Se despertó sobresaltada, se levantó de su cama con doseles, estaba toda desecha. Había tenido una pesadilla,
- Una pesadilla horrible para dejar la cama así - Se dijo
Sin saber por qué, presentía que le iba a ocurrir a una persona a la que ella quería mucho, pero que nunca se lo había dicho, tenía que ver con la pesadilla, pero no conseguía acordarse de ella.
Hacía un año que Harry, Ron y Hermione habían terminado su séptimo año en Hogwarts, pero no se habían vuelto a ver, pero ella sentía que seguían siendo, y serían siendo sus mejores amigos para siempre.
Se dirigió hacia la cocina, mientras pensaba en que no iba a poder volver a dormirse, abrió la nevera y cogió el brick de leche y se dispuso a coger una taza, pero abrió el armario equivocado.
-¡Maldita sea! No acabo de acostumbrarme a la organización de esta casa - dijo enfadada.
Cuando se enfadaba tenía la costumbre de hablar en voz alta.
Hacia poco que se había mudado a esa casa, en pleno Callejón Diagon, y todavía estaba acostumbrada a la organización de la casa de sus padres. Abrió un armario que tenia situado un poco más a la derecha y sacó una taza alargada con vaquitas.
-Me la regaló Harry por navidad en 3º - recordó con melancolía, mientras llenaba la taza de leche y la metía al microondas, no sabía por qué pero no le gustaba usar la magia para cosas tan sencillas.
- ¡A todo esto! No les he enseñado la casa, debería invitarles. - dijo con alegría mientras se dirigía al salón y se sentaba en el sofá
Se pregunto cómo teniendo una amistad tan grande se habían distanciado tanto. Sabía que Harry y Ginny vivían juntos en el número 12 de Grimmould Place, pues había ido muchas veces a ver a Ginny, pero siempre coincidía con el horario de Harry de la escuela de aurores. Les invitó un día a ella y a Harry, pero solo pudo venir Ginny pues Harry tenía un examen en la escuela de aurores.
De Ron no sabía nada.
Nunca se había atrevido a preguntarle nada de su hermano a Ginny, y puesto que ella no le contaba nada no sabía dónde vivía, como estaba ni nada, por lo que creía que viviría con sus padres es La Madriguera y no tenía novia, por lo menos oficial.
O al menos eso quería creer.
Llevaba un rato pensando en como estaría, que pasaría por su cabeza en ese momento cuando miró el reloj.
-¡ya son las 8:00! - dijo sobresalta mientras se levantaba de un salto del sofá.
Llevaba horas pensando en Ron, y no se había dado cuenta de la hora que era ni que en media hora tenía que entrar a trabajar. Se vistió apresuradamente y salió por la puerta con un bollo en la boca. Cerró de un portazo y corrió escaleras abajo.
No muy lejos de allí un pelirrojo se desperezaba después del almohadonzazo de uno de sus hermanos.
- ¡George déjame en paz! - dijo pegándole un grito a su hermano y levantándose apresuradamente para salir por la puesta y bajar apresuradamente las escaleras.
Un estruendo se escuchó en la cocina de los Weasley. Ron había bajado tan apresuradamente las escaleras que se tropezó en el segundo escalón y las bajó rodando dándose un fuerte golpe en el culo al llegar al suelo.
Al momento empezó a quejarse de que le dolía el culo y al darse cuenta de que sus hermanos se partían de risa, uno desde la escalera y el otro desde la silla con un trozo de tostada en la boca, decidió que su única opción era pedirles ayuda a ellos, pues su madre no estaba, y no había nadie más en la casa aparte de ellos tres. Fred, apiadado de su hermano, se acercó con su tostada en la mano y le dijo que comiera un poco, pero cuando Ron fue a morderla, Fred la apartó, lo que provocó una sonora carcajada por parte de George el que ya estaba abajo mirando a Ron.
- ¡En serio!¡Me duele mucho! - dijo medio llorando - ¡ayudadme por favor!
George se acercó con expresión seria hacia él, le dio la vuelta y le dijo:
- Hermanito, creo que te has roto el culo - dijo con una maliciosa sonrisa en la cara que Ron no pudo ver - Fred, ya sabes que hacer.
-¡Culen Emendo! - chilló Fred apuntando al culo de Ron, este puso una cara de terror al recordar cuál era ese hechizo.
-¡No! ¡Me habéis dejado sin culo! - Dijo recordando el hechizo que Gilderoy Lockhart le hizo a Harry cuando se rompió el brazo en un partido de quiddich - ¡Veréis cuando llegue mamá!
- ¿El qué veré? - Dijo la señora Weasley que entraba en ese momento por la puerta - ¡Dios mío Ron! ¿Qué haces tirado en el suelo?
- ¡Fred y George me han dejado sin culo! - dijo Ron mirando a su madre.
- ¡Hay que llevarte a San Mungo! - dijo Molly, poniendo cara de reprimenda a los gemelos - Avisad a Ginny, y haced algo útil.
- De acuerdo mamá - dijeron los dos a la vez mientras su madre desaparecía con Ron.
Se miraron el uno al otro, los dos pensaban lo mismo, lo sabían. Uno avisaría a Harry y Ginny y el otro a Hermione, no se lo habían dicho, pero sabían que a Ron le haría mucha ilusión y le sentaría bien verla.
Y tenían mucha razón.
Se tomaron su tiempo para ir a avisar a Harry, Ginny y Hermione, pues eran las dos del medio día y no habían ido aún.
-¡Fred! ¡Son las 2! Tenemos que ir a avisar de que Ron esta en San Mungo - dijo George mientras miraba el reloj.
Fred se encaminó a la chimenea, cogió un puñado de polvos flu y grito:
- ¡Grimmould Place! - y desapareció
George se quedó atónito de que su hermano le hubiese hecho caso y que ni siquiera hubiese protestado. Se encaminó él a la chimenea e igual que Fred, desapareció.
En la cocina del número 12 de Grimmould Place, una pelirroja y un ojiverde charlaban entretenidamente mientras en el fuego una olla echaba vapor, con un curioso elfo doméstico controlándola.
Era Kreacher.
La pelirroja estaba poniendo el mantel y el ojiverde sacando los cubiertos de un cajón, cuando de repente, algo estalló en la chimenea y apareció un pelirrojo cubierto de hollín.
- Podíais limpiar la chimenea ¿no? - dijo un gemelo Weasley.
- ¡George! - Saludó Harry mientras Ginny corría a abrazarle.
- No soy George, ¡soy Fred! Cuando vais a aprender a distinguirnos... - dijo malhumorado.
-¡No tengas morro George! Soy tu hermana y sé perfectamente que eres George, no le tomes el pelo al pobre Harry... - dijo Ginny mientras se reía.
- ¿Te quedas a comer? - dijo Harry, a ver que kreacher estaba sirviendo la comida en los platos.
- Bueno... ¿qué hay? - dijo intentando ver que era lo que servia Kreacher.
- Pollo en salsa, señor - dijo Kreacher con amabilidad.
- ¡Entonces vale! - dijo George relamiéndose.
Comieron tranquilamente, hablaron de que habían admitido a Harry en la escuela de aurores, pero que le iba a ser muy difícil aprobar, pues por lo que ha visto es muy difícil. George contó que la señora Weasley estaba encantadísima con que Harry y Ginny vivieran juntos, son tal para cual decía. George les contó que Fleur estaba embarazada, habían llamado Bill y ella hace poco para decírselo a su madre.
- ¿Cómo está Ron? - preguntó Harry, pues hace mucho que no veía a su mejor amigo.
- ¡Cierto! Era a lo que venía, está en San Mungo - dijo George tranquilamente mientras se metía un trozo de pollo en la boca.
- ¡¿Qué?! - dijeron Harry y Ginny a la vez mientras se levantaban de un salto de la silla. - Si, bajó las escaleras perdiendo el culo - respondió George sin preocupación alguna y sin perder de vista el plato de pollo.
- ¡Hay que avisar a Hermione, ella es la directora! - dijo Ginny. Hermione trabajaba en San Mungo, era ni más ni menos que la directora, y eso que sólo llevaba un año trabajando en el hospital.
- ¿A si? - Preguntó George - Es igual, por que Fred ha ido ya a avisarla a su casa.
- Se ha cambiado de casa George... ¿No lo sabías? - dijo Ginny, como si George fuera estúpido.
-No, no lo sabía. Y Fred tampoco... bueno, ya se las apañará - dijo, y acto seguido tiró de Harry y Ginny sentarles de nuevo en la mesa para que terminasen de comer.
Lejos de allí, Fred apareció en la chimenea de una antigua casa.
- ¿Hermione? - Preguntó.
Nadie contestó, Fred pensó que quizás se habría cambiado de casa y que todavía no se lo había dicho ni había cambiado la dirección de la red flu. Pero una señora de la edad de su madre entró en la habitación y le miró como si le conociese.
- ¿Hermione? - Preguntó de nuevo Fred, extrañado.
- ¡No! - Dijo la mujer - yo soy su madre, Jane Granger. Y tú eres...
- Fred Weasley - dijo, y se dio cuenta de que la mujer le había recordado.
- Eres el hermano de Ron, ¿no? - Dijo la Sra. Granger - ya decía yo que ese tono pelirrojo y las pecas me sonaban. ¿Buscas a Hermione?
- Si - dijo Fred - ¿Sabe dónde puedo encontrarla?
- En su casa del Callejón Diagon, pero no te molestes en ir a buscarla allí, a esta hora ya se habrá ido a trabajar - dijo la Sra. Granger.
- ¿y me podría decir dónde trabaja? - preguntó Fred amablemente.
- ¡Claro que sí! Trabaja en San Mungo, es la directora... - dijo muy orgullosa la Sra. Granger.
- Gracias Sra. Granger - le dijo Fred amablemente y le sonrió. Se acercó a la chimenea y se fue derecho a casa de Harry y Ginny.
Otro pelirrojo apareció en la chimenea de la cocina del número 12 de Grimmould Place.
- ¡Fred! ¿Has avisado a Hermione? - Preguntó George.
- ¡Ey!¿Qué haces tú aquí todavía? - Dijo Fred mirando el plato de comida - ¡Yo también quiero comer!
- Haber venido tú a avisarnos - dijo Ginny, para chinchar a Fred - ¿has avisado a Hermione o no?
- A medias - dijo Fred - su madre m ha dicho que se ha mudado y que trabaja en San Mungo así que ya lo sabrá, ¿lo sabíais?
- ¡Sí! - dijeron los otros tres a la vez
- ¿Pues entonces que narices hacemos aquí? - Dijo Fred mientras cogía un trozo de pan y lo mojaba en el plato de George - ¡Vámonos!
En ese momento, una castaña entraba en San Mungo, pues al llegar allí esa mañana le habían dicho que no hacia falta que estuviese allí hasta después de comer, por lo que se había ido a limpiar la casa. Al entrar comprobó la lista de internados y sintió un escalofrío al leer un nombre situado casi al final de la lista.
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hola!!! les ha gustado??? dejen reviews con críticas, buenas o malas, pero no sean muy duros que es mi primer fic.Ronald Weasley.
Tuvo que leer dos veces seguidas el nombre para creérselo. No podía ser. Su presentimiento no podía ser verdad, no podía haberse cumplido su presentimiento, era imposible. Pero... ¿qué le habría pasado?
Unas imágenes distorsionadas llegaron a la mente de la castaña, había recordado la pesadilla, en ella vio a Ron tumbado en una cama del hospital. Se estremeció.
Salió disparada hacia la dirección del hospital, dónde su secretaria la recibió con una sonrisa.
- Buenas tardes señorita Granger - dijo una rubia, con el pelo un poco por encima de los hombros mientras tecleaba en su ordenador.
Era Lavender Brown.
- Somos antiguas compañeras de colegio y amigas, por mucho que yo sea tu jefa, no me gusta que me llames por mi apellido, me hace sentir vieja. - dijo mientras dejaba escapar una sonrisa.
Lavender y Hermione se habían hecho amigas cuando, en el último curso de Hogwarts, empezó a salir con Neville Longbottom, con el que aún salía.
- Está internado Ron en el hospital, ¿lo sabías? - informó Lavender a su amiga.
- si, me acabo de dar cuenta al revisar la lista de pacientes internados, ¿sabes qué le ha pasado? - preguntó Hermione, aliviada de no tener que preguntarle.
- No, todavía no he ido a verle, pensaba ir esta tarde, cuando acabase mi turno. - respondió esta, con una cara de estar pidiendo ¿puedo salir antes hoy?.
- Yo pensaba ir ahora. ¿Sabes en qué habitación está? - dijo Hermione, mientras colocaba unas carpetas que estaban sobre su mesa en una estantería.
- A ver... Weasley, Ron... ¡Aquí está! Cuarta planta, habitación 427. - respondió Lavender sonriente por haber sido tan rápida.
- Gracias - se despidió ella y salió por la puerta para dirigirse hacia los ascensores por el pasillo derecho.
Al llegar a los ascensores se encontró esperando a Harry y Ginny. Sonrió y se abalanzó hacia ellos dándoles un fuerte abrazo que casi les tira al suelo. Después de asegurarse que no se caían comenzó a besuquearles a los dos los carrillos.
- hola... - dijo Hermione, sonrojada al ver que detrás de Harry y Ginny estaban Fred y George mirándola fijamente.
- ¿A nosotros no nos besuqueas? - dijo Fred con una sonrisita pícara dibujada en el rostro. Hermione se acercó a ellos tímidamente, se empinó, y les dio un beso a cada uno en la mejilla. Se iba a dar la vuelta pero no aguantó la alegría de ver a los gemelos después de un año, y les dio un fuerte abrazo.
- ¿Contentos? - dijo Hermione, aún ruborizada, pero contenta de verles.
- Por supuesto - dijo George alegremente y satisfecho de conseguir lo que quería mientras pulsaba el botón del cuarto piso en el ascensor.
Al llegar arriba, se mientras se abrían las puertas metálicas, Hermione preguntó:
- Por cierto, ¿qué le ha pasado a Ron? - Pero al ver que Fred y George se reían, les pregunto con una mirada de odio - ¿no habréis tenido nada que ver?
Pero su respuesta fue reír aún más, por lo que, cuando consiguieron serenarse, y habían llegado a la habitación, llamaron a la puerta y entraron.
Era una habitación muy triste, típica de hospital.
Tenía las paredes de color beige, y un cuarto de baño minúsculo a la derecha, un sofá marrón y una cama en la que un pelirrojo dormía placidamente. En la mesilla de noche había un jarrón lleno de flores que suponía que la señora Weasley había colocado allí.
- ¿Qué le pasó? - preguntó Hermione a la Sra. Weasley, que estaba sentada en el sofá ojeando una revista.
- Se cayó por las escaleras y se rompió el culo. - sin levantar la vista de la revista que estaba ojeando.
- ¡Mamá! - chilló Ron, que se acababa de despertar e intentaba incorporarse y estaba rojo como un tomate de lo que acababa de decir su madre.
