La batalla contra Voldemort había sido fatal, varios murieron luchando por el bien de la comunidad mágica y otro tanto por querer que Voldemort ganara.
Afortunadamente Harry, Hermione y los miembros de la orden habían sobrevivido (N/A: Que cursi soy ) de eso hacían ya tres años y la paz y tranquilidad habían vuelto.
Harry y Ginny habían comenzado su relación oficial año y medio atrás, cuando la pelirroja se había graduado de Hogwarts y entraría a la Academia de Transformaciones Clint (N/A: bien, bien, no se me ocurrió otro nombre).
Ron y Hermione habían aceptado que se querían más que como amigos desde la batalla y se habían emparejado cuando todos estuvieron completamente tranquilos. ¿Cómo no ser felices si ambos sabían que se amaban más que los osos a la miel? Todo parecía ser muy sencillo, Hermione había conseguido un trabajo en el departamento del señor Weasley debido a su gran conocimiento en cuanto a objetos muggles se refería y no le iba mal. Ron había estado tonteando todo ese tiempo, algunas veces apoyaba en sortilegios Weasley y otras tanto se la pasaba en su casa o practicando el quidditch con Harry, si que había mejorado, después de la seguridad que había adquirido con la búsqueda de los Horrocruxes y la caída de Voldemort el chico se había vuelto una maquina y no solo en cuanto a quidditch se refería, sino que también las chicas habían puesto sus ojos en el apuesto y gracioso pelirrojo que formaba parte del trío dorado. Ese verano habría pruebas para escoger al nuevo guardián de la selección inglesa y a Ron le brillaban los ojos cada vez que veía un anuncio.
- Ve, estoy segura que quedarás.- le había animado Hermione una tarde que paseaban por el callejón Diagon
- Si Ronnie, en los vestidores pero quedarás.- había soltado Fred uniéndose a los dos chicos
- Eso no es verdad.- dijo Hermione mientras golpeaba a Fred un brazo
- Vaya Ronnie, tu novia es toda una fiera.- había dicho George recibiendo un golpe el también.
La cuestión es que Ronald Weasley se había armado de valor y había ido a las pruebas.
- Estoy nervioso Mione.- había admitido el chico a la castaña que estaba recostada junto a el en su habitación
- No tienes por qué Ron, lo has hecho muy bien, que digo muy bien fantástico. Serian unos idiotas si no te aceptan.- le había animado Hermione acariciando su cabello.
- Eso lo dices tú por que eres mi novia.-
- No solo lo digo yo, no has visto a todas aquellas crías revoltosas que te han visto.- dijo Hermione con desgano y soltando el cabello del chico
- Mione, ¿estás celosa?.- había preguntado el pelirrojo viendo los ojos de la chica
- ¿Celosa yo?... por favor Weasley, no te pases.- había respondido Hermione haciendo que el chico se riera - Estoy más que eso.- había admitido y a cambio había recibido un largo beso de Ron
- No tienes por que preocuparte Mione.- había dicho el chico que ahora estaba sobre la chica - Éste
¿jugador estrella esta bien?.- había bromeado provocando la risa de la castaña - Bueno como te iba diciendo, éste jugador estrella es todo tuyo.-
- No sabes que halagada me siento jugador estrella.- dijo la chica que ahora la había pasado los brazos por el cuello y lo atrajo hacia si para besarlo.
Después de un rato los besos subieron de tono y las caricias hicieron acto de aparición siendo el prologo de lo que pasaría esa noche (N/A: ya saben, no se puede explayar uno)
Ron no había recibido noticia alguna de la selección asi que se había desanimado y en esos días estaba algo decaído por lo demás todo transcurría sin novedad alguna. Bueno no para cierta castaña que desde hace algún tiempo sufría vómitos matutinos. He comido algo en el ministerio que me ha hecho mal se excusaba queriendo negar lo que se temía después de dos meses de retraso. En casa de sus padres había comprado una prueba muggle de embarazo y había resultado positiva.
¿Qué haría ahora? ¿Cómo le diría a Ron que esperaba un hijo suyo? O ¿Cómo mantendrían al niño si Ron ni siquiera trabajaba? A eso se unían las preocupaciones de no vivimos juntos o y si el realmente no quiere un hijo. Nadie lo sabía, ni siquiera la más pequeña de los Weasley que era su mejor amiga desde que le había conocido en la madriguera. Era algo que ella sola le diría a Ron y ambos decidirían que hacer, como llevar la situación lo mejor posible.
Esa tarde Ron había ido a verla con una gran sonrisa en el rostro, caminaba con el pecho afuera y más seguro que de costumbre. Hermione abrió la puerta con una sonrisa vacía y el pelirrojo la tomó entre sus brazos levantándola en el aire y después dejándola en el piso nuevamente para plantarle un fuerte y emocionado beso.
- ¿A que viene tanta sonrisa?.- preguntó la castaña una vez que estuvieron sentados en la sala
- Hermione, estas hablando con el nuevo guardián de los Hipogrifos de Inglaterra.- anunció un orgulloso joven abriendo aquellos preciosos ojos azules lo más que pudo.
Hermione se lanzó en sus brazos y lo apretó con fuerza contra si.
- ¡Que bien Ron!.- había celebrado la chica - Te dije que lo lograrías, de no llamarte el equipo habría sido un desastre.-
- Vamos Mione, no exageres, solo juego muy bien, y no he fallado ningún tiro, sin olvidar que mi equilibrio es casi perfecto, pero soy mortal ¿no?.- había bromeado el chico haciendo que Hermione se olvidara de lo que tenía que decirle.
- Ron, deja de bromear y cuéntame que vas a hacer.- había pedido la chica acurrucándose en el pecho de Ron ocultando la cara
- Bueno, habrá un pequeño problema.-dijo el pelirrojo pausando - Verás, es que
bueno es que el campo de concentración de los Hipogrifos no está en Londres, ni siquiera cerca de la madriguera
para que demonios sigo dándole vueltas al asunto. Ni siquiera yo se donde está, el entrenador ha insistido que nadie debe saberlo y nos transportará ahí, no podemos llevar a nadie.- al oír aquello la chica se apretó más contra el pecho del chico ya no podía decirle que esperaba un crío, no podía cortarle el sueño que tanto había buscado y que ya había logrado - Pero podré visitarte cada tres meses y saldremos de viaje. Podremos hacer lo que tú quieras.-
El chico terminó de hablar y ambos callaron por un rato. Ron no quiso molestar a Hermione mientras procesaba la información, ni él estaba seguro de cómo se sentiría estando lejos de la chica o de que habría hecho si la que se hubiese tenido que ir fuese ella y solo calló
- Espero que esos tres meses de ausencia sean bien compensados cuando regreses Ronald Weasley por que de una vez te digo que no te voy a dejar descansar.- Había dicho Hermione viendo aquellos ojos azules (que tanto le hacían volar) con la mejor de sus sonrisas
- Prometo que te devolveré cada minuto perdido amor.-prometió el pelirrojo dando un suave beso a su pareja
Esa noche se habían quedado abrazados platicando hasta que la madrugada estaba ya bastante avanzada, y los señores Granger habían llegado de una reunión de Dentistas que se celebraba anualmente. Una semana después el chico tendría que partir y había tomado una decisión muy importante, le pediría a Hermione que se casara con él. Por eso la noche anterior a su partida la había invitado a cenar, había preparado una mesa para dos en el patio de la madriguera y se había asegurado que nadie los molestara, estaba a punto de llevar a cabo uno de los actos más importantes de su vida y tenía que ser perfecto.
Llevaba un pantalón negro de tela y una camisa azul que resaltaba sus ojos y contrastaba con su cabello. Ella se había puesto un sencillo vestido de tirantes blanco con zapatillas a juego y se había alaciado el cabello, se veía sencillamente hermosa.
El lugar era alumbrado por flores con velas que flotaban y soltaban un delicioso aroma: jazmines el favorito de la chica. La mesa para dos estaba cubierta por un mantel blanco y en el centro un pequeño arreglo floral.
-Espero que te guste la cena.- dijo el pelirrojo sirviendo a Hermione pechugas rellenas de calabaza con queso y guarnición de verduras
- Se ve deliciosa Ron.- había dicho la chica con una sonrisa. Esa noche se veía triste parecía que en cualquier momento se soltaría a llorar y pediría al pelirrojo que se quedara contándole toda la verdad.
- Si quieres que no vaya no iré.- había dicho Ron al ver la cara de la chica
- Vamos Ron, no seas tonto claro que quiero que vayas, es lo que tanto has querido y lo has logrado. Serás un excelente guardián.- había dicho sinceramente la castaña comenzando a comer - Esto está delicioso.-
-Si, bueno eso díselo a mi madre, ella lo ha cocinado
sabes que soy un desastre en esto.- dijo Ron satisfecho y sonriendo
- Pero el lugar es perfecto también.- había dicho la chica sabiendo que eso si lo había hecho el, Harry le había enviado una lechuza contándole lo apurado que había estado Ron
- Si, eso si.- admitió Ron orgulloso y feliz por haber logrado que la castaña describiera el lugar como perfecto. Se habían pasado el resto de la cena hablando de cosas superfluas.
Y después del postre y un rato de charlar Ron se había levantado y se había dirigido a Hermione.
- Bueno, no se como hacer esto
solo espero que no te burles de mi y em
bueno yo
Hermione Jane Weasley ¿Quieres casarte con migo? .- había soltado de manera pausada y nervioso. Temía que la chica dijera que no pero después de recibir un abrazo fuerte y un largo beso creyó que la respuesta era afirmativa.
Hermione no había podido contener más el llanto se había escapado como los caballos salvajes que corren por las praderas y ahí abrazada a Ron por penúltima vez se había derrumbado.
- No llores Mione.- había tratado de consolar el chico - Volveré en tres meses y vamos a pasarla muy bien, ya iré siendo solvente y podremos preparar todo para la boda
todo va a estar bien.-
Hermione se había quedado toda la noche con Ron. Después de llorar como una Magdalena se había quedado dormida en brazos del chico que sin comprender el comportamiento de la muchacha le había observado dormir como un ángel aferrada a el. Cuando el sol comenzó a aparecer Ron besó los parpados de la castaña que lentamente los abrió, estaban hinchados ambos se sonrieron y Hermione se abrazó al muchacho otra vez
- ¿Qué hora es?.- preguntó la castaña sentándose
- Como las 7.- dijo Ron levantándose y comenzando a recorrer su habitación recogiendo algunas cosas que aún no metía en su maleta, Hermione lo observaba en silencio y por última vez queriendo memorizar aquella imagen sin olvidar ni un detalle
- Ron, ya es hora de
¿Hermione sigues aquí?.- preguntó sorprendida la señora Weasley viendo a la chica de vestido blanco y ojos hinchados que estaba sentada en le cama de su hijo
- Lo siento.- dijo apenada Hermione - No hemos hecho algo indebido.- se había disculpado al sentir la mirada penetrante de la señora Weasley
- Mamá, vas a matarla si sigues viéndola asi, te aseguro que no nos hemos tocado en toda la noche.- dijo Ron apenado con la castaña
- Eso espero.- reprendió la señora Weasley - Los espero en 5 minutos abajo, el desayuno está listo
Ginny pon un lugar más en la mesa.- gritó bajando las escaleras
- Si supiera.- dijo Ron con una pícara sonrisa viendo a Hermione que se sonrojó de nuevo
- Voy al baño.- dijo la castaña levantándose y yendo al mismo, se miró en el espejo, lucía terrible. Su cabello se había revuelto y sus ojos estaban hinchados. Se lavó la cara y se pasó el cepillo por el pelo aplacándolo de nuevo. Ron la esperaba afuera
- Te ves preciosa.- dijo cuando salió y ambos bajaron a desayunar
- ¡Hermione!.- dijo Ginny cuando la vio - No sabia que siguieras acá.-
- Si, bueno
yo.- trató de hablar la chica
- Ginny cierra la boca y desayuna.- había pedido Ron algo incomodo
- ¿Bueno, entonces se divirtieron mucho anoche?.- preguntó Fred que junto con George habían ido a despedir a su hermanito
- Cállate y come.- había ordenado Ron irritado
- Bueno Hermione supongo que Ronnie es todo un hipogrifo en
-
- Fred y George cállense y coman no podemos perder tiempo.- había ordenado el señor Weasley para callar los incómodos comentarios de los gemelos
- Siento llegar tarde.- dijo Harry apareciéndose en la cocina
- Ginny pon otro plato.- ordenó la señora Weasley que los últimos días no había tenido muy buen humor, parecía molestarle la idea que su hijo más pequeño se fuera de la casa.
Terminaron el desayuno casi en silencio y después se transportaron con un traslador que les había dado el entrenador del equipo. No sabían a donde habían ido, el entrenador no había dicho ninguna palabra sobre el asunto por el temor a ser seguidos por espías de otros equipos.
- ¡Vaya Ronald, esa puntualidad me gusta!.- había dicho con entusiasmo Isaac Montgomery, entrenador del equipo - ¿ésta es toda tu familia?.- preguntó el hombre
- La mayoría.- contestó Ron con una sonrisa
- Bueno, bueno
deja tus maletas ahí.- ordenó el hombre señalando un montículo de maletas - y después puedes despedirte de todos.-
Ron obedeció y 5 minutos después estaba de vuelta con su familia
- Espero que te cuides, y que seas responsable Ron.- había dicho su madre dándole un fuerte abrazo y un beso
- Si mamá, yo también te extrañaré.- dijo el pelirrojo
- No seas tonto, no es que no vaya a extrañarte, es que debes cuidarte, aun eres muy joven.- dijo su madre con seriedad
- Si mamá, yo lo haré.- respondió Ron
- Bueno Ronald, cuídate mucho.- había dicho Arthur - ¡Y machácalos!.-
Ron sonrió y después abrazó a su padre
- Adiós pequeño Ronnie.- dijo Fred
- Si Ronnie, no vayas a ligar con muchas chicas.- dijo George
- Chicos saben que no voy a hacerlo.-
- Bueno entonces envíanoslas.- dijo Fred y ambos rieron
- Te trajimos una pequeña cantidad de suministros.- dijo Greoge pasándole una caja a Ron
- No dejes que mamá la vea por que te la confiscara.- dijo Fred
- Gracias chicos.- se despidió Ron
- No tan rápido.- dijo George
- Faltan nuestros besos.- dijo Fred, y ambos señalaron sus mejillas
- Muy graciosos.-
- Nos vemos, cuídate mucho y juega muy bien
yo se que tu puedes.- dijo Ginny abrazando a su hermano - A, y no olvides escribirme mucho.- le dio un beso y lo soltó
- Bueno Ron, creo que ya te han dicho todo, asi que juega muy bien y nos vemos en tres meses.- dijo Harry estrechando su mano
- Creo que he visto algo interesante por ahí.- mintió el señor Weasley señalando al grupo de jugadores y comenzando a caminar hacia ahí seguido de todos y dejando solos a Ron y Hermione
- Bueno Mione
nos veremos pronto.- dijo Ron tomando las manos de la chica que tenía la mirada baja
- Yo se que vas a ser el mejor guardián que jamás haya tenido el equipo y que todo va a salir muy bien.- dijo la chica
- Te amo y te voy a extrañar a mares.- dijo el chico apretando a la chica contra su pecho
- Yo también te amo Ron.- dijo Hermione conteniendo las lagrimas.
Ron tomó su cara y la besó. Hermione agudizó los sentidos para disfrutar y recordar el último beso que le daría a aquel pelirrojo, sus labios suaves y húmedos y la manera en que su lengua entraba a su boca con delicadeza jugueteando con la de ella. No supo cuanto tiempo estuvieron pegados pero cuando se separaron ambos se quedaron abrazados hasta que el entrenador llamó a todo el equipo para partir. La ultima vez que Hermione vio los preciosos ojos de Ron reflejaban amor y esperanza mientras que los de ella reflejaba miedo, tristeza y desesperación.
- Te amo.- le dijo al pelirrojo y lo dejó ir. No se quitó del lugar hasta que le vio desaparecer junto a los demás y el resto de la familia fue junto a ella
- Hermione, vamos a comer todos hoy en la casa, ¿te gustaría venir?.- preguntó Harry acercándose a la chica
- Lo siento Harry, tengo que arreglar unas cosas.- se disculpó la chica
- ¿Te sientes bien?.- preguntó Ginny
- Si Ginny, solo necesito arreglar un asunto.- dijo la chica mirándola
- Bien, entonces nos vemos pronto.-
- Si, voy a extrañarlos.- dijo Hermione abrazando a cada uno
- Bueno Herm, ni que dejáramos de vernos toda la vida.- dijo Harry pasando un brazo por la cintura de Ginny
- Te esperamos el viernes en la madriguera.- dijo Ginny
- Bueno adiós Herm.- se despidieron ambos chicos y desaparecieron
Hermione dejó una lágrima salir y se apareció en su casa. No había marcha atrás, prepararía sus cosas y se iría, no sabía a donde solo sabía que sería un lugar que no tuviese nada que ver con el mundo mágico, tendría a su hijo y le daría una vida normal, quizá tratar de alejarlo del mundo mágico sería la mejor manera de que no supiera quién era su padre. Esa decisión le dolía más que nada, pero sería lo mejor para no terminar con la carrera de Ron.
El 20 de septiembre se había quedado marcado en el calendario de Hermione Granger como el peor día de la historia, ese día hacía cuatro años exactamente había salido de su casa para huir y no hacer participes a los demás de sus problemas. Se había mudado a una pequeña ciudad irlandesa y algunos meses después se había visto obligada a contar a sus padres toda la verdad, estaba esperando un hijo que nacería en Marzo aproximadamente y aún no sabía que sería. Había conseguido un trabajo como asistente en una empresa de construcción muggle pero se había llevado una gran sorpresa al descubrir que su jefe era tan mago como ella era una bruja. Miles Dobbs era un joven como de unos treinta y cuatro años, de cabello semi-rojo y ojos azules. Quizá por el enorme parecido del hombre a Ron Hermione le había tomado confianza rápidamente y se llevaban de maravilla. Hasta ese momento Miles la había apoyado en todo e incluso vivían en la misma casa para amortiguar un poco el costo de la renta. Era una casa espaciosa con grandes ventanas que dejaban entrar mucha luz y un jardín enorme en el cuál el hijo de Hermione pasaba tardes enteras jugando.
A Miles no le había caído mal la noticia de que la castaña estaba embarazada, al contrario, se había pegado a ella como un imán y le había cuidado. Sabían casi todo el uno del otro y aún asi no llevaban una relación amorosa, cada quién tenía sus propias citas, más bien dicho Miles tenía sus propias citas a Hermione no le había picado por liarse con más hombres y menos con la responsabilidad que tenía.
- Mamá, mi desayuno está triste.- dijo una pequeña de cabello castaño tirando a rojizo y con pecas castañas juguetonas bajo sus grandes ojos azules sacando a Hermione de sus pensamientos
- Lo siento cariño, ahora lo arreglamos.- dijo la castaña poniendo a los hot cakes una sonrisa de cajeta y dos ojos de fresa - ¿Así está mejor?.- preguntó al terminar
- Si.- respondió Natalie Weasley
perdón Natalie Granger (Hermione había decidido dejarle su apellido a la pequeña y no involucrar a ningún hombre) sonriendo
- Bueno, apúrate para que tío Miles te lleve al colegio.- apuró Hermione haciéndole una cola de caballo a la niña que había sacado el cabello ondulado, aunque menos rebelde que el de su madre
- Buenos días.- saludó Miles entrando a la cocina y dando un beso a Hermione y a Natalie
- Tío, hoy haremos casas en la escuela.- anunció feliz la cría - Haré una que construirás para mí cuando sea grande.-
- Bueno, te prometo que pondré tu casa en la pizarra de mi oficina para recordarlo todos los días.- prometió el hombre sirviéndose hot cakes
Hermione observaba el cuadro un tanto divertida, a pesar de sus tres años la niña comenzaba a demostrar que de grande sería una mandona. Miles la quería como a una hija propia y miles de veces había tratado de convencer a Hermione para que la niña llevase su apellido y le dijera papá, pero Hermione se había negado una y otra vez convencida que no sería lo mejor para la pequeña, algún día tendría que enterarse quién era su padre.
- ¿Ha llegado el diario?.- preguntó Miles amablemente
- No, aún no, el repartidor se ha retrasado.- mintió Hermione para que la niña no viera las fotos con movimiento que acompañaban a cada edición de El profeta - Pero te lo llevaré a la oficina.-
- Bueno yo creo que ya tenemos que irnos.- dijo el hombre dando un último sorbo a su taza de café y levantándose de la mesa. Hermione se dirigió con Natalie al baño y la ayudó a lavarse los dientes para después ponerle la mochila junto con la lonchera y subirla al deportivo negro que esperaba frente a la casa.
- Te portas bien.- dijo Hermione abrazando cariñosamente a su hija y después dándole un beso - Te veo en la oficina.- se despidió de Miles con un beso y después entró a la casa.
Estaba segura que ese sería un mal día, lo había sido durante 4 años y no tenía por que cambiar hoy. En automático llegó a la cocina y sacó de la alacena El profeta para comenzar a leer. Era cierto que no había podido apartar a su hija al 100% de la magia, pues tanto ella como Miles eran personas mágicas y era mucho más rápido y menos cansado usar la magia para determinadas tareas como limpiar la casa o cocinar.
Se topó con la sección deportiva y no pudo evitar soltar unas lagrimas cuando vio un enorme encabezado que rezaba Los hipogrifos lo hacen de nuevo y debajo Weasley el impenetrable adornado con una foto de un apuesto pelirrojo montado en una escoba y sonriendo abiertamente.
Ron ya debía estar acostumbrado a la fama, la mujer no podía recordar cuantas veces lo había visto en el periódico en deportivos o en sociales con una chica nueva para cada evento. Le había dolido hasta el alma verlo cogiendo por la cintura a otras chicas o besándolas como en ocasiones mostraban los paparazzi. Pero ella siendo una completa idiota y siguiendo sus impulsos decidió dejarle y borrarse del mapa para no truncar su carrera. Lo extrañaba, a el y a todos los Weasley y amistades, no había vuelto a cruzar palabra alguna con ninguno de sus antiguos conocidos a excepción de sus padres para que nunca pudiesen encontrarla.
Miró el reloj debía apurarse si no quería llegar tarde, se duchó rápidamente y se vistió con un pantalón de tela verde y una blusa de manga corta a juego. Salió de la casa y abordó jaguar rojo que esperaba paciente en la cochera. Normalmente ella llevaba a Natalie a la escuela pero como Miles sabía perfectamente cada año el 20 de agosto Hermione dejaba de reaccionar y lloraba largamente por las noches ¿Cómo podía seguir sufriendo después de tantos años?. Llegó al edificio blanco de varios pisos donde se encontraba su oficina y entró algo ausente hasta llegar a su oficina. Después de un tiempo de trabajar en la anterior compañía Miles se había arriesgado a poner su propia constructora y había jalado a Hermione que para ese tiempo ya sabía bastante del negocio haciéndola socia.
- Sally no me pases ninguna llamada, ni cliente ni nada, tengo mucho papeleo que terminar.- había ordenado por teléfono a su secretaria una vez que estuvo sentada detrás del escritorio de caoba, el papeleo era mentira, simplemente no quería ver ni escuchar a nadie pues no podía lograr concentrarse recordando una y otra vez al pelirrojo terminando de empacar y después desapareciendo con el equipo.
A medio día había ido a buscar a Natalie al kinder y al regresar a la oficina la pequeña había corrido a la oficina de su tío para poner el dibujo de una casa rosa chillón de tres pisos y con un perro en la puerta en la pizarra que señalaba sus asuntos importantes. Para nadie de la oficina era un secreto que Hermione tuviera una hija pues siempre después del colegio la llevaba al trabajo donde la pequeña se portaba de lo más educada y graciosa por lo que se había ganado el afecto de todo el que la conocía. Ese carácter bromista y despreocupado que tenía su padre.
- Creo que tú y Natalie deberían tomarse la tarde libre e ir a comer algo delicioso como una hamburguesa en vez de esas horrorosas verduras que hay en la nevera.- sugirió Miles a Hermione provocando que la pequeña sonriera ampliamente y abrazara suplicante a su madre.
- Podemos pasar la tarde libre en casa.- pidió la mujer algo desganada
- ¡Me opongo!.- se quejó Natalie abriendo sus enormes ojos azules y mirando a su madre
- Hermione sabes perfectamente que hoy necesitas distraerte y no se me ocurre nada mejor que lleves a Nat a comer fuera de casa y después al parque o al cine.- animó Miles que como siempre tenía razón, no podía quedarse en casa torturándose con los mismos recuerdos una y otra y otra vez
- Natalie, ve a mi oficina y recoge tus cosas, le tomaremos la palabra a tío Miles y pasaremos toda la tarde fuera.- dijo Hermione poniéndose a la altura de su hija que la abrazó emocionada y salió corriendo de la oficina - Hoy salió en el periódico Miles, justo hoy con esa sonrisa que indicaba que todo iba bien.- dijo Hermione sentándose y a punto de llorar
- No te sigas atormentando Herm.- dijo Miles junto a ella y abrazándola - Ya pasó mucho tiempo de eso y tu lo decidiste para hacerle bien al chico, además ahora nos tienes a Natalie y a mi y no voy a permitir que sigas torturándote aunque tenga que echarte un hechizo aturdidor.-
- Vale, trataré de no pensar más en eso esta tarde.- prometió Hermione y después fue a su oficina por su hija y ambas salieron del edificio para pasar la tarde fuera.
Fueron a comer hamburguesas y después al cine, pasaron por un salón de videojuegos y después a comprar pizza para llevar la cena a casa. Aunque había prometido no pensar en Ron, Hermione no lo había podido evitar Natalie tenía algunos movimientos Weasley y el perfecto equilibro de su padre según había visto en un juego de motocicletas infantiles.
- Tío Miles.- entró gritando la pequeña a la casa cuando llegaron - Tío Miles te trajimos algo.- anunció subiendo a trote las escaleras
- ¡Natalie no corras en las escaleras!.- regañó su madre dirigiéndose a la cocina para poner la mesa.
Minutos después apareció Natalie arrastrando a su tío que tenía puesto el pijama
- ¿Ya ibas a dormirte?.- preguntó Hermione al ver al hombre
- Ya estaba dormido.- dijo el hombre bostezando
- No puedes quedarte sin comer, además es tu favorita.- dijo Natalie sentando a Miles junto a ella
- No puedes decir que esta niña no te quiere, me ha forzado a cruzar toda la ciudad solo para comprar en tu pizzería favorita.- dijo Hermione sirviendo un enorme trozo para Miles que revolvió cariñosamente el cabello de la pequeña
- Si me consienten así diario juro no casarme nunca.- bromeó Miles devorando la pizza
- Considéralo como que asi te pago mi casa.- dijo Natalie sonriendo ampliamente
- Bueno, me debes como un millón de besos, otro millón de abrazos y muchos obsequios para que tu deuda quede saldada.- Bromeó el hombre a la niña que estaba a su lado
- Que astuta eres jovencita
solo no andes por el mundo ofreciendo besos y abrazos a cambio de cosas.- pidió Hermione que estaba medio ausente.
Terminaron de cenar y Hermione dio un baño calientito a Natalie para que se durmiera enseguida (siempre daba resultado) y después bajo a la cocina por una enorme taza de chocolate, necesitaba activar sus endorfinas para no tirarse a llorar como Magdalena
- ¿Me invitas?.- preguntó Miles en el marco de la puerta
- Claro.- asintió Hermione y preparó otra taza de chocolate con la varita, después se fueron a sentar a la sala a tomar el chocolate
- He estado pensando que debería dejar a un lado todo lo que tenga que ver con Ronald Weasley, y para eso tendré que alejarme de todo tipo de información del mundo mágico.-
- No toda, pero si una parte.- dijo miles poniendo una mano en la rodilla de la mujer y dándole suaves golpecitos - Pero también tienes que pensar en Natalie, algún día tendrá que ir a Hogwarts, no puedes negarle el derecho a vivir en el mundo mágico, comprendo que ahora quieras alejarla pero no podrás hacerlo toda la vida.- dijo Miles para reconfortarle
- No se por qué no puedo dejar de pensar en Ron, aún me preguntó si fue lo correcto irme sin decirle que estaba esperando una hija suya, me había pedido matrimonio.- se reprochó Hermione una vez más ¿Cuántas veces ya lo había hecho? ¿Un billón o dos?
- La mente humana es muy compleja y el miedo la empeora.- señaló Miles - Eras muy joven para tener tantas emociones en un momento y decidiste salir por lo fácil.-
- Eso suena a reproche.- dijo Hermione viendo fijamente a la cara del hombre que le miraba
- No es un reproche solo digo que no sopesaste bien las opciones y cuando comenzaste a pensar con más claridad ya era demasiado tarde para volver.-
¿Por qué no se había enamorado de Miles si la había apoyado, comprendido y querido tanto?
- ¿Quién te puso en mi camino Miles Dobbs?.- preguntó Hermione agradecida con quien lo había hecho
- Si, ya se que soy irresistible.- bromeó - Pero no soy incansable y mis baterías están muriendo
será mejor que vaya a dormir pequeña.-
- No soy tan pequeña.- se quejó Hermione recibiendo un beso en la frente
- Para mi si.- bromeó de nuevo Miles con una sonrisa y subió
Hermione se quedó sentada repasando una vez más sus últimos momentos con Ron y otros recuerdos felices en Hogwarts o la madriguera. Después de bastante rato recordando llevó las tazas a la cocina y subió a la habitación de Natalie para verificar que su pequeña aún durmiera placidamente y después fue a su cuarto a dormir. Esperaba no atormentarse entre sueños también y sin mucha esperanza cerró los ojos durmiéndose rápidamente.
- Tengo algo que va a poner feliz a tus padres.- anunció Miles entrando sonriente a la oficina de Hermione
- ¿Qué ocurre?.- preguntó la castaña dejando a un lado los papeles y viendo al hombre
- Nos han llamado para hacer un trabajo en Londres.-
- ¿Enserio?... Pero aun estamos con la construcción del edificio Baddock.- dudó la mujer reclinándose en el asiento
- Si, bueno les he dicho eso y que no podíamos dejar la obra a medias así que sugerí comenzar en noviembre y han aceptado gustosos.- dijo Miles feliz - Es una de las cosas más importantes que haremos, un edificio residencial de 10 pisos con todas las comodidades para hacer un departamento en cada piso, incluirá un piso para reuniones y uno de recreación.-
- Suena genial, ¿pero no necesitamos ir a Londres para hacer eso?.- preguntó la castaña pensando en que Natalie no podía abandonar el colegio
- Si, asi que creo que tus padres estarán felices de tenerlas a Nat y a ti en la casa por varios meses
aprovecharán al máximo las navidades este año.-
- Pero Natalie todavía estará en el colegio y no puede perder el año.- protestó Hermione
- Bueno, podemos ir buscando un colegio del mismo nivel del de Nat y necesitaremos plantearle la situación a la directora, quizá le hagan un examen o algo así pero sabes muy bien que Nat es muy inteligente no fallará.- sugirió Miles aún sonriente
- No sé, tengo que pensarlo, no podemos dejar toda la oficina acá para irnos por un proyecto.-
- Si podemos Herm, y más si no tenemos otro en puerta.- Miles se había levantado para salir de nuevo - Te veo en la casa, he prometido a Rachel que la llevaría a comer.-
- Cuídate y nos vemos luego.- sonrió Hermione y regresó la vista a sus papeles, sin embargo no pudo concentrarse. El pensar volver a Londres por una larga temporada le hacía temblar, aunque sabía que Ron estaba entrenando en el misterioso campo de los hipogrifos de Inglaterra y que no estaba en Londres el poder encontrarse con alguno de sus antiguos compañeros o amigos le daba miedo. ¿Qué tal si alguien le iba con el chisme a Ron de que Hermione tenía una hija con los mismos ojos de el? Claro que estaba Miles que podía hacerse pasar perfectamente por padre de la pequeña y nadie tenia por que saber la edad de la niña. El trabajo era demasiado tentador, dejar una marca en la capital de los negocios europeos daría más prestigio y seguramente más clientes a la compañía Dobbs y eso sería fantástico para los bolsillos de Hermione que pensaba comprar una casa e independizarse de Miles para que el hombre pudiera sentar cabeza y tener más libertades.
La idea había dado vueltas en su cabeza las dos semanas siguientes y había decidido ir poniendo ciertas condiciones que Miles tendría que cumplir. Esa noche después de la cena hablarían y todo quedaría establecido, nada que tuviera que ver con la comunidad mágica y mucho menos con el quidditch.
- Mamá ¿verdad que los dragones no existen?.- había preguntado Natalie a media cena provocando que Miles se atragantara
- No cariño, solo son cuentos de hadas.- había dicho Hermione con toda naturalidad
- Tom dice que si existen y que el los ha visto.- volvió a decir la pequeña refiriendose a un compañero de clases
- No le hagas caso, solo quiere asustarte.- dijo Miles una vez que hubo tragado la cena
- No les tengo miedo se que son tan de mentiras como los vampiros.- había soltado inocentemente la pequeña haciendo que a ambos adultos se les pusiera la piel de gallina
- Bueno, nunca está demás colgar un manojo de ajos en tu ventana.- comentó el hombre haciendo que Hermione lo fulminara con la mirada
- No le hagas caso, está tan loco como una cabra.- había dicho Hermione a su hija haciendo que comenzara a reír
Cuando terminaron de cenar Hermione acostó a Natalie y le leyó un cuento muggle que hablaba de princesas y castillos hasta que se quedó profundamente dormida y ella pudo aprovechar para bajar con Miles.
- Vaya, hasta que la has dormido.- se quejó el hombre bostezando
- No se de donde saca tantas baterías para correr como liebre todo el día.- dijo Hermione sentándose - Miles, si iremos a Londres, pero primero tenemos que aclarar algunos puntos.- soltó Hermione tan rápido y tan seria que preocupó a Miles
- ¿Cuáles son tus puntos?.- preguntó el ojiazul viéndola fijamente
- Primero que nada debemos suprimir todo tipo de magia cuando estemos ahí, nada de limpiar o cocinar con un movimiento de varita, todo al estilo muggle.- pidió la mujer
- Me saldrán ampollas en las manos.- se quejó Miles
- Te acostumbrarás, no es tan malo. También quiero que no tengamos contacto con nadie del medio mágico y deberás vivir en casa de mis padres.-
- ¿Cómo voy a vivir con tus padres?.- preguntó Miles algo asombrado por la petición
- Si, tendrás que vivir con nosotras, verás si por alguna razón alguien se llega a enterar que tengo una hija tendrás que pasar por su padre, no será difícil tienen los ojos parecidos y el cabello castaño rojizo es una buena combinación entre tu cabello y el mío. No quiero que nadie sepa que la niña tiene tres años y mucho menos que es de Ron.- dijo ácidamente la castaña
- Creo que es una idea totalmente estúpida el negar a Ron la paternidad de una niña tan mona si alguien te descubre.- dijo Miles cruzando los brazos
- No creo que si Ron se entera que tiene una hija quiera dejármela, estoy segura que a estas alturas ya me odia por completo y hará lo posible por que la niña esté con el.- dijo Hermione algo preocupada
- Eso solo se logra por medios muggles y no creo que Ron tenga mucho conocimiento acerca de esos procedimientos, además eres una persona solvente y responsable y no creo que Natalie quiera irse con un completo desconocido que horas o días antes le ha dicho que es su padre.- acertó a decir Miles para aplacar un poco los miedos de la castaña
- Aún asi no quiero que salga mucho de casa y mucho menos que sea muy conocida, me refiero a las cenas con amigos o conocidos tuyos.- Hermione estaba totalmente aprehensiva
- Te prometo que no pasará nada de eso, además tus padres seguro van a consentirla y mimarla mucho y te aseguro que la cuidarán bien mientras nosotros no podamos vigilarle.-
- Creo que no tengo nada más que decir.- dijo Hermione aún algo insegura
- Entonces mañana mismo le hablo al cliente par informarle que hemos aceptado su petición y que en noviembre le veremos ahí para continuar con la construcción.- anunció un sonriente Miles que dio un beso a la castaña y después salio con paso firme a su habitación.
Hermione se había quedado en la sala aún pensando en si la decisión que había tomado sería correcta o no y rogando a Merlín que ningún conocido y mucho menos Ron se cruzara en su camino desatando una serie de escándalos y guerras.
Verificó el reloj, eran las 10 de la noche, llamó a sus padres para contarles todo y pedirles alojamiento, ambos padres habían aceptado enseguida y habían comenzado a hacer planes con la pequeña Natalie. Hermione les había contado que no quería que la niña se expusiera mucho ni nada por el estilo, pero los abuelos habían insistido en que ningun mago o bruja se paseaba por todo Londres y aunque asi fuera no sabrían que ellos eran los padres de Hermione Granger y mucho menos si andaban con una pequeña.
- No lo sé.- dijo Hermione aun no convencida - Aún falta mucho tiempo y tenemos muchas cosas por arreglar.-
- No te preocupes Jane.- había dicho su padre - Nosotros veremos las cosas para que se acomoden.-
- Y de una vez te advierto que no me voy a separar de mi nieta.- advirtió alegre su madre
- Bueno madre, padre yo los dejo, ya es tarde y mañana el tornado Nat se levanta temprano, no perdona ni los fines de semana.- se despidió
- No te quejes que tu misma has dicho que está bien educada.- dijo su madre
- Si, a excepción de cuando me levanta temprano los fines de semana.- se quejó Hermione sabiendo que eran quejas huecas
- Entonces te esperamos, comenzaremos a preparar todo mañana mismo Jane.- dijo su padre y se despidieron.
El tiempo se empeñaba en desaparecer como un suspiro de la vista de Hermione, parecía que apenas ayer había aceptado ir a Londres, pero no, ya estaban a mediados de octubre y el edificio Baddock estaba casi listo, unos últimos detalles en decoración y comenzarían a transportar todo a Londres para iniciar el edificio que aún no tenía nombre, Hermione ni siquiera sabía quién había mandado a hacer el lugar, pero confiaba ciegamente en Miles y en el peso que la obra tendría para ellos.
