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White Poem I
Nunca seré capaz de abrazarte otra vez.
Abrió los ojos cuando sintió un vacío a su lado sin saber realmente el porqué sentía que algo faltaba. Cuando reparó en que a su lado no había esa familiaridad característica de tantas las noches terminó por despertar y tanteó a su alrededor, buscando con afán aquel cuerpo cuya calidez le extasiaba. Le recibió una frialdad enfermiza que sin aparente realidad inundaba la estancia, ahogándole en un mar de extrañeza.
Corriendo los doseles de su cama, la luz le cegó por unos instantes. Una tranquilidad reinaba en la habitación, que se encontraba extrañamente vacía y le invadió una nostalgia sin razón alguna que amenazaba en romper en pedazos su alma confundida al no saber la razón de tal sentimiento que le abrumaba de sobremanera. Así que lo ignoró.
Sin saber realmente el porqué de esa melancolía, sus pies tocaron el suelo y se encaminó automáticamente a la cama vecina, que estaba vacía también.
Y se inquietó.
Su mirada vagó por cada recoveco de la habitación, como esperando encontrar a aquél que le hacía falta y dio con una soledad que aumentó su vacío inexplicable.
Vistiéndose lentamente, sin apartar sus pensamientos ni un segundo de él, un presentimiento sobrevino. Una sensación funesta, arrolladora. Y por un momento deseó no encontrarle. Deseó quedarse en la cama, arropado por la seguridad que las cobijas podían brindarle y olvidar al mundo por un momento, actuando como si los demás no existieran. Como si él no existiera. Como si aquel sentimiento fortuito no fuera más que una bruma en su corazón y que pronto se disiparía, encontrando las cosas como siempre fueron.
Pero el sentimiento se esfumó con la misma rapidez con la que llegó y dejó de pensar en ello. No valía la pena se dijo No era razonable. Así que lo abandonó en algún lugar dentro de su ser y no pensó más en ello. Al menos hasta después.
Bajando con lentitud la escalera, inconcientemente no queriendo llegar al final, encontró la Sala como siempre. El rojo y el escarlata jugaban entre si, formando el león de la casa Gryffindor y una alegría flotaba entre las cabezas de los alumnos. Esa alegría que no le contagió.
Sin encontrar a quien buscaba, ignorando las sonrisas que le dirigían y las palabras a su causa salió por el retrato dirigiéndose al comedor. Los pasillos estaban desiertos, lo que reforzó el sentimiento de soledad que le inundaba. Pero no era cosa de extrañarse, era un sábado por la mañana y la mayoría se encontraba durmiendo aún, ajenos a todo y todos.
Las puertas talladas del Gran Comedor le recibieron con serenidad, tan sólo una de ellas abierta debido a la reducida cantidad de los comensales y entró, encontrándose inmediatamente blanco de tres miradas de distinto color. Reconoció los ojos miel de Remus, la mirada azul verdosa de Peter y las pupilas marrones de James, escrutándolo con cierto recelo.
Obviando el hecho de la temprana hora se encaminó hacia su asiento, las animadas pláticas del cuarteto de pronto se vieron sustituidas por un silencio incómodo, denso, que le molestaba. Lanzando una mirada interrogativa directamente a los ojos de James, este desvió la mirada con brusquedad y él se encogió de hombros, sin saber que ese gesto contaba mil secretos. Clavó la vista entonces en Remus, que le sonrió y soltó un Buenos días bastante extraño.
Buenos días. ¿Despiertos tan temprano? Pensaba que por ser sábado dormirían hasta las doce Dijo con una voz que traba de ser alegre. Falló miserablemente.
Bueno respondió Remus, mirándolo atentamente El sueño se esfumó. Además no todos invernamos, Padfoot
Una débil sonrisa acudió a sus labios.
Lo sé
Si alguien notó el drástico cambio de humor de Sirius, nadie lo comentó. Era algo circunstancial tal vez, porque sabían lo que pasaría después y trataban de complementar ese humor, tratando de familiarizarse con el temple que seguramente llegaría después.
Y... carraspeó Peter, con indiferencia ¿Qué haremos hoy?
James volteó de pronto y miró al chico significativamente, hasta que comprendió. Wortmail soltó algunas palabras sin sentido y se removió algo incómodo en su asiento, susurrando disculpas que no eran dedicadas a alguien exclusivamente hasta que sus palabras de extinguieron con un murmullo quedo, susurrante.
Sirius cayó en cuenta entonces de que le ocultaban algo. Ni Remus, ni James, ni mucho menos Peter eran buenos ocultando secretos entre ellos, se conocían demasiado como para no notar las miradas, o el silencio, o el ambiente de confidencialidad que se respiraba. Era demasiado obvio.
¿Qué es lo que traman? Preguntó, asociando de repente el sentimiento de esa mañana con el secreto del que se le privaba ahora y entonces cayó en cuenta de que era algo grave. Nadie le contestó, pero de cierta forma no esperaba respuesta alguna. Se limitó entonces a hundirse en las pupilas de ellos tratando de desvelar el secreto, pero las fosas estaban ocultas. Los pensamientos estaban guardados. El enigma estaba escondido. Como lógicamente tenía él que ver en ese asunto pensó que tal vez se lo dirían después y no insistió, rendido ante el aire receloso de los comensales. Y el tema no se mencionó más.
