°*°*°*°*°*°La Verdadera Esencia De La Magia°*°*°*°*°*
Por "Adelaida"
Capítulo I: La confesión
-¿Qué te pasa, Hermione? Estas muy seria.
Hermione no estaba prestando atención a lo que hacían sus amigos, estaba sumida en sus pensamientos cuando Harry la despertó de su transe.
-¿Ah...? ¿Qué...? No me pasa nada chicos, solo estaba un poco distraída, eso es todo.
-Pues déjame decirte que no estas un poco distraída, prácticamente tu cuerpo esta aquí, pero tu mente no, ¿Qué ocurre?
Ron estaba algo preocupado por Hermione, ella no era así; siempre les había puesto atención cuando bromeaban o algo por el estilo.
- Ya se los dije chicos, no me pasa nada, solo estaba contemplando el paisaje
Harry y Ron se quedaron muy sorprendidos de frialdad con la que ella hablaba, pero dejaron el tema para que no se molestara.
Los tres amigos estaban en el último compartimiento del Expreso de Hogwarts. Iban a empezar el sexto año y, naturalmente, estaban muy emocionados, ya que corrían rumores de que ese año iban a tener una profesora de Defensa Contra las Artes Oscuras.
-¿Me pregunto cómo será la nueva profesora?-preguntó Harry, algo intrigado
- Espero que sea buena en la materia, al igual que el profesor Lupin y no como la vieja ogra del año pasado.-dijo Ron
- A mí lo que me interesa es que sea lo suficientemente capaz para que pueda enseñarnos cosas útiles y no estupideces.-dijo Hermione que en ese preciso instante sacaba un libro bastante grueso de su mochila y empezaba a ojearlo.
Pasaron unos minutos, cuando de repente se abrió la puerta del compartimiento y entró la persona que más detestaban los tres chicos: Draco Malfoy seguido de sus dos amigos, Crabbe y Goyle. Harry y Ron saltaron de sus asientos con aspecto desafiante, mientras que Hermione se quedaba sentada. Los tres chicos miraban a Draco con cara de pocos amigos.
-¿Qué quieres aquí, Malfoy?- preguntó agresivamente Harry
- Solo quería ver qué estaban haciendo mis compañeros de curso- Respondió el chico rubio con un tono meloso en su voz.
Y sin motivo alguno, le arrebató el libro que Hermione tenía en las manos. En ese preciso instante, Hermione se levantó del asiento tan repentinamente que Harry y Ron tuvieron sujetarse, ya que casi resbalan de la impresión.
- Devuélveme eso, Malfoy- dijo ella agresivamente
- No lo haré, Granger
Y empezó a buscar la página que Hermione estaba viendo. Una sonrisa maligna apareció en su pálido rostro al encontrar algo dentro del libro
-Me quedaré con esto- le dijo y sacó una fotografía del interior de las páginas del libro.
-No lo harás, Malfoy
Ron por poco y se lanzaba encima del chico pero Crabbe lo agarró de los brazos.
- Te daré esto, Granger, con una condición- se apuró a decir Malfoy.
-No lo hagas, Hermione.-dijo Harry- Es una trampa...te quiere engañar...no lo...
- ¿Qué quieres Malfoy?- respondió Hermione, dudando un poco de lo que éste le podía pedir.
- Primero quiero que tus amigos salgan del compartimiento -ordenó Malfoy
- No lo haremos- gritó Ron.
- No te dejaremos sola, Hermione- Se apresuro a contestar Harry
-No, váyanse, yo veré cómo me las arreglo- dijo Hermione
-Pero...
- Hermione...
- ¡¡Váyanse!!- les ordenó la chica
Harry y Ron salieron seguidos de Crabbe y Goyle.
- ¿Qué quieres, Malfoy?
-Bueno, primero quiero saber, ¿Por qué tienes esto?
Malfoy le enseñó una fotografía en donde Harry la estaba abrasando. Hermione estaba nerviosa, ella no quería explicarle nada a Malfoy ¿Por qué habría de hacerlo? Ella no quería decirle nada de lo que, según ella, sentía hacia su amigo, no tenía en claro cuales eran sus verdaderos sentimientos, no sabía que Harry solo era un amigo para ella y que solo serían eso: amigos.
-Bue...Bueno, no tengo por qué darte explicaciones de mis asuntos, Malfoy-le dijo Hermione rápidamente.
-Claro que me lo tienes que explicar, dime por qué tienes esta foto- le dijo Malfoy algo histérico sosteniendo fuertemente la fotografía en sus manos. Casi estaba arrugada.
- Está bien, solo te lo diré para que me dejes en paz-Hermione estaba perdiendo los estribos- tengo la foto de Harry porque...porque... porque él me gusta...bien, te lo dije, ahora déjame tranquila.
Pero Malfoy sentía que se le caía el alma a los pies y le echaban un balde de agua helada.
- ¡No puede gustarte Potter! - le gritó
-Pero, ¿Por qué no me puede gustar Harry?- dijo Hermione enfadada de los comentarios tan extraños de Malfoy
-Porque...porque tu...-empezó a decir Malfoy muy intranquilo
-¡¿Por que yo qué?!-le dijo Hermione furiosa
-Lo...lo que... lo que quiero...- comenzó a decir Draco, se notaba nerviosismo en su voz- es... es decirte que...que tu me... ¡QUE TU ME GUSTAS!
-¿¿Qué??
-Lo...lo que oíste, tu me gustas
-¿Pero porqué? ¿Porqué yo? ¿Por qué ahora?
Hermione no podía creer lo que oía. ¿Que ella le gustaba a Malfoy? Simplemente no lo podía creer.
-Ahora que te lo dije- le dijo Malfoy con un tono suave en su voz- ¿Te...te gustaría ser mi novia?
Hermione vio como Malfoy adquiría un tono rosa en sus mejillas, sin embargo ella también sintió que se ponía un poco roja.
Los dos se quedaron en un incómodo silencio un par de minutos hasta que ella habló.
- ¿Por qué no me lo habías dicho?
-Porque...-comenzó a decir el chico- porque no quería reconocer mis sentimientos, cuando me di cuenta ya era demasiado tarde, ya estábamos en la estación King Cross el final del último curso. A demás tú ya te ibas con tus padres y yo no quería molestarte.
-¿Pero cómo fue?
- No lo sé, sucedió de repente. Simplemente me cautivaste con tu forma de ser y no me había dado cuenta de que me gustabas. Así que... ¿qué me dices? ¿Quisieras ser mi novia?
-Ten...tendría que pensarlo, déjame reflexionar, por lo menos hasta llegar al colegio - respondió Hermione algo pensativa.
- Pero prométeme que no se lo dirás nada de esto a tus amigos- le advirtió Malfoy
- Te lo prometo.- le afirmó ella
Pero antes de que Hermione pudiera salir del compartimiento para ir a buscar a sus amigos, Malfoy la cogió del brazo y se la llevó hasta él, la miró con ternura y le implantó un tierno beso en los labios. La chica ni siquiera forcejeó para que él la dejara, es mas, le agradó. En ese momento, la fotografía de Harry había quedado en el olvido.
Malfoy la quedó viendo tiernamente mientras ella salía del compartimiento y llamaba a sus amigos, cuando entraron Harry y Ron, se pusieron a la defensiva con Malfoy y le ordenaron que saliera. Enseguida los chicos le preguntaron a Hermione lo que había pasado, pero ella no les contó nada de lo sucedido y solo les dijo que la dejaran tranquila el resto de camino.
El tren se detuvo en la estación de Hogwarts que estaba bañada por los rayos de una hermosa luna llena, Hermione bajaba del tren pensando en lo que Malfoy le había propuesto. Cuando estaba en la entrada del colegio, él se le acercó y le pidió que fueran a las cercanías del lago sin que nadie los viera. Hermione ya sabía lo que le iba a preguntar:
- ¿Ya lo pensaste, Hermione?
- Si, ya lo hice- respondió Hermione
- Y ¿qué decidiste?
-Bueno... pues... he decidido que... está... está bien... si quiero ser tu novia.
A Malfoy se le iluminó el rostro y la abrazó.
Se alejó de ella diciéndole que le escribiría y prometiéndole que nadie se iba a enterar de su relación.
Cuando ella entró al vestíbulo se encontró con sus amigos.
-Hermione, ¿dónde estabas?-Le preguntó Harry
- Te hemos estado buscando por todo el colegio- le dijo Ron
- Ehhh... Yo estaba... buscándolos... si... ¿Cuándo empieza la Ceremonia de Selección?-dijo rápidamente para cambiar de tema.
- En unos instantes, pero ese no es el punto, queremos saber dónde estabas - Se apresuró a decir Harry
- Entremos. Está haciendo frío-dijo Hermione rápidamente.
Los chicos entraron y tomaron sus respectivos puestos en la mesa de Gryffindor.
Hermione por alguna extraña razón se sentía feliz de ser la novia de Malfoy, regresó la vista para ver a la mesa de Slytherin y lo vio. Éste también la veía y le sonreía. Hermione sintió que se ponía algo roja así que simplemente le sonrió a Malfoy y luego se integró a la conversación de sus compañeros de curso.
- ...dicen que es una experta en la materia- Decía Neville Longbottom
- Espero que tenga mucha experiencia en el campo de las Artes Oscuras- decía Harry mientras terminaba de charlar con Ron.
En ese instante la Ceremonia de Selección empezó y los tres amigos observaban con detenimiento a los nuevos alumnos de primero, con sus rostros expresando miedo y sorpresa. Una vez terminada la ceremonia de selección, Dumbledore dijo algunas indicaciones para los de primero y otras para los demás alumnos, presentó a la nueva profesora de Defensa Contra las Artes Oscuras, Elena Mylthon, y les deseó suerte para el nuevo año.
Una vez que se termino el banquete de inicio de curso, todos los alumnos fueron a sus respectivas salas comunes. Ya era muy tarde cuando los chicos se dirigieron a sus habitaciones, Hermione fue al dormitorio de las chicas después de despedirse de sus amigos. Quería reflexionar sobre lo que realmente sentía por Malfoy, no sabía si aceptarlo como novio había sido buena idea, pero una razón que ella no entendía, no le molestaba en lo absoluto. Ella no sabía que estaba empezando a enamorarse de él.
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Holaa todos!!! Mi nombre es Adelaida. Soy escritora en potencia y quiero ver si soy lo suficientemente "aceptable", esta historia me ha estado rondando la cabeza durante varios meses, así que espero que la haya logrado plasmar como quería. No sean muy duros conmigo, prometo que si no les gusta la iré mejorando. Dejenme mensajes en el lobro de visitas, así yo podré ver sus comentarios, espero que les guste. Nos vemos!!!Al siguiente día todos se levantaron muy temprano, Hermione se reunió con sus amigos cuando éstos bajaron del dormitorio de los chicos por la escalera de caracol y, enseguida, los tres amigos se dirigieron al Gran Comedor. Cuando empezaban a desayunar, se dieron cuenta de que sus horarios estaban ya allí. Ron cogió uno de ellos y exclamó.
- ¡Increíble! Toda la mañana la tenemos al aire libre, primero dos horas con Hagrid y una con la profesora Sprout - siguió examinando detenidamente el horario y de repente frunció el entrecejo- ¡No puede ser! Seguimos teniendo dos horas de Pociones con los de Slytherin- Hermione se ruborizó, pero afortunadamente nadie se percató de ello.
- Es verdad,- se asombró Harry- solo que esta vez las clases ya no son los jueves, ¡son los martes en la mañana! Esto debe de ser una broma. A ése
Pero Harry no pudo terminar su frase debido a que entraron cientos de lechuzas a la sala con gran estrépito y descendieron rápidamente para entregar las cartas y paquetes a los respectivos destinatarios. Una lechuza parda se acercó a Hermione y le entregó una carta con sobre amarillento y escrita con letra muy ordenada y llena de curvas. La chica la recibió e inmediatamente se dio cuenta de que era de Malfoy. Cuando Hermione intentó abrir el sobre Harry acercó su mirada a ella y le preguntó:
- Hermione, ¿quién te ha enviado la carta?
Hermione escondió la carta en su mochila y miró a Harry con una mirada inocente.
- Me la han enviado mis padres - mintió rápidamente la chica
Ron se integró rápidamente a la conversación.
- ¿Qué está pasando aquí? ¿Quién te ha enviado esa carta, Hermione?
- Ya se los he dicho, la carta fue enviada por mis padres, y mejor terminamos con el desayuno, que se nos hace tarde, nuestra primera clase es Cuidado de Criaturas Mágicas- se apresuró a decir Hermione.
Después del desayuno, los tres chicos se dirigieron a los terrenos de Hogwarts y se encontraron con Hagrid, este los saludó muy efusivamente y les dijo que lo acompañaran, ya que la primera clase iba a ser clase práctica.
- Hagrid, ¿Puedo entrar un momento a tu cabaña?- le preguntó Hermione
- Claro. Pero, ¿porque?
- Me siento un poco mal y me gustaría tomar un vaso con agua.
- Ah... esta bien, pasa, pero no te tardes demasiado.-le dijo Hagrid
- No te preocupes, no lo haré- respondió la chica.
Hermione entró rápidamente y sacó la carta que había guardado en su mochila.
La abrió y leyó:
Hermione:
Que te parece si después de clases nos encontramos en el bosque prohibido, dime que piensas y si te parece buena idea o no, espero tu respuesta lo antes posible, si estas de acuerdo, entonces yo te esperaré en el campo de quidditch a las 5.
Draco.
Hermione sacó una pluma de su mochila y escribió en el reverso de la nota:
Está bien, nos encontraremos en el campo de quidditch a las 5, trataré de que mis amigos no me sigan. Besos de
Hermione
Guardó la nota para enviarla más tarde y salió para reunirse con sus compañeros. Cuando apareció, Harry y Ron se le acercaron y le preguntaron:
- ¿Qué estabas haciendo Hermione?
- ¿Por qué estabas en la cabaña de Hagrid?
- Solo fui a tomar un poco de agua, no me sentía bien y le pedí a Hagrid que me dejara entrar. Eso es todo.
- ¿Pero por qué no te fuiste a la enfermería?- le preguntó Harry
-Porque... ya me siento mejor, so...solo tenía que beber un poco de agua, eso es todo.-respondió la chica, tratando de parecer tranquila, pero se notaba un poco de nerviosismo en su voz.
- Está bien- dijo Harry, quien veía a Hermione con una mirada interrogante que, afortunadamente, Ron no pudo notar- si ya te sientes mejor, entonces vamos con Hagrid, que nos está esperando.
Harry tenía la ligera impresión de que Hermione les ocultaba algo, pero pensó que solo era su imaginación. ¡Qué equivocado estaba!
Ya se acercaba la hora en la que Hermione y Draco se tenían que encontrar en el bosque prohibido, la chica había enviado la lechuza con la respuesta a la carta de Draco en el primer descanso y recibió una respuesta inmediatamente después, ésta decía que no tardara mucho en llegar, y que la quería mucho. Ya caída la tarde, Harry, Ron y Hermione estaban en la sala común de Gryffindor, la chica estaba terminando todas las tareas mientras que los chicos solo se pasaban jugando ajedrez mágico y solo habían terminado la tarea de transformaciones. Media hora después, Hermione entró al dormitorio de las chicas y después de unos minutos, salió tan bonita que provocó que los chicos le dijeran:
-¿Para donde vas tan arreglada Hermione? le preguntó Ron
-Bueno...yo...-titubeó la chica
-Y ¿por qué no nos dijiste que ibas a salir?- dijo Harry aún más intrigado
- Porque yo...voy a...a la biblioteca, porque quiero sacar un libro que he visto...y...bueno me tengo que ir, hasta luego-les dijo rápidamente Hermione.
- Pero...te acompañamos, no querrás ir sola- se apresuró a decir Harry.
-¡¡No!! Quiero decir...no...No te preocupes, regresaré pronto-dijo la chica
Pero eso ya no le gustó para nada a su amigo ¿Porqué Hermione no quería que ellos la acompañaran a la biblioteca? ¿Por qué estaba actuando tan extraño desde la visita de Malfoy...? Claro, Malfoy, ¿porqué Harry no se había dado cuenta? él le había hecho algo a Hermione el día anterior cuando estaban en el Expreso de Hogwarts y ella no les quería decir nada.
- Hermione, quiero hacerte una pregunta- le dijo Harry, antes de que su amiga pasara por el agujero del retrato- ¿Qué paso entre tu y Malfoy en el tren, cuando entró en nuestro compartimiento?
Hermione palideció, ¿acaso Harry se había dado cuenta de ella y Draco tenían algo? Pero...eso no podía ser...Trató de mantenerse serena y dijo:
-No, nada ¿por qué lo preguntas?
- Por nada, lo que pasa es que te has estado comportando muy extraño desde ayer
-Po... ¿por qué lo dices?- Hermione ya no podía más, estaba tratando de mantenerse lo más tranquila posible pero era muy difícil con Harry haciéndole tantas preguntas.
-Por curiosidad simplemente. -le contestó el chico- Y además...
Pero Hermione no lo dejó continuar, inmediatamente se apresuró a decir:
-Me tengo que ir, los veo luego, llegaré lo más pronto que pueda...Adiós
Y salió rápidamente dejando a Harry con la palabra en la boca.
Ya se hacía tarde para ver a Draco, sólo le quedaban diez minutos y en ese lapso de tiempo no podía llegar puntual a la cita con el chico.
Pasaron aproximadamente quince minutos cuando Hermione llegó al campo de quidditch y vio a un chico alto de cabello claro parado justo debajo de un poste de gol, éste tenía su mirada perdida, pero cuando apareció Hermione se le acercó y le dijo:
- Pensé que nunca ibas a llegar, creía que te arrepentiste
- No, por su puesto que no me arrepentí, - le aseguró Hermione- lo que pasó fue que tuve algunos problemas con mis amigos y...
- ¿Qué pasó?- le preguntó intrigado Malfoy
- No, nada, solo que querían acompañarme y yo...bueno estaba algo intranquila y...casi no logro que me dejaran salir de la sala común -le explicó la chica
- Bueno, no importa, lo importante es que estas aquí-Malfoy miraba a Hermione con la misma ternura que el día anterior en el tren.
Pasaron unas pocas horas charlando, y contándose sus secretos y sus deseos más profundos, tuvieron un tiempo para conocerse mejor, pero desafortunadamente Hermione le dijo a Draco que tenía que irse.
-¿No puedes quedarte unos minutos mas?- le pidió el chico
- Te juro que si pudiera, me quedaría todo el día contigo, pero les prometí a mis amigos que regresaría pronto.
- Está bien, entonces, te mandaré lechuzas siempre que pueda- le prometió Malfoy
- Yo también lo haré- le respondió Hermione
En ese momento Hermione y Draco se acercaron y se dieron un maravilloso beso, la chica sintió que no existía nada, ni nadie mas, solo ellos dos. Después de unos segundos Hermione abrazó a Draco. Sintió que era la chica más feliz de la tierra, pero que esa felicidad se acabaría a separarse.
* * *
Pasaron tres meses desde que Hermione y Draco eran novios, pero cada vez era más difícil guardar el secreto, se veían muy a menudo, cada uno recibía regalos del otro, y peor era para Hermione, ya que Draco le enviaba tantos obsequios que siempre tenía que estar escondiéndolos por todo el dormitorio de las chicas. Por otra parte Harry y Ron solo se la pasaban preguntando quién le enviaba tantos paquetes. Hermione inventaba cosas como que su madre y su padre la extrañaban mucho y por eso le enviaban varios obsequios cada vez que tenían la oportunidad. Eran excusas cada vez más ridículas, pero la peor fue cuando dijo que tenía amigos en el mundo muggle que sabían que era bruja y le mandaban algunos regalos. Hermione no sabía que más decir. Cada día se le hacía muchísimo más complicado.
Para las Fiestas de Navidad, los tres amigos y, obviamente, Draco, decidieron quedarse en el colegio. Una semana antes de navidad, Hermione recibió una carta de Malfoy, la cual decía:
Hermione:
Solo te escribo para hacerte una invitación, ¿Qué te parecería pasar las fiestas de navidad conmigo en la sala común de Slytherin? Dime qué te parece mi la idea y siestas de acuerdo.
PD: No te preocupes por si alguien nos ve, afortunadamente, soy el único de mi curso que se va a quedar para las fiestas, y me aseguraré que nadie nos vea.
Draco
Hermione no estaba segura de si aceptar la invitación de Malfoy, pero al fin tomó una decisión, sacó un pedazo de pergamino y escribió en el:
Draco:
Acepto tu invitación de pasar las fiestas de navidad contigo, dime dónde y cuando nos encontraremos y estaré allí, no te preocupes por mis amigos, ya me idearé algo para que no me sigan.
Te quiere
Hermione.
Se fue hasta la lechuzería y eligió una pequeña lechuza gris, le colocó la carta en la pata y la dejó volar.
Bajó para reunirse con sus amigos y en el camino trataba de idearse algo que decirles para poder estar con Malfoy sin que lo supieran.
La chica entró a la sala común de Gryffindor y encontró a sus amigos sentados en el sofá frente a la chimenea, ella se les acercó y les dijo:
- Chicos, me temo que...estas navidades no podré pasar con ustedes...porque...me iré donde mis padres.
- Pero, ¿porqué no nos lo habías dicho?-le preguntó Harry
-Porque...porque recibí una la carta el día de ayer y me pidieron que me quede con ellos solo por estas fiestas.
- ¿Y no les puedes decir que los visitarás cuando tengamos otras vacaciones?- le sugirió Ron
-No, no puedo porque...ya les he dicho que si, y no puedo romper mi promesa -Se apresuró a decir Hermione
- Está bien Hermione,-le dijo Harry- entonces espero que te diviertas...y escríbenos.
-No...No te preocupes, les...les escribiré
Pero la voz de Hermione delataba nerviosismo y Harry lo notó, así que cuado Hermione se fue para el dormitorio de las chicas, le dijo a Ron:
- Me parece que Hermione nos oculta algo
- Pero, Harry, ella es nuestra amiga, ¿Cómo nos podría estar ocultando algo?-dijo Ron, quien en ese momento estaba puliendo su varita.
- No lo sé, Ron- le contestó- pero todo este curso Hermione a estado actuando muy extraño, creo que sería bueno que la siguiéramos el día que se supone que irá con sus padres.
- No estoy muy seguro de que sea buena idea-le dijo Ron-pero creo que tienes razón, Hermione a estado muy rara así que, está bien, la seguiremos cuando se vaya.
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De Adelaida: Espero que este capítulo me lo haya salido un poquito mejor, espero que les guste, déjenme sus comentarios, así sabré en qué debo mejorar. Gracias!! Los quieroHermione recibió la respuesta de Malfoy al día siguiente que la chica le envió la carta con su respuesta, el chico le decía que se encontrarían en las mazmorras a las seis menos diez el día anterior a Noche Buena.
Hermione se preparaba para ir a la sala común de Slytherin, solo empacó lo necesario, incluyendo un regalo de navidad para Draco.
Finalmente llegó el día en que Hermione tenía que reunirse con Malfoy, la chica llevaba su mochila repleta de cosas que necesitaría. Salió del dormitorio de las chicas y vio a sus amigos que estaban viéndola muy detenidamente. La chica sintió que se ponía muy nerviosa, así que simplemente les dijo:
-Ya me tengo que ir chicos, espero que pasen una feliz navidad.
- No te preocupes Hermione, estaremos bien- le aseguró Harry
Hermione salió de la sala común algo inquieta, por alguna razón se sintió mal por dejar a sus amigos que pasaran solos la Noche Buena, la chica se encaminó hacia las mazmorras, sin darse cuenta de que Harry y Ron la seguía de cerca, los chicos se dieron cuenta rápidamente a dónde se dirigía Hermione, ellos había ido por allí en segundo curso para poder entrar a la sala común de Slytherin. Harry distinguió una figura de un chico que se encontraba dentro de las mazmorras, pero se sorprendió aún mas cuando vio que Hermione entraba en el lugar, se acercaba al chico y lo abrazaba fuertemente.
-Ese no es...- le susurró Ron
-No puede ser...- se apresuró a decir Harry-Hermione está con Malfoy
-Pero ¿Por qué?-le preguntó Ron
-Pues eso lo averiguaremos ahora mismo
Harry que estaba escondido atrás de una columna salió de repente. Hermione y Draco se sobresaltaron.
-¡Hermione!-le gritó- ¿Por qué estas con ese idiota?
