Más allá de la magia - Potterfics, tu versión de la historia

 

 

 

Me levanté enseguida, serían las 6:00 de la mañana, pero ya no podía esperar más. Era mi último año en Hogwarts y quería aprovecharlo desde el primer momento. Estaba nerviosa, casi tanto como el primer día que vi el gran tren rojo oscuro que me llevaría hasta mi actual colegio. Pero bueno, comenzaré desde el principio.
Me llamo Hermione Granger, y vivo en una pequeña casa en Inglaterra. Vivo con mis padres con los que tengo buena relación. Lo único malo es que son muggles. En realidad no es malo, lo que pasa es que en Hogwarts hay gente despreciable que trata a los muggles como inferiores.. Y a los denominados "sangre sucia" lo mismo. Yo soy una sangre sucia, que significa ser hijo de muggles. A mí para nada me importa que mis padres sean muggles, yo les quiero igual, pero hay gente que disfruta viéndonos sufrir con sus comentarios.. En fin, prefiero no hablar mucho de este tema. No todo en Hogwarts es malo, en él conocí a mis dos mejores amigos. Uno de ellos es Harry Potter. Sí, el famoso Harry Potter del que todo el mundo habla. Sinceramente, no sé que hubiera sido de mí si no hubiera conocido a Harry, ha sido la persona que más me ha ayudado. Y bueno, como olvidarme de Ron Weasley. Aunque Ron y yo tengamos nuestros más y nuestros menos, nos queremos mucho, y es una persona muy importante para mí, aunque muchas veces me saque de quicio. También en Hogwarts conocía a Luna, a Fred, a George, a Neville.. Pero si tengo que hablar de todas las maravillosas personas que he conocido allí, no terminaría. Por desgracia, no todas las personas que conocí en la escuela de magia son buenas, como he comentado antes. Los de Slytherin. Mi colegio se divide en cuatro casas de magos, dependiendo de tus habilidades, tus deseos, tu fuerza, tu mentalidad.. Y después competimos amistosamente entre nosotros en diversar pruebas, bueno.. No todos compiten amistosamente. Las cuatro casas son, Gryffindor, Hufflepuff, Ravenclaw y Slytherin. Los magos que pertenecen a Slytherin se suelen caracterizar por su mala fama, ya que son arrogantes y egocéntricos. Su único propósito es convertirse en magos poderosos para conseguir realizar sus propósitos, y claro, para ser un Slytherin tienes que ser sangre limpia. Si eres sangre sucia, como en mi caso, te amargarán siempre que te vean. Por desgracia, el "líder" de los Slytherin, me lleva amargando desde que llegué a Hogwarts. Su nombre es Draco Malfoy. Un niño consentido, arrogante, creído, mala persona, molesto, antipático.. Y muchos más adjetivos que es mejor ni nombrar. Este "individuo" es hijo del famoso Lucius Malfoy, un sangre limpia (obviamente). Bueno, me niego a hablar más de esa gente, además ya he llegado a la estación. Estaba desando ver a Ron y Harry..
Cuando llegué no vi ninguna cara conocida. Estaba lleno de pequeños magos y brujas nerviosos por empezar su nueva vida en Hogwarts. Se me estremeció el corazón al recordar mi primer día, lo sola que me sentía, los nervios que sentía. Salí de mi trance de recuerdos cuando alguien chocó contra mí bruscamente:
- Aparta de mi camino sangre sucia.
Se me erizaron los pelos del brazo al oir esa voz fría y sin sentimiento.
- ¿Podías dejar de ser tan desagradable? Vamos Malfoy, es el último año, podías dejarme en paz de una vez - rogué.
- Ni lo sueñes Granger, siendo el último año te amargaré todavía más la asistencia - Malfoy sonrió friamente, pero a la vez mostraba asco. Asco que sentía hacia mí.
- Déjame en paz - Me di la vuelta, con la intención de irme. Pero algo me detuvo.
- Vaya vaya, ¿no piensas insultarme? ¿ni si quiera vas a defenderte? - Me preguntó Draco con algo de asombro.
- Suéltame, ahora - le ordené secamente. Le miré a los ojos, había un destello de asombro en ellos. Siempre que Malfoy se metía conmigo, rápidamente me defendía o simplemente le insultaba. Pero esta vez no.
Draco me soltó malhumorado.
- Está bien, tú lo has querido sangre sucia. Este año te vas a enterar de quien soy yo - y tras esto, se dirigió hacia el tren a gran velocidad, sin mirar hacia a tras.
Cogí mi maleta y me dispuse a buscar a Harry y a Ron. Había decidido que nada iba a estropear mi último año en Hogwarts. Ni Voldemort, ni los estudios, ni discusiones tontas con Ron.. Ni mucho menos el imbécil de Malfoy. Aunque ya sabía que lo más difícil iba a ser ignorar a Malfoy. Si había algo de lo que estaba segura de Malfoy, era que le encantaba amargarme el día. Siempre molestándome e insultándome, hasta que conseguía hacerme enfadar. Supongo que sería divertido para él, ya que a la que más amargaba de todos los "sangre sucia" de Hogwarts, era a mí. Vi a lo lejos el característico pelo rojizo de Ron y a su lado a Harry. Corrí rápido hacia ellos.
- Hermione, no es propio de ti llegar tarde - dijo Harry levantándose para abrazarme.
- Lo siento, es que me entretuve.. Os he echado mucho de menos chicos - Dije mientras les sonreía.
- Y nosotros a ti Hermione - Por fin Ron tuvo la decencia de levantarse y abrazarme como hizo Harry.
Sí, estaba segura que este año iba a ser el mejor, y que lo iba a disfrutar al máximo junto a Harry y Ron. Y nada, ni nadie, lo iba a estropear.
Nos sentamos en la cabina de siempre. Me entristecí bastante al darme cuenta de que sería la última vez que viajaría en esta cabina, en este tren, la última vez que iría a Hogwarts como estudiante. Estaba tan absorta en mis pensamientos que no me di cuenta de que Ron me estaba hablando.
- Hermione, ¿qué te pasa? Estabas poniendo caras raras - dijo Ron algo preocupado.
- Nada, no os preocupéis. Voy a ver si encuentro a Luna, luego os veo.
Y sin esperar su contestación, salí. Tenía muchas ganas de ver a Luna y que me contara que tal había sido su verano. Estaba segura que me contaría alguna de sus historias de criaturas fantásticas, y así podría distraerme. Me dispuse a buscar la cabina en la que se encontraba Luna.- Estúpidos sangre sucia, cada vez hay más - Pensé.
Tenía claro que a los nuevos alumnos les iba a hacer la vida imposible en Hogwarts. Así aprenderán los sangre sucia que no los queremos. Pero este año me voy a centrar en una persona. Hermione Granger. Ya que es el último año le voy a conceder el honor de que le amargue el curso yo. Este verano me había acordado de ella, había sido un verano muy aburrido, y de lo malo, en Hogwarts me solía divertir metiéndome con ella. A Granger fue de las primeras personas que conocí en Hogwarts. Sinceramante, me asombró que una sangre sucia como ella fuera tan inteligente y tan buena con la magia. Pero aún así, era un ser inferior a mí y yo era mucho mejor que ella. Granger siempre va acompañada de sus dos bufones Potter y Ron. Harry, Harry Potter.. Lo consideraría mi mayor enemigo si no fuera yo mejor que él, no es rival para mí. De repente alguien se sentó a mi lado en el tren. Era Pansy. Había pasado muchos momentos junto a Pansy, pero aún así no le tenía ni el más mínimo aprecio.
- Hola Draco, me he acordado mucho de ti este verano, tenía ganas de volver a verte - Pansy comenzó a acercarse a mí, intentando.. ¿Abrazarme?
- Quita Pansy, no estoy de humor - Le aparté con desprecio.
Si hay alguien pesado en este mundo, esa persona es Pansy. Todavía recuerdo cuando el año pasado dijo a la gente que estábamos juntos. Obviamente era mentira. Yo ,Draco Malfoy, no creo en el amor ni en esas gilipolleces.
- ¿Qué te ha pasado? - Se volvió a sentar normal, pero me miraba con tristeza.
- Nada, que me he encontrado nada más llegar a la estúpida de Granger, y ya se me ha revuelto el estómago - En realidad no fue para tanto, pero lo único que quería es que Pansy me dejara en paz - Pansy, ¿serías tan amable de mirar a ver si la vendedora del carrito tiene algo para que se me pase? - le sonreí.
- Está bien Draco, vuelvo ahora mismo. Además quiero comentarte algo - Pansy se enrrojeció, y se fue.
¿Qué le pasará ahora a esta pesada? En fin, por lo menos conseguí que se fuera. Al poco se abrió la puerta de mi cabina otra vez.
- ¿No te he dicho que me vayas a buscar algo para el estómago? - bufé hacia la puerta. Pero no era Pansy, era Granger.
- Ah, perdón Malfoy, estaba buscando a Luna - se disponía a cerrar la puerta, cuando le dije.
- Vamos Granger, no seas tímida. Sé que me estabas buscando para poder verme - sonreí maliciosamente.
Hermione abrió la puerte de golpe
- ¡¿Pero qué tonterías estás diciendo?! Será mejor que mires algo para la cabeza, en vez de para la barriga- gritó Hermione y tras esto cerró la puerta de golpe.
¿Se había puesto roja? Bueno, normal ¿A quién no le gustaría que le dijera yo eso?Por lo menos me he divertido un rato. Mi diversión duró poco, ya que Pansy ya estaba en la cabina otra vez.
- Toma Draco, me han dado esto - me ofreció Pansy sonriéndome dulcemente.
Odio cuando Pansy sonrie de esa forma, es irritante.
- Ya se me ha pasado, puedes tirarlo - dije friamente. Ella me miró con ojos entristecidos y asintió. Posó el vaso en una mesilla que había junto al sofá- Bueno, dime ¿qué era eso que me querías comentar? - pregunté.
Pansy enrrojeció de nuevo y volvió a sonreir tontamente.
- Ah, bueno.. Sí.. Eso.. Pues verás Draco.. He.. - dejó de hablar cuando Crabbe y Goyle irrumpieron en la cabina de golpe.
- Draco te estábamos buscando, ¿has visto que cantidad de sangres sucias hay este año? - se mofó Crabbe - Este año nos tenemos que centrar en gastarles bromas a los de primer curso.
- No, conmigo no contéis - le solté a Crabbe - ocuparos vosotros si queréis, yo tengo otros asuntos.
Los tres Slytherin me miraron extrañados. Pansy me miraba con miedo, se debía de estar imaginando que se trataba de alguna chica, y claro, ella es muy celosa.
- ¿Qué dices? ¿Qué es más importante que amargarles el curso a los sangre sucia nuevos? - se quejó Goyle.
- Cosas mías. No son de vuestra incumbencia - obviamente no les iba a decir que mi objetivo este año sería hacerle la vida imposible a Granger. No por nada, simplemente no quiero que me ayuden a hacerlo y tampoco quiero aguantar a Pansy lloriqueando porque piense cualquier tontería.
No dijeron nada más y se sentaron a lado de Pansy. El viaje fue tranquilo, Pansy sólo me molestó dos veces. Miré por la ventana, por fin habíamos llegado a Hogwarts. Estaba deseando llegar y poder meterme con Granger. ¿Pero qué tontería he dicho? Ni que fuera mi mayor prioridad.. En fin.. Espero que este curso sea lo más ameno posible y termine rápido, ya que al finalizar, por fin podré convertirme en.. En mortífago.Llegué por fin a mi habitación. Lavender y Parvati ya estaban allí, y como siempre, cotilleando. Yo siempre fui una chica muy despreocupada de la vida de los demás. Pero me sabía media vida de todo el mundo por los cotilleos de Lavender y Parvati.
- ¡Hermione! Te he echado mucho de menos. Estoy muy contenta de que volvamos a coincidir las tres en la misma habitación, así seguiremos con nuestro cotidiano cotilleo - me soltó felizmente.
- Yuju - dije irónicamente.
- ¡Vaya Hermione! Este año te veo diferente, estás mucho más guapa - comentó Parvati con tono de asombro.
- ¡Ay! ¡¿Sabéis quién está guapísimo este año?! ¡Draco Malfoy! - saltó Lavender efusivamente de repente.
Bufé en bajo. No entendía como podían decir eso de la persona más odiosa de Hogwarts. Apreté con rabia la camiseta que estaba sujetando. Decidí ignorarlas y seguí colocando mi ropa en el armario.
- Bueno ahora que lo dices, no está nada mal. Además, se ve que ha estado haciendo ejercicio por verano - añadió la otra - ¿Tú qué opinas, Her?
Me di la vuelta y les miré con rabia.
- ¡NO! - mis dos compañeras me miraban con la boca abierta - Malfoy es un imbécil, un creído y un arrogante ¿Cómo podéis decir que es atractivo? En fin, no sabéis decir más que tonterías.
Y después de soltarles toda mi rabia, cogí el libro que había empezado a leer en el tren y salí cerrando la puerta de un portazo. Pero bueno, ¿qué estaban ciegas? ¿Draco Malfoy? ¿un tío bueno? venga ya. Sabía que Lavender y Parvati no eran muy espabiladas, pero no pensaba que llegarían a estos extremos.
De repente, choqué contra alguien y terminé tirada en el suelo.
- Perdón Hermione, no te había visto. Bueno es lógico, con lo diminuta que eres.
Le eché una mirada asesina al individuo que había chocado contra mí. Pero descubrí que era George, que me ofrecía su mano para ayudar a levantarme, acompañada de una sonrisa juguetona.
- Vaya, George, perdóname a mí. Estaba absorta en mis pensamientos que no me fijé- agarré su mano y tiró de mí - ¿qué haces aquí? si tú ya no eres estudiante de Hogwarts.
George es uno de los hermanos mayores de Ron. Tiene un hermano mellizo que se llama Fred. Pero siempre me he llevado mejor con George. Es dos años mayor que yo, por lo tanto hace dos años que terminó el curso en Hogwarts.
- Oh, muy aguda Señorita Granger, ¿ha llegado usted sola a esa conclusión o ha necesitado ayuda? - bromeó George, mientras me hacía una rápida caricia en la mejilla - pues he de informarte, señorita, que estás hablando con tu futuro profesor de transformaciones.
- ¡Vaya! ¿En serio? ¿Qué ha sido de la tienda que tenías con Fred? ¿Y vas a trabajar aquí? - pregunté entusiasmada.
- Tranquilízate Hermione, no me acoses a preguntas - rió George - ¿Por qué no me acompañas a buscar a la profesora Mcgonagall y te cuento?
- Bueno, está bien - Acepté la invitación. George me ofreció su brazo para que me agarrara tal y como lo hace una dama y un caballero. Se nota que George sigue siendo el mismo payaso de siempre. Me agarré riéndome y comenzamos a caminar.
Si George estuviera este año en el colegio sería todavía mejor. Siempre me he divertido mucho con él y me ha sido de gran ayuda. Me alegra que George esté aquí.- Draco ¿a dónde vas? - preguntó Pansy con recelo.
- A dar una vuelta, déjame en paz.
La chica me miró mosqueada, pero no insitió. Necesitaba despejar. Pansy llevaba un buen rato agobiándome, y Crabbe y Goyle no paraban de insistir para que les contara cual era mi plan este año. Me dirigía hacia la biblioteca. Siempre me ha gustado leer, me ayuda a desestresarme. Además, me trae recuerdos de cuando era pequeño. Mi madre solía leerme un libro siempre antes de irme a dormir. Ahora las cosas han cambiado. A parte de que ya no soy un niño, mi madre ya no es la que era. El tema de los mortífagos le ha afectado bastante, no le agrada que mi padre sea uno de ellos.. Y menos que yo me vaya a convertir también.
Al pensar en ello me agobié aún más, así que aceleré el paso para llegar antes a la biblioteca.Al cruzar la esquina del pasillo, pude distinguir a lo lejos la figura de Granger. Pensé en ir a meterme con ella, y así me relajaría un poco, pero me fijé que no estaba sola.
- ¿Con quién estará la sangre sucia? - Me pregunté a mí mismo.
Observé un pelo rojizo. Pensé "Ron Weasley", pero caí en la cuenta de que era demasiado alto para ser él, y además no llevaba el uniforme de Hogwarts. Me acerqué un poco más, escondiéndome detrás de una estatua. ¿Qué demonios estaba haciendo? ¿Qué me importará a mí con quien está Granger? Pero entonces me di cuenta de quien era.
- ¿George Weasley? ¿Qué hace ese imbécil aquí? se supone que ya se graduó hace dos años - bufé en mis adentros.
Decidí quedarme viendo la escena. No porque me importara qué hacía Granger, obviamente. A mí me daba igual lo que estuviera haciendo esa sangre sucia. No entendía porque Granger sonreía tanto, a mí George no me parecía gracioso, no era más que un payaso.Entonces vi como Granger agarraba a George por el brazo y se iban por el pasillo contrario.La sangre me empezó a hervir de rabia. ¿Qué me estaba pasando? ¿Por qué me enfadaba?. Supongo que me parecería patético que Granger tonteara con un Weasley.
- Estúpida sangre sucia. Estúpido Weasley.. ¡Estúpida Granger! - blasfemé en alto.
De repente oí a alguien detrás de mí.
- ¿Draco? ¿Qué estás haciendo detrás de una columna? - Era Crabbe. Por su cara, deduje que estaba confundido, así que supuse que no me había oído gritar.
- Nada, cosas mías - escupí con desprecio - voy a la biblioteca, os veo luego en la cena.
Me fui sin darle tiempo para responderme.
Estaba furioso, más furioso de lo que estaba antes. Necesitaba relajarme ya. Entré dentro de la biblioteca y busqué a Granger o a Weasley. Por suerte ninguno de los dos estaba ahí. Cogí el primer libro que encontré y me senté. Traté de razonar porque estaba tan enfadado. Pero sólo conseguía cabrearme más.
- Tienes un Wrackspurt en la oreja.
Miré a mi derecha para ver quién me estaba hablando. Era Luna Lovegood, o como es conocida en todo el colegio, Lunática. Debí de imaginar que era ella, esas cosas extrañas sólo las puede decir ella.
- ¿Qué has dicho? - dije con frialdad. Estaba de muy mal humor y no tenía ganas de aguantar a nadie, y menos tonterías.
- Un Wrackspurt. Son criaturas que revolotean en tu oreja y te nublan la mente. Por eso no puedes pensar con claridad y sin enfadarte - me explicó Luna dulcemente.
- No, se llama "estar de mal humor" y se produce cuando te molesta gente pesada. Así que lárgate y déjame solo - ordené.
- Está bien, pero el Wrackspurt sólo se irá si haces algo bueno. Te deseo mucha suerte - me sonrió y se fue a sentar en otra mesa.
Ya tenía bastante con el cabreo que tenía para que viniera una chiflada a decirme que tenía un Wrakpons no sé que en la oreja. Mi primer día de curso, y no podría estar más cabreado. Espero que el día no se alargue mucho más.. Después de estar una hora en el despacho de Dumbledore con la Profesora Mcgonagall, me dirigí con George al jardín. Estaba muy contenta. George había estado dos años estudiando transformaciones, y finalmente decidió que quería trabajar como profesor. La Profesora Mcgonagall le había ayudado a lo largo de su aprendizaje, y había sido ella quien le había ofrecido trabajar un año en Hogwarts como prueba.
Nos sentamos en un banco a lado de la fuente.
- ¿Y bien? ¿Qué te parece que vaya a ser tu profesor de transformaciones? - me dijo George.
- Vaya, es algo genial. Estoy muy contenta - sonreí.
- Bueno Señorita Granger, como su nuevo profesor, espero que me regale muchas cosas y me haga la pelota a menudo, si quiere que le ponga un diez - bromeó George mientras intentaba ponerse serio.
- Oh Profesor Weasley, no sea muy severo conmigo - bromeé yo también. Miré el reloj. Eran las 9:00. En una hora servirían la cena, así que decidí ir a la biblioteca como tenía pensando antes de encontrarme a George - bueno, me voy un rato a la biblioteca. Adiós excelentísimo Profesor Weasley.
