Lo que pasa por mi loca mente masoquista - Fanfics de Harry Potter

 

 

 

Ahí estaba yo, estirada en mi cama, escuchando mi canción preferida. Mi mente divagaba por todos los recuerdos que parecían estar olvidados, recuerdos tristes, recuerdos felices, recuerdos que con una simple palabra aparecen en forma de imágenes fugaces dejándote una sensación de vacío en el estómago y aún más en el corazón. La melancolía se apoderó de mi cuerpo. Recorriendo cada parte de mi piel, cada frágil pensamiento que me hacía perder las pocas fuerzas que me quedaban. ¿Qué me estaba pasando? ¿Por qué me sentía así?

La canción seguía sonando. Desde la primera vez que la escuché me pareció que estaba llena de sentimientos, sobretodo de amor, justamente lo que yo más echaba de menos. Pero qué estoy diciendo
amor es lo que siento en estos momentos, por mi familia, por toda la gente que ha estado a mi lado cuando más los he necesitado, por vosotros; mis amigos. Recuerdo una vez que estaba llorando de impotencia, porque pensé que en mi vida sólo podía tener amistades superficiales, amistades que a la mínima se olvidan de ti. Ahora sé que con vosotros es diferente, os quiero más de lo que puedo demostrar. Me odio, me odio por no deciros más a menudo que os quiero como si fuerais mis hermanos, por no demostraros todo lo que siento. Me odio por no ser cómo os gustaría que fuese, juro que intento demostrar todo lo que puedo, pero mi maldita conciencia y mi forma de pensar no me dejan hacerlo de la forma que querría. Me gustaría salir a la ventana y gritar que os quiero a viva voz, hasta quedarme sin ninguna cuerda vocal en condiciones, que os necesito para vivir, para respirar, para que sepáis que la vida merece la pena a vuestro lado.

 

Una lágrima comenzó a brotar de mis ojos para recorrer fugazmente mi mejilla, asomarse por el filo de mi barbilla y caer encima de mi mano, esparciéndose, esparciendo toda mi tristeza, toda mi sensibilidad, para después evaporarse y suspenderse en el aire. ¿Por qué mis ojos no pueden estar secos? ¿Por qué siempre tengo que derramar las lágrimas que delatan mis debilidades, que me hacen tan vulnerable? Soy y seré una llorona sin remedio para el resto de mi vida, no hay nada que pueda hacer al respecto. Sequé mis ojos, hinchados y rojos a pesar de que no había llorado mucho, ya estaban completamente expuestos a las risas de todos aquellos que me tachaban de exagerada. Adelante, reíros, soy humana, ¿es un crimen tener sentimientos? Lo admito, lloro por todo cuanto altera un poco mi paz interior, una leve aceleración del corazón a causa de una caricia, de saber que al menos alguien es feliz, de emoción al leer algo que me gustaría que me pasara o algo que sea realmente triste, lloro también cuando una desgarrante sensación se apodera de mi y hace surcos dentro de mi corazón y pulmones a cause de la rabia, la ira, la impotencia. Y en ocasiones lo único que puedo hacer es aguantar el dolor que causa el maldito nudo que se forma en la garganta impidiendo el paso de las odiadas lágrimas, muchas veces más doloroso.

Escuché que alguien se acercaba a mi habitación. Sus pasos eran firmes y decididos, no eran de mi madre, ella siempre iba dando trompicones o intentado sigilosamente que no me diera cuenta de que venía a cotillear lo que hacía. Escuché que se detenía en la puerta. El chirrido de la puerta al abrirse no alteró mi posición en absoluto, ni siquiera me giré a ver quién era, no me importaba. Antes de que se adentrara en mi espacio vital, enjugué algunas lágrimas que aún permanecían en el lacrimal e intenté estar impasible, no mostrar nada que me delatara ante aquel intruso. En mis auriculares sonaba ahora una canción un poco menos emotiva que la anterior, así que se me hizo más fácil fingir que no me pasaba nada. Vaciló un momento antes de entrar, escuché como daba un paso y retrocedía. ¿Confuso?¿Indeciso? No me importaba. Finalmente se decidió a abrir la puerta. Como la vez anterior, no moví ni un músculo. Tenía los ojos cerrados y estaba estirada boca arriba.

