19 años después... cuarto año - Potterfics, tu versión de la historia

 

 

 

Era una tranquila mañana en La Madriguera, la casa antigua de los Weasley, y una apurada abuela les hacía el desayuno a sus hijos, nietos, y marido. Ronald Weasley, al ver su antes vacío plato lleno de huevos estrellados, tocino y toda clase de manjares, se abalanzó sobre su inocente plato, salpicando a su esposa, Hermione, de trocitos de tocino.

-“¡Ron, tranquilo!” lo regañó Hermione mientras su hijo menor, Hugo, reía.

Rose Weasley, sin embargo, estaba muy callada y apenas comía. Pensaba en Scorpius Malfoy, su novio en secreto, y de cómo casi ni se habían visto en las vacaciones.

Su tío Charlie estaba de visita también en La Madriguera, y en ese momento platicaba con Hermione acerca de cómo se debe criar a un dragón al nacer.

 

Los abuelos Weasley, Arthur y Molly, ya se hallaban sentados comiendo tranquilamente, y Hugo, al igual que su padre y que Rose (excepto en esos momentos), comía como si hubiera pasado toda la semana pasada en el desierto del Sahara.

-“¿Porqué tan callada, Rosey?”, le preguntó Ron a su hija, “y apenas has tocado tu plato… eso es muy raro en ti”.

Rose miró a su padre con culpabilidad. Ella ya sabía que él y el padre de Scorpius se habían llevado pésimo desde niños, y que él nunca aprobaría su relación. Pero al ver los preocupados ojos azules de su pelirrojo padre, decidió decirle la verdad a él y a todos.

Rose tragó saliva.

-“Familia…”,empezó, y los demás callaron,preocupados por su tono, “tengo algo muy importante que decirles. Yo…llevo meses saliendo con Scorpius Malfoy”.

El frío silencio invadió la cocina de los Weasley, aumentando la tensión. Ron miraba a su hija, boquiabierto.

-“¿Qué has dicho?” dijo, y Rose se fijó en que tenía las orejas coloradas.

-“Que llevo meses saliendo con Scorpius Malfoy, papá” dijo Rose, sonrojada.

-“¡¿CÓMO PUEDES ESTAR SALIENDO CON ALGUIEN COMO EL?! ¡TAN SIQUIERA AGRADECE QUE HAYA PERMITIDO SU AMISTAD, PERO ESTO…ESTO ES EL COLMO! ¡AHORA MISMO SUBE A TU HABITACIÓN, JOVENCITA Y A LA PRÓXIMA REFLEXIONA SOBRE TUS ACTOS!”

Rose nunca había oído a su padre gritarle de tal manera, pero no dudó en hacerle caso.

-“Ron, porfavor…”

-“¡No me mires así, Hermione! Tú como yo conocemos a los Malfoy de memoria…”

-“¡Pero Scorpius parece ser un buen chico, a diferencia de su padre y abuelo!” exclamó Hermione, enojada.

De nuevo el frío silencio llenó la habitación, y Arthur Weasley lo interrumpió:

-“¿Cómo puede estar Rose saliendo con alguien de semejante familia? ¡Yo te apoyo, Ron! ¡Esta relación se tiene que acabar!”

-“Arthur, porfavor no exageres. Hermione tiene razón, yo también he visto al chico y parece ser muy simpático…” dijo Molly.

Nadie se daba cuenta de que Rose aún estaba al pie de las escaleras, escuchando y llorando tras cada diálogo, cuyas palabras destrozaban cruelmente su corazón.

-“¿Sabes, Ron? Estás actuando tal como la vez que tú y Harry encontraron a Ginny con Dean…Víktor siempre dijo…”

Esa fue la gota que derramó el vaso de la paciencia en Ron.

-“¡AH, VICKY! ¿QUÉ DICE VICKY AHORA? ¿TE SIGUES MENSAJEANDO CON ÉL, VERDAD?”

-“¡Claro que no!”, protestó Hermione, dolida, “Víktor y yo no nos hemos visto ni hablado desde hace años… ¡Ron! ¡Tú sabes que eres tú a quien amo!” Esas palabras parecieron tranquilizar a Ron, aunque aún no estaba del todo calmado.

 

-“¿Saben?”, interfirió Hugo, “hablando de amores y corazones rotos y toda la cosa… yo conocí el año pasado a una chica que me gustó y se llamaba Katherine Krum…”

-“¡¿Katherine Krum?!”, aulló Ron, “¡¿Qué el mundo se ha vuelto en mi contra?!”

-“Sólo fue una broma…”

Esta vez Rose no pudo contenerse y corrió a la habitación que había alquilado en La Madriguera, la de su tía Ginny. Una vez adentro se aventó a la cama y se puso a llorar. ¿Por qué sus padres se tenían que llevar tan mal con los padres de Scorpius? ¿En verdad se odiaban tanto? ¿Cuál era la razón de su desprecio?

Entonces Rose se levantó de la cama, acarició a Lona, su rubia gata y se sentó en el escritorio que había junto a la ventana y agarró un trozo de pergamino, una pluma y tinta. En el pergamino escribió:

Querido Scorpius, te echo mucho de menos. Ya le conté a mi familia acerca de nuestra relación, y mi padre y mi abuelo se han puesto histéricos; tú sabes que nunca se llevaron bien con tu familia. Ojala que estés bien.

Un beso de

Rose

-“Anda, Errol, llévasela a los Malfoy” le dijo Rose a Errol, la torpe lechuza de los Weasley, tendiéndole la carta. La lechuza aceptó de mala gana y salió por la ventana (no sin antes chocar con el vidrio). Rose vio cómo lentamente se alejaba, y se preguntó si alguna vez su familia aprobaría su relación con un Malfoy.

Scorpius Malfoy miraba el techo de su enorme habitación en la mansión Malfoy, mientras pensaba en ella. Rose Weasley era lo único en lo que él pensaba desde haberse iniciado las vacaciones de su tercer curso en Hogwarts, la escuela de magia y hechicería.

Pero un fuerte golpazo en su ventana lo hizo salirse de sus pensamientos.

-“¿Qué…?”

Una lechuza se había estrellado con el vidrio de su ventana, y Scorpius se fijó en que llevaba un pergamino en el pico, así que se lo quitó, lo desdobló y lo leyó:

Querido Scorpius, te echo mucho de menos. Ya le conté a mi familia acerca de nuestra relación, y mi padre y mi abuelo se han puesto histéricos; tú sabes que nunca se llevaron bien con tu familia. Ojala que estés bien.

Un beso de

Rose

Scorpius no podía creer la valentía de su chica. ¿Pues por algo era una Gryffindor, no? Ahora le tocaba a él; tenía que demostrar su valor con su familia, y que mejor momento que ahora que sus abuelos, Lucius y Narcisa, habían venido de visita. Agarró una pluma y tinta, y atrás del pergamino original escribió:

Querida Rose: ¡no puedo creer que ya le hayas contado a tu familia! Sabes, mis abuelos Malfoy están de visita y he decidido que voy a seguir tu ejemplo y contarles. Seguramente reaccionarán como tu papá, pero tarde o temprano se enterarían, ¿no?

Un abrazo de

Scorpius

Con el valor de un verdadero Gryffindor, Scorpius bajó hacia el comedor de la Mansión Malfoy, donde su padre, madre y abuelos desayunaban, acompañados de Regum, su elfo doméstico.

 

-“Oh, hola Scorpius” lo saludó su madre, dándole un beso en la mejilla.

-“Amo Malfoy, ¿quisiera sus hotcakes acompañados de miel y hojuelas de maíz?” le preguntó Regum con su ronca voz.

-“Sí, gracias Regum” le agradeció Scorpius mientras agarraba una silla y se sentaba.

-“¿Cómo la has pasado, Scorpius?” le preguntó Narcisa.

-“Muy bien, gracias” dijo Scorpius.

Draco y Lucius, en cambio, leían El Profeta sin descanso alguno.

Scorpius miró a su familia; desde su abuelo Lucius hasta su madre, inspiró hondo y dijo:

-“Familia, tengo un anuncio que darles”.

Eso hizo que Draco y Lucius por fin lo miraran, listos para tener más noticias.

-“¿Un anuncio, Scorpius?” se extrañó su madre.

-“Sí, y es muy importante” les informó Scorpius.

-“¿Cuál es?” preguntó Lucius, curioso.

Scorpius se aclaró la garganta y cerró los ojos: -“Resulta que tengo una novia…”

-“¿Una novia? ¡Espero que sea sangre limpia entonces!” dijo Draco, aunque tenía una gran sonrisa en la cara.

-“¿Y quién es esa afortunada, Scorpius?” preguntó Lucius.

-“Rose Weasley”.

Al oír el apellido Weasley, la tensión en la habitación aumentó. Ni Draco ni Lucius daban crédito a sus oídos.

-“¡¿QUIERES DECIRNOS QUE ESTÁS DE NOVIO CON UNA WEASLEY?!” exclamó Draco, echando humos por las orejas. Se había puesto muy colorado y sus ojos grises emitían destellos rojizos.

Scorpius se sonrojó.

-“Sí papá…”

-“¡¿CÓMO PUDISTE?! ¡JUSTAMENTE TENÍA QUE SER UNA WEASLEY! ¿PORQUÉ NOS DESHONRAS DE ESA MANERA, HACIENDOTE NOVIO DE UNA TRAIDORA A LA SANGRE? ¡SER TRAIDOR A LA SANGRE ES TAN MALO COMO SER SANGRE SUCIA! ¡Y YO QUE CREI QUE ENTENDIAS LA DIFERENCIA!”

La cabeza de Scorpius daba vueltas y sus tímpanos vibraban; si su padre no se hubiera detenido para agarrar aire se hubiera quedado sordo.

-“¡AHORA, JOVENCITO, VE A TU CUARTO Y REFLEXIONA ANTES DE HACER ALGO!”

Scorpius, con el corazón roto, subió las escaleras a su cuarto y se tumbó en la cama. Su padre había actuado igual que el padre de Rose, así que ya estaban iguales.

Entonces Scorpius se fijó en que la torpe lechuza de los Weasley seguía en su habitación, intentando morder uno de sus posters de los Chudley Cannons.

Scorpius agarró la respuesta que él antes había escrito para Rose, y más abajo escribió:

PD. Ya le conté a mi familia. Mi padre reaccionó igual que el tuyo, o peor.

Y escrito esto, Scorpius dobló el pergamino y se lo dio a la lechuza, quien voló esta vez sin golpazo (pues Scorpius había retirado el vidrio a propósito).

Pero entonces Scorpius se fijó en que una mancha blanca se acercaba a su ventana… Y antes de que lo supiera, Hedwig II, la lechuza de Albus Potter, su mejor amigo, se postró en su habitación.

Scorpius rápidamente agarró el pergamino de Hedwig, y leyó:

Querido Scorpius: ¡Rose me acaba de contar que nuestra familia ya sabe de su relación! No puedo creer que haya podido soportar la reacción de mi tío Ron, porque él si es muy estricto en esos temas con ella. Ah, por cierto, te quiero invitar a El Refugio; ya sabes, esa cabaña cerca del mar de la que hablamos el año pasado. Espero que te dejen ir, y si es así te informo que Rose y la demás familia estaremos ahí.

 

Un saludo de

Albus

Scorpius suspiró después de leer la carta.

¿Cómo pensaba Albus que lograría convencer a sus padres de dejarlo ir después de que supieron la noticia? No, estaba seguro de que no le dejarían ir ni a esa ni a otras reuniones con ellos.

Entonces se oyó que tocaron la puerta.

-“¿Scorpius, puedo pasar?” preguntó la dulce voz de su madre.

-“Sí; claro…” respondió Scorpius.

Astoria Malfoy entró en la habitación con una cara muy preocupada en su hermoso rostro, y se sentó al lado de su hijo.

-“¿Es verdad eso que nos contaste en el desayuno?” preguntó.

-“Sí, mamá, es verdad” confirmó Scorpius.

-“Y, ¿de verdad amas a esa Rose?” preguntó de nuevo Astoria.

-“Con todo mi corazón” dijo Scorpius, bajando la mirada, pues no estaba seguro si su madre reaccionaría igual que su padre o no.