La chica sintió que se revolvía el estómago, se sentía muy mal, no solo por haber engañado a sus amigos, si no porque ella sabía que no tenía excusas.
Ron también salió de la misma columna que Harry y se paró al lado de éste.
-Hermione-le reclamó-¿cómo es posible que engañes a Gryffindor con un Slytherin?
Hermione no sabía que decir, ni ella ni Draco podían pronunciar palabra, hasta que por fin la chica se armó de valor y les dijo:
-Bueno...yo...-empezó
-Tu ¿qué?- le dijo Ron algo furioso
-Yo...yo soy...soy la novia de Draco- dijo dudosamente Hermione, sintiendo que se le caía el alma a los pies.
-¡¿Qué tu qué?!- dijeron Harry y Ron al mismo tiempo. Los chicos estaban más sorprendidos que antes, pero sentían rabia y decepción a la vez, ¿Cómo podía su mejor amiga ser novia de la persona que más detestaban? Simplemente no lo podían creer.
-Ya...ya se los dije, Draco y yo somos novios
- Pero Hermione, esto es ridículo- le reclamó Ron
- ¿Cuánto tiempo llevas ocultándonos esto?- le preguntó rápidamente Harry, sintiendo que iba a estallar de la furia que sentía.
- Aproximadamente tres meses-les dijo la chica sintiendo mariposas por dentro.
-No...No puede ser, - Ron no podía creerlo-¡estuviste tres meses ocultándonoslo!
- Ella no tubo la culpa-Draco se animó a hablar, quería defender a Hermione a toda costa- fui yo quien le pidió que fuéramos novios, fui yo quien se enamoró de ella, fui yo...
- No te metas Malfoy-le amenazó Harry-estamos hablando con Hermione.
Draco estaba furioso, sentía que la sangre le hervía en las venas, saltó hacia Harry con la intención de retarlo pero Hermione intervino, no lo dejó avanzar y después ella fue quien enfrentó las consecuencias.
-Está bien chicos, sé que no les agrada Draco- Ron hizo un gesto de repugnancia- pero ni siquiera lo conocen, realmente es una persona agradable y... y...yo lo amo.
Harry y Ron se quedaron helados de la impresión, Hermione debía de estar loca, Malfoy le debió de haber lavado el cerebro, no sabía lo que decía.
- Hermione, ¿te das cuenta de los que dices?- le preguntó Ron- as enloquecido, ese idiota debió de haberte hecho algo, tu...
- ¡No estoy loca, Ron!- le interrumpió la chica- ¡Sé exactamente que es lo que digo, yo amo a Draco, y a pesar de que nos hizo la vida imposible en anteriores cursos, a cambiado, realmente me quiere!
- Bueno, Hermione- Harry estaba muy serio, y la chica notó que estaba tratando de contenerse para no perder los estribos- me parece que tendrás que escoger: lo prefieres a él o a nosotros.
Hermione sintió que el corazón se le encogía con las palabras de Harry, ¿cómo rayos podía pedirle que escogiera entre ellos y Draco? Estaba segura de que se le acababa el mundo en ese preciso instante, ella apreciaba a sus amigos pero amaba a Draco. Finalmente, tomó una decisión muy dolorosa, pero estaba segura de que la comprenderían:
-Me quedo...con Draco
Harry se quedó petrificado, no podía creerlo, ¿Su amiga escogió quedarse con su peor enemigo? Ron quedó tan sorprendido como Harry, tanto que no pudo pronunciar palabra, se arrimó a la columna donde los chicos estuvieron escondidos hace pocos minutos y trató de mantenerse de pie, la decisión de su amiga había sido tan impactante que no pudo contenerse, se sintió mareado y finalmente se puso histérico:
- ¡Hermione, ¿perdiste el juicio o que?!¡¿Cómo es posible que nos dejes a Harry y a mí en segundo plano?!
-¡Ya se los dije- la chica estaba a punto de llorar- YO AMO A DRACO!
-Está bien, Hermione- le dijo Harry tratando de no estallar de lo furioso que estaba- desde ahora olvídate que tienes amigos, desde ahora eres tú y ese... (Llamó a Malfoy de una manera que hizo que Hermione se escandalizara y que Draco tratara de romperle la nariz de un golpe), nosotros no existimos para ti, quiero que te olvides de nosotros para siempre.
Después de decir esto, el chico se marchó con paso seguro. Hermione, que estaba junto a Malfoy, estalló en llanto y se aferró a éste para que la consolara. Ron le dijo solo una cosa más:
- Espero que estés conforme, arruinaste nuestra amistad. Adiós para siempre- y se marchó.
Al día siguiente Hermione todavía se sentía mal por lo que sus amigos le habían dicho el día anterior, tenía los ojos hinchados, ya que se la había pasado llorando toda la noche, y tenía muy mal aspecto. Se sentó en la orilla de la cama, contempló las sábanas color verde guisante y se levantó. Salió del dormitorio de las chicas y bajó las escaleras, todavía medio dormida. Se sentó en el sofá cerca a la chimenea y contempló la sala común de Slytherin. Ella pasó la noche allí después de que sus amigos se fueron. Malfoy la había hecho pasar y le aseguró que no había nadie en todo el lugar, así que estarían solos.
Pasaron unos minutos desde que Hermione estaba allí y de repente se abrió la puerta del dormitorio de los chicos, Malfoy bajaba por las escaleras hasta donde se encontraba ella, se acercó al sofá, y se sentó a su lado. Hermione sentía que Malfoy era, en ese momento, la única persona en quien podía confiar, lo abrazó con ternura y le dijo entre sollozos:
-Ayúdame, no me dejes, te necesito ahora más que nunca
-No te preocupes-le respondió el chico, abrazándola él también- estaré junto a ti siempre. Te amo demasiado como para dejarte sola en estos momentos.
Los dos chicos estuvieron en silencio durante un buen rato hasta que la chica se animó a hablar:
-¿De verdad me amas?-le preguntó. Hermione alzó la vista para mirar a los ojos a Draco. Contempló sus hermosos ojos grises, sabía que él le respondería con la verdad, le tenía ya mucha confianza, sabía que no la engañaría.
-Por supuesto que te amo-le dijo- tu eres la persona que más amo en todo el mundo, yo haría cualquier cosa por verte feliz.
La chica asintió convencida, se sentía muy triste, pero estar allí con la persona que más amaba en el mundo era reconfortante. Un montón de ideas pasaron por su cabeza, esperaba que sus amigos aceptaran a Draco y los dejaran ser felices, pero sabía que tendría que pasar por varios contratiempos para lograr eso.
* * *
Pasaron tres días desde la Noche Buena y Hermione no se había aparecido por la torre de Gryffindor, se sentía muy despechada porque sus amigos no apoyaban su relación con Draco. No los había visto desde cuando los chicos descubrieron a Hermione en las mazmorras y lo único que hacía la chica era estar sentada en el sofá de la sala común de Slytherin frente a la chimenea o estar en la biblioteca leyendo algo para calmar su dolor. La sala común de Slytherin se iba llenando de gente poco a poco, y todos miraban a Hermione con cara de pocos amigos, todos se preguntaban qué hacía una Gryffindor allí y porqué no la habían echado ya de allí. Después de unos días Draco ya le había contado a todos sus compañeros de curso, incluyendo Crabbe y Goyle, que Hermione era su novia. Obviamente a los de Slytherin tampoco les gustó la idea de que uno de los suyos esté con una Gryffindor, pero finalmente, y a regañadientes, tuvieron que resignarse, y hasta se empezaban a llevar bien con Hermione.
- Bajemos al Gran Comedor- le dijo Draco a la mañana siguiente-tienes que alimentarte, no me gusta verte así.
Hermione casi no había probado bocado por la preocupación y la frustración que sentía pero trató de complacer a Malfoy, para que ya no se preocupara. La chica se despidió de sus amigos de Slytherin, después de todo ya tenía que regresar a la torre de Gryffindor. Los dos chicos salieron de las mazmorras y siguieron por la escalera de mármol hasta llegar al Gran Comedor. Hermione y Draco se fueron a las mesas de sus respectivas casas, Hermione caminaba cabizbaja hacia su habitual puesto al lado de Harry y Ron, pero al llegar vio que Harry y Ron no estaban, la chica los buscó con la mirada y los encontró unos seis lugares más allá sentados junto a Neville Longbottom. Se acercó a los chicos y les dijo:
-Ho...hola
- Los tres chicos se voltearon para ver quién los había saludado, pero al ver a Hermione Ron exclamó:
- ¡Pero miren quién está aquí, es la traidora!
- ¿Cómo has estado Hermione?-dijo Harry con tono burlón- ¿Y tu noviecito, Malfoy?, ¿Por qué no viene acá a desayunar con nosotros?
La chica sentía que le hervía la sangre, pero al mismo tiempo estaba muy dolida de la frialdad con la que la trataban sus mejores amigos. Ella solo se los quedó mirando, con los ojos llenos de lágrimas y se marchó ofendida.
Encontró una banca vacía al lado de Ginny Weasley, ésta no se molestó cuando Hermione se sentó, por el contrario, la abrazó para que no llorara.
- No les hagas caso- le dijo amablemente- ya lo entenderán, ellos siempre se han llevado pésimo con Malfoy, no te preocupes, todo se arreglará.
-¿Cómo puedes estar tan segura de eso? Tú no sabes por lo que estoy pasando...
- Claro que sé, Hermione.
La chica se quedó sorprendida de las palabras de Ginny, ¿cómo podía decir que sabía exactamente por lo que pasaba?
- ¿Qué quieres decir, Ginny?- le preguntó con curiosidad
- Bueno...- empezó a decir bajando el tono de voz, y un color rosa apareció en sus mejillas, hacía que su cabello luciera mas rojo de lo habitual- pues a mí...también me gusta un Slytherin
Hermione sintió como que le tiraran un balde de agua fría, no podía ser posible.
- ¿No me estas mintiendo, Ginny?- le dijo apresuradamente
- No, te estoy diciendo la verdad, lo conocí hace un par de meses en clase de Pociones, se llama Max Miüller, está en quinto año al igual que yo, y es muy simpático, se sienta al frente de mí. Por lo visto es bastante inteligente, sé que es el segundo de la clase en Transformaciones, Pociones, Cuidado de Criaturas Mágicas y Defensa Contra las Artes Oscuras.
- ¿Y qué pasó con tus sentimientos hacia Harry?
-Bueno, Harry si me gusta, pero no como yo pensaba. Lo que me atraía de él era su valentía y su perspicacia, pero cuando conocí a Max, se me olvidó por completo todo lo que sentía por Harry y bueno, ya ves
- Baya- se asombró Hermione-Y ¿ya has hablado con él?
- No, solo lo he visto, pero parece que tiene novia,-dijo un poco desilusionada- ya que siempre está con una chica muy bonita de Ravenclaw.
-Ahh, ya veo- dijo Hermione- Y ¿tu hermano sabe que te gusta un Slytherin?
Ginny miró para donde estaba Ron, y bajó la voz aún más
-Claro que no, si se llega a enterar, seguro que me mata - Ginny parecía algo intranquila, pero luego recuperó la calma y siguió hablando- y ¿Cómo vas con Malfoy?
Pero antes de que Hermione pudiera responder, varias lechuzas entraron al salón. La chica se fijó en cada una de las lechuzas, hasta que vio que una lechuza café descendía en dirección a Malfoy. Éste cogió la carta que la lechuza llevaba en las patas y la abrió, en seguida cerró la carta y vio a Hermione, el chico le hizo una señal que la chica comprendió rápidamente, ésta se levantó de la silla y fue hacia en vestíbulo, esperó a Malfoy y éste le dijo:
- Mi padre se ha enterado de que somos novios, va a venir al colegio para tratar de hacer que te expulsen.
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Hola, soy Adelaida. Espero que les guste este tercer capítulo que he creado. Por fa dejemne saber sus comentarios para saber en que debo mejorar. Nos veremos!!!! Hermione no sabía cómo reaccionar, se sentía muy mal. No entendía la razón por la cual el señor Malfoy quería hacer que la expulsaran, podía utilizar cualquier otra forma por la cual evitara que ella y Draco fueran novios, y lo más importante, ¿Cómo rayos el padre de Draco se había enterado de su relación?
-¿Co...Cómo se enteró? ¿Quién se lo dijo?
- No lo sé-respondió Malfoy, parecía preocupado de lo que podía llegar a hacer su padre contra ellos dos.
-y ¿Po...porqué?- le preguntó la chica un poco aturdida-¿Por qué quiere tu padre que me expulsen?
Draco la miró extrañado, parecía que la chica tenía que saber la razón, parecía que la respuesta era obvia.
-Pues, como sabes, a el no le gustan para nada los sangre sucia
Hermione estaba desconcertada, Draco antes también pensaba que Hermione era una sangre sucia, pero ahora ya no mencionaba para nada el tema. Sin embargo, el señor Malfoy era muy selectivo con respecto a eso.
-Y ¿Cuándo vendrá?-preguntó la chica
Draco desdobló el pergamino y leyó rápidamente, cuando terminó, guardó la carta en el bolsillo de la túnica y respondió la pregunta de Hermione:
- Vendrá en dos días más
- ¿Y no hay nada que podamos hacer para evitarlo?-la chica lucía preocupada, estaba pensando qué pasaría si a ella la expulsaran, tendría que regresar a vivir en el mundo muggle con sus padres y no volvería a vera a ninguno de sus amigos.
- No,-dijo Draco- no hay nada que esté a mi alcance que pueda hacer que mi padre desista de su decisión. Cuando el se propone algo, siempre lo cumple.
Hermione abrió la boca para decir algo, pero de ella no salía sonido alguno. Por primera vez en su vida se sentía con ganas de desaparecer de la faz de la tierra.
- Será mejor que estés preparada a todo-le aconsejó Draco- mi padre es capas de cualquier cosa, y no me extrañaría de que tratara de hacerte daño.
Hermione no estaba ya tan preocupada por lo que le pasara a ella, mas le preocupaba lo que le podría hacer el señor Malfoy contra Draco para obligarlo a hacer que termine con ella.
Después de la conversación en el vestíbulo, Hermione fue a la sala común de Slytherin, acompañada de Draco, para empacar todo lo que había llevado, ya que tenía que regresar a la torre de Gryffindor. Una vez terminado de organizar todo su equipaje, la chica se despidió de Malfoy con un fuerte abrazo, le estaba eternamente agradecida por todo lo que había hecho por ella y quería quedarse con él para siempre, pero sabía que eso no era posible.
La chica se encaminó hacia la sala común de Gryffindor, caminaba lentamente, no quería llegar nunca a ese lugar, sabía que todos la excluirían de sus planes y nadie querría estar con ella. Finalmente se encontró frente al retrato de la Señora Gorda:
-Expiazo- dijo con desgana. Después de unos segundos, la chica se encontraba pasando por el agujero del retrato, le sorprendió saber que la contraseña seguía siendo la misma, después de todo, no le habría extrañado saber que habrían cambiado la contraseña, solo para que ella no entrara. Al ver de nuevo la decoración escarlata en toda la habitación, se dio cuenta de que todos sus compañeros de curso la miraban con cara de pocos amigos, y empezaban a murmurar, lo cual fue para Hermione, muy incómodo. Se dirigió hacia el dormitorio de las chicas, pero en el momento en que iba a abrir la puerta, una voz familiar gritó:
- ¡Hermione, dónde está Malfoy, ¿Por qué no ha venido contigo?!
Era Ron, la miraba con una expresión de odio en sui rostro, y justo a un costado de éste, se encontraba Harry, quien estaba sentado en una butaca, éste no la miraba, estaba muy ocupado ojeando una revista: Corazón de Bruja. Hermione supuso que trataba de no mirarla y que se había percatado de su presencia pero claramente, no dio señales de que le importara.
Los murmullos continuaron por toda la sala, Hermione no respondió, se mantuvo de pié, sin mirar a nadie. Lo único que hizo fue abrir la puerta y entrar, de ahí en ese omento, no salió, sino hasta el día siguiente, cuando comenzaban las clases.
La primera clase del día era Herbología, y Hermione no se sentía muy alegre de haber empezado las clases, lo cual era muy raro en ella. Lo único que la animaba a seguir con el día, era que tres clases del día tenían Gryffindor con Slytherin, las cuales eran Herbología, Transformaciones y Pociones.
Después del desayuno, los Gryffindors y los Slytherins se dirigieron al invernadero número tres. Al llegar, la profesora Sprout, les dijo que hicieran grupos de cuatro, Slytherins y Gryffindors mezclados.
Después de unos minutos, los únicos que faltaban por hacer un grupo eran Harry, Ron, Hermione y Draco, así que la profesora Sprout los colocó a los cuatro juntos.
La profesora les explicó que iban a aprender a abonar correctamente a un crispóssotto bislaco. Mientras duraba la clase ninguno de los cuatro chicos se dirigieron la palabra, la única vez que Harry le había dicho algo a Hermione fue para pedirle que le alcanzara la espátula diamétrica.
Una vez terminada la clase, los Gryffindors se dirigieron a Defensa Contra las Artes Oscuras y los Slytherins a Historia de la Magia.
Una vez que llegaron al aula de Defensa Contra las Artes Oscuras, Harry y Ron se sentaron muy lejos de Hermione, lo cual era muy deprimente para ella. Cuando entró la profesora Mylthon, la clase entera se quedó en silencio. Esto era muy poco habitual. Todos los Gryffindors le tenían admiración y respeto, ya que había demostrado ser conocedora de las Artes Oscuras más que cualquier otro profesor que hubieran tenido antes. La clase pasó muy rápido, tanto, que no se habían dado cuenta de que la profesora los había dejado salir diez minutos antes, y eso se debía a su excelente actuación con los broscus carvicolos. Después de eso, los Gryffindors se dirigieron a su última clase del día: Transformaciones.
Legaron con tiempo de sobra al aula. Hermione se sentó lo más alejada que pudo de sus amigos, ya que no quería que le hicieran sentir mas mal de lo que ya se sentía. Hermione no participó en toda la clase, y debió de ser por esa razón que la profesora McGonagall la llamó al final de la hora.
-¿Qué le está pasando señorita Granger, no a levantado la mano en toda la hora?
-No me pasa nada, profesora- mintió- no tengo ánimo, eso es todo.
- Está bien, pero antes de que se vaya tengo que informarle algo muy importante- la voz de la profesora McGonagall estaba cargada de seriedad- El profesor Dumbledore quiere verla en su despacho después de la comida- Hermione estaba asustada, tenía un mal presentimiento- así que, por este motivo, tendré que avisar a los profesores de su ausencia.
Hermione ya estaba dispuesta a salir cuando la profesora McGonagall le dijo:
- Antes de que se marche...la contraseña es pimienta dulce, no se retrase, que el profesor Dumbledore ha estado estos días muy ocupado.
* * *
A la hora de la cena, el Gran Comedor estaba en un silencio algo incómodo, el cual Hermione pudo notar de inmediato. Se sentó al lado de Ginny, quien estaba sumida en sus pensamientos, y no se dio cuenta de que Hermione estaba allí. Hermione miró a la mesa de Slytherin, y notó que Draco también la estaba mirando, ella le sonrió pero él no hizo esfuerzo por devolverle la sonrisa, estaba muy serio y su mirada era fría y vacía. La miraba con sus ojos penetrantes, y Hermione sintió un escalofrío en la espalda. Draco se levantó de la mesa y Hermione pudo notar que se dirigía hacia la mesa de Gryffindor, se dirigía hacia ella. Hermione se paró de un salto, fue tan repentino, que Ginny dejó sus pensamientos a un lado y quedó mirando a Hermione con preocupación, y después pasó la vista a Draco, el cual estaba ya a unos pasos de ellas. Afortunadamente, nadie más que ellas dos vieron que Draco se acercaba. Hermione salió de su lugar rápidamente, y se dirigió hasta donde estaba el chico. Draco, viendo que Hermione salía rápidamente y se dirigía a la puerta del Gran Comedor, él también se fue hacia allá.
-¿Qué te ocurre?-le preguntó la chica con voz apagada
- El profesor Snape me ha dicho que el profesor Dumbledore quiere verme en su despacho después de la comida
-La profesora McGonagall también me ha dicho lo mismo, ¿Qué crees quiera de nosotros?
- No lo sé -la voz de Draco sonaba preocupada- pero creo que se debe a mi padre, creo que él ya está aquí, y además creo que quiere convencer a Dumbledore de que te echen del colegio. Después de una larga charla en las puertas del Gran Comedor, los dos chicos se dirigieron a sus respectivas mesas, y cuando Hermione llegó donde estaba Ginny, ésta estalló en preguntas de lo ocurrido y Hermione le contó todos los detalles de la conversación, excepto el hecho de que la trataba de expulsar del colegio, solo por estar con el hijo del señor Malfoy, que era un mago poderoso, y que todo lo lograba con amenazas y hechizos contra todos los que no querían acceder a sus peticiones. El resto de la cena, continuó tranquila como siempre, lo único que le inquietaba a Hermione era que debía de ir donde Dumbledore y probablemente enfrentarse al padre de Draco. Ginny, sin embargo, le contó a Hermione, sus experiencias con Max Müller, el chico de Slytherin que le gustaba a Ginny. Le contó que ya había hablado con él y que se hicieron muy buenos amigos, también le contó que la chica de Ravenclaw con la que siempre charlaba, era su hermana, pero de allí en adelante Hermione no prestó mucha atención a lo que decía, lo cual hizo que Ginny se enojara con ella.
Una vez terminada la cena Hermione y Draco salieron del Gran Comedor y fueron en camino a la gran gárgola que era la escalera que llevaba justamente al despacho de Dumbledore. Ambos estaban nerviosos, se miraron con ojos suplicantes el uno al otro y finalmente subieron por la escalera al decir la contraseña: pimienta dulce. Llegaron a una gran puerta de madera, la cual se abrió al instante, adentro todo estaba muy ordenado, y atrás de un escritorio grande de madera se encontraba el profesor Dumbledore, con su cabello blanco que le llegaba hasta la cintura, y su barba igualmente blanca, a un lado del escritorio estaba un hombre alto, de piel blanca, con ojos grises y el cabello rubio, que le llegaba hasta los hombros. Era el señor Lucius Malfoy, el padre de Draco.
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Espero que les guste este capítulo, lo dejé un poquito inconcluso, pero no se preocupen, ya estoy trabajando en el siguiente. Please pongame puntaje y dejenme comentarios. Escribanme a mi mail [email protected] espero sus mails.
Con carino,
Adelaida ^o^Hermione sintió un pinchazo en el estómago, tenía los ojos tan abiertos como platos. Fue tal la impresión que recibió al ver esa escena, que se quedó sin habla. Vio a Draco, quien estaba a su lado, por el rabillo del ojo y se percató inmediatamente de que él estaba igual de sorprendido. Se quedaron de pié y sin poder moverse durante unos segundos y, a continuación Dumbledore exclamó sonriente:
-¡Vaya! Parece que se acaban de encontrar con el Barón Sanguinario - se rió con ganas de su broma y dijo- Vamos, entren, no les haremos nada malo.
Hermione se dio cuenta de que el profesor viraba de reojo al señor Malfoy, con una expresión de duda en su rostro, como si estuviera esperando que éste no hiciera movimientos bruscos.
La chica dio un paso hacia delante y se percató de que una mano la sujetaba, le impedía avanzar. Draco estaba con su mano derecha sobre el brazo izquierdo de Hermione. El chico cerró la puerta del despacho con un golpe seco, y también dio un paso adelante. Los dos chicos caminaron lenta y pausadamente hacia el escritorio de Dumbledore, y ambos con la mirada dirigida al señor Malfoy. Hermione se dio cuenta de que éste tenía una expresión de odio en su rostro, parecía que los quería atravesar con la mirada. Talvez ésa fuese la razón por la cual Hermione sintió un escalofrío en la espalda y el cabello de la nuca se le erizó.
-Vamos, -dijo Dumbledore- no tengan miedo - se acomodó sus gafas de media luna y continuó- nada le sucederá a ninguno de ustedes, de eso pueden estar seguros.
Hermione pudo notar de el director la miraba especialmente a ella y, enseguida, entendió el motivo de su comentario. El silencio perduró pocos segundos más en el despacho, hasta que el señor Malfoy fue el primero en hablar:
-Seguramente sabes por qué he pedido que vengas tu también, hijo - su voz sonaba fría y melosa, y llena de un odio que quería retener
Draco negó con la cabeza. Estaba más pálido que nunca y parecía nervioso.
