Sólo como amigos - Potterfics, tu versión de la historia

 

 

 

Tercer día de clases. Si no lo hacía ahora, no loharía nunca. Había pasado demasiado tiempo. Bueno, en realidad sólo unoscuantos días. Pero de cualquier manera, Hermione sabía que tenía que hacerlo.

Caminó entre los pasillos del colegio cargando unpequeño paquete mientras alzaba el cuello para ver si podía localizar a ciertopelirrojo en la distancia. Nada.

Resopló.

¿Dónde demonios se había metido?

Al parecer había tomado en serio su amenaza y se habíaescondido.

_ ¡Pero si no es para tanto!_ se dijo a sí misma lacastaña mientras seguía avanzando.

Hacía exactamente cinco días, había sido elcumpleaños número 17 de Ronald Weasley. Sinembargo, hacia a penas tres días, habían vuelto a Hogwarts debido a lasvacaciones de semana santa, dejando el hueco del feliz cumpleaños lleno sólopor una felicitación escrita en pergamino.

 

Era por esa razón que Hermione había traído consigoun pastel de chocolate y nueces en su baúl que no había podido entregar a la brevedadposible como ella hubiera querido. Era por eso que había citado a Ronald almedio día para entregárselo, después de tres días de haber vuelto al colegio. Yera por causa de que el individuo no aparecía que la castaña se paseaba por elcolegio con un paquete entre las manos.

Ella sabía que Ron huiría a la brevedad posibledespués de escuchar las palabras "tengo que hablar contigo" pero si no se lodecía así, ¿cómo demonios quería que se lo dijera?

_Quizás sólo entregándole el paquete, haciendo señasy gruñendo._ se dijo en voz baja la castaña, algo molesta.

Cansada de buscarlo, se internó en la primera aula vacíaque encontró en su camino.

No tendría otra opción. Tendría que dejárselo conuna nota en su habitación, en su cama, oculta tras las cortinas de ésta, paraque sólo él pudiera verlo y se acabara todo aquel alboroto.

Suspiró.

No era precisamente eso lo que ella hubiera querido.

Tenía que reconocerlo.

Desde el inicio de ese año, ellos habían comenzado apasar mucho más tiempo juntos, del que acostumbraban.

Peleaban, todo el tiempo, por cualquier insignificancia.Todos a su alrededor decían que únicamente lo hacían para no perder lacostumbre.

Pero tambiéncharlaban, mucho. Y reían.

Harry, envuelto en múltiples labores extraescolares,(encargo de Mcgonagall) había dejado a sus dos mejores amigos solos demasiadotiempo, el suficiente, como para que los dos encontraran refugio el uno en laotra e hicieran más llevadera la ausencia del pelinegro, dejándoles así, tardesenteras para hacer deberes (gracias a esto, Ron se había vuelto un poco másresponsable, pues Hermione le persuadía todo el tiempo para que hiciera biensus deberes) conversar, reír
y simplemente, estar juntos.

Era por eso que Hermione había decidido llevarlealgo. Porque sabía que a Ron ese gesto le agradaría, que tomaría en cuenta quesu felicitación fue más allá de una nota de feliz cumpleaños.

Y porque Ronald adoraba comer.

Además, eran amigos.

Era el tipo de cosas que los amigos hacían.

Claro

Ella sabía que ellos no actuaban como simplesamigos.

Ni siquiera parecían simples amigos.

El punto era

¿Eran simples amigos?

_ ¡Claro que si!_ dijo la castaña en voz altasintiendo que se sonrojaba. _Sólo somos amigos
sólo eso.

 

Pero ella sabía perfectamente que en su interior,para ella, no eran simplemente mejores amigos.

Había tratado de esquivarlo.

De negarlo

De no sentirlo.

De reprimirlo hasta que se extinguiera y que eso quesentía cada vez que lo veía, se fuera a parar a otro planeta.

Pero no podía.

Simplemente estaba ahí y ahora que había comenzado apasar tanto tiempo con él, sentía que las cosas se saldrían de control encualquier momento.

Su pequeño problema peludo, comelón e indomable,como había llamado al sentimiento que sentía, por no referirse explícitamente aRon, había crecido considerablemente todo aquel tiempo, cada día un poco más
yeso la desesperaba.

Pero no daba cabida al desquicio.

Simplemente respiraba profundo

Y fingía que no se enteraba.

Suspiro profundo.

Mejor cambiar de tema.

Miró la hora. Era definitivo. Tendría que entregarleel pastel a Ronald en la sala común

Algo alicaída por el éxito no obtenido, se dispuso asalir.

_ Es que realmente quería ver su cara
_ susurro lacastaña para si, acomodándose la mochila.

No era que esperara nada a cambio.

Ni un efusivo abrazo o quizás

Negó con la cabeza molesta.

_Mejor vámonos de aquí._

Resignada, abrió la puerta y se encontró de cara connada más y nada menos que Ronald Weasley.

Este, al encontrársela, abrió mucho los ojos comosin poder creer que la veía.

Hermione sonrió gustosa.

_¡Hola!_

El chico sólo movió la cabeza. Hermione siguiósonriendo.

_ ¡Al fin! Creí que jamás te encontraría
_

_Iba a clases pero venia a ver si no había dejadoaquí una pluma la clase pasada
_ explicó el pelirrojo pasando por su lado.Hermione cerró la puerta y se dio la vuelta de nuevo.

Ron la miró unos momentos. La chica lo interrogó conla mirada.

_No te voy a violar, secuestra, ni nada por elestilo si es lo que estas pensando._ dijo deprisa la castaña aparentandoseriedad.

El pelirrojo sólo se encogió de hombros.

Fue hasta la última banca y encontró lo que buscaba.Llegó hasta Hermione y señalándole la pluma, se dirigió a la puerta nuevamente.

La chica lo contemplo sin entender.

_¡Espera!_ dijo al instante la castaña. El pelirrojose detuvo y se volvió.

La miro.

Hermione, algo contrariada, fue hasta él y leextendió el paquete.

Él sólo lo miro.

Hermione resopló algo molesta.

_Feliz cumpleaños atrasado, Ron._

El pelirrojo sin entender, tomó el paquete.

_¿Es comida?_

Hermione no respondió.

Sólo se lanzo a sus brazos y lo apretó.

_No quise enviártelo, preferí dátelo en persona
_

Como siempre que estaba con él, que lo abrazaba y lotenía tan cerca, el aliento se le acabo en un santiamén como si hubiera corridoun maratón para llegar a sus brazos.

El pelirrojo le dio unas cuantas palmaditas.

_Gracias, Hermione
_

La chica lo soltó. Miro la cara del pelirrojo perono encontró ni siquiera un ápice de emoción, de sorpresa, de gusto

Salieron del aula.

No hablaron en todo el camino.

Tenían clase de transformaciones con Mcgonagall.

Hermione de vez en cuando miraba a Ron.

Éste, llevaba balanceándose peligrosamente la cajaentre sus manos, como sin importarle el contenido.

 

Hermione se sintió herida.

Tanto que ella había esperado ese momento

Tanto que lo había planeado y que se habíapreocupado, había sufrido por no poder dárselo cuanto antes

Para que todas sus esperanzas y sus ilusiones sebalancearan con descuido en las manos de un chico torpe que jamás entenderíasus razones.

_Pues es hombre._ pensó Hermione._ ¿Qué esperabas? Yes Ron
mucho peor aun.

Confundida, entró a la clase. Se sentó como siempreal lado de Harry y Ron se dirigió asientos más allá.

La chica, algo contrariada, se puso a garabatear ensu pergamino la fecha.

Harry platicaba animadamente con Neville y ella, sólose concretaba a pensar.

_Quizás exagero._ pensó la castaña._ Quizás no debaponerme así
sólo es un pastel
no tendría que hacer tanto alboroto
noesperabas que se te lanzara encima ¿o si, Hermione?

Resopló.

Elevó la vista y vio que el pelirrojo se había unidoa Harry y a Neville, en tanto que la profesora aparecía.

Volvió la vista al pergamino.

Las risas de sus amigos incrementaban.

De pronto una voz femenina se unió a laconversación.

Era Parvati Patil.

Hermione elevó la vista de nuevo.

Charlaba animadamente con Ron, Harry y Neville habíanvuelto a sus asuntos y ahora el pelirrojo, emocionado, observaba a la chica ysonreía ante sus comentarios.

_Ya en serio Parvati, fuiste de gran ayuda estamañana. Creí que Flickwick me mataría
_

_No hay problema Ron, ¿para que somos loscompañeros?

Ron, sonriendo, rodeo los hombros de la chica con unbrazo. Seguían charlando y sonriéndose y al contemplar aquella escena, algoduro y pesado bajo desde la garganta de Hermione hasta su estomago.

Parpadeo algunas veces.

¿Cómo era posible?

Ella había hecho toda una peripecia por él, muchasveces, en toda su vida. Ahora le había dado un bonito detalle y él sólo habíadicho gracias

Parvati lo había salvado de ser regañado por Flickwickpor primera vez en su existencia
¿Y Ron la abrazaba tan efusivo, tan complacidoy contento?

¿Quién era su mejor amiga?

Trató de no sentirlo.

De nuevo, trató de ocultarlo.

Pero la injusticia y el desaire podían más quecualquier cosa.

Dolida, Hermione se dedico a ignorar las risas desus amigos y sobre todo a no mirar la patética escena que tenía delante.

Para su buena suerte, Mcgonagall apareció y la clasecomenzó, suspendiendo la tortura de sentirse exiliada y retraída, marginada dela atención de Ron.

Cuando terminó la clase, los múltiples conceptos quehabía anotado en su cuaderno no habían borrado las ideas tristes de su cabeza.

Aun sentía un dolor en el estomago que no le gustabanada.

Quizás Ron no había demostrado suficiente entusiasmoporque ella no le había preguntado su opinión.

Ni siquiera sabía si le había gustado el pastel

Si había visto que tenía una forma de quaffle queella misma había cocinado

Decidida, salió del aula. Esperó a que los demáscomenzaran a caminar.

Harry pasó por su lado, con Seamus, Neville y Dean.

Parvati salió con Lavender y al final, apareció Ron.

