¿Pordónde debería empezar? Ah, sí.. Por el principio.Desgraciadamente, el principio fue hace mucho tiempo; demasiado,incluso. Por eso, empezaré diciendo que mi nombre es Jayden T.Prince, y tenía, en aquél momento, veintiún años.
¡JAYDEN,IMBÉCIL, VEN! Esa voz, de idiota, pertenecía a mi amigo Thierry.Él tenía el pelo rizado, tan rizado que llega a parecer unaescarola, de color negro. Sus ojos eran verdes y llevaba dospendientes. Su hermana, Nathalie, es mi mejor amiga, pero eso lo dirémás tarde.
Conocía Thierry por equivocación, quizá incluso, por estúpido. Leconoció a orillas del río Támesis, en Londres, cierto día deenero hace ya tres años. Después; tuvieron que pasar varios meseshasta que lo volviera a ver, nuevamente, a cerca de un río, peroesta vez, en Francia; justo en el Pont Neuf, en París.Encontrarle fue una gran sorpresa, pues yo, acababa de llegar a lacapital francesa en busca de.. ¿Qué? ¿Amor? No, más bien, dedesamor. La cuestión era, que yo no sabía nada de francés, aexcepción de alguna palabra que había escuchado a la menor de losPetterson decir. Thierry, natural de París, fue quien me ayudó. Meacogió en su casa -y ahí fue donde conocí a Nathalie-, y me enseñólo que vendría a ser un "francés para tontos", que más tardeperfeccionaría en una academia.
Hacíaun año, que en una borrachera, Thierry y yo habíamos decidido abriruna cafetería. En honor a los lugares donde habíamos coincidido porcasualidad -o quizá por destino, como decía la loca de Nathalie-,le habíamos llamado Près de la rivière. Nos iba bastante bien, dehecho, teníamos bastantes clientes.
Precisamentepor eso, y con motivo del primer cumpleaños de dos cifras de Lily,mi hermana menor, quien, efectivamente, cumplía diez años, viajaríaa Chicago. Thierry, por ser un imbécil sin corazón, -mentira, peroalguien debía quedarse a cargo del bar-, no me acompañaría. Quiensi lo haría, sería Nathalie.
Nathalieera alemana, pero sus padres se habían divorciado cuando ella teníasiete años y esta, se había ido con su padre -por motivos que jamásquiso revelarme-, a Francia. Ahí, su padre había conocido aGenieve, la madre de Thierry y.. Se habían casado. Nathalie, erarealmente preciosa. Tenía un largo cabello oscuro, y unos ojos decolor marrón claro. Su físico, no era para nada un típico alemán,sin embargo, su tez pálida en exceso y su acento, la delataban.
¿Nosvamos de una maldita vez?Me dijo ella.
Agarrélas maletas y nos subimos al coche, Thierry nos llevaría alaeropuerto. Y tras trece horas de vuelo, Chicago llegó a nosotros.Nunca había estado tan feliz por nada, pero odiaba los aviones, poreso, siempre los evitaba.
Mike,mi mejor amigo, y su novia, una muy embarazada Tallulah, nosrecibieron.
Mikeno había cambiado, seguía llevando un pelo corto, oscuro y ojospequeños. Tallulah tampoco es que hubiera cambiado demasiado..Excepto por el hecho de que una enorme barriga de embarazada ladelataba. Lucían muy felices ambos y eso, me encantaba.
¿Yella, quién es?Preguntó, celosamente Tallulah. Hacía muchotiempo ya que nos conocíamos, y desde entonces se mostraba muycelosa en cuanto a mi. Quizá por el hecho de que Mike le habíacontado toda la historia, nada más conocerse.
Sellama Nathalie.Les dije, y ambos entrecerraron los ojos.
¿Quéintenciones para con Theodore?Preguntó, Mike. Entrecerré losojos ante la mención de mi segundo nombre.
¿Paracon quién? Amor, ¿Te llamas Theodore?
¿A-Amor?PreguntóTallulah, con los ojos desmesuradamente abiertos. Cualquiera que laviera se asustaría.¿Cómo ha pasado esto?
¡DIMEQUE NO TENEMOS QUE HACERTE MÁS PRUEBAS DE PATERNIDAD!Pidió Mike,con susto. Y es que, yo jamás permití a nadie llamarme amor,siempre dije que la única persona que me llamaría así acabaríasiendo la madre de mis hijos, si no me moría antes de tanto vomitode arcoíris.
