Las Crónicas de Narnia: El león, la bruja y el ropero - Potterfics, tu versión de la historia

 

 

 

Capítulo 1:


Narnia,nuestra antigua Narnia, no era la misma en la que había nacido y en la quecrecí. Injustamente el mal cayó en forma de mujer. Muchos de los que vivíanantes en libertad, se vieron obligados a proteger a sus familias ocultándose osimplemente, ser los soplones de Jadis.

El eterno invierno cubría todo con un gran manto denieve, las ramas de los árboles eran varas de hielo, el lago una plataforma macizay la cascada un gran bloque que impedía el paso del agua.

Los queprefirieron serles fiel a Narnia, eran cada vez menos y mi trabajo eraencontrarlos y convencerlos de que tengan paciencia, la esperanza estaba cercalo presentía en mi interior.

Otrodía en mi ardua búsqueda en algún fiel seguidor que aún tenga esa pequeña llamade esperanza por Aslan, por mi padre.

 

Evitara los lobos, no era fácil, pero tampoco imposible de realizar. La bruja blanca,no dejaba ni un rincón sin que una patrulla de esos animales no revisase enbusca de traidores o de algún indefenso narniano.

Debidoa la espesura de la nieve tuve de desmontar y seguir con el viaje a pie. Me habíaalejado bastante del último lugar en el que estuve, esos malditos lobos, otravez me obligaron a escapar, estaba harta de hacerlo, tan solo quería que laprofecía se cumpliera y que de una vez por todas el verano llegue y decirle adiósal invierno.

Los pasosde Angus, mi caballo, era totalmente silenciosos, las ramas se desprendían confacilidad de mi capa escarlata. La fina brisa invernal, despeinaba las negrascrines de Angus. Mi cabello, se mantenía bajo la capucha de mi capa, si queríacumplir con mi tarea, no debía dejarme ver por nada ni nadie. Todo estabaprácticamente tranquilo. Un repentino ruido me puso alerta, mi mano viajaba pormi cinturón, preparada para desenvainar mi espada si fuese necesario. Por todosmis alrededores los arbustos y las pequeñas ramas, se quebraban.

-Lady Alanys, es un placer volver averla.-saludo una fina voz entre los árboles. De la espesura, salió una gran águila.

-Se rumorea que Aslan está cerca, milady.-tome las riendas de Angus, y me acerque para escuchar.

-¿Aslan? ¿Dónde?-estaba emocionada, despuésde largos años, volvería a ver a mi padre.

- Está haciendo su camino hacia elnorte de la Mesa de Piedra, ordeno a los mensajeros que buscaran aliados. Élestá deseoso de volver a verla, mi Lady.-contesto

-Esto es mejor de lo que esperaba,tal vez pronto el invierno se acabe y volvamos a sentir la hierba, el sonidodel agua corriendo por la cascada y podrás volver a cazar peces.-la gran ave,batió sus alas con alegría.

-Es realmente emocionante, ¿A ustedescuchado acerca de la aparición de una niña humana?-preguntó, asomándose alborde de la rama en donde estaba parada.

-¿Niña? ¿Humana? Esto cada vez mejora más. Primerola noticia de mi padre, ahora esto, sin duda pronto tendremos que despedirnosde Jadis.-

-Mi Lady, debo irme, espero verlapronto entre nuestras tropas. Su padre, traerá a los hijos de Adam y a lashijas de Eva, para que todos podamos volver a vivir como antes.

-No te retengo más, cuanto másnarnianos estén avisados, mejor.-ambos nos despedimos, las grandes alas del águila,tomaron la primera ráfaga de viento y emprendió de nuevo vuelo.

Angus, me golpeo el hombro consuavidad llamando mi atención.

-Así es, muchacho, pronto seremoslibres.-volví a montar y me asegure de estar solos, para cuando golpee consuavidad uno de los costados de mi caballo.

 

Amaba la sensación de sentir elviento sobre mi rostro, estaba anocheciendo y los lobos no tardarían en salir abuscarme de nuevo, lo que me obligaba a buscar nuevamente un lugar dondeacampar y mantenerme lejos de su alcance.

A unos pocos kilómetros encontré unlugar los bastante espacioso como para que Angus también descanse.

Las llamas eran bajas, perfectascomo para que nadie las vea de lejos, mi fiel compañero descansaba en elinterior de la caverna, mientras yo miraba atentamente el fuego. Como cadanoche, miraba las estrellas e intentaba recordar cómo era yo antes deconvertirme en una guerrera. A los 6 años vi morir a mi madre y mi padre seencargo de hacerme fuerte y me enseño todas las cosas que sé acerca de cómo cuidarmeen el exterior.

Si se vio a una humana, es decir quepronto llegaran más y Narnia se salvara del reinado de Jadis, La Bruja Blanca.

Pequeña,indefensa, huérfana de madre, esa era yo. Tan solo contaba con mi padre, él erael encargado de cuidarme y mostrarme el verdadero camino hacia un mundo mejor.

-Miquerida Alanys, a veces en la vida, llegan momentos en los que debemos madurarmucho antes de lo previsto. Lo de tú madre, fue una terrible perdida no solopara ti, sino que para mí también. Debes entender que pronto entraras en unaedad en la que muchos problemas caerán sobre tus hombros y necesitaras todo elapoyo que puedas conseguir para ablandar la carga, hija mía.-decía el GranAslan, cada vez que se despedía de mí en las noches.

-Eresel calco de tú madre, tan idéntica a ella.- con su gran pata, corría los rizosque caían sobre mi rostro, mientras se acercaba para recibir sus típicosabrazos nocturnos.

Amedida que fui creciendo, fui perfeccionando mis destrezas con espadas yflechas, era conocida como la "Esperanza de Narnia", todos los habitantes medecían que yo los salvaría y que todo será mejor en un no muy lejano futuro.

-Lany,luz de mis ojos, mapa de mi vida, estoy demasiado orgullosa de ti. Jamás permitasque te pasen por encima, se fuerte, tú madre te ama.-recordaba esas palabrasperfectamente

-Solo dos hijos y dos hijas,lograran ayudarnos. Ya apareció una, solo faltan tres.-

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Hola
bueno para aquellos queme conocen, saben que tengo varias historias, la mayoría son de Harry Potter yde algunas series que amo.

Esta está basada en la sagade libros "Las Crónicas de Narnia"del gran escritor C.S Lewis, yo solo tome la trama e inventé personajes nuevos.

Bueno espero que les guste,les dejo el horario de mis otras historias por si quieren leer.

"TheLove Stronger than Death":Todos los viernes.

"LosMellizos Potter": Todos los martes

"La historia de Winn Malfoy": Todoslos miércoles.

"AnnabellaPotter, la tía de Harry": Todos los lunes

 

"Unahistoria entre dos Black": Todos los jueves

"FallingSkies: Hal Mason y Abril Monroe": Todos los viernes.

Bueno espero sus comentarios J

DanyStyles

Capítulo2:

Mientras amanecía tuve que arroparmecon mi gruesa capa, como almohada tenía un tronco y estaba demasiado cansada. Finoscopos de nieve caían sobre mi rostro, el hocico de Angus, olfateaba mi rostro.

-Ahora no, muchacho.-le di la espalday seguí durmiendo. De nuevo mi corcel, insistió pero está vez comenzó atironear de mi cabello. Sabía que no se iba a dar por vencido, por lo quedecidí levantarme.

Aún faltaba para ver los techos rojosdel campamento de Aslan. Volví a colocarme la capa sobre mis hombros y monté enAngus.

Ambos estábamos cansados, mi vestidotenía manchas oscuras. Hicimos varias pausas para descansar y seguíamos buscandoaliados, hasta ahora no habíamos encontrado nada.

Cuando volvimos con nuestro camino,el aire se tornó un poco más cálido, la nieve comenzaba a ser menos gruesa, lascopas de los árboles volvían a tener esas manchas verdes tan típicas, la hierbaera más fresca y ya se asomaban pimpollos de nuevas flores.

-Ya estamos cerca, Angus. Laprimavera había llegado con Aslan, y pronto se extendería por toda Narnia.-golpeesuavemente las costillas de mi caballo y avanzamos a más velocidad.

La capucha de mi capa se desprendiódejando que una gran masa de cabello rojizo volase por el aire, al igual quelas crines de Angus. Felices relinches provenían de él, ambos estábamos felices.

-Ya falta poco, muchacho.-nunca mehabía sentido tan viva como lo estaba ahora.

Nos detuvimos repentinamente en lacima de una gran colina. A lo lejos se veía el campamento, carpas de coloresbrillantes, rojo, azul y oro. No sabía cómo reaccionaría al ver de nuevo a mipadre, pero ya tendría tiempo para pensarlo.

Desmonté y los dos comenzamos acaminar sobre los verdes campos narnianos. La cola de Angus, se movía congracia y elegancia. Él ya sabía cómo comportarse al estar enfrente de loshabitantes de narnianos. Estaba orgullosa de mi corcel, había aprendido cadauna de las cosas que le enseñe durante años.

Llegamos a la entrada del campamento,diferentes animales, se abrieron paso ante nosotros, la brisa del amanecer secolaba entre mi pelo. Centauro, minotauros, leopardos, caballos, grifos,distintos tipos de animales nos miraban en silencio. Algunos sonreían y hacíanuna breve reverencia ante nosotros. Me alegraba que aún me reconocieran comoalguien en quien pudieran confiar.

Ya faltaba poco para acércame a lagran carpa que se elevaba al final del campamento. Detuve a Angus y tome confuerza sus riendas, debía admitir que estaba nerviosa. La tienda poseía loscolores escarlata y dorado con una gran bandera con la imagen de un leónflameando a los costados.

Cuando una de las solapas se abrió,una suave brisa primaveral me invadió corriendo con elegancia mi cabello. No recordabala última vez que había visto al Gran Aslan, al Rey de Narnia a mi Padre.

Un gran león, de melena oscura, ojos ámbary de gran tamaño, salió de a paso elegante mirándome a los ojos. Angus dabapequeños saltitos de alegría mientras relinchaba.

 

-Lady Alanys.- saludo inclinando sucabeza en respecto. - Bienvenidos de nuevo.-

Los habitantes estallaron enovaciones ante mi presencia. Habían pasado años desde la última vez en quehabía estado presente ante mi pueblo.

Solté las riendas y comencé a correrhacía él, deje de lado mis modales y me lancé a su espesa melena. Él me recibiócon los brazos abiertos.

-Sabía que volverías, te he extrañadotodo este tiempo.- susurre enterrando mi rostro en su dorada melena.

-Hija mía, has cambiado demasiado, dejastede ser aquella niña que recordaba y ahora estás hecha una mujer, estoyrealmente orgullosa de ti. Tú madre también lo estaría en este momento.-con supata me abrazó.

-Y tú también Angus.- mi fielcompañero volvió a relinchar alzándose en sus patas traseras.

-¡La Esperanza de Narnia, havuelto!-todos los narnianos, comenzaron a vitorear mi llegada

Luego de dejar a Angus, al cuidado dedos faunos. Mi padre, me acompaño hasta la que sería mi tienda. Al entrar habíavarios vestidos de telas narnianos, eran perfectos para el cambio de clima.

Elegí un hermoso vestido verde oscuro con bordes en dorados y dos cintas querodeaban mi cintura. Mi cabello estaba un poco más ordenado de antes terminadoen un moño celeste. Aún mantenía mi cinturón, el cual poseía mi espada y unapequeña daga.

