Ginny miró su reloj nerviosa, Luna Lovegood se retrasaba ya diez minutos. Se dio unos últimos retoques, como alisarse la falda, quitarse una pelusilla del jerséi y colocarse un mechón suelto de su pelo tras la oreja. Debía - o más bien quería - estar presentable frente a Luna. Con una sonrisa, recordó cómo se habían conocido hacia ya casi un año.
El sol de mayo iluminaba los jardines del castillo. Era sábado, y los alumnos habían salido para aprovechar el calorcito y tenderse junto a lago para estar con los amigos. Muchos hablaban de la tercera prueba para el Torneo de los Tres Magos, aquel era el tema favorito de todos.
Ginny Weasley salía en ese momento del castillo para dirigirse al lago mismo, pues había quedado con unas amigas allí. Por el camino pasó por delante de un árbol muy grande, y justo cuando pasaba bajo la sombra de éste, algo cayó de él.
Ginny abrió mucho los ojos por el asombro y se acercó corriendo a la chica que había caído de una rama.
Era una chica rubia y con los ojos grises que Ginny reconoció como Luna Lovegood, una chica de Ravenclaw que iba a su mismo curso.
- ¿Estás bien? - le preguntó a la chica que ya se levantaba sacudiéndose las hojas de su túnica.
- Sí, pero creo que me he roto un dedo - le contestó con una voz aguda y risueña y señalándose el dedo meñique, que en efecto, estaba roto.
- ¿Te acompaño a la enfermería?
-Te lo agradecería
- ¿Qué hacías en el árbol?
Ginny cogió la mochila de Luna que estaba junto al árbol, se la colgó al hombro y acompañó a la muchacha a la enfermería mientras esta le relataba el motivo por el que se había encaramado al árbol.
Una voz aguda y risueña como la del recuerdo la hizo volver en sí.
- Hola, ¿de qué te ríes? - preguntó Luna.
- Recordaba el día que nos conocimos... - respondió Ginny cogiéndole la mano.
El cariño que se tenían era demasiado como para compararlo con amistad, Ginny y Luna se querían, y se querían de verdad.
Luna se acercó y le dio un beso en la mejilla.
- ¿Sabes? Ese mismo día empecé a quererte, y hace tanto tiempo ya... - Luna sonrió, y Ginny le devolvió la sonrisa y el beso, pero esta vez se lo plantó en la boca.
- Ven, tengo una sorpresa para ti - murmuró Ginny conduciéndola por el patio.
- ¿Una sorpresa? ¿Por qué?
- ¿Acaso he de tener una razón para darte una sorpresa?
Luna no contestó y estrechó con fuerza la mano que tenía cogida de Ginny, ésta le devolvió el apretón con cariño y se volvió para darle otro beso, este con más pasión, más cariño.
- Te quiero - le murmuró Luna.
- Y yo más, pero corre o no llegaremos nunca - le contestó la pelirroja riendo.
Salieron el patio donde se habían reunido y salieron por la puerta del castillo. Los jardines estaban vacíos y silenciosos, y la tarde caía sobre ellos con los últimos rayos del sol despidiéndose tras las lejanas montañas.
Todos los alumnos - o la gran mayoría - se encontraban de vacaciones de Pascua, y los pocos alumnos que habían quedado se preparaban para ir a cenar, así que aquellos jardines quedaban vacíos.
Las dos chicas pasaron cerca de varios árboles, pero Ginny no se detuvo hasta quedar bajo el más grande de todos.
- ¿Qué hacemos aquí? - preguntó Luna sonriendo y mirando aquel lugar, donde un año atrás conoció a Ginny.
- ¡Que poca memoria tienes Luna Lovegood! - exclamó Ginny - Fue aquí, donde hoy mismo hace un año, te conocí y donde me enamoré de ti.
Luna abrió la boca para decir algo, pero la cerró enseguida. Ginny le acarició cariñosamente la mejilla, se acercó a ella y le susurró algo en la oreja.
Luna se echó a reír y abrazó a Ginny románticamente. Empezaron a besarse poco a poco y con caricias; Ginny le acariciaba la espalda y rascaba la camisa que cubría el cuerpo de Luna. Bajó lentamente sus caricias desde la espalda hasta llegar a una parte prohibida, pero no del todo.