-Bueno, te lo explicaré. Como ya se lo he mencionado a Dumbledore, quisiera que te alejaras de esa...-dudó un segundo y miró a Dumbledore de soslayo y continuó- esa jovencita. No creo que sea buena para ti, hijo. A demás...
- Además creo que sus comentarios no tienen fundamento alguno y son absurdos, Lucius- lo interrumpió Dumbledore. Sus ojos brillaban con un destello de confianza y seguridad.
La luz que penetraba por la ventana acentuaba sus arrugas.
La señorita Granger, aquí presente,-Dumbledore tenía sus ojos azules clavados en Hermione- es la mejor estudiante que Hogwarts a tenido desde hace mas de cincuenta años, me atrevería a decir.
Hermione se ruborizó, pero todavía sentía algo de preocupación a causa de la presencia del señor Malfoy.
- Además - continuó Dumbledore- me parece que es la mejor bruja de origen muggle que ha existido desde hace muchos años...
-¡Albus, -el señor Malfoy estaba ahora mas serio que nunca-no quiero mas rodeos con respecto al tema! ¡Quiero que la expulsen ya! ¡No quiero que esa sangre sucia siga estando cerca de mi hijo!
Hermione se puso pálida, estaba tan blanca como la extensa barba de Dumbledore. Sin embargo, seguía teniendo la esperanza de que se salvaría de la expulsión.
-Pe...Pero, ¿Por qué quiere que...que me expulsen de Hogwarts, señor Malfoy?- La voz de Hermione delataba pánico, sin embargo ella tenía una expresión de seguridad en su rostro.
El señor Malfoy regresó la mirada hacia Hermione y ésta se arrepintió, por alguna razón, de hacer esa pregunta.
-Pues por el simple hecho de que no quiero que mi hijo empiece a tener compasión por gente como tú. Unos asquerosos sangre sucia. Ustedes no deberían de entrar a este colegio, ustedes deberían de ser eliminados, tú y los de tu clase. ¡Todas las sangres sucias deberían de desaparecer!
- Me temo que esa no es una buena razón para la expulsión de una bruja de origen muggle- exclamó Dumbledore- además, como ya lo mencioné antes, la señorita Granger es la mejor estudiante que a asistido a Hogwarts.
- ¡Y yo no permitiré que la expulsen!- La voz de Draco resonó en todo el despacho. Las pinturas que se hallaban, en ese momento, charlando unas con otras, se voltearon para ver al chico- ¡Tal vez puedas sacarla del colegio, la puedes sacar del país, la puedes sacar del continente si es que quieres, pero nunca la podrás sacar de mi corazón!
Draco deslizó una mano por la cintura de Hermione. En los ojos de Draco se podía notar decisión. Hermione estaba mas sorprendida que nunca, ni se le pudo haber ocurrido alguna vez que Draco podría enfrentarse a su propio padre solo por el amor que sentía hacia ella.
-Y, ¿quién dice que, para que la olvides, tengo que sacar a esta chiquilla del país, cuando puedo eliminarla para siempre?
Hermione estaba más asustada que nunca, tenía ganas de salir corriendo pero sus piernas parecían de plomo, no le respondían. El padre de Draco sacó varita, y apuntaba directamente a Hermione. El profesor Dumbledore saltó de sus asiento y también saco la varita, solo que esta apuntaba al señor Lucius.
Hermione sentía que se iba a desmayar, no sabía que hacer.
-¡Lucius, contrólese!-le ordenó Dumbledore, con sus ojos claros aún puestos en la varita.
-¡No!-gritó el señor Malfoy- ¡Estoy arto de esta sangra sucia!- y a continuación gritó:
-¡Previoulus!
De la varita salió un chorro del luz lila y verde, el cual estaba dirigido directamente a Hermione. A ésta se le paralizaron las extremidades. Sintió un empujón muy fuerte, esquivó el impacto del hechizo y cayó al suelo golpeándose la cabeza contra un librero que estaba cerca de ella. Cerró los ojos fuertemente, el dolor punzante de la herida y el golpe recibido la hacía perder el conocimiento. Oyó, después de unos segundos, que alguien mas caía a su lado. Oyó a Dumbledore discutiendo acaloradamente con el señor Malfoy, después oyó la voz de Dumbledore
-¡Expelliarmus!-gritó
Una varita salía despedida por los aires y atravesaba todo el despacho, aterrizando a unos pocos metros de ella. Hermione ya no podía oír nada mas, se alejaba de esa habitación, no podía oír nada mas, sentía que ya no viviría...simplemente iba a morir allí.
* * *
Hermione despertó por le ruido de pasos y de objetos al moverse. Abrió los ojos lentamente y vislumbró el techo de la emfermería. Tenía la cabeza muy adolorida y estaba con un par de vendas. No recordaba la mayor parte de las cosas sucedidas en el despacho de Dumbledore. Se incorporó en la cama y vió a la señora Ponfrey que estaba frente a otra cama. La chica se quiso levantar pero la señora Ponfrey se percató inmediatamente de que estaba despierta y la obligó a recostarce nuevamente.
-No puedes levantarte aún - le dijo- no estas del todo bien, necesitas reposo.
Hermione volvió a acostarse, pero todavía había algo que no la dejaba tranquila. De repente, se dio cuenta.
-¡Draco!- exclamó, la señora Ponfrey se sobresaltó y volteó a verla- ¿Dónde está Draco?
La enfermera la miró con dulzura y le respondió:
-Está inconsciente. El hechizo que recibió lo ha dejado sin conocimiento. No despertará a menos que venza los efectos que este hechizo tiene.
Hermione ahogó un grito, sus ojos se llenaron de lágrimas. Se paró y se fue directamente hacia la cama donde la señora Ponfrey había estado. Se acercó y no podía creer lo que veía. Allí, sobre la cama, estaba Draco. En ese instante Hermione recordó todo lo que había pasado: Draco la había empujado para que el hechizo no la tocara a ella, pero desafortunadamente, fue él quien recibió el impacto de éste.
-¿Qué clase de hechizo es el que recibió?- preguntó Hermione, derramando unas cuantas lágrimas sobre su túnica.
-Según parece,-la señora Ponfrey estaba algo enternecida por la reacción de Hermione- el causante de la inconciencia de tu amigo es el hechizo Prevaleciente, el cual causa que las personas que lo reciban pierdan la memoria, queden dormidos o inconscientes para siempre, o en el peor de los casos -tragó saliva nerviosamente- hasta puede causar la muerte.
A Hermione se le cayó el alma a los pies, rompió a llorar y se lanzó hacia el pecho de Draco, lo abrazó fuertemente y derramó varias lágrimas sobre él.
Estaba muy dolida, y la señora Ponfrey podía notarlo, y no la detuvo para que dejara de llorar.
La noticia de que Hermione había sido atacada por el padre de Draco se corrió rápidamente por todo el castillo. Lo único que no se supo, fue que el mismo Draco estaba inconsciente en la enfermería. Por el castillo corrían varias versiones de lo que le sucedió a Hermione, pero ninguna se acercaba a la verdad. También, los alumnos del castillo, empezaron a notar que Draco Malfoy no aparecía, y también, debido a su ausencia, empezaron a inventar rumores. Sin embargo, que Draco no apareciera por ningún lado era algo que a Harry y a Ron no les importaba en lo absoluto.
Hermione estaba muy abatida por lo ocurrido con Draco, y Ginny se daba clara cuenta de ello, ya que ella pasaba la mayor parte del tiempo con Hermione.
Pero debido a la preocupación que tenía, Hermione ya no quería probar bocado, no podía dormir, y hasta no podía concentrarse en sus estudios, lo cual causó que se durmiera en clases. Hermione se la pasaba horas enteras en la biblioteca leyendo todo lo que podía sobre el hechizo Prevaleciente, pero todos decían lo mismo:
La persona atacada directamente en el pecho con
el hechizo Prevaleciente, pasará una eternidad
dormida y con continuas pesadillas. Solo si logra vencer
sus miedos despertará. Pero si no lo logra puede morir en
el peor de los casos
Sin embargo, a pesar de que la veintena de libros que había leído decían lo mismo, Hermione no se rendía, sabía que para todo había una solución, solo que, para este hechizo, era más difícil encontrar algo que resolviera el problema. A Hermione siempre se la veía leyendo en la biblioteca, y las personas que la veían, creían que estaba haciendo sus tareas o leyendo nuevamente cada uno de los libros de la biblioteca para encontrar algo nuevo. Harry y Ron seguían sin hablarle, pero hasta ellos se empezaron a preocupar por ella, debido a que sus notas habían bajado y ya no eran tan buenas como antes, y todo ese embrollo era porque no hacía sus tareas con la perfección que la caracterizaba y, quería sobre todo, salvar a Draco.
Pasaron días, semanas y Hermione seguía sin averiguar nada que pudiera serle de utilidad para salvar a Draco. Siempre iba a la enfermería cada vez que podía. Draco seguía inconciente, y cada vez que Hermione lo veía parecía que adquiría peor aspecto. Una tarde de domingo Hermione estaba, para variar, en la biblioteca, leyendo un libro titulado Encantamientos, maleficios y curas de los mismos por Elana Grysthrud. Hermione leía cada párrafo con extrema atención, finalmente, encontró lo que buscaba:
El Encantamiento Prevaleciente
Éste encantamiento se caracteriza, principalmente, por ser el causante de un sinnúmero de muertes en todo el mundo. Este encantamiento también se caracteriza por ser magia negra de muy alto nivel. Las únicas personas, que se conoce que saben realizarlo, son los más cercanos partidarios al Señor Tenebroso.
Hermione terminó de leer, se detuvo a pensar un segundo y confirmó sus sospechas: Lucuis Malfoy era, o sigue siendo, un mortífrago. Giró la página y vio que en su reverso solo había unas cuantas líneas antes de comenzar otro capítulo:
Curas de este encantamiento:
Solo existe una única posibilidad de salvar a las personas que han sido atacadas, y es la poción Exclimatizadora. (Información necesaria sobre esta poción la puede encontrar en Leyenda Potione)
Hermione, afortunadamente, había oído de la existencia de ese libro, sabía que se encontraba en la Sección Prohibida al igual que el Moste Potente Potions, que había utilizado para preparar la poción multijugos en segundo año. Hermione sabía que la única manera de sacar ese libro era con la autorización de un profesor, el único inconveniente que tenía era que ninguno de ellos la dejaría sacar el libro sin saber la razón por la cual lo quería utilizar. Hermione no lo pensó dos veces, iría en la noche a la Sección Prohibida y se llevaría ese libro con la ayuda de la capa invisible de Harry.
* * *
Después de salir de la biblioteca, Hermione se dirigió a la torre de Gryffindor. Subió las escaleras rápidamente y es seguida se encontró con el retrato de la Señora Gorda, dijo la contraseña rápidamente (Burbujas de azúcar) y entró. Dentro solo había dos chicos de segundo y tres de séptimo, quiso saber dónde estarían los demás de su curso, pero no se detuvo a preguntar. Se dirigió al dormitorio de los chicos, su plan era apoderarse, solo por una noche, de la capa de su amigo. Después de percatarse de que no había nadie en el dormitorio, buscó desesperadamente la capa invisible, no sabía donde Harry guardaba dicha capa, nunca se lo había querido decir. Después de unos minutos, ya había buscado por toda la habitación y no la había encontrado, sacó la varita y gritó:
-Accio capa invisible
La capa atravesó la habitación rápidamente dirigiéndose a Hermione y posándose en su brazo. Feliz de haber logrado lo que se proponía, se disponía a salir, pero se dio cuenta de que, en un intento desesperado de buscar la capa, había hecho un gran desorden. Todas las cosas de Harry estaban tiradas por toda la habitación, y había varios libros en el suelo. Con la varita aún en su mano quiso ordenarlo todo de nuevo con el encantamiento Anteriorizante, pero no lo logró a tiempo. Oyó la voz de varios chicos y chicas entrando en la sala común y entre ellos pudo distinguir claramente la voz de Harry y Ron. Los nervios la paralizaron, se oía cada vez más cerca a sus amigos. Apuntó con la varita a las cosas de Harry y luego gritó:
-Anterizium
Todo volvió a estar como Hermione se lo había encontrado, se puso la capa en el preciso momento en que entraban todos los chicos en la habitación. Hermione estaba muy callada, casi ni respiraba para que nadie la pudiera escuchar. Hermione se dio cuenta de que Harry y Ron se sentaban en la orilla de la cama más cercana; el primero parecía que estaba preocupado y algo distraído.
-¿Has visto a Hermione?-preguntó a Ron, éste le negó con la cabeza, tenía el entrecejo fruncido. Hermione supuso que era por la pregunta tan repentina de Harry.
- Me han dicho-Harry miró a Ron de soslayo- que pasa mucho tiempo en la biblioteca, también e llegado a oír, de la misma boca de la profesora McGonagall, que ha bajado en sus calificaciones, y que ya no pone la misma atención a las clases, como lo hacía antes.
Ron frunció aún más el entrecejo y después le dijo a Harry:
-Debe de estar todo el tiempo con su querido noviecito, Malfoy- Ron estaba muy irritado y en su voz se pudo notar desprecio y rencor.
Hermione sentía unas ganas tremendas de llorar por los comentarios tan sarcásticos de su amigo, pero se contuvo y guardó silencio para poder seguir escuchando.
-He pasado por la enfermería un par de veces- le comentó Harry a Ron- y cada vez que paso siempre puedo ver lo mismo: una cama tapada con cortinas. A demás, la señora Ponfrey siempre está muy ocupada cerca de allí, y no deja que nadie la vea.
-¿Y eso que tiene que ver con lo que estamos hablando?- preguntó Ron
-¿No has notado que no hemos visto a Malfoy durante mucho tiempo?- Harry miraba a Ron con los ojos muy abiertos, como tratando de decirle algo.
-Si, ¿y qué?-Ron estaba más enfadado, no le agradaba hablar sobre Draco, y Hermione lo sabía perfectamente.
- El otro día- continuó Harry- entré a la enfermería mientras la señora Ponfrey no estaba, fui hasta la cama tapada con las cortinas y ¿a que no adivinas a quien me encontré?
Ron abrió los ojos a manera de curiosidad e intriga, pero Hermione pudo notar claramente que esa expresión en su rostro era fingida. Harry también se percató de ello, pero hizo como que no se daba cuenta.
-¡Vi a Malfoy! ¡Malfoy estaba en esa cama, inmóvil!
Los ojos de Ron se abrieron como platos, esta vez sí que estaba impresionado.
-Y ¿qué tenía?- preguntó
-No lo sé, solo lo vi unos instantes, y después me fui porque oí pasos acercarse a la enfermería - Bajó la voz hasta convertirse en un susurro casi inaudible. Hermione tuvo que acercarse un poco mas para poder oír- Tenía un aspecto terrible, parecía muerto, no se movía, daba la impresión de que ni siquiera respiraba
Hermione se asustó, se suponía que nadie más que el profesor Dumbledore, la señora Ponfrey y ella tenían que saber lo ocurrido con Draco.
En ese instante, Neville entró en la habitación, dejando la puerta abierta. Hermione aprovechó ese momento para poder salir, antes de que Harry la volviera a cerrar.
* * *
Ya eran pasadas las doce de la noche cuando Hermione pudo salir de la sala común, los hermanos Creevey se la habían pasado toda la noche jugando snap explosivo y no se fueron ha dormir si no hasta las doce menos cuarto. Hermione se dirigió a la biblioteca haciendo el menor ruido posible en los pasillos, afortunadamente no se encontró ni con Filch ni con su apestosa gata, la Señora Norris.
Cuando Hermione llegó a su destino, entró sigilosamente, con mucho cuidado pasó por un lado de las repisas que contenían libros de Animales Peligrosos. Llegó hasta una puerta café con candado, encima de ésta decía SECCIÓN PROHIBIDA, Hermione sacó su varita:
- Alohomora- susurró por debajo de la capa. El candado se movió dos veces pero la puerta no se abrió, seguramente la habían sellado con algún hechizo antiabridor, afortunadamente, Hermione había estudiado algunos hechizos mientras buscaba la cura del hechizo Prevaleciente para Draco.
Pensó en alguno que le fuera de utilidad. Le vino una idea, el encantamiento Rompesellos. Hermione apuntó de nuevo al candado.
-Lyberatte- dijo nuevamente en un susurro. Se oyó un > y después el candado cayó al suelo partido en dos pedazos. Hermione recogió los pedazos del suelo y se los guardó en el bolsillo de la túnica. Abrió la puerta lentamente tratando de que ésta no rechinara. Hermione entró a un cuarto oscuro, más oscuro de lo normal, el ambiente ahí adentro era fantasmal y muy tétrico. Hermione se quitó la capa y se la colocó en el brazo, susurró y de la varita salió un poco de luz que iluminaba lo suficiente como para poder ver los títulos de los libros. pensaba Hermione, mientras leía las inscripciones en los lomos de los que estaban al alcance de su vista. A Hermione se le erizaron los pelos de la nuca al ver un libro con varias calaveras un su lomo, las cuales, en sus huesudos rostros se dibujaban unas sonrisas macabras. Apartó su vista de ese libro y siguió buscando. Finalmente, lo encontró. Un libro de apariencia vieja y mohosa tenía las palabras Leyenda Potione de color dorado en su lomo. Hermione sacó ese libro de la repisa y puso en su lugar otro muy parecido. Al salir de allí Hermione dejó el libro y la varita en el suelo, se puso de nuevo la capa y, a continuación sacó el candado roto de su bolsillo, recogió la varita, apuntó con ella al candado y susurró >El candado volvió a estar donde estaba. Solo por precaución Hermione apuntó con ella al candado y susurró:
> El candado se movió ligeramente, pero no se abrió. Hermione guardó la varita en el bolsillo de la túnica y se inclinó para recoger el libro del suelo, lo sujetó fuertemente con los brazos para evitar que se le cayera y salió de la biblioteca. Subió las escaleras y fue hasta la torre de Gryffindor. Antes de poder llegar a la pintura que cubría el agujero del retrato, encontró a otra persona sentada al lado de la Señora Gorda, un caballero de armadura, lo reconoció en seguida: era Sir Cadogan. El rostro de éste estaba con apariencia distraída. En el rostro de la Señora Gorda se podía apreciar la misma expresión. Hermione se dio cuenta de que la mano de Sir Cadogan sostenía una botella de Brandy. Era obvio: los dos habían bebido de más y estaban ebrios. Hermione observó con disgusto esa escena, pero no se detuvo a regañarlos, debía de entrar a la sala común lo más rápido posible.
-Burbujas de azúcar- dijo Hermione.
-Realmente no las he probado- respondió la Señora Gorda
Dejó pasar a Hermione sin percatarse de que la voz había salido de la nada. Se dirigió hacia el dormitorio de las chicas. Parvati y las demás dormían profundamente. Hermione se quitó la capa y la dejó sobre su cama, también sacó su varita y la dejó junto con la capa. Con el brazo izquierdo sujetaba el libro. Se quedó abrazando el libro por unos segundos, después, sin hacer ningún ruido que pudiera despertar a las chicas, se dirigió hacia su baúl y lo abrió.
Guardó el libro en lo más profundo de éste, a continuación cogió la capa de Harry y la varita. Dobló la capa cuidadosamente y la guardó tal y como lo había hecho con el libro, cerró el baúl y, con ayuda de un encantamiento candado, lo cerró. Dejó la varita sobre la mesita de noche que estaba junto a su cama y, ya no tan agitada por el recorrido hacia la Sección Prohibida, Hermione se quitó la túnica y se puso el camisón de dormir. Se sentó en la orilla de la cama que daba a la ventana, se quedó contemplando las estrellas durante unos momentos. Se acostó lentamente sobre las sábanas y se quedó con la mirada perdida observando el techo. Pensaba en las posibilidades que tenía de poderle salvar la vida a Draco. Sonrió vagamente al pensar que volvería a verlo por el colegio, paseando como si nada hubiese ocurrido. Se quedó dormida, soñando con todo lo que deseaba y con la sonrisa aún en su rostro.
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Espero que les guste este capítulo, y please, escribanme y denme sus comentarios. Ponganme puntaje y eso.
Con carino,
Adelaida.A la mañana siguiente, Hermione se despertó muy temprano. Cuando bajó al Gran Comedor no encontró a casi nadie en la mesa de Gryffindor. Se sentó a desayunar en la habitual silla que ocupaba junto a Ginny, y se sirvió un plato de avena. No comió nada más. Estaba muy emocionada con la idea de que podría preparar la poción Exclimatizadora. Pasó todo el desayuno pensando en las posibilidades que tenía de ayudar a Draco a despertar. Estaba tan distraída que ni siquiera se percató de que sus demás compañeros ya habían bajado. Cuando terminó de desayunar se dirigió nuevamente hacia la torre de Gryffindor, subió por la escalera de mármol, atravesó el agujero del retrato y se dirigió al dormitorio de las chicas. Tenía algo muy importante que hacer: devolver la capa invisible de Harry. Caminó hasta la mesita de noche donde estaba su varita, la cogió cuidadosamente y se dirigió hacia su baúl, deshizo el encantamiento candado, lo abrió lentamente y de él sacó la capa. Cerró de nuevo el baúl y salió de la habitación. Subió por la escalera de caracol hacia el dormitorio de los chicos, su corazón latía rápidamente a causa del nerviosismo, abrió la puerta lentamente y se dirigió hasta el baúl de Harry, lo abrió y guardo la capa en el fondo de éste. Hermione no sabía exactamente dónde había estado la capa, pero en ése momento no se podía quedar mucho tiempo a tratar de averiguarlo. Cerró el baúl y salió rápidamente. Bajó de nuevo al dormitorio de las chicas, abrió su baúl y de él sacó el Leyenda Potione. Lo guardó en su mochila y salió de la sala común. Cogió su horario y lo revisó rápidamente. La próxima clase de Pociones que tenían los Gryffindor era el martes. No podía esperar tanto tiempo, tenía que conseguir los ingredientes lo más pronto posible. Hermione estaba tan distraída que no se dio cuenta de que estaba caminando directamente hacia el baño de las chicas donde se encontraba Myrtle la Llorona. Se paró en seco cuando llegó a la puerta con el letrero de No funciona. Pensó rápidamente. No sabía porqué se había dirigido hacia allá. Dio media vuelta y cuando se disponía a marcharse oyó un gran chillido justo detrás de ella. El sonido venía de los servicios de Myrtle. No estaba segura de si debería hacer lo que iba a hacer, sin embargo entró y cerró tras ella la puerta del baño. Sentada sobre el lavamanos estaba Myrtle, con su aspecto de estar a punto de llorar. Hermione se acercó a ella y con una sonrisa le dijo:
- Hola Myrtle, ¿Qué ha pasado? Me pareció oírte gritar.
- Ah
Hola.- La fantasma la vio con los ojos llorosos. Tenía su cabello todo alborotado. Parecía que había corrido muy apresuradamente.- No me ha pasado nada, acabo de pelearme con una sirena en el lago. Me ha llamado pequeña niñita entrometida solo porque e intentado detener una pequeña pelea; vine aquí para desahogarme y
-Espera, -le dijo Hermione- ¿tú puedes viajar al lago?
- Claro, ¿acaso Harry nunca te ha dicho que fui yo quien le ayudó en la segunda prueba en el Torneo de los Tres Magos hace dos años?
Hermione no dijo nada; Myrtle enseguida comprendió que había metido la pata.
-Ah
sí
lo siento, no me acordaba que se habían peleado
Hermione no sabía cómo Myrtle pudo averiguar esa información, pero no le importaba en ese momento.
-Oye
¿has visto a Peeves?
-¿A Peeves? Si, está en el ala oeste del castillo ¿Por qué lo preguntas?-Myrtle parecía extrañada de que Hermione le preguntara sobre el poltergeist del castillo.
A Hermione se le había ocurrido una idea genial para conseguir los ingredientes que necesitaba para la poción Exclimatizadora.
- Por nada
es solo que
En ese momento se abrió la puerta del baño. Hermione dio un brinco y se dio la vuelta para ver quién había entrado.
-
aquí podremos descansar un momento
Harry y Ron aparecieron por la puerta. Hermione se quedó sin habla. Ron parecía tan sorprendido como ella; Harry se detuvo rápidamente. La miró con cara de pocos amigos y después le dijo:
-¿Qué haces aquí?
