Venta de Minerales
(Basado en la canción En mi lado del sofá, de La Oreja de Van Gogh)
¿Cómo explicar todo lo que has tenido que pasar? No lo sabes. ¿Cómo explicar todo lo que has tenido que esperar? Tampoco lo sabes. ¿Cómo explicar lo que ha ocurrido mientras te llegaba la felicidad? Eso sí que sabes hacerlo.
Todo comenzó en tus tiempos de estudiante. Sabías que no eras como los demás, ¿pero qué importaba? Las personas que realmente apreciabas te aceptaban tal cual eras, sin restricciones. Lily, la enérgica pero a la vez comprensiva Lily Evans, a la que también hacían a un lado por ser lo que algunos maleducados sin cerebro llamaban sangre sucia
Ella solía ser quien te animaba a hablar para defenderte.
Y quedaba Magnolia, la efusiva y al mismo tiempo rebelde Magnolia Ferguson, que no dudaba en enarbolar la varita para defender a sus allegados en cuanto eran ofendidos
Ella ponía el humor y las agallas en tu manera de llevar las cosas.
Pero claro, no hay ambiente escolar completo en un colegio mixto (y menos el Colegio Hogwarts de Magia y Hechicería) sin chicos, ¡y qué chicos! Había para todos los gustos, pero tus amigas y tú eran rondadas por unos chicos en particular, unos que muchas querían para sí, pero que no podían conseguir.
Déjanoslo a nosotras, querida te había dicho un día Magnolia con rotundidad, luego de una peliaguda clase de Transformaciones donde por andar de loca riéndose del enésimo rechazo de Lily hacia una cita pedida por
un muchacho más que insistente casi falla con el cometido de aparecer un perrito Sí, no pongas esa cara, Heather te rogó, haciendo una mueca Si nuestro lirio aquí presente dejara de mirar al bombón que ha vuelto a rechazar
Magnolia Alba (1) Ferguson, ¿quieres una maldición gratuita? inquirió de repente Lily, desviando la vista de donde la tenía, con las mejillas encendidas y el ceño fruncido.
Magnolia se encogió de hombros y siguió hablándote, ignorando por completo a su otra amiga.
Mira, es simple explicó con un brillo de sagacidad en sus ojos violetas, que le daban un aire erudito y misterioso junto con su cabello rubio, su tez clara y sus anteojos ovalados Si Lily confiesa de una vez que toda esa labor de Potter ha servido de algo
¿Quieres la maldición ahora, Magnolia, o hacemos una cita? amenazó Lily.
Magnolia volvió a ignorarla.
Yo aceptaré sacrificarme con esto y acto seguido, mostró un trozo de pergamino perfectamente doblado, que en una cara mostraba una caligrafía estilizada pero bastante revuelta.
Lily, con la rapidez que solamente mostraba en clase al contestar a los profesores, tomó el pergamino, lo desdobló y leyó su contenido (que no era mucho), para luego soltar a voz en cuello.
¿Esto te lo ha mandado Black?
Varias personas que circulaban por ahí, incluyendo a dos de los nombrados, giraron la cabeza hacia el trío, que era bien conocido por ser de excelente reputación y reacciones algo
impredecibles.
Ajá, nada del otro mundo. Para mí una cena en La Cucharilla Dorada será poca cosa.
Tú sabías perfectamente porqué Magnolia no parecía nada impresionada de que Sirius Black, uno de los chicos más apuestos y solicitados del colegio, la hubiera invitado a cenar al restaurante más famoso y lujoso del mundo mágico: ella era de una familia mágica muy importante de Escocia, así que el dinero le sobraba. Prueba de ello eran los suntuosos regalos que la rubia siempre les hacía en ocasiones especiales
y cuando a ella se le daba la gana.
¿Pero aceptar salir con Black? replicó Lily, totalmente atónita, quitándose de la frente un rojo mechón que le cubría uno de sus ojos, de color verde esmeralda Ni que estuvieras loca.
No lo estoy aclaró Magnolia serenamente, sonriendo ante los chicos que la seguían con la mirada a donde quiera que iba Pero se ha estado portando bien y prometí que si lo hacía, le daría una oportunidad. Y como sabes, nunca dejo de cumplir mi palabra.