-“¡Pues entonces sigue con ella, y no escuches lo que tu padre te dice!”, lo animó ella, “¡Tú sigue a lo que manda tu corazón, y no hagas caso de las ridículas tradiciones de los sangre limpia!”

Scorpius miró a su madre, y vio que la mujer hablaba con la verdad.

-“¿En…enserio? Gracias, mamá” balbuceó.

Astoria sonrió y se levantó, pero Scorpius la detuvo.

-“¡Espera! Ah, mamá, me acaba de llegar esta carta de Albus…”

Scorpius le tendió la carta de su mejor amigo a su madre, quién la leyó. Cuando la terminó, Astoria sonrió.

-“Descuida, hijo, tienes mi permiso para ir. Hablaré ahora mismo con tu padre, pero puedes irle diciendo a tu amigo que tienes mi autorización y ve empacando tus cosas”.

-“¡Gracias, mamá!”

Scorpius entonces abrazó a su madre, quien se sonrojó y se despidió para ir a hablar con Draco. Scorpius entonces, muy contento, escribió detrás del pergamino de Albus:

Querido Al: yo también ya le conté a mi familia, y mi padre reaccionó igual que el padre de Rose. Y después de hablar con mi madre, ella me dejó ir a El Refugio con ustedes. ¡Nos vemos en tu casa!

Atentamente

Scorpius

Albus Severus Potter esperaba impacientemente la llegada de sus mejores amigos: Scorpius Malfoy, Rose Weasley y Alice Longbottom.

-“¡Mamá! ¿Has visto mi traje de baño?” exclamó Lily, la hermanita menor de doce años de Albus.

-“¡Está colgado!” respondió Ginny, quien estaba muy ocupada haciéndoles sándwiches a todos.

Harry, sin embargo, hacía sus mejores esfuerzos para despertar a James, el mayor de todos.

-“No…quiero…levantarme…” gruñó James.

-“Qué lástima, yo que le iba a decir a George y Ron que te dieran una ración extra de artículos de broma…”

Tan rápido como un rayo, James se levantó y se vistió.

Al terminar, se despeinó aún más su negro cabello y miró a su padre, agrandando sus ojos cafés y poniendo su mejor voz dulce:

-“¿Artículos de broma?”

Albus miró su reloj muggle de mano. ¿Qué no comprendían los demás que la reunión era a las nueve de la mañana?

Entonces se escuchó que tocaron la puerta.

 

-“¡Ya era hora!” murmuró Albus mientras corría a abrir la puerta.

-“¡Hola, Rose!”

Eran Rose (quien estaba algo desanimada), Hugo (sonriente, como siempre), Hermione (que estaba algo seria) y Ron (con el ceño fruncido).

-“Hola, Al” dijo Rose, quien esbozó una débil sonrisa.

-“¡Hugo!”

Lily corrió a recibir a Hugo, su primo favorito, y lo llevó a su cuarto a elegir lo que se iban a llevar para nadar en El Refugio.

-“Nunca nos habíamos metido a nadar ahí, Harry”, le recordó Hermione, “así que no sé si sea muy navegable”.

-“Con un simple hechizo bastará, Hermione. Míralos, están muy emocionados” respondió Harry, mirando con cariño a su hija y sobrino.

-“¿Va a venir Scorpius, Al?” susurró Rose a su primo.

-“Sí”, dijo Albus con una sonrisa, y Rose suspiró, aliviada, aunque su expresión cambió después de un rato:

-“¡Si mi padre nos ve…!”

-“¡Cierto, no lo había pensado! Pues… entonces intenten no estar besándose mucho ni nada…” le recomendó Albus.

Más tarde llegaron los tíos Percy y Audrey, con las primas Molly (quien, a pesar de no estar en Hogwarts llevaba su insignia de prefecta) y Lucy.

-“Lamentamos mucho llegar tarde”, se disculpó Percy pomposamente, “pero es que Molly no lograba ponerse su insignia…”

Lucy rió silenciosamente.

Después llegaron los tíos George y Angelina, con Fred (quien ya había salido de Hogwarts) y Roxanne, la orgullosa capitana de quidditch de Gryffindor.

Les siguieron Bill y Fleur, junto con sus hijos Victoire (quien era idéntica a Fleur), Dominique (quien era como una mezcla de Bill y Fleur, pues tenía rastros Weasley y Delacour) y Louis (quien era todo un Weasley).

Teddy Lupin llegó después que ellos, y Albus pensó que alo mejor se había puesto de acuerdo con Victoire, quien era su novia, para llegar a la misma hora que ella.

Después llegaron los Scamander y Lovegood: Rolf y Luna, sus gemelos Lorcan y Lysander (de la edad de Lily y Hugo), y Xenophilius Lovegood, quien expertamente (y como llevaba haciendo por años) se alejó de Albus y Rose.

Entonces los Longbottom se presentaron: Neville y Hannah, junto con sus hijas Alice (quien era novia de Albus desde el año pasado) y Hannah (la mejor amiga de Lily).

Y, por último, llegaron los Malfoy. Para suerte de Rose, sólo venían Scorpius y su madre, pues su padre se había rehusado a venir.

-“Yo vengo a dejar a Scorpius nada más, querida”, se disculpó Astoria con Ginny, “es que tengo montones de cosas que hacer en casa”.

Scorpius se despidió de su mamá y se acercó a Albus y Rose. Ron, quien seguía enojado con él y Rose, no pudo evitar golpear silenciosamente la mesa. Hermione, enojada, le dio un puntapié, pero le dio a Harry, y éste consideró adecuado decirle a su amiga que tomara clases de puntería.

Ya habían pasado varias horas, y todos se encontraban asando bombones en una fogata afuera de El Refugio, viendo las estrellas. Albus miró de nuevo la hermosa cabaña que se alzaba al lado de él: Tenía paredes encaladas y cubiertas de conchas incrustadas y se alzaba a lo alto de un acantilado que daba al mar.

Entonces no pudo evitar mirar un montón de tierra, y la piedra que se hallaba al lado.

Albus se limpió sus gafas para ver mejor la inscripción de la piedra:

 

Aquí yace Dobby, un elfo libre

La caligrafía le resultaba espantosamente familiar…

-“¿Papá? ¿Qué es eso?” preguntó Albus señalando la piedra.

Harry sonrió y dijo:

-“Ya que estamos aquí reunidos, les voy a contar la historia de Dobby, el elfo doméstico…”

Los demás se callaron y escucharon con atención al relato de Harry.

-“Eran tiempos muy difíciles; los tiempos en que yo tenía diecisiete años y que Voldemort, el mago más tenebroso de todos, existía…”

-“¡Harry! ¡Espera! ¡Nosotros también queremos contar!” lo interrumpió la voz de Hermione, quien estaba adentro de la casa con Ron, Ginny, Luna y George.

-“De acuerdo” dijo Harry y esperó a que los demás salieran.

-“Bueno, como les decía, eran tiempos muy difíciles, y Voldemort estaba agarrando mucho poder…”

-“Y había dos bandos irreconciliables: Mortífagos (que eran los seguidores de Voldemort) y los miembros de la Orden del Fénix (que eran los que se oponían a él)” añadió Ron, mirando de reojo a Scorpius.

-“Verán, Voldemort era muy enemigo de Harry, y una antigua profecía los había unido: decía que Harry era el elegido para derrotar a Voldemort. Esa es la razón por la que Harry quedó huérfano y se fue a vivir a casa de sus tíos…” continuó Hermione, pero se interrumpió al no recordar el nombre de los tíos de Harry.

-“Vernon y Petunia, quienes tenían un hijo llamado Dudley, que es el padre del muy querido amigo de Albus, Rose y Scorpius” dijo Harry con sarcasmo.

-“¿Tú vivías con ellos?”, preguntó Albus, incrédulo, “pobre de ti…”

-“Entonces, ¿cómo siguió la historia?” preguntó Rose.

-“Dejé a mis tíos al ser mayor de edad, y Voldemort me buscaba para matarme, aunque él hacía creer a la comunidad mágica que era para interrogarme sobre la muerte de Albus Dumbledore”, continuó Harry, “entonces sus tíos Ron y Hermione huyeron conmigo. Fuimos a distintos lugares, entre ellos éste, que era el lugar donde sus tíos Bill y Fleur estaban de luna de miel”.

-“¿Pero qué tiene que ver Dobby con eso?” preguntó James.

-“Que Dobby nos salvó la vida. Verán, antes de venirnos aquí, éramos prisioneros en el sótano de la Mansión Malfoy. Logramos escapar gracias a Dobby, quien ya era nuestro amigo desde que teníamos doce años y que era el antiguo elfo doméstico de los Malfoy.”

“Pero Dobby murió en el camino, asesinado por una mortífaga llamada Bellatrix Lestrange. Así que yo hice su tumba y grabé la inscripción”.

-“¿Pero si ahí dice que es un elfo libre…?” empezó Hugo, pero Hermione lo interrumpió:

-“Es que Dobby era muy amigo nuestro sobretodo porque Harry lo liberó de los Malfoy”.

-“Vaya…” dijeron todos.

-“Y aún recuerdo el funeral de Dobby, ¿ustedes no?” preguntó Luna.

-“Por supuesto” dijo Ron.

-“¿Y qué pasó con Voldemort?” preguntó Albus.

-“Finalmente tus tíos Ron y Hermione y yo regresamos a Hogwarts, pero en secreto. Nos recibió Aberforth Dumbledore, el hermano menor de Albus Dumbledore, y Neville, el padre de Alice. Todos juntos peleamos, y aunque algunos murieron en la batalla; como el tío Fred, gemelo de George, los tíos Remus y Nymphadora, padres de Teddy; logramos ganar y vencer a Voldemort” terminó Harry.

 

-“¿Y qué pasó con los mortífagos?” preguntó Scorpius.

-“Dejaron de ser mortífagos” respondió Harry, sonriendo.

-“Aunque algunos que antes eran mortífagos se siguen llevando mal con los antes miembros de la Orden” dijo Hermione en voz alta, mirando a Ron con el entrecejo fruncido.

Rose y Scorpius se miraron. Por lo menos sabían una parte muy importante de la verdad.

-“¿Puedo hablar con ustedes?” preguntó Harry a Rose y Scorpius una hora más tarde.

-“Claro” respondieron ellos.

-“Quiero que sepan que yo, a diferencia de Ron y Draco, sí apruebo su relación, y que Hermione y Astoria también. No se dejen guiar por sus padres, ellos eran enemigos desde hace tanto… ¡Más bien, su enemistad empezó desde los abuelos Arthur y Lucius! Pero, esto es enserio, si ustedes de verdad se aman, no hagan caso de lo que dicen los demás”.

Y dicho esto, Harry se fue, dejando solos a Rose y Scorpius, que se miraban confundidos.

Era la mañana del 1º de Septiembre, y todos se preparaban para ir a Kings Cross para llegar al andén nueve y tres cuartos lo antes posible.

-“¡Por Merlín! ¿Dónde está mi baúl?”

-“¡Mamá! ¿Has visto mi túnica?”

-“¡Lona, gata tramposa, ¿dónde te has metido?!”

Y así, los chicos salieron de El Refugio, listos para un día sentados en el expreso de Hogwarts.

-“¿Dónde nos iremos?” preguntó Ron, una vez que todos estaban afuera.

-“En el nuevo auto de Bill y Fleur, y no te preocupes por su tamaño, le hice un encantamiento para ampliarlo” respondió Hermione.

Pero, a pesar de que todos cupieron en el auto, no iban exactamente cómodos.

-“¡Al, no me aprietes! ¡Aplastas a Twycross!” exclamó James, enojado, agarrando la jarra de su lechuza café, Twycross.

-“¡Lo siento, pero tú también me aprietas!” se quejó Albus.

Todo el trayecto de El Refugio a Londres fue un mar de discusiones, pero al bajar a la espaciosa estación de trenes Kings Cross, todos se tranquilizaron.

-“¡Scorpius!”

Los padres de Scorpius se acercaron a él una vez que lo vieron para desearle un buen año y, en el caso de Astoria, para plantarle cinco besos en su sonrojada mejilla.

Ron miraba a Draco con el ceño fruncido, aunque no decía nada porque Hermione le había agarrado el brazo para tranquilizarlo. Draco pareció darse cuenta de la mirada de Ron, pues se la devolvió.

