Llovía
Una joven de aproximadamente veinte años ibacaminado por una calle llena de transeúntes que iban corriendo a causa deaquella lluvia que los había cogido desprevenidos, igual que a ella, pero no leimportaba. En realidad tenía cosas más importantes en las que pensar que en lainsignificante lluvia.
No llevaba paraguas, y no hacía nada para evitarno mojarse. Caminaba apresurada, pero ella sólo pretendía alejarse de larealidad. Únicamente quería llegar a un bar y tomar varias copas de lo que sellama alcohol unido con penas.
Algunas personas la miraban, pero apartaban avista enseguida, ya que notaban que ella lloraba. Sus ojos estaban un pocohinchados, y si alguien se acercaba mucho a ella, se lograba escuchar algúnsollozo.
Siguió caminando. Ella se chocaba con muchaspersonas porque sus lágrimas hacían borrosa su vista. "Lo siento" decía sindirigirse a nadie cuando sentía que rozaba a alguna persona.
Después de caminar aproximadamente treinta ycuatro minutos bajo la lluvia, llegó a su destino.
El Caldero Chorreante quedaba invisible ante losojos de los muggles, pero ante ella no.
Entró lo más rápido que pudo. Se sentó en laúnica banca vacía de la barra. Se sacó su abrigo, dejando al descubierto unhermoso vestido rojo.
Por la lluvia, su maquillaje y peinado ahora estaban arruinados, pero aúnquedaban rastros de un poco de rímel y unas sombras de tono oscuro. Y todavíaquedaba un poco del color de su labial que debió haber sido color rojo carmesí.Sus castaños rizos ahora no eran más que unos mechones de cabello mojado.
No le importaba su apariencia en ese momento,sólo deseaba que el mundo se acabara ¿Cómo pudo haber sido tan ciega, tantonta?
- Una copa de vino, por favor -dijo lacastaña al bar-man, sin mirar a nada
Para esos momentos, la noche ya habíareemplazado al día, y la lluvia llegó a su fin. La misma calle, por dondemomentos antes había pasado mucha gente, ahora estaba desierta. Algunos de losfaroles no servían, y había un silencio sepulcral, lo que daba como resultadouna calle tenebrosa y húmeda.
Pero ese silencio fue cortado por el sonido deunos tacones negros altos, que hacían un cierto sonido.
Llevaba puesto un vestido verde oscuro top, conun decorado de brillos en ciertas zonas. Era corto, y mostraba sus bien formadaspiernas
Sus tacos seguían resonando a lo largo de sutrayectoria de la morena. Su mirada era astuta, fría y un poco engreída.
Caminaba con cierta soltura y seguridad quepocas personas podrían tener por aquellos lugares tan solitarios
Ella también estaba despechada, pero no lodemostraba en su rostro. Odiaba sentirse así, pero su carácter la obligaba aseguir adelante, a hacer algo inadecuado y vengarse como toda una dignaSlytherin.
En aquella calle había ciertos callejones, unosun poco iluminados y sucios, y otros en los cuales se podía hasta oír elchillido de las ratas.
Le faltaba muy poco para llegar a su destino,cuando un hombre mugriento salió por uno de los callejones
- Ven conmigo, guapa -dijo este,acercándose a la joven- Ven a pasarla bien rato conmigo
- Aléjate, asqueroso muggle -respondióella, metiendo su mano en su escote
- ¿Asqueroso qué? -preguntó totalmenteconfundido, pero un poco excitado ante el movimiento de ella
- Asqueroso muggle -repitió la morenacon asco en sus palabras, al mismo tiempo que revelaba un palito largo
- ¿Qué es eso, deliciosa? -volvió apreguntar el viejo- ¿Algún juguetito, será?
- ¡Avada Kedavra! -fueron las palabrasque salieron de la boca de aquella joven, al lapso de que una luz verde salíade aquella rama- Y sí es un juguete, un juguetito para matar mugrientos mugglescomo usted.
Vio como el muggle caí al suelo, totalmenteinerte. Fue una satisfacción encontrarse con algún muggle para desquitarse. Riópor unos momentos con total malicia. Lo pateó, y luego pasó sobre él, sinpreocuparse de no pisarlo.