- ¿Y por eso está interno? - dijo Hermione que se dirigía hacia la cama a saludar a su amigo.
- No - dijeron Fred y George entre carcajadas, lo que provocó que Hermione se parara en seco sin llegar a la cama.
- ¡¿Qué le habéis hecho?! - se dio la vuelta y les lanzó una mirada asesina a los gemelos.
- Lo mismo que hubiese echo Lockhart en nuestro caso - dijeron los gemelos riéndose aún más.
A la mente de Hermione llegaron la imágenes del incidente de la bludger loca de segundo y como Lockhart con un hechizo había hecho desaparecer el hueso del brazo de Harry, y también lo mucho que a la señora Pomfrey le había costado regenerarlo.
- ¡¿Habéis dejado a Ron sin hueso del culo?! - vociferó Hermione, tan fuerte, que Ron se extrañó que no la hubieses escuchado en Marte.
- Sólo hacíamos lo que nuestro estupendo profesor Gilderoy Lockhart habría hecho. - dijeron los gemelos con expresión seria, pero con un tono de sarcasmo en la voz.
Hermione se disponía a comprobar que era cierto que habían dejado sin culo al pobre Ron, y a darle un beso en la mejilla para consolarle.
En ese momento entró corriendo una mujer rubia con el pelo hasta la cintura muy atractiva, se sentó en la cama y besó a Ron de lleno en la boca.
A Ron se le pusieron los ojos como platos al darse cuenta delante de quién le estaba besando la chica.
Hermione salió de la habitación con la excusa de que tenía que redactar unos informes de unos pacientes, pero Ginny sabía que no era por eso, y por eso la siguió.
Cuando salió de la habitación, la encontró apoyada en la pared del pasillo intentando contener las lágrimas.
Ginny, al ver así a su amiga, se puso junto a ella, Hermione intentó ignorar que estaba allí, pero no pudo.
- ¿Quién era esa? - le preguntó a Ginny entre sollozos, sabía que en ella podía confiar.
- ¿Esa rubia tonta? Es Gabrielle Delacour, la hermanita de Fleur. - dijo poniendo un clarísimo tono de asco en la palabra hermanita.
- Esta... - no pudo terminar la frase, pues estalló en lágrimas.
- ¿Saliendo con Ron? ¡Qué va! Ya le gustaría a ella - dijo reconfortando a Hermione - Ron está harto de ella, siempre está haciendo cosas como esa que has visto, lleva todo el verano intentando librarse de ella.
- ¿De verdad? - dijo Hermione, dejando de llorar.
- ¡Claro que si! - dijo abrazando a su amiga.
- ¿Ron no tiene... novia? - dijo Hermione a Ginny, con cara de preocupación.
- No, desde que cortó con Lavender que no sale con nadie, yo creo que está enamorado de alguien... y no miro a nadie. - dijo Ginny, mirando fijamente a Hermione.
Hermione se quedó mas tranquila, pero igualmente no volvió a entrar, realmente tenía que hacer cosas en su despacho.
Ron se separó de Gabrielle de un fuerte empujón que casi la tira de la cama. Con una cara de loco furioso la miro, y la terminó de empujar para que se cayese definitivamente de la cama.
- ¡¿Se puede saber qué narices haces?! - le chilló Ron a Gabrielle. - ¡¿Cuántas veces te he dicho que no hagas eso, que no voy a salir contigo?!
- Pensé que no lo podías decig en segio, nadie me ha dicho nunca que no... - dijo la francesita poniendo cara de niña buena.
- ¡Y no me pongas esa cara de niña buena que no consigues más que enfadarme más! - Dijo Ron aún más irritado - desde que se casaron Bill y Fleur no dejas de darme el tostón y te he dicho mil veces que no, ¿es que no lo entiendes? ¡No eres la única chica del mundo! ¡¿Lo sabías?!
- Pego Gonny... - dijo Gabrielle, pero este no la dejó terminar.
- ¡No puedes pensar que haya alguien que quiera a otra persona que no seas tu! - gritó Ron, en el momento que entraba Ginny y Gabrielle casi la atropella en su salida de la habitación.
Por la tarde, ningún Weasley quedaba en la habitación, Ron estaba solo, pensando en lo que había ocurrido esa tarde. ¿Qué le había pasado a Hermione? ¿Por qué se había ido así? No sabía que hacer. Estaba harto ya de la estúpida y creída de Gabrielle. Se creía de que todo lo que se le antojaba lo podía conseguir, y no señor, eso no podía ser.
Él podía frenarla, lo sabía, y con todo lo que le había dicho esa tarde no pensaba que volviese a hablarle, así que, perfecto.
La puerta de su habitación se abrió, y entró una enfermera, rubita con el pelo por los hombros de espaldas, tirando de un carrito, seguida de un médico.
- ¿Me trae mi jarabe? - preguntó Ron amablemente a la enfermera.
- Si, pero también una sorpresa - la enfermera se dio la vuelta y metió al médico dentro de un tirón.
- ¡Lavender! ¡Neville! - dijo Ron mirando a una y a otro. - ¿Qué hacéis vosotros aquí?
- Venir a saludarte, por supuesto - dijo Neville alegremente mientras Lavender abrazaba a Ron. - La directora del hospital nos dejó los trajes.
- ¿La directora? ¿Quién es? - dijo Ron, extrañado de que una persona, supuestamente seria le dejase unos uniformes.
- ¡Ron! ¡La directora es Hermione! - dijo Lavender, como si ron fuera estúpido. - Tómate esto, se te curará del todo, pero te tendrás que quedar una semana de rehabilitación.
Se quedaron hasta tarde hablando de lo que habían hecho todos durante ese último año que no se habían visto. Cuando eran ya casi las doce de la noche, una verdadera enfermera entró en la habitación de Ron para decirles a Lavender y a Neville que se tenían que ir, que hacía rato que había acabado el horario de visitas.
Se quedó sólo de nuevo, no podía dormirse, sólo pensaba en la directora, sabía que Hermione hoy se iba a quedar hasta tarde, pues tenía que organizar muchas carpetas. Intentó levantarse, y al ver que podía se puso la bata y las zapatillas y salió al pasillo.
El hospital estaba solo, ni una enfermera en los pasillos. Se dirigió tranquilamente al despacho de Hermione.
Cuando llegó llamó a la puerta, y escuchó una dulce voz procedente de su interior.
- Adelante
Respiró hondo y abrió la puerta.
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hola!!! aqui estoy de nuevo, sigan dejádome reviews pofis, aunque sean pocos, que motiva mucho para seguir escribieno.Capítulo 3: HE PENSADO MUCHO EN TI
Allí estaba ella, tan preciosa como siempre a pesar del pelo revuelto y las ojeras que indicaban que llevaba muchas horas redactando informes.
Ron examinó la habitación con detenimiento, las paredes estaban cubiertas con estanterías llenas de libros, y en los pocos huecos de pared libre, había títulos de doctorados y premios.
- ¿Qué quiere? - dijo Hermione, sin darse cuenta de quien era la persona que había entrado en su despacho, pues no había levantado la cabeza de los informes que tenía delante y que se apilaban ordenadamente cubriendo toda la superficie de la mesa, por lo que a una persona más baja que Ron le habría resultado difícil verla al entrar.
- Hola... - dijo tímidamente Ron.
El corazón de Hermione dio un vuelco al oír esa voz, tan conocida y extrañada para ella, y de quién era la persona que había entrado en su despacho.
Levantó la cabeza para comprobarlo.
- Hola... esto... ¿cómo estás? - fue todo lo que pudo decirle, se había paralizado y no sabía como expresar con palabras todo lo que quería decirle.
- La verdad... bastante mejor. Lavender me ha dado una poción que ha terminado de curarme, ya sólo me queda rehabilitación. - respondió Ron, con una sonrisa en el rostro. - También me ha dicho ella que tú eras la directora de San Mungo.
- ¿Con que para eso quería los uniformes? - dijo en voz baja, pero lo suficientemente alto como para que Ron escuchase.
- ¿Qué has dicho? No te he entendido nada. - preguntó Ron, no había entendido nada de nada.
- Nada, déjalo, no es importante... ¿querías algo? - preguntó inquieta, procurando no fijar la vista en los preciosos ojos azules de Ron, pues sabía que no podría dejar de mirarle si lo hacía y se quedaría atontada.
Ron se quedó pensando un momento.
- Quería... esto... pedirte disculpas, -- el pelirrojo se sonrojó bastante. Por suerte no había suficiente luz en el despacho como para que Hermione notase que en ese momento no se podría diferenciar con facilidad la cara del pelo de su amigo.
Hermione se quedó pasmada, no sabía que decirle.
- ¿Disculpas? ¿Por qué? - no sabía de que hablaba Ron, no le había hecho nada.
- Por lo ocurrido esta tarde, ya sabes... la escenita que a montado Gabrielle. Esa niña es un poco creída y se cree que nadie puede decirle que no. - Hermione se quedó pasmada de lo que Ron, decía de una chica tan guapa, y además con parte veela, normalmente si no estas muy, pero que muy enamorado no eres capaz de rechazar a una veela.
- ¿Por eso? No te preocupes, tienes derecho a tener novia y a que te venga a ver al hospital en el que estás internado por un accidente. - no sentía eso realmente, pero no quería que el lo supiese.
- ¿Mi novia? No es mi novia, por eso te pido perdón, no tenía derecho a hacer eso delante de todo el mundo, y me molesta bastante. - Hermione sabía que era cierto lo que decía Ron, pero no quería admitirlo.
- De verdad, no me ha importado - intentó mentir, pero le salió muy poco creíble.
- Eso no te lo crees ni tu - dijo Ron convencido - Hermione... te conozco desde hace bastante tiempo, te conozco bastante bien y se cuando algo te molesta, y puedo asegurarte que eso te ha molestado.
- ¿Tú qué sabes? - se estaba empezando a enfurruñar.
- Lo se bien, además en cuanto a entrado Gabrielle y me ha besado te has ido, y tenías los ojos llorosos.
- No es cierto - Ron se estaba acercando peligrosamente a ella, se sentó en la mesa a su lado, mirándola fijamente.
- Hermione... ¿te puedo decir una cosa? - Hermione se puso muy colorada y Ron lo notó.
Hermione enmudeció, no dijo nada.
- Hermione... No he dejado de pensar en ti en este último año. - Hermione se puso aún más colorada al oír esto.
- Yo tampoco he dejado de pensar en ti, Ron - su corazón la había traicionado y se había adelantado a su mente, diciendo lo que ella llevaba mucho tiempo intentando reprimir.
Los dos sen quedaron en silencio por un momento, Ron se acercó lentamente a la cara de Hermione, y le dio un tierno beso.
La puerta se abrió de repente y entró una señora mayor como un rayo.
- ¡Señorita Granger! ¡Un paciente ha tenido una parada cardiaca y el doctor Spellman no esta! - dijo la enfermera, con un tono de desesperación en la voz.
- ¿El doctor Spellman? - preguntó Ron, un poco perdido.
- Es nuestro cirujano cardiovascular del hospital - dijo Hermione mientras le daba un rápido beso de despedida a Ron - ¡Prepara el quirófano 3! - le ordenó a la enfermera - Mañana hablamos Ron
Ron se quedó sentado en la mesa intentando razonar que es lo que había pasado, pues no se había enterado. Cuando se aclaró decidió que tenía que volver a su habitación a dormir. Se levantó de la mesa y se fue andando torpemente hasta su habitación. Se metió en la cama y se quedó dormido.
Cuando a la mañana siguiente se despertó, no estaba seguro se lo sucedido había sido un sueño o una realidad, pero no tardó mucho en darse cuenta de que era real, pues poco después de despertarse entró en la habitación Hermione.
Se sentó en la cama e hizo exactamente lo que había hecho el día anterior Gabrielle.
- ¿Esta vez te ha molestado? - preguntó Hermione alegremente.
- Jejeje, por supuesto que no - dijo Ron mientras lee daba otro beso a Hermione, esta vez más largo que el de la noche anterior.
En ese momento entraron Fred y George seguidos de la Sra. Y el Sr. Weasley.
- Casi mejor volvemos en un rato, - dijo Fred, con la intención de que Ron y
Hermione les oyeran.
No consiguieron nada, pues no les hicieron caso y no se separaron.
- ¡Fred! Deja en paz a Ron, que por fin a conseguido reunir fuerza para decirle a Hermione lo que siente desde hace... 4 años - dijo Ginny, que acababa de llegar con Harry y se asomaba por encima del hombro de George.
- Bueno, ¿ya no? - dijo Molly Weasley, la que separaba a Ron y Hermione para darles un fuerte abrazo.
Al poco rato de estar allí el Sr. Weasley se fue a trabajar al ministerio, pero volvería por la tarde. Estuvieron toda la mañana hablando de lo que había pasado la noche anterior Harry, Ginny, Fred y George, y por supuesto, la Sra. Weasley. A mediodía llegó el Sr. Weasley seguido de Gabrielle, Bill y Fleur.
Hermione la vio entrar, y supuso que tenía la intención de hacer lo mismo del día anterior, por lo que se recostó junto a Ron y le besó.
Gabrielle se quedó con la boca abierta, se dio la vuelta y se fue por dónde había venido. Ron entendió en ese momento por qué Hermione le había besado tan apasionadamente delante de toda su familia.
Todos los que habían presenciado el día anterior la escena de Gabrielle parecieron entenderlo y se rieron, pero Bill y Fleur parecían un poco perdidos, pero prefirieron no contárselo.
El día transcurrió normalmente, cerca de las 5 de la tarde, Hermione se fue a su despacho, pues por la tarde tenía que trabajar, y por mucho que fuera la directora del hospital no pensó ni por un momento desatender su cargo.
A pesar de eso Ron no estuvo solo ni un momento, pues casi todos sus antiguos compañeros de Hogwarts se habían enterado de que estaba internado en San Mungo, por lo que fueron a verle.
La primera en llegar fue Luna Lovewood que, aunque parezca increíble, llevaba saliendo con Draco Malfoy desde que acabaron séptimo año y estaban a punto de casarse, por lo que ya que estaban le dieron la invitación a la boda. Draco Malfoy había cambiado bastante desde que Harry le había salvado la vida en la sala de los menesteres, era amable con ellos, no les insultaba e incluso intentó hacerse su amigo, cosa que, por cierto, consiguió, pero nunca se hizo tan inseparable como lo eran Harry, Ron y Hermione.
Todo el antiguo equipo de Quiddich fue a visitarle, y le llevaron una figurita de chocolate con forma de campo, pero que Ron no tardó mucho tiempo en devorar, pues la comida de los hospitales ya se sabe que no es muy buena que se diga...
Hermione volvió a la habitación de Ron por la noche, cuando ya no quedaba nadie y Ron estaba durmiendo placidamente, le dio pena despertarle, por lo que le dio un beso en la frente y se fue.
Lejos de allí, en Azkaban, un hombre rubio, con el pelo muy descuidado, intentaba escapar.