Hermione respiró profundo.

Sólo sería una pregunta.

 

La respuesta tendría que ser positiva.

El pelirrojo caminó sin voltear a verla.

Hermione, algo cansada, fue detrás de el. Caminó asu lado en silencio unos minutos.

Al final, tomó aire y mirándolo, preguntó.

_Ron

_¿Mmmm?

Hermione lo miró con más insistencia, al ver que nose volvía a ella. Éste la miró al fin.

La chica lo miró a los ojos y soltó.

_ ¿Te gustó?

El pelirrojo la miró sin comprender.

_ ¿Qué?

Hermione se quedo de piedra.

No era posible

Tomo aire de nuevo.

Se armó de valor.

No quería que creyera que le estaba rogando, él nosabía cuanto le costaba hacer ese tipo de preguntas

Quizás ni siquiera debió haberla formulado

_La
quaffle

El pelirrojo la miró aun mas extrañado.

_¿La quaffle? ¿Cuál quaffle?

Hermione sintió que se le caía el alma al suelo.

Ni siquiera había tenido la voluntad de abrir elpaquete

No había causado en él la mínima curiosidad parasaber que era lo que tenía

Podía haberlo abierto.

Podía haber echado un vistazo

Hermione lo miró fijamente a los ojos.

Él sólo parecía indiferente, como si realmenteHermione le quitara su tiempo con aquellas preguntas.

Entendió el mensaje.

No le importaba.

_Olvídalo._

Terminó la castaña herida, dando la vuelta y caminandomás rápido.

Ron resopló.

_No sé de qué me hablas

_ ¡Claro que lo sabes!_

Hermione ni siquiera se volteo. Sólo siguiócaminando.

Ronald la alcanzo, algo cansado.

_ ¿Me prestas tus apuntes de Mcgonagall? No prestéla suficiente atención

Hermione se negaba a creer lo que acababa deescuchar.

Lo miró molesta y negó.

_Por si no te has dado cuenta
estoy molestacontigo.

Ron la miró extrañado.

_ ¿Molesta? ¿Por qué?_

Hermione no podía creer lo que veía y escuchaba.

Él de verdad parecía contrariado pero al mismotiempo, indiferente, incapaz de entender porque ella se había molestado.

Eso era suficiente para ella.

_No te lo pienso decir
_

_ ¿Estas molesta por que no te escribí el ultimo díaantes de volver?_ preguntó restándole importancia el pelirrojo.

Hermione abrió mucho los ojos.

_¿Cómo demonios crees que me voy a enojar por eso?

Era una completa estupidez. Si estaba molesta no erapor eso

_ ¿Por que no te preste mi pluma en encantamientos? ¿Porqueme comí el último waffle?

Hermione se desesperó.

Siguió caminando.

_Olvídalo._ dijo volviendo la mirada sobre el hombroy contemplando al pelirrojo que la miraba indiferente.

Se dio la vuelta y siguió su camino.

¡Ronald Weasley era el hombre más estúpido einsensible que había conocido en su vida!

Hermione se adelantó hasta llegar con Harry. Lo tomódel brazo suavemente y éste se volteó a mirarla.

_¿Que ocurre?

_Nada
sólo
necesito un abrazo._ susurró Hermionedecaída al pelinegro.

Éste, sin comprender muy bien lo que ocurría,estrechó a su amiga fuertemente entre sus brazos. La castaña sonrió anteaquello, y una vez que se separaron, continuaron su camino charlandoanimadamente.

Ron, desde el lugar en que lo había dejado Hermione,los contempló pensativo.

 

_ ¿Y ahora que demonios te pasa?_ se preguntó en vozalta y siguió a la castaña de lejos.

La comida transcurrió normal. Ron observaba aHermione atentamente.

No entendía que era lo que le había querido dar aentender.

¿Qué si le gustaba la quaffle? ¿Cuál quaffle?

_Ron, ¿quieres un trozo de pastel?_ pregunto Lavenderhaciéndole ojitos al pelirrojo. Éste se volvió y la miro. Miró el pastel que leofrecía y negó.

Hermione le había dado un paquete
que se encontrabaen las profundidades de su mochila.

Al parecer era comida.

Hermione no había especificado.

¿Que tal si lo que había dentro de la caja
?

_Iré a la sala común
tengo algo que buscar._

Sin dar más explicaciones, se puso en pie y se alejódel comedor.

Cuando apenas iba rumbo a la sala común, se desvióen un recoveco del castillo y abrió la mochila.

Sacó la caja de cartón que Hermione le habíaentregado, y con extrañeza la abrió.

Un pequeño pastel en forma de quaffle apareció antesus ojos con una pequeña nota que decía: "Felicidades Ron. Espero que te guste,mi madre me ayudó a hornearlo, pero yo lo decoré. Eres un gran guardián, lomereces."

Ron se quedó embobado viéndolo.

¡Con que a eso se refería!

Con un dedo, tocó el betún del pastel y se lo llevóa la boca.

Estaba delicioso.

_Pues para no saber cocinar, hace muy buen betún._

Sonriendo ante su conjetura, guardó de nuevo elpaquete y se dispuso a subir a la sala común.

Pero un momento.

Hermione había dicho que estaba molesta

¿Y molesta por qué?

_Mujeres._ masculló Ron._ O mejor dicho
Hermione.

No importaba.

La conocía.

De seguro se le pasaría una vez que estuvierahaciendo tarea.

Ya volvería con él, Harry se iría a ayudar a los deprimero con los cursos de artes oscuras y ella no tendría otra alternativa quesentarse a estudiar a su lado.

_Quizás ya me permita leer sus apuntes._ pensó elpelirrojo sentándose en un rincón de la sala común. En cualquier momento todosvolverían y ahí podrían platicar tranquilamente los dos

La sala comenzó a llenarse lentamente.

Alumnos que iban y venían, que tenían alguna clase ocastigo por cumplir.

Ron los observaba disimuladamente, esperando a quecierta castaña apareciera.

Al final, la vio atravesar el retrato en compañía deNeville.

Charlaban animadamente y cuando Ron podría jurar quese dirigía hacia el, la chica cambio de rumbo sin siquiera mirarlo y se colocóa varios metros del rincón del pelirrojo.

Éste observo aquello parpadeando varias veces.

Quizás Neville le había pedido ayuda para haceralguna tarea extra.

Bueno, no importaba. Él podría terminar la tarea deFlickwick y ya cuando Hermione volviera con él, haría lo de la profesoraMcgonagall.

Comenzó a transcurrir el tiempo.

Según él, se concentraba lo que más podía en sutarea, pero no podía evitar volver la vista cada vez que escuchaba a Hermioneriendo de alguna tontera de Neville.

En un instante en que la estaba contemplando, lachica giro un poco y lo miro.

El contacto duro apenas unos segundos. La chica sevolvió de nuevo a Neville como si no hubiera visto nada.

 

Ron arqueo las cejas.

Bueno, quizás estuviera muy ocupada con Neville.

Siguió en lo suyo.

La profesora Mcgonagall apareció de la nada en lasala común.

Todos la miraron atentos, dejando sus actividades unmomento, lo cual, la mujer agradeció.

Se aclaró la garganta, y dijo

_Les comunico a todos los estudiantes que por motivode una inspección requerida por el ministerio de magia el toque de queda en elcastillo será a las 8 de la noche. Los prefectos no realizaran su rondanocturna y tienen estrictamente prohibido estar en su sala común hasta despuésde las diez. Mañana todo volverá a la normalidad, (si es que no se encuentraalguna anomalía) así que espero que los miembros de la casa Gryffindorpresenten honorabilidad al castillo acatando estas órdenes
Gracias.

El barullo se apodero de todos los alumnos. Laprofesora Mcgonagall omitió aquello y salió de la sala común.

Ron miro a Hermione.

La chica platicaba con Neville sobre el tema alparecer muy interesada.

_Lástima que esta noche no podremos hacer la ronda._pensó Ron. Hermione había quedado de enseñarle un truco para doblar suscalcetines esa noche, y ahora, que habían suspendido aquello, no se realizaría.

¿Qué opinaría la chica al respecto?

Bueno, no era que él creyera que tuviera mucho interésen enseñarle el truco
pero en definitiva, era otra oportunidad menos paraestar juntos ese día.

Sintiéndose de pronto asaltado por el hecho de notener esa noche para hablar conHermione, Ron comenzó a hacer un recadopara la chica.

Lo hechizó para que llegara hasta ella y esperó.

Discretamente, mientras Neville anotaba, se percatode que el papelito se posaba en el regazo de la castaña.

Ésta lo leyó y con la misma tranquilidad con la quelo había desenvuelto, lo metió entre sus libros y siguió escribiendo.

Ron se quedo pasmado.

Quizás eso que estaba escribiendo era la respuestapara él


Transcurridos veinte minutos entendió que no era así.

Siguió leyendo y transcribiendo, mirando a Hermionecon el rabillo del ojo de vez en vez.

De repente, la chica se puso de pie de un brinco, ysalió de la sala común sin volverse.

Poco después, Neville hizo lo mismo y Ron comprendióque iba a seguirla.

_Bien._ se dijo el pelirrojo observando el retrato,ahora inmóvil._ Si quiere pasar el tiempo con Neville

Siguió escribiendo en su cuaderno, pero de pronto,algo asalto su mente.

_Estoy molesta contigo._

Ron se detuvo en seco al escuchar esa vocecilla ensu mente.

_¿Pero molesta por qué?_ se preguntó mirando a lanada.

Bajó la vista y contempló el libro que tenía entrelas manos.

Hermione le había dado un bonito detalle.

Había estado sonriente y al parecer entusiasmada.

Habían entrado al salón y de la nada, se habíaenojado.

¿Por qué?

_Mujeres._ mascullo Ron tachonando una palabra quehabía escrito mal._ ¿quién las entiende?

Decidió que lo mejor era seguir su plan original.

Hacer su tarea.

Siguió leyendo y redactando
pero pasados unosminutos se dio cuenta de que comenzaba a sentirse intranquilo.

Dejó la pluma y miro a su alrededor.

Chicas charlando animadamente mientras hojeaban unasrevistas.

