Una hermosa mujer de cabello rubio se encontraba acariciando, su abultado vientre, sus ojos verdes estaban clavados en una fotografía, en ella se veía una mujer de cabello castaño, sus ojos avellana brillaban y una leve sonrisa. Un hombre de piel apiñonada observaba a su esposa.
- A veces me pregunto ¿Dónde está? Y más saber si está bien - el hombre camino hacía él y le acaricio el cabello - y más saber si me perdonó.
- Estamos hablando de Julie - comento el hombre - es la persona menos rencorosa de este mundo, y se que comprendió lo que paso.
- Quiero que lleve su nombre - ante aquello el hombre arrugo la nariz - es un bonito nombre, siempre lo decías.
El hombre sonrió aceptando la idea de su esposa y beso su frente, aunque no podía creer que ella siguiera ahí, aunque solo fuera su nombre.
- ¿Aun sientes algo por ella? - pregunto la mujer clavando su mirada en él.
- Fue mi mejor amiga - sonrió levemente - la quiero, pero a ti Te Amo.
La mujer sonrió feliz, mientras el hombre acariciaba su abultado vientre.
- No me gusta - gruñí arrancando la hoja.
- Sab - susurro mi mejor amiga, una chica de cabello negro y ojos cafés - no debes estresarte, solo es una tarea.
- Una tarea que vale el 60% de mi calificación - replique.
- Pregúntale a tu abuelo de nuevo la historia - comento con una media sonrisa - además, sabes que ama contarla.
- No entiendo que el que le ve de linda - bufe irritada.
- Lo que pasa es que ahora, estás estresada - me dio un golpe en el brazo - es por eso, que no le ves algo bueno, pero en el fondo sabes que es una tierna historia.
- No se lo veo - en ese momento solo quería llevarle la contra.
- ¿Por qué no empiezas desde que esa tal Renata estuvo en la vida de tu tío? - parecía no haber escuchado mi negativa.
- Jamás he escuchado esa parte de la historia - comente más tranquila - mi tío Richard, casi no habla de eso.
- Pues creo que hay la suficiente confianza para hablar sobre ello - me propuso - no creo que se niegue, y si lo hace puedes preguntarle a Marian, después de todo creo que es como su confidente, debe saber que paso.
- Creo que tienes razón - sonreí de lado - tío Richi tendrá que contarme esa parte de su pasado.
Bueno espero les guste y por favor dejen comentarios
- Renata - al escuchar la seriedad en su voz, me di cuenta que algo andaba mal - debemos hablar.
- ¿Qué pasa? - pregunte observando a mi marido, que parecía preocupado.
- Sabes que Te Amo - arrugue la nariz, no entendía porque me estaba diciendo aquello - y que tú y Andrew son lo más importante en mi vida.
- Me estás asustando - le reproche.
- No tienes porque asustarte - me susurro - solo te digo, lo importante que eres para mí.
- Yo también Te Amo - pose mi mano en su mejilla, ante eso cerro los ojos.
- Mañana me voy de viaje - ante aquello deje su mejilla, y él abrió los ojos.
- ¿Cuándo regresas? - pregunte.
- En dos semanas - su voz apenas fue audible.
- Este viernes es el cumpleaños de Andrew - replique - le prometiste, que estarías con él.
- Ya sé lo que dije - repuso - pero no pude zafarme de esto, sabes que no dejaría el cumpleaños de Andrew por nada, pero esto es inevitable.
- Espero que se lo puedas explicar - le espete.
- No voy a poder hacerlo - en ese momento giré a verlo furiosa.
- Entonces, tendré que ser yo, la que tenga que ver su cara de decepción, ¿Por qué su padre no va a poder venir? - no contesto - estoy harta de esto, de que siempre que le prometes algo y no se lo cumples yo soy la que tengo que consolarlo.
- Solo será esta vez - me aseguro.
- Desde hace un año, es lo que siempre dices - le espete - apenas si te vemos, cada día tienes menos tiempo para nosotros, odio que te hayan ascendido.
- Pensé que te agradaba que me fuera mejor - su voz se escuchaba irritada.
- Sé que era uno de tus sueños - la verdad no quería enojarme - y en verdad me alegra, que pudieras hacerlo Patrick, pero no por tener un mejor empleo, hagas a tu hijo a un lado.
- No lo hago - aunque no me veía a los ojos.
- No has pasado Navidad con él, ahora su cumpleaños tampoco - clave mi mirada en él - los fines de semana que eran padre-hijo también se han ido, apenas si te ve.
- Eso va a cambiar - me tomo de la cintura - en cuanto regrese de ese viaje, voy a pedir vacaciones y nos iremos a esquiar como él quiere.
- De hecho ahora quiere surfear - le sonreí levemente.
- Bueno iremos a la playa - aceptó - solo seremos nosotros tres.
- Eso me parece perfecto - rodee su cuello - quiero volver a tener al mismo hombre con el que me case.
- Ese hombre sigue aquí - se inclino para rozar mis labios - te sigue amando, como cuando tenía dieciséis y no te dejará jamás, no importa lo que pase, siempre estaré contigo.
- Mami - escucho, abrí los ojos y me di cuenta que solo había sido un sueño - tuve una pesadilla.
- ¿Qué clase de pesadilla, amor? - levante las sábanas para que se acostará conmigo.
- Soñé que papá no regresaba - ante aquello, sentí una opresión en el pecho - pero papá va a volver ¿cierto?
- Claro - lo abrace besando su cabello - pero mejor duerme, mañana debes ir a la escuela.
- Mami - llamó.
- ¿Sí, cariño? - repuse, para que supiera que la escuchaba.
- Papá nos quiere ¿verdad? - no conteste, su pregunta me tomó por sorpresa - bueno sé que te quiere a ti, porque siempre te busca, pero ¿me quiere a mí?
- Te adora - respondí - tú eres lo más importante que tenemos, y sé que papá a estado alejado, pero solo es para que estemos mejor, y tú tengas todos esos videojuegos que quieres.
- ¿Pasa poco tiempo con nosotros, porque quiere comprarme todo lo que le pido? - para tener cinco años, era bastante inteligente.
- Así es - lo pegué más a mí - tu papi, solo quiere que tengas todo, que no te falte nada.
- Pero me agradaba más, cuando jugaba conmigo - comento su voz se escuchaba adormilada.
Pero antes de que contestara se escucho el teléfono, me estiré para tomar el teléfono que estaba en el buró, aunque no sabía quien sería que me hablaría a las dos de la mañana.
- ¿Diga? - respondí, tratando de ocultar un bostezo.
- Con la señora Renata Bing - pidió la voz de un hombre.
- Ella habla - algo hizo que mi corazón comenzará a latir con fuerza.
- Lamento informarle del fallecimiento del señor Patrick Bing - ante aquello mi mundo se vino abajo.
Solté el teléfono, mientras sentía las lágrimas bajar por mis mejillas, no podía creer que Patrick el hombre al que amaba y le había entregado mi vida, ahora no estaba, él no podía dejarme, me negaba a creer que estuviera muerto.
- Mami - escuchaba la voz de Andrew lejos - ¿Por qué lloras? - no conteste - mami, ¿Qué pasa?
Sentí un nudo en la garganta, solo puede abrazarme a mi pequeño que no entendía porque su madre lloraba, en ese momento de nuevo el corazón se me rompió por segunda vez en minutos, el fuerte aquí era Patrick y ahora no estaba, ¿Cómo diablos iba a seguir sin él?
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- Renata - esa voz era de mi madre, pero no deseaba ni siquiera levantarme de la cama - vamos cariño, debes levantarte.
- No puedo - susurre - mamá, mi vida se acabo.
- No digas tonterías - me reprocho - piensa en Andrew, necesita a su madre.
- ¿Cómo le voy a dar una madre? - le pregunte con la voz apenas audible - ¿Cómo voy a consolarlo? Si ni siquiera sé como sanar el mío, necesito a Patrick aquí, que me diga que todo va a salir bien, porque estamos juntos, pero no será así, porque él ya no está.
- Vamos Tan - me acaricio el cabello - sé que duele, pero debes ser fuerte, porque tienes un hijo que necesita de ti, y sé que Patrick no le gustaría verte así.
- A Patrick, no le gustarían muchas cosas - susurre - pero ahora ya no esta.
- No por eso te vas a dejar caer - me reprendió - Andrew necesita de ti, así que arriba, que tenemos que ir a la embajada, y ver que noticias tienen.
- No puedo - le suplique - no quiero saber más sobre ese incidente, así que no me hagas ir.
No contesto, solo me hizo levantarme y caminar hacia el baño, en donde tome una ducha esperando que al menos con eso el dolor de la cabeza se fuera, pero no paso, así que salí igual que como entre, en la cama estaba ropa, que supuse mi madre me había dejado, me la puse sin protestar, no tenía ni la fuerza de hacerlo.
En cuanto termine camine hacia la sala, en donde no solo mi madre estaba, también estaba papá y mis suegros y mi hijo, en cuanto estuve en la sala y vi a Elena la madre de Patrick llorar, pero antes de que pensará en algo sentí los brazos de mi hijo en mis piernas.
- ¿Por qué mi abue llora? - me pregunto.
- Amor - lo cargue - creo que es mejor hablar.
Los presentes entendieron, así que caminaron hacia el estudio, en ese momento que los ojos azules de Andrew se clavaron en mí, no tenía las palabras para decirle que su padre ya no iba a regresar, así que lo primero que hice fue sentarme en el sillón.
- ¿Dónde esta papá? - ante aquella pregunta, el nudo en mi garganta se hizo más fuerte.
- Tu papi - mi voz fue temblorosa - ya no está con nosotros, pero en donde está te cuida, ahora no solo tu ángel de la guarda te acompaña, sino también tu papá.
- ¿Se murió? - sus ojos se cristalizaron - ¿mi papá se murió?
- Recuerda lo que él te dijo - acaricie su cabello - las personas no mueren, mientras las lleves en el corazón, y a tu papá debes tenerlo siempre.
- No quiero - en ese momento se soltó a llorar - quiero a mi papá, quiero que él regrese.
- Lo sé - lo abrace - pero debemos ser fuertes, tenemos que salir adelante de esto, tu papi nos cuida desde el cielo, y él quiere que seamos felices y recordemos los buenos momentos que vivimos con él.
Sollozo con fuerza, mientras yo solo trataba de consolarlo, en verdad no podía creer que de la noche a la mañana, mi vida hubiera cambiado tanto, pero mamá tenía razón debía ser fuerte por Andrew, que lloraba con fuerza en mis brazos, pero llamaron a la puerta, así que me levante con mi hijo en brazos y abrí la puerta.
- Ren - frente a mí estaba un hombre como unos cinco años mayor a mí, cabello rubio y ojos cafés - lo siento tanto.
- Gracias - susurre haciéndome a un lado y dejando pasar a mi cuñado - ¿y Melanie?
- Paso a comprar galletas - acaricio el cabello de mi pequeño - ¿Cómo estás campeón?
Ante aquello soltó un sollozo más fuerte, Taylor que era el nombre de mi cuñado me dio una mirada de disculpa y camino hacia el estudio, Andrew se tranquilizo unos quince minutos después, en los cuales camine hacia el estudio.
Ese día fue uno de los más largos que había tenido, estuvimos en la embajada largo rato, solo para escuchar que en el helicóptero no había quedado nada, todo se había quemado y no había nada, aunque me dolía no tener una tumba a donde ir a llorar, en cierta forma me dio una esperanza, claro que enseguida fue rota por mi madre.
Esa noche llore y la que siguió, de hecho creo que aun sigo llorando en las noches, mi vida sin él no es igual, llevaba un mes desde esa horrible noticia, duele como el primer día, la herida no cierra, y comienzo a dudar que algún día lo haga. Me levante, camine hacia la recamara de mi hijo, y verlo dormir, es lo único que me ayuda a seguir adelante, sin él me habría dejado vencer, habría elegido la muerte.
Pero debo ser fuerte por Andrew, solo por él debo salir de esto, cerré la puerta despacio para no despertarlo, camine hacia la sala, lo mejor es alejarme de todo esto de alejarme de todo lo que me recuerda a él, en ese momento veo la fotografía de nuestra boda y recuerdo esa noche, en que me pidió matrimonio.
Es tarde, odio que ese idiota que tengo por jefe se crea que soy un tipo de máquina, como para darme tantos comerciales, de los cuáles solo llevo la mitad y el maldito los quiere para el fin de semana y es jueves, enserio que mi vida con esto de marketing no es muy bueno.
El estacionamiento esta vacío, bueno exagero hay dos carros más, ojala así estuviera en la mañana, pero claro que no siempre esta lleno de autos, y maldigo a Liliana por no despertarme, después de todo ella es la culpable de que yo me hubiera desvelado, pero claro ella si llego temprano a su convención.
Mi auto esta en el último piso, ya que llegue tarde, creo que debo comprar un nuevo despertador o cambiar de compañera de departamento, llevo miles de cosas en las manos, creo que esta noche no dormiré ni la de mañana tampoco, pero todo sea por el trabajo.
Por fin las puertas del elevador se abren, ese piso si esta vacío, odio que la iluminación no sea muy buena, pero creo que en ese momento odio todo, solté un suspiro, debo sonreír, después de todo dicen que al "Mal tiempo, darle buena cara"
En cuanto llego al auto, coloco todo encima del techo del auto, para poder sacar las llaves, pero veo que en el cofre hay una caja, un tanto confundida camino para ver que es, y veo que detrás hay una pancarta que dice "¿Te casas conmigo, Renata?
Ante eso siento los brazos de alguien rodear mi cintura, y las lágrimas bajan por mis mejillas, siento su cálido aliento en mi oreja.
- Abre la caja - conozco esa voz perfecto.
Hago lo que me pidió y un hermoso anillo, de oro blanco con un diamante en forma de estrella, es lo que se encuentra dentro de la caja.
- ¿Acepta casarse conmigo, señorita Renata Geller? - me pregunto en un susurro.
- Sí - me abrace a él - la respuesta siempre ha sido sí.
En cuanto regreso a mi realidad, las lágrimas salen sin parar, no sé cuando el dolor se irá, pero sé que estar en esa casa es malo, porque todo esta lleno de él, cada espacio de la casa me recuerda algo de Patrick, lo mejor es irme de ese lugar, alejarme de todo aquello que me recuerda a mi marido.
- No te conviene estar aquí - ante la voz de mi madre, me seque las lágrimas para que no notará que lloraba - tu padre, piensa que lo mejor es que regreses a Massachusetts con nosotros y yo creo lo mismo.
- Creo que es lo mejor - susurre.
- Andrew estará mejor al igual que tú, - sentí sus brazos rodeándome - debes alejarte de todo lo que te recuerde a él, tienes que aprender a vivir sin él.
padres de Renata
Bueno espero les guste el capitulo
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- Vamos tío - pedí por doceava vez - solo tienesque hablarme de Renata.
- Y es la doceava vez que te digo, que no loharé - respondió con una media sonrisa - así que hazme un favor, deja depreguntar por Renata.
- Pero necesito conocer de ella, para hacer mitrabajo de Literatura - le hice ojitos de perrito.
- No soy tu padre - me espeto - y no voy a caercon esos ojos.
- Entonces tendré que hablar con Miranda -sonreí orgullosa.
- No lo haría si fuera tú - me aconsejo - perosi quieres, ser corrida de su casa al escuchar su nombre, adelante hazlo.
- ¿Por qué tu ex esposa, le disgusta escuchar elnombre de Renata Geller? - pregunte clavando mi mirada en él.
- Es algo que no va a responderte - no podíacreer que a la casa de mi tío entrará Marian como en la suya, pero me agradaba,ya que seguramente ella si me iba a responder - tu tío jamás hablará de porqueMiranda, odia a Renata.
- ¿Tú me lo dirás? - le hice los mismos ojos decachorro.
- Supongo que puedo hablar un poco de Renata -elevo los hombros, mientras, mi tío le mandaba una mirada asesina - sé meolvidaba, Miranda viene con Tamara, dice que este fin de semana es tu turno decuidar a tu hija.
- Ya lo sé - replico - bueno es mejor que vaya,por comida, porque sino seguramente Miranda, me dirá lo desobligado que soycomo padre y sinceramente no estoy de humor.
Su amiga solo sonrió, Tamaratenía casi diez años, era un tanto odiosa, aunque eso se debía a su madre,porque mi prima no estaba acostumbrada a no recibir un no, cosa que fastidiababastante a la familia, pero aun así teníamos que quererla.
- Marian - llame al ver que nos habíamos quedadosolas.
- ¿Qué pasa? - se giró hacía mí.
- ¿Por qué Miranda, no le cae bien Renata? -pregunte, esperando a que ella respondiera.
- Ella cree, que tu tío sigue enamorado de Tana- elevo los hombros.
- ¿Y porqué cree eso? - esto no me lo esperaba.
- ¿Alguna vez has visto una foto de Tana? -negué suavemente - bueno, creo que tu tío tiene una de ella por aquí.
Vi como camino hacia elestudio y la seguí, esperando entender un poco de porque, Miranda creía que tíoRichie estaba enamorado de Renata, en cuanto entramos, se encamino hacía elescritorio y saco dos fotografías, la primera era de una rubia de ojos azulesque supuse era la ex esposa de mi tío.
- Ella es Miranda - lo sabía - y está es Renata- esta vez me mostró a una chica de cabello castaño al igual que sus ojos.
- Bonita - susurre.
- Lo era, debe seguir siéndolo - elevo loshombros - Renata, antes de comenzar a salir con Miranda fue novio de Tana comotodos le llamaban.
- ¡Vaya! - exclame - ¿Por qué terminaron?
- Larga historia - sonrió levemente.
- Tenemos mucho tiempo - replique.
- Mejor mañana, te espero en mi casa y hablamosde eso - mientras veía su reloj - ahora debo irme, despídeme de tu tío.
Y sin más salió de la casa,ahora tenía más preguntas, y tenía que responderlas todas, no importaba cuantome tardara, tendría que conocer lo que Renata había sido en la vida de mi tío.
Renata Greene
Miranda Thomas
Lamento que el capitulo sea tan corto, pero espero que les guste n.nU
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En cuanto bajamos delavión, el sentimiento de desolación, de abandono y sabía la razón, ya queestaba de nuevo en el lugar, en donde lo había conocido, sentí una opresión enel pecho, ese lugar también me recordaba a él.
- Mami - al escuchar su voz, me di cuenta quelas lágrimas no se habían logrado esconder - no llores, no me gusta que lohagas.
- Lo siento - me disculpe, tomándolo en brazos -eres lo más importante que tengo - susurre, besando su mejilla - Te Amo, bebé.
- Yo Te Amo más, mami - me limpió la mejilla -pero quiero verte feliz, y sé que papá también quisiera eso.
Bese su cabello, en verdadnecesitaba recorrer un poco de ese lugar, tenía que recordar cada cosa de loque había vivido en ese lugar, no solté a Andrew, él era lo único que mequedaba de Patrick, y en cierta forma mi hijo me hacía sentir que una parte demi marido aun seguía aquí.
- ¿Quieres conocer el lugar? - le pregunte a mipequeño, asintió levemente - mamá, caminare un rato - repuse suavemente.
- No tardes - me beso le mejilla.
Sin soltar a mi hijo,comencé a caminar por lo que recordaba lejanamente, tenía dieciocho años cuandohabía dejado ese lugar, eso quería decir que llevaba doce años sin pisar eselugar, las calles habían cambiado bastante, al menos había más carros de losque recordaba.
- ¿Renata? - no recordaba esa voz, así que giréy me encontré con un hombre de cabello negro, ojos azules, en verdad norecordaba conocerlo - en verdad eres Renata Geller.
- Lo siento - me disculpe, abrazando con másfuerza a mi hijo - pero no te recuerdo.
- ¿Cambie tanto? - en cuanto vi esa sonrisa delado.
- ¿Richard? - no podía creer que lo estuvieraviendo - en verdad que envejeciste - bromee.
- Pues tú sigues preciosa - ante eso sonreí.
- Sigues igual - Andrew observaba confundido alhombre - es un amigo - le susurre - es Richard, fue amigo de tu padre.
- Veo que tienes un hijo - clavo su mirada en él- ¿Quién fue el afortunado?
- Me casé con Patrick - una sonrisa amarga, seformo en mi rostro.
- ¿Te casaste con mi amigo? - me miro con unafalsa molestia, y de nuevo reí.
- La hiciste sonreír - Andrew observo a Richard,y le sonrió.
- Solía hacerlo con facilidad - le confesóelevando los hombros.
- Papá también lo hacía - me obligo a bajarlo -pero desde que él no esta, nadie había podido hacerlo, debes enseñarme.
- Claro - le sonrió, mientras se hincaba paraquedar a su altura - pero dime tu nombre campeón.
- Andrew - veía que a mi hijo le había caídobien - ¿eras amigo de papá?
- Fuimos grandes amigos - le paso la mano por elcabello - eres idéntico a él.
- Es lo que mi mamá me dice - se irguióorgulloso.
- Pues tu madre tiene razón - clavo su mirada enmí - ¿y Pat donde está?
- Murió - respondió Drew como le llamaba Pat -por eso, no debes hablar de papá, frente a mi mami, porque se pone triste.
- Lo siento - se disculpo.
- No importa - aunque de nuevo sentí la opresiónen el pecho.
- Iba ir a casa de Marian - me informó - talvez, ver a tus amigos te ayude, además creo que a Andrew conocer a los amigosde su padre le vendría bien.
- ¿Podemos ir? - esos ojos iguales a los de supadre eran mi debilidad.
- Muy bien - le extendí la mano, para comenzar acaminar - creo que me vendrá bien, saber un poco de Marian.
Los tres comenzamos acaminar hacia la casa de la que en mis tiempos de escuela, había sido como mihermana, mi diario personal, sabía toda mi vida y la vida de Richard, ellahabía sido en cierta forma la mejor amiga de ambos.
En cuanto llegamos frente aun edificio, me hizo entrar, subimos por el elevador, en donde él marco elnúmero 9, me guió a la puerta que tenía el número 903, llamo a la puerta y setardo como dos minutos en abrir la puerta.