 

-Hola pequeña. -esa voz
, No podía ser! Esa voz se adentró en mis oídos para después hacerse paso a través de toda mi piel poniéndome los pelos de punta. Mi corazón dio un leve brinco y empezó su carrera, como si quisiera salir de mi pecho o ganar la carrera al velocista más rápido del mundo. Los ojos seguían cerrados, no quería acrecentar mi esperanza de que fuera él. Podía realmente estar ahí, en mi habitación? Una mano se posó en mi frente apartando un mechón de pelo que caía tapando la mitad de mi cara. Con el contacto de su mano, tan suave, tan fría
, me estremecí, la sensación de bien estar se quedó conmigo en lo que a mi me parecieron horas. No podía hablar, los nervios y la emoción se abrían paso a través de todas las venas y arterias de mi cuerpo. Aún no me veía capaz de abrir siquiera los ojos, tenía miedo de que fuera un sueño, de que cuando despertase nadie estuviera a mi lado, de encontrarme sola de nuevo. Sus dedos recorrían cada rincón de mi rostro, haciéndome sentir un cosquilleo por donde pasaban. Eso me tranquilizaba, me hacía sentir bien. Noté como paraba, sólo escuchaba la canción que sonaba en el auricular, nada más. "Lo sabía" pensé. "Otra vez mi loca mente masoquista pensando que algún día podré volver a verlo, volver a estar con él, qué estúpida!". De repente la cama se hundió a mi lado, bajé el volumen del auricular y pude escuchar su respiración. Era tranquila, apacible, excitante. "No abras los ojos, ni se te ocurra abrirlos" me repetía en mi fuero interno. Todos sabemos que cuando un sueño te gusta, te despiertas por causas desconocidas y ya no lo vuelves a retomar por mucho que aprisiones tu cabeza contra la almohada, se ha perdido. Su aliento cálido, provocó un leve escalofrió que erizó el vello de mi nuca. Noté sus labios rozando mi oreja.

-¿No piensas abrir los ojos? -susurró. Su voz carraspeaba cuando hablaba tan flojo, retumbó en mis oídos por unos minutos aunque el siseo había sido casi inaudible. Yo negué con la cabeza.- ¿No? -esta vez no me moví ni un milímetro. Sus dedos acariciaron mis párpados provocando un incesante cosquilleo. Después de unos segundos, sus labios rozaron de nuevo mis ojos cerrados, besándome suave y dulcemente. Su olor me embriagaba, era único, reconocible a metros de distancia. Un olor que había quedado grabado en mi cerebro para siempre.

-¿Por qué me haces esto? -cuando tuve la certeza de controlar mis emociones y de que no estaba soñando, logré articular las primeras palabras que salieron dificultosamente a través de mi garganta.

-¿Qué? -Siguió besándome. ¿Cómo podía fingir que no sabía de qué hablaba? Llegué a odiarlo con todo mi ser, creía que el único sentimiento que existía en mi era ese, el odio. Aún estaba enamorada de él y sabía perfectamente que no me quedaban fuerzas para ignorarlo, para pararlo. Anhelé cada uno de esos besos hasta consumirme por dentro, esos besos que me negó porque la distancia nos separaba. Yo estaba dispuesta a luchar, pero él lo dio por perdido, dejando que la tristeza y la impotencia se apoderaran de mí hasta convertirme en un zombi. ¿Para él sólo era un juego? ¿Había sufrido todo lo que había sufrido yo? No lo creo

 

-Volver y esperar que todo vuelva ser como antes. -Decidí encararme a él y logré abrir un poco los ojos. La luz se filtró por mis pupilas impidiendo que viera su cara con claridad. Él se apartó un poco de mi lado y apoyó su barbilla en mi cabeza. Me rodeó con su brazo y me acercó a su cuerpo, abrazándome, intentando reemplazar el cariño que no había podido darme en todo este tiempo. Pero ya era tarde, no podía permitir dejarme llevar así.