Lily siguió refunfuñando por lo bajo, pero tú te reíste. Sí, era cierto que Magnolia no dejaba una promesa sin cumplir, pero como Lily, creíste que eso no aplicaba para el bromista y altivo Sirius Black.
¿He oído bien, mi flor de las cepas altas? soltó de pronto una voz masculina, entre burlona y ansiosa, atrás de ti y tus amigas ¿Vendrás conmigo a La Cucharilla Dorada?
En cuando Lily salga con nuestro buscador estrella, Black prometió Magnolia con total seriedad, dirigiéndose al chico alto, de brillante cabello negro y ojos claros que la había cuestionado.
Tú que la conoces bien, sabías que cuando la rubia decía las cosas en ese tono, no había broma de por medio. Y Black, increíblemente, pareció saberlo también.
Me haces sumamente feliz al decir eso aseguró el chico, sonriendo con sencillez.
Admítelo, en aquel entonces, Sirius Black y la sencillez no se llevaban bien. Es más, parecían cosas de lo más opuestas. Sin embargo, al contemplar cómo Black le hacía una reverencia a Magnolia, dejándola pasar hacia su siguiente clase, te preguntaste si acaso el muchacho había estado, como tú, esperando una ocasión para demostrar sus verdaderos sentimientos.
¿Tú qué dices, pelirroja? inquirió de repente un joven un poco más bajo que Black, de cabello negro azabache completamente despeinado y ojos castaños tras unos anteojos redondos. Sonreía con una pizca de arrogancia, pero también de súplica ¿Cuándo aceptarás salir conmigo?
Cuando llegues a volar sin una escoba, Potter espetó Lily de mal talante.
¡A tus órdenes, Evans! le gritó Potter con entusiasmo al verla marchar.
No creo que consigas eso pronto, ¿sabías? le dijiste en ese instante, aprovechando que Lily había alcanzado a Magnolia y ambas comenzaban a discutir James Potter, deberías fijarte en alguien más.
El aludido te dedicó una sonrisa.
Nunca digas nunca te aconsejó, para luego echar a andar por el pasillo Chicos, tenemos mucho qué planear. Andando
Una de tus trastadas, Potter, y te quitaré más puntos de los que puedas recuperar en toda la temporada de quidditch le advertiste antes que diera más de cinco pasos.
James soltó una carcajada que fue coreada por Sirius, su amigo del alma, y ese gordito que siempre te dio desconfianza, Peter Pettigrew, y te encogistes de hombros. Seguiste a tus amigas con un vago pesar en el pecho, como si olvidaras algo, y de repente, al ponerte entre Magnolia y Lily para que dejaran de pelear (porque están empezando a recordarse quién se ponía la ropa de quién sin permiso) notaste saliendo de un aula vacía a un joven de cabello castaño y ojos claros de tu mismo curso, que trataba de zafarse de una rubia que una y otra vez, lo aprisionaba del cuello para plantarle un beso. Al ver eso, sentiste que algo en tu interior se rompió en mil pedazos, pero enseguida te dijiste que si el chico quería librarse de la tipa, por algo sería. Tus amigas no comprendieron cómo pudiste seguir andando con semejante confianza, con la cara en alto y una vaga sonrisa. Si habías esperado tanto, ¿qué más te costaba un poco más? Y más cuando él te había dado muestras de que no le eras indiferente, pues cuando charlaban, te sonreía con ternura.
No importa quien te bese yo te esperaré
No importa que me quieras yo te escucharé
Si tú me has dado tanto yo te esperaré
Y te daré mi vida entera
No entiendo a ese Lupin - sentenció Lily de mal talante, refiriéndose al castaño que era constantemente acorralado por la rubia Las chicas lo asedian, pero no se decide por ninguna, ¿es eso normal?
Para nosotras es de lo mejor, quiere decir que Remus Lupin está libre afirmó Magnolia, con una sonrisa de triunfo Y Lily, es en serio. Admite de una vez por todas que Potter
¡Sigue hablando de Potter, Magnolia, y se me olvidará que eres mi amiga! canturreó Lily amenazadoramente, blandiendo en ese momento su varita.
Como quieras. Pero yo acabo de hacer una promesa y tú tienes que actuar para que la cumpla.
Pues si tanto quieres salir con Black, no la cumplas.