Delicadamente, colocó su varita de nuevo en elescote de su vestido. Siempre era bueno esconder las varitas en el lugar menos esperado.
Siguió su camino, como si nada hubiera pasado,dejando tras de ella un asesinato perfecto. Una sonrisa totalmente ajena a ellase formó en su fino rostro.
El frío de la nocheno la hacía daño, y algunas ráfagas de viento nocturno jugaban con su cortocabello negro. De vez en cuando miraba atrás, con la vaga esperanza de que elmuggle se levantase, para así poder matarlo de nuevo.
De vez en cuandosentía un pequeño cosquilleo en su antebrazo izquierdo, y se pasaba suavementesus largas uñas, pintadas de color vino.
- Qué día más especial -susurraba lacastaña en el bar- Brindo por el mejor día de mi vida -se respondía a sí misma,tomando la tercera copa de vino- Jaja, ¡Salud por mí, y el maldito de HarryPotter!
Tomó el contenidode la copa en apenas unos segundos. Cuando se lo acabó, miró la copa a contraluz, viendo si había aún alguna gota de vino que no había ido a parar a suboca.
De repente,reaccionó al ver el su reflejo en la copa. Esa no era ella, no, esa no era lacaracterística de ella, de una Gryffindor.
Se levantó, y sedirigió al baño, para tratar de arreglarse algo.
En el momento en elque ella se levantaba, otra joven entraba al bar.
Pero la castaña yano estaba en la barra, sólo había dejado su copa de vino ahí, quedando suasiento solo.
La otra joven se dirigió automáticamente alúnico lugar que no estaba ocupado. Varias miradas morbosas se dirigieron haciaella, pero las ignoró. Otra vez una sonrisa posó en su rostro durante unosbreves momentos. Le gustaba llamar la atención, ser la culpable de que muchosmagos hicieran estupideces por ella. Y eso le encantaba
Mientras tanto, en el baño; la castaña se mirabaal espejo, y sintió lástima por ella misma. No quería recordar, pero su mentela traicionó, haciendo que el recuerdo vuelva a ella una y otra vez.
Ellahabía ido a la casa de Luna, para que la ayudase a arreglarse para la grannoche. Le había pedido también la ayuda a Ginny, pero esta se disculpó,diciendo que en ese momento tenía que ayudar a George en algo de su tienda debromas, y que quizás llegaría más tarde. Quizás
.
Lunahabía hecho un gran trabajo. Ella, como estaba nerviosa, temía hacerse algo quela hiciera quedar en ridículo.
Semiró varias veces al espejo de cuerpo entero, buscando alguna imperfección,pero no lo había. Su vestido, peinado, maquillaje y zapatos se veían estupendos
- Oh,qué tonta soy -dijo la castaña- He olvidado traer los pendientes y el collar.Me siento incompleta
- Note preocupes -respondió Luna, con una sonrisa- Yo aquí tengo un montón, siquieres te presto alguno
- No,no es necesario -indicó ella, un tanto nerviosa, porque presentía que tal vezeran los pendientes de rábanos que esta sabía tener- Iré rápido aldepartamento, cogeré los pendientes y regresaré para que me des el visto bueno
- ¿Quieresque te acompañe?
- No,voy y regreso
- Estábien, pero no te pierdas
.
- Luna,yo no soy tú
- Mala-dijo la rubia, mientras le sacaba la lengua- Hasta mientras yo me arreglaré unpoco
Salióde la casa de Luna y se desapareció.Volvió a aparecer al frente del edificio de departamentos, en el cual ellacompartía uno de los mejores departamentos que había con Harry, su novio. Foro ciclismo
Ellanunca se aparecía en el departamento, porque sería muy sospechoso que ellabajara sin haber subido primero. Ya le había pasado algunas veces, y no queríacometer el mismo error para que sus vecinos sospechasen.
Harryvivía con ella desde hace algún tiempo, ya que Grimmauld Place 12 estaba enreparaciones.