¿Más?¡JAYDEN!
Nada,Natty, nada..Le dije, tímidamente.Olvidémoslo. ¿Cómo va tupreñe, Lulah?
¿Mipreñe? ¡Dentro llevo un engendro del que vas a ser padrino!Dijoriendo.Tanto si te gusta como si no.
Yono tengo problema, lo sabéis. Sólo.. Intentad que el bautizo nocoincida con el de Evan, que acabaré muerto si tengo que volver ahacerme Minessota Chicago en un día.
Noentiendo nada..
¿Seguroque no eres hermana de Thierry de verdad?Le pregunté riendo.
¡Vetea la mierda, Jayden!
¿Tequiero?Pregunté mientras me pegaba con el bolso.
Sí,y una mierda. Vete a darle besitos a Monique y déjame en paz,inmaduro.
Dijola más madura del mundo, ¿Eh?
¡Malvado!
Sabesque te adoro.La abracé por los hombros, mientras Mike y Lulah nosmiraban como si estuviéramos locos.¿Podemos marcharnos, porfavor?
Sí,que es muy difícil hacer un interrogatorio en un aeropuerto.
Lacasa de los Petterson seguía igual a como la recordaba. Habíaestado todo el último año en París, y anteriormente, seis meses enLondres, justo después de visitar Roma y Venecia. Sí, lo cierto esque me había perdido muchas cosas de las que habían sucedido enChicago, pero no podía evitar odiar tanto esa ciudad que me habíavisto crecer, casi tanto como la amaba.
Amabaa la ciudad del viento porque ahí había nacido, ahí habíacrecido, y probablemente, de tener que morir, preferiría que fueraahí. Amaba desde el barrio hasta el museo de arte contemporáneo quesiempre visitaba con mi madre. Amaba también el blues, el jazz y elhouse de la ciudad. Incluso, después de haberme ido, habíacomenzado a amar el gospel, que siempre había repudiado, pero de unaforma u otra, me recordaba tanto a mi ciudad. Incluso había estadoen el teatro de París escuchando a la Orquesta Sinfónica deChicago, para sentirme un poco más cerca de casa. Había estadoviendo a los Chicago Fiers en todos los partidos de liga que habíapodido.
Todopor el hecho de que no me atrevía a volver. Había estado al tantode las cosas que pasaban en sus vidas, especialmente en la de Lily,quien seguía siendo, por encima de todo, la persona que más meimportaba en el mundo, porque al fin y al cabo, era mi hermanita. Yprecisamente por eso, había vuelto a la ciudad del viento. Mihermana había pedido a Papá Noel que yo estuviera con ella en sucumpleaños.
Unavez en el barrio, mi estómago parecía a punto de estallar. Todoparecía tan igual.. Y tan diferente a la vez. Los niños de lascalles ya no eran los mismos, algunos, la última vez que yo leshabía visto, apenas sabían decir su nombre. Ahora, jugaban en elparque en el que tantas veces yo había jugado. Los amigos de Lilycorrían riendo por la acera de la que era mi casa, de la cual veníamúsica festiva infantil.
Sonreí.
Alto,JayMe paró Mike. Le miréAntes de nada.. Que sepas que Abigailestá ahí dentro. Y pase lo que pase, te voy a apoyar.
Losé.
¿Abigailes la chica a la que rompiste el corazón?Habló Nathalie. Mike yTallulah la miraron.
¿Note lo contó?Preguntó Mike mirándome con reproche, antes demirar a mi mejor amiga.Abigail es mi hermana, y sí, le rompió elcorazón. Aunque eso hizo que se lo autorompiera a si mismo.
Unarelación adulta se basa en la confianza..
Nosomos novios.Dijo ella.Jayden lleva intentándolo decir desdehace un buen rato..
¿Ahno?
No,soy la hermana de su.. ¿Qué es Thierry para ti?Me miró.
¿Miamigo?
¿Entoncestú eres la chica que Jay dice que le roba comida?
Ohsí, esa soy yo. Y no les robo comida. Porque siempre les estoysoportando. Y supongo que sabéis que soportar a Jay es difícil..
Mucho.HablóMike.
Puesyo soporto a Thierry y Jay 24 horas tiene el día, pues 18. Sietedías a la semana. TODOS los días del año.
Queinfierno.Murmuró Tallulah.