Algunos chicos jugando ajedrez en una de las mesas.

 

Una muchacha de no más de quince años dictándole aun joven de su misma edad la lección de historia de la magia mientras éste lediscutía que iba demasiado rápido.

_Tú eres demasiado lento, Tom, vamos, date prisa,tenemos que ir a la biblioteca por otro libro

_ ¿Otro? ¿No son suficientes dos libros?

_¡Claro que no! ¡Tenemos que tener buenasreferencias!

Ron se quedó embobado contemplando la escena.

Le resultaba realmente familiar.

Al entender aquello, comenzó a sentir cierta desazón.

¿Dónde se encontraría Hermione en aquel momento?


La castaña buscaba entre los estantes un libro paradespejar sus dudas. Sabía que lo había visto por ahí, tenía que encontrarlo

De repente, algo llamó su atención.

Un trozo de pergamino que revoloteaba sobre sucabeza distraídamente.

El corazón de Hermione dio un vuelco.

¿Seria posible?

_ ¿Y quien más?_ dijo la chica alzando la mano y lotomando el pergamino.

Sabia perfecto a quien pertenecía

_¿Y que me dices de nuevo?_

La letra de Ronald apareció ante sus ojos con estasseis palabras.

Con fastidio, la chica resopló.

¿Con que descaro venía a preguntarle como estaba?

¡Enojada! ¡Era obvio!

Y era también muy obvio que él lo sabía

O por lo menos, que había comenzado a extrañarla

_Pues si esta pensando en mi, lo seguirá haciendo unrato._ dijo la chica con determinación.

En cualquier momento sería hora de volver a la salacomún.

Ya lo vería

Y quizás le dirigiera la palabra.

Poco después, la señora pince anuncio que cerraríala biblioteca.

Resignada, Hermione salió del lugar.

Comenzó a caminar rumbo a la sala común.

Miro entonces el pergamino que tenia entre las manosy suspiró.

¿Debía contestarle a Ron?

_Sólo le diré que nada, sólo eso
ya después siquiere averiguar algo, que venga y me busque él
_ comenzó la castaña sacandoun pedazo de pergamino y una pluma. Garabateo contra la pared la palabra nada yguardó las cosas.

Dobló el pergamino con cuidado y sacó la varita.

Pronunció el hechizo y el papel comenzó a levitarlentamente.

Cuando estaba a punto de nombrar el destinatario deaquel recado, un maullido la sacó de sus pensamientos.

_Buenas noches, Granger._

Hermione miro al señor Filch con un intento desonrisa. Éste renqueo hasta ella y tomó el papel que flotaba en el aire.

Con furia, lo partió en dos.

_Creo que sabe que esta prohibido hacer magia en lospasillos

_Lo siento, señor Filch, yo

_¡Nada! ¡Vaya ahora mismo a su casa común! El toquede queda se dará dentro de media hora. ¡Andando! ¡Vaya!

Hermione asintió y comenzó a caminar.

El señor Filch la miro con rabia.

_Señora Norris, acompaña a esta insolente hasta susala común. Vigila que no cometa ninguna tontería, mi querida señora

En respuesta, la gata maulló contenta y fue andandoal lado de Hermione sin quitarle los agrios ojos de encima.

Hermione, resignada, suspiró.

Ya vería a Ron en la sala común...


_ ¡Eh, Ron, vista al frente!

Ron volvió la vista justo a tiempo.

Estaba apunto de ser golpeado con todo por la quaffleque Harry le había lanzado.

 

La tomó entre sus manos a tiempo y la miró.

Una quaffle

Jummm

_¿Qué pasa contigo?_ preguntó Harry volando hastaél. Ron negó con la cabeza.

_Nada
sólo pensaba

_ Pues vuelve a la tierra, literal, es hora devolver al castillo

Hora de volver al castillo.

Hacia más de una hora que había enviado aquelmensaje.

Hermione no era estúpida.

Sabía mandarle el recado de vuelta.

Claro, el recado hubiera llegado

Si éste existiera, si ella lo hubiera escrito.

Descendió al pasto y comenzó a caminar con Harry devuelta al castillo, ambos en silencio.

Ron no podía entender cual era el motivo para queHermione se comportara así con el.

¿Era en serio eso de que se encontraba enojada?

¿Pero por qué?

Comprender a Hermione Granger era como tratar decomprender porque Severus Snape era tan odioso.

Hermione Granger era la mujer más complicada que Ronhabía conocido jamás.

No era cualquier chica. Era única y gracias a dios,esperaba que irrepetible.

Era inteligente, vehemente y apasionada.

Era intensa y calculadora, fría, cuando se loproponía.

Y quizás esa era una de aquellas veces.

Pero en el fondo, Ron sabía que ella tenía un buencorazón.

Ser mandona y aguafiestas no era su intención

Bueno quizás si.

Pero
¿enojarse?

Bueno

No podría ser para siempre

Se le quitaría cualquier idea estúpida que se lehubiera metido en la cabeza en algún momento.

Ella era todo, menos

_Orgullosa._

Aquello de verdad le hizo sentir coraje de nuevo.

¿Y qué si era más fuerte su orgullo?

¿Qué si había recibido su nota y no la había queridoresponder?

No le había respondido antes.

¿Qué le aseguraba que no lo había hecho de nuevo?

Algo ardió en su interior.

Si ese era el caso

Él la había buscado.

Ella lo había ignorado.

_Pues si se trata de orgullo
yo no voy a buscarte. Olvídalo.

Al día siguiente, Hermione bajó al gran comedorsola.

Cuando llegó a la sala común la noche anterior, loschicos no habían vuelto aun del entrenamiento de quidditch y como teníademasiado sueño, ya no tuvo ánimos de irlos a buscar.

De seguro esa mañana Ronald le hablaría parapreguntarle que era lo que le pasaba, como siempre hacía cuando ella no dabaseñales de vida como él quisiera.

Después de no haberle respondido su mensaje, estaríaintrigado

Pero ella no pensaba dirigirle la palabra.

Estaba molesta.

Estaba más que molesta, se sentía herida. Dolida yherida por las desatenciones del pelirrojo cuando ella lo único que quería erahacerlo feliz

_ ¿Y quién te dijo que ser la mejor amiga incluyetratar de hacerlo feliz?_ dijo para sí la casta._ No es nada más para ti, sóloson amigos
_

Pero sabía que el dolor que sentía no era el quesentiría una simple amiga.

¿A quien quería engañar?

A ella misma. Todo el tiempo.

Negando cosas que en sus narices eran demasiadoobvias

Cambiándole el nombre a los calificativos quedescribían su comportamiento.

Inventando excusas que sonaran convincentes paratener esa mañana el semblante melancólico, haber pasado una noche casi en velay sentir el corazón vacío.

 

Que más daba ahora.

Ronald no la había valorado. A ella le dolía eso.Tenía que renunciar ahora más que nunca a todo aquello que revoloteaba en sumente y en su corazón.

Ron Weasley no valía la pena.

Jamás se fijaría en ella como otra cosa que no fuerasu mejor amiga.

¿Porque no podía entender eso?

Ni todos los pasteles de gran Bretaña harían que elpelirrojo se fijara en ella

_Ni si quiera aunque le regalaras a los Chuddley Cannonsdentro de un pastel
_

_ ¿Estas planeando algo para Ron?_ preguntó una voza sus espaldas. Hermione pegó un brinco.

Luna Lovegood le sonrió amablemente y se sentó a sulado sin preguntar, aunque no perteneciera a Gryffindor.

Miro a la castaña con detenimiento y antes de que éstapudiera abrir la boca, añadió.

_ De seguro Ronald agradecería que le regalaras alos Chuddley Cannons pero estoy segura de que valoraría más un detalle hechopor ti misma.

Hermione resopló.

_No creas que tengo tanta suerte._ masculló por lobajo.

_ ¡Buenos días!_ dijo Neville muy sonriente llegandoy sentándose al lado de Luna.

_Hola Neville, buenos días

_ Hey, Hermione, ¿hay alguien sentado junto a ti?_preguntó Harry quien también iba llegando. Hermione negó.

_Puedes sentarte

_ ¿No se sentará Ginny ahí? Porque si es así, puedoir a sentarme con Ron

Hermione giró la vista al extremo opuesto de lamesa.

Ron comenzaba a engullir un plato de cereal, solo,cabizbajo y al parecer, sumido en la leche y sus pensamientos.

Hermione sintió una ligera incomodidad en elestomago. Ni siquiera la había saludado, no lo había visto llegar

_No te preocupes, Harry, el asiento está libre

Quien podía haberlo ocupado, se servía ahora unatostada y no volvía ni un milímetro la mirada hacia ella.

Tratando de calmarse, Hermione volvió la vista a supropio plato, y se dejó llevar en las pláticas de sus compañeros.

Pasado un rato, decidió que era hora de irse a laprimera clase, y en compañía de Harry, se marchó al aula de encantamientos.

_¿Te ocurre algo Harry? Pareces molesto
_ peguntóHermione observando el semblante de su amigo.

Este negó no muy convincente.

_Una mala noche, sólo eso

_Ya somos más, no te preocupes
_

Reparando en el hecho de que no habían esperado a Ron,Hermione se vio tentada a preguntarle por él a Harry, pero al llegar al aula, larespuesta la miro desde su butaca fijamente mientras practicaba un hechizo.

Hermione, volviendo a su idea original, desvió lavista de inmediato.

Caminó hasta su asiento sin volverse, y se preparó aescuchar la clase del profesor Flickwick.

Cuando la clase comenzó, la chica se sumergió en elrelato del hombre.

Sin embargo, de vez en vez, debido a la costumbre,desviaba la vista hacia Ron.

En todas las clases, cuando no se sentaban juntos,tenían la costumbre de voltearse a ver e intercambiar miradas o sonrisas asíque, o por ideología o por curiosidad, Hermione miraba al pelirrojo condetenimiento unos instantes y de nuevo volvía la vista al frente.

Pasados unos momentos, en un segundo que el profesorhizo un comentario muy gracioso, Hermione se rio al igual que el resto y miro aRon de soslayo.

 

Éste le devolvió la mirada también sonriendo desdesu lugar, pero Hermione evadió el gesto como si no hubiera visto nada.

