Disclaimer: Todo pertenece a J.K Rowling, yo solo los tome prestados para jugar un ratito.
El primer one-shot que he hecho en mi vida ;3; Espero les guste! :D Sé que ya pasó Navidad e_e esto lo escribí durante, pero me he tardado :B y lo subí una hora después de que terminó xD jaja pero ¡Feliz Navidad! aunque sea tarde... ¡Matta-ne!
La zona comercial de Londres muggle estabaabarrotada de gente, toda sumida en su mundo de compras navideñas de últimominuto. Era 24 de Diciembre. Él estaba allí, comprando algo de ropa muggle parala ocasión. Miraba a las personas, preguntándose que se sentiría estar tanfeliz como ellos. La guerra había terminado, era cierto, pero eso no quitaba elpesar que había dejado en su corazón. Esas fechas no hacían más que deprimirle.
Suspiró, reprendiéndose mentalmente por ser tanpesimista.
Justo al frente un niño estaba de pie mirando a un aparador. En este había juguetes de diversos colores y formas,muñecas, trenecitos, aviones, entre muchos otros. Su rostro estaba casiinexpresivo, pero sus ojos reflejaban la ilusión que sentía.
Se detuvo a observarle.
El pequeño llevaba una ropa desaliñada y un abrigovarias tallas más grande. Su cabello estaba sucio y un poco alborotado, teníauna pequeña mancha de hollín en la mejilla y sus manos tenían muchas banditas.
Se sintió mal por él.
El niño volteó repentinamente en hacía el ladoopuesto y emprendió una carrera hacía la multitud, se veía un poco asustado.Pasó junto a él y entonces sintió una punzada en su corazón. Era idéntico a
No, debía estar alucinando. Segundos después, un hombre, con gesto severo eigual de desaliñado, siguió el mismo camino con paso atemorizante, la gente seapartaba al verle.
Le empujó bruscamente al pasar y él le miró hastaque desapareció entre el mar de gente, eso no le daba buena espina.
-¡Harry! -El susodicho volteó hacia el lugar dondeprovenía la voz.
-¡Hemos sido seleccionados! -Chilló Hermioneentusiasmada. Ella y Ron se acercaban apresuradamente hasta el, la castaña dabapequeños saltos.
-¿Seleccionados? -Preguntó con curiosidad.- ¿Para qué?
-Ya sabes -Respondió ella con felicidad.- Paraentregar regalos.
-La nueva organización de Malfoy -Aclaró Ron conuna sonrisa al ver su cara de confusión.- Ha pedido a ciertos magos y brujasque ayuden a entregar regalos a los niños.
-¿Entregar regalos a los niños? -Inquirió enarcandouna ceja.- ¿Ese no es trabajo de Papá Noel?
-Es como una ayuda -Respondió Hermione ya máscalmada pero aun feliz.- Ayudaremos a los niños de Londres a seguircreyendo.
La chica se veía encantada con la idea, los ojoscaramelo lo expresaban con claridad. Harry sabía la felicidad que le daba elpoder ayudar y hacer obras buenas hacia los niños, más hacía aquellos que notenían tanta suerte.
Pensó en aquel niño de hacia un momento, la ilusiónen sus ojos oscuros. Él podría darle alegría.
Sonrió a sus amigos y les invitó a tomar chocolateen su nuevo departamento para comentar los pormenores de su misión.
* * *
-¿Enserio tenemos que usar esto? -Preguntó Ron conuna mueca. Llevaba puesto un traje rojo y blanco. Un Papá Noel pelirrojo.
-Es parte de la magia Ron. -Respondió Hermione,ataviada en un vaporoso vestido rojo, medias blancas y gorrito a juego.-¿Verdad Harry?
El azabache dejo de mirarse a sí mismo, vestíaexactamente igual que Ron.
-Sí, claro -Respondió no muy convencido. Él, aligual que Ron, solo había accedido para hacer feliz a su mejor amiga. Seencontraban en el centro de Londres.
-Ya se han aprendido su ruta -Dijo Hermione tomandoun saco que no se veía muy pesado pero sabían estaba lleno a rebosar de regalos.Luego les dio un pequeño saco y una esfera.- Esto es para emergencias. El sacocontiene un desmemorizante en polvo y solo tienen que sujetar la esfera y decir"Misión cumplida" para salir de la casa.
Ambos chicos tomaron sus respectivos objetos ysacos, y se separaron a una distancia prudente.