- Está bien, nos vemos en la cena pequeña bruja - se agachó y me besó la mejilla. Se dio la vuelta y se fue sin decir nada más.
Sentí como me ponía muy colorada. ¿Qué acababa de hacer? ¿Me había.. Besado? Bueno, había sido en la mejilla, pero aún así ¿por qué lo hizo? Había notado que George estaba muy agradable conmigo. Siempre suele ser agradable, pero hoy excesivamente. Además, me había llamado "pequeña bruja", y eso suena cariñoso. No entendía nada. Y lo más extraño de todo es que me había gustado.
Decidí ir ya a la biblioteca para olvidar lo que había sucedido, no quería comerme la cabeza por una tontería como esa.
Cuando entré en la biblioteca sólo vi a dos personas. Luna estaba absorta leyendo un libro en el sofá, decidí no ir a molestarla. Y en la otra esquina de la biblioteca, estaba él. La persona más odiosa de Hogwarts. Malfoy. Sentado en una mesa leyendo.. ¿Estaba leyendo? tenía un libro delante, pero no parecía que le estuviera haciendo mucho caso. Estaba evadido del mundo, seguro que ni se percató de que había entrado en la biblioteca. Decidí acercarme y observar que le pasaba. Me escondí detrás de una estantería. Por suerte, los pasillos de biblioteca están bastante oscuros por la noche, así que estaba bien camuflada.Me quedé observando que hacía. Vi que tenía apretado el puño con rabia y noté que tenía la espalda muy tensa.
- ¡Basta Hermione! ¿Qué estás haciendo? - me reñí a mí misma - es el imbécil de Malfoy, ¿qué más te da a ti lo que le pase?
Decidí salir y pasar delante de él. Pero ni me miró. ¿Qué le pasa a éste?Me senté en una mesa. Estaba a dos mesas de la de Malfoy. Quería ver si se levantaría a amargarme como hace siempre. No porque me interese saber si está mal. Para nada.Pero Malfoy siguió inmóvil, mirando al vacío. Empecé a preocuparme.
- Hermione, ya basta. A ti no te importa si le pasa algo. Es un imbécil - me autoreñí de nuevo.
Decidí ignorarlo y ponerme a leer. Tenía razón, si le había pasado algo no era de mi incumbencia.
Pasó el tiempo, y ya era casi la hora de cenar. Luna ya se había ido hace un rato. Sólo quedaban Malfoy y su mal humor en la biblioteca. Comencé a recoger. Pero de repente alguien golpeó la mesa con las dos manos. Me sobresalté.
- Vaya Granger, no sabía que te gustaran tanto los pobretones - me escupió Malfoy. Tenía los ojos abiertos como platos, y me miraba con agresividad. - ¿De qué demonios estás hablando? - contraataqué. No sé de qué me hablaba, pero no iba a dejar que me hablara así.
- Te he visto, Granger. Te he visto con uno de los Weasley tonteando.
Me quedé petrificada al oír eso. ¿Habrá visto el beso? No lo creo. Entonces ¿a qué se refería? Y sobre todo, ¿por qué se ponía así?Decidí seguirle el juego.
- Bueno, ¿tienes algún problema? - le solté.
Vi como Malfoy apretaba más los puños.
- ¿Yo? Para nada. Simplemente pensé que tenías mejor gusto - se defendió Malfoy - Aunque bueno, siendo una sangre sucia qué puedo esperar de ti. Además, tampoco eres muy agraciada.
Me mató. Esas palabras me habían matado. Nunca me consideré guapa, y si alguien me decía que no lo era tampoco me importaba demasiado. Pero esta vez sí. Sentí como me destruía por dentro. Pero no. No iba a permitir que Draco disfrutara viéndome destrozada.
- Vaya, pues que suerte que un chico tan maravilloso como George se fije en una chica tan fea como yo - le sonreí y le guiñé un ojo.
Malfoy se sorprendió al ver mi reacción. Pero entonces, se puso aún más agresivo.
- ¡¿Ese?! ¡¿Un tío maravilloso?! ¡Pero si es un payaso! - chilló Malfoy.
- ¿Pero a ti qué más te da? - pregunté enfadada.
Malfoy permaneció callado, como intentando buscar una respuesta.
¿Pero qué le pasaba? ¿Qué más le dará a Malfoy con quién esté? Estaba muy confusa. Como ya era la hora de cenar, cogí mi libro y mi chaqueta y caminé hasta la puerta, sin dirigirle una mirada a Malfoy, que seguía de pie, inmóvil. Abrí la puerta, y cuando estaba a punto de salir algo me agarró por el brazo.
- No lo pienso permitir - juró Malfoy. Me agarraba sólo un brazo, pero me sentía incapaz de huir. Estaba muy cerca de mí, mirándome fijamente a los ojos. Con esos ojos fríos como el hielo. Me sentía indefensa.
Me soltó el brazo bruscamente y salió por la puerta. No entendía nada de lo que acababa de pasar. ¿A qué se referirá?- Mal Draco, mal. ¿Qué demonios acabas de decir? - me dije a mí mismo.
Acababa de decirle a Granger: "no lo permitiré" ¿Que no voy a permitir el qué? ¿Que salga con George? Que más me dará a mí lo que haga esa sangre sucia. Entonces ¿por qué le he dicho eso? Maldita sea. Estaba muy enfadado.
Caminé a gran velocidad hacia el comedor. Allí estaban Crabbe, Goyle, Pansy y.. Blaise. Genial, estaba Blaise. Mi día ya no podía ir a peor.
- ¿Qué pasa Draco, hermano? - me saludó el Slytherin - te veo algo tenso, ¿ha ocurrido algo?
- Nada que te importe - le solté a Blaise secamente.
- Bueno, tranquilízate compañero - dijo Blaise.
Por suerte, Blaise no me habló más en toda la cena. Blaise y yo nos conocimos hace tres años en Hogwarts, eramos buenos amigos. Todo iba bien hasta que Blaise empezó a competir conmigo, en todo. En los estudios, por el puesto de capitán en quidditch, por el puesto de prefecto de la casa de Slytherin, por las mujeres. Y así en todo, siempre.
Miré hacia la mesa de Gryffindor. Ahí estaba. La estúpida de Granger, sentada a lado de George. Sentí como la sangre me hervía. Tenía ganas de levantarme de la mesa e ir hasta George para arrancarle la cabeza. No sé por qué, pero quería hacerlo.
Cuando se terminó la cena, vi a Granger dirigirse sola hacia el jardín. Yo me dirigía hacia la sala común de Slytherin, hasta que vi como George empezó a seguir a Granger.
- ¡No! No lo pienso permitir - dije en alto sin darme cuenta. Cambié de rumbo y comencé a seguir a Granger también.
- Pero ¿y éste a dónde va? - le preguntó Blaise a Pansy.
Pansy miró al suelo con tristeza.
- No lo sé.. Desde que llegó está muy raro. Y casi no ha estado conmigo - balbuceó la chica.
- Tranquila Pansy, Draco sólo tiene ojos para ti - dijo Blaise para animarla - por cierto, ¿has hablado con él ya de ese tema?
- No, no he podido estar a solas con él aún - respondió la joven.
Los Slytherin siguieron caminando hasta su sala.Mientras yo seguía cautelosamente a Hermione, que ésta estaba siendo seguida también por George.¿Qué te está pasando Draco? ¿Por qué estás persiguiendo a Granger? Me sentía estúpido haciendo esto. Pero me negaba a dejar a George y a Granger solos. Jamás.
Hermione se sentó en un banco. Abrió el libro que tenía en la mano y comenzó a leer.La situación era muy absurda. Mientras Granger estaba sentada leyendo, detrás estaba George escondido espiándola, y a pocos metros de George estaba yo espiando a los dos. Me sentía realmente estúpido.
De repente, George salió de su escondite y se acercó a ella.
- Buenas noches bella dama - dijo George imitando a un caballero.
Hermione se sobresaltó. Al ver que era George le sonrió.
- Estúpida Granger, ¿por qué le sonríe a ese payaso? - blasfemé en bajo.
George se sentó cerca de ella. Demasiado cerca. Apreté los puños con fuerza, pero decidí esperar a ver como trancurría la situación.
- Buenas noches George, ¿qué haces aquí? - preguntó sorprendida Hermione.
- Nada. Estaba dando una vuelta y te vi sentada - mintió George.
¿Pero cómo era tan mentiroso? Si le había seguido todo el rato.
- Maldito Weasley, será embustero - bufé en bajo.
- Y ¿tú qué haces aquí, Her? - preguntó con interés el pelirrojo.
- Me gusta leer en el jardín cuando se ven las estrellas. Me parece algo precioso - confesó Hermione con timidez.
George se acercó aún más. Agarró la cabeza de la chica por la barbilla suavemente con una sola mano, y la miró a los ojos.
- ¿Sabes, también, qué es precioso?
- No, no y ¡NO! - no aguanté más. Salí de detrás de la columna y me dirigí con paso firme hacia ellos, que me miraban con la boca abierta y los ojos como platos.
No se muy bien qué estaba haciendo. Ni que les iba a decir cuando llegara hasta ellos. Pero no podía aguantar más. Ese estúpido de Weasley. Estaba a punto de.. ¿declararse? ¿besarla quizás? No, no lo pensaba permitir.
- Malfoy.. qué.. ¿qué haces ahí? o mejor dicho, ¿qué hacías detrás de la columna? - preguntó Granger totalmente confusa.
- No, la pregunta es ¿qué estabas intentando hacer? - ataqué a George.
Estaba tan agresivo que pensé que mis ojos iban a estallar de rabia.
- ¿Yo? Estaba hablando con Hermione, nada más. Métete en tus asuntos Malfoy - me soltó George bruscamente. Se levantó y me hizo frente. Pretendía intimidarme.
- ¿Hablando? No creo que tus intenciones fueran hablar con ella, ya que la seguiste hasta aquí.
George miró a Hermione con nerviosismo. Me echó una mirada asesina.
- ¿Y tú qué? ¿Qué haces aquí? ¿Qué quieres? - me preguntó George con furia. Estaba enfadado. Pero no me importaba.
- ¿Que, qué quiero? - no sabía ni yo lo que quería. Maldita sea, no sabía porque estaba haciendo todo esto.
- Chicos, parad por favor.. - rogó Granger. Me miró a los ojos, rogándome que me tranquilizara.
Estúpida Granger, no sé por qué, pero me tranquilicé. Volví a mirar a Granger, le hice un gesto con la cabeza, avisando de que no hiciera nada. Ella asintió.
Me di la vuelta, con intención de irme. Pero el payaso de Weasley me agarró el hombro para detenerme.
- Vaya Malfoy, ¿ya está? ¿te vas así, sin más? - se burló.
Hice un movimiento brusco con el hombro, y me soltó.
- Aléjate de ella, Weasley. Estás avisado.
No me di la vuelta para mirar la cara del pelirrojo, ni tampoco la de Granger. Comencé a caminar sin rumbo. Lo único que quería era alejarme de allí.Me encontraba en mi habitación, echada en la cama. Trataba de buscarle lógica a lo que acaba de ocurrir.George me había perseguido para decirme algo. O eso creo. Y Draco había perseguido a George porque George me estaba persiguiendo a mí. Había sido algo muy extraño. Pero lo que más extraño me pareció, fue el comportamiento de Malfoy. "Aléjate de ella", le había dicho a George. ¿Por qué Malfoy se estaba comportando así? Se supone que me odia.
- ¿Por qué? ¿Por qué? ¿Por qué? - empecé gritar en alto mientras suspiraba.
- ¿Hermione? ¿Estás hablando sola?
Miré hacia la puerta y vi a Ginny asomando la cabeza por la puerta de mi habitación. Me miraba asustada, como si estuviera chiflada. Pues casi, porque me estaba volviendo loca con todo esto.
- Estaba pensando en alto, lo siento. ¿Querías algo? - pregunté con curiosidad.
La pelirroja sonrió y entró. Cerró la puerta y se sentó en el borde de la cama. Me miraba con ojos centelleantes, algo poco común en ella.
- Hermione.. ¿qué te traes con George? - me dijo Ginny con tono pícaro.
Enrrojecí tanto que me ardían las mejillas.
- Esto.. No sé.. ¿de qué hablas? No entiendo de que me hablas ¿me quieres explicar de qué hablas? Porque no sé a que te refieres.. - empecé a decir con nerviosismo.
Ginny empezó a reírse.
- Tranquila Hermione, lo sé todo. Sólo quería ver tu reacción al preguntarte por mi hermano - me decía Ginny entre carcajadas - y si, por un casual, George te invitara el viernes a ir a Hogsmeade a pasar la tarde.. ¿le dirías que sí?
La pelirroja estaba impaciente por oír mi respuesta. Parecía que de un momento a otro, iba a saltar de alegría.
Vaya, no me lo creía. George invitándome a una especie de cita. La verdad que hoy había estado muy cómoda con él. De repente, dejé de sonreír."- Aléjate de ella Weasley. Estás avisado"Me vino inmediatamente ese recuerdo a la mente. Poco antes de que dijera eso, Malfoy me había hecho un gesto rogándome que no hiciera nada con él. Y yo había asentido. No sabía por qué lo había hecho, Malfoy no es nadie para controlar mi vida. Pero aún así, me sentía mal.
- No sé Ginny.. Tengo que pensarlo - dije al fin.
Ginny me miró confusa. Ella se esperaba un "sí, claro que quedaré con él". Yo también estaba esperando esa respuesta. Pero no podía, antes tenía que hablar con Malfoy y que me explicara a qué se debía su actitud.
- Está bien. No le diré nada, pero cuando te lo pida, espero que tengas las cosas claras - me dijo Ginny comprensivamente - ¿quién es?
La miré confundida.
- ¿Que quién es? ¿de quién me hablas? - pregunté confusa.
- Que, quién es el otro chico que te gusta.
Me quedé petrificada. ¿Qué acababa de decir? ¿el otro chico que me gustaba? Pero, ¡por Merlín! No tenía nada que ver. Si aún no tenía claro si quedar con George, era por Malfoy. ¡¿Qué?! ¿Que él era el otro chico? ¿Gustarme, a mí, Malfoy? JÁ.
- Hermione, Hermione. ¿Qué pasa? Estás poniendo caras raras - preguntó Ginny preocupada - si no me lo quieres decir, no pasa nada.
- ¿Qué? No, no Ginny. No es eso. Es que no hay otro chico - le dije a la chica con tono despreocupado.
- Bueno.. - me miró con recelo - está bien. Me voy a dormir ya. Hasta mañana Her.
Me despedí de ella y salió por la puerta. Estuve toda la noche pensando en lo que me había dicho Ginny. Qué tontería. Era imposible que a mí me gustara Malfoy. Siempre nos habíamos llevado fatal. Y él siempre había sido un imbécil. Sería de idiotas que me gustara.
- Puf, ¡menuda tontería! - me dije. Me dormí enseguida.
Esa noche soñé con Draco Malfoy.
...
Bajé de de mal humor a desayunar. Tenía mala cara, y mis pelos hacían juego con ella. Me senté a lado de Harry refunfuñando. No saludé ni miré a nadie.
- Vaya Hermione, ¿te peleaste con la almohada? - se burló Ron.
- ¿Qué te pasa? ¿Has tenido pesadillas esta noche? - preguntó Harry preocupado.
Suspiré. Había soñado con Malfoy. Después de haber estado toda la noche mentalizándome de que era imposible que Malfoy me gustara. Lo peor de todo, es que en el sueño.. En fin.. Me parece que nos besábamos.
- Sí.. Algo así.. - bufé.
Cuando terminamos de desayunar, nos dirigimos a clase de pociones. Vi que Malfoy venía solo en dirección contraria, por lo que decidí aprovechar para hablar con él.
- Chicos, ir yendo. Creo que me he olvidado el libro de pociones - mentí.
- Como se nota que has dormido mal. Está bien, nos vemos allí - dijo Ron.
Me escondí detrás de una columna a esperar. Al poco vi una melena rubia pasar por delante. Lo agarré por el brazo y tiré de él bruscamente.
- Pero.. ¿Granger qué demonios estás haciendo? - me bufó Malfoy.
- Tengo que hablar contigo. Y me imagino que no querrás que tus amigos te vean hablando con una "sangresucia".
- Muy aguda, Granger - se burló - a ver ¿qué quieres? espabila, que hay otras chicas que también requieren mi atención.
Fruncí el ceño. Será imbécil. Yo no quería hablar con él por gusto, era algo urgente.
- Quiero hablar de lo de ayer - solté por fin - quiero que me lo expliques.
Malfoy cambió de expresión y dejó de sonreír. Me miró con furia.
- ¿Qué pasa? Odio a Weasley, eso es todo.
¿Eso es todo? Sentí como me deprimía. Pero intenté mantenerme seria.
- Entonces, ¿qué más te da que yo esté con él? Si a mí también me odias - le dije con rabia.
Draco me miró fijamente, sin pestañear.
- Ah ¿sí? - comenzó a acercarse a mí.
Empecé a retroceder para huir de él, pero me topé con la pared. Él apoyó sus dos manos en la pared, acorralándome. Tenía su cara muy cerca de la mía. Podía ver sus ojos azules, pero no eran los mismos ojos. Hoy no eran fríos y sin sentimiento. Sentí su respiración en mi frente. Sentí como las piernas me fallaban.
- No.. No.. Por favor - rogué.
Draco sonrió pícaramente.
- No ¿qué, Granger?
Comenzó a agachar la cabeza lentamente hacia la mía.No sabía qué hacer, estaba nerviosa. Quería huir de allí. Pero a la vez.. quería. Quería que me besara. Lo deseaba. Me estaba volviendo loca. No podía pensar con claridad.No podía huir, mis piernas no respondían. Lo único que pude hacer, fue cerrar los ojos y esperar.Me sentía poderoso. Tenía a Granger enfrente de mí, derritiéndose, deseando que la besara. Pero yo no deseaba besarla. Necesitaba besarla. Me encontraba flotando en una nube, donde sólo estábamos ella y yo. No me importaba si nos odiábamos, ni me importaba si era una "sangresucia". No me importaba si quiera que la chica a la que estaba a punto de besar, era Hermione Granger. Al ver como sus mejillas enrojecían, y sus piernas casi no la mantenían en pie, me entraron aún más ganas. Lo iba a hacer, la iba a besar. No me importaban las consecuencias. Pero oí alguien hablar, lo que provocó que me cayera de la nube.
- Y ¿decís que ha ido a su habitación a buscar un libro?
Era la irritante voz de George. Estaba hablando con alguien. Granger lo había oído, ya que también salió del estado de coma en el que se encontraba, pero tenía cara de estar preocupada, como si supiera de que estaba hablando George.
- Eso fue lo que nos dijo a nosotros. Pero acabamos de hablar con Lavender, que ha estado toda la mañana en la habitación, y nos dijo que Hermione no apareció por allí, ni tampoco se la había encontrado de camino - era Potter. Así que intuí que el otro Weasley estaría también.
Miré extrañado a la chica, pero cuando me di cuenta ya no estaba apoyada en la pared.
- ¡Chicos! - gritó Hermione tras salir de detrás de la columna - perdón por tardar. Es que, cuando estaba yendo hacia mi habitación, me acordé de que me había dejado el libro ayer en la biblioteca.
- Vaya Hermione, me estaba empezando a preocupar - escuché al estúpido de George.
- Bueno, vámonos ya que la clase ya habrá empezado - ordenó Potter.
- Está bien - dijo Granger - nos vemos luego, George.
Vi, desde detrás de la columna, comos los 3 de Gryffindor comenzaron a caminar. Yo decidí irme a la biblioteca a esperar a mi siguiente clase. Pero cuando estaba dándome la vuelta, oí de nuevo esa exasperante voz.
- Hermione, espera. Quiero hablar contigo.
Me detuve en seco, y rápidamente volví a mi sitio de espionaje. Observé como Granger se acercó lentamente a George, mirando de reojo a la columna donde me encontraba oculto.Ella sabía que lo estaba viendo todo.
- Dime, ¿qué quieres hablar? - dijo algo cortada Granger.
- Bueno.. - comenzó George a decir. Vi como agarraba las manos de la chica. Eso hizo que apretara con fuerza los puños y me tensara. Esperaba que George no se atreviera a.. - me gustaría invitarte mañana a dar una vuelta por Hogsmeade. ¿qué me dices?
Se produjo un silencio en el ambiente. Un silencio eterno, como si estuvieran pasando horas y no segundos. Parecía que el tiempo se había detenido para mí. Estaba esperando oír la respuesta de Granger, pero sólo conseguía oír a mi corazón palpitando con fuerza.
Granger no decía nada, estaba mirando el suelo, con la cara inexpresiva. No decía nada.Alzó la mirada. En aquel momento, nuestras miradas se cruzaron. Quería gritarle que no lo hiciera, o por lo menos hacerle un gesto como ayer. Pero estaba demasiado lejos, y no pensaba volver a aparecer de repente de la nada.
