Si miras atrás, te voy a alcanzar
Cantó la voz en la oscuridad, mientras él corría todavía desesperado, la agitación no lo dejaba pensar, no lo dejaba respirar, no lo dejaba escapar del todo aunque se sabía lejos de sus garras. Miró atrás un momento y no pudo encontrarlo, se preguntó si escapaba de una alucinación, si era cosa de esos hongos que Hermione tanto insistió en no probar, pero que Luna había dado por buenos; al volverse a la izquierda volvió a verlo venir y se echó a correr con más miedo que nunca.
Si miras atrás, te voy a atrapar
Volvió esta vez con una risa espantosa, saltó sobre un tronco y sin saber porqué se vino abajo por una pendiente escarpada, rodó por metros sin detenerse, mientras la risa le seguía todavía, como si ese raro ser flotara a su lado en la caída; estiró una mano y clavó las uñas en lo primero que halló, una roca, un montículo de barro, lo que fuera, el resultado fue el dolor punzante de quién se rompe las uñas, la piel y los dedos.
Pensó en Hermione y Ron, pensó en Ginny y Harry; aún podía ver el ojo verde tirado junto a la fogata, los gritos histéricos de Ginny, y a Ron corriendo con Hermione delante en un absurdo intento por escapar del campamento, por salirse del alcance de esa bestia maldita y alegre, ¡¿Porqué demonios habían venido a Suecia?!
Pobrecito, pobrecito, ahora te voy a agarrar.
Gruñó de impotencia al tiempo que se ponía otra vez de pie ignorando el dolor del tobillo maltrecho y la sangre que le escurría de la nariz y de la ceja abierta; echó a correr sin rumbo, sin saber a dónde iba, sólo podía pensar en Luna que había escapado a su lado, ¿dónde estaba?, ¡Qué estúpida idea la de correr uno a la derecha y la otra a la izquierda!...aún más sorprendente sacar las varitas y que no funcionaran.
Hermione tenía razón
¡Para eso servía el Asta!
Tonto, tonto, tontuelito, mira que correr por el bosque donde vivo
Cerró los ojos con impotencia, volviendo a correr como si nada más le quedara, ¡Idiota, nada más te queda!, gritó de ansiedad pensando en Luna otra vez, ¿Dónde estaba?, ¿Luna dónde estás?...¡Luna! Gritó mientras corría, entonces lo sintió, las garras lo prensaron por el costado encajándose en su piel y de un tirón lo jalaron al suelo, dio un grito de miedo y de desconsuelo.
Ahí sofocado por el dolor se volvió a mirar fijamente a esa cosa que lo había atrapado, reía, realmente estaba riendo como si fuera un chiste hacerle daño, lo arrastraba llevándolo del tobillo y él sólo podía pensar en escapar. ¡Suéltame!...¡Luna!...¡Luna! Clamó mirando al cielo donde la otra lo miraba con todo su esplendor.
Grita, grita, no me importa, de todas formas tu sangre es tinta
Estaba sofocado, quería escapar, intentó aferrarse al piso con sus uñas, intentando serle obstáculo para que no pudiera meterlo en ese lugar, en esa cueva maldita, en ese fondo allá a pocos metros que le parecía la boca de un lobo, que le parecía la cuenca vacía en el rostro de Harry, un Harry espantado que intentaba proteger a Ginny con el ojo que le quedaba. Se sujetó de una roca con la mano izquierda, clavando las uñas para poder aferrarse, desesperado, rezando porque Hermione y Ron allá afuera, hubieran logrado conseguir ayuda.
Tonto, tonto, tontuelito, mira que correr por el bosque donde vivo
Volvió a cantar deteniéndose, él intentó levantarse, pero apenas se había apoyado para hacerlo, vio las enormes garras azuladas partiendo el aire hacia su mano, lo siguiente fue una frescura inusual en la muñeca y el calor de la sangre tibia empapándole el rostro.
¡Noooo! Gritó al verse cercenado, no pudo sujetarse más y tembló entero de dolor y de sorpresa, esa cosa sujetó su mano izquierda y se la llevó a la boca como si fuera un mondadientes.
Si miras atrás, te voy a matar
Seguían avanzando, él no podía ya ni pensar en nada, se llevó el muñón sanguinolento al pecho y volvió a alzar la cara aprovechando que lo arrastraba para mirar el cielo, ¿Nadie lo ayudaría?, ¡Nadie sabía dónde estaban!... Utensilios de cocina
¡Maldita manía de Luna de no decirle a nadie a dónde iban!, se reprendió y comenzó a llorar de impotencia, de rabia, de miedo y de dolor, ya no tenía mano izquierda, seguramente se desangraría y no sabía dónde estaba Luna, Ginny, si Harry seguía con vida o Hermione y Ron habían logrado huir, ¿podía haber algo peor?
