba un empujoncito más
Justo cuando cerró la mano, notó un fuerte golpeen la cabeza y todo se volvió negro.
- ¡Collins cae al suelo! ¡Menudo golpe deNott! - Exclamó Jordan. - Eso ha debido doler, ¿no va a haber sanción?
Todos comenzaron a abuchear al golpeador deSlytherin que se limitó a arrugar la frente. No quería darle en la cabeza, solointentaba detenerla.
- ¡Lizzy! - James no pudo seguir en lasgradas y salió corriendo, con el corazón latiéndole muy fuerte. ¿Y si le habíapasado algo grave? No quería siquiera pensar en ello, pero un golpe tan fuerteen la cabeza
Iba a matar a ese desgraciado de Nott.
Rose y Martha bajaron corriendo al suelo aligual que Albus. En seguida bajó el resto del equipo de Ravenclaw y casi todoslos de Slytherin.
- Ha atrapado la snitch. - Dijo el profesorCreevy al acercarse a ella. La cogió del suelo y elevó el brazo. - ¡Ravenclawgana!
- ¡Collins ha atrapado la snitch antes decaer! ¡Ravenclaw gana el partido! ¡La nueva buscadora ha superado al gran AlbusPotter!
Mucha gente en la grada comenzó a aplaudir,aunque la mayoría seguían preocupados por la chica, que seguía inconsciente enel suelo.
- Tenemos que llevarla a la enfermería. -Murmuró Rose, preocupada. - La señora Longbottom sabrá qué hacer con ella.
- Sí, la llevaré yo mismo si queréis.
- ¡Lizzy! - James apareció en el campo dejuego y se arrodilló al lado de la chica. Miró a su profesor con la preocupaciónpintada en los ojos. - ¿Es grave?
- No lo sabremos hasta que llegue a laenfermería, señor Potter. - Respondió él.
Charlie no tardó tampoco en aparecer. Fulminócon la mirada al pelinegro antes de arrodillarse al lado de la chica yacariciar su mejilla con cuidado. James levantó la cabeza y vio a Theo mirandoa lo lejos, con las cejas enarcadas. La sangre comenzó a hervir en sus venas y,antes de darse cuenta de lo que hacía, ya estaba de pie y se dirigía hacia elchico.
- ¡Nott!
- ¿Qué pasa, Potter? - Preguntó él de formachulesca.
- ¿Cómo te has atrevido? ¡Ha sido apropósito!- Lo empujó y el slytherin a punto estuvo de caer al suelo.
- ¡Eh! ¡Cuidado con lo que haces, Potter! -Intervino Cesar Jones, interponiéndose entre ambos.
- ¡Tú no te metas! - Exclamó.
- ¿O qué harás? - El capitán del equipo delas serpientes enarcó una ceja y James lo tumbó de un puñetazo.
- ¡Esto!
- ¡James! - Rose corrió hacia él y seinterpuso entre él y Nott. - ¡Para, solo conseguirás que te castiguen!
- Lo he visto todo, no ha sido un accidente,como le haya pasado algo grave a Lizzy
- La voz del chico era amenazadora yAlbus y Scorpius corrieron a sujetarlo, mientras su prima intentaba serenarlo.
- James
La voz de Lizzy fue apenas un murmullo, peroél la escuchó perfectamente. Un gran alivio le invadió: estaba bien. Apartó alos dos chicos que lo sujetaban rápidamente y corrió hacia ella.
- ¿Cómo te encuentras? - Susurró, poniéndosede rodillas a su lado.
- Todo da vueltas. - Contestó ella en vozbaja, apretando los ojos con fuerza.
- La llevaré a la enfermería. - IntervinoCharlie.
- Me ha llamado a mí al despertar, yo voy allevarla. - La cogió con cuidado y la levantó lentamente.
- Soy su novio.
- Como si me importara. - Masculló James.
- ¡Señor Potter! - La directora McGonagallgritó enfadada, dirigiéndose hacia él. - ¡Venga inmediatamente a mi despacho!
- Tengo que llevar a Lizzy a la enfermería,directora. - Contestó él con serenidad. No quería dejarla sola.
- Hay más gente que puede llevarla.
- No creo que ella quiera que la lleve nadiemás. - Murmuró el chico al notar como Lizzy apretaba su camiseta. - Iré encuanto la deje allí, directora.
- Pero no se retrase. - Accedió finalmenteella, consciente de que el mayor de los Potter tenía razón al ver cómo la chicase aferraba con fuerza a él. Se giró entonces hacia los demás. - Señor Jones,lo mejor será que usted también vaya a la enfermería para que no se le hinchela cara, aunque quiero verle más tarde para comentar lo que ha sucedido y señorNott, acompáñeme a mi despacho, tengo que hablar seriamente con usted.
- Sí, directora. - Respondieron los dos en unsusurro.
- Señorita Weasley, encárguese de recoger losvestuarios.
- ¿Yo sola? - Se atrevió a cuestionar lachica.
- No, ¿quién se encarga del equipo deSlytherin cuando el señor Jones no puede? - Preguntó McGonagall.
- Yo. - Scorpius levantó la mano. Rose y élintercambiaron una rápida mirada. - No se preocupe, directora, la ayudaré.
- Señor Creevy, acompáñeme, tenemos queestudiar lo que ha pasado y, los demás, a los vestuarios. - La directora sonriólevemente. - Y alegren esas caras, la señorita Collins estará pronto recuperaday Ravenclaw ha ganado 270 a 20.
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¡Hola a todos! Aprovecho un momento que tengo libre para subir esto. Como podéis ver este capítulo no lo he dividido en dos partes (espero que no se os haya hecho pesado) porque creo que ni este ni el siguiente pueden cortarse, así que esta semana en vez de dos probablemente tendréis tres capítulos completos :)
Muchas gracias a todos, como siempre, y no dudéis en comentar.
Solo me queda decir #OrgulloRavenclaw ;)
Besos,
Ladyluna10 :)
Las gradas se despejaron rápidamente y todoslos jugadores se dirigieron hacia los vestuarios para cambiarse mientras Rose yScorpius guardaban las pelotas y recogían cualquier cosa que hubiese quedado enel campo: botellas de agua, toallas, incluso banderines de una y otra casa.Recogían en silencio, sin dirigirse la palabra, aunque sabían que aquel era elmomento apropiado para hablar sobre lo que había pasado entre ellos. Sinembargo, ninguno se atrevía a dar el primer paso y comenzar aquellaconversación, ninguno sabía qué decir, ni cómo iba a responder el otro. Terminaronde recoger y llevaron juntos la caja de las pelotas hasta el almacén. Semiraron el uno al otro al depositarla en el suelo y soltar cada uno su asacorrespondiente. Sabían que ahora se separarían. Era ahora o nunca.
- Rose
- Scorpius
Ambos sonrieron al pronunciar sus nombres almismo tiempo.
- Tú primero. - Dijo la pelirroja,sonrojándose levemente.
- Quería pedirte perdón por lo que dije en eltren. - El chico bajó la mirada. - No soy así, no juzgo a la gente por susangre, pero he oído a mi abuelo llamaros así tantas veces que se me escapó. Noquería herirte, ni hacerte creer que te consideraba inferior porque, desdeluego, no lo eres.
- Olvidémoslo. - La chica suspiró. - Noquiero hablar de eso, ni volver a escuchar ese término nunca más.
- Fui un idiota.
- Completamente. - Ella negó con la cabeza. -No sabes lo cruel que puede resultar eso, nada te da derecho a juzgar a unapersona por quién es su familia porque si hiciéramos eso, tú no saldrías muybien parado que digamos pero, como ya te he dicho, prefiero olvidar que dijisteaquello.
- De acuerdo. - Scorpius apretó los labiospero asintió. Guardó silencio unos instantes hasta que consiguió armarse devalor y continuar con la conversación. - Creo que también deberíamos hablarsobre lo que pasó la semana pasada en el baño de prefectos.
- Estoy de acuerdo. - Rose se sonrojó aún másy Scorpius no pudo evitar sonreír levemente a pesar de todo. - No sé por quénos besamos, solo sé que esta vez no podemos excusarnos diciendo que estábamosborrachos.
- Creo que en la fiesta no solo nos besamospor culpa del alcohol. - El rubio suspiró y se acercó un poco a ella. - Rose,no sé qué nos pasa, qué me pasa, pero cuando estoy contigo no puedocontrolarme.
- Coincido contigo, yo tampoco entiendo loque me ocurre, pero no puedo controlarlo. - La chica bajó la mirada y él seacercó más a ella. Deslizó sus manos alrededor de su cintura y la atrajo haciaél. Ambos estaban muy cerca y a Rose le tembló la voz. - Scorpius, no sé sideberíamos
Él no la dejó terminar la frase. Atrapó suslabios con delicadeza, haciendo que Rose se estremeciera entre sus brazos.
- Solo necesita descansar, en un par de díasestará perfectamente. - Dijo la señora Longbottom saliendo de la enfermeríadonde había estado examinando a Lizzy.
- ¿De verdad que está bien? - La ansiedad erapatente en la voz de James. Tras dejarla en la enfermería había subido aldespacho de la directora donde esta le había quitado puntos por agredir a suscompañeros y le había castigado todas las tardes durante dos semanas, pero enseguida había vuelto junto a los demás, sin siquiera saber si iban a sancionara Nott. Necesitaba saber que Lizzy estaba bien. - ¿Puedo entrar a verla?
- Podemos, más bien. - Puntualizó Martha,levantándose del suelo. Todo el equipo de Ravenclaw estaba allí, igual queCharlie, Eliza, Caroline y Albus.
- No todos. - HannahLongbottom sonrió. - Sé que estáis preocupados por ella, pero no podéisagobiarla, puede entrar solo una persona.
- Iré yo, para algo soy sunovio. - Charlie sonrió con suficiencia y James lo fulminó con la mirada.
- Creo que no. ¿Cuántolleváis saliendo? ¿Una semana?
- Sí. - El Hufflepuffsonrió.
- Pues yo soy su amigo desdeque tenía once años, entraré yo y me da igual lo que digas. He perdido 30puntos y he pegado a dos Slytherin defendiéndola, creo que me lo he ganado. -James apoyó su mano en el hombro del chico y apretó con fuerza. - Espera aquí,ahora te cuento cómo está.
A Charlie no le quedó otraque morderse la lengua y dejar que el Gryffindor entrara en la enfermería.
- Está allí al fondo, osdejaré un poco de intimidad pero no la agobies, ¿de acuerdo James?
- Muchas gracias, Hannah.
La enfermera salió de lahabitación y el mayor de los Potter se acercó hasta la cama que le habíanseñalado.
- James. - Lizzy se incorporóal verlo llegar.
- No te muevas, necesitasdescansar. - Se apresuró a decir él, apoyando sus manos en sus hombros,tumbándola de nuevo. Se sentó en el borde de la cama. - ¿Cómo te encuentras?
- Mejor. - Contestó ella. -Me he tomado una poción y todo ha dejado de girar a mi alrededor.
- Menos mal. - Le apartó unmechón de pelo que se había escapado de su coleta. - Has hecho un partidoincreíble.
- Pero no he atrapado lasnicht. - Lizzy suspiró. - ¿La cogió Albus o han suspendido el partido?
- ¿No te acuerdas de lo quepasó en el campo?
- No recuerdo nada desde queme golpeó la pelota hasta llegar aquí. - La morena arrugó la frente. - ¿Qué hapasado?
- La atrapaste, Ravenclaw haganado, les habéis dado la paliza del año. - Respondió.
- ¿Hablas en serio? - Lachica se levantó rápidamente, con los ojos muy abiertos.
- ¿Qué parte de no te muevasno entiendes, Collins? - James volvió a echarla hacia atrás, sonriendo.
- A sus órdenes, señorPotter. - Puso los ojos en blanco al pronunciar aquello. - Me alegra haberganado, aunque no sea capaz de acordarme.
- ¿Tampoco recuerdas habertedespertado en el campo? - La voz de James fue casi un susurro. Ella negó con lacabeza. - Me llamaste, dijiste que todo daba vueltas y te agarraste a micamiseta.
Ambos guardaron silenciounos instantes y Lizzy arrugó la frente, tratando de recordar aquello. Ahoraque él lo decía, algo venía a su mente pero era muy borroso, como si solohubiese sido un sueño. Mira que llamarlo nada más despertarse, ¿y si alguien lahabía oído? ¿Y si
?
- ¿Charlie me escuchó?
- No le hizo mucha gracia. -Contestó el chico, apartando la mirada de ella. - Quería entrar a verte, perosolo podía entrar una persona.
- Y tenías que ser tú. - Lavoz de Lizzy fue apenas un murmullo.
- Me llamaste al despertar.- Protestó él. - Y somos amigos desde hace mucho tiempo.
- James, Charlie y yoestamos saliendo.
- Lo sé, pero creí que menecesitabas. - El pelinegro se mordió el labio.
- Y lo hago, pero ahoraestoy saliendo con él y estoy segura de que está preocupado. - Lizzy suspiró. -Deberías haberlo dejado pasar.
- ¿Entonces no te alegras deverme?
- Siempre lo haré Jamie,pero ahora las cosas son distintas.
- Me alegra saberlo, Lizz.
- Siento interrumpir, - Laenfermera entró en la habitación. - pero la señorita Collins necesitadescansar. Se acabó la hora de visitas.
- De acuerdo. - James sepuso de pie y besó a la chica en la frente. - Mañana volveré, ¿vale?
- Vale. - Ella sonrió. -¿Podrías decirle a Rose que anote los deberes por mí?
- Por supuesto. - Potterasintió. - Hasta mañana, Elizabeth.
- Adiós, James Sirius.
Rose y Scorpius tardaron unrato en salir de los vestuarios. Ambos tenían las mejillas rojas y lasrespiraciones aceleradas. Al final no habían hablado tanto como querían, perono tenían la sensación de haber desperdiciado el tiempo. Avanzaron hasta elcastillo en silencio, el uno junto al otro, sumidos en sus pensamientos. Leshabría gustado aclararse un poco más, saber por qué no podían evitarse al unoal otro sin más, pero no habían tenido ni un minuto para hablar. Cuandollegaron a la entrada del colegio, ambos se detuvieron.
- No ha estado nada mal,Weasley. - Dijo Scorpius con una media sonrisa burlona.
- Soy increíble en todo,Malfoy, deberías saberlo ya. - Replicó la chica, también sonriendo.
- Podríamos repetir esto mása menudo, ya sabes, divertirnos un rato, sin ningún tipo de compromiso. - Elrubio no pudo evitar enarcar una ceja y apoyar su mano en la de ella.
- ¿Cómo? - Rose se alejó,con el ceño fruncido.
- Bueno, no pensarías quequería algo serio, ¿verdad? - El chico arrugó la nariz, sin comprenderrealmente lo que pasaba. - Yo no soy de esos, deberías saberlo ya.
- Ni yo soy de esas, no voya estar cada vez que te aburras, así que quizás deberíamos dejar de vernos o loque sea.
La pelirroja se giró ycomenzó a andar hacia la torre de Ravenclaw. Scorpius maldijo por lo bajo y lasiguió unos pasos.
- Rose, por favor, no queríadecir eso, espera.
- ¡No tengo nada más quedecirte, Malfoy! - Ni siquiera se volvió para decir aquellas palabras. Aceleróel paso y corrió escaleras arriba, dejando al chico al pie de estas, sin poderdejar de mirarla.
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Lo primero, siento mucho el retraso pero no he podido coger el ordenador hasta hoy.
Lo segundo, espero que os haya gustado el capítulo y comentéis (como siempre).
Muchísimas gracias a todos por las casi 12000 visitas y nos vemos la semana que viene :) (al final solo han podido ser dos capítulos, también siento eso, pero sé que este os ha gustado y me perdonáis)
Besos,
Ladyluna10 :)
PD: ¿De verdad nadie comentó en el anterior capítulo nada sobre la reacción de James cuando vio a Lizzy incosciente?
Antes de colgar el capítulo quería deciros que he decidido subirlos enteros en vez de en dos partes. Antes lo hacía así porque no tenía mucho tiempo para escribir, pero ahora que tengo varios capítulos escritos, creo que es mejor subirlos así. No son muy largos y se entiende mejor la historia. Espero que no os importe :)Intentaré subir dos o tres capítulos semanales (lunes-miércoles-viernes/lunes-jueves) dependiendo de cómo lleve la semana. Esta, os adelanto desde ya, subiré tres.
Y ya os dejo tranquilos con el capítulo. Espero que os guste y comentéis (¡qué no muerdo y me hace mucha ilusión saber si os gusta o no lo que escribo!).
Un beso, Ladyluna10 :)
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Pasó un mes desde el día delpartido. Rose no volvió a hablar con Scorpius: lo evitaba en los pasillos y enPociones se limitaba a darle instrucciones y dedicarles miradas acusadoras. Élno sabía qué hacer para que lo perdonara, sabía que no debía haber dichoaquello, pero lo hizo sin pensar. No pensaba que la pelirroja se lo fuera atomar tan a mal. Intentaba hablar con ella, pero no le dejaba decir más de dospalabras antes de girarse, marcharse o mandarlo callar. Era desesperante. Perola chica no estaba para tonterías. Bastante tenía con soportar las miradastristes de Lorcan. Desde que le había dicho que lo veía solo como un amigo, elchico no había vuelto a dirigirle la palabra, ni siquiera en las guardias quetenían juntos.
- La próxima clase será algoespecial. - Anunció el profesor de Pociones cuando quedaban apenas cincominutos. - Pero no os daré ninguna pista, solo espero que vengáis preparados ylistos para trabajar. - El hombre sonrió al escuchar cómo todos empezaban amurmurar. - ¡Hasta luego, chicos!
Todos comenzaron a recoger yScorpius volvió a intentar hablar con Rose, como todos los días al terminar.
- Escúchame, por favor. - Laagarró del brazo y ella lo fulminó con la mirada.
- ¿Cuándo vas a entender queno quiero hablar contigo?
- Rose, fui un estúpido,pero no podemos estar enfadados eternamente.
- Hasta hace unos meses nosdirigíamos la palabra únicamente para insultarnos, ¿por qué debería cambiar esoahora? Esos besos no significaron nada, Malfoy.
- No lo dices en serio.
- Sí que lo hago. - La chicaconsiguió librarse de la mano de Scorpius con un movimiento brusco. - Y ahora,tanto si me disculpas como si no, me voy.
Rose cogió sus libros yabandonó el aula rápidamente. El chico suspiró, pero también recogió sus cosas.Había hecho todo lo que había podido, pero ya no se le ocurría nada más. Habíasido un bocazas y la pelirroja no lo perdonaría en su vida, solo le quedabaseguir hacia delante y tratar de olvidar todo lo que había sucedido con ella.
- No deberías saltartetantas clases, Potter.
El chico se sobresaltó alescuchar la voz a su espalda, pero sonrió al ver como Lizzy se sentaba en lahierba junto a él.
- Encima que lo hago paraque podamos pasar un rato juntos
- James puso los ojos en blanco provocandoque la chica riera. - Además, odio Pociones.
- Nadie te ha obligado acogértela. - Contestó ella, tumbándose. El chico la imitó y giró la cabeza parapoder mirarla.
- Si no recuerdo mal medijiste que, si no sabía qué quería hacer al terminar séptimo, debía cogerla. -Puntualizó el pelinegro.
- ¿Todavía no sabes lo quevas a hacer?
- Creo que intentaré entraren algún equipo, aunque no descarto ser auror como mi padre y Teddy. -Contestó. - Me gustaría enseñar a volar y jugar al quidditch, como he hechocontigo, pero para eso ya está el profesor Creevy y, además, McGonagall no medaría el trabajo ni en sueños.
- Pues estudia mucho paratus ÉXTASIS.
- Eso intento, pero esdemasiado aburrido. - James estiró el brazo de forma distraída y, tras pasarlosobre los hombros de la morena, la atrajo hacia él. Lizzy sonrió y se acomodóen su hombro. - Además, estamos entrenando mucho últimamente.
- ¿Qué tal lleváis elpartido?
- Ganarle a Hufflepuff noserá difícil, ¿vas a estar animándome o lo verás desde las gradas enemigas conCharlie? - Intentó que su voz sonara normal, pero no pudo evitar que un pequeñomatiz celoso se le escapara.
- Lo veré allí pero, tranquilo,os animaré a vosotros. - Ella fingió que no había notado nada y se encogió dehombros. - Si me linchan será únicamente culpa tuya.
- Podré vivir con ello.
- ¡James! - La chica legolpeó el brazo y se separó de él, con el ceño fruncido.
- Es broma, Lizzy. - Jamescomenzó a reír mientras su amiga se sentaba, con los brazos cruzados. - Sabesque no permitiría que esos tejones te tocaran ni un pelo. Ni siquiera tuquerido novio.
- De todas formas, lapelirroja también es Hufflepuff, ¿no? - Enarcó una ceja, haciendo que el chicodejara de reír y se incorporara un poco, apoyándose en los codos. Sabía quehabía dado en el clavo.
- Sí, ¿por qué?
- Porque no deberíasconfraternizar con el enemigo. - La morena se mordió el labio. ¿Estaba sonandocelosa? - ¿Cómo sabemos que no va a intentar distraerte para que pierdas elpartido?
- No es de esas. - Jamessonrió ampliamente, consciente del tono que había empleado la chica. - Además,tiene un nombre, ¿lo sabes?
- Lo he deducido, peropelirroja la define mejor. - Lizzy puso los ojos en blanco.
- ¿Estás celosa, Collins? -El pelinegro no pudo evitar reír al formular aquella pregunta. Para él, eracomo un libro abierto y era capaz de identificar todas sus emociones sin que lachica tuviera que decir nada.
- Igual que tú, Potter. -Replicó ella, consciente de lo que el chico estaba pensando. Había notado suscelos antes igual que los notaba cada vez que la veía con Charlie.
Se miraron fijamente a losojos antes de estallar en carcajadas. Nunca habían sido capaces de tomarse nadaen serio - mucho menos, su "relación" - y aquella era la única forma quesiempre habían tenido para revelarse lo que sentían. Ambos estaban celosos,ambos lo sabían, pero no iban a hacer nada por cambiarlo de momento. Jamesestaba esperando que Charlie dijera algo que pudiera utilizar para separarlo deLizzy "porque no te merece" mientras que Lizzy estaba esperando a que lapelirroja estuviera más ilusionada para separarla de James "porque esto afectaráa tu fama de chico malo". Para ellos siempre había sido así y, en aquelmomento, ambos sabían que solo era cuestión de tiempo el volver a estar juntos.
- Pensaba que el día no seiba a acabar jamás. - Dijo Victoire suspirando y metiéndose en la cama. - Estoyagotada.
- ¿Mucho trabajo en San Mungohoy? - Preguntó Teddy con una sonrisa, mientras terminaba de ponerse el pijama.
- Sí, ha explotado unlaboratorio de pociones y se han intoxicado diez personas. - Explicó la rubia.- No hemos parado ni un minuto, ¿tú qué?
- Pues hoy me he aburridomucho, solo he tenido que rellenar informes. - El chico arrugó la narizprovocando que su novia sonriera. Se tumbó junto a ella y acarició su mejilla.
- Los malos estaban hoy dedescanso. - Bromeó ella antes de unir sus labios. Teddy la estrechó entre susbrazos con fuerzas. - Podría acostumbrarme a esto.
- Ya te he dicho que, siquieres, puedes quedarte aquí para siempre. - El chico volvió a besarla, aunqueahora con más pasión. Sin embargo, un ruido los sobresaltó a ambos, que sesepararon rápidamente. - ¿Pero qué
?
- ¿Qué ha sido eso? -Victoire frunció el ceño y cogió su varita, que descansaba en su mesita denoche.
- No lo sé. - Teddy la imitó,visiblemente molesto. - ¿Salimos?
- Sí.
Ambos se levantaron ysalieron juntos del dormitorio, con las varitas levantadas y preparados paraenfrentarse a lo que fuera. Suspiraron aliviados y dejaron caer los brazos alver de quién se trataba. Harry y Ginny Potter se habían aparecido en medio delsalón. ¿Pero qué hacían allí?
- ¡Aquí estáis! - ExclamóHarry al verlos. - Teddy tienes que venir conmigo, es muy urgente, ha sucedidoalgo grave.
- ¿Qué pasa? - Preguntó Vic,alarmada. - ¿Están todos bien?
- Asuntos del ministerio. -Respondió su tío, negando con la cabeza. - Tu tía se quedará aquí contigo.
- No, antes quiero saber quésucede.
- Vic, tranquila. - Teddyapoyó su mano en el hombro de la chica. - No pasa nada, seguro que no es paratanto.
- ¿De verdad esperas que mecrea que mis tíos han venido aquí en mitad de la noche porque sí? - La rubia secruzó de brazos. - Además, si no hubiera pasado algo grave, ¿por qué tendríaque quedarse aquí mi tía?
- Para que no te sientassola. - Intervino Ginny.
- Soy mayorcita, puedoquedarme sola de noche. - Apretó los labios. - Aquí está pasando algo y no voya parar hasta saberlo.
La habitación se quedó ensilencio y los dos mayores intercambiaron una mirada. Ginny sabía que aquelloiba a pasar, Victoire tenía 22 años y un espíritu indomable, no podríanmantenerla alejada de aquello. Enarcó una ceja, diciéndole a su marido que yase lo advirtió y Harry suspiró. Estaba claro que tenía que decírselo, teníanque marcharse cuanto antes y hasta que no lo contara, la chica no los dejaría,pero aquello no podía salir de allí. Nadie de la familia podía enterarse de loque había sucedido pocos minutos antes.
- ¿Recuerdas los mortífagosque se fugaron a finales de verano?
- Sí, claro. - La rubia senotó palidecer. ¿Y si habían atacado a alguien?
- Nos ha llegado un aviso,han estado cerca de la Madriguera.
- ¿Están bien los abuelos?
- Sí, tranquila. - Contestósu tía. - Por suerte se han dado cuenta de lo que pasaba y se han aparecido ennuestra casa.
- Todos los aurores han sidoconvocados, es la única pista que tenemos de ellos y debemos encontrarlos. -Continuó Harry. - Chicos, no queríamos asustaros, pero ahora parece más claroque nunca que estamos todos en el punto de mira.
- Nos lo imaginábamos. -Murmuró Teddy. - Deja que me cambie y en seguida voy, Harry.
El chico se dirigiórápidamente hacia el dormitorio. Victoire dejó caer sus brazos y suspiró,asustada.
- No le puedes contar esto anadie: ni a tus hermanos, ni a ninguno de tus primos. - Murmuró Ginnyacercándose a ella. - No queremos que se asusten. A tus padres y los demás losinformaremos mañana, de momento solo lo sabemos nosotros, Ron y Hermione.
- ¿Y no puedo ir a ayudar? -Se atrevió a preguntar. - Seguro que necesitáis más gente y yo soy buena conlos hechizos.
- Ni hablar, es muypeligroso. - Su tío negó con la cabeza. - Vosotras dos os quedaréis aquí.
- ¿Y los abuelos dóndeestán?
- En casa de Ron y Hermione.- Contestó. - Me acompañaron cuando fui a avisarlos de lo sucedido. Puede quetu tío ya no sea auror, pero no nos vendrá mal su ayuda.
Justo entonces Teddy salióde nuevo al salón, terminando de abrocharse una chaqueta.
- ¡Ya estoy listo! -Anunció. - Podemos marcharnos cuando quieras.
- Tened cuidado, ¿vale? -Harry se acercó a su mujer y le dio un beso en la mejilla. - Te veré en unrato.
- No te preocupes pornosotras, cuidaos vosotros. - Respondió ella, apretando los labios. - Esperoque los encontréis.
- Eso haremos. - Teddysonrió antes de acercarse a Victoire. - Volveré pronto, mientras tanto no tesepares de tu tía.
- Sé cuidarme sola. - Dijoella, agarrándolo de la chaqueta y acercándolo a ella.
- Lo sé, pero esta situaciónes muy delicada.
- Ten cuidado, Teddy. - Larubia se puso de puntillas y lo besó.
Cuando se separaron sededicaron una sonrisa y él se acercó a Harry. A los pocos segundos ambos sedesaparecieron, dejando a Ginny y Victoire solas en el salón. La rubia sentíaun nudo en la garganta. Estaba preocupada, no quería que nada malo le pasara alchico.
- ¿Está sensación desaparecealguna vez? - Murmuró. Su tía la miró con ternura y apoyó una mano en suhombro.
- No, pero te acostumbras. -Contestó. - Es su decisión y su trabajo, no podemos hacer nada para evitarlo,solo confiar en ellos y esperar que todo salga bien.
- Supongo que haré un pocode té
o mejor tila. - La chica suspiró.
- O también podríamosseguirlos. - Su tía sonrió.
- Dame cinco minutos, tengoque vestirme.
- Tu maldito plan no estáfuncionando, Nott. - Lucy estaba sentada sobre un pupitre con los brazoscruzados. Se habían colado en una clase vacía después de la cena para hablar decómo iban las cosas, el plan parecía no estar funcionando y ella estaba muyenfadada.- Will está cada vez más pendiente de mi hermana, están quedando todaslas tardes para estudiar Encantamientos porque a ella, supuestamente, se le danmuy mal.
- Y solo están haciendo eso,tranquila. - Theo enarcó una ceja y le dedicó una sonrisa burlona a la chica. -Me lo han dicho fuentes fiables.
- De todas formas, lo únicoque hemos conseguido hasta ahora ha sido cabrear a mi hermana. Will me siguemirando como si solo fuera la hermanita pequeña de su amiga Molly y no creo queella se esté fijando en ti precisamente.
- Dales tiempo, al final sepondrán celosos y todo esto habrá merecido la pena. - El chico se acercó alpupitre en el que la morena estaba sentada y apoyó sus manos a ambos lados dela chica antes de acercarse y besarla dulcemente. Lucy enredó sus brazosalrededor de su cuello y se dejó besar.
- Reserva esto para cuandohaya público. - Murmuró cuando se separaron.
- No puedo resistirme, besasmuy bien, además no te has apartado. - Theo le guiñó un ojo y ella se sonrojó.
- No quería parecerdescortés. - Replicó rápidamente, notando cómo se sonrojaba.
- Claro. - El chico sonrió yvolvió a acercarse a ella, aunque se detuvo a apenas unos milímetros de suslabios. - Nuestro plan está funcionando y si tu hermana o Will escuchan quehemos estado de noche los dos solos aquí se volverán locos o, al menos, Mollylo hará y dejará tranquilo a Will.
- Recuérdame que nunca tepregunte por qué eres un Slytherin. - Lucy negó con la cabeza y se mordió ellabio.
- Pues permite que te digaque para ser una Hufflepuff estas cosas no se te dan nada mal. - Dijo antes deacabar con la corta distancia que los separaba y besarla otra vez.
Victoire y Ginny seaparecieron cerca de la Madriguera, detrás de unos árboles para que nadiepudiera verlas. Ambas llevaban sus varitas preparadas por si acaso.
- Has tardado en llegar másde lo que creía.
La rubia pegó un pequeñosalto y a punto estuvo de gritar, pero se relajó al girarse y ver quién era lapersona que había hablado.
- Vic tenía que vestirse,insistió en venir. - Respondió la pelirroja con una sonrisa. - ¿Siguen mispadres en tu casa, Hermione?
- Sí, Molly estaba bastantenerviosa así que le he preparado una tila antes de venir y he dejado a Arthurcon ella. - Respondió la mujer antes de suspirar. - Esto es una locura, nopodía quedarme allí sin más. Ron y Harry han sido muy injustos con nosotras,¿quiénes se creen que son para prohibirnos venir?
- Lo mismo opino yo, me daigual que sean asuntos secretos del ministerio. - Contestó la pelirroja. - Hanintentado atacar a mis padres, tengo derecho a estar aquí.
- Entonces, ¿cuál es elplan? - Se atrevió a preguntar Victoire. - ¿Los seguimos sin que se den cuenta?
- No, haremos algo mucho mássimple. - La morena sonrió y le indicó a su cuñada y su sobrina que lasiguieran.
Las tres salieron de entrelos árboles y se dirigieron directamente a la Madriguera, con las varitaspreparadas por si acaso. Varios aurores se percataron de su presencia ycorrieron hacia ellas.
- ¡Zona restringida, solopersonal autorizado!
- Exigimos pasar. - La vozde Ginny sonó autoritaria, pero el hombre ni se inmutó. - Soy Ginny Potter yesta es la casa de mis padres, así que más te vale dejarnos entrar.
- Órdenes directas delministerio, nadie puede acceder a la zona.
- Yo trabajo para elministerio, soy Hermione Weasley. - Intervino la otra mujer. - Creo quenecesitarán nuestra ayuda.
- Señoras, por favor, no meobliguen a repetirlo de nuevo.
- Mire, esto es importante,podemos ayudar en la búsqueda de esos fugitivos. - Murmuró Victoire ante laasombrada mirada de sus tías, poniendo la mejor cara de niña buena que supo yrogando porque, por una vez en su vida, sus genes de veela sirvieran para algo.- Sé que no es muy ortodoxo, pero mis tíos nos necesitan. Por favor, hanatacado a nuestra familia y queremos echar una mano, ¿no podría saltarse elprotocolo por una vez?
- No sé si
- Por favor, no estaríahaciendo nada malo y nadie va a saberlo, créame. - Se mordió el labio y viocómo el hombre se sonrojaba. - ¿No va a dejarnos
?
- ¿Vic? - La chica se volvióal escuchar una voz que la interrumpía y se encontró con Teddy, que la mirabacon el ceño fruncido. - ¿Qué hacéis aquí?
- No podía quedarme en elapartamento. - Contestó ella, colocándose un mechón de pelo detrás de la oreja.- Estábamos preocupadas.
- No deberíais estar aquí. -El chico negó con la cabeza. - Marchaos a casa, por favor, esto es peligroso.
- No voy a dejarte aquísolo.
- Es mi trabajo, Victoire.Yo no voy a San Mungo a decirte cómo tienes que curar a la gente, no puedesvenir a decirme cómo ser auror.
- Me da igual, entonces hevenido porque estoy preocupada por mi familia porque hay un par de mortífagoslocos que han intentado atacar a mis abuelos. - La chica se enfadó y subió elvolumen de su voz. - ¿Te parece motivo suficiente ahora?
- ¿Qué ocurre?
Harry y Ron llegaron junto aTeddy y abrieron mucho los ojos. Sabían que dejarlas en casa iba a sercomplicado, pero no se imaginaban que los seguirían hasta la Madriguera.
- ¿De verdad creíais que nosíbamos a quedar en casa sin más? - Hermione se cruzó de brazos. - Siempre hemosluchado juntos y no toleraré que me dejéis de lado ahora. Me necesitáis y losabéis.
- Hermione, te dije quecuidaras de mis padres. - Ron refunfuñó. - ¿Están bien? No deberías haberlosdejados solos.
- Están perfectamente. -Replicó la mujer.
- Sabía que no se quedaríanen casa. - El pelirrojo suspiró y miró a Harry, levantando un dedo de formaacusadora. - Te lo dije.
- Creía que por una vez nosharían caso. - Protestó este.
- Como si no las conocierasya
- Seguimos delante, ¿sabéis?- Dijo Ginny poniendo los ojos en blanco.
- Podéis quedaros, perotenéis que estar alerta, esto es muy peligroso. - Accedió el pelinegro finalmente.- Victoire, tú deberías volver al apartamento, eres demasiado joven.
- No lo soy, si hubieradecidido ser auror en vez de sanadora, estaría ahora trabajando con vosotros. -Se quejó la rubia. - Teddy es solo dos años mayor que yo.
- No vais a lograrconvencerla. - Intervino el chico.
- Está bien, pero solo túeres responsable de tus actos. - La advirtió su tío.
La rubia sonrió y los seisse dirigieron hacia la Madriguera. Tenían mucho trabajo aquella noche.
Lorcan salió muy tarde delbaño de prefectos. Él nunca se saltaba el toque de queda, pero aquella nochenecesitaba despejarse, por lo que salió para darse un baño. Desde que Rose lehabía dicho que no quería nada con él, no dejaba de darle vueltas a la cabeza.Le gustaba mucho la pelirroja desde hacía bastante y no le había pedido unacita antes para no arruinar su amistad, temía que saliera mal y eso eraexactamente lo que había pasado. Ella no le correspondía, no le veía como nadamás y no entendía por qué. ¡Pero si incluso lo había besado! No entendía nada,no sabía por qué se había comportado así. ¿Si lo veía solo como un amigo a quéhabía venido ese beso? Suspiró. Llevaba mucho dándole vueltas a eso, pero esque no podía evitarlo. Sumido en estos pensamientos, recorría rápidamente lospasillos, consciente de que si lo descubrían podían quitarle el título deDelegado. Pero algo hizo que se detuviera. Escuchó unos sollozos, parecía quealguien estaba llorando. Se paró y agudizó el oído, intentando averiguar de quépasillo venía el sonido. Un nuevo sollozo, hizo que arrugara la frente. Estabacasi seguro de que, fuera quien fuera, estaba en el pasillo de la derecha porlo que decidió desviarse y dirigirse hacia allí. Ningún alumno debía estarfuera de la cama y si algún profesor lo descubría, lo castigaría. Recorrió elpasillo hasta que vio una pequeña figura escondida en un rincón.
- ¿Estás bien? - Preguntó,acercándose. Pudo ver que era una chica puesto que tenía el pelo largo, pero nole contestó. Conjuró un lumos para poder verla mejor. Una pequeña pelirroja.Sabía quién era. - ¿Lilly?
- Márchate, Lorcan, quieroestar sola. - Murmuró ella.
- ¿Qué te ha pasado? - Dijo,agachándose junto a ella y apoyando su mano en el hombro de la chica.
- No quiero hablar de ello.
- ¿Ha sido Jordan? ¿Te hahecho algo?
- No, bueno, sí pero
-Lilly estalló en sollozos y abrazó al chico, que la estrechó entre sus brazoscon fuerza. - Me ha dejado.
- ¿Qué ha pasado? Creía queos iba muy bien.
- Todo es culpa de James,dicen que salir con Lilly Potter es un deporte de riesgo y nadie parecedispuesto a soportarlo. - Confesó. - Jamás me dejará ser feliz, cree que sigosiendo una niña.
- Es que eres su hermanitapequeña. - Susurró él mientras acariciaba su cabello, tratando de
calmarla.
- Tengo casi 15 años, no soyuna cría.
- James sabe cómo son lamayoría de los chicos, él es uno de los mayores mujeriegos de Hogwarts. -Lorcan apretó los labios. - No quiere que se aprovechen de ti, pero sus métodosson horribles. Debería hablar contigo, no amenazar a cualquier chico que seacerque a ti, ni gastarles bromas de mal gusto.
- Jordan me gustaba deverdad y ahora se ha marchado.
- Te comprendo, créeme. - Lavoz del chico fue solo un susurro.
- ¿Lo dices por Rose? -Lilly se separó de él y se secó las lágrimas que empañaban sus grandes ojosmarrones.
- No creo que sea apropiadoque hable contigo de esto.
- Ya te he dicho que no soyuna cría además, ¿quién mejor que yo para hablar de mi prima? Pocas personas laconocen mejor que yo.
- El amor es muy complicadoy ella me rechazó también con una excusa después de nuestra cita.
- Rose solo va a salir conun chico al que quiera de verdad, Lorcan, pero hay muchas más chicas.
- No creo que se fijen enmí.
- Hazme caso, yo sé dealguna que se muere por salir contigo. - La pelirroja sorbió por la nariz ysonrió levemente. No sabía exactamente qué hacía Lucy con Nott, especialmentedespués de lo que les había contado, pero quizás, lo único que quería era darlecelos al chico, aunque este no se estuviera dando cuenta de nada. - Deberíasolvidar a Rose y salir con otras.
- ¿Tú crees?
- Estoy segura. - Lilly selevantó del suelo. - Es tarde ya, tengo que ir a la Sala Común, no quiero queme pillen aquí.
- Yo también. - Respondió élponiéndose de pie. - No te preocupes más por Jordan, si te ha dejado solo porJames es que no te merece y tú vales muchísimo, Lilly.
- Gracias Lorcan.
- Mañana nos vemos y mecuentas si estás mejor, ¿vale?
- Sí. - La pelirroja sonrió.- Hasta mañana.
- Adiós.
Cada uno comenzó a andarhacia un lado del pasillo sumidos en sus pensamientos: Lilly creyendo que elchico tenía razón y que, además, le acababa de echar una mano a su prima;mientras Lorcan pensaba que intentaría castigar en los próximos días tanto alex-novio, como al hermano de la chica. Aunque una pregunta daba vueltas por sumente. ¿Quién sería la misteriosa chica a la que había hecho referencia Lilly?
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¡Hola a todos! Como siempre, daros las gracias por leerme (hemos superado los 80 comentarios, las 13000 visitas y tenemos casi 130 favoritos), sois geniales :)
Espero que os haya gustado el capítulo y comentéis. ¡Nos vemos en un par de días!
Besitos,
Ladyluna10 :)
Cuando el profesor Carrawayentró al aula de Pociones tuvo que contener una sonrisa. Todos sus alumnos yaestaban en sus sitios y lo miraban expectantes, queriendo saber qué les habíapreparado.
- Buenos días. - Saludó alllegar junto a la pizarra. - Supongo que todos están ansiosos por saber quévamos a hacer hoy. - Se giró y comenzó a escribir con letra grande y clara.Cuando terminó, volvió a mirar a sus alumnos sonriendo. - ¿Quién sabe lo que esla amortentia?
Varios alumnos levantaron lamano rápidamente, entre ellos Rose Weasley. El hombre la señaló.
- ¿Sí, señorita Weasley?
- Es un filtro de amor. -Comenzó a explicar. - El más potente del mundo, si no recuerdo mal, y es muycompleja de preparar. Se tarda unas tres semanas aproximadamente.
- Correcto, cinco puntospara Ravenclaw. - Lizzy se volvió y sonrió a su amiga, mientras aplaudía por lobajo. El profesor había seguido hablando por lo que ambas chicas volvieron aprestar atención en seguida. - No vamos a preparar esta poción, la estudiaremosmejor el año que viene, pero vamos a hacer un filtro amoroso sencillo porparejas. - El hombre chasqueó los dedos y en cada mesa apareció una hoja coninstrucciones. - Contará el 20% de la nota final, así que espero que osesforcéis y la hagáis lo mejor que podáis, especialmente aquellos que no estánteniendo un curso muy bueno. - Miró de reojo a Scorpius y Rose sin poderevitarlo. Siempre habían destacado, pero parecía que no sabían trabajar juntos.- Tenéis hasta el final de la clase, buena suerte.
- El 20% de la nota
-Murmuró la pelirroja tras escuchar al profesor. Miró a su compañero sin poderevitarlo, con los ojos muy abiertos.
- Si hacemos esto bien,podemos remontar el curso. - Añadió Scorpius también en un susurro.
- Podemos hacerlo.
- Tenemos que hacerlo. -Puntualizó él. Cogió la hoja con las instrucciones y los ingredientes y la leyóen voz baja. - A simple vista no parece muy difícil, nada que tú y yo nopodamos conseguir.
- Déjame ver. - Respondió ella, acercándose yleyendo la nota que el rubio todavía sostenía. Notó cómo se le aceleraba elcorazón un poco, pero decidió ignorarlo. Repasó lo que tenían que hacer ysonrió - Sí, tienes razón.
- ¿Empiezo a cortar estascosas mientras tú preparas el caldero? - Se atrevió a preguntar él, esperandoque la chica aceptara. Él preparaba los ingredientes mucho mejor que ella,aunque la pelirroja no quisiera aceptarlo.
- De acuerdo. - Accedió ellatras dudar unos instantes. Si querían sacar buena nota, tenían que trabajar enequipo y colaborar por una vez. - Pero ten mucho cuidado.
- Descuida. - Scorpius tuvoque morderse la lengua para no replicar, pero se dijo a sí mismo que tenían queevitar pelearse, aunque fuese solo durante unas horas.
Cada uno comenzó a hacer sutrabajo rápidamente, siguiendo las instrucciones que venían en el papel al piede la letra. Parecía que, por primera vez, ambos chicos habían conseguidoponerse de acuerdo: se desplazaban por la mesa sin chocarse, se pasaban cosasel uno al otro y no replicaban ante las instrucciones que les daba el otro.
- ¿Te queda mucho con eso?Tengo que añadirlo en menos de dos minutos. - Rose se apartó unos mechones depelos de la cara con el dorso de la mano.
- No, solo me queda terminarcon este. - Contestó Scorpius levantando un poco la cabeza y secándose el sudorde la frente antes de volver a cortar con mucho cuidado. Cuando se concentrabasacaba un poco la lengua y Rose no pudo evitar sonreír tiernamente al verlo. -¡Listo!
- Gracias. - La Ravenclawcogió la tabla que el rubio le acercaba y añadió los trocitos al caldero, quecambió de color y se volvió rosa fucsia. - Dime, por favor, que tenía quequedar así.
- Según las instrucciones elresultado final es una poción muy líquida de color rosa fucsia y que huele deforma atrayente. - Scorpius dejó el papel sobre la mesa y arrugó la nariz. - Noentiendo muy bien eso último.
- Es como la amortentia,huele como algo que te atraiga. - Explicó la pelirroja acercando la nariz alcaldero.
- Sé cómo funciona laamortentia. - Replicó él.
- Pues parecías bastantedesconcertado. - Aspiró varias veces. - A mí esto no me huele a nada.
- Déjame ver a mí. -Scorpius se acercó y su brazo rozó el de Rose haciendo que ambos seestremecieran ligeramente. Aspiró pero no consiguió detectar ningún olor, solola colonia de la chica. Suspiró. - Nada. No sé qué hemos podido hacer mal.
- Es imposible, hemosseguido las instrucciones al pie de la letra. - Contestó ella. Se alejó de lamesa y se dirigió hacia Lizzy y Albus, quienes acababan de terminar. Su calderopresentaba un aspecto muy similar al suyo. - Chicos, necesitamos vuestra ayuda.
- ¿Puedes esperar unsegundo? - Dijo su primo. - Tenemos que comprobar que todo ha salido bien.
- Tranquilos.
Lizzy removió el caldero yluego se acercó para olerlo. Su amiga pudo ver cómo cerraba los ojos y sonreía.
- Compruébalo tú, Al, peroyo diría que está perfecta. - La chica sonrió mientras él se acercaba alcaldero. Miró a Rose y volvió a sonreír. - Menos mal que a tu primo se le dan geniallas pociones que a mí, ya sabes que según mi padre he heredado la torpeza de mimadre.
- Eres muy buena, no teinfravalores. - La pelirroja se encogió de hombros. El padre de su amiga erainventor de Pociones y la chica no podía evitar compararse con él. - ¿Podríasver si nuestra poción está bien? No nos huele a nada.
- Claro. - La morena sedirigió hacia la otra mesa donde Scorpius esperaba de brazos cruzados. Seacercó al caldero y en seguida el olor del champú de James le inundó las fosasnasales y se mordió el labio. El olor era más intenso en esta poción que en lasuya.
- ¿Hueles algo? - Preguntóel chico.
- Sí, está muy bien hecha. -Respondió ella. Albus se acercó a ellos entonces. - Compruébalo tú de todasformas, Al.
- Claro. - Él la imitó y ledio la razón. - Está perfecta, chicos.
- Menos mal, a nosotros nonos olía a nada. - Rose suspiró aliviada. - Debo estar un poco resfriada.
- Sí, yo también. - El rubiosonrió. - Gracias por vuestra ayuda.
Lizzy y Albus intercambiaronuna rápida mirada, pero no pudieron decir nada puesto que, justo entonces, elprofesor volvió a hablar.
- ¡Se acabó el tiempo! -Exclamó. - Llenad un bote con vuestra poción y ponedle vuestros nombres. En unasemana sabréis vuestras notas.
Todos se apresuraron a hacerlo que el hombre había dicho, algunos más contentos que otros. Una parejaformado por un chico de Hufflepuff y una chica de Gryffindor comenzó a discutirpor la bajo debido al mal estado de su poción, pero a Rose eso le dio igual. Leentregó el pequeño tarro a su profesor que le dedicó una sonrisa.
- Espero que les haya idobien, señorita Weasley.
- Estamos convencidos de quelo sorprenderemos, profesor. - Respondió ella, también sonriendo. Volvió a susitio y comenzó a recoger sus cosas. - Creo que hemos hecho un buen trabajo,Malfoy.
- Estoy de acuerdo. -Contestó él, sonriendo. - Además, si podemos trabajar juntos, ¿por qué no seramigos?
- Creo que te dejé bastanteclaro el otro día que no quería tener que hablar contigo más de lo necesario. -Murmuró ella. Había bajado la guardia y él estaba intentando aprovecharse deello.
- Lo sé y yo ya me habíarendido pero después de lo que ha pasado hoy
- No ha pasado nada.
- No te engañes a ti misma,Rose. - El rubio sonrió levemente. - Hemos demostrado que podemos estar bienjuntos, que podemos ser amigos y un muy buen equipo.
- Pero yo no quiero. - Lachica cogió sus libros antes de mirarlo. - Déjalo de una vez, no sucederá.
- ¿Por qué? - La chica loignoró y comenzó a andar hacia la puerta. Estaban completamente solos, hasta elprofesor se había marchado. - ¿Por qué, Rose?
- Porque eres un imbécil,Malfoy.
- Dime algo que no sepa. -Cogió sus libros y se acercó a ella. La agarró del hombro e hizo que se dierala vuelta. - Fui un estúpido y un bocazas. No quise decir eso, ni tratarte comosi no me importaras.
- Pues lo hiciste. - Replicóella. - De todas formas, ya te dije que para mí ninguno de tus besos significónada.
- Para mí sí.
- No sé a quién pretendesengañar, ¿te crees que soy una de esas idiotas con las que sueles salir?
- Te estoy diciendo laverdad, tienes que creerme. - Su voz sonó desesperada, pero no ablandó a lachica.
- Suéltame o te lanzo unamaldición.
- Solo quiero que seamosamigos. - Scorpius retrocedió dos pasos mientras hablaba. - Eres una chica increíble,aunque no esperes que lo repita, y hacemos un buen equipo. Nos convienellevarnos bien, podríamos ayudarnos mucho el uno al otro. - Rose bajó la miraday el chico supo que, poco a poco, había conseguido ganársela. - Venga Weasley,no podemos llevarnos mal eternamente.
- Podemos intentarlo. - Lapelirroja sonrió levemente.
- Creo que ser amigos puedeser más divertido. - Le devolvió el gesto. - ¿Podrías perdonarme?
- Esto te está matando pordentro, ¿verdad?
- Sabes tan bien como yo quesí. - Estiró su mano hacia ella. - ¿Amigos?
- Está bien. Amigos. - Se laestrechó y él la atrajo hacia él. Rose rió y se dejó abrazar, pero justo cuandoiban a separarse, el Slytherin la besó, ante su sorpresa. Sin darse cuenta delo que hacía, le devolvió el beso hasta que sintió un clic en su cerebro y loapartó de un empujón. Scorpius arrugó la frente. - ¡Sabía que tratarías deengañarme! No voy a estar aquí cada vez que quieras liarte con alguien, no sépor qué te he dado si quiera una oportunidad, Malfoy.
- Rose, no era mi intención,yo
no sé que me ha pasado. - Se excusó él. - Olvida esto y seamos amigos, porfavor.
- No voy a caer dos veces enel mismo truco.
Hecha una furia, lapelirroja salió corriendo de la clase ante la mirada de Malfoy. Apretó loslabios y tomó aire por la nariz varias veces antes de atreverse a salir. Albusy Lizzy lo miraban desde la esquina con un gesto interrogante, pero él losesquivó y siguió su camino. Lo siguieron con la mirada hasta que desapareció.Llevaban un rato esperándolos a ambos, pero los dos chicos habían salidocorriendo y no les habían dirigido siquiera la palabra.
- ¿Qué les habrá pasadoahora? - Albus suspiró tras pronunciar aquella frase. La verdad era que podíahacerse una idea.
- Son unos orgullosos. -Respondió Lizzy, cruzándose de brazos. - Seguro que se han peleado porcualquier tontería.
- ¿De verdad no se han dadocuenta de lo de la poción? - El chico se revolvió un poco el pelo, sin podercreérselo.
- Parece que no, por difícilque sea de creer.
- Con lo listos que son paraalgunas cosas y mira ahora
- Tarde o temprano se daráncuenta. - La chica se encogió de hombros y miró su reloj. - ¡Qué tarde es!Tengo que dejarte, tu hermano debe estar esperándome. Hemos quedado paraestudiar.
- ¿James estudia?
- De vez en cuando. - Lizzyno pudo contener una sonrisa. - ¡Nos vemos más tarde, Albus!
- Adiós. - El chico negó conla cabeza. Era irónico que precisamente ella hablara de darse cuenta de lossentimientos.
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Hola, chicos. Hoy tengo algunas cosas que contaros :)
En primer lugar, he cambiado el "formato" de la historia (como quizás hayáis podido comprobar). He fusionado los capítulos que estaban en dos partes para facilitar la lectura y para que quedaron como los últimos (no me gusta que las cosas no estén iguales), pero tranquilos, he guardado todos vuestros comentarios (¡no podía deshacerme de ellos sin más), los he pegado en los capítulos nuevos.
En segundo lugar, la semana que viene no podré subir capítulo :( No voy a tener internet en toda la semana y desde el móvil no puedo subir así que, lamento la tardanza, pero la siguiente semana subiré tres capítulos como compensación.
Y después de todo esto, espero que os haya gustado el capítulo y me dejéis vuestra opinión en los comentarios :)
Muchísimas gracias por las cerca de 14000 visitas, los más de 80 comentarios y los 130 favoritos, ¿os he dicho ya que sois los mejores? ;)
Muchos besitos,
Ladyluna10 :)
Hola a todos, ya estoy de vuelta :)
Antes de que leáis el capítulo me gustaría deciros que voy a empezar una historia "paralela" que narrará la "relación" entre Lizzy y James desde que se conocieron. Mañana subiré el primer capítulo, pero ya la he creado (por si queréis leerla). Me gusta mucho esa pareja y me apetecía escribir sobre ellos, poder explicar mejor su relación y todo lo demás, así que espero que le echéis un ojo y me deis vuestra opinión. Podéis encontrarla aquí https://www.potterfics.com/historias/183909 :)
Y ya, sin más, os dejo con el capítulo de hoy. Como siempre, espero vuestras opiniones y muchas gracias a todos por las visitas y favoritos.
Muchos besos,
Ladyluna10 :)
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Rose y Scorpius consiguieronun Excelente en su poción y el profesor los felicitó y les dijo que era lamejor que había visto en años. Sin embargo y, aunque se felicitaron el uno alotro en ese momento, no volvieron a dirigirse la palabra. Él estaba harto deperseguirla y de pedirle perdón y ella, desde luego, no iba a perdonarledespués de haberla besado. Sus pociones volvieron a ser un desastre aunque,poco a poco, aprendieron a hacer ejercicios decentes sin dirigirse la palabra.Era lo único que les quedaba.
Noviembre pasó. Gryffindorganó el partido contra Hufflepuff gracias a James que atrapó la snitch. Lasclases seguían su curso. Lucy seguía viéndose con Theo, Molly seguía intentandollamar la atención de Will. Lorcan consiguió castigar a James durante unasemana por una broma que le había gastado a unos Ravenclaw de tercero y aJordan tres días por hacer magia fuera de clase, cosa que Lilly le agradecióaunque también le recordó que podía defenderse sola.
El profesor Longbottomanunció a principios de diciembre la fecha de su tradicional fiesta de Navidad.Este año sería el 23 de diciembre, la última noche que pasarían en Hogwarts losalumnos que volvían a casa por Navidad. En seguida todo el colegio comenzó acotillear sobre las parejas que iban formándose, los rechazos, los que aún notenían pareja
Muchas chicas suspiraban por ser la cita de James Potter - queacababa de cortar con la pelirroja - y no eran pocas las que le dedicabanmiradas sugerentes a Fred y Albus, cosa que le encantaba al primero y queabochornaba al segundo. Rose prefería mantenerse ajena a todo. No iba a ir a lafiesta, tal y como le había prometido a sus padres, y comenzaba a crisparletoda la emoción que se respiraba en el castillo.
- Tus padres no tienen porqué enterarse. - Le dijo Martha una noche mientras charlaban en su cuarto. - Noes justo que te pierdas la fiesta por esa tontería, ni que hubieras vuelto aliarte con Malfoy.
- Seguro que Nevilleacabaría por contárselo. - Se apresuró a responder la pelirroja, tumbada en sucama y rogando para no ponerse roja. - Solo es una absurda fiesta, no sé porqué no podéis parar de hablar de ella.
- Porque nadie les ha pedidouna cita todavía. - Lizzy entró en el dormitorio con una sonrisa radiante y lasotras tres la fulminaron con la mirada. Rose se incorporó mientras ponía losojos en blanco. - No me miréis así, ¿me equivoco?
- Hemos decidido ir las tressolas, tú puedes apuntarte si quieres. - Replicó Eliza. - ¿O tienes una citamisteriosa?
- ¿Yo? - La morena sonrió.Charlie y ella habían roto tres días antes que James y la pelirroja cosa que aRose le pareció una "muy conveniente casualidad".
- ¿Vas con mi primo?
- Seguro que sí, siemprevais juntos a todas las fiestas. - Añadió Martha con una sonrisa divertida. -¿Algún día dejarás que las fans de James tengan una oportunidad?
- Para que lo sepáis, notengo pareja, James no me ha pedido ir, ni yo a él, de hecho, ni siquiera hemoshablado de la fiesta. - Contestó ella, sentándose en su cama. - Ya os diré sime apunto a vuestro plan o no más adelante. Todavía quedan un par de semanas,¿quién sabe lo que puede pasar en ese tiempo?
- Ya te lo digo yo: James tepedirá que vayáis como amigos, tú dirás que sí y seréis otra vez la comidilladel colegio como cada vez que estáis solos en los jardines, lo del partido dequiddicht, la fiesta de Molly
- Eliza se recogió el pelo en una coleta altamientras hablaba. - Y mientras tanto, a nosotras nos preguntará algúndesesperado con el que nadie quiera ir y preferiremos ir solas.
- Que pesimistas. - Lizzynegó con la cabeza.
- Espera y verás.
- ¡No puedes estar hablandoen serio, Scorp! - Exclamó Goyle, tirándole un cojín desde su cama.
- ¡No seas bruto! - Exclamóel chico, esquivando el cojín por poco. - Solo os he dicho que no tengo ganasde ir a la fiesta de Longbottom.
- ¿Pero por qué? - IntervinoAlbus.
- Porque no. - Respondió elrubio. - No seáis pesados, ¿para qué me necesitáis allí?
- Porque este - John señalóa Theo - va con su novia, lo que hace que nuestro grupo se vea reducido y, si novienes tú, seremos solo dos.
- Parecería una cita y,siento decírtelo, pero no eres mi tipo John. - El pelinegro enarcó una ceja.
- Ni tú el mío, Potter,tranquilo.
- La cuestión es quenecesitamos a alguien más para el grupo y que tú no puedes pasar la últimanoche antes de las vacaciones aquí solo. - Albus se puso de pie y se acercó ala cama de su amigo. Le revolvió el pelo, haciendo que este lo fulminara con lamirada. - ¿Esto es porque quieres ir con una chica y ella te ha rechazado?
- No, Al.
- No nos engañas. - John setiró sobre la cama, aplastando a sus amigos que protestaron entre risas. -Todos sabemos que esto es por una chica.
- ¿Sí?
- Sí, creo que veo algo. -Goyle cerró los ojos y apoyó dos dedos sobre sus sienes, fingiendo una granconcentración. - Veo una melena pelirroja y una cara con muchas pecas. Unajoven águila de carácter fuerte que no se rinde ante los supuestos múltiplesencantos de cierto rubio arrogante. - Abrió los ojos y bajó las manos. Albus, asu lado, a duras penas contenía la risa. - ¿Sirven para algo las clases deAdivinación?
- Vete a la mierda, John. -Scorpius trató de golpearle el hombro, pero el chico lo esquivó comenzando areír.
- Creo que he dado en elclavo.
- Siento decirte que Rosesigue castigada por lo que pasó en verano y no puede ir a la fiesta. -Intervino Al. - Seréis las dos únicas personas en Hogwarts que no estaréisallí.
- ¡Qué pena! - Scorpiusforzó una pequeña sonrisa. - Lo siento chicos, pero se me ocurren mil cosas másdivertidas que ir a esa fiesta.
Molly ya había rechazadoquince invitaciones para ir a la fiesta. Había decidido ir con un chicoconcreto y estaba dispuesta a dar el primer paso si él no se decidía y lainvitaba. No le quitaba ojo mientras desayunaba en la mesa de Gryffindor.
- De hoy no pasa. - Anuncióde repente, interrumpiendo la conversación que mantenían sus amigas y a la queno estaba prestando atención.
- ¿Qué? - Todas se quedaroncalladas y le dedicaron miradas interrogantes.
- Voy a pedirle a Will quevenga conmigo a la fiesta de Navidad. - La chica sonrió. - No podrá decirme queno.
- Pues date prisa, seguroque no eres la única que quiere ir con él. - Contestó una de sus amigas.
- Sí, deberías pedírselocuanto antes para demostrarles a todas que está fuera de mercado y, de camino,para librarte de todos esos pesados que vienen suplicándote una cita. - Añadióotra de forma mordaz.
- Allá voy. - Murmuró alverlo levantarse de la mesa de Ravenclaw. Terminó su zumo de calabaza de unsorbo y se dirigió hacia la salida del comedor. - ¡Will!
El chico, al escuchar sunombre, se detuvo y miró a su alrededor. Sonrió al ver a la morena acercándose.
- Buenos días, Molly. - Lasaludó.
- ¿Qué tal?
- Bien, voy hacia la clasede Defensa contra las Artes Oscuras. - Respondió él. - ¿Tú también, verdad?
- Sí, podemos ir juntos. -Contestó la chica sonriendo y comenzando a andar hacia la clase. - ¿Qué tallleváis la temporada de quidditch?
- Estamos empatados conGryffindor a victorias pero ganamos por puntos. - Explicó Will. - Este añotenemos que ganaros como sea.
- A mi me vale si ganamosnosotros o, a unas malas, vosotros, el deporte no es lo mío. - Molly se encogióde hombros. - Y, cambiando de tema, ¿tienes ya pareja para el baile de Navidaddel profesor Longbottom?
- Todavía no, ¿por qué? - Dijoél mirándola de reojo.
- Por si querías ir conmigo.- Sonrió al terminar de decirlo, aunque el corazón se le aceleró. ¿Y si ledecía que no?
- Claro, será genial ircontigo. - Wood sonrió y la chica se relajó. - Siempre lo pasamos bien juntos,eres una buena amiga. ¿Quién más viene?
- No
no me referíaexactamente a eso. - Arrugó la frente al darse cuenta de que no había entendidolo que le había querido decir. - Hablaba de ir solos los dos.
- ¿Como una
cita? - Will sedetuvo y le dedicó una mirada interrogante a la chica que notó cómo su cara seponía completamente roja.
- Bueno, estamos hablando dela fiesta de Navidad, supuse que era evidente. - Le miró fijamente a los ojos.- ¿Quieres venir entonces o no?
- Molly eres una chicaencantadora pero no creo que encajemos como pareja. - Apartó la mirada. Era muyguapa y simpática, mentiría si dijera que no le gustaba, pero su fama laprecedía.
- Ni siquiera me has dadouna oportunidad. - Se quejó ella.
- No quiero ser un númeromás en tu lista, no soy de esos. - El chico apretó los labios y levantó lavista lentamente.
- Pero contigo es distinto,te lo aseguro. No quiero que seas uno más, no lo eres.
- Podemos ir como amigos siquieres, pero nada más.
- ¿Me estás rechazando,Will?
- Sé que no estás muy acostumbradaa eso, pero...
- ¿Por qué lo haces?
- Molly
- No quiero más excusas,quiero una respuesta. - Elevó el tono de voz y varias personas se quedaronmirando a los dos jóvenes. - ¿Por qué no me quieres dar una oportunidad?
- Es complicado.
- ¿Lo haces por mi fama? -Él bajó la cabeza y Molly supo que había dado en el clavo. - Lo haces porque noquieres que te relacionen conmigo.
- Ya sabes lo que dicentodos de ti.
La chica retrocedió dospasos. No se esperaba aquello, no creía que incluso él pensara eso de ella. Sedio la vuelta y se marchó con paso acelerado. Tenía muchas ganas de llorar,pero no podía permitir que la vieran así. Tenía que llegar a su dormitoriocuanto antes.
Mientras tanto, James yLizzy estaban en los jardines del colegio. Habían terminado de desayunar prontoy aprovechaban los últimos minutos antes de que comenzaran sus clases. Ambosestaban tumbados y la chica estaba apoyada en el pecho de él, que acariciaba supelo lentamente.
- Si no paras me voy aquedar dormida y tendrás que llevarme en brazos hasta la clase de Defensacontra las Artes Oscuras. - Murmuró Lizzy tras bostezar.
- Sería divertido, pero nocreo que al profesor Watt le haga mucha gracia. - Contestó el chico, aunque nodejó de hacerlo. - Por cierto, ¿tienes ya pareja para la fiesta de Neville?
La morena no pudo evitarsonreír al escuchar su pregunta. Maldita Eliza.
- Teniendo en cuenta quetuve que dejar a mi novio después de enterarme de que iba haciendo comentariosobscenos sobre mí y presumiendo de cosas que no había hecho, no. - Respondiócon ironía.
- Menos mal que alguien loescuchó, ¿verdad?
- Sí, pero ese alguiendebería saber que no hacía falta casi mandarlo a la enfermería. - Se incorporóhasta quedar sentada sobre la hierba. - Eso lo podía hacer yo solita.
- De hecho, lo hiciste. -Puntualizó James, sentándose también. - Estuviste una semana castigada porlanzarle un libro a la cabeza.
- Pero ese no es el tema. -La chica se sonrojó. - Hablábamos de la fiesta.
- Ah, sí, bueno, teniendo encuenta que tuve que romper con la pelirroja porque iba diciéndole a sus amigasque íbamos muy en serio y se estaba creando ilusiones, cosa que ponía en riesgomi actitud de rompecorazones
- Suerte que tienes genteque te aconseja bien, ¿verdad? - Enarcó una ceja. - Deberías darle las gracias.
- Lo hice y le prometí unabolsa de grajeas por Navidad. - James negó con la cabeza. - La cuestión es,¿quieres venir conmigo?
- La duda ofende, Jamie.
- ¿Tendré que llevar unacorbata a juego con tu traje?
- Sabes que sí. - Lizzy pusolos ojos en blanco. - ¿Qué clase de pareja de baile seríamos si nuestra ropa nocombinara?
- Una horrible, Neville nonos dejaría pasar si quiera. - Ironizó el chico.
- Lo sé. - La chica miró sureloj y suspiró. - Tenemos que irnos o llegaremos muy tarde a clase.
James asintió. Por una vezle daba igual tener que ir a clase.
Lizzy bajó las escaleras queconducían desde la torre de Ravenclaw hasta el vestíbulo lentamente junto a susamigas. La predicción de Eliza se había cumplido y, al final, las tres iban ala fiesta sola, mientras Lizzy iba con James, como siempre. Las cuatro llevabanvestidos que les llegaban por la rodilla y tacones bajos, para poder bailarcómodamente.
- Espero que no les dé a lasescaleras por moverse. - Susurró Caroline, agarrándose a la baranda. - Ya mecuesta bastante bajar.
- Tranquila, todo irá bien.- Martha sonrió. Era la que mejor andaba con tacones y la que llevaba los másaltos.
Las cuatro siguieron bajandohasta llegar al vestíbulo, donde James esperaba apoyado en la pared y mirandosu reloj. Levantó la vista justo cuando terminaban de recorrer el último tramode escalera y no pudo evitar sonreír.
- ¡Hola chicas! - Saludóantes de coger la mano de Lizzy y besársela. - Estás preciosa, Lizz.
- Dime algo que no sepa. -Contestó ella dedicándole una sonrisa tímida.
- Bueno, luego os vemoschicos. - Eliza les guiñó un ojo antes de empujar a Caroline y Martha hacia elGran Comedor.
- Me gusta tu corbata. -Murmuró Lizzy entonces, colocándosela bien.
- Roja, como tu vestido. -La voz de James fue apenas un susurro. Miró a la chica a los ojos y ella semordió el labio antes de volver a hablar.
- Me encantas cuando mehaces caso.
- No te engañes, te encanto siempre.- "Como tú a mí" quiso añadir aunque, por suerte, logró controlarse y no lodijo.
- Eres un creído. - Lizzycomenzó a reír y se separó un poco de él. El hechizo se había roto. - Anda,entremos, tengo muchas ganas de bailar.
- Todo lo que quieras. -James le tendió el brazo y ella se agarró a él antes de seguir a un grupo dealumnos hasta la fiesta.
Albus y John no lograronconvencer a Scorpius así que estaban solos en la fiesta. Cada uno tenía unabebida en la mano y hablaban entre ellos mientras observaban a la gente queentraba y salía.
- Ahí hay otro grupo dechicas solas. - Señaló Goyle.
- John, deben tener 14 años,no pienso acercarme a ellas, sería como ligar con mi hermana pequeña. - Albuspuso los ojos en blanco.
- Pues, hablando de ella, ahíviene.
El pelinegro dirigió lamirada de nuevo hacia la puerta, por donde Lilly entraba acompañada de Hugo yRoxanne. Al verlo lo saludaron con la mano y se acercaron a él.
- ¡Hola hermanito!
- ¿Qué hay, chicos? - Saludóél.
- ¿No has encontrado pareja otu cita es Goyle? Si es la segunda opción deberías hablar con papá y mamá, peroque no se entere James o perderé la apuesta.
- Espera, ¿qué? - El chicofrunció el ceño mientras su amigo y sus primos comenzaban a reír y su hermanale miraba con carita de angelito. - Lilly
- Es broma, tranquilo. - Lapelirroja se unió a las risas de los demás.
- Muy graciosa. - Albus pusolos ojos en blanco. - Por lo que veo tú tampoco tienes acompañante.
- Después de todo lo queJames le ha hecho a Jordan
- La chica bajó la mirada y Hugo apoyó una mano ensu hombro. Sabía lo mal que lo había pasado desde que el chico rompió con ella.- No creo que haya nadie en Hogwarts que se atreva a venir conmigo.
- ¿Y para qué necesitaspareja teniéndonos a nosotros? - Replicó su primo con tono burlón.
- ¡Eso! - Intervino Roxanne.- Lucy es una traidora, se suponía que íbamos a venir todos juntos, comosiempre.
- Theo también nos ha dejadotirados a nosotros, si eso os consuela. - Goyle le dedicó una media sonrisa ala morena haciendo que esta se sonrojara levemente.
- Supongo que estamos en elmismo barco entonces. - Contestó, sonriéndole.
- ¿Queréis algo de beber? -La interrumpió Lilly entonces, consciente de que se estaba perdiendo algo.Tenía que preguntarle cuanto antes.
- Sí, vamos.
Se despidieron de Albus yJohn y se acercaron a la mesa de las bebidas.
- ¿A qué han venido esasmiraditas con Goyle? - Le preguntó en voz baja en cuanto se alejaron un poco.
- ¿De qué hablas? - Lamorena arrugó la frente, sin entender exactamente a qué se refería lapelirroja.
- Oh, venga Roxy, no tehagas la tonta, no puedes engañarme. - Lilly enarcó una ceja y Hugo comenzó aprestar atención a lo que sus primas decían. - Creo que a Goyle le pareces muymona y él no está mal, menos mal que se parece más a su madre que a su padre.
- Lilly, no digas esas cosas- La reprendió. - Es un chico mono, pero no estaba pasando nada, solo éramossimpáticos.
- Ay, Roxy, lo que tú digas.- La pelirroja puso los ojos en blanco mientras se servía un refresco.
La morena negó con lacabeza, pero no pudo evitar girarse un poco. John seguía mirándola desde lejos.
-¡Mira allí están las amigasde Rose! - Exclamó Albus, sacando a su amigo de sus pensamientos. Miró haciadonde el chico señalaba. - ¿Nos acercamos a hablar con ellas? Parece quetambién han venido solas.
- Paso. - Se encogió dehombros. Sabía que Albus se pondría a babear por cierta rubia y no tenía ganasde quedar como un sujetavelas.
- Bueno, pues vete con Claryy las demás, las he visto por allí. - El pelinegro señaló la mesa donde estabanlos canapés antes de dirigirse hacia las Ravenclaw. - Luego voy a veros, no ospreocupéis.
- ¡Al! - La primera enverlos fue Caroline, quien no pudo evitar sonreír ampliamente.
- Hola Caro, hola chicas. -Saludó él. - Estáis las tres guapísimas.
- Gracias. - Respondió larubia, colocándose un mechón detrás de la oreja. - ¿Has venido solo? ¿Y losdemás?
- Solo hemos venido John yyo, Scorpius no tenía ganas y Theo ha bajado con Lucy. - Se encogió de hombros.
- Bueno, Rose y Lizzytambién nos han fallado a nosotras. - Siguió diciendo, mientras Martha y Elizacontenían la risa.
- Podemos estar todosjuntos, si queréis, así nos lo pasaremos mejor. - Se atrevió a sugerir.
- Claro, ¿verdad,chic
? - No pudo terminar la pregunta, cuandose dio la vuelta sus dos amigas habían desaparecido. Miró de nuevo a Albus, conel ceño fruncido. - Creo que acabo de quedarme sola.
- Siempre puedes bailarconmigo. - Extendió una mano hacia ella.
- Encantada. - RespondióCaroline, volviendo a sonreír.
Rose vagaba sola por lospasillos del colegio. Estaba cansada de estar sola en su dormitorio mientrastodos se divertían en la fiesta. ¿Por qué había accedido a aquello? Podía haberprotestado más, podía haber negociado o escrito a sus padres diciéndoles que nohabía vuelto a tener nada con Malfoy, aunque fuera una mentira. Tenía quehaberlo intentado más, pero ahora no podía hacer nada así que, harta de leermetida en su cama, se había puesto su uniforme y su insignia de prefecta yhabía salido a "patrullar". Aquella noche casi todos los alumnos se saltabanalguna norma, pero no podía permitir que hicieran nada peligroso en los pasillos.Bajó hasta las mazmorras en silencio, todavía era temprano por lo que nadiehabía abandonado la fiesta. Suspiró. Tendría que volver a la torre lo quisierao no, no podía seguir dando vueltas. Volvió a subir las escaleras y se dirigióhacia su sala común atravesando algunos pasillos para acortar el camino.Avanzaba con paso acelerado hasta que algo la hizo detenerse. Una figurasentada en un banco bajo una ventana. Se acercó con el ceño fruncido. ¿Quiénpodía ser? Todos los alumnos estaban en la fiesta. Tuvo que contener unaexclamación al reconocerlo. Ante ella se encontraba Scorpius Malfoy, leyendo unlibro a la luz de la luna.
- ¿Qué haces aquí? -Preguntó. El rubio se sobresaltó y maldijo por lo bajo, haciendo que la chicasonriera.
- ¿No es evidente?
- No sé ni por qué te hehablado. - La pelirroja puso los ojos en blanco y siguió su camino hasta que,de repente, una mano la detuvo.
- No hace falta que tevayas. - Murmuró Scorpius. Ella se dio la vuelta lentamente. - No quería serborde, es que me ha parecido muy absurda tu pregunta.
- Teniendo en cuenta quetodos están en la fiesta de Neville, no creo que lo fuera. - Contestó Rose, ala defensiva.
- Me dijo Albus que estabascastigada sin ir.
- Tenía que seguir jugandoen el equipo como fuera. - Se encogió de hombros al decir aquello. El chicoseguía agarrándola y sentía un cosquilleo que le recorría todo el brazo. - Aunqueahora me gustaría estar allí.
- Yo no he tenido ganas. -Contestó él. - Sabía que no iba a pasármelo bien. Tenía ganas de leer, pero me estabaagobiando en la sala común así que he subido aquí. Muchas veces me siento aleer en ese banco en mis horas libres.
- Lo sé. - Scorpius arrugóla frente y Rose notó cómo se sonrojaba. - Quiero decir, te he visto algunavez, es decir, no es que te observe, es solo que te he visto al pasar por aquí
- Te creo, Weasley,tranquila. - Replicó con un poco de chulería lo que provocó que la chica sesonrojara todavía más.
- ¿Y qué lees, si puedopreguntar? - Preguntó la Ravenclaw, cambiando de tema.
- Es un libro muggle. -Malfoy apartó un poco la vista al decir aquello y se sonrojó. Conocía a pocosmagos que compartieran su misma pasión.
- Me gusta mucho laliteratura muggle, ¿cuál es? - Se interesó por saber ella, sonriendo. - Quizáslo haya leído.
- Sueño de una noche de verano. - Contestó volviendo a mirarla ysonriendo un poco.
- Shakespeare.
- ¿Lo conoces?
- Por supuesto, ¿quéaficionado a la lectura no ha leído alguna obra suya? - La pelirroja puso losojos en blanco. - Me encanta Hamlet.
- No está mal, pero mifavorito es Romeo y Julieta. -Scorpius se encogió de hombros. - Me encanta la historia de amor entre familiasrivales.
- Fue solo un caprichoadolescente que causó demasiadas muertes en apenas unos días. - Rose negó conla cabeza. - No es la mejor historia de amor del mundo, no creo siquiera queestuvieran enamorados el uno del otro.