- ¿Hermione? - saltó George, haciendo que el tiempo volviera a transcurrir - me gustaría que me dieras una respuesta - rogó el pelirrojo.
Ella alzó la vista y le miró a los ojos.
- Está bien, acepto.
Había dicho que sí. Sentí como mil agujas se me clavaban en el corazón. Sentí como los ojos empezaban a arderme a la par que lo hacía mi sangre de rabia. No entendía porque me afectaba tanto. Sólo sabía que me quería ir de allí.
La miré por última vez. Vi a George hablando con ella efusivamente. Pero no sabía de qué, porque no lo estaba escuchando. Y ella tampoco. Ella me estaba mirando a mí, con ojos entristecidos. Parecía que me estaba pidiendo que la perdonara. Pero estaba tan sumamente frustrado que la ignoré y comencé a caminar en dirección contraria a ellos por detrás de las columnas para que no me vieran.
Estaba destrozado. Pero seguía sin entender por qué. ¿Por qué demonios me importaba tanto lo que hacía Granger? Había estado a punto de besarle. Yo a ella. Después de haber estado casi siete años diciéndole que sentía asco hacia ella. Siete años amargándole la vida a Granger. Claro que, en esos siete años, se la había amargado a muchos más. Aún así, con ella era diferente. Me divertía meterme con ella, pero no por hacerla sufrir. Si no porque me encantaba verla enfadada. Pero ¿por qué? Maldita sea, ¿por qué? ¿qué me estaba pasando?
Comencé a marearme, incapaz de encontrar una respuesta. Me detuve y miré a mi alrededor. Había estado tan absorto pensando que no me di cuenta de que había salido de Hogwarts. Estaba bastante lejos, ya que podía ver el Lago Negro. Pude divisar una figura a lado del lago. Decidí acercarme. Confirmé que se trataba de una persona, que estaba sentada en una manta y a lado una cesta de picnic.¿A qué loco se le ocurriría hacer un picnic en el Lago Negro? Cuando me acerqué, resolví mi duda. Se trataba de Luna Lovegood. Obviamente, ¿quién si no?Estaba mirando el lago fijamente, mientras sonreía. Sí, definitivamente estaba loca. Inesperadamente, se levantó una ráfaga de viento, que hizo que su cesta volara bastante lejos. Más concretamente, acabó a lado mío. Oí como Luna se reí, y me saludaba con la mano. Luego se levantó y comenzó a caminar en mi dirección para recoger su cesta.Ya que la cesta estaba a lado mío, no me importó recogerla y meter dentro las cosas que se habían caído en el vuelo.
- Oh muchas gracias Señor Malfoy, es usted muy amable - me dijo Lunática con una sonrisa de oreja a oreja.
¿Señor Malfoy? ¿Desde cuándo me trataba de señor?
- No importa - Le entregué la cesta. Me disponía a seguir con mi paseo sin rumbo, cuando Luna me agarró el brazo.
- ¡Oh! ¡Qué curioso! - soltó la rubia - Se ha ido.
Arqueé las cejas.
- ¿De qué hablas? - le dije asperamente.
- El Wrackspurt. Se acaba de ir volando ahora mismo. Se ha ido porque me ha ayudado ¿no lo ha visto? - dijo la loca emocionada y saltando de alegría.
- No, no he tenido la suerte de verlo - ironicé.
- Me alegro mucho Señor Malfoy. Ahora ya podrá pensar con normalidad.
Pensar con normalidad. La verdad es que ahora que estaba más calmado, podía pensar mucho mejor y con más claridad. Pero para nada se trataba del Wracpors ese. Menuda tontería. Cuando me di cuenta, Luna ya no se encontraba ahí. Ni sus cosas. Había desaparecido.
- Qué chica tan rara - mascullé.
Ahora que estaba más tranquilo, decidí sentarme y comenzar a razonar tranquilamente.Pensé en Granger. Como me sentía cuando cuando la veía, cuando hablaba con ella, cuando discutíamos. El momento en que casi la beso. Ella estaba sonrojada e indefensa. Como en mi sueño.Esa noche, no sabía muy bien por qué, pero había soñado con Granger. Al principio me gustó, ya que también intentaba besarle mientras ella rehuía. Pero entonces ella desaparecía, y detrás de mí aparecía George, con Granger entre sus brazos, mientras reían vilmente. Estúpido Weasley. Verle era lo que me sacaba de quicio. No, no era eso. Era verle con Granger. Pero seguía sin saber por qué.
- Estúpida Granger - bufé en bajo. Pero acabé sonriendo, sin motivo alguno.
Tal vez, sólo tal vez, era que Granger me estaba a empezando a importar. Que ya no la odiaba tanto, por no decir nada.
- ¡Qué estupidez! - me burlé en alto.
Pero creo que había hallado con la pieza correcta del rompecabezas.
Miré fijamente el libro, tratando de concentrarme. Ese día nos habían puesto un trabajo de pociones a los de 6º y 7º curso. Yo decidí hacerlo con Ginny, ya que Harry y Ron se pusieron juntos. Ginny y yo pensamos en dividir el trabajo en dos y que cada una hiciera una parte. Ella ya iba por la mitad. En cambio yo, sólo había escrito "efectos del Veritaserum". No era capaz de concentrarme. Tenía la cabeza en otro lado.
- ¿Hermione? - me sobresalté - ¿te ocurre algo? Llevas un buen rato evadida - miró mis hojas - Y sólo has escrito tres palabras.
Me di cuenta que Ginny me observaba preocupada. Quería contarle que me pasaba, pero no fui capaz de encontrar una razón concreta. George me había invitado a ir mañana a Hogsmeade, algo que me hacía muy feliz. Era algo genial, me gustaba mucho estar con él. Pero a la vez estaba deprimida. Más deprimida que feliz. Sí, sabía de sobra que la causa era Malfoy, pero no el por qué. Me estremecí al recordar como Malfoy tenía sus ojos clavados en mí, fulminándome con la mirada, cuando George me invitó. En ese momento sentí como si debajo de mis pies se hubiera abierto un agujero. Fue entonces cuando miré a Malfoy, esperando que él me tendiera su mano para ayudarme a salir del agujero. Pero no lo hizo. Por lo que tuve que aceptar. No tenía escusa alguna que darle a George. Claramente no acepté por obligación. George era un encanto conmigo, y estaba totalmente segura de que, si me lo proponía, me acabaría gustando George. Pensé en la situación que se había producido minutos antes con Malfoy, no tenía lógica alguna. Me había intentado besar, y yo no había trataba de impedírselo. Yo pensé que él me odiaba. Yo estaba segura de que yo le odiaba.
Volví a la realidad cuando sentí la mano de Ginny estrechando la mía, como gesto de preocupación.La miré y le sonreí.
- Tu hermano me ha dicho que vaya con él a Hosgmeade mañana, y he aceptado.
Ginny cambió la expresión de preocupada, a una jovial sonrisa. Me abrazó efusivamente.
- ¡Hermione! ¡Eso es genial -gritó la pelirroja.
Oímos un fuerte carraspeo que provenía de Madame Pince, ordenándonos silencio.Ginny se rió en bajo. Me agarró el brazo y me arrastró fuera de la biblioteca, tirando bruscamente de mí. Me volvió a abrazar.
- Estoy muy contenta, Hermione - me lanzó una mirada con recelo - y ¿vas a seguir sin decirme el nombre?
Sabía que se refería al nombre del, supuesto, otro chico. Claro. Le diría "Sí, es Draco Malfoy. El mismo que me odia, y me hace la vida imposible". Y luego añadiría "ah, y antes casi nos besamos". Seguro que a Ginny le parece todo muy normal y lógico. Además, ni yo misma sabía si me gustaba Malfoy o lo odiaba.
- Ya te he dicho que no hay ningún otro - le insistí.
- Vamos, ¿en serio vas a mentir a tu mejor amiga? - me espetó - si no me lo quieres contar, dímelo, pero no me mientas.
Me quedé muda. No quería mentir a Ginny, pero no sabía como explicar algo que ni yo misma entendía.
- Ginny, yo.. - suspiré - no puedo explicarte nada porque ni yo misma lo sé.
Ella me miró. Parecía que estaba mucho más tranquila.
- Pues cuando lo sepas, espero que yo sea la primera en saberlo, si no, te lanzaré un cruciatus - bromeó. Pero luego se volvió a poner seria - Ante todo, no le hagas daño a George, ¿vale?
Asentí. Era normal que Ginny estuviera preocupada. Pero por lo menos, no se había enfadado.
Pasamos tarde y noche en la biblioteca acabando el trabajo. Al hablar con Ginny del tema, me sentí más aliviada, y fui capaz de terminar mi parte del trabajo. Al estar distraída, no pensé más en el tema. George se había pasado por la tarde a traernos algo de comer y a ayudarnos.Vi como por la puerta entraban Crabbe y Goyle. Por un momento se me paró el corazón, mientras no apartaba la vista de la puerta. Pero no apareció. Malfoy no estaba con sus amigos. Estará con Pansy, me dije. Pero cuando seguí a los dos Slytherin con la mirada, vi que se sentaban en una mesa. En esa mesa estaba Pansy. No me había dado cuenta, pero llevaba ahí toda la tarde. Sentí como se me formaba un nudo en el estómago. Estaba preocupada. No había visto a Malfoy en toda el día desde el incidente. Decidí tranquilizarme. No creía que le hubiera pasado nada.
Me encontraba ya en la cama. Habíamos terminado el trabajo y nos había quedado perfecto. Pero yo seguía con el nudo en el estómago. Me di la vuelta y me dispuse a intentar dormir. Ya era tarde, seguro que Malfoy estaba bien y estaría durmiendo ya. Mañana lo comprobaría.
...
Ahí estaba. Sentado en su mesa de siempre. Suspiré aliviada al ver a Malfoy. Aproveché que estaba solo para acercarme.
- Malfoy - no se giró - ¿Malfoy?
Le toqué el hombro para que reaccionara.
- No me toques, sangre sucia.
Aparté la mano rápidamente como si me hubiera quemado. Ni si quiera se dio la vuelta para mirarme. ¿Me había llamado sangre sucia? Viniendo de él no me sorprendería. Pero sabía que si me lo había llamado, era porque estaba enfadado.
- Malfoy, quiero hablar contigo - le dije con el mejor tono que me salió - sobre lo de ayer..
Entonces se dio la vuelta y me miró. Volvía a tener sus característicos ojos fríos y sin sentimiento.
- ¿Qué Granger? Vamos, ¿no te creerías en serio que te iba a besar, no? - se burló Malfoy.
Me miraba desafiante. Parecía que lo estaba diciendo en serio.
- Bueno, yo.. - balbuceé.
Pero me interrumpió.
- Me das asco, Hermione Granger. Jamás me acercaría a ti - se levantó y se fue por la puerta.
Noté como mi corazón se detenía. Como si alguien me hubiera clavado un puñal en él. Estaba totalmente fría, no era capaz de reaccionar. Mis ojos se humedecieron. Era una estúpida. Una auténtica estúpida. ¿Cómo pude pensar que Malfoy podría sentir algo por mí que no fuera odio? Se había reído de mí. Una vez más. Pero esta vez se había pasado. Le odiaba. Le odiaba muchísimo.Comencé a apretar los puños con rabia, pero alguien me los agarró.
- Her, ¿qué te pasa? - era George. Estaba asustado. Lo abracé. Era lo único que quería en ese momento. Él me estrechó con fuerza y me besó la cabeza - No llores, por favor. No puedo verte así.
Me sentía despreciable. No sólo por lo de Malfoy. Si no por George. Había estado a punto de rechazarle, cuando él siempre había sido agradable conmigo, me había apoyado en momentos difíciles, me había hecho reír. Y ahora estaba aquí, intentando consolarme. Me odiaba. Pero sobre todo odiaba a la escoria de Malfoy, por haberme llenado la cabeza de ideas estúpidas.
- Menos mal, has dejado de llorar -dijo George aliviado- Me tengo que ir a dar clase a los de 1º curso. ¿Te gustaría acompañarme y ver lo mal que lo hago? Hablaré con Snape para que puedas faltar a clase. Además, así seguro que te animas - bromeó George.
Sonreí. Me hacía muy feliz que George se preocupara tanto por mí.
- Está bien. Pero si me prometes que luego vamos directamente a Hogsmeade - le dije. No quería quedarme en Hogwarts, por miedo a ver a Malfoy. No quería verle.
George sonrió de oreja a oreja.
- Te lo prometo, enana -me dijo mientras me hacía una caricia en la cabeza- y ahora, vámonos - me dio la mano y comenzamos a caminar - Ya verás, tengo a todas las niñas de 1º enamoradas. Espero que no te pongas celosa.
Intenté parecer indignada. Pero fue inútil. Nos empezamos a reír a carcajadas. Me había parecido ver a alguien detrás de la columna, pero no le presté mucha atención.
No volví a acordarme de Malfoy en toda la mañana. Me lo había pasado genial en clase con George. Todos los niños de 1º curso lo adoraban. Se pasaban toda la clase contando chistes o haciendo bromas. Pero cuando explicaba, lo hacía tan bien que conseguía que me quedara con la boca abierta. Estaba realmente impresionada de lo bien que lo hacía. Era increíble. Me utilizó como su "ayudante". Todos los niños me llamaban "profesora". Me sonaba extraño, pero a la vez me gustaba. Estaba encantada. No sé qué hubiera sido de mí esa mañana si no hubiera estado con George.
Llegamos a Hogsmeade. Hacía muy buen día, por lo que decidimos pasear.
- ¿Has visto que maravilloso profesor soy? - me dijo George de repente con tono de superioridad bromeando.
- Oh, sí. Y la chica que tenías en primera fila la tenías loca, no te quitaba ojo - bromeé.
- Ya te lo dije. Tienen el profesor más guapo de todo Hogwarts, normal que estén todas locas por mí - dijo George haciéndose el creído.
En ese momento me acordé de Malfoy. Ese sí que era un auténtico egocéntrico, se creía el más guapo de Hogwarts. Aún estaba dolida. Recordé sus palabras. Sentí un profundo vacío en mi interior.Agaché la cabeza con tristeza sin darme cuenta. George se percató.
- ¿Sabes? a mí me tiene loco otra persona - George miró hacia arriba, como huyendo de mi mirada.
Sabía que se refería a mí, por lo que sentí como mis mejillas ardían de vergüenza. Noté una mano, que se aferraba a la mía suavemente. Miré a George, que ya me estaba mirando, mientras me dedicaba una sonrisa tierna. Se detuvo y me agarró la barbilla con suavidad como había hecho el otro día en el jardín.
- Me gustas mucho, Hermione.
No me lo podía creer. Sentí como en mi estómago se mezclaban diferentes sentimientos, al compás del temblor de mis piernas. No sabía qué hacer, ni qué decir. Era tan feliz. Estaba segura de que él a mí también me gustaba.
Pero aquel ambiente romántico se rompió de golpe, ya que vi algo detrás de George. Más bien, a alguien. ¿Malfoy?De nuevo me encontraba en la misma situación que hace dos días. Espiando a Granger. Parecía ya costumbre.Todavía recuerdo ese punzante dolor en el corazón al oír a Granger."-Está bien, acepto"Ese día me di cuenta, más bien, me admití por fin a mí mismo, que Granger había comenzado a importarme. Que ya no la odiaba, aunque en realidad, creo que nunca llegué a odiarla de verdad. Esa idea me asustaba. La posibilidad de que alguien fuera capaz de importarme, y que ese alguien fuera Hermione Granger, me aterraba. Me había criado en un ambiente cargado de miedo y tensión. Mi padre jamás me había dado cariño, ni se había preocupado por mí. Era, mi madre, la única persona que me enseñó el concepto de "amor", y había sido muy tenuamente, ya que sólo podía estar con ella pocas veces.
En conclusión, no tenía ni idea de qué era el amor. En ese momento, lo único que sabía de él, era que dolía.Estaba totalmente atemorizado. Decidí que lo mejor era ignorarla, mantener las distancias con ella. Pero sabía que no iba a ser nada fácil, ya que, estaba seguro, de que mañana Granger querría explicaciones de mi comportamiento. Lo había decidido. Volvería a ser el Malfoy de hace un año, aún más insoportable y cruel. Así, conseguiría alejarla y yo no tendría que sufrir. Bueno, no tendría que sufrir en el futuro, porque el simple hecho de tener que ser cruel con ella, me hundía aún más. Pero lo tenía decidido.
Y así fue, cuando ella se acercó a mí en clase de pociones."- Me das asco, Hermione Granger. Jamás me acercaría a ti"Me sentí despreciable por haberle dicho eso, me daba asco a mí mismo. Me partí en dos cuando vi sus ojos al oír esas palabras. El brillo característico de ellos se había evaporado. Eso hizo que me derrumbara por completo, obligándome a irme de allí. Definitivamente era despreciable.
Cuando llegué al Lago Negro, me senté en el mismo lugar de la última vez. Había un árbol enorme, cuyas raíces, también gigantes, asomaban al exterior. Una de ellas tenía un surco, que era donde yo me sentaba. Era un sitio tranquilo, situado a lado del Lago Negro. Además, si alguien pasaba por allí, no me vería, ya que las ramas me ocultaban. Decidí establecerlo como mi "lugar de pensar".Recordé, entonces, que hoy era viernes. Hoy era la cita de Granger con George. Sentí un pinchazo en el corazón, y como mis ojos resquemaban. No, no podía ir. Ya no era de mi incumbencia. Tenía que pasar de Granger. Pero el pinchazo se agudizó aún más.
Y ahí me encontraba. Espiándola de nuevo. No había tardado ni diez minutos en llegar a Hogsmeade. Maldita sea. ¿Por qué soy tan débil? No tendría que haber venido. Los encontré dando una vuelta. Observaba la escena desde muy lejos, así que no podía escuchar su conversación. George le había agarrado la mano. Sentí como me empezaba a enfurecer.
- No tendría que haber venido - me dije.
Decidí marcharme. Pero entonces, nuestras miradas se cruzaron. El tiempo se detuvo, sólo para nosotros. Me estremecí al ver que el brillo de sus ojos no había vuelto. Apreté el puño con fuerza. Era todo por mi culpa.
- Granger.. - susurré.
Granger desvió la mirada hacia George, que le había hecho una suave sacudida para sacarla de la nube. Estaban más cerca que antes, por lo que pude oír su conversación.
- Her, ¿qué ocurre? - dijo George preocupado - Lo siento si te ha molestado lo que te he dicho. Pero necesitaba decírtelo..
Observé como el pelirrojo la soltaba de la mano. Entonces Granger reaccionó.
- No, George. No es eso.. - hizo una pausa, desviando la mirada hacia mí - Hoy no he tenido un buen día. Me encanta que me hayas dicho lo que sientes. Sinceramente, tú a mí también me gustas.
No podía aguantarlo. Me estaba hundiendo cada vez más y más. Para rematar, sentí una patada en el estómago cuando Weasley volvió a agarrar sus manos, con una sonrisa tierna. Me daban ganas de romperle la cara a ese payaso. Pero entonces, Granger habló.
- Pero.. No quiero que seamos novios, si es lo que quieres. Por lo menos de momento. Necesito tiempo para pensar.
Vi como George se entristecía, pero rápidamente volvió a sonreír con ternura a la chica. La estrechó contra ella.
- No pasa nada, Hermione. Esperaré a que te lo pienses.
Fruncí el ceño al oír las palabras del estúpido de Weasley. Pero estaba contento. Muy contento. Tanto, que esbocé una sonrisa. Vi que Granger me estaba observando, por lo que volví a ponerme serio. Pero ella lo había visto, y me respondió con otra sonrisa.
- Estúpida Granger.. - musité.
Volví a Hogwarts, no tenía nada de que preocuparme. Salvo de una cosa. ¿Qué debía hacer ahora? Sabía de sobra que, si Granger le había dicho eso a George, era por mí. Sin embargo, me había prometido a mí mismo que iba a ignorarla. Pero también estaba arrepentido por lo que le había dicho. No sabía qué hacer.Como era tarde, decidí meterme en la cama, y seguir pensando. Al poco, me quedé profundamente dormido.
...

