Rosejamás olvidaría el día en que Ted Lupin le demostró que ya no eramás Teddy. James Sirius tampoco lo haría. Ni Albus. Ni tampocoDominique. Por supuesto, Harry no sería menos. Y la abuela Mollytampoco. Porque todos habían vivido cosas diferentes con él, y,lamentaban aquello más que nadie.
Rose.
Leha tocado. Ha de ser la primera en hablar de Ted. Ha de ser la queinicie la sesión de lágrimas. Y eso es lo que más odia de esemomento, bueno no, lo que más odia es saber que ya no más Teddyen Navidad , ya no más Teddy a la hora de comer, ya no másmeriendas con Teddy en la cafetería de al lado de la biblioteca, ala que él iba solo por hacerle compañía a ella.
Quieredecir algo bonito. Porque sabe que Ted lo merece. Así que suspira, ybusca en sus recuerdos. Al momento, sonríe, entre lágrimas alrecordarlo. Teddy le había enseñado a montar en bicicleta, ¡Sinruedines!
Yo..Ted era increíble. Para mi, jamás será Ted. Para mi,siempre será Teddy. Siempre será el mismo chico de pelo azul que seplantaba en las puertas de mis clases y me daba dos besos sonoros enlas mejillas para después decirme "Enana, dime alguna películamuggle cursi." o para pedirme ayuda en alguna cosa de aritmética. Suspira, las lágrimas empiezan a rodar, sin freno, por sucara.Sin embargo.. Siempre recordaré a Teddy Lupin como el mejorprofesor de bicicleta que existe.
Todosríen, pero no es la típica carcajada Weasley. Es una risa triste, asabiendas de que le han perdido, como a muchos otros, para siempre.
Recuerdoque tenía séis años y estaba llorando, en el porche de laMadriguera porque no sabía montar en bici y James se había ido conAlbus y Fred. En aquella época en la que Albus decía que era "todoun macho" y que "no hacía cosas de niña"Rose rueda losojos, Albus se sonroja, recordando las tonterías. Entonces, Teddyse sentó a mi lado, y me preguntó que me pasaba. Cuando se loconté, se empezó a reír y tiró de mi. Me hizo montarme en aquellainestable bicicleta que ya no tenía los ruedines de seguridad, y...Me enseñó. Tardó tres semanas y media en hacerlo, pero sin embargono se rindió. Dijo "Por cada caída que tienes ahora, es una menosque tienes después" y, me revolvía el pelo. Para unossegundos, intentando calmarse. Y es que Ted era el único quesabía como ayudar a todos. Y como cabrear a alguien, también.
Albus.
Rosese sienta y es su turno. El se levanta y mira al suelo. No se le dabien hablar en público, no es como su hermano mayor, ni como Ted,que tienen la misma vergüenza al hablar con un amigo de toda lavida, que cuando hablan don el Ministro de Magia. Él es tímido ycallado. Así que no está muy seguro de que decir. Ha compartidomuchas cosas con Ted. Y sin embargo, ahí está, mirando con sus ojosverdes al suelo, desviándolo a la gente, y después, al suelo denuevo.
Yo..Quisiera tener algo bonito que decir.Dice en voz baja. No es queno tenga buenos recuerdos con Ted. Es que todos le parecen demasiadopersonales. Ted era increíble. Siempre le recordaré. Por lasbromas, las travesuras.. Supongo que todos lo haremos.No estámirando a nadie, fija su vista al suelo. Como un autómata. Megustaría contar alguna cosa interesante, pero.. Mi vida no esdemasiado interesante. Y las anécdotas que tengo con Ted se reducena.. Peleas tontas por el mando de la televisión, por si Nirvanasupera a Metallica o es al revés.. A partidas de ajedrez.
Miraal suelo de nuevo, y después, cierra los ojos. Suspira, y los abrede nuevo.
Recordaré,cuando veíamos la televisión juntos, cuando me decía que debíaser más sociable, cuando escuchábamos música saltando en el salóny mamá nos chillaba, cuando era pequeño y Ted me leía cuentos,cuando me obligó a escaparme con él para ver a dos chicas que noconocía de nada. Las vacaciones del año pasado, en la costa deItalia... Todas las risas que compartimos. Las lágrimas. Lastonterías. Albus cierra los ojos de nuevo, no quiere llorar.Cuando estábamos los dos juntos yo era un poco más sociable, elun poco menos.. Hiperactivo. Quizá no era mi hermano de sangre,pero.. Así lo siento.