Era Lucius Malfoy.
Ya había conseguido despistar a los dementores, pues en lo único que pensaba era en destruir a Harry Potter por aniquilar a su amo.
Subía un muro, pero detrás de ese había otro, sabía que le sería muy difícil escapar de allí.
Cuando al fin llegó al final, salió, pero aún tenía que hacer muchas cosas, tenía que esquivar a todos los dementores que había fuera y conseguir una varita.
No le sería fácil.
Además, sabía que no tenía a Draco de su parte, pues desde la lucha en Hogwarts se había pasado al bando de Harry, dejando a su padre solo.
Saltó el último muro y corrió todo lo que sus piernas le permitieron.
En la habitación del hospital había un gran ajetreo, hacía tiempo que había amanecido y el médico ya le había dado el alta a Ron.
Ajenos a la fuga ocurrida en Azkaban la pasada noche, la Sra. Weasley charlaba animadamente con Ron, Harry y Ginny, mientras hacía la maleta de Ron.
- Esta noche podíais salir a celebrar que Ron ya esta bien - propuso la Sra. Weasley, mirando a Ron, como quien no quiere la cosa.
- ¡Me apunto! - Ginny saltó del sofá, se subió a la cama y comenzó a susurrar cosas en el oído de Ron mientras se reía.
Ron puso cara de horror.
-¡No! ¡No pienso llevar a Hermione allí! - puso cara de enfado, igualito que un niño pequeño.
- ¿Adónde no me piensas llevar? - Hermione entraba en ese momento, muy interesada.
- A ningún sitio
- comenzó a decir Ron, dibujando una amplia sonrisa en su rostro.
- Es que le he dicho que podíamos ir esta noche a la discoteca nueva del callejón Diagon - dijo Ginny, explicándoselo tranquilamente a Hermione - cómo se llamaba
¡Radikal!
- ¡Me gusta ese plan! ¿Por qué no Ronnie? - dijo poniendo cara de angelito, a la que nunca podía resistirse Ron.
- ¿Ronnie? - dijo Harry revolviéndose el pelo desde el sofá.
- ¡Es que hay muchísima cola! - se quejó Ron.
- ¡No seas tonto! Si seguro que alguien nos cuela
- objetó Ginny.
- Tienes razón
- dijo Ron abatido.
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Holaaaaa!!! aqui estoy de nuevo, intentaré actualizar una vez a la semana, los martes probablemente, pero no es seguro, por que en el colegio me tienen acribillada a deberes. Por cierto dar las gracias a analianopolis, que por ahora es la única persona que me sigue, aparte de mis amigas del colegio, que sepais que vuestro apoyo me motiva a escribir más (que cursi a quedado eso no? jeje)En cuanto salieron del hospital después de comer y llegaron a La Madriguera, se organizaron para ir a avisar a sus otros amigos de la salida de esa noche, quedarían a las 9:00 en la cola.
- Yo avisaré a Luna - dijo Ginny.
- Yo a Malfoy, ¿alguien sabe dónde vive? - preguntó Harry.
- En el nº 3 de Oxford Circus - respondió Ron - yo avisaré a Neville.
- De acuerdo, yo avisaré a Lavender. - concluyó Hermione.
- ¡Ey! ¿Podemos traer a Angelina y a Katie? - preguntaron Fred y George.
- ¿Y eso? - preguntó Ron.
- Si
es que ahora nos llevamos muy bien con ellas ¿verdad que si? - dijo George mirando a Fred.
- Mejor que bien - concluyó Fred, con una gran sonrisa en el rostro.
Cada uno se fue a avisar al que le tocaba, el que más tardó fue Harry, seguido de Fred y George, que volvieron con manchas de pintalabios en las mejillas.
Harry tuvo bastantes problemas para encontrar a Malfoy, pues, al vivir en un barrio muggle, cosa rara en él, no podía aparecerse muy cerca de la casa y tuvo que andar un buen tramo.
En cuanto estuvo confirmado de que todos venían a las 9:00 Hermione y Ginny se pusieron histéricas y a chillar algo sobre solo dos horas, salieron al jardín y se aparecieron en casa de Hermione.
Los chicos decidieron que tenían mucho tiempo para cambiarse y que ya lo harían.
Unos segundos después se aparecieron Hermione y Ginny en el salón de casa de Hermione. Ginny se metió corriendo al baño para ducharse mientras que Hermione sacaba montones y montones de camisetas, faldas, pantalones, camisas
para elegir qué se pondrían.
En cuanto Ginny salió de la ducha, Hermione se precipitó al interior del baño para ducharse lo más rápido que pudiese.
Ginny comenzó a coger camisetas y faldas y a apilarlas en distintos montones dependiendo de los colores. Cuando Hermione salió de la ducha se la encontró tirada en el suelo, orgullosa de sí misma, contemplando dos conjuntos que había hecho, uno para ella y otro para Hermione.
Uno era un pantalón vaquero corto - muy corto a decir verdad - con una camiseta larga, de tirantes negra con un generoso escote. El otro era una minifalda negra y una camiseta de manga corta de rayas en tonos azules con un agujero que dejaba la espalda entera al descubierto.
- ¿Cuál prefieres? - dijo Ginny.
- Elige tú primero.
- De acuerdo - dijo Ginny alegre de poder elegir - este - dijo señalando los pantalones cortos.
- Espera que te traigo unos zapatos
- se acercó al armario y sacó unas botas negras con taconazos - estos.
- A ver
¡tu estos! - le cogió unos zapatos blancos de punta, con un pequeño tacón.
Se vistieron, se miraron y se remiraron en el espejo, estaban, en pocas palabras, estupendas.
Ginny se acercó al baño, y volvió alegremente con la plancha del pelo en una mano, y un cepillo y un peine en la otra, dispuesta a alisar el pelo ya seco y revuelto de Hermione.
-¡Ni hablar! - chilló Hermione.
- No, qué va - respondió Ginny, tranquilamente.
La sentó en la silla y comenzó con su tarea.
Tres cuartos de hora después, el pelo de Hermione estaba perfecto y completamente liso.
- ¡Listo! Y justo a tiempo - ya eran las 9:00, bajaron y se encontraron con dos irreconocible y guapísimos Ron y Harry esperándoles en el portal.
- ¿Ginny? ¿Esta es mi hermanita? - dijo ron, sorprendido, mirando a su hermana de arriba abajo.
Cogió cada uno a su deslumbrante pareja y se fueron a hacer la cola de Radikal, donde se encontraron con el resto.
En la cola estaban bastante adelante, pues Fred y George habían antes con las que suponían eran novias Katie y Angelina, más que nada, por los apasionados besos que se daban.
A la hora de estar en la cola, entraron. Se pararon a ver detenidamente el lugar, al fondo había una larga barra, desde donde ellos se encontraban hasta la barra se extendía una amplia pista de baile dónde bailaba la gente, a la que se unieron todos menos Ron, Hermione, Neville y Lavender, que subieron a los sofás del piso de arriba, desde el cual se veía la pista de baile y en el que se encontraba la pista de baile.
Se sentaron en un sofá y comenzaron a charlar animadamente de sus aventuras de Hogwarts, sus travesuras
- Voy al baño - dijo Hermione, dándole un beso a su novio.
- Te acompaño - dijo Lavender.
- ¿Por qué las chicas vais al baño siempre juntas? - preguntó Neville.
Las chicas no hicieron caso y se dirigieron al baño, sabiendo que sus chicos las observaban.
-¡Hola encanto! - Dijo un chico dándole una palmadita en el culo a Hermione - ¿estás sola?
¡Plaf!
El chico no pudo continuar hablando, pues Hermione le dio tal bofetón que le empezó a salir sangre de la nariz.
Ron se levantó de un salto del sofá y fue directo a las chicas al ver que un corpulento chico se les acercaba también.
Sacó la varita del bolsillo de atrás de su pantalón y gritó:
- ¡Petrificus totalus!
El chico corpulento cayó al suelo con un sonoro golpe, que pareció que una gran roca se había caído al suelo.
Ron se apresuró hacía al otro chico y le profirió un puñetazo en la ya sangrante nariz.
Este se defendió y le dio un puñetazo en la boca del estómago a Ron, cuando le iba a dar otro, Neville gritó:
- ¡Levicorpus!
El chico se encontró dando puñetazos al aire sin saber como bajar del techo, no sabía de dónde estaba colgado.
- ¡Ey! ¡Me ha salido! - Gritó Neville alegremente - ¡En las reuniones del ED nunca me salía!
- Mejor nos vamos
- dijo Hermione al darse cuenta de que todo el mundo les miraba - avisemos al resto.
Salieron de Radikal Ron, Hermione, Neville y Lavender, el resto prefirió quedarse.
Trasladaron la fiesta a la casa de Hermione, por que era la que estaba más cerca, se tumbaron en los sofás y comenzaron a charlar.
Cerca de las dos de la madrugada Lavender y Neville decidieron que era muy tarde y se fueron.
Ron prefirió quedarse un rato más, las horas pasaban como segundos para él cuando estaba cerca de Hermione.
Cuando miró el reloj eran las cinco de la mañana.
- Creo que me voy ya
es n poco tarde.
- Quédate a dormir aquí - Propuso Hermione.
- No está mal la idea, ¿no te importa?
- No, de verdad que no, elige, sofá o conmigo.
- Obviamente contigo, ¿dónde estaré mejor que con la persona que más quiero en el mundo? - preguntó Ron.
- Eh
si - Hermione se acercó a un armario y sacó un pijama de chico, - es de mi padre, lo traje en la mudanza sin querer, pero de vez en cuando viene bien, toma. - Le entregó el pijama y sonrió - voy a ponerme el pijama.
Entró en el baño, y cuando salió llevaba un pantalón corto y una camiseta de tirantes que marcaba mucho sus curvas.
- Estás
preciosa - dijo Ron mientras se abrochaba la camiseta del pijama.
- No seas tonto
es el pijama. - dijo mientras e iba a la habitación, se metía en la cama y cogió el libro que estaba leyendo.
-¿qué libro es? - preguntó Ron, intentando leer el título.
- Luna Nueva, de Stephenie Meyer.
- ¿De qué va? - preguntó Ron.
- De vampiros.
Ron se metió en la cama y se acurrucó en un extremo, a los dos minutos comenzó a roncar. Hermione no podía leer con los ronquidos de Ron.
- Nunca pensé que una persona tan mona hiciese tantísimo ruido
- Pensó.
Se levantó de la cama y se fue al salón. Cuando termino de leer un capítulo tranquilamente sin ruidos volvió a la cama con la intención de dormirse, pero con los ronquidos no podía.
Alargó la mano y cogió su varita de la mesilla de noche.
- Insonorus - susurró.
Esto hizo que los ronquidos de Ron dejasen de sonar y así ella pudo dormir.
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aqui stoy, actualizando. que nadie se preocupe, si pongo spoilers aviso antes, para que nadie se entere de nada de lo que no quiera enterarse.A la mañana siguiente, Hermione se despertó acalorada, tenía algo abrazado a ella que irradiaba calor por todas partes.
Era Ron.
Se deshizo del abrazo de su novio, que estaba profundamente dormido y la tenia abrazada como si fuese su osito de peluche, se dio la vuelta y miró el reloj de su mesilla.
- Las 10:00, hace dos horas que debería estar en San Mungo
Se levantó corriendo de la cama y abrió el armario de su habitación. Cogió una camisa y un pantalón medianamente arreglado, perfecto para el trabajo. Tenía tanta prisa que no se acordó de que estaba Ron en la cama y comenzó a cambiarse allí mismo.
Cuando acababa de quitarse el pijama y estaba en ropa interior, escuchó una voz:
- ¡Qué buen despertar!
- ¡Ron! ¡No me mires, que estoy en ropa interior!
- ¿Y? ¿Acaso no eres mi novia?
- Si, pero
- ¡Pues entonces! - dijo Ron cortándola mientras se levantaba de la cama y la abrazaba.
- ¡Quita! ¡Que me tengo que cambiar! ¡Que llego tarde! - dijo Hermione alterada quitándose a Ron de encima.
Cuando terminó de cambiarse e iba a salir por la puerta, escuchó a Ron gritar desde la habitación:
- ¡¿A trabajar?! ¡Pero si hoy es domingo!
Hermione se paró en seco en el rellano de la puerta. Estaba tan feliz de haber dormido con Ron, que ya no sabía ni en qué día vivía. Se dio la vuelta y cerró la puerta de un portazo a la que echaba a correr hacia la habitación.
Ron, al escuchar el portazo, se temió lo peor, y se tapó con la sábana hasta la cabeza, haciéndose el dormido.
Hermione entró a la carrera en la habitación, se tiró encima de la cama y comenzó a besuquear a Ron por toda la cara, a lo que este dejó de hacerse el dormido y la empezó a besuquear a ella.
De repente, algo rompió la ventana, y cayó una piedra al lado de la cabeza de Ron, estuvo a punto de atizarle un buen golpe.
- ¡¿Qué ha sido eso?! - dijo Hermione, asustada mirando hacia la ventana.
- Esto - dijo Ron, mostrándole la piedra que había estado apunto de hacerle una buena brecha en la cabeza.
Se asomó rápidamente a la ventana, pero no vio a nadie.
Hermione se puso a observar la piedra, y se dio cuenta de que en un lado de la piedra había una frase.
Tened cuidado, sangre sucia, se acercan las tinieblas
Un escalofrío recorrió todo el cuerpo de Hermione, que se abrazó fuertemente a Ron. Estaba muy asustada, de toda la gente que conocía, ella era la única hija de muggles.
- No te preocupes - dijo Ron, intentando tranquilizar a la ya histérica Hermione.
- ¡¿Qué no me preocupe?! ¡¿Cómo no voy a preocuparme cuando me están amenazando?!
- ¡Tranquila! Después de comer podemos ir a ver a Harry y Ginny, a ver que opinan de esto, además podría ser una broma pesada de algún adolescente muy perjudicado que haya venido al callejón Diagon a comprar.
- ¡No! ¡Es imposible! Las letras están talladas en la piedra mediante magia, y ningún adolescente puede utilizar la magia fuera de Hogwarts.
Cerca de allí, en el Callejón knockturn, Lucius Malfoy esperaba a alguien sentado en un sofá en el interior de la tienda de Borgin y Burkes. Pocos minutos después de que entrara la piedra por la ventana de la habitación de Hermione, llegaba a la tienda el señor Borgin.
- Les has dado la advertencia - preguntó seriamente Lucius Malfoy.
- Si, señor Malfoy - respondió orgulloso el Sr. Borgin.
- Necesito conseguir una varita
tu podrías conseguírmela, no llamarías la atención.
- Pero señor
- ¡Nada de peros Borgin! Esta misma tarde irás a Ollivander´s, ¡o como quiera que se llame ahora! Necesito una varita de pelo de unicornio y madera de olivo, ¡la quiero antes de que amanezca!
