Fría Navidad - Fanfics de Harry Potter

 

 

 

La nieve cae lentamente sobre el suelo blanco. Copo por copo. Anunciando las fiestas navideñas. Se puede oír, lejanamente, el cántico de los villancicos. Es un hermoso sonido. Es una lástima que no pueda disfrutarlo. Debajo de un árbol, blanco por los montones de nieve en sus copas, me encuentro sola. Como siempre he estado. Sola. En el frío suelo, húmedo y helado. Mis labios cortados por el frío ya ni siquiera los siento. Sólo siento el dolor. Ni siquiera el viento helado que corta mis mejillas. El viento helado que congela las lágrimas, dejándolas impregnadas en mi rostro, muerto. Corazón congelado, corazón cortado, dime tú, ¿Qué voy a hacer ahora? Sola.

Odio, tú que me has dejado sola. Envidia, tú que me has quitado lo que más amo. Hipocresía, tú que eres mi mejor amiga, ¿Por qué me hiciste esto?

 

La Navidad siempre es una temporada muy hermosa. A la castaña le encantaban las festividades navideñas. Los regalos, el compañerismo, las navidades de Hermione eran muy bonitas. Hasta esta Navidad. En que toda su vida cambió. En que todo para ella se derrumbó. Sus ilusiones, sus sueños, sus esperanzas
su amor.

Hipocresía, me has dejado sin nada. Pero, después de todo, la hipocresía no era la culpable de todo. Era mi odio, mi envidia, mis celos. Ellos y tú, hipocresía, casi mi hermana, me han alejado del ser más maravilloso del mundo. Me han alejado de ese amor que alguna vez creí tener. Pero ahora me daba cuenta que todo era pura mentira. Él nunca me perteneció, él nunca me amó. Y qué ingenua fui al creer lo contrario. Él siempre demostró que la amaba a ella, a la hipocresía, que me dejó sin el amor de mi vida y sin mi mejor amiga.

Tú, hipocresía que te apoderaste de todo. Tú hipocresía que te robaste mi vida. Tú, hipocresía, mi hermana, mi amiga, que sorbiste mi alma, poco a poco. Lentamente. Dolorosamente. Tú, hipocresía que me dejaste en la nada, hundida en un mar de lágrimas. Tú, hipocresía que me traicionaste de la peor manera.

Hermione, después de tantos años de silencio había tomado una decisión. Después de guardar sus sentimientos había decidido dejarlos libres, abrir con sus labios y su voz la celda que los tenía prisioneros. En la Noche Buena, le diría a él lo que sentía. El amor que le tenía. Se jugaría el todo por el todo, para poder ser feliz al lado del hombre que desde que conoció, se enamoró de él.

Mentira. Todo era mentira. Su amistad, su lealtad, su confidencialidad. Mentira, todo era para acercarse a él, para arrebatármelo. Aun me costaba trabajo creer cómo es que ella había jugado bien sus cartas. Hacerse mi mejor amiga, para acercarse a él. ¿Cómo es que nunca lo vi venir? Yo, que era tan astuta. Yo, que era la más inteligente de todo Hogwarts. Yo, que podía adivinar lo que pensaban los demás. Pero esto nunca lo vi venir. Jamás lo imaginé. Jamás pensé que utilizaría mis sentimientos para lograr su objetivo. ¿Por qué, alguien que crees conocer te hace tanto daño? ¿Por qué la hipocresía me engañó?

Aliento, aire. No puedo respirar. El odio, la traición, el dolor, me ahogan. Están aquí, debajo de este árbol. Más pesados que el cemento, más poderosos que un terremoto, más dolorosos que el cruciatus.