Los nervios de la mujer comenzaban a surgir haciendo que se volviera algo irritante, los empleados habían pagado un par de veces por el retraso de la obra o un insignificante cambio en el color de la pintura. Natalie también se había visto algo afectada, Hermione no quería que saliera de casa y se había perdido la fiesta de cumpleaños de un amigo y una salida al zoológico que había planeado la escuela.
- ¿Mamá cuando iremos a comprar mi disfraz?.- preguntó Natalie una tarde que estaban todos acostados viendo una película infantil que la niña había insistido en rentar
- No se cariño, no creo que podamos salir este año a pedir dulces, tendremos que viajar ya lo sabes.- dijo Hermione jugando con el cabello de la pequeña que ahora hacía un pucherito
- Claro que podemos.- dijo Miles llevándole la contraria a la castaña - viajaremos hasta el 6 de noviembre.-
- ¿Entonces cuando vamos a ir por mi disfraz?.- preguntó la niña sentándose en el estomago de su madre
- No se, lo vemos luego.- dijo Hermione sin otra opción jurando una regañiza para Miles
- Sabes, creo que deberías dejar de trabajar hasta que nos vayamos a Londres.- dijo el hombre sin despegar la vista de la televisión
- ¿Estas loco?.- preguntó Hermione haciendo que Natalie abandonara su estomago
- No, solo pienso que necesitas tiempo para empacar, ver lo del colegio de Nat, pasar tiempo con ella
aún tienen que ir a comprar su disfraz y además estás muy estresada.- respondió Miles guiñando un ojo a Natalie
- Qué considerado de tu parte el querer que me relaje.- dijo la castaña cínicamente
- No, solo quiero que no se nos olvide llevar nada y tu eres la más indicada para eso.- dijo el hombre sonriendo abiertamente
- No dejaré de trabajar, las cosas no quedan bien si no se supervisan.- Hermione se había sentado y observaba a Miles que veía el televisor como si nada pasara
- Yo lo verificaré todo, tu necesitas tiempo para arreglar bien todo lo del viaje y poner en orden tus pensamientos respecto al viaje.-
- Pero puedo seguir trabajando y empacando todo lo que necesitaremos para nuestro largo viaje.- se quejó Hermione de nuevo.
Esa discusión les había tomado toda la película y al final Miles obligó a Hermione a no trabajar advirtiendo que avisaría a la seguridad de la empresa para que no la dejaran pasar.
Resignada Hermione había comenzado a empacar algunas piezas de ropa y juguetes de Natalie, la llevaba todos los días a la escuela y habían hecho galletas un par de ocasiones para que la pequeña no se aburriera tanto en la casa.
Después de tres berrinches (era la primera vez que Natalie se portaba así) Hermione tuvo que acceder a ir a pedir dulces y para el miércoles de la semana siguiente fueron a comprar el disfraz de Nat, a Hermione casi se le va la vida cuando su hija insistió en ir vestida de bruja, realmente no era nada del otro mundo, pero dada la cercanía a su viaje a Londres cualquier cosa que tuviera que ver con lo que ella conocía del mundo mágico la ponía nerviosa. El día de brujas llegó y Natalie vigilada por Miles y Hermione salió a pedir golosinas, se veía realmente adorable con sus balerinas negras, aquel vestidito negro con tutú y el sombrero de pico que llevaba en la cabeza, inmediatamente después de llenar su bolsa Hermione los regresó a todos a casa, Miles la notaba más obsesiva que antes y le había pedido una cita a un spa, la mujer tenía que aceptar que había sido una idea maravillosa pues los músculos se le relajaron y la tensión disminuyó bastante. Continuó con la tarea de empacar y para el 5 de noviembre todo estaba listo para partir al día siguiente, las maletas en los carros y los tanques llenos, la casa asegurada y la mayoría del equipo de construcción en Londres. Lo que faltaba sería enviado hasta que el edificio estuviera en pie pues era para detallar, decorar etc.
Esa noche Hermione no probó bocado alguno y se le notaba algo ausente, Miles se vio en la necesidad de enviar el coche de Hermione con un trabajador a casa de sus padres y el la llevaría en el suyo junto a Natalie, como una gran familia.
La idea le encantaba al hombre, el tener a una esposa tan hermosa e inteligente como Hermione y a una hija tan encantadora como Natalie era algo que le hacía desear tener su propia familia, pero en todos los intentos que llevaba por conseguir a una buena chica había fallado, todas resultaban ser siempre tan fofas y superficiales que después de un par de salidas se fastidiaba y las mandaba a volar. No sabía por que pero la castaña le había llamado la atención desde que le vio. Sintió la necesidad de protegerla tanto que ni cuenta se dio como sucedieron las cosas y de pronto ahí estaban después de poco más de tres años con la pequeña crecida y como el cuadro de familia perfecta, cosa que no eran, no desde el punto de marido y mujer.
Cuando anocheció llegaron a casa de los padres de Hermione seguidos por el empleado, Natalie se había dormido a medio viaje y no se había despertado para bajar por cuenta propia, los señores Granger recibieron a los visitantes muy contentos y después de dejar a su nieta dormida en su habitación indicaron a cada adulto la suya para comenzar a desempacar.
-¿Puedo pasar?.- preguntó la madre de Hermione en la puerta de la habitación de la chica
- Claro madre.- dijo Hermione terminando de meter unas blusas a un cajón
- ¿Cómo te sientes?.- preguntó la señora sentándose en un pequeño sillón junto a la ventana
- Bien, algo cansada por el viaje pero por el resto está todo bien.- contestó la mujer tirándose a la cama - Creo que sería perfecto que se ocuparan mañana del huracán Natalie para que pueda dormir hasta medio día..- bromeó
- ¡Oh si!, claro que lo haremos tu padre ha reservado entradas para el zoológico desde que supo que vendrían.- dijo la Sra. Granger animada
- Seguro que le encantará correr por todo el zoo, tendrán que seguirla en carritos de golf.- bromeó la castaña de nuevo
- No te pases Jane, tu padre y yo aún somos jóvenes.-
- Era broma madre
solo quiero que no le hablen de Hogwarts y nada que tenga que ver con el mundo mágico.- pidió Hermione
- Es por Weasley ¿verdad?.- preguntó la señora con la mirada triste
- Si, Nat no sabe nada de el y no quiero que lo haga.-
- Herm, es algo ilógico que quieras ocultar el parecido de tu hija con el de su padre, tienen los mismos ojos y ve su cabello.-
- Madre, Miles igual tiene los ojos azules y el cabello asi.- reprochó Hermione
- Miles no tiene pecas, y su cabello no es tan encendido, claro que se nota la diferencia.-
- ¡Claro que no!... eso lo dices tu por que sabes todo y no quiero ni una palabra más sobre el asunto.- sentenció la castaña levantándose
- Bueno, quería decirte que Nat tiene que estar a las 8 en el colegio, no van a hacerle ninguna clase de exámenes
ah también le compramos los uniformes, están en su armario.- dijo la madre de Hermione levantándose también
- Gracias, otro día arreglamos cuentas.-
- Que descanses, nos vemos mañana.- dijo la Sra. Granger saliendo
Hermione se tumbó en la cama tratando de dormir, tardó algo en hacerlo y sus sueños no fueron nada placenteros, caminaba con Natalie por Londres se topaba con Ron, que abrazaba a la pequeña y se la llevaba feliz, y ella se quedaba ahí sola en un callejón obscuro y peligroso.
- Buenos días.- saludó un alegre Miles apareciendo en la cocina
- No tienen nada de buenos.- dijo Hermione bebiendo café
- ¿Qué pasa Herm?.- preguntó Miles sentándose frente a ella
- He tenido un mal sueño que implica a cierto pelirrojo, una niña y una madre que sufre por que pierde a su hija.-
- Hermione deja de torturarte, sabes perfectamente que eso no va a pasar, Londres es una ciudad muy grande y el pelirrojo ni siquiera vive acá y suponiendo que aún viva con sus padres de todas formas no estará cerca.- dijo Miles tratando de reconfortarle
Minutos más tarde apareció la madre de la chica que con ayuda de Miles comenzó a preparar el desayuno. Hermione subió a preparar a su hija, le puso unos pantalones azules llenos de bolsas (N/A: esos que tienen bolsas en los muslos y a los lados de las pantorrillas) y una blusa de manga larga a rayas con toda la gama de azules y sobre esa blusa una blanca de magna corta, tenis azules y un gorro azul celeste al igual que los pantalones. Se veía realmente mona y cuando bajó no tardo en ser llenada de mimos.
A las 10 de la mañana partieron para el zoológico y cuando llegaron ya estaba lleno de gente, adultos que observaban que sus hijos no se apartaran o metieran la mano a alguna jaula, niños que felices corrían para ver a todos los animales posibles y señores con souvenirs que se paseaban por todo el lugar ofreciendo sus productos.
- Mira mamá.- gritó Natalie a la pelirroja cuando un simio se balanceaba en una llanta colgante
- Si, igualito a Miles.- bromeó la castaña haciendo que la niña riera y que el hombre simulara ahorcarla por el comentario
- Ya le diré a tu hija que te pareces a esos pájaros que nunca se callan.- bromeó Miles de vuelta cargando a la pequeña - dame un beso.- ordenó a Nat y la pequeña enseguida obedeció - eso equivale a un regalo.-
- Deja de mal acostumbrarla Miles, la concientes demasiado.- reprendió Hermione caminando
- Lo merezco.- espetó la pequeña sonriendo con complicidad al hombre que la llevaba en brazos
- A, con que usted lo merece.- dijo Hermione a punto de hacerle cosquillas a su hija y se quedó de piedra cuando volteó.
A pocos metros de ellos estaba la persona que menos quería encontrarse
Ron. Hermione quitó a Natalie de los brazos de miles y se pegó al hombre ocultando la cara de la pequeña.
- Miles abrázame y no permitas que Nat levante la cabeza.- rogó Hermione desesperada y temblando ligeramente - Ron está ahí.-
- ¿Estas segura que es el?.- preguntó el hombre apretando a ambas mujeres contra su pecho
- Claro que si.- respondió la castaña - Nat, si puedes quedarte quieta y callada hasta que te diga te prometo que iremos mañana al cine.- dijo la mujer tan rápido como pudo Natalie solo movió la cabeza afirmativamente, no comprendía la razón de ese juego tan extraño y el tono de voz de su madre. ¿Qué estaría pasando?
Ron caminó hacia Miles y ambas Granger, de la mano llevaba a una pequeña niña rubia, a juzgar por las apariencias debía ser de la edad de Natalie, cuando pasó junto a aquel hombre que tenía abrazadas a una mujer y a una niña creyó sentir el aroma de Hermione y ese cabello castaño, era casi igual al de ella. Estuvo tentado a hablarle a la pareja pero no lo hizo, ya debía aceptar que Hermione se había marchado y lo había dejado como a un perro ilusionado con el matrimonio, pero ¿porqué rayos no podía sacar a esa castaña de su cabeza de una vez por todas? Pasó a la pareja con Eloise aún de su mano.
- ¿Me cargas?.- preguntó la pequeña haciendo que Ron se parara para levantar a la niña
- Hermione.- al oír eso Ron alzó instintivamente a la pareja que ahora le daba la espalda y se marchaba. Seguro había escuchado mal, Esa no podía ser Hermione, no en Londres y con una hija, deseó caminar hacia la pareja para ver la cara de la mujer pero una vocecita lo sacó de sus pensamientos, era Eloise que de nuevo pedía ser cargada
- Lo siento pequeña, me he distraído pensando en que sería mejor ir a ver a los tigres.- se disculpó el pelirrojo tomando a la pequeña en brazos y sonriéndole abiertamente.
- Hermione
- la voz de la pequeña fue ahogada por la mano de su madre en su boca
- Natalie, no grites, los changos sabrán que nos estamos llevando a tío Miles y podrían quererlo para ellos solos, con eso de que son tan parecidos.- Hermione dijo lo primero que se le había venido a la cabeza para que su hija no sintiera nada extraño
- Sígueme diciendo simio y no te vuelvo a salvar la vida.- dijo Miles tomando en brazos a Natalie, le encantaba que la pequeña estuviese con el.
Cuando encontraron de nueva cuenta a los padres de Hermione abandonaron el zoológico, Natalie no quería irse pero habían prometido regresar otro día. Hermione no se sentía segura en Londres ya, su madre la había notado preocupada y había preguntado. La chica no había dicho nada, no quería preocupar a sus padres, mejor dicho la castaña no había querido recordar a Ron de la mano de una pequeña ¿A caso sería suya? No sabía que Ron estuviese casado, pero había salido con muchas rubias y podría ser de alguna de ellas.
Pararon en un establecimiento de comida rápida y almorzaron todos parecían tranquilos y contentos pero Hermione y Miles por dentro morían de nervios no querían encontrarse a Ron, al menos no en presencia de la pequeña.
- Escucha, no puede ser posible que Ron y tu se encuentren tan rápido solo fue una coincidencia, no creo que vayan a encontrarse todos los días.- dijo Miles a Hermione en la noche cuando veían una película en el cuarto.
- El verlo hoy con esa niña me ha dejado un puñado de preguntas y ya no se que sentir ni que hacer.- contestó la castaña Miles le pasó un brazo por los hombros y la atrajo hacia si
- Se que no es fácil y que verlo te remueve muchas cosas, pero debes pensar que lo mejor será que continúes con tu vida y trates de olvidarlo por completo. Puedes alejarte del mundo mágico si así lo deseas.- dijo Miles apoyando a la castaña. La quería mucho más que a todas las chicas con las que había salido realmente deseaba formar parte seria en la vida de aquellas dos mujeres, pero sabía que nunca podría lograrlo por lo que era mejor callar y conformarse con aquellos momentos en los que podía tenerla a su lado disfrutando el calor de su cuerpo y su característico aroma sin otro deseo más que besar aquellos labios rosa y deseando que fuese suya algún día.
- No puedo Miles, cada vez que trato de interesarme en alguien veo a Ronald proponiéndome matrimonio y yo estúpidamente me fui.- se reprochó Hermione una vez más.
- Nada es tan rápido debes ser paciente, y hasta ahora lo has hecho bien.- apoyó el hombre dando un beso en la coronilla de la mujer, Hermione se acurrucó en los brazos de Miles ocultando la cara por si lloraba
- Gracias Miles, en verdad muchas gracias.- murmuró la castaña y se abrazó al hombre.
- Apurate mamá.- correteaba Natalie a Hermione el domingo que fueron al cine
- Madre, ¿pueden llevarse a la niña a la sala? Miles y yo les alcanzaremos con las palomitas y los refrescos.- pidió Hermione para que la niña se callara.
Los adultos asintieron y se llevaron a la pequeña mientras Miles y Hermione hacian la cola para comprar las chucherias.
- Es oficial, desde que mi hija ama el cine no he podido ver nada en la pantalla grande, sentada como Merlín manda y llenando de chucherias el estomago.- se quejó Hermione
- Bueno, entonces tu y yo vendremos esta semana solos al cine a ver lo que quieras.- dijo Miles para conseguir a la castaña
- Ya lo he dicho antes pero
¿ De donde saliste Miles Dobbs?.- aduló la mujer al hombre de cabello encendidos
- ¡Ah! Ya lo sabes soy irresistible.- bromeó el hombre - Que te parece si vas por las servilletas y las salsas y después vienes por mi.-
- De acuerdo señor irresistible.- le fastidió Hermione alejándose de su lado y caminando hacia una mesita donde se encontraban todos los complementos, después de llenar algunos vasitos con cosas y tomar popotes y servilletas se dirigió hacia donde había dejado a Miles.
- Bien señor irresistible, aquí están sus complementos.- dijo la chica sonriente tendiendo la bandeja con las cosas de una forma graciosa. El pelirrojo que le daba la espalda volteó a verle y ella se congeló por completo, casi se le cae la bandeja, peor aún casi se cae ella al ver aquellos ojos azul profundo que le hacían sentir tantas cosas, al sentir ese aroma que el no había cambiado inundar sus pulmones y recordarle las tantas veces que habían despertado juntos. Bajo una mirada sorprendida y un tanto de reproche se dio cuenta de su error y se volteó sin decir nada para partir. Ron la tomó de un brazo y la obligó a voltearse hacia el nuevamente.
- No puedo creer que seas tu.- dijo Ron casi con reproche y sujetando el brazo de la chica con fuerza.
- Lo siento, creo que se equivoca
no nos conocemos.- dijo Hermione con la voz más fria que pudo
- No te hagas a la que no me conoces.- reprochó Ron molesto y apretando sin darse cuenta el brazo de la mujer
- En verdad, no se de que habla y por favor suélteme tengo que irme.- dijo Hermione fingiendo desinterés y forcejeando para que el chico le soltara. El chico accedió mirando aun con reproche a la mujer y la vio alejarse sintiendo como la sangre le hervía y los músculos se le tensaban. Era ella, estaba seguro, aquellos ojos y la piel tan suave. ¡Era ella! Estaba ahí, no sabía cómo ni cuándo pero estaba ahí y se mantenía casi igual. Igual de perfecta, igual de segura, igual de manipuladora como siempre lo había sido. Buscó en su pantalón un móvil y canceló la cita que tenía aquel día, tenía que sacar todo lo que tenía dentro, tanto odio y dolor, frustraciones y todos esos recuerdos que ella había sacado a flote de nuevo.
- ¿Pequeña, en donde estás?.- preguntó Miles a Hermione cuando la chica contestó su teléfono móvil
silencio
sollozos - ¿Qué ocurre pequeña?.- preguntó Miles a la chica.
- Miles
lo vi.- lloró Hermione amargamente al teléfono.
- ¿A quién viste?.- preguntó Miles temiendo la respuesta
- A Ronald.- sollozó la chica - En el cine.-
- ¿Dónde estás?.- preguntó Miles a prisa
- En casa.- balbuceó Hermione
- Voy para allá.- dijo el hombre y colgó el teléfono
Hermione lloró durante toda la tarde abrazada a Miles como si fuera una niña que hubiese perdido a su primer mascota. Se había quedado sin palabras ya no sabía que decir solo la invadía la tristeza. Pasada la media noche se había quedado dormida y aferrada al cuerpo de aquel hombre que tanto la apoyaba.
A los primeros rayos de sol Natalie fue a despertar a su madre emocionada por el primer día de clases, la escena era extraña, nunca había visto que su madre y Miles durmieran juntos, de hecho ella sabía que solo los esposos dormían juntos. Brincó a la cama y despertó a su madre que la tomó en brazos y la sostuvo en un largo abrazo.
- Te amo princesa.- le dijo Hermione dándole un beso y llevándola hacía el baño
Después de bañarla y alistarla para ir al colegio la envió abajo con su abuela para desayunar mientras ella se bañaba y alistaba para llevarla a su primer día de escuela.
- ¿A qué hora debemos estar en la oficina?.- preguntó Hermione acercándose a Miles
Ese aroma fresco y el cabello húmedo de la castaña sobre su cara le hicieron despertar con una sonrisa.
- A las 9.- anunció el hombre estirándose
- Bueno, son las 7:45 debes apurarte, no podemos llegar tarde.- dijo la mujer saliendo de la habitación, Bajó las escaleras y metió a Natalie en el coche para llevarla al colegio, aquel uniforme le recordaba mucho a su uniforme de Hogwarts solo que sin la túnica.
Recorrió nuevamente viejas calles que acostumbraba a frecuentar y que le traian tan buenos pero devastadores recuerdos.
- Mamá, ¿fue a mi colegio al que fuiste?.- preguntó Natalie absorbiendo con sus pequeños ojos todo lo que la rodeaba
- No cariño, ese colegio no existía cuando yo iba al kinder.- respondió Hermione tranquila y buscando un lugar para aparcar el auto. Bajó con la niña y la llevó de la manita a dentro de la escuela en donde la directora las recibió y dirigió a su nuevo salón, era calido con muchos colores brillantes y un monton de juguetes y material para utilizar. Hermione vio como tímidamente su hija entraba al salón y se sentaba en una mesa, le lanzó un beso y después salió de la escuela para regresar por Miles.
Hacia las ocho menos diez ambos estaban en el lugar donde debían construir el edificio y esperaban algo impacientes a la persona que los había contratado. Dieron las nueve de la mañana y un señor de traje y sombrero de copa apareció en el terreno con una gran sonrisa.
- ¡Señor Dobbs!.- exclamó el hombre - Vaya me gusta su puntualidad, es un punto muy importante en esta vida.- dijo el hombre tendiéndole la mano.
- Señor Montgomery.- saludó Miles cordialmente y enseguida presentó a su socia.
El señor Montgomery tendió una mano hacia la joven que apretó con curiosidad.
- Tu eres Granger ¿cierto?.- preguntó el hombre después de un rato
- Si señor.- dijo la mujer sonriente - Gusto en conocerlo.- cordializó
- Yo te recuerdo, nos hemos visto en alguna parte.- dijo Isaac Montgomery repasando mentalmente cientos de situaciones hasta que encontró la correcta - ¡Ah! Claro
si tu eres Hermione Granger
eras la chica de Weasley.- dijo el hombre contento por su descubrimiento aunque a Hermione no le cayó nada bien, se había puesto a la defensiva y no quería tratar ninguno de esos asuntos.
- Señor Montgomery los recuerdos son buenos
pero recuerde siempre que el tiempo es dinero y si no quiere gastar de más me temo que deberíamos empezar.- interrumpió Miles tratando de apartar los recuerdos y curiosidades del hombre de la chica.
- Tiene usted razón señor Miles.- dijo el hombre comenzando así una visita guiada por ambos constructores.
Al finalizar la explicación Miles y Hermione despidieron al Señor Montgomery y prometieron llamarle cuanto antes para informarle de todo.
- Miles Dobbs, ¿porqué no me dijiste quién había contratado la obra?.- preguntó Hermione de lo más furiosa y golpeando el pecho de Miles
- Tranquila Herm.- dijo el hombre tomando los brazos de la mujer para que no le golpeara más - Sabía que si te decía no ibas a aceptar y esto es muy importante para la empresa, nos va a dar mucho renombre.- recordó
- Pero Miles, tan siquiera pudiste decir que trabajariamos para el entrenador de los hipogrifos.- dijo la chica algo molesta
- No hibas a aceptar, ahora no podemos retroceder, nos daría mala fama
vamos, tomemos un café y aclaremos todo.- dijo el hombre sacando a la chica del terreno.
- ¡Ronald!, que bueno que has venido.- dijo Isaac Montgomery tras su escritorio al pelirrojo que acababa de entrar por la puerta.
- ¿Qué ocurre?.- preguntó Ron sentándose cómodamente como siempre lo hacía, sabía que lo tenían en alto y no le regañarían
- Bueno Ronald, ya sabes que viene la temporada de vacaciones, y el edificio de los hipogrifos comenzará a construirse
- pausó - Bueno em
mi esposa ha tenido algunos
conflictos por asi decirles y me ha dado un ultimátum y si no salgo de vacaciones con ella pues las cosas se ponrán mal y yo en verdad no lo quiero.-
- Lo siento mucho señor.- dijo Ron sin real interés
- La cuestión es que como el jugador estrella del equipo he decidido pedirte el favor de hacerte cargo de la construcción.- dijo Isaac algo nervioso. Ron estuvo tentado a no hacerlo pero por alguna razón que el desconocía terminó accediendo tal vez ese viejo tan nervioso y preocupado realmente amaba a su esposa y estaba haciendo todo lo posible por no perderla, eso seria bueno, ayudaria a alguien que no se quedaria solo como un perro
como el.
- Si, no ha problema, solo paseme lo necesario y yo me encargaré.- respondió Ron
- Bien, tendrás un ayudante que sepa de construcción para que no te vayan a engañar.- dijo el entrenador - y me aseguraré de recompensarte.- finalizó.
Ron salió del despacho como autómata, cualquier cosa antes que ir con Cameron y su séquito a una playa, esa chica ya lo tenía harto y esa era la perfecta excusa para librarse de ella.
- No lo olvides Herm, todo va a estar perfecto.- dijo Miles a la chica que tenía los ojos cerrados tratando de relajarse, asistir a una cena con el entrenador de los hipogrifos no era precisamente lo que ella deseaba, se había prometido no tener contacto con el mundo mágico y ahí estaba, en el coche con su socio rumbo a una reunión con uno de los magos mas conocidos
- Si, espero que no meta a nadie.- dijo la chica imaginando lo peor
- Sabes que no debes desear nada por que tienes boca de profeta y si te pasas a Weasley todo el día por la cabeza se aparecerá frente a ti una y otra y otra vez.- regañó Miles queriendo de una vez por todas que se sacará a ese estúpido de la cabeza. Hermione no respondió, se limitó a callarse el resto del trayecto sin saber que el destino se divertía jugando con ella y ahora no queria soltarla.
- Creo que este señor tiene un problema con la puntualidad.- dijo Miles a Hermione cuando estuvieron acomodados en el restaurant
- No, algo debe detenerlo, normalmente mata al que le robe el tiempo.- señaló la chica
- No se que ha podido pasarle.- dijo Miles jugueteando con la servilleta. El tiempo transcurría, 10, 20, 30 minutos y el sr. Montgomery no aparecía
- Creo que no soportaré más.- dijo Miles con cara de fastidio y llamó al camarero - Nos trae el menú por favor.- pidió el hombre a lo que el camarero respondió rápidamente trayendo dos menús.
- Tu pedias que me relajara ahora el que tiene que relajarse eres tu.- dijo la mujer - Necesito ir al baño, no tardaré.- dijo y se levanto con cautela
- Señor, su invitado ha llegado.- indicó el camarero a Miles
- Bien, hágalo pasar.- dijo el hombre bajando el menú
El camarero se retiró y después de unos minutos regresó con la persona menos esperada en esa cena. Un hombre castaño, altisimo y con ojos azules apareció siguiendo al camarero entre las mesas para llegar al lugar.
- ¿Señor Miles Dobbs?.- preguntó el pelirrojo con cautela
- Si.- dijo el hombre levantándose
- Soy Ronald Weasley, el señor Montgomery ha tenido algunas dificultades y me temo que yo tendré que supervisar la construcción.- dijo Ron sentándose perezosamente
- Que bien señor Weasley.- dijo Miles rogando que Hermione no lo matara, eso era demasiado, no sabía como reaccionaría la chica pero no creía que fuese de buen modo.
- Bueno, entonces ¿qué tengo que hacer?.- preguntó Ron
- Es simple, solo tiene que ver si la parece el avance de la obra, decir en que está inconfore y cosas por el estilo.-
- Lo siento, tuve que ausentarme.- interrumpió Hermione a Miles sentándose y quedándose de piedra al ver al pelirrojo
- Jane, el es el señor Weasley.- dijo Miles un tanto incomodo
- Yo nos conociamos, no es así Hermione.- dijo Ron de una manera profesionalmente fria
- Si.- se limitó a contestar Hermione y bajó la mirada - ¿Donde está el señor Montgomery?.- preguntó la castaña
- Ha tenido que ausentarse y me ha pedido que me encargue personalmente de la obra.- Contestó Ron con una sonrisa algo extraña. Hermione se quedó de piedra no podía ser que tuviera tan mala suerte como para tener que convivir tanto tiempo con el unico hombre que le había movido el mundo completamente, el padre de su hija y aquel chico que la conocía y entendía tan bien. Su móvil sonó sacándola de su aturdimiento y después de contestar su cara denotó preocupación.
- Lo siento caballeros, debo irme.- dijo la mujer levantándose de la mesa
-¿Qué pasa Herm?.- preguntó Miles preocupado
- Ahora no puedo decirte.- dijo la mujer aún con cara de preocupación - Hasta luego Sr. Weasley.- dijo y se retiró a paso rápido dejando a los hombres solos.
- Aún no termino de comprenderlo Miles.- dijo Hermione saliendo con Natalie en brazos - parece que al mudarnos algún tipo de maldición nos cayó encima, encuentro a Ronald más de una vez, ahora se que lo seguiré viendo por el resto del trabajo y Natalie se enferma
¿ Qué sigue después?, ¿Ronald se dará cuenta y querrá llevársela?.-
- Hermione, estás siendo muy dramática y lo sabes, ya te dijeron que lo de Natalie no fue más que un simple resfriado y en menos de tres días estará bien de nuevo.- dijo Miles asombrado por el dramatismo de Hermione, nunca le había conocido ese lado.
- Pero, y si sabe que es su hija y quiere llevársela.-
- Hermione, te prometo que no dejaré que eso pase.- dijo el hombre abrazando a ambas mujeres.
- Gracias Miles, será mejor que vayamos a casa de mis padres para dejar a Nat e ir al trabajo.- dijo la castaña comenzando a caminar de nuevo, metió a su hija en el coche y subió del lado del copiloto, Miles conduciría como siempre. Después de dejar a Nat se dirigieron de nuevo a la construcción donde Ron esperaba apoyado en un coche plateado.
- Buenos días .- saludó Ron con una sonrisa en los labios - Señora Granger, Señor Dobbs.-dijo dando la mano a Miles y besando a Hermione en la mejilla. Ese beso le había hecho temblar, y para su mala suerte Ron se había percatado descubriendo que aún la volvía loca
- Bueno, no puedo esperar para trabajar.- dijo Ron estirando los brazos y sonriendo ante la mirada de Hermione, la chica sabía que todo aquello era cinismo y lo hacía para molestarla.
- Bien sígame señor Weasley.- dijo Miles igualando la sonrisa - Tendrá el gusto de trabajar con migo.- y se llevó al pelirrojo lejos de Hermione tratando de mantenerlo lo suficientemente ocupado como para no acercarse a la mujer.
- Se que aún sigues sintiendo lo que sentías por mi.- susurró Ron al oído de la chica que miraba al horizonte provocando que saliera bruscamente de su ensimismamiento
- Está equivocado señor Weasley.- dijo Hermione con la mirada fría
- Vamos Mione.- Ron había dado en la herida, nadie más la llamaba asi, solo el - Se que aún lo sientes, si no ya hubieses hecho otras cosas.- dijo Ron de nuevo
- ¿A qué te refieres con otras cosas?.- preguntó Hermione para poder salvarse
- Cosas como casarte con otro hombre.- dijo Ron
- ¿Quién dice que no lo he hecho?.- preguntó Hermione
- No llevas sortija.- respondió Ron apuntando sus manos
- El que no lleve sortija no quiere decir que no me haya casado.- se defendió Hermione
- ¿Entonces te casaste?.- preguntó Ron
- ¿A dónde quieres llegar?.- preguntó Hermione para no contestar esa pregunta
- Tu lo sabes perfectamente, aún no termino de comprender por que te fuiste sin decir nada, no notas, no llamadas, no lechuzas, creí que te había tragado la tierra o algo
¿Dónde estuviste todo este tiempo?.- contestó Ron algo cansado
- Irlanda.- contestó Hermione cortante
- ¿Y a lo demás?.- preguntó Ron esperando escuchar que aúno lo amaba con locura y dejaría todo por él.
- ¿Y tus modelos?.- contraatacó Hermione
- Vamos, no estamos hablando de ellas, hablamos de ti y el porqué de tu huída.-
- No tengo tiempo para más explicaciones.- dijo Hermione con la voz algo dura - Nos vemos luego señor Weasley hay asuntos en la construcción que arreglar.- dijo la mujer apartándose del pelirrojo y caminando asia Miles.
- Harry, se que Ginny se pone irritable si te hablo a estas horas pero no puedo dormir, pensaba decirle a todos en la madriguera pero tu siempre has sabido que hacer.- dijo Ron en el teléfono a las 2 de la madrugada. Había tenido insomnio, el haber visto a Hermione de nuevo había despertado sentimientos y frustraciones acompañados con deseo.
- Son las dos a menos que te hayan sacado del equipo no quiero saber nada.- dijo Harry aún medio dormido.
- Hermione ha vuelto.- sentenció Ron con pesadez
- ¿Qué?.- casi grita Harry levantándose de la cama - ¿Estás seguro que era ella?.- pregunto el ojiverde saliendo de su habitación para no despertar a su esposa
- Si.- dijo el pelirrojo tirándose de nuevo a la cama
- Pudo haber sido alguien más, digo no sería la primera vez que te equivocas.- dijo Harry aún sin creerle a Ron del todo
- Es ella, trabajo con ella.- afirmó Ron con ganas de golpear a Harry por au falta de confianza
- No se que decir Ron.- dijo Harry casi mudo,¿de donde había salido la castaña de nuevo?
- Te hablé para pedirte un consejo, realmente no se si ella aún siente algo por mi, no se que piensa ni nada solo apareció un día haciendo algo que no tiene nada que ver con el mundo mágico.-
Después de hablar por largo rato Ron puso al corriente a Harry sobre la vida de Hermione, bueno lo poco que sabia de ella. Estaba decidido a reconquistarla de nuevo, todo sería cómo antes y ellos estarían juntos.
Pasaron dos semanas en las que Ron había jugado con los sentidos y sentimientos de Hermione para saber si la chica le quería aún, las señales habían resultado positivas, ese día estaba dispuesto a conseguir lo que quería, se había levantado temprano, estaba listo y esperando a que la chica llegase pues su socio ya lo había hecho y al fin el momento tan esperado llegó, el coche rojo cereza de la chica aparcó y ella bajó tan tensa como siempre
- Buenas días Hermione. - dijo Ron cordialmente
- Cariño, ya has llegado.- dijo Miles con una sonrisa en los labios y abrazando a la castaña para después depositar un suave beso en sus labios que la desconcertó.
La sonrisa de Ron se borró de su cara y apareció una enorme mueca de molestia, sus orejas comenzaron a ponerse rojas y carraspeó para que los adultos se separaran.
- Lo siento señor Weasley, no quise incomodarlo.- se disculpó con falsa inocencia Miles y rodeó la cintura de la mujer con su brazo derecho
- ¿Ustedes dos son
-
- Pareja, si.- afirmó Miles undiendo su nariz en el cabello de la pelirroja para aspirar aquel aroma a jazmines.
- Felicidades, ¿porqué no lo habían mencionado?.- preguntó Ron con falsa alegría y analizando el rostro de la chica para encontrar algún rastro de mentira
- No creímos que fuese muy ético pero no aguantamos tanto tiempo sin demostrar lo que sentimos el uno por el otro.- respondió Miles vaya que merecía un premio por esa actuación.
- Tengo algo que hacer hoy, no volveré asi que espero verlos la otra semana.- dijo Ron aún rojo y caminando a su auto.
- ¡Miles!.- reprochó Hermione - ¿Porqué hiciste eso? No tenías derecho.-
- Yo te metí en este lío y yo te saqué de el, el hombre te acosaba, yo te lo quité de encima, eso es lo que debíamos hacer ¿no?.- preguntó Miles con toda tranquilidad. Hermione se quedó callada, pensando
Ron se subió a su auto hecho una furia y arrancó para después salir a toda velocidad, no le importaba mucho lo que hacía en esos momentos, estaba muy molesto, durante todo ese tiempo la mujer no le había dicho que tenía pareja
¿a qué jugaba?... pero esto no se iba a quedar así, ya había sido tierno, comprensivo y pasivo, ahora sería todo lo contrario con tal de demostrarle a Hermione que podía vivir con otra chica que no fuera ella.
Hermione detestaba no estar al 100% para complacer a su pequeña, pero últimamente se había sentido miserable y todo desde que había visto a Ron de nuevo, a no sabia si estaba bien o estaba mal, solo sabía que quería gritarle que tenía una hija muy encantadora y que se había ido para no cortarle las alas y que siguiese sus sueños. Pero no podía, desde aquel día que Miles le había besado en el trabajo Ron se portaba petulante, engreído y muy frío con la castaña, y también había vuelto a salir con una despampanante mujer todas las noches asegurándose de que le vieran y le fotografiaran. La había costado otro par de lagrimas no podía negarlo, pero tal vez era tiempo de cambiar sus objetivos, de resignarse a que Ron la odiaba desde que lo abandonó sin decir porqué y dejar que Miles tratara de llenar ese vacío.
Un bulto brincó a la cama y comenzó a meterse debajo de las sabanas al tiempo que Miles aparecía por la puerta de la habitación de Hermione y gruñía mientras se acercaba peligrosamente a la cama haciendo que el bultito se pegara a su mamá y la abrazara debajo de las sabanas.
- ¿Mi lady, ha visto usted a una pequeña de pelo rojo como el fuego, ojos azules como el agua y asi de grande?.- preguntó Miles exagerando la voz y los ademanes
- ¿De que se le acusa?.- preguntó Hermione siguiéndole la corriente a Miles
- De conspirar contra el rey y tenderle una emboscada mientras dormía.- contestó el hombre acercándose cada vez más a la cama
- Eso no puede ser posible, una criatura de ese tamaño no puede hacer nada en contra de su alteza.- dijo Hermione defendiendo a la pequeña
- Pues lo ha hecho y ha sido sentenciada a la peor tortura que existe en el reino.-
- ¿Cuál?.- preguntó Hermione exagerando igual la voz
- Cosquillas.- sentencio Miles
- No puede ser, ¿tan grave es el crimen?.- siguió Hermione sintiendo como la carita de Natalie Sonreía
- Me temo que si.- dijo Miles fingiendo tristeza
- Pues en ese caso, creo que ella
¡está aquí!.- dijo Hermione apartando las sábanas y comenzando a hacerle cosquillas a su hija junto con Miles, después de unos cuantos segundos de ataque los adultos dejaron en paz a la pequeña que aún se retorcía de risa en la cama mientras la veían maravillados.
- Vamos, me temo que el castigo no ha sido tan malo.- dijo risueña sentándose entre ambos adultos y después tirándose a los brazos de su madre que la abrazó fuerte y comenzó a llenarle la nuca de besos.
- Para mamá, Miles está viendo.- gritó la pequeña
- ¿Y qué tiene eso de malo?.- preguntó su madre
- Que ya no soy pequeña, tengo casi cuatro años- dijo la niña separándose de su madre y sentándose entre ellos nuevamente, ambos adultos rieron ante la reacción y después Miles se levantó.
