Mr. Toodles - Fanfics de Harry Potter

 

 

 

Mr. Toodles se balanceaba dentro de la mochila café de Lily Evans. El oso de peluche ya estaba un poco viejo, el relleno se le salía por una abertura del cuello y uno de los botones, que usaba como ojo, colgaba peligrosamente de su esponjosa cara color marrón.

Dejaron atrás el olor a pino fresco que emanaban los voluminosos árboles navideños que decoraban el Gran Comedor hasta que llegaron al campo de Quidditch. Todo el lugar parecía estar cubierto de un merengue suave y cremoso.

Lily hizo una señal con la mano a Kimberly Jones, una niña rubia y menudita, buscadora del equipo de Gryffindor. Kim descendió grácilmente de su escoba barriendo toda la nieve del piso.

- ¡Lily!-saludó Kim dándole un efusivo abrazo. Enseguida vio que una figura se acercaba a las dos

 

- Otra vez interrumpiendo mis sesiones de entrenamiento Evans-James Potter sacudió su melena azabache nervioso ante la mirada penetrante de Lily, aunque intentando verse tranquilo e indiferente como sus mejor amigo, Sirius Black, quien acababa de emitir un sonoro bostezo.

- ¡llevan horas entrenando! Supuse que ya habrían terminado-dijo enfurruñada Lily, con los brazos cruzados y cara de pocos amigos.

- Te equivocas Evans, todavía no hemos llegado ni a la mitad. ¿no es así chicos?-los miembros del equipo soltaron un repertorio de gruñidos, maldiciones y palabrotas hacia su capitán.

- ¡estamos en plenas vacaciones navideñas! Al menos deja que los demás las disfruten-le recriminó Kimberly. James sonrió maliciosamente.

- Dejaré que todo el equipo se vaya si Evans acepta una propuesta que le tengo

- No voy a salir contigo-lo interrumpió Lily

- Entonces seguiremos entrenando
¡auch!-una bola de nieve se estrelló como un proyectil en la nuca de James-¡¿quién fue?!-sus ojos sacaban fuego, parecía que todo el equipo ardía en llamas dentro de ellos.

- No sabía que fueras tan delicado Potter-dijo Lily entre risas

- No soy delicado-masculló-tú no podrías aguantar tanto tiempo en la nieve.

- ¿ah no? Te reto.

Lily y James se pasaron 15 minutos con las manos enterradas bajo la nieve, el primero que las retirara sería el perdedor.

- ¡Dale hermano! ¡No puedes perder contra una chica!-gritaba Sirius Black mientras zarandeaba con ímpetu la espalda de James.

- ¡Canuto deja de jalonearme o sacaré mis manos pero para darte un puñetazo-dijo exasperado James.

- Evans tiene razón, eres un delicado-murmuró entre dientes Sirius.

- ¡¿Qué dijiste?!-todos los presentes saltaron en carcajadas. James miró a Lily que se reía abiertamente, no parecía que se fuera a rendir. Vio la mochila entreabierta de la chica y se preguntó qué era el objeto peludo que había dentro de ésta. Le dio una patada sutil a Sirius y moviendo rápidamente la cabeza le señaló el bulto café.

Los ojos de Sirius Black se encontraron con los botones negros de Mr. Toodles. Sirius sonrió ante su descubrimiento y con ambas manos tomó al osito marrón y se acercó con paso elegante a la multitud.

- Evans, no sabía que te gustaran tanto los osos de peluche-Lily no entendía por qué ni cómo, pero Sirius Black tenía a Mr. Toodles.

- Y yo no sabía que te gustara revisar las mochilas de las chicas-le respondió la pelirroja. James sacó las manos de la nieve, una idea había surcado su cabeza.

 

- ¿te rendiste?-preguntó Lily. James no le respondió, le quitó el oso a Sirius y sonriente dijo.