- Si, mi señor
Hermione estaba intentando tranquilizarse mientras hacía la comida, Ron había ido a avisar a Harry y a Ginny y se quedarían a comer.
Estaba preparándose un delicioso pollo asado, pero estaba tan nerviosa que por poco se le quema. Cuando lo sacó del horno, lo colocó en la encimera y comenzó a poner la mesa, intentando no pensar en lo que había sucedido aquella mañana.
Había acabado de poner la mesa, cuando algo estalló en la chimenea.
- ¡Expeliarmus! - chilló apuntando hacia la chimenea.
Un Harry, un poco dolorido, apareció al momento tirado en el interior de la chimenea de la cocina de Hermione.
- ¡Ay Harry! Lo siento mucho, pero es que estoy muy asustada - se disculpó, corriendo a ayudar a levantarse a su amigo, para que el resto pudiera llegar sin darle un buen golpetazo.
- No importa, es normal, lo que os ha pasado esta mañana a Ron y a ti asusta a cualquiera.
En ese momento apareció Ginny por la chimenea.
- ¡Harry! ¿Qué le ha pasado?
- Digamos que Hermione está un poco nerviosa, ¿verdad?
- Si
Lo siento. - dijo Hermione, disculpándose
Mientras comieron nadie habló, cuando acabaron de comer, fueron llevando sus platos y sus vasos al fregadero.
- Yo friego Hermione, no te preocupes. - dijo amablemente Ginny.
- No hace falta. ¡Fregoteo! - dijo Hermione, apuntando a los platos del fregadero, que empezaron a lavarse solos. - Tengo que enseñarte un par de hechizos muy prácticos para limpiar la casa.
Se fueron al salón y se sentaron en los sofás.
En Ollivander´s - aunque ya no la llevaba él, sino Seamos Finnegan, que había comprado el negocio después de que el señor Ollivander muriera - el Sr. Borgin estaba pidiendo una varita, alegando que se le había roto la suya y necesitaba una igual.
A Seamos no le pareció rato aquel hecho, pues a muchos magos se les rompían sus varitas y pedían una nueva igual que la anterior.
Seamos se fue a un pasillo al fondo de la tienda, y sacó una caja marrón, que abrió para darle la varita al Sr. Borgin para que la probara.
- No
no necesito probarla. - dijo el Sr. Borgin, intentado evitar utilizar la varita, pues causaría una catástrofe en la tienda y sospecharían de él.
- ¿Seguro? Bueno, usted sabrá, recuerde que no admitimos devoluciones. - dijo Seamos, intentando que la probara.
- Seguro muchacho, seguro
- tomó la caja que tenía Seamos en la mano con la varita en la mano, pagó y se marchó.
Poco después llegó a Borgin y Burkes, donde Lucius Malfoy estaba esperándole de nuevo sentado en el mismo sofá que esa mañana. Se alegró al verle entrar en la tienda con una caja en la mano.
- ¡Qué eficaz Borgin!
- Uno nunca incumple una orden, señor
- Si, si, si. Dámela, tengo que probarla - dijo cortantemente Lucius. Arrancándole la caja de las manos.
Lucius cogió la varita, he hizo un sencillo hechizo
Perfecta, el hechizo le salió a la perfección.
- Ahora sólo tengo que buscar a Draco y a Narcisa para demostrarles que lo realmente bueno nunca acaba, para demostrarles que los tiempos oscuros llegarán, tiempos en los que sólo existan magos de sangre pura sobre la tierra
Con una sonrisa maliciosa salió de la tienda, envolviéndose en una capa negra que recubría casi todo el rostro y que casi arrastraba por el suelo.
- A lo mejor un mortífago que no estaba en Azkaban ha venido a intentar asustarnos - dando un sorbo al café que le acababa de traer Hermione.
- Pues lo ha conseguido - dijo esta, temblorosa, mientras se acurrucaba en el regazo de Ron.
- A ver, ¿qué mortífagos quedaron libres? - dijo Ron, intentando pensar y tranquilizar a Hermione a la vez.
- Sólo Malfoy, Draco vamos, pero nunca nos haría esto, ahora es nuestro amigo, además, he estado con él y con Luna toda la mañana. - Dijo Ginny, dando un largo sorbo a su poleo menta - ¡Uf! Llevo una semana
creo que he cogido algún virus.
- ¡Malfoy! - Dijo Harry observando El Profeta - chicos
creo que deberíais ver esto. - cogió El Profeta y se lo entregó a Ron.
Ron comenzó a leer. Había una foto de Lucius Malfoy en la Portada.
Segunda Fuga de Azkaban
esta mañana el Ministerio de Magia nos ha comunicado que ha habido una fuga de un preso peligroso en Azkaban.
Lucius Malfoy, un conocido mortífago, se ha fugado de Azkaban y se cree que este momento anda buscando a su familia: a Narcisa Black, su esposa y a Draco, su hijo.
Los dementores están perplejos, no saben como un preso tan peligroso haya podido escaparse sin que ellos de hayan dado ni cuenta.
En la última revisión de los archivos de los presos de Azkaban, encontraron que Lucius no había comido desde hacía tres días, lo que les hizo ir a su celda a ver si se había muerto.
Al llegar a las celdas de alta protección encontraron la de Lucius vacía, con unos barrotes doblados formando un hueco suficientemente grande como para que saliese el esbelto cuerpo de Lucius Malfoy.
En este momento el Ministro de Magia ha puesto precio a su cabeza, dando una recompensa de 1 millón de galeones para el que le entregue a Lucius, vivo o muerto. Un precio todavía más alto que el que tenía Sirius Black antes de morir.
Cualquier mago o bruja que vea o capture al peligroso mortífago deberá acudir inmediatamente al Ministerio de Magia.
- ¡Claro! ¿Cómo no lo hemos pensado antes? - Dijo Ginny levantándose de un salto del sofá en el que estaba sentada - ¡Lucius Malfoy! ¡Todo encaja!
- Ginny
No tiene por qué haber sido él, hay muchos más mortífagos - Hermione intentó replicar, no podía creer que Lucius estuviese amenazándoles, aunque sabía que cuadraba la nota con su perfil: él odia a los sangre sucia.
- ¡¿A no?! ¡¿Y qué otros mortífagos hay libres Hermione?! - La cortó Ginny - yo creo que
¡Voy al baño!
Ginny salió corriendo por el pasillo en dirección al baño y cerró la puerta de un portazo. Desde el salón se la escuchó vomitar.
-¿Pero qué le pasa a esta? - preguntó Ron, tan discreto como siempre, haciendo una mueca.
- Creo que tiene gastroenteritis o algo así, lleva así una semana. - Dijo Harry sin levantar la vista del Profeta - tenemos una cita con el doctor Habbot esta tarde, en San Mungo.
- ¿A qué hora? - preguntó Ron.
- A las 6:00 - dijo Harry, aún leyendo El Profeta.
- Pues son las 5:45, deberíais
- Irnos - dijo Ginny que acababa de salir del baño, terminando la frase de su hermano.
Harry y Ginny se acercaron a la chimenea, abrieron la caja situada encima de la chimenea y cogieron un puñado de polvos flu cada uno y entraron juntos en la chimenea. Arrojaron los polvos flu y dijeron claramente:
- ¡San Mungo!
Un mar de chimeneas se abrió a sus pies, todas se movían a gran velocidad. Cuando por fin sus pies tocaron el suelo, se encontraban en un pasillo ancho, lleno de chimeneas en las que aparecían magos y brujas sin cesar.
Se dirigieron a los ascensores y pulsaron el botón del segundo piso, en el que se encontraba la consulta del doctor Habbot. Al salir, vieron un cartel que indicaba la posición de todas las consultas, la del doctor Habbot estaba al final del largo pasillo que se extendía a su derecha.
Avanzaron todo el pasillo sin hablar. Al entrar en la consulta, un hombre joven y atractivo con la característica bata blanca les esperaba sonriente.
Le dijo a Ginny que se tumbara en la camilla y comenzó a examinarla, le puso un gel en la barriga, a la altura del estómago para comprobar que todo estaba bien. Con su varita iba dirigiendo la imagen que aparecía en un monitor.
- Uuuuuuuuh - dijo el doctor Habbot, más sonriente que antes.
- ¿Qué pasa doctor? - Harry se había asustado - ¿Va todo bien?
- Mejor que bien, vayan al sexto piso. Que la examine el doctor Fucx, yo le avisaré no se preocupen.
Ginny se quitó el gel de la tripa con un movimiento de varita, se bajo la camiseta y se sentó en la camilla para luego levantarse de ella.
Salieron de nuevo al pasillo en dirección a los ascensores.
- ¿De qué es el sexto piso? - preguntó Ron.
- No lo sé, ahora en el ascensor lo veremos.
Llegaron al ascensor y se pusieron a mirar los títulos que tenía cada piso. Cuando leyeron el cartel del sexto piso, Harry se cayó al suelo, desmayado.
Maternidad.
- ¡Socorro! Se ha desmayado. - Ginny levantó a Harry y, con la ayuda de una enfermera que la había oído le sentó en una silla y comenzó a abanicarle.
Pocos minutos después Harry se despertó, estaba un poco asustado.
- ¡Vamos! ¡Tienen que examinarte! - dijo Harry en cuanto se despertó.
- Harry, esto
no me voy a morir por esto, podemos venir otro día
- ¡Ni hablar! ¡Vamos ya! - dijo Harry y se levantó, dirigiéndose hacia la consulta del doctor Fucx, que estaba justo enfrente de donde él estaba sentado.
Abrió la puerta y encontró a un anciano mago sentado detrás de la mesa de un escritorio.
- Usted debe venir con la señorita Weasley, ¿no? - preguntó mirando a Harry y luego a Ginny que entraba tras él.
- Si.
- De acuerdo, señorita túmbese aquí - dijo el doctor Fucx señalándole la camilla.
Sacó de un armario un bote, del mismo gel que el que le había aplicado el doctor Habbot minutos antes, con la única diferencia que este era azul, y el otro era incoloro.
Le levantó la camiseta cuidadosamente, le echó el pringoso gel azul, y se lo extendió por la barriga. Después, sacó su varita del bolsillo y apuntó con ella la barriga cubierta de gel de Ginny. En cuanto apuntó a ella, una especie de monitor apareció en el aire. En él se veía una pequeña figura.
- ¿Es el mismo aparato que el de los muggles? - curioseó Harry.
- No, es parecido. Pero la pantalla no pesa tanto y es más avanzado. En los aparatos de los muggles, se ve al bebé en blanco y negro, y no con mucha definición, en cambio, como pueden observar, en los nuestros, se ve en color y hasta el último detalle. - aclaró el doctor Fucx.
- Ah
.
- Si no me equivoco está de un mes, ¿puede ser? - preguntó el doctor.
- Si, puede ser - Dijo Harry, sonrojándose.
- ¡No tiene por qué sonrojarse! Todo el mundo tiene hijos algún día, ¿no? - dijo el doctor, haciendo que Harry se sonrojase aún más.
Ginny se partía de la risa tumbada en la camilla, observando la escena que tenía delante: Harry rojo como un tomate, mirándola fijamente, y el doctor Fucx, muy serio pasándole la varita por la barriga.
- Bueno, creo que ya está, tome, límpiese. - dijo tendiéndole a Ginny una servilleta. Ésta la cogió y se retiró todo el gel azul de su tripa. Se levantó y se sentó junto a Harry. - A ver, les cuento. Su bebé está en perfectas condiciones. Necesitará que la madre esté fuera de cualquier tipo de estrés o preocupación. Nada de pasar frío y nada de fumar.
- No se preocupe por eso, no fumo, me parece un vicio asqueroso. - dijo Ginny con una mueca en el rostro.
- Me parece muy bien, yo opino lo mismo. - dijo el doctor Fucx.
- ¿Volvemos el mes que viene doctor? - dijo Ginny, antes de salir por la puerta.
- Por supuesto, srta. Weasley, hoy es día
- 14 de octubre - dijo Ginny.
- Bueno, pues la quiero aquí el día 15 del mes que viene.
- ¡Hasta entonces! - dijeron Harry y Ginny sonrientes mientras salían por la puerta de la consulta.
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hola!!! espero que les haya gustado el capituloo, y como siempre gracias a la gente que me deja reviews.
el genero del bebe de ginny no lo he decidido, dejenme su opinion sobre cual prefieren y el que mas tenga de ese genero sera
No es por ser borde ni nada, pero hasta no tener 3 reviews por capitulo, no actualizo, es para saber que alguien lo lee y que no estoy escribiendo para nada.
La parejita de enamorados salió alegremente de la consulta del doctor Fucx. Dispuestos a contárselo todo a sus amigos: a Ron y Hermione sobre todo.
De nuevo en el pasillo de las chimeneas, cogieron un puñado de polvos flu cada uno y dijeron alta y claramente.
- ¡Grimmould Place!
Aparecieron los dos unos segundos después en la chimenea de la cocina de su propia casa, donde encontraron a Kreacher muy atareado tejiéndose un suéter de lana. Harry y Ginny odiaban la vestimenta que llevaba antes: una bolsa de patatas andrajosa.
Harry y Ginny se miraron, y sólo con hacerlo sabían perfectamente lo que pensaba el otro: Kreacher sería el primero en conocer la buena noticia.
Sabían perfectamente que a él le haría muchísima ilusión que hubiese un niño en la casa, Kreacher nunca se lo había dicho a nadie, pero se le notaba a la legua que le encantaban los niños, pues cuando - alguna vez - habían ido Fleur y Bill con Victoire, Kreacher había estado encantado de cuidarla, a pesar de que nunca dejase de llorar, él conseguía lo imposible.
Harry abrió la boca para contarle a Kreacher, pero Ginny se le adelantó.
- ¡Buenas noticias Kreacher!
- ¡Si! Ay, mi ama
¿qué buenas noticias?
- ¡Estoy embarazada!
Los grandes ojos de Kreacher parecían salirse de sus órbitas, se levantó se un salto de la silla en la que estaba tejiendo y las agujas de hacer punto, el suéter y los ovillos de lana volaron por los aires mientras Kreacher corría a abrazar a Ginny y a Harry. Con una sonrisa de oreja a oreja, Kreacher bajó corriendo al sótano, que Harry y Ginny habían transformado en una habitación confortable para el elfo doméstico, y apareció pocos segundos después con unos ovillos de color azul celeste y otros de color rosa.
- ¿Será niño o niña? - preguntó con entusiasmo.
- En realidad
aún no lo sabemos
es muy pronto, sólo estoy de un mes.
La sonrisa de Kreacher disminuyó un poco de tamaño, al no poder comenzar a tejer los trajes que llevaría el bebé con sus primeros meses, pero Ginny sabía muy bien como reconfortar al elfo.
- ¡No te preocupes! Serás el primero en saberlo.
- ¡Gracias Srta. Ginny! ¡Kreacher será muy feliz tejiendo las primeras ropitas del bebé! ¡Han hecho feliz a Kreacher! - dijo Kreacher otra vez con una sonrisa de oreja a oreja y dando saltos de alegría por toda la cocina.