En medio de la noche me desvelé. Eran las 4:00 de la mañana. Pero no tenía nada de sueño. Me desperté pensando en Granger, con un profundo vacío en mi corazón. Supe que eran remordimientos, por lo que le había dicho en clase de pociones. Las palabras flotaban en mi conciencia, no se iban. No podía más. La cabeza estaba a punto de explotarme. Comencé a caminar, sin saber muy bien qué estaba haciendo. Salí fuera. Monté en mi escoba y me acerqué a una ventana. La ventana de la habitación de Granger.
- Maldita sea, no sé qué demonios estoy haciendo.
Murmuré un conjuro y la ventana se abrió. Entré sigilosamente.No podía creer lo que estaba haciendo. Pero no podía aguantarlo más. Tenía que pedirle perdón a Granger.Como era de esperar, Granger estaba durmiendo. Tenía el pelo despeinado, y se podía ver su pijama. Era rosa pálido, que estaba ceñido a la perfección a su cuerpo. Me quedé hipnotizado por sus curvas unos segundos.
- Basta, has venido a disculparte, céntrate - me autoreñí mentalmente.
Me aproximé a la cama de Granger, y me senté en el borde. No sabía cómo iba a reaccionar al verme. Seguramente gritaría y se enfadaría. Lógico. No tenía sentido que estuviera ahí.De repente Granger empezó a moverse. Sus ojos se abrieron suavemente. Entonces me vio. Puso los ojos como platos. Antes de que pudiera reaccionar, le tapé la boca.
- Granger, Granger, no grites, por favor. Soy yo, Malfoy.
Al principio la vi alterada, pero al oírme decir eso se tranquilizó. Destapé su boca.
- Malfoy.. - balbuceó. Aún estaba algo dormida - ¿Qué demonios haces aquí?
- He venido.. - comencé. No estaba acostumbrado a pedir perdón a nadie. Y menos a Granger - He venido a pedirte perdón por lo de esta mañana.
Pude apreciar, en la oscuridad, que sus ojos me miraban fijamente. Estaba confundida. Tardó en reaccionar.
- Malfoy pero..
- No - le solté de repente. Sabía qué quería - No me pidas explicaciones porque no sé como explicártelo.
Pensé que se había enfadado, pero entonces habló de nuevo.
- Está bien - me dijo comprensivamente - No te pediré explicaciones. Por ahora.
Sonreí, aunque sabía que ella no me estaba viendo a causa de la oscuridad.
- Granger.. - Pero me callé. Sentí sus dedos finos sobre mi mano. Un escalofrió recorrió mi espalda.
Nuestras manos se agarraron. Ella me miraba con ternura. Quería acercarme más a ella, lo deseaba. Comencé a aproximarme a ella lentamente. Pero alguien se movió en la otra cama. Rápidamente cogí mi escoba, pero antes de salir por la ventana, le dediqué una sonrisa pícara. Había estado cerca de volver a besarla. Justo cuando salí por la ventana. Oí una voz femenina.
- ¿Hermione? ¿Qué haces despierta? - hizo una pausa - ¿Y qué hace la ventana abierta? ¿Te has vuelto loca?
Esa mañana me levanté con mucha energía, flotando de felicidad. Malfoy había venido hasta mi habitación, por la noche, sólo para disculparse. Bueno, teóricamente había sido sólo para eso. Estuvimos a punto de rememorar lo que había sucedido detrás de las columnas del pasillo, pero Lavender tiene el sueño ligero y se despertó. En ese momento me entraron ganas de asfixiarla con la almohada hasta dejarla inconsciente y volver junto a Malfoy como si no hubiera pasado nada.
Estaba verdaderamente feliz, aunque algo confundida. Tenía que darle una respuesta a George enseguida, pero antes tenía que hablarlo con Malfoy. No entendía muy bien el por qué, pero era algo que sabía que debía hacer. Tampoco estaba segura de cómo hablar con él de ese tema. Iba a ser muy incómodo y a la vez extraño. Tenía que planearlo todo perfectamente antes de actuar.
Llegué al comedor y observé que casi no había nadie. Miré instintivamente hacia la mesa de Slytherin. Y ahí estaban, esos ojos fríos, clavándose en los míos. Y de nuevo el tiempo se detuvo para nosotros. Parecía que intentaba absorberme el alma con sus ojos, mientras yo no mostraba resistencia alguna. Me percaté de que los que se encontraban en la sala me observaban desconfiados, ya que me encontraba plantada en medio de la puerta del comedor, mirando a un punto fijo. Aún así me dio igual, no quería salir de esa nube. Pero alguien no estaba de acuerdo conmigo, y me obligó a bajarme de ella con un suave zarandeo.
- Hermione, buenos días.
Me di la vuelta. Era George, que me agarraba la mano mientras me sonreía jovialmente. Le respondí con otra sonrisa sin darme cuenta.
- Buenos días George.
- ¿Qué haces aquí parada como una estatua? - se burló George - Vamos a sentarnos ya, estoy muerto de hambre.
Me arrastró hasta la mesa de Gryffindor, y nos sentamos un poco alejados de los demás.Estaba de espaldas a la mesa donde estaba sentado Malfoy, pero notaba sus ojos clavándose en mi espalda. Sabía que a Malfoy no le estaba gustando la situación. Observé como George comía. Parecía un niño pequeño comiendo. Sinceramente, George me gustaba, y mucho. Era una persona maravillosa, bastante atractivo y muy divertido. No era capaz de entender como Malfoy, quien me había estado torturando desde que llegué a Hogwarts, era la razón por la cual no estaba con George. Cuando terminamos de desayunar, todos los alumnos de 7º curso esperamos a que los demás alumnos se fueran del comedor. Dumbledore nos ordenó que nos quedáramos porque tenía que anunciarnos una noticia. Finalmente sólo quedamos los alumnos de último curso de todas las casas, Dumbledore, Snape, Mcgonagall y George.
- Queridos alumnos de último curso - comenzó a decir Dumbledore - Os he convocado porque tengo que anunciaros una gran noticia.
Observé como George, que estaba sentado a la izquierda de la Profesora Mcgonagall, me miraba mientras imitaba a Dumbledore, provocando que no prestara atención a lo que decía el auténtico Dumbledore.
- Dado que, hace 3 años, estrechamos fuertes lazos con la escuela de magia Durmstrang. Este año hemos sido invitados a pasar una semana en su escuela.
Dejé de reírme por las tonterías de George cuando oí "Durmstrang". Me había parecido oír que íbamos a pasar una semana en la escuela de magia de Durmstrang. Pero intenté tranquilizarme pensando que me estaba volviendo loca.
- Por eso, queridos alumnos, hoy mismo quiero que se dispongan a hacer sus maletas. Mañana a las 6:00 de la mañana partiremos hacia Suecia.
- ¿Qué? ¡¿Qué?! - grité histérica. Me había salido instintivamente, por lo que me tapé la boca.
- ¿Ocurre algo señorita Granger? - me preguntó el director con cara de asombro.
Toda la sala me estaba mirando. Sentí como enrojecía.
- No, no es nada - dije tímidamente.
- De acuerdo. Queda finalizada la reunión, pueden irse - ordenó Dumbledore.
Salimos del comedor y comencé a caminar dirección biblioteca, sin esperar a nadie.
No me lo podía creer. Una semana en Durmstrang. En parte, era algo genial, por supuesto. Podría conocer Durmstrang, sus instalaciones, su biblioteca. Pero había algo que no me agradaba. Viktor Krum. Hace tres años, como bien había dicho Dumbledore, vinieron alumnos de los colegios de Durmstrang y Beauxbatons a Hogwarts para celebrar El Torneo de los Tres Magos. En él, conocí a Viktor Krum, uno de los mejores alumnos de Durmstrang, y, además, uno de los chicos más atractivos. Todas las chicas, tanto de Hogwarts como de Beauxbatons, estaban enamoradas de él. Pero él no le daba importancia, y, lo más curioso, fue que él se fijó en mí. La verdad que fue algo increíble. Viktor Krum podía conseguir a cualquier chica, y aún así se interesó en una chica simplona y empollona como yo.Ese año fui con él al baile de navidad y se portó como un auténtico caballero. Actualmente sigo hablando con él a través de cartas, y es una persona muy importante para mí.El problema es que, ya tenía bastante con George y Malfoy, como para que ahora me tuviera que preocupar también de Viktor. Me iba a volver completamente loca. Bueno, más aún, si es que se podía.
- Vaya, vaya - oí como alguien se colocaba a mi lado y caminaba al mismo ritmo que yo - Así que vas a reencontrarte con tu querido Viktor Krum.
Miré sobresaltada. Era Malfoy, que me sonreía pícaramente, pero a la vez podía ver una chispa de rabia en sus ojos.
- No estoy de humor Malfoy.. - resoplé.
- ¿Qué pasa Granger? ¿No te hace ilusión volver a tu musculitos? - dijo Malfoy con burla.
Me paré en seco. Vi como Malfoy se detenía también y me miraba confundido.
- Pues la verdad es que sí. Tengo muchas ganas de estar con él.. - observé como Malfoy comenzaba a fruncir el ceño inconscientemente. Eso me gustó, por lo que seguí diciendo - Además Viktor es un caballero, fijo que me prepara una cena romántica o algo..
Observé como Malfoy apretaba los puños. Cosa que me encantó. Me encantaba ver como se enfadaba cuando me oía hablar de otros chicos. Malfoy me agarró los hombros con firmeza y me fulminaba con la mirada.
- Nunca - me espetó - No te atreverás.
- Ah ¿no? - seguí fastidiándolo - ¿y qué pasa si lo hago?
Vi como Malfoy abría y cerraba la boca, intentando decir algo. Tenía cara de preocupado, incapaz de encontrar una respuesta adecuada. Pero entonces, sonrió de lado, con malicia.
- Pues si tú te vas con el musculitos, yo ligaré con alguna alumna de Durmstrang - profundizó la sonrisa - o alumnas.
Sentí una patada en el estómago. No quería ver a Malfoy con otra, y mucho menos con más de una. Pero entonces sonreía en mis adentros. Recordé que Durmstrang es un colegio únicamente masculino. No hay ninguna mujer. Ni si quiera profesoras. Decidí callarme y seguir jugando.
- Pues adelante - la sonrisa de Malfoy se borró - A ver a cuántas alumnas de Durmstrang caen a tus pies - dije con una sonrisa burlona. Eso hizo que Malfoy se cabreara aún más y me apretara más fuerte.
- Ya verás, Granger - escupió - Mientras tú pierdes el tiempo con Viktor Krum, yo estaré rodeado de mujeres, suspirando por mí. Y te arrepentirás de haberte ido con ese imbécil.
Puse mi mano en el corazón haciéndome la ofendida. Vi como arqueaba sus cejas como signo de confusión. Aproveché ese momento para escurrirme entre sus brazos y alejarme de él. Oí como gritaba cosas como "vuelve aquí Granger" o "te vas a enterar", pero decidí ignorarlo. Igual ir hasta el colegio de Durmstrang no iba a estar tan mal como pensaba.
Entré en la biblioteca, casi no había gente. Pude ver a lo lejos una melena rubia, que leía un enorme libro de tapa rosa.
- Hola Luna - le dije en bajo mientras me sentaba en frente de ella.
Luna me sonrió y siguió con su lectura. Pude observar que se trataba de un libro de criaturas mitológicas. Dejó de leer cuando alguien entro por la puerta. Me giré y pude ver la figura de Malfoy que me echó una mirada furiosa. Miré rápidamente hacia el libro que tenía en mis manos. ¿Me había seguido hasta aquí?
- Qué adorable - me soltó de repente Luna con una sonrisa tierna.
- Perdona, ¿qué? - le dije confundida.
- Malfoy y tú - sentí como si alguien me hubiera abofeteado - Sois una pareja curiosa.
Genial. Cualquier cosa extraña del mundo mágico, para Luna era algo normal. Pero mi relación con Malfoy a Luna le parecía curiosa.
- No no , no sé qué estarás pensando, pero la respuesta es no - dije con nerviosismo mientras no levantaba la mirada de mi libro.
Luna me agarró la mano con entusiasmo, a la par que me sonreía con un destello en sus ojos. Eso hizo que me asustara.
- No Hermione, es genial.
Miré hacia la mesa donde se había sentado Malfoy. Me miraba fijamente sin pestañear, mientras pasaba las hojas de su libro. Eso hizo que me pusiera aún más nerviosa.
- Luna.. Verás.. No.. - titubeé.
- ¡Oh! ¡Qué tarde es! - Luna se levantó y cogió su enorme libro - Me tengo que ir. No creo que mi maleta se haga sola. Al menos que los Nargles de mi habitación lo hagan.. Bueno, yo creo que harían todo lo contrario - se rió Luna con dulzura.
Yo me reí con ella, intentando aparentar que sabía de que me hablaba. Vi como se alejaba y salía por la puerta. Miré de nuevo a Malfoy, pero no se percató de que lo hacía, ya que estaba concentrado en su lectura.Me quedé absorta mirándole. Sonreí al recordar su cara al hablarle de Viktor. Aún no estaba segura de qué sentía por Malfoy. Pero había una cosa que sí tenía clara. Me encantaba verle celoso.- Vamos Malfoy, date prisa - me exigió Crabbe.
- Que ya voy imbécil, estoy intentando cerrar la maleta - gruñí.
Llevaba diez minutos intentando cerrar la maleta. Crabbe decidió entrar. Arqueó las cejas al ver mi maleta.
- Malfoy, vamos a estar sólo una semana en Suecia. No hace falta que lleves tanta ropa.
Sonreí pícaramente mientras apoyaba una mano en la maleta, adoptando una posición interesante.
- Pero yo tengo que estar impresionante e irresistible para todas las alumnas de Durmstrang, pero bueno, tú eso nunca lo entenderías - me burlé.
Crabbe comenzó a reírse a carcajadas. Eso hizo que me enfureciera.
- ¿De qué te ríes, payaso? - le espeté.
- Es que.. En Durmstrang no hay chicas, Malfoy. Es un colegio masculino - dijo Crabbe intentando ponerse serio - Lo sabe todo el mundo.
Entonces me acordé de Granger. Ella. Esa estúpida lo sabía. Y no me había dicho nada para poder reírse de mí.
- ¡Maldita Granger! - dije sin darme cuenta. Observé como Crabbe abría los ojos sorprendido - Es que esa estúpida me ha mentido. Eso me pasa por fiarme de una Gryffindor - intenté disimular.
- No, eso te pasa por fiarte de una sangre sucia. Habrá que darle su merecido.
Me abalancé sobre Crabbe, agarrando su muñeca con fuerza.
- No te atrevas a tocarla - sentí como mis ojos iban a explotar de la ira y como incrementaba la fuerza con la que agarraba a Crabbe - Y ni se te ocurra volver a llamarla así.
Crabbe estaba temblando de miedo, a la vez que se encontraba confuso por la situación. Reaccioné a tiempo. ¿Qué estaba haciendo? Yo, Draco Malfoy, ¿defendiendo a Granger? Seguro que Crabbe pensaría que me había vuelto loco. Y así era.Conseguí cerrar mi maleta, y me dirigí hacia la puerta. No miré a Crabbe, que seguía en estado de shock por lo ocurrido. Antes de salir, le volví a mirar.
- La sangresucia de Granger es mía. Yo me encargo de ella - dije intentando solucionarlo. Salí de la habitación sin esperar respuesta.
Me había dolido llamarla "sangresucia". No quería llamarla así nunca más. Sabía que había metido la pata defendiendo a Granger. Y seguro que me iba a traer consecuencias. Pero sinceramente, me daba igual que pensaran de mí. ¿En serio, qué me pasa? Yo soy el príncipe de Slytherin, su fiel líder ¿y me da igual lo que piensen de mí? ¿desde cuándo?
Salí de mis pensamientos cuando divisé a Granger intentando meter la maleta en el guarda-equipajes del tren. Observé como intentaba torpemente introducirla, sin conseguirlo.
- ¿No están aquí tus perritos falderos para ayudarte? - me burlé mientras le ayudaba.
Me miró confusa. Normal. Yo nunca ayudo a la gente. Cambió la expresión al oír "perritos falderos".
- Cállate Malfoy - me reí al verla con su ceño fruncido y los brazos cruzados, como si de una niña pequeña se tratara. Pero me dejé de reír cuando me acordé de lo que me dijo Crabbe.
- Tengo muchas ganas de ver qué clase de chicas me esperan en Suecia. Fijo que todas caen rendidas a mis pies - empecé a jugar.
Observé como Granger disimuló una risita burlona.
- Oh, sí sí, estoy segura. No tendrás tiempo para todas las alumnas que hay en Durmstrang.
Será embustera. Aún seguía tratando de burlarse de mí. Pues se va a enterar de quién es Draco Malfoy.
- ¿Alumnas de Durmstrang? Vaya Granger, no eres tan lista como pensaba - observé como me miraba confundida - En Durmstrang no hay mujeres, es un colegio masculino. Yo hablo de las alumnas de Beauxbatons. Por lo visto también van a pasar una semana en Suecia. ¿No es genial?
Vi como en sus ojos se encendía una chispa de furia. No le agradaba la idea de que de verdad hubiera chicas en el colegio, y que yo ligara con alguna.
- ¿Qué, qué? Yo no he oído nada de eso Malfoy. No inventes - me dijo bruscamente.
Me encogí de hombros.
- No te lo creas si no quieres. Lo anunció antes Dumbledore mientras salíamos de Hogwarts. No lo oirías - le dije aguantándome la risa. Me encantaba ver lo enfadada que estaba Granger - Bueno, ¿qué más te da? Tú vas a estar con Viktor, y yo con algunas francesas. ¿No?
- No.. - empezó a decir Granger en bajo.
- ¿El qué Granger? - comencé a fastidiarla.
Ella apretó los puños.
- No.. No ligues con francesas - dijo un poco más alto.
- ¿Cómo has dicho? Es que no te he oído bien - me encantaba hacerla de rabiar.
Frunció aún más el ceño mientras resoplaba molesta.
- No voy a estar con Viktor, Malfoy - me espetó por fin - Así que olvídate de las francesas.
Le agarré una mano con fuerza. Ella se sobresaltó.
- Júramelo - le susurré.
Ella dudó. Me miró a los ojos y asintió con recelo.
- Está bien. Te lo juro.
Le solté bruscamente, ya que estábamos rodeados de miradas confusas. No me había dado cuenta de que la gente llevaba un rato observándonos. Me fui sin mirarla. Me sentía satisfecho. No sólo había conseguido que Granger me jurara que no iba a estar con Viktor. Había conseguido devolverle la broma.
El viaje a Suecia fue largo. Pasé varias horas durmiendo, otras leyendo. Pensé en ir a ver a Granger. Simplemente por verla. Pero sabía que iba a estar con esos dos payasos. O, incluso, con el imbécil de George.
Cuando llegamos al colegio de magia y hechicería Durmstrang, nos esperaban para recibirnos varias personas. Entre ellos estaba Viktor Krum. Sentí como mi sangre hervía al ver su irritante cara.
- Igor Karkarov, ¡qué bien te veo amigo! - saludó Dumbledore al bajar del tren.
- Dumbledore hermano del alma. Sed bienvenidos a Durmstrang. Por favor, acompáñenme hasta el salón.
Todos los alumnos comenzaron a caminar hacia el colegio. No tardé ni 3 segundos en divisar a Granger. Y, como era de esperar, Viktor pegada a ella. Caminé detrás de ellos disimuladamente.
- Hermione, tenía muchas ganas de verte - dijo Viktor.
- Y yo a ti - dijo Granger.
Se me revolvió el estómago al contemplar esa escena tan cursi.
- Espero que esta semana sirva para que nuestros colegios refuercen más los lazos que los unen, y así, algún día, vayamos nosotros una semana a Hogwarts - soltó Viktor.
- Sí, al igual que con la escuela de Beauxbatons. Por cierto ¿ya están aquí?
- ¿La escuela de Beauxbatons? - dijo el chico confuso - ¿De qué hablas Hermione?
Aguante la respiración intentando no reírme. Vi como Granger arqueaba las cejas.
- Pero, ¿no iban a venir las alumnas de Beauxbatons? - contestó Granger algo molesta.
- No. Si fuera así, yo me habría enterado. ¿De dónde has sacado eso?
Granger giró ligeramente la cabeza. Suficiente para ver como me fulminaba con sus ojos. Le sonreí maliciosamente.
- Gané - le dije con los labios sin emitir ningún sonido. Ella me entendió y frunció el ceño como respuesta, y siguió hablando con Krum.
Los adelanté sin dirigirles una mirada.
Nos sentamos todos en la sala de Durmstrang tal y como ordenó el director. Me percaté que un poco más lejos de donde estaba yo, en la misma mesa, se encontraba Granger. Y a su lado George. Estuve toda la noche oyendo como Granger le reía todas las gracias. Era irritante.
- Para celebrar la llegada de nuestros hermanos de Hogwarts, mañana por la noche, celebraremos un baile. Así que, jóvenes magos, aprovechen la situación para invitar a la joven que más les guste - dijo Igor Karkarov.
Todos los alumnos se emocionaron. Excepto yo. Me había quitado a Viktor del medio. Pero aún tenía al irritante George merodeando. Tenía que actuar en seguida. No tenía ni idea qué iba a hacer, pero algo tenía que hacer.
George y Granger salieron juntos del comedor, y se dirigían solos por un pasillo.
- ¡Granger! - grité.
Los dos se dieron la vuelta y me miraron con desconfianza.
- Tengo que hablar contigo - fue lo único que se me ocurrió decir.
- ¿No puede ser en otro momento, Malfoy? - me espetó George secamente - La señorita está ocupada - rodeó a Granger por los hombros.
- Quítale la mano de encima, payaso.
- Oblígame - me retó. Los dos dimos un paso hacia delante.
- Parad - nos cortó Granger - George, te veo mañana ¿vale? - le dijo dulcemente.
George iba a replicar, pero Granger le besó la mejilla.
- Está bien enana, mañana te paso a buscar para desayunar.
Ella asintió. George me lanzó una mirada asesina.
- Cuidado Malfoy, como me entere que le haces algo..
- Tranquilo - le interrumpí.
Asintió aliviado, y se fue hacia las habitaciones que nos habían designado.Granger se acercó a mí con cara de aburrida.
- ¿Qué quieres, Malfoy? ¿Vienes a reírte de mí por lo de tu broma?
- Habías empezado tú - le desafié y ella sonrió juguetonamente - Y no, no he venido a eso.
- ¿Qué quieres? Si es por la promesa que te hice, queda anulada.
Di un paso hacia ella, y ella dio otro hacia tras.
- ¿Qué? No, perdona. Me lo juraste.
- Ya, pero tú me mentiste - respondió ella. Volví a dar otro paso y ella respondió de la misma forma que antes.
- Me lo juraste Granger, ¿no era que los de Gryffindor eran fieles y leales? - ella dudó unos segundos - Responde.
- Está bien, seguiré con mi promesa - se rindió - ¿Algo más?
- Sí - comencé a caminar hacia ella, hasta dejarla atrapada entre la pared y mis brazos, como aquel día en el pasillo.
Me acerqué hasta su oreja. Podía oír su respiración agitada, como sus piernas temblaban.
- Aléjate de George - le susurré.
Le miré a los ojos. Estaba deseando ver su cara sonrojada, mientras su cuerpo se derretía. Pero me encontré con una cara seria.
- No - Me respondió secamente. Me empujó. Vi como comenzaba a caminar alejándose de mí.
¿Qué acababa de pasar? Me había dicho "no", ¿a mí? Tardé varios segundos en reaccionar. Pero pude agarrarla por el brazo y tirar de ella.
- ¿No? ¿Cómo te atreves? - le escupí. Estaba furioso. Pero dejé de estarlo cuando volví a ver esa cara seria, que me miraba con ojos entristecidos.
- No, ¿quién te crees tú qué eres para decidir lo que tengo que hacer? - me quedé frío y le solté.
- ¿Yo? - dije enfadado - Yo.. Pues.. No sé que decir.
- Me has dicho que pase de Viktor. Y ahora me dices que pase de George - dijo la chica - Dime Malfoy, todo eso ¿para qué? ¿qué pretendes?
Sentí como mi corazón se aceleraba. Sabía que este momento iba a llegar. Que algún día iba a suceder. Tarde o temprano. Lo sabía. Pero no estaba preparado.
- Granger.. Ya te he dicho que no me pidas explicaciones todavía.. - musité.
- Necesito saberlo ya - me dijo algo más calmada - Si no, me acabaré volviendo loca.
Me agarró las manos, y me miró con cierta chispa de dulzura, pero su expresión era de seriedad. Estaba indefenso. Sentí algo extraño en mi estómago cuando me agarró las manos. Era una sensación que nunca antes había sentido. Estaba totalmente perdido, sin ninguna respuesta posible que darle. No sabía qué hacer.
Entonces Granger, me hizo la pregunta que más temía.
- ¿Qué te pasa conmigo, Malfoy?Estaba inmóvil, mirando al suelo, sin decir absolutamente nada. Sabía que Malfoy me había exigido que no le pidiera explicaciones sobre su comportamiento. Pero ya no podía aguantarlo más. Exploté.
La chispa había sido cuando me pidió que me alejara de George. Cuando antes también me había pedido que me alejara de Viktor. ¿Para qué? ¿De qué me servía todo esto? ¿Acaso Malfoy tenía algo pensando? Estaba segura de que no.
Aquellos segundos se hicieron horas. Pero Malfoy seguí en la misma posición.
- Malfoy - dije al fin - Estoy esperando una respuesta.
Malfoy alzó la cabeza y clavó su mirada en mí. Estaba serio.
- Haz lo que quieras Granger.
Esa fue su respuesta. Noté como me derrumbaba por dentro. Mis ojos comenzaron a irritarse. Ahora mismo sí que estaba desorientada. Reaccioné al ver que Malfoy se alejaba.
- Malfoy - murmuré.
Pero él siguió caminando.
- Malfoy - dije más alto - Lo siento, no quería presionarte.
Malfoy se detuvo. Ladeo la cabeza. Pude ver que estaba sonriendo, pero sonreía con frialdad.
- Vamos, Granger ¿presionarme? - dijo secamente - Lo digo en serio, me da exactamente igual con quien estés. Simplemente estaba probando lo que eras capaz de hacer por mí - noté como un puñal atravesaba mi corazón - Y, vaya, sí que estás loca por mí.
No sabía qué decir. Estaba paralizada ante sus palabras.
- Pero.. - intenté decir - ¿Por qué me pediste perdón el otro día?
Malfoy dudó unos segundos. Pero volvió a sonreír con maldad.
- Porque, en caso de que me aburriera estando aquí, te tendría a ti para divertirme, como no hay más mujeres. Pero bueno, saldríamos los dos ganando, ¿no? Tú lo disfrutarías.