Hubo unos minutos de incómodo silencio, hasta que Draco lo interrumpió, con su voz cargada de desprecio:

-“Me acabo de enterar de que mi hijo anda de novio con tu hija”.

Hermione apretó aún más el brazo de Ron, quien tenía las orejas coloradas.

-“Aún así, no creas que se lo permití”, continuó Draco, “estar con una sangre sucia ya era suficientemente grave”-miró de reojo a Hermione-“pero que mi único hijo esté con una repugnante traidora a la sangre…”

Enseguida se oyeron muchas cosas: un puño, un grito de dolor y una caída al suelo; Ron le había dado tremenda bofetada a Draco en la nariz.

-“¡NO VOLVERAS A INSULTAR A ALGUIEN DE MI FAMILIA, ASQUEROSO CERDO…!”

Draco, que sangraba de la nariz, no se molestó en levantarse del suelo y exclamó:

 

-“¡Sectumsempra!”

Pareció que a Ron lo habían cortado con un cuchillo, pues enseguida sangró gravemente. Hermione y Ginny soltaron chillidos de horror, y ellas y Harry acudieron en ayuda a Ron, quien se derrumbaba, mudo del dolor que aquellas heridas le ocasionaban.

-“Lo aprendí del mejor” dijo Draco fríamente, mirando a Harry.

-“¡Draco!” lo regañó su mujer, quien estaba tremendamente furiosa con él.

-“¡¿Cómo es que lo apoyas, Astoria?! ¡Tú conoces las tradiciones de mi familia! ¡Tú sabes que nuestro hijo, nuestro único hijo, no puede casarse con… con…!”

-“¿Qué no puedes dejar de pensar en ti nada más? ¡Es la decisión de Scorpius, no la tuya!” lo regañó Astoria.

Todos en Kings Cross se habían detenido y observaban a las familias discutir, con los ojos atónitos. Para suerte de Draco, casi ningún muggle vio el hechizo que le hizo a Ron.

Rose y Scorpius, a diferencia de sus familias, estaban mudos y apartados en un rincón. Ambos lloraban, desconsolados, a lágrima viva.

-“¡Papá…!” gemía Rose.

-“¡Tergeo!” susurró Hermione apuntando a Ron a la cara, y le limpió la hemorragia, mientras Harry le curaba las heridas. Ron miró a Draco, y dijo en un susurro claramente audible:

-“Esta te la debo… ¡Tragacaracoles!”

Draco se puso pálido y comenzó a vomitar babosas. Los que estaban más cerca de él se alejaron, pero no podían evitar observarlo.

-“Ron… no le hagas caso…” le dijeron Harry, Ginny y Hermione, llevándolo de los brazos al andén nueve y tres cuartos, junto con los demás.

-“¡No quiero volver a verte con esta chica, Scorpius!” exclamó Draco a Scorpius.

-“¡Aléjate de ese chico, Rosey!” le dijo Ron a Rose, y a continuación los dos exclamaron al unísono:

-“¡TE PROHIBO VOLVERLO A VER!

Rose y Scorpius avanzaron lentamente al expreso de Hogwarts, donde Albus los esperaba junto con Alice. Los dos, obviamente, se dieron cuenta de que algo andaba muy mal…

-“¿Están bien?” preguntaron Albus y Alice, preocupados.

Rose y Scorpius asintieron, aunque se notó que no andaban para nada bien.

Esa tarde ni Rose ni Scorpius comieron nada del carrito de golosinas, ni hablaron; sólo estaban sentados viendo la ventana, aunque también se notaba que no veían nada, pues los dos estaban absortos en sus pensamientos. Albus y Alice tampoco hablaron mucho, pues el vagón en el que estaban se había llenado de un aire tristón. Ni siquiera el banquete de bienvenida logró animar a los chicos, que estaban cabizbajos. Ni siquiera la noticia de que los entrenamientos de quidditch, a cargo de Roxanne Weasley, empezarían a finales de mes, logró animarlos. Ni siquiera llegar a su cómoda y calientita sala común les hizo bien, y mucho menos llegar a su habitación a dormir. A pesar de haber vuelto a Hogwarts, los chicos se sentían más solos y tristes que nunca.

Albus ya llevaba medio pergamino escrito, cuando su mano ya no aguantó más y se derrumbó. Era su segunda semana en Hogwarts, y últimamente habían tenido muchos deberes. Albus miró su pergamino de nuevo, y volteó a ver el de Rose, quien estaba a su lado.

-“¡¿Ya llevas dos pergaminos?! ¡Rose, es una simple redacción de las propiedades del bubotubérculo, no un discurso!”

 

-“Mientras más largo esté, más puntos para Gryffindor” se defendió Rose, y siguió escribiendo.

Albus miró ahora a Scorpius, quien estaba sentado viendo el fuego de la chimenea.

-“¿Scor?”

Scorpius lo miró a los ojos, y Albus notó que se veían muy preocupados.

-“¿Te pasa algo? ¿Es por lo de Kings Cross?” preguntó Albus.

-“En parte sí”, respondió Scorpius, “es que…”

-“¿Qué?”

-“¡Que no puedo dejar de pensar en ella y en lo que nos dijeron nuestros padres! ¡Nos prohibieron estar juntos, recuerda! Pero es muy difícil para mí olvidarla…” dijo Scorpius con la cabeza baja, y una gruesa lágrima se deslizó a su mejilla.

-“Oh, Scorpius…”, lo consoló Albus, quien comprendía como se sentía su amigo, “¿sabes? No eres el único que tiene penas de amor…”

Scorpius volteó hacia él rápidamente.

-“¿Alice y tú…?” preguntó, atónito, pero Albus lo interrumpió:

-“No yo, tontito, sino James”

-“¿James?”

-“Sí”, afirmó Albus, “y si quieres pruebas, ve hacia allá”

Albus apuntó con el dedo a un grupo de chicas de quinto curso que reían. Las tres eran bonitas, pero había una que destacaba de todas: Tenía un largo cabello pelirrojo oscuro y unos ojos azules como el cielo, y tenía unas cuantas pecas en su respingada nariz.

-“¿Quién de las tres?”

-“Observa”.

James acababa de llegar junto con sus mejores amigos Francis y Leo, y al ver a la chica pelirroja, James se despeinó aún más su negro cabello y se acercó a ellas.

-“¿Qué tal, Swan?” preguntó James a la pelirroja con su mejor voz varonil, rodeándole los hombros con su brazo.

-“¿Qué quieres, Potter?” preguntó la chica, fastidiada.

-“Lo mismo de siempre, Swan: ¿quieres salir conmigo?” insistió James.

-“Lo mismo de siempre, Potter: no” respondió la pelirroja, enojada, apartándose de él.

-“Anda, Swan, porfavor. Si vuelves a decir que no, tendré que…”

-“Pues prepárate para escuchar esto… NO” insistió la pelirroja.

-“¿Ni aunque te dé algo muy especial?” preguntó James, haciendo ojos de borreguito.

A continuación, James tomó a la pelirroja de la cintura y le dio un rápido beso en la boca.

-“¡PIERDETE, POTTER!” estalló la pelirroja, y James y sus amigos echaron a correr, con la chica siguiéndolos. Todos los que habían visto o escuchado la escena rieron por lo bajo, incluidos Scorpius y Albus.

-“Vaya, creo que esto me hace sentir mejor”, rió Scorpius, “¿quién es esa pelirroja?”

-“Es Lindsay Swan, y es el amor platónico de James” respondió Albus.

-“Ah, por cierto…”-Scorpius bajó más la voz-“¿James sigue con las ganas de hacer su tienda de bromas?”

-“Pues ya reveló su ambición, pero aún no ha conseguido hacer una tienda ni nada. Ahora sólo vende sus productos, checa ese cartel del tablero de anuncios…”

Scorpius volteó al tablero que apuntaba Albus, y buscó con la mirada uno que tuviera la letra aplastada pero legible de James, y finalmente lo encontró:

¿Algún chico te ha fastidiado tanto que quieres una pequeña venganza? ¿Tienes flojera para ir a clase y hacer tus deberes? ¡No sufras más! ¡Ahora tenemos los Sortilegios Weasley Potter (S.W.P.) para Hogwarts! (Para hacer un pedido consultar a James Potter, Francis Yhalo o Leo Gallant, aka los merodeadores)

 

-“¿Merodeadores?” preguntó Scorpius, confuso.

-“Sí; ese era el apodo de mi abuelo y sus amigos, entre ellos el padre de Teddy. ¿Te acuerdas del mapa secreto que descubrimos el año pasado, el que mi padre le dio a James? Pues de ahí sacó el nombre y ahora son los principales alborotadores del colegio. Mi padre me contó que era muy seguro que lo fuera, pues nuestro abuelo lo era y resulta que nuestro tío George y su gemelo Fred, quien ya está… muerto, también. James lo tiene en las venas” explicó Albus.

-“Pues ahora ya tengo fuente de consuelo en mis momentos tristes…” rió Scorpius, y los dos chicos se separaron: Albus para terminar sus deberes y Scorpius para irse a dormir.

A pesar de que Rose seguía trabajando tan duro como siempre, sus maestros últimamente se preocupaban por ella.

-“¿Te ocurre algo, Rose? En tu última redacción tradujiste mal ehwas, significa asociación, no defensa; eso es eihwas” comentó la profesora Babbling, de Runas Antiguas.

En clase de encantamientos, vieron los encantamientos de convocación.

-“Ahora, quiero que convoquen el pergamino que está delante de ustedes”, explicó el profesor Flitwick, “uno…dos… ¡tres!”

Todos los alumnos exclamaron “¡Accio!”, y los pergaminos que estaban delante de ellos se dirigieron a sus manos, como si hubieran sido atraídos por un imán. Rose, que normalmente era la primera en conseguir hacer un encantamiento, fue la última que lo logró. La chica, además, fue la que más se tardó en guardar sus cosas y dirigirse a su tercera clase, y no pudo evitar fijarse en que el profesor Flitwick le dirigía una mirada preocupada.

Transformaciones no fue mejor, pues era la materia más difícil de todas. Rose, que intentaba transformar unos colmillos de dragón en gomas, sólo consiguió hacerlos polvo. Como consecuencia, la profesora McGonagall le mandó deberes extra para hacer durante el fin de semana.

-“¿Sabes, Rose?”, comentó Albus esa tarde en la sala común, “Scorpius está igual o peor que tú. Últimamente ha tenido muchos castigos y anda todo molido el pobre…”

-“¿Enserio?”, se sorprendió Rose, “No lo había notado…”

La verdad era que, aunque Rose no lo quisiera admitir audiblemente, la razón de su extraño agotamiento tenía nombre: Scorpius Malfoy. Su padre le había prohibido seguir con él, eso sí… pero no le había prohibido pensar en él. Pensar en su rostro, en sus ojos grises, en su cabello rubio platino que bailaba con el viento…

-“Hola, Scor. ¿Cómo te fue en Herbología?”

La voz de Albus interrumpió los pensamientos de Rose, quien notó como Scorpius se dejaba caer lentamente en el sillón, a su lado.

-“Pésimo. No lograba exprimir la pus del bubotubérculo, así que me desesperé y toda la pus explotó y me cayó en toda la túnica” suspiró Scorpius, y Rose lo miró y vio que tenía la túnica manchada de desagradables manchas amarillo verdoso.

Albus se acercó a la túnica de Scorpius, la olió, hizo una mueca de asco y dijo:

 

-“Ugh. Huele a petróleo”

-“Gracias. Es una gran noticia para mí después de llevar oliendo mi túnica todo el día” dijo Scorpius con sarcasmo.

Albus rió.

Rose, que ya no podía aguantar más estar entre los dos chicos sin poder hablar, subió silenciosamente a su cuarto.

Scorpius la observó, atontado.

Albus lo miró, sospechoso.

-“Scor, si tanto la quieres, ¿porqué no se lo dices?” preguntó.

-“¡Es que no puedo, Al! Mi padre me lo tiene prohibido…” se lamentó Scorpius.

-“Lo sé, pero mírala y mírate a ti. Es obvio que los dos no están a gusto por separado. Ya hasta a Rose le está yendo mal en sus clases…”

-“Para, para”, lo cortó Scorpius, atónito, “¿A Rose le está yendo mal en sus clases?”