-Lo mismo les iba a preguntar a ustedes dos
-Bueno
-Ron estaba a la defensiva, parecía más alto de lo normal. Y, por la luz que entraba por la ventana más alta de los servicios, su pelo y su cara lucían muy rojos- nosotros te hemos preguntado primero, ¿Qué haces aquí?
-Entré porque oí gritar a Myrtle. No sabía que se había convertido en delito entrar a un baño- dijo Hermione sarcásticamente
Ron estaba rojo hasta las orejas. Harry estaba parado al lado de Ron sin decir una palabra. Parecía que si abría la boca para decir algo, estallaría.
-No deberías de estar velándole el sueño a tu lindo nociecito, Malfoy.
A Hermione le hervía la sangre en las venas. Tenía ganas de llorar de lo furiosa que se sentía, sin embargo, se tranquilizó y con un tono de absoluto resentimiento y sarcasmo le respondió:
-Creo que tienes razón, debería de estar al lado de la persona más extraordinaria del mundo y no con un par de idiotas como lo son ustedes dos. Es más, me dirigía directamente para la enfermería antes de que Myrtle gritara.
La fantasma, que estaba tan callada como Harry, simplemente hizo un gesto afirmativo con la cabeza.
-¡ENTONCES, ¿POR QUÉ NO MEJOR TE LARGAS DE MI VISTA, HERMIONE?!
- ¡CON MUCHO GUSTO ME IRÉ, NO SOPORTO ESTAR CON UN TONTO COMO LO ERES TU, RONALD WEASLEY!- A continuación, Hermione salió empujando a Ron a un lado y cerró la puerta de un golpe.
Estaba tan furiosa que, otra vez, no se fijó por dónde iba. Después de unos quince minutos Hermione ya estaba más calmada. Olvidó casi por completo su pelea con Ron y recordó a donde debía de ir. Corrió en el sentido opuesto hacia el ala oeste. Estaba Muy agitada, su corazón latía muy a prisa. Llegó a la sala de Astronomía, la cual estaba en el la parte oeste del castillo. Efectivamente. Frente a la ventana que daba al los terrenos del colegio estaba Peeves; escribiendo groserías en la pared. El poltergeist la miró y le sacó la lengua diciendo:
-Hola Hermy. No te muevas, que voy a quitar ese horrible gato que tienes pegado en tu cabeza.
A continuación, Peeves se acercó a Hermione e intentó jalarle el cabello. Ella se apartó rápidamente.
-¡Pero no ha sido un gato! ¡Ha sido tu espantoso cabello enmarañado que parece trapo viejo!
Peeves se puso a reír estrepitosamente; los alumnos que estaban a su alrededor se le quedaron mirando.
-¿Eso crees pedazo de residuo de fantasma?-Hermione estaba intentando provocar a Peeves, y tal parecía que lo estaba logrando
-¿Cómo me has llamado?
-Residuo de fantasma- repitió Hermione
-Mira, pequeña insolente, yo puedo ser más terrorífico y destructor que un huracán
Los chicos que estaban a su alrededor se quedaron callados. Sabían que Hermione había hecho algo muy imprudente.
-A puesto a que no puedes robar en el despacho del profesor Snape- Le susurró Hermione para que nadie más que Peeves la oyera.
-Claro que puedo, pequeño gusamoco con cerebro grande. Es más ahora mismo he de demostrarte de lo que soy capaz de hacer. Salió flotando muy rápidamente en dirección, como Hermione sabía, al despacho Snape.
El plan de Hermione había resultado a la perfección. Los alumnos que quedaban estaban observando a Hermione detenidamente; al paso de unos cinco minutos, se aburrieron y la dejaron sola en el pasillo. Hermione esperó otros diez minutos hasta que Peeves regresara.
Cuando él se encontró con Hermione nuevamente, llevaba un montón de frascos en las manos.
-¡Aquí está! Te dije que podía hacerlo
- Bueno,- empezó a decir Hermione con un tono de fingida desilusión- tengo que admitir que esto si lo has podido hacer. Pero a que no te atreves a ir con Myrtle la Llorona y le quitas sus gafas.
- ¡Ja!- exclamó el poltergeist- eso es aún mas fácil
Y salió flotando hacia el baño de Myrtle. Mientras Peeves se alejaba, Hermione aprovechó para coger todos los ingredientes que necesitaba y los guardó dentro de su mochila. Salió corriendo hacia el séptimo piso y llegó a un tramo vacío de pared frente a un enorme tapiz que representaba el absurdo intento de Barnabás el Chiflado de enseñar ballet a los trols. Hermione cerró los ojos y pasó tres veces desde la ventana que había mas allá del tramo vacío al jarrón del tamaño de una persona que estaba al otro lado. Se concentró y pensó:
Dame un lugar para preparar pociones
Un lugar para hacer una poción
Un lugar que me ayude a hacer la poción Exclimatizadora
Abrió los ojos y se encontró frente a una puerta de madera de caoba; se parecía mucho a las puertas de las mazmorras. Se percató de que nadie estuviera cerca y entró.
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Este capítulo lo dejé un poco inconcluso, pero no se preocupen, ya estoy trabajando en el siguiente.
Cariños,
AdelaidaLa sala tenía el aspecto de una verdadera mazmorra. Tenía unos estantes polvorientos colocados alrededor de la sala. Había infinidad de frascos con animales extraños flotando en un líquido verde. Al frente de Hermione había una mesa muy larga. Encima había sobres de polvos mágicos y más frascos. Se acercó a la mesa y dejó allí encima todos los ingredientes que le había dado Peeves. Hermione supuso que allí no habría algunos de los polvos que necesitaba, pero se equivocó, así que lo que le pidió a Peeves no le sirvió de nada, pero igual lo iba a utilizar. Se acercó a la mesa y dejó encima su mochila, sacó de ella el Leyenda Potione, y empezó a leer los ingredientes que necesitaba:
Ingredientes para la poción Exclimatizadora:
- Tres caparazones de caracoles de fuego
- Dos alas de doxy
- Una garra de un grifo
- Seis pelos de una acromántula
- Dos dientes de escarbado (preferiblemente el escarbado moteado)
- Cuatro gotas de Veritaserum
- Nueve cucharadas de pus de bubotubérculo sin diluir
Para la preparación de esta poción es necesario, más que los ingredientes correctos, concentración ya que cualquier mal cálculo podrá tener como consecuencia una poción de envenenamiento o de desdoblamiento perpetuo.
Hermione leyó varias veces los ingredientes de la poción. Se dirigió a cada uno de los estantes y de éstos fue tomando frascos llenos de sustancias de aspecto repulsivo. Colocaba un caldero encima de la mesa; sacó la barita e hizo un complicado movimiento de muñeca el cual hizo que aparecieran unas cuantas llamas azules. Hermione leía una y otra vez la preparación de la poción y muy cuidadosamente iba poniendo cada ingrediente en el caldero. Cuando la mezcla estuvo hecha Hermione leyó una vez más para comprobar que todo lo había hecho bien; según el libro, la poción debía de tomar un color rosa pálido y, efectivamente, ese era el color de la poción. Ahora solo tenía que esperar quince minutos para que los ingredientes se disolvieran correctamente y poder colocar el contenido del caldero en una botella. Mientras eso pasaba, Hermione se dio un par de vueltas por la sala donde estaba. Fue observando frascos de distintos colores, pero hubo uno que le llamó más la atención, era uno que tenía el aspecto de estar allí desde hace poco. Hermione se acercó más para poder apreciar más el color de aquel líquido. Era azul eléctrico con una mezcla de verde lima. Tenía una etiqueta colocada en la cual se leía:
Filtro de la sabiduría. Altamente poderoso.
Se ruega manejarlo con precaución ya que su contenido puede causar conocimiento infinito y arrogancia momentánea. Úselo bajo su propio riesgo.
Hermione se preguntó quién sería capaz de crear un filtro de la Sabiduría, pero en ese momento sonó un ¡Plim! que le hizo recordar que ella estaba preparando su propia poción. Dio media vuelta y comprobó que ésta ya esté lista. Sacó dos frascos de su mochila y en el primero colocó el fuego mágico, en el segundo fue colocando cuidadosamente el líquido de color rosa pálido. Una sonrisa se dibujó en su rostro. Guardó el fuego mágico en su mochila junto con el libro, se escondió el frasco de la poción en su túnica y salió de allí. Caminó rápidamente hacia la enfermería haciendo caso omiso de los comentarios que hacían al verla los de Gryffindor. Llegó hasta la puerta de la enfermería. Dentro no estaba la señora Pomfrey; eso le convenía. Se acercó, sin hacer ruido, a la cama donde estaba Draco y se sentó en la orilla. Sacó la poción, la colocó en un vaso que estaba cerca de la mesita de noche y puso una cantidad considerable dentro. Acercó la taza a los labios del chico y lo ayudó a beber un trago. Una luz verde los rodeó, una nube de vapor entraba al cuerpo de Draco como si fuera el fantasma de su alma que volvía hacia él. La luz verde se desvaneció tan rápidamente como llegó. Hermione se levantó de la cama para verificar que nadie los había visto, estaba muy distraía viendo a los pasillos cuando sintió una mano que le tocaba el hombro. Se dio la vuelta y ante ella estaba un chico de cabello rubio y de tez pálida. Draco había despertado.
Hermione no sabía cómo reaccionar. Se sentía muy feliz y a la vez consternada. Sus esfuerzos habían dado resultados. Draco la miraba con alegría.
- Gracias, Hermione- le dijo; en su voz se notaba un aire de gratitud y jovialidad.
Hermione tenía los ojos llenos de lágrimas, se lanzó a los brazos del chico, quien la abrazó tiernamente. Hermione estaba realmente contenta. Cuando en eso entró la señora Pomfrey.
-¿¡Qué significa esto!?- exclamó escandalizada- se supone que el señor Malfoy debería de estar postrado en esta cama. ¿Cómo es que ha podido despertar? Eso es imposible
a menos que
a menos que haya tomado la poción Exclimatizadora. ¡Señorita Granger, ¿no ha entrado a la sección prohibida?, ¿verdad?!
Hermione, quien aún estaba en los brazos de Malfoy, se apartó rápidamente y sintió gran angustia. Un escalofrío recorrió su espalda y sentía que tenía mariposas en el estómago.
- Claro que no, profesora- mintió.
Cuando se disponía a seguir hablando se acordó de algo que la misma señora Pomfrey le había dicho.
- Profesora, usted me dijo que a las víctimas del encantamiento Prevaleciente se las podía revivir con la poción Exclimatizadora o simplemente si querían despertar por sus propios medios.
- Bueno, veo que usted tiene toda la razón, sin embargo quisiera saber qué hace este frasco encima de la mesa del señor Malfoy.
Hermione temblaba. Se le había olvidado que tenía un frasco con poción sobre la mesita de noche.
-Eso es solo un pequeño experimento que he hecho. Trataba de hacer perfume brillante, sin embargo me salió ese líquido de color rosa. Estaba dispuesta a tirarlo cuando pasé por aquí, sin embargo me percaté de que había alguien y me encontré a Draco
es decir, con el señor Malfoy.
Parecía que la señora Pomfrey no le creía.
- Está bien; señor Malfoy, ya puede irse, sin embargo quiero que descanse y no tenga emociones muy fuertes.
- No se preocupe profesora- le respondió éste- Estoy seguro de que la señorita Granger sabrá cuidarme muy bien.
* * *
La mayoría de los de Gryffindor se extrañaron de ver a Malfoy caminando por los pasillos nuevamente como si nunca hubiese ocurrido nada. Corría el rumor de que Peeves le había tirado un balde de agua y así había despertado. Sin embargo nadie conocía la historia verdadera, excepto Hermione.
Los exámenes ya estaban llegando y Hermione se había esforzado por mejorar lo que se había descuidado en el tiempo que había estado buscando la cura para el encantamiento Prevaleciente. Sus notas mejoraron increíblemente, aunque la verdad eso no era novedad. Hasta tenía tiempo de ayudar a Malfoy en las materias que estaba mal. Una tarde de lunes en la clase de Pociones. Hermione se sentó con Draco. Éste estaba muy contento de tenerla junto a él, sin embargo Snape parecía furioso de que Hermione y Draco se llevaran tan bien así que se acercó a ellos y les dijo con una sonrisa en sus delgados labios.
- Me parece, Draco, que hoy no quiero que te sientes junto a la señorita Granger.
Hermione estaba extrañada de lo que el profesor les decía, sin embargo ella no dijo nada. Draco pos su parte quiso saber el motivo de la decisión de Snape.
-Profesor, ¿por qué quiere cambiar de lugar a Hermione?
- Porque quiero que la señorita Granger ayude a hacer sus pociones a alguien tan inepto como Longbottom
-¿Dónde quiere que me siente, profesor?- preguntó Hermione con voz chillona y de tono tímido
- Veamos
-dijo Snape mientras recorría con la mirada a toda la clase- Ah, claro. Te sentaras junto a Weasley.
-¡¿Qué?! - exclamaron al mismo tiempo Hermione, Draco, Ron y Harry, que estaba sentado junto a Ron
- Lo que oyeron- exclamó Snape con la voz llena de felicidad al ver la reacción de los chicos- y si no lo hacen le quitaré cincuenta puntos a Gryffindor
Los chicos no dijeron nada. Hermione tomó su mochila y se dirigió a la mesa donde estaban sentados Harry y Ron. Harry también tomó su mochila, de mala gana, y se dirigió a la mesa donde estaba Draco. Cuando pasó junto a Hermione le susurró al oído:
- Espero que te la pases muy bien, ya que yo no lo haré.
Hermione lo miró con odio y se sentó junto a Ron, quien no hizo esfuerzo para ayudarla a acomodar sus cosas.
- Muy bien -comenzó Snape- el día de hoy trabajaremos con la poción de la invisibilidad. Los ingredientes están en la pizarra. Pueden empezar.
Hizo un movimiento con la varita y aparecieron en el pizarrón los pasos e ingredientes de la poción. Hermione se puso de inmediato a hacerla. Mientras miraba de reojo a Draco y Harry que no parecía que estaba muy contento. Pasados quince minutos la poción de Hermione estaba lista, y tenía exactamente el aspecto que debía de tener: gris claro. Hermione vertió el líquido en dos botellas. Uno se lo guardó en la mochila y otro lo entregó a Snape. Volteó a ver la poción de Ron y no tenía buen aspecto. Era totalmente roja y parecía estar apunto de cuajarse.
- ¿Podrías dejar de mirarme, Hermione?- gruñó Ron
- Yo te podría ayudar si me lo pidieras
- Pues no me interesa
- Está bien. Pero que quede claro que te ofrecí ayuda -le dijo Hermione
- Si tanto te interesa ayudar, ¿por qué no ayudas a tu noviecito? Puedo ver que tiene algunos problemas
Hermione volteó a ver a Harry y Draco; su condición no era mucho mejor que la de Ron. La poción que tenía cada uno era totalmente extraña. La de Draco era de color verde lima y la de Harry azul eléctrico. Snape rondaba por allí y vio que los chicos estaban discutiendo muy acaloradamente.
- ¡Si quisiera hacer las cosas mal, yo te llamaría, Malfoy!
- ¡Está bien, Potter! Pero eres más torpe que ese amigo tuyo Longbottom!
- ¡No metas a Neville en esto!
-¿Qué está pasando aquí?- los interrumpió el profesor
Harry y Draco tenían una de sus manos dentó de la túnica. Obviamente estaban preparados para atacarse. Snape se acercó a cada uno de los calderos y una pequeña sonrisa torcida se dibujó en su rostro.
- Vaya, vaya, vaya. - dijo mientras examinaba el caldero de Harry- Otro cero, Potter. Me parece que no has mejorado nada. Diez puntos menos para Gryffindor y además creo que, debido a la pequeña pelea entre Draco y tú, tendré que castigarte. Vendrás a mi despacho toda la semana a las cuatro y quince empunto.
Harry estaba furioso. Hermione miraba a Draco como tratando de decirle algo. Cuando Snape estaba por retirarse pare ir a ver los calderos de los demás, Malfoy vio a la chica. Comprendió rápidamente lo que le trataba de decir. Se apresuró y dijo:
- Profesor, disculpe mi impertinencia pero, ¿por qué no me castiga a mí también? Yo también estaba peleando.
La clase, que hasta ese momento había transcurrido entre conversas y un murmullo general se quedó completamente en silencio. Obviamente no esperaban que Malfoy hiciera lo que acababa de hacer. Incluso Harry, quien estaba haciendo un intento en vano de corregir el color de su poción, se quedó mirándolo con una expresión de perplejidad en el rostro
-¿Cómo has dicho, Draco? - le preguntó Snape mientras se acercaba nuevamente hacia donde estaban los dos chicos.
- Lo que quiero decir profesor, -continuó Malfoy- es que me parece un poco extraño de que solo castigue a Potter por algo que los dos hicimos, es más, él no fue quien empezó la pelea, fui yo. Así que me parece que debería castigarnos a los dos. Además también pienso que debería de quitarle algunos puntos a Slytherin, porque mi poción está tan mal como la de Potter.
Snape se quedó perplejo. Hermione miraba con atención. La cara de Snape tenía un aspecto terrible. Como nunca había quitado puntos a Slytherin y como Malfoy era su alumno predilecto, tenía la cara pálida y muy seria.
- Bueno, si eso es lo que quieres, Draco. Te complaceré. Tú y Potter están castigados toda ala semana. Y para que no vuelvas a decirme que soy injusto; le quito a Slytherin diez puntos. Eso es todo. - Regresó a ver a toda la clase, la cual estaba muy tensa y en un silencio sepulcral- Los demás, dejen de distraerse y vuelvan a trabajar.
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HE AQUÍ UN NUEVO CAPÍTULO DE MI HISTORIA. ESPERO QUE LES GUSTE, LES PROMETO QUE NO ME TARDARÉ UN TIEMPO EXESIVAMENTE LARGO EN ESCRIBIR OTRO CAPÍTULO. DEJENME SABER LO QUE PIENSAN SOBRE ESTA HISTORIS.
GRACIAS.
CARIÑOS,
ADELAIDA ^o^-¿Por qué lo hiciste? Harry no te agrada en lo absoluto. ¿Por qué lo defendiste?
Esas fueron las primeras palabras que le dirigió Hermione a Draco justo después de salir de la clase de Pociones y dirigirse cada uno a sus salas comunes. (Excepto Draco, pues tenía que cumplir el castigo con el profesor Snape). Hermione estaba consternada por lo que había hecho el chico, así que decidió averiguar el motivo de sus acciones.
- No lo sé- respondió Malfoy- Simplemente me pareció muy injusto que solo a Gryffindor le quitaran puntos. Y me pareció que, como yo había empezado la pelea, debía de merecer un castigo al igual que tu amigo.
Hermione se detuvo en seco. Nunca antes Draco había llamado a Harry tu amigo. Siempre lo llamaba por su apellido, muy sarcásticamente, pero en ese momento sonó como si hubiera pronunciado el nombre de Goyle. Malfoy también se detuvo. Miró a Hermione extrañado, pero ella lo veía mucho más impresionada que antes. Se quedaron mirando un buen rato hasta que Hermione lo abrazó tiernamente y le dio un tierno beso en la mejilla.
Ella le dijo que se apresurara, porque tenía que llegar al despacho de Snape en quince minutos. Draco se despidió de ella y se dirigió a la sala común de Slytherin. Hermione se quedó parada allí hasta que Malfoy se perdió de vista. Sacó la botella de poción que había guardado en su mochila y corrió al baño más cercano. Comprobó que allí no había nadie y entró. Abrió la botella lentamente. Le temblaba la mano. Tomó un gran trago de poción y la volvió a guardar en su mochila. Estaba por salir cuando un fuerte dolor en el estómago se apoderó de ella y la hizo caer al suelo. Sintió un estirón en el estómago. Le ardían los ojos y sus manos estaban muy frías. Se apoyó a un lavamanos que tenía cerca y se fue levantando poco a poco. Quiso mirarse en el espejo pero cuando estaba frente a éste la sorpresa que se llevó fue inmensa. Ya no estaba allí. Era completamente invisible. El dolor en el estómago se fue tan repentinamente como llegó. Cogió su mochila del suelo y salió corriendo hacia el despacho de Snape. Cuando estaba llegando pudo divisar en la puerta del despacho a Draco. Ella se sorprendió de que Harry todavía no hubiese llegado. Pero no tuvo tiempo de seguir cuestionándose, pues en ese preciso instante él pasó a su lado, y fue una suerte que no se tropezara con ella, pues estaban a poca distancia. Hermione pudo ver como Harry y Draco se quedaban muy callados, pero sus ojos estaban llenos de incontrolable furia. Parecía que en ese preciso instante se iban a batir a duelo, pero la puerta del despacho se abrió y de ella salió Snape. Los miraba con actitud desafiante. Hermione se dirigió rápidamente a entrar en el despacho. Por poco no lo logra, pues Snape había cerrado la puerta muy violentamente. Cuando estaban adentro, ella se apartó hacia una esquina algo alejada, para evitar cualquier contacto que resultara inadecuando en esa situación.
- Muy bien, -empezó a decir Snape- el castigo que les tengo impuesto para el día de hoy es demasiado fácil para una mente tan arrogante como la de Potter. Es más, este día parecerá que no tuvieron castigo. En fin - sonrió despreciablemente y dirigió su mirada a Malfoy- lo que quiero que hagan es organizar todos los frascos de ingredientes que puedan encontrar. Los quiero bien limpios y que los ordenen en orden alfabético. Pero, claro está, sin usar magia.
Hermione pasó la vista por la habitación. Snape estaba exagerando. Había tantos frascos allí que se podrían tardar toda la noche en organizar el primer estante. Snape se aclaró la garganta y Hermione volvió a prestar mucha atención a lo que éste decía:
- Desgraciadamente esta tarde los tengo que dejar solos. El director me ha llamado para un asunto importante, así que no puedo defraudarlo. Estarán solos hasta las siete y media de la noche. Pero, creo, que para ese entonces ya habrán terminado algo. Espero encontrarme los frascos relucientes y nada de polvo. Se los advierto, si veo alguno mal organizado, les castigaré otra semana más.
Salió del despacho y en seguida Harry y Draco se pusieron a limpiar y organizar los frascos. Pasaron varios minutos de silencio, hasta que Harry fue el primero en hablar.
- ¿Por qué los haces?
Draco dejó un frasco de líquido violeta enciman del escritorio del profesor y miró detenidamente a Harry.
-¿Por qué hago qué?
- ¿Por qué estás saliendo con Hermione?
Hermione, que hasta el momento estaba muy distraída, miró detenidamente a los dos chicos.
-¿Por qué lo preguntas? - Draco parecía inquieto y un poco preocupado
Harry se acomodó sus gafas y miró fijamente a los ojos de Malfoy
- Bueno, la verdad es que me parece muy extraño que de repente tratas muy despreciablemente a Hermione y luego se hacen novios.
- A mí también me sorprendieron mis propios sentimientos
- ¿Es decir que de verdad la quieres?- Harry estaba impresionado
- Yo daría mi vida por ella - respondió Draco- ¿A caso no te has enterado de lo que pasó en el despacho de Dumbledore?
- Lo único que he oído son rumores, pero nada me suena a la verdad.
Draco empezó a relatarle a Harry todo lo que sucedió en el despacho. (Realmente le contaba solo lo que lograba acordarse). Cuando terminó su relato Harry estaba muy serio.
- Así que eso pasó. - dijo con tono lúgubre- Pero hay algo que no tengo claro. En el primer día de curso, en el tren ¿Por qué actuabas siempre con desprecio contra nosotros?
- Creo que estaba celoso. Como Hermione siempre estaba junto a ti creo que eso me enfurecía y me hacía actuar tan despreciablemente.
