Memorias de Idhún IV: Nuevo Comienzo - Potterfics, tu versión de la historia

 

 

 

-Victoria, tenemos que irnos ya, nuestros perseguidores no tardarán en llegar-dijo el muchacho de pelo rubio, mientras escrutaba la lejanía en busca de signos que delataran la presencia enemiga.La chica suspiró una vez más, dejando que su melena castaña cayera sobre su rostro. Hasta hacía poco, aquella gente que ahora los perseguía habían sido sus compañeros y camaradas; no, más que eso, sus amigos.
Sin embargo, debido a dos cosas, ahora se veían obligados a abandonar ese mundo que habían salvado. La primera: la relación de Victoria con el hijo de Ashran: Kirtash, un híbrido de humano y shek. La gente no aprobaba que amase al hijo del tirano que había gobernado Idhún, su mundo, durante casi dieciséis años. Su corazón palpitó con fuerza al acordarse de él, haciendo sonreír a Victoria durante un instante, antes de retomar la conversación.
-De acuerdo. Pero déjame despedirme primero- la joven se giró hacia el muchacho de cabello negro y le dio un sentido abrazo acompañado por una sonrisa. -Muchas gracias por todo, Shail. Cuida bien de mi cuerno, por favor-le pidió la chica a su maestro y amigo.
-Sabes que lo haré, Vic. Pero tu prométeme algo también. Prométeme que serás feliz con tus dos hijos-dicho esto miró cariñosamente a Eric y al bebé que Victoria sostenía en brazos, que le miraba con un destello calculador en su mirada. Estaba claro que no era hija de Jack.-¡Y no te olvides de venir de visita! Quiero ver a Erik y a Eva crecer.
La chica asintió, y le dio un beso en la mejilla a Shail. Jack agarró a su chica del brazo, llevándola hacia la puerta, tras haberse despedido el también de Shail.-Shail, visítanos tu también, ¿vale? Eres muy importante para Victoria, seguro que querrá verte por la Tierra, y podrás pasar en nuestra casa el tiempo que quieras, ¿de acuerdo?
Dicho esto, los cuatro, padre madre e hijos cruzaron la Puerta Interdimensional para volver a su antiguo hogar. No sabrían decir exactamente cuanto tiempo pasó, porque al aterrizar en Limbhad, los cuatro estaban dormidos, como cuando llegaron a Idhún por primera vez. Eva fue, por supuesto, la primera en despertar. Su instinto shek le decía que habían llegado, así que agarró con su manita la oreja de Erik y le despertó.
El pequeño Erik miró a su alrededor. El jamás había estado allí, por lo que tuvo miedo, y rápidamente intentó despertar a su padre. -Papá, papá, ia egamos -Jack se despertó y rápidamente se incorporó, alerta, pero Erik no había terminado -etamos en un sito raro, no tene luna, pero las etellas son bonitas, me guta. El muchacho rubio comprendió: estaban en Limbhad, la casa de la frontera. Jack la había echado tanto de menos... para él, la casa era un cúmulo de buenos recuerdos.
Miró el arbol en el que se había declarado a Victoria con cariño. Aquel era el sitio favorito de la joven, hasta se quedaba durmiendo allí a veces. Al pensar en ella, la buscó con la mirada. Seguía dormida, con Eva al lado. Jack decidió que había que despertarla, así que se inclinó y posó sus labios sobre los suyos y la besó con ternura.
Victoria abrió un ojo, perezosa, y vio al chico, que la miraba sonriente, tumbado de nuevo a su lado. Abrió la boca para hablar, pero Jack se le adelantó: -Buenos días, cielo. ¿Qué tal has pasado el viaje? -La chica sonrió, y se pegó a él. Le encantaba su sonrisa radiante, su mirada cálida y sobre todo, su manera de darle los buenos días. -De fábula, -dijo, abrazándole- pero, ¿estamos ya en Limbhad?
Erik correteaba por el prado, explorando los alrededores de la casa gritando "¡Limba, limba!", lleno de energía como siempre. "Se parece tanto a él..." pensó Victoria, mirando a Jack, que dijo: -Bueno, yo voy a ver como está la casa -hizo ademán de levantarse pero Victoria se lo trató de impedir: -No, por favor, quédate un ratito más...
Jack sonrió, e intentó decir que solo cinco minutos más, pero ella selló sus labios con otro beso. Se quedaron así, abrazados y tumbados en el suelo, hasta que una vocecilla los asaltó:-Mami, ¡teno que hace pipí! El muchacho rubió soltó una gran carcajada mientras Victoria se levantó y lo llevó rápidamente al baño de la casa, lamentando que se hubiera acabado el momento.
Jack cogió a Eva del suelo, que sepuso a llorar al instante, ya desde recién nacida se notaba que no le gustaban los dragones. -Tranquila Eva ahora te llevo con tu mami, no te preocupes.La meció un poco entre sus brazos, intentando calmarla, mientras caminaba hacia la puerta.Habían vuelto, y Jack ya sabía que sería lo primero que querría hacer Victoria.
"Espero que tengas ganas de vernos, serpiente" pensó él "porque te traemos una sorpresita, y esta vez, por muy shek que seas, dudo que sepas de que se trata." Volvió a mirar a su hija una vez más, que había dejado de llorar, pero tenía la mirada enfurruñada. Hola buenas! Gracias a los que comentaron el primer capítulo, realmente me sentí bien al ver que la historia gustaba. Así que aquí os traigo otro capítulo más, ok?////////////////////////////////////////////////////////////
En cuanto Jack entró en la casa, se cruzó con Victoria, por lo que aprovechó para que la madre cogiera al bebé para que no se enfadara más de lo que ya estaba. En cuanto Jack la soltó, un destello calculador apareció en los ojos de la chica, dirigidos a él mismo. El muchacho se preguntaba continuamente si, como cualquier bebé, no recordaría nada, o por el contrario si tendría consciencia de sus actos como infante debido a sus poderes de shek, ya que eso implicaba que sabría que Idhún existía. El pequeño Erik no se iba a acordar del fantástico mundo, eso estaba claro: acababa de cumplir los dos años, y probablemente no recordaría nada.
Pero aún era muy pronto para darlo todo por sentado, por lo que el chico decidió dejar de pensar en esos temas, y se centró en el presente. La casa de la frontera estaba muy sucia, no había sido cuidada, y era bastante seguro que se tuvieran que quedar allí un tiempo hasta que encontraran una casa en la Tierra. Por ello el chico decidió ponerse a limpiar las habitaciones, para que quedara agradable. Además algún día entrenaría allí a Erik, le hacía mucha ilusión, y si Victoria no se lo permitía, probablemente utilizaría el tiempo que pasa ella con su otro marido para no ser descubiertos.
Jack empezó a recordar de nuevo los tiempos en que Christian y él eran enemigos: los duelos con sus espadas legendarias, como él lo intentó asesinar a sangre fría infinidad de veces, como se enfureció al verlo con Victoria... Pero eso ya era agua pasada, exceptuando la relación de Victoria con él. Entonces, la chica entró a la habitación que el limpiaba.
-Jack, ¿puedo hablar contigo un segundo? -preguntó ella. -Claro que sí,cielo, ¿qué pasa?-Ven al salón, allí te lo contaré... -dicho esto Victoria salió de la habitación, seguida por Jack.Bajaron las escaleras de la casa y se sentaron en su habitación principal. Entonces la joven empezó a hablar: -Bueno, creo que deberíamos pensar en el tema del alojamiento... no podemos retener en Limbhad a los niños. -Por supuesto que no. Me niego a que, como yo, pasen mucho tiempo aquí encerrados. Fue como... una cárcel, en algunos aspectos. -contestó él. -Pues mira, tengo dos ideas. La primera es mudarnos a la mansión de mi abuela. Tiene habitaciones de sobra y a los niños les gustará el jardín. -explicó ella.
El chico pensó en la vida en aquella mansión, si lograban encontrar trabajos por Madrid estaría fantástico vivir allí. Aunque decidió considerar la otra oferta. Viendo que el joven le volvía a atender, la muchacha continuó: -También he pensado en ir a la casa de tus padres en Silkeborg. Me parece que te gustaría ir allí, ¿verdad, cariño?- terminó ella.El muchacho quedó en estado de shock por aquellas palabras. En todo aquel tiempo no se había dado cuenta de lo mucho que echaba de menos Silkeborg. Volver a su antigua casa, pasear por sus bosques, ver a sus amigos...
De repente el muchacho salió de esa ensoñación. No podía volver a Silkeborg. ¿Qué les diría a todos los que le conocían? Un chico adolescente no desaparece para volver convertido en un adulto de unos veinte con una mujer de diecinueve, dos hijos, y la serpiente. Habían desaparecido hacía ya siete u ocho años, y no tenía duda de que les intentarían investigar si lo hacía. -De eso nada, Victoria. No puedo... no podemos ir allí. Sabes que intentarían sonsacarme a dónde me marché hace tantos años. ¿Qué les diría? ¿Que vivo con mi mujer que también es la esposa del hombre que asesinó de mis padres? Porque la excusa de una mudanza no serviría... recuerda que aún me queda familia viva. -argumentó. La vio un poco estresada con todo el lío de la mudanza y el exilio, por lo que dijo: -Ahora coge a Eva y a Erik y ven a la sala del Alma, tengo una sorpresa.
Cinco minutos después todos estaban reunidos junto a la esfera que contenía a la conciencia de Limbhad. El Alma estaba exultante viendo a Jack y Victoria juntos con dos hijos. Así que atendió rápidamente a la petición que Jack le hizo mientras su mujer llamaba a los niños.-Muy bien, Vic, Erik, y Eva, cerrad los ojos y daros la mano- rápidamente le hicieron caso. Jack tocó a su mujer en el hombro mientras mentalmente le dijo al Alma "Llévanos hasta la casa de Christian". Nada más decirlo el alma extrajo un poco de su poder de dragón y desaparecieron de allí.
/////////////////////////Mientras tanto, en la Tierra, un joven de unos veinte o veintiún años miraba las calles de Nueva York desde su casa, un ático cerca de Central Park. Sus extensos sentidos abarcaban una gran extensión de la ciudad por lo que podía estar informado de las actividades de los terrestres. Además, con lo que le gustaba la Tierra, hacer aquello era una delicia para su mente de shek. Su mirada, azul como dos puñales de hielo, algo tapada por su pelo castaño estaba dirigida al lago del parque, donde varias parejas disfrutaban de sus momentos.

En aquel momento extrañó a Victoria. Hacía unos ocho meses que se había ido de Idhún para que su familia no peligrara. Bueno, para que Victoria y su hijo no peligraran, el dragón le daba un poco igual. Rió con malicia al pensar aquello. Hacerle enfadar era algo que le encantaba, ya que la limitada inteligencia del dragón nada podía hacer frente a su poderosa mente shek. Desvió el tema de sus pensamientos a su familia, preguntándose como estaría Erik.
Y justo en aquel momento, lo sintió. Cuatro presencias acababan de llegar. Eran Jack, Victoria y Erik pero... un shek iba con ellos. Christian llevó su mano a la empuñadura de Haiass, su fiel espada mágica de helado poder. Jamás iba desarmado, ni siquiera en su propia casa.Como un rayo el shek entró en la casa, cerró la ventana y se situó a la espera de la familia. Tenía un trato con Shizuko, el no tocar a su familia a cambio de su ayuda. Y pensó, sin considerar otra opción más que obvia, que era un shek enemigo.
Sólo cuando se puso enfrente de ellos y los vio, se dio cuenta de quien era el shek: era el bebé que Victoria sostenía entre sus brazos. Sin sentir peligro, envainó Haiass, y pronunció una palabra: -Victoria... -¡Christian!- dijo ella, dandole el bebé a Jack y corriendo a abrazar a su otro esposo. El joven castaño la besó con pasión, alegrandose del reencuentro. Sin embargo se separó en cuanto notó una manita tirando de su pantalón. -¡Kistan...! -dijo el pequño Erik, sonriente.
Christian, sonriendo, se agachó y le revolvió el pelo, mientras Erik decía "soi mu gande ¿vedad?". Y luego reparó en que el bebé que tenía Jack lloraba. -Dragón- dijo con una media sonrisa. -Serpiente -contestó el otro, devolviéndole el gesto. Tras saludarse, la expresión de Christian se tornó seria de nuevo: -¿Por qué tenéis un bebé shek? ¿Qué ha...? -¿No es obvio?- le interrumpió Jack- Para ser un shek no estás siendo muy listo... será mejor que mires al bebé por ti mismo.
Victoria cogió a su hija y se pegó a él de forma cariñosa, como si fuera un secreto entre los dos. -Mira, Christian... mírala...- dijo ella. Christian dirigió su mirada, habitualmente fría, y la vio. Vio su cara de ángel, su pelo negro, su boquita, su nariz... pero sobre todo, se vio a él mismo reflejado en sus propios ojos. Los ojos azules que aquella niña tenía eran suyos.
Jack se partía de risa viendo al shek tan embobado. Victoria le dio a la niña al joven, al que casi se le cae, aumentando así las risas del muchacho rubio. -Pero, ¿cómo...?¿Quién... es...Los ojos de Victoria se iluminaron con un destello cálido, que se reflejo en la mirada enternecida de él. -Es Eva. Es tu hija, Christian. Nuestra hija.




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Espero no haberos aburrido con las mas de mil palabras... pronto actualizaré :) y comentad que no cuesta nada!!!!Buenas!!! Aquí os traigo otro capítulo más, jejeje. Espero que os guste y comentad vuestras opiniones. Si queréis podéis sugerir cosas :)//////////////////////////////////////////////////////////////////////
Tras estar un rato obnubilado tratando de asimilar que tenía una hija, Christian empezó a pensar, habiendo vuelto a equilibrar su parte shek. Victoria le invitó a sentarse en el sofá junto a Jack para poder hablar de su situación actual: del por qué habían tenido que abandonar Idhún, donde se iban a quedar y por supuesto, tratar el tema de la relación de sus hijos con el mundo de Shail.Lógicamente Christian ya había adivinado el motivo de que su familia hubiera tenido que regresar, pero aún así... quería oírlo de los labios de ella.
-Bueno, Christian... Querrás saber por qué hemos vuelto.-Sí, Victoria, aunque ya me lo imagino. Es Eva, ¿verdad?-La verdad es que sí... verás, hasta hace un par de semanas todo iba bien, pero... los Nuevos Dragones, armados con roca maldita, encontraron nuestra casa en Celestia. Shail y Zaisei no pudieron hacer nada para evitarlo. Hasta que un día asaltaron la casa y tuvimos que huir... de no ser por Kimara, que tenía contactos por allí, hubiéramos perdido a Eva.-Christian apretó los puños casi hasta hacerse sangre. Su familia era intocable, nadie iba a hacerles daño, de lo contrario se las verían con él.
Victoria iba a seguir hablando, pero fue Jack quién continuó en la historia, con el fuego de Yandrak ardiendo en su mirada. Era evidente que al dragón le afectaba tanto el tema como al joven de pelo castaño. Por una vez estaban de acuerdo en algo, pensó el shek.-...entonces no tuve más remedio que salir a su encuentro transformado en Yandrak. Tuve que destruir varios dragones, pero como ellos no contaban con que yo atacaría, pude salir ileso gracias al factor sorpresa. Tras aquello, llevé a Shail, Victoria y nuestros hijos a un lugar alejado para que pudieran abrir la Puerta.
Christian imaginó la escena: Jack luchando con sus antiguos aliados, Victoria agarrando a sus hijos desesperadamente, ayudando al mago a abrir la puerta... Sus ojos se convirtieron en dos dagas de hielo, mientras su rostro se crispó en una mueca de odio. Iba a decir su opinión, pero Jack pensaba como él: -Eva es inocente, no ha hecho nada. La persiguen por ser lo que es, ¡y eso no es justo! -Victoria miró a Christian, preocupada por su gesto. Él dirigió su mirada a ella y dijo: -Jamás dejaré que le hagan daño. La protegeré con mi vida, si es necesario. No solo a ella. A todos nuestros hijos -dijo mirando a Erik también.
Sin embargo el pequeño se asustó un poco por su mirada y preguntó: -¿He hecho ago malo?-preguntó él, a lo que sus padres se rieron y le dijeron que por supuesto que no.Erik lanzó un suspiro de alivio, pensando "epero que Kistan no se entede de que le he pintado la mesa de su cuato", y salió de la habitación, sonriente.
Fue entonces cuando Victoria continuó, pasando al siguiente tema: Bien, ahora solo necesitamos pensar dónde vamos a vivir. Jack se niega a ir a Silkeborg, apoya más la opción de quedarse en casa de mi abuela y... -¿Y por qué no nos quedamos en este ático? -preguntó Christian-Podría ampliar la casa para que vivieramos todos, el dinero no es problema.Victoria negó con la cabeza: -No, sabemos que este es tu usshak, tu sitio para estar tranquilo y solo y...-Precisamente. El usshak es el corazón del shek. Y en mi corazón, estáis vosotros, mi familia, excepto tú, dragón -añadió con una media sonrisa. -Yo podría decir lo mismo, serpiente -picó el muchacho rubio- podríamos dejarte aquí e irnos a...
-¡Ya empezamos! ¡Es que no tenéis remedio! -bufó Victoria, enfadada. -Tranquila cielo, no te preocupes, estábamos bromeando-intentó explicar Jack -Pues yo no, dragón -dijo Christian, sonriente. -¡Aaah! Vamos a vivir todos juntos, ¡ese va a ser vuestro castigo, por pesados! -gritó la joven. Viendo que no se calmaba, Jack recurrió a su jugada secreta para estos casos: se levantó, cogió a Victoria en brazos, se sentó con ella encima, y la abrazó por detrás mientras le besaba el cuello.
Por supuesto, eso la tranquilizó bastante, pero Jack no había acabado: -Serpiente, te toca -dijo el veinteañero rubio. Christian hizo lo mismo que él, y cuando dejó de abrazar a la chica, Victoria estaba roja, y soltó un suspiro: -Eso no es justo...-musitó la joven, que volvió a su asiento para seguir tratando el tema de la vivienda. Al final decidieron echarlo a suertes, y tocó quedarse en Nueva York. Como el apartamento de Christian no tenía muchas camas antes de reformarlo, decidieron que unas noches, unos dormirían en Limbhad y los demás en la casa.
El primer día, Jack le dijo a Victoria que él iría a Limbhad, y ella sabía por qué: Quería dejarla a solas con Christian, ya que hacía mucho que no se veían. -Gracias...- le dijo ella al oído-y gracias por la sorpresa de traerme a ver a Christian...-y le besó suavemente. Él respondió a su beso, de forma suave, y acto seguido llamó al Alma para que llevara a Erik a Limbhad con él.Cuando vieron que estaban solos, con la excepción de Eva, empezaron a disfrutar de sus momentos a solas. A la pequeña bebé la acostaron pronto, y luego, después de unos apasionados besos y caricias, empezaron a contarse todo lo que habían hecho en todo este tiempo. Tenían mucho de que hablar, y estaban deseando hacerlo, hacía tanto tiempo que no estaban juntos...
Las horas se pasaron volando, por lo que, cuando quisieron darse cuenta, ya tenían que cenar e irse a dormir. Victoria descubrió que Christian cocinaba muy bien, le hico un risotto de arroz que impresionó a la chica, estaba realmente bueno. Tras la cena en la terraza, a la luz de la ciudad, se fueron a dormir, no sin antes, disfrutar más de la presencia del otro, con más besos, ya más suaves, y, cuando quiso darse cuenta, Victoria ya se había dormido.El shek la agarrró por la cintura, y cuando iba a cerrar los ojos con ella apoyada en su pecho, vio, a la luz nocturna, un dragón y una serpiente mal dibujados en su mesa. Supo, por la calidad del dibujo, quién era el culpable... -Erik, cuando te vea mañana vas a estar castigado...- susurró para sí.
///////////////////////////////////////////Siento que estos capítulos sean tan tediosos, sólo queda uno más y habrá un salto en el tiempo hasta que los hermanos alcancen la edad adolescente. Comentad, que no cuesta nada.Buenasss! :) Aquí os traigo el cuarto capítulo, el último antes del salto en el tiempo.////////////////////////////////////////////A la mañana siguiente, Jack se había despertado mucho antes que Erik, como de costumbre, ya que el pequeño dormía bastante al tener tan solo dos años. El padre decidió darse una vuelta por la casa de la frontera, ya que hacía muchísimo tiempo que no estaba allí. Si Erik se despertaba y no le veía entonces lloraría, por lo que el joven rubio sabría si su hijo despertaba. Al primer sitio al que fue, era por supuesto la sala de entrenamiento. Cuántos buenos y malos momentos había pasado el allí junto con Alsan... que ahora estaba muerto.
Jack apretó los puños al acordarse de él, y para desahogarse, empleó una de las armaduras mecánicas que Shail encantaba para que Alsan entrenara solo. Poco podía hacer ese ente contra el fuego de dragón de Domivat, la espada de Jack, que se materializó en su mano en cuanto la llamó. El joven empezó a descargar golpes contra la armadura, cuya espada flaqueaba ante las llamaradas de la espada legendaria, avivadas por el fuego de las emociones de Jack.
Cuando hubo desatado toda su rabia por la pérdida de su amigo, el muchacho decidió que tendría que limpiar también ese sitio si quería practicar con Erik cuando fuera más mayor.En cuanto hubo terminado, se dirigió hacia la cocina con la intención de preparar el desayuno.La magia de Shail aún perduraba en los electródomesticos, y si se agotaba, siempre podía usar su propio poder de dragón como fuente de alimentación. Entonces se dio cuenta de que no tenían comida, por lo que le pidió al Alma que le llevara al supermercado que estaba lado de la casa de Christian.
Pasaron los minutos, y Erik se despertó, soñoliento. Por supuesto, empezó a llorar al ver que estaba solo, pero no en vano siendo la viva imagen de su padre, quiso explorar la casa.Empezó por el piso de arriba, ya que era el lugar en el que se encontraba. El infante entró en dos dormitorios y en un baño, al que su madre le había llevado el día anterior. Erik no encontró nada interesante así que siguió buscando. Fue entonces cuando encontró la biblioteca.Vio una gran esfera semitransparente en un pedestal, junto con muchas sillas y sillones, y librerías repletas de ejemplares. El pequeño aún no sabía leer, por lo que no prestó atención a los libros, pero sí se fijó en la esfera,y le entraron ganas de tocarla, a ver que pasaba.
Cuando lo hizo, le mostró, como a su padre, los sucesos que ocurrieron en Idhún el día de la extinción de los dragones y unicornios. El chico se vio volando al lado de un dragón que tenía tres ojos, y miró hacia el horizonte, viendo seis astros que le recordaban al mundo del que habían venido. La visión terminó con el ataque de los shek, y su padre entró en la habitación.-¡Erik! -Mida papá, se ve nueta casa dede aquí-contestó el niño, sonriente.Jack le pidió al Alma que dejara de proyectar la visión y se fue a hacerle el desayuno a Erik, que berreaba porque quería ver más cosas.
Christian y Victoria se levantaron mucho más tarde que ellos, por lo que al empezar a lavarse los dientes tras desayunar, Erik y Jack ya habían llegado, desayunados, vestidos y duchados (bañado en el caso de Erik). Tras darle un tiempo al shek y a Victoria, Jack les pidió que se sentaran de nuevo en el sofá. -Hay un tema que aún no hemos tratado. Me parece que los niños deberían saber que son, ¿verdad, Victo...? -¡De ninguna manera! Me niego a que mis hijos sigan el mismo destino que nosotros. Quiero que lleven una vida normal. -Victoria, Jack tiene razón-comentó Christian-hay que decirles lo que son, porque todos nuestros amigos están invitados a venir cuando quieran. ¿Qué dirán al ver a Zaisei, por ejemplo? No es muy normal encontrar un humano de piel azul.
-Sí, lo sé, pero aún así, quiero que estén lejos de batallas y guerras que no les conciernen-sentenció ella.-En eso tienes razón, Vic -dijo Jack- pero yo pienso enseñar a Erik a defenderse y a convertirse en dragón te guste como si no -sentenció. -Pero aún no sabemos si... -Venga ya, Victoria. Has visto como nos tensamos Erik y yo cuando Christian y Eva andan cerca, y además, la mirada de Eva, tan fría y calculadora, no es propia de un bebé... -explicó él.
-Puede ser, Jack, pero les podemos ocultar eso y decir que es natural. -Podríamos hacer eso, Victoria pero, ¿qué pasará cuando Eva empiece a leer las mentes? ¿O cuando Erik prenda fuego a algo, o a alguien cuando se enfade? -argumentó Christian.
Entre los dos estaban encerrando a Victoria, por lo que finalmente, con un resoplido y poniendo los ojos en blanco, accedió: -Bueno, está bien. Pero nada de batallas, ¿entendido? Erik y Eva jamás saldrán a luchar-pidió ella. -En eso estamos de acuerdo -dijeron Jack y Christian al unísono.
-Bueno, entonces decidido. Ah, Victoria, Shail se ha comunicado conmigo a través del Alma mientras compraba comida para Limbhad. Me ha dicho que si nos parece bien vendrán dos fines de semana cada mes. Por supuesto, a Zaisei le aplicarán un hechizo para que tenga la apariencia de una humana normal.
-¡Sí! ¡Qué bien, Jack! A Shail lo vimos hace poco, pero a Zaisei hace tanto que no...-¡Noooo!- exclamó Christian- Sabéis que no me gusta tener a tanta gente en casa...-Pues acostúmbrate, serpiente, y si no, no haber nos ofrecido vivir aquí.-Maldita sea, ahora me arrepiento... -maldijo entre las risas de Jack y Victoria.
Y así pasaron los meses y los años... en cuanto les visitaron, Shail y Zaisei les enseñaron a su hija, Resa, que tenía un año menos que Erik, y que tenía cuerpo y color humano, por lo que debería haber heredado las capacidades de los celestes.Erik y Eva empezaron la guardería, luego el colegio, mientras Jack consiguió un puesto de profesor de inglés y danés, y Victoria uno de entrenadora de Taekwondo, mientras que Christian volvió a cantar. Y así continuó su vida durante quince largos años... hasta que se relevó la auténtica naturaleza de los dos hermanos.

Bueeeno porfin van a ser adolescentes!!!! ^^ Comentad y dad vuestra opinion y sugerencias :)¡Riiiiiiiing! El timbre de las clases sonó, de forma tan molesta como era habitual, para señalar el final de las clases. Todos los alumnos estaban muy ilusionados, debido a que el verano estaba a punto de empezar, pues todo lo que se interponía entre ellos y las vacaciones eran dos días más de clase. Como era habitual, un muchacho rubio de unos diecisiete años estaba en el pasillo, dirigiéndose con sus amigos hacia la salida. Antes, como siempre, había ido a ver a su hermana, que era bastante fría con todo el mundo, pero en el fondo era un pedazo de pan. Y, como era tan misteriosa, la gente se acercaba a ella, y tenía muy buenas amigas. -Hola, Eva. Veo que vas con tanta gente como siempre, canija -había dicho él, como saludo. -Piérdete, Erik- dijo ella, con una sonrisa -yo me voy a quedar aquí un rato más así que no me esperes a la salida.
Y eso había hecho. Mientras hablaba con sus amigos de los planes para aquella tarde, se disculpó diciendo que no podía ir, con la excusa de que tenía entrenamiento de esgrima. Ninguno de sus amigos acababa de entender por qué lo practicaba, pero si le gustaba, pues estaba bien. Aunque había otro motivo en el fondo: aquel fin de semana venían Shail y Zaisei. Ellos le habían contado lo que era Idhún, junto con sus padres, que de verdad le habían demostrado que el mundo existía, para lo que su padre, Jack sólo había tenido que llevarle a Limbhad y transformarse en dragón. A él le había costado creerlo, pero ya hacía cinco años que lo sabía, al igual que su hermana.
Y aquello significaba que ese fin de semana tocaba entrenamiento con Eva y sus padres en la casa de la frontera, además de las historias que le contarían Shail y Zaisei sobre aquel mundo. Aunque pudiera parecer un poco aniñado, le encantaría viajar a aquel mundo al que, por el momento, solo visitaba en sueños. Sin embargo, había otro motivo más. Resa, la hija de Shail y Zaisei, se había convertido a lo largo de los años en una de sus mejores amigas, pero no sólo eso. El muchacho había desarrollado un sentimiento que le llevaba a rechazar a las chicas del instituto que le pedían salir, que no eran pocas. Nunca había sentido nada especial por ninguna chica neoyorquina, le parecían tan... poca cosa. Aquello tampoco lo entendían sus compañeros, pero ellos suponían desde hacía tiempo que tenía a otra en la cabeza, por lo que no le molestaban con el tema.
Además, ahora mismo todos estaban pendientes de las notas. Erik estudiaba bastante bien, y sus notas reflejaban su trabajo, oscilando todas entre el notable y el sobresaliente, con matrícula de honor en gimnasia. Precisamente de eso iban hablando todos, mientras se dirigían a sus casas.
Tras un rato caminando, él y su grupo de amigos llegaron a la encrucijada en la que Erik tenía que separarse de ellos. Les dijo adiós con un gesto y se marchó corriendo hacia el ático en el que vivían, deseoso de llegar y ver a todo el mundo.
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Por su parte, Eva tampoco había tardado mucho en abandonar el instituto. Ella no iba con sus compañeras a casa, dado que ninguna llevaba la misma ruta que ella. Y muchos dís le pedía a Erik que no la esperara, ya que le gustaba caminar sola, para poder pensar y reflexionar tranquila. No le gustaban las aglomeraciones de personas, por lo que en el colegio, incómoda, se dedicaba a pensar, pero con un oído puesto en la clase. Así, hiciera lo que hiciese, cuando sus profesores la intentaban "pillar", ella siempre decía suavemente la respuesta correcta, con una sonrisa en la boca. Aquello sacaba de quicio a sus maestros, pero no se podían quejar de la chica. Sacaba notas ejemplares y no molestaba en clase, cosa que no se podía decir de su hermano, que era muy revoltoso.
Eva suspiró y empezó a jugar con su pelo. Ella lo tenía de un color negro, y era largo hasta llegar a la mitad de su espalda. Erik, por su parte, lo llevaba igual que Jack. Él había heredado su bonito tono rubio, mientras que el cabello de Eva no se asemejaba al de Christian o Victoria. Pensó entonces en Jack y Christian. Era muy raro convivir con dos padres y una madre, pero te acababas acostumbrando. Como ellos, eran opuestos, en personalidad, gustos, forma de hacer las cosas... en lo único que eran iguales era en lo que habían heredado de su madre, que era un matiz muy dulce en el carácter que solo mostraban a veces.
Tomando un atajo, divisó el ático en el que vivía en la lejanía. Este fin de semana tocaba visita. Eva, como siempre, atendería de forma correcta a los invitados, pero siempre pasaría más tiempo con su padre. Christian parecía ser el único que la comprendía,pues era el único de la familia cuya forma de ser era similar a la suya, y al igual que él, se daba cuenta de todo lo que sucedía a su alrededor. Ella sabía por qué Erik iba hacia casa tan emocionado. "Mi hermanito es un saco de hormonas con patas..." pensó la chica.
Pasaron los minutos y finalmente alcanzó la puerta de su casa. Ahora sólo quedaba subir en ascensor. Para cuando Eva hubo llegado, Erik aún estaba saludando. Como siempre, se había desviado para ir con sus amigos, por lo que había llegado algo más tarde de lo que debería. Eva vio, no sin reprimir una media sonrisa, cómo abrazaba a Resa, quien le daba dos besos en la mejilla. Entonces, para fastidiar, decidió entrar en ese momento con un "familia, ya he llegado", levantando su flequillo negro con un soplido mientras todos se dirigían a abrazarla, excepto Erik , que le lanzó una mirada asesina. "Justo ahora tenías que entrar", quería decirle.La chica entonces sonrió placenteramente.
-Hola, Eva, ¿cómo estas? -preguntaron Shail y Zaisei a la vez.-¡Hey, Eva! ¡Tenía ganas de verte! -exclamó Resa.Erik volvió a dirigir una mirada a la semiceleste mientras saludaban a su hermana. Su aspecto físico, incluyendo el color de la piel, era igual al de Shail, excepto la cara, que era la de Zaisei, y tenía los ojos de un colón marrón chocolate que volvía loco a Erik. Él y ella se llevaban muy bien, aunque en ocasiones ella se mostraba algo tímida con él. ¿Sería que ya sabía que a él le gustaba? Según Jack, que una vez más le pilló dirigiendo su mirada hacia el pelo castaño de Resa, era bastante obvio. Erik miró a sus padres, fastidiado, que le miraban con una media sonrisa mientras a Christian se le escapaba una risa. A Erik le caía bien Christian, aunque se fastidiaran mutuamente ya desde que él era pequeño.
Al terminar de saludar, Resa volvió para hablar con Erik. Ella le contaba su vida en Idhún como estudiante de magia (ya que Victoria le había entregado el don), y él, la suya como un estudiante neoyorquino. Mientras el hablaba, ella le miraba. Hacía tiempo que percibía que él estaba enamorado de ella, pero actuaba de una forma tan normal que ella acababa de terminar de creer que su percepción la engañaba. Mejor así, ya que no quería hacer sufrir a su amigo. Ella se sentía protegida y a gusto con Erik, por lo que le encantaba que pasaran juntos tanto tiempo.
Victoria les miraba, enternecida, mientras Christian preguntaba a su hija cómo iba en el colegio, y le picaba con el tema de los chicos. Ella era bastante guapa, pero la mayoría de los chicos consideraba que era muy fría, por lo que Eva, en venganza, le dio un golpecito en el pecho con el puño, pensando "eres tonto, papá" de forma cariñosa, a sabiendas de que él la podía oír.////////////////////////////Bufff este capítulo es algo más largo pero quería presentar y describir a todos los personajes... dentro de nada empezará la acción. No os olvideis de comentar, que sienta bien conocer vuestras opiniones ;)
Ah, y me gustaría comentar: con el comienzo de las clases estaré bastante más ocupado, así que puede que no actualice tan a menudo.Todos se sentaron a hablar tras los emotivos saludos. Eva se sentó con Victoria y Christian, Shail junto a Zaisei y Erik, cómo no, con la hija de los idhunitas. Los padres de Resa se pusieron repentinamente serios, y comenzaron a hablar de nuevo. -Bueno, Jack, Victoria, Christian. Sabéis que, aunque hayamos venido un fin de semana como siempre, esta vez no se trata de una mera visita de cortesía. Tenemos algo serio entre manos, amigos míos. Algo que podría cambiar el destino de Idhún entero -sentenció Shail, serio. -¿Y qué es ese algo tan importante, si puede saberse Shail? ¿Qué está pasando? ¿Ha vuelto el Séptimo a hacer de las suyas? -preguntó Jack. El muchacho estaba algo oxidado, y le apetecía volver a Idhún para volver a luchar, aunque una parte de él desease quedarse en Nueva York.
-No exactamente, Jack. Bueno, sí. O no... no estamos muy seguros esta vez... -explicó Shail.Christian se cansó de esperar e incitó al mago a continuar: -Shail, dilo de una vez o no lo digas, pero rápido, por favor- el joven mago tragó saliva y continuó como Christian le había dicho.-Veréis... por lo que parece el Séptimo ha vuelto a tomar un cuerpo, y no sabemos lo que puede estar planeando, pero se han vuelto a ver sheks por Idhún. Han venido en grupos de unos treinta individuos y han acabado con las patrullas de los Nuevos Dragones -Christian no pudo reprimir una sonrisa- y creemos que es obra de su dios. -¿Pero no se había vuelto el Séptimo un dios "bueno", que quería abandonar Idhún por el bien de sus especies? -preguntaron Jack y Victoria, extrañados. Shail suspiró. El también había tenido esa duda, pero había sido desmentida tanto por los magos como por los oyentes de los oráculos.
-No me habéis dejado acabar. Escuchad, que esto es lo más serio. Ya sabéis que el Séptimo es la concentración de los malos sentimientos que Aldun, Wina, Karevan, Yohavir, Neliam e Irial expulsaron de sus entes, ¿verdad? -inquirió el joven, sabiendo de antemano la respuesta. -Pues claro, todos lo sabemos -contestó la Tríada al unísono. Shail prosiguió su relato: -Pues bien... por aquel entonces, los magos ya existían, y se dedicaban a descubrir que podía hacer la magia. Como aún no alcanzaban a comprenderla del todo, pusieron unos "medidores", rocas encantadas que registraban los niveles de magia por si un hechizo era demasiado peligroso- toda la familia siguió expectante, pero Christian no quiso esperar: -Ve al grano.
-De acuerdo, de acuerdo -prosiguió Shail- pues cuando se creo el Séptimo Dios, todos los medidores, al unísono, alcanzaron el grado máximo de aviso. -Shail, pero con esto no explicas nada -se quejó Jack- todo eso, menos lo de las rocas, ya lo sabíamos. Que los Seis crearon al Séptimo al vaciar sus sentimientos diabólicos no es ninguna... -Exacto, Jack. Sentimientos diabólicos. Un Dios malvado, que sin embargo desarrolló buenas intenciones, a su manera, cuando todo lo que hiciera debería ser caótico. No es de extrañar que se quisiera librar de ello, ¿no? -explicó Shail con una sonrisa cansada.
-¿A dónde quieres ir a parar?-preguntó Victoria, exasperada, aunque ya se lo iba imaginando.- Estoy seguro de que ya habréis caído en la cuenta. Hace una semana, los medidores volvieron a encenderse al unísono, al máximo nivel. -No... -musitó Jack-no puede ser...-Sí, Jack -respondió Shail, lleno de seriedad- el Octavo. -Pero entonces ese dios tiene que ser... -Los buenos sentimientos del Séptimo condensados en un ente aparte. ¿Entendéis lo que esto significa? Ahora el dios oscuro se ha librado de sus ataduras y su auténtica naturaleza saldrá a la luz. Ah, y no me preguntéis por qué sabemos que es un dios de buenas intenciones. Es evidente: los Seis se libraron de la parte mala que nació en ellos, contraria a su naturaleza, para ser neutrales, y el Séptimo se liberó de todo lo bueno que tenía.
-Un momento... si todos los Seis son igual de poderosos que el Séptimo, que se dividió... ¡el Octavo es igual de poderoso! -exclamó Jack.-Pero Shail, a todo esto, ¿por qué recurres a nosotros?-Verás Vic, los oyentes han oído la voz del octavo. Los que se quedaron sordos cuando los Seis gritaron, hace ya muchos años, pudieron oir su voz, que les devolvió el sentido del oído a la vez que revelaba una nueva profecía.
"En los malos tiempos de Idhún, un dios justo surgirá del mal en estado puro para devolver la paz a las gentes. La Tríada deberá unirse a sus descendientes y cumplir un nuevo destino, que se presenta todavía incierto. Encontrad las Tablas Escritas dispersas por el mundo, ellas ayudarán a cumplir la misión de invocar al Octavo".
Todos escucharon anonadados la nueva profecía, que para horror de la familia, incluía la presencia de Erik y Eva. El muchacho, que había estado abrazando a Resa, que se habí sentado encima de él, la apartó y gritó, feliz:-¡Bien!, por fin algo de acción. -La reacción de Eva, por el contrario, no fue ni parecida. Su insinto shek la llevaba a rehuir el peligro, por lo que no tenía ganas de luchar, pero sí que quería ver Idhún. Victoria enterró la cara en las manos. ¿Por qué siempre les pasaba todo lo malo a ellos? ¿Es que los dioses existían para no dejarles vivir en paz?
//////////Bueno eel cap de hoy fue algo corto, espero que os gustara la profecía, comentad y sugerid qué personajes queréis que intervengan en la nueva profecía!!!!!El fin de semana no pasó rápido para nadie en la familia de la Tríada. El muchacho estaba muy entusiasmado al principio con la idea de poner en práctica las clases de esgrima con su padre, que estuvo volviendo a entrenarle, pero esta vez de una forma un tanto agresiva, como si en vez de una pelea de entrenamiento fuera una batalla por la que se jugaban la vida. Erik estaba algo lejos del nivel que tenía Jack, y por lo tanto, la mayoría de las veces Jack ganaba, pero eso motivaba más a Erik. "-Esto no puede ser"-pensó Jack -"en cuanto vea peligro saltará a combatirlo y aún no tiene el nivel adecuado... dioses, tendré que hacer lo mismo que Alsan me hizo a mí, humillarme, aprender a respetar el peligro..." Y así lo hizo. El muchacho rubio aumentó tanto el ritmo y la complejidad de sus movimientos que a Erik le costaba seguirle, pero no sólo eso, los golpes de su padre eran brutales y el chico recibió varios golpes. -¿Qué estás haciendo? -le preguntó, levantándose del suelo para continuar -En guardia, Kareth -respondió su padre, arremetiendo contra él a gran velocidad, de manera que el muchacho volvió a ser magullado por la espada de madera y a caerse al suelo, de forma desequilibrada.
Erik estaba muy furioso. ¿Había entrenado tantos años, y su padre solo le había enseñado lo básico en pequeñas lecciones? ¿Por qué no le había enseñado directamente todo lo que sabía cuando alcanzó la adolescencia? ¿Es que no quería que luchara? Era completamente incapaz de lograr ninguna finta o arremetida de forma rápida para engañar y desequilibrar a su oponente. Eva, por su parte, lo estaba pasando igual. Christian no se estaba conteniendo y hacía bailar su filo de madera en la oscuridad con una elegancia incomprensible. Ella, al igual que Erik, estaba enfadada con su padre por el mismo motivo que el muchacho, que no les habían enseñado bien. Pero al ser un shek, pensó y decidió limitarse a defender y a observar los movimientos de Christian para poder aprender de ellos, así que se centró en eso. Pasaron los minutos, y las espadas de las parejas padre-hijo entrechocaban violentamente, hasta que Eva decidió poner en práctica algo de lo que había visto. Y así, con la intención de fintar, se abalanzó sobre Christian, pero la espada la desequilibró y cayó al suelo con estrépito.
La muchacha envidiaba la agilidad y soltura natural con la que su padre se movía. ¿Por qué no podía ella hacer lo mismo? Estaba claro que se debía a que él era un híbrido de shek, y ella una humana completa... o al menos eso creían tanto ella como su hermano. Erik, por su parte, resistía ante su padre, se fue acostumbrando poco a poco al ritmo y aguantó algo más, pero al final el resultado fue el mismo que el de Eva. Los dos adultos decidieron dar por finalizada la sesión, y mientras los dos chicos salían de la habitación, los híbridos se miraron, serios."¿Lo has sentido?"-preguntó Christian telepáticamente- "Por supuesto. El fuego de Erik llameaba en sus ojos, pronto habrá que decirles que son..." -"No tan rápido. ¿No has notado algo más?" Jack pensó durante unos segundos... y cayó en la cuenta. En los ojos de Erik, detrás de aquella barrera de llamas, había una luz intensa. La luz de Victoria. "No puede ser... él también... -"Ellos también"-cortó Christian- "Son híbridos, pero tienen tres formas. Cómo les afectará eso...?"-Jack suspiró. Ellos eran criaturas aún más complejas que los híbridos originales, si cabe. Tres almas y tres formas...
Victoria también se había dado cuenta, y lo estuvo comentando con Christian en el sillón y con Jack en la cama. A los dos les preguntó lo mismo, y por extraño que fuera, por segunda vez en su vida volvían a coincidir en su respuesta: -Victoria, debemos decirles lo que son. Tienen que saber... que llevan dentro las almas de nuestros descendientes. De todos ellos.-Ya lo sé -había dicho ella- hace mucho tiempo que lo sospechaba, y estaba muy preocupada... yo quería que se manuivieran alejados de todo aquello, ¿sabes, Jack?Aunque... tengo curiosidad por ver sus formas de unicornio -dijo la chica, mirando a Jack sonriente. El chico le guiñó un ojo, mientras la besaba al igual que hacía siempre, un beso que la envolvía en un fuego abrasador que la hacía sentirse protegida. Y estuvieron así toda la noche, mientras Christian sonreía para sí... al fin y al cabo, al día siguiente sería su turno para hacer lo mismo que podía percibir en la cama de arriba. Miró en su armario, buscando su caja de preservativos. Los terrestres habían ideado algo bueno, por una vez. Aquello les permitía hacerlo sin temer a un nuevo embarazo. Rebuscó y vio que faltaba uno. "Maldito dragón... ya verás, ya"-le dijo telpáticamente.
En el piso de arriba, Jack no se inmutó, se limitó a sonreír y a continuar con los que estaba haciendo. Poco después apoyo la cabeza en el pecho desnudo de Victoria, tomándose un pequeño descanso. Aquella noche era para ellos dos, al fin y al cabo y no sabían cuándo tendrían otra oportunidad... Mientras tanto, en la habitación de al lado, Resa miraba a Erik, avergonzada, mientras él hablaba con ella sobre Idhún. El chico sabía porqué: ella percibíaa lo que pasaba al otro lado de la pared, por lo que sonrió y dijo: -No te preocupes, Res, sabes que es normal -dijo, sonriente. Eva, que se había conectado un rato a su ordenador para hablar con su mejor amiga, Jess, frunció el ceño. "Esos dos sí que no se contienen un pelo..." pensó.
Al día siguiente, la rutina se repitió, solo que esta vez, Jack no dejó defenderse a su hijo, pero el ya no estaba tan furioso con su padre, por lo que pudo seguir la estrategia que había hablado con Eva. Recordó los movimientos del día anterior, y pudo poner en práctica algunas fintas y golpes que su padre hacía, por lo que logró mantenerse a su nivel por un poco más de tiempo, unos treinta segundos. Eva no se quedaba atrás. Tener a su padre como contrincante la motivaba bastante, siempre le gustaba sorprenderle con sus progresos,y esta vez fue similar: la chica, cada día que pasaba, se volvía más ágil, mientras que, sin darse cuenta, en sus ojos se formaba una barrera de hielo capaz de petrificar con una mirada, mientras que en la de Erik llameaba un fuego cada día más intenso, sin embargo también la luz en ambos se hacía más visible, aunque ellos no lo notaban. Dentro de poco todo sería revelado... -¡Ah! No me vas a engañar... ¡toma esa!- gritaba el joven rubio mientras dirigía su espada de madera contra Christian. El muchacho vestido de negro esquivó el tajo con soltura mientras preparaba su próximo ataque a la velocidad del rayo; al mismo tiempo que Eva bloqueaba con dificultad los poderosos ataques de Jack, más lentos que los de Christian pero más fuertes.En vista de lo que habían descubierto, los dos padres decidieron aumentar el entrenamiento con sus hijos, y acordaron que cambiarían de parejas para que aprendieran a defenderse frente a otros estilos de pelea. Como sospechaban, sus hijos estaban completamente descolocados, no lograban moverse de forma correcta, llevaban mucho tiempo acostumbrados a la forma de pelear de sus progenitores por lo que ahora debían enfrentarse a algo distinto. Jack derribó a Eva sin apenas esfuerzo, pero Christian jugó un poquito más con Erik antes de hacer lo mismo.
-¡No te rías de mí! -rugió Erik, furioso. No entendía que le pasaba. Es verdad que se sentía tenso e incluso inseguro con Christian cerca, pues era un shek, pero ahora un odio increíblemente poderoso fluía cada vez que fijaba su mirada en la figura vestida de negro. Algo parecía ocurrirle también a Eva. Su carácter frío y su semblante, habitualmente inexpresivo, era una pura expresión despectiva, mientras miraba a su padrastro a los ojos instintivamente. No sabía el por qué, pero instintivamente, supo que sería la mejor opción. Victoria, Shail, Zaisei y Resa miraban preocupados al centro de la habitación, donde estaban sus amigos y familiares. Victoria estaba algo preocupada, jamás había visto a Erik de aquella manera, aunque no le sorprendía tanto como la expresión de Eva.
Estaba claro lo que estaba pasando. Ella suspiró, preocupada. Era evidente, y sin embargo, no podía creerlo. Miró a Shail, que empezó a hablar con ella, intentando desviar algo el tema, cosa que no consiguió: -Vanissar ha cambiado mucho estos últimos años... te vas a sorprender, el rey es alguien que jamás podrías imaginar... ahora los Nuevos Dragones han caído, el auténtico sucesor del trono está en el reino-hablaba él. -Shail, centrémonos en lo que está pasando ahora. Mis hijos están empezando a dar muestras de sus otras esencias, dragón y shek. Sin embargo no acaban de manifestar el poder del unicornio... ¿por qué será? -no podía parar de preguntarse ella.
En aquel momento, el odio seguía creciendo en el ambiente. El shek dentro de Christian y Eva clamaba destrozar los dragones oponentes, y estaba claro que el sentimiento era mutuo en el bando de los sangrecaliente. Fue en aquel momento, cuando Christian se burló de Erik por enésima vez, fue la gota que colmó el vaso. Erik era como Jack en sus primeros momentos, antes de aprender a controlar su odio, y en aquel momento salió a la luz parte del dragón.El joven rubio había fallado su ataque, mientras Christian decía: "Así vas a perderlo todo. No sabes hacer nada a derechas, inútil. Es imposible que te puedas defender solo, eres un niño"Entonces, estalló. Christian ya lo había ridiculizado suficiente. La espada de madera se desintegró entre sus dedos mientras lanzó, de un tajo al aire, una onda de llamas que se abalanzaba sobre Christian, al que alcanzó de lleno, haciéndole volar con el impacto, pegando contra la pared de la habitación. Victoria gritó su nombre: -¡Christian! Oh, Christian, cuánto lo siento, por favor perdónale... ¡Y tú, Erik! ¡Estás castigado!- sentenció ella. -¡Pero mamá, joder, se lo tiene merecido por...! -¡CÁLLATE! ¡Obedece! -rugió ella, mientras un destello oscuro cruzó sus ojos.
Erik salió de la habitación dando un portazo, y Resa se levantó y salió en pos de él, para intentar calmarle un poco. Mientras, Eva se había enfadado con Erik por hacerle eso a su padre, y miró a Jack a los ojos. Fue entonces cuando hizo algo que atacó como una descarga la mente de Jack, haciéndole aullar de dolor, y el joven calló al suelo con estrépito. Sin embargo, solo fue un momento, dado que los dragones no son seres telpáticos, pero Jack aún se llevaba la mano a la sien, dolorido, mirando a Eva con algo de rabia. Victoria miró a Eva igual que a Erik, y la joven, sin discutir, se deslizó fuera de la habitación sin el menor ruido.Christian miró a Jack con odio: -Vigila a tu hijo, dragón, está claro que es un peligro público y... -¡Pues tu hija tampoco es precisamente una santa, shek! -gritó el con el fuego ardiendo en su mirada. Siguieron discutiendo hasta que Victoria empezó a gritarles: -¡¿Pero qué os pasa?!¡¿Qué nos pasa en esta familia?! ¿Por qué habéis vuelto a manifestar el odio...? -dijo, enterrando la cara en las manos, y sollozando un poco. Jack y Christian pnsaron lo mismo: que la presencia de dos sheks y dos dragones hacía la convivencia aún más inestable, debido a que cada uno percibía dos enemigos diferentes.
-Victoria tiene razón, serp... Christian. Hay que educarles para controlar su odio, y de paso, bajarnos un poco los humos. -Jamás pensé que lo diría pero... por una vez en tu vida tienes razón, Jack. Eso será lo mejor. -sentenció. Shail trató de romper un poco el hielo, con unas sencillas palabras, mientras Zaisei trataba de descifrar los sentimientos de Erik y Eva. -Bueno, tendremos que descansar, así que nos vamos a dormir. Mañana será un día duro, ¿verdad?-Sí, Shail, tienes razón. Pero dejemos a los niños pensar, tienen que recapacitar en lo que les han hecho a sus propios padres para ver que está mal... -contestó Victoria. Aquella noche le tocaba dormir con Christian, pero después de lo ocurrido no se veía con ganas de hacer nada con él, ni siquiera iba a poder dormir. Con respecto a la familia, era muy sensible, incluso sobreprotectora. Al fin y al cabo no iba a dejar que lo que había logrado conseguir en tantos años se derrumbara en un momento, por mucho que fluyera el odio.
Mientras, en la habitación de Erik, sonaba la música a todo volumen. Sin embargo, pudo oír como Resa le pedía permiso para entrar, a lo que el muchacho accedió de mala gana. La semiceleste estaba algo preocupada por él, siempre tan cariñoso y amable... aquella faceta de él no le había gustado, pero ella entendía su odio hacia los sheks. Al fin y al cabo, Erik era un dragón... si no. no podría haber lanzado esa onda de fuego hacia su padrastro. La chica se sentó en la cama con Erik, y apartó su pelo marrón chocolate con un movimento de cabeza para verle algo mejor. El odio aún latía en él, pero se había calmado. -¿Qué quieres, Resa? -dijo él. Ella se estremeció, jamás la llamaba por su nombre completo. Estaba... demasiado serio para ser él. -Yo... quería hablar contigo. Sobre lo de... -Oh, vamos, ¡no te habrá mandado mamá solo porque... bah, olvídalo! -murmuró él, enrojeciendo levemente, aunque ella no lo notó. -No, no me manda ella, he venido por mi cuenta... soy tu amiga y lo menos que puedo hacer es ayudarte con ese odio que... -¿¡Quieres ayudarme!? ¿¡QUIERES AYUDARME!? ¡Pues vete! ¡Necesito estar sólo! -interrupió y gritó el chico. Resa agachó la cabeza, triste. Por primera vez en su vida,la había herido, y por alguna razón se sintió más triste de lo que debería. Entonces la chica se dispuso a levantarse para salir de la habitación, cuando notó unos brazos cálidos que la sentaron de nuevo, esta vez encima de él. La chica se resistió, pero luego se dejó llevar, y se sentó sobre Erik. El muchacho rubio la giró y le miró a los ojos, preocupado.
-Pérdoname, Res. Últimamente estoy muy raro... yo nunca he sido así, y lo sabes. -No importa, Erik, no pasa nada ya se que... -No, sí que pasa, Res. Eres mi mejor amiga, una de las personas que más me importan, y no esta bien lo que acabo de hacer, sobre todo cuando venías para intentar tranquilizarme. No lo veo justo -terminó él. Ella vio que le miraba con intensidad... y se descubrió a sí misma perdiéndose en sus ojos marrones, que ardían con la fuerza de un sol. Por un momento tuvo miedo, pero se sentía protegida por su presencia, y le abrazó con más fuerza. Sintió como él besaba su pelo, como solía hacer siempre, pero esta vez se estremeció. ¿Qué le estaba pasando? Aún no lo sabía, pero decidió dejarse llevar. En ese preciso momento Victoria abrió la puerta, para intentar entrar a echarle la bronca a Erik. No había podido poner a Eva en su sitio pues ella, como siempre, solo atendía a razones con Christian, pero Erik era distinto. Sin embargo, se paró en seco al contemplar aquella escena... Y cerró la puerta mientras resoplaba, divertida. "Siempre se libra gracias a ella"- pensó su madre.
/////bueno este cap fue algo más largo... ¿que creéis que pasará? ¿Acabarán los dos juntos, o no? Ah y por cierto trataré de escribir más de Eva ya en Idhún. Es que en la Tierra no tengo posibilidades, tenía que haber hecho otro personaje >.< Y comentad!A la mañana siguiente, Eva se despertó antes que nadie, con la excepción de su padre, y se puso manos a la obra en su pequeña creación. A la chica no le entusiasmaba tener que utilizar siempre la espada, buscaba algo que pudiera ser más silencioso y útil, para evitar el confrontamiento directo. Esto era, por supuesto, cortesía de su parte shek, siempre tan silenciosos como una sombra. Por tanto, Eva sacó de debajo de su cama el arco a medio hacer y continuó con su trabajo. Aún tenía que montar el mecanismo de tensión de la cuerda, y las flechas tendría que comprarlas ya en Idhún, pues no había tenido mucho tiempo para hacer aquello. Estuvo pensando un buen rato, mirando los diferentes bocetos que había hecho, pero ninguno acababa de convencerla. La estructura básica ya estaba hecha y lijada, haciendo que la madera fuera suave, pero no resbaladiza, al tacto. Fue entonces cuando la sobresaltó la voz de su padre. -¿No sabes que ocultar armas está mal? -le dijo con una sonrisa. -Mira quien habla: ¡el señor "duermo con una daga en la almohada"! -contestó ella, divertida.
El chico de pelo castaño se sentó al lado de su hija y miró su trabajo. Su habilidad para crear armas es bastante buena, se dijo. Se preguntó cuánto habría tardado Eva en diseñar y construir su arma, supuso que no demasiado, pues las serpientes aladas eran muy hábiles en casi todo lo que hacían. Eva vio lo que estaba pensando, y contestó, sin pensarlo: -LLevo haciendo esto desde hace 5 días. Verás, vi una solicitud para un curso de arco y flechas y me llamó la atención, pero hacía falta equipo propio... ¡ahora me lo podré llevar a Idhún! -exclamó, sonriente. Era extraño como, delante de su padre, perdía ese aire misterioso y pasaba a ser mucho más abierta. Ella pensaba que era debido a que era su padre biológico, pero ahora ya no lo tenía tan claro... Sobre todo desde que había sentido ese... odio hacia Erik. La chica ni siquiera estaba segura de que fuera eso, pues el odio surgía a raíz de un hecho, y su hermano, por mucho que la fastidiara, la quería un montón. Ella supuso que se produjo por otro motivo... el mismo por el que había atacado a Jack, aunque en principio, ella pensó que lo había hecho por su padre. Y lo que habían hecho los dos... ahora que se paraba a pensarlo, era imposible que pudieran haber usado esa clase de poderes. A no ser que...
-Papá... -¿Sí, Eva? -preguntó Christian, con una sonrisa. -¿Qué fueron esos poderes que utilizamos ayer en la sala de entrenamiento? -inquirió la muchacha, repentinamente seria.Christian se puso tenso. Habían quedado en que les revelarían aquello antes de marchar, pero sabía que su hija, a diferencia de Erik, ataría cabos. Y estaba claro que esta vez no se iba a contentar con ninguna evasiva, pues, si fue capaz de atacar al dragón mentalmente, también intentaría sondear su mente si no le daba una respuesta satisfactoria. Por supuesto eso no iba a ser ningún problema para Christian, él sabía defenderse... pero no conocía el grado de poder que podría tener su sondeo. -Pues verás, hija, el caso es que... -justo entonces Resa entró en la habitación, a toda prisa. -Eva, ¿podemos hablar un momento? -la hija del shek miró a su padre, pero este ya se había escabullido en el segundo que Eva centró su atención en la semiceleste. La chica resopló, pero se centró en ella. -¿Qué pasa, Resa? -Pues verás... he estado hablando con Victoria... y me ha dicho que saldremos mañana por la tarde, por lo que hoy dice que tendremos que ir a dar una vuelta, sobre todo, para que les contéis una excusa a vuestros amigos -expuso ella. Era cierto, en eso no habían pensado... una excusa de un viaje, o de un año en el extranjero, o algo por el estilo no levantaría sospechas.-¿Se lo has dicho a Erik, Res? -preguntó Eva. -Qué va, aún está dormido, ya sabes como es...Las dos chicas compartieron unas risas y se pusieron a hacer planes para aquella tarde, mientras que Victoria preparaba las cosas, y Shail y Zaisei volvieron a Idhún para informarse de cualquier cosa nueva. Mientras, Christian estaba entrenando en secreto... Y Jack y Erik seguían durmiendo a pierna suelta.
Cuando llegó el mediodía, la madre de Erik decidió que ya había dormido bastante, al igual que su padre, por lo que fue a despertarles, medio enfurruñada. -¡Vamos, holgazanes! Salid ya de la cama, que todos están haciendo cosas por aquí, ¿sabéis?. ¿Y vosotros queréis volver a Idhún? ¡Bah! -dijo ella, a modo de provocación. Aquello fue bastante para hacer saltar a Erik de la cama, pero para que Jack se despertara, Victoria pensó que, en vez de darle un beso, iba a hacer algo mejor... Puso su móvil con unos auriculares encima de la mesa de Jack, puso los auriculares al chico rubio, y dijo "Buenos días, cariño" con una sonrisa bromista cuando le dio al play, y comenzó a sonar una canción de Chris Tara, que parecía heavy metal más que pop por lo fuerte que era. A Jack casi le dio un infarto, él odiaba esa música, y despertarse con ella a un sonido increíblemente alto era una sorpresa desagradable. -Buenos días, cariño...- dijo él, poniéndose de morros. La tarde transcurrió con normalidad: los chicos fueron un rato por Nueva York, llevándose a Resa, como siempre hacían. Erik trataba de quitarles a la semiceleste de la cabeza a sus amigos, a lo que ellos decían "Pero si nunca te gusta nadie, déjanos que probemos suerte con ella, tío", pero él seguía impasible, bajo la excusa de que sus padres querían que la cuidara. Mientras tanto Eva iba charlando con muchas chicas de su grupo a la vez, gracias a la capacidad que tenía para atender a todo lo que pasaba en su entorno. Para cuando hubieron regresado, había una enorme fisura de color azul, en cuyo interior se divisaba un mundo diferente, en la terraza de Limbhad.
La Tríada miraba a sus hijos de forma impasible mientras aguardaban al regreso de Shail y Zaisei. Fue entonces cuando Erik rompió el silencio, exasperado: -Bueno, ¿qué pasa aquí? ¿Nos lo vais a decir o... -Si, Erik. Os vamos a decir eso y mucho más -replicó su padre.Eva y Erik se miraron de forma instintiva, un poco asustados. Resa se apartó un poco de ellos, pues ella ya conocía la verdad. Ella ya sabía el motivo del fuego que llameaba en los ojos de Erik, de las llamas que la envolvían cuando le abrazaba... también veía el hielo en la mirada de Eva, veía aquel destello inteligente que todos los sheks poseían...
-Id al grano, por favor -suplicó Eva. -Está bien, -dijo Christian -Victoria si haces el favor...-Por supuesto, cariño. Veréis... recordáis todo lo que ha pasado estos días, ¿verdad? Esa sensación de odio, aquellas cosas que hicisteis en la sala de entrenamientos... Todo tiene una explicación. -Claro que la tiene, si Christian me humilló y... -Nadie se enfada tanto por una tontería como esa, Erik. Y nadie lanza ondas de fuego desde sus manos cuando está cabreado -replicó su padre. Erik se quedó en blanco, no sabía que decir. Entonces fue cuando se dio cuenta de que había una posibilidad lógica. No, era imposible, él no...-Bueno, no se tiene, a no ser que sea un dragón contra un shek, claro está -terminó Jack. Erik se quedó pensando pero enseguida se dio cuenta de lo que quería decir.-No... no puede ser... yo... ¡yo soy humano! ¡No soy un dragón! -replicó él, aún sabiendo la verdad. -Erik, es cierto y lo sabes. Pero eso no te hace menos humano, ¿sabes? -intentó calmarle Jack.-Y en cuanto a ti, Eva... -No hace falta que sigas. Yo soy medio shek, ¿verdad? -Victoria se quedó perpleja. -Oh, por favor, mamá, hace ya tiempo que lo sospechaba. Un humano normal no podría hablar con cinco personas a la vez, o atacar mentalmente a alguien, ¿verdad? -dijo ella, apartándose el pelo de la cara con un soplido. La Tríada se mirió, indecisos. Deberían decirles que eran también medio unicornios... pero decidieron que no. Si no, serían perseguidos en Idhún para que les entregaran la magia.
En ese mismo momento, todos desviaron su atención a la Puerta. Alguien había entrado por ella: Shail. Eso quería decir que era hora de irse.
/////////////Bueeeno espero que os gustara el cap, inentaré actualizar pronto. Comentado con vuestras opiniones sobre la historia, que una critica no viene mal de vez en cuando.Victoria no pudo reprimir su ansiedad cuando vio a Shail salir de la Puerta Interdimensional. Le preguntó si todo estaba listo, si perseguirían a sus hijos, si tendrían un hogar para quedarse...Erik le dio un codazo cariñoso, indicándole que se tranquilizara. La unicornio estaba demasiado metida en su papel de madre, y con los años, se había vuelto muy sobreprotectora, cosa que le reprochaban tanto Jack como Christian, pero no podía evitarlo. Muchas noches soñaba con que aquellos condenados dragones de madera hacían arder en sus llamas a Christian, y mataban a Jack y a Erik por defenderlos tanto a él como a Eva. Era demasiado lo que había vivido, ya no se fiaba de nada. Todos se impacientaban por las respuestas de Shail, que finalmente se decidió a hablar. -Familia, Zaisei, Resa, tengo novedades de Idhún. Tenemos una guerra entre los Nuevos Dragones y la Séptima Legión-dijo Shail. -Espera espera, ¿la Séptima Legión? ¿Eso no era una de las legiones romanas? -preguntaron Erik y Eva. -Bueno, es el nombre del ejército del Séptimo, como cabría esperar. Desde que han vuelto de ese mundo, han esparcido el caos por donde han pasado, pero siempre de forma organizada. Ahora mismo tienen en su poder tanto Nanhai como los dominios subacuáticos y terrestres de los varu y... -Un momento, hechicero -interrumpió Christian- pero si no había guerra hace dos días,¿y ya hay conquistas? -preguntó extrañado Christian- Los sheks son poderosos, pero no pueden tanto en... -A eso iba -cortó Shail- debido a los poderes liberados del Séptimo... se ha producido un cambio temporal en Idhún. Cada día aquí equivale a un mes y medio idhunita, por lo que han pasado tres meses.
Todos se quedaron boquiabiertos ante esa revelación. Ahora tenían una guerra a dos bandos, y los dos los iban a perseguir, y no habría sitio seguro para refugiarse, pues todo sería en vano cuando los centenares de sheks y dragones de madera patrullaran los cielos. Victoria se horrorizó de nuevo, comprendiendo que ir allí sería un suicidio, por lo que se colocó delante de sus hijos y de sus maridos. -No vamos a ir, Shail. Todos allí nos quieren muertos a nosotros, cada parte persigue a dos miembros de la familia. No iremos -sentenció la chica, muy seria, cruzándose de brazos. Erik protestó, él no quería quedarse al margen de la acción, al igual que su padre, que había puesto cara de fastidio. De tal palo, tal astilla, no cabía duda. Pero Shail no había terminado. -Pero eso no es todo. Hay un tercer bando. Uno formado por todos los que conocemos en Idhún. En él, estamos nosotros, Gaedalu y Ha-Din representando al oráculo, y Ha-Din por la Orden Mágica. También están otros, como Kimara, Jack. Y aparte de ellos, tu cuerno ha llamado a todos los que hemos hecho magos, Victoria, y todos quieren ayudarnos, pero en especial ayudarte a ti. Además, tenemos a los restaurados Caballeros de Nurgon.
Victoria sonrió, enternecida, acordándose de los pocos a los que entregó su don y preguntándose que sería de ellos. Jack entonces habló, coincidiendo con Christian: -Entonces, ¿qué territorios tiene ese tercer bando? -Pues tenemos Vannisar y Awa, Jack. No es mucho, pero funcionará por un tiempo. Es verdad que la ofensiva de Kyanaris es pequeña, pero...-¿Kyanaris?- preguntó la Tríada, al unísono. -Kyannaris-contestó Shail- unión de varias letras de vuestros nombres híbridos: Kirtash, Yandrak y Lunnaris. la idea fue de Kimara...-comentó.Jack sonrió, era evidente que eso sólo se le podía haber ocurrido a ella. -Por cierto, Christian-siguió Shail -también hay varios szish, que se unieron al saber que tú vendrías.-¿Cómo que yo iría? ¿Quién lo ha decidido? -Por favor... sabemos que tienes asuntos pendientes con el Séptimo, cielo -picó Victoria, mientras Christian respondía con una de sus medias sonrisas, y un beso. -Mamá, ya está. En ese bando podremos luchar, tendremos cobijo y... -Erik -dijo Christian- no subestimes el peligro. Parece mentira que no hayas aprendido nada, dragoncito -le regañó Christian. -No me llames Dragoncito -replicó Erik, molesto. No soportaba que le reprocharan su falta de experiencia.
-Bueno... no podemos tirar por la borda los esfuerzos de todos por ayudar, serpiente -reprochó Jack, molesto -si hasta han ido a ayudarte a ti... -Sí, dragón, pero no pienso poner en peligro a toda mi familia para salvar un mundo en el que no soy bienvenido. -Tienes razón, Christian, -dijo Victoria- pero creo que deberíamos ir. Otra cosa es que Erik y Eva luchen, pero nosotros podemos-sentenció la chica, mirando a Eva de reojo. La chica no había abierto la boca, pero ella iría a donde fueran ellos. Y en el fondo, ella estaba tan excitada como ellos, ante la perspectiva de un nuevo mundo, por mucha guerra que hubiera, sin embargo, ella solo entendía y callaba. No había necesidad de replicar o reprochar nada, al fin y al cabo. -¡Pero Victoria! -respondió Christian, al estilo de un niño pequeño. -Ya esta decidido, dos contra uno..-dijo Jack sonriendo, triunfante, mientras caminaba con su hijo hacia el portal, con todo lo que necesitaban llevar. -¿Entonces, ya está? Ahora iremos a Idhún pero... ¿qué encontraremos al llegar? Es más, no caeremos en medio de un campo enemigo, ¿verdad, Shail? -preguntó Eva, hablando por primera vez desde que el Idhunita había vuelto -Si la fuerza del Séptimo causó estragos en el mismo tiempo, probablemente la Puerta será inestable.
-No en este caso, Eva. Qaydar han usado su magia y la de otros 3 magos muy poderosos para estabilizar las puertas mediante unos cristales, y con el Séptimo lejos de Vannisar, no hay nada que temer- explicó Shail, sonriendo a la joven, que se sonrojó y le devolvió la sonrisa. Ella no estaba acostumbrada a que un chico la sonriera, por lo que se avergonzó un poco.-Entonces, ¡de acuerdo, familia! ¡Nos vamos a Idhún! -gritó Erik, sin poder contener la emoción.Así, se agarraron de la mano, y entraron en la puerta para descubrir aquel mundo que los dos jóvenes no conocían. Y estaban seguros de que iban a vivir una gran aventura.Notad el autor: Hace tiempo que nadie comenta la historia... AUnque lo creáis o no, leer vuestras opiniones ayuda a continuar con mayor facilidad con la historia, por eso me gustaría que pusierais algo, aunque fuera un simple "está bien" o "no me gustó esto porque..."En serio, ayuda mucho, pero yo no os obligo a nada. Y ahora, el nuevo capítulo ;)////////////////////
Erik y Eva estaban fascinados por la vista que se les apareció al atravesar la Puerta Interdimensional. Un túnel en el que se mezclaban el color azul, morado, y sus combinaciones y derivadas sorprendía a los dos jóvenes. Los pliegues del espacio-tiempo se movían a su alrededor, mientras caminaban en línea recta hacia, aparentemente, un punto que no conocían.Victoria agarró a sus dos hijos por los hombros para asegurarse de que no se quedaban atrás.A la familia de Shail, y a la Tríada, aquel espectáculo les resultaba completamente normal, no en vano ellos ya habían realizado el viaje antes. Por fin, alcanzaron el final del Pasillo Interdimensional. La primera sensación que tuvieron los hermanos fue de desequilibrio y de ganas de vomitar el desayuno que habían comido a toda prisa aquella mañana.
Sin embargo, pronto se recuperaron, pues oyeron unas voces, que les indicaban que les habían estado esperando. Dos personas, un humano, y lo que parecía ser un semifeérico, les recibieron finalmente: -Bienvenidos a Vanissar, dama Lunnaris, gran Yandrak, gran Kirtash -Christian se sorprendió, al igual que Jack y Victoria, no esperaban que le dieran al shek un título honorario, dado que no había sido precisamente respetado por los reinos humanos- os estábamos esperando. Somos Heissan y Lasne. El rey os espera- dijeron, e indicaron a dos chicas, de la edad de Eva, que trabajaban en el castillo como enfermeras de los heridos, que les acompañaran. Las dos miraron a todos, y le dirigieron una sonrisa coqueta a Erik, quien les devolvió la sonrisa. Resa se molestó, sin saber ni siquiera por qué. Pero ya se estaban moviendo, y Eva no tuvo más remedio que darle un codazo, mientras se movía con agilidad, sin levantar ruido con sus pisadas. La chica se sonrojó, no quería que la tacharan de distraída en su primera visita a la corte real.
Fue entonces cuando llegaron al salón del trono, que se había convertido en un centro de operaciones. -Mi señor -dijo Heissan -ya han llegado sus invitados. -Bien -dijo el rey, que les daba la espalda, con una voz y un porte que a Jack y Victoria les resultaban muy familiares.Fue entonces cuando se giró. Jack dio un respingo, y Victoria ahogó un grito. Christian, por su parte, abrió mucho los ojos. -No puede ser... -dijo Jack. -¡Pues claro que puede, chico! ¿Es que no vas a darle un abrazo al viejo Alexander, o Alsan? -¡ALSAN! -gritaron Jack y Victoria, abalanzándose sobre él a la vez, con lágrimas en los ojos. Alsan recibió a los dos chicos, con una gran sonrisa. Shail pensó que no lo había visto tan feliz desde que empezó la guerra.Alexander habló con los dos chicos. Les preguntó que tal todo, y ellos contestaron rápidamente: -Hemos formado una familia, los tres. -Ya veo... el matrimonio y la maternidad te han sentado bien, Victoria... me acuerdo de cuando eras una chiquilla... Y tú, Jack, has cambiado tanto... ¡aunque veo al adolescente al que rescaté aquella noche en tus ojos! -rió el monarca. Fue entonces cuando se adelantó hacia Christian, sonriendo, y le tendió la mano. -Sé que en el pasado no he sido justo contigo. Pero quiero pedirte disculpas. Aquí eres tan bienvenido como en tu propia casa, amigo -pronunció con cierta vacilación la última palabra, sin embargo. El shek sonrió y estrechó su mano. Alsan llamó a Jack y Victoria, y habló con los tres. -Dejadme adivinar... estos son vuestros hijos, ¿verdad? Erik y Eva... cómo ha cambiado Erik desde que era un bebé... me resulta raro, pero es como tú a tu edad, Jack. Y Eva... tiene tu porte, Christian, pero el rostro de Victoria. ¡Una bonita familia de cinco! -concluyó.
-Hay algo que quiero preguntarte, Alsan- dijo Christian. -¿Cómo... cómo lograste sobrevivir al ataque conjunto de los seis dioses? El escudo mágico no te alcanzó... Te dábamos por muerto, hasta hoy. -Eso, Alsan. Y... ¿Por qué no has venido? -dijo Jack, molesto. -¡Porque quería sorprenderos! Y porque no puedo dejar el trono vacío... soy el General de Kyannaris, al fin y al cabo. Pero la historia de cómo sobreviví os la contaré más tarde. Dejad que las enfermeras que os han traído ante mí, Dana y Ahlie, os lleven a las habitaciones. Tenemos una triple para vosotros tres, he pensado en todo -dijo, guiñando el ojo- las demás son dobles. -¿Puedo estar yo sola en una doble, señor? -preguntó Eva -¡No me llames señor! Prefiero... tío Alsan, o tío Alexander, a tu gusto. Y me temo que no puedes, Eva. Sé que por tu parte shek, prefieres estar sola, pero es la última y está ocupada por una persona -Eva dio un respingo -tranquila, niña, se nota a la legua que tienes esencia shek. Pedire a Essiesh y a Misser que te lleven a tu habitación. -Los dos szish se presentaron, sonriendo a la chica, que les sonrió también. Se sintió... como entre hermanos, a gusto, cómoda. Los szish también, y la escoltaron a sus aposentos. Shail y Zaisei se dirigieron a la suya, y la Tríada siguió a Heissan y Lasne hacia su nuevo dormitorio. Erik y Resa se encontraron con que estaban solos, y que deberían compartir habitación. Los dos se sonrojaron. -Bueno... pues... Resa, parece que... tendremos que... dormir juntos -Erik se puso rojo como un tomate. -Ya... -la chica morena dejó escapar una risita nerviosa. Ella también se había sonrojado-...eso parece... espero que haya camas separadas... -Sí... si no sería bastante raro... -terminó Erik. Dana y Ahlie se miraron, sonrientes. Habían tenido la suerte de escoltar al dragón, que les parecía muy guapo. Así, con un "síguenos, por favor" se dirigieron a las habitaciones. Resa no puedo sino enfadarse. Sólo habían hablado por Erik, no por ella.No parecía que les agradara mucho la presencia de la semiceleste, eso estaba claro.--------------*unos minutos más tarde*-Ya hemos llegado, señor -dijo Dana. -No, no. Por favor, llamadme Erik. Sólo Erik, por favor- dijo con una gran sonrisa, lo que hizo que Dana se sonrojara a más no poder. El chico no notaba que a Resa la daban de lado las dos muchachas. Ni siquiera se habían dirigido a ella al indicar que ya habían llegado. Pero Erik no lo notó, sin embargo. Una vez entraron, se encontraron dos camas, una en cada esquina, en vértices opuestos. Cada una, con un armario y una mesita al lado, con una especie de lámpara, que funcionaba con magia. Había también un cuarto de baño terrestre. Parecía que Shail se las había apañado para instalar aparatos terrestres en Idhún, pero no demasiados. Los dos lo agradecieron. Las enfermeras les dejaron solos, por fin. Erik dejó todo lo que había traído en los armarios: los dos pares de camisetas, pantalones y calcetines que habían traído. Resa, por su parte, llevaba su ropa Idhunita, y había varias prendas más en el armario de cada uno.
Los dos se tumbaron sobre sus camas, pero decidieron moverlas, de forma que estuvieran más cerca. Al fin y al cabo, sería muy molesto hablar a gritos todo el rato. La semiceleste usó su magia para desplazar el mobiliario y dejar la habitación de una forma más acogedora. Al fin y al cabo, no sabía cuánto tiempo estarían allí. Pero no tenían mucho tiempo. Jack tenía pensado entrenarse con Alsan, y Erik no quería faltar. Resa tenía pensado entrenar su magia con su padre y Victoria, y Eva entrenar con Christian y varios szish. Y así, dejaron la habitación, sin hablar apenas, pero totalmente rojos.Tras separarse de Resa, Erik llegó a la gran sala de entrenamientos para armas del castillo de Vanissar. Lo que alli vio le sorprendió, y le hizo apretar los puños, con rabia. Jack se estaba entrenando con Alexander, pero no como se entrenaba con él. Antes de ir a Idhún, el dragón y el shek habían entrenado a sus hijos a un nivel más alto. Sin embargo, Erik pudo ver que no habían utilizado ni la mitad de su potencial. Aquello le hirió bastante, parecía como si su padre no quisiera dejarle luchar. Al otro lado de la sala, Kirtash y Eva practicaban junto a los guerreros szish, alejados al máximo de Jack. Alexander y su antiguo alumno se movían con soltura, realizando rápidas fintas y movimientos imposibles de realizar para los descendientes de la Tríada con su nivel de esgrima actual. Sumlaris aguantaba firme como una roca las estocadas de Domivat, y viceversa. De vez en cuando, el príncipe esquivaba, pero Jack dejaba que Domivat llamease y así golpearle. Sin embargo, el rey ya lo había previsto, y utilizó el filo de su espada para desviar la llamarada, que se dividió en varias llamas que se apagaron al contactar con el suelo. Fue entonces cuando Jack notó la presencia de su hijo, y vio lo furioso que estaba.
-Quiero entrenar con vosotros, -dijo el chico, algo cabreado - y quiero que no te contengas, papá. Jack le contestó que de acuerdo, pero Alsan se le adelantó: -Chico, quiero entrenar a tu hijo. Me hará mucha ilusión volver a aquellos días, porque tu hijo es un reflejo tuyo. ¿Me harás ese favor?-preguntó. Jack asintió, y, al haber perdido la pareja de entrenamiento, se fue a intercambiar mandobles con Christian, mientras Eva los observaba, también furiosa. ¿Cómo era posible que tuvieran tanta fuerza, tanto vigor...? ¿Sería debido a sus almas híbridas? Pero Alexander no era un híbrido... o al menos, eso creía Eva, mientras volvía a sus prácticas con los szish. Uno miraba, desde fuera para corregir sus fallos, y también el que practicaba con ella le decía sus puntos flacos, por lo que aquel método le serviría para mejorar en poco tiempo. Por supuesto, había sido idea de su padre, y no había duda de que la muchacha había heredado el estilo de su padre.
Pasaron los minutos, y el entrenamiento seguía su curso. Erik caía derribado una y otra vez, y sólo conseguía devolver un par de golpes. Eva, por su parte, no lo estaba pasando mucho mejor. Al fin y al cabo, ellos habían vivido en tiempos de paz, pero todos los que estaban en aquella sala habían sido curtidos por la guerra, una guerra que les había arrebatado muchas cosas. Y habían aprendido que era matar o morir, por lo que hasta que los dos muchachos lo comprendieran jamás estarían a su altura. Alexander ordenó parar a descansar tras derribar a Erik por enésima vez. Parecía que el joven dragón iba pillando un poco las fintas, pero aún le faltaba mucho camino por recorrer. Cuando pararon a beber, Jack y Christian no perdieron la oportunidad, y llamaron a Victoria a la sala. La mujer apareció con Resa al lado, parecía que le había estado enseñando a utilizar magia curativa. Y, sin embargo, la joven rpesentaba también quemaduras en la ropa de prácticas, posiblemente fruto de los hechizos de fuego y electricidad que había podido practicar. Erik y Eva sonrieron; ella también estaba pasando un mal momento con todo aquello. -¿Jack, Christian? ¿Por qué me habéis llamado? -preguntó.-Porque Alsan va a contarnos cómo sobrevivió al ataque de los dioses -sentenció Jack. Y aquello era una orden. No iba a admitir un no por respuesta, después de haberlo tenido por muerto durante tantos años.
-Está bien, Jack... Os voy a contar cómo sucedió todo. Pero antes, me gustaría enseñaros algo... ah, se me olvidaba. Esperadme aquí-pidió. Alsan subió corriendo las escaleras hacia la parte superficial del palacio. Cuando volvió, traía a alguien a quien todos conocían de sobra.Victoria fue la primera en reconocerla, pues compartía un vínculo especial con ella.-¡Kimara! ¡Cuánto tiempo sin vernos! -gritó, dando un fuerte abrazo a la semiyan.Jack se acercó también muy rápido, y apretó fuerte los cuerpos de las dos muchachas entre sus brazos. Tras los saludos, presentaron a la maga a sus hijos. Al principio miró a Eva con desconfianza, pero luego le dio un abrazo. Las dos sintieron repulsión ante el contacto, pero les dio igual. Entonces Christian preguntó: ¿Por qué la has traído? -Es otra sorpresa... lo que me recuerda... antes de contaros nada, echad un vistazo a esto.
Alsan se concentró, y sacó de su interior su otra alma, su otro ser. Todo el mundo asintió atónito a cómo Alsan se transformaba en pleno día ante ellos, en un gran lobo de color gris.No fue gradual, como cuando Jack lo había visto por última vez. Era como cuando él se convertía en dragón: dos imágenes superponiéndose en una. Instantáneamente Christian se puso delante de Eva y Victoria, con Haiass desenvainada. Sin embargo, el lobo se sentó, y para sorpresa de todos, ¡habló! -Que, os he puesto nerviosos, ¿eh? -dijo, con una voz parecida a un gruñido con un eco humano. -Pe-pero es pleno día... no hay plenilunio de ninguna luna hasta dentro de cinco días... ¡Alsan, explícate! -dijo la Tríada al unísono.
Alsan sonrió y se volvió a transformar, dispuesto a contar todo. -Bien... esta es mi historia:
"El día en que los sheks se marcharon de Idhún, yo les perseguí, y como todos sabéis, acabe entre los ataques de todos los dioses. Sin embargo, Assher, la última encarnación conocida del Séptimo, me protegió: creó un escudo a mi alrededor, y me teletranportó a algún sitio. ¿Por qué? Eso ya no lo sé. Cuando desperté, no estaba en ningún lugar conocido de Idhún.Puede que llegara a otro mundo, no estoy seguro. Estaba en una zona nevada, una extensa llanura, un lago, y un gran castillo. Fue entonces cuando me encontré con alguien. Nunca supe cuál era su nombre, así que voy a llamarlo así, Alguien. Aquel ser parecía ser un antiguo caballero de Nurgon, o su espectro, no estoy seguro. Me dijo que no estaba e Idhún, y que podía volver, pero antes debía domar a la bestia en mi interior. Tuve que pasar un arduo entrenamiento. Lo primero fue dejar a la bestia libre, por lo que destruí la barrera mental que mantenía a raya mi esencia de lobo.Entonces, fue como dividirse en dos, había un lobo delante de mí, y yo estaba sólo, vacío; y había recuperado mi antiguo aspecto. Mis dos esencias, una contra otra. Pasaron unos treinta días... aunque no sé cuanto tiempo equivale un día en ese mundo. Cada día, el lobo y yo nos atacábamos, intentando conseguir el control de mi cuerpo; era como la lucha diaria en mi conciencia. Sin embargo, cada vez duraban menos aquellas peleas. Comprendí el comportamiento de la bestia. Al final... acabó por gustarme aquel lobo gris. Y el sentimiento, por lo que veo, era recíproco. Al comienzo del segundo mes, en vez de lanzarse a morderme mientras pescaba en el lago algo para comer, como siempre hacía, se limitó a sentarse a mi lado, y me ayudó a atrapar tres peces. Entonces... me atreví a acariciarlo. De repente, mi compañero lupino comenzó a brillar, me miró, y se convirtió en una especia de resplandor que entró de nuevo en mi cuerpo. El caballero volvió a aparecer ante mí en aquel momento. -Has logrado dominar a la bestia. Ahora la entiendes, y ella te entiende a ti. Mira en tu interior...Y eso hice. Vi al lobo, que se acercó a mi conciencia, y ¡me habló! Me contó que no tenía nombre, por lo que le puse uno. Le llamé Lupran, que significa "lobo fiel" en Idhunaico.Mi nuevo compañero y yo nos acabamos haciendo buenos amigos... Jamás he vuelto a intentar sellarle en una prisión mental. Y él no toma mi cuerpo en noches de luna llena.Además... adquirí vuestra capacidad de transformarme. Mi alma asimiló a la del lobo, manteniendo juntas mis dos esencias. Por primera vez en años, desde que Elrion usó sobre mí aquel hechizo, me sentí completo."
El monarca se aclaró la garganta antes de continuar: -Cuando regresé a Idhún, no sabía cuánto tiempo había pasado. Pero al ver que ya no estabais, y lo que me contó Shail tras superar el shock de verme vivo de nuevo, me permitió ver que habían pasado unos tres años.Fue entonces cuando me dijo que ya no era el de antes. Me miré al espejo... y mis rasgos eran iguales a como eran antes de ser atacado por la nigromancia, excepto porque era más viejo. Había renacido... -contó.
-Y fue entonces cuando tomaste el trono que te correspondía por derecho -observó Christian.-Así es... Y pasaron los años... y comenzó la guerra. Rando murió en los primeros días -Kimara se estremeció- al igual que mucha gente. Yo intenté consolar a Kimara... y bueno, digamos que... me enamoré de ella -completó, rojo. -Jack miró a Kimara, extrañado, quien se ruborizó. -Sí, Jack. Hoy en día soy la reina de Vanissar... me casé con Alsan, como podrás imaginar. Sin embargo, no somos unos reyes normales: yo ataco en la línea central del ejército, mientras Alexander se abre paso en su forma completa junto con Sumlaris. -dijo ella.-¿Forma completa? -preguntaron todos. -Sí -dijo Alsan- desde que domé al lobo, puedo adoptar una forma de hombre-lobo, en la que tengo lo mejor de cada esencia: potencia, velocidad, inteligencia... hay que admitir, de haber sabido que Lupran era tan bueno, ¡lo habría tratado de domar hace mucho! -rió él.
Ni Jack, ni Christian, ni Victoria sabían qué decir. Era increíble... por fin Alsan podía asumir su derecho al trono, tener una familia, y todo lo que implicaba no convertirte en un lobo asesino en los plenilunios. Erik y Eva no lo acababan de creer, pero le habían visto transformarse, y eso les despejaba las dudas, en gran parte. Los dos se preguntaron si podrían transformarse alguna vez en sus respectivos seres... Entonces, Jack dio por concluida la pausa, y todos volvieron a su entrenamiento. Había mucho por hacer...Una vez Alsan dio por concluida su historia, y por tanto, el pequeño descanso, todos volvieron a sus actividades y entrenamientos para estar preparados para próximas batallas; hasta Kimara estaba practicando con su magia y sus dardos junto con Resa, a quien tenían pensado enseñar a utilizar la espada. Mientras, Erik y Eva continuaban con sus entrenamientos a dos bandas, gracias a Jack, Alexander, Christian y los szish que practicaban con los hermanos. Fueron pasando las horas, y parecía que Erik conseguía adapatarse ínfimamente mejor que Eva, de alguna manera. Sin embargo, se estaba haciendo tarde, y el monarca dio por concluida la sesión de entrenamientos generales. -Bueno chicos -dijo -creo que ya es hora de ir acabando por hoy. Supongo que estaréis bastante sucios y sudorosos después de pasar tanto tiempo entre aceros, por lo que deberíais daros una ducha. -¿Una ducha? -dijo Jack - ¿Hay duchas en Idhún?-Pues la verdad es que sólo en el castillo, de momento. La magia de Shail hace maravillas, chico. ¡Cuando Kimara probó una ducha caliente por primera vez, casi tuve que sacarla a rastras de los baños! -bromeó Alsan, que aprovechaba para ello a sabiendas de que su esposa no podía oírle en aquellos momentos. -Bufff.... pues a mí si que me apetece una duchita fría -comentó Erik, impaciente. -Y a nosotros también, Erik, pero primero tienen que decirnos dónde está la sala de baño -contestó Christian, hablando por todos -¿verdad, hija? Erik bufó un poco mientras Eva asentía, divertida, y Jack le dio una palmadita en el hombro.-Bueno... -dijo Alsan- primero deberíamos ir a buscar a las otras chicas, ¿no os parece?-Pero... ¿vamos a... ducharnos juntos? -preguntaron los hermanos, completamente rojos de vergüenza. -Oh, vamos, chicos, ¡por supuesto que no! Las duchas son individuales, es la sala lo que es común -se apresuró a aclarar Alexander, viendo su apuro. Y comenzaron a caminar, aunque Jack se colocó al lado de Alexander para preguntarle algo.-Entonces... ¿como deberíamos llamarte ahora? -dijo el rubio. -Oh... pues ahora respondo a cualquiera de mis nombres. Es una buena idea, así nadie tiene que aprenderse otro nombre, ¿eh? -explicó él, riéndose.
Todos disfrutaron de la ducha, sobre todo Erik, quien decidió tomarla fría, pues al igual que su padre, no aguantaba el calor demasiado bien, aunque nunca habían sabido por qué, puesto que los dos eran dragones, y el fuego era su elemento. A lo mejor ya tenían suficiente calor interno, pero nadie sabía el motivo exacto. Una vez salieron de la ducha, Erik y Eva se encontraron para comentar el resto de sus planes. -Yo creo que voy a irme con Res a la habitación para cambiarme y poder practicar mis transformaciones con papá y Alsan -comentó el dragón. -Mmm... interesante... por una vez usas bien tu cerebro, hermanito -pinchó ella.-¡Hey, eso no ha tenido gracia! -bufó Erik, aunque sabía que en labios de Eva aquello era un cumplido. -Bueno... a mí me gustaría... pero me apetece estar sola un rato en mi habitación y pensar... además iba a dar una vuelta por el castillo con Resa, después de cambiarnos -contesto moviendo su cortina de pelo mojado. -Bueno... entonces, nos vemos a la hora de cenar, ¿de acuerdo, hermanita? -los dos caminaron juntos un rato hasta que tuvieron que separarse, pues la habitación de Erik estaba más cerca que la de Eva- ¡Hasta luego! -se despidió Erik, guiñándole un ojo. Entonces Eva ciñó la toalla más a su cuerpo, pues se estaba cayendo, y entró en su habitación. Sin embargo, no se esperaba lo que iba a encontrar allí, al igual que el individuo que estaba en su habitación.
Una persona de aproximadamente la edad de Erik, con cabello negro, revuelto de forma salvaje en su cabeza, con dos mechones cayendo sobre su cara, estaba mirándola con unos ojos de un color verde pradera. Estaba haciendo flexiones de cara a la puerta, sin camiseta, y el ejercicio marcaba su torso, perfectamente esculpido y bien definido. Al lado de su cama, había una vaina que contenía una espada. La primera reacción fue de Eva: taparse la cara con una mano mientras soltaba un gritito. El muchacho, a su vez, se levantó sobresaltado, también gritando un poco. -¡¡¡Heeeeeeeey!!! ¿Qué estás haciendo en mi habitación, chica? -preguntó-¡Yo podría hacerte la misma pregunta! -siguió gritando ella. -Vamos a ver.... ¿tu duermes aquí también? Entonces este equipaje es tuyo... -continuó el muchacho. -¿Quién eres TÚ? Sé que no has estado en la sala de entrenamientos, y créeme, sabría quién eras si hubieras estado allí porque yo... -se calló un momento, no iba a revelar nada de sus poderes de shek-... yo siempre me fijo en quién está a mi alrededor -el chico entonces soltó una risita, Eva no entendió que había malinterpretado sus primeras palabras, antes de la aclaración; estaba demasiado nerviosa- ¡No te rías y responde! ¿Quién eres, qué haces aquí y por qué tienes esa espada?
El muchacho la miró, divertido ante el nerviosismo de la muchacha, que volvía a mirar de nuevo hacia otro lado, y descubrió el por qué: soltó una carcajada y se puso la camiseta que reposaba en la cama. -Bueno, ya está, ya podemos hablar... y me parece que primero deberíamos presentarnos. Yo me llamo Seun... ¿y tú? -preguntó, mirándola con esos ojos de color verde intenso. -Yo me llamo Eva. Ahora responde a mis otras preguntas -dijo ella, fríamente. -Bueno bueno, no hay que ponerse así, Eva. Verás... soy uno de los guerreros en los que más confía el Rey de Vanissar, o Alsan, como quieras llamarle. A la pregunta de por qué tengo mi espada legendaria es sencillo, a los mejores guerreros de Kyannaris se les entrega una, más tarde o más temprano. Todavía tengo que ponerle un nombre, pues la recibí hace poco, pero por lo que he podido comprobar, tiene características similares a las de Sumlaris. Y si no me has visto entrenando... es por que era mi día libre.... ah, por cierto... ¿podría salir un momento de la habitación? -le preguntó, rojo. -Depende -contestó la chica- ¿por qué? -Porque.. no me siento... cómodo... hablando con una chica como tú... casi desnuda -pudo completar él, notando la sangre en su cara y en otro lugar más íntimo. -Oh...-se enrojeció ella- de acuerdo... pero no te escapes, te estoy vigilando. Pasaron un par de minutos, y Eva desbloqueó la puerta de nuevo, para que Seun pudiera entrar. -¿Ves como no me he ido, tonta? -dijo él, a modo cariñoso. -No te tomes tantas confianzas conmigo, Seun -replicó, tajante- te recuerdo que apenas nos conocemos. Ahora responde -terminó ella.
-Vale, vale, no hace falta que te pongas así, y espero que no sigas siendo así de desagradable todo el tiempo, te recuerdo que pasaremos bastante tiempo juntos, dada la situación. En fin, a lo que iba: si no me has visto entrenando, es porque estoy de día libre, como ya dije antes. Y eso es por que acabo de volver del campo de batalla, mientras veníais aquí, ¿sabes? -nada más mencionar el escenario, se volvió mucho más serio y frío, cosa que extrañó a Eva- una escaramuza con unos grupos de szish que acabaron llamando a dos sheks Asshaizs y Esshian... de mis treinta hombres, he perdido a quince, y tres están malheridos, -prosiguió, apretando los puños- puedes hablar con ellos en la enfermería. Y todo por mi culpa, por no querer retirarme a tiempo... -terminó. Eva no sabía qué hacer. Había consolado a muchas de sus amigas, pero nunca a un chico. Y además, esto no era un tema cotidiano, como que un novio te dejara. Esto era la guerra, y estaba claro que a Seun le pesaba la muerte de sus compañeros.-Vamos, Seun, no te atormentes, no pasa nada... -ahora, se dio cuenta Eva, era ella la que estaba tomándose las confianzas, sentándose más a su lado. -Al contrario... toda esta mierda ha pasado porque me confié demasiado, no me importaba el resultado, pensé que mi fuerza bastaba... no me di cuenta de que yo soy el único que no tiene nada que perder.
-¿A qué te refieres con eso? Estoy segura de que tus padres, o alguien a quien le importes, estarán muy preocupados por ti... -proseguía ella; le costaba encontrar las palabras adecuadas.-Me temo que no. Verás... mis padres fueron asesinados por los sheks, en una batalla contra los Nuevos Dragones, cuando yo tenía tres años. Alsan me encontró y me acogió... me dijo que era porque mis ojos le recordaban a alguien -Eva comprendió, pues eran de un color parecido a los de Jack, su mejor pupilo- y así me convertí en guerrero. Básicamente, he crecido con una espada en la mano... es por eso por lo que me confié demasiado. Un shek no es algo que te puedas tomar a la ligera, y menos dos. Y, ¿alguien especial? Desde pequeño, me han gustado varias chicas... pero nunca he tenido novia ni nada por el estilo. Siempre se iban con alguien con mejor posición que un soldado, pero no me importó. Al final, comprendí, sólo me importaban dos cosas: vencer en la batalla, y los amigos que he hecho aquí. Y antes de ayer, mi primer deseo me perdió... -Eva estaba conmocionada. Cómo podía un chico tan tranquilo, sereno y alegre a primera vista ocultar todos aquellos sentimientos y aun así sonreír... -Seun... yo... siento haber sido tan brusca contigo al principio. Es solo que no me fío de los extraños, soy desconfiada por naturaleza... -Ya... supongo que sí. En fin, ahora mismo voy a bajar a la ciudad... tengo que dar la mala noticia a las familias. Y por favor, no digas a las enfermeras que me he ido, no me dejarían... tendría que recuperarme de mis heridas -Eva recordó a aquellas dos chicas, tan hermosas, de su edad más o menos, y asintió. -En fin... yo me marcho ya -dijo, prendiendo la espada del cinto, y saliendo de la habitación.
Eva se tumbó sobre la cama, pensando en él. Aquel muchacho tenía algo que conseguía que se sintiera cómoda apenas conociéndose, y se preguntaba el por qué.
/////////////////////Bueeeno espero que os haya gustado, por favor comenta, es gratis, tardais un minuto, y anima mucho, en serio, ya sea un me gusta o una crítica. Muchas gracias por leer.zalitrix

 

A la mañana siguiente, Séunabandonaba el castillo, con la mirada perdida, sin mirar hacia donde iba.Conocía aquellos muros y todos sus recovecos tan bien como la palma de su mano,por lo que todos los días hacía el mismo trayecto sin tener que pensar quédirección tomar. En ese mismo momento, sin embargo, su mente estaba muyocupada, pero no pensando en el trayecto, sino en su enigmática compañera dehabitación. Aparentaba ser muy fría; sin embargo, pensó, tras escuchar suhistoria, se mostró muy calmada y cálida, y no parecía el tipo de chica que seencariñaba fácilmente con un extraño.

