Los animagos de Halloween - Fanfics de Harry Potter

 

 

 

La noche era oscura, lo único que podía ver era una polilla revoloteando alrededor de la luz de mi varita, aún así salí de la habitación con todo el coraje que pude encontrar, no me gustaba ningún tipo de insectos, pero definitivamente, los voladores eran con los que peor me llevaba. 

Cuando llegue al centro de la sala común miré en todas direcciones para verificar que no había nadie más en la sala, busqué debajo del sillón la capa de invisibilidad que James me había prometido dejar, ahora que la tenía puesta dediqué unos segundos para tranquilizarme, me daba cuenta de que si algún profesor se daba cuenta de que había salido sin permiso, podrían expulsarme, no sabía muy bien porqué pero el director había dejado muy claro que hoy era una noche peligrosa para jugar a los aventureros. Hoy era un día especial, está noche se celebraba halloween, pero nunca antes los profesores se habían puestos tan serios con las advertencias, definitivamente James debía saber algo, en la cena se comportó como si supiese más que todos los que estábamos allí, bueno, el y Sirius, claro está.

- Tranquilízate, tienes la capa, sólo tienes que salir del castillo, ¿Cuántas veces lo has hecho? - Me dije mientras salía por el retrato de la señora gorda. La pobre se llevó un susto pero se volvió a dormir rápidamente. 

A pesar de que seguí el atajo para salir del castillo, me pareció que nunca había tardado tanto, podía darme cuenta, ahora que no había gente por los pasillos todos los sonidos que normalmente no percibía, sentí cada tic tac de los relojes como si estuviesen amplificados y mis playeras hacían tanto ruido que pensé que despertaría a todo el castillo. De repente paré en seco, traté de escuchar atentamente, no había duda, eran pasos, y cada vez más cercanos.


- ¡20 puntos menos para Slytherin! - La voz del profesor de herbología retumbó en el pasillo - Estábais avisados, ahora mismo os llevo al despacho del director Dumbledore.

- Pero profesor, tan sólo habíamos ido a la cocina - dijo el más alto de los dos alumnos, su cara me era familiar, estaba un curso por debajo del mío, pero nunca había hablado con él, creo que lo había visto hablar alguna vez con Severus, pero nunca había tenido el "placer" de conocerle. Pensar en Severus siempre me ponía triste, no podía comprender que le impulsaba a usar esa máscara con la gente, en vez de comportarse como el chico amable que yo conocía.



- Eso se lo tendrás que explicar al director - Dijo, dirigiéndose al despacho.



Decidí que su destino no era cosa mía, y seguí adelante, una vez sentí que el aire movía la capa supe que ya quedaba menos. Ahora que ya no tenía miedo de que oyeran mis pasos, gracias a la hierba, corrí lo más rápido que pude hacía el sauce boxeador, y deslizándome velozmente me adentre en el pasadizo.

- Ya casi está - intenté tranquilizarme por décima vez en aquella noche, pero tenía razón, ya estaba fuera del castillo, y nadie me encontraría allí, excepto claro está, James. Tan sólo al imaginarme que podríamos estar juntos por fin pude relajarme de verdad, y dar los últimos pasos que me separaban de la casa de los gritos. 



- ¡James! ¡Sirius! - Oí la voz de Remus. Casi ni me lo podía creer... Yo estaba pensando en una magnifica velada con James el día de Halloween, viendo películas de miedo, acurrucados en el sillón, pero ni siquiera hoy, íbamos a estar solos. Volví a coger aire, está vez esperando que me diera ánimos.



Desde que puse un pie en la casa supe que algo no iba bien, en vez de encontrarme a James con sus amigos, encontré a Remus, con un grupo de animales, realmente eso no me sorprendía del todo, pues estaba al tanto de que podían convertirse en animales, y que Remus era un licántropo, pero había algo que no cuadraba, en vez de encontrar a tres animales más o menos dóciles, encontré cinco, y salvo la rata los otros no estaban en actitud muy amigable, Peter por su parte, estaba en los brazos de Remus, tiritando.



