Había llegado exhausto, sin deseos de hacer algo más. Soltó su varita en la mesa, que rodó peligrosamente y sin embargo se mantuvo sobre la mesa. Inspiró, mirando en dirección al techo y pensativo. En realidad, deseaba retirarse. Dejar de dar clases. De impartir conocimientos. La orden, los mortífagos. Los niños.
Todo ello era un cúmulo de tonterías, todo sin sentido, que resultaba inquietante. Necesitaba unas vacaciones. Un poco de paz.
Se quedó mirando el techo, hasta que sus ojos no podían mantenerse más tiempo abiertos. Los cerró lentamente y trató de dormir un poco.
Necesitaba pensar en silencio. Así fuera soñando un poco.
Que no estaba de más decir, que casi nunca tenía un sueño.
Hermione sonreía suavemente, sentada en una silla del comedor. Su hija estaba parada entre sus piernas y se chupaba un dedo. Ella acariciaba su cabeza, mientras le hacía un peinado lleno de mariposas. De prendedores brillantes y con formas de mariposas.
Cariño, parece que papá tiene un mal día. ¿Qué tal si lo animamos?
Hermione se levantó de la silla y la miró, mientras ella no comprendía lo que su madre trataba de decirle. La siguió por la casa, mientras Hermione iba y venía. Tomó un poco de pintura y pintó una de sus manos. Con una sonrisa, la miró mientras ella aplaudía.
Ella esperó un rato y luego, abrió la puerta de la habitación. Severus seguía en la cama, leía un libro. La pequeña se detuvo a un lado y alzó la vista. Al sentirse observado, Severus bajó la vista y suspiró.
¿Qué ocurre Marian?
Hermione estaba oculta tras la puerta. Abría su mano con mucho cuidado, tal cuál su hija lo estaba haciendo. En el centro había una carita sonriente y un "hola" como mensaje. Severus parpadeó sorprendido, mientras se sentaba. Su hija insistía en que la levantara del suelo. Eso hizo y la sentó a su lado.
Pues, había conseguido inclinarse hacia su padre y le había depositado un beso en su mejilla, lanzándose a sus brazos.
¿Quién te hizo eso?
Yo. dijo Hermione, con una sonrisa y abrió su mano Te digo "hola".
Hizo lo mismo que Marian la pequeña. Que no dejaba de aplaudir.
¿Te animaste?
¿Con esto que has hecho? miró a la pequeña, que esperaba expectante. Pues sigo sin entender cómo lo logran. Pero sí, funcionó.
¡Dame esos cinco, Marian!
Y no importaba cómo, ni cuándo. Ellas siempre lograban su cometido. Ellas siempre conseguían arrancarle una sonrisa.
¡Papá! ¡Oa!
Me animas - Fanfics de Harry Potter
Había llegado exhausto, sin deseos de hacer algo más. Soltó su varita en la mesa, que rodó peligrosamente y sin embargo se mantuvo sobre la mesa. Inspiró,
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2023-02-27
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