"Mujeres", se dijo;"son muy complicadas". Absorto en sus pensamientos, no reparó en lafigura que se dirigía hacia el mismo pasillo que él, y chocaron, colisionandosus frentes. Los dos rebotaron ante el contacto y se llevaron la mano a sucabeza, doloridos. -¡Au! ¡Joder! -dijeron al unísono. No repararon en mostrarseeducados, pues fueron las primeras palabras que se les vinieron a la cabeza.Sin embargo, tras mirarse, se mostraron mucho más cordiales. -Ups, lo siento-dijo Séun, aún frotándose la frente- note había visto... -fue entonces cuando reparó en el mínimo parecido de aqueljoven con Eva -Un momento... nunca te había visto por aquí, ¿quién eres?

El otro chico sonrió, también conla mano en su cabeza. -Yo me llamo Erik... y no me extraña que me lopreguntes, mi hermana Eva, nuestrospadres y yo acabamos de llegar al castillo...

-¿Tu hermana Eva? ¿Esa chicatan... fría, de ojos azules? -preguntó Séun. -Sí, esa es mi hermanita -contestóErik. -Aaaah, a ella la conozco, es mi compañera de habitación. Por cierto, nome he presentado: me llamo Séun, y soy un guerrero de Kyannaris desde hacemucho tiempo -Erik se sorprendió, pues el muchacho era de su edad. -Perdone, Séun,¿va a bajar a Vannisar? -Sí, Erik, ¿por? -Porque yo tengo que ir a comprar algode ropa idhunita, y a hacer un par de recados... y si no es mucha molesta, megustaría que me enseñara la ciudad.-Séun se rió. Era la primera vez que alguienera tan cortés con él. -De acuerdo Erik, pero tutéame, anda. Yo también bajaba,tengo que ir a hacer unos pedidos de comida, armas y armaduras para elcastillo. Mucha gente se une al ejército, ¿sabes? En fin... vamos para allá.

Unos minutos más tarde, los dosmuchachos estaban ya en la plaza mayor. Habían atravesado un camino de piedraque zigzagueaba para bajar la montaña y llegar a la ciudad, donde se volvíarecto. Erik miró a todos lados, fijándose en los edificios y la arquitectura,pues eran, naturalmente, muy diferentes a los de Nueva York. Sin embargo, sujoven guía comenzó a hablar y el muchacho giró la cabeza para prestarleatención. -Mira, esta es la plaza del Rey. Se construyó en honor al primer reyde Vannissar, por lo que los reyes anuncian aquí la coronación del príncipe.Mira, ¿ves eso? es su estatua. -Erik observó la impresionante figura de piedra,imponente con una espada en su mano.

Séun le mostró las cuatro salidasde la plaza, cada una partiendo en una dirección. -Mira, Erik, tevoy a enseñar a orientarte. Tienes que tomar el castillo como referencia, yavanzar de acuerdo con la dirección que tomaste al entrar. De norte a sur,mirando al castillo de frente, tenemos:

 

Al sureste, la entrada aldistrito residencial. Es una zona en la que se concentra la mayoría de lapoblación, como ya te habrás imaginado. Hay pequeñas tiendas, unos pocos bares,parques... El motivo de la existencia deestos es que la gente anciana no tenga que desplazarse mucho para disfrutar.

Al suroeste, el distritocomercial. Aquí se venden todo tipo de cosas, y los comercios cuentan conmuchos más artículos que las tiendas del primer distrito.... En realidad, esastiendas son solo sucursales de las mayores. Es aquí donde puedes comprar lo quenecesitas en cuanto a ropa, armas y armaduras, y suministros.

Al este, están los cuarteles.Aunque el ejército no duerma en ellos, la mayoría comen allí, y es el lugar enel que uno puede entrenar, y también recibir misiones para ayudar aKyannaris... aunque esto ya lo harás más adelante, cuando te lo diga Alsan-completó, consciente del brillo que la palabra "misiones" habíapuesto en los ojos del muchacho. -Si algún día prefieres entrenar en un espacioabierto, y no en esas saluchas que tiene Alsan, te lo recomiendo; además lossoldados estarán muy contentos de aporrear- quiero decir de tener alguien nuevopara practicar. Eso sí, no esperes que te enseñen nada, aquí sólo se combate.

Por último, tenemos la salidanorte, que es la que da al castillo. Supongo que ya no necesitarás que te expliqueesta, ¿verdad? -Para nada, Séun -aclaró Erik. -Bueno, entonces vamos aldistrito comercial, ¿no? -preguntó el rubio. -Lo has pillado, vamos para allá.Así, el par de muchachos se dirigió primero a la tienda de ropa. Allí habíabastante gente, y, por costumbre, Erik soltó un "buenas..." enidhunaico, debido al amuleto de comunicación que le había dado Alsan. Estoprovocó que varias personas, incluidas las dependientas, se giraran. Séunesuchó las risitas de las chicas provocadas por él y por el rubio, y sonrióligeramente. -Bueno Erik, te dejo con tus compras... nos vemos dentro de veinteminutos en la plaza, y no te me entretengas con ninguna ¿eh? -dicho esto, eljoven salió de la tienda diciendo adiós con la mano, mientras dos de lasmodistas se abalanzaban sobre el joven dragón, preguntándole qué quería. Élsólo podía pensar en una cosa, mientras fingía una sonrisa: "¡Seun, porfavor, ayuda!"

Veinte minutos más tarde, Erikllegaba a la plaza con una bolsa colgada del brazo. Sólo se había comprado unpar de prendas, ya que poseía algo de ropa heredada de su padre, de cuandotenía su edad. El ojiverde lo vió llegar, y le saludó, con una carcajada:¡Erik! ¿Qué tal con todas esas chicas, eh? -preguntó, socarrón. -Mejor nopreguntes -dijo él, resoplando- ¡me dejaste solo, y ellas también te querían ati! Ha sido horroroso... ¡qué pesadas! Menos mal que volvemos ya al castillo, yes cenar, charlar y dormir...

-¿De qué estás hablando? Erik, nopuedes ser así de aburrido... la verdad, estaba pensando, ¿por qué no llamas atu hermana y a aquella otra chica que duerme contigo -pronunció las dos últimaspalabras con más énfasis de lo habitual- y nos damos una vuelta? La verdad esque llevo mucho tiempo sin salir y no voy a perder la oportunidad ahora quetengo gente de mi edad...

-La verdad es que yo tampocotengo muchas ganas de quedarme en el castillo durmiendo... Vamos, a ver que lesparece. -¿Cómo que vamos? -preguntó Séun. -¿Crees que voy a invitarlas yo solo?Yo se lo digo a Eva... pero a ella no la conozco. Eso es tu problema.

 

Erik se quejó, pero finalmenteaccedió al plan del muchacho. -De acuerdo... nos vemos en la entrada delcastillo una hora después de la cena -decidió Erik- ¿te parece?

-Venga, pues entonces hasta lacena. Aún tienes toda la tarde para prepararte... -terminó Séun, encaminándosehacia su habitación, despidiéndose de la misma manera que en la tienda.

Tras llegar a la habitación,abrió la puerta sin preguntar, cosa que debió haber hecho. Lo primero que viofue a una Resa semidesnuda. Su pelo, mojado, caía sobre su espalda, y sólollevaba una toalla. Parecía que estaba a punto de cambiarse de ropa. La chicase giró, y al ver al rubio, sus mejillas se encendieron al máximo. Erik notócómo su parte íntima se endurecía, ante la vista de la muchacha, y no se diocuenta de que se la estaba comiendo con la mirada hasta que ella habló.-Erik.., ¿q-qué...?... -¡LO SIENTO LO SIENTO LO SIENTO, RES! -gritó él,reaccionando, y saliendo de la habitación con un portazo, esperando fuera hastaque la muchacha le mandara entrar.

Al otro lado de la pared, lamuchacha se había tumbado en la cama, tapándose la cara de vergüenza. No sabíaqué pensar, ni qué decir, sólo recordaba su mirada clavada en sus contornos yera volver al punto de partida. Había notado el bulto que había sobresalido ensus pantalones, sabiendo a que se debía. Al final, de tanto pensar, sóloconsiguió ruborizarse todavía más. Pudo sentir a Erik al otro lado de lapuerta, sabía que estaba esperando para entrar. Resa respiró hondo, se puso unacamiseta y los pantalones, e indicó al muchacho, tras unos minutos, que yaestaba lista para recibirle.

Mientras tanto, el dragón estabapensando justamente en lo mismo. No debería haberla mirado así. "Vale, estabacasi desnuda, piensa que podría haber sido mucho peor de haber entrado tressegundos más tarde
" Ese pensamiento, sin embargo, sólo le llevo a imaginárselasin ropa, lo cual aumentó su erección. "¡Ooh no, joder! Mejor no pensar enello
" Para calmarse un poco, decidió pensar en todo lo que había visto con Séunaquel día, pero era muy difícil quitarse a la castaña de la cabeza. "¡Sóloamigos, sólo amigos, sólo amigos Erik!" tuvo que repetirse. Finalmente,habiéndose calmado física y mentalmente, oyó la dulce voz de la semiceleste,que le invitaba a entrar.

Resa estaba sentada en la cama,mirando al joven híbrido con algo de recelo. La reacción de Erik se habíagrabado a fuego en su mente, por lo que no pudo evitar hablar algo arisca.-Erik, ¿a qué ha venido eso? -preguntó. -Yo
lo siento mucho, de verdad. Esque
estoy acostumbrado a no llamar al entrar a mi habitación
Se me habíaolvidado que la compartíamos. -se explicó, con la cabeza gacha - Ah
yperdóname por eso de
ya sabes
-¿Haberme mirado de esa manera? -le ayudó acompletar la castaña.

Erik estaba muy avergonzado. "Lahe cagado pero bien. Si pretendía tener alguna oportunidad con ella, la hetirado por la borda
Parece muy molesta, y eso que a los celestes no lesimporta enseñar su cuerpo
bueno, supongo que tiene mucho más de humano que desu otra esencia." Dejó la bolsa al lado de su cama, y recordó mientras lo hacíaque tenía que invitarla a salir con él, Séun y Eva, aunque no estaba muy segurode que quisiera, después de lo ocurrido

 

La chica se fijó en la bolsa-¿Qué llevas ahí, Erik? -preguntó, curiosa, pero aún con ese tono enfadado.-Oh, no es nada
he ido de compras con Séun, ¿lo conoces? -ella negó con la cabeza-Bueno, pues ese Séun me ha invitado a mí a dar una vuelta, y dijo que iba ainvitar a Eva también
Me dijo que te preguntara si querías venir -completó,aprovechando que había sacado el tema del muchacho a relucir.

En un primer momento los labiosde la muchacha formaron un sí, pero a su mente volvió aquella escena, y el airede su garganta retrocedió, quedándose el "sí" para ella. En su lugar, contestóde manera seca. -Me lo tengo que pensar, no me apetece mucho
"Después de loocurrido" completaron ambos en su mente. -Bueno, pues yo me marcho
Te veo a lahora de la cena -dijo él, cogiendo su toalla para disponerse a ir a la ducha.-Vale. Hasta luego -fue su respuesta. En aquel momento la chica lamentó el tonoque había imprimido a su voz. Ella había pretendido darle una respuestacordial, pero de nuevo aquella acidez en sus palabras había vuelto a abrirsepaso, y temía que el muchacho iba a malinterpretar su intención, lo cualocurrió en ese mismo instante.

Erik se sintió un poco herido. Nole parecía justo que por una equivocación la chica se pusiera así, así que, consu semblante, habitualmente alegre, oscuro abandonó la habitación, dando unpequeño portazo tras de sí. "Oh, no
Me he pasado
Me parece que piensa que mehe enfadado demasiado" pensó Resa, apenada. "¿En qué estaba pensando? Ha sidosólo un error, y además
¡es mi mejor amigo!"

En la entrada de las duchas, Erikse volvió a encontrar a Séun. Parecía que los dos tenían las mismas ideas enmente: ducharse, cenar y prepararse -¡Hey, Erik! ¿Qué tal? -preguntó elojiverde. La cara del rubio se lo dijo todo. -Oh, no me digas que te ha dichoque no
-Pues la verdad es que sí
bueno no
¡ah, tengo un lío en la cabeza
!-musitó el híbrido, confundido. -Pero si Alsan me ha comentado que os lleváismuy bien
¿qué ha pasado? Si quieres contármelo, claro -aclaró Séun. -Va
te locuento, tampoco es para tanto en mi opinión
Pero vamos a ducharnos -pidió él.Se metieron en duchas contiguas, para poder hablar adecuadamente. Erik sintiólos chorros de agua fría bajando por su espalda, y aquella sensación le calmóal instante. -Verás
digamos que yo
olvidé que compartía habitación. Entré sinavisar, y, y
-¿La viste desnuda? -picó él, aunque no se esperaba la respuestadel rubio -Pues la verdad es que sí
-respondió el rubio. Séun se rio un poco-¡No fastidies! ¿Pero desnuda del todo? -picó. -¡No! -casi gritó Erik -Llevabauna toalla
-Anda mira, pues ya tenemos algo más común. ¿Cómo, la has vistodesnuda tú también? -Erik sonaba algo agresivo, y Séun se encontró entre laespada y la pared. Si reaccionaba así con su amiga, ¿qué haría si le diría si vio a su hermana?"Pero fue ella la que entró sin avisar
así que estará bien
" -volvió a larealidad cuando oyó al rubio llamándole, aún con ese tono agresivo.

-Séun, ¡contéstame! -exigió él.-Calma, calma
te lo voy a contar, pero no me mates, ¿eh? Aunque dudo quepudieras -picó el muchacho. -Mira, el caso es que estaba haciendo flexiones enmi habitación, sin camiseta
cuando entró tu hermana, llevando también unatoalla
ya te puedes imaginar nuestra reacción: los dos gritamos, y preguntamosa ver quién era el otro. No pasó nada raro, y tu hermana, aunque arisca, prontose volvió más amigable. ¿Erik? -preguntó al ver que se había callado -¿quépasa? -No, nada
no te preocupes, no estoy molesto
es que yo lo hice mal-explicó. -¿Por? -pregunto Séun, ansioso por saber la respuesta. Pues
es queyo no grité, ni hablé
yo me quedé mirándola y bueno
digamos que se me bajólasangre de la cabeza -terminó, haciendo más que evidente lo que había ocurrido.

 

El ojiverde soltó una sonoracarcajada, y le costó un buen rato volver a hablar. -¿Qué? -resopló él- ¿Quépasa? Solo por respuesta obtuvo más carcajadas. Séun tuvo que limpiarse unalágrima que corría por su mejilla debido a la risa -¡No me jodas!-decía, aúnentre risas-Tuviste una
una
. -no pudo evitar volverse a reír al completarlo-¡erección!

El dragón se ruborizó mucho,esperando que nadie lo hubiera oído. Entonces los dos cerraron el agua ysalieron de la ducha. Erik vió la mueca burlona de Séun. -Por favor
¡no digasnada de esto a mi padre, ni a mi madre, ni mucho menos a los padres de Res!-¿Res? Ah, Resa. Descuida, tío
siempre que tú no cuentes a Christian nada delo de Eva. Parece algo peligroso
¿qué? -Preguntó, al ver que la cara de Erikse volvía blanca como la tiza -¿Qué pasa? -inquirió. Por toda respuesta, elrubio señaló en la dirección a la puerta que estaba detrás del moreno. "No. Me.Jodas." pensó el idhunita, sabiendo lo que iba a encontrarse al darse lavuelta. Dos hombres, uno de pelo castaño y otro moreno habían entrado en elbaño, y por sus caras
no parecían de muy buen humor. -Bueno, Erik, ¿qué es loque no podéis contarnos, muchachos
? -interrogaron los padres, con una sonrisamaléfica en sus rostros. Erik rió, nervioso -¡Anda, tío Shail, Christian
!-sólo pudo decir, ante la que se les venía encima.

Erik y Séun habían salidocorriendo del lavabo al ver a los dos padres. El dragón sospechaba queChristian no había hecho uso de su agilidad para atraparles, y no entendía porqué. El shek era muy listo, seguro que se vengaría después de ellos. Pero por ahora,debían volver a las habitaciones. Cuando llegaron a la bifurcación, los dosadolescentes se despidieron hasta dentro de unos minutos, cuando bajaran a lacena. La Tríada y sus hijos probablemente comieran en el castillo con losreyes, mientras que Séun tenía pensado bajar a los cuarteles a comer.

-Para serte sincero, se come unpoco peor allí abajo, pero al menos no tengo que estar tan pendiente de comercon modales -comentó el ojiverde. -No me dejes solo Séun, que tengo que lidiarcon Res, y si no vienes va a ser muy raro, porque me parece que no tenía muchasganas de hablar -suplicó el rubio. -Entonces, si yo no quiero comer allí, ¿porqué no bajas tú conmigo? -le invitó el idhunita - Así no tendremos que bajar lacuesta a la ciudad con el estómago lleno.

-La verdad es que suena bastantebien, Séun. Tengo que preguntar, pero
veré que puedo hacer -aceptó el rubio.-¡Bien! Entonces te veo en el vestíbulo. El comedor está en una de sus salidas,así que puedes hablarlo conmigo delante, para que pueda intentar convencer a tuspadres. -No te preocupes, estoy seguro de que papá me dejará -dijo,encaminándose hacia su habitación.

 

///////quince minutos mástarde//////

-¿Por qué no, papá? -preguntóErik, fastidiado. -Mira, Erik, Alsan me salvó la vida, y ha sido como unhermano para mí. Después de quince años sin verle, me gustaría tener una cenatranquila con él, y quiero que toda mi familia, tú incluido, estéis presentes-sentenció Jack, tajante. -Vaya hombre, no hay derecho -musitó Erik . -¡Te heoído! -picó Jack, divertido. Erik fue a darle las malas noticias a Séun.-Hombre, es comprensible. En fin, esperaba no tener que hacerlo pero
no te voya dejar solo con
¿quién decías que era? -preguntó, rascándose la parte deatrás de la cabeza. -Resa, la de allí -el rubio marcó la dirección con lacabeza.

-Guau, no está nada mal
Tranquilo tío, me quedo a cenar; después de todo, por la cara triste que llevame parece que las vas a pasar canutas. -Gracias, tío -sonrió Erik. -Ah, porcierto
vamos a saludar al resto de gente. ¡Hey, Eva! ¿Cómo estás
?

Mientras conversaban, al otrolado de la sala, Resa fue consciente de que Erik y aquel otro chico estabanhablando de ella. No sabía quién era, pero estaba claro que ya se llevaba muybien con Erik. La semiceleste estaba bastante triste por lo que había ocurridohacía un rato, pero aún así, él tampoco parecía tan enfadado, y eso la animaba.Vio como los dos empezaban a saludar a la gente, primero a Eva, luego a Alsan yKimara, y ahora se dirigían hacia ella.

Séun fue el primero en hablar,para intentar romper el hielo. -Buenas, tú debes de ser Resa, ¿verdad? -lachica asintió tímidamente. -Yo me llamo Séun, mucho gusto -se inclinó paradarle a la chica dos besos a la mejilla, quién se los devolvió después. EntoncesSéun le pegó un codazo al dragón, quién reaccionó, aunque de mala gana. -Hola,Res
-casi musitó el rubio, y se inclinó para hacer lo mismo, aunque vacilante.Resa también vaciló, pero percibió que Erik ya no estaba enfadado con ella, porlo que se acercó a él y le besó tímidamente cada lado de la cara. Erik sonrióampliamente, parecía que lo había entendido. Cuando se marcharon para seguircon los saludos rutinarios, el ojiverde picó a Erik un poco. -¿Ves como no eratan difícil? Parece que ya se le ha pasado el enfado, tío. -Sí
y menos mal quese le ha pasado
No sé que habría hecho si la hubiera perdido por eso
-terminóen un susurro. Sin embargo, Séun lo escuchó todo -Espera un momento
Ni aunquefuera tu mejor amiga, que lo es, te preocuparías tanto por ella
-entonces cayóen la cuenta -un momento
¡A ti te gusta Resa! -soltó el moreno. -¡Shhhh, notan fuerte que te oye! -pidió Erik. -Vale, vale -dijo susurrando Séun- pero ati te gusta Resa, no lo has negado. -¿Y qué sentido tiene hacerlo? Según todala familia, se me nota a kilómetros de distancia. -Y ella, ¿aún no lo sabe? -seextrañó el moreno. Erik suspiró antes de responder. -No estoy muyseguro
-confesó él.

En ese mismo momento, todosentraron al comedor, y Erik y Séun hicieron lo mismo, detrás de Jack y deChristian, a quien Séun no había tenido, o más bien había evitado, laoportunidad de saludar. Después de lo ocurrido tras la ducha, no teníademasiadas ganas de volver a tener esos ojos helados clavados en él, tratandode sondear su mente. El muchacho sabía de sobra que era medio shek, al igualque Eva, pues había sido informado por Alsan y Kimara. También sabía que Jackera un dragón, como Erik; y que Victoria era un unicornio. Lo que más lepreocupaba, era que Christian descubriera lo que había pasado el día anterior,y trató de sonreír.

 

Nada más entrar a la habitación,Victoria dijo, muy ilusionada: -¡Menudo comedor! Y tú diciendo que era pequeño,Alsan
-¡Es que es pequeño! -seguía repitiendo el monarca. Ante ellos seextendía una sala dividida en dos partes; una que tenía una mesa ya preparada,con una puerta a una cocina; y otra, con sofás, mesas y alfombras y espaciossin amueblar, desde la que provenía música. Eva supuso rápidamente que setrataba de una zona para bailar.

-Bueno, Alsan
de haber sabidoque esto iba a ser así, ¡habría traído traje! -comentó Jack, riendo con el rey.-¡No digas bobadas! No hace falta que vengáis de etiqueta, chico; a menos quehaya una fiesta formal; aunque claro, a esa sólo invitaría a Christian yVictoria... -¡Eh!¿Qué has querido decir con eso? -dijo fastidiado, perosonriente. Christian dejó escapar una risa ante el comentario, losuficientemente alta para que Jack la oyera, ganándose un codazo cariñoso deVictoria.

-¿Así que crees que no puedo sertan formal como la serpiente? -dijo Jack, y se puso el flequillo de manera quele cubriera los ojos, como al shek. -Oh, miradme, soy Christian -dijo, poniendomorros- me gusta ser solitario, canto muy bien y además soy mucho más listo ycalmado que ese condenado dragón
-dijo, terminando su imitación, ganándoseunas risas por parte de todos y el aplauso sarcástico del castaño, quien lemiraba de manera cansada, como si ya se lo esperara. Jack se le acercó, yVictoria pudo jurar ver chispas saltar cuando se miraron a los ojos. -Vamos,vamos, vamos -dijo Alsan- ya tendremos tiempo para divertirnos más tarde
-¿Quése supone que significa eso? -preguntaron los dos padres, picados. -Bueno,vamos a cenar, ¿no? -comentó Eva, algo fastidiada. -Hermanita, ya sé que tieneshambre, pero tranquila, que la comida no se va a mover
-dijo Erik, con unamedia sonrisa. -Sólo he dicho que tengo hambre, nada más
y dado que estamosentre amigos
-La chica tiene razón, vamos a comer ya
-sentenció Alsan.

Durante la comida, Victoriasuspiraba resignada al ver cómo Jack se abalanzaba sobre la comida, llenándosela boca y mirándola inquisitivamente, tratando de pronunciar un "¿qué?", quesonaba como "phfe"; a Erik picando a Eva, diciendo esta última que se la estabaganando con cada chiste que hacía, Christian no decía nada, Alsan y Kimaracharlaban; y Resa y Séun, en frente y al lado de Erik, se conocían, mientrasSéun trataba de convencer a la chica de que fuera con ellos, argumentando queEva accedía, aunque todavía no le había preguntado.

Una vez terminó, los cuatroadolescentes se encontraron en el vestíbulo. -Bueno -empezó Séun- yo voy a ir acambiarme a mi habitación
¿Vienes entonces, Eva? -De acuerdo -resopló ella- notengo nada mejor que hacer
Y me quiero cambiar primero-advirtió. -Je, tanarisca como siempre. Bueno, pues vamos arriba -dijo, encáminandose a lashabitaciones. Al pasar al lado de Erik, le dio un codazo, y musitó un "a ellala convences tú, tío".

 

Una vez se quedaron solos, Resatrató de hablar con Erik con normalidad. -Bueno
¿tú quieres cambiarte? Yo sí,para estar más cómoda
-Pues la verdad es que yo también, Res. ¿Tú primero,entonces? -No, tú primero -respondió ella, sonriendo. Una vez llegaron a suhabitación, Erik entró, cogió su bolsa, y decidió que se pondría el nuevoconjunto que se había comprado. Quería ver cómo le sentaba, y la ropa quellevaba ya estaba muy sucia de todas maneras. Una vez se hubo cambiado, indicóa Resa que entrara, y se disponía a salir, cuando ella pronunció las palabrasque todo hombre temía: -¿Erik? Tenemos que hablar -dijo ella. Erik no pudoevitar pensar "Ay madre, ay madre, ay madre
" mientras que se sentaba en lacama.

-¿De qué quieres
-Ya lo sabes.De lo de esta tarde -cortó la chica, tajante. Erik vio que se había puestorepentinamente seria, y no pudo evitar sentirse algo apenado; ahora le creíaque la sonrisa de antes de la cena había sido falsa. -Bueno, de acuerdo
Yo yate dije que lo sentía, pero lo repito, lo siento mucho, Res. No era mi intención
Bueno, te dejo para que te cambies -terminó su disculpa. Iba a levantarse, perose encontró con que los brazos de la chica lo rodeaban, lo que daba a entenderque no había acabado. El dragón se esperaba una continuación cortante de laconversación, pero se sorprendió al oír la voz de ella en su oído.

-Anda, ven aquí, tonto -dijo ellade forma cálida, tirando de su cuerpo hacia atrás, para sentarle en la cama.Erik abrió mucho los ojos; no se lo esperaba. Resa siguió hablándole ensusurros, mientras él atendía, sin otro remedio. -No quería herirte. Es que
estaba muy nerviosa. Erik, tú me importas demasiado como para hacerte daño, aligual que me dijiste tú el otro día; tú para mí eres muy importante, eres
-Soytu mejor amigo, lo sé -completó él, aunque esperaba, en el fondo, otraspalabras diferentes de ella.

-Así que, respecto a lo de daruna vuelta, por supuesto que quiero, tonto -terminó ella. -Ah, por cierto, yesto... -Erik se esperaba una reprimenda golpe cariñoso , como para finalizarla disculpa, pero la chica volvió a sorprenderle- esto es por haber aguantadoeso que te dije -Y terminó dándole un fuerte beso en la mejilla.

Mientras tanto, en el cuarto deSéun, él y Eva estaban hablando de nuevo. -Bueno, Séun, veo que te has vueltomuy cercano a mi hermano en muy poco tiempo
-Pues la verdad es que me ha caídomuy bien tu hermano mayor. Tenemos ideas parecidas, y nos llevamos bastantebien. Por eso le he invitado a salir. -¿Ah, sí? ¿Entonces por qué nos hasinvitado a mí y a Resa? No te hagas el tonto conmigo, espero que no sea paraintentar ligar porque te la vas a ganar si es así -terminó la medio shek, consus dos ojos convertidos en dos dagas de hielo.

Sin embargo, Séun se rió ante laamenaza, y como siempre tenía que hacer con Eva, se explicó, no sin antesimprimir cierto sarcasmo a sus primeras palabras: -Sí, señora. Espero que no metengas todo el día de interrogatorios Eva
Esto ya era aburrido por sí sóloantes de que llegaras tú -picó él. -Ja,ja,ja dijo ella, fastidiaba, aunquetenía que reconocer que le gustaba el buen humor del chico -muy gracioso, Séun.Ahora continúa -imperó la chica. -Mira, no es que intente ligar con nadie. Elúnico problema es que la mayoría de los guerreros de Kyannaris son
¿cómodescribirlos? Ah, sí, o de unos diez años más que yo; u obsesionados con elentrenamiento; o, simplemente, unos muermos.

 

Es la primera ocasión que tengode tener amigos de mi edad aquí, ¿sabes? -Pero si ayer me dijiste que protegíasa tus amigos en el campo de batalla, ¿no? -preguntó ella, recordando su primeraconversación. -Esos más que amigos eran compañeros, lo siento, tiendo aconfundir el término -contestó, encogiéndose de hombros. -Vale. Continúa -pidióla chica. "Joder
. ¿Tiene que ser siempre así de simpática? Ayer, al final, semostró algo más tierna
Ojalá volviera a ser así, pero me parece que ese ladosuyo es difícil de sacar
" pensó el muchacho. Por suerte para él, Eva no estabaescuchando sus pensamientos, así que no se enteró de lo que estaba pasando porla cabeza del muchacho.

-Pues como iba diciendo, es laprimera vez que tengo cerca a gente de mi misma edad que piensa en otras cosasque en la guerra, que son bastante divertidos, por lo que he observado con tuhermano y hoy en la cena; y además, que tengan ganas de salir a la calle yhacer otras cosas que entrenar. Y esa es toda la verdad. Si quisiera ligar, oalgo por el estilo, la mayoría de las chicas del reino me valdrían, ¿no crees? -terminóél, cansado del interrogatorio.

Eva sondeó su mente en rastro dementira, pero no la encontró. -En fin
me he cansado de que me hagas preguntas.Ahora, me gustaría hacerlas yo. ¡Cuéntame cosas sobre ti, anda, Eva! Sé queserás más inteligente que tu hermano, porque eres una shek y él un dragon, alfin y al cabo, pero eso no me vale -pidió él. -¿Y tú como sabes eso? -dijo ella,muy seria. -Me lo ha contado Alsan. Lleva semanas hablando de vosotros. Menosmal que habéis llegado, ¡ya se estaba poniendo un poquito pesado! -gruñó él,haciendo reír ligeramente a la chica.

-¡Anda, pero si sabes sonreír!Eso no me lo esperaba yo, la verdad -dijo él, complacido. -¿A qué te refierescon eso, tonto? -dijo ella, fastidiada, pero aún sonriente. -¡Ves! Mucho mejorque esa cara de pocos amigos que sueles llevar durante el día, excepto con tufamilia; no creas que no me he fijado.

-Bueno
. Y
¿qué quieres sabersobre mí exactamente? -preguntó la adolescente. -Lo que me quieras contar, contal de que me ayude a conocerte un poquito mejor. Puedes contarme tu historia,al fin y al cabo, yo te he contado la mía
-sugirió él, sentándose a su lado denuevo.

-Mejor luego. Erik y Resa se vana impacientar. Y créeme, conozco a mi hermano, sé que se pondría a hacerbromitas sobre tú, yo, y por qué hemos tardado -advirtió ella. Séun negó con lacabeza, sonriendo maléficamente. -Me parece que no, o si no, yo diría cosas quecierto dragón siente por cierta semiceleste
-rió él. -¿Te has dado cuenta? -¿Cómono hacerlo? Se le nota a la legua -comentó el ojiverde. -Pero tienes razón,Eva. Se van a acabar impacientando. Vámonos ya -aceptó el moreno, abriendo la puerta, dejando que Eva saliera, y cerrando tras de sí.

-Mi señor -dijo una de aquellasserpientes aladas que había creado en el pasado -la Tríada acaba de llegar aIdhún -terminó, conciso, aterrizando a su lado. -¿Algo más, Shezken? -inquirióel individuo. -Sí. Traemos el informe de las batallas contra los últimos NuevosDragones, mi señor. Kash-Tar y Kosh han caído, finalmente. Ya no existe eseejército. Y pronto lo caerán también las ciudades subacuáticas de los varu -terminó la serpiente alada. -¿Y qué hay deesas escaramuzas que han tenido losszish con aquel otro grupo? La Tríada va a luchar a su lado, o al menos, eso heoído. Y podría ser un problema -exigió saber el encapuchado. -Ah, sí.Kyannaris, el grupo de los renegados. No creo que supongan ningún problema porahora, mi señor. No tienen la suficiente fuerza para un ataque frontal, aunquetengan tres criaturas semidivinas entreellos.

 

-Ahí te equivocas. No tienen atres, tienen a cinco. Los hijos de esos humanos también han heredado susesencias -replicó el extraño hombre. -Y además, nuestro ejército ha sidodiezmado debido a todas esas batallas con los dragones falsos. Y sé que lossheks sólo ponen huevos una vez en la vida. Tendremos esperar un tiempo paraatacar con toda nuestra fuerza.

-Te conozco, Mannon, o mejordicho, Séptimo, pues el humano sólo es el recipiente. Tu afán de destrucción notiene límites. No sonreirías así si no tuvieras un plan en mente -siseóShezken. -Je -rió él, bajándose la capucha y revelando sus rasgos: largoscabellos plateados que caían sobre su rostro, haciendo destacar sus ojos, de uncolor rojo sangre de los que emanaba una oscuridad infinita, nariz achatada yunos labios que formaban una sonrisa maléfica -me has cazado. Tengo una
ideaen mente, pero es una sorpresa. Aunque me parece que no os va a gustar.

-Ya sabes como somos los sheks.No queremos destruir porque sí, pero, sin embargo, está en nuestra naturalezael obedecerte, mi señor. Tus deseos son órdenes, pero aun así, eso no quieredecir que nos guste hacerlo. Sin embargo, estamos más que dispuestos a derrotara todo el que se te oponga -explicó Shezken, entornando los ojos.

-No todos me servís -replicóMannon -el grupo de sheks que todavía está en la Tierra no ha acudido a millamada. Han renegado de mí, y ya no tienen por qué seguirme. -Ah, te refieresa Shizuko y sus compañeros
-siseó el shek -No te preocupes, Mannon, aquelgrupo son, en su mayoría, sheks jóvenes, sin experiencia. Además, ahora,Shizuko es tan solo una humana más, con mente de shek. Sin un heredero digno,pronto perderán la fuerza para resistirse a tu influjo -replicó el shek.

-De nuevo lo repito, hay unaequivocación. Cuando mi maldito lado benevolente fue al exilio con vosotros,decidió pasarse por la Tierra tras un tiempo. Poseyó a un hombre, y, mediantelos métodos humanos, dejó embarazada a Shizuko, Shezken. Ahora mismo tiene unheredero, y más que digno, pues lleva mi esencia, lo que ha amplificado suspoderes de shek hasta el punto de que se puede transformar. Y sus poderesrivalizan con los tuyos, amigo.

-Y, si es una amenaza, ¿por quéno lo has destruido? ¿Porque es tu hijo? -dijo, la serpiente, furiosa. -No
esosería propio de mi antiguo yo. Sencillamente, no puedo abandonar Idhún ahoramismo. Y si os mando a otro mundo, esprobable que, dado su liderazgo, os incorpore a sus filas. Como has dicho, amuchos no les gustan mis métodos, ¿no? -contestó el hombre.

-Exactamente -coincidió laserpiente. -Bien. Ah, una última cosa antes de que me vaya
Esta noche quieroprobar la sorpresita. He oído que los guardias de Kyannaris están de fiestaporque han recuperado algo, ¿no? -dijo él, desapareciendo de la escena con unhechizo.

 

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-En fin, ¿a dónde vamos a irprimero? -preguntó Eva a Séun, mientras éste bromeaba con Erik y Resa. -Pues laverdad
tenía pensado pasar por los bares de la zona residencial. Seguro quehay bastante ambiente, tened en cuenta que muchos jóvenes viven en el pueblo.-De acuerdo
espero que no nos encontremos con nadie raro -dijo Resa. -No ospreocupéis. Si nos defendemos, habrá testigos para corroborar nuestra versión.Además, yo soy un guerrero bastante conocido de Kyannaris, dudo que se atrevana acercarse con malas intenciones

Y así comenzó la noche para elgrupo. Mientras Erik y Séun se dedicaban a charlar animadamente entre ellos,mientras evitaban a las chicas que se les acercaban, Resa intentaba arrastrar aEva a bailar en una fila con otra gente de Vannissar, como en una congaterrestre. Erik no quería beber alcohol, así que Séun le recomendó la bebida delos soldados; cerveza de masoda, que tenía un sabor muy suave que a Erik leencantó, y lo mejor es que no tenía nada de alcohol. Cuando un borracho seacercó a Eva con un "Hola, preciosa
" la chica cerró los ojos y le tumbó en elsuelo con un ágil movimiento, volviendo después con Resa y haciendo que todoslos otros muchachos se abstuvieran de tratar de acercarse a ella. Lasemiceleste trató de llamar a los dos muchachos para bailar un poco con lamúsica del artista que actuaba aquella noche allí, y lo consiguió después deque Erik perdiera la competición de ver quién bebía más vasos de aquella bebidatan deliciosa frente a Séun, que tenía mucha más experiencia.

Después de aquello el ojiverdelos llevó a los barracones, para que conocieran a todos los compañeros. Aquellanoche había una fiesta, dado que habían ganado la última batalla con el grupode szish, y estaban celebrando haber recuperado parte de los reinos humanos;Dingra para ser concretos. El moreno presentó a Erik a Tarok, el encargado delos entrenamientos entre los soldados, pidiéndole que le entrenara si algún díase presentaba en los barracones. El guardia, algo borracho, había sonreído y habíacontestado que el muchacho siempre tendría una espada preparada si algún díadecidía ir allí.

Unas horas más tarde, decidieronque ya era hora de volver a casa. Estaban muy cansados después de aquellanoche, por lo que decidieron que al día siguiente dormirían hasta tarde. Al finy al cabo, no había un horario de entrenamientos propiamente dicho. Ya estabansubiendo por la cuesta, cuando vieron bajar corriendo a Christian, Victoria,Jack, Alsan, Shail y Kimara. -¡Muchachos!-gritó Alsan -¡Volved al castillo, rápido!

Un rato antes, Christian no podía dormir, por lo que había decididosalir un momento afuera, donde se encontró con Jack. -No podías dormir, ¿eh,serpiente? -sonrió el dragón, mirando a las tres lunas, que estabanespecialmente hermosas esta noche. -Pues la verdad es que no. Llevo dándolevueltas a un mal presentimiento que lleva rondándome toda la noche -explicó él-¿Y tú? -preguntó el castaño. -No, por nada en especial. Simplemente, no teníasueño, para ser sincero -rio Jack.

El shek se apoyó en la barandilla de la terraza, mirando hacia elpueblo y el campo que se extendía al lado del Bosque de Awa, que había crecidohasta llegar a la ciudad, por motivos militares. El moreno cerró los ojos, respirandola fresca brisa nocturna. Sin embargo, en aquel momento, sintió algo. Veintepresencias, oscuras y ominosas, habían emergido en las cercanías de la ciudad.Tenían algo de familiar, pero no podía pensar en lo que era.

 

-Christian, -soltó Jack, repentinamente serio- ¿notas eso? -Sí, Jack, losiento. Alguien, o algo, se aproxima a las murallas de la ciudad, y no me gustasu esencia. Me recuerda a algo
un momento, ¡ya lo recuerdo! Jack, ve adespertar a Victoria -urgió el castaño. -¿¡Qué pasa, Christian?! -Es la esenciadel Séptimo -musitó el castaño.

Jack bajó las escaleras y corrió hacia las habitaciones, donde despertóa Victoria, quien al instante se asustó. Una vez avisó a Christian,mentalmente, el shek se limitó a lanzar un mensaje telepático. -A todos losciudadanos de Vannissar, volved a vuestras casas. ¡Estamos bajo un ataque!-fueron sus concisas palabras. Lógicamente, la primera reacción fue de pánico,pero se hizo como se había ordenado: la gente volvió al hogar, asustada;mientras todos los guerreros del castillo despertaron ante el mensaje. Así, laTríada y Alsan llamaron a sus armas legendarias, que se materializaron en susmanos de manera instantánea; y bajaron a contrarrestar la amenaza, a sabiendasde que los soldados acababan de volver de la batalla y estaban demasiado débiles.

Una vez allí, avistaron cuatro figuras. Menos mal que estaban bien

-¿Qué? ¿Por qué? -gritó Erik.-¡Enemigos! -siseó Christian. -Tenemos que enfrentarnos a ellos. ¡Vosotrosvolved al castillo, rápido! -apremiaron Shail y Victoria. -¡Pero yo quieroluchar! -replicó Erik. -¡Y yo! Yo no soy su hijo, soy un guerrero, puedo
-¡Este no es momento para heroicidades, Erik! ¡Deja de ser tan temerario yaprende que cada batalla es mortal! -le gritó Jack, apoyado por Victoria. Erikno soportaba que pensaran que intentaba hacerse el héroe. -Y tú, Séun -dijo Alsan-Eres como un hijo para mí, y sé de lo que eres capaz, pero ahora estás herido.¡Así que hazme el favor de volver al castillo! -exigió el rey. El muchacho ibaa replicar, pero se dio cuenta de que todavía no se había recuperado del todode la herida en la espalda que había recibido en la última batalla, y agachó lacabeza.

Eva ni siquiera intentó persuadira sus padres, era completamente inútil, y Resa no parecía que fuera a discutirla decisión de los adultos. Erik se enfadó un poco, pero su padre le volvió ainstar a abandonar el lugar, y los cuatro marcharon corriendo, mientras suspadres y amigos tomaban direcciones opuestas...

Los chicos tenían órdenes dequedarse en sus habitaciones. Erik y Resa entraron y bloquearon la puerta trasde sí, como se les había dicho. Lo primero que hizo Erik fue mirar por laventana, sin éxito. Su habitación no tenía vistas al pueblo, de forma que notenía modo de saber qué ocurría en el pueblo. La chica lo miró, preocupada. Otravez el fuego ardía en su mirada, y no sabía qué significaba, pero lo que síentendía era que solía ocurrir cuando el muchacho se enfadaba.

-Erik
tranquilízate, por favor.Sabes que han hecho lo correcto al mandarnos aquí -pidió la semicelese. -Lo dudomucho -dijo el dragón. -¿Para qué hemos venido, si no es para luchar?Explícamelo, Res, porque no lo entiendo. -Entiéndelo, sólo se preocupan pornosotros. No seas así -le pidió ella. Erik resopló ante su petición. -Vamos aver, ¿por qué he entrenado si no es para luchar? ¡Podríamos haber ayudado! Sialguien sale herido, no me lo perdonaría nunca -terminó, agachando la cabeza.-En fin, tienes razón, no podemos hacer nada. Me voy a dormir, ¿o quiereshablar un rato cuando apaguemos la luz? -quiso saber él. -No, yo también estoycansada. Hasta mañana.

 

En el otro ala del castillo, enla habitación de al lado, Eva y Séun también estaban discutiendo, una vezhabían terminado de cambiarse. -Séun,no creas que no he olvidado lo que dijo Alsan. Enséñame esa herida, por favor-pidió ella, aunque más que una petición, era una orden. -No es nada y ya no meduele demasiado, aunque un poco sí. No hay motivo para que lo veas, Eva -dijoél, girando la cabeza bruscamente. -Me estás ocultando algo. ¿Seguro que no esnada? -siguió preguntando. -¡Te digo que no! -casi gritó Séun, delatando sunerviosismo. En aquel momento le dio la espalda a la muchacha, que aprovechó laocasión para ponerse detrás de él y levantarle la camiseta. En aquel momento elmuchacho le dio una voz. -¡¿Pero qué haces?! -le gritó, dándose la vuelta.

Pero ella ya lo había visto. Sedio cuenta de que en su primer encuentro, aunque le había visto sin camiseta,hasta que no se la había puesto no le había dado la espalda a Eva, usando comopretexto la sorpresa del momento. Sin embargo, ahora ya no tenía motivos paraocultar nada, así que Séun se dio la vuelta, para revelar aquella herida: untajo, presumiblemente de espada, que atravesaba su espalda de parte a parte. Lamedio shek se llevó una mano a la boca: la herida parecía haber sido tratadasolamente con primeros auxilios: unas vendas, agua oxigenada, y cicatrizante;pero sin un reconocimiento médico adecuado.

-Tiene mala pinta, ¿eh? Pero noes -¿¡Estás loco!? ¿Te han curado esta herida las enfermeras, o no se la hasenseñado? -se exasperó ella. -¡Me la curaron en el campo de batalla! No pasanada y
-Séun. ¿Por qué no te lo has hecho ver? -le preguntó la chica, másseria, pero igual de preocupada. -Yo
no creía que fuera para tanto. Hay gentecon heridas mucho peores, que necesitan esa ayuda. No me siento nadie paraquitarles ese derecho. Por eso no se lo he enseñado a nadie, tan sólo le dije aAlsan que estaba un poco dolorido, que es todo lo que me pasa.

-¿Por qué te has quitado lasvendas? -Porque si no, sería muy obvio. -¿Pero Erik no lo ha visto? Si oshabéis ido a duchar hoy -preguntó la shek. -He logrado que fuera siempredelante o a mi lado. Y me he encargado bien de esconderla con la toalla-terminó, bostezando, provocando que, segundos más tarde, Eva hiciese lo mismo.-Qué, estamos muertos de sueño, ¿eh? Deberíamos descansar
-Pero hay queesperar a que vuelvan nuestros padres
¿Y quién te ha dicho que yo tenga sueño?-decía ella, pero Séun ya la había tumbado en su cama. -Anda, no pienses en esoahora. Solo duérmete. Mañana va a ser un día muy largo... -terminó, cerrandolos ojos.

Mientras, en el campo de batalla,los guerreros estaban combatiendo con las últimas criaturas. -¿Qué rayos son estas cosas negras?-preguntó Jack, observando una de esas criaturas matar un animal desprevenidoal otro lado de la calle. Esas cosas eran cuadrúpedas, con ojos amarillos, encontraste con su piel, completamente negra. No se distinguían otras faccionesen ellas, tan solo unas largas antenas. No medían más de un metro, y no erandemasiado fuertes, por fortuna.

 

-No lo sé -comentó Christian,instando a Victoria para acabar con el que había avistado Jack con ayuda delbáculo -pero noto en ellos la esencia del Séptimo. -No puede ser. ¿Tanvulnerable es Vanissar? -No es eso, chico. Los sheks se mueven lejos de aquí, ylos szish no tienen magos hábiles en sus filas para invocarlos; además, losmantenemos a raya. Por ello la vigilancia por las noches no es muy concentrada,¿sabes? -gruñó Alsan, haciendo bailar su espada contra otra criatura, haciendoque se disipara en forma de oscuridad.

-Parecen especialmente débiles alos ataques de armas legendarias
A Kimara le costó mucho más matar a uno consu espada -precisó Victoria. -¡Cuidado, Vic! -gritó Shail, lanzando un hechizoeléctrico a una de esas cosas, que se había abalanzado sobre ella desde eltejado.

-Me parece que ese era el último.-Sí, dragón. Ya no noto ninguna más. -dijo Christian, envainando a Haiass.-Uff, menos mal -dijo Jack, haciendo lo mismo con su espada. -Ahora deberíamosvolver al castillo, a hablar con los chicos. -No creo que sea buena idea, Jack-prosiguió Christian -ya están durmiendo.

-Bueno, por lo menos así me heahorrado la rabieta de Erik
Estoy demasiado cansado como para aguantarla-comentó el dragón a Alsan, divertido. -En fin, volvamos a casa.

Erik se despertó sobresaltado ycubierto por sudor. Aquella noche tenía demasiado calor, y, una vez Resa habíacerrado los ojos, había aprovechado para quitarse la camiseta, quedándose asícasi desnudo, cubierto sólo por sus calzoncillos. El muchacho respirabaentrecortadamente, y miró hacia todos los sitios, intentando ver si lapesadilla había terminado por fin. Un mal sueño le había acosado aquella noche,algo terrorífico había decidido pasarse por sus sueños. El rubio miró conansiedad a la cama que estaba casi pegada a la suya. Suspiró aliviado cuandoencontró a la semiceleste respirando suavemente y sonriendo plácidamente ensueños. Sus cabellos tapaban su cara, pero Erik pudo vislumbrar que estabadormida incluso en la oscuridad. Todavía cubierto por el sudor, miró alhorizonte a través de la ventana. El cielo ya no estaba tan oscuro, y el dragónsupo que se avecinaba el amanecer. Ya sabía lo que tenía que hacer. Se habíaolvidado por completo de lo que había ocurrido la noche anterior. Ese mal sueñoparecía bloquear su acceso a la memoria, pues se había dejado llevar por larutina sin pararse a pensar en que no sabía si sus padres y los demás habíanvuelto de la cacería de aquellas criaturas nocturnas. Pero él sólo se dirigióhacia las duchas, con ropa y la toalla en la mano.

Sólo se dio cuenta cuando loschorros de agua fría recorrieron su espalda. La urgencia de saber el resultadode aquella batalla nocturna le carcomía por dentro. Tenía que saber si estabantodos bien. Se duchó rápido, y volvió corriendo a las habitaciones. No notó quele faltaba el aliento hasta que encontró a sus padres durmiendo, los tres en lamisma cama, con Jack y Christian abrazando a Victoria por cada lado y sonriendojunto con la chica. Aquello significaba que todo había ido bien; si no, eraseguro que les habrían despertado. ¿O tal vez no? Erik recordó que habíacerrado la puerta tras de sí. Pero, igualmente, Jack podría haber entrado porla ventana, convirtiéndose en dragón y aterrizando en la pequeña terraza. Esoterminó por aliviar al chico, que se puso la camiseta, y tomó rumbo hacia lasala de entrenamientos. Mientras lo hacía, frunció el ceño al recordar laspalabras de su madre. "Es demasiado peligroso. ¡Aprende que cada batalla puedeser mortal!" había dicho. Lo sabía de sobra, o eso creía él. Pero uno noaprende esa lección hasta que no se encuentra cara a cara con la misma muerte;aunque en ese momento no lo sabía. Al entrar, lo encontró todo vacío, por loque decidió coger una espada y activar las armaduras mágicas que Shail habíapreparado para los entrenamientos individuales.

 

El muchacho cogió su espada y sedispuso a combatir con aquel metal, aparentemente sin vida, pero que golpeabacon la misma fuerza que su padre. El dragón vio que era bastante más lenta queel ritmo al que le tenían acostumbrado Jack y Alsan. "Bien. Así puedo cogerleel tranquillo a esto mejor que si me están derribando todo el rato" pensó eljoven. No podía competir con la fuerza de la armadura, por lo que no le quedómás remedio que aprender a fintar, dado que en sus planes no entraba dejar deluchar. Debía aprender a evadir y a aprovechar la posición para atacar confuerza desde cualquier lugar y en cualquier postura. El equilibrio era esencialpara ello, como comprendió tras caerse y ser cortado por la espada en variasocasiones, ocasionando heridas no muy profundas, pero severas. La sangre resbalabadesde su hombro media hora después, con un pequeño charco formándose en elsuelo, y sin haber conseguido derribar a la armadura. Estaba perdido, ydecidió, después de dos horas intensas, que era suficiente. Entonces pensó enir a la enfermería, consciente de que los demás se despertarían pronto, si nolo habían hecho ya, y no quería que le vieran goteando sangre, por lo que sepuso la toalla en el hombro, para frenar el flujo de sangre y se encaminó haciaallí. Por fortuna, se encontraba bastante cerca de la sala, por razones más queobvias. Allí, Dana y Ahlie, las enfermeras que lo habían escoltado a suhabitación, se excitaron al verle, pero se horrorizaron al ver su hombro, porlo que cerraron la puerta antes de empezar a curarle.

En el momento en que Erik entrójunto con las muchachas, los rayos del primer sol entraban por la ventana,acariciando la nariz de Resa, provocando que ésta se despertara. Su primerareacción fue volver a cerrar los ojos y girarse hacia el otro lado de su cama.No quería levantarse tan pronto, estaba demasiado cansada y aún tenía sueño,por lo que decidió quedarse en la cama un rato más. Diez minutos más tarde,abrió los ojos del todo, y se giró, buscando la presencia de cierto jovendragón. Palpó a su lado, pero no encontró nada. Entonces se levantó, pero nohabía ni rastro del dragón. La puerta estaba totalmente abierta, como pudocomprobar al girar la cabeza. No podía ser. ¿Y si había optado por marcharseaquella noche, en pos de las criaturas que amenazaban la paz del pueblo? Sehorrorizó con el pensamiento, pero se dijo que debería ir a buscarle en vez dequedarse pensando. La muchacha corrió al otro ala del castillo, una vez se hubovestido y peinado, para comprobar si Jack y los demás habían vuelto, como habíahecho Erik antes. La chica llegó y llamó a la puerta de la habitación, paraencontrarse con la mirada molesta de Victoria. Parecía que la había sacado deun buen momento. -¿Sí, Resa? -preguntó, preocupada al ver su cara. -Erik
Erikno está -musitó la chica. -¿Qué? ¡No puede ser! ¡Si ayer acabamos con todas lascriaturas, y él no apareció! -gritó la madre, preocupada por su rebelde hijoadolescente. -Entonces, me parece que sé donde puede estar. ¡Sígueme! -apremióla semiceleste. Victoria ni siquiera se cambió, no se le pasó por la cabeza,estaba demasiado preocupada. Llegaron a la puerta de la sala de entrenamientos,y se la encontraron abierta también. Vieron el pequeño charco y las gotas desangre que adornaban el suelo y bañaban la espada y la armadura de una de lasestatuas. Fue entonces cuando se giraron hacia la otra punta del pasillo, yvieron al muchacho rubio, saliendo de la enfermería, con el hombro izquierdovendado, mientras se ponía la camiseta.

 

-¿Resa? ¿Mamá? -dijo él, tapandola venda rápidamente con la camiseta -¿A qué vienen esas caras, si puedesaberse? -inquirió Erik. Victoria suspiró aliviada, pero Resa se dirigió haciaél, hasta que se puso pegada a él. -¡Imbécil! -fue el grito que se ganó eldragón. -Eh, eh, ¡tranquila! -pidió Erik, poniendo las manos hacia delante demanera conciliadora. -¿Eres tonto? ¿Cómo te vas sin avisar? Pensé
¡pensé quehabías ido a luchar por la noche, y no habías regresado! -terminó ella. -¿Y quéte hizo pensar eso? -quiso saber Erik. -Oh, por los Seis. ¡Te pasaste un buenrato diciendo que si querías luchar, que si tu entrenamiento esto, y más cosascomo aquella! ¿Qué querías que pensara
? -se exasperó la muchacha. -Bueno,bueno, tranquilízate. Sólo había ido a
dar una vuelta, eso es todo -mintió él.-Me desperté hace unas dos horas, y no podía dormir
supongo que deberíadejarte una nota la próxima vez
-acabó él. "Oh, Dios mío. ¿Ya ni siquierapuedo salir de la habitación?" -dijo, entre dientes.

La muchacha miró hacia su hombro,y pudo entrever las vendas incluso a través de la camiseta. -¿De verdad? Porquea mí me parece que has estado haciendo otras cosas, Erik. Quítate la camiseta -exigióla chica. El rubio se ruborizó al instante. -¿Qué? ¡No! -dijo él, llevándose lamano instintivamente al hombro, delatándose a sí mismo. La chica sonrió; conaquel comentario le había pillado. Pero Erik tenía otros planes, y se dirigiócorriendo al comedor. El desayuno se servía al segundo amanecer, y le daría unabuena excusa para abandonar el lugar, mientras que las dos chicas tendrían queprepararse un rato más. Mientras Resa corría detrás del muchacho, la jovenmadre se deslizó hacia las habitaciones, para encontrarse a Jack babeando en laalmohada, haciéndola sonreír, mientras que Christian la miraba amodorrado,diciendo "¿Qué pasa? Me has despertado
" con la mirada. La muchacha dijo que noera nada, y se volvió a tumbar, para descansar un ratito más y despejarse deltodo.

Ya en el comedor, Erik habíalogrado dar esquinazo a su perseguidora, para encontrarse con Eva y Séun,charlando en una de las mesas. -Hey, ¿puedo sentarme? -preguntó el muchacho.-Claro tío -fue la respuesta de Séun, secundada por la shek. El rubio sólosonrió y dijo que iba a por su desayuno, pidiéndoles que le guardaran el sitiotras una pequeña charla mañanera. Una vez volvió con unas tostadas y un poco deleche, Erik les contó que la batalla había ido bien, puesto que su madre no lehabía dicho nada malo cuando se había despertado. Los otros dos adolescentessuspiraron, aliviados. -Menos mal -comentó Eva, mientras cogía su vaso, repletode una bebida de aspecto y sabor parecidos al zumo de naranja -queríaasegurarme de que estuvieran bien
-Eva, no intentes darle dramatismo. ¡Todossabemos que los sentiste volver al castillo, tonta! Así que no inventes, quelos dos sabemos lo que pasó -le dijo Séun, cariñoso, ganándose una gélidamirada de la muchacha y una carcajada por parte del rubio. -A propósito -dijoel moreno -no veo a Resa por aquí, Erik. ¿Dónde se ha metido? -Le he dadoesquinazo, tío. No he tenido más remedio, parecía empeñada en verme un arañazoque me acaban de tratar en la enfermería
-Ah, ¿sí? ¿Haciendo qué? -inquirióEva, curiosa y sonriente. -Nada
algo que se me cayó encima del hombro estamañana -mintió él. -Por favor, hermanito. De ser así, no tendrías motivos parahuir de Resa-sonrió ella, viendo que le había cazado de nuevo. -¡Eso noimporta! Sólo avisadme si la veis. Debería evitarla todo el día si quiero quese le olvide
-¡Je! -rio Séun entre dientes -¿recuerdas que duermes en su mismahabitación? Lo tienes difícil, Erik -picó. -Eso, tú dame ánimos -gruñó elrubio, mientras a la shek se le escapaba una risita.

 

-Hablando del Séptimo, mira quiénestá en una de las puertas -dijo Séun, complacido, mirando a una Resa que habíaclavado su mirada en el rubio y ya se dirigía hacia él. -Oh, mierda. ¡Cúbremelas espaldas, salúdala, haz lo que sea, pero dame tiempo para escapar! -suplicóél. -¿Y perderme esto? ¡Por nada del mundo! -se mofó el moreno. -Aaaah,¡olvídalo! ¡Me las piro! -musitó, mientras salía hacia la segunda puerta delcomedor, andando a un ritmo rápido, pero sin correr, para no levantarsospechas; dejando a Resa con una expresión fastidiada. Se había vuelto aescapar.

El resto de la mañana transcurriónormal. El muchacho daba gracias a que no tenía que entrenar en el mismo lugarque Resa, y se concentró en el entrenamiento. Su padre y Christian continuabanderribándole, mientras le daban consejos que, como pudo comprobar, erandemasiado básicos para funcionar contra ellos. A Eva le iba exactamente igual;cada vez que el dragón o el shek intercambiaban pareja entre sus dos hijos, elcambio de ritmo era brutal. A lo mejor esa era la clave, pensaba ella,habituarse a luchar contra oponentes diferentes. Sin embargo todo era alzarse,luchar y caer, sin sacar nada en claro, como pudo comprobar Erik al llegar eldescanso para comer. El muchacho había venido preparado y se había traídocomida del desayuno para no tener que detenerse. Mientras comía, pensaba en laslecciones y los consejos, pero dependiendo del maestro, los puntos de vista secontradecían; probablemente debido a la diferencia entre estilos. Cuando quisodarse cuenta, ya estaba intercambiando espadazos otra vez con Jack, quien veíareflejado su fuego en los ojos de su hijo. Erik jadeaba: cada vez le dolía másel corte en el hombro, pero no podía dejar que eso le delatara, por lo quecontinuó con sus lecciones con más ímpetu del que había mostrado hasta ahora,pero obteniendo los mismos resultados. Si el muchacho realizaba una acción conéxito, el siguiente ataque del maestro le dejaba totalmente descolocado.Ninguna técnica que supiera realizar surtía efecto.

 

Ya entrada la tarde, Alsananunció que el horario de entrenamientos ya había terminado, y como siempre,los hermanos estaban bastante descontentos con los resultados. Bajaron a lasala de las duchas para relajarse un rato, y cuando ya estaban camino de lashabitaciones, un estruendo les sorprendió. -¿Qué ha sido eso? -preguntó Erik,consciente de que podían estar bajo ataque. -Conozco esta sensación
-musitóEva -¡alguien está entrando al castillo a través de una Puerta! -terminó, yagritando. -¡Oh, mierda! Si son enemigos, ¡las llevamos crudas! ¡Tenemos queprepararnos! -se exasperó el joven dragón, corriendo hacia su habitación paracambiarse y coger su espada, seguido de Eva hasta que tuvieron que separarse enla bifurcación. Una vez estuvieron listos y alertaron a Resa y Séun, sedirigieron hacia la parte de arriba del castillo, a la sala del trono. Séunhabía desenvainado su espada legendaria, de manera que los enemigos no lograransorprenderle. Los dos hermanos hicieron lo mismo, y Resa preparó un conjuro deataque.

Cuando llegaron arriba, Erikabrió la puerta de una patada, y todos entraron rápidamente, para encontrarse ados figuras humanas hablando con Alsan, quien sonreía. Había sheks en elbalcón, y todos parecían aterrados, salvo él. El odio corroyó las entrañas deljoven dragón cuando las serpientes sisearon amenazadoras hacia su posición. La Tríada llegó unos momentosdespués. -¿Qué está pasando aquí? -exigió saber Jack, cuya expresión era unreflejo de la de su hijo; el odio en estado puro. -Un momento, dragón
-dijoChristian -yo conozco a esta mujer
-¿Sorprendido de verme, Kirtash? -dijo unade las misteriosas figuras -Vaya, qué halago -completó, dándose la vuelta.Victoria dio un saltito, sorprendida, mientras que Christian sólo siseó unapalabra. -Shizuko. -Sí, Shizuko. Me alegro de que recuerdes mi nombre -sonrióella, de manera un tanto despectiva. -Vaya Kirtash, tienes una hija preciosa.¿Cómo no nos has presentado? -dijo, acercándose. La otra figura aún no se habíadado la vuelta, y continuaba hablando con el monarca, quien asentía,convencido.

Fue entonces cuando esemisterioso hombre se dio la vuelta. Christian dio un respingo. Nopodía ser
Era imposible

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Nota del autor: He cambiado laprofecía del capitulo 8, para darle un buen uso durante la historia. Seguro queya os imagináis quien es la figura

Nota del autor: Antes que nada,querría anunciar que a partir de ahora, voy a poner un link (el máximopermitido) en los momentos más críticos de los capítulos, para mejorar lalectura y transmitir la sensación que tengo al escribir esas partes. Copiad el linky pausad, cuando veais un (P) dadle al play. Y bueno ahora comienzo con elcapítulo. Por cierto, en este no pondré canción.

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-No
¡es imposible! -Christianseguía mirando atemorizado a la figura que se había dado la vuelta hacia ellos. Victoria tragó saliva, al igualque su hija. Sin embargo, Jack, Erik y Seun sólo podían pensar en una cosa.-¡Sheks! ¡Poneos todos a cubierto! -gritó el adulto rubio, llamando a Domivat.No sabía quién era aquella Shizuko, sólo que le recordaba a una serpiente, peroahí había sheks, y eso ponía en peligro al ejército. Jack se abalanzó sobre una de las criaturasaladas, y estuvo a punto de golpearla, cuando la figura se interpuso en sucamino, desenvainando su propia espada y bloqueando el ataque del rubio sinesfuerzo alguno. Shizuko se limitó a musitar "Bien hecho, hijo" mientras Jackretrocedió de un salto, situándose delante de Victoria y Erik, en posición decombate. -Relájate, dragón -escupió la humana - a menos que quieras que miescuadrón acabe con tu patética existencia -terminó, logrando con ello que Jackhiciera rechinar sus dientes, con el fuego ardiendo cada vez más en su mirada yen el fondo de su ser. -Tú
-dijo Christian, con un rictus de ira en su rostro-me vas a explicar qué estás haciendo aquí. ¿Qué has planeado esta vez? Siestás aquí por Eva, yo
-Relájate, Kirtash -sonrió ella, orgullosa - Tu hija yano me hace falta para nada. -¿De qué va todo esto, papá? -inquirió lasusodicha, con una expresión amenazadora en su cara. -Eva, luego te lo explico.Por ahora, limítate a escuchar -ordenó Christian, siendo duro con ella porprimera vez. Eva comprendió y, a diferencia de Erik, no discutiría susdecisiones, como siempre.

 

-Ahora, Shizuko, me vas aexplicar de que va todo esto -continuó el castaño, menos tenso que antes,sabiendo que el objetivo de Shizuko no era Eva -¿cómo que no la necesitas? -Muyfácil, Kirtash. Tengo un híbrido con mucho más poder que tu hija -se limitó adecir ella. -¡¿A qué te refieres?! ¡¡No jueges con nosotros!! -gritó Jack,cansado de la humana. A cada palabra que decía, más ganas le daban deatravesarla con el filo de Domivat. ¿Cómo se atrevía a pensar en su hijastracomo un arma? De seguro, Christian estaría pensando lo mismo, se decía. -De acuerdo,os lo voy a presentar. Markash, ven aquí -pidió ella, su voz suavizándose almencionar al encapuchado, que se acercó a ellos - preséntate, por favor -acabóla mujer. El individuo se quitó la capucha al instante, revelando susfacciones. Al contrario que Shizuko, sus facciones eran las de un muchacho orientalde la edad de Erik. Tenía cierto parecido con Christian, salvo por el color delcabello, negro como el carbón, más oscuro que el de Eva, si cabía. Resa sesorprendió, le parecía muy guapo, aunque le daba algo de miedo. Su mirada,helada como el hielo, como la de Christian y Eva, se clavaba en los presentescon una ferocidad impresionante, pero a la vez, su emisor parecía estarcompletamente en calma. -Soy Markash -dijo solamente, sin pestañear. -Tanestoico como siempre
bueno, Kirtash
¿qué te parece
mi hijo? -preguntó laShizuko. -Pues
es una grata sorpresa-rió él, mientras Shizuko se sorprendió-teniendo en cuenta de que has caído tan bajo como para tener relaciones con unsimple humano
-terminó él, en un tono de burla que asombró a todos los presentes.Parecía que Christian se estaba regodeando, Victoria supuso que era debido alresentimiento que le guardaba por haberle mantenido lejos de su familia durantemucho tiempo. Sin embargo, para su sorpresa, Shizuko rio con él. Aquello eraalgo que Christian no había esperado. -¿De verdad creías que yo, la granZiessel, se habría rebajado a semejante nivel? Puede que mi cuerpo sea humano,Kirtash, pero sigo teniendo una mente shek. Es por ello por lo que este hijo noes de un simple humano
¡sino del mismísimo séptimo! -proclamó ella, haciendoque Markash sonriera. -No
-murmuró Christian- es imposible
entonces
es
¿undios? -pudo preguntar. Shizuko solo negó con la cabeza. -No. Si yo hubiera sidoun hibrido completo, como tú, sí lo habría sido. Pero, debido a mi falta decuerpo shek, mi hijo, que heredó laesencia del mismo Séptimo, ha recuperado la capacidad de transformarse, y hadesarrollado sus habilidades de shek al máximo. Diría incluso que te hasuperado. Ahora
es el líder de los sheks, dado que tiene esencia de dios, yademás es uno de los nuestros. O, al menos, el líder de los sheks que noobedecemos las órdenes del nuevo Séptimo -terminó, tristemente. -¿A qué terefieres? -preguntó Victoria. Era raro que Shizuko se mostrara tan melancólica,lo notaba en la expresión de Christian, por lo que sentía curiosidad. -Verás,unicornio: el Séptimo se ha vuelto una deidad que solo vive para destruir. Lossheks, sin embargo, respetamos la vida y nos parece que embellece este mundo.Es por ello por lo que, nosotros, que estábamos en la Tierra, pudimos escaparde su control, y ahora, Markash nos guía. Pero aún es joven, y debe aprender sucometido
por lo que aún sigo siendo tu reina, Kirtash -dijo, dirigiéndole unamirada mortal al shek.

 

Mientras hablaba, Erik no estaba haciéndolecaso, sólo escuchaba aburrido su historia, que, más que interesarle, le dabaaún más ganas de abrirle la garganta con su espada. "¿Pero quién se ha creídoque es esta mujer? ¿Reina de los sheks? Bah, como si eso me inspirara respeto
"-Cuidado con lo que piensas, dragón -cortó ella, devolviéndole al mundo real-soy mucho más poderosa de lo que piensas. "¿Pero qué
? ¿Cómo lo ha hecho?"-Erik, cállate, no es el momento -le regañó Christian. -¡Dios! Uno ya no puede nipensar en paz
-solo pudo decir el rubio. De repente notó algo pesado cayendosobre él, era la mirada de Markash. Se quedó paralizado, sin saber por qué,pero a su padre le había cambiado la cara. En sus ojos verdes llameaba el fuegodel dragón. ¿Cómo no estaba atemorizado, como él? El muchacho de pelo oscuro ledirigió unas palabras en aquel momento. -Eres molesto, dragón. Aunque más quedragón, sólo eres un insecto. Al igual que tu amigo, el de ojos verdes -dijo,sin que cambiara la expresión de su cara ni un ápice.

Normalmente eso habría hechosaltar a los dos muchachos al momento, pero estaban completamente clavados enel sitio, sin poder hacer nada, aunque Erik y Seun quisieran rebanarle lastripas al tercer híbrido shek de le habitación. "Maldita serpiente" pensaronlos dos al unísono, pero Markash ya no les prestaba atención alguna. Séunmaldijo por lo bajo. Aquel muchacho tenía su edad por lo menos, pero ya eraevidente que le había superado en habilidad. Sólo había que ver esos ojos, esacalma y esa sangre fría. Los dos tragaron saliva y retiraron la mirada de suespalda. Fue entonces cuando Markash se volvió a girar, esta vez hacia Eva yResa: -Lune y Resa
-¿Cómo sabes mi nombre? -cortó Eva, entrecerrando los ojos.-Solo me ha bastado sondear tu mente, chiquilla -aclaró él, como si fuera lomás normal del mundo. "¿Cómo puede ser? No he sentido nada en mi cabeza
"pensaron las dos muchachas.

-No me habías dejado acabar.Lune, tú y la semiceleste sois criaturas hermosas. Me complace conoceros
puesvamos a ser aliados -dijo él, sonriendo de una manera que no denotaba emociónalguna. Jack se sobresaltó en aquel momento; no iba a dejar que ningunaserpiente de gran tamaño se alojara bajo el mismo techo que su familia. Aunque enaquel momento, para él, Christian y Eva no tenía importancia. Christian porquesabía defenderse sólo, y Eva porque parecía que Markash no tenía intenciónalguna de dañarla, pues era una shek. Pero Erik y Victoria
Aquello era otrocantar. Algo muy distinto.

 

-¡¿Cómo?! -rugió Jack -¿¡Estásdiciendo que vamos a permitir que el enemigo se una a nuestras filas?! Yo,desde luego, ¡ya tuve bastante con aceptar a esta serpiente, como para ver a ungrupo entero de ellas! -Jack
-trató de calmarle Victoria -No montes el número,por favor
-Yo no estoy montando nada. Sabes que, en cualquier momento, ¡van a tratarde matarnos a Erik y a mí! -prosiguió. -Dragón, no sabes nada. Limítate aescuchar por una vez en tu miserable vida, eso no va a
-¡No me des órdenes! -rugióde nuevo, el fuego del odio llameando en su interior. -Chico, cálmate. No mesirves de ayuda en este estado. Los sheks han accedido a luchar junto anosotros, puesto que nos necesitan para vencer al que otrora los gobernó, y hanprometido no atacaros -acabó Alsan, en tono de reproche. Jack se daba cuenta deque había hecho algo que no debía, pero estaba demasiado alterado como paraaceptarlo. Por eso enfundó a Domivat y caminó hacia la puerta, con un simple "Voya tomar el aire" desvaneciéndose entre sus labios. Victoria estaba algoavergonzada de la reacción de su marido, pero debía ponerse en su lugar: estarrodeado de serpientes que a la mínima podrían tratar de matarte no esplacentero, y menos para un dragón. Era evidente la tensión que se estaba acumulando también en el hijo deldragón, y Christian lo instó a abandonar la sala, con el pretexto de que losdragones no iban a servir allí.

Jack se dirigió a la sala deentrenamientos, rechinando los dientes. Estaba furioso, no podía entender cómoAlsan podía haberse aliado con las serpientes. Sin embargo, suspiró. Quizás, sise calmaba, vería las cosas de otra manera. No podía dejar de pensar que él,desde que conoció a Sheziss, había estado en contra de odiar a las serpientes.Y con Christian era fácil, pero
Con tantas, no sabía cuánto tiempo podríacontener al dragón
Mientras tanto, Erik seguía sus pasos con el mismo disgustopero algo más añadido. No sabía cómo, pero el híbrido había llamado "hermosa" aResa. Por supuesto, él no podía saber que, en labios de un shek, las palabrascobraban un significado diferente. Así que decidió descargar su ira sobre unade las armaduras de Nurgon, sólo para encontrarse a su padre, que decidió hacerun par de horas extras de entrenamiento con su hijo para intentar dejar depensar en todo ese lío.

Mientras tanto, los sheksllevaban la voz cantante en la sala del trono, y una vez le explicaron aChristian todo lo que pasaba, los planes que tenían y todos los detalles,decidieron que lo mejor para todos sería la alianza, y después regresarían asus vidas habituales: los sheks a la Tierra y los demás en Idhún. Los términosparecían beneficiar a ambos grupos sin provocar tensiones entre ellos, por loque fue Alsan quien al final habló: -De acuerdo entonces
Ahora, ¡Kyannarisacoge a los sheks y por fin está completo! En aquel momento los sheks seretiraron, dispuestos a vivir en el claro en el Bosque de Awa que el monarca ylos feéricos habían habilitado para ellas de antemano ante el mensaje deMarkash y Shizuko. Los dos últimos se quedarían en habitaciones individualesque se construirían con magia de manera provisional. Serían pequeñas peroacogedoras, no necesitaban nada más, y no querían deber nada, por lo que paraun shek eran perfectas. Una vez zanjada aquella reunión, todos se dedicaron acontinuar con la rutina diaria de entrenamientos. Markash estuvo supervisandolos entrenamientos de Eva, por petición de su madre, que tenía interés en verlos progresos de la chica. Sin embargo, el shek no lo hubiera hecho de no habersido porque él también sentía mucha curiosidad por la joven. Algo más joven queél, pero tan lejos de su nivel
quería ver cómo se desenvolvía, comprobar susprogresos. Eso dejaba a Erik con algo más de libertad para practicar, y desdeluego el muchacho estaba muy contento; así podría entrenar a su propia manera,sin los sheks molestando por ahí. Aunque no entendía por qué Eva era tanimportante de repente, no le daba demasiada importancia. Al fin y al cabo teníaotras cosas en las que pensar: afianzar su reciente amistad con Séun, mejorarpara la guerra, lograr que su madre le dejara combatir en la batalla, y, por encimade todo, intentar una relación con su mejor amiga, que se preocupaba tanto porél. Pero lo primero era lo primero, y eso eran los dos primeros objetivos. Lodemás vendría después, o al menos, eso intentaba pensar.

 

Mientras tanto, por la cabeza deMarkash llevaba rondando una sospecha desde que había visto el entrenamiento deLune. Una sospecha que sabía que era real pero que por el momento preferíallamar así. Si eso seguía de aquella manera, iba a tener que hacer algo alrespecto
Unas horas después, al caer la nocher, llamó telepáticamente a lachica, pidiéndole que bajara al pueblo, utilizando el pretexto de practicar suagilidad. Sin embargo, en su mente había una idea muy diferente. Una vez huboavistado a la muchacha, no se movió, sino que desenvainó la espada,asustándola. -¿Qué estás haciendo? -dijo ella -¡Sabía que no tenía que habertehecho caso! ¡Eres el enemigo! -gritó ella. -Lune, si de verdad quisiera matarosya lo habría hecho, créeme -dijo él, clavando la mirada en sus ojos yparalizándola durante unos instantes para calmarla. El truco funcionó a laperfección, y entonces susurró: -Desenvaina. -¿Para qué? -inquirió la muchacha,cansada. No tenía escapatoria, iba a morir allí. -Para entrenarte -sonrió Markash,viendo que había logrado sorprenderla. -Pero si mi padre ya me entrena y
-Oh,créeme. Eso no es entrenar. De hecho, he de reconocer que tus padres lo teníanmuy bien ideado desde un principio -terminó él, misteriosamente.

Dos meses después de la llegadade Markash y Shizuko, no se había vuelto a producir ningún ataque por parte delos sheks ni de las misteriosas criaturas que el Séptimo había liberado enVannissar, por lo que la gente llevaba algo más tranquilamente la situación deguerra. Al fin y al cabo, el reino, más concretamente la ciudad, era unbastión. Sin embargo, en la corte la preocupación no había disminuido; alcontrario, creían que si los sheks no habían lanzado ofensivas, aparte decapturar alguna zona mediante las tropas szish, era debido a que estabantrazando un plan de ataque, por lo que no debían descuidarse. Markash habíasugerido, de manera acertada, que aquella pausa se debía a que las tropas desheks se debían reponer durante un tiempo, pues las hembras sólo ponían huevosuna vez en la vida, por lo que había más tiempo para defenderse y planear másestrategias. Sin embargo, las fiestas de Vannissar llegaban pronto, y comoAlsan no quería que la moral de los ciudadanos disminuyera lo más mínimo, sepropuso la idea de celebrar en las fiestas, que durarían una semana, un pequeñotorneo local, donde los guerreros podían enfrentarse utilizando unas espadas demadera de entrenamiento. De esa manera podían practicar y ofrecer a losciudadanos entretenimiento, y una vista a los que día a día trabajaban pordefenderles. Nada más llegar la noticia, tanto Erik como Séun se emocionaronbastante, sobre todo Erik, que aunque apenas había mejorado, quería ver losresultados de su entrenamiento, y Séun quería quitarse el óxido de encima,puesto que no le habían asignado más misiones. Por lo que aquella mañana,habían madrugado para ir a entrenarse juntos.

 

Mientras tanto, Eva estaba dandouna vuelta por el castillo cuando una voz la sorprendió. -¿Preparándote para eltorneo, Lune? -dijo Markash, apoyado en una pared detrás de la chica con losbrazos cruzados. -¿Por qué habría de interesarme esa competición? Eso es másdel estilo de mi hermano
-Oh, pero sería muy divertido verle perder aplastadocontra ti, Lune. No me lo negarás, ¿verdad? -terminó, con una media sonrisamaliciosa en sus labios. Eva se sorprendió a sí misma pensando en las ganas quetenía de vencer a su hermano y de ponerle en su lugar. No entendía el por qué,pero aquella sensación de odio incoherente, ahogada por el amor fraternal,había ido creciendo desde el comienzo del entrenamiento con Markash. Sin embargo, ella no lo creía así defácil. -Markash, te das cuenta de que él también habrá mejorado, ¿no? Yo me heestado conteniendo en los entrenamientos con Jack y mi padre, pero no sé paraqué me lo has pedido
-Todo llegará a su tiempo. De hecho os lo explicaré, a tiy a tu hermano, nada más terminar el evento
Te aseguro que te va a sorprender,pequeña -terminó, habiendo desaparecido una vez más. Eva sintió un escalofríorecorriendo su espina dorsal; estaba muy claro que Markash estaba muy porencima de ella como híbrido, pero sacudió la cabeza, intentando apartar esospensamientos sobre su nuevo maestro, y retomó su camino hacia el comedor paracoger algo para desayunar. El gran evento era en dos días, no tenía tiempo queperder
Puede que a Markash le hubiera dicho otra cosa, pero la verdad era quese moría de ganas por ver los resultados. Ella creía que no había mejoradomucho, pero aún así
Y la verdad era que sí, que deseaba vencer a su hermanocon toda su alma, para demostrar a todo el mundo que estaba preparada paraluchar, y ganarse el respeto de las gentes de Vannissar, aunque fuera un shek.

Mientras tanto, en la sala deentrenamiento, Erik y Séun continuaban intercambiando estocadas. Ninguno de losdos había querido parar, pero aún así, sabían que Erik estaba al borde del límite, y que pronto deberían realizar unpequeño descanso de unos minutos. El rubio levantó la mano para indicar quepararan, era increíble cómo Séun no daba muestras de cansancio, probablemente debidoa que había sido un guerrero toda su vida. -¿Ya cansado, Erik? -se burló él-esperaba algo más de ti, tío
-Sí, pero el problema es que tú llevas con unaespada toda tu vida -dijo él, recobrando el aliento. -Sólo hay algo que notermino de entender
-la expresión deSéun cambió al instante. -¿A qué te refieres? -inquirió el joven dragón,ansioso por saber lo que corroía la mente de su amigo. -Lo que no entiendo esque, después de dos meses entrenando, no hayas mejorado un ápice -dijo él. Erikse resintió un poco. -Bueno, no hará falta insultar
-No es eso, tío. Y dudoque sea culpa tuya. En dos meses de entrenamientos continuos, se tiene quemejorar un poco. Aun así, estás igual que el primer día. Pero no memalinterpretes
¿Qué has estado haciendo este tiempo? -Entrenar
-No me refieroa eso, cabeza de chorlito. ¿Ha pasado algo en los entrenamientos? -quiso saberel moreno. -Bueno
mi padre y Christian siempre me machacan, y a las tresestocadas ya estoy en el suelo
-explicó Erik. Sin que el rubio lo notara, Séunpareció comprender
Erik le había comentado que su padre jamás le habíaentrenado a aquel nivel hacía ya tiempo, así que tenía una teoría sobre lo quepodía estar ocurriendo, pero no quería llegar a conclusiones precipitadas, porlo que ya realizaría sus pesquisas más tarde. -Séun, ya he descansado, volvamosa ello -pidió el rubio, cogiendo su espada de madera, provocando que el morenohiciera lo mismo.

 

Los rayos del sol entraron por laventana de la habitación de la Tríada, haciendo cosquillas en la nariz a Jack,que se despertó perezosamente. También a él, su mujer y a Christian les habíanllegado noticias del torneo; pero no pensaban participar en él, sería injustopara los soldados luchar contra dos híbridos entrenados. En su lugar, le habíanpedido a Alsan que, tras el torneo, les dejara combatir en la arena, a lo queel monarca no se negó. Victoria había pataleado y protestado, pero los dosardían en deseos de superar al otro, y además era un combate amistoso, nada delo que preocuparse. Jack se despertó en la cama individual que habían puesto enla terraza con el fin de dejar intimidad a Christian y a Victoria. El muchachosabía que aún estaban dormidos, podía oírles respirar tranquilamente. Decidióque sería bueno darse una vuelta, y ya iba a salir, cuando una maliciosa ideacruzó su mente. Si la serpiente creía que iba a dormir más, se confundía. Elrubio se vistió, y con una sonrisa maliciosa, buceó en el interior de su alma,donde una grata sensación de calor le recibió, feliz de volver a encontrarsetras tantos largos años. Entonces un aura de fuego rodeó a Jack y comenzó abrillar como un lucero, mientras su cuerpo cambiaba. Jack tardó más que en suadolescencia, pero eso se debía a que Yandrak no había salido en mucho tiempo.El dragón rugió de felicidad, y comenzó a batir las alas, despertandobruscamente a Christian y Victoria, que pegaron un grito; Jack soltó una risitagutural y se lanzó al cielo, ansioso por recorrerlo con sus grandes alas.