El clima había cambiado mucho,caminaba lentamente por el campo, me dirigía hacía una colina para contemplar comola antigua Narnia estaba volviendo a ser la misma. A lo lejos brillada CairParavel en el sol de la tarde. Mientras me sentaba en la hierba, pensaba enaquella niña que había aparecido. Quería que los cuatro estuviesen presentes eneste momento.

-La espera será corta, hija mía.- respondióuna voz profunda detrás de mí, gire mi cabeza y me encontré con Aslan.

-¿Por qué esperar tanto?- murmure. -Debemosactuar rápido, Narnia debe ser libre de nuevo. No podemos estar por siempresometidos al crudo invierno.-

-Paciencia, hija mía- suspiro Aslan - No puedodecir cuándo. Pero estoy casi seguro de que ahora los niños están en Narnia ¿Túhas oído de ellos?-

-Solo de uno, una niña.- asintió conla cabeza.

-Hay más- me dijo Aslan.-El poder dela bruja se está desvaneciendo, la primavera está empezando a extenderse-

-¿Dónde sigue habiendo invierno aun?-pregunte.

-En el Erial del Farol y en todo elbosque- dijo el león - Sé que Papa Noel ha llegado al reino, en busca de losregalos. Quiero que vayas con él.-

-¿Para qué?- sonreí ligeramente.

-Hable con él hace unos días. Le dijeque la Esperanza de Narnia volvía. Y quiere que estés con él para cuandoencuentre a los niños.-sonreí con más ganas.

-Por supuesto que iré.- abracé a mipadre para luego levantarme.

-Quiero que me
-

-Te informare acerca de la posiciónde los niños.-besé su melena y comencé a volver a mi tienda.

-Ten cuidado hija. La bruja siempre estávigilando. Ella sabe que he regresado y que los niños y niñas están aquí. Debesir con cuidado.-me dijo antes de que me aleje.

Tome mi capa, mi arco y mi carcaj, para luego irpor Angus y colocarle la silla de montar.

-Prepárate, amigo, pronto veremos a los salvadoresde Narnia.-

 

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Hola!!Gracias a las personas que pusieron esta historia en favoritos.

Lissy1308 :Gracias, por tu comentario. La verdad ayer estábamos en clase y todos dijeron quesoy muy buena inventando historias y personajes.

Buenoespero que les haya gustado el capítulo.

Vestido de Alanys:

DanyStyles

Capítulo3:

Mientras nos alejábamos del campamentode Aslan, era aún más fácil trotar y a Angus, se le hacía más fácil, ya que lanieve era menos espesa. Cuanto más nos alejábamos el frío volvía a hacerse presenteen el aire, debíamos acercarnos a la orilla del lago congelado.

Cuando llegamos a la zona en dondela nieve era más gruesa, detuve a Angus y desmonté. En el suelo existían variostipos de huellas que variaban en tamaño.

-Están cerca.-murmure al aire.

Angus, se puso nervioso debido a ungran quebrantamiento de ramas cerca de unos arbustos.

-Tranquilo.-le susurre, mientrassacaba de mi carcaj una flecha y comenzaba a tensar la cuerda de mi arco. Mire amí alrededor mientras apuntaba a cualquier lado. De repente, un repentino tintineode cascabeles, retumbo en mis oídos haciendo magia en ellos. De unos enormesarbustos, salió un gran trineo rojo con bordes blancos adornados con miles depequeños cascabeles. Baje el arco y sonreí. El propietario descendió del trineoy se acercó a mí, no recordaba que sea tan bajo de estatura, pero su barba eracompletamente como yo la recordaba.

-Veo que aún conserva mis regalos,Mi Lady.-desmonté a Angus y me acerqué a él.

-Sí señor, siempre lo he hecho ysiempre lo hare.-él soltó una gran carcajada y volvió a mirarme.

-Has crecido y permíteme decirte queeres la copia exacta de tu madre a su edad. -Angus, no se quedó atrás y saco arelucir la silla de montar que le hacían regalado. - Aún recuerdo al pequeñopotrillo que eras, corriendo por los campos narnianos, siguiendo fielmente a lajoven Alanys. Y veo que aun tienes mi regalo-recordó señalando con la cabeza lamontura de Angus.

-Cada día que pasa, la pulo para quequedé como la primera vez.- mi caballo, se acercó y apoyo su cabeza en mihombro.

-Es un gran gesto, Mi Lady. Pero debemosconcentrarnos en a lo que hemos venido, ¿Están cerca?- pregunto Papa Noel -Todavía debo ir al Erial del Farol, y sus regalos son importantes-

-Están en el límite del bosque depinos. No falta mucho para que terminen de cruzar el lago congelado.- respondí.-Debemos darnos prisa antes de que Jadis los encuentre.-él asintió y volvió asubir a su trineo. Tome las riendas de Angus.

El ruido de los cascos era casi sordobajo la nieve. No muy lejos, se podían distinguir varias figuras.

-Vamos muchacho, estamos cerca.-laslejanas figuras, se dieron cuenta de que eran perseguidos y apresuraron elpaso.

-¡Deben pensar que somos ella!-le comenté en un casi grito a Papa Noel.

Cuando por fin logramos alcanzarlos,nos dimos cuenta de que no estaban.

-Han sido astutos.- murmure mientrasme ponía la capucha sobre mi cabeza. Él, se levantó y camino hasta la punta deuna pequeña montaña de nieve.

 

Desmonté de Angus mientras miraba porlos alrededores para asegurarme de que solo estábamos nosotros. Unos pequeñospasitos, hicieron que rápidamente desenfundara mi arco y preparase una flechapara atacar si era necesario. Una pequeña bola de pelos, salió de un hueco enla nieve, lo reconocí rápidamente. Ese castor y su esposa fueron los que mecuidaron cuando era una pequeña niña.

-¡Alanys! ¿Cómo se te ocurrehacernos esto?, casi nos matas de un susto.- me regaño en voz baja. Papa Noel, riobrevemente.

-Mi lady y mi señor, esperen unminuto.- se inclinó en el escondite en donde estaban los demás e intercambiounas cuantas palabras antes de colocarse a mi lado nuevamente.

Tímidamente, salió la señora Castora,el ser que más amaba y el cual yo reconocía como una segunda madre. Poseía delicadosbigotes que le daban un aspecto sin duda femenino. Detrás de ella, apareció unapequeña niña, la cual creo que es la que apareció primero, tenía el cabello porlos hombros de un color castaño claro y una gran sonrisa, la cual le faltabanalgunos dientes. Luego apareció una chica mayor muy bonita, tal vez un año máschica que yo, con el pelo largo y marrón oscuro, parecía ser muy sería. Y por último,salió el mayor, era demasiado apuesto ante mis ojos. Él sin duda debía tener miedad, tenía cabello rubio oscuro y ojos verdes.

Salí de mis pensamientos, cuandocomencé a contarlos, tenían que ser cuatro pero solo había tres. Mi sonrisa depronto desapareció, sin el cuarto no podríamos vencer a Jadis y el invierno seguirá,la vuelta de Aslan sería en vano y yo no cumpliría con mi promesa.

-Feliz Navidad, señor.- sonrió lapequeña, mostrando los pequeños huecos en donde antes había dientes. Sonreípara sí misma tenía la sensación de que traería alegría a Narnia, cuandoestuviese liberada. Otra vez mi sonrisa, desapareció al ver cómo me miraban losotros dos, parecen que no confiaban en alguien encapuchado.

-Ciertamente lo es Lucy, desde quehan llegado- respondió Papa Noel mostrando una de sus cálidas sonrisas.

-Miren, yo he aguantado mucho desdeque llegamos aquí - dijo la mayor de las hermanas. - Pero esto
-

-Creíamos que eran la Bruja.- se disculpóel mayor, haciendo que me quedase mirándolo como una tonta.

-Si, fue una lástima.- respondióPapa Noel, ladeando la cabeza. - Pero, en mi defensa, yo he conducido uno de estosdesde mucho antes que ella.- los tres hermanos sonrieron con un poco más deconfianza.

-Pensé que no había Navidad en Narnia.-comentó la mayor, frunciendo el ceño un poco confundida.

-No por mucho tiempos más.-respondió Papa Noel. - La esperanza que han traído, Majestades, finalmente estáempezando a debilitar el poder de la Bruja. Sin embargo, me atreveré a decirlesque podrán hacer con esto.- de la parte de atrás de su trineo, saco un gransaco rojo. Angus, que ya había vivido esto, comenzó a moverse impaciente comosi estuviera esperando otro regalo.

Habían pasado años desde que habíacelebrado por última vez navidad. Tenía cinco años cuando recibí mi primeraespada junto a mi arco. La última de mis armas había sido un regalo de mimadre.

-¡Regalos!- comentó, Lucy de alegría.Papa Noel se inclinó hacia la bolsa y saco los regalos de su bolsa.

 

-El jugo de la flor de fuego. Unagota basta para curar cualquier herida. Y espero que nunca tengas que usaresto
- dijo entregándole una daga.

Sus ojos se abrieron. Había vistouna flor de fuego, su efecto podía hacer cualquier cosa para salvarle la vida auna persona.

-Gracias señor, pero creo que yopuedo ser muy valiente.- murmuro Lucy tomando el puñal.

-Estoy seguro de eso. Sin embargo,las batallas son asuntos feos, Alanys sabe sobre todo esto.-los tres hermanos, inmediatamente,giraron para verme.

-¿Lady Alanys? ¿La Esperanza deNarnia?- cuestiono Susan, mostrando a lo que yo reconocí como una pequeñasonrisa. No sabía que decir, solo asentí con la cabeza.

-Susan, si confías en este arco nofallara.- Papa Noel le entrego un arco largo y elegante.

-¿Que ocurrió con las batallas sonasuntos feos?- Susan le pregunto tomándolos. No pude evitar soltar una pequeñarisa, haciendo que ella me mirase.

-Y, si tienes problemas para que teoiga, sopla este cuerno, y estés donde estés, la ayuda llegara.- el cuerno erablanco y tenía tallado en la punta, la boca abierta de un león.

-Gracias.- dijo Susan, dando un pasohacia atrás mirando más de cerca sus regalos.

-Y Peter. El momento de utilizaresto puede estar cerca.- Papa Noel le dio a Peter una vaina larga de colorroja. Peter saco la hoja de plata de la vaina con asombro.

-Gracias señor.- respondió Peter conasombro.

-Son herramientas, no juguetes.Úsenlos bien y sabiamente. Ahora debo irme, el invierno esta por acabar, y lascosas se acumulan cuando te ausentas durante cien años. Dígale a su padre, quepronto nos reuniremos, Mi lady.- asentí mientras me acomodaba en Angus.

-¡Larga vida a Aslan! Y ¡feliznavidad!- dijo a forma de saludo, mientras subía en su trineo y partía con susrenos.

-¡Feliz Navidad! ¡Adiós!- Lucy grito,sacudiendo su mano. -Te dije que era real.- le reprochó a su hermana.

-Si me disculpan, debo seguir mí,pero los veré en el campamento.-tome las riendas de Angus e hice una leveinclinación con la cabeza.- Es un milagro que hayan regresado.-

-Cualquier cosa con tal de librarnosde esa bruja.- murmuro el Castor.

-¡Espera! ¿No te volveremos a ver?- mepregunto Lucy, algo triste.