-“Sí, y aunque ella no me quiere decir nada, sé que es por ti” dijo Albus.

Los dos se quedaron en silencio.

-“¿Sabes qué?”, dijo Scorpius de la nada, “iré a hablar con ella…”

-“¡Espera, Scor, no subas…!” lo previno Albus, pero ya era muy tarde.

-“¿Qué rayos…?”

Al momento en que Scorpius había pisado la escalera para subir al dormitorio de las chicas, ésta se transformó en una especie de tobogán que lo empujó a la sala común. Las pocas chicas que estaban en sus dormitorios salieron, curiosas, a ver quién había intentado subir. Rose era una de ellas.

-“¡Rose!” la llamó Scorpius, y la chica se sobresaltó. ¿Qué le iría a decir su amado Scorpius? Entonces su corazón se hundió. ¿Acaso le diría que había recapacitado y pensaba hacerle caso a su padre? No, en ese caso no acudiría…

-“¿Rose? ¿Puedes venir por favor?” insistió Scorpius.

Bah, nunca sabrás que te va a decir si no lo enfrentas. Ve con él” le dijo una vocecita (muy parecida a la de Hermione) a Rose.

-“¡Voy!”

Rose bajó por el tobogán y llegó al lado de Scorpius.

-“¿Qué pasa?” preguntó, nerviosa.

-“Escucha, este… Albus me dijo que te estaba yendo mal en las clases…”-Rose le echó una mirada asesina a Albus-“y resulta que a mí también… es que…” Scorpius se sonrojó, bajó la mirada y no continuó.

-“¿Es que qué?” preguntó Rose dulcemente.

-“¿Podemos ir… a otra parte?” preguntó Scorpius, incómodo.

-“Claro. ¿A dónde?” preguntó Rose.

-“¿Qué tal la biblioteca?”

-“De acuerdo…”

Los chicos se despidieron de Albus y salieron de la sala común.

Durante todo el camino ninguno supo de qué hablar, y sus intentos eran muy patéticos, así que siguieron en silencio y se sintieron mejor al ver que Madame Pince se había quedado dormida y que había pocos chicos ahí.

-“Entonces, ¿qué era eso que querías decirme?” preguntó Rose nerviosa, pero decidida.

-“Ah, es que… ¡Ya no aguanto más, Rose! ¡No puedo!” exclamó Scorpius, desesperado.

-“¿Aguantar qué?” preguntó Rose, aunque creía saberlo…

Scorpius la miró a los ojos y le tomó la mano.

-“Ya no puedo aguantar seguir lejos de ti” dijo, y Rose se sonrojó.

-“La verdad es que yo tampoco” confesó.

Scorpius sonrió, radiante.

-“Rose, ¿considerarías salir conmigo en secreto, tal como hacíamos antes?” preguntó con voz seductora.

 

-“Por supuesto” dijo Rose, y le dio un beso en la mejilla.

Scorpius sonrió aún más, pero entonces añadió:

-“Pero hay que decirle a Al, ¿de acuerdo?”

-“De acuerdo” sonrió Rose, y los dos juntos se fueron de la mano de la biblioteca (aunque la retiraron cuando pasaron cerca de un grupo de chicos de Hufflepuff).

En la sala común, buscaron a Albus con la mirada y lo vieron sentado en una butaca junto al fuego, con Alice.

-“¡Ah, hola!” saludó torpemente Albus a Rose y Scorpius al verlos.

-“Oye, Al…” empezó Scorpius, y después bajó la voz: “¿Recuerdas que el año pasado quedamos con no guardarnos secretos entre los tres?”

Albus asintió brevemente con la cabeza.

-“Pues… no se lo digan a nadie, pero Scorpius y yo saldremos juntos hoy” susurró Rose.

Esta vez Albus prestó más atención.

-“¿Qué? Pero creí que sus padres…”

-“Ya no nos importa lo que digan nuestros padres, pues nosotros dos en verdad nos amamos” le dijo Scorpius y Rose lo miró, sonriente.

Albus los miró y esta vez sonrió.

-“Adelante, que se diviertan…”

Era de noche, y nadie se dio cuenta de que Rose y Scorpius salieron de la sala común, tomados de la mano.

-“¿A dónde vamos?” preguntó Rose.

-“Ya lo verás” respondió Scorpius con un dejo de misterio.

Al llegar a una puerta gigante de madera, Rose adivinó:

-“¿La Sala de Menesteres?”

-“Sí, pero no digas nada y entra” dijo Scorpius, y los dos juntos entraron.

Era una sala circular y poco iluminada, y tenía una mesa llena de comida y velas, muy bien decorada con un mantel rosa de seda y unas sillas a juego. Había violines encantados que tocaban solos y montones de plantas mágicas hermosas, y daba la impresión de que estaban en medio de un claro, aunque las plantas estaban claramente depositadas en largas y blancas macetas de porcelana.

-“Bienvenida” sonrió Scorpius.

-“¡Oh, Scorpius…!”

-“No tienes que decir nada”, dijo Scorpius, “sólo sentémonos y disfrutemos la cena”.

Y así, los chicos gozaron de manjares como los que había en el banquete de bienvenida, y al terminar hablaron de ellos, de sus familias, de sus gustos… Al final, los dos se quedaron viéndose a los ojos, y lentamente se acercaron, hasta que sus labios se encontraron. Scorpius besó a Rose como nunca antes creyó poder besarla; era evidente que los dos se habían extrañado mucho. Rose le devolvió a Scorpius el beso con entusiasmo, y una bandada de pájaros blancos aparecieron de la nada e hicieron un círculo alrededor de ellos. Pero entonces se escuchó como si alguien se hubiera tropezado con algo.

Eso es imposible”, pensó Rose, “aquí no hay nadie más que Scorpius y yo…

-“¡Rose!”

Los dos chicos se separaron, y temblaron al ver que James Potter se hallaba a tan solo unos palmos de ellos, con expresión estupefacta.

-“¿James? ¿Qué haces aquí?” preguntó Rose, incómoda.

-“¿Que qué hago yo aquí? ¡La pregunta debería ser qué haces aquí con él!” exclamó James, furioso.

-“Para que sepas, yo ya no pienso obedecer a papá respecto a…”

-“¡¿CÓMO PUEDES TAN SIQUIERA PENSAR ASÍ, ROSE?!”, rugió James, “¡YO NUNCA DESOBEDECERÍA A UN PARIENTE WEASLEY; AL CONTRARIO, ESTOY MUY ORGULLOSO DE SER UNO, PERO TÚ DEMUESTRAS LO CONTRARIO ANDANDO CON EL NIETO DE UN ENEMIGO IRRECONCILIABLE…!

-“¡No son irreconciliables!”, exclamó Rose, furiosa, “¡Lo que pasa es que las dos familias están actuando con total inmadurez!”

-“¿INMADUREZ, DICES? ¡INMADUREZ ES SALIR EN SECRETO CON ALGUIEN CON QUIEN TIENES PROHIBIDO! ¡TU PADRE ESTARÁ MUY DECEPCIONADO AL ENTERARSE DE QUE…!

-“¿No irás a decirle, verdad?” preguntó Rose con voz temblorosa.

-“Perdona Rose, pero no pienso defraudar a mi familia…” dijo James fríamente.

Las orejas de Rose se encendieron, y entonces la chica sacó su varita rápidamente, apuntó a la bandada de pájaros y exclamó:

-“¡Oppugno!

Enseguida, las aves acorralaron a James, arrancándole cada trocito de piel que encontraban.

-“¿Qué…? ¡No, espera, esto duele! ¡Rose, diles que se aparten…!” suplicó James.

-“Promete que no contarás esto a nadie” le espetó Rose.

-“Rose, no es necesario que hagas todo esto…” le dijo Scorpius, pero Rose no le hizo caso.

-“¡Promételo, James!” insistió Rose, pero James seguía sin responder.

-“¡PROMETELO!

-“De acuerdo…” dijo James débilmente, así que Rose detuvo el hechizo y James a continuación miró su dañada piel, su cabello con unos cuantos excrementos de pájaro, y le lanzó una mirada fría a Rose y Scorpius y salió corriendo de ahí.

-“Cobarde” dijo Rose por lo bajo.

-“¿Nos habrá seguido hasta acá?” preguntó Scorpius.

-“No lo creo”, respondió Rose, “seguramente vino por algo de sus ventas de S.W.P….”

-“Y, ¿crees que nos vaya a delatar?” preguntó Scorpius con voz temblorosa.

Rose lo miró a los ojos, hasta que finalmente dijo, con voz preocupada:

-“No lo sé”.

Al día siguiente, cuando Albus, Rose y Scorpius bajaron al Gran Comedor a desayunar, había montones de chicos cuchicheando entre sí, y al entrar ellos se hizo el silencio.

Pero el silencio fue interrumpido rápidamente por Lindsay Swan:

-“¿Es cierto que ustedes dos andan juntos?”-señaló con la cabeza a Rose y Scorpius-“Potter nos contó algo parecido…”

-“¡Eh, ustedes! ¿No creen que deberían obedecer a sus familias?” comentó Thomas Corner, de Ravenclaw.

-“Creí que los Weasley eran enemigos a muerte de los Malfoy…” soltó Damian Finnigan.

Ni Rose ni Scorpius lo podían creer. ¡James le había chismeado a todo el colegio acerca de su noviazgo secreto! Pero, ¿y si James le fue con el chisme a…?

Una bandada de lechuzas entró al Gran Comedor, dejando cartas, paquetes y periódicos de El Profeta a los alumnos. Entre las lechuzas estaban Errol y Rohener, las lechuzas de Rose y Scorpius…

-“¡Es un pergamino!” susurró Rose, preocupada, al ver el pergamino que llevaba Errol en el pico.

-“Yo también recibí una carta…” dijo Scorpius, asustado.

Así que los dos las agarraron rápidamente, las desdoblaron y leyeron:

¡Rosebud Weasley! ¡¿Cómo te atreviste a desobedecer mis órdenes, después de lo claras que fueron?! ¡Me has decepcionado profundamente, Rosie! ¡No quiero volver a oír que estás de nuevo con el tal Malfoy o no me quedará ningún motivo más que ir a Hogwarts y regresarte a casa!

 

Tu pelirrojo y furioso padre

Ron


¡Scorpius Hyperion Malfoy!
¡Creí que había sido claro al prohibirte salir con la traidora a la sangre! ¡Y ahora me entero de un empleado del Ministerio que tuviste un encuentro amoroso con ella! ¡No sabes la VERGÜENZA que me hiciste pasar! ¡Si me vuelvo a enterar que anduviste con la Weasley aquella, aparte de desheredarte te castigaré y soy capaz de sacarte de Hogwarts!

Tu padre

Draco

Las manos de Rose temblaban al terminar de leer la carta, y unas cuantas lágrimas resbalaban por su mejilla.

A Scorpius, en cambio, se le había caído la carta al terminarla, y estaba pálido. Los dos parecían congelados.

Albus comprendió la gravedad del asunto, y distrajo a los demás para llevarse a sus amigos a la sala común.

-“¡Gárgolas galopantes!” le gritó Albus a la Señora Gorda, quien abrió su retrato para dejarlos pasar.

Una vez adentro, Rose y Scorpius se desplomaron en el sillón.

-“No puedo creerlo… ¡¿No pueden entender que si no nos aprueban, es problema de ellos?!” exclamó Scorpius, furioso.

-“No quiero ir a clases…” dijo Rose con una voz muy aguda.

Albus no sabía qué decirle a sus dos mejores amigos, ya que los dos estaban muy deprimidos.

-“Pero no pueden faltar, Rose… La primera clase de hoy es Defensa contra las Artes Oscuras…”

Y entonces Albus se acordó de algo que seguramente los alegraría a los dos:

-“¡Y mi padre vendrá hoy de visita! ¡Anímense, seguramente nos enseñará algo muy interesante!” dijo Albus, y los dos esbozaron una muy débil sonrisa.

-“Bienvenidos a su clase de Defensa Contra las Artes Oscuras. Para los que no me recuerden, yo soy Harry Potter, y vengo de visita para hacer una charla acerca de las contramaldiciones”

Todos los alumnos ponían su completa atención en Harry, quien según Albus lo tomó con completa naturalidad.