Los ciudadanos de Vanissaradivinaron la forma del dragón dorado y comenzaron a vitorear y a soltar gritoscuando Jack cruzó el cielo, haciendo piruletas y cabriolas, feliz de volver asentir el viento en la cara después de tantos años en tierra. Claro que habíavolado en aviones, pero siempre reprimía el impulso de lanzarse por laventanilla y volar por su cuenta. No era lo mismo y no podía hacer nada, peroestaba muy feliz de reencontrarse con su parte dracónica. Christian iba a irtras él para darle una lección, pero un tirón de Victoria, acompañado por uncálido beso le hizo cambiar de opinión: prefería quedarse con su mujer queperseguir a un estúpido dragón. Llegó la hora de comer, y todos volvieron alcomedor común. Éste era diferente del comedor real, era donde todo el mundo ibaa reponer energías, y todos preferían ser una parte más del ejército sindestacar. Jack lamentó cambiar de forma tan pronto; haberse convertido dragónhabía sido como estirar las piernas y le había sentado de maravilla, parecíatener incluso más vitalidad que antes, lo cual hizo pensar al resto de laTríada que ellos deberían hacer lo mismo, pero algo más tarde. Como siempre,los adultos comieron todos juntos, mientras que Eva, Séun, Resa y Erik comíanen su mesa. Algo alejados, Markash y Shizuko discutían asuntos de estrategia, yde los posibles movimientos del nuevo Séptimo. Mientras Erik charlabaanimadamente con Séun, Resa le miraba, nostálgica. En los últimos dos meses,parecía que Erik sólo se centraba en su entrenamiento y los planes con Séun.Claro que con ella también hablaba, al igual que con él
Pero la muchacha sesorprendió a sí misma echando de menos alguna muestra de cariño por parte delchico, que se quedaran hablando por la noche. Eva ya se había percatado deello, pero no quería interferir entre los dos. Si las cosas tenían que pasar,pasarían, de una manera o de otra. Mientras tanto, Victoria miraba al grupo,acordándose de las comidas que compartió con Alsan, Shail y su Jack en Limbhad,y podía ver el vivo reflejo de Jack y Alexander en los chicos. Para los queconocieran a Alsan, podía decirse que Séun era tan animado como él cuando setrataba de sus amigos, y Erik era el vivo reflejo de su padre
Por otro lado,Resa los calmaba a los dos si peleaban por alguna tontería, y Eva sólo soltabauna risita ante esas situaciones, y hablaba con todos a la vez. Una voz ladevolvió a la realidad de repente:

 

-Idhún llamando a unicornio
¡Victoria
!-decía Jack. La mujer se sonrojó, consciente de que todos la miraban y de que llevabanmirándola un buen rato. -Lo siento
¿cuánto he estado distraída? -preguntó lachica. -Cinco minutos exactos -comentó Christian, mirándola con una mediasonrisa. -Vaya vaya, además de serpiente, ¿también reloj? Ya vales para algo -rioJack animadamente, ganándose una sonrisa desafiante del shek. -Cuida tuspalabras, dragón, porque yo al menos sé contar -fue su réplica. -¡Eh! ¡Eso esmentira! -replicó el rubio, dispuesto a continuar la pelea. -Haya paz, haya paz-cortó Zaisei, divertida por la escena, al igual que todos los presentes.Mientras, en la otra mesa, Erik y Séun estaban compitiendo a ver quién devorabamás rápido, mientras Resa soltaba un suspiro de resignación y hablaba con Evasobre cómo los chicos no tenían remedio. -¡Ef! ¿Fe haf feido fefir fon efo? -preguntaronlos dos, con la boca llena.

Una vez la comida terminó, sedecidió retomar la sesión de entrenamientos. Sin embargo, esta vez, Séun queríaver exactamente lo que ocurría con las prácticas de Erik, por lo que decidióobservarle una vez terminó su entrenamiento. Mientras tanto, en la sala de allado, Resa seguía practicando magia con Shail. El sudor caía por la frente dela chica mientras Victoria renovaba su magia por primera vez en la tarde y sededicaba a hacer lo mismo con los demás magos en otras salas. Fue entoncescuando Shail aprovechó que se habían quedado solos su hija y él para hacerleuna pregunta que llevaba tiempo aporreando su cabeza. -Resa
¿puedo hablar contigo un segundo? -preguntóel padre. La muchacha asintió con la cabeza al ver la cara de su padre, que sehabía puesto repentinamente divertida. -¿De qué se trata, papá? -preguntó lasemiceleste, sentándose en uno de los bancos de descanso de la sala.

 

-Bueno
he estado observándotedesde que llegamos aquí
y algo me ha venido a la cabeza, sobre todo hoy a lahora de comer
-Ve al grano, papá, que hay que seguir
-apremió la chica. -Muy bien,tú lo has querido. ¡A ti te gusta Erik! -soltó, riéndose muy fuerte. Laexpresión de la muchacha cambió, su cara se puso roja de vergüenza. ¿Acaso eraverdad, y le gustaba Erik? -Yo
no sé
-sus pensamientos se desviaron haciaMarkash. Era verdad que aquel shek le inspiraba más miedo que otra cosa, perole había parecido bastante guapo, y no sabía qué pensar
-¿Ah, no? -comentó Shail- Seguro que no
-dijo sarcásticamente. -¡PAPÁ! ¿Podemos volver alentrenamiento? -apremió la chica, ganándose una palmada en el hombro, y retomaronla rutina. Mientras, al otro lado de la puerta, Victoria había escuchado lapregunta, y pensó, sonriente, que a su hijo le podrían salir bien las cosas.Entonces volvió a entrar en la sala y retomaron la sesión, ya todos alcompleto. En la otra habitación, Séun observaba con expresión grave lasestocadas de Jack y de Alsan hacia el muchacho. Ya lo entendía todo
pero seríamejor no decir nada. Todavía no.

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Espero que os haya gustado. Me gustaría conocer vuestras opiniones, así que no dudéis en comentar ;D

Como extra por el nuevo capítulo,por fin he subido una portada para la historia, me gustaría que me comentaraisque tal ha quedado, aparte de los habituales sobre la historia. Me haría muchailusión, gracias a todos :) Por otro lado, me gustaría avisaros de que cuandoacabe la "saga" del torneo comenzaré con la historia propiamente dicha, de laque no voy a revelar nada. Podéis considerar estos capítulos como una pequeñaintroducción, nada más, así que tenéis historia para rato. Y comenzamos con elcapítulo 20!!!

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A la mañana siguiente, Erik ySéun habían retomado su rutina habitual de entrenamientos, bajando a la sala alamanecer del primer sol para prepararse para el torneo lo mejor que pudieran enla víspera del evento. Sin embargo, debían tener cuidado de no herirse pues eracrucial llegar en buen estado. Erik comenzó con una estocada adelantada, echandoel cuerpo hacia delante y poniendo el pie derecho como apoyo, dejando elizquierdo como seguridad para cambiar rápido de movimiento si era necesario.Séun vio a través de sus movimientos, esquivó la madera y lanzó un tajolateral, que Erik trató de bloquear en su totalidad, aunque no lo consiguió, yel filo golpeó su brazo, haciéndole retroceder. Séun seguía dándole vueltas alo que había podido observar la tarde anterior, por lo que perdió laconcentración, y no vio cómo el rubio volvía a abalanzarse sobre él, dejándolepoco tiempo para reaccionar, pero aun así la experiencia volvió a jugar supapel, y Séun ya tenía a Erik en su terreno en muy poco tiempo. El muchachobloqueaba las estocadas como podía, trataba de esquivar y lanzar sus ataques,pero Séun era bastante rápido. Pero en lo referente al combate, el joven dragóntenía un sentido nato, por lo que pudo ver en una ocasión un hueco en ladefensa de Séun, y trató de atacar por allí. Sin embargo sus ataques, aunquefuertes, no llevaban impresa la velocidad necesaria, provocando que el morenolo desequilibrara al instante y volviera a atacar. Erik seguía recordando lacharla del día anterior. Que no había mejorado nada, que estaba igual de verdeque el primer día. Ahora lo veía muy claro. El moreno no hacía ademán de estaresforzándose, y atacaba con infinita parsimonia. ¿Por qué? ¿Qué estaba haciendomal? Parecía que su nuevo maestro conocía la respuesta, pero no se lo iba adecir. El muchacho cada vez se sentíamás furioso. No con él, por supuesto, sino consigo mismo. Pensaba que el falloestaba en él, que radicaba en el fondo de su ser, y eso lo enfadaba mucho, puesdeseaba participar en alguna misión o en batallas y ser útil para el ejércitoque debía aprovechar la recesión de los sheks para recuperar terrenos y ganarnuevos guerreros para la causa. ¿Y qué mejor guerrero que un dragón? EntoncesSéun le desarmó, con una expresión tranquila en la cara.-Deberíamos parar-replicó -cada vez pareces concentrarte peor. -Lo sé, lo sé
es sólo que no loentiendo. ¿Qué he hecho mal? ¿Por qué no he logrado mejorar nada? -solo pudodecir él, recuperando el aliento. El ojiverde querría haberle dicho que no eraculpa suya, que él no tenía nada que ver, pero no podía hacerlo. No sabía cómose lo tomaría, y no quería distraer su mente del torneo. -Bueno, ¿qué te pareceesto? Como no estamos muy centrados, ni tú ni yo, podríamos tomarnos el díalibre por hoy, ¿eh? -propuso Séun, aun a sabiendas de que a Erik no le haría nipizca de gracia dejar el entrenamiento. Pero, para su sorpresa, el rubioreaccionó bastante bien. -Tienes razón. Si no se está por la labor, es mejordejarlo
Al fin y al cabo nadie aprende nada si lo fuerzan. Entonces, ¿quépodemos hacer? -¿Estás de coña? ¡Es el festival de Vannissar! Es ahora cuandohay que salir, se puede hacer de todo, y a eso apuntamos, ¿no? Además estradición ir con tu pareja
¿por qué no te traes a Resa, entonces? -picó Séun.-
No es mi novia
-dijo Erik, rojo.

 

-Pero ya te gustaría, ¿eh? -siguió jugandoSéun. -Anda, mira quién fue a hablar. Tráete tú a Eva, ¿no? -con esecomentario, Erik pudo vislumbrar un pequeño sonrojo en el rostro del ojiverde.-¡No me jodas, tío! ¡Te mola mi hermana! -rio fuerte el rubio. -¿A mí? ¡Qué va!¿Cómo me va a gustar Eva? -intentó refutar el moreno, pero ya era demasiadotarde. Ahora Erik no iba a dejarle en paz. -Sí, claro. ¡Después de darme lamurga con Resa durante todo este tiempo, no creas que te vas a librar de mí,capullo! ¿Y desde cuando, eh? -continuó Erik con el interrogatorio. -¡Que tedigo que no me gusta, pesado! Bueno, vamos a continuar con el entrenamiento
-¿No habías dicho que íbamos a dejarlo? -siguió Erik, viendo que habíaconfundido a Séun en gran medida. -Es verdad
Huy, mira por dónde, tengo quebajar al pueblo a hacer unos recados, tío
-No me vas a engañar, ¡ya bajasteayer! -dijo Erik, pero Séun ya corría con la intención de perderse entre losrecovecos del castillo y llegar a su habitación por un camino alternativo. Selos conocía todos; al fin y al cabo, llevaba viviendo ahí desde pequeño. Cuandoiba a llegar a la puerta, giró la cabeza sin parar de correr para ver si Erikle seguía, pero ahí cometió su error. El muchacho no estaba detrás de él, y élsabía llegar a su puerta de manera inconsciente, pero no se paró a pensar elhecho de que alguien podría estar ahí, por lo que cuando volvió a mirar erademasiado tarde. El muchacho se chocó con la persona que estaba abriendo lapuerta, y cayeron los dos al suelo. Cuando Séun se recuperó del golpe, segundosdespués de frotarse la cabeza, pudo ver a Eva, completamente roja, bajo sucuerpo. Sus rostros estaban a milímetros del otro, y sus cuerpos habían quedadoen una posición muy comprometida. Los dos respiraban pesadamente, Séun tambiénse había puesto rojo del todo, podía ver como los ojos de Eva, habitualmentefríos como el hielo, reflejaban los suyos de manera cálida. Parecía que los dosiban a lanzarse cuando de repente Eva volvió a la realidad al ver que Resallegaba por el pasillo.

 

-Vaya, vaya, me dices que te vasa adelantar para hacer una cosa en la habitación
pero ya veo que ni te ha dadotiempo a entrar, ¿eh? -dijo Resa, guiñándole un ojo a Séun. El moreno se pusocolorado y rápidamente se levantaron, cada uno por su lado, y entraronatropelladamente a la habitación, seguidos de Resa. -No te confundas, Res-zanjó Eva, molesta- todo ha sido un simple malentendido. Nada más. ¿Verdad,Séun? -Por supuesto, señora -replicó él, picando como de costumbre. -En fin
sivosotros lo decís, tortolitos
-terminó Resa, poniendo especial énfasis a suúltima palabra. -Anda, Res, no seas así. Séun, ¿podrías salir un momento?Tenemos que hablar de cosas de chicas. -Pero me estoy escapando de Erik y
-¡Sin peros! -acabó Resa, empujando fuera al chico, que aunque bien se podíahaber resistido y quedado, decidió dejarlas hablar. Ahora debería buscarse otroescondite.

Mientras tanto, Erik ya se habíacansado de buscar a Séun. El chico, aunque tenaz, sabía reconocer cuándo algúnesfuerzo era inútil, y en lo referente a conocimiento del castillo, a Séun nohabía quien le ganara, por lo que se dijo que a lo mejor sí que se deberíatomar el día libre. Pero otra idea le había cruzado la cabeza, de fugaz manera,y cuanto más la perfilaba, más atractiva le parecía. Fue por eso por lo quedecidió ir al cuarto de sus padres. El rubio recordó cómo la gente vitoreaba asu padre al verle en su forma de dragón, pero no era por eso. El muchachoquería aprender a transformarse, a volar y a echar fuego para poder ayudar, siera incapaz de progresar en su entrenamiento como parecía evidente. Cuando ibaa entrar, sin embargo, pudo oír vagamente las voces de sus padres. -No. No puedespedirme que le quite eso, serpiente. -Sí, dragón. Ya sabes que ella quiere
-pero Erik no pudo oír más. La voz que acababa de sonar al otro lado de lapuerta era la de Christian, y probablemente se habría percatado de unapresencia extraña, por lo que pasó la conversación a nivel mental, frustrandoal joven, que ya no tenía motivos para permanecer oculto.

En aquel momento entró a lahabitación, y Jack le sonrió débilmente, mientras Christian permanecía con losojos cerrados tumbado sobre la cama individual. -Ah, Erik. ¿Pasa algo, hijo?-preguntó el padre. Erik comprendió al instante que algo iba mal, pues su padreno transmitía la jovialidad de siempre. -¿Te pasa algo, papá? -inquirió eljoven -Estás blanco. -No es nada, hijo. Es sólo que la comida no me ha sentadonada bien
-No es eso, dragón, es que comes como un cerdo. Bueno, a lo que tuespecie se asemeja -se burló Christian, poniendo una media sonrisa. -Anda,habló aquí, el que se atiborró nada más llegar al comedor. -Sí, pero yo estoybien, y lo sabes -continuaron su disputa. Erik suspiró, no tenían remedio. -Enfin, ¿querías algo, hijo? -Pues la verdad es que sí. Quiero
que me ayudes aconvertirme en dragón -sentenció el muchacho. Ahora sí, la cara de Jack se pusoblanca como la cera, y Christian abrió los ojos. Ciertamente, no habían estadoesperando aquella petición. De hecho, la esperaban más tarde. -Pero, hijo
Así,tan de repente
¿Por qué? -Papá, creí que te gustaría. -No, si estoy muycontento, pero ¿por qué ahora? -Verás
es que
-Christian entendió el mensaje ysalió de la habitación -mi entrenamiento no ha valido de nada. Sigo como elprimer día. -Ya me he fijado
y no entiendo por qué, de verdad
-Precisamentepor eso, quiero ser útil. Y si me transformo en dragón podré servir mejor a labatalla, ¿verdad? Por fin tendré una oportunidad de batallar -terminó. Jackquedó meditabundo. Su hijo tenía mucha razón, y él habría hecho lo mismo. Sinembargo
-Verás, Erik, no es tan simple. Los sheks híbridos, según me hacontado Kirtash, pueden alcanzar su otra forma mediante entrenamiento. Perocomo para nosotros, los dragones, las emociones suponen más poder, debemosexponernos a algo muy fuerte, chocante. Ya te he contado mi historia, ¿no? -Sí.Te transformaste tras ver el esqueleto de tu madre dragón, papá; si no recuerdomal. -Exacto. Por eso, no puedo ayudarte
aunque además, no sé si la emociónpuede ser buena. A lo mejor mediante amor, funcionaría
-dijo, guiñándole unojo a su hijo- y se de cierta semiceleste que
-Dioses, ¿por qué todos estáisasí de pesados con el tema? -rio Erik. -Pues porque es evidente, hijo. Ya te lohe dicho, se te nota a kilómetros. Lo que no entiendo es por qué Resa no te hadicho todavía si siente algo por ti o no
-¿A qué te refieres, papá? -preguntó Erik.-Verás, dragoncito -a Jack le había salido la palabra sin pensar, como porinstinto -los celestes tienen una habilidad muy especial. Pueden conocer lossentimientos de los demás -la expresión de Erik se ensombreció al instante. Sieso era verdad, entonces no le gustaba a Resa, o ya estarían juntos desde hacíamucho tiempo. -Sin embargo -siguió Jack, al ver a su hijo así -no conozco lascapacidades de semicelestes, pero por lo que Shail me ha contado, no es igualque para los celestes. Así que no te preocupes, hijo. A lo mejor sólo necesitatiempo para pensar. -Eso espero, papá, eso espero
-dijo Erik, saliendo de lahabitación de nuevo y yendo a buscar a Séun, que estaba en la puerta de lahabitación, esperando a que las chicas terminaran de hablar de lo que sea queestuvieran chismorreando. El muchacho miró por la ventana. El atardecer enIdhún era ciertamente bello, y estaba a punto de ser la puesta de sol, o eneste caso, de soles. Bien. Quería llevar a Erik a los barracones para queconociera a los demás guardias, y esta vez no se le iban a escapar. Por lomenos, ya no iba a prestar más atención a las recomendaciones de Victoriaacerca de sus hijos, estaba siendo demasiado sobreprotectora en todos lossentidos. En aquel momento, un puño golpeó su hombro cariñosamente. -Qué, tío, ¿tehan vuelto a encerrar fuera? -preguntó el rubio. -Y que lo digas, tío
Quepesadas que son nuestras chicas, ¿eh? -¿Nuestras chicas? Qué raro suena eso,¿no? -Ya
pero teniendo en cuenta la situación en la que estamos los dos conrespecto a ellas, me parece lógico llamarlas de esa forma. -Tienes razón.Bueno, ¿qué vamos a hacer? -preguntó Erik, pero Séun ya lo arrastraba caminodel pueblo.

 

 

En los barracones, los guerrerosrecibieron al dragón como "el Novato", pero le trataron muy bien, felices detener a alguien con tanto potencial en sus filas. Cenaron todos juntos, se lopasaron muy bien, e iban a seguir allí, pero ya era demasiado tarde. Tenían quevolver rápido al castillo o cerrarían las puertas, y tendrían que dormir allí,pues esta vez Resa no les podría colar dentro usando su magia, dado que estabacon Eva. Los dos muchachos continuaron juntos hasta llegar a la bifurcación, sedespidieron, y se dirigieron a su habitación. Con mucho cuidado de no hacerruido, entró sigilosamente, se desvistió y se tumbó en su cama, pegada a la deResa. Se colocó de espaldas a la pared, pero de repente, unos brazos leenvolvieron. Aquella noche hacía frío, y como Erik pudo observar, elsubconsciente de la semiceleste la había llevado a pegarse a la fuente de calormás próxima. Erik sonrió ampliamente, se giró, e hizo lo mismo. En aquelmomento, era el chico más feliz de Idhún.

Pero no por mucho tiempo.

Los rayos del primer solacariciaron la nariz de Resa a través de la ventana, provocando un levecosquilleo en aquella zona del rostro de la muchacha. Sin embargo, no queríaabrir los ojos, todavía no. Se encontraba muy cómoda y calentita, y no queríaromper la sensación, de hecho quería quedarse un rato más en la cama. No abriólos ojos en ningún momento, y casi se vuelve a dormir, de no ser porque notóalgo moverse entre sus brazos. En ese instante se dio cuenta de que algo ibamal y abrió los ojos rápidamente, sólo para encontrarse
un pecho conpectorales muy marcados que se elevaba y descendía levemente. Miró haciaarriba, y pudo ver el rostro de Erik, sonriente, con los ojos cerrados y aún enbrazos de Morfeo. La muchacha no sabía cómo reaccionar. Se fue poniendo más ymás roja, y acabó soltando un gritito, lo cual despertó al rubio, que sedesperezó rápidamente. -¡Res! ¿Qué pasa? ¿Algo va mal? -preguntó el muchacho,aún sin comprender. -¡¿Qué
qué
qué hacíamos durmiendo así, de esa manera?!-trató de continuar ella, cuyo rostro había adquirido un color rojo tomate-¿Qué ha pasado? ¡¿Y QUÉ HACES MEDIO DESNUDO?! -se exasperó la chica. En aquelmomento, Erik lo recordó todo. Cuando se había metido en la cama, Resa le habíaabrazado por detrás, dormida. Y el muchacho no había tardado en dormirse trasello. -¡Explícate, Erik! -ordenó. Parecía enfadada, pero lo cierto era que sóloestaba asustada. Pero a Erik le había sonado muy despectivo. Le pareció que lachica lo consideraba un pervertido, o algo por el estilo. Y, después del chorrode agua fría que supuso el día de entrenamiento anterior, y de descubrir que nohabía avanzado nada, estaba algo enfadado. Por ello, no reaccionó como hubieraquerido. -¡Fuiste tú la que me abrazaste, joder! ¡Así que cálmate! -soltó consu tono de voz más grave.

 

En aquel momento, la chica sepuso todavía más roja. No sólo estaba avergonzada por la situación, pero ademásle había acusado injustamente. ¿Cómo había podido pensar eso de él, de su mejoramigo? Ahora que lo veía todo más claro, no entendía cómo podía haber sido tancanalla. A lo mejor estaba exagerando, pero probablemente era su parte celeste,que no podía soportar. -Erik
yo
siento haberte gritado y
-Olvídalo. Me voy aentrenar con Séun -musitó el chico, tratando de ser conciliador, aunque su vozhubiera sonado igual de áspera que papel de lija. Resa desvió la mirada,disgustada. Últimamente, Erik pasaba casi todo el día con Séun, y aunque leviera todos los días, estaba empezando a echar de menos al Erik despreocupadode siempre, más que a esta máquina de entrenar. La chica sacudió la cabeza,viendo que se había quedado sola una vez más. ¿Por qué ahora? Era verdad lo quetodo el mundo decía, que no se sabe lo que se tiene hasta que se pierde. Denuevo, la semiceleste volvió a suspirar, nostálgica. Sí, lo acababa decomprobar. De verdad se había enamorado de Erik. Pero de su Erik, no del nuevo.El Erik que con tanto cariño la trataba. El Erik que se ponía rojo junto aella. El Erik que, por la noche, la había abrazado, ofreciéndole su calor antela fría noche. La chica sintió algo en la garganta, y cuando salió de lahabitación, no tenía muy buena cara. Al doblar la esquina, Markash lasorprendió. -Resa -musitó el shek, que con una simple mirada ya podía saber quealgo iba mal -¿qué te ocurre? -Nada importante -respondió, amargamente -muchasgracias por preocuparte, Markash, pero ahora
-Espera. ¿Por qué no me locuentas? -inquirió el shek. -Dudo que te interese
-Sí me interesa. Unacriatura con un alma tan bella como la tuya no debería sufrir así. Y además
laverdad es que
estoy algo preocupado por ti -dijo el híbrido, tranquilamente,como si de verdad le diera exactamente lo mismo. La chica suspiró, y fueron auna de las partes externas del castillo. Llegaron a la cima de la muralla delsegundo piso, que era una especie de terraza que conectaba con la puertaprincipal. Allí Resa se sentó junto al shek y comenzaron a hablar.

Unas plantas más abajo, Erik ySéun daban los últimos espadazos de su sesión. -Bueno, ¡ya estamos listos, tío!¡Ahora, al torneo! -dijo el moreno, totalmente entusiasmado. -Vamos, tío. Lasinscripciones ya deberían de estar abiertas -dijo el rubio, tratando de ocultarque estaba algo preocupado, ¿quizás menos de lo que había esperado?, por lapequeña pelea que había tenido con su semiceleste. Repasó las dos frases que ledijo, y las dos se las había dicho en un tono seco, cortante, impropio de él.Vale, estaba frustrado por su poco progreso, pero eso no le daba derecho ahablar así a su mejor amiga. Fue entonces cuando la voz de Séun lo devolvió ala realidad. -Tío, ¡vamos! O vienes o te cierro, cómo estas hoy de espeso, eh-fueron sus palabras. -Tienes razón, vámonos ya. El torneo empieza al mediodía,y no hay tiempo que perder -apremió el rubio, cerrando la puerta tras de sí.Antes de partir, Séun le comentó a Erik que tenían que llevar sus propiasespadas, por lo que Erik fue a la armería del pueblo y compró una espada deacero para participar. Tras aquello, retomaron el camino hacia la arena, parainscribirse en el gran evento de Vannissar. Por el camino, Erik se fijó en quela ciudad estaba completamente decorada. Parecía que aquella festividad era muyimportante, porque si no, Alsan no la habría organizado debido a la situaciónde guerra que se estaba viviendo en los últimos tiempos. Los dos muchachos seencontraron en aquel momento con las dos enfermeras del castillo, a las quesaludaron, haciéndolas enrojecer.

 

Mientras tanto, en el castillo,Resa seguía hablando, con un Markash conciliador a su lado. Parecía que, unavez dicho, era más grave de lo que creía. A la chica le rodaban dos lágrimaspor las mejillas. "Celestes. Son demasiado sensibles para su bien" pensó elshek, mientras la escuchaba. -
y es que ya no es el mismo de siempre, pareceque está obsesionado con esta guerra, y ya no hace ademán de querer pasartiempo conmigo, y me siento desplazada, porque puedo entender que haya trabadouna amistad con Séun, pero no por eso se deja de lado a los amigos, y además esque
-Te gusta el dragón -terminó el muchacho, casi escupiendo las palabras. Lamuchacha estaba muy confundida. ¿Por qué justo ahora? Volvió a enterrar lacabeza entre las rodillas. -Criatura, escúchame. Levanta la cabeza. Ese dragón-volvió a escupir la palabra -no tiene ningún derecho a hacerte sufrir. Tal vezel que se ha pasado con lo de esta mañana ha sido él. Debes observar las cosasdesde otro punto de vista. No te preocupes más, si te quiere, aunque sólo seacomo amiga -"aunque lo dudo" pensó -volverá a querer pasar tiempo contigo. -¿Deverdad lo crees? -Por supuesto. Ahora, vamos a ver al torneo. Y llama a Lune,quiero verla luchar.

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Unas horas más tarde, losparticipantes ya se encontraban dispuestos a luchar en las preliminares deltorneo. Erik pudo comprobar que era mucho más fácil luchar con los soldados quecon su padre, pues su estilo era muy similar al de las armaduras del castillo,por lo que a duras penas, fue capaz de clasificarse para la fase final, en laque sabía que iba a caer, puesto que Séun también participaba y era elespadachín más hábil de Kyannaris. No pudo ver a Eva, puesto que estabaninscritos en ramas diferentes debido al sorteo previo a los combates a puertacerrada, y ni siquiera sabía si participaba o no, por ello, cuando llegó eldescanso de treinta minutos antes de las finales, el rubio se dedicó a discutirlos combates con su mejor amigo. -No lo has hecho mal, tío, pero aún te faltamucha práctica. Pero aun así, felicidades -le animó el moreno, a su manera.-Ya
supongo que ha sido gracias a mi vitalidad de dragón por lo que he podidoaguantar hasta aquí. Y ya nos veremos la cara en las finales, ¿no? -No lodudes. Pero vas a perder contra mí. -Ni soñarlo, tío -rio Erik, aun sabiendoque era verdad -no creas que te lo voy a poner fácil. -Pero si contra ti todoson facilidades. -¡Eh! ¿Qué has querido decir con eso? -dijo Erik. Iba a seguirquejándose pero apareció Resa junto a Markash. Erik entrecerró los ojos. Sabíaque Resa se había hecho bastante cercana al líder de los sheks en los últimosmeses, y no le hizo ninguna gracia verla tan pegada a él, riéndose mientras elmuchacho de pelo oscuro esbozaba medias sonrisas. Además recordó la pelea deaquella misma mañana, por lo que no tenía ganas de hablar con ella en aquelmomento. -Vámonos, tío. -¡No puede ser! ¿Erik, el enamorado, rehuyendo lacompañía de su amada? -Séun se había puesto en plan poético. -Ja. Ja. Ja. Muygracioso -dijo con sarcasmo, aunque le había sacado una sonrisita -Pero enserio, tío
-No me fastidies. ¿Otra vez te has peleado con ella? -Sí, tío
nosé si el que pase tanto tiempo con ese shek me está afectando o algo así
-Y,¿qué pasó esta mañana? -inquirió el muchacho moreno, tratando de ganar tiempopara que Erik siguiera hablando y la semiceleste llegara junto a ellos. -Pues
prefiero no hablar del tema -aclaró el rubio. -Vamos, tío, ya sabes que mepuedes contar lo que sea. -Va, de acuerdo, pero después
-dijo el rubio, y selevantó para volver al edificio, seguido del moreno, para curarse las heridasen la enfermería. Ver la expresión en la cara de Erik al verla fue un mazazopara la pobre Resa, a punto de volver a derrumbarse. ¿De verdad estaba tanenfadado con ella? Él jamás había dejado de hablarla por menos de treintasegundos seguidos, eran muy buenos amigos al fin y al cabo, y los dosdisfrutaban con la presencia del otro. Pero ahora
se estaba estropeando todo.Markash pudo sentir su tristeza, y le levantó la cabeza usando el dedo índicebajo su barbilla. -No sufras. Si el dragón es listo, se le pasará, y si no,tendré que
hacerle unas preguntas -concluyó, con una sonrisa. -Markash
Yo
muchas gracias
-No me las des, criatura-respondió. -Sólo una cosa más
¿puedo llamarte Mark? Me hace sentirte más cercano.-No es más que un nombre, así que por supuesto -dijo, repitiendo lo que lehabía dicho Christian a Victoria hacía ya tantos años. -De acuerdo
-dijo ellacon una sonrisa, dirigiéndose a la grada seguida de su misterioso acompañante,del que todo el pueblo estaba comentando cosas. Habían sentido su poder, sabíanque no era humano del todo, pero les impresionaba saber que alguien tanpoderoso estaba al servicio de su causa.

 

Mientras, en la enfermería, Danay Ahlie cuidaban las heridas de sus guerreros favoritos, mientras ellos, ajenosa su disfrute, continuaban charlando. -¿Me vas a decir ahora lo que te pasa? -volvióa inquirir Séun por enésima vez, abandonando la habitación, seguido del moreno.-De acuerdo -dijo él, sentándose en un banco, seguido de su amigo. -El caso esque, ayer por la noche, cuando volvimos tarde, me metí en la cama como siempre,en ropa interior. Iba a dormirme, pero en ese momento Res -"vamos mejorando
yausa su mote" pensó Séun -me abrazó por detrás. -¡Pero si dormís en camasseparadas! -Sí, pero las juntamos para charlar. -Sí, y por lo que veo, paraotras cosas aquella noche, ¿no? -rió el moreno, ganándose una colleja amistosadel ruborizado dragón. -¡NO! ¡Claro que no! El caso fue que Resa, dormida, seabrazó a mí, porque desprendo calor por mi
condición especial. Y yo la abracéa ella. -Pillín. -¿Me vas a dejar terminar? -siguió Erik, divertido -A la mañanasiguiente, como estaba casi desnudo y estaba en mis brazos -"vaya, que biensuena" pensó mientras hablaba -se sobresaltó, y empezó a insinuar que si habíaalgo hecho con ella, y siguió gritándome. Y yo, como estaba frustrado por losentrenamientos me cansé y
-Le gritaste tú a ella, ¿no? -Exacto. Y luego,cuando se disculpó, la volví a herir, otra vez. Pero esta vez no es como en laTierra -se paró al ver la expresión interrogante de su amigo -fue una situaciónparecida, ella vino a consolarme
pero no es el caso. Lo que pasa es que estavez, no me siento tan mal
y no sé por qué. -Pues a mí me parece que está muyclaro. Pasa bastante tiempo con la serpiente. -Sí, será eso. Pero ya loaclararé todo con ella esta noche. -Y más te vale, mañana es el gran baile.-¿Qué baile? -¡El baile de Vannissar, tío! Todos los chicos tienen porcostumbre invitar a una chica
yo por lo general paso de esos rollos, pero esteaño
-Se lo pedirás a Eva. -Eso intentaré. Y tú deberías planteártelo. -Pues
no sé
-Tío, como no hagas algo pronto, no va a caer en tus brazos por arte demagia. -Tienes toda la razón.

 

En aquel momento alguien gritóque todos los finalistas salieran a la arena para su presentación al público, ylos muchachos siguieron al pequeño grupo de seis que se había formado. Los ochofinalistas del ala Este salieron a la arena, sólo para ser recibidos por unpúblico atronador


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Espero que os haya gustado, comentadme vuestras opiniones, sobre todo sobre las parejas... tengo mucho interés por saber qué opináis de cada personaje, en serio. Os lo agradecería mucho. ¡Un saludo! ;)

Y he aquí, finalmente, losprimeros links con música! Espero que ayude a amenizar la lectura, ya me diréisqué tal ^^. Recordad, abrid los dos links en una nueva pestaña. Cuando veáis"(P1)" dadle al play al primero, cuando veáis "(/P1)" le dais a stop, y así conlos demás "(P2) (/P2)"
etc.

Link 1: https://www.youtube.com/watch?v=OUX_nmF7riM

Link 2: https://www.youtube.com/watch?v=sBLW8jIxbfU

Y sin más dilación, a disfrutardel capítulo 22 :D

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(P1)

Lo primero que oyó Erik al saliral escenario de la arena fue el intenso clamor del público, del que Séunparecía disfrutar, saludando a toda la gente de Vannissar. Pronto, con unasonrisa, empezó a hacer lo mismo, mientras se fijaba en los combatientes queentraban justo por el otro lado y avanzaban hacia su posición. Pudo ver losfríos ojos de su hermana clavarse en los suyos marrones, cada uno dirigiéndoleuna media sonrisa al otro. Séun conocía a todos los combatientes, no en vanohabía estado en el ejército desde que era un niño. Era el orgullo de Kyannaris,todos los soldados estaban muy contentos con sus avances. Después de Alsan, consu nueva espada legendaria se había convertido en el miembro más fuerte y fierode toda la causa. Al fin y al cabo no tenía nada más por lo que luchar en lavida. El niño prodigio había participado en todos los torneos, y en los últimostres años había permanecido imbatido. Nadie esperaba que fuera a ser distintodesde el momento en que lo vieron entrar a la arena. Erik miró hacia los lados,buscando a su familia. Pudo ver a Jack, Victoria y Christian junto a Alsan yKimara, después creyó adivinar las formas de Shail y Zaisei ocultas entre lamultitud. Por último, en primera fila
ahí estaban Resa y Markash. Erikentrecerró los ojos de nuevo. Aquello le estaba empezando a molestar de verdad.Sus pensamientos fueron sacudidos por la voz de Alsan, con un hechizoamplificador que Shail había puesto en el rey, que duraría hasta el final deltorneo. -¡Luchadores y guerreros deVannissar! ¡Un año más, volvemos a participar en este evento deportivo, en elcual deberéis mostrar al pueblo de Vanis vuestras habilidades como combatientes!¡Esperamos deportividad y juego limpio, y recordad, el asesinato estáprohibido, así como los golpes mortales! Una vez dicho esto, ¡que los diosesestén con vosotros! -el monarca dio por concluido el pequeño discurso anual, ytodo el público clamó el nombre de la ciudad a los cuatro vientos. Una vezhecho esto, se procedió al sorteo. (/P1)

 

Había dieciséis participantes,ocho del ala Este, y ocho del ala Oeste. Entre los participantes del ala Estese encontraban Erik y Séun, y Eva estaba en la Oeste. Cada uno sacó una bolacon un número, los que sacaran números consecutivos lucharían juntos, en elorden 1 y 2, 3 y 4, y así sucesivamente. El primero en sacar una bola fue unode los guardias que Erik había conocido la noche anterior, y sacó el número 9.Eva sacó el número 10, y Erik sacó el 12. Séun, por su parte, sacó el número 4.Diferentes guerreros fueron sacando sus respectivas bolas. Erik miró a latabla, en la que se habían apuntado los nombres. Si ganaba a su rival, Evasería su contrincante
y tendría que ganarla para poder luchar con Séun.Decidido, se fue a sentar al banquillo del ala Este, a la espera de su combate,pues estos seguían el orden numérico. Primero el 1 y 2, luego el 3 contra el 4
Una vez el primer combate hubo terminado, tras quince minutos más o menos, elpúblico vitoreó al vencedor y al vencido, que salieron juntos a la enfermeríapara recuperarse. Tras aquel combate, le tocó el turno a Séun. -Deséame suerte,dragoncito -le guiñó un ojo a Erik, quién le replicó, cansado: -Sabes que vas aganar igual. -¡Por supuesto! -Creído -rio el rubio mientras presenció la salidadel moreno, y el brutal clamor de las gentes de Vannissar cuando desenfundó suespada. Un grupo de chicas intentaba atraer su atención, tratando de quedespués de aquello se les acercara, pero el chico era impasible y se centrabasólo en su oponente. -Bueno, chico, ¡no creas que me voy a contener! -¡Y no loespero, Zaik! ¡Vamos! -dijo, abalanzándose sobre él. Fue una lucha breve, perointensa. Séun avasallaba a su rival, mientras Erik observaba el auténtico nivelde su compañero en la batalla con la boca abierta. ¡Menudos movimientos! ¡Quérapidez y qué potencia! Tajos por aquí, por allá, chispas que saltaban alcontacto de los aceros
en un abrir y cerrar de ojos, Zaik se encontró en elsuelo con la espada de Séun apuntándole al cuello. -¡Parece que yo gano! -dijoalegremente, y le tendió una mano para levantarse. Alsan, orgulloso, proclamó aSéun vencedor, y envió al vencido a la enfermería. El moreno, por su parte, no habíasufrido daños, y se volvió al banquillo ante un boquiabierto Erik. -Eh, tío, tecuelga la mandíbula. ¿Tan impresionante soy? -rio él, bromista. -Dioses
¿Cuándo me vas a enseñar esas fintas? -Paciencia, Dragoncito, paciencia-terminó, sentándose a su lado.

Así las rondas fueron pasando,hasta que llegó el turno de Eva, que luchó a un nivel bastante básico,tranquilizando a Erik, pues no era mejor que él. O eso creía, pues la peticiónde Markash había sido clara. Eva se limitó a seguir los movimientos de suadversario y aprovechar la primera abertura que encontró, en un lentomovimiento. Aquella lucha duró unos seis minutos. El próximo era el rival deErik. -A por él, tío. ¡Que tienes que ganar a éste y a tu hermana paradestronarme! -dijo, con un cierto tono de ironía. -Ni soñando te gano. Perogracias -y se limitó a caminar al centro de la arena, al encuentro con surival, de nombre Nitun. Erik se vio enzarzado en una difícil pelea, no en vanosu rival era finalista del torneo. Sus movimientos eran bastante rápidos, perose limitó a seguir sus entrenamientos con Séun. El combate no estaba igualado,al igual que Eva, él también retrocedía ante su rival, intentando buscar unhueco desde donde desbaratar su ataque. Bloqueó una estocada vertical, y lahorizontal la esquivó, fue entonces cuando el otro guerrero trató de aprovechar para dar un tajo circular, pero elrubio, con su agilidad natural, aprovechó la posición, para colocarse detrás deél y poner el filo tras su cuello, agotado. La victoria era suya. Alsanproclamó la victoria del joven dragón, provocando los aplausos del público, yque el rubio levantara el puño y volviera a enfundar su espada. Después deaquel gesto, le dio la mano a su rival, y los dos se dirigieron a laenfermería, para curar las heridas del combate. Mientras, Resa se habíaalegrado mucho de que Erik hubiera ganado y decidió bajar a verle, decidida adisculparse por lo que había ocurrido. Mark le prometió guardar su sitio hastaque volviera.

 

Ya unos pisos más abajo, Erik yahabía sido tratado con magia curativa, un tratamiento a corto plazo perfectopara el descanso del torneo. El muchacho pateó un poco el suelo, para comprobarla movilidad de su tobillo, que había resultado algo dañado debido a una malacolocación del mismo en la batalla, pero nada grave, ya estaba como nuevo. Selimitó a dirigirse a volver a la arena, sin embargo, en ese momento vio a Resacorrer hacia él. La pelea de esta mañana y el haberla visto junto a Markashfueron las primeras sensaciones que volvieron a su cabeza, pero también recordólas palabras de su amigo y decidió esperar a que llegara junto a él. La chica,aliviada, ralentizó su paso, viendo que no tenía ninguna intención de volver aescabullirse. La chica llegó a su lado respirando pesadamente, aliviada de queesta vez no se hubiera ido. Erik todavía estaba algo resentido, pero aun asíintentó ser cordial. -Res
¿ocurre algo? -inquirió él, serio. Por todarespuesta la castaña lo abrazó, viendo que estaban solos. Erik no supo cómoreaccionar ante la súbita muestra de cariño de la muchacha, por lo que no pudomás que sonrojarse y pedirle que se separara (pues ya estaba notando algo quese revolvía furiosamente en la parte baja de su entrepierna), pero la muchachano le hizo caso. -Erik
siento muchísimo todo esto
ya sé que esta mañana teculpé injustamente de algo
-Por eso no estoy enfadado -replicó el rubio. -Oh,menos mal
pero tengo que pedirte
-No, soy yo el que debe pedirte perdón, Res.Sé que estos meses te he dejado un poco de lado, pero compréndelo
si no puedoluchar, sólo soy un peso muerto. Y tú más que nadie sabes que es lo último quequiero ser: una carga -dijo él, de golpe -Así que no quiero que te pongastriste por nada, ¿me oyes? Y sí, es verdad que estos días he estado un pocoarisco contigo, pero no es por eso
-¿Y entonces por qué, Erik? -Tú deberíassaberlo mejor que nadie. Pero, en fin, yo me marcho. Deséame suerte -cortó él, ásperode nuevo, y arrepentido del tono de sus palabras; dejando a una Resameditabunda, que no parecía haberse percatado del corte verbal. "¿Qué podrá ser
?"no cesaba de preguntarse mientras volvía arriba, a ver los demás combates.

 

Una hora después, la segundaronda había comenzado. Séun despachó, de nuevo sin problemas, a su rival, y sedispuso a volver al banquillo, chocando manos con Erik, a quien animaba para sucombate. Los combates continuaron avanzando, y entonces fue cuando llegó elturno del joven dragón, cuyo contrincante no era nada más y nada menos que
-Eva -musitó Erik, al verla delante de él, mirándole con aquellos ojos tan fríoscomo el hielo que tenía -¿preparada para perder? -Creo que te vas a llevar unapequeña sorpresa, hermanito -dijo ella, con una mueca de satisfacción, mientrasAlsan volvía a presentarlos al público, provocando sus aplausos. Unos momentosdespués, el juez ya se hallaba en disposición de dar por iniciado el combate,y, una vez hubo bajado los brazos, los dos hermanos se lanzaron a por el otrocon ferocidad, ante la preocupada mirada de la Tríada. ¿Qué pasaría sisucumbían al odio? Puede que el amor fraternal lo impidiera pero
ellos eranúnicos.

(P2)

Eva fue, por supuesto, la primeraen reaccionar, descargando un tajo vertical contra su hermano, que ya sehallaba en posición de defensa, pero logró desequilibrarle, aprovechando parahacer volar su espada en dirección al costado de su oponente, mientras el rubiopudo bloquearlo a duras penas, haciéndose daño en la mano. En aquel momento,Erik se agachó para recuperar el equilibrio, y se impulsó, haciendo retrocederun poco a su hermana. Los dos continuaron intercambiando tajos y haciendodanzar sus filos. Un ataque lateral coordinado con un tajo circular, hasta elpunto de lanzar estocadas hacia delante. Aquella lucha se estaba empezando acalentar de verdad. Durante el inicio del combate, Erik parecía llevar ladelantera. Realizaba los combos que había ensayado con Séun los dos últimosdías, y al estar absorto en la pelea, no se dio cuenta de que Victoria leestaba mirando con una expresión agravada en la mirada. Erik seguía asestandoestocadas hacia el filo de Eva, pero la híbrida shek parecía aguantar sinningún problema. En aquel momento Erik aprovechó para descargar un tajodiagonal con toda la fuerza de la que fue capaz, pero fue contrarrestado por elfilo de su hermana, que, de nuevo, se interpuso en su camino. En aquel momento,Markash decidió que el joven dragón ya había disfrutado lo suficiente. "Ahora,enséñanos a todos
los frutos del entrenamiento intensivo que has seguidoconmigo, Lune". Eva asintió, desconcertando a Erik, y dejó de analizar losmovimientos de su rival para pasar a la ofensiva. Eso pilló a Erikdesprevenido, que no podía defenderse, puesto que su hermana estaba lanzandouna serie de elegantes tajos alternando entre todas las direcciones posiblescon una agilidad felina impropia de un humano corriente. Pero, a diferencia desu hermana, Erik era incapaz de defenderse del mandoble de su hermana. Podíadesviar el filo, que no iba destinado a ningún punto vital, sino a susarticulaciones. Así, el filo pasó por la mejilla y el hombro de Erik, dejandoun feo corte, al igual que en sus piernas y su torso. El rubio estaba agotandosu energía en la defensa, pero su hermana era fría e implacable como el hielo,y no tardó demasiado en dejarle totalmente agotado. A partir de este punto,Erik apenas podía mantener su defensas en pie, mientras que la shek parecíaestar aburriéndose con el combate, como se reflejaba en su expresión.

 

Mientras tanto, arriba, en lasgradas, Resa estaba preocupada por su dragón "¿Realmente he pensado mi dragón?" se preguntó, mientrasobservaba la pelea con cara de desesperación. El rictus en la cara de Erik noindicaba nada bueno, y Markash lo sabía, por lo que su sonrisa se extendió todavíamás. Humillar a un dragón era un placer, uno que todavía no había catado, peroque era dulce al paladar. Mientras tanto, Victoria y Jack discutíanacaloradamente con Christian. -¡Teníamos un trato, serpiente! ¡Y tú lo hasincumplido! -Jack, yo no le he enseñado nada de eso a mi hija. De hecho, yo heseguido el plan desde el principio. Pero se me ocurre quién ha podidoentrenarla
-dijo, mirando de reojo a la grada donde el hijo de Shizukodisfrutaba con el espectáculo, mientras Victoria continuaba exigiendoexplicaciones.

En aquel momento, Markash secansó de observar aquello, indicando a Eva que acabara ya con aquel combate, alo que la chica aceptó, encantada. Descargó un combo de diez golpes, pero algofue diferente: el odio, aquel odio, la anegó completamente, y los tajos fuerona parar a puntos en los que Erik ya había sido golpeado, entre ellos, lacicatriz que Erik tenía del combate con la armadura. Esto hizo que el muchachoaullara de dolor, dejando caer la espada y sujetándose el hombro, cayendo élmismo de rodillas mientras Eva le apuntaba con la espada. El dragón miró conodio a su hermana, y después a Markash, que cerró los ojos y sonrió,complacido. Tenía que aceptar la realidad. El combate había terminado, y estabaclaro que Eva había ganado por una superioridad aplastante.

"Estoy a años luz de ella" -fue loúltimo que pudo pensar antes de perder el conocimiento debido al intenso doloren su hombro. -¡ERIK! -gritó Jack, preparado para transformarse y bajar aayudarle, pero fue retenido por Christian, pues las enfermeras estaban en sucamino. Sin embargo, Jack se cansó de aquello, y agarró a Christian por loscuellos de la camisa, su fuego llameando como nunca lo había hecho. -Te juroque esta me la vas a pagar, serpiente. Mientras, Victoria se tapaba la cara conlas manos, horrorizada. Aquello no podía estar pasando: sus propios hijosparecían capaces de luchar a muerte si se les presentaba la ocasión.

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Me gustaría dedicar este capítulo en especial a willow of ink, por sus muchos comentarios, y a Little Angels, cuya crítica sobre las conversaciones hará mi historia más legible. Y a todos vosotros, mis lectores y lectoras, también. ¡Un abrazo! Que no os de pereza comentar e.e

Perdon por la tardanzaaaaa! Aquí tenéis el capítulo 23 de Memorias de Idhún IV... espero que lo disfrutéis!!!! Antes de que acabe el puente de carnavales, trataré de subir el 24 y el 25... así que trabajaré como un chino, por vosotros xD Pero no os entretengo más. Aquí os dejo el link de música:

P1: https://www.youtube.com/watch?v=XDmtDrZs2pE

 

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Séun acompañaba a su amigo al lado de las camillas en laenfermería, pero tuvo que separarse de su lado al entrar, pues su combate erael próximo, y esta vez le tocaba enfrentarse al último rival del torneo. Evahabía sido descalificada por el golpe que le había asestado a Erik en elhombro, haciendo que casi se desangrara por su antigua herida, que se habíavuelto a abrir, por lo que era el último combate del torneo. La gente estuvomuy de acuerdo con su decisión, y a la vez algo decepcionados. Esperaban queErik, el dragón, fuera más poderoso que Eva, que era una híbrida shek, desdeque Alsan había presentado su condición en el torneo; al fin y al cabo, losdragones eran los ídolos de casi todas las razas inteligentes de Idhún, exceptode los szish. Todos estaban comentando la actuación de los hermanos, cuandoAlsan dio por iniciado el combate final. Séun no tenía tiempo que perder,quería estar con su amigo en la enfermería. Miró a la grada: Resa ya no seencontraba allí, mientras que Markash no había hecho ademán de ver lo que hacíael dragón. El ojiverde entrecerró los ojos; estaba claro que, de una manera ode otra, le complacía el que le hubieran hecho daño. Mientras, su rival lanzóuna estocada que no llegó a darle por los pelos, de hecho, le cortó un pequeñomechón. El moreno hizo un barrido con las piernas y aprovechó el impulso trashaber derribado a su rival para ponerse en pie antes que él, apuntarle con laespada al cuello, ayudarle a levantarse, y marcharse corriendo después de queAlsan le hubiera proclamado vencedor.

Mientras tanto, en la enfermería, el rubio seguíainconsciente, mientras le aplicaban hechizos de curación por todo el torso.Aunque las enfermeras estaban sonrojadas debido a contemplar su cuerpo torneadoy tonificado, se concentraron en su trabajo. Una vez aplicaron los hechizos decuración, decidieron que era suficiente: el ritmo cardíaco se habíaestabilizado y había parado de sangrar, por lo que ya no había nada que temer,salvo que estaba extenuado y necesitaría mucho descanso, y cuidados constantes.Eva había sabido elegir bien los puntos del cuerpo a los que atacar, eso estabaclaro. Durante la curación, Resa estaba sentada en uno de los bancos que hacíanlas veces de silla de sala de espera terrestre, con las manos enterradas en lacabeza. Trató de concentrarse y sintió el sentimiento de alivio de lasenfermeras justo cuando Séun apareció corriendo. -¡¿Cómo está, Res?! -exclamó,una vez se hubo detenido. -Por lo que parece, ya está estable, Séun. Eso me haparecido notar -dijo, conciliadora, aunque ella también estaba muy nerviosa porel dragón. En aquel momento, Dana salió de la enfermería, y les comunicó a Resay Séun el estado de Erik, el mismo que Resa había pronosticado. En aquelmomento llegó la Tríada, y Jack irrumpió en la habitación como una tromba, paraencontrar a su hijo inconsciente, y volver a amenazar a la serpiente, hasta queSéun logró separalos. -Jack, Jack, tranquilízate. Erik está bien. Sólo debereposar. -¿De verdad? -gruñó Jack, más aliviado, su fuego interior tornándosede una fiera tormenta a una cálida llama -Menos mal. Si le llega a pasar algo
no respondo de mis actos. Y eso va por ti, serpiente -volvió a dirigirse alotro marido de su mujer. -Jack, por última vez, Christian no ha tenido nada quever con esto -le tranquilizó ella, nerviosa por igual. -¿Ah, no? Y entonces,¿quién?

 

-Me parece que yo puedo responder a eso -dijo una vozproveniente de la entrada. -¡Tú! ¡Sabía que no debíamos confiar en ti! -rugióJack cuando vio a Markash aparecer a su lado. -El caso es, querido dragón-escupió el querido dragón como sifuera un insulto - que la culpa no es para nada mía, y lo sabes. Si me dejarashablar
tengo algo que decir que le gustará saber a tu hijo y a Lune -sonrióél, malévolamente. Christian y Victoria tragaron saliva, pero aun así trataronde mantener la compostura. -Markash, ¿qué insinúas? -inquirió el híbridocastaño, tratando de parecer pensativo. -Oh, no es nada. Cuando se hayadespertado el dragón, lo revelaré todo. Hasta entonces
"no tratéis de buscarmepara preguntarme nada" -las últimas palabras resonaron mientras un shek cruzabael cielo en dirección al palacio, probablemente, a su habitación.

(P1)

Durante el período de tiempo en que esta conversación tuvolugar, las enfermeras se ocuparon de trasladar a Erik a una parte del castilloque conectaba con el bosque de Awa, puesera mucho más sencillo ejecutar hechizos de curación con la foresta al lado, ytenían mejor efecto. Mientras lotransportaban en la camilla, Erik no era consciente de nada de lo que sucedía asu alrededor. Sin embargo, estaba despierto, pero en su subconsciente. Seencontraba cayendo en la completa oscuridad, sin un fondo aparente al quellegar, sin nada a su alrededor. De repente, abrió los ojos. -¿D
dónde
estoy
? -se dijo, mientras continuaba cayendo. Era extraño, parecía que estabasumergido en el agua, dado que de su boca y nariz salían burbujas de aire, peroera capaz de respirar. En aquel momento, se despejó algo más, y decidió, dealgún modo, que se había cansado de caer. Amodorrado, dio un volteo en el aire,sólo para encontrarse con que la gravedad disminuía, y terminó aterrizandosuavemente sobre un suelo invisible. Seguía sin poder ver nada, aparte de sufigura, pero de alguna manera sabía que estaba fuera de peligro. Se miró a símismo: todavía podía ver las heridas en su cuerpo, y aún goteaban sangre. "¿Quépuede estar pasando
? No lo entiendo, ¿estoy muerto?" En aquel momento, una vozpareció venir de todos los rincones del lugar.

-No, joven, no estás muerto. Me temo que aún tienes demasiadopor hacer antes de poder descansar en paz -decía la voz, retumbando como unmillar de truenos. -¿Qué es este sitio? ¡Explícamelo! -dijo el joven dragón,mirando hacia todos los sitios y tratando de escrutar el horizonte paralocalizar la procedencia de la voz. -Un esfuerzo inútil -sentenció la voz.-¿¡Qué quieres decir!? -exigió saber él. -Aquel que nada sabe, nada puede entender,hijo de Aldun
-Y supongo que yo aún no sé nada, ¿eh? -dijo él, cansado -Meestoy cansando de esto. ¡Sal para que te vea! -volvió a exigir Erik. -Oh, peroaunque quisieras verme, sólo encontrarías oscuridad aquí... Cumple tu destinosi es que quieres saber todas las respuestas.

-
¿Qué debo hacer? -quiso saber el rubio. -Encuentra laspalabras de mis semejantes. Lo que sabes del destino no está completo
-dijo lavoz, mientras aquel mundo comenzaba a distorsionarse. -¡No te vayas! ¡Ayúdame!-Encuentra las litografías
la voz de aquellos que son como yo

 

En aquel momento, Erik volvió a caer, pero esta vez no erauna caída calmada, como antes. El muchacho pensó que iba a morir allí y ahora.Sin embargo, una luz cálida lo envolvió, meciéndole en su blancura, haciendoque se sintiera protegido. El rubio volvió a cerrar los ojos, pero esta vez,pudo notar cómo se cerraban todas sus heridas mientras le invadía una energíaque recorría cada célula de su cuerpo, renovándolo y acariciándolo. En esemomento, la luz se volvió demasiado brillante, y pasó a mostrar una parteoscura y tenebrosa. Entonces el chico se levantó de la camilla, respirandopesadamente. Miró a su alrededor: ya no estaba en aquella extraña dimensión,sino en una habitación cerrada. Mientras trataba de calmarse, las enfermeras leinstaron a volver a tumbarse, pero sin embargo, Erik notó un cosquilleo en suhombro, y, de un tirón, se arrancó las vendas, horrorizando a todas laspresentes primero, para adquirir una expresión de sorpresa después. De laantigua cicatriz y la herida no había ni rastro en su cuerpo, e igual pasabacon todas las partes de su cuerpo que habían sido heridas en el torneo."Guau... Increíble
" sólo pudo pensar el muchacho, que se levantó, ignorandolas advertencias de Dana.

(/P1)

-¡Erik, vuelve a tumbarte! -replicó ella, cuando de repente,el rubio le dedicó una cálida sonrisa. -Gracias por curarme, pero me encuentroincreíblemente bien. No pienso volver a la cama, y es mi última palabra -dijoél, cabezota como siempre, saliendo de la habitación, y apoyándose en la paredcontigua a la puerta para pensar en lo ocurrido. Recordó cómo Eva le habíahumillado en el torneo, la mueca de Markash durante su combate
Aquel odioancestral volvió a atacarle, pero en sus ojos, algo ocurrió: durante uninstante, una chispa negra brilló en ellos. Él no lo notó, sin embargo, y sefue directamente a la habitación, aunque daba la sensación de que se leolvidaba algo. Cuando una de las criadas más jóvenes de Alsan enrojeciófuriosamente, se le abrieron los ojos: ¡se le había olvidado pedir unacamiseta! En el rostro del rubio apareció un rubor. "Tal vez debería haberme dejadolas vendas
En fin, debería volver a la habitación rápido, antes de que alguienmás me vea" pensó, aunque su cuerpo no era precisamente nada de lo queavergonzarse, más bien debería estar orgulloso de él. Una vez hubo llegado a labifurcación, se encaminó hacia la puerta, cuando una furia homicida se apoderóde él. -Markash, sal ahora mismo de donde estés. -Vaya, vaya
parece quealguien ha desarrollado sus sentidos, ¿verdad? -se burló él, apareciendo deentre las sombras -¿Y no deberías ir vestido? -rio. -Muy gracioso, pero micamiseta la destrozó Eva -gruñó, sarcástico, girándose. El shek miró extrañadoa su cuerpo. -¿Cómo
? Tú deb
-Debería estar herido, lo sé. Pero, el caso esque no, y eso es un punto más a mi favor, por lo que parece. -Tú
¿qué me estásocultando, maldito dragón? -Si supiera de qué me hablas, no te lo contaría,créeme. Y puedes entrar en mi mente a fisgar, como siempre. No creo queencuentres nada de tu agrado -terminó, pero el heredero de los sheks ya habíasondeado su mente en busca de una respuesta que comprobó que el muchacho notenía.

-En fin. Nos veremos dentro de una hora, para elentrenamiento. Mientras, los demás estarán charlando con Alsan en la sala comúndel castillo. -¿Entrenamiento? -inquirió el joven rubio. -Sí, llevas durmiendoun día entero
aunque no sé de qué me sorprendo -terminó. El dragón ignoró lapuya y pensó. Al día siguiente del torneo había
-Oh, mierda
¡el baile! Hermanita,esta me la pagarás
-musitó el chico, entre dientes. -Tranquilízate, dragón. Envista de tu condición, Alsan lo ha aplazado hasta mañana. Aunque no sé ni porqué te lo cuento, debería ver cómo te desesperas
-pareció pensar un momento la respuesta, ydio con las palabras adecuadas. -Ah, ya lo entiendo, Erik. Me das pena. -¡¿QUÉHAS DICHO!? -rugió Erik. -Sí. Eva te ha aplastado de una forma tan humillante
que ahora sí que me pareces un simple insecto.Pero en fin
hasta dentro de una hora -dijo, desapareciendo. -¡MARKASH!-exclamó el rubio, dispuesto a intentar enfrentarse a él, aún a sabiendas deque era inútil. "Maldita sea
Juro que lo mataré cuando termine esta guerra.Aunque rompa el pacto con los sheks, ese bastardo es mío" pensó, antes decontinuar hacia su habitación. Una vez entró, se encontró con que no habíanadie allí. "Así que Res no está aquí
bueno, a ver, una camiseta
" Miró dentrodel armario, y por fin, encontró lo que buscaba. Se puso la camiseta, recogiósu espada de acero, envainada al lado de su cama, y se dispuso a salir de lahabitación, pensando en que su semiceleste había pensado en todo, trayéndole laespada a su habitación. Como esperaba, nadie estaba en la sala deentrenamientos, por lo que cogió su espada y activó una armadura de combate.Erik no esperó, sin embargo, a que la armadura abriera el combate: por instintose abalanzó sobre ella, descargando su espada una vez, y otra, y otra
segúniba lanzando ataques su fiereza iba en aumento, hasta el punto de que laarmadura retrocedió un poco. Sin embargo, el ente mágico no se iba a rendir tanfácilmente, y lanzó varias estocadas dirigidas hacia el torso del muchacho.Aunque malamente, pues la defensa no era su fuerte, el muchacho consiguióbloquear tres de las cuatro, y justo cuando la última le iba a dar, su brazopareció moverse por instinto y bloqueó el cuarto golpe. No sabía cómo habíareaccionado, pero no iba a quejarse de ello, al fin y al cabo. Erik siguióintercambiando golpes e intercalando descansos con sesiones de entrenamientosuave, hasta que pasó una hora. En ese momento se abrió la puerta, y lo primeroque se oyó fue un grito de horror.

 

-¡Erik! ¿Qué diablos haces? ¡Estás herido, vuelve a laenfermería! -fueron las palabras de Victoria, que corrió al auxilio de su hijo.Resa, que la seguía, se paró en seco, y se fijó en que el muchacho se movía comosi nada hubiera ocurrido. "¿C
cómo puede ser
? ¡Estaba mal herido!" pensóella, aunque por una parte se alegraba enormemente porque ya no había que temerpor él. Victoria intentó apartar a su hijo de la armadura, pero fue incapaz. -Hijo,¡deja de luchar ahora mismo! ¡No estás en condiciones de
-justo en aquelmomento la armadura se giró hacia Victoria y descargó su espada, siendobloqueada a tiempo por otro filo metálico que no pertenecía a Erik. -¡Eva! -siseóél, mientras detenía a la armadura.

En aquel momento el muchacho se giró, y vio que todosestaban en la sala, incluidos los magos que se suponía practicaban en otradiferente. -¿Qué hacéis todos aquí? -preguntó, pero entonces vio cómo Markashapareció entre la multitud, mientras cerraba los ojos y decía: -Me alegro deque estéis todos aquí. Hay algo que me gustaría deciros, más bien revelaros,que afecta tanto a Lune como al pequeño dragoncito indefenso que tenemos aquí -dijo,mientras todos los presentes empezaron a cuchichear. -Silencio -ordenó él, y aErik le recordó a un jurado terrestre. -¿Mark? ¿Qué ocurre? -inquirió Resa,algo impaciente por conocer lo que el shek tenía que decir a todos lospresentes.

 

-Muy bien. Como sabéis, Erik y Eva deberán luchar en laguerra, pero sólo si están preparados, pues ellos deben cumplir un papel en lanueva profecía. Para ello deben ser entrenados, si no, no podrán luchar. -¿Adónde quieres ir a parar, serpiente? -inquirió Erik.

-A por qué no has mejorado nada en este tiempo -sentenció Markash,comenzando a hablar

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Ea, pos aquí acaba el capítulo de hoy
Tendréis que seguirleyendo para conocer la causa de la poca mejora de nuestro dragón :) Muchísimasgracias a todos por vuestros comentarios. ¡Ya hemos llegado a 28, y hasta hacepoquísimo tiempo tenía 15! Me dais ánimos para seguir escribiendo, de verdad. Muchasgracias, otra vez!!!

Ah, se me olvidaba: comentadme vuestras opiniones sobre loque podría estar ocurriendo en la historia, o lo que pensáis de los personajes:si os agradan o disgustan, si os identificáis con alguno

Un saludo, y besos!

Zalitrix

Holaaaaa!!! Bueno, aquí tenéis el capítulo 24. ¡Espero que lo disfrutéis! No tiene links de música.

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-N
no
no puede ser
-musitóErik, tratando de contener la rabia que le consumía por dentro.

-Pues es la verdad,dragoncito. Como has visto, tuamiguito también lo ha corroborado -sonreía Markash, divertido por su reacción,y curioso por ver cómo continuaría.

Erik tragósaliva por quinta vez, con sus sentimientos amenazando con desbordar su pecho.Si no hacía algo rápido, iba a estallar. Y la respuesta era evidente, deberíadesahogarse a espadazos. Pero no con su padre ni con Christian, no. Tampoco conMarkash. Ahora mismo, sólo se fiaba de Séun, que era el que le había apoyado. Yasí, el joven dragón salió de la habitación, precedido de Séun, dando unportazo con toda la fuerza de la que disponía. Mientras los dos jóvenes se encaminabanhacia los barracones, para entrenarse con los demás guerreros, Victoria enterróla cara en las manos, buscando consuelo en Christian.

-Relájate,criatura. Has hecho lo correcto, no tienes que atormentarte por nada -le dijoal oído. Sin embargo, en aquel momento, Jack no pudo aguantarlo más. Para laserpiente, parecía que lo único que importaba era su hija. El único que habíatratado de ser neutral en situaciones críticas era él, y ya estaba cansado deque su hijo siempre perdiera por ello.

-¿Locorrecto? ¿¡Lo correcto!? Escúchame bien, serpiente
Si tu hija no hubiesellegado a ser entrenada por Markash, y Erik hubiera recibido el entrenamientointensivo que busca, habiéndola humillado del mismo modo que ella durante eltorneo, ¡estarías aquí, echándonoslo en cara a todos! -rugió él, provocando quemás lágrimas desbordaran las mejillas de Victoria, por la manera en que habíadefinido a Eva como la hija del shek, y no como suya también.

 

-Dragón, teaconsejo que te calles. ¿Es que no ves que estás hundiendo más a Victoria? ¿Otu limitado cerebro no lo puede comprender? -se levantó Christian, peroVictoria se le adelantó y se pegó a Jack.

-Cielo
porfavor
déjalo ya
tienes razón, pero por favor
-suplicó ella.

-Esta vez no,Victoria. Ya he tragado mucho por consideración a tu relación con Christian
pero mi hijo no va a ser afectado por nada de lo que haga la serpiente
porquesi no
no respondo de mis actos. ¿Lo entiendes? Por lo menos, ya que a él lehas perdonado tantas cosas, perdóname ésta a mí, cielo -le dijo Jack. EntoncesVictoria le dio un pequeño beso, haciendo que se le pasara un poco el enfado yviera las cosas con un poco más de claridad.

-De acuerdo
y ahora
continuemos con el entrenamiento. Me parece que Erik no va a volverhoy -suspiró Victoria, llamando a Resa y Shail, para salir de la habitación ycontinuar con el entrenamiento mágico, y salieron de la sala. Jack se dispuso aentrenar con Alsan, y Christian con Eva, quien no lo impidió, pues ya no tenía ningún motivo para hacerlo.Ahora sabía que su padre se emplearía a fondo. Markash, sin embargo, dejó desupervisar el entrenamiento: dejaría que Lune entrenara varios días con supadre antes de adquirir su tutela en combate.

Mientrastanto, los dos amigos salían del castillo, en dirección al pueblo. Séun lehabía estado animando, y el muchacho lo agradecía, pero ahora, debía recuperarel tiempo perdido. En aquellos momentos, las últimas personas a la que queríaver era a su madre, a Eva, y sobre todo, a esa maldita serpiente de Markash.

-Ya verás,tío -le decía su mejor amigo -vamos a entrenar como locos los dos. Aumentaremoslas horas, recuperaremos el tiempo perdido, Erik -le decía él, sin mencionar suderrota frente a su hermana, para no molestarle todavía más.

-Muchasgracias, Séun. Ahora mismo, siento que ya no puedo confiar en mi madre, ni enChristian
De verdad, significa mucho, tío -le agradeció él.

-Ni lomenciones. Eres mi mejor amigo, y para eso están los amigos, ¿no? Ahora vamos,tortuga depresiva, que estamos yendo muy lento. Tengo, una idea, te echo unacarrera
¡que acaba de empezar ya! -gritó mientras se alejaba, perseguido delrubio, que reía a la vez que le llamaba tramposo.

Unos minutosmás tarde, estaban en los barracones, cogieron sus espadas y comenzaron aentrenarse. Erik prefirió utilizar una armadura, pues quería descargar la rabiay no quería hacerle daño a Séun. Éste había dicho que era imposible, quebloquearía todo lo que le lanzara, pero Erik había insistido, y el moreno habíaaccedido; al fin y al cabo era un favor que le podía conceder.

Mientras eljoven dragón embestía a la armadura, le vino a la cabeza la media horaanterior, desde el momento en que Markash había entrado en la habitación.

-Flashback-

Markash había comenzado a hablar en elmomento en que Eva había entrado en la sala.

-Bueno
vamos a ver
hay una razón, la cuales muy sencilla, por la cual, dragón, no has mejorado. Y si yo no hubieraentrenado a Lune, ella habría permanecido en el mismo nivel que tú. La verdades que me extraña que Eva no se diera cuenta, pues ella es una shek, y cuentacon la misma agudeza mental que cualquiera de nosotros. Y créeme, para un shekes más que evidente lo que está pasando. Pero en fin, os voy a explicar

 

-Markash
no, por favor
-suplicó Victoria,pero eso no tenía ningún efecto sobre él. A diferencia de Christian, él podíaresistir los ojos del unicornio que dormía en ella. Iba a responder, pero Séunse le adelantó.

-Ni lo sueñes, Victoria. Si no lo cuenta él,lo diré yo. Son tus hijos, y merecen saberlo, especialmente él. O
¿es queprefieres que sea
un peso muerto? -dijo, mirándola gravemente. Christian selevantó, no estaba dispuesto a tolerar la ofensa hacia su mujer. Jack loentendía, entendía lo que estaba pasando, y no iba a posicionarse a favor de Victoria.Christian ya se había acercado al muchacho, dispuesto a penetrar en su mente,pero Erik se interpuso.

-Christian, no -le dijo.

-Apártate, Erik. Ese amigo tuyo va aaprender a respetar a una de las personas por las que hoy está aquí -dijo,refiriéndose a que sin la Tríada y los demás, los Seis habrían destruido Idhún.Pero Erik estaba cambiado.

-Christian. Hazle daño, y te juro que, pormuy padre mío que seas, vas a vértelas conmigo -le replicó el muchacho, con unamirada mortal. Christian trató de introducirse en su mente, para manipularle yapartarle de su camino, pero, en aquel momento, en los ojos de Erik hubo unreflejo de oscuridad, que, por alguna razón, a su padrastro le resultabaextrañamente familiar. Sin saber por qué, retiró su conciencia de la mente delchico, y se volvió a sentar.

-Bien -continuó Markash- ahora que habéisterminado con esta escenita, es hora de retomar nuestra conversación. El casoes, que el motivo de la poca mejoría de Erik es evidente. Si recuerdo bien, enla tierra, concretamente en China y Japón, donde yo he vivido, hay un dicho. "Noexiste mal alumno, sólo mal profesor." Bastante
revelador, ¿no?

-¿Insinúas que mi padre y Christian no sabenentrenar a otras personas? Porque, por lo que yo sé, Christian había entrenadopersonalmente a varios szish antes de pasarse al bando de los Seis, y con muybuenos resultados. Y mi padre tiene una academia de esgrima en Nueva York. Y deesa academia, varios han llegado a muy buen nivel.

-Como ya he dicho, patético intento dedragón -explicó Markash, provocando que Erik apretara los puños -ese dicho esbastante revelador, no del todo. Verás, si me dejas continuar, te lo explicaré.Y atiende tú también, Lune. Es muy sencillo, pero voy a dejar que lo adivines tú.Me gusta ver cómo te impacientas. Bien, empecemos con mi pequeño juego. Jack, ¿cuálfue la reacción de Victoria al escuchar la nueva profecía? ¿Qué dijo, exactamente?-inquirió el shek, sonriendo maliciosamente.

-Que no quería que lucharan. Que iba aimpedir que sufrieran daño -respondió el dragón adulto, al segundo.

-Bien. Christian, ¿cuál fue la reacción deVictoria al pedirle entrenar a vuestros hijos para la guerra?

-Que no iba a permitir que participaran en la guerra -respondió Christian,tras meditarlo un poco.

 

-Muy bien. Ahora, Victoria -dijo, y entonceselevó y agravó el tono de voz -¿¡qué les mandaste hacer a Jack y a Christian,con tal de proteger a tus hijos de una batalla, que, sin ellos, habremosperdido sin remedio!? ¡Dilo! -terminó gritando Markash. Victoria agachó lacabeza, insegura de lo que hacer. Si Erik se enteraba
la odiaría, o al menos,empeoraría mucho su relación.

-Estamos esperando, unicornio -volvió apresionar Markash, ganándose una mirada asesina de Jack y Christian. Una cosaera hablar, pero él ya se estaba pasando con su mujer.

-Markash

-No, Jack, está bien. Veréis, os debo unadisculpa. Sobre todo a ti, hijo. Eres el que peor lo ha pasado. Veréis
yo
noquería que sufrierais daño
por eso
le pedí a vuestros padres que osentrenaran de tal forma que no mejorarais. Por ese motivo es tiraban al suelo.Se estaban empleando a fondo para que no pudierais aumentar vuestrascapacidades. Sin embargo, como Eva recibió entrenamiento de Markash, puesto queme lo contó mientras estabas inconsciente
ahora mismo, lo único que heconseguido es que tú te quedes atrás, Erik. Lo siento -terminó ella, mirando alsuelo.

Erik abrió mucho los ojos. Su sorpresa erainfinita, y parecía que iba a durar eternamente. Pero no lo hizo. El muchachose clavó las uñas en las palmas de las manos apretando los puños, tan fuerteque un hilillo de sangre brotó de ellas. Resa ahogó un gritito: su dragón lehabía dicho que, lo único que quería era servir de algo, no ser un peso muerto.Y ahora, lo era.

A Eva no parecía haberle afectado larevelación, sólo estaba algo sorprendida, pero a ella le había entrenadoMarkash. Pero su hermano

-¿Es verdad esto? -preguntó Erik a Séun.

-Sí, por lo que parece. No estaba muy seguro, y no quería adelantar acontecimientos... pero sí. Es verdad, Erik.

-N
no
no puede ser
-musitó Erik, tratandode contener la rabia que le consumía por dentro.

-Final de flashback-

El muchachovolvió a descargar su filo contra la armadura una vez más. La armadura secolocó en posición defensiva, con la espada en alza, cosa que Erik agradeció.Y, liberando su furia, acribilló a la armadura, golpeando su filo en posiciónde defensa una y otra vez, hasta que el ente mágico resbaló, y Erik, de untajo, le rebanó el "cuello", el enlace mágico que unía las partes de laarmadura, provocando que el casco saliera volando, y que el cuerpo soltara elarma y se desplomara contra el suelo. Erik jadeó. Se sentía estupendamente bienahora que se había deshecho de aquel nudo en la garganta. En aquel momentopensó que ya estaba listo, y se giró, llamando a Séun, quien se alegró de queestuviera mejor, y comenzaron a combatir. Mientras luchaban, Séun comentó denuevo el tema del baile.

-Es verdad,es mañana
y no he invitado a Res. Además, no sé si me apetece -musitó él,cansado.

-¿Qué dicesde mañana? Lo que es mañana, es el día de invitar a tu pareja. El baile es enel mes siguiente, ¡payaso! -rio Séun -¿Quién te ha contado esa patraña?

-Marka
Oh, ¡mierda!-gruñó el dragón, sin saber cómo había podido creer a aquella asquerosaserpiente -¿Sabes, Séun? Ahora entiendo por qué existe la frase "No te fíes deuna víbora" -rio, ya de mejor humor. Al día siguiente tendría que invitar a Res
No iba a ser fácil, y seguro que Séun le estaría todo el día lanzando puyas eindirectas.

 

-Eh, tío, ¡note desconcentres! -gritó Séun, mientras descargaba su espada hacia la ingle deErik.

-¡Ahí no,animal! -gritó, cubriéndose para evitar el impacto.

-¡Ja! ¡Picaste,atontado! -se carcajeó el moreno, divertido.

-¡Ahoraverás, capullo! ¡Eso no ha tenido gracia! -pero lo cierto era que sí que lehabía animado.

Unas horasmás tarde, ya de mejor humor, los dos amigos volvieron al castillo. Por el camino,se encontraron a varios aldeanos que trabajaban en el palacio y que regresabana sus casas. Sin embargo, Erik pudo oír cómo susurraban:

-¿Has visto?Ese es el hijo de Yandrak, que perdió contra la hija de Christian -musitó una.

-No me puedocreer que un dragón pueda perder con tanta facilidad contra una shek -susurrabaun hombre fornido.

El muchachoapretó los puños. ¿Y acaso sabían ellos luchar? Porque, en la opinión delmuchacho, podían defenderse sólos, porque él no quería hacerlo. Sintió unapalmada en el hombro. Cómo no, Séun también lo había oído, y habló alto, para quele oyeran las personas que acababan de pasar a su lado. -¡No te preocupes,Erik! Esta noche, cuando el Séptimo nos ataque, no defenderemos a sus familias -gritóSéun. Ante las palabras "ataque" y "Séptimo", los aldeanos salieron corriendo,entre gritos. -Vaya, tío, muchas gracias. ¡Vaya susto se han llevado!

-Ni me lodigas. De mí decían lo mismo. Pero bueno, es la vida del guerrero. Tú ni caso,ya verán lo equivocados que están, porque vas a
-en aquel momento, Erik divisócómo una criatura negra, cuadrúpeda y de ojos amarillos se alzaba del suelo yse abalanzaba sobre su amigo.

Erik loapartó y atravesó a la criatura con su espada. O eso creía él, pues aquellaforma oscura se despegó de la espada como si nada, y se abalanzó sobre ellos.Séun, sin embargo, ya conocía qué les afectaba a aquellos monstruos, a losmismos que habían atacado Vannisar apenas dos meses antes de aquella tarde.Desenfundó a su espada legendaria, y la energía especial de la espada, quehacía brillar su filo con un destello verde, igual que los ojos del chico, hizoque el filo penetrara en el cuerpo de la criatura y lo disolviera. Una vezenvainó su espada, la criatura dispersa en partículas de oscuridad, Erik no lopodía creer.

-¡Vaya! Tuespada legendaria es
¡asombrosa! -exclamó.

-Sí, ¿verdad?Esta espada tiene una habilidad muy especial como arma legendaria que es:cuanta más energía canalice, más aumenta el poder de corte. Aún no tiene nombre
lo estoy pensando. Erik, ahora escúchame. Estas cosas son más difíciles dematar con armas normales. Incluso los soldados tienen problemas, sólo los que poseemosarmas legendarias, o los que pueden usar magia, son efectivos contra ellos. Y
tú no tienes ninguna de las dos
así que
-quería pedirle que se refugiara,pero no quería que se sintiera mal por ello.

-Tranquilotío. Me iré al castillo. No te preocupes por decirlo, que eres mi mejor amigo yeso nada va a cambiarlo. En fin, ¡me voy! -terminó, y salió corriendo. Por elcamino, se cruzó con sus padres, cambiando una larga mirada con su madre: dedesprecio la de él, de arrepentimiento la de ella; con Christian, Alsan, Shail,y, para su sorpresa, Resa iba con ellos. Erik pensó que se debía a que, comomaga, era fuerte contra aquellos monstruos, pero eso no quitaba el hecho de queella ya estaba participando activamente en las batallas, y él
seguía siendo unpeso muerto.

 

En la entradadel castillo, se encontró con Markash.

-¿No vas aluchar? -le preguntó el joven dragón.

-No. Mi misiónes defender este castillo. Y ahora, fuera de mi vista. Tengo que poner todosmis sentidos en la guardia -y, dicho esto, dio un salto y subió a la terraza dela primera planta del castillo. "Habilidades de shek" pensó Erik, ansioso porconocer las suyas como dragón.

Una vez hubollegado a su habitación, sin cerrar la puerta, para que Resa pudiera entrar, semetió en la cama. Sin embargo, la idea de que necesitaba recuperar el tiempo quesu madre le había arrebatado.

Sabía lo quedebía hacer: por el día ya tendría suficiente tiempo para dormir.


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Espero que os haya gustado, y me gustaría daros gracias por el gran número de comentarios que he recibido en los dos últimos capítulos. ¡Espero que sigáis dándome vuestras opiniones!!!

Por cierto... ya he cumplido vuestro deseo de las separaciones, como ya habréis visto e.e

Un besote y muchas gracias por todo!!!!!!!!!!!!!!! ^^

zalitrix

Mientras elmuchacho bajaba a la sala de entrenamientos, a través de la ventana de una delas torres divisó a los que habían ido a hacer frente a la amenaza de aquellosmonstruos oscuros en el pueblo, y aceleró el paso, pues lo más probable eraque, si le pillaban, no le dejasen entrenar.

"Pero, ¿quédemonios estoy diciendo? Me da igual que me prohíban entrenar, mientras mi vidano esté en peligro voy a hacer lo que me venga en gana" -pensó el muchacho, decididoa aumentar su nivel y poder participar en los combates de la guerra, y laprofecía. La profecía
sabía que había algo que se le olvidaba, pero noconseguía recordar lo que era.

El muchacho,sumido en sus pensamientos, entró en la puerta, activó una de las armaduras yse puso a luchar con ella. Esta vez, sin embargo, no estaba cegado por larabia, sabía lo que tenía que entrenar exactamente si quería mejorar. En unprincipio, de fuerza iba bien, por lo que ahora le convendría entrenar laresistencia, para no cansarse al luchar, lo cual no sería difícil pues lavitalidad del dragón, heredada de su padre, le daba muchas reservas de energíaextra. Por ello se centró en el bloqueo y contraataque a pequeña escala, sindar ningún golpe fulminante, y en esquivar los ataques de su metálica compañerade mejora.

Aproximadamenteunos quince minutos después, el muchacho ya se encontraba fatigado, por lo quedecidió hacer un pequeño descanso. Salió de la sala hacia los desiertoscastillos del palacio, y vio que todavía era de noche. Se dio un capón en lacabeza: por supuesto que era de noche, cuando Séun y él volvían se acababan deponer los soles.

Sonriómaliciosamente, y volvió a entrar a la sala. Allí, abrió una de las pequeñasfuentes humanas, y el agua brotó, generosa, de las entrañas de la tierra. Elrubio bebió con avidez, para calmar la sed que le acosaba desde hacía ya unbuen rato, y estuvo pegado a la fuente durante unos quince segundos, renovandotodos los líquidos perdidos. Después de aquello, descansó unos minutos más, yse volvió a lanzar contra la armadura nurgónica.

 

Unas horasmás tarde, el cielo ya comenzaba a aclarar, indicando que se acercaba el primeramanecer. Así, el muchacho envainó su espada, cerró la puerta en silencio y sedispuso a subir a su habitación, para descansar un rato. Sabía que Resa o losrayos de luz le terminarían despertando, por lo que no temía el no descansar enaquellas pocas horas que le restaban. Sudoroso, pues no se había duchado, abrióla puerta con suavidad, pasó, y volvió a cerrar la entrada. Una vez hecho esto,el muchacho se dejó caer en la cama, cerrando los ojos. Pero decidió abrirlosde nuevo, para mirar a su mejor amiga. La semiceleste parecía agotada despuésde la pelea, puesto que sus reservas mágicas estaban poco desarrolladas.

"-Por eso nohabrá venido a buscarme ni me habrá esperado. O a lo mejor ya se esperaba queestuviera en la sala de entrenamientos. En fin, vamos a dormir
mañana será undía muy largo
" -pensó, cerrando nuevamente los ojos, mientras volvía a darlevueltas a aquello que se le había olvidado sobre la profecía. No entendía quépodía ser, porque era incapaz de recordarlo. -Si es importante, ya terminarávolviéndome a la cabeza -musitó para sí mismo.

Y cerró losojos y se dejó caer en brazos de Morfeo. Una vez pasaron unas cuatro horasterrestres, los rayos del primer amanecer despertaron al muchacho, quien comoun resorte, ya iba a volver a dirigirse a la sala de entrenamientos. Sinembargo, pensó en las palabras de Resa durante el torneo, y se dio cuenta de queno podía seguir dejándola de lado. Además
tenía que pedirle ser su pareja parair al baile de Vannissar del mes siguiente. Olvidando la promesa que se habíahecho a sí mismo, ahogada por un sentimiento más fuerte, se acurrucó junto aella, cerrando los ojos un poquito más.

Tras habersedespejado del todo, y haber recuperado las suficientes energías, decidiódespertarla. Pero no de manera normal. Dado que, en aquel tiempo, su relaciónse había deteriorado un poco, se propuso hacerlo de otro modo. Algo más
cariñoso. Así que, cuando la luz llegó al rostro de la chica, amenazando condespertarla, Erik realizó su jugada. Se inclinó sobre ella y le dio un suavebeso en la frente, que hizo que ella, al contacto con el fuego del dragón, sedespertara, pero no brusca, sino suavemente. Cuando los labios de Erik sesepararon de ella, la muchacha bostezó lentamente. Erik dejó escapar unarisita: le parecía muy mona cuando hacía eso.

Cuando lachica se dio cuenta de lo que estaba ocurriendo, comenzó a sonrojarse: la señalque Erik estaba esperando.

-Erik
¿quéestás
? -iba a preguntar ella, pero él se le adelantó.

-Buenos días,Bella Durmiente. Espero que hayas dormido bien -respondió él, con una brillantesonrisa, dándole otro beso, esta vez en la mejilla. La chica fue pillada porsorpresa por la súbita muestra de cariño del chico.

-Erik
¿a quéviene esto? -inquirió, triste.

-A que sé queestos meses he estado dejándote completamente de lado. Pero no quiero que estosiga así entre nosotros. Y me ha parecido que esta era una buena forma deempezar -le dijo él, guiñándole un ojo, ante lo que la chica sonrió.

 

-¿Ah, sí?Pues me debes una, dragoncito, porque te he echado mucho de menos -dijo Resa,lanzada, lo cual sorprendió a Erik en gran medida.

-Pues sí, tetengo que compensar de alguna manera, Res. Y se me ocurre una cosa
-se quedómeditabundo durante unos segundos. Resa sabía lo que le iba a preguntar, o porlo menos, esperaba que fuese lo que estaba pensando. Para su sorpresa, denuevo, se encontró deseando con toda su alma que él

-Ya sabes queva a haber un gran baile, o algo así, dentro de un mes
Y, bueno, me preguntabasi tú
yo
¡Dioses, no me salen las palabras! -gruñó. La miró a los ojos, yencontró la fuerza que necesitaba.

-Quieres
¿venir al baile conmigo? -le preguntó, directamente. ¡Caramba, que difícil lehabía resultado! Y eso que, para encontrar pareja para el típico baile de finde curso neoyorquino jamás le había costado dirigirse a ninguna chica. Esa eraotra prueba más de que le gustaba Resa, y mucho.

Por su parte,Resa se había alegrado muchísimo de que se lo hubiera preguntado, porque seestaba enamorando de Erik desde hacía ya unos meses. ¡Maldito sea su legadoceleste! Le dejaba ver cuándo alguien tenía una emoción fuerte, pero no eltipo. Es decir, que no podía saber si Erik quería ir al baile con ella comoamigos
o como algo más. Eso la entristeció.

-¿Res? ¿Quépasa? -inquirió el dragón, preocupado.

-No
nada,Erik. Es sólo que estoy confundida, nada más -musitó la celeste.

-No tienes quepreocuparte
aunque vayamos juntos al baile, si es que quieres venir, podemosir como amigos sin que ocurra nada más. Ya sé que ese suele ser el momento ylugar en que suele ocurrir, pero
no tiene por qué ser así, Res -explicó él,sonriendo, aunque en el fondo pensaba que ella no quería ir con él porque elsentimiento no era recíproco.

-Pues
larespuesta es
¡que sí, tontorrón! ¡Claro que iré contigo! -le sonrió ella,pegándose a él, lo cual hizo que el rubio se sonrojara.

-Erik
¿Quéocurre? -inquirió ella.

-Res
¿recuerdas que sólo duermo con un calzoncillo? Es que
tenerte así, pegada amí, cuando voy casi desnudo es
"genial" -pensó, per su respuesta fuediferente: -algo raro

La chica sedio cuenta y se separó, avergonzada. ¡Ni siquiera se había parado a pensarantes de hacerlo! ¿Qué le estaba ocurriendo?

Por su parte,mientras la escenita en la habitación de ambos tenía lugar, Séun ya estaba invitandoa Eva, con su tono humorístico habitual.

-¡Oh, señoraLune, reina de los sheks! ¿Me haría el honor de ser la pareja de este humildecaballero de Kyannaris para el baile de Vannissar? -había dicho él,arrodillándose y recitando las palabras como un poeta.

Ante laactuación, Eva soltó una carcajada. Séun le caía muy bien desde que se habíanconocido, siempre lograba hacerla reír, lo cual era muy difícil.

-¿Y bien, miseñora? -volvió a decir Séun, haciendo una burla al típico tono formal queusaban los caballeros al referirse a la reina, cuando él la llamaba Kimara,simplemente.

-De acuerdo,Séun -dijo ella, consciente de que se lo pasaría muy bien con el chico, que eracapaz de animar a cualquier persona a hacer algo. Con esa respuesta, se ganóuna reverencia por parte de Séun, que volvió a soltar una de sus gracias.

 

-¡Oh, miseñora! ¡Me honra con la aceptación de mi petición para ir al baile de Vanissarcomo mi pareja! No sé si soy digno de este honor
-rio él, contento.

-¡Corta ya,Séun! -dijo ella, todavía riéndose por la penosa actuación del moreno.

-De acuerdo,de acuerdo, Eva. Ya lo dejo. Pero no me mientas, te sentías como una princesa,¿eh? -picó él, consciente de que la cosa no iba mal.

-¡No! ¡Claroque no! Ya sabes que eso es lo último que quiero ser
-le devolvió la pulla alojiverde.

-Entonces, deacuerdo. Dentro de un mes, es una cita, ¿no? -le dijo él, con una mediasonrisa.

