¡Sorpresa, Angelina! - Fanfics de Harry Potter
A Angelina, por alguna razón, legustaba sentarse enfrente del lago cundo quería estar sola. No iba a ningún otrolugar; muchas veces, porque le recordaban demasiado a Fred. Siempre se sentabaenfrente del lago, descalza y dejaba que sus pies acariciaran la hierba, legustaba quedarse completamente sola allí, con sus pensamientos. Simplemente, leproducía paz.
Todo lerecordaba a Fred.
Sólo habíansalido oficialmente una vez, pero ahora
Angelinapensaba demasiado en él. Había llorado su muerte y estaba pegada a losrecuerdos de cada momento que habían compartido y cada palabra que se habíandirigido. No quería olvidar nada acerca de él. Porque era ahora, precisamenteahora, de que se daba cuenta de que siempre lo había querido, que siempre lohabía amado. Sólo ahora que él ya no estaba.
Aquel día enconcreto el lago estaba especialmente hermoso. Cerró los ojos un momento, parasentir la brisa sobre su cara y cuando los abrió, creyó que estaba en medio deun sueño. Un joven pelirrojo con una inconfundible le devolvió la mirada. Podíahaber sido George, sí, pero por alguna razón, Angelina supo inmediatamente queera Fred quien le sonreía.
―¿Angelina? ―preguntola
¿aparición?
Angelina, conlos ojos abiertos al máximo, parpadeo, cerrando sus ojos con fuerza, con laesperanza de que Fred Weasley desapareciera. Cuando los volvió a abrir, elmuchacho seguía allí, sonriéndole de forma traviesa
―¿Qué
? ―preguntóla chica, agitando la cabeza, creyendo que su imaginación sólo le estaba jugandouna mala pasada―. ¡Estás muerto! ―exclamó, confundida.
Los ojos delchico se ensombrecieron.
―Sí, lo sé.
―¿Qué hacesaquí?
―¿Es delitohacerte una visita? ―preguntó retóricamente, sonriente de nuevo―. Pues a esovine, hacer una visita.
―¿Y George? ―preguntóella, curiosa―, ¿por qué no vas con él?
Los ojos deFred se ensombrecieron de nuevo y por primera vez bajo la vista, para queAngelina no viera su abatimiento.
―Seríadoloroso ―respondió él en un murmullo, rehuyendo de la mirada de Angelina―.Para los dos. Y para él
aún más. No quiero que me tenga que decir adiós denuevo.
―¿Y para mí noes doloroso? ―espetó ella―. ¿A mí no me duele saber que te tendrás que volver air
tal vez para siempre?
―Lo siento.
―No tienes porqué disculparte ―respondió ella, mirando hacia otra parte, nerviosa por la cercanía de Fred.
―Sí que tengoque hacer ―aseguró él, con la mirada dura y cargada de auto reproches―; sientoque los dejé a todos tirados en el momento decisivo.
―Tú no tienesla culpa de nada ―aseguro Angelina, sonriéndole―, no tienes la culpa de nada,así que no digas "lo siento".
―Pero hay algomás, algo más que tengo que decirte ―dijo él. Angelina asintió esperando suspalabras―. Te quiero mucho, tal vez lo mismo que tú me quieres a mí, Angelina. ―Cerrolos ojos un momento―. Pero esto no es posible. Yo ya estoy muerto. Angelina,tienes que superar mi muerte, dejar de lamentarte. ―Le tomó la mano suavemente―.Tienes que olvidarme, darle una oportunidad más a tu corazón
Hazlo por mí, porti
―Pausa, un silencio que pareció eterno entre los dos―. ¿Lo harás? ―Angelinaasintió―. Promételo ―exigió Fred.
―Lo prometo ―respondióella.
Ambos estabana centímetros uno de otro. Cuando sus labios chocaron torpemente y Angelinacerró, los ojos, disfrutando el momento, sabiendo que sería el único. Sesepararon, y cuando Angelina abrió los ojos, allí ya no había nadie. Fred sehabía ido, de nuevo.
Y esta vez para siempre.
A la mejor
sólo a la mejor, todo fue un sueño.
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