-¡Buenas suerte! -Les animó la chica para luegogirar sobre sí misma y desaparecerse. Ambos chicos le imitaron.
* * *
Harry se apareció en una calle desierta, su secciónsolo abarcaba Cokeworth, caminó hasta ubicarse frente a una casa y la miró.Debía entrar sin ser descubierto, lo cual ser un mago facilitaba en granmedida. Cruzó la cerca y se posó en el umbral de la puerta. Susurró en tenue"alohomora" y la puerta estuvo abierta en un chistar.
Entró sigilosamente y paso directamente hasta laestancia. El árbol de navidad brillaba con luces titilantes como estrellas,estaba pulcramente adornado y muy hermoso. El salón era cálido y se notaba queuna buena familia vivía allí. Verificó su lista y se apresuró a dejar losregalos debajo del árbol.
Por su mente pasó el que a él le hubiera gustadomucho que alguien dejara algún regalo para él cuando era niño, él casi nuncarecibió algo más que calcetines viejos de Tío Vernon.
Sonrió ladino.
Haría feliz a muchos niños gracias al que fuera supeor enemigo en Hogwarts. Draco Malfoy había creado una fundación beneficiariapara ayudar a los niños huérfanos en la guerra, familias desamparadas ypersonas en mala situación económica, todo para redimirse ante la sociedad. Enlos últimos dos años había utilizado la fortuna Malfoy, así como movido susinfluencias para hacerse con los más poderosos patrocinadores, para mantener enpie aquella obra benéfica. Había tenido mucho éxito, más al hacerse público que"el Héroe del mundo Mágico" se uniría al equipo colaborador.
Salió de la casa más entusiasmado y entró a otraspara repetir el mismo proceder. Se preguntó si Papá Noel también se hinchaba deorgullo al saberse causante de mucha alegría infantil. Harry se sentíaextremadamente bien.
Después de un par de decenas de casas se sentíaalgo cansado. Entró a la siguiente casa y, después de dejar los regalos, sesentó en el sofá a descansar un poco. Se fijó en que, en una mesita a lado deeste, había un plato con galletas y un vaso de leche. Era muy curioso, en lasdemás casas ningún niño había puesto algo así. Entonces las pequeñas, "Lucy yPrudence" según su lista, aun creían en el viejo San Nicolás. Engulló elaperitivo, agradeciendo a las niñas por ser consideradas y apiadarse de él.Dejo escapar un suspiro de satisfacción, la leche aún seguía tibia y estabadeliciosa.
Escuchó unos murmullos a su espalda.
Volteó cuidadosamente para encontrar dos pequeñospares de ojos que le miraban desde su escondite detrás de una pared. El pánicole invadió, lo habían descubierto. ¿Qué debería hacer?
Se levantó y dejó el vaso en la mesita. Las niñassalieron temerosas de su escondite, la más alta rezagada detrás de su hermana.
-¿Eres Papá Noel? -Preguntó la menor. Harry asintiótitubeante. La niña emitió un chillido amortiguado y dio saltitos.- ¡Ves, ves,es real! ¡Te dije que si existía Prue!
-Él no es Papá Noel -Respondió la otrabruscamente.- No es viejo ni gordo.
Harry la miró bien. La pequeña, que ahora le mirabaescrutadoramente, era pelirroja y tenía unos grandes ojos verdes, era muyparecida a su madre, Lily. La mayor era de cabello rubio y tenía cara de pocosamigos, muy parecida a Tía Petunia. Lucy se acercó mucho más.
-¿Verdad que se equivoca? -Le preguntó con losojitos brillantes, ella había sido quien le dejara las galletas y la leche conmucho cariño. Harry la miró con ternura.
-¡No! ¡Él no lo es! -Chilló Prudence enfadada.
-Si lo soy -Respondió él con tono bajo. Después detodo Hermione había dicho que algo así podría pasar y no podían romper lailusión.- Es solo que cada que un Papá Noel viejo se retira, llega uno joven areemplazarlo. -Explicó. Lucy lanzó un chillido de emoción nuevamente. Harry sellevó un dedo a los labios.- No hagan ruido -Susurró.- Los adultos no debenverme.
-¿Por qué? -Inquirió Prudence.
-Pues porque no.
-A mí no me engañas fantoche -Le espetó.- Para míque eres un ladrón.