-He vuelto porque no quiero perderte de esa forma en qué lo hice, he venido a pedirte disculpas -Me sentía vulnerable ante sus brazos, ante su voz, ante sus caricias
Pero al mismo tiempo no conseguía apartarlo, mis manos no me respondían y mi corazón no iba acorde con mi razón. Una lágrima asomó por el lacrimal intentando resbalar para disminuir mi dolor. Lo hizo, la maldita lo hizo. -Nia? -Se había dado cuenta de que lloraba
No, no podía dejar que lo viera, rotundamente no. Me las enjugué con una mano e intenté decir algo lo suficientemente convincente para no secundar lo evidente.

-MmM? -fue lo único que logré articular.

-¿Por qué lloras? -"¡Maldición! ¿Por una vez no puede hacerse el tonto y dejarlo pasar?" Temía darle explicaciones. Temía que viera que aún sentía lo mismo por él, no había cambiado en absoluto. No quería que hiciera una de esas apariciones suyas y sin más perdonarle todo el tiempo de sufrimiento que había pasado, no era tan fácil, no señor!

-N
no lloro. Es la luz que me da en los ojos y hace que se me escapen algunas lágrimas. - ¿Había quedado convincente? Sólo tuve que mirarle a la cara, con una de sus cejas enarcadas y dedicándome una de esas sonrisas que me hacían perder la cordura. Sus hoyuelos al lado de los labios, las arrugas que se le hacían en los ojos y que le quedaban tan bien rodeando sus iris dorados, la sonrisa medio curvada y pícara como siempre que sabía que le mentía.

-Dime que te pasa pequeña, no te alegras de que haya venido a verte? No sabes lo que me ha costado convencer a los del aeropuerto de que era una azafata
-Reí. No lo pude evitar. Las lágrimas que aún estaban al borde de caer, lo hicieron. Sólo él sabía hacerme reír en un momento así. -No te rías que es verdad. No sabes como apretaba el tanga
-Lo dijo tan serio y convencido que cualquiera que no lo conociera se creería lo que estaba diciendo. Me secó las lágrimas con su dedo índice haciendo que a su contacto cerrara los ojos para no permitir que se escapara ni la más mínima sensación. Me sentía tan bien a su lado
¡Pero no podía! No podía dejarme llevar por eso, en unas horas o en unos días él se volvería a ir y me dejaría otra vez sola.

Flaix Back

-Tenemos que irnos ya, Nia. El avión no espera a nadie. -La voz chillona de mi madre metiéndome prisa siempre que estaba en un momento importante. Era el último día que habíamos estado juntos. Intentaba con todas mis fuerzas no llorar. Pero todo mi cuerpo temblaba y mis ojos pesaban mucho para tenerlos abiertos mucho más tiempo. Me giré para ver su cara, sus labios, sus ojos, su nariz, sus brazos
todo.

 

-Ya voy mamá. Un minuto no más.

-Está bien pero date prisa. -Puse los ojos en blanco, lo que me faltaba, más presión.

-Que si. -dije cansinamente. Lo volví a mirar, estaba quieto, observándome, derritiéndome con su mirada. -Tengo que irme ya
-Como me costaba decir esas palabras. Sabía que a cada minuto estaba más cerca de no volver a verlo más, de quedarme sólo con su recuerdo, con su perfume grabado en mi cabeza, con el amargo gusto de la despedida. -Pero no puedo moverme, no quiero irme. Ven conmigo Alain.

