Estaba sentado junto a un largo sofá. Dos pequeños niños estaban sentados allí, mientras él les contaba una historia. Estaban por dormirse y trataba de animarlos a descansar. Era el cumpleaños de su madre y sin embargo, ninguno de ellos la había vuelto a ver. Odiaba en demasía, esa festividad. Siempre la recordaba, mientras las horas pasaban.
En ese momento, su esposa debía tener unos cuarenta y ocho años de edad. Solo que, por supuesto, no tenía idea de su paradero. No sabía si estaba muerta. Si vivía o si existía. La extrañaba. Pero no tanto por él.
Sino, por sus hijos pequeños.
Rosalie era la menor. Con su cabello tan rojo como el fuego y con sus ojos verdes. Con su mirada grácil y su rostro redondeado. Era su viva imagen y siempre que la miraba, recordaba lo mucho que la extrañaba.
Lo mucho que sentía su pérdida, desde que sus ojos ya no se posaban sobre él. Desde que su voz ya no se escuchaba en aquellas cuatro paredes.
Johan, era el mayor y era muy tranquilo. Parecían haberse dividido, entre él y ella. Johan siempre estaba solo. La despedida de su madre, le había golpeado mucho más fuerte que a su hija. O eso creía, al verlos.
Esa noche, sería una noche como cualquiera. Recordar a su madre, hasta que el día terminara y pudieran continuar con sus vidas.
Buenas noches, pequeños les susurró, mientras dormían en el sofá. Rosalie tenía cinco años y su hermano tenía siete.
Los miró por un rato, mientras los cobijaba. Luego de ello, simplemente se sentó en su escritorio. A contemplar al mundo; a través de una ventana. A respirar el aire del siguiente cumpleaños de su esposa.
O de su ex esposa, si es que estaba muerta.
Mientras miraba, se quedó dormido. Recordaba que era el día del padre y que al menos, sus hijos podían celebrarlo junto a él. Al menos, eso no les faltaba.
Por eso, podían ser felices.
Durmiendo, soñaba con su regreso. Soñaba con encontrarla una vez más. Mientras estaba en la cama, soñaba que descendía de los aires de forma muy cursi, tal cual una epifanía y lo abrazaba. Le sonreía suavemente.
Despertaba jadeando, cada vez que tenía ese sueño.
Despertaba jadeando su nombre, en todos esos sueños donde no podía más que mirar sus ojos. Donde no podía tocarla siquiera.
Eso ansiaba.
Mientras dormía, un sonido incesante se escuchó en su puerta. Despertó violentamente y caminó hacia la puerta. Se resbaló con los zapatos de Rosalie. Ella ahogó un bostezo, pero él le pidió que continuara durmiendo. Que todo estaba bien.
Al abrir la puerta, se encontró con una mujer. Estaba llena de lágrimas y resbaló hasta su regazo. La sostuvo sin comprender.
¡Señor! Señor Snape. ¿Es usted el señor Snape?
Sí, lo soy.
¡Oh, gracias al cielo que lo he encontrado! Tengo tantos años buscándolo, que simplemente es un milagro.
¿Qué ocurre?
Es acerca de su esposa. ¡Su esposa lo necesita! Lily Evans, lo necesita. ¡Tiene que venir conmigo, por favor!
Se quedó estupefacto, ante lo que acababa de oír. Su esposa ¿estaba viva? Hacía tanto que no sabía nada de ella. Suspiró y trató de creer que hablaba enserio. La mujer suspiró, para tomar aire.
Ella necesita verlo. Usted necesita verlo. ¡Por favor! Sé que tiene hijos. Sé que usted está con ellos. Se lo ruego.
¿Qué es lo que le ocurre?
El señor tenebroso, creía que ella formaba parte de una profecía. La mantuvo cautiva por mucho tiempo y ella ha logrado escapar.
¿Por qué su señor le había mentido de tal forma? Siempre había dicho que encontraría otra mujer que lo amaría. Que ella era poca cosa.
Algo en su interior, se revolvió al oírlo. Asintió tomando a sus hijos, aún dormidos. Tenía que saber la verdad.
Si era que existía.
Al entrar en una larga habitación, notó la verdad. Con sorpresa. Lily estaba recostada en una cama blanca, como su sueño. Estaba allí y sonreía. Había perdido peso, se le notaba más delgada y malherida. Eso tenía que ser uno de sus sueños.
Severus.
¿Lily? Pero ¿Qué?
Severus, no sabes cuánto ansiaba verte.
Amenazaba con dejar de comer, si no lo buscaba. ¡Haga algo, señor Snape!
Caminó hacia ella, mientras aún cargaba a Rosalie entre sus brazos. Lily la miró, mientras ella estaba dormida. Apoyaba su cabeza sobre el hombro de Snape y estaba profundamente dormida. Lily sonrió, como jamás la había visto. Le acarició el cabello.
Tan hermosa que es, nuestra hija. ¿Y Johan?
La mujer sostenía su mano, se había despertado. La miró con atención, mientras se acercaba a ella. Lily sollozó de pronto.
Mis hermosos hijos. Y mi esposo. Están a salvo.
Tú...
El señor tenebroso, me mantuvo cautiva por mucho tiempo. No quería que te acercaras a mí. Quería hacerme daño, matarme. ¡Pero apenas tuve la oportunidad, he escapado! Mis pequeños hijos, cuánto no me he perdido.
Rosalie despertaba y ahogando un bostezo, miró a su alrededor. Severus ladeó la cabeza para mirarla.
Rosalie. Te presento a mamá, mírala. Es mamá.
Ella la miró en silencio, mientras Lily sonreía. Con un suspiro lento, ella extendió sus brazos y esperaba que Rosalie la abrazara.
Ve con mamá. Anda, ve.
Severus la colocó entre sus brazos y Lily sonrió suavemente. Al mirarla, simplemente ya había comenzado a llorar de nuevo.
Johan, es mamá. ¿La has visto?
Lily no paraba de sonreír. Rosalie la miraba con curiosidad. De pronto, había ladeado la cabeza hacia Severus, que asentía en silencio. La abrazó con fuerza.
Mis pequeños. ¿Se portaron bien con papá? Hoy es el día del padre. Espero le hayan regalado algo muy bonito.
Ya tú, me diste un regalo. Lily.
Y besó su frente. No tenía palabras para describir, lo que sentía al verla. La besó, tan profundamente como una vez deseó, en todo lo que vivió a través de su vida. La amaba y en ese preciso momento....
No podía describir lo que sentía.
Mamá.
Tu primera palabra hacia mí. ¡Mi pequeña!
¿Y tú no me dirás nada, Johan?
Mamá...
Se acostumbrarán.
Te amo, Severus. No sabes cuánto. Feliz día del padre.
El mejor de su vida.
Te extrañé - Fanfics de Harry Potter
Estaba sentado junto a un largo sofá. Dos pequeños niños estaban sentados allí, mientras él les contaba una historia. Estaban por dormirse y trataba de an
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2024-11-22
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