-¡Prue! ¡No le hables así! -Le riñó Lucy-. ¡Tepondrá en la lista de niños malos!
-¡Eso no existe! -Escupió la niña. Harry pensó querealmente se parecía a su tía.
-¡Claro que existe! -Dijo-. Y estas a un paso deque me lleve ese regalo -Señaló uno de los paquetes que había dejado bajo elárbol-. Y te deje un trozo de carbón a cambio. ¿Quieres que lo haga?
Las mejillas de la niña se tiñeron de rojo y negóenfurruñada. La pelirroja le jaló la manga.
-¿Me has traído un regalo a mí? -Le preguntó. Harryse sentó y la puso en sus piernas.
-Claro Lucy, te has portado muy bien.
-Sabes mi nombre -Dijo encantada y se volteó haciasu hermana que se había acercado y les miraba con recelo.- ¡Ves! ¡Si no fueraél no lo sabría!
Harry sonrió y ambas niñas se le quedaron mirando.La pelirroja llevo una mano a su mejilla y le recorrió el rostro.
-Eres muy lindo -Le dijo.- ¿Todos los Papá Noel sonasí?
-Bueno, no lo sé. -Sonrió con un leve rubor.
-¿Y te volverás a viejo y panzón?
-Yo espero que no -Se apresuró a decir, espantado.La niña sonrió dulcemente-. Bien, es hora de irme.
-¡No, no te vayas! -Le imploró Lucy, Harry lesonrió y la depositó en el suelo.
-Pero los demás niños también deben recibir regalos-Le dijo con dulzura.- No querrás que se pongan tristes ¿verdad? -Lucy negó convehemencia.- Y tú -Se volteó hacía Prudence.- Debes tratar mejor a laspersonas. -La niña bufó y le volteó la cara. Harry palmeó su cabeza.- Bien, eshora de dormir. Vayan, vayan.
Les animó y ambas caminaron hacia la escalera yempezaron a subir. Lucy se despidió de él con un gesto de la mano y le lanzó unbeso. Harry sonrió feliz, la niña era encantadora.
Supuso que no podría salir por la puerta, puestoque las niñas podrían verlo. Tomó la esfera y pronunció "Misión cumplida". Sedesvaneció.
Apareció frente a la siguiente casa.
Repitió su labor por un montón de hogares más hastaque llegó a una casa que se notaba era de gente con mucho dinero, casi parecíauna mansión. Entró por la puerta trasera, pasó hasta la estancia y al llegar alalto pino navideño, tropezó.
Muchos niños se abalanzaron a él.
-¡Atenlo! -Exclamó un niño de cabello azabache muyalborotado y gafas redondas. Sintió que una cuerda se pasaba por sus hombros yle impedía el movimiento.
-¡Listo Jason! -Exclamaron otros tres. Un pelinegrode ojos azules, un castaño ojimiel y un pelinegro más pequeño de ojos caramelo.Le enderezaron y pegaron al sofá. El niño llamado Jason le miró con arrogancia,claramente satisfecho por su captura. En el fondo, un niño rellenito y rubiosacaba y sacaba paquetes de su saco.
-Vaya, vaya ¿Qué tenemos aquí? -Dijo el pelinegromayor con porte altanero.
-¿No que Papá Noel es gordo, Seth? -Le preguntó elpelinegro más pequeño.
-Veras Regi, Papá Noel no vive para siempre, asíque alguien tiene que ser su sucesor -Le explicó el ojimiel, el niño dejoescapar un sonidito de asombro y entendimiento.
-Bah, eres un sabelotodo Remy -Dijo con burla Seth y ledio un pequeño golpecito en el hombro.
-Ya, ya -Les calló Jason.- ¿Cómo va el motín,Peter?
-Ya he sacado muchos -Dijo el niño rellenito,jadeando del cansancio.
Harry sonrió con añoranza al mirarlos. Losmerodeadores asaltaron su pensamiento.
-¿Y tú de qué te ríes? -Le dijo Seth.- Yo noestaría tan feliz si me tuvieran atado ¿Sabes?
-Y yo tampoco si para el próximo año me trajerancarbón ¿Sabes? -Le respondió divertido. El chico le miró indignado.
-¡Ja! ¿Yo? ¿Recibir carbón? ¡Por favor!
-Bueno, lo dejaremos en que no recibirás nada ¿Teparece? Recetas para Cookeo
-¡Idiooota! -Le dijo con tono burlón mientras leapretaba la nariz.