Harry llevó a Ginny a la habitación y la tendió en la cama, haciendo caso omiso a las quejas de esta, que decía que no necesitaba estar en cama, que no le iba a pasar nada, pero Harry la obligó a tumbarse en la cama y descansar. Sabía que aún no eran necesarios todos esos miramientos con la salud de Ginny, pero tenía pensado invitar a toda la familia Weasley, anunciarles el embarazo y, después, pedirle a Ginny que se casase con él.
Hacía meses que tenía comprado el anillo perfecto, se lo había entregado a Kreacher, para que lo escondiese. Kreacher nunca perdía nada, pero tampoco encontraba nadie nunca los objetos que el elfo escondía.
Harry comenzó el trabajo. Primero fue a avisar a Ron y Hermione. Hermione regresó con él a Grimmould Place, para ayudar a Harry a decorar la casa para la fiesta, puesto que este tenía un gusto pésimo para la decoración y organización de las fiestas. Mientras tanto, Ron iba de chimenea en chimenea avisando a todos los miembros de la familia Weasley de que habría una fiesta esa noche en la casa de Harry y Ginny.
Tres horas después, todo estaba perfecto. En el salón, una gran pancarta coronaba la puerta:
¡Feliz embarazo!
Toda la sala estaba decorada con globos, y los sofás y muebles del espacioso salón habían sido sustituidos por unas largas mesas con toda la comida más exquisita que Kreacher sabía cocinar (que, a decir verdad, era bastante buena), también habían colocado unos sofás en el piso superior, para que, en el momento que terminasen de cenar y fuesen a anunciar las dos noticias, Hermione los hiciese aparecer en el lugar en el que anteriormente habrían estado las mesas con comida.
Poco después empezaron a llegar los invitados a la fiesta, como no, los primeros fueron Molly y Arthur Weasley, después llegaron los gemelos seguidos de Katie y Angelina, radiantes las dos, con unos vestidos preciosos de gasa, uno en lila y otro en azul celeste.
Poco después llegaron Bill y Fleur, con la personita que mas alegro la fiesta ¡Victoire! Kreacher estaba feliz, hacía muchísimo tiempo que no veía a Victoire, y esta había crecido muchísimo y ya chapurreaba algunas palabras en francés y en inglés.
Cuando ya estaban todos sentados en la mesa, Harry pidió silencio, y entonces llamó a Ginny, que bajo por las escaleras medio zombi, se estaba aburriendo tanto en la habitación todo el rato sola que se había quedado dormida y se acababa de despertar y no se dio ni cuenta de toda la gente que había en su casa hasta que todos gritaron a la vez:
- ¡Sorpresa!
- Mamá
Papá
¿Ya os ha contado Harry?
- Claro cariño. Él nos ha avisado y ha organizado esta fiesta para ti. ¡Estamos tan contentos cielo! - dijo una emocionada Molly Weasley.
La noche fue muy agradable, Ginny dándose cuenta de que todo el mundo vestía trajes de fiesta y ella estaba en vaqueros, subió a la habitación y volvió con un precioso, pero sencillo, traje de fiesta con escote, tirantes y un poco por encima de la rodilla en color violeta. Le quedaba precioso, estaba deslumbrante, como la reina de la fiesta que era.
En cuanto acabaron de cenar, Hermione hizo que se apareciesen los sillones y las mesas desaparecieron. Harry se acercó discretamente a Kreacher, que se sacó de un bolsillo una cajita de terciopelo y se la entregó a Harry. Ginny estaba tan ocupada celebrando su embarazo con toda su familia, que no se dio ni cuenta.
Unos veinte minutos después de acabar de cenar, Harry se levantó del sillón en el que estaba sentado junto a Ginny. Se arrodilló delante de ella y sacó la misteriosa cajita terciopelada del bolsillo derecho de su esmoquin.
- Ginny, tengo una pregunta importante que hacerte - dijo levantando la voz para que todo el mundo le escuchase - Ginebra Molly Weasley, ¿quieres casarte conmigo?
En ese momento abrió la pequeña cajita, en la que un precioso anillo de compromiso en plata, con un diamante en color rosado brillaba.
Ginny lo cogió, y se lo colocó en el dedo anular de la mano derecha, le quedaba que ni pintado.
- ¡Claro que quiero casarme contigo! - dijo Ginny tirándose a los brazos de Harry, con tal ímpetu que le tiró al suelo.
Toda la familia Weasley comenzó a aplaudir y a silbar, igual que si estuviesen en el cine viendo una película. Harry miró por el rabillo del ojo las caras de emoción de Molly y Arthur Weasley, encantados de que su Harry se casase con Ginny.
- A ver cuando te casas tu Ron
- dijo la Sra. Weasley, mirando indiscretamente a Ron y Hermione, que en ese momento se estaban besando, y se separaron ruborizados.
- ¡Mamá! Déjame en paz - dijo Ron.
A Ron no le gustaban nada ese tipo de comentarios indiscretos que le lanzaba su madre, pero a Hermione siempre le hacían mucha gracia y comenzó a reírse, por lo que Ron acabó partiéndose de la risa también.
Cerca de las tres de la mañana, los invitados mayores comenzaron a irse, Molly y Arthur se fueron los primeros. Bill y Fleur se fueron después, pero dejaron a Victoire a dormir allí. Kreacher había conseguido que se durmiese y no querían despertarla porque sino no se podría volver a dormir, por lo que Kreacher quedó más contento que unas castañuelas.
Ron y Hermione decidieron quedarse también a dormir allí, en la habitación de invitados. Estaban muy cansados, y un poco pasaditos de alcohol como para tomar la red flu. Hermione tenía en mente desde hacía un par de días decirle a Ron que se fuese a vivir con ella, pero no se había atrevido a proponérselo.
En esa noche encontró el momento perfecto para decírselo, se hizo la valiente, y se lo preguntó:
- Ron
una pregunta.
- ¿Me vas a pedir que me case contigo
? Jejeje
- No era eso, pero parecido
- Espera, yo primero, tengo una pregunta que hacerte también.
- ¿Quieres vivir conmigo? - dijeron a la vez. Los dos se echaron a reír, estaba claro que estaban hechos el uno para el otro, los dos pensaban lo mismo, estaba claro que la respuesta era si.
A la mañana siguiente, se despertaron todos por los berridos que estaba dando Victoire en francés. Rápidamente, Kreacher entró en la habitación en la que habían acostado la noche anterior a la pequeña para cogerla y calmarla.
La bajó a la cocina y le hizo una deliciosa papilla de frutas que la niña comió sin protestas.
Ginny se levantó de la cama y bajó a la cocina. Se quedó apoyada en el marco de la puerta viendo como Kreacher cuidaba de Victoire.
De repente, alguien la rodeó la cintura con los brazos y le susurró algo al oído.
- Ojala a nosotros se nos den también los niños como a Kreacher, ¿no? - dijo Harry con una voz suave y dulce.
- Nosotros los cuidaremos mejor, cariño - dijo Ginny volviéndose y dándole un tierno beso a Harry.
Kreacher notó que estaban en la puerta y se volvió, sonriéndoles de oreja a oreja.
- ¡Yo les ayudaré a cuidar al futuro bebé! - dijo Kreacher alegremente, dándole a Victoire un biberón.
Harry y Ginny se miraron y sonrieron.
Ya casi era el día de la boda, Harry y Ginny llevaban un mes muy ocupados con los preparativos de la boda. Todo estaba ya listo, Hermione y Ron les habían ayudado a prepararlo todo. Bueno
para qué mentir, Hermione les había ayudado, por que Ron no tenía ni idea, y más bien había ayudado a Ginny, por que Harry se quedaba acompañando a Ron.
La señora Weasley les había conseguido una revista llena de lugares para celebrar bodas mágicas, y también les había proporcionado un catálogo de vestidos de novia y de vestidos de boda. Hermione y Ginny habían considerado mejor elegir el vestido lo último, poco tiempo antes de la boda, por lo que Ginny pudiese engordar, aunque estando únicamente de tres meses, no engordaría mucho, pero algo si.
La boda no se celebraría en un restaurante, decidieron contratar un catering para que llevase la comida a la casa de los Weasley, cuyo jardín estaba cuidadosamente decorado, lleno de delicadas florecitas en los árboles y con el césped perfectamente cortado. El arco de la boda estaba echo con rosas blancas y rosas, con su característico fondo de un tipo de enredadera especialmente bonito.
Esa misma tarde, Hermione y Ginny se dirigían a San Mungo en el autobús noctámbulo para una de las revisiones periódicas de Ginny. Estaban las dos sentadas en la misma cama charlando animadamente.
- ¿Qué tal con Ron? - preguntó Ginny a Hermione con una sonrisa de oreja a oreja, sin procurar ser indiscreta.
- Pues
bien, pero podías haberme avisado de que tu hermano era un vago - Hermione se echó a reír, intentando con ello eludir la pregunta que en realidad le había hecho Ginny indirectamente.
- Esto
si, es un vago. Pero a lo que yo iba, ¿os vais a casar?
Hermione se hundió en el colchón de la cama del autobús, cuando el conductor les indicó a los pasajeros que habían llegado a San Mungo.
- ¡Ya hemos llegado Ginny! Vamos, o llegaremos tarde.
Ginny soltó un bufido y se levantó de la cama para dirigirse a la puerta del autobús, bajó de un salto,
- ¡No des esos botes! - la reprochó Hermione.
- Ay hija
pareces mi madre. No me va a pasar nada por que de un saltito.
- Ginny, ya sabes que el
- Ya, ya se. El doctor Habbot me dijo que no hiciese movimientos bruscos. - cortó Ginny, poniendo los ojos en blanco - ¡Por cierto! Se me había ocurrido que podíamos ir a comprar el vestido, ¿has comprado el tuyo ya, Hermione?
- Es una buena idea, conozco un par de tiendas con vestidos de novia y de gala que está muy bien, está solo a unas manzanas de aquí.
Entraron las dos juntas en San Mungo, llegaron al piso de la consulta del doctor Habbot y, lo de siempre. Le hizo una ecografía, y le dijo a Ginny que hasta los cinco meses no podrían saber el sexo del bebé. En el fondo a Ginny no le importaba nada, aunque en el fondo Harry prefería tener un niño, para así entenderle mejor, pero le daba un poco igual. El doctor Habbot le dijo a Ginny que el embarazo iba bien, como siempre y que volviesen el mes siguiente.
Hermione y Ginny se quedaron tan felices y contentas de todo lo que les había dicho el médico, aunque siempre decía lo mismo. Se dirigieron rápidamente a la tienda de novias y se quedaron contemplando un precioso vestido de boda en el escaparate: era un vestido sencillo, pero elegante, con escote estilo imperio, con corte debajo del pecho, cayendo recto, pero suelto hacia abajo.
Se quedaron embobadas mirando el vestido, les había encantado. Ginny entró como una bala dentro de la tienda y le pidió a la dependienta aquel vestido. Mientras esperaba y entraba Hermione, se quedó un rato contemplando la tienda. Era una tienda muggle, no se había dado cuenta hasta ese momento.
- Normal, estamos en pleno Londres, y no en el callejón Diagon
A su derecha una escalera subía al piso superior, en el que, suponía, estaban los probadores. Todas las paredes estaban cubiertas con cuadros de mujeres con trajes de novia, muchas de ellas estaban firmadas.
- ¿Por qué están firmadas Hermione? - preguntó la pelirroja a Hermione, que se había sentado en una butaca situada al lado de la puerta.
- Son famosas que se casaron con un vestido de esta tienda, ¿de verdad no sabes quiénes son?
- Ni idea - admitió Ginny.
- Mira, esta es Nicole Kidman, cuando se casó con Tom Cruise llevaba ese vestido - dijo señalando el cuadro que tenía encima. - es la más famosa de todas las que hay, pensaba que sabrías quien era.
- Pues no
- Su vestido señorita - dijo la dependienta tendiéndole el vestido que acababa de traer del piso de arriba, en el que estaban todos los vestidos, además de los probadores.
Hermione recogió el vestido de su amiga y comenzó a subir la escalera seguida de Ginny, colgó el vestido en una de las perchas del probador y dejó pasar a Ginny. No tardó mucho en cambiarse, una vez que se puso el vestido, salió del probador y se lo mostró a Hermione. No era exactamente su talla, le quedaba un poco grande, más bien bastante grande, le sobraba de todas partes.
Hermione aprovechó sus conocimientos de la magia, y que no estaba la dependienta con ellas para ajustarle el vestido a su manera. Sacó disimuladamente su varita del bolsillo interior de su chaqueta y apuntó al vestido. Al momento, esté comenzó a encogerse hasta ajustarse perfectamente al curvilíneo cuerpo de Ginny.
- ¿Cómo has hecho eso? ¡No has pronunciado una sola sílaba! - ginny se quedó asombrada del cambio del vestido, segundos antes le quedaba enorme, y en ese momento le quedaba como anillo al dedo.
- ¡No chilles! Me lo enseñó tu madre, sirve para ajustar prendas de ropa, es muy práctico, deberías aprenderlo.
Ginny se dio la vuelta para mirarse en el espejo, y lo que vio le encantó. El vestido era precioso, y le gustaba como quedaba de juvenil con el peinado que llevaba en ese momento, sin la necesidad de nada extravagante. Llevaba el pelo rizado, con ondas.
- Y si
- dijo buscando algo con la mirada en la habitación.
Se acercó a una cómoda situada al lado del espejo, y cogió una corona de florecitas blancas.
- ¿Qué tal? - preguntó volviéndose a Hermione.
- ¡Me encanta! ¡Estás preciosa!
- ¿Tú tienes vestido? - preguntó Ginny a Hermione, aunque en el fondo sabía que no se lo enseñaría.
- Si tengo, de esta tienda también.
- ¿Me lo enseñaras?
- Ni hablar, es una sorpresa.
- ¿Están ya chicas? - preguntó la dependienta desde el piso de abajo.
- Si, me lo llevo, ya le pago
- Ya pago yo - dijo Hermione - Tu no tienes dinero muggle, ya me lo devolverás - dijo Hermione a Ginny, de forma que solo ella la escuchase.
Hermione pagó a la dependienta, y cuando salieron de la tienda comenzó a calcular a cuánto equivaldría en dinero mágico.
- ¿Cuánto te debo? - preguntó Ginny, mientras cruzaban la calle para dirigirse a un callejón en el que pudiese parar el autobús noctámbulo.
- La verdad no lo sé, ya haré las cuentas al llegar a cas
Una mano aferró la boca de Hermione. Dos hombres encapuchados aparecieron en el callejón en el que se habían internado para llamar al autobús noctámbulo.
Ginny casi no tuvo tiempo de reaccionar, pero logró coger su varita del bolsillo y aturdir a uno de los encapuchados, que cayó al suelo. Soltó la bolsa que contenía su nuevo vestido para dirigirse a Hermione, el hombre la tenía agarrada, y en su cuello había
¡una varita!