No podía soportarlo más. Otra vez había vuelto a jugar conmigo, pero esta vez estaba aún más hundida. Me brotaron lágrimas de los ojos sin poder remediarlo. Por suerte, Malfoy no me estaba mirando.
- Eres despreciable - le espeté fríamente.
Me quedé inmóvil, esperando una respuesta. Pero no dijo nada, seguía sin mirarme. No soportaba esa situación, así que me di la vuelta y comencé a correr.
Recorrí medio colegio, sin rumbo. No sabía dónde estaba, ni tampoco dónde iba. Estaba destrozada. Notaba como las piernas me empezaban a fallar, como mis ojos me ardían de rabia.
Llegué a la puerta trasera de Durmstrang. Había un gran valle con flores luminosas de colores. No sabía muy bien qué eran, pero sentí una gran paz en mi interior que me ayudó a tranquilizarme. No había casi árboles, por lo que se podía ver todo el cielo. Parecía increíble que, Durmstrang, que era un sitio tétrico, y tenía algo de mala fama, tuviera ese sitio tan maravilloso. Seguí caminando entre las preciosas flores, me sentía aliviada. Me detuve a contemplar el cielo cubierto de estrellas. Era algo precioso. Pero mi momento de tranquilidad se vio interrumpido por un sonido. Me tensé instintivamente. Parecía un llanto. Alguien estaba llorando. Era un hombre. Vi una sombra a lo lejos. Me acerqué poseída por la curiosidad. Entonces me di cuenta de quién era. Mi corazón se detuvo, por miedo a ser descubierta. Era George. Nunca lo había visto llorar.
Sin darme cuenta, pisé una rama, lo que provocó que George se girara. Estaba tenso, y tenía la cara mojada.
- Hermione - carraspeó - ¿Qué haces aquí?
Vi como sus hombros se relajaban, mientras se limpiaba la cara. Intentó dedicarme una sonrisa, pero sus ojos desprendían tristeza. Se me partió el corazón al verlo. Fui corriendo y lo abracé. Él me respondió y acabamos llorando los dos. Me sentía destrozada al ver a George en esas condiciones, no merecía estar así. Pero la causa por la que yo estaba llorando no era ver a George así. Aún sentía el puñal que Malfoy me había clavado.
Noté como George se limpiaba la cara. Me cogió de los hombros y me apartó suavemente.
- Her, ¿qué te ocurre? ¿por qué has venido hasta aquí?
Sacudí la cabeza.
- Nada, simplemente despejar - le agarré las manos - ¿qué ha pasado George?
George se volvió a tensar, me soltó las manos mientras miraba al suelo.
- Verás Hermione - tragó saliva - Mi padre está en San Mungo.. Ha sido atacado por Nagini.
Nagini. Se me heló la sangre al oír ese nombre. Se trataba de la "mascota" de Lord Voldemort, que era tan malvada y fría como su dueño.
- Pero, pero - comencé a tartamudear nerviosa - ¿Está.. bien?
George no me miró.
- Está vivo - dijo - Pero los sanadores están tratando de sacarle todo el veneno. Si no lo consiguen..
Un par de lágrimas asomaron en los ojos del pelirrojo. Sin pensármelo dos veces, lo abracé fuertemente, recreando la misma situación de hace unos días en la clase de pociones. Él me había visto llorando y me había estrechado fuertemente. Arthur siempre se había portado genial con Harry y conmigo. Era como un tío para mí. La simple posibilidad de que se muriera hacía que mi corazón se encogiera de pánico.Estuvimos abrazados minutos, incluso horas. Vi como el sol comenzaba a asomarse, pero no me importaba. Lo único que me importaba era que George estuviera bien. Una atmósfera se había formado alrededor nuestro. Las flores que brillaban desprendían aún más luz mientras el sol salía lentamente. Era perfecto.
- Hermione - habló de repente George - ¿Me vas a contar qué te pasaba?
La atmósfera de tranquilidad se esfumó. Me vino a la cabeza la imagen de Malfoy. Apreté los puños sin darme cuenta. Pero George sí se percató. Agarró mis manos.
- Está bien - me dijo mientras me sonreía - Si no quieres hablar del tema, lo entiendo. Pero estoy seguro de quién tiene la culpa.
Me sentía fatal. Yo confiaba mucho en George, pero este tema precisamente no debía hablarlo con él.
- No, George - le rogué - No te preocupes. Él no hizo nada - mentí.
George me miró con recelo, pero luego sonrió mientras agarraba una de mis manos. Alzó una ceja.
- Vaya, vaya, seguro que una señorita tan preciosa como tú ya tiene acompañante para el baile de hoy, ¿me equivoco?
El baile. Lo había olvidado por completo. Dudé unos segundos. George es genial. Y Malfoy ya me había dejado las cosas "claras". ¿Por qué seguía indecisa?
- Pues no - dije mientras sonreía - Estoy totalmente disponible.
- Entonces, ¿tendrá la señorita la amabilidad de acompañarme al baile? - dijo George con tono caballeroso.
Asentí. Él me sonrió dulcemente y me rodeó con sus brazos, acercándome a él. Me aferró la cintura y atrajo hasta él aún más. Entonces sentí como sus labios tocaban los míos con ternura. Caí rendida ante sus dulces besos. Me agarré a su cuello porque mi cuerpo me lo pedía. Quería más dulce de sus besos. Él me apartó y me miró a los ojos juguetonamente. Sentí como mis mejillas se ruborizaban.
- Por fin - me susurró al oído - No te imaginas cuánto tiempo llevaba esperando esto.
Me volvió a besar rápidamente, y se puso de pie, ofreciéndome su mano.
- Vámonos, las clases empiezan en una hora.
¡Por Merlín! ¿Una hora? ¿Quién había lanzado un tempus?Me agarré de su mano y comenzamos a correr.
Llegué a la habitación que nos había designado el director del colegio a las chicas de Hogwarts.
- ¿Hermione, dónde has estado toda la noche? - me dijo Lavender sorprendida.
Ignoré las miradas de las arpías y me dirigí a la ducha. Por suerte, ya se habían duchado todas. Salí rápido me vestí y corrí hacia clase. Llegué 10 minutos tarde, ya que tardé en encontrar la clase en la que estaban mis compañeros de Hogwarts. Disfruté mucho de la clase. En Durmstrang tienen otro modo de enseñanza que en Hogwarts. Era fascinante.
Malfoy estaba en todas las clases, pero me alejaba de él en todas. Nuestras miradas no se encontraron en ningún momento, y procuré no estar ni a 10 metros de él.La hora de comer decidí pasarla con George en el mismo jardín donde estuvimos por la noche, con el fin de no tener que ver a Malfoy. En los pasillos también lo había esquivado. Sabía que si lo veía, los recuerdos de ayer volverían a mi mente y me hundiría otra vez. Había tomado la decisión de huir de él. Pero no era nada fácil, ya que parecía que Malfoy intentaba todo lo contrario. Aún así, conseguí esquivarlo todo el día.
A las 18:00 todos los alumnos nos dirigimos a nuestras habitaciones. Teníamos 2 horas para arreglarnos y vestirnos.Yo con 30 minutos tenía suficiente. Por lo que me eché en la cama a leer. Observé lo emocionadas que estaban todas. Lavender iba a ir con Ron, por lo que decidió ponerse el vestido más corto y ceñido que tenía para "conquistarlo". Parvati iba a ir con Neville sólo porque nadie la había invitado. Yo sabía que Neville quería ir con Luna, pero no se atrevió a pedírselo, por lo que tuvo que aceptar la petición de Parvati. Luna fue con Harry, ya que no tenía a Ginny aquí.
Me sentía rara. No estaba ilusionada, al contrario, no me apetecía ir al baile. Mis ganas disminuyeron aún más cuando picaron a la puerta y descubrí que se trataba de Viktor Krum. Había venido a verme.
- ¡Ay, qué suerte! - ¡Ojalá me invitara a mí al baile!- ¿Por qué invita a la simplona de Hermione y a mí no?
Y más cosas oí que decían mis compañeras de habitación mientras salía al pasillo.
- Hermione - dijo Viktor algo nervioso - Sé que es un poco tarde, pero, ¿te gustaría venir conmigo al baile? Vine ayer a pedírtelo, pero tus amigas me dijeron que no habías vuelto de la cena - dijo algo apenado.
Entonces tomé la decisión.
- Me encantaría, pero no voy a ir al baile, me encuentro algo mal. ¿Nos vemos mañana?
Le dije mientras abría la puerta para entrar en la habitación. No quería que la conversación se alargara más. No me gustaba mentir, y menos a Viktor.
- Está bien, cuídate - me dijo con cariño mientras me hacía una reverencia.
Cuando entré en la habitación, todas estaba en silencio, esperando a que yo les contara qué había pasado. Obviamente no lo iba a hacer.
- Luna - dije - ¿puedes venir un momento?
Luna sonrió y se acercó a mí dando brincos. Cogí un trozo de pergamino y escribí una nota. Lo doblé y se lo entregué a Luna.
- Dale esto a George - le dije en bajo para que no lo oyeran mis compañeras.
Luna asintió y siguió preparándose para la fiesta.
Estaba segura de que había hecho lo correcto. En la nota que le escribí a George ponía que estaba cansada por no haber dormido esa noche, y que ya lo vería mañana. A Viktor le había mentido también diciéndole que me encontraba mal. Simplemente no me apetecía ir a la fiesta, no tenía ganas. Me daba pena dejar a George solo, seguro que aún seguía deprimido por lo de su padre. Pero ya se lo recompensaría.
Me pasé la noche leyendo con la música de fondo de la fiesta. Como era música clásica, me entró el sueño. Me puse mi camisón y me metí en la cama.
De repente, cuando estuve a punto de quedarme profundamente dormida, algo golpeó el cristal. Encendí la luz. Se trataba de una lechuza. Cogí la carta y me senté a leerla.
«No vas a poder huir de mí»
Me quedé de piedra. ¿Qué era esa carta? Entonces alguien llamó a la puerta. Deseé que no se tratara de Viktor o de George. Abrí la puerta un poco, ya que me encontraba en camisón, pero esa persona empujó la puerta y la abrió entera.Se me encogió en corazón.
- ¿Malfoy? Y ahí estaba yo. Frente a la puerta de la habitación de Granger, sin ninguna clase de disculpa en mente. Ni si quiera sabía que le iba a decir cuando abriera la puerta. Pero ya no podía aguantar más. Mi comportamiento la otra noche había sido despreciable. ¿Cómo pude decir eso? Además, había provocado que Granger llorara. Aquella imagen se quedó marcada en mi mente. A lo largo de mi vida había visto llorar a decenas de persona. Pero jamás había sentido ese pinchazo en el corazón, que provocaba que me rompiera por dentro. ¿Esto era consecuencia del amor?
Me sobresalté al ver como la puerta comenzaba abrirse. Pero decidí dejarme llevar por mis instintos, y empujé la puerta.
- ¿Malfoy? - dijo Granger nerviosa.
Por unos segundos quedé hipnotizado. Llevaba un camisón parecido al de aquella noche en Hogwarts, pero más ceñido y corto. Ella tenía las mejillas coloradas y el pelo despeinado. Por un momento, creí que me iba a volver loco. Hasta que Granger carraspeó molesta.
- Esto.. - empecé a decir - No recuerdo para qué he venido - aún estaba aturdido por el camisón.
Granger arqueó una ceja y se cruzó de brazos.
- Largo - me soltó mientras me empujaba.
Me conseguí dar la vuelta y la agarré por las muñecas.
- No, espera - rogué - He venido a disculparme.
Al oír eso, Granger dejó de forcejear para soltarse. Pero se puso seria.
- No hay nada que perdonar - me dijo con frialdad - Me dejaste las cosas claras, como yo te había pedido.
Granger estaba todavía bastante dolida. Lo entendía. Había sido un imbécil con ella, pero no me iba a dar por vencido tan fácilmente. Entonces, hice algo que jamás pensé que haría. Arrodillarme.
- Malfoy ¿qué haces? - dijo la chica atónita.
Le agarré una mano e intenté adoptar la mejor cara que pude.
- Por favor, perdóname - no podía creer lo que estaba haciendo. Seguro que si el Malfoy de hace un año se entera de que estoy arrodillándome ante una "sangresucia" pidiéndole disculpas, vendría y me daría una fuerte patada en la entrepierna.
Granger estaba indecisa. Me miraba con ojos entristecidos, sabía que estaba recordando lo que le había dicho ayer. Pero aún así sonrió. Pero con una sonrisa pícara. Me agarró por los hombros y me empujó, provocando que me cayera con facilidad, ya que estaba de rodillas. - ¿Qué demonios crees que haces? - pregunté enfadado.
- Ya estamos en paz, Malfoy - sonrió la chica con maldad - Ahora vete.
Pero cuando Granger se dirigía hacia la puerta, le agarré de un brazo y tiré de ella, cayendo encima mío.
- ¿Y ahora qué Granger? - le dije pícaramente.
- Suéltame, ahora - me amenazó la chica con nerviosismo. Forcejeó intentando levantarse, pero yo la tenía bien agarrada por la cintura.
Rodé por el suelo para cambiar la posición. Ella quedó debajo de mí, mientras le sujetaba cada muñeca a cada lado de la cabeza para que no pudiera moverse. Intentó resistirse un poco más, pero vio que era inútil. Yo tenía más fuerza que ella. Entonces la miré. Estaba aún más despeinada que antes a causa del forcejeo. Sus mejillas estaban teñidas de un color rojo intenso. Descendí la mirada y un escalofrío recorrió mi espalda. Su camisón estaba arrugado y mal colocado, dejando libre a la imaginación. Estaba empezando a marearme sólo con verlo. Volví la mirada a su cara, pero esta vez la fijé en sus labios. No podía esperar más. La besé. Pero no fue un beso tierno. Fue un beso lleno de pasión y lujuria. Noté como Granger se entregaba también al beso, lo que hizo que yo me entregara aún más. Solté una de sus manos para poder agarrar su muslo desnudo. Ella me agarró por la camisa, atrayéndome más hacia ella. No quería dejar de besarla, quería más.
Pero entonces, alguien llamó a la puerta. La primera vez, ninguno de los dos hicimos caso. Yo no podía pensar con claridad, tenía la mente distorsionada por el calor de la situación. Y parecía que Granger también, ya que tampoco dejó de besarme.A la segunda vez, alguien habló.
- ¿Hermione? - era la voz del estúpido de Viktor. Maldita sea, ¿por qué narices venía a verla? o mejor dicho ¿por qué narices venía a verla justamente ahora?
Al oír la voz de Viktor, Granger se sobresaltó, levantándose rápidamente del suelo, mientras se colocaba el camisón. Se acercó a la puerta sin abrirla. Yo imité sus movimientos.
- Viktor - carraspeó - ¿Qué haces aquí?
- Bueno, como no pudiste ir al baile, decidí venir a hacerte una visita. ¿Me abres la puerta? ¿o sigues enferma?
Sonreí juguetonamente mientras le agarraba por la cintura.
- ¿Así que enferma, eh? - le susurré al oído.
Granger intentó soltarse. Pero fracasó. Comencé a besarle el cuello para fastidiarla. Noté como empezaba a derretirse de placer. Sin darse cuenta, soltó un leve gemido. Rápidamente se tapó la boca como si eso fuera a solucionarlo.
- ¿Hermione? - dijo Viktor confuso - ¿Ocurre algo?
- ¿Eh? No.. No - intentó decir Granger con normalidad mientras la besaba - Ya.. Ya nos vemos mañana - balbuceó.
Le di la vuelta y la apoyé en la pared. Agarré su cara y la besé con intensidad. Saber que Viktor Krum estaba fuera esperando ver a Granger, provocó que mis ganas de besarla aumentaran. La agarré por la cintura y la estreché aún más contra mi cuerpo. Noté como el calor de antes volvía a apoderarse de mi cuerpo. Granger también se dejó poseer, ya que no se apartó.
- Está bien - ¿aún seguía ese imbécil ahí fuera? - La fiesta ya se ha terminado, así que me voy a dormir. Hasta mañana.
Pero ella no respondió. Al oír los pasos de Viktor alejándose, dejé de besarla. Ella puso cara de indignación.
- ¿Por qué le dijiste a Viktor que estabas enferma? - pregunté intrigado.
Ella se colocó el camisón y se intentó arreglar el pelo.
- Me invitó a ir al baile, pero yo no quería ir - respondió.
- Y ¿tenías pareja? - pregunté con algo de enfado.
Ella se puso seria por unos instantes. Pero aquella conversación quedó interrumpida por unas voces femeninas. Granger se sobresaltó y me arrastró hasta la puerta tirando de mi brazo.
- Márchate ya, es Lavender y Parvarti - me rogó desesperadamente.
Le agarré por la muñeca y le sonreí con picardía.
- Si me das un beso de buenas noches.
Ella sonrió y se puso de puntillas, cosa que me sorprendió. Pero cuando estaba a punto de besarme me empujó y cerró la puerta de la habitación.
- Maldita Granger - bufé en bajo.
Oí como las compañeras de Granger se acercaban, por lo que corrí en dirección contraria hasta llegar a mi habitación.
Ya tumbado en la cama, me puse a razonar la situación. Acababa de besar a Granger. Era algo que, a estas alturas, ya no sonaba tan extraño. Lo más raro de todo era que me había encantado. Había estado con muchas mujeres, pero esa pasión nunca la había sentido. Y, era la primera vez, que me afectaban los sentimientos de una persona, que me preocupaba por alguien. Me asustaba esa idea. Y ahora, ¿qué se supone que debía hacer? Si fuera otra, haría lo de siempre. Ignorarla hasta que me dejara en paz. Pero con Granger era diferente.Me quedé dormido pensando una respuesta.
...
Al día siguiente tuvimos que vestirnos con ropa de montaña. Teníamos una excursión en un bosque encantado cerca de Durmstrang. Todos los alumnos de Hogwarts nos reunimos frente al bosque.
- Atención alumnos y alumnas de Hogwarts - empezó a hablar Dumbledore - Aunque no estemos en Hogwarts, tenéis que intentar conseguir puntos para vuestras casas. Por lo tanto, hoy tenéis que enfrentaros a una difícil prueba. Estáis ante el Bosque Encantado de Durmstrang. En él, habitan diferentes clases de criaturas y vegetales que jamás hayáis visto. Vuestra misión es conseguir llegar al centro del bosque y traer la rosa negra. Tened mucho cuidado, y sobre todo, no os fiéis de nada. Algo que os parezca insignificante puede llegar a ser mortal. No os fiéis de las apariencias.
Tras estas palabras, todos los alumnos empezaron a mirar con desconfianza el bosque. Dumbledore formó cuatro grupos en cada casa, y en cada grupo fue designado un alumno de Durmstrang para que la misión no fuera tan difícil. Granger estaba en el mismo grupo que Potter, Weasley, Lavender y Longbottom. Y, como no, el alumno de Durmstrang que les acompañaba no era ni más ni menos que Viktor Krum. Me empezó a arder la sangre al ver como Viktor Krum le agarraba la mano a Granger.
- Juro protegerte, Hermione - soltó el imbécil de Viktor.
Le lancé una mirada amenazante a Granger, a lo ella que respondió con una sonrisa burlona.En mi grupo estaban Crabbe, Goyle, Pansy y Nott. Nos tocó, como acompañante, un alumno alto y bastante fuerte. Mejor, así nos resultaría más fácil conseguir la rosa.
- Preparados - comenzó a contar Dumbledore - Listos.. ¡Ya! Mucha suerte y tened cuidado.
Todos los alumnos corrimos a gran velocidad hacia el bosque. A cada grupo se le había designado un camino diferente para evitar enfrentamientos.
Dentro de bosque casi no había claridad, y eso que era de día. La humedad empezó a impregnar mi piel, provocando que terminara temblando de frío. El suelo no era estable. Era un suelo embarrado, aunque por el color no parecía barro. Los árboles que componían el bosque eran finos y alargados. El color de su madera era azul pálido, mientras que sus hojas eran moradas. Observé unos ojos amarillos que nos observaban desde la oscuridad, pero al rato desaparecieron. Tenía que admitirlo, estaba aterrado. Miré a mis compañeros. Crabbe no se despegaba del enorme alumno de Durmstrang. Pansy se agarraba fuertemente al brazo de Nott, el cual parecía más asustado que ella.
Parecía que llevábamos días caminando. El bosque era enorme, desde fuera no aparentaba ser tan denso. Ni si quiera nos encontramos con otros grupos. No se si era consecuencia del bosque, pero me encontraba desanimado. Ya no me importaba encontrar la rosa. Quería salir de ahí enseguida. Por suerte, unos rayos de color rojo atravesaron las hojas. Era la señal de que alguien había encontrado la rosa, y por el color rojo, supe que se trataba de un grupo de Gryffindor.
- Maldito Viktor Krum - musité.
Pero, para mi asombro, no se trataba del grupo de Granger. El grupo formado por Thomas, Finnigan, Parvati y Noel era el que había encontrado la rosa.Busqué con la mirada a Granger, pero no la veía. Entonces vi salir a Potter seguido de Weasley. Pero ni rastro de Granger y Viktor. Resoplé enfadado, pero cuando estaba a punto de irme oí unas voces.
- ¡Profesor Dumbledore! ¡Hermione! - gritaba desesperado Potter mientras corría.
Un pensamiento horrible invadió mi cabeza. Comencé a ponerme nervioso y corrí hasta donde estaba Potter sin acercarme demasiado.
- ¿Qué ocurre Harry? - preguntó Dumbledore.
- Hermione ha tenido un accidente - dijo Harry temblando.
Sentí como una chispa atravesaba mi cabeza. Me abalancé sobre Potter y le agarré la camiseta.
- ¿Qué demonios le ha pasado a Granger? - pregunté violentamente.
Potter al principio no reaccionó, confuso por mi comportamiento. Pero después se tensó y me empujó.
- ¿Y a ti qué te importa, Malfoy? - me atacó.
Todo el mundo estaba mirando la escena con desconcierto. Pero entonces, todos desviamos nuestra atención hacia el bosque. Viktor Krum llevaba en brazos el cuerpo de Granger. Inmóvil. Mi corazón dejó de latir. Sentí como mis ojos querían llorar de rabia. No podía quitar la mirada de aquel cuerpo inerte. Quería correr hacia él. Pero era inútil. Me encontraba totalmente en estado shock.Ante todo pediros disculpas a todos por haber tardado en escribir el siguiente capítulo. He estado muy ocupada por problemas personales. Este capítulo estará dividido. Primero será narrado por Malfoy, ya que Hermione está inconsciente. Espero que os guste el capítulo y me deis vuestra opinión. :) Muchas gracias a todos.
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Cuando Viktor Krum posó a Granger en el suelo, se formó un gran circulo alrededor de ella. Todo el mundo estaba en tensión, queriendo saber qué había ocurrido. Todo el mundo, excepto Pansy.
- Creo que ya queda demostrado que los sangre sucia son unos inútiles - se burlaba la Slytherin.
La sangre que corría por mis venas comenzó a hervir de rabia. Agarré a la chica por los hombros.
- ¡No vuelves a decir eso! - le grité mientras la sacudía con violencia - ¿Lo has entendido?
Pansy estaba temblando de miedo, pero a la vez sus ojos me miraban sorprendidos.Al darme cuenta de lo que estaba haciendo, la empujé contra el suelo y me dirigí hacia el circulo. Comencé a empujar a todo el mundo con violencia. Mis ojos se volvieron a topar con el cuerpo. Sentí como mi corazón volvía a detenerse.
- ¿Se va a poner bien? - preguntó Potter a Dumbledore con miedo.
- No lo sé, Harry - alzó la mirada hasta encontrarse con Krum - ¿Dices que la encontraste ya así?
Krum estaba tenso, con la expresión seria. Estaba muy preocupado.
- Sí señor - afirmó - Fue detrás de un animal. Cuando la alcancé, ya estaba inconsciente.
- Os avisé que tuvierais cuidado con los animales del bosque - dijo son severidad.
- Lo siento, ha sido todo culpa mía - se disculpó Krum.
Bufé con fuerza. Estúpida Granger. Cómo pudo ser tan idiota.
Dumbledore oyó mi bufido y me miró. Clavó sus ojos en los míos, con la cara inexpresiva. Intuí que estaba tratando de entender mi comportamiento, de leer mi mente.Me sentía incómodo, por lo que me di la vuelta y fui al castillo.
La imagen de Granger invadió mis pensamientos todo el día. A la hora de cenar me acerqué disimuladamente donde estaba sentado Potter. Oí que Granger estaba bien, en un par de días se recuperaría. Pero, aún así, yo no estaba tranquilo.
A las 3:00 aún seguía despierto. No conseguía dormirme. Había algo que me preocupaba, tenía un mal presentimiento.
Me levanté y me dirigí a la enfermería. Por suerte, la única persona que había era Granger.Me senté a lado de su cama. Observé que aún estaba algo pálida, pero no tenía mala cara. Comencé a acariciar su pelo.
- Estúpida Granger.. Si te llega a pasar algo.. - musité en bajo.
Al ver que Granger estaba bien, me quedé más tranquilo. Pero aún tenía ese mal presentimiento. Decidí quedarme con ella para estar más calmado. Pasaron las horas mientras yo observada a Granger dormir. Estuve alerta en todo momento.
Cuando eran las 6:00, decidí irme antes de que todos se despertaran. De repente, vi algo encima de la mesita. No me había percatado de que había un ramo de flores encima de ella. Me acerqué a verlas. Tenían una nota:
"Ya me he enterado del incidente del bosque. Ojalá hubiera ido contigo, lo siento. Espero que te mejores pronto. Tengo ganas de estar contigo. " George
Fruncí el ceño al leer "tengo ganas de estar contigo". ¿Quién demonios se creé que es ese payaso?
Incitado por la rabia, agarré la cabeza de Granger y, sin levantar su cabeza, me agaché para besarla. La besé con ternura. Nunca había besado a nadie con ternura, pero no me disgustó.
Cuando me aparté, observé que las mejillas de Granger se teñían de rojo y su boca formaba una leve sonrisa dulce. Deseé que se despertara, pero no lo hizo. Aún así, sonreí satisfecho.Me dirigí hacia la puerta, pero antes de salir por ella, me giré para mirarla por última vez.
- Mejórate pronto, Granger.