Cogióun ascensor, y llegó al piso siete. Caminó por un pasillo largo, hasta quellegó a la puerta de su hogar. Sacó las llaves de su abrigo, y abrió la puerta.Se quedó unos segundos en la puerta, tratando de recordar dónde había puestosus joyas recién adquiridas. Se acordó que los había dejado en la sala.
Fuehasta ahí, y encontró la cajita que contenía sus pendientes y el collar. Ya ibade salida, cuando escuchó algo por el pasillo que dirigía a las habitaciones.Ella había creído que en la casa no había nadie.
Mientrascaminaba lentamente, pensó que podría ser una lechuza, ya que se suponía queHarry estaba en la Madriguera.
Seacercó lentamente a la habitación que compartía con Harry. De ahí provenían losruidos
Sellevó una sorpresa al notar que esos ruidos no eran ruidos, sino gemidos deplacer
.
- Oh,Harry
no, no, ahí no
- ¿Quépasa Ginny?-dijo una voz masculina-Dijiste que querías hacerlo, ahora abstentea las consecuencias
- Claroque quiero hacerlo -contestó la pelirroja- ¡Ay! Pero no me muerdas
.
- Megusta morderte
- Prefierodevorarte
.
- ¡HarryPotter! -gritó la castaña al escuchar todo eso- ¡¿Qué demonios haces!?
- ¡Hermione!-dijeron al mismo tiempo los amantes
- Novoy a escuchar nada -respondió ella, mientras veía las prendas de ellos en elsuelo- Son unos malditos, fueron capaces de traicionarme en mi propiodepartamento-decía mientras cogía aquella ropa- Pero esto no se queda así -sedirigió a la ventana y tiró toda la ropa que había cogido, y otras más quesalían del armario gracias a la varita- ¿Con que esto es lo que te encargóGeorge? Maldita cínica. Adiós, par de traidores
- ¡Hermione!-gritó el ojiverde antes de que la castaña desapareciera por la puerta
Yano le importó si bajaba del edificio o si sospecharían de algo. Sólo queríaliberarse del mundo por una buena vez
Dos pequeñas lágrimas se le habían escapado conaquel recuerdo. Se mojó la cara y se la secó enseguida. Trató de arreglarse lomejor que pudo, y salió. Cuando llegó a su asiento en el bar, vio que se lohabían quitado.
- Disculpa -dijo Hermione a la morena,mientras le tocaba el hombro- Yo estaba ahí
- Estabas, como nadie ocupaba estabanca, yo la tomé -respondió la morena, sin mirarla- Así que no molestes
- No estoy con ánimos como para queuna tipa como tú me joda la noche
- Si quiere señorita -expresó un hombrede mediana edad, que se dirigió a la castaña- Yo le puedo ceder mi asiento, alfin y al cabo, ya me iba
- Gracias -manifestó ella al sentarse
Por alguna razón, Hermione sentía que conocía ala morena de algún lado, pero no estaba segura de dónde
- Un whisky de fuego doble -habíadicho aquella joven al bar-man- y otro más, para la querida sangre sucia queestá a mi lado
- ¿Disculpa? ¿Te conozco? -preguntó lacastaña
- Mmmm, sí, si me conoces, pero dudode que me recuerdes ahora Granger.
- Si no estoy mal, eres una Slytherinporque me llamaste sangre sucia
. ¿Parkison? ¿Pansy Parkison?
- ¡Lo atinaste Granger! ¿Por québebiendo tanto?
- Mal de amores, Parkison, ¿Y tú?
- En las mismas, -afirmó Pansy- Sóloque yo no sufro tanto
- ¿No?
- No, ellos son sólo unos juguetessexuales para mí, cuando me satisfacen, los tiro, aunque esta vez fui yo la quesalió rechazada. Malfoy acaba de terminar conmigo, porque se enteró que lo heestado engañando. Ahora salió con el cuento de que se va a casar con AstoriaGreengrass.
- A mí Potter me acaba de engañar conuna de mis mejores amigas
- Así son todos. Les das lo quequieren y luego te dejan
- Pero tú haces lo mismo -objetóGranger
- Sí, pero es mi instinto. No puedohacer nada contra él.
