Under the Rain - Fanfics de Harry Potter

 

 

 

N/A: Querida Primix XD Sólo tú me podías haber hechovolver con los ones jeje

De hecho, tuve un lapsus y casi no vuelvo a PF (Sorry porpreocupar a Mako y Villa, les había comentado que quizás me iría je)
creo quevolveré pero muyyy esporádicamente (así que nadie se extrañe si no me ven porun tiempito por acá jeje)...aún puede que sea pronto para dejar PF
(De hechotengo otros dos ones esperando a ser escritos en este instante).

Te adelanto que no es un yaoi, ni unyuri ni nada que se parezca a animes o a mangas XD
peroooo me he esmerado para que de todas formas puedagustarte esto XD

Besos

Yop

 

Under The Rain

Los ojos marrones miraban hacia ningún punto en concreto,su largo pelo castaño claro estaba desparramado como un abanico sobre sualmohada. No dejaba de mirar al techo repleto de las múltiples estrellas fluorecentesque lo adornaban. Su padre se los había puesto hacía ya muchos años a ella y a su hermano pero seguían teniendo elmismo efecto en ella que la primera vez. La hacía soñar despierta.

Sin embargo lo que la preocupaba no era esa prácticahabitual en ella, sino que ahora no estaba haciendo eso, sino reflexionando. Nodejaba de darle vueltas a lo que había sido hasta ahora el sueño más extraño yatemorizante en su vida.

Besaba a un chico, más bien el chico la besaba a ella. Peroeso no era lo importante, ya se había visto a si misma besar a Yami, Draco y Sebastian,todos personajes de ficción, irreales hasta la médula; el problema es que estavez era alguien muy conocido en un sueño demasiado vivido como para nosorprenderse a sus dieciséis años. Le parecía casi haberlo sufrido en carnepropia.

"Pero él jamás me daría un beso así, ¡Por Merlín! ¡Es mimejor amigo!"- Pensó Sophie. No dejaba de buscarle una explicación razonable ala adrenalina y esos nervios (que se negaba a describir como "mariposas en elestómago") que sintió cuando, con una pasión que jamás hubiera creído, aquélchico, literalmente, la comía a besos.

Negando con la cabeza, intentando sacarse las imágenescomo si de una ilusión se tratare, saltó de la cama y se concentró en encontrarsus típicas ropas negras para ir a su Liceo de Bachillerato.

Sólo bastó una mirada a su placard para desesperarse,nada negro. Nada. Ni una minúscula remera. Por lo que la opción era clara:Sacar todo para afuera. En dos minutos su cama, no era ya cama, sino que estabaenterrada bajo una pila de ropa.

La madre, apareció en el umbral y le bastó decir apenasunas pocas palabras para que ella comprendiera que ese día iba a rabiar, aunquesabía perfectamente que su vida era por completo imperfecta: "Tu ropa negra está en el lavadero, la llevéhoy de mañana. Te lo dije anoche ¿No lo recuerdas?".

En el lavadero. Puso los ojos inmediatamente en blanco ybufó, porque bien sabía que le había dicho que no, y que podía haberla llevadootro día, no el Lunes. La muchacha evito retrucarle, ya estaba cansada depelear tooodos los días, y a toda hora, cuando siempre su madre hacía lo quequería. Para colmo pensaban demasiado distinto. Tomó lo primero que encontró,una blusa blanca con los hombros al descubierto más los jeans de siempre y secambió en dos minutos, sin darle casi tiempo a su madre de decirle nada.

 

Pero fue un "casi".

Mientras Sophiesalía por el umbral de la puerta de calle le recordó el trabajo más pesado delmundo: " Y no te olvides de ir a buscar a tu hermano a la escuela, ¿me oiste?".

Refuñando, enojaday con frio (olvidó tomar algún abrigo con el fastidio que tenia encima),fulminó a su madre con la mirada mientras se iba a tomar el bus.

Por si fuera poco en el medio del camino el bus se lerompió, dando un resultado "genial": Llegar tarde al liceo, o sea, no vería susamigos de Cuarto A.

-"Merlín me odia"- Pensó Sophie.