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Sentía como mis piernas comenzaban a fallarme. Llevaba corriendo sin parar horas, aunque no sé de qué estaba huyendo.De repente, me encontraba en un valle rodeado de árboles. Sin salida.Noté como mi corazón latía asustado, como mis piernas temblaban.Entonces, descubrí de que huía. Lord Voldemort apareció tras los árboles, con paso firme. Se dirigía hacia mí, mientras esbozaba una sonrisa tétrica. Quería huir, pero mis piernas no me respondían. Intenté gritar, y tampoco pude. Sabía lo que me esperaba. Decidí rendirme y esperar a la muerte.Pero entonces, una luz apareció, penetrando directamente en Voldemort convirtiéndolo en cenizas. Sentí unas manos frías agarrando mi cabeza. Unos labios fríos, pero llenos de dulzura rozaron los míos. Quería corresponder ese beso. Pero no podía moverme.
Cuando el beso cesó, sentí felicidad a la vez que tristeza. No sabía quién era, pero no quería que dejara de besarme.
De repente, se formó un agujero bajo mis pies. Comencé a caer, pero no sentía miedo. Al final del agujero había una luz blanca. Cada vez era más intensa. Era una luz cálida.
- Hermione - oí una voz a lo lejos.
Comencé a abrir los ojos lentamente. Visualicé a la persona que me llamaba. Era Harry. También estaba Ron y George.
- Hermione ¿estás bien? - me preguntó George asustado mientras aferraba mi mano con fuerza.
Asentí con la cabeza. No tenía fuerzas para hablar, aún estaba muy débil.
- Vaya susto que nos has dado - dijo Ron con cara preocupada.
- Voy a avisar a la enfermera de que ya te has despertado - dijo Harry.
Cuando la enfermera vino, me miró con recelo. Ella había intuido que despertaría en dos o tres días, pero no tan pronto. Eso hizo que me acordara de Lord Voldemort y la escena del bosque. Un escalofrío recorrió mi espalda.
Decidí ir a ver a Dumbledore para contarle lo que había ocurrido en el bosque. George me acompañó, ya que aún estaba muy preocupado por mí.
- Pasad - nos dijo Dumbledore al vernos en la puerta.
George y yo entramos. Nos sentamos esperando a que Dumbledore hablara.
- Hermione, sé que eres una chica inteligente - comenzó a decir el director - Por eso, estoy seguro de que no desobedeciste las indicaciones que os di.
- Por supuerto que no - me defendí.
- Bien. Entonces, cuéntame.
Tragué saliva y comencé a recordar.
- Estábamos caminado por el bosque. Decidimos separarnos en grupos para que fuera más fácil encontrar la rosa. Yo fui con Viktor, Harry y Ron. De repente, empecé a oír una música. Oí como se iba acercando. Ese sonido comenzó a meterse dentro de mí, haciendo que me relajara. Vi una pequeña criatura que me miraba. Una voz en mi cabeza me dijo "síguela". Cuando Viktor me preguntó dónde iba, la voz de mi cabeza le contestó por mí. Cuando llegué a un gran valle, la música dejó de sonar. La extraña e inofensiva criatura ya no estaba. En su lugar había una sombra. No tenía forma. Intenté verle la cara, pero llevaba una capucha. Me apuntó con su varita y me desmayé - Se me pusieron los pelos de punta al acordarme del frío que sentía cerca de la criatura.
Observé como Dumbledore no mostró ninguna sentimiento a lo largo de mi explicación. Entonces me sonrió amistosamente y me hizo un gesto.
- Gracias Señoria Granger. Pueden irse.
Seguí las ordenes y salí junto a George. Estaba segura de que Dumbledore me ocultaba algo. Y pensaba averiguarlo.
Caminaba junto a George, sin dejar de pensar en lo ocurrido. No sabía muy bien por qué, pero tenía miedo. Tenía la sensación de que algo malo iba a pasar.De repente, un pensamiento se cruzó en mi mente.
- Ah, George - me detuve para mirarle - Muchas gracias por lo de esta noche.
George arqueó una ceja mientras me miraba con ojos confusos.
- ¿A qué te refieres, Her? - preguntó George desorientado.
- ¿No estuviste por la noche en la enfermería?
- No. No permiten visitas por la noche. ¿A qué viene esa pregunta? - preguntó el chico con recelo.
Si George no estuvo ayer en la enfermería. ¿Quién me había besado? Encontré la respuesta a mi pregunta en el chico rubio que estaba apoyado en la pared. Me miraba fijamente con sus ojos azules mientras esbozaba una sonrisa pícara. ¿Malfoy? Me resultaba extraño pensar que Malfoy había estado conmigo en la enfermería por la noche, y más que me hubiera besado con dulzura.
- ¿Hermione? - interfirió George en mis pensamientos.
Miré hacia él y le sonreí con ternura.
- No te preocupes. Serían imaginaciones mías - mentí desesperadamente.
Observé como George seguía mirándome con recelo, pero aún así, sonrió. Cuando volví a mirar hacia Malfoy, ya no estaba. Me pregunto si Malfoy estuvo preocupado por mí.
¡Hola a todos, he vuelto!Quería pediros perdón a todos por no haber vuelto a escribir. Entre que ha sido verano y otros problemas, no he tenido tiempo. Os pido perdón. Espero que sigáis leyendo mis historias y aconsejándome. Gracias a todos.-------------------------------------------------------------------------------------------------------------
Hoy, a mediodía, llegó el correo de ambas escuelas. Me sorprendió ver como una de las lechuzas apoyaba una carta delante de mí. Mi sorpresa se borró al percatarme que el sobre era negro. Sólo podía significar una cosa.
«Querido hijoAyer el Señor Oscuro me convocó para darme una gran noticia. Ya ha llegado tu momento. Dentro de una semana se celebrará tu iniciación como mortífago. Atentamente, Lucius Malfoy»
Sentí como el miedo recorría mi cuerpo. El día al fin ha llegado. Ese día que temía y a la vez deseaba. Aunque algo en mí había cambiado. Ya no deseaba ser un mortífago. No es que alguna vez lo deseara con todo mi corazón, pero sí que lo había asimilado. Ansiaba convertirme en el mortífago más poderoso. Todo sangre sucia o criatura inmunda temblaría al oír mi nombre. Y mi padre se sentiría orgulloso de mí.Pero algo en mí repelía ahora esos pensamientos, provocando que el pánico se apoderara de mí.Necesitaba salir de allí cuanto antes. Salí corriendo del comedor, sin rumbo. Recorrí y recorrí pasillos. No sabía donde estaba, ni a donde iba. El miedo no me dejaba pensar.De repente, una voz hizo que todos mis músculos se relajaran y que me olvidara por un instante de la carta.
- ¿Malfoy? - preguntó sorprendida Granger.
Miré a mi alrededor. Me encontraba en el segundo piso. Era la primera vez que subía allí. ¿Cómo demonios he llegado aquí?
- ¿Qué haces aquí, Granger? - pregunté con curiosidad.
- Subí a leer un rato - hizo una pausa - abajo el ruido es insoportable.
Me quedé mirándola fijamente. Era increíble lo mucho que habían cambiado las cosas en tan poco tiempo. Como había cambiado mi forma de pensar, de ver las cosas. Lo mucho que yo había cambiado. Y todo, ¿ha sido por ella? ¿por una sangre sucia? ¿por Granger?.
- Malfoy, ¿qué te pasa? - me preguntó extrañada.
Su voz. Esa voz que me provoca ternura a la vez que ira. Su cara de sabionda, sus pelos alborotados Esos labios. Agarré su cintura y la atraje hacia a mí. Entonces la besé con ternura. Ella sorprendida se quedó paralizada, pero luego me siguió. Presa de mis besos.Sé que esto no estaba bien. Pero ahora mismo sé que Granger es lo único que me alegra de este estúpido colegio. Lo único que hace que me olvide de mi padre y de Lord Voldemort. Lo único que me importa ahora mismo, es ella.Ella rodeó mi cuello con sus brazos mientras me besaba con dulzura. La situación comenzó a calentarse. Sentí como me ardía el cuerpo mientras mi respiración se aceleraba. Ella se apretó más contra mí, provocando que me recorriera un escalofrió. Necesitaba parar o no podría controlarme. La aparté rápidamente.
- Granger.. Hoy no.. - dije con dificultad.
Ella me miró sorprendida. Yo también lo estaba. Nunca me había comportado así en cuanto al tema del sexo. Pero hoy no quería. No sé porque, pero quería que Granger se sintiera especial haciéndolo conmigo. Y sabía que hoy no era el día.
Granger enrojeció al oír mis palabras.
- No seas idiota - me dijo con el ceño fruncido - No pensaba hacerlo contigo.
Esas palabras provocaron en mí la picardía.Alcé las cejas y sonreí de lado.
- ¿Ah, no? - la agarré por la cintura y le susurré al oído - ¿Y si yo no llego a parar, qué?
La chica enrojeció aún más y apartó mi mano de su cintura con indignación.
- Absolutamente nada - me bufó.
Decidí no torturarla más y cambiar de tema.
- Está bien Granger - le dije con tono aburrido - Deberías irte a hacer la maleta. Mañana regresamos a Hogwarts.
- Buena idea - dijo ella mientras comenzando a caminar intentando huir de aquella situación incómoda - Hasta mañana.
Vi como se alejaba caminando.
- ¡Eh Granger! - le grité de repente. Ella se dio la vuelta y me miró sobresaltada - ¡Voy a hacerte mía!
Estábamos lejos, pero pude percatarme de como sus mejillas se volvían a poner rojas. Comenzó a ponerse nerviosa temiendo que alguien me hubiera oído. Me puso una mueca y salió corriendo por miedo a que volviera a gritar algo.
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Pasé por delante del vagón de Granger. Y allí estaba ella, con sus dos perritos falderos. Le mostré una sonrisa juguetona. Antes de irme vi como Potter y Weasley la miraban con recelo.
- Seguro que se puso roja - me reí en mis adentros.
Cuando la cena terminó, decidí esperar a Granger fuera. Había vuelto a leer la carta de mi padre. Me sentía de nuevo poseído por el pánico. Así que decidí estar con Granger, ya que era lo único que hacía que me evadiera del tema.
Estaba apoyado en la pared cuando Granger pasó a mi lado. Me había visto de reojo e hizo como si no estuviera. Eso hizo que me enfadara.
- ¿Me ignoras, Granger?
Se paró en seco y me miró con estupefacción. La hermana de Weasley, que iba con ella en ese momento, pero miró también sorprendida a la vez que molesta. Debió de pensar que me iba a meter con Granger. Y era lógico. Nunca había hablado con Granger delante de la gente en todo el curso. Y menos si no es para insultarla.Debía se estar totalmente desesperado para hablar bien a una sangre sucia en presencia de todos.
Granger titubeó antes de responderme.
- ¿Qué quieres? - respondió con sequedad.
- Hablar contigo - dije con una sonrisa mientras me acercaba hacia ella.
La pequeña de los Weasley estaba en estado de shock. No entendía mi comportamiento. Pero aún así, habló.
- Déjala en paz Malfoy - me escupió - Vete a molestar a otro.
- No vengo a molestarla.
La Weasley arqueó las cejas confusa. Miró a Granger en busca de una respuesta. Granger asintió con la cabeza, cosa que confundió aún más a la pelirroja. Aún así, se alejó de nosotros sin decir nada.
- Malfoy ¿qué quieres ahora? - miró de reojo por donde se había ido la chica Weasley - Como Ginny se entere de..
- Quiero que pases la noche conmigo.
Granger abrió los ojos como platos y abrió la boca dispuesta a replicarme. Le tapé la boca con el dedo.
- No de esa forma Granger. Estás obsesionada - me burlé.
Ella enrojeció y miró al suelo avergonzada.
- Entonces, ¿qué pretendes? - preguntó curiosa.
- Nada, simplemente quiero pasar la noche contigo. Deberías agradecérmelo - le guiñé un ojo.
Granger frunció el ceño, dispuesta a enfadarse. Pero, de repente, sonrió.
- Está bien - dijo con dulzura - Pero haremos lo que yo quiera.
Aquellas palabras provocaron que la mirara con miedo.
- ¿Y qué es lo que quieres hacer?
Ella me sonrió con picardía , provocando que me asustara aún más.
- Quiero pasar la noche en el mundo muggle.

