Sirius Black se sentía desdichado en aquellas navidades de 1995. Sí, debía estar agradecido de no pasar otro año más encerrado en aquél cubículo que era su celda en Azkaban. Sin embargo echaba en falta algo, que extrañaba desde hacía años.
No, no se trataba de su mejor amigo, Cornamenta.
Se trataba de su hermano pequeño, del pequeño rey Black, Regulus.
Sirius suspiró, abrazado de la almohada de la que había sido la habitación de su hermano, intentando recordar, detalle por detalle como era la habitación de su hermano pequeño.
Con los ojos cerrados, comenzó a recordar.
¡Vamos Sirius, madre nos pillará!Murmuró su hermano de siete años.¡Cállate Reg, o de verdad nos pillará!Le dijo, con los ojos entornados.Es que.. No quiero que madre se enfade. ¡Es peor que la prima Bella!
Sirius rodó los ojos y estiró un poco más el brazo, sin conseguirlo. Acercó, unas de las sillas de madera y se subió sobre ella. Y entonces, lo logró: Había conseguido alcanzar el tarro de galletas que Walburga Black les tenía tremendamente prohibido coger. Sirius bajó de la silla, de un salto, con el tarro entre las manos.
Vamos coge, ¡No tenemos mucho tiempo!Le murmuró a su hermano, llenándose la boca de galletas de chocolate. Regulus obedeció, mirando a la puerta, con temor.
Sirius volvió a subir a la silla, y con cuidado, dejó el tarro en la estantería. Después colocó la silla frente a la mesa, y comenzó a subir las escaleras con su hermano, mientras aguantaban la risa, para no despertar a sus padres.
Se escondieron en la habitación de Sirius, y fingieron dormir, cuando su madre abrió, con el ceño fruncido la puerta de esta, y después, al ver todo en orden, la cerró. Esperaron unos minutos y estallaron en risas.
Eres mi hermano favorito, Sirius.
Sirius, que ya no tenía siete años, sonrió al recordar las trastadas Navideñas que cometían su hermano y él.
¡SIR!Regulus Black, de casi once años, saltó sobre su hermano, mientras bajaba las escaleras. Sirius acababa de llegar de su primer año en Hogwarts. ¡Hola, Reg!Le revolvió el pelo a su hermano pequeño, tras dejarle en el suelo.¿Cómo es Hogwarts? ¿Tienes amigos? Preguntó con emoción el pequeño.¡Hogwarts es increíble! ¡Y sí, son geniales!Sirius bajó la voz.Esta noche te cuento de ellos.
Tal y como el mayor de los Black había prometido, después de su ritual anual de robarle galletas a su madre de la estantería más alta de la cocina, se encerraron en el cuarto del mayor, mientras este le contaba las maravillosas anécdotas que había vivido con sus nuevos amigos.
Sir.Le dijo, antes de dormirse, el más pequeño.¿Qué pasa, enano?Dijo medio dormido.¿No te olvidarás de mi por esos chicos, verdad?Sirius se irguió y miró a su hermano, que lo miraba con ese par de ojos iguales a los suyos.Claro que no enano. ¿De dónde sacas eso?Preguntó con una sonrisa, mientras su hermano se encogía de hombros para después abrazarle. Eres mi hermano favorito, Sirius.
Una rebelde lágrima se escapó de los ojos de Sirius Black, de treinta y seis años, al recordar a su hermano. Lo extrañaba, aunque habían tomado caminos diferentes, no mejores, ni peores.. Sólo diferentes. Sirius se abrazó con más fuerza a la almohada y suspiró.
Sirius...Murmuró Regulus, sentado en su cama, con su hermano en el alfeizar de la ventana. ¿Qué pasa Reg?Su hermano lo miró. ¿Por qué te juntas con esos chicos? Murmuró, refiriendose a Los Merodeadores. Madre dice que son malos. Madre solo dice patrañas, deberías saberlo Reg. El chico de catorce años susurró con enfado. Él sabía elegir a sus amigos.Bueno...Dijo en susurros el pequeño de trece años, con la cabeza gacha. No quería enojar a su hermano.¿Tú también lo crees, no es cierto? El pequeño, no contestó.¡Todos en esta familia están contra mi!
Sirius se levantó, para salir de la habitación.
Sirius.Lo llamó el ya Slytherin. El Gryffindor se giró.Sigues siendo mi hermano favorito.Y entonces Sirius negó con la cabeza, y salió enfado de aquella habitación, con cuidado de no despertar a sus padres.
Si tan solo.. Si tan solo le hubiera demostrado que no eran malos..Lágrimas resbalaban por su rostro, lágrimas que intentaban demostrar que Regulus, también era su hermano favorito. Y no era porque no tuviera otro.
Se levantó, con un ligero mareo, de la cama y salió de su habitación para repetir algo que había hecho durante catorce años y llevaba veintidós sin hacer.
Agarrar las galletas del estante más alto de la cocina. La única diferencia, que en vez de ser de Walburga, eran de Molly. Aunque no había mucha diferencia, ¡El genio de Molly Weasley, peleaba, muy igualado, con el de su difunta madre!
Ya no necesitaba una banqueta para alcanzarlas, sólo con estirar el brazo las obtuvo, a pesar de no ser demasiado alto. Y agarró una galleta, para después llevarsela a la boca, pensando que ojalá Regulus estuviera ahí, para robar galletas con él.
¿Qué haces, Sirius?Murmuró un dormido Harry, encendiendo la luz de la cocina, mientras se restregaba los ojos verdes, -que tanto le recordaban a Lily- y entrecerraba los ojos de la misma forma que lo hacía James.
Y nuevamente, pensó en que debía haberle demostrado a Regulus que sus amigos no eran malos. Quizá si lo hubiera hecho, ahora estaría vivo.
Navidades al estilo Black - Fanfics de Harry Potter
Sirius Black se sentía desdichado en aquellas navidades de 1995. Sí, debía estar agradecido de no pasar otro año más encerrado en aquél cubículo que era
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2023-02-27
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