Negaste con la cabeza al tiempo que tus amigas comienzan a pelear otra vez. Sinceramente, ese día ya no te quedaban fuerzas para detenerlas, así que dejaste que compitieran sobre quién de las dos era la más tonta en eso de las promesas y te adelantaste a clases.
Pasaron los días y las cosas no parecían cambiar. Como se acercaba Halloween, el director del colegio, el profesor Dumbledore, dio permiso a los alumnos de ir disfrazados al banquete de ese día al estilo muggle, para que se divirtieran un rato. Todos en el castillo se entusiasmaron con la noticia, planeando sus atuendos con sumo cuidado; sin saberlo, eso sería la excusa para que Lily y Magnolia cumplieran con sus promesas.
Para tener todo listo, te ofreciste a ayudar al diseño de los disfraces, lo que tus amigas agradecieron con todas sus ganas. Siempre tuviste facilidad para los disfraces, ¿no?
Prometemos conseguirte uno rojo dijo Magnolia.
Sonreíste al ver lo bien que te conocía, y pusiste manos a la obra. La semana anterior al banquete, ni tú ni tus amigas durmieron mucho, puesto que deseaban que los disfraces quedaran lo mejor posible. Y una de esas noches, que terminaste de coser una parte del disfraz de Lily particularmente complicada, te decidiste a bajar a la sala común a pasar el rato, pues no tenías sueño. Tus amigas se habían acostado desde hacía una hora y no querías importunarlas.
De nuevo, en la sala común, sentiste como si algo se quebrara en tu interior poco a poco. Remus Lupin estaba abrazado a una chica, esta vez castaña como él (Monique, se llamaba ella), pero no se veía muy contento. Se liberó de su agarre con toda la amabilidad posible, le susurró algunas palabras y Monique, hecha un mar de lágrimas, le espet y corrió hacia los dormitorios de las chicas, casi tropezando contigo.
¡Hazte a un lado, OCampbell! te espetó de mala gana, antes de darte un empujón.
¿Tú qué culpa tenías de su desgraciada vida amorosa? Te encogiste de hombros y terminaste de bajar, encontrando a Lupin donde la chica lo había dejado, no muy consciente de ser observado.
Ah
Lupin
llamaste suavemente.
El aludido despertó de su trance, mirándote con algo de sorpresa.
Lo siento, OCampbell, no me fijé que estabas aquí se disculpó, esbozando una tenue sonrisa.
Le correspondiste al gesto con un propio, encogiéndote de hombros.
Vine porque no tenía sueño mostraste de repente lo que llevabas en una mano, un trozo de tela con una aguja clavada en ella Quiero terminar algo para mi disfraz y las demás ya están dormidas.
Lupin asintió en señal de comprensión, para luego fruncir el ceño
¿Porqué tus rizos son tan claros? inquirió.
Frunciste el ceño, para luego llevarte una mano a la cabeza, tomar la punta de uno de tus innumerables rizos, normalmente castaños, y estirarlo. Al darte cuenta que efectivamente, el rizo era de un castaño muy claro, te concentraste con los ojos fuertemente cerrados y el color de tu cabello volvió a la normalidad.
Interesante oíste que murmuró Lupin con sincera curiosidad Metamorfomaga, ¿cierto?
Asentiste, fuiste a sentarte a un sillón cerca de la chimenea encendida y rápidamente, comenzaste a coser, concentrada en lo que hacías para no verlo a la cara. Ahora entendías que el color de tu cabello casi te delata, por andar pensando en ese chico que literalmente, es la causa de no tener sueño.
OCampbell, ¿de qué se van a disfrazar tus amigas?
Ah, bueno
te quedaste pensando un segundo, notando por el rabillo del ojo que Lupin se sentó en una butaca cercana a la tuya Magnolia irá de dríade, cubierta de hojas y flores por todas partes reíste Pero Lily sí que se ha lucido. Va a ir de cisne.
¿Cisne?
Sí, cisne. Cuando era pequeña, sus padres la llevaron al teatro a ver El lago de los cisnes y quedó encantada. Así que el disfraz parece de bailarina de ballet.
Lupin asintió y se quedó por varios minutos en silencio, mirándote, cosa que no notaste enseguida porque andabas concentrada en tu tarea. Fue hasta que te pinchaste un dedo que te diste cuenta que seguía ahí.