-Como quierasllamarlo, lelo -fue la respuesta de ella.

Mientrastanto, unos pisos más arriba, la mente de Markash había abarcado ambasconversaciones, pero sin duda a la que más atención prestó fue a la del, segúnel shek, patético intento de dragón. El baile
la ocasión perfecta para lo quetenía en mente. Sin embargo, Markash se preguntaba por qué estaba haciendoaquello. Una parte de él le daba igual, y, sinceramente, se alegraba por lachica. Pero su parte shek pedía a gritos acabar con el dragón, y teníaprohibido hacerle daño físico

El shek abriólos ojos. No quería sucumbir al instinto, él estaba por encima de todo aquello,pero, con todo
se sentía tentado. "Veré cómo se desarrollan las cosas con él.Tampoco quiero hacer nada que haga que lo perdamos. Es un componentefundamental de la nueva profecía" -pensó, y se dirigió hacia la sala del tronode Alsan, para discutir los detalles del ataque recibido el día anterior.

Media horamás tarde, Erik ya había desayunado y había bajado a la sala de entrenamientos,pero dio media vuelta y fue a darse una ducha rápida. Prefería estar frescoantes de hacer nada, porque olía muy, muy mal. Mientras los chorros de aguafría se deslizaban por su torso, el muchacho continuó pensando en lo que queríarecordar. Le seguía dando vueltas, pero no le venía a la mente, por algunarazón.

-Por los seis
¿cómo se puede ser así de olvidadizo? ¡Aag! No lo soporto. Sé que tenía algoque ver con la nueva profecía
¿Por qué no consigo recordar? -dijo él, dándoseun pequeño golpe en la cabeza, como había hecho por la noche mientrasentrenaba.

Una vez huboterminado, cerró el grifo, se secó rápidamente, se vistió y volvió a la salaque contenía las armaduras de Nurgon, sólo para encontrarse con Séun.

-Tío, ¿quéhaces aquí? No tenías que estar
eh
¿invitando a Eva? -le preguntó el rubio,sorprendido, a lo que Séun le sonrió.

-Ya lo hehecho
¡y adivina cómo ha ido, dragón! -le sonrió ampliamente.

-¡Imposible!¿Mi hermana te ha dicho que sí? ¡No te lo crees ni tú! -rio el muchacho.

-¿Y por quéiba a mentirte? ¿Por qué no te lo crees? -inquirió el moreno, a lo que Erik sedio cuenta de que le debía una explicación.

-Verás, Séun
es que Eva, a todos los chicos que le han pedido salir, o bailar, o cualquierade esas cosas, los ha despachado uno tras otro, pero no dejan de intentarlo.¡Sinceramente, me extraña que te haya dicho que sí a la primera! -exclamó elrubio.

-Pues no sé
puede que sea porque me llevo bien con ella. Pero no hablemos de mí, hablemosde ti. ¿Se lo has pedido ya, payaso? ¡Y no me hagas volver a atacar tus partesnobles! Quiero una respuesta... -dijo alegremente el ojiverde, acercándose yclavándole el codo en el brazo suavemente varias veces.

 

-Pues
me hadicho que sí -dijo él.

-Y, ¿a quéviene esa cara? El Erik que conozco estaría dando botes por todo el castillogritando "¡Me ha dicho que sí!" -dijo él, saltando y agitando los brazos paradarle más énfasis a su imitación.

-Ja.Ja.Ja.Muy gracioso tío -dijo él, con una media sonrisa, que volvió a transformarse enuna mueca de tristeza -pero el caso es que
me parece que se asustó, hasta quele dije que podíamos ir como amigos, si ella quería.

-¿Y? El bailees la oportunidad perfecta. ¡Bésala allí, atontado! -le dijo, dándole unapalmadita en el hombro.

-No puedo. Ledije que no tenía por qué pasar nada allí -musitó él.

-¿Y? La gentesiempre dice eso, y al final, termina por no poder controlarse. Estoyconvencido de que si tiene que pasar algo entre vosotros pasará allí, Erik. Ybueno
¿no eras tú el que quería matarse a entrenar? ¡Pues ven a por mí! -le azuzóel moreno, para que el chico se motivara un poquito.

-Huy, huy,huy, vas a lamentar tus palabras, Séun. ¡Te vas a enterar! -gritó el rubio,abalanzándose sobre el ojiverde.

Unas horasmás tarde, llegaron todos los demás a la sala de entrenamientos. Pero no fuehasta que Erik oyó cómo Markash le hablaba a Alsan de la profecía, diciendo:-Debe estar incompleta. Con esa información no nos basta, no sabemos lo quedebemos hacer.

En aquelmomento, el muchacho abrió mucho los ojos. Tras oír las palabras "profecía" e "incompleta"juntas, recordó todo. El sueño que había tenido mientras había estado inconscientevolvió a su cabeza como si hubiera presionado un interruptor. En aquel momento,un grito recorrió la sala.

-¡Ahora lorecuerdo todo! -el que lo había dicho había sido el dragón, y todos se giraronpara mirarle.

-¿A qué terefieres, chico? -inquirió Alsan, preocupado.

-A que hayalgo que se me había olvidado de la profecía y que tengo que contaros a todos.Algo relacionado con la falta de información en ella -fueron las palabras deljoven, por lo que todos se acercaron a su alrededor.

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¡Bueno, aquí estáel capítulo 25! Espero que os haya gustado, muchísimas gracias por comentar enel capítulo anterior, en serio, significa mucho. Ahora, me gustaría que medierais vuestra opinión. ¿Qué creéis que pasará en el baile? ¿Cuál es el plande Markash?

Me hangustado mucho vuestros comentarios sobre Séun y Mark, dos de mis personajesinventados. En serio, sois geniales ^^.

¡Un saludo!

zalitrix

Buenas!!! ^^Perdon por la espera, aquí os dejo el nuevo capítulo 26
la Tríada va a empezara cobrar protagonismo en próximos capítulos e.e!!!!

Os aviso de que este capi no me ha gustado mucho... espero poder daros mejor material pronto!!!

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-Erik, ¿quéestás diciendo? -preguntó Eva, extrañada, mirando a su hermano con una cejalevantada.

-Pues queacabo de recordar aquella especie de sueño, hermanita -se dio cuenta de que aella no le había contado nada, por su expresión de desconcierto. -Veréis, elcaso es que, el día que estuve dormido, no estuve precisamente tranquilo. Tuveuna especie de sueño muy extraño -comentó el muchacho.

 

-Ya nos loimaginábamos, Erik, por cómo te movías en sueños -comentó Christian -pero, ¿quétiene eso que ver con lo que está diciendo Markash?

-No me habéisdejado acabar
Dejadme que os cuente cómo fue -pidió el rubio. Todos seacercaron y se sentaron en semicírculo, con él delante. Y comenzó a a hablar

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Una vez elmuchacho hubo terminado de contar la historia, y todos se hubieron levantado,Alsan habló: -Pero, chico, sigo sin entender qué tiene que ver con todo esteasunto
-le dijo.

-Primero,Alsan, contadnos de qué veníais hablando Markash -escupió el nombre- y tú -lesugirió el joven dragón.

-De acuerdo,pues
el caso es que la profecía está incompleta. Como ya sabréis, sólo hablade vuestra participación. No da pistas, ni ningún papel a seguir por nadie. Conesa información no nos basta. ¿No es eso cierto, Markash? -inquirió el monarca.

-Sí, suMajestad. Aunque seguro que Kirtash ya se había dado cuenta, ¿o no? -le miró,ojos azules encontrándose.

-La verdad esque llevo tiempo dándole vueltas a esto, y sí, tenéis razón -reconoció elcastaño, cruzando los brazos y apoyándose en la esquina -esa profecía no sirve denada. Desde luego, vuestros dioses no saben hablar claro, ¿verdad, Zaisei?-comentó después, haciendo que la celeste desviara la mirada, fastidiada.

En aquelmomento, Jack se decidió a participar en la conversación.

-Pero todoesto no nos sirve de nada. La profecía está incompleta
y no creo que a losdioses les apetezca formularnos las instrucciones para vencer al Séptimo denuevo -sentenció, y todos le dieron la razón, menos Erik.

-¿Es que no lo entendéis? Yo no creo que aquella voz fueranada de mi mente en el sueño. "Encuentra las litografías
la voz de aquellosque son como yo
" Y además, me llamó "Hijo de Aldun". Y yo jamás he oído hablarde ese Aldun -trató de convencerles Erik.

Zaisei se mostró pensativa, y explicó al muchacho quién eraAldun.

-Aldun es el padre de los yan y de los dragones, Erik. Eldios del fuego en Idhún. Y aquello de la voz de mis semejantes
-se calló unmomento, y continuó -dudo que eso fuera un simple sueño. Tuvo que haber sidoalgo más.

-¿Estás diciendo que los dioses hablan al dragón desde sumente? -inquirió Eva -Porque entonces, hay una forma de demostrarlo -dijo, y sezambulló en la conciencia del dragón.

No encontró resistencia, y se deslizó por sus pensamientos,hasta dar con lo que buscaba. Efectivamente, de aquel sueño manaba una energíamuy fuerte y extraña. No era algo corriente, y no se trataba de la fuerza deldragón que descansaba en el interior de su hermano.

-Es verdad -fue el veredicto de la joven -algo ha hablado aErik desde el mundo onírico. Y sea lo que sea
aún puedo detectar su energía.

Victoria se rascó la barbilla, y una idea llegó a su mente.

-En ese caso, sólo hay algo que hacer. Debemos hacer caso aese
ser que ha hablado a mi hijo. Si hay que buscar esas
¿litografías? -Evaasintió -para conocer nuestro destino, deberíamos ponernos manos a la obra.

Séun, que aún no había hablado, argumentó en contra.

-No podemos. Tenemos un ejército de serpientes esperandopara atacarnos, y yo no voy a permitirme el lujo de perder la guerra por unaposibilidad.

 

-Séun tiene razón. No podemos descuidarnos. Además, noconocemos la localización de esos objetos. Aunque nos pusiéramos a buscarlos
no creo que las pudiéramos encontrar. Idhún es grande, Victoria -dijo elmonarca.

Sin embargo, en aquel momento, Eva sufrió un mareo. Se llevóuna mano a la sien mientras se apoyaba contra la pared y comenzó a respirarpesadamente.

-¿Eva? ¿Qué ocurre? -preguntó Christian, preocupado, pero lajoven ya no les escuchaba. En su lugar, una voz estaba comunicándose con ellaen el castillo que era su mente.

"Hija de Siebten
" -trató de establecer contacto la entidad.

-¿Quién eres? Espera
tu energía es familiar
¡Tú eres lavoz que habló antes a mi hermano! - indentificó ella, ganándose una risa de lavoz.

"Veo que la inteligencia de Siebten ha dejado huella en ti
"-continuó aquel eco misterioso.

-Espera, si eres la voz, ¡ayúdame! ¡Dime cómo encontrar laslitografías! ¡No quiero ser un peón en manos de un destino incierto! -le pidióla muchacha.

"Siete textos, siete sabidurías
Cada una en la tierra de sudios
La tierra de fuego, el anillo helado, el bosque frondoso, el profundomar, las ruinas del malvado, las colinas de los puros
"

-Espera un momento, ¡eso sólo son seis! ¡Por favor, habla!-trató de decir, pero ningún sonido salió de su boca, mientras la voz sedesvanecía y Eva despertaba entre los brazos de Markash, que la miraba,preocupado.

-Lune
¿estás bien? Te habías desmayado. -inquirió él. Lachica asintió, y se puso en pie, mientras Séun reprimía un bufido. Se le habíaadelantado. Christian miró a Séun con interés. Acababa de percibir el interésdel muchacho hacia su hija.

-Sí
estoy bien
pero, ¡ya sé dónde están las litrografías!-dijo, con un entusiasmo impropio de ella, casi saltando. -¡Y lo mejor es queuna está aquí cerca!

-¿Qué quieres decir? -preguntó Jack.

-La voz
la misma que habló a Erik
me lo ha dicho
lasotras siete partes de la profecía están en "la tierra de fuego, el anillohelado, el bosque frondoso, el profundo mar, las ruinas del tirano y lascolinas de los puros" -fue su respuesta.

Victoria enarcó una ceja.

-El bosque frondoso
eso sólo puede ser
-sus ojos brillaroncon la luz del unicornio -¡el bosque de Awa!

Markash sopesó aquella posibilidad. Que todo fuera así defácil
no tenía sentido. Sabía de sobra que aquello no podía ser tan bueno,pero no había notado la esencia del Séptimo en la sala, y proviniendo de él,podía percibir su energía. Aquello no era obra de su padre.

-El bosque de Awa
eso está en contacto con Vanissar
¿Porqué no me dejáis ir a buscarla? -preguntó Jack, ofreciéndose voluntario para lamisión.

-Como quieras, chico. ¿Alguien está en contra? -nadielevantó la mano, aunque Victoria reprimió las ganas. Erik lo notó, y bufó. Yaestaba cansado de su actitud sobreprotectora. -¿Nadie? Bien. Pues mañana irás abuscarla -Jack movió ligeramente el puño, en señal de victoria.

Erik, enaquel momento, volvió a coger su espada. Ya habían terminado de hablar: notenían nada más que hacer más que practicar. Séun le imitó, y los dos seenzarzaron en una lucha de filos, mientras todos seguían su ejemplo y retomabanla rutina. Una vez hubieron terminado se dirigieron a las duchas. El moreno nopudo evitar mirar a Eva, y pensar en el baile, y si iba a tratar de lanzarse ono. Fantaseó con lo que podría pasar después: tal vez besos, caricias

 

En aquelmomento, Christian abrió mucho los ojos, apretó la boca y miró al chico, que alpercibir sus ojos, se giró.

"Ni se teocurra fantasear con Eva. O verás tus partes nobles inutilizadas por el frío deHaiass" -le avisó. Pero el ojiverde respondió pensando en una escena, algo quepodría pasar después, en su habitación
y lo pensó muy fuerte, como notóChristian, que se giró, y al grito de "¡Te mato!" salió detrás de él.

Erik secarcajeó: su amigo las llevaba crudas. No había nadie que ganase a Christian envelocidad. Acto seguido, se compadeció de Séun, pero volvió a reír, ante lamirada desconcertada de Resa. Eva también soltó una risita también, sucompañero de habitación tenía un toque bastante cómico.

Unos momentosdespués, un grito agónico recorría los pasillos, mientras Christian sonreíasiniestramente, agarrando al muchacho por el cuello de la camisa, pensando entodo lo que sería capaz de hacerle si el chico volvía a pensar en su hija en supresencia, y se las transmitió al ojiverde, que palideció, y calló al suelo unavez Christian le soltó. El shek cogió la toalla, y, como si nada hubierapasado, se volvió hacia las duchas, dejando al pobre guerrero de Kyannarismuerto de miedo. Jamás había pensado que a Christian le pudiera tan sentar mal,por lo que decidió contárselo a Erik para ver qué opinaba de su padrastroactuando de padre sobreprotector.

Como habíaesperado, su amigo sólo se carcajeo, ansioso por conocer detalles, pero una vezSéun le contó cómo había empezado, fue deseando no haber preguntado nunca.

-
y entonces,como me dijo que ni se me ocurriera seguir pensando en ella de ese modo, decidí"gastarle una broma".

-Espera,espera. ¿Qué broma?- inquirió Erik, aún a sabiendas de que no le iba a gustar.

-Pues, pensé,muy fuertemente, que ella y yo estábamos en la habitación, y entonces
-iba acontinuar, pero Erik se tapó los oídos, al grito de:

-¡No quierooírlo! ¡Joder, tío, por el amor de Aldun, que es mi hermana! -se quejó el rubio,ganándose una sonrisita por parte del moreno.

-No he sidoyo el que ha preguntado
¿no decís en la Tierra, que la curiosidad mató algato? -terminó él, cerrando el grifo e instando a su compañero a que hiciera lomismo con un movimiento de mano.

Dado que Erikno le apetecía conocer más acerca del tema, por razones obvias, estuvieroncomentando cosas acerca de las localizaciones de las litografías, tratando dedescifrar las palabras de aquel ente que hablaba a los jóvenes desde el mundode Morfeo para lograr reducir el plano de búsqueda, esperando formar parte dela búsqueda. Al llegar a la habitación de Erik, los dos muchachos se pusieronmanos a la obra.

-Bien, lo queya tenemos claro es que la "Tierra de fuego", tiene que ser Kash-Tar o Awinor.O quizá las dos. Eso nos deja un buen lugar para empezar -comentó Séun, tumbándoseen la cama que pertenecía a Resa.

-Sí, perosería muy arriesgado estar demasiado tiempo en el desierto
Además, dudo quenos dejaran ir hasta allí a nosotros. Sobre todo a mí, Se -comentó Erik,jugando con un mechón de su pelo, que había formado una pequeña melena salvaje enel tiempo que llevaban allí.

 

-Séun,tenemos después las ruinas del malvado
pero eso no es que suene muy agradable,¿verdad? -sugirió el rubio.

-Me imaginoque ese lugar es Drackwen, donde tus padres vencieron a Ashran
o si no, en cualquiertumba del Séptimo, que probablemente estén custodiadas por serpientes.

Y asísiguieron discutiendo a dónde se podrían presentar, cuando se presentó Resa enla habitación, dando a entender que ya era tarde. ¡Se habían perdido la cena! Losdos chicos maldijeron su suerte mientras una risita se le escapaba a lamuchacha, que apremió a Séun a abandonar la habitación para quedarse a solascon Erik.

"-¿De verdadquiero quedarme a solas con él?" - se preguntaba la chica.

-"Sabes que te gusta. No tiene sentidonegarlo más, tonta" -le decía una vocecilla por dentro.

Mientras lasemiceleste mandaba callar a su conciencia, el chico se ruborizó ligeramente,se habían quedado solos de nuevo. Séun no había ofrecido resistencia, alcontrario, y el dragón se lo agradecía. No quedó tan alegra al ver que, para sudesagrado, en el pasillo podía entrever a Markash, apoyado en la pared con losojos cerrados y los brazos cruzados.

-Mark
gracias por acompañarme -le agracedió ella.

-Sinproblemas, Res. Cuando quieras. -replicó él, y en aquel momento Erik giró levementela cabeza, indicando su desagrado. Sólo él la llamaba Res, amén de Eva endeterminadas ocasiones.

Una vez lamuchacha hubo cerrado la puerta, se quedó mirando a Erik, algo molesta. Sabíaque no toleraba a Markash, y el shek había probado ser un buen amigo. ¿Por quéno lo podía comprender? Aquella faceta de Erik la desconcertaba. Él siempre sellevaba bien con todo el mundo
pero, desde siempre, se había mostrado ariscocon el shek. En aquel momento, la sonrisa cálida despareció de la cara de Erik:sabía exactamente lo que estaba pensando la chica.

-Deberíasalejarte de él, las serpientes no traen nada bueno -fueron las primeraspalabras del chico.

Algo dentrode Resa se estremeció: para bien o para mal, estaban discutiendo una vez más.No entendía qué estaba pasando entre ellos, parecía como si Idhún hubierapuesto una barrera impenetrable para separarlos. Quiso decirle eso, quisodecirle otras cosas
pero no fueron esas las palabras que salieron de suslabios.

-¿Cómo puedesdecir eso? Si le conocieras bien

-Oh, ¿ysupongo que tú sí? Bueno, perdona por no confiar en él, pero ese
idiota, cadavez que me ve, aprovecha para recordarme la humillación en el torneo, Res. Y yame está empezando a tocar las narices, no sé qué ves en él -castigó él,ganándose una réplica.

-¿Ah, sí? Meparece que le conozco mucho mejor que tú. Tú no sabes cómo es Mark en real

-Oh, así queahora es Mark, ¿eh? -dijo él, enfadado -¿Desde cuándo es esa maldita serpientetan cercana a ti?

-¡Desde queme dejaste aquellos dos meses de lado! -estalló ella. Ya está. Lo había dicho.

-¿Pero quéestás diciendo?

-Todo estetiempo, estabas siempre con Séun, hablando, saliendo, cenando, entrenando
mientras me dejaste sóla. Vale, puede que hable con Eva, pero, ¡eras mi mejoramigo! -el uso del pasado hizo mella en Erik -¡Comprende cómo me sentí! Desdeque todo esto empezó, todo es entrenamiento, ducha y cena
. E incluso en laenfermería, cuando esas dos
furcias que tenemos por enfermeras me insultaban, ¡túno hacías nada! Y a pesar de ello, yo no he dejado
-"de quererte" -quiso continuarella, pero cambió las palabras -de ser tu amiga.

 

Erik estabaanonadado, no sabía que se había sentido así. Pero sólo tenía algo en lacabeza. Markash se estaba acercando peligrosamente a Resa, y eso le poníafurioso. La pobre chica no podía saber, sin embargo, que los dragones y lossheks se profesaban un odio ancestral. Al fin y al cabo, ya no quedabandragones en Idhún. Y el ejemplo más claro, Jack y Christian, convivían juntoscon la misma mujer, superando su odio. Por ello no podía entender por qué Erikno conseguía aceptar a Mark.

-Y mientras túme ignorabas, yo cada día estaba más triste
hasta que un día, él me preguntó "¿Quéte pasa?". Y así empecé a conocerle mejor
Sé que puedo contar con él paratodo. ¿Tanto te cuesta aceptarlo?

-Sí. Mecuesta aceptarlo, ¡porque es lo que es! Es un shek, y no es como Christian.Esta
serpiente tiene la esencia del Séptimo. ¡Sólo es cuestión de tiempo quese vuelva en nuestra contra! Por eso estaba entrenando a Eva, para poderutilizarla más tarde, no es más que un bas

La voz deErik fue acallada por una bofetada que atravesó su mejilla. La chica tenía losojos llororos: sus palabras la habían herido de verdad. Y Erik no sabía hastaqué punto.

////////////

Bueno, yhasta aquí el capitulo 26!!!! Por favor, no odiéis a Erik, tened en cuenta porlo que está pasando xD Espero que os haya gustado, perdón por la espera, ymuchas gracias por vuestros anteriores comentarios. Ahora, me gustaría que medijerais que pensáis de las litografías, vuestra opinión de cómo lasencontraran
:3

¡Un saludo!

zalitrix

Holaaa y perdón por la espera, aquí tenéis el capítulo 27 deMemorias de Idhún IV: Nuevo Comienzo!!!! Espero que os guste :3

Ah, los links de música, que se me olvidaaan:

(P1): https://www.youtube.com/watch?v=LNd2DP4MB_c -La furia de Erik

Resa le miróa los ojos, mientras Erik se frotaba la mejilla, herido más en su interior queen el lugar en el que la chica le había dado la bofetada. Una lágrima habíabrotado y caía por su mejilla, mientras la semiceleste le miraba con unaexpresión de rabia contenida mientras elmuchacho volvía la cabeza a la chica.

-¿A qué havenido eso? -casi rugió él, lleno de furia. No podía comprenderlo. ¿Por qué lachica no entendía que pedirle que conviviera con aquel bastardo era una tareaimposible? Ya tenía bastante con soportar su presencia, además de sus burlastras haberse convertido en el peso muerto del ejército.

-Cómo
teatreves
Erik Redfield d'Ascoli
-solo decía ella, con furia.

En lahabitación de Shail y Zaisei, la sacerdotisa palideció. Los celestes tenían unaconexión especial con los sentimientos de sus hijos y padres: podían saber, entodo momento, cómo se sentían. Shail percibió este cambio en Zaisei: sabía loque ocurría.

-¿Qué le estápasando a Resa? -preguntó el moreno, preocupado -Si ese shek se ha atrevido atocarla
-dijo él, que no se fiaba ni un pelo del nuevo amigo de su hija.

 

-No
no esél
-dijo ella, todavía sorprendida, y respirando pesadamente, pues lossentimientos de la chica iban a peor.

-Entonces,¿qué o quién?

-Erik -dijoella, repentinamente seria, y levantándose a ver qué demonios estaba ocurriendoal otro lado del castillo.

Mientrastanto, en la habitación de la Tríada, Jack estaba preparando todo lo necesariopara el pequeño viaje, ayudado de Victoria, mientras Christian miraba por elbalcón, pensativo y expectante por si aquellas criaturas que amenazaban la pazde Vanissar aparecían de nuevo. Justo cuando Jack terminaba de preparar suzurrón y le daba un beso a su esposa, Shail irrumpió en la habitación, y sedirigió con paso agigantado hacia el dragón.

-Jack
¿sepuede saber qué mosca le ha picado a tu hijo? -le reprendió él.

-¿A qué terefieres, Shail? ¿Han vuelto a discutir? -preguntó el padre de Erik, cansado.

-Sí, peroesta vez, es diferente. ¿Sabes lo que ha hecho tu hijo? -rugió el mago -Venconmigo. Tú también, Vic -dijo él, mientras salía de la habitación, acompañadopor los dos padres

Mientras todaesta conversación tenía lugar, en la habitación de Resa y Erik, la discusióncontinuaba.

-¿Qué cómo meatrevo? ¿Qué cómo me atrevo? -repitió él - ¿Acaso sabes
cómo me siento
siendoinferior a él? Vivía con el miedo de ser el débil, y ahora, gracias a él, losoy
¡No me dejan participar en la guerra, el pueblo se burla de mí ¿y ahoratengo que aguantar esto?!

-¡No tienesque aguantar nada! ¡Lo único que quiero es que aceptes que es una amigo
ymucho mejor de lo que has sido tú este tiempo! -gritó ella, pero no quería decireso. Y sin embargo, lo había dicho.

Erik agachóla cabeza, y Resa se relajó, pensando en que comprendía. Craso error, como pudocomprobar unos segundos después. El muchacho apretó los puños, salió disparadode la habitación, y bajó hacia la sala de entrenamientos, mientras lágrimasbrotaban y corrían por las mejillas de la chica. Pero no iba a derrumbarse, no.No le daría aquel placer a Erik.

Justo enaquel momento, Markash y Eva aparecieron a su lado. Eva abrazó a la chica y fuela primera en hablar, mientras el shek miraba a la semiceleste con expresióngrave.

-Resa
¿quéha pasado? ¿Qué ha hecho el inútil de mi hermano? -inquirió ella, preocupada.La muchacha les contó toda la discusión, y cuando terminó su relato, Markash sefue, con rabia contenida, en pos de Erik, seguido de Eva, que iba más lentapara consolar a Resa, acompañándola para mediar con su hermano.

"Malditodragón
Has ido demasiado lejos, ya has herido bastante a Resa" -pensó,canalizando toda la esencia del Séptimo que había en él. Iba a pasar un buenrato, después de todo. Erik era demasiado débil para defenderse contra él.

Erik seencontró con Séun por el camino, y sólo por la expresión de su amigo, elojiverde dedujo que algo iba pero que muy mal. Aunque se mostró reacio, ante lainsistencia del moreno y su promesa de no bromear, se lo contó todo a su mejoramigo. Séun se indignó, a diferencia de Eva y Markash.

-¿Pero es queesa chica no sabe que los sheks y los dragones se matan entre ellos? -inquirióél.

-Al parecer,no. Y ahora vamos -dijo Erik, cogiendo una espada de la sala -vamos a practica

 

-¡Eh, dragoncito! -les sobresaltó una voz asus espaldas. Erik la reconoció al instante, y apretó el puño que tenía librehasta que su brazo comenzó a temblar. Iba a volverse, pero ya tenía a Markashdelante.

-¿Quéquieres?

-¿Que quéquiero? Es más que evidente
¿Qué le has dicho a Res? -dijo él, aparentementecalmado, pero con un matiz peligroso en su voz.

-Tan sólo lehe dicho lo que pensaba.

-Grave error-dijo el shek, derribándole con un ágil movimiento, y colocando su espadalegendaria recién materializada en su mano apuntándole al cuello. Erik maldijoen voz alta. Era evidente el lapso de tiempo.

-Deberíapartirte la cara ahora mismo
¿Cómo te atreves? -repitió la pregunta que Resale había hecho unos minutos antes. Erik iba a replicar, pero la voz de Resaahogó las palabras que musitó entre dientes.

-Mark
déjaleir, por favor
estoy mejor, en serio -pidió ella, tratando de no empeorar elasunto, mientras Eva miraba a su hermano con expresión de reprimenda. Paramejorar las cosas, Shail y Zaisei llegaron a la gran sala acompañados por Jacky Victoria. De nuevo, Erik fue preguntado, esta vez por el mago moreno, qué lehabía hecho a su hija. La respuesta del dragón fue la misma, y Markash le diouna pequeña patada en el costado. Jack iba a saltar a destrozar al shek, peroVictoria se lo impidió. No querían que la cosa fuera a más.

Erik selevantó, con dolor en la zona golpeada.

-Agradécele ala chica que no te dé una paliza. Su compasión por ti te ha salvado -escupió elmuchacho, mientras Erik se dirigía al lado de Séun, que se había mantenidoimpasible debido a la mirada de su amigo. Pero una vez estas palabras llegarona Erik, el muchacho se paró en seco.

(P1)

La compasiónde Resa lo había salvado de la paliza. Su debilidad se había hecho aparente. Elrubio agachó la cabeza, apretó sus puños hasta hacerse sangre, y se giró haciael grupo que se había concentrado en la puerta.

-¿C
cómo
has
dicho? -sólo pudo musitar él, mientras su cuerpo comenzaba a temblar.Markash rio.

-¿Vas allorar? Menudo guerrero más patético -dijo él, pero de repente su sonrisa secongeló en los labios.

-Tú
hijo de
puta
.-habló Erik, mientras un aura oscura y ominosa comenzaba a emanar del su cuerpo -por tu culpa
todo esto está pasándome
todaesta humillación
y no pienso
ni voy
a soportarlo
-continuó él, mientras laoscuridad manaba de su cuerpo como la lava del cráter de un volcán, y levantóla cabeza.

Zaisei, enaquel momento, gritó, horrorizada, y se desmayó, mientras Shail corría aatenderla. En los ojos de Erik, detrás de su iris ya no se adivinaba aquelfuego con una tenue luz, como todos pensaban que había, pensando que sería elfuego del dragón. Pero en su lugar, estaba aquella oscuridad que Victoria reconocióal instante. Un miedo irracional invadió los cuerpos de todos los presentesante aquella mirada, mientras la unicornio observaba a su hijo, condesesperación y tristeza.

Su oscuridad
pero no era como la suya, como se dio cuenta después. Había algo más, quedescubrió cuando le miró a los ojos: las llamas rojas del dragón se habíantransformado en un fuego completamente negro. Aquel poder era muchísimo másfuerte que cuando Jack había "muerto" a manos de Christian, y Victoria habíajurado venganza.

 

En aquel momento Markash le miró, sorprendido,y se puso en posición de combate, mientras Erik continuaba hablando:

-
más
ni un
¡SEGUNDO MÁS! ¡AAAAHHHH! -gritó él, mientras la oscuridad estalló y generó unaonda expansiva que sacudió la sala y derribo a todos los presentes. Resa miró aErik, horrorizada. Ya no era simple oscuridad lo que manaba de su cuerpo, no:un aura de llamas negras rodeaba el cuerpo del muchacho, quemando losalrededores del chico. El dragón no se lo pensó, se abalanzó sobre Markash conferocidad, y se sentó sobre su torso, golpeando su cara con aquellos puños,causándole varias quemaduras al sorprendido shek, que una vez se huborecuperado, se zafó del dragón, desenvainando su espada.

En aquelmomento, la energía oscura de Erik llegó a su punto álgido, y se desató en otraonda de oscuridad, más fuerte que la anterior, derribando todos los objetos dela sala, causando varias grietas en la pared, y volviendo a sacudir los cuerposde todos los que estaban alrededor del chico, derribándolos a gran distancia.Tras aquella explosión de poder, Erik, desbordado por el esfuerzo, perdió elconocimiento.

Unos segundosdespués, Jack se levantó, todavía sin poder creerse lo que acababan de ver susojos. Al frente, podía ver a Séun tratando de reanimar al rubio, exhausto trasel estallido oscuro. El dragón adulto sacudió la cabeza, tratando deconcentrarse en lo que estaba haciendo. Ayudó a todos a levantarse, amén deMarkash que se incorpoó por su cuenta, y le hizo una seña al ojiverde para quele entregara a su hijo y llevarlo a la enfermería. Victoria, al darse cuenta delo que había pasado, y preguntar a todos si estaban bien, obteniendo unaafirmación general, corrió al auxilio de su hijo, tratando de aplicar suspoderes curativos al muchacho.

Justo cuandoiban a salir de la sala, Alsan y Christian llegaron, acompañados por un equipode enfermeras entre las que se encontraban Dana y Ahlie.

-¿Qué hapasado, chico? -preguntó Alsan a Jack.

-Hemos tenidoun pequeño malentendido entre Markash y Erik. Eso es todo -se encogió dehombros Jack, pues no quería revelar nada delante de todas las enfermeras.

(/P1)

-Dragón, nointentes negar nada. Esas explosiones que han sacudido el castillo
-Christianiba a continuar, pero se calló después de que Jack le enviara un pensamientopoco amigable con una advertencia.

En aquelmomento, Markash cayó sobre una rodilla, respirando pesadamente. Aquel ataqueparecía haber ocasionado más daño del previsto, puesto que le golpeódirectamente. Eva corrió a auxiliar a su maestro y amigo -con elcorrespondiente bufido por parte de Séun- pero Resa no lo hizo. Aunque ella noera del todo celeste, y no se había desmayado, como su madre, estaba horrorizaday asustada. Se dio cuenta de algo: En aquel momento, por primera vez en suvida, había tenido miedo de Erik. Y se sintió miserable, mientras acompañaba algrupo de enfermeras para cuidar de su amigo.

Mientras,Shail aplicaba un hechizo de agua sobre las llamas de la habitación. Christian,por su parte, le ayudaba empleando el hielo de Haiass, y Victoria trataba depasar la pura energía del unicornio a Zaisei, todavía inconsciente. Launicornio todavía estaba en shock por lo que una simple discusión le hubierapodido hacer reaccionar de aquella manera tan brutal. No entendía nada. Una vezel habitáculo fue devuelto a sus condiciones normales, y la celeste recuperó laconsciencia, Christian fue el primero en hablar.

 

-Dragón,espero que nos digas lo que está pasando con Erik. ¿Qué diablos ha sido esaexplosión? -interrogó Christian, expectante.

-No lo sé
jamás había sentido aquella energía. No, espera, sí que la he sentido, una vez
Fue cuando Ashran estaba a punto de matarnos

-Pues claro,cielo -respondió Victoria -ese es el poder del unicornio. Jack rio, losunicornios eran seres puros por naturaleza, esa energía que drenaba la vida asu alrededor no era propia de ellos.

-Bromeas,¿no?

-No, dragón.Recuerdo cuando te dimos por muerto
Victoria fue en mi busca, tras jurarvenganza, y su cuerpo rezumaba una energía oscura similar. Creo que solo se dacuando un unicornio sufre demasiado -explicó Christian a un Jack pensativo.Esas palabras, sin embargo, atravesaron la mente de Eva. Esa energía era deunicornio. Pero, entonces
no podía ser

-Papá
tengoque preguntarte algo.

-Dime, Eva-dijo él, mirándola.

-¿Significaesto que Erik también es un unicornio? Y entonces, ¿yo también? ¿Qué es todoesto? ¿Qué nos habéis estado ocultando? ¡Pensé que no habría más secretos! -seexasperó ella. No soportaba que su padre la hubiera mentido, después de todo, compartíanuna conexión muy especial

-¿Es esocierto, Christian? ¿Son vuestros hijos unicornios? -preguntó Alsan, extrañado-¿Entonces son híbridos
por partida triple?

Sin embargo,fue Jack quien habló.

-Supongo queya no tiene sentido ocultarlo por más tiempo. Tarde o temprano hubiera salido ala luz
pero no queríamos que nuestros hijos corrieran más peligro del que yalo hacen. Efectivamente, Eva, tú y tu hermano sois unicornios también. Y comotales, tenéis el don de entregar la magia. Por ello, no podíamos dejar quenadie lo supiera -suspiró Jack, cerrando los ojos durante un momento, yprosiguió -pero por lo que parece, es imposible de ocultar.

Victoria, queestaba callada, se volvió hacia la dirección a la que Erik había salido en lacamilla acompañado por las médicos, y una duda asaltó su mente al recordar laenergía que había desatado su hijo.

-Pero
esaenergía
era muchísimo más poderosa e intensa que la mía en su día

-No meextraña nada -la voz de Markash les sobresaltó -teniendo en cuenta lo que es,un maldito dragón.

Jack miró alshek con furia, amenazándole con descuartizarle allí mismo, a lo que el morenose apresuró a contestarle.

-No estoyinsultando a nadie. Es que, precisamente a la esencia de dragón de Erik, laenergñia del unicornio se ve intensificada. Y el por qué es muy simple. Pensad,y lo entenderéis. Añadid estas palabras a la ecuación: dragón y shek -seencogió de hombros el muchacho.

Aquellaspalabras atravesaron la mente de Jack como un rayo. Por fin lo comprendía todo,ya entendía por qué aquella oscuridad era tan poderosa. Por qué habíaexplotado. Y sobre todo, por qué había despertado a la esencia de unicornio deErik, dormida hasta el momento.

-Odio
-solopudo musitar Victoria.

////////////

Bueeeno aquítermina el capitulo 27!!!! Espero que os haya gustado la pequeña demostracióndel poder de unicornio de Erik :3

 

Como siempre,muchísimas gracias por seguir mi historia y por vuestros comentarios. Y hoy megustaría preguntaros: ¿Qué creéis que va a pasar con estos poderes de Erik?¿Cuándo comenzaran Erik y Eva a transformarse? ¡Espero vuestras respuestas, queme hace ilu saber lo que pensáis!

Un saludo

zalitrix

Holaaa aquízalitrix presentando el capitulo 28 de Memorias de Idhún IV!!!! Espero que osguste, aunque a mí no me ha gustado demasiado
o a lo mejor es que estoyimpaciente por aguantar. Aquí tenéis la música de hoy (algo tristona):

P1: https://www.youtube.com/watch?v=zHYTtcDyAro

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Todos lospresentes en la sala reprimieron un grito de sorpresa. Tan complicado, pero tansimple
pero aun así, todavía no les había quedado nada claro. El poder oscurodel unicornio era manifestado solamente en ocasiones en los que un ser queridohubiera muerto o hubiera sufrido un gran daño
no tenía sentido.

-¿Odio?-preguntó Shail, extrañado.

-Exacto, mago-replicó Markash, con desgana -el odio ancestral que nuestras razas se profesanha sido el desencadenante de toda esta situación -terminó.

Christianpareció meditar un momento y se dio cuenta de aquel detalle en el aura de Erik:las llamas negras. Era la prueba que confirmaba lo que llevaba pensando desdeque había escuchado lo que había pasado en aquella sala momentos atrás.

-Decís quellamas negras rodearon a Erik
entonces, todo tiene sentido.

-Pues
¡oh,claro! ¡Ahora lo entiendo todo! -cayó en la cuenta Jack, provocando que Alsan yVictoria le miraran interrogantes. No era común que él tuviera las respuestas aestas cosas.

-¿A qué terefieres, cielo? -inquirió la joven unicornio, expectante.

-¿Es que norecuerdas lo que me sucedió cuando os vi juntos por primera vez a Christian y ati? Estaba tan furioso que provoqué una llamarada con la que casi os mato a losdos
-Christian tosió ligeramente, indicando desacuerdo, pero Jack continuó -ysi eso lo provocó veros en una actitud
amistosa, una sola vez, entonces no meimagino cómo debe de ser ver a la persona que te gusta estar una y otra vez conalguien que te ha humillado y lo va a continuar haciendo, y que para colmo, estu enemigo natural -sentenció el padre de Erik, mirando hacia la puerta conexpresión severa.

(P1)

Al otro ladode la puerta, Resa se llevó una mano a la boca. No había podido acompañar aErik dentro de la enfermería, y dado que estaba muy cerca de la sala, habíaoptado por volver, pero decidió quedarse ahí. Sabía que Jack y Christian lahabían descubierto, pero eso no le importaba. La chica salió corriendo sinmirar atrás. Todo aquello que había pasado lo había causado ella, ella y soloella. En aquel momento, era lo único que importaba.

Mientrascorría hacia la habitación, miró de reojo la puerta a la enfermería con unpequeño cristal con cortinas corridas por dentro, donde podía ver sombrasdebatiéndose alrededor de una camilla con una persona que, para desgracia de lasemiceleste, sabía quién era.

Tras dosminutos, la chica llegó, se encerró, y comenzó a llorar, en silencio, tumbadaen la cama, con lágrimas de puro dolor recorriendo sus mejillas. Lo peor no erala situación en sí, no. Lo peor de todo era cómo se habría sentido Erik. "No meimagino cómo debe de ser ver a la persona que te gusta estar una y otra vez conalguien que te ha humillado y lo va a continuar haciendo, y que para colmo, estu enemigo natural" había dicho Jack. En cualquier otro contexto, saber que deverdad gustaba a Erik, que no se lo había estado imaginando, habría sido lamayor alegría para la semiceleste.

 

Pero porculpa del cruel destino, justo cuando ella había descubierto sus verdaderossentimientos hacia el chico, había desatado lo que podía ser la pérdida de nosólo su amor, sino también de su amistad. Aquel pensamiento terminó de rompersu ya maltrecho corazón, y la chica continuó llorando.

Mientras, enla enfermería, las enfermeras ya habían dejado entrar a los amigos y familiaresdel muchacho. Zaisei había subido a ver si podía hacer algo con Resa, por loque solo estaban Jack, Christian, Victoria, Alsan, Shail, Eva y Séun, quien estaba tratando de reconfortara la hermana del muchacho. Mientras esperaban que no fuera nada grave, unadríada salió a comunicarles el resultado de los análisis mágicos al cuerpo delmuchacho.

-¿Cómo está?-inquirió Christian.

-De momento
estable. Pero
ha perdido mucha energía. Es
como si su cuerpo hubiera entradoen hibernación para recuperar la energía que ha desatado.

-Un momento
esto es

-Exacto,Victoria. Es lo que te pasó a ti después de que Ashran te robara tu cuerno -dijoJack, repentinamente serio, tras recordar el calvario de aquel tiempo en el queVictoria había estado en coma debido a las acciones del Séptimo. Victoria ahogóun grito. Si lo mismo que le había pasado le sucedía a Erik

-No, dragón.Te equivocas. No es lo mismo -replicóMarkash - porque la vitalidad y energía del dragón hacen que, aunque su parteunicornio se quedara sin energía
se recargaría tras un tiempo, y mientras, loúnico que no podría hacer Erik sería transformarse en unicornio. Y aún no sabe,así que

Victoriasuspiró aliviada tras la deducción del shek, aunque no podía dejar de estarenfadada con él, pues había sido el causante. La dríada decidió que ya habíaescuchado bastante conversación ajena, por lo que decidió llevarles a ver almuchacho. Mientras pasaban, podían ver a las trabajadoras celestes vomitando enbolsas mágicas. Jack reprimió un gesto de asco. Todavía no podía creer que la merapresencia de su hijo tuviera ese efecto sobre aquella raza.

Y Shailestaba pensando lo mismo. "Resa podría estar en peligro. Puede que solamentesea una semiceleste, pero si Zaisei se desmayó con una simple mirada
Tengo queprotegerla a toda costa". Christian y Alsan notaron su mirada oscura y lepusieron una mano en cada hombro. El mago agradeció el gesto, y procedieron.

Una vezllegaron a la habitación, percibieron algo extraño. Observaron que, como entodas las habitaciones, había flores al lado de la cama del paciente. Peroestas
parecían estar perdiendo energía. Y no a poca velocidad, precisamente.Eso también le recordó a Victoria de tiempos pasados. Se acercó, y las plantasparecieron volver a crecer, pero por poco tiempo.

Pronto, todoscomenzaron a sentirse mal.

-¿Qué es estasensación? Parece como si la energía mágica faltase en esta habitación
¿Me loestoy imaginando? -inquirió Shail.

 

-No te loestás imaginando -respondió Victoria. Aunque era normal que las plantas semarchitaran al lado del unicornio herido
esta sensación no la había tenidohasta el momento.

-Será mejorque nos vayamos de aquí. Hay que dejar descansar a Erik y algo me da malaespina. No sé qué es
pero lo estoy notando desde que entramos aquí -comentóEva, y todos asintieron, saliendo de la sala tras ella.

En aquellosmomentos, en la habitación de Resa, la muchacha no había dejado de llorar,reprochándose a sí mismo todo lo que había pasado. Todavía no se lo podíacreer. La verdad era que le había sentado muy mal que Jack le hubiera echado laculpa a ella de manera indirecta, pero eso no era lo peor. ¿Por qué? ¿Cómohabía podido tener miedo de Erik? El siempre había estado a su lado, en lasbuenas y en las malas. Siempre para ella cuando le necesitara.

Y ahora
lehabía traicionado, aunque él no supiera de qué forma. Su amistad, su orgullo
su amor. Ante este pensamiento, la muchacha se desconsoló todavía más. Y,aunque una parte de ella le reprochaba el ser tan débil, y le decía que unaguerrera no podía llorar así, por una vez en su vida su parte celeste fue máspoderosa que su parte humana.

De repente,una llamada la sobresaltó. La chica no quería abrir, y estaba encerrada. No sesorprendió cuando la voz de Séun, relajante, le llegó desde el otro lado de lapuerta.

-Resa
¿quieres hablar de esto? -le preguntó él, serio, algo poco habitual. Lasemiceleste replicó con un simple sollozo.

-Si nohablas, va a ser peor. No hace falta que te tortures
-siguió con un tonoconsolador el ojiverde, provocando la afirmativa de la chica, que con su magiaabrió la puerta. Lo que Séun vio le dejó desolado. Jamás había visto a lachica, llena de alegría, en aquel estado tan devastador. Si ya estabapreocupado por Erik, ahora lo estaba todavía más por ella.

Sabía que laculpa era toda suya. Era ella la que había intimado tanto con aquella malditaserpiente, pero Markash ya se había llevado su merecido en la opinión del chico,y Res no merecía sufrir más por todo este asunto.

Una vez elchico entró, se sentó al lado de la muchacha, que estaba tumbada en la cama conla cabeza enterrada en la almohada. Séun tiró de su cuerpo, levantándola confacilidad, y abrazándola para tratar de reconfortarla. Resa enterró la cabezaen el hombro del muchacho, y siguió llorando, en silencio.

-¿Por qué nome lo cuentas todo desde el principio? Yo sólo conozco una parte de esto
-lepidió, y la muchacha, respirando entrecortadamente, aceptó. Y se lo desvelótodo. Lo que sentía hacia el muchacho, el motivo de su amistad con Markash, lascontinuas discusiones desde que habían llegado al fantástico mundo

Una vez huboterminado, Séun la miró, preocupado. No sabía que decirle, pero merecía saberde la condición de Erik. Y quería decirle algo

-Resa
tú legustas a Erik. Sé que lo habías escuchado de labios de Jack
pero debes saberloasí, de forma directa, sin malinterpretaciones. Aunque seguro que ya lonotaste. Y, sin embargo

-P
Porcierto
¿C
Cómo está

-Estable.Pero está en hibernación, aunque me parece que el término adecuado es el queusan los terrestres: está en coma. No sabemos cuándo va a despertar
nisiquiera, si lo hará. Siento muchísimo decirlo, pero
la verdad es que todo loque ha sucedido hoy
ha sido por ti -sentenció cansado el muchacho.

 

Aquellaspalabras volvieron a golpear a la ya dolorida semiceleste, que no pudo sinopedir al muchacho algo de intimidad. Antes de salir, sin embargo
Séun levolvió a dedicar unas palabras.

-Pero, quieroque sepas
que yo no te guardo rencor. Y estoy seguro de que él tampoco lohace. Descansa, y cálmate. Mañana continuaremos con la rutina de siempre.Descansa, por favor -terminó, y salió del cuarto.

Resa suspiró,y dirigió la mirada a la ventana. Ya se estaban poniendo los soles
y ella notenía hambre. Con los ojos enrojecidos debido al llanto, decidió que intentaríadormir, corriendo las cortinas y metiéndose entre las sábanas de la cama trashaberse puesto el pijama. Por primera vez en varios meses, volvería a dormirella sola. Y en aquel momento, se decidió. No quería ser así. No se iba a pasartoda la vida lamentándose. Podía ser que Erik no volviera a abrir los ojos. Ysi eso ocurría
debía honrar su memoria. Por lo que comenzó a darle vueltas aalguna manera de que fuera ella quien enfrentara sus batallas, y que Markash nointercediera por ella y ocurriera lo que había ocurrido.

Aunque,claro, no todas las personas tenían un mejor amigo híbrido con dos de las trescriaturas más poderosas del planeta en su interior. Mientras la muchachapensaba, terminó por quedarse dormida.No soñó con nada ni sintió calor aquella noche.

(/P1)

Una plantamás abajo, en el comedor, Séun removía su plato con desgana y la mirada perdiday triste, ante una preocupada Eva.

"Él siempreestá animado, en todo momento
Pero ahora
parece que lo que le está pasando aErik le está afectando, y mucho. Me gustaría hacer algo por él
" pensaba ella,mirándole con ternura, cuando él se percató de esa mirada y se sonrojó ligeramente,levantando la cabeza.

-¿Ocurrealgo? -le preguntó él, a lo que la chica respondió rápidamente que no, por loque Séun volvió continuar desmenuzando la comida de su plato. Pero se cansó deese silencio, y habló.

-Eva, yo
heido a hablar con Resa. Estaba muy afectada pero, ¡maldita sea! ¡Fue culpa suya,y lo sabe! -maldijo él, que aunque hubiera tratado de confortar a la muchacha,tenía que dejar escapar toda esa rabia que llevaba acumulando desde que Erikingresó en la enfermería.

-Pero Séun
ya sabes que ella

-Lo sé. Séque ella es de las que peor lo están pasando, si no tanto como Victoria. Pero,aun así
la miro, y veo al shek, y pienso que si ella no hubiera congeniado conesa maldita serpiente, Erik todavía estaría aquí

-¡Hablas comosi estuviera muerto! -le reprochó Eva -Y, además, es tan plasta que seguro quese recupera, ¡aunque solo sea para darme la tabarra!

-Eva
Es quehay una posibilidad de que

-¡Al cuernocon las posibilidades! Te digo que se recuperará, ¡es mi hermano, después detodo! Y además, supuestamente esto tendría que ser al revés. ¿Se va Erik, y elSéun que yo conozco y "me encanta"-pensó, sin darse cuenta -es siempre el másanimado se convierte en un pesimista? -gruñó ella en broma.

Gracias aaquel gesto, una sonrisa asomó por la cara del muchacho, y se ensanchó.

 

-Eva
muchasgracias
en serio, lo necesitaba -dijo él, mirándola a los ojos con aquelloscálidos ojos verde pradera. La chica sintió derretirse el hielo de sus ojos:jamás había visto aquella mirada sincera en él.

Una vez Séunterminó la cena, aunque no hubiera comido nada, y Eva hizo lo propio, los dosse encaminaron hacia la habitación. Eva se extrañó de que el ojiverde nohablara apenas, pero uno no se recuperaba de aquel shock tan fácilmente, por loque terminó por convencerse de que era normal. Una semana, o signos de mejorade Erik, y el chico estaría como nuevo en un santiamén, se decía.

Pero hastaque ese momento llegara, necesitaba su apoyo. Y eso era lo que le iba a dar,puesto que él había sido muy bueno con ella desde el momento en que llegó. Ypuede que fuera un shek, sí. Puede que normalmente fuera fría con él. Peroaquellos ojos verdes se habían clavado en el fondo de su luz, superando lasbarreras de hielo que pudieran tener sus ojos.

¿Realmenteera amistad
o quería Eva algo más?

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Bueeeno pueshasta aquí el capítulo 28!!!! Muchas gracias a todos los que habéis comentadoel capítulo anterior!!! Bueno, para este, me gustaría preguntaros: ¿cuánto tiempoestará dormido Erik? Porque no creáis que voy a dejarle de lado. Oh, no, no ospreocupéis. A partir de aquí, sí os adelantaré que Eva va a comenzar a entrenarsus poderes de híbrido!!! Espero que os guste a los fans de los sheks :)

¡Un saludo!

zalitrix

Hola atodooooos/as, aquí estoy de nuevo con otro capitulo más de Memorias de Idhún IV:) En este episodio he añadido algo más de humor con Christian y Séun, esperoque os guste!!!!

No hay músicaen este capítulo, no encontraba música apropiada para la escena de humor -.-

¡Si conocéisalguna canción instrumental de ese estilo, avisadme, porfa :D!

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A la mañanasiguiente, Eva se despertó mucho antes de lo que acostumbraba. Aquella noche nohabía dormido demasiado, pero tampoco tenía sueño. Llevaba rondándole una ideaen la cabeza desde que Erik había despertado sus poderes el día antes, algo quele tendría que preguntar a su padre, o a Markash. Aunque dudaba que el shek sedejara ver por ella durante un tiempo, pues a lo mejor pensaba que estabamolesta con él por todo lo ocurrido con su hermano.

Mientras sedesperezaba, miró al otro extremo de la habitación, y tuvo que contener unacarcajada. Séun, como siempre estaba despatarrado sobre su cama, durmiendo conla boca abierta y una cara feliz y despreocupada, que era exactamente laexpresión contraria a la que tenía al darle las buenas noches.

Mientras sevestía, la voz del muchacho le sobresaltó.

-No
ristian
¿eso es Haia
? No, no me congeles
artes nobles
no estaba
ensando en
-decía,hablando en frases incompletas y aparentemente inconexas a oídos de la chica.En el sueño de Séun, el ojiverde corría por un pasillo interminable, conChristian en pos de él con Haiass en la mano, una mirada siniestra y unasonrisa macabra.

Eva suspiró."Este chico
" pensó, moviendo la cabeza con gesto negativo, pero en seguida sevolvió a centrar. Una vez terminó de ponerse sus pantalones, se dirigió haciael balcón de la torre central. Mientras la chica caminaba, iba dándole vueltasa todo lo que había sucedido la tarde anterior. Por lo que, de maneraautomática, sus pasos la encaminaron hacia la enfermería, donde la puerta yaestaba abierta, pues era un servicio tanto diurno como nocturno. Sin pensarlo,entró hacia la habitación donde descansaba su hermano.

 

Cuando lovio, suspiró. No parecía haberse movido ni un ápice: las arrugas de la sábanaeran las mismas que la tarde anterior, salvo por la parte del pecho, que semovía ligeramente con cada inspiración y espiración del muchacho. Le gustaríasaber si de verdad estaba bien
pero no podía hacer nada. No ahora. Por ello,le dio un pequeño beso en la frente, aun sintiendo repulsión hacia el contactodebido a su parte shek. El amor fraternal era mucho mayor que eso
pero no pudoevitar pensar en lo sucedido en el torneo.

Sacudió lacabeza tratando de eliminar aquella molesta sensación de remordimiento, y sevolvió a dirigir hacia su destino original. La muchacha subió escaleras porunos minutos que le parecieron eternos, pero finalmente llegó. En el balcón dela torre estaba la persona a la que quería ver.

-Hola
papá-musitó ella.

-Eva
teestaba esperando. Sabía que vendrías aquí. Y creo que tengo una idea de por quéhas venido a verme a estas horas -respondió Christian, dándose la vuelta conuna media sonrisa en su rostro.

-¿Cómo lohas

-Soy tupadre, al fin y al cabo. Pero, adelante. Dime lo que ronda por tu mente.

-Papá
quierodespertar mis poderes de híbrida. ¿Me enseñarás
a transformarme en shek?-pidió ella.

Christian nopudo evitar sonreír ampliamente.

-Porsupuesto, hija. De hecho
si te soy sincero
estaba esperando a que me lopidieras -afirmó él, notablemente emocionado. Nunca pensó que podría reaccionarasí, pero la serpiente en su interior chillaba de júbilo por todo aquel asunto.Trató de contener su euforia y volver a su estoica forma de ser de siempre.

-Entonces,¿comenzamos? -sonrió la chica.

-De acuerdo.Pero aquí, en el castillo, no. Vamos al prado de la parte de atrás delcastillo. Esa parte de la colina será perfecta para tu entrenamiento.

---------

Mientrastanto, en la habitación de Eva, Séun todavía seguía con su "bonito" sueño.Había comenzado a dar vueltas en la cama, y no era de extrañar. En la mente delchico, estaba siendo sujetado por cuatro Christians, a falta de uno, mientrasel quinto enarbolaba a Haiass.

-Séun, Séun,Séun
te advertí que no volvieras a pensar en mi hija de esa manera, ¿o no esverdad?

-Christian,seamos razonables -decía el chico, sudando a mares y con cara aterrada -tu noquieres hacer esto y yo no quiero que lo hagas, así que...

-¿Quién hadicho que yo no vaya a disfrutar con esto? -le dijo el shek, con una mediasonrisa que aterró al muchacho. En aquel momento, comenzó a descender su brazo,y la punta de Haiass tocó uno de los genitales del muchacho, creando una capade escarcha.

-¡¡¡Porfavor, no, no, no, no, dioses!!! ¡¡Qué frío!!

-¿Unasúltimas palabras para tu hombría antes de que quede congelada y cortada?-añadió, macabro, con una sonrisa de triunfo en los labios. En ese momento, elshek levantó su brazo hacia el lateral formando un ángulo llano con su hombro yel brazo, y lo hizo descender a toda velocidad.

 

-No, no, no,no ¡¡¡¡¡¡NOOOOOO!!!!!!! -gritó Séun, tratando de zafarse.

Y en esemomento, despertó. El chico se incorporó sobre la cama a la velocidad del rayo,respirando pesadamente. Sin pensarlo, levantó la sábana y el calzoncillo con elque dormía. Un suspiro de alivio escapó de sus labios.

-Menos mal
todo está en su sitio
-musitó cansado, y todavía aterrado, se volvió a tumbaren la cama.

Mientras, enla colina, Christian le estaba explicando a Eva todo lo que debía saber, cuandouna media sonrisa iluminó su rostro.

-¿Papá? ¿Pasaalgo? -preguntó la chica, extrañada.

-No, hija, noes nada. Sigamos. Bien, para transformarse en shek debes pensar en tu otraesencia y visualizar a la serpiente en tu mente y subconsciente a la vez.

-¿En misubconsciente? Eso es imposible.

-Para un sheknada de la mente es imposible. Eso es lo primero que hay que saber. Trata devaciar tu cabeza de cualquier emoción poderosa, siente el frío penetrar en tuspensamientos -le aconsejó el padre, sonriendo, y transformándose él mismo. Unaura de escarcha rodeó el cuerpo de Christian por unos instantes, y se desatóen un pequeño tornado, de cuyo interior escaparon unas gigantescas alas, quedisiparon la tormenta artificial.

-Vaya
-sólopudo musitar la muchacha ante la vista de aquella impresionante criatura -y,¿yo podré ser así?

-"No, Eva. Túserás la shek más bella que Idhún haya visto jamás. Porque también eres ununicornio" -dijo Christian, o más bien pensó, pues las palabras las recogió lamente de la muchacha, no sus oídos.

La muchachasolamente tenía una duda. Pero antes de que pudiera decirla, su padre habló porella:

-"No, nosiempre es así de escandaloso. Te he enseñado lo que pasa cuando es tu primeravez y no te controlas bien: esa tormenta de escarcha se da sólo cuando haces loque te he dicho. Cuando aprendes a transformarte de forma natural, ya no pasa."

-¿C
cómohas

-"¿Sabido loque ibas a preguntar? Aunque en mi forma humana puedas ofrecer resistencia aestos sondeos de mente, contra un shek no hay nada que hacer. Así que la otraparte de tu entrenamiento será aprender a amurallar tu mente, a protegerla delas incursiones ajenas." -contestó la serpiente alada, pareciendo sonreír a losojos de la chica.

En eseinstante Christian volvió a convertirse en humano de nuevo, confirmando lassospechas de la chica de que en su rostro de serpiente se adivinaba unasonrisa.

-Entonces,¿quieres probar?

-¿No deberíassaberlo ya, papá? -rio ella. Le encantaba pasar ratos con su padre a solas,era, sin duda, el momento del día en el que Eva mejor se sentía.

-La verdad esque no estoy siempre en tu mente
de lo cual deberías alegrarte, jovencita. Aúnestoy dudando de si enseñarte a poner barreras mentales

-¡Papá! ¡Noseas tan sobreprotector!

-Lo siento,lo siento -le guiñó un ojo él -es que me hacía ilusión interpretar ese papel,si te digo la verdad.

-Qué tontoeres. Anda, vamos a ver qué tal lo hago -concluyó Eva.

--------------

Una vez losrayos del primero sol iluminaban la habitación de la semiceleste, Resa sedespertó. Todavía adormilada, no recordaba lo sucedido, por lo que se giróhacia el lado de la cama de Erik, musitando "Buenos días, tonto
". Pero, al norecibir respuesta, abrió los ojos ligeramente, para observar la pared, en vezdel cuerpo de la persona que la chica deseaba ver.

 

En aquelmomento, todo volvió a su memoria, agolpándose los recuerdos en todos losrincones de su mente. Erik estaba en coma. Probablemente nunca volviera adespertar. Markash no iba a dejarse ver por una temporada. Ah, y para empeorarlas cosas, ella había sido la causante.

Pero no iba allorar más. Se había acabado aquello, no iba a seguir siendo tan débil. CuandoErik despertara, iba a verla como una guerrera, no como la chica que había sidohasta ahora. Por ello, se vistió rápidamente, decidida a continuar con larutina de entrenamiento mágico que había seguido hasta la tarde anterior cuandose había roto el ritmo. Aunque primero, como todos, debía bajar a desayunar.Mientras bajaba, se encontró con Séun, en cuyo rostro destacaban unas enormesojeras.

-Hola, Seún-dijo ella, en tono neutro.

-Hey, Res
¿estás mejor? -inquirió él, agarrándola de los hombros y mirándola fijamente.

-Sí
pero tú,en cambio

-Oh, lo míono es nada. Tan solo una pequeña pesadilla sin importancia -rio él, aunqueparecía que hubiera ocurrido de verdad.

-¿Seguro?Tienes muy mala cara
y parece que has estado sudando

-¿Ah, sí? Uy,qué cosas, ¿no? Por cierto, ¿qué crees que habrá para desayunar? -contestó elojiverde, tratando de cambiar de tema.

Resa suspiró.Fuera lo que fuese, estaba claro que era alguna tontería de las suyas, por loque optó por seguirle la corriente, y juntos bajaron hasta el comedor. En aquelmomento, ante la vista de la mesa vacía, a la cabeza de los dos asomó la mismapregunta.

-Oye, ¿hasvisto a Eva? -dijeron, al unísono.

-No, yo no lahe visto. Pensé que estaría contigo -se contestaron, de nuevo a la vez. Una vezse dieron cuenta de ello, rieron ligeramente, y comenzaron a comentar dónde sepodría haber metido la chica, cuando ésta apareció por la puerta.

-¡Res! ¡Séun!¡Buenos días! -saludó, entusiasmada.

-Vaya, Eva,qué enérgica estás hoy
¡Eso es raro! -ironizó el ojiverde, ganándose ungolpecito cariñoso en el brazo.

-¡Qué va!

-¡Hey, Eva!-saludó Resa -¿Dónde te habías metido? -preguntó la semiceleste a lashek-unicornio.

-Pues
ahoraos lo cuento, que es largo, y prefiero hacerlo sentada y con comida en la mesa.Pero os puedo adelantar que estaba con mi padre. Mirad, ahí viene -señaló lachica, y, efectivamente, Christian estaba entrando en el comedor, encaminándosea la mesa de Jack, Victoria y los demás. Pero, antes, giró la cabeza hacia loschicos.

Séun tragósaliva y se puso tenso. Todavía estaba asustado por el sueño, temía que lofuera hacer de verdad si volvía a ver pensamientos
impuros, en su mente. Peroel padre de Eva sólo pasó de largo, a lo que el muchacho suspiró aliviado.

-¿Séun?¿Ocurre algo? -inquirió la joven, al ver la reacción de él.

-No, que va,no es nada -contestó, atropelladamente. -Anda, vamos a desayunar, que me muerode hambre.

Y así, Evales contó todo lo sucedido, la petición a su padre, y el inicio delentrenamiento especial, que habían acordado sería por las mañanas a primerahora.

-Bueno,bueno, pues me tendrás que llevar a dar una vuelta por los cielos cuando teconviertas en culebra, ¿no? -se carcajeó Séun, aunque de verdad quería probar.

 

-¿A quiénllamas culebra, cerebro de mosquito? -le fulminó ella con la mirada.

-Vale, vale,no te me pongas así, que ya sabes que bromeo -se apresuró a aclarar elmuchacho, levantando los brazos en tono conciliador.

-Chicos, creoque deberíamos ir yendo a entrenar, que el comedor se está vaciando del todo-comentó Resa.

-Tienesrazón. Anda, vamos, imbécil -le dijo Eva a Séun, quien se puso de morros anteel insulto de la chica, aun a sabiendas de que era cariñoso.

Y así, losdías fueron pasando. Cada día que pasaba, Erik seguía sin despertar, su cuerporecuperando la energía perdida. Séun y los demás continuaban entrenando. Jackhabía ido a buscar la litografía del bosque de Awa, pero aún no había vuelto.Estaba muy bien escondida, pero nadie dudaba de que en poco tiempo el muchachoestaría de vuelta.

Mientras, larutina había vuelto a su ritmo normal, y se disfrutaba de una relativa paz, conlos diversos ataques de las criaturas oscuras, que iban aumentando en suvariedad, pero seguían sin ser una amenaza para el colectivo. P

Pero eso sóloera la calma que precede a la tempestad, aunque eso nadie podía saberlo, nisiquiera los sheks de Kyannaris.

En esetiempo, un hombre de cabellos plateados y ojos rojo sangre que relucían en laoscuridad sonreía pérfidamente. Ya tenía la idea que necesitaba, y los planespara la ejecución estaban listos
Sabía lo que tenía que hacer. La ira delunicornio
le proporcionaría la oscuridad de la que incluso su propia esenciacarecía

La figuradesapareció de la instancia, para llegar a otro lugar mucho más remoto de allí. Hacia aquel lugar sin nombre, donde descansaban los restos de uno de los mayorestiranos de Idhún, protegido por un sangretibia de miserable existencia. Elhíbrido ni siquiera se movió. En el momento en que observó aquellos ojos decolor rojo sangre refulgir en la oscuridad de la noche, sabía quién osaba aprofanar la tumba de su antiguo señor.

Así que sólose apartó, dejando pasar a la nueva encarnación del Séptimo dios a dondequisiera ir, aunque todavía se preguntaba qué querría de un sitio como este. Elhombre no dijo nada, sólo continuó, caminando por el mausoleo que había servidode digna tumba y homenaje a aquella persona. Una vez llegó a lo que parecía elcentro de la estructura, se agachó, para observar aquella lápida con la tumba,que era superficial. Al lado de esta, un saco con las cenizas de la difuntasemimaga que tuvo la osadía de enfrentarse a él.

-Vaya, vaya
parece que por fin
he encontrado parte de lo que andaba buscando -sonrió,meléficamente.

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Buenooo, yhasta aquí el capítulo 29 de Memorias de Idhún IV!!!!

Como siempre,estoy abierto a sugerencias
Muchas gracias por los comentarios recibidos, ypara hoy, os pregunto: ¿qué plan ha ideado Mannon? ¿De qué le va a servir laira del unicornio? ¿Qué creéis que ocurrirá?

Ah, y porcierto, antes de que se me olvide: me gustaría que me comentarais también consugerencias para la espada legendaria deEva!!!! Es que soy malísimo con los nombres, y me ayudaría mucho vervuestras sugerencias :P Las de Erik ya están pensadas.

Unsaludo!!!!!!

zalitrix

Hola denuevo!!! Aquí estoy molestando con otro capítulo nuevo xD Bueno, quieroanunciar que ya me he decidido por el nombre de la espada de Eva :3 Ya loveréis, espero que os guste (sí, va por vosotros, amantes de los sheks)!

 

Pero noperdamos más el tiempo: comenzamos en 3
2
1

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Mannonobservó la tumba con un aire fantasioso, y a aquella bolsita de cenizas con undesprecio casi irracional. Aquella esencia no le había traído recuerdosplacenteros.

-Volvemos aencontrarnos
Ayshel -musitó, cogiendo la bolsa de ceniza en la mano - y,siento mucho tener que decirte esto, pero como ya has podido comprobar, tusesfuerzos no han servido de nada. Yo me reencarné, pero tú
eras una simplemortal. Y ahora, voy a comenzar deshacer tu mayor logro, así que

El hombre, enaquel momento, se giró hacia la tumba, y, sin dudar, introdujo su mano en ella,rompiendo las ataduras de piedra y el sello mágico impuesto al mismo. De suinterior, sacó un cuerpo perfectamente conservado: no parecía que el paso delos años hubiera hecho mella en él, salvando el hecho de que ya era viejo cuandomurió. Presentaba el vello del color plateado característico de todas lasreencarnaciones del Séptimo. Dios que ahora se encontraba ante el cadáver.

-Por fin lohe encontrado
mi antiguo yo
Talmannon -susurró de nuevo, como tratando de noromper un profundo sueño. -Perfecto. Esta es la primera pieza de un puzle quesupondrá la destrucción de todo tal y como se conoce

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Jack suspiróde nuevo, tratando de pensar dónde exactamente podría encontrar aquella dichosalitografía que contenía parte de las respuestas sobre el destino que debíanseguir para sobrevivir de nuevo a otra guerra en Idhún.

-Vaya
elbosque de Awa es demasiado grande para buscar yo solo
por lo que sé, además, podríaestar en cualquier parte -suspiró el moreno. -¡Dioses, qué aburrido!

La maldicióndel muchacho atrajo la atención de unos celestes que pasaban por allí, y que lemiraron raro. Jack sonrió, avergonzado, pues pensaba que nadie le estabaoyendo, y se llevó una mano a la nuca. Mientras tanto, seguía buscando algunapista, algún lugar que le indicara dónde podría hallarse la dichosa piedra.

El dragóncontinuó dando vueltas por el lugar, sin encontrar nada, y el hambre yacomenzaba a acuciar en su estómago, por lo que decidió parar a comer un momentoy así poder pensar mejor en lo que hacer. En ese momento, sintió una llamadainterior, y la respondió al momento y sin dudarlo un segundo.

-Yandrak
¿qué ocurre? -se preguntó a sí mismo en su subconsciente, esperando unarespuesta. Una voz en su mente comenzó a hablarle, tratando de establecercontacto. Jack suspiró. Hacía poco tiempo que Christian le había contado que, apesar de ser la parte dominante de las dos esencias, todavía quedaba,reminiscente, la consciencia de las criaturas semi-divinas, o inteligentes almenos, con las que se compartía el cuerpo. Era una voz muy tenue, sin embargo.Todavía no había aprendido a establecer contacto con su dragón interior demanera psíquica.

Debido a queno pudo sacar nada en claro de aquel tenue susurro, el chico desistió ycontinuó pensando en la búsqueda.

-Veamos
siesto está en el bosque de Awa
eso quiere decir que debería ser representativode la diosa Wina. Por tanto
a lo mejor debo buscar en una zona especialmentepoblada de vegetación
aunque eso va a ser un poco difícil de distinguir

 

En esemomento una idea golpeó su mente. Tal vez él no conociera el bosque de Awatanto como necesitaría, pero los que vivieran allí sí que deberían saberlo, porlo que decidió ir a buscar a alguien que supiera dónde podría haber ocurridoalgo de carácter más o menos divino.

"Espero quela búsqueda no me lleve demasiado tiempo
no querría arriesgarme a que Erikdespertara estando yo fuera, después de lo que ha pasado necesita la compañíade otro dragón" -pensó, repentinamente serio.

Y en ese momento,reprimiendo el aura de llamas que desprendía su transformación, se convirtió enun enorme dragón dorado cuyas escamas refulgían con la luz de los tres solessobre ellas. El joven batió las alas, oxidado: hacía por lo menos dos años queno se transformaba en Yandrak. La última vez había sido para demostrarle a Evaque Idhún existía, y echaba de menos volar por el cielo. Además, estaba cansadode caminar, y volando cubriría mucho mejor el terreno.

En aquelinstante una llamada mental atravesó sus pensamientos. Pero esta vez eraalguien que, para su desgracia, conocía demasiado bien.

-"Christian
¿Qué te pasa ahora? ¿Ha despertado Erik?" -preguntó en su mente, esperanzado.

-"No, dragón.Todavía no ha despertado. Pero tenemos otras noticias." -pensó Christian desdeel castillo de Vannissar, mientras hablaba con Alexander.

-"¿Algúnproblema?"

-"Para ti, lodudo mucho. Hay indicios de que las tropas de la Legión Séptima están detrás delas litografías, al igual que nosotros. Posiblemente, para evitar el cumplimientode la profecía."

-"Y con esome quieres decir que
"

-"Que teandes con cuidado y estés alerta, Jack. Me parece que el Séptimo también puedehaber mandado sus tropas al bosque de Awa." -dijo Christian, con gravedad en lavoz.

-"Pero si elbosque de Awa tiene un escudo impenetrable. Necesitaría la fuerza del TriplePlenilunio otra vez, ¿no?" -preguntó Jack, extrañado.

-"No teconfundas. Ya hemos visto que puede invocar a esas criaturas oscuras encualquier parte, o, al menos, en Vannissar, y eso me hizo pensar que con losszish podría hacer lo mismo. Markash nos lo ha confirmado y ha informado, esosí, de que al haber un escudo de semejante calibre, sólo puede mandar, comomucho, una avanzadilla cada mes, pues debe recargar energía. Unos cuatro szishen total, por lo que son difíciles de localizar. Procura que no te sigan."

-"Descuida.Ya sabes que me entra el instinto asesino con ellos cerca. Pero claro
llevoconviviendo demasiado contigo. Mis sentidos podrían estar oxidados."

-"Lo dudomucho. ¿No te diste cuenta, hace tiempo, cuando Victoria estaba en coma, que adiferencia de los primeros días me podías reconocer en forma shek? Eso esporque mi esencia se ha grabado en tu instinto como la de un aliado. No tepreocupes: sabrás reconocer a los seguidores."

-"De acuerdo.Una cosa, Christian
¿cómo sabes esto?"

-"Tan solohay que observar ese ejemplo que te he dado
y el de nuestros hijos" -musitómentalmente el shek.

Jack pareciócomprender, y decidió terminar la conversación.

-"Vale.Cambio y corto" -dijo, y colocó su barrera mental habitual, dando a entenderque ya no necesitaba saber más.

 

Unoskilómetros más al Sur, el shek suspiraba, viendo cómo Eva trataba detransformarse en su forma híbrida una y otra vez, sin éxito. No lograbacontactar con su esencia de serpiente interior, por lo que Christian, viendoque no se concentraba, dio por finalizado el entrenamiento y le propuso a suhija volver a la sala de entrenamientos para continuar con las prácticas con laespada.

-No loentiendo, -repetía la chica una y otra vez- ¿qué es lo que hago mal? ¿Por quéno me puedo convertir en shek?

-No sé, hija
en teoría, tu alma shek está más unida contigo que la mía, porque eres unhíbrido natural
pero tal vez sea porque debido a tu vida humana, la serpienteestá dormida en tu interior -sopesó su padre, tratando de descifrar el motivo,pero todo podía valer. Los híbridos no eran comunes en Idhún precisamente, ymenos uno de serpiente alada.

Eva,desilusionada, siguió a su progenitor, y procedieron hacia la sala de entrenamientos.Una vez allí, la rutina continuó como siempre, con unos combates entre Markash,Eva y Christian. Jack, Alsan y Séun entrenaban por otro lado. Las horas fueronpasando, y una vez terminaron, se encaminaron hacia las duchas. Antes de salir,sin embargo, fue interceptada por el hijo de Shizuko.

-Lune
¿ocurre algo? Parecías pensativa antes

-No es nada,Markash
en serio, es sólo que

-No me lodigas
quieres aprender a transformarte en shek, ¿no es así? -inquirió eljoven, curioso.

-¿Tú también hasleído en mi mente?

-No, Lune
pero créeme, se te nota cuando estás interesada en algo
-sonrió él, de mediolado.

-¿Y qué mequieres decir con eso? -le preguntó la joven, mirándole a los ojos y tratandode entrar en su mente, pero se topó con un sólido muro de hielo que parecíaextenderse kilómetros y kilómetros en longitud, altura y grosor.

-No creas quevas a poder entrar tan fácilmente ahí
y aunque pudieras, aún no tienesexperiencia para hacerlo
Todavía no has aprendido a usar tus poderes, ¿me equivoco?

-La verdad esque no
-suspiró la muchacha, con lo que Markash sonrió todavía más.

-Entonces,¿te gustaría aprender? Yo podría enseñarte
si quieres, claro.

-La verdad esque ya estoy aprendiendo con mi padre

-En cualquiercaso, Lune
si necesitas que te eche una mano, sólo tienes que decírmelo-respondió él, con su habitual calma y frialdad. La chica se preguntó sisiempre sería así
aunque durante la pelea con Erik lo había visto algodescolocado. Instinto, se dijo.

-Prefiero nohacerlo
tú ya me entrenaste un tiempo, y seguro que tienes otras cosas mejoresque hacer que enseñarme a hacer esto.

-Comoquieras, entonces -la chica lamentó que él no insistiera, sin saber porqué. Markash, en ese momento, seencaminó a las duchas, pensando en los próximos movimientos del Séptimo.Llevaba un tiempo pensando en una forma de establecer contacto con su esenciasin que él se diera cuenta
pero era muy arriesgado.

Eva suspiró,y se encaminó hacia las duchas. Se cruzó con Séun de refilón, y aunque ella lesaludó efusivamente, él sólo respondió con un "Hola", sumido en suspensamientos. El chico estaba cada día más preocupado por su amigo, y de hecho,el tiempo que no pasaba entrenando, comiendo, yendo a encargar suministros yarmas o durmiendo, lo pasaba sentado al lado de la cama de Erik en laenfermería.

 

Y aunque semostrara con el mismo humor de siempre, en aquellos actos convencionales eradonde se notaba de verdad lo que ocurría

Fue por esopor lo que la chica supuso que, tras la ducha, se encaminaría hacia ese lugar.Pero ella ya se había cansado de verlo así, no quería hacerlo. La verdad es queera la primera vez que se había hecho amiga de un chico, por tanto no estabasegura de cómo actuar. Especialmente con él, pues siempre solía ser el ojiverdeel apoyo moral, pero en ese momento

Por ello, leagarró del brazo antes de que pudiera alejarse más.

-Oye, Séun
me gustaría preguntarte, ¿querrías bajar luego a Vannissar a dar una vuelta?-sonrió ella, con aplomo.

El chico selo pensó, y para desilusión de la muchacha, respondió con una negativa.

-No meapetece mucho
Ya sabes lo ocupado que estoy, ¿no? Tengo que hacer de recaderode Alsan -rio él, falsamente, a sabiendas de que a Eva no podría engañarla conesas cosas. No en vano, ella era una shek. Pero era verdad que no estaba deánimos para nada, por lo que se encaminó hacia la sala de baño. Allí, seencerró en una de las duchas individuales, y dejó que los chorros heladosrecorrieran su espalda, mientras pensaba.

Desde queErik no estaba consciente se sentía igual que antes de su llegada. No hacíanada, pasaba los ratos en blanco, no estaba de humor para bromear
tal vez,hasta estaba peor. Lo único que le apetecía era salir al campo de batalla arebanar unas cuantas gargantas escamosas

La idea queperfiló en ese momento le pareció atractiva, por lo que decidió encaminarse alpuesto de los barracones, para ver si tenían algún trabajo pendiente: algunaavanzadilla, exploración del territorio enemigo, cualquier cosa, con tal deevadirse. Sí, en ese momento decidió, por primera vez en muchos meses, volver ala lucha.

Esoterminaría por desoxidarle, y además podría vengarse de aquellas malditasserpientes. Porque todo lo que había pasado en Idhún había sido culpa suya.Pero sobre todo
ellos ya le quitaron a su familia una vez. Y ahora que podíahacer algo, no iba a permitir que ocurriera lo mismo con sus amigos.

Eva, por suparte, hizo lo mismo que el muchacho, en las duchas femeninas. Una vez losfríos chorros bañaban su esbelta figura, la chica comenzó a frotarse el cuerpocon su esponja, proveniente de la de un animal que segregaba una sustancia debuen olor muy parecida al jabón terrestre. Bhale era el nombre de la criatura,o eso le había dicho Alsan.

La shekintentaba pensar en el entrenamiento de híbrido, pero la mente se desviabahacia su hermano y hacia Markash y Séun. No entendía por qué, pero estaba
confusa, entre ellos. Muchas veces la pillaban por sorpresa, y para suvergüenza,debido a su ascendencia shek, se quedaba en blanco más de una vez.

Era ciertoque disfrutaba con ambos. Séun era muy agradable y su humor se contagiaba atodo el mundo. Además, se podía confiar en él. Y Markash era lo más parecido aella, puesto que también era un híbrido de shek adolescente. Por fin, se centróen lo que debía ocupar su mente: la guerra. Si Erik no despertaba
habríanperdido. No tendría sentido luchar más, por la profecía. Pero estaba convencidade que nadie dejaría de hacerlo: para honrar a su hermano, o tal vez envenganza, tratarían de destruir al Séptimo.

 

¿Qué deberíahacer
?

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Lejos deallí, en la base enemiga, los szish se arrodillaban ante su amo y señor. Mannonestaba relajado; ya tenía lo que quería: los restos de la semimaga y los de suanterior ser. Pero aquello podría esperar
ahora tenía un asunto más importanteque atender. Algo que requería de los servicios de una de las personas de laprofecía.

-Shezken -llamóél, ansioso por comenzar con aquello.

"-¿Sí, miseñor? "-inquirió una serpiente alada que súbitamente había aparecido en mediode la sala.

-No quierointromisiones. Encárgate tú de las escaramuzas de los szish y los rebeldes.Esto es serio.

"-¿Puedopreguntar qué tienes en mente?" -pidió el shek, curioso.

-En elpasado, cometí muchos errores. Incluido el de conseguir el único poder que mefue vetado de la manera incorrecta. Pero ahora
lo tengo muy claro. Sé lo quehe de hacer, la clave para ganar un poderoso aliado para nuestras filas seencuentra en este movimiento. Pero no puedo decírtelo, porque, ¿dónde quedaríala emoción de la sorpresa? -rio él, para acto seguido concentrarse.

Unos segundosdespués, ya estaba donde quería: el plano astral. Ahora, sólo tenía que llegarhasta él

-----------------

Mientrastanto, un joven dormía, inconsciente de la situación en la que se encontraba.Pero cuando se diera cuenta, ya sería demasiado tarde. Ya no tendría nada quehacer

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Y bueeenoperdón por la gran espera, aquí acaba el capítulo 30!!!!

Como siempre,muchas gracias por vuestros comentarios!!!! Me animáis mucho, sois los mejores,en serio :D

Para estecapítulo, me gustaría preguntaros, ¿qué hará Séun? ¿Para qué creéis que usaráMannon los restos? ¿Qué planea hacer? Y, muy importante
¿queréis que Eva setransforme pronto?

Un saludo!!!!!

Zalitrix :D

Hola a todooos aquí estoy denuevo!!!! Hoy os traigo el capítulo 31 de mi fic, espero que os guste. Este seva a centrar enteramente en Erik, ¡espero que os guste!

Aquí los links de música del capi. Como siempre digo, abrid los dos, ycuando veáis (P1), reproducid el primero. Con (/P1), paráis la música, y parael segundo repetís el proceso :3

P1:https://www.youtube.com/watch?v=XDmtDrZs2pE

P2:https://www.youtube.com/watch?v=iIhxtVURUTM

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En la másabsoluta oscuridad, una figura flotaba, durmiendo plácidamente, recuperando lasenergías que había liberado en aquel acto de odio. Erik flotaba en aquelespacio dentro de su mente, totalmente inconsciente. Nada le perturbaba. Sustres esencias reposaban en el misma cuerpo, a la espera de su despertar.Parecía que nada podía afectar al muchacho en aquel lugar, en el fondo de sualma. Pero esto no era así.

Una figura sematerializó al lado del muchacho. Flotando junto a él, respiraba pesadamente:lo había conseguido por muy poco. Como dios, él sólo se podía mover en el planoastral superior. No podía desplazarse de manera continua en el inferior puessus limitaciones drenaban su poder y minaban su esencia, hasta el punto depoder devolverle a su cuerpo involuntariamente y que tuviera que reposar de lamisma forma que lo hacía el muchacho.

 

Y en eseplano superior se encontraban los otros seis. Haberse reencontrado con ellos noera precisamente la experiencia más placentera que podía desear. Una vez se diocuenta de que lo había conseguido, sonrió pérfidamente. Allí no le podía hacernada, pues estaba en los dominios del muchacho: el alma era prácticamenteimpenetrable para cualquier dios, no le podría tocar ni aunque utilizara todosu poder.

Pero ya habíaencontrado la manera de hacerlo
aunque tardaría un poco. Colocó una mano a unadistancia prudencial de su cuerpo, y empleando su poder, hizo desaparecer elcuerpo que flotaba a su lado. Con una siniestra sonrisa, el dios desapareció deaquel lugar en el mundo onírico. Ya había hecho lo que debía, ahora debíavolver a su cuerpo, a la espera de su oportunidad

Mannon sedespertó, sobresaltado. Casi le habían vuelto a dar caza en el viaje de vuelta,no podía arriesgarse más. Con una reverencia, un szish le mostró una pila conagua. En ella se podía ver la imagen del chico. Ahora sólo tenía que adecuar elescenario

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(P1)

De nuevo, porsegunda vez en su vida, Erik se encontraba cayendo, inconsciente, en la másabsoluta oscuridad. Sin embargo, esta pronto pasó a ser un conjunto de coloresoscuros confusos, que el muchacho no llegaba a percibir. Mientras abríaparcialmente sus ojos, la velocidad de caída no aumentaba. Estaba demasiadoadormilado como para percibir lo que estaba sucediendo, pero poco a poco fueabriendo los ojos, y dándose cuenta de la situación.

Sabía que lohabía visto antes. Aquella escena, esa caída
Mientras el fondo comenzaba atomar más color, se abrieron del todo sus ojos. Y entonces comenzó a recordar.La voz, aquella misteriosa voz, que le había hablado cuanto había parado decaer, la que había revelado que la profecía estaba incompleta. Sin embargo, yano estaba oscuro, como en su anterior sueño. Los colores se iban difuminando,haciéndose cada vez más claros, comenzando a revelar formas.

En ese mismomomento, Erik, cayendo en espiral, se volteó, y, para su sorpresa, en aquellugar en el que no se llegaba a distinguir ni siquiera el horizonte, tocófondo. Y, una vez sus pies contactaron con el suelo, todo tomó forma, a susojos. Lo que vio en ese momento le sorprendió. No por la naturaleza del evento,sino porque de repente, todo le resultó extrañamente
conocido. Un vistazo a sualrededor le reveló que estaba en un lugar llano, donde crecía vegetación y seentrecruzaban caminos. No parecía haber un límite para aquel paisaje, que aErik le pareció bastante bonito. Al fondo se veían unas montañas en la lejanía,y un arroyo bañaba parte del lugar. Al muchacho no se le ocurrió otra cosa quemirar al cielo. Y lo que allí vio, le dejó helado. Seis astros: tres soles ytres lunas, brillaban en lo alto, dándole al cielo un tono rojizo, alejado delazul al que el muchacho se encontraba acostumbrado. ¿Dónde diablos había vistoeso antes?

En eseinstante, observó varias cosas atravesar el cielo. A primera vista pensó quesería alguna criatura voladora
pero se fijó mejor, y se quedó horrorizado:¡era un grupo de dos humanos y un celeste, que volaban, riendo, sin piernas, ycon un color azulado y un brillo etéreo en sus cuerpos! El dragón se miró: élestaba completamente normal. Entonces, ¿qué eran esas criaturas, queasemejándose a los habitantes de su mundo, le recordaban a los fantasmas de losdibujos animados que veía de pequeño?

 

No pudopensar mucho más, sin embargo. Una sombra, que oscurecía todo a su paso, volabaen lo alto.

-De acuerdo
no sé si puedo flipar más de lo que ya lo estoy haciendo
pero ¿qué hacen lossoles y las lunas moviéndose persiguiendo a ese chisme? ¿Qué son todas estascosas? ¿Habré comido algo que no debía? ¡¿O es que es normal alucinar enIdhún?! -se exasperó él, sin comprender nada.

La sombradesapareció de repente, para su sorpresa, y en aquel momento, al muchacho lepareció que todo se volvía más vivo, como si eso llevara la muerte en suestela. Cuando ya se daba a sí mismo por loco
volvió a oír voces. El chico sedesesperó, pensando en que nada podía ser ya más raro, pero se dio cuenta deque las voces, aunque tenues, retumbaban por todo aquel paraje.

-No
escapado

-Maldito
planeará
vez? ¡Hay
acabar
él!

-Cálmate
actuar
imprudente
Áldun!

-
momento
familiar
esencia
dragón?

-Vivo
no
ser
en
astral
inferior?

-
obra
Séptimo?

Antes de queel muchacho se lanzara a intentar hablar con esas presencias, todo brilló confuerza, por lo que el muchacho se tapó la cara con las manos. Una vez el brillofue cesando, el muchacho pudo abrir los ojos. Y lo que vio le hizo sorprendersede nuevo.

(/P1)

Aquel parajehabía desaparecido. El suelo, una frondosa pradera unos instantes antes, sehabía transformado en algo parecido a una vidriera gigante que brillaba, comosi hubiera luz en su interior, y el cielo se había tornado oscuro una vez más.El muchacho trató de retroceder, asustado, pero se encontró con una barreraimpenetrable. Rodeado por la oscuridad, se encontraba sin saber qué hacer.

-Maldita sea
¿qué está pasando? -gritó, pero no obtuvo respuesta.

De nuevo enel mundo material, el Séptimo ya podía ver la imagen del chico. Ya le tenía atrapado,no podría escapar. Ya sólo tenía que volver a entrar, pero para eso deberíaesperar unas horas.

-Bueno,dragoncito
Para que no te aburras, te voy a mandar unos amigos para quejuegues un rato con ellos -dijo él, sumergiendo la mano en el agua, y liberandosus oscuras creaciones.

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Erik yallevaba allí unos minutos, cuando observó unas criaturas aparecer del suelo. Alprincipio no las reconoció: parecían unas armaduras orgánicas que portabanfilos por brazos, y vio otras que flotaban, que parecían llevar una especie deabrigo de diferentes colores, con los ojos amarillos característicos deaquellas criaturas siempre saliendo por una rendija.

"Oh, no
maldita sea, no tengo armas capaces de hacerles frente
" -pensó el muchacho,mientras en su cara se formó un rictus de impotencia. Estaba completamenteatrapado: aquellas criaturas se iban multiplicando a cada segundo que pasaba, ypor lo que habían dicho en el castillo, sólo les afectaban las armaslegendarias y la magia. Y para desgracia de Erik, él no tenía ninguna de lasdos cosas.

