Nuestra perfecta Navidad - Fanfics de Harry Potter

 

 

 

¡Yo me ocuparé!

Ginny volteó la vista haciaHermione.

¿De qué hablas?

Hablo de la cena de Nochebuena.Yo me encargaré de organizarla.

Ginny, que hasta ese momento sehallaba agitando su varita para ordenar la vajilla, suspiró.

Déjame ver si entendí bien
¿pretendes hacerte cargo de la cena familiar Weasley-Potter? ¿Estás al tanto detodas las consecuencias que eso podría acarrear?

¿A qué te refieres? inquirióHermione, tomando asiento en una de las sillas de la cocina. Ginny se sentófrente a ella.

Me refiero a
¡somos muchos,muchísimos! ¿Cómo harías para mantener todo
"perfecto" con todos losniños corriendo de aquí para allá?

Hermione guardó silencio. Sumirada recorrió la bella y algo desordenada cocina de los Potter. Iba aresponder cuando una pequeña figura llegó corriendo hacia los brazos de sumadre.

 

¡Mamá, mamá, James me quitó miosito! lloriqueó Lily, trepando hasta el regazo de Ginny.

¡James! llamó su madre. ¡Venaquí, James!

No hubo respuesta.

¡James! repitió. ¡Si no vienesaquí en este preciso instante, haré desaparecer tu escoba de juguete nuevahasta nuevo aviso!

Un chico de aproximadamente diezaños, cabello negro azabache alborotado y ojos castaños idénticos a los de sumadre se presentó en la cocina con aire de derrota y un peluche en las manos.

Devuélveselo a tu hermana ordenóGinny. James suspiró y se lo alcanzó a Lily, que saltó de un brinco del regazode su madre, abrazó al peluche y comenzó a reír emocionada. ¿Qué se te estáolvidando?

Lo siento, Lily entonó Jamesautomáticamente. No lo volveré a hacer.

Lily abrazó fuertemente a suhermano mayor y salió dando saltitos de la cocina, seguida por él.

Y eso no es nada advirtió Ginny,retomando la conversación. Espera a quese reúnan todos los chiquillos Weasley.

Hermione volvió a sumirse en unestado pensativo. Finalmente dijo:

Veo que será todo un desafío

Hermione contempló, sumamentesatisfecha, su labor. Dos largas mesas colocadas paralelamente en el salóncomedor de su casa, con vajilla, bebidas frescas y demás parecían sersuficientes para veintiséis invitados. Había retirado de la zona cualquier cosaque pudiera resultar peligrosa para los más pequeños y había engalanado elsalón con motivo navideño.

El gran árbol de Navidad que seencontraba en un rincón, hermosamente decorado e iluminado, era la cereza quecoronaba su orgullo. Sólo faltaba la estrella, que sería colocada cuandollegaran todos.

¡Impresionante! exclamó una voza su espalda. Te luciste, Hermione.

Ella se volteó con una sonrisaradiante a saludar a su esposo, Ron.

¿Quieres que te ayude en algo?preguntó él, solícito. Pero ella veía en su cara los signos de cansancio luegode una larga jornada laboral.

No replicó. Tú ve a bañarte y aprepararte. Yo haré lo mismo en cuanto termines, mientras tanto despertaré aHugo de su siesta y verificaré que Rose haya terminado de prepararse.

Ron estaba tan agotado que noquiso discutir. Rose estaba lista y llevaba puesto un vestidito color celestelargo hasta las rodillas. Además, había peinado su larga cabellera pelirroja.Cuando su madre abrió la puerta, fue hacia ella.

Buen trabajo, Rosie, estás muy bonita lafelicitó con una sonrisa.

Por toda respuesta, ella ledevolvió la sonrisa y pasó a su lado hacia el salón, a esperar a los invitados,con un libro bajo el brazo.

 

Hermione fue entonces aldormitorio del pequeño Hugo y lo contempló descansar tiernamente durante cincominutos antes de animarse a despertarlo.

Mi amor
Hugo
es la hora dedespertar
susurró inclinándose sobre su hijo mientras la acariciaba elcabello.

¿Ya es Navidad, mami? preguntóel niño algo adormilado aún.

No, aún no, cariño. Todavía faltala cena de Nochebuena, y que lleguen los invitados.

¿Y
bostezó traerán regalos?

Eso lo tendrás que averiguarcuando lleguen respondió ella, guiñándole un ojo.

Una vez que Hugo estuvo másespabilado, Hermione lo vistió bien elegante y lo peinó con esmero. Cuandoestuvo listo se libró de su madre y fue a entretenerse coloreando unos librosespeciales en la cocina.

Hermione, por su parte, comenzó arevisar que todo estuviera en perfectas condiciones. Ron hizo su entrada en elsalón luciendo muy guapo y ella se apresuró en pedirle:

Vigila el pavo, voy a prepararme.