-¡Basta Seth! -Le riñó el ojimiel, Remy.- Jason,esto no es correcto. Nos dejará carbón a todos -Añadió preocupado.- No sé cómoacepte ser parte de esto.
-¡Oh vamos, eres un cobarde Remy! ¡Hemos estadointentado atraparlo desde hace dos años y por fin lo logramos! -RespondióJason.
-Pero
-¡Yo no quiero carbón! -Exclamó el pequeño Regi conlos ojos cuajados en lágrimas.
-No seas marica Regi -Le dijo Seth.- Todos losregalos serán nuestros.
-Yo no soy marica -Respondió hipando.
Harry negó con cabeza mientras sonreía y logrótomar la esfera de su bolsillo. Los niños discutían sus planes frente a él y nolo notaron.
-Misión cumplida -Dijo tranquilamente.
-¿Qué? -Se volteó Jason confundido. Todos se habíanvolteado hacia él solo para verle desaparecer ante sus ojos.
-¡Pero qué demonios
! -Exclamó Seth.
-¡Se ha escapado! -Esta vez Jason.
-¡Y se llevó los demás regalos! -Todos se volvierona Peter que señalaba el árbol solamente con los regalos correspondientes a loscinco.
-¿Pero cómo hizo eso? -Dijo Remy.- Solo sedesvaneció -La estancia había quedado de nuevo como si nada hubiera ocurrido.Los niños se miraron entre sí, un aura de misterio se extendió por el lugar.
-¡Es un fantasmaaaaaaaaaaaaa! -Gritó Regi conhorror y salió corriendo como alma que lleva el diablo.- ¡Mamaaaaaaaaaaaaaaaaá!
Los demás chicos palidecieron asustados yemprendieron marcha tras él.
-¡Esperen, no me dejen atrás! -Chilló Peter quesubía la escalera con dificultad.
* * *
Harry miró con alivio la única casa que le faltabavisitar, aquella había sido una noche extraña.
Caminó hasta la desvencijada puerta de la pequeñacasa al final de la calle de La Hilandera, estaba muy maltratada. A su mentevino la única persona que conoció que había vivido allí.
Susurró el hechizo y al entrar un sentimiento depesar le invadió por completo. En la desaliñada estancia solo había undestartalado sofá, una pequeña mesa y una chimenea
No había árbol.
Se acercó a la chimenea, que en contraste de lasotras de las demás casas, estaba apagada y llena de hollín; suspiró, sintiendoque debería hacer mucho más y buscó en su saco.
Unos tenues sollozos llenaron sus oídos.
Volteó hacia todos lados, espantado, en el lugar nohabía nadie más que él. Supuso que las otras dos puertas daban a la habitacióny la cocina pero ninguna de ellas estaba abierta. Aguzó el oído y se quedóquieto escuchando, el sonido provenía del lado opuesto a las puertas.
Dejó el saco en el suelo y se acercó a la pared.Dejó que sus ojos se acostumbraran a la oscuridad y allí, pasandodesapercibida, se podía ver otra pequeña puerta. Quitó sin el mayor ruido unsegurillo que tenía por fuera y giró el picaporte.
Al abrir la puerta casi pudo escuchar su corazónromperse.
Allí en un rincón, hecho un ovillo y enrollado conuna delgada, sucia, así como roída, manta, se encontraba un pequeño. Gemía ysollozaba débilmente, como si hubiera estado horas haciéndolo (aunque no dudóen que así fuera).
Se puso en cuclillas y sintió un leve nudo en lagarganta.
-¿Estas bien? -Dijo en un susurro que salió un pocoronco. El pequeño dio un respingo y le miró asustado. Sus ojitos estaba rojos ehinchados, gruesos caminos por donde las lágrimas habían pasado se notaban ensus mejillas sucias.- No te haré daño -Se apresuró a decir.
El niño le miró con desconfianza.
-¿Quién es usted? -Preguntó azorado.
-Eh -Balbuceó Harry.- Yo
-El chico se enderezó yle miró con el ceño fruncido. Pudo distinguir que era el niño que había vistoaquella tarde.- Soy Papá Noel
por esta noche al menos.
-Pero
Papá Noel nunca me ha traído nada-Respondió. Harry casi pudo palpar el resentimiento que el pequeño sentía. Norespondió.