Partyflauta: Partituras para flauta dulce

 

¡Hola a todos! Sé que hace más de un año que no actualizoesta historia (y os pido mil perdones) pero es que este año entre que heempezado la universidad y más cositas no he tenido tiempo. Pero el otro día mevolví a meter en potterfics y me entró nostalgia. Así que he decidido finalizaresta historia haciendo este capítulo y otro más. Pero como me encanta escribirdramiones he decidido hacerme otra cuenta y ahí publicarlos. Si tenéis ganas deleerlos, mi nuevo nombre de usuario es Madame-Moody. Me haría mucha ilusión quelos leyerais también y me dierais vuestra opinión y apoyo :D. Y sin más demora, ahí va el capítulo. Espero que lo disfruten :3

Corrí hacia mi habitación y cerré la puerta. Sentíafelicidad y a la vez nervios. Tenía muy claro a donde iba a llevar a Malfoy.

Desde siempre, mi bar favorito de Londres ha sido el "Jazzcafé". Y el sólo hecho de imaginarme a Malfoy bailando me divierte aún más.

Abro mi baúl en busca de algo bonito que ponerme. Nosé por qué, pero me apetecía arreglarme ese día. No tenía nada que ver conMalfoy, simplemente me apetecía.

Después de veinte minutos buscando, me doy cuenta de que yono tengo ropa bonita.

"Ginny seguro que tiene algún vestido" pensé.

Cuando llego a la habitación de Ginny sin aliento, lesuelto sin pensar:

- ¿Me prestas un vestido?

A lo que Ginny me respondió con una cara de desconcierto.

 

- ¿Un vestido? - de repente, esboza una sonrisa - ¿vas avolver a salir con George?

Siento como si alguien me abofeteara. George. Mehabía olvidado completamente de él. Tendré que pensar qué le diré. Y estaba tan cegada de felicidad que nipensé en una excusa coherente para lo del vestido.

- Ginny.. Yo..

- Lo sé - me cortó de repente.

- ¿Lo sabes? - le pregunto con nerviosismo.

- Es por el otro chico que te gusta, ¿verdad? - me dice contono comprensivo.

Claro. Ginny sospechaba que había otro desde el principio. Perono sabe quién es. Porque si lo supiera no me estaría diciendo estas cosas. ¿No?

- Sí - le contesto algo avergonzada - pero aún no estoypreparada para contártelo.

Ella asiente mientras sonríe.

- Lo entiendo - la miro desconcertada, ¿sabrá que es Malfoy? - Tenpor seguro que todos te escucharemos cuando estés lista. Ninguno te va a juzgarpor lo que sientas por él.

Esas palabras me hicieron plantearme seriamente que Ginny, ylos demás, lo saben.

- Ginny me estás diciendo que..

- ¡Vamos a escoger vestido entonces! - salta de repente,dejando mi duda flotando en el aire.

Sí. Estoy segura de que todos saben lo de Malfoy. Entonces,¿por qué nadie me ha dicho nada? Supongo que lo sabré cuando sea capaz de contárseloa todos.

Ya era casi la hora de la cita y no me quedaban más uñas quemorderme. Normalmente no tardo más de 15 min en arreglarme, ya que suelovestirme con trajes negros. Pero hoy era diferente. Era especial. Hoy sentí la necesidad dearreglarme de verdad.

- Estúpida corbata - bufé mientras me probaba una terceravez la corbata azul.

- ¿Vas a algún lado?

Veo por el rabillo del ojo a Pansy apoyada en el marco de lapuerta.

"Genial" pienso. Decido ignorarla, ya que aún no sabía quemaldita corbata ponerme.

- Nunca te vi tan obsesionado en arreglarte - se sienta enmi cama - ni si quiera por mí.

Ya empieza. Pansy y sus ataques de celos. Normalmente legritaría y la insultaría hasta que se fuera llorando. Pero una parte de mí, quese ha vuelto más sensible, me lo impide.

"Esto es culpa de la estúpida de Granger" pienso "Yo antesno era así de apacible".

Mientras yo refunfuño mentalmente, Pansy me interrumpe.

- Es por ella ¿verdad? - me quedo parado en seco. ¿Ella? Nose referirá a.. - es por esa asquerosa sangre sucia de Granger.

Noto como me arde la sangre. Me abalanzo sobre Pansy agarrándolapor una muñeca.

- No vuelvas a llamarla así - le amenazo lleno de ira.

- Lo sabía - consigue decir Pansy presa del miedo - ¿Por quéella?

La suelto y me siento en la cama mirando hacia el suelo. Supregunta se me repite una y otra vez en la mente.

"¿Por qué ella?" Jamás me lo habría planteado.

Pansy, que observa que ya me he tranquilizado, se sienta alado mío. Haciéndome la pregunta más difícil que me podrían hacer.