******

Pelo corto y negro. Ojos de un gris gélido, misterioso e inconquistable como el hielo. Pielmorena. Sonrisa irresistible, y un cuerpo que iba cambiando (para placer demuchas femínas) a medida que crecía. Con diecisiete años recién cumplidos erael chico malo más popular del liceo Dámaso. Sin embargo sólo seis chicas loconocían tal cual era, cuan vulnerable e imperfecto era, desde que iban todos ala Escuela. Era el grupo de las FrikiesJaponesas. De sólo escuchar el apodo que le pusieron sus compañeros de curso aBel, Cami, Sol, Caro, Kuran y Sophie, inevitablemente se reía porque recordaba que, orgullosas, siempre loscorregían a todos y les decían que no eran las Frikies Japonesas, sino las Otaku Uruguayas.

En ese momento estaba despatarrado en unas sillas afuerade su clase, en los pasillos, jugando al truco con su casi más íntimo amigo,tan encantador y con la misma onda que él. Sin embargo las cartas no eran larazón para juntarse en ese lugar, sino para ver pasar a sus amigas, las Otaku,que tenían clase en el piso de arriba. Antes de que llegaran sus respectivosprofesores era la única vez en toda la tarde que podía verlas, que podíasaludarlas y hablarles ya que estaban en grupos diferentes y de lo contrariosus amigos lo cargarían de por vida si terminaba los recreos con ellas.

Miró la hora de su celular y suspiró profundamente apenassin darse cuenta del gesto.

Su amigo lo miraba de reojo y reía para sus adentros alhaber captado ese gesto.No dejaba de sorprenderle lo terco que podía ser unhombre cuando se trataba de negar al corazón.

-No me digas, ya saludaste a las cinco Otaku y yaextrañas a Sophie

El morocho lo asesinó con la mirada mientras le sonreíade forma tétrica. Estaba a punto de retrucarle que ella era su mejor amiga ydarle los fundamentos que últimamente él le obligaba a dar, aún a sabiendas deque en los últimos días le pasaban cosas extrañas cuando estaba cerca, la manosle sudaban, y el tíc de los nervios en su pierna era un martirio, lo cual jamásle contaría a nadie, simplemente porque era una verdadera locura, probablementealgo pasajero. Sin embargo sólo recordar el último sueño que había tenido lehizo brillar los ojos y tragar como pudo la saliva
.

En eso estaban cuando la profesora de su curso de físicaentraba como un vendaval, haciendo que se levantara de un salto, evitando, atoda costa a su amigo, quien empezó a reir casi como un desquiciado.

*****

El patio de su amada escuela estaba idéntica a como larecordaba de sus días en que todo era un juego de niños. La fachada de ladrilloa la vista, el suelo de granito gris, las jardineras rojas con los frondososárboles cuyas hojas dejaban a la vista la alfombra amarilla y marrón de cadaotoño/invierno, las tres banderas mirándolo todo, y la estatua de Artigas comocómplice eterno de trampas de la mancha y saltos de cuerda. A lo lejos tambiénveía los infaltables juegos coloridos para los más pequeños y la cancha defútbol de las primeras pasiones con aquél deporte de todo un país.

 

Nostalgia y silencio. Combinación extraña pero feliz.Estaba completamente sola en aquel patio cubierto de recuerdos y oscurosnubarrones grises cubriendo el ansiado cielo azul. Probablemente llovería peroya no le importaba. Sólo quería estar un rato a solas mientras esperaba que suhermano apareciera por esa puerta para llevarlo a casa.

-¿Sabés? Estás más bonita cuando sonreís así, de verdad.-Le dijo con voz medio en serio medio en broma.

Sophie se sobresaltó, giró y miró hacia su interlocutordirecto a los ojos. De inmediato sonrió aún más y lo abrazó.

-¡¡Loquiiiii!!!- Gritó ella, llamándolo por su apodo, enhonor al "Loco" Abreu de su ahora liceo.-¿Qué hacés acá?

-Vine a buscar a mi prima. Mi tía tuvo un problema en eltrabajo y no la dejaron salir a esta hora, como siempre le dejan. Así que mepidió a mi.- Dijo orgulloso de que confiaran en él.

El aguacero que se había aguantado todo el día cayó sinaviso previo alguno en todo Montevideo mientras los primeros truenos se manifestabansublimes para que los oyeran con toda su intensidad.