El niño se levantó. Ya no llevaba su gran abrigo,solo tenía una playera sin mangas y unos pantalones que le quedaban cortos.Tenía unos cuantos moratones en los brazos y piernas, uno pequeño en su cara,raspones aquí y allá; tiritaba levemente por el frio y fue cuando cayó en lacuenta de que estaba encerrado en ese pequeño lugar. Sintió una furiarecorrerle cada centímetro del cuerpo.
Un ruido, como el que se produce cuando giras en tucama y suenan los resortes, se escuchó detrás. El niño palideció aún más si eraposible.
-De
Debe irse -Le susurró.- Si despierta y ve queha abierto la puerta
-¿Quién te ha hecho esto? -Le interrumpió.
-Eh -Balbuceó el niño y lanzó miradas furtivas a lapuerta detrás de Harry. Estaba asustado.- Nadie
-Por favor -Le rogó.- Puedo ayudarte
-No, nadie puede ayudarme -Le dijo con amargura.
-Yo sí -Le aseguró.- Yo lo haré si me lo dices.
-¿Lo prometes? -Le respondió. Harry levantó su manoderecha y puso la izquierda en su corazón.
-Lo prometo. -El niño sonrió levemente, aunque aúnparecía dudar.
-Es mi padre -Le confesó.- Es alcohólico y no legusta que salga, dice que soy un fenómeno.
-¿Un fenómeno? -Repuso molesto con el hombre.- ¿Porqué dice tal cosa?
-Porque yo
-El niño se encogió de hombros y bajola mirada.- Porque puedo hacer cosas
-¿Qué cosas? -Le preguntó, tomando su mentón concuidado para que le mirara. El niño tenía unos ojos negros tan profundos yhermosos, pero mostraban tormento. Sabía que cosas eran las que el niño hacía.
-Cosas
que nadie más hace -Respondió evitando sumirada.- Puedo
puedo mover cosas solo con desearlo.
-Oh -Dijo con una sonrisa cálida.- Bueno, eso no tehace un fenómeno.
-Ya
eso lo dices tú porque puedes dejar regalospor todo el mundo en una noche -Le respondió triste.
-No es cierto -Le confeso, el niño le miróconfundido. Harry le acercó a él, se sentó en el suelo y le sentó en suregazo.- Esta noche ayudo a Papá Noel a hacer su labor, eso es cierto, pero lodemás días soy una persona normal
bueno, no tan normal. -Hizo una mueca.- Haymás personas que también lo hacen.
-¿Y eso que tiene que ver con lo que yo hago?-Preguntó arqueando una ceja. Harry sonrió.
-Yo sé lo que eres -Le susurró.
-¿A qué te refieres? -Inquirió el niño.
-Eres un mago.
-Estas demente -Le dijo separándose un poco. Pero nose retiró del lugar ya que se sentía cálido.- Los magos no existen.
-Oh, claro que si existen -Respondió Harry conorgullo.- Y puedo probarlo. -Rebuscó en su traje y saco su varita. El niño lemiró como a un loco.
-Un palo
-Inquirió.
-Una "varita" -Corrigió el ojiverde fingiéndoseindignado. Hizo una fluorita y unas chispas rojas salieron de ella. El niñoabrió los ojos como platos e hizo una mueca de asombro.
-¿Cómo has hecho eso? -Exclamó emocionado.
-Ya te lo he dicho -Le sonrió.- Yo también soy unmago ¿sabes?
-¿Hay más? -Preguntó con entusiasmo.- ¿Más magos?
-Oh, sí -Afirmó.- Y brujas también.
-¿Brujas? ¿De esas que son feas, tiene verrugas yvuelan en escobas?
-Bueno -A la mente de Harry vino la imagen deHermione con una nariz enorme y verrugas, riendo frenéticamente. Reprimió elimpulso de reírse y siguió.- Pues, feas no son
ni tienen verrugas. Sí, vuelanen escobas, bueno no todas, pero algunas
los magos también volamos en ellas,para jugar Quidditch.
-¿Jugar qué? -Preguntó confundido.
-Quidditch -Replicó.- Es un deporte muy divertido,quizá te guste. Puedes jugarlo cuando vayas a Hogwarts.
-¿A dónde? -Preguntó sobresaltado y se separó unpoco de Harry.
-Hogwarts -Recordó que el niño no sabía nada sobreel mundo mágico y agregó, estrechándole un más a él.- Es una escuela para magosy brujas. Iras allí cuando cumplas once años.