- ¡Lily! ¡Sal de aquí, rápido! - Remus me gritaba pero yo no pude apartar los ojos del ciervo, parecía que James estaba bien, pero no me fiaba nada de aquella situación. 



Los otros dos animales que no había visto nunca eran una serpiente y un buitre. 



- ¿Qué está pasando Remus? ¿Quiénes son esos? - Casi ni podía creerme la escena, un ciervo y un perro enfrentándose a una serpiente y a un buitre... Realmente estar en este colegio era lo mejor que me había pasado en la vida. Pese al subidón de adrenalina propia de la escena, recapacité y me di cuenta, de que la situación era realmente peligrosa, tanto James como Sirius, estaban en una situación peligrosa, por no hablar de los demás, que no teníamos ni cuernos ni colmillos, pero si una varita, y eso me reconfortó enormemente, mire a Remus para ver si tenía un plan, pero pude adivinar que el estaba tan sorprendido con la situación como lo estaba yo. 



Mire hacía los animagos desconocidos, sin duda se trataba de animagos, o si no con un simple hechizo los podrían haber mandado muy lejos, saqué con disimulo mi varita de los vaqueros y apunté hacía ellos.



Todo pasó muy rápido, entre ladridos, siseos, gritos y hechizos, logramos reducir a los dos visitantes, quienes, sin previo aviso volvieron a su forma humana. Cerré los ojos automáticamente, pues los animagos volvían a su forma habitual, totalmente desnudos. Remus les tiro un par trozos de algo que antiguamente podría haber sido una cortina o quizás una manta, y James y Sirius se pusieron sus pantalones. Fui corriendo a abrazar a James y a comprobar que no estaba herido, parecía que así era. 



Los visitantes eran lo más parecido a unos presidiarios que había visto fuera de las películas, estaban llenos de tatuajes, los pocos dientes que les quedaban estaban amarillentos y ambos llevaban el pelo muy largo. Sé que no debo fiarme de las apariencias, pero creedme, habríais pensado exactamente como yo.



- ¿Quiénes sois? - La voz de Sirius no se parecía en nada a la que había tenido durante la cena de Halloween, relajada y burlesca, ahora era áspera y parecía algo cansado.



- Somos amigos... Sólo buscábamos un sitio para pasar la noche - Dijo el que hasta hace poco había sido una serpiente. - Mi nombre es Ted, y él es Morag, no teníamos sitio a donde ir, y la de hoy es una noche mágica, sólo queremos estar tranquilos, si nos dejáis pasar aquí la noche os recompensaremos.



- Si venís como amigos, ¿Porqué os habéis transformado y peleado con nosotros? - Repuso Remus con Peter todavía en sus manos.



- Vamos, sólo somos dos, estábamos... - Miró a su compañero con una sonrisa burlona - ...Asustados.



- Fuera - Dijo James, los miraba como si no creyera una sola palabra de lo que decían, realmente ninguno de nosotros les creía. 



- Vamos, vamos, es halloween podemos divertirnos juntos - Esta vez fue Morag el que habló.- ¡Desmaius! - Debía haber recogido la varita del suelo mientras se ponía la sucia tela que le envolvía.



El rayo fue directo a Remus, quien, al tener a Peter en sus brazos no tuvo tiempo de reaccionar. 



-¡Expeliarmus! - Grité de inmediato, su varita voló hacía la entrada del pasadizo.

-

Vaya, vaya, veo que sabéis algo de hechizos - Se burlaba el hombre- buitre, enseñando sus pocos y sucios dientes.



- Ah, ah - dijo Sirius negando con la cabeza - Ni se te ocurra agacharte, y tú, tira tu varita.



- Sería un autentico placer, pero creo que rechazare tu oferta - A pesar de estar en minoría y casi vencidos, se daban un aire de superioridad que no terminábamos de entender. - ¡Desmaius!