Sophie, por primera vez en mucho tiempo se sentía libre.Dejó que las finas gotas de agua la mojaran mientras reía y bailaba en elsolitario patio sin vergüenza alguna, como si nadie la estuviera viendo.

-Sos hermosa
-Dijo él con la voz quebrada, pero después searrepintió y deseó que lo tragara la tierra al ver que ella paraba su baile ylo miraba estuperfacta de haber escuchado aquél susurro.

Hielo y tierra se conectaron en ese instante.

Ninguno de los dos tenía la fuerza como para cortar aquélmomento, aquellos minutos que parecían ser horas.

Tragaban saliva forzadamente.

Temblaban imperceptiblemente.

Los nervios de ella iban en aumento pero él
él se sentíamás fuerte a cada segundo.

Se acercó lentamente a ella y, desde su altura, le quitóel pelo de la cara, esperando que ella comprendiera la situación. Mas ellaestaba paralizada por completo, sin poder dejar de mirarlo.

Él se mordió el labio y sin poder evitarlo más, la besó.

Primero un beso lento, pausado, esperando que ella lepropinara un cachetazo como imaginaba que haría por su fuerte personalidad.

Pero su lengua, la de él, ni lenta ni perezosa fue pormás al ver que ella no se negaba al beso y el placer resultaba ahora su mássabia consejera.

Ella también sintió inevitable placer, pero placer completoy sobre todo real al dejarlo entrar, dejándose llevar a un terreno donde ya noconocía nada.

Pero él se sintió morir cuando ella le siguió el juego.

En instantes, sus labios fueron uno y perdieron porcompleto la noción del tiempo.

Ahora ambos sabían, lo que era, real y literalmente,partirle la boca de un beso al otro.

Un rubio de unos 9 años miraba la escena con ojosasesinos hacia el chico que osaba besar a su hermana. A su lado una niña rubiade ojos azules de unos 7 años lo observaba todo impactada y emocionada, sinpoder creer que aquél Don Juan era su primo favorito.

Pero el rubiecito no tuvo mejor idea para llamarles laatención que propinarle una buena patada en una de las rodillas (aunque laintención era darle una patada, "delicadamente", en otro lugar) del morocho.

La niñita rubia logró evitarlo a tiempo y mientras ambospeleaban sobre que era mejor, ambos chicos no pudieron evitar escucharlos.Abochornados y con claros signos de nervios se separaron muy lentamente, comosin ninguno de los dos quisieran atender a los menores. Sophie dio un suspirode resignación al ver a su hermano en aquél estado, pero al volver a ver almorocho se mordió los labios y sonrió. Lo más rápido que pudo le dio un corto eimpulsivo beso en los labios, tomó a su hermano que la observó con la palabraen la boca y profunda sorpresa, mientras se iban corriendo del lugar antes deque el diablillo rubio comenzara a incomodarlo a él.

Le tocó paralizarse, pero sus ojos grises tenían unbrillo especial. Sonrió como embobado, sin poderse creer lo acontecido mientrasse pasaba la mano por la nuca.

Finalmente una felicidad entre tantos problemasfamiliares que tenía.

Miró al cielo del que seguía lloviendo y tomó entre susbrazos a su primita que con su paraguas rosado la miraba extrañada.

Sabía que era el comienzo de una historia.

Tomó su celular y no dudó cuando escribió la pregunta, dirigida a ella:

¿Te gustaría ser mi novia?

*Fin*

N/A: Hey Flo
¿tú qué dices?¿Que respondería Sophie?Jejeje

Bueno espero que te haya gustadooooooooooooomuahahahahahahahaha

Y si dios quiere mañana hay otro muahahaha

Gracias por leer XD

Besotes a todoooss

Cass

P.D: Si hay algún regionalismo
pues me lo dicen y locambio
Espero que esta vez no sean marys o garys sues
y sino ¡¡Me dicen comocambiarlooooooooo!!!!!!!!! (Detesto caer en esos personajes pero caigo, y caigoy caigo una y otra vez O.o
.)

Under the Rain - Fanfics de Harry Potter

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De hecho, tuve un lapsus y casi no vuelvo a PF (Sorry porpreocupar a Mako y Villa, les había comentado que quizás me iría je)creo quevolveré pero muyyy esp

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2024-11-26

 

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