Korean Beauty
Ella, escritora de fama, -bajo el pseudónimo de JG-, ahora estaba en el aeropuerto de Sydney, esperando a coger un avión para reencontrarse con sus dos mejores amigos, en los cuales ya no estaba incluido un pelirrojo de nombre tabú para ella.
Ella, odiaba que la gente le dijese: "Siempre pensé que Ron y tú acabariais juntos, eraís la pareja perfecta", cuando sabían que JG, era Hermione Granger, la chica del trío de oro y no solamente la escritora de "Problemas de parejas" Ella odia, recordar a aquél pelirrojo que rompió su corazón.
Las próximas horas iba a estar metida en un avión en dirección a la ciudad donde se crió, donde creció y donde una parte de su alma murió. Pero volvía por ellos, por Harry Potter y Ginny Weasley, que se iba a convertir en Potter en cuestión de unos meses, y Hermione por su trabajo podía desplazarse hasta allí para ayudar con los preparativos de esa boda, porque sabía que esa iba a ser LA boda del año, incluso del siglo, porque dos corazones, que habían pasado una guerra y enfrentamientos, se iban por fin a juntar. Por fin, iban a ser uno.
-¡MIONE!-Gritó una pelirroja de cabello liso cuando su dormida amiga salía por la puerta acompañada, de apenas una maleta. La antigüa castaña, ahora algo menos castaña, divisó a sus dos mejores amigos al frente. Corrió hacía ellos como si su vida dependiese de ello, y Ginny Weasley de Potter la abrazó al punto de asfixiarla, aunque Harry no se quedó atrás, Hermione era como una hermana.
-¿Tan poca ropa traes?-Preguntó divertido Harry, a lo que Hermione le envió una de esas sonrisas de sangre leona, como decía Harry cada vez que la veía, porque el sabía que esa sonrisa siempre traía algo malo detrás.
-Ya os contaré lo de la ropa.-Rió Hermione, mientras se mordía el labio inferior indecisa, porque sabía que lo que les iba a contar, a Harry le provocaría un shock y a Ginny, el grito más sonoro que se fuese a escuchar en aquél aeropuerto.-Esto no debería de contarlo aquí pero..¡No puedo aguantar!-Decía nerviosa Hermione mientras se escondía las manos detrás de la espalda, causando el nerviosismo en el rostro de sus dos amigos.-Me voy a casar...-Empezó Hermione, cuando la sonrisa de Ginny se había ensanchado, Harry había abierto bastante los ojos sin saber que decir, pero la parte que no le gustaba llegaría en breves.
-¿CON QUIÉN?-Grito de la emoción Ginny, cuando Harry le tapó la boca con la mano derecha, antes de que todo el mundo pudiese girarse, aunque ya miraban varias personas en su dirección.
-Ginnevra Molly Weasley, prometeme que no gritarás, no me pegarás, ni querrás matar ni a mi, ni a el.-Exigió Hermione, cuando su amiga se puso la mano en el corazón en señal de juramento.-Y tu, Harry Potter prometeme que harás lo posible por no matarnos a ninguno de los dos, ni permitir que ella me mate.-Señaló a Ginny, cuando Harry hizo el mismo gesto que su futura esposa.-Bien..Me voy a casar con...
-Ginnevra Molly Weasley, prometeme que no gritarás,no me pegarás, ni querrás matar ni a mi, ni a el.-Exigió Hermione,cuando su amiga se puso la mano en el corazón en señal de juramento.-Ytu, Harry Potter prometeme que harás lo posible por no matarnos aninguno de los dos, ni permitir que ella me mate.-Señaló a Ginny,cuando Harry hizo el mismo gesto que su futura esposa.-Bien..Me voy acasar con...
-...Draco Malfoy.-El grito llegó más rápido de lo que la propia Hermione había calculado, al igual que Harry había quedado en shock mucho más lento, como si hubiese procesado con lentitud la información.