Él permaneció en su lugarcompletamente perplejo durante unos segundos, mientras su esposa pasaba a sulado. Tragó saliva. Todavía no sabía manejar mucho los electrodomésticos,"esos raros aparatos muggles", como él los llamaba. Aunque confiabaen que Hermione no tardara demasiado y que el pavo no se cociera muy pronto.

Hermione se contempló en elespejo. Su cabello estaba peinado, y sin embargo no era gracias a una pociónalisadora, sino gracias a luchar armada sólo con un cepillo contra él durantequince minutos.

Vestía una blusa color beige quele había obsequiado Ron en su cumpleaños pasado, una falda larga hasta lasrodillas color vino y unos tacos también beige no demasiado altos, para evitartropezar con cada cosa que los niños dejaran en el suelo.

Al salir de su habitación, una vezsatisfecha con su apariencia, sintió un ligero olor a quemado. Se alarmó alinstante, pensando que Ron había dejado el pavo abandonado, y se dirigióapresuradamente hacia la cocina. Pero el humo no salía de allí, a pesar de querealmente Ron había descuidado el pavo. Hermione lo sacó del horno y lo dejóreposando sobre la mesada. Aún así seguía llegando, de algún lado, un ahorapersistente olor a quemado, y ella comenzó a recorrer la casa en busca de sufuente. Finalmente terminó en el jardín trasero.

¡Por las barbas de Merlín! ¡Ron!¿Qué te sucedió?

Ron estaba, en efecto, en muy malestado. Llevaba su camisa chamuscada, al igual que las puntas de su cabellopelirrojo, y una especie de
cohete en las manos.

No salió como esperaba anunció.

¿Qué
?

Intenté preparar uno de esoscohetes muggles
por ti. Pero
no salió como esperaba se explicó.

¿Y habías leído lasinstrucciones?

Bueno, yo

En ese momento Ron se salvó detener que dar más explicaciones porque escucharon el timbre sonar. Hermione sesobresaltó y dejó a su esposo, todo chamuscado y en medio de la nieve, en eljardín. Fue a abrir la puerta y los Potter, junto con Teddy Lupin, ingresaronen el salón. Antes de que tuvieran tiempo de terminar de saludarse volvió asonar el timbre y los abuelos, tíos y sobrinos Weasley entraron también.

Pasadas las presentaciones, losveintiséis invitados tomaron asiento en las mesas: los "grandes" enuna, los "pequeños" en la otra. Hermione agitó su varita y la comidacomenzó a llegar levitando desde la cocina. Hubo un aplauso general, ya queésta lucía deliciosa, y todos empezaron a comer. Free dofollow backlinks

 

Las conversaciones no tardaron eniniciarse y el salón se llenó pronto de un agradable y alegre coro de voces.Los niños no tardaron en ensuciarse y las madres tuvieron que levantarse aayudarlos a limpiarse. Una vez terminada la cena, los platos volaron hacia lacocina y las charlas prosiguieron tranquilamente.

¡Mamá! chilló una vocecita desdeel baño. Todas las que eran madres se voltearon, pero Hermione era la queestaba siendo llamada por Hugo.

¿Qué sucede, cariño? le preguntóa través de la puerta.

Necesito ayuda sollozó. Su madresuspiró.

¡Ron! ¡Hugo te necesita! llamó.Ron se encaminó socorrer al pequeño y ella regresó al salón, donde las mesashabían desaparecido y dado lugar a unos cuantos sillones, cortesía de Molly.Casi todos estaban sentados en ellos al principio, pero con el correr deltiempo fueron dejando sus lugares. Hermione decidió ir a dar un paseo (porconsejo de Ginny) y a tomar aire fresco un rato, mientras los demás serelajaban. Entonces fue cuando, cerca de las once, comenzaron los problemas.

"En la víspera de Navidad,me hechizaste y te marchaste
"
sonabaCelestina Warbeck en la radio. Molly se hallaba junto a la radio tarareando lacanción cuando Fleur se acercó, cautelosa.

Molly
comenzó.

No voy a cambiar de emisora laatajó su suegra.

Pego
Fleur sólo hablaba con el acento francés cuando seponía tensa. ¡Pog favog! Esto suena hogguible

Por toda respuesta, Molly subióaún más el volumen de la radio agitando su varita.

Cerca de allí, los hermanos Potterdiscutían:

¡Te digo que no existe, Albus!insistió James.

¡Claro que sí existe, James! Loque pasa es que la Navidad pasada no te dio todo lo que querías y por eso creesque no es real
replicó furioso Albus.

¿Quién no es real, Albus?preguntó Lily, que en ese momento llegaba para unirse a la discusión.

James estuvo a punto de abrir laboca cuando Albus lo empujó. Comenzaron a forcejear silenciosamente hasta queAlbus le pegó un puñetazo en el hombro a su hermano mayor, que gritó:

¡Santa Claus! ¡No es real, Albus,madura!

