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Silencio...
Solo el sonido tintineante de las gotas al caer.
Más silencio...
Un suspiro... ¿Cuántos suspiros llevaba ya?
Un sollozo... ¿Porqué no lágrimas, entonces? Habían ya desaparecido, se habían secado.
- ¿Porqué?...- un suave y terso susurro.
Sóla, allí, abandonada. En el vacio.
Otro suspiro más. Allí, echada en el frío suelo. Sí, todo había terminado, más... ¿Qué hubo de ella?.
Simplemente recuerdos vagando por su fría mente. Recuerdos inútiles. Recuerdos que no traían más que tristeza.
Un quejido, y unas gotas más como sonido. ¿Qué ahora? ¿Así moriría? ¿Así, de esa manera tán cruel, abandonaría el mundo? Una lágrima rodó por su mejilla.
Una y otra vez aquél sonido, el sonido de las gotas al caer en el agua. Solo ese sonido era el único que se escuchaba en tán perturbador silencio. Más sus repentinos suspiros.
Una y otra vez, aquellos recuerdos, tristes recuerdos. ¿Cuánto tiempo llevaba allí? ¿Cuánto? Estaba allí por una lógica razón. Amor. Sí, ese dulce y traicionero sentimiento: amor.
Estaba allí por él, simplemente y nada más y nada menos que por él. ¿Y él qué? ¿Estaba agradecido? Quién sabe... Quizá nadie.
Otro suspiro más...
Llevaba tiempo en aquella húmeda y sucia celda. Llevaba tiempo, largo tiempo allí, en ese famoso lugar llamado: Azkaban. Pero era por esa persona.
Ella se había unído al lado oscuro, al lado de: Lord Voldemort. ¿Porqué lo había hecho?... Por él. Pero aún así, él jamás lo comprendió. Que lástima.
Otra lágrima. ¿Porqué lloraba? ¿Había razón algúna para eso? Quizás... quién sabe.
Entonces comenzó a escuchar sonidos de pasos acercarse a su celda. Llegaba su hora. Hora de decir la verdad. Aunque así no le creyeran.
- Sal, estúpida. A llegado tu hora- dijo cortante aquella voz masculina. Ella ni rechistó, sabía muy bien lo que iba a acontecer. No tenía porqué sufrir.
Caminaba entre pasillos y pasillos, todos alumbrados con antorchas. Veía nostalgicamente todo. ¿Sería entonces ese, su último momento? ¿Hasta allí llegaría todo? ¿Su esfuerzo y arriesgamiento por todo ahora valía nada? Miles de preguntas vagaban por su mente, mientras aquél hombre la llevaba a rastras por el brazo.
Ni un quejido salió de ella. ¿Para qué? Solamente se podía conformar con lágrimas. Ni siquiera un sollozo. Aquella bonita esperanza que albergaba en su corazón hace mucho tiempo, había marchado ya, para simplemente remplazarse con un simple rendimiento.
Salió de aquél profundo pasillo, para así poder sentir el aire, aire puro, aunque aún así se sintiera la traición, el sufrimiento, la agonía, y todo lo que ya no valía la pena. Observó perdidamente al hombre que la sostenía fuertemente del brazo y se limitó a sonreir debilmente. De nada había valido todo aquello en lo que se había esforzado, en todo aquello que había sufrido.
No hacía falta mencionar una palabra. ¿Para qué? Ya sabía su futuro destino. Tán solo quería abandonar ya este mundo, largarse a aquél soñado y añorado lugar, aquél sitio dónde supuestamente se encontraba la paz, y el descanso eterno.
Después de haber tenido un largo viaje, llegó al jurado, dondo varios espectantes verían acusadores como ella sufría, aunque ella no lo quisiese demostrar.
Caminó hacia el lugar donde debía hablar, y entonces allí lo vió, viendola fijamente, acusadoramente. ¿Es que acaso él no entendía por que ella había hecho todo aquello? Al parecer no.
- A ver... ¿Usted señorita, Ginevra Weasley, se declara inocente, o culpable?- comenzó el juez seriamente.
No respondió, tán solo lo miraba a él, aquellos ojos que la veían con rencor. ¿Porqué?...
- Hable señorita Weasley, el porqué usted lleva más de dos años encarcelada en la prisión de Azkaban, y ahora este oportuno encuentro- continuó el juez.