-¿COMO?¿POR QUÉ?¿CUANDO?¿DÓNDE?¿POR QUÉ NO NOS DIGISTE QUE ESTABAS CON ÉL?- Habló de carrerilla y en grito Ginny, pero a ninguno le importo, Ginny era la emisora, Hermione ya se había fijado en que todo el aeropuerto les miraba y Harry, Harry estaba como muerto.
- Como, pues... Aún no lo pensé, cuando..Desde alrededor un año atrás..Donde, en Sydney..Porque no os lo dije, por esto.-Contestó relajada Hermione, se esperaba eso y más.
¿Hermione amaba a Draco? No, simplemente le quería y bueno, funcionaban bien en todos los aspectos. Y realmente, la única razón por la que Hermione había aceptado era porque a su madre le hacía ilusión ver a su hija casada en un futuro cercano. Ella, aunque lo intentase negar, seguía profundamente enamorada de un pelirrojo de ojos azules que respondía al nombre de Ron.
Ella, lo había intentado olvidar de tantas maneras que ya había desistido en el intento, sabía que cuanto más se obsesionase con ello, más tardaría en desaparecer ese sentimiento, pero por mucho que se esforzase, cada vez que escuchaba "Chuddley Cannnons" se acordaba de el, de sus besos, de su simpátia e irremediablemente de esos ojos que la hacían extremecer. Ella admitia, que tal vez, en otras circustancias habría funcionado, pero también sabía, que eso era una patraña que se había autoinventado para mitigar su dolor.
Ginny, Harry y Hermione fueron a La Madriguera, a saludar a Molly y Arthur, además seguramente se encontrase allí alguno de los hermanos Weasley. Ginny le dijo en el último momento, que había una pequeña fiesta allí.
-¡Miren quien ha venido!-Gritó Ginny, nada más puso un pie en el interior de la casa.
Dos cabezas se asomaron desde el marco de la puerta de la cocina, eran Molly y George.
-¡La escritora de Problemas de pareja donde sale un personaje que lleva MInombre, MIS bromas, MI vida, MI pelo...MI TODO.- Gritó George Weasley mientras corría hacía la castaña para levantarla al aire mientras reian todos.
Aún, nadie esperaba lo que estaba por pasar.
-Weasley's, ¿Estaís hay?-Preguntó una voz masculina, irremediablemente reconocida por todos los allí presentes. Era esa voz extremecedora, era esa voz que cegaba los sentidos de la castaña, era la de el, la del único hombre que despertaba en ella algo más que un simple cariño, lo que ella sentía por el era amor.
Lo vió entrar en el salón y que su mandibula se desencajase al verla, pero ella, con la fríaldad que Draco la había enseñado a tener cuando quería ocultar algo, puso sus mejores dotes de actuación a trabajar, para solo mostrarle una mirada gélida y sin expresión alguna. Ella, no pensaba admitir ante nadie más que su corazón latía por ese hombre que llevaba camisa blanca y corazón de luchador.
-Buenas, Ron.-Saludó la castaña intentando no mostrar el dolor que le producía verle allí, habían sido siete años sin ningun contacto, sin ninguna mirada. Sin ningun dato. Y ahora lo tenía enfrente, justo a dos pasos delante de ella, estaba otra vez viendo esos inmotizantes ojos azules que hacían que sus piernas temblasen. Pero ya no había rastro de las pecas de la adolescencia, ni tan solo un solo rastro de ellas.-¿Los Chuddley Cannons no ganaron por fin la semana pasada un partido?-Preguntó Hermione, que estaba bastante más informada del Quidditch, no solo por su futuro marido, si no también por sus libros.-Creo que fue gracias al nuevo buscador, Maximmilium Walden.Aunque no estoy muy versada en los nombres de los actuales jugadores.- Añadió con tranquilidad, iba a demostrar a todo el mundo que ella podía llevar una conversación de Quidditch sin mencionar el verbo aburrir, o al menos eso iba a intentar.