Yo noles escuchaba, para ese momento. Había comenzado a caminar hasta elinterior de la casa, y Mike me había seguido. Subí a mi viejahabitación y me senté, unos minutos en silencio, hasta que Mike meavisó, haciendome una perdida, de que iban a soplar las velas.
Bajélas escaleras de dos en dos, para poder presenciar ese momento. Mihermana, sin ninguna duda, había crecido demasiado. La ilusión queyo veía por internet, no se asemejaba, en lo más mínimo a ella.Estaba mucho más linda.
¿Quévas a pedir?Preguntó Tallulah.
QueJayden venga pronto.Dijo con su voz, aún infantil, pero algunostonos más agudos. Lily sopló, con todas sus fuerzas, hasta apagartodas las velas.
Toméaire.
Deseoconcedido, Lil.Le dije, entrando por detrás de ella, al salón.
¿JAYDEN?Chilló,antes de girarse y correr hacía mi. Saltó, como había hecho desdeque era una bebé.¡ESTÁS AQUÍ!
Sípeque. Reí, y ella me abrazó más fuerte.
¡Mideseo se ha cumplido! ¡Te ha teletransportado desde París!
Sípuedes hacer eso, ¡Hazlo! Porque he pasado trece horas en un avióncon una morena insoportable.
¡Yotambién te quiero, maldito!Dijo Nathalie, al lado de Abigail.
Aquelloera extraño. Mi mejor amiga junto a mi primer amor.
¿Ellaes tu novia?Preguntó curiosa mi hermanita.
Ajá,soy su novia.Dijo Nathalie. La miré con cara extraña, y ella mehizo un gesto para que me callara.Y tu debes ser su princesita.¿Supongo que no he de preocuparme de que me quites a mi novio, o sí?
Sí,porque no lo voy a soltar. Es mío. Se agarró más fuerte y yoreí.
Lil,necesito respirar. Tu sabes, se llama función vital.
Bueno,pero lejos de esta.. Chica.
Mesiento ofendida de que no les hayas hablado de mi, amor.
Yasabes nena, no me dan tiempo. Siempre me hacen muchas preguntas y nome dejan nunca acabar.
¿NENA?¿EN SERIO, JAYDEN PRINCE, NENA?Chilló mi hermana.¡Eso es unapodo horrible!¡Y machista!
¡Tallulah,te dije que nada de meterle ideas raras!Le grité a mi amiga,girando el cuello.
¿Tevolviste un retrógrado, Jayden?
Esavoz.
Esamaldita voz.
Esamaldita voz que me dejó sin respiración durante varios segundos.
Habíaevitado mirarla.. Y ahora, me hablaba. Quizá por masoquismo me giréy sonreí con arrogancia y probablemente, algo de cinismo.
Enningún momento, pequeña Petterson.Mike me miró, extrañado demi tranquilidad. Simplemente, no olvidemos que Lily tiene, desdehoy diez años.
Esono influye.
Porsupuesto que lo hace. Por si no te das cuenta, es mi hermana. Y creoque soy lo bastante capacitado como para saber que puede influir auna niña de su edad.
Loúnico que demuestras al dar ese argumento es que no sabes nada.
Quizáno esté sacándome la carrera de profesor, pero te aseguro queconozco lo suficientemente bien a mi hermana, como para saber que eslo mejor.
Terecuerdo que tu siempre fuiste liberal, incluso a los diez años.
Unacosa es ser liberal, otra cosa es ser idiota. Comenzaba aenfadarme, y no sabía porque.Nena, es una palabra como otracualquiera. No implica nada más, que el hecho de que es una fémina.
Esdegradante.
¿Porqué? Me parecen más degradante otras cosas. No le veo laimportancia.
Eresun estúpido, Prince.
Gracias.Y ahora, si no te importa, es un cumpleaños.
Dejéa Lily en el suelo, y acerqué a Nathalie, sin saber muy bien quehacer. Nunca le había presentado una novia a mi hermana menor.Sonaba hasta estúpido.
Asíque sales con mi hermano.Dijo.
Sí.
"1nuevo mensaje. Mike."
¿Noera sólo tu bff?
Nathalieagarró el teléfono y escribió "Lo soy. Pero la forma en la quetu hermana se refirió a él no me gustó nada. Y sinceramente, sucara de celos me mató de risa."
Mikerió, mirando la pantalla del móvil. Blog de Nutricion, Entrenamiento y Fitness
Todoel mundo se acercaba a preguntarme donde había estado y cosas así.Algunos me abrazaban, otros me miraban como si buscaran algúncambio.