-Bueno, me iré a dormir de nuevo.- dijo el hombre bostezando y Natalie se tiró a sus brazos
- No, ¡tenemos que ir a hacer compras de navidad!.- gritó la pequeña
- Eres muy pequeña para querer desbancarme como tu madre.- dijo el hombre a la pequeña y a cambio recibió un almohadazo por parte de la castaña que estaba en la cama
- Nunca he tratado de desbancarte dramático.- se quejó la castaña. Miles se rió y dejó a la niña en la cama - Entonces saldremos con tus padres a hacer las compras de navidad.-
- Bueno, solo desayunamos y nos vamos.- dijo Hermione y Natalie salió corriendo a la habitación de sus abuelos
- Tenemos que moderar su actitud de consumidora, si no antes de los 15 nos hará pobres.- bromeó Miles con Hermione que sonrió abiertamente y le tiró otro almohadazo.
Pasearon por el centro de Londres antes de ir a una plaza comercial llena de todo tipo de tiendas y restaurantes, hicieron unas compras y después entraron a un pequeño restaurante a comer, hacía años que Hermione no comía ahí, siempre le había encantado la comida de ese lugar. Después de la comida los padres de Hermione se fueron a comprar algunos regalos sorpresa al igual que Miles por separado y Hermione llevó a Natalie a un lugar de juegos para que después ya con la niña más relajada ellas igual compraran regalos. Estuvieron dando vueltas por los juegos y después salieron a comprar ropa para la pequeña, entraron en un establecimiento de ropa para niños de 0 a 6 años y Natalie comenzó a escoger la ropa que quería que le compraran, por un momento Natalie se fue a ver los juguetes y Hermione se quedó escogiendo las prendas que compraría.
- ¿Herm?.- preguntó una voz masculina a sus espaldas. Hermione se detuvo en seco para después voltear y reconocer a aquel hombre que había sido su amigo por más de siete años. Se quedó helada, ya era suficiente haberse tenido que topar con Ron y sus malos modales como para ser ahora regañada por Harry y Merlín no quisiera Ginny que la trataría peor que la peste por dejar a su hermano.
- Bueno, no pensé caerte tan mal como para que pusieras esa cara. Venga, dame un abrazo.- dijo Harry animadamente y a la mujer le regresó el color y abrazó afectuosamente a uno de sus mejores amigos - ¿Dónde te habías metido?.- preguntó Harry sin querer hacer muy evidente la curiosidad
- Bueno, he estado trabajando en Irlanda.- dijo Hermione cuando las palabras regresaron a ella - ¡Te he extrañado tanto!.- dijo abrazándolo de nuevo
- Si, nosotros igual, no tenias por que desaparecer.- dijo Harry
- Bueno es más complicado que eso
Pero cuéntame ¿Qué ha sido de ti?.- preguntó Hermione para desviar el tema
- Pues me casé, trabajo en el ministerio, tengo una cómoda casa aquí en la ciudad.- dijo el hombre con una sonrisa
- ¿Con quién te has casado?... no me digas que con
-
Sus sospechas se terminaron al ver aparecer a la pelirroja con una canasta llena de cosas, al ver a la castaña Ginny paró en seco manteniendo distancias y viendo a la otra mujer recelosa.
- Si, con Ginny
y ahora viene nuestro primer bebé.- dijo Harry rodeando a Ginny con un brazo y acariciando su barriga.
- ¡Vaya, eso es genial!.- dijo Hermione a punto de contener las lagrimas, no creía soportar la situación mucho tiempo, lo más seguro es que la hostilidad de Ginny no terminara y ella saliera sintiéndose mal por haber perdido a toda una familia.
- Si, nos casamos y todo va perfecto.- dijo Ginny algo seca
- Vamos Gin, no seas tan dura.- susurró Harry al oído de la pelirroja haciendo notar la incomodidad de Hermione
- Me siento mal, quisiera pagar e irme de aquí.- dijo Ginny volteando a ver a Harry
- Bueno Herm, de verdad me da gusto
-
- Mira mamá.- interrumpió Natalie al llegar corriendo junto a Hermione con una caja entre las manos
Harry y Ginny se voltearon a ver y segundos después bajaron la mirada a la niña que sostenía un paquete y llamaba a Hermione mamá. Tenia los ojos tan azules y aquel cabello que recordaban a Ron. Harry y Ginny se miraron de nuevo mientras Hermione cargaba a la pequeña que ahora veía a los extraños con una sonrisa.
- Harry, Ginny, me encantó verlos de nuevo, espero que todo siga bien y el pequeño nazca bien
tengo que irme.- dijo Hermione nerviosa, ahora sabrían que tenía una hija
- ¿Cómo te llamas pequeña?.- preguntó Harry
- Natalie.- respondió la niña sonriendo
- ¿Cuántos años tienes?.- preguntó Ginny
- Bueno, tenemos que irnos, mis padres deben estar buscándonos.- dijo Hermione mientras con su mano reprimía la pequeña mano que tenía tres dedos levantados.
- Bueno, tal vez luego podamos reunirnos a cenar o algo, nos gustaría saber que ha sido de ti en todo este tiempo.- dijo Ginny sonriendo a Hermione y a la pequeña
- Si
si el trabajo lo permite, es que estamos realmente ocupados.- trató de excusarse la mujer
- No creo que Ron me niegue un permiso.- dijo Ginny mientras seguía observando a la pequeña
- Si bueno, lo tratamos luego. Con permiso.- dijo Hermione mientras besaba a los dos adultos en las mejillas y se dirigía a la caja con las compras y la pequeña.
- ¿Quiénes eran mamá?.- preguntó Natalie cuando estaban en las cajas
- Unos amigos del colegio, hace mucho que no nos veíamos. ¿Quieres la muñeca?.- preguntó para distraer a su hija del tema que emocionada aceptó.
- No entiendo tu repentino cambio de actitud hacia Hermione, Ginny.- dijo Harry a su esposa mientras acomodaban las cosas recién compradas en el cuarto del nuevo bebé
- No sé por qué, simplemente me ha dado nostalgia todo lo que compartí con ella y he querido hablarle de nuevo.- dijo la pelirroja
- No es verdad Ginebra.- sentenció Harry - Algo te ha sucedido para que de pronto le hablaras bien y le invitaras a cenar.-
- Ya, ¿quieres que de verdad te diga?.- preguntó Ginny algo enfadada por haber sido expuesta
- Si, ¿qué te ha hecho cambiar de parecer?.- preguntó Harry
- La niña
esa pequeña tiene algo
sus ojos, me recuerda a Ron.- confesó Ginny
- No creo que sea su hija, era muy pequeña, y hasta donde yo se Hermione y Ron no tuvieron ningún encuentro después.- dijo Harry negando la situación para quitarle a Ginny las locas ideas de la cabeza
- Harry, estoy segura que esa niña tiene algo de Ron.- se empeñó Ginny
- Ni siquiera conoces al padre, y por lo que Ron me platicó el tipo tiene un parecido impresionante con el, asi que si son pareja supongo que la niña es de ellos.- dijo el trigueño
- No lo se, hay algo que no termina de convencerme.- se quejó la pelirroja
- Deja de hacer corajes y ven acá.- dijo Harry sentado en la mecedora - no quiero que mi hijo nazca como un gnomo por tus corajes.- dijo a la barriga de la pelirroja mientras se sentaba en sus piernas.
- No me vas a creer.- dijo Hermione a Miles cuando estuvieron solos en la sala
- ¿Qué te ha pasado ahora?.- preguntó Miles esperando escuchar algo relacionado a Ron
- Me he encontrado a Harry y a Ginny en la plaza.- dijo Hermione algo seria
- Sabes, tu vida es como la novela que sale cada mes en corazón de bruja.- se burlo Miles mientras reía sonoramente
- No te burles, te aseguro que esto ya no me está gustando para nada, quiero regresar a Irlanda
Ginny ha visto a Natalie y desde eso ha cambiado su actitud hacia mí. Me invitó a cenar y todo.- soltó Hermione viendo a Miles y jugueteando con el flequillo del cojín
- Bueno, ya habíamos hablado de eso y sabes que puedo hacerme pasar por el padre de la niña, de hecho ya me he hecho pasar por tu pareja asi que no tengo ningun inconveniente.- dijo el hombre atrayendo a Hermione hacia el en un abrazo.
- Miles Dobbs, de nuevo
¿Eres algún tipo de criatura de otro planeta?.- preguntó Hermione devolviéndole el abrazo
- No, solo me gusta ayudarlas.- dijo Miles, ambos se miraron y poco a poco se fueron acercando hasta rozar sus labios, era un beso tímido, ninguno había autorizado totalmente aquel paso tan importante.
- La cena esta servida, voy por Nat.- anunció la señora Granger mientras subía las escaleras provocando que los dos adultos se separaran apenados. Afortunadamente la mamá de Hermione no se había dado cuenta de nada, pero eso no quitaba la pena de ambos y el sentimiento de autoreproche de la castaña por estar traicionando de cierto modo a Ron, aunque sabía que esa historia cada vez tenía menos posibilidad de sobrevivir.
- Lo siento.- se disculpó la mujer aún sonrojada
- No, yo lo siento, no debí dejarme llevar.- dijo Miles aunque realmente no estaba arrepentido, le había gustado y seguía con la tonta esperanza de que ella dejara de pensar en Ron y llegara a amarlo más que como un amigo que le había salvado en varias ocasiones.
- Buenos días señora Granger.- dijo Ron ácidamente como lo hacía desde hace algunos días
- Buenos días señor Weasley.- respondió Hermione con pesadez
- ¿Cómo está la familia?.- preguntó el hombre observando la obra
- ¿A qué se refiere?.- preguntó Hermione rogando que no preguntara por la pequeña
- Bueno, como está el señor Dobbs.- dijo Ron con una sonrisa burlona y viendo a la castaña directo a la cara que reflejaba enojo e incomodidad
- Bien, está arreglando unos asuntos sobre la construcción de el edificio.- contestó la castaña comenzando a caminar por los alrededores
- ¿Y la pequeña?.-preguntó el pelirrojo caminando junto a la castaña y provocando que se parase en seco
- No se de que hablas.- mintió caminando hacia el otro lado
- Vamos Hermione, Natalie es un nombre muy bonito para una pequeña.- dijo Ron interceptándola de nuevo
- No entiendo de que me hablas, en verdad.- mintió Hermione de nuevo
- Dime algo, ¿disfrutaste hacerla?.-preguntó Ron cambiando el semblante a uno de odio. Hermione no aguantó las ganas de golpear al hombre y le dio una cachetada que le dejó marcada la mano de la muchacha, se sentía ofendida y humillada, ¿porqué Ron se empeñaba en hacerla sufrir?
- Escuchame bien Ronald Weasley, no se por qué te empeñas en jugar sucio y en hacerme sufrir todo el tiempo, ¿acaso no piensas que tuve que irme por algun motivo importante?.- gritó Hermione provocando que algunas cabezas curiosas voltearan a verlos
- ¿Cuál fue tu razón importante?.- preguntó Ron, bien, era ahora cuando gritaba que Natalie era su hija y que no queria que su carrera como jugador de quidditch terminara sin haber empezado
no, definitivamente no le diria eso asi que solo se quedó callada - Lo ves, no tuviste ninguna razón importante para irte, solo te fuiste por que eres la persona más orgullosa, petulante y egoísta que he conocido, tienes que aceptar que siempre me viste como muy poca cosa y que nunca fui lo suficientemente bueno para ti
asi que decidiste jugar con el estúpido Weasley para después dejarlo olvidado, hasta el fondo, rompiendo el compromiso.- gritó Ron sin pena alguna, estaba rojo, lleno de coraje, sabía que al tenerla cerca en cualquier momento explotaria.
Hermione quería llorar, no se había sentido tan humillada desde que Malfoy le había dicho sangre sucia por primera vez, solo se quedó ahí, callada y con los ojos tristes, apagados, Ron le había todo lo contrario a lo que realmente sentía, nunca quiso abandonarlo, nunca quiso romper el compromiso y se fue pensado en él, en su realización personal y todas las cosas que no podría hacer con una esposa y una hija a cuestas siendo tan joven. La juventud de Hermione había terminado en un abrir y cerrar de ojos mientras que Ron aún parecía un celoso adolescente merodeando los pasillos.
- Lo bueno es que no sufriste, siempre tuviste un reemplazo en la cama ¿no?.- explotó Hermione, si él ya la había humillado ella también podía hacerlo - Una tras otra, claro, seguramente a todas les decías lo mismo, ¿cómo era?.. a sí
no tienes de que preocuparte
este jugador estrella es todo tuyo
vaya me imagino que todas sabían a lo que iban pero esperaban durar más que la anterior.- soltó Hermione entre dientes remarcando cada palabra con el coraje guardado durante todos esos años al ver en las planas de El profeta al pelirrojo acompañado de una distinta mujer.
- Para que te miento, todas y cada una de las otras fueron mejores que tú, hacían cosas que tú ni te imaginas, no entiendo como ese imbécil puede estar con una tipa tan fría como tú.- respondió Ron destruyendo totalmente el poco amor propio que conservaba
- He escuchado suficiente.- dijo Hermione comenzando a caminar y déjando atrás a un Ron lleno de ira. Caminó hasta entrar al coche y verificó la hora, aún era temprano para ir por Natalie y definitivamente necesitaba espacio para despejar sus ideas y estar bien con su pequeña, condujo hasta Covent Garden y se bajó para recorrer los jardines de flores congeladas y árboles con hielo, hacía frío, tenía que reconocerlo. Se sentó en una banca contemplando cómo el agua de una pequeña fuente luchaba pos salir líquida y no quedar congelada en el intento, mientras pensaba en lo que Ron le había dicho, ahora sabía que la consideraba una frígida, egoísta y petulante, no le podía quedar más claro que Ron la odiaba y que nunca le perdonaría el haberse ido sin dar explicaciones ni el fingir que estaba casada con Miles y la hija era suya.
Ron no aguantó el quedarse en la construcción con el imperceptible para todos, pero no para él, aroma de la castaña, le había gritado muchas cosas, la había ridiculizado en frente de todos los empleados y todo por sacar ese coraje que tenía dentro y que diario luchaba por salir, siendo reprimido, hasta que ese día ganó la batalla y salió eliminando todo tipo de sentimiento que se le pusiera enfrente. Había sido un estúpido, tenía que aceptarlo, Hermione no era ni en lo más mínimo fría, había sido la chica que a su parecer le había brindado más calor y le había hecho sentir cosas que nunca había sentido con todas las demás chicas que pasaron por su cama. Pero tenía que destruirla para que se sintiera como el se sintió cuando lo dejó eliminando todo tipo de compromiso. Hubiese preferido no saber más sobre ella, nunca haberla encontrado de nuevo a haberla encontrado y saber que estaba con otro y había tenido una hija con él. Que él Ron Weasley no era el padre de la hermosa niña en palabras de Harry que era hija de su castaña
su castaña, aún la llamaba así cuando estaba a solas y no con alguien hablando mal de ella, aún conservaba el aroma a jazmines que el añoraba sentir por las noches en su habitación o a cualquier hora del día acompañado de una sonrisa de aquellos besables labios rosa.
Condujo hasta su apartamento y cuando llegó se cambió poniéndose la túnica de Quidditch para entrenas un rato, necesitaba volar, sentir el aire helado golpearle la cabeza para aclarar sus pensamientos y tratar de estar en paz para encontrar una forma de hacer salir de su vida cualquier recuerdo de la castaña y todas aquellas cualidades juntas que no había encontrado aún. Tomó la escoba y se metió en la chimenea, pidió ir al campo de quidditch de los Hipogrifos de Inglaterra y después de dar un código de seguridad la chimenea se lo tragó haciendolo pasar por miles de chimeneas hasta llegar a la de los vestidores del equipo
no había nadie, tal y como había supuesto. Todos los jugadores debían estar en casa disfrutando de sus recuerdos y la familia mientras el simplemente quería desaparecer de su mente el pasado que desde hacía poco le había vuelto a molestar.
- Vamos Jane, deja de jugar con la sopa y termínala para ir por Naty.- apresuró la señora Granger a Hermione a medio día cuando la castaña llegó a casa del trabajo, cansada y de nuevo molesta por tener que soportar los insultos de Ron.
- No voy a terminar, en realidad no tengo hambre.- dijo Hermione dejando la cuchara en el plato y recostándose en la silla
- ¿Qué ocurre?, desde el lunes te veo más estresada.- preguntó su madre retirando el plato de la mesa
- Nada, solo problemas con Ronald, nada que no pueda solucionarse.- mintió Hermione con la mirada fija en la mesa de caoba pulida
- Ese chico, es un tonto, no deberías preocuparte más por el, si él no sabe comprender todos tus sacrificios y ahora te ve como la mala de la historia no es tu culpa, ti hiciste lo que creíste que debías hacer y es gracias a eso que él ahora es el grandioso jugador de ese juego mágico.- dijo su madre enojada, no le hacía ni una pizca de gracia ver cómo su hija sufría por un tipo que todos los días salía con una mujer diferente
- Lo que yo hice no estuvo bien, comienzo a arrepentirme de las cosas y a preguntarme si fue lo correcto haberme ido
las cosas serían tan diferentes.- dijo Hermione imaginando las navidades en la madriguera con toda la familia Weasley y sus padres.
- Lo hecho, hecho está.- se apuró a señalar la señora Granger - Sabes bien que los destinos están marcados desde el principio y esa es tu línea.- después de lavar el plato y la cuchara la madre de Hermione se sentó de nuevo a la mesa - Es mejor que te vayas olvidando de ese Weasley y comiences a pensar en otros prospectos
me corrijo, en Miles, ese hombre ha dado todo por ti y por la pequeña.- Tomó unas papas y comenzó a cortarlas - Te aseguro que el está muy enamorado de ti y de Naty y que daría todo lo que tiene por pertenecer a la familia.- terminó la matriarca
- No quiero seguir hablando de eso mamá, se me hace tarde para ir por Natalie.- dijo Hermione levantándose de la mesa para salir.
Al llegar a la escuela de la pequeña vio el deportivo de Miles aparcado y bajó, encontró al hombre en la recepción sentado charlando con una joven animadamente.
- Hola.- saludó la castaña y se sentó junto a ambos
- Hola, mira, ella es Sandy.- introdujo Miles a la rubia que estaba a su lado - Es una de las encargadas del grupo de Nat.-
- Mucho gusto.- saludó Hermione sin prestar mucho interés. Tomó una revista del montón y comenzó a leer
- Bueno, iré por la pequeña.- dijo Sandy y se retiró
- Pense que sería buena idea ir a la plaza para que Natalie jugara en Pikis.- dijo Miles sonriendo a la castaña - por eso he venido a buscarte
- Pero como yo no estaba decidiste llevar a la maestra ¿no?.- preguntó Hermione algo seria sin dejar de leer. Miles rió para después ver detenidamente a la castaña
- ¿Estás celosa?.- preguntó
- No.- respondió Hermione dejando a un lado la revista
- Bueno.- dijo Miles dudando - supongo entonces que puedo
-
- Maaaaaami.- llegó corriendo e interrumpiendo a Miles una emocionada Natalie con un dibujo entre las manos - mira lo que hice.- dijo mostrando orgullosa el dibujo relleno de bolitas de papel
- Hola cariño, es muy bonito.- dijo Hermione cargando a la niña
- Bueno, está tan bonito que te mereces un premio.- dijo Miles - Vamos a Pikis.- anunció y la pequeña se emocionó
- Pero tenemos solo una hora por que hay que regresar, la abuela está cocinando pescado.- dijo Hermione afuera de la escuela
- No me gusta el pescado.- se quejó Natalie
- Ya sabes que todo se come Nat.- dijo Hermione subiendo a la pequeña al carro
- Bueno, te veo ahí en 15 minutos ¿ok?.- dijo Miles despidiéndose de la castaña para ir a su coche
- Bueno.- dijo Hermione y dio un suave beso en la mejilla a Miles.
Toda la semana Hermione le dio vueltas al asunto de Ron, se preguntaba si definitivamente se odiaban ambos, ella sabía que no le odiaba, pero él, él era otra historia, ella lo conocía, sabia que cuando estaba enojado hacía decía cosas sin pensar, pero está vez ya no sabia si estaba molesto o la odiaba en verdad, habían pasado muchas cosas en muy poco tiempo y ahora el pelirrojo ya sabia que ella tenía una hija, aunque no supiera que era de él.
El sábado, Harry y Ginny le habían invitado a cenar, no estaba muy segura de ir, pero cuando se decidió le dijo a Miles que no los llevaría ni a el ni a Natalie, aún no estaba muy segura de que Ginny creyera totalmente la historia.
- Herm, que bueno que viniste.- saludó Harry contento al abrir la puerta de su casa
- Hola Harry, me da mucho gusto verte.- sonrió la chica y envolvió a su mejor amigo en un abrazo
- Hola Hermione.- dijo Ginny acercándose a saludar - ¿Y la pequeña?.- preguntó
- Se ha quedado en casa, no está acostumbrada a dormir tarde.- se excusó la mujer dejando su abrigo
- Espero que no te moleste que también le hayamos dicho a Ron.- dijo Ginny conduciendo a la otra mujer al comedor. Hermione se quedó callada, ya sospechaba que esa noche no sería muy buena, se imaginaba a Ron insultándola o humillándola en un ambiente desconocido.
Cuando se sentaron y comenzaron a tomar vino llegó Ron, pero no llegó solo, llegó con una rubia de ojos verdes y un cuerpo exuberante, que con toda la confianza del mundo se sentó a la mesa frente a Hermione y junto a Ron.
Durante toda la noche Ron y Kathy (la rubia) no dejaron de comerse a besos y hacer comentarios sarcásticos intimidando y molestando a Hermione, que antes del postre se había excusado y retirado. No podía esperar otra cosa, había adivinado lo que ocurriría y aún así no se había preparado lo suficiente como para recibir tal golpe. Cuando llegó a su casa subió a su habitación sin avisar a nadie y se cambió el pijama para acostarse a dormir, ni Natalie le hubiese reconfortado en ese momento, cerró las cortinas y se acostó en la cama tapándose completamente.
- Se que no quieres que te moleste.- dijo Miles entrando y sentándose en la cama - Pero no puedo dejar que estés asi, tus padres van a acostar a Natalie y nosotros podemos platicar todo el tiempo necesario.- dijo mientras levantaba la cobija y veía los ojos tristes de la castaña
- Solo quiero dormir.- dijo Hermione aturdida
- No puedo dejar que te duermas con sentimientos tan negativos en la mente.- dijo Miles acostándose también - Asi que cuéntame que es lo que ha pasado.-
Hermione dudó por algunos segundos, pero su mente trabajó tan rápido como nunca atando cabos y siendo impulsiva dijo:
- Es hora que deje a Ron en el pasado, creo que ha sido suficiente sufrimiento en tan poco tiempo y ya no quiero que mi vida no esté tan plena como para atender a Naty, asi que he pensado darme una oportunidad.- finalizó la castaña recostándose mientras Miles la abrazaba
- Era hora que decidieras dejar de sufrir.- dijo Miles comenzando a jugar con el cabello de la castaña
- Miles, se que no tengo derecho alguno a obligarte a nada, no pretendo obligarte a nada, pero realmente me gustaría que intentáramos ser una familia.- dijo Hermione jugando con uno de los botones de la camisa del hombre
- Hermione, aun piensas en Ronald, no puedo obligarte a dejar de pensar en el.- dijo Miles sorprendido por la proposición.
- Quiero que me ayudes a olvidarlo, a dejar atrás todo ese sufrimiento, a empezar de nuevo contigo.- pidió Hermione aún sabiendo que no olvidaría a Ron inmediatamente, quizá nunca lo hiciera.
- Es algo muy serio lo que quieres hacer.- dijo Miles a la castaña, sabiendo él también que ella quizá nunca pudiese olvidar a aquel chico que le había dado una hija.
- Bien, lo comprendo, no te obligo.- dijo la castaña pensando en alguien más
- Pero te ayudaré, las amo. Te amo a ti y a esa pequeña que siempre me sorprende con sus ocurrencias. Amo cada centímetro de ti y de todo lo que eres.- se precipitó a confesar Miles haciendo dudar a la castaña, pero la petición se había hecho y la respuesta estaba ahí, ahora solo quedaba esperar para saber que es lo que pasaría.
Quizá por que estaba dolida, quizá por que últimamente no pensaba con claridad y se había dejado a la impulsividad se puso sobre Miles y le besó. Hubiese sido una tontería creer que aquel beso se volvería inocente, ambos lo sabían, estaban en el cuarto, solos y con muchos sentimientos confundidos que complicaban más las cosas. Hermione no supo cuando terminó debajo de Miles, pero el hombre hizo el beso más intenso fue bajando por el cuello de la chica, mientras ella le sacaba uno por uno los botones de los ojales para después quitarle la prenda por completo, el imitó a su acompañante y unos minutos después estaban completamente desnudos y sin poder evitar lo que evidentemente ocurriría.
- Eres maravillosa.- dijo Miles cuando su acto desesperado hubo terminado dejándolos exhaustos y abrazados en la cama. Hermione se volteó y besó al hombre a falta de respuesta alguna, no había sido maravilloso, pero tampoco había sido malo, solo que le faltaba algo, no sabía describir que. La mujer se levantó de la cama y fue a la ducha, no podía continuar con aquella culpa pegada a su cuerpo, se duchó y se puso un pijama limpio para volver a la cama, vio que Miles le había imitado y se había duchado y vestido en su habitación para después regresar a la cama de la castaña.
- Espero que no te importe.- balbuceó el hombre que ahora estaba medio dormido
- No.- dijo la castaña metiéndose debajo de las sabanas y acurrucándose entre los brazos de Miles. Necesitaba sentirse protegida, saber que tendría a alguien fuerte a su lado que le abrazaría todas las noches.
- Buenos días.- saludó una sonriente Hermione llegando junto a un hombre que miraba pensativo los avances de la construcción.
- Buenos días.- saludó Miles dando un beso en los labios de la castaña que sin negarse recibió
- ¿Qué es lo que le tiene tan pensativo hoy señor Dobbs?.- preguntó Hermione paseando la mirada por la construcción
- Creo que este edificio será muy extraño para los hipogrifos de Inglaterra, además de que debemos poner muchos hechizos alrededor para que los muggles ignoren el contenido por completo.- respondió Miles abrazándose a la castaña.
- Podrán vivir con eso, no todos son tan engreídos y caprichosos.- soltó Hermione sin pensar
- Que bueno que piense así señora Granger.- dijo Ron con aquel tono sarcástico que lo caracterizaba - debe haber muchos que piensan que usted es la engreída y caprichosa.-
- Señor Weasley, sus comentarios están fuera de lugar.- saltó Miles a la defensa de la mujer
- Para ella no hay lugar, le importa un comino cualquier cosa.- respondió Ron decidido a comenzar otra pelea con la castaña.
- Si Ronald, todo me importa muy poco.- respondió Hermione molesta para callar al chico - tus notas y todo lo que debes saber lo enviamos a tu casa, me temo que ahora viene una difícil etapa en la construcción y no necesitamos mucho tu presencia, solo se acordarán juntas semanales para que verifiques los avances.- finalizó Hermione separándose de Miles y cruzando los brazos mientras lanzaba una mirada desafiante a Ron, la tensión era tan densa que podía tocarse.
- Bueno, entonces me voy, pensé que tendría que cancelar mi desayuno con Kathy, esa chica es adorable.- escupió Ron apropósito
- Buen provecho.- se despidió Miles y atrajo de nuevo a la castaña por la cintura.
Ron se fue hecho un furia, no bastaba con saber que esos dos eran algo formal y tenian una hija, ahora también tendría que soportar los arrumacos y cosas sarcasticas frente a él.
- Ya no la soporto, se ha vuelto una pesada.- dijo Ron asentando su tercer vaso de hidromiel en la mesa de la cocina se la casa de los Potter
- Es una pesada desde que te dejó.- dijo Ginny dirigiendo su varita para que hiciese las labores del hogar
- Ginebra, no seas tan dura.- reprendió Harry haciéndole saber a Ginny que estaba enojado al llamarle por su nombre completo
- Harry, deja de ser su perrito.- dijo Ron terminándose de un solo sorbo otro vaso de hidromiel, no llevaba ahí ni una hora y ya se había terminado media botella - Esa mujer sabe lo que hace y solo busca dinero.-
- Ronald, si Herm solo buscase dinero no te hubiese dejado
piensa, tienes más dinero que ese tipo.- dijo Harry tratando de hacer entender a su amigo que hacía falsas conjeturas
- Harry, ¿Porqué la defiendes tanto?.- preguntó Ginny
- Por que no creo que Hermione sea la mitad de mala, mezquina, ambiciosa y todo eso que ustedes están diciendo.- saltó el trigueño provocando en Ron una mueca de asco y en Ginny una de inconformidad
- ¿Entonces porqué dejó a Ron?.- preguntó Ginny indignada
- Alguna razón importante debió tener.- defendió Harry de nuevo
- Estás mal.- balbuceó Ron cuyas orejas estaban igual de rojas que sus ojos - Yo le pregunté eso, y no me contestó nada
simplemente la perra se fue por que quería divertirse con otros tipos y encontrar a uno que andara tras ella como su perrito faldero.- se sirvió otro vaso al terminar de hablar
- Ginny ya quitale la botella de enfrente a tu hermano, va a terminar más ebrio que ojoloco en Halloween.- ordenó Harry fastidiado - Y Ron, tu eras su perrito faldero, no puedes negarlo.- soltó Harry
- ¡No le digas así!.- se quejó Ginny
- ¿Porqué, solo tú puedes decirlo?.-
- Callense ambos.- dijo Ron meneandose peligrosamente en la silla - esa chica tiene algo que hace que no pueda dejar de pensar en ella y que hace que lo único que obtenga de todas las demás sea sexo.- soltó Ron ya bastante ebrio
- No quiero conocer tus secretos intimos Ron.- se quejó Ginny
- Amigo
creo que es hora de llevarte a tu casa, tomas una ducha y después te pones a descansar y meditas todo lo que quieras.- dijo Harry levantándose de la silla y tratando de ayudar a Ron a levantarse de la suya
- No Harry, no me muevas, quiero quedarme acá hasta que ese sobrino mío nazca.- dijo Ron haciendo peso muerto para que Harry no pudiese levantarle
- Falta mucho para eso cariño.- dijo Ginny con la voz muy suave y acercandose a su hermano - te prometo que estarás ahí cuando pase pero aún es muy pronto, debes irte a casa.- ordenó mientras le acaricaba la cabeza
- Bueno, pero no olvides avisarme.- dijo Ron tratando de pararse y Harry lo ayudó
- Vuelvo en un par de horas.- dijo Harry dando un beso en la boca a Ginny y desapareciendo con Ron colgado a el
Ginny estaba preocupada por el cabeza hueca de su hermano y tras escuchar algunas suposiciones de Harry y respuestas de Ron, la sospecha de que Natalie tenía algo que ver con Ron se hacía más fuerte y sólida, quizá algún día despertara sabiendo que esa curiosa chiquilla era su sobrina y la hija de Fleur ya tendría una prima con quien jugar, aunque si heredaban caracteres de sus padres lo más seguro era que siempre estuvieran corriendo y peleando por toda la casa. Con un toque de varita terminó todas las labores y subió a su cuarto a descansar, mientras pensaba en cómo le estaría yendo a Harry con su hermano.
Después de dejar a su cuñado en su casa y medio compuesto, Harry se apareció en la construcción donde trabajaba Hermione para hacerle una visita a la castaña y hablar del asunto recién sucedido, paseó la mirada por el lugar y le vió apoyada en un coche rojo cereza, caminó hacia ella decidido recibiendo a cambio un gran abrazo cuando la chica le vio llegar.
- ¿Qué te trae por aquí Harry?.- preguntó Hermione cuando soltó al hombre
- ¿Tienes tiempo para comer con migo?.- preguntó el trigueño apoyandose en el coche también
- Si, espera, cancelare la comida con
no
espera, ¿qué te parece si mejor vas a comer a la casa con nosotros, estoy segura que a mis padres les encantará volver a verte y te presentaré a Miles.- ofreció sinceramente Hermione esperando una respuesta afirmativa
- ¿Está aquí?.- preguntó Harry
- No, se ha ido a revisar unos pedidos de materiales y cosas por el estilo.- dijo la castaña aún sonriendo
- Bien, es que
verás, esto no puede saberlo él, es algo muy personal, algo de nuestros tiempos de colegio.- anunció Harry dándole peso al asunto
- Si tiene que ver con Ronald no quiero saber nada.- dijo Hermione borrando la sonrisa te su rostro y tómando el móvil
- Vamos Herm, no nos podemos hacer tontos, ambos sabemos que ustedes aún sienten algo el uno por el otro pero son tan orgullosos que ninguno se quiere dejar vencer por el otro y lo único que hacen es pelear y lastimarse más y más, acabo de dejar a Ron casi tan ebrio como cuando te fuiste.- confesó Harry a la castaña
- No, te equivocas Harrry, el ha sido el que empezó con las groserías y yo solo me defiendo, además tu lo has visto, Miles es mi pareja y Natalie mi hija.- respondió la chica fríamente
- ¿Natalie es hija de Miles?.- preguntó Harry para sorprender a la castaña y comenzar a creer en las suposiciones de su pelirroja esposa
- ¿De quién sería si no?.- dijo al aire Hermione esperando no tener algúna pregunta insistente
- ¿Cuántos años tiene?.- pregntó Harry
- 3.- respondió Hermione con naturalidad
- ¿Y estás segura que es de Miles?.- preguntó Harry haciéndo que Hermione se sintiera ofendida
- Por supuesto que si Harry, no voy por la vida acostandome con cuanto hombre se cruza en mi camino.- protestó la mujer
- Lo siento, no quise que te sintieras así.- se disculpó Harry
- No hay problema Harry.- dijo la mujer consultando la agenda de su telefono, marcó un número y comenzó a hablar - Madre, no voy a comer a la casa, Harry me ha invitado a comer y me temo que no puedo rechazarle, le hablaré a Miles para que pase por Nat al colegio y les veré en la tarde.- finalizó Hermione cerrando la tapa del móvil y después llamó a Miles para que pasara por la pequeña a la escuela - Bien Harry, ¿a donde quieres ir a comer?.-
- Te voy a llevar a un lugar donde cocinan el mejor pescado con papas de toda Inglaterra.- sonrió Harry mientras abría el coche para entrar en él.
En la comida habían recordado viejos tiempos, había hablado de sus trabajos y de el embarazo de Ginny, también del porqué Ginny estaba tan arisca con Hermione y otras cosas que hacían que cada vez reafirmaran esa amistad que había comenzado muchos años atrás.
- Comienzo a creer que tienes razón.- dijo Harry a Ginny cuando estuvieron acostados y listos para dormir
- ¿En qué cariño?.- preguntó Ginny dejando a un lado el libro de quidditch que leía
- La hija de Hermione pudo ser de Ron.- escupió el trigueño sin importarle la cantidad de chismes que se crearian
- ¿Cómo es posible?...¿Acaso te has vuelto loco?...el tipo con el que está es casi identico a Ron.- escupió Ginny con sarcasmo
- Ya se, ya se.- dijo Harry a forma de defensa
- Harry, esos ojos son
no lo se tienen algo que los hace tan parecidos a los de Ron y le he visto algunos rasgos de mi hermano.- declaró la pelirroja - ¿Hermione no te ha dicho nada?.- preguntó
- No, no hemos hablado abiertamente del tema, le hecho algunas preguntas para ver si se le escapaba algo pero no, no ha pasado nada, sigue siendo tan reservada como siempre.- dijo Harry algo pensativo
- Deberíamos invitarle de nuevo a la madriguera para las navidades.- sugirió Ginny
- No creo que sea muy justo, no se como reaccionaria tu familia, y la verdad no quiero que ninguno de mis amigos sufra.- dijo Harry acomodándose entre las sábanas
- No creo que se porten mal, Hermione sigue siendo la misma.- dijo Ginny para tratar de convencer a su marido
- Si se portan con ella como tu el primer día que la viste no creo que se porten tan mal.- replicó Harry con sarcasmo
- Puedo hablar con ellos, plantearles toda la situación y hacer que se porten bien y
-
- No Ginny, nadie debe saber de esto hasta que sepamos que es verdad y podamos demostrarlo.- pidió Harry, la habitación se quedó en silencio, Ginny no había quedado conforme, ¡Por Merlín! Hablaban de su hermano, una posible hija
no hiba a dejar las cosas asi, apagó la luz de su lamparita de mesa y se acomodó sintiendo como el pequeño dentro de ella que se llamaría como el padre de Harry daba suaves pataditas acomodndose.
No hay que describir situaciones cotidianas sin emoción alguna, irrelevantes, monótonas. Diciembre ya había llegado y las primeras nevadas habían caído dejando un Londres de color blanquecino con ventiscas que atacaban a los transeúntes.
-Me temo que debemos parar la construcción.- había dicho Miles a principios de mes provocando molestias en la castaña
-Sería bueno llevar a tus padres a conocer Irlanda sugirió Miles una tarde cuando veían televisión con Natalie. Hermione había accedido y todo había quedado planeado para partir la mañana del día siguiente.
Ginny y Harry habían hecho más contacto con Hermione, habían establecido un día a la semana para cenar , aunque Hermione se mantenía reservada con los asuntos de Miles y Natalie. La barriga de Ginny había crecido tanto que para su pequeño cuerpo era mucho y ahora permanecía más tiempo en la cama o en el sofá.
Ron no se había aparecido por la construcción con Hermione presente y aunque se la había topado dos o tres veces en casa de los Potter le había evitado por completo y había dado excusas tontas para desaparecer.
-Debemos hacer algo con esos dos.-insistió Ginny una vez más al trigueño que tenía a lado.
-Cuando tengas a James podrás hacer lo que quieras, mientras tanto no quiero que muevas nada, es mucho trabajo para ti.- reprendió Harry abrazando a la pelirroja.
