No sabía cómo hacerlo. No sabía si ella quería escucharlo. No sabía si ella lo amaba. ¡No sabía nada! Y aunque lo supiera, no lo conseguiría. Fallaría como imbécil, porque no sabía nada sobre amor. No sabía nada sobre mujeres. Solo sabía que sentía algo en su interior, cada vez que la veía. Y si no se lo comunicaba, iba a desesperarse.
Iba a morir.
Estaba recostado en su cama, pensativo. Imaginándosela allí, caminando hacia él y con una sonrisa suave. Intentando huir de ella, resbalaban ambos en la cama. Juntos.
Y entonces, ocurrían tantas cosas, que ni siquiera podía cerrar los ojos. Los abrió de golpe y se sentó en un salto. Tenía que decirle que la amaba. Que necesitaba de su calor. De su compañía y estaba desesperado. Su mejor consejero, solo le decía que se lanzara a la borda. Si tanto la amaba, podía pedirle matrimonio.
¿Qué era lo peor que podía ocurrir?
No sé, cómo hacerlo. ¡Ni siquiera sé qué me pondría en ese momento! Seguramente arruinaría el día. Su día.
No lo sabes, si no lo intentas. Quizá ella ya lo espera.
¿Y cómo podría? preguntó, acelerado. Con el corazón a miles de latidos por segundo. Su consejero sonrió suavemente, para calmarlo. ¿Cómo podía decir semejante estupidéz? Ella podría odiarlo para toda la vida. Mientras no supiera algo. Pues mejor.
Pero su amigo creía otra cosa. Creía que era mejor que se lo comunicara. Que simplemente fuera sincero con lo que sentía. No le encontraba motivos al miedo y esperaba que se decidiera algún día. Él prometió que lo pensaría. ¿Y por qué no?
Pues apenas pensó en ello, se acobardó. Se dijo muchas veces en el espejo... que no podía ocurrir. Que quizá era una idea estúpida que carecía de fundamentos. Analizándola bien. ¿En qué se basaba su amor imposible? Pues no tenía idea. Solo sabía que había comenzado a sentirlo.
Carajo... ¡hasta de eso dudaba! Ya no tenía nada en lo qué sostenerse! Era todo un idiota de primera mano. ¿Qué iba a decirle cuando ella le preguntara desde cuándo estaba enamorado de ella? Le iba a mentir, echándole un cuento más antiguo que las momias egipcias. Seguramente.
Bueno, como su consejero había dicho. Todo o nada por ella. Si tanto la amaba. Seguramente eso funcionaría.
¿Y qué sabía él de amor? Si vivía más solo que una roca. Bueno, a no ser que... ya no sabía lo que estaba diciendo.
Pues esa misma noche donde entró en debate consigo mismo. Se dijo que lo mejor era hablar con ella. Hablarle de esos sentimientos. Llegó a la conclusión de que si se trataba de un amor imposible e imaginario, nadie iba a salir herido. No habría afectados.
Se miró en el espejo de la habitación, por unos minutos. Sonrió como idiota y se preguntó si ella estaba disponible. Quizá ella ya tenía una pareja y estaba embarazada o esperaban casarse. ¡Pues seguro era así y él esperaba confersarle su amor!
¿Por qué había esperado tanto? ¿Por qué peleaba tanto consigo mismo? Sí que lo ponía nervioso. Inspiró para serenarse y tomó el consejo de su amigo.
Tenía que decírselo.
Caminó con paso recto hacia su habitación y se dispuso a tocar su puerta. Se decía mentalmente, que sí podía hacerlo. A mitad del camino, simplemente se dio la vuelta y se dijo que no podía hacerlo. Que lo mejor era dejarlo así.
"Tienes que intentarlo. ¿Qué puedes perder?"
Sí. Supongo que sí.
Se detuvo junto a su puerta y antes de llamar, ya se abría. Ella salía de la habitación y lo miraba con curiosidad. ¿Qué hacía allí parado? ¿Por qué mantenía los labios apretados y tenía las mejillas sonrojadas?