 

"Si al menosme pudiera transformar en dragón
seguro que esto sería pan comido, ¡malditasea!" Las criaturas se acercaban cada vez más. No iba a poder hacer nada contraellas, pero
no iba a morir allí. Todavía tenía demasiadas cosas que hacer, unmundo que salvar, una chica que conquistar, y seres queridos que esperaban sudespertar.

Las criaturascontinuaban acercándose: las que había visto en Vannissar, los serescuadrúpedos que apenas medían medio metro de alto se aproximaban en masarápidamente, y algunos se iban adelantando, cegados por su sed de sangre,viendo al muchacho como una presa fácil. Uno saltó hacia él, y Erik, sin dudar,le dio un puñetazo en el estómago, lanzándolo unos metros hacia adelante, perose volvió a levantar.

De nuevo,volvieron a atacar, esta vez en grupos de tres, y el chico intentaba escapar,pero sabía que era inútil. Mientras esquivaba, una de las criaturas como unsoldado le tiró al suelo, las otrassaltaron sobre él, tratando de aplastarlo. El muchacho trató de forcejear,desesperado, pero era en vano. Cerró los ojos, con un rictus de nuevo en sucara. Mientras notaba cómo iba perdiendo las fuerzas, su vida comenzó a pasarpor delante de sus ojos. Vio los eventos de esos días, los que le habían hechoexplotar de furia. Pero no solamente eso, no. Fuera de esos recuerdos, podíaverlos a todos, a todos pereciendo a manos del Séptimo, probablemente elresponsable de su encierro.

(P2)

Y tomó unadecisión. Si no hacía algo
todos podrían correr su misma suerte. Y no iba aperder todo por lo que estaba luchando. "No... esto no va a quedar así, malditasea
¿Me oyes
? Esto no va
" -
¡¡¡A QUEDAR ASÍ!!!! -gritó el muchacho, de nuevoconsciente de sus actos, y su cuerpo explotó en una onda de llamas que destruyóa las criaturas de su cuerpo y las que se encontraban cerca de él.

Erik selevantó, respirando con dificultad. Se había librado por poco, por muy poco.Parecía que su dragón interior quería ayudarle a salir de aquel lugar con vida.De nuevo, las criaturas se continuaron acercando, pero Erik ya no teníaenergías para liberar otro ataque semejante, por lo que se quedó quieto,esperando su destino.

Sin embargo,para sorpresa del chico y de las criaturas, además de la de Mannon, que seencontraba observando, este no llegó. En su lugar,, el chico, inconsciente desus actos, impulsó su brazo derecho hacia delante, y el fuego del dragón lorodeó por completo. Una vez esta nube de humo y llamas se hubo disipado, unaespada se había materializado en la mano del muchacho. En su mango se podíadistinguir un dragón, cuya cabeza era el pomo de la espada, en sus alas seencontraba la bifurcación del mango, y su cuerpo se prolongaba en la hojaplateada, que desprendía una ligera aura de llamas.

El chicoestaba en estado de shock: podía ver que la espada había desprendido unaenergía increíble nada más contactar con su mano, y había observado que lassombras huían de aquella llama. Sin embargo, una se atrevió a acercarse yatacar, y Erik se movió sin pensarlo siquiera, atravesando aquella criatura,que se disolvió al contacto del fuego que emanaba de su arma. Todo sobre Apple, Mac e Iphone

-Vaya
-solopudo musitar él, mientras una de las armaduras se aproximaba rápidamente. Elmuchacho entabló batalla, enfrentando la espada de oscuridad con la suyaplateada, y de nuevo, la criatura se fue debilitando debido al contacto con elpoder del dragón semidivino, pero no se disolvía como la sombra. El chico no dudóy le asaltó con sus estocadas, y tras acertarle varias veces, la criatura sedisolvió.

 

-Increíble
¡qué poder! Es
guau
-el muchacho estaba exultante, su arma era, o aparentabaser, excepcionalmente poderosa. -Bien
¡venid a por mí, vamos! -exclamó, abalanzándosesobre el grupo de criaturas. Se paró cerca, esperando los ataques: lascriaturas fueron saltando a por él, mientras el muchacho las despachaba conestocadas básicas, y cuando había una armadura, atacaba ferozmente los flancosque dejaba libres. En más de una ocasión alcanzaron al chico: este giraba,matando a varias sombras de una sola vez, y lanzaba su brazo hacia delante,moviendo su espada recién adquirida para atacar a las demás. Una de las sombrasle arañó por la espalda, haciéndole sangrar, pero el chico no podía permitirsecaer, no allí ni en ese momento. Iba a enseñarles lo que podía hacer. Viéndoserodeado, volvió a mover su espada, esta vez inconscientemente, tratando dedestruir una de las armaduras, pero en su lugar, una onda de fuego saliódisparada de la espada, abriendo un hueco mientras el fuego abrasaba a aquellascriaturas con su poder incendiario. Erik aprovechó esta ventaja, y salió,evitando a tres armaduras que se habían abalanzado sobre él.

El muchachomiró a las criaturas, respirando pesadamente. Cada vez había más
debíaconcentrarse más, necesitaba utilizar todo su poder si quería acabar con todas.No podía arremeter frontalmente: en su lugar, esperaba los ataques de las criaturas,y las mataba en el acto con el hueco que se abría en su defensa tras esquivar,mientras se movía de un lado a otro, tratando de evitar ser rodeado de nuevo.No sabía cuánto más iba a aguantar, por lo que decidió probar de nuevo el poderde llamas de su espada legendaria.

Se abrió pasohasta el centro de uno de los grupos de criaturas, y levantó el brazo, mientrashacía girar su espada rápidamente entre sus dedos, como hacía con los palos defregona de la cocina cuando aún vivía en Nueva York. Trató de concentrar poder,y, en efecto, de la espada salió un remolino de llamas, que se fue expandiendo,absorbiendo poco a poco a las criaturas, carbonizándolas en el acto.

El chicosonrió, y aprovechó que estaban en el aire para saltar y acabar con ellas deuna vez. Con una potencia sobrehumana de la que el chico no tenía control,saltó, llegando a mantenerse en el aire lo suficiente para destrozar el cuerpode los cinco entes oscuros que habían ascendido debido a la rotación de lasllamas.

Una vezaterrizó, retrocedió unos pasos atrás, para evaluar lo que acababa de hacer.¿Realmente había logrado derrotar a tantas criaturas, sin haber hecho nada? Elchico recordó que su padre le había comentado que cuando empuñabas una espadalegendaria hecha a medida para uno, las capacidades de lucha aumentaban demanera considerable.

-Esto esincreíble
tiene que ser un sueño
¡si apenas sé manejar una espada! -serepetía él, mientras observaba a las criaturas. Estas, sin embargo, no seamedrentaron, y siguieron acercándose. Parecía imposible derrotarlas a todas.

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Mientras, enel plano de los vivos, Mannon tronaba.

-¡MALDITASEA! ¡TENÍA LA VICTORIA EN MIS MANOS, PERO TUVIERON QUE DESPERTARSE LOS PODERESDEL CHICO! -gritaba, una y otra vez, haciendo retumbar el cielo idhunita. ¿Cómopodía el indefenso dragón luchar contra sus Oscuros? ¡Era imposible!

Sin embargo,se calmó. Como todo ser vivo, su resistencia tendría que tener un límite. Tansólo tendría que esperar a que no pudiera luchar más, y entonces actuaría. Sí,todavía no había perdido su oportunidad

(/P2)

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Bueeeno yaquí termina el capítulo 31!!!!!

Como siempre,muchas gracias por comentar el capítulo anterior. Éste se lo voy a dedicar aDarklight porque nos leemos la mente :3

Bueeno, paraeste capítulo, me gustaría preguntaros: ¿Os ha gustado la música? ¿Qué os haparecido la espada de Erik? ¿Podrá escapar de su encierro?

Unsaludo!!!!!

zalitrix

Hola!!!!Perdón por la espera, aquí os traigo el nuevo capítulo de mi fic! Espero que osgustee :3

Música:

P1: https://www.youtube.com/watch?v=PCfiqY05BpA

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-¡Agh! -gimióel joven dragón, mientras era lanzado hacia atrás por uno de los ataques de lascriaturas con forma de armadura. El chico cayó, rodando por el suelo, y terminótumbado bocabajo, su espada habiendo girado por el suelo, a unos tres metros dedistancia.

Erikrespiraba pesadamente. Estaba exhausto, ya no podía más. No sabía cuánto tiempollevaba luchando ya, dado que no tenía forma de medir bien el tiempo. Pero noimportaba lo que hiciese: aquella ola de criaturas parecía no tener fin.

El muchachose arrastró como pudo hacia su arma legendaria. Ni siquiera con aquella espadade filo plateado envuelto en llamas había podido hacer algo, y eso le hacíasentir impotente.

-"Maldita sea
"-no paraba de repetirse, en su cabeza -"Si no me hubiera puesto celoso
nada deesto habría pasado, ¡joder!"-pensaba, respirando pesadamente.

Erik cogió suespada, y utilizándola a modo de bastón, se puso de rodillas, y logrólevantarse, pero era completamente inútil, y él lo sabía. Iba a morir allí,donde nadie podía acudir en su auxilio. Y aunque pudieran, no hubiera supuestoninguna diferencia.

El chicorebanó a una de las criaturas cuadrúpedas que se había acercado demasiado, conun movimiento lento y pesado; era evidente que estaba al límite de suscapacidades. Miró al frente, con la poca decisión que quedaba en sus ojos.

-"Estoyacabado
" -pensó, aceptando su futuro con resignación, y bajando su espada,esperando a que las criaturas se acercaran y le propinaran el golpe final-"Séun
perdón por todos los problemas que te he dado
Mamá
siento mucho quenuestra relación terminara así
Papá... gracias por haber sido como un amigo,una roca a la que agarrarse
Christian
cuida de Eva, por favor
Eva
esperoque liberes Idhún, en nombre de todos
Y, Resa
siento no haberte dicho lomucho que te quiero
" -pensó, mientras una gota rodaba por su mejilla.

Le quedabatanto por hacer, tanto por vivir
no podía creer que todo terminara así.

Sin embargo,para su sorpresa, las criaturas dejaron de avanzar hacia él. Tal y como habíanaparecido, se comenzaron a fundir en el suelo, dejando un charco de oscuridad,que se desvaneció cuando desaparecieron los ojos de cada criatura. Erik, allímite, no entendía nada de lo que estaba sucediendo. ¿Había ganado? No, eso nopodía ser
aquellos seres se guiaban por instinto asesino.

 

Sin aguantarmás, el chico cayó al suelo de bruces. Fue entonces cuando un sonido llamó suatención. Un portal negro se había abierto ante él
-"¿U
una Puerta?" -intentóaveriguar el chico. Del portal, una figura salió caminando, acercándose almuchacho. Su cabello plateado y ojos rojos lo hacían inconfundible.

El hombrecomenzó a aplaudir, mientras hablaba. Erik, quien solo podía verle los pies, nosabía quién era, y trató de discernir su identidad mediante sus sentidos.Aquella esencia que hacía que le hirviera la sangre

-Tú
¿Markash? -preguntó él, tratando de levantar la cabeza. El misterioso hombresólo sonrió.

-Malditodragón
¿Cómo te atreves a compararme con mi más patético error, mi hijo?-maldijo la figura. Esas palabras resonaron en la mente de Erik. Su hijo
Markash era el hijo del

-No
puedeser
-dijo Erik, en las últimas -tú
eres
el Séptimo
-pudo terminar.

(P1)

La figuraescupió al lado de la cabeza del muchacho.

-Maldita sea,chico
¡nunca me vuelvas a llamar así! Yo no soy el Séptimo
¡yo soy el diosmás fuerte, Siebten! Ese nombre que me disteis los sangrecaliente no es más queuna deshonra
Si no quieres morir aquí -dijo, y en un abrir y cerrar de ojos,Erik se encontró agarrado por el cuello de la camiseta, cara a cara con el dios-aunque, me puedes llamar Mannon
así se llama mi cuerpo humano, después detodo.

-Ma
nnon
-repitió Erik, pensando, hasta que el Dios lo soltó, y cayó de bruces al suelo.El muchacho le dio vueltas al asunto. Si él era el Séptimo
si lograba vencerlo

-De cualquiermanera, no me sirves. Ya he comprobado lo débil que eres. Dudo que pudierasaguantar eso
¡Qué patético! -rio el hombre, y eso terminó de devolver lafuerza al joven dragón. Mannon ya se había dado la vuelta, y había abierto unportal con la mano. Cuando iba a caminar, la voz de Erik lo detuvo.

-Es
¡espera! -dijoél, usando su espada como un apoyo para ponerse en pie -si eres quien dices ser
sólo tengo que vencerte
¡para que todo vuelva a la normalidad! -terminó,gritando, y poniéndose en guardia, listo para atacar de nuevo, a sabiendas deque no podía más.

-"Bien
todova según lo planeado..." Hmpf. Eres un imbécil
acabas de desperdiciar tuúltima oportunidad de seguir con vida
-rió él, y desapareció, el portalhabiéndose cerrado. Por un instante, Erik pensó que se había marchado, pero derepente, un puño golpeó su estómago, lanzándolo hacia arriba y mandando almuchacho por los aires con una fuerza sobrehumana.

El chicoescupió sangre mientras aullaba de dolor, y volaba por los aires. Y comenzó acaer
con esa caída, iba a morir sin duda. Pero, antes de tocar el suelo, unamano agarró su cabeza por la nuca. Era la de Mannon.

-Parece queeres persistente
-comentó, mientras Erik se debatía, inútilmente, pues suespada había volado junto a él y se hallaba clavada en el suelo, a dos metrosde donde se encontraban los dos -puede que, después de todo
si tengas lo quehay que tener -rio, contento.

 

-¿Qué estásdiciendo
? ¡¡Suéltame!! -exigió el muchacho, debatiéndose.

-Como desees
-asintió Mannon. En ese momento, apretó su mano sobre la nuca del muchacho,aplicando su hechizo. El muchacho gritó, y su cuerpo se volvió rígido, el aurade oscuridad que lo había recubierto durante su lucha con Markash regresando ygenerando una pequeña explosión en el contorno de su cuerpo. El dios no fueafectado, sin embargo. Al fin y al cabo, la había provocado él.

Erik perdióla consciencia de nuevo, esta vez en su forma de alma. Su cuerpo quedó sujeto sólopor la mano de Mannon en su cabeza.

-Perfecto
yalo he liberado. Ahora
ya no me sirves para nada. Esto
debería ser suficientepara haberte matado. Lo lamento, eres entretenido
pero eres una amenaza quedebe desaparecer -completó, mirando a la espada de fuego del dragón con odio.Mannon lanzó el cuerpo, inmóvil, hacia el lugar en el que se encontraba laespada clavada, y volvió a abrir el portal, desvaneciéndose en la oscuridad.

Erik quedó,tirado en aquella vidriera gigante. Su último pensamiento
la historia deIdhún, que había visto, compuesta por todos aquellos cristales en distintasimágenes.

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Una columnade oscuridad explotó fuera del castillo, proyectándose hacia el cielo nocturno.Fueron unos diez segundos, y se desvaneció tan rápido que parecía que nadahubiera ocurrido. Sin embargo
aquel estallido podría significar la derrota deKyannaris.

(/P1)

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Jackcontinuaba en la búsqueda de la litografía del Bosque de Awa. Ya era entrada latarde, y ahora alertado de la presencia szish gracias a Christian, el muchachoestaba inspeccionando una sección del bosque de Awa, cuando se dio cuenta deque se había perdido. Trató de alzar el vuelo para orientarse, pero se encontrócon que no podía ascender más allá de las primeras ramas de los árboles, por loque tuvo que cambiar a forma humana de nuevo.

-¿Qué estápasando
? La barrera debería dejar pasar objetos y seres vivos desde elinterior
Esto es bastante raro -se dijo, rascándose el pequeño chichón que lehabía salido en la cabeza debido al impacto con la barrera -¿puede que estésobre la pista correcta? -se dijo, y continuó caminando.

Pasados unosminutos, se encontró con que estaba de nuevo en el punto de entrada, lo cualera prácticamente imposible, puesto que había estado tomando caminos en línearecta, sin girar, lo que quería decir que en aquel lugar estaba actuando unamagia especial
¿Tal vez debía encontrar el camino correcto?

Intentócontactar con Christian, pero fue en vano. Parecía que la comunicación se habíaido cortando progresivamente mientras Jack se había seguido adentrando en lasentrañas del verde follaje. Pensó en abrir un camino con Domivat, pero no podíahacerlo
no iba a destruir el hogar de los feéricos, y la magia seguiríateniéndolo atrapado hasta que encontrara el camino adecuado. Destruyendo lo quedelimitaba los senderos, los árboles, se arriesgaba a perderse todavía más.

El dragóndecidió continuar con su camino, pero antes de dar el primer paso, el chicoconcentró una débil llama en su mano, y la pasó por la corteza de un árbol enuna de las encrucijadas, chamuscándo un poco la corteza y haciendo una X, peraindicar que era el camino incorrecto en caso de perderse.

 

-"Mira, esoscuentos que le leía a Erik me van a servir de algo, después de todo
no es malaidea lo de marcar el sendero" -rio, caminando por la senda una vez más.

Siguiócaminando un rato más, pero se encontró regresando a la encrucijada. El símboloseguía allí, para alegría de Jack. Así, no había riesgo ninguno de perderse.Marcó el árbol del centro con el mismo símbolo, dejando uno sin marcar, y continuó,seguro.

Un rato mástarde, llegó a una especie de pequeño claro, con un río, y una señal, que decía"Río Awa: punto de retorno". Una vez hubo leído la señal, sin entender lo quequería decir, el chico se lavó la cara, puesto que estaba acalorado debido a lahumedad del lugar, y continuó su camino, volviéndose a encontrar otraencrucijada. Repitiendo el proceso, regresó al manantial: eso era lo que queríadecir la señal, que al llegar, no debías comenzar desde el principio dellaberinto.

Jack sonrió,y continuó su travesía por los sinuosos recovecos del corazón del Bosque deAwa.

No habíapasado muchas horas, y el muchacho vio que anochecía, por lo que preparó sutienda de campaña en cuanto llegó al siguiente manantial. El claro se abríahasta poderse avistar Vannisar, por lo que el chico se tumbó boca abajo, sincamiseta, y miró hacia el castillo. Cuando quiso darse cuenta, oyó un ruidolejano, y vio una columna de energía oscura salir del castillo.

-¿¡Qué estápasando!? ¿¡Otro ataque!? -se preguntó, sin saber lo equivocado que estaba

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Esa tarde,Eva, Séun y Resa se encontraban realizando un entrenamiento conjunto en lacolina cercana al castillo, donde Christian entrenaba a Eva para convertirse enshek. Los muchacho se habían cansado de la sala de entrenamientos, practicar alaire libre sentaba muchísimo mejor a sus habilidades. Era un espacio real,abierto, con accidentes en el terreno a aprovechar en el combate. Enfrentadosen un todos contra todos, los muchachos practicaban a sus anchas, pero el solya terminaba de ponerse.

-Eva, Resa
vamos a terminar por hoy, ¿de acuerdo? Tampoco quiero que os hagáis daño,enfrentándoos a mi asombroso poder, que sé que os morís por ver -dijo él, másanimado, en su habitual tono cómico.

-Corta ya,Séun -fue la respuesta de las dos, acompañada de una sincera sonrisa. Habían tratadopor todos los medios de animar a Séun, y parecía que por fin lo estabanconsiguiendo. Tal vez, la vida podía retomar, en cierta medida, su cursohabitual

Para susorpresa, sin embargo, Séun no quiso acompañarlas a las duchas.

-Hey, tengouna buena idea -comentó -cerca de aquí, hay un pequeño lago
podríamos ir abañarnos allí, ¿no? Resa podría llevarnos por teletransportación.

-Pero, Séun,hay que llegar a tiempo para cenar, y

-Porfaaaaa...-suplicó él, poniéndole ojitos a las dos muchachas, que no tuvieron más remedioque aceptar, dada la insistencia del chico
y aquella mirada de cachorrito delobo a la que no se podían resistir.

-De acuerdo,tonto -rio Eva -iremos hacia ese lago
si Res nos quiere llevar, claro.

-Por mí,genial -accedió la chica, agarrando a los dos, y susurrando las palabras delhechizo. Sin embargo, tras hacerlo, se dio cuenta de algo. -Esperad, ¿y el
-sedesvanecieron en el aire.

 

Unos segundosdespués, aparecieron en el lago. No en la orilla, ni en un lugar cercano, no:encima del mismo lago. Con aquella pregunta, la concentración de Resa se habíaroto: si no se conocía el lugar, había que obtener la información de otrapersona, y eso requería concentrarse.

-
bañador? -dijo,antes de que comenzaran a caer al agua, Séun soltando una sonora carcajadamientras Eva intentaba darle un capón con una mueca enfadada bastante cómica.Los tres adolescentes cayeron al agua, y rápidamente salieron buscando aire.

Resa salió laprimera, y después, juntos, salieron la shek y el ojiverde. La semiceleste ibaa nadar hacia ellos para reñir en broma a su amigo, pero se paró en seco al verla mirada que compartían los otros dos, entre respiraciones agitadas. Elcorazón de Eva latía muy rápido al contacto con el pecho del chico, y al chico lepasaba igual. Poco a poco, fueron juntando sus rostros

Sin embargo,antes de que pasara nada, una fuerte explosión sacudió los cielos, y todosmiraron en dirección al castillo. Una columna oscura se proyectaba desde elcastillo en dirección al cielo Idhunita, para desvanecerse unos segundos mástarde. Resa y Eva miraban el fenómeno, asustadas, pero Séun comprendió. Sumirada volvió a tornarse fría como había sido en aquellos últimos días.

-Resa, nosvamos.

-Pero, Séun,podría ser

-¡¡YA!! -gritóel muchacho, arrepintiéndose al instante. Eva se alejó de él, habiendorecobrado su frialdad shek habitual. Séun sabía que algo le había pasado a su mejoramigo, y eso era lo más importante

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Buenaaaas!!!Espero que os haya gustado este capítulo, muchísimas gracias por comentar, comosiempre, en el anterior. Y, para hoy, me gustaría preguntaros lo siguiente:¿Qué creéis que le ha hecho Mannon a Erik? ¿Saldrá vivo de esta, o morirá sualma? ¿Y seguirá Jack buscando la litografía o volverá a socorrerle, comopueda?

¡Un saludo yun besazo!

zalitrix

Hola atodoooos!!! Lamento la espera, pero las musas Idhunitas me abandonan con frecuencia(malditas
-.-")

En fin, heaquí el link de música del capítulooo

P1: https://www.youtube.com/watch?v=CxudaSY1bjo

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-No
-dijoJack, levantándose ligeramente del sitio -tengo que llegar al pueblo antes deque el ataque sea demasiado fuerte. Jamás había visto ese poder oscuro llegartan lejos

-"Por losSeis
tengo que encontrar rápido esa maldita litografía. Confiemos en queChristian y los demás puedan defenderse de lo que quiera que sea eso" -pensó,recogiendo la tienda de campaña. No había tiempo para dormir; si quería llegara tiempo debía buscar por la noche. Volvió a meterla en su zurrón una vez lahubo desmantelado, desenvainó Domivat para obtener algo de luz, y se volvió aadentrar en las profundidades del bosque.

En vez decaminar, Jack comenzó a correr tan rápido como le permitía su cuerpo humano. Sipudiera transformarse en dragón, si hubiera más espacio
podría avanzar envuelo raso. Pero, por desgracia, aquella opción era imposible de realizar enaquel momento.

El muchachotuvo que cruzar tres encrucijadas más, cuando el claro que vio le hizocomprender que ya había llegado. Un claro con una piedra del tamaño del mismoJack situada en el medio, detras de ella corrían chorros de agua que formabanun manantial el cual rodeaba el lugar en el que se levantaba el pétreomonumento. Jack corrió hacia el lugar, pero fue detenido por una flecha, quepasó rozando por su cara, arrancando unos cuantos cabellos de su cabeza.

 

Así que lohabían encontrado, finalmente. Llevaba sintiendo algo desde hacía un buen rato,pero no le dio ninguna importancia debido a la situación en la que el muchachose encontraba.

-"En fin,parece que esto se va a alargar algo más de lo esperado" -pensó Jack, tirandosu zurrón y quedando en postura de batalla, con Domivat alzada al frente.

Al instante,los cuatro szish de los que Christian había advertido anteriormente al ojiverdeemergieron del mismo camino por el que él había llegado al lugar.

-Ahí essssstael dragón que bussssssca la litografía -informó el que parecía ser el líder delgrupo -debemossssss dessssstruir la litografía o bien a él, para complacer anuesssstro sssseñor Mannon.

Jack bufó. Siunos szish creían de verdad que podían acabar con él, estaban muy equivocados.Aquellos meses en Idhún le habían servido para recuperar la práctica perdidacon su espada legendaria, y no iba a desaprovechar la ocasión de "practicar" deverdad.

-Olvidaos detocar esta litografía. La necesitamos para salvar Idhún, y vuestro señor sóloquiere destruir el planeta. No pienso permitirlo -dijo Jack, decidido a acabarcon ellos.

Los szish seabalanzaron sobre él, pero el chico ni se inmutó. En una rápida sucesión demovimientos, acabó con tres: con un tajo lateral alto, le rebanó la cabeza alprimero, movió la espada a tiempo para bloquear el ataque del segundo ytumbarlo de una patada, una vez se situó, se giró y cortó en las piernas deltercero para derribarle, para acto seguido clavarle a Domivat en las tripas.Una vez la hubo sacado, se encargó de acabar con el que había sido golpeado porsu pierna.

Una vez huboacabado con los tres primeros, se dispuso a terminar con la vida del cuarto,pero se lo pensó mejor. Derribó a la criatura, y con Domivat apuntando a sucuello, el szish miró fijamente a los ojos del muchacho. Para él, era evidenteque lo iba a matar de todos modos, por lo que no pensaba revelarle ningunainformación.

-Bueno,serpiente
¿qué está pasando en Vannisar? Y no me engañes
he visto esaoscuridad explotar desde el castillo.

-Je
no ssssenada masssss que tú, dragón
lo único que te voy a decir essss
. Que ssssiessss lo que creo que essssss
esssstaisssss perdidossssss. En essssspecial
tuhijo -rio la serpiente.

El momento enque Jack oyó el nombre de Erik, abrió un corte en la garganta de la serpiente,sin matarla. Si quería burlarse de ellos
iba a dejar que se desangrase hastala muerte. No merecían nada mejor, al fin y al cabo, buscaban la destrucción dela vida y del mismo Idhún.

Ahora, trashaberse deshecho del último szish, el muchacho se acercó al enorme monumento depiedra. Apreció que estaba escrito en idhunaico arcano, un lenguaje que él nocomprendía. Una idea asaltó su mente, sin embargo. Jack sacó el amuleto decomunicación y se lo puso. Al instante, las letras comenzaron a cobrar sentidopara él. Leyó el párrafo de la profecía en voz alta, y al instante, la rocacomenzó a brillar. Una vez este fulgor hubo desaparecido, el dragón tenía entresus manos la litografía.

 

Miró alcielo: el escudo se deshacía a toda velocidad. Perfecto, ahora podría salir dela zona. El joven se transformó en Yandrak y voló hacia arriba. Una vez se giróhacia el castillo, comenzó a volar rápidamente, plegando sus alas parcialmentepara aumentar su velocidad al máximo y ofrecer la menor resistencia al aire. Notenía tiempo que perder

//////////////

Mannon reía.Con la energía oscura del muchacho en su mano, ya tenía todo lo que necesitabapara llevar a cabo su plan. No se lo podía creer: tan solo el resquicio quetenía en la mano de aquel poder que había liberado tenía una fuerza asombrosa.

Una vez hubo despertado, Shezken le habíapreguntado si ya tenía la esencia oscura del unicornio, a lo que el Séptimo lehabía contestado que sí. No tenía tiempo que perder: deseaba ver los resultadosde su esfuerzo.

El Séptimo seconcentró, evocando esa energía que había arrebatado al joven dragón, y la fueliberando poco a poco, concentrándola en un mismo punto en el aire. Una vez lohubo liberado todo, movió su mano, comprimiendo todavía más la esencia delunicornio, y con otro ágil movimiento, terminó su hechizo. Al instante el puntogeneró una esfera de oscuridad del tamaño de un humano, y se iba disipando,sólo para regresar al centro de la esfera, como si estuviera alimentándose desí misma.

Una vez laesfera hubo desaparecido, Mannon sonrió, de manera terrorífica. Sólo quedaba unafigura humana, de cabellos negros como la misma oscuridad de la que había sidocreado, y con una especie de traje orgánico, rojizo, cubriendo su cuerpo ymarcando su definida musculatura. La figura descendió suavemente, pero una vezlo hizo, cerró los ojos, amarillos como los de aquellas criaturas del Séptimo,y cayó al suelo. Mannon, al instante, supo por qué.

-Vaya, vaya
parece que su conexión es más grande de lo que yo pensé
si uno está en elplano astral, el otro también
lo que quiere decir que Erik hasobrevivido-comentó.

-No importa
puedo emplear al joven dragón para probar los poderes de mi pequeña creación
.Mi Oscuro más perfecto

//////////////

Mientrastanto, en el plano astral, Erik yacía en el suelo. Hacía rato que sus ojos sehabían cerrado. El muchacho no paraba de preguntarse lo mismo. -"¿Ya hemuerto?"-era la pregunta que acosaba su mente. Eso creía él
sin embargo, noparaba de sentir cómo se estaba haciendo más fuerte a cada momento. Se estaba recuperando, poco a poco, las energíasvolviendo a él de forma lenta

No sabíacuánto tiempo había pasado desde que Mannon había desaparecido del lugar, peropoco a poco iba sintiéndose con más energía cada vez, como si algo en su interiorhubiera despertado, liberado de un profundo sueño.

Lentamente,fue abriendo los ojos, y se levantó, todavía poco consciente de la situación,como si le costara recordar las cosas, pero poco a poco su mente se fueaclarando. Mannon había acabado con él, le había vencido
pero le había hechoalgo en el proceso. No entendía cómo ni por qué, pero sentía como si algo queestaba agazapado en su alma desde hacía mucho tiempo.

El muchachose levantó deprisa, y miró a su alrededor. Nada
todavía seguía encerrado enaquel maldito lugar. ¿Significaría eso que Mannon volvería a por él? Si esoocurría, estaba muerto de verdad. Puede que en su anterior pelea el chicoestuviera hecho polvo, pero eso no era más que la guinda de la situación. Lashabilidades del Séptimo eran asombrosas: su velocidad era tan impresionante queErik se había visto por los aires en menos de un segundo, casi en un parpadeo,y en cuestiones de fuerza tampoco se quedaba corto

 

Volvió atoser los últimos restos de sangre que quedaban en su boca. ¿Cómo diablos selas habían apañado sus padres para lograr vencer a alguien con semejante poder?¿Para lograr vencer a uno de los dioses? Ahora mismo, le parecía impensable.

Sacudió lacabeza para evitar aquellos pensamientos pesimistas. Por lo menos estaba vivo,y cada vez más recuperado, y eso ya era un comienzo. Ahora tenía que centrarseen encontrar una salida, no podía perder más tiempo. Tenía que advertir a todosde lo que había visto. Hacía tiempo que su enfado había remitido, ya no teníareparos en disculparse.

Y comenzó acaminar, observando la oscuridad de aquel mundo que parecía no tener unprincipio y un fin. Pero lo que el muchacho no sabía era que, por mucho quecaminara, no había salida que encontrar. Estaba atrapado, en un lugar al quehabían aplicado un conjuro espacial: podía ser un lugar aislado, pero erainfinito en su interior.

(P1)

Poco a pocose fue dando cuenta de que, según pasaban las horas, los partrones del suelocompuesto por vidrieras se iban repitiendo. Pasadas unas horas, se detuvo. Denuevo, una sombra enorme apareció en el suelo, y de ella, unos ojos amarillosemergieron, sus cuerpos comenzando a cobrar forma. Antes de que pudieransolidificarse, Erik ya había matado a todas las criaturas.

-Maldita sea,me han encontrado
debería seguir moviéndome por aquí-musitó, para sí.

Iba acontinuar su camino, pero un sonido de pasos lo detuvo. El joven se dio lavuelta, esperando ver a Mannon, pero en su interior deseaba que fuera otrapersona, alguien en su rescate. Lo quevio le sorprendió.

-Qué,pasándotelo bien con los Oscuros, ¿eh? -inquirió la figura, con voz de muchacho

Un hombre desu misma altura, cuyo cuerpo estaba envuelto en un traje de aspecto orgánico,parecido a fibras musculares, que destelleaba en un rojo sangre con un negroinfinito entre las partes escarlata. Terminaba en unas botas granate, y lacabeza quedaba cubierta por un casco. El traje se extendía hasta el cuello. Lafigura, que avanzaba hacia él, habló.

Erik miró almisterioso personaje que había aparecido ante él, con desconfianza. Cada veztenía más claro que sólo Mannon podía controlar lo que entraba y salía de esemundo, y nada bueno podía salir de allí.

-¿Quién eres?-preguntó, serio.

-Je. Nopuedes esperar, ¿eh? Me llamo
Kire -le contestó. El muchacho en aquel momentono podía adivinar la pista oculta que había en su nombre, pero más adelante sedaría cuenta.

-Kire
¿a quéhas venido?-dijo el dragón, mirando con fuego en sus ojos al extraño. Trató dediscernir su rostro entre la especie de casco que cubría su cabeza
pero, sinembargo, notó una cierta familiaridad. En su alma sintió el choque. Fuegocontra fuego, la llama de dos iguales.

-Hmpf.¿Quieres luchar? Como quieras
Tu mirada te delata. Pero te advierto una cosa
yo no voy a ser tan fácil de vencer como tu hermanita -comentó, sarcástico,pues Erik había perdido contra ella.

 

El jovenIdhunita alzó su espada legendaria plateada, el fuego manando de su filo,pensando que tenía ventaja pues contaba con un arma legendaria. Pero suconfianza duró poco. El extraño alzó su mano al frente, abrió la palma, y, alinstante, una espada apareció en su mano. Pero no fue eso lo que sorprendió aErik.

La espada deKire era exactamente igual a la de Erik, solo que en tonos oscuros y conamarillo en los ojos del dragón representado en la misma. Una vez su adversariohubo agarrado su espada, también emanó de ella un fuego ardiente, pero adiferencia del de Erik, parecía que, en vez de brillo, irradiaba sombras.

-Tú
¿quédemonios eres?

-Deberíashaberlo descubierto ya
pero veo que tú no me conoces. Sé por qué estásluchando ahora, así que no me saltes con la cancioncita de los amigos. Esto esun uno contra uno. Aquí nadie va a acudir en tu ayuda.

-No loesperaba. ¡Vamos! -rugió el muchacho, y los dos se abalanzaron sobre el otro.

Erik fue elprimero en atacar. Un tajo lateral se encargó de abrir el combate, pero no lapiel de su adversario. El joven Kareth no pudo más que contener su rabia: habíasido bloqueado. Los dos volvieron a recolocarse y empezaron a descargar mástajos, el uno contra el otro, todos siendo bloqueados. De momento, nada parecíaocurrir, pero la velocidad de la lucha, para desconocimiento de Erik, ibaaumentando.

Estocadasfrontales, evasiones, saltos, todo ello se sucedía a gran velocidad mientraslos cuerpos de los dos muchachos se movían con elegancia. Para cada ataque, yafuera una finta, una patada de taekwondo u otro movimiento, el enemigo parecíatener una respuesta.

El chicodecidió que si no podía observar a su adversario, no podía hacer nada. Desvióuna estocada a sus ojos, que le abrió un pequeño tajo en la cara, poco profundoy sin riesgo, y Kareth hizo lo propio,dañando a su rival a su vez.

Entonces, trató de comenzar a descifrar susmovimientos, siguiendo las lecciones de Séun. Estudiar la forma de agarrar elarma ayuda a desarmar a tu rival. Bloquear y contraatacar rápido era esencial.Variar tus movimientos con frecuencia también. Esas eran las máximas.

Kire noparecía tener problemas para atacar y defenderse, pero había algo en su estiloque al muchacho le resultaba demasiado familiar. Ese paso al frente, laavanzada de la rodilla opuesta a la de la mano que sujeta la espada paraimprimir más fuerza al movimiento
Aquella técnica
Era muy parecida a

Un golpe quebloqueó lo sacó de sus ensoñaciones, desvió la espada del enemigo y lanzó suataque. Los dos filos chocaron, y ambos comenzaron a empujar hacia el otro ladocon todo su poderío. Y entonces Erik se fijó en que algo iba mal. Observó elagarre de su enemigo, su pose, y entonces, tuvo que separarse con un salto, imitadopor su enemigo.

-Tú

¡esimposible! ¡¿Cómo es que
?!

-Parece quepor fin te has dado cuenta
-sonrió bajo su máscara, pérfidamente.

////////////////////

Bueeeno aquítermina el capi 33!!!

Espero que oshaya gustado, lamento la espera, y muchas gracias a todos por comentar en elcapítulo anterior!!! Animáis un montón :3

 

¿Qué opináisdel nuevo personaje? Si sois listos/as, ya habréis adivinado el misterio delnombre
xP

Un saludo!!!

zalitrix

Buenas atodos! Siento mucho la espera por este nuevo capítulo, pero es que entreexámenes, amigos, chicas, etc., o no he tenido tiempo o no me he sentido conganas de escribir. Pero a partir de ahora, eso va a cambiar
ya casi he acabadolos exámenes, así que tengo mucho más tiempo para mí, y decidí continuar con lahistoria. Bueno, aquí os dejo el capi. ¡Que lo disfrutéis!

/////////////

-Tú
¡luchasexactamente igual que yo! -gritó al ser que se alzaba ante él.

-¿Sorprendido?-rió Kire, encantado por la reacción de Erik -Pues créeme, tenemos muchísimomás en común de lo que tú piensas
aunque ahora no entiendas lo que quierodecirte.

Erik cada vezestaba más confundido. Su misma espada, sus mismos movimientos. ¿Qué demoniosestaba pasando allí? ¿Es que Mannon se las había apañado para hacerle verilusiones?

-Je. Más tegustaría que yo sólo fuera una ilusión -el joven dragón dio un respingo, ¡habíaleído sus pensamientos! Sin embargo, eso no le amedrentó, y se lanzó de nuevo apor su contrincante, quien volvió a responder con el mismo movimiento, creandoun choque de fuerzas igualado en ese mundo en el que Mannon le había encerrado.

-Tú
¿eres unshek? ¿Me has leído la mente?

-Chico, deverdad que eres más tonto de lo que pareces
Esta espada no es algo que puedamanejar un shek, así que deberías probar a atar cabos. De todas formas, teresponderé a la pregunta: no, no te he leído la mente, simplemente te conozcodemasiado bien, más de lo que me gustaría.

-Muy bien.Eso era todo. Ahora, ¡prepárate, Kire! -soltó el muchacho, abalanzándose sobresu enemigo, ambos irradiando una energía tan poderosa que se canalizaba almundo exterior por sus cuerpos.

//////////////////////

Efectivamente,mientras Jack se esforzaba por llegar, en la enfermería no lo estaban pasandodemasiado bien. Estallidos y explosiones de poder oscuro se sucedían en elcuerpo del muchacho, destruyendo la habitación poco a poco. Christian yVictoria comprendieron que, si no le sacaban de allí, podría destruir todo elcastillo.

-Christian

-Lo sé. Llamaa Shail y a Kimara
tengo una pequeña idea. Trataremos de utilizar su magiapara crear un escudo y sacar a Erik del palacio.

-Pero, ¿cómovan a poder ellos solos? Esta energía es

-¿Demasiadofuerte? Ahí entras tú, cielo: deberás ayudarles canalizando energía en suscuerpos, renovando su magia mientras actúas de conductor. Sé que no es unaexperiencia agradable, pero

-Lo sé. Nohay elección. Nunca la hay, ya estamos acostumbrados, ¿no? -dijo ella,guiñándole un ojo, y corriendo a buscar a los dos magos. Mientras tanto, Kimaraestaba en la terraza con Alsan, esperando a que llegara Jack, preguntándose si,siendo su padre, podría hacer algo con su hijo.

Poco después,un dragón aparecía en la lejanía y, a la velocidad del rayo, se aproximó a laterraza, y a una distancia prudencial y sin frenar, se metamorfoseó en humano yaterrizó sobre el pavimento aprovechando el impulso para salir disparado denuevo, instando a los dos monarcas a seguirle.

-¡Vamos!Necesitamos toda la ayuda que podamos conseguir.

 

/////////////

Mientrastanto, en el castillo de Mannon, los sheks que volaban por las cercaníastrataban de controlarse. Siendo así para las magníficas criaturas, los szishdel interior estaban haciendo lo posible para no salir corriendo, ante lascontinuas sacudidas que provenían del cuerpo de la nueva creación del Séptimo.

Éste, sinembargo, parecía encantado.

-Tanto poder,en un solo fragmento
La verdad es que estaba algo más interesado en Eva, pero
¿qué esconde ese muchacho? Es fascinante
tal vez este Oscuro sea el armadefinitiva para ganar esta guerra y sumir a Idhún en el olvido.

En esemomento, Shezken metió su cabeza por la ventana, mirando a su señor. Éstepareció comprender, pero no se movió del sitio. Con un gesto, creó una barreraalrededor del cuerpo de Kire. Los estallidos fueron contenidos, y las sacudidascesaron. El dios sonrió de nuevo: por muy fuerte que fuera el Oscuro, seguíasin ser rival para él. Definitivamente, sería un gran general.

///////////////

-Shail,¿crees que podréis resistir?

-Me pareceque sí. Aunque si la fuerza sigue aumentando, no estaría tan seguro. ¡Kimara, ayudadme a aumentar la barrera tres vecesmás! Si lo logramos, la dejaremos así y desharemos el conjuro cuando esto sedetenga.

Jack miró alsuelo, mientras miraba a su hijo, y con la mano de Alsan en su hombro.

-Y
si no serecupera
¿qué
?-musitó en bajo, para símismo.

Pasaron unosminutos, y con la señal de Shail, rompieron el contacto, y Erik quedó flotandoen el interior de la barrera, la energía combinada del dragón y el unicornioemitiendo descargas por todo su cuerpo y hacia el exterior, siendo frenadas porel hechizo.

Victoria miróa Shail, quien sonreía. Todo iba bien, dentro de lo malo. Eso la alivió.

-Alsan
-dijoJack -¿qué sugieres que hagamos?

-Vosotrospodéis descansar. Habilitaré la sala de entrenamientos con unas camas paravosotros
voy a dejar a Erik allí, y sé que querréis estar lo más cerca posiblede él. No os preocupéis por la barrera: tendré a mis magos haciendo guardias detres en tres para repararla, pero no pongo en duda el poder de Shail.Aguantará, con o sin ayuda.

Shail sesonrojó ligeramente, y completó la frase con un escueto "eso espero, amigo mío
eso espero", mientras Christian, Jack y Victoria seguían embobados, mirando asu hijo flotar. No estaban seguros, pero jadeos y pequeños gritos de combateparecían emitir de él.

Cuando iban amarcharse, Resa, Séun y Eva se materializaron en el lugar. Habían tardado enllegar porque la semiceleste no podía pensar con claridad estando Erik enpeligro. Séun no le había reprochado nada, pero sabía que, en cierto modo,estaba furioso por no haber podido conseguirlo a tiempo.

Eva se acercóal lado de Resa, y caminaron hacia la esfera, que emitía un ligero resplandoranaranjado, mientras que Séun corría. Si la maga no lo hacía también, eraporque se había propuesto ser fuerte, y no desesperarse.

Sin embargo,si fueran testigos del conflicto entre dos almas iguales en el otro plano, sinduda alguna se habrían rendido y habrían perdido toda esperanza de recuperar asu amigo o familiar.

Jack se habíasentado en el suelo tras clavar suespada en una roca cercana, la cual atravesó como si de mantequilla se tratase,y adoptó una postura cansada. Todos sabían, hasta Victoria, que no podían hacernada para animar al dragón adulto, en vista de que todo le sucedía a su hijo. Parecía que los dioses estabanen contra de los dragones.

 

-Jack
-musitó Victoria, acercándose a él. Pero el joven no contestó. Se limitó alevantarse, dar un salto, y salir volando transformado en su otra forma. Suesposa no se preocupó. Sabía que volvería.

////////////////

Lejos dellugar, en la guarida del Séptimo, Mannon observaba el cuerpo de Kire coninterés. Sufría las mismas sacudidas que el cuerpo de Erik el cual seencontraba a kilómetros de distancia de allí. La conexión era, sin duda alguna,asombrosa. El segundo al mando del dios oscuro se acercó a su señor, y agachóla cabeza con una reverencia, mientras se comunicaba telepáticamente con él.

-"Mi señor
losrestos de Mannon están listos
Ahora, dime qué es lo que necesitasexactamente".

-Verás,Shezken
para ello, voy a tener que dejar de lado la guerra durante un tiempo.No debemos subestimar a la resistencia, por muy superiores que seamos, y aunquesus tropas han sido diezmadas, las nuestras también. Debemos esperar un tiempopara que los sheks puedan volver a moverse igual, necesitamos nuevas serpientesaladas -explicó Mannon, mientras se sentaba.

-Sin embargo
gracias a mis nuevos Oscuros, ese problema está siendo paliado poco a poco.Ellos podrán llevar a cabo las labores de defensa, y así, os podéis centrar enlo que necesito. Dos sacrificios de cada raza serán necesarios
pero no unocualquiera. Todos deben ser
especiales.

Shezken habríalevantado una ceja, de llegar a tener pelo.

-"No te andescon rodeos, Mannon
"

-Tranquilo. Esmuy sencillo
ya he elegido a los dos szish que necesito. Con eso tenemosbastante. Después, te diré quiénes son los siguientes objetivos. Pero porahora, lo único que necesitas saber es que debo sacrificarlos a todos, perosólo puedo matar a uno por mes, dejando el ritual en siete meses. Eso permiteal espíritu ganar fuerzas para recibir a los siguientes.

-"Entiendo. Sehará como deseas, entonces" -la vista del shek se posó en el cuerpo de Kire -"Mi señor, ¿por qué tanto interés en el dragón? Ya tienes lo que necesitas deél
"

-Es verdad.Pero, me fascina
jamás pensé que el vínculo llegara a ser tan intenso. Aunqueya no necesite al joven Erik, siempre es placentero observar algo nuevo ymisterioso, ¿no crees? Al fin y al cabo, heredasteis mi curiosidad cuando oscreé.

-"La verdad esque no tengo ningún interés en un dragón a menos que sea para acabar con él.Pero si a ti te parece digno de estudio
No soy nadie para objetar."

Mannon se giróy miró hacia la ventana, y sonrió. La tropa de Kyannaris ya había encontrado laprimera litografía que les guiaría hacia la victoria sobre el dios. Si elOctavo llegaba, entonces sus planes peligraban. Sin embargo, si incapacitaba auna sola persona en la nueva profecía, si uno solo moría

El dios sonrió,y miró a Shezken. La serpiente comprendió y se retiró, ordenando mentalmente aotros dos sheks que le siguieran, y partieron en busca de una de las partes dela profecía. El cielo nocturno se oscureció aún más cuando tres sombras enormescubrieron la luz de las lunas que bañaban Idhún, ahora durmiente.

 

Todo estabasaliendo según lo previsto.

///////////////

Tres días mástarde, el muchacho se había estabilizado de nuevo. Shail había retirado labarrera, y lo había dejado en una parte de la enfermería, con unas runaspreparadas que contenían su fuerza mágica y la de Kimara tras ser potenciadospor Victoria al renovar ésta sus energías.

Éstas habíansido preparadas para que si la situación se repetía, y la misma energía oscuravolvía a emanar del muchacho, la barrera se reactivaría. Eso daría suficienteprotección y mucho tiempo para reaccionar.

Por otro lado,los problemas entre todos no estaban para nada solucionados. Séun se pasaba eldía machacando uno de los sacos de boxeo de los barracones, sin hacer nada más,parando sólo para comer y dormir. Algunos días había ido a visitar a Eva, Resay los demás, pero siempre comportándose de manera extraña, y la mayoría de lasveces se pasaba el rato vigilando a Erik.

La semiceleste,por su parte, seguía concentrada en su entrenamiento, con ayuda de Markash,quien le daba consejos para continuar mejorando en su control de la magia, demanera que pudiera ayudar en un futuro a combatir a los sheks, mas ella también estaba muy preocupada por elestado del chico.

Eva sepreparaba para disputar la final del torneo contra Séun. La misma tendría lugarantes del baile, en el mes siguiente. Tenía mucho tiempo para mejorar en todoslos aspectos, siempre acompañada por su padre, ideando a la vez nuevasestrategias para Kyannaris.

Christian noquería creer que nada malo sucedería, pero si a Erik le pasaba algo, entoncessu hija se convertiría en un objetivo principal a la hora de combatir en elcampo de batalla, por lo que se centró en enseñarle a moverse con sigilo y aaprovechar todo su potencial. Retomaron su entrenamiento para poder convertirseen shek.

Eva no estabasegura, pero la mirada aprobadora de su padre indicaba que estaba haciendoprogresos. Cada vez se acercaba más y más a su transformación, aunque para lamuchacha seguía igual de confuso que siempre. Ella se limitaba a visualizar ala serpiente en su mente, pero la seguía sintiendo igual de lejos que alprincipio. No había ninguna clase de conexión entre los dos seres, por el momento.

Su padre nopensaba igual, puesto que lo único que Eva necesitaba era un simple incentivoque activara sus poderes e hiciera despertar al shek que llevaba dentro.

Para Erik, sinembargo, todo era muy distinto
.

//////////////

La espada deKire colisionó una vez más con la del joven dragón. Una vez más, los mismosmovimientos del muchacho se volvían contra él. Kire parecía dominar todas ycada una de las fintas del muchacho, sabiendo por dónde atacaría y qué lugarera seguro dejar desprotegido para cubrirlo posteriormente.

Y la verdad,funcionaba. Erik era incapaz de cortar a su nuevo rival con su espada. Para susorpresa, Kire tampoco podía atacarle con éxito. El chico era capaz de adivinartodo lo que iba a hacer, pero sabía que era debido a que luchaba exactamenteigual que él, como si de su reflejo se tratara.

Tenía queacabar con él, de una manera o de otra. Podía convertirse en una amenaza parasu familia y amigos si le dejaba con vida. Al fin y al cabo, después de lo quehabía hecho con su espada legendaria, ni el propio joven sabía cúal era ellímite de su potencial.

 

Tras una últimacolisión, los dos se separaron, jadeantes, pero recuperaron el aliento unsegundo después.

-¿Cansado,Erik? -inquirió Kire.

-¡Másquisieras! -dijo Erik, tirándose un farol. Sin embargo, pronto se dio cuenta deque lo que decía era verdad. No estaba cansado. Parecía que estaba lleno deenergía desde el momento en que había cogido su llameante espada plateada.

-Ya veo
en esecaso, vamos, ataca -terminó Kire, invitándole a ir a por él con un gesto de lamano.

Erik seabalanzó sobre él de nuevo, y los dos continuaron su combate. Habiendo perdidotoda noción del tiempo, los dos muchachos continuaban intercambiando tajos yestocadas. Ninguno sabría decir cuánto tiempo llevaban así, pero el flujo deltiempo nunca se detenía., ni siquiera en ese mundo.

Mientras tanto,en el mundo real, en Erik crecía, poco a poco, el poder que había perdido conel estallido. Sin embargo, pronto comenzó a aumentar a un ritmo desenfrenado encomparación con cómo lo había hecho con los entrenamientos.

///////////

Las horas y losdías se fueron sucediendo, y a medida que el tiempo pasaba, Vanissar comenzabaa preparar una de sus festividades más importantes: la final del torneo, y elbaile posterior al mismo.

Aunque esto erade gran excitación para el pueblo, para Resa era mucho más triste. La chicarecordó cómo Erik le había pedido que le acompañara, y ella había aceptado. Sehabía sentido tan feliz en ese momento

-"Y ahora, todoes distinto
." -pensaba la chica por las noches, acurrucada en su cama, mirandocómo la de al lado seguía vacía. Tal vez, para siempre.

///////////////////////

Buenas!! Cuantotiempo, eh? Espero que me echarais de menos :3 Como siempre, llega la despedidadel capítulo, con preguntas para vosotros!: ¿Qué creéis que ocurrirá después?¿Logrará Erik vencer a su alter ego? ¿Se convertirá Eva en shek pronto?

No tengáismiedo de comentar, que siempre se agradece!

Un besazo

Zalitrix.

El messiguiente pasó con rapidez. Todo Vanissar se encontraba en una carreracontrarreloj para lograr la mejor ambientación posible en una de lasfestividades más importantes del año. El baile de Vanissar era muy famoso entrelos jóvenes por igual, puesto que era una de las mejores oportunidades del añopara conocer a gente del sexo opuesto con una buena excusa tan simple comopedirles un baile.

Los soldadostambién se encontraban con muchísimas ganas, pero más que por el baile y lasvacaciones de una semana que se les daba, por ver la final del torneo. Elcombate de Eva contra Séun se presentaba impresionante.

¿Quiénvencería, el prodigio del ejército humano, quien llevaba entrenando desde suinfancia, o la semishek, quien tenía en el fondo de su alma poderes en medio dela gruesa línea entre magia y divinidad?

Mucha gente yahabía apostado, siendo Séun el favorito por ser el vigente campeón, además deser alguien muy agradable y a quien todos ya conocían, pero Eva también habíalogrado numerosas apuestas a favor. El estilo frío e implacable de la joven sehabía vuelto muy famoso, sobre todo tras humillar a su hermano en la arena.

En el castillo,todos estaban mucho más alegres. Para fortuna, las enfermeras habían comunicadoque Erik continuaba mejorando: su pulso se restableció, su energía seguíacreciendo, y sonreía. Ya no se encontraba inestable, y eso aliviaba a muchagente. Séun había recuperado su tono animado y jovial, y había vuelto a empezara bromear con todo el mundo.

 

Eva se alegrabamuchísimo, puesto que los días se hacían mucho más ligeros con el apoyo delchico. Cada vez tenía menos problemas para visualizar a su shek, puesto que yano tenía la mente nublada por los problemas que habían sucedido hacía ya unassemanas.

Jack tambiénrecuperó el ánimo, y trabajaba con Alsan y Christian para descifrar lalitografía, mientras Alsan y Shizuko discutían las posibles localizaciones delas demás.

Resa, a su vez,también había mejorado bastante con la magia. Los consejos de Markash eran, sinduda, muy buenos: los resultados hablaban por sí solos. Ya tenía el mismo nivelque su padre en la época de la Resistencia contra Ashran, y continuabamejorando.

Quedaban sólodos días para la disputada final

Eva bajó lasescaleras del castillo con rapidez. Ya se había cambiado y había puesto a lavarsu otra ropa, llena de sudor por los entrenamientos. La ducha fría le habíasentado muy bien a la chica, quien corría al encuentro de Resa y Séun. Teníanpensado volver todos juntos al lago, esta vez con sus bañadores preparados. Evatenía el suyo puesto debajo de su ropa, por comodidad. Llegó rápidamente allugar en el que la esperaban los otros dos, charlando animadamente. Séun fue laprimera en divisarla al fondo del pasillo, e hizo una cómica reverencia,mientras hablaba.

-Oh, suescamosa señoría, está radiante hoy

Un "¡Ay!"resonó por el pasillo cuando Eva le arreó un capón al muchacho, quien ahora sefrotaba la cabeza, susurrando "mi pobre cabeza
".

-Hola a titambién, Séun -dijo ella, dándole un abrazo mientras el ojiverde seguíafrotándose el cráneo. El chico llevaba ya un par de días con aquella broma,pero ese día había sido distinto.

-Oye, ¿Séun,cómo es que hoy no la has llamado "Reina de las serpientes"?

-Verás
ayer
-Séun comenzó a recordar con una mueca cómo Shizuko había aparecido en elpasillo por la noche, detrás de él con una espada, y le había comenzado aperseguir al grito de "¡Yo soy la reina de los sheks!" por el pasillo, mientrasel chico corría a su habitación envuelto sólo en su toalla.

Una gota desudor se deslizó por la frente del muchacho al recordar la escena. Eva le miró,curiosa.

-Séun, ¿estásbien
?

El chico segiró y comenzó a agitar las manos, diciéndole a la chica que no se preocuparamientras hablaba atropelladamente.

-¡Claro que sí,estoy bien, cómo no iba a estarlo! Huy, qué tarde es, ¡váyamonos! -decía, sonriendoforzosamente y con los ojos cerrados, acto seguido agarrando el hombro de Resa,quien le miró, soltó un suspiro, y conjuró el teletransporte.

Todosdesaparecieron, envueltos en un destello de energía mágica, camino del día deocio que les esperaba.

///////////////////////

Para Erik, sinembargo, la situación era muy distinta. Él no tenía otro día de ocio, ni de descanso.Ni siquiera los había tenido. Habiendo perdido toda noción del tiempo, yestando en un lugar en el que, aparentemente, no se experimentaba el cansancio,llevaba luchando contra Kire todo el tiempo.

Desde que surival apareció, no había dejado de luchar, y Erik no lo sabía, pero ya seacercaba el baile al que tenía que ir con Resa. No recordaba que llevaba un mesinconsciente. Solo tenía algo en mente: luchar y sobrevivir.

 

Pero lo que nosabía era que su fuerza estaba aumentando. Un mes entero luchando contraalguien a su mismo nivel, día tras día, había aumentado sus capacidadesenormemente. Había pasado de fintas y torpes movimientos a realizar sus ataquescon mucha más potencia y decisión.

Kire parecíaestar progresando de la misma forma que él, y el joven dragón sospechaba queaquello no iba a cambiar.

De nuevo, losdos aceros chocaron. Los dos muchachos se miraron brevemente, con decisión enlos ojos del hijo de Jack y Victoria, y seguridad en los de su rival. Parecíaque estaban destinados a ser rivales desde el momento en el que se conocieron.

Evaluando susmiradas, en un segundo que pareció minutos, los dos se separaron con un saltomortal hacia atrás, quedando a siete metros de distancia entre ellos. Sintiempo que perder, se lanzaron al ataque de nuevo. Erik lanzó una estocada quesu enemigo esquivó con facilidad, pero el muchacho ya se lo esperaba y movió suespada hacia abajo, siendo bloqueada por el filo de Kire.

Este últimosonrió y lanzó una patada al estómago de Erik, impactando, pero eso noamedrentó al joven dragón, quien clavó su espada en el suelo, se impulsó, ydescargó su mejor patada de taekwondo en el pecho de su rival.

Kire tosiólevemente, y Erik le lanzó una media sonrisa, pero duró poco pues tuvo quevolver rápidamente a ponerse a la defensiva.

Tal vez por elhecho de que su adversario mejoraba como él, el chico no notaba que todos susatributos, tanto físicos, como reflejos, potencia, y habilidad, mejoraban a lapar con su rapidez de pensamiento, elaboración de estrategias y contraataques,y lectura de los movimientos rivales.

-Hmpf. Buenapatada
pero no tienes fuerza, imbécil -escupió Kire.

-Lo mismo digo,idiota. Apenas sentí tu pie en mi tripa.

-No creo quedigas lo mismo cuando te dé en la cara.

-Aquí te espero-contestó Erik, seguro de sí mismo.

Sin darsecuenta, por una vez el muchacho disfrutaba salvajemente de la batalla. Era algodifícil de explicar, pero todo su espíritu se revolvía con cada estocada. Jamáshabía experimentado algo semejante.

Era tal lo quesentía, que era su único pensamiento. Vencer a aquel rival de poder igual alsuyo era un desafío que le llenaba.

Kire aceptó suproposición, y corrió hacia su enemigo. Erik hizo lo propio. Y una vez, los dospoderes chocaron
haciéndose cada vez más poderosos.

///////////////////

Christian yJack se dirigieron a la enfermería. Iban a ver a su hijo, como la semanaanterior. Con el estado de Erik en continua mejora, estaban bastante contentos,aunque Jack sería mucho más feliz si su hijo despertara.

Tenía lacorazonada de que lo haría pronto. No sabía explicarlo, por lo que decidióatribuirlo a sus instintos de dragón. Christian lo sacó de sus ensoñaciones conun seco "ya estamos aquí".

Los dos rivalesse dirigieron hacia el interior de la habitación de su hijo. Lo que vieron allíles sorprendió. La media sonrisa de Erik se había esfumado. En su lugar, su rostrose había tornado decidido y sonriente.

-¿Crees queestará soñando? -inquirió Jack, curioso.

-Sólo hay unaforma de comprobarlo
-comentó Christian, y trató de bucear en la mente de suhijastro. Sin embargo, al hacerlo
se encontró con un muro impenetrable. Un muroforjado con magia que conocía muy bien.

 

Jack supo quealgo iba mal cuando Christian tragó saliva y parecía atónito.

-¿Chris

-Es la magiadel Séptimo. Hay un muro en la mente de Erik. No lo puedo atravesar

-¿Qué?

-Sí, eso es loque no entiendo. Erik sólo mejora, y el Séptimo lo quiere destruir
no tieneningún sentido.

-Pero, entonces
sería mejor esperar a ver cómo se desarrolla la situación. Si el Séptimo estuvieraen la mente de Erik

-Markash podríasentirlo, sí. Y nos dejó bien claro que no tenía presencia dentro de Erik. Asíque
no le diremos nada a Victoria. Tal vez
el dragón que lleva dentro sea losuficientemente fuerte para romper ese muro -terminó Christian, levantándose,no sin antes evaluar al muchacho.

Todo aquelloera demasiado extraño.

///////////////

Mannonobservaba con agrado el cuerpo inerte de Kire, que estaba suspendido en el airegracias al poder del dios. Todo se estaba desarrollando adecuadamente. Un Oscurosuperior, pero sin experiencia
eso no era de utilidad en la guerra.

Pero gracias ala conexión entre Erik y Kire, el poder de ambos aumentaba paulatinamente, cadavez más y más rápido, para agrado del dios. Pronto, la barrera que puso seríadestruida debido al poder de los muchachos.

No habíaempleado demasiado poder en ella, y la había programado para desaparecerllegado un punto de crecimiento del Oscuro, de modo que despertara, y le fuerade utilidad en el campo de batalla.

Shezken tambiénobservaba a la criatura con curiosidad, y odio irracional. Al provenirdirectamente de la esencia de Erik, eso le convertía en

-Sí, lo sé,amigo mío. Pero esta vez es diferente, créeme. Si todo sale según lo previsto,el único capaz de hacerle frente es el muchacho.

-"En ese caso
"

-Tranquilo -le callóla deidad -eso lo podemos dejar para más tarde
Cuando esté desprotegido.

-"De acuerdo.Continuaremos con nuestros planes más inmediatos. La búsqueda de los sacrificiossigue su curso. Mandaré más
"

-No seránecesario. No hay que adelantar las cosas. La impaciencia es nuestro peorenemigo, un shek como tú debería saberlo bien, Shezken.

-"De acuerdopues."

El shek sedeslizó sigilosamente fuera de la estancia, y partió para comprobar el estadode las hembras. Al fin y al cabo, debían asegurar la reproducción.

///////////////////

La tarde de lostres amigos iba de maravilla. Séun había agarrado a las dos muchachas l lashabía llevado a cuestas hasta el agua, una tras otra, para lanzarlas y bañarsetodos juntos. Eva, por supuesto, no se lo tomó nada bien. Cuando Resa y ellaestaban en el agua, se aliaron juntas para hacer ahogadillas al ojiverde.

Él, con suactitud jovial, las invitaba a pasar al ataque.

-Vamos, dadmealgo de diversión. ¡A este paso el torneo lo pierdes, Eva! -dijo él, sacándolela lengua a la chica.

-Oh, Séun
tela estás cargando de una manera bestial. ¡Vamos, Res! -tronó ella, abalanzándosesobre Séun mientras le aplicaba técnicas de taekwondo para derribar al chico,de forma que a Resa le quedó vía libre para poder aplicar un hechizo delevitación sobre el muchacho.

Una vez lo huboconjurado, Séun comenzó a flotar, mientras se sorprendía, y trataba de zafarsepataleando en el aire.

 

Eva reíamientras Resa movía su mano hacia abajo y lo catapultaba hacia el agua, llevándoseSéun un sonoro tortazo en la espalda al impactar sobre el agua.

Una vez huboemergido, el chico se arrastró como pudo a la orilla, mientras se frotaba laespalda con una mueca en su cara y dos lágrimas de cocodrilo. Una vez Eva seacercó a ver si estaba bien, el chico le devolvió la llave y la hundiócompletamente en el agua.

Y así una yotra vez. El día había transcurrido de forma divertida, pero se hizo tarde.Tenían que pensar en volver. Los tres chicos se habían tumbado en la arena,encima de sus toallas, mientras reflexionaban sobre los próximosacontecimientos.

Séun tenía unamisión programada para tres días después de aquello. Podía hacerlo solo, pero
no le apetecía marcharse. No ahora, que se lo estaba pasando tan bien.

Eva, por suparte, pensaba en el torneo en voz alta, preguntando a Séun cuál era el premioque le darían por derrotar al vigente campeón, dando por hecho su derrota.

Resa tan solodiscutía con ambos, riendo con Eva cuando las dos se ponían en contra de Erik.

Pronto,decidieron que ya era hora de volverse a casa, puesto que debían prepararsepara el día siguiente. Eva y Séun querían estar a tope, y trataban de convencera Resa de que les animaran a uno o al otro, pero ella no se veía con capacidadpara decidir. Si Erik hubiera despertado, se pondría del lado de Séun, y eso loharía más fácil: ella se pondría del de Eva.

Pero en esemomento, no valía esa opción, por lo que decidió animar a Séun. Cuando Eva hizoun pequeño puchero, ella le contestó que Markash, sus padres, y los sheks laanimarían en su lugar. Para desmontar su razonamiento, Séun rió diciendo que aél le apoyaría medio Vanissar.

Resa, paraevitar la bronca de Eva, teletransportó a todos al castillo, y todos se fuerona ducharse y a dormir, en espera del excitante día que les esperaba.

No tenían ni lamenor idea de lo realmente increíble que sería.

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Buenas!!! Holaotra vez, soy yo, el plasta de autor de esta historia. Espero que hayáisdisfrutado del capítulo 35! El capítulo 36 se basará principalmente en la peleade Eva contra Séun, y en el baile
veréis la que se arma, os tengo preparadauna sorpresita (amantes del Eva-Markash, preparaos
xD)

Un saludo!!!

zalitrix

Muy buenas atodos!!!! Antes de nada, me gustaría daros las gracias a todos los que habéisleído mi historia y a los que la seguís regularmente, porque ya hemos llegado alas 10000 lecturas! Y como he pensado que quería hacerlo especial, el capítulo36 va a ser el doble de largo que los anteriores, que tienen unas 2500palabras. Así que, muchas gracias, ¡y a disfrutar!

Música (como yasabéis, cuando veais P1, reproducis el primer link, con /P1 paráis y asísucesivamente):

P1: https://www.youtube.com/watch?v=z7uohBpxDbQ

P2: https://www.youtube.com/watch?v=L638OZoL9Ow

P3:https://www.youtube.com/watch?v=z3MfoZ_yX5E

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El gran díahabía llegado. La final del torneo se disputaría en tan solo un par de horastras el mediodía, y todos estaban muy excitados por presenciar un combate quese presentaba épico. Y, después de eso, tocaba el baile anual, una de las másimportantes celebraciones de la ciudad de Vanissar.

 

Casi todos loschicos de la ciudad ya habían pedido ala chica de sus sueños su compañía en el baile, y mientras que unos loconseguían, otros eran rechazados, pero eso no les impedía buscar a otra parejade baile en cuanto la ocasión se presentaba. Mientras esto sucedía, habíapersonas que se encontraban confusas. Una de ellas era Resa.

(P1)

La muchachahabía pasado la noche entrenando, pensando en dormir desde el amanecer hasta elmediodía, pero algo la mantenía despierta. Apoyando su nariz sobre lasrodillas, se encontraba contemplando el primer sol del cielo Idhunita salir desu montañoso escondite, perdida en sus pensamientos. Una sombra se deslizó a sulado.

-Resa
¿ocurrealgo? -preguntó el chico de pelo negro que se había sentado a su lado.

-Mark
tranquilo, no es nada. Tan solo estoy
algo confundida, nada más. No tieneimportancia.

-No puedoobligarte a contarlo si tú no quieres -dijo él. Resa solamente sonrióvagamente. El shek leía en ella como un libro abierto sin ni siquiera usar suspoderes. Lo que él desconocía era la causa, pero ella no iba a soltar prendaasí como así.

-No tepreocupes, en serio. Hoy tienes que animar a Eva, ¿no? Y yo haré lo mismo porSéun
-musitó, mirando al esbelto muchacho de pelo negro.

-Naturalmente,la vencedora será Eva. No tiene ni que esforzarse, ella es en parte shek, y portanto, superior al sangrecaliente.

-Tss
si ganaSéun, te lo pienso restregar durante una semana por lo menos -dijo ella, sonriendoalgo más animada.

-Y si no, yasabes
¡Te lo dije! -se mofó él, mientras desaparecía de la estancia, dejandouna corriente de aire al lado de la semiceleste.

Resa volvió asu posición inicial, mientras volvía a sumergirse en su mente. Tenía algo quele iba rondando la cabeza desde hacía ya tiempo, pero se le había ocurridocomentarlo con su padre el día anterior. No sabía lo que era
pero tenía claroque una celeste no debía experimentarlo.

Eso estaba mal,y era más propio de una humana que de una celeste

Shail se encontraba en su habitación, conZaisei, sus labios a dos centímetros, mientras se decían todo lo que se queríany cómo se alegraban de estar juntos, entre beso y beso. En aquel momento, sinembargo, Resa entró en la habitación, cometiendo el error de no llamar. Lachica se quedó congelada, mientras la pareja se separaba rápidamente y secolocaban en una posición más
abierta a la conversación.

-¡Perdonad! No era mi intención

-Lo sabemos, hija -dijo Zaisei, sonriendoante la cara de su primogénita -pero no es habitual que no llames antes deentrar. Ocurre algo, ¿no es así?

-En realidad
sí. ¿Puedo hablar contigo asolas, papá?

-De acuerdo -accedió Shail, algo fastidiadoporque el momento hubiera acabado, pero igualmente preocupado por su hija.

La celeste abandonó la habitación, dejandointimidad para el momento padre-hija que se avecinaba unos instantes después,cerrando la puerta tras de sí .El mago, por su parte, se cruzó de piernas en lacama, e invitó a Resa a sentarse ella también.

-Dime de qué quieres hablar, hija
parecesmuy preocupada.

 

-Es que
no lo puedo explicar. Es algo quecreo que no debería sentir, pero que no puedo evitar. Ni siquiera entiendo lo que me pasa
¿cómo novoy a estar preocupada? -dijo ella, visiblemente nerviosa.

-Intenta contármelo, más o menos.

-Verás
ya sabes que me gusta Erik, ysiempre ha sido así, pero ahora ha llegado Markash y
estoy confusa, no es quele quiera, pero tampoco quiero que no esté conmigo y a veces pienso en él comomás que un amigo, en su cuerpo, en lo bueno que
¡Argh!, no le quiero, pero lenecesito, y me hace sentir culpable por Erik y ya no sé qué hacer
! -terminóResa, derrumbándose momentos después.

Había hecho la promesa de ser fuerte, peroera lo más normal del mundo, aunque ella todavía no lo sabía. Shail la miró,enternecido, y la abrazó.

-Hija
creo que ya sé exactamente lo que teocurre. Verás
los celestes no son como los humanos. Ellos se pueden enamorarde otros, al igual que los humanos. Pero, sin embargo
una cosa que los humanoshacemos mucho, sobre todo en nuestra etapa adolescente es estar con otro, perode otra manera

Resa frunció el ceño y miró a su padre.

-Papá, no me has aclarado nada.

-Seré más directo. Nosotros podemos sentiruna atracción por el físico, lo que hace surgir un deseo que se vaacrecentando. Nosotros lo llamamos deseo sexual, y es por ese deseo que muchoshumanos comienzan una relación que no implica sentimientos, solamente sexo
-lacara de Resa enrojeció fuertemente, y su padre se apresuró a aclarar lo quehabía dicho- en todas sus formas, como los besos.

Tal vez es por eso por lo que te sientesculpable por Erik: para tu parte celeste, este tipo de deseo es impensable y detestable,ya que es una mera atracción física, y no implica sentimiento. Es
unanecesidad, algo propio de la sexualidad humana. No te lo tengas en cuenta, Res-terminó Shail, con una ligera sonrisa.

-Papá
a ti te pasó lo mismo, ¿no es así?¿Estuviste con otras mujeres antes que con mamá, sólo por eso?

Shail sonrió pícaramente.

-Ay, hija
si tú supieras
Pero en fin, notienes que sentirte culpable por Erik. Además, me parece que a Markash puedepasarle algo parecido. Al fin y al cabo, tú no eres precisamente fea, más bientodo lo contrario.

Era verdad. Resa tenía un cuerpo esbelto, laaltura ideal para una chica de 16 años, y unas curvas capaces de volver loco acualquier adolescente de su edad.

-Eso sí, hija
Si sientes amor por Erik peroMarkash te atrae
Tienes un gran dilema. Pero ahora mismo
Erik está en coma, yno sabemos cuándo despertará. Creo que tienes derecho a vivir tu sexualidad; alfin y al cabo, nunca has estado con un chico, ¿no?

-Ya sabes que no
-dijo ella, sonrojándoseligeramente

-Pues anda, no pasa nada. Si te sientesmejor, piensa que ni estás saliendo con Erik, ni tienes compromisos con él.Sólo sois amigos
por el momento.

Resa suspiró. Su padre tenía razón.

 

-Gracias, papá. Siempre sabes qué decir
-susurró, y le dio un beso en la mejilla. Shail sonrió, y la instó a irse,alegando que Eva la estaría esperando para ir al lago.

La chicasacudió su cabeza, espantando los malos pensamientos. Todavía no estaba segurade querer traicionar a Erik de aquella manera. ¿Traicionar? Se dio cuenta deque aún pensaba como celeste. No tenía nada más que unos sentimientos haciaErik, que podían no ser correspondidos.

¿No era justo,entonces, poder abandonarse al deseo, a la necesidad humana, aunque sólo fuerauna vez?

Resa se percatóde que estaba perdiendo el tiempo. Se fue a dormir, a la espera de que su padrela despertara para ir a la arena. Ese día se presentaba bastante largo

(/P1)

//////////

Séun suspirómientras se cambiaba de ropa tras la ducha. Tanto él como Eva se habíanseparado aquella mañana para prepararse independientemente para el gran evento,y no se verían hasta la hora del combate.

El chico estababastante emocionado por la idea de defender el título ante Eva. Sería un grancombate, sobre todo teniendo en cuenta que Christian y Markash habían entrenadoa la joven. Pero sin embargo, también se encontraba algo mustio.

Al chico lehubiera encantado que Erik pudiera haber estado ahí, animándole. Sabía que noiba a animar a su hermana: ya contaba con el apoyo del resto de la familia y elde los sheks, así que el dragón iría con su amigo, por mucho que se loreprocharan.

-"Ganaré esta,Erik. Y cuando despiertes, iremos a celebrarlo" -juró el ojiverde, envainandosu espada legendaria. Obviamente, no iba a usarla en el combate: no queríanheridas graves, tan solo algunos rasguños propios de una escaramuza.

Dejó la espadaapoyada en su sitio de siempre, y se marchó a desayunar. Por el camino, seencontró a Resa, que iba camino de su habitación.

-¡Buenos días,morena! -saludó el chico, sonriente -¿Vamos a desayunar?

Resa sonrió asu vez, y rechazó la oferta.

-No, gracias
prefiero dormir un rato más, casi no he pegado ojo. Y tengo que estar listapara animarte, bobo.

-¿Ah, sí? Mesiento halagado
-dijo él, entre risas y guiñándole un ojo -En fin, descansaentonces. ¡Nos vemos en unas horas!

-Eso intentaré.¡Hasta luego! -se despidió ella, mientras retomaba su camino.

El moreno sealejó agitando la mano a modo de saludo, y continuó hacia el comedor. Esamañana desayunaría con sus padres, y Eva con los suyos. Tenían que prepararseestratégicamente, y no iba a desperdiciar la oportunidad de obtener el consejode su veterano padre.

Una vez hubollegado, saludó con un beso a Kimara, y le dio una palmada en el hombro aAlsan. El desayuno le esperaba en la mesa, servido como a él le gustaba.

-Un año más enla final, ¿eh? ¡Ese es mi chico! ¡Toda una fiera! -rugió Alsan, revolviéndoleel pelo a su hijo adoptivo.

-¡Papá, que yano soy un crío!

Kimara soltóuna risita.

-Tiene razón,cielo. ¡Déjale vivir tranquilo!

Alsan puso carade fastidio, y empleó un tono irónico.

-¡Soy el rey, yharé lo que quiera! -comentó entre risas -Pero en fin
este año, hay buenacompetencia, ¿eh?

-Y que lodigas, papá. Eva es

-¿Muy fuerte?Sí, lo sé, ni yo podía con su padre y

 

-Yo iba a decirmuy guapa
¡pero tu argumento también vale, supongo! -rió el ojiverde, contento-¿Y no tendrás algún consejo?

-A estasalturas
nada que no sepas, hijo. Pero no la mires a los ojos
se ha estadoentrenando para controlar sus poderes. Podría paralizarte, y eso es válido, yaque se pueden usar todas tus habilidades en el torneo.

Séun sesorprendió

-¿Y por qué nouso yo entonces mi espada legendaria? -inquirió el muchacho.

-Le quitaríasemoción, chico, ¡y yo necesito algo con lo que pasármelo bien! Ser rey esbastante aburrido
-musitó, poniendo cara de fastidio.

-De acuerdo,intentaré dar un espectáculo. Procura no caerte de la silla, ¿vale? -picó elchico a su padre.

El resto de lacomida transcurrió entre conversaciones más normales, ya sobre algún consejo, yel chico se levantó y se despidió de los dos monarcas, dirigiéndose al estadioen el que tendría lugar el combate. No en vano tenía que estar temprano parapoder practicar un poco y quitarse el óxido matutino del cuerpo.

Eva, por su parte,no iba a ser menos. Ella también había madrugado aquella mañana para prepararseadecuadamente, pues la ocasión de desbancar a su amigo del puesto de campeón sepresentaba apetecible. Además, ya se había ganado el favor de parte delpúblico, lo cual le haría disfrutar todavía más.

Mientrascaminaba hacia el comedor, ella también se encontró con alguien. Una sombraapareció apoyada en la pared, de brazos cruzados. Eva no se sorprendió, puestoque le llevaba sintiendo desde hacía ya un buen rato.

-Buenas,Markash.

-Hola, Eva.¿Has descansado lo suficiente? -inquirió él, aparentemente sin interés.

Eva asintió,convencida.

-Bien
no teserá difícil vencer. Al fin y al cabo, eres

-En parte shek,lo sé. Pero no por eso voy a confiarme. Tú mismo me enseñaste eso, ¿no es así?-medio sonrió ella, mientras le miraba a los ojos sin temor alguno.

-Veo que mislecciones no cayeron en saco roto
Me alegro. En fin, te desearía suerte
perolo que necesitas es preparación, y ya la tienes. Te estaré animando en elcombate.

-De acuerdo,Markash
te veré más tarde -terminó ella, y el hijo del Séptimo despareció dela escena, mientras la chica se dirigía hasta el comedor.

Durante eldesayuno, su padre le dio un par de consejos como hizo Alsan con Séun, mientras Victoria comentaba que lo habíahecho muy bien y que diera lo mejor de sí para ganar, y que estaba orgullosa.Jack, por el contrario, removía su taza de café, al mismo tiempo que pensaba enque Eva tenía muchas posibilidades, y sonrió animado.

Terminaron eldesayuno, y Eva se dispuso a prepararse para bajar a la ciudad. Christian seagachó un poco y la cogió por los brazos.

-Sea elresultado que sea, estoy muy orgulloso de ti, hija, así que sal ahí a por todas-Christian animó a su hija. Ella sonrió de medio lado y abrazó a su padre.

-Lo intentaré,papá -y dicho esto, se marchó, su mente shek calculando ya la mejor estrategiapara un combate contra alguien a quien apenas había visto luchar, aunque esoimportaba bien poco.

La esgrimarequería de concentración y sangre fría, y la medio shek iba bien sobrada delas dos cosas, por lo que no había nada que temer. Sin embargo, los años deexperiencia de Séun serían algo muy difícil de combatir.

 

Eva miró alcielo en cuanto salió del castillo. Los tres soles refulgían con fuerza en uncielo azul completamente abierto. Parecía que hasta los mismos diosesconsideraban la ocasión como extraordinaria
.

////////////

Una sombragigantesca se deslizó reptando por una entrada en el techo de una torre. Lafigura sentada en el trono saludó mentalmente a la criatura. Fue entoncescuando los ojos de la gigantesca serpiente alada se posaron en el cuerpo inertede Kire.

-"Mannon
Labarrera no aguantará mucho más. El oscuro está a punto de despertar
hoy mismo,tal vez."

-Esimpresionante, ¿verdad, Shezken? En un mes han progresado tanto como el mejorde los guerreros en mucho más tiempo. No creí que mi teoría fuera correcta

-"¿A qué terefieres?"

-Muy sencillo-se dispuso a explicar el Séptimo -cuando dos poderes iguales chocan, suverdadera naturaleza sale a la luz, y si el choque no cesa, ambos crecenexponencialmente, a la par con el rival, pero la mejora no puede ser vista hastaque se cambia de contrincante -terminó Mannon.

-"Ya veo
asíque por eso sellaste al dragón en el mundo etéreo, ¿no? Fascinante
Pero nohabía venido para eso. Llamaba para comunicarte de que hemos hallado la pistade una de las litografías. Mandaré una avanzadilla para comprobar y verificarel rastro."

-¿Ves cómo nohacía falta ser tan impaciente con la búsqueda? Buen trabajo, Shezken. Ahora,ve a asignar tareas a los más jóvenes: aún están muy
desentrenados -terminóMannon, haciéndole un gesto para indicar que saliera de la cámara. La serpientecomprendió y abandonó el habitáculo, al mismo tiempo que Mannon observaba a sucreación. Pronto, muy pronto

////////////////

(P2)

Era mediodía enla ciudad de Vannisar. El momento había llegado por fin. Los habitantes de laciudad y las afueras de la misma se concentraban en la arena, rugiendo yanimando a los combatientes, mientras aguardaban al inicio del combate quecoronaría al ganador de aquel año como campeón de la ciudad.

Cuando el flujode gente terminó de entrar al estadio y se sentó, llenando toda laconstrucción, un mago con un hechizo de amplificación de voz hizo los honoresde introducir al anterior campeón y a la aspirante al título.

-¡Muy buenosdías, pueblo de Vannisar! ¡¿Estáis listos para presenciar el encuentro delaño?!

La multitudrespondió con un sonoro "sí", y el presentador continuó su tarea.

-¡Así me gusta!Pues, sin más dilación
aquí tenemos a la aspirante, Eva
y al campeón del añopasado
¡Séun!

Los dos amigossalieron al centro de la arena, uno enfrente del otro, para coger las espadaspreparadas para la batalla. Una vez llegaron, se dirigieron una breve mirada yunas palabras.

-¿Lista,princesa? -picó él, como siempre.

-Oh, Séun
porfin voy a poder hacerte morder el polvo por todas las vaciladas que me hashecho estos meses
Voy a disfrutar esto más de lo que debería.

-Tienes un gransentido del humor
-terminó él, desenvainando cuando el árbitro dio la señal,seguido por ella.

En eseinstante, los dos se lanzaron uno contra otro, con una sonrisa en la cara,mientras el público animaba a ambos contendientes. Entre movimientos ágiles sedistinguía el relucir del filo de las espadas que chocaban, se separaban yvolvían a atacar sin temor alguno. Parecía como si estuvieran bailando en elcampo de batalla.

 

Séun sesorprendió bastante de que Eva pudiese leer sus movimientos, si tan solo dosmeses antes era una novata en la esgrima. Eso provocó un ensanchamiento en suya marcada sonrisa: por fin un combate emocionante. Ese año, el título tendríaalgo más emoción.

El ojiverdelanzó un corte en horizontal, pero Eva se agachó, y dio una estocada,provocando una risita en el chico, quien ágilmente saltó sobre la espada de lachica, se puso de cuclillas sobre el filo y miró a Eva a la cara, pero con losojos fijos en su frente de manera que sus ojos no quedaran expuestos.

-Vas a tenerque hacerlo mejor, Eva. ¡Necesito pasármelo bien con este combate!

La chica gruñó,tratando de derribar a Séun con un ágil movimiento, pero el moreno ya habíasaltado y se disponía a colocarse en posición de contraataque. Eva se lanzó denuevo al ataque, y el intercambio volvió a comenzar una vez más.

En las gradas,a medida que la acción transcurría, comentarios sobre los participantes se ibanextendiendo poco a poco, oponiéndose a los de otros o complementándose entreellos. El palco no era ninguna excepción.

-¿Qué opinas,chico? Séun se merece su puesto, ¿verdad? -inquirió Alsan mirando a Jack ylevantando una ceja. Jack le miró y sonrió.

-La verdad esque lo has entrenado bien
no parece estar pasándolo mal, todo lo contrario. Siyo hubiera hecho lo mismo por Erik, tal vez

-Jack, hoy novas a preocuparte por nada. Te vas a divertir, ¿entendido? -le reprendió Alsanen broma. La sonrisa del dragón se ensanchó.

-Gracias
lonecesitaba, en serio. Bueno, vamos a ver cómo sigue esto. ¡No me gustaríaperderme nada!

Mientras,Christian y Markash se intercambiaban pensamientos sobre los movimientos deEva, sus errores, y dónde y cuándo aprovechar la apertura del muchacho paraacabar, aun sabiendo que ambos se estaban conteniendo.

Victoria lesmiró, y suspiró. Los sheks eran muy objetivos, sobre todo en esa clase deocasiones. -"Daría lo que fuera por saber qué están comentando esos dos ahoramismo".

El ojiverdebloqueó el avance de la hija de Victoria y Christian con cuatro diestrosmovimientos mediante los cuales puso fin al asalto de la joven. El joven pasó ala ofensiva, abalanzándose sobre Eva de forma similar que un lobo hace con supresa. La semishek retrocedía, esquivando y bloqueando experimentados mandoblesde Séun.

Pero el hijodel rey no se dejó llevar por la aparente facilidad del momento, y, con mediopaso atrás, dejó entrever una apertura, que no dudaba Eva trataría deaprovechar para cambiar las tornas de la batalla.

Por su parte,la chica cayó en la trampa. Según recuperó el equilibrio y se disponía aatacar, su rival ya había tomado una postura defensiva que le permitió quitarlea Eva la espada de la mano y lanzarla por los aires, de manera que cayó alejadaun par de metros de donde estaban.

Eva quedóperpleja por el movimiento repentino del muchacho. Séun entonces apuntó a la joven con la espada.

-Yo diría queesto ha sido todo, ¿no? -mofó Séun a la morena.

-Je. Másquisieras
-le devolvió ella, rodando hacia un lado con agilidad cuando Séun sedisponía a derribarla del todo, y recuperó su espada, volviendo alcontraataque. El chico bufó por lo bajo. Aquello iba a ser más difícil de loque pensaba.

 

(/P2)

/////////////

El mundo etéreotemblaba, o al menos, la parte en la que los dos contendientes se encontrabanlo hacía. Violentas sacudidas provocaban que la estructura en forma de torrellena de vidrieras se iba resquebrajando y destruyendo desde sus mismoscimientos, lentamente. Chispas de fuego saltaban desde la parte superior de laplataforma al tiempo que Erik y Kire hacían bailar las espadas con habilidad.

El combate seestaba haciendo cada vez más violento. Erik no parecía notarlo, pero estabaimprimiendo tanta fuerza en sus golpes como su cuerpo le permitía, y lo mismopasaba con los ataques de su alter-ego.

Ágiles fintas,recortes y rápidas estocadas se sucedíanen un baile interminable y, para aquel que lo mirara de lejos, completamenteembelesador. Se podría haber pensado que era algo de otro mundo.

En una brevepausa, los dos rivales se separaron y se miraron a los ojos, su rostro unreflejo del del otro, y se volvieron a lanzar al ataque. Estaban disfrutandodemasiado como para darse cuenta de lo que estaba sucediéndole a su campo debatalla.

/////////////

Una media horamás tarde, el combate continuaba desarrollándose con total normalidad en laciudad. Sin embargo, parecía que ambos jóvenes estaban ya demasiado cansadoscomo para luchar por mucho más tiempo. El resultado se decidiría en lossiguientes minutos.

Sin embargo, elfinal llegó mucho antes de lo esperado. En un último ataque, amboscontendientes chocaron de nuevo. Tanto Séun como Eva empujaron con toda sufuerza, pero al final, la experiencia prevaleció, y la espada de Eva se partióen dos, la hoja cayendo al suelo con un sonido seco.

El ojiverdesonrió, jadeante.

-Parece que
yogano este año
princesa -miró a los ojos de la chica mientras lo decía. Lamedio shek sonrió a su vez.

-Por esta vez.Pero tendrás que admitir que te ha costado, ¿eh? - sus últimas palabras fueronahogadas por la multitud embravecida, y el árbitro otorgando la victoria a Séununa vez más. Alsan se levantó, aplaudiendo, mientras Kimara observaba conorgullo a su hijo adoptivo.

En aquelmomento, el estadio comenzó a vaciarse. Quedaban tres horas para el comienzodel bailer en el castillo, y había que prepararse y llegar hasta allí, por lo queno había tiempo que perder. La ceremonia de entrega se haría allí. Unas dríadessalieron al campo para llevar a los jóvenes ante un mago para que lesdevolviera las energías y les dejara como nuevos.

Aún en elpalco, Jack miró a Markash, complacido.

-Parece que lasserpientes volvéis a perder
no me extraña nada -rio Jack, ganándose una miradafría de Victoria, quien le dio la espalda y se alejó con Shail y Zaisei. Elrubio quedó perplejo.

-¿Qué he dichoahora? - preguntó en alto.

-Parece quetiene que ver con el hecho de que no apoyas a tu hija, idiota -comentóChristian, sonriendo de oreja a oreja al ver a Jack metido en problemas. Elrubio se encogió de hombros, y continuó junto a Alsan, temeroso de su esposa.

Tras sertratados, campeón y subcampeona abandonaron el estadio, y también ellos sedirigieron hacia el castillo. Por el camino, admiradoras de Séun trataban depegarse a él para acompañarle, y tratar de conseguir ser su pareja, pues biensabido era que nunca iba a aquel evento, ya que prefería entrenar, pero elrumor de que ese año sí iría se había propagado como la pólvora.

 

Para desgraciade las jóvenes, el muchacho iba hablando con Eva y ni se daba cuenta de queestaban allí, a lo que la joven sonrió con placer, y disfrutó tanto del momentocomo de las expresiones en las caras de las otras chicas, además de suspensamientos.