En ese momento Lily rompió allorar desconsoladamente. Mientras Albus intentaba animarla y James seescabullía con un aire culpable, en el otro lado del salón Roxanne, que teníaentonces una edad similar a la de James, echó a correr hacia el baño, queestaba ocupado por Hugo y Ron. Al no conocer el camino hacia el otro baño y nopoder aguantar más, vomitó en medio del pasillo. Angelina corrió a socorrerla.

¡Por todas las bludgers! ¿Quécomiste, Rox?

La
la ensalada de la tía Audrey
balbuceó ella.

¡Audrey! llamó Angelina. Laesposa de Percy llegó a toda prisa.

¿Sí? ¡Oh, qué asco! Déjenme quelas ayude y con una sacudida de la varita, el vómito desapareció.

¿Acaso es la primera vez quepreparas una ensalada? le espetó Angelina con brusquedad. Y, entre unarespuesta y otra, comenzaron a discutir. Roxanne, agotada, fue a recostarse auno de los sillones del salón.

 

¡Hip! "Caminando sin cesar
en busca de un buen hogar
" escuchó que alguien cantaba. Buscó con lamirada al dueño de la voz y vislumbró a su tío Charlie, con unas cuantas copasde más, paseándose en círculos por el jardín, cantando una extraña canción."Y cuando crees
" ¡Hip! "Que todo acabó
" ¡Hip!

No era el único que se hallaba enel jardín; George estaba sentado en un banco, contemplando absorto lasestrellas. Parecía deprimido, y su hijo, Fred, lo había notado, por lo que éltambién estaba deprimido. ¿Cómo podía entender el pequeño Fred la causa por lacual su padre se deprimía tanto en ocasiones?

Las hijas de Percy, Molly y Lucy,correteaban por todo el salón arrastrando tras de ellas un montón de objetos, yDominique le gritaba a Louis que dejara de seguirla a todas partes. Por último,la voz de Victoire se oía cada vez más alta por encima de las otras voces.

¿Qué problema tienes con él,papá?

¡Es sólo que no me parece elindicado para ti, Victoire! respondió Bill. Arthur asintió.

Eh
yo creo que Bill tiene razón,Vic se entrometió Teddy. A mí tampoco me cae bien ese chico.

¡Gracias por tu ayuda, Teddy! legritó Victoire, furiosa. Y se marchó hacia el jardín con aire ofendido, no sinantes sacudir su cabellera delante de su padre y mejor amigo.

Entonces sucedió: Hermione entrópor la puerta y vio toda la escena: los gritos, las discusiones, el desorden.Harry y Ginny estaban en el jardín paseando, ajenos a todo. Venía de muy buenhumor: se había enterado a través de una lechuza que Luna y Rolf, su esposo,estaban de vacaciones en África y que Neville y Hannah les enviaban saludosdesde Italia. Pero ese buen humor se esfumó.

Así que
comenzó en un tono altode voz, parada en el umbral. Todos se callaron y la miraron. Quienes estabanfuera entraron. ¿Así es como quieren pasar la Navidad? ¿Peleándose,discutiendo, borrachos? Miró a Charlie. ¿Es en serio?

Sin decir nada más, y dejando atodos callados, se volvió a la plaza, y allí rompió a llorar. Su fiesta habíasido un fracaso.

Cuando finalmente se decidió avolver, abrió la puerta de la casa y halló todo oscuro. Encendió la luz y:

¡Feliz Navidad! gritaron todos.Por pura casualidad, en ese momento habían dado las doce. Pero la sorpresa nofue esa, sino encontrar que todo en el salón se hallaba impecable y que todoslos rastros de discusión habían desaparecido de los rostros de la familia.

Perdón, Hermione Fue Audreyquien se adelantó. Pensamos sólo en nosotros y discutimos en vano por bobadas.Olvidamos lo que Navidad significa: amor, tolerancia, paz
suspiró. Luego lallevó aparte y le dijo Yo soy una persona sumamente perfeccionista, ¿sabes?Por eso me llevo tan bien con Percy, y sé cómo te sientes. Te comprendo.Relájate. Lo sentimos, realmente Enseguida volvió a subir la voz. Nos pusimosde acuerdo y
¿quieres colocar la estrella? Este año es diferente.

Hermione recibió la estrella. Eragrande, brillante, plateada, y llevaba grabados en finas líneas doradas losnombres de toda la familia. Sus ojos se llenaron de lágrimas nuevamente. Corrióa abrazar a Ron, quien de improviso la levantó en el aire para que colocara laestrella en la punta del árbol. Cuando terminó, la bajó, la besó y le dijo aloído:

Feliz Navidad, Hermione. Para mí,y para todos, ésta ha sido la mejor Navidad
gracias a ti.

Ésa fue, definitivamente, unalarga, memorable y hermosa fiesta Navidad para todos los Weasley, los Potter
ypara quienes los acompañaban desde arriba.

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Hablo de la cena de Nochebuena.Yo me encargaré de organizarla. ¿De qué hablas? ¿De qué hablas? Ginny volteó la vista haciaHermione. Ginny volteó la vi

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2023-02-27

 

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