Nargles - Fanfics de Harry Potter

 

 

 

Sus pasos resonaron con un leve eco, rompiendo así el silencioque envolvía al solitario y oscuro pasillo. Guiándose por el haz de luz de lunaque se filtraba a través de las altas ventanas, enfiló de regreso a la SalaComún de Slytherin con paso seguro y su acostumbrado porte arrogante.

El moreno acababa de salir de la fiesta de Navidadque se celebró en la oficina de Slughorn. Ésta había resultado ser másinteresante y divertida de lo que había supuesto en un principio y eso leproporcionaba una gran satisfacción. Por primera vez, se sentía superior atodos sus demás compañeros. No sólo se dio el gusto de contemplar cómo DracoMalfoy intentaba colarse en la reunión sin éxito y ser sacado de allíinmediatamente por un furioso Snape, sino que también tendría un buen motivopara mofarse de él por no haber sido invitado. Blaise Zabini se permitiósonreír con socarronería ante esta idea.

 

Estaba tan imbuido con estos pensamientos que noadvirtió, al doblar una esquina, una silueta femenina. Se le hizo muy difícildescubrir de quién se trataba. Sea quien fuere, tenía un largo cabello rubioque le llegaba hasta la cintura, pero acabó de reconocerla cuando vio la túnicaque llevaba puesta, repleta de estrellas plateadas que emitían un leve destelloen medio de la oscuridad. Puso los ojos en blanco.

Eh,Lunática. dijo burlonamente. No era tan difícil distinguir a LunaLovegood de entre las demás personas, con su habitual collar de corchos decerveza de mantequilla y sus aros de rábano, pensó. No fueron pocas las ocasionesen que se la topó en los pasillos y se burló abiertamente de su atuendo o desus ideas raras que tanto él como todo el colegio consideraban disparatadas.

La aludida no dio muestras de haberlo escuchado.Se agachó, totalmente abstraída y, sin preocuparse por arruinar su túnica degala con el suelo que aún no fue limpiado por Filch, se inclinó y dio tresgolpes con el nudillo en el suelo de mármol, como quien toca a la puerta.

Blaise, dispuesto a ignorarla esta vez, continuócaminando. Cuando pasó por su lado, no obstante, Luna se paró de un salto,abriendo desmesuradamente sus ojos claros, al fin advirtiendo su presencia.

¡Nargles! exclamó.

¿Qué? replicóél con poca amabilidad, deteniéndose de súbito por la sorpresa.

La muchacha alzó el dedo índice apuntando hacia elarriba por toda respuesta. Blaise siguió el recorrido de su mirada y vio que enel techo, justo encima de sus cabezas, había un muérdago. El desconcierto quele produjo la situación no le dio tiempo de reaccionar adecuadamente y Luna,malinterpretando su silencio, declaró muy seria:

Infestanel muérdago. Están por todas partes.

Blaise no supo si reírse o no.

Eso esuna estupidez. No existen esos Nar
o como se llamen. respondiómalhumorado.

Oh, sí,los Nargles están allí insistió ella.No los ves a primera vista porque son invisibles, pero si te fijas bien, hayuna pequeña luz fluorescente a su alrededor
son ellos.

Con un acto involuntario, Blaise volvió a mirar.En efecto, no había nada a la vista que demostrara la existencia de esos seresde los que Luna estaba hablando. Esbozó una sonrisa sarcástica, dispuesto aseguirle la corriente para ridiculizarla.

¡Claro!¡Ya los veo! dijo con falso entusiasmo, fingiendo observarlos condetenimiento.

¡Sí!Están volando en círculos alrededor asintióla rubia, haciendo señas exageradas con las manos para recalcar lo que estabadiciendo. Parecía emocionada y con esto él confirmó que nunca antes habíaconocido a alguien tan ingenuo. Pero hay quetener cuidado con ellos. Pueden atacar si los alteras.

¿Enserio? ¿Y qué harían? ¿Picarme? Blaise nopudo evitar el profundo sarcasmo que se reflejó en su voz. Nuevamente, suinterlocutora no lo notó y prosiguió con su explicación:

 

¡No, no!Destilan un veneno que te produce insomnio durante semanas
o te deja ciegotemporalmente.

Él se rió con poca disimulada crueldad. Aquelloestaba resultándole divertido de una manera de lo más extraña y, por supuesto,lo incentivaba a continuar riéndose a su costa:

Puesquédate disfrutando de la compañía de esos estúpidos bichos soltó. Yo me largo de aquí.