- Pensé que hoy tenías una cita - le espeto, encuanto clavo su mirada en mí - Renata - en menos de lo que imagine me abrazo -no puedo creer, que estés aquí.
- Deberías dejarnos pasar - le reprocho Richard.
- Lo siento - se disculpó - pasen - mi pequeñose pego a mí - ¡oh! Tienes un hijo - solo asentí - es de Patrick ¿cierto? - de nuevomoví la cabeza a modo de afirmación - vaya, si que volvió a nacer en él.
- Tío - ante aquella voz, note a una chica comode unos dieciséis años, cabello negro y ojos marrón.
- Sabrina - llamo Richard - ella es Renata,Renata ella es Sabrina.
- Pensé que jamás podría conocerte - y sin másme abrazo.
- Sacó eso de mi hermana - susurro.
- ¿Es hija de Rachel? - pregunte.
- ¿De quién más iba a ser? - me respondió.
- ¿Conoces a mi madre? - clavo su mirada en mí.
- Cuando era niña, pase mucho tiempo en casa detus abuelos - respondí - crecí con los regaños de tu madre, y bueno con losdestrozos de tu tío.
- ¿Siempre ha sido ha sí de estricta? - arrugola nariz, lo que me causo gracia.
- Créeme teniendo como hermano a Richi - comentoMarian - era lógico que Rach, trata de poner orden.
- Aunque cabe mencionar, que jamás hizo caso -repuse - siempre terminaba, rompiendo todo.
- Vamos, no era así - se quejo.
- Cuando tú y Patrick se unían, era mejoramarrarlos, porque podían deshacer la casa, en un abrir y cerrar de ojos - le recordóMary, pero ante la mención de mi marido, sentí un nudo en la garganta.
- Debo irme - dije, tomando a Andrew - debollevarlo a descansar - señale a mi hijo - fue un largo día, además del que elviaje fue bastante agotador.
- Pero debemos vernos - replico Mary.
- Estaré aquí, por una larga temporada -conteste -voy a estar en casa de mis padres.
- Te acompaño - sin poder decir nada, Richard,ya me había abierto la puerta - nos vemos después.
Volver a ver a mis amigos,había sido algo bueno, aunque saber que ellos también eran amigos de él, dolíaen verdad lo hacía.
Marian
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- Parece que a tu tío le sigue gustando -comento Marian, con una media sonrisa.
- Debo decir que es bastante guapa - admití -pero eso ahora no importa, tú tenías que contarme sobre el pasado de mi tío.
- Bueno Patrick y Richard, sus familias eranamigas, así que desde muy chicos comenzaron a convivir - me hizo una seña paraque me sentará - eran los mejores amigos, aunque también eran bastantecompetitivos entre ellos. Pero ellos aun no entran - cruzo las piernas y seaclaro la garganta - Miranda era la típica niña odiosa, que sus padres lecumplían cualquier capricho y debo decir que cuando tienes seis años no es muyagradable escucharla, no me llevaba para nada con ella, pero entonces llegoRenata cuando íbamos en tercero, la habían transferido de escuela, por suhermano.
<< Casi enseguida deque llego, nos comenzamos a llevar increíble, y bueno ella comenzó a llevarsecon Miranda - hizo una mueca de disgusto que me causo gracia - un año después,llegaron a nuestra vida Patrick y Richard, tenían diez años, así que noteníamos mucho agrado por los niños, ni ellos por nosotras, así que por loregular se pasaban molestando a Tana y a mí, ya que Miranda era un casoespecial.
- ¿Siempre ha sido odiosa? - asintió levemente.
- Aunque créeme el tiempo, le ha bajado bastantea su arrogancia - sonrió de manera forzada - te seguiré contando sobre nosotros- asentí, para que continuará - Pasaron los años y Tana y Pat se hicieronbastante cercanos, de hecho todos asegurábamos que ellos terminarían siendonovios - bueno no se habían equivocado, se habían casado - pero claro Patrickse fue un año a vivir con sus abuelos maternos. Y llegamos a la Preparatoria.
- Vamos Tana - una chica decabello rubio, halaba a una castaña, que no parecía muy entusiasmada - sesupone que ya deberíamos haber llegado.
- Danda - replico la chica -es demasiado temprano.
- Debemos llegar antes queRichie - comento la joven.
- No entiendo, porque tantointerés - la castaña sonrió de lado.
- No digas tonterías - leespeto - solo no quiero, que esté diciendo que él es más puntual.
- Pero es que él si es máspuntal - comento Renata con indiferencia.
- Eso es tu culpa - lereprocho.
La castaña decidió nohablar, el camino hacia el Instituto fue bastante rápido, en cuanto llegaronRichard ya estaba en la puerta, y en cuanto las vio llegar sonrió de maneraburlona.
- De nuevo les volví a ganar- repuso con altivez.
- Eso no es justo - replicoMiranda - yo tengo que esperar, a la floja de Renata.
- Se supone que tienen quince- les reprocho Marian, que también acababa de llegar - deberían portarse comotal.
- Eso es pedir demasiado -terció Tana, que sonreía ante la actitud infantil de sus amigos.
Los dos chicos no parecióimportarles, lo antes dicho por ellos, la castaña decidió ver a los chicos queentraban, mientras Marian observaba a sus amigos. En ese momento un chicobastante guapo camino hacia ellos, Tana al verlo se quedo sin habla, era elhombre sin duda más guapo que había visto.
- Hola - hasta esa voz erasexy.
- ¿Pat? - la castaña estabasorprendida, ya que no era el mismo flacucho que había dejado de ver hacía tansolo un año.
- ¿Por qué te sorprende? - lesonrió de lado.
- Estás guapísimo - esa vozfue de Miranda.
- Gracias - el chico simplementehizo un leve movimiento con la cabeza - ¿y a ti que te parece? - la pregunta sela hizo a Tana.
- Pues
- aparto su mirada deesos ojos azules, que la habían atontado - espero, que debajo de todo eso, sigami chico - ante eso sintió la mirada de todos sobre ella - digo mi amigo, sieso.
- Vaya, Tana - se burloMarian - no pensé, que Patrick te pusiera nerviosa
- Y no lo hace - aunque susmejillas no decían lo mismo - vamos a clase, se hace tarde.
- ¿Por qué diablos tesonrojas? - Richard, miraba con cierta irritación a la chica.
- Solo porque hace calor - sedefendió.
- Vamos, Rich - comentoPatrick - no la molestes.
- Yo la molesto, cuando se meda la gana - le espeto - y tiene razón, debemos ir a clases.
- ¿Te ayudo? - Patrick sehabía enfocado en Renata.
- No ya lo hago yo - Richard,le había quitado la mochila, dejando a la castaña un tanto sorprendida.
- ¿Qué clase tienen? -pregunto Marian al notar cierta tensión entre los dos chicos.
- Historia - informó Miranda.
- Cálculo - repuso Pat.
- Yo también - comentoMarian.
- Física - susurro Tana.
- Igual - ante eso la miradade Patrick y Richard se cruzó - así que vamos Tana, antes de que se nos hagatarde.
- Claro - se despidió delresto con una sonrisa - nos vemos después.
- ¿Mi tío y su mejor amigo querían con la mismachica? - vaya esto era mejor que una novela o una telenovela, que mi madreveía.
- No solo Pat había cambiado - comento - Renata,era hermosa, claro que jamás notó que ambos quisieran con ella, era bastantedespistada.
- Pero a ella le gustaba Patrick ¿cierto? -simplemente sonrió - ¿Cómo diablos llegaron a ser novios mi tío y Renata?
- Esto solo es el principio - dijo contranquilidad - ya pronto vendrá el resto.
Y sin más se levanto ycamino hacia la cocina, en verdad que a esta mujer le gustaba el suspenso.
Renata
Bueno no tengo a quien poner ni como a Pat ni como a Richard de jovenes, así que tal vez puedan ayudarme con ello.
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Regresar a este lugar, eradoloroso, pero debía aceptar que él ya no estaba, y que tenía que superar sumuerte, no llevaba ni un día y sentía mi corazón hacerse pedazos. Caminar pormi casa era bastante doloroso, y es que todo me recordaba a él, y no podíacreerlo.
Camine hacia el salón, y encuanto vi el piano, sentí un nudo en la garganta, si de haber sabido lo quepasaría ese día, hacía casi veinte años, en verdad mi respuesta habría sidodiferente, camine hacía el, y me senté en el banquillo, pase mis dedos por lasteclas.
- ¿Por qué no tocas un poco? - dirigí mi vistahacia la voz, y me encontré con los ojos miel de mi hermano, Ryan.
- No lo hago, desde hace mucho - conteste.
- No creo que lo hayas olvidado - me animo.
No quería tocar, lo vicaminar hacía mí, se sentó a mi lado. Era mucho más alto que yo, tenía elcabello castaño y quebrado, era dos años menor que yo, y seguía soltero y buenovivía con mis padres, ya que no veía la necesidad de buscar independizarse,después de todo en casa tenía comida caliente y ropa limpia, y bueno cuandointento irse a vivir solo fracaso por completo, fue por eso que regreso.
Habíamos mantenido unarelación normal de hermanos, peleábamos como todos, siempre había contado conél, y bueno solo llevándonos dos años, era el que corría a la mayoría de mispretendientes.
- ¿Sabes? - clave mi mirada en él - Pat siempretuvo mi aprobación.
- Pensé que apoyabas a Richard - comente con lanariz arrugada.
- Bueno ambos, tenían mi aprobación - ante esosonreí - debe traerte esto, viejos recuerdos.
- Bastantes - admití.
- Déjate llevar por ellos - me susurro - dejaque él viva en ellos.
Cerré los ojos e hice loque Ryan me había pedido, poco a poco me metí en mis recuerdos.
- No puedes negarme unacanción - me sonrió.
- Patrick - repuse suavemente- no soy buena con el piano.
- Eres mucho mejor que yo -comento, caminando hacia el piano.
- Tu no tocas - le espete.
- Por eso - palmeo el ladodel banquillo libre - me agrada, cuando tocas.
- No lo creo - dije,sentándome a su lado.
- Es enserio - me dio un besoen la mejilla, ocasionando que mis mejillas ardieran - eres mi pianistafavorita.
- Ni siquiera te gusta elpiano - lo observe con una ceja elevada.
- Contigo es diferente - mesonrió - vamos, ¿puedes tocar un poco para mí?
- Odio cuando haces esa cara- replique, girando mi rostro para no verlo.
- Es la única que tengo -bromeo.
- Eres un mal amigo - lereproche.
- La mal amiga, eres tú, queno puede complacerme con una pieza - ante eso solté un suspiro.
- Muy bien - acepté - perodespués de eso, comenzamos con el ensayo de Literatura.
- Lo prometo - me aseguroacomodándose, como si fuera a escuchar el mejor concierto de piano.
Simplemente sonreí, enverdad me encantaba ver su rostro serio, de hecho creo que cualquier expresiónque tuviera me gustaba, respire profundo, antes de comenzar a tocar, no meagradaba mucho esto de tocar, pero claro mi madre y su obsesión, me obligo atomar clases de piano desde los seis años, claro que los deje a los doce.
- Espectacular - al escucharaquella voz, y los aplausos gire mi vista y me encontré con Richard - tocas muybien.
- No comiences tú también -le espete, a lo que Pat sonrió disimuladamente.
- Solo digo la verdad - elevolos hombros.
- ¿Y que haces aquí? -pregunto Pat - se supone que deberías estar haciendo el trabajo con esa chicarara, de la cual olvide el nombre.
- ¡Que extraño! - Richietenía una media sonrisa - si apenas ayer, la estabas besando, no puedo creer lorápido que te olvidas de tus conquistas.
- ¿La besaste? - clave mimirada en él, era una chica de cabello negro, que si pedían mi opinión no eramuy bonita.
- Tal vez - ante eso sentí micorazón hacerse pedazos.
- ¿Qué haces aquí? - trate dealejar de mi mente la imagen, de Patrick besando a la chica que recordaba comoNaomi.
- Necesito hablar contigo -dijo tranquilamente.
- Te escucho - camine haciala sala, en donde estaban nuestros cuadernos.
- ¿Podría ser a solas? - mepidió.
- Yo voy por algo de tomar -comento Pat y sin más desapareció.
- Ya estamos solos - me pusefrente a él.
- No sé como decir esto -parecía nervioso - desde hace mucho, me gustas - muy bien, eso no era algo queme agradará escuchar de mi mejor amigo - y ya no puedo más ¿quieres ser minovia?
Me quede en shock, no podíacreer lo que estaba escuchando, debía ser una broma, pero al ver la seriedad ensu voz, el miedo se apodero de mí, ¿Dónde diablos estaba Patrick, para sacarmede esta? Pero por más que pedí por él no apareció, y Richard seguía esperandomi respuesta.
- Sí - la respuesta salió,sin pasar por mi cerebro, porque de haberlo hecho no habría dicho eso.
Y antes de que pudieraretractarme, sus labios se apoderaron de los míos, en ese momento mis ojos seabrieron más, y note a Pat en verdad esto no podía estarme pasando.
- Lamento interrumpir - esasonrisa, me dolió más que cualquier cosa - pero debemos terminar el trabajo.
- Claro - la mirada deRichard, era tan tierna que me hizo sentir culpable - bueno, princesa te dejopara que termines, pero en un rato te llamo - odie el sobrenombre, pero no lodije; y de nuevo me beso solo que esta vez fue un roce - nos vemos mañana.
- Adiós - murmure.
Lo vi salir de la sala,pero aun mi cerebro no podía asimilar lo que había pasado, y no creo que fueraa hacerlo hoy. Porque me sonaba absurdo que fuera novia de mi amigo.
- No sabía que te gustabaRichard - ni siquiera me veía - pero me alegra, que sean novios.
- Pat, yo no
- Lo mejor es que comencemos,- me interrumpió - porque sino jamás vamos a terminar, y seguramente deseashablar con tu novio.
Abrí los ojos y Ryan meobservaba con una media sonrisa, ese no era uno de mis mejores recuerdos,después de todo, ese día Pat se había distanciado de mí, y de haber seguido ami corazón habría terminado a Richard al día siguiente, pero no podía hacerleeso a mi mejor amigo.
- No fue tan malo - me aseguró - después detodo, conociste a Richard de otra forma.
- Y me enamore - susurre.
- Exacto - me despeino, como cuando éramos unosadolescentes - podría vender, tu vida.
- Jajaja, que gracioso - el sarcasmo, le hizoreír.
- Mami - mi pequeño me jalaba la blusa - tebuscan.
Levante la mirada y Richardestaba ahí, con un ramo de rosas, ante eso no evite sonreír, me levante y tomelas flores que llevaba.
- No llevo ni un día aquí, y ya es la segundavez que te veo - comente.
- Bueno, no quiero que estés deprimida - susonrisa, seguía contagiándome como siempre - así que vengo a invitarte adesayunar.
- No puedo, - me disculpe - tengo una entrevistade trabajo.
- Entonces a comer - había olvidado que noaceptaba un no.
- Voy a comer, con Drew y con mis suegros - antela mención de los padres de Pat, sentí un nudo en la garganta.
- Muy bien - hizo una mueca de fingido disgusto,que de nuevo me hizo sonreír - creo que tendré que esperar, hasta la próximasemana, para que aceptes mi invitación.
- Eso creo - acepté.
- Muy bien - soltó un suspiro de resignación -entonces, en una semana vendré de nuevo.
- Aquí estaré esperándote - respondí.
Sentí su beso en mi mejilla,y después de despedirse de mi hijo, y de mi hermano salió de la casa, en cuantolo hizo, gire hacia Ryan y Andrew, y ambos sonreían.
- Creo que a tu mamá, alguien la hará sonreírmuy seguido - repuso Ryan.
- ¡SÍ! - grito emocionado mi pequeño.
- Te alejaré de él - mientras negaba con lacabeza - eres una mala influencia, para mi bebé.
Escuche los reproches deambos, uno por el de bebé, y el otro por lo de mala influencia, pero salísonriendo del salón.
Ryan Geller
Capitulo dedicado a:
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Esto de encontrar trabajono era muy fácil, pero eso no era lo peor, sino que Navidad estaba a la vueltade la esquina, y sentía como todo parecía venirse abajo, al no tener a Pat aquíconmigo, pero iba a estar bien tenía que estarlo para Andrew, solo por él memantenía con una sonrisa, aunque por dentro me estuviera desmoronando.
- Buenos días - ante aquella voz, levante lavista.
- Hola, Marian - salude con una media sonrisa.
- Richard, me hablo de que le has cancelado lasdos últimas comidas - me reprocho.
- Lo siento - me disculpe - pero no puedo.
- ¿Por qué no puedes? - se sentó frente a mí enla mesa.
- He tenido que buscar trabajo - me excuse.
- Llevas un mes aquí - me miro fríamente - ¿y nohas podido, tener una comida, una cena o un desayuno con él? - ante eso baje lamirada a la lista de gastos que estaba haciendo - además, por lo que tu madrele ha dicho a la mía, es que Patrick te dejo muy bien económicamente - noconteste - y la verdad, no comprendo porque te ocultas de Richard.
- Acabo de perder a mi marido - sentí el nudo enmi garganta - lo que menos deseo, es estar con alguien que me lo recuerdetanto, como lo hace Richard - sentí las lágrimas rodar por mis mejillas - cadavez que lo veo, no evito pensar en Patrick, es como si con él tuviera a mimarido, y no es justo para él ni para mí - ella aun mantenía la vista clavadaen mí - no quiero buscar en Richard a Pat, porque cuando me de cuenta que sondiferentes me va a doler.
- ¿Por qué no ves al Richard del que teenamoraste hace años? - sonreí amargamente.
- Porque no llevo ni dos meses viuda - anteaquella palabra, el nudo se hizo más fuerte - necesito sanar las heridas, antesde volver a tratar de estar en una relación, y lo que paso con Richie fue hacetanto.
- Lo sé - me tomo la mano - aun recuerdo esaNavidad, en que casi se matan.
- Jamás menciono lo que sentía por mí, - susurre- bueno no, hasta que termine con Richard, durante el tiempo que salí con él,no dijo nada sobre sus sentimientos.
- Y aunque ese día te hubiera dicho, no lohabrías aceptado ¿cierto?- asentí débilmente - ya amabas a Richard.
Ante aquello, el recuerdode esa noche llego.
No debía ser muy tarde,después de todo, los abuelos y mis tíos aun no llegaban, aunque esta Navidadiba a hacer diferente, por la simple y sencilla razón, de que había recibidouno de los mejores regalos, y aunque a muchos no les pareciera la gran cosa,para mi esa pulsera de oro, era lo más valioso que recibiría ese año.
Sonreí como tonta, de nuevoal leer la inscripción, que era una simple frase, que era "Eres mi sol", erasimplemente perfecta, y más de quien me la había dado, que había sido deRichard.
- Quien te viera, diría queestás enamorada - ante la voz de Ryan, le mande una mirada ácida.
- ¿No te han enseñado atocar? - le espete.
- Bueno si la puertaestuviera cerrada, entonces lo haría - elevo los hombros - solo venía ainformarte, que mis padres irán por los abuelos, y yo iré un rato a casa deKevin.
No conteste, solo moví lacabeza a modo de afirmación, y de nuevo observe la pulsera, estaba idiotizadapor ella, aunque en cierta forma era como tener algo de él, siempre conmigo. Ya pesar de que al principio no estaba muy segura de la relación, ahora con seismeses de noviazgo, amaba a Richard.
Escuche un ruido en laventana, me levante un tanto contrariada, y en cuanto me asome, note a Pat enel jardín, me extraño un poco que estuviera ahí, pero decidí bajar y ver quequería, solo me puse una chamarra y baje corriendo las escaleras.
En cuanto llegue a su lado,note que llevaba una caja en las manos y en cuanto me tuvo enfrente me la dio.
- ¿Qué es? - pregunte con unamedia sonrisa.
- Ábrelo y lo descubrirás -me susurro.
Ante eso abrí la caja, y meencontré con un pequeño oso blanco, con bufanda y un gorro de Navidad, meabracé a él.
- Es hermoso - le agradecí -en verdad, gracias.
- ¿Cuál es mi regalo? - dijodivertido, mientras se separaba de mí.
- Pensaba dártelo mañana -comente, tomando su mano para entrar a la casa - pero ya que estás aquí, creoque es m
- ¿Qué diablos haces aquí? -ante la voz de Richard ambos nos detuvimos.
- Solo vine a entregarle miregalo - Pat, elevo los hombros.
- No te quiero ver cerca deella - en ese momento, sentí como me tomaba la mano, con la que sostenía la dePatrick - Renata es mi novia, y si tu te tardaste en pedírselo no es mi culpa.
- Yo no estoy, tratando derobarte a tu novia - le espeto - Tana es mi amiga, y por tal puedo darle unregalo si se me da la gana, además Renata no tiene tu nombre grabado en lafrente, para que sea de tu propiedad, además de que no es un objeto, como paraque la trates como tal.
- Es la última vez, que tequiero ver cerca de ella - le ordeno.
- No voy a dejar de estar conRenata - replico - y si tanto te molesta, pues te acostumbras.
- No te quiero volver a vercerca de él - ante aquello arrugue la nariz.
- Por supuesto que no - respondísecamente - Pat, a sido mi amigo mucho antes de que saliéramos, y no sé que temolesta si también es tu amigo.
- No te das cuenta - gruño -él solo esta cerca de ti, porque quiere que te enamores de él, y me dejes a mí,no puedes ser tan ingenua.
- Richard - la voz de Patsonaba fastidiada - en verdad, no voy a intentar nada con Renata, porque yasale contigo, así que dejemos esto por la paz, y no hagamos que Tana pase unamala Noche Buena por nosotros.
- Por favor - le pedí - TeAmo, no tienes porque desconfiar de Pat y de mí.
- Muy bien - acepto conmolestia - lo mejor, es que me vaya a casa y reflexione sobre todo esto - mebeso suavemente - lamento el escándalo, pero Te Amo y no quiero perderte.
- Y no lo harás - le aseguré- así que ve a casa tranquilo.
- Nos vemos - se despidió Patcon la mano - Feliz Navidad.
- Feliz Navidad - respondí,pero antes de que pudiera abrazarlo se fue.