Pero está por demás decir que Ginny era una terca y orgullosa, y esa noche había citado a la castaña y al pelirrojo sin decirle a ninguno que iría el otro y aprovechando que Harry había tenido que quedarse hasta tarde por lo que no se daría cuenta.
- Hola Gin.- saludó Hermione apareciendo por la chimenea con una pequeña nube de ceniza que con un sencillo movimiento de la varita desapareció dejando todo impecable de nuevo.
- Hola Herm.- saludó Ginny desde el sillón en que se encontraba recostada - En la cocina hay agua, tazas y bolsitas de té de vainilla
¿Te apetece tomar uno?.- preguntó Ginny cordial
- Claro, ahora regreso.- dijo Hermione caminando a la cocina de donde salió algunos minutos después con una bandeja que tenía tazas, azúcar, etc.
- Que bueno que has venido.- dijo la pelirroja tomando un sorbo de su té - Cuando Harry se va a trabajar por tanto tiempo me siento sola-
- No te preocupes Gin, ya pronto tendrás a un pequeño que te hará compañía todas las tardes.- sonrió Hermione
- Si ya un mes para que James salga.- suspiró Ginny - Espero que salga como su padre.-
- A quién se parezca te aseguro que será precioso.- dijo la castaña y ambas mujeres sonrieron, Ginny había olvidado la molestia que le había causado Hermione al abandonar a Ron después de convivir con ella y ver que no había cambiado.
Escucharon un golpe en el piso de arriba seguido por una queja.
- ¡¡¡¡Ginny!!!!.- gritó Ron bajando las escaleras - Te he dicho que esa mesilla de tu cuarto está mal en ese lugar.-
Hermione se quedó fría, no sabía que Ron estaría ahí y no le apetecía mucho verlo
-No la cambiaré, tendrás que acostumbrarte o aparecerte en otro lugar.- dijo Ginny tratando de sentarse
- ¿Qué hace ella acá?.- preguntó Ron al ver a la castaña en la sala
- La invité a tomar el té.- respondió la pelirroja decidida
- Pero ya me iba.- se apresuró a decir Hermione dejando la taza en la mesita de centro - puedes quedarte con Ginny toda la noche si quieres.-
- No Herm, tú no te vas.- obligó la más pequeña de los Weasley
- Entonces me voy yo.- dijo Ron
- Tú tampoco te vas Ron.- dijo Ginny ya sentada
- ¿Tú sabías todo esto?.- preguntó Hermione incrédula
- Si, yo los cité aquí por que ya estoy harta de oírlos quejarse y verlos ebrios por que el otro es un maldito que los desprecia.- soltó Ginny molesta y viendo amenazadoramente a ambos jóvenes
- Yo nunca me he puesto ebria y tu hermano es el que siempre comienza diciendo todas esas cosas hirientes.- se quejó Hermione
- Tu fuiste la que comenzó todo
tú te fuiste.- gritó Ron
- Ambos tienen la culpa.- alzó la voz Ginny para que lo escuchasen
- No, toda la culpa la tiene esa por haberse ido.-
- ¿Cómo te atreves a decirme esa?.- gritó Hermione levantándose de su asiento
- Ya no se cómo decirte.- gritó Ron completamente furioso
- Esto es demasiado.- gritó Hermione tomando su bolso - Me voy.-
- No Herm.- dijo Ginny levantándose y tropezándose obteniendo una fuerte caída
- Gin.- gritó Ron corriendo tras su hermana mientras Hermione se volteaba
- Es tu culpa.- dijo Ron cuando pudo hablar
- Hay que llevarla a San Mungo.- dijo Hermione tirando su bolso de nuevo
- ¿Por Flu?.- preguntó Ron
- No seas idiota.- gritó Hermione - Aparécete.-
- Sabes que no me gusta.-
- Quítate.- ordenó Hermione tocando a la Pelirroja para después desaparecer con un pff
El recibidor de San Mungo estaba casi vacío, en Navidad casi nadie se enfermaba para poder disfrutar todas las vacaciones.
- ¿Ginny, te sientes bien?.- preguntó Hermione desesperada
- Me duele mucho.- alcanzó a pronunciar la pelirroja que ahora estaba muy pálida
- Ahora regreso, no tardo.- dijo Hermione corriendo al recibidor y pidiendo atención inmediata - Ya vienen Ginny, todo va a estar bien, lo prometo.- dijo Hermione tomando la mano de la castaña cuando regresó un par de minutos después
- Dile a Harry.- pidió Ginny tratando de sonreír y se desmayó.
Lo que siguió fue muy confuso para Hermione, solo recuerda que se llevaron a Ginny en una camilla mágica y haber conjurado su patronus para avisar a Harry.
- ¿Y mi hermana?.- gritó Ron cuando apareció media hora después con la mayoría de la familia Weasley
- Señor cálmese por favor.- pidió una sanadora al pelirrojo
- ¿Dónde está?.- preguntó el pelirrojo de nuevo
- Se la han llevado a intensivos.- respondió la mujer de la túnica blanca
- ¿Podrían ser más específicos por favor?.- preguntó Arthur Weasley con una cara de extrema preocupación
- Se les avisará más cuando sepamos, ahora por favor acompáñenme a una sala donde estarán solo ustedes y estarán cómodos.- y al finalizar se llevó al grupo de pelirrojos que ni notaron la presencia bastante descompuesta de Hermione; ella si los había visto y le había dolido sentir tal rechazo. Se quedó ahí sentada hasta que Harry llegó apurado del ministerio
- ¿Qué ha pasado?.- preguntó el hombre apurado al llegar junto a Hermione
- Ha sido culpa mía.- confesó Hermione abrazando a su amigo y comenzando a llorar
-¿Cómo que ha sido tu culpa?.- preguntó el hombre
- Yo me iba y ella intentó detenerme
entonces
se tropezó
y
y
cayó.- trató de explicar la mujer
-¿Cómo está? ¿Dónde está?.- preguntó Harry aún confundido
- En intensivos.- dijo la chica soltando a Harry - No he sabido más.-
- Ya regreso.- dijo Harry avanzando por el pasillo y perdiéndose
Hermione convocó un patronus con dificultad para avisar a su familia que Ginny estaba mal y que no se movería hasta saber que la pelirroja estaba bien.
De respuesta había recibido un furioso tigre que reclamaba por el viaje y le regañaba. -Lo siento Miles, les alcanzaré ahí, en cuanto Ginny se ponga bien, no puedo dejarla así como así.- respondió al patronus y se quedó de nuevo en el sofá esperando por algún tipo de información que no se dio hasta las 4 de la mañana según su reloj muggle.
- Herm
- dijo Harry con suavidad a la castaña que se encontraba sola en la sala de espera
- Harry
en verdad lo siento tanto!!!.- dijo de nuevo la castaña a punto de llorar
- No pasa nada
ha sido un hermoso niño.- anunció el hombre feliz y abrazando a su mejor amiga
- ¿Enserio?.- preguntó Hermione algo incrédula
- Si.- rió Harry - Tiene el color de mi pelo.-
- ¡Felicidades!.- dijo la castaña emocionada
- Tienes que venir a verlo, todos los Weasley están con el.- pidió Harry, Hermione se quedó quieta y rígida. No enfrentaría a un cuarto lleno de personas que la odiaban y acababan de rechazarla obviamente
- Yo prefiero venir después Harry.- dijo Hermione triste
- No seas tonta, nada te va a pasar.- dijo Harry para alentarle
- Harry
no puedo, esto ha sido mi culpa, Ron lo ha dicho y todos deben estar odiándome.-
- ¿Ron?.- preguntó Harry - ¿Qué tiene que ver Ron?.-
- Ron y yo discutíamos cuando traté de irme y Ginny se levantó para ir tras de mí.- explicó Hermione un poco más tranquila
- ¿Qué hacían Ron y tú discutiendo en mi casa?.-
- Nos topamos.- mintió Hermione suponiendo que Ginny no le había contado nada y para no meterla en problemas. Harry se quedó en silenció, había algo que no le cuadraba.
- Entonces buscaré un lugar para descansar un rato y después vengo a ver a Ginny.- dijo la castaña tratando de sonreír
- Nos vemos al rato Herm.- dijo Harry dando un abrazo fuerte a la chica
- Me gustaría hablar con Hermione Harry.- dijo la señora Weasley interrumpiendo el abrazo
- Se la dejo, vuelvo a ver a James.- Sonrió Harry y se fue
- ¿Cómo has estado Hermione?.- preguntó la Señora Weasley para iniciar una conversación - Ron me ha contado que trabaja contigo.-
- Bueno, nosotros trabajamos para los hipogrifos de Inglaterra, estamos construyendo su edificio oficial.- respondió educadamente la joven
- Quería agradecerte por traer a Ginny tan rápido acá, Ron no reacciona rápido y no sabemos que podría haber pasado.- dijo la mujer pelirrojas que ahora tenía algunas canas
- No es nada, solo había que protegerlos.- respondió la castaña sumamente incomoda
- Hoy no estoy para formalidades
- dijo Molly - No entiendo por que te fuiste y dejaste a mi hijo tan súbitamente, no lo perdono tampoco por que el sufrió mucho y lo último que quiere una madre es ver sufrir a sus hijos
pero no soy nadie para juzgarte y realmente quiero decirte que has sido un estúpida y has perdido lógica y cordura al actuar como actuaste, pero le has salvado la vida a James y a Ginny; eso es algo que no puedo olvidar, las puertas de la madriguera están abiertas nuevamente para ti y nadie va a hacerte caras ni a regañarte.- finalizó la señora Weasley.
- Gracias.- dijo la señora Weasley algo confundida y apenada
- Ahora deja todo ese orgullo y miedo atrás y ven a conocer al pobre James que no se tiene la culpa de nada.-
Hermione solo siguió cabizbaja a la señora Weasley y al llegar a la habitación la tensión se hizo evidente
- ¡Hermione!.- dijo Ginny lo más alto que le permitió el cansancio
- Buenos días.- dijo Hermione generalmente para después dirigirse exclusivamente a la mujer que estaba acostada en la cama situada en el medio de la habitación - Ginny ¡Felicidades!.- dijo con una sonrisa y abrazando la pelirroja - Harry me ha dicho que es cómo el.-
- Si, bueno tiene el cabello, pero ya veremos los ojos de quién saca.- bromeó la mujer viendo a su marido
- ¿Y dónde está el bebé?.- preguntó Hermione tratando de no voltear a ver al grupo de los pelirrojos y recibir una lluvia de hechizos.
- Se lo acaba de llevar una sanadora.- dijo Ginny algo cansada
- Es mejor, ha sido un día muy cansado.- dijo una voz que Hermione reconoció como la del señor Weasley
- Hay más de uno que debe descansar por un buen rato.- dijo la señora Weasley a sus hijos menores
- Si, vamos a la madriguera a avisar a toda la familia que Gin está bien y a celebrar.- dijo George
- Nada de eso, a tendremos tiempo de avisar a todos cuando hayamos descansado.- dijo Molly con un bostezo
- Ni modos Harry
- dijo al hombre de la cicatriz ahora desaparecida - Tú serás el único que no dormirá hoy, mañana y hasta que tu hijo cumpla 10.- bromeó animado
- No le des tantos ánimos George
deberá tener mínimo 11 y si sale cómo ustedes no creo que vuelva a dormir.- dijo el señor Weasley
El ambiente de la habitación era muy alegre, todos charlaban reían mientras Hermione se mantenía sentada junto a Ginny y evitando mirar a todos a los ojos. Su móvil sonó sorprendiéndola y haciéndola salir de la habitación rápidamente.
- ¿Bueno?.- contestó al chica con voz de cansancio
- No llegarás.- sentenció la voz de Miles al otro lado del teléfono
- Aún estoy en Sn, Mungo.- dijo la mujer apartándose de la puerta
- No sabía que a Sn. Mungo llegara la señal de teléfono.- soltó Miles sarcásticamente
- Yo tampoco lo sabía, me ha sorprendido.- respondió Hermione dócil
- ¿Ya has visto la hora?.- preguntó Miles enojado
- Si.- respondió la castaña firme - ¿Se ha despertado Natalie?.- preguntó
- Si, la está arreglando tu madre.-
- Comunícame con ella por favor.-
Después de gritarle a la pequeña que su madre le llamaba la pequeña corrió y agarró el móvil de Miles
- Hola mami.- dijo la pequeña aún somnolienta
- Hola cariño, ¿Lista para regresar a casa?.- preguntó la mujer
- Si, ¿ya vienes?.-
- No cariño, he tenido unas complicaciones y no podré viajar con ustedes hoy
pero te prometo que estaré contigo en Navidad.-
- ¿Dónde estás mami?.- preguntó de nuevo la pequeña
- En el hospital, cuidando a una amiga
escucha, quiero que le enseñes todo a los abuelos y seas obediente mientras yo no estoy
¿Lo prometes?.- preguntó Hermione casi con un hilo de voz
- Si mami, te amo.- dijo la pequeña
- Yo igual te amo Natalie, dale muchos besos a los abuelos y pásame a Miles.- se despidió Hermione.
- Entonces no vas a llegar.- dijo Miles realmente enfadado
- No Miles, les veo ahí.- hubo un silencio incomodo con el cuál Hermione decidió cerrar la charla.- entonces nos vemos ahí.-
- Bien, diviértete con Weasley.- soltó Miles con sarcasmo
- Miles, sabes perfectamente que yo no
- Hermione no terminó, se había dado cuenta que el hombre cortó la llamada. Guardó el móvil y entró de nuevo al cuarto dónde todos los Weasley estaban.
- Ya nos vamos.- dijo el señor Weasley haciendo que todos se levantaran y comenzaran a despedirse de los nuevos padres.
- Hermione, ven con nosotros.- pidió la señora Weasley a la castaña
- No Sra. Weasley
no quiero dar molestias y ustedes ya están muy ajetreados con todo lo que ha pasado en
-
- No seas testaruda, ambas sabemos por qué no quieres ir a casa con nosotros, pero te aseguro que todos van a portarse bien.- interrumpió Molly Weasley guiñando un ojo
- En verdad yo no quiero dar molestias.- dijo la castaña
- Entonces te echaré un imperios para que vayas.- dijo Seria Molly. Hermione se limitó a sonreír y fue a despedirse de Ginny para después desaparecerse con todos los pelirrojos.
Llegaron a la madriguera; estaba diferente, era más grande y la habían redecorado, pero en la cocina aún se llenaban las paredes con los dibujos que los Weasley habían hecho de pequeños.
- Te voy a llevar a tu cuarto, la casa ha tenido algunos cambios desde que Ron entró a los Hipogrifos y ahora tenemos cuartos de huéspedes.- Comentó la matriarca Weasley feliz mientras conducía a Hermione automáticamente por las escaleras hasta llegar al segundo piso - Bueno, éste es tu cuarto, nos vemos al rato, cuando despiertes.- se despidió Molly bajando.
El cuarto era amplio, tenía una cama matrimonial, un clóset y un baño, Hermione se dirigió al baño sin dudarlo y se metió a la ducha mientras con un hechizo lavaba la ropa y la secaba. Al terminar se metió a la cama y entró en un profundo y extraño sueño que implicaba a Miles y a Ron, ambos reclamándole por jugar con los dos y peleándose por Natalie, todo se tornaba borroso y aparecía ella sola en un cuarto totalmente vacío y oscuro sentía que algo le oprimía el pecho y súbitamente despertó; La cama estaba revuelta pero ella aún estaba tapada, lentamente se levantó y fue al baño a lavarse la cara y vestirse para después bajar a la cocina.
- Buenos días.- saludó un alto pelirrojo haciendo que la pelirroja diera un brinquito del susto - Bueno, se que he quedado feo después de la batalla final, pero nadie me lo había hecho notar.- dijo un bromista George provocando una sonrisa en la castaña
- Vaya que has quedado feo, ya no hay necesidad de desgnomizar el jardín, basta con que te vean para que salgan corriendo.- bromeó Charlie Weasley entrado también a la cocina
- Supongo que es de familia eso de quedar feo, solo basta con mirarte.- respondió George
- Bueno Hermione, tu eres la mujer acá
dinos, quién es el más feo.- pidió Charlie
- Charlie, Charlie, mayor que yo pero más bruto
es obvio que para Hermione el más feo es Ron, y por eso lo dejo colgado, por que está bien pinche feo.- bromeó George arrancando otra sonrisa de cara de su hermano pero borrando la de Hermione
- Todos son igual de guapos.- dijo tímidamente Hermione tratando de cambiar la conversación - ¿Dónde está su madre?.- preguntó
- Ha ido a ver a Gin.- respondió Charlie sentándose en la mesa y acercando una taza de té frío con la varita
- Igual yo iré a verla.- dijo la castaña
- No tan rápido, deja que la abuela Weasley disfrute a su nieto por que si no cuando regrese a la casa nos va a estar molestando a todos, será mejor que te sientes y tomes algo
come y después consideraremos la idea de dejarte ir a liberar aquel espíritu maligno que suele poseer a mi madre.- dijo George jalando a la castaña y sentándola en la mesa
- Ya cállate George, has sido más aburrido que todos los discursos del ministerio.- regañó Charlie con cara de fastidio
- Hay si, tu muy inteligente
-
- ¿Qué hay de desayunar?.- preguntó Hermione interrumpiendo para desviar la atención de nuevo
- Bueno de hecho a es hora de la comida.- dijo Charlie mirando su reloj - no tardan en llegar.- Dijo el mayor de los pelirrojos viendo hacia la puerta
- ¿Quiénes?.- preguntó la mujer con interés
- Papá, Percy, Ron, nosotros, tú y quizá algún colado que traiga papá.-
- Si, cuando mamá no está Polly cocina, aunque no lo hace igual, delicioso, pero no igual.- dijo George refiriéndose a su elfina domestica
- Buenas tardes familia.- saludó un alegre Arthur Weasley entrando por la puerta de la cocina como ya era costumbre
- Hey pa, ya viene Percy?.- preguntó George
- Si, trae a Ron
vamos a comer.- dijo el señor Weasley sentándose y pidiendo a Polly que sirviera la mesa, al instante los platillos aparecieron en el lugar de cada miembro a la mesa y solo esperaron ver a Ron y Percy entrar para comenzar a comer.
Ron se había sentado al lado opuesto de Hermione y ambos habían comido con las cabezas bajas queriendo evitar todo tipo de contacto visual, una por la pena y remordimientos y el otro por el coraje y es deseo de volver a abrazar a esa chica que lo volvía loco y más estando a un piso de distancia.
Después de la comida Hermione acompañó a los Weasley a ver a Ginny y James para quedarse un rato y dejar a la señora Weasley descansar. El bebé en verdad era mono, aún no veía claramente, Hermione lo sabía pero ese par de grandes ojos engañaba a cualquiera haciendo jurar que le veían y querían jugar. Ginny se iba recuperando bien, aún no entendían por que no podría salir del hospital hasta después de las navidades pero resignados habían decidido pasarla ahí, el Sn. Mungo lo mejor posible. Para las 8 de la noche la señora Weasley había aparecido nuevamente y había enviado a todos menos a Ron de vuelta a la madriguera.
El cerebro de Hermione inquieto daba miles de vueltas maquilando todo tipo de extraños pensamientos sobre lo que la señora Weasley le diría a Ron, o quizá solo quisiera separarlo de ella por que la consideraba peligrosa y nociva para su salud. Se preguntó si aquel lugar en la azotea aún existía y se dispuso a averiguarlo, subió lentamente las escaleras temiendo hacer algún ruido que le delatara, llegó al último cuarto, cuarto que le traía muchos recuerdos, hermosos pero ahora dolorosos. Con su manos derecha giró el picaporte y entró
olía a él, pero había cambiado, en lugar de los colores naranja que indicaban a un adorador de los Chuddley Cannons ahora estaban el gris, azul y plata colocados sutilmente en la paredes indicando un nuevo equipo al que adorar y deber respeto: los Hipogrifos.
Caminó despacio tratando de capturar todas las imágenes para no borrarlas de su mente y llegó a aquella ventana que había sido su puerta de escape al lugar más íntimo y secreto que ambos tuvieron, la abrió y esperó que la fresca brisa le golpeara la cara tratando de aclarar sus pensamientos y alejarla de ese lugar, pero no pudo, estaba tan dominada que salio al irregular techo y caminó encontrando lo que nunca creyó encontrar.
Ahí, oculto entre las chimeneas estaba ese montón de almohadas sobre el cuál se habían sentado tantas noches, las que se habían enterado de tantos secretos y habían sido cómplices de juegos de adultos en tan solo unos jóvenes, casi adolescentes. Se sentó apoyando la espalda en una de las chimeneas y sin poder entrar a aquel lugar. Ya había oscurecido, paseó sus manos por el pantalón y encontró su móvil, una estupidez creer que tendría señal
¿Qué le pasaba al mundo mágico?, ¡su teléfono tenía señal!. Ya no sabía si actuaba estúpidamente, solamente actuaba por sentir algo de apoyo
quizá se había atormentado tanto tiempo pensando que Ron no la quería que ya no sentía amor propio.
- Hola.- dijo la castaña sosteniendo el celular en sus manos
- ¿Qué pasó?.- preguntó Miles indiferente aunque Hermione sabia que estaba enojado
- ¿ Qué hay de nuevo?.- preguntó la mujer
- Todo bien.- contestó Miles cortante - ¿Quieres hablar con tu hija?.-
- Si por favor.- y acto seguido Miles dio el móvil a la pequeña
- MAMÁ.- gritó Natalie al teléfono y después riendo - Los abuelos han hecho tiendas de campaña en la cocina.-
- ¡Que bien cariño!.- dijo la mujer feliz de escuchar a su hija - ¿Está todo bien?.-
- Si, bien, comimos hamburguesas
¿Ya vas a venir mamá?.- preguntó la pequeña
- No cariño, aún no, no ha salido mi amiga.-
- Mami, tienes que venir, la abuela va a hacer galletas.-
- Suena delicioso, te prometo que estaré ahí para Navidad, ¿ya has pensado que pedir de regalo?.-
- Si, le he escrito a papá Noel.- hubo risas por parte de la pequeña - El abuelo se ha vuelto loco.-
- Bueno cariño, tienes que cuidarlo para que no se vuelva más.- dijo Hermione - Devuelve el teléfono a Miles, Te amo, recuerda portarte bien.- dijo cariñosamente
- Yo igual te amo mami, muchos besos.- dijo la pequeña y de nuevo escuchó las risas y los pasitos recorrer los corredores
- Ginny ya está mejor.- anunció la castaña al hombre detrás del móvil
- Que bien, supongo que ya vienes.- dijo Miles extremadamente seco
- Miles, ¿Estás bien?.- preguntó extrañada Hermione por tal comportamiento, nunca antes se había mostrado así Miles
- Si, ¿cuándo llegas?.- preguntó
- El 24 en la mañana supongo
¿seguro que estas bien?.- preguntó Hermione
- Si, ¿algo más?.- respondió Miles
- Si, te quiero, no te hagas extrañas conjeturas.- dijo la castaña tratando de solucionar el incomodo momento por el que atravesaba
- Si, igual, adiós.-y así finalizó por segunda vez una llamada con Miles, Hermione comenzaba a dejar de entender a aquel hombre que se había portado tan maravillosamente por años con ella y ahora era tan frío y duro como una piedra.
El tiempo pasó, la luna se levantó sobre la madriguera y la brisa sopló haciendo que la castaña sintiera un olor peculiar, los cojines no podían conservar el olor tanto tiempo y menos al aire libre.
- Supuse que estarías acá, no se por qué pero lo supuse.- dijo Ron sentándose junto a Hermione, ¿estaba siendo amable?
- Ni yo se que hago acá
supongo que la costumbre es fuerte o que la estática sigue atrayendo a los polos.- dijo Hermione sin voltear a ver a Ron
- Escucha
yo
no debí gritarte en casa de Ginny, no fue tu culpa.- trató de disculparse Ron, seguía siendo torpe cuando estaba con Hermione, por más seductor que se pudiese mostrar ante las otras ella aún le confundía las neuronas
- Está bien, fue mi culpa, no debí tratar de irme.-
- No Hermione, no fue tu culpa, fue mi culpa, de nuevo o empecé a gritarte
si no hubieras estado ahí
Ginny no estaría bien.- dijo sinceramente el pelirrojo temiendo estar demasiado cerca, el olor de su cabello era dirigido por el aire hacia sus pulmones nublando sus sentidos en el camino.
- Solo no podía dejar que pasara, todo está demasiado jodido.- lo último se le había escapado a la castaña, ¿Dónde estaba el giratiempo? ¿Por qué no le regresaban el tiempo?
- ¿A que te refieres?.- preguntó Ron
- Errores, finge no escuchar lo último.- pidió la castaña
El silencio los envolvió, tenían miedo de decir algo que incomodara al otro, rara vez un pájaro pasaba por el horizonte distrayendo las vistas fijas en las copas de los árboles.
Ahí iba, otro momento sentimental auspiciado por Ronald Weasley, Guardián de los Hipogrifos de Inglaterra
¿Porqué nunca había aprendido a impedir que sus pensamientos escaparan por su boca, después de todo podrían ser pelotas tratando de cruzar los aros.
- ¿Por qué te fuiste?.- preguntó el pelirrojo sin ver a la chica
-
No lo entenderías.- contestó Hermione después de un rato y fijando la mirada en el techo
- Ayúdame a entender.- pidió Ron tomando suavemente el rostro de la castaña por la barbilla para que le viera
-
No
puedo
- dijo Hermione tratando de contener las lagrimas aunque su intento fue en vano, una lagrima logró salir trazando un camino salado entre los ojos y la boca de la chica pasando por la mejilla.
- Si puedes.- dijo Ron para después besar lentamente la mejilla de la chica por donde había pasado la lagrima de la joven. Era salada, pero a el le parecía miel, separó sus labios y los bajó rozando todo aquel camino trazado con anterioridad hasta llegar a la boca de la chica.
Ahí estaban
de nuevo esos suaves labios le daban una cálida bienvenida, casi agradeciendo recibir aquellas caricias nuevamente. Ron movió sus labios, Hermione estaba inmóvil, temía moverse y aparecer sola en el techo y llorando como una estúpida. Un apretón más fuerte hizo que la chica entreabriera los labios dejando libre el paso al joven que con delicadeza besó esos labios internándose cada vez más en la boca de la chica y comenzando a juguetear con la lengua de ella que aún permanecía tímida.
Lentamente Ron puso una de sus manos en el cuello de la chica para atraerlo a el y apresurar el beso. Sabia que debía disfrutar cada segundo pero no podía, la necesitaba con urgencia, necesitaba sentir aquel cuerpo liviano sobre el suyo, sentir el calor que irradiaba y tocar hasta el ultimo centímetro de su piel para saber si realmente era ella.
Hermione se sentó sobre Ron quedando en una posición más comprometedora y provocativa para el pelirrojo le tomó el cuello con ambas manos y comenzó a mover las caderas acompasadamente encendiendo más al pelirrojo que rápidamente inició su tarea de explorar el cuerpo de la chica con las manos sintiendo cada curva, hueso y planicie que la formaban. Ninguno hablaba, solo se limitaban a continuar con su trabajo para satisfacer esa necesidad de pareja que habían dejado de sentir cuatro años atrás. No se dieron cuenta cuándo o cómo llegaron de nuevo a aquel lugar que los había cobijado guardando secretos de encuentros o platicas prohibidas, pero estaban ahí, de nuevo; en esas viejas almohadas que habían perdido algo de suavidad cosa que realmente no importaba mucho en esos momentos. Cuando ambos se hubieron despojado hasta de la última prenda el pelirrojo se colocó sobre la castaña mirándole fijamente a los ojos, pidiendo permiso para hacer algo que ya había hecho antes, pero que ahora sería diferente. Hermione le miró con deseo y asintiendo ligeramente por lo que enseguida Ron actuó.
Había sido una noche mágica nuevamente, ambos habían vuelto a sentir lo que siempre habían sentido pero por orgullo ocultaban, cuando terminaron, Hermione se acurrucó en el pecho de Ron que protectoramente la abrazó.
- Te amo.- dejó escapar Ron hacia la castaña que enseguida se levantó y le miró
- ¿Qué has dicho?.- preguntó
- Que te amo.- reafirmó el joven acercándose a besar nuevamente a la mujer que abrazaba
- Creo que estoy soñando.- dijo Hermione respondiendo al beso con una sonrisa a lo que Ron respondió con un pellizco en el glúteo izquierdo - ¡Ouch!.- se quejó Hermione
- No, definitivamente no estás soñando.- respondió Ron sonriendo
- Deberíamos entrar, comienzo a tener frío.- dijo Hermione
- No, quedémonos aquí.- pidió el joven haciendo aparecer un cobertor que los cubrió
- Gracias.- dijo Hermione acurrucándose de nuevo en el pecho de Ron. Ahí se quedaron toda la noche, hasta que sus ojos se cerraron.
Cuando el sol le pegó de lleno en la cara abrió lentamente los ojos para percatarse que estaba sola en su cuarto, acostada en la cama y con el pijama puesto. ¿Qué había ocurrido anoche? Lo sabía, todo era demasiado hermoso para ser verdad, Ron no había estado con ella pensó, había sido un sueño. Pero
¿realmente había sido una sueño?... ¿Cómo podía estar tan segura?.
La confusión se apoderó de ella y al mismo tiempo un sentimiento de ira y frustración, ¿qué había pasado? Necesitaba ver a Ron, saber como se comportaba. Se levantó de la cama y fue cuando se dio cuenta
ahí en la mesita de noche había una lily, la tomó y la olió olía a él, ¡había sido verdad! Ron le había dicho que la amaba mientras miraban las estrellas. Con una enorme sonrisa se metió al baño; después iría a hablar nuevamente con el pelirrojo, quería besar nuevamente esos labios y que la aprisionara entre sus brazos.
- Harry, aún no creo lo que pasó.- confesó el pelirrojo a su mejor amigo cuando estuvieron a solas en un pasillo de San Mungo
- Lo que me sorprende es que ambos se hayan dejado de lado el orgullo.- dijo Harry sonriente
- Vamos, sabes que no era por orgullo, ella comenzó todo.- se quejó el pelirrojo otra vez
- Ya cállate Ron, vas a terminar arruinando todo de nuevo.- dijo Harry para que el pelirrojo se callara de una buena vez - Ahora solo te queda algo en que pensar.-
- ¿A qué te refieres?.- Ron suponía la respuesta, pero al igual que de pequeño detestaba pensar que un Boggart saldría debajo de su cama, odiaba recordar que Hermione tenía a un trol de más de 1.80 de estatura y cabello pelirrojo al igual que él
- A Miles, Hermione anda con él, tú me lo has dicho.- dijo Harry
- ¡Por Merlín Harry!, tenías que recordar eso y terminar con el momento feliz.-
- No es por terminar el momento feliz, pero se supone que Hermione anda con él y tiene una hija de él, ya no solo se trata de ustedes dos.- dijo el trigueño tirando el bote de jugo de calabaza que había comprado unos minutos antes
- ¿Me estás diciendo que se supone?... ¿con eso tratas de decir que Hermione ha andado con otros?.- preguntó Ron incomodo, si la respuesta era positiva definitivamente se saldría de sus casillas
- No, no
es solo que son diferentes, aún no la conoces
olvida lo que dije, suelo decir cosas sin sentido yo
- balbuceó Harry notando algo de incomodidad en Ron
- ¿Qué quisiste decir exactamente?.-
- Nada, será mejor que regresemos con Ginny, podría necesitar algo y además quiero ver a James.- Harry se dio la vuelta y escapó lo más rápido que pudo, no quería meter la pata ahora que esos dos estaban llevándose bien de nuevo.
- Hermione, que bueno que te has despertado.- dijo Molly a forma de saludo cuando la castaña se apareció en la cocina
- Buenos días.- saludó Hermione y se quedó parada bajo el marco de la puerta
- No te quedes ahí, entra
ahí está tu desayuno.- dijo la mujer que estaba parada frente al fregadero y con la vista paseando por el patio trasero de la casa
- Gracias.- dijo Hermione obedeciendo y comiendo lo que le habían servido
- Todos han ido a hacer sus cosas, insistí en quedarme con Ginny pero Ron me ha obligado a venir a descansar.- habló Molly sin quitar su vista del patio mientras lavaba los trastes
- Si, usted tiene que descansar, se ha pasado mucho tiempo ahí cuidando a Gin y James.- dijo Hermione - Será mejor que suba a descansar.-
- Aún tengo muchas cosas que hacer acá en la casa, ahora que regresan todos tengo que preparar las cosas.- dijo la madre de los pelirrojos entre feliz y cansada
- No se preocupe, yo le ayudaré.- dijo Hermione - Puedo cocinar y limpiar la casa, ya me he acostumbrado asi que no tengo problema alguno asi que sugiero que suba, se dé un largo baño relajante y después duerma, le aseguro que todo va a estar en orden cuando despierte.- Sonrió la castaña al hacer el ofrecimiento, se sentía más cómoda ayudando en la casa y haciendo cosas que quedándose parada ahí sin hacer nada y sintiendo las incomodas miradas.
- No, eso es mucho quehacer para ti querida.- dijo la señora Weasley sin despegarse del fregadero
- No, no lo es
insito, vaya a descansar.- pidió Hermione y después de unos cuantos minutos de hablarlo la señora Weasley cedió y cansada subió a relajarse y dormir.
Para la hora de la comida la mesa estaba servida y el primer piso recogido, había sido bastante, había que admitirlo pero con la ayuda de la magia Hermione había logrado limpiar mientras hacía una deliciosa comida completa que incluía sopa, ensalada, puré de patatas, un guiso y postre, sin olvidar el jugo de naranja que había hecho y enfriado.
7 pelirrojos, una castaña y un trigueño se habían sentado a comer cómo en los viejos tiempos; charlaban, bromeaban y pasaban un buen rato mientras señalaban lo bien que había cocinado Hermione.
La joven se sentía a gusto, cómo si siempre hubiese pertenecido ahí, y de hecho así había sido hasta que ella por sus temores sin fundamentos se había marchado. Ron sonreía y no hacía comentarios sarcásticos por primera vez, sin embargo no había hablado abiertamente con la castaña y le había estado evitando la mirada.
- ¿Quién lavará los platos?.- preguntó animada la señora Weasley al terminar la comida a lo que varios yo no se escucharon alrededor de la mesa
- Yo.- se ofreció Hermione mientras la señora Weasley nuevamente ponía cara de protesta
- No querida, tu no lo harás, suficiente tienes con haber hecho todo lo que hiciste, Ronald y George, ustedes dos lavarán los trastes y recogerán la cocina.- ordenó la matriarca sacando muecas de inconformidad por parte de ambos jóvenes
- Harry, quiero ir con tigo a ver a Ginny.- pidió Hermione cuando el trigueño se levantó de la mesa
- Claro, por mi no hay problema.- dijo el hombre y esperó a la castaña para después ir al hospital.
El pequeño James dormía placidamente en los brazos de su madre que al ver a la castaña sonrió ampliamente y le pasó al bebé.
- Está precioso.- dijo la castaña mientras le miraba fijo
- Claro, se parece totalmente a su padre.- dijo Harry sonriendo y Ginny le lanzó un beso
- Cariño, muero de hambre, ¿podrías por favor traer algo de comida de casa de mi madre?.- preguntó Ginny con la intención de alejar a Harry por un buen rato
- Ha cocinado Hermione asi que no creo que quieras comer.- dijo Harry a forma de broma
- Con más razón, anda vete y si te pierdes no te preocupes, Hermione se queda con migo y te aseguro que me cuidará.- después de esta bastante obvia petición Harry había accedido a ir de regreso a la madriguera por largo rato - Ahora si, dime que es lo que ha pasado que mi hermano ha estado sonriendo cómo bobo toda la mañana.- pidió Ginny
- ¿A qué te refieres?.- fingió Hermione demencia
- No te hagas Hermione, Ron no se ha quejado ni un segundo de ti y hasta ha hecho todo con gusto, lo único que le faltaba era cantar mientras levitaba.- dijo la pelirroja
- Ginny
- Hermione no sabía que decirle, era difícil decirle a Ginny que había tenido un encuentro del tercer tipo con Ron, más aún con todo lo que había detrás
- Si tomo eso cómo la primera vez que te quedaste callada cuando pregunté por él debo decir que espero hayan tomado precauciones.-
- ¡Ginny!.- se quejó Hermione - No tienes que decirlo así, y aún tengo que preguntarme cómo rayos intuyes eso.-
- ¡Entonces es verdad!.- dijo la pelirroja con tono de triunfo
- Sí, sí lo es.- admitió la castaña poniéndose roja como un tomate - Tuvimos alzó así como una reconciliación, la verdad no estoy segura que significó para él.-
- No puedo creer que aún te sonrojes.- dijo Ginny viendo divertida a su amiga
- ¡No te burles!.- dijo Hermione entre dientes para no despertar a James
- ¿Qué sentiste?.-
- ¡Ginny!, no te voy a decir nada más.- apuntó Hermione seria
- De acuerdo, solo espero que abras bien los ojos y te des cuenta de todo lo que está pasando y dejes a aquel hombre que está contigo para ser feliz con mi hermano.- dijo Ginny tratando de hacer decir a Hermione la verdad sobre la relación entre su hija y Ron
- Si Gin, yo lo se
ahora por favor cambiemos de tema y cuéntame bien que ha hecho este pequeño todo el tiempo
-
- Harry, necesitamos hablar.- dijo Ron a Harry cuando lo vio llegar nuevamente a la madriguera
- ¿Qué pasa Ron?.- preguntó Harry mientras sacaba trastes del frigorífico
- Es sobre Hermione.- apuntó el pelirrojo
- ¿Qué ha hecho Hermione esta vez?.-
- No es solo sobre ella, también tiene que ver con migo.- dijo Ron apenado
- No me digas que se pelearon de nuevo.- dijo Harry preparando sus barreras emocionales
- No , al contrario, nos acostamos.- dijo Ron rápidamente; Harry escupió el jugo que tenía en la boca y después de recuperar la compostura habló:
- ¿Tu y Hermione?.-
- Si, ambos.- respondió Ron
- ¿Cómo a sucedido?.- preguntó Harry sin creerlo completamente
- No lo se, solo recuerdo lo que pasó y lo que nos dijimos.- respondió Ron asegurándose que nadie más que Harry estuviese escuchando
- No se que decir, comenzaba a creer que ustedes dos se odiarían por el resto de sus vidas.- confesó Harry
- No se que hacer, no se si hablar con ella, quedarme callado, darle detalles
-
- No vayas a hacer algo estúpido, búscala, hablen, aclaren bien las cosas.- interrumpió Harry el escuchar las inseguridades de su mejor amigo
- ¿Crees que eso sea lo mejor?.- preguntó Ron aún no muy seguro
- ¡Por supuesto que lo es!.- contestó Harry firme - Dale una sorpresa hoy, no se
algo a la hora de la cena, un paseo
recuerda lo que le gustaba y ponlo en práctica.- sugirió Harry sonando como todo un experto
- Necesito que me ayudes.- pidió Ron - quiero hacer algo especial
retén a Hermione prometo ir por ella en la noche.-
- De acuerdo, pero hazlo bien, no metas la pata.-
- No lo haré, solo no dejes que se aparte ni un segundo de San Mungo.- dijo Ron comenzando a pensar todo lo que haría
- Bueno, no lo haré
Ahora me voy, por que tu hermana tiene hambre y me ha enviado a buscar todo esto.- dijo Harry a forma de despedida y con varios trastes de comida en las manos.