Pobrecito, pobrecito, ahora te voy a agarrar.
Lo alzó en vilo del suelo ya dentro de la cueva, él no podía ver nada más que su brazo escurriendo sangre, lo arrojó contra el muro, desde donde cayó deslizándose hasta el suelo, ahí sintió algo tibio, se volvió a mirar y deseó no tener ojos. Ginny estaba ahí, su rostro miraba al cielo aunque su cuerpo estaba boca abajo, los ojos abiertos como las puertas del infierno que se abrían de par en par para tragárselos a todos.
¡Ginny! Gritó en medio del llanto desesperado, sintió que se le revolvía el estómago y cuando se alejó de ella escuchando esa risa maniaca de fondo, deslizó su mano buena por el piso hasta sentir unos dedos fríos, se volvió a mirar; el cuerpo de Harry, el mismísimo Harry Potter, el niño que vivió, yacía abierto en canal, con el rostro atravesado por una mueca de dolor y la cuenca del ojo derecho vacía.
Tonto, tonto, tontuelito, mira que correr por el bosque donde vivo
Se tiró de lado con el brazo izquierdo pegado al pecho en un intento por vomitar en otro sitio que no fueran los cuerpos, como si aún pudiera importarles a esos dos que los fuera a manchar de vómito; oía los paso de ese ser a su alrededor, mirando el efecto de aquello en él, disfrutándolo, no pudo ver cuando se inclinó para sujetarlo, sólo sintió esa enorme mano levantándolo del piso, lo siguiente fue ver a Harry partido en dos que se alejaba, a Ginny enfriándose a pocos metros y una plancha donde lo puso con estrépito y poco cuidado.
Lo colocó boca abajo y con su enorme mano le sujetó la cabeza para que no se moviera, el miedo era tal que no podía dejar de sollozar, no podía ver nada además de la plancha de roca donde lo había puesto, pudo sentir a la perfección cuando le cortó lentamente la camisa y le marcó con una línea el sitio correcto a cortar.
Pobrecitos los que me buscan, ya no miran luz que luzca
Lloró, se soltó a llorar como un chiquillo y cuando logró girar la cabeza para un lado y miró frente a él, pegada con lianas contra el muro, atada de pies y manos y con el cuello rebanado a Hermione, que sin cuerdas vocales apenas podía emitir el gorjeo de un canario; sintió que se orinaba de la impresión y quiso con sus ojos darle el consuelo, sanarle la pena de tener a Ron a sus pies con un agujero en el pecho del grosor del asta arrugada.
Al menos Luna no estaba ahí, al menos Luna no había caído, ella no había sido aún atrapada, sintió cómo las garras le cortaban la piel lentamente, con el disfrute de un cirujano que salva vidas, cerró los ojos para que Hermione no lo viera llorar más, pero ella intentaba estirar su mano hasta él, una mano manchada de sangre y con ello el llanto se le vino como si fuera un hijo que implora nacer. Empezaba a comprender porqué nadie había visto uno.
Pobrecito chiquitito que viene a buscar lo prohibido
Cantó al tiempo que lo atacaba con tal fuerza que pudo escuchar su columna tronar como una serie de burbujas en envoltura para cosas frágiles; sintió que se le escapaba una última bocanada de aire, cuando oyó un grito a su espalda y vio que los ojos de Hermione se clavaban en la puerta de la cueva.
¡Neville no! Era la voz de Luna, la voz aguda y desesperada de quién contempla una escena tan cruel, hubiera querido decirle que escapara, que se fuera, pero no podía, no le quedaba más voz, se dejó caer sobre la plancha mientras veía cómo él iba por Luna para traerla a unirse al resto, seguramente ella no había querido escapar sola, seguramente, como siempre, era tan linda que había preferido volver a morir con ellos.
O quizá era que Luna estaba loca por ver a un Snorlack de Asta Arrugada más de cerca.
Porqué nadie lo ha visto... - Fanfics de Harry Potter
Cantó la voz en la oscuridad, mientras él corría todavía desesperado, la agitación no lo dejaba pensar, no lo dejaba respirar, no lo dejaba escapar del to
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2024-10-27
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