- Creo, que yo también deboirme - Richie beso mi frente y después mis labios - nos vemos mañana, y FelizNavidad, princesa.
- Feliz Navidad - lo abrace.
Y ahora iba a pasarNavidad, sin el amor de mi vida, ¿Por qué la vida era así? Patrick era elhombre de mi vida, y ahora ya no estaba aquí, esto no debía ser así, él deberíade llegar con una enorme caja, para Andrew y un beso para mí, con tan solotener sus brazos de nuevo rodeándome y diciéndome con esos hermosos ojosazules, que yo soy lo mejor para él.
- Creo que solo te hice llorar - comento Marian.
- No, me hiciste recordar a Pat - le sonreídébilmente - y te lo agradezco, porque solo así puedo soportar un día más.
- Ya verás que Andrew te ayudará a salir de esto- me aseguro - y bueno, siempre vas a contar conmigo y lo sabes.
- Gracias - en ese momento escuche la puertaabrirse.
Así que me limpié losrastros de lágrimas tratando de aparentar que estaba bien, y cuando vi a mipequeño correr hacía mí, supe que Marian tenía razón, mi pequeño era quien meiba a sacar de la depresión.
Capitulo dedicado a:
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FELIZ NAVIDAD
- Buenos días - escuchar esa voz ya se me estaba haciendo costumbre - ¿Qué tal amaneciste?
- Igual - no había otra respuesta.
Además que respuesta podía tener, si no recordaba nada de mi vida, solo algunas cosas como mi nombre, pero nada más. Observe mi mano derecha en dónde estaba un anillo, que no dejaba que nadie tocará, no sabía la importancia, pero sabía que era algo valioso, no sabía porque, pero lo era.
- Que sepas tu nombre, ya es una ventaja, Patrick - me sonrió - ya verás, que con el tiempo, el resto de tus recuerdos vendrán.
- Llevo dos meses aquí, y ningún recuerdo aun a llegado - replique observando al hombre de cabello negro entrecano, que como siempre mantenía su sonrisa.
- Todo con calma - su voz tranquila, no era de mucha ayuda.
- No puedo estar tranquilo - le espete - al menos, no sin saber, quien soy.
- Deberías agradecer, estar vivo - comento - ya lo demás llegará con paciencia.
- ¿Qué pasa si tengo una familia? - pregunte, clavando mi mirada en él.
- Ya estarían aquí, buscándote - fue su simple respuesta.
No dije nada, después de todo tenía razón, si hubiera a alguien que le importará, estaría buscándome, pero en esos dos meses, no había llegado nadie y dudaba que alguien llegará.
- Aunque me gusta más Christopher, como tu nombre - sonrió de lado - sí, creo que así te seguiré diciendo.
- Creo que un nuevo nombre, me vendría bien - acepté - tal vez, debo empezar desde cero.
- Muchas personas, podrían envidiarte - no creía eso posible - después de todo, como humanos, siempre deseamos olvidar cosas que nos lastiman, y tal vez para ti, esto de no recordar, sea algo bueno.
- Tal vez - acepté.
- Bueno, mejor vamos a comer ¿te parece? - asentí y camine detrás de él.
Creo que Mike tenía razón, lo mejor era comenzar una nueva vida, sin preocuparme de que había sido mi pasado, no debía tener a nadie, así que lo mejor era empezar de cero, con el nombre de Christopher, Patrick quedaría enterrado.
POV Renata
Me arreglé lo mejor que pude, después de todo hoy era un día muy especial, y aunque él no estuviera aquí, lo iba a festejar, y aunque tanto a mi familia, como amigos, creían que era una locura, necesitaba hacerlo.
El reflejo que me daba el espejo, no estaba del todo mal, el vestido era de color negro, strapple y recordaba que Pat amaba ese vestido, porque decía que dejaba ver mi perfecto cuerpo, aunque claro después del embarazo de Andrew, no había quedado igual, pero él decía que había quedado mejor.
Tome mi abrigo y mi bolso, y sin más salí del lugar; cuando llegué a la sala estaba mi suegra, que había aceptado quedarse a cuidar a mi hijo, Elena me sonrió levemente, aunque al igual que yo, la sonrisa ya no era la misma. Sabía que para ella el dolor era mucho más fuerte.
- Te ves muy bien - comento, besando mi mejilla.
- Gracias - susurre - espero, que Andrew no le cause muchas molestias.
- Adoro cuidar a mi nieto - me aseguro - así que no te preocupes, él va a estar bien.
- No voy a regresar, muy tarde - comente, colocándome el abrigo.
No contesto, solo me dio un empujoncito, y así salí de la casa, a la que me había mudado junto con Marian, ya que no deseaba vivir más con mis padres, porque esa casa también me traía recuerdos de Patrick, aunque lo que iba a hacer, no era precisamente querer seguir adelante sin su recuerdo.
Pero necesitaba hacerlo, creo que con esto sería con lo que dejaría mi vida pasada, y comenzaría con una nueva. Tome un taxi y en quince minutos había llegado al restaurante, que tenía historia para mí y además era uno de los lugares más importantes.
Ahora estaba un poco más grande, sonreí al recordar, todo lo que había pasado en ese lugar, respire profundo y camine hacia la mujer que daba los lugares del lugar, cosa nueva ya que antes ese lugar estaba lleno de jóvenes, y ahora eran personas adultas, que venían en pareja, cosa que antes era de amigos.
- Buenas noches - me saludo - ¿tiene reservación?
- Sí - conteste - Renata Bing - aun usaba el apellido de casada, la mujer busco en una lista.
- Pase - me hizo una seña, para que la siguiera, caminamos hacia una mesa que se encontraba junto a una ventana - ahora vendrán a atenderla.
- Gracias - me senté, y fije mi vista en la calle.
Cerré los ojos y de nuevo las imágenes de Pat llegaron, en ese mismo lugar.
- No pensé que tu novio te dejaría venir - comento, mientras se sentaba, frente a mí.
- Pues creo, que estaba un poco ocupado con Miranda - eleve los hombros - después de todo, estos últimos días no se ha separado de ella, esto de que hayan hecho equipo en Biología, no fue muy bueno.
- No te hagas ideas - me reprocho - Richard, te adora y no sería capaz de salir con otra.
- Yo no había pensado en eso - le espete - solo lo decía, porque apenas si lo veo, además Miranda es casi como mi hermana.
- Entonces no hagas caso, a lo que dije - me sonrió de lado - y bueno, que vas a hacer ahora, que recibiste la aceptación de Stamford.
- Pues que iré - dije como si fuera obvio - no pienso, perder la Universidad que he deseado, desde que tengo razón de ser.
- Me alegra - sus ojos se clavaron en los míos - porque, yo también fui aceptado.
- ¿Enserio? - él asintió y ante eso me abalance sobre él - es increíble, iremos juntos a la Universidad.
- Tana - susurro - creo, que seremos los únicos que iremos.
- Bueno éramos los únicos, que deseaban ir - me separé de él - Marian quiere irse a Francia, Miranda a California y Richard a Atlanta. Así que por mí está bien, que solo nosotros vayamos a Stamford.
- Pensé que le habías dicho a Richard, que irías con él a Atlanta - comento tranquilamente.
- Eso solo era sino me aceptaban - di un sorbo al capuchino.
- ¿Y eso lo sabe Richard? - ante su mirada, me sentí culpable.
- Él está emocionado, y bueno no quise romper su ilusión antes de tiempo - fije mi vista en la mesa - pero sé que lo entenderá, después de todo es mi futuro.
- Señorita - ante aquella voz, salí de mis pensamientos - ¿quiere ordenar o va esperar a alguien?
- No, - respondí en voz baja - ya voy a ordenar, nadie va a venir - sonreí levemente - con lo primero que lo voy a molestar, es con una botella de champaña, por favor.
Hizo un movimiento con la cabeza, y desapareció de mi vista, observe mi mano y noté el anillo de matrimonio, el nudo de la garganta volvió aparecer.
- ¿Cuándo dejarás de dolerme? - susurre - dime que voy a hacer sin ti.
Pero no iba haber respuesta, él que debía dármelas ya no estaba, en ese momento llego el mesero, con la botella de champaña, me sirvió un poco en una copa, y de nuevo se fue.
- Feliz Aniversario - levante la copa - Te Amo, Pat - parecía que en verdad él estuviera aquí - y dudo que algún día ese sentimiento muera, así que aquí me tendrás el próximo año.
Me tomo el contenido de un sorbo, tratando de retener las lágrimas, esto no era bueno para mí, pero Patrick había sido el hombre de mi vida, y dudaba que hubiera alguien más, que me llenará como lo había hecho él, y esto de festejar mi aniversario no era bueno, pero mi corazón me lo suplicaba.
- Buenas noches - levante la vista y me encontré con un hombre, de cabello castaño y ojos que combinaban perfecto - la he estado observando, y debo decir que no puedo creer que una hermosa mujer como usted, este sola - me sonrió amablemente - así que me tome el atrevimiento, de venir y ver si me da el privilegio de sentarme con usted.
- Ni siquiera conozco su nombre - fue mi respuesta cortante.
- Lo siento - parecía no haberle molestado, mi contestación - soy Thomas Brown.
- ¿Y ahora debo decirle mi nombre? - eleve una ceja.
- Es lo que se suele hacer en estos casos, - dijo como si nada - aunque si no desea decirme su nombre, no es necesario - y sin más tomo asiento.
- ¿Quién le dio permiso, de sentarse? - replique.
- Creo que lo que usted, necesita es compañía y que mejor que alguien que la haga reír - este hombre, estaba loco.
- Si se queda aquí, pagará mi cuenta - lo amenacé.
- Será un placer, pagar la cuenta de tan bella dama - y sin más me sirvió más champaña y él también se sirvió.
- Tengo un hijo - esperaba que con eso se fuera.
- Y debe de ser tan encantador como la madre - fue su sencilla respuesta - yo también tengo una niña que es hermosa.
- ¿Así que es casado? - fruncí el ceño.
- Divorciado - aclaro.
- Bueno haga lo que quiera, no pienso hablar con usted - repuse, ignorándolo por completo.
Thomas Brown
Espero que no haya salido como telenovela, espero que hayan entendido de quien fue la primera parte del capitulo ^^ y lamento la tardanza n.nU
Capitulo dedicado a:
yesica7448
Zhere StAr De Black
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No sé qué paso, pero ahora me encontraba con ese hombre riendo, como si llevara años de conocerlo, en vez de un par de horas, es la segunda botella, solo que ahora de vino, comienzo a sentirme un poco mareada, pero me siento alegre, como hace mucho no me sentía.
- Entonces le dije, te has perdido de este perfecto hombre - repuso Thomas - y tome mis maletas, y fue la última vez que pise esa casa, de eso hace ya más de tres años.
- Él jamás me fue infiel, siempre estaba a la hora que acordaba - dije suavemente - ni siquiera, cuando me embarace de Andrew, él dejo de decir que yo era la mujer más hermosa que había conocido, sin importar mis doce kilos de más y mis enojos, Pat siempre tenía una sonrisa y un beso.
- Mi mujer subió veinte - replico - y una vez, me lanzó una maceta - me reí ante aquello - enserio esa mujer estaba loca, no era la chica que yo había conocido en el banco, simplemente se convirtió en un monstruo y yo prefería no estar en casa.
- Eso es lo peor que le puedes hacer a una mujer embarazada - le reproche - dejarla sola, porque hay momentos en que te sientes tan insegura, que crees que se irán con la primera mujer que vean pasar.
- Parece que lo amas mucho, ¿Por qué no está aquí? - ante aquella pregunta, el nudo de la garganta apareció.
- Murió - fue mi sencilla respuesta.
- Lo siento - posó su mano en mi hombro.
- No más que yo - le asegure.
- ¿Lleva mucho tiempo? - pregunto.
- Dos meses - respondí con la voz un tanto temblorosa.
- Debe ser bastante fuerte, seguir con tu hijo tu sola - comento, mientras me servía más vino.
- Ha sido más difícil de lo que las personas creen - conteste con un hilo de voz.
- Lo imagino - poso su mano en mi brazo - pero, sé ve que eres una mujer fuerte.
- Eso desearía, y no solo aparentar que lo soy - di un sorbo a la copa.
- El tiempo lo sana todo - me aseguro.
- Es lo que espero - observé mi reloj - ¡Es tardísimo! - me levante, mientras sacaba la cartera.
- No te preocupes - con una de sus manos retuvo la mía, para que no pagará, mientras que con la otra sacaba su billetera - ya habíamos quedado que yo pago.
- Me pondría a discutir - dije, colocándome el abrigo - pero se suponía, que no me iba a tardar.
Él solo sonrió, mientras yo salía del lugar, ya que le había dicho a Elena que no iba a tardar, y ya pasaba de la una de la mañana, seguramente cuando llegará mi hijo ya iba a estar dormido, le pedí a la recepcionista que si podía pedirme un taxi, así que me encontraba esperando a que llegará.
- Pensé que tenías prisa de irte - me giré y me encontré con la sonrisa de Thomas.
- Estoy esperando un taxi - respondí tranquilamente.
- No tienes porque esperar más - me ofreció su brazo - yo puedo llevarte a tu casa.
- Creo que esto ya es demasiado - comente - apenas nos conocemos, y no creo que sea lo mejor que me lleves a mi casa.
- Entonces esperare contigo, hasta que llegue tu taxi - y sin más se colocó a mi lado.
- Me hubiera sentido atraída por ti - el alcohol desataba mi lengua - claro, si el recuerdo de Pat no estuviera.
- Creo que si volvemos a vernos, no permitiré alcohol - sonrió.
- No estoy ebria - le reproche.
- Lo que tu digas - pero no pude contestar, ya que en ese momento apareció el taxi - mañana, ¿nos vemos para desayunar?
- Con una cita, fue más que suficiente - conteste, subiendo al taxi.
- Yo creo que no - cerró la puerta - pasaré por ti a las once.
Y no pude decir nada, porque el taxi se puso en movimiento, bueno Thomas no tenía ni la menor idea de donde vivía así que eso era un consuelo. Llegue más rápido de lo imagine.
Cuando entre a la sala, Elena leía un libro y mi culpabilidad creció aun más, en cuanto la puerta se cerró, ella se fijo en mí, sonreí levemente, tratando de buscar la excusa por la que había llegado tarde.
- Me alegra que te hayas divertido - me sonrió cariñosamente - al menos lograste olvidar por un momento, todo este sufrimiento, en el que te has encerrado.
- Sé que el dolor que usted siente, no se compara con el de ninguno - camine hacia ella - pero está noche, a pesar de reír, no pude divertirme, porque me hace falta Patrick, y sé que no debería hablar esto con usted, porque es mucho más doloroso para usted que para mí, pero es la única que sé que jamás me dirá que debo olvidarlo y seguir adelante.
- Renata - el rostro de Elena, mostró dolor - lo mejor es que dejemos a un lado a Patrick, y sigamos con nuestras vidas.
- Jamás se lo dije - susurre - pero es el amor de mi vida, y eso no se olvida jamás, por más que intento sacarlo, simplemente se aferra a mí, y cuando veo a Andrew, en vez de estar feliz de tenerlo, sufro porque me recuerda tanto a su padre.
- Debes ser muy fuerte - colocó su mano en mi hombro - y sé que lo serás, porque Pat no se hubiera casado contigo, de no haber sido una mujer fuerte.
- Siento que mi fortaleza se fue con él - hice un intento de sonrisa - y por más que trato, simplemente no encuentro eso que me ayude a salir de esto.
- Hay muchas personas que te quieren - me acaricio el cabello - y estaremos para apoyarte, las decisiones que tomes, yo las apoyare y si siento que te estás equivocando, entonces te lo diré.
- Es muy amable - sentía que las lágrimas no tardaban en salir.
- Cuando te casaste con Pat, te hiciste mi hija - se levanto del sofá - y lo mejor es que me vaya a casa, antes de que se haga más noche y Alfred comience con ideas, de que algo ha pasado.
- Gracias - susurre, cuando llegamos a la puerta.
- No hay nada que agradecer - me sonrió - ¿los espero mañana a comer?
- Ahí estaremos - conteste.
Subió a su auto y espere a perderlo de vista, antes de entrar a la casa, me quede en la sala, solo unos segundos pensando en lo que Elena me había dicho, iba a superar esto, hoy era el día en que dejaba el dolor por Patrick y comenzaba mi nueva vida.
- Hoy solo serás un recuerdo - dije suavemente, era mi forma de decir adiós - ya no vivirás en mi presente, a partir de hoy, ya no estaré solo sufriendo, seré feliz por Andrew.
Elena Bing
Lamento la tardanza, pero espero les guste el capitulo
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- Mami - escuche la voz de mi hijo, sentía un dolor horrible de cabeza - alguien te busca.- Dile a Tía Marian que lo atienda - ni siquiera me digne a abrir los ojos.
- Quiere verte a ti - comento Marian - dice que tiene que ver con Patrick.
Sin decir nada, me levante de la cama y camine hacia el closet, para buscar algo que ponerme y bajar a atender a la persona, solo me puse un pants y me coloque el cabello en una coleta, en cuanto llegue a la sala, vi a un hombre como de unos cincuenta años, su cabello negro tenía algunas canas, su rostro era serio y daba un poco de miedo.
- Buenos días - salude, él me extendió su mano y la estreche.
- Lamento mucho su perdida - comento con una educación acostumbrada.
- Gracias - susurre - tome asiento - le señale un pequeño sofá.
- Sé debe preguntar que es lo que hago aquí, - no conteste - pues, debo decir que el banco en el que su marido tenía su dinero, y que en menos de una semana pasará a las suyas, pues nos gustaría saber si usted quisiera seguir con su dinero en nuestro banco.
- No lo había pensado - comente tranquilamente, aunque desee golpearlo por eso - pero supongo, que si Pat los eligió, es porque son buenos, así que no pienso moverlo.
- Bueno, creo que lo mejor es que me vaya - se levanto del sofá - un placer conocerla, y cualquier cosa estamos a sus ordenes.
- Gracias - le sonreí, mientras lo acompañaba a la puerta.
Aunque en ese momento hubiera deseado golpearlo, por haber interrumpido mi sueño, por una completa tontería, mi amiga simplemente me sonrió de manera burlona, pero no le hice caso, subí a mi habitación a darme una larga ducha que en verdad merecía, para poder despertar del todo.
El agua hizo que el rastro de sueño desapareciera, me vestí con demasiada tranquilidad, después de todo al ser domingo no tendría que hacer nada. no sé como mi mirada se posó en mi mano izquierda, en donde estaba tanto el anillo de compromiso, como el de bodas; el primero había comenzado desde que me había enterado de la muerte de Pat.
Los quite, creo que ese era el primer paso, para tratar de olvidarlo; observe ambos anillos y antes de arrepentirme, los metí en el fondo del closet, en donde no pudiera encontrarlos con facilidad. En cuanto lo hice salí de la habitación, y baje a la cocina, en donde mi hijo y Marian ya desayunaban.
- Richard no tarda en llegar - me informó Marian.
- No tengo ganas de salir - susurre.
- Andrew ¿Por qué no vas a ver la televisión? - mi amiga le sonrió y mi bebé salió de la cocina - mira sé que dices que Pat fue el amor de tu vida y todo eso, pero el tiempo no va a regresar y tú aun eres guapa y atractiva, así que debes darte una oportunidad y ¿Quién mejor que uno de tus ex?
- No quiero que esto comience como la primera vez - solté un ligero suspiro - que yo esté pensando en Patrick.
- Creo que debes darte esa oportunidad, - elevo los hombros - de hecho ambos lo merecen.
- Solo han pasado dos meses - me sonaba ilógico, que yo pensará en una relación, cuando anoche aun había llorado por mi marido - y no soy imbécil, para no darme cuenta que Richard esta buscando algo más conmigo, pero simplemente es demasiado pronto para las heridas del corazón, que en este momento pienso que jamás se cerrarán.
- Estás echando por la borda tu juventud - me espeto.
- Tú no lo entiendes - dije secamente - y no puedo hablar así.
Sin más salí de la cocina, tome a mi hijo y mi bolso y salí de la casa, enserio que parecía que nadie podía entender lo que estaba pasando conmigo, no entendía que mi corazón estaba demasiado herido para comenzar algo nuevo.
- ¿Huyes de mí? - ante aquella voz levante la vista y no podía creer lo que estaba viendo.
- ¿Cómo diste conmigo? - fue lo único que salió de mis labios.
- Eso es un secreto - sonrió de lado - supongo, que este enorme caballerito, es Andrew.
- ¿Cómo sabe mi nombre? - clavo su mirada en Thomas.
- Tu madre, me hablo maravillas de su hijo - le paso la mano por el cabello - pero ahora vengo a invitarlos a desayunar, claro si ustedes aceptan y tal vez después a ver una película.
- Sí - Andrew como siempre contesto.
- Entonces vamos - mi hijo me jaló hacia el auto, enserio que debía hacer algo con él.
El camino fue en silencio y la verdad no tenía nada de que hablar, pero no duro mucho ya que pronto llegamos a un restaurante, en el cual había juegos para niños y bueno Andrew en cuanto vio aquello, corrió hacia ellos; mientras Thomas me señalaba una mesa que estaba frente a los juegos y así pudiera vigilar a mi hijo.
- Algo en tu mirada me dice, que hay algo que te preocupa - repuso como si nada.
- Necesito sacar esto con alguien - susurre.
- Mi abuela solía decir, que lo mejor era desahogarse con extraños - su sonrisa me animaba a que hablara - después de todo no podría haber reproches en ellos.
- Hay un hombre, que su nombre es Richard - enserio debía sacar todo lo que sentía - que hace años fuimos novios, pero por situaciones en las cuales solo puedo decir, que él me rompió el corazón, terminamos y Pat fue el que me ayudo a salir de la depresión en la que entré, pero ahora que he vuelto, creo que él quiere volver a conquistarme. La mayoría creen que debo darle una oportunidad, pero par mí es demasiado pronto - susurre - el corazón aun llama a Pat y no quiero cometer un error.
- ¿Puedo darte mi opinión? - asentí levemente - siempre he dicho, que las personas jamás cambian, así que si hubo una infidelidad, dudo que no pueda volver a hacerlo; así que mi consejo sería que no le dieras una oportunidad.
