Se caía sobre su cama, mientras él sonreía dulcemente. Había dicho tantas palabras distintas, que dudaba poder recordarlas todas y abstraer su mente. Pateó las sábanas bajo él y la miró. Entera, a su disposición.
- Dime que me amas- dijo ella, pero él prefirió continuar con su asunto. Estaba extraño. Normalmente no actuaría de esa forma.
Dime que me amas por un solo día y te creeré que sientes algo.
- Dejémoslo para otro día. Esas charlas insulsas de amores y desamores. Podríamos...
- Dime que me amas. Solo un día.
No contestó, a sus labios se fugó. Un beso boráz, lleno de lujuria y deseo en un solo anhelo. Los mordisqueó, presuroso. Sus blancos dientes, le encantaban. Aquellos labios tal cuál seda y aquella piel tal cual, canela.
Su aroma, dulce como la miel. El cabello, una caricia en su rostro. Toda ella, una hermosa composición de formas.
Una hermosa forma bajo su sombra.
- Dime que me amas, por favor. Creeré en esto.
- ¿Con aquel beso, no bastó?
- Un beso no te dice, que es amor- susurró, sus labios mordisqueó con suavidad, las manos jugaron al son de una vieja melodía. Jadeos reprimidos que se elevaban a través del ducto de aire de aquella habitación.
Por que deseaba tanto, que no sabía cuanto podía esperar. El reloj sonaba sobre su cabeza, lo sentía entre su carne. El corazón que trataba de reprimir los pesados latidos de la prisa. Solucion de crucigramas
Desvertirla, tiempo tenía.
Desnuda sobre su cama, esperaba comenzar el baile que con una melodía. Acompasada, que soñaba con la libertad. El grito de sentirse el uno al otro, arañarse la piel al enterarse de las sensaciones.
- Por favor, te lo ruego... Dime que me amas, que esto no es un juego.
- No, que te ansío. ¿Por qué te mentiría si esto he venido a buscar?
Ninfa entre sábanas blancas, curvas delicadas. Rubor en sus mejillas, un cabello tan desordenado. El rugido interno, de su instinto más animal. De su perro interior.
Y se durmió sobre su cuerpo, con sueños diferentes. Con sueños embriagados en su aroma. Ella recibió aquel cuerpo, su mano sobre su cabeza. Sintiendo aquella delicada capa, que escondía a un perro de alma noble.
Pero hasta su rostro llegó aquel olor mortal. El olor del más fuerte vino, que sacó lágrimas en su rostro. Estaba ebrio, le diría un te quiero. De a momento.
No era lo que sentía, sino lo que bebía. Ella era como su vino. Cuando se acababa la botella, no se renovaba. Estaba ebrio, no sentía nada de aquello.
Solo fue la bebida.
- Dime que me amas y yo creeré esto- susurró, cerrando sus ojos- ¿Cuántas copas te habrás bebido?
Sabe a vino - Fanfics de Harry Potter
Se caía sobre su cama, mientras él sonreía dulcemente. Había dicho tantas palabras distintas, que dudaba poder recordarlas todas y abstraer su mente. Pate�
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2023-02-27
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