_Tienes que acatar las normas._ se dijo la castaña._Tú estas molesta
y él
bueno.

Pero lo cierto era que ver a Ron tan taciturno yalejado de ella y verse a sí mismo fingiendo que no pasaba nada, no le decíanada más que sentía una enorme inconformidad por dentro.

Las miradas se repitieron a lo largo de la clase.

El proceso fue el mismo.

Cuando al final se llego la hora de salir, Hermionecamino deprisa entre sus compañeros sin esperar al pelirrojo.

Se le unieron en el camino Neville y Parvati aligual que Harry. Cuando doblaban la esquina para ir a pociones, se toparon con ErnieMcmillan y Hanna Abot y juntos, todos emprendieron el viaje hacia lasmazmorras.

Precisamente en el momento en que Hermione sepreguntaba en donde se encontraría Ron y por qué no salió junto con ellos, lavoz de Hanna la sacó de sus pensamientos.

_¡Hola Ronald! Te sienta muy bien ese nuevo corte decabello

Al sentir la presencia de Ron cerca de ella,demasiado cerca, diría, Hermione comenzó a avanzar más deprisa, mientras se leencendían las mejillas como siempre que ocurría cuando se sentía aludida conrespecto a Ron.

Se fue hasta adelante de la parvada con Ernie ycomenzó a charlar con él sobre las tareas de la profesora Mcgonagall. Lo quemenos necesitaba era que le restregaran en la cara lo bien que se veía elpelirrojo (cosa que ya había notado) y que no podía comentar al respecto.

Esperando escuchar algún comentario proveniente dela boca de Ron, siguió caminando

Hasta que el pelirrojo pasó por su lado con prisa,sin siquiera volverse, al parecer queriéndole demostrar que no tenía porquehuir de él, él huiría de ella.

Hermione sintió que con cada paso que daba Ron lejosde ella, se llevaba entre sus manos un hilo que se corría desde su corazón

Transcurrióla hora de la comida sin ninguna novedad. Ron, de nuevo, se había sentado en elextremo opuesto de donde ella se encontraba.

Hermione soltó un suspiro.

¿Y ahora por qué le ocurría?

La chica salió del comedor sola. Se dirigió a labiblioteca para tomar algunos volúmenes de consulta y volver a la sala común.

Mientras se dirigía hacia allá, comenzó a pensar enla actitud de Ron.

¡¡Ahora resultaba que quien esquivaba era él!!

Era más que obvio que la esquivaba porque ella loesquivaba a él. O mejor dicho, había dejado de hablarle.

_Hombres._ masculló Hermione por lo bajo.

Un segundo después, Neville la alcanzó algo cansadoy comenzaron a charlar hasta la biblioteca.

Cuando estaban a unos metros de la puerta, seencontraron de cara con Ron, quien iba saliendo de ésta, cargando pesadoslibros entre sus brazos.

Al verlo, Hermione no pudo evitar clavarle los ojosencima.

Igualmente, Ron la contemplo a ella a los ojos sinvolverse.

Sin embargo, el subconsciente de Hermione fue másrápido.

Su mirada no reflejó nada. En cambio, lo miro comosi mirara a una planta de ornato en el pasillo. Sin darle la mínima importancia,Hermione se volvió a Neville como si jamás hubiera mirado a Ron.

El chico se quedo impávido mirándola. Hizo una señacon las manos como preguntando que era lo que había de nuevo pero como Hermionelo ignoró, clavó la vista en Neville quien sólo levanto la mirada y sonrió.

 

Hermione siguió caminando y entró a la bibliotecasin volverse.

Ron, de la misma manera, siguió su camino a la salacomún soltando un suspiro mientras en su cabeza se escucha la cansadavocecilla.

_Mujeres
_

Hermione se internó entre las estanterías y respiróprofundo.

Bien.

Ron estaría solo, estudiando, dado que ni ella niHarry estarían con él.

Ella probablemente se quedaría con Neville

Tomó los libros que necesitaba y fue a sentarse auna mesa vacía.

Neville la alcanzó y comenzaron a realizar lostrabajos.

La chica contempló a su alrededor.

La biblioteca se encontraba prácticamente desierta,sólo estaban ellos dos y otras tres estudiantes fuera de cuenta, esparcidas portodo el lugar.

Hermione suspiró.

Ron y ella habrían estado demasiado cómodos en unambiente así.

El clima era frio y las nubes fuera del lugaramenazaban lluvia. Podrían haber esta solos, los dos, platicando

La chica soltó otro suspiro y decidió que era mejorenfocarse en sus labores

Sin embargo, pasados algunos minutos, Hermionecomenzó a sentirse intranquila y más que eso, sola.

Trató de despejar sus pensamientos, y siguió con sutrabajo.

Platicaba en voz baja con Neville y evitaba penar encierto pelirrojo.

Lo consiguió por al menos media hora.

Quizás era hora de volver a la sala común

Podía terminar ese trabajo más tarde, bajo lassabanas

Ahora necesitaba pensar

Se despidió de Neville excusándose con cualquierpretexto y salió de la biblioteca con paso seguro.

Sabía que al llegar a la sala común, se toparía conRon, quien de seguro estaría solo, igual que ella.

No le importaría.

No lo miraría, simplemente entraría, subiría,dejaría sus cosas y saldría rumbo a los terrenos del castillo.

Divisó el retrato metros adelante.

Suspiró.

No le costaría tanto tiempo incomodar a Ron

Ni incomodarse ella.

_Meigas fritas._ dijo la chica al retrato. La damarosa sonrió y la dejó pasar.

Hermione respiró profundo y colocó un pie dentro dela sala común.

Pero antes de que pudiera poner el otro, la escenaque la recibió, la dejó congelada.

Ahí estaba Ronald Weasley, en el rincón que siempreocupaban ELLOS DOS, al parecer estudiando
nada más y nada menos que conLavender Brown.

Hermione sintió que su estomago se quedaba vacío depronto y le faltaba el aire. Una oleada de algo frío inundó su interior.

Antes de poder hacer o decir nada más, pensarsiquiera, se dio la media vuelta y salió por el mismo hueco que había entrado,sin siquiera ser notada por los allí prsentes.

_Hey, ¿a donde vas?_ preguntó la dama gordaintrigada viéndola marcharse.

Hermione no respondió.

Sintió como su corazón se apachurraba dolorosamentey unas lágrimas se agolpaban en sus ojos.

_Mejor mátame
no tiene sentido que me hieras así._dijo para sí la chica y siguió caminando.

¿Podía alguien saber como era que ella se sentía enaquel momento?

No lloró simplemente porque se encontraba conpersonas todo el tiempo y llorar delante de todos no era bueno.

 

Podrían decirle a Ron
y ella no quería darle esegusto.

Llegó a la explanada del castillo y caminó bajo elcielo nublado con lentitud.

Caían unas cuantas gotas pero nada grave.

Era como si el cielo intentara llorar por ella queno podía, que tenía el corazón atado.

Se sentó en una banca de piedra que se encontrabalejos del castillo y se quedo mirando al horizonte.

Respirando, comenzó a detectar sus emociones.

Dolor, primero que nada.

Vacío y desazón por ver que Ron ahora se encontrabatan contento

Rabia, en segundo lugar, quizás en mayor medida.

Lavender Brown era una maldita víbora aprovechada yescurridiza.

Hermione hubiera dado cualquier cosa por poder irhasta allá y zarandearla del cabello.

La ira invadió a la castaña.

Simplemente la maldita aquella se había percatado desu alejamiento con Ron y había ido corriendo a ocupar su lugar.

Hermione sintió que algo se le destrozaba pordentro.

Eso era lo que más le dolía.

Que alguien más ocupara su lugar y Ron no presentaraninguna resistencia a ello.

Hermione se recargó en el muro que tenia detrás ymiro el cielo.

¿Por qué era que dolía tanto aquello?

_ ¿Sola de nuevo, Hermione?_

La chica se volvió.

Luna Lovegood llegó hasta ella y se sentó a su lado.Hermione no respondió.

_ ¿Sigues molesta con Ronald?_

Hermione se volvió de golpe. La rubia la miraba tranquila.

_ ¿Cómo sabes eso?_ preguntó Hermione sorprendía. Larubia se encogió de hombros con una sonrisa melancólica en el rostro.

_Es claro. Tú por tu lado y él por el de el,separados, sin pelear
Posiblemente los demás no lo hayan notado, pero yo si.

Hermione soltó un suspiro y esquivo la mirada de Luna.Ésta sólo la contempló.

_Se ve que te extraña. Verlo solo tanto tiempo y concara de pocos amigos no es buena señal

_No te preocupes, Luna
Está en muy buena compañíaahora

La rubia no dijo nada. Sólo contempló a laenfurecida y entristecida Hermione.

Se recargó en el muro también y dijo.

_Pues yo estoy aquí
si quieres hablar con alguien.

Hermione la miró unos instantes y después miro elcielo.

Luna tenía razón. Necesitaba hablar con alguien.

Unavez que Hermione se hubiera desahogado con Luna, volvió a la sala común. Ya no encontróa la desagradable pareja, por suerte y pudo ir a su dormitorio sin contratiempos.


Se tiró en la cama y comenzó a pensar.


Aun sentía una opresión en el pecho que no la dejaba respirar...


_Pues Luna tiene razón, mañana será otro día._ se dijo la castaña soltando unsuspiro. Poco a poco se sumergió en el sueño y se abandonó en los brazos de Morfeo.


A la mañana siguiente, se levantó más temprano de lo usual. Tenía que terminaruna tarea que no había hecho por huir de Ron y Lavender.
Fue hasta la biblioteca y comenzó a buscar entre los estantes el libro que lehacía falta.


Nada, el libro no estaba ahí.


_Disculpe, señora Pince..._ comenzó la castaña cuando se acercó al escritoriode la bibliotecaria._ estoy buscando el libro de hechizos modernos de la gran Bretaña,edición 15, autor John Carrow... Utensilios de cocina


_Ese libro se lo llevo ayer una jovencita de la casa Gryffindor, Granger._ respondióde mala manera la bibliotecaria.

 

Hermionesuspiro.