- ¿Qué sabrás tú de amor? -Comentó el Slytherin con ironía.
- Puede que bastante. - Lachica apartó la mirada y él, de repente, comprendió lo que sucedía. O, almenos, lo intuyó. ¿Y si Rose
? Pero aquello era imposible, si ni siquiera lehablaba, ¿cómo
? Lentamente deslizó su mano por el brazo de la pelirroja hastaque sus dedos se rozaron y la acercó un poco más a él. - ¿Qué haces?
La voz de la chica fueapenas un susurro y, cuando sus ojos se encontraron, un estremecimiento losrecorrió a ambos. Scorpius entonces no pensó - no podía hacerlo cuando estabacerca de ella, no podía evitar que su mente se bloqueara cuando sus pieles serozaban como en aquel momento - sino que deslizó su otra mano alrededor de lacintura de la chica y terminó de acercarla a él. Rose lo miraba fijamente, sinentender muy bien qué pasaba. ¿Cómo habían pasado de hablar de literatura aeso? No estaba muy segura y, encima, parecía que su cerebro no quería colaborary su cuerpo no reaccionaba. Scorpius acercó sus labios a los de ella. Tenía queapartarse, ¡era Malfoy! Iba a volver a besarla solo porque se aburría y creíaque la tenía en el bote pero, por algún extraño motivo, aquello no le parecíatan malo. Quería que la besara y besarlo ella, quería estar con él sinimportarle nada más. Así que no se apartó cuando el rubio unió sus labios, sinoque se puso de puntillas y enterró la mano que tenía libre en el pelo delchico, que gruñó al notar cómo ella se aferraba a él con fuerza.
- Rose
- Murmuró,separándose de sus labios apenas unos milímetros.
- No hables, no pienses. -Contestó ella antes de besarlo de nuevo con rabia y pasión. Scorpius deslizósus manos bajo el culo de la chica y la impulsó, haciendo que enredara suspiernas alrededor de su cintura.
- Cualquiera puede vernosaquí. - Consiguió decir sin poder contener una sonrisa.
- Me da igual. - La chicacontinuó besándolo y acariciando su pelo. Él comenzó a besar su cuello y Rosegimió.
- Podríamos
No terminó si quiera lafrase, sino que avanzó con la chica en brazos, sin dejar de besarla hasta elaula más cercana. Sacó su varita, hizo un sencillo alohomora y abrió la puerta. Cerró nada más entrar con el pestilloy encantó la habitación para que nadie pudiera escuchar desde fuera lo quesucedía dentro. Ambos siguieron besándose. Habían perdido el control porcompleto. Scorpius sentó a Rose en la mesa del profesor y la chica dejó caerlas piernas. Él apoyó una de las manos en la rodilla de la chica y comenzó asubir por su pierna lentamente hasta llegar a su falda. Rose se estremeció,pero no dijo nada sino que comenzó a desabrochar los botones de la camisa delchico. Scorpius volvió a besar su cuello y ella gimió de nuevo. Tenía el pulsoacelerado y no le importó cuando el chico le quitó la camisa, ni cuando bajó sufalda, pero cuando él se desabrochó el pantalón, un nuevo estremecimiento larecorrió. Una chispa de razón y miedo.
- Scorpius
- Se sentía laboca seca.
- No vamos a hacer nada quetú no quieras. - Dijo él, leyéndole la mente. Se apartó un poco y la miró a losojos. - Confía en mí.
Ella asintió y volvió a unirsus labios. Ambos se dejaron llevar por el momento, por lo que sentían, por lapasión y el amor. No pensaron en el mañana, ni en el lugar en el que estaban.Solo existían ellos dos y, por primera vez en sus vidas, olvidaron todos los prejuicios,todo lo que les habían enseñado. El Slytherin dejó de ser astuto y la Ravenclawinteligente. Ambos eran valientes, eran solo Rose y Scorpius, quizás por primera vezen su vida.
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Hola a todos :)
Aquí os dejo el capítulo de la fiesta de Navidad, ¿qué os ha parecido? Espero que os haya gustado (a mí me encantó escribir esto - ¡¡por fin!! -) y, ya sabéis, dejad vuestros comentarios, me gusta saber vuestra opinión :)
Muchísimas gracias, como siempre, por las visitas - más de 15000 -, los favoritos - ya hemos llegado a los 140 - y todos los comentarios - ¡ya vamos por 90! -. Esto no sería posible sin vosotros y, os adelanto, queda muuuucha historia por delante. Tengo ya varios capítulos escritos y espero que os gusten.
Nos leemos pronto, espero vuestros comentarios.
Muchos besos,
Ladyluna10 :)
PD: Ya está subido el primer capítulo de "James y Lizzy", os dejo aquí el enlace por si alguien no lo ha visto y le interesa leerla https://www.potterfics.com/historias/183909
Rose pasó casi todo el viajeen el vagón para prefectos. Cada vez que cerraba los ojos las imágenes de lanoche anterior volvían a su mente y no podía evitar sonrojarse. ¿Cómo habíapodido
? La situación se le había ido completamente de las manos. ¿Pero en qué estabapensando? Bueno, se corrigió a sí misma, no estaba pensando precisamente. Nadiepodía enterarse de aquello, se moriría de vergüenza si alguien supiera quehabía perdido la virginidad sobre el escritorio del aula de Transformacionescon Scorpius Malfoy. Siguió mirando el paisaje, ignorando a Albus que no parabade hablar a su lado. Le gustaría decírselo, poder desahogarse, contarle todo loque había sucedido pero no podía. Confiaba en él, pero no podía arriesgarse aque alguien los escuchara y lo difundiera. ¿Y si se enteraban sus padres? Supadre la mataría, no se lo perdonaría jamás, la odiaría. No podía dejar quenadie lo descubriera, se llevaría aquel secreto a la tumba si era necesario yesperaba que el rubio hiciera lo mismo. Después de todo lo que había pasado nohabían hablado mucho. Parecía que solo se habían dado cuenta de lo que habíanhecho cuando hubieron acabado y apenas eran capaces de mirarse a la cara. Sevistieron en silencio y se marcharon rápidamente a sus respectivas salascomunes.
- Vale, llevas todo el viajeignorándome. - La voz de su primo se coló en sus pensamientos. - ¿Qué te pasa?
- No te ignoro. - Dijo,girando la cabeza para mirarlo. Forzó una sonrisa para tranquilizarlo.
- ¿De qué estaba hablando?
- De lo bien que te lo pasasteen la fiesta con Caro. - Contestó Rose, encogiéndose de hombros. No habíahablado de otra cosa en todo el día, dudaba que hubiera cambiado de tema.
- Era una pregunta muyfácil. - Replicó él, poniendo los ojos en blanco. - Ahora en serio, ¿qué te pasa?
- Nada. - Mintió lapelirroja. - Estoy cansada, solo eso.
- No sé por qué me mientes,pero tus motivos tendrás. - Albus suspiró, dándose por vencido y su prima tuvoque apartar la mirada. Se sentía mal mintiéndole, pero no podía hacer otracosa. No podía reconocer aquello delante de Albus. - ¿Vienes a hacer una ronda?No has salido del compartimento y todos te empiezan a mirar mal. Si Lorcan note ha dicho nada todavía, es porque no os habláis.
- No digas eso Al, noshablamos. - Apretó los labios. - Poco, pero lo hacemos. - Al decir aquellaspalabras notó cómo sus mejillas se coloreaban y se puso nerviosa. - Hablar,digo.
- Estás muy rarita hoy.
- Voy a hacer una ronda. -Se puso de pie, evitando contestar, pero el chico también se levantó. No iba a sertan fácil esquivarlo. - Puedo ir yo sola.
- Pero las rondas encompañía son más entretenidas. - Se limitó a decir él.
- Como quieras. - La chicapuso los ojos en blanco pero no insistió. No quería que sospechara todavía más.
Los dos salieron del vagón yrecorrieron el pasillo del tren lentamente. Había oscurecido hacía rato y nodebía quedar mucho para llegar porque los alumnos estaban muy alterados.Andaban en silencio el uno junto al otro. Por suerte nadie estaba armandodemasiado escándalo - ni siquiera James y Fred -, así que decidieron descansarun rato en el compartimento en el que estaban Lizzy y las demás.
- ¡Creía que no ibas a venirya a vernos! - Exclamó Martha al verla en la puerta.
- Estoy muy cansada, es laprimera vez que salgo del vagón de prefectos. - Se excusó ella. Lizzy le dedicóuna mirada de incredulidad, pero no dijo nada. - ¿Sabéis cuanto quedaexactamente?
- No más de media hora. -Eliza se encogió de hombros al decir aquellas palabras. - Tengo ganas de llegarpor fin a casa, aunque os voy a echar de menos.
- No te pongas sentimental.- Lizzy pasó el brazo sobre los hombros de la chica y la abrazó. - Que en unosdías estaremos juntas de nuevo y siempre podemos quedar en Londres.
- Me encantaría ir a Londresen Navidad. - Exclamó Caroline, hablando por primera vez desde que ambos habíanentrado. La pelirroja no pudo evitar notar que esquivaba la mirada de Albus yse preguntó si se habría perdido algo importante del relato de su primo.
- Pues no se hable más,podemos quedar el 27 o 28 en mi casa, podéis llegar a través de la red flu. -Rose sonrió al decir aquello. - Desde allí iremos al Londres muggle.
Las otras cuatro chicasasintieron y comenzaron a hacer planes sobre lo que podían hacer. Albuscarraspeó a su lado, se sentía un poco fuera de lugar y quería irse, pero noquería parecer antipático. Por suerte su prima entendió lo que le pasaba.
- Escribidme contándome loque queréis hacer, nosotros tenemos que volver para recoger lo que tenemos enel otro compartimento.
- Oye, James y tú tambiénpodríais venir. - Intervino Lizzy. El pelinegro sonrió. - Será divertido.
- Si todas queréis
-Murmuró.
- Claro, cuantos más mejor.- Martha sonrió. - Además, si no ve a tu hermano, Lizzy no parará de lloriquearen todo el día.
- Pero, ¿qué dices? - Lachica se puso roja mientras todos reían. - ¡No seas estúpida, Martha! Es soloque con James nos lo pasaremos mejor.
- Lo que tú digas. - Rosenegó con la cabeza y se puso de pie. - Pues lo dicho entonces, escribidme y nosvemos pronto.
- Hasta luego, chicos.
Lizzy le lanzó una grajea ala cabeza a Martha antes de que Rose tuviera tiempo siquiera de cerrar lapuerta y no pudo evitar estallar en carcajadas. Albus a su lado le dedicó unamedia sonrisa. Parecía de mejor humor pero, aún así, seguía notándola extraña.Llegaron al vagón de prefectos y bajaron sus baúles. Pronto estarían en laMadriguera con toda su familia, preparando la casa para pasar la Navidad ycomiendo galletas de la abuela Molly.
En la estación los esperabaprácticamente toda la familia, incluidos Victoire y Teddy. Al verlos comenzarona agitar los brazos, llamando su atención. Rose y Albus fueron los primeros enllegar.
- ¡Papá, mamá! - Exclamó lachica, abrazándolos a ambos.
- Mi pequeña. - Dijo supadre, sin querer soltarla. - ¿Has crecido?
- Tienes el pelo más largo.- Comentó su madre haciendo que pusiera los ojos en blanco. Todos los años lomismo.
Poco a poco llegaron losdemás: Lilly, Hugo, Roxanne y Lucy; después Molly y, por último, Fred y James.Todos saludaron a sus padres y tíos con besos y abrazos.
- ¡Mi primita favorita! -Exclamó Victoire, abrazando a Rose. - Te he echado de menos, tenemos mucho delo que hablar.
- Lo sé. - Suspiró. QuizásVic pudiera ayudarla, aunque no supiera la historia completa. - ¿Vas a pasarlas vacaciones con nosotros?
- Por supuesto. - Respondióla rubia con una sonrisa. - No me perdería la comida de la abuela por nada delmundo y si para eso tengo que hablar con mi madre, lo haré.
- Ya va siendo hora. - Lapelirroja se encogió de hombros.
- Chicas, ya hemos repartidolos coches. - Teddy se acercó a ambas y apoyó su mano en el hombro de Rose amodo de saludo. - Vosotras dos, James y Albus venís conmigo, ¿os parece bien?
- Perfecto cariño. - Vicbesó la mejilla de su novio. - En seguida vamos.
El chico se acercó a supadrino y comenzó a andar hacia la salida del andén seguidos por los demás.Harry y Hermione habían aprendido a conducir, al igual que Audrey y Teddy porlo que había coches de sobra y todos podían ir así a la Madriguera. Salierondel andén 9 y ¾ sin parar de charlar, comentando algunas cosas que habíansucedido durante el comienzo del curso y bromeando unos con otros. No sesepararon hasta llegar a los coches.
- ¡Roxanne, Lilly, Hugo! -Exclamó Harry abriendo el suyo. - Con Ginny y conmigo.
Los tres asintieronsonriendo y, tras colocar sus baúles en el maletero agrandado, se sentaron enla parte de atrás.
- ¡Lucy, Molly! - Su padreseñaló su coche y ambas se metieron, la mayor de las hermanas refunfuñando unpoco. Seguro que su padre no paraba de hablar de exámenes y notas. Aún así,dejó sus cosas y se sentó junto a su hermana con la que todavía estabaenfadada.
Ron, Hermione, George yAngelina junto con Fred se metieron en otro coche, mientras hablaban de unnuevo producto que estaban a punto de lanzar al mercado. Finalmente, los quequedaban se montaron en el coche de Teddy. Victoire se sentó delante y Roseentre los dos Potter.
- Espero que os guste elnuevo disco de las Brujas de Greenwich porquees lo que vamos a escuchar todo el camino. - Anunció el conductor, encendiendola música.
- ¿Desde cuándo te gusta esamúsica para nenazas? - Protestó James, cruzándose de brazos.
- Desde que Vic se vino a miapartamento y me obligó a escucharla durante 48 horas seguidas. Después de eso,no vuelves a ser el mismo. - Contestó con voz sombría haciendo que su novia lofulminara con la mirada. - No me mires así, fue traumático.
- Muy gracioso.
Todos menos la rubiacomenzaron a reír. Por un momento Rose olvidó todo lo que había pasado conMalfoy. Estaba en casa, con su familia, e iba a ser una Navidad genial.
Molly y Arthur salieron dela casa en cuanto escucharon los motores de los coches.
- ¡Mis niños ya están aquí!- Exclamó la mujer.
- Ya era hora, creíamos queno llegabais y tenemos mucho que preparar para mañana.
Todos fueron abrazándolos ydándoles besos mientras ambos comentaban lo mayores que estaban y lo muchísimoque habían crecido.
- ¡Este año habéis terminadodemasiado tarde! - Se quejó su abuela.
- Es que McGonagall nosquiere tanto que no quería dejarnos ir. - Dijo James saludándola.
- Sobre todo a ti, ¿verdad?- Bromeó Arthur, revolviéndole el pelo.
- Ya sabéis que soy unalumno modélico. - Replicó entre risas entrando a la casa.
Andrómeda, Fleur, Bill yLouis los esperaban en el salón.
- ¡Bienvenidos de nuevo! -Exclamó su tío con una sonrisa. - Menos mal que al fin habéis llegado, nosmoríamos de hambre.
- Pues todos a la mesa. -Anunció Molly. - Cuanto antes terminemos de cenar, antes podremos decorar lacasa para mañana.
Victoire entró justoentonces a la casa, visiblemente nerviosa. Se quedó en la puerta mirando a suspadres, que le devolvieron la mirada. Su padre sonrió y se acercó a abrazarla.
- Lo siento, papá. - Murmuróestrechándolo con fuerza entre sus brazos.
- Tranquila, ya estás devuelta, todo está bien. - Respondió él. - Suerte con tu madre, os dejo solas.
- Gracias.
Bill se fue y obligó a losdemás a seguirlo hasta el comedor. Madre e hija se miraban pero no hablaban, niavanzaban la una hacia la otra. Finalmente, Victoire suspiró.
- Maman, je suis
- La chica no supo cómocontinuar la frase. - Je suis desolée. Jesais que tu es fâchée mais
tu m'as manqué. Beaucoup.
- Je ne suis pas fâchée. - Respondió Fleur trasguardar silencio unos segundos. - J'étaistrès fâchée, mais maintenant je suis jusque inquiète. Tu es bien ?
- Oui, maman. Je suis très contentechez Teddy.
- Tu vas revenir chez nous ?
- Non
-Dudó antes de responder. Había tomado esa decisión mucho tiempo antes, perotodavía no se lo había dicho a nadie. - J'aimevivre avec lui.
- Ma petite Victoire. -La mujer se acercó a ella y la abrazó con fuerza. - Tu m'as manqué aussi.
- Maintenant, tout estbien. Je t'aime maman.
- Je t'aime aussi ma petite.
N/A: Os dejo el diálogo entre Fleur y Victoire traducido, por si alguien no sabe francés o no lo entiende bien :)
- Mamá, yo... - La chica no supo cómo continuar la frase. - Lo siento. Sé que estás enfadada, pero... te he echado de menos. Mucho.
- No estoy enfadada. - Respondió Fleur tras guardar silencio unos segundos. - Estaba muy enfadada, pero ahora solo estoy preocupada. ¿Estás bien?
- Sí, mamá. Estoy muy contenta en casa de Teddy.
- ¿Vas a volver a casa?
- No... - Dudó antes de responder. Había tomado esa decisión mucho tiempo antes, pero todavía no se lo había dicho a nadie. - Me encanta vivir con él.
- Mi pequeña Victoire. - La mujer se acercó a ella y la abrazó con fuerza. - Yo también te he echado de menos.
- Ahora todo está bien. Te quiero, mamá.
- Yo también te quiero, mi pequeña.
Espero que os haya gustado el capítulo y, ya sabéis espero vuestras opiniones :)
Besos,
Ladyluna10 :)
Empezarona comer en cuanto Fleur y Victoire entraron al comedor sonriendo, pero tuvieronque parar en seguida. No esperaban visita hasta el día siguiente así que nopudieron evitar sonreír al ver quiénes acababan de llegar.
-¡No nos habéis esperado! - Exclamó Charlie sacudiéndose los restos que sehabían pegado a su ropa tras haber utilizado la red flu mientras entraba a lacocina.
-¡Charlie! - Su madre se levantó y se acercó corriendo a él. - No os esperábamoshasta mañana. ¿Dónde está Dominique?
-¡Aquí!
Lachica entró a la cocina con una sonrisa. Llevaba su pelo, ahora un poco máslargo, recogido en una pequeña coleta alta y lucía dos nuevos pendientes: unaro en un lado de la nariz y otro en la parte superior de la oreja.
-¡Dominique! - Exclamó su madre al verlo. - ¿Qué se supone que es eso?
-¿Tan poco te alegras de verme? - La chica puso los ojos en blanco y se acercó asaludar a los demás miembros de su familia.
-A mí me encantan. - Intervino su hermana, abrazándola. - ¡Es como cuando yo meteñí media melena de rosa!
-Y opino lo mismo que entonces. - Su madre se cruzó de brazos y negó con lacabeza, pero cuando su hija mediana se acercó y la abrazó por la espalda nopudo evitar sonreír.
-He echado de menos hasta tus comentarios. - Comentó riendo.
-Os hago un hueco en la mesa, menos mal que he hecho comida de sobra. - MurmuróMolly haciendo que dos sillas del salón vinieran hacia el comedor.
-Hazme un sitio a tu lado, primita. - Dominique le guiñó un ojo a Molly queasintió con la cabeza. Necesitaba hablar con Dominique cuanto antes, estabasegura de que ella era la única que podía entenderla.
-A mí me vale cualquier sitio. - Charlie se encogió de hombros.
Todosse movieron un poco y, finalmente, la pelirroja se sentó junto a su prima y sutío entre Hermione y Ginny.
-¡Qué rico, mamá! - Exclamó, sirviéndose un plato a rebosar. - Creo que lo peorde Rumanía sigue siendo la comida.
-A veces tengo la sensación de que solo vienes a vernos por eso. - Replicó Mollyconteniendo una sonrisa.
-Es uno de los motivos principales. - Respondió riendo. Su madre negó con lacabeza y él cambió de tema. - ¿Y cómo están mis sobrinos favoritos?
-Dirás sobrina. - Vic sonrió al decir aquello. - Y me va muy bien. Sigo viviendocon Teddy y en San Mungo cada vez tengo más trabajo. Pronto me dejarán atenderuna consulta completamente sola.
-Eso es genial. - Respondió el hombre. - ¿Y tú Louis? ¿Todo bien en Gringotts?
-Sí, no está mal, aunque todavía esos duendes supervisan todo lo que hago. -Puso los ojos en blanco. - Son unos pesados, no se fían de mí.
- ¿Porqué será? - James comenzó a reír. Su primo era casi tan bromista como él yFred, pero siempre se libraba de todo por su carita de niño bueno.
-¿Este año no has hecho estallar nada, James? - Replicó el rubio.
-Me estoy portando muy bien.
-Sí, solo hemos recibido diez cartas de la directora, debe ser todo un récord. -Intervino Ginny poniendo los ojos en blanco.
-¡Os ganamos, nosotros solo ocho! - Exclamó George levantándole un pulgar a suhijo.
-¿Cómo que solo? - Angelina negó con la cabeza.
-A ver, está perdiendo facultades, pero ocho es un buen número
-¡No lo animes!
Todala mesa estalló en carcajadas - exceptuando a Angelina - debido al comentariode George. Su hijo era igual que él y no podía evitar darle productos yanimarlo a hacer bromas, aunque eso implicara que el chico se pasara casi todoel curso castigado, por no hablar de los continuos enfados de su madre.
-Venga, mamá, no te enfades. - Dijo el chico poniendo cara de no haber rotonunca un plato. - Si yo soy muy bueno, pero James es una mala influencia.
-Si claro, ahora échame la culpa. - Se quejó el aludido. - Tita, no le hagascaso. Él es el que me lleva por el mal camino a mí.
-¿Y no será que sois tal para cual? - Dominique enarcó una ceja al preguntaraquello y ambos chicos fruncieron los labios, haciendo una mueca muy ridículaque arrancó una sonrisa a su prima.
Todosvolvieron a reír y alguno que otro a punto estuvo de atragantarse con labebida. ¡Qué bueno era estar en casa!
Cuandoterminaron, la abuela Molly sacó los adornos y organizó los grupos para decorarla casa y el jardín. El día siguiente era 25 de diciembre, no tenían apenastiempo.
-Los chicos al jardín, tenéis que colocar el trineo y las luces alrededor de lacasa. - Dijo señalando a su marido, hijos y nietos, incluyendo a Harry y Teddy.- Las chicas os quedaréis aquí conmigo, tenemos que montar el árbol y poner ladecoración.
Todosasintieron y se dividieron en pequeños grupos. Victoire, Lilly y Rose colocaronel árbol en el salón y empezaron a adornarlo. Los adornos de su abuela eranpreciosos y muy antiguos por lo que los colocaban con mucho cuidado mientras lamás pequeña le contaba a su prima mayor todos los problemas que James le habíadado durante lo que llevaban de curso.
-Tu hermano tiene que comprender que no necesitas su ayuda para todo. - Le dijola rubia. - Pero tranquila, de aquí a unos días se me ocurrirá algo y podrásvengarte.
-Eres la mejor, Victoire. - Lilly la abrazó.
-Lo sé. - Respondió esta riendo.
Rose,mientras tanto, miraba el árbol. Estaba casi terminado, solo faltaba colocar laestrella. La sacó de la caja y desenvolvió con mucho cuidado.
-¿Puedo ponerla yo? - Preguntó entonces.
-¡Déjamela a mí, Rose! - Exclamó Lucy, de repente. Acababa de terminar decolocar una guirnalda y se acercaba corriendo, seguida de Roxanne. - Por favor,sabes que he sido muy buena este año.
-Sí, buenísima
- Comentó Molly con ironía haciendo que todas las miradas secentrasen en ella.
-Molly
-Solo he dicho la verdad, hermanita. - Se encogió de hombros.
-¿Qué ocurre? - Preguntó su madre. - Y no quiero que la respuesta sea "nada"porque sabré que me estáis mintiendo.
-Que te lo cuente Lucy, por una vez no es culpa mía.
Rosepuso los ojos en blanco al escucharla. Molly nunca hacía nada, según ella.
-¿Lucy? - Las miradas de todas las presentes se habían desviado hacia la máspequeña de las hermanas, que se colocó un mechón de pelo detrás de la oreja deforma nerviosa. - ¿No piensas decir nada?
-Bueno, puede que Molly se refiera a que estoy saliendo con alguien
- Murmuró.
-¿Qué? - Audrey abrió mucho los ojos. - ¡Pero eres demasiado joven! Solo tienes14 años, ahora deberías pensar solo en estudiar.
-Pero eso no es lo peor, dile quién es el chico. - Su hermana sonrió al deciraquellas palabras. Se lo había advertido hacía mucho tiempo, pero si no lehacía caso a ella, tendría que hacérselo a sus padres.
-¿Qué ocurre? - Percy y George acababan de entrar y tenían el ceño fruncido.
-¡Lucy tiene novio! - Exclamó Audrey.
-¿Quién es? - Su padre abrió mucho los ojos.
-Si no lo dices tú, lo diré yo, Lu. - Dijo Molly. Al ver que su hermana seguíacallada y con la mirada baja, lo soltó sin más. - Theodore Nott.
-¿Una serpiente? - George golpeó a su hermano en el brazo. - ¡Menudo gusto tienetu niña!
-Vale, puede que yo esté saliendo con Theo, pero al menos no soy como Molly. -Replicó casi sin pensar.
-¿Qué quieres decir? - Su padre arrugó mucho la frente.
-Nada, papá.
-¿Nada? ¿Ahora te acobardas? - Su hermana le dedicó una mirada enfadada y lamayor se estremeció. Jamás la había visto así, quizás se había pasado al contaraquello antes de que ella estuviera preparada para decirlo. - Molly ha salidocon más de la mitad de los chicos de Hogwarts. Deberíais escuchar lo que dicende ella.
Elmás absoluto silencio inundó la habitación. Percy y Audrey se habían quedadoparalizados. Sabían que su hija no era precisamente una alumna ejemplar eintuían que había salido con algún que otro chico, especialmente después deverla en aquella fiesta, pero no se esperaban aquello. Sus primas se mirabanunas a otras, sin saber muy bien qué hacer y su abuela y tías tenían los ojosmuy abiertos. George guardó silencio y apartó la mirada. Por una vez no teníaganas de bromear.
-¿No tienes nada que decir, Molly? ¿Nada que explicar? ¿A qué se refiere tuhermana?
Lamorena guardó silencio. Tenía la mirada fija en el suelo y temblabaligeramente. Rose y Victoire se miraron la una a la otra. ¿No podían tener unasNavidades en paz? ¿Por qué habían tenido las dos que empezar aquello?
-No soy la única de esta familia que tiene cosas que ocultar. - Susurró por finla chica. Rose se estremeció. ¿Y si se había enterado de lo que había pasadoentre ella y Scorpius y lo decía delante de todos? - Además, estoy segura de queNott solo sale con Lucy porque yo lo rechacé, para ponerme celosa.
-¿No crees que alguien pueda quererme por mí misma? - Se defendió la pequeña. Losuyo con Theo era una tapadera, pero no podía dejar que su hermana dijeraaquello. Ella era la primera que debería ponerse celosa.
-Sé que no te quiere, lo hago por tu bien.
-¿Qué sabrás tú de amor? - Negó con la cabeza. - Vas de tío en tío, ninguno tedura más que unos pocos días. No creo que sepas lo que es querer a alguien, nisentirte querida porque solo te buscan para una cosa y tú los dejas, tú mismadejas que te traten como un trozo de carne y, lo siento, pero no voy a dejarque alguien como tú me dé lecciones de amor cuando es evidente que nocomprendes esa palabra.
-Lucy
-¡No he terminado! - Exclamó. - No me has dejado decirte que ese es el motivopor el que Wood te rechazó, porque sabe cómo eres y, aunque te cueste creerlo,hay gente que se respeta a sí misma.
Laspalabras fueron como una puñalada para la chica. Notó cómo todo se ensordecía yponía a cámara lenta. Aquello había sido un golpe muy bajo. Tragó saliva. Losojos comenzaron a picarle. No podía seguir allí, no podía soportar todas esasmiradas juzgándola, solo quería desaparecer. Sin pensarlo, salió corriendohacia el jardín bajo la atenta mirada de toda su familia. Dominique no tardó enseguirla, sabía que necesitaría alguien con quien hablar.
-Lucy
- Su padre le dedicó una severa mirada.
-Lo
lo siento. - Murmuró ella. Se había pasado y lo sabía, pero le habíaenfadado tanto el comentario de su hermana que no había podido evitarlo.
-Cuando volvamos a casa mañana mantendremos una larga charla los cuatro. - Percysuspiró. Sus hijas eran más complicadas de lo que a simple vista parecían.
-¿Por qué no nos contaste que salías con alguien, cielo? - Preguntó Audrey,intentando alejar de la mente de todos las palabras sobre su hija mayor. -¿Creías que no lo aceptaríamos por su casa o su familia?
-No es porque sea un Slytherin o un Nott, es que quería ver cómo iba la cosa. -Lucy se encogió de hombros. - Theo es un buen chico y me trata muy bien, metrata mejor de lo que ha tratado a cualquier chica jamás. - Y aquello no eramentira. Él siempre había sido un mujeriego que jugaba con todas, pero a ellasiempre la había respetado. - Albus es amigo suyo, podéis preguntarle.
-Lo haremos, que no te quepa duda. - Dijo Percy, cruzándose de brazos.
-¿Por qué no nos vamos arriba ahora que están todos distraídos? - MurmuróVictoire en el oído de su prima. - Antes de que también nosotras salgamos perjudicadas.
Roseasintió y, con cuidado, ambas subieron las escaleras hasta el desván, donde laschicas siempre dormían.
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Hola a todos :) Sé que no son horas de actualizar (en España son casi la una y media de la madrugada), pero es el único momento que he tenido en todo el día y prometí cuatro capítulos esta semana, así que aquí lo tenéis. Espero que os guste :)
Quería daros las GRACIAS de corazón por las más de 16000 visitas, los 101 comentarios y los más de 150 favoritos. Nunca imaginé que esto llegaría a tantísima gente, esto es increíble para mí. Muchas gracias por apoyarme y por todos vuestros comentarios de ánimo en los que me decís que os gusta la historia :') MIL GRACIAS A TODOS DE VERDAD.
Muchísimos besos, espero vuestras opiniones, como siempre.
Nos leemos pronto,
Ladyluna10 :)
Victoirey Rose cerraron la puerta con un encantamiento y se sentaron en la cama quecompartían desde pequeñas.
-Tengo tanto que contarte Vic. - La pelirroja suspiró. - Llevo un cursohorrible, no sé qué me pasa. Ya te escribí contándote que me había liado conMalfoy en el baño y en los vestuarios y también te dije que solo quería estarconmigo para matar el tiempo pero hay más.
-Dime. - La rubia sonrió levemente, invitándola a continuar aunque a Rose leparecía que ocultaba algo.
-Bueno, tuvimos que hacer una poción por parejas que era muy importante para lanota final y trabajamos muy bien en equipo por una vez y cuando terminó laclase volvió a pedirme perdón, por decimoquinta vez al menos, e hicimos laspaces.
-¿Entonces, estáis bien?
-No porque de repente me besó, bueno, nos besamos, yo le seguí la corriente, nosé todavía por qué. - Rose se apartó el pelo de la cara, nerviosa. - Así que levolví a gritar que solo me quería para eso y me fui corriendo, pero anochevolvimos a vernos.
-¿No decías que no ibas a la fiesta?
-No fui, nos encontramos en los pasillos. - Explicó rápidamente. - Empezamos ahablar sobre libros y, de repente, volvimos a liarnos. - Se sonrojó al deciraquello. Ni siquiera podía decirle la verdad a ella, le daba demasiadavergüenza. - No sé qué hacer Vic, esto me está volviendo loca.
-Comprendo
Lapelirroja esperó unos segundos, pero su prima no añadió nada más. Se habíatumbado en la cama y tenía la vista fija en el techo. Estaba claro que lepasaba algo.
-Está bien, ¿qué te pasa?
-Nada. - Mintió la rubia.
-A mí no me engañas, ¿qué ha ocurrido Vic? ¿Tienes algún problema con Teddy?
-No, nosotros estamos bien. Muy bien. - Suspiró.
-¿Entonces? - Rose se tumbó a su lado. - Es obvio que algo te pasa, no meestabas haciendo ni caso.
Victoirese mordió el labio y cerró los ojos durante unos instantes. Estaba muerta demiedo, pero necesitaba contárselo a alguien y sabía que solo Rose laentendería.
-Puede que tenga un problema bastante grave. - Se sentó en el colchón y miró asu prima con preocupación. - Tienes que prometerme que no se lo dirás a nadie,ni siquiera a Teddy.
-Tranquila. - La pelirroja también se sentó. - No diré nada, ¿qué te ha pasado?
-Tengo un retraso de tres semanas.
-¡Molly espera!
Dominiquecorría detrás de su prima intentando detenerla, pero esta no le hacía caso yseguía corriendo por el jardín.
-¡Molly!
Porfin se detuvo y pudo alcanzarla. La abrazó y ella se acurrucó entre sus brazos,comenzando a llorar.
-Tranquila, estoy aquí contigo, todo irá bien. - Murmuró, acariciándole el pelo.
Dejóque se desahogara durante un rato y, cuando estuvo más calmada, la condujo haciaun árbol y ambas se sentaron al pie de este.
-¿Qué ha pasado? - Se atrevió a preguntar la pelirroja por fin.
-Yo solo quería que Lucy se diera cuenta de la verdad, no quería que todo meestallara de esa forma. - Susurró Molly. - No sabía que lo soltaría así comoasí. ¿Has visto cómo me ha mirado mi padre?
-Eres libre de hacer lo que quieras y de salir con quien quieras. - Se apresuróa decir Dominique.- No tienes que temer los comentarios de los demás, solo tútienes que estar bien contigo misma. Tu padre lo superará, el mío lo hizo.
-Mi padre no es el tuyo. - Negó con la cabeza. - Además, Lucy tiene razón. Willno me quiere por esto, porque cree que para mí los chicos son de usar y tirar.
-Mols
-Déjame terminar, Dom. - La interrumpió la morena. - Él mismo me lo dijo, que noencajaríamos porque para él solo soy
la
solo soy la
- Rompió a llorar denuevo y se abrazó a su prima, que terminó la frase por ella.
-La zorra de Hogwarts. - Susurró. - Antes que a ti, me llamaban a mí así.
-Pero a mí me gusta de verdad, no es solo un capricho, siempre me he sentidoatraída por él.
-Lo sé, tranquila.
-¿Por qué la gente me trata así, Dom? - Se separó de ella. - Sé lo que dicen ami espalda, he oído sus comentarios y nunca me han importado pero ahora
-Sé cómo te sientes, lo comprendo mejor que nadie. - La pelirroja apartó lavista, recordando sus últimos cursos en el colegio y todos los comentarios alos que se había enfrentado. Ella era muy parecida a Molly, también leencantaba divertirse y salir con chicos y eso le había traído muchos problemas.- Si de verdad quieres a Will tienes que luchar por él, demostrarle que él noes como los demás. ¿Sabes lo que me costó convencer a Roger? ¡La primera vezque lo invité a Hogsmeade estábamos en sexto! Decía que un Finnigan no podíaser uno más en una lista y que con mi reputación sería solo eso, pero yo ledemostré que no era así.
-No quiero cambiar quien soy.
-No tienes que hacerlo, yo no lo hice. - Se encogió de hombros. - Seguí saliendopor ahí, bailando, divirtiéndome como siempre
solo que le demostré que meimportaba de verdad y, una vez que lo comprendió, no volvió a dudar de mí.
-Will es muy distinto a mí: prefecto, subcapitán del equipo de quidditch deRavenclaw
-Bueno, tú eres Molly Weasley y eres única, extrovertida, fuerte
- Sonrió. - Notienes que deprimirte por un chico, ni por lo que ha dicho tu hermana.
-¿Crees que mis padres me gritarán mucho?
-Un poco, pero ten en cuenta que solo están decepcionados porque no se esperabanque su hija fuera así. - Explicó Dominique. - No creo que te acuerdes, perohace unos años Louis se fue de la lengua y mis padres también se enteraron demi reputación. Ninguno se lo tomó bien, pero tras una serie de largas charlas yunos cuantos meses acabaron por aceptarme tal como soy. Claro que poco despuésempecé a salir en serio con Roger así que todo mejoró a partir de entonces.
-Estoy harta de que todos me acusen de hacerlo todo mal y también
de que mecomparen con Rose. - Confesó, de repente, Molly. - Que si Rose es prefecta, quesi sus notas, que si esto, que si lo otro. Lo odio. Me hacen sentir unacompleta inútil.
-Te recuerdo que soy la hermana pequeña de Victoire todo-lo-hago-bien Weasley. -Puso los ojos en blanco. - Todos esperaban que fuera como doña perfecta, peromírame. La perfección está sobrevalorada. - Ambas sonrieron sin poder evitarlo.Tenía razón al decir aquello.
-¿Qué haría yo sin ti, Dom?
-Pues aburrirte mucho. - La pelirroja rio y deslizó un brazo por encima delhombro de su prima pequeña. - Somos tal para cual y eso me encanta.
-A mí también.
Apoyósu cabeza en su hombro. Dominique era la única que sabía cómo hacerla sentirmejor con apenas unas palabras.
-¿Estás embarazada? - Rose notó cómo palidecía.
-No
no lo sé. - Tartamudeó Victoire. - Es posible.
-¿No te has hecho la prueba?
-No soy capaz. - Confesó la rubia. - Estoy muerta de miedo Rose, compré el testhace días pero sigue en mi bolso, no soy capaz de hacerlo.
-Pero tendrás que saberlo, ¿y si
?
-¡No lo digas! - Exclamó. - No quiero ni pensarlo. Embarazada a los 22, estaríaechando a perder mi vida por completo.
-Hazte la prueba ahora. - Dijo Rose con decisión.
-No puedo. - Victoire bajó la mirada y comenzó a retorcerse las manos de formanerviosa. - ¿Y si da positivo y Teddy me deja? Somos demasiado jóvenes paratener esa responsabilidad.
-Teddy no va a dejarte.
-¿Y si lo hace? - La ansiedad era patente en la voz de la chica y la pelirrojaapretó los labios al escucharla. - ¿Y si me deja sola con un bebé?
- Entoncesya lo mataría yo, tranquila. - Apoyó su mano en el hombro de su prima. - ¿Noconfías en él?
-Claro que lo hago pero, a veces, se comporta como un crío y
no sé. No lo veosiendo padre. - Confesó.
-Eso no quiere decir que no vaya a apoyarte llegado el momento pero Vic si no tehaces la prueba, no lo sabrás. - La rubia levantó la cabeza y miró a la otra alos ojos mientras hablaba. - ¿Lo tienes aquí?
-Sí. - La chica se acercó a su bolsa de viaje y lo sacó. - Lo traje por si mevolvía valiente y era capaz de hacerlo.
-Pues vamos. - Rose se puso de pie.
-¿Y si sale positivo?
-Podrás darles a todos una sorpresa por Navidad. - La pelirroja trató de sonaroptimista, aunque comprendía la ansiedad de su prima. Ella estaría igual en susituación.
-Está bien. - Victoire suspiró y se dirigió junto a su prima hacia el baño.
-¿Cuánto se supone que tarda? - Preguntó nerviosa. No quería mirar el resultadoasí que se lo había dado a Rose quien no le quitaba ojo.
-Poco ya. - Respondió la pelirroja.
-¿Rosa es que estoy embarazada y azul es que no, verdad? - Cada segundo quepasaba estaba más nerviosa.
- Sí,Vic, tranquilízate. - Rose puso los ojos en blanco pero, de repente,contuvo la respiración. Se estaba empezando a colorear.
-¿Qué es? - Preguntó la rubia sin poder contenerse.
-¡Azul! - Exclamó feliz su prima, enseñándoselo. - ¡No estás embarazadaVictoire!
-¡No estoy embarazada! - La chica cogió el test y lo miró un par de veces antesde comenzar a gritar y saltar emocionada.
-¿Ves como todo iba a salir bien? - La pelirroja sonrió.
-Gracias, Rose, gracias. - Victoire la abrazó. - Gracias por convencerme y porestar conmigo. Te quiero, te quiero, te quiero.
-Y yo a ti.
-Siento no haberte escuchado mucho antes. - La rubia se sentó en el suelo delbaño y su prima la imitó. - Pero deberías
-Espera, no he sido del todo sincera contigo. - Rose tomó aire. Ella le habíacontado lo que le pasaba realmente, había confiado en ella y ahora todo sehabía arreglado. Tenía que hacer lo mismo, si no lo contaba no se quedaríatranquila. - Puede que Malfoy y yo no nos hayamos solo liado. - Soltó todo elaire que había acumulado en los pulmones antes de terminar. - Lo hemos hecho.
-¿Qué? - Su prima abrió mucho los ojos. ¿Qué su primita había
? - Pero, ¿cómo?
-Acabas de hacerte un test de embarazo, creo que sabes el cómo. - Rose puso losojos en blanco, pero la rubia no se rió. - Fue anoche. Ya te dije que nosencontramos en un pasillo y empezamos ahablar de libros. No sé cómo pero, de repente, nos estábamos besando y cuandovolví a darme cuenta
- Se sonrojó.
-¿Y qué te ha dicho él?
-No hablamos mucho después de eso. - La pelirroja se mordió el labio. - Fue comosi acabáramos de darnos cuenta de lo que había pasado, como si no hubiéramossido conscientes hasta ese momento. Nos vestimos y salimos del aularápidamente.
-¿En una clase? ¿De verdad? - Victoire enarcó una ceja y contuvo una carcajada.
-No tiene gracia. - Se quejó la pelirroja.
-Tienes razón. - Su prima apoyó su mano en la rodilla de la chica. - ¿Y tú cómoestás?
-Todo lo bien que puede estar una después de una primera vez así - Suspiró yapartó la mirada. Le picaban un poco los ojos. - Fue dulce y me trató muy bien pero, Vic, tú me conoces, yo nuncahago las cosas sin pensar, siempre he evitado hacer las cosas que no debía, sin embargo, cuando estoy con Malfoy no puedo controlarme. La gente no espera esto de mí, mipadre me mataría si se enterara de esto, ya viste cómo se puso cuando nosdescubrió en la fiesta. ¡Le prometí que no habríamos ido a más, que lo habríaparado en el momento adecuado! ¡Le dije que no volvería a hablar con él! ¡Ymírame! - No pudo evitar alzar la voz. - ¿Qué estoy haciendo Vic?
-Malfoy te gusta, es evidente. - Victoire sonrió. - Sé lo que es ser doñaperfecta y vivir presionada. ¿Crees que nunca he hecho nada que no debía? Paratodos siempre era más fácil culpar a Teddy, mis amigos o quien fuera. Decíanque yo no podía ser la que ideaba las bromas, la que incitaba a los demás asaltarse el toque de queda. - Se encogió de hombros. - Incluso cuando me teñíel pelo mi madre dijo que lo había hecho solo porque Teddy era una malainfluencia para mí.
-Estoy harta de intentar ser perfecta. - Suspiró. - ¿Cómo lo haces tú?
-Dejé de intentarlo hace mucho tiempo. - Confesó su prima. - Rose, déjate guiarpor tu corazón y habla de una vez con Malfoy. Tenéis que aclarar lo que pasaentre vosotros.
-¿Y si solo soy un capricho?
-Entonces lo mataré. - La rubia sonrió con autosuficiencia.
-Eres la mejor, Vic. - Rose la abrazó.
-Igual que tú. - Le devolvió el abrazo con fuerza. - Creo que deberíamos volvera la habitación, las demás ya habrán subido.
-Anda, vamos.
Lasdos salieron del baño y subieron hacia el desván. Lilly, Roxanne y Lucy yaestaban allí, sentadas en los tres colchones en los que dormían siempre y que ocupabanel espacio entre las dos camas de matrimonio. Lucy tenía los ojos rojos, perolas tres se callaron en cuanto las vieron entrar.
-¿Todavía no han vuelto Dominique y Molly? - Preguntó Rose frunciendo el ceño.
-No. - Respondió Lilly, apretando los labios. - No creo que tarden demasiado,pero deberíamos irnos a dormir ya. No sé vosotras, pero yo estoy muy cansada ymañana nos espera un día intenso.
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Hola a todos y feliz lunes :)
Espero que os haya gustado el capítulo. La verdad es que con este capítulo quería hacer ver a la gente que las chicas "perfectas" (Vic y Rose en este caso) no son tan perfectas y que las chicas "duras" (Dom y Molly) también tienen su corazón y sus sentimientos. Espero haberlo conseguido :)
Muchísimas gracias a todos por los comentarios, visitas y favoritos. Espero vuestras opiniones, como siempre.
Muchos besitos,
Ladyluna10 :)
Unflash despertó a Rose.
-¿Pero qué
?
-¡Esta foto vale oro! - Exclamó James riendo.
-¿Qué estáis haciendo? - La voz de Dominique se escuchó desde el otro extremo dela habitación.
Pocoa poco, las siete chicas se fueron levantando, bostezando y quejándose un poco.
-¿Cómo puedes moverte tanto? - Protestó Victoire, masajeándose un hombro.
-Podría decir lo mismo de ti. - Replicó Rose.
-¿Y vosotros dos qué queréis? - Molly les lanzó una mirada enfadada a James yFred que seguían en la puerta riendo.
-Tenéis que ver esta foto que os hemos hecho. - Fred le dio la vuelta para quetodas sus primas pudieran verla. Salían todas dormidas: Dominique y Molly aparecíanabrazadas, las tres pequeñas estaban tumbadas y tapadas con las mantas, cadauna en su respectivo colchón, pero Victoire y Rose eran un completo desastre.La mayor estaba tumbada casi de lado, con las piernas apoyadas en la barriga desu prima, mientras la pequeña tenía un brazo sobre la cabeza de la otra y unpie fuera de la cama. - Tenemos que sacar copias para todos.
-¡Ni se os ocurra! - Exclamaron Rose y Victoire casi al mismo tiempo, provocandoque todos rieran.
-Ahora, bromas aparte, os estamos esperando. - Dijo James. - No nos dejan abrirlos regalos hasta que todos estemos abajo.
-¡Los regalos! - Lilly se levantó de la cama y salió corriendo de la habitación.La escucharon gritar desde las escaleras. - ¡Vamos! ¿A qué estáis esperando?
Fredy James la siguieron y, poco después, el resto de las chicas Weasley bajaron.En el salón las esperaban todos los adultos junto al árbol lleno de regalos.
-¡Ya era hora! - Exclamó George. - Sois unas dormilonas.
-Cállate, papá. - Se quejó Roxanne sonriendo. - ¡Vamos a abrirlos ya!
Todosse acercaron al árbol y cogieron los paquetes envueltos del mismo color. Yasabían lo que eran, todos los años recibían ese regalo: jerséis tejidos a manopor la abuela Molly con sus iniciales en sus colores favoritos. Una para cadamiembro de la familia: todos los hijos, sus parejas y los nietos. Incluso amenudo hacía alguno para los amigos de sus nietos. Lizzy ya había recibidocuatro, probablemente aquel año recibiría el quinto y Scorpius tenía tres.
-¡Qué bonito abuela! - Exclamó Rose al desenvolverlo.
-Tenéis que ponéroslo todos para la comida. - Dijo la mujer sonriendo.
-Por supuesto. - James sonrió y se puso el suyo sobre la camiseta del pijama. -¿Podemos seguir abriendo?
-Claro chicos.
Todoslos nietos siguieron abriendo paquetes entre risas y dándose las gracias entreellos.
-¡Una chaqueta de cuero! - Exclamó James. - ¡Me encanta, chicas!
Rosey Victoire chocaron las cinco y continuaron con sus respectivos paquetes. Todosrecibieron mucha ropa, productos de Sortilegios Weasley, cosas de quidditch ydulces. También algunos libros - especialmente Rose, Albus, Louis y Vic - ycomplementos las chicas. Victoire y Rose se habían regalado novelas muggles launa a la otra y, mientras Albus le había dado a su prima favorita otra novela,ella le regaló un manual profesional de quidditch porque "quizás así consigáisquedar segundos". Eliza le envió a Rose una foto que se habían hecho las cincoel verano pasado en la playa enmarcada y con una bonita dedicatoria, Carolineun bolso, Martha unas muñequeras nuevas y un kit para el cuidado de la escoba yLizzy un paquete de grajeas y un póster de los Chudley Canons, su equipo dequidditch favorito.
-¿Eso es de Lizzy? - Le preguntó James, a su lado, abriendo un paquete envueltocon el mismo papel que el de la chica. Rose asintió. - Debe haberle dadourticaria al comprarlo. - Negó con la cabeza, la chica era la mayor fan de lasArpías del mundo.
-Algún día volverán a ganar, deja a mis queridos Canons. - Enarcó una ceja. - ¿Ati qué te ha regalado?
-Veamos
- Rompió el papel y sonrió. - Unas cuantas ranas de chocolate y
¡cincopaquetes de pastillas vomitivas!
- ¡¿Qué?!
-Es increíble. - James suspiró y cogió la nota y la leyó en voz alta.
"Hola Jamie,
Sé que según tú es un clásico que nunca pasa de moda,pero ten mucho cuidado y no te metas en líos. Úsalo sabiamente y ni se te ocurrautilizarlo contra tus primos y hermanos. Me enteraré si lo haces y ambossabemos que no quieres verme enfadada.
¡Feliz Navidad!
Lizzy."
- ¡No me lo puedo creer! -Rose le quitó la nota y la releyó. - ¿Cómo se le ocurre?
- Me conoce bien. - El chicose encogió de hombros. - Igual que yo a ella.
- ¿Qué le has regalado tú?
- Una pulsera con una snitchy una bolsa gigante de grajeas. - Sonrió. - Es adicta a esas cosas, en serio, creoque sería capaz de comerse hasta las más asquerosas.
- Ya veo. - Rose negó ycogió el siguiente paquete. Desde luego, aquellos dos eran tal para cual. No tenía nota, ni nada escrito por lo que nosabía de quién era. Lo abrió y no pudo evitar soltar una exclamación desorpresa. Era un retrato suyo y muy bueno. Miró a todos los presentes. - ¿Es dealguno de vosotros?
Todos negaron, sorprendidos.Fuera quien fuera el pintor parecía un experto.
- Sales muy guapa. - ComentóAlbus, cogiéndolo. Estaba casi seguro de saber de quién era, pero queríamirarlo más de cerca. - Debes tener un admirador secreto.
- Pero no sé de quién puedeser
- Murmuró. - No sé quién dibuja así de bien en Hogwarts, ¿tú conoces aalguien?
- No. - Mintió él. Estabaclaro de quién era, pero si él no había querido firmarlo, no era quien paraestropearle la sorpresa.
- Sea quien sea te mira conbuenos ojos. - Fred lo cogió y lo examinó. - Es un retrato buenísimo.
- ¿Tienes algún pretendienteen el colegio, Rose? - Su padre se acercó con cara de pocos amigos.
- Al parecer
- Pues déjale muy claro queno tiene nada que hacer contigo, eres demasiado pequeña. - La abrazó provocandoque su hija riera. - Eres mi bebé.
- Tu bebé tiene ya casi 17años papá.
- Siempre serás mi bebé. -Finalizó él.
Todos rieron, pero pronto seolvidaron del regalo de la pelirroja aunque ella no se lo pudo quitar de lacabeza en todo el día. ¿Quién se lo habría enviado?
La abuela Molly era la mejorcocinera del mundo según todos sus nietos y, aprovechando que los tenía a todosreunidos bajo el mismo techo, preparó un almuerzo muy abundante. Había pollo,pavo, asado, entrantes, patatas, ensaladas y, sobre todo, muchos postres.
El almuerzo transcurriótranquilo, entre bromas y comentarios, incluso Molly y Lucy parecían haberhecho una tregua y, aunque estaban sentadas en lados opuestos de la mesa,procuraban no faltarse el respeto ni dedicarse malas miradas la una a la otra.Ya tendrían suficiente cuando llegaran a casa y se sentaran a hablar con suspadres. Hablaban de Hogwarts, de lo que harían después y del año siguiente envoz alta, pero también de su vida amorosa y de las cosas que habían hecho aescondidas entre susurros. Todo parecía ir bien hasta que Arthur fue al baño yvolvió con un objeto de plástico en la mano y el ceño fruncido. Victoire y Rosecontuvieron un grito. ¿Cómo lo había encontrado?
- ¿Alguno sabe qué es estacosa que estaba en la papelera del baño? - Preguntó enseñándoselo a todo elmundo.
- Eso es un test deembarazo. - Murmuró Hermione con los ojos muy abiertos. - La pregunta más bienes, ¿de quién es, chicas?
Las siete guardaronsilencio, aunque casi todas tenían el ceño fruncido. No tenían ni idea de quéhacía eso allí. Teddy miró a su novia con preocupación, ¿sería de ella?
- Podéis decirnos de quiénes con tranquilidad, sé que es negativo. - Siguió diciendo la mujer, pero ellascontinuaron guardando silencio. Victoire seguía mirando su plato, incapaz dedecir nada. - Chicas
Tenía que hablar, sabía quetenía que decirlo si no quería meterlas a todas en un lío. Notó que temblaba unpoco y su hermana, a su lado, la miró. Ella evitó su mirada y trató deserenarse pero, cuando fue a hablar, alguien se le adelantó.
- Es mío, tita. - Anunció,de repente, Dominique.
- ¡Dominique! - Exclamó sumadre. - ¿Cómo se te ocurre?
- Tenía un retraso de unasemana y me preocupé, creía que lo había escondido bien, pero parece que no. -Mintió. - Lo siento, pero como habéis visto es negativo, no tenéis por quépreocuparos.
- Tienes que tener muchocuidado. - Dijo su padre negando con la cabeza y dedicándole una mirada un pocodecepcionada. - Deberías aprender de tu hermana y pensar en las consecuenciasque tienen tus actos.
- Lo sé, papá. - Suspiró. -¿Podemos olvidarnos de esto y seguir comiendo?
- Claro, cielo.
Su abuela le dedicó unasonrisa comprensiva y todos volvieron a sus respectivas conversaciones.
- Gracias, Dom. - SusurróVictoire, sonriéndole a su hermana.
- No te preocupes, yapiensan lo suficiente mal de mí. - La pelirroja se encogió de hombros. - Sipapá y mamá hubieran sabido que era tuyo les habría dado un infarto.
- ¿Entonces era tuyo? -Teddy se puso blanco. Había escuchado lo que ambas hermanas decían y notó cómosu corazón se aceleraba. - ¿Por qué no me lo dijiste?
- Porque dio negativo. - Larubia se encogió de hombros. - No quería asustarte, bastante asustada estaba yosola ya.
- ¿Pero estás segura de queno estás? - La ansiedad estaba patente en su voz.
- Completamente, pero meharé otro test cuando lleguemos a casa si quieres. - Sonrió, tratando detranquilizarlo. Él asintió lentamente y se giró para hablar con James, quienhabía empezado a mirarlos con el ceño fruncido.
Cuando terminaron el últimopedazo de tarta de chocolate - que consiguió quedarse Rose tras pelear con suhermano y Fred -, Ginny se aclaró la garganta, llamando la atención de todos.Les dedicó una cálida sonrisa antes de empezar a hablar.
- Tenemos algo queanunciaros.
- ¿No será un hermanitoverdad? - Preguntó James dejando el tenedor a medio camino entre el plato y suboca.
- Claro que no. - Dijo sumadre, sonrojándose un poco, lo que provocó la risa de sus hermanos. - Es algoque creemos os gustará bastante. - Volvió a sonreír. - Como os habéiscomportado relativamente bien lo que lleváis de curso, exceptuando tal vez ados o tres, hemos decidido levantaros el castigo. ¡Podéis ir a Hogsmeade!
- ¡¿En serio?!
- En serio. - La mujer rió.- Y chicos, vuestro padre y yo os vamos a devolver el mapa y la capa deinvisibilidad.
- ¡Gracias, gracias,gracias! - James se levantó de su sitio y corrió a abrazar a su madre. - Eresla mejor, mamá.
- No hagas que mearrepienta. - Respondió ella, negando con la cabeza. Demasiado entusiasmadoestaba su hijo.
- Supongo que no podemosestar reprochándoos siempre un único error. - Ron sonrió a su hija. - Habéisdemostrado que sois más maduros de lo que creíamos y que podemos confiarplenamente en vosotros. Sé que lo de Malfoy no volverá a repetirse y que solofue una tontería, Rose. Me siento muy orgulloso de ti.
Rose le devolvió la sonrisaa su padre, sin saber exactamente dónde esconderse.
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Hola a todos :) Este capítulo es un poco de transición, pero lo consideraba necesario: ¡por fin les han levantado el castigo a los chicos! Además, ¿qué opináis del "misterioso" regalo que ha recibido Rose?
Muchas gracias, como siempre, por las visitas, favoritos y comentarios. Espero vuestras opiniones :)
Besos,
Ladyluna10 :)
El día 27 por la mañana Roseesperaba ansiosa frente a la chimenea de la sala de estar. Había quedado conlas chicas a las diez en su casa y apenas quedaban unos minutos. Albus y Jamestambién irían, pero supuso que llegarían tarde, como siempre. Revisó el bolso,que su madre había hechizado para que todo cupiera sin problema, una vez másmientras los esperaba. Como Caroline era nacida de muggles no tenía su chimeneaconectada a la red flu así que tenía que ir a Londres en tren por lo que Jamessugirió que, para que no tuviera que hacer dos viajes el mismo día, podíandormir todos juntos en Grimmauld Place, la casa de su tío Harry en la ciudad.Suspiró y miró su reloj. Lo llevaba todo y solo faltaba un minuto para lasdiez. Justo entonces la chimenea se iluminó y en ella apareció una sonrienteMartha.
- ¡Feliz Navidad, Rose! -Exclamó, sacudiéndose los restos de ceniza y saliendo.
- Igualmente, Martha. - Lapelirroja se puso de pie y la abrazó. - ¡Por fin llega alguien!
- Tranquila, no creo queEliza tarde mucho más.
Apenas pronunció aquellaspalabras, la chimenea se iluminó de nuevo y la aludida apareció.
- ¡Chicas! - Exclamó,saltando para abrazarlas. - ¡Feliz Navidad! ¡Qué ganas tenía de veros!
- Y yo. - Rose sonrió. - Oshe echado de menos, chicas.
- ¿No llevas una bolsa contus cosas? - Eliza frunció el ceño, mirando de arriba abajo a Rose.
- Mi madre ha hechizado mibolso, cabe todo dentro. - Se encogió de hombros. - Si queréis, podéisguardarlo aquí.
- ¿No te importa?
- Claro que no, no va ahacer que pese más. - Estiró el brazo. - Venga, dádmelos.
Martha y Eliza la ayudaron aguardar los brazos mientras murmuraban, asombradas, lo útil que era aquelhechizo. Cuando terminaron, la chimenea volvió a iluminarse y las tressonrieron. Un chico de pelo negro y ojos verdes acababa de aparecer.
- ¿Llego muy tarde? -Preguntó tras saludarlas.
- Todavía faltan Lizzy y tuhermano. - Rose puso los ojos en blanco. Qué casualidad.
- ¿James no se ha pasado poraquí? - Albus frunció el ceño. - Se desapareció hace un rato, creía que habríaido a otro sitio mientras llegábamos los demás.
- Pues aquí no ha estado,pero tranquilo, creo que sé dónde está.
- Lizzy, tus amigas ya debenestar esperándote. - Dijo su madre mientras ella terminaba de guardar supijama.
- Ya lo sé, pero deberíashaberme despertado más temprano. - Se quejó la chica. - ¡No sabía que era tantarde!
- Tienes 16 años, no tendríaque llamarte. - Replicó la mujer. Su hija puso los ojos en blanco y agarró labolsa.
- Ya casi estoy, tranquila,además no les va a pasar nada por
Su voz se vio interrumpidapor una especie de chasquido y un alegre "Hola" que la sobresaltaron,provocando que tirara todo lo que acababa de guardar al suelo.
- ¡Mierda, James! - Exclamófulminando al chico con la mirada.
- ¡Elizabeth! - La reprendiósu madre.
- No pasa nada, ya lorecojo. - Resopló y se agachó para recoger toda la ropa que se habíadesperdigado.
- Buenos días, señoraCollins. - Dijo James, entonces, de manera educada.
- Buenos días, James. -Respondió ella de la misma forma.
- Anda, deja que te ayudeLizz. - Se agachó junto a ella que le dedicó otra mirada de odio mientras élcontenía la risa a duras penas. Cogió el sujetador que se le había caído a lachica y le guiñó un ojo.
- Trae. - Prácticamente selo arrancó de las manos, con la cara completamente roja. Su madre enarcó unaceja y se cruzó de brazos ante la escena. - ¿Qué haces aquí?
- He venido a por ti paraque no tuvieras que ir sola hasta casa de mi prima. - Contestó él como si fueralo más normal del mundo. Lizzy cerró el bolso y ambos se levantaron.
- Sabes de sobra que todavíano puedo hacer magia fuera de Hogwarts, ni aparecerme.
- Lo sé, aún te faltan diezdías. - Se encogió de hombros.
- Que largos se me van ahacer, estoy deseando dejar de usar la red flu.
- ¿Porque te ensucias?
- Básicamente. - Puso losojos en blanco antes de mirar a su madre que había contemplado toda la escenacon el ceño fruncido. James iba a menudo a ver a Lizzy y ella a verlo a él,pero su comportamiento de aquel día la había puesto en alerta. ¿Qué se traíaese con su pequeña y por qué, de entre todas las prendas que había en el suelo,había cogido su sujetador? Quizás no debería dejarla dormir en su casa aquellanoche. - Ya estoy mamá.
- Oh, vale, sí. - Negó conla cabeza. Estaba siendo paranoica. Eran amigos y él solo era un niñato de 17años que quería hacer que pasara un poco de vergüenza. Su hija le sonrió antesde salir de la habitación y dirigirse hacia el salón. - Espera un momento. - Seacercó a ella y sacó su varita. Apuntó a la bolsa y la redujo. Miró entonces aJames mientras su hija guardaba la miniatura en su bolso de calle. - ¿Sabescómo agrandarla de nuevo, verdad?
- Por supuesto. - Contestóél sonriendo.
- Entonces hazlo por ella,por favor. - Le devolvió la sonrisa. - Pasadlo bien y tened mucho cuidado, ¿deacuerdo?
- Sabes que sí. - Le dio unbeso en la mejilla antes de meterse a la chimenea y coger un puñado de polvos.
- Hasta pronto, señoraCollins. - Se despidió James.
- Vuelve cuando quieras. -Dijo la mujer, sonriendo ahora más ampliamente. Eran solo amigos, estabasegura.
- Estaré aquí mañana paraalmorzar. - Lizzy sonrió y se despidió con un gesto de mano antes de decir convoz clara. - ¡Casa Weasley-Granger, Londres!
Llegó la última alapartamento y, nada más salir de la chimenea, sus tres amigas corrieron aabrazarla.
- ¡Eres una tardona! - Lereprochó Martha. - Son casi y diez ya.
- Lo siento, habría llegadoantes pero James me ha entretenido. - Le dedicó una mirada de "tenemos quehablar muy seriamente" al chico mientras los demás la miraban sin entender quéhacían los dos juntos. - Se ha aparecido en mi casa. - Los demás asintieroncomo si fuera lo más normal del mundo lo que, por otra parte y conociéndolos aambos, quizás sí era. - ¿A qué hora llega el tren de Caro?
- A y media, debemos darnosprisa si queremos llegar a la estación antes que ella. - Anunció Rose.
Se dirigieron hacia lasalida y comenzaron a andar. La estación no estaba demasiado lejos, perotardarían al menos quince minutos en llegar. Lizzy y James se quedaron losúltimos y comenzaron a hablar en susurros.
- ¿De verdad has cogido misujetador delante de mi madre? ¿Cómo se te ha ocurrido?
- Me pareció una ideadivertida. - Se defendió él. - Además, seguro que ni se ha dado cuenta, ¿creesque si no te dejaría dormir esta noche en mi casa?
- Me da igual, eres unidiota. - Se cruzó de brazos, enfadada.
- Venga, no te enfades. - Lededicó una mirada de pena, pero la chica se limitó a arrugar más la frente.Tenía que cambiar su plan de ataque. - Solo te recuerdo que si quieres tupijama, tienes que recurrir a mí. Sería una pena que estuviera molesto y noquisiera hacerlo.
- ¿Intentas que duermadesnuda, Potter? - Lizzy no pudo contener una sonrisa al decir aquello.
- Sabes tan bien como yo queno me hace falta recurrir a chantajes para conseguir eso. - Sonrió de formaseductora y ella le pegó un puñetazo en el brazo. - ¡Auch! Era broma, ¿dóndeestá tu sentido del humor, Elizabeth?
- Déjate de tonterías,James.
- Espera un momento. - Laagarró del brazo e hizo que se detuviera. Los demás siguieron caminando. -Ahora en serio, ¿duermes conmigo esta noche?
- Tenemos que andar másdeprisa si no queremos quedarnos atrás. - Dijo ella en lugar de contestar a supregunta aunque no pudo evitar un leve sonrojo.
- Contesta primero. - Seacercó un poco más a ella. Los otros habían girado una esquina por lo que ya nopodían verlos. - Por favor.
- Ya veremos, depende decómo te portes hoy. - Lizzy se soltó de él y siguió andando.
- ¿Quién es ahora lachantajista? - Preguntó él, subiendo la voz para que la chica pudieraescucharlo.
- ¡Vamos Potter, no tenemostodo el día!
Llegaron a la estaciónapenas cinco minutos antes de la llegada de Caroline. La rubia corrió haciaellos con una radiante sonrisa nada más verlos.
- ¡Por fin has llegado! -Exclamó Eliza.
- Gracias por venir abuscarme, de verdad. - Dijo, todavía sonriendo. - Siento haber retrasado losplanes.
- No te preocupes. - Albusse acercó a ella que no pudo evitar ponerse roja. - Si es por ti no nosimporta, si tuviéramos que hacerlo por James la cosa cambiaría.
- Estoy aquí detrás,imbécil. - Dijo mientras fulminaba a su hermano con la mirada. Su hermano aveces podía ser un completo idiota, él solo estaba allí por Lizzy y Rose. - Tehe escuchado
- Lo sé. - Albus se encogióde hombros. - Supongo que no eres sordo.
- Pero no hemos venido apelearnos. - La pelirroja intervino, consciente de que aquellos dos no dudaríanen ponerse a pelear allí en medio si era necesario. - Albus no piques a James yviceversa. Estamos aquí para pasar un día agradable juntos y si vais aestropeárnoslo, os mandaré a casa y hablaré con vuestra madre.
- ¿Todavía os amenaza conchivarse a mamá? - Comentó Lizzy provocando que las otras tres estallaran encarcajadas.
- Conoces a mi madre, damiedo cuando se enfada. - Replicó el mayor de los hermanos, sonrojándose.
- Pobre Jamie. - Puso losojos en blanco.
- Bueno, ¿nos vamos? - Roseinterrumpió al chico antes de que pudiera hablar y le volvió a dedicar otramirada amenazadora.
- Claro. - Caroline sonrió.- ¿Dónde queréis ir primero?
Pasaron todo el día paseandopor la ciudad. Llegaron a PiccadillyCircus en metro - que impresionó mucho a las tres chicas que nunca lohabían utilizado - y desde allí fueron hasta el río, a través de St James' Park, donde pararon a comerunos bocadillos y beber unos refrescos sentados en el césped. Durante todo elalmuerzo no pararon de bromear, ni hacer tonterías ni un momento.
- ¿Cuántos galeones me daissi me tiro al lago? - Preguntó James en un momento determinado poniéndose depie de un salto
- ¿Estás loco? - Lizzy negócon la cabeza. - Está helado.
- ¿Y qué?
- Que si te pasara algotendríamos que soportarla quejándose. - Intervino Eliza riendo lo que provocóque la chica se pusiera completamente roja.
- No digáis tonterías. -Murmuró.
- ¿Me echarías de menos sime pasara algo, Collins? - James se acercó a ella y la cogió de la cintura. -¡Qué mona!
- ¡James suéltame! - Elchico la levantó y comenzó a correr manteniéndola a algunos metros del suelo.Lizzy comenzó a patalear.- ¡Que me sueltes!
Pero él la ignoró y siguiócorriendo hasta que llegaron a una pequeña pendiente, resbaló y los dos rodaronunos metros. Rose, Martha y Eliza los siguieron sin poder parar de reír y selanzaron encima de su amiga, haciéndole cosquillas.
- ¡Parad, por favor! -Suplicó Lizzy. James se acercó y ella volvió a patalear, sin poder parar dereír por culpa de las cosquillas. - ¡Ni se te ocurra!
Caroline y Albus losobservaban a cierta distancia. Ambos estaban callados y la chica evitaba sumirada. El pelinegro no entendía qué le pasaba. ¿Había hecho algo en la fiestaque la había molestado?
- Oye Caro
- Albus, espera. - La rubiasuspiró. - Lo que pasó en la fiesta solo olvídalo, ¿de acuerdo?
- Pero si no pasó nada. -Contestó, extrañado.
- Por eso, ya está. - Seencogió de hombros, pero siguió sin mirarlo.
- Pero Caro
- Déjalo, Al. - Por fin lemiró a los ojos y forzó una media sonrisa. - Tú solo déjalo.
Ambos se quedaron ensilencio. ¿Qué había pasado exactamente? Albus no entendía que le pasaba a lachica. En la fiesta todo había sido genial, ¿qué le habría pasado? No seatrevía a preguntarle, no quería empeorar las cosas. Unos pasos los hicierongirarse. Rose se acercaba a ellos con una sonrisa, el pelo algo enmarañado y restosde hierba en la ropa.
- Vamos chicos, tenemos queseguir, nos queda mucho por hacer.
Ambos asintieron y siguierona la pelirroja. No querían arruinar su día en Londres.
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Hola a todos :) Aquí os dejo el último capítulo de la semana, espero que os haya gustado y, ya sabéis, espero vuestras opiniones.
La semana que viene no voy a tener internet, así que no podré subir, pero tranquilos, a la próxima vuelvo y subiré como siempre así que tendréis el final del viaje a Londres y la vuelta a Hogwarts :)
Muchas gracias por todas las visitas, los comentarios y los favoritos, que siguen subiendo día a día.
Besos,
Ladyluna10 :)
Cuando por fin llegaron alnúmero 12 de Grimmauld Place, tras coger de nuevo el metro y andar unos diezminutos, todos estaban agotados. Habían montado en el London Eye, visto el Big Ben yel Parlamento y después habían ido a una librería muggle donde las chicascompraron algunos libros clásicos.
- ¡Menudo día! - Exclamó Roseen la entrada mientras Albus abría la puerta.
- Lo hemos aprovechado almáximo y las fotos seguro que han salido geniales. - Comentó. Cuando consiguióabrir por fin extendió el brazo y sonrió. - Podéis pasar, como si estuvieraisen vuestra casa.
- Gracias.
Todos entraron al vestíbulo.Harry y Ginny habían reformado la antigua casa de los Black por completo pocodespués del final de la Guerra y parecía completamente distinta. Había más luzy habían conseguido quitar el retrato de la señora Black, el árbol genealógicode la familia - tal y como Sirius siempre quiso -, las cabezas de elfo
Laamueblaron entera, al igual que las habitaciones aunque Harry dejó algunascosas de su padrino y Regulus y, las demás, las guardó en el desván. No queríaque cayeran en el olvido.
- Los dormitorios estánarriba. - Explicó James, comenzando a subir las escaleras. - Vosotras osquedaréis en el de invitados en la segunda planta, y Al y yo en los nuestros,en la tercera.
- Creemos que cabréis todas,pero si queréis más espacio podéis usar también el de Lilly, nos ha dicho queno le importa. - Su hermano se encogió de hombros. Entró a la casa y cerró lapuerta activando de nuevo las protecciones.
Rose siguió a su primo porlas escaleras y les hizo un gesto a las demás que la siguieron algo cohibidas.Cuando llegaron al dormitorio, la pelirroja sacó las bolsas de sus compañeras ysu pijama.
- Jamie
- Lizzy le dedicóuna de sus miradas de cachorrito y él le dedicó una media sonrisa. La chicasostenía su bolsa reducida.
- ¿No estabas enfadadaconmigo, Elizabeth? - Replicó aguantando las ganas de reírse.
- Pero te perdono si meagrandas la bolsa. - Se acercó a él y apoyó sus manos en sus brazos, todavíacon la misma mirada. - ¿Por favor?
- Tengo que pensármelo. - Laapartó y se cruzó de brazos. - Todavía me duele la patada que me diste en elparque.
- Me estaba defendiendo,erais cuatro contra una. - Lizzy se mordió el labio. - Venga, ¿no querrás queduerma así, verdad?
- Hombre también podrías
- ¡Por Merlín, haz elhechizo de una vez James!
Los dos se sobresaltaron.Por un momento se les había olvidado que no estaban solos en la habitación. Conun suspiro, James sacó su varita y agrandó el bolso de Lizzy.
- Gracias. - Murmuró ella.
- Nos vemos en diez minutospara cenar. - Se limitó a responder él saliendo del dormitorio, visiblementemolesto por el comentario de su prima.
- Has sido muy grosera,Rose. - La reprendió Lizzy, sacando su pijama y dedicándole una mirada dereproche.
La pelirroja tuvo quemorderse la lengua. No le importaba que su mejor amiga y su primo tuviesen loque fuera que tuviesen, pero no había podido evitar reaccionar así. No sabíapor qué la habían crispado tanto. Estaban manteniendo una discusión absurda, parecíanuna tonta pareja. La imagen de Scorpius se le vino a la cabeza sin poderevitarlo y notó cómo se ponía roja. ¿Pero qué le pasaba? ¿Por qué se acordabade él justo en aquel momento? Se dio la vuelta para que sus amigas no notarannada y se cambió rápidamente. Tenía que hablar con el chico en cuanto volvieraa Hogwarts. No podía seguir así. Desde que había vuelto a casa no había dejadode pensar en lo que había sucedido en aquella clase y no estaba muy segura desus sentimientos. Aunque intentaba convencerse de que solo fue un error, algodentro de ella quería repetir lo que había sucedido.
- ¿Bajamos ya?
La voz de Caroline lasobresaltó. Tomó aire y sonrió antes de darse la vuelta. Ya tendría tiempo depensar cuando estuviera sola.
- Sí, ya estoy lista.
Las cinco salieron deldormitorio de invitados y bajaron hasta la cocina, donde los dos hermanosPotter las esperaban conversando animadamente y preparando la mesa. Al verlasles señalaron los platos situados en la encimera.
- Comida de la abuela Molly.- Explicó Albus. - Os va a encantar.
Las chicas sonrieron. Lizzyhabía pasado algunos días de verano en la Madriguera con Rose y sabía que lamujer era una excelente cocinera. Terminaron de colocar los cubiertos yllevaron los platos a la mesa, se sentaron alrededor de la mesa y empezaron acenar.
Tras terminar y recoger lacocina - James intentó hacer un hechizo para que se recogiera sola y sefregaran los platos, pero solo consiguió empeorarlo provocando las risas detodos -, subieron a sus habitaciones. Los hermanos se quedaron un rato hablandoen la habitación de las chicas hasta que el sueño comenzó a vencerlos y se despidieron.Las cinco se acomodaron en sus camas y apagaron la luz, dispuestas a dormirtras un largo día. O eso hicieron todas menos una. Lizzy esperó hasta que laúltima de sus amigas se durmió y salió de la cama lentamente. Abrió la puertatratando de no hacer ruido y subió a la planta de arriba. La casa era bastantelúgubre de noche, pero a la chica le dio igual. Cuando llegó, por fin, alrellano de la tercera planta, se dirigió a la puerta que estaba entornada yentró sin llamar.
- Por un momento creí que novendrías. - Dijo una voz a su espalda.
- Eliza no se quedabadormida. - Respondió ella con un susurro, cerrando la puerta y girándose paraverlo. Estaba metido en la cama, tapado con una gruesa manta. - ¡Qué frío,hazme un sitio!
James destapó su cama unpoco y la chica se tiró dentro. La tapó mientras ella se acurrucaba en supecho.
- Muffliato.
- Mucho mejor. - Murmurósonriendo. Se fijó entonces en el dormitorio. Había estado muchas veces en lacasa de la familia Potter, en el Valle de Godric, pero era la primera vez quevisitaba Grimmauld Place y no pudo evitar fijarse en la decoración. Tenía ungran póster de las Arpías, el equipo en el que había jugado su madre,banderines con los colores de Gryffindor, una copa de quidditch en miniaturaque, sospechó, era una réplica de la real que había en Hogwarts y algunasfotos.
- ¿Te gusta el cuarto? -Preguntó él casi en su oído y restregando su nariz contra su pelo un par deveces lo que hizo que Lizzy sonriera.
- Es acogedor. - Se encogióde hombros. - Muy tú.
- Era el cuarto del padrinode mi padre, Sirius Black.
- ¿En serio? - Lo miró. No le sorprendía demasiado oíreso. El chico había crecido oyendo las historias de los Merodeadores y losidolatraba.
- Al menos lo fue hasta quese marchó de esta casa. - Explicó James, orgulloso. - ¿Te he contado eso algunavez?