Ni un sonido se dignó a hacer. Su mirada había perdido hace mucho tiempo aquél característico brillo siempre tenía. ¿Qué diría? ¿Que se declaraba inocente cuando no lo era? ¿Que se declaraba culpable cuando tampoco lo era? ¿Entonces qué?
- Juez. ¿Podría hablar un momento con la señorita, por favor?- preguntó él. ¿Qué quería? ¿Recalcarle aún más lo culpable que era? ¿Hacerla sufrir aún más de lo que ya sufría?
- Tiene el permiso- respondió firmemente el hombre.
Ella ni se inmutó, solo vió acercarsele con paso seguro, y mirarla con rencor, viejo rencor.
- Hola...- murmuró él.
Ella no dijo nada, solo lo observaba.
- ¿Porqué? ¿Porqué no te dignas a hablar?- la peliroja lo miró asqueada- Y no me mires así. Sabes que eres culpable de todo esto. ¿Porqué maldita sea lo hiciste? ¿Porqué?- su voz se escuchaba siseante, él no quería que nadie lo escuchara, tán solo quería que ella lo escuchara, que le respondiera.
- Por ti...- susurró ella por fin. Su voz se escuchaba quebrada, tanto tiempo sin hablar, sin esuchar su propia voz. Era extraño- Por ti...- repitió.
Él la miraba con rabia. ¿Por él? ¿Había hecho semejante cosa por él? Imposible.
- No te creo ni una palabra, Ginny- siseó el de nuevo.
- No me llames así... No tienes derecho- su mirada estaba perdida, en un punto indefinido- Termina con esto de una vez por todas. No quiero sufrir más- él la observaba con ojos fuera de sus órbitas.
- ¿Sufrir? ¿Tú, sufrir?
- Sí, yo sufro...- repitió ella. Se cansaba de que él fuera tán así.
- Te dajaré sufrir un poco más, porque te lo mereces. Así como tú me hiciste sufrir, ahora yo te pago con la misma moneda- entonces se alejó.
¿Es que no había nadie allí que se negara a todo aquello? ¿No estaba allí su testigo? Entonces pareció que el mundo celestial la escuchó.
- Juez. Soy la testigo oficial de Ginevra Weasley- los presentes miraron espectantes a la mujer que de repente se había levantado de un asiento de atrás. Ginny sonrió.
- Su nombre, por favor- pidió serio el juez.
- Hermione Granger- afirmó la mujer seriamente.
- Bien, señorita... Granger. Usted dice ser testigo de esta jóven mujer aquí. ¿Tiene algúnas palabras que decir?
- Logicamente sí. La declaro a ella inocente- un bullicio invadió la sala.
- Es imposible que ella sea inocente- se hizo escuchar el hombre que anteriormente hablaba con Ginny.
- ¿Ah, si? Y digame, señor Harry Potter, la razón por la cuál usted aparentemente la declara culpable- se hizo el silencio.
- La declaro a ella cúlpable, por haberse unido a semejante secta. Por haberse vuelto una Mortifaga sin razón algúna- entonces la mujer castaña decidió tomar cierta rienda en el asunto.
- No hables, Harry, sin saber lo que dices. Ella fue fiel al lado bueno. Ella sólo se unió al lado oscuro para poder pasar información al bando bueno, y también lo hizo para ayudarte- su voz era estridente.
- No mientas, Hermione. Sabes que nos traicionó.
- Si yo supiera realmente que ella nos habría traicionado, estaría de tu parte, Harry- miraba penetrante al pelinegro.
Entonces inespaeradamente apareció un auror con una carta en la mano, entregandosela así, al juez. Este comenzó a leerla en voz baja, para luego leerla en voz alta.
"Respetable Juez:
Sé que en este momento estarán decidiendo el incierto final de la señorita Weasley. Me atrevo a decirles que yo pertenecí, como muchos ya saben, a la grupo grandioso del señor Lord Voldemort. Y confieso, con gran indignidad, que esta despreciable mujer, fue una traidora a nuestro Lord. Nos traicionó pasando información al bando bueno, haciendo así, causar el undimiento del Lord Voldemort. Sin más que decir, tán solo que declaro culpable a esta mujer- Ginevra Weasley- por haber traicionado a su señor: Lord Voldemort.
P.S: Por mi la pueden matar.
Draco Malfoy"
Ginny al escuchar estas palabras sonrió para sí, sabía que el rubio había mandado esa carta tán solo para ayudarla. Él había sido su gran consuelo cuando ellos pertenecían al tán temible grupo del lado oscuro. Hermione del otro lado de la sala la miró significativamente, con una gran sonrisa. La peliroja le conrrespondió.