Unavez acabó el cumpleaños, Nathalie y yo nos pusimos a recoger con laayuda de mi padre, Mike, Tallulah y Abigail. Por supuesto a Tallulahen cuanto tuvimos un segundo, la volvimos a sentar. Estaba en unestado avanzado del embarazo, así que se quedó hablando con Lily.Se llevaban muy bien.
Aquellamisma noche, tras la ida de los Petterson a su casa y de mi padre ala cama, Nathalie, Lily y yo nos quedamos en el sofá, viendo latelevisión. En un momento, la morena que fingía ser mi novia, sedisculpó, para ir al baño y posteriormente, a por más palomitas.
Lilyaprovechó aquél momento para hacerme saber sus pensamientos.
Jayden..Esa chica no es tu novia. No preguntó, sino, que afirmó.
¿Enqué te basas?
Entres simples cosas.Hizo una pausa.Primero, que sigues mirando aAbbe como si tu mundo girara a su alrededor o algo. Segundo, porqueno le has dado ni un solo beso, y cuando salías con Charlottesiempre os estábais besando. Y tercero, porque soy una Prince, y, yasabes, los Prince somos la intuición.
Bien,estás en lo cierto.Murmuré, en parte orgulloso de que mi hermanafuera tan inteligente. Eso le iba a ahorrar muchos problemas en elfuturo.
Nathalievolvió, y Lily le hizo saber nuestra conversación. Yo me disculpéy dije que necesitaba aire puro, así que me coloqué la chaqueta yagarré las llaves, para después salir de casa.
Lleguéal campo de fútbol en el que, tantas veces, había jugado. No pudeevitar sentarme contra el muro de siempre, con la espalda pegada aeste y las piernas encogidas. Fueron diez minutos tranquilos.
Hastaque llegó.
¿Cómolo supe? No lo sé. Quizá porque mi corazón se había puesto apalpitar tan rápido que parecía que iba a morirme ahí mismo,llegué incluso a temerlo; quizá por el olor, que había cambiadoligeramente a mi alrededor; o también puede ser, porque simplemente,algo me lo decía.
¿Quéhaces aquí, Jayden?Me preguntó, relajada.
Soymayor de edad, así que no tengo que pedir permiso a nadie.Laescuché bufar, aún sin mirarla.
Siemprefuiste un maldito borde.Me dijo. Yo me encogí de hombros.¿Porqué no me miras?
¿Porqué debería hacerlo?Se había sentado a mi lado, y sentía comosu abrigo rozaba mi chaqueta, lo que me hacía perder, durante unossegundos, la respiración y empezar a temblar.
Quierasque no, tenemos una historia en común.
Fuehace mucho tiempo.
Noel suficiente como para olvidar todo lo que hemos vivido juntos,Jayden Theodore.
Abigail..Sólo vete.
¿Porqué?
Siemprefuiste demasiado preguntona..
Sino me contestas no me iré, también soy demasiado cabezota.
Pueste diré, que simplemente quiero estar solo.
Nosé porque será, que no te creo. Seguramente querrías estar con esanoviecita tuya, dándote besitos.
Olvídame,solo.. Olvídame.
¿Aella también le dices que la quieres? ¿También juegas con ella?
¡JAMÁS!¡Y escuchame bien, Abigail Petterson, JAMÁS jugué contigo! Ni conninguna mujer.
Estabasa dos bandas. Y lo sabes.
Sabesperfectamente que no fue así. Sabes también, que realmente meenamoré de ti.
¿Porqué iba a creerte?
¿Quizápor qué puse mi amistad con tu hermano, que es casi como si fuera mihermano, por ti? ¿Quizá por eso, joder?
Perote acostaste con Charlotte.
Síjoder, lo hice. ¡LO HICE VARIAS VECES! ¿Y qué más te da? Mepuse en pie.No es como si hubiéramos estado juntos nunca,Abigail. Sabes que no habría funcionado.
Esono lo puedes saber.
¡Porsupuesto que puedo saberlo! La miré, y sentí como me congelaba.Parecía tranquila, pero prácticamente podía sentir como temblaba,bajo esa mirada segura.Las chicas como tú nunca se quedan con unchico como yo, Abigail.
Jaydeneso no es..
Nose te ocurra decir que no es verdad. Tú lo sabes, yo lo sé, Mike losabe, Tallulah también, Charlotte, Charlie, Andy, Jenny.. Todosellos, también lo saben. Incluso Lily lo sabe.
