Había recurrido a un montón delibros para el hecho, los tenía apilados todos en la mesa a su costado, a mano,por si se le ofrecía citar algo, no fue sino hasta tener en mente a laperfección lo que diría, que se sentó frente al monitor, ahí delante a laventana del estudio, justo con la cara mirando hacia los banderines naranjascon que él había decorado la pared frontal, en esa habitación a la que sumarido iba sólo a buscarla, porque entre el cómodo sillón y los estantes conlibros eruditos y variados, Ronald Weasley no se hallaba; Pig estaba en la ventana,esperando silenciosa algo que todavía no se le había pedido y que no podríarealizar. El sonido de sus dedos sobre las teclas era el único en toda la casa,temprano todavía, los niños seguían dormidos y su marido les hacía segunda conun ronquido denso y matinal que lograba sacarla de la cama; de todas lasposibles ideas en su cabeza y de las extraídas de los volúmenes que habíaconsultado, Hermione Granger había elegido las más claras para escribir, queríaser lo más escueta y sincera posible para que la carta no fuera demasiado larga.
Sonreíacon levedad a cada punto que insertaba, recordando los días de lectura enaquella página a la que hoy dedicaba unos minutos, en su aniversario; no podíaevitar el escozor que le causaba el pensar en los múltiples universos que ahíconvergían, en las múltiples vidas que podía tener paseando por esa web. Aveces la posible monotonía de su vida actual se veía diluida por la luz de lasvidas que ahí, en Potterfics, se encontraba, veía con emoción el mundo deposibilidades que había tenido delante, de haber elegido tal o cual camino en su vida; cada capítuloactualizado, cada nueva historia era una opción de mirar al pasillo y elegiruna puerta distinta, otra vida qué vivir. Hermione Granger tenía a sudisponibilidad un Aleph, bastaba asomar la mirada para conocerlo todo, otrosuniversos, otras vidas, mundos, aventuras.
Elronquido cambió en la habitación contigua sacándole un susto, por un momentodejó las manos quietas a los lados del teclado, esperando a que los pasosdensos de su marido le anunciaran que venía a mirar, pero no ocurrió;sintiéndose segura pudo seguir con lo que hacía y notar que la carta se habíaextendido ya mucho y que estaba llena de reflexiones que no convenía que otrosleyeran; borrando aquello escrito, porque se trata de hacer una felicitación y no un ensayo con punto devista personal, Hermione se dio la oportunidad de volver a pensar en todoaquello de antes, en recordar lo que había leído.
Esas historiasdonde se cambiaba de bando y traicionaba sus propios ideales, esas otras dondeera tan distinta que le era imposible reconocerse del todo, esas aventuras enque podía dejar salir las frustraciones y ansiedades que en su vida habría sidoimposible dejar escapar. Aquellos romances que le hacían fruncir el ceño, esosencuentros donde al lado de Malfoy, vivía cosas tan poéticas que le hacíanmirar al hombre pelirrojo a su lado y preguntarse si habría elegido bien; seponía roja al confesarse a sí misma esas dudas, que a veces no eran las únicascuando se veía en otro plano emparejada con alguien más, Harry, Neville, Snapeo cualquier otro, siendo feliz de otras formas; entonces miraba a su marido conpánico, buscaba un fic de ellos dos y se confirmaba que no había podido elegirmejor.
Nosólo había dado un vistazo dentro de ese Aleph a su vida, sino también a la delos demás, a la de Ron, la de Harry, la de Ginny, había encontrado incluso lade sus hijos que hoy dormían todavía y que le parecían demasiado pequeños paratener ya sus propias aventuras; entonces se le encogía el corazón, pero leíacon avidez, como quien quiere saber más para entender el miedo que le invade,para conocerlo y saber afrontarlo, ¿cómopensar en su pequeña Rose pasando cosas que a ella habrían puesto negra deespanto?
Trasdar un click al botón de "enviar", cerrólos ojos y dejó ir su cabeza hacia atrás dando un suspiro, imaginando de nuevacuenta que todas esas vidas eran reales y en muchos otros planos, ella,Hermione Granger, era la heroína de mil novelas, de mil historias, de cientosde aventuras; entonces las manos fuertes descendieron por sus hombros y un besose posó en su frente, sus ojos se encontraron al abrirse con los dos lucerosazules por los que había dejado en su realidad todas esas cosas que, gracias aesa página de internet, le había sido posible conocer.
-¿Quéhaces?
-Escribíauna felicitación.
-¿Alguienespecial?