"¿Quién esesa?" "¿Qué hace con mi Séun?" "¡Será zo
"

En ese momento,Eva había desaparecido y se había situado tras la que había emitido el últimopensamiento.

-Yo que tú noterminaría esa palabra. Por tu seguridad
-susurró ella a su oído. El ojiverdese dio cuenta, y soltó una sonora carcajada mientras instaba a su amiga aseguirle, que iban a llegar tarde. Eva le sonrió y continuaron juntos sucamino, bromeando acerca de lo que acababa de pasar

/////////////////

Unas horas mástarde, todos ya estaban preparados para la velada. Las puertas del gran salóncentral del castillo ya estaban abiertas, y una corriente de personas lasatravesaba poco a poco, mientras los guardias y magos hacían la inspección deseguridad rutinaria a los habitantes de la ciudad.

La gente,especialmente los jóvenes, parecía muy nerviosa y excitada. Aquel baile siemprehabía sido como un afrodisíaco para las parejas, y en los pocos casos en queno, afianzaba más la relación, allanando el terreno a los chicos.

Eva y Resahabían quedado en bajar juntas, mientras que Jack, Victoria, Alsan, Kimara,Shail, Zaisei y Christian se encontraban ya recibiendo a la gente que seacercaba a saludar a sus monarcas y a los padres de la subcampeona.

En muy pocotiempo, todo el salón se llenó, con espacio de sobra para desplazarse entre lagente, lo cual agradó a todo el mundo. La gala comenzaría en muy poco tiempo,por lo que los últimos momentos de espera se vivían con ansia. Se recibiría alcampeón, y comenzaría todo.

Sin embargo,Séun tenía otros planes. Tras recibir el trofeo de todos los años, subió acambiarse a su habitación, no sin antes decirle a Eva que volvería en un rato.La chica no pareció inmutarse, y le dijo que se tomara el tiempo que quisiera,pero al final comentó que si tardaba mucho no se lo perdonaría.

Deambulando porlos pasillos, se encaminó a donde descansaba el dragón.

///////////////////

Erik y Kire seencontraban cara a cara tras otro intercambio de golpes. Los dos se miraron ysonrieron, y en ese momento, entraron de nuevo en postura de ataque, cargandosus espadas con toda su energía.

-¡Voy a acabarcontigo de una condenada vez! -rugió Erik, encantado ante el aura de fuego quese arremolinaba alrededor de su filo.

-Hmpf. Eso yalo veremos

-Entonces,adelante. ¿A qué estamos esperando? -finalizó Erik, y los dos corrieron alencuentro del otro.

Con un saltohacia delante, recortaron toda la distancia que les separaba. El tiempo pareciódetenerse por un instante, justo antes de que los dos iguales desataran todo supoder con un grito en un último choque. En aquel momento, algo sucedió.

Una onda dechoque se expandió desde sus espadas hacia toda la zona desde donde estaban,destrozándola por completo y derruyendo la estructura, de manera que quedaronflotando en el vacío. A su alrededor, la oscuridad pareció romperse encristales, y dejó paso a una luz brillante.

 

En ese momento,Kire habló:

-Parece quehemos roto esta
prisión. Estarás contento, Erik
ahora podrás volver a verlosa todos, ¿no es eso lo que querías
?

En cuanto Kiremencionó a sus seres queridos, los pensamientos del dragón convergieron en Resatras unos instantes. Su alter-ego rio, complacido.

-Vaya vaya
Esachica es muy especial, ¿verdad? Resa
está bastante bien. O, tal vez, no tanto
al fin y al cabo, tan solo es unamera sustitución de ella

Erik miróperplejo al Oscuro, y le preguntó a qué se refería.

-Oh, es verdad
-comentó Kire, sabiendo algo que Erik ignoraba - se me olvidaba que ya no larecuerdas. Muy patético por tu parte
después de lo que le prometiste. Pero noes culpa tuya
los ojos azules te hicieron olvidar
-terminó Kire, siendoambiguo a propósito.

El joven dragónpensó que le estaba engañando, y se dispuso a acabar con él, pero los doscomenzaron a desvanecerse. Con un último eco de su rival "Nos encontraremospronto
" Erik se sintió sin una parte de su ser.

Y de repente,comenzó el torrente de imágenes. Parte de la vida de Erik pasó ante sus ojos,pero a la inversa: todo lo que había vivido en Idhún, seguido por su vida delos últimos cuatro años hasta llegar a la imagen de una joven de trece años conel pelo de color castaño oscuro que le daba la espalda. El joven se dio cuentade que nunca la había visto. Y cuando la muchacha se iba a girar

-¡Agh!

//////////////////////

Séun se llevóun susto de muerte cuando su mejor amigo levantó el tronco de manera repentina,con los ojos abiertos y respirando de manera pesada. La mente de Erik estaballena de preguntas. ¿Qué acababa de pasar? ¿Cómo había escapado? Y, sobre todo
¿Quién era ella?

-E-Erik, ¡estásdespierto! -gritó Séun, abalanzándose sobre el muchacho con un abrazoespecialmente fuerte.

-S-Séun
meahogo
-jadeó Erik, y el campeón le soltó. Una sonrisa de oreja a oreja sedibujó en el rostro del moreno.

-¿Cuántotiempo

-Un mes, tío,¡un mes! ¿Sabes lo preocupado que estaba? Como me vuelvas a hacer esto
te voya tener que dar una buena paliza.

-Un mes
dioses, ni me he dado cuenta. Un momento, ¿por qué vas vestido así? -inquirióel joven dragón.

Séun le ayudó alevantarse y le comentó que era el día del baile del reino de Vanis. Elmuchacho maldijo, recordando que había invitado a Resa, y que tenía que ir averla.

-Res ya estáallí con Eva
vamos a cambiarte de ropa, ¡y les daremos una buena sorpresa! Ah,y un consejo
échate algo de desodorante.

Erik volvió amaldecir, y Séun rio. Los dos subieron corriendo, Erik a su habitación, y Séuna por Eva tratando de perder el menor tiempo posible. El rubio se moría deganas de verles a todos
en especial, a ella.

//////////////

Resa charlabacon la subcampeona animadamente, mientras observaba a todas las parejas delsalón. Casi había llegado el momento de las canciones lentas, y las dosmuchachas estaban esperando a sus parejas. En aquel momento, Séun apareció porla puerta pequeña, ya que la grande se había cerrado con una sonrisa, ysorprendió a Eva por detrás, haciéndole cosquillas. Momentos después, y trasrecibir un pequeño golpe cariñoso de la semishek, los dos comenzaron a moverseal ritmo de la música.

 

(P3)

La semicelestetenía esperanzas de que Erik apareciera en cualquier momento por la puerta, aligual que había hecho Séun, pero sabía que era inútil creerlo. En ese momento,divisó a Markash, que apoyado en la pared, discutía mentalmente con un shek queestaba en la ventana, fuera del edificio, y volvió a sentir aquella llamada,aquel deseo, como lo había llamado su padre.

El hijo delSéptimo notó su mirada preocupada, y se acercó a ver lo que le pasaba a lasemiceleste.

-Eh
¿qué teocurre? -preguntó Markash -Deberías estar pasándolo bien, como los otrossangrecaliente
me extrañaría que no tuvieras una pareja.

Resa sonrió demanera triste.

-Y la tengo,Mark, pero

-Ya entiendo.Es por eso, ¿verdad? No puedes dejar de pensar en él
pero eso no te estáhaciendo ningún bien. Sé que le quieres, pero no eres suya. Al menos, no demomento, y menos aún bajo estas condiciones. Tienes que

-Vivir, lo sé.Y tienes razón
creo que me he cansado de esperarle. Al menos, por ahora
Creoque eso es lo que quiero. Pero también quiero otras cosas, Mark. Desde quehemos intimado más, me está pasando algo
cada vez me atraes más, pero

-Es puro deseosexual. Lo sé, Res
Y contener eso es malo, créeme. Luego, un día, explotas, yhaces algo de lo que te puedes arrepentir. Así que
¿por qué no aprovechamos unrato
?

Acto seguido,Markash la cogió por la cintura, y comenzaron a bailar, también al son de lalenta, que ya estaba terminando. Justo al final, Markash se acercó y besó loslabios de la chica, que respondió con impaciencia. Sus lenguas se entrelazaron,en otro baile que parecía duraba eternamente, aunque fuera sólo un momento.

(/P3)

Séun levantó lavista, y no pudo reprimir un "¿eh?" de asombro. Y luego llegó lo peor, dos segundos después. La puertapequeña se había abierto a mitad del beso. Cuando Resa se separó, miró en esadirección, y suprimió un grito de asombro.

Un muchachorubio observaba a la pareja, boquiabierto, pero su rostro de sorpresa seconvirtió en uno de rabia e impotencia.

-Tú
cómo haspodido
-dijo él, entre dientes, mientras la furia ardía en sus ojos, su fuegode dragón más fuerte que nunca.

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Espero que oshaya gustado el capítulo!!!! Cinco mil palabras, como prometí. Muchas gracias a todos los que comentaron el último capítulo, como siempre digo! Bueno, pasamos con las preguntas... ¿Cómo va a reaccionar Erik ante lo que acaba de pasar? ¿Y Resa? ¿Qué ocurrirá entre Séun y Eva ahora?

Un besazo!

zalitrix

Resa continuabamirando al muchacho, mientras la habitación aumentaba rápidamente detemperatura. Erik se concentró, y un remolino de fuego se comenzó a formar entorno a su mano, mientras mantenía una mirada asesina hacia el joven que lehabía quitado a Resa. Pero, de pronto, se detuvo, al darse cuenta de algo.

Él mismo sesorprendió, y abrió mucho los ojos cuando aquellos pensamientos cruzaron sucabeza. Le dolía, sí, y las ganas de matar al maldito shek aumentaban
pero,por otro lado

El joven dragónno se relajó, pero el remolino de llamas se detuvo. Con el fuego ardiendo ensus ojos, el chico salió de la habitación a un ritmo lento, con las manos enlos bolsillos, todos los que le conocían mirándolo boquiabiertos. El primeroque no se esperaba esa reacción era Séun. Si conocía bien a Erik, que lo hacía,hubiera jurado que saltaría a por Markash nada más contemplar la escena.

 

Resa contemplóla marcha del muchacho y trató de seguirle, pero el shek la retuvo. La chicaintentó desasirse de su mano, pero él negó con la cabeza.

-Lo empeorarías.Me parece que, después de esto, lo que menos necesita es tu compasión

La chica lemiró con rabia contenida, pensando que todo aquello era culpa de la serpiente,que la había embaucado para hacerle daño al chico al que amaba. Sin embargo,pronto oyó la voz de Markash resonando en su mente.

-"Sabes quequerías hacerlo, y yo no te he obligado a nada. Ha sido tu decisión
"-fueronlas únicas palabras antes de que la conexión se rompiera al desviar ella lamirada.

Eva también ledijo algo a Séun. Sabía que, después de eso, el chico se iría tras su amigo,como tantas otras veces, lo cual la desilusionaba. Cada momento que pasabanterminaba igual, pensó la chica, ¿tal vez apenada? De cualquier manera, le dioun toque en el hombro a su acompañante.

-Ve. Te necesita,y

-Lo sé -para susorpresa, el chico le cortó -pero no voy a volver a dejarte sola otra vez.Siempre pasa lo mismo, y siempre me arrepiento
-terminó en voz más baja,mirando hacia otro lado.

Aquello pillóde sorpresa a la chica, y su hielo se derritió por un momento. El tiempo justopara que no respondiera el shek, sino la humana.

-Entonces,vayamos juntos. Yo tampoco quiero que te vayas
-completó ella, también con unhilillo de voz, mostrándose tímida por primera vez en su vida. En ese momentoel shek recuperó su parte de control, y la chica se preguntó:

-"¿Qué me estápasando?"

Cuando quisodarse cuenta, ya habían salido del gran salón, en pos de su hermano.

//////////////

Aunque hubierapodido controlarse, la rabia tendría que salir en cualquier momento. Ynecesitaba desahogarse, pues no quería ningún incidente más por su causa, yestaba seguro de que, de ver a Resa o al mismo shek, iba a explotar. Por ello,el joven rubio se encontraba saliendo del castillo en busca de algún lugar enel cual pudiera blandir su espada. Con una normal no podría canalizar todo loque sentía, pero tampoco quería inundar el lugar de llamas.

Ese pensamientolo hizo sorprenderse aún más. Estaba furioso, muy furioso. Pero
no por lo queél esperaba estarlo. Mientras caminaba camino al pueblo, habiendo recorrido máso menos la mitad del camino, se vio rodeado por un grupo de seis sombras.

El muchachoentrecerró los ojos, y un remolino de llamas envolvió su brazo, extendiéndosemás allá de su mano.

///////////////

En el castillo,Christian se sobresaltó. Lo había sentido. Aquellas criaturas habían vueltootra vez para amenazar la paz de aquel lugar, aunque en un grupo simple y muchomás reducido.

El castañocerró los ojos y difundió un mensaje a las mentes de Alsan, Jack, Victoria, Shail,Séun y Eva. Cuando terminó, se dirigió corriendo hacia el lugar en el quehabían emergido los Oscuros. No había tiempo que perder.

Por el camino,se cruzó con Jack, que también corría hacia allí.

 

-¿Crees queestará bien? -dijo el rubio, entrecortadamente, mientras avanzaban a todavelocidad.

-No lo sé. Nocreo que esté preparado para ello. Pero Séun y Eva iban un poco por detrás deél, así que no estará solo. Y por si no fuera suficiente
ya les he llamado atodos.

Los dos padresse detuvieron a la entrada, donde los demás ya les estaban esperando. Sin másdilación ni mediar palabra, todos se lanzaron a la búsqueda de aquellos seres.

///////////////

Erik echó unvistazo a lo que le rodeaba. Recordaba haberse enfrentado a todas aquellascriaturas en el mundo extraño en el cual se había enfrentado con Kire, sualter-ego. Tres criaturas cuadrúpedas, totalmente negras y homogéneas, debrillantes ojos marrones, y otras tres bípedas con aspecto de armadura debatalla, con partes de la misma diferenciables en su cuerpo.

No se lo pensódemasiado. En cuanto la primera criatura se lanzó a por él, el joven se girórápidamente para esquivar su ataque, y descargó la furia de su espada plateadasobre el cuerpo de la criatura, haciéndola explotar debido a las violentasllamas liberadas de golpe.

Una vezrealizada la acción, debería haber saltado hacia atrás, para evitar que elcírculo se estrechara, pero estaba demasiado cabreado para pensar con claridad,por lo que se lanzó a por la siguiente víctima, esta vez a por uno de losOscuros bípedos.

Con un tajohorizontal descargó una pequeña llamarada para amedrentar a los otros, ycomenzó a lanzar ataques a su enemigo, quien solo podía tratar de defenderse,mientras el filo llameante penetraba violentamente sus defensas y llegaba a sucuerpo. Tras unos segundos, cayó muerta, al suelo, y comenzó a desvanecerse.

De igualmanera, el muchacho despachó rápidamente a los otros monstruos, que no pudieronhacer gran cosa por el muchacho, debido a que no habían atacado al principio ala vez, cuando contaban con mayor superioridad numérica y el factor sorpresa.

Una por una,cayeron víctimas de la rabia del muchacho, quien las mutilaba sin mostrarsignos de clemencia o piedad alguna. Ya había acabado con muchas de ellasantes, por lo que le daba igual mandar a otras cuantas más a la tumba.

Una vez sehubieron desvanecido, el chico relajó su mano y soltó su espada, la cual sedesvaneció en el aire con unas chispas de fuego. Mientras lo hacía, oyó pasosrápidos y jadeos, por lo que se giró una vez hubo terminado.

Y allí estaban susfamiliares, amigos y conocidos, preparados para tratar de contener una amenazaya inexistente.

Jack, Victoriay Christian no podían entender lo que acababa de pasar. Las criaturas queemitían aquel odio tan intenso y esa ominosa presencia acababan de desvanecerseen el lugar en el que su hijo se encontraba.

Séun se acercóa él rápidamente, seguido por Eva.

-Tío, ¿estásbien? ¿Ha pasado algo? -inquirió su amigo, a la vez que su hermana miraba sucuerpo en busca de rastros de heridas. Acto seguido, la muchacha le dio unpequeño, pero sentido abrazo.

El chico, apesar de lo repulsivo del contacto, sonrió, y le devolvió el gesto con unapequeña sonrisa. Acto seguido, todos se acercaron para comprobar el estado delmuchacho, y para expresar su alegría de que hubiera despertado. Él decía queestaba mejor que nunca, y que la siesta le había sentado muy bien, mientrasreía, ante las lágrimas de felicidad de su madre.

 

Una chica, sinembargo, se quedó algo más rezagada, y comenzó a acercarse, vacilante. En elmomento en que su mirada se cruzó con la de Erik, el chico tuvo que esforzarsepara poder reprimirse.

-¿Qué hace ellaaquí? -susurró, temblándole la voz.

Ella lo oyó, yrápidamente se acercó a él, mientras una lágrima bañaba su ojo izquierdo.

-¡Oh, Erik,menos mal que estás bien! ¡Estaba tan preocupada por ti
! ¡Siento mucho todo loque ha ocurrido, de verdad! Ahora que estás bien
me he dado cuenta de que yosiempre te he

-Mira, Res
nome apetece hablar ahora mismo-cortó él, secamente, algo muy impropio de él.Resa quedó en shock por un segundo, y el dragón miró a Séun y a su hermana.

-Iba a dar unpaseo, ¡necesito despejarme un rato! Noos preocupéis, vuelvo en un momento. Y tú, Séun, no cierres el castillo conmigofuera, ¿eh? Ah
y suerte, tío -le sonrió él, a lo que el ojiverde setranquilizó, y asintió, sonriendo también. Erik le dio un codazo, pensando "Apor ella, tigre". Después, se despidió de los demás, jurando a su madre por losseis astros y los siete dioses que no tardaría, y continuó su camino.

Resa le mirómientras se marchaba. Parecía el mismo de siempre, parecía que lo que habíapasado le daba igual. Sin embargo, Eva lo había visto en sus ojos. Aquellamarcha forzada se debía a que, dado que compartía habitación con Resa
Elambiente iba a estar muy tenso. Y eso no era algo que pudiera solucionarse,porque su hermano no iba a pasar toda la noche fuera.

El ojiverde lallamó, y ella se giró. Se había quedado tan ensimismada en sus pensamientos queno se había dado cuenta de que sólo Resa, ella y él seguían allí, y Séun mirabaa la primera con gravedad.

-Tienesbastante que explicar, creo.

-Séun, yo
-comenzó la castaña, pero de nuevo fue cortada a mitad de frase.

-Volvamos. Noquiero quedarme a hablar aquí fuera, esas criaturas podrían volver en cualquiermomento
-terminó él, girándose hacia la gran edificación que durante tantosaños le había servido de hogar.

////////////

Erik se habíasentado bajo un árbol, y estaba pensativo. Se habría tirado al cuello deMarkash de buena gana después de verle besar aquellos labios que tanto habíadeseado sentir entre los suyos. Su padre lo había hecho cuando vio cómo unasituación semejante ocurría entre Victoria y Christian.

Pero él
No lohabía hecho. Y el motivo se le antojaba incomprensible. La última vez quediscutió con Markash por la muchacha, había explotado ante el pensamiento deque la serpiente pudiera ser más conveniente para ella que él, quien le habíaperdonado sólo por compasión de la chica, humillándolo.

Sin embargo, enaquel momento
la chica le había dado igual. No era por eso por lo que habíasalido de allí.

-"Dioses
estoes de locos. Toda mi vida enamorado de ella, siendo tan cercano a ella, y ellaa mí
Aquellas miradas, aquellas palabras, incluso esa noche que dormí con ellaentre mis brazos
¿Es que no significó nada para ella? Me pone furiosopensarlo. Pero, con todo
me duele más que haya sido él. Que la malditaserpiente me la haya quitado, tal vez para siempre.

Sin embargo
escomo si todo lo mío con Res, si es que hubo algo, se desvaneciera como si nada. Me sigue gustando,sí
o eso ¿creo? Mierda, tengo la cabeza en otra parte
"

 

El chicoenterró la cara entre las manos, intentando preguntarse el porqué de todoaquello. En ese momento, se sorprendió a sí mismo pensando en las palabras deKire.

-" Vaya vaya
Esa chica es muy especial, ¿verdad? Resa
está bastante bien. O, tal vez, no tanto. Al fin y al cabo, tansolo es una mera sustitución de ella." -había dicho, con desprecio.

Pero, ¿a quiénse refería? En aquel momento le pareció que todo lo que decía eran sandeces
Yél mismo se encontró tratando de recordar más de aquella conversación, queaunque había sido hacía apenas unas horas, ya le parecía que todo aquelloquedaba días atrás.

-"Se meolvidaba que ya no la recuerdas. Muy patético por tu parte
después de lo quele prometiste. Pero no es culpa tuya
los ojos azules te hicieron olvidar
"

-Le prometí
¿algo? Sé que todo esto me es familiar
y por otro lado, ¡no me acuerdo denada!

Los ojosazules
¿azules como los de su hermana, o su padre? ¿Qué significaba todoaquello? Por una vez, deseó haber podido hablar con Kire un poco más antes desepararse. Pero ahora ya no podía hacerlo. El chico se levantó, decidido. Ojosazules
Las respuestas las tenía que tener Christian.

//////////////

En lahabitación de Eva y Séun, el ambiente estaba bastante caldeado.

-¡¿Puedesdecirme en qué cojones estabas pensando?! -gruñía Séun, mientras paseaba delado a lado del habitáculo. -Y, encima, ¡no se te ocurre otra cosa queenrollarte con la persona que Erik probablemente odie más aquí!

-Séun, laverdad es que

-Ni Séun, nileches, que Erik lleva un mes en coma, ¡un jodido mes! Y, claro, como uno estáfuera de servicio, me enrollo con el otro, y

En ese momentola chica le cruzó la cara. El ojiverde recapacitó en lo que estaba diciendo ala que consideraba su amiga.

-Lo siento,Res

-Mira
losiento, pero estoy ya hasta las narices de que me reprochéis lo que ha pasado.¡Yo no soy más que una amiga de Erik, por el amor de dios! Él me gusta, y yo legusto, por lo que parece, y eso me duele mucho, porque hemos perdido tantotiempo
Pero no se sabía si se iba a despertar, no tenía claro sussentimientos, y, por los dioses, ¡sólo éramos amigos! ¿O es que había algo más?-terminó gritando la chica, con una lágrima en su mejilla izquierda.

Eva y Séunpensaron en lo que había dicho la semiceleste, y tenía razón. Ella no tenía laculpa de lo que había pasado. Todo era culpa de la indecisión de ambos paraconfesarse al otro, de no abrazarse y decirse lo mucho que se querían, y detodas las discusiones que habían tenido y de las que ellos habían sidotestigos, que habían provocado que la muchacha se refugiara en lostranquilizadores brazos de Markash.

-Res
pérdonanos, por favor -le pidió Eva.

-Tranquila,Eva
Lo comprendo. Erik es mi mejor amigo, al fin y al cabo
yo también meenfadaría así de ser diferente la situación -musitó ella, bajando la cabeza.

Era evidenteque ella estaba sufriendo tanto o más que el dragón, pues a los remordimientosy el sentimiento de culpa había que sumarle que ahora sabía que podían haberestado juntos, y ese amor denegado causaba un profundo dolor a la parte celestede la chica.

 

En aquel momento,la chica se levantó y susurró para sí "Le debo una disculpa a Erik.",abandonando la sala y encaminándose hacia su habitación.

////////////

Christianestaba de pie en las alamenas del castillo, observando el cielo nocturno,mientras se devanaba los sesos pensando en el siguiente movimiento del Séptimoen pos de evitar la nueva predestinación que habían pronosticado los seis y queinfluía tanto a la Tríada como a sus hijos.

-"Si queremossaber cómo continuar, debemos descifrar la parte de la nueva profecía que trajoel dragón. Ignoro qué puede estar pasando ahora mismo en el frente de batalla,pero lo mejor es que nos centremos en recomponer las palabras de los dioses. Almenos, ya no parece que sea un texto completo de tres líneas, como la últimavez." -pensó, estirándose ligeramente.

El sonido de pasospuso al castaño en alerta, pero al sentir la repugnancia y el odio por un momento,se dio cuenta de que sólo podían ser dos personas. Y Jack estaba durmiendo, lonotaba en por su conexión mental con él.

-Vaya, Erik
parece que has vuelto bastante pronto. Me imagino que no habrás venido a darmelas buenas noches, hijo -sonrió Christian a su hijastro, quien hizo lo mismo.

-En parte, sí.Pero no es esa la razón

-Lo imaginaba -respondiósu padrastro, mientras se acercaba -y, dime, ¿qué puedo hacer por ti? Necesitasconsejo acerca de qué hacer con lo que ha ocurrido hoy, ¿cierto?

El chico negócon la cabeza.

-Por primeravez desde que te conozco, te equivocas. Tenemos que hablar, pero no de eso
-Erik se puso repentinamente serio.

-Ya veo. Asíque es otra cosa
Cuéntame.

Erik se callóun momento, y susurró una frase para sí, que el fino oído de Christian captó.Su rostro se transformó en una cara de sorpresa por un momento, perorápidamente reaccionó.

-No entiendo loque me quieres decir -comenzó su padre, pero fue rápidamente cortado por elrubio.

-Pues yo creoque sí -le dijo, mirándole directamente a los ojos sin vacilar, algo que jamáshabía hecho -Los ojos azules me hicieron olvidar. Y quiero saber lo que significa.

/////////////

Y hasta aquí elcapítulo 37! Espero que os haya gustado, y perdón por la tardanza, pero entrelos exámenes, trabajos, y demás, no puedo dedicar a la historia tanto tiempocomo me gustaría. Muchas gracias a los que comentaron el capítulo anterior!

Ahora, una solapregunta para este capítulo. ¿Qué creéis que ha olvidado Erik?

Gracias porseguir la historia! Un beso!

zalitrix

Christian semostraba impasible en el exterior, de manera que su hijo no percibiera loturbado que se encontraba en ese momento. ¿Por qué le hacía esa pregunta ahora?Había pasado ya tanto tiempo desde aquello que ni siquiera él parecía haberlorecordado hasta aquel instante.

Erik continuabamirando a su padrastro, el fuego en sus ojos temblando, delatando su emoción.Si no hubiera vivido tantos años con él, probablemente no le hubieraseleccionado como el destinatario de su interrogatorio. Pero le conocía demasiadobien, y sabía que, a casi todas las preguntas, el otro marido de su madre solíatener una respuesta.

Para sudesagrado, se negaba a soltar prenda.

-Sigo sinentenderte. Explícamelo más detenidamente, hijo, y tal vez así pueda darte lasrespuestas que buscas -le pidió Christian, tratando de idear una estrategiapara quitarse de encima a su hijastro sin que se diera cuenta.

 

El rubiocomenzó a hablar de nuevo, decidido:

-Es bastantesencillo, la verdad. Estaba pensando en una conversación que mantuve con
alguien a quienconocí no hace mucho -dijo él, consciente de que si confesaba que Kire era suálter-ego oscuro, creado por el Séptimo además, todo lo que conseguiría sería tener que responder a las preguntas que lehiciera Christian, sin obtener respuesta a las suyas.

Por desgracia,como Erik no había desviado la mirada, el castaño percibió su ligera agitación en su mente.

-¿Y quién esesa persona, si puede saberse? -le preguntó el adulto, a sabiendas de que, sino obtenía una contestación satisfactoria, lo averiguaría de todas formas,puesto que sólo tenía que bucear en sus recuerdos más recientes.

El dragóntitubeó, deleitando al shek.

-Erik
contéstame -exigió Christian.

-No. Primerocontéstame tú a mí
-exigió el muchacho- ¡Llevo casi toda la vida engañado porti, mamá y
seguro que también por papá! Primero con que era un chico normal, ydespués resultó que era medio dragón; luego, con lo de nuestros entrenamientosde esgrima, porque no aprendí absolutamente nada que fuera a servirme paradefenderme, gracias a la preocupación de Victoria
Y, ahora, con esto
¡estoyconvencido de que sabéis algo que yo no sé, como siempre! -terminó el dragón,levantando la voz.

-Erik, esa noes forma de hablar a tu padre. Discúlpate -se endureció el tono de Christian,pero eso no amedrentó al joven.

-Llevo toda lavida disculpándome sin pedir explicaciones, callando, y aceptando vuestrasdecisiones sin tomar en cuenta mis criterios o los de Eva
O mejor dicho, losmíos, porque ella lo sabe todo, ¡¿o noes así?! -continuó Erik, gritando.

-Escúchamebien. Eva, aun siendo la pequeña, es diez veces más madura que tú. Y todo loque hemos hecho, ha sido para protegeros, ¡especialmente a ti! Eres impulsivo,no temes al peligro, y no puedes reconocer que algo te viene grande hasta que esdemasiado tarde. Pero Eva sí, y esa es la diferencia entre tu hermana y tú

-Entonces teníarazón. Así que ella también
Entonces me parece que, si tú no quierescontestarme, tendré que pedirle respuestas a mamá o a mi hermanita
-musitó mirando a su padre, con una mediasonrisa.

-Y,exactamente, ¿qué te tenemos que decir, hijo? -sorprendió Victoria a su hijo.

Erik se giró, yvio que Eva, Jack, Victoria y Shail se encontraban allí en ese momento.

-¿Qué estáishaciendo aquí? -preguntó el joven dragón, de mala gana.

-Estábamosesperando a que volvieras, hermanito. Después de lo que pasó fuera con aquellascriaturas, pensamos que los ataques se podrían repetir, puesto que eres unobjetivo fácil para el Séptimo.

-¿Qué quieresdecir? -soltó Erik, ante el comentario de su hermana.

-Llevas un mestumbado en una cama, por lo que has perdido movilidad y fuerza; ibas solo, loque te hace muy vulnerable; y, además

-Además, ¿qué?-susurró él, tratando de contenerse.

-De entre tupadre, tu hermana, y Christian, eres el que peor maneja la espada; -cortó sumadre -si te atacan y estás solo, como esta noche

 

Erik se riosonoramente.

-Estaríaindefenso, ¿verdad? ¡¿Y de quién cojones crees que es la culpa si esto es así?!¿¡Mía!? ¡No me jodas, mamá! -rugió el muchacho.

-Erik, cálmate-le exigió su madre, pero el chico continuó.

-¡No piensohacerlo! ¡Nunca se me ha tenido en cuenta para nada, siempre se me ocultan lascosas! En cambio a Eva se lo decís todo
Jamás os he pedido que me deisrespuestas, pero si alguien me dice que los ojos azules me hicieron olvidar, yme respondéis a base de evasivas, ¡¡cada vez resulta más evidente que tanto túcomo la puñetera serpiente me estáis ocultando algo!!

Christian semovió hacia el dragón, pero Jack se le adelantó. Su mano cruzó la cara de suhijo, que dio un paso hacia atrás.

-No vuelvas ahablarle así a tu madre
ni a Christian, ¿¡me has entendido!? -le reprochó supadre biológico.

Erik se calmó,y comenzó a temblar. Cerró los ojos, apretó los puños, y bajó la cabeza, sinllevarse la mano a la cara. La temperatura, que había subido conforme lo hacíala rabia del muchacho, bajó de golpe.

-¿Y bien? ¿Quétienes que decir? -quiso saber Jack.

El jovenpareció pensar un momento, y después habló.

-Tienes razón,papá. Siento haberos dicho todo eso
Sé que lo único que queréis es protegerme-terminó el chico, aunque no creía ni una palabra de lo que acababa de decir.Sus padres sonrieron.

-No tepreocupes, cariño -le consoló su madre -Tienes razón en que deberíamos dartemás explicaciones
intentaremos hacerlo a partir de ahora.

Tras unaspalabras de disculpa, y las típicas "buenas noches", todos salieron de allí.Erik siguió en la terraza, meditando sobre lo que acababa de suceder. No lehabían convencido con eso, y, si no le querían decir nada, tendría que indagarél, pero, ¿por dónde empezar? Trató de idear algo, aprovechando la ausencia depersonas a su alrededor para concentrarse

La tranquilidad no duró mucho. Una personavolvió a salir a su encuentro.

-Erik
¿podemoshablar un momento? -le preguntó Shail, poniéndole la mano en el hombro.

-Como quieras. Aunque,de todas formas, no tengo nada interesante que decir
-comentó el rubio, contristeza.

-Me gustaríahablarte de Resa, y de lo que ha pasado hoy
no es culpa de ella -comenzó eladulto, pero Erik cortó de nuevo la conversación.

-Después detodo lo que ha ocurrido hoy, de lo último de lo que tengo ganas de hablar es deella. Si te sirve de consuelo, no me he enfadado con ella por nada, sino conesa maldita serpiente embaucadora.

A Shail se leiluminó la cara.

-Entonces,¡tienes que decirle que la quieres! Por favor, Erik
su parte celeste nosoporta haber cambiado el amor por el deseo
y fui yo el que le dijo que lohiciera -confesó el mago, temeroso de la reacción del dragón, pero, para susorpresa, ni una palabra acusatoria salió de su boca.

-No memalinterpretes, Shail. Si no me he enfadado con ella, no es porque no me hayaparecido mal, ni me haya dolido lo que me ha hecho. Sé que no teníamos nada, y sientono haberme lanzado antes, pero ya no puedo hacer más. -se sinceró el dragón.

-Si es así
¿qué problema hay? ¿Por qué no puedes hacer más? -inquirió el mago, levantandola ceja.

-El problema esque no sé si la quiero. -disparó Erik, provocando que Shail abriera mucho losojos durante un segundo. Iba a decir algo, pero el muchacho se adelantó.

 

-Lo siento,pero
ahora mismo, no quiero pensar en esto. Me iré a dormir
-dio por zanjadala conversación el rubio, abandonando el lugar.

En ese momentonotó que el mago le agarraba del brazo fuertemente.

-¡Maldita sea,Erik! ¡Ella te necesita a su lado, tú la necesitas a tu lado! Sabesperfectamente que bebe los vientos por ti y
maldita sea, ¡ninguna otra chicate ha querido tanto como ella! -le gritó.

Esperaba que elchico recapacitara, o al menos, gritara también
pero su respuesta fue otra muydiferente. El dragón se desasió del moreno, y le miró a los ojos. El fuegollameaba con fuerza en su interior, lo cual intimidó al mago.

-No es ella ala que necesito. Pero debo darte las gracias
me has aclarado muchas dudas conesa última frase -sonrió él, con un toque siniestro en su rostro.

InmediatamenteShail se arrepintió de lo que había dicho hacía apenas unos segundos, pero yaera muy tarde. El chico abandonó el lugar, internándose en los pasillos delcastillo, en busca de la puerta de su habitación, y el moreno se apresuró aavisar a Christian, Jack, y Victoria de lo que acababa de pasar.

Por el camino,Erik se encontró con Séun, que no se había metido en su cuarto a la espera deque su amigo volviera de aquel paseo nocturno. Los dos se saludaron con unasonrisa en el rostro.

-Qué pronto hasvuelto, ¿no? -comentó el ojiverde.

-Ya, es queestuve pensando en algo
ya te lo iré contando. Pero antes

-¿Antes?-inquirió su amigo.

-Antes ayúdame.Lo creas o no, tengo que salir de aquí. Quiero alejarme de todo esto
de mispadres, de Christian, de Shail
todos ellos me están ocultando algo, algo quetengo que saber. Y aparte de eso

-La idea dedormir con Res no se te hace apetecible, ¿verdad? -terminó Séun por Erik, quienasintió. Séun pensó durante unos instantes, y una idea se le venía a la cabeza.

-Ya sé lo quepodemos hacer. Iba a coger una misión mañana mismo, pero ir solo hasta Celestiase me hará muy aburrido

-Ah, ¿y no melo pensabas decir, so cerdo? -rio el rubio.

-Si me dejasterminar te lo agradezco, inútil -respondió el moreno con una sonrisa - Verás,se trata de ir a vigilar un pueblo que a la vez nos sirve de puesto deavanzada. Nada complicado, pero la zona es fronteriza y conviene poner un ojoen esa clase de sitios, porque pueden volverse clave. Me parece que me llevaríabastante tiempo, casi un mes o así, entre viaje, estancia, y volver aquí.

-Y el plan es
-preguntó el joven dragón.

-Que te vengasconmigo. Lo pasaremos genial yendo los dos, y perderemos de vista al chulo deMarkash y a Resa, amén de tus familiares, lo que creo que te gustará -comentó,observando la media sonrisa que se formaba en el rostro de su compañero.

-Suena genial
Un tiempo fuera, con libertad
Iré, tenlo por seguro.

-Tendrás quellevarte una espada. Yo llevaré mi espada legendaria, que no quiero correrriesgos. Posiblemente nos encontremos con algún escuadrón de szish al bordearla frontera, o con esas cosas negras

-Oscuros, sellaman Oscuros -musitó Erik.

-¿Cómo sabes
?Bueno, da lo mismo. El caso es que más vale prevenir que curar, así que ve aprepararlo todo
y lo mejor es que se enteren a toro pasado, no ahora. Déjalesuna notita o algo por el estilo, lo que se te ocurra.

 

-Déjalo en mismanos. Llevaré algo de ropa, comida o

-No hará falta.La ropa nos la proporcionan allí, así que céntrate en la comida. Bajaremos mañanaa primera hora a los barracones, aprovechando que Alsan y los demás estaránocupados descifrando la litografía que encontró tu padre. Después de guardarlotodo, nos largamos. Si cogemos un pájaro haai, llegaremos en tres días, más omenos. Pero para llegar hasta ellos, tenemos que avanzar a pie hasta Awa
yhabrá que correr. Dudo que tarden mucho en ponerse a buscarte, porque Alsansabe que me voy, pero de ti no he dicho nada, como comprenderás.

-Sin problema,tío. Cuenta conmigo.

Los dos sedespidieron, y fueron hacia sus habitaciones a preparar las cosas. Erik sedeslizó hasta la sala de entrenamientos para coger una espada de hierro. Dudabade que fuera buena idea revelar su arma, al menos por el momento.

Séun, por suparte bajó a la aldea para pedir al encargado de las provisiones comida y aguapara el viaje, en forma de un pedido para la mañana siguiente. No necesitabanmucho, podrían cazar algo si llegara a haber necesidad.

Posteriormente,guardaron todo lo que iban a llevar, y se dirigieron a acostarse.

Cuando Erikentró a su cuarto, se encontró a Resa hecha un ovillo metida en su cama,mirando las estrellas. Hasta hacía unas horas, se hubiera tumbado junto a ella,a ver qué era lo que le ocurría, pues sólo realizaba ese gesto cuando se sentíadolida, triste o preocupada. Pero no en aquella ocasión.

El joven dragónse limitó a desvestirse, preparar la ropa para el día siguiente tratando de nolevantar sospechas, y meterse a la cama con un seco "buenas noches". Ella seestremeció. Trató de buscar su calor, moviéndose un poco más cerca del borde desu cama que conectaba con la del muchacho.

Pero noencontró más que frío.

Un fríodesolador, que la hería profundamente y congelaba un corazón que habíamantenido ardiendo el fuego de un dragón durante tantos años. La semicelestecerró los ojos tristemente, y se dejó mecer por la quietud del mundo de lossueños. Erik hizo lo propio, y se durmió, cuidando de que su móvil terrestre,que aún conservaba allí, sirviera de algo en Idhún y la alarma le despertara enunas horas

//////////////////

Los dosmuchachos se encontraron a la puerta del castillo. Aún no había amanecido elprimer sol, y todo Vanissar dormía, excepto ellos y los novatos de losbarracones, que seguían con el duro régimen de entrenamiento.

Una vezllegaron al mencionado lugar, y recibieron las provisiones, se dirigieron unalarga mirada de excitación e impaciencia, y se dirigieron, codo con codo, haciael bosque de Awa. La aventura acababa de comenzar para los dos jóvenes, en unviaje cuyo destino final eran las colinas de los puros

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Buenas atodos/as! Espero que hayáis disfrutado del capítulo 38. Perdón por la espera,es que estoy muy vago, pero de propósito de año nuevo intentaré escribir más amenudo ^^. Un saludo, y hasta el próximo capi!

zalitrix

En larnhabitación de Erik y Resa, la chica se despertó cuando los rayos del solrnacariciaron la punta de su nariz, ya entrada la mañana. Se frotó los ojos,rncansada. Casi no había dormido debido a todo lo que había pasado la nochernanterior, pero sabía que Erik no estaría allí.

 

rnrn

Ya llevabarnevitándola desde lo ocurrido ayer, solo dignándose a hablar con ella para decirrnun "buenas noches". Aunque ella no quisiera pensar en ello, para su parternceleste era como un veneno ponzoñoso que se extendía por su ser.

rnrn

Para unrnceleste, el rechazo de la persona amada llegaba a ser un sentimiento tanrndoloroso como poner un hierro al rojo vivo en una herida abierta. Quemabarnigual, el dolor era el mismo, y no sentía nada más. Por suerte para la chica,rnsu parte humana aliviaba su pesar ligeramente, pero no lo suficiente.

rnrn

Se sentíarnculpable por todo. Ahora, Erik
¿Y Erik?

rnrn

La chica miró arnsu lado. El muchacho no estaba, en su lugar la cama hecha, y todo ordenado,rncomo si allí no hubiera dormido nadie aquella noche. Pensó que era muy extraño.

rnrn

-No puede serrnque quiera evitarme hasta ese punto
¿o sí? -se preguntó. Para comprobar si elrnchico había abandonado el castillo, miró en el comedor y la sala dernentrenamiento, pero ni rastro de él. Siguió buscando en los otros sitios delrnpalacio que le gustaban al chico, con el mismo resultado.

rnrn

-No me lo puedorncreer
¿Ha bajado al pueblo solo para perderme de vista? -pensó, cabizbaja.rnPronto se le ocurrió que tal vez Séun supiera dónde estaba el joven dragón, yrnpartió en su busca. Sin embargo, tampoco pudo encontrar al ojiverde por el castillo,rnpues solía frecuentar los mismos lugares que su amigo.

rnrn

-Esto ya esrndemasiado raro
A falta de uno, el otro tampoco está
¿Qué estará ocurriendo?rn-se decía la muchacha continuamente, prosiguiendo con su búsqueda. No podíarnpedir ayuda ni a sus padres ni a los otros, dado que se encontraban tratando derndescifrar los caracteres de la litografía para poder obtener una parte de lornque sería la nueva profecía que salvaría Idhún. No saldrían de aquella cámararnmás que para comer y cenar, y no se les podía molestar según las órdenes dernAlsan, a no ser que fuera una emergencia, y la chica dudaba que aquello lornfuera.

rnrn

-En fin
rnsupongo que tendré que esperar a ver qué pasa. Habrá bajado al pueblo, o algornasí

rnrn

La verdad esrnque no sabía por qué seguía preocupándose por Erik. Aunque aceptara susrndisculpas, ya nada volvería a ser como antes. Como mucho, seguirían siendornamigos, y aunque a la chica hubiera malogrado su oportunidad para estar juntos,rnera mejor que nada.

rnrn

La chicarndecidió dejar de preocuparse por un rato, y subió a comer. Por el camino, sernencontró a Eva, que se dirigió hacia ella con paso decidido.

rnrn

-¡Res! Buenosrndías -saludó con una sonrisa.

rnrn

-¡Hola, Eva!rn¿Qué tal has dormido? -le devolvió el saludo la muchacha castaña.

rnrn

-Si te soyrnsincera, no muy bien
demasiado calor para mí -rio ella -Oye, ¿tienes hambre?rnEstaba pensando en ir a comer ahora
es un poco tarde para desayunar.

rnrn

-Venga, ternacompaño. La verdad es que yo también tenía muchas ganas de comer algo.

rnrn

Las dosrnadolescentes se dirigieron con paso rápido hacia el comedor, mientrasrncomentaban lo que podrían sacar en claro de la profecía con solo una pieza.rn¿Quizá alguna parte afectara a una de las dos en concreto?

 

rnrn

Eva sabía querntenía un papel reservado en ella, y no paraba de pensar que no había forma dernevadir aquel destino, por trágico que se tornara. Aunque, con suerte, podía serrnalgo bueno, y que no implicara batallas innecesarias, pero no albergaba muchasrnesperanzas. A veces deseaba tomarse la vida con tanta calma con surnhermano
Entonces se dio cuenta de quernno le había visto en todo el día.

rnrn

-Oye, Res, ¿hasrnvisto a Erik? Sé que os habéis peleado, y todo eso
¿está mejor?

rnrn

-La verdad esrnque casi no hemos hablado. Lo único que me dijo fue un "buenas noches"
yrnsonaba como si escupiese las palabras. Y no, hoy no le he visto
creo que harnbajado al pueblo -contestó ella, mustia.

rnrn

-Y crees que nornquiere estar cerca de ti, ¿verdad? -preguntó Eva, mirando a la chicarnenternecida.

rnrn

-Sí

rnrn

-Pues no ternpreocupes. Erik no se tomaría tantas molestias por evitarte, habéis sido amigosrndesde siempre, al fin y al cabo. Además, sé perfectamente lo que le pasa

rnrn

Resa le pidió arnsu amiga que le contara qué rondaba por la cabeza del muchacho para irse tanrnpronto sin avisar, a lo que la shek respondió contándole todo lo acaecido larnnoche anterior cuando Erik volvió de su pequeña caminata nocturna. La discusiónrncon sus padres, el sentimiento de impotencia de su hermano
Mientras tanto, larnsemiceleste escuchaba atentamente el relato de la morena.

rnrn

-No tenía nirnidea
Pobre Erik

rnrn

-¿Ves? A lornmejor por eso estuvo tan tosco ayer contigo -sonrió la joven unicornio.

rnrn

-Pero, ¿por quérnempezó a discutir con Christian? No lo entiendo
¿Qué ha podido pasar para quernhaya ocurrido todo eso? -inquirió ella, a lo que descubrió que la expresión dernEva se oscurecía levemente.

rnrn

-Yo sí que sérnpor qué empezó la discusión. Papá me lo contó antes de irme a dormir ayer
rnparecía bastante preocupado. Dijo que Erik le había exigido, totalmenternturbado, que le explicara por qué alguien le había dicho que "los ojos azulesrnle hicieron olvidar". Y, como verás, los ojos de papá, y los míos son azules
rnpor eso le ha ido a preguntar a él.

rnrn

-¿Y quérnsignifica?

rnrn

-Pues verás,rncuando un shek adopta forma humana, o es un híbrido, como nosotros, nuestrosrnojos son siempre azul hielo. Así que no es de extrañar que lo primero quernhiciera Erik fuera preguntarnos a las "serpientes" -casi escupió la forma enrnque su hermano les llamaba cuando se enfadaba, aunque cada vez que lo hacía, larnmano de Victoria cruzaba su cara. No le gustaba que hablara así de surnpadrastro.

rnrn

-Entiendo
Asírnque eso es lo que ha pasado
y claro, por eso tampoco he visto a Séun. Debenrnhaber salido juntos por ahí, para romper con la rutina.

rnrn

Eva dio unrnrespingo.

rnrn

-Ahora que lorndices, ¡yo venía a preguntarte si habías visto a Séun! Siempre suele dormirrnmucho más que yo, pero hoy me he despertado y no estaba, y eso es bastanternraro, teniendo en cuenta que hoy toca día de descanso y no se entrena
-exclamórnEva.

rnrn

Resa sonrió, yrnse dirigió a su amiga de nuevo.

rnrn

-Entoncesrnsupongo que hoy toca día de chicas, ¿verdad? -preguntó, pícara -Hace tiempo quernquería bajar a comprarme algo de ropa nueva.

 

rnrn

A Eva lernbrillaron los ojos un momento, mientras pensaba que jamás había visto lasrntiendas de Idhún, y era verdad que su atuendo negro estaba cada vez másrndesgastado.

rnrn

-¿Qué te parecernsi te acompaño? Así me compro algo para mí
y después me podrías enseñar larnciudad, o ir a tomar algo
¿Plan? -guiñó un ojo a la semiceleste.

rnrn

-Plan -sonriórnla castaña a la morena a su vez.

rnrn

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rnrn

Las horasrnpasaban, y estaban comenzando a sacar cosas en claro. Jack permanecía sentadorncon las piernas cruzadas, las manos apoyadas en las rodillas, y Domivat a susrnpies, meditando acerca de las posibles interpretaciones de lo que estabanrndescifrando. Alsan y Kimara, con ayuda de Shizuko, debatían qué podía ser cadarnpalabra, mientras Markash devoraba un tomo escrito en Idhunaico arcaico a todarnvelocidad, un lenguaje aún más anterior que el Idhunaico antiguo, perornlamentablemente estaba muy deteriorado, por lo que dudaba que pudiera encontrarrntodas las palabras.

rnrn

Shail, por surnparte, resoplaba de vez en cuando, ya que cada vez que algo comenzaba a cobrarrnsentido, solo tenía que mirar los siguientes caracteres para comprobar que nornpodía ser así, ya que, aun siendo el precursor su idioma, la sintaxis erarntotalmente, y debido a ello, le costaba muchísimo encontrar el sentido en aquelrngalimatías de los dioses.

rnrn

El silenciornpesaba demasiado, por lo que Jack se levantó y fue a echarle otro vistazo a lasrnpalabras que yacían escritas en la losa de piedra. Tan solo habían conseguidornleer las palabras "dragón" y "tormenta". En realidad habían logrado interpretarrnun poco el significado de las primeras líneas, pero se trataba de un simplernprólogo, que ya habían escuchado de manos de los Oráculos, por lo que nornservía.

rnrn

El joven dragónrnse mordió las uñas, nervioso. No tenía paciencia para aquellas cosas, y, dadornque no había estudiado Idhunaico, a diferencia de Victoria y Christian,rnrealmente no podía hacer gran cosa para ayudar. En ese momento una mano se posórnen su hombro. El hombre se giró, para ver a su mujer sonriéndole.

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-¿Por qué no terntomas un descanso? Lo necesitas -habló ella.

rnrn

-Yo

rnrn

-No ternpreocupes. Vuelve cuando estés más despejado, ¿de acuerdo? Tampoco es que searntan urgente conocer el significado de este trozo de piedra -le reconfortó ella,rnaunque ambos sabían que sí que era urgente. Sin embargo, Jack no rechazó larnoferta.

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-Está bien.rnBajaré un rato a Vanissar a dar un paseo
Y a lo mejor así puedo ordenar misrnideas, porque tampoco es que esté ayudando demasiado -terminó, devolviendo larnsonrisa a su mujer.

rnrn

Buscando unarnmirada de aprobación, el rubio se encontró con la de Alsan, por lo que serndirigió hacia la puerta y la atravesó, cerrándola tras de sí con suavidad pararnno perturbar la tarea de sus amigos y compañeros. Con un nuevo suspiro, serndirigió hacia la salida del castillo, sin saber muy bien qué hacer con su ratornlibre una vez llegara a la ciudad.

rnrn

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rnrn

Séun y Erikrncaminaban codo con codo hacia Les, ciudad fronteriza entre Vanissar y Shia.rnYendo al ritmo al que llevaban, y con el plan que llevaban, consistente enrnparadas solo para comer y dormir, podían llegar a la otra punta de Vanis dentrorndel tiempo predicho por Séun, aunque fuera algo más difícil de cumplir en larnpráctica. Mientras ambos charlaban, Erik decidió terciar la conversación enrnalgo que le llevaba mucho tiempo rondando.

 

rnrn

-Oye, una cosa

rnrn

-Dime -elrnojiverde giró la cabeza.

rnrn

-¿Qué haremosrnuna vez lleguemos allí? Es decir, sabemos que vamos a estar fuera duranterntreinta días, más o menos, pero no tengo claro dónde nos vamos a alojar o cómornvamos a comer allí.

rnrn

Séun abrió losrnojos un momento, no lo había pensado.

rnrn

-Es cierto quernen el lugar a donde vamos no hay cuarteles, ya que está en Celestia, así quernvamos a necesitar que algún aldeano nos dé alojamiento. En lo referente a larncomida, probablemente igual. Aun así, hay un pequeño albergue; me han dicho quernno es gran cosa, pero está bastante bien.

rnrn

-Ah, por esorninsistías tanto en llevar dinero
Mira que si no lo llegamos a coger, nos tocarndormir al raso -fingió enfado un momento mientras sonreía.

rnrn

El moreno sernrasco la cabeza, carcajeándose.

rnrn

-Ya, ya, ¡mernsuele pasar mucho! Si ya decía mi madre que no tengo nada de cabeza
-comentó,rnmirando de nuevo hacia el horizonte.

rnrn

En el camino,rnse divisaba un pequeño poste de madera con varias flechas que tenían algornescrito en Idhunaico. El muchacho rubio supuso que podría tratarse de un posternde direcciones, igual que los que se utilizaban en la Tierra, y que sernsustituyeron por carteles en las carreteras con el avance del transporte.

rnrn

Su corazonadarnse confirmó cuando el moreno habló de nuevo para comunicarle que, según eso,rnestaban llegando al término de Vanissar, por lo que dentro de algunas horasrnestarían caminando por Vanis central. Debían llegar al sur, por lo que quedabarnmucho, pero el tener una señal de su progreso era un motivo de ánimos pararnambos adolescentes.

rnrn

En ese momento,rna Erik se le pasó por la cabeza la dirección en la que iban.

rnrn

-Un momento,rn¿no está muy al este el bosque de Awa? ¿Por qué vamos al Sur?

rnrn

-Verás, en Lesrnpodemos pedir a un grupo de magos aliados con Alsan que utilicen su hechizo dernteletransporte con nosotros. Al ser más de uno, la distancia a la que puedenrnenviarnos se multiplica. Con ello, tardamos menos yendo así que directos -explicórnel muchacho.

rnrn

Erik asintió,rnpensando en todo lo que había ocurrido hasta el momento, y sobre todo, el porquérnde su marcha con Séun. Había dicho que tenía que alejarse de Resa y Markash,rnpero, ¿hasta qué punto era cierto aquello? ¿Sólo tenía ese motivo?

rnrn

En unrnprincipio, él mismo pensaba que también le serviría para volverse más poderoso,rnpero ahora se descubría buscando cualquier conexión o pista entre su vida yrnaquella a quien había olvidado. Necesitaba información. Y sabía quién podíarndársela.

rnrn

Séun le mirórncon preocupación. Por primera vez en mucho tiempo, no sabía qué decir.


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En un recóndito lugar, Mannon esparcía la ceniza de su antecesor Talmannon sobre unos trazos escritos en Idhunaico Arcano. Mientras realizaba los ritos para continuar sus planes, Shezken se deslizó sigilosamente por una abertura en el techo de la cueva.

-"Señor... mis tropas han regresado desde Drackwen con la litografía."

 

-Perfecto, amigo mío. Pero antes de que descanséis, requiero de vuestros servicios una vez más. El dragón y su amiguito han comenzado su viaje hacia Celestia, posible localización de una de nuestras reliquias. Esperad a que la encuentren... y atacad cuando menos se lo esperen. No quiero supervivientes, y eso va sobre todo por el maldito dragón.

El cuerpo del shek tembló ante la idea de encontrarse con uno de sus enemigos, aunque él no fuera a participar en aquella batalla.

-"Así se hará".

Momentos después, una sombra entró en la cámara, y el Séptimo se giró, sonriente.

-"Ah, bienvenido de nuevo... Kire.

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Buenas! Espero que os haya gustado este capítulo! Perdón por la tardanza pero casi no tengo tiempo de escribir por culpa del colegio >.< Muchas gracias a los que comentaron el capítulo anterior! De nuevo, siento la espera!

Un saludo

zalitrix

La noche habíacaído en Vannisar tras un largo y ajetreado día. En el camino al castillo, dosfiguras podían distinguirse desde la lejanía: Resa y Eva regresaban al castillode Alsan, riendo a carcajadas tras una ingeniosa broma de la segunda. Ambasestaban muertas de hambre, lo cual no era de extrañar, pues habían pasado todala tarde de compras y dando una vuelta por la ciudad, por lo que esperaban lacena y una ducha caliente para terminar la noche. Sin embargo, el recibimientoque tendrían sería muy distinto. Antes de que pudieran entrar, tres personassalieron de allí, discutiendo y hablandotan rápido que no pudieron entenderles.

Sí sabíanquiénes eran: Christian, Shail y Victoria, que en cuanto se dieron cuenta de supresencia, ya estaban zarandeando a las muchachas de los hombros,interrogándolas con un tono de voz mucho más elevado que el que solían emplear.

-¡Decidme quelo habéis visto por la ciudad! -gritaba Victoria, acalorada, mientras Shail yChristian preguntaban a sus dos hijas. Las dos muchachas se miraron, confusas,por lo que contestaron al unísono:

-¿A quién?

El rostro deChristian se ensombreció mientras pronunciaba el nombre del perdido.

-A Erik.

La semicelestese llevó la mano a la boca a la vez que Eva abrió mucho los ojos tras aquellarevelación. Que no hubieran visto al muchacho en todo el día no era debido aque las estuviera evitando, sino porque había desaparecido. Unas palabras deResa y una mirada de Eva bastó para que tanto Shail como Christian confirmaransus peores temores. Este último se pasó una mano por la cara, en un gesto de cansancio.

-Maldita sea
Nuestro dragoncito no aprenderá nunca
-musitó para sí, mientras le comunicabaa Jack sus pensamientos vía poderes telepáticos. Mientras tanto, Shail seacercó a Victoria, intentando tranquilizarla, aunque sin resultado.

Por su parte,Eva comenzó a morderse las uñas, nerviosa. -"Si Erik se aleja mucho delcastillo, terminarán por encontrarlo. Y entonces, ¡los sheks acabarán con él!Maldita sea, hermano, ¿por qué no escuchas a nadie?" -pensó, angustiada.

Unos momentosdespués, Jack bajó al encuentro de los demás junto a Alsan y Kimara, con unacalma poco habitual en lo que todos esperarían de él en semejante situación. Loprimero que recibió al llegar allí fue un abrazo de Victoria, que se desmoronóen sus brazos, sollozando.

 

-¡Oh, Jack
!¡Nuestro Erik ha
ha
ha desaparecido! ¡Es horrible!

El rubiointentó tranquilizarla con susurros.

-No tepreocupes, cielo, cálmate
-dijo, conciliador, pero la unicornio no atendía arazones cuando se trataban de sus pequeños.

-¿Cómo me voy acalmar? ¡Se ha ido, Jack! ¿Qué vamos a hacer? -inquirió ella, con un hilo devoz entre lágrimas, mientras él calló por un instante, y tras levantar Victoriala mirada en busca de respuestas, se encontró con sus labios, cuyo contactocálido y reconfortante hizo que se sintiera mucho mejor.

Sin embargo, loque vino a continuación no podría haberlo previsto nadie, ni siquieraChristian, Markash, o cualquier otro shek. El dragón, que sin ninguna dudalideraría la búsqueda para descubrir el paradero de su hijo perdido, se limitóen su lugar a mirar a su esposa y a decir dos frases que harían que el corazónde todos diera un vuelco.

-Mejor te diréqué no vamos a hacer, cielo
No vamos a ir a buscar a Erik -terminó, con elrostro cansado. Su mujer se separó de él, horrorizada, como si ante ellatuviera a otra persona. Buceó en sus ojos, en busca de un sentimientocontradictorio en el fuego del muchacho, pero no se encontró con nada más quecon esa vaga respuesta. Christian fue el primero en retomar la discusión.

-¿Nuestro hijoestá perdido por Idhún, y tú quieres quedarte aquí sin hacer nada? ¡¿Es quefinalmente has perdido el juicio, maldito dragón?! ¡Sabes muy bien que lossheks estarán a acecho en cualquier rincón del mundo!

Después, Shailtambién cuestionó su actitud ante la desaparición de Erik.

-Jack, malditasea, ¿qué te pasa? ¡Antes hubieras removido cielo y tierra para buscarle! ¿Quénarices tienes en la cabeza para dejar esto así?

Todoscomenzaron a lanzar sus acusaciones ante la pasividad del rubio, que seesforzaba por contenerse, diciéndose a sí mismo que todo aquello nosolucionaría nada. Sin embargo, cuando las voces subieron de tono, la suyasobre todas las demás, entre el griterío.

-¡¡¡¡CALLAOSTODOS DE UNA MALDITA VEZ!!!!! -rugió con su voz de dragón, resonando por losmuros del castillo como si del eco de una explosión se tratara. Todos seencogieron, salvo Christian y Victoria.

-¿¡Creéis queno quiero ir a buscarle!? ¿¡Creéis que no estoy preocupado!? ¡¡Pues claro quesí, tanto o más que vosotros, porque yo soy como él!! ¡¡Y es precisamente poreso por lo que no pienso mover un dedo!!

Hizo una pausapara calmarse, y comenzó su explicación algo más relajado.

-"Sabéis porqué Erik se ha ido. Todos lo sabemos. Después de lo que ha pasado entre él yResa, después de la humillación ante Markash, y tras haber tratado de obtenerrespuestas de nosotros sin éxito, ¿no creéis que lo último que querría esvernos las caras? Porque a mí me parece evidente...

Durante toda lavida hemos estado protegiéndolos, tanto a él como a Eva. Sin embargo, debido aque Eva es hija tuya, serpiente, de una forma o de otra ha terminado porobtener esa preparación para poder defenderse por sí misma, a diferencia deErik, al que hemos seguido sobreprotegiendo, ¡y no por gusto mío, Victoria! Desdeel primer momento os lo dije. Y no sólo eso, ¡sino que hemos estado ocultándoleaquello que ocurrió hace ya cinco años, después de que Christian le borrara lamemoria!

 

Su búsqueda derespuestas le ha llevado a su viaje, a un viaje que, para bien o para mal, yotambién hice en su día, Victoria. Y al igual que yo, también lo hace encompañía, así que no está solo, ni mucho menos."

Eva comprendióal instante.

-Séun
-susurró, con el corazón ligeramente agitado al darse cuenta de quién era elacompañante de su hermano.

-Exactamente-contestó Alsan. -Mi hijo va con él: acabamos de recibir la noticia de losbarracones de que han tomado una misión para vigilar una zona fronteriza. Noestá lejos, tal vez a tres días tomando los pájaros Haai y sin caminar nada. Esen Celestia, de hecho, por lo que no deberíais preocuparos por nada. Allí sonhospitalarios, y no hay nada que los sheks puedan querer, por lo que están asalvo de ellos. Recordad que ninguno que no sea aliado interfiere con la red denuestros sheks, por lo que están protegidos.

-Además -siguióKimara, hablando rápido, como los yan, debido a los nervios-nuestrohijoesunodelosmejoresconlaespadaentodoIdhún. Noospreocupéis.

Jack, sinembargo, no había terminado.

-Tal vez estéequivocado, Res, y no quiero que te sientas mal por nada. Pero uno de losmayores motivos de la marcha de Erik se debe a lo que pasó entre tú y laserpiente. Es como lo que ocurrió entre Victoria y yo
solo que él no se haquedado quieto. Gracias a ello se ha desengañado, ha encontrado un cabo desdedonde tirar
Y tan solo es cuestión de tiempo que descubra todo.

Christiancarraspeó.

-Imposible. Measeguré de borrar todos esos recuerdos y emociones -dijo, altanero. Confiabaplenamente en sus capacidades y sabía que había hecho bien su trabajo.

-¿De verdad locrees? Porque yo no estaría tan seguro si fuera tú.

Dicho esto, sevolvió hacia la puerta y volvió a entrar, seguido de los reyes de Vanisar.Cuando se perdieron tras las puertas, Shail miró con expresión interrogantetanto a Victoria como a Christian.

-¿De quédemonios estáis hablando? ¿Qué le habéis estado ocultando a Erik, y no solo aél, sino a Zaisei y a mí? -quiso saber el mago.

El rostro deVictoria se entristeció un ligero instante, pero contestó calmadamente.

-Lo siento, Shail.Pero es algo que no os podemos decir, porque no fue un momento felizprecisamente
y es bastante grave. No sé cómo reaccionaríais, o cómo oscomportaríais con Erik después de saberlo.

El moreno lamiró con expresión preocupada, al mismo tiempo que Christian giraba la cabezahacia el horizonte.

-"Erik
másvale que vuelvas sano y salvo."

///////////////////////////////

La noche secernía sobre los páramos del reino de Vanis mientras Séun y Erik continuaban sucamino. Iluminados por las tres lunas, ambos seguían conversando animadamente,pero se notaba por su tono de voz que el cansancio anidaba ya en sus cuerpos.Iba siendo hora de establecer el campamento.

-Erik, vamos abuscar un lugar para dormir, ¿de acuerdo? -preguntó Séun, recibiendo un gestoafirmativo como respuesta. Tras unos cinco minutos, lograron ver un pequeñorisco con un nicho apetecible para descansar unas horas.

-Eh, mira. Allíhay un buen lugar -comentó el rubio, dirigiéndose hacia allí para echarle unvistazo, seguido de su amigo. Pensando en dormir, llegaron al lugar y dejaronlas mochilas, preparándolo todo para descansar. Encendieron un pequeño fuego, yse sentaron a cenar parte de la comida que habían traído.

 

Mientrassaboreaban la comida, comenzaron a hablar, algo más animados por tener elestómago lleno.

-Oye, Séun-llamó el rubio.

-Dime.

-Ya sabes quehe estado dormido un mes
¿qué me he perdido?

-No gran cosa,aparte de un baile sin importancia y días de entrenar -contestó su compañero,recibiendo un golpe suave en el hombro. Una sonrisa pícara iluminó el rostro deErik.

-Vamos, seguroque me has entendido
¡Quería decir si has avanzado con Eva! -se empezó a reír,a la vista de que el ojiverde se había ruborizado el instante después demencionar a su hermana.

-Pues
nomucho. Pero es verdad que hemos estado mucho tiempo juntos últimamente. Un díacasi nos besamos
y justo te ocurrió algo mientras dormías.

Erik puso unamueca de falso disgusto.

-Oh, dioses,perdóname -se carcajeó el rubio.

-Ya me lopuedes compensar, cabrón -sonrió de nuevo Séun, pero su sonrisa se desvanecióal instante. Erik también se había callado y se había puesto serio. Ambos selevantaron y miraron a su alrededor. El primero desenvainó su espadalegendaria.

-¿Has oído eso?

-Sí. Algo andaahí fuera. Y vamos a darle una buena bienvenida -contestó Séun.

Los doscorrieron hacia el camino de nuevo, con una antorcha en la mano, sacada de lahoguera que habían hecho antes para tener calor. Sin embargo, no vieron nada.Se extrañaron, pero siguieron mirando, y casi al instante, se encontraronrodeados por un grupo de sombras negras. Diez Oscuros comenzaron a emerger delsuelo, rodeando a los dos compañeros. Erik reconoció a varios de su sueño:cinco de ellos eran armaduras semejantes a las que se había enfrentado antes.

Por elcontrario, Séun no tenía ni idea de su estilo de lucha, pero sí tenía su espadalegendaria, que blandía con maestría.

-"Maldita sea.Las armas convencionales no sirven contra ellos, y Erik no tiene un armalegendaria
" -pensó. Las criaturas se lanzaron al ataque, aunque Séun logródestrozar a las dos primeras cuadrúpedas que se lanzaron a por él. Por otrolado, las armaduras presentarían más batalla. Las criaturas lograron separar aambos en dos círculos, para disgusto del muchacho.

-¡Mierda! Erik,¡tienes que salir de ahí! ¡No puedes luchar contra ellos! -gritó el ojiverdemientras se enfrentaba a los pesados bípedos del grupo, que se movían conlentitud. Erik retrocedía, inseguro.

-"No puedorevelar nada. Eso daría una pista a ese maldito Mannon sobre mis nuevospoderes
Tengo que esperar".

A la vista deque su amigo no podía reaccionar, Séun blandió su espada, clavó la punta en elsuelo, giró, y cortó esa porción de tierra de un tajo, mientras su espadaadquiría un brillo pardizo. Casi al instante, una ola de pilares de piedra emergiódel suelo, avanzando en dirección al rubio y empalando a las criaturas que seacercaban a él. Tres de ellas desaparecieron, mientras que dos sobrevivieron,pero quedaron separadas por el muro que se formó.

El rubio miró asu amigo, asombrado.

-¡Menudapasada! -gritó, mientras observaba a su amigo enfrentarse a los seres.Vacilando, agarró el pomo de su espada de hierro, y le ayudó a crear huecospara enfrentarse a ellos. Combinando sus esfuerzos, lograron destruir a los seresque les habían tendido aquella emboscada.

 

Espalda conespalda, los dos jóvenes buscaron señales de algún otro ataque en lascercanías, pero no lograron detectar nada raro. Erik intentó percibir supresencia, pues había notado que, cuando esos monstruos aparecían, había unadisminución casi imperceptible de la luz en la zona, algo de lo que Séunpareció no darse cuenta. Sus cuerpos se relajaron.

-Maldita sea
no esperaba que pudieran llegar a atacarnos aquí -masculló el rubio.

-Deberíamoshaberlo previsto
ten en cuenta que esas cosas también atacaron en Vanissar

-Sí, pero hayalgo extraño. Parece que la mayoría de las veces que atacan, siempre lo hacende noche. ¿Puede ser que no sean capaces de materializarse a plena luz del día?-inquirió Erik.

-No lo sé, perolo que tengo claro es que uno de los dos va a tener que hacer guardia, porquesi nos han atacado una vez es muy posible que vuelvan a hacerlo, y prefiero noarriesgarme
-contestó el ojiverde, ligeramente preocupado.

Tras aquellaescaramuza, los dos volvieron al calor de su hoguera en el risco, pero había untema del que Erik quería hablar con su compañero.

-¡Lo que hashecho con la espada ha sido increíble, tío! ¿Cómo es posible?

Séun rió, ymiró con cariño su espada.

-Es el poder demi espada: puedo "controlar" la tierra con mis mandobles. No he podido probarladel todo, pero ese truquito en concreto lo aprendí la última vez que fui alfrente.

-Vaya
¡comomola! Ojalá pudiera hacer yo algo parecido
-musitó Erik para sí -Y, ¿haspensado ya un nombre?

-Pues lo ciertoes que no

-Mmm
en la Tierraha habido muchas religiones, y me acuerdo de una diosa de la tierra de misclases de historia.

-¿Y cómo sellamaba?

-Gaia... -contestóel rubio.

Séun sonrió.

-Me gusta comosuena.

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Una figura contemplaba la noche oscura tirado en su habitación. Mirando por la ventana, Kire pensaba para sí. Le habían llegado las noticias de los Oscuros: habían sido eliminados por Erik y un acompañante. Lo cual significaba que el muchacho había salido a buscar respuestas.

Recordó lo que le había dicho antes de separarse de él. Le había dado falsas esperanzas: él sabía que jamás la podría encontrar, por una razón más que evidente para el misterioso ser. Sin embargo, ¿por qué deseaba con todas sus fuerzas que fuera real?

-Imbécil...

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Muy buenas! Perdón por la espera por este capítulo, es que últimamente no tengo ganas de escribir, pero me ha vuelto a entrar el gusanillo :P No os preocupéis por las actualizaciones, creo que puedo tener otro capítulo para el domingo, y así os compenso ;)

Un saludo!!!!

zalitrix

A la mañanasiguiente, en el castillo de Vanissar, Eva retomó su entrenamiento shek con supadre. Tras bajar a desayunar a primera hora, se quedó quieta unos minutosmirando a su taza de leche fría. No podía dejar de pensar en su hermano y enSéun: deseaba con todo su corazón que volvieran sanos y salvos. Ella jamáshabía sido muy partícipe de la religión, pero en esta ocasión deseó con todassus fuerzas que los dioses se los devolviera a salvo.

Sacudió lacabeza. No era tiempo de pensar en esas cosas. Erik se había ido para hacersemás fuerte, y ella no podía quedarse atrás, por mucha ventaja que llevara sobreél, la cual creía se había desvanecido. Ya sospechaba que el culpable de ladesaparición de aquel ataque de Oscuros sobre Vanissar había sido su hermano, yque no habían sido imaginaciones de Markash, como Victoria pensaba.

 

Lo único quetenía claro era que algo había cambiado en su hermano, para bien o para mal.

Dando losúltimos sorbos, mordió el bollo con el que siempre acompañaba su desayuno conpereza. Pocos segundos después ya se estaba levantando, preparada paraencontrarse con Christian, dispuesta a desarrollar su parte shek todo lo quepudiera para lograr aumentar su fuerza de gran manera.

-Ojalá logreleer la mente de alguien pronto
¡no me puedo imaginar cómo sería eso! -dijo envoz baja. Hasta ahora sólo había tenido una pequeña intuición de lo que laspersonas podían estar maquinando en sus cabezas, pero era eso, una intuición.No era para nada como hablar telepáticamente con su padre, ya que eso podíanhacerlo su hermano, Jack, su madre

Avanzó conceleridad por los pasillos del castillo hasta llegar al lugar en el que solíaentrenar con su padre, quien, como siempre, la saludó con una media sonrisa yun sencillo "buenos días", algo que apreciaba la muchacha.

-Espero queestés lista, porque hoy vamos a ir fuerte, ¿de acuerdo? Una vez hayas aprendidoa leer la mente y a manipular la consciencia de la gente a través de sus ojos,deberías poder transformarte sin problemas.

-Papá
losegundo me da algo de miedo. ¿Y si hago algo mal y
? -dijo ella, ligeramentepreocupada. Christian se enterneció. Ella siempre había mostrado ese ladohumano en conjunción con su parte shek, algo que él había deseado tener enalguna ocasión.

-No tepreocupes. Lo que sea que hagas, yo puedo arreglarlo hija. Tranquila -leconsoló.

Ya más segura,ambos decidieron comenzar con su entrenamiento, al mismo tiempo que Victoria yShail ayudaban a Resa a controlar su magia. La chica había avanzado mucho desdeel momento en que comenzó, hacía ya varios meses, hasta ponerse al nivel de supadre cuando conoció a Jack y Victoria por primera vez, lo cual le sorprendió,pues ella era mucho más joven que él, y muchos decían que Shail siempre tuvo untalento natural para la magia.

Estabaorgulloso, y su hija lo sabía.

Por su parte,Resa se sentía algo mejor, pero seguía echando en falta a su dragón. Por aqueldesliz, tal vez podía haberlo perdido para siempre, pero dudaba que eso pudierainterponerse entre tantos años de amistad y amor, aunque no ayudaba que elmuchacho se hubiera ido. Todavía seguía dando vueltas a lo que había dichoJack. Sabía que era por su culpa, lo había asumido desde el primer momento.¿Para qué negarlo?

Distraída,perdió el control del hechizo que estaba practicando, y la esfera de agua quehabía conjurado se estrelló contra su padre, que quedó sorprendido y más tiesoque un palo. La unicornio estalló en carcajadas mientras Shail escurría sutúnica con el ceño ligeramente fruncido y los ojos cerrados. Resa se disculpó rápidamentecon su progenitor.

-Hija
concéntrate un poco más, por favor -dijo él, entre dientes, mientras tiritaba.

-Lo siento
-musitó ella con un hilillo de voz.

//////////////////////

Los dos díasdel viaje pasaron, y Erik y Séun por fin llegaron a Les, donde los magos lestransportaron gustosamente a Awa. No habían tenido ningún problema con lascriaturas el resto del camino, por lo que estaban aliviados de poder montarseen los pájaros haai que les llevarían a Celestia en pocas horas, ya seguros.Los sheks enemigos no podían entrar en el dominio de Alsan, y eso se debía aque su red telepática se interceptaba con las de los sheks del lado deKyannaris, lo cual no permitía un avance coordinado y en masa.

 

Ambos se durmieronnada más subir a las aves, que ya sabían a dónde tenían que ir, permitiendo eldescanso de los muchachos. Ahora tan solo les quedaba despertar y terminar elviaje hasta la región de Celestia, donde pasarían un tiempo. Aquella misiónserviría de retiro a Erik para pensar y pasar un tiempo alejado de todo.

El chico teníacada vez más dudas sobre aquella misteriosa frase, pero más aún sobre sussentimientos hacia Resa. Todo aquello le perseguía hasta en sueños, dondellamaba a la chica, pero al girarse, esta parecía transformarse en otramuchacha, para luego desaparecer en la oscuridad. Eso le desconcertaba cada vezmás, y sabiendo que sus familiares no le darían respuestas sobre lo que estabaocurriendo, no tenía otro remedio que buscarlas por sí mismo.

Varias horasdespués, por fin habían llegado a su destino. Las amistosas aves lesdespertaron con un suave graznido, a lo que tanto Erik como Séun respondierondesperezándose con un sonoro bostezo. Una vez hubieron aterrizado, sedeslizaron como pudieron del lomo de sus transportes, y se lo agradecieron conuna palmada.

Una humana lesfue a recibir.

-Vosotros soislos guerreros de Vanissar que venían de patrulla, ¿verdad? -ambos asintieroncon la cabeza -Muy bien. Venid por aquí, por favor -dijo la mujer, con unasonrisa.

Erik se fijómás en ella. Parecía unos quince años más mayor que él, por lo que tendría unostreinta y dos. Llevaba el pelo negro suelto, con unas ropas algo diferentes alas de las mujeres de Vanissar, por lo que supuso que allí no habría los mismosmedios que en la ciudad.

La chica sepresentó: se llamaba Onet, y era la propietaria del albergue en el que sesuponía que Erik y Séun podían alojarse. Sin embargo, cuando ambos se locomentaron, ella se lamentó. -Lo siento mucho, pero el albergue está lleno. Haymuchos celestes que quieren ir a Awa en pájaros haai, y una de las estacionesmás cercanas está aquí, por lo que no quedan habitaciones libres

-Bueno, no pasanada. Podemos dormir al raso -comentó Erik, sonriendo, mientras Séun asentía.Ella, sin embargo, no se lo tomó tan bien.

-¡De eso nada!No puedo permitir que vosotros dos os quedéis en la calle, así que, enprevisión, ya os he preparado una habitación en mi casa. No es bastante grande,y tendréis que dormir con mi hijo pequeño, pero
es lo menos que puedo ofrecer.Alsan nos ofrece protección. Además
sé muy bien quién eres -dijo, mirando aSéun - ¡Todo el mundo conoce al hijo adoptivo del rey! Un héroe que desdepequeño fue entrenado para defendernos a todos, ¡el mejor con la espada en todoVanis!

Séun seruborizó ligeramente, mientras Erik bromeó acerca de lo famoso que podía llegara ser su amigo. Tras una ligera caminata, pronto llegaron al hogar de aquellamujer. Onet llamó a alguien que se encontraba en el interior mientras abría lapuerta.

-¡Cann, hijo!¡Ya estoy en casa!

 

Casiinmediatamente, un ritmo de pasos comenzó a oírse, proveniente de una de lashabitaciones de aquella casa. Un niño dobló la esquina de una de lashabitaciones que partían de la entrada, y su expresión de alegría se transformóal instante en una seria y severa, que miraba a Erik y Séun con recelo. Los dosse sobresaltaron: el muchacho era increíblemente parecido al joven dragón,tanto que cualquiera podría tomarlos por hermanos. Pelo rubio, ojos marrones,un rostro cálido
Inmediatamente, el pequeño, que no debía tener más de doceaños, se puso a la defensiva, echándose ligeramente hacia atrás.

-¿Qué hacenellos aquí? -dijo, respirando pesadamente, con una rabia claramente impresa ensu tono de voz.

-Hijo, ellosson
-intentó explicar la mujer, pero el chico no le dio tiempo.

-¡Me da igualquiénes sean! -gritó, y salió corriendo, posiblemente hacia su habitación. Séunse quedó extrañado y no le dio más importancia, posiblemente un berrinche depreadolescente. Sin embargo, a Erik no le pareció así. En aquel preciso momentose vio a sí mismo reflejado en aquel joven. Preocupado, se giró hacia la madredel chico, que trató de excusarse por todos los medios.

-Lo sientomuchísimo, de verdad -dijo, con la vergüenza reflejada en su rostro-normalmente es un chico muy bueno y amable, amigable y simpático con toda lagente del pueblo. Pero con los extraños
es algo completamente diferente. Tododesde aquel incidente

Séun sabía dequé estaba hablando. De hecho, conocía aquel suceso perfectamente.

-Se refiere acuando los sheks invadieron esta parte de la frontera, ¿verdad? -inquirió él.La mujer asintió con timidez. Había sido mencionar ese momento y su rostro sehabía puesto ligeramente enrojecido, como si fuera a llorar. El ojiverde sabíapor qué, pero Erik no tenía ni idea de ello. Aunque ya le pediría respuestasdespués, ahora lo fundamental era animar a la mujer.

-Perdone, nodebimos decir eso. Lo sentimos mucho, pero anímese, por favor. Si quiere, puedecontárnoslo cuando se sienta preparada para ello, ¿de acuerdo? -sonrió él,conciliador, mientras posaba las manos en sus hombros. La mujer sonrió a suvez, algo mejor.

-Disculpadme.Si queréis, puedo haceros algo de comer

-Ni lomencione, acabamos de tomar algo por el camino, pero muchas gracias -respondióSéun, que aunque se estaba muriendo de hambre, no quería dar trabajo. Teníandos sándwiches listos en la mochila.

-Entonces, porlo menos, os enseñaré vuestra habitación, ¿de acuerdo?

Ambos lasiguieron por la casa. Erik se fijó en diferentes retratos a lo largo de lospasillos, posiblemente dibujados o creados mediante la magia, dado que dudabaque en Idhún existiera la fotografía. En él, se veían distintas personas, entrelas cuales pudo reconocer a Cann en unos y a Onet en otros, pero los demás erandesconocidos.

Tras un cortorecorrido, se encontraron con un pequeño habitáculo con tres literas y unadecoración, cuanto menos, escasa. El chico de antes estaba en la cama, tirado,pero según los vio, se levantó y trató de salir por la puerta. Su madre se loimpidió.

-Antes de nada,discúlpate por lo de antes, y preséntate -exigió ella.

El jovenrespondió de mala gana.

-Me llamo Cann.Pero no pienso disculparme -soltó con un siseo de rabia, y salió por la fuerza.

 

Mientras lamujer volvía a pedirles que excusaran el comportamiento de su hijo, volvieron arestarle importancia. Dejaron sus cosas dentro, y con la excusa de que aún erapronto, decidieron dar una vuelta por el pueblo, a ver en qué estado seencontraban los habitantes. No les vendría mal ganarse su confianza.

Erik, parasorpresa de Séun, estaba raro. Cuando le preguntó el motivo, no supo quéresponder.

-No estoyseguro de lo que me pasa. Es ver al chico y me veo a mí mismo

-La verdad esque sois como clones, tío. Caprichos de Wina -sonrió el moreno.

-Tal vez seapor esa similitud que me preocupa tanto esa rabia que tiene
pero, como te hedicho, no lo sé.

Séun le dio uncodazo amistoso mientras sonreía.

-Vamos, ¡dejade comerte el tarro, sonríe, y busquemos algo interesante que hacer por aquí!Porque aunque yo alegre la vida a todo el mundo, también me aburro de vez encuando, ¿sabes? ¡Das muy poca conversación! -comentó, haciéndose la víctima.

-Anda, que sinmi tu vida sería un rollazo y lo sabes -picó Erik, mientras reían.

///////////////////////////////

Eva se sentó delante de Resa. La joven shek todavía no estaba muy convencida de violar la intimidad de su amiga de semejante manera, sin embargo, ella había aceptado completamente a la propuesta que le había hecho Christian para ayudarles a practicar.

-Verás, hija -dijo, una vez las dos muchachas estuvieron frente a frente- para un shek, es mucho más fácil indagar en la mente de criaturas no telepáticas, a pesar de la necesidad de mirarles a los ojos, debido a que no suelen poner barreras, aunque es posible que aprendan. Además su mente, y perdóname, Resa, suele ser mucho menos compleja de entender.

-Y por eso me haces leerle la mente a ella, ¿no? -contestó Eva, reticente a hacerlo.

-Tranquila, Eva. Ya sabes que no tenemos secretos, ¿no? Puedes mirar lo que quieras, dentro de un límite. Piénsalo como una invitación a mi "casa" -guiñó un ojo la muchacha para tranquilizar a la joven de ojos azules.

-Exacto. Así que intentémoslo de nuevo, ¿de acuerdo? Eva, concéntrate en los ojos de Resa: no apartes la mirada ni un momento, e intenta "introducirte" en ellos con todo tu ser. Tal vez con ella funcione -terminó Christian, dejándoles espacio.

La chica hizo como se le había dicho, y trató de entrar en la mente de Resa. Aunque al principio su parte humana se reveló ante tal invasión de la intimidad ajena, la parte shek no tardó en imponerse y reconocer el acto como algo instintivo y natural: sondear los pensamientos y recuerdos de un ser menos desarrollado y arcaico en lo que a poder mental se refiere.

Pronto, se desvaneció un segundo, pero volvió a despertar, solo para encontrarse en un mar de emociones, sentimientos, pensamientos, experiencias... Pudo verse a ella misma, a su hermano, a Séun, a sus padres, a todo el mundo que Resa conocía; cada recuerdo que ella tenía con la chica estaba ahí. Sin embargo,unos recuerdos parecieron moverse a la posición de Eva, como mandados por la propia Resa.

Así, Eva comprobó la necesidad y urgencia que la llevaron a su beso con Markash, la preocupación constante durante el tiempo que su hermano estuvo en coma, y, lo más importante, cómo el cambio de Erik la había herido profundamente. La shek comprendió: era la forma para probarle que sus sentimientos hacia su hermano eran sinceros.

 

Aunque le hubiera gustado ver más, no fue posible, puesto que todo se volvió oscuro de nuevo, y la imagen anterior regresó: ella sentada frente a Resa, con su padre emitiendo unas palabras de aprobación con su media sonrisa.

-Por tu expresión, veo que lo has logrado, hija. Enhorabuena, estás un paso más cerca de convertirte en shek.

La morena se sonrojó ligeramente mientras su amiga la felicitaba, y comenzó a sonreír también. Estaba un paso más cerca de poder surcar los cielos con su padre.

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De vuelta en lahabitación, sin nadie más que él mismo, Cann lloraba ligeramente. Pero prontosus lágrimas se tornaron puro odio, una vez recordó todo lo acontecido hacíatres años, cuando él ni siquiera había cumplido la década de edad. Aquellamasacre había despertado algo en su interior. Ahora su vida sólo tenía unobjetivo.

-Jamás se loperdonaré. Algún día acabaré con esas malditas serpientes por todo lo que noshan hecho. Me da igual el precio que tenga que pagar -susurró entre sollozos,sombrío.


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Buenas y perdón por la espera!

Aquí tenéis el nuevo capítulo, espero que os guste :P Muchas gracias a todos los comentarios del capítulo anterior! Me gustaría preguntaros vuestras opiniones para el siguiente: ¿Qué ocurre con Cann? ¿Se transformará pronto Eva? ¿Volverán Erik y Resa a estar juntos?

Me gusta haceros pensar, pero me gusta más que me contestéis con vuestras opiniones! Trataré de subir el siguiente capítulo antes de que acabe la semana.

Un saludo!

zalitrix

Erik y Séuncontinuaron el reconocimento de la zona durante unas horas más. Habíanencontrado unas colinas preciosas dispuestas de forma circular cerca delpueblo, con un lago en el valle que se formaba entre ellas. Algún día irían adescansar allí cuando terminaran de hacer la patrulla. A lo largo del camino,el rubio había seguido dándole vueltas a las palabras de Kire, su álter-ego."Los ojos azules te hicieron olvidar
". No importaba cómo lo viera, todoaquello le sonaba a acto de Christian. Mientras bajaban, Séun no pudo evitarpreguntar.

-Erik
hay algoque no me has contado, ¿cierto? -dejó caer el chico.

El dragóntitubeó un momento. No había problema en contárselo a Séun, al fin y al cabo,era su mejor amigo.

-Es verdad
preferíaguardármelo hasta que estuviéramos lo suficientemente lejos, pero ahora supongoque te lo puedo decir. Sentémonos -dijo, señalando unas rocas en la cercanía.

Ambos guerrerosse dejaron caer sobre la fría superficie pétrea, acomodándose. Erik, en esemomento, comenzó su relato.

-"Esto que tevoy a decir no se lo he contado absolutamente a nadie. Y me gustaría que me guardarasel secreto. Si no lo saben los demás es porque sé que, con eso, se terminaríami libertad en Idhún, y no pienso sentarme, quedarme quieto y seguir siendodébil. Verás, todo comenzó cuando me encontraba en coma. Me has contado quedurante el sueño, un día, una explosión de oscuridad destrozó, literalmente, lasala en la que dormía. Pues bien
el causante no fue otro que el Séptimo."

-¡¿Qué?! ¿¡Loviste?! ¡Markash no lo detectó! -se alarmó Séun, pero se calló ante el gestoserio de su amigo, que continuó con la narración.

 

-"Sí. No loentiendo, pero se presentó ante mí, y después de vapulearme, creo que liberóalgo en mi interior, y no estaba seguro del qué. Pero pronto comprendí lo queera
Tras haber luchado con unas cuantas criaturas negras, a las que el Séptimollamó "Oscuros", me encontré con algo completamente surrealista. Una personaapareció ante mí, alguien completamente igual a mí en lo que a voz y técnicasde combate se refiere. Desafortunadamente, no pude verle la cara
No solo eso,sino que además tenía una versión de mi propia espada." -siguió, invocando suarma plateada, cuyo filo llameó con intensidad al contacto con su mano duranteun segundo.

-¿¡Tienes unaespada legendaria!? ¿Y ahora, qué viene? ¿Te has ligado a una chica sindecírmelo, pillín? -Séun no salía de su asombro, y sin saberlo, había dado enel clavo, más o menos.

-"Si me dejarasseguir
Luchamos durante todo el mes, sin descansar. Mis habilidades mejorarondrásticamente, y me parece que ahora podría ser capaz de derrotar a mi hermana.Pero todo lo que mejoraba yo, lo hacía también Kire. Y al final, la prisión nopudo contenernos
Aprendí tres cosas ahí dentro. Una, que el verdadero nombredel Séptimo es Siebten. Otra, que controla los oscuros a voluntad, y puedeaparecerse en el plano astral. Y, la última
es algo que no podía imaginar.

En los últimossegundos, Kire me dijo que mi amor por Res era una farsa, un montaje paracontentarme. Me preguntó, casi con
¿rabia? que cómo era posible que no larecordara y que la hubiera sustituido, y terminó con la frase que, me imagino,ya te habrán repetido mi madre o mi hermana. Los ojos azules
"

-
te hicieronolvidar -completó Séun, mirándole preocupado. -Pero, si es cierto lo que hasdicho, Kire podría estar tratando de confundirte para separarte de tu familia yde Vanissar, ¿no?

Erik negó conla cabeza.

-Al principio,yo también lo pensé
pero, tras volver a ver a Res, me di cuenta de que extrañoalgo en ella. Ya no la veo como antes

-Lógico, seenrolló con la puñetera serpiente delante d
Mierda, lo siento tío, no quería
-se disculpó Séun, pues mencionar aquella humillación no era plato de buengusto para Erik.

-Da lo mismo.Lo que quiero decir es que, a veces, me sorprendo a mí mismo pensando en unachica que ni siquiera sé cómo es. No lo puedo explicar de otra manera, aunquesé que parece un cuento chino, de hadas, o como quieras llamarlo.