- Te lo devolveré si sales conmigo

- Ya te había dicho que no-Lily igual se incorporó y cruzó ambos brazos- regrésamelo

Eso pareció divertir aún más a James, hacerla enojar era uno de sus pasatiempos favoritos ya que por esos escasos instantes Lily centraba toda su atención en él. James vio la barredora que estaba a unos escasos metros de su pie derecho y sonrió ampliamente al pensar en la nueva travesura que dibujaba su mente.

- ¡accio!-la escoba invocada se acercó obedientemente a James, le lanzó una fugaz mirada a Sirius y éste lo imitó entendiendo al instante las intenciones de su mejor amigo.

- ¿Qué se supone que hacen?-exclamó furiosa Lily al ver que los dos Gryffindors se elevaban hacia el nebuloso cielo invernal.

- ¡¿Quieres salir conmigo?!-le gritó el chico desde lo alto. James sujetaba el tobillo de Mr. Toodles mientras que el resto de sus peludo cuerpecito se despedía hacía el vacio.

- ¡¡¡NO!!!-gritó encolerizada la pelirroja, su rostro estaba tan encendido como su pelo. Lily le arrebató su cometa260 a Kim y se elevó torpemente hacía el aire.

James la miró sorprendido y a la vez complacido, no recordaba haberla visto tan molesta.

- Dámelo-exigió

- Intenta atraparlo-Mr. Toodles salió volando hacía Sirius el cual se lo devolvió a James.

Los dos continuaron con su jueguito mientras Lily se esforzaba por arrebatarles al osito sin caerse de la escoba. Sirius volvió a lanzar el peluche con fuerza pero, en esta ocasión el brazo medio deshilachado del muñeco se desprendió del resto de su cuerpo, el relleno de felpa cayó por todas direcciones y todos los que observaban desde abajo pensaron por un segundo que había comenzado a nevar. James se paralizó por un segundó, luego descendió en picada para atrapar lo que quedaba de Mr. Toodles pero no logró llegar antes de que el peluche cayera sobre un montón de tierra y nieve.

Lily descendió tambaleándose de la escoba y se acercó hasta donde estaba James, recogiendo los restos de Mr. Toodles. James intentó repararlo con su varita pero era imposible, había trozos del osito ,bañados de tierra, regados por todo el campo. Al final lo único que logró fue una masa deforme con olor a lodo y calcetines mojados. Blog sobre salud

- Lily, lo siento yo
-balbuceó James. Ella lo miraba inexpresiva, el chico esperaba que le gritara o abofeteara pero se quedo estática mientras los copos de nieve caían sobre su cuerpo y se prendían de su cabellera rojiza. James colocó su mano en el hombro de Lily, ella lo aparto de un empujón, le lanzó una mirada cargada de odio y se fue corriendo en dirección al castillo sin responder a los gritos del chico.


- Y eso fue lo que pasó-James Potter y Remus Lupin se encontraban sentados en uno de los mullidos sillones de la sala común.

- Si sabes que te comportaste como un completo idiota-Remus lo miraba con una extraña mezcla de enojo y compasión.

- Si lo sé, pero no entiendo, generalmente la fastidio, se molesta, me grita y no pasa a más, en cambio esta vez
-James guardo silencio mientras se sumergía en sus pensamientos. No entendía la reacción de Lily, él admitía que su comportamiento había sido el de un patán pero sólo era un muñeco de peluche, podía comprarse uno mejor.

 

- Ese oso-dijo Remus trayendo a James a la realidad-se llamaba Mr. Toodles, lo hizo la madre de Lily y se lo regaló una noche buena cuando ella tenía diez años.

- ¿y tú cómo sabes eso Lunático?-había una matiz de celos en la voz de James

- La encontré una vez costurando un hueco que tenía Mr. Toodles en el pie.

- ¿y por qué su mamá no le hace otro?-pregunto James, acostumbrado a unos padres que podían dedicarle toda su atención.

- La mamá de Lily está enferma, su papá le pidió que se quedara en Hogwarts estas vacaciones, no quería que la viera así.- susurró Remus.

- Pero
¿se pondrá bien?