- Muy pronto, su Majestad, prometopelear en sus filas.- hice una reverencia y de un saltó monte en Angus, quiense paró sobre sus dos patas traseras, haciendo que la masa de rizos rojos, seliberaran de mi capucha, mientras bailaban con el viento.

Cuando Angus, volvió a su antiguaposición, le golpee sus costillas y comencé mi recorrido al campamento.

Capítulo 4:

Después de entregarles los regalos alos futuros reyes de Narnia, volví a retomar el camino hacía el campamento,debía contarle todo a mi padre.

Seguía pensando en donde estaría elcuarto de los reyes.

Faltaba poco para llegar y calculabaque sería para la hora del almuerzo, y así lo hice.

Desprendí la silla de montar ypermití que Angus descansara un poco, después de todo se lo merecía.

Me desate las cintas que sujetaba micapa, pasar del frío al calor no era bueno. Todos los narnianos, me sonreían amedida que avanzaba por el campamento. Al fin ingrese a la tienda en donde seencontraba Aslan.

Mi padre se detuvo frente a mí, mirándome.

-¿Y bien?- pregunto. No sabía cómodecirle las cosas sin que se enojase.

 

-Están bien.- fue la primerarespuesta que se me vino a la cabeza.

-¿Solo bien?-respire hondo ycontinúe.

-Están bien
solo tres.-él dejo demover su cola y volvió a mirarme.

-¿Tres? ¿Y dónde está el otro?-

-Por lo que he escuchado antes dellegar aquí, fue que el cuarto tuvo un encuentro con Jadis, y ella comenzó allenarle la cabeza de falsos sueños.-mi padre chasqueo la lengua para luegonegar con la cabeza.

-Lo has hecho bien, hija mía. Con eltiempo nos encargaremos de averiguar todo ¿Están con los castores?-asentílentamente.

-Los tres están seguro y protegido. Recibieronlos regalos y creo que están listos.-

-Bien, tu trabajo por ahora estácompleto. Tienes la tarde libre, yo te avisare si te necesito de nuevo, Lany.-yoasentí, mientras me despedía de él.

Pase por uno de los puestos dondeentregaban comida y tome un poco. Estaba demasiado cansada y necesitaba dormirun poco. Busque el lugar más apartado al campamento. Sentía que la felicidad dentro de pocoexplotaría en mí, todo era como yo soñaba de niña, el regreso de mi padre, losmonarcas estaban cerca y por sobre todo, Jadis, desaparecería dejando enlibertad a todo mi pueblo.

Durante toda la tarde, estuvemirando los campos que ya estaban recuperando su color y la primavera se sentíacada vez más cerca. Cerraba los ojos, dejando que mis rizos volasen con elsuave viento.

-¿Ocurre algo, padre?-pregunté conlos ojos cerrados, al sentir su presencia.

- Quiero que vayas a ver dóndeestán.-abrí los ojos, encontrándome con una mirada preocupada de su parte.

-¿Estas preocupado cierto?- coloqueuna de mis manos sobre su melena acariciándolo.

-Quiero saber que tan cerca están. Labruja, sabe que están aquí, y me gustaría que estén ya aquí.-asentí, pero teníauna pregunta en mente.

-¿Crees que él le haya contado?-

-Posiblemente, no estoy seguro.-bajela mirada, me retaba a mí misma por no haber estado más alerta con ese delicadoasunto.

Baje la colina mientras tomaba lasilla de Angus y mi capa.

-Volveremos a ver los reyes,muchacho.-le susurre, mientras montaba y ambos partíamos del campamento.

La última vez que lo habíamos vistoestaban cerca del río, apostaba cualquier cosa que aún estaban rondando esazona.

Me di cuenta de que el inviernoestaba desapareciendo y los grandes bloques de tapaban el río y la cascada,dentro de poco serían nada más y nada menos que agua y los que pasasen ahorapor ese lugar, corrían peligro.

-Más rápido, Angus.- él protestopero igual hizo su mayor esfuerzo para ir más rápido.

Tenía el corazón en las manos pensandoen lo que ocurriría si caían en el río. Al llegar, el corazón se me detuvo porcompleto, la Guardia de los Lobos, los habían encontrado.

En medio del río, Peter estaba consu espada en alto. Susan y Lucy detrás de él junto a la señora castora. Pude reconocera Maugrim, ese era el encargado de perseguirme y tratar de matarme, por órdenesde Jadis.

Detrás de él, otro lobo, sostenía alSr Castor por el cuello.

-¡No te preocupes por mí! ¡Atraviésalo!-gritaba mientras el lobo hacía más presión sobre su cuello.

-Vete de aquí mientras puedes, y sellevaran a su hermano con ustedes- gruño amenazador Maugrim, avanzando hacíaPeter.

 

-¡Para Peter! Tal vez deberíamosescucharlo- grito Susan.

-Chica inteligente.- no debíapermitir que los maten, pero en esa situación no sabía cómo hacerlo

-¡No lo escuches! ¡Mátalo! Mátaloahora- gritaba el Sr Castor. Lo primero que se me ocurrió fue preparar mi arco,Maugrim, seguía avanzando hacia ellos. Levanté mi arco hacía el cielo, cerré,los ojos y dispare. La flecha cayó entre Peter y el lobo, haciendo que todosgirasen hacía atrás.

-¡Aléjate!- grite. Desmonté deAngus, y me quede parada en la orilla apuntándolo otra vez con mi arco.

- Pero miren nada más, si es laEsperanza de Narnia
- gruño Maugrim con burla y rabia.

-Esta no es su guerra.- gruño. -Todo lo que mi reina quiere es que se vayan.-

-Ni tú te crees esas patrañas,Maugrim, no estas engañando a nadie.- varios lobos trataron de acercarse, peroAngus, mostraba su fiereza desafiándolos.

-¡Mira, solo porque un hombre detraje rojo te dio una espada no te hace un héroe!- le gritaba Susan a suhermano.- ¡Déjalo!-

-¡No, Peter! Narnia te necesita-grito el Sr Castor. - Mátalo mientras aun tengas la oportunidad.-

-¡Peter, no lo escuches y hazlo!-gritabadesde la orilla.

-¿Que harás, Hijo de Adán?- preguntoMaugrim - No esperare para siempre. Y tampoco el río.-todos miraron a la granlamina de hielo.

-¡El río!- le prometí a mi padre quelos llevaría ante él a salvo y lo haría.

-¡PETER!- grito Lucy, mirando lascapas de grieta comenzaban a caer sobre ellos.

-¡Sujétense de mí!- grito Peter. Un ruido sordo se escuchó resonar por todoslados, la cascada no aguanto demasiado ni tampoco el río

Comencé a correr por la orilla,buscándolos.

-¡Vamos, Angus, debemos encontrarlos!-losdos evitábamos ramas y mirábamos al río. Me estaba cansando de buscar y porsobre todo, no quería ver la cara de desilusión de mi padre cuando le diga loque paso.

Agitada, me detuve y comencé a mirarpor entre el agua, no encontraba nada y ahí fue cuando la empuñadura de unaespada salió a la superficie, una mano, y luego la cabeza de Peter. Todoscontinuaban junto a él. Sonríe aliviada, al lado de ellos, estaban loscastores. Los tres estaban a salvo.

Sin embargo, Lucy, estaba mal agarradadel abrigo de su hermano y comenzó a deslizarse.

Deje a Angus en la orilla, junto ami cinturón y salté al río. El agua aún, se encontraba fría y se sentía comomiles de cuchillos sobre mí. Sacaba la cabeza del agua varias veces, pararespirar y para encontrar a Lucy.

No encontraba la forma de podermantenerme a flote, ya que la corriente era demasiado fuerte para mí. Sentícomo algo, se agarraba de mi cintura y me apretaba, obligándome a bajar.

-Tranquila, tranquila, estás asalvo.-dije evitando tragar agua, mientras tomaba en brazos a la pequeña de lasreinas.

Como pude, nade hasta donde estabanAngus. La pequeña estaba temblando contra mis costillas. Mi caballo, nos ayudóa salir

-¿Estás bien?-pregunte cuandohabíamos tocado tierra firme. Ella asintió y me sonrió.

-Ven, debemos buscar a tushermanos.- con una de mis manos tome la suya y con la otra tiraba de lasriendas de Angus.

-¿Que has hecho? ¡Lucy! ¡Lucy!-gritabadesesperada Susan, buscando a su pequeña hermana.

-Vamos.- le hice una señal y nosacercamos a ellos, que aún no nos habían visto.

 

-¿Alguien ha visto mi abrigo?-pregunto la pequeña, mientras se acercaba a sus hermanos. Susan y Peter sedieron la vuelta. Peter envolvió a Lucy en su abrigo mojado. Yo sacudí mimelena rojiza para que se secara mientras hacía lo mismo con mi capa.

-Tu hermano no dejara que te pasealgo.- sonrió el Castor.

- Y creo que no necesitaran más esosabrigos.- sonrió la Sra. Castor, mirando detrás de mí.

-Gracias.-Peter, se acercó a mí,estrechándome su mano.

-No fue nada, sería capaz dearriesgar mi vida con tal de salvar a los reyes de Narnia y si su majestad mepermite, fue una excelente maniobra con su espada.-él sonrió, tocando laempuñadura.

-¿En serio eres una guerrera?-me preguntoSusan.

-Ella- dijo el Sr Castor con orgullo- Es la única hija del Gran Aslan y por lo tanto la verdadera Esperanza deNarnia.-

-No hacía falta tantos títulos, solollámenme Alanys.-sonreí mientras Angus se colocaba a mi lado.

-¿Has llevado a los narnianos porcien años? ¿Tú sola?-exclamo sorprendido Peter.

-Sé que suena raro, pero así fue. Nofue fácil, pero hice lo que pude.-no estaba segura de querer explicarles todoen ese momento.

-Pero no pueden quedarnos aquí,tienen que seguir. El campo no está lejos ahora, solo a unas pocas colinas. Yodebo seguir adelante, pero los veré cuando lleguen allí.-iba a montar en Anguscuando, alguien me abrazó.

-No pude agradecerte lo deantes.-baje la vista encontrándome con la sonrisa de Lucy.

Luegode despedirme, deje que Angus, me llevase sin que le diese ninguna indicación.Aún tenía agua en mi cabello, pero no me moleste en escurrirla y solo deje quegoteara por mi espalda.

Yano quedaba nada para que los demás narnianos pudiesen ver a sus salvadores

Capítulo5:

Luego de haber salvado a la pequeñaLucy, volví al campamento. Sabía que había hecho las cosas mal y no debíhaberme metido, pero de haberlo hecho, ella hubiese muerto.

Entre en mi tienda y busque en miarcón, un vestido seco para poder cambiarme. Deje que mi cabello se secasesolo, ya tendría tiempo de peinarlo, pero primero lo primero, hablar con Aslan.

Comencé a caminar por el campamentohasta llegar a la tienda de mi padre. Al entrar, lo encontré, revisando un granmapa de Narnia. Levantó su mirada amberina y me indicó que entrase. Hice unarápida reverencia y me acerqué a él.

-Alanys, ¿Cómo están? ¿Estáncerca?-preguntó impacientemente.

-Los tres están bien, ya cruzaron el río.Tuvimos un pequeño inconveniente pero nada que no se pudiesearreglar.-conteste.

-¿Inconveniente? ¿Cómo cuál?- seacercó a mí, a paso lento y armonioso.