- ¡Suelta tu varita Weasley! - ordenó el encapuchado.
Ginny soltó la varita, que cayó al suelo con un pequeño golpecito.
- ¡Expeliarmus!
La varita del encapuchado salió volando a un hueco en sombras a la entrada del callejón. El encapuchado, viéndose desarmado soltó a Hermione, que corrió junto a Ginny mientras sacaba su varita y apuntaba al encapuchado, mientras esta recogía del suelo su varita y hacía lo mismo.
- ¡Quítate la capucha! - ordenó Hermione.
Por respuesta obtuvo un movimiento de cabeza en señal de negación. El hombre que estaba entre las sombras se reunió con ellas y con un ligero movimiento de varita hizo que la capucha cayera hacia atrás.
- ¡Lucius! - gritaron las dos chicas y el encapuchado a la vez.
En ese momento de despiste, Lucius se tiró hacia su varita y desapareció junto con el otro encapuchado.
- ¡Se han escapado! - dijo el desconocido.
- ¡Mierda! Por cierto, ¿quién es usted? - preguntó Ginny, fijándose en el hombre que estaba a su lado y que las había salvado.
- ¡Yo sé quién eres! ¡Eres Kettleburn! - dijo Hermione.
- ¿Quién? - preguntó Ginny, extrañada a Hermione.
- ¡El profesor Kettleburn! Era el antiguo profesor de cuidado de criaturas mágicas que teníamos antes de Hagrid, pero se retiró antes de que tú empezases Hogwarts, por eso tu no sabes quién es Ginny.
- En efecto señorita Granger, tan inteligente como siempre.
- ¿Qué hace por aquí profesor? - preguntó Hermione, intrigada.
- Vine a dar una vuelta, y me disponía a coger el autobús noctámbulo, igual que ustedes, imagino. Las vi con esos dos encapuchados y quise ayudarlas. ¿Malfoy no estaba en Azkaban?
- Se fugó el mes pasado. Pero nadie pensaba que volviese a las andadas. - dijo Ginny.
- Bueno señoritas, he de irme, encantado de verlas de nuevo, y si algo de esto les vuelve a suceder, no duden en visitarme en el ministerio - dijo Kettleburn dándoles una tarjeta.
- ¿Auror? - dijeron las dos chicas. Esperaron la respuesta, pero cuando levantaron la vista de la tarjeta el señor Kettleburn ya no estaba.
Recogieron la bolsa que contenía el vestido del suelo y llamaron al autobús noctámbulo, que las dejó en la casa de Ginny y Harry sanas y salvas.
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holaaa!!! aqui estoy otra vez, aunque he tardado un poco en actualizar, a la espera de que alguien me dejase un misero review.... nadie lo dejo.Unos días después, una agotada castaña caía rendida en el sofá de su casa. Volvió la cabeza hacia el pasillo al oír el crujido del parquet. A pesar de que era ya casi la hora de comer, un desaliñado y dormido pelirrojo caminaba dando tumbos por el pasillo en dirección hacia ella. Cuando casi había llegado a la puerta del salón, se escuchó un fuerte golpe y una maldición.
Cuando Ron consiguió por fin llegar hasta el salón y sentarse al lado de su novia, rodeada de bolsas de tiendas, tenía casi un cuerno que le salía de la frente a causa del fuerte golpe que se había dado con la puerta.
- ¿Dónde has estado toda la mañana? - dijo Ron, entre bostezos.
- Comprando unos zapatos a juego con mi vestido para la boda de Harry y Ginny y un traje para ti. También he estado buscando algo que regalarles, pero, aparte de que no había encontrado nada, me ha parecido más adecuado comprarlo contigo.
- Cariño... - le dijo Ron, en tono de reproche. - no me gusta que salgas por ahí solo después de lo que pasó el otro día. Por lo menos hasta que capturen a Lucius.
- ¡No seas tonto! ¡No me va a pasar nada! - dijo Hermione, un poco enfurruñada - Además, ¿qué habrías hecho tu? Con lo patoso que eres habrías acabado desarmándome a mí, sin ánimo de ofender...
- Bueno, bueno... tan poco hay que ponerse así. Ya sabes que solo intento protegerte, no soportaría que te pasase algo malo.
Dicho esto, se arrimó a su novia y la besó suavemente. Hermione no se pudo resistir. Todo su enfado se esfumó en el momento en que su novio la besó tan dulcemente. Se incorporó un poco y e devolvió el beso, pero esta vez apasionadamente.
Un rato después, Hermione consiguió desprenderse del abrazo de Ron y de sus besos y mirar el reloj. Eran las 14:00, se levantó del sofá de un salto y se fue derechita a la cocina, dando saltitos e alegría.
- ¿Dónde vas? Jooo, quédate aquí, que estábamos muy agustito... - se quejó Ron, mirando cómo su novia meneaba su delgado cuerpecito n dirección a la cocina.
- Ron... tengo que hacer la comida... y tu deberías vestirte, en un rato llegarán Harry y Ginny - respondió Hermione, asomando la cabeza por la puerta de la cocina - además, necesito que vayas a comprar el pan.
- Ay... no me apetece nada... ¿no pueden traerlo ellos cuando vengan? - dijo Ron, cual niño pequeño.
- Considerando que vienen a través de la red flu, no creo que les pille de paso la panadería, además, no seas vago, si es el edificio de al lado.
- Bueno... pero, ¿qué hay de comer?
- Adivina, es tu comida preferida.
- ¡Huevos fritos con patatas y chistorra! - dijo Ron, levantándose de un salto para dirigirse a la cocina a gorronear patatas recién hechas - ¡Te amo Hermione!
- Si, si, por el interés te quiero Andrés - dijo la aludida con una sonrisita burlona.
Ron alargó una mano a la fuente de patatas recién hechas, con sigilo, intentando que Hermione se diera cuenta. Cuando ya casi había conseguido coger una patata, Hermione le dio un manotazo en la mano en plan estate quieto y no toques, haciendo que alejara la mano de la fuente y se la frotara.
De repente se escuchó un chasquido en la chimenea del salón. Ron soltó una maldición por lo bajo, y salió corriendo como alma que lleva el diablo a su habitación para vestirse. Lo único que alcanzaron a ver Harry y Ginny fue una camisa de un pijama que caía en el suelo tras una cabellera pelirroja.
- Hemos traído el pan - dijo Ginny al ver a Hermione asomar la cabeza por la puerta de la cocina.
En cuanto las dos chicas terminaron de poner la mesa y colocar la fuente de patatas fritas con la chistorra y dos huevos fritos a cada uno, Ron y Harry se abalanzaron sobre la comida como si no hubiesen comido en una semana, haciendo imposible establecer una conversación de mas de dos frases sin ser interrumpida.
Cuando acabaron la comida, y se apoyaron los dos chicos e el respaldo de su silla, casi a explotar, las chicas se levantaron y comenzaron a recoger la mesa. Cuando hubieron llevado todo a la cocina, Ginny les gritó algo a los chicos.
- ¿Qué has dicho? - dijeron Harry y Ron a la vez.
Ginny salió de la cocina, seguida de una Hermione bastante feliz.
- Que digo, que como nosotras hemos puesto y quitado la mesa, vosotros recogéis la cocina, y sin magia. ¿No te perece una idea Hermione? - dijo Ginny, con un tono burlón.
Harry y Ginny estaban a punto de quejarse, pero ante la mirada de Ginny, los dos se levantaron inmediatamente de sus sillas y se dirigieron a la cocina, dejando a Ginny y a Hermione solas en el salón. Éstas, felices de tener un momento para hablar solas de cosa de chicas, se sentaron la una enfrente de la otra en los sofás y comenzaron a hablar tranquilamente.
- ¿Qué tal va tu embarazo?
- Bastante bien - dijo Ginny mientras se acariciaba el vientre - aunque me preocupa un poco tener que arreglar el vestido por que no me valga...
- No creo, la boda es el domingo, y estamos a miércoles... no vas a engordar tanto en tan solo cuatro días...
- Hablando de vestidos - la corto Ginny - ¿tu no me ibas a enseñar tu vestido?
Una sonrisa picarona se encendió inmediatamente en el rostro de Ginny, sabía que había dado en el clavo, por que aunque su amiga quería que fuese una sorpresa, no se resistiría a enseñárselo.
Hermione iba a ponerse a refunfuñar, pero no le dio tiempo porque en ese momento la pelirroja puso cara de niña buena, Hermione no se pudo resistir, se levantó y se dirigió a la habitación. Ginny se puso a dar saltitos de alegría en el sofá.
- ¡Si quieres verlo ven aquí! - dijo Hermione desde la habitación.
Ginny se levantó del sofá y se fue a la habitación dando saltitos de alegría. Al entrar encontró a su amiga sentada en la cama sosteniendo una percha de la que colgaba un guardapolvo.
- Pruébatelo... - pidió Ginny
- No me apetece nada sacarlo ahora... ya me lo verás puesto el día de la boda.
- Por fiii - dijo Ginny a la que se arrodillaba delante de su amiga y comenzaba a alabarla coreando su nombre.
- Bueno....
Hermione abrió el guardapolvo y extrajo de él un precioso vestido verde, con escote palabra de honor, con bordados y volantes irregulares. Se quitó los vaqueros y la camiseta que llevaba puesto y se puso el precioso vestido.
- ¡Hermione! ¡Es precioso! - dijo Ginny, con los ojos fuera de sus órbitas
- Pero yo quería que fuese una sorpresa... ¡Me he pasado un mes de tienda en tienda para encontrar uno perfecto! - dijo Hermione, mientras intentaba subirse del todo la cremallera del vestido - no puedo terminar de subirme la cremallera, ¿me ayudas?
Ginny se acercó a ella y le subió la cremallera sin ninguna dificultad. En ese momento, Ron y Harry, estaban con la oreja pegada a la puerta intentando escuchar la conversación de las chicas.
- Ginny dice que algo es precioso... - susurró Ron a Harry.
- ¿El qué es precioso?
Ginny y Hermione habían decidido salir a enseñarles a Ron y a Harry el vestido, pero como estaban intentando averiguar qué era precioso, cuando Hermione abrió la puerta, Ron, que estaba apoyado en ella, se cayó al suelo de boca.
- ¡Ay! - se quejó Ron, intentando levantarse del suelo.
Al levantar la vista, se encontró con una preciosísima Hermione con su precioso vestido verde, que le quedaba como un guante. A Ron se le empezó a caer la baba, igualito que a un perro.
- Te traigo un cubo o algo, hermanito - dijo Ginny a su hermano, con una mezcla de sarcasmo y risa en su tono de voz.
- No creo que un cubo le valga, ¡mejor una bañera! - corroboró Harry entre carcajadas.
Hermione se agachó y ayudó a su novio a levantarse. Cuando este se hubo levantado y conseguido mantener el equilibrio, Hermione se dio la vuelta y les sacó la lengua a Harry y a Ginny.
- Bueno, admitamos que con ese vestido estás muy b
- ¡Harry! - se quejó Ginny dándole un fuerte calmante a Harry en el brazo.
- ¡Ay! Solo digo lo obvio. ¡Le queda muy bien ese vestido! - contraatacó Harry.
Hermione volvió al interior de la habitación a quitarse el elegante vestido y ponerse la ropa que llevaba momentos antes. Ginny, Harry y Ron se dirigieron al salón y se sentaron frente a la televisión que Ron encendió con un simple movimiento de varita.
- Y yo que nunca pensé que este trasto fuese útil
- dijo mientras se sentaba en el sofá y señalaba el televisor.
- Yo aún no me acostumbro
- dijo Ginny sentándose junto a su futuro marido en el sofá.
Harry cogió el mando del televisor y puso un partido de fútbol. Apoyó los codos en las rodillas y se puso a mirar atentamente el partido de fútbol.
- ¡Ey! ¿Qué es eso? - preguntó Ron, adquiriendo la misma postura que Harry - Parece interesante
- ¡Uf! ¡Todos iguales! El fútbol debe tener un imán o algo
- bufó Hermione.
- ¿Fútbol? - preguntó Ron, mirando a Harry, que estaba totalmente inmerso en el partido.
Ron, al no obtener de Harry más respuesta que un característico cállate que no me entero del partido, comenzó a contemplar a Hermione de forma interrogante
- Yo no se mucho de eso
Ron puso carita de cordero degollado, Hermione no pudo resistirse, y tras un suspiro, comenzó a explicar, como pudo, lo que era el fútbol. A cada palabra de la explicación, Ron abría más los ojos, y cuando Hermione acabó de explicarle más o menos, tenía incluso la boca abierta.
-
más o menos es eso, ¿no Harry? - finalizó la castaña, mirando a su ensimismado amigo.
- ¿Decías algo Hermione? - dijo el aludido, sin dejar de mirar la pantalla del televisor.
- ¡Hombres! - bufó Hermione. Gracias a la sonora carcajada de Ginny, Harry levantó la vista de la televisión.
- ¿Qué es tan gracioso? - preguntó Harry, alterando la mirada entre Ginny y Hermione que se partían de la risa y Ron, a su la do, ensimismado en el partido.
- Nada cariño
- dijo Ginny, mientras le daba un tierno beso a su futuro marido en el lóbulo de la oreja.
- ¡Callaos que no me dejáis ver el partido! - se quejó Ron, que ya estaba totalmente sumergido en el fútbol.
Harry se volvió hacia su amigo, se encogió de hombros e imitó al pelirrojo, concentrándose totalmente en el partido. Ginny y Hermione se apoyaron en el hombro de sus respectivos novios.
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Holaaaaa!!! perdon por tardar tanto en actualizar pero esque me había quedado un pelín atascada y no sabía que más escribir, además, con eso de que es final de trimestre tengo un montón de exámenes y no tengo casi tiempo de escribir...
dejad reviews por faor!!!Cuando por fin Harry y Ginny se fueron a su casa era casi ya la hora de cenar. Ron y Hermione se dispusieron a preparar una cena romántica, y es que llevaban ya 2 meses siendo novios.
Hermione se dirigió a la cocina y, mientras cortaba una cebolla en pequeños trocitos, se quedó pensando en cómo se habían conocido ella y Ron, ya muchos años atrás.
- Nos conocemos desde hace
¡Casi 9 años! - pensó Hermione para sí.
Recordó todo lo que había pasado junto a él. Había pasado tantos buenos momentos
aunque nunca se habían llevado muy bien, pero sólo era una fachada para encubrir lo que en realidad sentían el uno por el otro.
En ese momento, una imagen apareció en su memoria: el beso que Ron le dio a Lavender delante de ella en 6º curso, ese beso que tanto le había dolido a ella, pero que ahora se daba cuenta que no tenía ningún significado para Ron, puesto que él no quería a Lavender.
- ¿Qué haces amor? - preguntó Ron, que acababa de entrar en la cocina y había encontrado a una Hermione ensimismada en sus recuerdos y con una cebolla a medio trocear.
- Na
nada - se apresuró a responder la aludida, que se había sobresaltado un poco al escuchar la voz de Ron tras de sí.