- Solo unas veinte o treinta.- Bostezó al decir aquellas palabras. Estaba muy cansada.
- Vale, creo que se haacabado la hora del cuento y toca dormir. - Lizzy se acurrucó un poco más alescuchar aquello. - Buenas noches, Lizz.
- Buenas noches, Jamie. -Dijo antes de besarlo. - Duerme bien.
- Mejor que nunca.
Rose fue la primera endespertarse la mañana siguiente. Se estiró en la cama y se tapó un poco más. Notenía ganas de moverse, pero sabía que después se colapsaría el baño así que,haciendo lo que le pareció un esfuerzo sobrehumano, salió de la cama. Fruncióel ceño al ver la cama de Lizzy vacía aunque no se preocupó. Solo podía estaren dos lugares. Miró su reloj antes de salir de su habitación. Eran apenas lasocho y media, pero el tren de Caro salía a las once y tenían que recoger,desayunar y llegar hasta allí. Despertaría al resto en cuanto saliera del baño.Salió del dormitorio y entró al aseo bostezando. Se miró en el espejo. Tenía elpelo completamente encrespado - como todas las mañanas - y unas tremendasojeras. Había estado inquieta toda la noche, no había parado de soñar conScorpius. Negó con la cabeza. El rubio iba a volverla loca. Se lavó la cara ycepilló el pelo, tratando de apartar al chico de su mente sin demasiado éxito,y volvió al dormitorio. Caro y Martha ya estaban despiertas y hablaban en vozbaja.
- Buenos días. - Las saludó.
- ¡Por fin dejas libre elbaño! - Exclamó la morena poniéndose de pie. - ¿Ha entrado Lizzy?
- No. - Respondió Rose. - Dehecho, no estaba ya cuando me he despertado.
Las tres aguantaron unacarcajada. Era muy evidente donde estaba la chica. Martha salió del dormitoriomientras la pelirroja comenzaba a vestirse.
- ¿No crees que deberíamosdespertarla ya? - Preguntó la rubia señalando a Eliza que seguía durmiendo.
- Hazlo tú. - Contestó,poniéndose la camiseta. - Yo no me atrevo, ya sabes cómo se pone cuando ladespiertan.
- Espera y verás.
Caroline abrió su bolso ysacó una botella de agua. Rose frunció el ceño al verla, tenía una ligera ideade lo que iba a pasar a continuación. La chica se acercó a la cama donde Elizadormía, le quitó el tapón y, sin pensarlo, le tiró toda el agua por encima.
- ¡¿Qué hacéis?! - Exclamóla chica mientras las otras dos reían y Caro se escondía detrás de Rose.
- ¡Buenos días dormilona! -Respondió.
- Caroline Smith, date pormuerta. - Dijo antes de lanzarle un cojín de la chica y levantarse de la cama.
Martha entró justo entoncesal dormitorio y no pudo evitar empezar a reír al ver el panorama.
- Creo que se os escucha portoda la casa. - Comentó.
- ¡Me toca el baño ahora! -Dijo Caroline, huyendo de su amiga y esquivando a Martha por muy poco.
- ¿No había una forma máscivilizada de despertarme? - Se quejó Eliza, sentándose en su cama.
- Te pones hecha una fierahagamos lo que hagamos. - La pelirroja se encogió de hombros. - Caro solo haintentado hacerlo más divertido.
Martha empezó a vestirsemientras la otra seguía refunfuñando. Cuando Caroline volvió del baño, fue elturno de Eliza que le dedicó una mirada asesina antes de salir del dormitorio.Terminaron de vestirse y empezaron a recoger sus cosas, aunque Lizzy seguía sinaparecer.
Media hora más tarde, lascuatro salieron del dormitorio con sus bolsos preparados y las camas recogidas.Decidieron subir a buscar, al menos, a Albus. Este estaba saliendo de sudormitorio cuando las chicas llegaron al rellano.
- ¡Buenos días! - Lassaludó. - ¿Ya estáis todos listos?
- Faltan el tardón de tuhermano y Lizzy.
Justo entonces se abrió lapuerta del otro dormitorio y los dos aparecieron. Ella se sonrojó y abrió mucholos ojos al ver al resto allí mirándolos. Ya le había dicho a James que era muytarde.
- Buenos
días. - Dijo elchico, nervioso.
- ¿Qué hacíais?
- Nos hemos cruzado en elpasillo. - Mintió Lizzy. - Me dijo que subiera para
para ver su dormitorioporque
porque era el de Sirius Black, ¿verdad?
- ¡Eso! Quería enseñarle eldormitorio de Sirius. - Corroboró James. - Ya sabéis que es mi ídolo, así queme siento muy orgulloso de tener su cuarto. El de Albus era el de su hermanoRegulus.
- De Slytherin a Slytherin.- Añadió la chica, con una risa nerviosa.
Los otros cinco los mirabanasombrados. ¿De verdad se creían que engañaban a alguien? Aún así, asintieron yfingieron creerlos.
- Claro. - Dijo Rose. - Puesnosotros vamos a preparar el desayuno, bajad en cuanto estéis listos. Notardéis.
- Vale, Rose.
Los cinco se marcharonaguantando la risa mientras James y Lizzy se miraban el uno al otro serios.
- Te lo dije. - Murmuróella, cuando los demás estaban ya lo suficientemente lejos.
- No sabía que todos estabanya levantados. - Se excusó él. - ¿Se lo habrán creído?
- Eso espero. - Suspiró. -Voy a bajar a cambiarme.
Albus y Rose acompañaron aCaroline hasta la estación a pesar de que ella les dijo que podía ir sola.Eliza y Martha utilizaron la chimenea de la casa para viajar a las suyas mientrasLizzy y James fueron al Callejón Diagon - le chica decía que no tenía quevolver hasta la hora de comer, así que iba a aprovechar para comprar algunascosas y él decía que la acompañaría y, de camino, visitaría a Fred -.
Cuando el tren salió de laestación, los dos primos dieron media vuelta y se dirigieron hacia la casa dela pelirroja. A esta no le había pasado inadvertida la tensión entre Albus yCaroline, por lo que decidió aprovechar aquellos minutos a solas con su primo.
- Al, ¿hay algo que no mehayas contado?
- ¿A qué te refieres? -Apartó la mirada rápidamente y ella supo que le ocultaba algo.
- Algo sobre Caro. - Seencogió de hombros. - ¿Pasó algo en la fiesta que no hayas mencionado?
- Bueno, quizás
- Suspiró.- No fue exactamente en la fiesta, fue al terminar. La acompañé a la torre deRavenclaw y estuvimos a punto de
besarnos.
- ¿Qué? - La pelirroja sedetuvo en medio de la calle con los ojos muy abiertos.
- Nos estábamos despidiendoy quería besarla y sabía que ella quería que la besara, pero no terminaba dedecidirme y de repente ella me dijo que tenía que irse, que cualquier profesorpodría pasar por allí y regañarnos. - Apretó los labios. - Y ayer me dijo queactuáramos como si nada hubiera estado a punto de pasar.
- ¿Por qué?
- No me dio másexplicaciones. - Negó con la cabeza. - Creo que se arrepiente, quizás no leguste.
- Es muy raro, Al. - Rose fruncióel ceño. Ella había visto como Caroline miraba a Albus, no entendía por quéactuaba así. - Intentaré averiguar algo.
- No, da igual, voy a pasarde ella. - Albus se encogió de hombros y le dedicó una media sonrisa. - Tendrásus motivos, ya encontraré a otra. No me gustaba tanto. - Mintió.
- Como tú quieras. - Lapelirroja suspiró y pasó su brazo por la espalda de su primo, que era bastantemás alto que ella. - ¿Quieres comer en mi casa?
- Estaría bien.
- Genial, pues ayúdame acocinar algo decente, así le demostraremos a mi madre que no soy tan inútil enla cocina como ella cree.
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¡Hola a todos, ya estoy de vuelta! Espero que os haya gustado el capítulo y muchas gracias por la paciencia. Esta semana subiré tres capítulos como siempre, así que se acabó la espera :)
Muchas gracias, como siempre, por las visitas, ya más de 19000, los favoritos y los comentarios. Sabéis que me encanta conocer vuestras opiniones así que no dejéis de hacerlo.
Muchos besitos,
Ladyluna10 :)
PD: Hoy JK Rowling ha dicho que James Sirius es dos años mayor que Albus, pero como no lo sabía y creía, como casi todo el mundo, que era solo uno, pues no vamos a cambiar eso de la historia :P
El día 2 de enero todosvolvían a Hogwarts. Rose y Hugo habían pasado fin de año con sus abuelosmaternos, al igual que Molly y Lucy, Fred y Roxanne y Victoire, Dominique yLouis - que fueron a pasar sus días de vacaciones a Francia. En la Madrigueraestuvieron únicamente los señores Weasley, los Potter y el tío Charlie, peroeso no impidió la diversión. Además, aumentó las ganas que tenían los chicos dereencontrarse.
Lilly, Roxanne y Hugoesperaban en un compartimento a Lucy. Estaban muy preocupados desde su peleacon Molly, pero no habían podido hablar con ella a solas antes.
- ¿Cuánto le quedará? -Preguntó la morena, nerviosa.
- No lo sé, me dijo que ibaa llevarle a Theo el jersey que le ha hecho la abuela. - La pelirroja puso losojos en blanco. Su abuela se puso a tejer en cuanto se enteró de todo, pero nole dio tiempo a enviárselo para Navidad por lo que se lo dio a su nieta paraque ella misma se lo diera.
- ¿Creéis que se enfadarácon nosotros? - Preguntó Hugo.
- No, solo queremos hablarcon ella. - Lilly sonrió con seguridad. - No vamos a echarle nada en cara, solonos preocupa.
Sus primos asintieron.Aquello era lo mejor, no querían que las dos hermanas estuvieran peleadas poruna tontería. Tenían que saber si Nott realmente la quería o no. La puerta del compartimento se abrió derepente y Lucy entró con una radiante sonrisa.
- ¡Ya estoy de vuelta! -Exclamó sentándose al lado de Roxanne.
- ¿Le ha gustado el jerseyWeasley a Theo? - Preguntó amablemente Lilly.
- Sí, le ha parecido undetalle muy bonito por parte de la abuela. - Contestó. - Dice que no teníaningún jersey hecho a mano.
- Me alegra que le haya gustado, por unmomento pensé que no iba a hacerle mucha gracia. - Siguió diciendo. Roxanne yHugo se miraron. Ya sabían lo que pretendía hacer.
- ¿Por qué?
- No sabía si ibais tan enserio.
- Vamos bastante en serio. -Se defendió la chica. - A ver, solo llevamos dos meses pero creo que esto vabien, al menos de momento.
- Pero, ¿no sois muydiferentes? - Se atrevió a preguntar Roxy.
- ¿Tiene esto algo que vercon mi hermana? - Lucy se puso completamente a la defensiva y les dedicómiradas serias a sus tres primos.
- Estamos preocupados porti, Lucy. - Confesó Hugo. - Molly y tú discutís a menudo, pero nunca habíaispasado tanto tiempo sin hablar.
- Ambas dijisteis muchascosas. - Intervino Lilly de nuevo. - Solo queremos saber si estás bien y si lascosas con Theo no son
- ¿No son falsas? - Dijo,cruzándose de brazos. - Me parece increíble, no me esperaba esto precisamentede vosotros. ¿También voy a tener que daros explicaciones como a mis padres? ¡Sesupone que me apoyáis!
- Lucy, no te enfades, soloqueremos hablar. - Roxanne apoyó su mano en el hombro de su prima. - Si túdices que os gustáis y que todo va bien, nosotros te creemos, pero intentaarreglar un poco las cosas con tu hermana.
- Molly es imbécil.
- Lo sabemos. - Hugo seencogió de hombros y las otras dos le fulminaron con la mirada. - Es la verdad, no me miréis así, eso no quita quesean hermanas.
- Lo de Will fue un golpe unpoco bajo, Lucy, lo estaba pasando mal. - Se atrevió a decir Lilly.
- Le pedí perdón y ella loaceptó, pero las cosas siguen frías. - Se mordió el labio. - Molly no es lamisma de antes de las vacaciones.
- ¿Por qué? - Preguntó Hugo.
- No lo sé, creo que esapregunta solo puede responderla Dominique. - Confesó. Después de la largacharla que ambas chicas tuvieron con sus padres, Lucy intentó hablar con Molly,pero está, a pesar de decirle que la había perdonado, no había querido hablarcon ella. - Me siento culpable, pero sé que no puedo hacer nada excepto dejar aTheo y no quiero hacerlo.
- Déjale tiempo entonces. -Lilly suspiró. - Lo importante es que vosotros os queréis y nuestros temoreseran infundados.
- Me ofende que no confiéisen mí.
- Es que Molly parecía estarmuy segura de que solo salís para provocarle celos.
- Menuda tontería. - Lucy seobligó a reír.
Rose y Albus hacían laprimera ronda en silencio. La pelirroja estaba cada vez más nerviosa, sabía quepodía encontrarse con Scorpius en cualquier momento y que tendrían que hablarde lo que había pasado. Sabía que en cuanto Albus viera sus amigos iría asaludarlo, quizás podría decirle que tenían que hablar en privado, aunque esolevantaría las sospechas de todos y no podía permitir que volvieran a hablar deella, no lo soportaría otra vez. Lo mejor sería esperar al día siguiente o,mejor aún, a la próxima clase de Pociones. Entonces podrían hablar solos. Sí,era una buena idea.
- Albus, - Se detuvo degolpe. - no me encuentro muy bien, voy a volver al vagón con el resto deprefectos.
- ¿Qué te pasa? - Preguntóél, preocupado.
- He dormido mal, me duelemuchísimo la cabeza y estoy cansada. - Contestó ella rápidamente.
- Rose, en serio.
- ¿Qué va a pasar, Al? - Secolocó un mechón de pelo detrás de la oreja.
- No lo sé, pero parece queocultas algo. - Enarcó una ceja y ella apartó la mirada. - Rose
- Tengo que irme.
- ¿Qué ha pasado? - Albus laagarró del brazo. Había empezado a preocuparse, sabía que algo grave había sucedidoy no entendía por qué no se lo contaba. Ellos dos se lo contaban siempre todo,¿qué había cambiado? Su prima seguía callada sin mirarle. - Rose, me estoyasustando.
- No pasa nada, Al, créeme.
- Puede que me equivoquepero, ¿tiene esto algo que ver con Scorpius?
- ¿Qué te ha contado? - Nopudo evitar preguntar aquello. Lo miró a los ojos alarmada y Albus supo quehabía dado en el clavo.
- Nada, pero creo que hasomitido algo.
- No te lo puedo decir aquíen medio. - Murmuró antes de mirar a ambos lados y acercarse a su oído. - Eldía de la fiesta de Navidad, Scorpius y yo nos encontramos en el pasillo y nosvolvimos a liar.
- ¿Qué? - Albus se separó dela pelirroja y la miró asombrado. - ¿Por qué no me has dicho nada antes?
- Porque me daba vergüenza.- Se excusó ella. Se sentía un poco culpable por no contarle la verdad, pero nopodía hacerlo. - Me voy al vagón de prefectos, no le digas nada de esto aMalfoy, por favor.
- No lo haré, tranquila.
Scorpius llevaba todo el viajecallado. No le apetecía participar en la conversación que mantenían John yTheo, estaba nervioso y es que, por fin, iba a volver a ver a Rose. No habíapodido dejar de pensar en ella en todas las vacaciones. Había empezado variascartas, pero no había sido capaz de terminar ninguna. No sabía qué decirle despuésde lo que había pasado en esa clase. ¿Se arrepentiría ella? No había intentadocontactar con él, eso debía significar algo malo. Seguro que no quería niverlo. Comenzó a mover la pierna sin poder evitarlo, cada vez más nervioso.Tenía que hablar con Rose, ¿y si iba a buscarla? Tenía que ir a buscarla, teníaque aclarar lo que sentía por ella. Justo iba a levantarse cuando, de repente,la puerta de su compartimento se abrió y Albus asomó la cabeza.
- ¡Hola, chicos! - Lossaludó.
- ¡Albus! - Exclamó Nott. -Pasa, no te quedes en la puerta.
- No puedo quedarme muchotiempo. - Dijo este, entrando y sentándose junto a Scorpius. - Estoy haciendomi ronda.
- ¿Tú solo? - Preguntó elrubio, nervioso. ¿Rose no había querido entrar a verlo? Seguro que lo odiaba.
- ¡Por fin hablas! - ExclamóGoyle. - Creíamos que tu padre te había echado un maleficio después deenterarse de lo de Weasley.
- ¿Qué pasa con mi prima? -Albus arrugó la frente. ¿Sabrían ellos lo que Rose le acababa de decir?
- A mi hermana se le escapóen mitad del almuerzo de Navidad que Scorp y Rose se habían liado este verano.- Explicó Theo, conteniendo la risa. Scorpius cada vez estaba más rojo. - Lacara de mi tío Draco fue un poema.
- Creo que se lo tomó tanbien como tu tío. - Murmuró el rubio.
- No había abierto la bocadesde entonces. - Su primo negó con la cabeza. - Estaba empezando a asustarme.
- No deberías, estoy bien.
- Tu madre no opina lo mismo,la has dejado muy preocupada.
- Pero, ¿se ha enfadadomucho? - Preguntó Albus, preocupado. Parecía que no solo tenían en su contra alpadre de la chica.
- Dice que cómo le puedegustar alguien como la hija de Weasley y Granger, que una cosa es que sea amigotuyo y otra que quiera salir con Rose. - Siguió contando Theo, ya que su primoguardaba silencio.
- Ya le dije que fue solouna tontería y que no había vuelto a pasar. - Susurró, por fin, Scorpius. Albusfue entonces consciente de que él era el único que sabía que se había repetido.- Le repetí una y otra vez que estábamos borrachos, pero aún así no se lo tomónada bien y no dejó de repetirme que más me valía evitarla lo que quedaba decurso.
- ¿Y tú qué le dijiste?
Albus interrogó con lamirada a Scorpius - sabía que su prima significaba más para él de lo que lehabía dicho a su padre, pero necesitaba una confirmación -, pero este se limitóa encogerse de hombros y apartó la vista rápidamente. No sabía si Rose le habíacontado algo, ni lo que este opinaría. Pensó entonces el regalo de Navidad quele había enviado a la chica. Albus había visto sus dibujos más de una vez, ¿sehabría dado cuenta de que lo había dibujado él? Lo había hecho un par de mesesantes. Se había pasado toda la clase de Runas mirándola y, cuando llegó a suhabitación, no pudo evitar pintarla.
- Ya veo. - Murmurófinalmente Potter. - Pues me alegra que, por lo menos, haya dicho algo. ¿Quétal vuestras vacaciones?
John le contó que habíaestado en Suiza, esquiando con su familia mientras que Theo se limitó aencogerse de hombros y contarle lo preocupados que estaban todos por la reacciónde Draco.
- Bueno chicos, tengo quemarcharme, Lorcan se enfadará conmigo si no termino mi ronda y mando a lossiguientes prefectos a vigilar. - Puso los ojos en blanco. - Os veré esta nocheen la cena.
El chico se levantó y saliódel compartimento. Scorpius se quedó mirando la puerta unos instantes antes desuspirar y volver a sumirse en sus pensamientos.
- Esto no ha estado bien. -Murmuró James, saliendo del baño.
- Nada bien. - ConfirmóLizzy, mirando a ambos lados antes de salir detrás de él. - Ha sido muyarriesgado.
- Cualquiera habría podidovernos. - Añadió él.
- Una locura. - Dijo ella,asintiendo.
Avanzaron por el pasillo ensilencio, hasta que llegaron a la puerta del compartimento en el que estaban lachica y sus amigas.
- Te veré luego, Lizz. - Sedespidió él, guiñándole un ojo.
- Hasta luego, Jamie.
Él le sonrió antes de seguirhasta su compartimento. Lizzy suspiró y apoyó su mano en la puerta, pero noabrió sino que esperó hasta que vio que el chico llegaba a la suya. Como sisupiera que lo estaba mirando, giró la cabeza y sus miradas se encontraron. Lededicó una última sonrisa antes de entrar y que ella hiciera lo mismo.
- ¡Cuánto has tardado! -Exclamó Martha.
- Había mucha cola. -Mintió, encogiéndose de hombros.
Se dejó caer en su sitio conel corazón y el estómago encogidos. Se apoyó en el cristal y se perdió en elpaisaje sin poder quitarse la sensación de que todo se les estaba yendo de lasmanos.
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Hola a todos :) Aquí os dejo un nuevo capítulo. Creo que el último no gustó mucho o, al menos, no tuvo mucha acogida, así que espero que este guste más y comentéis qué os ha parecido ;) (se aceptan también críticas constructivas, no lo olvidéis).
Muchas gracias a todos los que seguís añadiendo esta historia a favoritos, a todas las visitas y a los que siempre comentáis :)
Muchos besos,
Ladyluna10 :)
Las Ravenclaw desayunabantranquilamente la primera mañana después de las vacaciones. Martha, Caroline yEliza hablaban de forma animada, pero tanto Rose como Lizzy estaban extrañamentecalladas. La pelirroja estaba muy nerviosa, tenía su primera clase de Pociones,vería a Scorpius y tendría que hablar con él. Intentaba controlar el temblorque se extendía por su cuerpo. No sabía si sería capaz siquiera de mirarlo. Sinembargo, la morena estaba callada por un motivo muy distinto. No paraba demirar hacia la entrada del Gran Comedor, ni de mirar su reloj. Suspiró por sextavez. Llegaba tarde. ¿Y si lo habían descubierto? Por suerte, unos minutosdespués James entró con su característica sonrisa seguido de su primo Fred y lachica respiró aliviada. Le guiñó un ojo desde lejos y le hizo un gesto que ellainterpretó como que todo estaba preparado. Solo le quedaba esperar y no tuvoque hacerlo mucho. De repente del techo sobre la mesa de Slytherin comenzó acaer un líquido espeso que bañó a todos los que desayunaban allí que comenzarona gritar, asqueados. La sustancia se les pegaba a la piel y al pelo, tiñéndolosde verde. El Gran Comedor estalló en carcajadas. Rose miraba incrédula como suprimo y Scorpius trataban de volver a la normalidad hechizándose el uno alotro, pero nada de lo que intentaban funcionaba. Parecía que la sustancia eracompletamente inmune a la magia.
- ¡Silencio chicos! -Exclamó la directora, furiosa ante el espectáculo. Como todos seguían riendo,gritó aún más fuerte. Estaba realmente enfadada, no le gustaban nada lasbromas, especialmente las de aquel tipo. - ¡Silencio!
Todos se callaron,asustados.
- Mucho mejor. - Paseó sumirada por toda la sala, tenía una ligera idea de quiénes habían sido losartífices de esa broma. - ¿Quién o quiénes son los responsables?
Nadie dijo nada. Lizzy bajóla mirada, de repente su tostada le pareció lo más interesante del mundo.James, por su parte, actuaba con naturalidad.
- ¿Nadie habla? - Negó conla cabeza. - Bien, todos fuera excepto los de sexto y séptimo. Es una pociónavanzada, estoy segura de que los culpables pertenecen a estos cursos. LosSlytherin podéis ir a la enfermería, la señora Longbottom os dará algo, perodespués iréis directamente a vuestras clases. Sin excusas.
Lentamente todos selevantaron de sus mesas y abandonaron el comedor.
- Los demás, al frente. -Miró a los profesores. - Longbottom, Watt y Carraway, ¿podríais hacer lascomprobaciones pertinentes?
Los tres jefes de casaasintieron y se acercaron a sus alumnos.
- ¡Potter, Weasley! - Losllamó Neville directamente. - Extended las manos con las palmas hacia arriba,por favor.
- ¿Por qué nosotros? - Sequejó Fred. - Por una vez no hemos sido.
- Eso tengo que comprobarlo.- Pronunció unas palabras que provocaron que su varita se encendiera. La acercóa las manos del chico pero, ante su sorpresa, nada pasó. - Vaya, parece quedecía la verdad, aún así, Potter, por favor.
James extendió las manosresignado y cerró los ojos. Sabía lo que iba a pasar.
- ¡Ya tenemos un culpable! -Exclamó el jefe de Gryffindor. Las manos del chico se habían iluminado. - Ve conla directora mientras termino con esto.
El pelinegro asintió y seacercó a McGonagall que negó con la cabeza. Sabía que había sido él, pero lesorprendía que Weasley no hubiese colaborado también.
Mientras tanto, el profesorWatt fue comprobando las manos de sus alumnos. Lizzy movía la pierna de formanerviosa y Rose le dedicó una mirada preocupada.
- ¿Qué te pasa?
- Nada. - Mintió. - ¿Por quécrees que me pasa algo?
- No eres capaz de quedartequieta. - Suspiró. - Por favor dime que no has tenido nada que ver con esto.
- Weasley, Collins, extendedlas manos por favor. - Pidió el jefe de su casa con una sonrisa, interrumpiendosu conversación. Estaba seguro de que ellas no habían sido, pero tenía quecomprobarlo.
- Claro profesor. - Rosesonrió y lo hizo. Sus manos no se iluminaron por lo que el profesor Watt pasó ala siguiente.
- Collins, por favor. - Lachica suspiró y las extendió. El hombre no pudo evitar abrir los ojos,sorprendido, al ver cómo sus manos se iluminaban. - Elizabeth, me hadefraudado. ¡Directora, aquí tengo a otra!
Sus amigas se volvieronrápidamente para mirarla y ella notó cómo se ponía completamente roja. Bajó lamirada y se colocó al lado de James.
- Te mato. - Susurró.
- No sabía que podíandetectar esa sustancia
- Mi madre me matará ydespués yo te mataré a ti. - Negó con la cabeza. Él le pasó el brazo sobre loshombros y le besó en la cabeza. - ¡Ya verás cuando mi padre se entere de que herebuscado en su despensa!
Cuando comprobaron que nadiemás estaba implicado, mandaron a todo el mundo a sus clases y a James y Lizzyal despacho de la directora.
Rose entró de las últimas ala clase de Pociones. No podía creerse que su amiga hubiese ayudado a James enuna de sus bromas. Ocupó su sitio al lado de Scorpius y Albus se volvió interrogante.
- ¿Dónde está Lizzy? -Preguntó. Todavía tenía el pelo y parte del cuerpo verde.
- En el despacho deMcGonagall con tu hermano. - Negó con la cabeza.
- ¡¿Ellos nos han hechoesto?! - Abrió mucho los ojos, furioso.
- Ya conoces a James. - Rosepuso los ojos en blanco. - Le encanta meterse con los Slytherin y puede ser muypersuasivo.
- No creo que le haya hechofalta mucho para convencerla
- Los dos tuvieron que contener la risa debido alcomentario.
- ¡Buenos días, chicos! - Elprofesor Carraway saludó alegremente. - Id a la página 215, tenéis hasta quetermine la clase como siempre.
Rose abrió el manual por esapágina y leyó las instrucciones rápidamente. Miró de reojo a Scorpius, quehacía lo mismo, y notó cómo empezaba a temblar otra vez. Había recordado quetenía que hablar con él, que no podía evitarlo. Él le sonrió al verla mirando,aunque sintió cómo su corazón se aceleraba. Quería aclarar por fin las cosascon ella.
- Oye, Rose
- Iré cortando losingredientes. - Lo interrumpió, rápidamente. Se había puesto completamenteroja. No podía hacer aquello, algo se lo impedía.
- Pero yo quería
- Yo corto mejor. - Selimitó a decir.
Scorpius suspiró conresignación. Le odiaba, ni siquiera quería hablar con él. La había cagado perobien. Comenzó a preparar el caldero mientras ella cortaba, pero no tardó endarse cuenta de que los nervios no la dejaban hacer bien su tarea. Rose noparaba de temblar por lo que no cortaba bien los ingredientes y evitabacortarse por muy poco.
- ¿Necesitas ayuda?
- No, puedo sola. - Mintió.¿Por qué no podía hablar con él? ¿Tanto miedo tenía a que le dijera que nosignificaba nada para él?
- Como quieras, tienes queañadir ahora al agua con esencia los trozos de bezoar.
Rose cogió un puñado y lotiró sin pensar pero, de repente, el agua se enturbió y comenzó a subir.
- ¿Qué pasa? - Parpadeóvarias veces, sin entender lo que sucedía.
- ¿Qué le has echado?
La pelirroja no pudocontestar porque la mezcla explotó, pringándolos a ambos y todo lo que losrodeaba.
- Weasley, Malfoy, ¿qué hasucedido? - El profesor se acercó rápidamente a ellos y les dedicó una miradasevera.
- No lo sabemos, Rose haañadido el bezoar y
- Señorita Weasley, eso queha estado cortando no es bezoar. - La chica miró la tabla y abrió mucho laboca, horrorizada. Tenía razón. - No tolero estas imprudencias, podían haberprovocado daños graves, por suerte solo estaba en la fase inicial. Estoy muydecepcionado con ustedes.
- Yo
yo
tengo que irme.
Sin dar más explicacionessalió corriendo de la tarde, ignorando los gritos del señor Carraway y suamenaza de quitarle 30 puntos. Necesitaba alejarse de Scorpius, tranquilizarsey pensar.
- ¡Rose!
Albus y Scorpius la llamaroncasi al mismo tiempo y salieron corriendo de la clase.
- ¡Potter, Malfoy, si semarchan les restaré 15 puntos a cada uno! - Los amenazó el profesor, pero elloslo ignoraron y siguieron a la chica fuera del aula.
- ¿Dónde estará? - Preguntóel rubio revolviéndose el pelo, un gesto poco común en él.
- No lo sé. - Confesó Albus.- Supongo que se habrá encerrado en alguna clase. ¿Sabes si hay alguna vacía aesta hora?
- ¡Hay una al fondo delpasillo! - Exclamó Scorpius de repente. - Donde dan Cuidado de las CriaturasMágicas cuando hace mal tiempo. Seguro que no hay nadie ahora.
- Vamos.
Los dos aceleraron el paso yen seguida llegaron a la puerta. Estaba cerrada pero se podía escuchar cómoalguien sollozaba dentro.
- Déjame entrar a mí, ¿vale?- El pelinegro miró a su amigo un poco molesto. Sabía que Rose estaba así porsu culpa. - No creo que quiera hablar contigo.
- Al
- Hazme caso.
Scorpius asintió conresignación y dejó que Albus entrara a ver a su prima. Cerró la puerta a suespalda con cuidado, pero la Ravenclaw ya le había escuchado y lo mirabafijamente, sentada en un pupitre al fondo de la habitación. Sorbía por la narizy contenía el llanto a duras penas.
- Rose
- Se acercórápidamente a ella, que se puso de pie y le abrazó con fuerza. Enterró la caraen su pecho y comenzó a llorar mientras él le acariciaba el pelo. - Tranquila,desahógate. Estoy aquí, todo va a salir bien. - Sintió un nudo al deciraquello. Pocas veces había visto a la chica llorando y siempre que lo habíahecho había sido una mala señal, pero no se atrevía a preguntarle. Dejó quesiguiera llorando, aferrada a él con fuerza durante unos minutos. - Tranquila,Rose.
- Al
Albus
yo
- Sollozóen medio de la frase. - Soy tonta, no debería
no debería estar llorando así.
- ¿Qué ha pasado? - Volvió aacariciar su pelo intentando tranquilizarla.
- Todo me supera, no puedomás. - Confesó, todavía llorando pero un poco más calmada, cosa que alivió a suprimo. - Entre las clases, el quidditch, ser prefecta
Scorpius. Me voy avolver loca, Al.
- Rose, - La cogió por loshombros y la alejó un poco de él. Apretó los labios al ver sus ojos rojos. -eres fuerte, siempre has podido con todo y seguirás haciéndolo. ¿Tienesproblemas en algo en concreto? Pídenos ayuda, yo te ayudaré en todo lo que hagafalta, igual que los demás. ¿Los entrenamientos de quidditch? Deja que Martha oWill se encarguen de alguno si no te ves capaz, a ellos no les importará, estoyseguro. ¿Ser prefecta? Tómatelo con calma, hasta ahora lo has estado haciendomuy bien. Y luego con respecto a Scorpius
- Suspiró. - Sé que voy aarrepentirme pero, ¿hay algo que yo no sepa?
- Sí
- La pelirroja apartóla mirada y notó cómo se ponía roja.
- ¿Quieres contármelo? - Searrepintió nada más preguntar. Ya sabía lo que le iba a contar y no estabaseguro de querer saberlo, pero sabía que ella necesitaba desahogarse.
- El día de la fiesta deNavidad no solo nos liamos, nos
- No terminó la frase, supo que no hacíafalta.
- ¿Habéis hablado de ello?
- No soy capaz de hacerlo,sé que va a decirme que no le importo.
- ¿Por qué estás tan segurade eso?
- Porque es Scorpius. - Negócon la cabeza.
- Pues está ahí fuera.
- ¿Qué? - Rose retrocediódos pasos y negó con la cabeza. - ¿Qué hace ahí?
- Salió corriendo en cuantote marchaste de la clase, pero le dije que me dejara entrar a mí primero.
- Dile que se vaya, noquiero verlo.
- Rose, esto lo hago por tupropio bien. - Albus suspiró y se acercó a la puerta. Le hizo una señal aScorpius con la cabeza para que entrara pero, antes de que lo hiciera, loagarró del brazo. - Lo sé todo, que no vuelva a verla llorar por tu culpa.
El rubio asintió, tomó airey entró en la clase. Rose le miraba desde el otro extremo de la habitación, conlos ojos hinchados lo que hizo que se le encogiera el estómago.
- Scorpius vete.
- Tenemos que hablar Rose,ambos lo sabemos. - Se acercó a ella lentamente. - Llevo queriendo hablarcontigo desde lo que pasó, pero no sabía por dónde empezar. No saliste delvagón de prefectos en todo el viaje y luego quise enviarte una carta, pero nosabía qué decirte. Ayer en el tren iba a ir a hablar contigo y también lo heintentado ahora en clase.
- Ya sé que tenemos quehablar, no soy estúpida. - Lo interrumpió, cruzándose de brazos. - Sé que vas adecirme que todo ha sido un error, pero tranquilo, no me había hecho ilusiones,no se repetirá.
- No creo que haya sido unerror. - Las palabras salieron de su boca casi sin pensarlas y la chica le mirósorprendida. - Creo que llevamos demasiado tiempo negando lo innegable. Rose,siento algo por ti, creo que es más que evidente. ¿Tú sientes lo mismo por mí?
La pelirroja no contestó,sino que recorrió la distancia que los separaba y lo besó.
- Supongo que esto contestaa tu pregunta. - Murmuró cuando se separaron.
- Sí. - Apoyó sus manos enla cintura y volvió a besarla. Ambos sonrieron. - ¿Así que quieres intentarlo?
- ¿Me estás pidiendo salir,Malfoy? - Enarcó una ceja divertida.
- Exactamente, Weasley, ¿quéte parece?
- Una gran idea. - Se mordióel labio. - Pero Scor, ¿crees que podríamos mantener esto en secreto? No quieroque llegue a oídos de mi padre, prefiero que se entere por mí y si alguno demis primos nos ve
- Opino igual que tú. -Suspiró antes de contarle lo mucho que se enfadó su padre cuando se enteró delo que había pasado en verano. - Si mi prima se vuelve a ir de la lengua
- Primero tenemos que vercómo nos va sin presiones externas. - Rose sonrió y deslizó sus brazosalrededor del cuello del rubio.
- Solos tú y yo. - Scorpiussonrió. Todos sus miedos se habían evaporado. No lo odiaba después de lo quehabía pasado y, además, le correspondía. - Esto va a salir bien, ¿verdad?
- Estoy segura. - Rosevolvió a besarle consciente de que todos sus temores habían sido infundados.
- ¿Quieres volver aPociones?
- No. - La pelirroja negócon la cabeza. - Ya he perdido 30 puntos, ¿qué más da?
- Si te sirve de consuelo, aAlbus y a mí también nos han quitado 30. - Scorpius se encogió de hombros. - 15a cada uno por seguirte.
- Lo siento, es que me pusemuy nerviosa y no me dejabas pensar. - Rose se sonrojó y apartó la mirada.
- ¡Pero si no hice nada! -Se quejó el chico, aguantando la risa. - Ni siquiera me dejaste hablar, mecortabas cada dos palabras.
- Es que no podíamos hablarsobre lo que pasó delante de tanta gente. - Se excusó. - No quería que nadie seenterase.
- Sí, puede que fuera unamala elección pero me alegra haberlo aclarado todo contigo.
- Y a mí. - La pelirrojasuspiró. - Aunque todo ha sido gracias a Albus.
- ¿Quieres contarle lonuestro?
- Acabará por descubrirlo yse enfadará si no se entera por nosotros, creo que es lo mejor pero no ahora,mejor después de comer. - Rose se encogió de hombros. De repente todo leparecía menos grave. - ¿Quieres salir a pasear un rato?
- Me encantaría.
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Hola a todos, aquí os dejo el último capítulo de la semana :)
No sabéis las ganas que tenía de escribir esto, así que espero que os haya gustado. ¡Por fin Rose y Scorpius están juntos! <3 No puedo prometer que sea fácil, pero algo es algo, ¿no?
En fin, muchísimas gracias por las más de 20000 visitas, los 129 comentarios y los casi 170 favoritos, sois los mejores :) Espero vuestras opiniones.
Nos leemos la próxima semana.
Muchos besitos,
Ladyluna10 :)
Nadie volvió a ver a Lizzy yJames hasta la hora de comer. La chica entró en el comedor hecha una fiera,seguida por él a pocos pasos.
- ¡Lizzy, espera!
- ¡Estoy enfadada, déjame deuna vez! - Le gritó ella, sin girarse siquiera. Se sentó en la mesa deRavenclaw junto a sus amigas que la miraban con el ceño fruncido.
- Tampoco ha sido paratanto. - Dijo él, sentándose a su lado.
- ¿Que no ha sido paratanto? - Lizzy lo fulminó con la mirada y él tragó saliva. Era evidente queestaba furiosa, pero trataba de contenerse.
- ¿Qué ha pasado? - Seatrevió a preguntar Rose, sentada justo enfrente. Los dos se volvieron para mirarla.
- Hemos estado toda lamañana en el despacho de la directora. - Comenzó a decir la morena, un poco mástranquila. - Nos ha echado la bronca del año, especialmente a mí porque seespera ese comportamiento de James, pero no de una de sus mejores alumnas.
- No nos lo esperábamosninguno. - Murmuró Martha y Caroline le pegó en el brazo.
- Gracias, Martha. - Suamiga resopló. - Después ha empezado a interrogarnos para averiguar si heparticipado en alguna otra broma.
- ¿No lo has hecho verdad? -La pelirroja la miró preocupada.
- No tan directamente comoen esta.
- Es que es mucho mejor quenosotros en Pociones y muy lista. - La excusó James. - Le hemos preguntadocosas, nos ha ayudado con algún que otro encantamiento o poción, cosas así.
- Lizzy
- Caroline negó conla cabeza.
- Pero por suerte,McGonagall no se ha enterado de eso, hemos guardado silencio hasta que se lo hacreído. - El chico sonrió.
- Aún así estamos castigadoshasta mayo y la directora me ha dicho que, si antes era difícil que fuera Delegada,ahora es prácticamente imposible y que todo esto se verá reflejado en mi expediente.- La chica enterró la cara entre sus manos. - ¡Es la última vez que te hagocaso!
- Solo será los viernes, sábadosy domingos por la noche y por lo demás, no te preocupes, ¿quién va a ver tu expedientea parte de los profesores?
- ¡Me pasaré mi cumpleañoslimpiando! - Se quejó ella, ignorando su último comentario. Era obvio que el Ministeriotendría acceso a él y que lo miraría si ella solicitaba un puesto allí.
James iba a contestar pero,justo entonces, una lechuza marrón entró en el Gran Comedor con una carta rojaatada a una de sus patas. Todo el mundo guardó silencio y la chica levantó lacabeza. Palideció al reconocer al animal.
- Mierda. - La lechuza sedetuvo junto a ella que la acarició antes de coger el vociferador. Todos suscompañeros la miraban y suspiró. - Allá vamos.
Una potente voz inundó elcomedor.
- "Elizabeth Collins, ¿cómose te ha ocurrido? Estamos muy decepcionados, no nos lo esperábamos de ti,siempre has tenido un comportamiento ejemplar, ¿qué te está pasando? ¡Hasrebuscado en la despensa privada de tu padre y has robado un ingredientebastante raro para gastarle una broma de mal gusto a tus compañeros deSlytherin! Más te vale ayudar a tus profesores a crear el antídoto y no tehagas la tonta, no eres tu padre, pero sabes perfectamente cómo se hace. No noslo esperábamos de ti, deberías cambiar tu actitud si de verdad quieres llegar aalgo, pero allá tú con lo que haces. ¡Aunque esto no acaba aquí, señorita!Cuando vuelvas estarás castigada. Ya hablaremos en casa con tranquilidadElizabeth."
La voz se apagó y elvociferador desapareció. Lizzy tenía la mirada fija en la mesa, la cara blancay los ojos vidriosos.
- Lizz
- James la abrazó yella escondió la cabeza en su hombro. - No pasa nada, yo recibo uno de estostodas las semanas. Tu madre no hablaba en serio, ha sido la impresión, seguroque mañana todo estará bien. Es una tontería, no ha sido para tanto.
- Me voy a la sala común, notengo hambre. - Contestó ella, tras guardar silencio un momento. Se limpió doslágrimas y fingió una sonrisa. - Os veré luego.
Se levantó y comenzó a andarpor el pasillo, pero justo antes de alcanzar la puerta una voz la detuvo.
- ¡Mira James, ahí viene eltuyo! - Exclamó Fred.
Se giró y pudo ver que otralechuza se acercaba a la mesa de Ravenclaw con un vociferador. James le dedicóuna media sonrisa antes de cogerlo y abrirlo.
- "¡James Sirius Potter,¿cómo te has atrevido?! Esta vez te has pasado. Hacerle eso a una casa entera,¿cómo has podido? ¡Tu pobre hermano estaba ahí! Se acabó, es la última vez quehaces algo de esto. Sabía que no teníamos que haberte levantado el castigo,pero ya es tarde para lamentarse, eso sí, una sola carta más de la directora yte pasarás todo el verano trabajando duro. ¡Tienes casi 18 años y te siguescomportando como un crío! Tanto tu padre como yo estamos muy decepcionados yqueremos que pidas perdón a todos los afectados, especialmente a Albus y susamigos. ¡Y más te vale hacerlo!"
Toda la mesa de Slytherin segiró para mirar al chico que negó con la cabeza y se puso de pie. Miró hacia lapuerta.
- No pienso hacer esto solo.- Dijo con una sonrisa burlona. - Elizabeth, ven aquí.
- Ni hablar, mi madre no hadicho nada de eso. - Notó cómo se sonrojaba.
- Tienes la misma culpa queyo.
- ¡Venga, Lizzy! - ExclamóRose lo que provocó que su amiga le dedicara una mirada enfadada. Esta selimitó a sonreír. No le había gustado lo que les habían hecho a Albus yScorpius y quería cobrarse una pequeña venganza. - James tiene razón, si éltiene que pedir perdón, tú también.
- Yo
- Maldijo por lo bajo.Sabía que no le quedaba otra. - Está bien.
James y ella se acercaron ala cabecera de la mesa de Slytherin donde un gran grupo de estudiantes con elpelo y la piel verdes los miraban sin dejar de sonreír. Sin apenas serconsciente de ello, él buscó su mano y ella la agarró con fuerza.
- Sentimos mucho lo de estamañana. - Dijo James. - No ha estado bien.
- Yo lo que quiero saber es,¿en qué momento esto os pareció buena idea? - Preguntó Albus, elevando la vozpor encima de las risas de sus compañeros y aguantando la suya a duras penas.Era la primera vez en su vida que veía a su hermano pidiendo perdón.
- Eso es secreto, solo puedodecir que James tiene muchas ideas raras cuando está de vacaciones. - Lizzy lededicó una media sonrisa. - Pero es la última vez que me convence para haceralgo de esto y me comprometo a preparar el antídoto.
- Eso espero, señoritaCollins. - La directora se acercó a ellos. - Vaya al aula de Pociones a ayudaral profesor Carraway, no puede faltar también a las clases de esta tarde y,señor Potter, ayúdelos.
- De acuerdo, directora.
- ¿Sigue tu hermanaenfadada? - Preguntó Theo.
Él y Lucy habían salidofuera después de comer para ponerse al día. Habían estado escribiéndose todaslas vacaciones, pero no habían podido hablar a solas desde que llegaron. Elchico estaba apoyado en el tronco de un árbol y ella, sentada entre sus piernascon la espalda pegada a su pecho. Hacía bastante frío por lo que estabantapados con una manta.
- Sí. - Lucy suspiró. - Notendría que haberme puesto así, todo lo que dije estuvo fuera de lugar.
- Deja de torturarte. -Respondió él mientras le daba un beso en la cabeza. - Tarde o temprano se lepasará.
- Lo sé, pero aún así megustaría hacer algo. - Bajó la mirada y comenzó a jugar con sus pulgares. - Site dejara todo sería más fácil.
- ¿Quieres hacerlo?
- No. - Respondió conrotundidad, giró un poco la cabeza y le sonrió.
- Me alegra oír eso. -Contestó Theo antes de besarla dulcemente. - Además, tengo una sorpresa parati.
- ¿Una sorpresa? - El chicovio como su cara se iluminó y no pudo evitar sonreír.
- Sí, anda, levántate.
Ambos se pusieron de pie yel chico sacó una venda del bolsillo de su túnica, se la puso y la guióaguantando la risa hasta que llegaron a un lugar cerca del lago.
- Ya hemos llegado. -Susurró Nott en el oído de la chica antes de quitarle la venda.
- Theo esto es
- Lucy setapó la boca con la mano. - ¿Cómo lo has hecho?
Delante de ellos había dosenormes rosales llenos de rosas amarillas.
- Sé que te gustan mucho ypensé que te animarían. - Le dedicó una sonrisa. - Siempre encontrarás rosasamarillas aquí, da igual la época del año que sea. No quiero que pierdas tusonrisa jamás.
- Gracias.
Se puso de puntillas, enredósus brazos alrededor de su cuello y lo besó. Nadie había hecho nunca algo asípor ella. Había plantado su flor favorita en uno de sus lugares favoritos delcolegio para que pudiera cogerlas cada vez que se sintiera triste. Eso superabacualquier regalo material que hubieran podido hacerle. Theo la abrazó por lacintura y la correspondió con una mezcla de ternura y pasión. Se separarondurante unos segundos y comenzaron a reír, sin poder evitarlo.
- Estás loco.
- Un poco solo. - Se encogióde hombros y la besó de nuevo.
Rose esperó hasta queScorpius y Albus se levantaron de la mesa para salir del comedor. Sabía que elrubio entretendría a su primo hasta que ella llegara, pero aún así tardó apenasun par de minutos en alcanzarlos.
- ¡Albus! - Exclamó.
El chico se giró y fruncióel ceño. No sabía lo que había pasado en aquella clase cuando dejó a Scorpius ysu prima solos, había intentado sonsacarle algo al chico pero no lo habíaconseguido. Cuando la pelirroja llegó hasta él no pudo evitar fijarse en susonrisa.
- Dime.
- Tenemos algo que contarte,pero no podemos hablar aquí. - Rose intercambió una mirada con Scorpius.
- Podemos entrar a cualquieraula, todavía queda un poco para que empiecen las clases. - Sugirió el rubio.
- Como queráis. - Albussonrió. Estaba casi seguro de saber lo que iban a contarle. - Pero daos prisa.
La Ravenclaw se acercó a laprimera puerta que encontró, la abrió e hizo a los dos chicos pasar.
- Siéntate, Al. - Dijo, unpoco nerviosa. Sabía que se lo iba a tomar bien, pero no podía evitar inquietarse.Era la primera vez que iba a decir eso en voz alta.
- ¿Tengo que asustarme? -Preguntó dedicándoles una media sonrisa. - ¿Voy a desmayarme o algo así?
- Tú solo hazlo. - Scorpius le dedicó una media sonrisa.
- Vale. - El pelinegro les hizocaso. - ¿Y bien?
- ¡Scorpius y yo estamossaliendo! - Exclamó Rose con una sonrisa.
- ¡Por fin! - Respondió suprimo. - Creí que nunca ibais a sentaros a aclarar vuestros sentimientos.
- Era más complicado queeso. - La pelirroja negó con la cabeza. - Aún así me alegra que nos hayasobligado a hablar, nos sirvió para darnos cuenta de que nos estábamoscomportando como dos idiotas.
- Pues lo que sois.
- Albus
- Scorpius puso losojos en blanco.
- ¿Y cómo pensáis decírseloa vuestros padres?
- No vamos a hacerlo demomento. - El rubio suspiró. - Bueno, ni a ellos ni a nadie. Solo lo sabes túasí que más te vale no contar nada.
- ¿Vais a estar saliendo ensecreto? - Les preguntó sorprendido.
- Sí, ya sabes cómo sonnuestras familias y todo lo que va a decir la gente. - Rose suspiró. - Queremosver cómo va esto sin presiones, pero sabíamos que teníamos que decírtelo porquesin ti no habríamos empezado, - Miró a Scorpius con ternura. - no nos habríamosatrevido a hablar.
- Me alegro muchísimo,chicos. - El pelinegro se levantó y abrazó a su prima que le devolvió el brazo.Después se acercó a su amigo y lo miró de forma amenazadora. - Te lo dijeantes, pero lo repito. Como la hagas llorar
- ¿Me matarás? Creo que Rosepuede defenderse solita.
- Lo sé, por eso iba a decirque te remataré después de que ella acabe contigo. - Albus comenzó a reír yambos chicos se abrazaron.
Por fin había pasado lo quetenía que pasar.
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¡Hola a todos y feliz lunes! Aquí os dejo un nuevo capítulo, espero que os guste :)
Daros las gracias, como siempre, por todos los comentarios, favoritos (¡ya más de 170!) y visitas. Me alegra mucho que os esté gustando, todavía queda mucho que contar ;)
¡Espero vuestras opiniones!
Muchos besos,
Ladyluna10 :)
Rose, Martha, Caroline yEliza llevaban todo el día dando vueltas de un lado para otro. Aquel viernesera 6 de enero y Lizzy cumplía, por fin, 17 años. Era la primera del grupo enconvertirse en mayor de edad así que querían hacer algo especial y, además,desde la broma estaba de mal humor y algo deprimida. Sus padres estabanfuriosos con ella y le enviaron un par de cartas llenas de reproches y muchosde sus compañeros le echaban en cara haber perdido 60 puntos.
Las tres, ayudadas por loschicos de sexto año y algunos que otros chicos más de su casa, decoraban lasala común mientras la chica estaba en su castigo.
- Seguro que esto leencanta. - Comentó Martha mientras colgaba una pancarta con la ayuda de Will.
- Habéis tenido una muybuena idea. - Dijo él. - Estoy convencido de que la animará, ¿viste su últimoentrenamiento de quidditch? Fue horrible.
- ¿Haces esto por Lizzy opor el equipo, Will? - Preguntó Rose que terminaba de colocar la bebida y lacomida en unas mesas cercanas y lo había escuchado todo.
- Por ella por supuesto,pero una cosa no quita la otra. - El chico le dedicó una media sonrisa. No eraningún secreto que estaba obsesionado con el quidditch como su padre. - ¿A quéhora viene?
- No puede quedarle mucho. -Rose suspiró.
- A no ser que James laentretenga. - Puntualizó Eliza que acababa de bajar con el regalo que le habíancomprado.
- Sigue un poco molesta conél, además le dije que no se entretuviera, que tenía que contarle una cosa muyimportante que no podía esperar. - Explicó la pelirroja.
- Genial. - Caroline llegóacompañada de Lyssander Scamander. - ¿Quién falta?
- Creo que estamos todos. -Rose repasó con la mirada a los presentes: todos los de sexto, el equipo dequidditch al completo, los miembros de Ravenclaw del Club de Encantamientos alque solía asistir Lizzy y algunos chicos y chicas de séptimo, quinto y cuarto.- Ya solo nos queda esperar.
- James tengo que irme enserio. - Lizzy se quejó por quinta vez mientras el chico la guiaba por lospasillos con los ojos vendados.
- Rose es una exagerada,seguro que no es para tanto, además no vamos a entretenernos demasiado. -Volvió a defenderse el chico mientras reía.
- Me va a matar como lleguemuy tarde...
- Ya te he dicho que novamos a tardar.
- También dijiste que nopasaría nada si hacíamos aquella broma y mira. - Replicó Lizzy todavía algomolesta.
- No ha sido para tanto. -Se defendió el chico. - Solo tenemos que limpiar un poco el castillo, podríahaber sido mucho peor.
- Es la última vez que tehago caso. - Se quejó recordando cómo aquella mañana en Grimmauld Place él lecontó su "fabulosa idea" y ella, después de dudar mucho, se dejó convencer. Sesonrojó un poco. - Además, no jugaste limpio, si lo hubieras hecho no habríaaccedido.
- Claro, sería eso. - Él sonrió.- Aunque, si no recuerdo mal, fuiste tú quien sugirió utilizar ese ingredientetan raro de la despensa de tu padre para hacer que los efectos duraran mástiempo.
- Es que la mezcla que túquerías hacer podía resultar inestable y solo los habría pringado un poco. - Sedefendió ella. - Lo hice solo por tu propio bien. Si ibas o, mejor dicho,íbamos a ganarnos un castigo teníamos que hacer las cosas a lo grande.
- Haz bien las cosas o nolas hagas, ¿verdad? - No pudo evitar lanzar una carcajada. - Anda, deja dequejarte, ya estamos llegando casi.
Lizzy negó con la cabezapero se dejó guiar por James quien no se detuvo hasta llegar a la puerta de laSala de los Menesteres. Cuando esta apareció, la abrió y condujo a la chicadentro. Como siempre que iban los dos había una cama gigantesca con doselblanco casi transparente, un par de sillones y una mesita.
- Ya hemos llegado. - Ayudóa Lizzy a sentarse en la cama, sacó un paquete envuelto de su túnica y la quitóla venda. - Feliz cumpleaños, Lizz.
- James, no tenías quehaberte molestado. - Se mordió el labio y cogió el regalo. Una novela muggle, Cumbres borrascosas de Emily Brontë.
- ¿La has leído? Mi tía mela recomendó, espero que te guste pero si no puedo cambiarla, le enviaré unalechuza a mi tía y seguro que me envía otra. - Dijo nervioso antes de que ellapudiera decir nada.
- Seguro que es genial,Jamie. - Sonrió y se acercó un poco a él. Sus labios estaban a apenas unosmilímetros. - Gracias.
Recorrió la corta distanciaque los separaba y lo besó con ganas. Había estado tan enfadada con él toda esasemana que no había pasado nada entre ellos desde que se liaron en el baño deltren. Él la atrajo hacia sí y apoyó una mano en su cintura mientras la besabacon pasión.
- No quiero ser una aguafiestas,pero
- Le costó separarse de él para decir aquello, pero sabía que Rose laestaba esperando y no podía quedarse a pasar la noche en aquella sala con élpor mucho que quisiera en aquel momento.
- Seguro que no es nadaimportante, relájate. - Murmuró él antes de besarla de nuevo y morderle ellabio. Lizzy gimió un poco y él sonrió. Sabía perfectamente cuáles eran suspuntos débiles.
- No puedo Jamie, tengo queirme. - Contuvo un suspiro. James había comenzado a mordisquear su oreja.
-Venga Lizz, si tienes tantasganas como yo. - Murmuró en su oído haciendo que se estremeciera. - Venga
- Solo quince minutos. -Accedió al final la chica mientras James bajaba hacia su cuello y comenzaba abesarlo. - O mejor media hora.
- Podremos apañarnos.
Una hora más tarde, Lizzyentró en la torre de Ravenclaw. No se había dado cuenta de la hora que era ysolo esperaba que Rose no estuviera muy enfadada con ella.
- ¡Felicidades!
Se quedó quieta, con losojos muy abiertos. Todos sus amigos - o, al menos, todos los que pertenecían asu casa - estaban allí y la sala estaba llena de globos y carteles.
- ¿Pero qué
? - Estaba muysorprendida, no se esperaba aquello.
- ¡Feliz cumpleaños, Lizzy!- Sus amigas se acercaron a ella y la abrazaron.
- Muchas gracias chicas,esto es increíble. - Les dedicó una sonrisa agradecida. Se mordió el labio. Porfin entendía por qué Rose le había dicho que fuera rápidamente a la sala común.- Y encima llego tardísimo, habéis tenido que esperarme y todo.
- Justo eso iba apreguntarte, ¿no se suponía que tu castigo terminaba hace algo más de una hora?- Martha enarcó una ceja.
- Es que James me ha dado miregalo y me ha entretenido. - Se excusó la cumpleañera enseñándoles el libro.
- Nos lo imaginábamos. - Lascuatro empezaron a reír y Lizzy notó cómo su cara se ponía completamente roja.
Poco a poco el resto decompañeros se fue acercando para felicitarla y darle sus regalos.Te recomendamos Todo sobre peces y sus Acuarios, Plantas, Accesorios
- No teníais que haberosmolestado. - Decía una y otra vez, con una gran sonrisa pintada en sus labios.
- Todo sea por nuestrabuscadora favorita. - Will se encogió de hombros y le dio el regalo del equipo,un libro sobre los mejores buscadores de todos los tiempos. - Esto es por siquieres coger ideas para los próximos partidos.
Lizzy negó con la cabeza,pero no perdió la sonrisa en ningún momento. Sus amigas tenían razón, eso erajusto lo que necesitaba para olvidarse de su castigo.
- ¿Y qué se siente siendomayor de edad? - Le preguntó una chica de quinto curso que iba con ella al Clubde Encantamientos, mirándola de forma soñadora.
- Un gran alivio, ¡por finpodré dejar de usar la red flu!
- Pues entonces, esto tealegrará mucho. - Lorcan entró a la sala común con un folio entre sus manos yse lo tendió a Lizzy. - Creo que deberías ser la primera en inscribirte por serla cumpleañera.
- Gracias, Lorcan. - Lachica sonrió y lo abrazó. Él, al principio se quedó quieto, no se esperabaaquello, pero después también sonrió y le devolvió el abrazo.
- ¿Qué ocurre? - PreguntóRose, acercándose. El rubio y ella se miraron durante unos instantes. Surelación seguía tensa después de todo lo que había pasado.
- ¡Comienza el curso deaparición! - Exclamó su amiga, enseñándole el papel, sin darse cuenta de que lapelirroja no le estaba prestando atención. - Voy a apuntarme ya.
- ¿Podemos hablar, Rose? -Le preguntó el rubio.
- Claro. - Ella se encogióde hombros, aunque no pudo evitar ponerse nerviosa. Esperaba que no la invitaraa salir otra vez.
Los dos se alejaron un pocode los demás y se sentaron en un rincón, el uno frente al otro. Lorcan parecíatambién inquieto, no paraba de mover la pierna y tenía los labios apretados.Durante unos instantes ninguno habló, cosa que aumentó el nerviosismo de Roseque no pudo evitar morderse el labio.
- No sé por dónde empezar. -Murmuró por fin el chico.
- ¿Por el principio, quizás?- Su voz sonó temblorosa y no pudo evitar sonreír con cierto nerviosismo.
- Sí, será lo mejor. - Sumirada se quedó fija en la de ella y sonrió lentamente. - Ya hablamos despuésde nuestra fallida cita, pero creo que no he sido justo contigo. Sí, megustabas mucho desde hacía tiempo y tú no me correspondías, pero eso no me dabaderecho a retirarte la palabra y tratarte así. No puedo obligarte a quererme yhe tardado demasiado en darme cuenta. ¿Podrás perdonarme?
- Lorcan, me conformo convolver a ser amigos. - La pelirroja se encogió de hombros. - Hice mal albesarte, pero me sirvió para darme cuenta de que no sentía nada por ti. Túvales mucho, seguro que hay muchas chicas detrás de ti pero tú estabas tancegado que no te dabas cuenta de ello.
- ¿Sabes? No eres la primeraque me dice eso. - El rubio arrugó el ceño recordando a otra pelirroja. -Quizás tengáis razón.
- Pues claro que la tenemos,aunque no sé quién es ella. - Sonrió. - ¡A lo mejor le gustas y por eso te lodijo! ¿No lo has pensado?
- No
- ¿Quién sabe? - Rose sabíaque ese comentario ocultaba un doble sentido, pero tampoco quería darle falsasesperanzas al chico, bastante mal lo había pasado ya por su culpa. - Acércate aella, ¿sois ya amigos?
- Bueno, es que ella es máspequeña, no coincidimos mucho. - El chico se sonrojó. ¿Estaba Rose Weasleydándole consejos de amor? Y, lo más importante, ¿era consciente de que leestaba diciendo que ligara con su prima pequeña? No, claro que no, ¿quién iba aimaginarse que había tenido aquella conversación con Lilly Potter? Aquello erauna locura, no podía tener nada con ella.
- ¿Cómo de pequeña? -Preguntó la pelirroja.
- Está en cuarto.
- Ah bueno, entonces no estanto. - Suspiró. - Siempre puedes encontrártela en la biblioteca o quedar conella para ayudarla en alguna asignatura. Aprovecha tu inteligencia y lo de serel Delegado.
- Después de ese comentariocreo que no podré recomendarte para que lo seas tú el año que viene. - Lorcannegó con la cabeza, pero no pudo ocultar una media sonrisa.
- Tú ya me entiendes.
- Me alegra haber habladocontigo, Rose. - El chico se puso de pie. - Te dejo para que disfrutes de lafiesta, yo me quedaré por aquí con los chicos de séptimo, si no os importa.
- Estás más que invitado.
Le sonrió una última vez yél se dirigió hacia el grupo en el que estaban su hermano y el resto de susamigos mientras ella se dirigía hacia las chicas. Iba a ser una buenanoche.
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¡Aquí os dejo un nuevo capítulo! :)
Espero que os haya gustado - incluso a los que no les cae muy bien Lizzy xD - y me dejéis vuestras opiniones en los comentarios.
Besitos,
Ladyluna10 :)
Lilly llevaba toda la tardeestudiando en la biblioteca y comenzaba a estar cansada. Normalmente iba conHugo o Lucy, pero aquel día estaba sola, además, nadie se había sentado conella. Estaba terminando una redacción para Herbología cuando alguien apoyóvarios libros en su mesa. Levantó la mirada y sonrió al ver a Lorcan.
- Hola. - Saludó lapelirroja.
- Hola, Lilly, ¿te importasi me siento aquí? - Preguntó el rubio.
- En absoluto, la verdad esque estaba empezando a aburrirme.
- ¿Qué estás estudiando? -Le preguntó, sentándose.
- Herbología. - Contestó lachica. - Tengo que entregarle esta redacción mañana al profesor Longbottom,pero es muy difícil.
- ¿Quieres que le eche unvistazo? No es mi mejor asignatura, pero no se me da mal.
- ¿De verdad? - No pudoevitar sonreír. Le vendría muy bien algo de ayuda, pero no podía evitarsentirse culpable. - ¿No tienes nada más importante que hacer? Estás preparandotus ÉXTASIS, seguro que tienes muchos deberes.
- Lo miraré solo por encima,tranquila. - Insistió él. - Es mi forma de pedirte perdón, sé que no te sentóbien que castigara a Jordan y tu hermano aunque, en mi defensa, diré que se lomerecían.
- Está bien, muchas graciasLorcan.
Lilly le dio la redacción yesperó mientras él leía rápidamente. No tardó demasiado en devolvérsela.
- Está bastante bien, aunquepara la próxima intenta consultar más manuales, se nota que has usado solo unpar de ellos. - Le recomendó. - Por lo demás está bien, los datos son correctosy no hay contradicciones.
- Muchísimas gracias, enserio. - Lilly volvió a sonreír. - No me gustan mucho las plantas, me resultanmuy aburridas.
- ¿Y qué te gusta?
- Las pociones. - La chicase encogió de hombros. - Me encantan y se me dan bastante bien. Eso de poderalterar una cosa y transformarla en otra
Es genial, te da un poder que jamáspodrías conseguir únicamente con una varita.
- Vaya. - El chico estabaimpresionado. Jamás nadie le había hablado sobre las pociones con tanta pasión.- Pues entonces te gustarán mis deberes, estamos preparando Amortentia en clasey tengo que investigar un poco.
- Tengo muchas ganas dellegar a séptimo para poder preparar cosas guays de verdad. - Suspiró al deciraquello. - De momento solo hacemos tonterías.
- Las clases mejoran cuandollegas a quinto, no te preocupes. - Contestó él mientras desenrollaba supergamino y cogía una pluma. - Aunque si te nombran prefecta tendrás muchasobligaciones.
- ¿Crees que precisamente amí me harán prefecta? - Lilly enarcó una ceja. - Eso no hay quien se lo crea,doy bastantes problemas aunque no lo parezca.
- Son los genes Potter mezcladoscon los Weasley. - Bromeó Lorcan. - Aunque tú no eres tan bromista como James.
- Solo lo soy a veces,procuro que nadie me descubra. - Lilly se echó hacia delante sobre la mesa paradecirle aquello. Se mordió el labio antes de seguir hablando. - Lorcan, ¿tepuedo preguntar una cosa?
- Claro.
- Pero nadie puede enterarsede esto, es una cosa que se le ocurrió a mi prima Victoire para castigar unpoco a James por todo lo que se mete en mi vida. - Susurró.
- ¿Debería asustarme?
- Solo quiero saber qué castigopodría caerme, puedes fingir no saber nada después de que te lo diga, no puedopedirte que me cubras.
- A ver, cuéntame.
La chica le explicó su planante la mirada de asombro del rubio. Cuando terminó, se acomodó bien en susitio y lo miró, dedicándole la mejor de sus sonrisas.
- Lilly, no puedes contarlealgo así al Delegado y esperar que no haga nada. - El chico negó con la cabeza.
- ¿Se lo vas a decir aMcGonagall? - Preguntó ella, un poco asustada.
- Claro que no, James se lomerece, solo constataba un hecho. - Sonrió al decir aquello.
- Por un momento me hasasustado
- Lilly suspiró, aliviada.
- Nadie en su sano juicio tecastigaría por eso, quizás tendrías que limpiar un par de tardes o ayudar aalgún profesor, pero nada más. - Respondió él finalmente.
- ¿Estás seguro?
- Por supuesto. - Se encogióde hombros. - Ningún profesor lo reconocerá, pero a todo el mundo le encantaráver a James tan
humillado.
- Yo no lo habría dichomejor. - La pelirroja sonrió. - Pues tengo que hablar con una persona que meayude, pero lo haré. - Se levantó de lasilla y se acercó a Lorcan. Le dio un beso en la mejilla y habló en su oído. -Muchas gracias.
- De
de nada.
Lilly recogió sus cosas y semarchó de la biblioteca, dejando al chico sorprendido, pero sonriente. Aquellachica era única.
- ¡Lizzy!
La chica se volvió alescuchar cómo la llamaban. Iba sola por el pasillo, venía de ver a James y sedirigía hacia su sala común.
- Lilly, ¿qué pasa? - Lepreguntó a la pelirroja en cuanto esta la alcanzó.
- Tengo que pedirte unfavor.
- Claro, ¿necesitas ayudacon alguna asignatura? - Se ofreció la morena rápidamente.
- No, es para otra cosa. -Soltó una risa nerviosa al decir aquello, lo que provocó que Lizzy frunciera unpoco el ceño.
- ¿Qué has hecho?
- Todavía nada. - Suspiró. -Necesito tu ayuda para hacerle una cosa a James.
- Soy toda oídos.
Lilly le explicó el plan queVictoire le había sugerido en Navidad rápidamente. La morena no pudo evitarabrir la boca, aquello era demasiado bueno, pero podía salir muy mal.
- No pueden volver acastigarme, Lilly. - Lizzy bajó la mirada.
- Yo asumiré toda la culpa,nadie tiene que saber qué tú me has ayudado, no creo que haya muchos testigos,pero no dirán nada, tranquila. - Insistió la pelirroja. - Todo el mundo querráverlo, sabes tan bien como yo que se lo merece.
- ¿Y por qué yo? ¿Por qué nose lo pides a Fred o a alguna de tus primas?
- Fred no colaboraría,además, sabes tan bien como yo que solo tú puedes hacerlo. - Lizzy se sonrojóante el comentario de la chica. - Mira, no sé qué hay entre vosotros, pero a míno me engañáis. Eres la única que puede hacerlo y salir con vida.
- Somos solo amigos
- Podéis mentir todo lo quequeráis. - Lilly negó con la cabeza. - Venga, por favor, así podrás vengartepor el castigo.
- ¿Sabes que puedes llegar aser tan pesada como tu hermano? - La morena puso los ojos en blanco. - Teayudaré, pero si alguien me acusa de algo lo negaré todo.
- ¡Muchas gracias, Lizzy! -Lilly la abrazó. - Mañana te confirmaré la hora.
- Espero no arrepentirme deesto.
- ¡Terminamos por hoy! -Exclamó James desde su escoba. Estaba cansado, llevaban hora y mediaentrenando. - ¡Pero recordad que tenemos que darlo todo en los entrenamientosde esta semana si queremos ganarle a Slytherin el sábado.
- ¡Sí, capitán! - RespondióFred bromeando por lo que se ganó una mirada de reproche por parte de su primo.
- Hablo en serio chicos,tenemos que ganarles si queremos optar al título este año, el equipo deRavenclaw es muy fuerte. - Descendió hasta llegar al suelo y se bajó de suescoba.
- ¿Ahora te arrepientes dehaber entrenado a Collins? - Preguntó Fred agarrando al chico por el hombro.
- Claro que no, es Lizzy, sipuedo ayudarla lo haré y si ella puede ayudarme lo hará, pero Rose y Martha danmiedo. - Explicó él mientras se dirigían juntos hacia los vestuarios.
- Lo haremos bien, ya verás,este año volveremos a ser campeones. - Trató de animarlo su primo. - Demomento, centrémonos en acabar con esas serpientes.
- Pues sí. - Suspiró. - Voya cambiarme aquí, te veo en la sala común si quieres.
- Vale. - Fred se encogió dehombros. Él siempre se duchaba en los dormitorios, pero su primo preferíahacerlo en los vestuarios.
En los vestuarios solo sequedaron James, Lilly, Hugo y el otro golpeador del equipo, un chico de quinto.Los demás preferían también cambiarse arriba. La pelirroja miraba nerviosahacia la puerta. Su hermano estaba en la ducha y su plan no iba a tardar encomenzar. Suspiró al ver cómo Lizzy entraba a los vestuarios echa una furia.
- ¡James Sirius Potter! - Exclamóprovocando que los otros dos chicos la miraran. - ¿Dónde está?
- En la ducha, ¿qué pasa? -Hugo se sorprendió al ver a la mejor amiga de su hermana allí.
- ¡Oh, no quieras saberlo! -Respondió ella, dirigiéndose hacia las duchas.
Los dos chicos intercambiaron una mirada y semarcharon de los vestuarios - la chica tenía razón, no querían saber lo quesucedía -, aunque Lilly se quedó. James había escuchado las voces y asomó lacabeza.
- ¿Lizzy?
- ¡De verdad James, notienes perdón! ¿Cómo te has atrevido?
- ¿Pero qué ocurre? -Preguntó él, nervioso. No había hecho nada, no sabía qué le pasaba a laRavenclaw.
- ¡Ahora hazte el tonto! -Exclamó ella, acercándose más a él para taparle el campo de visión de forma queno viera a su hermana.
- De verdad, no sé qué teocurre, ¿me dejas que termine de ducharme y hablamos más tranquilos?
- ¡No, estoy harta de sersiempre la última para todo!
- De verdad, no sé qué es loque pasa, ¿te ha dicho algo alguna chica? - Bajó la voz antes de seguirhablando. - Porque si es así ten claro que te ha mentido, no he estado connadie desde la pelirroja.
- No es nada de eso. - Lizzynegó con la cabeza, aunque la alegró confirmar aquello. - Pero tú sigueactuando como si nada.
- Lizz
- ¡No me llames Lizz, notienes derecho después de lo que has hecho!
De repente, ambos escucharonun golpe a lo lejos. Aquella era la señal y la morena suspiró, aliviada. Porfin podría acabar con aquello.
- Dame un minuto para salirde la ducha y hablamos de lo que ha pasado. - En sus ojos vio reflejada lapreocupación y sintió remordimientos. Quizás se había pasado un poco.
- No, da igual, déjalo. -Negó con la cabeza. - Me voy a mi sala común, ya hablaremos de esto más tarde.
Dicho esto, se dio la vueltay salió rápidamente de los vestuarios, haciendo oídos sordos a los gritos delchico.
- ¡Elizabeth espera, quierosaber lo que pasa! ¡Elizabeth!
En la puerta Lilly lamiraba, aguantando la risa, con toda la ropa de James y su varita en la mano.
- ¿Lo tienes todo?
- Sí, muchas gracias por tuayuda, ha sido genial. - Respondió la pequeña.
- Date prisa, nos va apillar aquí. - Lizzy también aguantaba la risa a duras penas. - ¡Vamos!
- Espera, quiero escucharlocuando salga. - Pidió y la otra no se pudo negar. Iba a ser buenísimo así queambas esperaron apoyadas en la puerta. El chico no tardó ni un minuto en salir.
- ¡Maldita Elizabeth, veráscuando te pille!
Las dos salieron corriendohacia el castillo sin poder parar de reír. Si él supiera quién era la artíficede aquello... No tardó en salir de los vestuarios y las vio a lo lejos.
- ¡No puede ser! - Exclamó.- ¡Lilly Luna Potter, ¿has colaborado en esto?!
La pelirroja se volvió yLizzy se detuvo a su lado. Estaban a una distancia prudencial del chico quevenía corriendo, envuelto solo en una pequeña toalla.
- En realidad, esta es mipequeña venganza por fastidiar mi relación con Jordan. - Respondió Lilly conchulería. - Lizzy solo me ha echado una mano.
- Tu hermanita es muypersuasiva. - Añadió la aludida, sin parar de reír.
- Os vais a enterar.
Las dos empezaron a correrde nuevo, esta vez, intentando escapar del chico que las perseguía. Entraron enel castillo y la pelirroja agarró del brazo a la otra.
- ¡Por aquí! - Exclamó,señalando las escaleras que bajaban. - Tengo un plan, tranquila.
La morena se dejó llevar.Era mejor que ir hasta la torre de Ravenclaw, tendría que subir muchos pisos yadivinar la contraseña - lo que no era siempre tarea fácil -. Bajaron hasta las mazmorras y, desde allí, sedirigieron hacia el pasillo que llevaba a la sala común de Slytherin. Albus lasesperaba en la puerta, murmuró unas palabras y abrió la entrada.
- ¡Rápido, entrad!
Las dos aceleraron aún másel paso, aunque empezaban a estar cansadas ya. Lizzy miró al pasillo una últimavez y pudo ver a James corriendo hacia ellas. Le dedicó una sonrisa antes deatravesar la entrada y que esta se cerrara a su espalda.
- ¡Estáis locas! - Albus noparaba de reír al ver a su hermana con la ropa de James.
- ¿Qué ocurre? - Malfoy yNott, que estaban sentados en unos sillones, se acercaron a ellas al verlasentrar.
- Nada pero, ¿podríais darnos asilo políticohasta el mes que viene? - Preguntó Lizzy, también riendo.
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¡Feliz viernes a todos! Aquí os traigo un nuevo capítulo. Venganza dulce venganza :3 No me diréis que James no se lo tenía merecido, ¿eh? Así aprenderá a no meterse donde no le llaman jajajaja
Espero que os haya gustado y no olvidéis dejar vuestra opinión :)
Buen fin de semana a todos y nos leemos pronto.
Muchos besitos,
Ladyluna10 :)
Lo primero que vio Scorpiusaquella mañana al despertarse fue una larga melena tan roja como el fuego. Roseestaba tumbada junto a él, casi bocabajo, con un brazo estirado sobre laalmohada y el otro encogido. Tenía pintada una sonrisa tranquila en el rostroy, sin darse apenas cuenta de ello, él también comenzó a sonreír. Ver a Rosedormir se acababa de convertir en una de sus cosas favoritas del mundo. Ojalápudieran quedarse así hasta las tantas, pero tenía un partido que jugar y,además, no podían permitir que alguien los descubriera.
- Rose, despierta. - Murmuróen el oído de la chica.
- Cinco minutos más
- Murmuró ella, girándose hacia el ladocontrario.
- Ojalá, pero es tarde ytengo que irme. - Scorpius suspiró. - Si quieres puedes dormir, pero megustaría que vinieras a animarme.
- Es verdad, el partido
-Rose bostezó, pero se sentó en la cama. - Buenos días, Scorp.
- Buenos días. - El rubiobesó a su novia. - Tendríamos que escaparnos de nuestros dormitorios más amenudo.
- Te dije que la Sala de losMenesteres era un buen lugar para dormir. - La pelirroja echó un vistazo a lahabitación: únicamente había una gran cama sencilla, sin dosel ni un grancabecero, una mesa alta con dos sillas y un sofá rojo. - Podemos venir siempreque queramos.
- Eso suena demasiado bien.- Scorpius volvió a besar a la chica. Había esperado tanto tiempo para poderhacer aquello que ahora ni podía ni quería dejar de hacerlo.
- ¿Tú no tenías mucha prisa?- La pelirroja lanzó una alegre carcajada.
- Más nos vale ganar elpartido.
Scorpius negó con la cabezaantes de salir de la cama y empezar a ponerse su uniforme. Tenían un partidoque ganar.