¿Estás bien? te preguntó con preocupación.
Sí, claro, eso me pasa por distraída respondiste al instante, sonriendo a modo de disculpa Lupin, ¿tú no tienes sueño? Según sé, hiciste una ronda antes que yo bajara.
Y es que él, como tú, era prefecto. Cómo consiguió el cargo, siendo amigo de los dos bromistas más entusiastas del colegio
Era un completo misterio.
Pues sí, hice ronda, pero no te preocupes, estoy bien. Además, será menos aburrido pasar el insomnio acompañado, ¿no te parece?
Asentiste, esbozando una sonrisa radiante, y aunque en los siguientes minutos apenas hablaron, estuviste más contenta que en días pasados. En uno de sus lapsos en silencio, terminaste tu pendiente y en son de triunfo, lo extendiste y exclamaste.
¡Ya está! ¿Qué te parece, Lupin?
Pero para tu sorpresa, Lupin se había quedado dormido. Te pareció tan tierno gesto que se hubiera quedado a acompañarte que sacaste la varita del bolsillo de tu bata roja, la agitaste y apareció una manta roja que cayó sobre el muchacho, cubriéndolo a la perfección. Te le quedaste viendo un segundo.
Buenas noches musitaste con cariño Y muchas gracias
Remus.
Acto seguido, te fuiste a dormir.
Te esperare en las sombras siempre allí estaré
No importa que tus ojos no me quieran ver
No importa quien te abrace yo a ti te amaré
Y te daré mi vida entera
Y en tus sueños solamente estaban tú, Remus Lupin y un montón de momentos felices.
Aquel Halloween fue uno que no podrías olvidar ni aunque quisieras. Fue bastante movido, porque Lily tuvo que tragarse sus palabras: James Potter apareció revoloteando por el Gran Comedor, disfrazado de redonda y dorada snitch, seguido de cerca por un Sirius Black caracterizado de sátiro (y que renegaba que los hechizos de transformación para conseguirse las patas de macho cabrío y los cuernos eran muy complejos). Remus Lupin, siendo uno de los prefectos encargados de vigilar el banquete, llevaba un atuendo sencillo de ángel, compuesto por una túnica blanca y unas falsas alas emplumadas a su espalda. Peter Pettigrew no tuvo tanta imaginación como sus amigos Potter y Black e iba disfrazado de vaquero muggle, aunque el sombrero que portaba para ello era bastante realista.
Lily se quedó con la boca abierta al ver a James ir de un lado a otro, antes de aterrizar frente a ella y con una sonrisa, preguntar.
Ya volé sin escoba, Evans, ¿quieres salir conmigo?
Estuvo a punto de negarse rotundamente cuando Magnolia, colocada a su lado con un vestido de tonos verdes diversos y adornado con hojas y flores de plástico, aseguró apresuradamente.
¡Claro que sale contigo! Una promesa es una promesa, Lily le recordó a su amiga.
En cuanto pueda, te maldigo masculló la pelirroja, agitando la varita de plástico rosa del disfraz que portaba, como si con ella pudiera cumplir su amenaza.
Pero Magnolia, ignorándola olímpicamente, se largó a encontrarse con Black, seguramente para darle a conocer que podían salir en cuanto se pusieran de acuerdo.
Eso fue el inicio del fin de las hostilidades, te acuerdas bien. El resto del banquete, luego que la profesora McGonagall regañara a Potter por su exhibicionismo, transcurrió sin novedad, a menos que se cuente como una que observaste de lejos a Lupin, como siempre, y él te dedicó una sonrisa. ¿Porqué? Hasta hace poco no lo sabías, pero era precisamente, por tomarlo en cuenta.
Y entre una cosa y otra, con citas de todo tipo, el curso se pasó volando. Para el final del mismo, Lily Evans lucía en el anular izquierdo una preciosa sortija dorada con una esmeralda engarzada, presumiéndola a todo el mundo, más feliz de lo que cualquiera hubiera creído posible. Y el responsable era precisamente James Potter, aquel joven que durante casi siete años, había dicho desdeñar y aborrecer, pero al que ahora adoraba. Y más porque había cambiado notoriamente su comportamiento por amor a ella.