- Harry, me voy.- anunció Hermione poco antes de las seis de la tarde - Quiero ayudar a la señora Weasley con la cena.-
- No Herm, Ginny necesita más compañía y tu eres buena para eso, además James está dormido.- dijo Harry tratando de retener a la joven
- Ginny tampoco tarda en tomar una siesta... y Harry, ¿qué tiene que ver que James esté dormido?.- preguntó Hermione viendo extrañada al marido de la pelirroja
- Que podría despertarlo con tu ruido al desaparecerte.- dijo Harry como si fuese lo más obvio del mundo
- ¿Te sientes bien Harry?.- preguntó Hermione
- Si, pero no te puedes ir, necesito tu ayuda.- dijo Harry viniendo a Ginny
- Amor, no creo que debamos retener a Hermione, yo estoy perfecta y James está dormido, tú puedes hacerte cargo de ambos.- dijo Ginny tan extrañada como Hermione
- No, es que yo igual podría dormirme, digo, no quieres que tu hijo se ponga a llorar por que nosotros estamos dormidos y se cree frustraciones, ¿no? Es muy joven aún, podría terminar siendo como Snape.-
Ambas mujeres rieron al mismo tiempo sorprendidas por aquel pensamiento
- Harry, te prometo que mi hijo no va a ser cómo Snape, y si llora nos despertará.-
- ¿Y si no nos despertamos rápido?.-
- Ok Harry, ya basta, me quedaré pero tu lavaras todos los platos de la cena para ayudar a la señora Weasley.- cedió Hermione
- Lo prometo.- dijo Harry resignado y pensando en pasarle la factura a Ron
Ahí estuvieron hasta que tres horas después Ron apareció haciendo que el trigueño agradeciera a Merlín poder ir a tomar una buena cena
- Harry dice mamá que puedes ir a comer.- dijo el pelirrojo
- Gracias.- dijo Harry despidiéndose de los presentes y desapareció
- ¿Y ahora que le ha picado?.- preguntó Hermione
- No tengo la menor idea, pero se ha olvidado por completo de su retoño y su esposa.- dijo Ginny viendo el moisés que tenía a un lado de la cama
- Si, bueno espero a que regrese para irme.- dijo Hermione regresando al sofá.
Ron vio a su hermana tratando de pasarle lo que pensaba, pero evidentemente no funcionó
- ¿Ron tú no te sientas?.- preguntó Ginny y su hermano asintió con la cabeza y fue a sentarse junto a Hermione, estaban muy cerca, Ron moría por rodearla con los brazos pero no podía, que tal si su hermana no sabia nada - Ron, se lo que se traen ustedes dos, no tienes por que portarte como un bobo.- dijo Ginny como si ahora si le leyera la mente a su hermano
- Bueno, entonces déjame decirte que me tengo que robar a esta joven.- dijo Ron levantándose del sofá y jalando a Hermione
- Pero Harry no ha vuelto.- se quejó Hermione
- No importa Ginny va a estar bien.- dijo Ron, y sin dar tiempo de protestas rodeo a Hermione con sus brazos y la pegó a el para desaparecer
- Ron, no debimos dejar sola a tu hermana.- se quejó Hermione antes de poder ver en donde se encontraban
- Bueno, no podía dejar que nuestra cena se enfriara, prepararla me ha costado.- bromeó Ron mientras veía complacido los gestos de Hermione al ver aquel pequeño claro de bosque cubierto por las altas copas de los árboles lleno de lucecitas blancas y doradas flotando por el lugar, una mesa estaba en el medio con tres velas en el centro y dos platos servidos y acompañados por champagne.
- ¿Todo esto lo hiciste solo?.- preguntó Hermione apretando la mano de Ron
- Si, pensé que te gustaría tomar la cena fuera.- dijo Ron
- Si, es genial, ¿pero a donde te has llevado la nieve y el frío?.- preguntó Hermione al darse cuenta de aquel detalle
- Creo que la pregunta correcta sería a donde te he llevado a ti.- dijo Ron con la voz ronca un guiño a la castaña, la condujo a la mesa y como todo un caballero le corrió la silla, después se sentó y comenzaron a cenar pechugas marinadas con vino blanco y cubiertas con salsa de champiñones acompañadas de pasta a la crema y guarnición de verduras.
- Hermione quiero olvidar lo pasado y comenzar de nuevo contigo.- dijo Ron para demostrar a la castaña cuanto le quería
- Ron, no somos los únicos, afectaríamos a otras personas.- respondió Hermione
- Bueno, podemos encontrar la forma de no afectar a esas terceras personas, no tengo problema alguno con tu hija.-
Ron había tocado la fibra, ese era el punto intocable en las conversaciones, también era hija de el pero no se lo había dicho, y no sabía como se lo diría sin hacer que explotase, no sabía si iba a explotar, solo eran suposiciones pero como siempre su cabeza estaba llena de rutas trazadas con posibles consecuencias y se empeñaba en mantener las negativas al principio.
- No hablemos de eso ahora
- pidió Hermione - La cena ha estado deliciosa, ¿que hay de postre?.- preguntó para cambiar la conversación
- Me parece que castaña con chocolate.- dijo Ron guiñándole un ojo a Hermione y haciéndola sonrojar
- ¿Qué te parece si pelirrojo a la crema?.- preguntó Hermione provocándole una sonrisa, Ella sabía que solo se comportaba asi con él y eso no cambiaría nunca, nadie le inspiraba más confianza.
Ron se levantó y fue hacia Hermione, la tomo de la mano y la apartó de la mesa.
- Primero me gustaría bailar.- pidió Ron pasando un brazo sobre la cintura de la chica y su mano con el otro
- Le concedo esta pieza señor Weasley.- dijo Hermione y apoyó su cabeza en el pecho del joven, la melodía de fondo era suave, les hacia llevar pasos acompasados y se fueron perdiendo lentamente
- Te amo.- susurró Ron al oído de la joven que se estremeció al sentir el calido aliento en su oreja. Hermione alzó la vista para verlo y se fundieron en un largo y dulce beso. La brisa del bosque se perdió y el ruido también, cuando abrieron los ojos se encontraban en la habitación de Ron, algunos pasos se escuchaban escaleras abajo indicando que aun estaban despiertos por lo cual no debieron tardar mucho cenando
- Muffiato.- susurró Hermione apuntando a la entrada del cuarto de Ron y continuó con el beso.
Ron la guió por la habitación hasta llegar a donde se encontraba la cama y lentamente la acostó, se sacó el sweater y lentamente desabrochó los botones del de la castaña
- Siempre te ha gustado ponerme difíciles las cosas.- dijo Ron luchando con los botones
- Se pone más interesante y vale más la pena.- dijo Hermione tirando a Ron y colocándose sobre el, se sacó el sweater y comenzó a besar el torso del chico de abajo hacia arriba para terminar perdiéndose en su boca.
Ron apuró las cosas y volvió a colocar a la chica bajo el, se quitó los pantalones y arrancó los de la chica. A esas alturas la cama ya estaba toda revuelta y sus cuerpos se enredaban en las sabanas. Después de haberse quitado hasta la ultima prenda de ropa Ron tomó a Hermione por la cintura y la volvió a poner encima de el
- Tu puedes manejar eso.- le dijo con una picara sonrisa y la chica comenzó a moverse.
Terminaron exhaustos, habían tomado todo lo que necesitaban del otro y sin mucho pensarlo se durmieron abrazados, el golpe de realidad le había llegado a Hermione, al día siguiente tendría que volver con Miles, Natalie y sus padres, y no sabía cómo hacer que la culpa no se notase, la invadía completamente y sabía que le provocaría una mala pasada.
Ron se había despertado desde hacía varias horas, observaba quieto a Hermione que dormía entre sus brazos sentía su calor invadirle, eran más de las 10 y el movimiento en la casa no había parado, eso lo decían los ruidos constantes, pero al parecer nadie había querido despertar a los dos que faltaban, quizá sospechaban, a lo mejor habían sido muy obvios y todo el mundo lo sabía pero aún asi no se quería mover ni despertar a esa ninfa que le hacia sentir tan bien. Cerró los ojos y suspiró, aquel suspiro fue lo bastante profundo como para llenar el pecho del chico y hacer que la castaña se despertara por aquel movimiento.
- Buenos días.- sonrió Ron a aquel par de ojos color miel que le adornaban la cara a Hermione
- Buenos días.- saludó la chica sonriendo y sin despegarse de Ron - ¿Qué Hora es?.- preguntó
- 10:24.- anunció Ron y sintió a la castaña tensarse - No te levantes, es muy temprano.- pidió Ron queriendo tenerla asi por siempre
- Es 23, tengo que irme.- dijo la castaña con profunda tristeza
- Pero aun nos queda tiempo.- dijo Ron
- Si, algo.- respondió Hermione - Aún debo empacar.-
- Dame una vez más.- pidió Ron acariciando la espalda de la castaña.
Hermione no respondió con palabras, la mirada lo decía todo y Ron comenzó nuevamente aquel juego que solo los adultos podían jugar sin ser juzgados, pero esta vez era diferente, aquellos dos adultos podían ser juzgados y castigados, por lo que debían hacer las cosas valer la pena, esa vez seria lo más lenta posible, permitiéndole a los dos saciar sus deseos y esperar hasta que pudiesen tener un próximo encuentro.
- Me ha dado mucho gusto que hayas venido con nosotros como en los viejos tiempos.- dijo la señora Weasley cuando la castaña se despedía después del almuerzo
- A mi también Sra. Weasley, extrañaba la madriguera.- confesó Hermione abrazando a la mujer
- Esperamos que vuelvas pronto.- dijo el Sr. Weasley dando un abrazo a la joven
- Muchas gracias, volveré pronto para saber como van Ginny y James.- dijo Hermione terminando de abrazar a George
- No se te vaya olvidar.- dijo Harry amenazando a su amiga
- No, pero tú tienes que enviarme noticias.- respondió la castaña sonriente.
Había llegado el turno de Ron, Hermione le tendió amistosamente la mano fingiendo no haberse reconciliado
- Espero que te vaya muy bien Ronald.- dijo Hermione seria
- Igualmente.- dijo Ron con indiferencia
Harry sabia perfectamente que ambos fingían, que una noche anterior habían hecho más que hablar y que podían salvar su futuro si tan solo alguno de ellos dos no metiera la pata.
Después de haberse despedido de todos la castaña tomó su pequeña maleta y se la colgó al hombro para después desaparecer sonriendo.
Apareció en un recibidor que dejaba ver la cocina al final del pasillo y a una pequeña en una silla haciendo algo apurada, volteó a verle y el pequeño rostro se iluminó.
- Maaaaamáááááááá.- gritó la pequeña Natalie saltando de la silla sobre la cual estaba apoyada para salir corriendo a los brazos de su madre
- ¡Mi amor!.- dijo Hermione orgullosa y feliz por ver de nuevo a la pequeña de ojos azules que corría hacia ella. Natalie llegó a su madre y se tiró a sus brazos, Hermione le abrazó y la cargó para ir a la cocina de nuevo
- Estaba dibujando.- declaró orgullosa la pequeña
- ¡Que bien mi amor!.- dijo Hermione dando un beso a su hija
- Jane.- dijo su madre al verla
-Hola Madre, ¿Cómo te ha ido?.- preguntó La castaña dando un beso a su madre - ¿Dónde está papá?.-
- Tu padre ha salido con Miles.- declaró la Sra. Granger - Se han ido a comprar no se que cosas.-
- Que bien.- declaró Hermione
Ambas mujeres se quedaron platicando y apapachando a la pequeña mientras llegaban los otros dos hombres.
- ¿Por qué se han portado cómo dos desconocidos esta mañana?.- preguntó Harry a su pelirrojo amigo cuando practicaban Quiddittch en la tarde, ese deporte liberaba a Harry de todo estrés
- No lo sé, solo lo hemos hecho, supongo que eso es lo que debimos hacer.- contestó Ron atajando la quafle
- Ahora resulta que el imparable Weasley se ha vuelto el viejo Ron de Hogwarts.- bromeó Harry recibiendo la quafle
- No entiendo
además ella es la que tiene pareja y no podemos hacer nada.- dijo Ron algo inseguro
- ¡Por merlín Ron! No te das cuenta que si ambos se siguen queriendo deben tratar de salir adelante?, no vuelvas a ser como en Hogwarts, saca ese lado casanova que te salió cuando la chica te dejo y de una vez por todas has que regrese con tigo
no es más difícil que eso.- regaño Harry al pelirrojo que desde algunos segundos atrás solo flotaba con la escoba
- ¿Crees que eso sea suficiente?... a veces pienso que esa chica es muy complicada para mi, simplemente es demasiado.-
- No Ron, son el uno para el otro, deja todas tus inseguridades y actúa.- dijo Harry de nuevo haciendo que la mente del pelirrojo entrara en una batalla de pensamientos.
- ¡Jane!.- saludó alegre el Sr. Granger cuando vio a su hija en la casa - Que bueno que ya has llegado, Natalie te extrañaba mucho y nosotros también.- dijo entrando a la casa y subiendo las escaleras enseguida - No dejes que Natalie venga hasta que yo baje, podría desilucionarse.-
Miles se quedó en el umbral de la puerta, observando a la castaña que también le observaba esperando la reacción de aquel hombre que sonaba enojado las ultimas veces que habían hablado por telefono. Al final Miles rompió el incomodo espacio y rodeó a Hermione en un abrazo
- Te extrañé.- susurró el hombre al oido de la mujer que había correspondido el abrazo pero que realmente ya no lo sentía como lo había sentido dias antes, ahora ese hombre era como un desconocido, había sido agresivo y se había puesto celoso y posesivo sin razón, aunque horas después la razón había llegado. Hermione se sentía culpable, sucia y traicionera por haberse relacionado con Ron nuevamente mientras comenzaba algo con Miles; el hombre que la había apoyado desde que ella había tomado la decisión de dejar a Ron
pero Ron tampoco se tenía la culpa, ahora sabía que él la hubiese apoyado incondicionalmente, pero por sus miedos y el querer dejar que el pelirrojo Weasley triunfara se fue y todo lo que le había pasado se lo había provocado ella y solo ella tenia que tomar sus decisiones para saber que pasaría después.
- Yo igual.- mintió la castaña soltandose del abrazo, Miles le tomó la mano y le llevo a la sala donde la Sra. Granger y Natlie veían un programa para niños.
- ¡El abuelo!.- gritó la pequeña levantandose de un brinco del sillón corriendo a buscar a su abuelo
- No
- interceptó Miles - Usted jovencita no puede salir de acá hasta que no me llene de besos y abrazos.- dijo el hombre alzando a la niña en brazos
- Miles, deja a Natalie
te la vas a gastar antes de navidad.- dijo la Sra. Granger
- No, damela a mi, yo extraño a esa personita, no la he visto en siglos.- se quejó Hermione arrancando a Natalie de brazos de Miles
- Fueron días mami.-dijo Natalie abrazando a su madre
- Me parecieron siglos.- dijo Hermione haciéndole arrumacos a la pequeña - Huele raro por acá
creo que alguien necesita un baño calientito para dormir.-
- ¿El abuelo?.- preguntó la pequeña tratando de evadir el baño a lo que Hermione respondió negando con la cabeza - ¿La abuela?.- Hermione negó de nuevo - ¿Miles?.-
- No, sabes perfecto que tu, asi que vamos al baño que ya es tarde y mañana te tienes que levantar temprano para ayudar a la abuela a cocinar.-dijo la castaña aun cargando a la pequeña - Da buenas noches a todos y nos vamos arriba.- ordenó bajando a la niña
Natalie obedeció a su madre y después resignada subió las escaleras con pasos pesados y seguida por su madre; después de bañar a la niña, y leerle un cuento Natalie se durmió profundamente mientras Hermione aún le veía anonadada con aquel pequeño ser que la hacía tan feliz.
- ¿Podemos hablar?.-preguntó Miles abriendo levemente la puerta de la habitación de la pequeña
- Si, pero en otra parte, no quiero despertarle.- dijo la castaña para después levantarse de la silla y Salir de la habitación
- ¿Cómo está Ginevra?.- preguntó Miles
- Aun no se recupera del todo pero va mejorando.- respondió Hermione cruzando los brazos a la altura del pecho
- ¿ Y que dicen los demás Weasley?.- preguntó el hombre esperando a Ronald en la respuesta
- Solo esperan que Ginny y James salgan pronto de Sn. Mungo, es horrible pasar una navidad en el hospital.- respondió la castaña evitando meter al pelirrojo padre de su hija
- ¿Qué ha hecho Weasley?.- preguntó Miles directamente sin poder aguantarse
- Nada
no tenía que hacer nada, al menos no con migo.- mintió Hermione esperando que su actuación fuese buena
- Pense que te habría maltratado o molestado de algún modo
debo admitir que me sentí celoso de ese tipo.- confesó el hombre
- No, se ha portado totalmente indiferente.- mintió de nuevo la castaña - Voy a tomar un baño y después a dormir.- trató de finalizar la conversación Hermione
- ¿Te acompaño?.-
- ¡NO!... ¿Cómo crees?, en verdad que estoy muy cansada y solo quiero dormir y levantarme muy tarde mañana; que descances.- le dio un beso pequeño en la mejilla al hombre y tomó rumbo al baño.
A la mañana siguiente una lechuza despertó a la castaña, llevaba una hoja azul con orillas plateadas, la tomó y leyó aquel simple pero significativo mensaje:
Te extraño, solo quiero que estemos juntos y
formemos nuestra propia familia
como siempre soñamos.
Ron
Con rapidez Hermione escondió la carta y envió una respuesta:
Sabes que te amo, solo dame algo
de tiempo, esto no va a ser
tan facil. Te amo
Hermione
Para la tarde cuando regresó a su habitación después de ayudar a preparar las cosas para esa noche encontró un pequeño paquete rojo sobre su cama, lo tomó y al abrirlo se encontró con una preciosa cadena de oro que llevaba como dije un león incrustado en el escudo de Hogwarts. No pudo esperar, sabía que era de Ron y esa misma noche se lo puso, quizá sería un atrevimiento muy grande de su parte hacer eso en casa de Miles y con toda la gente que habría esa noche
aunque en realidad era algo muy pequeño, nadie se daría cuenta.
Su vestido negro straple y con una caida larga y vaporosa llevaba por adorno aquel collar que le habían enviado y que orgullosamente se psaba en su pecho.
-Te ves preciosa.- había dicho Miles al verla bajar con Natalie, minutos después los invitados habían comenzado a llegar y horas más tarde la casa estaba llena de invitados que conversaban ruidosamente teniendo de fondo villancicos instrumentales mientras los meseros se paseaban de un lado a otro ofreciendo bebidas y bocadillos. Hermione había dejado solo a Miles, que platicaba con algunos proveedores y a sus padres, que animadamente charlaban con un par de dentistas que habían resultado conocidos
- Mami.- tengo sueño dijo Natalie apartandose del grupo de niños que correteaban por el lugar y pidiendo a su madre que la cargara
- ¿Ya quieres ir a dormir?.- preguntó Hermione levantando a la pequeña que asintió mientras se tallaba los ojitos - Entonces vamos, asi papá Noel llegará más rapido con tus regalos.- sonrió la castaña mientras subia las escaleras con una pequeña más dormida que despierta en brazos; le pusó el pijama y la acostó a dormir. Se dirigió a su habitación para retocarse el maquillaje y ahí, sentado en la oscuridad esperaba Ron paciente
- Supuse que en algun momento tendrías que subir.- dijo el pelirrojo haciendo que la castaña se sobresaltara
- ¡Ronald! ¡Qué haces aquí!.- preguntó Hermione aún sorprendida
- No podía esperar a verte.- confesó acercandose a ella - Veo que te ha gustado mi regalo.- dijo besando sutilmente el dije que descansaba en el pecho de la castaña
- Ron, puede venir alguien.- dijo Hermione tratando de mantener la cordura y no dejarse llevar por aquel huracán de pasiones que le provocaba aquel joven de ojos azules
- No te escucharia, hay un muffiato en la puerta y aparte todos están abajo completamente felices comiendo y bebiendo mientras los niños se duermen.-
Hermione se aferró al pelirrojo como no lo habia hecho en mucho tiempo, le demostraba que lo amaba que lo necesitaba, que no quería despegarse de el ni un segundo, pero al mismo tiempo la culpa la invadía, aún no le había dicho que tenía una hija y estaba por otra parte Miles, que creía que ellos dos aun se odiaban
- Dejalo Mione, deja a ese tipo y quédate con migo, no te va a faltar nada.- pidió Ron embriagado por el perfume de aquella mujer que tanto amaba
- No puedo Ron, no es tan fácil, se que lo haré pero dame tiempo.- respondió Hermione agitada y aun pegada a Ron
- Si es por la niña no importa, yo te ayudo, la querré como si fuese mi hija.-
Hermione se tensó y sus adentros querían que gritara toda la verdad, pero ese no era ni el lugar ni el momento adecuado
- No es por eso
solo dame tiempo.- pidió la castaña tomando la cara de Ron con ambas manos y haciendo que la mirara fijamente.
Ron besó a Hermione como solo el sabía hacerlo, de aquella manera tan dulce, satisfactoria y suave, ella simplemente se dejó llevar y no supo en que momento terminaron uno sobre otro en la cama, solo supo que ambos actuaron como dos animales que necesitaban saciar sus instintos y se dejaron llevar, Hermione sabía que arriesgaba mucho atreviendose a estar con Ron en esos momentos, había decenas de personas ahí abajo y si Miles los encontraba así no dudaría en armar una escena, pero varias veces antes ya había roto un par de normas y con ese pelirrojo de ojos azules y tristes era fácil romper más y dejar de pensar tanto.
- Tengo que irme.- sentenció Hermione rompiendo esa burbuja que los separaba de los demás - He pasado mucho tiempo acá, alguien andará buscandome.-
- Te espero.- dijo Ron entre divertido y cansado
- ¡No seas loco!.- dijo Hermione divertida - Nadie puede esto, no ahora.- dijo y besó a Ron
- Te veo mañana.- Sentenció Ron con una sonrisa
- No podemos vernos todos los días.- protestó Hermione mientras Ron terminaba de acomodarse la ropa
- Pero si podemos mañana, asi que esperame.- finalizó con una sonrisa y después desapareció. La castaña no tuvo tiempo de quejarse ni protestar, aquel pelirrojo había decidido por ella y mañana lo tendría de nuevo en su cuarto
tenía que ver cómo distraer la atención de todos, pero ya lo vería al día siguiente, ahora tenía que bajar de nuevo a la fiesta, se ordenó todo y se retocó el maquillaje para después bajar nuevamente.
- ¿Dónde te habías metido?.- preguntó Miles a la castaña cuando hubo llegado junto a ella en la fiesta.
- Estaba arriba viendo que Natalie se durmiera, parece que jugar con tantos niños la ha dejado rendida.- dijo la castaña sonriendo a un par de compañeros de trabajo
- Pensé que habías decidido huir de nuevo a Londres para estar con tus amigos.- comentó Miles . Hermione no supo si tomar ese comentario a broma o enserio pero de ambas formas era un golpe bajo
- No es momento para sarcasmos o cosas de este tipo Miles.- Hermione fingía una sonrisa perfecta - Si no te importa voy con mis padres.- finalizó y partió.
El resto de la noche Hermione se la pasó entre la gente divertida, más por el fugaz encuentro con su pelirrojo Weasley favorito que por aquel ambiente festivo que rodeaba el lugar. A la mañana siguiente Natalie había abierto sus regalos fascinada y habían pasado un agradable día jugando y correteando por toda la casa, estaba muy cansada, corretear a una pequeña en la nieve era exhaustivo aunque estuviese en forma, Natalie se había dormido relativamente temprano y sus padres se habían quedado frente a la chimenea con dos tazas de chocolate caliente y unas ganas enormes de recordar momentos del pasado, la castaña se había disculpado y había subido a su cuarto, Miles le había seguido
- ¿Ya te vas a la cama?.- preguntó en el pasillo
- Sí.- afirmó la castaña con la mano en la perilla de la puerta de su habitación
- ¿No necesitas compañía?.- preguntó Miles acercándose a ella lentamente
- No Miles, en verdad estoy muy cansada y solo quiero tirarme a dormir.- respondió
- Creo que dormirás mejor si tienes a alguien a tu lado.- sugirió el hombre llegando con ella
- Lo siento, en verdad solo quiero estirarme y descansar, nos vemos mañana.- finalizó Hermione la conversación entrando a su cuarto y dejando a aquel hombre parado en el umbral de la puerta con sus frustraciones nuevamente.
- Yo también creo que necesitas a un acompañante en la cama.- dijo aquella voz tan conocida para Hermione y que le provocó una sonrisa
- Debes callarte, Miles aún está al otro lado de la puerta.- le susurró la Castaña a Ron cuando estuvo con el en la cama
- No me importa.- susurró el pelirrojo para después dar un suave beso a la castaña que se acurrucó en sus brazos y después reposó su cabeza en su pecho.
- A mi sí.- respondió la joven bostezando
- Claro que no, hasta te da flojera.- bromeó Ron divertido. Hermione dio un pequeño golpe en el estomago de Ron que fue respondido por un beso del pelirrojos en el castaño cabello de Hermione
- Estoy muy cansada, hoy he perseguido a esa pequeña hi
- la joven paró en seco, había estado a punto de decirle a Ron que Natalie era su hija como si todo hubiese sido siempre así y esa fuese una noche más en su vida de casados
- ¿Decías?.- apuró Ron
- A Natalie por toda la casa, el patio, el jardín
en verdad estoy muy cansada solo quiero dormir y dormir y seguir durmiendo.-
- Veo que esa pequeña es tu adoración.- comentó el joven cazador de los Hipogrifos
- Lo es.- afirmó la joven pasando una pierna sobre el pelirrojo
- Mione, hace tanto tiempo que no estábamos así.- dijo Ron en un susurró y aspirando el olor de Hermione con fuerza
- Hace tanto tiempo que nadie me llama Mione.- dijo Hermione levantando la mirada hacia aquellos ojos azules que la veían con expectación - Solo tu lo haces.-
- Claro, soy el único totalmente inteligente como para saber que te vuelve loca.- bromeó
- Sigues sin tomar todo enserio.- sonrió Hermione
- Sigues pesando lo mismo.- bromeó Ron ahora que Hermione están completamente sobre el
- Y sigo midiendo lo mismo.- sonrió Hermione con un bostezo
- Y casi me comes, asi que creo que es mejor que te deje descansar.-
- No puedes irte, estoy sobre ti y te tengo atrapado.- sonrió Hermione - Además tu dijiste que no me haría mal algo de compañía en la cama.-
- Bueno, no puedo negarme, asi que comienza a dormir para que pueda escaparme rápido.- dijo el pelirrojo rodeando la cintura de la castaña
- Buenas noches.- dijo Hermione sin despegar sus labios de los de Ron y después recostó la cabeza en su pecho de nuevo.
Los encuentros entre los chicos no se repitieron en los días que siguieron, y la relación de Hermione con Miles se había vuelto cada vez más fría, la castaña sabia a la perfección que nunca había sentido por Miles algo más que amor de hermanos pero por sus tontas confusiones le había dado esperanzas ahora no sabia de que manera le diría que no podían continuar más, pero en algún momento cercano tendría que hacerlo.
Esa era la última noche del año y días antes habían decidido regresar a Londres para recibir ahí el nuevo año con algunos amigos de la familia Granger; la casa estaba decorada por todas partes y Natalie no dejaba de ir de un lado a otro dando saltitos de emoción y jugando con todo lo que se le pusiera enfrente.
- Natalie, ven con migo.- llamó su madre a la pequeña que de pronto se había quedado sentada sin razón alguna, la pequeña obedeció y fue a los brazos de su madre
- Ya casi es la hora.- gritó alguien en la sala y todos los reunidos se agruparon en un solo lugar para comenzar la cuenta regresiva
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4
3
2
1
¡Feliz año nuevo!.- se escuchó a todos los presentes gritar a unísono y enseguida comenzaron a felicitarse entre serpentinas, confeti y todo tipo de objetos ruidosos que hacían el lugar más alegre. Miles y Hermione se felicitaron al igual que a Natalie, los padres de ésta y algunos conocidos que Hermione recordaba por sus padres.
El timbre de la puerta sonó y la castaña aún con Natalie en brazos jugueteando fue a abrir; el corazón casi se le sale del pecho al ver a Ron parado en la puerta envuelto en un abrigo negro hasta el piso y una enorme sonrisa. Sonrisa que se tornó una mueca de curiosidad cuando vio a la pequeña que llevaba Hermione en brazos, algo en su interior se removió inquieto y comenzó a fastidiarle. Hermione bajó a Natalie y tajantemente pero sin borrar la sonrisa de su rostro le ordenó que entrara a la casa y se reuniera con sus abuelos, la pequeña obedeció, pero antes de marcharse miró a aquel enorme extraño con una sonrisa de oreja a oreja y después entro dando saltitos de nuevo. Ron no olvido aquella imagen de la pequeña de ojos tan azules como los suyos sonriéndole, sabía que debía significar algo, esa niña no le pasó totalmente desapercibida
si tan solo se hubiese quedado otros momentos ahí.
- ¡Ron!.- la voz de Hermione le sacó de sus pensamientos - ¿Estás bien?.- preguntó
- Si
- respondió viendo extrañado a la castaña - ¿Ella era tu hija verdad?.-
La castaña asintió sin dejar de fingir una gran sonrisa - Muchos dicen que se parece mucho a mi.- Bromeó
- Es preciosa.- dijo Ron aun sin poder sacarse aquella carita de la cabeza
- Gracias.- dijo Hermione y después rodeó al pelirrojo con sus brazos - ¡Feliz año nuevo Ron!.- dijo aun pegada a el
- ¡Feliz año nuevo Mione!.- respondió el pelirrojo y después depositó un suave y rápido beso en los labios de la chica
- Se que te encanta romper las reglas y todo eso, pero ahora mismo mi casa está llenísima de gente y un hombre que moriría por matarte si te encuentra con migo en estos momentos, asi que
-
- Si, ya se que debo irme, solo vine a darte tu abrazo y a decirte que Gin ha salido esta mañana de San mungo, deberías ir a la casa mañana a verla se encantará con tu visita.- interrumpió el hombre soltando a la castaña y separándose de ella
- Mañana mismo me daré una vuelta por la madriguera para verla
envíale mis saludos, Te amo.- dijo Hermione al pelirrojo que después de oír eso y con una sonrisa desapareció
- ¿Quién era?.- preguntó Miles abriendo la puerta
- Nadie conocido, personas que pasan pidiendo caridad.- mintió Hermione - será mejor que entremos, podríamos resfriarnos.-
- Harry, necesito que vengas con migo unos momentos.- dijo Ron separando a su mejor amigo del grupo de pelirrojos que alegres charlaban y cantaban rodeando la gran mesa del comedor
- ¿Qué ocurre?.- preguntó Harry extrañado por el tono de voz de su amigo
- Fui a ver a Hermione.- dijo el pelirrojo y Harry sonrió - Ese no es el punto.- cortó Ron la sonrisa del trigueño haciendo un gesto
- Entonces dime que pasa Ron.. Comienzas a asustarme.- se apresuró a decir Harry
- El otro día, cuando te reencontraste con Hermione
¿Conociste a su hija?.- preguntó
- Solo la vi, la pequeña estaba buscando algún juguete.- respondió Harry serio
- ¿Pero la viste bien?.- insistió Ron
- Podría decirse que si.- respondió Harry comenzando a preocuparse por la actitud de Ron
- ¿Cómo era?.-
- Ron, ya dime que te pasa, no puedo encontrar tu repentino interés por conocer a la niña.- dijo Harry viendo seriamente a su amigo y casi con tono de regaño
Ron se aclaró la garganta y viendo a Harry comenzó a hablar:
- Hoy, cuando fui a ver a Hermione tenía a una pequeña pelirroja en brazos, se que es su hija por que me lo dijo pero hay algo en esa niña que hace que no pueda sacar su imagen de mi cabeza
algo tiene esa niña y no se que es.-
Harry pensó antes de responderle a Ron que el y Ginny habían pensado que esa pequeña podría ser hija suya, no estaba seguro que fuera cierto y ahora que las cosas comenzaban a ir bien de nuevo no quería arruinarles el momento a sus amigos.
- Te estás haciendo ideas Ron, quizá no sale de tu cabeza por que es la hija de Hermione y no esperabas que estuviera tan grande, o algo más perono creo que lo que creo que piensas sea verdad, deja que esa idea se vaya y trata de conocerla más sin prejuiciarte, quizá solo tenga mucho ángel y por eso te ha cautivado.- atinó a decir Harry mientras veía las caras de Ron que pasaban de duda a decepción, curiosidad y decepción nuevamente
- No Harry, esa niña tiene algo, aunque no me lo creas.- refutó Ron pero Harry pareció no hacerle caso alguno y después de algunos minutos volvieron a reunirse con los demás.
- Mamá, quiero leche.- dijo Natalie brincando sobre su madre que recién había despertado
- ¿Qué te parece si me dejas ir al baño mientras ves la tele y después bajo por la leche y las galletas?.- trató de negociar Hermione a la pequeña que había soltado la bruja de peluche que traía en la mano
- ¿Qué traes ahí?.- preguntó Hermione a la pequeña notando la presencia de aquel juguete que ella no reconocía
- Es una muñeca.- respondió Natalie jalando de nuevo la muñeca y enseñándosela a su madre - ¿Sabes?.... Papá Noel debió haber olvidado dejarla en Navidad por que ha aparecido esta mañana bajo el árbol.- dijo inocentemente la pequeña
- ¿Y cómo sabes que es para ti?.- preguntó Hermione divertida y asombrada por el razonamiento de la pequeña
- La abuela dice que acá tiene mi nombre.- respondió la pequeña de ojos azules señalando el palo de la escoba que sostenía la bruja donde bordado con letras plateadas decía su nombre
- Seguramente papá Noel se olvidó por que tenía mucho trabajo esa noche.- respondió Hermione abrazando a su pequeña
- Mamá
quiero mis galletas.- dijo la pequeña fingiendo que se sofocaba y Hermione la liberó de aquel abrazo
- Eres igual a tu padre.- dijo Hermione sin pensar mucho, Natalie abrió los ojos y se quedó callada, su madre jamás había mencionado a su padre, ella aun siendo pequeña sabía que no tenía uno y no entendía el por qué de esa confesión de su madre. No dijo nada, solo se bajó del vientre de su madre y prendió el televisor, Hermione se levantó arrepentida de decir eso y después de lavarse la cara, peinarse y colocarse la bata bajó a la cocina donde sus padres y Miles desayunaban y platicaban.
- Vaya, pensé que no te despertarías hasta mañana.- dijo su padre sorbiendo de la taza, Hermione le dio un beso en la mejilla y después se dirigió a la alacena
- Tu nieta quería galletas y leche, asi que bajé a buscarlas, ya llevo un rato despierta.- dijo Hermione sacando el paquete de galletas
- Ha funcionado tu plan.- dijo la señora Granger a su marido sonriendo
- ¿Ustedes ha planeado eso?.- preguntó Hermione con un tono amenazante en broma para después señalar a ambos abuelos con un paquete de galletas
- Si.- confesó su madre - Queríamos saber sin que ella estuviese presente por que le has dejado la muñeca bajo el árbol.-
- No he sido yo, pensé que habían sido ustedes, no le regalaría a mi hija una muñeca de una bruja y menos para el año nuevo
¿no fuiste tu Miles?.- preguntó
- No, se que odias que Natalie se relacione con la magia
no le regalaría algo asi sin antes consultarlo contigo.- respondió amable e inmutablemente el hombre
Fue ahí cuando Hermione sospechó de su pelirrojo padre, quizá Ron sospechaba ya de que esa niña era suya
eso no podía ser posible, no podía permitirse algo así, no aún, las cosas no estaban del todo arregladas
- Mamáááááááá.- escuchó el grito de la pequeña y despidiéndose salió con rumbo al cuarto para consentir a su pequeña.
Después de una mañana Tranquila mirando caricaturas con Natalie y Miles que un rato después se unió a ellas la castaña se alistó y fue de visita a la madriguera, el lugar estaba totalmente tranquilo, no se oía el tradicional barullo y Hermione quedó totalmente pasmada cuando vio a aquella pequeña de cabellos rubios y ojos azules abrir la puerta. Tardó unos segundos en reponerse a la mirada curiosa de aquella pequeña que parada con la mano en el picaporte mordía sus labios impaciente
- Hola.- saludó Hermione - ¿Puedo pasar?.- preguntó a lo que obtuvo como respuesta una puerta que se cerraba en sus narices, la castaña dolida se dio la vuelta, seguramente esa pequeña había sido entrenada por su madre para repeler a cualquier mujer que quisiera acercarse a su padre.
