Sirius Black surcaba el oscuro cielo de Londres sentado en su moto, sonriendo y canturreando por lo bajo, esa noche iba a cenar a casa los Potter. Pero antes tenía que hacer otra cosa. Al llegar a una casa alejada del centro empezó a descender. Dejó aparcada la moto en medio del jardín y se revolvió el pelo oscuro, ligeramente mojado por haber traspasado una nube hacía un rato.
Llamó a la puerta y esperó oír los apresurados pasos de su amigo acercarse y abrirle. Nada de eso ocurrió. Sirius tiró la puerta abajo y entró corriendo a la casa. Nadie. Vacío. Un oscuro pensamiento empezó a retumbar en su cabeza. Con una mueca de terror en la cara volvió a coger la moto y dejó una cortina de humo dónde hacía un momento la máquina permanecía en silencio. Sirius Black volvía a cruzar el cielo estrellado, pero esta vez no canturreaba ni sonreía; una boca torcida y unos ojos grises que contaban lo aterrorizado que estaba se habían instalado en su cara. La noche nunca le había parecido tan oscura, tan silenciosa, tan fría, tan
Estremecedora.
El viaje había sido eterno, por lo menos para él, y al llegar, aterrizó a toda velocidad y dejó su moto tirada de cualquier forma. La casa del Valle de Godric estaba totalmente derruida y una nube de polvo permanecía, quieta y serena, sobre los escombros. Sus ojos ya habían visto la escena, pero su mente se negaba a aceptarlo. Todavía creía que despertaría en su cama, sudando y terriblemente asustado por una pesadilla. Sirius se acercaba tambaleándose a la residencia. La casa destruida, la casa hecha añicos, al igual que un montón de sueños destrozados.
Su vista fue a parar a la qué había sido la entrada de la casa. James Potter descansaba cubierto por una fina capa de polvo. Sirius no hubiera pensado nunca que el corazón pudiera destruirse, pero su corazón se partió en mil pedacitos al ver a James. Muerto, sin un hilo de vida, por su culpa. Su mejor amigo, su hermano, su media vida. Lloró, lloró como nunca lo había hecho. Lloró tanto que James le hubiera dicho que era una nenaza, pero no podía parar y James ya no estaba.
Con los ojos anegados por la las lágrimas subió al piso de arriba y cada trocito de su corazón destruido se partió en otros mil pedacitos. Lily restaba estirada en el suelo, con una cara de terror incrustada. Sus ojos verde esmeralda, abiertos de par en par, se negaban a brillar como antaño lo hacían. Las piernas de Sirius no aguantaron y se derrumbó. Sentado en el suelo, al lado del cuerpo sin vida de Lily, recordó sus últimos momentos juntos
Lily Evans, con un precioso vestido blanco que hacía resaltar su melena pelirroja se acercaba a Sirius, que descansaba tirado en el pasto del jardín. En silencio, le cogió la mano y se lo llevó a la parte de delante de la casa, dónde la luz del atardecer les saludaba.Te recomendamos Vinos de Granada
-Sirius
- Lily parecía preocupada - No podemos seguir así. Yo quiero a James.
Lily cogió una mano de Sirius entre las suyas, con preocupación.
-Yo también, como amigo, claro - Alzó los ojos al cielo- Quiero un beso de despedida - Una sonrisa perruna invadió su rostro - Quiero un adiós como Dios manda.
Lily se acercó a él, con la mano de Sirius todavía entra las suyas y le besó. Tiernamente, un beso dulce que podía significarlo todo y nada. Al separarse, Sirius hizo un gesto para qué se fuera con James, para siempre. Ellos dos se querían y Sirius lo sabía.
-Suelta mi mano, estaré bien- Sirius sacó su mano de entre las de Lily y se peinó el pelo hacia atrás. Lilly se levantó del suelo, se limpió un poco el vestido, verde por la hierba y empezó a caminar. Mientras Sirius le observaba marcharse ella se giró.
-James me ha dicho que vengas esta noche a cenar. A las 10 - Lily desapareció de su vista, y él creía que también de su corazón, pero no es bueno forzar a alguien a marcharse, porque luego, ese alguien siempre vuelve.
Sirius abrazó el cuerpo sin vida de Lily. No podía soportarlo. No podía soportar no volver a verla sonreír y que sus ojos brillasen. No podía soportar no volver a aspirar su dulce aroma. No podía soportar no volver a observar como su pelo parecía fuego bajo la luz del atardecer, justo como esa tarde
Entre unas mantas de una cuna pudo oír un llanto que expresaba el dolor que sentía. Harry. Sirius corrió a buscar el pequeño niño, que no dudó en agarrarse con fuerza a su padrino y mirarlo con sus verdes ojos. Los ojos de Lily. Ante a volver a ver esa mirada, Sirius no pudo más que gritar. Un grito aterrador.
Una noche de un treinta y uno de Octubre, Sirius Black sólo pudo gritar de la impotencia que sentía. Un grito parecido a un aullido. Esa noche, un perro negro aulló a la luna, que, brillante en el cielo, parecía burlarse de su desgracia.
-----------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
Espero que os guste, sobre todo a Frambuezzita Potter, qué es quien escribió el reto ;)
Sus ojos verdes no volverán a brillar - Fanfics de Harry Potter
Sirius Black surcaba el oscuro cielo de Londres sentado en su moto, sonriendo y canturreando por lo bajo, esa noche iba a cenar a casa los Potter. Pero antes t
potterfics
es
2024-11-02
El contenido original se encuentra en https://potterfics.com/historias/45128
Todos los derechos reservados para el autor del contenido original (en el enlace de la linea superior)
Si crees que alguno de los contenidos (texto, imagenes o multimedia) en esta página infringe tus derechos relativos a propiedad intelectual, marcas registradas o cualquier otro de tus derechos, por favor ponte en contacto con nosotros en el mail [email protected] y retiraremos este contenido inmediatamente