Sirius pudo evitar el rayo y James a su vez contraataco, pero Ted era un mago más habilidoso que su compañero y no tuvo problemas en protegerse.



- ¿Vamos a acabar con este juego de una vez o qué? - Una nueva voz surgió detrás de mi, giramos sin entender muy bien quién era aquel hombre, tampoco lo había visto nunca, y sin duda era otro compañero de la serpiente y el buitre, me pregunté en que animal se convirtió para poder pasar inadvertido.

-

¿Porqué vamos a acabar ya? - Sirius parecía más arrogante que nunca - Ahora ya estamos empatados, dado que el pobre Remus estaba en el suelo y Peter... Bueno, Peter seguía como una rata. - Yo me ocupo del nuevo.



Empezamos a batirnos, yo me ocupe del buitre, que no era muy habilidoso que digamos, con una par de hechizos conseguí reducirle y atarle las manos, había cumplido mi parte del trabajo, así que miré a ver quien podría necesitar mi ayuda, Sirius era el que se llevaba la peor parte así que corrí a ayudarle, al poco tiempo James se unió y no nos duró mucho tiempo este nuevo contrincante.



Cuando los tuvimos a todos atados los llevamos al bosque, y los atamos a un árbol cerca de la taberna llamada Cabeza de puerco, que, como era costumbre no tenía mucha clientela, ya alguien los vería por la mañana y se darían cuenta de que no eran nada bueno. 



Volvimos corriendo para ayudar a Remus, Peter ya estaba con él, y parecía que ambos se encontraban bien. Suspiramos aliviados, Sirius sacó unas cervezas de mantequilla, que no sé muy bien de donde las había metido, y disfrutamos de lo absurdo que había sido la noche, me contaron que poco antes de que yo llegara habían entrado en la casa en forma animal así que estaban tan asombrados como lo estaba yo.



- Siento que no hayamos podido tener un halloween más... intimo - Me confesó James, al oído.



- ¿Bromeas? - Repliqué - Ha sido el mejor halloween de mi vida. - Brindamos por esta nueva aventura, aunque Peter aseguró que él hubiese preferido ver la película de vampiros.

A la mañana siguiente pudimos encontrarnos con Dumbledore por los pasillos, y aunque no le contamos nuestro pequeño encuentro, le preguntamos acerca del porqué de las restricciones de la noche anterior.



- Habían unos exconvictos por Hogsmeade, acababan de salir de azcaban pero habían cometido algunos robos nada más salir. El ministerio los buscaba, aunque esta mañana los han encontrado, atados en mitad de la calle, increíble las cosas que pasan en halloween ¿verdad? - Dijo mirándonos por encima de sus gafas de media luna

.

- Menos mal que hay gente valiente en el mundo, capaz de atrapar a los malos - Dije sonriente. - Bueno profesor, nos vamos, o llegaremos tarde a clase de pociones.

Caminamos hacía la clase todavía sonrientes ante nuestra gran hazaña. 



- Seremos unos grandes aurores - dijo Sirius, hizo un gesto pensativo y replicó - Bueno, menos tú Peter, tu servirías más bien para... ¡Hola Helena! - De repente cambió de sentido y se fue con la chica de Ravenclaw.

-

Yo también quiero ser auror - Repuso Peter cabizbajo.

-

No te preocupes Peter, eres un gryffindor, sin duda eres valiente - Intentó animarle Remus.



James me separó un momento del resto del grupo y me beso. - Siento lo que pasó ayer, no quería ponerte en peligro.



- No te preocupes James, fue una noche increíble, cualquier otra noche podemos ver películas, pero... ¿Cuántas podremos deshacernos de tres peligrosos exconvictos? Lo pasé genial ayer.



- Creo que pasas demasiado tiempo con Sirius... - Ambos nos reimos y fuimos a reunirnos con nuestros amigos.


 

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La noche era oscura, lo único que podía ver era una polilla revoloteando alrededor de la luz de mi varita, aún así salí de la habitación con todo el cora

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2023-02-27

 

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