Luna levantó las manos, con las palmas hacia elfrente, deteniéndolo antes de que siquiera dé un paso. Blaise arqueó una cejacon recelo, armándose de toda la paciencia de la que era capaz para noapartarla de en medio con un empujón. Después de todo, Lovegood era tan sangrelimpia como él y le debía un mínimo de respeto. Un respeto muy, muy mínimo. Planes con niños en Valencia

¿Ahoraqué pasa?gruñó.

Elmuérdago da suerte.dijo Luna serena, como si con eso lo explicara todo.

¿Y eso amí qué mierda me importa?El insulto salió de la boca de Blaiseinconscientemente, pero, una vez más, la rubia pasó por alto su grosería.

Estradición navideñaLadeó la cabeza hacia el costado, distraída en suscavilaciones. Su expresión era risueña y no parecía intimidada por la presenciadel Slytherin como tantos otros cuando estaban cerca de él. Si dos personas se encuentran bajo unmuérdago

Las atractivas facciones de Blaise, vagamenteiluminadas con la luz azulada de la noche, se transformaron en una graciosamueca al comprender a lo que la muchacha estaba refiriéndose, dando a entenderque hacer algo así jamás se le hubiera cruzado por la cabeza.

Mira,chiflada, yo ni siquiera reconsideraría besarte a ti.

Luna no mudó de expresión, y Blaise comenzó airritarse. Más allá de su excentricidad, lo que le molestaba era que parecíainmune a sus ataques. El veneno que expelía una serpiente como él no le surtíaefecto alguno.

¿Sabes?Los besos aumentan el autoestima y dan buen humordivagó Luna. Blaisesiguió allí plantado, incrédulo. No la había visto parpadear ni una sola vezdesde que la encontró en el pasillo. Tal vez por esonunca sonríes.concluyó tranquilamente.

¡¿Quédices?!casi gritó el moreno, perdiendo la poca compostura (y cordura)que le quedaba. Aquello había sido un duro golpe a su ego.

Que losbesos aumentan

¡Ya teoí!le interrumpió él con brusquedad y el ceño levemente fruncido ¿Acaso insinúas que nunca he besado anadie?

Yo sólohe dicho

Notienes idea, Lunática.

Incentivado por la ofensa que le habían provocadosus palabras, Blaise dio un paso aproximándose hacia ella y, acto seguido, lasujetó de la nuca para atraerlo hacia él de una forma abrupta aunque tambiénapasionada. Luna estaba inmóvil como una estatua, sus ojos aún más desencajadosque de costumbre por la sorpresa. No atinó siquiera a pestañear cuando sintiólos carnosos y firmes labios moviéndose contra los suyos; estaba experimentandolas sensaciones al máximo y no quería perderse de nada.

Blaise se sorprendió al comprobar la suavidad delcontacto. Con un acto instintivo y algo tosco, bajó sus manos para posarlas enla cintura de Luna, rozando su larga melena que caía en cascada sobre suespalda. La aprisionó contra él con frenesí, obligándola a entreabrir su bocapara explorarla con la lengua. Un temblor sacudió ligeramente el cuerpo deLuna, quien estiró el brazo para apoyar su mano en la mejilla de él, comocerciorándose de que era real y no se trataba de otro de sus sueños.

Pero el hechizo se rompió muy pronto. Tanrepentinamente como había comenzado el beso, Blaise la soltó y se separó deella. Lucía desconcertado, asombrado de su propia reacción, confuso. Luna fijósu mirada en él y volvió a esbozar una pequeña sonrisa soñadora. Acto seguidose tocó su labio inferior con la yema de sus dedos, rememorando la sensaciónque había experimentado hacía tan sólo unos segundos.

Sabes achocolate.dijo pausadamente.

Y tú alocura.

Blaise sonrió de medio lado sin pensar. Luego deconcluir que no era necesaria una despedida, sacudió ligeramente su cabeza ensu dirección, recuperando la seriedad y la expresión arrogante que tanto locaracterizaba. Reanudó su camino hacia la Sala Común de Slytherin como si nadahubiera sucedido. Sin embargo, a último momento, mientras estaba a mitad delpasillo, cambió de opinión y la miró por sobre su hombro.

Luna seguía parada en el mismo lugar, con lacabeza echada hacia atrás para mirar de frente el muérdago que colgaba deltecho. Tenía el dedo índice sobre la barbilla y se veía pensativa.

¿Sabesqué?dijo con voz cantarinaCreo que en realidad no había Nargles.

Blaise se perdió de vista poco después, pero ellahabría jurado que lo oyó soltar una carcajada desde la distancia.

Volvió a sonreír para sí misma. Robarle un beso alSlytherin al final resultó más fácil de lo que había esperado.

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Sus pasos resonaron con un leve eco, rompiendo así el silencioque envolvía al solitario y oscuro pasillo. Guiándose por el haz de luz de lunaque se filtraba

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2024-11-26

 

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