La castaña y la morena siguieron hablando. Muyextrañamente se llevaron bien en aquella conversación, ya no era como en elcolegio en que se peleaban por las diferencias de sus casas. Ahora estabanunidas por algo común: Las dos estaban despechadas por culpa del amor.
Al cabo de una y otra copa, entre las dos ya sehabían acabado dos botellas de whisky de fuego. Se reían escandalizadoramenteante cualquier comentario de la otra. Poco a poco terminaron borrachas
- Granger, ha sido muy divertidohablar con alguien
- ¿Qué? ¿Ya te vas? -dijo Hermioneclaramente decepcionada
- No, no me pienso ir -le respondiócon una sonrisa pícara- ¿Quisieras hacer una cosa conmigo?
- ¿Qué cosa? -preguntó dudando
- Te espero en el baño -indicó Pansy,acercándose inesperadamente a Hermione, y le susurró en el oído- ¿Quieres?
Parkison se alejó, moviéndose como unasofisticada modelo muggle. Giró su rostro y le guiñó a una sorprendida castaña.Ella titubeó un momento, pero la siguió.
Cuando entró al baño, Pansy la empujó hasta elretrete, cerró la tapa de este, y la puerta del baño. Tomó a Hermione por loshombros, y la obligó a sentarse en la tapa
- Tú también necesitas sentirtequerida, Granger -susurró Pansy en su oído, mientras se sentaba sobre lacastaña- Nos vamos a divertir
La morena comenzó a besar a Hermione, que alprincipio se rehusó, pero poco a poco comenzó a aceptar el beso. Sus lenguascomenzaron a jugar entre ellas.
De los besos pasaron a las caricias. La castañasacó su varita y murmuró "Muffliato" para que sus gemidos no se escaparan deahí
Pansy bajó el cierre del vestido de ella, y vio unhermoso conjunto de ropa interior. Le sacó y comenzó a besar sus senos,mientras Hermione metía su mano por debajo del vestido de ella.
- Siempre tuve la curiosidad de probara una sangre sucia -susurró Pansy, cuando las dos quedaron desnudas
- Yo siempre he querido sentir a unaserpiente venenosa
Sus gemidos no salían de ahí. Las dos jugaban ysentían cierto placer que los hombres no habían sido capaces de complacer.
Cuando todo acabó, las dos comenzaron avestirse, sin evitar darse algunos besos y caricias.
Las dos vestidas ya, se miraron por unosmomentos. La Slytherin besó por última vez a la Gryffindor. La obligó asentarse de nuevo sobre el retrete, mientras ella se sentaba de nuevo sobreella.
Se besaron durante algún tiempo. Su respiraciónera agitada, y sus lenguas jugaban. Cuando al fin se separaron por última vez,Pansy se introdujo su mano en su escote, y dijo a una extrañada castaña
- Cuidado con las serpientes, quepueden morderte -sacó la varita- Avada Kedavra -susurró
El baño se iluminó de un verde, mientras que unamorena salía del ahí en total tranquilidad. Pagó de sus tragos, y salió dellocal, como si nada hubiera pasado.
Hola, aquí les dejo mi pequeño aporte para el concurso "Locuras Prohibidas". Sé que hay mejores, pero me he esforzado para hacer esta....quisiera ver algún comentario por aquí para saber si les ha gustado o no. Mis kisses
Tú también necesitas sentirte querida, Granger - Fanfics de Harry Potter
Una joven de aproximadamente veinte años ibacaminado por una calle llena de transeúntes que iban corriendo a causa deaquella lluvia que los había cogido des
potterfics
es
https://potterfics.es/static/images/potterfics-tu-tambien-necesitas-sentirte-querida-4712-0.jpg
2024-11-23

El contenido original se encuentra en https://potterfics.com/historias/55401
Todos los derechos reservados para el autor del contenido original (en el enlace de la linea superior)
Si crees que alguno de los contenidos (texto, imagenes o multimedia) en esta página infringe tus derechos relativos a propiedad intelectual, marcas registradas o cualquier otro de tus derechos, por favor ponte en contacto con nosotros en el mail [email protected] y retiraremos este contenido inmediatamente