Dominique.
Suspira,mirando al frente. No sabe que decirles a todos esos seres vivos quela miran, fijamente. Como la mejor amiga del sujeto, deberíade tener algunas palabras para decir en un día tan importante comoera aquél.
Yatodos están llorando. Ella, sin embargo, no suelta lágrima. Se debehaber secado de tanto llorar sola en su habitación. Su primo Albusse acaba de sentar, después de darle unas palmaditas en la espalda.
Dominiquesiente aquél vestido negro más estrecho de lo que era cuando estabasentada. Sus piernas tiemblan aún más. Y su voz, no cree que puedasalir. Sin embargo, sabe que no se va a dejar vencer, porque si sedejara vencer, sería como si admitiera que no tiene que decir sobreTed. blog sobre telescopios
Ysabe que eso es mentira, la más cruel y vil mentira, porqueDominique sabe hasta que ropa interior usaba los miércoles. Así quese muerde el labio, y mira a toda su familia ahí sentada, pero noestán solo los Weasley, todos los amigos de Ted están ahí.
¿Pordónde empiezo?La voz de Dominique suena más ronca de lo normal.Se imagina a Lupin arqueando una ceja, mientras dice <
Dominiquepiensa, de camino a su asiento, en que también podía haberlescontado el porque del collar de conchas que había llevado Ted desdehacía años, por aquella visita que habían hecho los dos solos a laplaya. Pero entonces, tendría que haber explicado que había pasado,y no pensaba contar aquello a nadie, era un recuerdo sólo de ellos.Y de la playa a medianoche. Se toca el collar, que ahora lleva en sucuello. Aún huele a Ted.
JamesSirius.
Seha reído. Por primera vez desde que recibió la noticia de lo que lehabía ocurrido a Ted, ha reído. Dominique lo ha hecho. Porque quizáDominique no sea su prima favorita -ese puesto, lo tiene ganado porgoleada la pelirroja Rose, con sus pequitas y sus ojos azules-, y sinembargo, es la única capaz de hacerle sonreír en cualquier momento.
Yono os voy a contar nada de lo que he hecho con Ted. Ha sido mihermano mayor. Su voz no es como siempre, no tiene una mota defelicidad, sin embargo, se esfuerza por parecerlo. Porque no le gustadar pena a nadie. Mira a Rose, que lo mira con un ceño fruncido,mientras se muerde el labio. Y el sonríe, con nostalgia. Bueno,os voy a revelar uno de los mejores consejos que me dio. Y este, esgratis.Todos ríen entre lágrimas, menos él. Se ha prohibidollorar en público.<< Si amas algo, que sabes que no estábien.. Lucha. Lucha con todas tus fuerzas, y no te rindas. Aunque tediga "Es imposible" "No te quiero" o esa panda de bobadas. Encambio, en el momento en el que sea capaz de ignorar todo lo que haocurrido, sin mostrarse incómoda, ni tan sólo molesta, o entensión, al menos.. Olvídala. Déjala marchar. No fuerces nada.Sólo.. Sé tu mismo>> James mira directamente a Rose. Ellaya no llora, lo mira inexpresiva, mientras agarra la mano de suprometido, Scorpius. James piensa en que es una gran ironía, perosigue hablando. Ted, es mi modelo a seguir. Siempre lo ha sido. Ycreo.. Que mal no me ha ido. Ted siempre ha sido un gran tío, de losque puedes hablar de cualquier cosa, que te contestan bien, encualquier situación. Yo no tengo mucho que decir. Porque creo que noes necesario. Todos le conocíamos. Todos sabíamos quien era y comoera.
Sesienta. Le da igual no estar al nivel. Porque sólo tiene ganas deecharse a llorar ahí mismo. ¡Porque maldita sea, ha perdido a suhermano!
No más Teddy - Fanfics de Harry Potter
Rosejamás olvidaría el día en que Ted Lupin le demostró que ya no eramás Teddy. James Sirius tampoco lo haría. Ni Albus. Ni tampocoDominique. Por supuest
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2023-02-27
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