Esa mañana no hicieron nada en especial. Remus se sumió en sus escritos, revisando, corrigiendo y evaluando cada alguno de ellos, consultando de vez en cuando alguno de los libros que formaban torres al rededor suyo. Peter miraba el danzar del fuego y bostezaba de vez en cuando, sumido en un sopor que amenazaba con contagiar a los otros tres. James por otro lado estaba sentado en el sofá, la cabeza recargada incómodamente en el respaldo y los ojos cerrados en una expresión de meditación. La naturaleza de estos era un misterio.
El tiempo pasaba lentamente, con alguna clase de sobriedad que hacía que pareciesen más largas, más interminables las horas que pasaran sentados en aquellos sillones. Pero realmente no importaba, ya que esperaba con anhelo el momento en el que le fuera revelada la verdad y el tiempo carecía de sentido para él, sumido sin saberlo en sus pensamientos y tratando de controlar el furioso latido de su corazón. Ignorando el hecho de que la mañana estaba daba paso al sol tarde y el misterio seguía sin desvelarse, se levantó con cierta pesadez y caminó hacia el sillón donde James descansaba tranquilamente, dejándose caer sin cuidado a su lado y haciendo que los ojos marrones se abrieran de golpe.
Se miraron intensamente por unos momentos y, cuando el rostro de Sirius se acercó con lentitud al de James, este se apartó al instante y quedó mirando a la nada con una expresión dolida, cansada, que contrastaba a la perfección con el rostro lleno de sorpresa de Sirius. Las miradas de Remus y de Peter se centraron sobre ellos y ambos lo sintieron, sabedores de que había llegado el momento y tendrían que decir la verdad.
Entonces James se levantó y caminó hacia el retrato en una invitación muda a que él le siguiera y el lo hizo, deseoso de que terminara ya esa burda comedia que amenazaba con destrozar sus nervios. Lo siguió dócil y en silencio por los pasillos hasta terminar en los lindes del bosque, donde se detuvieron y miraron a distintos lados. Uno esperando a que el otro hablara... y el otro sin saber realmente que decir.
¿Y bien? Preguntó Sirius quince minutos después, hastiado.
James se atragantó y lo miró fijamente tratando de lucir sereno. He hizo el tonto.
¿Qué cosa?
Sirius estalló.
¡La maldita cosa que han estado escondiéndome todo el día¡Por la que están portándose tan extraño¡Esa cosa, joder!
Y el secreto ya no pudo estar oculto; logró salir a la superficie de por debajo de una red de mentiras y engaños y tomó forma ante los plateados ojos llenos de ira. Tomó la forma de James gritándole miles de cosas con los ojos inundados de lágrimas y repitiendo una y otra y otra vez lo mucho que lo sentía, pero ya no podía más.
Y se lo dijo: El porque de tanto misterio residía el algo tan simple, tan normal que jamás lo pensó.
...pero era tan importante...
Era tan importante que dolía perderlo.
Era tan importante... que sintiera como su alma expiraba con el último suspiro.
Pero todo se había perdido.
Y ahora no importaba.
La relación se había roto; No más juegos de amantes. No más escapadas nocturnas, ni sonrisas por detrás de las miradas. No más retozar frente al lago como si el mundo no existiera. Ya no más.
Sintió su corazón quebrarse en miles de pedazos y por alguna razón supo que jamás podría juntarlas de nuevo. Que estaría destinado a vagar buscando por todos lados las piezas restantes y que todo estaba acabado. James lanzó un último Lo siento y huyó. Desapareció, llevándose consigo miles de memorias y dejando atrás a un corazón herido.
Sirius miraba a James alejarse sin decir nada, y cerró los ojos tratando de remitir el dolor y detener las lágrimas.
Y pensó que estaba bien. Que si James lo quería, entonces estaba bien. Pero dolía con tanta fuerza...
Sintió un toque cálido en el hombro y abrió los ojos sobresaltado, deseando interiormente que fuese James diciéndole que era un error, que las cosas seguían igual. Entonces notó los ojos miel y la esperanza se desvaneció como una vela a merced de la lluvia, y el vacío retornó con más fuerza, más feroz, más atroz y sus ojos se volvieron inexpresivos, vacíos de emoción alguna.
¿Estás bien? Preguntó suavemente Remus, aún sabiendo que no lo estaba. Trató de sonreír y asentir, pero la congoja era mayor. Así que se sumió en un silencio desesperado, y apretó los puños deseando no tener que volver a abrirlos.
Deseaba tantas cosas... tantas que era imposibles.
Entonces sin prestar mucha atención, las palabras salieron roncas de su garganta, la voz quebrada y de alguna manera tan melancólicas que era imposible ignorarlas o tratar de encontrar otro significado que no fuera el obvio.
Está lloviendo Dijo suavemente, mirando a sus pies.
Remus levantó la vista hacia el cielo azul y cristalino.
Pero...
Observa Susurró Sirius, interrumpiéndolo y levantando la vista hacia la despejada bóveda celeste Llueve
Entonces cayeron finas lágrimas de sus ojos.
Y esa fue la imagen perfecta de belleza y desolación.
o-o-o-o-o-o
Notes:
No, digan lo que digan, no trata sobre esa cosa. De repente la decepción, la depresión o no sé que cosa se combinaron y salió esto... Pero bueno n.nU... a que el final es melancólico? ;w; A mi me traumó -ojitos tristes-
See ya!
RsMoony. Vll-IX-MMV
White Poem I - Fanfics de Harry Potter
Dedicatoria: Esta va para Edith, porque la extraño mucho! Te quero:DWhite Poem INo importa lo mucho que te ame.Nunca seré capaz de abrazarte otra vez. Abrió
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2024-09-19
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