- Hermione, ¡Qué sorpresa!.- dijo la señora Weasley abriendo la puerta y deteniendo a la castaña
- Disculpa a Pauline, no te conoce y le da miedo hablar con extraños.- dijo la mujer escondiendo a la niña detrás suyo
- Lo siento Señora Weasley, no quería ser inoportuna.- se disculpó Hermione con una tímida sonrisa
- Pasa, pasa, todos estarán alegres de verte, en especial Ginny, deberías de verla como madre, no se despega ni un segundo de su retoño y Harry
Harry está igual de bobo por ese niño.- Contó Molly introduciendo a la joven mujer que había llegado algunos minutos atrás - Siéntate querida, voy por Ginny, ya no se puede gritar desde que James padece después de unos cuantos amperes.-
Molly había dirigido a Hermione a la sala, ahí escondida entre en árbol de Navidad y un sillón la pequeña Pauline la observaba detenidamente con aquellos ojos que eran azules, pero no tan azules como los de su hija.
-Vaya, viniste.- dijo Ron apareciendo por la puerta de la cocina con un vaso de Helado en la mano - ¿Has visto a una pequeña rubia de ojos azules
unos hermosos ojos azules por acá?.- preguntó a Hermione fingiendo no haber visto a la pequeña que estaba escondida
La castaña sintió que su corazón era cremado por el fuego de un colacuerno húngaro y fingiendo la mejor de sus sonrisas dio una negativa al pelirrojo que al oír la respuesta habló nuevamente - Que lastima, tendré que comerme yo solo este enorme vaso de helado de chocolate.- al oír esto la niña salió de su escondite y se abalanzó sobre el pelirrojo abrazándole las piernas y casi lo tira - Con que aquí estaba.- dijo Ron cargando a la pequeña y entregándole el vaso de helado. Hermione se limitaba a observar la escena fingiendo una sonrisa pero quemándose por dentro
¿A si sería Ron con Natalie si supiera que era su hija? Por Merlín, se veía que era un padre increíble y ella le negaba la oportunidad de serlo con Natalie, y a Natalie la había dejado acostumbrada solo a tener madre y un tío que demostraba quererla millones
- Pauline, te presento a Hermione.- dijo Ron presentando a ambas
- Hola Pauline.- saludó Hermione levantándose y tendiéndole la mano a la pequeña que sin hacer caso alguno hundió la cara en los hombros del pelirrojo que la sostenía
- Es muy penosa.- la disculpó Ron - Se la llevaré a su madre, ya debe estar preocupada.-
En esos momentos Hermione sintió que la ira provocada por los celos le recorría todo el cuerpo, ahora el pelirrojo se iría a ver a otra mujer que quizá le sirviera de amante
¡Pero qué rayos estaba pensando? Ron no le había sido infiel nunca, siempre había estado a su lado y había demostrado ser un excelente hombre
- Adiós.- se despidió Hermione sin mucho que decir y se sentó nuevamente esperando a la familia Potter
- ¡Herm!... que bueno que has venido, me alegra tanto verte de nuevo.- dijo Ginny en voz alta y casi corriendo hacia su amiga
- A mi también, que bueno que ya has salido del hospital y que te has pasado el año nuevo en casa con todos los pelirrojos.- dijo Hermione a forma de saludo y abrazando a su amiga - Harry, que gusto verte, te veo más viejo ahora que eres padre.- bromeó Hermione con el trigueño y enseguida le quitó al pequeño envuelto en sábanas rojas con dorado
- Lo mismo digo de ti.- dijo Harry respondiendo la broma
- ¡Hey!... por nosotros no pasa el tiempo.- se quejó Ginny viendo mal a Harry
- Si cariño, lo se, sigues igual que cuando te conocí, hermosísima.- le respondió Harry sabiendo que si no aplacaba a la pelirroja no estaría tranquilo en un buen tiempo
- Por lo que veo este pequeño será un Griffryndor, al menos lo trae en las sábanas.- apuntó Hermione para cortar la tensión que se formaría
- Si, tal como sus padres.- aclaró Harry orgulloso
Hermione sonrió y después hizo algunos gestos al pequeño que fijaba sus ojos verdes en ella - Harry, este es un clon tuyo.- dijo
- Si, traerá a todo Hogwarts loco por él al igual que su padre
y terminará enamorado de una hermosa pelirroja como su padre y su abuelo.- dijo mientras sonreía ampliamente
- Si bueno casanova casado, que te parece si llevas a tu pequeño futuro casanova arriba a dormir una siesta y me dejas con Hermione a solas.- dijo Ginny a su marido
- Hey, es amiga de los dos.- se arriesgó Harry, sabía que estaba tentando a su mujer pero le encantaba ver como encendía sus ojos al comenzar a molestarse
- Harry. Por favor.- pidió Hermione poniendo cara de suplica después le entregó a su hijo
- Solo por que tú lo pides Herm.- dijo Harry tomando a James
- Si sigues asi Potter terminarás durmiendo con los gnomos del jardín.- dijo Ginny molesta a su marido que antes de subir le dio una beso en los labios.
- Así que Ron y tú se han visto a escondidas.- acusó Ginny a Hermione cuando se percató que nadie las escuchaba
- Ginny, no seas muy obvia
pero si.- respondió Hermione sintiendo cómo sus mejillas se sonrojaban
- Pareces una colegiala cuando te sonrojas.- se burló Ginny
- ¡Hey!.- se quejó la castaña - No me digas esas cosas.-
- Hermione, deberías dejar a ese tipo y regresar con mi hermano, serían muy felices, quizá más que antes.- sugirió Ginny directamente
- No es tan fácil, hay personas de por medio.- se excusó Hermione tratando de negar lo que en realidad deseaba
- Si es por la pequeña te aseguro que Ron la tratará con mucho amor.- dijo Ginny tomando las manos de Hermione
- Si, he visto cómo trata a la pequeña Rubia, la debe querer mucho.- dijo Hermione algo ausente
- Si, Pauline es su adoración, ya lo quiero ver con hijos propios.- dijo Ginny divagando en los recuerdos que contenían a su hermano y a la pequeña
-¿De que hablas?.- preguntó Hermione
- De lo que has oído, si así es con su sobrina ya me lo imagino con hijos propios.- respondió Ginny con toda la naturalidad del mundo
- ¿Pauline no es su hija?.- preguntó Hermione para asegurarse que sus oídos no le jugaban una mala pasada
- No, Pauline es hija de Bill y Fleur, por eso es tan rubia y tienen el mismo raro comportamiento de su madre, hay que agradecer que hasta el momento no ha sacado la sangre de veela que lleva su madre, ya me la imagino en algunos años.- se alargó Ginny quitándole sin saber, un enorme peso a Hermione
- ¿Cómo pude ser tan tonta?.- se preguntó Hermione ya bastante aliviada, el semblante le había cambiado, de nuevo una enorme sonrisa se depositaba en su rostro
- ¿Creíste que Pauline era hija de Ron?.- preguntó Ginny incrédula
Hermione asintió y la pelirroja se rió
- Ya ves Hermione, puedes regresar con mi hermano y darle hijos propios, serías su máxima heroína.- dijo Ginny a forma de broma esperando que su amiga confesara que Natalie era hija de Ron, pero eso no sucedió
- Ginny, deja que las cosas tomen su curso y no se apresuren, nunca ha traído nada bueno apresurar las cosas.- dijo Hermione encontrando perfectamente cada palabra para formar una oración que no la delatara frente a aquella pelirroja que la conocía de cabo a rabo y era muy intuitiva.
- No estaría mal que las apresuraras despidiéndote de ese hombre que está contigo.-
- Ginny, basta.- reprochó Hermione haciendo comprender que no quería tocar más el tema
- Bueno, como quieras, solo ten en cuenta que no puedes jugar con ambos hombres y que si todo sigue alguno saldrá lastimado y te lo advierto Granger, no te perdonaré que hagas sufrir a mi hermano como lo hiciste años atrás.- finalizó Ginny amenazando a Hermione
Después de eso ambas mujeres olvidaron los problemas sentimentales de Hermione y se pusieron a platicar de cosas que habían pasado en aquel largo tiempo, a la platica se unió George después de unos minutos y más tarde la familia completa estaba reunida en la sala charlando como de costumbre y haciendo sentir a Hermione en un ambiente tan cálido y familiar que deseó nunca haber ocultado nada y haberse quedado ahí, esperando que las cosas pasaran como tuviesen que pasar pero siendo feliz con el amor de su vida y aquella pequeña que a pesar de ser una niña comprendía muchas cosas y demostraba que tendría un carácter fuerte a futuro.
El movimiento de las navidades pasaba poco a poco indicando el pronto final de las vacaciones. Natalie había entrado a la escuela y Miles y Hermione se habían dedicado de nuevo a continuar con la construcción del edificio que en un futuro cercano ocuparían los integrantes de la selección de quidditch inglesa con sus respectivas familias.
Natalie había denominado a aquella pequeña muñeca Molly y nunca se despegaba de ella, a Hermione comenzaba a preocuparle la situación, no le alegraba mucho que su hija se estuviese relacionando con la magia y menos cuando un día Natalie había corrido a sus brazos gritando que Molly tenía poderes mágicos y habia hecho que la lonchera de Sandy (una niña del colegio que solia molestar a Natalie) croara y la persiguiera haciendo que todos los niños se rieran de ella; Esa había sido la primera manifestación de magia en Natalie, por lo que era más que obvio que no sería una Squib Hermione se había alegrado mucho pero habia escondido aquella alegria diciendole a Natalie que no era posible
la magia simplemente no existía, Natalie habia visto a su madre con cara de loca y molesta había subido a su habitación negandose a pensar que tal blasfemia fuese cierta, ¡la magia existía! Y esa muñeca era magica, por lo que nunca más se separaría de ella.
- Quiero hablar contigo.- dijo Hermione seria a Ron un día que le vio en la constructora
- ¿Qué pasa?.- preguntó Ron al notar cierto enojo en la voz de la castaña
- ¿Tú le has enviado a Natalie una muñeca?.- preguntó viendole seria
- Si, me ha parecido una pequeña encantadora y pensé que algo así le gustaría, sobre todo sabiendo que será una bruja.- declaró Ron orgulloso y feliz
- Escuchame bien Ronald Bilius Weasley.- dijo Hermione denotando todo el enojo que tenía dentro - Mi hija va a crecer siendo una niña normal, no sabe que es una bruja y no quiero que lo sepa, no mientras esté a mi lado
he pasado tantas cosas durante estos cuatro años que no pienso permitir que se vayan a la borda en un día que la ves y no cruzas palabra con ella
. ¡NO!, Natalie simplemente no sabrá nada del mundo mágico.- había explotado contra Ron que no tenía culpa de nada
- No entiendo por que te molesta tanto.- dijo Ron sin comprender el extraño comportamiento de Hermione - No se por que negarle lo que es y sobre todo tu, que siendo hija de Muggles naciste bruja y te enseñaste en el mejor colegio que existe.-
- ¿Me estás llamando sangre sucia Weasley?.- preguntó Hermione
- No Hermione, solo no entiendo el porqué de negarle a tu hija algo tan mágico.-
- ¡Por Dios Ronald!.... no puedo hablar más ahora
nos vemos otro día.- cortó Hermione la conversación comenzando a caminar en dirección a su auto.
¿Qué le había picado a Hermione? Se preguntó Ron al estar ante aquel extraño y poco racional comportamiento en ella, ahora más que nunca le parecía una niña caprichosa que lo unico que quería era jugar
jugar con ambos hombres cómo si fuesen marionetas que se manejaban a su gusto. Notó que comenzaba a irritarse, eso no sería bueno, no en un momento tan frágil para los dos; se limitó a respirar profundo y a desaparecerse, ya vería con quién hablar para sacar aquel nudo que comenzaba a formarse en su estomago.
Al otro lado de la construcción otro pelirrojo Sonreía ampliamente
Miles
Había visto cada segundo de la pelea que se acababa de dar entre ambos jóvenes y lo había disfrutado, al menos asi estaba seguro que ellos no estarían juntos y que seguían odiandose cómo perros y gatos, lo que él no sabia era que sus pensamientos eran completamente erroneos y que los dos ahora desaparecidos desde hacía algunas semanas se frecuentaban secretamente.
-¿Cómo te ha ido hoy Herm?.- había preguntado Miles llegando a la casa después del trabajo
- Bien, nada fuera de lo normal.- contestó la castaña sin inmutarse
- Si, he notado que Weasley te ha estado molestando esta mañana.- comentó Miles arrastrando las palabras peligrosamente.
Eso a Hermione no le había hecho gracia, notaba desde hace algun tiempo que aquel joven que años atrás la había recibido con apoyo total ahora la atacaba y molestaba haciendo que sus logros no lo parecieran. Ya era hora, quiza por haber comenzado esa relacion que no había pasado de aquella extraña noche en que estuvieron juntos el se había sentido dueño de su vida y actos pero no era así, y menos ahora que había encontrado a Ron y se habáin reconciliado pactando una tregua que tenía luces de final feliz.
- Miles, tenemos hablar de un serio punto.- dijo Hermione levantandose de su asiento cercano a los demás ocupantes de la casa y subieron a su habitación
- ¿Estás embarazada Hermione?.- pregunto el hombre haciendo muecas de una bizarra felicidad
- ¡NO!...¿Cómo se te ocurre semejante cosa?.- preguntó Hermione escandalizada
- Bueno pense que aquella vez,bueno
. Pense que eso podría ser para tanto misterio.- confesó el pelirrojo poniendose apenado ante tal conjetura
- No, eso no ha pasado, es de otra cosa de la que quiero hablarte.- dijo la castaña miranole a los ojos
- Entonces te escucho.- dijo Miles sentándose en la cama
- Verás
no se cómo decir esto
- Miles comenzaba a sospechar que Hermione le terminaria la relación en ese momento - Bueno, es que te quiero mucho y siempre me has apoyado y todo pero
- las palabras luchaban por no salir temiendo caer a un abismo - Desde que formalizamos por si decirle esta relacion hay algo que no va bien.- escupió
- ¿Cómo que no va bien?, digo esto va a la perfección, yo te quiero tu me quieres, tenemos a NAtlie, la empresa, una casa maravillosa en irlanda.- Miles trataba de impedir lo inebitable, queria que eso fuese un sueño, una pesadilla de la que podía despertar y abrazar a la castaña que dormia a su lado pero eso no era asi, ella no dormía ni lo haría nunca con él
- No Miles, esto no sería sano
queremos, sí, pero es un cariño de hermanos, no de amantes, yo no puedo sentir eso por ti.- confesó Hermione sabiendo que estaba lastimando a uno de sus mejores amigos, pero no podía continuar torturándose, y mucho menos continuar torturando a Ron, tenía que decirle lo de Natalie, ellos serían una gran familia de eso estaba segura
- ¿Es por Weasley verdad?.- acusó Miles sabiendo que la respuesta era correcta
- No es por Ron ni por algun otro hombre, esto se trata solo de lo que siento, y de que no sería correcto volver algo tan bonito en algo enfermizo, no cuando comienza a haber celos y malos tratos de por medio.- Hermione mentía pero no del todo, más bien ocultaba la verdad sacando a flote algunas otras verdades
- No estabamos mal, todo iba perfecto.- Miles se deshacía, ¿Cómo podía hacerle eso en esos momento?
- No Miles, no lo estabamos, y no pasaremos de amigos, ahora por favor quiero pedirte que te vayas de la casa, aún hay muchas cosas por aclarar y no quiero que Natalie se de cuenta de todo lo que estamos haciendo, no sería bueno para ella.- pidió Hermione pensando proteger la integridad de su pequeña que pronto enfrentaría muchos cambios radicales
- ¿Es tu ultima palabra?.- preguntó Miles esperando como respuesta un !No! ¡Todo ha sido una broma, te amo Miles!
- Si.- respondió la castaña matando toda esperanza en el cuerpo de aquel hombre
- Te veré en el trabajo.- dijo Miles a forma de despedida y salió con rumbo a su habitación para empacar sus cosas.
¡Lo había hecho!... se había liberado de Miles
se había quitado una cadena y un peso de encima, ahora sabía que podía tomar decisiones libremente, ya no le importaba si Miles la corria de la empresa, ella sabía hacer muchas cosas y por primera vez en varios años pensó regresar al mundo mágico y decirle a su pequeña que era una bruja y ella también lo era, que esa lonchera croante no había sido causa de la muñeca, sino suya. Pensó en enviar una lechuza a Ron, sería bueno compartir con el una buena cena, recordó lo sucedido esa tarde y pensó que tambien le debía una disculpa, solo que no sabía cómo pedirla sin abrir del todo la boca y liberar la historia; No era tiempo, de eso estaba segura, esperaría a que las cosas se calmaran con Miles y su relación con Ron se estabilizara.
Para las nueve de la noche Miles tenía listas las maletas y se despedía para irse, Natalie no comprendía por que pero sabía que tío Miles no volvería a casa de los abuelos; Los padres de Hermione no sabían cómo tomar la noticia, parecía que todo marchaba prefecto entre ellos, y de pronto todo se había disuelto dejando dudas para la mayoria de la familia de Hermione, -Es algo que tenía que ser así.- se limitó a decir Hermione ante la escrutante mirada de sus padres, ni un detalle más, eso sería todo lo que diría, quizá días más tardes sus padres comprendieran la razón y la aceptaran pues no tenían alternativa.
- ¿Porqué tío Miles ya no va a vivir más acá mami?.- preguntó Natalie a Hermione cuando esta ultima fue a acostarla y darle el beso de las buenas noches
- Por que tío Miles no podía continuar con nosotros, tiene familia, y los abuelos no son sus padres.- contesó Hermione mintiendo y sin nada más inteligente que decir
- ¿Entonces los abuelos lo corrieron?.- preguntó la pequeña de nuevo
- No mi amor, los abuelos no corrieron a Miles.-
- No entiendo.- dijo Natalie confundida
- Eres muy pequeña para comprenderlo, pero te prometo que cuando seas grande lo comprenderás, ahora no te esfuerces mucho pensando en eso y duermete que mañana tienes que ir a la escuela y no podemos llegar tarde.- al terminar le dio un beso a la niña y se levantó
- Te amo mamá.- dijo Natalie con un bostezo
- Yo igual a ti mi amor.- contestó dulcemente la castaña y después salió de la habitación, camió a su cuarto y tomó un pedazo de pergamino, escribir sería inútil, no tenía una lechuza propia y de todas maneras tendría que hacer un conjuro para llamar al servicio de lechucería, así que tendría que usar magia, de nuevo después de tanto tiempo. Caminó al armario y lo abrió dejando al descubierto una caja morada con estrellas y lunas plateadas, la abrió y metió la mano hasta el fondo tratando de encontrar aquel estuche rectangulas que guardaba su varita mágica, cuando por fin lo encontró sacó la varita y al tomarla sintió aquel cosquilleo que había sentido cuando la varita la eligió, le examinó cada centímetro y después con un agil movimiento convocó su ya conocido patronus en forma de nutria y le dio un mensaje para entregar a Ron.
El pelirrojo que se removia en la cama pensando en aquella pelea con la castaña esa mañana se sentó rápidamente al notar la prescencia de aquel patronus que entro abriendo la ventana de golpe e invitando a entrar a una ráfaga de viento, curiosamente se posó a los pies de su cama y fue cuando reconoció aquella forma.
- Ron, en verdad lamento lo de esta mañana, he sido una cabezota al tocar el tema, en verdad espero que me disculpes. Necesito hablar contigo urgentemente
¿te parece mañana a las 5 en un café muggle al norte del centro para tomar el té? Hermione.- lo último no había hecho falta, al oír aquella voz y el contenido Ron había sabido inmediatamente que el patronus era de Hermione. Después de algunos segundos el patronus se disolvió y Ron se levantó para enviarle a Hermione la respuesta mediante una lechuza.
Asi sería, mañana iría a verla a aquel café para saber que era eso que quería tratar con urgencia, quizá sería algo de la construcción que no podía esperar.
El café era un lugar pequeño y muy intimo, tenía dos plantas y mesas redondas servidas únicamente para dos con distancias considerables, Hermione no sabía de quién había sido la idea de acomodar el lugar así, pero ahora le agradecía el poder estar de esa manera para poder hablar con Ron a gusto. Pidió una mesa en la planta alta y al mesero le pidió informase al pelirrojo que estaba ahí, esperándolo; aún era muy temprano, pero la joven no había podido esperar para salir de su casa, ni siquiera sabía aún con exactitud que le diría pero ahí estaba, sentada con una taza de café que solo alteraba más sus nervios y la mirada recorriendo el lugar y rogando ver aparecer a cierto joven por las escaleras cada vez que sonaba la campanilla de la puerta.
Recordó de nuevo y con una sonrisa estupida aquella primera vez que se habían encontrado en un café y la manera tan torpe en que ambos se habían besado. Fue ahí cuando por primera vez se cuestionó seriamente el por qué de sus ultimos años de comportamientos tan estúpidos
quizá sería tiempo de revelar absolutamente toda la verdad a Ron y ser aquella familia feliz que ambos deseaban.
- Pensé que sería el primero en llegar.- dijo Ron a modo de saludo y sacando a la castaña de sus pensamientos. Hermione se limitó a sonreír torpemente y a ofrecer al chico la otra silla.
- Que bien que has venido.- Hermione parecía haber perdido el habla y el ánimo
- ¿Te sientes bien?.- preguntó Ron poniendo una mano sobre la mejilla izquierda de la chica
- Si.- contestó Hermione, el camarero llegó y tomó la orden para después marcharse a prisa
- ¿Qué pasa Mione?.-preguntó Ron con suavidad utilizando de nuevo aquel diminutivo que solo el sabía usar
- Lo que voy a decirte es algo muy importante Ron.- la voz de Hermione temblaba ligeramente, no sabia si por emoción, nervios, alegria
o por no terminar de sentirse una traidora por no decir toda la verdad
- Soy todo oídos.- dijo Ron cruzando las manos y fijando esos dos pozos de agua en la castaña, que se aclaró la garganta y habló como si fuese a decir una desgracia
- Terminé con Miles.- ante tal declaración a Ron se le formó una enorme sonrisa en el rostro
¿Pena?, ¿Porqué debía sentir pena hacia alguien que solo impedía su felicidad?. Al contrario, lo único que deseaba era sujetar a Hermione en sus brazos y besarla hasta convencerla de ser su esposa.
- Te mentiria si te digo que me apena el tipo.- dijo Ron con tanta sinceridad y tan poco tacto como siempre - Solo se me ocurre decir que siempre debimos estar juntos.- dijo Ron tomando una mano de la joven y depositando en la palma un suave beso, gesto que hizo estremecer a la castaña
- ¿Crees que a partir de ahora y pase lo que pase seremos felices a partir de ahora?.- preguntó con tanta inocencia Hermione sumida en sus culposos pensamientos
- No creo que pase algo tan fuerte como para separarnos o hacernos infelices.- dijo Ron con un dejo de duda en la voz, comenzaba a sospechar que Hermione le ocultaba algo serio
- Siento lo de ayer en la mañana, es solo que he tenido tantas cosas en la cabeza que exploté.- se disculpó Hermione viendo los ojos dulces del chico
- No debí meterme en tus decisiones, después de todo es tu hija.- al escuchar esto el corazón de Hermione se encogió haciendole creer que dejaría de bombear, ¿Cómo podía continuar siendo tan insensible y negandole a Ron la oportunidad de conocer a su hermosa hija?
- Natalie sabrá que es una bruja.- declaró Hermione soriendo por primera vez esa tarde - El otro día ha tenido su primera experiencia con la magia, ha hecho que la lonchera de una compañera se convirtiese en rana.- dijo muy divertida e imaginandose la escena - pero cree que ha sido Molly la que lo ha hecho.-
- ¿Quién es Molly?.- preguntó Ron
- La muñeca que le has regalado
no se despega de ella.- Hermione hizo a Ron sonreir al igual
- Sabía que le gustaría
creo que debería conocer a Pauline, se llevarían muy bien.- sugirió Ron haciendo dudar a la castaña
- Dame tiempo Ron, aún no se cómo le comentaré todo a Natalie, es tan cabezota como t
-
- ¿Perdón?.- Ron creyó haber escuchado un tú
- Como Teodoro, un hermano de mi padre.- se corrigió Hermione con el corazón a mil por la casi confesión
- Creí haber escuchado otra cosa, estos entrenamientos y tantas obligaciones me están volviendo loco.- sonrió Ron
- ¿Quién diría que te volverías tan activo y responsable?.- bromeó Hermione recibiendo una sonrisa burlona como respuesta
- Bueno el mejor guardían del mundo debe tener responsabilidades ¿no?.-
- Vaya, me parece perfecto que el mejor guardián del mundo ya sea responsable y sepa mantener un hogar en orden.-
Ron sonrió, era cierto que había adquirido más responsabilidades y que las sabia llevar muy bien, pero eso de tener un hogar en orden era algo que aun no llegaba.
- Bueno, el orden todavía no es mi punto fuerte.-
Aquella tarde si que había sido agradable, Hermione había llegado a casa justo para bañarla y acostarla a dormir; las tareas estaban hechas, debía reconocer que sus padres le estaban apoyando montones y hacian a Natalie una niña muy responsable para su edad tal como lo habían hecho con ella.
- ¿Dónde te has metido esta tarde Hermione?
¡me traías loca!.- dijo Natalie a su madre al verla aparecer en su habitación. Hermione la miró divertida ante tal comentario
- ¿No crees que es muy temprano para andar regañando a tu madre?.-
- Casi me da un infarto.- la pequeña exageró sus movimientos sobreactuando
- Bueno, te daré un baño para relajarte y aplacar ese exagerado ritmo cardiaco que llevas.. ¡mira!.- dijo la castaña señalando el pecho de la pequeña que enseguida lo miró - ¡Se te va a salir el corazón!-
- ¡Ay Hermione!, no digas esas cosas tan ilogicas, es obvio que mi corazón no puede salirse.- dijo natalie sonriendo y girando los ojos
- ¿Quién te ha enseñado semejantes cosas?.- preguntó la castaña conteniendo la risa que queria estallar
- Nadie
es simple inteligencia natural.- dijo la pequeña y comenzó a caminar al baño - Te espero en el baño.- gritó a su madre desde el pasillo
La castaña recogio el pijama de la pequeña y su toalla y la siguió pensando en Ron, era un comportamiento tipico de él hacer ese tipo de cosas y su pequeña tenia el mismo carácter.
- ¿A dónde has ido?.- preguntó Natalie una vez que estuvo en la bañera
- A tomar el té con un viejo compañero de escuela.- contestó Hermione pensando en que más le preguntaría su hija
- ¿Lo conozco?.-
- Natalie ya basta, me rehuso a contestar mas preguntas tuyas, aun eres muy pequeña para tener el cerebro tan desarrollado y cuando yo quiera te diré todo lo que necesitas saber.- dijo Hermione dulcemente para que no le sonara a regaño lo dicho a la pequeña.
- Solo recuerda que te estoy observando.- dijo la pequeña entrecerrando los ojos graciosamente. Ante tal comentario Hermione soltó una carcajada.
- Eres igual a tu padre.- al darse cuenta de la frase Hermione se calló y hubo un silencio incomodo que la pequeña rompió
- ¿Cómo era mi papá?.-
- Es un hombre maravilloso, tienes sus mismos ojos y su carácter.- suspiró Hermione recordando a ese pelirrojo que aun movia su mundo totalmente. Natalie se calló y observó atentamente a su madre, lucía extraña, con la mirada perdida y lanzando suspiros y fue ahí cuando pensó que la idea de conocer a su padre sería maravillosa, sonaba al padre perfecto e idiotizaba a su madre.
Desde aquel 12 de enero las cosas marchaban a la perfección para aquellos dos jóvenes que se habían vuelto adolescentes de nuevo, no habían involucrado a sus familias pero se las arreglaban para poder estar juntos, idas al cine, tomar el té y pretextos estúpidos para desaparecer del trabajo les habían hecho pasar momentos nuevamente inolvidables. Habían pasado 21 noches explorando juegos prohibidos, 231 horas juntos, 8820 minutos de miradas complices, llenas de ternura e incluso lujuría, y miles de segundos incontables de besos que nunca querían morir y se prolongaban hasta que alguno se rindiera y pidiera compasión al enemigo. Todo eso resumido en mes y medio durante el cual sus pensamientos no se abandonaban y se habían vuelto tan necesarios el uno para el otro como lo son los tranquilizantes en un depresivo.
Durante todo ese tiempo el mundo exterior había dado importantes pasos, si no el mundo al menos el nuevo edificio de los hipogrífos, el cascaron estaba completo, de hecho el edificio estaba totalmente listo para que Hermione durante por lo menos el mes siguiente se ocupara de decorar y acomodar muebles y al fin después de eso entregarlo y partir nuevamente a Irlanda
no, definitivamente ella no regresaría a Irlanda, menos aun si las cosas con Miles evidentemente se habían fracturado, no habían vuelto a cruzar palabra más que lo estrictamente necesario para arreglar asuntos de trabajo y él había tomado el lugar de Ron en los periodicos posicionándose rápidamente cómo uno de los solteros más codiciados y paseandose con decenas de mujeres diferentes y asquerosamente guapas. Natalie lo extrañaba, eso era más que obvio, siempre pregutaba por él y había rogado a su madre le dejara ir a la construcción para verle, no había podido negarse ante tal petición, y Miles la seguía consintiendo como a una princesa asi que a Hermione no le molestaba mucho.
La temporada de Quidditch había comenzado excelentemente bien, y los periodistas no dejaban de preguntarse quien era aquella misteriosa mujer que al fin había atrapado al imparable Weasley pero algo estaba muy claro, lucía perfectamente radiante y feliz, solo quedaban dos partidos y aunque perdieran uno ganarían la copa.
- ¿Has hablado con el señor Montgomery sobre el presupuesto de la decoración?.- preguntó Hermione a Ron mientras dibujaba circulos con su dedo índice sobre el pecho del chico, Ron besó la cabeza de la castaña y sonrió
- Dice que puedes gastar lo que quieras, cómo ganaremos esta temporada no le importa mucho lo que gaste si nos mantiene contentos.-
- Eres magnifico Ron.- dijo la castaña mirandole tiernamente
- Tu eres lo mejor.- dijo Ron besandola al tiempo que el despertador sonaba. Hermione maldijo entre dientes y Ron tiró los brazos a la cama y bufó de fastidio
- Lo lamento señor Weasley, debo ir a preparar a una pequeña para el colegio.-
Ron cerró los brazos alrededor de la castaña y le atrapó
- ¿No te has cansado de estar así?.- preguntó viendole suplicantemente, Hermione cerró los ojos y asintió con la cabeza aún en el pecho del chico - Casemonos Hermione, no me importa no tener fiesta y no gritarlo a los cuatro vientos, no me importa si a ti no te importa, dime lo que quieras que haga y lo hago
solo dime.- pidió el chico apretando a Hermione contra sí
Hubo un largo silencio entre ambos, silencio entre el que se hizo evidente que en las casas vecinas los adultos comenzaban a despertar a los infantes y a prepararse para el trabajo.
- Antes de aceptar tu propuesta tengo que decirte algo Ron, algo que aun no estoy preparada para decir, algo que es muy fuerte y no se realmente cómo vaya a caerte.- dijo Hermione al fin y con algo de dificultad
- Dilo ahora, no puedo esperar más.- suplicó el pelirrojo, Hermione se soltó del abrazo y apoyó las dos manos en el pecho del chico para levantarse
- No puedo
no estoy lista.- dijo mientras le veía con los ojos anegados
- Estás asustandome Mione.-dijo el chico sentandose y haciendo que ella se sentara también
- Yo también me asusto Ron.- respondió cerrando los ojos y liberando un par de lagrimas
Él solo le miró confundido, no estaba seguro de que podría ser tan grave como para no poder decirlo en ese mismo momento y afectar la relación que tenían, pero al mismo tiempo le veía tan indefensa y odiaba hacerla llorar que lo único que atinó a hacer fue encerrarle de nuevo en un abrazo y besar su cabeza, mientras escuchaba su ahora difícil respiración.
- ¿Mamá?.- escucharon la voz de una pequeña al mismo tiempo que unos ligeros golpes en la puerta, bruscamente Hermione se separó de Ron y con un beso en los labios lo despidió esperando verlo desaparecer mientras ella encontraba su bata de noche.
- Ya salgo cariño.- dijo la castaña lo suficientemente alto como para que se escuchara del otro lado de la puerta e instintivamente volteó de nuevo antes de abrir
Ron no se había ido - Vete Ron.- pidió la castaña casi en un susurro y con ademanes esperando le obedeciera.
- ¿Mamá?.- preguntó de nuevo la vocecita de Natalie haciendo que Ron desapareciera y Hermione abriera la puerta para dar un largo abrazo a su hija
Ron se marchó inconforme, algo no lo dejaba tranquilo esa voz, esos pequeños ojos tan azules cómo los suyos, la extraña manera en que Hermione habia dicho que algo no la dejaba
¡Por Merlín! Eran tantas cosas que en esos momentos daban vueltas por au cabeza que no podía concentrarse y debió perder el punto fijo de su aparición terminando en la sala de casa de su hermana.
- ¡Demonios!.- gritó molesto e incorporandose
- ¿Quién anda ahí?.- gritó Harry desde la cocina al escuchar tal improperio
- Soy Ron Harry, me e distraido.- confesó viendo que su cuñado y mejor amigo aparecia con la varita empuñada
- ¿A donde te dirijias?... Más bien ¿De dónde vienes en calzoncillos Ron?.- preguntó Harry al ver a su amigo con aquella vestimenta. Ron se quedó estupidamente callado mientras la cara de Harry dibujaba una sonrisa y después la carcajada salía a flote.
- Harry, es bastante ya, ¡no te burles!.- pidió Ron rojo de vergüenza
- Si, bueno es que me sorprende cuan incapaz de ocultar que estabas con Hermione eres.- rió Harry nuevamente, Ron simplemente se puso rojo y sintió deseos de dejar a James huerfano de padre
- Me voy a casa.- declaró Ron dandose la vuelta - espera Harry, no le digas de esto a nadie, nadie sabe que ando con Hermione nuevamente.- dijo Ron, Harry sonrió nuevamente
- Te equivocas Ron, toda la familia sabe que andas con Hermione, solo te dejabamos tranquilo para ver cuando lo confesarias por tu propia cuenta.- dijo Harry cruzando los brazos
- ¿Porqué me hacen esto?.- preguntó Ron enfadado
- No es nada grave, respetamos tu privacidad y esperabamos pacientemente
pero no te preocupes Ron, no le diré a nadie que te has aparecido en calzoncillos por mi casa una madrugada después de visitar a Hermione.- Dijo Harry riendo de nuevo
Ron se limitó a desaparecer de nuevo y aparecerse en su casa tomó una ducha y desúés se fue a la cama, necesitaba descansar antes del entrenamiento, si no estaba seguro que le iría mal y eso era lo que menos inecesitaba ahora.
Desde hace dos días no veía a Ron, quizá le había asustado al decirle que habia algo que debía decir pero no podia decir.
Era verdad que lo que más deseaba en el mundo era casarse bien con él y tener cuando menos un par de hijos más pero no podía hacerlo con la conciencia tranquila hasta que le dijera que Natalie era su hija y no podía hacer eso a menos que le dijera a Natalie que realmente era una bruja y no podía hacer eso sin antes confesar a sus padres que lo haría
bueno de eso ya se había ocupado, lo unico que faltaba era tomar el valor suficiente para hablar con Natalie y esperar hasta ver lo que esa pequeña mente maestra tenía que reclamarle y esperar hasta que se le pasara el coraje para decirle que realmente tená un padre vivo
aunque viendolo bien sería mejor decirle ambas cosas de una sola vez para que su enojo no durara tanto y el sufrimiento fuese menor.
Fue por la pequeña a la escuela y después la llevó a casa para revelarle todo, de hecho no podía esperar, apagó la radio del auto y comenzó a hablar.
- Nat, tengo algo muy importante que decirte.- dijo la castaña concentrando la vista en el camino
desierto por cierto
- ¿Regresamos a Irlanda?.- preguntó la pequeña viendo a su madre con los ojos realmente abiertos
- ¿Te gustaría regresar a Irlanda?.- preguntó Hermione
- No.- negó Natalie rotundamente y poniendo cara de molesta
- ¿Porqué?.-
- Por que ahí no estan los abuelos, ni mis nuevos amigos y mi padre tampoco.-
Hermione casi frena de golpe al escuchar el ultimo personaje de la oración
- ¿Cómo que tu padre no está en irlanda?.- preguntó la castaña confundida y esperando una respuesta infantil
- Bueno tu vivias aquí mi padre debe estar aquí.- respondió Nat de lo más segura posible y viendo a su madre con ojos acusadores
¿Qué le habían hecho a esa niña para ser tn inteligente?, no recordaba que la hubiesen raptado para modificarle el cerebro.