-“Pero, antes de hablar de las contramaldiciones, ¿alguien puede decirme cuáles son las tres maldiciones imperdonables?” preguntó Harry.

Alice levantó la mano.

-“¿Sí, Alice?”

-“La maldición cruciatus” respondió, con la cabeza baja.

Albus le dio unas silenciosas palmadas en la espalda.

-“¡Exacto!”, dijo Harry, “¡Diez puntos para Gryffindor! La maldición cruciatas se emplea para torturar a sus víctimas. En algunos casos, su potencia ha causado desgracias en la mente de las personas…”

Albus vio cómo a Alice le resbalaba una pequeña lágrima en su ojo derecho.

-“¿Estás bien, Alice?” susurró, preocupado.

-“Sí…” respondió Alice con voz aguda.

-“…Pero su uso, afortunadamente, ha disminuido durante los últimos veintidós años”, continuó Harry, “Ahora, ¿alguien puede decirme cuál es la siguiente maldición?”

Rose levantó la mano.

-“¿Sí, Rose?”

-“La maldición imperius. Es el Maleficio mediante la cual se le da al mago total control sobre la persona encantada. Quien lo usa es sentenciado a Azkaban” recitó Rose.

 

-“¡Excelente! ¡Doce puntos para Gryffindor!”, dijo Harry, sonriente, “y, como Rose ya nos explicó en qué consiste la maldición, iremos a la última y la peor de todas. ¿Alguien me puede decir su nombre y en qué consiste?”

A juzgar por las miradas de los demás, la mayoría ya sabía la maldición, pero no se atrevían a mencionarla.

-“Anda, no pasará nada si la dicen” los animó Harry.

Unos cuantos levantaron la mano, vacilantes, pero Harry eligió al que parecía más decidido de todos.

-“¿Sí, Scorpius?”

-“Es la maldición Avada Kedavra, la maldición asesina” respondió Scorpius.

-“¡Otros diez puntos para Gryffindor! ¡Excelente!”, sonrió Harry, mientras los de Gryffindor les dirigían muecas burlonas a los de Slytherin, “y ahora que se saben bien las maldiciones, practiquemos bien las contramaldiciones. Hoy veremos cómo evitar la maldición imperius”.

Los alumnos se colocaron en parejas para lanzarse las contramaldiciones. Scorpius se puso con Rose y Albus con Alice. Alice, al parecer, estaba muy deprimida, pero aún así lo hizo muy bien. Después de media hora, Harry los detuvo.

-“Los felicito a todos, muy bien. Espero que estén así de atentos en mi próxima visita. ¡Adiós, y sigan practicando!”

Albus observó cómo su padre, lentamente, se marchaba del aula.

-“¿Ven? Les dije que eso les animaría” comentó Albus al salir.

-“Pues tuviste razón” admitió Scorpius.

-“Pero hay algo que no entiendo”, dijo Rose, “¿Por qué nuestros padres, de Scorpius y el mío, se odiaban tanto?”

-“Es por lo que dijo Finnigan en la mañana, ¿verdad?” preguntó Albus.

-“No exactamente”, respondió Rose, “pero es que desde que éramos simplemente amigos nuestros padres tampoco se trataban, digamos que, con armonía…”

-“Tarde o temprano se iban a preguntar eso” dijo una voz detrás de ellos, y los chicos se voltearon para ver a Harry, quien los miraba como comprendiéndolos.

-“¿Papá? ¿No te habías ido ya?” preguntó Albus.

-“Bueno, tenía que asegurarme que no fueras a otras partes después de tus clases” sonrió Harry.

-“Tío, ¿tú sabes por qué nuestros padres se odian?” preguntó Rose.

-“Claro que lo sé, Rose. Yo mismo vi cuando se conocieron” respondió Harry.

-“¿Nos puede explicar, porfavor?” preguntó Scorpius.

Harry suspiró.

-“No es tan fácil de explicar…”

-“Anda…”

-“¡De acuerdo, de acuerdo! Pero no será exactamente explicado, ustedes mismos lo verán. Síganme” dijo Harry.

Los tres chicos se miraron, confundidos, mientras seguían a Harry a quién sabe dónde.

¿Cómo iban a ver algo que había pasado hace muchos años?

Harry se detuvo ante una estatua de una gárgola.

-“Godric” dijo, y para sorpresa de los demás, la gárgola se dio la vuelta, revelando una escalera de caracol.

-“Suban” les dijo Harry, y los chicos obedecieron.

La escalera los condujo hasta una habitación circular y espaciosa.

Las paredes estaban cubiertas por retratos de brujas y magos que fingían dormir y que, Albus suponía, eran los antiguos directores del colegio. Había un enorme escritorio delante de ellos, y atrás de él, el gastado pero sabio Sombrero Seleccionador. La profesora McGonagall escribía sobre un perga

 

mino, sentada en una silla atrás del escritorio y al lado del sombrero. Al parecer no se había dado cuenta de que tenía visitas.

Harry se aclaró la garganta.

McGonagall volteó, y se sorprendió al ver a Harry y a los demás. Antes de que pudiera decir algo, Harry dijo:

-“Disculpe, profesora McGonagall, ¿podemos ocupar su despacho por un momento?”

La profesora McGonagall vaciló un instante, pero al final asintió y se fue.

-“Pero sólo un momento, Potter” añadió, al cerrar la puerta.

-“Me acuerdo de haber venido alguna vez al despacho de McGonagall”, comentó Rose, “pero lo que no recuerdo es por qué…”

-“Antes que nada, ¿gustan de unos bocadillos?” preguntó Harry, tendiéndoles un plato de unas cositas negras que no se le antojaron a Albus.

-“No gracias…”

-“Insisto. Sólo que les advierto que son muy picantes…” dijo Harry, y los demás obedecieron.

Tan rápido como los agarraron, escucharon como que una puerta de piedra se abría, y comprobaron que, de hecho, una puerta se había abierto.

Harry sonreía con satisfacción, recordando su primer encuentro con el pensador.

-“¿Qué es eso?” preguntó Albus, señalando a la gran vasija de piedra delante de ellos.

-“Es un pensador. Viertes un recuerdo, y si tocas la sustancia que está dentro del pensador, te adentras en el recuerdo” explicó Harry.

-“Entonces, ¡así veremos recuerdos de nuestros padres!” dijo Rose, emocionada.

-“No serán exactamente de sus padres, porque ellos no querrán mostrar nada. Esos recuerdos serán míos, pero sus padres saldrán en ellos” dijo Harry. -

“Sólo hay un problema…” dijo Scorpius.

Rose hizo una mueca:

-“¡Es cierto! Lo siento, tío, debemos irnos rápido a nuestra clase de Historia de la magia” se disculpó.

-“¿Para qué ir a Historia de la Magia?” se quejó Albus.

-“Rose y Scorpius tienen razón, Al. No quiero que se metan en problemas por mi culpa. Además, ya pasó el momento que le prometí a la profesora McGonagall” dijo Harry.

-“Pero entonces, ¿Cuándo veremos los recuerdos?” preguntó Albus.

-“En mis próximas visitas. Se los prometo”, dijo Harry, “ahora, ¡váyanse!”

Y así, Albus, Rose y Scorpius salieron del despacho de McGonagall al aula de Historia de la Magia, aliviados de que por fin, en la próxima visita de Harry, iban a saber la verdad sobre su pasado.

-“¡Estamos atolondrados de deberes!” oyó Albus que se quejaba Scorpius, mientras ellos y Rose se tiraban a un sillón de la sala común.

Acababan de salir de su clase de Historia de la Magia, y el profesor Binns les había encargado una redacción de dos pergaminos acerca de las guerras más sanguinarias entre los magos y los duendes.

-“Cierto. Apenas tengo tiempo para respirar” dijo Rose, y eso que ella era la más trabajadora de toda su generación.

-“Me pregunto cuándo iremos a ver un recuerdo de nuestros padres…” comentó Scorpius.

-“No sé si alcancemos hoy. Que yo sepa, mi padre aún no se ha ido” dijo Albus.

-“¿Qué tipo de recuerdos creen que nos vayan a enseñar?” preguntó Scorpius.

-“Seguramente unos en los que nuestros padres se peleen” dijo Rose dando un resoplido.

-“¿No serán muy… fuertes sus peleas?”, sugirió Albus, “Porque se demuestran mucho odio…”

-“La verdad no tengo idea” dijo Rose.

-“¿Albus?”

Josh Finch-Fletchley se encontraba detrás de Albus, con un pergamino en la mano.

-“¿Sí?”

-“Te lo manda tu padre” explicó Josh, dándole el pergamino.

-“Oh… Gracias, Josh” dijo Albus, desdoblando el pergamino. Rose y Scorpius rodearon a Albus, intentando leer lo que decía:

Al:

Te espero aquí en el aula de Historia de la Magia. Ven solo. De preferencia apresúrate.

Harry

-“Oh… no es nada de los recuerdos” dijo Scorpius, desanimado.

-“¿Solo?” repitió Rose, decepcionada, revisando bien el pergamino como si no lo hubiera leído bien.

-“Sí, pero no se preocupen, regresando les contaré lo que pasó”, les dijo Albus, quien prefería seguirle caso a su papá en lo de apurarse, “¡Adiós!”

-“¡Adiós!” se despidieron Rose y Scorpius.

Albus salió por el agujero del retrato de la Señora Gorda y se dirigió con paso apresurado al aula de Historia de la Magia.

-“Ah, ya estás con nosotros, Al” sonrió Harry al verlo llegar. Albus se sorprendió a ver dos personas sentadas frente a él.

-“¿James? ¿Lily? ¿Qué hacen aquí?” preguntó.

-“No tengo idea” respondió Lily.

James miró a Albus con resentimiento. Albus intuyó que debía de estar ofendido con Rose y Scorpius aún.

-“En eso estábamos, Al. A los tres les voy a enseñar algo importante, que es indispensable para su protección. No se si ustedes (excluyéndote, Al) habrán oído hablar de los dementores” explicó Harry.

-“¡Cómo no oír hablar de los dementores!”, dijo James, “Planeaba hacerme un disfraz de dementor para el próximo Halloween…”

-“Los dementores… son… terribles…” sentenció Lily, con los ojos llorosos.

Albus no podía hablar. Pero entonces se acordó de la última plática a solas que tuvo con su padre, en la enfermería de Hogwarts en el año pasado:

FLASHBACK

-“¿Al? ¿Al, estás bien?”

Harry miraba preocupado a su hijo, quien lentamente fue abriendo sus ojos, iguales a los de él. Albus se sobresaltó.

-“¿Qué? ¿Y la clase? ¡Perdóname papá, yo no quería…!”

-“No te preocupes, Al. Todo está bien, enserio. Quiero que sepas que comprendo perfectamente cómo te sientes”. Albus lo miró.

-“¿Enserio?”

-“Sí; cuando a mí me enseñaron los boggarts, también le temía a los dementores, y en muchas ocasiones llegue a verlos en persona… y, bueno, me desmayaba” dijo Harry.

-“Son tan horribles, ¿verdad?”, dijo Albus, “ojalá hubiera un encantamiento para defendernos de ellos…”

-“Sí lo hay”, lo corrigió Harry, "Si tanto te afectan, te lo puedo enseñar yo mismo”.

-“¿Enserio?”

Albus no lo podía creer. Tenía al mejor papá del mundo.

-“Pero ¿cuándo me lo vas a enseñar?” preguntó.

-“No lo sé, cuando llegue su tiempo” dijo Harry.

-“Bueno… pero ¿enserio prometes enseñármelo?” preguntó Albus, tendiéndole la mano.

 

-“Lo prometo” dijo Harry mientras se estrechaban la mano.

FIN DE FLASHBACK

Entonces su padre había cumplido su promesa. ¡Le enseñaría a hacer el encantamiento de defensa contra los dementores! Pero, ¿cómo? ¿Usaría dementores de verdad? ¿Sería tan difícil el encantamiento?

-“Esto que les enseñaré”, empezó Harry, “se llama encantamiento patronus. El encantamiento es una fuerza positiva contra los dementores, y para lograrlo debes estar pensando en algo realmente feliz. Si el patronus es fuerte, cobrará la forma de un animal que sea parecido a su personalidad”.