_ ¿Podría decirme quien fue? podría pedirle a ella el libro...


_Esa es información confidencial y eso que tú tratas de hacer es estafa. ¡Nopuedes consultar un libro sin haberlo pedido en la biblioteca directamente!


Hermione se asustó. Negó frenética con la cabeza y retrocedió.


_Creo que no importa... vendré más tarde a ver si lo han regresado...


Sin decir una palabra más, salió de la biblioteca espantada. Caminó hastallegar al gran comedor y se recargo en la pared.


_Y ahora que voy a hacer? necesito ese libro...


Resignada a esperar a que devolvieran el libro, la castaña se adentro en elgran comedor. Iba tan sumida en sus pensamientos que ni siquiera se percató deque alguien se había quedado detenido a metros de ella, había escuchado susoliloquio y había retrocedido deprisa, rumbo a la lechucería...

_De verdad que no tienes buen semblante._ le dijo Ginny cuando la castañase sentó a su lado. La chica resopló.


_Llevo algunas noches sin descansar bien...


_Que ocurrió con el regalo de mi hermano?


_No quieres saberlo, créeme...


Ginny miro a Hermione. Soltó un alarido de coraje y abrazó a la castaña.


_Ron es un maldito, estúpido, idiota...


_Gracias por quererme más que a él...


_Es que no valora lo que haces, Hermione!


_Ya lo sé, ya lo sé...


Harry apareció en ese momento y se sentó frente a las amigas. Las miro sincomprender y las interrogó con la mirada.


_Donde fue el velorio?


Hermione evitó mirarlo a los ojos.


En ese momento, para buena suerte de Hermione, las lechuzas comenzaron ainundar el gran comedor.


Como era costumbre, delante de ella se paró la lechuza que exhibía el profeta.


Sin mucha emoción, Hermione le quito el periódico, pagó la cuota y el ave sefue.


Una a una las aves comenzaron a circular por el gran comedor rumbo a susdestinatarios.


Cuando ya empezaban a marcharse la mayoría, una enorme lechuza entró en el grancomedor y planeó lentamente hasta Hermione.


La chica la contemplo extrañada.


_Te escribieron tus papás, que bien._ se alegro Ginny por ella. Hermione negó.


_Yo no he enviado una lechuza...


El animal le dejo caer un pesado paquete mal envuelto apenas en papel de embalar.Hermione lo desenvolvió con cuidado y se quedó con los ojos cuadrados mirandolo que contenía. Era un grueso volumen de hechizos modernos de gran Bretaña, elque tanto había estado buscando.


Comenzó a pasar sus páginas con cuidado y encontró el recibo de laseñora pince. Era el libro de la biblioteca...


_Expedido a: Ronald Weasley. Casa Gryffindor.


La chica se quedo contemplando aquello con los ojos como platos y el corazónacelerado.


¿Cómo había sabido él...?


Con manos temblorosas, garabateó un "gracias" en un pergamino suelto que encontróen su mochila. Se lo ató a la misma lechuza que le había enviado el libro, yguardó éste dentro de su mochila.

 


El ave partió deprisa y Hermione trató de tranquilizarse.


Comenzó a servirse cereal, y poco después, un pergamino llego flotando hastaella.


Hermione lo tomó con manos temblorosas y leyó.


_No fue mucho, no hay porque._


Soltando un suspiro entrecortado, la castaña guardó el pergamino en sumochila.


Quizás el ave había encontrado el chico de regreso al comedor, debido a larapidez del mensaje enviado por él.


Eso sólo significaba una cosa...


_Buenos días, Harry, Ginny._


La chica sintió que algo helado comenzaba a llenarle las entrañas.
Miró por el rabillo del ojo como Ron aparecía frente a ella y sin mirarla,caminaba hasta sentarse, bancos lejanos a ella.


Hermione se paralizó.


Le había enviado un libro
Le había respondido una nota
¿y aun así se atrevía a ignorarla?


Su corazón latía con violencia.


Con maestría fingió que no había escuchado nada y se concentro en su desayuno.


Poco después, escucho la voz del pelirrojo que interrogaba a suamigo pelinegro.


_La verdad no tengo idea de eso, Ron... Hermione, ¿Mcgonagall pidió dospergaminos o uno para su redacción?


La chica sin volver la vista, respondió.


_Dos._


_Y Harry, ¿crees que podamos hacerlo sobre lo que dijo en su clase o tenemosque ir a la biblioteca por otro libro?


_No lo sé... ¿Hermione...?


_A la biblioteca por un libro._ respondió la chica aparentando serenidad.


Ginny miro a Harry y a Ron con molestia.


_¿Y porque te empeñas en preguntarle a Hermione y no responderle tú?_cuestionó la joven.

Harryse sonrojó.


_Porque yo no se las respuestas, ella si... Ron debería...


_Eso es todo, muchas gracias._ cortó el pelirrojo y volvió su vista al plato.


Harry y Ginny se miraron.


Hermione evitó mirarlos, sintiendo un hueco en su estomago.


Estaba listo. Presto. Era todo.


Ronald Weasley iba a ignorarla como ella lo había ignorado a él.


Sin decir palabra, el pelirrojo se puso en pie y salió del comedor.
Hermione ni siquiera se volvió. Fingió estar muy entretenida contemplandosu tostada.


Una vez que se hubo ido, dejó que la sensación de vacío se apoderara deella.


_Que más... ahora a aguantar como una verdadera Gryffindor._ susurró para si lacastaña abatida.


No tendría otra opción. Ahora era la lucha del más fuerte....
Y sin Ron quería que ella fuera a suplicarle, se había equivocado de chica.


Ella JAMAS iría a rogarle.


Hermionese fue a clases y durante todo el día evito mirar a Ron.

Aunasí, el pesado nudo en su estomago y la desazón no la abandonaban, alcontrario.

Cuandofue la hora de comer, la chica apenas y probo bocado, y se sintió irritabletodo lo que restó del día.

Enla última clase, se sumergió en sus pensamientos y dejó que el mundo corriera.

Norespondió a ninguna pregunta, se la pasó contemplando el techo del aula.

Ellade verdad no quería sentirse mal, no quería reflejar que se sentía mal, pero nopodía evitarlo. La opresión en el pecho era más grande.

 

Porsu parte, el pelirrojo Weasley estaba mucho más enfurruñado de lo común.

Oscoy silencioso, se paseaba por Hogwarts mirando desde la distancia a la castaña.

Noera fácil asumir aquel silencio. Pero era mucho más fácil que ir hasta ella ypreguntar que ocurría.

Sabíala respuesta.

Yesa respuesta no le iba a agradar.

_Jamástendrá la compasión de decirme lo que tiene._ murmuro entre dientes Ron.

Hermione,harta de estar ensimismada tanto tiempo, comenzó a mirar a su alrededor. Depronto, se topó de lleno con los ojos del pelirrojo.

Azuly ámbar se mezclaron. Hermione retiro la vista. Ron mantuvo el contacto.

Porinstinto, Hermione se volvió de nuevo.

Estavez no despego los ojos de ron tan rápido, pero como en su interior el orgulloherido borboteaba, no se dio el lujo de tomar en cuenta al pelirrojo mástiempo.

Nolo merecía.

Cuandola clase concluyo, Hermione se alejó todo lo que pudo de Ronald.

Sintiéndoseconfundida, cansada y harta, decidió que era mejor asumir lo que se venia.

_Ya,me canse, estoy completamente harta de esto
si Ronald Weasley quiere guerra,guerra tendrá y no pararé hasta convertirlo en un témpano de tanta frialdad quedesprenderé
Que conste que tú te lo has buscado.

Reprimiendouna vez más el llanto, Hermione se pasó de largo por el gran comedor y seperdió entre los pasillos. El orgullo de una mujer herida nunca era presagio dealgo bueno
.

Ala mañana siguiente Hermione despertó con ese vacio espantoso en el estomago yese dolor en el alma.

Elpecho seguía apretado y la boca le sabia amarga.

Lahiel del desprecio de Ron no dejaba nada bueno en ella.

Sinembargo, ese día no sería igual a los anteriores, eso ya no.

HermioneJane Granger se había propuesto ser todo lo fuerte y valiente que pudiera ser,como toda una Gryffindor que era. Si no era por gusto, sería por orgullo.

Esejuego sin querer lo había iniciado ella y ahora tendría que seguir adelante conel.

Alfinal del cuento, Ronald Weasley ya le había demostrado que no iba a ceder
pues ella tampoco lo haría, ni un ápice de ahora en adelante.

Queríaindiferencia? La iba a tener.

Sino quedaba otra alternativa, la palabra Ron Weasley iba a tener que desaparecerde su vocabulario permanentemente.

Sepuso en pie y comenzó a alistarse. Cuando estuvo lista, se miro en el espejo.

Surazón, en algún rincón de su subconsciente gritaba ante sus planes "es absurdo!Ve y discúlpate con él, o al menos pregunta que le ocurre" mientras que en elotro rincón, otra voz, su orgullo, alardeaba "claro que no! La enojada es ella!Él tendrá que someterse y arrepentirse por ser el miserable gusano que es!"

Sacudiendola cabeza, la chica alejó la vista del espejo y salió del dormitorio. De nuevo,a levantar el telón y a desempeñar esta vez un papel distinto: el de HermioneGranger, la que no conoce a Ronald Weasley.

Haciendoacopio de toda la fuerza que le quedaba (porque sospechaba que su valor y sufuerza se perdían en cantidades alarmantes desde que mantenía aquel duelopsicológico) salió de la sala como y se dirigió al gran comedor.

Convencidade lo que haría, se preparó para dar la primera estocada. Llegó y sin pensarlodos veces, se sentó al lado de Parvati, frente al pelirrojo Ron Weasley.

 

_Buenosdías!_ dijo con una animada voz que no parecía ser la suya.

Sinembargo, el efecto fue inmediato.

Todosdevolvieron el buenos días, excepto Ron, quien por algún extraño motivo, seguíacon la vista clavada en el plato vacio sin mover ni un músculo.

Lachica ignoró este hecho y comenzó a charlar animadamente con sus compañeros.