En cuanto a Magnolia Ferguson, tenía a Black, ¿quién hubiera dicho que lo suyo resultaría? Luego de un par de incidentes bastante desagradables (relacionados con unas admiradoras terriblemente insistentes del chico), la pareja había logrado seguir unida sin complicaciones. Black, al igual que James, había calmado sus ímpetus en cuanto a bromas y rompimiento de reglas, aunque seguía con un sentido del humor agudísimo, que le encantaba probar con Magnolia. Con ese par, las risas estaban garantizadas.
Sin embargo, tú seguías sola, cosa que ahora no reprochas. Ahora estás plenamente conciente de lo que hubiera implicado en su momento tener a tu lado a Lupin tal como querías, pero estás completamente segura que no hubiera existido mucha diferencia. Como le dijiste a él en su momento, si alguien comprende cómo se siente el rechazo por algo que no se pidió, ésa eras tú. Desde que lo supiste, la licantropía no te ha supuesto ningún problema, como crees que lo es para los demás. Solamente te dolió por un segundo que no hubiera confiado en ti desde un principio y después, sufres con cada transformación suya. ¿Qué es el amor, sino poder compartir todo del otro, hasta el dolor?
De tanto desprecio de toda razón
Porque el dolor que llevo dentro es todo
Tuyo y mío
No sabes cuánto sufre físicamente, eso es seguro. Pero piensas asegurarte, de ahora en adelante, que sepa que cuenta contigo. Que no importando todo lo que resista durante esas noches de luna llena, siempre podrá desahogarse libremente contigo. Y que siempre lo esperarás para que lo haga, entre besos y abrazos.
Lo sabes tú y nadie más
Y al despertar, me sentare en mi lado del sofá
Para esperarte una vez más
Y pensando en todo lo que ambos habían tenido que esperar, lo que ahora vivían era una recompensa.
Pasaste por mucho en cuanto dejaron el colegio. Regresaste a tu país natal, Irlanda del Norte, por orden de tu clan, creyendo que se encontraban en apuros por ese brujo loco llamado Voldemort que últimamente causaba las más espantosas desgracias, pero resultó que te equivocaste. Tu clan se había pasado a las filas de ese malvado mago, y quería lo mismo de ti. Fue motivo de ruptura con ellos, ni qué dudarlo, ¿realmente esperaban que les hicieras caso, después de cómo te habían tratado a lo largo de tu vida? Solamente te mostraban algo de afecto cuando querían tus habilidades de metamorfomaga para su propio beneficio, y eso no lo ibas a permitir. Aunque en tu interior sabías desde hacía tiempo que eras distinta a ellos (para empezar, tu familia entera había entrado a la casa Slytherin de Hogwarts, y tú eras considerada su deshonra por quedar en Gryffindor), no pensaste que el abismo entre ustedes se abriría de esa forma. Así que después de dejar en claro tu postura, te marchaste para no volver jamás con ellos
Pero tampoco podías volver con tus amigos, recayendo sobre ti la amenaza de que cualquier palabra del tema, y tus amigos lo pagarían. Tú no querías que tus amigos fueran el costo por tu presencia, así que simplemente te alejaste. Y eso implicó dejar también cualquier mínima oportunidad de conseguir que Remus Lupin estuviera contigo.
Además, tu sacrificio no había servido de mucho. La mayoría de tus amigos terminaron muy mal, aunque no fue tu culpa: Lily y James fueron traicionados y acabaron asesinados por Voldemort, Sirius había sido inculpado de ello, enviándosele a Azkaban sin juicio previo, y cuando pudiste reunirte con Magnolia para que te pusiera al tanto (aunque de manera vaga), te derrumbaste. ¿Porqué no habías estado ahí para ayudarlos? Magnolia, visiblemente destrozada por lo ocurrido al que (ella misma te lo contó con algo de retrasoi) era su marido, te hizo ver que de haber estado ahí, también hubieras acabado sin vida. Sirius le había confiado que los mortífagos (los seguidores de Voldemort) te andaban buscando por lo que sabías de los demás OCampbell. No te quedó más remedio que irte de nuevo, por el riesgo de que los aurores te creyera mortífaga al igual que al resto de tu clan, prometiéndole a Magnolia que la visitarías en cuanto pudieras. Y ella a su vez te pidió que fuera pronto, porque quería honrarte con ser la madrina de su pequeño.