-Sabes que lo haría, pero vivimos muy lejos. -Lo miré con los ojos llorosos y con una media sonrisa. Se acercó a mí y me abrazó fuerte. Yo le rodee con mis brazos, atrayéndolo lo más cerca que pude. Nos pasamos así un rato hasta que la voz de mi madre volvió a retumbar desde lo lejos. Yo no lo solté, se estaba muy bien en sus brazos, sentía que el mundo podía acabarse allá mismo que yo ni me inmutaría. Hundió su nariz en mi cuello. Su respiración acompasada me calmó y me hizo estremecerme. -Nia.- Lo ignoré, sabía que si le contestaba me soltaría. -Nia, mírame.-Maldito, no podía negarle nada si me lo decía de esa forma. Levanté mi cabeza y nuestras miradas se encontraron. Levantó una de sus manos y me acarició la barbilla subiendo aún más mi mirada. -Prometo que nos volveremos a ver, prometo que iré a verte, pero necesito que ahora estés bien, que me sonrías y que aceptes que tienes que irte o si no perderás el avión.-Sonreí levemente con la mirada baja, no me atrevía a volver a mirarlo a los ojos. Sabía que si lo hacía no podría dejarlo, me daba igual perder el avión, había muchísimos más, pero momentos como ese sólo había uno. -Así me gusta. Sonriendo estás preciosa.-

Acarició mi barbilla muy suavemente para levantar de nuevo mi cara. Caí, no pude evitar mirarlo a esos ojos hipnotizantes que me tenían presa desde el primer día que lo vi. Su sonrisa era tan perfecta que sólo de verla me tembló todo el cuerpo. Fue acercando su rostro al mío, acortando la distancia que había entre nosotros. Podía notar su aliento cada vez más cálido, que invadía cada partícula de aire que yo respiraba, que se adentraba dentro de mis pulmones dándome un trocito más de él. En ese momento quise parar el tiempo, era una sensación tan placentera que me pareció que todo el mundo de mi alrededor desaparecía.

Si me besaba me condenaría a mí misma a soportar el dolor que me causaría separarme de él. No soportaría que se fuera después de compartir sus labios. Sólo un roce de su piel con la mía me hizo reaccionar. Anhelaba aquel beso como uno anhela un baso de agua después de todo el día sin beber y él sabía perfectamente que yo no me podía negar, simplemente podía hacer conmigo lo que quisiera. Antes de que juntara más sus labios me separé de él muy a mi pesar, con un esfuerzo sobrehumano. Significado de los nombres

-N..No puedo.

-¿Qué no puedes?

-Dejar que me beses. Si lo hago no podré soportar que te vayas, el dolor me oprimirá el corazón y los pulmones. ¿No lo entiendes?

 

-Lo entiendo perfectamente pequeña. No haré nada que tú no quieras. Es sólo que no podría permitir que te fueras sin antes besarte como deseo hacerlo. Pero como he dicho, si tú no quieres no lo haré. -Sonrió de nuevo con esa perfecta curvatura de los labios que me volvía loca. Acariciaba mi cara y mi pelo.

-Está bien. Hazlo. -Sabía que me iba a arrepentir el resto de mi vida. El dolor que tendría que soportar a partir de ese momento sería horrible. Pero tampoco me perdonaría irme así, sin besarlo. Me costó decir esas palabras, pero ya lo había decidido.

-No, Nia
yo

-Hazlo. -Fui acercándome poco a poco hasta conseguir la posición anterior, con nuestras narices pegadas, respirando nerviosamente.

-Pero tú me has dicho que

-Hazlo ya. -Rodee su cuello con mis brazos y él pegó sus labios a los míos. Me besó primero el labio superior y luego el inferior, cubrió toda mi boca con la suya y no pude evitar acercarlo más a mí. Era un beso dulce, húmedo, no quería que parara. Se abrió paso con su lengua para buscar la mía dentro de mi boca, la que esperaba con ansias a que llegara. Pronto incrementó la intensidad del beso moviendo rápidamente sus labios y su lengua. ¿Se puede morir de placer con sólo un beso? Creo que en aquel momento yo lo hubiera hecho. Fue el mejor beso de mi vida. Se separó de mí con su frente pegada a la mía, para coger aire. Quedamos mirándonos a los ojos un rato hasta que juntó de nuevo sus labios y se separó de ellos definitivamente. Yo estaba como en estado de shock, no podía moverme ni hablar. Pero fue él el que rompió el silencio.