Aquel sábado se celebraríael primer partido del año, Gryffindor contra Slytherin, y todo el mundo estabaexpectante. Las serpientes tenían que ganar si querían seguir luchando por eltítulo y los leones no podían perder si no querían que Ravenclaw se lesescapara.
James y el resto del equipodesayunaban sentados en su mesa. El pelinegro bebía un poco de zumo de formadistraída, estaba repasando mentalmente algunas tácticas, cuando notó quealguien rodeaba sus hombros.
- ¿Nervioso, Jamie?
- Sigo enfadado contigo,Elizabeth. - Su voz sonó seria, pero la chica se rió y se sentó junto a él.Llevaba una bufanda de Gryffindor.
- No te lo crees ni tú. - Sesirvió un café. Fred, en frente de ella, contuvo la risa. - Encima que voy a animaral enemigo y he apostado cinco galeones por ti
- Copiona. - James bufó unpoco.
- Oh, venga ya. - Le dio unbeso en la mejilla y el chico, finalmente sonrió. - ¿Ves como no estabasenfadado?
- Por esta vez te libras. -Dijo finalmente mientras cogía otra tostada. Ni siquiera los nervios leimpedían comer. - Además, te queda muy bien mi bufanda.
- Lo sé, por eso todavía note la he devuelto.
- Bueno, por eso y porque yotengo la tuya desde octubre. - Añadió él.
- Es otra razón. - Lizzy seencogió de hombros y siguió desayunando con tranquilidad.
Se quedó allí mientras loschicos hablaban de las posibles tácticas que seguirían los del otro equipo ylas suyas propias.
- Tenemos que irnos ya. -Anunció de repente James, poniéndose de pie. El resto del equipo lo imitó, aligual que Lizzy que acababa de terminar. - Te veré cuando termine el partido,¿vale?
- Sí, luego nos vemos, muchasuerte.
La chica sonrió mientrastodo el equipo de Gryffindor se marchaba del Gran Comedor rumbo al campo dequidditch al que acababan de llegar sus rivales. César Jones, el capitán, nohabía parado de dar instrucciones y consejos en toda la mañana.
- Theo, ten mucho cuidado,Potter te tiene ganas después del golpe que le diste a Collins en el partidocontra Ravenclaw, seguro que le pide a su primo que te devuelva el golpe.
- Ya dije que fue unaccidente. - Se quejó el chico.
- Lo sé, pero él no te cree.- César se encogió de hombros. - Scorpius, por favor, para algún que otro golesta vez.
- No te preocupes, lo harébien. - Dijo con seguridad. En este partido no estaba Rose para distraerlo.
- Y tú, Albus, simplemente intenta superar a tuhermano.
- Lo sé. - El pelinegrosonrió, aunque estaba bastante nervioso. James y él eran muy competitivos ynunca se sabía cómo podían acabar sus enfrentamientos.
- Podemos ganar este partidoy tenemos que hacerlo así que, ¡vamos!
César dio una palmada y lossiete salieron de los vestuarios. Fuera, las gradas ya estaban llenas y, alverlos, muchos comenzaron a aplaudir. Rose se puso de pie y silbó desde lasgradas de Ravenclaw. Llevaba puesta una bufanda que supuestamente le habíaprestado Albus, aunque en realidad era de Scorpius.
- Desde luego, ¿no te dacosa animar al equipo que juega contra el de tu hermano? - Le preguntó Martha.
- En este está Albus,además, nos conviene que ganen. - Se excusó ella, sonrojándose un poco.
- Pues eso, explícaselo a esta.- Martha señaló a Lizzy que negó con la cabeza.
- A mí no me metáis en esto.- Dijo sonriendo. - Sabéis que si no animo a James, se enfada y llora por lasnoches.
Las cinco estallaron encarcajadas, pero pronto se vieron interrumpidas por la voz de Jordan.
- ¡Buenos días a todos ybienvenidos al tercer partido de la temporada! - Anunció haciendo que lasgradas volvieran a aplaudir. - Hoy se enfrentan Gryffindor y Slytherin. Elequipo de las serpientes ya está en el campo capitaneado, como siempre, porCésar Jones. - El chico saludó con una gran sonrisa. - ¡Y aquí vienen por fin losleones capitaneados por el gran James Sirius Potter!
El chico saludó y dedicóguiños a los espectadores que comenzaron a vitorearlos.
- ¡Vamos, Jamie! - GritóLizzy con todas sus fuerzas. Él la encontró en las gradas y le dedicó un gestocariñoso que no pasó inadvertido a nadie.
- Y luego dicen que son soloamigos
- Murmuró Lilly, haciendo que Roxanne y Hugo empezaran a reír.
- El partido de hoydeterminará cuál de los dos equipos sigue en la lucha por el título. SiSlytherin vuelve a perder le será muy difícil alzarse con el campeonato y siGryffindor gana, se pondrá primero.
La grada de los leonescomenzó a aplaudir con más fuerza.
- ¡Capitanes aquí! - Exclamóel señor Creevy. César y James se acercaron a él. - Ya lo sabéis, quiero juegolimpio así que espero un buen partido. - Ambos asintieron. - Daos la mano.
- Mucha suerte, Jones, lavais a necesitar. - Dijo James apretando con fuerza la mano del otro chico.
- Tranquilo, tenemos a tuhermano, no nos hace falta. - Respondió el otro de forma mordaz apretando conla misma fuerza.
Se separaron y cada uno sedirigió a una parte del campo, donde los esperaba el resto del equipo.
- ¡Podemos ganar, chicos! -Exclamó intentando tranquilizarlos. - Ya sabéis lo que tenemos que hacer.
- ¡Que sí, hermanito! -Lilly puso los ojos en blanco mientras se montaba en su escoba. - ¡Vamos a porellos!
Los demás la imitaron ytodos juntos se elevaron en el aire al igual que el equipo contrario. Albus,desde lejos, intercambió una sonrisa con su hermana pequeña y Goyle le guiñó elojo a Roxy que se sonrojó, pero le dedicó una media sonrisa.
- ¡Qué comience el partido!- Anunció el señor Creevy lanzando la quaffle.
Roxanne la atrapó por lospelos y se la pasó rápidamente a Lilly, pero esta la perdió al esquivar unabludger que iba directamente hacia ella. Los cazadores de Slytherin contraatacaronrápidamente y, en seguida, se encontraron frente a la portería de los leones.
- ¡Gol de Slytherin! -Exclamó Jordan. - 10-0 para las serpientes, ¡tenemos que remontar esto comosea!
Lilly cogió la pelota y, sindudar ni un minuto, inició un nuevo ataque. Esquivó a todos los rivales con unagran determinación que sorprendió a muchos.
- ¡Ahí va la genial LillyPotter! - Dijo Jordan. Le resultaba un poco incómodo tener que hablar de suex-novia, pero no podía negar que era uno de los mejores jugadores del equipo.- ¡Y marca consiguiendo el empate!
Los ataques y contraataquesse siguieron sucediendo mientras los hermanos Potter buscaban la snitch. Cadauno volaba por un lugar del campo, pero cuando se cruzaban no podían evitarlanzarse alguna que otra pulla.
- ¡Ándate con cuidado ojitosbonitos! - Dijo James. - Esta snitch es mía.
- ¡Ni en tus mejores sueños!- Respondió el otro, con una media sonrisa. - No creo que llegues a verla siquiera.
James le devolvió la sonrisaa su hermano pequeño y negó con la cabeza antes de volver a concentrarse en labúsqueda de la pelota dorada. Habían pasado ya cuarenta y cinco minutos y nohabía ni rastro de ella.
- ¡Y anota otro Slytherin! -Anunció Jordan. - 90-70, partido muy igualado, parece que los buscadores decidirán.¿Cuál de los hermanos Potter conseguirá la victoria? Yo, como buen león,apuesto por James.
El chico puso los ojos enblanco. Desde que había cortado con Lilly no paraba de hacerle la pelota paraque lo olvidara todo y lo perdonara. Pero no era el momento de pensar enaquello, tenía que encontrar la snitch como fuera.
- ¡Genial parada de Malfoy!Parece que hoy está más centrado que en el anterior encuentro, ¿tendrían quever sus despistes con cierta cazadora pelirroja? La cual, por cierto, es de momentola máxima goleadora del campeonato seguida a cierta distancia por otrapelirroja, su prima Lilly Potter.
Rose notó cómo toda su carase ponía completamente roja al escuchar aquellas palabras. Muchos se volvieronpara mirarla, pero ella prefirió mantener la vista fija en el campo. Scorpius,por su parte, tuvo que aferrarse con fuerza a la escoba para no caerse. No seesperaba aquel comentario.
- ¡Jordan céntrate en elpartido! - Gritó el rubio finalmente.
- Solo constataba un hecho,no hace falta enfadarse tanto. - El comentarista rió, pero no pudo evitarañadir algo por lo bajo. - Aunque si te molestas es por algo.
- ¡Jordan! - La que gritóesta vez fue la pelirroja provocando las carcajadas de sus amigas.
- Perdona, Rose. - Seapresuró a decir. Desde luego, no quería más problemas con el clanPotter-Weasley.
La chica negó con la cabezay volvió a centrar su atención en el partido. Esperaba que Albus atrapara deuna vez la snitch - aunque no se lo diría a su hermano - y las serpientesganaran, sin embargo, eso no pasó.
- ¡Está allí! - ExclamóLizzy señalando un punto del campo. - ¡James la ha tenido que ver!
El pelinegro volaba haciaallí rápidamente. Tal y como la Ravenclaw había dicho, ya la había visto.
- ¡Parece que James Potteracaba de ver la snitch y se dirige hacia ella!
Albus se apresuró aperseguir a su hermano, pero no fue lo suficientemente rápido. James atrapó lapelota sin ningún esfuerzo y alzó el brazo de forma triunfante.
- ¡Gryffindor gana 90-220! -Anunció el señor Creevy.
Las gradas estallaron enaplausos. Lizzy se puso de pie y silbó, vitoreando a James, mientras Rosenegaba con la cabeza, triste por Scorpius y Albus.
- Parece que ahora tododepende del partido que haga Ravenclaw, pero Slytherin se ha quedado muy atrás.- Dijo Jordan. - Un placer haber compartido esto con vosotros, nos vemos en elHufflepuff-Ravenclaw del mes que viene.
Los jugadores bajaron de susescobas. Los leones se abrazaban unos a otros y felicitaban a James, pero losSlytherin estaban cabizbajos.
- Lo siento. - MurmuróAlbus. Estaba serio y apretaba los labios. - No me ha dado tiempo a llegar.
- No te preocupes, Al. -Theo apoyó una mano en el hombro de su amigo. - Ha sido culpa de todos, no solotuya.
- ¡Albus!
El pelinegro levantó lacabeza y se encontró con Clarissa Brooks, la otra prefecta de Slytherin y unabuena amiga. Corrió hacia él y, antes de que pudiera hacer nada, lo besó.
- Has jugado muy bien, hasido solo mala suerte. - Dijo la chica cuando se separaron. Él todavía estabaen shock. - Para mí sigues siendo el mejor buscador de Hogwarts.
- Clary
- No terminó lafrase sino que la agarró de la cintura y volvió a besarla. Era una chica muyguapa y simpática y Albus mentiría si dijera que nunca se había fijado en ella.
Caroline palideció en lagrada de Ravenclaw al verlo. Sabía que Albus no quería nada con ella y que todohabían sido imaginaciones suyas.
- ¿Estás bien? - Le preguntóEliza que acababa de darse cuenta de lo que pasaba en el campo y sabía lasdudas que tenía la rubia.
- Sí, solo me he mareado unpoco. - Mintió con un hilo de voz. - Me voy a la sala común, os veré allí.
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¡Feliz lunes a todos!
Aquí os dejo un nuevo capítulo. No me odies por lo de Albus porfa, ni porque Slytherin haya perdido otro partido (todo tiene un por qué).
Espero que os haya gustado y, ya sabéis, espero vuestras opiniones como siempre :)
Muchos besitos,
Ladyluna10 :)
Molly colocaba bien loslibros de la sección de Adivinación. Odiaba aquel trabajo, ¿por qué la gente nopodía volver a colocarlos en su sitio? ¡No era tan difícil y ella se ahorraríamucho esfuerzo! No entendía por qué tenía que seguir haciendo aquello, sesuponía que ya los habían perdonado. Sus padres estaban siendo injustos conella.
- Hola, Weasley.
Se sobresaltó al escucharaquella voz tan cerca de su oído y dejó caer el tomo que tenía en la mano. Porsuerte, el recién llegado lo recogió antes de que tocara el suelo. La chica segiró y se encontró con la sonrisa divertida de Theodore Nott.
- ¿Qué quieres?
- ¡Cuánto te alegras deverme, cuñadita! - Exclamó con ironía.
- Estoy muy ocupada, así que solo lo repetiréuna vez, Nott, ¿qué quieres? - Se cruzó de brazos.
- Eres una impaciente, ¿losabías? - Preguntó Theo, negando con la cabeza. Chasqueó los dedos, haciendoque el tomo se colocara en su sitio. - ¿Acaso no puedo venir a saludar a micuñada favorita?
- No sé cómo eres capaz dehacerle esto a mi hermana, es solo una cría, debería darte vergüenza utilizarlapara darme celos.
- ¿De verdad crees que essolo eso? - El Slytherin enarcó una ceja.
- ¿Qué otra cosa podía ser?
- Lucy es la persona másdulce que he conocido nunca pero, al mismo tiempo, también es decidida. Esinteligente, simpática, sincera
Tu hermana es un partidazo y solo venía adecirte que deberías dejar de comportarte como una cría. Lucy y yo estamossaliendo y no es por ti, sino por nosotros. - Sonrió con satisfacción alterminar de decir aquello, sin estar del todo seguro de cuanto había mentido,pero consciente de que mucho menos de lo que le gustaría.
- ¿Esperas que me crea quete has enamorado de ella? No me hagas reír, sé que haces esto solo para llegarhasta mí pero, como ya te dije hace tiempo, yo solo tengo ojos ahora para unchico y ese no eres tú. - Molly respondió con seguridad y algo de chulería. Aella no la engañaban.
- Está bien, Weasley, no mecreas, yo seguiré con Lucy, la verdad es que nos va muy bien juntos.
- ¿Sí o qué? - Puso los ojosen blanco.
- Te sorprendería. - Lededicó una sonrisa burlona que provocó que la chica se estremeciera. Sintió unachispa de miedo: ¿y si intentaba sobrepasarse con su hermana?
- Como le toques un pelo demás
- ¿Qué harás? Si ellaquiere, tú no podrás evitarlo. - Se arrepintió nada más decir aquello, habíasido demasiado duro. Parecía que solo estaba jugando con ella cuando no eraverdad, él jamás le haría daño a Lucy. Tenían un acuerdo, nadie jugaba connadie, los dos sabían de qué iba aquello. Además, algo dentro de él le decíaque ya no era solo aquello, estaba dispuesto a cualquier cosa para que lapequeña no perdiera su sonrisa. - Molly, solo he venido a decirte que estássiendo muy injusta y que Lucy lo está pasando mal, pero ya te dejo tranquila.
- No me des lecciones demoral, Nott. - Se limitó a responder ella. - No creo que precisamente tú puedasdármelas.
- Pues quizás deberíasempezar a escuchar a los demás. - El chico negó con la cabeza. No había nadaque hacer. Había ido a hablar con ella para que Lucy dejara de preocuparse,pero no había servido para nada. - Me marcho, pero piensa en ello.
Theo se marchó y Mollyvolvió a mirar la estantería que estaba ordenando. A ella no la engañaban,sabía que solo estaba utilizando a Lucy para llegar hasta ella, pero lefastidiaba saber que su hermanita lo estaba permitiendo. ¿Cómo había podidodejarse engañar por una sonrisa bonita? ¿No había aprendido nada de ella? Vale,puede que no fuera el mejor ejemplo del mundo, pero al menos no le romperían elcorazón. "O no lo harían si no se descuidaba" le recordó una amarga voz en sucabeza. No pudo evitar suspirar. Will no le había vuelto a dirigir la palabradesde aquel día. La esquivaba y si ella intentaba acercarse, él se inventabaalguna excusa y se marchaba rápidamente. Ojalá las cosas mejoraran. Soloesperaba que Dominique tuviera razón. Volvió a suspirar. Lo mejor sería dejarde pensar y concentrarse en su trabajo.
Hugo Weasley siempre habíasido el más tranquilo de sus primos. Todos decían que había heredado el amorpor las normas de su madre, aunque a él le habría gustado tener el talento queella y Rose tenían. Por suerte, era muy trabajador y sabía que con su esfuerzoconseguiría grandes cosas. Decían que era el mejor jugador de ajedrez mágico dela familia y que su entusiasmo lo llevaría muy lejos. Hugo habría hechocualquier cosa - incluso saltarse las normas - por su hermana y por su prima LillyLuna, quien era su mejor amiga. Se habían criado juntos, eran los más pequeñosde la familia - exactamente, ella era la más pequeña, mes y medio menor que él-, los más mimados según algunos y no podrían vivir el uno sin el otro. Losabían todo el uno del otro, entre ellos no había ningún secreto, se contabanhasta sus pensamientos más oscuros. Habrían hecho cualquier cosa para que elotro sonriera y, precisamente por eso, Hugo no podía dejar de apretar los labios aquella noche alver a su prima favorita llorando. Lilly se presentó en la puerta de sudormitorio deshecha en lágrimas, así que habían cogido la capa de invisibilidady habían subido a la Torre de Astronomía para que la chica pudiera respirar ytranquilizarse. No sabía qué le pasaba exactamente - aunque se hacía una idea-, así que se limitó a abrazarla hasta que, poco a poco, dejó de sollozar.
- Está con otra. - Murmurófinalmente la pelirroja. Su primo acarició su pelo, animándola a continuar. -Le he visto con otra en el pasillo.
- ¿Jordan?
- Sí. - Lilly se habíamostrado fuerte delante de todos, se había guardado las lágrimas para susmomentos de soledad, había fingido que él no le importaba, que creía que era unidiota, pero no era verdad. Y solo Hugo lo sabía. - Estaba con una rubia de séptimo,creo que de Slytherin, besándose.
- ¿Te han visto?
- Sí, él solo me ha mirado,pero ella me ha dedicado una sonrisa de superioridad que
- Lilly se apartó desu primo y comenzó a dar vueltas por la torre.
- Debería darle vergüenzatener que humillar a una niña de cuarto siendo de último curso. - Hugo negó conla cabeza, pero no se movió de su sitio. Sabía que ella necesitaba su espacio eiba a dárselo. - ¿Se cree superior que tú por salir con tu ex? Debe ser muyinsegura para hacer algo así.
- ¿Por qué el amor es tancomplicado, Hugo?
- A mí me lo vas a decir. -El chico dibujó una sonrisa triste.
Y es que Hugo Weasleyguardaba un gran secreto que solo Lilly sabía. La chica maldijo por lo bajo yse acercó a él.
- Un comentariodesafortunado. - Susurró. - Lo siento, no he pensado antes de hablar.
- No te preocupes, Lils.
- Algún día encontrarás aalgún chico que te quiera. - La pelirroja abrazó a su primo con fuerza. Era laúnica de la familia que sabía que Hugo era homosexual ya que este temía la reacciónde los demás.
- No estamos hablando de mí,sino de ti. - La cortó él rápidamente. No le apetecía hablar de aquello. Sabíaque cada vez más gente sospechaba y que tendría que confesarlo tarde otemprano, pero aún no se sentía preparado. No sabía cómo se lo tomaría supadre. Suspiró. Tenía que centrarse en Lilly, ahora era ella la que tenía unproblema. - Ya sabes lo que opino de Jordan, creo que es un cobarde inmaduroque nunca te ha merecido.
- Me gustaría encontrar poruna vez a alguien que no le tema a James. - Susurró.
- ¿Aquí en Hogwarts? - Elpelirrojo negó con la cabeza. - No creo que haya nadie, quizás cuando se marcheel año que viene encuentres a alguien dispuesto a plantarle cara desde ladistancia.
- Quizás sí que hayaalguien
- Una imagen acababa de aparecer en la mente de Lilly. Había unapersona en el colegio que no le tenía ningún miedo a James, pero él jamás sefijaría en ella. Era demasiado caballeroso para eso. Se sonrojó al pensar enél, sin poder evitarlo.
- ¿Lils? - Hugo arrugó lafrente, sin saber de quién hablaba.
- No es nada. - Se apresuróa responder ella fingiendo una sonrisa. - Me había acordado de alguien, pero nocreo que yo le interese.
- Eres la chica más guapadel colegio, debe estar ciego.
- Claro, seguro que es eso.- Se le escapó una carcajada sin poder evitarlo y volvió a abrazar a su primo. -Gracias, Huguito.
- No me llames así. - Sequejó él. - No dejo ni siquiera a mi madre que lo haga, ya no tengo cinco años.
- Me da igual.
El chico negó con la cabeza,pero estrechó a Lilly entre sus brazos con más fuerza. Desde luego, no sabríaqué hacer sin su Lils.
- ¿Sabes que eres la chicamás guapa de Gryffindor?
Roxanne se sonrojó al escucharaquello. Sabía que era una exageración, pero eso no impedía que se sintiera halagada.Desde la fiesta de Navidad, John Goyle y ella habían estado mandándose cartas aescondidas y, por fin, habían decidido quedar para ver qué pasaba entre ellos,aunque la chica era consciente de que sería cosa de un rato. No le gustabapensar en el futuro, solo en el ahora.
- Eres un mentiroso.
- No lo soy. - Goyle se pegómás a ella, que estaba sentada sobre un muro cerca del Bosque Prohibido, en unlugar por el que casi nunca pasaba a nadie. No querían que se enteraran deaquello, especialmente el hermano de la chica. - Y además de guapa eresincreíble. Hiciste un muy buen partido.
- Tú también. - La chica sesonrojó y apoyó su mano en el hombro del chico. - Menos mal que no me distéiscon la bludger.
- Jamás me habría atrevido aatacarte.
- Qué mono. - Roxy lanzó unacarcajada al aire.
- Pues como tú. - Se acercóun poco más. Sus labios casi se rozaban y un escalofrío recorrió la columna dela chica. - ¿Tienes frío?
- No precisamente.
Y dicho aquello se atrevió arecorrer la distancia que los separaba y besarlo. Él le correspondió. Ambossabían que después de aquel momento todo se acabaría, que había estado bienpara un rato, pero nada más. Se entregaron en cada beso y no pensaron en lo quepasaría a continuación. Esa noche solo existían ellos dos y su secreto.
Albus vagaba por lospasillos de forma distraída. Ya había terminado su ronda, pero no tenía ganasde volver a la sala común por un sencillo motivo: Clary. Desde el partidohabían empezado a salir, pero a veces sentía que lo agobiaba. Siempre que loveía en la sala común, se sentaba sobre él, sin importarle lo que él estuvierahaciendo, lo distraía y lo convencía para que dejara de estudiar y se fuera conella. Suspiró. Para ser prefecta era un muy mal ejemplo. Pero todo esto nopodía decírselo a nadie. Habrían pensado que estaba loco, así que se contentabacon aquellos minutos de soledad en los que caminaba por los pasillos sin rumbofijo. Normalmente no se encontraba con nadie, pero aquella noche escuchó unospasos a lo lejos. Sacó la varita y negó con la cabeza, no podía ignorar susdeberes de prefecto.
- ¿Quién anda ahí? -Preguntó, acercándose. - ¡Todos los alumnos deben estar ya en sus dormitorios!
- Como si tú nunca tehubieras saltado el toque de queda. - Albus bajó la varita al reconocer la vozde su hermano. James surgió de entre las sombras con los brazos cruzados y unasonrisa burlona.
- ¿Qué haces aquí?
- Es un secreto. - Seencogió de hombros. - ¿Y tú? Se supone que las guardias terminaron hace veinteminutos, estás muy lejos de las mazmorras.
- Paseaba.
- Paseabas
- James miró aAlbus de forma interrogante y este apartó la mirada. - ¿Qué sucede, Al?
- ¿Ya no soy "ojitosbonitos"? - Replicó con ironía. No sabía si sería buena idea contárselo, ellosdos no tenían siempre una buena relación aunque, para ser sinceros, había idomejorando con los años.
- Solo lo eres cuando jugamosal quidditch. - Sonrió. - Ahora en serio, te conozco, ¿qué ha pasado?
- Es una tontería, te vas areír seguro. - Murmuró el Slytherin tras suspirar.
- Eso todavía no lo sabes. -Insistió James. Sabía que a su hermano le pasaba algo, se notaba que estabapreocupado, y quería ayudarle o, al menos, intentarlo. - Venga, soy tu hermano,confía un poco en mí.
- Es por Clary.
- ¿Tu novia?
- Algo así. - Suspiró.
- ¿Os va mal?
- No, al contrario, nos vamuy bien pero
es demasiado pegajosa a veces. - Le sonó ridículo hasta a él.James enarcó una ceja, sin terminar de entender.
- No te sigo. Clary está muybuena, ¿cuál es el problema?
- Eres un bruto, ¿te lo handicho alguna vez? - Albus lo fulminó con la mirada.
- Lizzy. - Respondió con unamedia sonrisa. - A todas horas.
- No sé para qué te digonada
- El menor de los hermanos negó con la cabeza y se giró. Comenzó a andarpor el pasillo, pero el otro lo detuvo. - James, déjame.
- Escúchame, si crees que esdemasiado empalagosa es porque no quieres nada con ella, así que déjala. - Leaconsejó. - Pero si crees que puede salir algo bueno de todo esto, si te gustapasar el rato con ella, entonces coméntale lo que te pasa pero seguid juntos.
- Es un buen consejo. -Contestó Albus, sorprendido, tras guardar silencio unos instantes.
- ¿Te sorprende?
- Es que creía que para tilas chicas eran solo de usar y tirar. - Negó con la cabeza. - Te estás haciendomayor, James. Estás sentando la cabeza.
El mayor de los Potterarrugó un poco la frente al escuchar las palabras de su hermano. ¿Estabarealmente madurando? La imagen de Lizzy se le vino a la cabeza y no pudo evitarmorderse el labio. A lo mejor Albus tenía razón, pero no iba a reconocerlo envoz alta. Sabía que ellos dos solo podían ser amigos, lo habían dejado claromucho tiempo atrás aunque últimamente las cosas se les estaban empezando a irde las manos. Tenía que tener más cuidado si no quería acabar herido.
- No digas tonterías, essolo que me preocupo por mi hermanito pequeño. - Respondió finalmente. - Yahora, me voy a dormir, es tarde y estoy cansado.
- Debería quitarte puntos,pero por una vez te perdonaré. - El Slytherin sonrió. - Gracias por el consejo.
- De nada, Al. - James seencogió de hombros. - Hasta mañana.
- Hasta mañana, James.
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Hola a todos :)
Este capítulo es un poco más "movidito", ¡menuda noche para los primos Potter-Weasley! Espero que os haya gustado, he intentado hablar de personajes más secundarios, ya que casi nunca les dedico tiempo.
Espero vuestras opiniones :) ¡Muchas gracias por las más de 23000 visitas y los 175 favoritos, sois geniales!
Besitos,
Ladyluna10 .)
El mes de enero pasó y conél llegó febrero y dos cumpleaños muy importantes: el de James Potter y el deScorpius Malfoy. Por casualidades del destino ambos habían nacido el mismo díacon un año de diferencia.
- ¡Felicidades James!
Las voces de Fred y Jordandespertaron al chico aquella mañana. Abrió los ojos lentamente y se desperezóantes de incorporarse. Aquel 8 de febrero cumplía dieciocho años, ya era todoun adulto.
- Gracias, tíos. - Respondiódedicándoles una sonrisa.
- Felicidades. - Dijo suotro compañero de dormitorio, McLaggen, desde su cama, donde terminaba deabrocharse los cordones de los zapatos. Su tono de voz era cordial, pero nadamás.
- Gracias a ti también. -Dijo James con amabilidad. No tenían una buena relación ya que siempre habíapensado que el otro chico era demasiado pretencioso, pero era su cumpleaños yquería tener un día perfecto.
- ¡Ya verás qué día, estanoche vamos a organizar un fiestón! - Exclamó Fred. - Todo Gryffindor estáinvitado.
- Será una pasada. - AñadióJordan que, por fin, había recuperado la buena relación con sus dos amigos. - Alcohol,música, comida
¡por fin algo con lo que romper la rutina!
- Seguro que sí. - Elcumpleañero volvió a sonreír. - Aunque ya os dije que no teníais queorganizarme nada.
- Cualquier excusa es buenapara una fiesta. - Dijo el chico Weasley. - Además, eres nuestro amigo, claroque teníamos que prepararte algo así.
- Lo que me recuerda,tenemos algo para ti. - Añadió Jordan.
Fred le dedicó una maliciosasonrisa a su primo antes de darle una caja envuelta. James la abrió rápidamentey sacó una botella de whisky de fuego y un manual de quidditch, Cómo ser un buen capitán en diez sencillospasos.
- No los uses al mismotiempo. - Le recomendó su primo.
- Sí, no creo que sea buenaidea volar después de beberte todo eso.
- Muchas gracias chicos, lesdaré buen uso a ambas cosas. - James les guiñó un ojo y salió, por fin de lacama. - Voy a cambiarme, os veo abajo.
- ¡Felicidades Scorpius!
- ¿Qué hora es
? - Murmuróeste, ignorando la felicitación de sus amigos.
- Tan agradable comosiempre. - Masculló su primo, cruzándose de brazos.
- Hora de bajar a desayunar,pero nos esperábamos un poco más de entusiasmo. - Añadió Albus. - ¡Cumplesdiecisiete, por fin eres mayor de edad!
- Podrás hacer magia fuerade Hogwarts y aparecerte. - Dijo John.
Scorpius se incorporó de unsalto al escuchar aquello. Por un momento se le había olvidado qué día era. Sepuso de pie rápidamente y corrió a vestirse.
- Seguimos esperando un"gracias". - Insistió Theo.
- ¡Muchísimas gracias,chicos, sois los mejores! - Exclamó con una sonrisa, mientras cogía un uniformelimpio. - ¿Está mejor así?
- Te acabas de quedar sinregalo. - Albus se cruzó de brazos.
- ¿Qué regalo? - Preguntó elrubio.
- Una cosa fabulosa que tehabíamos comprado, pero que hemos decidido no darte por tu comportamiento,jovencito. - Añadió Goyle.
- ¡Oh, venga ya! Soy elmayor, no podéis tratarme así. - Scorpius lanzó una carcajada. - ¿Qué es?
Los tres se miraron duranteunos instantes, tratando de decidir si se lo daban o no. Finalmente, Albus seencogió de hombros y los otros dos asintieron. El pelinegro se acercó a su camay, de debajo de esta, sacó un paquete. Scorpius lo abrió rápidamente y sacó lanueva equipación de los Murciélagos de Ballycastle, su equipo de quidditchfavorito.
- ¡Me encanta! - Dijo,sonriendo. - Muchísimas gracias, chicos.
- Ya sabemos que somosgeniales. - Contestó Nott con arrogancia.
- Los mejores amigos delmundo. - Añadió John.
- Y que no podrías vivir sinnosotros. - Terminó Albus, enarcando una ceja. - No hace falta que lo digas.
- Sois unos malditosegocéntricos. - Scorpius puso los ojos en blanco, pero sonrió. ¡Por fin eramayor de edad!
- Termina de vestirte, teesperamos abajo para ir a desayunar.
En la mesa de Ravenclaw laschicas desayunaban lentamente, sumidas en un extraño silencio. Rose estabaagotada, la noche anterior se había acostado muy tarde preparando el regalo deScorpius; Lizzy intentaba dar con algo que le gustara a James, pues el regaloque le había comprado aún no había llegado; Caroline estaba triste y hablabapoco desde que Albus y Clary comenzaron a salir; Martha pensaba en el partidocontra Hufflepuff del sábado y Eliza intentaba recordar qué había olvidadohacer para Encantamientos.
- ¿Había que entregar hoyuna redacción para Encantamientos, verdad? - Preguntó, por fin, Eliza,rompiendo el silencio.
- No, solo había que hacerunos ejercicios sobre el último encantamiento que vimos en clase. - ContestóCaro, con una media sonrisa.
- ¡Menos mal! Estaba a puntode volverme loca. - Dijo, haciendo que las otras cuatro comenzaran a reír. - Enserio, sabía que había que hacer algo, pero no tenía ni idea de qué.
- ¿Por qué no nospreguntaste antes? - Martha negó con la cabeza.
- No me acordaba. - La chicase sonrojó un poco y sus amigas volvieron a reír.
- Para tu cumpleaños teregalaremos una agenda. - Dijo Rose.
- Pero que esté encantada,anote las cosas solas y la siga a todas partes, sino no serviría de mucho. -Lizzy le sonrió y arrugó un poco la nariz.
- Y hablando de cumpleaños
Caro señaló con la cabeza lapuerta, por donde los Slytherin de sexto curso entraban vitoreando a Scorpius ydiciéndole a todo el mundo que era su cumpleaños. Rose sonrió al ver al chico ytuvo que reprimir sus ganas de correr hasta él para felicitarlo, abrazarlo ybesarlo.
- Parece que es elcumpleaños de tu "amigo", Rose. - Comentó Martha riendo.
- Deberías ir a felicitarlo.- Lizzy le guiñó un ojo y la pelirroja la fulminó con la mirada.
- Ya le gustaría a él.
Rose puso los ojos en blancoy terminó de comerse su trozo de pastel de chocolate. Miró de forma distraídahacia la mesa de las serpientes y se tocó el bolsillo de la túnica, donde teníala nota que había escrito para Scorpius. Tenía que inventarse alguna excusapara ir hasta allí.
- Chicas ahora vengo, tengoque hablar con Albus del regalo de cumpleaños de James. - Dijo, poniéndose depie. Menos mal que ambos chicos cumplían años el mismo día.
Las demás asintieron y ellase alejó. Su primo le sonrió al verla acercarse. Sabía perfectamente a quévenía. Rose se quedó detrás de Scorpius, justo enfrente de Albus y comenzó ahablar con naturalidad.
- Hola, Al.
- ¿Qué pasa, Rose?
- ¿Está listo el regalo deJames? - Preguntó.
- Sí, lo tiene Lilly, estatarde se lo daremos. - Contestó él. - También es hoy el cumpleaños de Scorpius,por si no lo sabías.
El rubio se giró un pocopara mirarla y le dedicó una media sonrisa traviesa que hizo que la pelirrojatuviera que controlarse para no delatarse delante de todo el colegio.
- Felicidades, Malfoy. -Dijo de forma seca, notando cómo el corazón le latía con fuerza.
- Gracias, Weasley. - Susojos se cruzaron y ella se llevó la mano al bolsillo. Él entendió lo que ellaquiso decirle y extendió una mano de forma disimulada.
- Bueno, me marcho ya. -Dejó caer la nota. - Avísame con la hora cuando hables con Lilly y Hugo. Hastaluego, Albus.
- Adiós, Rose.
Scorpius bajó la mirada ysonrió. Le costaba fingir que no había nada entre ellos, pero al mismo tiempoera también emocionante. Comió rápidamente y se marchó el primero del GranComedor. Quería saber qué ponía en la nota.
"S,
Esta noche, a las once, en la puerta de tu sala común.Noche en los jardines. Pídele a Albus el mapa.
Feliz cumpleaños,
R."
El rubio sonrió. No podíaesperar a que llegara la hora.
James y sus amigos estabanen uno de los patios disfrutando de su hora libre. El pelinegro escuchaba a susamigos hablar de la fiesta cuando, de repente, notó algo que le quemaba lapiel. Frunció el ceño y se sacó del bolsillo la moneda que Lizzy y él usabanpara comunicarse en secreto desde su quinto curso. Miró a su alrededor,consciente de que la chica tenía que estar cerca. La vio en uno de los pasilloshaciéndole gestos.
- Voy un momento al baño, enseguida vuelvo. - Mintió.
Se puso de pie y anduvohasta el corredor rápidamente. La morena sonrió y lo guió hasta un pasillo máspequeño, oculto de las miradas indiscretas de la gente.
- Ven. - Dijo, señalándoleun tapiz. Se ocultó tras él y el chico la siguió. - Feliz cumpleaños, Jamie.
Lo besó y él la atrajo haciasí. Cuando se separaron ambos sonrieron.
- Gracias, Lizz. - Murmuró.- Pero, ¿no deberías estar en clase?
- Solo tenía Adivinación. -Contestó ella, quitándole importancia con un gesto. - Adivino más cosas queTrelawney, lo sabes tan bien como yo.
- Eres toda una rebelde. -Le dedicó una media sonrisa.
- Pues como tú. - Lizzysonrió y lo besó otra vez.
- Espera, - James se obligó a separarla de ély la chica lo miró molesta. - ¿no crees que esto es un poco arriesgado?
- Nunca pasa nadie por estesitio y no van a mirar aquí detrás. - Dijo. - Además, tenía que felicitarte, note he visto en el desayuno.
- Es que he bajado tarde yya te habías marchado. - Se excusó él. - ¿Y qué me has comprado?
- Pues siento decirte que miregalo todavía no ha llegado, pero puedo darte un adelanto de lo que va a pasaresta noche. - Se puso de puntillas y volvió a besarlo, ahora con más pasión,pegándose a él.
- ¿Esta noche? - Murmuró élcuando se separaron para tomar aire.
- Bueno, había pensado quepodíamos pasar la noche en la Sala de los Menesteres. - Dijo en su oído. Él seestremeció mientras ella comenzaba a besar su cuello. - Tú y yo solos, yasabes.
- Me habían organizado unafiesta, pero
- Tragó saliva, intentando concentrarse mientras la chica subíaahora besando su mandíbula y enredaba una de sus manos en su pelo. Aquelloseran sus puntos débiles y ella lo sabía. - Elizabeth, si sigues no respondo demis actos.
- Pues ven esta noche yterminamos lo que hemos empezado. - Llegó hasta sus labios y lo besó conpasión. James la elevó y la apoyó contra la pared mientras ella enredaba laspiernas alrededor de su cintura.
- Supongo que pueden hacerla fiesta sin mí. - Murmuró antes de morder el labio de la chica.
Lizzy gimió un poco, pero seobligó a apartar a James y puso de nuevo los pies en el suelo, para frustraciónde ambos.
- Lo siento, si hubierasseguido, no me hubiera podido controlar.
- Eres muy persuasiva,Collins.
- Lo sé, Potter. - Le guiñóel ojo. - ¿Tienes la capa?
- No, pero la tiene Lillyasí que se la pediré a ella e iré a recogerte. - Contestó él. - Te avisaréusando la moneda.
- Está bien. - Lizzy lo besóuna vez más. - ¿Vienes?
- Dame un par de minutospara recuperarme. - Comentó con una sonrisa burlona. - Aunque, mejor, sal túprimero, por si pasa alguien.
- De acuerdo, hasta estanoche cumpleañero.
- Hasta luego, Lizz.
James esperó cinco minutos ytomó aire unas cuantas veces antes de salir. Cuando llegó sus amigos lointerrogaron con la mirada.
- Chicos, creo que vais atener que celebrar esa fiesta sin mí.
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Bueno, bueno, a ver cómo terminan estos cumpleaños ;)
La semana que viene empiezo la facultad de nuevo, pero como tengo ya muchos capítulos escritos seguiré publicando a este ritmo (aunque no puedo aseguraros que publique a una hora determinada como intento hacer ahora). El del lunes os pudo decir que lo subiré por la mañana, pero los demás no tengo ni idea jajajaja
Espero vuestras opiniones (qué os ha parecido el capítulo, qué creéis que sucederá en el próximo...) y, como siempre, muchísimas gracias por vuestro apoyo.
Besos,
Ladyluna10 :)
A las once Rose esperabanerviosa en la puerta de la sala común de Slytherin. Le había costado menos delo que creía escabullirse de su dormitorio. Por suerte, Eliza, Martha yCaroline se habían quedado dormidas pronto y Lizzy se estaba duchando, aunqueesta última no la preocupaba especialmente. Sabía que no la obligaría acontarle nada que ella no quisiera. La puerta no tardó en abrirse y Scorpiussalió, con el mapa del merodeador entre sus manos.
- Hola, preciosa. - Lasaludó, dedicándole una cálida sonrisa.
- Felicidades, Scorp. - Lapelirroja pasó las manos sobre sus hombros y lo besó. Llevaba con ganas deaquello desde por la mañana.
- Muchas gracias. -Respondió él antes de besarla de nuevo, apoyando una de sus manos en la cinturade la chica. Cuando se separaron le dio el pergamino plegado. - Tu primo me hadado el mapa pero no pone nada, decía que tú sabrías abrirlo.
- ¿Nunca lo ha abiertodelante de ti? - Le preguntó Rose. Sus padres les habían dicho siempre quetuvieran mucho cuidado con él y, siendo sinceros, cuando ella lo había usadodelante de sus amigas siempre lo había abierto antes. Confiaba en ellas, perole habían repetido tantas veces que ya había demasiada gente en Hogwarts quesabía la contraseña que no podía evitarlo y, supuso, que a Albus le pasaba lomismo.
- No, apenas lo hemos usadoun par de veces. - El rubio se encogió de hombros.
- Pues ya verás. - La chicasonrió. Confiaba en Scorpius y, si iba a formar parte de su vida, no queríatener ningún tipo de secreto con él. Apuntó al pergamino con su varita. - "Jurosolemnemente que mis intenciones no son buenas"
Ante ellos, comenzaron adibujarse todas las estancias del colegio y, dentro de estas, las personas queestaban en ellas.
- ¿Solo eso? - Scorpiusabrió mucho los ojos. - Me parece una contraseña demasiado fácil para preservaralgo tan valioso.
- Pues tú no has logradoadivinarla. - Replicó ella. - Así que o bien no eres muy listo, o bien no estan fácil como dices.
- Eso ha sido un golpe bajo,Weasley. - El rubio se cruzó de brazos y fingió molestarse, pero Rose lanzó unaalegre carcajada y lo besó, consciente de que solo estaba interpretando unpapel.
- Venga, deja de hacer eltonto. - La pelirroja volvió a reír y miró el mapa. - Sígueme, creo quepodremos salir sin problemas.
- Tendríamos que haberlepedido a tu primo también la capa. - Dijo él tras suspirar mientras comenzabana recorrer los pasillos que los sacarían de las mazmorras.
- La tiene James y, teniendoen cuenta que hoy también es su cumpleaños, supuse que querría utilizarla. -Contestó ella, sin dejar de mirar los puntos que se movían en el mapa. -Cuidado ahora al subir, no hagas ruido.
El chico asintió y subió lasescaleras despacio, intentando no hacer ruido, seguido a poca distancia por sunovia.
- Espera un momento. - Roselo agarró de la camiseta y él le hizo caso. Esperaron sin hablar durante lo queparecieron diez minutos, hasta que ella suspiró. - De acuerdo, tenemos víalibre.
Se apresuraron a terminar desubir y recorrer el pasillo que los llevaría hasta los jardines. Una vez ahífuera, se alejaron un poco del castillo y se dejaron caer sobre la hierba.
- ¿Y qué tienes planeado?
- Espera un momento y loverás. - Rose se descolgó su pequeño bolso y empezó a sacar cosas: un par demantas, algo de comida, un par de botellas de cerveza de mantequilla, unasvelas y, finalmente, un paquete envuelto. - Esto es para ti.
- No tenías que habertemolestado. - Dijo Scorpius, aunque lo aceptó con una sonrisa. Lo abrió y sacóun marco con una foto que los dos se habían sacado apenas unos días antes. Elchico salía abrazándola por la espalda y dándole un beso en la mejilla mientrasella reía. Se mordió el labio al verlo. Estaba preciosa en aquella foto. Debajode eso había una tarjeta, hecha a mano. La abrió y comenzó a leer en voz alta.- "No todos los días se cumplendiecisiete años, no todos los días se hace uno mayor de edad. Piensa en todo loque va a cambiar en tu vida a partir de ahora: podrás hacer magia cuandoquieras, podrás sacarte la licencia para aparecerte, estarás un paso más cercade terminar el colegio y convertirte en lo que realmente quieres ser. Podríadecirte que tu vida empieza hoy pero, como no es verdad, me limitaré a decirteque estás un paso más cerca de cumplir tus sueños. Feliz cumpleaños, Scorpius.Por uno y muchos más juntos. Rose J. Weasley." - La chica lo mirabanerviosa y él no pudo resistirse ni un minuto más y la besó con fuerza. Ella lecorrespondió y, cuando se separaron, se sonrieron como dos tontos. - Te quiero,Rose.
- Yo también te quiero, Scorpius.- La pelirroja se mordió el labio al decir aquello, incapaz de creerse queacabara de decirle que la quería y que ella hubiera respondido que también. Sile hubieran dicho aquello unos meses antes, jamás lo habría creído. - Eso no estodo, todavía queda un regalo más.
- Rose, es demasiado, estoestá bien, no necesito nada más si estoy contigo. - Protestó un poco él. Sabíaque la chica había gastado gran parte de sus ahorros en eso ya que no podíapedirle dinero prestado a sus padres.
- No seas tonto. - Lapelirroja sonrió y le dio un pequeño sobre. - Sé que te va a gustar.
- A ver
- Abrió el sobre ysacó dos entradas. Lanzó una carcajada al leerlas. - ¿Romeo y Julieta?
- Sí, en Londres, el 10 dejulio. - Ella también comenzó a reír. - Supongo que tendré que darle otraoportunidad.
- Me encanta, Rose. - Volvióa unir sus labios, ahora con más pasión. Siguió besándola hasta que la chicaquedó tumbada sobre la hierba y él, sobre ella. - Muchas gracias, no tenías quehaberte molestado.
- Era lo mínimo que podíahacer. - Contestó ella, intentando recuperar el aliento. - Supuse que tuspadres te enviarían un reloj, sino te lo habría comprado yo misma.
- Sí, me lo han enviado estatarde. - Le apartó un mechón de pelo de la cara y volvió a acercarse a ella. -Pero no hablemos más de eso, se me ocurren cosas mucho mejores que hacercontigo que hablar de los regalos que me han enviado mis padres.
Unió los labios de la chicacon fuerza y recorrió una de sus piernas con la mano, haciendo que ella lanzarauna carcajada.
- ¿Sabes qué? Estoycompletamente de acuerdo.
Scorpius sonrió y ambosvolvieron a unir sus labios. La noche era larga e iba a ser bastanteentretenida.
Cuando Lizzy volvió a sudormitorio, Rose ya no estaba y las demás seguían durmiendo. Se sentó en lacama, algo nerviosa. ¿Cuándo se suponía que llegaba James? ¿Y si no habíapodido escaparse de la fiesta y no iba a por ella? Jugueteaba con la moneda,con la mirada perdida cuando notó que esta empezaba a quemar y sonrió. ¡Porfin! Cogió su uniforme y sus libros - por si no le daba tiempo a volver por lamañana - y salió del dormitorio con cuidado de no despertar a nadie. Cuandosalió de la sala común no vio a nadie, pero supuso que el chico estaba debajode la capa de invisibilidad.
- James. - Susurró. - James,¿dónde estás?
Nadie respondió, pero derepente vio una mano que la agarró y la metió debajo de una tela. Se encontrófrente a frente con James, que le dedicó una sonrisa burlona.
- ¿Libros, Elizabeth? ¿Deverdad?
- Cállate. - Lo fulminó conla mirada.
El chico hizo un gesto sobresus labios, como si estuviera cerrando una cremallera, pero mantuvo su sonrisa.Con cuidado, Lizzy se dio la vuelta y dejó que él rodeara su cintura con susbrazos. Juntos fueron hasta la Sala de los Menesteres con mucho cuidado pues noquerían ser descubiertos y, cuando apareció la puerta, entraron rápidamente.James soltó a la chica y retiró la capa, dejándola sobre la mesita. Lizzy pusosus cosas encima de uno de los sillones.
- ¿Te ha costado mucho salir?
- Lilly ha estado a punto deno dejarme la capa. - Suspiró y se dejó caer en la cama, dejando a su lado unabolsa que llevaba a su espalda. - Decía que no podía huir de mi propia fiestaasí porque sí, por suerte he logrado convencerla.
- Menos mal. - La chica sesentó junto a él y le dedicó una tierna sonrisa. - Siento que te pierdas todala diversión.
- Aquí va a haber muchadiversión, te lo aseguro. - El chico se incorporó y la miró con picardía.- Además, prefiero estar aquí contigo querodeado de un montón de gente que solo me "aprecia" por la fiesta.
- Oh, que mono. - Intentósonar despreocupada, pero no pudo evitar sonrojarse. Sabía que lo decía deverdad y cada vez se sentía más culpable por no haber conseguido su regalo atiempo. Carraspeó un poco antes de volver a hablar. - ¿Y esa bolsa tiene algoque ver con la diversión de la que hablas?
- Tal vez
- La cogió y sacóla botella de whisky de fuego que le habían regalado aquella mañana y unpaquete de cigarrillos. Le pasó la botella a Lizzy - Ten cuidado, no quiero quevuelvas a pasar la noche vomitando.
- Han pasado dos años, ¿nose te va a olvidar nunca? - Replicó ella, indignada. Aún así, aceptó el whisky.Lo miró unos instantes antes de dar un largo trago directamente del envase.Sintió cómo el licor la quemaba, pero bebió otra vez.
- Jamás. - Sonrió. - Creíaque no ibas a volver a probar el whisky de fuego en tu vida.
- Hago una excepción porquees tu cumpleaños.
- Eso será. - Comenzó a reírmientras cogía un cigarrillo y lo encendía. Le dio una calada y suspiró alechar el aire. Hacía mucho que no fumaba.
- Creía que ya no ibas afumar más.
- Dije que solo en ocasionesespeciales. - Le dio otra calada. Lizzy negó con la cabeza antes de sentarse ahorcajadas sobre el chico, que posó una de sus manos sobre su pierna. Le quitóel cigarrillo y le dio una larga calada. - ¿Te enfadas conmigo y luego la quefuma eres tú?
- Cállate, Potter. - Le diola botella y él bebió un trago. - Un día es un día.
- Eres una malota, mírate,bebiendo y fumando sobre un chico mayor, ¿qué diría la gente si te viera? -James enarcó una ceja de forma provocativa y, aprovechando la carcajada quelanzó ella, le quitó el cigarro.
- La gente no te creería. -Dijo, recuperando la botella.
La chica bebió otro tragoentre risas y besó a James, que no se resistió. Tiró el cigarro - con cuidadode no quemar nada - y metió sus manos bajo su camiseta, recorriendo su espaldacon delicadeza. Se separaron para tomar aire y ambos volvieron a beber antes debesarse de nuevo, cada vez con más ganas y pasión. Lizzy sonrió en mitad delbeso. La noche solo acababa de empezar.
James fue el primero endespertarse a la mañana siguiente. Lizzy estaba acurrucada en su pecho y dormíaprofundamente y él no pudo evitar acariciar su pelo con ternura. No sabía quéhora era, pero supuso que pronto tendrían que levantarse si querían llegar a laprimera clase. La miró de nuevo y sonrió, sintiéndose afortunado. No todospodían tener a la chica más especial de Hogwarts entre sus brazos casi cadamañana. Suspiró. Estaba tan tranquila que le daba pena tener que despertarla,pero no le quedaba más remedio.
- Lizz, es tarde, levanta. -Murmuró en su oído. Ella gimoteó un poco y él tuvo que contener la risa. -Venga, vamos.
- Mi cabeza
- Consiguiódecir ella antes de esconderse en su pecho y desaparecer bajo la sábana.
- Se llama resaca y puedeque el haberte bebido media botella de whisky tú solita tenga algo que ver. -No pudo contener más tiempo la risa.
- ¡Fue entre los dos! - Sequejó ella, destapándose la cabeza. Tenía los ojos medio abiertos y la frentearrugada. Tosió un par de veces. - ¿Por qué tú estás bien?
- Estoy más acostumbrado aesto que tú. - La besó en la frente. - Cuando desayunes algo te sentirás mejor.
- ¿Desayunar? - Palideciósolo de pensarlo, por lo que el chico volvió a reír. - ¿No puedo quedarme hoyen mi dormitorio?
- No, lo siento, no creo quesirva aunque si quieres una pastilla vomitiva puedo darte una y mandarte a laenfermería.
- ¿Estás loco? - Se incorporórápidamente y negó con la cabeza.
- ¿Ves como no te encuentrastan mal? - James se sentó. - ¡En marcha, nos espera un largo día!
- ¿Sabes que no me has dichoque te han regalado tus padres?
- Es la peor estrategia delmundo para ganar tiempo. - James salió de la cama y empezó a vestirse. - Y nome han regalado nada de momento. Me han enviado una nota diciendo que se lotienen que pensar debido a mi comportamiento, pero que probablemente cuandollegue a casa habrá una sorpresa esperándome. - Se encogió de hombros mientrascogía la ropa de la chica, desperdigada por el suelo. Se la lanzó. - ¡Y ahora,vamos o nos perderemos el desayuno!
Lizzy resopló, perofinalmente accedió. Debía darse prisa o tendría que inventar una largaexplicación para aquello aunque, para su desgracia, le habría encantado poder pasarel resto de la mañana durmiendo entre los brazos de James.
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Hola a todos, nueva semana, nuevo capítulo :)
Espero que os hayan gustado las dos particulares celebraciones de cumpleaños;) Ya me contaréis que os ha parecido en los comentarios.
Muchas gracias a todos por las visitas, favoritos y comentarios (como siempre). Sois geniales.
Un besito,
Ladyluna10 :)
El tiempo siguió pasando yfebrero dio paso a marzo sin ninguna novedad. El equipo de Ravenclaw venció aHufflepuff gracias a Lizzy que atrapó la snitch, volviendo a recuperar elprimer puesto en la clasificación - todo dependía ahora del partido contraGryffindor - , Lucy y Theo seguían juntos, Albus decidió darle una oportunidada Clary - lo que entristeció mucho a cierta rubia de Ravenclaw -, Mollyintentaba convencer a Will de que no era uno más, Lilly y Lorcan pasaban muchosratos juntos en la biblioteca, Hugo seguía guardando su secreto, Fredcontinuaba con sus bromas, Roxanne recibía las sonrisas de cierto Slytherin,Lizzy y James seguían viéndose de vez en cuando aunque con más frecuencia quenunca, parecía que de repente no eran capaces de estar el uno sin el otro, yRose y Scorpius seguían viéndose a escondidas. Pero esto no era nada fácil,especialmente para el chico que empezaba a temer que su novia se avergonzara deél. ¿Por qué no podían actuar como el resto de parejas del colegio? ¡Su primoTheo salía con Lucy Weasley y no se ocultaban! ¿Por qué Rose se empeñaba ensalir corriendo cada vez que alguien se acercaba? ¿Por qué le trataba enPociones como si no se hablaran? No tenía ningún sentido y cada vez le resultabamás complicado. Él solo quería poder besarla cuando quisiera, poder estudiarcon ella, comer juntos de vez en cuando - ¡hasta James y Lizzy comían juntos yeran "solo amigos"! -, salir a pasear por los jardines o ir a Hogsmeade. Nopedía tanto, pero ella decía que no podía ser, que sus padres acabaríanenterándose y se pondrían furiosos, que ya sabían cómo habían reaccionado alenterarse de lo de la fiesta, que se volverían locos si descubrieran que sushijos estaban saliendo.
- Lo mejor será esperarhasta verano, entonces podremos hablar con ellos con calma y tranquilidad. -Decía ella una y otra vez, cada vez que el rubio sacaba el tema. - Si no loaceptan, ya se nos ocurrirá algo, seremos ambos mayores de edad, no podrándetenernos entonces.
Scorpius aceptaba conresignación pero solo porque era consciente de que jamás lograría convencerla.Él sabía que a su madre no le importaría, que estaría feliz por su hijo y quele ayudaría a hablar con su padre y, estaba casi seguro, la señora Weasleytambién apoyaría a Rose y hablaría con su marido.
Estaba harto de escondersey, la gota que colmó el vaso, llegó un miércoles de principios de aquel mes.Ambos estaban tranquilamente en uno de los patios del colegio, fingiendoestudiar Pociones juntos. Si alguien les preguntaba fingirían que estabanpreparando juntos las próximas pociones para remontar sus notas. A muchos lesextrañaría, pero era lo mejor que se les había ocurrido. Además, los que losconocían sabían que ambos estaban obsesionados con sacar buena nota, podríancreerse que habían hecho una tregua momentánea.
- ¿Vas a ir a Hogsmeade elsábado? - Le preguntó Scorpius levantando la vista de su libro.
- Claro, tengo queaprovechar que nos han levantado el castigo. - Rose arrugó un poco la nariz,pero siguió leyendo. - ¿Y tú?
- Por supuesto. - Sonrió. -Había pensado que podríamos escabullirnos e ir a dar un paseo los dos juntos. -Se acercó un poco más a ella aprovechando que no pasaba nadie en aquel momentoy murmuró en su oído. - Podríamos colarnos en la Casa de los Gritos.
- No te pongas tan cerca. -La pelirroja lo apartó bruscamente. - Alguien podría vernos y sospechar.
- Venga ya, no hay nadieRose, todo el mundo está en la biblioteca o en sus salas comunes, hace frío,solo a ti se te podía ocurrir estudiar aquí fuera. - Le reprochó.
- Creía que sería una buenaidea, eres tú quien cree que debemos pasar más tiempo juntos, Scorpius. - Porfin bajó el libro, pero le dedicó una mirada enfadada. - Sabes tan bien como yoque no podemos arriesgarnos. ¿Qué pasaría si alguno de mis primos nos viera? ¿Otus amigos?
- Rose, ¿te avergüenzas demí?
- Por supuesto que no, nodigas tonterías. - La Ravenclaw negó con la cabeza. ¿Qué le pasaba al chico?Estaba demasiado pesado y ella no tenía tiempo para tonterías, tenía mucho quehacer.
- No son tonterías, es laverdad. - Scorpius se puso de pie, nervioso. - ¿Por qué no quieres que nadiesepa lo nuestro?
- Baja la voz.
- ¡No quiero! ¿Por qué,Rose? ¡Contéstame!
- Te estás comportando comoun crío de cinco años, sabes perfectamente el porqué. - Replicó ella, a puntode perder los nervios.
- Bueno, sé tu versión, perorealmente creo que tu problema es que te avergüenzas, que no quieres que terelacionen conmigo porque soy hijo de un mortífago.
- ¡Por supuesto que no es nadade eso!
- ¿Estás segura? - El rubiobufó.
- ¿Qué clase de persona tecrees que soy? Yo no juzgo a nadie por su familia, lo sabes perfectamente. -Rose se puso también de pie.
- Demuéstramelo entonces,Rose, demuéstrame que te da igual lo que digan los demás. - La retó. - Ven ybésame.
- Sabes que no puedohacerlo, si esto llegara a oídos de mi padre
- La misma excusa desiempre. - Negó con la cabeza.
- El tuyo reaccionaría igualo peor, creía que tú también querías mantener esto en secreto, quedamos en esodesde el principio.
- Pues he cambiado deopinión, ahora mismo me da igual lo que digan, solo quiero estar contigo sintener que ocultarme. - Confesó. - Esto es muy difícil, ¿sabes cuánto megustaría poder besarte delante de los demás? ¿Pasear contigo de la mano?¿Invitarte a una cerveza de mantequilla en Hogsmeade? Estoy harto de fingir quete odio porque no es así, porque las cosas han cambiado.
- Scorpius, sé que esto esdifícil, pero
- Rose apartó la mirada. No podía darle ese disgusto a su padre.Tenía que hablar con él, prepararle el terreno. Sabía que James o Fred se lodirían, incluso Molly podría hacerlo o Hugo, que seguro que pensaría que erapor su propio bien. No podía permitir que su padre acabara en San Mungo por uninfarto, ni que dejara de confiar en ella. Había roto su promesa y no podíadejar que se enterara así como así.
- ¿Pero qué? ¿Vas arepetirme lo mismo de siempre? - El Slytherin lanzó una amarga carcajada. -¿Sabes lo que hará mi padre cuando lo sepa? Me desheredará. Probablemente meechará de casa, a no ser que mi madre sea muy persuasiva. Pero mejor hablemosde mi abuelo, él sí que me desterrará de la familia, todavía espera que me casecon una buena chica de sangre limpia que provenga de una familia como la mía.Se moriría si se enterara de que estoy enamorado de una Weasley. ¿Y sabes qué?Ahora mismo me da igual porque sé que encontraremos una solución, porque sé queterminarán por aceptarlo si quieren que siga en sus vidas.
- Scorp
- Espera un momento. - Lacortó. - Rose sé que quiero pasar contigo el resto de mi vida, aunque parezcauna locura porque tengo diecisiete años y mi familia acabará por aceptarteporque eres maravillosa.
- No creo que sea tan fácil.
- ¿Tú me quieres?
- Claro que te quiero,Scorpius, ¿cómo puedes dudarlo?
- Porque creo que soy unentretenimiento para ti. - Negó con la cabeza. - Yo me he arriesgado, salícorriendo detrás de ti cuando te marchaste de la clase de Pociones, te pedíperdón durante meses después de meter la pata, incluso te envié un regalo a tucasa en Navidad, arriesgándome a que tu padre, tus tíos o cualquier miembro detu familia me descubriera e intentara matarme.
- ¿Fuiste tú? - La pelirrojaabrió mucho los ojos. Nunca le había dicho que él le había mandado el dibujoaunque, siendo sinceros, ella tampoco preguntó. - No sabía que dibujabas tanbien, Scorpius.
- Ese no es el tema. - Elchico suspiró. - Lo que quiero decirte es que yo he hecho todo eso sin pensaren el qué dirán y tú
- ¿Por eso dudas de que tequiero? ¿Porque tú has hecho muchas cosas y, según tú, yo ninguna? - Esaspalabras la hirieron. ¿Cómo podía pensar eso de ella? - No me puedes acusar deeso.
- Pues lo estoy haciendo.
- Entonces no me quierestanto como dices. - Lo dijo sin pensar y se arrepintió al instante. Sabía queél la quería, ¿por qué no podía quedarse calladita sin más?
- ¿Ahora el que no quieresoy yo?
- No quería decir eso. - Lavoz de Rose fue apenas un murmullo.
- Pues lo has hecho, Rose.
- Te quiero, tienes quecreerme. - Se acercó a él un poco. - Sé que esto es difícil, pero dentro depoco podremos decírselo a todo el mundo. Solo dame tiempo, necesito preparar elterreno un poco.
- No quiero esperar, loquiero ahora. - Dijo él. - Si de verdad te importo bésame aquí, delante decualquiera que pueda pasar.
- No puedes pedirme eso
-La pelirroja estaba a punto de echarse a llorar. Quería hacerlo, pero estabaasustada. No quería que nadie sufriera por su culpa. - Por favor, hablemos deesto otro día.
- No, ahora. - Terminó deacercarse a ella y la cogió de la cintura. Rose se estremeció, cualquierapodría verlos.
- No puedo.
- Respuesta equivocada. -Scorpius la soltó de mala manera y se alejó de ella. Recogió sus libros yempezó a andar hacia el pasillo. - Creo que una cosa ha quedado clara, Weasley:hemos terminado.
- Scorpius, por favor
-Reprimió las lágrimas al pronunciar su nombre. No podían terminar así.
- Para ti vuelvo a serMalfoy. - Negó con la cabeza. - Cuando te aclares, búscame y entonceshablaremos.
Dicho esto, se marchódejando a una Rose temblorosa. Se sentó y centró su vista en el suelo, tratandode tranquilizarse. No podía llorar, no podía dejar que la vieran así. ¿Qué ibaa decir si la descubrían? No podía decir la verdad. Tomó aire un par de veces yse secó las lágrimas. Era Rose Weasley y tenía que mostrarse fuerte. Tras unosminutos, recogió sus cosas y volvió a ponerse de pie. No podía seguirestudiando, no lograría concentrarse en ese estado y sabía que necesitabahablar con alguien y desahogarse. Suspiró. Solo quería hablar con una persona,aunque sabía que iba directa a la boca del lobo, pero no le quedaba otraopción. Con la cabeza gacha y fingiendo que nada pasaba, recorrió los pasillosy bajó las escaleras hasta llegar a las mazmorras. Se dirigió entonces hasta laentrada de la sala común de Slytherin y esperó hasta que un par de chicas desegundo años salieron.
- Perdonad, ¿os importaríavolver dentro un momento para decirle a Albus Potter que quiero verlo? Si está dentro, claro. - Les pidió conamabilidad. - Soy Rose Weasley, su prima.
- Sí, claro, un momento. -Dijeron, con una sonrisa. - En seguida lo traemos, creo que lo he visto en lasala común.
- Muchas gracias. - Lesdevolvió la sonrisa antes de que entraran.
Apenas tuvo que esperar unminuto. La puerta volvió a abrirse y Albus salió junto a las dos chicas.
- Aquí lo tienes.
- Gracias de nuevo.
- De nada, ya nos vemosAlbus, adiós Rose. - Se despidieron.
Cuando se hubieron alejadoun poco, el chico le dedicó una mirada preocupada.
- ¿Qué ha pasado?
Quiso mentir y decirle quesimplemente le apetecía verlo, que necesitaba un descanso de los libros, perono pudo hacerlo. Apretó los labios y se obligó a no llorar para no preocuparloy para evitar la pelea entre los dos chicos.
- Scorpius y yo hemos roto.- Susurró, lanzándose a sus brazos. - Me ha dejado, Al.
- Ven, vamos fuera, cuéntamequé ha pasado. - Acarició el pelo de su prima, tratando de tranquilizarla.
Ella asintió y empezó acontarle su pelea. Sabía que ella también era culpable - quizás incluso más queél -, pero en aquel instante solo quería que alguien la abrazara y le dijeraque todo iba a salir bien.
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No me odiéis por favor :( Lo sé, lo sé, después del capítulo tan dulce del otro día os esperabais cualquier cosa menos esto, pero era absolutamente necesario. Al final tanto secretismo... es lo que tiene.
El próximo, el viernes.
Muchos besitos y, en serio, no me odiéis.
Ladyluna10 :)
Pasaron dos semanas y Rose yScorpius no volvieron a dirigirse la palabra. Albus era incapaz de creerse quehubieran roto por semejante estupidez, ¿no se daban cuenta de que estabanhechos el uno para el otro? Habrían encontrado una solución, pero habían sidodemasiado orgullosos y por eso habían terminado así de mal.
Pero Rose no era la únicachica de la torre Ravenclaw con mal de amores. Caroline no podía ni cruzarsecon Clary y Albus por los pasillos y Lizzy no lograba dejar de pensar que todose le estaba yendo de las manos. Cada vez tenía más ganas de estar con James yya quedaban prácticamente todos los días, aunque fuera después de clase paraque nadie sospechase de sus continuas noches fuera de sus respectivosdormitorios. Sabía que estaba a punto de quemarse y trataba de evitarlo, perono podía, algo dentro de ella le decía que tenía que estar con él. Trató dementalizarse y se repitió una y otra vez que todo seguía igual que siempre, quesolo eran amigos con ciertos beneficios, pero aquella mentira cada vez lesonaba peor. Era obvio que eran mucho más que eso o, al menos, que para ella loeran, pero no quería decírselo porque sabía que lo que llevaba años temiendosucedería: lo perdería para siempre. Así que se tragó sus palabras hasta un díaen el que, aprovechando que coincidía la hora libre de ambos, decidieronencontrarse en la Sala de los Menesteres para pasar un par de horas, hasta quellegara el entrenamiento de quidditch de la chica. Quiso evitarlo, pero no pudoevitar tener la conversación que tanto había temido tener con James.
- Esto no está bien. -Murmuró casi sin darse cuenta. Estaba tumbada, apoyada en el pecho de Jamesmientras él le acariciaba el pelo.
- ¿Qué? - Él se incorporó unpoco y la miró con la frente arrugada, no entendía a qué se refería.
- A esto, a lo que sucedeentre nosotros. - Explicó ella, separándose de él y sentándose con las piernascruzadas.
- No te entiendo, Lizz.
- No te hagas el tonto,James. - Negó con la cabeza. - Me refiero a lo que hacemos. Nos fastidiamos lasrelaciones el uno al otro, nos vemos a escondidas, cada vez con más frecuenciapor cierto, y después fingimos que no pasa nada, que somos solo dos buenosamigos.
- Tú dijiste que no queríasperder mi amistad. - Le recordó él. - Fuiste tú quien insistió en que debíamosser solo amigos porque, si intentábamos algo, podía salir mal y estropearlotodo entre nosotros para siempre.
- Sé perfectamente lo quedije, nunca he querido perderte.
- Ya lo sé y no me hasperdido, sigo aquí.
- Pero quizás ya no seasuficiente. - Lo soltó sin querer. ¿De verdad quería salir con James? ¡EraJames! Era un mujeriego al que las novias le duraban apenas unas cuantassemanas aunque, para ser sinceros, ella había tenido la culpa de la mayoría desus rupturas. Aún así le costaba asimilarlo. - No lo sé.
- ¿Me estás diciendo que noves esto de ser solo amigos bien? - Preguntó él señalándolos a ambos. ¿Quéestaba queriendo decirle exactamente? ¿Quería algo con él? A él no se le dababien ser el novio de nadie y ella era su Lizzy. Le prometió una vez que nodejaría que nadie le hiciera daño, ni siquiera él.
- ¡Es que tú y yo no somossolo amigos, James! - Le replicó elevando la voz. - No sé tú, pero yo no meacuesto con mis amigos, bueno ni con ellos ni con nadie, solo contigo.
- Bueno pues supongo queestamos empatados porque yo también me he acostado solo contigo. - Dijo él,empezando a enfadarse.
- ¿Esperas que te crea? -Lizzy se puso de pie y comenzó a vestirse. - ¿Esperas que crea que no te hastirado a ninguna de tus queridas novias?
- Pues no. - Se cruzó debrazos.
- No te creo, eres JamesSirius Potter.
- Y tú Elizabeth Collins, notienes la mejor reputación de Hogwarts que digamos. - Le soltó haciendo queella abriera mucho la boca. - Tus ex-novios dicen muchas cosas por ahí, ¿debocreer que solo lo has hecho conmigo?
- Sabes tan bien como yo queesas cosas que dicen son mentiras, además, los espantas antes de que puedapasar nada. - Contestó la Ravenclaw, cada vez más enfadada. - No sé si puedodecir lo mismo de ti.
- Pues no me creas, peroentonces, ¿qué quieres Elizabeth?
- ¡No lo sé! - A puntoestuvo de tirarle un zapato a la cabeza, pero consiguió resistir la tentaciónen el último momento. - Solo sé que no puedo seguir así.
- ¿Quieres que dejemos devernos? - La voz del chico tembló. Por primera vez se dio cuenta de que esapelea solo tenía una salida y no quería cogerla. - ¿Es eso?
- No, claro que no quierodejar de verte, es solo que no puedo seguir con esto. - Murmuró ella.
- Te repito que fuiste túquien dijo que lo mejor era ser solo amigos.
- ¡Eso fue hace dos malditosaños, James! - Respondió Lizzy. - ¿Te has parado a pensar que la gente cambia?
- Sabes tan bien como yo quesi salimos y todo acaba mal, no habrá más James y Lizzy, se habrá acabado para siempre,¿de verdad quieres arriesgarlo todo por un capricho?
- ¿Así que para ti soy soloun capricho?
James maldijo por lo bajo.Expresión equivocada. Claro que ella no era solo eso para él, era la chica másespecial que conocía y no era capaz de imaginarse su vida sin ella.
- Claro que no.
- Pues es lo que acabas dedecir. - Vio el dolor reflejado en sus ojos y salió de la cama. Se puso lospantalones rápidamente y se acercó a ella, pero cuando fue a abrazarla, loapartó. - No me toques.
- Lizz
- No vuelvas a llamarme así.- Negó con la cabeza luchando contra las lágrimas. - Al final me he convertidoen lo que nunca quise ser: una más de tu larga lista de conquistas.
- Claro que no, tú no eresun número más. - Murmuró él. ¿Cómo podía creer aquello? ¿Acaso no se dabacuenta de lo que pasaba realmente? - Jamás podrías ser eso.
- No te creo, ya no puedohacerlo. - Sollozó al decir aquello y a él se le partió el alma. Intentóabrazarla otra vez pero, de nuevo, ella lo apartó. - No quiero volver a hablarcontigo, James Sirius.
- Lizzy no quiero perderte.
- Ya es demasiado tarde. -Se dirigió hacia la puerta y, sin volverse si quiera, solo le dedicó una últimapalabra. - Adiós.
- ¡Espera, Lizzy!
James salió corriendo detrásde ella, sin importarle quién pudiera verle por los pasillos del colegio sincamiseta persiguiéndola. Necesitaba hablar con ella, las cosas no podíanterminar así.
- ¡Lizzy, para!
La chica corría por lospasillos y él la seguía, esquivando a la gente, sin dejar de llamarla, peroella no se giró ni se detuvo hasta que, cansada de sus súplicas, se dio lavuelta con la varita en la mano.
- Te he dicho que no quieroverte más. - Dijo. Mucha gente a su alrededor los miraba con curiosidad. - Nome obligues a hacer algo que no quiero.
- Lizzy, por favor.
- Márchate.
- No pienso hacerlo hastaque me escuches. - Su voz sonó firme, pero el miedo podía verse perfectamenteen sus ojos.
Entonces ella agitó lavarita y James salió disparado hasta la otra punta del pasillo. La Ravenclawvolvió a correr hacia su torre, consciente de que él no la seguiría más.
James se levantó lentamentedel suelo rechazando de forma brusca la ayuda de los que se habían acercado acuriosear. Gruñó un poco antes de volver a la Sala de los Menesteres pararecoger su ropa. Cuando terminó de vestirse se dirigió directamente hacia latorre de Gryffindor. No quería ver a nadie, solo encerrarse en su habitación.¿Cómo había pasado aquello? Una hora antes ambos estaban perfectamente y ahora
su Lizz no quería saber nada más de él. Dijo la contraseña al retrato de laDama Gorda y atravesó la sala común sin mirar si quiera a los que estaban enella. Cuando llegó a su dormitorio no aguantó más y lanzó un grito antes dedarle un puñetazo a la pared, soltando así toda su rabia y frustración. Lohabía jodido todo y, lo peor, es que no estaba muy seguro de cómo. Le dio otropuñetazo. Por supuesto que ella no podía creerle, ¿quién en su sano juiciocreería que él solo tenía ojos para ella? Si estaba con las demás era por noperder su fama y por entretenerse un rato, pero hacía muchísimo tiempo que lascosas habían cambiado. Las comparaba a todas con ella, cuando las besabapensaba en ella y jamás podría haber hecho nada más con las demás sabiendo queella estaba ahí. ¡Era Lizzy, ¿quién en su sano juicio podría cambiarla por unacualquiera?! Volcó el baúl y golpeó ahora el poste de la cama. No queríapensar, no podía aceptar que ella ya no quisiera nada con él. Al final la habíaperdido por idiota, por no aclarar sus sentimientos antes, por no atreverse adar un paso más. Justo entonces Fred entró en la habitación y palideció al verel estado de su primo.
- James, ¿qué ocurre? - Seacercó a él y lo agarró por la espalda, evitando que golpeara de nuevo la cama.
- ¡Soy un jodido idiota!
- ¿Pero qué ha pasado? -Insistió. Nunca lo había visto así, debía haberle pasado algo grave.
- Lizzy me ha pasado, joder,Fred la he cagado, la hemos cagado. - Se soltó de sus brazos pero no siguiódando golpes sino que se dejó caer en la cama y enterró el rostro entre susmanos, luchando por contener las lágrimas que habían empezado a brotar sincontrol. - La he perdido para siempre.
- Estás enamorado de ella,¿verdad?
- Sí y ahora no quiere sabernada de mí.
James suspiró y comenzó arelatarle a su primo la historia completa. Una historia que había empezado enel minuto en el que la conoció.
- ¡Qué te abras de una vezestúpida puerta!
Lizzy estaba demasiadonerviosa como para adivinar la contraseña, ni siquiera escuchaba el acertijo,solo le gritaba al águila del picaporte que la dejara pasar de una maldita vez.Se había abandonado a las lágrimas un rato antes y ahora solo quería acostarsey dormir hasta que llegara el día siguiente. El águila repitió la adivinanza yella, frustrada, profirió una serie de maldiciones e insultos y le pegó unapatada a la pared.
- ¡Como no te abras te voy ahacer pedazos!
- ¿Lizzy?
Se giró rápidamente. Roseacababa de llegar y la miraba sorprendida. Su aspecto no debía ser el mejor. Sesecó las lágrimas rápidamente, pero su amiga ya había visto sus ojos hinchados.
- ¿Qué te pasa? ¿Estás bien?
- Rose, yo
- No pudoterminar la frase. Sollozó y enterró la cara entre sus manos. - Solo abre lapuerta
por favor.
- Sí, claro, voy.
La pelirroja apenas tardóunos segundos en acertar la contraseña y condujo a su amiga hasta eldormitorio. Una vez allí, la morena se tumbó en su cama, se abrazó a sualmohada y dejó que el llanto volviera a apoderarse de ella.
- Cuéntame qué ha pasado,Lizzy. - Suplicó Rose, sentándose a su lado, cada vez más preocupada. Su amigaera muy fuerte y apenas lloraba o se mostraba débil. Definitivamente nunca lahabía visto así.
- Es
James. - Consiguiódecir.
- ¿Qué ha pasado con él?
- Lo hemos
no lo hemosdejado porque no había nada, pero ya estaba harta y
- Volvió a sollozar.
- ¿Entonces entre mi primo ytú había algo?