- No regresaremos a Irlanda mi amor.- confesó Hermione
- ¿Nunca?.- preguntó nuevamente la pequeña
- Solo a recoger nuestras cosas.-
- ¿Y el tío Miles?.-
- El puede venir a visitarte cuando quiera.- dijo Hermione sintiendo como el corazón se le hacía pequeñito ante tales razonamientos de su pequeña hija
- ¿Entonces que querias decirme?.- preguntó la pequeña cómo si nada de lo anterior hubiese pasado. Hermione no sabía si habia perdido el valor por completo, pero al menos una gran parte se había retirado
- Bueno es que no es fácil, es algo complicado y no se si tu me creas.- comenzó su madre
- ¡Dilo ya!.- casi regaño Natalie a su madre al sentir que se desesperaba
- Natalie tu
bueno tu
eres una bruja y puedes hacer magia.- dijo Hermione tratando de no prolongar más la revelación
- No es cierto, la magia no lo existe.- se rió la pequeña, vaya manera de reprocharle algo
- Si existe, tu eres una bruja, a los 11 años irás a un colegio de magia y usarás una varita y podrás hacer magia.- refutó Hermione
- ¿No te enseñó tu madre que mentir es malo?.- preguntó la pequeña sentandose correctamente
- Cuida tus palabras Weasley.- dijo Hermione molesta
- ¿Lo ves?... has perdido la razón yo ni siquiera soy Weasley, soy Granger.- casi gritó Natalie al oir lo ultimo
- No Nat, tu tienes poderes eso de la lonchera no lo hizo Molly, lo hiciste tu.- se quejó Hermione exasperada por la falta de confianza de la pequeña
aunque realmente no podía reprocharle nada
- No te creo.- dijo firmemente Natalie creyendo que de pronto su madre se había vuelto loca y eso podría ser contagioso
- Te llevaré al callejón Diagon para que me creas.- dijo Hermione mientras aparcaba el coche
Bajó y bajó a la pequeña que un poco tensa era obligada a caminar junto a su madre mirando curiosa el lugar al que se dirigía su madre, un anuncio colgado que mostraba un caldero y una bruja invitaba a pasar a un lugar que no muchos parecían ver pero ellas entraron; había mucha gente extraña, con vestimentas y largas barbas, algunos jóvenes y criaturas que jamás creyó ver, en la barra vasos se acomodaban y se llenaban de licor solos y fue ahí cuando por primera vez comenzó a creer que su madre no le mentía.
Después de dirigirla al patio y tocar con la varita los ladrillos correctos la pared se abrió dándoles paso a una calle que a ella le parecía interminable, a ambos lados de la calle había tiendas con artilugios y cientos de cosas que ella no conocía, desafortunadamente aún no sabía leer y tenía que preguntar a su madre por todo, pero ella parecía responder feliz y orgullosa. Garras de dragón, barbas de enano, musgo del amanecer con rocío de luna llena, todo eso le parecía curioso pero cuando su madre le enseñó los colmillos de leche de vampiro la pequeña se aferró a las piernas de su madre, que con una risa y un abrazo para cargarla le había explicado que no había por que temerles, había un registro y ellos tenían su propia colonia lejos de los humanos.
El disgusto de Natalie para suerte de Hermione no había durado mucho y ahora pretendía que pasaran la tarde completa conociendo el callejón Dragón, fueron a la tienda de mascotas, al banco donde Hermione aun tenía cuenta, a tomar un helado y al pasar por la tienda deportiva Natalie se había parado a ver el estante, creía que las brujas solo volaban en escobas en los cuentos.
- ¡Hermione!.- saludó Harry a la joven saliendo de la tienda - ¿Qué haces por acá?.- preguntó el ojiverde después de unos segundos de recordar que ella no lo hacía desde hace mucho
- Bueno, es complicado, le he dicho a mi hija que es una bruja y no me creía asi que he tenido que traerla para demostrarle que es verdad.- confesó Hermione resignada a no contar más de lo necesario. En ese momento la pequeña dejó el estante y fue nuevamente con su madre.
- Hola.- saludó Harry a la pequeña con una amplia sonrisa, Natalie se escondió tras su madre.
- El es Harry Nat, es un amigo que conocí en el colegio del que recién te hablé.- presentó Hermione a su amigo, tímidamente Natalie hizo frente y le tendió la mano al desconocido que rápidamente la aceptó
- ¡Hermione! ¿Qué haces acá?.- preguntó la inconfundible voz de Ron saliendo de la tienda, luego el pelirrojo vio a la pequeña y creyó comprender
- Hola Natalie.- saludó aquel extraño de profundos ojos azules, Nat le vio tímida al igual que Harry pero después sonrió al recordarlo de aquel día pasado.
- Natalie sabe que es una bruja Ron.- dijo Hermione totalmente alerta por cualquier cosa
- Ya veo.- dijo Ron divertidamente pensativo - Ahora podrás convertir en rana a todo el que te moleste.- dijo a la pequeña poniéndose a su altura y sonriendo ampliamente
- He hecho que la lonchera de Sandy Loud croara y la persiguiera.- confesó Natalie orgullosa y sonriente, gesto que enterneció a Ron
- Te aseguro que no volverá a molestarte.- dijo Ron con tono de seriedad fingido y Nat asintió viendo divertida aquellos ojos nobles
Sin participar en la escena Hermione veía atenta a su hija y a su padre, ¡Por Merlín! Parecían llevarse bien. Harry no pudo evitar notar la ternura con la que su amiga veía la escena, pero no era solo eso, había algo más, el estomago le dio un vuelco y supo que sus sospechas podrían resultar verdaderas, ¡esa niña, esa pequeña con aquellos ojos tan azules como los de su mejor amigo era hija de ambos!, no podía confesar todo a Ginny, ¿Qué tal si decía algo?... pero no podía quedarse cruzado de brazos
tremendo dilema en el que se había liado. Retomó la compostura y miró de nuevo a Ron
- ¿Hermione te parece bien que Natalie conozca sortilegios Weasley?.- preguntó Ron a la castaña poniéndose nuevamente en pie, Natalie miró curiosamente a su madre Weasley ella le había dicho así en el auto
- ¿Quién es Weasley?.- preguntó la pequeña al pelirrojo gigante frente a ella
- Ese es el apellido de mi familia, mi hermano mayor es dueño del lugar.- contestó Ron lo más natural del mundo
- ¡Vamos mamá!.- pidió la pequeña dando saltitos y su madre no se resistió. En brazos del pelirrojo Natalie llegó a la tienda e inmediatamente aquel hombre comenzó a enseñarle cientos de objetos asombrosos y divertidos.
- Se ven magníficos ¿No?.- preguntó Harry intencionalmente acercándose a la castaña por la espalda mientras veía anonadada como su hija y Ron se relacionaban - Es una lastima que Natalie no tenga un padre, o quizá simplemente no lo haya conocido.-
Hermione volteó a ver indignada a Harry
-¿Qué es lo que dices?.- preguntó medio aturdida, no podía ser
simplemente Harry no podía haberse dado cuenta
- Solo digo que Natalie se ve muy feliz y es una lastima que no haya podido conocer a su padre, debió ser un buen hombre.- dijo Harry de pronto poniendo excesiva atención en un artilugio
- ¿Te olvidas de Miles?.- preguntó la castaña queriendo contraatacar, pero el movimiento le vino resultando negativo
- Ambos sabemos perfectamente que esa niña no es hija de Miles.-
- ¿Cómo puedes estar tan seguro?.-
- Por que no le dice padre, por que no le añora tanto ahora que sabemos que no están juntos, por que no tiene un carácter como el de él.- dijo Harry enlistando los porqués en una mano
- No le conociste, no sabes cómo era su carácter.- se defendió Hermione
- No hacia falta más que escuchar para saber que el tipo es muy vacío, si no mira los periódicos.-
Esa conversación estaba yendo muy lejos, Harry estaba metiendo los pies en territorio desconocido y prohibido y Hermione le pondría un alto a la conversación simplemente dejándole en el lugar y yendo por su hija.
- No es verdad
con permiso.- se disculpó y fue hasta el estante en donde Ron enseñaba divertido el efecto de las pastillas peludas - Nat, es hora de irnos, ya comenzarán a cerrar los establecimientos y la abuela nos espera con la cena.-
- Un par de bromas más
por favor
anda, solo unas.- rogó Natalie poniendo su mejor cara de borrego a punto de morir
- Esta vez no Nat luego habrá tiempo ahora debemos llegar a cenar si no quieres que la abuela se decepcione.- dijo Hermione manteniendo su posición
- Promete que volveremos mañana.- dijo Firme Nat
- ¿Qué te parece el fin de semana?.- negoció la castaña. Natalie se resigno y aceptó - Bueno entonces nos vamos anunció Hermione dando un beso en la mejilla a Ron y disgustadamente otro a Harry para después cargar a la pequeña que felizmente decía adiós con la mano a aquellos nuevos dos conocidos.
- Ese amigo tuyo es genial.- dijo Natalie a Hermione una vez que estuvieron dentro del auto - Me ha contado que su madre cocina muy rico y que un día me enseñará a sacar gnomos del jardín.- iba contando la pequeña mientras iban de regreso a casa.
Por lo viso su hija había tomado cariño por Ron rápidamente, era más que evidente que la sangre llamaba y a ellos dos ya les había hecho sonar la alarma, tenía que apurarse, debía decir a Ron al verdad antes que Harry, si no las cosas empeorarían más. ¿Por qué había huido tan estúpidamente si Ron le había propuesto matrimonio?...¿Qué ocurrió para que sus neuronas cometieran tal estupidez?... ahora solo le quedaba esperar dos cosas; una era esperar que Ron no se enojara y ardiera en felicidad cuando supiera que Natalie era hija suya y dos que Ron se enojara pero le perdonara rápido comprendiendo que era una cría y que en algún momento de la vida el cerebro tenía que fallarle aunque hubiese escogido un muy mal momento. Aparcó el coche en el garaje y encendió las luces del jardín para bajar a Natalie, al pasar por la cocina la pequeña pegó la cara a una ventana y le sonrió abiertamente a su abuela que casi tira los platos del susto, al entrar a casa corrió hacia su abuela y le abrazó mientras ponía la mesa, y después de eso no dejó de dar saltitos por toda la cocina y a la hora de comer parecía más feliz que de costumbre, estaba alterada, ¡sí! Pero a ninguno de los presentes le importó. Simplemente ver así a la pequeña les contagiaba de alegría a todos.
- Tengo algo que anunciar.- dijo Nat levantándose en su silla y golpeando su vaso con la cuchara
- Tranquila pequeña, la vajilla no es de hierro.- sonrió el abuelo divertido al ver el gesto de la niña
- Lo siento.- dijo sonriente y dejó los utensilios en su lugar
- ¿Bueno, que es eso que quieres anunciarnos?.- preguntó la abuela dejando la servilleta en su regazo
- ¡Soy una bruja!.- susurró Natalie sin dejar de sonreír
Los abuelos fingieron sorpresa y Hermione sonrió ampliamente al ver a su pequeña tan emocionada. El resto de la cena se la pasaron de maravilla contando lo poco que sabían por medio de Hermione del mundo mágico y de Hogwarts, que algún día ella también asistiría y lo maravillosa bruja que era su madre. Para las 9 de la noche la niña estaba más que rendida y era comprensible, nunca se había quedado despierta hasta tal hora en días regulares pero la emoción la había alterado.
- ¿Entonces cuando yo vaya al colegio voy a estar en la casa de los leones?.- preguntó Nat cuando su madre la arropaba para dormir
- Eso lo decide el sombrero seleccionador, pero es muy probable que estés ahí si eres muy valiente.- explicó Hermione
- Cuéntame más.- pidió la pequeña con un bostezo
- Bueno son realmente muchas cosas diferentes, te compraré tu propia lechuza y así podrás escribirme
-
- ¿Por lechuza?.- interrumpió Natalie a su madre
- Asi es por lechuza y tendrás que aprender Runas, Astronomía, cuidado de criaturas mágicas, defensa contra las artes oscuras, herbología, transformaciones.- Hermione seguía enlistando materias pero Natalie ya se había resignado a perder la batalla que libraba contra Morfeo y simplemente se había resignado a dejarse llevar al país de los sueños como prisionera.
- Te amo Nat.- susurró Hermione a su hija dándole el beso de buenas noches y saliendo de la habitación, al fin hacía algo correcto, solo le faltaba lo más difícil confesarle a Ron todo y tratar de hacerlo comprender que realmente no había pensado lo que hacía.
- Hey Roonie, me han dicho que has llevado a dos nenas a sortilegios Weasley hoy
¿No te he dicho que en horario de trabajo no debes ligar?.- preguntó George burlonamente apareciéndose por la cocina a la hora de la cena.
- Cállate George no han sido dos nenas no se quien te mal informa tan seguido.- dijo Ron molesto y tirándole un poco de puré
- Ronald ¿Cuántas veces te he dicho que ya eres lo bastante mayorcito cómo para estar tirando puré de patatas por la casa?.- regañó la señora Weasley que había volteado justo cuando Ron lo hacía
- Si Roonie, ¿si llevas nenas a sortilegios Weasley por qué no creces?.- se burló George una vez más
- No he llevado a nadie.- se quejó Ron nuevamente tomando un pedazo de estofado
- ¡Ya basta!.- gritó la señora Weasley - Dejen de arreglar sus líos de faldas en mi cocina
tú George - dijo señalando a su hijo con la espátula - vete a buscar huevos al gallinero y deja de molestar a tu hermano.-
George salió con una sonrisa triunfante en la cara mientras Ron seguía engullendo la cena
- Y tú Ronald deja de llevar mujeres al negocio de tu hermano, no se ve bien que hagan eso para ligar.- regañó la señora Weasley al más pequeño de sus hijos varones
- ¡No he llevado ningún par de mujeres para ligar!.- se quejó Ron - He ido con Hermione y su hija y Harry iba con migo.- soltó todo molesto
- ¿Con Hermione y su hija has dicho?.- preguntó la señora Weasley algo aturdida
- Si mamá con ellas.- respondió Ron relajándose y centrando su atención nuevamente en el plato
- ¿Porqué no me han dicho que Hermione tiene una hija?.- preguntó Molly poniendo las dos manos en la mesa
- No lo sé, Ginny lo sabía ella debió contártelo, yo pensé que ella lo hizo y por eso no creí relevante decirlo de nuevo.- dijo Ron encontrando la excusa perfecta para que no lo siguiera torturando
- Tu hermana no me ha dicho nada.- dijo Molly tratando de recordar - cómo sea
¿Quién es el padre?.- preguntó
- ¡Madre!.- se quejó Ron para no hablar más del tema pero la señora Weasley no parecía abandonar su posición esta vez - Miles, supongo.- dijo Ron
- ¿Cómo que supones?.- preguntó Molly escandalizada
- Realmente nunca hemos hablado de eso y no quiero profundizar.- respondió Ron pensando en lo mucho que se le apretaba el estomago cuando pensaba que su castaña pudo si quiera besar a otro hombre
- ¿Y cuantos años tiene la pequeña?.- definitivamente eso seria un largo interrogatorio asi que Ron debía comenzar a buscar un chivo expiatorio
- Como cuatro.-
Molly se quedó pensativa
¿Podría ser posible que Hermione engañara a Ron y por quedar embarazada se hubiese ido sin decir más?... esa
esa niñata ya recibiría una visita personal para confesar todo.
- Mamá espero que tu mente no esté maquilando todo tipo de ideas extrañas.- dijo Ron como si leyera los pensamientos de su madre
- Claro que no Ronald.- contestó su madre indignada - Será mejor que te calles y te termines esa cena si no quieres que se enfríe.- y al decir esto regresó de nuevo al arreglo de sus verduras.
- Harry, ¿Qué tienes?.- preguntó Ginny a su marido una vez que estuvieron en la cama y a punto de dormir
- Nada.- negó el trigueño revolviéndose entre las sabanas y volteando a ver a su esposa
- Vamos cariño, se que algo te pasa
no te pones tan discreto si no es que quieres esconder algo.- dijo Ginny tomando una de sus manos y llevándola a su cintura
- Estás insinuando que soy un chismoso Ginevra.- dijo Harry haciendo cosquillas a su mujer
- Lo estoy diciendo abiertamente Harry.- rió Ginny
- Esto no se va a quedar asi.- dijo Harry declarando la guerra y torturando a Ginny con cosquillas
Al menos asi la haría olvidar por un rato todo el asunto de lo que le pasaba y podría ocultar un poco más el secreto ahora descubierto de Hermione.
- Nos encontramos a Hermione en el callejón Diagon.- dijo Harry de pronto
- ¿Hermione?.- preguntó Ginny incrédula; Harry asintió - ¿Qué hacía Hermione en el callejón Diagon?.-
- Llevó a su hija.-
- Harry te sientes bien verdad.- Ginny no creía nada
- Si, Natalie conoció a Ron, se llevan muy bien sabes.- dijo Harry como si fuese lo más normal en el pero Ginny había dado en el clavo, definitivamente a la pelirroja no se le escapaba un solo gesto de su marido.
- ¡Lo descubriste Harry!.- gritó la pelirroja sentándose como resorte
- Gin baja la voz, James recién se ha dormido y no quiero que se despierte tan pronto.- regañó Harry sentándose también
- Lo descubriste Harry
¿Natalie es hija de Ron?.- preguntó Ginny con los ojos bien abiertos
- ¿De que hablas?.- fingió Demencia Harry
- Vamos, no te hagas el aturdido que bien que lo sabes, has descubierto si Ron tiene una hija y ahora me lo ocultas.- chilló Ginny exagerando los gestos
- Ginny ven acá, no se de donde sacas tantas ideas.- dijo Harry abriendo los brazos para que su castaña se acomodara
- No Harry, hasta que no me digas nada me rehúso a caer en tus brazos
asi que habla ahora o escoge entre el asiento de la sala y la mecedora del cuarto de James.-
Harry resignado a que su esposa no cedería se levantó y tomó la almohada y el edredón y comenzó a caminar a la sala.
- No puedo decir si o no Ginny, eso ya no es algo que me corresponda a mi, eso es algo que le corresponde a esos dos arreglar por que en todo caso viene siendo problema suyo y no nuestro.- dijo Harry firmemente y desapareció.
Ginny se quedó ahí en el cuarto no sabia a ciencia cierta si estaba molesta, pero al menos debía darle la razón a Harry eso no era tema de ellos si no de su hermano y si era verdad lo que sospechaba temía que las cosas se fuesen a tomar muy pacificas y menos conociendo al cabezota de su hermano, se acostó nuevamente y sintiéndose algo culpable tardó en dormirse.
El viernes en la noche el teléfono de la casa Granger sonó, y Natalie corrió a la cocina a contestar, dando brinquitos logró tirar la bocina para agarrarla.
- ¿Bueno?.- contestó algo agitada
- Hola.- dijo una entusiasta voz del otro lado - ¿Eres Natalie?.-
- Si.- dijo la pequeña con cara de duda pues no podía reconocer esa voz
- ¡Ah!... Hola Nat soy Ronald
¿me recuerdas?.- preguntó el pelirrojo
- ¡Hola Ron!.- saludó alegre la niña - ¿Has hablado para convencer a mi madre de ir al callejón Diagon?.-
- Asi es pequeña
¿Podrías pasármela?.- pidió Ron y tras asentir Natalie salió dando saltos de conejo hasta donde estaba su madre y le informó
- Hola Ron.- saludó Hermione tomando el teléfono y manteniéndolo a una distancia considerable de su oído por si Ron gritaba, pero eso no ocurrió
- Hola preciosa.- saludó el chico al otro lado del teléfono
- ¡Vaya! Parece que alguien aprendió a usar el teléfono.- se burló Hermione
- Si bueno, cuando eres tan apuesto y sales con varias chicas muggles tienes que aprender a usarlo.- respondió Ron volteando la broma
- Que gracioso Ron.- dijo Hermione celosa
- ¡Estas celosa!.- rió Ron disfrutando
- Si lo estoy Weasley.- confesó la castaña
- Bueno eso me encanta
pero no hable para ponerte celosa.-
- ¿Entonces?.-
- Bueno, le has prometido a cierta pequeña que la traerías a sortilegios este fin de semana.- soltó Ron
- Oh si, y tú como buen hombre ejemplo has decidido que debes hacer que yo la lleve.-
- Asi es, quiero ver si se decide por mí y asi dejo a su detestable madre.- bromeó Ron
- Cuidado con tus deseos Ronald su detestable madre podría dejarte.- contestó Hermione
- No lo hará
¿Entonces si vamos mañana?.- pidió Ron y Hermione con una sonrisa estúpida aceptó - Bueno entonces te veo al rato.-
- ¿Cómo que al
- pero Hermione no terminó pues Ron había colgado, ella igual colgó el teléfono y después fue a la sala donde Natalie veía dibujos animados.
- Bueno Nat, si quieres ir al callejón Diagon mañana por la mañana será mejor que apagues el televisor y subas a dormir.- dijo la castaña a la pequeña que le sonrió abiertamente y se abalanzó sobre ella
- ¡Te amo mamá!.- gritó
- Bueno pequeña chantajista, sube a tu cuarto y ponte el pijama antes que suba si no, no habrá callejón.- anunció la castaña y su hija salió corriendo a cambiarse
Hermione apagó las luces y subió, sus padres no estaban, habían salido a una reunión semanal y era seguro que no volverían hasta tarde. Subió y arropó a Natalie que con trabajo logró dormirse y después fue a su habitación, comenzó quitándose la blusa y la voz de Ron la tomó por sorpresa.
- Bueno, se que te atraigo mucho y que soy tu objeto de deseo pero por lo menos dime que me harás un streap teasse antes de comenzar.-
- ¡Ronald!.- gritó al tiempo que lo ubicaba en la cama y lo golpeaba con la prenda
- ¡Hey!, tranquila.- pidió paz Ron pero Hermione no cedió asi que tuvo que atraparla en un abrazo.
- Casi me matas del susto Ron.- se quejó Hermione cuando tuvo los brazos atrapados
- Bueno, no podía faltar a mi cita.-
- ¿Qué cita?.- preguntó la castaña
- Hace rato te dije que te vería y no podía dejar de hacerlo.-
- ¡Si ibas a venir no hubieses llamado!.- se quejó Hermione
- Tenía que hacerlo, no me iba a aparecer frente a tu hija.-
- No le hubiese importado mucho.-
- Pero a ti si, asi que no iba a hacerlo.- dijo Ron y la liberó
El resto de la noche no distó mucho de las demás y para la mañana Ron fingió llegar por métodos normales a desayunar para después partir al callejón.
- Natalie, apuesto que a tu madre no le encantará la idea.- dijo Ron a la pequeña que llenaba de manos entintadas una habitación. La pequeña le miró con una sonrisa cómplice y divertida.
- Es tu casa, no la de ella y tu me dijiste que luce perfecto.- contestó segura de si misma y sin dejar su tarea
- Si bueno, pero no se su a tu madre le agradará y no quiero que te regañe, no debes desobedecerla.- dijo Ron. Natalie paró y observó atenta la habitación
- No se ve muy bien, vamos a terminar.- sugirió la pequeña y sin saber cómo de un segundo a otro Ron también plasmaba sus manos por toda la pared
- He estado pensando que
¡Ronald, Natalie!.- gritó Hermione tirando el planeador que tenía en las manos cuando vio lo que ambos hacían
- ¡Yo no fui, fue ella!.- gritó Ron señalando a Natalie
- Valiente Caballero.- dijo Natalie y Hermione terminó riendo ante tal escena
- Bueno ambos, terminen su obra maestra y vamos a comer, solo faltan los muebles y listo, el edificio puede entregarse.- dijo Hermione para después abandonarlos
Habían Transcurrido ya dos meses de que Natalie y Ron se conocieran y se llevaban de maravilla. Hermione deseaba saltar y decirle a Ron cada día que pasaban juntos pero por miedo no lo había hecho.
Tomó el móvil y llamó a Miles, hacía bastante que no lo hacía pero debía decirle que todo estaba listo y que mañana mismo podían entregar la obra.
- Miles Dobbs.- contestó el hombre calculadoramente
- Miles soy Hermione.- dijo la castaña - Llamo para decirte que el edificio está completamente listo y que he arreglado todo para que se entregue mañana.-
- ¿Ha llegado ya el señor Montgomery?.-
- Si, está de acuerdo en que la entrega sea mañana mismo.-
- Bueno estaré ahí a las 9 y media
Hermione necesito hablar contigo, ¿Tomas un café después?.- preguntó Miles de lo más amable
- Esta bien, nos vemos mañana.- y colgó
Media hora más tarde los tres salían a comer a un restaurante como la familia casi declarada que eran y después de regresar para terminar de arreglar el apartamento Ron las dejo en casa y después llegó a la suya.
Todos estaban reunidos junto al fuego charlando alegremente y algunos con cara de preocupados.
-¿Qué ocurre?.- preguntó al notar la situación
- Es Charlie.- dijo la señora Weasley más molesta que un dragón
- ¿Qué pasa con Charlie?.- preguntó Ron nuevamente
- Nada grave.- respondió Arthur resignado
- ¿Cómo que no es grave? ¿Te has vuelto loco Arthur?.- preguntó Molly haciendo que Ginny se levantara del sillón y entregara a James en los brazos de Harry
- Vamos mamá, te haré algo de tomar, debes relajarte.- dijo la pelirroja llevándola a la cocina
- ¿Qué ha pasado?.- preguntó Ron aún con duda
- Charlie metió la pata y parece que algo más.- dijo George divertido
- George ten más cuidado.- regañó su padre - Lo que pasa hijo es que Charlie ha cometido un error, no tan grave por que asumirá las consecuencias pero a tu madre le ha caído como gnomos en el jardín.-
- Lo que trata de decir papá es que Charlie embarazó a una joven y van a tener un hijo en pocos meses.- terminó George dando una cara de alivio a su padre
- A bueno, eso no es tan grave, pensé que había muerto o algo así.- y dicho esto Ron subió a su habitación, la noticia no le molestaba, pero le hacía recordar lo mucho que deseaba tener hijos y formar una familia, no tan numerosa como la de sus padres, pero que estuviera llena de amor y confianza. Realmente deseaba un hijo, no le importaba el sexo, e incluso estaba dispuesto a adoptar a Natalie si Hermione se lo permitía, pero la castaña era muy obstinada y no daría mucho pie para el asunto.
El primero de Mayo el entrenador de los Hipogrifos de Inglaterra había citado a todo el equipo con sus familias y a la prensa para dar un recorrido al nuevo edificio que albergaría a los integrantes del equipo con sus respectivas familias, el lugar lucía realmente festivo con cinta de inauguración y pasillos llenos de toda clase de bocadillos y bebidas. Tras cortar la cinta el señor Montgomery había dado un tour personal a la prensa mientras que los jugadores buscaban entusiasmadamente sus respectivos departamentos.
- ¿Podría encargarte a Natalie un rato?.- preguntó Hermione a Ron mientras veían a la cantidad de gente esparcirse
- Si, la llevaré con los Mcknite, igual tienen niños y podrían llevarse bien.-
Hermione agradeció con un beso en la mejilla de Ron y otro en la de Natalie para después partir a la entrada donde Miles le esperaba paciente. En realidad no recorrieron más de do cuadras para llegar a un café pero era tanta la tensión que parecían haber sido millones.
Ordenaron y Miles vio directamente a los ojos de la castaña
- Lamento que haya ocurrido todo lo que ocurrió para darme cuenta que solo podemos ser dos buenos amigos y excelentes socios.- se disculpó Miles sinceramente
- Ya es pasado.- respondió Hermione como si nada significase e inmediatamente la tensión los abandonó
- ¿Regresarás a Inglaterra?.- preguntó Miles
- Si, me quedaré de fijo con Nat acá, están mis padres y creo que le gusta el lugar.-
- Me parece excelente
¿Qué dirías si te propongo ser la encargada oficial de todas las construcciones en Inglaterra?.- preguntó Miles sonriente
- ¿Estás hablando enserio?.- preguntó incrédula Hermione
- Si, me han propuesto varias obras y creo que no debemos desaprovecharlas, ya sabes 50,50 de la ganancia para cada quién por ambas sucursales.-
- Pienso que seremos unos excelentes socios.- aceptó energéticamente feliz Hermione y el resto del café hablaron de cosas banales como lo habían hecho por mucho tiempo. Después Miles llevó nuevamente al edificio a la castaña y tras asegurarse que estuviese completa le dijo:
- Deberías decirle a Ron que Natalie es su hija
se nota a leguas que la quiere.- le dio un beso en la mejilla y simplemente desapareció
Hermione se quedó en el may, pensativa; Miles no era la primera persona que le decía que debía hacerlo pero ella sabía que algo truculento se desataría apenas confesara la verdad, trató de despejar su mente y fue a buscarlos, seguramente no aguantaría mucho tiempo más.
Hermione veía en el marco de la puerta de la habitación de Ron cómo el pelirrojo acostaba con ternura a la pequeña, ¿Sería igual si supiera que era su hija?, el corazón le dio un vuelco y las palabras se agolparon en su garganta como revolucionarios en lucha, era definitivo estaba a punto de cometer un acto tal vez suicida pero la culpa de no dejar a ambos seres ser felices sabiendo que eran padre e hija le había consumido bastante.
- ¿Le quieres?.- preguntó Hermione a Ron cuando el pelirrojo cerró la puerta y caminó hacia la sala
- Como si fuera mía.- admitió Ron acercándose a Hermione que al oír esto no pudo contener las lagrimas - ¿Qué ocurre amor?.- preguntó Ron rodeando a su castaña con los brazos y atrayéndola hacia sí sin comprender el por qué de esas lagrimas repentinas
- Es
es tuya.- susurró Hermione entre lagrimas
- ¿Qué has dicho?.- preguntó Ron, la castaña estaba llorando, podía haberse equivocado o simplemente el había escuchado mal
¿A caso no quería reconocer haber escuchado lo correcto? - ¿Qué dijiste Hermione?.- preguntó Ron
- Es
tu hija Ron
Natalie es tu
hija.- Confesó Hermione sin dejar los sollozos.
En ese momento Ron soltó a la castaña como si de brasas ardientes se tratara. Ella, Hermione Granger el amor de su vida a estas alturas de la vida le confesaba que Natalie, esa pequeña tan adorable era hija suya, ¿En que clase de mundo paralelo se encontraba?, había pasado un buen rato, Ron no había dicho nada, se había limitado a dar manotazos por toda la casa tratando de no hacer ruido para no despertar a aquella pequeña que resultó su hija, a Hermione la desesperación la consumía de lleno provocando miedo cada vez que Ron se le acercaba, el pelirrojo tenía la cara auténticamente roja y el que no dijera nada le preocupaba aún más.
- ¡Ron di algo!.- pidió desesperada la castaña después de varios minutos
- ¿Y qué quieres que te diga?.- explotó el joven parándose frente a ella - ¿Qué en estos momentos te odio más que nunca y más que a nadie?...¿Qué soy un estúpido por no haberme dado cuenta antes?...¿Qué por tu culpa me he perdido la vida completa de mi hija? ¿O que soy un completo imbécil por haber creído que eras la persona más pura, fiel y desinteresada del planeta?.- Ron gritó, gritó como no había gritado en años, gritó por que estaba profundamente enojado y peor aun por que tenía un dolor muy fuerte en el corazón
- Yo tenía miedo Ron.- trató de explicar Hermione
- ¿A qué?...¿A qué fuese totalmente feliz y te opacara?.- respondió tajante el pelirrojo
- ¡No Ron!... tenía miedo que no cumplieras tus sueños por tener que hacerte cargo de un hijo.- escupió Hermione lo más claro que pudo pero con velocidad
- No mientas Hermione, íbamos a casarnos.-
- Nunca dije que si.-
- Es bueno saberlo ahora, ya se que por nada del mundo vamos a estar juntos.- dijo Ron pasándose las manos por el cabello
- No seas drástico ¡Por Merlín!.- pidió Hermione algo de comprensión
- Y cómo quieres que te trate
¿Cómo a una princesa? Después de todo lo que has hecho Hermione
reacciona, no se que ha pasado con la inteligencia que tanto presumías en el colegio.-
- Ron enriéndelo, lo hice por tu bien.-
- No Hermione, no es algo que me haya hecho bien.- Ron estaba completamente Rojo y enfadado, una bola de diversos sentimientos se agolpaba en su ser impidiéndole actuar claramente pero sabiendo que odiaba a Hermione profundamente
- Enriéndelo, Ron
por favor
- las palabras de Hermione eran inútiles contra esa coraza de odio que se había formado Ron en segundos, esa mirada de desprecio nunca la había visto hacia ella proveniente de él, podría decirse que en comparación a Draco le veía tiernamente
- Largate de mi casa.- pidió el pelirrojo
- Ron ¿Qué
-
- ¡Que te largues de mi casa!.- gritó. Hermione se asustó ante semejante grito y fue al cuarto para recoger a la pequeña - A ella no te la llevas.- dijo Ron yendo al cuarto cómo ella
- Es mi hija, no te conoce.- se escudó Hermione rogando que el pelirrojo aceptara
- Yo le diré todo mañana.- dijo Ron llegando a la puerta
- No Ron.- gritó esta vez Hermione llorando amargamente
El joven trató de detener a Hermione pero esta se escabulló hasta la cama y abrazó a su hija que no pareció despertar aún con los gritos. Lo siguiente fue muy confuso, Ron se acercaba con la varita en mano y Hermione ni siquiera visualizó su camino, solo se limitó a desaparecer aferrada a Natalie y rogando aparecer completa y en un lugar seguro.
Aunque se sintiera el ser más miserable de la tierra debía mantener la compostura por la pequeña que no se tenía la culpa de nada.
Se había pasado la noche completa llorando, afortunadamente había aparecido en la habitación de la pequeña y sin más le había arropado y había ido a su habitación; tomó una ducha pensando que eso la reanimaría y calmaría el torrente de lagrimas que corría por sus mejillas, pero eso simplemente no pasó; Sin saber a que hora había dormido sus ojos se abrieron con el primer rayo de sol y se negaron rotundamente a cerrarse nuevamente.
Y ahí estaba a las casi 10 de la mañana tumbada en la cama con la mirada perdida por los árboles que dejaban a la vista las ventanas.
- ¿Mamá iremos al callejón hoy?.- preguntó Natalie haciendo que el cerebro de Hermione comenzara a trabajar
- No cariño, hoy no.- dijo Hermione con la voz baja
Natalie se acercó a la cama de su madre y se subió colocándose entre sus brazos
- ¿Porqué?.-
- Tenemos que hablar bebé.- dijo Hermione sentándose y sentando a la pequeña que solo la veía expectante - ¿Recuerdas que hace mucho tiempo me preguntaste por tu padre?.-
- Si.-
- Tu si tienes padre Nat, tu padre está vivo.- soltó Hermione sin tacto y solo queriendo que toda la verdad saliera de una buena vez y lo que tuviese que pasar pasara.
- Mamá
¿Quién es mi papá?.- preguntó Natalie alegrándose de tener un padre y no dando mucha importancia al hecho de que su madre olvidara decirlo
- Es Ron cariño.-
Natalie tardó en asimilar la noticia, ese hombre con el que se llevaba tan bien era su padre
Wow, era genial, ella le quería mucho, no le sería difícil adaptarse, le había contado tantas cosas maravillosas de su familia
¡y era mago y vivía en un lugar mágico! Seria genial ir a conocer a toda la familia, ahora si tendría un padre y una madre viviendo juntos.
- ¿Cuándo nos vamos a vivir con él?.- preguntó Nat sonriente
- Bueno
Es que
verás, tú padre y yo no vamos a vivir juntos.- declaró Hermione escondiendo las gruesas lagrimas que amenazaban con salir
- ¿Porqué no?... se supone que los padres y las madres viven juntos, ¡Deben hacerlo!.- razonó Natalie
- No Nat, los padres y las madres viven juntos por que se aman y quieren compartir la vida juntos.- explicó Hermione sombría
- ¡Pero el te quiere!, lo he visto besarte.-
- No Natalie, tu papi no me quiere por que le mentí, no le dije que tenía una hija y eso no es algo que se perdone fácilmente, por eso no me quiere.- trató Hermione dar explicaciones a la pequeña que con los ojos más confundidos que nunca miraba a su madre tratando de comprender
- ¿Porqué mamá?.- preguntó Natalie preocupada
- Era muy joven, no supe que hacer y simplemente me fui para no lastimarlo.-
Hubo silencio en ambas, Natalie no comprendía toda la historia y Hermione rogaba por que la pequeña no se afligiera.
Otro mes pasó volando entre juicios, trabajo y tratar de mantener estable la mente de Natalie. El ministerio de magia no tenía mucha experiencia en esos asuntos y fue por eso que terminó cediendo el caso al juzgado muggle; Los abogados de Ron eran rudos, pedían la custodia a 100% pero no le había sido concedida por su falta de respuesta el preguntar el empleo, era más que obvio que un Soy uno de los mejores jugadores de Quidditch no convencería a nadie y sería contraproducente asi que se había limitado a decir trabajo en lo que pueda le había otorgado únicamente los fines de semana y un periodo vacacional de tan solo dos semanas al año. Hermione se había mantenido tranquila y totalmente accesible, sabía que Ron no la perdonaría pronto y lo que menos deseaba era ponerle más trabas para que la odiase más por no dejarlo disfrutar a su pequeña. La señora Weasley la había odiado, sí
pero por el constante lavado de cerebro de Ginny había terminado comprendiendo que Hermione no era perfecta y ese fue su momento fallido, pero ahora quería que ellos disfrutaran a Natalie y por eso no ponía peros para nada concerniente al asunto.
La misma Ginny se había resignado a la noticia desde el día que no había querido hablar Harry y se había sentido como una mala hermana por no decirle nada a Ron, pero sabía que empeoraría más las cosas y Hermione le daba pena, dos veces se habían visto desde la confesión y la castaña lucía tan vacía y sus ojos brillaban tenuemente cuando veía a Ron que estaba segura que ella lo amaba y no había ocultado nada por molestarle, si no por miedo a que pasara todo lo que iba sucediendo. Debía saber completamente si no había remedio y tratar de remediar las cosas, después de todo se trataba de su hermano y su mejor amiga
a y por supuesto una pequeña que no tenía culpa de nada y que era adorable, incluso podía decir que la quería más que a Pauline. Harry mantenía la misma posición de su esposa y se inclinaba por la castaña pues sabía que Ron se portaba de lo más cabezota del mundo y no era posible que tras haber confesado amor eterno meses antes ahora dijera odiarla con todo su ser, sabía simplemente que Ron estaba muy molesto y ese enojo se le pasaría algún día, el punto era que ellos tenían que acercar esa fecha antes de que Hermione cometiera otra tontería y Ron terminase como un maníaco depresivo nuevamente. George simplemente hacia caso omiso a la situación, sabía que su hermano terminaría arrepintiéndose además había una trigueña que últimamente comenzaba a revolucionarle las neuronas y no pensaba ir, los asuntos de su hermano eran tan de su hermano que estaba decidido a no meter ni un dedo, su problema era Natalie, le divertía tanto que podía comérsela a besos y tenerla en el negocio todo el día, incluso parecía gustarle a aquella chica que ocupaba sus pensamientos. El señor Weasley prefería olvidarse de las situaciones pasando tiempo con Pauline, aún no había conocido a Natalie y deseaba hacerlo, pero creía que ahora todos dejarían de lado a su pequeña rubia y no quería eso, además pronto regresarían sus padres y se la llevarían a Francia para comenzar el colegio y debía enseñarle todo lo posible sobre enchufes y clavijas para que no quisieran verle la cara.