-Tienes que irte ya
Pero toma. Quédatela. Así tendré que verte a la fuerza para que me la devuelvas, que es muy valiosa para mí, cuídala. -Se quitó la gorra que había llevado todo el día y me la entregó. Era su gorra favorita, se la dio su ídolo y había pasado muchas cosas con él. Significaba mucho para él y me la dio. Yo no pude reaccionar al instante.

-No puedo aceptarla
es
es tuya.

-Por eso quiero que la tengas tú, hasta que nos volvamos a ver. Contigo estará muy bien, lo sé.

-Yo
esto
gracias. Te prometo que te la devolveré. No tengo nada para ti, todo está en mi maleta. -Me sentía en deuda, era una estúpida, no podía irme sin darle nada a cambio.

-No importa, no tienes porque darme nada. - ¡Mierda! Claro que tenía que darle algo, ¿pero qué? Pensé en alguna prenda de ropa que llevara y que no me fuera imprescindible, pero estábamos en verano, me vestía con el mínimo y si me quitaba algo me quedaría semidesnuda. Pulseras
todas las chicas forran su mano con pulseras y creo que yo era la única que no, no tenía ni una. Miré en mi muñeca y lo único que tenía era una goma para el pelo. Sí, es patético, pero no me sentía capaz de no darle nada y aunque era muy cutre se lo di.

-Ten, no es mucho, pero es todo lo que tengo al abasto en estos momentos.

-¿Sabes? Con el beso ya me bastaba, ha sido el mejor beso de mi vida, lo malo es que era de despedida
Pero bueno, claro que no me importa que me des eso, ya sé que no tienes nada más, además ya te he dicho que no hace falta que me des nada. Prométeme que vendrás a buscarlo.

-Prome
prometi-do. -No pude contener las lágrimas por más tiempo y la voz me salió entrecortada al prometerle algo que seguramente no cumpliría en mucho tiempo. Pero me había propuesto que lo vería de nuevo y que nunca lo olvidaría, que él sería el único para mí. Me abrazó de nuevo.

 

-Hasta pronto pequeña. -Me susurró. Separé nuestros cuerpos y me dirigí a la puerta de embarque con mi madre.

Fin Flaix-back

-Me alegro muchísimo de que hayas venido a verme, de hecho ya creía que nunca más volvería a estar contigo en persona. Después de todo lo que me hiciste, de todo lo que pasé
No ha sido nada fácil para mí. Y ahora no me puedes pedir que vuelva a ser igual que antes, porque no lo es
Me hiciste mucho daño y me arrepiento tanto de haberme enamorado de alguien con el que sabía que no podía estar que---- Me besó. Un contacto de labios en el momento menos oportuno. Envolvió toda mi boca con la suya amortiguando cualquier sonido que yo intentaba proferir. En un principio puse mis manos sobre su pecho y lo aparté de mi cuerpo, pero cuando su lengua se hizo paso a través de mi boca y sus manos me pegaron a su parte delantera ya no tuve control de mis actos. Las sensaciones que sentí aquel día resurgieron en mi interior recorriendo cada parte de mi cuerpo. ¿Por qué siempre tenía que besarme en esos momentos en los que tengo las ideas medio claras? Ahora ya no podía luchar contra él. Se separó de mí suavemente apoyando su frente con la mía.