Unos cálidos brazos le rodearon la cintura y Ron comenzó a besarla en el cuello, mientras le susurraba algo al oído.
- Vamos
cuéntame qué pasaba por esa cabecita tan bonita que tienes.
- De verdad, Ron, que no pasa nada
Otra tanda de besos en el cuello hizo que la chica se derritiese en los brazos de Ron, se dio la vuelta y le dio un tierno beso. Pero Ron siguió intentando averiguar lo que había estado pensando su chica. Se sentó en una de las sillas de la cocina e hizo señas a Hermione para que sentara encima de él para acunarla entre sus brazos.
- Cuéntamelo
. - repitió Ron.
- Me estaba acordando de cuando estábamos en Hogwarts, todas la cosas que nos pasaron
pero también de Lavender, cuando salías con ella, ¿de verdad la querías? - preguntó Hermione tímidamente.
Ron cogió la barbilla de la castaña, e hizo que le mirara a los ojos.
- ¿De verdad crees que la quería? - preguntó Ron con una amplia sonrisa, pero al ver que Hermione asintió, comenzó a hablar de nuevo - Cariño, desde que te conozco, no he querido más a nadie en el mundo que no fueses tu. Solo podía pensar en ti, no podía pensar en nadie más, ni tampoco quería. Lavender solo era una fachada para no mostrar ese amor por ti, por que entonces yo pensaba que tú no me querías
- ¡Yo si te quería! Siempre te he querido - le cortó Hermione - al principio te quería como un buen amigo, pero luego
mis sentimientos cambiaron, y me daba mucha vergüenza mostrarlos
- La verdad a mí también me pasaba eso, pero con Lavender no, yo pensaba que era por que la quería, pero me di cuenta que era por que no mostraba ningún sentimiento, porque no la quería. Pero ahora tengo lo que siempre quise - dijo mientras volvía a darle tiernos besos en el cuello a Hermione. - Te tengo a ti.
Hermione no pudo resistirse más, y besó a Ron tan apasionadamente que este se asustó.
- ¡Es lo más bonito que me han dicho en la vida! - dijo Hermione.
- ¿Más que lo que te decía Víctor Krum? - bromeó Ron.
- ¡Claro que sí! No seas tonto Ron. ¡A ti te quiero muchísimo más que a él! - contestó alegremente la castaña - para mi Víctor era como
como para ti Lavender.
- No es por nada
pero deberíamos terminar la cena, aunque todo esto es muy bonito
¿podemos continuarlo después de cenar? - preguntó Ron, con una sonrisa picarona.
Hermione se echó a reír y asintió enérgicamente. Después, se dio la vuelta y se dispuso a terminar de hacer la cena mientras que Ron ponía la mesa en el salón.
Poco después la cena ya estaba lista. Ron abrió un armario del salón y extrajo cuidadosamente de él dos delicadas velas blancas, que colocó en la mesa y encendió con un ligero movimiento de varita. Hermione entró en el salón con dos platos de un delicioso pato a la naranja, uno en cada mano.
Ron la cogió de la cintura, le arrebató los platos y los colocó en la mesa. Después, retiró de la mesa una de las sillas y le hizo señas a Hermione para que sentara y, cuando la castaña se sentó, la acercó a la mesa.
- Quiero que esta cena sea perfecta
- le dijo al oído a Hermione. La castaña no pudo evitarlo, y se puso colorada de la emoción.
Ron se sentó al lado de la castaña y encendió el equipo de música, comenzó a sonar una suave y romántica melodía
Ron partió un trozo de su plato y se lo dio cuidadosamente a Hermione.
Cuando terminaron de cenar, Ron cogió a Hermione en brazos y la colocó dulcemente en el sofá, enfrente de la televisión. Hermione se extrañó de que su adorado pelirrojo la sentase allí, por que a él no le gustaba nada de nada ver la televisión.
Después de dejar a Hermione bien acomodada en el sofá del salón, Ron se dirigió al dormitorio y salió de él con una delgada caja que mostró a Hermione. Era una película.
- ¡Ron! ¡Eres un encanto! - dijo Hermione cogiendo la caja de las manos de Ron y leyendo el resumen de la parte de atrás - ¿cómo sabías que La princesa prometida era mi película favorita?
- Por que te conozco mejor de lo que tú crees, ¿Qué crees que hacía en Hogwarts cuando no estaba con Harry? - preguntó Ron de forma picarona.
- Yo pensaba que cuando eso pasaba estabas con Lavender
- dijo Hermione bajando la cabeza.
- Falso, si es cierto que estaba con ella, pero también con muchas más chicas, ¿sabes qué hacía con ellas? - preguntó Ron - Investigaba sobre tus gustos, lo que te encantaba, tu película preferida y todas esas cosas.
- ¡Qué mono y adorable que eres! - dijo Hermione lanzándose hacia el reproductor de DVD para meter el CD. Después de ello se volvió a sentar en el sofá e indicó a Ron que se sentase a su lado, para luego acurrucarse en sus brazos.
A mitad de la película, Hermione había pasado ya de estar sentada al lado de Ron a estar sentada en su regazo viendo la película mientras Ron le daba tiernos besitos en el cuello y le susurraba palabras dulces al oído, que hacían que Hermione cada vez se relajase más, y más, y más
hasta que llegó un momento en el que se quedó dormida en los brazos de Ron.
Entonces, Ron la volvió a coger en brazos cuidadosamente, para que no se despertara, la llevó hasta la habitación y la acostó en la cama. Después volvió al salón, apagó la televisión y recogió todos los restos de la cena.
Al volver a la habitación, Hermione se había estirado y ocupaba toda la cama. Tan sigiloso como un gato, se quitó la ropa que llevaba y se puso el pijama, intentó apartar un poco a Hermione, pero en su intento ésta se despertó, y esbozó una dulce sonrisa en su delicado rostro antes de acercarse más a Ron y besarle. Le atrajo hacia sí para que se tumbara en la cama junto a ella y luego le volvió a besar. Cuando estaban ya los dos tumbados en la cama, Hermione se abrazó a Ron y se volvió a dormir. Pero Ron no se consiguió dormir hasta bien entrada la madrugada. Se quedó allí, con la persona a la que más quería en el mundo a su lado, ensimismado en sus pensamientos.
- ¿Cómo la conseguí? - pensó - no se como se pudo fijar en mí teniendo a tanta gente mejor que yo a su alrededor.
Pero algo en su interior le respondió: no seas lelo, Ronald, siempre te ha querido, y tu a ella también. La verdad es que era cierto, y muy cierto. Desde que la vio por primera vez en el tren de camino a Hogwarts le pareció una chica especial, pero al conocerla mejor, se dio cuenta de que estaba enamorado de ella, pero eso le asustaba, y lo encubrió con esa fachada de peleas que siempre tenía y en las que Hermione siempre acababa llorando.
- ¿Cómo pude hacerle tanto daño? - pensó de nuevo Ron, abrazando con más fuerza a la castaña que dormía placidamente a su lado. Seguido de esto, se durmió.
A la mañana siguiente, una perezosa castaña, se estiraba en la cama, aún sin abrir lo ojos y palpaba la cama en busca de algo.
- ¿Ron
? - preguntó con un hilo de voz.
- ¡Voy cariño! - dijo Ron desde el salón.
Al momento apareció en la habitación con una bandeja en las manos en la que había un rico zumo de naranja recién hecho, un café con leche, un apetitoso croissant y un clavel, que Hermione cogió en cuanto el pelirrojo le tendió la bandeja y le colocó a Ron en la solapa del bolsillo del pijama.
- Que, ¿bailamos un tango? - dijo bromeando Ron, pero ante su sorpresa, Hermione se levantó de la cama, y se tiró a sus brazos con una ímpetu que casi hace que Ron se caiga de espaldas.
- ¡No sabes cuanto te quiero! - gritó Hermione tan alto, que se debieron enterar hasta en Marte.
- Shh, yo también te quiero muchísimo, no sabes cuanto, pero no hace falta despertar a todos los vecinos - dijo Ron, al oído de Hermione.
- Perdón
- dijo Hermione bajando la cabeza.
Se sentaron los dos juntos en la cama a desayunar, y entre bocadito y bocadito, no faltaba un tierno beso.
- ¡Ay! - se sobresaltó de repente Hermione mirando el reloj de su mesilla de noche - ¡Me tengo que ir a la peluquería! ¡Mañana es la boda de Harry y Ginny! - recordó Hermione a Ron.
- Cierto, ¿yo tengo que hacer algo? - preguntó Ron, inocentemente.
- Hombre
si me acompañases - dijo Hermione poniendo cara de nunca he roto un plato.
- Bueno
- aceptó este, sin saber en lo que se metía.
Minutos después estaban ya vestidos y de camino a la peluquería. Cuando llegaron, Ron se sentó en un cómodo sofá y a Hermione la sentaron en una silla frente a un gran espejo que cubría toda la pared. En seguida, la peluquera comenzó a recogerle el pelo en extravagantes peinados que Hermione rechazaba, para darle detalles sobre cómo quería tener el pelo. Ron no pudo evitarlo, aquello le aburría soberanamente. Cuando se despertó se encontró a una deslumbrante castaña con un recogido simple pero muy elegante. Le había recogido el pelo en una coleta de un pelo perfectamente rizado y el flequillo recto perfectamente liso.
- ¡Qué guapa que estás! Te queda bien ese flequillo
- piropeó Ron a su novia.
- Gracias cariño, te habrás aburrido mucho para llegar a dormirte, dijo mientras le daba un tierno beso en la mejilla - ya he pagado, nos podemos ir.
Dicho esto, la parejita se levantó del sofá y salió de la peluquería en dirección a la Madriguera, pues Hermione había quedado con la Sra. Weasley en que irían a ayudar a la colocación de las carpas y las sillas del jardín.
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Olaaaa, esta vez actualice mas rapidoo!!! x fiii a kin le a ke deje reviews q ace muxa ilu!!! x q tiene gracia, q ay 8 personas q me tienen en favoritos y son apenas 3 las q dejan rviews... me parece un poco de desagradecidos, xq no creo q cueste nada dejar un review, no? y a la persona q escribe le motiva muxo...- Mire esto señor Malfoy - dijo el sr. Borgin entregándole el periódico abierto por la página de sociedad.
- ¿Qué tiene de interesante el periódico de hoy? - preguntó el aludido mientras cogía el periódico y lo comenzaba a leer, pero la respuesta no le hizo falta. En la página abierta del periódico se mostraba una foto de una feliz pareja. Harry y Ginny.
Harry Potter se casa
Nuestro famoso Harry Potter, el niño-que-vivió y derrotó al que-no-debe-ser-nombrado se casa. Soy Rita Skeeter e informo como siempre de las noticias más importantes de la comunidad mágica. Esta mañana he sido informada de que hoy, concretamente esta tarde se celebrará la boda de Harry Potter, ¿con quién se casara? Se preguntarán todas las chicas. Se casa con Ginevra Molly Weasley, la menor de la familia Weasley. La hija del trabajador del ministerio de magia ha encandilado a nuestro chico que ha caído en sus redes. ¿Cómo lo ha hecho? También para mi es un misterio. La boda se celebrará en el jardín de la casa de la novia. Bla,bla,bla
Lucius no tuvo necesidad de leer más. La oportunidad que llevaba semanas esperando se acababa de presentar sola. No perdió un minuto. Se puso en seguida a trazar un plan para acabar de una vez con la vida de Harry Potter, el asesino de su amo, y ya que estaba, alguna sangre sucia espacialmente molesta caería con él.
Mientras tanto, en La Madriguera, había un gran revuelo. Gente que subía, gente que bajaba, gente que iba y venía de todas partes
Una nerviosa pelirroja estaba en lo que era su antiguo cuarto, sentada frente al espejo, mientras Hermione le retocaba el peinado y la ayudaba a maquillarse.
- Ginny
tranquilízate, ¡si tiemblas tanto no te puedo pintar! - se quejó la castaña.
- Es que no puedo evitarlo
- Es nogmal, yo estaba igual el día de mi boda
- dijo Fleur desde la puerta - ¿puedo? - añadió señalando el lápiz de ojos que tenía Hermione en la mano.
Lo cogió y con un ágil movimiento, Ginny tenía la raya del ojo perfectamente hecha. La rubia alargó la mano y cogió del estuche de maquillaje el colorete y se lo aplicó a la pelirroja.
- ¡Voilá! - Ginny se dio la vuelta y se miró al espejo, que desde que Fleur había comenzado a pintarla, estaba a su espalda. Estaba perfecta. Maquillada, si, pero muy natural. Su pelo, liso, como siempre, tenía unos pocos mechones rizados que le daban un toque muy juvenil.
- Ahora ponte el vestido - ordenó Hermione a la pelirroja.
Esta abrió el armario y extrajo de él el precioso vestido de novia y se fue a ponérselo al cambiador.
- ¿Qué estará haciendo Harry? - pensó.
Mientras tanto, en la habitación de al lado, Ron estaba sentado en la cama mientras Harry se debatía con el nudo de la corbata.
- ¡Esta corbata me odia! - se quejó intentando ponérsela derecha.
- Mira que luego el patoso soy yo
- susurró Ron.
- ¿Qué dices Ron?
- Nada
déjame que te ayude yo - dijo Ron levantándose de la cama.
- No hace falta, ya puedo yo
- respondió Harry, mientras volvía a hacer el nudo de la corbata, de nuevo con resultados nefastos - ¡Oj!
- Déjame a mí - dijo Ron mientras retiraba las manos de su amigo del nudo de la corbata, y con un simple movimiento lo realizaba él perfectamente. - ¿ves? No es tan difícil
- Mejor bajo ya, no quiero que me estén esperando - dijo Harry a la que salía de la estancia y dejaba atrás al pelirrojo. Aprovechándose que ya no tenía que estar con Harry, llamó a la puerta de la habitación de su hermana y entró.
- ¡Hermione estás preciosa! - observó Ron - ¿Dónde está Ginny?
- Estoy aquí - dijo la aludida asomando la cabeza por encima del cambiador.
- ¿Por qué te cambias ahí? - pregunto Ron.
- Por que suponía que vendrías, y aunque seas mi hermano no quiero que me veas en ropa interior - aclaró Ginny, saliendo del cambiador con su vestido ya puesto - ¿Qué te parece?
- ¿Esta es mi hermanita pequeña?
En ese momento la puerta se abrió y una niña pequeña entró gateando seguida de un pelirrojo.
- ¡Ta Gin! - dijo Victorie, abrazando la pierna de su tía.
- ¡Jolín, como ha crecido! - dijo Ginny cogiendo a su sobrina en brazos. - ¡ya hasta hablas un poco!
- ¿Cómo está mi sobrinita preferida? - dijo Ron haciéndole cosquillas en la tripa a Victoire, a lo que esta comenzó a reírse.