Tuhermana es muy lista, ya sabes, se parece mucho a ti.
Nome vengas con esas Abigail..Estaba tan cansado en esos momentos,que habría cedido a admitir cosas que me negaba a mi mismo.
¿Porqué no quieres estar cerca mío? En todo el cumpleaños me rehuiste.
¿Teparece.. por el hecho de que, como tu dices, tenemos una historiajuntos?
No,no me parece.
Pueses por eso. Me giré, dispuesto a irme a mi casa, cuando Abigailme detuvo.
Dimeporqué..Me rogó. Tragué saliva.
Poresto.
Labesé. Nuestros labios entraron en contacto una vez más, con ladiferencia de que en ese momento, no había ternura alguna. Habíauna mezcla de ira, de furia, de lujuria, de violencia, de terror.Parecía que íbamos a devorarnos el uno al otro, por la forma en laque ella me agarraba del pelo y me clavaba las uñas en la espalda,mientras yo recorría su cintura de forma frenética con mis manos.
Meseparé de golpe, al saber que estaba haciendo.
Poreso, Abigail, por eso no quiero tenerte cerca.
Tienesnovia.
Ytu novio y linda, no es que hayas opuesto resistencia.
¿Mequieres?
¿Ytodavía lo preguntas? Abigail, me cortaría un brazo por ti.
Yo..
Túnada Abigail, tú, nada. Lo supiste, que yo no era quien habíadejado embarazada a Charlotte. Ella misma te lo dijo, en cuanto tuvolos resultados. Y los dos sabemos que corrí hasta tu casa e intentéhablar contigo y te negaste.
Teníadiecisiete años..
Aúnasí. Me dijiste que me alejara, que no me querías volver a ver, y,no lo hiciste. Me fui. Quizá porque soy estúpido.
Noeres ningún estúpido.. Sólo, te enamoraste de mi.
Probablementepor eso soy estúpido. Murmuré. Abigail, dado que no te vas...Ya me voy yo.
¿Podríamosquedar mañana?
Nosolucionaría nada.
Volvía casa, casi corriendo. Pasé la noche mirando por la ventana,Nathalie pasó a ver si estaba bien antes de irse a dormir. Al díasiguiente, Abigail volvió a Nueva York.
Deberíashacer algo.Me dijo el hermano de esta.
¿Cómoqué?
Escribirlealgo. Siempre se te dio bien escribir.
¿Dequé hablas ahora, Mike?
Demi hermana.
¿Eh?
Ayer,cuando volvió, temblaba. Más que temblar de hecho. Y sólo hahabido una cosa en esta vida capaz de hacer que mi hermana pase lanoche llorando, abrazada a la almohada, contra la puerta y temblando.
Sorpréndeme.
Tú,imbécil, tú.Me dijo.Si hubieras sido cualquier otro pavo, yate habría matado, loco.
Sí,por desgracia soy tu mejor amigo.
Teprefiero a ti, antes que a Fred. En serio. Y sé que ella también.
Hicecaso a Mike. Le escribí una carta. Se la mandé el último día quepasé en Chicago, justo antes de ir al aeropuerto.
TRESDÍAS MÁS TARDE...
Ybueno Jayden, ¿que harás?
¿Quéharé con qué, Thierry?
Vale,no me has escuchado.Me dijo mi amigo.¿Es por esa chica? Nocontesté.Deberías olvidarla.
Quisiera,pero no podría hacerlo nunca.
¿Porqué?
Olvidarla,sería borrar gran parte de mi vida.
Merefiero a olvidar ese affair que tuvisteis.
Precisamente,eso es lo que menos puedo olvidar.
¿Porqué?
Porquecomo lo olvide, correré hasta Chicago tan rápido, que levantarépolvo. Eres un buen amigo, y supongo que entiendes que mi hogar parami, siempre será esa ciudad.
Supongoque si.
Oye,Thierry, vuelvo en un rato, ¿Vale?
Clarohermano, cálmate.
Latorre Eiffel, fue el lugar escogido para soportarme como un deprimidoser humano. La torre de 330 metros y 1666 escalones, fue castigadacon mi presencia y mi depresión. Subí cada peldaño hasta la cima,desde ese punto, París parecía más bonito que nunca.
Miteléfono sonó.
Marquéel número telefónico de Jayden, a sabiendas de que me costaría lallamada, un precio que seguramente rozara las nubes. Me encontraba enun café, con la carta del chico justo delante.