-La Guardia de Lobos, los encontró.Pero Peter pudo sacarlos de ahí. Tuve que lanzarme al río para rescatar a Lucy.Sé que dirás que no debí haberlo hecho, pero no podía permitir que solollegasen dos de los cuatro reyes.-me defendí antes de que pudiese decirme algo.

-No voy a castigarte si es lo queestás pensando, solo que hubiera preferido que no te entrometieras, pero aúnasí hiciste lo correcto.- me aseguro haciendo que me quedase más tranquila.

Luego de haber conversado un rato,grande murmullos nos interrumpieron.

-Estánaquí.-pensé mirando a mi padre.

-Así es, hija mía. Sal tú primero, yate alcanzo.-me levanté del suelo y me despedí con un beso en su melena.

 

Al salir de la tienda, todos losnarnianos, estaban contemplando a los futuros reyes de Narnia. Les sonreí a lostres para darles algo de confianza, mientras me colocaba al lado de Oreius, uncentauro que lucharía hasta el último segundo de su vida por su patria.

-¿Solo tres? ¿Dónde está el cuartocomo manda la profecía?-me susurró disimuladamente.

-Hemos venido a ver a Aslan.- anunciola voz de Peter, sin dejarme contestar.

Me quede mirando a Peter, se lo veíatan tenso y abrumada al tener los ojos de todos los narnianos sobre él. Deje demirarlo cuando una de las solapas comenzó a moverse. Oreius se inclino,mientras que yo coloqué una de mis rodillas en el suelo. Todos los narnianoshicieron lo mismo, mire de reojo a los tres hermanos y sonreí al ver que noscopiaban. El Gran León apareció, dando un suave gruñido indicó que todos selevantasen. Con la más mínima señal de cabeza, me coloqué a su lado.

-Bienvenido Peter, Hijo de Adán.-anuncio.- Bienvenidas Susan y Lucy, Hijas de Eva. Bienvenidos castores, tienenmis agradecimientos, pero una pregunta, ¿Dónde está el cuarto?-

-Por eso estamos aquí.- respondióPeter envainando su espada.-Necesitamos su ayuda.-

-Tuvimos problemas en el camino.-agrego Susan.

-Nuestro hermano fue capturado por laBruja Blanca.- explico Peter. Los combatientes comenzaron a murmurar sobre lareciente confesión.

-¿Capturado? ¿Cómo es que eso paso?- preguntoAslan,dirigiendo un poco su mirada a Susan.

-Él los
traición, Su Majestad.- dijoel Castor por encima de los murmullos.

-¡Entonces nos ha traicionado a todos!-exclamo Oreius, haciendo que los narnianos comenzaran a quejarse.

-¡Basta!- rugió Aslan, mientras todosiban callándose.- Estoy seguro de que hay una explicación.-

-Fue mi culpa.- reconoció Peter.- Fuimuy duro con él.- dentro de mí, la ternura comenzó a florecer al escuchar susinceridad.

-Fue culpa de todos.-Susan puso unamano en su hombro.

-Es nuestro hermano.- declaro lapequeña Lucy.

-Lo se querida. Pero eso solo empeorasu traición.-contesto Aslan suavemente.-Esto puede ser más difícil de lo quecrees- Aslan volvió su ambarina mirada hacía mí.

-Ubícalos en sus tiendas, dalescomida y ropa. Luego muéstrales el río para bañarse. Cuando Peter termine,llévalo a la colina que da a Cair Paravel.-me ordeno antes de que entrase a sutienda.

Me acerque a ellos tres y les hiceuna seña con la cabeza, para que me siguiesen. La pequeña Lucy, fue un poco másconfianzuda y me tomo de la mano mientras caminábamos. Peter y Susan, nos seguíapor detrás.

Los lleve a las tiendas de las reinas.Los tres se quedaron sorprendidos al ver la inmensidad de la tienda.

-Les daré ropa nueva, y luego lesmostrare donde se pueden asear- Lucy, soltó mi mano y se acercó a uno de losbaúles tomando un largo vestido.-Si necesitan algo, cualquier cosa, solo debenllamarme.-

-Esto es demasiado, no tienes por quéhacer esto por nosotros.- se apresuró Peter. Otra vez la sensación de ternurase apodero de mí.

-Es lo menos que puedo hacer por laspersonas que salvaran a Narnia, dándonos libertad nuevamente.-Peter sonrió conun poco más de confianza.

-Si las reinas no desean nada más,voy a enseñarte donde dormirá, majestad.-Susan y Lucy, no respondieron ya quese quedaron prendidas de los vestidos. Le indique a Peter, que me siguiese yambos salimos de la tienda.

 

-Esta es tu tienda y la del ReyEdmund- le dije, mientras entrabamos.

-Te repito que no es necesario quehagas todo esto por nosotros.-yo sonreí mientras lo miraba a los ojos.

-Y yo te repito que lo hago porgusto.- me acerque al baúl en donde se encontraba su ropa y comencé a elegir.

-Y solo por curiosidad, ¿Si necesitoalgo, como hare para encontrarte?-me di vuelta y volví a sonreír.

-Tan solo debes encontrar a uncaballo negro y sabrás que esa es mía.-conteste, mientras le entregaba laropa.-Te espero afuera.-me retire, guiñándole un ojo.- Y por cierto, no olvidestu espada, en momentos como estos se debe estar muy atento.

Busque por todos lados a mi padre,hasta que lo encontré en la colina que estaba detrás de Cair Paravel. Tenía lamirada fija en el brillante castillo.

-Me gustaría saber que es lo que piensas.-comente colocándome a su lado, con una de mis manos sobre su cabeza. No erajusto que el pudiese adivinar cada cosa que pasaba en mi mente mientras que yodebía preguntárselo.

-Algún día te diré como hago, peropor el momento ronda en mi mente, el rescate del joven Edmund y la libertad deNarnia.- me contesto haciéndome sonreír.

-Disculpen.-gire mi cabeza, paraencontrarme con Peter, ahora vestido como un narniano. En su cintura iba sureluciente espada con la cabeza de un león en la punta de la empuñadura.

-Los dejo solos.-hice una levereverencia y me retire. Podía sentir sobre mi espalda, su mirada.

Baje de la colina y me acerque a dondehabía dejado atado a Angus, tome un cepillo y fui peinando su oscuras crines.

En mi mente aparecía una y otra vezsu sonrisa, era perfecta e inocente. Estaba tan concentrada pensando en él, queno escuchaba lo que los narnianos decían a mí alrededor, pero el sonido de uncuerno, me hizo tirar el cepillo y paralizándome en ese momento.

-Susan.-fue lo único que alcance adecir antes de comenzar a correr hacía el río. Sobre mi cintura estaba micinturón, es decir que mi espada estaba conmigo.

Mientras esquivaba árboles, logrédistinguir la figura de Peter a la par de la mía. A llegar al río, Peter, desenfundo su propia espada. Me coloqué nomuy lejos de él, estaba prendida de lo que estaba viendo. Maugrim acechaba unárbol agitando su cola impacientemente. Susan y Lucy subida a una de las ramasmás altas para evitar ser atacadas.

-Ya pasamos por estos. Ambos sabemosque no tienes las agallas- gruño Maugrim mirando a Peter.

-¡Peter cuidado!- grito Susan desdeel árbol. Cerré con fuerza los ojos, pero al abrirlos mi padre estabasosteniendo a un lobo contra el suelo.

-¡Guarden sus armas!- ordeno a losnarnianos.- ¡Es la batalla de Peter!- rasga dientes, guarde mi espada, pero sinperder de vista su tacto por cualquier cosa.

Maugrim hacia un círculo alrededor dePeter. A mi lado estaba Oreius, no pude evitar esconderme detrás de él paraevitar ver. Por primera vez, Alanys "LaEsperanza de Narnia" tenía miedo. Solo llegue a escuchar, los gritos deSusan y Lucy, por un momento llegue a pensar lo peor. Sentí descender a las dosreinas y comenzar a correr por el estrecho río.

Un centauro se encargo de retirar allobo y Peter se sentó desconcertado. Mire y por fin pude respirar aliviada,estaba bien.

Mi padre libero al lobo, queinmediatamente comenzó a correr por la espesura del bosque.

 

-¡Alanys! ¡Vayan tras él! Los llevaraa Edmund.- ordeno Aslan. Basto con un simple silbido, para que Angus,apareciese con mi arco sobre su lomo. Junto a otros narnianos, comenzamos aseguir el rastro del lobo.

El animal estaba asustado y se podía sentir quetenía el miedo incorporado en su interior. En ningún momento se giro para versi lo seguían, solo corría.

Llegamos a una parte en donde todo era gris y noverde como nuestro campamento. Le ordene a los narnianos en se mantuviesensigilosos y que de apoco fuesen derribando enemigos, no solo para salvar aEdmund, si no que para alivianar la carga de la guerra.

-Debemos ser silenciosos, muchacho.-le susurre aAngus, mientras palmeaba su cuello. Sus largas y finas patas, medían los pasosque daría para que fuesen silenciosos y precisos.

En el medio, se alzaba una gran carpa, de la cualsi mal no me equivocaba se encontraba Jadis. Junto con Oreius, nos detuvimosmuy cerca de donde estaba amarrado el joven rey.

-Iré yo, tú cúbreme.-él asintió, mientras yodesmontaba.

Camine sin hacer ruido por entre el mar de ramas.De mi cinturón, saque una fina daga de empuñadura rojiza, la tenía preparadapor si alguien se acercaba. Me arrodille, a un costado de Edmund, el cual comenzóa sacudirse pensando que yo le haría algo.

-Tranquilo, joven rey. Vengo a salvarlo.-le susurremientras cortaba las sogas que lo apresaban. El entrometido de Ginarrbrik,intento atacarme, pero fue detenido por Oreius.

-Rápido, debemos irnos.-ayude a Edmund a subir enAngus, para luego subirme yo detrás de él.

-¡Retirada!-grite y todos los narnianos que meacompañaban, emprendieron la vuelta

Capítulo6:

Habíamos logrado escapar delcampamento de Jadis, el alba se alzaba por el horizonte. Dejamos muy por detrása algunos guerreros que nos perseguían.

-Mis hermanos
¿Cómo están?-mepreguntó Edmund, a medida que nos acercábamos al nuestro campamento.

-Ahora estarán mejor, sabiendo quevolverás a estar con ellos.-él levantó la vista, mientras yo le sonreía,dejándolo más tranquilo.

El ambiente volvía a ser como antes,el verde ocupaba cada centímetro del valle, el cielo aún estaba rosa por laaparición, el aire hacía despeinar las crines de Angus, haciendo que suavementegolpeasen el rostro de Edmundo.

-No falta mucho, alteza.-anuncie.

Aún seguía manteniendo la mismacantidad de combatientes con los que había salido, algunos miraban a Edmund condesconfianza por su traición.

-¿Estás segura de que querrán tener aun traidor como rey?-su pregunta me sorprendió un poco.

-No debes fiarte de eso, Jadis, sejacta con seducir a sus víctimas prometiéndoles cosas que jamás tendrán, peroella obtiene lo que quiere y en este caso quería matarlos a los cuatro.-sentícomo se estremeció un poco.

-Pero debe quedarse tranquilo, mirey, ahora usted está en donde debe estar. Aslan, mi padre, se encargara deusted.- sabía que se sentía con culpa, pero él no había hecho nada.

Al fin llegamos al campamento, habíapocos narnianos levantados, era la ocasión perfecta para que mi padre y Edmund,hablasen tranquilos. Ayude al joven rey a bajar de Angus, y lo conduje a lacolina en la que siempre, Aslan, meditaba.