Harry comprendió. Hermione se sorprendió de verlo tan tranquilo. Hasta resultaba extraño verlos conversando como si fuesen amigos de toda la vida. Pasaron charlando varias horas, hasta que Hermione empezó a notar algo muy extraño. Cuando estaba jugando con los pliegues de su túnica, miró repentinamente al piso y notó que sus pies estaban casi visibles. Un escalofrío le recorrió la espalda. Olvidándose de que debía de ser cuidadosa, salió rápidamente de allí. Volcó algunas cosas en el camino y Harry y Draco se percataron de eso. Se quedaron mirando con una expresión de extrañeza en los rostros. En ese instante Hermione abrió la puerta de un golpe y salió corriendo. En el camino se topó con Snape, pero afortunadamente el no la veía. La mayor parte del cuerpo de Hermione estaba todavía con los efectos de la poción de invisibilidad. Entró al baño más cercano, y lo hizo justo a tiempo, pues después de cinco minutos ya era completamente visible. Ya más tranquila salió de allí y se dirigió a la torre de Gryffindor. Cuando atravesó el agujero de retrato muchos estudiantes estaban haciendo sus tareas y, afortunadamente, Ron no se encontraba allí. Hermione se sentó en una pequeña silla cerca de la chimenea. Minutos más tarde, apareció Harry. Seguramente Snape los había dejado salir. Hermione volvió la vista hacia las llamas que ardían en la chimenea cuando notó que Harry se interponía entre ella y el fuego. La chica estaba muy extrañada, sin embargo no dijo nada. Harry, por su parte, la miró seriamente y le dijo.
- Draco y yo tenemos que hablar contigo.
Hermione muy extrañada se levantó y lo siguió fuera de la sala común. Fueron hasta los baños donde Hermione se había escondido. Entraron y encontraron de pié frente a un lavabo a Draco, éste tenía algo en la mano. Era una pequeña mochila de donde sobresalía una botella de un líquido grisáceo. A Hermione le dio un vuelco el estómago. ¿Cómo había podido ser tan estúpida? En su apuro por escapar del despacho de Snape había dejado olvidada su mochila donde estaba el resto de la poción de invisibilidad. Hermione estaba muy alterada. Malfoy, la miró con seriedad mientras ella lo veía. El chico se alejó de los lavabos y se dirigió a ella, con la mochila todavía sujetada.
- Me parece que esto te pertenece
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Hola, espero que les guste este capítulo, está un poco cortito, pero ni se imaginan los arreglos que le tuve que hacer.
Espero que me escriban unos reviews y me digan que tal les parece. Gracias
Con Cariño,
Adelaida
Hermione le sonrió levemente. Draco, sin embargo él no mostró signos de querer sonreír también. Hermione se sintió muy mal, para que actuara así debía de haber sido algo muy grave lo que les había ocasionado.
- ¿Hermione, tienes idea de lo que esta pequeña botella estuvo a punto de hacer?
Hermione se limitó a bajar la cabeza, estaba muy triste, se miraba los cordones de sus zapatos como si nunca lo hubiera hecho.
- Bueno, -Harry estaba tan serio como Draco- si tú no sabes, yo te lo diré. Cuando saliste furtivamente del despacho de Snape, olvidaste tu mochila. Pero esa no fue la peor parte. Lo peor fue que la dejaste abierta. Y yo me levanté para inspeccionarla, pero para nuestra mala suerte Snape entró en la habitación y al ver que no estaba haciendo mi trabajo me preguntó que estaba mirando con tanto interés. Yo quise esconder la botella; Snape casi me la quita, pero con ayuda de Draco no lo logró. Él le hizo una pregunta muy audaz y éste tuvo que regresarse para observarlo a él, mientras yo volvía aguardar el frasco en tu mochila y me apresuraba a meter mi mano en el bolsillo. Para mi suerte llevaba mi frasco de tinta. Cuando Snape se regresó para mirarme y me quitó el frasco de tinta, se quedó furioso. Creo que sabía que había hecho un astuto movimiento para engañarlo.
A Hermione se le llenaron los ojos de lágrimas, seguía mirando los cordones de sus zapatos, parecía que nadie se percataba de que la estaban haciendo llorar. A continuación fue Draco el que habló:
- Pero antes de que salgamos, nos ofreció un pequeño vaso de jugo de calabaza, seguramente contenía Veritaserum, así que ninguno de los dos lo tomó. El profesor Snape nos ha dejado salir, porque, según él, ya habíamos trabajado bastante. Claro que no era verdad. Estaba furioso por no haber conseguido atraparnos.
-Lo
lo siento
. - Hermione levantó la cabeza y se logró ver que su rostro estaba bañado en lágrimas.- De
de verdad lo
lo lamento, yo
yo no
no quería c
causar ningún da
daño. De
de verdad que
que lo
lamento mu
muchísimo.
Los dos chicos se conmovieron. Draco se acercó a ella y le pasó el dorso de su mano por las mejillas, tratando de quitar las lágrimas de la cara de Hermione. Ésta se puso a sollozar silenciosamente y lo abrazó fuertemente. Harry los observaba tiernamente. Después de la charla con Malfoy, había comprendido que los sentimientos de éste hacia su amiga eran ciertos. Realmente la amaba.
Hermione le explicó a Harry y Draco por qué los estaba espiando. Los dos chicos comprendieron. Hermione se despidió de Draco con un gran abrazo y éste se dirigió hacia su sala común. Harry y Hermione también caminaron juntos hacia la torre de Gryffindor. Mientras caminaban, conversaban muy agradablemente.
-Me alegra que Draco y tú sean amigos. - Le decía Hermione- Es un buen chico una vez que lo llegas a conocer bien.
- Tienes razón, durante el castigo empezamos a charlar un poco y me di cuenta de que era una gran persona. Realmente, a pesar de que nos ha hecho ver negras en otros momentos, ahora estoy consiente de que es una buena persona.
Hermione le dirigió una amplia sonrisa, estaba muy alegre, la sola idea de volver a ser amiga de Harry y que éste sea amigo de la persona que más quería le hacía sentirse dichosa. Pero la felicidad le duró muy poco. Había olvidado algo muy importante. Cuando ya estaban frente al retrato de la Señora Gorda, Hermione puso su mano en el hombro de Harry. Éste muy extrañado la miró con expresión de sorpresa.
- ¿Qué te pasa, Hermione?
- Ron
-¿Qué hay con él?
-¿Cómo se lo vamos a explicar? ¿Cómo le diremos que ahora tú eres amigo de Draco? Él lo odia. No creo que acepte esto.
-No te preocupes. Con un poco de suerte, comprenderá. Y con un poco más de suerte tal vez también se amigue con Malfoy - Harry, la miró aparentando seguridad, pero su voz delataba claramente el nerviosismo que sentía. Obviamente ni él creía lo que decía.
-Burbujas de azúcar - dijeron los dos al unísono.
El retrato se abrió y se pudo ver el agujero que tenía detrás. Harry y Hermione se miraron preocupados. Entraron despacio uno tras otro. Todos los que estaban cerca se asombraron de que Harry estuviera con Hermione. Después de todo, el rumor de que Hermione era la novia de Malfoy se había expandido por todo el colegio; y como todos sabían, Harry y Draco eran los peores enemigos sobre la faz de la tierra y por eso evitaba hablar con Hermione. Un silencio incómodo se fue apoderando de la sala común. Harry y Hermione estaban por dirigirse cada uno a sus dormitorios cuando oyeron una voz familiar a sus espaldas.
- Hey, Harry. ¿Dónde te habías metido?
Era la voz de Ron. Había acabado de entrar allí. Se acercó un poco hacia Harry. Vio que Hermione estaba a su lado y estalló de furia.
-¿Qué está haciendo ella aquí? ¿No deberías de estar con tu noviecito, Malfoy?
El silencio de la sala común se hizo más intenso. Era claro que todos estaban prestando atención a lo que pasaba entre ellos.
Harry y Hermione se dieron la vuelta y miraron a Ron. Hermione estaba a punto de estallar de furia. Harry parecía dispuesto a decirle algunas cosas a Ron, pero se contuvo.
-¿Qué te pasa, Harry? ¿Por qué estas con ella? ¿Dónde estabas toda la tarde? Te fui a buscar en el despacho de Snape, pero me dijo que te habías ido con Malfoy.
Hermione miró a Harry de soslayo. Ninguno de los dos dijo nada.
-¿Qué demonios te pasa? - Ron estaba más enfadado que antes- ¿Malfoy te metió en algún problema y ella fue a defenderlo?
Ésa fue la gota que derramó el vaso. Hermione no podía soportarlo más. Caminó hacia Ron y sacó su varita; la apuntó directamente al pecho del chico.
-Ya estoy harta, -Hermione parecía dispuesta a cometer una locura- ya he aguantado bastante. Me estás volviendo loca. Quiero que dejes de molestarme a mí y a Draco.
Harry corrió junto a sus amigos. Sacó su varita pero la escondió entre los pliegues de su túnica.
- Hermione, -parecía que Harry estaba tratando de que entrara en razón- piensa en lo que estas apunto de hacer.
La chica dejó caer unas pequeñas lágrimas por sus mejillas. No dejaba de apuntar con ella al pecho de Ron, pero parecía que se estaba ablandando.
-Hermione, -Harry trató de que bajara su varita. Puso su mano en la de la chica y le dijo- piensa en lo que sentiría Draco si te viera actuando de esa manera.
Hermione bajó la varita. La guardó y miró a Ron con furia. Sin embargo, éste miraba a Harry con extrañeza.
-¿Pinsa en lo que sentiría Draco? ¿Resulta que ahora ya lo llamas por su nombre?
-Si, -Harry trataba de no perder la cordura como lo había hecho Hermione- lo llamo por su nombre, por que resulta que he descubierto que no es una mala persona. He descubierto que es un gran amigo y
-¿QUÉ? - gritó Ron. Tenía las orejas coloradas- ¡¿AMIGO?! ¡¿ES QUE TAMBIÉN TE A LAVADO EL CEREBRO?! ¡ESTAS LOCO!
- No, Ron. - Harry no gritaba, pero parecía que estaba apunto de hacerlo- Él es muy buena persona. Siempre lo hemos juzgado mal.
-¡NO ME VENGAS CON CUENTOS! ¡LOS ESTÁ MANIPULANDO A LOS DOS! ¡NO PUEDO CREER QUE LE HAGAN CASO! ¡ES SOLO UN MENTIROSO! ¡SU PADRE ES MORTÍFAGO!
-¡No podemos deducir nada solo con que su padre sea un loco maniaco seguidor de Voldemort!
Toda la sala común se estremeció al oír ese nombre, menos Hermione y Harry.
- ¡Como sea! - Ron estaba casi tan colorado como su cabello- Al parecer Malfoy se ah conseguido otro amigo. Pues conmigo no va a contar. Ustedes pueden estar bajo su control, pero yo no. YO SI POSEO EL DON DE LA CORDURA. Ustedes pueden morirse. A mí ya no me interesa.
Miró a Harry y Hermione con gran odio y se marchó hacia el dormitorio de los chicos. Toda la sala común empezó a romper el silencio. Todos murmuraban sobre lo que habían acabado de presenciar. Harry y Hermione se quedaron sin habla un buen rato. Al final fue Hermione quien habló.
-Al final estoy segura que comprenderá al igual que tú, Harry. Sin duda pasará mucho tiempo antes de que Ron sea amigo de Draco. Pero mucho, muchísimo tiempo antes de que eso suceda.
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Bueno, después de tanto tiempo de pensar las situaciones pasadas en mi historia, he decidido darle unos cuantos giros. En los proximos capítulos los verán. Creanme, hasta yo me quedé con la boca abierta cuando se me ocurrieron todas esas ideas. Huuuuuuyyyyy, que emosión me da solo pensar, y que insertidumbre debe ser para ustedes, los lectores de mis creaciones.
Nos vemos en los foros!!!!
Gracias por sus comentarios y reviews!!!!
Los quiero.
Cariños, AdelaidaLa pequeña pelea de Ron contra Harry y Hermione se supo rápidamente por casi todo el castillo. Cada vez que cualquiera de los tres chicos se encontraba con alguien de su misma casa o de otras, un gran cuchicheo los perseguía (aunque con los de Slytherin no se notaba mucho). Las clases de Pociones que tenían eran cada vez más fastidiosas. Como Draco se sentaba junto a Harry y Hermione, y Snape se había enterado de alguna manera de que ahora eran buenos amigos, estaba cada vez más irritable y quitaba varios puntos constantemente a Gryffindor y Slytherin. Eso se hizo notar la última clase de Pociones que tuvieron, cuando Snape les quitó veinte puntos por haber derramado tres gotas de poción agilizadora en el suelo de la mazmorra. Las riñas continuaron por semanas, y Hermione estaba preocupada, porque temía que le empezaran a echar maldiciones, por esa razón siempre llevaba la varita en la mano y un buen encantamiento en la mente. Hermione notó que las riñas entre las casas empezaron a hacerse más notorias llegando la semana en que tendrían el partido de quidditch contra Slytherin. Cada vez que Hermione caminaba junto a Harry por los pasillos, se oía alguna vocecita entre la multitud que les gritaba ¿Y a quien apoyará esta vez la señorita Granger? ¿A Gryffindor o a Slytherin?. A pesar de que a Hermione le irritaban este tipo de comentarios, también estaba preocupada. Ron era el guardián de Gryffindor. Seguramente trataría de hacer todo lo posible para lastimar a Draco. Estos pensamientos la perturbaban y se sentía muy confundida. ¿Qué sería lo que Ron trataría de hacer? Hermione trató de no imaginarse lo peor.
* * *
El día del partido un aire de excitación corría por todos los rincones del castillo. Harry, Hermione y Draco también estaban muy emocionados. Cuando bajaron al Gran Comedor para desayunar, Harry y Draco se miraron fijamente a los ojos y se desearon buena suerte; cada uno se fue a sus respectivas mesas y se sentaron para desayunar. Harry, que estaba junto a Hermione, no despegaba la vista de la puerta del Gran Comedor, parecía que estaba esperando a alguien. Hermione lo miraba fijamente y de repente comprendió: Harry también estaba preocupado por Ron. Hermione quiso decirle algo pero él se puso de pié muy de repente. Hermione se dio cuenta de que alguien había entrado. Ron caminó hacia la mesa de Gryffindor y pasó muy cerca de donde estaba Harry. Éste lo miró muy fijamente.
- Ron, quiero que comprendas algo. Draco no es una mala persona así que
- No quiero que me hables. ¿A caso no recuerdas que tú ya no eres mi amigo? ¿Por qué no vas con el imbécil ese de Malfoy
?
- No es un imbécil, Ron.-Hermione se había puesto de pié también- Con esta actitud de niño pequeño que tienes realmente pienso que tú eres el imbécil. Además, eres tan necio que no puedes darte cuenta de lo que realmente pasa. Actúas como un idiota.
Ron abrió la boca para decir algo pero de ella no salio sonido alguno. Miró a Hermione fijamente y se alejó de allí. Harry y Hermione se volvieron a sentar, los dos estaban muy furiosos. El resto del tiempo no probaron bocado.
Casi llegado el momento del partido, todos los alumnos empezaron a salir y dirigirse al campo de quidditch. Harry, Hermione y Draco se reunieron en mitad del camino. Caminaron juntos hasta que Hermione se fue a las tribunas.
- Quiero que tengas cuidado, ¿está bien? -Le dijo ella a Draco- No quiero que te pase nada grave, así que cuídate.
- Este bien, Hermione. Hablas como si alguien quisiera deshacerse de mí a como de lugar.
Hermione miró a Harry.
- Tú también cuídate
-No te preocupes, Hermione.
Hermione se despidió de ellos deseándoles buena suerte.
Los dos chicos siguieron caminando y conversando plácidamente mientras se dirigían a los vestidores.
- Nuevamente frente a frente en un partido de quidditch. Me pregunto quién ganará.- Draco le guiñó un ojo a Harry mientras le decía esto.
- Vas a ser un duro contrincante, Malfoy. - Harry le sonrió y continuó- Me he enterado de que has estado practicando mucho.
- De eso no lo dudes
Así continuaron platicando hasta que llegaron a los vestidores y cada uno se fue por su lado. Cuando Harry llegó donde estaba el resto del equipo, encontró a Alicia dándoles su charla de motivación como lo hacía Oliver hacia dos años. Aparentemente nadie se percató de que él había entrado. Fue hacia una de las bancas y se sentó para escuchar a Alicia. Ron ya estaba allí y él sí que lo había visto. Lo miró con furia y exclamó.
- ¡Pero miren quien a llegado! Seguramente viniste en compañía de tu nuevo mejor amigo.
Todos los demás se dieron cuenta de que Harry estaba allí, pero no dijeron nada.
- Cierra la boca, Ron - le dijo Harry tratando de guardar la calma- Deja tus comentarios sarcásticos para quienes quieran oírlos
- Este no es el momento para que se griten sus cuatro verdades. -Alicia los interrumpió muy bruscamente y parecía que quería gritar Ron y Harry se callaron y Harry se puso la túnica escarlata del equipo- Mas bien presten atención. Con este último partido podemos ganar la copa. Los anteriores partidos han estado bien, sin embargo me he enterado de que el equipo de Slytherin ha estado practicando mucho, en especial Malfoy, así que se te hará un poco más difícil atrapar la snitch, Harry. Lo que quiero es que mantengas ocupado a Malfoy por un buen tiempo mientras anotamos unos cuantos goles; después puedes atrapar la snitch. Bien, ¡ahora salgamos al campo de juego y vamos a ganar!
Todos salieron al estadio vestidos con sus túnicas escarlata y con sus escobas en la mano. Un segundo después el equipo de Slytherin estaba ya allí. Harry pudo distinguir el cabello rubio de Draco quien estaba vestido con la tradicional túnica verde. Harry estaba muy emocionado. Montó su Saeta de fuego, dio una patada en el piso y se elevó. Pudo ver a la señora Hooch que llegaba con el baúl de las pelotas. Lo puso en el suelo y lo abrió con una patada. Dos bludgers salieron disparadas y empezaron a volar por todo el campo de juego. Luego liberó a una pequeña pelotita dorada. La snitch pasó zumbando cerca de Draco y luego revoloteó enfrente de Harry para después desaparecer sin dejar rastro. Finalmente lanzó la quaffle.
-¡Comienza el partido! -Era la voz de Seamus Finnigan, el nuevo comentarista. Después de que Lee Jordan se había graduado, Seamos le rogó a la profesora McGonagall que le dejara tomar su lugar. Era la replica perfecta de Lee. Uno de sus primeros comentarios, cuando una bludger casi le rompe la nariz a uno de los golpeadores de Gryffindor, fue Vamos, Colin, devuélvele el favor al idiota de Goyle. La profesora McGonagall le advirtió que dejara de hacer esos comentarios; él le hizo caso por cinco minutos y volvió a gritar pero esta vez a Harry, le dijo que si Malfoy trataba de ganarle que le tirara de la escoba (Harry le guiñó un ojo a Draco y se alejó volando). La profesora se hartó y le quitó el encantamiento amplificador pero tuvo que volvérselo a poner porque nadie entendía nada y no sabían cuantos goles había metido cada equipo. Mientras Semaus relataba el partido, (La profesora le amenazó con quitarle puntos a Gryffindor si seguía haciendo bromas pesadas y comentarios groseros) Harry y Draco estaban muy atentos en busca de la pequeña snitch; ninguno de los dos parpadeaba para nada. Harry también estaba pendiente de lo que decía Seamus.
-
la bludger enviada por uno de los hermanos Creevey le dio directamente en la nuca; una muy buena jugada. Ahora que Montague a soltado la quaffle, la cazadora Alicia Spinnet aprovecha y la atrapa, se dirige como un rayo hacia los postes de gol, esquiva una bludger ve Crabbe, regatea a Warrington, sigue avanzando, logra ver a Katie Bell, le lanza la quaffle, Bell la atrapa, se dirige a toda velocidad a los postes y Bletchley la esta esperando entusiasmando, ella lanza y el guardián no lo logra ¡GOOOOL DE GRYFFINDOR! Eso es Katie. Gryffindor ochenta Slytherin veinte. La bludger llega a manos de Angelina Johnson
Ese era el momento. Harry se dispuso a buscar la snitch. Voló en círculos por el terreno de juego. No lograba ver nada. Siguió en su búsqueda hasta que la vio; estaba muy cerca de Malfoy y al parecer éste no se había dado cuenta. Harry tuvo una idea para engañarlo. Se acercó por detrás a su amigo y de un momento a otro se lanzó en picada. Había funcionado. Draco lo seguía muy de cerca. Los dos iban a toda velocidad. Cuando estaban a diez metros del suelo, Harry dio un súbito cambio de dirección pero Draco no lo pudo hacer a tiempo: se estrelló en el suelo.
-¡Y ese fue otro gol para Gryffindor por parte de Ali
! ¿Qué ha pasado?
Esta última frase de Seamus llamó loa atención de todos los espectadores.
- ¡Gran jugada la de Harry Potter! ¡Si que ha engañado a Malfoy! ¡Ha hecho el conocido Amago de Wronski!
Harry casi no hizo caso a los abucheos por parte de los de Slytherin; siguió buscando desesperadamente la snitch. Pocos segundos después la vio cerca de los postes de gol de Gryffindor. Harry aceleró desesperadamente, se acercaba cada vez más, esquivó los dos bludgers y siguió acelerando. Estaba a pocos metros de la pelotita dorada cuando de repente alguien más estaba a su lado. Era Malfoy, tenía la ceja y el labio partidos pero al parecer no se había hecho mayor daño. Los dos se miraron fijamente, estaban ya a pocos centímetros de la snitch cuando súbitamente ésta cambió de dirección, Harry y Draco estiraron uno de sus brazos en ese preciso instante. Harry cerró la mano con la snitch en ella y sintió un golpe en la espalda. Una luz cegadora estaba frente a sus ojos, puso su mano en el pecho y fue cayendo muy lentamente de su escoba. En ese preciso instante todos tenían sus ojos fijos en Harry y se oían gritos de horror desde la tribuna. Por suerte, él estaba a menos de cinco metros del suelo y su escoba estaba disminuyendo la velocidad. Cayó fuertemente al suelo pero sin hacerse mucho daño; apenas unos pequeños raspones. Estaba temblando, parecía tener mucho frío y su puño estaba muy apretado. Draco bajo de su escoba justo a su lado; lo mismo hicieron los miembros del equipo de Gryffindor. Todos se pusieron a su alrededor. Las tribunas se vaciaron rápidamente y casi todos los alumnos fueron a ver qué había ocurrido. Hermione, sin embargo, seguía sentada. Estaba muy impresionada. Se levantó lentamente como si estuviera hipnotizada. Ella lo había visto todo. Sabía quien había sido el causante de que Harry estuviese inmóvil en mitad del campo de quidditch.
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Dos capítulos más y los lectores tendrán que esperar a que me llegue inspiración...ya no tengo ideas...perdonen si no consigo terminar esta historia...tengo una crisis de falta de motivación y falta de imaginación...gracias a los que les ha gustado mi historia...Los quiero a todos...
Atentamente,
Adelaida (Ade)
Capítulo XII: Discusiones y malos ratos
Hermione salió de su ensimismamiento y salió corriendo. Bajó de las tribunas y se dirigió hacia donde estaba Harry. Al llegar hasta él se dio cuenta de que tenía la snitch en su puño derecho y temblaba mucho. Se agachó lentamente y le quitó las gafas, poniéndolas en uno de los bolsillos de su túnica. No supo porqué pero llevó su mano a uno de los ojos de Harry y le alzó el párpado. El shock fue terrible. Donde se suponía que debía estar el iris de su amigo no había nada. Estaba totalmente blanco. Hermione se levantó de un golpe. Estaba muy pálida. ¿Qué le habían hecho y porqué?
Draco se acercó a ella y la abrazó. Ella también lo abrazó, cerró los ojos fuertemente y empezó a llorar amargamente. Estaba muy preocupada.
- Ya veras que se va a recuperar- dijo Draco mientras le acariciaba la espalda tiernamente para que dejase de llorar.
Cuando Hermione estaba ya mas tranquila abrió los ojos lentamente. Vio a Ron que la miraba con furia. Hermione también lo miraba, pero ella lo hacía con desprecio. Se alejó de Draco y empezó a caminar hacia el otro chico. Estaba ya frente a él cuado se presentó Dumbledore. Harry había dejado de temblar, pero todavía tenía el puño muy apretado.
- ¡¿Qué es lo que pasó?!- Dijo el director furiosamente.
Al parecer nadie había visto a Dumbledore enfadado porque todos se estremecieron pero nadie contestó a su pregunta. Éste se agachó y empezó a examinar detenidamente a Harry. Hizo lo mismo que Hermione le había hecho ha su amigo hacia solo unos minutos, con la excepción de que él no se sobresaltó al ver los ojos del chico.
-¿Quién ha sido?- preguntó- ¿Quién le ha hecho la maldición Crio Espectratus?
Al igual que antes, nadie respondió. Todos se limitaron a verse entre sí nerviosamente y se empezaron a alejar de aquel lugar lentamente.