Extrañamente,el peso en el estomago seguía ahí, pero la clara muestra de desconcierto de Ronhacía que tuviera el acopio suficiente para seguir con aquello.

Pronto,se dio cuenta de que aunque le resultaría un poco difícil, no era imposible.Dejar a Ronald Weasley en el pasado sólo le tomaría algunos días.

Resignación,quizás. Orgullo, en gran medida, lo que la empujaba a tomar esta alternativa.

Elresto del desayuno lo pasó muy ameno, sintiendo una baja de energía por partedel pelirrojo. La balanza se estabapostrando a su favor.

Marchóa clases contenta con Harry y se la pasó de lo lindo participando en pociones.Por primera vez, el profesor Snape se permitió halagar una poción suya y eso lahizo sentirse grande.

Ronaldsólo la miraba desde un rincón de la mazmorra.

Cuandoterminó la clase, Hermione salió con la frente en alto y el henchido orgullorebosando en su pecho.

Seguiradelante parecía ahora más fácil.

Porotra parte, Ron se había quedado boquiabierto en la puerta de la mazmorra,viendo alejarse a la castaña.

Leveía andar con pasos ligeros pero seguros y aun recordaba su melodiosa risa enel desayuno de esa mañana.

Alparecer Hermione se había olvidado de que él existía. No lo había mirado ni unsegundo en todo el día y su vida parecía ir mejor sin él.

¿Peroque demonios estaba pasando?

Lasiguió a distancia hasta el gran comedor. Sin que la chica lo notara, se sentómuy cerca de ella.

Seconcretó a mirarla.

Hermioneexhibía una peculiar sonrisa. Había dejado mudo a Snape y a él mismo, de paso.

Parecíaque de verdad la chica se había cansado de todo aquello, y, siendo todo lomadura que era, lo había dejado de lado.

Claro.¿Para qué quería ella a un niño gigante a su lado?

Loque realmente tendría que reconocer él no era que sucedería ahora con Hermione,sino que sucedería ahora con él sin ella.

Elpequeño pedazo de madurez que habitaba en su interior pareció evaporarse aldarse cuenta de que sin Hermione, el jamás podría volver a seguir.

Ellaera la que le daba estabilidad y le orientaba el camino de vez en cuando, si noera que todo el tiempo.

Ellasin él, se lo veía de maravilla, pero a él sin ella
sólo se lo veía como unasombra.

Yno la culpaba. Él se lo merecía.

_Ron, ¿quieres un poco de puré?_ dijo una voz a su lado. Ron miro algo cansado aLavender.

_No,gracias
eh, Parvati, ¿podrías pasarme el estofado de ahí?_ el pelirrojo señalouna fuente que la chica, a una distancia corta de él, tenía frente a susnarices. La chica asintió y, sin intención alguna, le pasó la fuente aHermione.

_¿Podrías dársela a Ron, Hermione, por favor?

Ronse congeló. Conocía a Hermione. Tenía dos posibilidades. Negarse (que era lo másprobable, pasarle la fuente a otro para deshacerse de la responsabilidad) oecharle el contenido increíblemente caliente en la cabeza
.

 

Sibien le había echado una bandada de pájaros, ¿por qué no un tazón con sopacaliente?

Ronpasó saliva con dificultad, esperando el resultado.

Loque a él le parecieron años, no fueron mas que segundos y lo que aconteció, lodejo frío, como si en lugar de la sopa caliente, Hermione le hubiera lanzado lajarra de agua helada.

Lacastaña, con todos los modales y tranquilidad del mundo, puso la fuente deestofado en las manos de Ron tal y como haría si él fuera cualquier otro estudiantede Gryffindor, ni más ni menos,

¿Palabrasde por medio? Ninguna. Pareciera que Hermione le había dado la fuente a alguieninvisible porque no cruzo mirada con él. En cambio, volvió a su charla conNeville animadamente como que si aquel percance JAMAS se hubiera suscitado.

Touché

Unaestocada mucho más certera de la madurez de Hermione.

Elapetito de Ron pareció esfumarse.

Sesirvió de la fuente con la esperanza de que aquello fuera madurez liquida perola probó apenas. Era obvio que su boca era indigna para la madurez de la queHermione había hecho gala con aquel acto.

Ratodespués, cuando la chica hubo terminado y se hubiera alejado tranquila del grancomedor, Ron dejó caer la cuchara y mirando en dirección a ella, susurro:

_Merindo._


Hermionellegó hasta la sala común y se sentó en su rincón favorito. Sacó sus libros ycomenzó a realizar sus deberes.

Extrañamente,se encontraba bien. Con una pesada carga en los hombros pero en condiciones deseguir. Su día había ido muy bien, hasta ahora.

Depronto, sus compañeros irrumpieron en la sala. Animadamente, comenzaron arealizar sus deberes igual que ella en distintas partes de la sala común.Hermione ignoró a los recién llegados y continuo.

Pasadoun rato, cuando hubo terminado, comenzó a guardar sus cosas. Entre los libros,descubrió el que Ronald había sacado y le había enviado.

Teniafecha de entrega para ese día
seria mejor que lo regresara cuanto antes.

Entremás pronto se deshiciera de la última cosa que él le había compartido, mejor.

Antesde salir por el retrato, fue hasta el círculo de estudios de sus compañeros. Siiba a dejar de hablar con Ron de por vida, tendría que hacer amigos nuevos parallenar su lugar
aunque le doliera en lo profundo del alma.

_Iréa la biblioteca. ¿Alguno de ustedes gusta que lleve algún libro a regresar oque saque alguno para sus deberes?

Antesde que nadie pudiera negar o asentir con la cabeza, un muchacho pelirrojo sepuso en pie con dificultad.

_Yoiré contigo._ dijo mirándola a los ojos impasible.

Hermionese quedó de piedra por unos segundos. ¿Qué?

¿Habiaescuchado bien? ¿Era una pesadilla? Ron no podía estar ahora frente a ellaofreciéndose a acompañarla

Reaccionandodel shock, hizo como si no hubiera escuchado aquello y miró a los demás.

Tratandode sonar segura, repitió.

_¿Nadie?_

Todos negaron. Ron en cambio, recogió sus cosasy fue hasta el retrato. Lo abrió y miro a Hermione.

_Despuésde ti._


Caminaral lado de Ron después de una semana sin hablarle, era extraño.

Alparecer Luna tenia razón, se decía Hermione. Nadie de la sala se había percatadode que ellos dos no se hablaban y por tanto, no les había parecido extraño elcomportamiento de último minuto de Ron.

 

Hermione,sin embargo, era otra historia.

Andabarumbo a la biblioteca con prácticamente un desconocido. Habían intercambiadofrases en todo el trayecto, pero cuando al parecer ambos querían acercarse, sushalos de orgullo y personalidad chocaban y se repelían.

Eracomo si intentaran bailar y ninguno de los dos supiera como.

Semovían, pero no bailaban. No juntos, al menos.

Llegara la biblioteca fue tranquilizador para Hermione. La gente hacía que su corazóndejara de temblar y no se sintiera tan sola con Ron. Simplemente la labor erasencilla. Devolver un libro.

_Traigoa regresar este ejemplar, señora pince
_

Comoera de esperarse, a la mujer no le sorprendió ver que Hermione devolvía ellibro que había sacado Ron. Ellos dos siempre tan unidos, pensaba la anciana.Tan unidos y tan aberrantemente estúpidos que se alejaban por no aceptar lo queera evidente.

Sinmayor mérito, tomó el libro, hizo una anotación y selló el volumen nuevamente.Lo mando flotando hasta un estante y miro a los dos jóvenes.

Estosla miraron sin decir nada.

_¿Algo más?_ peguntó la mujer ante el tensosilencio entre los visitantes. La castaña miro al pelirrojo. Éste se encogió dehombros y salió de la biblioteca.

Lacastaña miro desconcertada al pelirrojo y lo siguió después de murmurar ungracias a la bibliotecaria.

Ellaobservó la sorpresa en el rostro de la chica y la miro hasta que se perdió devista.

_Esasabelotodo insufrible es más tonta de lo que parece._ dijo la mujer en voz bajay se volvió a su trabajo.

Lachica podría ser muy buena con la magia,pero muy torpe para el amor.


Ronmiro a Hermione que se acercaba hasta él. Él había caminado solo hasta el patio,que era lo que quedaba más cerca, y se había refugiado detrás de un árbol. Noentendía porque Hermione lo había seguido. Estaba casi seguro de que no loharía.

¿Paraqué la había acompañado en primer lugar?

Quizáspara intentar volver a la normalidad.

Lanormalidad ahora se le antojaba a un sueño, uno lejano. Hermione no iba a dejarcaer la muralla de hielo tan fácilmente
¿o si?

_Graciaspor el libro._ musitó la castaña cuando llego hasta él. Lo miro como si nadapasara, pero Ron aun percibía un dejo de tensión entre ellos.

_Denada
_

_Meiré a la sala común
tengo que

_Quédate._

Siaquella era su voz, Ron no supo cuando dejó escaparla.

Hermionelo miro incrédula. Ron sintió flaquear toda su defensa y sin más, dejo caer laarmadura.

_Notenemos más deberes
si los tienes, si quieres, trae tus cosas
es mejo estaraquí afuera.

Lachica sólo lo miro.

_Ibaa decir que tenía que guardar mis cosas, las deje en el suelo

_Nadieles hará nada
Vamos, Herms, siéntate un rato.

Esa voz no era suya, no podía serlo. ¿Por qué leestaba pidiendo que se quedara como si su vida dependiera de ello?

Antesde poder sorprenderse más con eso, se sorprendió al sentir el cuerpo de lacastaña junto al suyo. La chica miraba, al parecer resignada, el paisaje.

Ellatambién había bajado la guardia.


¿Porqué se quedaba y era débil? Hermione no lo sabía. Sólo podía comprender que estabaahí, al lado de Ronald Weasley, charlando de la nada, solos a mitad de un patioen el basto Hogwarts. Mirarlo, mirarse en él. ¿Qué estaba pasando?

 

Alparecer eso era una tregua
¿temporal?

_ ¿Quéte pasa, Hermione?_ preguntó el pelirrojo observándola. Hermione lo miro sin comprender.