Pero Hermione nunca pudo confesarle su amor. Era la Noche Buena, y estaban en la Madriguera. La cena había terminado y era el momento en que Hermione abriría su corazón. Caminó hacia el cuarto de su mejor amigo, de aquel chico de bellos ojos verdes. Ese chico por el cual daría hasta la vida. Antes de entrar se detuvo, esperando a que los nervios se le pasaran. Y escuchó una voz distinta a la de su amor. Una voz de mujer. Entreabrió la puerta para confirmar lo que ya sospechaba. La hipocresía había actuado más rápido que ella. La hipocresía, sensual, excitante como el fuego rojo había lanzado su red y lo había atrapado. Todos sobre el antiguo egipto

 

Navidad. Blanca Navidad, llévate con tu nieve fría este corazón roto y helado. Llévate este corazón que no siente nada, porque está vacio, hueco. Como una casa abandonada, como una cáscara vacía, como un vaso sin agua, como un día sin sol. Fría soledad, vete, vete lejos de mí, llévate todo contigo y déjame sola sin nada. No quiero este corazón, no quiero este dolor, no quiero este amor, no quiero esta vida. Blanca Navidad, llévate mi vida si quieres, porque ya no soy nada. Menos que el polvo. Menos que la nieve. No soy nada. Blanca y fría Navidad, déjame morir aquí, debajo de este árbol que es testigo de mi dolor. De mi desgracia. De mi desamor.

La castaña, dolida por aquel beso que fue como una daga clavada en su corazón, salió corriendo de ahí. Con un solo segundo había comprendido todo. La hipocresía había sido siempre hipócrita. Ni siquiera amaba al chico de cabello negro. Lo único que quería ella era destruir a Hermione. Y lo había logrado. Porque ahora la castaña estaba destruida por dentro.

Corrió, corrió lejos de ahí. Entre la blanca nieve, intentaba correr, pero no podía. La espesura la hundía, la nieve se la tragaba. Lejos. Ella tenía que irse lejos, porque no podía soportar tanto dolor, tanta traición. Pero la nieve la retenía, como si quisiese que sufriera más, como si quisiese regresarla y matarla de dolor, ya que su gélido tacto no hacía efecto en ella. Corrió, hasta que el peso del dolor la derrumbó, debajo de un árbol

El frío cada vez es más intenso. Lo siento hasta en los huesos. Pero no duele tanto. Es más, ni siquiera siento mis piernas. La fría Navidad me está matando. Al fin. Acabará el dolor. Y no habrá recuerdo alguno de esta Navidad, fría, sola, blanca. Poco a poco, lentamente, el frío se va apoderando de mi cuerpo. Mis piernas, mi pecho, mi cabeza. Ahora están congelados. Igual que mi corazón. Igual que mi vida. Blanca y fría Navidad, gracias. Gracias por hacerme olvidar a la hipocresía. Mi mejor amiga. Hipocresía, tú, amante de Lancelot, espero nunca te arrepientas del daño que me hiciste. Fría Navidad, ahora puedes tomarme entre tus brazos y llevarme contigo, lejos de aquí

Un árbol, que fue testigo de su dolor. Y de su muerte. La fría Navidad le hizo el favor de terminar con su tortura. Lo que no sabía, lo que ni siquiera se pudo imaginar la mismísima Navidad es que aquel chico de cabello negro la amaba profundamente. La hipocresía que llevaba el mismo nombre que la esposa del rey Arturo, había intentado seducir al famoso chico de ojos verdes, igual que como había seducido a Lancelot. Sin embargo, el amor que sentía por su amiga castaña era más grande y poderoso que la hipocresía.

Y la fría Navidad me la arrebató. Nunca supimos como llegó a ese árbol, ni porque salió de la Madriguera. Hermione nunca supo lo que este pobre hombre siente por ella. Jamás supo, ni imaginó, que su amigo de ojos verdes la amaba profundamente. Y que ahora, que se había ido, se había llevado consigo mi vida. ¡Maldita y fría Navidad! ¡Mátame ahora! ¡Mátame a mí! ¡Quiero estar con ella! ¡Llévame como a ella! Y termina con mi dolor y mi pesar. Congélame como lo hiciste con ella, fría Navidad, lleva a Harry Potter con su único y verdadero amor

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La nieve cae lentamente sobre el suelo blanco. Copo por copo. Anunciando las fiestas navideñas. Se puede oír, lejanamente, el cántico de los villancicos. Es

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2023-02-27

 

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