- Claro que sí, no actúescomo si no lo supieras, todos en Hogwarts sospechabais. - Lizzy se sentó en lacama y tomó aire un par de veces, serenándose. - No podía seguir con esto,estaba cansada y
esto es mi culpa, no tendría que haberle dicho nada. Lo hejodido todo y lo he perdido para siempre, Rose.
- ¿Quieres unas grajeas? -Sabía que la tranquilizarían, pero al ver que negaba con la cabeza, supreocupación creció. La chica estaba realmente hundida. - Vale, ahora ya sí queestoy preocupada. Lizzy, cuéntamelo, somos amigas, confiamos la una en la otray sé que necesitas desahogarte además
- Rose suspiró. Había llegado el momentode decirlo. - Yo he estado saliendo con Scorpius en secreto y tuvimos tambiénuna pelea muy fuerte hace un par de semanas. Desde entonces no nos hablamos.Creo que puedo comprenderte.
- ¿Estabais saliendo enserio? - Preguntó la otra chica, sorprendida. Había creído que lo que habíaentre ellos era lo mismo que tenían James y ella.
- Sí. - La pelirroja suspiróy le contó toda la historia, sin omitir ningún detalle, desde el día de lafiesta hasta la pelea. Al terminar se dio cuenta de que había empezado allorar. - Así que, ya ves, creo que soy tan experta en joder las cosas como tú.
- Es una pelea absurda. -Suspiró. Escuchar aquello la había animado a contar por primera vez suhistoria. - ¿Recuerdas cuando James me besó? Estaba en cuarto y fue después deuna pelea muy fuerte que tuvimos porque él había seguido a Davies ya que creíaque solo me estaba utilizando, cosa que resultó ser verdad y que hizo querompiera con él, pero el caso es que aún así me enfadé mucho con tu primo. Empecéa gritarle y no sé cómo acabamos besándonos. Después de eso hablamos y le dijeque no quería perderle, que era demasiado importante para mí y que,conociéndonos a ambos, aquello saldría mal así que decidimos ignorar el beso yser solo amigos, pero no pudimos. Antes de darnos cuenta volvíamos a besarnos yempezamos a dormir juntos. Lo tenía todo bajo control hasta que el año pasadolo hicimos, entonces volví a sentir el mismo miedo. No quería perderlo, pero élme prometió que las cosas no cambiarían y no lo hicieron. - Suspiró al recordarla primera vez de ambos y sus lágrimas la mañana siguiente, no quería que sealejara de ella, no quería que eso arruinara su relación, pero él supo cómotranquilizarla, como siempre. - Después de eso seguimos viéndonos a escondidas,volví a tenerlo todo controlado. Cuando los dos estábamos solos recurríamos alotro, aunque siempre hemos respetado a las parejas ajenas, solo hemos metido unpoco de cizaña para acelerar las rupturas. - Negó con la cabeza. - Pero despuésde Navidad me di cuenta de que esto se estaba descontrolando y
no podíasoportar seguir así, viéndonos a escondidas de vez en cuando, soportando loscelos de verlo con otra, fingiendo que estaba bien con otros chicos
No podíaseguir así, Rose.
- Lizzy, ¿estás enamorada deJames?
- Sí, creo que llevoenamorada de él desde que lo conocí. - La morena asintió. - Pero ahora eso daigual, no tenía que haberle dicho nada hoy, no tendría que haber insistido.Ahora lo he perdido para siempre.
Volvió a echarse a llorar yRose la abrazó, llorando ella también. Sus sollozos solo se vieroninterrumpidos por un portazo y una voz muy enfadada.
- ¡Aquí estáis! - Marthaestaba furiosa con sus amigas. - ¡Hoy teníamos entrenamiento y ni la capitana,ni la buscadora se han presentado! El partido contra Gryffindor se acerca y sino ganamos
- Se calló al darse cuenta del estado de ambas. - ¿Estáis llorando?¿Qué ha pasado?
- James. - Susurró la morena.
- Scorpius. - Añadió lapelirroja.
- Mal de amores. - Marthasuspiró. Sus amigas creían que engañaban a todo el mundo, pero realmente noengañaban a nadie. - Por eso yo prefiero los gatos, esperad un momento. -Rebuscó algo en su baúl y sacó un bote grande de crema de chocolate y variascucharas. - Aquí tenéis.
Las otras dos sonrieronlevemente y comenzaron a contarle lo que había pasado y ella escuchóatentamente pero, cuando iba a darles su opinión, Rose se puso de pierápidamente. No quería perder a Scorpius por esa tontería, no podía permitirlo.
- Tengo que ir a hablar conél. - Dijo. - Me da igual todo, él tenía razón, lo quiero y solo quiero estarcon él, ya encontraremos la forma de decírselo a nuestros padres. - Suspiró. -¿Creéis que es demasiado tarde?
- En absoluto. - Lizzy lededicó una mirada esperanzada. - Corre a por él, tú que puedes.
La pelirroja sonrió y saliócorriendo del dormitorio, sin preocuparle sus ojos rojos, ni su pelodespeinado. Solo le preocupaba decirle a Scorpius lo mucho que lo quería ypedirle una segunda oportunidad.
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Como dije el otro día: no me odiéis :( Esto tenía que pasar, James y Lizzy no podían seguir así y bueno... Es la única salida que han sido capaces de tomar, aunque creo que ninguno de ellos va a pasarlo bien a partir de ahora... :( Por lo menos ha servido para que Rose recapacite.
Espero vuestros comentarios y nos leemos el lunes :)
¡Buen finde a todos y muchos besos!
Ladyluna10 :)
Rose recorrió todo elcolegio buscando a Scorpius. Lo buscó en la biblioteca, por los pasillos, en laventana donde solía sentarse a leer, por los jardines y patios, incluso en laSala de los Menesteres, pero no lo encontró. Solo le faltaba mirar en un lugary, a pesar de que supuestamente no se podía entrar a la sala común de las otrascasas, en ese momento le daba igual. Recorrió las mazmorras a paso rápido,corriendo casi y, aprovechando que un chico entraba en la sala común deSlytherin, se coló detrás de él. Era la primera vez que entraba y le pareció unpoco oscura, pero no quiso fijarse en ella en ese momento. Recorrió con lamirada toda la habitación, pero él no estaba allí. Debía estar en sudormitorio.
- ¡Eh, no puedes estar aquí!- Le gritó una chica dedicándole una mirada malhumorada. - Márchate o avisaré aalgún profesor.
- ¿Dónde están los dormitoriosde los chicos? - Preguntó, ignorando sus amenazas. Le daba igual cuántos puntosquisieran quitarle, necesitaba arreglar las cosas con él.
- Ella tiene razón, tienesque marcharte de aquí, vuelve a tu torre, Weasley. - Le dijo un chico,cortándole el paso. La agarró del brazo y la empujó hacia fuera, pero ella nose iba a rendir tan fácilmente.
- ¡Suéltame, tengo quehablar con alguien! - Forcejeó un poco. - ¡He dicho que me dejes pasar!
Muchos comenzaron a murmurara su alrededor. ¿Qué quería Rose Weasley? Parecía completamente desesperada.Clary salió entonces de su dormitorio y, al verla, abrió mucho la boca y corrióhacia el dormitorio de Albus.
- ¡Al! - Entró sin llamar.
- A ver, Clarissa, esto esun dormitorio de chicos, si entras así, igual te llevas una sorpresa. - DijoTheo con una media sonrisa.
- Ignóralo. - Albus puso losojos en blanco y se levantó de su cama. - ¿Qué ocurre, Clary?
- Tu prima Rose.
- ¿Le ha pasado algo? -Preguntó preocupado. Pudo ver cómo Scorpius se ponía un poco rígido.
- Creo que sí, está aquíabajo. - Explicó ella. - Están intentando echarla de la sala común, peroinsiste en entrar en los dormitorios.
El chico no necesitó máspara salir corriendo seguido de su novia, Theo, John y Scorpius. Cuando llegóal salón, la vieron todavía forcejeando, ahora con tres chicos.
- ¡Que me dejéis pasar, nolo repetiré más!
- Dejadla un momento. -Intervino el pelinegro, acercándose a su prima. Rose lo miró seria, pero susojos no tardaron en iluminarse al mirar hacia el fondo de la sala. - ¿Qué te hapasado?
- Scorpius
La pelirroja ignoró a suprimo y se acercó al rubio que la miraba con preocupación. Había notado susojos hinchados y una punzada se instaló en su estómago. ¿Habría llorado por suculpa? Notó las miradas de todos fijas en ellos, pero le dio igual. Se alejó desus amigos y avanzó un par de pasos hasta la chica.
- Rose.
- Déjame hablar. - Tomó aireantes de hablar. - Lo siento mucho, me he comportado como una imbécil. Teníasrazón, solo ponía excusas, estaba asustada pero me he dado cuenta de que noquiero estar lejos de ti, que quiero quererte sin ocultarme.
- ¿Hablas en serio? - Sonrióy agarró la cintura de ella, acercándola a su cuerpo. Estaban muy cerca el unodel otro y sus respiraciones se mezclaban.
- No más secretos. - Rose sonrió.- Te quiero.
- Yo también te quiero. -Unió sus labios ante la asombrada mirada de la mayoría de los presentes.
Albus negó con la cabeza,pero sonrió. Ya decía él que aquella pelea había sido una tontería y que todose arreglaría. Rose y Scorpius siguieron besándose hasta que un carraspeo losinterrumpió. Una chica con el pelo castaño claro y ojos color miel los mirabade forma divertida, con los brazos cruzados y una sonrisa pícara.
- Vaya, vaya. - Dijo.
- Daphne, ni se te ocurra. -Theo se acercó a su hermana y la agarró del brazo. - Déjalos tranquilos, noseas una cotilla.
- Quizás deberíamos hablarcon ellos, - Scorpius miró a Rose. - solo para que no llegue a oídos denuestros padres, si podemos evitarlo.
- ¿Quién quiere ocultarseahora? - Lanzó una carcajada.
- No, es solo que
- Tranquilo, me parece unabuena idea. - Le guiñó el ojo. - Yo también prefiero que se entere por mí.
- Vale pues Daphne, Theo,John, Albus y Clary, a mi habitación ya. - Les ordenó, señalando el pasillo queconducía a los dormitorios.
- Tranquilito, ¿eh? -Respondió John, aguantando la risa.
Los siete se dirigieronhacia el dormitorio. Al entrar, el rubio cerró la puerta y les pidió a todosque se sentaran.
- Rose y yo empezamos asalir en enero. - Dijo a boca jarro. - Ahora hemos estado dos semanas peleados,pero todo se ha solucionado. Estamos hartos de guardar el secreto y queremospoder actuar como una pareja normal, pero no queremos que esto llegue a oídosde nuestros padres de momento.
- El tito Draco se va avolver loco cuando se entere. - Murmuró Daphne por lo bajo.
- Por eso no va a enterarsetodavía, yo hablaré con él en vacaciones. - Siguió diciendo su primo. - Y lomismo sucede con el padre de Rose.
- Por favor, déjame estardelante cuando se lo digas. - Pidió Albus con una sonrisa. - O grábalo almenos.
- ¡Al! - La pelirroja lofulminó con la mirada.
- Es broma, es broma. - Élrió. - Tranquilos, no diremos nada, ¿verdad?
- Verdad. - John sonrió.
- Claro. - Theo asintió. -No tenéis de qué preocuparos.
- ¿Daphne? - Scorpius enarcóuna ceja, su prima era quien más le preocupaba.
- ¿Por quién me tomáis? -Replicó, ofendida. - No le he dicho a mis padres que Theo estaba saliendo conLucy Weasley, no les voy a decir lo tuyo con Rose.
- Eso espero.
- Gracias chicos, de verdad.- Rose sonrió.
- De nada, me alegra no serla única chica en la familia. - Daphne sonrió y se acercó a Rose. La abrazóante su sorpresa. - Bienvenida al grupo.
- Gracias, Daphne.
- Llámame Daph, todas misamigas me llaman así. - Contestó, separándose.
- ¿Y por qué yo no puedo? -Theo se cruzó de brazos, ofendido.
- Porque tú eres mi hermano,no una amiga. - La castaña puso los ojos en blanco. - Y ahora, si medisculpáis, me marcho, he quedado.
Abandonó la habitación conuna sonrisa y dando pequeños saltitos alegres. La pelirroja sonrió, le caía bienaquella chica.
- Creo que tú tambiéntendrías que irte, Rose. - Albus suspiró. - No creo que a los de ahí fuera leshaga mucha gracia que te quedes, quizás hayan llamado a algún profesor.
- Tienes razón. - Lapelirroja miró a su novio y le hizo un gesto con la cabeza. Él asintió y losdos se marcharon. - Adiós chicos, nos vemos en la cena.
Llegaron a la sala común,donde todo el mundo volvió a murmurar. Aquello había sido un bombazo y teníanque planear lo que iban a hacer a continuación. Tendría que hablar con laschicas y contárselo a sus primos. Esa, probablemente, sería la parte másdifícil. Algunos no se lo tomarían bien e intentarían decírselo a su padre.Suspiró. Seguramente James o Fred la amenazarían, quizás incluso Molly aunqueesta no fuera la más adecuada para hablar. Por suerte, sabía cómo mantenerlos atodos bajo control, solo tenía que buscar las palabras adecuadas.
- ¿En qué piensas? - Lepreguntó Scorpius al ver que llevaba mucho rato callada. Ambos iban de la mano,paseando tranquilamente por los corredores, ajenos a los murmullos de todos losque los veían.
- En cómo neutralizar a misprimos. - Contestó con tranquilidad.
- Eso puede ser complicado.- El chico suspiró, inquieto. Aunque no lo admitiera en voz alta le daban unpoco de miedo los Weasley, eran demasiados.
- Tranquilo, me he criado enuna familia grande, tengo mis recursos. - La pelirroja lo besó y él sonrió. -No te preocupes por nada.
Se sentaron en el alfeizarde una ventana y allí pasaron el resto de la tarde, entre besos, risas ycaricias. En seguida el rumor se extendió por todo Hogwarts y no se hablaba deotra cosa. Todos sabían que Rose se había colado en la sala común de Slytherinpara reconciliarse con Scorpius y ambos habían decidido dejar de ocultarse.Incluso James, que no había salido de su dormitorio desde la pelea con Lizzy,se había enterado y no podía dejar de pensar en cómo reaccionaría su pobrepadrino al enterarse de aquello. Era una locura, un Malfoy saliendo con unaWeasley, ya tenían bastante con que fuera amigo de su hermano y con que Nottestuviera saliendo con Lucy. Aquello era demasiado.
- Es lo que me han contado.- Repitió Jordan.
- Es increíble. - Frednegaba con la cabeza. - Tenemos que hablar con Rose, ¿en qué está pensando?
- No lo sé. - James suspiró.- Hablaré con los demás y trataremos de hacerla entrar en razón entre todos. Demomento, que no se entere el tito Ron, no quiero que le dé un infarto.
Cuando Rose y Scorpiusentraron al comedor todo el mundo se quedó en silencio y se giró parar mirarlos- incluso los profesores -. Ellos se sonrojaron un poco, pero no soltaron susmanos.
- No creía que esto fuera apasar. - Murmuró ella.
- Pues ya no hay marchaatrás. - Respondió él. - ¿Comemos en tu mesa o en la mía?
- La mía, tengo que hablarcon las chicas.
El rubio asintió y juntos sedirigieron hacia la mesa de Ravenclaw seguidos por las miradas de los demás.Cuando se sentaron, poco a poco retomaron las conversaciones y el Gran Comedorvolvió a la normalidad.
- Eso ha sido muy raro. -Rose negó con la cabeza. Sus cuatro amigas la miraban con una media sonrisa,aunque una más forzada que las demás. - ¿Cómo estás, Lizzy?
- Estoy, - La morena seencogió de hombros. Apenas había probado bocado, no tenía ningún hambre. Echóun vistazo, casi sin darse cuenta, a la mesa de Gryffindor, pero James estabade espaldas y no pudo verlo. - pero no hablemos de mi. Sois la comidilla detodo el colegio.
- No podía creérmelo cuandome lo cortaron, pero miraos. - Intervino Caroline. - ¡Hacéis una parejapreciosa!
- Gracias, Caro. - Lapelirroja sonrió y su novio le dedicó una sonrisa. - La verdad es que estamoscontentos, estábamos hartos de ocultarnos, pero no queremos que nuestros padresse enteren todavía. Cuento con vuestra discreción, ¿verdad?
- Por supuesto. - Elizasonrió. - Nadie de fuera de Hogwarts se enterará por nosotras, no tienes porqué preocuparte.
- Sabía que podía contar convosotras. - Rose suspiró, aliviada. - Ahora solo me queda amenazar a mi familiapara que nadie diga a nada.
Las demás asintieron lentamente,conscientes de que aquello podía llegar a ser complicado. Lizzy removía lacomida en su plato con desgana. Sabía que antes ella habría conseguido queJames callara, pero ahora ya no. Había jodido su relación y no podía si quieraayudar en nada a su mejor amiga. "Genial, Elizabeth, genial", se reprochó a símisma.
- Me voy al dormitoriochicas. - Dijo, poniéndose de pie.
- Apenas has comido, Lizzy.- Murmuró Caro.
- No tengo hambre, quierodescansar.
- Cógete al menos unamanzana o algo de fruta por si te entra hambre más tarde. - Insistió Eliza.
- Está bien, pesadas.
La chica cogió un par demandarinas y se dirigió hacia la salida del comedor, pero justo entonces Jamesse puso de pie y sus miradas se cruzaron. Lizzy fue la primera en apartarla. Saliórápidamente de la habitación mientras las lágrimas volvían a resbalar por susmejillas y él apretaba los puños con fuerza.
- Hola, James. - Una voz losobresaltó. Se giró y se encontró con una chica que conocía de vista. Estaba enquinto curso y siempre le había lanzado muchas indirectas. - Me han contado queesta tarde te han atacado salvajemente en el pasillo, ¿estás bien?
- Sí, pero gracias porpreguntar. - Murmuró él.
- ¿Seguro? Quizás podríaayudarte
James volvió a mirar a lapuerta y, de repente, sintió una inexplicable rabia. Él había hecho todo lo quehabía podido, había consentido a Lizzy, la había querido, la había protegido,nunca le había hecho daño y ella se lo había pagado así. Miró de nuevo a lachica. Era guapa, muy guapa. Tenía el pelo tan negro como el suyo y unospenetrantes ojos azules. Dedicó una última mirada a la puerta, pero ella ya noestaba. "Y no va a volver", se recordó. Sonrió a la chica. Sabía que no estababien lo que iba a hacer, ni siquiera le apetecía, pero tenía que sacarse aLizzy de la cabeza como fuera. Además, así le demostraría todo lo que habíaperdido por su tonta rabieta de niña pequeña. La miró de arriba abajo haciendoque se sonrojara.
- ¿Sabes qué? Creo que sí que podrías echarme una mano.---------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
¡Feliz lunes a todos! Espero que hayáis pasado un muy buen fin de semana :) Os dejo este capítulo rápidamente antes de irme corriendo a clase (hemos empezado este curso a tope)
Espero que os guste y dejéis vuestros comentarios y, como siempre, muchísimas gracias por todo vuestro apoyo (visitas, favoritos - que ya tenemos unos 190 - y comentarios).
Muchos besitos y nos leemos el miércoles,Ladyluna10 :)
Una semana y dos días mástarde, todos los primos Weasley-Potter consiguieron despejar sus agendas parasentarse a hablar con Rose. Algunos estaban preocupados, pero la mayoríasimplemente sentían una fuerte curiosidad. No entendían cómo había pasadoaquello, ¿desde cuándo estaban viéndose? Quedaron todos en la Sala de losMenesteres el sábado por la tarde. Los primeros en llegar fueron Rose, Scorpiusy Albus - que habían pasado el día estudiando juntos en la biblioteca -, aunquelos demás no tardaron en aparecer. Las últimas fueron Lilly y Lucy que pidieronperdón por el retraso y tomaron asiento en el suelo, delante de los otros.
- Bueno, veo que ya estamostodos. - Rose sonrió nerviosa. Estaba de pie, delante de todos y no sabía muybien por dónde empezar. Scorpius, a su lado, le apretó la mano, animándola aseguir. - Os hemos reunido aquí porque quería contaros una cosa.
- Rose y yo estamossaliendo. - Se atrevió a decir él.
- Exacto, empezamos a saliren enero y ya estamos hartos de escondernos así que solo me gustaría pediros
- Rose, ¿estás loca? - Jamesla interrumpió. - No puedes hablar en serio, no puedes estar saliendo con unaserpiente.
- ¿Qué tienes en contra delos Slytherin? - Intervino Lucy, fulminando a su primo con la mirada.
- Claro, tú la defiendesporque también estás con uno de ellos, pero los demás coincidiréis conmigo. -Insistió. - Ya sabes lo que dijo tu padre, ¿quieres que le dé un infarto? ¿Ycómo crees que se lo tomará el resto de la familia?
- Venga James, sabesperfectamente que a nadie le ha importado que Lucy esté saliendo con Theo. -Intervino Lilly. - La abuela le tejió un jersey incluso. Los únicos que sequejaron fueron el tito Ron y el tito George.
- ¡Precisamente!
- Ya sé que mi padre no selo va a tomar bien, por eso estáis aquí. - Los interrumpió Rose. - ¿Alguno devosotros se lo ha contado a alguien de fuera de aquí?
- A Dominique. - Dijo Mollyencogiéndose de hombros. - Me pareció un buen cotilleo, pero tranquila ella nodirá nada.
- Y yo a Teddy. - Jamessuspiró. - Quería ver si opinaba como yo, pero dice que Scorpius no es tanmalo.
- Es normal, son familia alfin y al cabo. - Albus sonrió a su amigo al decir aquello. - Sé que sus abuelasa veces comen juntas y los han llevado con ellas.
- Exacto, después de laguerra mi abuela Cissy quiso recuperar el contacto con la tía Andrómeda. -Explicó Scorpius. - Y me alegra saber que Teddy piensa eso de mí.
- Sí, todo eso está muybien. - Rose puso los ojos en blanco. Se estaban alejando del tema original. -La cuestión es que mis padres no se pueden enterar de esto todavía. Yo hablarécon ellos en vacaciones.
- ¿Y por qué deberíamos nodecir nada? - James se cruzó de brazos y Rose tuvo que morderse la lengua.Desde su pelea con Lizzy estaba insoportable.
- Os daré motivos a todospara que guardéis silencio. - La pelirroja les dedicó una sonrisa maléfica yfue mirándolos uno por uno. - Lilly
- No voy a decir nada. - Seapresuró a decir. - Tú puedes hacer lo que quieras con tu vida, yo no te juzgo.
- De acuerdo. - Su primasonrió. - Lucy
- ¿De verdad crees queprecisamente yo diría algo? - La morena enarcó una ceja.
- No, la verdad es que no. -Rose le guiñó un ojo y siguió. - Roxy
- A tu padre le va a daralgo Rose, no estoy en contra de esto, pero creo que debería enterarse cuantoantes.
- Le diré al tuyo que teliaste con Goyle.
- ¡¿Qué?! - Exclamó Fred. -¡Roxanne!
- Fue solo una vez. - Lachica se puso completamente roja. No se lo había contado a nadie, ¿por qué losabía ella? Miró a Rose con la boca muy abierta. - ¿Cómo te has enterado?
- Scorpius os vio salir delcastillo.
- Mierda, con lo cuidadososque fuimos. - Roxanne maldijo por lo bajo. - Está bien, no diré nada, es tudecisión.
- Genial. - La pelirrojapasó al siguiente. - Hugo, ¿no te chivarás de tu hermanita mayor que tanto tequiere, verdad?
- ¿Y tener que soportar apapá diciéndome que por qué no lo impedí? - El chico puso los ojos en blanco. -Ni en broma.
- Gracias, te quiero, tequiero, te quiero. - Lo abrazó y le dio un beso en la mejilla antes derevolverle el pelo y que él se quejara. - Vale, Molly
- Mi padre se ha enterado detodo lo que he hecho, no vas a poder chantajearme y Will ya sabe que me gusta.- Su prima se encogió de hombros. - Pero no soy nadie para juzgar, no dirénada, tranquila. - Le dedicó una sonrisa. - Me alegra saber que no eres tanmosquita muerta como creía.
Rose se puso roja alescuchar aquello y la mayoría de sus primos empezaron a reír.
- Bueno, vale, a Albus notengo que decirle nada porque él lo sabía desde el principio y sé que no va adecirlo. - Él le guiñó un ojo y la pelirroja sonrió, agradecida. - Solo quedáisvosotros dos. - Señaló a Fred y James.
- Buena suerte, no lograrásconvencernos. - Fred enarcó ambas cejas. - Esto que estás haciendo no está bieny tu padre debería saberlo. Si no le hemos escrito todavía es porqueconfiábamos en que entraras en razón, pero parece que no.
- Venga Rose, te merecesalgo mejor. - Insistió James. - Un buen Gryffindor o un Ravenclaw, incluso unHufflepuff, ¿por qué Malfoy?
- Porque le quiero. - Selimitó a contestar. - James, sé que debajo de toda esa fachada de tío durotienes un corazón, lo sé por fuentes fiables. - Suspiró. Si Lizzy y él no sehubieran peleado aquello sería mucho más fácil. - Entiéndelo, ¿tú no estaríasdispuesto a todo por la persona a la que quieres?
- ¿Para que al final terompan el corazón? - Negó con la cabeza. - El amor es una tontería, Rose, solosirve para sufrir.
- No creo que precisamentetú hayas sufrido mucho. - Recordó a su amiga que apenas podía dormir y quehabía perdido el apetito, que no lograba concentrarse y que se culpaba de todouna y otra vez mientras él en una semana se había liado con, al menos, unachica cada día. - James, voy a seguir con Scorpius le moleste a quien lemoleste, me da igual tu opinión, lo único que te pido es que no se lo digas ami padre, que dejes que sea yo quien se lo cuente poco a poco.
- James, Rose tiene razón. -Lilly lo miró un tanto decepcionada. - No puedes detener al amor por mucho quelo intentes.
- Y si ellos se quieren vana encontrar siempre la forma de estar juntos. - Añadió Hugo. - Mi padre tendráque acostumbrarse.
- Sois demasiado críos parasaber nada de eso. - Masculló él.
- James, lo único queconseguirás si se lo dices es hacerle daño y tú no quieres eso. - Rose suspiró.- No vas a hacerme cambiar de opinión y estoy dispuesta a decirle a tu madreque estás descontrolado y que, a este ritmo, te habrás ligado a todo Hogwartsantes de que termine el curso.
- Eres una chantajista. - Lededicó una media sonrisa burlona. Su prima sabía jugar, desde luego. James sabíaperfectamente cómo reaccionaría su madre y no le apetecía tragarse un sermónsobre "cómo tratar a las chicas". - Está bien, pero te daré hasta verano. Sipara entonces no le has dicho nada, hablaré yo mismo con él.
- Genial. - La Ravenclawsuspiró. - Y tú Fred, sé que has estado probando unos prototipos muyinestables, cosa que no hará gracia a tu padre. Podría dejárselo caer.
- No voy a ser el que se chive,tranquila, si todos han dicho que no lo harán, yo tampoco. - Fred negó con lacabeza. - Pero me uno al ultimátum de James.
- Está bien, lo acepto, notendréis que decirle nada, para entonces ya lo sabrá. - Rose sonrió feliz ymiró a Scorpius. - ¿Ves como lo tenía todo bajo control?
- Desde luego, jamás imaginéque fueras una "negociadora", - Él puso los ojos en blanco al decir aquello. -por no decir otra cosa.
- En una familia grandetienes que aprender a sobrevivir. - Lilly sonrió y se puso de pie. Se acercó alrubio y lo abrazó. - Bienvenido a la familia, Scorp. Porque ahora puedollamarte Scorp, ¿verdad?
- Claro. - Él sonrió debidoa la efusividad de la chica.
- Bienvenido al clanWeasley, deberías escribirle a Teddy para que te aconseje. - Molly comenzó areír y los demás lo imitaron.
- ¿A qué te refieres? - ElSlytherin frunció el ceño.
- Nada cielo, no tepreocupes. - Rose lo besó en la mejilla. - Es solo que mi familia puede llegara ser muy especial.
- Sí, que no te asusten lasbromas ni los comentarios. - Lucy sonrió. - Pero no le digas nada de esto a tuprimo, todavía no lo he advertido.
- Mis labios están sellados.- Él también sonrió.
- Una escena conmovedora,pero yo me marcho. - James se puso de pie y negó con la cabeza. - He quedadocon esta chica, ¿cómo se llamaba?, Mel
, no Mal
- Negó con la cabeza y sonriócon arrogancia. - Bueno, he quedado con una rubia de Hufflepuff, total, no voya volver a verla después de esta tarde, ¿para qué quiero saber su nombre?
Abandonó la sala ante lamirada de decepción de su familia. Muchos negaban con la cabeza o apretaban loslabios.
- Está descontrolado. -Murmuró Lilly. - ¿Por qué hace esto?
- Es una buena pregunta. -Rose suspiró. - Hay gente que no sabe sobrellevar las separaciones.
- Es su forma de demostrarque está por encima de todo. - Dijo Fred. A él también empezaba a preocuparlesu primo. Siempre había sido un ligón, pero aquello era demasiado. Desde supelea con Lizzy había estado con nueve chicas y subiendo. - Lo está pasandomal, ¿vale?
- Ya claro y voy yo y me locreo. - Rose negó con la cabeza, pero no añadió nada más. Si por ella fuera lecontaría a James como estaba su amiga, pero ella intentaba aparentar que estababien delante de todo el mundo, aunque a ellas no lograra engañarlas, y noquería traicionarla.
- Si en un par de semanas novuelve a la normalidad le escribiré a Teddy. - Dijo Albus, preocupado. - Él esel único que puede hacerlo entrar en razón.
Rose asintió lentamente.Odiaba ver a la gente pasándolo mal y lo único que quería era que todo sesolucionara aunque lo veía muy complicado.
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¡Hola a todos y feliz miércoles!
Por fin se han sentado todos los primos a hablar y al parecer Rose ha conseguido salirse con la suya (un ultimatum es mejor que nada jajajaja), aunque telita con James.
Tengo cositas que deciros. En primer lugar, ya hemos superado las 28000 visitas y cada vez estamos más cerca de los 200 favoritos <3 En segundo, lugar acabo de ver que la historia tiene 199 comentarios, o sea, el que primer comentario de este capítulo será el número 200, ¡wiiii! En serio, sois los mejores.
El viernes subo el siguiente.
Muchos besitos a todos,
Ladyluna10 :)
Rose y Scorpius dejaron deser noticia poco a poco. La gente seguía mirándolos y murmurando cada vez quelos veían pasar cogidos de la mano, se sentaban juntos en clase o comían en lamisma mesa, pero trataban de disimular y a muchos en seguida dejaron deinteresarles. Se esperaban una batalla entre la pareja y sus familias, peronada de eso había pasado. Los primos de él estaban encantados con Rose y lamayoría de primos de ella y su propio hermano estaban a gusto con Scorpius.Además, todas las miradas se centraban ahora en James Sirius Potter y su largalista de líos. Todos los días había una chica llorosa porque él no la quería ysolo había querido pasar un rato con ella. Lizzy lo veía pasearse con una y conotra colgadas de su brazo por delante de sus narices y tenía que reprimir laslágrimas. Sabía por qué lo hacía, quizás era la única en todo Hogwarts que loconocía lo suficiente como para entenderlo. Quería volverla loca de celos,mostrarle todo lo que había perdido, volcar su rabia hacia ella de aquellamanera. Era su forma de "ganar" aquella separación. Y lo peor de todo paraLizzy es que sabía que a él no podía engañarlo y que sabía perfectamente que sisus ojos se encontraban, James leería la tristeza en ellos. Por eso lo evitabay esquivaba sus constantes miradas. Él la buscaba queriendo saber si leimportaba, pero debía dejarle hacer lo que quisiera. No eran nada -oficialmente nunca habían sido más que amigos -, no podía reclamarle nada. Siaquella era su forma de sobrellevar su separación, allá él. Aunque no es que suforma fuera mucho mejor, pero no podía evitarlo. En aquel momento lo único quequería era poder dormir más de cinco horas seguidas. Por suerte ya había recuperadoel apetito y la concentración.
- No encuentro nada en estemanual, voy a buscar otro. - Susurró a sus amigas. Estaban en la bibliotecahaciendo un trabajo de Transformaciones. - En seguida vuelvo.
Se puso de pie y se dirigióhacia las estanterías que contenían los libros sobre aquella materia. Repasóvarios títulos de forma distraída, buscando alguno que le llamara la atención.Odiaba tener que buscar fuentes antes de escribir una redacción, si ya sabía loque iba a poner, ¿por qué tenía que buscar en más y más libros? Tardaba más enleerlos que en escribir. Finalmente vio uno que le pareció útil pero, justocuando iba a cogerlo, su mano chocó con la de otra persona.
- Perdona. - Dijo una vozmasculina. La chica se giró y vio a McLaggen dedicándole una tímida sonrisa. -No sabía que ibas a coger ese.
- ¿Lo necesitas con muchaurgencia? Yo puedo esperar o coger otro. - Lizzy se encogió de hombros.
- Tranquila, Collins,cógelo. - Lo sacó de la estantería y se lo dio. - Es un manual avanzado, si loutilizas conseguirás un Excelente en el trabajo.
- Gracias, McLagen.
- Por favor, llámame Cormac.- Pidió él.
- Entonces tú tienes quedecirme Lizzy. - Dijo con una sonrisa.
- De acuerdo. - ElGryffindor asintió. - Me han dicho que hace unas semanas lanzaste a Potter a laotra punta de un pasillo.
- Bueno, yo
- Apartó lamirada, sin saber qué decir.
- Lo siento, no queríaincomodarte. - Se apresuró a decir él. - Solo quería decirte que alguientendría que haberlo hecho hace mucho tiempo, es un arrogante que se cree porencima de todo por ser quien es.
- Bueno, es que tuvimos unapelea bastante fuerte. - Sabía que los dos chicos no se llevaban bien a pesarde compartir habitación.
- Me lo imagino, antessiempre ibais juntos a todas partes, pero ya no. - Cormac se acercó un poco mása ella y apoyó su mano en su hombro. Lizzy se sintió un poco intimidada. Nosabía si era porque no estaba del todo recuperada emocionalmente o porque lehabía sorprendido su amabilidad, pero sintió cómo su estómago se encogía. - Séque apenas hemos hablado antes, pero si necesitas algo, no dudes en avisarme.Los enemigos de James son mis amigos.
- No somos enemigos. -Murmuró la chica. A pesar de todo seguía queriéndolo, no podría odiarlo nunca.- Simplemente hemos dejado de ser amigos.
- Bueno, aún así. - El chicose mordió el labio nervioso. - No sé qué te ha hecho, pero solo un idiotapodría perder a una chica como tú y no intentar recuperarla.
- No exageres.
- Es la verdad. - Él sonrió.- ¿Te gustaría venir a la próxima salida a Hogsmeade conmigo? Es la semanaantes de las vacaciones de Pascua. A no ser que ya tengas planes para ese día,entonces me gustaría invitarte a la siguiente.
- No, en realidad no tengoningún plan especial, iba a ir con las chicas como siempre. - Respondió ella, unpoco dubitativa. Cormac parecía muy simpático pero, ¿realmente quería ir conotro chico? No sabía si debía, ni si realmente quería. Iba a decirle que no,pero de repente una voz llegó desde el otro lado de las estanterías. Tanto ellacomo el chico se giraron un poco para escuchar mejor.
- Como te lo cuento, tía, hequedado con James esta tarde. - Decía una chica emocionada.
- ¿Estás segura de quequieres ir? Sale con una chica al día desde que se peleó con su amiguita. -Contestó otra.
- Me ha dicho que yo soydistinta, que lleva mucho tiempo fijándose en mí. - Insistió. - Yo creo que vaa pedirme salir después de esta tarde, además
Dejaron de escucharlas,debían haberse alejado. Ambos guardaron silencio unos instantes. La sangre deLizzy parecía estar hirviendo y agarraba el libro con fuerza, tratando decontrolarse. ¿Cómo podía llegar a ser tan mentiroso?
- Me parece mentira que hayachicas que se crean esas cosas. - Murmuró Cormac. - Supongo que no será más queuna cría de cuarto o quinto año.
- Probablemente. - Lizzy semordió el moflete por dentro. ¿Cómo podía estar haciéndole eso? ¡Se acabó! Ellatambién sabía jugar a ese juego. Miró a Cormac y recordó todas las veces queJames se había quejado de él. Sabía que le molestaría verla con otro, pero siademás ese otro era McLaggen
Estaba mal, pero en ese momento no quería pensar.Sentía una fuerte presión en el pecho y solo quería demostrarle que ellatambién podía "ganar" aquello. - ¿Sabes qué, Cormac? Me apetece muchísimo ir aHogsmeade contigo la semana que viene.
- ¡Genial! - Exclamócontento. - Pues ya concretamos hora más adelante.
Lizzy sonrió y, trasintercambiar solo un par de frases más, volvió a su sitio. Rose levantó lacabeza y la miró con curiosidad.
- ¿Por qué has tardadotanto?
- Creo que tengo una cita. -Susurró Lizzy. Sonrió de forma nerviosa. A lo mejor aquello no era una buenaidea.
Scorpius estaba tumbado ensu cama, leyendo tranquilamente cuando su primo entró al dormitorio.
- ¿Estás solo? - Preguntó.
- ¿Ves a alguien más aquí? -Contestó el rubio.
- No, pero tengo algoimportante que contarte y no quiero que Albus se entere. - Negó con la cabeza.- Siento cierto aprecio por mi vida.
- ¿Tiene que ver con Lucy? -Scorpius se sentó en la cama y cerró el libro después de señalar por dónde ibacon un marcapáginas que le había quitado a Rose.
- Sí.
- Tienes toda mi atención.
- A ver, empezaré por elprincipio, el día de la fiesta quise liarme con Molly pero ella me rechazó y medijo que solo tenía ojos para Wood. - Empezó a explicar. - Entonces se cruzó suhermana en mi camino.
- Ay no, Theo.
- Déjame terminar. - Pidió,sentándose en la cama junto a su primo. - El caso es que empecé a hablar conella y me dijo que ni lo intentara, que no era su hermana, pero entoncesdescubrí que a ella también le gustaba Wood y llegamos a un acuerdo.
- ¿Fingiríais estar juntospara ponerlos celosos? - Preguntó. ¿Cómo se le había ocurrido? Su primo debíahaberse dado un buen golpe en la cabeza de pequeño.
- Básicamente.
- Es la cosa más absurda quehas hecho en tu vida. ¿Te ha servido para algo? - El rubio negó con la cabeza.- Molly sigue detrás de Wood, lo dijo el otro día delante de mí cuando Rosehabló con sus primos, y no creo que él se esté fijando en Lucy.
- Aquí viene mi problema. -Theo suspiró. - Creo que me estoy enamorando de Lucy.
- ¿Qué? - Scorpius abriómucho los ojos. - ¿Tú enamorado?
- No debería sorprendertetanto.
- Pero si a ti te encanta irde chica en chica y odias las relaciones estables.
- Bueno, tú no eras muchomejor que yo y mírate ahora. - Nott negó con la cabeza.
- ¿Ella siente algo por ti?
- No lo sé. - Resopló. -¿Cómo se supone que le voy a decir que para mí esto ha dejado de ser un juego?
- A mí me parece una buenafrase.
- Scorp, hablo en serio, sealejaría inmediatamente, odia hacerle daño a la gente, a veces me pregunto cómoaccedió a hacer esto.
- Te gusta mucho. - El rubioempezó a reír. - Theodore Nott enamorado, ¿quién nos lo iba a decir?
- No sé para qué te cuentonada.
- No, ahora en serio, no sépor qué estás tan deprimido. - Apoyó su mano en el hombro de su primo. - ¡Ya estás saliendo con ella!
- Es una chica increíble, -Murmuró él, ignorando las palabras del otro. - es tan dulce y al mismo tiempo tandecidida. Fui su primer beso, ¿no te parece tierno?
- Tiernísimo. - ContestóScorpius con cierta ironía, poniendo los ojos en blanco.
- Cuando estoy con ellasiento que todo está bien y en calma. No tengo ninguna prisa porque sé que nose va a mover de mi lado. - Se echó hacia atrás.
- ¿Ninguna prisa tú? - Elrubio volvió a reír. - Definitivamente, mi querido primo, estás enamorado deLucy Weasley.
- Esto es un desastre, yosolo quería una noche con Molly, ¿cómo he podido acabar así?
- Bueno, yo ni siquieraquería una noche con Rose y míranos ahora. - Scorpius miró su reloj y suspiró.Llegaba tarde. - Lo que me recuerda, he quedado con ella para estudiar hacediez minutos.
- Márchate, no queremos quetu querida novia se enfade.
- No te rías tanto, el quetiene mal de amores eres tú.
- Qué simpático.
- Tranquilo, ya te he dichoque solo tienes que hablar con ella. - Se encogió de hombros. - Lucy parececomprensiva y quizás ella también siente cosas por ti, ¿no crees? Lleváismuchos meses fingiendo, a lo mejor los sentimientos ahora son mutuos, puedesllegar a ser un buen tío cuando te lo propones.
- Qué romántico te hasvuelto desde que tienes novia, Scorp. - Theo se sentó y sonrió a su primo. -Gracias por escucharme, pero que no se entere Albus.
- No diré ni una palabra. -Contestó. - ¡Hasta luego, primo!
- Adiós.
Scorpius salió deldormitorio y recorrió la sala común peinándose con los dedos. Rose era unaimpaciente, seguro que estaba enfurruñada cuando llegara. Corrió escalerasarriba hasta la puerta de la biblioteca donde ella lo estaba esperando.
- Llegas casi veinte minutostarde. - Dijo nada más verlo.
- Lo sé, lo siento, me hasurgido un imprevisto. - Se excusó. Ella enarcó una ceja y lo miró concuriosidad, pero él se limitó a negar con la cabeza y sonreír. - No me creerías.Anda, vamos, tengo que ganas de pasar la tarde contigo aunque sea haciendo untrabajo de Pociones.
La besó y ella sonrió.
- Tienes suerte, Malfoy, nohabría esperado a ningún otro.
- ¿Te crees que no lo sé? -Sonrió y volvió a besarla. - ¿Entramos?
- Sí, vamos.
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¡Feliz viernes a todos! ¿Qué tal ha ido la semana? Espero que bien :3
Bueno, tal y como os dije a muchos en los comentarios, Lizzy es de armas tomar... a ver qué tal va esa salida Hogsmeade, algo me dice que dará mucho que hablar ;) Y Theo... ayy, qué adorable es *-*
Espero que paséis un buenísimo fin de semana y, como siempre, gracias por vuestro apoyo (¡espero vuestros comentarios!).
Muchos besos y nos leemos el lunes,
Ladyluna10 :)
Quedaba una semana para lasvacaciones de Pascua. El próximo sábado algunos alumnos regresarían a sus casaspara pasar una semana con sus padres, pero aquel día tocaba visita a Hogsmeade.Las chicas todavía no podían creerse que Lizzy hubiera accedido a ir con elpretencioso de McLaggen, mucho menos James. Cuando aquello llegó a sus oídos nolo creyó pero, después de investigar un poco, descubrió que era verdad. Aquellatarde volvió a estallar. ¿Por qué tenía que irse justo con ese? ¡Había montonesde chicos en Hogwarts! ¿Por qué tenía que elegir al que peor le caía? Por unmomento se le pasó por la mente que lo estuviera haciendo a propósito - bueno,el se había paseado por delante de ella con la mitad del sector femenino del colegiocolgado del brazo -, pero lo desechó en seguida. Ni siquiera lo miraba, seguroque no era por eso aunque eso no quitaba que le molestara. Muchísimo. Así quehabía decidido contraatacar, por si acaso, y había convencido a su primeranovia para ir con él a Hogsmeade. Annabeth Meadow seguía pareciendo una muñecade porcelana, de hecho, con los años, había ganado en belleza, aunque no encerebro. A todos les sorprendía que estuviera preparando sus ÉXTASIS. Lizzy yella empezaron a llevarse mal cuando ellos empezaron a salir y desde entoncesno se habían soportado. Le costó un poco convencerla pero era James SiriusPotter y ni siquiera su ex-novia fue capaz de resistirse a sus encantos.
- Bueno, James, ¿dóndetienes pensado llevarme? - Le preguntó cuando llegaron al pueblo.
- Primero te invitaré a unacerveza en las Tres Escobas, - Contestó con una sonrisa pícara. - después yaveremos.
- Me parece muy bien. - Ellatambién le sonrió.
Se agarró a su brazo y apoyósu cabeza en su hombro. James quiso alejarla un poco, pero justo entonces vio aLizzy y McLaggen charlando y riendo, a punto de entrar a las Tres Escobas. Lasmiradas de ambos se cruzaron. Él sonrió con autosuficiencia y ella negó con lacabeza y enarcó ambas cejas. No podía creerse que hubiera decidido ir con esajusto el día que ella tenía su primera cita después de su separación.
- Maldito hijo de
- ¿Qué dices? - Cormacarrugó la frente, sin entender lo que acababa de murmurar la chica por lo bajo.
- Nada, que deberíamosentrar ya, hace fresco.
- Claro, después de ti. -Abrió la puerta y la dejó pasar.
James se mordió la lengua alver aquello y guió a Annabeth hasta el local. Cuando entró, le dijo que sesentara en una mesa que, "por casualidad", estaba al lado de la que Lizzyocupaba.
- Lizzy. - Saludó laGryffindor con una falsa sonrisa.
- Annabeth. - Respondió lamorena con un gesto similar.
- He venido con James,después de todos estos años he decidido darle una nueva oportunidad, creo queestá muy enamorado de mí, me dijo que llevaba mucho tiempo queriendo pedirmeuna cita, pero que no se atrevía porque temía que siguiera guardándole rencor.- Explicó. - Menuda tontería, ¿verdad? Ha pasado ya mucho tiempo, estábamos entercero, ambos hemos cambiado. ¿No te parece adorable?
- Perdona, ¿me decías a mí?- Lizzy dejó de mirarse las uñas. - Creo que no te he preguntado nada.
- Hay gente que nuncacambia.
- Habla por ti, siguesteniendo el mismo cerebro de mosquito. - Masculló la Ravenclaw por lo bajo.
- ¿Qué? - Annabeth arrugó lanariz y puso cara de tonta.
- Nada, no he dicho nada. -Mintió ella.
- Has dicho algo por lobajo, no soy estúpida.
- Eso es discutible. -Volvió a murmurar.
- ¡Has vuelto a hacerlo! -Exclamó la Gryffindor, señalándola.
Lizzy negó con la cabeza.Esa chica se había vuelto más tonta con los años. Decidió ignorarla y volvió amirarse las uñas. Se entretuvo quitándose un padrastro hasta que llegó Cormarccon las dos cervezas.
- Perdona, había muchagente. - Dijo con una sonrisa dándole una de las jarras.
- No te preocupes. - La Ravenclawse encogió de hombros y dio un sorbo. - Muchas gracias, Cormac.
- De nada. - Miró entonceshacia el lado y vio a su compañera de casa. Le sonrió. - Hola Annabeth, no tehabía visto, ¿cómo estás?
- Estupendamente, James y yonos estamos dando otra oportunidad. - Respondió. - ¿Lizzy es tu cita?
- Bueno, sí. - Él asintió.
- Supongo que hay gente paratodo. - Dijo poniendo los ojos en blanco. James llegó justo entonces. - Hola,James, por fin llegas.
- Había mucha gente. -Contestó el chico. - Pero no te preocupes, ya estoy aquí, encanto.
- Qué mono eres.
- Monísimo. - Masculló porlo bajo Lizzy.
- Oh, no os había visto. -James fingió una sonrisa. - Hola, McLaggen; hola, Collins.
- Potter. - Dijo ella.
Era la primera vez quehablaban desde su pelea, pero no parecía que fueran a decir mucho más que eso.Se miraron fijamente el uno al otro con decisión, retándose y queriendodemostrar que los dos estaban por encima de aquello.
- ¿Lizzy?
- ¿Qué? - La chica fue quienrompió el contacto visual. ¿Por qué tenía Cormac que interrumpirla?
- Te preguntaba que quéquerías hacer después de tomar la cerveza.
- Lo que tú quieras. -Respondió ella con una sonrisa coqueta. Notó la mirada de James fija en ella yempezó a jugar con su pelo. - ¿Dónde te apetece ir?
- Podríamos pasear por losalrededor del pueblo. - Comentó él y ella asintió. Se acercó un poco a él,echando su cuerpo por encima de la mesa.
- Me parece una buena idea,quizás podamos encontrar un lugar más privado. - Se mordió el labio como soloella sabía hacer y vio como James se removía nervioso en su sitio, sin prestaratención a lo que Annabeth le contaba.
- Bueno, hay un lugar al queno suele ir mucha gente. - Él también se inclinó sobre la mesa, quedando muycerca de ella.
James por su parte tambiénse había acercado a Annabeth y tenía su mano apoyada en la rodilla de la chica.Ella reía tontamente y no paraba de tocarle el brazo.
- Vaya, se nota que entrenasmucho, tienes los brazos muy fuerte. - Dijo haciendo que él sonriera conchulería.
- Bueno, es lo que tiene serel mejor buscador de Hogwarts, estoy seguro de que conseguiré darle la victoriaa Gyffindor. - Dijo, lo suficientemente alto como para que Lizzy lo escuchara.Tenía muy mal perder y no podía dejar pasar la oportunidad de molestarla. - Elequipo de Ravenclaw no puede competir contra el nuestro.
- Espero que ganes, me haríamucha ilusión.
- Como a todos. - El chicotuvo que morderse la lengua. Sabía que Annabeth odiaba el quidditch y que decíaeso solo para impresionarlo. Se acercó un poco más a ella y apartó un mechón desu cara. De reojo vio cómo Lizzy apretaba la mandíbula con un movimiento casiimperceptible pero que él conocía muy bien.
La chica tomó aire. Siquería guerra, la iba a tener. No se lo pensó dos veces. Recorrió la corta distanciaque los separaba a ella y Cormac y unió sus labios en un beso.
- Id pensando en salir deaquí. - Dijo Rose a sus compañeros de mesa: Scorpius, Albus y Clary. - Va aestallar una guerra y no quiero que me pille en medio.
- Madre mía, se comportan comosi tuvieran cinco años. - Albus negó con la cabeza al ver como James empezaba abesar a Annabeth después de ver el beso de Lizzy y McLaggen. - ¿Qué les pasa enla cabeza?
- Que no la estánutilizando. - Scorpius puso los ojos en blanco y bebió un sorbo de su cervezade mantequilla. - No quiero ofenderos, pero son un poco estúpidos. ¿No se dancuenta de que todo esto es una tontería y lo están haciendo solo porque nosoportan ver al otro con alguien más?
Los cuatro suspiraronmientras James y Lizzy continuaban su batalla de besos, mirándose de reojo eluno al otro.
- Quieren demostrar queestán mejor que el otro como sea. - Rose apretó los labios. Sabía que su amigaestaba mejor, pero todavía veía en sus ojos que no estaba del todo bien.Necesitaba más tiempo del que ella misma se había dado.
- Los misterios del amor. -Dijo Clary apoyando su cabeza en el hombro de Albus que sonrió con resignación.La chica no había entendido su charla sobre los espacios personales y seguíahaciendo aquello. Cada día estaba más cansado. - Menos mal que Albus y yo somosuna pareja consolidada y no vamos a pelearnos por cosas como esas.
- Claro
- Por supuesto. - Lo besóhaciendo que Rose y Scorpius miraran hacia otro lado, un poco incómodos. -Cuanto me alegra que no seas como tu hermano, eres el chico perfecto.
Él intentó forzar unacarcajada, pero esta murió en sus labios al ver que la puerta del local seabría y por ella entraba Caroline, con un gorro de lana y un abrigo corto ajuego que la hacían parecer un ángel. El estómago le dio un vuelco sin que élpudiera hacer nada por evitarlo. Miró otra vez a Clary. Era guapísima, másguapa incluso que Caro, pero no sentía lo mismo al mirarla. ¿A quién pretendíaengañar?
- Clary, tenemos que hablar.- Le dio igual estar rodeado de gente. Por fin lo tenía claro y no quería tenertiempo para pensar y echarse atrás.
- Scorpius creo quedeberíamos irnos. - La pelirroja y el rubio intercambiaron una rápida mirada.
- Totalmente de acuerdo. -El chico se puso de pie en seguida. - Nos vemos más tarde, chicos.
- Adiós. - Rose también sepuso de pie y los dos salieron de las Tres Escobas rápidamente. Una vez fuera,ambos suspiraron. - Hemos estado muy cerca de quedar atrapados.
- Lo sé. - Él asintió y semordió el labio. - Menuda se va a armar ahí dentro, menos mal que hemos salidoa tiempo.
- Totalmente de acuerdo,entre James y Lizzy y Albus y Clary
- La Ravenclaw negó con la cabeza. - ¿Quéte apetece hacer?
- ¿Ir a la Casa de losGritos está descartado? - Enarcó una ceja de forma provocativa y ella le dio enel hombro.
- Completamente.
- Pues entonces, lo que túquieras. - Scorpius se encogió de hombros. - A mí me da lo mismo, me basta conestar contigo.
- Qué mono eres cuandoquieres. - Apoyó sus manos alrededor de su cuello y él la cogió por la cintura.Se besaron y sonrieron al separarse.
- ¿Sigue descartado lo de ira la casa?
- ¡Sí! - Rose le dio en elhombro otra vez y se separó de él, riendo. - Anda, vamos a Honeydukes ydespués, ya veremos.
- ¿Me vas a comprar chuches?- En su cara se dibujó una expresión infantil.
- Por favor, ¿cuántos añostienes? - Enarcó una ceja.
- 17, lo que me recuerda queen dos semanas es tu cumpleaños y no podré pasarlo contigo. - La acercó denuevo a él. - ¿No podrías escaparte?
- Lo siento, mi familia metendrá secuestrada todo el día. - Se excusó ella. - Pero cuando volvamos aHogwarts lo celebraremos juntos, ¿de acuerdo?
- De acuerdo. - Le dio uncorto beso.
- A lo mejor no tengo casapara entonces porque mi padre me ha echado y tengo que irme a vivir contigo. -Comentó la chica medio en broma, medio en serio.
- Ya, van a ser unasvacaciones divertidas. - Scorpius se mordió el labio. - Hablaré primero con mimadre y que ella vaya preparando el terreno.
- Lo mismo y si tenemos quedejar lo de nuestros padres para verano, pues lo dejamos.
- Una genial idea, peroahora, ¿por qué no dejamos de preocuparnos por eso y vamos a por algo dechocolate?
- Me parece una gran idea.
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Ayy James y Lizzy, son un caso muuuuuuuy serio jajajajajaja Os confieso que me lo pasé genial escribiendo este capítulo :3
Cada vez estamos más cerca de los 200 favoritos y las 30000 visitas, ¡sois geniales! Espero vuestras opiniones, como siempre, y espero que os haya gustado.
Muchos besitos y feliz comienzo de semana,
Ladyluna10 :)
Era la segunda noche queRose pasaba en su casa. El día anterior había llegado agotada y no reunió elvalor suficiente para decir nada, pero de aquel día no pasaba. Su madre sehabía ido a su cuarto a leer y, aprovechando que su padre y su hermano estabanen el salón jugando una partida de ajedrez mágico, la siguió.
- Hola mamá. - Dijo entrandoy tumbándose en el lado vacío de la cama, como hacía cada vez que quería hablarcon ella sin que nadie se enterara.
- Hola, cielo. - Hermionedejó el libro sobre la mesita de noche y sonrió a su hija que se había hecho unpequeño ovillo y enterraba la cara en laalmohada.
Las dos guardaron silencio.Rose estaba armándose de valor para hablar y su madre no sabía qué decirle.Finalmente, la pelirroja tomó aire y habló.
- Estoy saliendo con un chico.
- ¿Qué? - Su madre abrió laboca, sorprendida.
- ¿No te alegras?
- Sí, claro, a ver megustaría que te concentraras completamente en las clases, pero mientras nointerfiera con tus estudios
- Hermione suspiró. - ¿Quién es? ¿Lo conozco?
- Sí, lo conoces.
- ¿Es Lorcan? Luna me contóque le pareces una chica increíble.
- No, no es él. - Rosesonrió aunque su madre no pudo verla. Si ella supiera su historia con el hijode los Scamander
- Es Scorpius.
- Scorpius. - Tardó unossegundos en asimilar quien era. - Scorpius ¿Malfoy?
- ¿A cuántos Scorpiusconoces, mamá? - Rose por fin se giró y miró a su madre a la cara. - Sí, es él.Llevamos saliendo desde enero, desde que volvimos de las vacaciones de Navidad.
- Entonces, ¿la cosa noacabó en la fiesta?
- No, ahí empezó, después deeso nos dimos cuenta de que nos gustábamos e intentamos luchar contra nuestrossentimientos, pero al final nos rendimos. - La chica se mordió el labio,preocupada. - Mamá, es un muy buen niño, te lo prometo. Es inteligente, sus notasson clavadas a las mías, es simpático y muy atento conmigo. Habría sidoprefecto de no ser por una pelea que tuvo en cuarto con unos chicos queempezaron a insultar y llamar hija de mortífago a su prima Daphne, que teníasolo 13 años, pero estoy segura de que si sigue así será Delegado el curso queviene.
- A mí me dan igual susnotas. - Hermione le dedicó una media sonrisa. - Solo quiero que te trate comote mereces, aunque sea un Malfoy.
- Él no es como su familia,te lo aseguro, además su padre ha cambiado mucho gracias a su madre. - Seapresuró a añadir. - Mamá, nos queremos y voy a seguir con él pase lo que pase,pero me preocupaba mucho vuestra reacción, por eso no os lo dije. He tenido quechantajear a la mitad de los primos para que no dijeran nada.
- Sé que eres una personamuy sensata para tu edad y confío en tus decisiones pero ya sabes que siempreha habido muchos roces entre nuestra familia y la suya.
- Pero Albus es amigo deScorpius. - Protestó. Creía que sería fácil convencer a su madre de que aquelloera una buena idea.
- Lo sé, no te estoydiciendo que cortes con él, solo que tengas mucho cuidado y que no va a serfácil. - Hermione le dedicó a su hija una media sonrisa. - Eres muy inocente aveces, no quiero que te hagan daño y sé cómo pueden llegar a ser los Malfoy.
- Tú conociste al señorMalfoy y su padre, pero ya te digo que ellos no son Scorpius. - Insistió.- Sumadre es distinta y lo ha educado para que no juzgue a la gente por su sangre,para él eso son tonterías sin sentido.
- De acuerdo, yo te apoyo,pero quiero conocerlo personalmente. - La mujer sonrió finalmente. Debíaconfiar en el buen criterio de Rose, aunque había algo que le preocupaba mucho.- ¿Cuándo se lo piensas decir a papá?
- No lo sé. - Confesó suhija. - Se va a enfadar mucho, le prometí que me mantendría lejos de él.
- Ya sabes que tu padre nosoporta al suyo y es normal, pasaron muchas cosas antes y durante la guerra.
- Mamá
- ¿Sabes quién me hizo esto?- Hermione se levantó la manga del pijama y dejó que su hija viera la marca quele habían dejado en el brazo. Rose asintió lentamente, con los labiosapretados. - ¿Quién, Rose?
- Bellatrix Lestrange. -Murmuró. - La tía abuela de Scorpius pero ya te he dicho que no es como elresto de su familia y, además, esa mujer también era tía abuela de Teddy.
- Andrómeda no es Narcissa.
- Pues a Teddy le cae bien.- Rose suspiró. - Mamá, ¿estás conmigo o contra mí?
- No se trata de estarcontigo o contra ti, cariño, es verlo todo en perspectiva. - Hermione sonrió. -Ya te he dicho que confío en ti y que le daré un voto de confianza hastaconocerlo al menos.
- ¿Se lo vas a decir a papá?
- No, esa es tu tarea. -Contestó. - Yo intentaré tranquilizarlo cuando lo sepa.
- ¿Crees que me echará decasa? - Preguntó la pelirroja con preocupación.
- ¿A su princesita? Jamás. -La mujer lanzó una carcajada. - Además, ¿crees que yo lo permitiría?
- Gracias, mamá, sabía queme entenderías. - Ambas se abrazaron y, justo entonces, Ron entró en eldormitorio.
- ¿Celebramos algo? -Preguntó desde la puerta, con una sonrisa.
- No, es solo que os heechado de menos. - Rose sonrió y se levantó de la cama. - ¿Ya habéis terminadola partida? ¿Quién ha ganado?
- Tu hermano hace trampas. -Refunfuñó él haciendo que tanto su hija como su mujer comenzaran a reír.
- Seguro que sí, papá. -Rose abrazó a su padre y le dio un beso en la mejilla. - Me voy a dormir ya,estoy muy cansada.
- Que descanses, cariño.
Rose salió del dormitorio desus padres con una sonrisa. Si bien no estaba todo ganado, lo de hoy podíaconsiderarlo una gran victoria.
Al día siguiente por latarde, Scorpius aprovechó que su madre estaba sola en su saloncito mientras supadre revisaba unos papeles en su despacho para mantener con ella la mismaconversación que había mantenido su novia con su madre la noche anterior. Rosele había mandado una lechuza aquella mañana contándole que había ido más omenos bien y que intentaría hablar con su padre después de su cumpleaños. Elchico tomó aire antes de entrar sin llamar. Su madre estaba sentada tomando elté acompañada de dos elfos domésticos con los que charlaba alegremente. No pudoevitar sonreír al verla. Sus abuelos se escandalizarían si la vieran y eso erauna de las cosas que más le gustaban de ella: le daba igual todo lo que sussuegros pensaran de ella y no les permitía decidir ni sobre ella, ni sobre suhijo.
- Scorpius, pasa cariño. -Dijo con una sonrisa al verlo entrar.
- ¿Podemos hablar, mamá? -Preguntó sentándose en el sillón enfrente de ella.
- Claro. - Miró a los elfosamablemente. - ¿Podríais dejarnos solos?
- Por supuesto, señoraAstoria.
Los dos elfos inclinaron lacabeza y salieron, cerrando la puerta tras ellos. Scorpius tomó aire entonces.
- Tengo que contarte unacosa.
- Dime, cielo.
- He empezado a salir conuna chica, llevamos juntos desde enero. - Soltó de golpe, casi sin respirar.
- ¡Cuánto me alegro! -Exclamó Astoria, estirando una mano hacia su hijo. Sabía por su sobrina Daphne,que podía ser un poco bocazas, que era un poco rompecorazones y le alegrabasaber que había sentado la cabeza. - ¿Quién es la afortunada?
- Eso es lo que me preocupa
- El rubio aceptó la mano de su madre, que lo miró sin comprender. - Mamá, ¿teacuerdas de Romeo y Julieta?
- Por supuesto. - Era uno desus libros favoritos. Había sido ella quien había aficionado a Scorpius a lasnovelas muggles.
- ¿Te parece que hicieronbien en enamorarse?
- Nadie controla de quién seenamora, pero las circunstancias no fueron las más idóneas. - Negó con lacabeza. - ¿Por qué me dices todo esto?
- Me he enamorado de RoseWeasley. - Respondió finalmente.
- ¿Weasley?
- Sí, ya sabes, la prima deAlbus.
- La hija de Ronald yHermione Weasley. - Murmuró ella, asombrada.
- La misma.
- A tu padre le va a dar uninfarto.
- Lo sé, por eso queríahablar contigo a solas. - Scorpius suspiró, desanimado. Se esperaba otrareacción por parte de su madre. - ¿No te alegras por mí?
- Claro que sí, me alegromuchísimo y me encantaría poder conocerla mejor. - Astoria sonrió y apretó lamano de su hijo con fuerza, dándole ánimos. - ¿Cómo es? Solo la he visto derefilón en la estación. Cuéntame cosas de ella.
- Es la más lista de nuestrapromoción, es realmente impresionante. - Empezó a decir. - También juega alquidditch, es la mejor cazadora de Hogwarts, máxima goleadora de lo quellevamos de temporada y además es muy buena con todo el mundo, ayuda a losdemás siempre que puede y es prefecta y futura Delegada.
- Suena genial.
- Lo es. - Sonrió sin poderevitarlo. De Rose le gustaba hasta el mal genio. - Estoy seguro de que las dosos llevaríais muy bien, pero hasta que no hable con papá
- No le va a hacer ningunagracia. - Astoria había decidido ser franca con él. - Y no lo vais a tenerfácil, no creo que su padre lo acepte así como así.
- No sé cómo hablar con él,qué decirle, cómo tantear el terreno, mamá. Rose ya ha hablado con su madre,pero también le da miedo hablar con el señor Weasley.
- Es comprensible. - Lamujer suspiró. - Cariño, tendrás que decirle a tu padre lo que sucede tarde otemprano, yo te ayudaré si quieres, pero debe saberlo por ti.
- ¿Y qué le digo?
- La verdad, que la quieresy que él tiene que entenderlo. ¿Tú crees que yo era la nuera que querían suspadres? ¿O tu padre lo que querían los míos para mí? - Negó con la cabeza, perosonrió recordando momentos pasados. - Dileque recuerde y también a lo que estás dispuesto.
- ¿Tú crees que funcionará?
- No lo sabrás si no lointentas. Ahora está solo en su despacho, aprovéchalo.
- ¿Y si me deshereda?
- Tendrá un problema conmigo- Astoria miró con ternura a su único hijo. A su pequeño rubio que poco a pocoiba haciéndose mayor. Hace nada correteaba por los pasillos de la mansión yahora le hablaba preocupado de la chica de la que estaba enamorado. - y con toda la familia Greengrass, incluido tutío Theo.
- Gracias por apoyarme,mamá. - Scorpius se acercó para darle un beso en la mejilla a su madre antes desalir de la habitación.
Se dirigió hacia el despachode su padre, pero se quedó quieto en la puerta, incapaz de llamar. Temía lareacción de su padre y, por mucho que intentaba ser fuerte y valiente, no lolograba. No podía hacerlo, no podía evitarlo. Estaba aterrado y temía que supadre tomara medidas drásticas y no pudiera volver a verla. Era mayor de edad,pero todavía no había terminado el colegio, no tenía trabajo y dependía de élpara todo. Se asustó y no pudo hacerlo. Se volvió hacia su dormitorio, abatido.Ya hablaría con él en otra ocasión
o en verano.
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Ayy, esas mamás :3 Desde luego, el amor de una madre todo lo puede y parece que tanto Hermione como Astoria están dispuestas a ayudar a sus hijos para que sean felices. ¿Qué os han parecido las conversaciones?
Como siempre, muchas gracias por vuestro apoyo y espero vuestros comentarios :)
Nos leemos el viernes.
Un beso fuerte,
Ladyluna10 :)
Louis y Victoire llegaronlos primeros a la cafetería muggle en la que habían quedado con los demás. Lehabían tendido una pequeña emboscada a James y estaban esperando a que el restollegaran. La rubia aguantaba a duras penas la risa al ver cómo su hermanomiraba embelesado a la camarera del local mientras esta se acercaba.
- Hola Louis, veo que hoyvienes muy bien acompañado. - Dijo alegremente. Era una chica alta, con el pelocastaño, los ojos marrón claro y muchas pecas.
- Sí, esta es mi hermanaVictoire. - La presentó. Ambas hicieron un gesto con la cabeza y sonrieron. -Vic, esta es Emma.
- Encantada. ¿Te traigo lode siempre?
- Por favor.
- ¿Y a ti?
- Un café con leche, porfavor.
- En seguida os lo traigo.
Emma se fue y la chica miróa su hermano con una ceja enarcada.
- ¿Vienes mucho por aquí?
- Sí, bueno, de vez encuando, vengo algunos días, me pilla cerca del trabajo. - Mintió él.
- No está cerca. - Suhermana sonrió. - Ya decía yo que algo tramabas cuando sugeriste venir a estesitio.
- No sé de qué me hablas.
- Louis, por favor, teconozco, te gusta esa chica.
- Baja la voz. - Lareprendió él, mirando hacia todas partes.
- Eso es que sí. - Victoiredio dos palmadas, emocionada. - ¿Por qué no la invitas a salir? Harías unabuena pareja.
- Porque no sé.
- ¿Te da vergüenza? - Eraincapaz de creérselo porque en Hogwarts su hermano había sido un conquistador,pero ese sonrojo
- Es que es una muggle,sería muy complicado, tendría que explicarle muchas cosas, ¿y si sale mal? No,es muy arriesgado, además ella no se ha fijado en mí, para ella soy un clientemás. - Suspiró. - Ni siquiera sé si tiene novio, Vic.
- Louis, ¿tú te has mirado aalgún espejo? Eres un bombón y no lo digo porque sea tu hermana, que también. -Respondió ella. - Dedícales una sonrisa de esas tuyas y ya está.
- ¿Y si está saliendo conalguien?
- Si no intentas nada, no losabrás.
Su conversación se viointerrumpida por la llegada de Emma, que venía con dos cafés y un trozo debizcocho de chocolate.
- Aquí tenéis chicos. - Dijosonriente.
- Muchas gracias, Emma. -Louis sonrió y ella se sonrojó un poco.
- Si necesitáis algo más,estaré en la barra, no dudéis en llamarme.
Se marchó tras dedicarle unguiñó y Victoire estalló en carcajadas.
- Eres un idiota, Louis, ¿deverdad no te das cuenta de las indirectas que te lanza?
- ¿Eso son indirectas?
- Por Merlín, no entiendocómo ligabas en Hogwarts
El chico le dedicó una mediasonrisa y se encogió de hombros antes de coger su taza y beber un sorbo decafé. Empezaron a merendar mientras llegaban los demás, aunque no tardarondemasiado. Primero llegaron Albus y Rose hablando de los problemas que estabanteniendo tanto ella como Scorpius para contarle lo suyo a sus padres junto conLilly y Hugo; después Molly y Lucy, seguida al minuto por Fred y Roxanne; y,finalmente, Teddy y James. Este último cuando vio al resto de sus primos en lacafetería fulminó con la mirada al ahijado de su padre.
- ¿Qué se supone que esesto?
- Lo hacemos por tu bien,James.
- Creía que íbamos atomarnos algo tú y yo para hablar de nuestras cosas. - Replicó.
- Hablar vamos a hablar,tranquilo. - Teddy sonrió. - Anda, vamos, ya nos están esperando todos.
James maldijo por lo bajopero finalmente siguió al chico. Unieron otra mesa vacía a las que ya habíanjuntado antes y se sentaron en dos sillas libres.
- ¿Qué queréis? - Preguntóel mayor de los Potter, cruzado de brazos.
- Lo mejor será que pidáisalgo antes de eso. - Louis miró hacia la barra y levantó un poco el brazo,haciéndole gestos a Emma para que lo viera.
- Vaya, ¡cuánta compañía! -La chica rió al ver aquella curiosa reunión. - Con lo acostumbrada que estoy averte solo.
- Son todos primos míos,menos el del pelo azul que es mi cuñado. - Explicó riendo. Teddy puso los ojosen blanco, pero sonrió.
- Pues encantada deconoceros a todos, yo soy Emma. - Se presentó la chica. - ¿Qué os traigo?
Cada uno pidió algo y lacamarera prometió traerlo lo más rápido posible. Todas las miradas se centrabanen Louis y Lilly no pudo evitar reír por lo bajo y cuchichear con Lucy.
- Bueno
vayamos al grano. -Dijo el chico algo avergonzado.
- Está bien, James creemosque tienes un problema. - Empezó a decir Teddy. - Albus me escribió el otro díay me dijo que estabas descontrolado.
- ¿Por qué te metes donde note llaman, Al?
- Estoy preocupado por ti. -Dijo su hermano. - No es normal, ¿con cuántas chicas has estado desde que te peleastecon Lizzy?
- Con una cada día, aunquecreo que hubo un día en el estuvo con dos. - Contestó Fred por él.- Sabemos quete hizo daño pero
- ¡Prometiste no decir nada!- Gritó a su primo.
- Y no lo he hecho, pero hasido más que evidente. - Se defendió Fred. - Sabes que jamás traicionaría tuconfianza.
- Todos sabíamos que entreLizzy y tú había algo, hermanito. - Intervino Lilly. - Y os vimos en las TresEscobas, debería daros vergüenza a ambos, parecía que teníais cinco años.
- ¿Y a vosotros qué osimporta lo que ella y yo hagamos o dejemos de hacer?
- Nos preocupas, James. - Lavoz de Victoire sonó serena. - Estás enfocando esto de la forma incorrecta, nopuedes esperar olvidarla así, no puedes jugar con las ilusiones de todas las chicasdel colegio para conseguir pasar página.
- No actúes como si fuerasmi madre, Victoire, además, ¿a vosotros quién os ha dicho que yo estéintentando olvidarla? Para eso primero tendría que quererla. - Dijo tratando demantenerse serio aunque la mentira le escoció.
- ¡Claro que la quieres! -Rose dio un golpe en la mesa y todos se volvieron para mirarla. - Me pareceincreíble que actúes así, como si no te importara, como si no fuera nada parati cuando ambos os queréis.
- Pues bien que ella se haido con McLaggen.
- ¿Y por qué crees que lohizo, eh? - La pelirroja negó con la cabeza. - Por el mismo motivo por el quetú te lías con todas las chicas de Hogwarts.
- Rose tiene razón, esevidente que entre vosotros dos hay algo grande. - Añadió Molly. - O, bueno,había.
- ¿Me habéis traído aquípara hablarme de Lizzy? - James negó con la cabeza. ¿Por qué le hacían aquello?¿No veían que ya era lo suficientemente difícil para él sin que se laestuvieran recordando?
- James, sabemos que esdifícil, pero también que estáis siendo unos estúpidos. - Murmuró Fred. - Tú laquieres y ella a ti.
- Ella no me quiere.
- Claro que te quiere. - Nopudo evitar decir Rose. - ¿No aprendiste nada durante aquella pelea? ¿Por quécrees que se marchó?
- No es tan sencillo, no sabéisnada. - Insistió él. - No entendéis lo que ha pasado entre nosotros.
- Yo solo sé que a veces lamirabas como si fuera lo único que existía en el universo. - Murmuró Lucy.
- Y que era la única quepodía mantenerte bajo control. - Añadió Lilly con una media sonrisa recordandolas veces que había conseguido que su hermano la dejara tranquila con una solamirada.
- Y que te daba igualperder, si ella era la que ganaba, aunque no lo reconocieras. - Dijo Fredrecordando su conversación tras un entrenamiento de quidditch.
- Te hemos visto hacer loque fuera por hacerla sonreír. - Albus sonrió al decir aquello.
- Y es evidente que ella tequiere, se ha metido en mil líos por tu culpa. - Dijo Rose.
- Y coincido con mi hermana,ella te mira de la misma forma que la miras tú a ella. - Molly sonrió al deciraquello.
- Dominique me ha pedido quete diga que no te rindas así como así y que lo que estás haciendo no es lasolución. - Dijo entonces Victoire. - Que si te apetece hacer eso, que ella loacepta, pero que si únicamente lo haces por Lizzy, no deberías porque solo vaisa conseguir haceros más daños el uno al otro.
Todos se quedaron ensilencio, con la mirada fija en James, que bajó la vista. Sabía que teníanrazón, sabía que la quería y que ella sentía lo mismo por él. Por Merlín, ¿porqué habían sido tan idiotas? ¿Qué les pasaba? Aquellas semanas habían sidohorribles, se había dedicado a mentir y manipular, había jugado con mucha gentey se había portado fatal. Recordó la mirada perdida de ella, sus suspirosdisimulados. Podía engañarlos a todos, pero no a él. La había cagado. Sintióganas de golpear algo de nuevo, pero se obligó a contenerse. No era el momentoni el lugar.
- Tengo que irme. - Se pusode pie y sacó algo de dinero muggle de su cartera. - Tomad, el dinero del café.
- James
- Louis, deberías pedirlesalir a esa camarera, está claro que le gustas. - Sonrió a su primo. - Os veréen el cumpleaños de Rose.
Salió de la cafeteríarápidamente y empezó a andar sin rumbo fijo. No le apetecía ir todavía a casa.Caminó sumido en sus pensamientos hasta que, de repente, escuchó unos pasosdetrás de él y se volvió. Albus se acercaba rápidamente y él se detuvo.
- ¿Qué quieres? - Lepreguntó.
- ¿Vas a arreglar las cosascon ella?
- No te interesa.
- Claro que sí, eres mihermano. - Albus lo alcanzó por fin. - Puedes confiar en mí.
- Pues supongo que sí,intentaré arreglarlo. No puedo perderla, Al. - Se encogió de hombros. - ¿Y túqué vas a hacer? Cortaste con Clary.
- Me gusta otra.
- ¿Vas a ir a por ella? -James enarcó una ceja, curioso.
- Me ve como un amigo, peroquizás intente algo. - Se encogió de hombros al decir aquello y su hermanosonrió.
- Buena suerte entonces.
- Tú la necesitas más queyo.
- ¿Tú crees? Soy JamesSirius Potter. - Dijo con fingida arrogancia.
- Eso no va a funcionar conella, lo sabes tan bien como yo, además, has sido un auténtico capullo.
- Lo sé
- Vas a tener que hacer algogrande para que te perdona, una simple disculpa no te va a servir para nada.
- También lo sé. ¿Nos vamosa casa?
- Claro. - Albus suspiró. -Por cierto, Louis y Emma tienen una cita el sábado.
