En la casa de Alicia y David, un matrimonio duradero, de esos que ya no se llevan, dos policías toman declaración a la mujer, en relación a la desaparición del hombre.¿Cuándo fue la última vez que habló con su marido, señora? pregunta uno de los agentes.Ayer, sobre las seis de la tarde. Me llamó para decirme que llegaría tarde del trabajo. contesta la mujer, con cara de circunstancias.A escasa distancia de ellos, su hijo Samuel mira por la ventana. Hace un tiempo extraño. Desde varios días atrás nubarrones grises cubren el cielo, pero no cae ni una sola gota de lluvia. Y cuando sales a la calle se nota un ambiente enrarecido. Algo pasa, Samuel lo sabe, aunque nadie más parezca percatarse de ello; y está convencido de que la desaparición de su padre está relacionada con lo que quiera que ocurra en la ciudad.La policía quiere hablar contigo, cariño. le dice su madre. Samuel no contesta, simplemente se gira, dando a entender que tienen su atención.¿Cuándo fue la última vez que hablaste con tu padre? comienza el policía, con la poco original pregunta.Ayer por la mañana, antes de ir al instituto. contesta el chico, con voz monótona, pensando que es una pregunta inútil. Hace un tiempo extraño, ¿no le parece? el policía ignora el comentario y prosigue con la entrevista.¿Notaste algo extraño en él? ¿Quizás estaba preocupado o distraído? No, estaba como siempre, hizo lo mismo que todas las mañanas y de la misma manera. el policía anota algo en un cuaderno, y Samuel aprovecha el silencio para comentar de nuevo. ¿No le parece raro que esas nubes lleven ahí tantos días sin soltar ni una gota de agua? el policía le mira, dudando si el chico habla en serio o le toma el pelo. No es capaz de deducirlo, pero sea como sea sólo dice tonterías. ¿Qué te pasa, chaval, vas para hombre del tiempo? le dice, burlonamente. Samuel pone los ojos en blanco y, por supuesto, no contesta. ¿Para qué? Esos policías no van a conseguir nada de provecho. Lo mejor será que él mismo investigue un poco por la ciudad y averigue qué diablos pasa y qué tiene que ver con su padre.
Samuel sale a la calle y nota de nuevo esa extraña sensación en el aire. ¿Es electricidad, quizás? No, no es eso; pero se le parece. Decide que el mejor lugar para comenzar a buscar a su padre es en la central nuclear que hay en la ciudad. No sólo porque es uno de esos sitios que parecen ideados para producir desgracias, sino también porque allí es donde trabaja el desaparecido David. La central está algo lejos de su casa, a unos diez kilómetros aproximadamente, así que Samuel coge la moto que le regalaron por su cumpleaños para llegar hasta allí. Yendo sobre ruedas, no tarda demasiado en llegar.¡Ey, Miki! grita una vez allí, cuando ve que el compañero de trabajo y gran amigo de su padre está a punto de entrar al recinto. Sin ayuda de alguien de dentro sería bastante complicado llegar a nada.¡Samuel! saluda el hombre, al reconocerle. Trata de mostrarse amable, pero parece contrariado con su presencia. Y así lo demuestra su siguiente pregunta. ¿Qué haces aquí?Pensé que viniendo aquí podría... Samuel no puede terminar la frase. Un grito inhumano, desgarrador, que parece dividir el espacio en dos, sale de dentro de la central nuclear. ¿Qué ha sido eso? por alguna razón, Samuel está convencido de que el amigo de su padre tiene una idea bastante aproximada sobré qué diablos ocurre en la ciudad y, más concretamente, en la central.Es algo complicado... comienza Miki, sin saber muy bien qué contarle al chico. Finalmente decide que debe saberlo todo: al fin y al cabo, su padre está desgraciadamente implicado en