-Sé lo que hice. Y lo siento muchísimo. No tenía que haber ignorado todas tus llamadas, tus mensajes, tus e-mails, tampoco tendría que haberte dicho que ya estaba saliendo con otra chica cuando no era verdad, ni tendría que haberte dicho que estabas mejor sin mí y que yo tenía una vida a parte. Me arrepiento la vida, lo juro, fui un cabrón, un capullo, un idiota. Pero he venido a disculparme
A arreglar mis errores y a hacerlo como es debido. -Si pensaba que iba a negarle todos los insultos que se había dicho, estaba muy equivocado, describían a la perfección todo lo que yo pensaba de él. Necesitaba una buena explicación para todo aquello y esperaba que de una buena vez me la diera.

-¿Por qué lo hiciste? Pensaba que ya no me querías, que te habías olvidado de mí. Es que fue tan repentino, de un día para otro pasamos del todo a la nada. Me partiste en mil pedazos, creo que aún estoy recomponiendo algunos trozos que ni yo misma sé dónde están.

-Lo sé mi niña. Fue un grave error. Creí que si no hablábamos te olvidarías antes de mí y sufrirías menos. Creía que si te decía que estaba con otra ya no pensarías en mí. Pero me equivoqué. Para mí fue muy duro tener que hacer todo eso, porque te quería y aún te sigo queriendo.

-Lo-hi-cis-te-por-esa-ton-te-rí-a? -No me lo podía creer, todo este tiempo pensando que lo había hecho porque me odiaba, porque ya no me quería y resulta que era lo contrario
Como si de ácido se tratara, la garganta empezó a quemarme y yo apreté los puños hasta el punto que noté que mis uñas casi traspasan la piel de la palma de mi mano. -¿Pero se puede ser más capullo? ¿Tu sabes lo mal que lo he pasado, eh? Pensaba que ya no me querías.

-Para mí tampoco fue fácil hacer eso, lo digo de verdad, yo también lo he pasado mal. No podía más con esta mentira y por eso he venido a verte

-Gilipollas, inútil, desgraciado, capullo, cabrón
-Empecé a golpearlo fuerte en el pecho, en la cabeza, en los brazos, donde pillara. Él sólo intentaba esquivar mis golpes con sus manos (cosa que le funcionó a la perfección porque de los 100 golpes que le mandé sólo unos 4 o 5 le atinaron). Cuando ya no me quedaron fuerzas, empecé a llorar (de nuevo u.u). Él me abrazó fuerte y yo le dejé, el contacto con su cuerpo me calmaba, me hacía sentir segura y muy bien.

 

-Ya
¿Estás mejor? -Asentí y lo miré a los ojos, esos perfectos ojos dorados que tanto echaba de menos. Era un manipulador y yo lo sabía, ¿Por qué después de todo lo que me había hecho aún no era capaz de odiarlo?

-¿Hasta cuando te quedas? Porque supongo que no habrás venido para quedarte a vivir
-un brillo de esperanza chispeó en mi interior iluminando mis ojos. Él lo notó y bajó la mirada. Definitivo: no se iba a quedar.

-Sabes que no puedo quedarme, tengo todo allí y a ti te quiero muchísimo pero dime, ¿vendrías tú a vivir allí? -Lo pensé durante unos segundos. No, por mucho que lo quisiera no podía dejar a todo atrás, a mi familia, a mis amigos
-¿Ves? Pero aprovechemos el tiempo que nos queda hasta dentro de tres días que sale mi avión. Enséñame todo esto, hagamos cosas juntos. No pienso dejar que estés separada de mí ni un minuto.

-Pero tengo clases.

-Ufff
-Puso la palma de su mano en mi frente y después sus labios. -Yo creo que tienes fiebre
No son condiciones para ir a clases, ¿No crees? -Le dediqué una sonrisa de complicidad a la que él respondió con esa sonrisa que me derretía.

-Está bien, no creo que me pase nada por unos días, esto no podré vivirlo de nuevo en mucho tiempo.

-¡Cierto! Estoy totalmente de acuerdo contigo. -Le golpeé levemente su brazo y me abrazó.