-Padre.-lo llame suavemente.

 

-Lo logramos, logramos salvarlo.-mipadre fue dándose vuelta quedando frente a nosotros.

-Bienvenido Edmund, hijo deAdam.-hice una breve reverencia y me retire del lugar para dejarlos conversar asolas.

Ingrese en mi tienda, estaba demasiadocansada y desde anoche que sentía una punzada en el lado izquierdo de micadera. Lo último que recordaba, había sido sentir el frío metal de una flecharozando contra mí en un intento de proteger a Edmund. Me despoje de mi capa ypude notar que mi vestido tenía una gran mancha de sangre. Lentamente fuisacándome la ropa para cambiarla por algo más cómodo para ese momento.

Al salir, lo primero que sentí sobremis ojos fueron los rayos del sol, el cielo ya estaba bastante más claro queantes y el campamento ya un poco más movilizado.

-Alanys.- la suave voz de mi padre, me llamabadesde la colina.

-Su alteza.- salude a Edmund, quienme dedico una débil y tímida sonrisa.

-Edmund, ella es Esperanza de Narnia, mi hija. Ella fue la que te liberó.- dijoAslan. - Si necesitas, ella estará allí.- él asintió con la cabeza en acuerdo.

-Hemos perdido a otro aliado, labruja está acampando al norte de la Mesa de Piedra. Edmund oyó que tienenprevisto reunir a los minotauros en las montañas. Esto puede cambiar algunosplanes.-solté un suspiro, nuestro ejercitó era demasiado reducido al lado delde Jadis.

-Era algo de esperarse, ella les ofrecerácosas haciendo que caigan en su juego.-contesté con un desdén de tristeza.

-¡EDMUND!- grito una voz emocionada. Dila vuelta, encontrándome con Lucy que estaba más abajo, las manos de Peterestaban sobre sus hombros deteniéndola, Susan a su lado. Todos los miraban.

-Vamos con ellos.- dijo Aslan.-No teavergüences Edmund, no te culpan por nada.-apreté su hombro y comencé a caminara la par de mi padre. Edmund asintió y se abrió paso por las rocas.

-Lo hecho, hecho esta.- dijo Aslan alos tres hermanos. - No hay necesidad de hablar con Edmund acerca de lo quepaso.-

Aslan, se alejó dejándonos solos.

-Hola
- murmuro Edmund después de unapausa. Su pequeña hermana, se liberó de Peter y se tiro sobre su hermano en unabrazo.

-¿Cómo te sientes?- pregunto Susan,abrazándolo. Sonreí con un poco de tristeza, me hubiera gustado tener algún hermano,pero dada las condiciones, era mejor que yo estuviese sola. Fui sacada de mis pensamientosal sentir que me observaban. Peter parecía un tanto alejado de sus hermanos. Talvez aún se sentía culpable, levanté mis ojos del suelo y le sonreí.

-Un poco cansado.-contesto Edmund.

-Descansa un poco.- hablo por primeravez el mayor, aunque su voz no parecía ser la misma de antes, era más seca yfría. - ¿Y Edmund?- añadió mientras se alejaba. -No te alejes.-

Acompañe a Edmund, hasta su tienda yle explique lo mismo que a Peter.

-Cuando estés listo, te llevare contus hermanos para que desayunes. El asintió, mientras yo salía de la tienda. Pasadosunos minutos, él salió, ya cambiado como un narniano.

Los dos atravesamos el campamentohasta encontrar a los tres Pevensie. Él se ubicó al lado de su hermana Lucy.

-Bueno, cualquier cosa que necesiten,ya saben dónde encontrarme.-hice una reverencia y comencé a alejarme.

-Quédate, por favor.-sentí la mano dePeter tomar la mía. Sonreí y obedecí.

-Deja un poco de comida a Narnia.- comentóLucy, cuando Edmund comía su quinta ración. Reí mientras sentía la mirada dePeter, sobre mí.

 

-Me asegurare de que lleven algo parael viaje de regreso.- comento, apoyado de una roca jugando con su copa.

-¿Regresamos?- pregunto Susanconfundida.

-Ustedes si.- explico Peter, mientrasde colocaba entre Lucy y yo. - Le prometí a mama que los mantendría a salvo.Pero eso no significa que no pueda quedarme y ayudar.-

-Pero ellos nos necesitan, a loscuatro, Peter.- dijo Lucy.

-Lucy, es demasiado peligroso.- dijoPeter con firmeza. - ¡Casi te ahogas y Edmund casi muere!-

-Por eso debemos quedarnos.- murmuroEdmund en voz baja.

-Peter, no pueden irse. Narnia necesitaser liberada, es por eso que ustedes están aquí, no es ninguna alucinación desus mentes. No pueden irse, ellos los necesitan.-apoye señalando a todos losnarnianos que estaban a nuestro alrededor.-Yo los necesito.-

-He visto lo que la Bruja Blancapuede hacer.- dijo Edmund.- Y la ayude a hacerlo, no voy a dejar que los demássufran por mí.-Lucy tomo la mano de su hermano con suavidad

-Peter, parece que lo que ocurre conla profecía de Narnia, no tiene nada que ver con ustedes.- murmure, algoofendida.

-Porque no estoy seguro de que lohaga.- respondió él, mirándome a los ojos.

-La razón por la que están aquí espor una simple profecía que decía que dos hijos de Adam y dos hijas de Eva,llevarían a Narnia a la libertad y a la liberación de la Bruja Blanca. Ustedes,son una pieza demasiado importante en este momento. No pueden irse así porqué,uno solo no es nada si están separados.-explique evitando levantar el tomo devoz. Peter continúo mirándome a los ojos y suspiro. En cambió yo, me mantuvefirme.

-Entonces está decidido.- Susansuspiro y se levantó. Nuestro contacto visual, se desvaneció y los dos lamiramos a ella.

-¿A dónde vas?- le pregunto él.

-A practicar.- Susan sonrió, tomandosu arco y el carcaj.

-Gracias- susurre. Ella sonrió y sefue al campo de tiro al arco, junto a Lucy.

-Bien, levántense.- exclame mientrasPeter, me extendía la mano para ayudarme a levantarme.

-¿A dónde vamos?- pregunto Edmund.

-Ustedes piensan que los enviare a unaguerra, sin antes practicar. Iremos a ver a Oreius.-sonreí mientras caminaba.

Oreius, les explicó detalladamente loque debían hacer, nos sorprendimos al ver que eran mejores de lo que nos imaginábamos,sus habilidades natural los impresiono.

Oreius, encontró dos caballos paramontar, para Peter, eligió a Florián, un magnifico unicornio blanco. Y paraEdmund escogió a Philip, un caballo hablador magnifico.

Yo me mantenía en Angus, el cual sedio a ver como un gran caballo de guerra. Mientras yo practicaba con Oreius, puedenotar a Edmund luchar con Peter.

-¡Vamos! ¡Mantén tu espada arriba,como Oreius nos enseñó!
¡Ahora bloquea!- llamaba Peter con su voz llena deadrenalina.

-¡Mi lady!, ¡Majestades!- llamo unavoz familiar, gire para encontrarme con el Señor Castor corriendo hacianosotros.

-Será mejor que vengan rápido.- dijoa toda prisa el castor.

-¿Qué ocurrió?-pregunté, mientrasPeter y Edmund, se acercaban.

-¡Vengan! La Bruja ha exigido unaaudiencia con Aslan. Está en camino ahora
- respondió el castor.

No esperea nadie y golpee con fuerza las costillas de Angus para que empezase a correrde vuelta al campamento. La última vez que ella había presentado una audicióncon mi padre, injustamente asesino a mi madre

 

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¡Hola! Bueno les dejó otrocapítulo, les quería decir que esta historia va a contar con 11 capítulos, aúnquedan cinco capítulos más y la termino para después empezar con "Las Crónicas de Narnia y el Príncipe Caspian",en la cual van a haber algunos cambios en Alanys.

Capítulo7:

No espere ni a Peter ni a Edmund. Comencéa cabalgar hasta el campamento, tenía un mal presentimiento acerca de lainesperada visita de Jadis.

Apenas llegue, desmonté de Angus eingresé a la tienda de mi padre.

-Aslan ¿Qué está ocurriendo? ¿Qué quiere?¿Por qué viene?-pregunté alarmada.

-Sabía que tarde o temprano, ella,vendría. Era solo cuestión de tiempo.-me contestó, tranquilamente.-No debes tener ningúntipo de preocupación.-

-La preocupación es algo naturalestando frente a ella.-

-Alanys, sabes muy bien que su poder aumentagracias al miedo de las personas. No dejes que tus emociones te dominen, debesser fuerte a eso, hija mía.-me aconsejó mientras salía por la puerta. Me quedéunos segundo más en el interior antes de salir y encontrarme con los cuatroreyes de Narnia.

Mi rostro estaba serio, no dije naday me coloqué al lado de Oreius. Desde el final del campamento, se podíaobservar como una gran masa de nuestros enemigos avanzaba hacia nosotros.

-La reina de Narnia!- gritaba Ginarrbrik,a medida que se iban acercando.

-Ten cuidado.- indicó ella, altambalearse su litera.

-¡Jadis! ¡La Reina de Narnia! ¡Emperatrizde las Islas Solitarias!-todos los súbditos de la bruja blanca, se mostraban amenazanteshacía nuestra gente.

Cuatro cíclopes llevaban su litera,entre ellos, la colocaron muy torpemente en el suelo, permitiéndole a Jadispoder bajar. En sus ojos se podía ver el miedo.

-Hay un traidor en tus tropas.- fuelo primero que dijo, comencé a apretar mis manos debido a la furia que teníadentro.

-Su delito no te ha hecho ningún daño.-repuso mi padre.

-¿Has olvidado las leyes sobre lasque Narnia se fundó?- preguntó la Bruja.

-¡No cites la Gran Magia frente a mibruja!- gruño Aslan.-Yo estuve ahí cuando fueron escritas.-

-Entonces sabes que todo traidor esde mi propiedad.- le espeto Jadis - Su sangre es de mi propiedad.-

-Trata de llevártelo entonces.- Peter,desenfundo su espada amenazando a Jadis con ella.

-Peter, bájala.-ordene, pero omitiólo que dije y siguió apuntándola.

-¿Crees que a la fuerza lograrasnegarme mi derecho, niño rey?- lo miro con burla para luego hacer una pausa.-Sino se me da la sangre que la ley demanda, toda Narnia arderá en fuego. Esemuchacho, va a morir en la Mesa de Piedra como lo dicta la tradición.- todaslas miradas estuvieron en el menor de los reyes.

-Si tanto alardeas de que lostraidores te pertenecen, ¿No crees que la Mesa de Piedra merece tener tú sangresobre ella?- no pude soportar mucho más el silencio y decidí enfrentarla.

-Basta
Hablare contigo a solas.-Aslanse alejó y entro en su tienda. Jadis fue hacia la tienda, pasando junto a mí, ensus ojos se podía ver que el miedo crecía mientras que en los míos nada parecíaasustarme.

 

-Ya veremos de quien es la sangre quese derramara.-me murmuro antes de desaparecer. Respire profundamente, mientrasclavaba mi mirada en el suelo.

El tiempo pasaba y no se sabía nadade lo que ocurría en el interior de la tienda. Todos los narnianos, incluyendoa los reyes, se encontraban sentados. Edmund, jugaba con la hierba, enroscándolaen su dedo para luego desenroscarla.