- Mentí - ante aquello clavo su mirada en mí, sin comprender - es cierto que me engaño, pero yo no termine con el corazón roto.
- No entiendo - admitió.
Creo que debía contarle un poco del pasado, para que pudiera comprender porque estaba mintiendo.
- Muy bien - mi voz fue baja - te contaré lo que paso hace más de diez años.
No hubo respuesta, simplemente puso toda su atención en mí, me aclare la garganta para poder contar un poco de mi pasado.
Habíamos bajado del avión, después de todo estás serían las primeras vacaciones que pasaríamos en Massachusetts, ya que las pasadas nuestros padres habían ido a California, pero ahora después de un año de habernos ido por fin regresábamos.
- Él lo entenderá - me tomo la mano - después de todo, en el amor no se manda ¿o sí?
- Tú lo dices todo tan sencillo - le espete, aunque mi corazón en ese momento había dado un vuelco, al ver quien estaba en la sala de espera.
- Cuando estoy contigo, para mí todo es fácil - me sonrió, mientras comenzaba a caminar.
No dije nada, después de todo estaba pensando en como iba a decirle a Richard, que me había enamorado de su mejor amigo, no creo que lo fuera a tomar muy bien, me solté de su agarre y cuando llegamos a la sala de espera, el primero en abrazarme fue Richard.
- Debemos hablar - fue lo que dijo, robándome las palabras de la boca.
No dije nada, ya que mi hermano fue el siguiente en abrazarme y por último mis padres que me sonreían felices de que estuviera ahí, después de eso cada uno se fue con sus padres, bueno de hecho Pat y yo subimos al auto de Richard ya que dijimos que queríamos hablar de todas las locuras que habíamos hecho; pero la verdad me moría de nervios, debía hablar y aunque lo deseaba mi voz no salía.
- ¿Qué tal las cosas en California? - pregunto Richard.
- Bien - fue la seca respuesta de Pat.
- ¿Hice algo que te molesto? - parecía desconcertado.
- Sabes lo que hiciste - le espeto - y bueno, no creí que fueras al aeropuerto.
- Fui por mi novia - replico - tenía todo el derecho de ir.
- ¿Por qué no le dices la verdad? - lo reto.
- ¿Qué verdad? - clave mi mirada en Richard.
- Ya habrá tiempo - me aseguro.
- No te acobardes - la voz de Pat estaba llena de molestia - dile, lo que has hecho mientras ella no estaba.
- Eso es algo que solo nos refiere a nosotros - gruño - así que cierra la boca.
- ¿Qué diablos sucede? - ahora observe a Pat.
- Él debe decírtelo - fue su sencilla respuesta.
- ¡Carajo! - grite - alguien quiere decirme que pasa.
- ¿Quieres saberlo? - Richard detuvo el auto - me acosté con Miranda y ahora esta embarazada.
Aquella noticia me cayo como agua helada, en ese momento sentí que una parte de mi corazón se rompió, creo que después de todo aun una parte lo quería, pero cuando sentí la mano de Patrick, mi corazón se rompió aun más.
- ¿Desde cuando lo sabías? - en ese momento me sentía dolida con ambos.
- Hace tres semanas - su voz fue débil. Me baje del auto más que furiosa, en ese momento no podía ver a ninguno, las lágrimas bajaban por mi mejillas, sentí que alguien me detenía del brazo y al observar a Richard, simplemente me solté de su agarre.
- Perdóname - su voz me suplicaba - no sabía lo que hacía.
- No hace falta que te diga, que esto se acabo ¿cierto? - lo miré con una sonrisa irónica.
- Yo me hago cargo - repuso Patrick, ante su voz, sin importarme nada lo abofetee.
- Lo sabías, y jamás se te ocurrió decirme - con él me dolía más - pues sabes que, ambos se pueden ir al diablo, no quiero volver a verlos.
- Así que te dolió más que Patrick, ocultará el secreto - solo afirme con la cabeza - ¿Cómo hizo para que lo perdonarás?
- Le costó un mes de sacrificio - eleve los hombros.
- Debió amarte demasiado - comento tranquilamente - y bueno yo sigo con lo mismo, de no otra oportunidad.
- Eres el único sensato, con el cual he hablado en las últimas horas - sonreí de lado - y bueno tampoco pienso cerrarme al no, solo por ahora, mientras las heridas sanan.
- Muy bien, - apretó mi mano - pero déjame estar contigo, y ayudarte a que esas alas sanen y puedas ser libre de nuevo.
- Debo estar muy loca, pero acepto - respondí.
Bueno antes que nada, quiero decir que subí otro fic original que se llama "No existe nadie más dentro de mí...que tú" https://www.potterfics.com/historias/72048 espero que puedan pasar y dejar algún comentario
Capitulo dedicado a:
Zhere StAr De Blackyesica7448nessiecullen
- ¿Si mitío la quería tanto, porque no están juntos? - esa preguntaba llevaba mucho enmi mente.
- Si selo llegas a preguntar a Renata, te dirá algo como que ya sentía algo por Pat, yvenía a terminar la relación con Richard - arrugue la nariz, un tanto molesta -pero no fue así, aunque Tana lo niegue, ya que su orgullo es bastante grande,como para aceptar que le dolió más de lo imaginado la traición.
- ¿Qué traición?- pregunte en voz baja.
- Bueno tutío y Miranda, al irse a la misma Universidad, tenían más comunicación, que laque tenían Tana y él - respondió suavemente - pero mi amiga adoraba a Richard,de eso no había duda, no había día que no le mandará un mensaje.
- Noentiendo - dije un tanto exasperada.
- Bueno unaño después de que todos nos habíamos ido, a nuestras respectivasUniversidades, todos regresamos aquí - se sentó en la mesa y yo hice lo mismo.
Renata lucía realmente feliz, mientras Patrick simplemente lucíaaburrido, pero ahí estaban los tres esperando a que Miranda y Richard llegarán,después de todo, hoy se volverían a ver, después de un año de no haberse visto.
- ¿Cómo me veo? - pregunto Renata, como por quinta vez.
- Te ves bien - contesto Patrick.
- Pat tiene razón - concordó Marian.
De nuevo se hizo el silencio, se encontraban en una mesa de la cafeteríaen donde muy seguido iban, y en ese momento Richard entró, la primera en correrhacía él fue Renata por supuesto, mientras Patrick lo veía con ciertairritación.
- Te extrañe horrores - susurro Tana, mientras seseparaba de su novio y tomaba su rostro - enserio, si no hubiera sido, porquehe estado hasta las nubes con la Universidad, yo creo que no me habría separadodel teléfono.
- Hola - ante la voz de Miranda, Richard se separo deRenata - que gusto volver a verlos.
- Hola Mir - la castaña seguía con su sonrisa, mientrasabrazaba a la que creía su mejor amiga.
No hubo respuesta, Marian observaba con cierta molestia a Richard y aMiranda, después de todo sabía lo que estaba pasando, de hecho la única queparecía no saberlo era Renata.
- Renata - llamo Richard - tenemos que hablar.
- Claro - le sonrió tiernamente - ¿Qué pasa?
- Creo que lo mejor es que sea a solas - comento untanto nervioso.
- Vamos Richie - la mirada de Marian no era buena - no creo,que nosotros no podamos escuchar.
- Además creo que Tana nos va a necesitar - opinó Pat.
- ¿De qué hablan? - en ese momento Renata sintió quealgo andaba mal.
- Dile - le ordeno Miranda.
- Tan sabes que te quiero y mucho - ante aquello lachica arrugo la nariz - pero en este año, me di cuenta que la distancia si dañalas relaciones.
- ¿Estás terminando conmigo? - pregunto con ciertotemblor en la voz.
- Es lo mejor - susurro no muy convencido.
- ¿Te enamoraste de alguien más? - sus ojos cafés secristalizaron.
- Sí - ante aquello Pat posó la mano en el hombro deTana - me enamoré de Miranda.
- ¡¿Qué?! - sus ojos se habían abierto de la sorpresa.
- Lo siento Tana - la rubia, en ese momento lloraba - yono lo deseaba, solo pasaron las cosas y ahora vamos a ser padres.
Ante aquello lo único que hizo Renata fue levantarse, no dijo unapalabra simplemente salió del lugar.
- Ambos son asquerosos - les espeto Marian.
Y después de eso salió del lugar, echo a correr para alcanzar a Renataque estaba por cruzar la calle, en cuanto llego a su lado notó que lloraba,posó su mano en su hombro tratando de darle apoyo.
- Pat trato de hacerme entender - susurro - diciéndome,que mi novio no era lo que yo creía, y que hice le deje de hablar por dossemanas porque yo estúpidamente amo a Richard, pero ¿de qué me sirve? Si ahora está enamorado de Miranda y eso noes todo, la embarazo.
- Suena horrible - aceptó la chica - pero el tiempo sanatodo.
- Creí que sentía lo mismo que yo - susurro - pero soyuna tarada, que no se da cuenta que siempre le ven la cara de idiota.
- Tana, no digas eso - la abrazo - eres una persona muyfuerte y esto no te hará caer, porque Richard no merece una de tus lágrimas ¿meentendiste?
- Me duele demasiado - su voz fue baja - y solo laslágrimas pueden ayudarme con esto.
- Vaya,mi tío dejo a Renta por Miranda ¿Acaso estaba loco? - fue lo primero que saliódespués de escuchar la historia.
- Es lomismo que todos pensamos - sonrió levemente - pero creo que Miranda logró,embaucarlo muy bien y más con el bebé.
- Entoncesse podría decir que Tamara, fue la causante de la separación de Renta y tíoRichard - Marian negó suavemente.
- Tu tíosi quiso a Miranda, claro que algo que empieza mal, termina mal - elevo loshombros y observo el reloj - y ahora tengo cosas que hacer, así que nos vemos.
Y sin más se fue dejándome con bastantes dudas, peroya debería haberme acostumbrado, después de todo siempre me dejaba así con laduda.
Capitulo dedicado a:
Zhere StAr De Black
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Un día más que se iba, y a pesar del tiempo la heridano quería cerrar, seguía doliendo tanto como el primer día, aun no había nocheque no llorará y que ahora Thomas que me había hecho su socia en un restauranteque ni siquiera sabía como habíamos llegado aquello, pero ahora era miconfidente.
De hecho era el único que no me decía nada, cada vezque comenzaba a llorar, simplemente me consolaba. Sé que había dicho que lo ibaa olvidar, pero no puedo, lo he intentado por todos los medios, he tenidovarias citas, gracias a Marian.
Los cuales siempre termino comparando con Pat, y buenocomo comenzar una relación con Richard, que es el único que se podría decir quees el único que hace feliz a mi hijo, de hecho casi todas las tardes pasa porél y bueno se comporta como su amigo.
Pero no puedo porque, la última vez que hubo algoentre nosotros, yo termine demasiado lastimada, con varias semanas encerradasin querer hacer nada, solo estudiando tratando de alejar de mi mente todos losrecuerdos que tenía por él, de hecho creo que comencé a ver de nuevo la luz,cuando Pat me besó, después de cuatro meses de haber regresado a la Universidady seis de haber terminado con Richard.
Estabaen la biblioteca, haciendo todos los trabajos que pudiera para no pensar en él,estaba tan metida en la lectura, que no escuche llegar a Patrick.
- ¿Qué haces?- me asuste al escuchar su voz.
- No teoí - susurre, mientras seguía con mi trabajo.
- Renata- llamo suavemente - vamos, debes salir de esta depresión, me lastima verteasí.
- Estoy bien- la voz monótona al decir esas palabras, simplemente decían que estabamintiendo.
- Ambos sabemosque eso no es cierto - me reprocho - entiendo, que te haya dolido la traiciónde Richard y Miranda, pero debes ver que hay muchos más hombres, que salircontigo sería un honor.
- ¿Paraqué también termine siendo dañada? - clave mi mirada en él - no, gracias.
- Tan -tomo mi mano - mírame - hice lo que me pidió, y antes de que pudiera deciralgo, sentí sus labios sobre los míos, aunque solo fue un roce - déjame ayudarte,quiero sanar las heridas de tu alma y corazón, por favor.
- Pat -mi voz tembló - no soportaría, que me hicieras daño.
- Eso nova a pasar, - me sonrió levemente y acaricio mi mejilla - porque Te Amo, y loúnico que deseo, es que me dejes demostrarte que el amor que siento por ti, note lastimara.
- Tampocoquiero lastimarte - susurre.
- Lo harássi no me aceptas - me beso la frente - no me digas que no.
- No mehas preguntado nada - comente con una media sonrisa.
- Renata¿quieres ser mi novia? - pregunto con una sonrisa tierna.
- Sí -susurre.
Y ahora él noestaba, lo había amado, como jamás lo había hecho con Richard, me había ayudadoa cerrar tantas heridas, y las que él había dejado, no había nadie que meayudará a curarlas, porque Pat siempre había sido mi otra mitad, mi almagemela; y ahora debía sufrir sola.
Abrí uno de loscajones de la oficina que Thomas me había dado, y observe el anillo dematrimonio y el de compromiso, cerré los ojos esperando que las lágrimas nosalieran.
- Hola - ante la voz de Richard, deje ambos anillos enel cajón y sonreí.
- Hola - conteste, tratando de aparentar que todo estababien - ¿a qué debo el honor de tu visita?
- Venía a invitarte a comer, y ver si esta vez no merechazas - hizo un gesto que me hizo sonreír.
- Muy bien - repuse, levantándome de la silla - ¿A dóndepiensas invitarme?
- Pues hay un restaurante nuevo, que dicen que es bueno -comento con una media sonrisa - y bueno, quiero ir contigo.
No dije nada,solo me ofreció su brazo, y bueno así salimos de la oficina, pero una preguntallego a mi mente ¿esto estaba bien? No estaba engañando a Patrick ¿cierto? Debíaseguir con mi vida, pero no por eso debía tener una pareja.
Y no estababuscando una, solo estaba saliendo con Richard como amigos, solo como eso ysimplemente como amigos.
POV Christopher
Seguir sinmemoria no era muy agradable, pero había decidido seguir con mi vida, con elnombre de Christopher Campbell, ahora me dedicaba a la carpintería, puesconseguir trabajo en una empresa, era bastante complicado, ya que al no tenerpapeles no te daban empleo.
- Chico - esa voz era de Steve, que se podría decir, queera como mi ángel guardián.
- ¿Qué pasa? - pregunte, mientras seguía cortando lamadera.
- Ya tengo tus papeles - me mostró un sobre - creo, quepodrás dejar la carpintería, en lo cual debo decirte que no eres muy bueno.
- ¿Enserio? - estaba emocionado, ya que como él decía lacarpintería no era lo mío.
- Así es - me sonrió - ahora eres Christopher AndrewCampbell, trabajas en relaciones internacionales y tienes 32 años, no te hascasado ni tienes hijos.
No dije nada,solo observe los papeles, estaba empezando una nueva vida, no sabía cómo hablabavarios idiomas, ni tampoco como sabía que yo debería estar en relacionesinternacionales y sobre todo, no sabía porque el nombre de Andrew significarátanto en mi vida, pero algo me decía que una persona con ese nombre había sidoimportante.
- Gracias - le susurre.
- No es nada - comento con indiferencia.
Había conocido aSteve cuando había estado en el hospital, era paciente y bueno cuando se dio cuenta de que norecordaba nada, a pesar de haber sido dado de alta no hubo un día que no fueraa verme y me ayudo en todo lo que pudo, de hecho me dio un techo y ahora meestaba dando la oportunidad de volver a empezar de nuevo.
Pero a pesar deno recordar nada, había unos ojos que veía siempre al dormir, unos enormes ybellos ojos miel, sabía que eran de mujer, pero no sabía de quien eran, y cadavez que despertaba el vacío se iba haciendo mayor, mi corazón dolía cada vezque despertaba.
- ¿En qué piensas? - pregunto suavemente.
- Nada - mentí.
- Por favor Christopher, debes de dejar lo poco que tequeda del pasado - dijo de manera seria - lo poco que tienes, no te ayuda ni arecordar, ni a seguir con tu vida, así que deja todo lo que creas que te liguéal pasado.
- Lo intento - repuse secamente - pero los ojos miel queveo en mis sueños, parecen querer que no los olvide, y cada vez muestran mástristeza, no sé qué hacer.
- En cuanto comiences a trabajar - su voz como siempreera serena - debes mantener tu cabeza ocupada en ello y así tus recuerdos seirán, te lo digo por experiencia.
No conteste,también sabía que había perdido a su familia en un incendio, y cuando me vio,dijo que le había recordado a su hijo y por eso me había ayudado tanto y ademásme había dado su apellido, creo que no tendría con que pagarle nada de lo queestaba haciendo por mí.
Steve Campbell
Capitulo dedicado a:
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Zhere StAr De Black
- Hola preciosa - antes de que pudiera responder, sentílos labios de Richard sobre los míos.
- Hola - respondí con una débil sonrisa.
¿Cómo habíamosllegado a esto? No sé, no tengo una respuesta concreta, solo sé que después deun mes de estar saliendo, él me beso la noche que me llevo a casa, y sin másterminamos en una relación.
- Mañana es cumpleaños de Tam - sabía que era su hija -y bueno creo que es momento de que te presenté con ella.
Me levante de unbrinco, una cosa era salir con él, y otra totalmente diferente decírselo a suhija y menos si la niña tenía el carácter de su madre.
- Creo que es un poco apresurado - trate de sonartranquila, aunque estaba aterrada, porque algo me decía que si me presentaba asu hija, esta relación se volvería formal - debemos darnos un poco más detiempo.
- ¿Lo crees? - me tomo de la cintura - llevamos saliendodos meses, creo que es momento de que nuestros hijos sepan nuestra relación.
- No quiero que Pa
- vi mi error - Andrew se sientaincómodo.
- Sigues pensando en Patrick - se separo de mí - esto nolo haces por Andrew, sino por él ¿Qué sientes? ¿Crees que lo estás engañando? -no respondí - él está muerto - me tomo de los brazos - y tú debes seguir con tuvida, pero si no quieres hacerlo, yo no pienso ser el premio de consolación.
Después de deciraquello salió de la oficina, me deje caer en uno de los sofás que había en ellugar y me cubrí el rostro con las manos.
- ¡Déjame en paz! - gruñí - supongo que debes estarfeliz, porque alejé al hombre perfecto.
- ¿Con quién hablas? - escuche cierta diversión en lavoz de Thomas.
- No estoy de humor - le mande una mirada ácida.
- ¿Un problema, con tu hombre? - cuestiono con unasonrisa burlona.
- Odio, que llames a Richard como mi hombre - le espete.
- Muy bien - se sentó a mi lado - ¿Qué paso con Richard?
- Me dijo que me iba a presentar a su hija como supareja - respondí en voz baja - y bueno al tratar de negarme, en vez de decirel nombre de mi hijo, dije el de él.
- ¿No se suponía que no mencionarías más su nombre? -elevo una ceja.
- No lo dije de manera consciente, - replique - y medijo que si no pensaba seguir con mi vida, que podía irme olvidando de él -solté un suspiro - ¿Cómo voy a mantener una relación amorosa, si no puedoolvidarlo?
- Estás siendo demasiado injusta contigo, - tomo mi mano- después de todo, tu duelo no lleva ni un año, si cuando hay un divorcio esdifícil, quedar viuda es mucho más complicado; porque en un divorcio, pudohaberse acabado el amor, pero cuando uno de los dos muere, el otro puede seguiramándolo, como tú. Aprender a programar con ejemplos
- ¿Por qué dices cosas tan contrarias al resto? -cuestione frustrada - ni siquiera Elena, todos dicen que lo mejor es que loolvide, pero ¿Cómo lo hago? - de nuevo sentía las lágrimas acumularse - si tengosu nombre y su esencia tatuado en el alma.
- Odio que llores - susurro, limpiando mis mejillas.
- Es lo único que libera el dolor del alma, - mi vozsonó temblorosa - y ¿sabes que es lo peor? - me acaricio el cabello, como paraque le dijera - que a pesar de amar a Pat con toda el alma, Richard ya no me esindiferente.
- Así que el idiota, comienza a ganarse tu corazón -arrugo ligeramente la nariz - sé que me voy a arrepentir de lo que voy a decir,pero si sientes algo por él, lo mejor es que no lo dejes ir, tal vez ahora élsea tu barca de salvación, no digo que sea un barco como lo fue Patrick, perotal vez pueda ayudarte con todo lo que sientes.
- Creo que debo hablar con él - me levante dispuesta air a hablar con él.
- Ren - llamó, cuando estaba por salir - creo queprimero debes arreglarte el maquillaje, y bueno otro consejo, deja que se lepase el enojo y después hablas con él.
- ¿Mañana? - cuestione al que ahora era mi mejor amigo.
- Me parece lo mejor - repuso pasando por mi lado - y ahorate dejo trabajar.
Y bueno pase todala tarde revisando cuentas, cosa que no era mucho de mi agrado, pero la verdadmantenía mi mente ocupada con eso, y mientras menos pensará en lo de esa tardeera mucho mejor para mí.
Observe el reloj,y vi que iban a hacer las nueve, cerré la carpeta, pues tenía que llegartemprano a casa, se lo había prometido a Andrew. Tome mi bolso y las llaves delauto y salí del lugar, pero antes de llegar a mi auto, vi a Richard con un ramode rosas.
- Lo lamento, - se disculpó - me porte como un verdaderoidiota - la que debería disculparse era yo - debería comprender, lo que estásviviendo, pero debes entenderlo, estoy celoso.
- Sé que es complicado - susurre - y debes saber, quePatrick nunca va a salir de mi vida, después de todo tengo un hijo suyo, perotambién quiero que tú formes parte de mi futuro - le sonreí levemente - y tienesrazón, es momento de que nuestros hijos sepan lo nuestro.
Sin previo avisome beso, eso quería decir que todo lo de esa tarde había quedado en el pasado,y en cierta forma me alegraba, porque Richard era mi pase para salir de midolor o al menos eso deseaba pensar.
- Mañana paso por ti y por Andrew - esta vez dejo uncasto beso en mis labios - a Tamara le vas a caer muy bien.