Y cumpliste. En cuanto nació el único hijo de Magnolia, al que ella llamó James Sirius (pero al que llamaba cariñosamente Jimmy), estuviste con ella, amadrinaste al pequeño y después de unos días, volviste a marcharte. Años después, cuando Magnolia te preguntó si buscaste a Remus, le contestaste que no. ¿De qué serviría ahora, después de tanto tiempo? Sabías reconocer cuando algo no valía la pena.
Pero años después, cuando te lo encontraste en el callejón Celta sin siquiera esperarlo, supiste que había valido la pena. Era como si él mismo también deseara encontrarte, porque la mirada que te dirigió al reconocerte era una intensa y llena de afecto. Como si hubiera encontrado algo valioso que ya daba por perdido. No perdiste la oportunidad, esta vez sí te decidiste, y seguiste al pie de la letra lo que decía Lily frecuentemente: Si no arriesgas, no ganas. Y si no ganas, luego no tienes nada para volver a arriesgar.
Te arriesgaste. Y ganaste. Aún te parece soñar cada vez que lo recuerdas, cuando esa tarde, luego de platicar largamente sobre tiempos pasados, riendo y suspirando, de pronto sacó una cajita negra, te la tendió y te preguntó con tierna seriedad.
¿Querrías acompañarme en las buenas y las malas, Heather?
Cuando abriste la cajita y descubriste el anillo de plata con una perla a modo de diamante, te echaste a llorar. Remus se sobresaltó, pero pronto notó la sonrisa que acompañaba a sus lágrimas. No había nada que temer, al fin tu espera era recompensada. Estarías con ese buen hombre por siempre y dejarías de sentir culpa por haberlo abandonado sin explicaciones.
¿Y cuándo? fue todo lo que se le ocurrió preguntar al tener puesto el anillo ¿Cuándo nos casamos?
Remus Lupin se puso serio, reflexionó largo rato y finalmente, dijo.
No lo sé. Ambos estamos muy ocupados.
Era cierto. Te habían dado empleo en el Ministerio de Magia como inefable (miembro del Departamento de Misterios), en tanto Remus tenía obligaciones en Hogwarts que no podía eludir. Aseguraste que no importaba, pero sentiste algo de tristeza por ello. De nuevo tendrías que esperar.
Mi pena contenida la conoces bien,
Tan bien que si me dejas moriré de pie
No lloraré tu ausencia solo esperaré
Y te daré mi vida entera
Los trámites para tu matrimonio tardaron más de lo previsto. No pudiste creer todo el papeleo que los obligaron a hacer, ¡incluso fueron interrogados por un miembro del Departamento Contra el Uso Indebido de la Magia! Eso fue lo más humillante de todo, que a cada uno le tuvieran prejuicios: a Remus por ser hombre lobo, a ti por ser metamorfomaga
Sí que las cosas a veces eran irónicas. ¿Es que no se daban cuenta que ambos se amaban con todo el corazón, a pesar del tiempo y la distancia? Seguramente no, como tampoco se daban cuenta de que a ninguno de los dos le importaba lo que el otro era.
De tanto desprecio de toda razón
Porque el dolor que llevo dentro es todo
Tuyo y mío
Y por fin, luego de casi un año de diligencias, lo lograron. ¿Quién lo hubiera dicho? Ninguno de los dos tenía ya a algunos de sus amigos más queridos, pero Magnolia era la representante viviente de los ausentes. Ella y muchos otros que acudieron a su enlace les recordaban que nunca era tarde para amar y dejarse amar. Así que se dejaron llevar y disfrutaron de la fiesta casi como aquel Halloween en la que Lily y James, al igual que Sirius y Magnolia, empezaron a unirse.