-“Pero, ¿cómo practicaremos?” preguntó James, preocupado.

-“Practicaremos poco a poco. Primero vamos a pronunciar claramente: Experto patronum” dijo Harry, y los demás lo obedecieron.

-“Expecto patronum”.

-“Mucho entusiasmo, ¿eh? ¡Háganlo con fuerza!”, los animó Harry, “¡Todos…!”

-“¡Expecto patronum!” dijeron los tres chicos al unísono.

-“Mucho mejor”, sonrió Harry, “ahora, piensen en algo alegre que les haya pasado, o algo que los anime siempre que están tristes”.

Albus pensó y pensó hasta que logró ver una cancha de quidditch y el ambiente de su primer partido, en su mente.

-“¿Ya?” preguntó Harry.

-“Ya” respondieron todos.

-“Intenten. Uno… dos… tres… ¡Expecto patronum!”

Una pequeña niebla blanca salió de las varitas de cada quien, pero apenas se esfumó al durar treinta segundos.

-“Tranquilos, nunca se logra a la primera”, les dijo Harry, “Aunque es posible que no hayan elegido un buen recuerdo.Intentemos de nuevo. Uno… dos… tres…”

Albus vislumbró su primer día en Hogwarts, y junto con su padre y hermanos exclamó:

-“¡Expecto patronum!”

Una segunda niebla, más densa que la primera, salió de sus varitas, pero se esfumó al primer minuto.

-“Van mejorando, pero todavía nos falta mucho por practicar”, dijo Harry, “inténtenlo de nuevo. Sólo que esta vez tendrán que hacerlo frente a un boggart, que al estar frente a ustedes se convertirá en dementor” dijo Harry.

-“¡Yo primero!” dijo James, y empujó a Albus y Lily al final.

Harry sacó un baúl y lo abrió.

Albus contempló, horrorizado, como un dementor salía lentamente de él y se dirigía a James.

James levantó su varita, y exclamó:

-“¡Expecto patronum!”

Una gran niebla blanca salió de su varita y alejó al dementor. Albus alcanzó a distinguir cómo unos fuertes cuernos golpeaban al dementor en el sitio donde deberían estar sus ojos…

-“¡Excelente, James!”, sonrió Harry, “Ahora, ¡te toca, Lily!”

Lily, nerviosa, dio un paso adelante y palideció al ver al dementor aproximándose hacia ella.

-“¡Expecto patronum!”

Una poblada nube blanca, igual de densa que la de James, salió de la varita de la chica y le dio al dementor con lo que Albus pensó que eran unas pezuñas.

-“¡Fascinante, Lily! ¡Tu turno, Albus!”

James rió por lo bajo, pero cayó al ver la mirada de Lily, tan parecida a la de su madre.

Albus, tembloroso, avanzó hacia el dementor.

El dementor notó la presencia del chico, y se fue acercando lentamente a él, acercando su boca a la de Albus…

 

Albus pensó en su primer día en Hogwarts, estando en el tren, cuando él y Rose conocieron a Scorpius…

-“¡Expecto patronum!”

Albus notó, maravillado, cómo una gran nube salía de su varita y lo defendía del dementor, que había retrocedido.

-“¡Increíble, Al!”, lo felicitó Harry, y a continuación obligó al boggart a meterse de nuevo al baúl, “Los felicito a todos. Realmente lo han hecho bien como para ser su primera clase. Les pido que practiquen más cuando puedan y que estén atentos para cuando les mande un mensaje de nuestra siguiente reunión”.

-“De acuerdo” dijeron los tres.

-“Me alegro”, sonrió Harry, “pero por ahora, vayan a la sala común a terminar sus deberes”.

Los tres miraron a su padre con expresión genuina, pero él retiró su sonrisa.

-“No bromeo”.

-“Ohh…”

A la mañana siguiente, Albus les contó a Rose y Scorpius lo que su papá le había dicho.

-"¡Encantamiento patronus!", repitió Rose, dándose un pequeño golpe en la frente, "¿Cómo no me había acordado? Lo había leído en alguna parte
"

-"Pero eso es magia muy avanzada, Al", interrumpió Scorpius, "¿No se te hizo difícil?"

-"Pues
"

-"¿Cómo le hicieron para practicarlo? ¿Usaron dementores de verdad?" preguntó Rose.

-"No, usamos boggarts
"

-"Ingenioso
" murmuró Rose, sorprendida.

-"Oye, ¿y tu papá no te dijo nada sobre los recuerdos?" preguntó Scorpius.

-"No, apenas
"

-"Seguramente lo hará en la próxima visita", interrumpió Rose, mirando a Scorpius, "A mí, personalmente, creo que me interesa más lo que va a enseñar en la clase; siempre son muy interesantes. ¿Creen que vaya a hablarnos sobre los gorra rojas? ¿Y qué tal me dicen de las
?"

-"¡Oigan, déjenme hablar!" exclamó Albus, enfadado.

Rose y Scorpius lo miraron, avergonzados.

-"Lo siento" murmuraron.

-"Continúa" dijo Scorpius.

-"Gracias", dijo Albus, "Bueno, mi padre no me ha dicho cuándo nos va a enseñar los recuerdos ni nada, pero seguramente nos enviará algún pergamino, tal como esta vez".

-"¿Crees que ya se haya ido, Al?" preguntó Rose.

-"No lo sé" respondió Albus.

-"Oigan, yo que ustedes me apuro a bajar al Gran Comedor. Muero de hambre" dijo Scorpius, y los tres chicos bajaron a desayunar.

A pesar de que ya habían pasado días desde que se supo que Rose y Scorpius seguían juntos, muchos seguían molestándolos y gritándoles cosas, pero ellos ya se habían acostumbrado y Albus admiraba la forma en que sus amigos los ignoraban.

-"¿Me pasas unos hot cakes, Albus?" preguntó Alice.

-"Claro" respondió Albus con una sonrisa, dándole el recipiente entero.

-"Gracias", sonrió la chica, y luego bajó la voz, "Oye, por cierto, tu padre me dijo que te entregara esto".

Alice le dio un trozo de pergamino a Albus, quien rápidamente lo desdobló. Rose y Scorpius dejaron de comer para leer también la carta:

Al:
Ya tengo los recuerdos. Los espero a Rose, Scorpius y a ti en el despacho de la profesora McGonagall hoy a las seis de la tarde.
Saludos,
Harry
P.D. ¿Sabían que a McGonagall le encanta el quidditch?


-"Hoy a las seis de la tarde, despacho de McGonagall" repitió Albus en un susurro.

Ni Rose ni Scorpius cabían en sí de la emoción.

-"¡Por fin sabremos la verdad!" decían de vez en cuando, muy contentos.

-"No puedo esperar a que sean las seis de la tarde
" dijo Rose.

-"¿Y si usamos tu giratiempo?" susurró Scorpius.

Rose lo miró como si fuera un retrasado que estuviera internado en San Mungo.

-"¿Y perderme las clases? ¡Ni loca!" le espetó, y se adelantó corriendo al aula de Transformaciones.

Scorpius suspiró.

-"Este va a ser un día largo
" le dijo a Albus tristemente, y de mala gana corrieron tras Rose.


-"Quidditch" dijo Albus.

La gárgola que vigilaba el despacho de McGonagall se apartó, dejando pasar a Albus, Rose y Scorpius.

-"¿Listos para ver los recuerdos?" preguntó Harry una vez que estaban todos dentro, vertiendo una sustancia plateada proveniente de una botellita al pensadero.

-"Por supuesto" dijo Rose, y corrió a ponerse delante de Albus y Scorpius.

-"No va a ser fila, Rose. Lo veremos al mismo tiempo" protestó Albus.

-"Pero, ¿cómo lo veremos?", preguntó Scorpius, "No pretenden que metamos nuestras cabezas a esa sustancia
"

-"¿Sabes, Scorpius? Eso es justamente lo que tienen que hacer" le dijo Harry, y Scorpius hizo una mueca de asco.

-"¿Listos?" preguntó Harry.

-"No, espera, tío" dijo Rose.

-"¿Qué?" preguntó Albus, desesperado.

-"Al, tú podrás hacer tus preguntas también más tarde", le dijo Harry, "¿qué preguntabas, Rose?".

-"Ah, que ¿Cómo cuántos años tenían en estos recuerdos?" preguntó Rose.

-"La edad varía mucho, pero empezamos desde los once años" respondió Harry.

-"Bueno, ahora sí vamos a ver los recuerdos
¡Las preguntas hasta el final, eh!" advirtió Albus.
Y juntos, los cuatro sumergieron sus cabezas en el pensadero.

La imagen de una cabina del expreso de Hogwarts se formó, y adentro estaban dos chicos platicando.

Albus y Rose reconocieron de inmediato a sus padres: Ron y Harry.

-"Y eso no es todo, Harry, mira que los mejores puntos del quidditch son
", decía Ron, pero el abrir de la puerta lo interrumpió.


Scorpius divisó a su padre a los once años, junto con dos niños bien gordos que no tenía idea de dónde habían salido.

-"¿Es verdad?", preguntó Draco, "Por todo el tren están diciendo que Harry Potter está en este compartimento. Así que eres tú, ¿no?"
-"Sí", respondió Harry, y Albus vio que observaba con asco a los amigos de Draco.


-"Sinceramente, parecen dos gorilas guardaespaldas", le susurró Albus a Scorpius.
Scorpius rió.
-"Cállense, dejen escuchar", urgió Rose.

-"Oh, éste es Crabbe y éste Goyle", dijo Draco con despreocupación, al darse cuenta de que Harry los miraba, "Y mi nombre es Draco, Draco Malfoy".
Ron dejó escapar una débil tos que ocultaba una risita. Draco lo miró.
-"Te parece que mi nombre es divertido, ¿no? No necesito preguntarte quién eres. Mi padre me dijo que todos los Weasley son pelirrojos, con pecas y con más hijos de los que pueden mantener".


Rose parecía un tren humano.
-"¡Suéltenme, déjenme darle una buena
!", forcejeó al ver que Albus y Scorpius la sujetaban.
-"Rose, es sólo un recuerdo, todo esto ya pasó", le recordó Harry.
Rose se tranquilizó.
-"De acuerdo, sigamos".

Draco se volvió hasta Harry.
-"Muy pronto descubrirás que algunas familias de magos son mucho mejores que otras, Potter. No querrás hacerte amigo de los de la clase indebida. Yo puedo ayudarte en eso".
Extendió una mano a Harry, pero él no la aceptó.
-"Creo que puedo darme cuenta solo de cuáles son los indebidos, gracias", dijo con frialdad.
-"Yo tendría cuidado, si fuera tú, Potter", dijo Draco con calma, "A menos que seas un poco más amable, vas a ir por el mismo camino que tus padres. Ellos tampoco sabían lo que era bueno para ellos. Tú sigue con gentuza como los Weasley y ese Hagrid y terminarás como ellos".
Harry y Ron se levantaron al mismo tiempo. Ron estaba casi tan rojo como su pelo.
-"Repite eso", dijo.
-"Oh, vas a pelear con nosotros, ¿eh?", se burló Draco.
-"Si no se van ahora mismo
", dijo Harry.
-"Pero nosotros no tenemos ganas de irnos, ¿no es cierto, muchachos? Nos hemos comido todo lo que llevábamos y ustedes parecen que todavía tienen algo".
Goyle se inclinó para recoger una rana de chocolate de Ron, pero éste saltó hacia él.

-"¡Eso! ¡Vamos, papá!", silbó Rose.
Albus rodó sus ojos.
-"Síguele".

Antes de que Ron pudiera tocarlo, Goyle dejó escapar un aullido terrible. Una rata lo había mordido en sus nudillos. Crabbe y Draco retrocedieron mientras Goyle intentaba deshacerse de la rata hasta que finalmente salió volando y chocó contra la ventanilla. Los otros tres muchachos habían desaparecido del compartimento.

-"Y ese es el fin de ese recuerdo", dijo Harry.

-"¿Qué? ¿Tan poquito?", se sorprendió Albus.

-"Al, todavía quedan muchos más", le dijo Harry, "pero antes de verlos, ¿alguna pregunta o comentarios?"