No respondí, solomantuve mi sonrisa, de que todo iba a estar bien, aunque por dentro estuvieramuerta de miedo. Me abrió la puerta del auto y después de volverme a besar, porfin cerró la puerta del carro, sin perder tiempo maneje hacia la casa.
Estacione el autoen el garaje y baje literal corriendo, porque sabía que Andrew me iba a reprocharla hora, en cuanto entré, note que Marian se encontraba en la sala con mi hijo,ambos veían una película.
- Hola - salude con una sonrisa culpable.
- Prometiste llegar temprano - mi pequeño me mando unamirada fría.
- Lo sé - me acerque a él, pero se alejo - prometo novolver a llegar tan tarde.
- Lo mismo decía papá - me espeto - y después de laprimera, las demás llegadas fueron aun más tarde.
- No volverá a ocurrir - le aseguré - solo fue queRichard me entretuvo y bu
- ¿Richard? - se cruzo de brazos - ¿Por qué?
- Bueno, nos invito a una fiesta, mañana - respondí,revolviendo su cabello.
Sonrió un pocomás tranquilo, me pidió que viéramos la película, y no me sorprendí que fuerauna de las de Toy Story, pues eran sus favoritas, ni siquiera termino de verlacompleta.
Se durmió a lamitad, le pedí a Marian que apagará el televisor y tome a mi hijo en brazospara llevarlo a su habitación y también yo irme a dormir, mi día no había sidomuy agradable y comenzaba a dudar que mañana lo fuera y lo mejor era tenerenergía, para lo que venía.
No sé que paso que se borraron mis comentarios, bueno solo deseaba informarles y espero que les guste el capitulo.
Capitulo dedicado a:
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- Te ves muy bien - comento, Marian con una mediasonrisa.
- No sé, si conocer a Tamara sea lo correcto - me aliseel vestido, como por cuarta vez.
- Si Richard, cree que es el momento correcto, - sonrió delado - entonces lo es; y ya deja de pensar en cómo va a hacer la presentación.
Ella lo decía tanfácil, porque no era quien iba a conocer a la hija de su novio, y bueno tambiénporque no iba a decirle a su hijo, que ahora salía con alguien más, que no erasu padre. Esto no era nada sencillo, por ningún punto donde se viera no lo era.
Pero no replique,porque era ponerme a discutir con alguien, que jamás iba a ganar y la verdadprefería mantenerme tranquila, para el encuentro con la hija de la que creí unavez mi mejor amiga.
En ese momento seescucho el timbre, con lo cual mi amiga salió corriendo, parecía unaadolescente, pero ni eso aparto mi mente de lo que podría pasar ese día,enserio me sentía un tanto mareada, de los nervios, aunque creo que estabaexagerando las cosas.
Respire profundo,antes de tomar mi bolso y bajar; en donde como supuse lo encontré con una mediasonrisa, y un pantalón de vestir beige y una camisa negra que había dejadoabiertos los tres primeros botones, no iba a mentir, lucía bastante bien.
- Te ves hermosa - me beso la mejilla.
- Tú no te quedas atrás - le sonreí levemente.
- Mamá - escuche la voz de mi hijo, ante lo cual meseparé de Richard - ¿A dónde vamos a ir?
- Vamos al cumpleaños de mi hija, campeón - respondió Richard,despeinando su cabello.
- No me llames campeón, - ante aquello abrí los ojossorprendida - eso solo lo hacía mi papá.
- Andrew - susurre - no tienes porque
- No, - me interrumpió Richard - Andrew tiene razón, siasí le decía su padre, yo no le volveré a decir así, ¿tenemos un trato?
- Muy bien - acepto mi hijo.
Y sin decir unapalabra más, salimos de la casa, esto era una señal de que iba a ser un caos completo,pero no lo dije; mi hijo subió en el asiento trasero y le coloque el cinturón,y después Richard me abrió la puerta del copiloto y antes de que subiera mebeso.
- ¿Por qué lo dejas? - gruño Andrew - eso solo lo hacíapapá.
- Cariño, tu padre ya no está - susurre - y tú y yotenemos que aprender a vivir sin él, y seguir con nuestras vidas.
- No me gusta - y lo vi cruzarse de brazos.
Pero no puderesponder, porque Richard entro al auto. Esto estaba mal, no podía creer que mihijo de casi seis años, ahora no le agradará, aunque debía ser normal, despuésde todo no tenía ni un año de muerto su padre y yo ya estaba saliendo conalguien más.
Fije mi vista enla carretera, tratando de que el nudo en la garganta desapareciera, él estabamuerto y no iba a regresar, y yo tenía que seguir con mi vida, porque no me ibaa hundir en la depresión, solo porque él no estaba, mi hijo me necesitaba, peroyo necesitaba a Richard para poder mantenerme en pie.
Se estacionofrente a una casa de color durazno, no muy grande; y parecía que ya habíavarias personas en el jardín, mi hijo estaba molesto, lo podía ver en esos ojosazules iguales a los de su padre, salió del auto sin mirarme, tome la mano deRichard para bajar del auto.
Andrew caminodelante de nosotros, no soltó mi mano así que entramos a la casa, en donde anadie conocía, todos eran rostros desconocidos para mí o al menos eso fue,hasta que vi unos ojos azules clavados en los míos, en ese momento todo elvalor que había tenido, se había esfumado.
- Eres un desgraciado - le espeto - ¿Cómo se te ocurre,traer a tu amante en turno, para el cumpleaños de tu hija?
- Hola, Miranda - salude con una media sonrisa.
- No estoy hablando contigo, zorra - me fulmino con la mirada.
- No pensé, que olvidarías a la que alguna vez llamastemejor amiga - le espete.
- ¿Renata? - sus ojos se abrieron.
- La misma - mi voz sonó un tanto ronca - y no sé,porque me dices zorra, si después de todo tú y Richard tienen separados más deseis años, yo no vine a arruinar nada.
- Es un placer tenerte aquí - su sonrisa fue tan falsa,que solo pude hacer lo mismo.
Solo le sonreí, ysin soltar la mano de Richard camine por el jardín, para buscar a mi hijo, quevi jugando con un grupo de niños de su edad, sonreí pues parecía que su enojose había ido.
- Papá - en ese momento fije mi vista, en una pequeña decabello rubio, y los ojos azules de su madre, aunque se parecía más a Richard -pensé que no ibas a llegar.
- Jamás me perdería tu cumpleaños, princesa - la abrazo,mientras yo sonreía ante la escena - tengo que presentarte a alguien - en esemomento los ojos azules se clavaron en mí - ella es Renata Geller.
- Hola - su voz sonó seca.
- Hola - respondí tratando de ignorar su tono - tu padre,me ha hablado mucho de ti.
- Pues a mí no de ti - sonrió de manera ladina.
- Tamara - la reprendió - no debes ser tan grosera.
- Lo lamento, - se disculpo - ¿papi, me acompañas por unpoco de pastel?
- Ahora vuelvo - asentí levemente.
Los vi entrar ala casa, y yo camine hacía la mesa en donde habían colocado la comida y lasbebidas, y fue el lugar que encontré más solitario y alejado del resto de losinvitados.
- No creí, que la gran Renata Geller, se conformaría conmis sobras - ni siquiera voltee a verla.
- Pues debes ser una profesional en eso, - le espete - despuésde todo, tú primero te quedaste con las mías.
- Él me amaba - por alguna extraña razón sentí que no hablábamosde Richard - pero claro, tú tenías que venir con tú estúpida cara de moscamuerta, y él te la compro por completo, lo alejaste de mí.
- Pensé que tus sentimientos por él, habían desaparecido- fije mi vista en el inflable - ya que siempre andabas detrás de Richard, creíque Patrick, solo había sido cosa de niños.
- Hay muchas cosas, que nunca cambian - replico - como nuestrarivalidad, siempre quisimos demostrar quién era mejor, o quien se quedaba conel mejor partido.
- Yo jamás quise hacerlo, - repuse sinceramente - tú erasla que siempre competía, jamás quisiste perder, pero tú misma formaste tutrampa, pues a pesar de que hayas embaucado a Richard, Patrick siempre meprefirió a mí, si solo hubieras hecho lo correcto y no tratar de ser mejor queyo, tal vez estarías casada con él y yo con Richard.
- Ambas sabemos, que siempre te gusto más Patrick -gruño - solo saliste con Richard, porque era tu mejor amigo, y no queríaslastimarlo.
- Pero me enamore de él - susurre - pensé, hacer mi vidaa su lado, pero entonces fue ahí donde tu entraste, haciéndolo olvidar el amorque alguna vez me profeso, y me mandaste directo a los brazos del hombre que sesuponía ambas - esta vez sí clave mi mirada en ella - y me casé con él, me hizoinmensamente feliz, me dio un hijo maravilloso, pero sobre todo me dio el dolormás grande.
- Lo sé - su voz sonó temblorosa - Elena, se lo dijo ami madre, dicen que tu hijo se parece a él.
- Ahí está - le señale a mi hijo, que en ese momentobrincaba en el inflable, con una sonrisa.
- Tiene tu boca, - solté un suspiro - amo a Richard, ypienso luchar por él.
- ¿Por qué después de seis años, vas a luchar? -cuestione, sin apartar la mirada de mi pequeño.
- Siempre he intentado reconquistarlo - susurro - de hecho,varias veces ha estado en mi cama, ya estando divorciados, creí que todo se ibaa solucionar, pero entonces apareciste tú.
- Pues tendrás que luchar más - me giré a ella con unasonrisa de lado - porque Richard, es mi barca de salvación y no piensoperderla, ni por ti ni por nadie, así que ahora si es un reto.
- Vas a perder - sonrió ladinamente.
- Eso ya lo veremos, Mir - me aleje de la mesa.
No pensabaperderlo, así que iba a comenzar a usar mis mejores armas, para que RichardStevens se quedará conmigo, no pensaba volver a encerrarme en la depresión.
Miranda Thomas
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nessiecullen
Observe lafotografía de Patrick, y comenzaba a ser menos doloroso, de hecho ahora sonreíacon los recuerdos, era mejor a pasar toda la vida llorando por algo que ya noiba a hacer, comenzaba a acostumbrarme a las noches en soledad.
Ya no me eranecesario sentir el calor de Pat, ya no despertaba esperanzada, de verlo a milado, simplemente, había dejado de ansiar una llegada, que sabía que no iba avenir. Solo me había dedicado a vivir el presente, buscar un mejor futuro,aunque Patrick no nos había dejado en la ruina, de hecho había dejado bastantedinero.
Pero preferíaestar enfocada a que haría con el dinero que ganaba en el restaurante, pues conese trabajo había logrado poco a poco, ir olvidando al que fue el amor de mivida.
- ¿A que debemos esa sonrisa? - ante la voz de Thomas,mi sonrisa se ensancho.
- Hoy es el cumpleaños de mi hijo - respondítranquilamente.
- Eso ya lo sé, pero no entiendo mucho tu sonrisa, -elevo una ceja - creo que hay algo más.
- Odio, que me conozcas - le espete.
- Eres fácil de conocer - me dio una mirada altiva.
- Pues, hoy daré a conocer mi noviazgo con Richard -sonreí levemente.
- No quiero sonar, aguafiestas - comento sentándose enel pequeño sofá que estaba en una esquina de la oficina - pero, por lo que veo,Andrew ahora lo rechaza.
- Se le pasará, - eleve los hombros - solo tengo queexplicarle, que no viene a ocupar el lugar de su padre.
- Es un niño - repuso suavemente - no lo va a similar,al menos no ahora, y tal vez le cueste algunos meses, si no es que años, paraver que Richard no vendrá a quitarla a su madre.
- Debo seguir con mi vida, - comente tratando de sonarcalmada - y Andrew debe entenderlo.
- Ese es tu error, Re - se levanto y camino hacia mí - noes necesario, que salgas con alguien, para poder seguir, de hecho creo que esdemasiado prematuro que salgas con alguien.
- Es lo único que me ha ayudado - replique.
- Por eso - estaba a escasa distancia de mí - solo estássaliendo con Richard, para no sentirte sola, no lo amas, simplemente loutilizas, para no caer en la obscuridad; y eso al final terminará no sololastimándolo a él, sino también a ti.
- ¿Por qué no me apoyas? - eso me exasperaba.
- Porque no puedo, apoyarte en una locura como esta, -me espeto - estas actuando por miedo a la soledad, estás aterrada de no sentira alguien que te ame, no interesa lo que tú sientas, solo te interesa nosaberte sola.
- ¿Ahora soy la mala? - lo miré fríamente.
- Nadie dijo que fueras la mala, solo que estás aterradade estar sola - me tomo la barbilla.
- Si fuera eso, hubiera salido con cualquier otro, queMarian me hubiera presentado - me solté de su agarre.
- ¿Has olvidado a Patrick? - no lo miré, pues sería unamentira decirle que sí - dime ¿Qué jamás has pensado en él, estando conRichard?
No dije nada,pues muchas veces había estado pensando en Pat, mientras estaba con Richard,pero no quería volver al pasado, en donde el solo recuerdo dolía, me rehusaba avivir lo mismo; y en ese momento no me interesaba si lo estaba utilizando, solono quería que los días de lágrimas volvieran.
- Entonces, según tú debo dejarlo, ¿no? - eleve una ceja.
- Ya conoces la respuesta - su voz apenas fue audible.
- Pues es un poco tarde, - solté un suspiro - porquecomienzo a enamorarme de él.
- Es mentira - gruño - y bueno lo lamento mucho, porquellegará un momento, en que en verdad creerás tus mentiras.
- No puedes saber lo que siento - replique.
- Jamás vas a amarlo, - sus ojos mostraban irritación -porque aunque te ciegues, solo va haber un hombre en tú corazón.
- No, - me negaba a creer aquello - voy a olvidarlo, yvoy a empezar de cero con Richard.
- Enserio, que cuando te des cuenta de que solo sonmentiras, no sea demasiado tarde - camino hacia mí y beso mi frente - soloespero, que no sufras demasiado.
Lo vi salir de laoficina, me senté en el sofá, no podía venir Thomas a hacer que mi cerebro sevolviera una mezcolanza de nuevo, ya tenía todo claro y ahora de nuevo no podíaestar en paz.
Esto no podíaestarme pasando, se suponía que ya había dejado en claro que comenzaba aenamorarme de Richard, pero venía al que consideraba mi mejor amigo, y me decíaque me estaba mintiendo, y ahora de nuevo estaba demasiado confundida.
- Señora Geller, - levante la mirada y la secretaria,estaba en el marco de la puerta - tiene una llamada.
- Gracias, Fran - tome el teléfono - ¿sí?
- Pensé que no pensabas responder -ante la voz de Miranda, estuve a punto de colgar.
- ¿Qué quieres? - no tenía ganas de hablar.
- Solo preguntarte ¿sabes dónde está tu novio? -ante la burla de su voz, supuse que estaría con ella.
- ¡Vaya, Mir! - trate de sonar sorprendida - no puedocreer, que tan rápido hayas utilizado tus artilugios, para llevártelo a lacama.
- Él me ama, - parecía segurade ello - y no importa cuánto trates de enamorarlo, él siempre va a regresar amí.
- No me conoces, Mir - sonreí de lado - y cuando meinteresa algo, lo obtengo a costa de lo que sea.
- Sabes que es mentira, - escuche surisa - tú no podrías matar ni a una mosca, aun sabiendo que es en defensapropia.
- Pues disfrútalo - dije con indiferencia - porque enmenos de dos horas, tendrá que venir conmigo.
- Espéralo sentada - se burlo - porquehoy no lo vas a ver, solo te lo informo, para que no te canses de esperar.
Y después sin másme colgó, observe la fotografía de Patrick, en donde abrazaba a Andrew, la tomey acaricie el rostro de mi marido.
- Necesito que me ayudes a aclarar mi mente, - le pedí -en verdad siento que me estoy enamorando de Richard, pero con la llamada deMiranda no sentí nada, y eso me asusta, porque debí sentir celos, enojo, perono hubo nada.
No huborespuesta, pues no había nadie quien pudiera darme una. Deje la foto, y medispuse a hacer el inventario del restaurante, pues necesitaba despejar mimente, esperando que la hora en que Richard me había dicho que iba a pasar pormí llegará.
Me entretuvebastante, y cuando me fije en la hora, ya había pasado una hora, de la hora quehabía acordado de llegar, veía que Miranda cumplía su promesa.
Tome mi bolso ysalí de la oficina, me despedí de Fran, y camine hacia el estacionamiento, paseal centro comercial a comprar el regalo de mi hijo, mejor dicho a recogerlo. Lehabía mando a hacer un cuadro con todas las fotografías en donde salía su padre.
Llegue a casa, yfue recibida por el abrazo de Andrew; su cumpleaños solo fue una pequeña comidacon sus cuatro abuelos y sus tíos, y claro Marian y Thomas, y se suponía queRichard también iba a estar, pero jamás llego, supuse que Miranda en verdad lohabía entretenido.
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Observe el cuerpodesnudo de Richard a mi lado, y me sentí vacía, no había nada, absolutamentenada. En ese momento como si una piedra fuera, vino un recuerdo de Patrick.
Sentí como algome acariciaba la espalda, y después como la mano era sustituida por unoslabios, sonreí rehusándome a abrir los ojos, pues me encantaban esas caricias,y no deseaba que terminarán.
- Flojita,- susurro a mi oído - es hora de despertar, o se nos hará tarde para llegar aclase.
- Cincominutos - pedí, mientras me acurrucaba en sus brazos.
- Con tucuerpo desnudo, dudo que pueda soportar cinco minutos - sentí su beso, en micabello - así que lo mejor es levantarme.
- Quieroquedarme así - me aferre a su cintura.
- Amor,yo también quisiera quedarme así - al sentir sus dedos en mi espalda meestremecí - pero lo primero son los estudios, además hoy en la noche, podemosvernos de nuevo.
- Renata - ante aquella voz, salí de mis pensamientos, yme encontré en la cama con Richard - ¿en qué piensas?
- Nada - sonreí levemente - ¿quieres desayunar?
- Creo que yo debería preguntar eso - me beso el hombro- después de todo, estás en mi casa.
- Hace mucho que no cocino - me levante en vuelta en lasabana, mientras buscaba mi ropa - me vendrá bien, preparar el desayuno.
Me coloque miropa, antes de caminar hacia la cocina, llevábamos un año y tres meses derelación, no iba a decir que estaba perdidamente enamorada de él, de hecho creoque solo sentía cariño por Richard, pero creo que anoche había bebidodemasiado, y aquí estaban las consecuencias de ello.
Esto era un pococomplicado, pues a pesar de que creí que los recuerdos de Pat, iríandisminuyendo, era una mentira, cada cosa que hacía con Richard, me traía unrecuerdo de mi marido.
Trate de mantenermi mente en el desayuno, pues la culpa me estaba carcomiendo, pero no podíahacérselo notar, él se había comportado como todo un caballero, aunque enocasiones, seguía desapareciendo por pequeños periodos, pero Miranda, siemprese encargaba de avisarme donde estaba.
Tal vez, eso deno haber mencionado que sabía, de sus salidas con Miranda, era por la culpa, deque muchas veces estando con él, pensaba en Patrick, cuando me tocaba ansiabaque fuera mi difunto marido; odiaba que Thomas tuviera razón, pero siempre creíque con el tiempo me iba a enamorar de Richard.
Pero no habíasido así, y ahora después de haberme acostado con él, no podía creer, hastadonde había llegado, solo por no sentirme sola.
- En verdad, te ves extraña - ante su voz, no evite darun pequeño brinquito debido al susto.
- No me hagas eso de nuevo - le reproche, llevándome lamano al pecho.
- Lo siento, - sonrió levemente, y dejo un beso en mimejilla - pero siento que estos últimos días, has estado un poco distante.
- Es el trabajo - me excuse - después de todo, Thomasdesea expandir sus restaurantes hacia Europa, y eso tiene todo patas arriba,viendo locales por internet, aunque él piensa ir a verlos personalmente, yentonces yo me quedaré a cargo de todo.
- Bueno, pues yo estoy aquí, para ayudar a relajarte -me susurro al oído - así que ahora, toma asiento, que yo te haré un buenmasaje.
No respondí,simplemente deje que me guiará al sofá, sentí sus manos en mis hombros, cerrélos ojos disfrutando del masaje, la verdad es que si necesitaba eso, para dejarde estresarme por todo, en serio que era bastante bueno.
No sé cuántotiempo paso, pero sus manos fueron remplazados por sus labios, ante aquelloabrí los ojos y me separé de él, no pareció importarle, pues se coloco frente amí, en menos de lo que imagine de su pantalón sacaba una pequeña caja deterciopelo.
- Este tiempo a tu lado, me hizo ver que siempre fuistela mujer, que yo necesitaba a mi lado - no podía creer lo que estaba escuchando- y es por eso, que hoy te pido que; aceptes casarte conmigo.
Me quedeatontada, al ver el anillo de compromiso, sin ser consciente, me acaricie eldedo anular, en donde hacía dos años yo llevaba un anillo parecido.
- Yo
- no sabía que responder, en verdad no queríalastimarlo - yo
- era todo lo que me salía.
- Sé que tal vez te parezca apresurado, - tomo mi mano -pero te conozco desde niña, y ahora con lo que hemos pasado juntos, quierocompartir el resto de mi vida contigo.
- Rich, - susurre - no sé si sea el momento, de estaproposición.
- El momento correcto, será el que nosotros creamosconvenientes - me aseguro - para mí es este, pero si tú crees que debemosesperar, lo haremos.
- Acepto - respondí, sorprendiéndolo y a mí también,pues no pensaba responder aquello.
Antes de quepudiera rectificar, sus labios se unieron a los míos, y termine recostada en elsillón, con él encima de mí, besándome con desesperación y felicidad, una queno podía compartir.
Y como si elcielo hubiera escuchado mis suplicas, mi móvil comenzó a sonar, lo empujeligeramente y con una sonrisa inocente, me levante del sillón y camine a lamesa en donde había dejado mi bolso, lo encontré enseguida, pues siempre locolocaba en la bolsillo delantero.
- ¿Pasa algo? - dije, al ver el número de la oficina.