-Alguienmuy especial.Asomada su nariz afilada sobre elpensadero, Albus Dumbledore observaba fijamente el recuerdo de aquello quedescubrió mientras daba un paseo muggle al lado de la profesora Burbage: unapágina de internet, internet, ajá, internet, como interno, como eterno
como net; se le iban a la punta de la nariz las gafas de media luna y esos susojos azules brillantes, destellaban al reconocer palabras, frases, nombres.Además de lo entretenido que podía ser mirar imágenes de otros sitios o conocergente en las salas de chat, Albus había descubierto otra ventaja del internet yse enfocaba en ella con frecuencia, había incluso leído todo aquello y luegodepositado sus recuerdos ahí en su "recordadora", para tenerlos siempre a manoy poder volver, aunque tiempo después tuvo que emplear sus artimañas de buenmago, para acceder a todo lo actualizado. Había la opción de marcar aquellopara tenerlo a mano como quería, pero no sería bien visto que entre tantascosas locas que había ya en su oficina, se pusiera también un ordenador;después de todo, no iba a ser fácil mandar poner electricidad en el castillo,modificar cientos de años de magia para que esa cosa pudiera funcionar ahí,mucho menos iba a ser del gusto de Severus en el cuadro contiguo, ya bastantele incomodaba con sus pláticas sobre paseos matinales y sabores de helado.
Poreso optó mejor porque le pintaran ahí al lado un pensadero y se felicitaba porhaber puesto, en efecto, ese encantamiento que le permitía ver lasactualizaciones; ¿creería Harry alguna vez, o Hermione o Ron, que las sonrisasamplias que les dedicaba a veces al toparlos en un pasillo, se debían a quetoda la noche había estado leyendo sus aventuras, esas de las que ellos nisiquiera tenían idea? Se regocijaba en su cuadro, ahora que era un viejo directormuerto, y miraba a Severus en el de al lado, preguntándose si podría élimaginarse todas esas cosas que le hacían hacer, allá, en esa cosa que losmuggles llaman "la red". Ninguno ahí tenía siquiera idea de lo que los muggleshacían, mucho menos de que pronto sería día de festejo; se asomó más dentro desu pensadero y puso su atención en aquella historia, la había leído ¿cuántas?,¿ocho veces?, quizá más y seguía siendo igual de buena.
Entre tantocolor claro y ese logotipo de tintero, Albus Dumbledore había vuelto a vivir,leía de nuevo su juventud, la de Harry, la de James, había sentido el dolor delas tres hermanas Black, la pasión de un encuentro desesperado entre DracoMalfoy y Hermione Granger y la loca tentación de Ronald Weasley besando a Luna Lovegood,cosas que lo hacían sonreír de encanto e inclinarse sobre le pensadero casihasta que era posible meterse entero, como quien puede ver un recuerdo dentro de esa agua clara; había topadoincluso alguna vez con una historia en que él era protagonista y las cosas conGellert no salían tan mal, en esa ocasión tuvo que sacar un pañuelo y hacercaso omiso de la mirada extrañada de Severus, que fruncía el ceño y le mirabacon cierto dejo de asco, mientras se sonaba la nariz con estruendo y le contabalo hermosa de aquella escena de los dos en un atardecer. Significado de los nombres
Solía hacerseaparecer una bolsa de chocolates y sentarse a leer, se pegaba a mirar fijo esaletras bailarinas y se carcajeaba de lo lindo, llamando a Severus y a los demásdirectores que siempre le volvían una mirada de pena, como si fuera un pobre deschavetado;qué más daba, esos chicos muggles le habían devuelto una esperanza, le habíanobsequiado a ese pobre director muerto y viejo una forma de ver las cosas desdeotro ángulo, por un momento, Dumbledore llegó a pensar, que no era tinta de unsolo tintero.
Hoy, que esapágina festeja su aniversario, planeaba hacer una sola acción loca más, unaúltima insensatez (como hubiera dicho Minerva), se valió de sus mañas de viejoy su conocimiento de magia, para desde su cuadro, hacer lo inaudito:registrarse en esa página; una vez haberlo hecho, dio el salto ahí, a la notade aniversario y con unas simples palabras, se unió a todos esos jóvenes que,tras la pantalla, leían lo mismo que él y se emocionaban de la misma o inclusode mejor forma, junto a ellos, el anciano director muerto a manos de SeverusSnape, su compañero de oficina, ofreció lo mejor que podía dar en ese díaespecial:
Felicidades por su séptimo aniversarioPotterfics, ¿un caramelo de limón?
Seguramentepocos de esos chicos se darían cuenta que NarizRetorcida267 era él, elverdadero, el real Albus Dumbledore, o al menos no lo harían, hasta que alposar su cursor sobre la pregunta, un par de caramelos les aparecieran al ladodel monitor.