- Me alegro mucho.
James también suspiró. Sabía quetenía que pensar algo bueno si quería recuperarla, pero una cosa tenía clara: ibaa reconquistar a Lizzy costara lo que costara.
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Hola a todos :) ¡Por fin es viernes!
Qué ganas tenía de salir de clase, se me han hecho eternas (aunque una de mis profes nos ha dejado salir 30 minutos antes :P) así que alegradme el día con vuestros comentarios jajajaja
Menuda encerrona le han preparado al pobre James, aunque parece que ha servido para algo. Ayy, ¡qué nervios!
Muchas gracias por las visitas (ya más de 31000), comentarios y favoritos, de verdad :)
Besitos y disfrutad del puente los que lo tengáis.
Ladyluna10 :)
El cumpleaños de Rose llegóy su abuela organizó una gran cena familiar en la Madriguera el viernes, a laque también asistirían las amigas de la chica, los Longbottom y los Scamander.Harry había ordenado que un escuadrón completo de aurores vigilara la zona.Todavía no habían encontrado a esos mortífagos y cada vez estaba máspreocupado, aunque no había querido decírselo a nadie. Quería que disfrutarande la reunión familiar.
A lo largo del día, todoslos miembros de la familia fueron llegando, al igual que sus amigos. Martha yEliza llegaron por la tarde a través de la red flu, Caroline fue hasta Londresy, una vez allí, se reunió con Rose - que había almorzado con sus abuelosmaternos en el centro - y viajó con ella y el resto de la familia. La última enllegar fue Lizzy y todos imaginaron porqué. Se apareció en el salón con unaenorme sonrisa y una bolsa de regalo.
- Lizzy, querida. - Mollysalió de la cocina al escucharla.
- Hola, señora Weasley,espero no llegar demasiado tarde. - Dijo mientras la abrazaba.
- Para nada, aunque Roseestaba empezando a temer que no vinieras. - Explicó la mujer. - Ya le dije queera una tontería, ¿cómo no ibas a estar aquí?
- Desde luego
La chica fingió una sonrisay siguió a la abuela de su amiga hasta el jardín, donde estaba todo el mundo.Vio a los adultos reunidos alrededor de una mesa, charlando animadamente; a lolejos, un gran grupo de gente entre los que distinguió a James. Él la estabamirando y se sintió tentada de ir hacia él, pero se contuvo. No podía hacerlo,seguía tan enfadada y triste como el primer día.
- Por fin llegas, tardona.
Se giró y se encontró consus amigas, acompañadas de Albus y Lorcan y Lyssander Scamander.
- Feliz cumpleaños, Rose. -Dijo antes de estrecharla con fuerza entre los brazos. Se acercó a su oído parasusurrar. - Lo siento, no quería encontrarme con gente indeseable.
- Lo sabemos, tranquila.
Ambas se separaron ysonrieron. La morena le dio su regalo y esta lo llevó dentro con los de losdemás. Se sentaron a charlar en el césped hasta que anunciaron que la cenaestaba lista. Se levantaron y se sentaron en la segunda mesa, que había estadovacía hasta entonces. Rose se sentó en la cabecera por ser la anfitriona y losdemás se fueron colocando en el resto de sillas. Lizzy se sentó entre Caroliney Victoire, no muy lejos de la pelirroja. Charlaba sobre San Mungo con la mayorde los Weasley cuando una voz las interrumpió.
- Hola, preciosa; hola,Lizzy, cuánto tiempo.
- Hola, Teddy. - Respondióla morena con una sonrisa al ver que el chico se sentaba enfrente de su novia,pero esta no tardó en desaparecer al ver que James venía a su lado.
- Ho
hola. - Tartamudeó él,sin saber si sentarse o no.
- Hola. - Respondió ella,tratando de sonar lo más lejana posible. - Puedes sentarte, ¿sabes? No muerdo,ni voy a montar un numerito si eso es lo que te preocupa.
- Lizzy
- ¿Vuelvo a ser Lizzy? Creíaque era Collins.
James suspiró. Cuando seponía así no había nada que hacer, su única oportunidad era que su planfuncionara. Notó las miradas de todos sus primos fijos en ellos dos y apartó lamirada. La chica también las notó, pero prefirió ignorarlas y guardar silencioel resto de la cena. Disfrutaría de la deliciosa comida de la señora Weasley,comería un poco de tarta, se reiría con las demás de la cara de Rose al abrirlos regalos y después se iría a casa. Nada más. No quería hablar con James, noquería hacerse más daño. Sabía que ninguno de los dos habían actuado bien, perono podía evitar culparlo por su odiosa actitud. Tanto Victoire como Carolinetrataron de entablar conversación con ella durante la cena, pero no loconsiguieron. Estaba cabizbaja y solo asentía o negaba y lo mismo pasaba conJames. Ni Teddy ni Fred consiguieron sacarle más de dos palabras seguidas y niuna triste sonrisa. La situación era peor de lo que habían imaginado losprimos, no habían tenido en cuenta que Lizzy era tan cabezota como James ytenía un carácter muy fuerte. No todo iba a ser tan fácil como ellos creían.
Después de la abundantecena, sacaron la tarta y los adultos se acercaron a la mesa de los jóvenes.Cantaron Cumpleaños feliz variasveces, hasta que el pelo de la chica y su cara acabaron del mismo color.Partieron entonces la tarta y sacaron los regalos para que la chica los abrieramientras todos comían. Justo cuando iba a abrir el primero, una lechuzaplateada apareció.
- ¿De quién es? - PreguntóRon, con el ceño fruncido.
- No tengo ni idea. - Mintiósu hija con una sonrisa que no engañó a nadie.
- Quizás Rose tiene algúnadmirador secreto, tito. - Dijo Fred conteniendo la risa. - ¿No recuerdas elmisterioso regalo de Navidad? Deberías vigilarla más de cerca, hay chicos muypeligrosos por ahí sueltos.
- Fred, tu prima no tienetiempo para tonterías de ese tipo, está muy ocupada con las clases, ¿verdad quesí, nena?
- Oh, claro papá, porsupuesto, yo estoy demasiado centrada en mis clases, no tengo tiempo paraadmiradores secretos, ni tonterías de esa.
Todos estallaron encarcajadas entonces, incapaces de aguantar más. Incluso Hermione tuvo que apretarlos labios para no reír y delatar a su hija delante del resto de la familia.Ron frunció el ceño, ¿qué le estaban ocultando?
- Rose, ¿qué pasa?
- Nada, papá, ¿qué va apasar? - Se apresuró a responder. - Voy a ver que trae esta lechuza misteriosaque no he visto nunca hasta hoy y luego sigo con mis regalos, ¿te parece bien?Es solo para que pueda volver a su casa, no por otra cosa, no me interesa saberqué trae, seguro que son tonterías, una broma o algo de los chicos, ¿quiénsabe? - Rió de forma nerviosa provocando nuevas carcajadas. Su padre enarcóambas cejas. Su hija era la peor mentirosa del mundo. - Bueno, voy a ello.
Rose se acercó a la lechuzade Scorpius y le quitó la cajita que tenía atada a la pata. El animal salióvolando en seguida y ella comenzó a desenvolver el paquete. Abrió la nota y laleyó rápidamente. No iba firmada - el chico no era tonto, ni un suicida - y eramuy breve: "Espero que te guste, para quete acuerdes de mí. ¿He sido demasiado atrevido al mandarte esto a tu casa en mediode tu fiesta? Quizás. Llámame loco, pero hoy me he despertado con ganas defelicitarte de forma especial. Nos vemos pronto, te quiero.". Sonrió alleerla pero decidió no compartirla con nadie, era demasiado comprometedora, supadre le haría un interrogatorio al enterarse. Abrió la caja y sacó un bonitocolgante de plata con forma de trébol de cuatro hojas. Por detrás tenía susiniciales grabadas, una en cada hoja: R. J. W. y en la última un pequeñocorazón.
- ¿Quién te envía algo tanbonito? - Preguntó su abuela, sorprendida.
- No lo sé, la nota no veníafirmada. - Mintió ella.
- Ya claro. - Su tía Ginnyle guiñó un ojo y ella se puso completamente roja. - Pues sea quien sea esamisteriosa persona a la que no conoces de nada, tiene un muy buen gusto, es uncolgante precioso.
- A mí me parece un gestomuy bonito. - Añadió Luna con su habitual tono soñador.
- ¿Seguro que no sabes quiénte lo envía? - Ron arrugó la frente. - El dibujo en Navidad, este colgante
Meparece un poco sospechoso, además no te he visto realmente sorprendida, eracomo si te lo esperaras, al menos en parte.
- No digas tonterías. - Lachica puso los ojos en blanco. - Bueno, voy a seguir con los siguientes
No pudo terminar la frase.De repente, se escuchó una pequeña explosión y voces en la zona que bordeaba laMadriguera. Todo el mundo se puso de pie y sacó sus varitas, en estado dealerta.
- ¡Teddy, ven conmigo! -Exclamó Harry corriendo hacia el lugar del que venía todo el ruido. Cada vezera más evidente que había gente peleando. - Mis aurores están allí, debenhaber aparecido aquellos mortífagos.
- ¡Harry! - Se quejó sumujer, incapaz de creerse que no se lo hubiera si quiera comentado.
- ¡Id todos dentro! -Ordenó.
- ¡Vamos chicos, ya lohabéis oído! - Se apresuró a decir Molly, empezando a empujar a sus nietoshacia el interior de la casa.
En seguida estaban todosdentro, pero justo cuando Hermione iba a sellar la puerta para que no pudieranentrar, su rostro se ensombreció.
- ¡La parte de atrás debeestar desprotegida! - Exclamó. - ¡Vamos!
Empezó a correr, seguida porsu marido, Ginny y el resto de sus cuñados, los Longbottom y los Scamander. Loschicos, Molly y Arthur fueron los únicos que quedaron en la Madriguera.
- Sentaos, seguro que notardan en volver. - Murmuró Arthur, tratando de tranquilizar a sus nietos y susamigos que cada vez parecían más nerviosos. - Seguro que no es más que unafalsa alarma.
Todos asintieron, aunquesabían que era una mentira y que su abuelo solo decía eso para que no seasustaran más. Victoire se sentó en el suelo con los labios apretados y Rose ylas demás se sentaron junto a ellas.
- Tendría que haber ido yotambién, no sé qué me ha pasado
- Susurró.
- Tranquila, deja que losaurores y los demás se encarguen. - Rose suspiró. Estaba preocupada por suspadres. - Saben lo que hacen, no te preocupes.
- Espero que los atrapen porfin, estoy cansada de esto.
La pelirroja apretó loslabios. Ella vivía despreocupadamente en Hogwarts y nunca se había parado apensar en que los que estaban fuera tenían que estar siempre alerta por si sedecidían a atacarlos. Debía ser muy duro. Apoyó su cabeza en el hombro de suprima tratando de infundirle ánimos. Nadie hablaba, todos esperaban noticias ensilencio.
Pasaron minutos, quizásincluso una hora hasta que escucharon unos pasos acercarse. La puerta sedesbloqueó y todos los adultos entraron, con cara de resignación. Victoirecorrió hacia Teddy que la abrazó con fuerza y susurró algo en su oído. No hizofalta preguntarles qué había pasado para saberlo, aunque Harry lo anunció detodas formas.
- Se han escapado, otra vez.
- Lo habéis hecho lo mejorque habéis podido. - Murmuró Molly, tratando de infundir ánimos a su yerno.
- Pero no es suficiente. -Se revolvió el pelo con frustración y negó con la cabeza. - Empiezo a creer quenunca los atraparemos.
- No digas eso, papá. -James sonrió a su padre. - Estoy seguro de que pronto lo conseguiréis, losmalos nunca se salen con la suya.
- Ojalá, James, ojalá. -Suspiró. - Vámonos ya a casa, necesito descansar.
- Sí, creo que todosdeberíamos regresar. - Hermione suspiró. - Arthur, Molly, podéis venir connosotros esta noche si queréis, será más seguro.
- Está bien, deja querecojamos un par de cosas. - Molly sonrió agradecida y, junto a su esposo, sedirigió hacia su dormitorio.
- Chicas, una última cosa, -Harry se acercó a las amigas de su sobrina y las miró con preocupación. Esascuatro chicas no tenían nada que ver y habían acabado involucradas en unataque, tenía que parar aquello como fuera. - ¿podrías no decir nada de esteataque? No queremos que la gente se entere y cunda el pánico. Me haríais ungran favor si así lo hicierais, aunque eso implicaría no decírselo si quiera avuestros padres.
- No pensaba hacerlo detodas formas, no quiero que me encierren bajo siete llaves. - Lizzy le dedicóal hombre una media sonrisa mientras movía el brazo de forma dramática y Jamesno pudo evitar sonreír, sobretodo porque se dio cuenta de que seguía llevandola pulsera que él le había regalado por Navidad.
- Supongo que es también unbuen motivo. - Harry sonrió y miró a las demás. - ¿Y vosotras?
- Mis padres son muggles, noquiero asustarlos. - Dijo Caroline con su habitual amabilidad. - No tiene porqué preocuparse.
- Yo no diré nada. - Marthasonrió.
- Ni yo tampoco. - Seapresuró a decir Eliza.
- Está bien, pues entoncespodéis marcharos ya a casa. - Asintió con la cabeza. - Os estoy realmenteagradecido.
Martha fue la primera enmarcharse a través de la chimenea, seguida de Eliza y Caroline - que pasaríaaquellos últimos días de vacaciones en casa de la otra -. Lizzy trasdespedirse de Rose y dedicarle una mirada a James, se desapareció y pronto laMadriguera se quedó completamente vacía.
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Hola a todos ^^
Mejor tarde que nunca y, como todavía es lunes, aquí os dejo el primer capítulo de la semana :3 Quería subirlo antes, pero me ha sido completamente imposible.
Ya os dije que no os olvidarais de los mortífagos, todavía tienen que atraparlos y muchas cosas pueden pasar - pero no os adelanto nada ;) -.
Quería daros las gracias porque ya hemos superado los 200 favoritos y las 32000 visitas. ¡Sois los mejores! Espero que sigáis dándome vuestro apoyo y, ya sabéis, dejad vuestras impresiones en los comentarios :)
El próximo, el miércoles, como siempre.
Muchos besitos,
Ladyluna10 :)
La vuelta a Hogwarts fue unalivio para todos los adultos de la familia. Sabían que en el castillo no losatacarían, que estarían a salvo, pero los jóvenes no podían evitar seguirpreocupados. Sus padres estaban ahí fuera, donde esos mortífagos campaban a susanchas. No podían olvidar que sus familias estaban en peligro. Aún así,trataron de aparentar normalidad y no le contaron a nadie lo que había sucedido- ni siquiera a Scorpius o Theo -, era demasiado arriesgado y no podíanpermitir que se enteraran. Solo querían que atraparan a aquellos hombres prontoy que no hubiera más ataques.
El último fin de semana deabril, se celebrarían los dos últimos partidos de quidditch: elSlytherin-Hufflepuff, en el que se decidiría el tercer puesto, el sábado 29, yel Gryffindor-Ravenclaw, en el que se decidiría el ganador de la copa de aquelaño, el domingo 30. Tras dos semanas de duros entrenamientos, los cuatroequipos estaban preparados para aquel intenso fin de semana. Todos iban a darlo mejor de sí mismos, todos querían ganar.
Rose no paró de gritardurante el primer partido, animando a Scorpius y su primo. Quería que el equipode las serpientes ganara pero, por mala suerte, un bludger golpeó a Albus en elhombro cuando iba a coger la snitch, dislocándoselo, momento que aprovechó elotro buscador para coger la pelota. Hufflepuff consiguió el tercer puesto y elequipo de Slytherin se marchó sumido en la tristeza. Habían perdido los trespartidos de aquella temporada, habían quedado los últimos. El equipo necesitabacambios, pero ya no podrían hacer nada hasta septiembre. Rose se pasó el restodel día y parte de la noche consolando a Scorpius, hasta que se hizo tarde ytuvo que irse a dormir. Al día siguiente tenía un partido que ganar.
- ¿Estáis listos? - PreguntóRose con una sonrisa nerviosa al equipo. Apenas quedaban unos minutos para quecomenzara el partido y todos esperaban su pequeña "charla motivadora", aunquesiendo sinceros, estaba tan atacada que no sabía si sería capaz de decir algocoherente. Tendría que intentarlo. - Hemos llegado muy lejos, hemos ganado losdos partidos anteriores, somos buenos y lo sabemos. Debemos estar orgullosos delo que hemos conseguido, somos un gran equipo, una gran familia de águilasluchadoras. Hoy tenemos que salir a ganar, sé que podemos lograrlo, sé quepodemos hacerlo. - Miró a Lizzy que se mordía el labio y se pegaba pequeñospellizcos en el uniforme de forma nerviosa. - Lizzy, sé que tienes una granpresión y es normal, gran parte del resultado del partido dependerá de ti, peropuedes hacerlo, confío en ti. Puedes superar a James y sé que quieres hacerlo,así que a por él. - Ambas intercambiaron una sonrisa. Desde luego, le teníamuchas ganas al chico. - Sé que todos lo haremos bien, hemos entrenado muchos,estamos preparados.
- ¡A por la copa! - ExclamóWill poniéndose de pie y dando una palmada.
- ¡A por la copa! -Repitieron sus compañeros riéndose.
Los siete se dirigieron entonceshacia la salida y se colocaron en fila. Escuchaban los gritos de suscompañeros, sus vítores y sus pitidos. Rose tomó aire antes de salir.
- ¡Y aquí la tenemos! -Exclamó Jordan por megafonía. - La máxima goleadora de lo que llevamos detemporada, la pelirroja más inteligente de Hogwarts, la capitana de Ravenclaw:¡Rose Weasley!
En la grada de las águilasempezaron a corear su nombre y ella levantó el brazo a modo de saludo. No podíani quería decepcionarlos.
- ¡Y aquí viene el resto delequipo, los golpeadores, los cazadores, el guardián William Wood y la jugadorarevelación de esta temporada: la buscadora Lizzy Collins!
Los otros seis siguieron asu capitana y, en seguida, los gritos de la multitud ensordecieron sus oídos.Empezaron a saludar y lanzar guiños a sus compañeros, un poco menos nerviososque antes.
- ¡Y ya tenemos aquí alcapitán de Gryffindor! - Exclamó entonces Jordan. - El gran, el increíble, elinigualable: ¡James Sirius Potter!
La multitud se volvió loca ymuchas chicas comenzaron a gritar de forma histérica - lo que provocó que Lizzypusiera los ojos en blanco - . James entró en el campo de juego con sucaracterística sonrisa y comenzó a saludar a los aficionados.
- Lo siguen el resto delequipo: los golpeadores, el guardián Hugo Weasley y los cazadores, entre losque se encuentra la gran Lilly Potter, que puede arrebatar a su prima el títulode máxima goleadora. Todo depende de este partido, ¡bienvenidos a la final dequidditch de Hogwarts del curso 2022-23!
Todos empezaron a aplaudir,incluidos los jugadores. En el estadio no cabía ni un alfiler, probablementetodo Hogwarts estaba ahí reunido. Eran muchos los que animaban a Gryffindor,pero también los que apoyaban a Ravenclaw. Habían colgado pancartas de ánimo ytodos coreaban los nombres de los jugadores que los miraban radiantes. Scorpiusy Albus animaban como locos a Rose desde las gradas de Slytherin. Si ellos nohabían podido ganar, al menos les gustaría que lo consiguiera ella.
- ¡Capitanes, aquí! - Losllamó el profesor Creevy. Rose y James se acercaron hacia el profesor y sededicaron una sonrisa de medio lado. - Quiero un juego limpio chicos, es lafinal así que espero un espectáculo bonito. Nada de trampas, ni tácticasantirreglamentarias, ni ataques gratuitos. Quiero un buen partido y esperotenerlo.
- Lo tendrá profesor. -Contestó James con un deje de tristeza en la voz. Era su último partido, suúltima oportunidad de atrapar la snitch y de darle la victoria a su casa y, sinembargo
Miró hacia el equipo rival y su mirada se cruzó con la de Lizzy. -Será algo especial.
- Estoy de acuerdo con miprimo. - Añadió Rose. - Lo haremos lo mejor que podamos.
- Está bien, daos la mano.
- Mucha suerte, primita.
- Igualmente. - La pelirrojasonrió. - Pase lo que pase, estaré contenta. Hagamos un buen partido.
- Estoy completamente deacuerdo contigo. - El Gryffindor le dio un abrazo a su prima, que no pudoevitar sonreír. - ¿Esto es mejor que un simple apretón de manos, verdadprofesor?
- Señor Potter, señoritaWeasley, ya pueden volver con los demás. - El hombre negó con la cabeza, perono pudo evitar sonreír.
Los dos primos se separarony se marcharon en direcciones opuestas.
- Es la hora chicos. - Rosesuspiró. - Podemos hacerlo.
- ¡A por la copa! - ExclamóJames a sus compañeros. - ¡Vamos a demostrar lo que valemos!
Los catorce jugadores semontaron en sus escobas y se elevaron en el aire casi al mismo tiempo. Todostenían la misma misión o, al menos, casi todos. Esperaron en su sitio mientrassu profesor iba soltando una a una las pelotas, con el corazón cada vez másacelerado. Todos guardaban silencio y parecía que el tiempo se había ralentizado.Cuando por fin lanzó la quaffle, pitó y las gradas estallaron.
- Rose Weasley coge laquaffle, - Comenzó a narrar Jordan. - sedirige rápidamente hacia los arcos de Gryffindor, se la pasa a Roth, pero ellala pierde al esquivar una bludger lanzada por Fred Weasley. La recoge LillyPotter. Potter se la pasa a Roxanne, Weasley está muy cerca de la portería,lanza pero
¡uy! Genial parada de Wood. Le pasa la pelota a sus cazadores, quecomienzan el contraataque.
Los jugadores de uno y otroequipo continuaron pasándose la pelota e intentando recuperarla, lanzando a losaros tratando de meter gol, intentando pararlos para estar un paso más cerca deproclamarse vencedores.
- ¡Gol de Roxanne Weasley!
La morena fue quien inauguróel marcador.
- ¡Gol de Lilly Potter! 20-0para Gryffindor.
Aunque el contrataque notardó en llegar.
- ¡Gol de Rose Weasley! -Anunció Jordan para, apenas unos minutos después, volver a gritar.- ¡Gol deMartha Roth! Los dos equipos empatan y los Gryffindor han iniciado un ataque.¿Y qué pasa con los buscadores?
James y Lizzy estaban muycerca el uno del otro, llevaban así todo el partido, desde que el profesorCreevy había pitado el chico había comenzado a seguirla y llamarla una y otravez, esperando que ella se girara y quisiera escucharlo, aunque de momento nohabía conseguido nada.
- Lizzy, por favor. -Repitió. No estaba dispuesto a darse por vencido. - Tienes que escucharme,tengo que hablar contigo.
- James, deja de insistir. -Respondió ella, por fin, haciendo que él sonriera a pesar de su tono de voz. -Esto es importante, tengo que encontrar esa dichosa bola.
- Yo también, pero ahoramismo me da igual, necesito hablar contigo.
- Más tarde.
- No me vale esa respuesta,sé que después de esto te marcharás y volverás a girarme la cara cuando pasepor tu lado. - James negó con la cabeza. - Sé que me lo merezco, que merezcoesto y mucho más, que he sido un capullo, un cretino, un gilipollas y todo loque tú quieras decirme. Me he portado fatal contigo y no sé cómo pedirteperdón, no sé cómo conseguir que vuelvas a dirigirme la palabra. - La chica sedetuvo y lo miró con los ojos muy abiertos. - Sé que no merezco tu perdón, perono puedo seguir así.
- James
- Déjame terminar. - Pidió con una sonrisa nerviosa. - Aqueldía, cuando llegué a mi habitación, me volví loco. Te había perdido y no podíasoportarlo, sabía que era mi culpa, que debería haberme dado cuenta de que túquerías algo más y no podía parar de repetirme que la había cagado, perodespués sentí una rabia indescriptible y, cuando una chica se acercó a tontearconmigo, le seguí la corriente. Soy una persona horrible y lo sé, no me merezconinguna oportunidad. En ese momento, quería hacerte daño, quería que sintieraslo que sentía yo. Creía que tú no estabas sufriendo, me obligué a mí mismo apensarlo. - Apretó mucho los labios. Lizzy tenía los ojos llorosos.
- Ambos somos culpables. -Susurró ella finalmente. James tuvo que acercarse para poder escucharla. Enaquel momento a ambos les daba igual el partido, el marcador, la copa, lasnitch; en ese momento, solo existían ellos. - Cuando te veía con esas chicas,con una detrás de otra, una diferente cada día
creía que me volvería loca ycuando Cormac me pidió una cita solo pensé en pagártelo con la misma moneda.Sabía que te molestaría, que odiarías verme con otro, especialmente con élporque no os lleváis bien. Dudé, pero lo hice y, ¡por Merlín!, lo de Hogsmeadeno estuvo nada bien.
- En absoluto, fue unespectáculo lamentable.
- Solo pensaba en que teníaque demostrarte que estaba por encima de todo, que me daba igual con cuantaschicas salieras, que había pasado página. - Siguió diciendo la chica. - Esto esculpa de ambos, somos horribles.
- Lizzy, por favor, volvamosa ser los de siempre, seremos lo que tú quieras, yo estoy dispuesto a todo porti. - James se mordió el labio antes de seguir. Aquello era difícil para él,pero sabía que era lo que realmente quería. - No quiero pasar ni un día más sinti, no quiero volver a verte triste y saber que es por mi culpa, no quieromirarte de lejos y lamentarme por no poder hablarte. Lizz, estoy enamorado deti desde los 12 años, desde la primera vez que nos vimos. Me pareciste tandecidida, tan fuerte, tan diferente. Tardé mucho en darme cuenta de missentimientos, no me atreví a besarte hasta que estuviste en cuarto y, despuésde eso, he tardado demasiado en admitirlo, pero te quiero. Joder, te quieromuchísimo Lizz y necesito que me perdones, aunque entenderé que no quierasvolver conmigo.
- Yo también te quiero,James. - Confesó ella con una sonrisa tímida. - Llevo enamorada de ti desde los11 años y he estado engañándome a mí misma demasiado tiempo. No me atreví areconocer lo que sentía por ti hasta nuestra pelea, había pasado tantos añosmintiéndome
- ¿Tú también?
- Temía perderte, ya losabes. - La morena negó con la cabeza y James sonrió. - Somos unos idiotas.
- Completamente.
- ¿Crees que es demasiadotarde? - Su voz sonó ligeramente esperanzada y el chico amplió su sonrisa.
- Nunca será tarde si amboslo queremos. - El pelinegro se acercó un poco más a ella, hasta que sus escobasestuvieron pegadas. - Sé que me he portado mal pero, ¿podrías perdonarme?
- Sí. - La chica asintió,con los ojos ligeramente llorosos otra vez. - ¿Y tú a mí?
- No tengo nada queperdonarte, aquel día tenías razón, las cosas habían cambiado, teníamos quesentarnos a hablar. Para mí no eres un capricho.
- Lo sé. - Lizzy se mordióel labio. - Esto no será fácil, los dos somos unos cabezotas y unos orgullosos.
- Pero nos queremos y esovale más que cualquier otra cosa.
Tras escuchar aquellaspalabras, Lizzy no aguantó más y recorrió la distancia que los separaba,posando sus labios en los de James. Había echado de menos a su James, susbesos, sus palabras, su sonrisa. Él la correspondió, sin poder dejar de pensarque había tenido mucha suerte. Por un momento temió que ella no lo perdonara o,peor aún, que ni siquiera lo dejara explicarse.
- ¡¿Pero qué estáishaciendo?! - Se escuchó la voz de Jordan a través de la megafonía. Ni él, ninadie podían creerse aquello. ¿Qué hacían los dos buscadores besándose en mediodel campo en lugar de atrapar la snitch? - ¡James, espabila!
Rose y Martha se miraron launa a la otra sorprendidas. El partido parecía haberse detenido. Nadie hacíanada, nadie se movía, pero el árbitro no había pitado así que el tiempo seguíacorriendo. James y Lizzy sonrieron y volvieron a besarse, solo se separabanpara tomar aire.
- No es posible. - Lillynegó con la cabeza. ¿Por qué su hermano tenía que reconciliarse con ella justoen aquel momento? Iban ganando 120-60, pero si Lizzy atrapaba la snitch noserviría de nada.
Y justo entonces, en unanueva parada para coger aire, la buscadora de las águilas vio algo revoloteandodetrás de James. Y recordó dónde estaba. El partido, la final de quidditch, loque se estaban jugando. No sabía si quiera cómo iba el marcador, pero sí quehasta que no atraparan la snitch, aquello no terminaría. No quería hacerlo,pero sabía que los demás no se lo perdonarían nunca.
- Lo siento mucho, James. -Susurró.
- ¿Qué? - Él arrugó lafrente, confundido. ¿Había cambiado de opinión?
No le dio tiempo a preguntarnada más. Lizzy se estiró en su escoba, alargó el brazo y se echó un poco máshacia delante hasta alcanzar la pelotita dorada. Sonrió al agarrarla, por fin,pero perdió el equilibrio sobre su escoba y se cayó encima de James, que tambiénresbaló de la suya, por lo que ambos se precipitaron al suelo. Él cayó tumbadoy ella sobre él. Por suerte no estaban muy alto.
- ¿Pero qué
? - La chicaabrió la palma de la mano y le mostró la bola. - No es posible.
- Te quiero. - Lanzó unaalegre carcajada antes de besarlo, tal y como habían caído mientras él laabrazaba por la cintura, acercándola a él todavía más, si es que aquello eraposible.
Siguieron besándose hastaque unos brazos tiraron con fuerza de Lizzy y la levantaron, obligándolos a separarse.Rose y Martha la abrazaron y empezaron a vitorearla.
- ¡Hemos ganado! - Exclamóla pelirroja sin poder parar de saltar y gritar. - ¡Vamos, nos tienen que darla copa! Hemos ganado gracias a ti, perdíamos de 60, sin ti no lo habríamoslogrado.
Lizzy sonrió. Desde luegoaquel día había ganado, pero algo mucho mejor que un trofeo de quidditch.
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No os podéis ni imaginar las ganas que tenía de subir ya este capítulo *-*
Hola y feliz miércoles a todos, por cierto :) Tal y como decía, este momento lleva mucho escrito y estaba en mi cabeza desde que empecé a escribir la historia :3 ¿Qué os ha parecido?
Espero que os haya gustado el capítulo y, ya sabéis, dejad vuestras impresiones en los comentarios. Muchas gracias a todos por vuestro apoyo, el viernes subo el siguiente :)
Un besazo,
Ladyluna10 :)
James se levantó eintercambió una última sonrisa con Lizzy antes de dirigirse hacia el resto desu equipo. Iban a matarlo, habían perdido por su culpa. Los seis chicos lomiraban enfadados y él les dedicó una media sonrisa, tratando de ablandarlos,pero no funcionó.
- Esto, yo
- ¡Muchísimas gracias,James! - Le gritó su hermana. - ¡Íbamos ganando, solo tenías que coger lasnitch o impedir que la cogiera ella!
- Lo siento, chicos, es soloque
- ¿Que lo sientes? - Fredbufó. - Eso no es suficiente, la copa se nos ha escapado de las manos, nuestraúltima copa, James.
- Pero Lizzy y yo hemoshablado por fin, nos hemos perdonado y estamos juntos. - Consiguió decirfinalmente. - ¿No era eso lo que queríais?
- Claro, pero no así. -Lilly bufó.
- Venga, hermanita, no teenfades. - Él comenzó a reír y la agarró por la cintura.
- ¡James, suéltame! - Lapelirroja protestó, pero en seguida se unió a sus risas y se dejó abrazar porsu hermano. - Anda, enhorabuena, ya hablaré luego con mi cuñada.
- Miedo me dais las dosjuntas.
El pelinegro miró al restode su equipo con la culpa pintada en la mirada y ellos, resignados, al final seacercaron a los dos hermanos y se unieron a su abrazo. Habían jugado una muybuena temporada y habían hecho un partidazo - a pesar de la metedura de pata deJames -; debían sentirse orgullosos de su segundo puesto.
- ¡Equipos por aquí! - Losllamó la directora.
Todos se dirigieron hacia elcentro del campo, donde los esperaba la mujer, acompañada del profesor Creevy ylos jefes de las dos casas, con un par de copas, los tres premios especiales ycatorce medallas. Los espectadores aplaudían y vitoreaban a uno y otro equipo,sin importarles quién era el ganador y quién el perdedor.
- En primer lugar, megustaría felicitaros a todos, - Dijo la mujer haciendo que su voz resonara portodo el estadio. - ha sido un partido excelente y los dos equipos habéis dadolo mejor de vosotros mismos. Tengo que felicitaros también por vuestrasexcelentes temporadas.
- Gracias, directora. - Dijeronlos dos capitanes con una radiante sonrisa.
- Primero, quiero concederel premio al máximo goleador de la temporada o, en este caso, la máximagoleadora, a la señorita Rose Weasley.
La grada de Ravenclawcomenzó a corear el nombre de su capitana y la pelirroja se acercó a ladirectora que le dio un pequeño trofeo.
- Enhorabuena, señoritaWeasley.
Rose se lo agradeció antesde alzar el trofeo al aire y comenzar a saltar. Los miembros de su equipo lavitoreaban y, los del contrario, aplaudían animados. Lilly le dedicó unasonrisa burlona y ella le guiñó el ojo. Había sido una gran competidora y,estaba segura, el año que viene el título sería para ella.
- Bien, ahora el premio alguardián menos goleado que va para el señor Hugo Weasley. - Siguió McGonagall.
El pelirrojo abrió la boca,incrédulo. Creía que el título iría a parar a Wood, pero al parecer él habíasido el mejor guardián de aquella temporada. Cogió el pequeño trofeo y, aligual que su hermana, lo elevó en el aire. Recibió los vítores de la multitud eintercambió una sonrisa de orgullo con su hermana, que corrió a abrazarlo.
- Vale, ahora el últimopremio especial, al jugador revelación de la temporada.
- Tiene que ser para Lizzy,- Interrumpió James, provocando las risas de sus compañeros y el sonrojo de lajoven. - ha atrapado tres snitchs de tres, ni yo lo habría hecho mejor.
- Señor Potter, ¿me dejacontinuar?
- Lo siento, directora, peroambos sabemos que es verdad. - Lizzy estalló en carcajadas al escuchar eso y lamujer puso los ojos en blanco.
- El premio es,efectivamente, para la señorita Elizabeth Collins.
La chica cogió el trofeo ylo levantó con energía mientras sus compañeros aplaudían para, acto seguido,acercarse a James y volver a besarlo. Se separaron con una nueva sonrisa y ellavolvió con el resto de su equipo. Tanto la directora, como los profesores allíreunidos negaron con la cabeza. Aquellos dos chicos eran, desde luego,incorregibles.
- Bueno y después de esto,me complace presentarles al equipo subcampeón de esta temporada, - McGonagallseñaló a Neville. - profesor Longbottom, por favor.
Uno a uno, él les fueentregando sus medallas y felicitándolos por su temporada, hasta que llegó elturno de James.
- Enhorabuena. - Dijodándole su premio. Cogió entonces la copa y se la acercó. - James, ya sabes loque tienes que hacer. Como jefe de la casa y, sobre todo, amigo de tu familiaquiero que sepas lo orgullosos que estamos todos de ti. Además, Lizzy es unagran chica.
- Lo sé. - Respondió él conuna gran sonrisa. - Gracias, Neville.
Justo entonces cogió la copay la alzó, brindándosela a todos sus compañeros, no solo de equipo, sino decasa que comenzaron a aplaudir y vitorearle. Sus compañeros corrieron junto aél y les pasó la copa entre risas. Lilly la cogió y, entre Hugo y Fred, lalevantaron por lo que ella empezó a reír. James buscó a Lizzy y volvió a besarla.Ahora que habían empezado a salir, no pensaba separarse de ella.
- Está bien, chicos, todavíatenemos un último premio que dar. - El profesor Creevy sonrió al decir aquello.- Profesor Watt, haga usted los honores.
- Será un placer. - Dijo elhombre.
Él también fue repartiendolas medallas y felicitando a los jugadores de su casa hasta que llegó el turnode Rose.
- Señorita Weasley, es unhonor para mí ser profesor de una chica como usted. - Dijo mientras le daba lacopa de campeones. - Mi más sincera enhorabuena por el título.
- Gracias, profesor. - Leagradeció antes de, por fin, coger el trofeo.
Cuando lo levantó paradedicárselo a todos sus compañeros, la multitud estalló en vítores y todos losalumnos de Ravenclaw saltaron al campode juego para celebrar con los jugadores. Caroline y Eliza corrieron a abrazara sus amigas y las cinco empezaron a dar saltos y gritar emocionadas. Lorcan seacercó a felicitar a Rose antes de dirigirse hacia Lilly; Scorpius y Albus notardaron en llegar y subir a hombros a la capitana de Ravenclaw que no podíaparar de reír. Se sentía orgullosa de sí misma, era su primer año como capitanay había logrado ganar la copa. Intercambió una mirada tierna con Scorpius yeste le guiñó un ojo. Bueno, había conseguido mucho más que un trofeo aquelaño. Mientras tanto, Lizzy buscó otra vez a James entre la multitud y se lanzóa sus brazos. Él le dio un par de vueltas en el aire antes de dejarla en elsuelo y sonreír. Aquella derrota era una de las mejores cosas que le había pasadojamás.
Casi dos horas más tarde, ydespués de haber ayudado a recoger todo el campo de quidditch después de lacelebración, Rose, Lizzy, Martha, James, Lilly, Hugo, Fred, Albus y Scorpius -que se habían quedado para echar una mano - volvían al castillo. James y Lizzyiban cogidos de la mano y los demás los miraban con una sonrisa tierna. Habíansido tan idiotas que habían temido no verlos juntos jamás.
- Podéis dejar de mirarnosasí, ¿sabéis? - Dijo la chica riendo.
- Sí, estáis empezando aincomodarnos
- No parecíais muy incómodosmientras os dabais el lote delante de todo Hogwarts. - Replicó Lillydedicándole a su hermano un gesto malicioso que le hizo enarcar una ceja.
- Por favor, solo lo hehecho para que todo su club de fans se enterara de que está fuera del mercadode forma definitiva. - Contestó Lizzy, encogiéndose de hombros. - Creo que másde una se ha desmayado, pero después del mes pasado, tenía que dejarle lascosas claras a esas zorras.
- ¡Lizzy! - La regañaronMartha y Rose al mismo tiempo, lo que provocó la risa de todo el mundo.
- Parecéis mi madre.
- No te preocupes, cuñada,yo estoy contigo en esto. - La defendió la pelirroja levantando sus pulgares.
Ambas chicas intercambiaronuna sonrisa y James volvió a suspirar. Realmente le daban miedo las dos juntas,pero aún así le encantaba que se llevara bien con su familia, para él era muyimportante.
- ¿Vais a venir a la fiestade la victoria esta noche? - Preguntó Lizzy a los demás, después de dejar unbeso en la mejilla de su novio.
- ¿Nos colaréis? - IntervinoScorpius.
- Si queréis, sí. - Rosesonrió al rubio. - No sé qué habrán preparado, pero dicen que va a estar muybien.
- Es la fiesta de lavictoria, por supuesto que va a estar bien. - Martha sonrió. - Llevan desde elviernes preparándolo todo.
- Y lo mejor es que mañanano hay que madrugar, así que fiesta toda la noche. - Lilly levantó los brazos yse puso a bailar.
- Tú no vienes. - Dijeronsus hermanos casi al mismo tiempo.
- Ya claro, porque vosotroslo digáis. - La pelirroja puso los ojos en blanco. - Me ha invitado Lorcan, nonecesito vuestro permiso.
- ¿Lorcan? - Rose enarcóambas cejas.
- Sí, me dijo que me pasara,que estaría bien. - Le quitó importancia con el gesto. - Nos llevamos bien y leda igual lo que James opine, es capaz de plantarle cara si hace falta.
- Ya veremos.
- James
- Lizzy lo miró y enarcóuna ceja.
- Tiene 14 años. - Protestóél. La Ravenclaw siempre se ponía de parte de Lilly.
- ¿Tengo que recordarte quecuando yo tenía 14 años tú y yo ya nos veíamos a escondidas, Jamie?
- Uuuuuh. - Dijo Fred,metiendo cizaña mientras los demás reían.
- Adoro a esta chica. -Lilly suspiró. - Tienes tantísimas cosas que contarme, Lizzy.
- Eso sí que no. - James sepuso blanco y su hermana empezó a reír. - Lizzy no va a contarte nada, soncosas privadas.
- Algo debes estarocultando. - Dijo Albus también riendo.
- ¿Pero tú estás con ella oconmigo?
- Contigo, pero una cosa noquita la otra. - Respondió su hermano.
- No, ya en serio chicos, losdetalles privados son privados. - Lizzy puso los ojos en blanco al deciraquello. - Solo puedo contar ciertas cosas.
- Ya quedaremos. - Lillysonrió. - Por cierto, ¿cuándo se lo vais a decir a mis padres? ¡Podríamosorganizar una cena todos juntos!
- Las cosas con calma. -Dijo su hermano.
- Sí, todavía es muy prontopara decírselo a nuestras familias. - La morena suspiró. - Queremos ir poco apoco.
- Lleváis dos años viéndoosa escondidas. - Rose frunció el ceño, sin entender.
- ¿Y qué?
- No sé, creo que ya habéisido bastante a vuestro ritmo. - La pelirroja negó con la cabeza. - A la abuelaMolly le encantará, te adora.
- Di lo que quieras Rose,pero hasta donde yo sé el tito Ron no tiene ni idea aún de que Scorpius y túestáis saliendo. - James le dedicó una media sonrisa.
- Bueno, no soy nadie parajuzgar. - Respondió un poco nerviosa. - Además, podría aprovechar el día que lapresentes a la familia para presentar yo a Scorpius.
- Seguro que así uno de losdos pasa desapercibido. - Murmuró Scopius poniendo los ojos en blanco.
- No hablemos de esotodavía. - Rose sonrió y besó al chico. - Ahora centrémonos solo en lacelebración de esta noche.
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Hola a todos y, ¡por fin es viernes! :)
Este capítulo es un poco de transición pero, después de dos capítulos más intensos, era necesario.
Muchas gracias por vuestro apoyo y espero vuestros comentarios. El lunes subo el próximo.
Un besito y feliz finde,
Ladyluna10 :)
La fiesta duró toda lanoche, aunque hubo quienes desaparecieron a altas horas de la madrugada. Hubogente de todas las casas, música, baile, whisky de fuego y, sobre todo, muchadiversión. Lilly se pasó toda la noche sentada en un sofá hablando con Lorcanhasta que consiguió sacarlo a bailar, momento que aprovechó para besarlo. Porsuerte para ella, Albus estaba demasiado ocupado hablando con Caroline - queestaba ligeramente borracha y no podía parar de reír, por lo que se habíaolvidado de todo lo que había pasado en los últimos meses - y James se habíamarchado con Lizzy hacía ya bastante rato. El rubio correspondió el beso, alprincipio un poco intranquilo, no podía olvidar que Lilly tenía solo 14 años,pero después se dejó llevar completamente. La pelirroja lo tenía completamente loco.
Rose se despertó a la mañanasiguiente junto a Scorpius, en su dormitorio. Sabían que se les habíanadelantado y la Sala de los Menesteres ya estaba ocupada, así que invitó alchico a dormir en la torre de Ravenclaw aunque, para eso, habían tenido queburlar la protección de los dormitorios de las chicas. El chico seguía dormidoy ella se incorporó lentamente. Habían corrido el dosel y puesto algunoshechizos silenciadores para que sus compañeras de habitación no se dierancuenta de que estaba ahí, aunque intuía que ya lo sabían. Rose se sentó concuidado. No sabía qué hora era, pero no debía ser demasiado tarde así quepodrían pasar algo de tiempo en la cama. Por suerte no tenían clase hasta elmiércoles, por el aniversario de la Batalla de Hogwarts. Sacó un libro quetenía guardado debajo del colchón y empezó a leer. Estuvo un rato leyendo,hasta que una voz adormilada la interrumpió.
- ¿Tan temprano y ya con unlibro?
- Algo tenía que hacermientras te despertabas, dormilón. - Contestó con una sonrisa, sin apartar lavista de su libro. - En cuanto termine esta página tendrás toda mi atención.
- ¿Tengo que esperar? -Preguntó el chico con tono lastimoso acercándose a ella y empezando a besar sucuello. Rose se estremeció y lo miró de reojo. - ¿Te estoy distrayendo?
- No. - Mintió, releyendo lamisma frase por tercera vez y tratando de concentrarse. El chico siguióbesándola hasta que ella se rindió y cerró el libro. Lo miró con el ceñofruncido y él empezó a reír. - No es divertido, estaba en la parte másinteresante.
- Déjame entonces que te locompense.
Scorpius comenzó a besarla yRose sonrió, dejándose hacer. Pasaron así un rato, hasta que la pelirroja seseparó de él, con las mejillas rojas y el pelo revuelto.
- No es que quiera parar,Scorp, pero te recuerdo que detrás de estas cortinas están mis amigas.
- Maldita Lizzy, seguro quefue ella quien convenció a James para irse tan pronto y poder quedarse con laSala de los Menesteres. - Masculló el Slytherin por lo bajo.
- No seas malo, estánreconciliándose. - Rose sonrió al decir aquello.
- Pues espero que no leslleve mucho tiempo, esa habitación no es solo suya. - Añadió, cruzándose debrazos.
- Oh, sí, deberíamos hacerun calendario para que nadie la acapare. - La chica puso los ojos en blanco. -Podríamos dormir allí mañana por la noche.
- ¿Y por qué no hoy?
- ¿Conoces a James y Lizzy?No creo que salgan de ahí hasta que sea estrictamente necesario. - Rose negócon la cabeza antes de depositar un beso en la mejilla de su novio. - Anda,puedo avisarte cuando vuelva al castillo o puedes esperarme directamente allí,seguro que no hay nadie.
- Es verdad, mañana vas a lafiesta esa.
La "fiesta esa" era laconmemoración de los 25 años de la Batalla de Hogwarts y la derrota deVoldemort. La organizaban el Ministerio de Magia y el Profeta y solo se habíainvitado a ciertas personas. Obviamente la familia de Rose al completoasistiría, al igual que los Longbottom, los Scamander, la directora McGonagall,el profesor Creevy, antiguos profesores de Hogwarts ya jubilados que lucharonaquella noche, antiguos alumnos que participaron en la resistencia y Lizzy, porel puesto que tenía su madre en el Profeta. Iría toda la alta sociedad,exceptuando a aquellos que tuvieron algo que ver con los mortífagos: losMalfoy, los Nott, los Goyle, los Zabini
- Te dije que podías venirconmigo, podría haberle pedido a mi madre o mi tío Percy otra invitación.
- Y yo te pregunté que siestabas loca. - Scorpius negó con la cabeza. - Sé que lo haces con buenaintención, pero no puedes esperar que me presente allí cogido de tu manoapellidándome Malfoy.
- Sería una forma muyoriginal de que nuestros padres se enteraran. - Bromeó ella, aunque sabía queel chico tenía razón. Aquello sería una locura. - Pero tranquilo, no volveré ainsistir. Sé que tu primo tampoco irá con Lucy.
- Theo está en mi mismasituación. - El rubio suspiró y comenzó a jugar con un mechón de pelo de lachica. - De todas formas, volviendo al tema principal, me parece una buenaidea. Me iré allí y te esperaré, espero que no vengas muy tarde.
- Tranquilo, te despertaréde todos modos.
Ambos sonrieron y volvierona besarse. Cuando se separaron, Rose descorrió las cortinas para comprobar quelas otras tres chicas seguían dormidas. Al ver que así era, le indicó aScorpius que saliera sin hacer ruido. El chico se puso la camisa mientrasbajaban a la sala común que, por suerte, estaba desierta. Se despidieron con unúltimo beso en la puerta.
- Te veré en el almuerzo,¿vale? - Dijo él.
- Vale, yo bajaré de todasformas a desayunar algo ahora y después iré a la biblioteca. - Rose se encogióde hombros. No pensaba desaprovechar su mañana.
Como bien había supuestoRose, no volvieron a ver a James y Lizzy hasta que fue estrictamente necesario.La chica apareció en el dormitorio de Ravenclaw el martes por la mañana y susamigas no pudieron evitar empezar a reír al verla.
- Ni una palabra. - Fue loúnico que dijo antes de coger su toalla y un uniforme limpio y dirigirse albaño. - Esperadme, no tardo.
Rose puso los ojos en blancoy terminó de vestirse mientras las demás volvían a reír. Era 2 de mayo, elaniversario de la Batalla de Hogwarts, y, como cada año, todos los alumnostenían que asistir a los actos de conmemoración que se celebraban en elcolegio. A la pelirroja siempre le había incomodado aquello, los demás lamiraban y señalaban durante el discurso de la directora por ser una Weasley,por ser la hija de Ron Weasley y Hermione Granger. Con los años se habíaacostumbrado y, a estas alturas, ya era capaz de ignorar a todo el mundo, perosabía que aquel año le iba a costar un poco más pues pensaba sentarse en lamesa de Slytherin con Scorpius. Iba a ser todo un escándalo.
Lizzy no tardó en salir con el pelo mojado,apretándose la corbata. Se puso los zapatos y las cinco bajaron al comedorrápidamente, apenas tenían quince minutos antes de que los actos empezaran.Bajaron las escaleras que, afortunadamente, decidieron no moverse junto con ungran grupo de alumnos. En la puerta del comedor, esperaban Scorpius y James.
- Hola, preciosa. - Jamesbesó a su novia, lo que hizo que varias chicas la fulminaran con la mirada.
- ¿No habéis tenidosuficiente en estos dos días? - La pelirroja les dedicó una sonrisa burlona ybesó a su chico. - Hola, Scorp.
- Rose, ¿estás segura deesto? - Le preguntó él cuando se separaron. Desde que le había contado lo quepretendía hacer estaba preocupado por ella, sabía cómo reaccionaría la gente alverlos juntos en ese momento.
- Pues claro, tú también lopasas mal en estos actos.
- Pero por cosas diferentes.
- No te engañes, en el fondoambos sufrimos por lo mismo, por todo el daño que ese despreciable ser le hizoa nuestras familias. - Volvió a besarlo y él sonrió lentamente. - Anda, vamosdentro.
Se cogieron de la mano yentraron al Gran Comedor con paso firme, ignoraron los murmullos y sedirigieron directamente a la mesa de la serpiente, donde Theo y John leshicieron un hueco.
- ¿Estás segura de quequieres hacer esto, Rose? - Preguntó Nott cuando ya estuvo acomodada.
- No soy ninguna cobarde,Theo. Además, es solo un rato. - Contestó ella, con decisión. Todo el mundo lehabía hecho ya aquella pregunta y estaba harta.
- Vale, tranquila, no ibacon mala intención. - El chico sonrió en son de paz. Iba a añadir algo más,pero las palabras murieron en su boca al ver a Lucy levantarse de la mesa deGryffindor, donde estaba con toda su familia, y dirigirse directamente haciaél. - Lucy, ¿qué haces aquí?
- He visto a Rose y he pensadoque yo también podía sentarme aquí, si no te importa claro. - Dijo,sonrojándose. Se sentía un poco tonta al hacer aquello, pero algo dentro deella le decía que lo hiciera.
- Claro, claro, siéntate,faltaría más. - Contestó él, un poco nervioso, moviéndose en su sitio parahacerle un hueco. - ¿Cabes bien?
- Sí, tranquilo. - La morenase sentó y le dio un beso en la mejilla.
Rose le dedicó una sonrisa asu prima y le agradeció aquello con la mirada. Sabía que hacía aquello para queella no estuviera sola. El resto de sus primos, exceptuando a James, que estabaen la mesa de Ravenclaw con Lizzy, e incluyendo a Albus, estaba en la mesa deGryffindor.
- Queridos alumnos, - La vozde la directora hizo que todos guardaran silencio y desviaran la mirada hastael atril desde el que la mujer hablaba. - hoy es 2 de mayo y, como cada año,celebramos lo que pasó hace ya 25 años, la derrota de Voldemort y susmortífagos, el fin del triunfo de la oscuridad. Hoy recordamos a todos aquellosque murieron defendiendo el colegio, defendiendo sus ideales, luchando por unmundo mejor. Pido, por favor, un minuto de silencio por todos los caídos.
McGonagall dejó de hablar ytodos siguieron callados. James, que abrazaba a Lizzy por la espalda y la teníaapoyada en su pecho, le dio un beso a la chica en la cabeza antes de cerrar losojos. Demasiados miembros de su familia habían muerto a manos de aquel hombre ysus seguidores: sus abuelos, Sirius, los padres de Teddy, su tío Fred. Lizzyapretó su mano con fuerza y suspiró. James no era el único que había perdidogente en aquella guerra, su tío Dan había muerto en aquella batalla, estabasolo en cuarto año, pero decidió no marcharse y murió al recibir un hechizo queiba para una amiga. Le salvó la vida a costa de la suya. Aunque, para sersinceros, casi todos los alumnos habían sufrido alguna pérdida a manos deVoldemort, nadie se había librado del miedo y las amenazas, muchas familiashabían huido del país y habían regresado hacía relativamente poco. Cuandoterminó el minuto, la directora volvió a hablar, ensalzó los valores de los quedefendieron el castillo aquella fatídica noche, honró la memoria de los caídosy recordó la importancia del perdón. Una vez finalizado el discurso, todosaplaudieron y un enorme banquete apareció. Debían celebrar que la paz reinabaen el mundo mágico desde hacía 25 años.
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¡Feliz lunes a todos!
Nueva semana, nuevo capítulo, como siempre :) Espero que os haya gustado y, ya sabéis, los próximos nos vamos de fiesta ;)
Muchísimas gracias por vuestro apoyo y espero vuestros comentarios, ya sabéis.
Un besito fuerte y nos leemos el miércoles,
Ladyluna10 :)
Neville y Hannah Longbottomesperaban pacientemente a los alumnos que debían ir con ellos a la fiesta deaquella noche. El resto de profesores, junto a la directora McGonagall, ya sehabían marchado, pero ellos habían prometido esperarlos. Los primeros en llegarfueron los Finch-Fletchley y las gemelas Thomas, seguidos por los hijos deotros miembros del Ejército de Dumbledor. Lucy no tardó en llegar - vestida conun vestido que le llegaba por encima de la rodilla, de color blanco, con lacintura entallada y falda amplia, palabra de honor; el pelo lo llevaba recogidoen una larga trenza-, ni tampoco Albus. Wood y los gemelos Scamander bajaron justodespués y dijeron que Rose y Lizzy llegarían en cinco minutos. Neville suspiró.Les había pedido puntualidad, pero aquellos chicos no aprenderían nunca elsignificado de esa palabra. Por fin, a lo lejos, vieron aparecer a Jordanseguido de los primos Weasley-Potter.
- ¡Si llegamos tarde es solopor culpa de Molly! - Exclamó James, colocándose bien la corbata.
- Perdona, pero yo no me hecambiado de corbata quince veces porque "Lizzy no me ha dicho ningún color y notengo ni idea de cuál ponerme". - La morena puso los ojos en blanco. Llevaba unvestido largo azul oscuro, con escote recto y el pecho muy entallado que, a partirde la cintura, caía suelto; el pelo lo llevaba recogido en un moño bajodespeinado.
- ¿Estás segura de que laverde oscura me queda bien? - El pelinegro arrugó la frente. Como Lizzy y él noiban como pareja, tenía que elegirse la corbata él mismo, así que no estaba muyseguro de cuál era la más apropiada.
- Que sí, deja de serpesado. - Lilly sonrió al decir aquello. Su vestido le llegaba por encima de larodilla, era rosa palo y le tapaba solo un hombro; llevaba su larga melenapelirroja suelta.
- Además, ¿de verdad creesque alguien va a fijarse en ese detallito? - Añadió Roxanne, riendo. Llevaba unvestido negro por la rodilla, con escote en v y una especie de flor grande a laaltura de la cintura; su pelo también estaba suelto.
- Por favor, soy yo, es másque evidente que acapararé todas las miradas. - Bromeó él, utilizando su tonode "soy James Sirius Potter".
- ¿Quién falta por llegar? -Preguntó Lilly, ignorando deliberadamente a su hermano mayor.
- Solo Rose y Lizzy. -Contestó Will. - Lizzy ya estaba lista, pero a Rose le quedaba un poco. Decíanque en seguida bajaban, pero parece que tardan.
Apenas tuvieron que esperarunos minutos más para ver a las dos chicas aparecer. Bajaban lentamente lasescaleras, charlando entre ellas y sonriendo. Lizzy llevaba un vestido verdeoscuro largo, con escote corazón, unas mangas muy pequeñas que apenas letapaban los hombros y una falda amplia; en la cintura llevaba un cinturón depedrería y su pelo estaba suelto y liso, pero se había recogido los mechonesque normalmente le caían alrededor de la cara. Rose por su parte llevaba unvestido rojo largo, palabra de honor, con una falda también algo amplia, conuna cascada de volantes; llevaba su melena recogida a media altura, aunquehabía dejado dos mechones sueltos que le enmarcaban el rostro.
- Sentimos el retraso. -Dijo la pelirroja. - Ha sido culpa mía.
- Ni un solo comentario, séque este vestido es demasiado, pero me lo ha mandado mi abuela Charlotte y mimadre me ha obligado a ponérmelo. - Se apresuró a añadir la morena, antes desuspirar.
James se acercó a ella y labesó, con cuidado de no estropear su pintalabios.
- ¿Estás de broma? Estásfantástica. - Dijo, mirándola de arriba abajo. - ¿De verdad no podemos decirque estamos saliendo? Vas a tener que pasarte la noche espantando moscones.
- No te pongas celoso, yasabes que no me gusta y que solo tengo ojos para ti, Jamie. - Ella sonrió yvolvió a besarlo. - Por cierto, bonita corbata, parece que me has leído lamente.
- Me ha costado decidirme,pero algo me decía que tenía que ponerme esta.
- Bueno parejita, tenemosque irnos. - Neville sonrió y Lizzy se sonrojó debido a la familiaridad con laque les había hablado su profesor de Herbología.
- Claro pero, Neville,nuestros padres no saben que estamos saliendo, ¿te importaría no comentarlo? -Pidió James con una media sonrisa.
- Ay, sí, y tampoco que yoestoy viéndome con Scorpius. - Pidió Rose.
- Está bien, como queráischicos, pero vámonos, ya llegamos muy tarde. - El hombre negó con la cabeza.Aquellos chicos eran un caso.
Los condujo hasta sudespacho, desde donde irían al Ministerio usando la red flu. La primera en marcharsefue Hannah, seguida poco a poco por los chicos y, finalmente, por su marido.Aparecieron en el hall principal del edificio, donde había unos auroresesperándolos.
- Señores Longbottom, - Unode ellos estrechó su mano. - muchas gracias por encargarse de los alumnos delcolegio, por favor, sígannos todos.
Los aurores les guiaron através de los pasillos hasta unas enormes escaleras de mármol que descendíanhasta la sala de fiesta. Desde arriba podían escuchar el ruido de la gente y lamúsica.
- Solo tienen que bajar,espero que lo pasen muy bien. - Dijo el auror que los había recibido a modo dedespedida.
Todos comenzaron a bajarpoco a poco. Rose se agarró a Albus y Lilly y a Hugo, aferrándose con fuerzapara evitar caerse. James miró a Lizzy y ella le dedicó una media sonrisa antesde entrelazar sus brazos. La gente se volvió al verlos aparecer, lo que provocóalguna que otra sonrisa nerviosa y varios sonrojos. Nada más llegar al salón,un fotógrafo se acercó corriendo a los chicos.
- Por favor chicos, una fotopara el artículo especial de mañana. - Les pidió a Rose, Hugo, Albus, James yLilly.
- Oh, esperad, me aparto. -Dijo Lizzy rápidamente, soltándose del brazo de James.
- No, quédate. - Se quejóél.
- Sí, Lizzy, tú tambiéntienes que salir. - Se apresuró a añadir Rose.
- Claro que sí, señoritaCollins, póngase usted también. - Dijo el fotógrafo dedicándole una sonrisa.
- Está bien
Se colocó entre Rose yJames, que deslizó su mano alrededor de su cintura sin poder evitarlo. Los seissonrieron y el hombre les sacó dos o tres fotos. Cuando terminó les dio lasgracias y los dejó reunirse con sus familiares.
- ¡Chicos, por fin llegáis!- Ginny Potter se acercó a ellos con una media sonrisa. Iba radiante con suvestido largo negro. - Rose, Hugo, vuestros padres estaban hablando con elministro, no deben estar muy lejos y Lizzy, creo que he visto a tu madre con tuabuela hace un par de minutos.
- Sí, están allí. - La chicasonrió y se dirigió hacia ellas rápidamente. Su madre estaba sentada junto a suabuela Anne y ambas charlaban animadamente. - ¡Hola!
- Cielo, por fin llegas. -Mary Collins se puso de pie y abrazó a su única hija.
- Mi preciosa nieta. - AnneDouglas también se levantó para abrazarla. - ¿Cómo estás?
- Muy bien, abu, pero ¿dóndeestán los demás? - Preguntó.
- Tu padre y tu abuelohabían ido a por unas bebidas y tus otros abuelos estaban hablando con Giorgioy sus padres.
Lizzy suspiró, pero asintiólentamente. Sabía por qué su abuela hacía aquello, la familia Cavalli era unafamilia italiana muy influyente y adinerada, los representantes del Ministeriode Magia Italiano en el Reino Unido. Sabía los planes que tenía, pero aún asíno dijo nada. A pesar de todo, Giorgio le parecía majo. Se sentó junto a lasdos mujeres y esperó hasta que llegaron los dos hombres, que también lasaludaron de forma afectuosa.
Mientras tanto, los primosPotter-Weasley ya habían saludado a toda su familia y se habían dividido engrupos. Dominique y Roger, que habían venido desde Rumanía para la fiesta, leexplicaban a Molly y Fred algo sobre un nuevo dragón que había llegado hacíaunas semanas; Lucy, Hugo y Roxanneestaban sentados en una mesa, charlando; Lilly bailaba con Lorcan, atrayendolas miradas de muchos curiosos, ya que los chicos estaban demasiado pegados eluno al otro para ser solo amigos; Teddy, Victoire, Louis, Rose y Albus estabanen otro círculo. La pelirroja les estaba contando a sus primos cómo habíanganado la copa de quidditch y James, cada vez más rojo, interrumpía a su primaconstantemente para dar su versión de los hechos.
- ¿Dónde está Lizzy? -Preguntó Teddy, sin poder parar de reír al imaginar al chico declarándose enmedio del partido. - Quiero hablar con ella, ¡llevo años esperando estemomento!
- Estaba con su familia, iréa buscarla. - Contestó el mayor de los Potter, con una sonrisa.
James se separó de los demásy empezó a buscarla mientras Louis comenzaba a contarles lo bien que le iba conEmma - quedaban todos los sábados, que era el día que librara la chica e ibanal cine, a pasear, a algún museo
-. Según él la relación que estaba empezandoiba genial y, si todo seguía así, pronto se atrevería a dejarle caer cosassobre su mundo. Solo esperaba no asustarla y que ella se alejara.
- Todo irá bien, - Dijo Vic,pasando el brazo por encima de los hombros de su hermanito. - ya lo verás.
James se acercó al lugar enel que estaba la chica junto a sus padres y abuelos maternos y una pareja queél no conocía y que la estaba interrogando sin piedad.
- ¿Entonces juegas alquidditch?
- Sí, soy buscadora en elequipo de Ravenclaw. - Contestó ella, visiblemente incómoda.
- ¿Y juegas bien?
- Lo intento, este año hemosganado la copa de las casas, a ver qué tal nos va el próximo. - Desvió lamirada y vio a James, que notó la súplica en sus ojos. Había llegado el momentode sacarla de ahí.
- Señores Collins, señoresDouglas, un placer volver a verlos. - Los saludó, interrumpiendo laconversación.
- Hola, James. - Respondióla abuela de la chica con una sonrisa. - Cuánto tiempo sin verte, ¿cómo te vatodo?
- Muy bien, señora Douglas,¿y a usted?
- No me quejo. - La mujer seencogió un poco de hombros antes de enarcar una ceja. - ¿Ya vienes a quitarme ami nieta?
- Solo será un ratito, Victoirey Teddy quieren saludarla. - Mintió él, sonrojándose un poco. Tenía lasensación de que aquella mujer sabía más de lo que decía. La pareja que noconocía lo miraba con la frente arrugada. - Soy James Sirius Potter, un placer.
- Es un amigo de Lizzy. -Añadió Mary Collins rápidamente. - Anda, vete con tus amigos, luego te veremos.
- Claro, voy. - La chica se estiróun poco la falda antes de acercarse a James y con una sonrisa pícara decirle,en un tono lo suficientemente alto para que todos la escucharan. - Anda, sé uncaballero por una vez en tu vida y deja que me coja a tu brazo, no quiero tropezarmecon los tacones.
- Soy todo un caballero y losabes. - Se defendió él, dejando que se agarrara. Se despidió de la familia dela chica con un gesto de cabeza y ambos se alejaron de allí, aunque James nopodía evitar sentir los ojos del padre de la chica fijos en él mientras sealejaban. - Eres muy mala a veces, Elizabeth, ¿a qué venía ese comentario? Meapuesto lo que quieras a que tu padre ahora mismo quiere que me separe de ti.
- Me apetecía ponerte unpoco en vergüenza. - Respondió y lanzó una carcajada antes de pegarse un pocomás a él, que negó con la cabeza. - Además, ambos sabemos que nunca has sidomuy caballeroso.
- Me ofendes, Elizabeth. -Dijo, realmente molesto. ¡Él siempre había sido todo un caballero con ella! O,al menos, lo había intentado. A ratos.
- Te pones monísimo cuandote picas, te besaría ahora mismo si eso no provocara un escándalo. - Respondióella.
- ¿Quién es ahora la pocacaballerosa? - James puso los ojos en blanco, pero rió mientras terminaba deconducir a la chica hacia los demás. Cuando llegaron, la soltó para que pudierasaludarlos.
- ¡Bienvenida a la familia!- Teddy la abrazó. - Por fin alguien a parte de Roger y de mí será el objetivode las bromas.
- Espera, ¿qué? - La chicapalideció y miró a James. - No, yo no, ¿verdad? Quiero decir, las bromas sonpara ellos, para Scorpius, Theo
los novios de las chicas, no para mí también,¿verdad? - James se mordió el labio y guardó silencio. - ¿Verdad, James?
- No puedo prometerte nada,sabías dónde te metías. - La agarró por la cintura, atrayéndola hacia él, y labesó en la mejilla. - Yo te defenderé, tranquila, además ya sabes que todos teadoran. No creo que te hagan nada.
- Lo mismo me dijo Vic a mí
- Murmuró Teddy por lo bajo, provocando que la rubia le pegara en el hombro ylos demás, exceptuando a Lizzy que seguía asustada, rieran.
Vic, Louis y Teddy lespidieron que relataran su historia desde el principio y ellos, tras dudar unosinstantes, empezaron a hablar. Rose y Albus, que ya la habían escuchado - laprimera de boca de Lizzy y el segundo gracias a su prima - decidieron salir abailar un rato y hablar de sus cosas.
- ¿Te puedo preguntar algo?- Susurró Rose mientras se deslizaban por la pista.
- Sabes que lo que quieras.- Se encogió de hombros y la pelirroja miró a su alrededor para comprobar queno había nadie conocido cerca.
- ¿Por qué empezaste a salircon Clary si está claro que te gusta Caroline?
- ¿Qué?
- Os vi en la fiesta de lavictoria, estaba esperando a que alguno de los dos hiciera algo, creía queibais a liaros, pero como veo que no os decidís
- No sé si le gusto.
- ¿Cuántas veces tendré quedecirte que sí, Al? - Rose sonrió al ver la inseguridad de su primo. - El amorno es tan difícil, míranos a Scorpius y a mí.
- Vale, lo intentaré, perono quiero cagarla. - El chico negó con la cabeza. - Además, no creo que seáisel mejor ejemplo a seguir.
Ambos rieron y Rose abrazócon fuerza a su primo, infundiéndole ánimo. Sabía que si lo intentaba, al finaltodo saldría bien.
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¡50 capítulos ya! ¿Quién me lo iba a decir cuando empecé en mayo?
Espero que os haya gustado y, tranquilos, que la fiesta sigue en el próximo ;) Tienen que pasar todavía muuuuchas cosas, esta fiesta va a dar que hablar.
También quería aprovechar este momento para deciros que ya tengo la historia terminada (desde hace algún tiempo, si os soy sincera), pero no voy a deciros cuantos capítulos quedan para no restarle emoción ;) He empezado a escribir una especie de continuación, pero esta vez sobre la 4ª generación sobre la que ya os hablaré más adelante y que subiré.
Bueno, eso es todo hasta el viernes. Espero vuestros comentarios y muchísimas gracias por vuestro apoyo.
Muchísimos besos,
Ladyluna10 (María, que ya hay confianza) :)
Justo cuando James y Lizzyterminaban de contar su historia y Victoire suspiraba emocionada - leencantaban las historias de amor con final feliz y le alegraba muchísimo queJames hubiera, por fin, sentado cabeza -, un chico se acercó a la morena,interrumpiéndolos. Los dos rubios y el metamorfamago decidieron dejarlatranquila y se marcharon, pero James no se movió de su sitio.
- Lizzy! Bellissima! - Era un chico de unos veintipocos años, alto,moreno, con algunos músculos, los ojos verdes claros y el pelo castaño. Le diodos besos a la chica, que sonrió con amabilidad.
- Giorgio! Come stai?
- Molto bene e tu? -Respondió cogiendo a la chica del brazo y haciéndola girar sobre sí misma.
- Bene, grazie! -Miró a James, que observaba la escena con una ceja enarcada y tuvo que reprimiruna carcajada. - Giorgio, lui è JamesPotter, un amico. James, este es Giorgio Cavalli, el hijo del representantedel gobierno italiano en el Reino Unido y un viejo amigo de la familia.
- Piacere di conoscerti, James. - El italiano le tendió la mano almayor de los Potter que se la estrechó mientras le dedicaba una sonrisa falsa.
- ¡Elizabeth, por fin teencuentro!
Una mujer mayor, de aspectoelegante y estirado se acercó a ellos con una radiante sonrisa. La chicasuspiró, pero también sonrió. A pesar de todo, la quería mucho.
- Hola, abuela. - La saludó,dándole un beso en la mejilla y un abrazo.
- Estás guapísima, sabía queeste vestido te sentaría bien.
- A ella le queda todo bien.- Dijo Giorgio con su acento italiano, haciendo que Lizzy se sonrojara y Jamesse mordiera la lengua. ¿Pero de qué iba ese tío?
- La ves con buenos ojos,Giorgio. - Dijo Charlotte Collins tras guiñarle un ojo.
- ¿Me da su permiso parasacar a su nieta a bailar, señora Collins? - Pidió el chico con tonorespetuoso.
- No necesito su permisopara bailar con quien quiera. - Lizzy puso los ojos en blanco.
- Pero siempre deberíapedirse, es cuestión de modales, cariño, tú eres una dama. - La mujer sonrió. -Por supuesto, que os divirtáis.
- Ahora nos vemos, James. -Murmuró Lizzy mientras Giorgio la cogía de la mano y la arrastraba a la pistade baile.
El pelinegro suspiró. Iba amarcharse justo cuando la mujer habló de nuevo.
- No te conozco de nada,Potter, pero quiero que te mantengas alejado de mi nieta.
- ¿Disculpe? - La miró sincomprender. Era la primera vez que la veía en su vida y no entendía qué teníaen su contra.
- Lo que has oído, mi Elizabethno es una cualquiera a la que puedas meter en tu cama, tengo grandes planespara ella. - La señora Collins lo miró con gesto serio.
- Lizzy tiene 17 años, creoque es mayorcita para saber lo que hace. - Se atrevió a replicar, molesto.
- No, no lo es, yo sé qué eslo mejor para ella y tú no lo eres, así que lo mejor será que no me entere deque sigues rondándola de esta forma, ¿todo claro?
Iba a replicar cuando otravoz anciana lo interrumpió, justo a tiempo para calmar sus ánimos.
- Charlotte, querida, tuhijo te está buscando. - Dijo la señora Douglas con su habitual sonrisa amable.
- Gracias por avisarme,Anne. - Le dedicó una última mirada de advertencia a James antes de irse y estesuspiró.
- Charlotte acaba deamenazarte, ¿me equivoco? - Preguntó al chico, sorprendiéndolo.
- Bueno
esto
yo
- Nosabía qué contestar. ¿Qué se supone que le dices a la abuela de tu novia en unasituación así?
- Simplemente ignórala. - Leaconsejó, riendo. - Yo apuesto por ti.
- ¿Cómo? - Ahora sí que noentendía nada.
- Sé que quieres a mi nieta,he visto cómo la miras. - Le explicó haciendo que él palideciera un poco. Asíque no habían sido imaginaciones suyas y aquella mujer sabía lo que pasaba. -También he visto cómo ella te sonríe, así que supongo que es cuestión detiempo. Me gustas mucho para ella, eres un buen chico y sé que no vas a hacerledaño.
- Nunca dejaría que algomalo le pasara. - Confesó él.
- No hace falta que laprotejas, se puede defender ella solita. - Replicó la mujer y James sonrió. Yasabía de dónde había sacado aquella faceta Lizzy.
- Gracias por su apoyo,señora Douglas.
- De nada, James. - Sonrió.- Solo quiero lo mejor para ella, además, cuando digo que apuesto por ti, habloliteralmente, mi marido y yo hemos hecho una pequeña apuesta y creo que, o noconoce bien a nuestra nieta, o tiene muy poca fe en ella. Ese italiano lleva añosfuera de juego, por mucho que Charlotte se empeñe no conseguirá nada. Enrealidad me da un poco de pena, pero así es la vida. - La mujer negó con lacabeza y James rió. - Anda, vete a bailar con ella, te está esperando.
James miró hacia Lizzy y vioque la miraba con las cejas alzadas, sola en el centro de la pista. No tardó enacercarse a ella, envolverla con sus brazos y comenzar a bailar. Estuvieron unrato moviéndose al ritmo de la música, hasta que ella se acercó a su oído paramurmurar algo.
- En cinco minutos, en losbaños de la planta de abajo, ¿sabes llegar?
- Creo que sí. - Murmuró él.
- Pues ahora nos vemos.
Lizzy se separó de él, leguiñó un ojo y se dirigió a la salida. James negó con la cabeza. Desde luego, aquellachica y su familia iban a volverlo loco.
Harry Potter miraba a suhija pequeña con cara de enfado, mientras Ginny y Luna, a su lado, contenían larisa.
- ¿No vas a decirle nada? -Le dijo, finalmente, a su esposa.
- ¿Por qué debería?
- Tiene 14 años y Lorcan 17,se está aprovechando claramente de ella. - Se quejó mientras su hija seguíabailando muy pegada al chico. - ¡Tenemos que hacer algo!
- Harry déjala, solo estánbailando. - Intervino Luna a favor de su hijo. - Además, Lorcan es muyresponsable, no le haría nada a Lilly.
- ¿Esperas que me crea quesolo bailan? - Negó con la cabeza. No podía apartar la vista de su hija, que sepuso de puntillas y susurró algo en el oído del chico. Él sonrió y, de repente,la besó. Aquello fue la gota que colmó el vaso. - ¡Lilly Luna Potter!
- Papá, quiero presentarte ami novio. - Dijo la chica, tirando de Lorcan y dedicándole a Harry una gransonrisa. - Lorcan y yo estamos saliendo, oficialmente.
- Tienes solo 14 años, nopuedes tener novio, no te dejo.
- Harry, por favor, ¿deverdad crees que va a hacerte caso? - Ginny puso los ojos en blanco. Su hijatenía mucho carácter y era consciente de que iba a salir con quien quisiera,cuando quisiera. Como había hecho ella. - A mí me alegra mucho que estéssaliendo con alguien como Lorcan, es un muy buen chico.
- Gracias, señora Potter.
- Te he dicho mil veces queme llames Ginny. - Ella puso los ojos en blanco. - ¡Luna vamos a serconsuegras!
- Yo creo que Lilly es muybuena niña, bueno, ¿qué voy a decir yo siendo su madrina? - Luna sonrió y semarchó a buscar a su marido. - Rolf tiene que enterarse.
Harry refunfuñó sincomprender cómo todos podían estar tan contentos con aquella relación y sinquerer creer que su pequeña pelirroja, ya no fuera tan pequeña.
Molly miraba a Will de formadistraída, ignorando lo que Dominique le contaba en aquel momento. Suspiró.Ojalá volviera a hablar con ella, ojalá no le hubiera dicho nada y todosiguiera siendo cordial entre ellos.
- Oh, por favor, ya estábien. - Se quejó la pelirroja poniéndose de pie.
- ¿Qué haces?
- Solucionar esto de unavez, voy a hablar con Wood.
- ¡No, por favor, Dom! -Respondió su prima.
- Me da igual lo que digas,voy a dejarle un par de cosas claras.
- Dom, por favor.
- ¡No te va a servir de nada!
Molly no argumentó nada másmientras Dominique se alejaba. Sabía que no lograría convencerla, solo podíaesperar. La chica llegó hasta Wood y le dio un par de toques en el hombro,llamando su atención.