Ahora, recordando todo eso cómodamente recostada en un sofá rojo de tu sala de estar, te preguntas qué habría pasado de haber cambiado ciertas decisiones de tu vida. ¿Qué habría pasado de no haber obedecido a tu clan aquella vez? Tal vez hubieras acabado muerta por desobedecerlo. ¿Qué habría pasado de haber vuelto a Inglaterra, a pesar de la amenaza de tu clan? Seguramente los muertos hubieran sido tus amigos. ¿Y qué habría pasado si
? No, mejor no seguir preguntándose. Estiras los brazos, torciendo el cuello y con los ojos entrecerrados, diriges la mirada a una de las ventanas del departamento. El cielo está clareando por fin, apagando de cierta forma las estrellas, pero la luna llena aún seguía brindando su luz. Suspiras, sabiendo que deberás esperar un poco más para verlo. Pero al menos ya estás despierta.
Lo sabes tú y nadie más
Y al despertar, me sentare en mi lado del sofá
Para esperarte una vez más
Al cabo de un par de horas, cuando ya tienes una charola con el desayuno en la mesa de centro, oyes la chimenea. A través de la red Flu, acaba de aparecerse tu exhausto marido. Tu marido
¡Qué bien se siente al pensarlo!
Buenos días saluda Remus, avanzando con paso titubeante y sacudiéndose la tierra de la remendada túnica marrón que viste.
Buenos días le sonríes, invitándolo con un gesto de mano a sentarse en el sofá El desayuno está listo. Podrás comerlo antes de regresar a Hogwarts porque ya hice todo lo demás: el agua del baño está caliente, una túnica planchada, tu maletín en orden
Te interrumpes al descubrirle una sonrisa a Remus, una que no pierde al tomar asiento en donde recién le indicaste, y te observa con cierto interés.
¿Sabes que cada día te aprecio más, Heather? inquirió, estirando la mano para tomar un pan tostado.
Tú le sonríes de forma radiante, y ocupas tu sitio en el sofá, a su lado.
Soy un montón de cosas menos yo
Me duele tanto el corazón
Mmm.
¿Y sabes que cada día yo siento igual, Remus? preguntas a tu vez.
Él simplemente se limita a asentir y a compartir el desayuno contigo.
Ya te hizo esperar demasiado y tú también. Hay que ocuparse de cosas más importantes que declarar abiertamente cosas que ambos ya saben
por muy agradable que sea.
(1) Alba, en gaélico escocés, es el nombre para Escocia.
26 de Septiembre de 2007. 12:40 P.M. (Hora de Aguascalientes, Ags.)
¡Hola, hola, gente hermosa! Aquí Bell, reportándose. Sí, ya sé que debería andar actualizando PGMM, o El último emblema, o Poke - Universos o cualquier otro de mis fics en proceso, pero ni modo
Hace mucho que quería hacer un song fic más para la colección de mi Cancionero de Reacciones y como que la canción de La Oreja de Van Gogh, de tanto oírla, me dio la idea.
Primero que nada, a muchos de seguro les extrañará que ponga uno desde el punto de vista de Heather OCampbell (ahora Heather Lupin desde ET3P), pero la canción se prestaba. No sé porqué, pero se prestaba. ¡Perdónenme si no lo creen así! Es que soy complicada, jajaja. Lo que sí es divertido es cómo consiguió James su primer cita con Lily (según yo), al igual que Sirius con Magnolia. Es que pensé que sería divertido, es todo. Lo que me recuerda
Fanny - chan (de Fanfiction), el proyecto que teníamos platicado y que nomás se quedó estancado
Lo ando considerando. Pero para esta entrega lo estoy dudando. ¡Válgame, verso sin esfuerzo! Oh, Dios, qué predicamento, jajaja.
En fin, me despido. Cuídense y nos leemos pronto.
Y ahí me encontrarás, En mi lado del sofá - Fanfics de Harry Potter
Y ahí me encontrarás, En mi lado del sofá.(Basado en la canción En mi lado del sofá, de La Oreja de Van Gogh)¿Cómo explicar todo lo que has tenido que p
potterfics
es
https://potterfics.es/static/images/potterfics-y-ahi-me-encontraras-2539-0.jpg
2024-10-04

El contenido original se encuentra en https://potterfics.com/historias/27285
Todos los derechos reservados para el autor del contenido original (en el enlace de la linea superior)
Si crees que alguno de los contenidos (texto, imagenes o multimedia) en esta página infringe tus derechos relativos a propiedad intelectual, marcas registradas o cualquier otro de tus derechos, por favor ponte en contacto con nosotros en el mail [email protected] y retiraremos este contenido inmediatamente