-¿Enserio? ¿Yo puedo ir también? -Los ojos del niñose llenaron de lagrimitas de emoción. Harry sintió una oleada de ternura yasintió.
-Sí, alguien vendrá a hablar con tus padres cuandollegue el momento. -El niño ensombreció el semblante.
-Ah
-Dijo en tono lúgubre.- No iré.
-¿Qué? ¿Por qué? -Preguntó sobresaltado.
-Papá no me dejará ir.
-¡Claro que lo hará! ¡Lo obligaré si es necesario!
-¿Lo harías? ¿De verdad? -El niño le miró conprofundo cariño. Un rubor tiñó las mejillas de Harry al recordar ciertas orbesnegras y desvió la mirada nervioso.- Sí, bueno
ya sabes, somos amigos ahora
y
-¿Amigos?
-Sí -Respondió.- ¿O no quieres? -El niño asintiómuchas veces, sonrió dulcemente y se apegó a su pecho. Harry sonrió y el pequeñodejo escapar un bostezo.- ¿Ya tienes sueño? -El niño asintió. Harry se dio cuentaque ya había estado mucho tiempo allí. Miró su reloj muggle, faltaba poco paraque fueran las tres de la madrugada.- Es hora de irme.
El niño se levantó como impulsado por un resorte yle miró suplicante.
-No, no
no te vayas
no me dejes. No me dejes aquí.
-Hey, tranquilo -Le dijo mientras se ponían depie.- Todo estará bien.
-Pero, lo prometiste
dijiste que me ayudarías. -Susurrócon reproche. Nuevas lágrimas en sus ojitos.- Lo prometiste
-Y lo cumpliré -Harry acarició su largo y malcortado cabello negro.- Jamás rompo una promesa. ¿De acuerdo? Confía en mí -Le pidió,el niño retuvo las lágrimas y asintió.- Ahora, antes de irme
Harry le apuntó con su varita, el niño le miróasustado por un momento. En un segundo, estuvo limpio de pies a cabeza, su ropaya no tenía ni un agujero. Harry se quitó el abrigo rojo, se sacó el jersey quellevaba debajo y se lo puso. Reparó la manta y le aplicó un hechizo de calefacción,luego le cubrió con ella. El niño le miró asombrado y él paso sus dedos por elnegro cabello ahora suave.
-¿Mejor? -Le preguntó, el pequeño asintió feliz.Harry regresó por su saco y volvió. Sacó el regalo correspondiente y se loentregó.- Feliz navidad.
El pequeño lo tomó y lo abrió, descubriendo elmuñeco de un elfo doméstico. Era un poco feo a decir verdad, Harry pensó queHermione se había excedido en sumar aquel regalo, pero el niño lo abrazó contanto cariño y luego le miró con tanta gratitud que Harry sintió un calorcilloen el pecho, olvidándose de las ideas extrañas de su amiga. Transfiguró el sacoen una gran almohada y arropó al niño sobre ella.
-Gracias Papá Noel -Musitó somnoliento. Un segundodespués estaba profundamente dormido.
-Gracias a ti, Sev
Harry cerró la puerta nuevamente y salió de la casatan silenciosamente como entro.
* * *
-¿Te has divertido? -Preguntó Hermione al verlollegar. Harry asintió con una sonrisa radiante.
-¿Qué te ha pasado Ron? -Exclamó al mirar alpelirrojo, su traje estaba roído y le faltaba una ceja.
-¡Esos enanos del demonio! -Harry observó y escuchó divertidocomo su amigo despotricaba sobre sus aventuras de ese día, lo cual duró como por una hora. Aquella había sido una noche de sorpresas para el trío de oro yestaba más que feliz y agradecido con Hermione (e incluso con Draco) porhaberle dado el mejor regalo de navidad que pudo recibir.
Se fue a su departamento con la firme convicción decumplir la promesa que le había hecho al pequeño y aparecer en su casa al díasiguiente. Claro, aparecería con un oficial de policía, un trabajador social, un representantelegal y una demanda contra el monstruo que tenía como padre. Estaba dispuesto allevárselo con él, fuera como fuera.
No importaba si era a punta de maldiciones.
Papá Noel por una noche - Fanfics de Harry Potter
El primer one-shot que he hecho en mi vida ;3; Espero les guste! :D Sé que ya pasó Navidad e_e esto lo escribí durante, pero me he tardado :B y lo subí una
potterfics
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2024-09-03
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