Aquel sería el primer sábado que Natalie pasaría con los Weasley y estar lejos de su madre por tanto tiempo la ponía nerviosa, pero estaba emocionada por pasar los días en un lugar mágico completamente, con aquella familia tan maravillosa que le había descrito Ron y por supuesto, el tío George que le llevaría cosas divertidas de sortilegios Weasley.
Hermione estaba nerviosa por tener que ver a Ron, aunque ya comenzaba a resignarse a que no había nada para salvar la relación que algún tiempo llevaron no podía deshacerse de esos ojos tan profundos como el mar.
A las 8 de la mañana en punto el timbre de la casa sonó y Hermione llevó la mochila de Natalie en una mano y a la pequeña en la otra directo a la puerta donde seguramente esperaba su padre.
- Buenos días.- saludó Hermione al abrir y ver efectivamente al pelirrojo
- Buenos días.- saludó Ron fríamente y de reojo a la castaña para después bajar hacia donde estaba Natalie viéndolo con expectación - Hola mi amor, ¿qué tal ha estado tu semana?.- preguntó de lo más cariñoso
- Bien.- respondió Natalie metiéndose un dedo a la boca
- ¿Qué pasa Nat? Tú no acostumbras hacer eso.- dijo Hermione al ver el gesto de la niña que se quedó callada y no contestó
- Será mejor que nos vayamos si no quieres perderte la diversión.- dijo Ron cargándola y levantándose
- Te la devolveré el domingo en la noche.- dijo Ron cuando Hermione le tendía la mochila e ignorándole triunfalmente
- Te amo Nat, diviértete.- se despidió la castaña de la pequeña que ahora en brazos de su padre se alejaba por el sendero
- Ma
má.- sollozó Natalie y enseguida lloró cómo si la estuviesen llevando al matadero, Ron se quedó quieto y dialogó con la pequeña que negó rotundamente con la cabeza y el hombre tuvo que dar la vuelta, al llegar junto a Hermione la pequeña se tiró a sus brazos y se aferró a ella cómo si aquel pelirrojo la hubiese maltratado.
- Pasa.- ordenó la castaña señalando la sala y fue con Natalie a la cocina - ¿Qué pasa bebé? Ya lo hemos hablado, ahora los fines de semana los pasarás con tu papá y te divertirás de lo mejor pasando tiempo con los Weasley, ¡vamos! Ya me has dicho que el tío George te cae de maravilla.- trató de animar la castaña a la pequeña que aun sollozaba en sus brazos
- Quiero que vayas.- declaró firme
- No puedo cariño, es un tiempo reservado para ti y tú padre, tú y yo podemos pasar el resto de la semana juntas, iremos al cine lo prometo.- eso no calmó mucho a la pequeña que después de un buen rato de apapachos y plática de su madre aceptó ir a la madriguera o donde fuese que Ron la llevase los fines de semana
- Te amo, no te pongas triste.- dijo Hermione a la pequeña - te veré el domingo en la noche.- y tras un beso en la frente dejó que Ron se la llevara por primera vez.
Lucía como un padre orgulloso y claramente tenía un por que; esa niña a sus escasos cuatro años de edad era preciosa y poseía una mente brillante. Estaba seguro que se alegraría mucho de conocer a toda la familia y disfrutaría siendo una Weasley, porque eso era lo que era: Natalie Weasley, ya no más Granger.
No quería asustarla con aquella extraña sensación al aparecerse después del berrinche en la mañana asi que tomaría medios muggles para llegar lo más cerca de la madriguera que pudiera y llamaría a alguien para que fuera a recogerlos. Estaba más que ansioso por llegar a casa y ver cómo se relacionaba Natalie con todos y más aún con Pauline que estaba en casa y había mostrado curiosidad por saber cómo sería la nueva integrante de la familia.
- Llegamos.- anunció Ron abriendo la puerta y con el Sr. Weasley detrás
Enseguida la señora Weasley se apareció por la puerta de la cocina con una pequeña rubia tomada de la mano y Ginny cargando a James detrás.-
- Natalie, ella es tu abuela Molly.- presentó Ron a su madre acercando a la niña para que le diera un abrazo.
- Ella es tu prima Pauline.- presentó Molly a la pequeña rubia que le veia con recelo, Natalie se acercó a ella pero Pauline retrocedió hasta quedar contra las piernas de su tía Ginny, la hija de Ron volteó a verlo, esa rubia no le había agradado para nada y no pensaba ser muy amable con ella.
- Nat, yo soy Ginny, debes recordarme.-
Ginny sonrió y se agachó, Nat asintió y sonrió también.
- A él no lo conocías, es tu primo James.- presentó Ginny y Natalie le dio un beso a James también
- ¿Qué te parece si tú y Pauline van al jardín a jugar?.- preguntó la señora Weasley obteniendo una rotunda negación por parte de ambas - Bueno, entonces pueden jugar aquí.- Pauline negó nuevamente y cruzó la estancia hasta llegar a los brazos de su abuelo, estaba decidida a no moverse de ahí en un buen rato.
- Ven Natalie, ayúdame a cambiar a James, creo que se ha ensuciado.- pidió Ginny tendiendo una mano la su sobrina y haciendo caras graciosas para tratar de relajarle, sin pensarlo tomó su mano y se alejó de esa estancia llena de extraños y esa rubia que no parecía gustarle nada.
- ¿Y el tío George?.- preguntó a la tía Ginny cuando llegaron al cuarto
- Vendrá a la hora de la comida, ha tenido que trabajar en sortilegios.- explicó Ginny
- ¿Ginny, me permites a Natalie?.- preguntó Ron desde la puerta y Ginny asintió haciendo que la pequeña saliera con su padre.
Ron la llevó a su habitación a Natalie le pareció preciosa y le enorgullecía el hecho de que su padre fuera de la selección de Quddittch del país aunque no estaba muy segura de lo que significaba.
- Ven acá.- pidió Ron sentándose en la cama para que la pequeña se acercara, y una vez que la tuvo cerca la sentó en sus piernas - Natalie, su que esto es muy difícil para ti, no conoces a todas las personas y estás lejos de casa
pero quisiera que trataras de esforzarte un poco más y tratar de querer a Pauline, y a la abuela y a todos.-
- Pauline no me quiere papá.- dijo Natalie en defensa
- ¿Cómo dijiste?.- preguntó Ron alegre, era la primera vez que Nat le llamaba papá
- Dije que Pauline no me quiere papá.- repitió Natalie con cara triste
- Te amo Natalie.- dijo Ron y le dio un fuerte abrazo - ¿Qué te parece si vamos por tío George para comer?.-
La cara de Natalie se iluminó con una gran sonrisa y abrazo a su padre mientras pronunciaba un muy feliz sí
Y así lo hicieron, tras una rápida despedida partieron al callejón Diágon donde estuvieron en Sortilegios hasta la hora de la comida.
- Arthur, Pauline, vengan a comer.- pidió la señora Weasley a los unicos ausentes en la mesa
- Calma Molly, ya veníamos bajando.- dijo Arthur a su esposa
- Bien, es importante estar todos reunidos.-respondió su esposa y con un movimiento de varita la comida comenzó a servirse. Natalie observaba maravillada cada detalle y no prestaba mayor a atención a los presentes (a menos que tío George hiciera un truco) que alrededor.
Fue una suerte que la comida trascendiera sin mayor contratiempo que una rabieta de Pauline, era evidente que estaba celosa y era comprensible, pues siempre había sido la que tenía toda la atención y ahora estaban ahí James y Natalie, dos extraños que emergieron de pronto y le robaron lo que consideraba suyo.
Y para la tarde era más que evidente que el comportamiento de las dos menores iba en contra de cada una, Pauline había visto que Natalie se sentara en su asiento favorita y sin pena alguna la había bajado a empujones, Natalie odiaba que le contradijeran y que la molestaran y como buena Weasley había respondido con un golpe, Pauline la había jalado el pelo y ella le había mordido, y ahí estaban las dos, tratándose cómo perros y gatos sin algún adulto alrededor que las separara durante cuarto de hora, hasta que tío George apareció, y después de casi morirse de risa las separó, el resultado: cabellos rubios y castañosrojizos regados, Pauline parecía atacada por un vampiro principiante y Natalie tenia un labio partido, las rodillas raspadas y algunos moretones repartidos por todo el cuerpo.
- Ron!!!.- gritó George cuando logró separarlas y mientras sostenía a Pauline que pataleaba para que la bajasen
- ¿Qué pasa George?.- preguntó Ron entrando a la sala - ¡Qué dem
Natalie
¿Alguien puede decirme que pasó?.-
- Estas dos chiquillas estaban peleandose con gusto.- explico George mientras Ron se acercaba a Nat - Pauline, deja de patear o te petrifico.-
Natalie miraba confundida, esperando el peor de los regaños, y se asustó aún más cuando Ron la cargó para salir de la habitación.
- Lleva a Pauline con mamá, ya veré que hago con Natalie.- pidió y subió las escaleras hacia el baño, tomó el botiquín y la llevó a su cuarto.
- Yo no fui.- se defendió Natalie cuando Ron la sentó en la cama
- No hables ahora, vamos a curarte esos raspones que no lucen bien.- cortó Ron y comenzó a aplicar pociones sobre las heridas de la pequeña. Natalie estaba confundida, necesitaba a su madre, y el que se decía su padre parecía estar molesto, le desesperaba y simplemente comenzó a llorar.
- ¿Qué ocurre Natalie?.- preguntó Ron sintiendose culpable
- ¡Quiero a mi mamá!.- chilló tan fuerte como pudo
- No podemos ir con tú madre ahora, te toca estar con migo.- dijo Ron esperando ir por el buen camino, pero no, definitivamente no lo logró, Natalie negó con la cabeza y después lloró mas fuerte ¡no lo quería! ¡no quería un padre que defendiera a una rubia más que a ella!
- ¿Por qué no me cuentas lo que pasó?.-
- Ella me empujó y me tiró del sillón, yo le pegué, me jaló el pelo, la mordí, me pegó, la mordí, me mordió, le pegué y luego me pegó aquí.- dijo señalando su labio
- Tranquila Nat, no voy a regañarte, pero ella es tu prima, deben llevarse bien, no odiarse a muerte.- explicó su padre - Te amo, nadie cambiará eso, per estás conociendo a tu nueva familia, no puedes simplemente llegar y odiarlos a todos.-
- ¡Ella empezó!.- se quejó Natalie
- No importa quién haya empezado, debes perdonarla.-
- Tu no perdonas a mi mamá, no se por qué tengo que perdonarla y no fue mi culpa.- ¡Golpe bajo! Pero Natalie tenía razón ahí no había un ejemplo claro
- ¿Qué te ha dicho tu madre?¿Te ha puesto en contra mía?.- preguntó Ron comenzando a enfadarse con esa mentirosa, pero ya se las pagaría
- No, solo me dice cuan maravilloso eres, pero no la entiendo.- dijo Natalie creyendo que su madre no le había dicho la verdad y que aquel padre no era tan bueno como su madre decía, lo único que había hecho era hacerla llorar y hacer que sus hot cakes no sonrieran más
- ¿Enserio es lo que te dice tu madre?.-
- Si, pero no creo que lo seas tanto, por ti no tengo una familia junta.- hechó Natalie en cara y se bajó de la cama para huir de la habitación, había visto a tio Harry desaparecer por la chimenea, ella iba a hacer lo mismo y a regresar con su mamá. Llegó frente a la chimenea y se metio comenzó a gritar su dirección pero no pasaba nada, ¿A que hora se suponía que la succionaban y llegaba a casa feliz?
- ¿Qué haces Nat?.- preguntó George apareciendo de nuevo por la sala
- Me voy a casa.- respondió firmemente
- No puedes irte si no tienes polvos flu, además tu padre debe cuidarte ahora.-
- No.- negó la niña - No quiero un papá que no esté con mi mamá, eso no es una familia
¡quiero irme!.- chilló y George fue a abrazarle
Ron la había seguido, pero se había mantenido a distancia para ver que haría la pequeña, no sabía que el no estar con Hermione le afectara tanto a Natalie y eso de que no era maravilloso le había pegado profundo a su ego
Ver a Natalie asi no le gustaba ni un gramo y comenzaba a considerar sacrificar su felicidad con tal de tener feliz a la pequeña y ganarse su amor.
- Tus padres te aman Natalie, eso no lo dudes nunca, eres lo máximo para ellos y nunca te van a dejar sola aunque estén separados, pero hay veces que las personas no se aman y no pueden estar juntas.- Dijo George a Natalie como todo un sabio
- Eso no es cierto, mi mamá ama a mi padre, es él el que no la quiere.-
- Bueno, esas son cosas de adultos y no deberías preocuparte por ellas, solo querer a tus padres tal cómo son por que ellos te quieren de la misma manera.-
- Tío George, llevame a casa.- rogó Natalie llorando de nuevo
- Yo te llevaré Natalie.- dijo Ron apoyandose en la puerta
- No tienes que llevarla si no quieres, debe conocer a su otra familia, dijo George
- No George, es más que obvio que solo lo pasa pésimo con nosotros, la llevaré con su madre para que se tranquilice ya vendrá otro fin de semana.- dijo Ron amargamente pensando en cuán mal padre estaba siendo
- Si así lo quieres no interrumpo más.- se despidió George de Natalie y salió a sortilegios
- Accio.- dijo Ron sin muchas ganas y las cosas de la pequeña llegaron enseguida por las escaleras - Vamos Nat.- ordenó el pelirrojo padre y se la llevó.
- No creo que sea correcto que se utilice ese edificio como oficina.- iba peleando Hermione por telefono con una agencia mientras acudía a la puerta - No, no es
.- casi se va de espaldas cuando vio el labio de Natalie y a Ron con ella en la puerta - Le hablo en otra ocasión.- se disculpó Hermione y sin esperar respuesta colgó - ¿Qué ha pasado?.-
Natalie extendió los brazos y se inclinó hacia su madre para que le abrazara, Hermione cedió enseguida
- Parece que la hija de Bill y Natalie no se llevan muy bien.- dijo Ron
- ¿Pero cómo has llegado a esto?.- preguntó la castaña a la pequeña tocandole la boca
- Bueno, nadie les vio por un buen rato.- explicó Ron apenado
- ¡Se supone que la cuidarías Ron!.- se quejó Hermione
- Bueno, fue un pequeño descuido.- Ron no les había pedido que pelearan, ni siquiera le había alegrado saber que Natalie mordía muy bien. - De todas maneras no se la pasó bien, parece que son muy desconocidos para ella y lo de Pauline
no quiso quedarse.-
- ¿Y qué harás?.- preguntó la castaña extrañada
- Me iré a casa, y vendré a buscarle el otro fin de semana, Pauline ya no estará en casa.-
- Bueno, entonces nos vemos el otro fin.-
- Necesito hablar a solas contigo.-
- Yo no la he puesto en contra de nadie, dijo Hermione a la defensiva
- No es por eso
es por otra cosa, luego te digo donde.- aquel tono frío con ella seguía en la voz del hombre
el que considerara vivir con ella no significaba que tuviese que amarla.
- Está bien.- accedió Hermione sin ninguna objeción
- Nos vemos el otro fin de semana cariño.- dijo Ron a Nat y le dio un beso en la frente a la pequeña para después salir caminando de la casa, por la dirección que tomó Hermione juraba que iría a su departamento y no a la madriguera.
- Harry, me siento terrible.- declaró Ron tirado como cualquier cojín en la sala de su apartamento con una botella de whiskey de fuego casi vacía
- ¿Cómo no te vas a sentir asi si te has bebido casi toda la botella en unas cuantas horas tu solo?.- reprendió Harry quitandole la botella de las manos
- No, Harry, por favor, damelas.- dijo Ron con dificultad y sin poder moverse hacía ya algun rato que había perdido la movilidad, excepto para empinarse la botella.
- No Ron, lo que voy a hacer es llevarte a la ducha.-
- Soy un pesimo padre Harry
Natalie no me quiere
me odia por no querer a Hermione.- Ron se desmoronaba frente a Harry
- No te odia, te quiere mucho, es una niña, pero no está acostumbrada a tu familia y lo unico que quiere es que sus padres estén juntos, no lo comprende por que es muy pequeña, pero se va a acostumbrar y cuando sea más grande lo entenderá.- Harry trataba de reanimarlo, pero en esas condiciones era más que difícil.
- No Harry, no es cómo James el te ama.-
- Ron siempre dices estupideces pero esta te sobre pasa, James aun no me ama y apenas tiene una vaga idea de quién soy, si me pusiera como tu por que todo el día anda con Ginny no podría ir a trabajar nunca.- dijo Harry irritado - Lo que necesitas es una buena ducha que te hidrate las ideas, vamos.- dijo Harry moviendo la varita para levantar a su amigo y dirijirlo al baño
- Harry, estoy volando.- dijo Ron con voz de sorpresa
- No seas estúpido Ron, te estoy llevando al baño con la ayuda de un hechizo, y ahora has el favor de callarte hasta que tengas cosas coherentes que decir.-
Y Ron no dijo nada más e excepción de que fría está el aguae incluso se quedó placidamente durmiendo y fue al fin cuando Harry iba a irse, pero le asaltó la preocupación de Ron haciendo otra de sus estupideces y prefirió quedarse a dormir.
- No me digas que no, de todas formas he tomado mi decisión y nadie podrá impedirlo.- dijo Ron severo apareciendo por la cocina mientras Harry desayunaba
- ¿Qué te ha picado ahora?.-preguntó Harry con la peor imaginación
- Le voy a pedir Hermione que viva con migo.- Harry escupió lo que tenía en la boca y tuvo que tragar agua para no atragantarse
- ¡Estás loco!.- casi gritó
- No
quizá, solo sé que quiero que Natalie sea feliz.- declaró Ron
- Pero Ron, tu ya no quieres a Hermione, se la van a vivir peleando y eso es menos sano para Natalie que tenerlos separados.- insistió Harry pensando en lo mal que sonaba eso
- No, fingiré que todo está perfecto y listo, nada va a pasar, y asi será hasta que Natalie crezca y pueda comprenderlo.-
- Es un plan por más estúpido y necio Ron, Natalie ya los tiene separados, y si los junta y vuelven a separarlos se va a sentir peor , deja las cosas asi.- insistió Harry
- Te dije que nadie iba a cambiar mi idea y asi será, nadie va a detenerme, asi que ni lo trates.- Ron hablaba con una seguridad descomunal, quizá iba a lastimar a Hermione pero no le importaba en lo más minimo, ella lo había lastimado primero - Bueno, tengo un patronus que enviar.- dijo Ron y fue a su cuarto dejando a Harry tan enfadado como cuando supo que Snape amaba a su madre, ¡esto tenía que saberlo Ginny!
Habían acordado verse en el café donde se habían reunido antes, con la enorme diferencia del tema y que ambos dejaron de prestarse atención alguna, no les importó la mesa ni llegar tarde o temprano lo único que querían era: No ser lastimada y/o humillada, y aceptar que viviera con él solo para satisfacer a la pequeña.
- Pensé que no venías.- dijo Ron a forma de saludo
- Tenia cosas de la oficina que hacer.- dijo Hermione sin mayor emoción
- Quiero que vivamos juntos.- dijo Ron tan insensible y rapidamente como pudo
- ¿Qué?.- preguntó Hermione como primera reacción a tan descabellada idea
- Eso, quiero que nos mudemos juntos.-
- ¿Estás loco o algo asi Ron?.- Si huebiese tomado tono de declaración y hubiese hecho todo más tranquilo Hermione hubiese aceptado sin titubear creyendo que el la seguía amando y que podían solucionar toda su vida. Pero no había sido así, había dicho todo eso como si fuese obligación de la castaña hacerlo ytan friamente que a Hermione le pareció más un insulto
- No, el fin de semana Natalie me ha dicho muchas cosas y una de ellas fue que queria una
-
- Familia junta
lo se Ronald ella me contó todo lo que pasó el fin de semana, no puedo creer que hayas permitido que tu sobrina le hiciera algo asi a tu hija.- reprochó con gusto, eso era más una guerra que una tregua
- No fui yo, lo he dicho.- insensibilidad presente en su maxima expresión - Entonces qué, ¿nos mudamos juntos?.- insistió el ojiazul
- No, por supuesto que no.-
- ¿Porqué?.-
- Por que me estás insultando Weasley, ya me has insultado bastante cómo para seguir haciendolo, no tengo que vivir con un tipo tan altivo y arrogante como tu.- las suplicas de Hermione se habían ido, no le gustaba como la trataba
- Pues escuchame Granger, esto no es por ti ni por que nos llevemos pesimo o lo que sea, es por Natalie, nuestra hija
ella quiere una familia normal, ¿no puedes fingir un poco para hacerla feliz?.- expuso Ron sus razones
Quizá el pelirrojo tenía Razón, ya había sacrificado bastante por Natalie y no la dejaría ser infeliz de un día para otro.
- No viviremos en el edificio de los hipogrifos, no dormiremos juntos, y no nos insultaremos Weasley
son al menos las primeras tres condiciones.- ordenó Hermione
- Tenemos que dormir juntos, si Natalie tiene pesadillas y va a dormir con nosotros y no nos encuentra juntos puede frustrarse.- dijo Ron disfrutando la expresión de Hermione
- No nos tocaremos a menos que sea necesario.-
- No tengo por que tocarte, solo un beso fingido de Buenos días.-
- No Weasley, no vamos a tocarnos.-
- Bueno, al menos has aceptado.- dijo Ron conforme
- Agradece que lo haya hecho.- escupió la castaña
- Yo veré la casa y
-
- No Weasley tu dile a toda tu familia lo que planeas hacer, yo me encargo de que la casa esté lista y de decirle a Natalie y a mis padres.- no pensaba escuchar más, se levantó de la mesa y salió del café sin siquiera decir adios, ya estaba bastante enojada consigo misma por estar deseando en parte vivir con Ron.
- Natalie, nos mudaremos a vivir con tu padre.- dijo Hermione sin más cuando acostaba a la pequeña
ya perdía l sensibilidad que tenía después de vivir como había vivido durante estos últimos meses, y sospechaba que para los próximos no le quedaría mucha más
- ¿Enserio?.-
- Si.-
- ¿Vamos a ser una familia unida?.- preguntó la pequeña abriendo mucho los ojos
- Asi es cariño, tu padre y yo lo hemos hablado y no tenemos por que llevarnos mal y estar separados si tu nos amas a ambos.- mintió un poco Hermione
- ¡Te amo!.- gritó Natalie echando todo su pequeño cuerpo contra su madre
- ¿Puedo dormir contigo hoy?.-
- Claro amor.- Y asi ambas castañas fueron a la habitación de su madre descansar, Natalie estaba extasiada, al fin tendría una familia unida, como siempre había querido, y su madre podría ser feliz
después de todo su padre si la quería y le había pedido disculpas, por eso vivirían juntos.
El tiempo pasa volando, más para nosotros dos por que buscamos neciamente evitarnos cuando ambos sabemos que amamos al otro como si de respirar se tratara
decimos odiarnos tanto que cruelmente nos lastimamos y seguimos pensando en nosotros y en la próxima estupidez que haremos para estar juntos, tratándonos como perros y gatos pero deseando desde lo más profundo que uno bese al otro primero para comenzar uno de nuestros juegos favoritos pero también uno de los más dañinos.
Y así como pasa el tiempo pasa volando la mente de Hermione, para el sábado ya tenia lista la casa y para el domingo habían invitado a ambas familias a una barbacoa. Ron le había mentido a todos menos a Harry que tampoco le había mentido a Ginny que no perdía oportunidad de ver a su hermano con cara de espero que un hipogrifo te saque los ojos y a Hermione con cara de eres la peor de las masoquistas en el mundo y no quiero que vengas a mi llorando cuando el estúpido de mi hermano te lastime, si, definitivamente las miradas decían mucho.
Ante la constante y bastante fastidiosa pregunta de ¿Y cómo se reconciliaron? Ambos dijeron que lo habían platicado y Natalie les había ayudado a abrir los ojos ante el amor que nuca habían perdido.
Nada muy interesante había pasado en la barbacoa, todos lucían radiantes y era evidente que Natalie se integraba más a la familia de Ron, claro que no estaba Pauline para molestarle.
Ron veía maravillado lo bien que se llevaba con todos y le sorprendía enormemente lo mucho que la pequeña había cambiado su actitud para con él.
Él la llevó a acostar mientras Hermione lavaba los platos y acomodaba la cocina, ya después le tocaría a Ron quitar y guardar las mesas.
Te amo papi había dicho Natalie y después había cerrado fuertemente los ojos para dormir. Después había ido a la habitación, solo quería acostarse y dormir profundo, pero el aroma que llenaba la habitación le decía que no sería muy posible, Jazmines, el perfume de la castaña, la puerta del baño se abrió y Hermione salió cubierta con un pijama de pantalón y manga larga.
- Pensé que sacarías el baby doll y la tanga.- dijo Ron para fastidiar a Hermione
- Deja de fastidiar Weasley y ocupate de tus asuntos.- dijo Hermione sentándose frente al tocador para cepillar su cabello
- No te pongas agresiva, y dime mi amor.- Ron sabía que eso le dolía a Hermione, más cuando le había suplicado que no se enojara por haberle mentido. Hermione no contestó, se limitó a pasar la secadora un par de veces haciendo que aquel aroma tan caracteristico en ella se esparciera más torturando a Ron y después se acostó dándole la espalda.
Ron se habia metido al baño para después meterse a la cama y darle también la espalda a Hermione, pero no podía dormir, todo lo que les había pasado en esos días daba vueltas por su cabeza haciendole dudar realmente las cosas que quería o no quería como la castaña que tenía a tan corta distancia pero que por orgullo y molestia no se atrevia a tocar
no iba a ceder sobre todo si el había resultado la víctima.
Ya llevaban dos semanas viviendo juntos, la convivencia se limitaba a palabras necesarias y corteces que hacían a Natalie creer el cuento completo, lucían como una familia feliz ante los ojos de todos aunque se pudrieran por dentro.
Sus sentimientos habían cambiado, el vivir juntos le había hecho a Ron cambiar la manera en que veía las cosas y se había ablandado recordando cada momento, descubriendo gestos diferentes y adorando la manera en que Ella y su hija lucían juntas.
Los pensamientos de Hermione se habían dejado de hacer los fuertes y habían preferido abandonarse a la tentación del pelirrojo que seguía portándose frío y distante. No sabía si por la tensión estaba enfermandose o algo así, pero sufría constantes dolores de cabeza y de vez en cuando devolvia las cosas que comía, iría al doctor, si no estaba sana debía saberlo pronto.
- Natalie, come rápido, debemos salir en 5 minutos.- pedía Hermione dándo vueltas por el lugar esperando no perder ningún papel importante y tener todo listo para ir a la oficina y dejar a la pequeña en la escuela.
- Mi amor ¿Qué me has preparado para desayunar?.- preguntó Ron apareciendo en la cocina con porte de galán
- Nada yo no he tenido tiempo de
- la frase terminó ahí, Hermione cayó como un tronco al frio piso de la cocina mientras Natalie pegaba un grito y Ron corría tratando de agarrarle.
- ¡Demonios!.- gritó Ron al no poder agarrarle - Hermione, despierta Hermione ¡Por favor despierta!.- decía mientras le tomaba en sus brasos y le daba pequeñas sacudidas
- Gin, te necesito con Nat ven rápido.- envió un rapido patronus a Ginny y en menos de 5 segundos la pelirroja apareció con James en brazos y se asustó con semejante escena
- Cuida a Nat.- dijo y desapareció con un estruendo apareciendo en Sn Mungo y pidiendo como desesperado atención médica.
Va a estar bien dijo el doctor quitando un gran peso de encima para el pelirrojo y llevándosela a urgencias para ver que tenía.
Durante todo ese tiempo que se le hizo eterno Ron pensaba en cuán tonto era por no decirle a la castaña lo que sentía por ella y que ya no estaba molesto, después de todo él había cometido más estupideces y ella siempre terminaba perdonandole por que sabía que lo amaba. Deseaba decirle cuan insoportables habían sido los días teniendola en casa y sin poder tocarla y que pocas veces había pegado ojo por que la mayoría del tiempo aquel aroma danzaba por su nariz torturandolo y pidiendole a gritos poseer a la dueña del mismo, pero por tonto y orgulloso se había quedado callado simplemente lastimándola más.
Después de dos horas un sanador salió preguntando por los parientes de Hermione Granger y como un resorte Ron se había levantado y había corrido junto a él para que lo dirijera a la habitación.
- Me temo que la señora está en una situación peligrosa
-
- ¿Va a estar bien?.- interrumpió Ron
- Si, si lleva las indicaciones al pie de la letra no tiene por que des
-
- ¿Qué tiene?.- interrumpió de nuevo
- Señor Weasley, me gustaría que dejara de interrumpirme y bajara la voz, ya estamos por llegar a la habitación.- regañó el doctor a aquel impaciente hombre
- Lo lamento.- se disculpó y asintió
- No se si la señora ya conozca su condición, pero se ve que ha estado sometida a un fuerte grado de presión por lo que este ha sido una pequeña alerta, afortunadamente no ha pasado de eso.-
¿Su condición? ¿A qué se refería?
Llegaron al cuarto y entraron, en la cama y con la mirada cansada Hermione seguía con la mirada al sanador y se extrañaba por completo por la presencia del pelirrojo.
- Sra. Granger
¿Está usted enterada de su condición?.-
Hermione negó con la cabeza, las palabras simplemente no querían salir
- Bueno señora Granger, me temo que usted está embarazada.- anunció el sanador y a Hermione se le abrieron los ojos desmesuradamente - Tiene dos meses, quizá un poco más-
Las lagrimas amenazaban por salir ¡no podía ser! Tendría otro hijo de Ron y él no la quería, el se limitaba a odiarla y molestarla todos los días, ya no podría salir tan fácilmente de la situación
- ¿Está seguro?.- preguntó Ron esperando que esa fuera una señal muy clara para confesar realmente sus sentimientos a la castaña, el sanador asintió
- Me temo que en su condición no puede trabajar tanto y mucho menos estar sometida a ese grado de presión y depresión que parece tener
no podemos arriesgarnos a que otro accidente suceda
con su permiso.- y sin más que decir el Sanador se fue
Hermione comenzó a sollozar ¡No, por favor
ya no! Ya no quería sentir otra vez que su corazón se hacía cachitos cuando el pelirrojo la despreciaba, seguramente diría que este hijo no era suyo.
- Vamos a tenerlo.- dijo Ron firmemente sorprendiendo a la castaña
- Vivimos en una mentira, no podemos hacer infeliz a alguién más.- dijo Hermione desesperada
- No, ya no.-
- Debo preguntar al doctor cómo puedo dejarlo.- ahora sí, las lagrimas habían brotado desesperando al pelirrojo
- ¡No te atrevas!... me refiero a que ya no vivimos más en una mentira.-
- ¡No te entiendo Ronald!.- gritó Hermione desesperada, a estas alturas hacía un gran ezfuerzo y gruesas lagrimas corrian por sus mejillas
- ¡Te amo Hermione!.- gritó Ron desesperado, si la castaña no se tranquilizaba algo podía ocurrirles - Desde hace algún tiempo me he convencido, ¡no puedo odiarte! Simplemente no puedo, pasamos los mejores momentos juntos en varias épocas, nos conocemos a la perfección y me has dado lo más hermoso en mi vida, a Nat y ahora, parece que viene otro en camino.- esa confesión estaba dejando en shock a Hermione, era cono si hubiese muerto y estuviese soñando con un mundo paralelo donde escuchaba lo que quería escuchar y era feliz por el resto de su vida - ¡Por favor dime algo!.-
- ¿Porqué hasta ahora?.- preguntó Hermione sin parar de llorar aunque las lagrimas tenían un significado diferente en esos momentos
- Sabes perfectamente que soy un completo idiota y lento, necesito que me pasen cosas a los extremos para poder abrir los ojos y considerar nuevamente mis opciones.- dijo Ron rogando a Merlín que la castaña le respondiera positivamente. Un largo silencio se prolongó, solo jugaban con las miradas y la mayoría del tiempo las perdían en el cuarto que parecía tener cosas ocultas y necesarias por descubrir.
- Yo también te amo Ron.- soltó la castaña haciendo que una enorme sonrisa se expandiera en el rostro del hombre que la veía más que maravillado, a paso rápido se acercó a ella y le abrazó, era verdad, se acoplaba perfectamente a sus brazos como nadie indicando que ese era su lugar.
- Prometo dejar de ser un idiota.-
- Te amo aunque seas un idiota.- bromeó Hermione y Ron rió de nuevo sin poder después aguantar la tentación de besar esos suaves labios que lo tentaban desde un par de semanas antes.
- Se llamará Ron.- dijo orgulloso
- ¿Cómo sabes que será niño?.-
- Solo lo se.- dijo Ron feliz posando su mano en el aún liso viente de la mujer de su vida
- No le pongamos como sus padres- dijo la castaña poniendo una mano en la cara de Ron
- ¿Entonces cómo te gustaría llamarlo?.- preguntó el hombre decidido a ceder a cualquier capricho de su futura esposa y la madre de sus hijos
- Paul.-
- Mejor Patrick.- pidió Ron con su mejor cara de borrego degollado y Hermione sonrió
- Entonces que se llame Patrick.-
Ron le beso tiernamente y después acurrucó su cabeza en el pecho de la mujer
- Prometeme que nunca me vas a dejar solo de nuevo Hermione.- pidió con sinceridad
- Te lo prometo Ron, nunca voy a volver a dejarte cómo lo hice antes.-
Y con esas palabras y frente a su nuevo hijo cerraron aquel pacto que les aseguraba felicidad.
- Vamos Hermione el avión no nos esperará toda la mañana.- apuró Ron a su ahora esposa mientras sostenía a Patrick de ahora dos años en brazos
- Espera Ron, tengo que ver que esté todo.- dijo la castaña desde la habitación de niño que habían acondicionado en la casa
- Mamá, ya has metido todo.- se quejó Natalie ansiando conocer el mar y jugar en la arena
- Espera, no encuentro el dragón de felpa de Paul.- gritó nuevamente Hermione
- Lo tiene Patrick.- gritó Ron y segundos después la castaña apareció con un niño idéntico al que cargaba Ron en brazos. Así es, no había sido uno, habían sido dos y con esos habían decidido dejar la producción de lado. A diferencia de Natalie los gemelos eran castaños, pero aquellos ojos tan azules como los de su padre no los perdía ninguno.
Hermione encogió las maletas y las metió a su bolso. Y después en un taxi partieron al aereopuerto y partirían a California para disfrutar unas deliciosas vacaciones en la playa.
Al fin como una gran familia, como lo debieron ser desde el principio y lo serían hasta el final del camino y aún asi más allá.
Hermione miraba por la ventanilla del avión recordando aquella pequeña pero maravillosa boda que había organizado Ron totalmente para sorpresa suya, había sido en el patio de la casa, decorado con jazmines y hadas que revoloteaban alrededor de las flores dejando un rastro brillante por todo el lugar. Natalie iba con un vestidito azul que resaltaba sus ojos y una canastita de chocolates repartiéndolos por el lugar, los gemelos estaban vestidos de blanco como su padre y Hermione llevaba un ligero vestido que caía graciosamente haciéndola ver magnifica
todo como nunca y siempre había imaginado al mismo tiempo, caminó nerviosa hasta el altar y ahí frente a ambas familias, algunos amigos del colegio, colegas del equipo de Ron y miembros de la orden se habían dado el sí definitivo que terminaba con aquella cadena de sufrimiento que tanto tiempo había durado para ellos.
- Ya deja ese recuerdo en paz.- dijo Ron volteando la cabeza de la castaña para que quedaran de frente
- Ron ¿no te estarás metiendo en mi mente otra vez verdad?.- acusó Hermione a su marido
- No, pero siempre que recuerdas eso pierdes la mirada y sonríes como cuando dijiste acepto.- señaló Ron divertido
- Aun no puedo creer que hayamos terminado tan bien.- dijo Hermione besandolo suavemente
- Aún no puedo creer que los gemelos salieran castaños.- rió Ron en broma
- Si bueno, si no dejas eso por la paz tu también podrías quedar castaño.- amenazó Hermione
- No me hechizarás.- afirmo Ron - Te encanta mi cabello Rojo y mis ojos azules.-
- Cuidado con seguir con eso que te los podría poner grises y dejarte el pelo platinado como Malfoy.- dijo Hermione divertida
- Bueno, no es para tanto, creo que lo que más me conviene será callar.-
- Es bueno que sepas en que momento parar Ron.- sonrió Hermione y le besó, Ron correspondió y alargó el beso haciendo que la azafata los interrumpiera
- ¿Algo de tomar?.- preguntó
- No gracias.- respondió Ron y la azafata se fue - ¿En qué estábamos?.- preguntó encendiendo sus ojos
- Basta Ron, nos van a ver los niños.- dijo Hermione ruborizándose
- Me encanta que aún te ruborices
Te amo.- Ron tomó la mano de Hermione y la besó
- Yo también te amo Ron.- sonrió abiertamente Hermione
- Bueno, quizá los gemelos no les digan nada, pero ¡Ya!... no se que me va a dar.- dijo Natalie tapándose la cara en un gesto gracioso al ver los arrumacos de sus padres.
Todo por tí - Fanfics de Harry Potter
La batalla contra Voldemort había sido fatal, varios murieron luchando por el bien de la comunidad mágica y otro tanto por querer que Voldemort ganara. Afort
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2024-10-03
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