Coloqué una de mis manos sobre mifrente, estaba cansada no había dormido bien en días y cada vez se notaba másen mí. Al levantar la vista, vi que Peter, me miraba con una ceja alzada,sonreí débilmente volviendo mi vista al suelo de nuevo.

Una de las solapas de la tienda semovió abriéndose. De ella, salió primero Jadis.

-Me sentí feliz al ver como tú madremoría, creo que con tu padre mi felicidad aumentara.-me murmuro al pasar por milado.

-Ella ha renunciado al sacrifico delHijo de Adán.- anuncio mi padre. Otra vez sentía un mal presentimiento en miinterior.

-¿Cómo sé que cumplirás tu promesa?-pregunto Jadis desde su trono. Aslan rugió en respuesta, la bruja se sentó deun golpe. Todos los narnianos comenzaron a reír, mientras que yo me mantenía seriay preocupada.

La larga fila de enemigos, se perdíaen el horizonte. Aslan dio media vuelta e ingreso en su tienda, yo queríasacarme de una vez por todas las dudas, por lo que entre junto a él.

-¿Que está pasando?- pregunté alcerrar las solapas.- Papá, ¿Qué está ocurriendo?-

-He cambiado el sacrificio.-respondiómirándome a los ojos con cierto desdén de tristeza.

-¿A quién has puesto en su lugar?- tratabade imaginarme su respuesta. Él no contesto y alejó su mirada de mí.

-No, no lo hiciste- comencé a deciral enterarme de la verdadera respuesta. Mis ojos comenzaban a aguarse con laintensión de derramar lágrimas.

-No tuve elección.-trató deconsolarme.

-¡Podías haberme usado!-grité llenade rabia.

-¡Jamás dejaría que algo te pasase! Tuvesuficiente con la muerte de tú madre. Eres mi hija, la única persona que mequeda.-contesto con suavidad.

-¡Y tú eres mi padre!- respondí conlas lágrimas bañando mis mejillas.- Mamá hizo lo mismo hace años para salvar aun impostor. Jadis, consiguió lo que quería. No podría soportarlo nuevamente.-

-Alanys, hija mía. Lo de tu madre fueuna traición que se pagó a un precio demasiado alto, pero esto es algo que yodebo hacer por el bien de Narnia
-

-¡Mamá dijo lo mismo!-volví a gritarenojada, mientras caía de rodillas al suelo.

-Debes ser fuerte y poner en prácticatodo lo que te he enseñado durante estos años. Narnia te necesita más que a mí,tú eres la persona que guiara a Edmund y Peter a la victoria, ellos confían en ti,mi niña.-él se acercó a mí, lamiendo una de mis mejillas. Sabía que cuando éltomaba una decisión era definitiva y no había vuelta atrás.

Lo abracé con fuerza. Los pelos de sumelena, me hacía cosquillas en la punta de la nariz. Al separarnos, juntamosnuestras frentes, quedando uno frente al otro.

-Te amo, papá. Gracias por todo loque haz echo por mi durante todo este tiempo.-susurre, mientras el me daba unade esas miradas paternas.

-Te lo merecías, hija.-me despedí deél con un beso en su melena y salí de la tienda.

 

Al salir, todos los narnianos,festejaban la disolución del sacrificio de Edmund. Yo por otro lado no pudesoportar más y sin mirar a nadie comencé a correr hacía el bosque.

Sentía la voz de varias personas llamándome,pero yo no escuchaba, solo corría. Me detuve al internarme en el bosque, justoen el lugar en donde, Peter, mató a Maugrim.

Me apoye en un árbol, la respiraciónse me entrecortaba y sentía las fuertes ganas de llorar para poder descargarme.Había visto morir a mi madre a la edad de seis años.

-Estoque hago, lo hago por ti, mi vida.-en mi mente rondaban sus últimaspalabras.

Jadis se jactaba de verme sufrir. La odiabacon toda mi alma, ¿Cuánto más quería torturarme? Desde niña me había advertidoque la vida no era fácil. Me habían entrenado para este tipo de situación, medecían que debía ser fuerte ante las adversidades, pero simplemente, no podía.

-¿Alanys?- me apresure a secarme losojos antes de darme vuelta.

-¿Por qué lloras? ¿Qué está pasando?-pregunto Peter acercándose.

-No pasa nada, todo está bien.- respondírápidamente sonriéndole.

-¿Sabes que puedes confiar en mí?-sonreímientras me sentaba en la orilla del río.

-Claro, mi rey.-conteste mirando lapequeña corriente de agua.

-¿Nunca te has preguntado por quetodas las cosas malas le pasan a uno?-pregunté, cerrando los ojos.

-A veces, ¿Por?-tarde en contestar.

-Solo decía
-ambos nos quedamos unrato en silencio. Peter, me miraba de reojo y luego volvía a mirar al agua. La nochecomenzó a caer y quería estar los últimos momentos con mi padre.

-Será mejor que volvamos.-propusemientras me levantaba. Él se apresuró y extendió su mano para ayudarme.

-Noera necesario.-comenté perdiéndome en sus ojos.

-Meenseñaron a ser respetuoso con las damas.-contesto con una sonrisa.

Los dosemprendimos el camino de regreso al campamento. Me acompaño hasta mi tienda yse despidió. Me despoje de mi vestido y me acosté sobre mi cama. Sin dudamañana sería un día bastante complicado y necesitaba estar completamentedescansada para cuando el momento llegase.

-Séque el fin de Jadis, está cerca. Lo presiento.-

Habíalogrado dormirme, tenía demasiados sueños en los que se veían involucrados mispadres.

-Eresvaliente, mi pequeña Lany.-me susurró una voz cerca del oído.

Capítulo8:

Estaba despierta, pase toda la noche pensandoen mi padre. Los rayos del sol se filtraban en la tienda.

Corrí el cabello que caía sobre misojos y le di la espalda a la entrada de la tienda, ¿Estaría mi padre paracuando yo saliese?

Empujando la sabana, me coloqué micapa sobre la ropa que tenía en ese momento y salí rumbo a la tienda de mipadre.

Al quedar frente a la entrada, mequede parada, no me animaba a abrirla. Tome coraje y entre. Me desilusione alimaginar que mi padre estuviese dentro, esperándome con una sonrisa comosiempre.

Miraba todas las cosas que estaban amí alrededor. Me apoye en la mesa, donde había un mapa que mostraba a todaNarnia, sosteniendo todo el peso de mi cuerpo sobre las palmas de mis manos.Todo estaba tan silencioso, parecía que nunca fue habitada. Sentí como algocálido bajaba por mi mejilla. Con delicadeza, la tome, con la punta de misdedos una delicada lágrima que en ella se podía ver todo el dolor que teníaacumulado.

 

Ahora todo dependía de mí.

-Hola.- saludó una voz. Peter habíaingresado a la tienda ya preparado y esperanzado de encontrar a mi padre.

-Hola.- conteste en voz baja.

-¿Don
Donde esta Aslan?- pregunto. Lomire a los ojos unos segundos, tratando de mantenerme fuerte.

-Él
él se ha ido.- conteste bajandola vista.

-¿Entonces era verdad?- Peter vacilo,mirándome.

-¿Cómo lo sabes?-pregunté rápidamente.

-Lucy y Susan estaban con él,enviaron un mensaje.- contesto con suavidad. Ambos nos quedamos en silencio.

-Vamos.-Peter, extendió su mano conuna pequeña sonrisa.-Sera mejor que te prepares.-suavemente acepte tomarlo dela mano.

Edmund estaba afuera con Oreius. Un mapaestaba en una mesa junto a ellos. Los dos juntos nos acercamos.

-Entonces tú tendrás que ser nuestrolíder.- dijo Edmund simplemente. Peter negó con la cabeza.

-Peter, hay todo un ejércitoesperando por las ordenes.- replico, Edmund, con seriedad.

-No puedo.- respondió Peter en vozbaja.

-Aslan confiaba en ti. Alanys confíaen ti. Y yo también.- dijo Edmund firmemente.

-Edmund tiene razón, Peter. Tú eresel Gran Rey.-coloqué mi mano sobre la suya mientras le sonreía.

-¿Y qué hay de ti? Ellos confían enti para que los lideren.- dijo Peter.

-No importa cuántos hayan sido losaños que yo los haya guiado, tú, eres la verdadera persona que hará que todo loque yo hice, funcione.-Peter miro hacia el mapa, tragando saliva asintió.

-El ejército de la Bruja se estáacercando, señor, ¿Cuáles son las ordenes?-preguntó Oreius.

Luego de haber tenido esa pequeñareunión, me dirigí a mi tienda para alistarme. Para una ocasión como está,dejaría de lado los vestidos de princesas y le daría lugar a la vestidura deuna verdadera guerrera. Un corsé negro con delicados bordados en dorado, unafina camisa de tela de lino, no usaría falda, algo parecido a lo que le habíaentregado a Peter. Tan solo había usado este tipo de ropa, la primera vez queme había enfrentado a Jadis, con tal solo 9 años.

Me mire por unos segundos en elespejo y suspire. Estaba preparada para lo que pasase. Al salir de la tienda,me acerque a la herrería, necesitaba que afilasen mi espada para este momento.

Mientras caminaba, veía como losnarnianos se iban preparando. Los caballos relinchaban, algunos de los nerviosy otros de valentía y coraje. Junto a Florian, se encontraba Angus. Él ya teníapuesto su armadura, para evitar que lo hirieran.

Deje mi espada en manos de uncentauro y me aleje dispuesta a encontrar a Peter o a Edmund.

Lo encontré en la mesa que sosteníael mapa.

-¿Estás listo?-pregunté colocándome asu lado.

-Yo
-se quedó mudo al verme.

-Yo
si lo estoy.-finalizó con unasonrisa.

-Perfecto.-ambos nos quedamos ensilencio, él contemplando el mapa y yo mirándolo a él.

-Aslan, estaría orgulloso de ti.-lecomenté antes de alejarme.

Me acerque a Angus, necesitaba vercomo estaba mi compañero.

-Muy bien muchacho, todo depende denosotros. Aslan se sacrificó por todos, es nuestro momento para demostrar queno lo hizo en vano.-Angus, colocó su frente junto a la mía, resoplandosuavemente.

-Todo estará bien, mi Lady.-mesorprendió la voz de Oreius.

 

-Solo esperaba que mi padre estuvieseaquí para ver este momento. Ver como su Narnia, era liberada para siempre de latiranía de Jadis, ver como el verde volvía a ser el color que predominaba losextenso campos de nuestra amada tierra.-solté un suspiro y me sequé una débil lágrimaque intentaba caer.

-Si tan solo
-él no me dejó terminar.

-Todo estará bien, confiamos en ElRey Peter.-asentí lentamente, mientras montaba en Angus.

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Una de las estrategias que teníamos planeadas,era utilizar Grifos para efectuar un ataque aéreo, derribando desde el cielo atantos enemigos como pudiésemos.

Ya todos estábamos colocados ennuestras posiciones, yo estaba junto a Peter. Angus, se mostraba temerario antecualquier movimiento. Un gran grifo, aterrizo junto a nosotros.

-Ya viene altezas, sus númerossuperan a los nuestros.- informo tratando de recuperar el aliento.

-Los números no ganan batallas.-respondió Oreius con frialdad.

-No, pero apuesto a que ayudan.-murmuro Peter.