- No lo sé-James fijó sus ojos en las figuras lánguidas que formaban las llamas de la chimenea. Nunca se imaginó que Lily estuviera pasando por una situación así. Ella tan sonriente, carismática y amable con todos. Se sentía estúpido, tenía que hacer algo.

- ¿a dónde vas?- preguntó Remus. James había tomado el mapa del merodeador y su capa de invisibilidad.

- A Hogsmeade-dijo antes de salir por el retrato de la Dama Gorda.


- Te prometo que bajaré a la cena de navidad-Lily entrelazó su dedo meñique con el de Kimberly.

- ¿segura?- preguntó kimberly-porque será la última que pasemos juntas en Hogwarts y no quiero que

- ¡sí lo sé!-interrumpió Lily- adelántate, me cambiare y te alcanzo.

- Más te vale Lily Evans- Kimberly salió del dormitorio. Lily se vistió rápidamente con un vestido blanco y negro, medias oscuras y tacones altos. Había una flor decorado su cabellera que caía como cascada sobre su espalda.

Cuando bajó el último escalón vio que toda la sala común estaba cubierta con algo parecido a la nieve. Lily se agachó y vio que era relleno de felpa.

- ¿qué habrá pasado?- murmuró mientras se acercaba a la chimenea. Lily vio dormido en el sofá de enfrente a James Potter. Tenía las gafas torcidas y el cabello más despeinado que de costumbre, estaba rodeado de retazos de tela, hilo, listones y botones.

Lily acercó sus manos para enderezarle los lentes, se ruborizó al sentir su aliento mentolado. Vio que James tenía un bulto café aferrado a su pecho.

- Lily- susurró al mirar sus ojos verdes.

- No quería despertarte- murmuró la pelirroja incorporándose.

- Espera- la detuvo tomando una de sus manos- es para ti- le dio un osito de peluche muy parecido a

- ¿Mr. Toodles?

- No en realidad. Me fue imposible repararlo así que decidí hacerte otro- James se pasó la mano sobre el codo con nerviosismo- Se que no esta tan bien hecho como el anterior pero supuse que debía hacer uno nuevo , sobre todo luego de haberme comportado igual que un idiota

- Sus botones son

- No encontré negros- dijo viendo que Lily se había percatado del detalle- así que decidí ponerle unos verdes, como tus ojos, ya que son bonitos
- James se puso rojo al darse cuenta de lo que decía.

Se escucharon las campanadas del reloj que marcaba las doce, se veían fuegos artificiales desde la ventana de la sala común.

- Sirius me matará por no haber llegado al banquete- murmuró James pero se quedó hipnotizado al ver como las luces del cielo se colaban entre los cabellos rojizos de Lily.

- Eres un bobo, no tenías que hacer el peluche- dijo Lily- no era para tanto, supongo que te costo hacerlo a mano.

- Un poco, compré un libro con instrucciones y todo lo que necesitaba en Hogsmeade

- ¿Hogsmeade? No recuerdo que hayan salidas al pueblo hasta Enero.

- Los merodeadores tenemos nuestros métodos- Lily frunció el seño pero decidió pasar por alto la infracción de James- en realidad Remus fue quien me explicó como costurarlo, soy muy torpe para estas cosas.- Al ver que Lily temblaba la cubrió con su capa.

- Ya no tengo nada que regalarte- dijo Lily apenada.

- No tienes que darme un regalo- James puso sus manos en los hombros de Lily- lo único que quería era volver a verte feliz. Lily sonrió un poco avergonzada. Lo abrazó

- Gracias- murmuró

- No es nada- James estaba sorprendido ante la reacción de Lily pero no la soltó. Se vieron directamente a los ojos, los de James eran color avellana.

- Feliz navidad James- susurró antes de que ambos sellaran sus labios con un beso en esa noche invernal.

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Mr. Toodles se balanceaba dentro de la mochila café de Lily Evans. El oso de peluche ya estaba un poco viejo, el relleno se le salía por una abertura del cue

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2024-11-02

 

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