Hermione reaccionó y regresó la vista hacia donde estaba Ron. Él había sacado la varita en mitad del partido mientras todos estaban distraídos mirando a los dos buscadores: Harry y Draco. Sin embargo, las intenciones de Ron no habían sido hacia Harry. Había fallado al apuntar con la varita. Él quiso lanzarle la maldición a Draco. Pero eso significaba que
- Fui yo, profesor.
Todos empezaron a buscar a quien había dicho esas palabras.
Había sido Draco, sí, Draco Malfoy quien las había dicho.
Todos estaban sorprendidos, en especial Hermione ¿Porqué Draco se había echado la culpa? Ella giró la cabeza para ver la expresión de Ron. Éste no estaba sorprendido. Más bien parecía furioso. Hermione creyó que su plan no había resultado del todo bien. Miraba a Harry, quien estaba cada vez más pálido, con el seño fruncido y muy alterado. Hermione regresó la vista hacia Dumbledore quien se había tranquilizado y miraba a Draco de una forma muy especial.
- Me parece, señor Malfoy,-empezó a decir- que usted no pudo haber sido el autor de semejante acto.
- Pero, señor, Potter estaba junto a mi cuando recibió el impacto de la maldición y
- miró a Hermione con resignación, luego a Ron y finalmente a Harry-
y fue porque él ya estaba a punto de atrapar la snitch, así que saqué mi varita y fue cuando le lancé la maldición.
Un gran murmullo empezó a recorrer a todos los presentes, sin embargo, Dumbledore seguía mirando Draco y daba la impresión de que no le cría ni media palabra.
- Está bien, señor Malfoy. Debido a sus malas acciones le descontaré cincuenta puntos a la casa de Slytherin y le impondré un castigo. Quiero que vaya a mi despacho todos los días hasta que se termine el mes.- giró la cabeza y miró a Ron con una mirada severa.- Eso es todo, pueden retirarse
Señorita Granger puede quedarse un momento, necesito un pequeño favor de su parte.
Todos los alumnos se fueron retirando muy rápidamente y murmurando aún más alto que antes. Hermione se acercó hasta donde estaba el director.
- ¿Para qué me necesita, profesor?
- La necesito para dos cosas, mi estimada señorita Granger. La primera es con el señor Potter. Necesita urgentemente el contramaleficio. Se necesita al menos de dos magos bien experimentados para realizarlo. Bien, ahora saque su varita y apunte justo al pecho de Harry. Al contar tres tenemos que decir fuerte y claro Revitallissium, ¿de acuerdo?
- Sí, profesor
- Muy bien. Uno, dos, tres
- Revitallissium -Dijeron Dumbledore y Hermione al unísono.
Harry se elevó durante diez segundos exactos en el aire como si estuviese levitando. Una nube de color azul lo envolvió. De un momento a otro la nube se volvió de un color lila oscuro y a continuación explotó dejando pequeños destellos en el aire a manera de escarcha. Harry fue descendiendo poco a poco hasta quedar acostado nuevamente en el césped. Ya no estaba pálido. Abrió los ojos y se puso de pié con la ayuda de su amiga. Ésta le devolvió sus gafas y le abrazó muy alegremente. Harry miró su puño derecho y se dio cuenta de que tenía la snitch allí. Hermione se la quitó y se la dio al director quien la guardó en uno de los bolsillos de su túnica.
- Profesor Dumbledore, Hermione ¿Qué ha pasado?
- Bueno, señor Potter, en mitad del partido alguien lo atacó con la conocida maldición Crio Espectratus y se ha caído de su escoba.
Harry palideció.
-¿Y mi escoba está bien?
Hermione se alejó unos metros y volvió con la Saeta de Fuego en sus manos.
-¿Por qué no lo compruebas tú mismo?- le dijo sonriéndole mientras ponía la escoba en manos de su dueño.
- Gracias, Hermione.
- Señorita Granger, ahora quiero que me ayude con el otro favor que le voy a pedir. Quiero que me conteste, después de que lo haga Harry, una pregunta muy simple.- Hermione asintió y Dumbledore continuó, pero esta vez se dirigió a Harry- Dime, Harry. ¿Fue el señor Malfoy quien te atacó en mitad del partido?
- No, profesor. - Harry parecía confundido- El impacto me pareció que llegó desde atrás.
Hermione empezó a temblar. Estaba muy nerviosa y sentía mariposas en el estómago.
- Muy bien, muchas gracias, señor Potter. Ahora me gustaría que vaya a la enfermería para que la señora Ponfrey se encargue de usted.
Harry miró a Hermione muy extrañado y se alejó hacia el castillo mientras ella y Dumbledore lo miraban.
- Bien, señorita Granger, como usted y yo sabemos, el señor Malfoy no fue el culpable de lo que le pasó Harry.
Hermione no dijo nada.
-Señorita Granger, usted y yo sabemos que el responsable fue el señor Weasley.
Hermione se sobresaltó y puso los ojos como platos.
- ¿Cómo es que lo sabe, profesor?- le preguntó.
-Mi querida señorita Granger, teniendo tantos años como yo los tengo cualquiera se daría cuenta de ello. Es como la vez que mi primo Marcus rompió el juego de ajedrez mágico de mi sobrina Prudence
pero bueno, esa es otra historia. El punto es que el señor Weasley es el culpable y alguien inocente esta pagando con creces lo que hizo.
- ¿Qué piensa hacer, profesor?
- Por el momento, esperar. Hay que esperar que al señor Weasley le pese en la conciencia lo que hizo y que vaya a disculparse con el señor Malfoy.
- Eso va a estar un poco difícil - pensó Hermione.
- Sí, así es, pero hay que tener fe en las personas. Debería saber, señorita Granger, que la esencia de la magia no es solo estudio y conocimiento. Es la amistad. La fuerza que une a las personas como grandes amigas, ésa, señorita Granger, ésa es la esencia de la magia. Por supuesto que también hay muchos más poderes, mucho más fuertes que la amistad misma, pero este es uno de los más importantes. Así que si el señor Weasley aprecia este poder tanto como creo, deberá de ofrecerle sus más sinceras disculpas al señor Malfoy.
Hermione le sonrió. No supo porqué, ya que sabía que Ron no lo haría si no era con un poco de ayuda.
-Profesor, tengo una duda.
-¿Cuál podría ser, señorita Granger?
-Bueno, usted me dijo que la esencia de la magia era la amistad, que era muy importante, pero que también hay poderes mucho más fuertes. ¿Cuáles son?
Dumbledore pareció complacido.
-Bueno, está la amistad, la confianza, la esperanza, la felicidad, el perdón y el más poderoso de todos ellos, el amor. Pero ese usted ya lo debe de conocer, ¿no es cierto, señorita Granger?
Hermione acababa de entrar a la sala común de Gryffindor. Todos estaban muy excitados y hablaban muy alto. Obviamente comentaban lo que había pasado hace pocos instantes en el partido de quidditch. Todos se percataron de que alguien más había entrado pero a nadie pareció importarle. Hermione vio a Ron sentado en el sofá frente a la chimenea. Ella se dirigió hacia allá y se sentó junto a él; lo miraba fijamente.
-¿Por qué lo hiciste? -le preguntó.
-¿De qué hablas? - Ron sonaba irritado y a la vez preocupado.
-De lo que hiciste en el partido - Insistió ella.
El muchacho estaba pálido. Hermione percibió inmediatamente que un estremecimiento invadió el cuerpo de Ron. Él empezaba a evadir su mirada.
-Yo no hice nada, Hermione - Respondió
-Claro que sí. El problema fue que te salió el tiro por la culata. - Hermione cogió a Ron por el cuello de su camisa y lo jaló hasta quedar frente a frente.- Déjame adivinar. Tu intención era atacar a Draco, pero no pudiste porque en ese preciso instante Harry estaba junto a él. Sin embargo tú ya habías lanzado el hechizo, el cual llegó al blanco equivocado, ¿verdad? ¡Agrediste a tu mejor amigo, en vez de a la persona a quien crees es enemigo tuyo! ¡Por tus ridículas diferencias un inocente está pagando!
- ¡ESO ES MENTIRA!- Ron hizo que Hermione se sobresaltara y le soltara la camisa de un solo golpe.- ¡A demás no tienes pruebas! ¡Nadie más te creerá!
Hermione, quien tenía la mirada llena de furia, empezó a reírse con sarcasmo.
- Ni te imaginas quién mas lo sabe. Te sorprenderías de verdad.
La cara de Ron se puso pálida y temblaba mucho. Sin embargo su voz mantenía su tono desafiante.
- Solo lo dices para proteger a tu noviecito estúpido.
- ¿Y si te digo que él es mejor persona que tú? ¿Qué me dirías?
-¡ESTÁS COMPLETAMENTE LOCA!
- Qué buena respuesta, Ron - Hermione hablaba con agresividad- Eso me has dicho desde que te enteraste de lo mío con Draco. Realmente me parece que tienes un vocabulario muy extenso.
Ron abrió la boca para decir algo, pero después, dándose cuenta de que no tenía nada más que hablar, la cerró y se alejó furioso y murmurando entre dientes algo que Hermione no alcanzó a oír.
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Debido a la insistencia de una de mis lectoras decidí actualizar la historia...espero que les guste este capítulo.
Cariños,
Adelaida (Ade)Capítulo XIII: Dime la verdad
Hermione solo pensaba en la reacción de Ron; en lo que habían estado hablando (si es que eso se pudo haber llamado hablar) hace unos minutos. Estaba segura de que había hecho lo correcto, estaba segura de que él pensaría mucho en lo que le dijo. Y no se equivocaba, porque Ron, que estaba encerrado en el dormitorio de los chicos, se sentía muy mal, pero no lo quería admitir Pensaba en el partido, en lo que había hecho, en porqué lo había hecho. Pensaba en cómo estaría Harry en esos momentos. Esperaba que no le hubiese hecho mucho daño. Le dolería mucho perder a un amigo para siempre. Pensaba también en Malfoy. Sí, Draco Malfoy, la persona que más odiaba en el mundo. Pero, ¿por qué? La respuesta era simple: porque les había hecho la vida imposible a Harry, Hermione y a él. Pero entonces, ¿por qué su amiga lo quería? ¿Qué veía ella en Draco, que él, Ron, no podía o no quería ver? ¿Y por qué le molestaba tanto que esté con ella? Ellos habían sido amigos desde primer año y él la quería como a una hermana. Quería protegerla a toda costa de lo que le pudiesen hacer. Sí, eso era. Ron era muy sobre protector. Hasta con su hermana Ginny era así. Se ponía celoso de cuanto chico se le acercaba. Pero entonces tenía que hacer algo. Algo que le permitiera darse clara cuenta de todos los errores que había cometido hasta ese momento. Necesitaba ayuda. Alguien en quien pudiese confiar y que estaría dispuesto a hacer ese favor por él. Necesitaba a la persona con la que había tenido una pequeña riña hace poco, necesitaba a su amiga, necesitaba a Hermione.
A la mañana siguiente Hermione se despertó de muy buen humor. Se cambió y bajó a la sala común. Ésta estaba abarrotada de gente (la mayoría en pijama y recién despierta). Cuando estaba a punto de salir por el agujero del retrato alguien le tocó el hombro. Dio media vuelta y vio a Ron.
- Hola, Hermione. - le dijo- Ayer estaba pensando mucho en lo que me dijiste. Me di cuenta de que tenías razón.
Hermione sonrió.
- Me alegra que te des cuenta de eso. Ahora, me disculpas pero quiero ir a desayunar.
- Espera. - Ron tenía la garganta seca y miraba muy fijamente a su amiga- Quiero pedirte algo. Un favor muy grande.
- Bien, ¿qué es?
- Ayúdame - Ron la miraba con súplica.
Hermione pareció no comprender.
- ¿Ayudarte? Pero, ¿a qué?
- Quiero saber por qué quieres tanto a Malfoy. Quiero darme cuenta de los errores que he estado cometiendo. Quiero saber qué es lo que te agrada de él y por qué no me he dado cuenta. Quero ser amigo de él y volver a ser amigo tuyo y de Harry.
Hermione se sorprendió mucho pero luego abrazó a su amigo.
- Claro que te ayudaré. Si me estas diciendo la verdad todo saldrá bien. Yo confío en ti.
Salieron juntos de la sala común. En el Gran Comedor se encontraron con Draco. Ron lo saludó a regañadientes y luego, junto con Hermione, fue hacia la mesa de Gryffindor. Los dos amigos charlaron plácidamente durante todo el desayuno. Luego de que Ron terminara con su tostada y de que Hermione dejara de leer El Profeta se dirigieron a la enfermería. Querían visitar a su amigo. Al entrar se encontraron con el profesor Dumbledore sentado en la orilla de la cama de Harry muy entretenido charlando con él.
- Buenos días, profesor. Hola Harry. - Saludó Hermione
- Buenos días, señorita Granger, Señor Weasley.
Harry, quien hasta ese momento no se había dado cuenta de la presencia de Ron, se sobresaltó.
- ¡Ron!, qué estás haciendo con Hermioone. ¿No se supone que estaban peleados?
Ron sonrió tímidamente y contestó:
- Bueno, Harry, solo digamos que necesito estar con mis buenos amigos.
- ¿Qué hay con Draco?
- Yo me encargaré de resolver ese pequeño inconveniente muy pronto. No te preocupes.-Intervino Hermione.
Harry no sabía de qué estaba hablando su amiga. Pero tuvo la ligera impresión de que funcionaría.
Harry, Ron y Hermione conversaron mucho rato. Como si nunca se hubiesen peleado. La señora Pomfrey venía de vez en cuando para obligarlos a salir de la enfermería (El paciente tiene que descansar, así que es mejor que salgan. ¡Ahora!) sin embargo, y gracias al Profesor Dumbledore, la enfermera había accedido, a regañadientes, para que se quedarán todavía más tiempo. Los tres nunca habían estado tan felices, ni siquiera cuando derrotaron a ese trol gigante cuando estaban en primero. Hace Tiempo que no se llevaban tan bien. Mientras hablaban Dumbledore los miraba muy feliz y un ligero brillo en sus ojos apareció de repente.
- Profesor, -Ron había interrumpido a Hermione en medio de su relato sobre cuando se había tomado la poción de la invisibilidad- tengo que hablar con usted. Es algo muy serio. Es con respecto al partido de quidditch. También te lo quería decir a ti, Harry. Yo
-Ron tomó una bocanada de aire- yo fui quien invocó el hechizo de Crio Espectratus.
Hermione bajó la vista. Harry se incorporó de un salto. Dombledore permaneció en silencio.
-¡Tú fuiste - logró decir Harry - el que trató de matarme! - Sus ojos estaban fijos en Ron y se podía ver claramente el desprecio irradiando de ellos. Obviamente la amistad que habían retomado hace unos minutos se había hecho polvo nuevamente.
- ¡No, Harry! ¡Cómo se te ocurre que yo soy capaz de hacer semejante...!
- ¡Ya lo hiciste, Ron! ¡Ya lo hiciste!
- Pero
- ¡¿Fue cuando entable una amistad con Draco, verdad?!
Ron no dijo nada. Solo miró a Harry con una mezclad de sentimientos, entre resentimiento y tristeza.
- ¡Claro, ahora entiendo! ¡Pudo haber sido doble intencionado y
!
- ¡No, Harry! Ron te dice la verdad - Hermione había interrumpido a su amigo. Lo miraba fulminante mente, se podía predecir lo que iba a hacer: iba a contarle todo lo sucedido realmente.- Lo que quiso hacer Ron era con un objetivo totalmente diferente. Él quería derribar a Draco de su escoba cuando estaba persiguiendo la snitch junto a ti, cuando dieron ese giro inesperado el hechizo dio directamente en tu cuerpo en lugar de llegar al blanco principal y primordial.
- ¡Pues esa no es una razón que valga la pena justificar! ¡Podría estar muerto en este momento! ¡Ron, se supone que soy tu amigo!
Harry estaba furioso.
- Por favor, - le dijo Ron - entiéndeme: odio a Draco.
- Me parece que el señor Weasley tiene Razón, Harry. - Dumbledore se unió a la discusión- Puede que lo que hizo él estuvo mal, puede que haya habido mejores maneras de canalizar su ira, pero eso significa que realmente valora a sus amigos, y se preocupa por ellos. Él lo lastimó, pero vino a pedirle perdón y confesarle la razón por la cual hizo lo que hizo.
Ron asintió.
Harry guardó silencio y volvió a recostarse. Se quedó pensando durante unos minutos hasta que sus labios esbozaron una sonrisa verdadera.
- Te perdono, amigo
Ron también sonrió.
Hermione miró a Dumbledore, quien le devolvió la mirada. Estaba serio, pero sus ojos azules irradiaban una felicidad abrasadora.
- Vaya, parece que ya no necesitará de esto, verdad, señorita Granger? - le dijo y sacó del bolsillo de su túnica un pequeño frasco lleno de un líquido azul eléctrico con manchas púrpura.
- ¿Qué es
? - preguntaron Harry y Ron al unísono.
- ¿Es lo que creo que es, profesor? - inquirió Hermione - Es el f
.
- Si, señorita Granger
- ¿Pero cuando lo encontró?
- Yo lo hice
- ¿Pero, porque?
Dumbledore rió irónicamente.
- Un amigo necesitaba una buena dosis hace tiempo
Ron alzó la voz.
- ¿Podrían decirnos que rayos es eso?
Hermione miró a Ron y le sonrió tiernamente.
- Solo digamos que es lo que tu necesitas
- Significa que lo va a usar, señorita Granger - Preguntó Dumbledore
Hermione asintió.
- Si, profesor, así es
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Espero que no les haya hecho esperar mucho....tendrán que esperar un poco para el proximo capítulo, lo tengo todo en borrador....ojalá que les guste, diganme que les parece porfis :) Los quiero
Cariños,
AdelaidaCapítulo XIV: Un extraño suceso y Peeves otra vez
Al día siguiente, después de pasar por la enfermería para saludar a Harry, Hermione y Ron se dirigieron a las mazmorras.
- ¿Que estamos haciendo aquí, Hermione?- preguntó Ron.
- Se paciente, ¿quieres que te ayude a que te lleves bien con Draco o no?
- Si, pero
Hermione se acercó a la entrada que daba a la sala común de Slytherin.
- Unicornio Azul - dijo
La puerta se abrió mientras Ron hacía sus comentarios (Que estúpida contraseña) y entraron a una gran habitación. Todos los presentes se alegraron al ver a Hermione pero se quedaron con la boca abierta cuando vieron que Ron entraba detrás de ella. En la esquina, sentado en un sofá verde olivo estaba un chico pálido y rubio.
- Hola, Draco - le dijo Hermione efusivamente mientras se dirigía hacia él, quien se ponía de pié de un salto y una sonrisa se dibujaba en sus finos labios. Hermione lo abrazó fuertemente. Ron, por su parte, se sentía impaciente y se cruzó de brazos mientras miraba a un lado y a otro de la sala. Hermione conversaba alegremente con Draco y le hacía señas a Ron cada cinco minutos para que se acercara donde ellos estaban pero él no le hacía caso. Empezó a recorrer el lugar con la mirada y de repente sintió que una mano lo tocaba en el hombro. Era Pansy Parkinson
- Hola, Weasley - le saludó con una sonrisa falsa.
- Hola, Parkinson. - respondió Ron.
-¿Qué te pasa? ¿Por qué tan solito? - Pansy empezó a dar vueltas alrededor de Ron como un gato acorralando a un ratón.
- No estoy solo - Ron respondía fríamente. Era obvio que no quería estar allí y mucho menos con ella. - Vine con Hermione
- ¿De verdad? Pero - Pansy se dio media vuelta y vio a Hermione y Draco sentados en el sofá - , veo que tu amiga está muy ocupada como para estar pendiente de ti.
- Déjame en paz, Parkinson
- No me digas que el señor Ronald Weasley está enojado - dijo sonriendo de forma malévola.
Ron no respondió.
- Dime la verdad - le dijo ella mientras se sentaba en una silla en frente de él. Ron no pudo evitar notar el alto de la falda de Pansy. Ella cruzó las piernas al tiempo que empezaba a jugar con el extremo de la corbata de Ron. - ¿No te da algo de celos verlos a ellos juntos?
Ron le arrebató de las manos su corbata.
- ¿Qué quieres decir?
- Bueno, Weasley, la verdad es que me di cuenta que en tercero tu sentías algo por esa - Miró de reojo a Hermione - y me imagino que debe dolerte verla con alguien más.
- Eso no es verdad. - Ron se puso rojo hasta las orejas- Tal vez sentía algo por ella, pero ahora
ahora ya no.
Pansy lanzó una carcajada de sarcasmo.
- No me hagas reír, Weasley. Tú aún sientes algo por ella y no me lo niegues.
- ¡Claro que no! Ya no siento nada por ella, - Ron estaba perdiendo la paciencia - a demás yo ya tengo a alguien más - mintió.
Ella lo miró de soslayo.
- No me digas. ¿Y se puede saber quién es?
Él empezó a sudar frío. ¿Y ahora qué le iba a decir? Tomó aire, tragó saliva y al fin dijo:
- Luna Lovegood
Que estúpido había sido. ¿Cómo rayos pudo haber dicho semejante mentira? Pero al menos parecía que le había creído, ya que lo miraba asombrada.
- Ya veo. - le dijo ella.
Ron respiró aliviado, pero en seguida intentó atar cabos.
- ¿Y a qué viene todo este estúpido interrogatorio?
Pansy miró al piso y luego sonrió alegremente, tanto, que Ron se asustó.
- Pura y sencilla curiosidad.
Ron no se tragó ese cuento, pero no pudo seguir preguntando nada porque Hermione y Draco se acercaban a donde él estaba.
- Hola, Weasl
Ron - Draco hizo un enorme esfuerzo para que le salieran las palabras adecuadas y no cometiera una estupidez.
- Hola, Malfoy. - Ron no estaba para amabilidades ese momento. No podía despegar la mirada de Pansy. Ni se percató de que Hermione lo miraba severamente.
- ¿De que estaban hablando? - preguntó Hermione.
- Que te importa, Granger. - Pansy la miraba con desprecio.
- Escúchame bien, Parkinson. Más te vale cuidar el tono de voz que tienes conmigo.
-¡Tu a mi no me amenazas, pedazo de imbécil!
- ¡Mas te vale que te calmes, Pansy Parkinson! - Draco intervino en la situación.
- ¡No me digas lo que tengo que hacer, Draco Malfoy! - dijo casi gritando. Afortunadamente se armó tal tumulto en la sala que nadie se dio cuenta. - ¡Yo hago lo que me da la gana!
Draco la cogió de un brazo. Pansy empezó a forcejear con él.
- Suéltame, Malfoy - le dijo mientras sacaba su varita del bolsillo.
De un momento a otro ella se soltó de Draco y le apuntó con la varita.
- Expelliarmus - gritó, pero debido al forcejeo que había tenido hacia pocos momentos estaba un poco mareada y el hechizo se desvió hacia Hermione, empujándola hacia el otro extremo de la sala, haciéndola golpear contra la mesa que tenía justo detrás y caer al suelo pero sin hacerse mayor daño; y, desde el piso, le lanzó unas mirada cargada de furia.
Draco se puso furioso.
-¡¿Qué te pasa? ¿Estás loca?! - le arrebató la varita de las manos y la empujó a la silla que tenía detrás de ella. - ¿Cómo se te ocurre armar semejante escándalo? ¿Cómo se te ocurre ponerte a pelear como una
?
PAM!
Pansy abofeteó a Draco encolerizada. En ese momento todos los presentes en la sala se quedaron callados y muy sorprendidos, observando la escena que tenían enfrente y a Hermione que estaba en el piso aún. Pansy lloraba de la rabia y su semblante estaba rígido y miraba a Draco con un odio indescriptible. Él la miraba fríamente, como solía hacerlo antes de que él y Hermione estuviesen juntos. Draco tenía roja la mejilla que le habían golpeado y resultaba llamativo ese color ya que él era pálido. Un murmullo recorrió la sala. La atmósfera estaba muy tensa. Luego de unos minutos Draco desvió la mirada de Pansy y se fue con Ron hacia donde estaba Hermione. La levantaron del piso y la sentaron en un taburete. Los dos chicos le lanzaron una mirada envenenada de desprecio a Pansy, mientras que Hermione la miraba reprobadoramente. Al fin, Pansy salió de su estado, se levantó de la silla y se dirigió rápidamente hacia donde estaba Draco.