- ¿William Wood, verdad?
- Sí. - El chico arrugó lafrente.
- Soy Dominique Weasley, laprima de Molly, no sé si te acuerdas de mí.
- Sí, te recuerdo. - Élasintió lentamente. - ¿Pasa algo?
- Mira, voy a ir directa algrano, Will. - Empezó a decir la chica, cruzándose de brazos. - A mi prima legustas mucho y tú estás siendo muy injusto con ella. Sé por qué no quieressalir con ella, Molly es mi yo de hace cuatro años, le encanta salir por ahí,divertirse, tontear con chicos
Su plan era no enamorarse pero, amigo mío, loha hecho y, una vez que a una Weasley se le mete algo entre ceja y ceja, no pararáhasta conseguirlo. - Dominique no pudo evitar sonreír al ver la cara dedesconcierto del chico. - Te lo digo yo, que pasé por lo mismo que ella. Minovio tampoco quería salir conmigo por el hecho de ser yo y ahora estamos másfelices que nunca.
- Creo que
- Déjame terminar de hablar.- Lo cortó. - No hace falta ser muy listo para darse cuenta de que ella tegusta o, al menos, te atrae. Te parece guapa y simpática, estoy segura de ello.
- Ya hablé con Molly y ledejé claras las cosas. - Dijo finalmente él, negando con la cabeza.
- No eres uno más para ella,te quiere de verdad.
- Eso ninguno de nosotrospuede saberlo, Dominique.
- Yo sí y ella también. -Giró la cabeza para mirar a su prima, que tenía la frente arrugada. - Sácala abailar.
- ¿Qué?
- Lo que has oído y no esuna sugerencia, más bien es una orden. - La pelirroja sonrió y descruzó susbrazos. - Os lo pasaréis bien y así tú también podrás darte cuenta de que noeres un capricho para ella.
- No voy a darle falsasesperanzas.
- Un baile no le hará daño anadie. Vamos.
Will se quejó por lo bajo,pero finalmente se dirigió hacia Molly y le preguntó si quería bailar con él.Esta, sorprendida, aceptó con los ojos iluminados. Roger se acercó a Dominiquey la abrazó por la espalda.
- ¿Cómo sabías que lo haría?
- No tenía ni idea. -Confesó ella. - Le he soltado el mismo rollo que a ti, supuse que volvería afuncionar.
- A veces me sigopreguntando cómo acabé saliendo contigo. - Él puso los ojos en blanco y Domsonrió.
- Pues porque soy la mejordel mundo, preciosa, ideal, majísima y, lo más importante, estás completamenteenamorado de mí. - La pelirroja se giró, deslizó sus brazos sobre los hombrosdel chico y lo besó con ternura.
- Supongo que eso será. -Contestó él sonriendo. - ¿Bailamos?
- Claro, vamos.
- ¡Albus! ¡Rose!
- ¡Hagrid! - Los dos chicosdejaron de bailar y corrieron hacia el semigigante, que acababa de llegar a lafiesta. - ¡Qué alegría verte!
- No sabía que llegaba tantarde, me he entretenido con unas nuevas criaturitas a las que estoy cuidando.- Se excusó él mientras los abrazaba. - ¿Dónde están vuestros padres?
- Pues
- Rose los buscóentre la multitud y en seguida los encontró. Estaban junto a Harry, quediscutía con Lilly. - Allí están.
- ¿Qué le pasa a tu padre,Albus? - Preguntó el hombre comenzando a andar hacia allí seguido de los doschicos.
- Tiene que ver con mihermana, pueden ser demasiadas cosas. - Contestó el chico, poniendo los ojos enblanco. - Ahora nos enteraremos.
- Seguro que no es nada. -Rose trató de quitarle importancia al asunto, aunque si su tío se habíaenterado de lo de Lorcan
Cuando llegaron hasta ellos, fue la primera enhablar. - ¡Mirad quién ha llegado!
- Hola a todos. - SaludóHagrid con una sonrisa. Todos respondieron entusiasmados, excepto Harry, que selimitó a gruñir un poco. - ¿Qué ocurre, Harry?
- Es un exagerado, no tepreocupes. - Dijo Ginny con una sonrisa.
- ¡No soy un exagerado! - Sedefendió el hombre, que acababa de darse cuenta de la presencia de su hijomediano. - ¿Tú no sabrías nada de esto, verdad Albus? ¿Y dónde está tu hermano?¡Teníais que habernos avisado!
- Yo no tenía ni idea. -Mintió él.
- ¿Y James?
- No lo sé, hace rato que nolo veo. - Albus se encogió de hombros. - Estará con Lizzy en alguna parte.
- ¿Por qué con Lizzy? - Elhombre arrugó la frente y el pelinegro se mordió la lengua. Quizás no deberíahaber dicho eso.
- Porque siempre estánjuntos, tito. - Intervino Rose. - De todas formas, Lilly es ya mayorcita y sabelo que hace.
- ¡Rose, no digas eso! -Exclamó su padre. - Tú tienes ya 17 años y yo reaccionaría igual si tuvierasnovio.
La pelirroja soltó unacarcajada nerviosa consciente de que tarde o temprano tendría que decirle laverdad. Por suerte para ella, un hombre muy mayor se acercó a ellos con unagran sonrisa en la cara.
- ¡Hermione Granger, GinnyWeasley y Harry Potter! - Exclamó. - Algunos de mis alumnos preferidos.
- Profesor Slughorn. -Hermione le dedicó una amable sonrisa. - Qué agradable sorpresa, me alegramucho volver a verlo.
- A mí también, chicos. - Elhombre volvió a sonreír. - ¿Y quiénes son estos encantadores jóvenes?
- Esta es mi hija Rose. - Lapresentó la mujer. La chica le estrechó la mano al hombre.
- Vaya, ¿eres taninteligente como tu madre?
- Lo intento.
- Lo es. - Albus le dedicóuna media sonrisa al decir aquello.
- ¿Y usted es?
- Albus Severus Potter. - Sepresentó. - El hijo de Harry y Ginny.
- Tienes los mismos ojos quetu abuela Lilly.
- Me lo han comentado. - Elchico volvió a sonreír.
- ¿Y esta encantadoraseñorita?
- Lilly Luna Potter. - Lachica relajó su gesto y sonrió un poco.
- Te pareces mucho a tuabuela. - El antiguo profesor suspiró, recordando a una de sus alumnaspredilectas. - Seguro que eres una bruja de talento excepcional como ella, ¿quétal se te da Pociones?
- Es mi asignatura favorita.
- ¡Maravilloso! - Slughorndio una palmada. - No entiendo por qué parecías tan enfadado con esta agradableseñorita, Harry. - Puso los ojos en blanco. - ¿Queréis que os cuente cosassobre vuestra abuela, chicos? Conozco muchas anécdotas de vuestros abuelos,seguro que os gustará escucharlas.
Albus y Lilly asintieron yse dirigieron hacia una mesa con el anciano profesor. La pelirroja sonreíaampliamente. Se había librado de la charla de su padre e iba a descubrir cosasnuevas sobre su familia.
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¡Y sigue la fiesta!
Hola a todos y, ¡por fin es viernes! Os dejo el último capítulo de esta semana, que espero os guste y dejéis vuestros comentarios, ya sabéis :)
Para todos los que me pedís más cosas sobre Lucy y Theo: Estoy pensando en hacer pequeños one-shots de parejas, de hecho, tengo uno ya prácticamente escrito, así que os avisaré en cuanto lo suba :)
Disfrutad del finde y nos vemos el lunes.
Un besazo,
María :)
James y Lizzy salieron delbaño sin poder parar de reír. Lizzy se estiraba la falda y negaba con lacabeza.
- Desde luego, ya sé por quémi abuela escogió justamente este vestido, no se puede hacer absolutamente nadacon él. - Comentó poniendo los ojos en blanco y todavía riendo.
- Pero ha sido divertido. -James enarcó una ceja. - Sobre todo cuando se ha quedado enganchado con lapuerta y no podíamos soltarlo.
- Sí, solamente creía que tendríaque volver a la fiesta en ropa interior. - Dijo con ironía.
- Fue tu idea, Collins.
- Pero te ha encantado.
- No lo niego. - Apoyó susmanos en la cintura de la chica, que entrelazó sus brazos por detrás de sucuello sin dejar de sonreír. - ¿Crees que alguien pasará por aquí?
- No lo creo, pero de todasformas, ¿qué sería de la vida sin un poco de emoción? - Contestó ella cada vezmás cerca de sus labios.
- Me alegra que digas eso.
James la besó mientras ellasonreía y se pegaba un poco más a él - todo lo que aquella voluminosa falda lepermitía -. Siguieron besándose hasta que escucharon un carraspeo a su espalda.Se separaron rápidamente, pálidos y se giraron para ver quién los había descubierto.Ambos se quedaron boquiabiertos al ver allí a Rita Skeeter. La mujer les dedicóuna media sonrisa cínica que hizo que Lizzy se estremeciera. Aquello no iba aterminar bien.
- Vaya, vaya, mirad a quiéntenemos aquí, al hijo de Harry Potter y la hija de mi queridísima Mary Collins.- Dijo acercándose a ellos.
- Señora Skeeter, ¿qué talestá? - La chica trató de sonar educada. No soportaba a esa mujer, ni su madretampoco. Realmente, nadie la aguantaba, no entendía cómo podía seguirtrabajando en El Profeta.
- No tan bien como vosotrospor lo que veo. - Contestó mientras su pluma anotaba algunas cosas. - Muyinteresante, creo que el artículo especial sobre esta fiesta que aparecerámañana en el periódico os gustará.
- Tenemos que irnos. - Lacortó James. Tenía los ojos entornados y los labios apretados. Sabía lo queescribiría.
- Un placer veros.
- Hasta otra, señoraSkeeter. - Se despidió Lizzy de forma cortante.
James y ella salieron delpasillo rápidamente, sin pronunciar palabra hasta que llegaron al salón. Lizzysuspiró y el chico la miró preocupado.
- Todo el mundo va aenterarse de esto. - Murmuró.
- No si yo puedo impedirlo.- La chica apretó los labios. - Voy a hablar con mi madre, voy a parar eseartículo.
- ¿Podrás hacerlo? - La vozde James sonó dubitativa.
- Tengo que intentarlo. - Ledio un beso en la mejilla antes de susurrar en su oído. - Saca a algunas chicasguapas a bailar de todas formas, así la gente no se creerá lo que ella diga.
- ¿Vas a volver a bailar conGiorgio?
- Probablemente, mi abuelainsistirá. - Se encogió de hombros. - Por lo menos así podré practicar miitaliano.
Lizzy se fue por un lado yJames por el otro. La chica se acercó a su madre, que estaba hablando conalgunos compañeros de trabajo.
- Mamá. - La llamó.
- Elizabeth, ¿no saludas? -Le dijo ella con tono de ligera reprimenda, enarcando una ceja.
- Sí, lo siento. - La chicasonrió. - Buenas noches a todos, ¿podría llevarme a mi madre unos segundos?
- Claro. - Respondió uno delos hombres dedicándole una sonrisa.
- En seguida vuelvo. - MaryCollins se alejó junto a su hija. Cuando estuvieron lo suficientemente lejos delos demás, se decidió a hablar. - ¿Qué sucede?
- Tienes que conseguir queno se publique el artículo de Rita Skeeter de mañana.
- ¿Por qué?
- ¿Aparte de porque es unaembustera? - Lizzy puso los ojos en blanco. - Antes he ido al baño con James y
- ¿Cómo al baño con James? -La mujer arrugó la frente y volvió a sentir las mismas sospechas que enNavidad.
- No, no pienses mal. - Lachica se sonrojó al darse cuenta de lo que había dicho. - Estábamos bailando ydije que necesitaba ir al baño y él dijo que él también, así que bajamos a losde la planta de abajo.
- ¿Por qué fuisteis a esos?Se supone que nadie puede bajar, para eso hay otros baños aquí. - Replicó ella.Sus sospechas aumentaban cada vez más.
-Creíamos que allí no habríacola. - Replicó su hija. - El caso es que estábamos en el pasillo y Rita nos havisto y nos ha dicho que le parecía muy "interesante". Ambas sabemos lo que esosignifica.
- ¿Me estás pidiendo quecensure un artículo?
- No quiero que diga cosassobre mí.
- Mala suerte, es lo que teha tocado por ser mi hija y amiga de un Potter. - Su madre negó con la cabeza.- Si no hubieras salido de esta sala quizás no tendría pruebas de lo que dices,pero esa situación se puedo malinterpretar con mucha facilidad además, ¿qué máste da lo que diga si es mentira?
- Mamá
- La censura no arreglanada, no voy a hacerlo, lo siento mucho cariño.
- Creí que me ayudarías. -Se quejó la chica. Sabía que tenía razón, pero no quería que al día siguientetodo el mundo mágico supiera que James y ella estaban juntos.
- No puedo hacerlo, soloignórala, nadie se toma en serio lo que Rita escribe, todos saben que es una mentirosa.- Mary la abrazó. Seguía intranquila, pero confiaba en que, si pasaba algoentre su hija y James, ella se lo contara. De todas formas, le parecía un buenchico. - Volveré con los demás y tú deberías ir a ver a tu abuela Charlotte, teestaba buscando.
- ¿Está con los Cavalli?
- Creo que sí. - La mujersuspiró. - Haz lo de siempre, sé agradable con ellos y no los ofendas, ¿deacuerdo?
- Sí, mamá.
Lizzy suspiró y se dio lavuelta. Misión fallida.
Victoire bailaba con Teddy,pero notaba a este muy distraído. No paraba de mirar hacia la puerta y parecíanervioso.
- ¿Te ocurre algo? - Lepreguntó finalmente.
- ¿A mí? - Dijo éltontamente.
- ¿A quién si no, Teddy? -Vic lanzó una carcajada al decir aquello. Algunas veces parecía que, en lugarde 25, tenía 15 años.
- No me pasa nada. - Dijo,aunque no sonó del todo seguro. Carraspeó para volver a repetirlo, tratando demejorar su respuesta, aunque solo consiguió empeorarla. - No me pasaabsolutamente nada.
- No me engañas, ¿quéocurre?
- No seas pesada, Vic.
- ¿Tiene esto algo que vercon que todavía no me hayas felicitado? - La rubia enarcó una ceja y él sonrióde medio lado.
- ¿Por qué deberíafelicitarte?
- No te hagas el tonto. -Negó con la cabeza. A veces su novio era imposible.
Victoire quiso añadir algomás pero, de repente, escuchó como comenzaban a cantar Cumpleaños feliz y vio a Rose y Albus acercándose a ella con unatarta. Teddy la abrazó y ella notó cómo se ponía completamente roja. Todo elmundo en la sala estalló en aplausos cuando apagó las 23 velas.
- ¿Idea tuya? - Le preguntóa Teddy.
- ¿De quién si no? - La besócon ternura. - No pensaba olvidarme de tu cumpleaños, mucho menos hoy.
- ¿Por qué precisamente hoy?
- Porque
- El chicocarraspeó y sacó una cajita de su bolsillo antes de ponerse de rodillas delantede ella. Victoire abrió mucho los ojos al ver que la abría y, en su interior,había un pequeño anillo con un diamante en el centro. - Victoire GabrielleWeasley, eres la mujer de mi vida, llevo enamorado de ti más de diez años, séque somos jóvenes, pero ni quiero ni puedo esperar más tiempo para hacerte estapregunta, ¿quieres casarte conmigo?
- ¡Sí! - Exclamó ella,sorprendiéndose hasta a ella misma. ¿Acababa de aceptar casarse con solo 23años? Teddy sonrió y le puso el anillo haciendo que cualquier duda sedespejara. Era el hombre de su vida y lo sabía, además, no tenían por quécasarse al día siguiente, necesitarían al menos un año, puede que más, parapreparar las cosas. Sonrió y se lanzó a sus brazos. - Claro que me casarécontigo.
Los dos se besaron y todo elmundo volvió a aplaudir. Bill estaba en estado de shock, era incapaz de creerque su hija fuera a casarse y Fleur, a su lado, contenía las lágrimas deemoción. Todos sus primos corrieron a abrazarlos y felicitarlos.
- ¡Vic, te vas a casar! -Exclamó Rose mientras la estrechaba con fuerzas entre sus brazos, sorprendida.
- ¿Serás mi dama de honorprincipal, Rose?
- Por supuesto. - Lapelirroja dio un par de saltos, emocionada. - Va a ser genial.
- No puedo creérmelohermanita. - Dominique llegó hasta la rubia y negó con la cabeza. - ¿Cómo vas acasarte?
- Llevo diez años con Teddy,Dom, vivimos juntos, era solo cuestión de tiempo. - Ella se encogió de hombros.- ¿No te alegras ni un poquito por mí?
- Claro que sí. - Ambashermanas se abrazaron. - Supongo que a ti te van esas cosas.
- Algún día Roger te pedirámatrimonio y tú aceptarás.
- Lo dudo mucho. - Dominiquele dedicó una cálida sonrisa a su hermana al separarse.
- ¿Serás una de mis damas dehonor, verdad?
- Solo si me dejas ponermeun vestido que me guste.
- Eso lo tendréis quedecidir entre vosotras. - Victoire negó con la cabeza antes de recibir elabrazo de su emocionada abuela.
- ¡Qué bonito! - ExclamóGiorgio, posando su mano en el hombro de Lizzy. - Io amo l'amore! Las bodas son meravigliosi.
- Me alegro mucho por ellos,Teddy y Victoire son la pareja más estable que conozco. - Respondió la chicacon una sonrisa.
- Yo me casaré pronto. -Anunció él de repente.
- ¿Con quién?
- Todavía no estoy muyseguro, mis padres están intentando conseguir un buen acuerdo con su familia. -Dijo lentamente, esperando su reacción. Ambos sabían a lo que se refería.
- El matrimonio deberíabasarse únicamente en el amor, no en el dinero.
- Depende de para quién. -Le dedicó una media sonrisa. Aquella chica llevaba años trayéndolo loco, perosabía que si se casaban no le resultaría fácil tenerla bajo control. Sería todoun reto, pero él necesitaba una mujer tranquila y sabía que al final lograríadominarla como fuera.
- Yo no quiero casarme, nitener hijos, eso no es para mí. - Dijo ella. Era una verdad a medias, soloestaría dispuesta a decirle que sí a James, y tendrían que pasar muchísimosaños para que eso sucediera, pero no estaba dispuesta a pasar por un embarazo.
- ¿Bajo ningún concepto?
- ¡Lizzy, ven! - James lallamó desde lejos. Agitaba sus brazos y sonreía. - Vamos a felicitar a loschicos.
La chica también sonrióampliamente y Giorgio suspiró, entendiéndolo todo en aquel momento. Tendría quedecirles a sus padres que dejaran de insistir, no le hacía falta escuchar surespuesta para saber que solo renunciaría a sus ideas por una persona que, pordesgracia, no era él.
- Me voy con ellos, prontoregresaré a Hogwarts así que, por si no te veo antes de marcharme, ha sido unplacer volver a verte.
- Igualmente, Lizzy. - Ledio un beso en la mejilla y la vio marcharse. James la cogió de la mano y élnegó con la cabeza. Ahora estaba completamente seguro de que nunca había tenidonada que hacer.
Poco después, y trasdespedirse de sus familias, los profesores de Hogwarts llevaron a sus alumnosde vuelta al colegio. Los dejaron en el vestíbulo y les dijeron que se fuerandirectamente a sus respectivas salas comunes, pero no todos lo hicieron. Rosese dirigió corriendo hacia la Sala de los Menesteres y Lizzy, hacia la Torre deGryffindor junto a James.
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¡Feliz lunes a todos!
Hoy os traigo novedades. Tal y como os dije, he creado otra historia (Historias de amor) donde subiré one-shots de parejas :) El primero ya está subido y es sobre Theo y Lucy así que espero que lo disfrutéis y le deis a favorito ;) Podéis encontrarlo aquí: https://www.potterfics.com/historias/185486
Espero que este capítulo os haya gustado y, como siempre, espero vuestros comentarios.
Muchos besitos y nos vemos el miércoles,
María :)
Rose pasó tres veces pordelante de la pared vacía pensando en Scorpius. Sabía que estaba allíesperándola. Cuando la puerta apareció, la abrió lentamente, tratando de no hacerruido. Había una pequeña luz encendida y pudo ver al rubio tumbado en la cama,dormido. La pelirroja no pudo evitar sonreír. Eran las tres de la mañana,seguro que la había esperado hasta no poder más. Lentamente se acercó a la camay se sentó junto al chico. Sabía que a Scorpius le encantaba verla dormir y, enocasiones como aquella, entendía por qué. Siempre le había parecido que mirar auna persona mientras dormía era espeluznante, pero ahora que lo veía tantranquilo y relajado, no podía apartar los ojos de él. El chico tenía unapequeña sonrisa en sus labios y ella no pudo evitar preguntarse con qué estaríasoñando. Probablemente con algo agradable pues su respiración era lenta yrítmica. Acarició su pelo lentamente y él se removió.
- ¿Rose? - Preguntó mientrasabría los ojos lentamente.
- Siento haberte despertado,no era mi intención. - Susurró ella. - Acabo de llegar de la fiesta.
- ¿Y qué tal ha estado? -Scorpius se sentó en la cama y la besó antes de que ella pudiera responder.
- Muy bien, la verdad es queha sido entretenida. - La pelirroja sonrió. - Deberías haber venido, te hasperdido muchas cosas.
- ¿Cómo qué?
- Pues Lily y Lorcan hanempezado a salir oficialmente y a mi tío Harry casi le da un infarto. Haintentado interrogar a mis primos, pero Albus se ha librado y James estabahaciendo Merlín sabe qué con Lizzy. - Dijo riendo. - Y, lo más importante,Teddy le ha pedido a Vic que se case con él.
- ¿Y ella qué ha contestado?- Scorpius abrió mucho los ojos, sorprendido.
- ¿Tú qué crees? ¡Que sí! -Exclamó Rose, emocionada. - Me ha pedido que sea su dama de honor principal.
- Eso era más que evidente,eres su prima favorita.
- Supongo que tú tambiénestarás invitado a la boda. - Dijo ella, sonrojándose. - No solo por ser minovio, sino también por ser familia de él.
- Sí, supongo que Andrómedaquerrá invitar a mi abuela Cissy y acabarán por invitarnos a todos. - El chicocomenzó a reír por lo bajo. - Un precioso encuentro entre nuestras familias.
- ¿Te imaginas a mi padre yel tuyo sentados juntos en la misma mesa?
- Nuestras madres tendríanque ponerse como barrera entre ambos para que no se maten.
- Es como si estuvieraescuchando a mi padre: "Malfoy, manten al sangre limpia de tu hijo alejado demi pequeña, nunca podrá ser uno de nosotros".
- Y yo me imagino al mío:"Una Weasley nunca será bien recibida en la familia Malfoy, aleja a tu hija demi Scorpius".
Ambos guardaron silenciounos instantes. Habían hablado en broma, pero sabían que lo que habían dichoera verdad, que sus padres reaccionarían así, que tratarían de alejarlos, quelo considerarían una traición a sus familias. No los perdonarían jamás. Roseenterró la cara entre sus manos y suspiró. Scorpius, al verla así, la abrazó yle dio un beso en la mejilla.
- Encontraremos la solución.- Murmuró en su oído. - Si se enfadan, que se enfaden, yo haré todo lo que estéen mi mano para estar contigo. ¿Que tenemos que escaparnos de nuestras casas?Pues nos escapamos. ¿Que tenemos que casarnos? Pues nos casamos. ¿Que tenemosque tener un hijo? Pues lo tenemos. - Ambos rieron debido a aquel comentario. -Lo importante es que estemos juntos.
- Te quiero.
Rose lo besó con pasión y élcorrespondió a su beso sin dudarlo. No dejaron de besarse hasta que el aire lesfaltó y tuvieron que separarse. Tenían las respiraciones entrecortadas y nopodían dejar de mirarse a los ojos.
- Yo también te quiero,Rose.
Volvieron a besarse, cadavez con más pasión. Las manos del rubio se deslizaban sobre el vestido de lachica, mientras ella le quitaba la camiseta. Scorpius buscó la cremallera de laprenda y, tras bajársela, la hizo ponerse de pie para que pudieran deshacersede su precioso vestido rojo. La abrazó por la espalda mientras este caía alsuelo y comenzó a besar su cuello.
- Un vestido muy bonito,pero creo que sobra. - Murmuró en su oído. Mordió entonces su oreja,arrancándole un ligero gemido a la chica.
- Estoy de acuerdo.
Rose sacó las piernas de lafalda, se dio la vuelta y empujó a Scorpius, que cayó tumbado en la cama. Sesentó a horcajadas sobre él y sus labios volvieron a encontrarse, ahora con másfuerza. El Slytherin consiguió deshacerse de la ropa que le quedaba puesta y,lentamente, terminó también de desnudar a la pelirroja. Rose le mordió el labioy él gimió. Si aquella noche había que pasarla sin dormir, él lo haría gustoso.
Un rato más tarde, ambosyacían tumbados en la cama, abrazados. Scorpius acariciaba el pelo de ella, quetenía el rostro enterrado en su pecho.
- ¿Sabes qué? - Le preguntóentonces.
- ¿Qué? - Rose se movió unpoco, para poder mirar a su novio a los ojos.
- A veces me pregunto cómopude tardar tanto tiempo en darme cuenta de lo mucho que me gustabas. - Susurróel rubio. - No entiendo cómo pude estar tan ciego durante tanto tiempo. Era obvioque te prestaba demasiada atención, siempre intentando quedar por encima de ti,siempre queriendo verte fruncir el ceño. - Le acarició la mejilla y ella sesonrojó. - Y otras veces me asusta pensar qué habría pasado si no noshubiéramos encontrado en esa fiesta, me da miedo pensar que nada de estoestaría sucediendo ahora.
- Tendrás que darle lasgracias a Victoire, Dominique y Molly.
- Lo sé, estaré eternamenteagradecido a tus primas por haberte obligado a ir a aquella fiesta yespecialmente a Victoire por desaparecer en el momento apropiado, haciendo quetuvieras que quedarte el resto de la noche conmigo. - Sonrió. - Y, porsupuesto, también a Theo, porque si él no nos hubiera perseguido, no habríamosacabado en esa habitación y no te habría besado esa noche.
- ¿Sabes que nunca habíabesado a nadie?
- ¿Qué? - Scorpius seincorporó un poco y la miró, asombrado. - ¿Hablas en serio?
- ¿Por qué mentiría en algoasí? - Rose se sonrojó todavía más.
- Es que con lo guapa queeres me cuesta creer que nunca hubieras besado a algún chico. - Se explicó él,apresuradamente. - ¿Por qué a mí y no a otro?
- Me hice esa preguntadurante mucho tiempo, le eché la culpa al alcohol, me dije a mí misma una yotra vez que no tenía ninguna importancia, que solo había sido un error. - Seencogió de hombros. - Me fastidiaba haber desperdiciado mi primer beso contigo,siempre he sido de las que buscaban a su príncipe azul.
- Adorable.
- Cállate. - La Ravenclawlanzó una carcajada. - El caso es que hasta la noche que nos encontramos en elbaño, el día de mi cita con Lorcan, no me di cuenta de por qué lo había hecho.Cuando lo besé y después te besé a ti, supe que entre nosotros había algodiferente y especial. Creo que a partir de entonces dejé de arrepentirme de loque había hecho, aunque después de lo que pasó antes de Navidad
- Me imagino. - Scorpiussuspiró. - Creía que querrías matarme.
- ¿Por qué?
- Fue tu primera vez, temerecías velas, pétalos de rosas y todas esas cosas cursis. - Confesó él.
- Me merecía a alguien queme quisiera y tú me querías. - Replicó la pelirroja con una sonrisa. Besó alchico lentamente. - Nunca quise nada más que eso, no podría haber sido otro, túeras el adecuado. El momento y el lugar fueron lo de menos.
- Pero fui un desastre, nisiquiera te pregunté cómo estabas. - Se quejó él. A veces se arrepentía de nohaber parado a tiempo aquella noche, creía que tenía que haberse controladopara haberle dado a la chica una primera vez mejor, pero también era conscientede que ese fue el detonante, lo que hizo que por fin confesaran sussentimientos y empezaran a salir.
- Fuiste muy dulce.
- ¿De verdad?
- Claro que sí, tonto. -Rose volvió a besarlo. - No estuvo mal.
- ¿No estuvo mal? - Scorpiusarrugó la frente y la miró ofendido.
- Eso he dicho. - La chicacomenzó a reír al ver su reacción.
- Yo soy genial, no hagocosas mediocres. - Replicó, haciendo que ella no pudiera parar de reír. Sepicaba por cosas demasiado tontas. - No es gracioso, Rose.
- Eres un exagerado, ¿quéesperabas que te dijera? "Oh, Scorpius, fue el mejor momento de toda mi vida,fue algo único y extraordinario que jamás podrá ser superado por muchas cosasque pasen" - Dijo, con voz melodramática.
- Imbécil.
- Pero me quieres.
- El imbécil sería yo si nolo hiciera.
- Oh, que mono. - El rubiole sacó la lengua debido a su comentario y ella volvió a reír. - Me gustacuando sacas tu lado cursi oculto.
- No te acostumbres,Weasley, yo soy un tío duro. - Contestó, sacando pecho y poniendo una vozgrave.
- Estuviste a punto dellorar cuando te hiciste un corte al preparar los ingredientes para una poción.- La Ravenclaw enarcó una ceja. No sabía a quién pretendía engañar pero, desdeluego, a ella no.
- Era muy profundo y no parabade sangrar. - Se defendió él.
- Un rasguño del quesalieron tres gotas de sangre, el profesor Carraway todavía debe estarriéndose, por no hablar de Hannah. - Negó con la cabeza. - Decía que nuncanadie había ido a la enfermería por algo así.
- Podría haberse infectado.
- ¿Con qué? Estabas cortandounas hojas con propiedades curativas.
- Pues
¡oh, déjalo ya! -Scorpius se cruzó de brazos.
- No te piques, anda.
La pelirroja lo besó y,aunque él al principio trató de resistirse, en seguida sonrió y le siguió lacorriente. Siguieron besándose mientras sus manos volvían a recorrer suscuerpos y Scorpius se colocaba poco a poco sobre Rose.
- ¿Piensas dejarme dormirhoy? - Preguntó mientras el chico besaba su clavícula y ella se estremecía.
- Sinceramente, esa no es miintención.
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Hola a todos :3
No sé vosotros, pero yo necesitaba un capítulo de Rose y Scorpius *-*
Espero que os haya gustado y quiero informaros de que quedan solo 10 capítulos para el final (y menudos capítulos moviditos, quedan muchas cosas por decir) así que estad atentos ;) También deciros que definitivamente voy a hacer una "continuación" sobre la cuarta generación que espero os guste.
Nos leemos el viernes.
Muchos besitos,
María :)
- ¿Qué pasa si me pillandurmiendo aquí? - Susurró Lizzy mientras entraban al dormitorio de James.
- No te pillarán, tranquila.- Murmuró él. Se acercó a su cama y cogió el pijama que la chica le había dadoaquella misma tarde. - Vamos al baño para que puedas cambiarte.
- ¿No te fías de nosotros,James? - Fred enarcó una ceja.
- Más bien poco, pero detodas formas necesita su intimidad, Lizzy es una dama. - Dijo él de formamaliciosa, lo que provocó que la chica lo golpeara en el brazo.
- No te atrevas a repetireso. - La morena negó con la cabeza. - Anda, vamos.
Los dos se dirigieron haciael baño, donde el pelinegro ayudó a la Ravenclaw a deshacerse de su vestido.Lizzy suspiró al notar cómo se desprendía, por fin, de todo el peso con el quehabía estado cargando toda la noche. James, al verla así, no pudo evitarsubirla al lavabo y besarla. Ella río y apoyó sus manos en sus hombros,correspondiendo su beso. Cuando se separaron por falta de aire, la chica saltóde nuevo al suelo y comenzó a vestirse. James negó con la cabeza, pero sevistió también, con una sonrisa tonta dibujada en sus labios. Volvieron aldormitorio una vez hubieron terminado y, cuando entraron, Lizzy colgó suvestido con cuidado en un gancho en la pared mientras James deshacía la cama.Fred y Jordan ya se habían acostado y habían corrido sus respectivas cortinas.
- Estoy agotada. - Confesóella en un susurro. - Estas fiestas me matan.
- Pues vamos a dormirentonces. - James dio un par de golpecitos en el colchón y ella se metió en lacama y dejó que él la arropara. - ¿Bien, así?
- Perfectamente. - Lizzysonrió y, con un movimiento de varita, corrió también las cortinas de aquellacama. - Muffliato. Así nomolestaremos a nadie.
- ¿Tú no tenías mucho sueño?- El mayor de los Potter enarcó una ceja, divertido.
- Pero un ratito de charlaaguanto. - Lo besó y sonrió. - ¿Sabes que Vic me ha pedido que sea una de susdamas de honor?
- ¿En serio? - James abriólos ojos, sorprendido.
- Sí, yo tampoco me lo esperaba,supongo que es su forma de darme la bienvenida a la familia, ¿tú vas a ser unode los padrinos de Teddy?
- No uno, sino el padrino. -Contestó él, orgulloso. - Los demás son secundarios, yo soy el más importante.
- Va a ser genial, ya verás,además, empiezo a tener ganas de contarle lo nuestro a todo el mundo. - Lizzycomenzó a dibujar círculos con su dedo en la palma de la mano de James. -Seguro que todos se lo toman bien.
- ¿Con todos te refieres atu familia al completo? - Preguntó el Gryffindor.
- Oh, eso. - Ella suspiró.Era imposible que no se hubiera dado cuenta, además conociendo a su abuela
-¿Te ha dicho algo mi abuela Charlotte?
- Que tiene grandes planespara ti y que me aleje, ¿de qué se supone que va? - No quería sonar brusco,pero sus palabras le habían molestado mucho.
- Ella es la última de unade estas grandes familias de sangre limpia y para ella todo eso de losmatrimonios concertados es normal.
- Pero yo creía que tuabuelo era nacido de muggles.
- Y lo es, aquí viene laparte divertida, se fugó con él porque sus padres no les permitían casarse,quisieron desheredarla pero al ser su única heredera al final la perdonaron y,como a ella le ha ido todo tan bien, tiene la absurda teoría de que todos losdemás debemos hacerle caso porque sus decisiones siempre son correctas. - Lizzysuspiró. - Quiso elegir tanto a la esposa de mi padre, como a la de mi tío,pero mis padres empezaron a salir en cuarto curso y mi tío murió en la Guerra,así que no pudo hacerlo. De todos modos, mi madre le parecía encantadora yaprobaba a su familia, así que no tuvo muchos problemas. A mí lleva intentandocasarme con Giorgio desde que tengo uso de razón.
- ¿Y por qué nadie hace nadapor impedirlo? ¿Por qué no me lo contaste?
- Bueno, si no te dije nadafue porque no quería que te escandalizaras. Eran cosas familiares que debíasolucionar yo solita. Y, con respecto a lo otro, para casarme antes de cumplirlos 17 necesitaba un permiso que mis padres se negaron a firmar, diciendo queera demasiado joven para poder afrontar los deberes del matrimonio. Y sí, lodijeron así. - James negó con la cabeza al escuchar aquello. - Tuvieron unagran discusión cuando yo tenía 15 años, pero al final consiguieron evitarlo y ahorano puede casarme con nadie que yo no quiera. Sinceramente, aunque me quite laherencia haré lo que me plazca, puedo ganar mi propio dinero y no estoydispuesta a ser propiedad de nadie.
- Esa es mi Lizz. ¿Y losCavalli no se imaginan que después de tantos años no van a conseguir suobjetivo?
- Creo que hoy se lo hedejado bastante claro a Giorgio, gracias al compromiso de Teddy y Victoire, perode todas formas, mi abuela siempre los entretiene con nuevas negociaciones paraque no se den cuenta de lo que realmente ocurre.
- Me parece muy mal que tevean como una simple moneda de cambio.
- Ellos son ricos y quierenque su hijo tenga una mujer de buena familia de la que pueda presumir en lasfiestas y mi abuela quiere casarme "bien", con alguien adinerado y que provengade una familia importante. - La voz de Lizzy era ahora solo un murmullo. - Élquiere una cara bonita, no una persona que piense, alguien capaz de defendersus valores y de valerse por sí misma.
- Al menos ahora estás asalvo, ya no vas a caer en sus garras. - James la abrazó y depositó un castobeso en su frente.
- No es tan malo. - Lamorena movió la cabeza y se encogió de hombros. - Es simpático y a vecesincluso divertido.
- No esperes que me caigabien. - El pelinegro arrugó la nariz. - Al menos no habrá intentado propasarsecontigo, ¿verdad?
- No, además, solo nos hemosliado una vez.
- ¿Qué?
- Oh, venga ya, no te hagasel sorprendido. - La chica lanzó una carcajada. - Tenía 15 años, era unapreciosa noche de verano, él era mayor, italiano y estaba buenísimo.
- Me parece increíble que ledieras esperanzas.
- No lo hice, le dejé claroque no iba a volver a pasar, que una noche tonta la tiene cualquiera y aquellono había significado nada para mí. Fui muy sincera con él, aunque creo que nole hizo mucha gracia.
- A veces puedes llegar aser un poco brusca. - James suspiró. - De todas formas, me alegra saber eso y,mucho más, que estés ya libre de esa amenaza.
- Siento que hayas tenidoque pasar por esto, para mi abuela Charlotte soy una dama que solo un caballerodel más alto nivel puede tocar, pero aún así la quiero. Supongo que ya me heacostumbrado, por suerte mi abuela Anne es completamente distinta a ella y, poreso mismo, la adoro.
- También he estado hablandocon ella.
- Has hablado demasiado conmi familia hoy. - Murmuró la chica por lo bajo. - A ver, ¿qué te ha dicho?
- Que apuesta por mí y quesabe que puedo hacerte feliz.
- Es demasiado lista.
- Lo sé. - James suspiró. -Dice que no hay más que ver la forma en la que te miro y tu sonrisa al verme.
- Qué mona. - El chico pusolos ojos en blanco, pero se mordió la lengua a tiempo. Si supiera que lo de laapuesta era algo literal
- Supongo que después de todo lo que pasó en lasvacaciones de Pascua se habrá dado cuenta de que te quiero.
- ¿Qué pasó? - Arrugó el ceñosin poder evitarlo. No le había contado nada de esos días.
- Nada, estuve bastantedeprimida, creo que se dio cuenta de que algo pasaba cuando empecé a lavar losplatos de forma voluntaria y sin utilizar la magia. Y también el hecho de legruñera a mi madre cuando me preguntó por ti puede que tenga algo que ver. Creoque dije algo como "es un gilipollas" y "no pienso volver a hablarle jamás",algo así fue porque me gané uno de sus "¡Elizabeth!". Ya sabes, se escandalizapor cualquier cosa. - Puso los ojos en blanco y comenzó a reír.
- Eres única, ¿lo sabías? -Negó con la cabeza. - ¿Así que no pensabas volver a hablarme en la vida?
- Ese era mi plan, me habríaaburrido bastante, pero mi orgullo habría quedado intacto.
- Por suerte para ti, fue elmío el único que hubo que pisotear.
- No seas tonto, sabesperfectamente que me encantó lo del partido.
Lizzy lo besó y élcorrespondió a su beso con ternura. Claro que lo sabía, no habría vuelto con élsi no. Siguieron besándose hasta que, de repente, un bostezo se le escapó a lachica, lo que provocó las carcajadas de ambos.
- ¿Qué ha sido eso? -Preguntó James, haciéndose el sorprendido.
- Cuando dije que estabacansada, lo decía de verdad. - Se defendió ella, todavía riendo y secándoseunas lágrimas que se le habían escapado. - Creo que lo mejor será que nosvayamos a dormir.
- Sí, estoy de acuerdo. -James la besó una vez más antes de abrazarla. - Buenas noches, Lizz.
- Buenas noches, Jamie.
James fue quien la despertópor la mañana. Susurró su nombre todas las veces que hicieron falta y lazarandeó un poco hasta que consiguió que sonriera y, lentamente, abriera losojos.
- Buenos días. - Murmuró.
- ¿Lista para volver a lasclases?
- Por supuesto. - Sedesperezó y descorrió las cortinas. Fred y Jordan se estaban levantando concara de resignación, pero la Ravenclaw no se fijó en ellos. Su mirada se quedófija en la cama más alejada, desde donde McLaggen la miraba con la boca y losojos muy abiertos. - Buenos días chicos, Cormac.
- Lizzy
- El chicocarraspeó sin saber qué decir, ni qué hacer. No entendía que hacía una chica desexto año de Ravenclaw en los dormitorios de los chicos de séptimo año deGryffindor, aunque luego recordó que desde el partido estaba saliendo con JamesPotter y todo pareció cobrar sentido. Se puso de pie y cogió su uniforme. - Sime disculpáis, voy al baño a cambiarme.
- Adiós, McLaggen. - Jamessonrió, todavía tumbado en la cama y Lizzy lo fulminó con la mirada. - ¿Qué?
- Así que querías quedurmiera aquí por esto. - Negó con la cabeza.
- Bueno, tú misma dijiste despuésdel partido que habías montado ese espectáculo para alejar a las chicas de mí,era mi turno de hacer lo mismo.
- Creo que ese día tútambién lo hiciste. - Arrugó la frente pero, de repente, empezó a sonreír y unescalofrío recorrió al chico de arriba abajo. ¿Qué estaba tramando?
- ¿Qué pasa ahora, Lizz?
- Tú te has tomado tuvenganza contra Cormac, deja que yo me tome también la mía.
- ¿Contra quién? - Era unapregunta tonta, pero tenía que preguntarle.
- Annabeth Meadow, ¿quién sino? ¡Y ahora arriba, tenemos que vestirnos!
Los dos se pusieron de pie ycomenzaron a coger las prendas de su uniforme mientras Fred y Jordan salían acambiarse fuera pero, cuando Lizzy fue a coger su corbata descubrió que noestaba. Miró rápidamente a James y vio que este la sostenía en alto.
- Devuélvemelainmediatamente.
- ¿Y si no quiero?
- James, no puedo ir sincorbata, podrían llamarme la atención.
- Mala suerte. - Él sonrió yla colgó en la pared con un hechizo. - Me gustan los colores, me la quedo.
- Te daré una luego, perodame esa. - Le pidió ella.
- Llévate esta. - Le tiróuna corbata de Gryffindor. - Estoy seguro de que te quedará muy bien.
- Te odio. - Dijo ellarefunfuñando antes de comenzar a vestirse.
- Me quieres, pero vale, dilo que tú quieras.
Una vez terminaron devestirse, bajaron con sus cosas a la Sala Común y se sentaron en uno de lossofás. Todavía era temprano y Lizzy sabía que Annabeth seguiría arriba.Esperaron media hora hasta que la vieron aparecer y la morena se lanzó a losbrazos de James y lo besó con pasión. Él negó con la cabeza pero le siguió lacorriente, al fin y al cabo, él había hecho lo mismo. Annabeth tardó un rato enreaccionar, se quedó mirándolos con la boca muy abierta y una expresiónenfadada. Odiaba a aquella niña desde hacía años y ahora sus sospechas sehabían confirmado: entre ella y James siempre había existido algo. Cuando sesepararon, Lizzy enarcó una ceja y ella se marchó del salón maldiciendo por lobajo.
- ¿Te sientes mejor ahora?
- No, parece que tengo tresaños, pero al menos ya estamos en paz. - Volvió a besar a James, aunque ahoracon ternura. - Anda, bajemos a desayunar, me muero de hambre.
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Si el miércoles tocó un Scorose, hoy toca un ¿Jizzy?
Espero que os haya gustado y ya sabéis, dejad vuestros comentarios que no os cuesta nada y a mí me hacen mucha ilusión ;)
El lunes publicaré el siguiente pero por la tarde-noche (hora española) probablemente. Así que nada, disfrutad del puente y cuidado con lo que hacéis en Halloween ;)
Muchos besitos,
María :)
PD: Solo 9 capítulos ;)
Cuando James y Lizzyllegaron al Gran Comedor se dieron cuenta de que todo el mundo leía El Profetay murmuraba. Se miraron el uno al otro y suspiraron. Algunos empezaron aseñalarlos y hacer comentarios mientras ellos se dirigían hacia la mesa deGryffindor. Nada más sentarse, la lechuza de la chica llegó y soltó superiódico sobre su todavía vacío plato.
- ¿Quieres ver lo que esaloca ha escrito? - Preguntó mientras se servía un poco de café.
- Supongo. - James cogió unatostada y se encogió de hombros.
La Ravenclaw fue pasandopáginas hasta que llegó al principio del especial "Aniversario de la victoria".Las primeras páginas estaban llenas de fotos.
- ¡Oh, mirad que biensalimos!
La voz de Lily lossobresaltó. Acababa de llegar y se había puesto detrás de ellos a mirar elperiódico. Señalaba la foto que se habían hecho los seis nada más llegar y bajola que estaba escrito: "Los Potter y losWeasley, hijos de los famosos Harry y Ginny Potter y Ronald y Hermione Weasley,junto a la señorita Collins, hija de una de nuestras redactoras principales,Mary Collins, y del famoso investigador David Collins, llegan a la fiesta desdeel colegio Hogwarts de Magia y Hechicería."
- La verdad es que sí. - James le dio un besoen la mejilla a la chica. - ¿Ves como tenías que ponerte?
- Le pediré a mi madre que nosenvíe copias.
Siguieron mirando las demásfotos en las que salían sus padres, primos y abuelos entre otras celebridades ypersonajes importantes posando, aunque también había algunas fotos "robadas".Albus y Rose dándose un abrazo; Teddy de rodillas proponiéndole matrimonio aVictoire; Lizzy y James bailando y riendo; Hugo, Lucy y Roxanne sentados en unamesa riendo; Lily besando a Lorcan
- Cuando papá vea esta foto,te mandará un vociferador. - Dijo James negando con la cabeza.- Todavía no sécómo se te ocurrió.
- Soy una Gryffindor, no le tengomiedo a nada. - Replicó la pelirroja. - Además, voy muy en serio con Lorcan.
- ¿Desde cuándo?
- Desde anoche. - Lilysonrió. - Lo que te pasa es que te molesta que tu hermanita tenga novio formalantes que tú.
- ¿Y qué se supone que soyyo? - Lizzy rió ante el comentario de la chica.
- Me habéis entendidoperfectamente. - La Gryffindor negó con la cabeza. - Anda, pasa a la páginasiguiente.
La morena lo hizo pero, enlugar de fotos, en este había un largo artículo escrito. Suspiró antes deempezar a leerlo en voz alta.
"Ayer se conmemoraron los 25 años de la caída deEl-que-no-debe-ser-nombrado y el Ministerio de Magia y El Profeta organizaronuna gran fiesta, a la que asistió solo la crème de la crème, para celebrarlo.El ministro Shacklebolt presidió un acto al que asistieron, como no, losfamosísimos Harry Potter, Ronald Weasley y Hermione Weasley (de solteraGranger) junto al resto de su familia, incluyendo a sus hijos. Unos hijos quedan mucho que hablar. Empecemos por la pequeña de la familia, Lily Luna Potter,una pelirroja de armas tomar que protagonizó una gran pelea con su padre.Parece que al Elegido no le gustó mucho el espectáculo de besos que protagonizóla chica de todavía 14 años con el hijo de Rolf Scamander y su esposa, laexcéntrica Luna Scamander (de soltera Lovegood), un chico de casi 18 años.Parece que la pequeña de los Potter ha heredado el carácter de su madre Ginny ysu abuela Molly Weasley (de soltera Prewett) ya que no dudó en gritarle a supadre delante de todo el mundo para defender su relación."
- Verás cuando Lorcan lolea. - La interrumpió Lily, poniendo los ojos en blanco. - Se va a morir de lavergüenza.
- La que deberíaavergonzarse eres tú, ¡tienes 14 años! - Protestó James. - Tengo que hablarseriamente con ese.
- No va a dejarse intimidarpor ti, no te tiene ningún miedo. - Lo defendió su hermana. - Además, terecuerdo que es el Delegado.
- Lily tiene razón, déjalostranquilos o acabarás metido en un buen lío. - Lizzy enarcó una ceja.- Y nosolo con ellos.
- Pero Lizz
- Pero nada, déjame seguirleyendo, ahora va a empezar a hablar de nosotros.
El chico suspiró y le pidióa su novia que continuara.
"Pero Lily no es la única enamorada de la familia, ayertambién pudimos ver al mayor de los tres hermanos, James Sirius Potter, muycerca de la hija de nuestra directora Mary Collins. Elizabeth se dedicó atontear con unos y con otros, pues también pasó un buen rato bailando conGiorgio Cavalli, hijo de una importantísima familia italiana. ¿Estamos ante unacazafortunas? Probablemente. No sería la primera que se acerca a un Potter y,al mismo tiempo, a un extranjero famoso para conseguir poder y fortuna -recordemos a Hermione Granger, quien ya lo intentó en su adolescencia-. Pareceque Elizabeth tiene bien enganchado al hijo de los Potter ya que una servidoralos encontró escondidos en un pasillo, muy acaramelados por no decir otra cosaque pueda resultar ofensiva - solo diré que la tensión era palpable en elambiente y que si hubiera tardado un poco más en pasar por ahí, probablementeme habría encontrado una escena mucho más desagradable -."
Lizzy dejó de leer y tiró elperiódico sobre la mesa, realmente enfadada. A su lado, James contenía la risay Lily la miraba sin saber qué decir.
- ¿Una cazafortunas? - Dijofinalmente la morena. Apretó los dientes y los puños tratando de controlarse,aunque no funcionó. - ¡¿Cómo se ha atrevido?! ¡Esto es culpa de mi madre, ledije que no la dejara escribir nada!
- Lizz, la gente no le hacecaso. - Intervino James, tratando de tranquilizarla. - Hay que ser un idiotapara creer lo que escribe.
- Como se nota que tú eresla víctima y yo soy la furcia que solo te quiere por tu dinero o, mejor dicho,que va buscando al chico que más le convenga. - Negó con la cabeza. - No megusta que la gente crea que te estoy utilizando cuando no es verdad.
- Es obvio que no lo es. -Se apresuró a decir la pelirroja, tratando de calmar a la novia de su hermano.- Ni por todo el oro de Gringotts aguantaría una cazafortunas a James, hay quequererlo para poder soportarlo.
- Anda, termina de leer,quiero saber qué dice de Albus.
- Está bien. - Lizzy abrióla boca para empezar a leer, pero en seguida la cerró. Abrió mucho los ojos yse puso de pie. - ¿Dónde está Rose?
- Creo que todavía no hallegado, ¿por qué?
- Tiene que leer esto,bueno, y tu hermano también.
Justo entonces la pelirrojaentró al Gran Comedor de la mano de Scorpius. La morena no se lo pensó dosveces y corrió hacia ella, seguida de James y Lily, que no entendían quépasaba.
- ¡Rose! - Exclamóseñalándole el artículo nada más llegar a su posición. - ¿Dónde está Albus?
- No lo sé, nosotros hemosdormido en la Sala de los Menesteres. - La chica se encogió de hombros. -¿Desde cuándo eres de Gryffindor?
- ¿A que le queda bien? -Dijo James con una sonrisa. Su novia lo fulminó con la mirada y él resopló. -En serio, ¿qué pone en ese maldito artículo?
- ¿Qué ocurre, chicos? -Albus acababa de llegar junto a Theo y John y miraba a los cinco con el ceñofruncido.
- Rita Skeeter ocurre,sentaos, lo vais a necesitar. - Lizzy les señaló la mesa de Gryffindor, dondehabían dejado sus cosas, y Rose, Albus y Scorpius los siguieron hasta allí,mientras los otros dos Slytherin se dirigían hacia su mesa. Cuando estuvieronsentados, carraspeó y volvió a leer.
"Pero quizás el peor de los hijos del Elegido sea elmediano, Albus Severus Potter. Es sabido por todos que el chico es un Slytheriny que sus mejores amigos descienden directamente de mortífagos - ¿quién podíaimaginarse que un Potter y un Malfoy se convertirían en mejores amigos? -.Aunque esta vez el chico ha ido aún más lejos y no solo él sino también RoseWeasley, la hija mayor de los ya nombrados Ronald y Hermione Weasley. ¿Fui laúnica que se dio cuenta de la excesiva cercanía entre los dos chicos? Ambosprimos estuvieron toda la noche juntos, no se separaron en ningún momento:bailaron, rieron, se abrazaron
A mí esta actitud me resulta muy sospechosa,¿soy la única? ¿Están los Potter-Weasley ocultando un secreto que podría romperpara siempre sus familias? ¿Está Rose Weasley siguiendo el legado de su madreal intentar conquistar - o haber conquistado ya, eso no podemos saberlo aún -al hijo mediano de Harry Potter? ¿Estamos ante otra cazafortunas que, como enel caso de James y Elizabeth, quiere hacerse con la fama y el dinero delapellido? No lo sabemos, pero creo que no tardaremos en descubrirlo. Lossecretos no pueden ocultarse para siempre, mucho menos si son así de jugosos."
Lizzy dejó de leer y levantóla vista del periódico. Tanto Rose como Albus tenían la boca y los ojos muyabiertos. James, que por fin había entendido qué le pasaba a su novia, teníalos labios apretados, Lily estaba en completo silencio y Scorpius no sabía qué hacer.
- ¿Pero cómo
? - Lapelirroja negó con la cabeza. Su voz apenas fue un murmullo. - ¿Qué clase deperturbada escribe eso?
- Exacto. - Albus hizo unamueca horrorizada. - No tengo nada en tu contra Rose, pero qué asco.
- ¡Es mi primo! ¿Cómo se leha ocurrido? - La chica seguía negando. - ¿Y eso de que mi madre y yo somosunas cazafortunas? ¿De qué va?
- Bienvenida al club, a mítambién me ha puesto de eso para arriba. - Dijo Lizzy con ironía.
- ¿Y todo el mundo mágico haleído esto? - El mediano de los Potter suspiró. - ¿Por qué no la despiden? Nohace más que escribir mentiras.
- Yo me pregunto lo mismo. -James suspiró. Se había pasado al escribir aquello.
- Mi madre dice que no creenen la censura. - Lizzy negó con la cabeza. - ¿Queréis que termine de leerlo? Yano queda mucho.
- Claro, sigue, no puedeponerse peor.
"El resto de primos de la familia parecen muy tranquilos,apenas se dejaron ver y se quedaron con sus respectivos grupos y/o parejas, conuna única excepción: Ted Lupin y Victoire Weasley. El ahijado de Harry Pottersorprendió a todo el mundo al proponerle matrimonio a su preciosa novia en su23 cumpleaños. La chica dijo que sí - nunca entenderé cómo con sus pintas pudoempezar a salir con él y, aunque no me gusta pensar mal de la gente, no puedoevitar sospechar de ese chico medio salvaje -, por lo que dentro de pocotendremos una Weasley menos y una Lupin más.
El resto de miembros del Ejército de Dumbledore y sushijos también estuvieron allí, aunque a mí me gustaría destacar únicamente a lapareja que forman Neville y Hannah Longbottom (de soltera Abbott) - el profesorde Herbología y la enfermera de Hogwarts -. ¿Soy la única que ha notado loskilitos de más que ha cogido ella? ¿Habrá vuelto a darle a la bebida? ¿Estánnuestros hijos seguros con una enfermera como esa? No soy nadie para juzgar,solo espero que se controle un poco por el bien de la futura generación.
Supongo que eso ha sido todo. El resto de invitados meresultaron de lo más aburridos, supongo que evitaron hablar conmigo para que nodescubriera sus secretos más íntimos, pero al final todo se sabe.
Se despide cordialmente la maravillosa,
Rita Skeeter."
- Por Merlín, esta mujer notiene límite. - Lily suspiró antes de bajar el tono de voz. - Hannah estáembarazada, escuché a mi madre comentándolo con la abuela.
- ¿Sí? - Rose sonrió. Sabíaque Neville y ella llevaban mucho tiempo queriendo tener hijos, pero que no loconseguían. La alegraba mucho que lo hubieran conseguido por fin.
- Solo está de tres meses,todavía es pronto, pero están muy contentos.
- Bueno, al menos hemosrecibido una buena noticia hoy. - Lizzy sonrió. - No sé vosotros, pero yo voy aterminar de desayunar antes de ir a clase.
- ¿Hoy vas a conseguirlepuntos a Gryffindor?
- Muy gracioso, Albus.
Lizzy se cruzó de brazos ytodos rieron dejando de lado, al menos por un rato, el artículo del Profeta.
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Hola a todos y feliz lunes :)
Por fin he podido subir el capítulo, el famoso artículo ;) Desde luego Rita no va a cambiar nunca jajajaja
Espero que os haya gustado y, ya sabéis comentar ;)
Nos leemos el miércoles.
Besitos,
María :)
Los exámenes estaban cadadía más cerca y los alumnos comenzaron a ponerse nerviosos. No era raro ver ala gente estudiando incluso en el Gran Comedor. También se celebró el clásicotorneo de duelo que el profesor Watt organizaba desde su llegada y queenfrentaba a todos los alumnos de séptimo curso que cursaban Defensa contra lasArtes Oscuras.
- Bueno chicos, como sabéisayer fue el último enfrentamiento de nuestro tradicional torneo, así que hoy oshe traído una sorpresa. - Dijo el profesor Watt nada más llegar a la clase enla que estaban los alumnos de Ravenclaw y Slytherin de sexto curso. El aulaestaba despejada, no había mesas ni sillas, así que todos estaban sentados enel suelo. - Quiero que deis la bienvenida al ganador de este año, uno de losmejores duelistas que he visto en este colegio, el señor James Sirius Potter.
El pelinegro entró en laclase con una sonrisa mientras los demás le aplaudían. Lizzy enarcó una ceja.Con razón no había querido decirle por qué tenía tanta prisa aquella mañana.
- Muchas gracias a todos, esun placer poder ser el ayudante del genial profesor Watt hoy.
- No hace falta que me hagasla pelota, no van a ponerte mejor nota en los ÉXTASIS por eso. - Contestó elhombre riendo. - Pero sí, hoy el señor Potter será mi ayudante ya que tendremosuna clase especial sobre duelos.
Todos comenzaron a murmurar,emocionados. Aquello era lo mejor de llegar a último año y tenían muchísimasganas de empezar.
- Me gustaría empezar conuna pequeña exhibición así que, señor Potter, ¿quiero batirse en duelo conalguien en concreto o elijo a un alumno al azar?
- Pues sí que me gustaríapelear con una persona. - Dijo con una media sonrisa. Todos miraron a Lizzy quenegó con la cabeza.
- Usted dirá.
- Elizabeth Collins. - Leguiñó un ojo y ella se levantó.
- ¿Esto es un intento devenganza por la final de quidditch? - Preguntó acercándose hacia él, con lavarita ya preparada.
- Algo así.
- Lástima que vayas a perderotra vez. - Respondió encogiéndose de hombros y provocando un ligero "uuuh"entre sus compañeros.
- Yo no estaría tan seguro.
- Le advierto que laseñorita Collins es una de mis mejores alumnas, no debería confiarse, señorPotter. - Dijo el profesor Watt, tratando de contener la risa al ver el piqueque la pareja mantenía.
- No me confío, profesor,pero sé que voy a ganarle.
- Sigue soñando, Jamie.
- Soy el campeón del torneoy estoy en último año, Lizz. - Se cruzó de brazos con chulería y ella enarcóuna ceja. - Es más que evidente cómo va a acabar esto.
- Pues vamos a ello.
La morena se colocó en elcentro de la clase y él la siguió. Dieron unos cuantos pasos, separándose y semiraron de forma desafiante.
- La cortesía es lo primero,Collins. - Dijo James con retintín, haciendo una reverencia.
- Tranquilo, sé cuáles sonlas reglas. - Replicó la Ravenclaw, imitándolo.
- Bueno chicos, cuando cuentetres, lanzáis vuestros hechizos, ¿de acuerdo? - Dijo el profesor dedicándolesuna sonrisa. Aquello iba a ser interesante.
- De acuerdo.
- Pues uno
dos
- Ambossujetaron sus varitas con fuerza y se apuntaron el uno al otro. - tres.
- Expelliarmus - Gritó James.
- Protego. - Lizzy consiguió detener el hechizo y rápidamente,incluso antes de haber terminado de desviarlo, volvió a exclamar. - Desmaius.
James no lo vio venir. No seesperaba que la chica fuera a responder tan rápido y no pudo defenderse. Elhechizo impactó en él, que cayó al suelo desmayado, dejando caer su varita.
- Y la ganadora es laseñorita Collins. - Anunció el profesor, impresionado mientras sus compañerosaplaudían y ella se acercaba al Gryffindor.
- Enervate. - Susurró. James abrió los ojos lentamente y la miró,todavía sin comprender qué había pasado. - ¿Qué decías antes?
- Te odio, Elizabeth. -Murmuró él, dejando que ella lo ayudara a ponerse de pie.
- Me quieres, pero di lo quequieras. - Lanzó una carcajada al repetir las palabras que él había utilizadouna vez con ella y le dio un rápido beso.
- ¿Cómo has hecho eso? No lohe visto venir. - James negó con la cabeza. - Ni siquiera te ha dado tiempo aterminar un hechizo, ¿cómo es posible? Eres increíble, Lizz.
- Debo decir que la señoritaCollins es la mejor duelista que he visto en mucho tiempo, pero tranquilo,señor Potter, usted también es extraordinario.
- Gracias, profesor. -Dijeron ambos al mismo tiempo.
- Podéis sentaros. - Lesdedicó una sonrisa y ellos se marcharondel centro de la clase. - ¿Alguien más quiere hacer una demostración?
- Nosotros, profesor. - Roselevantó su mano y la de Scorpius, que la miró asombrado.
- ¿Qué?
- Vamos, será divertido. -La pelirroja se puso de pie y tiró de su mano hasta que consiguió que selevantara.
- Está bien, señoritaWeasley, señor Malfoy, ya saben lo que tienen que hacer.
Ambos se dirigieron hacia elcentro y se colocaron de la misma forma que los otros dos chicos.
- De nuevo, cuando cuentetres chicos. - Anunció el profesor mientras ellos preparaban sus varitas. -Uno
dos
tres.
Rose fue la primera enatacar. Lanzó un hechizo que Scorpius consiguió esquivar con una media sonrisaprovocativa, retándola a hacerlo mejor. La pelirroja volvió a lanzar unconjuro, que acabó de la misma forma. El rubio se apresuró a lanzarle un Expeliarmus que Rose logró desviar. Semiraron desafiantes el uno al otro, conscientes de que aquello iba para largo,antes de volver a atacar. Continuaron así durante al menos diez minutos, hastaque Scorpius consiguió desarmar a la chica y el profesor Watt lo anunció comoganador.
- Un muy buen duelo, chicos.- Los felicitó el hombre. - Ahora, poneos todos en parejas y practicad y, señorPotter, le recuerdo que esto es una clase, deje de manosear a la señoritaCollins. Puede seguir luchando contra ella si quiere, a ver si consiguevencerla.
Ambos se pusieron rojos y selevantaron rápidamente, disculpándose. Se habían sentado uno delante y el otrodetrás por lo que Lizzy tenía su espalda apoyada en el pecho de James, que la abrazaba.La chica se sonrojó todavía más al recordar el día que apareció en clase con lacorbata de Gryffindor y ese mismo profesor le dijo que "el señor Potter era unamala influencia para ella". Al menos no le había quitado puntos, como elprofesor Carraway. La Ravenclaw suspiró.
- ¿Preparada para larevancha?
- Sigue soñando, Potter.
Él negó con la cabeza, conuna media sonrisa dibujada en sus labios, y la siguió a un espacio vacío.
Después de clase y, a pesarde las quejas de James que quería ir al campo de quidditch a volar un rato,todos se dirigieron hacia la biblioteca. Tenían que estudiar para los exámenes,así que Scorpius, Rose, James y Lizzy cogieron una mesa y se sentaron con elfirme propósito de pasar allí el resto de la tarde.
- ¿Podemos irnos ya? -Preguntó el mayor de los Potter levantando la vista de su manual de Pociones.
- Todavía no. - Lizzysuspiró. No le gustaba estudiar en la biblioteca, aquel silencio forzado laponía muy nerviosa y le crispaba incluso la forma de respirar y pasar laspáginas de la gente. - Apenas llevaremos cuarenta minutos, tenemos que estaraquí al menos dos horas.
- ¿Tantas? - El chico elevóun poco la voz y varias personas lemurmuraron que se callara.
- Venga, podemos hacerlo, siya llevamos todo este tiempo
- ¿Sois conscientes de quellevamos solo quince minutos estudiando, verdad? - Intervino Rose, enarcandouna ceja.
- ¿Qué? - Lizzy abrió muchola boca. - Pero, ¿cómo ha podido pasar tan poco tiempo?
- Si os concentrarais enestudiar en lugar de mirar cuánto tiempo falta para poder iros, se os pasaríamás rápido. - Les reprendió Rose. - Y ahora, guardad silencio, no me dejáisconcentrarme.
James y Lizzy se mirarondurante unos segundos y empezaron a recoger sus cosas rápidamente. Había muchoslugares para estudiar mejores que la biblioteca. Scorpius y Rose negaron con lacabeza, sin apartar la mirada de sus apuntes.
- Nos vamos a los jardines,ya nos veremos en la cena. - Murmuró la morena, poniéndose de pie.
- Hasta luego. - Se despidióJames, cogiendo la mano de su novia y llevándola hacia la puerta, feliz porpoder tomar un poco de aire fresco.
Los otros dos siguieronestudiando en silencio hasta que Scorpius se dio cuenta de que había olvidadosus apuntes de Transformaciones en su dormitorio. Maldijo por lo bajo antes deponerse de pie.
- Tengo que bajar a por unosapuntes, ¿te importa quedarte sola?
- En absoluto. - Contestóella, concentrada en sus apuntes de Herbología. Tenía que memorizar demasiadosnombres en su opinión. - Vete, te espero aquí.
- No tardaré.
El rubio salió de labiblioteca y se dirigió hacia las mazmorras con paso rápido. No quería perderningún tiempo ahora que los exámenes estaban tan cerca, pero era demasiadodespistado a veces. Lo único que quería era volver a la biblioteca con Rose, loque no sabía es que aquello no iba a ser tan fácil aquella tarde.
James y Lizzy estabansentados debajo de un árbol, concentrados en sus apuntes. Aquel sí que era unbuen lugar para estudiar y, además, allí también podían practicar los hechizos.El pelinegro observaba a la chica con una sonrisa. Tenía el pelo recogido conuna pinza y una felpa, para que no la molestara y estaba completamenteconcentrada en su manual de Defensa contra las Artes Oscuras. Se acercó un pocoa ella y empezó a besarle la mejilla, acercándose poco a poco a sus labios.Ella sonrió de medio lado antes de dejarse besar, pero también protestar unpoco.
- Sé que soy irresistible,pero me gustaría aprobar mis exámenes.
- Ya llevamos mucho ratoestudiando y esta vez es de verdad. - Añadió él, abrazándola por la cintura. -Nos merecemos un descanso, además todavía me duele el cuerpo por culpa de tushechizos.
- Razón de más para seguirestudiando, quizás algún día logres vencerme, aunque para eso vas a tener quepracticar mucho. - Lizzy sonrió y volvió a fijar su vista en los apuntes quetenía delante.
- Anda, vamos
- Volvió abesarla y le soltó el pelo rápidamente, pero ella enarcó una ceja y él bufó. -Espero que seas al menos Delegada el año que viene.
- Sabes tan bien como yo queeso es muy difícil. - Contestó la Ravenclaw. - Seguramente lo será Rose.
- Pues entonces, ¿para qué estudiartanto?
- Eres un cabezota que va asuspender sus ÉXTASIS, Jamie.
- Bueno, eso ya lo veremos.
Se acercó a ella que se dejóbesar otra vez. Por descansar cinco minutos no pasaría nada. Sin embargo, sesepararon rápidamente al escuchar una pequeña explosión. Un grupo de hombresentraba corriendo al colegio, lanzando hechizos a diestro y siniestro. Jamessacó la capa de invisibilidad y los cubrió a ambos con ella rápidamente. Lizzyy él se miraron alarmados. Habían entrado en Hogwarts.
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Hola a todos y no me matéis por el final ;)
Pues sí, han entrado en Hogwarts... ¿Qué pasará a partir de ahora? Solo quedan siete capítulos (seis + epílogo) y bastante moviditos, pero no os adelanto nada ;)
Espero que os haya gustado y, ya sabéis, dejad vuestros comentarios :)
Muchos besitos y nos leemos el viernes,
María :)
James contenía larespiración, asustado. No quería hacer ningún movimiento, no quería que losdescubrieran aquellos hombres. No entendía lo que pasaba, sabía que se habíanfugado dos mortífagos de Azkaban pero, ¿de dónde habían salido los demás?Aquello no tenía sentido, era como si hubiesen convencido a más gente paraunirse a ellos y, ¿qué clase de locos habrían accedido a ello? Agarró la manode Lizzy, que estaba tensa junto a él y tampoco se movía. Ella le dio unpequeño apretón, pero no dijo nada hasta que todos hubieron desaparecido.
- Tenemos que hacer algo.
- Lo sé, tengo que avisar amis padres o
no lo sé, tienen que saberlo y venir cuanto antes. - Contestó elchico, nervioso, saliendo de la capa. Se puso de pie y extendió su varita. - Expecto patronum.
Al principio no apareciónada más que un poco de humo y el pelinegro maldijo por lo bajo. Estabademasiado nervioso. Volvió a intentarlo, pero tampoco fue capaz de crear nadacorpóreo. La chica apoyó una mano en su hombro de forma tranquilizadora.
- Déjamelo a mí. - Dijo. Suvoz sonaba segura, aunque por dentro estaba aterrada. Pensó en el partido dequidditch en el que James y ella se habían reconciliado, antes de pronunciar elhechizo. - Expecto patronum. - Unprecioso león apareció y ella sonrió. - Señor Potter, los mortífagos quebuscaban han entrado en Hogwarts, no vienen solos, vengan rápido por favor.
Agitó la varita, haciendoque se marchara corriendo. James sonrió levemente, a pesar de la situación. Le encantabala forma del patronus de la chica.
- Deberíamos avisar tambiénal Ministerio, avisaré a mi tía Hermione. - El chico tomó aire y se concentróen la sonrisa de la chica que tenía frente a él, en la primera vez que la besó.En seguida, un águila apareció y James suspiró aliviado. - Tita, los mortífagosestán en el colegio, ya hemos avisado a mi padre, por favor venid cuanto antes.
El animal salió volando yLizzy apenas logró contener una tímida sonrisa y un comentario. Le gustabamuchísimo el patronus del chico, pero no era el momento de decir tonterías.
- ¿Y qué hacemos ahora? - Seatrevió a preguntar antes de suspirar. - No podemos quedarnos aquí, ahí dentrocorren peligro.
- Lo sé. - James asintió. -Yo voy a entrar, no quiero ponerte en peligro pero
- No hace falta que me lopidas, tranquilo, no voy a quedarme de brazos cruzados mientras atacan a misamigos. - Lo interrumpió ella.
- Tenemos que tener muchocuidado, no sabemos cuáles son sus intenciones.
- Estaremos bien, loconseguiremos.
Ambos se miraron duranteunos segundos antes de echar a correr hacia el castillo. No iban a rendirse tanpronto.
Un grito rompió el silenciode los pasillos seguido de una explosión. Un muro cayó derribado y Scorpius separó en seco. ¿Qué estaba pasando? Tomó aire, sacó su varita del bolsillo de latúnica y empezó a correr. Cada vez se escuchaban más gritos y explosiones y élaceleró el paso hasta llegar a la planta principal. No pudo evitar temblar alver lo que pasaba: un grupo de hombres con túnica, dos de ellos con máscaras demortífagos, lanzaban hechizos y se abrían paso entre los alumnos, que tratabande huir atemorizados. Nadie entendía lo que estaba pasando y había cundido elpánico. Se separaron en grupos para recorrer el colegio, parecía que buscabanalgo y el Slytherin de repente se dio cuenta de lo que era: la familiaPotter-Weasley. Rose estaba en peligro, estaba sola en la biblioteca, seguroque no se había enterado de nada. Tenía que hacer algo. Derribó a uno de elloscon un desmaius, envió un patronus asu padre para que intentara hacer algo, y volvió a correr. Recorrió loscorredores lo más rápido que sus piernas le permitían mientras esquivaba a suscompañeros, que también corrían aunque ellos hacia los dormitorios, tratando deencontrar un refugio. Estaba aterrorizado y el corazón parecía que iba asalírsele del pecho, pero no podía detenerse. Sabía que le llevaban ventaja,que algunos estarían llegando ya a la biblioteca y que, aunque Rose era una delas mejores brujas de su generación, no podría enfrentarse a un ataque sorpresacompletamente sola. Aceleró el paso. Debía llegar cuanto antes.
Una explosión hizo que Rosecogiera su varita y se pusiera de pie rápidamente. Dos encapuchados acababan deaparecer en la puerta. Lanzaron un encantamiento a la bibliotecaria, que cayóal suelo desmayada y atada de pies y manos y comenzaron a observar labiblioteca, con las varitas en alto. Los alumnos más pequeños empezaron agritar y correr, escondiéndose entre las estanterías, sin saber qué pasaba,pero la Ravenclaw lo sabía muy bien. Habían venido a por ellos, pero no pensabaponérselo fácil. Si querían atraparla tendrían que derrotarla primero. Buscó aMolly con la mirada y las dos primas intercambiaron una rápida mirada. Lamorena dejó los libros que llevaba en la mano y buscó su varita.
- ¡Por aquí chicos, hay unapuerta escondida detrás de las últimas estanterías, vamos! - Les dijo a losdemás, que corrieron hacia donde ella señalaba mientras ella se acercaba a lapelirroja.
- ¿Qué queréis? - PreguntóRose con una entereza que la sorprendió incluso a ella.
- Creo que lo sabéis muybien. - Uno de ellos se quitó la capucha. Era un chico de no más de 25 años,alto y de aspecto fiero. Les dedicó una sonrisa que hizo que la sangre secongelara en las velas de ambas. - Rose y Molly Weasley, hemos venido a porvosotras y toda vuestra familia.
- Tendréis que pasar porencima de mi cadáver para tocarles un solo pelo. - Dijo Molly condeterminación. - Solo os daré una oportunidad para que os marchéis.
- Eso no será ningúnproblema. - La apuntó con la varita y lanzó un rayo rojo que ambas chicasesquivaron por poco. - ¡Entregaos y nadie sufrirá daños!
Rose respondió con unhechizo que alcanzó el hombre del que todavía llevaba la capucha, que gruñó ycontraatacó enseguida. En seguida ambas primas se batían en duelo contra losdos hombres. Solo quedaban ellos en la biblioteca, por suerte el resto habíaconseguido huir. Ambas chicas luchaban lo mejor que podían, pero suscontrincantes eran mucho mayores, por lo que sabían más hechizos y estaban másexperimentados. El combate pronto se inclinó a su favor. Rose sabía que necesitabanuna vía de escape si querían escapar de allí sanas y salvas. Sin dejar depelear, miró hacia uno y otro lado hasta que, de repente, se le ocurrió algo.
- ¡Sígueme, Molly!
Lanzó un hechizo con todassus fuerzas y consiguió que su oponente saliera disparado. Su prima hizo lomismo y se apresuró a seguir a la pelirroja. Ambas sabían que no tardarían enseguirlas.
- ¿Dónde vamos?
- Ya lo verás. - Rose sonriólevemente y giró hacia unas estanterías.
- ¿Qué haces? ¡La salidaestá allí! - La morena señaló hacia la puerta trasera, sin comprender quéquería hacer la otra chica.
- Nos atraparían antes dellegar, nuestra única oportunidad es derribarlos.
- ¿Estás loca? Estasestanterías están encantadas. - Molly negó con la cabeza. - Imposible, Rose.
- Tiene que haber un modo. -La pelirroja apretó los labios. No podía resignarse a creer que no habíaescapatoria.
- Escúchame, sé que es muydifícil, pero correr es nuestra única oportunidad. - La Gryffindor suspiró. -Les lanzaremos un encantamiento aturdidor y correremos.
- No lo lograremos, debemospensar un plan mejor.
- ¡Hazme caso por una vez entu vida, Rose! - El grito de su prima la sorprendió. - Vamos, no nos quedaotra.
La Ravenclaw finalmenteasintió. Las dos se asomaron justo cuando los dos hombres se ponían de pie otravez y volvían a lanzar rayos.
- Desmaius.
Molly empezó a correr sinmirar si quiera si su hechizo había alcanzado su objetivo o si alguien laseguía. Sentía la adrenalina corriendo por sus venas, creía que nada podíafallar, pero se equivocaba. Un muro apareció de la nada, obligándola adetenerse y, antes de que pudiera darse cuenta, una mano la agarró con fuerza yunos brazos la inmovilizaron. Le quitaron la varita y ella comenzó a patalear.
- ¡Suéltame!
- ¿No decíais que debíapasar por encima de tu cadáver? - El joven lanzó una carcajada y apretó un pocomás haciendo que ella apretara un poco los ojos. - Veo que ya no eres tanvaliente.
Rose no pudo escuchar larespuesta de su prima pues, de repente, ambos desaparecieron. Ella comenzó aretroceder hacia la pared. Acababa de recordar que tanto la directora como elprofesor Longbottom y algunos otros estaban fuera del colegio. Por eso habíanentrado en ese momento - quizás incluso les habían invitado unas invitacionesfalsas -, por eso habían conseguido romper las protecciones del colegio.