-Sí así fue, Granger.-Contestó Ron a la chica con total fríaldad, eso no la habría causado ningun sentimiento, si no fuera por como nombró a su apellido, como si no valiese la pena. Pero ella, lo tenía claro, si él pensaba jugar, ella iba a ganar.
Los demás Weasley entraron también en la conversación, que provocó risas entre todos, y burlas por parte de Hermione hacía George, con el que en esos momentos, se llevaba estupendamente bien, porque ambos sabían lo que era perder a tu mejor amigo. Y ambos, parecían tener una relación especial que no pasó desapercibida ante unos ojos azules.Pero él, se había propuesto jugar y jugar para volver a ganar ese corazón que legitimamente era suyo, ese corazón que creía perdido.
-¡Que malo eres!- Rió Hermione mientras pegaba un empujón a George, que les costó a los dos caer al suelo, pero las cosas se torcieron y George acabó encima de la chica.
-¿Así? Pues ahora no me bajo y aquí te quedas, que tengo tiempo.-Dijo el pelirrojo con una sonrisa torcida, divertida.
-¡Dejame George Fabian Weasley!-Exigió Hermione.
-¿Y si no que?-Preguntó George con expresión divertida.
-Me las pagaras.-Dijo Hermione, cuando el la soltó.
Ron había visto eso y eso, solo había hecho que para el, ese reto fuese a convertirse en su vida. Quería a esa castaña de nuevo en su vida y no habría vuelta atrás-.
Hermione estaba sola en el jardin de la Madriguera, aún no tenía claro que estaba haciendo allí, ni porqué le importaba tanto. Otras de sus mentiras interiores, ella sí sabía que hacía y porque le importaba, pero si lo admitiría el ganaría.
-¿Puedo?-Pregunto un pelirrojo mientras se sentaba a su lado, justo después de que la castaña iba a irse.
- Yo ya me iba...-Dijo apresuradamente Hermione, para levantarse, pero las manos de Ron rodearon su muñeca, haciendo que su cuerpo sintiese un escalofrio.
-Quiero pedirte una cosa.-Empezó el pelirrojo.-Hagamos una apuesta.-Era su única salida, escuchar y negarse, así que Hermione se sentó de nuevo.
-Tu dirás.-Le incitó ella con su mejor tono despreocupado.
-Quiero, apostarme esas razones que nunca te dí, que te daré si ganas, pero si gano yo, quiero que no te cases con Malfoy.- Eso, sorprendió a Hermione, pero no pensaba dejarse intimidar, no por el.
-Prosigue.-Le volvió a incitar la chica.
-Si en una semana te puedo conquistar gano yo, si no puedo, ganas tu.-Finalizó el chico, a lo que la castaña rió.-¿Que pasa?-Preguntó incredulo el.
-Que no lo podrás conseguir.-Rió de nuevo la castaña, rió como hacía años que no reía.-Porque yo, ya estoy enamorada de ti Ronald Weasley.-Le aclaró al ver ese rostro incredulo que había forjado en ese momento el chico.
Ella esperaba algo diferente a eso, ella no esperaba que el la besase, y el, el no esperaba que ella le correspondiese el beso. Pero es que tal vez, y solo tal vez, estaban hechos el uno para el otro y nadie iba a cambiar eso. Porque el era legitimamente de ella, y ella era de el, en ese momento y siempre.
Porque para que un Weasley y una Granger estén juntos, hay que tener algo más que esa confianza, hay que tener algo llamado amistad junto con algo llamado amor, sentimiento que ninguno quería aceptar y ambos sentían.
Oh, my angel - Fanfics de Harry Potter
' Prometí hace mucho tiempo que nadie nos iba a separar, y no lo pude cumplir, pero luego prometí hace mucho que jamás volvería a él, y eso, lo cumpliré.
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2023-02-27
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