Rose levantó la mano.

-"Cómo me hubiera gustado que se hubieran peleado
¿Y así fue como se conocieron, no?"

-"Sí, y como de seguro ya sabían, los Weasley y los Malfoy eran enemigos desde antes. No se si se habrán fijado de lo que dijo tu padre, Scorpius, que tu abuelo ya le había contado de los Weasley", dijo Harry.

-"Ah, por cierto, ¿esa rata de dónde salió? ¿Venía en las golosinas?", preguntó Scorpius.

-"No, era Scabbers, la rata de Ron. Había pertenecido a la familia desde el tío Charlie, pero lamentablemente nos deshicimos de ella en tercer año".

-"¿Por qué?", preguntó Albus.

-"Por que era un animago, de nombre Peter Pettigrew. Él, fue uno de los mejores amigos de sus abuelos, James y Lily, pero lamentablemente también fue el que los traicionó y los llevó hacia la muerte".

-"¡¿Qué?!", saltaron Rose y Albus.

-"Dime dónde está para darle una
", empezó Albus, pero Harry lo interrumpió.

-"Lo lamento, Al, pero está muerto. Murió durante la guerra contra Voldemort".

-"¿Cómo murió?", preguntó Rose.

-"Fue ahorcado por su propia mano mágica. Yo estaba ahí", dijo Harry.

-"Oh".

-"Bueno, ¿hay más preguntas?"

Scorpius levantó la mano.

-"¿Scorpius?"

-"¿Podemos continuar?"

Todos rieron.

-"De acuerdo, Scorpius", sonrió Harry, "el siguiente es también de nuestro primer año, pero más adelante. Es nuestra primera clase de vuelo. Seguramente encontrarán padres de algunos compañeros de ustedes
"

Apareció la imagen de los terrenos del colegio. Ahí estaban Harry, Ron, Hermione, Draco y todos los demás alumnos de primero de Gryffindor y Slytherin.

Llegó una profesora baja, de pelo canoso y ojos amarillos como los de un halcón. Madame Hooch.
-"¿Bueno, qué estamos esperando?", bramó, "Cada uno al lado de una escoba. Vamos, rápido".
Todos obedecieron.
-"Extiendan la mano derecha sobre la escoba", les indicó Madame Hooch, "y digan 'arriba' "
-"¡ARRIBA!", gritaron todos.
La escoba de Harry saltó de inmediato en sus manos, pero fue uno de los pocos que lo consiguió.
Luego, Madame Hooch les enseñó como montarse en la escoba, sin deslizarse hasta la punta, y recorrió la fila, corrigiéndoles la forma de sujetarla. Albus notó que Harry y Ron se alegraron muchísimo al ver cuando la profesora le dijo a Draco que lo había estado haciendo mal todos estos años.
-"Ahora, cuando haga sonar mi silbato, dan una fuerte patada", dijo Madame Hooch, "Mantegan las escobas firmes, elévense un metro o dos y luego bajen inclinándose suavemente. Preparados
tres
dos
"
Pero un muchacho llenito, de cara redonda y tímida, que daba la impresión de que era alguien torpe, dio la patada antes de los nervios.
-"¡Vuelve, muchacho!"
El muchacho subía cuatro metros
seis metros
todo sin poder hacer nada. Hasta que

BUM
Un ruido horrible y el chico quedó tirado en la hierba. La escoba seguía subiendo cada ves más alto, hasta desaparecer de la vista.
Madame Hooch se inclinó sobre el chico.
-"La muñeca fracturada", murmuró, "Vamos, muchacho
Estás bien
A levantarse".
Se volvió hacia el resto de la clase.
-"No deben moverse mientras llevo a este chico a la enfermería. Dejen las escobas donde están o estarán fuera de Hogwarts más rápido de lo que tarden en decir quidditch. Vamos, hijo".
El chico, con la cara llena de lágrimas, cojeó al lado de Madame Hooch, que lo sostenía.
Cuando ya estaban lejos, Draco se soltó unas buenas carcajadas.
-"¿Han visto la cara de ese gran zoquete?"
Los otros Slytherins le hicieron coro.
-"¡Cierra la boca, Malfoy!", dijo una chica morena de Gryffindor en tono cortante.
-"Oh, ¿estás enamorada de Longbottom?", dijo una chica de Slytherin de rostro duro, "Nunca pensé que te podían gustar los gorditos llorones, Parvati".

-"Espera un momento", interrumpió Albus, "¿Longbottom?"
-"¡¿Es el profesor Longbottom?! ¿El de Herbología?", preguntó Rose.
-"Exacto, Rose", dijo Harry.
-"¡O sea, el padre de Alice!", se sorprendió Albus, "No puede ser que tu padre, Scorpius, haya podido ser tan
"
-"Espérate, Al", le dijo Scorpius, "te aclaro que soy muy diferente a mi padre".
-"Bueno, sigamos viendo, ¿qué pasó?", preguntó Rose.
-"Ya lo verán", dijo Harry.

-"¡Miren!", dijo Draco, agachándose y recogiendo algo de la hierba, "es esa cosa estúpida que le mandó la abuela a Longbottom".
Una especie de pelota brillaba al sol cuando la recogió.
-"Trae eso aquí, Malfoy", dijo Harry con calma. Todos dejaron de hablar para observarlos.
Draco sonrió con malignidad.
-"Creo que voy a dejarla en algún sitio para que Longbottom la busque
¿Qué les parece
en la copa de un árbol?"
-"¡Tráela aquí!", rugió Harry, pero Draco había subido a su escoba y se alejaba. Albus admitió, aunque con amargura, que sabía volar. Desde las ramas más altas de un roble lo llamó:
-"¡Ven a buscarla, Potter!"
Harry cogió su escoba.
-"¡No!", gritó una chica con mucho cabello castaño, enmarañado, y dientes fronteros muy largos.
A Rose le dio un vuelco en el corazón. Era Hermione Granger, su madre.

-"La señora Hooch dijo que no nos moviéramos. Nos vas a meter en un lío".

Rose sonrió, pues era justo lo que pensaba respecto a su tío Harry (y el tipo de consejos que le daba a Albus y James muy a menudo).

Harry no le hizo caso.
Se montó en su escoba, pegó una fuerte patada y se subió. El aire agitaba su pelo y su túnica, silbando tras él , y con un arrebato de alegría, se dio cuenta que había descubierto algo que podía hacer sin que se lo enseñaran. Empujó su escoba un poquito más, para volar más alto, y oyó los gritos y gemidos de las chicas que lo miraban desde abajo, y una exclamación admirada de Ron.
Dirigió su escoba para enfrentarse a Draco en el aire. Éste lo miró asombrado.
-"¡Déjala", gritó Harry, "o te bajaré de esa escoba!"
-"Ah, ¿sí?", dijo Draco, tratando de burlarse, pero con tono preocupado.


-"¡Eres todo un héroe, papá! ¡Eso! ¡Eso!", exclamó Albus.
-"Cállate, Al, déjanos ver qué pasó", lo regañó Rose.
-"Por cierto, papá, vuelas igual que James
verdaderamente impresionante", continuó Albus, haciendo caso omiso a Rose.
Harry se sonrojó, pero agradeció el cumplido.
-"No te preocupes, Rose, seguiremos viendo
", dijo Harry.

Harry se inclinó hacia delante, cogió la escoba con las dos manos y se lanzó sobre Draco.
Draco no pudo apartarse justo a tiempo, Harry dio la vuelta y mantuvo firme la escoba. Abajo se escuchaban aplausos.
-"Aquí no están Crabbe y Goyle para salvarte, Malfoy", exclamó Harry.
Parecía que Draco también lo había pensado.
-"¡Atrápala, si puedes entonces!", gritó. Tiró la bola de cristal hacia arriba y bajó a la tierra con su escoba.
Harry se inclinó hacia delante y apuntó el mango de la escoba hacia abajo. Estaba ganando velocidad en la caída, persiguiendo a la bola, con el viento silbando en sus orejas mezclándose con los gritos de los que miraban. Extendió la mano y, a unos metros del suelo, la atrapó, justo a tiempo para enderezar su escoba y descender suavemente sobre la hierba, con la pelota (Harry les tuvo que explicar qué era una Recordadora).
-"¡HARRY POTTER!"
La profesora McGonagall corría hacia ellos.
-"Nunca
en todos mis años en Hogwarts
"
Miró a Harry, con las gafas centelleando de furia y casi muda de la impresión.
-"¿Cómo te has atrevido
? Has podido romperte el cuello
"
-"No fue culpa de él, profesora
"
-"Silencio, Parvati"
-"Pero Malfoy
"
-"Ya es suficiente, Weasley. Harry Potter, ven conmigo".
Harry, mientras seguía, inseguro, a la profesora McGonagall, alcanzó a ver las miradas de triunfo de Draco, Crabbe y Goyle


-"Y ahí termina ese recuerdo", dijo Harry.

Rose tenía un aspecto muy parecido al que la profesora McGonagall levaba hace pocos segundos.

-"¡No es posible! ¿Te castigaron? ¿Qué te hicieron, tío?"

-"Tranquila, Rose. No es para tanto
"

-"¿No es para tanto? ¡Es injusto!", se quejó Albus, "cómo me encantaría usar tu giratiempo, Rose
"

Harry se quedó perplejo.

-"¿Qué?"

Albus se dio cuenta, antes del codazo de Rose, que había metido la pata.

-"Nada
"

Harry no le hizo caso y miró a Rose.

-"¿Rose, ese es el giratiempo de Hermione?"

Rose se sorprendió.

-"¿Cómo lo sabes?"

-"Una vez lo ocupamos, para salvar a un gran amigo en apuros", dijo Harry, recordando con tristeza la imagen de Sirius Black, su difunto padrino.

Scorpius estaba pálido y sonrojado, y tenía la mirada baja.

-"Mi padre era realmente detestable
Sin ofender, pero no era nada más que un niño chiflado y mimado", dijo.

Albus lo miró.

-"A pesar de que tienes razón, amigo, tienes mucha suerte que tu padre no esté aquí", dijo.

Scorpius compuso una débil sonrisa.

Rose lo miró, sonrió, y lo abrazó.

Scorpius se sonrojó, pero ya se veía mejor.

Albus fingió que no veía nada para darles privacidad.

-"¿Y hay más recuerdos?", preguntó.

-"Claro; el siguiente fue antes de entrar al segundo año en Hogwarts, cuando comprábamos los libros en Flourish y Blotts", dijo Harry.

Apareció la imagen de la tienda de libros del Callejón Diagon, Flourish y Blotts. Había una gran multitud reunida, al parecer una firma de autógrafos o
de libros. Había un sujeto muy guapo pero a la vez con aire arrogante al centro.
Parecía muy emocionado. Sonreía sin parar.
Un hombre pequeño e irritable merodeaba por ahí sacando fotos con una gran cámara negra que echaba humaredas de color púrpura a cada destello cegador del flash.
-"Fuera de aquí", gruñó a Ron, quien se veía mucho más alto que en el anterior recuerdo, "Es para el diario El Profeta".
-"¡Vaya cosa!", exclamó Ron, frotándose el pie en el sitio donde el fotógrafo lo había pisado.
El sujeto guapo lo oyó y levantó la vista. Vio a Ron y luego a Harry (quién también había crecido mucho), y se fijó en él. Entonces se levantó de un salto y gritó con rotundidad:
-"¿No será ése Harry Potter?"
La multitud se hizo a un lado, cuchicheando emocionada. El hombre se dirigió hacia Harry y lo llevó hacia adelante.
La multitud aplaudió.
El fotógrafo no paraba de sacar fotos de ellos dos, lo cual ahumó a los Weasley.
-"Y ahora sonríe, Harry", le pidió el hombre, "tú y yo nos merecemos la primera página".
Cuando todo terminó, Harry quiso volver con los Weasley, pero el hombre no lo dejó.
-"Señoras y caballeros", dijo en voz alta, pidiendo silencio con un gesto de la mano, "¡Éste es un gran momento! ¡El momento ideal para que les anuncie algo que he mantenido hasta ahora en secreto! Cuando el joven Harry entró hoy en Flourish y Blotts, sólo pensaba comprar mi autobiografía, que estaré muy contento de regalarle".
La multitud aplaudió de nuevo. Harry no parecía muy emocionado.
-"Él no sabía", continuó el hombre, zarandeando a Harry, "que en breve iba a recibir de mí mucho más que mi libro El encantador. Harry y sus compañeros de colegio contarán con mi presencia. ¡Sí, señoras y caballeros, tengo el placer y el orgullo de anunciarles que desde este mes de septiembre seré el profesor de Defensa Contra las Artes Oscuras en el Colegio Hogwarts de Magia!"
La multitud aplaudió y lo vitoreó, y Harry fue obsequiado con las obras completas del hombre. Logró abrirse camino desde la mesa hasta el fondo de la tienda, donde una chica pelirroja y pequeña aguardaba junto a su caldero nuevo.