-No te preocupes, todo saldrá bien. Noimporta con cuántos soldados contemos, lo que tenemos a verdaderos narnianos anuestra disposición.-lo animé sonriéndole.

Nos quedamos mirando el horizonte, elgrifo, tenía razón. Una gran mancha negra se acercaba hacía nosotros. Peter mirabaa su hermano.

-Estará bien.-apreté su mano mientrasél asentía. Peter, desenvaino su espada haciendo que los ratos del sol reflejaran el filo. Todos los narnianos,incluida, dimos un grito en honor a nuestro futuro rey.

Él dejo caer su espada, que era laseñal para que los grifos volaran, cada uno llevaba una piedra del tamaño de unleopardo. Él grifo que estaba a nuestro lado, movió sus alas violentamente levantándose enel aire para unirse con los demás.

Elevé mi vista al cielo, mirando comonuestros guerreros atacaban al enemigo tirándoles grandes y pesadas rocas. Le enanos,tensaron sus arcos con la intención de derribarlos. Sentí una gran presión alver como varis de los nuestros caían.

-¿Estás conmigo?-preguntó Peter,mirando a Oreius.

-Hasta la muerte.-contesto inclinándoselevemente hacía adelante.

-¿Alanys?-él me miro. Asentí, estabadispuesta a dejar mi vida en el campo de batalla, no solo por Narnia, sino quepor él también.

Peter trago saliva y levanto suespada. Yo desenfunde la mía y la coloque a un costado de Angus.

-¡Por Narnia! ¡Y por Aslan!-gritóPeter, Florian comenzó a galopar seguido por Oreius y yo. Todos los narnianossiguieron el grito de guerra y comenzaron a seguir a su líder.

Mientras ambos bandos se acercaban,todo parecía pasar muy lentamente. El viento casi ni se sentía, las largaspiernas de mi caballo, parecían ni tocar el suelo. Las crines de Florian semovían lentamente con el viento.

Cerré los ojos mientras sentía quetodo se volvía más real. Sentí el impactó contra el enemigo y
la guerracomenzó

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Hola,bueno primero que nada, le doy gracias a todas las personas que tienen estáhistoria en favoritos, pero especialmente a las que comentan. Quería decir quefaltan pocos capítulos para que termine la historiaL. Pero no se preocupen, piensoseguirla.

 

AlexisPotterHard

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Gracias

Dany Styles

Asíes maso menos, como me imagine el vestuario de Alanys para la guerra (la de lafoto es Sonja, Inframundo. Otras de mis sagas favoritasJ)

Capítulo 9:

Atacaba a cuanto enemigo se parabaen medio. Enanos, centauros, lobos y demás criaturas caían, ante el filo de miespada. Pero específicamente, ese no era mi blanco, yo solo me abría paso parallegar a Jadis.

Mantenía a Peter cerca de mi vista. Porsuerte, Florian, era el caballo más llamativo, por lo que no era difícil encontrarlo.No muy lejos pude distinguir el carruaje de Jadis, se acercaba a él. Golpee confuerza los costados de Angus, en dirección a Peter.

-¡Peter!-grité señalando a Jadis, élal escuchar mi voz, dio la señal para que Edmund, preparase a los arqueros.

Sobre la colina, un centauro lanzouna flecha en llamas al campo de batalla. Un fénix la tomo en el aire y bajo alcampo de batalla, creando una barrera de fuego entre la Bruja y nosotros. Los narnianosvitoreaban, pero ella no se quedó quieta y siguió avanzando. Jadis apagó labarrera con un simple movimiento de su vara.

-¡Peter!-grité mientras daba lavuelta con Angus.

-¡Llévenlos a las rocas!- ordenó,retomando el camino a las colinas. Angus resoplaba cansado, sabía que lo estabapresionando, pero era por una buena causa.

Peter y Oreius, galopaban frente amí. Pasando en un rocé, una flecha, derribo a Florian.

-¡Peter!-grité, desmontando ycorriendo a su lado. Su casco había desaparecido dejándolo al descubierto,tenía su espada cerca.

-¿Estás bien?-pregunté, mientras élse incorporaba lentamente. Sentí un fuerte golpe en la parte izquierda de micadera. Otmin, un minotauro que está del lado de Jadis, se encontraba detrás demí. Desenfunde una flecha mientras tensaba la cuerda de mi arco. El dolor no medejaba concentrarme en mi blanco, pero de todas formas, logré derribarlo. El minotauro,cayó a unos pocos centímetros de mí.

A mi lado paso una ráfaga plateada. Oreius.

La bruja seguía avanzando hacianosotros. Él sacó su larga y filosa espada, saltando sobre una roca. Por unmomento creí, que él sería capaz de derrotar a Jadis.

Aturdida por los ruidos de laguerra, no me di cuenta que era yo misma la estaba gritando. Rápidamente, Oreius,se volvió gris y se estrelló contra el suelo.

-¡ED!- escuché gritar a Peter.-Sondemasiado. ¡Vete! ¡Busca a las chicas y vayan a casa!-

Recupere una de mis flechas yasesine a un lobo que estaba cerca. Debía ayudar a Peter a ir con su familia. Edmund,sin hacerle caso a su hermano, decidió enfrentarse a Jadis. Con su propiaespada, destruyó uno de los extremos de la vara de la bruja. Al hacerlo, ella,perdió por completo sus poderes, convirtiéndose en una simple mortal.

 

La bruja, lo miro con rabia parasimplemente clavarle el extremo roto en el estómago.

-¡NO!- los gritos de Peter, semezclaron con los míos. Yo estaba más cerca de Jadis, por lo que decidí evitarque termine de asesinar a Edmund. Cuando la bruja, levantó de nuevo su varapara volver a atacarlo, yo, me interpuse.

- ¡Tú!-gritoJadis, al verme.

- ¿Pensabas queme quedaría sin hacer algo?-sonreí al ver su expresión.

- Tus padresfueron bastante sencillos de asesinar. Sería conmovedor que la familia enterase reúna.-murmuro, dando un paso al frente.

- Ya veremosde quien es la sangre que se derrama.-dije antes, de batirme a duelo con ella.

Los narnianos y los seguidores de laBruja retrocedieron al vernos luchando. Por más que yo la esquivase, siemprerecibía algún golpe.

-¿Te lastime, princesa?-preguntó conuna sorna de burla. Toqué la punta de mi labio, observando como la sangracomenzaba a descender. No conteste y volví al ataque. Logró hacer que mi espadase resbalase de mis manos y quedara en el suelo. Ella, aprovechó ese momento paracortar parte de mi corsé. Sentí una fuerte punzada, por debajo de mi pecho, lacual me obligo a retirarme un poco y apoyarme contra unas rocas.

- ¡Alanys!- escuchela voz de Peter

De alguna manera me ayudó, ya queJadis se distrajo, dándome el tiempo suficiente como para tomar mi espada. Logréhacerle un corte en el hombro. Su piel y su vestido, se tiñeron de rojolentamente.

Jadis, soltó un leve grito de dolor,para luego alzar su mano y con fuerza golpear mi mejilla.

-Eres terca y testadura como túmadre.- dijo entre dientes.

-¡No hables de mi madre!-una risasiniestra, salió de sus labios, mientras me tomaba con fuerza del cuello.

-¿Quieres saber cómo murió?- intentabasoltarme de su agarre, pero por cada movimiento que yo hacía, ella apretabamás.

-Siempre defendiendo a lo inocentes,siempre creyendo lo que le decían. Por tener tanta confianza en los demás, términomuerta.-a medida que hablaba se acercaba cada vez más a mí.

-¡Ya cállate!-grite con el poco aireque me quedaba. Ella, me soltó haciendo que yo cayese al suelo. Se alejó unoscuantos pasos, para luego volver con mi espada en sus manos.

- No me defraudaste Alanys, Esperanza de Narnia.-mire por última veza Peter, quien estaba inmóvil, mirando la escena.

-Saluda a tus padres de mi parte.-mesusurro, Jadis.

-Lo siento.-murmure, mirandoal Gran Rey. Solté un grito al sentir el frío de mi espada, penetrando en mipecho. Sentí la calidez de mi sangre recorriendo mi herida. Todo se volviónegro en menos de un segundo, sentía los ruidos de la batalla a taponando mis oídos.

-Hassido valiente, mi niña.-escuché la misma voz que la otra noche.

-Distelo que pudiste.-pude distinguir la figura de mi madre parada en una colina.

-Nuncahe estado tan orgullosa de ti, mi pequeña Lany.-sentía como mis ojosdesprendían lágrimas.

 

-Ma
mamá.-susurrabamientras ella se acercaba a mí.

-Aquíestaré para lo que necesites, mi niña.-besó mi frente y desapareció.

Cuando volví a abrir los ojos, veíatodo borroso, ¿Estaba muerta? ¿Qué había ocurrido con la guerra? ¿Y Jadis? ¿Habíamos ganado? Todas esas preguntas se agolpaban enmi mente.

Mis ojos se fueron abriendolentamente dejando paso a los finos rayos del sol. Me sentía mejor que nunca. Melevanté suavemente de la cama y me acerqué a un espejo. Mire mi rostro, parecíacomo si ninguna guerra hubiese pasado sobre mí. No tenía ningún corte, ni nada.Levanté mi pijama y note que la marca de mi espada había desaparecido porcompleto.

Me alejé del espejo y me incline en el balcón. El océano jugaba conla arena, la brisa despeinaba mi cabello. Diferentes aves sobrevolaban por miventana.

-Cair Paravel. -susurre con una sonrisa. Al finestaba en casa.

Sobre una silla había un hermosovestido, color celeste, hilos dorados lo decoraban. La parte de la falda era deun color rosa claro.

Me senté frente al espejo y comencé acepillar mi cabello, el cual tenía el aroma que desprendían las flores narnianas.Sobre una almohadilla escarlata, descansaba mi tiara. Hacía demasiado tiempoque no la usaba que ya tenía un poco de polvo.

-Dudo que haya alguna dama tan hermosa en Narnia.-unavoz a mis espaldas. Dejé el cepillo sobre la mesa y me quedé quieta.

- ¿Papá?-preguntéalgo confundida.

-Hija.-sonreí mientras bajaba la vista.

- Lohicimos.-susurre.-Pero, ¿Cómo es que estás aquí?-

-Piensa en todo lo que te enseñeacerca de la Gran Magia. Acerca de los sacrificios hechos en la Mesa de Piedra.-

- Almatar a un inocente
. La muerte misma puede dar vuelta atrás. ¡La Gran Magia!Por eso te intercambiaste con Edmund, sabias que podrías regresar.-respondícontenta.

- Asíque la bruja pensó que te había matado, pero la verdad es que ambospermanecieron con vida.-él asintió.

-Así es, mi niña. Tendremostiempo para conversar acerca de esto, pero ahora debes irte, te estánesperando.-me levanté y lo abracé con fuerza.

-Es bueno volver averte.-

Al llegar al final del pasillo, me encontrécon Tumnus, quien llevaba una nuevabufanda de terciopelo verde. Los castores estaban cerca de ellos, cada unollevando un cojín rojo con las coronas.

Mi padre se posiciono a un lado delos cuatro tronos. Tumnus y yo avanzamos por el largo que daba desde la puertahasta llegar a donde estaban los Pevensie, mientras los castores nos seguían.

Cuando estaban a mitad de camino, loscastores subieron las escaleras. Yo estaba feliz, y no podía evitarlo.