-¿Estás seguro?-inquirió el ojiverde, preocupado

-La negativa demi familia a darme explicaciones y a la forma de eludir mis preguntas ha hechoque acabe aceptando, al menos internamente, que es verdad. Algo me ocurrió conuna chica antes de Resa, alguien a quien debía querer mucho. Pero no sé másallá de eso
-concluyó, apoyando la cabeza en sus manos entrelazadas.

Séun se levantóy le dio una palmada en el hombro.

-Así que poreso estabas triste este tiempo
Pues no te preocupes más. Primero acabemos estamisión, y después, yo mismo te ayudaré a encontrar a esa chica. Cuatro ojosmejor que dos, ¿no? -sonrió Séun, animando a su mejor amigo.

Erik sonrió concalidez.

-Séun
gracias.Sabía que tú me entenderías.

-¿Para quéestán los amigos? ¿Aparte de para ser más guapos, más listos, más rápidos
?-picó el ojiverde.

 

-¿Qué insinúas?

-Que ni loco meganarías a una carrera, tortuga. ¡Vamos! Se nos hace tarde y quiero cenar, perosi te espero llegaremos por la mañana.

-¡Eso se verá,Séun! ¡Si llego yo antes, me pagas la cena! -gritó Erik, con una media sonrisa.

-¡Ja! ¡Siguesoñando! -terminó mientras comenzó a correr, dejando atrás al rubio.

-¡Eh!¡Tramposo! -retumbó la voz de Erik, mientras Séun reía a carcajadas.

///////////////////////

Eva seentrenaba en solitario con la espada. Quería mantener la cabeza despejada, sincentrarse en nada más que en sus habilidades de combate, las que su padre lehabía enseñado y Markash había pulido hasta volverla mucho más poderosa de loque era hacía unos meses. La muchacha se encontraba repitiendo las mismasacciones periódicamente sobre una armadura mágica con una espada deentrenamiento clásica: de madera, ligera al tacto, pero fuerte y flexible.

En aquellosmomentos no podía dejar de preguntarse qué habría pasado si, aquel día, suhermano no se hubiera desmayado en medio de su batalla. Si ella no se hubieradejado llevar

-"Si no hubieraentrenado a espaldas de todos
si Erik no hubiera peleado contra mí
tal vezesto no estaría pasando. No quiero estar a punto de volver a perder a eseimbécil que tengo por hermano otra vez
"

De repente, unapequeña lágrima cristalina brotó de uno de sus ojos, y resbaló por lacorrespondiente mejilla. Al darse cuenta, se limpió rápidamente, avergonzada desí misma. Ella no podía ser como Resa, por mucho que le pesara decirlo así.Tenía que volverse fuerte. Tenía que convertirse en un shek antes de que volvierasu hermano para poder ser de mayor utilidad. Y, entonces, podría surcar loscielos con su padre.

Con algo más dedeterminación, pero pensando en Erik y Séun, dejó la espada y continuópracticando lo que le había enseñado su padre durante unos minutos. Tuvo queconcentrarse para expandir su mente a nivel de shek, ya que la mayor parte desu capacidad aún dormía en el interior de su alma, y tenía que hacer todo loposible por despertarla.

Con los ojoscerrados, no fue consciente del paso del tiempo. Un minuto, diez, veinte
Sólolos volvió abrir cuando notó una mano fría en su hombro. Sabía de quién era: nohabía otra persona que se escapara a su percepción, ni siquiera el mismoMarkash.

-"Papá
" -se comunicóella mentalmente, con un susurro.

-"Hija, es horade continuar con la litografía. Hemos descubierto algo interesante: parte delos versos conforman grabados con formas sheks casi imperceptibles. Tal vez esasea la parte que nos atañe a ti y a mí".

Eva sesobresaltó: ciertamente, aquello despertaba su curiosidad. ¿Cuál sería su papelen todo aquello? Tenía que saberlo. Tan solo esperaba que no fuera demasiadoimportante. Tal vez a su hermano le gustara la gloria, pero ella sabía elpeligro que corrían todos. Nadie sabía aún qué futuro habían preparado losdioses para ellos, pero, para su suerte o infortunio, ellos serían losprimeros, si trabajaban rápido.

Una vezsubieron a la habitación en la que se estudiaba la litografía, Shail y Victoriales hicieron entrar rápido.

-Eva, ¿podríasecharle un vistazo a esto? -pidió el mago a la joven, quien lentamente seacercó a la piedra. Un grabado brillaba tenuemente, pero la chica notó algoextraño: según se acercaba, el brillo se acentuaba casi imperceptiblemente.

 

-De repente, lalitografía cambió. Las letras, no sé cómo, comenzaron a brillar y a reformarse,destruyendo nuestras teorías. Pero, ¿has visto esos grabados? Tienen formashek, ¿verdad?

-Sí
pero no entiendoa dónde quieres llegar.

-Bueno -continuóMarkash -creemos que, como los dioses dijeron en la parte inicial que tú yChristian participaríais en la Nueva Profecía, podríais ser capaces deentenderlo, ya que afecta a nuestra raza. Y nuestras sospechas se confirman,Eva
¿no ves cómo brilla cuando te acercas? -sonrió el joven heredero de lossheks.

Sin saber porqué, Eva alargó la mano hacia el grabado, como si fuera sola, dirigida por unafuerza superior. Una vez sus yemas de los dedos acariciaron la pétreasuperficie, una burbuja de luz engulló a Eva.

-¡EVA! -gritó Christian,agarrándola del hombro, pero tuvo que cerrar los ojos, cegado por la luz. Nosoltó el hombro de su hija, decidido a estar con ella para protegerla de lo quefuera a pasar. Por ello fue mayor su sorpresa cuando, al abrir los ojos, seencontraron en un espacio sin suelo. Flotando, miraban a su alrededor. Un tenueresplandor azul oscuro, como el del cielo nocturno, les envolvía.

-¡Papá, mira! -gritóEva, sacándole de su ensoñación. Una serie de imágenes comenzaron a aparecer ydeslizarse con rapidez a su alrededor, difuminándose al pasar con loslaterales, como si viajaran en un coche en la Tierra y aquello fuera elpaisaje. Tratando de observar el paisaje, las imágenes se hicieron más claras,hasta el punto de que pasaban lentamente. Christian vio que estaban animadas,contando una historia.

Lo que entoncesvieron les sorprendió: Eva se vio a sí misma, al lado de Séun y un chico rubiodesconocido, que sorprendentemente se parecía enormemente a su hermano, solo que más pequeño y con una sensación de lejanía que desconcertó a la muchacha, subiendo unas escaleras. Una vez salían de allí, se encontraron cara a cara conuna figura ominosa, que le inspiraba respeto. Ella y los otros dos hombresdesenfundaron sus armas, y se lanzaron al ataque. En ese momento, la imagen sedifuminó, y Eva desapareció de allí.

Ahora le tocóel turno a Christian. Se vio a sí mismo dando una orden a su hija, instándola acumplir su destino. Mientras, él y Markash se quedaban atrás, combatiendo a unmisterioso hombre con un casco que le cubría la cara, un traje con una texturaparecida a fibras musculares rojo sangre con colores negros y una espadaplateada deslustrada, casi gris. Cuando se lanzaron a por él, la imagen sedifuminó de nuevo, y esta vez, quien cerró los ojos y desapareció del lugar fue Christian.

En laoscuridad, el shek oyó la voz de su hija llamándole. El sonido se hacía cadavez más claro.

-a
a
pa
a
¡Papá!-el shek pudo abrir los ojos, y vio a su hija, quien le zarandeaba, tratando dedespertarle.

-¿Qué
?

-¡No importa!¡Ven a ver esto! -le urgió su hija. El shek se levantó con celeridad, paraechar un vistazo a lo que le querían mostrar. Shail y Victoria miraban laescena boquiabiertos: justo después de la explosión de luz, jurarían haber oídouna voz que retumbaba.

Aunque mássorprendente era lo ocurrido con la litografía. Ahora, las letras de losgrabado brillaban, y formaban unosversos que, a la vez, conformaban una de las partes de la Nueva Profecía queles llevaría a restaurar la paz en Idhún, a traer al Octavo dios, y a sellar sudestino.

 

"Sheks,criaturas originarias de la oscuridad, aliadas con la luz, desprovistas demaldad. Luchando con su peor enemigo, el padre deberá hacer frente a suspropios miedos y enviar a su hija a la lucha, sin cubrirla con sus alas. Puescomo el polluelo debe volar del nido, la nueva heredera de la Tríada deberávolverse fuerte, y cumplir así su destino con una lucha a muerte. ¿Su enemigo?Su propia esencia, sus orígenes. Su creador. La sombra sin nombre, dotadafinalmente de uno. Siebten."

Una vez lohubieron leído, Eva comenzó a tiritar.

-Si
Siebten
Serefieren a
-no continuó, pues no podía creerlo. De todos los que debíanparticipar en aquella historia, ella debía ser quien terminara con todo.

Victoriacomprendió, con un grito de agonía, a quién tendría que enfrentarse su hijamenor. Y no había forma de escapar de aquel destino.

-No
¿por quéella
? -se derrumbó en el suelo.

Jack fuecorriendo a su lado, mientras Christian salió al balcón, mirando con rabia alcielo. En la profecía no se decía que su hija fuera a vencer. No iban aayudarla si era incapaz de vencer.

-¡Malditosseáis! Os juro que como os la llevéis, como me la arrebatéis, acabaré con todosvosotros, ¡AUNQUE ARDA EN EL INFIERNO TODA LA ETERNIDAD! ¿¡ME OÍS!? -gritódesesperado, algo poco habitual en él, mientras miraba al cielo con sus ojostornándose irisados a causa de la rabia del shek. Su mirada se dirigía a donderesidían aquellos dioses que no dudaban en utilizar su existencia para sus propiosfines, como quien sacrifica un peón en un tablero de ajedrez para proteger alrey.

Alsan miró aChristian. Era la primera vez que le veía así. Vio, a su vez, cómo Eva sederrumbaba ligeramente y caía al suelo, como su madre. Estaba claro que noquería verse involucrada en todo aquello. Ella no deseaba luchar, sino acabarcon su parte y continuar su vida. Pero había una gran posibilidad de que no lequedara tanta vida por delante como creían.

-"Y la peorparte es que no podemos hacer nada. No hay forma de cambiar el destino
nocuando está escrito" -se lamentó el monarca, preocupado por aquellas personasque, aunque no estuvieran unidas a él por sangre, eran como su familia.

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Buenas a todos! Aquí os dejo con mi nuevo capítulo, para que no digáis que tardo en actualizar. ¡Que se note que estamos en verano! Esta vez lo dejamos con un poco de suspense. Muchas gracias a todos los comentarios del capítulo anterior! Sois geniales, en serio.

Y ahora, vuestras opiniones... ¿Podrá Eva hacer frente al destino que se le ha impuesto? ¿O, por el contrario, tratarán de evitarlo a toda costa, aun sabiendo que no funcionará? ¿Qué papel juega Erik en todo este asunto? ¿Por qué no está en la batalla final?

Pues nada, ahí lo dejo. ¡Un beso!

zalitrix

Ya estabanponiéndose los soles Idhunitas en el horizonte. Los habitantes del pequeñopueblo en Celestia, llamado Ahnsur, hacían compras de última hora, vigilaban asus pequeños, o simplemente disfrutaban de la puesta de Sol, cuando dos figurasque bajaban hacia su pueblo les alertaron. No solo se acercaban a todavelocidad, sino que además iban chocando violentamente. Uno de los chicos en lacalle aguzó el oído. Entonces, pudo oír cómo discutían.

 

-¡Aparta! ¡Novale cruzarse! -decía el rubio, mientras su hombro derecho chocaba con el izquierdo del hombre a su lado.

-¡Tiene graciaque eso lo digas tú, cerdo! -gritó, tratando de adelantarse.

-¡Saliste conventaja! ¡Deberíamos darlo por invalidado! -continuó el primero.

No pasó muchotiempo hasta que ambos jóvenes atravesaron el lugar, tan centrados en supequeña competición que no se dieron cuenta de que a tan solo unos metros deellos, se extendía un bordillo. Todavía mirándose, ambos tropezaron a la vez.Como a cámara lenta, ambos tuvieron tiempo de soltar un "Oh,¡¡¡¡ MIER
!!!!"antes de caer estrepitosamente sobre el terreno, rodando por el suelo.

Tras unossegundos revolcándose por el suelo, lograron pararse. Entre quejidos, ambos selevantaron, doloridos. Mientras se frotaban la espalda, ambos volvieron amirarse, con un ojo cerrado por el dolor de la caída. Erik fue el primero enhablar.

-Bueno
supongoque esto es un empate, ¿no? -dijo, con voz vacilante.

-Será mejor quelo dejemos así
cada uno paga lo suyo, como siempre. ¿De acuerdo? -terminó Séun,mientras se estiraba. Ambos estaban muertos de hambre, y con aquella carreradesde las colinas habían agotado sus fuerzas del todo. Con las pocas que lesquedaban, buscarían una taberna y volverían a casa de Onet, con cuidado de nollegar demasiado tarde, ya que tenían que madrugar.

No tardaronmucho en encontrar lo que buscaban. En un lugar anunciado como "El mesónCeleste" ofrecían comida a un precio más bien asequible, por lo que se metieronsin dudar. No tardaron mucho en ser atendidos, pues ya se había corrido lanoticia de que dos guerreros de Vanissar habían llegado a la ciudad vía pájarosHaai, y todo el mundo sabía ya quiénes eran aquellos visitantes extraños quehabían llegado hacía unas horas.

Aunque Erik sesentía incómodo siendo el centro de atención, Séun parecía más queacostumbrado. Aunque el pueblo no era grande, tampoco era tan pequeño. Tendríaalrededor de 2000 habitantes, entre los cuales había chicos y chicas jóvenes,por lo que el espectáculo estaba servido cuando comenzaron a notar las miradasangustiadas del sexo opuesto. Poco después, el recelo de adolescentes y jóvenesadultos no tardaría en llegar.

Una vez lestrajeron la comida, comenzaron a dar buena cuenta de ella mientras manteníanuna ligera conversación.

-Hay quejoderse
No nos van a dejar cenar tranquilos, ¿eh? -musitó Erik, cerrando losojos de forma cansada mientras se metía la comida en la boca.

-Eso parece.Pero no parece que sea la primera vez que te pasa. ¿En la Tierra también sonasí? -inquirió Séun, curioso.

-Ya te digo. Nosabes la de amenazas que le llegaron a Resa cuando salía conmigo por Nueva Yorkde vez en cuando -su voz cambió ligeramente cuando mencionó a la chica -¿A titambién te pasa?

-Sí, más amenudo de lo que me gustaría, créeme. Aunque suele ser bastante divertido si tedejas llevar, en vez de evitarlas. Y no te preocupes, no tiene por qué llegar apasar nada: tan sólo vas a pasártelo bien.

-Hmm
tal vezdebería haber tonteado un poco con las de mi instituto. Ahora que lo pienso,podría haberme resultado entretenido -sonrió el rubio ante la sugerencia de suamigo. Al fin y al cabo, tampoco había ningún motivo para no hacerlo, ¿no?Aunque en un pasado no lo había intentado por respeto a la chica a la queamaba, a la que había creído su primer amor, ¿cuál había sido el resultado? Sudignidad y sentimientos, utilizados para fregar el suelo.

 

-Eso es. Nopasa nada por soltarse de vez en cuando -guiñó un ojo el moreno, mientras segiraba y le lanzó una mirada a una de las chicas que no paraban de mirarles. Lasusodicha se puso nerviosa, sin saber a dónde mirar, lo cual hizo que Séunriera ligeramente.

Continuando consu conversación, que derivó hacia otros temas más triviales, la cena pronto seterminó. Pagando la cuenta, ambos salieron de la taberna y se encaminaron haciasu hogar temporal. Con una ligera llamada, Onet no tardó más de 5 segundos enrecibir a los dos chicos.

-Bienvenidos.Podéis pasar, Cann ya está en la cama. Os he preparado las cosas en lahabitación para que paséis una buena noche. Oh, por cierto, levantaros cuandoqueráis. Yo me iré a la posada rápido por la mañana, pero si salgo antes, hacedel favor de traerme las llaves de casa, ¿de acuerdo?

-¿Y el pequeño?-preguntó Erik, curioso.

-Él tiene sucopia. Y lo más seguro es que pase el día con otros chicos, o viendo a losadultos trabajar. Tiene que disfrutar, está de vacaciones.

Erik se llevóla mano a la barbilla.

-Entiendo, -terminóSéun - muchas gracias, Onet. Ahora mismo nos vamos a dormir, estamos hechospolvo. No te preocupes, cuando nos levantemos, te llevaremos las llaves loantes posible.

La mujerasintió, agradecida, y se retiró a su habitación, visiblemente cansada. Conpaso silencioso, ambos se deslizaron a su habitación para no despertar al jovenCann, que dormía, enterrado bajo las sábanas de su litera, la más baja de lastres.

Los dos muchachosno tardaron más de dos minutos en cambiarse y meterse en la sábana. Al pocorato, Morfeo ya les acunaba entre sus brazos, y el silencio comenzó a gobernarla pequeña casa, alterado por la respiración ocasional de sus habitantes. Pocoa poco, las luces comenzaron a apagarse, sumiendo la aldea en la oscuridad dela noche.

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Eva se dejócaer en la cama, en la soledad de su habitación. Ahora que había sido reveladosu papel en el destino de Idhún, se sentía desfallecer. Lo único que quería eradormir y desear que todo aquello fuera una pesadilla. Tal vez a su hermano lehubiera gustado la idea de ser el héroe que salvara al mundo, pero ella eradiferente.

Al igual que sumadre, ella odiaba la idea de luchar por un mundo que la había repudiado por elmero hecho de haber nacido. Era algo que encontraba antinatural, sin sentido.¿Por qué ella, la supuesta heredera de Ashran, tenía que liberar al mundo delSéptimo?

Por primera vezen su vida, por primera vez desde que se conocía a ella misma, sintió miedo. Yera un miedo tan profundo que asolaba su alma. Girándose, miró hacia la camavacía. Sin él cerca para aliviarla con su sentido del humor ni palabrasreconfortantes, se encontraba perdida.

-Séun
-susurró, echándole de menos. Una lágrima brotó por sus mejillas, mientrascerraba los ojos y trataba de dormirse, deseando que todo aquello no hubierasido más que un mal sueño, una pesadilla, una ilusión. Pronto, la nocheIdhunita se apoderó de ella. Sin saberlo ni ella ni Resa, la Tríada y los demásse habían reunido de nuevo durante la noche.

 

Jack le lanzóuna mirada a Christian, pero ni siquiera aquello le hizo reaccionar. El dragónempezaba a preocuparse: era la primera vez que veía a su rival, compañero, ytal vez amigo, derrumbarse de semejante manera, casi como Victoria, que era unmanojo de nervios. Aunque no lo manifestaba, se notaba en sus ojos, sin el fríoque los caracterizaba. En aquel momento, lo único que eran capaces de comunicarera la desesperación que sufría el shek.

-Christian
note preocupes. No permitiremos que nada le pase a nuestra hija -dijo el jovenrubio, quien, vacilante, le puso una mano en el hombro, por mucho que ledesagradara el contacto.

Sin embargo, elcastaño pareció reírse ligeramente antes de contestarle.

-No loentiendes, ¿verdad, dragón? No hay forma de escaparse de ellos. No cuando hanformulado una profecía. ¿No lo recuerdas? Yo, que había sido creado paramataros, acabé en vuestro bando porque así lo dictaban aquellas malditaspalabras. Y me alegro mucho de que haya sido así, pero hay una diferencia. Enaquella profecía, se decía expresamente que venceríamos a Ashran. Y aun así,casi le cuesta la vida a Victoria. Y esta vez, nada parece indicar que Eva vayaa vencer. ¿Qué vamos a perder esta vez? -habló Christian, no solo para Jack,sino para todos los presentes.

-Serpiente
-musitó Jack, mientras Victoria hablaba.

-Alsan, meniego a que mis hijos participen en esto, y lo sabes. Pero Christian tienerazón
ya no podemos hacer nada. Como mucho, ofrecerle todo el apoyo quepodamos a Eva. Ella es la que peor lo está pasando en este momento

Zaisei asintió.Había sentido la desolación de Eva ante las aciagas palabras de los dioses, ycasi le había llegado a hacer llorar a ella misma. Sentía pena por ella, lo últimoque nadie querría que sintieran por uno mismo.

Jack se aclaróla garganta.

-Tenéis razón,pero por otra parte, nadie ha dicho que a Eva le vaya a pasar algo, ¿verdad? Yocreo que, antes de saltar a conclusiones de este tipo, deberíamos esperar atener el resto de las partes de la profecía. Tal vez cuando se completeencontraremos las respuestas a nuestras preguntas sobre Eva -habló, tratando deinfundir ánimos en los demás, con poco éxito.

-Dragón
esinútil. Ambos tendrán que enfrentarse, y Eva no es rival para ningún dios. Nisiquiera sabemos cuándo o dónde será
¿Y si es mañana? ¿Y si es en este mismolugar? -replicó Christian, fuera de sí. Jack no se resistió más y le agarró porel cuello de su camisa negra.

-Pues si esasí, lo mínimo que podemos hacer es apoyar a Eva, no dejar que lo afronte sola ¡mientrasnosotros nos lamentamos por algo que todavía no ha ocurrido! Te juro que, sipudiera, yo mismo me sacrificaría para que no le ocurriera nada a nuestrapequeña. ¡Pero no puedo, así que al menos voy a intentar ayudarla en todo loque pueda! -terminó, casi levantando la voz. Esperaba una réplica cortante, ouna mofa a su razonamiento, pero definitivamente, no palabras deagradecimiento.

-Jack
Tal veztengas razón. No entiendo qué me ha ocurrido
Es pensar que le pasa algo a Eva,y

-Te entiendo. Pormuy serpiente que seas, tienes un corazón. Yo estaría igual que tú si a Erik leocurriera algo similar, y con ello no quiero decir que le quiera más, pero yasabes a qué me refiero.

 

Efectivamente,Christian lo sabía. Obviamente cada uno sentía más atracción y cariño por unode sus hijos, pero los habían criado siendo iguales con los dos, sin cambiar suforma de ser sólo por estar con uno u otro. Compartían un vínculo especialdebido a sus razas híbridas, una conexión muy fuerte, que Victoria no acababade comprender del todo, ya que ella como unicornio sentía gran amor por todosellos.

-Bien -alzó lavoz Alsan -entonces, pondré como máxima prioridad la búsqueda de laslitografías entre las fuerzas de búsqueda. Desde el aire, los sheks lo tendránmucho más sencillo para encontrarlas. Lo único que necesitan es una descripción,una imagen que utilizar para buscarla. Y ahí es donde entras tú, Jack. Ya quehas visto su forma original, intenta transmitirle a Markash la imagen, y élhará el resto -sonrió el monarca. Él también tenía que hacer lo que pudiera, noen vano estaban luchando por su mundo.

-De acuerdopues, mañana nos ponemos manos a la obra. Ahora, id a descansar todos,necesitaréis las energías -pidió Kimara, arrimándose a Alsan con una ligerasonrisa. Ella usaría sus contactos por Awinor para ver si encontraban algo porallí, ya que un desierto casi inhabitable los dioses podrían esconder algo asíperfectamente.

Sin ningunapregunta más, todos abandonaron la sala, cansados y preocupados por Eva, perotambién con un objetivo en mente: encontrar aquella maldita profecía y acabarcon todo de una vez y para siempre.

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-"Bien. Yaestán dormidos" -pensó para sí el joven Cann. Destapándose rápidamente, sedeslizó fuera de la cama y abrió la ventana de par en par. Como todas lasnoches, la dejó ligeramente abierta para poder entrar después, sin miedo. En Celestia,el término "ladrón", era algo desconocido, y nadie osaba robar a otraspersonas, no con los celestes al lado, ya que los delatarían al instante.

Corriendo entrela hierba, pronto llegó a una zona con un par de árboles, alejada de la casa.Uno de ellos tenía una raja por la que se abría un hueco bastante escondido enel tronco. El chico alargó la mano, y sacó de allí una espada, enfundada en unavaina de color rojo. Al lado de aquel, se encontraba otro lleno de marcas. Todoel pueblo creía que sería un animal del bosque, pero se equivocaban del todo.

El chicodesenfundó su arma, y comenzó a practicar movimientos, primero al aire, y luegocontra el tronco. Sus movimientos eran pesados, puesto que la espada erademasiado grande, pero pronto se comenzaron a volver más rápidos, aunque acoste de las fuerzas del muchacho. Cada vez que paraba a descansar, unaspalabras le volvían a la mente.

-"No puedeshacer nada, Cannais. Vuelve a casa y escóndete con tu madre"

-"¡Ja! Puedeque los otros humanos fueran patéticos, pero podían luchar. Tú, en cambio, nopuedes hacer nada. ¿Qué se siente siendo tan impotente?"

Sus dientesrechinaron mientras una serie de lágrimas brotó de sus ojos. "No pienso dejarlas cosas así, ¿me oís? ¡Os enseñaré de lo que soy capaz! ¡Me haré fuerte, y entoncesos cazaré, una a una, igual que hicisteis con nosotros, malditos sheks!" -pensóCann, moviendo su acero con furia, rabia y odio.

Aquellascriaturas se lo habían arrebatado todo. Pero algún día pagarían todo lo quehabían hecho a Idhún.

 

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Bueeenas! Aquí os dejo un capítulo nuevo, espero que os guste! Muchas gracias a todos los que comentaron el capítulo anterior, ¡sois geniales! Hoy me despido rápido, porque tengo un sueño que me caigo u.u

Un saludo!

zalitrix

A la mañanasiguiente, Erik se despertó pronto. Con sueño, se levantó frotándose los ojos,perezoso. Sin pensar lo que decía, soltó un "buenos días, Res
" debido a lacostumbre. Ya estaba a punto de salir de la cama, cuando se quedó mirando unazapatilla, con la mente perdida debido al sueño. La réplica que vino acontinuación no se la esperaba.

-Ay, buenosdías a ti también, "princeso" -comentó una voz divertida, poniendo un tono dechica que era fácilmente catalogado como falso al instante de escucharlo -¿hasdormido bien? ¿O
necesitas que te despierte con mis encantos femeninos?

Erik se girócon los ojos semicerrados.

-Vete a cagar, Séun
-soltó el muchacho rubio, dejándose caer sobre la cama de nuevo. El morenosuspiró: su amigo no tenía remedio. Aunque estaba acostumbrado a madrugar, leencantaba dormir, y aprovechaba cualquier resquicio u oportunidad para volver aecharse "cinco minutos más", que acababan volviéndose dos horas más.

-¡Despierta,vago! -gritó tirándose encima de él, tratando de romper el hechizo que almohaday colchón ejercían sobre el joven dragón. Obviamente, fue recibido por unapatada en el costado, y un "ya voy, joder
" de Erik, quien se levantó, sinmuchas ganas de vivir el nuevo día.

Poco a poco,los ojos del dragón se abrieron poco a poco, aceptando la luz del día queentraba por las pupilas del muchacho. Vistiéndose con torpeza, Séun y Erik sefijaron en que Cann no estaba. Aunque al principio les pareció algo extraño,supusieron que habría salido antes, sin querer quedarse solo con los dosextraños. Poco a poco, lograron ponerse el pantalón y la camiseta, y salieronen busca de algo que llevarse a la boca, sin observar que la ventana se hallabaligeramente entreabierta.

Cogiendo lasllaves, cerraron la puerta tras de sí y se dirigieron a la posada de Onet,donde cogerían fuerzas para todo el día de patrulla. Tenían que estar atentos,ya que ligeros movimientos szish eran cada vez más frecuentes por toda la zona,o al menos, eso aseguraban los últimos informes sobre el lugar.

Alejado de todoaquello, el joven Cann, con las ojeras marcadas por la falta de sueño,continuaba golpeando el tocón con las últimas fuerzas que le quedaban. Pero nopodía rendirse ahí, todavía no. Tenía que dar mucho más de sí
Tenía quevolverse fuerte, para poder proteger a su gente. Nunca permitiría que aquellacatástrofe se repitiera. Que nadie tuviera que sufrir su destino.

//////////////////

Eva continuabala parte más avanzada de su entrenamiento shek. Christian había llegado a laconclusión de que, si querían acelerar el proceso y preparar a su hija para elfuturo cercano, deberían tomar medidas drásticas. Por eso, aquella mañana, la muchachase encontraba blandiendo a Haiass contra Jack, su padrastro.

No era algo quele hiciera mucha gracia, sobre todo al principio, pero una vez tomó la heladaespada entre sus delicadas manos y sintió a su shek interior palpitar, se girócon ganas de al menos golpear, que no matar, al otro hombre de su madre unascuantas veces. La verdad es que, aunque a Jack y Victoria les costarareconocerlo, el plan era brillante.

 

-"Vamos autilizar dos elementos extremadamente fuertes como catalizadores para, literalmente,sacar el alma de shek de Eva a la luz. Son dos cosas que todos conocemos, peroque hasta ahora, sólo a mí parecen habérseme ocurrido. Lo primero, es lograrque nuestra hija se sienta cómoda manejando a Haiass. Y antes de que mepreguntes, dragón, déjame decirte que, cuando su shek sienta el frío de miespada, que tiene fragmentos de mi alma shek debido al tiempo que he pasado conella, el suyo reaccionará. Estoyconvencido.

Lo segundo eslo más sencillo. Vamos a utilizar el odio para cumplir nuestro objetivo. Poruna vez, nos servirá para algo. Veréis, es bastante sencillo: ¿recordáis cuandoJack me vio con Victoria por primera vez? Casi se transforma
Así que vamos aintentar aprovechar ese flujo repentino de instinto para que, combinado con el contactoy la exposición prolongada a Haiass, el cuerpo de Eva genere la respuesta paradesenterrar el alma shek por completo".

Jack miró a suhija, ligeramente turbado. Era bastante arriesgado, pero podía funcionar. Sabíaque podía vencerla fácilmente si las cosas se salían de control, por lo que, encierto modo, no había nada que temer. Pero, aun así, temía ver a su hija como aotra serpiente a la que destrozar, aunque solo fuera un segundo. Puede queSheziss le enseñara a obviar el odio y a redirigirlo, pero sentir eso por Eva
no podía soportar aquella idea.

Por ello,cuando se les dio la señal de comenzar, dejó que su hija comenzara, sin moversedel sitio. También insegura, la joven de hermosos ojos azules, fríos comodagas, se lanzó sobre Jack blandiendo la helada espada de su padre. Una vez seenzarzaron en la batalla, sin embargo, algo comenzó a cambar lentamente en susmovimientos.

Todavía noestaba segura de por qué, pero parecía que sus ataques se volvían cada vez másrápidos y poderosos, como guiados por una fuerza en su interior que cada veztenía una voz más fuerte en su conciencia. "Mátalo, mátalo, mátalo
" comenzabaa sentir, sin darse cuenta de ello. Por su parte, el dragón se iba emocionandocada vez más, moviendo su espada con mayor potencia cada vez que se separabanlos dos filos y volvían a encontrarse.

Victoria lesmiraba. Estaba ocurriendo lo mismo que pasó con Erik en el torneo, pero Eva nosería capaz de vencer a Jack igual que a su hermano. Y tal vez, sólo tal vez,lograría transformarse. Pero también cabía la posibilidad de que el enfrentarsea su padrastro propiciara actos de los que ambos contendientes se arrepentiríandespués.

Sin quererlo,Jack se mofó ligeramente de ella.

-¿Es eso lomejor que puedes hacer? ¡Esperaba que fueras algo más difícil!

Con una miradasevera por respuesta, la muchacha realizó otra acometida sobre Domivat, que alcontacto con Haiass provocaba que saltaran chispas y pequeños trozos de hielo.Cada vez se movían más rápido, y Christian les miró, interesado. Prontollegarían al punto perfecto para la transformación.

Pasaron unosminutos más de combate, con las burlas de Jack subiendo poco a poco de tonodebido no sólo a la emoción, sino a la evidente ascensión del alma shek de suhija, que provocaba que su instinto reaccionara. Aunque él no quería, Christianle había comunicado mentalmente antes de empezar que eso ayudaría, así quepodía no contener sus palabras
hasta un límite, claro.

 

-Si esto estodo lo que la serpiente puede ofrecer, debo decir que es patético. Aún no sécómo venciste a mi hijo -comentó con media sonrisa el dragón. En ese momento,los ojos de Eva se tornaron irisados, lanzándose de nuevo con intención deasesinar al dragón que tenía delante. Moviéndose rápidamente se plantó anteJack, lanzando su ataque al corazón.

Con unrespingo, su padrastro se movió rápidamente y bloqueó el golpe, propinándole unbarrido con la pierna que tumbó a Eva. Debido a la sorpresa, ambosreaccionaron: Jack se calló y los ojos de Eva volvieron a su estado normal. Elhombre se agachó rápidamente.

-Hija
losiento, no quería
-trató de disculparse el dragón, pero Eva se levantó y saliócorriendo. Aunque Jack salió detrás de ella, seguido de Victoria, Christian losdetuvo.

-Esperad.Dejadme a mí. No creo que esté enfadada contigo, dragón. Me parece que puedoentender lo que le pasa incluso sin haberle leído la mente.

Mientras Jackle miraba inquisitivo y con la mirada apenada, Eva corría en dirección alexterior. No podía creer lo que podía haber hecho de no haber reaccionado supadre a tiempo. Con pasos rápidos, pero poco precisos, el rostro de la chicacomenzó a enrojecerse mientras se acercaba a su habitación. Su cuerpo comenzó aagitarse cuando entró y se sentó en la cama con la cabeza enterrada en lasrodillas, tras haber cerrado la puerta.

Unos minutospasaron, pero el tiempo no surtió ningún efecto en aliviar no el dolor, sinoaquella sensación de terror que experimentaba debido al odio que corroía susentrañas y le provocaba a tratar de asesinar a su propia familia.

-"¿Por qué
porqué lo he atacado de esa forma
?" -sólo podía pensar, con las lágrimas en lasmejillas.

-Porque eresuna shek. Y no puedes evitarlo.

Eva giró lacabeza rápidamente para ver a Markash sentado en la ventana, mirándola como sinada hubiera pasado, por mucho que le hubiera leído la mente y entendiera susituación. El chico simplemente continuó manteniendo una mirada similar a la deun adulto sobre un niño pequeño, agravando esa sensación de desconocimientosobre los actos propios que ya atormentaba a Eva desde el final del combate.

-¿Cómo has
?

-Eva, tú y yoconocemos perfectamente tu verdadera naturaleza. Eres una shek, de hecho estásentrenando para convertirte en una. Y sabes que los sheks odiamos a losdragones por instinto, ¿verdad? -comenzó Markash, levantándose y caminandohacia la muchacha con serenidad.

-¡Claro que losé! -dijo la morena entre lágrimas -¡Pero yo no quiero odiarles! ¡No tengomotivos de ningún tipo, y ellos tampoco lo tienen!

-Oh, ¿y deverdad piensas que eso importa? Puede que hayamos establecido una alianza conAlsan, pero te aseguro que todos y cada uno de nosotros se está refrenando deuna forma inconcebible para no saltar sobre tu medio hermano o tu padrastro -escupió,haciendo mención a Erik y Jack como si fueran elementos extraños.

-¡No hables deellos como si fueran basura! Ellos son
son

-Dragones-contestó Markash con ligera frialdad, provocando que el cuerpo de la muchachase estremeciera con la palabra. Sin encontrar una respuesta a pesar de su menteshek, la chica miró al hijo de Shizuko con los ojos enrojecidos. Este dio unrespingo cuando vio que, en vez de hielo, había una luz tan pura que no pudoignorarla.

 

-Vete
porfavor
No me confundas más -casi imploró. El líder de los sheks se echó haciaatrás. "Vaya vaya
y pensar que su esencia shek ocultó esta parte suya durantetanto tiempo
" Mientras se dirigía a la ventana, no pudo evitar sonreír. "Estopodría cambiar las tornas a nuestro favor considerablemente. Y, por otra parte
supongo que su hermano tiene el mismo poder que ella. Luz... la luz del unicornio"

Justo cuandosaltaba desde la ventana, Christian llamó a la puerta con tres toques secos.

-Eva. Abre lapuerta, por favor -pidió, en un tono más cálido de lo normal. Al principio noobtuvo ninguna respuesta, pero no se fue de allí. En su lugar, calló, esperandoa que su hija decidiera por sí misma si quería hablar con él o no.

Mientras seapartaba un mechón de su cabello castaño de su ojo derecho, esperando unarespuesta, la chica se levantó indecisa en su habitación y golpeó el cerrojocon pocas ganas, dejando entrar a la única persona que la comprendía de verdad:su padre.

Sentándose a sulado, el castaño observó a su hija volver a enterrar la cabeza entre lasrodillas, en la misma postura de antes.

-Cuéntame loque te ocurre, Eva
-dijo Christian, aunque ya tenía una idea de lo queocurría. La chica se puso a pensar de forma acelerada. ¿Debería utilizar laspalabras que previamente ya había lanzado a Markash? No, no debía. Su padre eramuy distinto: frío como el hielo, pero cercano a ella, con un auratranquilizadora.

-Pa
papá
yo noquería

-¿No querías
?-inquirió él, esperando la respuesta.

-¡No queríahacer daño a Erik! ¡Y tampoco a Jack, maldita sea! Pero no fui capaz decontrolarme
Ya no sé qué pensar, ¿sabes? Erik siempre ha sido muybueno conmigo, y estoy convencida de que siente lo mismo que yo cuandoluchamos: ese odio debido a lo que somos
¿Por qué pasa esto? Yo
yo

-No quiereshacer daño a tu familia, ¿verdad? Porque, por muy dragones que sean, son muyimportantes para ti

Eva movióligeramente la cabeza, corroborando el pensamiento de su padre. Sin embargo,había algo más que no le había contado.

-Por eso yo
nopuedo convertirme en shek
-musitó, tratando de que su padre la ignorara, peropara el fino oído de Christian, fue muy claro.

-¿Hm?

-¡No quiero,papá, no quiero! ¡Si en forma humana ya no soy capaz de controlarme luchandocontra ellos, cuando me convierta en shek seguro que les atacaré!

-Hija, eso nosignifica na
-cuando iba a tratar de consolarla, fue interrumpido de nuevo.

-Papá
¿no loentiendes? -finalmente, Eva rompió entre lágrimas -¡Tengo miedo de mí misma! Noquiero hacer daño a Jack, ni a Erik, porque sé que perderé el control yterminaré tratando de matar a mi propia familia
pero tampoco quiero ser unacarga para nadie por no ser capaz de transformarme
¡Por primera vez en mivida, no sé qué hacer! -terminó Eva, volviendo a enterrar la cabeza.

Con una sonrisade ternura, Christian se inclinó sobre ella, y le hizo levantar la cabezaponiendo un dedo bajo su barbilla.

-Lune
te voy arevelar algo sobre ti. Mírame a los ojos

 

Vacilante, lamuchacha lo hizo sin gana, esperando encontrarse lo de siempre, sus fríos ojosreflejados en los de su padre, quien entraría en su mente, como siempre. Sinembargo, esta vez no fue así.

El hombre detreinta años no hizo nada más que fijar la mirada en su hija. Esta vioreflejada su mirada en ellos, pero sus ojos no eran las frías azules dagas desiempre. En su lugar, un pequeño resplandor, cálido y lleno de ternura,brillaba en ellos.

No locomprendía.

-¿Qué
? -sólopudo preguntar, mientras su padre se separaba de ella.

-No sólo tienesla cara de tu madre, sino también su luz en tus ojos, Lune. ¿Comprendes ya? -supadre acarició el rostro de Eva con cuidado.

-La verdad esque no
-aceptó ella.

-Eva, no tepreocupes. Aunque te transformes, estoy convencido de que jamás atacarías aJack o a Erik. Porque, en parte
también eres un unicornio.

-¡Ya lo sé! ¿Yqué importa eso?

-Que esaespecie no tiene reparos en odios ancestrales o divinos. Para ti ahora mismo,simplemente son las personas a las que más quieres
y jamás les atacarás, pormucho que les odies. Estoy convencido de que Haiass se hubiera parado en secoantes de contactar con ese maldito dragón.

Eva se limpió unpoco las lágrimas.

-Entonces, ¿porqué
? -sólo podía hacer esa pregunta. Necesitaba saber por qué un odio quecreía enterrado por los lazos familiares resurgía de esa manera.

Christian serelajó un poco. Tumbándose en la cama con desgana, giró la cabeza hacia suhija.

-Tal vez esosea culpa mía. Puede que forzar la transformación sólo haya servido paraconfundirte aún más. Lo siento mucho
-se disculpó, repentinamente serio, peropor toda respuesta obtuvo un sincero abrazo de su hija.

-Papá
muchasgracias
-susurró ella, recibiendo un beso de su padre en la cabellera.

-Olvidémonos detu transformación por ahora, ¿de acuerdo? No quiero que te sientas incómoda.

Para susorpresa, Eva negó con la cabeza.

-No. Si túcrees que estará bien, lo seguiré intentando. Quiero ayudar en todo lo que seaposible. La misma profecía lo dijo: tendré un combate a muerte con el Séptimo,¿no? Pues entonces
necesitaré todo el poder que pueda conseguir.

Limpiándose lasrestantes lágrimas, la muchacha se levantó, decidida a continuar con susentrenamientos. Ni la profecía ni aquel odio podrían con ella, porque tenía asu lado a gente que la quería. A sus padres, Jack, Erik, Resa, Séun

-"Séun
" -sunombre se estancó por un segundo en su mente, pero lo borró rápidamente paraque su padre no le dijera nada después.

/////////////////////////////

De nuevo habíallegado la noche al lugar donde se encontraban Erik y Séun. Su segundo díaallí, aunque el primero completo, y aún no habían visto nada sospechoso. Buenaseñal, pues si el enemigo se dejaba ver por algún lugar lo más probable era quelo hubieran hecho a propósito.

Tumbándose enla cama tras un largo día, tanto Erik como Séun se sumieron en un profundosueño. Una hora después, aproximadamente, el pequeño Cannais, que había estadodurmiendo todo el día, se levantó y volvió a repetir la operación de la nocheanterior. Sin embargo, aquella noche iba a ser bastante diferente.

 

Mientras seencaramaba a la ventana, una corriente fría de aire entró. El chico gruñó porlo bajo, y volvió a salir de la casa otra noche más, dirigiéndose a su lugarsecreto. Pero había algo con lo que no había contado. Aquella ráfaga de vientorepentino golpeó la nariz de Erik, provocando un estornudo tras un rato quedespertó al joven dragón.

-¡ATSHÚ!-soltó, levantándose repentinamente. Con los ojos medio cerrados, miróalrededor, y vio la ventana abierta, algo que le sorprendió, pues él mismo lahabía cerrado antes de irse a la cama. Encogiéndose de hombros, se dispuso acerrarla, cuando se fijó mejor en lo que se veía al otro lado a la luz de lastres lunas.

Una silueta deun joven caminaba, desvaneciéndose entre las sombras.

-"¿Pero quiénsale a pasear a estas horas
?" -pensó, perezoso. Disponiéndose a volver a lacama, subió a su litera, mirando a sus dos compañeros, el moreno Séun, quedormía a placer, y una
¿almohada? Fue en ese momento cuando descubrió que Cannno estaba allí. El hijo de Onet había colocado su almohada de forma que se leconfundiera con ella si la persona que lo miraba estaba lo suficientementedormida. Y la verdad es que había funcionado.

-"¡Mierda! ¿Adónde habrá ido ese chaval?" -pensó,vistiéndose con rapidez. Poniéndose los pantalones, se dio cuenta de que lasilueta que había visto con anterioridad no era sino la del joven.

Pensó endespertar a Séun, pero no había tiempo para ello. En menos de un minuto, Eriktambién se había encaramado en la ventana, y salió corriendo en busca delmuchacho.

//////////////////////

El rubiogolpeaba el tocón, con las manos agarrando firmemente su espada. Calloscomenzaban a formarse en sus dedos, como muestra de todo lo que se entrenaba,por lo que hacía lo posible para evitar que su madre los viera. Sabía queodiaba todo aquel asunto de la guerra y la venganza.

Mientrasdescansaba un minuto, otro recuerdo volvió a su mente

Cann cogió la vieja espada de su padremientras se dirigía a la calle. Onet, con un rápido movimiento se lo impidió,agarrándole del hombro.

-¿A dónde crees que vas, jovencito?-inquirió, con el ceño fruncido.

-A entrenarme. Me volveré fuerte, y algúndía
¡Acabaré con todas esas serpientes! ¡Lo juro por papá y
!

Al instante, una bofetada cruzó su rostro.Su madre le había dado con toda la fuerza que tenía y le había dejado la manomarcada en la mejilla derecha.

-No vas a hacer nada, ¡¿me oyes?! No piensopermitir que mueras tú también. ¿¡Es que no ves que tu padre y tus hermanosmurieron aun contando con el apoyo de los soldados?! ¡Sólo conseguirías morir,Cannais!

Cann hizo lo posible por contenerse.

-¡Mamá, precisamente por eso tengo queentrenarme! ¡Tengo que volverme fuerte, porque estaremos perdidos si vuelven!¿No lo entiendes? ¡No puedo dejar que otros mueran por mí!

-Hijo, yo no puedo dejar que tú mueras poruna causa perdida. No hay nadie que pueda con esos monstruos. De hecho, para loúnico que sirvió la muerte de tu padre fue para que pudiéramos escapar. ¿Vas adejar que su sacrificio sea en vano?

No pudo resistirlo más.

-¿¡Y TÚ VAS A DEJAR LAS COSAS ASÍ?! ¡¡ESASSERPIENTES NOS LO QUITARON TODO!! ¿¡ES QUE NO LO RECUERDAS!? ¡¡JURO POR LOSDIOSES QUE ACABARÉ CON TODAS Y CADA UNA DE ELLAS!!

 

-Puede que creas que tienes razón, ¡pero novoy a dejar que otro de mis hijos pereza en una batalla en vano! Cuando losdioses nos asistan, como ya hicieron hace veinte años, nos librarán del Séptimode nuevo, así que no te vas a entrenar. Vas a ser un niño normal con una vidafeli

-¡¡LUCHARÉ, TE GUSTE O NO!! SI QUIERES VIVIRCON MIEDO, ENCERRADA COMO UNA COBARDE EL RESTO DE TU VIDA MIENTRAS ESPERAS UNAAYUDA QUE NO SABEMOS SI LLEGARÁ, ¡¡ADELANTE!! ¡¡PERO YO CAMBIARÉ TODO ESTO CONMIS PROPIAS MANOS!!

Y salió corriendo de casa, con lágrimas enlos ojos y una mirada oscura que solo puede tener una persona que ha visto elinfierno y ha vivido para contarlo.

-Tch
se lodemostraré
-musitó, mientras volvía a golpear el tocón con una serie degolpes. Sus brazos, que aun con entrenamiento seguían siendo los de un niño,estaban agotados por las continuas palizas nocturnas que asestaban a aqueltronco.

-¿El qué tienesque demostrar? -preguntó una voz desde detrás.

Cann se girórápidamente, sobresaltado por haber sido sorprendido a aquellas horas. Yallevaba dos años haciendo aquello pero nadie le había descubierto. ¿Por quéahora? Al darse la vuelta, descubrió que el que le había seguido el rastro no eraotro que uno de los invitados de su madre.

-¿Qué hacesaquí? -preguntó, con mala cara.

-Yo podríahacerte la misma pregunta, chaval. ¿No crees que tu madre se preocupará si seentera de que estás aquí? -inquirió Erik con una media sonrisa. Cann se giró yle apuntó con la espada.

-¡Eso no teincumbe! -gritó el más joven de los dos.

-Oh, pero aOnet me parece que sí -Erik seguía picándole para comprobar su reacción.

-¡Cállate deuna maldita vez! -rugió de nuevo Cann, abalanzándose contra él con la espada.Con un movimiento rápido, Erik invocó su espada legendaria y desarmó almuchacho, pues no se había esperado aquella reacción. -"Una espada legendaria
"-pensó. El joven de trece años sólo pudo contemplar su espada salir volando yclavarse en el suelo con un ruido metálico sordo. Entonces, cayó al suelo derodillas.

-Maldita sea
Nada ha cambiado desde la última vez
-musitó Cann, con los ojos anegados enlágrimas. El gesto de Erik cambió al oír sus palabras. Acercándose al muchacho,le preguntó qué era lo que le ocurría.

-¿Qué te pasa?¿Por qué eres así con tu madre? Con nosotros lo entiendo, somos desconocidospara ti, pero, ¿qué te ha hecho ella, además de cuidarte? Desapareces por lasnoches, no pasas por la posada en todo el día

-Tú jamás loentenderías

-En fin,supongo que si entrenas ahora es una de dos: o prefieres entrenar fresquito sinlos soles, o lo tienes prohibido y por eso lo haces a hurtadillas -el respingoque dio Cann al terminar Erik la frase le dio a entender que tenía razón.-"Bingo" -pensó el joven dragón.

-¡Cállate! ¡Túno entiendes lo que significa ser débil! ¡No conoces lo que se siente al serincapaz de hacer nada!

Entonces fueErik quien tuvo un cambio de humor repentino. Agarrando al chico por el cuellode la camiseta, lo levantó y lo apretó contra el tronco hueco. Estaba furioso.

 

-¿Que no loentiendo? ¡Tú no tienes ni idea de todo lo que me ha pasado, chaval! ¡Yosiempre he sido el más débil de toda mi familia porque mi madre queríaprotegerme! Así que, no me vengas con el cuento de que eres muy especial porser un debilucho, ¡¡porque yo también lo soy!! -terminó, soltando al joven quecayó al suelo con estrépito, mirando incrédulo a Erik.

-"No puede ser
No solo somos muy parecidos en nuestro aspecto, sino también en la forma de pensar
"-se dio cuenta Cann, mientras estaba en el suelo.

-Tú no eres elúnico que quiere volverse más fuerte
Yo también tengo que serlo, ¿sabes? Perono me dejarán tranquilo porque mi objetivo no es precisamente común.

-¿Y cuál es?-inquirió Cann, curioso.

-Te lo diré siprometes no contar a nadie lo de mi espada -propuso Erik. Cannais vacilódurante unos momentos, pero no tardó en contestar.

-De acuerdo-aceptó, reticente, mientras Erik y él se sentaban en el frío suelo nocturno.

-Te vas a reír
pero estoy buscando a alguien muy importante para mí, por eso quiero volvermefuerte -dijo, pero para su sorpresa, de los labios del joven no salió ni unapalabra de burla.

-Eso no estámal
No es que me importe, pero, ¿cómo se llama? -preguntó, intentando ocultarsu evidente curiosidad ante una confesión tan repentina. Erik esbozó unasonrisa.

-La partedivertida viene ahora
La verdad es que no sé nada de ella. Ni su aspecto, nisu forma de ser
ni siquiera me acuerdo de su nombre -comentó, con un aireapenado. Sin embargo, todavía no había terminado. -Pero, ¿sabes? No me importa.Lo único que tengo claro es que tiene que haber sido alguien muy importante enmi vida
y no me acuerdo de ella. Parece una gilipollez, ¿no?

Cannais secarcajeó, no por ser cruel, sino porque era una situación bastante irónica. Nodijo nada, porque Erik volvió a tomar la palabra.

-Muy bien, yoya te he contado mis motivos. Ahora, me gustaría oír los tuyos

Al principio,reinó el silencio. Cann no tenía motivos para contar nada, pues todo loreferente a Erik le era completamente indiferente. Puede que otra persona sehubiera callado ahí, pero el hijo de Onet decidió no hacerlo; al fin y al cabo,aquel extraño se había sincerado ante él. Como corroborando sus pensamientos,el dragón volvió a hablar.

-No sé si esporque somos casi iguales
pero creo que puedo confiar en ti, pequeño -sonrióErik, tumbándose y mirando al cielo. Tras unos momentos, la respuesta llegó.

-De acuerdo.Pero lo que te voy a contar
no es agradable.

"Verás, haceaproximadamente tres años, yo vivía con mis padres y mis tres hermanos mayores.Yo era el más pequeño con diferencia, unos cinco años entre el tercero máspequeño y yo para ser exactos. Vivíamos aquí en Celestia, pero en una zonamucho más al sur, y éramos bastante felices. Aún me acuerdo de aquellos días
Mi padre, un soldado al servicio de Alsan que había venido con mi madre desdeVanissar, se quedó aquí a vivir. Entonces nacimos nosotros.

Casi todos losdías, mi padre nos intentaba enseñar a usar la espada para poder defender estemundo si algo parecido a lo de ese tipo, ese tal
Ashran, creo que era,sucedía. Yo era muy pequeño: ni siquiera tenía diez años por aquel entonces,por lo que me quedaba muy atrás, pero nunca me importó.

 

Mientrascrecíamos, mamá nos daba mucho amor, y papá nos enseñaba a vivir. Creo que es la parte de mi vida en la quecreo que he sido verdaderamente feliz, y nunca quise que terminara, aunquereconozco que a veces me aburría y deseaba que ocurriera algo interesante. Sinembargo, todo cambió aquel día... algo que superó todas mis expectativas. Jamáspensé que llegaría a ver el infierno, al menos, no tan pronto. "

Cann tragósaliva, y continuó. Estaba claro que se encontraba incómodo hablando de eseasunto.

"Ocurrió pocodespués de año nuevo. Estábamos dando un paseo en familia, cuando de repente,se extendió la alerta por toda la ciudad. Yo no entendía nada, pero mi padreparecía preocupado, y pronto entendí el por qué. Una media hora después, unahorda de serpientes aladas cubrió el cielo: sheks.

Yo jamás habíavisto un espectáculo tan terrorífico. En menos de una hora, la aldea estabacasi destruida. Había visto a mis antiguos amigos y compañeros ser masacrados,tomados como rehenes o, peor aún, devorados. Lo peor de todo fue que tuve queresignarme a intentar sobrevivir en vez de plantar cara

Mi padre nosintentó sacar de la ciudad, por lo que fuimos a nuestra casa, que estabasituada en las afueras y no había sido atacada todavía. Cogimos nuestras cosasy nos preparamos para irnos
pero habíamos sido unos idiotas. Obviamente, lasserpientes nos siguieron hasta nuestra casa. Entonces las serpientes atraparona uno de mis hermanos"

Las lágrimascomenzaron a cubrir el rostro de Cann, mientras enrojecía y apretaba los puños.

"Mi padre ledijo a mi madre que me cogiera y nos fuéramos, porque éramos los únicos que noteníamos experiencia con la espada
Yo quería luchar, pero ya me lo habíandicho claramente mientras volvíamos acasa. -No puedes hacer nada, Cannais. Vuelve a casa y escóndete con tu madre-
eso lo dijo mi padre, pero logramos convencerle para venir, de todas formas.Pero continuemos

Para midesgracia, mi madre le obedeció, y me tomó en brazos. Yo traté de liberarme,pero
Lo que vi entonces me paralizó. Observé cómo mi padre y mis hermanoseran, literalmente, aplastados por las pesadas colas de las serpientes. En suagonía, esos sheks les miraron a los ojos, y entonces los gritos y la sangre sevolvieron incluso mayores
Yo
yo
no podía soportarlo
no quería mirar
Perono pude evitarlo. Y cuando volví mi mirada
los pensamientos de una de esassucias serpientes me golpearon. -¡Ja! Puede que los otros humanos fueranpatéticos, pero podían luchar. Tú, en cambio, no puedes hacer nada. ¿Qué sesiente siendo tan impotente?"

Cann terminó surelato con un sonoro puñetazo al suelo.

-Poco despuésla zona fue declarada territorio enemigo
Volando en el pájaro haai, pudeobservar la masacre desde el aire. Jamás había visto tanta sangre, muerte ydestrucción juntas

Erik se quedóboquiabierto ante el relato. El odio comenzó a surgir de nuevo, y comenzó arespirar pesadamente. -"Malditos
malditos sheks
" -pensó, con rabia y furia.

-Fue entoncescuando me lo prometí. Yo
yo
¡acabaré con su existencia! -gritó Cannais,golpeando el suelo de nuevo con todas sus fuerzas y mirando al cielo con miradaturbadora. -NINGUNO QUEDARÁ CON VIDA
¡¡ACABARÉ CON ELLOS CON MIS PROPIASMANOS!! -la rabia desgarró la voz de aquel joven que, con casi trece años, yahabía pasado por el infierno.

 

Mientras el ecode su voz se desvanecía en el cielo idhunita, Erik se levantó y le puso unamano en el hombro.

-Cann
Yo teayudaré. Juntos, nos vengaremos de las malditas serpientes
Por todo lo que lehan hecho al mundo. ¡Séun y yo te ayudaremos, no te preocupes!

Las lágrimasbrotaban de los ojos del hijo de Onet. No pudo evitarlo: abrazó a Erik. Hacíamucho tiempo que no lloraba tan abiertamente, y menos delante de nadie, nisiquiera de su madre. Eran demasiadas emociones contenidas.

-¡Abandoné a mifamilia
porque fui débil
! ¡No merezco vivi

-¡No digas eso!Sé que has perdido a tu familia, Cann
Pero, si nos dejas, Séun y yo teentrenaremos. ¡Nos convertiremos en tus nuevos hermanos! Y juntos nosvolveremos fuertes, tan fuertes que podremos ser libres, sin tener miedo ni delos sheks, ni de cualquier cosa en el mundo
¿Te parece bien?

Por todarespuesta, el abrazo se estrechó, mientras el pequeño era consciente de que laspalabras de Erik le habían llegado al corazón. Ahora, podría volverse fuerte
ycomo le había dicho, vivirían sin miedo a nada
libres.

-Gracias
-musitó el pequeño rubio, cerrando los ojos mientras era acunado por el fuegodel dragón, que lejos de quemar, se había teñido de una sensación cálida yacogedora, como si de luz se tratara.

//////////////////////

Buenas!!! Hoy toca capítulo largo, para celebrar esas 20.000 lecturas. ¡Os quiero gente! Así me motivo mucho para escribir. ¡Muchas gracias a todos los que comentaron el capítulo anterior! Pronto escribiré un pequeño "spoiler" acerca de algo que seguro os preguntáis todos. ¿El qué? No os lo puedo decir... pero sé que os gustará ;)

¡Espero que os haya gustado! Muchas gracias a tod@s, espero que sigáis conmigo hasta que esto termine, ¿de acuerdo? Para este capítulo, me gustaría preguntaros... ¿qué os ha parecido la historia de Cann? ¿Os gustaría ver un poco más del "lado luminoso" de Erik y Eva, o los preferís como hasta ahora?

¡Un saludo y gracias de nuevo!

zalitrix

Lejos de todoaquello, Mannon observaba con aprobación los preparativos para el ritual.Dentro de pocos minutos, podría llevar a cabo un pequeño experimento para elque había estado esperando mucho tiempo, tal vez demasiado para su opinión. Elinicio de sus operaciones no podía esperar más, ya que cada día presentía queel dragón y la shek se volvían más y más fuertes.

Sin embargo, sonrió.-"El primero no importa nada
lo único malo es que esos idiotas todavía no losaben. Qué pena
me encantaría ver las caras que pondrían al enterarse de ello.Pero supongo que hasta un dios tiene sus límites, no puedo ver el futuro"-pensó, satisfecho. Los szish, obedientes, se encontraban predisponiendo todolo necesario para que comenzara la primera fase para la conquista y destrucciónde todos los que se opusieran a él.

Pronto, unacabeza de shek se coló por el hueco superior de la habitación. El Séptimo notardó en reconocer quién osaba interrumpir en aquel momento, pues sólo habíauna criatura que estuviera permitida a perturbarle durante sus actividades.

 

-"Mi señor.Hemos encontrado la posible localización de uno de los fragmentos de lalitografía, pero se encuentra en una zona fronteriza con el territorio enemigoen Celestia. Solicito la preparación de un escuadrón shek que me asista parallevar a cabo el asedio de la zona".

El soberanocerró los ojos ligeramente.

-"Todavía esmuy pronto, Shezken. No le des más importancia hasta que yo no os lo diga. Siestás en lo cierto, lo más probable es que buscarla sea complicado sin levantarla alarma. En el momento en que se hagan con ella
Tendréis libertad paramoveros como creas conveniente, amigo mío" -fueron las palabras que cruzaron lamente de Mannon.

Aunque no eransus planes iniciales, Shezken no replicó. Siebten, el Séptimo, era un dios cuyavisión como estratega superaba ampliamente la de cualquier shek, por lo que notenía motivos para replicar, incluso si su envoltura era la de un frágilhumano.

-"Entendido.Prepararé el escuadrón a la espera de las siguientes órdenes, pero necesitaréalgo de tiempo. En cualquier caso, procederemos de acorde a tus palabras".

-"Como debeser" -Mannon abrió ligeramente los ojos -"Shezken, hay algo que te preocupa,¿no es así? ¿Acaso dudas de mí? -preguntó mentalmente.

El shek agachóla cabeza lo más que le permitió el ventanal.

-"Por supuestoque no, mi señor. Pero no puedo evitar pensar que, si hubiéramos atacado contodo, Kyannaris ya habría caído hace tiempo".

-"Ah, pero noes tan sencillo. Si hubiéramos actuado desde el principio con máxima hostilidad,los nuevos sheks no tendrían tiempo de nacer y convertir nuestro ejército enalgo implacable, aunque eso ya lo sabes. Soy consciente de que crees que lossacrificios eran posibles, pero ten en cuenta que ellos tienen dos dragones,dos sheks, y lo que es peor, tres unicornios. Y créeme: los unicornios soncriaturas increíbles, pero peligrosas. Sobre todo
él" -el Séptimo proyectó unaimagen de un muchacho rubio en su mente. El cuerpo de Shezken se convulsionóligeramente, como asqueado y enfurecido.

-"¿Y eso, a quése debe?"

-"Es sólo unpresentimiento
por eso extraje a Kire de su interior. De todas maneras, ya mehe encargado de ello
Mi parte de palabra en la profecía tiene que verprecisamente con ese chico" -reveló, con el gesto serio.

-"Entiendo. Me retiraré,pues" -el shek cortó la comunicación, sacando la cabeza de la cavidad y volandosobre el cielo del amanecer.

Volviendo a susanteriores asuntos, la envoltura carnal del Séptimo se carcajeó con frialdad.Para la hora del crepúsculo, todo estaría listo

-Preparaostodos
porque todavía no habéis visto todo de lo que somos capaces. Pronto, nisiquiera vuestros dioses serán capaces de detenernos, y ni esa ridículaprofecía os podrá salvar de vuestro destino-musitó, convencido y con unaterrorífica mueca.

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Erik y Séun sevolvieron a levantar, esta vez con el pequeño Cann acompañándoles en sudespertar. Ni cortos ni perezosos, aquella mañana comenzaban con la promesa aljoven de doce años. La noche anterior, Séun había sido completamente convencidopor Erik para colaborar, sobre todo tras escuchar la terrible historia detrásde la muerte de la familia del chico.

-Sin problema.Contad conmigo, ¡será entretenido y por fin tendremos algo que hacer! -habíasido la respuesta del moreno de ojos verdes.

 

Por ello, trasrealizar la patrulla diaria seguidos del joven, aún algo reacio a su presenciadebido a su inseguridad, comenzaron con su nueva rutina diaria deentrenamientos. Para Erik y Séun era una buena forma de no quedarse oxidados, yquién sabía, tal vez Cann realmente se volvería una persona fuerte capaz deproteger lo que más quiera.

Todo lo queestaban haciendo era a espaldas de Onet, por supuesto, ya que desaprobaba todoaquello en gran medida, traumada debido a la forma en la que sus hijos y sumarido perecieron a manos de la guerra, probablemente sin causa ni sentido asus ojos. Por esa razón deberían tratar de ocultarse de ella, pero aparentandonormalidad, por lo que sería mejor que no se dejasen ver demasiado a la hora depracticar.

El díatranscurrió deprisa para el joven Cann, ya que era la primera vez quepracticaba con gente. Reacio a iniciar conversación al principio, pronto fue"convencido" por Séun para comenzar a hablar con ellos sin miedo alguno,gracias a sus bromas y a su sentido del humor que lograban que tanto él comoErik estallaran en carcajadas de vez en cuando.

Aquella noche,cuando volvieron a su habitación, antes de acostarse, el pequeño llamó a losdos visitantes a la habitación antes de lo previsto. Al principio no sabían quépodía ser, pero el muchacho de casi trece años no se hizo de rogar. Agachandoun poco la cabeza, debido a la vergüenza, musitó unas palabras.

-Gra
graciaspor el día de

InmediatamenteSéun se puso a su lado y le hizo una "cerilla": le agarró del cuello con elcodo mientras frotaba su cabello con los nudillos de la otra mano.

-¡Si hablas tanbajito no te va a oír nadie! No tengas vergüenza, chaval, que no mordemos,¿verdad, Erik? -exclamó Séun, mientras el más joven de los tres intentaba zafarsede su agarre, entre risas.

-A esto es a loque me refería
Mu
¡Muchas gracias por el día de hoy! ¡Me lo he pasado demaravilla entrenando con vosotros! -confesó, levantando la cabeza. Por primeravez en años, sonreía ampliamente. Aquella noche, Cann por fin pudo dormirtranquilo, al igual que otros tantos idhunitas.

/////////////////////

Este no era elcaso para el Séptimo, quien tenía todo dispuesto para comenzar su "pequeñoexperimento". Volvió a examinar los símbolos rúnicos antiguos y los materialesnecesarios: dos sacos de ceniza de distinto color.

Sonrió. Todo enorden y listo. No había motivo para demorar aquello más tiempo.

-Muy bien,pues. ¡Que comience el ritual! -gritó, alzando las manos. Inmediatamente, elprimer saco de ceniza se levantó de la mesa en la que se encontraba y sedesplazó levitando hacia el centro del círculo dibujado previamente por losszish, marcado por runas antiguas escritas en Idhunaico Arcano.

Poco a poco,como si de un reloj de arena se tratara, la ceniza comenzó a caer sobre la fríapiedra, mientras el saco seguía moviéndose. Con paciencia, Mannon movía susmanos en unos trazados específicos, pero incomprensibles hasta para alguien queestuviera viendo el ritual en aquel momento.

Tras unosminutos, el saco quedó vacío, y con un movimiento de su mano, el Séptimo liberóun pequeño rayo de energía oscura que hizo desaparecer la pieza de tela quehabía contenido aquellos restos incinerados.

 

A partir de esemomento, todo cambió de dirección. Con un tono de voz muy elevado, laencarnación del Séptimo comenzó a recitar las palabras necesarias para lacontinuación.

-Oh, emperadorcaído, recipiente de algo mucho más grande que la existencia de toda tu raza.Nacido feérico, dios a la muerte, con un milenio de gobierno a tus espaldas. Túque fuiste vencido por Ayshel, la semimaga, debes despertar, ¡pues la hora decobrarnos nuestra venganza ha llegado!

La habitacióncomenzó a temblar mientras las cenizas se reorganizaban y adquirían la forma deuna silueta humana tumbada en el suelo. Inmediatamente después, el segundo sacocomenzó a elevarse, y se situó encima del centro de aquella silueta que sehabía plasmado en el suelo mediante las cenizas del primer saquito.

-Lágrimas
Rabia
Odio
Crueldad
Desesperación
Caos
-con cada palabra, el segundo sacocomenzaba a abrirse cada vez más -Todo ello será traído a Idhún de nuevo.¡Escucha mis plegarias y vuelve a tu forma terrenal! ¡Que este sacrificio quete hago no caiga en saco roto! ¡Oh, mi previa encarnación, toma las cenizas deAyshel, tu enemiga, y regresa de nuevo para gobernar! ¡TALMANNON!

Con lapronunciación del último nombre, las runas del suelo comenzaron a brillar. Unhexágono se hizo visible entre todos los trazados, y comenzó a emitir una luzblanca a su vez, que poco a poco comenzó a tomar matices negros. El segundosaco se volteó y derramó todo su contenido.

Por un momentose hizo el silencio, pero no duró. Al contacto con el suelo, las cenizas deAyshel provocaron una explosión de magia negra, una que sacudió toda la basedel Séptimo e hizo temblar los propios cimientos de la tierra. Un vórtice deoscuridad emanó del hexágono, envolviendo el grabado con forma de cuerpohumano, ocultándolo de la vista de todos.

Mannon sonrióampliamente una vez se deshizo aquella maraña de energía. Dentro del vórticequedaba un cadáver frío, sin vida. Con su movimiento final, un proyectil conforma de agujero negro salió de su mano y voló hacia el pecho del cadáver, quese estremeció y comenzó a temblar y convulsionarse violentamente.

Sin embargo, laconmoción pronto terminó, y aquel cuerpo muerto volvió a quedarse inmóvil. Lasrunas dejaron de brillar, quedando sólo el hexágono, que comenzó avolatilizarse a un ritmo imperceptible. Lo único que quedaba era esperar

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Mientras losdías continuaban pasando, la relación entre los tres muchachos se comenzaba aafianzar cada vez más. Poco a poco, Cann se fue abriendo a los dos jóvenes,tras comprobar que su única intención era ayudarle, como le había dicho Erik.La madre del joven estaba muy sorprendida, pero también agradecida a los dosmuchachos, pues parecía que le habían devuelto a su hijo a su antiguo yo, deuna forma o de otra.

A la vez, Eva yResa continuaban mejorando sus habilidades en Vanissar bajo la tutela de sus respectivospadres. Victoria y Jack ayudaban en lo que podían, sobre todo a Alsan, quiensolía pedirles su opinión en ciertos asuntos del reino, especialmente en loreferente a la búsqueda de las litografías que contenían la profecía.

-Tenemos laslocalizaciones que nos dijo Eva, pero son demasiado ambiguas. Ahora que hemosdescifrado una parte no podemos quedarnos quietos. Necesitamos saberexactamente cómo podemos ayudar a vuestra a vencer al Séptimo, porque sola nopodrá hacerlo. Imagino que contará con la ayuda de su hermano, ¿no? -les habíadicho en una ocasión.

 

La búsqueda eralenta, pero sin ninguna duda terminaría por dar sus frutos, o al menos esoesperaba todo el mundo. Era imperativo que se conociera el papel de todos losparticipantes para saber a qué atenerse. Ya se había hablado de la hija deChristian, pero el dragón estaba ansioso por saber qué le ocurriría a su hijo.

-"Que se hayaido en un momento como este
Maldita sea, hijo, eres de lo más oportuno"-pensaba a diario mientras peleaba contra Alsan y Kimara para no oxidarse.

Y así, eltiempo avanzaba siguiendo su curso habitual. Ningún ataque o escaramuza seprodujo durante las semanas siguientes a la llegada de Erik y Séun a Celestia,lo cual tranquilizaba a las tropas de Kyannaris, que se habían ganado un másque merecido descanso gracias a su labor tanto en el frente como manteniendo elorden en las ciudades.

Aquel ritmo devida se volvió a restablecer en Idhún durante las siguientes seis semanas, enlas que no hubo noticia de ningún movimiento enemigo por ninguna zona delcontinente. Aunque al principio desconfiaban, los ciudadanos no tardaron enagradecer aquel parón, pues ya no tenían que trabajar con tanta presión comoantes, puesto que ya no había vidas en juego, al menos en aquel momento.

La relaciónentre Erik, Cann y Séun se continuó afianzando. En una ocasión, decidieron iral lago detrás de las colinas todos juntos. Aunque solo estuvieron un par de horas, tuvieron tiempo suficiente paradisfrutar del buen tiempo que hacía en Celestia, darse un buen baño, y comentarlos progresos del joven, orgullosos, hasta el punto de que le ofrecieron volvercon ellos a Vanissar y entrenarse por su cuenta una vez regresaran allí. Al oíraquello, el muchacho se negó, pues su madre se preocuparía si iba por sucuenta. La respuesta del dragón no se hizo esperar.

-Pero es que novas solo
Irás con tu familia. A partir de ahora, como ya te he dicho, nosconvertiremos en hermanos
pero en hermanos de sangre -sentenció, solemne. Alinstante, cogió un cuchillo y se cortó un poco la yema del pulgar izquierdo.

Séun hizo lopropio, comprendiendo el acto, y le cedió el cuchillo al joven Cann, quien nodudó un instante y realizó el mismo gesto que los dos mayores.

Presionando susdedos, que tenían una pequeña gota de sangre debido al corte. Estuvieron en esaposición unos cinco segundos, y después se separaron. -Ahora ya podríamosconsiderarnos familia -sonrieron, contentos.

En ese momento,cuando el tercer sol terminó de ponerse, los jóvenes fueron sorprendidos poralgo que brillaba en el interior del lago.

-Oye, Erik
¿Qué crees que es eso? -inquirió Séun, extrañado.

-Hmm
La verdades que me gustaría ir a comprobarlo. ¿Os apetece otro baño? -Erik se levantó, yvolvió a quitarse la camiseta, preparado para comprobar lo que les aguardaba enel fondo del lago, de unos cinco o seis metros de profundidad.

En un segundo,tanto Cann como Séun habían hecho lo propio, y se zambulleron en las aguasoscuras, nadando hasta el epicentro del pequeño resplandor. Una vez llegaron,se detuvieron.

-Parece que esaquí. Vuelvo en un momento, ¿de acuerdo? -dijo Erik, cogiendo aire y metiendola cabeza bajo el líquido elemento. Tras ponerse en posición vertical, con lacabeza apuntando hacia el fondo del lago, dio cinco brazadas en dirección alsuelo arenoso, hasta que vio algo extraño. Algo parecido a una cúpula de luz seextendía alrededor de una pequeña parte del terreno.

 

Sin dudar, elmuchacho nadó hasta la extraña formación, entrando en ella, pero se estabaquedando sin aire. En el instante en que entró, sin embargo, algo extrañosucedió. Su necesidad de respirar se desvaneció al instante, sin saber él elmotivo.

-"¿Qué estápasando?" -pensó, curioso. Escrutando el terreno, observó una pequeña losa queparecía ser de piedra. Acercándose, Erik puso las manos sobre el pétreomaterial, quitando la arena con un par de pasadas de su mano, revelando así unaserie de letras que parecían estar escritas en una variante de idhunaico que noconocía. Al final de aquellas runas, había una marca con forma de un dragón conlas alas extendidas.

Al tocar elmismo icono, un temblor sacudió la cúpula. Erik se sobresaltó cuando aquelpedazo de roca con inscripciones reducía sus dimensiones, hasta volverse deltamaño de un guijarro con un brillo rojizo acristalado.

Erik cogió elguijarro, comprendiendo de lo que se trataba. ¡Era una de las litografías!

-"Claro
lascolinas de los puros. ¡Celestia!"

Entonces, elbrillo de la cúpula comenzó a desvanecerse, y el dragón comprendió que no teníamucho tiempo. Nadando hacia arriba, salió de la extraña formación de energía yse abrió paso entre las aguas para volver con sus compañeros.

Séun y Cann yase habían empezado a preocupar cuando Erik emergió, boqueando en busca de aire.-Erik, ¿qué era eso? -le preguntó Cann, interesado. Jadeando, el rubiorespondió entrecortadamente.

-No
os lovais
a creer. He encontrado
una de las litografías.

-¿Cómo dices?-gritó Séun, sorprendido.

-Lo que
oyes
Vamos a salir
y os cuento los detalles.

Una vezsalieron del lago, Erik relató su pequeña aventura subacuática. Terminóagradeciendo a Cann su presencia, ya que si no le hubieran conocido,probablemente nunca hubieran encontrado aquella parte de la profecía.

Aunque de buenagana se habrían quedado fuera un poco más, la noche comenzaba a mostrar su ladogélido, y Onet estaría preocupada si no aparecían ya mismo con su hijo en lacasa. Sin tiempo que perder, los tres regresaron al pequeño pueblo, entrerisas.

Cuando seacostaron, Erik se alegró de haber realizado aquel ritual simbólico. Ahora eranparte de su familia, pero la diferencia era que ellos no le ocultaban nada nile intentaban dejar al margen. Hacía varios meses que no se sentía tan feliz.

Pero
¿Quiénpodía saber que aquella felicidad duraría tan poco?

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Aquí acaba el capítulo 45! Espero que os haya gustado. Por fin, nos acercamos al evento principal de la historia... Intentaré escribirlo lo mejor posible :)

Un saludo, y muchas gracias a todos los comentarios!!!!! ¿Qué creéis que ocurrirá a continuación?

zalitrix

-"Mi señor. Hanencontrado una litografía en un pequeño pueblo fronterizo en Celestia. Solicitopermiso para iniciar el asalto" -los pensamientos de Shezken resonaron en lacabeza de Mannon mientras ambos miraban el resultado del ritual de Mannon de lanoche anterior.

 

-Haz como creasconveniente. Pero, mira
está a punto de despertar -respondió la encarnacióndel Séptimo con una sonrisa. Mientras, el cuerpo de uno de los antiguosemperadores de Idhún comenzó a moverse poco a poco. El pecho subió por primeravez de forma repentina, y luego continuó bajando y subiendo a un ritmo estable.Los dedos de las manos se encogieron, y poco a poco, las funciones corporalesvolvieron a activarse.

-Bienvenido denuevo al mundo de los vivos. No sabes los problemas por los que he tenido quepasar para devolverte la vida
Talmannon -sonrió el hombre de cabellosplateados, al ver que la figura abría los ojos, y trataba de incorporarse. Alhaber recuperado su alma del mundo de los muertos y haberle infundido una partede su alma, el antiguo emperador era, virtualmente, el mismo que habíagobernado Idhún hacía tanto tiempo.

-Vaya
Noesperaba otra cosa de mí mismo. Aunque debo admitirlo
Tengo curiosidad. ¿Quéllevaría a una de las encarnaciones del Séptimo a traer a otra de vuelta a lavida? -inquirió el antiguo recipiente de la esencia de Siebten, arqueando unaceja.

-Por ahora,déjame informarte de los detalles de la guerra que tenemos entre manos.

-¿Una guerra?Pensé que lo tenías controlado. ¿Y para qué?

-No cuando unaparte de mí se alía con los enemigos. Me he cansado de este mundo
es hora dehacerlo desaparecer -sonrió siniestramente el Séptimo a su otro yo, quien ledevolvió el gesto. Así que por fin se había librado de aquella parte quecorroía su esencia
aquello era, cuanto menos, interesante.

-Además
quieroque veas algo muy curioso. Entre las líneas enemigas hay alguien muy especial
un joven dragón. Inexperto, con un gran poder oculto. Inseguro de sí mismo. Muyresentido hacia los sheks, más allá de motivos naturales. Será divertido, ¿nocrees?

-Hmpf. Yadeberías saber que sí
Tengo curiosidad por saber cómo luchan ahora en Idhún.Cuando yo reinaba, todo era muy diferente
nadie se atrevía a oponerse a mí.

-Las cosas hancambiado, amigo mío, para bien o para mal. Y yo me encargaré de que tomen elrumbo correcto de nuevo. Pero, por ahora
disfrutemos del espectáculo.¡Shezken! Comienza el ataque. Quiero ver resultados hoy mismo. Recupera esalitografía, y tráemela -ordenó el Séptimo.

Con un gesto deemoción, la serpiente alada se lanzó fuera, con un solo pensamiento en mente.Había un dragón entre los enemigos. Tal vez así podrían aplacar por fin aquellasensación de que algo les faltaba en la vida desde que sus enemigos naturalesse extinguieron hacía ya tantos años

Dentro de latorre, Talmannon se quedó impresionado al ver la imagen de Erik que el Séptimohabía proyectado ante él.

-Ese muchacho
¡Es demasiado peligroso! ¿Estás seguro de que sabes lo que haces? -inquirió elantiguo gobernante, sobresaltado. Se esperaba algo que al menos pudiera sacarleuna sonrisa, pero aquello
Sin embargo, Mannon sonreía.

-Eso es lomejor. No tenemos que hacer nada
Ellos ya se han encargado de él -dijo, conuna sonrisa maléfica, mientras la imagen se desvanecía. El otro comprendió ycompartió el gesto. No podía creer que, por una vez
la profecía les fuerabeneficiosa.

//////////////

Los szish seacercaron poco a poco al lago de la aldea. Era un escuadrón pequeño, unaavanzadilla más bien, pero su objetivo era claro: mantener a los guardianeslejos de la zona mientras la devastaban y encontraban la litografía. Solo lesquedaba saber si serían lo suficientemente ineptos como para seguirles el juegodurante el tiempo suficiente.

 

-Ten cuidado.Ssssson muy peligrosssssssssossssssss -advirtió uno de ellos al que tenía quecaptar su atención.

-Dessssscuida.Ssssssaldré a la visssssta del lago en cuanto losssss ssssintamossssss-contestó el mismo, haciendo ondear su lengua bífida rápidamente para intentarcaptar el olor. Todavía estaban lejos
aún contaban con una media horaterrestre, para ser exactos. Mientras tanto, los sheks avanzaban a su posicióndesde el flanco oeste. Aquel lago estaba en la parte este de la zona, por loque el plan era perfecto.

///////////////

-Vamos, Séun,Cann ¡daos prisa! -gritaba Erik, mientras avanzaban hacia su lugar de recreoparticular, después de hacer la ronda por los alrededores de la aldea. Un díamás sin nada extraño a la vista, lo que era de agradecer. Mientras el joven decabellos negros continuaba el camino con el más joven de los tres adelantándoseligeramente, no pudo evitar sonreír.

Estaba claroque el haberse alejado de todo le había sentado maravillosamente a Erik. Unapena que el plazo de la misión estuviera a punto de terminar
al día siguiente,las tropas avanzarían hasta allí para mejorar el puesto de avanzada y, tal vez,establecer un pequeño cuartel, ahora que estaba establecido que la zona erasegura.

No sabía cómoreaccionaría el joven a un encuentro posterior con Eva y Markash. La verdad esque él sabía mucho más de sus nuevos poderes que su propia familia, y eso eraalgo que le henchía de orgullo, pues Erik confiaba lo suficientemente en élpara decirle cosas que eran tabú en su entorno cotidiano. Su relación se habíaafianzado muchísimo en muy poco tiempo, dándose cuenta de ello por primera vezen aquel momento.

-¡Ya vamos, yavamos, petardo! Ni que te hubiera picado un mosquito en el culo y no quisierassentarte a descansar
-contestó, ligeramente cansado, pero manteniendo elritmo. La noche anterior la había pasado en vela debido al calor que traíaconsigo el verano idhunita, por lo que le apetecía echarse una siesta en lugarde ir a nadar.

Poco a pocopasaron los minutos, y los jóvenes se acercaban cada vez más a la localizaciónmarcada por los sheks. Una vez comenzaron a olerles, el szish que debía actuarde señuelo se adelantó e hizo ademán de buscar algo entre los árboles, mientraslos demás permanecían ocultos. Una vez llegaran y confirmaran contacto visual,le harían una pequeña señal en forma de un siseo para que fuera con ellos ytratar de huir de ellos de tal forma que no les perdieran de vista y les estuvieransiguiendo un buen rato.

-Prepárate.Sssssse acercan -dijo el líder de la avanzadilla, camuflando su cabeza verdosaentre la maleza. Ahora verían los resultados de su actuación.

En la otraorilla, Erik escrutaba el lago mientras se estiraba, en busca de un pez o algogrande que pudieran pescar para comer. Lo que observó, sin embargo, era muydiferente. Creía haber visto mal, pero pudo notar su estómago encogerse yerizarse ligeramente su cabello, mientras su puño se cerrraba inconscientementey le invadía el odio. No podía ser

 

-¡Séun! ¡Cann!¡Venid a ver esto! -gritó el muchacho, dándole a los szish la señal quenecesitaban. Los dos nombrados se acercaron, y pudieron ver claramente elcuerpo de un szish que se giraba y, poniendo una expresión de sorpresa, segiraba y salía corriendo hacia la maleza, sin que ellos supieran que todoestaba planeado.

El ojiverdedesenvainó su espada legendaria. Erik no lo hizo, pero se preparó para cuandofuera necesario invocarla, ya que se disolvía en llamas cada vez que no lanecesitaba. Mientras, Cann miraba con rabia hacia la misma dirección. El rubiorecordaba haber visto criaturas semejantes en el primer ataque a su pueblo, yno iba a consentir que se repitiera. Desenvainó la espada de su padre,convencido. Se había preparado para aquello y no se iba a echar atrás.

-Vamos. ¡Tenemosque seguirle! Al menos, para interrogarle -sentenció Séun, lanzándose a lacarrera aun estando cansado. Los otros dos hicieron lo propio y se adentraronen la maleza de las colinas, persiguiendo al enemigo que había osado poner unpie en su territorio.

Mientrasavanzaban, siempre se aseguraban de tener a uno de los tres observando losmovimientos de los szish, por si hubiera algún patrón errático en sucomportamiento que pudiera delatarlos. Aunque ahora vieron que no se trataba deuno, sino de cuatro de las serpentinas criaturas, parecía que estaban huyendo de ellos deverdad, sabiéndose inferiores ante dos usuarios de espada legendaria.

Erik miró dereojo a Cann, de manera protectora. No iba a dejar que se quedara atrás. El primerpaso de su viaje comenzaba en aquel momento, a su lado, y a diferencia de loque sus padres habían hecho de él, el dragón no cometería el mismo error queellos. Si quería luchar, lucharía. Al fin y al cabo, ya había vivido elinfierno por ser débil. El mundo era cruel, y la lucha, por tanto, inevitable.

Volviendo acentrarse en los szish, no parecía que aquella persecución llegara a ningunaparte, por lo que Séun decidió actuar. Moviendo a Gaia, se adelantó hacia laderecha forzando su cuerpo todo lo que pudo, y una vez se hubo situado en buenángulo respecto a los perseguidos, propinó un tajo a la tierra similar alderechazo de un tenista, creando una barrera de pilares de tierra que sealzaron imponentes, cortando el paso a los szish.

Estos no serindieron, al contrario, continuaron hacia el otro lado, pero ahora su terreno sehabía reducido. El escuadrón maldijo por lo bajo. Si aquello continuaba asímucho tiempo, su energía terminaría por agotarse y se verían forzados a luchar.No habían contado con que uno de ellos portara un arma capaz de modificar elterreno

-"Shezken,solicito que el escuadrón shek avance lo más rápido que pueda. No sé cuántopodremos aguantar. Corto" -pensó el líder, enviando sus pensamientos por la redestablecida con los sheks.

-"Bien, muybien
" -las palabras no salieron de la mente del shek, dado que habían cortadola comunicación, al menos por aquel momento. Pronto se comenzaron a divisarhuellas de actividad inteligente. No podían estar muy lejos de la zona. Pero, ¿cuántotardarían en enfrentarse al dragón, cara a cara? Estaban ansiosos por que elenfrentamiento llegara al fin.

////////////////////

Mientras tanto,en el castillo de Vanissar, Eva continuaba con su entrenamiento shek, ésta veza manos de Christian. No podía tener mejor tutor: en aquel mes que habíanestado sin su hermano, podía ejercitarse todo lo que quisiera sin miedo adespertar ningún sentimiento negativo en él, por lo que era una libertad quedebían aprovechar, sobre todo teniendo en cuenta que sólo podrían contar con ellaunos días más.

 

Mientras Evamiraba a su madre, ésta última poco convencida, pues no notaba lo mismo quecuando Christian se adentraba en su mente, el shek cerró los ojos. Sí,definitivamente habían avanzado lo suficiente
¿por qué no se transformaba?

Pasó un minuto,y Eva, cansada, cerró la comunicación. Sí, había podido entrar en la mente desu madre, pero le había costado. No era natural, era una forma de hacerlo muyinhibida por su esencia humana.

-Papá
¿por quéno puedo transformarme? Ya puedo utilizar casi todas las habilidades de lossheks
-musitó, extendiendo una mano y concentrándose. Poco a poco, laspartículas de agua presentes en la humedad atmosférica se condensaron, formandoun pequeño cristal de hielo que flotaba sobre su palma.

Christian secruzó de brazos, cerrando los ojos mientras se apoyaba en la pared. Tras unossegundos, volvió a abrir aquellas dagas azuladas que clavó en su hija. -Tal vez
tal vez necesites algo que active la transformación. Algo que pueda hacer quetu alma shek salga a la luz
Como un objetivo, o una necesidad
-contestó,levantando una ceja -pero ni siquiera yo lo sé. A mí nunca me hizo falta despertarnada, al fin y al cabo soy un híbrido artificial.

-Tal vez tengasrazón
-dijo la muchacha, dejando caer el pequeño cristal de hielo sobre elvaso de agua que tenía al lado. Sacudiéndose un mechón de pelo de la cara, nopudo evitar pensar en Erik y en Séun ¿Qué tal le irían las cosas a su hermano?¿Cómo estaría Séun? Sonrió. Por fin los vería después de un mes que se le habíahecho demasiado largo para su gusto.

/////////////////////

-Ya no tenéisescapatoria, malditas serpientes -gruñó Erik, mientras invocaba su llameanteespada plateada, que refulgía con ira bajo los soles idhunitas. Le siguieronSéun y Cann, éste último sacando la pesada espada de su padre de su vaina.

-Entoncesssss,tendremossss el placer de rebanarte el cuello, dragón -dijo uno, lanzándose alataque, seguido de los otros. Estaba claro quién era el más débil: el chico.Sin embargo, una vez el primero hubo llegado, la espada de Cann impactó con lasuya, la señal que Erik y Séun esperaban para cerrar el paso a los demás,espalda con espalda. Al menos uno de ellos era para el pequeño.

-No sabéis cómohe esperado este momento
me vengaré de todos vosotros, ¡cabrones! -gritó el másjoven de los tres, lanzándose con furia y rabia sobre la serpiente, quesinceramente, no esperaba que pudiera defenderse con los aceros.

Erik, a su vez,sonrió, haciéndole una seña a uno de los szish para que atacara. Como era deesperar, los taimados hombres serpiente eran inmunes a aquella clase de trucos,sobre todo teniendo en cuenta que su objetivo no era luchar, sino no morir, ysi morían, debían haber ganado suficiente tiempo para sus superiores.

-Vamos, ¿otenéis miedo? En fin, supongo que si no queréis
-Erik calló un momento, yrápido como el rayo, dio dos zancadas que le plantaron delante de uno de losszish -
tendré que daros un empujoncito -completó, propinándole una potentepatada en el estómago a uno de los cuatro, haciendo que se estampara contra elacantilado de roca que tenían detrás, dejándolo completamente noqueado.

 

Mientras seacercaba para rematarlo, el tercero de los cuatro se acercó para defender a sucompañero. Séun, por su parte, ya estabaenzarzado en un duelo con el cuarto, pero estaba claro que avasallaba a suoponente con insultante facilidad. -Vamos, culebrilla, ¡tengo sueño, ¿sabes?! ¡Almenos, dame algo de guerra! -picó el joven, tratando de irritar a su rival paraque cometiera un fallo más fácilmente, de nuevo sin resultado.

Rápidamente,los szish se encontraron en muy mala situación. Erik se defendía con facilidadmientras Séun lograba asestar una estocada al szish, hiriéndolo, provocando quesoltara la espada. Cann, a su vez, utilizó su estatura a su favor: con unrápido giro en el suelo, cortó el talón de Aquiles de su oponente, que cayó alsuelo sin poder hacer nada para evitarlo.