- La pagarás caro, Malfoy. Tu y esa sangre sucia
- se fue corriendo hasta el dormitorio de las chicas sin terminar de decir la frase.
- La verdad no se que le pasa. - Draco estaba extrañado mientras los curiosos de la sala empezaban a cuchichear y a sacar sus propias conclusiones sobre los motivos por los que todo eso había sucedido.
- La verdad no me interesa ni me importa - dijo Hermione al momento en que se arreglaba su alborotado cabello.
Ron se mantenía en silencio. Estaba intentando descubrir qué quiso decir Pansy antes de que Hermione y Draco llegaran hacia donde ellos estaban. .
- Ron, ¿que te pasa? - preguntó Hermione
- Nada, Hermione, olvídalo.
- Pareces algo preocupado, Weasl
.Ron - Draco estaba tratando de ser amistoso, pero Ron no respondió a esa actitud.
- Déjame en paz, Malfoy. - Ron se alejó de ellos y salió de ahí.
Hermione, al ver la reacción tan precipitada de su amigo se despidió rápidamente de Draco y siguió a Ron. Lo encontró, después de un rato, el la escalinata de mármol, estaba sentado ahí, perdido en sus pensamientos.
- No soporto tu actitud tan fría - le dijo Hermione.
Ron no le hizo caso.
- ¡Por lo menos dígnate en responderme! ¡No soporto cuando te portas así!
Ron se puso de pie y la miró severamente, algo extraño en él.
- Odio la sola presencia de ese idiota. No lo soporto, Después de todo lo que nos hizo. Lo odio.
- Pero ya te dije que te puedo ayudar.
- No estoy seguro, dudo que funcione, a menos que me corres la memoria o algo así.
- Cálmate, te prometo que funcionará, y si no
me como a Hedwig
Ron la miró con ironía.
- Harry te mataría.
- No, no lo hará porque funcionará, vamos
es ahora o nunca.
Hermione lo tomó de la mano y se dirigieron al séptimo piso. Hermione divisó al enorme tapiz que representaba a unos trols bailando ballet. Hermione cerró los ojos y pasó tres veces desde la ventana que había mas allá del tramo vacío al jarrón del otro lado. Se concentró y apareció el mismo lugar en el que ella había preparado hacia algún tiempo la poción para Malfoy. Ron se quedó boquiabierto (¿Cómo rayos hiciste eso?) y ambos entraron a aquel lugar. Hermione se dirigió a los estantes, pero no encontró lo que buscaba.
Tendré que consultárselo al profesor Dumbledore. Lo siento Ron, tendremos que esperar. Ron no la oía y repasaba con la mirada toda la sala.
- ¡Ron! - gritó Hermione.
Él dio un respingo.
- ¿Qué pasa? ¿Ya terminamos? ¿Ya me cae bien tu noviecito ridículo?
- No
todavía. Tendremos que buscar al profesor Dumbledore mas tarde.
Ron y Hermione salieron algo tristes de ahí y al doblar una esquina se encontraron con Harry. Él los miraba sin mirarlos y so había ningún brillo en sus ojos.
- ¡Harry! ¿Que haces aquí? ¿No deberías de estar en la enfermería?
Harry de repente se desplomó en el piso.
- ¿Pero que ha pasado? - Ron se inclinó para levantar a su amigo
- ¡¡¡Ron, espera!!! ¡Mira!
De repente, del cuerpo de Harry salió Peeves que reía a carcajadas.
- ¿Pero que le has hecho? - Preguntó alarmada Hermione.
- Naaaada, simplemente me he estado divirtiendo por ahí.
Ron miraba con asombro la escena.
- ¿No se supone que solo los fantasmas pueden hacer eso?
Peeves lo miró diabólicamente.
- Pues descubrí una forma de hacerlo yo también - le sacó la lengua y se alejó riéndose como un maniaco por todo el pasillo hasta que no se lo oyó más.
Harry abrió los ojos, estaba muy pálido y miró con sorpresa a sus amigos.
. ¿Pero que me pasó?
Hermione le contó lo que habían presenciado.
- Maldito Peeves.
- Lo que no entiendo es cómo fue que logró hacer eso. - Hermione estaba muy intrigada.
- Yo tampoco lo entiendo - dijeron Harry y Ron al unísono.
Harry, inconcientemente se levantó las mangas de la camisa y Hermione soltó un grito.
- ¿Qué pasa? - dijo Ron
- ¡Mira a Harry!
Harry, que no entendía lo que pasaba también miró sus brazos. Estaban llenos de arañazos y algunos rasguños sangraban.
- ¡Vamos inmediatamente a la enfermería! - dijo Ron sin alarmarse mucho.
Corrieron por el pasillo y bajaron las escaleras, hasta que llegaron a la enfermería. La señora Pomfrey los recibió algo enojada.
- ¿En que momento te me fuiste, Potter?
- Eso no importa, señora Pomfrey, mire lo que Peeves le ha hecho a Harry.
Harry le mostró los brazos y la enfermera se alarmó.
- ¿Cómo sucedió esto?
Los tres amigos le relataron lo que había pasado. La señora Pomfrey buscó en un estante y sacó tres frascos con diferentes contenidos mientras murmuraba algo así como que no encontraba lo que necesitaba. Al fin tomó el frasco que tenía a su derecha y le dio una poción de color cacao a Harry; las marcas en los brazos se desvanecieron. Hermione no pudo apartar la mirada de uno de los frascos que tenía en frente suyo. Su contenido era de un color azul eléctrico con una mezcla de verde lima.
- Bueno, - la señora Pomfrey sacó a Hermione de su distracción - ahora que lo pienso, no es algo de lo que se deba alarmar. Ya te puedes ir hoy mismo, Potter. No es necesario que sigas aquí. Bueno, ¡¡¡váyanse!!! Hay muchas mas cosas que hacer. ¡Largo!
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Weeeeno...después de mucho tiempo de no escribir acá les traigo el otro capítulo, espero que les guste, y este va dedicado para una amiguita y lectora ^___^ espero que les guste a todos!!!! Dejenme reviews!!!!!
Cariños,
Adelaida
Capítulo XV: Fusio onis
A la mañana siguiente los tres amigos se dirigían a la clase de Defensa Contra las Artes Oscuras. Mientras caminaban iban comentando sobre la nueva habilidad de Peeves y preguntándose cómo la habría conseguido. Entraron al aula y vieron a la profesora Mylthon hablar muy rápidamente con la profesora McGonagall. Hermione las miró con curiosidad y dejó caer al suelo sus libros cerca de ellas para poder escuchar la conversación. Miró a Harry con aspecto de cómplice y éste entendió rápidamente que Hermione estaba fingiendo y obligó a Ron a que se adelantara con él para no levantar sospechas ante las dos maestras y la clase en general. Hermione se arrodilló en el suelo y empezó a recoger sus libros con la mayor lentitud posible, oyendo claramente lo que ambas profesoras decían:
- ¿Pero quién pudo haber sido, Elena? - Preguntó la profesora McGonagall en un cuchicheo casi inaudible.
- No lo sé, solo sé que la gema ya no está. - dijo algo preocupada la profesora Mylthon
- ¿Pero como pudo haber desaparecido? Ningún estudiante pudo haberte robado semejante joya. Estaba muy bien escondida. A demás es muy peligrosa si cae en manos equivocadas.
- Lo se, lo se. Habrá que hacer investigaciones y
- A los maestros ya se los interrogó, nadie sabe nada. Es un misterio.
- Es muy extraño - la profesora Mylthon bajó la mirada. - ¿Quién iba a pensar que la Fusio onis se perdería
¿Qué está haciendo ahí señorita Granger?
Hermione seguía en el suelo. Se había quedado inmóvil y escuchando atentamente, pero en ese momento en que la profesora Mylthon advirtió su presencia lo único que pudo hacer fue sonreír y ponerse de pie. Ambas maestras la veían incrédulas de su actitud tan tranquila. Hermione se sentó junto a Ron y Harry que estaban más allá y simplemente se quedó mirando el pizarrón, como si estuviese recibiendo la clase normalmente.
Cuando ambas maestras retiraron la mirada de ella siguieron charlando, Hermione les contó a sus amigos todo lo que había escuchado.
- ¿Fusio onis? ¿Una joya peligrosa? ¡Vaya! - Ron se estiro todo lo que pudo y puso sus manos detrás de la cabeza- Si mi madre supiera que hay joyas mortíferas nunca en su vida volvería a entrar a esa joyería muggle que tanto le gusta frecuentar.
- Pero lo que quiero saber - dijo Hermione - es lo que esa joya puede llegar a hacer. Si dicen que es muy peligrosa debe ser por algo. Nadie se gana el nombre peligroso solo por que si.
La profesora Mylthon ya había terminado de hablar con la profesora McGonagall, quien ya había abandonado el aula de clases, mientras que la otra empezaba con sus habituales clases. Harry estaba pensativo y no atendía una sola palabra de lo que decía la maestra. La clase transcurrió rápidamente, más rápido de lo habitual. Hermione se levantó de su asiento después de guardar todos los pergaminos que tenía en su escritorio en donde había anotado todo lo que la profesora había dicho y se quedó de pié unos segundos. Ron y Harry la miraron con extrañeza. Ella tomó sus cosas y se dirigió hasta donde estaba la profesora. Harry y Ron se miraron mutuamente asustados y salieron detrás de Hermione. Ella se detuvo en frente de la maestra y le preguntó seriamente:
- Profesora, ¿qué es la Fusio onis?
Ron y Harry se detuvieron en seco al ver lo que Hermione había acabado de hacer y esperaron la reacción de la maestra, quién abrió los ojos como platos y luego se sentó en su escritorio.
- Creo que fui muy inteligente al pensar que usted no se había quedado al lado de la profesora McGonagall y mío por pura casualidad, señorita Granger. - acomodó unos papeles y carraspeó su garganta.
Hermione la miraba impaciente.
- ¿Me lo va ha decir, maestra? - preguntó Hermione inocentemente.
La profesora asintió y en ese instante Ron y Harry se acercaron hacia donde estaban las dos y se miraron mutuamente, pero sin decir nada aún.
- Bueno, la gema Fusio onis es una piedra muy poderosa de color púrpura, cuya función es hacer que la persona que la posea salga de su cuerpo y pueda tomar posesión de otro cuerpo momentáneamente o si el huésped lo desea, puede quedarse en el cuerpo d la otra persona para siempre compartiendo así, dos personas un mismo ser.
Hermione, Ron y Harry se miraron mutuamente muy asustados y asombrados.
- Profesora - dijo Harry- y si tal vez esa piedra la consiguiera un fantasma o un poltergueist, ¿qué pasaría?
La maestra los miró inquieta.
- Si eso llegara a pasar puede que ese espíritu, dependiendo de sus intenciones pueda beneficiarse o beneficiar a otros de manera positiva o negativa, dependiendo del caso. Si fuera de manera positiva lo único que haría sería buscar un cuerpo que recientemente haya sido desocupado por su propietario original, Sin embargo, si fuese de manera negativa, el espíritu buscaría un cuerpo, vivo o muerto, no le importaría y después de estar en el cuerpo de su víctima puede obligar q que el espíritu dueño original del cuerpo salga del mismo y así el fantasma o poltergueist se quedaría en el lugar de la persona en si.
Ron se quedó boquiabierto.
- Y ¿qué pasaría con el verdadero propietario de ese cuerpo robado? - dijo incrédulo.
- Pues simplemente deja de existir, como no murió violentamente para convertirse en un fantasma ni tampoco falleció normalmente lo más simple es que poco a poco deja de existir.
Un incómodo silencio se apoderó del salón de clases.
- Pero ¿por qué tanto interrogatorio, muchachos? - preguntó asustada la maestra al ver que nadie respondía y la expresión de horror que se apoderaba de los rostros de los 3 amigos.
Hermione dudó un segundo.
- Es lo mejor que podemos hacer en este momento, antes que suceda lo peor - pensó atemorizada la muchacha.
Bajó la mirada y luego se decidió.
- Nosotros sabemos quien tiene la gema, profesora.
La profesora Mylthon se levantó de un salto del asiento en donde estaba y los miró de manera fulminante.
- ¿Quién la tiene, muchachos? ¡Díganme!
Ron dudó, Harry miró sus zapatos, Hermione se puso nerviosa.
- ¡Díganmelo, chicos!
- Peeves- dijo al fin Ron
La mirada de la mujer se tornó sombría y se veían unas cuantas arrugas que bordeaban sus ojos. Hermione nunca había visto que ella pusiera esa expresión por nada.
- Tenemos que encontrarlo. - dijo con un hilo de voz- Y de prisa.
Los tres chicos asintieron. Recogieron sus cosas y pronto cuatro personas se disponían a vagar por los pasillos de Hogwarts en busca de una gema desaparecida y un poltergueist con mal sentido del humor.
Pasaron una horas desde que la profesora Mylthon decidió que se separaran para cubrir más terreno, ya casi anochecía. Hermione estaba en el cuarto piso del castillo buscando en todo lugar que podía. A lo lejos oyó una risita. Caminó lentamente y al doblar una esquina vio a Draco que estaba tratando de deshacerse de Peeves.
-¡Draco! - gritó Hermione - ¡Ten cuidado!
El muchacho miró a su alrededor y localizó a Hermione. Corrió hasta donde estaba ella con Peeves pisándole los talones. Hermione sacó su varita y apuntó con ella al poltergueist, éste se rió a carcajadas.
- ¿Crees que eso me va a lastimar, enana demente? - le dijo con una mirada burlona.
Era verdad, no podía hacer nada contra Peeves usando la magia, después de todo, él era un espíritu. Sin embargo, Hermione no desistió, pronunció un hechizo y de la punta de la varita salieron tres cintas rojas que salieron volando en diferentes direcciones.
- ¿Qué es eso, Hermione? - preguntó Draco al tiempo que veía cómo se alejaban aquellas cintas.
- Estoy llamando a los demás. - respondió en un susurro.
- ¿A los demás? Pero quienes
.
Peeves no dejó que Draco terminara su oración porque se abalanzó hacia donde ellos estaban y tuvieron que correr y alejarse. Peeves reía. Hermione vio un destello de luz púrpura que brillaba en la mano derecha del poltergueist. En seguida lo supo. Era la gema perdida. Era obvio.
Del otro lado del pasillo empezaron a oírse pasos muy apresurados y al doblar la esquina aparecieron Harry y la profesora Mylthon.
- ¡Peeves! - gritó la mujer - ¡Con que tu tienes la Fusio onis!
Peeves la miró furioso.
- Y si yo la tengo ¿qué? - sacó la lengua
Apretó la piedra contra su pecho y de repente Peeves se puso totalmente transparente y se puso a volar por todo el pasillo. Voló violentamente hasta Hermione quien se tiró al suelo de un solo golpe. El poltergueist empezó a dar más vueltas por el pasillo. A espaldas de Hermione se oyo la voz de Ron. Se acercaba a toda prisa. Peeves aprovechó ese instante para esconderse, en un principio nadie se dio cuenta de sus intenciones pero luego Hermione comprendió. Lástima que fue demasiado tarde.
-¡Ron! ¡Vete! - le gritó con todas sus fuerzas.
- ¿Pero por qué? - respondió.
Sin embargo Ron siguió corriendo y milésimas de segundo más tarde se dio cuenta del error que había cometido. Peeves venía volando directo hacia él y de un solo golpe entró en su cuerpo. Ron cayó de espaldas al suelo. No se oyó nada por unos segundos y luego vieron como una pequeña cortina de humo blanco salía del cuerpo de Ron y empezaba a adquirir la forma
la forma DE EL PROPIO RONALD WEASLEY.
- ¡¡¡NOOO!!! - gritaron Harry y Hermione al unísono mientras que la profesora y Draco veían incrédulos aquella escena.
Ron, o mejor dicho, el cuerpo de Ron se puso de pie y los miró a todos con una sonrisa macabra y tan falsa que era obvio que el verdadero Ron ya no estaba con ellos. El fantasma del verdadero Ron voló hasta donde estaban sus amigos
-Chicos
chicos
N-no me digan que
Hermione empezó a llorar de la rabia. Harry estaba furioso también. Draco lo miraba incrédulo y la profesora Mylthon no podía hablar. El fantasma de Ron se dio media vuelta, al arecer no había visto como Peeves se apoderó de su cuerpo. Al verlo Sus ojos se pusieron como platos y se los frotó con el dorso de la mano.
- ¿Qué pasa, Ronnie? - preguntó Peeves diabóloicamente. - ¿Parece que viste a un fantasma dentro de ti mismo? - se rió a grandes carcajadas.
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Se que termina inconcluso, pero quería dejarlos en suspenso :P Espero que les guste este capítulo y déjenme algunos reviews para subirme la moral XD Nos vemos luego!!!
Cariños, Ade
Capítulo XVI: Una daga muy peculiar
El ambiente estaba muy tenso, todos se miraban unos a otros y a Ron, o a Peeves en el cuerpo de Ron. El rostro del mismo estaba pálido pero sus ojos estaban inyectados de sangre. Los miraba a todos y a cada uno de ellos como esperando a que hicieran algo. Peeves se elevó en los aires como si siguiera con su cuerpo anterior. El fantasma de Ron reaccionó de repente.
- ¡¡¡¡¡Devuélveme mi cuerpo, asquerosa sabandija ladrona!!!!!
Peeves negó con la cabeza.
-No, no, Ronnie, - dijo con una expresión burlona- esa no es manera de hablarte a ti mismo, que falta de respeto tan grande te tienes.
Peeves dio media vuelta e intentó irse volando por otro lugar.
- Scutum forte - se apresuró a decir la profesora Mylthon.
Peeves quedó encerrado en una especie de burbuja de color turquesa.
-Muy bien, pequeño usurpador de piedras mágicas - le dijo -Dame la piedra
La expresión de Peeves cambió. Su mirada estaba colmada de odio. Estaba furioso. Hermione se asustó al verlo así. El poltergueist no dijo nada. Se limitó a verlos a todos.
- Peeves, - le dijo un poco harta la profesora - No me obligues a hacerte daño.
- ¿Usted cree que yo soy estúpido como para caer en ese juego? Dah! Soy un poltergueist. No me puede hacer nada, y si lo intenta podría lastimar el cuerpo del muchachito ese. - señaló a Ron, o lo que quedaba de él - ¿Qué pasa profesora, perdió las agallas?
Elena Mylthon, una mujer fuerte de carácter, alguien que no se podía doblegar así como así, parecía vencida.
-Profesora, - le susurro Hermione - ¿hay alguna manera de que Peeves salga del cuerpo de Ron?
La profesora dudó un segundo. Luego hizo que todos se alejaran un poco de donde estaba Peeves para que éste no pudiera oír su conversación.
- Si, si la hay. - dijo seriamente
- ¡Perfecto! Entonces, ¿podrá ayudar a Ron, verdad? - se alegró Harry
- Lo que pasa es
.
- ¡¡¡Vamos, profesora!!! - la alentó el Ron Weasley que estaba a su lado - ¡Ayúdeme!
- Ron, tu no entiendes
- Profesora, - dijo Draco - ¿existe algún riesgo con esa solución q nos está diciendo en este momento?
Todos guardaron silencio. La profesora los miraba.
- Si, Draco, así es.
- ¿Qué problema hay, profesora? - pregunto Hermione.
- El problema - suspiró largamente, como quien está a punto de decir malas noticias- es que si utilizamos lo que estoy pensando, el cuerpo de Ron podría salir gravemente herido, incluso podría ya no ser habitable.
Ron tragó saliva.
- Lo que quiere decir, profesora - empezó Ron - es que, si algo, por alguna razón saliera mal, ¿es posible que mi cuerpo no me vuelva a servir nunca mas?
Ella asintió.
- ¿No hay otra salida para ayudarlo? - preguntó Harry.
La profesora puso una mano en su barbilla. Miró el piso como si buscara algo.
- Pues, - dijo al fin - la otra forma es que Peeves salga voluntariamente del cuerpo prestado.
Ron carraspeó la garganta.
- Querrá decir, del cuerpo robado. - la corrigió.
- Está bien, está bien.
- ¿Y a parte de esa alternativa no hay otra forma? - Hermione lucía impaciente
- La verdad. No, no hay otra manera.
Los chicos se desilusionaron mucho. Ron se acercó a Peeves y le dijo:
- Maldito bastardo, pagarás lo que me hiciste, no me importa si tengo que arriesgarme yo mismo para hacerlo.
Hermione abrió los ojos como platos.
- Ron - le dijo - ¿Estás dispuesto a hacer lo que la profesora diga para recuperar tu cuerpo?
Ron asintió.
- ¡Pero amigo, es peligroso! - le dijo Harry
- Lo se, Harry, pero no quiero dejar mi cuerpo en manos de este - señaló a Peeves con la cabeza.
La profesora se acercó a Ron. Lo miró a los ojos y le dijo:
- Muy bien, Weasley, acompáñame.
Ron asintió.
La profesora vio a Draco, Harry y Hermione, luego a Peeves y dijo:
- Potter, Malfoy y Granger, ustedes tres se van a encargar de vigilar a Peeves.
Los tres asintieron sin decir palabra.
- Les advierto una cosa. - dijo la maestra - El encantamiento que le hice a Peeves para mantenerlo en esa burbuja es solo temporal, cuando yo me marche es posible que ya no funcione, así q estén preparados.
-Como diga, profesora. - dijo Hermione.
La maestra asintió complacida.
Ron y la profesora Mylthon se alejaron por el pasillo. Ron iba pensando en lo que estaría apunto de hacer, no sabía que era lo que le esperaba. Estaba algo nervioso pero no dudaba de su decisión.
- Weasley - le dijo la maestra.
- Profesora - respondió Ron.
- ¿Estás consiente de que estas a punto de poner en riesgo algo mas q tu vida? - preguntó ella.
- Lo estoy. - respondió Ron.
Doblaron una esquina y se encontraron frente a la oficina de la profesora. Ella abrió la puerta y entró junto con Ron.
- Por favor, quédate aquí - le dijo.
Ron asintió.
La profesora entro en otra habitación que se conectaba con su oficina. Se oía que apilaban cajas, que movían botellas y frascos, que rompían papeles, pero ni rastro de la profesora. Pasaron unos cuantos minutos hasta que ella volvió a salir de esa habitación con una daga plateada en la mano. La daga tenía incrustadas piedras rojas por todo el mango, parecían rubíes. La profesora miró determinadamente la daga y luego la puso encima de su escritorio.
- Profesora, disculpe, pero
¿que es eso?
- Esto, Weasley, es lo que tu necesitas para recuperar tu cuerpo.- le mostraba la daga como si fuera el más preciado de sus tesoros.
Ron la miró. Se deslizó hacia otro lado de la habitación y preguntó:
- ¿Qué tengo que hacer con eso?
- Weasley, pondrás en peligro
- ¿Qué tengo que hacer con eso? - repitió
-
es posible que no resulte
- ¿Qué tengo que hacer con eso? - dijo nuevamente un poco enojado
-
poner en riesgo a nuestros estudiantes es como
- ¿QUÉ TENGO QUE HACER CON ESO? - gritó. Ya estaba harto de toda la palabrería de la profesora.
Ella lo miró molesta, y como no estarlo, él era su alumno y le había gritado, pero no quiso hacerle problema, en ese momento no podía hacerle problema, estaban en medio de algo mucho mas importante que quitarle puntos a Gryffindor por mala conducta de un alumno.
- ¿Y? ¿Profesora? ¿Me piensa decir que rayos tengo q hacer con ese cuchillo de mantequilla?
- No es ningún cuchillo de mantequilla, Weasley. Esta es la daga de las almas.
- La daga de las almas, muy interesante - dijo ron algo fastidiado - pero ahora dígame, ¿cómo la uso?
- Lo que tienes que hacer es tratar de incrustar esta daga en el costado derecho de tu propio cuerpo.
- ¿Quiere decir que me tendré que hacer daño a mi mismo?
- Se podría decir que si.
- Muy bien, lo haré.
- Pero quiero que antes de q hagas esto, estés consiente de algo. - le dijo la profesora muy seria.
- ¿De que se trata? - preguntó Ron.
- Debes estar conciente de que debes hacer muy poco daño a tu cuerpo. No debe ser un corte extremadamente profundo. Si lo haces muy profundo, tu cuerpo podría sufrir un daño irreparable y no podrías volver a usarlo. Ten mucho cuidado.