- ¿Dónde diablos estás? - Thomas seescuchaba un tanto molesto - me he tratado de comunicar contigo, desdehace horas.
- ¿Qué pasa? - suavice mi voz, tratando de que setranquilizará.
- Nos vemos en tu casa, en media hora - fuesu sencilla respuesta.
Y después mecolgó, enserio que si no fuera mi jefe lo habría mandado al diablo, aunquecuando llegará a mi casa, le haría notar mi molestia por su trato, tome mibolso y las llaves del auto.
- Tengo que irme, - le informe - Thomas quiere ver,algunos inventarios.
- Se supone que no deberías trabajar - repuso, tomándomede la cintura - es más, deberías ignorarlo, y quedarnos aquí toda la tarde,después de todo Andrew se quedará una semana más con sus abuelos.
- En verdad me encantaría, - me zafe delicadamente de suagarre - pero es urgente - le di un casto beso - yo te llamo, para cenar.
Y antes de quepudiera detenerme cerré la puerta, y para colmo de males, había tráfico así queel camino del departamento de Richard a mi casa, que era de veinte minutos, setransformaron en cuarenta y yo que pensaba ducharme, pero veía que el destinono deseaba lo mismo que yo.
En cuanto lleguéfrente a la casa, note que el auto de Thomas ya estaba estacionado, en verdadque esto no podía estarme pasando, solté un largo suspiro antes de bajar delauto y claro después de haberme atado el cabello en una coleta.
Entre a la casa,dejé mis llaves y mi bolso en la mesa, y camine hacia la sala, en donde mimejor amigo, tomaba una taza de café y Marian le sonreía descaradamente.
- Hola - salude, ante aquello los ojos cafés de miamigo, me recorrieron de arriba abajo, y su nariz se arrugo - ¿te parece sihablamos en el estudio?
No huborespuesta, simplemente se levanto y me siguió hacia la pequeña habitación, quehabía acondicionado como estudio, había un sillón de dos plazas, le hice unaseña para que se sentará, mientras yo me sentaba en la pequeña mesa que estabafrente a él.
- Al menos te hubieras dado una ducha, - ante aquellorodee los ojos - tu culpabilidad se huele a distancia.
- ¿Solo viniste a reprocharme todo lo que haga? - leespete.
- Tus problemas amorosos, se discuten después, - sonrióde lado - ahora debemos hablar, sobre nuestro viaje a Inglaterra.
- ¿Nuestro? - eleve una ceja.
- Eres mi mano derecha - dijo como si fuera obvio - ycomo tal, me acompañarás a ver los locales, en los cuales puedo abrir el siguienterestaurante, así que nos iremos mañana en la mañana.
- ¿Cuánto tiempo será? - cuestione.
- Una semana, o tal vez más - elevo los hombros.
- Tengo un hijo - le recordé.
- Si veo, que se alarga el viaje, te mando de regreso - measeguro - y ahora te dejo, para que te duches y prepares tu equipaje - selevanto - y espero que descanses, pues mañana paso por ti, a las cinco, ya quenuestro vuelo sale a los nueve de la mañana.
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-Silver Beilshmidt
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Me levante a lascuatro de la mañana, para estar lista a las cinco, me duche aunque el agua nose llevo los rastros de sueño, me prepare un poco de café esperando que con esoel sueño se fuera, creo que esta vez si fue más eficiente que la ducha.
Y como Thomas mehabía dicho a las cinco de la mañana paso por mí, mi mejor amiga ni cuenta sedio de la hora en que me fui, subí al auto, que era conducido por un chofer, élvenía sentado en el asiento de atrás, en cuanto me vio se instalo su característicasonrisa burlona.
- ¿Qué tal dormiste? - pregunto.
- Pues no dormí acompañada, que es lo que te estáspreguntando - fue mi respuesta - y estuve hablando con Andrew, y después tuveque arreglar mis maletas, solo dormí como tres horas.
- En el avión, podrás recuperarlas - repuso sonriente.
- ¿Por qué Londres? - clave mi mirada en él.
- Mi madre es de ahí - elevo los hombros - aunque lo queme tiene contrariado, es porque no te opusiste a ir.
- No veo el problema - enserio, no sabía porque estabadiciendo eso.
- ¿Elena no te dijo? - sabía que se llevaba muy bien conmi suegra.
- ¿Decirme qué? - arrugue la nariz.
- Ahí fue donde Patrick, estuvo por última vez - lo sabía,pero habría tratado de olvidarlo.
- Lo había olvidado - fije mi vista en la ventana.
- Es momento de cerrar ese círculo - comento tomando mimano.
- Ya lo he cerrado - aunque él al igual sabía quementía.
- Que salgas con alguien más, no hace que hayasterminado el capítulo con Patrick - me dijo suavemente - en este viaje, teayudare a que las heridas solo sean cicatrices.
No conteste, elresto del viaje fue en un completo silencio, en cuanto llegamos al aeropuerto,dejamos las maletas y después me invito a desayunar, dejamos de lado laconversación de Patrick, y comenzó a platicarme de su desastrosa vida amorosa,aunque no perdía las esperanzas de encontrar a la chica adecuada.
Thomas, siemprelograba hacerme reír, no importaba que tan mal estuviera, él siempre lograbaanimarme, en verdad sería muy sencillo enamorarse de él, pero en mi corazón no haycabida para nadie, de hecho solo salía con Richard, porque en sí, él ya teníaun lugar.
Esperaba quepronto logrará ser lo mismo, que cuando tenía dieciséis años, que volviera aser esa adolescente que le temblaban las piernas, cuando estaba a mi lado, o micorazón saltaba cuando me besaba. En verdad quería regresar a esa época, endonde todo era más sencillo.
En cuantoabordamos, fue en asientos de primera clase, después de todo dijo que sería unviaje largo y deseaba que fuera lo más cómodo posible. Nos sentamos, y él comenzóa mandar mensajes, no pregunte a quien, me dedique a observar a los que ibansubiendo.
Me quede dormida,cuando el avión ya estaba en el aire, no sé cuanto fue, pero cuando desperté,tenía un horrible dolor de cuello, no me gustaba mucho dormir en los aviones,pues a pesar de ser primera clase, no era un lugar cómodo para poder dormir.
- ¿Cuánto falta? - pregunte sobándome el cuello.
- Cuatro horas - respondió, con un bostezo.
- ¿Por qué no has dormido? - lo observe con una cejaelevada.
- Sueles hablar entre sueños - me sonrió levemente.
- Desde que me embaracé de Andrew, comencé a hacerlo -eleve los hombros - de hecho, Pat por eso eligió el nombre, porque una nochecomo en mi octavo mes, mencione el nombre.
- Cualquier otro marido, habría hecho un escándalo, poreso - repuso seriamente.
- Dije algo como; Patrick, dime si no es hermoso nuestroAndrew - aclare.
- Pues ahora no has dejado de llamarlo, - arrugue lanariz - a Patrick. Me pregunto cómo es que Richard, no te ha escuchado.
- Suele ser un tronco al dormir - no le puseimportancia.
- No lo merecías - clave mi mirada en él confundida -por lo que me has contado, ni Patrick ni tú se merecían esto, él debería seguircon vida, siendo el esposo amoroso.
- Muchas veces, lo reclamaba - confesé - no podía creer,que lo hubiera perdido, siempre pensé que el amor te unía; y entonces si yo loamaba como loca, ¿Por qué lo había perdido? ¿Por qué me lo había quitado? -sonreí levemente - y mi madre me dijo que Dios sabía porque hacía las cosas,que debía dejar de reclamar, que tenía que aprender a vivir. Y entonces esanoche que decidí despedirme, apareciste tú.
- ¿Qué tengo que ver yo? - abrió los ojos sorprendido.
- Pues que tú has sido, quien me ha ayudado a superar unpoco la muerte de Pat - le dije - te vi, como la señal de que a pesar de sumuerte, él siempre iba a ver por nosotros.
No respondió,simplemente dejo un beso en mi frente, en verdad Thomas había llegado en unmomento complicado en mi vida, y poco a poco comenzó a ayudarme a superar unpoco la muerte de Patrick, aunque a pesar del tiempo, aun sintiera un vacío.
Como una horadespués de esa platica, se quedo dormido, y yo me dedique a leer un poco, parapasar el tiempo, cuando anunciaron que comenzábamos el aterrizaje, desperté aThomas, para que colocará su asiento en posición vertical.
Bajamos del avióny recogimos nuestras maletas, tomamos un taxi, que nos llevo a un hotel queestaba en el centro, en cuanto llegamos camino hacia la recepción, mientras yome había quedado en uno de los sofás, que tenían en el lobby.
Regreso como diezminutos después y me entrego la llave de mi habitación, que estaba justoenfrente de la de él, que estaba en el piso diez, la mía era 1004 y la de él1005.
- Tienes una hora para alistarte - repuso antes deentrar a su habitación.
Me dejo con lapregunta de a donde iríamos, enserio que en ocasiones me exaspera, entre a mihabitación, y decidí darme una ducha, esperando que con eso olvidará las ganasde golpear a mi mejor amigo. No duró mucho mi ducha, y me puse una falda negra queme llegaba a la rodilla, y una blusa blanca, y unos zapatos de tacón negros.
Y me ate elcabello en una coleta alta y me maquille ligeramente, tome un abrigo y esperé aque Thomas pasará por mí, que paso como cinco minutos después, cuando lo vi,llevaba un traje gris con una corbata azul con negro.
- Te ves hermosa - me sonrió de lado.
- Tu también te ves bien - comente con una media sonrisa.
- ¿Nos vamos? - me ofreció su brazo.
- ¿A dónde se supone que iremos? - cuestione tomando subrazo.
- Iremos a cenar, con el dueño de los locales, en dondepienso poner el restaurante - respondió con una media sonrisa.
No dije nada,salimos del hotel en donde nos esperaba un taxi, el camino fue en lo que haríacuando tuviera el restaurante, me agradaba que se emocionará con eso. Llegamos aun restaurante bastante elegante, unhombre con cara seria.
- ¿Tienen reservación o los espera alguien? - cuestiono seriamente.
- Nos espera Steve Campbell - respondió Thomas.
- Síganme - después de buscar en una lista.
Thomas me toma lamano y el hombre nos guió a una mesa que estaba al lado de una ventana, en eselugar estaba un hombre como de unos sesenta y tantos años, hablaba con unhombre, ambos iban de traja, pero aun no les veía la cara.
- Buenas noches - saludo Thomas.
En ese momentoobserve al hombre mayor, pero en cuanto los ojos azules de su acompañante seclavaron en mí, sentí que mi corazón daba un vuelco, y más cuando los doshombres se pusieron de pie, sentí unas inmensas ganas de abalanzarme sobre él.
- Lamento la tardanza - se disculpo Thomas, pero laverdad no escuchaba - soy Thomas Brown, y ella es Renata Geller.
- Un gusto - respondió el hombre - soy Steve Campbell yél es mi hijo Christopher.
- Mucho gusto - tomo mi mano, y sentí una corriente eléctrica- espero, que no le moleste - se dirigió a Thomas - pero tiene una novia muyguapa.
- No es mi novia - repuso mi amigo tranquilamente - soloes mi socia, y tiene razón es muy guapa.
Sentí que larespiración me faltaba, no podía creer lo que estaba viendo, era como unavisión, no había despegado mi vista de él, Thomas me había recorrido la silla,para que me sentará, pero no podía me había quedado inmóvil.
- Renata - ante la voz de mi amigo.
- Lo siento - me disculpe, antes de salir de aquellugar.
Él nopodía estar ahí, no ahora, no después de tanto tiempo, además se suponía que élestaba muerto, pero ahora que había decidió seguir con mi vida, tenía queaparecer un hombre que me recordaba tanto a Patrick, esto debía ser una broma.Capitulo dedicado a:
-Silver BeilshmidtZhere StAr De Black
En cuanto lleguea mi habitación, me deje caer en la cama, no podía creer lo que estaba pasando,esto debería ser una broma y una de muy mal gusto, pues no podía encontrar aalguien tan parecido a Patrick, esto no podía estarme pasando a mí.
- ¿Por qué cuando decido olvidarte, apareces de nuevo? -le gruñí al techo - no piensas, dejarme nunca ¿verdad?
Claro que noobtuve respuesta, pues estaba sola y la persona, a quien le estaba reclamando,ya no estaba en este mundo o al menos eso era lo que creía. Ante aquelpensamiento, me dio un vuelco al corazón, pero lo que estaba pensando no podíaser.
- Patrick murió, - me dije - al hombre que acabo de ver,solo se parece a él. Solo eso, él ya no está aquí y tengo que aceptarlo.
En ese momentoescuche que llamaban a la puerta, con un suspiro me levante y camine para abrirla puerta, y bueno Thomas estaba delante de mí, aunque no podía esperar a nadiemás, solo a él.
- ¿Qué fue eso, Renata? - cuestiono seriamente.
- Lo siento - me disculpe - pero ese hombre, me recordótanto a Patrick.
- ¿Solo te recordó? - clavo su mirada en mí, anteaquello arrugue la nariz.
- ¿Qué estás tratando de decir? - ante aquello desvío lamirada - Thomas - mi voz sonó ronca - no me digas, que lo que estoy pensando escierto.
No huborespuesta, de hecho camino hacia la ventana, dándome la espalda, pero no podíaser lo que yo creía, porque si era así lo iba a matar, en verdad lo iba ahacer.
- Thomas - comenzaba a exasperarme.
- Después de que te conocí, y me dijiste de lo que habíapasado con tu marido - su voz apenas era audible - me puse a investigar, yresulta que Patrick jamás abordo ese avión, debía hacerlo, pero no llego.
- ¿De qué rayos hablas? - esto me estaba confundiendoaun más.
- Patrick, iba hacia el aeropuerto, cuando el auto en elque viajaba fue volcado por un tráiler, el chofer murió al instante, pero lapersona que iba detrás, salió del auto - eso sonaba a una novela que se hacepelícula - antes de que cayera por la pendiente, fue así como se salvo.
- ¿Por qué no regreso? - mi voz mostro sarcasmo.
- Estuvo en coma, durante tres meses - explico - ycuando despertó, tenía amnesia retrograda, eso quiere decir que no recuerdanada de su vida pasada.
- ¿Es una broma? - lo fulmine con la mirada - porque sies así, es demasiado mala.
- ¿Prefieres creer que miento y que hay un hombre casiigual a tu marido, que creer, que él perdió la memoria? - arrugo la nariz -Christopher Campbell, es Patrick Bing.
Eso no podía sercierto, debía ser una mentira, pero aunque Thomas no tenía porque mentirme conalgo así.
- Seguramente tu marido tenía algo especial - murmuro -sino me crees, podemos buscar esa característica, y que te des cuenta de que nomiento.
¿Cómo iba abuscar una marca? En verdad que Thomas, no pensaba las cosas, simplemente lashacía, sin ver las consecuencias que podían traer, me senté en un sofá quehabía en la habitación.
- ¿Por qué no me dijiste, antes de venir? - el tono fueseco.
- Porque te conozco, y sabría que no ibas a querer venir- fue su sencilla respuesta.
- ¿Cómo iba a venir? - replique - estamos hablando, deque el hombre que amo, no me recuerda, de hecho ni siquiera puedo creer que seaél.
- Todo va a salir bien - poso su mano en mi hombro - mimadre, solía decir que cuando hay amor, ninguna cosa, puede hacer que eso seolvide.
- Él lo hizo - le espete - no me recuerda, y deja a mí,no recuerda a su hijo.
- Solo dale tiempo, se que él va a recordarte - measeguro - solo debes estar a su lado, y él tiene que acordarse de lamaravillosa mujer de la que se enamoro.
En verdad deseabatener la esperanza de Thomas, de que él me iba a recordar, pero no podía estartan segura, de hecho estaba aterrada, porque si no me recordaba, sería comoperderlo de nuevo, y no creía estar lista para enfrentar ese dolor de nuevo.
POV Christopher
Esos ojos miel,me estaban volviendo loco, no podía sacar de mi mente a esa mujer, y para quementir, era preciosa. Ninguna mujer que había conocido en los últimos meses mehabía llamado tanto la atención como ella.
- Bonita ¿no crees? - ante la voz de Steve, salí de mispensamientos.
- Es la mujer más hermosa, que haya visto - confesé.
- En verdad te gusto - parecía feliz por eso - tal vez,ella te ayude a dejara atrás tu pasado.
- Solo van a estar aquí por una semana - comente concierta molestia.
- Tú puedes hacer, que ella se quede - sonrió de lado -de hecho, ella también parecía interesada en ti.
- A mí me pareció sorprendida - dije en voz baja - dehecho, parecía casi asustada de verme, parecía que estaba viendo a un fantasma.
- Creo que exageras - me dio una palmada en el brazo -es más deberías invitarla a salir, tal vez así puedan ver que tienen varias cosasen común.
- Ni siquiera sé su número - le espete - es más, no sésu nombre completo.
- Se llama Renata Geller - repuso mi padre, y me entregouna hoja, en donde estaba el nombre del hotel - llama, y pide por ella.
En cuanto me dijoeso, salió de la habitación, observe el papel, y me debatí entre llamar o nohacerlo, pero me decidí por lo segundo, la verdad es que no la conocía, y nopodía llamarla y pedirle una cita.
Me desvestí y mepuse la pijama, después camine hacia el baño, tratando de alejar de mi menteesos ojos miel, que parecían haberse tatuado en mi mente, además de solo pensaren ella, me sentía nervioso y aparecía una sonrisa tonta; pero no entendía larazón, era la primera vez que la veía o al menos eso creía.
Después delevarme los dientes y el rostro, regrese a mi habitación. Le agradecía a Steveque me hubiera acogido en su casa, y en su familia, de hecho sin él, no teníaidea de que hubiera sido de mí, y más si mi familia no me había ido a buscar,es más me preguntaba si tendría a alguien, a quien le importará, pero larespuesta debía ser no, sino estarían ahí, pero no había nada ni nadie.
Me di la vuelta,tratando de encontrar la mejor posición para dormir, cerré los ojos esperandoque el sueño llegará pronto y casi fue enseguida, después de todo había tenidoun día bastante largo.
- Amor,- esa voz siempre me alegraba el día - me han dado la mejor noticia.
- ¿Cuálfue preciosa? - la vi caminar hacia mí, y coloco sus manos en mi pecho.
- Después de muchos intentos, - su sonrisa,parecía iluminar la habitación - y por más de dos años.
- Dimeque es - le exigí, pues no me agradaba mucho esto de la espera.
- Mejorvelo por ti mismo - se separo de mí y camino hacia la mesa.
La observe tomar un sobre y después de nuevo caminar hacia mí, su sonrisaera enorme, y demostraba que estaba encantada con lo que me iba a decir, colocóen mis manos el sobre blanco, que tenía el sello del hospital "New City."
Lo tome, mientras sentía su mirada ansiosa sobre mí, había muchasformalidades, y varios resultados, pero uno fue el que más llamo mi atención,pues en donde decía: Embarazo, justo a un lado estaba "Positivo". Me quede enshock, no podía creer lo que estaba diciendo esa hoja, pues como ella habíadicho, llevábamos dos años intentando esto.
- Pat -susurro - ¿Qué pasa, no te gusto?
- ¿Bromeas?- la tome de la cintura y comencé a darle vueltas - me encante, preciosa - medetuve y la bese - vamos a ser papás, voy a ser papá.
Sonrió, y eso en verdad me mataba, entendía porque la amaba y porque mehabía casado con ella, era la mujer de mi vida.
Me despertéagitado, otro sueño con esa mujer, que ahora entendía porque Renata, se mehabía hecho tan familiar, no podía creer que la mujer de mis sueños, fuera lamisma que acaba de conocer esa noche. Pero tenía que averiguarlo, tome elteléfono y el número que Steve me había dejado.
Sin importarmeque pasara de las dos de la mañana, marque, escuche dos timbrazos, antes que una voz demujer me atendiera, tuve que decir que era urgente, para que me comunicara conella. Para que respondiera tardo como dos minutos.
- ¿Diga? - su voz seescuchaba pastosa, y supuse que era porque acaba de despertar.
- Habla, Christopher Campbell, no sé si me recuerdes -no sabía que más decir.
- Sí, te recuerdo - algo me dijo,que trato de esconder un bostezo - ¿Quépasa?
- Lamento llamarte tan tarde - ahora me sentía estúpidopor haberla llamado - pero, quería saber si mañana podemos vernos, paradesayunar.
- Seguro - aunque noestaba muy seguro, de que en verdad estuviera atenta a lo que le decía.
- Entonces paso por ti a las 9:30 - dije suavemente.
- Claro - su voz cada vez se escuchaba másbaja - hasta mañana.
- Descansa - fue lo último que le dije, antes de quecolgará.
En verdad, nosabía que iba a salir de esto, pero tenía que saber, que significaba Renata, sies que la conocía, y saber sobre mi pasado. Debía saber si ella sabía lo quehabía sido antes, del accidente.
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Abrí los ojos,todo seguía a obscuras, pero supuse que sería por las cortinas cerradas, aunquealgunos rayos del sol se colaban por debajo, me estire para desperezarme porcompleto, la verdad no había tenido una noche muy cómoda.
Después de todome acababa de enterar, que mi marido que creí muerto no lo estaba, y no soloeso sino que lo había visto, y enserio me sentía tan vulnerable, sus ojosseguían siendo mi debilidad, aun lo amaba, pero él no me recordaba, esto no erapara nada bueno.
Escuche quealguien llamaba a la puerta, supuse que sería Thomas, salí de la cama, sin nisiquiera ver en qué estado estaba mi cabello, pues él me había visto en peoressituaciones. Pero en cuanto abrí la puerta desee haberme dado un pequeñoretoque, pues enfrente de mí, estaba ni más ni menos que Patrick o Christopher,como fuera; estaba en pijama, recién levantada, frente a él.
- Lo siento - me disculpe, llevándome un mechón decabello detrás de la oreja - pero, es que no he tenido una buena noche.
- No importa - me sonrió, haciendo que se me encogierael estómago - te ves hermosa, a pesar de que apenas te hayas levantado.
- Eso es muy amable, - sentí mi rostro arder, comocuando aun éramos novios - pero ¿a qué debo el honor de su visita?