- Entonces. Hay dos testigos de que esta señorita ayudó al bien, y traicionó al mal. ¿Algúna otra persona?- Ginny miraba con muy poca esperanza a los presentes. Allí estaban los que anteriormente habían sido sus amigos. Menos Hermione, ella siempre la había apoyado. Pero muchos, sabiendo la verdad, habían dudado de su verdadera intención. Entonces alguien, de los últimos asientos se levantó.
- Yo me opongo, a que esta mujer le quiten la vida por algo tán lógico- dijo una hermosa rubia de grandes ojos azules.
- Su nombre, por favor- pidió el juez.
- Luna Lovegood.
Pero el momento fue interrumpido por alguien que habría de golpe las puertas de la sala.
- Yo me opongo rotundamente. La señorita Ginny Weasley perteneció fiel al lado bueno. Ella fue mi ayudante. Yo la involucré con el lado oscuro para así poder obtener información.
Era Albus Dumbledore. Ginny, Hermione y Luna sonrienron imperciptiblemente.
- Declaro a esta jóven inocente de sus actos- continuó el gran mago anciano. El juez miraba todo con gran seriedad, entonces, despues de unos minutos de gran silencio, levantó el mazo y dió tres golpes al grande escritorio en el que se encontraba, declarando su legal palabra:
- Ginevra Weasley, es declarada inocente- se escuchó el mazo sonar tres veces. La chica cayó pesadamente en la silla que tenía cerca. Libre, después de tanto tiempo, libre. Ahora tenía la libertad.
- ¿Ginny? ¿Te encuentras bien?- escuchó preguntar aquella voz tán calmada, pero a la misma vez tán seria y tranquilizadora.
- Si- respondió en trance.
- ¡Ginny!... ¡Ginny! Eres libre ahora, ¡gracias a Merlín!- decía la castaña, que la abrazaba con fervor.
- ¿Ginny? ¿Cómo estás? Bueno, creo que es mala pregunta, ¿no?- decía la inocente voz de Luna. Ginny estaba en trance, viviendo y sintiendo a tope aquél momento.
Entonces levantó su mirada café y dijo:
- Estoy bien. Lista para comenzar una vida nueva- los presentes: Hermione, Luna y el director de Hogwarts la miraron felizmente. Pero entonces alguien interrumpió el momento.
- No entiendo como fuí tán estúpido- todos fijaron su mirada en él hombre de gafas que repentinamente comenzaba hablar.
- ¿Ah?- murmuró Ginny.
- Sé que jamás me disculparás, pero discúlpame, Ginny. Fuí un tarado al declararte culpable- nadie dijo nada, y sin más, el chico se marchó del lugar, dejando a una nuevamente triste Ginny.
Cinco años después...
- ¿Ginny?- se escuchó la voz masculina de alguien.
- ¿Sí?- preguntó la aludida desde dentro de su habitación.
- Ginny, Ron y yo queremos decirte algo- aclaró la castaña, Hermione.
- ¿Qué sucede?...- la peliroja se veía confusa.
- Ron, es mejor que yo se lo diga...- el pelirojo asintió- Ginny, venimos aquí porque queremos notificarte que...
Ginny presintió que algo malo le iban a decir. Entonces cuadró todo. Harry, desde aquél día, el día en que le otorgaron a ella la libertad, se había marchado, y no lo había vuelto a ver más, nadie lo había vuelto a ver, y ahora sentía el ambiente muy tenso, sabía que algo había ocurrido, y no era muy bueno.
- Harry... lo encontraron...- Ginny ni se inmutó. Mantenía silencio, le hizo señas a Hermione para que continuara- Pero sin vida...
Ginny, con la mirada perdida, dejó que sus ojos, nuevamente, comenzaran a derramar lágrimas. El dolor volvía a su corazón. Volvía el sufrimiento, una vez más. Había perdido definitivamente a su eterno amor.
FIN...
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Hola!!!
Espero que les haya gustado!!... el que lea esto le ruego que deje review, para saber su opinion. Bueno, los dejo, chaito!!
Hasta luego!!
Andrea_Black.
Sufriendo por su libertad y el agrio amor. - Fanfics de Harry Potter
Silencio...Solo el sonido tintineante de las gotas al caer.Más silencio...Un suspiro... ¿Cuántos suspiros llevaba ya?Un sollozo... ¿Porqué no lágrimas, e
potterfics
es
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2024-09-29

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