- No se preocupe lo tendré. - Ron tomó la daga con su mano, la examinó y le pasó el dedo índice por el filo. - ¡Auch! Eso dolió
- Exacto, esta daga es especial, Weasley, por algo se llama la daga de las almas. Puede hacer daño a cualquier ser no-vivo, como en este caso un poltergueist.
- ¡Perfecto! Vamos a recuperar mi cuerpo
- Está bien, Weasley, vamos. Salieron de la oficina y se dirigieron nuevamente donde estaban los demás.
- ¡¡¡Hermione, te cuidado!!! - gritó Draco.
Peeves se dirigía hacia ella a toda velocidad. Desde hace poco rato que el hechizo de la profesora Mylthon se había desvanecido. Hermione grito:
- Scutum forte - una burbuja de color turquesa apareció y lo encerró.
Antes habían usado el mismo hechizo para inmovilizar al pltergueist hasta que la maestra llegara, pero no había funcionado por mucho tiempo debido a que ninguno de ellos había usado ese hechizo antes.
Peeves reía mientras veía como los tres chicos estaban cansados y al parecer ya no podían más.
- Ya no puedo más, estoy cansado - dijo Draco.
Hermione se arrimó contra la pared y se dejó caer lentamente.
- Yo también estoy muy cansada - les dijo.
- ¡Y que no digan! Nunca antes había tratado de mantener quito a Peeves - dijo Harry - es como tratar de encerrar en una pompa de jabón a una mosca.
- Lo dices porque la pompa siempre se rompe, ¿verdad? - era la voz de Ron.
- ¡¡¡Ron!!! - gritaron los tres al unísono.
La burbuja que cubría a Peeves se desvanece y Peeves empieza a dar vueltas por todo el pasillo riendo a carcajadas. Ron y la profesora Mylthon aparecen del otro lado del pasillo. La profesora lucía cansada, parecía como que hubiese corrido una maratón.
- Ronnie, Ronnie, Ronnie
¡Vaya! ¡Hasta que regresaste! Quería jugar un poco.
- Y no sabes cuanto jugaremos, Peeves.
Ron y Peeves se miraron profundamente. Peeves se avalanzo contra Ron y éste lo esquivo. Empezaron a pelear en mitad del pasillo.
- ¿Qué pasa, Ronald? ¿Por qué no me lastimas? ¡Ah! ¡Es verdad! ¡¡¡¡No puedes porque ni siquiera puedes tocarme!!!! - lanzó una carcajada,
- ¡Ríe lo que quieras, sabandija!
Peeves se le acercó a Ron lentamente. Lo miraba furioso.
- Más te vale que te calles, estúpido. - le dijo.
- Y si no lo hago Qué me pasará, ¿ah?
El poltergueist empezó a brillas de un color extraño.
- ¡¡¡Ah usado la Fusio onis para poder tocar a Ron!!! - gritó la profesora
Peeves estiró la mano y bordeo el cuello de Ron.
-¿Qué te parece, Ronnie, el nuevo poder que ahora he adquirido?
Ron no podía hablar muy bien.
-Eres,
. Eres
- ¡¡Weasley!! - lo llamó la profesora.
Ron regresó la mirada con un poco de dificultad. Ella estaba le lanzó la daga la cual fue a parar al otro lado del pasillo. Ron no la pudo atrapar.
Draco se apresuró a recuperar la daga. Cuando la tomo en sus manos pudo sentir un extraño poder, como si la daga le estuviera diciendo lo que tenía que hacer, pero no lo quería hacer
no podía lastimar a Ron.
- ¡Malfoy! - le llamó Ron. Al parecer él sabía lo que Draco se había dado cuenta de lo que tenía que hacer. Draco lo miró. - ¡Hazlo! Si alguna vez necesite tu ayuda
es
ahora.
Peeves estaba apretando cada vez mas fuerte el cuello de Ron.
Draco asintió. Corrió hacia donde estaba Peeves y le clavó la daga en el costado derecho del cuerpo. Hermione y Harry ahogaron un grito. Peeves soltó lentamente el cuello de Ron. Draco, quitó la daga de la herida y de ella empezó a salir una luz muy blanca. El Peeves que todos conocían salió por esa pequeña llaga. Una vez afuera Ron se convirtió en una cortina de humo blanco y entro a su cuerpo a través de la herida. El cuerpo de Ron cayó al suelo. Y Peeves estaba inconciente flotando en el aire, de la mano derecha del mismo cayó la piedra que había sido causante de tantos problemas. La profesora tomó la piedra y ,.a guardó en su bolsillo de la túnica. Hermione, Harry, Draco y la maestra se acercaron al cuerpo de Ron.
- Está inconciente - dijo la maestra. - lo mejor será que lo llevemos a la enfermería.
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Bueno, al fin tengo el siguiente capítulo de mi FF, espero que les guste y disculpen si tiene algun error :P a veces con la emocion de que vienen las ideas se cometen algunos errores.
Dejen comentario por fis!!! Eso me ayuda a saber si les gusta o no... si sigo escribiendo o mejor me dedico a leer no mas :p XD
Nos vemos en el prox cap!!!
Cariños,
AdeCapítulo XVII: Sueños
Ron ya llevaba tres días en la enfermería. No había despertado. Todos esos días Hermione, Harry y Draco iban a visitarlo con regularidad. Esperaban que de alguna señal de reacción, pero nada cambiaba en él, ni siquiera Madam Pomfrey sabía cuando iba a despertar.
- ¿Cuánto tiempo creen que pase en ese estado? - preguntó Hermione un día cuando regresaban de clase de Herbología.
- No lo se
- respondió Draco mientras se quitaba los guantes que había usado para desplantar la plana carnívora que casi le arranca una mano.
- Vayamos a verlo, ahora tenemos hora libre, los profesores tienen alguna clase de reunión o algo así. Cuestiones entre el Ministerio y Hogwarts. - dijo Harry.
-¿Y tu cómo sabes eso? - preguntó Hermione mientras atravesaban el vestíbulo en dirección a la enfermería.
- ¿Cómo es que tú no lo sabes, Hermione? - le respondió irónicamente Harry
Ella lo miró severamente, como si estuviera regañando a un niño pequeño. Draco se separó del grupo. Iba a la sala común de Slytherin. Luego los alcanzaría en la enfermería.
Hermione y Harry entraron a la sala común de Gryffindor. Todo estaba alborotado. Había bolas de papel que volaban de un lado a otro. Los dos amigo se sentaron cerca de la chimenea. Era el único lugar donde no llegaban tantas bolas de papel.
- ¿Ya pensaste que hacer con Ron? - preguntó de repente Harry.
- ¿Sobre qué? - le preguntó Hermione
- Sobre su pequeño dolor de cabeza llamado Draco Malfoy.
Hermione asintió con la cabeza. Por un momento su mirada se perdió en las llamas que envolvían un pequeño pedazo de pergamino. Luego miró a Harry y le dijo:
- Tengo la pócima perfecta.
Harry la miró algo curioso
- ¿Cuál es la pócima milagrosa? - preguntó.
- El filtro de la sabiduría.
Harry la miró sorprendido.
- ¿De dónde lo sacaste?
- Cuando Draco estuvo en la enfermería por ese
accidente que le ocurrió a causa de su padre, yo le preparé la pócima que lo ayudó a despertar, bueno, mientras hacía eso, encontré el filtro. Y según lo que leí. Serviría para el problemita de Ron. - supuso Hermione sonriendo alegremente.
- ¡Vaya! Lo has pensado con detenimiento, Hermione
- ¿Y cuando no lo he hecho? - le preguntó hermione con mirada picarona.
- Mejor nos vamos a la enfermería para ver como sigu
oye, se me ocurrió algo - se apresuró a decir Harry.
- ¿Qué cosa?
- ¿Y si le das el filtro a Ron mientras está dormido?
- ¡Harry! ¡Que buena idea! ¡Vamos rápido!
Hermione fue a buscar el filtro que tenía guardado en un pequeño frasco y salió junto con Harry en dirección a la enfermería. Estaba contenta, ilusionada, Ron por fin podría llevarse bien con Draco. Los amigos doblaron una esquina y empezaron a escuchar unas voces.
- ¿Weasley, te encuentras bien?
Era la voz de Draco.
Nadie respondía.
Hermione y Harry se detuvieron antes de entrar a la enfermería y vieron a Draco al lado de la cama de Ron, quien estaba sentado en la orilla de la misma.
- ¡Ron despertó! - dijo Harry y a continuación trató de entrar en la enfermería, pero Hermione lo detuvo.
- Espera un segundo, quiero ver que pasa acá. - le dijo en un susurro.
Harry asintió. Ambos muchachos se quedaron ahí, sin hacer mayor ruido, contemplando la escena que se les presentaba.
- ¿Qué haces acá? - dijo Ron
- Bueno, Harry, Hermione y yo hemos venido a visitarte estos últimos días. - respondió Draco.
- ¿Últimos días? - dijo sorprendido Ron. - ¿Cuánto tiempo he estado dormido?
- Tres días, más o menos.
- ¡¡¡TRES DÍAS!!!
Draco asintió con la cabeza.
Un corto silencio se apoderó del lugar. Hermione estaba a punto de entrar, pero se contuvo.
Al fin Draco dijo:
- Bueno, creo que me tengo que ir. Nos vemos luego Weasley.
- Eso creo. - respondió Ron.
Draco cogió su mochila y dio media vuelta. Harry y Hermione se alejaron un poco de la puerta para que el chico no los viera.
A pocos pasos de la puerta Ron dijo:
- Malfoy.
Éste dio media vuelta. Miró a Ron quien también lo veía.
- G
gracias, Malfoy.
Draco lo examino con la mirada. Al parecer no podía creer lo que oía. Hermione no pudo evitar sonreír al momento que oyó esas palabras salir de la boca de su amigo. Harry estaba sorprendido, tan sorprendido que tenía la boca abierta.
- De nada, Weasley. - respondió Draco con una sonrisa.
Hermione miró a Harry y le dijo:
- Creo que no necesitaremos el filtro después de todo.
Harry asintió.
- Creo que Ron no podía evitar darle las gracias a Draco por haberle salvado cuando estuvimos con Peeves.
* *
Faltaban dos semanas para que se termine el año escolar en Hogwarts. Todos estaban apresurados con estudiar y hacer las últimas tareas. Ron estaba mucho mejor después de haber salido de la enfermería. Sin embargo su comportamiento con Draco cambió levemente, no lo veía con desprecio, y tampoco evitaba que Hermione se viera con él, pero seguía tratándolo fríamente, y casi nunca lo veía a los ojos ni le dirigía la palabra. Solo si era expresamente para pedirle algo urgente, como que le alcanzara la sal para los huevos con tocino del desayuno.
De vez en cuando los cuatro se cruzaban con Pansy Parkinson, quien los veía con furia y desprecio, en especial a Hermione. No podían evitar verla ya que ella siempre se ubicaba en frente de ellos o detrás, y fulminaba con la mirada a Hermione y Ron, tanto así que ambos salían de clase con un fuerte dolor de cuello.
- Pansy tiene una mirada muy profunda - dijo Hermione en el pasillo que llevaba a la biblioteca.
- ¿Profunda? Si parece que tuviera dos troncos clavados en nuestras nucas cada vez que nos ve. Esa mujer está loca.
Draco y Harry reían a carcajadas por el comentario de Ron. Sin embargo Draco estuvo de acuerdo.
- Pansy es una chica fuerte, en todos los sentidos, me parece bastante extraño que este tanto tiempo detrás de nosotros, para mi que trama algo.
- Así debe ser, Draco, tu la conoces mejor que nosotros. - alegó Harry.
Estuvieron hablando de eso durante un tiempo, hasta que entraron en la biblioteca. Empezaron a hacer algunas de sus tareas. Fue entonces que se percataron de la presencia de Pansy.
- Miren allí está - susurró Hermione para los otros tres chicos.
Con el mayor de los cuidados y tratando de no ser tan obvios los tres empezaron a buscar donde estaba ella. La encontraron unas estanterías adelante.
- ¿No creen que nos está siguiendo o algo así? - pregunto Ron
Todos estuvieron de acuerdo.
Súbitamente Pansy despareció de la estantería donde la habían visto. Hermione, Harry, Ron y Draco se levantaron de su asiento y se dirigieron hasta donde hace unos pocos momentos había estado husmeando la otra chica. Hermione empezó a revisar los libros de aquella estantería. No había nada extraño, todos eran libros de perfumes mágicos, fragancias florales y algunas que otras cosas de herbología.
- ¡Miren esto! - dijo Ron mirando hacia el piso.
En él estaba tirado un libro de cubierta verde, con letras doradas en el título, que decía Hierbas mágicas y hongos 2. Hermione lo tomó en sus manos y vio que tenía un separador de páginas. Lo abrió en donde marcaba y encontró una nota. La examino un poco.
- Es de Pansy - dijo ella.
- ¿De Pansy? ¿Pero que querrá? - preguntó Draco.
- Bueno, averigüémoslo. Léela, Hermione - dijo Harry
Hermione desdobló el pergamino arrugado y leyó en voz alta.
Granger:
Tengo importantes cosas que discutir contigo. Encuéntrame en la torre de astronomía hoy a las 8 de la noche. No vengas acompañada.
Att: Pansy P.
- No creo que deberías ir sola - dijo Ron una vez que salieron de la biblioteca.
- Yo tampoco quiero ir sola, pero no puedo hacer que ustedes vayan, ella puede darse cuenta. A demás, quizás quiera disculparse conmigo y
- No sueñes, Hermione. - la cortó Draco, con el típico tono de voz de niño arrogante - Obviamente no te das cuenta de a quién te estás enfrentando.
- Ah ¿Y tú sabes? - lo retó Hermione.
- Claro que sé - respondió el muchacho como si estuvieran hablando de que dos mas dos es cuatro. - Pansy Parkinson es una muchacha capaz de hacer cualquier cosa por lo que quiere. No te confíes.
- Deberíamos acompañarte. - dijo Harry. - Pero para que Pansy no se de cuenta de que estamos contigo usaremos la poción de invisibilidad que nos enseñó Snape.
Hermione lo miró severamente.
- Está bien, pueden venir. Pero por favor tengan mucho cuidado.
- Lo tendremos - dijo Ron.
Hermione estaba acostada en su cama mirando el techo.
- ¿Qué será lo que quiere Pansy de mí? - se preguntó - Definitivamente aquí hay gato encerrado. Ella no es el tipo de persona que pida citarse con alguien sin algún motivo extremadamente importante. Creo que debería llevar mi varita. - se incorporó y empezó a buscar la varita en el bolsillo de su túnica. - Uff, si acá está. - miró el reloj. Eran las ocho menos cuarto - Será mejor que ya me vaya - se dijo mientras guardaba la varita en el bolsillo de su pantalón. Se puso la túnica y salió.
Afuera estaban Ron y Harry esperándola.
- ¿Estás lista? - preguntó Harry.
- Si, lo estoy. Vámonos.
Los dos chicos asintieron y salieron de la sala común de Gryffindor. Fueron a las mazmorras para encontrarse con Draco. Una vez que todos estuvieron reunidos Harry sacó un frasquito del bolsillo que contenía la poción de invisibilidad. Cada uno tomó un trago de la poción y salieron rumbo a la torre de astronomía.
- Apresurémonos, ya que la poción no dura mucho. - dijo Draco.
Pasaron unos cuantos minutos y llegaron finalmente a la torre de astronomía. Hermione subió las escaleras, un suave olor a rosas la envolvía. Una vez llegado a lo más alto pudo ver la figura de una chica arrimada al borde del balcón. Pudo sentir más fuerte el olor a perfume de rosas que ahora inundaba todo el lugar.
- Granger. - dijo mientras se daba la vuelta para mirarla de frente.
- Parkinson - le respondió Hermione - ¿Qué es lo que quieres? ¿Para qué me citaste acá?
- Solo quería discutir algunas cosas contigo.
- ¿Qué cosas? - dijo Hermione mirándola con curiosidad.
- Veamos - dijo la otra chica poniéndose el dedo índice en los labios. - Al fin conseguiste lo que querías, ¿verdad? Conseguiste alejarme de mi querido Draco Malfoy.
- ¿Qué tiene que ver él en todo esto?
- ¡Todo, TODO TIENE QUE VER! ¡TÚ ME LO QUITASTE!
- ¡Cálmate! Pareces una loca - dijo Hermione.
Y era verdad, Pansy lucía totalmente arruinada. Tenía ojeras, los ojos rojos y estaba despeinada. Como si hubiese estado a la intemperie dos noches y sin dormir.
- ¡PERO SABES QUE! ¿SABES QUÉ? - pansy sacó la varita que tenía guardada en su túnica y con ella apunto hacia Hermione. - NO PERMITIRÉ QUE SIGAS CON MI DRACO. ÉL ES MÍO. Y SI DESAPARECES ÉL ME VOLVERÁ A QUERER COMO ANTES.
- ¡Estás completamente loca! - dijo Hermione al tiempo que ella también sacaba su varita del bolsillo. Pero antes de que pudiera hacer nada pansy lanzó un hechizo. Hermione solo cerró los ojos, pero al abrirlos se dio cuenta de que no le había pasado nada. En el piso estaban Harry Draco y Ron, quienes se habían puesto de escudo para evitar que algo le pase a Hermione.
- ¿PERO QUÉ ESTAN HACIENDO USTEDES ACÁ? - gritó histéricamente Pansy.
Los tres chicos estaban algo mareados. Se levantaron con dificultad del piso, Hermione les ayudó a ponerse de pié.
- Granger, Granger, Granger
veo que después de todo trajiste a tus amigos contig
¡Draco! - dijo de repente y se acercó a el chico que estaba de pié arrimado contra la pared tratando de hacer que la cabeza deje de darle vueltas. - ¡Mi Draco! ¡Que bueno que estás bien! ¡Te duele la cabeza! Yo te puedo curar
yo puedo..
- ¡Déjame en paz! - le dijo Draco al tiempo de que retiraba de un golpe la mano de Pansy que estaba acariciando su mejilla.
- Pe
pero Draco.. yo.. yo te amo
- Pero yo no. ¿Cuándo te lo meterás en la cabeza?
Pansy parecía estar a punto de echarse a llorar, pero en lugar de eso miró a Hermione con un odio tan profundo que ella sentía que la estaban quemando.
- ¡Has hecho que mi Draco me odie! ¡Ahora yo te mataré!
- No, no lo harás - dijo Ron, quien sacaba su varita, pero pansy fue más rápida.
- Petrificus totalus
Ron cayó al suelo totalmente petrificado. Nadie tuvo tiempo de reaccionar, cuando de repente Pansy hizo lo mismo con Harry y luego con Draco.
- Ahora si estamos solas - dijo Pansy.
Hermione miraba horrorizada a los tres chicos tirados en el piso inmóviles.
- Pansy, tratemos de hablar las cosas con calma - en la voz de Hermione había destellos nerviosos. Estaba asustada. Por lo que Draco había dicho antes supo que Pansy sería capaz de cualquier cosa para lograr su cometido.
- No tenemos nada que hablar, pequeña sangre sucia. - dijo Pansy mientras se acercaba a Hermione.
Ella se enfureció al oír decir eso y apuntó a la otra chica. Un rayo de luz violeta salió de la varita golpeando a pansy justo en el pecho, quien cayó al piso con convulsiones.
Hermione se acercó a ella y le puso la varita en la garganta.
- No te atrevas a llamarme así nunca más ¿Oíste?
Pansy no dejaba de temblar.
- No
no te
no te dejaré.. en paz
nunca
primero
prefiero
morirme
Hermione dio media vuelta y trato de ayudar a sus amigos, pero desde atrás suyo sintió un golpe demasiado fuerte y una voz que unos instantes atrás gritó:
- Expelliarmus
La varita se desprendió de su mano. El cuerpo de Hermione salió volando por los aires y empezó a caer lentamente al piso.
- Hermione, despierta. ¿Estás bien? - Ron la movía fuertemente para que logre despertar. - Ella se incorporó de un solo golpe.
- ¿Dónde estamos? - preguntó. Tenía la vista borrosa y le dolía la cabeza y sus ojos estaban hinchados.
- ¿Dónde estamos? - al parecer Harry se extrañó de oír esa pregunta. - En el Expreso de Hogwarts, Hermione.
- ¿Ya estamos en el expreso de Hogwarts? ¿La señora Pomfrey me dejó dormir las dos semanas restantes? ¿Cómo están ustedes? ¿Y Draco? ¿Está bien? ¿Por qué no me despertaron?
Ron y Harry se veían mutuamente, parecían desorientados.
- ¿Hermione, te pasa algo? ¿Y por que preguntas por ese insolente de Malfoy? - preguntó Ron
- ¿Y por qué lo llamas Draco? - se extrañó Harry.
- Pe
pero
¿donde está él?
Harry parecía muy molesto por la insistencia de Hermione de saber dónde estaba ese petulante de Malfoy.
- En el pasillo, pavoneándose de un lado a otro, como siempre lo hace.
Hermione estaba confusa. No entendía nada. La puerta del compartimiento se abrió y por allí entró Neville.
- Será mejor que empecemos a ponernos el uniforme. En poco tiempo llegaremos a Hogwarts. - Neville salió de allí.
- ¿Llegaremos? - preguntó estupefacta Hermione.- ¿No habíamos llegado ya?
- No, claro que no Hermione. - le respondió Ron.
- Te dormiste todo el camino hacia acá - dijo Harry.
- ¿Me
me dormí? - preguntó aún sin poder creerlo.
Los dos chicos asintieron con la cabeza.
Hermione no lo podía creer. Todo lo que había pasado
todo lo que había vivido con Draco Malfoy, todo lo que tuvo que sufrir
todo...todo fue un sueño. Un largo, y profundo sueño. Se sentía triste, confusa, con ganas de llorar y de gritar. Se puso el uniforme con la mayor de las lentitudes. Harry y Ron la miraban preocupados.
- ¿Hermione, te sientes bien? - preguntó Harry.
Hermione lo miró y asintió. Se puso la túnica y en ese momento el tren se detuvo en la estación de Hogsmade. Hermione se puso de pié pero se le cayó de la muñeca una pequeña pulsera de plata.
- Váyanse sin mi, chicos, los alcanzo luego, tengo que encontrar esa pulsera.
- Está bien, como quieras. - dijo Ron.
Harry y Ron salieron del compartimiento y Hermione se quedó arrodillada un tiempo en el piso. Mirando la ventana. Su mirada se perdió ahí unos instantes y luego encontró lo que buscaba, se puso de pié y salió apresuradamente de allí, sin ver por donde iba, hasta que golpeó a alguien.
- Huy, lo siento muchísimo
- alzó la mirada y sus ojos se clavaron en los ojos grises del chico pálido que estaba en frente suyo.
- Ten más cuidado, Granger, y hazte a un lado que me estorbas el paso.
Por un segundo Hermione pensó que su sueño no había sido solo un sueño, pero al oír todo lo que le acabó de decir Malfoy, se dio cuenta de una vez que no había posibilidad de que lo que le había pasado fuese de verdad.
- No me molestes, Malfoy, fue un accidente, ya te di mis disculpas.
Malfoy la miró con asco, como quien mira a un zapato viejo en mitad de un lago cristalino.
- Vete de acá, antes de que me den más ganas de vomitar por haber tocado a una sangre sucia.
Hermione lo miró con odio. Dio media vuelta pero sintió que la jalaban para atrás.
- ¿Y ahora que quieres, Malfoy? - le dijo mientras se daba media vuelta
- Se te cayó
esto - le dijo mientras le mostraba la pulsera de plata que acababa de encontrar.
- Gracias - Hermione la tomó y antes de que nada sucediera Malfoy le robó un beso.
Hermione lo miró extrañada y se puso colorada en seguida.
-¿Po
porque hiciste eso, Malfoy?
-Porque quise. - la soltó del brazo, dio media vuelta y se fue.
Hermione lo vio mientras se alejaba y salía del tren. No pudo evitar sonreír levemente. Guardó la pulsera en el bolsillo y a continuación ella también salió del tren. Estaba a punto de empezar un nuevo curso en Hogwarts, donde quién sabe que cosas pasarían.
*`´**`´**`´**`´*FIN *`´**`´**`´**`´*
La verdadera esencia de la magia - Fanfics de Harry Potter
°*°*°*°*°*°La Verdadera Esencia De La Magia°*°*°*°*°*Por 'Adelaida'Capítulo I: La confesión-¿Qué te pasa, Hermione? Estas muy seria.Hermione no
potterfics
es
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2024-09-20
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