- Ginny estás guapísima - dijo Bill mientras saludaba a su hermana pequeña - ¡Hombre! ¡Mira quién está aquí! - observó Bill refiriéndose a Hermione - ¡Que guapa estás!
- Gracias
- respondió Hermione tímidamente.
- Deberías ir bajando, Harry ya está esperando en el altar y los invitados están ya sentados - informó Bill.
- De acuerdo, ya bajamos. - respondió Ginny.
Uno a uno salieron de la habitación y fueron sentándose en su sitio en la carpa del jardín. De repente una música comenzó a sonar y todos los invitados se dieron la vuelta para contemplar la entrada de la novia en la carpa, cogida del brazo de su padre.
Al llegar al altar, Arthur Weasley le entregó el brazo de su hija a Harry y le dio un beso en la mejilla, susurrándole algo al oído que hizo que Ginny sonriese.
Ginny y Harry se cogieron de la mano y se miraron a los ojos el uno al otro por un momento, en el que todos los recuerdos de su relación pasaron por delante de sus ojos. Desde el primer día que se vieron en La Madriguera hasta el día en el que Harry le pidió matrimonio.
- Bueno, empecemos - dijo el sacerdote.
La ceremonia transcurrió con normalidad. Ron y Hermione no dejaron de hacerse arrumacos durante prácticamente toda la ceremonia, y la Sra. Weasley, de vez en cuando, dejaba escapar alguna lágrima de alegría.
Al llegar a la parte esencial y más importante de la ceremonia, algo tiró del vestido de Ginny, lo que hizo que esta mirase hacia abajo y se encontrase con Victorie que estaba sentada a sus pies tirándole de los bajos del vestido.
- Un momento padre - dijo Ginny mientras se agachaba y cogía en brazos a Victorie - ya puede continuar.
- Ginevra Molly Weasley, ¿quieres recibir a Harry Potter como esposo, y prometes serle fiel en las alegrías y en las penas, en la salud y en la enfermedad, y, así, amarle y respetarle todos los días de tu vida, hasta que la muerte os separe? - continuó el sacerdote.
- Si, quiero - dijo Ginny con una voz inquebrantable.
- Harry Potter, ¿quieres recibir a Ginevra Molly Weasley como esposa, y prometes serle fiel en las alegrías y en las penas, en la salud y en la enfermedad, y, así, amarle y respetarle todos los días de tu vida, hasta que la muerte os separe?
- Si, por supuesto que quiero - respondió Harry.
Dicho esto, se pusieron el uno al otro los anillos.
- Entonces, ya puede besar a la novia.
- ¡Bum!
Una fuerte explosión se escuchó al otro lado del jardín y dos sombras aparecieron dirigiéndose hacia ellos.
- ¡Nadie le va a arruinar la boda a mi niña! - gritó la señora Weasley mientras se levantaba enarbolando su varita, a la que se unieron Arthur, Ron, Hermione y gran parte de los compañeros de Hogwarts invitados por la pareja.
- Llevaos a Victorie - ordenó Harry a Luna y a Malfoy. Éstos asintieron y Luna cogió de los brazos de Ginny a la niña, para meterse en el interior de la casa.
Una nube de colores se formó en un instante en el improvisado campo de batalla. Cuando se disipó, las dos sombras ya no estaban, en su lugar se encontraban dos hombres tendidos en el suelo medio moribundos.
Eran el Sr. Borgin y Lucius Malfoy.
- ¡Tu pretendías arruinarle la boda a mi niña! - vociferó la Sra. Weasley a la que le daba una fuerte patada en el estómago al rubio y repetía la acción con Borgin.
En seguida, un grupo de miembros del ministerio alertados por Draco aparecieron en el jardín. Draco se acercó a su padre e imitó a Molly.
- Hijo
ayúdame
- dijo Lucius con un hilo de voz.
- No, papá. Te lo mereces por todo lo que has hecho. Arréglatelas tu solo - dijo mientras le pedía al guardia del ministerio de que se aseguraran de que no volvería a escaparse, a lo que éste respondió que no se preocupase, sería encarcelado en la prisión de máxima seguridad.
La boda volvió a su ritmo habitual en cuanto se llevaron al sr. Borgin y a Lucius.
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Hola!!! actualice!! y sobrevivi a la semana de examenes!!! x cierto, x favor!! dejad reviews, q ay gente q me tiene en favoritos y no dice ni mu....:( x fiii, q no cuesta na....Cuando la ceremonia religiosa hubo concluido, tras la desastrosa aparición de Lucius Malfoy, todos los invitados acudieron a sentarse en sus respectivas mesas para disfrutar del delicioso banquete que Harry y Ginny habían elegido. En la mesa principal se encontraban los novios junto con los padres de Ginny, mientras que Ron y Hermione se encontraban en la mesa de al lado, junto con el resto de ex compañeros de Hogwarts.
Un grupo de elfos domésticos, vestidos con un elegante traje, comenzaron a servir la comida en delicados platos. Hermione, al ver al grupo de elfos sirviendo comida, no pudo resistirse y estalló:
- ¡¿Cómo obligáis a estos pobres elfos a trabajar?! - chilló echa una furia.
- Señorita
- dijo Kreacher, que había acudido allí a ayudar - ninguno de los elfos que estamos aquí hemos sido obligados a trabajar
de hecho, ni siquiera nos lo pidieron. ¡Nosotros nos ofrecimos! - concluyó orgulloso de sí mismo el elfo.
Hermione se sentó de nuevo en su silla, agradeciendo no haber gritado lo suficientemente alto como para que los invitados la hubiesen escuchado.
Al terminar el banquete, las mesas fueron sustituidas mágicamente por una amplia pista de baile y un escenario, que en ese momento estaba vacío, pero en el que se encontraba una guitarra eléctrica, una batería y un bajo. Una melodiosa música comenzó a sonar.
Era un vals.
Los novios inauguraron la pista de baile, como en todas las bodas. Pronto un gran número de parejas imitaron a los anfitriones, entre las que se encontraban, por supuesto, Ron y Hermione.
De repente, la tranquila y relajante melodía del vals, fue sustituida por el sonido de una fuerte guitarra eléctrica y una movida melodía. En ese momento, un grupo de música comenzó a subir al escenario.
- ¡Son Green Day! - dijo Ginny, en un irrefrenable ataque de alegría causado por la aparición del grupo - ¿Cómo has conseguido que vengan? - preguntó la pelirroja mirando a su marido, que estaba igual de sorprendido que ella.
- A mi no me mires
- contestó el aludido, aún en shock por la aparición del grupo de rock en su boda - Ya me gustaría a mí haber tenido esa idea tan buena
No tuvo tiempo de decir nada más, puesto que la pelirroja se dio la vuelta, agitando su larga melena ante la cara de Harry, buscando con la mirada a alguien entre la multitud. Hasta que descubrió, en una esquina de la pista de baile, a una castaña y a un pelirrojo mirándola mientras se reían.
Esbozó una amplia sonrisa, y sin una palabra más, se dirigió hacia su amiga.
Al llegar hasta ella, se quedó unos segundos parada delante de ella mirándola fijamente a los ojos, hasta que la alegría pudo con ella y no pudo resistirse más. Se abalanzó sobre su amiga, encerrándola en un fuerte abrazo a la que le daba un sonoro beso en cada mejilla y comenzaba a ponerse histérica de la emoción.
- ¡Hermione, te adoro! - chilló mientras daba pequeños saltitos de alegría al a su grupo de música preferido cantando en su boda - ¿Cómo has conseguido que vengan?
- Pues nada
mi madre era la dentista Billie Joe Amstrong, el cantante, le llamó para convencerle de que cantase en tu boda, y parece ser que le gusta bastante, por que aceptó enseguida - dijo Hermione, recordando cuando acompañaba a su madre al trabajo y lo bien que le caía ese chico.
En ese momento, el grupo finalizaba de tocar su primera canción y bajaba del escenario a felicitar a los recién casados.
- ¿Hermione? - dijo Billie mirando a la castaña - ¡Hermione! ¡Cómo has crecido! - dijo el cantante saludando cariñosamente a su amiga de la infancia - ¡Qué guapa estás! - continuó mientras la contemplaba de arriba abajo, fijándose especialmente en una zona situada entre el cuello y la cintura.
A Ron este gesto no le pasó desapercibido, y se dispuso, como buen caballero que es, a defender a su novia.
- ¡Oye, sin pasarse! - amenazó - A mi novia se la respeta
Billie ignoró el comentario del pelirrojo, y se dispuso a saludar a Harry, que acababa de llegar junto a su esposa.
- Supongo que sois los novios
- dijo Billie señalando a Harry y Ginny, que asintieron - En ese caso
¡Felicidades! - dijo mientras sacaba del bolsillo interior de su chaqueta un delgado paquete cuidadosamente envuelto, y se lo entregaba a Ginny.
Ginny lo abrió sin cuidado, rasgando el papel con impaciencia hasta que pudo ver que era y pegó un grito.
- ¡Es vuestro último disco firmado y dedicado por vosotros! - dijo lanzándose al cuello de Billie para darle un fuerte abrazo de agradecimiento - ¡Gracias!
- Bueno, y ahora, ¿Qué canción queréis que toquemos? - preguntó el líder del grupo.
- Me encantaría que tocaseis holidays
- pidió tímidamente Ginny.
En seguida el grupo se subió al escenario, y la canción pedida por Ginny comenzó a sonar. Toda la pista de baile, formada en ese momento por jóvenes, pues los mayores, se habían retirado a las mesas, comenzó a cantar y a bailar.
Actualidad y noticias
Hear the sound of the falling rain
Coming down like an Armageddon flame
The shame
The ones who died without a name
Hear the dogs howling out of key
To a hymn called "Faith and Misery"
And bleed, the company lost the war today
I beg to dream and differ from the hollow lies
This is the dawning of the rest of our lives
On holiday
- ¿Sabes que no estaría mal? - preguntó Hermione a Ron al oído.
- Mmm, ¡sorpréndeme! - respondió el pelirrojo, mientras besaba el cuello de Hermione.
- Que yo creo que nadie nos echará en falta si nos vamos un rato
y en tu habitación no va a entrar nadie, ¿no? - Hermione tiró del brazo de Ron fuera de la pista de baile.
Harry y Ginny que bailaban animadamente cerca de la pareja, se quedaron un tanto asombrados al ver a la castaña y al pelirrojo escabulléndose de la fiesta, para entrar en la casa.
- ¿A dónde irán esos dos? - preguntó Harry a Ginny señalando la dirección que habían tomado sus amigos.
- No se - respondió Ginny restándole importancia al asunto - pero esta canción me encanta.
This is the dawning of the rest of our lives
On holiday
Ginny y Harry comenzaron corear el estribillo, lo que hizo que casi todos los invitados dejasen de bailar y se volvieran para mirarles, pero este gesto no intimidó nada a Harry y a Ginny, que siguieron cantando animadamente otro trozo de la canción.
Sieg Heil to the president Gasman
Bombs away is your punishment
Pulverize the Eiffel towers
Who criticize your government
Bang bang goes the broken glass and
Kill all the fags that don't agree
Trials by fire, setting fire
Is not a way that's meant for me
Just cause, just cause, because we're outlaws yeah!
Cuando comenzó a hacerse de noche, ya sólo quedaban en la pista de baile los novios, Ron y Hermione (que hacía rato que habían vuelto de su escapadita), algunos compañeros de Hogwarts de los chicos, y el grupo de música que había dejado de tocar y se había unido a la fiesta de la pista de baile.
Fred y George, estaban sentados en una mesa, cada uno con su novia, la mar de acarameladitos. Mientras que Bill y Fleur, se encontraban senados en el cuidado césped de La Madriguera viendo como la pequeña Victorie bailaba alegremente y no se cansaba a pesar del tiempo que llevaba haciéndolo.
- Creo que voy a hacer lo típico que se hace en las bodas de película - dijo Harry a Ginny al oído.
- ¿A si? ¿Y qué es lo que se hace? - preguntó Ginny con una pícara sonrisa.
- Esto - dijo Harry, mientras cogía a su chica en volandas y la besaba apasionadamente delante de todos los invitados que quedaban, que al momento comenzaron a corear:
- ¡Qué bonito! ¡Qué bonito!
Entre carcajadas, Harry depositó a Ginny en el suelo, subió al escenario y le hizo una seña a Ron para que subiera.
- ¡Oh, no! ¡Van a cantar! - chilló Neville horrorizado, pues era el único que conocía las dotes que tenían los dos amigos para el canto.
Todos los invitados se echaron a reír, pero Harry y Ron ignoraron el comentario hecho por Neville.
- Esta canción va para la chica más maravillosa del mundo - dijo Harry, mientras miraba a una sonriente Ginny.
- Para las chicas más maravillosas del mundo - corrigió Ron, recalcando la palabra chicas.
Una lenta canción comenzó a sonar y los chicos comenzaron a cantar a dúo.
My love is pure.
I saw an angel.
Of that I'm sure.
She smiled at me on the subway.
She was with another man.
But I won't lose no sleep on that,
'Cause I've got a plan.
You're beautiful. You're beautiful.
You're beautiful, it's true.
I saw your face in a crowded place,
And I don't know what to do,
'Cause I'll never be with you.
Yes, she caught my eye,
As we walked on by.
She could see from my face that I was,
Fucking high,
And I don't think that I'll see her again,
But we shared a moment that will last 'till the end.
You're beautiful. You're beautiful.
You're beautiful, it's true.
I saw your face in a crowded place,
And I don't know what to do,
'Cause I'll never be with you.
You're beautiful. You're beautiful.
You're beautiful, it's true.
There must be an angel with a smile on her face,
When she thought up that I should be with you.
But it's time to face the truth,
I will never be with you.
En cuanto acabaron de cantar la canción, unas realmente emocionadas Ginny y Hermione subieron al escenario a besar a sus respectivos. Hermione y Ron se abrazaron cálidamente, y Ron, sacando una pequeña cajita aterciopelada del bolsillo le susurró algo al oído a Hermione.
Esta sonrió y se separó de su encantador novio pelirrojo.
- ¡¿Que qué?! - preguntó la chica emocionada y sin poder creérselo.
- ¿Que si te quieres casar conmigo? - repitió el pelirrojo, pero esta vez en voz mas alta para que Harry y Ginny, que se encontraban a su lado también pudiesen oír.
Hermione se abalanzó contra Ron y le dio un fuerte beso en señal de aprobación. Harry no pudo contenerse y se puso decir a voz en grito:
- ¡Ron y Hermione se casan! - gritó con todas sus fuerzas.
Y así quedaron todos, celebrando la próxima boda de Ron y Hermione mientras que éstos se besaban con entusiasmo y alegría ante la atenta mirada de Harry y Ginny que se abrazaban cariñosamente.
FIN
Un amor a prueba de... maldiciones - Fanfics de Harry Potter
Se despertó sobresaltada, se levantó de su cama con doseles, estaba toda desecha. Había tenido una pesadilla, - Una pesadilla horrible para dejar la cama as
potterfics
es
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2024-10-03

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