- Veo, que olvido mi invitación - no pareció molesto, dehecho parecía disfrutar mi reacción - del desayuno.
Me di un golpemental, al recordar que había aceptado más dormida que despierta, y por eso lohabía olvidado.
- Creo que lo hice - dije un tanto avergonzada - pero,si me das veinte minutos estaré lista.
- Entonces te espero en el lobby - repusotranquilamente.
Solo espere a quese alejará para cerrar la puerta, y entrar a darme una rápida ducha, y a vestirmey arreglarme en tiempo record, para poder bajar y por fin ir al desayuno, habíatantas cosas que deseaba preguntarle, aunque sabía que no podía hacérselas,pues él no recordaba nada.
Salí de la ducha,más rápido de lo que había previsto, tome un pantalón de mezclilla, junto con unablusa café, no me estaba poniendo nada del otro mundo, que termine porcompletar con un suéter del mismo color que la blusa.
Até mi cabello enuna coleta, y me maquille muy ligeramente, en cuanto termine salí de lahabitación, y me encontré con Thomas que estaba haciendo lo mismo.
- ¿A dónde vas, tan guapa? - pregunto con una sonrisaladina.
- Creo que lo sabes, - le espete, sin detenerme acharlar - además de que no tengo tiempo, nos vemos después.
Él no dijo nada,llegue al elevador, que como si hubiera sido pedido para mí, las puertasestaban abiertas, subí y apreté el botón del lobby. En ese momento me llego elnerviosismo, pero no era como si fuerami primera cita, aunque eso de que fuera una desconocida para él, si era nuevo.
En cuanto llegueal lobby, lo vi sentado en uno de los sillones, sonreí mientras caminaba haciaél, la verdad es que a pesar de que no me recordará, me sentía tan bien a sulado .
- Ya estoy lista - dije, cuando me encontré detrás de él- lamento, si te hice esperar más.
- No tiene importancia - me aseguro, levantándose y ofreciéndomesu brazo.
Lo tome con unamedia sonrisa, hacía tanto que no estaba de esa forma con él, desee tantobesarlo y más cuando sabía que él era Patrick, pero seguramente lo tomaría amal, pues para él yo era una desconocida. Llegamos a un Malibu negro, me abrióla puerta, en verdad no había cambiado, seguía siendo el mismo caballero, sinimportar que no recordará nada.
- ¿Quieres algo de música? - me pregunto, cuando echo aandar el auto.
- Me gustaría más, escuchar sobre ti - le dedique unamedia sonrisa.
- Pues a decir verdad, no hay mucho que hablar sobre mí -su rostro se mostro serio.
- ¿Eres un hombre casado? - me aventure a cuestionar.
- No - sonrió levemente - bueno al menos, no lo creo.
Ante aquello,sentí como mi corazón se oprimía, pero no podía perder la esperanza, él tendríaque volverme a recordar.
- ¿Y tú? - me vio por unos segundos.
- Pues
- en ese momento sentí el anillo de Richard.
- Sabía que una mujer tan bella como tú, no podía estarlibre - sonrió, pero vi la decepción en sus ojos.
- Estuve casada, - susurre - pero
- Seguramente era un idiota - ante aquello sus ojos seiluminaron, haciendo que las mariposas de mi estómago regresaran - y lodejaste.
- No fue así - me mordí la lengua, para no decirle todo -la verdad, es que él murió o al menos eso me han dicho todos.
- No pareces muy convencida - repuso seriamente.
- Ha habido cosas, que
- no sabía cómo decir aquello -bueno, hay algo que
no es que diga que esté vivo - odiaba titubear - pero tengoun hijo, que me hace recordarlo todos los días.
- ¿Tienes un hijo? - parecía sorprendido.
- Acaba de cumplir seis años - fije mi vista en elcamino - se llama Andrew.
- ¿Andrew? - giré mi rostro y se veía sorprendido.
- ¿Conoces a alguien con ese nombre? - sonreí, puesparecía que lo recordaba - bueno sería normal, después de todo es un nombre untanto común.
- Mi segundo nombre es Andrew - parecía no habermeescuchado.
- ¿Enserio? - esto si me sorprendió.
No podía creerque a pesar de tener amnesia, recordará a su hijo, aunque eso hizo que micorazón latiera con fuerza, pues si el nombre le era especial, tal vez no seríatan complicado, que él recordará todo lo que habíamos vivido.
- Renata, - en ese momento, me di cuenta que noshabíamos estacionado, y por eso clavo su mirada en mí - ¿Por qué no puedo sacartus ojos de mi cabeza?
- ¿Mis ojos? - arrugue la nariz.
- Bueno antes de conocerte, solo eran tus ojos - se pasola mano por su cabeza, lo solía hacer cuando estaba confundido - pero anoche,me besaste, mientras me dabas la noticia de que estabas embarazada y en verdadno entiendo, que es lo que tengas que ver conmigo, pero no he podido sacarte demis sueños.
- ¿Creerías cualquier cosa que te dijera? - trate desonar tranquila - ¿sin importar que tan loco pareciera?
- ¿Qué puede ser más loco, que le esté diciendo a unadesconocida que sueño con ella? - elevo una ceja con cierta molestia.
- ¿Si te digo que te conozco? - murmure.
- Podría entender un poco de porque te sueño -respondió.
- ¿Y si te digo que me muero por besarte? - me inclineen el asiento.
- Te diría, que lo hagas - posó su mano en mi mejilla -porque, yo también lo deseo.
Fue él quientermino con la distancia, sus labios se amoldaron a los míos, cerré los ojosinstintivamente, había deseado tanto aquello, mientras mis manos lo habíantomado de la camisa, para pegarlo más a mí, él me acariciaba la mejilla, sulengua acaricio mi labio inferior, no podía decir cuánto había extrañado esto, porqueno había una palabra que lo cubriera, solo me deje llevar por la sensación quedespertaba en mí, en ese momento solo existíamos él y yo, no había nada más.
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Sentíasus manos acariciar mis piernas, no sabía si estaba bien, y la verdad en esemomento no me interesaba nada, que no fuera disfrutar sus caricias, después detodo lo había extrañado por tanto tiempo, que lo mínimo que deseaba erasentirlo cerca, no importaba que para él fuera una desconocida.
En esemomento apareció la imagen de Richard, yo no podía hacerle esto, él me habíaapoyado demasiado, como para que yo le pagará de esta forma, me separe de él,teniendo en mente que mi prometido no se merecía que yo besará a otro, aunqueese otro fuera el marido que creía muerto.
- Lo siento - me disculpe.
- ¿Qué pasa? - pregunto,acariciando mi mejilla.
- Esto no debe pasar -susurre.
- ¿Por qué no? - hizo que loviera directo a los ojos - ambos, queremos que pase.
- No me conoces, - replique -no puedes saber si quieres que pase o no.
- Al ver tus ojos, sé que lodeseo - trato de besarme, pero gire y su beso quedo en mi mejilla - hace unos momentos,tú también lo deseabas. ¿Qué fue lo que te hizo cambiar de idea?
- Para ti soy una desconocida- trate de que sonará firme.
- Quiero conocerte -entrelazo nuestras manos - quiero saber, que es lo que te gusta, que temolesta, quiero conocer absolutamente todo de ti.
- Podrías huir - trate debromear.
- Creo que puedo volver aenamorarme de ti - comento con una media sonrisa.
- Hay alguien más, - eso delcreo me molesto - a quién comienzo a amar, y no creo que esto que hago estébien, pues él en verdad me ama, y yo quiero sentir lo mismo por él.
- En el corazón no se ordena -me aseguro - y sé, que tú no lo amas, porque a pesar de todo me sigues amando amí.
- No recuerdas nada -replique - todo lo que creí amar de ti, en este momento se ha ido, porque noeres el hombre que yo amaba.
- ¿Por ese otro, jamásviniste a buscarme? - sus ojos azules se volvieron fríos.
- Pasaron muchas cosas, -desvíe la vista - no entenderías lo que ha sido este tiempo sin ti, y ahora quete vuelvo a encontrar hay alguien más, y no quiero dañarlo, porque me ha dadotanto, que en este momento me doy cuenta que lo amo.
- ¿Es una broma? - me veíacomo si estuviera loca.
- No, - aunque en verdadestuviera actuando como una loca, pues ni yo misma entendía lo que estabasintiendo - él ha estado en mis peores momentos, me ha apoyado en todo, nomerece que le haga esto.
- No entiendo, - replico - ¿Porqué si hay alguien me besaste?
- En verdad no entenderías -me sentía desesperada - porque ni yo misma entiendo, lo que estoy viviendo.
- Quiero conocer, que pasecontigo - hizo el agarre de mi mano más fuerte - necesito saber, que nos une.
- Necesito aclarar mi mente -me solté de su agarre - no me busques, yo lo haré.
- No puedes dejarme así -escuche.
Peroen ese momento deseaba salir de ese lugar, eche a correr, esperando encontrarun taxi, para regresar al hotel. Había estado tan segura de que aun lo amaba,que ahora que lo había besado, no había sentido lo mismo, y de hecho sentirculpa por besarlo, porque a pesar de que tratara de negármelo, había comparadolos besos de Richard, y no tenían punto de comparación.
Porqueahora sus besos no me había estremecido, como poco a poco lo habían hecho losde Richard, estaba loca y lo sabía, pero que podía hacer, si ahora una parte demi corazón era ocupada por mi primer amor, que se fue ganando sin que me dieracuenta, y ahora aquí estaban las consecuencias.
Patrickera el amor de mi vida de eso no tenía ninguna duda, pero Richard era mi otramitad, con él me sentía completa, era la parte estable del mundo que creídestruido, él vino y poco a poco comenzó a restaurarlo; y ahora de nuevo estabadelante de a quien le jure amor eterno, que siempre le sería fiel.
Y esemundo que se estaba recuperando de la devastación, de nuevo se enfrentaba a unatormenta, pues tenía una completa confusión. No podía ser que en ese momentodescubriera que amaba a ambos, era estúpido e ilógico, pero eso era lo que enese momento sentía.
- ¿Por qué ahora? - levante lavista - te gusta, verme como me vuelvo loca ¿cierto?
Cuandobaje la vista, varias personas me veían con extrañeza, pero no me interesaba,ya que en ese momento deseaba encontrar un poco de tranquilidad en toda miconfusión. Camine tratando de fingir que no había nadie, que solo estaba yo,solo así podía pensar en lo que iba a ser mi vida, debía pensar en lo mejor nosolo mío, sino de mi hijo.
Mi móvilcomenzó a sonar, haciendo que saliera de mis pensamientos, lo busque en mibolso, pero las manos me temblaban, cuando por fin lo encontré, observe que erael número de Thomas, que en ese momento deseaba matar.
- ¿Qué pasa? - fue mi secacontestación.
- Parece que a alguien no lefue bien con su cita - ahora se estababurlando.
- No estoy de humo, así quees mejor que me digas que quieres - le espete.
- No deberías enojarte tanto,eso suele causar arrugas prematuras -me lo imagine sonriendo y desee golpearlo, para borrarle su estúpida sonrisa.
- Estoy a punto de colgar, -repuse - así que es mejor que me digas, que es lo que quieres o en verdad voy acolgar.
- Muy bien - creo que entiendo, que no estaba jugando - llamo, Richard.
- ¿Qué quería? - mi voz sonóun tanto ansiosa.
- Saber, cuando vas aregresar - ahora ya se escuchaba serio - dijo que en la tarde, se volvía acomunicar. Pero eso ahora no importa, ¿Qué paso contigo y Christopher oPatrick?
- Me beso - solté un suspirode frustración.
- ¿No te gusto? - parecía confundido.
- No es eso - susurre - lo quepasa, es que cuando me beso, pensé en Richard.
- ¡¿Qué?! - exclamo - mientras besabas, al que se supone es el amor de tu vida, pensaste enRichard. Enserio, que tienes graves problemas.
- No lo pude evitar - le espete- y eso no es lo peor.
- ¿Hay más?
- Pues descubrí, que estoyenamorada de Richard - respondí suavemente.
- Bromeas ¿cierto? - no dije nada - por favor, dime que es una broma.
- Es enserio, Thomas - me sentíamal, por ello - estoy enamorada de Richard, y no sé como paso, ni siquiera séque hacer.
- ¿Dónde estás? - pregunto con la voz ronca.
- No lo sé - me senté en unabanca, que había en el parque.
- Regresa al hotel - eso sonó a orden.
- No - necesitaba pensar -quiero estar sola, cuando este más tranquila, te buscare en el hotel, pero porahora déjame pensar.
- Muy bien - acepto - solo no apagues el celular, prometo dejarte, pero si te necesito,quiero poder comunicarme.
- Estará prendido - le aseguré.
- Entonces nos vemos.
- Adiós - después de esocolgué.
Enserioque estos problemas amorosos, iban a acabar con mi salud mental, pero debíaestar tranquila, para buscar la mejor solución a lo que estaba viviendo,después de todo no podía ser tan complicado.
Espero que el capitulo haya valido la pena la espera, y espero poder actualizar más pronto
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¿Quédiablos le había pasado? No podía creer que minutos antes, hubiera estado tandispuesta a hacer el amor, y después sin más se había negado por completo, nopodía entender que era lo que le había pasado.
Perode una cosa estaba seguro, que no iba a dejar a esa mujer, porque a pesar deque apenas la acababa de conocer, no había dejado de pensar en ella, y sinimportarme quien estuviera de por medio, Renata Geller, iba a amarme.
- ¿En qué tanto piensas? -ante la voz de Steve salí de mis pensamientos.
- En que mi pasado, por finha llegado - susurre.
- ¿De qué rayos hablas? -fijo su vista en mí.
- ¿Recuerdas a Renata? -asintió - es la mujer, con la que siempre sueño, y ella me ha dicho que meconoce, y necesito saber qué es lo que perdí de mi pasado.
- ¿Te dijo porque no tebusco? - esa pregunta me dolía y más conocer a razón.
- No, - trate de que nonotará que me lastimaba - pero ya habrá tiempo, para hablar de todo eso.
- ¿Qué tan importante esella, en tu pasado? - su rostro estaba completamente inexpresivo.
- No lo sé, - confesé - pero creoque demasiado.
- Esas personas, suelen serlas que te lastiman más - comento - y si yo fuera tú, le cerraría la puerta,antes de que entre y te muestre todo lo que te causará dolor.
- Eso lo dices, porque tú noeres quien ha olvidado todo de su vida, - replique - yo necesito recuperar mi pasado, saber queera.
- ¿Para qué? - me espeto - ¿paraqué después desees olvidarlo? Yo preferiría quedarme sin memoria.
- Al menos sabré que es loque quiero olvidar - replique.
No hubocontestación, simplemente salió de la sala, sabía que para él lo que estabadeseando hacer era estúpido, pues si él estuviera en mi lugar, según él estaríafeliz, de olvidar sus pérdidas, pero yo prefería conocer que era lo que habíaperdido, aunque eso trajera dolor, la verdad solo deseaba conocer mi pasado,sin importar lo doloroso que fuera.
¿Quiéndiablos era? ¿Tenía familia? ¿A qué me dedicaba? ¿Me había casado? Eran demasiadaspreguntas las que tenía, y solo Renata Geller, era quien podía responderme, asíque ella iba a hablar aunque tuviera que amarrarla, para que me dijera todo loque había sido de mi vida.
Peroantes tenía que reflexionar, antes de volver a verla, debía tener la mentedespejada, camine hacia la puerta, pues necesitaba aire fresco, para poderpensar con claridad y saber que era lo que deseaba saber de golpe, y que era lomejor ir sabiendo poco a poco.
En cuantoabrí la puerta, me quede congelado, pues delante de mí estaba ella, parecíahaber llorado, pero eso no fue lo que más me sorprendió, sino que me abofeteo ydespués sin más comenzó a golpear mi pecho.
- ¿Por qué regresas ahora? -de nuevo estaba llorando - cuando comenzaba a olvidarte, decides volver aaparecer.
- Tranquilízate - le pedí,mientras le tomaba los brazos, para que dejara de golpearme.
- No me digas, lo que tengoque hacer - me espeto - ¿Quién diablos te crees, para destrozarme el corazón, ydespués reaparecer como si nada hubiera pasado?
- No entiendo - sus ojosrojos e hinchados, me lastimaban más que cualquier otra cosa - yo soy él quedebería estar molesto, después de todo si me conoces, ¿por qué jamás viniste abuscarme?
- Me dijeron que habíasmuerto, - soltó un sollozo más fuerte - en cuanto recibí la noticia, creí queme iba a morir. Jamás imagine mi vida sin ti, y sin embargo, tuve que aprendera seguir, me costó tanto poder levantarme, pero sabía que tenía que hacerlo, yhan sido los dos años más largos y dolorosos de mi vida. Pero ya cuando estabaa punto de ser feliz, te apareces de nuevo.
- ¿Qué paso? - tome su rostro- ¿Por qué me creyeron muerto?
- La avioneta donde viajabaso se suponía deberías hacerlo, se estrello - su voz era pastosa - todos murieron,de hecho no se pudieron reconocer muchos cuerpos, pues se carbonizaron.
- Jamás llegué - susurre -pues el auto, en donde viajaba fue volcado por un tráiler y bueno yo salí delauto, y tuve un golpe en la cabeza, de hecho estuve en coma por tres meses, losmédicos dijeron que había sido un milagro que despertará, pero no recordabanada, ni siquiera sabía si tenía un nombre, y entonces Steve me ayudo, me dioun nombre y un apellido.
- ¿No recuerdas nada? -pregunto con un hilo de voz.
- Solo te he visto en sueños,- respondí - sabía tu nombre, porque siempre lo repito, y también he visto a unniño de cabello castaño claro y ojos azules, pero de él si no sé su nombre.
- Tienes su inicial, en elbrazo derecho - poso su mano, justo en donde tenía tatuada la letra "A" - y dehecho también, lo llevas por nombre ahora.
- ¿Andrew? - asintió - ¿Quiénes?
- No sé si sea bueno, que tediga todo eso, tan de golpe - poso su mano en mi mejilla.
- Quiero saber quien soy - leespete - estoy en mi derecho.
- Muy bien - acepto, se girópara buscar algo en su bolso, tomo su cartera, y saco una fotografía - ¿este esel niño con el que sueñas? - asentí al verlo.
- ¿Quién es? - enserio comenzabaa sentirme ansioso.
- Él es Andrew, mi hijo -clave mi mirada en ella - también es tu hijo.
- ¿Soy padre? - enserio esome sorprendía.
- Tiene seis años, -respondió - él es el que me ha hecho mantenerme en pie.
- ¿Estamos casados? -susurre.
- Cumpliríamos nueve años, endos meses - su voz fue baja.
- Quiero conocerlo - mi vozsonó a orden.
- Entonces debes viajar a Massachusetts - fue su sencilla respuesta.
- ¿Qué pasara con nosotros? - pregunte casi con desesperación.
- No hay un nosotros - sonrió de manera amarga - al menos no, si no merecuerdas, lo mejor es que nos conozcamos de nuevo, para ver si nuestromatrimonio tiene salvación o lo mejor es que cada uno siga con su vida.
Eso no me agradaba mucho, pero como ya dije iba ahacer que ella se volviera a enamorar de mí.
- Te dejo la fotografía - repuso más tranquila - en tres días regresamos aMassachusetts, y ahora te dejo, para que puedas asimilar lo que te acabo dedecir.
Andrew
Perdón por la tardanza, pero en verdad la inspiración no llegaba, solo espero que no haya quedado tan mal el capitulo
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Estar viéndolo frente a mí, aun me parecía unsueño, pero lo peor es que aun no sabía cómo le iba a decir, a Andrew quedespués de tanto dolor y tanto tiempo sin saber nada de su padre, resultaba queno estaba muerto, que todo había sido un error.
Y eso no era todo, como iba a poder ver a losojos a Richard, esto en verdad no podía estarme pasando, aunque realmente eraun alivio y no podía sentirme más feliz de que él siguiera con vida, pero nohabía llegado en el mejor momento, si me hubiera rencontrado con él, hace dosmeses, seguramente hubiera corrido a sus brazos.
Pero ahora mi corazón estaba confundido, puescomenzaba a enamorarse de Richard, además me había acostado con él, cuando conel único que había estado, ahora se encontraba sentado a mi lado, en el taxi,que me llevaba de regreso a la vida, que había comenzado a hacer, después delas cenizas que habían quedado.
- Renata - me giré hacia él - ¿Cómo es?
- Es demasiado tímido, aunque ama el béisbol como en algún momento lohiciste tú - respondí tranquilamente - le gusta demasiado, salir y andar enbicicleta, no es el clásico niño que disfruta de los videojuegos, le cuesta bastanteabrirse, pero es demasiado cariñoso.
- ¿A quién se parece en eso? -le brillaban los ojos, al hablar de Andrew.
- Pues todos dicen que a ti,ya que físicamente dicen que es más parecido a mí - desvíe la vista a laventana.
- Es cierto - susurro - solo parece,haber sacado mis ojos, - observaba los departamentos, esperando que nos tardáramosen llegar - ¿Cómo es mi relación con él?
- Eran muy unidos - conteste.
Despuésde eso, de nuevo se formo el silencio entre los dos, de hecho durante todo elviaje, solo pregunto pequeñas cosas sobre Andrew, pues pasamos todo elrecorrido juntos, ya que Thomas había dicho que tenía que arreglar algunascosas en Londres, y me había dejado viajar sola con Patrick.
No sabíacomo le iba a decir a su familia, y mucho menos a mi hijo, que después de todoPat estaba vivo, aunque creo que Richard también debía saber del regreso de mimarido, después de todo seguía casada con él, aunque ni siquiera recordara comohabía sido toda nuestra relación.
En cuantollegamos a la casa, que compartía con Marian, sentí como los nervios seapoderaban de mí, pues no encontraba las palabras para decirle a mi hijo, quesu papá estaba vivo y menos que no recordaba nada de su pasado, y se lo incluíaa él.
Bajamoslas maletas, tome la mía y camine hacia la puerta, esperando porque mi hijo noestuviera ahí, pues no creo que fuera muy bueno que lo viera así, ante eso megiré hacia él.