-Te quiero. -Me senté encima de sus piernas a horcajadas y empecé a besarle el cuello. Le desabotoné los primeros botones de su camisa y fui besando la parte que dejaba al descubierto.

-Yo también te quiero. Pero qu--- No lo dejé acabar, lo besé en la boca pasionalmente.-Nia, nos puede pillar tu madre en cualquier momento. -Me levanté de encima suyo y eché el pestillo. Volví corriendo a mi posición inicial y lo besé de nuevo.

-Arreglado. -Desabroché toda su camisa y empecé a masajear su torso.

-¿Este era tu plan de enseñarme todo? Te advierto que
ah
-Un gemido escapó de sus labios cuando pasé a masajearle una parte situada un poco más abajo de su pelvis. -Sonreí complacida por mi trabajo y él cogió la parte inferior de mi camisa para quitármela. Yo levanté los brazos para ayudar en su trabajo. Puso sus manos en mi cintura y la pegó contra la suya. Empezó a besar mi cuello y luego bajó hasta mis pechos. Yo arqueé la espalda para facilitarle el acceso a ellos y el se deshizo de mi sostén. Me tumbó de espaldas a la cama quitándome la ropa que me quedaba y quitándose él la suya con mi ayuda. Me quedé largo tiempo contemplando su desnudez, sus músculos marcados, sus rasgos perfectos. Se posicionó encima mío y me penetró. Una sensación de calidez y un largo escalofrío recorrieron cada recoveco de mi cuerpo. Se sentía muy bien con él dentro de mí y moviéndose al unísono conmigo, dándome el placer que tanto había querido por tanto tiempo. Nuestras pelvis chocaban suavemente y él cada vez aumentaba el ritmo. Miraba sus ojos, en ellos había un brillo que nunca antes había visto, su mirada era penetrante y me hacía muy feliz. Su rostro mojado por el sudor, los labios entre abiertos y el rubor de sus mejillas me excitaban a más no poder. Agarré sus mejillas con mis manos y lo besé. Cambiamos de posición, yo me movía más rápido encima suyo y sentía más placer en la penetración. Mis gemidos se adueñaron del silencio que había anteriormente en la habitación. La respiración de él y la mía era cada vez más agitada, los jadeos se apoderaron de nosotros igual que el placer que nos embriagaba. De repente dejé de sentir todo a mi alrededor, mi movimiento fue lento pero más intenso en ese momento. Los olores, los colores, todo había desaparecido, una sensación más fuerte que todos mis sentidos me hizo temblar de placer. Fueron escasos segundos que a mí me parecieron horas. Un orgasmo lento y el mejor que había tenido en toda mi vida. Parecía que él también estaba igual que yo puesto se aferraba a mi cuerpo con mucha fuerza. Cuando acabó me estiré a su lado, jadeando y mirándolo a los ojos.

-Ha sido
ah
genial. -Dije entrecortadamente.

-Sí. Te amo Nia.

-Y yo a ti.

Los tres días que pasamos juntos no nos separamos. Le enseñé la ciudad y paseamos por todos los sitios. Por las noches, bien, fueron las noches más cortas de toda mi vida. Cuando tocó despedirse me prometió que vendría más a menudo y yo conseguí que mis padres me dejaran hacer alguna que otro viaje para poder verlo. Lo pasaba mal cuando no estaba con él, pero merecía la pena la espera.

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Bueno, me costó pero al final pude acabar este fic. Sí, es corto... pero espero que lo disfruten tanto como yo al escribirlo.

Agradecería que me dejaran su opinión, please? jeje Es que es mi primer fic y no sé si lo hice bien... En todo caso, gracias a los que la leyeron!! ^ ^ Cuídense, muchos besos.

Lo que pasa por mi loca mente masoquista - Fanfics de Harry Potter

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Ahí estaba yo, estirada en mi cama, escuchando mi canción preferida. Mi mente divagaba por todos los recuerdos que parecían estar olvidados, recuerdos trist

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2024-10-16

 

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