ello.Te escucho. dice Samuel, animándole a hablar.Verás... ¿no has notado algo fuera de lo normal en el aire de la ciudad? Esas nubes tan grises no son naturales. el chico asiente, diciéndose a sí mismo que tenía razón. Miki se aclara la garganta y continúa. Hace algunos días, tuvimos un accidente con los residuos radioactivos. Hubo una pequeña fuga, en teoría no lo suficiente importante como para afectar a la salud de los ciudadanos, pero sí para crear este extraño clima: ahora mismo, las nubes tienen una cantidad preocupante de uranio y otros desechos radioactivos. Como te he dicho, la radiación del ambiente no es suficiente como para afectar a los ciudadanos... pero sí ha resultado bastante peligrosa para quienes se han tenido que ocupar de controlar la fuga de residuos. un nuevo grito, tan inhumano y desgarrador como el anterior, corta el ambiente, dándole a la situación más dramatismo del que ya tiene. Esos gritos son de Tomás, ¿le recuerdas? Samuel asiente, ha estado alguna vez en su casa, hablando con su padre.¿Qué le ha pasado? pregunta con precaución. No está seguro de si quiere saberlo, pues lo más probable es que su padre esté en la misma situación o similar. Miki no contesta al instante, antes intenta buscar las palabras correctas para definir lo que ha ocurrido.Digamos que... ha sufrido algunos cambios. Cambios en su fisionomía, no muy agradables. ¿Qué tipo de cambios? insiste Samuel. Empezaron como pequeños bultos. Al principio no les dió importancia. Y ahora... una especie de tercer brazo deforme sale de su abdomen, y su cuello está inflamado de tal manera que el único sonido que es capaz de producir son esos gritos que has oído.¡¿Y qué hace ahí abajo?! ¡Tiene que verle un médico! grita Samuel, con los ojos abiertos como platos y poniéndose de pie de un salto. Miki intenta tranquilizarle, aunque ni el mismo se sienta tranquilo con la situación.Ahí abajo hay tres médicos ocupándose de él, tratando al menos de calmarle el dolor. Pero no pueden llevarle a un hospital, con la cantidad de radiación que su cuerpo ha absorbido, sería peligroso para el resto de los pacientes y personal médico. Se hacen unos minutos de silencio. Samuel intenta comprender la situación, y trata de no sentirse demasiado pesimista. Algo complicado, sobre todo teniendo en cuenta la pregunta que tendrá que hacer a continuación y no puede posponer más:¿Y qué pasa con mi padre?Miki se encoge de hombros y suspira profundamente.No lo sé... Él participó en el control de la fuga, es lo único que sé. No le he visto desde anteayer. Parecía estar bien, pero... ya sabes lo bien que se le da a tu padre ocultar sus problemas.¿Anteayer? interroga Samuel. ¿Ayer no vino a trabajar?Miki niega, cabizbajo.¿Sabes? Conociendo a tu padre, estoy convencido de que ha huído a esconderse a algún lugar, lejos de la ciudad, para asegurarse de no contaminar a nadie con la radiación que pueda tener. Samuel piensa. Él también conoce bien a su padre, y está convencido de que Miki tiene razón. Su padre estará escondido en alguna parte, agonizante, esperando morir cuanto antes y en soledad. Tengo que encontrarle. dice de pronto. Y, sin dar tiempo a su interlocutor para poder decir nada, comienza a correr en dirección a un bosque cercano. Es un lugar poco transitado, con zonas de acceso muy complicado: seguro que su padre lo ha elegido como escondite.¡Samuel! ¡Samuel! grita Miki, tratando de detener al chico. ¡No puedes ir a buscarle al bosque! ¡Es peligroso! ¡Y no te olvides de la radiación!¡Tengo que hacerlo! no gira la cabeza al contestar, tan solo sigue corriendo, hacia adelante.
