Se quería casar con ella.
Con su aroma y su piel.
Se quería casar con ella.
Su sonrisa y sus ojos color miel.
Y se quería casar con ella, lo tenía siempre en mente. Imaginaba él, el sabor de sus labios. Imaginaba él la sonora risa que escaparía de su garganta, de su corazón contento, al saber que habían triunfado. Al saber que él lo había logrado.
Se quería casar con ella, le daba valentía para enfrentarlo todo. ¡Cuando salgamos, le pediré su mano! Ella no podrá decirme que no. Le daré un gran beso y la dejaré aturdida. Ya verá, no podrá replicar en absoluto.
Y presiento, que ella siente lo mismo que yo.
Entre sus manos la espada. Doble. Valor y metal. Pensamientos valerosos que de ser magia, escaparía a través de su cuerpo como ondas de calor.
Al final se trataba de ella. Al final era ella quien le imprimía la fuerza. Al final era ella quien lo motivaba a seguir adelante. Aunque estuviera cansado, aunque el basilisco midiera los miles de metros que fuesen.
Ella era la motivación, ella era la luz en su pecho que lo mantenía vivo. Que mantenía guiado a su corazón hacia el camino.
Sin importar que su varita estuviera rota. Sin importar que las enormes fauces de aquel animal, estuvieran abiertas hacia él.
Sin importar que muriera. Su corazón latía y latiría vivo, gracias a ella. Amoríos del pasado, se habían acabado. Se había negado a ver la verdad, pero ya no más.
No más vendas, no más engaños y palabras falsas. Era capaz de verse en el espejo y con sinceridad decir la verdad de lo que sentía. Desde hacía mucho, era claro.
"Me casaré con ella". Luego de que todo termine.
"Me voy a casar con ella".
Porque la amo.
Y sé que ella me ama.
Y fuerte, fiera aquella bestia. Arrancaría sus colmillos uno a uno. Arrancaría de su boca, lo que fuera, con tal de reunirse luego con ella.
Con tal de sostener su rostro, con sus manos llenas de sangre y plantar un beso en sus labios. Darle la calidez y bravura que había estado sintiendo.
Para que no desistiera.
Para que fuera valiente el resto del tiempo que le quedara a esa guerra. No mucho. El resto del tiempo que se consumiera.
No mucho.
Iban a ganar y estaba tan seguro de ello, que era capaz de pedírselo allí mismo. Las manos ya no le temblaban.
Ya no se mentía. La mujer que amaba estaba frente a sus ojos y no era capaz de perderla. No nuevamente.
Ya había desperdiciado mucho tiempo, muchos años en tonterías. Madurado, él ya había madurado y comprendido que todo ya no se trataba de un juego. De hacerla enfadar ni mucho menos.
No se trataba ya de corregir ensayos o preguntarle si "Kappas" se escribía con "p" o si burlarse de su forma de estudiar, de su amor por la lectura.
Le encantaba, no lo podía negar. Su forma de leer. El humedecer sus dedos para pasar cada una de las páginas, la concentración que ponía en cada letra. Su dicción.
Muchas veces había soñado con ser un libro abierto y que ella descubriera cada una de sus páginas. Había sido un tonto perdiendo el tiempo en discusiones y por ende...
Se casaría con ella.
Y como la criatura rugía, lo hacía también su alma. Como un viejo león dormido a punto de resurgir de entre las fauces de la misma oscuridad. Leones contra serpientes, siempre se había tratado de ello.
Pero aquella vez, el león iba a prevalecer. Tenía una meta que cumplir y no fallaría. Mientras se limpiaba la barbilla con la manga de su túnica, mientras su saliva resbalaba por su boca a causa del cansancio. Mientras miraba a ese enorme "animal" a los ojos.
Se había acabado la época de miedo. La época de oscuridad donde sus padres le contaban cuentos y lo protegían bajo las sábanas y una protección mágica.
Se había acabado el viejo e infantil Ronald Weasley.
Y se casaría con ella. Se lo propondría al salir. Se lo diría y llenaría su rostro de alegría. Correría a sus brazos y la besaría.
Como nunca.
Como todos esos besos que le debía. Como todos esos besos que se debía a sí mismo.
Ya estaba cansado de ocultarse tras Harry. Ya estaba cansado de decir: "Hermione, ella no es nada para mí. Es solo mi amiga a la que protejo, solo por eso".
No.
La protegía porque la amaba. Porque la necesitaba. Así como todos.
Pero él la necesitaba mucho más.
No la dejaría ir ahora que los días estaban contados. Y nadie lo sabía. Al final nadie lo sabía. Si habrían mañanas o noches. Días soleados o solo oscuridad.
Ya no había tiempo para diatribas y esperaba que ella sintiera lo mismo. Que se hubiera decidido.
Esperaba ser correspondido y si no, batallaría como lo hacía con aquel enorme basilisco al que clavar la espada ya no significaba un enorme reto.
Era como una vieja tarea de defensa contra las artes oscuras, su materia favorita. Sencilla, sin mucha dificultad.
Dumbledore lo había dicho. Todo estaría bien si los tres combinaban sus mejores habilidades y si sabían cómo aprovecharlas.
Pues demostraría de igual forma su valía. Y todo por ella.
Por vencer, pero también por ella.
Porque se casaría con ella y terminaría haciéndola la mujer más feliz del mundo. Que olvidara la guerra. Que olvidara el dolor del pasado.
Las muertes y las heridas.
Las lágrimas y la desesperanza.
Los pecados y las palabras obscenas.
Las veces que la habían llamado sangre sucia. Las veces que la habían humillado en su presencia.
Todo eso iba a olvidarlo porque él iba a terminar casándose con ella y ya estando a punto de salir de aquella cámara.
No podía dejar de pensarlo. Incluso cuando el ruido ensordecedor de aquella bestia, cayendo al suelo, aturdía a sus pensamientos.
Ya no escuchaba nada más que el sonido de su propio corazón latiendo velozmente. ¡Aún le sudaban las manos ante aquel pensamiento!
¿Qué dirá ella? ¿Qué pensará una vez que se lo haya dicho? ¿Me corresponderá o me tomará por loco, embriagado con la acción del momento vivido?
Dudaba tener tantas respuestas a tantas preguntas.
Solo una.
Una respuesta.
Y allí estaba dándosela. La respuesta a su duda si él lo amaba y su respuesta a sí mismo, si ella le correspondería. En un violento beso.
Y parecía que sí, puesto que ella no había podido esperar. Aquellos enormes colmillos cayeron de sus manos, mientras la joven brincaba en sus brazos.
Una mota castaña.
Me casaré con ella cuando todo termine.
Y haré de ella, la mujer más feliz del mundo.
Se quería casar con ella - Fanfics de Harry Potter
Se quería casar con ella.Con su aroma y su piel.Se quería casar con ella.Su sonrisa y sus ojos color miel.Y se quería casar con ella, lo tenía siempre en m
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2023-02-27
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