Hola.
¿Hola? ¿Es que necesita algo?
Necesitar. ¿Necesitar? No... bueno sí. Me gustaría hablar. ¿Puedo pasar?
Sí, por supuesto. Pasa.
Al cerrarse la puerta, sintió que estaba atrapado. Ya no había vuelta atrás. Podía hablar del menú del almuerzo. Podía hablar de niños. No, niños no. Parecería que quería tener una familia. Podía hablar de algo que no tuviera que ver y...
¿Por qué estás tan tenso? Pareciera que fueras a decir algo grave.
Para él lo era.
Bien. Quizá no deba decirte esto. ¡Ni sé, como lo vas a tomar!
Dilo ya y lo sabrás. Me estás poniendo nerviosa.
Te amo.
¿Qué?
Sí, eso. Lo oíste bien. Te amo.
Parpadeó un par de veces y él se llevó una mano a la frente. ¿Por qué le había dicho semejante tontería? Ahora ella lo odiaría por toda la eternidad. Desearía patearlo o quizá matarlo. Una de las dos resultaba bien para él.
¿Me amas?
Sí. Te amo. Te amo desde hace mucho. No quería decírtelo, porque no sabía como reaccionarías o cómo debía decírtelo. Así que simplemente decidí no actuar. Pero hace poco, noté que quizá podía resultar tarde ya. Que podía perderte y quedarme solo como imbécil. Como siempre. Entonces, decidí que quizá deberías saberlo. Bien, sin compromisos. Solo quería que lo supieras. Ahora me iré y puedes continuar con lo que estabas haciendo.
Se dio la vuelta, dispuesto a irse. Con una sonrisa suave en sus labios, se llamó idiota y luego agradeció habérselo confesado. Colocó su mano sobre la puerta, más sin embargo antes de irse... algo sostuvo su brazo y le obligó a darse la vuelta. Notó que ella estaba allí parada. A pocos centímetros. Sus ojos brillaban como dos pequeñas estrellas.
Bien seguro la haría llorar de la vergüenza. Porque, estaba enamorado de ella.
Pero no. Más bien, sonreía. Quizá se reiría de él. Antes de que pudiera decir algo, un dedo en sus labios, le hizo guardar silencio.
Hurgaron en su bolsillo y él, quiso retroceder. Antes de hacerlo, ella había tomado la pequeña caja de su bolsillo y la había abierto con su mano libre.
Acepto.
¿Perdona?
Acepto casarme contigo. ¿Quieres casarte conmigo? Pues, yo acepto casarme contigo.
¿Qué se había perdido? ¿En qué dimensión paralela había caído? Antes de hablar, sintió dos labios sobre los suyos y dejó de pensar. Cerró los ojos, siempre le ocurría. Casi nunca veía lo que estaba frente a él. Pero esa vez tenía que abrirlos y mirar si todo eso era cierto.
Sí, se iba a casar.
Sí, iba a hacer el amor con ella. Iba a besarla, a abrazarla y a sostener su cuerpo por las noches. En su cama. También en los días y en las tardes. A cualquier hora.
Quizá tendrían hijos. Bueno no era mucho lo que esperaba, pero al menos tenía lo que años antes necesitó. Lo demás que llegara luego. Paso a paso.
Encantado estaba. Encantado con su voz y su mirada.
Te lo dije. No tenías nada que perder.
No le puse pairing en específico. Pueden creer que es un original, un SS/HG, un Harmione, Dramione o incluso un Ron/Hermione. O cualquier otro. ^^.
No sé ¡cómo hacerlo! - Fanfics de Harry Potter
No sabía cómo hacerlo. No sabía si ella quería escucharlo. No sabía si ella lo amaba. ¡No sabía nada! Y aunque lo supiera, no lo conseguiría. Fallaría
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2023-02-27
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