Han pasado varias horas desde que Samuel se adentró en el bosque. En opinión de su madre, Alicia, ya tendría que haber llegado a casa hacía tiempo. Siempre llegaba antes de las diez para cenar, y ya son casi las once y media. Marca por decimotercera vez el número del móvil de su hijo pero, como las doce veces anteriores, salta el contestador automático. Es entonces cuando decide que ha llegado el momento de llamar a la policía que, por suerte o porque por lo general la ciudad suele ser muy segura y no tiene ningún otro asunto pendiente, aparece en la puerta de su casa en apenas cinco minutos.¿Y no es posible que simplemente necesite un tiempo a solas? pregunta uno de los agentes, una vez que Alicia les ha aclarado el motivo de su llamada. La desaparición de un padre no es algo fácil de sobrellevar...No, no, no, no, no, no. Alicia está convencida, sabe que la ausencia de su hijo se debe a algo más importante que la necesitad de estar solo. Llamadlo intuición maternal, o como mejor os parezca, pero es así.Verá, señora, nosotros no podemos hacer nada de... el policía comienza a explicarle que aun es pronto para catalogar el incidente como desaparición, pero algo le interrumpe. Desde su walkie-talkie, oye como un compañero pide ayuda urgente. Ellos dos son los que más cerca se encuentran del lugar, así que piden disculpas a la señora, la dicen que permanezca tranquila, y se dirigen hacia el bosque para averiguar qué demonios ha ocurrido allí.
Gritos humanos y gruñidos bestiales es lo que recibe a los dos policías al llegar al bosque. No ven a nadie, pero se dejan guiar por los sonidos. Cuando se acercan lo suficiente, distinguen una voz humana, joven:Papá, por favor, soy yo, déjales, tú no eres esto...Es Samuel, el hijo del desaparecido y de la mujer con la que han hablado un rato atrás, le reconoce el policía que habló con él horas antes. Aun no distinguen nada más; no ven al padre del chico, a quien al parecer dirige sus súplicas, ni a los hombres que emiten esos gritos quejumbrosos.Papá, por favor, papá, ¡¡no!! suplica de nuevo el chico. Y como respuesta, un gruñido animal seguido de un intenso grito de dolor humano. Los dos agentes, que aun no logran entender qué pasa, desenfundan sus armas reglamentarias y se acercan unos pocos metros al lugar de los hechos. Al encontrarse con la situación real, los dos policías tienen una reacción común: abrir los ojos como platos. Pero por otro lado, dos reacciones completamente opuestas: el primer policía se queda paralizado, sin saber qué hacer, y al recorrer un temblor todo su cuerpo cae al suelo su pistola; el segundo policía, por el contrario, levanta su arma y apunta al corazón del monstruo que parece haber acabado con la vida de sus dos compañeros: un ser de tamaño humano, pero con todo su cuerpo cubierto de extraños bultos.¡Chaval, sal de ahí antes de que te mate a ti también! pide a Samuel. Sin embargo, y para sorpresa del policía que aun no parece haber comprendido del todo la situación, el chico se niega.Si me voy, le mataréis a él. razona. No voy a permitir que matéis a mi padre. Esto no es culpa suya.Eso no es tu padre. Es un monstruo, chaval, ha matado a dos policías, ¿no lo ves? Encontraremos a tu padre, pero no es esta bestia.Sí lo es, eso es mi padre. O al menos lo era... Es culpa de la radiación, por eso se ha transformado en... esto. Debe de haberle afectado al cerebro; la radioactividad, me refiero. No podéis matarle, aun podemos salvarle.El policía mira a Samuel asombrado. ¿Está hablando en serio? Él parece creer que sí... Sin embargo, ¿importa realmente? ¿cambia en algo la situación actual? No, para nada.Lo siento, chaval, pero... ya es demasiado tarde para él. dicho esto, una bala atraviesa el aire, pasa a escasos milímetros de Samuel, quien intenta hacer de escudo humano para su padre, y finalmente alcanza a este último, proporcionándole una muerte instantánea.¡¡Noo!! grita Samuel, impotente, agachándose al lado del cadáver mutado de su padre.Lo siento. se disculpa sinceramente el policía. Pero te aseguro que era la única opción. Ya era demasiado tarde para él...Es cierto, lo era. La radiación había alterado irreversiblemente el ADN del padre de Samuel. El chico lo sabe, aunque antes no quisiera admitirlo. El policía ha hecho lo único que podía haber hecho. Y Samuel sólo llora, deseando poder volver al pasado y evitar que su padre hubiera ido a trabajar el fatídico día de la fuga de residuos.
Nubarrones grises - Fanfics de Harry Potter
En la casa de Alicia y David, un matrimonio duradero, de esos que ya no se llevan, dos policías toman declaración a la mujer, en relación a la desaparición
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2024-07-15
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