- Espera aquí - le pedí - lo llevoa su recamara y después vengo por ti, no creo que sea bueno que te vea así nadamás, sería una impresión muy fuerte.
- Entiendo - aunque la notade su voz, se mostró desilusionado.
Asíque lo deje en la puerta, mientras yo entraba a la casa, escuche ruido en la sala,fue por eso que camine hacía allí, en el sillón grande estaba mi hijo y mimejor amiga, ambos veían una película de dibujos animados, esto en verdad leiba a cambiar demasiado la vida a mi pequeño y eso me angustiaba.
- Hola - salude connaturalidad.
- Mamá - se levanto del sofáy corrió hacia mí.
- Te extrañe mucho - me incline,para quedar a su altura.
- Yo también - me abrazo confuerza.
- ¿Thomas no vino contigo? -Marian, pareció buscar detrás de mí.
- Se quedo en Londres, -respondí besando la frente de mi bebé - tenía que arreglar algunos asuntos.
- ¡Que lastima! - soltó unsuspiro de decepción.
- Amor - llame, y él clavo suvista en mí - necesito que subas a tu recamara, y no quiero que salgas, tenemosque hablar, pero yo iré a tu recamara en un minuto, no quiero que salgas ¿ok?
- Bien - aunque no parecíamuy seguro - Marian irá contigo.
Ningunode los dos parecía muy convencido, pero subieron las escaleras, esperé a que seescuchara que la puerta se cerraba, antes de regresar a la entrada, en donde elhombre sin recuerdos, observaba el jardín.
- Pasa - sonó un poco aorden.
- Yo he estado aquí -susurro.
- Discutiremos eso después, -lo empuje escaleras arriba, para enseñarle a mi habitación, en donde loescondería para hablar con Andrew, y ya después dejaría que se reencontraran -te vas a quedar aquí, ahora iré a hablar con Andrew, y tratare de explicarle loque está pasando, y si está listo lo traeré aquí, para que lo veas.
- Ok - fue su escuálida respuesta.
- Y no salgas de aquí, hastaque yo venga - asintió levemente - y otra cosa - posé mi mano en su mejilla -recuerda que es muy pequeño, y tal vez le cueste un poco de trabajo entendertodo esto, - si para mí lo era, no imaginaba como sería para mi hijo - por loque te pido paciencia, él te quiere y lo va aceptar, solo debemos darle tiempo.
En esemomento me di cuenta, que estábamos a escasos centímetros, de hecho podíasentir su aliento chocando con mi nariz, cerré los ojos por instinto yenseguida de hacerlo, sentí sus labios sobre los míos, fue suave, no tenía quever con los pasados, en los que se sentía el alivio, y la pasión, en estéparecía estar agradeciéndome.
- Aquí me voy a quedar -prometió, me sonrió levemente.
Me habíadejado un poco atontada con ese beso, pero casi enseguida salí de mi estupor, yme dirigí a la recamara de mi hijo. En la habitación los dos ocupantes seobservaban, pero ninguno decía nada, clave mi mirada en Marian.
- ¿Nos puedes dejar a solas? -le pedí.
No tuveque repetirlo, porque salió corriendo de ahí, dejándonos solos, Andrew se movíaun tanto incomodo, suponía que creía que estaba en problemas y no evitesonreír.
- ¿De qué estoy acusado? -pregunto en voz baja.
- De nada - me senté a sulado en la cama.
- ¿Entonces? - elevo suscejas.
- Hay algo que quiero hablarcontigo, - besé su frente - ¿recuerdas a papá?
- Pensé que no te gustabahablar de él, - enserio era muy inteligente, para tener seis años - pues siempreque lo mencionaba, te ponías a llorar.
- Lo sé, - sonreí levemente -pero creo que es momento de hablar sobre él.
Susojos azules se clavaron en mí, esto en verdad era complicado, respire profundo,tratando de encontrar las palabras adecuadas, pero antes de decir una palabra,escuche un grito y ante aquello ambos nos levantamos y salimos corriendo, paraver que le había pasado a Marian.
Aunquecuando la vi delante de mi recamara, entendí la razón de su grito, quisedetener a Andrew, pero ya era tarde, pues había caminado hacia ella.
- ¿Papá? - su voz se escuchoentrecortada, cerró los ojos con fuerza, y se los tallo - debo estar dormido.
- No - le dije al oído - es papá.
Se girohacia mí, le sonreí levemente y de nuevo fijo su vista en Patrick, que estababastante ansioso, por ver cuál sería la reacción de nuestro hijo, y lo que hizofue que se abalanzo sobre él, Pat simplemente lo tomo en brazos y lo apretó contrasí, como temiendo perderlo de nuevo, mientras mi pequeño sollozaba con fuerza.
- No volverás a irte ¿cierto?- se separo de él, y los dos azules se encontraron, y después de unos segundos,los del mayor se clavaron en mí.
- Si me voy, ustedes vendríanconmigo - le aseguro.
- Pero mamá, ahora sale conRichard - ahora ambos me observaban.
- ¿Y es más guapo que tupadre? - le pregunto con una media sonrisa.
- A mi mamá le gusta - elevo loshombros.
- Patrick - pronunció Marian,que parecía apenas salir de su shock - se supone que estás muerto.
- Te lo explicare - repuse, tomándolade los hombros.
Y laguie hacia el estudio, creo que la mayoría tendrían la misma reacción que Marian,y tendría que dar demasiadas explicaciones, solté un suspiro antes de comenzarcon la explicación, de todo lo que había pasado.
Espero que les guste, y xfavor dejen sus comentarios de que les parece el fic
Renata,nos obligó a Andrew y a mí, a quedarnos en su habitación, mientras llamaba aalgunos amigos, pues no quería dar la explicación muchas veces, y yo no podíasentirme más feliz, que con ese pequeño en mis brazos, pues sin conocerlo,sabía que lo amaba, y daría mi vida sin pensarlo, ya fuera por él o por sumadre.
Porqueellos dos eran las personas más importantes, que en ese momento tenía, no meinteresaba sobre quien tenía que pasar, para recuperar a mi familia, puesRenata y Andrew eran mi familia y nadie me los iba a quitar, iba a luchar conuñas y dientes por ellos.
- Papá - sentí que algocrecía en mi pecho - ¿Dónde has estado?
- Perdido - sonreí levemente- pero tu madre, me encontró.
- ¿Por qué estabas perdido? -su mirada estaba clavada en mí.
- Pues tuve un accidente, -le informe tranquilamente - y estuve hospitalizado, sin poder comunicarme conustedes, pero entonces mamá llego por mí.
- Mamá, sabía ¿dónde estabas?- su mirada azul en mí, no me era muy sencillo pensar.
- Algo así - respondí,desviando la vista.
Nohubo más preguntas, cosa que en verdad agradecí, pues no tenía idea de quecontestar, no lo recordaba, pero en cuanto lo vi, mi corazón dio un vuelco, porextraño que pareciera, amaba a ese pequeño, y además creía ciegamente en lo queRenata me dijera.
Dehecho a esa mujer tenía un poder en mí, haría lo que ella me pidiera, con talde quedarme a su lado, y si debía volver a enamorarla, lo haría sin pensar,porque yo deseaba a mi familia, sin importar sobre quien tenía que pasar, solome interesaba tener a mi lado a Renata y a Andrew.
En esemomento la puerta se abrió, y por ella entró la mujer que ocupaba mis sueños,clavo su mirada en mí, sabía que algo no muy agradable venía.
- ¿Puedes, dejarme a hablar asolas con tu padre? - le pidió con una media sonrisa.
- Claro - fue su respuesta,mientras salía de la recamara.
En cuantonuestro pequeño salió, ella fue a cerrar la puerta, recargo su frente en ella,verla así, me ocasionaba una opresión en el pecho, no me gustaba verla sufrir,y más saber que en cierta forma era mi culpa.
- ¿Qué pasa? - me levante dela cama, pero no me acerque.
- Richard se puso furioso, -susurro - jamás lo había visto así, de hecho si no hubiera sido por mi hermano,él habría venido aquí.
- Habría estado bien, - ante aquello,se giró a mi molesta - le había puesto en claro, que iba a luchar por ti.
- Tu madre quiere verte, -había cambiado de tema, de manera bastante abrupta, pero no dije nada - ya leexplique, tu situación, así que subirá a verte.
Habíaabierto la puerta, pero yo la cerré, mientras la giraba hacia mí, la acorralecontra la misma, mientras ella me observaba confundida. Deseaba tanto besarla,pero de ahora en adelante, iba a respetar lo que ella quisiera, aunque eso medoliera.
- ¿Me amas? - mi voz fuebaja.
- No es justo, que me hagasesa pregunta - me reprocho.
- ¿Por qué no? - lleve mimano a su mejilla.
- Porque no voy a ser laúnica que, esté enamorada, y mucho menos que lo diga - su respiración erabastante agitada.
- Creo que me acabas decontestar - sonreí de lado.
- Engreído - me espeto.
- Tal vez no me creas - susurre,acortando la distancia - pero te amo, sé que crees que no puedo amar a alguiena quien no conozco, aunque la verdad es que, hace muy poco supe tu nombre, peroya te amaba.
- ¿Por qué siempre logras enredarmecon tus palabras? - me reprocho - odio que me hagas caer ante ti, odio amarte ysobre todo odio que a pesar de todo, siga tu nombre tatuado en mi alma ycorazón.
- ¿Se lo dijiste a ese talRichard? - delinee su nariz.
- No fue necesario - manteníalos ojos cerrados - lo supo, en cuanto me vio - recargo su frente en mibarbilla - todo mundo se dio cuenta.
Antesde que pudiera contestar, llamaron a la puerta, por lo cual tuvimos quesepararnos, soltó un suspiro antes de abrir la puerta. Por la cual entro unamujer de cabello rubio, y ojos azules.
- Mamá - susurre.
- Pat - y sin más se abrazó amí.
Sollozocon fuerza, mientras yo acariciaba su espalda, tratando de tranquilizarla, perotener a esa mujer abrazándome, me trajo recuerdos, a mi padre con el árbol deNavidad, y después a mí y a Taylor arreglando el árbol. Tenía un hermano mayor,había recordado mi infancia, al lado de Elena Bing.
- ¿Y papá y Taylor? -pregunte con una leve sonrisa.
- ¿Cómo
- Lo he recordado -interrumpí a Renata.
- ¿Todo? - mi madre me veíaesperanzada.
- Solo mi infancia - susurre.
- Al menos es algo, - comentoRenata - los dejo, para que hablen.
Y salióde la recamara dejándonos solos, mi madre estaba tan feliz de verme ahí, que mebeso y pellizco las mejillas como si de un niño se tratará, no me queje, puesen cierta forma la entendía, porque yo mismo había deseado hacer eso conAndrew, al verlo.
- No sabes lo mucho quesufrí, al pensar que habías muerto - me hizo sentarme en la cama - no salí decasa en meses, de hecho Renata la paso igual.
- ¿Enserio? - eso me molesto -pues si tanto le hubiera dolido, no se habría enredado con Richard - que ahoratambién recordaba, pues habíamos sido amigos desde el cambio de pañales.
- Ella debía salir adelante, -su voz fue seria - y debo decirte que a Richard le costó mucho, que Renata aceptarasalir con él, de hecho aun saliendo con él, lloraba por ti. Pero poco a poco élla saco de su depresión, se enamoró de él.
- ¿Y yo? - replique - ¿Dónde diablosquedo yo?
- Renata te quiere, - me sonriómaternalmente - pero también quiere a Richard, además de que le estaagradecida, por todo lo que hizo - no cambie mi semblante - debes tenerlepaciencia, Renata esta confundida, por un lado encontró al amor de su vida, peropor el otro estaba por casarse con su primer amor.
- ¿Casarse? - repetí con lavoz ronca - ¿Se iban a casar?
No obtuverespuesta, así que tanto me amaba que en dos años, ya estaba por casarse conalguien más, era bueno saber la clase de amor, que me tenía Renata. La iracreció, quemándome el pecho, sin pensar en nada, más que en sacar esto, salí dela recamara, sin escuchar las réplicas de mi madre.
No tuveque buscarla mucho, porque ella venía subiendo las escaleras, venía tantranquila, que mi enojo creció más.
- ¿Por qué te atreves amentirme? - escupí ácidamente.
- ¿De qué hablas? - dijocontrariada.
- Te haré esto más sencillo, -le espete - no tienes que decidir, porque yo no quiero nada contigo - ella abrióla boca, pero no la deje hablar - ahora lo único que tendremos en común, será aAndrew. Ya podrás rehacer tu vida, olvidándote de tu esposo resucitado.
- Patrick
- Ya puedes decirle aRichard, que no me pienso entrometer en sus planes de matrimonio - y sin decirmás salí de la casa.
En esemomento quería alejarme de ella, porque no podía ser que yo, a pesar de norecordarla, le había esperado durante dos años y ella ya estaba por casarse conalguien. Renata no me amaba, y dudaba que algún día lo hubiera hecho.
Creo que he tardado más de lo esperado, pero no he tenido mucha inspiración, y más sin comentarios, así que si alguien sigue leyendo esto, debo informar que ya no quedan muchos capitulos, que espero no tardar tanto en escribir, solo lo voy a terminar, por reto personal, porque veo que ya a nadie le interesa, así que supongo que solo lo escribo para mí. Aunque si aun hay alguien que lo lea, le agradezco que gaste un poco de su tiempo en esta locura.
Lovi salir de la casa, y el corazón se me hizo pedazos, sabía que lo amaba y másde lo que amaba a Richard, pero no era tan sencillo dejar a un lado, todo loque él había hecho por mí, y más cuando mi corazón hecho pedazos, él lo habíareparado, no podía simplemente decirle que me quedaría con Patrick.
- Lo lamento - se disculpoElena, al verme sentada en la escalera.
- No es tu culpa, - leasegure - algún día se iba a enterar, y lo mejor es que se lo dijera alguien aquien recuerda.
- Lo amas - se sentó a milado - lo notó en tus ojos, hacía tanto que no veía ese brillo, ni siquieracuando comenzaste a salir con Richard, ese brillo volvió a aparecer.
- No hubo un día que nopensara en él, - confesé - de hecho estando con Richard, no dejaba de hacercomparaciones, el amor no se fue haciendo menor, pero ¿cómo dejo al hombre queha hecho tantas cosas por mí?
- Entiendo tu posición - measeguro - y sé que Pat va a regresar, su amor es mucho más fuerte, que todoeste enredo.
- ¿Qué pasa si me odia? -clave mi mirada en ella.
- Él no podría odiarte, -comento con una media sonrisa - eres la mujer de su vida, no ha amado ni amaráa nadie como te ama a ti.
- Pat es todo para mí, - mivoz fue baja - sino hubiera tenido a Andrew, habría dejado que la muertellegará. De hecho así me sentí, muerta en vida, solo siendo fuerte por mi hijo.
- ¿Entonces yo no fui nada? -ante aquello levante la vista, y frente a mí estaba Richard - ¿Qué fue para tiel tiempo que pasamos juntos?
- No lo tomes así, - susurre,me levante y camine a él, pero retrocedió - te quiero y mucho, y no quierolastimarte, en verdad me duele.
- Solo fue tu balsa desalvación - me espeto.
- Eso lo sabías - intervinoElena - y no te molesto.
- Pensé que se iba a enamorarde mí - replico.
- Y lo hice - jale las mangasdel suéter, que cubrieron mis manos - sé que tal vez no me creas, pero tequiero.
- Pero no me amas - sonrió deforma amarga - siempre estuvo él, muerto o vivo, siempre Patrick tiene queentrometerse.
- Hace trece años, te amabacomo una imbécil - no iba a permitir, que culpara a Patrick, de que noestuviéramos juntos - creí estúpidamente, que íbamos a estar juntos porsiempre, pero tu rompiste todas aquellas ilusiones; - lo mire seriamente - asíque no te atrevas a culpar a Patrick, de que lo nuestro no funcione. De hechono sé porque decidí darle una oportunidad a esto, si te sigues viendo conMiranda.
- ¿Ahora vas a culparme? -entrecerró los ojos - se nota que no has madurado.
- No te voy a culpar - mi vozfue baja - porque amo a Patrick, y eso no va a cambiar, porque es el hombreperfecto para mí, además de que tenemos un hijo, que hace que nuestra unión, dealguna forma se haga irrompible - trague el nudo que tenía en la garganta -lamento, haberte hecho perder el tiempo, en algo que siempre supe no iba afuncionar, pero creí que tú teniendo un lugar importante en mi vida, seríasencillo que me hicieras olvidar a Pat.
- Odio ser el juguete - meespeto.
- Lo sé, - sentía mis ojospicar - y en verdad no quise que esto pasará, no quise ilusionarte, ni siquieraa mí, y sin embargo, nos engañe a ambos, creyendo que lo nuestro iba afuncionar, en verdad lo siento.
Ysonrió, cosa que en verdad me sorprendió, pues pensé que me iba a gritar, perono lo hizo, solo me dedico una sonrisa sincera.
- También fue mi culpa, - measeguro - cometí muchos errores, el primero fue dejarte ir, de ahí salieron losdemás, pero el último fue creer que podría recuperarte, cuando debí entenderque jamás me perteneció tu corazón, que siempre fue de Patrick.
- Enserio te ame - mi vozsonó temblorosa.
- Lo sé, - me abrazo - peronunca como a él, tus ojos siempre te delataron.
Nodije nada, solo me abracé a él, tratando de tragar las lágrimas, pues me habíadado cuenta demasiado tarde, que lo nuestro jamás debió haber pasado, puessiempre había pensado en un marido que primero creí muerto, y que ahora mehabía dado la libertad absoluta, para casarme con Richard, pero yo no loquería.
- Ve por él - me dijo al oído.
Encuanto me dijo aquello, sin pensar más salí de la casa, sin mirar atrás, debíaencontrarlo, y explicarle todo lo que había vivido, todo lo que había tenidoque sufrir sin él, y sobre todo decirle que a pesar del tiempo lo seguíaamando.
- Mírame - ordeno - ella soloes una amiga, no habrá nadie que pueda atraerme, pues tengo a la mujer máshermosa a mi lado.
- Ahora soy una vaca -sollocé - seguramente, ya no te soy atractiva.
- ¿Bromeas? - me tomo elrostro - eres preciosa, y más ahora, que llevas a nuestro hijo, jamás podríamirar a alguien más, porque te amo.
Eserecuerdo, logró que por fin, las lágrimas salieran, no podía perderlo, era elhombre de mi vida, mi alma gemela, el amor de mi vida, o como quiera que sellamara, amaba a ese hombre y no iba a perderlo, no de nuevo, dudaba podersoportarlo si llegaba a pasar.
Caminehacia la laguna, que había sido un lugar demasiado importante para los dos,estaba como a quince minutos, pero eché a correr esperando, que el tiempo seredujera. Cuando llegue a aquel lugar, en donde estaba una pequeña cabaña, queera propiedad de los Bing, ahí le había entregado todo a Pat.
Dejeque mi respiración se tranquilizara, y más cuando lo vi sentado, en aquelcolumpio, que había puesto para las chicas, aunque Marian, decía que solo lohabía puesto por mí, y me gustaba pensar que eso era cierto. Al estar a pocadistancia de él, note que tenía los ojos cerrados.
- Debemos hablar - susurre.
- ¿De qué? - su voz seescuchaba molesta.
- Sobre nosotros - suavice mivoz.
- Ya todo está dicho - no memiro.
- Tú hablaste, - le espete -y yo te escuche, y ahora es tu turno de escucharme - estaba por replicar -cierra la boca - le ordene y un tanto sorprendido lo hizo - mi vida fue uninfierno, cuando pensé que te había perdido, creí que no iba a poder seguir, perotuve que mantenerme en pie; tenía el corazón hecho pedazos, no tenía ni lamenor idea de que hacer con mi vida, había perdido a la persona que le dabasentido a mi vida. Te extrañaba como loca, no hubo una noche en un año, que nollorará tu ausencia, todos decían que lo mejor era que siguiera con mi vida,pero yo te necesitaba a ti.
< Se levantodel columpio, y se coloco frente a mí, su tamaño siempre imponía, y más con elmío, sentía mis ojos picar, pero tenía que tragarlas, para escuchar lo que éliba a decir, saber si podíamos seguir juntos o cada uno tendría que tomar sucamino, aunque no tenía idea de cómo lo haría. - Mi mente no te recuerda, -ante aquello, siento un nudo en la garganta - pero el corazón parece que jamáste has ido, te he visto en sueños, pero sé que te amo, y no voy a dejarte, haceunos momentos lo dije, porque el miedo ganó - tomo mi rostro entre sus manos -me aterra el poder perderte, y tengo miedo de lo que despiertas en mí, porquesin saber todo de ti, sé que mataría y moriría por ti. Porque sigues aquí - se señaloe corazón. - Recordaremos juntos, oharemos recuerdos nuevos - susurre - lo único que importa, es que te quedesconmigo. - Siempre - me aseguro,mientras se inclinaba a besarme. Sabíaque tal vez no llegará su pasado, pero al menos estaría en su futuro, y eso eralo único que importaba, que estaríamos juntos, después de todo lo que habíamostenido que pasar. Lo amaba y dudaba que eso fuera a cambiar, después de todonunca deje de pensar en él. - Vamos a casa - me sonrió,mientras me tomaba la mano. No habíaduda, que Patrick Bing era el amor de mi vida, y lo amaría hasta que llegará lamuerte, solo así podría dejarlo o tal vez ni así. Pero ahora solo iba adisfrutar todo el tiempo que estuviera a su lado. Creo que este capitulo es el final, a menos que sientan que hay algo que deba explicar, pero sino es así, este es el final, y les agradezco que se hayan tomado el tiempo de leer esta locura, y que haya sido de su agrado. Y lamento si a alguien no le gusta, pero desde que comencé a escribirlo ya sabía con quien se iba a quedar, y por más que trate de cambiarlo, simplemente no pude, espero que aun así les guste ^^ Capitulo dedicado a: nessiecullen
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Una hermosa mujer de cabello rubio se encontraba acariciando, su abultado vientre, sus ojos verdes estaban clavados en una fotografía, en ella se veía una mu
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2023-02-27
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