 

- ¿La quieres?

Si me hicieran esa pregunta hace un año, tendría larespuesta clara. Bueno, no tan clara. Siempre he vivido pensando que odiaba aGranger. Que la odiaba por ser una "sangre sucia". Pero, en realidad, ese odioha sido inculcado por mi familia, por sus creencias en el linaje de los sangrepura. Pero este año me he dado cuenta que a mí eso no me importa. ¿Qué más darási es hijo de muggles? O ¿qué más dará si es un muggle? Me he dado cuenta demuchas cosas gracias a Granger. No, gracias al amor que he sentido por Granger.Sí, porque es amor lo que siento por ella.

- ¿Malfoy? - suelta Pansy de repente haciéndome salir de mis pensamientos.

- Sí - musito en bajo. Levanto la cabeza y la miro fijamentea los ojos - Quiero a Hermione Granger.

Me miro una y otra vez al espejo. Sé que soy yo la delespejo porque es obvio, pero no parezco yo.

- Estás guapísima - me repite por cuarta vez Ginny.

Llevaba un vestido rojo ajustado con manga larga de encaje,unos tacones negros no muy altos y el pelo suelto y liso. También, Ginny, mehabía maquillado un poco la cara.

- Me da un poco de vergüenza salir así - le confieso.

- Anda, no seas tonta - me riñe la pelirroja - Ya verás comoa partir de hoy, ese chico no te va a volver a hacer llorar.

Confirmado. Sabe que es Malfoy.

Abro la boca para replicar, pero Ginny empieza a empujarme.

- Venga, corre en busca de tu Romeo - me mira una vez másantes de cerrar la puerta - Cuídate, ¿vale?

Asiento con la cabeza sonriente y comienzo a correr comopuedo con aquellos zapatos. No es que llegue tarde, pero es que quiero verle.Sí, quiero verle y estar con él. Jamás pensé que yo, Hermione Granger, tendría ganasde ver al mismísimo Draco Malfoy.

Aún queda media hora para que sean las 12:00. Sin embargo,Malfoy ya estaba allí esperándome.

Me acerco lentamente. "Espero que no me haya visto venircorriendo" es lo primero que pienso.

Siento como el corazón se me acelera al verle cada vez máscerca.

Cuando llego, Malfoy pone tres caras diferentes. Primerosonríe. Supongo que al ver que he llegado también antes de la hora. Luego se leve sorprendido. Le parecerá extraño verme en vestido. Y finalmente pone su característicasonrisa pícara. Que prefiero no saber por qué.

- ¿Qué pasa? - noto como mis mejillas comienza a enrojecerse.

- Sabía que te ibas a poner guapa para mí - me dice mientrasme agarra por la cintura mientras me sonríe juguetonamente.

- Tú también te has arreglado - le ataco pícaramente.

Noto como se pone un poco nervioso. Así que me pongo depuntillas, y le beso. Fue un beso tierno y dulce. Él me abraza fuerte por lacintura para intensificar el beso mientras yo le rodeo el cuello.

Se separa un momento.

- Es la primera vez que me besas tú a mí - me susurra conburla.

Me separo de él en muestra de rebeldía a lo que él respondeponiéndome cara de pena.

- Bueno - suelta Malfoy de repente - ¿a dónde me vas allevar? - me pregunta con desconfianza.

 

- Vamos a ir a mi bar favorito - sonrío maliciosamente - aun bar de música Jazz.

Veo como Malfoy abre los ojos como platos y me miracon recelo. Seguramente no sepa lo que es, pero por como me mira no se esperanada bueno.

Londres estaba tal y como la recordaba. Llena de vida ycolores. Me fascinaba. Pero no de la misma manera que a los demás magos, quesentían curiosidad por la vida cotidiana de los muggles. Para mí, Londres, erami infancia. Mientras flotaba en mi nube de recuerdos y nostalgia,recordé que no había venido sola. Malfoy, que lo único que sabía sobre el mundo muggles era loque su familia le había contado, observaba la ciudad con asombro. Cual niñopequeño, analizaba todo lo que veía, mientras se asombraba por cosas tancomunes como un semáforo.

- ¿Qué te parece? - sonreí.

- Increíble - me contestó sin dejar de mirar a su alrededor -Mis padres nunca me habían mencionado esto.

Al citar a sus padres, noté como cambiaba la expresión y apretabalos puños.

- ¿Quieres que demos un paseo? - sugerí para evitar que sedeprimiera.

Me miró y asintió con una sonrisa. Y con la misma me agarró de la mano. Su gestome sorprendió, pero no me molestó en absoluto. Caminamos durante horas por las calles de la ciudad. Ycuando mis pies no resistieron más, por culpa de los zapatos de Ginny, nosdirigimos al bar de Jazz.

- Malfoy - le dije en bajo - ¿Podrías ser un poco másdisimulado? La gente te está mirando.

Malfoy entró en el bar con la boca abierta. Señalaba todoobjeto que veía con la intención de que le dijera que era.

- ¿Me estás diciendoque estos cuadros no hablan? - preguntó en alto con indignación.

La gente del bar lo miraba cual loco se tratase. Y, razón noles faltaba.

- Voy a pedir algo de beber - le eché una mirada desafiantemientras le apuntaba con el dedo - No te muevas.

Asintió mientras ponía cara de bueno.

Estaba realmente maravillado. Jamás habría pensado que elmundo muggle era tan fascinante a la par de extraño. Todo lo que me habíancontado era falso, y yo como un imbécil me lo creí. Me equivoqué. Me equivoquédurante todos estos años. Pero tenía muy claro que nunca más volvería a mi otravida. Y como si el mismísimo Lord Voldemort hubiera leído mispensamientos, la marca tenebrosa comenzó a dolerme. Me estaba reclamando. Perohoy era diferente. El dolor era intenso, tanto como si me rajaran con una daga.Aunque yo ya sabía el por qué. Sabía qué día era hoy. Caí al suelo dolorido. Sudores fríos comenzaron a brotar portodo mi cuerpo.

- ¡Malfoy! - Granger corrió rápidamente a mi lado - ¿Qué tepasa?

Y como si de magia se tratase, la tortura cesó en el momentoque Granger me agarró con sus brazos.

Levanté la vista para verle la cara. Estaba a punto dellorar, y sus brazos temblaban sin parar. La abracé lo más fuerte que pude.

- ¿Qué ha sido eso? - me preguntó sollozando.

Titubeé antes de hablar.

- No lo sé - mentí - Pero ya estoybien.

No podía contarle la verdad. Tenía miedo a perderla. No, miedo no. Terror.

 

Granger me miró con recelo. Miré a mi alrededor. La gentedel bar no nos prestaba atención.

- ¿Es normal esto en el mundo muggle? - pregunté para evadir eltema.

- He lanzado un hechizo - me dijo - Nadie te ha visto.

Hizo una pausa y me miró preocupada.

- Deberíamos ir a San Mungo - dijo al fin.

- No - solté rápidamente. Ella me miró atónita - Quiero decirque, hemos venido aquí a bailar y a pasar un buen rato. Aprovechemos.

Granger abrió la boca con intención de protestar. Así que leplanté un beso rápido para evitarlo.

- Si me vuelve a pasar te prometo que iré a San Mungo - le juré.Me contempló con una mirada desafiante, pero finalmente suspiró como señal derendición.

Me levanté y le ofrecí mi mano para ayudarla. Ella la aceptóy nos encaminamos a la pista. Mientras bailábamos Granger trataba de mostrarmecómo hacerlo. Pero yo no la escuchaba. El miedo se había apoderado de mi ser,aunque trataba de ocultarlo. Pero no era miedo por mí. Era miedo por ella.Sabía qué pasaba y, sobre todo, qué iba a pasar. No quería que pasara, pero nopodía evitarlo. No era capaz de dejar de mirarla. La veía tan frágil,vulnerable. Sentía la necesidad de protegerla. Y pensaba protegerla hasta lamuerte.

Porque ella era lo único que me importaba.

- Malfoy ¿me estás escuchando? - Granger me observabafrunciendo el ceño.

Entonces la besé. La besé con tanta pasión que ella no pudoevitar seguirme. Aquel beso se fue intensificando causando que nos fundiéramos enuno.

- Malfoy - gimió ella como pudo - Aunque aún funcione elhechizo, no me parece el sitio apropiado.

Sonreí con picardía al comprobar como sus mejillas estabanrojas.

- Volvamos a Hogwarts - Sugirió. No quería ir. Quería quedarme allí. Pero si me negaba, ella sospecharía. Así que asentí tratando de ocultar mi desagrado.

Al marchar, me aferré a su mano lo más fuerte que pude.

Si me preguntaran qué me gusta de Malfoy, no sabría quécontestar. Tampoco sabría explicar qué siento cuando estoy con él. O cuando mebesa. Sólo sé que es un sentimiento nuevo, el cual me cautiva y asusta al mismotiempo. No sé si el miedo es provocado por el hecho de que la persona a la quequiero es Draco Malfoy, o el pensar que podría llegar a perderlo. Supongo que ambas son la respuesta.

Mientras volvíamos a Hogwarts, había tomado una grandecisión. Había decidido contarles toda la verdad. A todos. No me importaba queme juzgasen, ni siquiera que se enfadasen.

Yo le quería. Y eso era suficiente.

Al llegar a Hogwarts noté como un sentimiento de angustia seapoderaba de mi cuerpo.

Alcé la vista. Mi corazón se detuvo al ver lo que se hallabaante mí.

Hogwarts. Hogwarts estaba destruido. Gran parte de sus murosestaban derrumbados y los tejados ardían con agresividad. No se oía nada. Sóloun silencio siniestro impregnado de miedo.

Noté una fuerte presión en mi pecho. Miré a Malfoy. Surostro lucía serio a la par de preocupado. Su mano aferró con fuerza la mía. De repente, se oyóuna explosión dentro. Presa del pánico, corrí con desesperación obviando losgritos de Malfoy suplicándome que no fuera. Pero no podía. Quería averiguar quéestaba pasando. Quería saber si Ron Harry y los demás estaban bien. Corrí tan rápidoque notaba como las piernas me fallaban. Me detuve en seco al visualizar dosfiguras en la lejanía. Con cautela, me acerqué a ellos. No necesité acercarmemás para identificar a uno de ellos.

 

Lord Voldemort.

- Me has decepcionado enormemente - le dijo Lord Voldemort ala persona encapuchada - Me prometiste que vendría.

- Lo hará, confíe en mí - su voz me sonaba familiar - Él tejuró lealtad, mi señor.

- Más te vale que así sea. Si no, pagarás por ello.

- Mi hijo jamás os fallaría - el hombre que se encontrabaante Lord Voldemort se quitó la capucha.

Un abrumador vacío inundó mi corazón al descubrir quién era.Lucius Malfoy.

"No puede ser" Comenzaron a brotar lágrimas de mis ojos sin cesar."No puede ser" mis piernas se tambaleaban forzándome a sentarme. Me arrastré como pude por el suelo huyendo deallí para no ser descubierta.

No puede ser.

Malfoy no podía formar parte de ellos. Porque, si es así,todo lo vivido había sido un engaño. Me había estado engañado con sus palabras.La presión que sentía en mi pecho se profundizaba cada vez más, casi asfixiándome.No podía cesar de llorar.

- ¡Hermione! - oí que me llaman - ¡¿qué te pasa?!

Era Malfoy. Me estaba agarrando por los brazos, mirándomecon unos ojos a punto estallar en lágrimas.

- ¿Hermione? - le repetí con ironía - ¿Ahora me llamas pormi nombre para burlarte aún más?

- ¿Burlarme? - dijo con tono de sorpresa - ¿De qué estáshablando?

Le cogí por los brazos y lo empujé al suelo con las pocas fuerzasque me quedan.

- Lo sé - me puse en pie mirándole con odio - Sé que eres unmortífago.

Su cara cambió de expresión, volviéndose seria. Se levantó.

- Ya no - clavó sus ojos en mí - He cambiado. Por ti.

- ¡No me mientas más! - chillé con todas mis fuerzas.

Ya no podía soportarlo más, necesitaba huir. Malfoy comenzó a suplicarme otra vez que no me fuera. Que le escuchara. Corrí lo másrápido que pude tratando de que aquel chico que me había traicionado no mesiguiera. No sabía dónde estaba, ni a dónde iba. Sólo sabía que tenía quecorrer. Desgraciadamente terminé en una sala sin salida. Tardé en percatarmeque me encontraba en el Gran Salón. Estaba totalmente destruido. No tuve muchotiempo parar llorarle, ya que alguien irrumpió en la sala. Percibí como unabrisa fría se adueñaba de mi cuerpo causando que me tensionara. Me giré lentamentecon miedo a comprobar que se trataba de Lord Voldemort.

- Vaya, vaya, vaya - Voldemort se acercaba con lentitud - ¿Qué haces tú aquí sola? ¿No están contigo Potter y el chico ese pelirrojo?

- ¡¿Qué has hecho con ellos?! - bramé dominada por la ira.

 

- Nada - siguió avanzando mientras yo retrocedía - Todavía.

- ¿Qué quieres decir? - pregunté con miedo.

Lord Voldemort soltó un suspiro de aburrimiento.

- Tus amiguitos no estaban aquí. Alguien les alertó de miataque - esbozó una sonrisa maligna - Pero tendrán que aparecer- hizo unapausa- Si no quieren que te mate.

- ¡No te tengo ningún miedo!

Mentía. Estaba tan aterrorizada que no podía parar detemblar. No era ni siquiera capaz de sacar mi varita antes de que él me atacara. Me encontrabacontra la pared, sin poder retroceder más. Voldemort elevó su varita,apuntándome. Era el fin. Mi cabeza comenzó a recordar mis momentos más felicesdonde, en gran parte de ellos, Draco Malfoy formaba parte de ellos. Sentí rabia.Aunque en el fondo sabía que estaba enamorada de él, y por mucho que meengañara, eso no iba a cambiar.

Miré a Lord Voldemort a los ojos por última vez antes decerrarlos. Y entonces, sentenció mi muerte.

- ¡Avada Ke..!

De repente, una luz azul iluminó la sala. Toda la sala se cubrió de humo, no se veía nada. Un silencio poblaba la habitación hasta que un escalofriante sonido lo quebró. La risa infame de Lord Voldemort.

- No esperaba que aparecieses - oí la voz de Voldemort peroel humo aún era muy denso.

- Aléjate de ella - una voz muy familiar sonó en medio delsalón.

- ¡Draco! - grité como pude.

- ¡Hermione! - al fin conseguí verlo. Su ropa estabadestrozada, como si se hubiera enfrentado a alguien. También su rostro lucíadébil. Me miraba entristecido - Estaba muy preocupado.

- Perdóname - le solté entre sollozos.

- No. Perdóname tú a mí - su tono sonaba tan triste que seme partió el alma. Nunca lo había visto así.

- Vaya, vaya - interrumpió el Señor Tenebroso - Me has traicionado, ¿por una sangre sucia?

- ¡No te atrevas a llamarla así! - Malfoy le lanzó un rayocon su varita. Estaba tan débil que Lord Voldemort no tuvo que hacer apenasesfuerzo para esquivarlo.

- Pagarás por tu traición.

Lord Voldemort empezó a mover sus labios. Corrí.Rápido. Hasta que me sangraran las piernas. El tiempo transcurría lento mientrascorría hacia él, aunque todo pasó muy rápido. Necesitaba sacarlo de allí. Teníamos que teletransportarnos. Vicomo el rayo verde de la varita de Lord Voldemort se dirigía hacia Malfoy. No sabía si podría llegar a salvarlo. Pero yo corrí con todala poca fuerza que me quedaba. Para estar junto a él.


Como era de costumbre, Albus subió al ático a leer. Como su hermano había empezado su curso en Hogwarts, teníaque buscar entretenimiento en otra parte. En el ático había muchos libros y periódicosantiguos. Aunque a su padre no le hacía mucha gracia que hurgara allí.

- Albus - dijo Harry con voz severa - ¿Qué te he dicho desubir al ático?

- Pero papá, me gusta leer los libros que hay aquí - cogió unoal azar y se lo mostró con orgullo - Además muchos hablan de tus grandes hazañas. Cuando te enfrentaste alministerio, cuando desenmascaraste a Señora Umbridge - hizo una pausa - Y cómoolvidar cuando derrotaste al terrorífico Señor Tenebroso.

- Basta Albus - riñó Potter a su joven hijo - La batallacontra Lord Voldemort fue algo muy duro para todos. Mucha gente importanteperdió la vida en ella.

Potter siempre sentía una fuerte angustia al recordaraquellos oscuros tiempos. Albus agachó la cabeza sintiéndose culpable. Sabía que su padre odiaba hablar de ese tema.

- Además - añadió Potter - No todo fue gracias a mí. Siaquel día Malfoy no me hubiera avisado días antes de que Lord Voldemort pretendía atacarHogwarts, mucha más gente hubiera muerto.

El momento padre e hijo fue irrumpido por una pequeñapelirroja.

- Papi - dijo la pequeña Lily con ternura - Han llamado a lapuerta.

Los tres Potter bajaron a recibir a su visita. Harry abrió la puerta rápidamente y se abalanzó para abrazar a Hermione.

- ¿Qué tal estás? - preguntó Potter preocupado.

- Mejor - dijo Hermione - ¿Ginny noha llegado todavía?

- No, sigue trabajando - se apartó - Bueno, pasa.

- ¿A mí no me vas a invitar a entrar, Potter?

- Jamás, Malfoy - soltó Harry riéndose - Todavía no entiendocómo pudiste casarte con este idiota, Hermione.

- Muy gracioso Potter - dijo Malfoy mientras le daba paldamitas en la espalda.

- Por cierto, Hermione - saltó Harry - Ginny me dijo que te diera este medicamento por si volvías a tener fuertes dolores.

- Gracias - dijo Hermione mientras se acariciaba la barriga.

- Parece que la niña va ser igual de rebelde que su padre - bromeó Harry.

Draco miró a Hermione y la sonrió con ternura.

Tantos momentos difíciles habían vivido. A tantos retos tuvieron que enfrentarse. Parecía increíble pensar que por fin iban a ser felices y estar juntos. Y es que los dos sabían muy bien que,

No eran nada el uno sin el otro.

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¡Muchas gracias a todos por leer mi historia y por apoyarme! :D

¡Espero que os haya gustado! Si queréis seguir leyendo Dramiones escritos por mí, os recuerdo que mi nuevo nombre de usuario es Madame-Moody. Allí os espero :3

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Más allá de la magia - Potterfics, tu versión de la historia

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Me levanté enseguida, serían las 6:00 de la mañana, pero ya no podía esperar más. Era mi último año en Hogwarts y quería aprovecharlo desde el primer m

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2024-09-15

 

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