Sabíaque él probablemente no contestara. Sabía también, que si lohacía, no sería capaz de hablar, pero no podía evitar intentarlo.
Ami pequeña Petterson;
Quizáel término pequeña ya no se ajuste a ti. Quizá, lo más probablees que hayas de ser la enorme Petterson. ¿Qué estoy diciendo? Yaando divagando.
Eres..Una de las personas más importantes de mi vida, jamás te permitasdudarlo. El problema es que tú y yo sabemos. Tú necesitas a alguienque sepa como solucionar cualquier cosa y no mintamos, yo solo sédos maneras. A golpes o con palabras no demasiado bonitas.
Norecuerdes que te ama, Jayden Prince.
Leíde nuevo, aquellas palabras mientras sonaba el típico piiiinterminable.
Mimóvil vibró, mientras lo sacaba del bolsillo. Abigail, decía.Colgué.
Élhabía colgado. Yo lo sabía, pero eso no impidió que marcara denuevo aquél teléfono que tantas veces había mirado, antes de irmea dormir, pensando si llamar o no, al punto de aprendérmelo dememoria.
Llaméde nuevo.
Abigail,volvió a decir. Apagué el teléfono y lo guardé en mi bolsillo.Comencé a bajar los escalones de la torre Eiffel sin ninguna prisa.Pasaban los minutos, hasta que finalmente, llegué al primer nivel.Me giré, de pronto, y comencé a subir de nuevo, esta vez,corriendo. Una vez llegué arriba apenas podía respirar. Me agarrécon fuerza de la barra de metal, antes de respirar hondo. Agarré miteléfono y lo deposité en la basura que tenía al lado. Sin tocarnada. Y nuevamente, me dispuse a bajar andando. ¿Por qué noutilizar el ascensor? Sencillo; Abigail siempre había dicho que lamejor forma de olvidar un mal momento, era esa. Y la estaba poniendoen práctica, en mi primera visita a esa torre de 330 metros queadornaba la ciudad.
Volvía marcar, y esta vez, nadie contestó. Una lágrima, traicionera,escapó de mis ojos. Escribí un mensaje, corto, conciso y queesperaba que leyera. Este ponía "Yo también te amo" sin ningúnadorno. Sólo la realidad.
Dejéel móvil en la mesa, mientras me tomaba lo que quedaba de mi café.Mi móvil comenzó a vibrar, y yo, emocionada, me dispuse acontestar.
EraFred. Quizá era una señal, quizá el destino no nos quería juntos,quizá nuestro momento ya había pasado, quizá simplemente debíaser así.
Habléunos minutos con él, para después colgar y dirigirme a la agenda denúmeros. Jayden. Borrar. ¿Confirma que quiere eliminar Jayden? Sí.
Jamásolvidaría lo que pasamos.
Jamásolvidaría lo que pasamos.
Quizáera mejor así.
Seguroque era mejor así.
Bien, 3157 palabras, 10 páginas de word y muchas lágrimas por el camino. Ha costado, pero finalmente, un oneshot de "Who's that boy?" ha visto la luz. Supongo que se ha entendido que gran parte lo narra Jayden, excepto lo que se encuentra en georgia cursiva que lo cuenta Abigail. Algo deprimente, incluso para mi. Raro no haber matado a nadie, ¿Eh? Espero que al menos hayáis disfrutado leyendo, aunque sólo sea una décima parte de lo que yo he disfrutado escribiéndolo.. Con amor, only.
Dedicado a mi Palomita y Anna, que sé que ella ama a Jay,
Quizá era mejor así - Fanfics de Harry Potter
¿Pordónde debería empezar? Ah, sí.. Por el principio.Desgraciadamente, el principio fue hace mucho tiempo; demasiado,incluso. Por eso, empezaré diciendo q
potterfics
es
https://potterfics.es/static/images/potterfics-quiza-era-mejor-asi-fanfics-de-harry-potter-5489-0.jpg
2023-02-27
El contenido original se encuentra en https://potterfics.com/historias/99210
Todos los derechos reservados para el autor del contenido original (en el enlace de la linea superior)
Si crees que alguno de los contenidos (texto, imagenes o multimedia) en esta página infringe tus derechos relativos a propiedad intelectual, marcas registradas o cualquier otro de tus derechos, por favor ponte en contacto con nosotros en el mail [email protected] y retiraremos este contenido inmediatamente