Gota a gota seguía derramándoseel café desde el escritorio al fondo de la oficina, un montón de hojas yacíanesparcidas por el suelo y el sonido del ventilador en las alturas, opacaba elruido de las respiraciones agitadas; la ventana abierta dejaba entrar el fuerterayo de sol del medio día y las cortinas blancas y delgadas, casi transparentes,denotaban con suavidad la presencia de un viento tibio. En el rostro de tres delas presentes, las gafas se recorrieron hasta la punta de la nariz, la sorpresase evidenciaba en eso en ellas, mientras en la cuarta había surgido un tic enla mejilla y en la quinta se evidenciaba en la amplitud de su boca abierta; losmonitores tenían todos alguna parte de Potterfics, en un escritorio, el situadoa la derecha de la ventana, la pantalla denotaba el trabajo en SPAM, mientras el líquido humeante se derramaba de una tazadecorada de estrellas, que antes esperaba por su dueña, Estrella de Malfoy,quien seguía impresionada sin saber si recorrerse las gafas o bien deciraquello que le inquietaba: "¿Qué es eso?".
Elescritorio al frente del antes mencionado, lucía un montón de novelas en unaesquina, un vaso con agua y un moldecito con uvas resplandecían bajo la luz delsol de afuera, su dueña, Sucy Weasley tenía la boca abierta de la impresión,aunque ya poco a poco se deformaba en una sonrisa de alegría, cuando lentamentecomprendía, antes que todas las demás, lo que estaba pasando; a dos pasos deella, Sandy Yalek, que se había quedado en medio de la habitación con un lápizen la mano y unas hojas en la otra, pues daba algunas indicaciones, permanecíacongelada sin saber si moverse o no, quizá creyendo que lo que veía no podíaser verdad. En los dos escritorios cerca de la puerta, dos moderadoras másparecían confundidas, por un lado, Makoto tenía un tic nervioso que le hacíatemblar la mejilla y balbuceaba como tonta, porque alcanzaba a verperfectamente el nombre escrito ahí; Elizabeth por su parte, fruncía el ceño yse llevaba con calma la mano a la nariz, la única de las cinco que parecíaestarlo tomando con más seriedad que nervio.
Yes que les había tomado por sorpresa, habían recibido muchas lindas felicitaciones,el mensaje de un simpático elfo, el mail aquel de una inteligente castaña, enfin, que habían pasado ya por muchos buenos momentos esa mañana, pero este,este se llevaba las palmas; en el centro de la habitación, casi a los pies dela directora de Potterfics, algo parecido a un carrusel giraba de forma rítmica,era rojo y dorado y despedía lucecitas brillantes, era un grupo de cincocaballitos y montado en cada uno, un gnomo, atado bruscamente, intentabasonreír de mala gana. Una enorme W resplandecía en la parte superior, como porarte de fuego artificial, dejando en claro que estaban frente a nada más y nadamenos que un juguete fabricado por Sortilegios Weasley, la musiquita era decaja musical y tras el instante de sorpresa, las cinco mujeres se volvieron haciaallí para mirar más de cerca.
Almomento, nada más inclinarse todas para ver mejor, los gnomos empezaron con unraro "la, la, la" mientras un pergamino resplandeciente aparecía por sobreellos, mostrando una nota hecha con mala letra y al parecer, bastante prisa:
Equipo de Potterfics:
Aunque reconozcoque no tolero esas historias donde el idiota hurón botador conquista a Hermioneo donde conquista a Ginny o a Luna, porque parece que piensan que él es másgalán que todo Hogwarts junto, puedo decirles que me encanta su página;Hermione me recomendó enviarles algo bonito de felicitación y acudí a Georgepara que fuera algo inolvidable, aunque la idea de los gnomos fue de Luna, quedice que si se dejan morder, les dará buena suerte, cosa que yo no creo, pero austedes parecen gustarle mucho esas ideas raras (su página así lo muestra).
Van cinco gnomos uno para cada una, mecaería muy bien si controlaran eso del "dramione", porque no quisiera que mishijos leyeran esas cosas (tampoco eso donde Rose anda echándole ojitos al hijodel pálido ese), de igual forma, les agradezco todas las aventuras, más aúnesas donde yo soy héroe
le pedí a Hermione que las guardara y me las lee aveces cuando se lo pido. Espero tengan un muy feliz aniversario, ustedes y losusuarios, ojalá los festejos les salgan muy bien.
Ah sí, y si les esposible quitar de las parejas en categorías "Draco & Hermione" se losagradecería mucho. Felicidades Potterfics, gracias por 7 años de nuevasaventuras.
Ronald B. Weasley
Definitivamente, calificar esteobsequio como el mejor del día habría sido algoposible,de no ser porque en ese momento, los cinco gnomos sesoltaron y la siguiente hora, las chicas tuvieron que dedicarse a darles caza.Mordidas, hubo muchas, suerte, como mencionó Ron que había profetizado Luna, todavíaestá por verse.
¡Viñetas para Potterfics! (b) - Fanfics de Harry Potter
Había recurrido a un montón delibros para el hecho, los tenía apilados todos en la mesa a su costado, a mano,por si se le ofrecía citar algo, no fue sino h
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2023-02-27

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