- Ennombre del brillante mar oriental, les presento a la Reina Lucy "La Valiente".-comenzódiciendo mi padre, Aslan. Tumnus coloco una corona de plata en los rizos oscurosde la pequeña.

-En nombre de los bosques del oeste, lespresento al Rey Edmund "ElJusto".- yo tome la otra corona de plata y me acerque al menor de losreyes.

-En nombre del radiante sol del sur,la Reina Susan "La Benévola".-Tumnus,le sonrió mientras le colocaba la corona.

- Yen nombre del claro cielo del norte, les presento al Rey Peter "El Magnífico".-finalizóAslan, tomé la última corona y me acerqué a Peter. Él inclino su cabeza, permitiéndomeacomodarla perfectamente. Cuando termine, le sonreí para luego volver acolocarme al lado de Tumnus.

 

-Una vez rey o reina de Narnia,siempre será rey o reina. Que su sabiduría nos guíe hasta que las estrellascaigan de los cielos.-los narnianos empezaron a vitorear, dándoles labienvenida a sus nuevos reyes.

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Luego de la coronación, llegó elturno de la celebración. Era magnifico ver a los reyes divertirse. Luego devarias horas, comencé a cansarme por lo que decidí ir a pasear un poco por laplaya.

La suave brisa del mar hacía que micabello volara y se despeinara levemente. El sol se estaba ocultando por elhorizonte haciendo que el cielo se tiñese de rosa oscuro. El mar golpeabalentamente la arena, me hacía recordar esas caminatas que daba con mis padrescuando era tan solo una niña.

Llegue a una parte que era muyimportante para mí. Era donde descansaban los restos de mi madre.

-"LadyElinor, valiosa mujer, reina de las Ninfas de los Bosques Narnianos, esposaejemplar y madre de Narnia. Luchó por un mundo mejor para su hija, Alanys
"-
mearrodille ante la tumba y tomé una flor que tenía puesta en mi cabello.

-Lo hice, lo hice por ti,madre.-saque algunas hierbas que habían crecido con los años.

- Ellaestaría orgullosa de ti.- comentó una voz detrás de mí. Mi padre tenía en sumirada un desdén de tristeza. Apoye mi cabeza sobre su melena, acariciándolo

- Porfin Narnia tiene su tan merecida libertad.-solté un suspiro mientras meacomodaba.

- Sí.Por fin.-ambos nos quedamos en silencio durante unos segundos.

- ¿Adónde iras?- sabía perfectamente que una vez terminada su misión, se iría.

- Narnia,ya es libre. Iré a otras tierras. Y quisiera que vinieras conmigo.-

-No puedo abandonar mihogar. Sé que pronto nos veremos de nuevo.-él, acaricio mi mejilla.

-Teentiendo, mi niña. Pronto nos volveremos a ver.-bese su cabeza y en un abrir ycerrar de ojos, él, desapareció.

-¡Alanys!-gritó una voz a mis espaldas. Me di vuelta lentamente viendocomo Peter se acercaba a mí.

-Pensé que habías muerto.-se tiró ami lado y me abrazó con fuerza. Hacía tiempo que necesitaba uno de esos.

-Yo también lo creí.-murmure mientras colocaba mis manos alrededor desu cuello.

-Tequedaras ¿cierto?-preguntó, apoyando su frente con la mía.

-¿Crees que dejaré que gobiernessolo?-conteste sonriéndole.

-Narnia, necesita una reina.-meseparé enarcando una ceja.

-Pero
pero están Susan y Lucy.-élsonrió negando con la cabeza.

-Todo rey necesita unareina.-parpadee varias veces, mientras él tomaba mi mentón.- Tú eres mireina.-se acercó a mí lentamente, uniendo sus labios con los míos. Me tomó dela cintura con firmeza sin separarse de mí.

-¿Quieres ser mi reina?-me susurroen los labios. Yo no dije nada, solo besé.

-Acepto

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Hola!Bueno este es anteúltimo de los capítulos de la historia, espero que les guste

 

Alanys:

Capítulo 10:

"Epilogo"

Habíapasado quince años desde que Narnia, fue liberada. Quince años en los quehabían pasado muchas cosas. Había dejado de lado mi inmortalidad para dejar detener 16 años y pasar a ser una mujer, felizmente casada.

Nuestratierra por fin era como debía ser, libre sin ninguna opresión de nadie. Todoslos narnianos estaban contentos con la forma de gobernar del Gran Rey, PeterPevensie.

Unahermosa tarde, estaba apoyada en el balcón de Cair Paravel, disfrutando del máshermoso de los atardeceres. Me hacía acordar la última vez que había visto a mipadre. La brisa marina hacía volar mis rojizos rizos, mientras yo cerraba losojos disfrutado de la caricia.

-Alfin te encuentro.-me susurró una voz.

-Siempreestuve aquí.- Peter, río, mientras me abrazaba por la cintura.

-Iremosa cazar al Ciervo Blanco, ¿Vienes?-me di vuelta quedando frente a él.

-Iría,pero ¿Quién se encargará de todos los asuntos importantes?-coloqué mis brazosalrededor de su cuello, sonriéndole.

-Espor eso que me casé contigo, por la simple razón que eres estupenda y brillante.-colocósus labios suavemente sobre los míos, uniéndonos en un tierno beso.

-¡Peter!¡Alanys! ¡Apúrense!-tuvimos que separarnos al ver a los otros tres reyes.

-Lany,¿Vendrás con nosotros?-preguntó la joven Lucy, con una sonrisa soñadora.

-Ustedesya sabe mi opinión acerca de perseguir animales.-los cuatro rieron.

-Teveo en la noche.-volvió a besarme, antes de ser arrastrado por su hermana hacíala salida.- ¡Te amo!- gritó antes de desaparecer.

Vicomo los cuatro, partieron rumbo al bosque, los salude desde el balcón mientraslos observaba alejarse al galopé. Estaba tan feliz de tener una familia comoellos. Desde la partida de mi padre, ellos, me habían hecho sentir en compañía.

Durantetodo el día, me encargue de ordenar varios asuntos reales, quería alivianarlela carga a Peter, mientras se divertía con sus hermanos.

Elsol había caído por completo sobre el horizonte. La noche comenzaba a hacer sutan maravillosa aparición. Estaba empezando a preocuparme al ver que noregresarían.

-Tranquila, Lany, ya deben estar volviendo.-decíami mente mientras me asomaba por el balcón.

Espereun poco más, pero no había noticias de ninguno de los cuatro. Estaba empezandoa entrar en pánico, ¿Y si les había pasado algo?

Bajécorriendo hasta llegar al patio principal.

-¡Preparenmi caballo!-grite, ajustándome la capa. Un fauno me entrego las riendas deAngus, pero antes de que pudiera montar, sobre el piso empedrado el sonido deunos cascos me hicieron voltear. Ahí estaba los caballos de los reyes, perovenían solos.

-¡Encárguensede ellos!-ordene. Los faunos los llevaron hasta el establo donde les dieronagua y un lugar para que descansen.

- ¿Quépaso?- pregunte a Philip, el caballo de Edmund.- ¿Dónde están?-

-Perdimosal Ciervo Blanco, el Rey Peter, encontró unos abrigos y la Reina Lucy mencionouna habitación.-respondió entrecortado.

Peter,una vez me había contado como era que habían ingresado a Narnia y era a travésde un armario.

-¿Dónde ocurrió?-pregunté.

-Erialdel Faro.-cerré los ojos y respire hondo reteniendo las lágrimas.

 

-Lolamentó, mi reina, tratamos de buscarlos pero no los encontramos.-yo asentílentamente, mientras acariciaba el hocico del caballo.

-Hicistelo que podías.- me alejé del establo y comencé a correr al interior delcastillo. Ya no podía evitar llorar, ellos se habían ido, volvieron a su mundo.Aslan, me lo había advertido una vez, pero no quise escucharlo. Ahora estaríasola.

Ingreseen mi habitación y al cerrar la puerta, me deslicé hasta tocar el suelo. Misojos comenzaron a derramar lágrimas. Me había acostumbrado a despertar todoslos días al lado de Peter. Pasear todas las tardes con Susan, quien me contabacomo eran sus vidas antes de llegar a Narnia. Jugar ajedrez todas las nochesantes de ir a dormir con Edmund. Pasar tiempo con Lucy, cortando flores paraluego hacer adornos para el castillo. Pero por sobre todo, me habíaacostumbrado a la presencia de esas cuatro personas que habían cambiado mivida.

-No
-murmurabamientras ocultaba mi rostro en mis manos. Peter se había ido, me había quedadosola para siempre.

***************************************************

Losdías pasaban y mi soledad aumentaba. Durante el alba y el ocaso, me apoyaba enel balcón mirando hacía el inició del bosque, esperanzada de volver a verlos. Salíacon Angus a investigar los alrededores, por más que lo intensase, no habíaningún rastro de ellos.

Noimportaba cuantos años debería hacerlo, yo los esperaría el tiempo necesario,pero cada día, hora, minuto y segundo que pasaba, mi fe, iba disminuyendo.

-Novolverán, hija.-me dijo una noche, mi padre.

-Prefierocreer que lo harán.-Aslan se colocó a mi lado parándose sobre sus patastraseras.

-Yaes tiempo de que afrontes la verdad. Ya te había advertido lo que ocurriría siellos encontraban Erial del Faro. Es mejor que dejes de torturarte.-bajé lavista, era verdad, ellos no volverían.

-¿Quése supone que debó hacer ahora?-pregunté, mirándolo.

-Narniate necesita, debes ser fuerte por ellos.-él lamió mi mano mientras salía delbalcón.

Mirepor última vez el horizonte y sonreí.

-Ellos,están en donde pertenecen.-acaricie mi anillo y seguí los pasos de mi padre.

"Te amaré, como si nunca hubiera sido lastimada.

Correré, a travésdel fuego por ti, como si nunca hubiera sido quemada.

Voy arriesgarlotodo como si nunca hubiera perdido. Voy a darte todo lo que tengo.

Neverbeen hurt, Demi Lovato
"

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Hola, como todos ya sabráneste es el final de este fic, pero no se preocupen, prometo hacer la segundaparte para que sepan que paso con Alanys y Peter. Les dejó como siempre elhorario de mis historias, por si desean leerlas J

"AnnabellaPotter, la tía de Harry": Todos los lunes

"LosMellizos Potter": Todos losmartes

"Lahistoria de Winn Malfoy": Todos los miércoles.

"Unahistoria entre dos Black": Todos los jueves

"FallingSkies: Hal Mason y Abril Monroe": Todos los viernes.

"TheLove Stronger than Death (TWD)": Todos los viernes.

"The Govenor Daughter": Todos losviernes.

"Las Crónicasde Narnia: El león, la bruja y el ropero":Todos los días.

Gracias a todas las personasque me dieron su apoyo para cuando comencé a escribir esta historia. Amo a mislectores, ustedes, son los que me impulsan a seguir imaginando historias.

En fin para no ponermemelancólica, les doy las gracias.

Dany Styles

Las Crónicas de Narnia: El león, la bruja y el ropero - Potterfics, tu versión de la historia

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Narnia,nuestra antigua Narnia, no era la misma en la que había nacido y en la quecrecí. Injustamente el mal cayó en forma de mujer. Muchos de los que vivía

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2023-02-27

 

Las Crónicas de Narnia: El león, la bruja y el ropero - Potterfics, tu versión de la historia
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