¿Lepreguntaba que le pasaba? ¿Él? ¿A ella?

Imposible.

_¿Eh?_

_Quete pasa._ repitió el pelirrojo._ Te ves rara._

Hermionesintió impotencia. Se sintió como una niña pequeña que no puede confesar que secomió media docena de galletas sola. Podría hacerlo. Podría acabar con aquelloy decirle que era él, el causante de todo.

Sevio claramente gritando furiosa "¡Tú! ¡Maldita sea, Ronald, tú! ¡Me pasas tu!"pero no fue capaz.

Eracomo si le hubieran hecho un nudo en la lengua o ésta se hubiera desaparecido.

Negócon la cabeza mientras sus ojos se fijaban en un punto distante de Ron. Él nodebía darse cuenta

_¿Necesitas
?¿Un abrazo?

No,era imposible, eso no podía estar pasando.

Laincredulidad debió marcarse en su rostro porque Ron la miro algo cohibido ysusurro.

_¿No? ¿No es eso lo que necesitas?

Hermionese quedó de piedra. No sabía como responder

_Si
necesito un abrazo
_ susurro sintiéndose infantil. Miro a Ron. Éste, algoinseguro aun, le abrió los brazos.

_Pues,si lo quieres

Hermionelo vio con terror. El pelirrojo cerró los brazos algo decepcionado. Hermione lomiro. Negó con la cabeza imperceptiblemente y Ron abrió los brazos nuevamente.

Seacercó a ella con cuidado y la rodeó.

Hermionese sintió congelada en aquel momento.

_Esono es un abrazo._ susurró no supo con que valor.

Ronrio algo nervioso y apretó a Hermione entre sus brazos como nunca lo habíahecho.

Hermione,sintiendo que el aire se le escapaba, se aferro a Ron como si fuera un sueño y amenazaracon volar lejos de ella en cualquier momento, con sus alas transparentes y sucalor de fantasía...

¿Quéera lo que pasaba?

Nose sentía mejor, aun sentía un hueco en el estomago y un nudo en la garganta.Pero por alguna extraña razón, aquel abrazo, que parecía estaba durando unabendita eternidad, le completaba el alma enteramente.

Apretándolocada vez más hasta no dejarle espacio entre sus brazos, Hermione sintió queencajaba con Ron perfectamente, como nunca lo habían hecho.

Élsolo recargo su cabeza en el hueco que se formaba entre el hombro y el cuellode la castaña y soltó un leve suspiro.

Fuerondeshaciéndose del abrazo lentamente y al final se miraron.

Comosi el tiempo no hubiera pasado, charlaron hasta que se ocultó el sol.

Volvieronjuntos a la sala común, se dieron las buenas noches y cada cual se fue hasta suhabitación.

Consatisfacción, Hermione respondió por su ausencia a Lavender diciendo que habíaestado con Ron en el patio platicando.

Cerrólas cortinas de su cama antes de que la chica replicara y puso un hechizo desilencio al rededor de su cama.

Exhausta,como si realmente hubiera ido Hermione a la guerra, se dejó caer en lasalmohadas. Aun sentía un dolor en el pecho y un hueco en el estomago pero supusoque eso desaparecería a la mañana siguiente o a la siguiente, ya que se hubierarecuperado.

Porese día, ella había ganado una batalla.

_Ahoraya sabes de lo que eres capaz, Hermione
eres una niña valiente
y muy fuerte.

 

Después de ese día, Hermione y Ron volvieron a hablarse con toda la normalidad del mundo. Volvieron a pasar sus tardes juntas, a reír de chistes que solo ellos entendían y a pelear por tonterías como la tarea. Sin embargo, pese a los pequeños percances de sus días, siguieron juntos incansablemente.

Cierto día que Hermione y Ron se dirigían a la biblioteca, la chica abordó un tema un tanto escabroso para ambos, sin pensar en las consecuencias que esto traería.

_La visita a Hogsmeade será este fin de semana. Harry me ha dicho que no asistirá porque Mcgonagall le ha pedido un favor con referencia a los elfos domésticos. Le dije que me quedaba a ayudarlo porque me interesa mucho conocer sus inquietudes pero me dijo que la profesora le pidió discreción así que no podrá acompañarnos. Así que me temo que tendremos que ir tú y yo solos

_Vale, iremos.

Se internaron entre los estantes y Hermione comenzó a buscar un título que le interesaba. Ron a su vez, miraba los estantes aparentando desgana, pero la verdad era que estar tanto tiempo con Hermione en una biblioteca le había dejado el pequeño habito de tomar un libro a lo menos una vez al mes. Como había terminado el último que había sacado, (como convertirse en amigo de las arañas) se dedicó a buscar un nuevo ejemplar.

_Crees que esté bien que Harry pase tanto tiempo solo?_ preguntó a Hermione mientras se agachaba y tomaba un ejemplar.

La chica se encogió de hombros.

_Depende. Estando solo fortalecerá su carácter
.

_Entonces, si yo paso mi tiempo contigo, que me pasará? Me volveré un debilucho dependiente a ti?

_Posiblemente

_Eso es lo que tú quieres que ocurra, no?_ cuestionó el pelirrojo intentando sonar jocoso pero mirando a la castaña de soslayo. Ella estaba tan absorta consultando un mamotero que respondió sin pensarlo mucho.

_Oh si, claro Ron. Es mi ambición secreta. Te quiero, sabes? Y sueño con casarme un día contigo para irnos a vivir a París y hacer todos esos viajes que nunca he hecho con ningún otro ser humano

El aire era ligero y liviano. De pronto, se llenó de hierro y piedras. El silencio comenzó a zumbar entre ellos. Hermione sintió que el calor le subía rápidamente hasta las orejas.

Tratando de aparentar tranquilidad, se agacho y fingió seguir buscando un libro. Ron no se movió.

_Cálmate Hermione, cálmate. No lo habrá creído en serio, de seguro me estará mirando con su carita de "si, como no" y espera que lo mire para hacer un chiste

Pero la verdad era que Ron se había quedado congelado mirando el mismo punto de la página que había estado leyendo cuando ella comenzó su explicación.

Con pánico, Hermione se dio cuenta de esto y respirando entrecortada decidió que sería mejor que ella sola se sacara de aquel aprieto.

_Quita esa cara de funeral, Ronald, no he hablado en serio

_Ni quien piense que lo has hecho.

_Pues pareciera que no comprendiste la broma, te tiemblan las manos.

_Es que hace frio aquí, por si no has visto esta una ventana abierta. Y no estoy asustado, solo me ha interesado mucho esto que dice aquí sobre las arañas

Hermione decidió no abrir más la boca y siguió revolviendo las estanterías. Paso por el lado de ron y se perdió en el pasillo de al lado. Fingiendo que seguía su búsqueda, se dirigió hasta el rincón del pasillo entre dos estantes repletos y pegó la frente en el frio metal del anaquel.

 

_Eso ha estado muy cerca

¿Volvieron a tocar el tema de regreso a la torre? Estúpido sería pensar que si. Ambos muchachos volvieron silenciosamente hasta la sala común contestándose con monosílabos y entablando en breves periodos conversaciones ligeras y sin sentido.

Cuando cada cual llegó hasta los pies de la escalera que conducía a su dormitorio, se dieron las buenas noches sin mirarse y subieron de prisa a sus habitaciones.

Hermione se dejó caer en la cama y hundió la cara entre las almohadas.

_Soy una idiota!! Soy una tonta! Prácticamente se lo grité en la cara, por dios!!! No, prácticamente no; SE LO GRITÉ EN LA CARA!!

La chica se sentía sofocada con su propio calor. Despegó la cara de las almohadas y se tapó los ojos.

_Que va a pensar ahora de mi? Creerá que es cierto? Pero, rayos! Si ni siquiera es cierto
!

Como si hubiera chocado contra una pared, Hermione se quedó en silencio.

Se dio un golpe con la palma de la mano en la frente y volvió a enterrar la cara en las almohadas.

_A quien quieres engañar, Hermione? A quien le quieres mentir? Para querer mentirte, es demasiado tarde.

No tenia que decir que debía admitirlo, ya lo sabía. Estaba enamorada de Ronald Weasley desde el primer pelo pelirrojo de la cabeza hasta el último pelo pelirrojo del dedo gordo del pie. Daría lo que fuera porque él sintiera lo mismo por ella pero en el fondo sabía que eso era imposible.

_Somos amigos_ susurró la castaña mientras un nudo se formaba en su garganta._ Solo amigos y nada más que eso

Mientras Hermione se traga su dolor, Ron contemplaba el techo de su cama adoselada con nostalgia. Soltó un suspiro y cerró los ojos.

Hermione era por mucho una chica maravillosa. Era bonita, inteligente. Divertida si se lo proponía. Interesante y noble. Dulce y tierna, cariñosa, que se preocupaba por él como nadie más lo hacía.

Pero era su amiga.

Si bien era cierto que él entendía claramente que ella no sentía últimamente lo mismo que él sentía por ella, también era cierto que era demasiado cobarde para decirle que su intención no era ir más lejos que solo amigos.

Porque él no podía verla como otra cosa, porque no debía verla como otra cosa
Porque tenía demasiado miedo a lastimarla y arruinarlo todo.

_Además
yo no estoy enamorado de ella._ se dijo el pelirrojo volviéndose hacia un costado y mirando por la rendija de sus cortinillas._ Yo no podría verla como otra cosa. Yo no podría estar con ella, besarla, mirarla a los ojos, sentirla
.

Pero tal y como una afirmación siempre lleva envuelta duda en su interior, una negativa guarda unas locas y desesperadas ganas por decir que si.

Pero Ron jamás iba a aceptar eso.

Fue así como cayó la noche y como un día dio paso a otro simultáneamente para que el fin de semana llegara y sus caminos y perspectivas se toparan de frente sin tener donde ocultar sus verdades.

Cuando amaneció el domingo, Hermione abrió los ojos y sintió un peso en el estomago. Si le hubiera dicho a su madre el dolor que sentía y las circunstancias en que este se fundaba, s madre, sabiamente, habría dicho

 

"Son mariposas enamoradas, querida"

Pero Hermione, en aquel momento lo único que podía sentir era una jauría de dragones revoloteando temerosos por todos sus intestinos.