- Creo que solo nos quedapor cazar aquí a una pelirroja.
Tenía que pensar rápido,tenía que derribar esa estantería, era su única oportunidad. Sacó la varita yempezó a pronunciar hechizos. Podía hacerlo, tenía que hacerlo. Un conjuro,otro, otro más. Escuchaba los pasos acercándose lentamente. Sabía que aquelhombre estaba solo jugando con ella, que en cualquier momento aparecería yluchaba porque no le entrara el pánico.
- ¿Dónde te escondes, pequeñaRose? ¿No te enseñaron papá y mamá que no había que huir de la lucha?
Un nuevo intento fallido.Rose cerró los ojos y se concentró con todas sus fuerzas. Agitó la varita y, derepente, la estantería comenzó a tambalearse. Abrió mucho los ojos y la empujócon su hombro.
- Pero, ¿qué
?
Hubo un efecto dominó. Lasestanterías fueron cayendo una tras otra al igual que los libros. Rose escuchóun grito y, de repente, el silencio. No se atrevió a moverse. Le temblaban laspiernas y tuvo que apoyarse en la pared. Esperaría cinco minutos y, si nadasucedía, saldría corriendo. Tenía que encontrar a los demás y salvar a Mollycuanto antes.
- ¡Lucy!
Theo corría por los pasillosempujando a la gente que se cruzaba en su camino y llamando a la chica una yotra vez. Sabía que iban a por ella, lo había escuchado en el almuerzo deNavidad, sus padres y tíos lo habían comentado. "Los Weasley deberían tenercuidado, seguro que esos mortífagos que huyeron van a por sus hijos". Laspalabras se repetían una y otra vez en su cabeza. No podían haberla atrapado,no podía haberle pasado nada malo.
- ¡Lucy!
La llamaba una y otra vezmientras se dirigía hacia la Sala Común de Hufflepuff, sabía que ni siquieraahí estaría a salvo. Derribó a un encapuchado sin detenerse, nada podíaentretenerlo. Aceleró el ritmo y gritó su nombre de nuevo, cada vez másdesesperado. "Mierda, mierda, mierda". Tenía que haber sido más rápido, habíatardado demasiado tiempo en enterarse de lo que pasaba.
- ¡Theo!
Su corazón se aceleró alescuchar aquella voz - ¡su voz! - respondiéndole. La vio aparecer con el miedopintado en sus ojos, corriendo hacia él mirando hacia atrás. La abrazó confuerza y la besó.
- Estás bien, he pasadotanto miedo, por Merlín, estás a salvo. - La miró durante unos instantes conatención y, tras comprobar que no le pasaba nada, la abrazó de nuevo. - Lucyvienen a por vosotros.
- Lo sé.
- Tengo que ponerte a salvo,no puedo permitir que nada te pase.
La cogió del brazo y lallevó por los pasillos, buscando un escondite. Ella se aferró a su mano y sedejó llevar, aunque no paraba de mirar de un lado a otro.
- Estarán bien. - Theo leleyó la mente y forzó una sonrisa.
- Eso no lo sabes, deberíair con ellos, somos una familia y debemos permanecer unidos. - Murmuró ella.
- Lucy, estás en cuarto, nisiquiera tienes tus TIMOS, no puedes hacer nada contra ellos, deja que sea yoquien vaya. - Justo entonces vio un pequeño armario y no se lo pensó dos veces.La metió dentro y cerró la puerta a su espalda. - Aquí estarás bien.
- Theo
- Prométeme que no te pasaránada malo. - Él acarició su mejilla lentamente y se dio cuenta de que ambostemblaban.
- No puedo hacerlo. - Sabíaque era verdad, pero aquellas palabras fueron un duro golpe para él.
- Te quiero, Lucy. - Seatrevió a confesar. Tenía que decirlo, era ahora o nunca, no sabía lo quesucedería después.
- Yo también te quiero,Theo.
- Hablo en serio.
- Yo también. - La morenasonrió y él supo que no mentía. - Creo que me he enamorado de ti, temía que nosintieras lo mismo.
Él también sonrió y la besó.
- Quédate aquí, vendré a porti cuando todo esto acabe.
El chico se marchó sindejarla añadir nada. Lucy suspiró antes de abrir la puerta y salir de nuevo alpasillo. No iba a dejar a nadie atrás.
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¡POR FIN ES VIERNES!
Hola a todos y sí, mi alegría es real. Tengo los viernes una asignatura que es el equivalente muggle a un cruciatus jajajaja
Pues parece que el ataque se está volviendo serio pero, a pesar de eso, ¡por fin Lucy y Theo lo han dicho! Si es que no hay nada como estar en peligro de muerte para volverse sincero ;)
Espero que os haya gustado y, ya sabéis, dejad vuestros comentarios :) Solo quedan seis capítulos :3
Muchos besitos,
María :)
James se estremeció sin poderevitarlo y Lizzy, a su lado, también se tensó. Aquella parte del colegio estabacompletamente vacía y eso no les daba buena espina a ninguno de los dos.Mantenían las varitas en alto y miraban a su alrededor, intentando que nadielos pillara por sorpresa.
- Esto es muy siniestro. -Murmuró Lizzy.
- ¿Tú crees?
Ambos se sobresaltaron alescuchar aquella voz que parecía venir de la nada.
- Elizabeth Collins,¿cierto? Y, por supuesto, James Sirius Potter, el primogénito del Elegido. - Unpar de encapuchados aparecieron de la nada. Descubrieron sus rostros y lesdedicaron cínicas sonrisas. Ambos tendrían alrededor de cuarenta años. - Justoel chico que estábamos buscando. Vas a venir con nosotros.
- No. - Se limitó aresponder James, apuntándolos.
- Vendrás o ella pagará lasconsecuencias. - Señaló a Lizzy con la cabeza.
- ¿Crees que vas a lograrasustarme? - La chica puso los ojos en blanco. - No me hagas reír, por favor.
- ¿Una pequeña leona? - Elotro hombre la miró de arriba abajo de forma divertida, incapaz de tomársela enserio.
- Un águila muy orgullosa. -Respondió, achicando los ojos.
- Una chica encantadoradesde luego, tienes buen gusto, Potter. - El primer hombre lanzó una carcajada.- Sería una pena tener que dañarla por tu obstinación, pero no dudaré enhacerlo. Me gusta mucho la maldición cruciatus,la encuentro extremadamente útil. ¿De verdad quieres verla retorcerse de dolora tus pies?
- James no irá a ningunaparte. - Contestó ella por él, serena. Las palabras de aquel hombre le habíanprovocado un pellizco en el estómago, pero no iba a demostrarlo. El chicoasintió lentamente. No quería que le hicieran daño a Lizzy, pero no estabadispuesto a dejar que se salieran con la suya. - Lo mejor será que os marchéisahora mismo si no queréis resultar heridos.
- ¿Crees que nos das miedo,niña?
- Debería dároslo. - Jamessonrió. - Y, como bien ha dicho, no iré a ninguna parte, así que tendréis queacabar primero con nosotros.
- Y no os resultará fácil. -Añadió la Ravenclaw.
- ¿Es tu última respuesta,Potter? ¿Vas a jugarte tu vida y la de ella? - El chico asintió lentamente. -Vais a arrepentiros de esto.
- Yo creo que no.
- ¡Roxanne te dije que tequedaras en la torre con Hugo y Lily! - Fred abrió mucho los ojos al ver a suhermanita ayudando a evacuar a los más pequeños.
- No eres papá, no memandas. - Respondió ella. Su hermano estaba luchando junto a sus profesores,intentando contener a los asaltantes. - Además, ¿crees que ellos no están aquítambién?
- ¿Qué? ¡No! ¡Os lo prohíbo!- Exclamó el chico. - No sé dónde están James o Rose, así que yo se lo prohíbo,soy el adulto responsable ahora mismo y tenéis que hacerme caso, lo hago porvuestro propio bien.
- Necesitáis nuestra ayuda,Fred, vienen a por todos nosotros, esta también es mi lucha.
- Tienes solo 15 años.
- Y tú 17, ¿qué diferenciahay? - La chica negó con la cabeza. - Esta discusión nos está haciendo perderun valiosísimo tiempo, volvamos allí.
- No quiero que te pasenada.
- Estaré bien. - Roxy sonriólevemente. - Y ahora vamos, la mitad de la familia está desaparecida y el restonos necesita.
Fred asintió con resignación,cuando a su hermana se le metía algo en la cabeza no había nada que la hicieracambiar de opinión. Sabía que no podía hacer nada, aunque no le quitaría el ojode encima. Era solo una cría. Ambos corrieron hacia el pasillo en el que losprofesores Watt y Carraway, los líderes de la Resistencia en aquel momento,luchaban con destreza, logrando contener a los encapuchados. El resto deprofesores se había marchado, todos habían sido citados por el Ministerio - loque ahora sabían que había sido una solo una trampa - pero ellos dos se habíanquedado porque alguien debía hacerse cargo de los alumnos. Y menos mal que lohabían hecho. Fred se puso a su lado y comenzó a lanzar hechizos a diestro ysiniestro, hasta que uno de los hombres lo interceptó y comenzó a batirse enduelo con él.
- ¡Si te llevo ante misjefes se pondrán muy contentos!
- Eso no va a ser tan fácil.
Lucharon hasta que el chicoescuchó un grito de dolor. Sabía quién era, no le hacía falta verla parareconocer aquella voz. Roxanne. Sin saber cómo, lanzó un conjuro tan fuerte quelanzó a su contrincante a la otra punta del pasillo, haciendo que golpeara aotro, que también cayó. Se giró para ir a socorrerla, pero se quedó quieto alverla, realmente impresionado.
- ¡Desmaius!
Nunca se imaginó que suhermanita pudiera lanzar un hechizo aturdidor tan preciso. Quizás no era laniña dulce e indefensa que él había creído siempre. Ella se volvió y lanzó unrayo que dio justo detrás de él, a un encapuchado que había intentadoatraparlo.
- ¿Pero qué haces, Fred?¡Vamos, no te distraigas!
Él agitó la cabeza. Quizásno tenía que protegerla tanto como creía.
- ¡Rose!
Scorpius entró corriendo ala biblioteca y tuvo que contener una exclamación al ver el estado en el que seencontraba. No sabía qué había pasado allí, pero se temía lo peor. ¿Habríanentrado allí a por ella? ¿Habría logrado huir? Iba a volver a llamarla, cuandoescuchó una respuesta en la distancia.
- ¿Scorpius?
- ¡Estás bien, menos mal! -Exclamó él, comenzando a buscarla. La encontró detrás de una estantería. -Estaba muy preocupado por ti y
- Se detuvo al ver que lo apuntaba y no pudoevitar fruncir el ceño. - ¿Rose?
- ¿Cómo sé que eres tú?
- ¿Perdona?
- Lo que oyes, ¿cómo sé queeres el verdadero Scorpius Malfoy y que nadie se está haciendo pasar por élpara capturarme? - Lo miró con decisión y él supo que hablaba en serio. - Dimealgo que solo sepamos nosotros dos.
- Aquella clase, la últimanoche antes de las vacaciones de Navidad o, también, el dibujo que te envié atu casa de forma anónima. - Dijo él lentamente, con las manos en alto. - Creoque nadie sabe eso.
- Eres tú. - La pelirroja selanzó a sus brazos y dejó que la envolviera con fuerza. - Vinieron a por Mollyy a por mí, a ella se la han llevado, pero yo he conseguido salvarme, sea quiensea el chico, está atrapado bajo las estanterías.
- Ven conmigo, te llevaré ala Sala Común de Slytherin, Albus está allí, os protegeremos a los dos. - Dijoel rubio, preocupado. Quería salir de allí cuanto antes, no quería arriesgarsea que aquel hombre escapara o alguien más llegara.
- ¿Sabes algo de los demás?
- No he visto a nadie, peroestoy seguro de que estarán bien, no he visto nunca una familia más fuerte quela tuya. Además, he mandado un patronus pidiendo ayuda.
- ¿Crees que vendrán a pornosotros?
- Estoy seguro, ten fe Rose.
La pelirroja asintiólentamente. Scorpius tenía razón, sus primos eran fuertes, seguro que estabanbien, y pronto llegarían los aurores y gente del Ministerio, ahora lo único quepodía hacer era ponerse a salvo y comprobar que Albus estaba bien. Esperaba queno hubiera hecho ninguna tontería y también lo hubieran capturado, solo pedíaque estuviera a salvo en su dormitorio. Cuando llegaran los demás encontraríana Molly y entre todos les darían su merecido a esos despreciables. El chico lacogió de la mano y ambos comenzaron a correr por los pasillos, con las varitaspreparadas por si se encontraban con alguien. Derribaron a un par deencapuchados sin detenerse, conscientes de que tenían que llegar cuanto antes alas mazmorras.
- ¡Expeliarmus!
- ¡Protego!
Lily maldijo por lo bajo,había estado a punto de logarlo, pero había esquivado su hechizo en el últimomomento. Hugo y ella combatían contra un hombre de alrededor de 30 años queparecía dispuesto a cualquier cosa por atraparlos. Se suponía que estabanescondidos en la torre, pero no habían podido evitar salir al escuchar losgritos de los demás y las explosiones. Aquel encapuchado los había localizadoen seguida, nada más abandonar la Sala Común de Gryffindor y bajar unasescaleras, y llevaba ya más de 10 minutos combatiendo contra ellos, que nosabían cómo seguían resistiendo pero que eran conscientes de que no aguantaríanmucho más.
- Desmaius.
El hechizo de Hugo tampococonsiguió darle y el hombre sonrió.
- ¿De verdad creéis que dosniñitos van a poder con un mago como yo?
- ¿Y por qué no te metesmejor con alguien de tu tamaño?
Lorcan apareció de la nada ylanzó un rayo que impactó en su hombro haciendo que una mueca se dibujara en sucara.
- ¿Y tú quién se supone queeres? Apártate si no quieres resultar herido, no descansaré hasta llevármelosconmigo, mis jefes me recompensarán.
- Soy Lorcan Scamander y, siquieres llevarte a mi novia y su primo, vas a tener que derrotarme a míprimero. - Contestó con firmeza, apuntándolo con la varita. Miró a la chica de reojo.- Lily, corre a esconderte.
- No voy a hacerlo. -Replicó ella con la varita preparada por si su contrincante decidía volver aatacar. - Te ayudaré.
- Te ayudaremos. - Lacorrigió rápidamente Hugo sintiéndose un poco desplazado en aquella conversación.Los otros dos lo miraron de reojo, recordando de repente que no estaban solos.-No vamos a dejar a nadie atrás, ahora eres parte de la familia y los Weasleysiempre nos mantenemos unidos, pase lo que pase.
- Hugo tiene razón, déjanosecharte una mano.
El Ravenclaw negó con lacabeza, pero no dijo nada más, sabía que era inútil tratar de convencerlos asíque, ¿para qué perder el tiempo? Además, tres varitas siempre eran mejor queuna y así podría comprobar que a la chica no le sucedía nada malo. Sabía queera muy capaz, pero no dejaba de tener 15 años recién cumplidos. Lanzó unpotente rayo y la pelea volvió a comenzar, aunque ahora las fuerzas se habíaninclinado a favor de los tres estudiantes.
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Un capítulo más, un capítulo menos y ya solo quedan 5 para el final ;)
Hola y feliz lunes a todos ^^
Espero que os haya gustado el capítulo y, ya sabéis, dejad vuestros comentarios que son la mejor forma de subirme el ánimo un lunes :)
Muchos besitos y nos leemos el miércoles,
María :)
La puerta de la Sala Comúnde Slytherin estaba abierta de par en par cuando Scorpius y Rose por finllegaron. Un estremecimiento recorrió de arriba abajo a la pelirroja.
- No. - Entró corriendo, conla varita en alto. Parecía que no había nadie. - ¡Albus!
- Espera. - El chico laagarró del brazo y puso una mano en su boca. Rose forcejeó un poco, sincomprender qué le pasaba. ¿Es que no quería ayudar a Albus? - Primero tenemosque comprobar que no hay nadie escondido. - La soltó un poco al notar queasentía lentamente. - Iré al dormitorio de los chicos, tú sube al de laschicas.
- De acuerdo, ten cuidado.
- Tú también.
Se separaron y, con lasvaritas en alto, recorrieron cada rincón de aquel lugar: los dormitorios, losbaños, la Sala Común
Abrieron los armarios e incluso miraron debajo de lascamas y dentro de las duchas, pero no encontraron a nadie. Todos los Slytherinhabían huido o sido capturados y el estómago de Rose se encogió al pensar enAlbus. ¿Estaría bien? Si algo le había sucedido no podría perdonarse el nohaber llegado a tiempo jamás.
- Necesitamos un plan. -Dijo Scorpius, dejándose caer en un sofá. No había ni rastro de sus primos, nide John tampoco y eso le preocupaba. Al fin y al cabo ellos eran hijos demortífagos, podían intentar coaccionarlos para que colaboraran. Esperaba que estuvierantodos bien. - No podemos salir ahí fuera y vagar sin rumbo, necesitamos sabercuántos son y dónde se han llevado a los demás.
- Espero que solo tengan aAlbus y Molly. - Murmuró la pelirroja, preocupada, después de sentarse junto aél. - ¿Y cómo vamos a descubrir
? ¡Oh! - Se puso de pie rápidamente, con lamirada iluminada. - Creo que Al tiene el mapa, debe estar en vuestrahabitación.
Ninguno de ellos tuvo quedecir nada más. Ambos salieron corriendo hacia la habitación, donde el rubioseñaló el baúl del mediano de los Potter. Rose empezó a rebuscar sin ningúntipo de pudor entre las pertenencias de su primo hasta que encontró el viejopergamino.
- ¡Aquí está! - Exclamó,enseñándoselo a Scorpius.
- Genial, ahora solo tenemosque abrirlo y
Un ruido de ladrilloscayendo lo interrumpió y ambos se pusieron en guardia. Alguien acababa deentrar. Intercambiaron una mirada antes de empezar a andar lentamente hacia lasala y pronto empezaron a escuchar murmullos.
- Tienen que estar aquí. -Rose frunció el ceño al escuchar aquella voz femenina. Juraría que era
pero,¿qué hacía ella allí?
- Puedes haberte equivocado.- Contestó un chico. - No quiero ser negativo, pero es posible que la hayancapturado.
- Imposible, Rose es fuerte,estoy segura de que ha encontrado la forma de escapar y que Scorpius la haescondido aquí, seguro que nos están esperando. - Insistió la chica. - Son unaWeasley y un Malfoy, ¿de verdad crees que alguien tiene algo que hacer contraellos?
Rose asomó la cabeza incapazde contener la sonrisa. Sabía que había reconocido las voces y no se habíaequivocado.
- ¡Vic, Teddy!
- ¡Rose!
La rubia corrió a abrazar asu prima mientras Scorpius salía de su escondite y bajaba su varita. Teddy seacercó a él y apoyó una mano en su hombro de forma afectuosa.
- ¿Qué ha sucedido?
El Slytherin le resumió alchico lo que había pasado y este apretó los labios. Eran más de los que creían.
- Menos mal que estáis bien.- Victoire comprobó que la pelirroja estaba perfectamente y suspiró. - Hemosvenido lo más rápido que hemos podido, ¿qué sabéis de los demás?
- Tienen a Molly yprobablemente a Albus. - Contestó Rose. - Justo ahora íbamos a mirar el mapa.
- Pues vamos, no tenemostiempo que perder. - El metamorfamago sacó su varita y señaló el pergamino. -"Juro solemnemente que mis intenciones no son buenas".
Los cuatro intercambiaronuna rápida mirada. Después de ver aquello, necesitaban un buen plan.
Lizzy y James luchabanferozmente contra sus oponentes. Lanzaban hechizos y se protegían de suscontinuas maldiciones sin pestañear casi, dando lo mejor de sí mismos y procurandono dudar ni un instante. Se estaban jugando mucho y ambos lo sabían.
- Para ser una cara bonita,peleas muy bien. - Dijo el hombre que luchaba contra la Ravenclaw, apretandolos labios y deteniendo por muy poco el desmaiusque ella acababa de enviarle.
- No
te atrevas
a repetir
eso. - Replicó ella, lanzando cuatro hechizos casi al mismo tiempo y haciendoque saliera disparado y se golpeara contra un muro.
Sonrió mientras intentabanormalizar su respiración y lo apuntó de nuevo, dispuesta a inmovilizarlo enese mismo momento, pero justo entonces James tuvo que retroceder unos pasos yse dio cuenta de que otra varita la estaba apuntando. Reaccionó lo más rápidoque pudo, pero no lo vio venir, no vio en los ojos de aquel hombre lo que iba ahacer
pero James sí. El chico salió corriendo y se interpuso entre ambos justocuando aquel hombre gritaba su maldición y un rayo salía de su varita.
- ¡Crucio!
El Gryffindor cayó derodillas frente a la chica que no pudo contener un grito. La miró con los ojosmuy abiertos y los labios apretados, intentando que los chillidos no escaparande su garganta. Cuando aquel hombre lanzó una carcajada e intensificó elhechizo, apoyó una mano en el suelo y cerró los ojos para que Lizzy no viera enellos todo el dolor que sentía. La Ravenclaw no necesitó ni un segundo más.
- ¡Expelliarmus! - La varita del hombre salió volando ante su propiasorpresa. El otro, se levantó, pero ella no le concedió ni un momento. - Desmaius. - Cayó de espaldas mientras elotro trataba de recuperar su varita y ella volvía a atacar. - Desmaius. Petrificus totalus. - Apuntóde nuevo al que estaba desmayado y también lo petrificó antes de bajar lavarita y agacharse junto a James, que trataba de recuperar el aire. Apoyó susmanos en su cara y le obligó a mirarla, angustiada. - ¿Estás bien?
- Sí, tranquila. - Consiguiómurmurar él, tras tragar saliva un par de veces. - No le ha dado tiempo ahacerme nada, han sido apenas unos segundos.
- ¿Cómo se te ha ocurrido?Eres un maldito idiota, James. - Lo abrazó con fuerza, temblando todavía debidoal miedo. - ¿Y si hubiera sido
?
- Pero no lo fue. - La cortóél antes de que pudiera decirlo, no quería pensarlo siquiera. - Fue solo la cruciatus, tranquila.
- Eres un jodido idiota,James Sirius, un maldito idiota.
- Dime algo que no sepa, -Dijo él, acariciando su pelo con dulzura. - como, por ejemplo, ¿cómo hasnoqueado a esos dos en unos cinco segundos?
- Oh, eso, bueno
- Lizzy seseparó de él, sonrojada. Ambos se pusieron de pie lentamente mientras la chicahablaba. - Mi abuela Anne fue auror y puede que me haya enseñado todo lo quesabe.
- ¿Auror? - El chico arrugóla frente. - Creía que trabajaba con niños muggle.
- Es una larga historia,amenazaron a mi madre y ella se asustó así que lo dejó y se fue a la guardería.- Resumió Lizzy rápidamente.
- Por eso eres tan buenaduelista, porque has aprendido de una auror. - Murmuró él, todavía asombrado. -Das bastante miedo.
- ¡Te estaban torturando! -Se quejó ella. - No podía quedarme de brazos cruzados.
Él iba a replicar con unamedia sonrisa cuando una voz femenina los sobresaltó. Hacia ellos corrían Harryy Ginny Potter.
- ¡James! - Su madre loabrazó con fuerza. - Estás bien, por Merlín, estás bien.
- Tranquila mamá, no pasanada. - Respondió él cuando se separó de ella.
- Menos mal que estás asalvo. - Harry también estrechó a su hijo entre sus brazos.
- ¿Lizzy, estás bien? - Lepreguntó Ginny con amabilidad.
- Sí, señora Potter. -Respondió ella con una media sonrisa.
- Por cierto, mamá, hay algoque quiero deciros y tiene que ser ahora porque no quiero pensar en cómo puedeterminar el día, - James cogió la mano de la Ravenclaw y sonrió. - Lizzy y yoestamos saliendo.
- ¡Oh, cuánto me alegro! - Lamujer sonrió y los abrazó a ambos. - Y ahora sí que tienes que dejar dellamarme de una vez señora Potter y llamarme solo Ginny, ya eres de la familiaasí que tienes que tutearme.
Lizzy la miró sin saber quédecir y el chico rió.
- Perdónala, está intentandoprocesar que su ídolo es oficialmente su suegra y la está obligando a llamarlapor su nombre de pila.
- ¡Cállate! - Le dio en elhombro y lo fulminó con la mirada.
- Harry, ¿has oído? - Sumujer se volvió hacia él, que miraba los dos cuerpos en el suelo. Agitó suvarita haciendo que unas cadenas aparecieran. - ¿Harry?
- ¿Lo habéis hecho vosotros?
- Más bien ella. - Su hijoseñaló a Lizzy con la cabeza. - Y en menos de diez segundos, el tiempo depronunciar los hechizos.
- Lo estaban torturando, recibióun cruciatus que venía hacia mí, sepuso delante para que no me diera. - Se apresuró a añadir ella. - Tenía quehacer algo, no podía permitirlo.
- Vaya, es impresionante. -El hombre miró a la chica, impresionado, que se sonrojó sin poder evitarlo. -¿Has pensado en ser auror cuando termines Hogwarts, Lizzy?
- No, quiero dedicarme a lapolítica internacional, señor Potter.
- Harry. - La corrigió él. -Insisto, a partir de ahora tienes que llamarme solo Harry y es una pena. Sialguna vez cambias de opinión, avísame, tienes madera.
- ¿Sabéis dónde están losdemás?
- No. - James apretó loslabios. - Estábamos estudiando en los jardines cuando llegaron, enviamos un parde patronus y entramos. Espero que esténtodos bien.
- Han venido todos losaurores del departamento con nosotros, tus tíos y también Victoire y Louis. -Harry asintió lentamente. - ¿Queréis luchar o preferís que os mandemos a casa?
- Luchar. - Respondieron losdos al mismo tiempo.
- Bien, pues seguidnos.
- Oh, una última cosa,señora
Ginny, - Lizzy sonrió de forma nerviosa. - ¿podrías evitar comentar queestoy saliendo con James delante de mi madre? Todavía no tienen ni idea yquiero decírselo personalmente.
La pelirroja asintió con unasonrisa y comenzó a correr detrás de su marido. El Gryffindor frunció el ceño.
- Creía que le caía bien.
- Y le caes bien.
- ¿Entonces?
- Jamie, eres el hijo "malo"de los Potter, la mayoría de las veces que me han castigado o que me he saltadolas clases has estado implicado. - La morena suspiró y negó con la cabeza antesde tirar de su mano.- De todas formas, no es el momento ni el lugar paradiscutir.
El chico finalmente asintió,con resignación, y los dos empezaron a correr detrás de los dos adultos. Teníanque acabar con aquello cuanto antes.
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¡Y por fin llegan los refuerzos! Cada vez está más cerca el final, ¿cómo terminará esto?
Espero que os haya gustado y, ya sabéis, dejad vuestros comentarios.
Solo os digo que os preparéis para el capítulo del viernes ;)
Muchos besos,
María :)
Sabían que Travers yLestrange estaban en el Gran Comedor y, con ellos, Molly y Albus. Habían vistoa James y Lizzy juntos en una de las entradas de los jardines, a Fred y Roxanneen la tercera planta, a Lily, Hugo y Lorcan cerca de la Torre de Gryffindor y aLucy vagando por la planta baja, sola. Poco a poco los aurores, profesores -que acababan de regresar - y adultos de la familia se habían ido repartiendopor todo el castillo, mermando las fuerzas de los asaltantes. Los cuatro teníanun plan, sabía hacia dónde debían ir y no dudaron ni un segundo. Teddy yVictoire iban delante, Rose y Scorpius detrás. Derribaban a todos los quepodían sin detenerse; ayudaban a los alumnos que peleaban, pero no paraban.
- ¡Lucy!
Rose se detuvo al escucharaquella voz. Theo corría hacia su novia, que luchaba contra una chica de entre25 y 30 años. Lanzó un petrificustotallus que golpeó su espalda antes de abrazarla.
- Te dije que te quedaras enaquel armario.
- ¿De verdad creías que ibaa quedarme ahí mientras mi familia luchaba?
- Lo esperaba. - Confesó él.
- ¡Theo! - Scorpius seacercó corriendo a su primo. - Menos mal que estás bien, temía que os hubieranhecho algo, que hubieran intentado que os unierais a ellos.
- Tranquilo, mi hermana yJohn están a un par de pasillos de distancia junto a otros Slytherin.
- Rose, ¿dónde están losdemás?
- Tu hermana y Albus en elGran Comedor, los han capturado, vamos a ir a por ellos. - Contestó lapelirroja mientras Teddy y Victoire aprovechaban para enviar unos patronus.
- Iré con vosotros.
- Y yo. - Nott asintió. -Vamos, debemos darnos prisa.
Los seis empezaron a correrhacia el comedor. Rose cada vez estaba más nerviosa, sentía la adrenalinacorriendo por sus venas y era consciente de que solo eso evitaba que cundierael pánico en ella. Los pasillos eran demasiado largos y demasiado cortos al mismotiempo, quería llegar y salvar a su familia, pero al mismo tiempo sabía quepodía encontrarse con algo desagradable y eso la aterraba. Aún así, se obligó aseguir a Lucy hacia delante hasta que se encontraron frente a la enorme puertade madera cerrada.
- Hemos avisado a los demás,supongo que no tardarán en llegar, pero no podemos perder más tiempo. - Teddyapretó los labios. Albus era como su hermano pequeño y no iba a dejarlo enmanos de aquellos mortífagos ni un segundo más. - Yo iré delante, estaré almando junto a Vic, no os arriesguéis demasiado, vuestra misión será liberar alos cautivos mientras nosotros los entretenemos. Si necesitamos ayuda, lapediremos así que nada de heroicidades, ¿entendido?
- Sí, capitán. - RespondióLucy con ironía, poniendo los ojos en blanco y Theo, a su lado, no pudo evitarsonreír.
- A la de tres. - Victoiretomó aire al decir aquello. - Una, dos
¡tres!
Las puertas salieron volandoy los seis entraron a la habitación. Trevers y Lestrange habían quitado todaslas mesas y estaban sentados en el centro, en la silla del director y unaréplica de esta. En la pared del fondo, colgados de las muñecas, estaban Mollyy Albus. Los chicos, que tenían la boca tapada, empezaron a emitir ruidos y amoverse de forma frenética al verlos mientras los dos mortífagos se levantaban.
- Vaya, veo que cuatrochicos vienen de forma voluntaria, quizás creen que pueden vencernos, ¿tú quéopinas, Rabastan?
- Que va a ser más fácil delo que creía conseguir a todos los niños de esa familia. - Contestó quitándosela máscara y mirándolos de forma divertida. - Y por lo que veo, no vienensolos; Malfoy, Nott, ¿sería demasiado bonito pensar que habéis vuelto alsendero correcto?
- No os lo creéis nivosotros. - La voz de Teddy sonó firme. - Hemos venido a por nuestra familia,no os saldréis con la vuestra, el colegio está lleno de aurores y prontovolveréis al lugar del que jamás deberíais haber salido.
- Oh, por supuesto, Azkaban,aunque era más divertida cuando los dementores estaban allí, recordándoteconstantemente todo lo que habías hecho, ahora tienes demasiado tiempo parapensar. - Travers lanzó una carcajada que heló la sangre a todos los presentes.- Y mirad lo que pasa cuando se piensa demasiado, se logran planes gloriosos.
- Pagaréis la traición devuestros padres, todos vosotros, vengaremos por fin al Señor Tenebroso.
- Eso habrá que verlo.
Teddy y Victoireintercambiaron una rápida mirada y empezaron a lanzar hechizos. Lestrange sebatía contra él y Travers contra ella, aunque pronto fue evidente que amboseran mucho más poderosos que ellos. Los otros cuatro se dirigieron hacia lapared del fondo, como habían acordado, para liberar a los otros dos. Los dosmayores intentaban entretener a los mortífagos, pero estos ya se habían dadocuenta de sus intenciones. La rubia gritó al notar cómo un hechizo le daba enel brazo provocándole una quemadura que la obligó a soltar la varita.
- ¡Vic!
Rose corrió hacia su primacon la varita en alto, seguida por Scorpius. Travers sonrió y, con un simplemovimiento de varita, ató a Theo y Lucy, que cayeron al suelo. Lestrangederribó a Teddy con una cruciatusantes de atraparlo también. Victoire buscaba su varita de forma desesperada,pero antes de que pudiera alcanzarla, unas cuerdas la apresaron. Rose yScorpius eran los únicos que quedaban de pie y, por las sonrisas en los rostrosde los mortífagos, supieron que eso no era una casualidad.
- Vaya, vaya, un Malfoy yuna Weasley juntos, ¿quién iba a decirlo? - Lestrange negó con la cabeza. - Miquerida cuñada Bellatrix debe estar retorciéndose en su tumba al saber que susobrino-nieto es un vulgar traidor a la sangre. Los Malfoy antes eráis unabuena familia, caísteis en desgracia por culpa del cobarde de tu abuelo y latraidora de Narcissa, pero siempre fuisteis una familia influyente de sangrepura, al fin y al cabo.
- Pero el pequeño Scorpiusha decidido salir con una mestiza, la hija de una vulgar sangre sucia.
- ¡Ni se te ocurra volver allamar eso a mi madre! - Se apresuró a decir Rose, levantando su varita deforma amenazante.
- Pero es lo que es, niña,una sangre sucia y tu padre y el resto de tu familia son solo unos traidores ala sangre, siempre lo han sido, nunca ha existido una familia más indigna quelos Weasley, una familia orgullosa de matrimonios e hijos abominables, quesiempre ha defendido a los muggles. - Lestrange escupió al suelo. - Por suerteeso ahora va a cambiar, vais a pagar muy caras las acciones de vuestrosantepasados.
- Pronto vendrán a porvosotros, no os saldréis con la vuestra. - Intervino Scorpius.
- Oh, pero pequeño Malfoy,no vamos a matarla nosotros, eso te lo dejaremos a ti, quizás así puedaslimpiar tu manchado apellido.
- ¡Si creéis que voy ahacerle daño a Rose estáis muy equivocados!
- Será su vida o la tuya,estamos seguros de que elegirás sabiamente. - Rabastan señaló con la varita ala pelirroja. - Imperius.
Rose intentó resistirse contodas sus fuerzas, quiso ser más fuerte que él, que aquella maldición, perodolía demasiado. Una parte dentro de ella solo quería dejar de resistir,doblegarse ante ese enorme poder. "Atácalo". Una susurrante y seductora voz secoló en su mente. "Acaba con él, mátalo". Miró a Scorpius y lo apuntó con suvarita sin dudarlo aunque una parte dentro de ella sabía que aquello estabamal, algo le decía que no debía atacar al chico.
- Rose, por favor. - Lepidió él.
"Ignóralo, tienes que acabarcon él". Otra vez aquella voz contra la que no podía luchar.
- No lo hagas. - Insistió elrubio. - Tú me quieres y yo te quiero, tienes que recordarlo, tienes que lucharcontra esto.
Rose sabía que decía laverdad, que ellos se querían y que debía vencer la maldición, pero no podíahacerlo, dolía demasiado. Cada vez que intentaba resistirse sentía mil agujasclavándose por su cuerpo y su mente le pedía que dejara de intentarlo. Loapuntó y lanzó un hechizo del que él consiguió protegerse. Por suerte laconocía bien y era capaz de anticiparse a sus movimientos, aunque sabía quecuando Lestrange se diera cuenta de eso, le ordenaría con qué hechizos ymaldiciones debía atacarlo. Necesitaba romper el Imperius antes de que eso sucediera.
- Por favor, tienes queescucharme, tú no haces esto porque quieres. - Tuvo que volver a protegerse. -Rose, no voy a luchar contra ti, no quiero hacerlo, no quiero hacerte daño, porfavor, sé que estás ahí dentro, tienes que luchar contra la maldición, yoconfío en ti, todos lo hacemos.
Rose cerró los ojos y bajóla varita. "No lo escuches, sigue atacando". No quería seguir haciéndole caso,no podía, quería a Scorpius, lo sabía, ¿por qué tenía que matarlo? No queríahacerlo. Empezó a temblar, luchando contra la maldición con todas sus fuerzas yse llevó las manos a la cabeza antes de caer de rodillas.
- Rose
- El Slytherin seacercó a ella lentamente.
- Duele mucho. - Murmuróella, dejando caer su varita. Apretó los ojos y apretó más sobre su frente,tratando de aclarar sus ideas.
Rabastan giró un poco lamuñeca, haciendo que el hechizo fuera más fuerte y Rose gritó. "Ahora, mátalo.Utiliza la tercera, un Avada kedavray todo habrá terminado". Algo se encendió en su mente con aquella promesa. Unsimple movimiento de varita y aquel dolor cesaría. La buscó casi sin darsecuenta, pero él agarró su brazo.
- Rose, mírame, por favor,mírame. - Le suplicó. - Sé que estás ahí, que me estás escuchando. Eres unacabezota y sé que puedes vencerlo.
Justo entonces, Harry,Ginny, James y Lizzy llegaron a la puerta. Los Potter abrieron muchísimo losojos al ver la escena y la Ravenclaw contuvo la respiración durante unosinstantes, sin entender qué pasaba, ¿qué sucedía entre Rose y Scorpius? Quisoentrar, pero Harry la detuvo.
- Están utilizando lamaldición imperius. - Le explicó,cogiéndola del brazo.
- Pero
- Rose tiene que resistirse,nosotros no podemos hacer nada ahora mismo, es muy arriesgado, podríanutilizarla contra nosotros, contra los demás. - El hombre negó con la cabeza.
- La conoces tan bien comoyo, sabes que lo logrará. - James rodeó sus hombros con uno de sus brazos. -Confía en ella.
Lizzy asintió lentamente yfijó su vista de nuevo en la lucha, parecía que nadie se había dado cuenta desu presencia. Scorpius acariciaba el pelo de Rose, que negaba con la cabeza. Lachica apretaba la varita con fuerza, pero su mano temblaba, era obvio queestaba luchando contra las órdenes que estaba recibiendo.
- No puedo
- Claro que sí. - El rubioinsistió. - Vamos, puedes con esto.
Poco a poco más miembros dela familia y aurores fueron llegando, pero Harry los detenía a todos. No podíanhacer nada, aquella batalla tenían que librarla ellos dos solos.
- Me duele mucho, Scorp. -La pelirroja apretó los puños, clavándose las uñas. Luchaba contra la voz quele decía que realizara la maldición asesina con todas sus fuerzas, pero parecíainútil. Era demasiado poderosa. - No puedo hacerlo.
- Rose, pase lo que pase,tienes que saber que te quiero. - Estaba a punto de rendirse, resignándose amorir a manos de ella, pero entonces abrió los ojos y supo que algo habíacambiado, que el efecto de la maldición se le estaba pasando. No se lo pensódos veces y la besó. Ella tardó, pero finalmente le correspondió y cuando sesepararon sonrió. - Eres tú, ¿verdad?
- Sí. - Rose asintiólevemente. Ya no dolía, ni escuchaba aquella voz. Estaba libre de la maldición,había logrado vencerla. - Lo he conseguido gracias a ti.
- Te quiero.
- Y yo, muchísimo. - Volvióa besarlo sin importarle nada más.
- Conmovedor. - Travers pusolos ojos en blanco. - Una lástima que no os haya servido de nada.
- ¡Desmaius!
- ¡Expelliarmus!
Los hechizos de Lizzy yJames fueron increíblemente certeros y atrajeron las miradas de todos lospresentes. Aprovechando la confusión momentánea, Harry petrificó a Lestrange ysus aurores se apresuraron a entrar al Gran Comedor para apresar a amboshombres y soltar a los cautivos. Por fin todo había terminado.
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¡Feliz viernes a todos!
¡Por fin han conseguido detenerlos! Espero que os haya gustado, es uno de mis capítulos preferidos y eso que lo pasé bastante mal escribiéndolo. Qué angustia, pobres Rose y Scorpius... pero al final el amor pudo más :3
Solo tres capítulos chicos (dos capítulos propiamente dicho y el epílogo). El viernes que viene podréis conocer también a la cuarta generación :)
Muchos besos y espero vuestros comentarios,
María :)
Rose y Scorpius no se habíanmovido todavía de su sitio. Se miraban el uno al otro, sonrientes, y dejabanque los demás se ocuparan del resto, sabían que ya nadie corría peligro, quetodos estaban bien. Él la besó y ella se dejó hacer, sonriendo en medio delbeso. Continuaron hasta que una voz los interrumpió. Un grito furioso.
- ¡Apártate de mi hijainmediatamente, Malfoy!
Ron acababa de llegar juntoa Hermione, Hugo, Lorcan y Lily y apuntaba al chico con su varita.
- ¡Ni se te ocurra atacar ami hijo, Weasley! - Gritó Draco Malfoy entrando al comedor con Astoria, tambiéncon la varita alzada. - ¡Y tú Scorpius, aléjate de la chica!
Los dos se miraron,sorprendidos, sin saber muy bien qué hacer.
- Creo que ha llegado elmomento. - Murmuró el chico.
- No más secretos. - AñadióRose.
Los dos se pusieron de pielentamente y se cogieron de las manos. Se miraron a los ojos antes de hablar almismo tiempo.
- Tenemos algo que contaros.
- No, por favor, Rosie, no.- Ron negó con la cabeza y palideció. Aquello debía ser solo una pesadilla, supequeña no podía estar saliendo con el hijo de Draco Malfoy. Miró a su mujer,que se limitó a encogerse de hombros. - ¿Tú lo sabías? ¡Hermione!
- Rose tiene 17 años, esmayor de edad y muy responsable, confía un poco en ella.
- Scorpius esto debe sersimplemente una broma de mal gusto, ¿verdad? - Draco apretó los labios. ¿Porqué de entre todas las chicas de Hogwarts su hijo tenía que enamorarse de lahija de Ron Weasley y Hermione Granger? Astoria a duras penas contenía la risay él maldijo por lo bajo. - Creo que aquí todo el mundo lo sabía menos nosotrosdos, ¿verdad Tori?
- Si no hubierais sido asícon ellos, no habrían tenido que ocultároslo. - Astoria se encogió de hombros.- A mí Rose me parece una chica encantadora y no hay más que verlos para saber quese quieren.
Los dos hombres negaron conla cabeza y trataron de asimilarlo todo mientras sus esposas empezaban acharlar y sus hijos guardaban silencio, sin saber muy bien qué hacer. Aunqueesa relativa calma no duró mucho.
- ¡Esto es una locura, creíaque dijiste que había sido solo un error! - Ron se acercó a su hija, hecho unafuria - ¿Desde cuándo sucede esto?
- Llevamos saliendo en seriodesde enero, pero las cosas entre nosotros empezaron a suceder antes. Fueinútil luchar contra ello.
- ¿Cómo has podido hacermeesto?
- Papá, no sabes lo mal quelo he estado pasando yo, temía muchísimo este momento, mamá lo sabe, se lodije, y los primos también, incluso tuve que chantajear a algunos para que note lo dijeran. - La pelirroja tomó aire antes de seguir. - Lo he estadopensando mucho y le quiero, papá, estoy enamorada de él, te guste o no. Voy aseguir con Scorpius.
- Y lo mismo digo yo. - Seapresuró a añadir el chico antes de que su padre pudiera abrir la boca. - Papá,me da igual lo que digas de los Weasley, quiero a Rose por encima de todas lascosas y me da igual lo que pienses. Vamos a seguir juntos.
Los dos adultos cruzaron susmiradas. Parecía que estaban decididos a seguir con aquello sin importarle lasconsecuencias. Debían haberlo meditado durante mucho tiempo, lo cual no era deextrañar si llevaban tanto tiempo viéndose. Hugo, que estaba viendo la escenadesde lejos, decidió que había llegado el momento de salvar a su hermana.
- Papá, ya que estamos deconfesiones, hay algo que me gustaría decirte.
- Hugo, no es el momento. -Refunfuñó él. - Tu hermana está en un buen lío, seguro que puede esperar.
- Soy gay.
- ¿Qué? - Se giró para mirara su hijo rápidamente, sorprendido. - Pero, ¿desde cuándo? ¿Por qué no nos lohabías dicho antes?
- Si vienes conmigo, te locontaré todo.
El chico cogió a su padredel brazo y lo alejo de su hermana, que tenía la boca completamente abiertadebido a la confesión
- Cuando te vi en aquelpasillo creí que iba a darme algo. - Murmuró Theo en el oído de Lucy. Estabanlos dos sentados, apoyados en una pared. Él la rodeaba con sus brazos y ella teníael rostro enterrado en su pecho, como si solo existieran los dos en aquellahabitación y Percy no los estuviera fulminando con la mirada. - Eres muyvaliente.
- No tanto, soy más bienleal. - Contestó ella con una sonrisa. Levantó un poco la mirada y se mordió ellabio antes de preguntar. - ¿Hablabas en serio?
- ¿Al decir que te quería? -El chico se sonrojó levemente. - Completamente.
- Menos mal porque yotambién. - Ambos comenzaron a reír antes de besarse. - Llevo muchísimo tiempoqueriendo decírtelo, pero no me atrevía.
- A mí me pasaba lo mismo.
Volvieron a besarse una yotra vez hasta que una voz femenina los interrumpió.
- ¿Theo?
- ¿Mamá? - El Slytherinabrió mucho los ojos. Delante de él, estaban sus padres. - ¿Papá? ¿Qué hacéisaquí?
- Nos avisó tu tía, hemosvenido en cuanto hemos podido. - Respondió el hombre más mayor, un pocosorprendido. - ¿Quién
?
- Oh, claro, mamá, papá,esta es Lucy Weasley, mi novia. - La presentó, poniéndose de pie. La cogió dela mano y la ayudó a levantarse. - Lucy, estos son mis padres, Daphne yTheodore Nott.
- Encantada de conocerlos. -Dijo con una sonrisa, intentando ocultar su nerviosismo.
- Igualmente. - Daphne lededicó un gesto tranquilizador, aunque el señor Nott arrugó la frente.
- ¿Weasley?
- Sí, papá, Weasley, quizásquieras ir a lamentarte con el tito Draco, debe estar golpeándose la cabezacerca de aquí. - Replicó su hijo con un poco de chulería.
- No, es solo que me hasorprendido un poco, nada más. - Intervino él rápidamente. - Un placer, Lucy.
Los cuatro guardaronsilencio, hasta que Draco se acercó a ellos y abrazó a Theo por los hombros,rompiendo la tensión del momento.
- Amigo, creo que necesitasuna copa tanto como yo.
- ¡Albus! ¡Albus!
El chico se giró. Habríareconocido aquella voz en cualquier parte y sintió un gran alivio al saber queestaba a salvo. Frente a él, a apenas unos metros de distancia, estabaCaroline, mirándolo con preocupación y temblando levemente.
- Caro
- Gracias a Dios que estásbien.
No dijo nada más. Se limitóa salir corriendo hacia él, rodear su cuello con sus brazos y besarlo como sino hubiera mañana. Cuando se separaron, ambos empezaron a reír.
- Llevo mucho tiempoesperando esto. - Consiguió decir él. - Por un momento temí que no sucedieranunca.
- Has sido un completoimbécil, pero yo también, así que estamos en paz. - Respondió ella, volviendo abesarlo.
Siguieron besándose sinimportarles quién estaba mirándolos, aunque por suerte para ambos - y tambiénpara Lily y Lorcan que estaban montando su propio espectáculo -, sus padresestaban muy ocupados hablando con James y Lizzy. Harry no paraba de repetirles,especialmente a ella, que deberían ingresar en la Academia de Aurores en cuantosalieran del colegio y alababa la precisión de sus disparos.
- Necesitamos a más genteasí, pensadlo, de verdad.
- Déjalo papá, solo mealistaré si no me coge ningún equipo, lo cual dudo mucho y Lizzy trabajará parael Ministerio. - James sonrió al decir aquello por decimoquinta vez. - No vas aconvencernos por mucho que insistas.
- Pero
- Nada de peros, papá.
Ginny lanzó una carcajada quese vio interrumpida por un grito de alivio.
- ¡Lizzy!
- ¿Mamá? ¿Papá? - La chicaintercambió una rápida mirada con su novio, quien la tenía cogida de la mano.
- Menos mal que estás bien.- Los dos corrieron hacia ella y la abrazaron. - Por Merlín, que miedo he pasado.
- ¿Qué hacéis aquí? ¿Quiénos ha avisado?
- Respecto a eso, deberíashabernos llamado tú, ¿por qué no lo hiciste? - La reprendió su padre.
- No sois aurores, envié unpatronus a Harry
el señor Potter. - Se corrigió rápidamente. Sus padrestodavía no lo sabían, no podía demostrar tanta cercanía con los Potter. - Perotranquilos, todo está bien.
- Vuestra hija es unaduelista increíble, tiene madera de auror aunque quiera dedicarse a otra cosa.- Los interrumpió el hombre dedicándole una sonrisa a los señores Collins. -¿Has venido a cubrir la noticia, Mary?
- Sí, insistí en venir yo,quería asegurarme de que Lizzy estaba bien, pero tranquilo, escribiré solo loque me digas. No hace falta que la gente se alarme ahora que todo estásolucionado. - Respondió ella, sin dejar de mirar las manos de su hija y elchico. No había que ser muy listo para saber lo que pasaba. - Mentiría sidijera que no lo vi venir, ¿desde cuándo, cielo?
- Unos dos meses. -Respondió ella, consciente de a lo que se refería. - Iba a contároslo al volvera casa.
- Deberías haberlo hechoantes, pero supongo que bienvenido a la familia, James. - La mujer se encogióde hombros y le dedicó una media sonrisa. Al final sus sospechas se habíanconvertido en realidad.
- Más te vale tratarla bien.- David Collins suspiró, resignado. - Y buena suerte contándoselo a tu abuelaCharlotte.
- Oh, creo que le va aencantar. - Respondió Lizzy antes de besar a James en la mejilla y sonreír.
El resto de primos hablabancon sus amigos y familiares, comprobaban que todos estaban bien y trataban derestarle importancia a la situación. Molly estaba sentada con su grupo desiempre, que no paraban de repetirle que contara lo que había sucedido en labiblioteca. Ella lo contó una y otra vez hasta que un carraspeo la interrumpió.Se giró y se encontró con la cálida sonrisa de Will.
- ¿Podemos hablar, Molly?
- Claro. - Ella frunció elceño, pero accedió. - Ahora vuelvo chicas.
Ambos se alejaron un poco yse dejaron caer en una esquina en la que no había nadie. El chico estabanervioso y eso provocó todavía más inquietud en Molly, ¿qué le pasaría?
- ¿Y bien?
- He sido muy injustocontigo. - Dijo sin más. Suspiró y se revolvió un poco el pelo. - No deberíahaberte juzgado así, ni haberte dicho todo aquello, lo siento muchísimo, deverdad y me gustaría que pudieras perdonarme.
- Will, ya sabes lo quesiento por ti.
- Y eso lo hace todavíapeor. - Se mordió el labio. - Eres una chica fantástica, Molly, y no te puedoprometer nada, pero quiero que volvamos a ser amigos, quiero seguir viendo aesa loca capaz de beberse una botella de whisky de fuego sin pestañear, a esaque sería capaz de ponerse a bailar sobre las mesas del Gran Comedor.
- Creía que los prefectosdebíais controlar al resto de alumnos. - Contestó ella tratando de ocultar unasonrisa.
- A ti nadie te puedecontrolar. - Ambos rieron. - ¿Qué te parece mi idea?
- Creo que es un principio,pero como que me llamo Molly Weasley que antes de que terminemos séptimoaceptarás salir conmigo.
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¡Feliz lunes a todos!
Por fin Ron y Draco se han enterado de todo, ¿qué os ha parecido su reacción? Ha sido, desde luego, un capítulo de revelaciones y confesiones. Albus y Caro por fin parecen haber reaccionado :3
Espero que os haya gustado y, ya sabéis, dejad vuestros comentarios. Solo uno más y el epílogo chicos, esto se acaba :(
Muchos besitos,
María :)
Las últimas semanastranscurrieron con normalidad y, antes de que pudieran darse cuenta, ya habíanterminado sus exámenes. En unas horas publicarían los resultados - exceptuandolos de los alumnos de quinto y séptimo, que los recibirían más tarde- y en unosdías volverían a casa. Los de último año preparaban su graduación, entrenervios y tristeza. Hogwarts había sido su hogar durante los últimos sieteaños, era un momento muy emotivo para ellos. James aprovechaba para recorrertodos los rincones del castillo una última vez y para pasar tiempo con Lizzy,consciente de que tendrían que pasar un año separados.
- Nos irá bien, ¿verdad? -Preguntó él, bajando de la rama del árbol en la que había estado sentado yacercándose a ella, que lo miraba con una sonrisa burlona.
- Somos nosotros, podemoscon todo. - Respondió ella, rodeando su cuello con sus brazos y sonriendo. -Podrás venir a verme cuando vaya a Hogsmeade o yo puedo intentar escaparme,allí podemos aparecernos perfectamente.
- Me gusta el plan. - Labesó con una sonrisa. ¡Lo que iba a echarla de menos! Tendrían que aprovecharaquel verano al máximo. Por suerte tanto los padres de uno, como los del otrose lo habían tomado muy bien.
- ¿Me acompañas dentro?Deben estar a punto de publicar las notas. - Le preguntó notando los nervios ensu estómago.
- Seguro que te ha idogenial, no tienes por qué preocuparte. - James puso los ojos en blanco al deciraquello. - A veces puedes ser tan Ravenclaw.
- No me acompañes si noquieres. - Lizzy se soltó y le dio la espalda, con los brazos cruzados,fingiendo estar enfadada. - Puedo apañármelas muy bien sin ti, Potter.
- Anda, vamos, no seastonta. - La abrazó por la espalda y le dio un beso en el cuello. - Te acompaño,así veo también cómo les ha ido a mis hermanos y primos.
Ella finalmente sonrió yjuntos se dirigieron hacia el vestíbulo, donde pudieron ver una granaglomeración de personas. Ya habían publicado los resultados de los exámenes.Lizzy corrió al ver a sus amigas pegadas a la pared, mirando el papel con lascalificaciones y, entre empujones, consiguió llegar.
- ¿Cómo ha ido? - Preguntó,tratando de hacerse oír por encima de la multitud.
- ¡Míralo tú misma! -Respondió Rose con una sonrisa mientras abrazaba a Scorpius.
La morena buscó su nombre ytuvo que contener un grito: cinco Extraordinarios y tres Supera lasexpectativas. Empezó a saltar y dejó que Martha - cuyas notas también eran muybuenas - la abrazara. Todos reían y sefelicitaban unos a otros, especialmente a Rose y Scorpius, que habían logrado,entre los dos, trece Extraordinarios, tres Supera las expectativas y unAceptable - Adivinación le jugó una mala pasada a Rose -. Albus cogió a Caro yle dio un par de vueltas en el aire al ver las buenas notas de ambos.
- ¡Dejadme pasar! - Molly seabría paso a codazos, ansiosa por saber sus notas. Cuando llegó y se localizó,empezó a gritar y bailar. - ¡No he suspendido nada!
- Enhorabuena, Molly. - Willle dedicó una cálida sonrisa. - Sabía que lo lograrías.
La Gryffindor, sin pensarlo,se lanzó a sus brazos y lo besó, sorprendiéndose hasta a sí misma. Cuando sesepararon, Wood se dio cuenta de que la había agarrado de la cintura y sesonrojó. Un cosquilleo se extendía por todo su cuerpo y no quería que ella sealejase.
- Podemos hacer como si estono hubiera pasado
- Susurró la chica, a escasos centímetros de él y sinapartar la vista de sus labios.
- Ya veremos, Mols. - Ambossonrieron. - Ya veremos.
- ¡No puede ser! - Lilylanzó un grito de frustración, alejándose del tablón en el que estaban colgadaslas notas de cuarto.
- Lils, tranquila, no pasanada. - Hugo salió detrás de ella, acompañado de Lucy.
- Claro, eso lo decís porquevuestras notas son buenísimas. - Se quejó la pelirroja.
- He sacado tres Aceptables,no son tan buenas. - Murmuró el chico.
- Y yo solo dosExtraordinarios. - Añadió Lucy.
- ¿Qué ocurre? - James seacercó a su hermanita, que cada vez estaba más roja. La abrazó, intentando quese tranquilizara, y acarició un poco su pelo.
- He suspendido Historia dela Magia. - Contestó finalmente la chica.
- ¿Y estás así solo por eso?- El chico lanzó una carcajada y ella se separó de manera brusca.
- ¡James!
- Es la verdad, ¿quién no hasuspendido alguna vez Historia de la Magia? Yo la suspendí en tercero y cuartoy me la quité de encima en cuanto pude.
- ¿En serio?
- Claro, no te preocupes, nopasa nada, ya lo harás mejor el año que viene. - La animó él. - Aunque eso tepasa por haber estado tan distraída este año, deberías olvidarte de los chicoshasta que termines Hogwarts o, mejor incluso, hasta que decidas lo que quiereshacer y empieces a trabajar.
- Buen intento, Potter, perocreo que no cuela. - Lorcan apareció detrás de él y enarcó una ceja. - Lily, nopasa nada, tranquila, si quieres este verano te ayudaré.
- Eres el mejor. - Lapelirroja lo besó y su hermano se cruzó de brazos y los fulminó con la mirada.
- No los mires así y ven afelicitarme, anda. - Lizzy se subió a su espalda de un salto y James relajó elgesto mientras la cogía bien. La chica se acercó a su oído para que solo élpudiera escucharla. - ¿Por qué no vienes conmigo y me ayudas a elegir la ropapara tu graduación? Ya sé cómo colarte en mi dormitorio.
- Me parece un buen plan.
El día de la graduaciónllegó. Las familias y amigos de los alumnos de séptimo llenaban el GranComedor, donde la directora y los jefes de las cuatro casas ya estabanpreparados para la ceremonia. Todos los alumnos estaban sentados en lasprimeras filas de sillas, impacientes. Bueno, todos menos uno.
- ¿Cómo puedes estarllegando tarde a tu propia graduación? - Le preguntó Lizzy mientras James yella corrían por las escaleras.
- Es que me distraes, no hasido mi culpa, ese vestido te queda demasiado bien. - Trató de excusarse él.
- Tú te distraes concualquier cosa. - Replicó la Ravenclaw. - Seguro que has empezado a preparartecon el tiempo justo, te conozco.
- Bueno, sí, pero lo teníatodo controlado hasta que te he visto aparecer, ¿cómo se te ha ocurrido colarteen el baño?
- Oh, venga ya, deja de serdramático. - Lizzy puso los ojos en blanco, pero no pudo evitar sonrojarse unpoco. A lo mejor sí que tenía algo de culpa. - De todas formas, ya me habíasvisto así vestida, no sé por qué has reaccionado así.
James le dedicó una mediasonrisa y volvió a mirarla detenidamente. Llevaba un vestido negro con laespalda descubierta que le llegaba bastante por encima de la rodilla, aunque conun escote discreto; la parte de arriba era de gasa y caía suelta, pero la faldaera muy ceñida. Llevaba los tacones en la mano, para poder ir más rápido, y elpelo suelto adornado con una felpa con una pequeña flor.
- Es que estás increíble, nohe podido resistirme, pero no estabas quejándote precisamente cuando
- Anda, vamos o McGonagallno te dejará entrar. - Lo cortó, notando la cara completamente roja. Tiró de ély aceleró el paso. Les quedaba muy poco para llegar. - Además, estoy segura deque tus padres quieren fotos que atestigüen que terminaste séptimo.
- Y con lo guapo que estoy,no puedo quedarme encerrado. - Añadió el chico, riendo.
- Por supuesto, Jamie. -Puso los ojos en blanco, pero no se detuvo. Ya veía la puerta del Gran Comedor.Se detuvo solo cuando llegaron a la puerta, para ponerse los tacones y darle unúltimo beso. - Disfruta del momento, cielo.
- Gracias, Lizz.
Abrieron la puerta yentraron justo cuando la directora estaba empezando a hablar.
- Lamentamos la tardanza. -Dijo James sonriendo. Se dirigió hacia su silla mientras Lizzy se sentaba en elasiento que Rose le había reservado.
- Bien, como iba diciendoantes de que el señor Potter y la señorita Collins me interrumpieran, - Siguiódiciendo la directora. - estamos aquí para despedir a una nueva promoción dealumnos, aquellos niños que entraron hace siete años, aquel 1 de septiembre de2016 no tienen nada que ver con los que están ahora aquí. En este tiempo hanaprendido muchísimas cosas, se han probado a sí mismos, han descubierto laamistad y, alguno que otro, el amor. Me gustaría felicitarlos a todospersonalmente, especialmente por defender el colegio hace unas semanas. Esosincidentes nos recuerdan que el mal siempre está presente y que no debemosdejarnos persuadir por él. Muchos jóvenes y no tan jóvenes se dejaron seducirpor dos mortífagos, lo que nos recuerda la fragilidad de la paz, del mundo quehemos creado. Quiero que os convirtáis en magos y brujas de provecho y quelogréis todos vuestros sueños. - La mujer sonrió. - Y ahora, os iremos llamandopara que podáis recoger vuestros diplomas.
Todos aplaudieron mientraslos jefes de cada casa iban llamando a sus respectivos alumnos por ordenalfabético y estos se iban acercando al frente: Jordan, McLaggen, Annabeth,James - que dio un salto y elevó los brazos antes de preguntarle a McGonagallsi iba a echarlo mucho de menos -, los gemelos Scamander
fueron subiendo uno auno hasta que llegó el turno del último alumno. Fred Weasley se acercólentamente con una sonrisa que hizo que su padre enarcara ambas cejas. ¿Quéestaba tramando?
- Enhorabuena, Fred. - DijoNeville entregándole su diploma.
- Muchas gracias, ¿podríadecir unas palabras?
- No es lo
- ¡Damas y caballeros! -Exclamó, ignorando las palabras de su profesor. James se levantó y se colocójunto a él. - Después de todos estos años entreteniéndoos, rompiendo las reglasdel colegio y, en definitiva, siendo geniales, no podíamos irnos así como así.
- Así que hemos preparadoalgo muy especial que, esperamos os guste. - Terminó de decir el mayor de losPotter.
Antes de que alguien pudieraprotestar, cuatro cohetes salieron de las esquinas del comedor y una músicaempezó a sonar. Cada uno tenía el color de una casa y, una vez en el aire, setransformaron en los animales que las representaban: el tejón de Hufflepuff, laserpiente de Slytherin, el águila de Ravenclaw y el león de Gryffindor. Loscuatro empezaron a correr por toda la sala en una coreografía perfectamenteensayada acompañados de rayos y chispas que salían de todas partes. Todos losmiraban sorprendidos, era increíble que aquellos dos bromistas hubieran hechoaquello. Poco a poco, las figuras volvieron a transformarse y ahorarepresentaban a los cuatro fundadores que siguieron danzando por el aire hastaque la música cambió y las cuatro figuras se fusionaron en una gran bola que sefue transformando en el castillo. Dos pequeñas personas subidas en escobasaparecieron y atravesaron la puerta, haciendo que la figura representaradistintas partes del colegio, hasta que ambas entraron en el gran comedor ytodo estalló en fuegos artificiales. "Losseñores Fred Weasley y James Potter les desean unas buenas vacaciones y lomejor para el futuro".
- ¡Muchas gracias a todos! -Los dos primos hicieron una reverencia mientras la multitud estallaba envítores.
- ¡Ese es mi hijo! - ExclamóGeorge.
- ¡Esa es, Jamie! - Lizzysilbó y se puso de pie.
Los dos chicos se abrazarony ni siquiera Minerva McGonagall pudo evitar sonreír. Esos dos tenían que darguerra hasta el último día pero, a pesar de todo, los echaría mucho de menos.
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¡Pero que poquito queda ya!
Este es el último capítulo, ya solo queda el epílogo que, espero, os guste :) La verdad es que me da muchísima pena que esta historia termine pero, una historia vieja debe dar paso a una nueva, que también comenzaré a publicar el viernes.
Espero vuestros comentarios y, de verdad, muchas gracias por vuestro apoyo.
Muchos besos,
María :)
Cincoaños después
- ¿Por qué siempre me hacesllegar tarde a todas partes? ¡No vamos a llegar a tiempo a la boda de tu prima!
James sonrió mirándose en elespejo y mirándola también a ella. Lizzy estaba cruzada de brazos, con el ceñofruncido justo detrás de él. Llevaba un precioso vestido largo azul oscuro, conel busto arrugado y la falda suelta y el pelo recogido en un elegante moño. Sabíaque no estaba enfadada, la conocía demasiado bien como para que pudieraengañarlo, aunque era evidente que estaba molesta por la tardanza.
- Relájate, Elizabeth, laboda es el jardín y todavía quedan diez minutos. - Contestó. - Tenemos tiempode sobra.
- Anda, deja que te ayudecon la corbata.
Se acercó a él y cogió lacorbata del mismo color que su vestido. La colocó alrededor del cuello delchico y empezó a hacer el nudo. Siempre le había gustado hacerlos como losmuggles, creía que quedaban más bonitos, aunque era bastante más difícil que dela forma mágica.
- No sé cómo llegas a tiempoa los partidos
- Tengo que hacerlo, noquiero que me echen. - Respondió él. Era el buscador oficial del PuddlemereUnited desde el año anterior y reserva desde que salió de Hogwarts. - De todasformas, eres una exagerada.
- Me hiciste llegar tarde ami graduación. - Replicó ella, enarcando una ceja. Ya había terminado con elnudo y tenía las manos apoyadas en sus hombros.
- Nunca se te va a olvidar,¿verdad?
- McGonagall se rió de mí. -Carraspeó un poco antes de imitar a la anciana profesora. - "Señorita Collins,veo que termina usted Hogwarts igual que lo empezó: tarde y de la mano delseñor Potter".
- Era nuestra fan númerouno, lo sabes tan bien como yo. - Contestó James riendo antes de acercarla a ély besarla.
- Eres incorregible, Potter.
- Y sigo completamenteenamorado de ti, Collins.
Justo cuando iban a unir suslabios otra vez, unos fuertes golpes los sobresaltaron.
- ¡Señora Potter, deseprisa!
Lizzy maldijo por lo bajo yse dirigió hacia la puerta mientras James a duras penas lograba contener larisa. La morena abrió la puerta y se apoyó en el marco antes de empezar ahablar.
- A ver, chicas, lo primero,esa broma no tenía gracia cuando empezamos a salir y sigue sin tenerla ahoraque vivimos juntos; - Rose y Caroline estallaron en carcajadas y ella lasfulminó con la mirada. - lo segundo, la culpa es de James y, lo tercero, si noscasamos
- Dirás cuando nos casemos.- La interrumpió el chico saliendo también del dormitorio.
- ¿Tú ves algún anillo aquí,Jamie? - Replicó ella enseñándole las dos manos. Él negó con la cabeza y lachica sonrió. - Lo tercero es que si nos casamos, conservaré mi apellido.
- ¿No quieres ser unaPotter?
- Soy una mujer fuerte eindependiente, bienvenido al siglo XXI.
- Creo que mentiríamos sidijéramos que no lo habíamos visto venir. - Comentó Scorpius, tratando de noreír.
- Chicos, no es por nada,pero si no nos vamos ya, llegaremos todos tarde. - Albus salió del dormitorio terminandode colocarse la corbata. Apoyó su mano en la cintura de Caro, que llevaba unprecioso vestido largo rosa de tirantes. - Y yo no pienso enfrentarme a lafuria de Dominique.
- Pues no llegues el últimoentonces.
Ambos hermanos se mirarondurante unos segundos y, de repente, Albus cogió a Caro en brazos y echó acorrer.
- ¡Vamos, súbete!
Lizzy rió mientras seimpulsaba para subirse a la espalda de James, que la agarró antes de seguir asu hermano. Scorpius y Rose se miraron el uno al otro sin saber si reír ollorar. Aquellos dos nunca cambiarían.
- Deberíamos bajar nosotrostambién. - Dijo la chica. Scorpius la miraba embobado, estaba realmenteguapísima con ese vestido verde esmeralda y aquel recogido. Al ver que nocontestaba, sonrió y enarcó una ceja. - ¿Scor?
- Espera un momento. - Lacogió de las manos y la miró a los ojos. Estaba nervioso, pero sabía que era ladecisión correcta. - Me gustaría decirte algo.
- ¿No puede esperar? Vamos allegar tarde y no creo que a Dominique le haga mucha gracia que interrumpamosla boda.
- Es muy importante, Rose.
- Vale, pues dime. - Seencogió de hombros. ¿Qué querría? El corazón le latía muy rápido y se estabaponiendo nerviosa.
- Llevamos ya un tiemposaliendo, no ha sido fácil, pero hemos conseguido seguir adelante yconvencerlos a todos de que nuestro amor es más fuerte que el pasado así que,Rose Jean Weasley, - Se puso de rodillas y sacó una pequeña cajita de subolsillo ante la asombrada mirada de la chica. La abrió para que pudiera ver unprecioso anillo con una esmeralda en el centro. - ¿quieres casarte conmigo? Séque somos jóvenes, pero quiero pasar el resto de mis días a tu lado, así que,¿me harías el honor de ser mi esposa?
- Scorpius
- Lo miró conlos ojos empañados. Estaba loco, completamente loco, pero, por suerte, ellatambién. Sonrió y comenzó a asentir con la cabeza. - Sí, me casaré contigo, sí,sí, sí.
Deslizó el anillo en su dedoantes de levantarse y besarla.
- Te quiero.
- Y yo. - Rose sonrió.
- ¿Bajamos ya? Vamos allegar tardísimo.
- Tranquilo, es por un buenmotivo. - El rubio sonrió y volvió a besarla.
Los dos se cogieron de lamano y bajaron las escaleras. Todo el mundo estaba ya en el jardín, solofaltaban la novia y las damas de honor.
- ¡Creíamos que ya no llegabais!
La voz de Victoire hizo quela pelirroja se volviera. Su prima les miraba con una sonrisa burlona y ellanegó con la cabeza.
- ¿No deberías sentarte?
- Soy dama de honor, tengomucho que hacer. - Contestó ella, acariciando su abultado vientre con la mano.- Un bebé no va a impedir que disfrute de la boda de mi hermana.
- ¿Cómo está?
- Atacada de los nervios,mucho más de lo que yo estuve en su momento, pero, siendo sinceros, ¿alguiencreía que veríamos este día? - La rubia lanzó una carcajada. - Mi madre creíaque nunca sentaría la cabeza.
- Nosotros vamos asentarnos, no queremos perdernos la entrada. - Scorpius sonrió. - ¿Vamos, Rose?
- Dame un minuto, mira a versi Lizzy o Albus nos han guardado sitio.
El rubio asintió antes desalir y la pelirroja miró a su prima con una sonrisa antes de enseñarle lamano.
- No. - Vic abrió mucho laboca.
- Sí. - Rose empezó a reír.- ¡Me caso!
- ¡Cuánto me alegro! -Abrazó a su prima con fuerza.
- No se lo digas a nadie,todavía no sé cómo voy a decírselo a mi padre así que de momento que quedeentre nosotras.
- No diré ni una palabra.
- ¡Vic, ya salimos! - Mollyapareció, vestida de forma idéntica que la rubia y le dedicó una sonrisa aRose. - Oh, hola Rose, ¿has visto a Will? Lo perdí de vista hace un rato.
- Voy ahora hacia fuera,¿quieres que le diga algo?
- No te preocupes, era solopor saber. - La morena sonrió. - Y, si quieres ver la entrada de Dominique,deberías irte ya.
- Claro, ahora nos vemoschicas.
Rose salió rápidamente ybuscó a los demás entre las filas de asientos. Cuando localizó a Scorpius, sedirigió hacia allí y se sentó. Junto a ellos estaban el resto de primos a losque ella saludó con sonrisas y asentimientos de cabeza. Cuando empezó a sonarla música, todos se pusieron en pie y se giraron hacia el pasillo. Las damasempezaron a entrar - Molly, Victoire, Emma y dos amigas de la novia -, detrásde ellas venía Dominique con un precioso vestido blanco roto, agarrada delbrazo de su padre. Roger la esperaba junto a sus padrinos, con una ampliasonrisa y sin apartar la mirada de ella. Cuando Bill la soltó y ella cogió lamano de su futuro marido, ambos sonrieron, conscientes de que estaban haciendolo correcto. Y aquel soleado sábado de julio de 2028, Dominique y RogerFinnigan se dieron finalmente el "sí, quiero".
Después de la ceremonia y lacena, despejaron las carpas que habían colocado en el jardín de la Madriguera,y todos comenzaron a bailar y celebrar. James y Lizzy "bailaban" en el centrode la pista y atraían las miradas de todos a su alrededor ya que él la habíaagarrado por la cintura y no paraba de darle vueltas en el aire entre beso ybeso. Rose, sentada junto a Victoire, negaba con la cabeza.
- ¿Estás segura de quequieres que alguien como James sea el padrino de tu bebé?
- Solo espero que él yDominique no lo perviertan demasiado. - Contestó la futura mamá con una sonrisadistraída.
La pelirroja sonrió tambiény siguió observando a la gente. Lily y Lorcan estaban sentados bebiendo algo; Roxannebailaba con un primo de Roger mientras su hermano intentaba ligar con una delas damas de honor; Hugo charlaba con Emma y Louis; Lucy bailaba con Theomientras Molly se besaba en una esquinacon Will, y Albus, Caro y Scorpius charlaban con Teddy, probablemente sobre supróxima paternidad. Pudo ver también a los Longbottom con su pequeño hijo Frankcharlando animadamente con sus padres y al resto de adultos de la familia hablandoy bailando tranquilamente. Todo el mundo parecía feliz en aquel momento.
- Voy dentro, ¿quieres quete traiga algo?
- No gracias.
Rose se levantó y se alejóde todos. Miró su anillo y suspiró. Sabía que era pronto, pero no se imaginabapasar su vida con nadie que no fuera Scorpius así que, ¿qué más daba? Casipodía imaginarse la cara de su padre cuando se lo contara, poco a poco habíaaceptado al chico pero aquello haría que le estallara la cabeza.
- ¿Me permite ver su anillo,futura señora Malfoy?
Albus había susurradoaquellas palabras en su oído, sobresaltándola. La pelirroja maldijo por lo bajoantes de darse la vuelta.
- Me has asustado, imbécil.
- Ese era el plan. - Elpelinegro sonrió.
- ¿Tú lo sabías? Oh, porsupuesto que lo sabías. - Él asintió y ella le pegó en el hombro. - ¿Por qué nome dijiste nada?
- Porque se suponía que erauna sorpresa, Rose. - Albus puso los ojos en blanco y se frotó el lugar en elque le había dado. - Y ahora, ¿vas a dejarme ver el anillo Malfoy o no?Scorpius no ha querido enseñármelo, decía que ya lo harías tú si aceptabas.
- Es precioso, ¿no teparece? - Murmuró ella, enseñándole la mano.
- Muy elegante, tienen buengusto en esa familia. Según me estuvo contando tu futuro marido - Le guiñó unojo al decir aquello y ella se sonrojó. - lleva trescientos años pasando degeneración en generación.
- No lo sabía. - Confesóella, mirando la piedra atentamente. - Quizás debería hacer como Lizzy yconservar mi apellido.
- ¿No quieres ser la señoraMalfoy? - Le preguntó su primo en broma.
- No quiero que a mi padrele dé un infarto.
Los dos empezaron a reír,aunque ambos sabían que la chica tenía razón. Albus lo único que pedía eraestar delante cuando se lo anunciaran a las familias de ambos. Guardaronsilencio durante unos instantes después de parar, sumidos en sus pensamientos.
- ¿Serás el padrino deScorpius, verdad? - Murmuró ella. - Te necesitaré ahí conmigo ese día.
- Por supuesto. - Rodeó loshombros de la chica con su brazo y esta apoyó su cabeza. Albus le dio un besoen la cabeza y sonrió. - Todo saldrá bien.
- Lo sé, Albus. - Rosesonrió. Después de todo por lo que habían pasado, de las dudas, los miedos, losenfrentamientos, sabía que su amor era verdadero y fuerte. Mientras siguieranlos dos juntos, todo iría bien. - Lo sé.
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Pues ya hemos llegado al final :(
En primer lugar, me gustaría daros las gracias por todo vuestro apoyo, de verdad. Cuando empecé con esta historia jamás imaginé que pudiera gustarle a tanta gente. Muchísimas gracias por los más de 320 comentarios, las casi 46000 visitas y los 229 favoritos. De verdad, gracias por vuestro apoyo, por leerme, por vuestros comentarios... ¡Sois los mejores!
En segundo lugar, espero de verdad que os haya gustado el epílogo y, bueno, la historia en general. La he escrito desde el corazón así que espero que os haya gustado leerla tanto como a mí escribirla :)
Y ya por último, os dejo el enlace a la "continuación", la historia sobre la cuarta generación que, espero, os guste también y la disfrutéis (os animo a todos a leerla ;) jajajaja) Se titula "La cuarta generación: Una nueva amenaza" y podréis encontrarla aquí https://www.potterfics.com/historias/185908
Eso es todo chicos. Espero vuestras últimas impresiones y, de nuevo, muchísimas gracias.
Muchos besos y nos leemos pronto.
María :)
La tercera generación: 24 años después - Potterfics, tu versión de la historia
- No te preocupes, mamá, ya somos mayores. -Respondió su hija, Rose, de nuevo. - Portaos bien, chicos. - Repitió Hermionepor décima vez aquella noche. - P
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2024-09-21
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