- Me haces cosquillas.
- Eso mismo me dijiste la primera vez - se rió Ginny.
- Pero la primera vez era diferente - contestó Luna.
Ginny no contestó, pero dejó las caricias y abrazó a Luna con fuerza. Y la rubia le correspondió al abrazo.
- Te quiero - murmuró entonces Ginny
- Y yo más.
- Será mejor que volvamos al castillo...
- Sí, aquí refresca.
Se cogieron de la mano y andando y recordando días anteriores, se fueron al castillo. Pero una vez allí procuraron no ser vistas juntas y cada una se dirigió a su Sala Común, pues la cena había terminado ya, despidiéndose con un tierno beso y un "Adiós Lunática" por parte de Ginny.
Ginny, sin ganas de quedarse con sus amigas ni con otra gente, subió a su habitación, se metió en la cama y esperó a que el sueño le llegara. Pensó en Luna y en esas tardes que habían pasado escondidas, lejos de la otra gente, haciendo sus cosas. Quería un montón a Luna, pero en el fondo, su corazón también latía por cierto chico con gafas. Pero a ella la quería, la amaba.
La puerta de su habitación se abrió y por ella entraron sus amigas.
- Ginny... ¿dónde has estado? -preguntó una de ellas.
- No has comido en el Comedor... - dijo otra.
- No tenía hambre, y no me encontraba muy bien - mintió la pelirroja.
Ginny se sentó en su cama apoyándose en la almohada mientras sus compañeras se desvestían y se ponían el pijama.
- No habrás estado con esa Lovegood de nuevo, ¿no? - inquirió una con el ceño fruncido. - Sois muy amiguitas.
- ¿Con Luna Lov... digo Lunática Lovegood? No, he estado en la cama toda la noche...
- Como ella tampoco ha venido a comer, hemos supuesto que estabais juntas de nuevo.
Ginny no contestó y dio por zanjada la conversación. Sus amigas siguieron hablando y cuchicheando, mientras ella se tumbó y pensó otra vez en Luna y en cuánto lamentaba llamarla Lunática. Porque había sido ella quien le había dado ese mote, ella era en parte la culpable de que la llamaran de ese modo. Pero había sido por una buena razón una razón que encubrían con aquel mote. No querían que se supiera lo suyo, almenos de momento.
- Lo van a descubrir.
- Lo sé, ¿pero no es eso lo que en parte queremos?
- Ya lo sé, Luna, pero no sé si estoy dispuesta a que mis hermanos lo sepan...
- Te comprendo - le contestó Luna con su típica voz risueña.
Escondidas donde estaban, nadie podía verlas, pero ellas en cambio, podían ver a quien pasaba por delante. Oliver Wood y una chica de pelo castaño, pasaron juntos de la mano y muy sonrientes.
- ¿Sabes que sospechan? - dijo de repente Ginny - Mis compañeras de habitación dicen que entre nosotras hay algo.
- ¿Y qué les dices tu?
- Nada.
- Yo tampoco quiero que lo descubran... de momento.
- Te entiendo - contestó la pelirroja levantándose del suelo.
Ginny se acercó a Luna y le dio un tierno beso en los labios. Duró unos segundos, tiempo suficiente con para que Luna se quedara con una sonrisita de tonta.
- ¿Q-qué vamos a hacer? Algo se nos tiene que ocurrir para que se despisten... - Luna empezó a andar de una lado para otro de su escondite,enumerando con las manos - podemos simular una pelea falsa, o puedo simular un amuleto contra pelirrojas...
- ¿Existe eso?
- No, me lo acabo de inventar, aunque sería un buen invento...
Pero de repente Ginny exclamó:
- ¡Ya sé!
- ¿Qué?
Lentamente, la pelirroja se acercó de nuevo a Luna, puso un mechón rubio tras la oreja de esta, que también estaba ocupada por su varita y la besó otra vez.
- Te llamaré Lunática.
Te llamaré Lunática - Fanfics de Harry Potter
Ginny miró su reloj nerviosa, Luna Lovegood se retrasaba ya diez minutos. Se dio unos últimos retoques, como alisarse la falda, quitarse una pelusilla del je
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2024-11-22
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