_Sólo es una salida a Hogsmeade, nada más._ trato de convencerse._ nada fuera de lo común, Ronald y tú, como siempre

Pero eso no daba resultado.

_Que patética soy._ se dijo la castaña mirándose al espejo una vez que se hubo arreglado._ Ronald de seguro seguirá dormido y ni siquiera le preocupará que esto suceda

Pues la verdad era que si, Ronald seguía dormido pero porque cuando intentó conciliar el sueño la noche anterior, este no había venido en su auxilio y cuando lo conseguía, se despertaba sobresaltado creyendo que ya era la hora de levantarse.

Si eso se debía a que saldría con Hermione, él no lo reconocería. Diría que había cenado de más, que estaba emocionado porque iría a Zonko y porque tendría más dulces de Honeydukes de los que había tenido en meses
(eso sin contar los que guardaba bajo la cama, raciones bien surtidas por parte de Fred y George)

Hermione bajó al gran comedor y almorzó escuetamente. Cuando la hora de salir del castillo se llegó, la chica caminó con una enorme piedra e el estomago acompañada por Harry hasta la puerta.

_Ustedes diviértanse y no se preocupen por mi. Dobby me echará una mano. Sólo espero que no trate de fundar el club de Harry Potter élfico o algo así

_Recuerda las propuestas que tenemos en la P.E.D.D.O y no olvides mencionarles que nosotros les respaldamos

_Si Hermione y tú no olvides que a menos que embriagues a Ron no vas a obtener nunca lo que deseas.

Hermione le dedico una mirada de reproche a Harry pero este sonrió ampliamente al ver el rubor que acababa de aparecer en sus mejillas.

Filch les hizo una seña para que salieran del castillo. Hermione abrazo a Harry y lo apretó fuertemente. Éste devolvió el abrazo y al separarse le susurro.

_Ánimo, suerte no necesitas. Eres una Gryffindor, eres valiente y todo saldrá bien.

_Eh? El qué saldrá bien?_ preguntó Hermione contrariada pero la marea de alumnos la empujaron fuera del castillo. Lo último que vio fue a Harry diciendo adiós con la mano y sonriéndole

_Como algo puede salir bien si él ni siquiera se ha tomado la molestia de venir?_ pensó la castaña y una sensación de abatimiento se apodero de su ser.

Caminó junto con el resto de los alumnos hasta la entrada del pueblo. Cuando todos comenzaban a disiparse para tomar rumbos diferentes. Hermione soltó un suspiro.

_Otro fin de semana en Hogsmeade
sola.

_ No
si yo puedo
evitarlo.

Hermione se volvió de golpe. Ron llegaba hasta ella jadeando, colorado por el esfuerzo y sin aire apenas en los pulmones. Se doblaba por la mitad y se sostenía de las rodillas. Cuando al fin pudo reponerse miro a la chica.

_Lo siento mucho, siento la tardanza. Yo me he quedado dormido, no pude dormir bien, sabes? No sé, quizás cene mucho, o no sé, me sentía extraño

La castaña solo lo miro. Espero a que él dijera algo más pero no lo hizo. Sin saber bien que hacer o que decir, se dio la vuelta y comenzó a caminar hacia el pueblo. Ron caminó a su lado en silencio.

_Hacía tiempo que el pueblo no se veía así de alegre, verdad?_ comentó el pelirrojo.

 

_Si, desde que vinimos la ultima vez_ puntuó la muchacha. Silencio

Hermione sentía que aquello simplemente no funcionaria. Tenia ganas de desaparecerse y volver al castillo, a la seguridad y comodidad de su cama en los dormitorios de la sala común

_Estas enojada?_ pregunto con cautela el pelirrojo. Hermione negó.

_Por supuesto que no

_Entonces, qué te pasa?... y no me digas que no es nada.

La castaña se petrifico. Había estado a punto de decirle que no ocurría nada.

Se paró de golpe y lo miro a los ojos.

¿Qué esperaba él que ella le dijera? "Estoy nerviosa porque vengo a tu lado, Ronald Weasley!!" si, posiblemente eso esperaba él que ella le diera. ¿Y como, maldita sea?

Aunque pensándolo bien, podría ser tan fácil decírselo
.

"Estoy echa un manojo de nervios porque estoy enamorada de ti y no sé como comportarme contigo. Quiero gustarte, quiero que me quieras, quiero que seamos más que amigos. Me muero por besarte, lo confieso!! Yo sé que solo somos amigos y que solo seremos eso pero yo te quiero! Yo te quiero, Ronald Weasley, yo te quiero
y daría lo que fuera por ser tu novia
."

Hermione abrió la boca para decir algo de todo aquello pero Ron le puso un dedo sobre los labios.

_ También yo extraño a Harry, sé que es extraño venir sin él. No tienes que decirlo, ya lo sé.

La chica sintió que su alma se caía al suelo y al mismo tiempo

_Si. Si Ron, pasa eso. Tienes razón. Me preocupa que pase tanto tiempo solo

Ron asintió. Se miraron a los ojos. Hermione se encogió de hombros y echó a andar rumbo al pueblo nuevamente. El pelirrojo la siguió.

Caminaron en silencio unos momentos. Después, comenzaron a hablar de ese rumor del nuevo dulce en Honeydukes y de la cerveza de mantequilla en las tres escobas.

Hermione sentía algo atascado en su interior. Pasó con dificultado un nudo de lagrimas que tenia en la garganta y el peso cayó en su estomago. Miro a Ron. Él parecía tan entusiasmado
No iba a arruinarle el día con eso.

Ron por su parte, hablaba con voz casina y casi eufórica pero dentro de él su corazón latía con violencia. Lo sabía, lo sentía, pudo verlo

Tal como vería cualquiera que prestara atención suficiente el fantasma de una muchacha castaña que besaba a un pelirrojo a sus espaldas, producto de una confesión que no hizo. Porque muchas veces nos callamos lo que sentimos pero eso es tan fuerte que se materializa y se hace real, esperando el momento en que se realice y se vuelvan finas partículas que se incorporen a las estrellas, en el firmamento.

Aunque por el momento, ellos solo sean un par de amigos. Solo amigos.

FIN

Después de casi un año de haber escrito esta historia, al fin le di un final, que sé que para muchos significará comienzo.

Es posible que si, haga otro fanfiction a modo de continuación de este escrito pero no les garantizo nada. Dejenme cargar mi bateria de inspiracion Ronmione y después hablamos (jejeje)

Quiero agradecer a todas aquellas personas que me dieron una oportunidad de llevar esta historia hasta ellas. De entrar en el mundo del Ronmione. Como todos sabrán (o quizás no) este es mi primer fic Ronmione después de una larga trayectoria de Harmiones (no me odien si no lo sabían) y la verdad me considero halaga por su respuesta tan positiva.

Es muy curioso porque muchos comentarios que me hacían me decían que no era un mal Ronmione a pesar de que yo no sabía mucho del tema y mi respuesta es y será siempre la misma: Es que nunca me había tocado tener un Ronald Weasley como amor.

Ustedes no están para saberlo ni yo para contarlo pero seré sincera: Esta historia esta basada en un suceso de mi vida al lado de esa persona, solo que, desgraciadamente y a diferencia del final original de la saga, mi Ronald Bilius Weasley sigue preso de sus miedos y complejos. Deseenme suerte.

Sé que después de saber esto me dirán que es por eso que no puse un final feliz en esta historia. Parte de esto es verdad (soy sincera y no, no lo hice por ser Harmony ni nada por el estilo) pero es que para profundizar en el romance de estos personajes a mi me falta experiencia y quiero plasmar una historia digna de la pareja.

Insisto, me siento muy halaga de recibir sus buenos deseos y sus comentarios de aliento a escribir un poco más de esta pareja. La verdad yo JAMÁS me vi haciendo esto... como no me vi haciendo muchas locuras que he hecho en vida. Como besar a Ron después de matar un horrocurx, si, aun me falta hacer eso...

Sin embargo, si me dan la oportunidad y no me odian después de leer estos capitulos, con mucho gusto escribiré otro Ronmione. Lo considero una experiencia muy interesante y muy agradable, algo que sin duda, haré en un futuro próximo.

Agradezco pues infinitamente a todos los que me leyeron, a quienes comentaron y a quienes me dieron una oportunidad. Espero no haberlos defraudado. Si ustedes quieren darme otra oportunidad como escritora de Ronmione, encantada de la vida afilo mi pluma y me presento a la batalla.

Sin más que decir por el momento, quedo a sus ordenes.

Un placer haber escrito para publio Ronmione. Si algún día quieren leer un Harmony, saben donde encontrarme.

Si hay algo más que debo añadir es que exhorto a todos los lectores y escritores, (con todo el respeto y el afecto que me merecen) a ser tolerantes entre nosotros y nuestros gustos. No me gusta enterarme de algunas circunstancias penosas en las redes donde los Harmonys y los Ronmiones se atacan y se agraden sin parar. Si estamo aquí es por una unica razón: Harry Potter y si ambos bandos hemos encontrado nuestro amor predilecto, es algo maravilloso. Sin embargo, somos libres y tenemos el mismo derecho que todos. La única forma de seguir adelante es dejando libre al de al lado. No hay nada de malo con ninguno de los dos bandos, al contrario!! Creo que si abrimos un poco más la mente y concedemos la oportunidad y el respeto que se merecen, creo que podremos encontrar lo magnifico que cada uno de nosotros ve en lo que considera correcto. Al menos eso fue lo que me quedó a mi como experiencia después de escrbir esta historia y leer otras historias, al igual que muchas otras de distintas temáticas.

Espero de corazón que mis palabras sean tomadas a bien, pues es la única forma en que he querido transmitirlas.

Un gran abrazo para todos los que leen esto.

Por su tiempo y su oportunidad GRACIAS!!

Con cariño, Luna_Hermy

Sólo como amigos - Potterfics, tu versión de la historia

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Tercer día de clases. Si no lo hacía ahora, no loharía nunca. Había pasado demasiado tiempo. Bueno, en realidad sólo unoscuantos días. Pero de cualquier

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2024-12-06

 

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