Sonreíasuavemente, no estaba consciente de nada más a su alrededor. Había ciertoplacer indescriptible en aquellas facciones, en aquellos delgados brazos ycortas caderas. Estaba loco. Insano. Solo necesitaba estimular, reventar,tomar...
Se sentó detrásde ella. No podía verlo, una larga venda sobre sus ojos reposaba. Atadafuertemente. Su piel enrojecida a causa de los bastonazos que le había estadodando en la espalda y en las piernas.
No quererabrirlas, era una insolencia. A un superior por supuesto. A una persona de lacuál colgaba su vida. Un insulto.
Estaba segurode cómo hacérselo saber. Y de cómo disfrutarlo.
No era sumujer, no era nada suyo, pero seguro se sentía delicioso. Seguro su sangre, sesentía exquisita. Dulce.
Por ello, eseabsurdo licántropo la adoraba.
Entre paredesde piedra y duro metal...él quería constatarlo. Le dio la vuelta y la admiró.Estaba recostada sobre un frío trozo de metal, maniatada. Atada en todas laspartes posibles. No había necesitado desvestirla para eso. Era sencillo y conuna varita, mucho más. Con una sonrisa suave, se inclinó hasta que susrespiraciones chocaran la una con la otra.
Entonces...me vas a enseñar... ¿lo que tanto le gusta a tu marido?
Dijo, de formaruda, grosera. Pero ella se negaba, ella insistía en no ceder ante laspresiones. Considerando que ya estaba en el lado de los problemas.
Oh vamos, noseas tonta. ¿No te duele ya, que mi bastón se entierre en tu carne?
Negó con lacabeza una vez más.
Craso error.
Lucius sonriósuavemente y ladeando la cabeza hacia una de las puntas de la mesa, tiró de loque parecía ser una cadena. Estiraba sus brazos, quizá los torcería. Eradivertido y como no era nada suyo, no tenía por qué preocuparse.
Estirar cadacentímetro de piel y cada ml de sangre. La oiría chillar de dolor, suplicar porsu perdón. Necesitaba, ansiaba, oír sus gritos. Eso lo excitaba, lo llenaba detanto placer que simplemente no podía hablar de ello.
Continuópresionando las frías cadenas, hasta que ella rogó por que se detuviera.Quemaba, ardía y sentía que sus huesos iba a resquebrajar en miles de trozos.
Oh vamos, quédebilidad. ¡Como si no hubieses sufrido algo peor, antes!
Pero ella nocontestó, no podía ver. Sentía algo suave, deslizándose por su pierna. No sabíaqué era, pero no podía ser nada bueno.
Veamos quéhay aquí. Mmm, ropa interior y demás. Eres una mujer común, no pareces ser nadaque no haya visto. De todas formas, suena divertido. Le daré a ese lobezno,algo en lo que pensar. ¿Te parece?
No lecontestaron y él, se dijo que tenía luz verde. Como ella no se quejaba. Captain Tsubasa Spain
Se inclinó muycerca de su entrepierna, hasta que su nariz pudiera tocarla. Percibirla, sobrela ropa. Exquisito aroma que despedía su cuerpo. El aroma y sabor del miedo. Larozó con la lengua. Apenas solo un poco. Y ella gimoteó ruidosamente.
Casi pareceque lo esperas, pero yo no te lo daré. No aún. Pero para que no temas aterminar teniendo hijos, creo que haremos algo mejor.
Introdujo susmanos dentro de su túnica y sustrajo una vieja navaja. La miró con una sonrisay se dijo que jamás había castrado a una mujer.
Siempre habíauna primera vez.
No te muevaso te prometo que te dolerá- Sé una buena niña.
Sintió algofrío entre sus piernas. Algo frío y cortante. Quiso apartarse, pero no podía.Dolía más mientras se movía. Pronto, sintió algo cálido que la recorría y seimaginó de qué se trataba. Ahogó un grito de dolor. Ardía inmensamente. Comonada que había sentido antes.
No te quejesde esa forma. No corté nada importante. Solo evito que puedas tener hijos, enlo sucesivo. Pobre Lupin. Pensando en descendientes.
Y lo másgracioso del asunto era, que la sangre divertía. Que su color y verse reflejadoen ella, divertía de tantas formas distintas. Inspiró y la miró.
¡Oh, cuántoquería tomarla y poseer su cuerpo! Sonrió y se detuvo entre sus piernas. Estirólas cadenas para que se abrieran más.
Y más... casihasta reventar.
Supongo queno te importará que me tome la molestia. Cuando Lupin sepa que eres infértil,seguro te dejará. Así que, permíteme.
Era sencillo.Solo entrar y salir. Ya ella incluso, había dicho que sí. De haber suplicado,quizá la habría perdonado. Pero no. No estaba suplicando...
Así que...tenía el permiso para hacerlo. No lo consideraba violación. Lo consideraba unaespecie de paga a la sangre que portaba. A que era un sangre pura y ella.
Una nada.
No tedolerá...yo solo.
Pero lapenetración y la sangre, no iban muy bien juntas. Solo para ella. Para él eratoda una delicia. Todo un placer, sentirlo.
Ahoracomprendía por qué Lupin la amaba. Era una mujer tan hermosa.
Tienes unhermoso cuerpo, condenada. Sí, hermoso dijo, casi sin aliento. Apenasrespirando. La agitación del momento y sus quejidos.
La tortura másdeliciosa que había ejecutado. No la mataría, merecía vivir.
Oh rayos,Narcisa tendría que ver esto. Es tan bueno...
Y sí, muchostendrían que verlo. O muchos ya lo estaban viendo. Nunca hacía torturas sin espectadores.Sus adeptos mortífagos esperaban incluso su turno ¿Sí? ¿No?
Quién podíasaberlo.
Mi placer - Fanfics de Harry Potter
Sonreíasuavemente, no estaba consciente de nada más a su alrededor. Había ciertoplacer indescriptible en aquellas facciones, en aquellos delgados brazos yco
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2024-12-18

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