Pronto, laespada de Erik perforó el estómago del szish, prendiendo a su oponente enllamas que devoraron su carne, como si el mismo dragón del chico se alimentarade la criatura.

-Perfecto -musitóel chico, mientras Cann remataba a su adversario. Girándose hacia el szish queErik había pateado, le despertó con un par de golpes suaves en la mejilla. -Eh,culebrilla. ¿Qué demonios hacéis aquí?

Para susorpresa, el szish sonrió.

-Da igual loque hagáis
es demasiado tarde. Ellos ya
han llegado. Están ahí, ¡dondedebíais estar vosotros! Daos la vuelta
y veréis a lo que me refiero.

Erik decapitó ala serpiente, rebanando su cuello de un simple tajo, pero un grito de horrorahogó la garganta de Cann. -¡Erik! ¡Séun! ¡Mirad! -les dijo, con urgencia. Unacolumna de humo se elevaba por encima del bosque.

-Oh, no
No,por favor
-dijeron los dos a la vez, corriendo de vuelta. Esta vez tenían quedarse prisa de verdad
.

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Una vez llegaronallí, el joven Cann se dejó caer sobre sus rodillas, lágrimas inundando susojos. Otra vez no
no podía volver a pasar por aquel infierno

////////////

Perdón por la espera! Aquí os dejo el capítulo 46 con algo de intriga. Disfrutadlo! Como siempre, muchas gracias a los comentarios anteriores, espero que continuéis conmigo a pesar de lo que tardo en publicar las cosas :P

Un saludo a todos los que me lean!

zalitrix

Erik, Séun yCann se encontraban en la entrada de la aldea
o, al menos, de lo que quedabade ella. Más de la mitad del terreno estaba cubierto por enormes lanzas dehielo, que habían destruido un alto porcentaje de los edificios. El resto ardíaen llamas, posiblemente provocadas por los sheks estratégicamente, pues ellosno controlaban ni toleraban el fuego, pero ayudaba a destruir, por lo que eranecesario.

Varios shekspodían verse sobrevolar una parte, pero aún no les habían avistado, o esoparecía. Por otro lado, una armada de szish perseguía a tres supervivientes.Mientras los muchachos todavía oteaban el panorama, Cann profirió un grito deira.

-¿¡A DÓNDECREÉIS QUE VAIS!? -gritó, abalanzándose sobre sus objetivos, espada en mano.Erik y Séun le siguieron, sin dudar. En menos de un minuto, habían sidocompletamente aniquilados por los tres espadachines que eran la única salvaciónde la aldea. Atendiendo a los heridos, el pequeño descubrió que estaban yendodetrás de Onet, puesto que ella debía conocer el paradero de los dos muchachosque habían venido de Vanissar, refiriéndose a los dos jóvenes que acompañaban aCannais.

 

-"Maldita sea
esto no pinta nada bien. Son demasiados, aunque luchemos no podemos ganar
Pero
¡tampoco podemos dejarlo así!" -pensó el ojiverde, decidido a luchar hasta elfinal por aquel lugar. Erik, por su parte, apretaba los puños. Sentía uninstinto asesino que, por primera vez, no tenía que reprimir porque los sheksfueran aliados o familiares. Ahora era libre
libre para acabar con ellos

Temblando, suespada legendaria se envolvía en llamas cada vez mayores, ansiosa por probar lacarne de su enemigo natural: el helado cuerpo de la serpiente alada. -Séun
vamos -musitó el dragón, mientras corría junto a Cann.

Pronto tendríanque enfrentarse a las serpientes, pero antes, mandarían un mensaje a Vanissarcon la ayuda de un varu, cuyos poderes telepáticos podían aplicarse para enviarinformación a través de la red de los sheks aliados. Necesitaban que enviaranrefuerzos con magos, para poder teletransportarse directamente. Si no, nollegarían a tiempo.

////////////

Mientras tanto,en el castillo, la rutina habitual continuaba, pero no iba a ser otra jornadanormal para la Tríada y los demás guerreros de Kyannaris. Eva y Resa terminaronsu rutina de entrenamiento diaria para encontrarse después en el vestíbulo delcastillo, y bajar a la ciudad las dos juntas.

Aquel díahabían decidido pasarse por el distrito residencial, en parte por diversión, enparte para dar la sensación a los ciudadanos de que Alsan velaba por suprotección, lo cual había sido idea de la joven shek.

-Bueno, ¿vamos?Me gustaría tomar un café antes de volver, que si no nos vamos a aburrir hastala cena
-Resa comentó, mientras la joven de pelo negro y ojos azules asentíacon una media sonrisa característica de su padre.

-Claro, ¿porqué no? El castillo se está volviendo muy cargante, si te digo la verdad
papáestá muy emocionado con mi transformación, si es que logro "sacar mi shekanterior", claro -respondió ella, imitando las palabras que su padre repetíacada hora durante las sesiones.

A la vez, en elcastillo, Jack y Christian se encontraban enzarzados en una de sus luchas paracalmar un poco los ánimos. Llevaban haciéndolo para calmar el instinto desdeque Erik se había ido, porque sin la influencia de otro dragón, Jack se sentíamucho más incómodo con todas las serpientes aladas a su alrededor. Además, lesservía como válvula de escape para dar rienda suelta a sus emociones.

Domivat yHaiass colisionaron, pero había algo diferente aquella vez. Ambos filostemblaban, pero no por la contienda, ni porque fueran a ceder. A lo largo delos años, los dos rivales habían ido desarrollando su conexión telepática, pormucho que les costara admitirlo, porque era una gran ventaja no solo en la vidacotidiana, sino en las batallas.

-"¿Soy el únicoque acaba de tener un mal presentimiento
? No sé cómo explicarlo, pero
hesentido un escalofrío" -pensó el dragón.

-"En otroscasos te diría que mi hielo te ha vencido, como siempre
" -picó Christian, perocontinuó -"Pero esta vez, tienes razón".

 

Casi como sihubiera sido un cruel presagio de los dioses, una transmisión entró en la redde los sheks de Vanissar, tras permitir el acceso. Era solo de entrada, por loque no había riesgo de ser una infiltración enemiga.

-"Ataque enCelestia. Un escuadrón de szish y varios sheks. Solicitamos apoyo inmediato.Enviad tropas vía teletransporte, o dudo que lo consigamos sin sufrir muchaspérdidas. Séun, corto."

Como un truenoque sigue al rayo, Markash apareció en la sala de entrenamientos unos segundosmás tarde.

-Reuníosinmediatamente con Alsan. Los demás ya están de camino -se limitó a decir,dejando la puerta abierta mientras Jack y Christian salían disparados en posdel monarca y del resto de sus amigos y familiares que se encontraranpresentes.

Por su parte,Resa y Eva palidecieron nada más el mensaje les fue transmitido por Markash.-Erik
Séun
-musitó Resa, mientras Eva y ella avanzaban de vuelta hacia elpalacio con paso decidido, aunque vacilante. -"Hermano, más te vale no morir
Ylo mismo va por ti, Séun
" -se limitó a pensar, empleando sus energías en lacarrera hacia el castillo que hacía las veces de hogar para las dos muchachasen Idhún.

Una vez sehubieron reunido todos en el punto acordado, Alsan comenzó a hablar, sinvacilaciones. No iba a suavizar la situación, no cuando las vidas de Séun, Eriky las personas que vivían en Celestia estaban en juego.

-No sabemosnada de ellos, nada más que son los responsables de la transmisión. Sinembargo, ya estamos preparando las tropas, pero necesitamos tiempo

-¿¡Cuántotiempo?! -inquirió Victoria, preocupada por los dos muchachos.

-Vic, cálmate.Sabes que estamos haciendo todo lo que podemos, pero no podemos hacer nada sinla preparación adecuada o empeoraríamos la situación. Danos media hora, yestaremos listos -contestó el monarca sin perder la compostura.

En situacionescomo aquellas, era natural perder los nervios, por lo que no se lo reprochó.

-Mierda
¡mierda! ¿Por qué han tomado los sheks interés en Celestia? ¡Allí no hay nadaque quieran conseguir como para lanzar un ataque! -rugió Jack, furioso, peroChristian sabía que eso no era cierto.

-Te equivocas.Sí hay algo que buscan
las colinas de los puros, ¿recuerdas? Creo que yasabemos a quiénes se referían por "puros"
los celestes no conocen la maldad,para ellos es un concepto imposible de concebir siquiera -el castaño respondiósin vacilar, pero se podía notar un ligero matiz en su voz que mostraba supreocupación.

Inmediatamentetodos los presentes maldijeron al unísono.

-La litografía
van tras ella
¡¿pero cómo lo saben?! -se preguntó Shail, a lo que Markashcontestó rápidamente. Al fin y al cabo, él era el hijo del Séptimo, no de una desus encarnaciones, lo cual significaba que sabía más que ellos sobre lasdivinidades idhunitas.

-Veréis
cuandolos dioses lanzan sus profecías, sabemos que el destino queda sellado. Todaslas que han vaticinado se han cumplido, de una manera o de otra. Por eso, todosellos son conscientes de cuando se realiza una, y cada uno escribe su parte.Ese bastardo de Mannon la conoce
ahora solo nos queda saber qué es lo que haaportado, exactamente.

¿Cómo no habíanpodido predecir aquello?

 

-Un momento,Mark
si sabían que estaba allí, ¿por qué no actuar antes, y llevársela? -Resano se quedó callada en aquella ocasión, segura de que había un matiz evidenteque se le escapaba.

Markash pareciópensar durante un segundo, y volvió a hablar. -Ellos saben lo mismo quenosotros. Así que, aunque sepan dónde está, no conocen la localización exacta,igual que Jack tuvo que explorar el bosque de Awa para encontrar la litografíade los sheks. Si entraran en territorio enemigo, nuestra respuesta hubiera sidoinmediata, y tal vez no la hubieran encontrado.

A los sheks nosgusta jugar sobre seguro
así que lo más probable es que hayan dejado que laencuentre alguien, para después quitársela -concluyó, suspirando. Jack levantóuna ceja, pero no para preguntar, sino para concluir aquella reunión.

-Entonces, nohay nada más que hablar. Prepara esos magos, porque yo también voy. No voy adejar morir a mi hijo a manos de unas serpientes, Alsan.

-Lo mismo digo-dijo el monarca, enganchándose Sumlaris al cinturón y comenzando con los preparativos.

/////////////

-¡¡Mamá!!¡MAMÁ!! -gritaba Cannais mientras corría hacia su casa, solo para encontrarseuna macabra visión que jamás olvidaría. Un shek sostenía el cuerpo de su madrecon su cola, posiblemente habiendo aplastado sus costillas, pues la sangrefluía de la boca de la mujer, sus ojos vidriosos fijándose en el muchacho.

-Cann
menosmal
que estás bien
-mustió, mientras un dolor agudo le recorrió la mente
ysu vida se apagó. La serpiente silbó, enfurecida.

-"Al final,resistirte no ha servido de nada, mujer. Ellos solos han caído en la trampa
Unfinal apropiado para semejante necia" -resonó en sus mentes. El ahora huérfanoprofirió un grito de frustración, odio, y sobre todo, sed de venganza, altiempo que se abalanzaba sobre la serpiente, que simplemente contraatacó con ungolpe de su poderosa y flexible cola.

-¡Gah! -resonó,mientras un chasquido se pudo discernir: el brazo izquierdo de Cannais. Elpequeño rubio fue rápidamente despachado y mandado hacia un árbol cercano porel shek, contra el que impactó.

-"Ni se teocurra compararme con un szish, estúpido. La próxima vez, será tu cuello.Ahora, quédate ahí quietecito
El único que me interesa es el dragón" -siseó,pero Séun tenía otros planes.

-Todavía estoyyo aquí, ¿o es que vas a matarme con la mirada? Inténtalo, y te juro que leharé a mi madre unos zapatos contigo, bastardo -soltó el ojiverde, pero el shekrio grácilmente.

-"Oh, pero yotambién tengo refuerzos, humano"

Dos sheksdescendieron de los cielos, abalanzándose sobre Séun, sin prestar la más mínimaatención a Erik. Estaba claro que el shek que quería enfrentarse al dragón erael líder de aquel escuadrón, por lo que el privilegio de tomar la vida del hijode Aldun sería suyo y de nadie más.

Séun esquivócon un salto hacia atrás, desenvainando Gaia.

-Erik
no sécómo vamos a salir de esta, pero al menos, ¡vamos a llevarnos por delante aestas lagartijas! -el moreno dijo, pero el joven dragón tenía otros planes.

-No
¡voy amatarlos a todos! -rugió, abalanzándose hacia el shek de la misma forma quehabía hecho Cann, por lo que el shek ya había preparado el movimiento paracontrarrestarlo. Sin embargo, se encontró con que el muchacho saltó, y blandiósu hoja plateada, que emitió una furiosa onda de fuego que achicharró parte delas escamas del shek.

 

Un chillidoresonó mientras la serpiente contraatacaba con un mordisco hacia delante que eldragón logró esquivar por los pelos. El shek era rápido, no cabía duda, pero nose había esperado aquel ataque por parte del joven.

La experienciay el poder pronto inclinarían la balanza a favor de la criatura semidivina,dado que un humano armado con una espada, por muy dragón que fuera, no podíahacerle frente a un shek.

Al menos, nohabía constancia de ello, pero
la historia la escriben los vencedores. Aunqueeso es otra historia.

Tras unosminutos, Erik recibió un coletazo semejante al de Cann, pero logró bloquearlopara que no le dañara. La fuerza de la serpiente le mandó volando, con laespada volando por los aires y el muchacho cayendo boca abajo. Pronto, el filoplateado se clavó al lado de su propietario, y su oponente decidió que era horade acabar con todo aquello.

Cristales dehielo increíblemente afilados comenzaron a formarse alrededor del shek: dos,cuatro, luego ocho.

-"Nosotrosconocemos vuestro fuego
es la hora de que los dragones prueben nuestraescarcha" -el shek pensó, concentrando su energía en ese movimiento. Un brilloblanquecino-azulado comenzó a iluminar los cristales, mientras Erik se tratabade levantar, tosiendo un poco de sangre.

El impactohabía sido más fuerte de lo esperado, y le había dejado aturdido, por lo que nopodía reaccionar. Séun trató de correr hacia su amigo para apartarlo delcamino, pero fue en vano, ya que uno de los dos sheks contra los que luchaba leagarró con la cola.

El otro habíasido encerrado gracias a los poderes de Gaia, pero ya se estaba liberando de supétrea prisión. Sufriendo entre los anillos de su captor, que cada vez seapretaban cada vez más, el muchacho gritaba, no de dolor, pero de frustración.

-¡Erik! ¡Erik!¡¡Reacciona, maldita sea!! -repetía, de manera inútil. Todo parecía perdidopara el muchacho
de no ser porque todavía había alguien que seguía en pie. Consu mano derecha sosteniendo una pesada espada como podía, un muchacho de unosdoce años corría hacia el shek, cegado por la impotencia y la rabia que sentía.

-¡No vais aquitarme otro hermano! ¡¡¡Deja a Erik en paz!!! -se oyó, y la serpientecomunicó una simple frase.

-"Fuera de mivista
¡ESCORIA HUMANA!" -las últimas palabras retumbaron en sus cabezas,haciendo obvio que el shek se había cansado de esperar y se encontraba lleno deodio, un odio que debía satisfacer. Con un solo golpe de su ala, lanzó almuchacho contra el muro de una casa. Erik y Séun contemplaron como, tras elimpacto, el cuerpo del muchacho cayó, para ser recogido por el shek.

-"Te dije quela próxima vez
te partiría el cuello"

Al instante, unsonido seco que pareció ahogar todos los demás, aun siendo casi imperceptible,llegó a los oídos de ambos jóvenes.

El cuerpo deCannais fue lanzado al lado del de Erik, quien se movió como pudo acercándose aél y tomándole el pulso. Su corazón dio un último latido, pero aquello fuetodo. Estaba

El dragón acunóa su "hermano" entre sus brazos, dos amargas lágrimas cayendo por sus mejillas.

Los otrossheks, a su vez, suspiraron.

-"Los humanosno atienden a razones. Se le dio una oportunidad, y la desperdició. Estúpidossangrecaliente
" -comentaron, centrándose en el dragón, solo para ver unaimagen capaz de dejar perplejo incluso al mismísimo Séptimo. La espalda de Erikbrillaba en dos puntos situados cerca de los omóplatos: era puro, blanco, inmaculado.

 

Mientras lasserpientes no podían hacer otra cosa que preguntarse qué demonios estabaocurriendo, Erik dejó el cuerpo de Cann en el suelo. Se levantó, boquiabierto,incapaz de creerse lo que estaba ocurriendo.

El asesino,aquel ser que había acabado con tantas vidas inocentes, rio mentalmente.

-"Si no fuerastan estúpido, ahora no estarías muerto".

En ese mismoinstante, por la mente de Erik pasaron sus recuerdos. Cómo Eva le habíavencido, cómo Markash le había humillado. Revivió el beso de Markash y Resa, y,por último, cómo había perdido a su hermano. En su mente, el último límite serompió.

Con un grito deira, rabia, odio, pero sobre todo, instinto asesino, el muchacho fue envueltoen una espiral de llamas. Su grito, de repente, se transformó en un terroríficorugido mientras, a través de las llamas, se veía cómo su cuerpo comenzaba acambiar. Primero, las escamas brotaron desde debajo de la piel de sus brazos ypiernas, la sangre fluyendo y evaporándose al contacto con el fuego.

Entonces, eltornado de llamas se volvió completamente negro y de él, brotaron dos alasoscuras como la noche, seguidas por dos brazos con afiladas garras ypuntiagudas escamas negras, capaces de serrar al mínimo contacto.

Pesadas pataschocaron contra el suelo, de similares características a los brazos, pero muchomás fuertes, permitiendo el bipedismo de la criatura. Finalmente, las llamas sedisiparon, revelando el cuerpo, y una cabeza de dragón. Sus ojos color rojosangre todavía tenían lágrimas en ellos, que terminaron de evaporarse por latemperatura de la bestia.

-¡Erik! -gritó Séun,preocupado.

Lejos, muylejos de allí, Mannon abrió mucho los ojos. Conocía el poder del muchacho, lohabía probado él mismo. Pero
aquello

-"No puede ser.En la historia de Idhún, se decía que los de colores de los dragones influíanen su destino. Los metálicos, como dorados o plateados, tenían un destinoespecial, destinados a ser héroes, o vencer en las profecías. Pero... ¡nunca,jamás ha existido un dragón negro! " -pensó, aterrado por un momento.

Aldun no habíapermitido que los dragones fueran negros, ya que ese color representaba laesencia del Séptimo. Aquello no podía suceder
¿qué significaba? Por primeravez, un dios se enfrentaba a algo completamente desconocido


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Buenas y perdón por la espera! Aquí está el nuevo capítulo, que aunque tarde no he abandonado el fic, eh! Es que estoy muy liado con los exámenes y demás, no me matéis. Espero que os haya gustado, y muchas gracias a todos por comentar!!!! Os leo a todos aunque a veces no responda for falta de tiempo.


Muchas gracias por seguir la historia! Un saludo!

En Vanissar,Eva corrió hacia las afueras del castillo. No podía aguantarlo más
tenía queir a ayudarles. Su hermano no podía valerse por sí mismo en combate, y suestúpido orgullo no le importaba nada. La vida de Erik era mucho más valiosapara ella como para importarle su reacción si aparecía allí para librar subatalla.

 

Christian yVictoria salieron en pos de ella, siendo el primero más rápido y agarrándoladel brazo. Con una mirada decidida, pero una voz temblorosa, la chica trató dedesasirse, sin éxito.

-¡Suéltame!¡Tengo que ir
! -rogó ella, encontrándose con la negativa de sus padresbiológicos.

-No. Bajo ningúnconcepto. Por todos los dioses, hija, ¿cómo vas a llegar a tiempo? ¡No hagasninguna locura! Precisamente, los sheks pueden estar esperando esta reacciónpor tu parte. ¡Eres demasiado importante para perderte! -contestó Victoria,mientras Christian musitó unas palabras.

-No puedopermitírtelo, Eva. Aunque pudieras llegar, ¿qué esperas hacer allí? Ni tu ni tuhermano sois capaces de transformaros; no estáis al nivel de los sheks. Lamentodecirlo así, pero
es un suicidio.

En eseinstante, Eva logró zafarse con un grito.

-¡VOSOTROS NOENTENDÉIS NADA! -las palabras brotaron de su boca de forma similar a una explosión, como si hubieran estado reprimidas durantedemasiado tiempo.

-Siempre lehabéis dejado de lado, tiene razón
¡Por eso me necesita! ¡¡No puedo dejarmorir a mi hermano!! ¿¡Es que no lo veis?! ¡¡Erik es demasiado importante paramí como para quedarme quieta a esperar!! ¡Si es necesario, yo
haré lo que sea!-dijo, decidida, mirando a los tres soles que se alzaban ante ellos.

Un fulgorazulado recorrió su cuerpo, envolviéndola momentáneamente. La temperaturarespondió descendiendo repentinamente, al tiempo que su cuerpo sufría unatransformación, cubriéndose de escamas verdosas. Un par de alas membranosasbrotaron de su espalda mientras crecía exponencialmente.

Una vez sedesvaneció el fulgor, un precioso shek de ojos azules como el hielo estaba enel lugar de su hija. Christian y su mujer se quedaron boquiabiertos antesemejante espectáculo, mientras una sonrisa completa se asomó en la cara del hombre.

-"Hija
eresincreíble"-pensó, haciendo que la criatura mirara hacia otro lado.

-"Papá
tengoque ir
" -respondió la serpiente, siendo sorprendida por la transformación desu padre.

-"Me hasconvencido. Pero no voy a dejar que mi hija vaya sola
"

En aquelmomento, una sombra les cubrió, haciéndoles levantar la cabeza al tiempo que sedespertaba una punzada de odio. Un dragón dorado volaba a toda velocidad endirección a Celestia. Era evidente que Jack tampoco podía quedarse quietomientras su hijo podía perder la vida a manos de aquella emboscada.

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El dragón semantuvo quieto por unos instantes, sus ojos rojizos fijos en las tresserpientes, siendo su único objetivo. Erik se abandonó al instinto, por lo queya no era consciente de sus acciones. Mientras la oscura criatura miraba a susoponentes, otros dos sheks descendieron de los cielos, rodeándole. Ahora erancinco.

-"Estás muerto"-pensó uno, a punto de lanzarse a por él, pero las sorpresas no acabarían ahí.Una pesada garra cayó al suelo, mientras el joven dragón aullaba a los cieloscon rugidos guturales. Inmediatamente después, la vegetación y hierba de losalrededores comenzó a marchitarse, al tiempo que una neblina rojiza y negra seconcentraba en el lomo, alas, y extremidades del nuevo cuerpo del joven.

-"¿Pero qué
?-no tuvieron tiempo de completar el pensamiento, pues con un rugido salvaje, unestallido del mismo color emanó del cuerpo del dragón, la energía negra yrojiza emergiendo de su cuerpo hacia los cielos. Una vez terminó, sus escamasya no estaban tan adheridas al cuerpo, sino que se habían levantado, y como side conductos de ventilación se trataran, de ellas salía el mismo poder.

 

Una mueca deodio se extendió por la cara del dragón, cuyos ojos ahora brillaban. Uno de lossheks no pudo reprimir sus instintos y se abalanzó hacia el dragón, pero parasu sorpresa, cuando llegó a su objetivo, éste ya no estaba allí. ¡De repente,el dragón cayó en picado sobre él, casi como se hubiera desvanecido, y atravesósu lomo con sus afiladas garras, sus escamas desgarrando la carne una vezentraron en contacto con la piel!

Con unchillido, la criatura se revolvió, malherida, pero una bocanada de llamasterminó el trabajo, sin dar tiempo a una de las criaturas más rápidas y letalesde Idhún a contraatacar siquiera. Utilizando sus poderosas alas, el dragónlevantó el vuelo a increíble velocidad, pero aquel movimiento era demasiadoveloz hasta para los sheks, que solo pudieron seguir segundos más tarde.

Furiosamente,tomaron turnos para abalanzarse sobre él con una serie de mordiscos, tratandode desconcertarle y poder atacar su punto débil sin mayor problema. El dragónse cubría con un brazo y les golpeaba con el otro, pero al cabo de un par deataques, el veneno ya se extendía por su organismo.

Los sheksrieron mentalmente, preparándose para continuar con aquella estrategia...cuando vieron como las heridas comenzaban a cicatrizar y una sustancia de colormorado oscuro salía de ellas, evaporándose en el aura del dragón. Era suveneno.

-"Por todos losDioses
¡¿qué demonios este dragón?!" -solo pudo pensar uno, pero entonces laofensiva cambió de bando. Una sombra negra se movió hasta su posición, tratandode atravesarla con sus garras. Esta vez, la serpiente pudo reaccionar a tiempo,y trató de volver a morder a su rival. Sin embargo, sus colmillos se cerraronen el vacío, y en su nuca se notó un aliento cálido.

Una fracción desegundo después, las robustas mandíbulas del enigmático dragon negro secerraron sobre el cuello de su oponente hasta que se oyó un chasquido. Con unsiseo de rabia, la tercera víctima preparó una serie de lanzas de hielo,increíblemente afiladas, lanzándolas en un intento de provocar heridas fatales.

Paracontrarrestarlo, el atacante blandió el cuerpo del shek que aún tenía agarradoen su boca, el hielo empalando las escamas del cadáver de la serpiente, quedespués fue lanzado con un giro de la cabeza del dragón hacia sus rivales,quienes esquivaron hábilmente. Ya habían perdido a dos
tan solo quedaban tres.

¿Cómo eraaquello posible? Los sheks no eran inferiores a los dragones, eran sus iguales.Entonces, ¿por qué? ¿Qué broma del destino era aquella, que un solo miembro dela especie que habían erradicado casi por completo era aquello de vapulearlossin mostrar el menor esfuerzo?

No tendrían mástiempo de ponderar aquellas preguntas que parecían no tener respuesta, pues conotro estallido de energía, el dragón se abalanzó sobre ellos. Los sheksrespondieron de igual manera, tratando de crear una estrategia organizada,mirando a los ojos al dragón, que cayó en la trampa. Inmediatamente, un agudodolor recorrió su cuerpo, como una descarga, haciéndolo rugir de ira y dolor.

 

Uno de lossheks estaba a punto de envolverle entre sus anillos, con lo cual tendrían lavictoria asegurada, pues entonces sería un objetivo fácil. Y así debía habersido, pero utilizando sus escamas, el dragón serró el cuerpo de la serpiente,la sangre oscura y tejidos cayendo al vacío.

La heridaserpiente chilló, apretando más su cuerpo en torno al dragón, instando a losotros dos sheks a acabar con aquel terrible adversario. La acción ocurrió muyrápido en los segundos siguientes. Una vez las serpientes estuvieron cerca, unarisa sádica salió de la boca del dragón, quien ladeó la cabeza, einmediatamente, exhaló una poderosa bocanada de fuego que se extendió haciaellos.

Los shekscontemplaron horrorizados cómo, al igual que Allegra había hecho otrora en labatalla por Awa, el cielo en frente de ellos se incendiaba, como por arte de
¿magia?

Desde su torre,Mannon comprendió.

-"¡Salid deahí! Ese dragón no está usando sólo su poder
¡¡Está utilizando la magia deCelestia a través de su cuerpo
porque también tiene esencia de unicornio!!"-el pensamiento del Séptimo iluminó las mentes de los sheks. Por eso se habíamarchitado la vegetación alrededor

Lo último quepudieron pensar antes de precipitarse a una ardiente muerte fue lo estúpidosque habían sido al tomar a ese muchacho como su oponente. Finalmente, la últimaserpiente contempló con horror cómo sus compañeros se desvanecían entre lasllamas, para no reaparecer jamás.

La oscuracriatura giró la cabeza, mirando a la serpiente. Liberando su brazo, rebanó elcuello de su captor de un solo golpe, la sangre salpicando sus escamas negras,pero evaporándose al contacto con la energía que emanaba de su cuerpo. Mannonse sentó en su trono, todavía perplejo. Séun, por su parte, observaba a lacriatura que descendía lentamente ante él, de forma majestuosa.

Un solo dragónhabía acabado con cinco sheks. Sin sufrir ningún daño.

El dragón fueenvuelto por un torbellino de llamas, y un inconsciente Erik se derrumbó en elsuelo, siendo rápidamente atendido por Séun.

-¡Erik, Erik!Maldita sea, ¡no me dejes sólo! ¡Lo que acabas de hacer ha sido increíble!Pero
Cannais está
-no paraba de decir, intentando que recuperara laconsciencia.

-Séun
¿quéha
? -musitó el muchacho, abriendo levemente los ojos, viendo entonces elcuerpo sin vida del joven de doce años. No sabría decir qué le había movidoentonces, si el instinto, o si su propio cuerpo. El rubio se levantó, caminandohacia su "hermano", agachándose a su lado y acunándolo de nuevo entre susbrazos.

-Cann
-musitó,apretando su cuerpo sin vida contra él.

En eseinstante, Séun sería testigo de un momento que no podría olvidar jamás. Luzbrotó de la espalda del joven dragón, opuesta a la oscuridad que había vistominutos antes. Ese resplandor se expandió, con una semejanza a un par de alas,que envolvieron a Cannais. Su corazón aún no se había detenido
tenían tiempo.

Entonces, elresplandor se intensificó, para después centrarse en Cann, desvaneciéndosedespués. El cuerpo del muchacho ganó un brillo anaranjado por una fracción desegundo, al tiempo que abría los ojos, confundido. Para él, todo aquello nohabía sido nada más que un sueño

 

-Erik
¿qué hapasado? ¡L-Los sheks! ¡Hay que
! -comenzó, pero entonces vio los cuerposdestrozados de las serpientes. Una ardor repentino recorrió sus venas en ese instante, pero no tuvo tiempo de preguntar qué había ocurrido,porque el hijo de Jack perdió el conocimiento, cayendo al suelo con un pesadosonido. Era evidente que aquella batalla había sido mucho más dura para elmuchacho de lo que había podido parecer a primera vista.

Séun suspiró, ycomenzó a relatar a Cann cómo Erik sehabía convertido en dragón y había derrotado a aquellas criaturas. El muchachogolpeó el suelo con frustración cuando recordó que se había quedado sin madre.Lo había perdido todo
Ya no tenía nada. Ni su aldea, ni su madre
y por poco,ni su vida.

-Séun
-comenzó.

-Dime, chaval.

-¿Recuerdas loque me dijisteis de volver a Vanissar?

-¿A dóndequieres llegar? -preguntó el ojiverde.

-Ahora ya no mequeda nadie más que vosotros
las serpientes me lo han arrebatado todo. Pero nopienso dejar que campen a sus anchas por nuestro mundo. No, me uniré aKyannaris, y os ayudaré a acabar con ellas -sentenció con un tono sombrío.

Séun le dirigióuna mirada preocupada, aunque había asentido levemente con la cabeza. No erabueno que se dejara cegar por la sed de venganza
había conocido a demasiadossoldados que habían muerto porque el odio les nublaba la mente.

-En fin, no tevamos a dejar solo, así que tranquilo. Pero por ahora, hay que esperar a quelleguen los refuerzos que pedí
-terminó, cansado, tirándose sobre la hierba.Su torso todavía le dolía muchísimo debido a los golpes y constricciones de lossheks, a pesar de que había logrado aguantar contra ambos sin morir.

Se quedaronallí, en silencio, contemplando la destrucción a su alrededor. No quedabanadie, ni nada que salvar
por tanto, habían fracasado en su misión. Cann sedesplazó hacia el cadáver de su madre, necesitando unos momentos a solasconsigo mismo. Nunca era fácil perder una madre
sobre todo cuando era todo loque tenía.

/////////////////////////

Jack, Eva yChristian llegaron a toda velocidad veinticinco minutos después. El dragón ylos dos sheks descendieron, los adultos transformándose en pleno vuelo yaterrizando con estrépito, mientras que Eva tuvo que maniobrar, pues aún noestaba acostumbrada. Inmediatamente, Cann desenvainó su espada, mirando conodio a las serpientes.

-¿Más sheks?¡Acabaré con todos vosotros, hijos de
! -comenzó, pero Séun puso una firme manoen su hombro.

-Cann
sonamigos. De hecho
la chica es la hermana de Erik, y el dragón es su padre. Elotro es su
tío, supongo -musitó, pensando en lo complicado que era explicarque Victoria tenía dos maridos, un hijo y una hija.

-¿Estásdelirando? ¡Son sheks! Han destruido toda la aldea
¡¡No voy a consentir que sevayan de rositas!! -gritó, pero una mirada de Christian le dejó paralizado. Oeso creía el shek, porque Cann continuó avanzando, mientras una pequeñadescarga recorría el cuerpo de Christian y Eva, mirando al chico con
¿recelo?

Su atención notardaría en desviarse hacia los cadáveres de shek y szish que yacían en elsuelo por los alrededores.

-¿Quién ha
? -inquirióChristian, sorprendido y triste por la visión de tal macabro paisaje. De formacansada, Séun apunto al inconsciente Erik con un dedo, detrás de él.

 

-No ospreocupéis, no está herido. Sólo
cansado.

Inmediatamente,Eva salió corriendo una vez logró transformarse de nuevo en humana, abrazando aSéun con fuerza. Aquel gesto sorprendió al muchacho más que cualquier cosa quehabía sucedido aquel día, y eso era mucho decir.

-No me volváisa hacer esto
por favor
-mustió ella con un hilillo de voz que parecíaquebrarse a medida que salían las palabras. El chico acarició su pelo oscuromientras una pequeña sonrisa se asomaba a su rostro.

-Tranquila
intentaré no hacer tantas locuras, pero me va a costar
-contestó él, ganándoseun suave puñetazo en el estómago, que más que un golpe, era un toque cariñoso.

Unos segundosdespués, se acercó a Erik, abrazándole también, pero Séun le pidió que ledejara descansar hasta que llegaran los demás, aunque ya no hubiera nada por loque luchar o contra quien luchar.

Jack yChristian, sin embargo, no podían explicarse el resultado de aquella batalla.

-¿Cómo demoniosha acabado Erik con cinco sheks de una sola vez? ¡No le hemos entrenado, y nose puede transformar
! -dijeron al unísono, pero Séun negó con la cabeza.

-Parece quevuestro hijo tiene más sorpresas de las que podíais imaginar
irónico, ¿verdad?Yo mismo me quedé sorprendido cuando vi cómo los iba despachando uno a uno contanta facilidad. Si los sheks son los iguales de los dragones
la pregunta noes cómo seguimos vivos, sino por qué.

En aquelinstante, Erik comenzó a abrir los ojos poco a poco, con muchas dificultades

///////////////

Bueno, como prometí, un capítulo rápido para compensar por la tardanza del anterior!!! Espero que os haya gustado, y como siempre os pregunto, ¿cómo será la parte de la profecía que desvela la litografía? ¿Qué ocurre con Cann? Un saludo!!!!

Incorporándosepoco a poco, el muchacho se encontró acunado por los brazos de su hermana. Elcontacto era frío, y le provocaba mayor repulsión de lo habitual, pero tambiénera reconfortante. La había echado de menos, y era evidente que ella a éltambién. Sus brazos se movieron solos, devolviendo el abrazo.

-Eva
¿cómohabéis llegado? ¿Y
qué ha pasado con los sheks? -inquirió, todavía algomareado.

-Me
transformépara venir. Por eso parece que me cuesta más darte un abrazo
-musitó ella.Erik ya estaba haciendo una mueca.

-Hasta en latransformación me sacas ventaja

En eseinstante, Séun se sorprendió.

-¿Qué dices,tío? ¿No lo recuerdas? ¡Te transformaste en un dragón negro y destrozaste atodas esas serpientes! -respondió Séun, haciendo que Erik recordara. Sí, eracierto. Se había transformado, y lo demás, aunque borroso, concordaba con loque le había dicho su amigo.

Trató deerguirse, pero su cuerpo respondió con un dolor agudo que le hizo caer deespaldas de nuevo, haciendo que su hermana le ayudara con delicadeza. -"¿Qué mepasa?" -se preguntó el muchacho a sí mismo. Todavía notaba cómo le ardían lasvenas y los músculos
¿tal vez un efecto secundario de la transformación?

No, no podíaser
su padre sí que le había hablado de la transformación en dragón, y paranada mencionó algo como aquello

 

Christian, porsu parte, se estremeció. Jack lo notó, y le preguntó en voz alta qué leocurría.

-Ah, claro
seme olvidaba que tú no conoces tanto de Idhún como yo. No me malinterpretes, esnormal
yo he estado aquí desde pequeño. Deja que te explique
hay dragones detodos los colores. Sin embargo, nunca jamás se ha podido ver uno negro, y elúnico mito que trata de ellos explica precisamente esa falta. Según esepergamino, Aldun, al crear vuestra especie, no permitió que fueran negros, dadoque ese era el color que representaba la esencia del Séptimo, la pura oscuridad-explicó Christian, pero aún no había terminado.

-¿Y eso, quéimporta? -inquirió Jack.

-¿No lorecuerdas? Dicen que el color de un dragón influye en su destino. Los dorados yplateados tienen un papel muy importante en la historia
pero, entonces, ¿quéle espera a Erik? -musitó Christian, con un deje de preocupación en su voz.

No tuvieron mástiempo para pensar en ello, pues los refuerzos aparecieron en la zona. Todo lodemás fue muy confuso para el joven dragón, que se encontró de pie en Vanissarunos momentos después, ya de vuelta.

Pronto serecuperaría completamente, una vez hubo recorrido los pasillos del castillo.Tenía la ropa hecha jirones debido a la violenta transformación, por lo que fuea su habitación a cambiarse, y una vez tuvo ropa nueva, se dirigió hacia losaposentos de Alsan, que se lamentaba por la pérdida de la aldea fronteriza.

-Alsan
tengoalgo para vosotros -musitó Erik, cogiendo un guijarro del bolsillo que depositósobre una de las mesas vacías, sobre las que solían estar planos de guerra. Elmonarca se acercó, interesado, para ver cómo aquella piedrecita se convertía enuna pesada losa de piedra sobre la cual podía leerse una serie de runas en elmismo idioma que la losa que había encontrado Jack.

-Otralitografía
¡buen trabajo, chaval! Ya me han dicho que eres una máquina dematar serpientes, pero
parece que tienes más sorpresas -le alabó Alsan,haciéndole soltar una risita.

-Claro. Yasabéis que estas cosas no me van, y estoy cansado, así que me iré a dormir
sinecesitais ayuda con algo, llamadme.

Al salir de lahabitación, los sheks y szish sisearon ante su presencia, pero el muchacho lesignoró tan bien como pudo. No podía atacar a sus propios aliados, al fin y alcabo, por poco que le gustaran. Silencioso, se deslizó a su habitación, peropor el camino, fue sorprendido por Markash.

Una mueca asomóal rostro del joven dragón, sin ningún esfuerzo por reprimirla.

-¿Qué quieres?-preguntó secamente, queriendo terminar aquella conversación lo antes posible.

-He oído lo quehas hecho. Tú solo has acabado con cinco sheks
con la forma de un dragónnegro. No sé cómo has podido matar a cinco de nosotros de una vez, pero másvale que te controles mientras estás aquí -dijo Markash, con seriedad.

La mueca delmuchacho se contrajo en una sonrisa.

-¿Oh? ¿Estásinsinuando que tienes miedo?

-No. Estoyafirmando que te mataré si haces algo sospechoso -los ojos de Markash seconvirtieron en dagas heladas.

-Me gustaríaverte intentándolo. Ya he rebanado unos cuantos cuellos escamosos, no meimporta volver a hacerlo otra vez. De hecho, hasta disfrutaría con ello -gruñó,pensando en lo que había ocurrido con Resa, pero cometió el error de desafiar aMarkash mirándole a los ojos.

 

El hijo delSéptimo sonrió en ese instante, habiendo leído sus pensamientos.

-Así que es porla chica
¿Qué opinaste del baile de Vanissar? Porque yo me lo paséfantásticamente bien -el shek le dedicó una media sonrisa, pero para susorpresa, Erik no reaccionó negativamente.

-Si solo hasvenido a molestar, apártate de mi camino -musitó el dragón sin darle másimportancia al tema. Sí, le había molestado mucho por aquel entonces, peroahora parecía algo tan distante, tan irreal
A decir verdad
Le importaba bienpoco.

¿Sería aquellouno de los efectos de su transformación? Su padre le había comentado hacíavarios años que a él le había pasado, que de repente, su relación con las otraspersonas, aparte de con Victoria y Christian, había pasado a un segundo plano,como si no fuera importante.

Por suerte, Jacklo había logrado solucionar al poco tiempo. Dejar de ser humano no entraba enlos planes del dragón, ni tampoco en los de Erik. Cansado, dobló la esquina yentró por la primera puerta a la derecha, que estaba entreabierta,sorprendiendo a Resa en su interior.

Antes habríasido mucho más efusivo con ella, pero ahora
era como si estuviera en segundoplano, lejos de su realidad. Como si fuera algo distante que no merecierademasiada atención

-E-Erik
¡estásbien! ¡Por los Seis, estaba preocupadísima por ti! ¡¡Tengo muchas cosas quedecirte, y
!! -comenzó, acercándose a él para tratar de abrazarle, pero unsonido cansado salió de la boca del muchacho en cuanto sus brazos trataron decerrarse en torno al cuerpo del joven.

-Eh. Estoyreventado, así que me voy a dormir ya. No sé qué me querrás decir, pero mejorcuéntamelo mañana por la mañana -dijo él, pero no tenía pensado esperar aprimera hora para aguantar los problemas de la muchacha. Tenía muchas cosas quequería probar con su nuevo cuerpo de dragón, entrenamiento que hacer y, sobretodo, ayudar a Cann a superar lo de su madre.

-Pero, yo
¡Losiento! ¡¡Siento mucho lo que te hice, pero por favor
!! ¡Al menos, déjamevolver a ser tu amiga, Erik! -susurró ella, apretando los puños. No iba a dejarpasar el momento así como así
necesitaba que la perdonara, aunque fueraincapaz de decir "te necesito".

Erik gruñó, yse metió en la cama.

-Ya te he dichoque estoy reventado. Y de todas formas, no estoy de humor para discutir nada,no después de cruzarme con ese gilipollas -dijo él, haciendo que la chica sellevara una mano a la boca.

-¿Qué te hadicho Mark? -susurró ella, haciendo que el hijo de Yandrak levantara una ceja.

-¿Mark? Vaya,os habéis vuelto muy cercanos, ¿eh? Pues habla con él, porque después de habersido visto cómo unas serpientes arrasaban un poblado, haberme transformado, yhaber vuelto, no estoy lo que se dice a tope de energía -terminó, sacando ropadel armario para el día siguiente. Suspiró, y se giró.

-Mira, Res
hanpasado demasiadas cosas en muy poco tiempo, así que déjame pensar las cosas,¿de acuerdo? Yo tampoco quiero perderte
pero necesito espacio. Por favor
todoesto ya está siendo muy confuso como para ponerme a pensar en lo que ocurrió enel baile -terminó él, cerrando los ojos.

 

////////////////////////

A la mañanasiguiente, el chico se despertó con una nota en la almohada. "Eh, bellodurmiente, Alsan quiere verte cuando despiertes, a ti y a tu padre. Yo tambiéniré a ver qué pasa, y traeré al canijo, ¿vale? Hay que presentárselo, al fin yal cabo.

Firmado: Séun

PD: Lávate lacara, pero antes mírate al espejo."

Erik noentendía que quería decir, pero cuando se levantó y se miró tal y como le dijosu amigo, vio los dibujos y pintadas que tenía en la cara.

-¡¡¡CABRÓN!!!-gritó, el eco resonando por los pasillos, y llegando hasta los oídos delaludido, haciéndolo reír, mientras corría a toda prisa junto al joven rubio quehabían traído con ellos, el cual explotó en carcajadas.

Poco después,ya se encontraba en el salón del trono, acompañado de su padre y los otros dosmuchachos. Christian, Shail, Zaisei, Victoria y los demás también estaban ahí.Cann se encontraba mirando hacia los lados, nervioso. Había demasiados szish ysheks entrando y saliendo de allí como para estar a gusto.

El monarca seadelantó, señalando la litografía.

-Bien, comopodíamos esperar, tampoco entendemos esta parte de la profecía, pero hay algoque tiene en común con la anterior. Pero claro, vosotros no la conocéis
pararesumirla, Eva debe enfrentarse al Séptimo por su cuenta, sin apoyos. Ellasola
lo cual es casi suicida.

-¿Qué? ¿Dedónde narices habéis sacado que voy a dejar a mi hermana enfrentarse a ese bastardopor su cuenta? -soltó Erik, y el pensamiento de un shek atravesó la mente detodos.

-"Eresimpaciente, dragón. Aprende a comportarte. Parece que hablar sin saber es unrasgo propio de vuestra especie" -el eco de la voz de una de las serpientesaladas hizo que Erik se girara instintivamente hacia su posición, entrecerrandolos ojos. Ya estaba a punto de extender una mano, pero Séun le dio una palmadaen el hombro.

-No merece lapena. Acabaríamos haciendo enfadar a todo el mundo.

-¿Acabaríamos?Si soy solo yo -contestó Erik, extrañado.

-¿Y te creesque si te enfrentas a cualquiera de estas culebras me voy a poner de su parte? -dijoel ojiverde con una media sonrisa, haciendo que su mejor amigo sonriera a lavez.

Alsan tosiópara hacerse oír de nuevo.

-Bien
en laprimera litografía, había un pequeño dibujo de un shek que brillaba, y pudimosdescifrarla cuando Eva, Christian y Markash se acercaron. Ahora bien, en lasegunda que tenemos hay una imagen de un dragón muy parecida, así que hemospensado

-¿Que Erik y yotenemos que verla más de cerca para descifrarla? Eres muy predecible, amigo -sonrióJack, instando a su hijo a moverse hacia la losa de piedra, deteniéndose allado. Inseguro, Cann se quedó mirando la losa de piedra. Había algo en ella quele atraía irrefrenablemente

Pasaron lossegundos, y el joven huérfano se acercó lentamente hacia la litografía, altiempo que esta se iluminaba. Inmediatamente, un fulgor emanó de esta,envolviendo a Jack, su hijo, y al mismo Cannais debido a la proximidad.

-¿Qué hace elchico, Séun? -gritó Alsan, enfadado.

-¡No lo sé!¡Pero veamos qué pasa! -replicó el moreno, mientras la luz se hacía másintensa.

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Para Erik, todose volvió oscuro de repente
hasta que una voz le sacó de sus ensoñaciones. -Erik.¡Despierta! ¡Erik! -la orden de su padre le sobresaltó, y todo cobró forma. Unleve resplandor rojizo les iluminaba, de manera similar al de Eva y los sheks,solo que aquel había sido azul.

 

Sin embargo, lasorpresa no terminó ahí. El joven se giró, descubriendo a Cannais detrás de él.Antes de poder preguntar qué hacía allí también, un torrente de imágenesdesbordó a los tres rubios, tomando una forma concreta.

Jack pudo versea sí mismo junto a Alsan, cruzando sus hojas con una figura desconocida, perocuya esencia el rubio conocía bien. ¡El Séptimo! Pero
¿cómo? ¿Por qué? Nopodía haber dos reencarnaciones del Dios contra las que tuvieran que luchar,porque Markash estaba de su parte

La visión deJack fue más o menos extensa, y la de Cann fue de una duración parecida. Se vioa sí mismo subiendo unas escaleras junto a Séun y Eva, enfrentándose a unhombre desconocido. Su cuerpo fue envuelto por un fulgor rojizo
al tiempo quese abalanzaba sobre el hombre
y ahí terminó.

Por último,Erik
no pudo ver nada. Vacío. No había nada más que una oscuridad insondable,negra como la noche. -¿Qué
? -dijeron los tres al unísono, siendo devueltos ala realidad un instante más tarde. Antes de que ninguno pudiera preguntar, unasvoces retumbaron en los cielos.

"Hijos de Aldun. Criaturas nacidas delmismo fuego, deberéis aliaros con lo que más odiáis para preservar este mundo.Yandrak, el último dragón, cuya poderosa llama destruyó el cuerpo terrenal delSéptimo en una ocasión, guiará al legado de su raza para poder llevar a cabo laprofecía. Pues solo un dragón y una shek de la nueva generación podrán superarlas amenazas de esta nueva era.

Muerte. Destrucción. Apocalipsis. Unacriatura que nunca debería haber existido. La llama oscura traerá consigo uncaos que destruirá el mundo. Por ello, aquel cuyo fuego ha sido corrompido porla oscuridad deberá morir la noche del siguiente Triple Plenilunio; así sealiberado el mundo de semejante aberración."

Todos looyeron. No solo en aquella sala, sino en todo Vanis. Todo el mundo abriómuchísimo los ojos, mientras que Erik retrocedía, temblando. Su cuerpo norespondía, y su mente tampoco. La llama oscura, aquel cuyo fuego había sidocorrompido por la oscuridad.

-¿Q
Qué? -musitó,volviendo en sí.

-Exactamenteeso. Los dioses han hablado, y ya no hay marcha atrás, dragón -musitó Markash,el único que no había perdido la compostura. -Por Idhún
debes morir.

El aludido agitóla cabeza y salió corriendo de allí ante la mirada atónita de todos lospresentes. Las emociones afloraron en aquel momento
Con un puñetazo de Jack ala pared más cercana.

-¡¡¡MALDITASEA!!! -rugió. Victoria se desmayó, siendo recogida rápidamente por Christian. Todoslos presentes discutieron acaloradamente, pero los jóvenes salieron rápidamenteen pos de Erik.

-"Hermano
¿Porqué tú
?" -pensó Eva amargamente, con lágrimas rodando por sus mejillas,mientras un gesto sombrío se instaló en el rostro de Séun. Alsan agachó lacabeza, mirando a los padres. Todo aquello era culpa suya. Si no hubieranecesitado la ayuda de la Tríada, si no les hubiera vuelto a traer a Idhún

 

-¡¡MIERDA,JODER, MIERDA!! -aulló el monarca, haciendo aflorar ligeramente su bestiainferior.

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Erik no corría,volaba. Se deslizó por los pasillos hasta llegar a una de las terrazas, y desdeahí, saltó. Su cuerpo se transformó en el de un dragón justo antes de tocar elsuelo, aleteando, y luego volvió a su forma original. Tuvo que arrodillarse,pues todavía estaba maltrecho de la batalla y de la primera transformación

Sin esperar anada, o a nadie, salió disparado hacia la ciudad.

-"Esto
notenía que ser así
¡¡¡No puedo morir sin haberla encontrado!!!" -gritó para sí.Al fin y al cabo, la fecha indicada era la semana siguiente a aquellarevelación. Ciento sesenta y ocho horas. ¿Era aquello todo lo que le quedaba de vida?

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Bueno, espero que os haya gustado!!! Muchas gracias a todos los comentarios del capítulo anterior! Sois geniales, como siempre. Ah, un aviso... el siguiente capítulo será del doble de la longitud habitual, por lo que tendrá unas 5000 palabras, para celebrar que será el cincuenta!!! Os dejo con un poco de suspense para que lo esperéis más :P

Un saludo!

Mientras Erikcorría hacia el pueblo, casi con desesperación, sus amigos y familiarestrataron de seguirle unos segundos después. Séun, Eva y Cann fueron losprimeros en tomar parte en la acción, saliendo de la habitación sin esperarpermisos, siendo seguido por Resa, Jack, Victoria, Shail, Christian, y el restode los presentes.

Incluso el fríoshek había quedado impresionado por los eventos que acababan de tener lugar. Lavida de su hijastro corría grave peligro
él mismo lo sabía: no importaba como,al final los dioses siempre se salían con la suya.

A toda prisa,se dirigieron hacia el portón del castillo lo más deprisa que pudieron, pero nohabía rastro del joven dragón. ¿A qué velocidad había salido de allí? Eraimpensable
no estaba en buenas condiciones después de la batalla en Celestia,pero parecía que había sido capaz de moverse mucho más rápido que ellos.

El noencontrarle no hizo que se detuvieran, más bien todo lo contrario. Jack escrutólos cielos en busca de un dragón, pero no había ninguno, por lo que dedujo queseguía en su forma humana. -¡Rápido! -instó Jack, situándose al nivel de Séun ydemostrando así cómo seguía en plena forma pese a haber madurado.

-No hace faltaque lo digas dos veces -musitó el moreno, acelerando. Poco después entraríandentro de la ciudad
si no había aparecido antes, sería muy difícil encontrar aErik después, con todo el tumulto, o eso creían ellos

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Una vez Erikcomenzó a caminar por las calles de Vanissar, se dio cuenta de que todo el mundole miraba. No eran las típicas miradas que había sentido antes sobre él cuandoiba a dar una vuelta con sus amigos o familiares.

Tampoco eranaquellas que se daban a un guerrero de Kyannaris, y mucho menos las que lossangrecaliente solían dirigir a los dragones, criaturas que inspiraban respetoy admiración. No, eran completamente diferentes. Los ojos de los habitantes dela capital de Vanis estaban llenos de miedo, pero también de desconfianza,amargura, y desdén.

El muchacholadeó la cabeza, pensando que aquello era una broma de mal gusto, intentandoencontrar al menos a alguien que no le dirigiera aquella mirada, sin resultadoalguno. Mientras se movía, notaba cómo la gente se apartaba instintivamente deél, dejándole paso, algo que nunca anteshabía ocurrido.

 

¿Qué habíaprovocado ese cambio?

La pregunta noparaba de repetirse en los pensamientos del dragón, y la respuesta no tardó enmaterializarse en los labios de una de las personas, un hombre, que seadelantó, cubriendo con su cuerpo a quienes Erik distinguió como su mujer ehijos.

-Conocemos laprofecía. Si tú no desapareces, Idhún no estará a salvo. No podremos sobreviviral Séptimo. La voz de los dioses no se oye sólo en el castillo, ¿sabes? Y losrumores vuelan
un hombre que se transformó en un dragón negro que acabó concinco sheks por su cuenta
No eres un dragón, tampoco humano. Eres un monstruo.Todos estamos en peligro por tu culpa -terminó el hombre, con duras palabras.

Erik apretó losdientes, viendo cómo más y más voces se alzaban en su contra. "Tiene razón.""¡Sí!" "¡Es cierto!" "¡No podemos perder el mundo por una sola persona!" eranpalabras entendibles entre todo el griterío.

-¿Qué hasdicho? ¡Repítelo si te atreves! -ladró el rubio, furioso con los Idhunitas. Lahistoria se repetía
después de todo lo que su familia había hecho por ellos,¿era esta la forma de devolverles el favor?

-"Yo queríavenir a ayudarles
quería hacer todo lo que pudiera
¿Y para qué?" -pensó eljoven de cálidos ojos marrones. El ciudadano volvió a hablar.

-Es lo que hasoído. ¡Eres una abominación, según los Seis, y nos pones a todos en peligro! Laprofecía debe cumplirse para que podamos salvarnos todos
¡siempre haysacrificios en una guerra! -replicó el que parecía ser el portavoz de laciudad.

En aquel momento,Jack apareció, pasando al lado de su hijo y encarándose con el hombre.

-Repite eso queacabas de decir, si es que tienes lo que hay que tener -musitó con un gestosombrío, dispuesto a cualquier cosa. Si tenía que elegir entre su hijo y unIdhunita, estaba claro que iba a tomar partido por la sangre y el fuego quecorrían por sus venas. Christian saltó en medio de los dos.

-Ya basta. Nohemos venido a buscar problemas -siseó fríamente, manteniendo la calma. Con ungruñido, hizo como se le pidió y se separó, dirigiéndose al lado de su hijo,mientras Eva y Resa corrían hacia él, tratando de abrazarle. Sin embargo
ambasse detuvieron en seco cuando percibieron los sentimientos y pensamientos de lasgentes de Vanissar.

Eva no pudocontenerse cuando notó que, una vez se percataron de su presencia, comenzaron amurmurar "es ella", "la que se enfrentará al Séptimo", "Por los Seis, quévaliente
".

-¡Basta! ¡¡Nosomos sólo peones!! ¡¡Somos como vosotros, también tenemos un futuro, unossueños, y una vida por delante!! ¡Es injusto que tratéis de arrebatar a mihermano ese derecho sólo porque los dioses lo dicen! -gritó ella, pero Séun lamandó callar con un gesto, al tiempo que sujetaba a Cannais, quien tambiéntrataba de moverse.

-Pero
-susurróella.

-Sin peros.Vamos a dejarlo aquí, ¿vale? Si no, lograrás el efecto contrario -replicó elojiverde con mucha más seriedad de la habitual. Eva calló, pero su gélidamirada se clavó en todos y cada uno de los residentes, como si de puñaleshelados se tratara, maldiciéndoles a todos.

 

Victoria,mientras, atendía a su hijo junto a Resa, hasta que el muchacho se desasió deambas.

-¡Dejadme enpaz! -gritó, escapando de aquella realidad que parecía regocijarse en el malque le ocurriera a su persona. ¿Qué había hecho él para merecerse todo aquello?¿Por qué querían matarle precisamente a él? ¿Por qué era una "abominación"?

Demasiadaspreguntas, todas ellas sin ninguna respuesta, atormentaban al hijo mayor de laTríada. Al fin y al cabo, nunca había dejado de ser un simple adolescente delque se esperaban demasiadas cosas, hasta el punto de que tenía que dar su vidapor un mundo que había despreciado su presencia en él, y la existencia de suhermana y de Christian.

A pesar de querecorrió las calles de Vanissar, no logró encontrar el ápice de humanidad quenecesitaba. Pensó que los celestes podrían empatizar con él, pero no habíaninguno fuera, lo cual era natural: la atmósfera era tan negativa que él mismopodía notarlo.

Por parte de sufamilia, Victoria trató de seguirle, pero Alsan la detuvo.

-Vic
necesitatiempo. Tiene que pensar en todo esto

-¿¡Qué hay quepensar, Alsan!? ¡¡No pienso sacrificar a mi hijo!! -gritó ella de manerahistérica, forzando otra respuesta del monarca.

-Nadie ha dichoque vaya a permitir que eso ocurra. Tiene que haber otra manera
y sea cualsea, la encontraremos. No puedo prometerlo, pero
lo que sí puedo prometerte esque no quiero que pase nada malo. Por los siete, ese chico podría ser mi nieto-terminó, recordando cómo había encontrado a Yandrak en su juventud
¿leconvertía eso en abuelo? ¿O se consideraría uno cuando Séun tuviera sus propiosretoños?

Jack suspiróuna, dos, y luego tres veces, tratando de calmarse, y habló lentamente.

-Alsan tienerazón, Victoria. Todo esto debe ser muy difícil para él, y no podemos hacernada más que esperar a que se calme un poco. Yo soy el primero que está furiosopor todo esto, pero
no nos va a llevar a ninguna parte -le dijo su marido,abrazándola con fuerza.

Él tambiéntenía miedo. Pero si lo dejaba verse, entonces ella perdería la poca calma quepodía tener.

Christian mirófríamente a todos los presentes. No dijo nada, y se limitó a darles la espalda.De nuevo, Idhún le decepcionaba a tantos niveles que era incapaz de expresarlo
sin embargo, era incapaz de culparles.

-"Estánindefensos, saben que no pueden hacer nada. Por eso, se aferrarán a la másmínima posibilidad de salvarse
nosotros hicimos lo mismo cuando Ashran pactónuestro retorno, al fin y al cabo" -su racionalidad se impuso de nuevo a sussentimientos, haciendo aflorar su parte shek.

Con gestotorvo, la cabeza baja y paso lento, la Tríada, Séun, Alsan y Shail abandonaronel lugar, mientras los ciudadanos regresaban a sus tareas. No les impresionabaver allí a su rey: era muy frecuente que bajara al pueblo de vez en cuando, ymuchos ya le conocían bien.

Las horaspasaron. La tarde avanzó al son de los tres soles, que comenzaron a ocultarseposteriormente, al tiempo que las lunas comenzaban a alzarse para presidir elcielo nocturno con su habitual solemnidad.

Casi estabanllenas
no disponían de mucho tiempo. Erik se salió del camino al castillo,encontrando un árbol lo suficientemente confortable, apoyando su espalda en eltronco mientras se deslizaba pesadamente, sentándose en el suelo mientras susmanos tapaban su cara.

 

-¿De verdad nopuedo hacer nada
? -se lamentó, derrumbándose sobre sí mismo.

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Mannon sonrióhacia su otro yo con malicia.

-¿Lo ves? Elpropio Aldun tiene miedo de su criatura
y su muerte ha quedado escrita en laprofecía. Ya no tiene salvación
-dijo con un aire de superioridad, a lo queTalmannon no pudo evitar devolverle la media sonrisa.

-Ja. Ahoraentiendo por qué estabas tan calmado
de todas maneras, es un chicointeresante, cuanto menos
quién iba a decir que las esencias de dragón y elunicornio podían entremezclarse hasta tal punto.

-Es fascinante,¿verdad? Y aquí no acaban las sorpresas
-paró un momento, y giró su cabezahacia la entrada - entra, hijo mío.

Un muchacho conun extraño traje de apariencia orgánica en colores rojo y negro apareció en lasala. Su cabeza, cubierta con un casco, se giró hacia Talmannon, quien ledirigió una mirada extrañada.

-¿Así que yaestá listo tu zombie? -inquirió Kire.

-¡Qué osadía!¿Acaso sabes con quién estás hablando? -rió Talmannon con un aire siniestro.-Sin embargo
tienes agallas

Mannon le lanzóun gesto significativo al ente oscuro, cuyas manos se alzaron hacia su cabeza.

-Aquí no acabanlas sorpresas
-se limitó a decir la nueva encarnación del Séptimo, al tiempoque Kire retiraba el casco que cubría sus facciones. Un sonido de asombro hizoeco en las paredes de la habitación cuando el antiguo emperador de Idhún vio laverdadera identidad de aquel ser.

-Este es Kire.Mi mejor Oscuro -terminó con orgullo, ladeando su cabeza hacia el susodicho. Supelo, color cenizo, y unos ojos que refulgían con un brillo amarillento, eranposiblemente lo único que le diferenciaba de Erik. El resto de su rostro eraalarmantemente similar al del muchacho.

-Ah, yaentiendo
le has hecho una visita a nuestro dragón, ¿cierto?

-Exactamente. Ydéjame decirte algo: Kire es igual de poderoso que él, tiene su mismopotencial. Al fin y al cabo, son las dos caras de la misma moneda. Mi obramaestra -sonrió el Dios, pero Kire no lo hizo.

-Nos será muyútil
-Talmannon estaba encantado. Para su sorpresa, la criatura habló.

-Yo no soy elpeón de nadie -se limitó a decir, saliendo de allí con la misma rapidez y calmacon la que había entrado. Una vez hubo abandonado el habitáculo, el más jovende las encarnaciones de Siebten mantuvo la sonrisa.

-Todo uncarácter, ¿verdad? Al fin y al cabo, su origen está en el dragón
Que un poderasí se perdiera por la cobardía de Aldun sería una lástima, ¿cierto? ¿Por quési no iba a haberme tomado tantas molestias?

Talmannoncontinuó mirando hacia la imagen de Erik que se proyectaba en la fuente de aguafrente a ellos. -"Todos tememos lo queno podemos comprender
¿verdad, viejo amigo?" -sus pensamientos se dirigieron ala deidad idhunita del fuego.

-El triple plenilunioes dentro de seis días, empezando hoy. Veamos cómo se desarrollan los acontecimientos
será divertido, eso puedo asegurarlo.

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Poco a poco, eltiempo fueron transcurriendo, lo cual sólo servía para aumentar la histeria de Victoriay la tristeza de todos los demás. El mundo miraba a Erik con lástima, algo queel chico no podía soportar: demasiado para su ya herido orgullo. ¿De qué lehabía servido haberse vuelto más fuerte?

 

Era como si, dealguna manera, todos hubieran aceptado que iba a morir. ¿Por qué era él incapazde hacerlo? La respuesta yacía en la gran incógnita que rodeaba su pasado:justo cuando comenzaba a discernir que su vida no había como él creía, el mundoquería quitarle de en medio.

Duranteaquellos días, el chico no hablaba con nadie. Salía a primera hora de la mañanay volvía cuando todos estaban durmiendo, a excepción de Séun, y a veces, suhermana, aunque fuera solo cruzar un par de frases con ellos. Tenía queaprovechar su tiempo al máximo, tratando de buscar las respuestas que anhelabaencontrar con toda su alma.

Erik ignorabaque sería incapaz de hallarlas a no ser que sus padres se decidieran a hablar
lo cual no iba a suceder, pese a que lo estaban discutiendo acaloradamente.

-No puedosoportar verle así
-repetía Jack una y otra vez.

-No -era larespuesta tajante de Victoria. Pero, por una vez, Christian estaba de acuerdocon su rival.

-Criatura
nopodemos dejar que Erik persiga una quimera. No ahora que su vida está en juego.Sabéis que, por más que busque, no la va a encontrar jamás
yo mismo meencargué de ello. Lo único que conseguirá será consumirse para nada-musitó elshek.

-Entonces, ¿quéproponéis? Aunque le contemos toda la verdad, nada iba a cambiar, ¿no loentendéis? -Victoria estaba convencida de tener razón, pero Jack carraspeó,haciendo evidente su contrariedad respecto al asunto.

-Es ahí dondete equivocas
al menos, se quedará más tranquilo. Y recordad que lo que ocurriófue asunto vuestro; yo nunca quise que pasara nada como aquello. ¡Ni siquierame escuchasteis, maldita sea!

-¿Qué insinúas,cariño? ¿Que esto es por nuestraculpa? -inquirió la unicornio, levantando una ceja mientras entrecerraba losojos. Conociendo la respuesta, volvió a hablar, heladora.

-Yo solo miropor el bien de nuestro hijo -soltó ella, pero Jack la miró con rabia.

-¿¡Pero es queaún no lo comprendes!? ¡Es esa actitud sobreprotectora la que ha hecho que Eriksufra tanto, Victoria! ¡Jamás te he visto estar tan encima de Eva como lo estásde él, y no entiendo el por qué! -ladró el dragón. Ya estaba dicho. Victoriamantuvo la mirada, pero era evidente que tenía los ojos llorosos.

Jack jamás lehabía dicho nada semejante, excepto tal vez cuando se separaron durante esosdos años cuando eran jóvenes. Cuando apartó la vista, tenía los puñosapretados. Christian se levantó, encarándose al rubio.

-Dragón, tú notienes ni idea
Ni tú, ni Erik.

-Te equivocas,serpiente
sé perfectamente cómo se siente -musitó con una vozsorprendentemente calmada, dándose la vuelta y saliendo de la habitación con unsuspiro. Una vez cerró la puerta, Victoria volvió a hablar.

-Oh, Christian
tiene toda la razón, pero
me da miedo lo que pueda hacer Erik. Es demasiadoimpulsivo
-susurró mientras el moreno la mecía en sus brazos, besándole el cabellomientras susurraba que todo saldría bien.

Definitivamente,aquel capítulo de la historia de la Tríada debía caer en el olvido parasiempre. No solo por su bien, sino por el de su propio hijo. ¿O acaso podíancontarle lo que había ocurrido aquella lluviosa tarde en la ciudad de NuevaYork, años atrás?

 

///////////////////

Había caído lasexta noche en Idhún desde que la profecía del dragón se había anunciado porobra de las divinidades que gobernaban el mágico mundo. Erik, como siempre, sedeslizó en la cama sin haber encontrado nada, para mayor frustración. Con ungruñido de rabia, se quitó la ropa, la lanzó contra la pared, y se echó en lacama, cerrando los ojos.

No tenía muchotiempo para dormir, pero tampoco podía hacer nada sin haber recuperado fuerzas,y el primer paso era un sueño reparador que renovara sus energías; lo demás enaquel momento era completamente secundario.

Por más que lointentaba, su búsqueda era infructuosa. No tenía ni una pequeña pista, amén delo que Kire le había revelado, que había resultado ser cierto. Deseó poderhablar con él una vez más, concentrándose en dormir. La realidad se desvanecióa su alrededor

-Eh, imbécil,despierta -una voz que conocía perfectamente le sobresaltó un tiempo después,haciéndole abrir los ojos. Se encontraba de pie, rodeado de oscuridad, pero sucuerpo emitía la suficiente luz como para ver a su alrededor. ¿Un sueño?

-¿No queríashablar? Pues aquí me tienes
¿O es que quieres volver a luchar? -la vozarremetió contra él, haciéndole caer en la cuenta.

-¡Kire!-exclamó el joven dragón, escrutando los alrededores con sus ojos marrones enbusca de una silueta. Poco después, se apareció ante él una versión espectral,casi difuminada, del Oscuro, que esta vez llevaba el casco puesto, ocultando surostro.

-¿Me vas adecir qué demonios quieres, o puedo volver a dormirme? Es muy molesto queexista esta conexión entre nosotros
Si no tienes nada interesante que decir,mejor cállate y vuelve a hacer lo que sea que hagas normalmente en la cama-gruñó el Oscuro.

-¡Espera!Necesito
tu ayuda.

-Oh, qué granhonor. El hijo del dragón necesita la ayuda de un pobre Oscuro
¿Y si me niego?-inquirió el otro hombre. Era evidente que estaba disfrutando de aquellaconversación.

-¡¿Qué sabes deella?! ¡Tengo que encontrar respuestas, y tú eres el único que puede dármelas!-gritó el rubio, mientras su contraparte oscura, que hasta aquel momento sehabía reído apáticamente, se calló como si hubiera caído una bomba.

-Si es sobreeso
no puedo ayudarte. No sé absolutamente nada sobre ella, aparte de sunombre y de lo que ocurrió.

-¡No importaqué ocurrió! Tengo que hablar con ella al menos una vez
entonces, podré morirtranquilo. Desapareceré, y el mundo se salvará. ¿No es eso lo que dice laprofecía? -musitó el chico de ojos marrones, a lo que Kire rechinó los dientes.Él aún no lo había oído
pero que alguien pudiera decidir sobre su destino eraalgo que le repugnaba completamente.

-Mira, pormucho que la busques, no está en Idhún. Podría estar en la Tierra
pero lodudo. Ya sabes que hay otros mundos aparte de esos dos
por lo que sabemos,podría estar en cualquier parte. O, directamente, muerta.

-Eso no meimporta. Dime a dónde tengo que ir, y me marcharé.

Aquel comentariohizo reír al Oscuro de nuevo, que le miró con una mueca sarcástica y burlona.

-¿Vas a fiartedel enemigo? Serías muy idiota si lo hicieras
podría mandarte a una emboscada,e irías derechito hacia ella, ¿cierto? Piensa un poco y deja de ser tan crío

Para susorpresa, Erik no contraatacó.

-Sí, me fiaréde ti. Porque aunque sea cierto lo que dices
yo ya no tengo nada que perder. Alos ojos del mundo, estoy muerto. Solo soy una pieza lista para sersacrificada. Eso es todo lo que valgo para ellos
Seguro que sabes cómo mesiento, ¿no es así?

-Eres un estúpido.Lo único que conseguirás será matarte.

-Te lo hedicho, ya estoy muerto. Pero no pienso desaparecer sin verla una vez más
-terminó el rubio. Kire se paró un momento, y volvió a hablar momentos después.El recuerdo de aquella joven le hizo sonreír con nostalgia para sí mismo.

-Si tengo quesalir de Idhún, pero no puedo ir por una Puerta
tendré que buscar otro camino.Aunque no sepa qué hacer o a dónde ir, es mejor que quedarse sentado a esperar.Eres parte de mí, ¿cierto? Entonces, tú también quieres volver a verla
Y sabesque no me detendré ante nada para hacerlo.

En eseinstante, la conexión terminó, y el muchacho despertó. Se giró hacia laventana
aún no había amanecido. No podía perder el tiempo empaquetandoprovisiones, o si no, tendría que enfrentarse a sus padres, a su hermana, y atodos los demás. No, tenía que ser sigiloso y rápido.

Minutos despuésde vestirse, cogió la misma mochila que había llevado con Séun. Todavía teníaalgo de comida y agua
Lo suficiente para un día. Al día siguiente, se leacababa el plazo. Su vida tocaría a su fin

Con los ojosllenos de resolución en forma del mismo fuego que moraba en su interior, salióde la habitación y se encaminó hacia la salida. No sabía que, desde que conocíasu futuro, los ojos de cierto shek estaban puestos en él día y noche

Tardó más de loque le gustaría, debido a que tenía que andar con mucho cuidado para nolevantar ninguna sospecha. Una vez llegó hasta la puerta, iba a suspirar,aliviado; fue entonces cuando su mirada se cruzó con la del hijo de Shizuko,que se hallaba frente a ella.

-Apártate de micamino-ladró Erik con furia.

-No. He venidoa evitar que cometas ninguna locura. Res tenía razón cuando me pidió que tevigilara
-la sangre del dragón hirvió cuando Markash utilizó el nombre por elcual él siempre la había llamado. -Fue muy sencillo espiar vuestra conversaciónsin que os dierais cuenta de nada
no sé quién es ese tal Kire, o qué te traesentre manos, pero vas derecho a una trampa enemiga.

-Y tú, ¿quémierda sabes?

-Lo único quesé es que los sheks pueden saber dónde estás gracias a tu amiguito. Sé queplaneas marcharte
pero, por desgracia para ti, no puedo permitírtelo. Tu mentees como la de un bebé si crees que puedes hacer lo que te venga en gana.

-¿Y a ti qué?Siempre te ha importado una mierda lo que me pase.

-No cuando algotan delicado como el futuro del mundo está en juego. No puedes hacer lo que tevenga en gana. No eres ningún héroe, por mucho que quieras pensar lo contrario.

Erik soltó unaamarga carcajada.

-Exacto. No soyningún héroe. Jamás lo he sido, y jamás lo seré. Soy una abominación, unmonstruo, un engendro, según los Dioses y el resto de Idhún. Que te quede bienclaro
si tanto tú como los demás pensáis que me voy a quedar sentado mientrasla vida se me escapa, es que no tenéis ni idea de cómo me siento.

 

-Díselo a tuspadres cuando les veas. Hablando de ellos
por ahí vienen -señaló detrás deljoven, mientras varias figuras se acercaban.

-Tú
estabasganando tiempo, maldito hijo de
-el rubio no pudo continuar. Rápido como elrayo, el hijo del Séptimo hizo gala de sus cualidades sobrehumanas y se plantófrente a él, fulminándolo con sus ojos azules. Sin tiempo a reaccionar, Eriknotó cómo su conciencia se desvanecía, cayendo pesadamente al suelo.

Poco después,la Tríada, Eva, Séun y Resa llegaron a la entrada. La semiceleste se acercó a Markash,abrazándolo.

-Mark
muchasgracias por salvarle
Si se fuera y le mataran, no sabría qué hacer -susurróResa.

-No ha supuestoningún problema. Es demasiado predecible
-comenzó, pero entonces se fijó enque la vegetación de los alrededores se marchitaba ligeramente, sobre todo elcésped a su alrededor. Antes de que pudiera preguntar, una patada de taekwondole hizo girarse bruscamente, cubriéndose, mientras Resa retrocedía.

Ante ellos,Erik se alzó, cubierto por un halo oscuro. Su expresión hizo a Victoria taparsela boca. Era exactamente la misma que había puesto aquella vez

-Te dije que teapartaras de mi camino

-¿Cómo
cómopuedes moverte?

Por todarespuesta, Erik extendió su mano hacia delante. Un segundo después, untorbellino de fuego y chispas saltaron, revelando una espada plateada, queagarró sin vacilar. Mientras los presentes se quedaban boquiabiertos anteaquella visión, los ojos del rubio relucieron con un brillo rojizo.

-Desaparece -musitó con rabia y odio, dandoun tajo al aire. Un centenar de llamas rodeó el filo en ese momento y saliódisparado como una onda, expandiéndose al frente mientras abrasaba todo a supaso. Rápido como el rayo, Markash desenvainó su propia espada, que tenía unhalo helado a su alrededor. Christian le imitó, desenfundando a Haiass y dandoun paso al frente.

Cuando el fuegoestaba a punto de quemarles, ambos movieron sus propias espadas, cuyo hielo detuvoel avance de las llamas, generando vapor de agua que tapó su visión duranteunos instantes. A través de la niebla, se pudo ver un ligero resplandor negro:Erik se había transformado. Una vez se hubo disipado aquella neblina, todospudieron contemplar cómo el dragón se alejaba a toda velocidad.

-¡Tenemos quedetenerle! -gritó Jack, transformándoseen dragón. Antes de salir volando, Séun se agarró a su pata y subió con un ágilmovimiento. No estaba dispuesto a dejar escapar a su amigo así como así.

-¡No me piensoquedar atrás! ¡Vamos, Jack! ¡Hay que hacerle entrar en razón! -gritó elojiverde. El dragón dorado rugió, y se lanzó a la persecución de su vástago sinperder ni un instante. Eva y su padre hicieron lo propio, transformándose enshek. Victoria trepó al lomo de Christian, y Resa la imitó, agarrándose al deEva.

-¡¡Vamos!!-gritaron al unísono, levantando el vuelo. Markash ladeó la cabeza, con unsuspiro cansado.

-Menudoimbécil
-las palabras escaparon de su boca mientras él también se unía a lacaptura del dragón. No tenía motivos para salvarle, especialmente si el mundoestaba en juego, pero si moría, tenía que morir de la forma adecuada: esa mismanoche, durante el Triple Plenilunio.

 

/////////////

Erik agitabalas alas lo más rápido que podía, en dirección hacia el oeste, buscando el mar.Sabía que Idhún era una gran isla, por lo que tal vez en el océano que larodeaba habría algún escape, alguna salida, una abertura por la cual pudieraescapar a aquel destino que le consumía sin darle siquiera la oportunidad derecuperar aquellos recuerdos olvidados que, de alguna forma, tenían que haberquedado enterrados.

Sorprendentemente,no se encontró a ningún shek por el camino. Ni una sola de las serpientesaladas fue a buscarle, amén de su familia, que le pisaba los talones. Podía entenderperfectamente el por qué: debido a Kire, seguramente sabrían lo desesperado quese hallaba. Eventualmente, caería en el mar, y las aguas idhunitas harían eltrabajo por ellos.

Sin embargo,¿de verdad perderían la ocasión de acabar con un dragón? No sonaba demasiadológico
claro que a tanta distancia, los sheks solo sentían asco al oír y veral dragón. Era la esencia, el olor, la presencia misma de la criatura la queles inspiraba aquella repulsión.

Aun así,simplemente podrían estar esperando a que fuera la hora del triple pleniluniopara asegurarse de que, al menos, el dragón moría de verdad. El joven recordócómo su padre le contó que Zeshak sucumbió al odio y, posiblemente, sentencióla anterior guerra dejándose llevar por ese sentimiento y abriendo la puerta aLimbhad para poder acabar con Jack.

La mente de unshek era demasiado compleja para él
jamás se propuso llegar a entenderla, y noiba a poder hacerlo en aquel momento. Volvió a la realidad cuando oyó dosgritos tras de sí. Las voces eran masculinas, y sabían a quién pertenecían.

-¡Erik, no seascabrón y para de una vez! ¡Me va a dar un infarto, joder! -maldijo Séun.

-¡Erik!¡Detente! -rugió Jack, casi con desesperación.

-"Erik
novamos a dejarte morir. Puede que no sea tu padre biológico, puede que sea unshek y tú un dragón, pero aun así, eres mi hijo."

-¡No! Si todoel mundo me quiere muerto, ¡encontraré lo que busco y desapareceré! -replicó eldragón a todos al tiempo que aceleraba su aleteo. Dos horas después de habersalido, ya casi podía ver la costa
pero su cuerpo se encontraba al límite.Estaba terriblemente agotado por el ritmo con que estaba volando.

Simplementecontinuaba por pura fuerza de voluntad: o eso, o volver a Vanissar y seguirrecibiendo la compasión de todo el mundo. Sus ojos se abrieron en gran medidacuando vio algo en el horizonte que le dejó sin respiración: serpientes aladas.

No una, no dos.Ni cinco, ni seis. Al menos, dos docenas de serpientes aladas habían acudido asu encuentro. Kire no estaba con ellas, pero sabía perfectamente que no se lahabía jugado. Al contrario, le había dicho que pasaría, y no le culpaba porello.

-"Asquerososangre de dragón".

-"Acabaremoscon tu patética existencia".

-"Ah, jamás hedesmembrado a uno. Será bastante divertido"

Esos y decenasmás de pensamientos amenazadores resonaron en su cabeza. -"Ha llegado la hora.Es todo, o nada" -pensó Erik, cerrando los ojos un momento y volviéndolos aabrir con determinación. Las tres lunas ya brillaban en el cielo
su destinoestaba sellado.

Una por una lasserpientes se lanzaron a por él. De nuevo, el cuerpo de dragón de Erik volvió aabsorber la magia del ambiente, recibiento una fuente continua de poder ytransformándose ligeramente, emitiendo la misma aura rojiza. Pero esta vez, lossheks conocían los riesgos y el poder del muchacho.

 

Mientras se abalanzaban,despachó una, y la siguiente calló poco después. Una tercera se enganchó a sucuerpo, negando sus movimientos. Trató de zafarse, pero una cuarta atacó. Así,todas las serpientes lanzaron un ataque combinado hacia el objeto de su odio.Rugidos y aullidos de dolor resonaron por el cielo nocturno.

-¡OS MATARÉ ATODAS!

-"¡OS MATARÉ ATODAS!"

Las voces deJack y Christian resonaron al unísono, adentrándose en la batalla, mientras seabalanzaban a la batalla. Séun y Victoria desenvainaron a Gaia y el báculo deAyshel, listos para luchar, pero un grupo de cinco sheks les cortó el paso.

Resa comenzó apreparar un hechizo ofensivo al tiempo que Eva se reunía a su familia.

-"No podéiscambiar el destino. No cuando ya está ocurriendo. ¿No veis el mar
? Neliam yaestá agitada" -un shek pensó, cruelmente. Era cierto. Como queriendo cobrarsesu tributo, olas gigantescas rompían, y decenas de remolinos se formaban alrededorde su posición.

La semicelestese cubrió la boca, incapaz de centrarse en su magia, mientras los sentimientosde Erik le venían altos y claros. Con cada grito, aparentemente de rabia
algomuy distinto resonaba.

"¡Maldita sea! ¡Noes justo!"

Mientrasdespachaba como podía a las serpientes que tenía a su alcance, Erik logrózafarse por un momento del agarre, preparando su aliento de fuego.

-"Vuestrodragón ha elegido morir
" -resonó en las cabezas de todos. En ese momento unsonido de sorpresa gutural vino del interior de la maraña de sheks. Loscolmillos de un shek se habían cerrado sobre el pecho del muchacho,perforándolo por el medio.

El dragón negrose desplomó hacia atrás, comenzando a caer hacia el tormentoso océano a granvelocidad. La sangre salió de su boca con una violenta tos mientras unresplandor negro cubría su cuerpo, quedando Erik, con los ojos cerrados y unsangrante agujero en la parte alta del torso.

Para todos lospresentes, aquel momento pasó a cámara lenta. Victoria se desplomó en lágrimas sobre el lomo de Christian, que se había quedado de piedra, incapaz de reaccionar. Eva, en su forma shek, comenzó a temblar mientras veía a su único hermano, aquel que siempre había estado para ella, perder su vida a marchas forzadas.

Jack y Séun gritaron cuando las serpientes les cortaron el paso de nuevo, tratando de impedir que rescataran el cuerpo del joven. El hijo de Alsan desenvainó a Gaia y saltó hacia el frente, rebanando un ala de uno de los sheks, para ser recogido por el dragón dorado.

Para Erik, cuyos ojos se abrieron en ese momento, todo se encontraba borroso. Sentía cómo, poco a poco las fuerzas le abandonaban... ¿de verdad era ese su final?

/////////////////

Aquí tenéis el capítulo 50! Espero que os guste. Antes de que me matéis por esto, esperad al epílogo, que estará subido y listo para leer antes de fin de año, ¿de acuerdo? Muchas gracias a todos los comentarios anteriores, como siempre digo! Espero leeros en este capítulo también :P


Un saludo!

Mannon yTalmannon sonrieron de forma siniestra al unísono.

 

-¿Qué te habíadicho? Se acabó el problema, amigo mío. Nuestros enemigos se han encargado deello, y lo único que hemos tenido que hacer ha sido echarles una mano.

-He de admitirque tenías razón
es irónico que, siendo la misma persona, pensemos de manera distinta.Será, tal vez, un efecto de que nuestros cuerpos terrenales sean distintos

-En cualquiercaso, ahora podemos dejar de preocuparnos. Kyanaris acaba de perder al dragónnegro, y eso va a suponer un duro golpe para ellos. Dudo mucho que la Tríada sigateniendo el valor para luchar, al menos durante unas semanas. Lo mismo puedodecir de aquellos que lo conocían.

-Hmmm
así queun golpe de efecto en el ejército enemigo, al tiempo que la profecía se cumple,para confundirles y hacerles más daño del que jamás podríamos haber hechofísicamente. Sencillamente perfecto -celebró Talmannon.

Finalmente, eldios hizo un comunicado global a todas sus tropas.

-"A todos lossangre fría que puedan escucharme
el dragón oscuro ha muerto". Inmediatamente después, su mente se llenó degritos de alegría, júbilo, y similares. Una mente en particular estabacompletamente en silencio
En su habitación, Kire dirigió una mirada a las treslunas.

-¿De verdad vasa morir así
? Ahora jamás podré vencerte... -dijo el Oscuro con un tinteapenado en su voz. Nunca podría comprobar cuál de los dos era el más fuerte, ypor alguna razón, aquello le entristecía enormemente.

//////////////////////////

Aquellos ojosmarrones lograron escrutar el cielo Idhunita, pese a encontrarse moribundo. Sumirada se posó en las tres lunas, tan majestuosas como el primer día que lashabía observado
sin embargo, en vez de maravilla, lo único que sintió fuerabia. Una rabia tan intensa y tan profunda que no podía ser descrita en meraspalabras.

Ellas eran lasculpables de todo. No las lunas, sino las diosas que se escondían detrás deellas. Neliam, Irial, Wina, Karevan, Yohavir
Aldun. Y, cómo olvidar a aquelque no tenía astro: Siebten. Estaba muriendo
no, había muerto por merocapricho. Una mueca de oscuro odio se apoderó de su rostro y sus ojos, mientrastrataba de decir sus últimas palabras, que en vez de un grito fueron unsusurro, ya que su pecho estaba destrozado.

-Mierda
¡Mierda, mierda! Esto no va a acabar aquí,¿¡me oís!? ¡No pienso dejar que os salgáis con la vuestra! Acabaré con todosvosotros
ni uno solo quedará vivo
¡¡YO MISMO OS DESTRUIRÉ!! -susurró.Finalmente su cuerpo se relajó, sus ojos se cerraron, y su cuerpo cayópesadamente en el mar, desapareciendo bajo la supercicie. El sonido de lasalpicadura fue acompañado de los gritos de júbilo de las serpientes y de losde dolor de sus amigos familiares.

/////////////////

Lejos, muylejos de allí, lejos de Idhún, de la Tierra y de Umadhún, la noche acababa deentrar, una luna llena y otra creciente alzándose en un cielo estrellado. Lasolas golpeaban pacíficamente un acantilado desde el cual se podía observar elhorizonte. La parte de costa llana era tenuemente iluminada por las luces deuna pequeña ciudad, cuyos habitantes volvían a sus casas a descansar tras otroduro día.

Una solitariafigura caminaba hacia el risco con paso lento y calmado. Su cuerpo esbelto sedistinguía gracias a la luz de los astros que iluminaban el cielo nocturno. Unavez hubo llegado al borde, inspiró el aire y lo expulsó lentamente. Aquel aromaa sal le traía muchos recuerdos

Por fin habíavuelto a casa, aunque solo fuera durante un par de días. Después, tendría quevolver al trabajo; pero no era tiempo de pensar en aquello. Le habían dicho quese relajara, que disfrutara de aquellas cortas pero merecidas vacaciones. ¿Yqué mejor lugar que la costa en la que había crecido desde que tenía treceaños? Ya había pasado a saludar a su padre adoptivo y a su hermana, porsupuesto, así que disponía de unas horas para relajarse en su lugar favorito.

A sabiendas deque nadie la oiría, pues no tenía a nadie alrededor, se sentó. Tras sentarse,se apartó un mechón de su suave pelo castaño claro, que caía sobre sus hombros,bifurcándose hacia su pecho y su espalda.

Una vez cogióun poco de aire, comenzó a cantar con una voz suave y dulce. A menudo le decíanque debía haberse dedicado a aquello, pero nunca encontró mayor placer en elloque el de un simple pasatiempo. Era relajante
y ciertamente, menos peligrosoque lo que solía hacer.

Mientras lasnotas escapaban sus labios, no pudo evitar sonreír.

-"Todo estácomo siempre
" -pensó, observando el cielo. -"Nada ha cambiado desde la últimavez
Lo siento mucho por Anne y papá, pero no tengo mucho tiempo paradisfrutarlo con ellos."

Una vez huboterminado su canción, se tumbó en el suelo, descansando. Pronto observó, parasu mala suerte, como un nubarrón escondía parcialmente el cielo, oscureciendotodavía más la noche, pues las lunas habían quedado atrapadas tras él. Tal vezdebería volver al día siguiente
en la ciudad le habían dicho que haría buendía.

Ya se estabaincorporando de nuevo cuando, de repente, un repentino fulgor provino de encimade las nubes, casi como un relámpago. No le dio mayor importancia en primerainstancia, pero el fulgor se repitió de nuevo; y aquella vez, un boquete seabrió en el centro de la nube. Pudo ver, a su vez, cómo los habitantes de lascasas más cercanas a la costa salían a sus porches y terrazas, posiblementeatraídos por el extraño suceso.

Algo estabacayendo hacia el mar, aunque a esa distancia, era imposible saber el qué. Unmuchacho inconsciente, de pelo rubio, con los ojos cerrados y una herida en elpecho se precipitaba hacia el vacío, su ropa sesgada ondeando suavemente.

En aquelmomento, las dos lunas volvieron a aparecer, iluminando los ojos de aquellafigura misteriosa
el impacto del extraño cuerpo con la superficie marina quedógrabado en un par de preciosos ojos azules.

/////////////////

La ciudad deNueva York. Antaño, la gente habría estado por las calles a aquellas horas dela madrugada, pero en aquella ocasión, estaba completamente vacía, salvo poruna solitaria persona. La lluvia caía pesadamente sobre su abrigo de colornegro

(VÍDEO:Mejor verlo en HD a pantalla completa)

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CONTINUARÁ

EN MEMORIAS DE IDHÚN V: LA BATALLA DE LOSHÍBRIDOS.

Memorias de Idhún IV: Nuevo Comienzo - Potterfics, tu versión de la historia

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-Victoria, tenemos que irnos ya, nuestros perseguidores no tardarán en llegar-dijo el muchacho de pelo rubio, mientras escrutaba la lejanía en busca de signo

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2024-05-21

 

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