Albus reconoció, con un sobresalto, a su madre, Ginny. Era igualita a Lily cuando tenía su edad.

-"Tenlos tú", farfulló Harry, metiéndole los libros en el caldero, "Yo compraré los míos
"
-"¿A que te gusta, eh, Potter?"
Harry se puso derecho y se encontró cara a cara con Draco Malfoy, que exhibía su habitual aire despectivo.
-"El famoso Harry Potter. Ni siquiera en una librería puedes dejar de ser el protagonista".
-"¡Déjalo en paz, él no lo ha buscado!", replicó Ginny, fulminando a Draco con la mirada.
-"¡Vaya, Potter tienes novia!", dijo Draco arrastrando las palabras. Ginny se puso roja mientras Ron y Hermione se acercaban, con sendos montones de libros.
-"¡Ah, eres tú!", dijo Ron mirando a Draco con desagrado, "¿A que te sorprende ver aquí a Harry, eh?"
-"No me sorprende tanto como verte a ti en una tienda, Weasley", replicó Draco, "Supongo que tus padres pasarán hambre durante un mes para pagarte esos libros".
Ron se puso tan rojo como Ginny. Dejó los libros en el caldero y se fue hacia Draco, pero Harry y Hermione lo agarraron de la chaqueta.
-"¡Ron!", dijo el señor Weasley, abriéndose camino a duras penas con Fred y George, "¿Qué haces? Vamos afuera, que aquí no se puede estar".
-"Vaya, vaya
¡si es el mismísimo Arthur Weasley!"
Era Lucius Malfoy, el padre de Draco, y abuelo de Scorpius. Lucius había cogido a su hijo por el hombro y miraba con la misma expresión de desprecio que él.
-"Lucius", lo saludó Arthur fríamente.
-"Mucho trabajo en el Ministerio, me han dicho", comentó Lucius, "Todas esas redadas
Supongo que te pagarán las horas extras, ¿no?".
Se acercó al caldero de Ginny y sacó de entre los libros nuevos un ejemplar muy viejo y estropeado de la Guía de transformación para principiantes.
-"Es evidente que no", reactificó, "Querido amigo, ¿de qué sirve deshonrar el nombre de mago si ni siquiera te pagan muy bien por ello?"
Arthur se puso aún más rojo que Ron y Ginny.
-"Tenemos una idea diferente de qué es lo que deshonra el nombre de mago, Malfoy", contestó.
-"Es evidente", dijo Lucius, mirando de reojo a los padres de Hermione, "por las compañías que frecuentas, Weasley
Creía que ya no podías caer más bajo".
Entonces el caldero de Ginny saltó por los aires con un estruendo metálico; Arthur se había lanzado sobre Lucius, y éste fue a dar de espaldas contra un estante. Docenas de pesados libros de conjuros les cayeron sobre la cabeza.
-"¡Dale, papá!", gritaban Fred y George.
-"No, Arthur, no!", gritaba Molly, la señora Weasley.
La multiud retrocedió en desbandada.
-"¡Caballeros, por favor, por favor!", gritó un empleado.
-"¡Basta ya, caballeros, basta ya!"
Hagrid intentaba acercarse a ellos. En un instante, separó a Weasley y Malfoy.
Arthur tenía un labio partido, y a Lucius le había dado una "Enciclopedia de setas no comestibles" sobre el ojo.
Lucius todavía sujetaba en la mano el viejo libro sobre transformación. Se lo entregó a Ginny, con la maldad brillándole en los ojos.
-"Toma, niña, ten tu libro, que tu padre no tiene nada mejor que darte"
Librándose de Hagrid, hizo una seña a Draco y salieron de la librería.
-"No debería hacerle caso, Arthur", dijo Hagrid, ayudándolo a levantarse del suelo y a ponerse bien la túnica, "En esa familia están podridos hasta las entrañas, lo sabe todo el mundo. Son una mala raza. Vamos, salgamos de aquí".
Se apresuraron a salir a la calle. La señora Weasley estaba furiosa.
-"¡Qué buen ejemplo para tus hijos
, peleando en público! ¿Qué habrá pensado Gilderoy Lockhart?"
-"Estaba encantado", repuso Fred, "¿No lo oyeron cuando salíamos de la librería? Le preguntaba al tipo ese de El Profeta que si podría incluir la pelea en el reportaje. Decía que todo era publicidad".


-"¡Entonces la enemistad fue gracias a nuestros abuelos!", exclamó Rose, enojada.

-"No exactamente, Rose, no necesitaban de sus padres para volverse enemigos. Podría decirse que lo llevaban en la sangre", dijo Harry.

-"¿Quién era ese hombre que salió al principio, el arrogante?" preguntó Albus.

-"Gilderoy Lockhart, escritor de varios libros. Pero todo era un fraude. Ron y yo lo descubrimos al final del año, y Lockhart nos intentó borrar la memoria con la varita rota de Ron, pero el hechizo rebotó y le dio a él".

-"Vaya", dijo Scorpius.

-"¿Qué cosas, no?", se burló Albus.

-"Y no puedo creerlo
vimos a nuestros familiares muchos años atrás
Por fin conocimos al tío Fred
vaya, era igualito al tío George
", dijo Rose, con una pequeña lágrima asomándose de su ojo derecho.

-"Sí, fue una gran tragedia en la familia", dijo Harry, también triste, "pero, mira, aprovechaste el recuerdo para conocerlo. Y a propósito de recuerdos, todavía queda uno más
"

-"De acuerdo, veámoslo", dijo Rose.

-"Este recuerdo fue en nuestro segundo año en Hogwarts, y trata más sobre Draco y Hermione. Ron también interfiere, pero cómo les conté su varita estaba rota".

-"¿Por qué estaba rota?", preguntó Scorpius.

-"Por que al llegar tuvimos un pequeño encuentro con el sauce boxeador
Bueno, ya, si vemos el recuerdo, será ahora".

Apareció la imagen del campo de quidditch, y los antiguos equipos de Gryffindor y Slytherin.
-"¡Pero yo he reservado el campo!", dijo Wood
(Harry les había explicado los nombres de todos), "¡Lo he reservado!"
-"¡Ah!", dijo Flint, "pero nosotros traemos una hoja firmada por el profesor Snape".
A continuación leyó la nota en voz alta:
"Yo, el profesor S. Snape, concedo permiso al equipo de Slytherin para entrenar hoy en el campo de quidditch debido a su necesidad de dar en entrenamiento al nuevo buscador".
-"¿Tienes un buscador nuevo?", preguntó Wood, preocupado, "¿Quién es?"
Detrás de seis corpulentos jugadores, apareció un séptimo, más pequeó, que sonreía con su cara pálida y afilada: era Draco Malfoy.
-"¿No eres tú el hijo de Lucius Malfoy?", preguntó Fred, mirando a Malfoy con desagrado.
-"Es curioso que menciones al padre de Malfoy", dijo Flint, "Déjame que te enseñe el generoso regalo que ha hecho al equipo de Slytherin".
Los siete presentaron sus escobas. Siete placas de oro que decían "Nimbus 2.001" brillaron ante las narices de los de Gryffindor.
-"Ultimísimo modelo. Salió el mes pasado", dijo Flint, "Creo que deja atrás la vieja serie 2.000. En cuanto a las viejas Barredoras, mejor que las utilicen para borrar la pizarra".
Durante un momento, a ningún jugador de Gryffindor se le ocurrió qué decir. Draco sonreía con tantas ganas que tenía los ojos casi cerrados.
-"Miren", dijo Flint, "invaden el campo".
Ron y Hermione cruzaban el césped para enterarse de qué pasaba.
-"¿Qué ha ocurrido?", preguntó Ron a Harry, "¿Por qué no juegan? ¿Y qué está haciendo ése aquí?"
Miraba a Draco, con su túnica del equipo de quidditch de Slytherin.
-"Soy el nuevo buscador de Slytherin, Weasley", dijo Draco con petulancia, "Estamos admirando las escobas que mi padre ha comprado para todo el equipo".
Ron miró boquiabierto las siete escobas que tenía adelante.
-"Son buenas, ¿eh?", dijo Draco con sorna, "Pero quizás el equipo de Gryffindor pueda conseguir oro y comprar también escobas nuevas. Podrían subastar la Barredora 5. Cualquier museo pagaría por ellas".
El equipo de Slytherin estalló de risa.
-"Pero en el equipo de Gryffindor nadie ha tenido que comprar su acceso", observó Hermione agudamente, "Todos entraron por su valía".
Del rostro de Draco se borró su sonrisa.
-"Nadie ha pedido tu opinión, asquerosa sangre sucia", le espetó.
Sus palabras provocaron de repente una reacción tumultosa.
Flint tuvo que ponerse rápidamente delante de Draco para evitar que Fred y George saltaran sobre él.
-"¡Cómo te atreves!", gritó Alicia Spinnet.
Ron metió la mano en la túnica, y, sacando su varita mágica, amenazó:
-"¡Pagarás por esto, Malfoy!"
A continuación, dirigió su varita al rostro de Draco.
Un estruendo resonó en todo el estadio, y del extremo roto de la varita de Ron surgió un rayo de luz verde que, dándole en el estómago, lo derribó sobre el césped.
-"¡Ron! ¡Ron! ¿Estás bien?", chilló Hermione.
Ron emitió un tremendo eructo y le salieron de la boca varias babosas que le cayeron en el regazo.
El equipo de Slytherin se partía de risa. Los de Gryffindor rodeaban a Ron, que seguía vomitando babosas grandes y brillantes. Nadie se atrevía a tocarlo.
-"Lo mejor es que lo llevemos a la cabaña de Hagrid, que está más cerca", dijo Harry a Hermione, y ella asintió valerosamente, y entre los dos cogieron a Ron por los brazos.

-"Eso explica muchas cosas", dijo Scorpius en voz baja, con la cabeza baja y pálido.

-"Scor, no te preocupes, por suerte tu eres muy diferente a él", dijo Albus, tratando de consolarlo.

Rose abrazó a Scorpius y le dio un beso en la mejilla.

Albus no sabía cómo reaccionar. Era la primera vez que hacían eso en público.

Sin embargo, Scorpius se veía mejor.

-"Gracias, Rose", susurró.

-"A propósito, ¿qué es sangre sucia?", preguntó Rose.

-"Era una manera grave de llamarle a los magos hijos de muggles, pero por suerte esa expresión se fue debilitando hasta ahora", respondió Harry.

-"¿Ése era el último recuerdo, verdad?", preguntó Albus.

-"A eso iba, Al", dijo Harry, "Ese es el último recuerdo, pero por ahora. Nos reuniremos de nuevo la próxima vez que venga a una plática en Defensa Contra las Artes Oscuras. No se preocupen, yo les mandaré un pergamino con la hora y fecha".

-"No hay problema", dijeron todos, sonrientes.

-"Ahora, deben irse, o se meterán en problemas", les dijo Harry.
El invierno había llegado a Hogwarts. Los jardines estaban llenos de nieve, y apenas habían acabado de decorar el Gran Comedor con sus habituales doce pinos de Navidad.

Roxanne Weasley se abrió paso entre los alumnos que acababan de entrar y se dirigió hacia Albus, Rose y Scorpius.

-"¿Dónde han estado?", preguntó, enojada.

-"Eh
¿alguna novedad del quidditch?", preguntó Albus para cambiar el tema.

-"Precisamente de eso vine a hablarles", dijo Roxanne, "Este mes entrenaremos duro porque nos enfrentaremos a Hufflepuff y, si ganamos, iremos contra Slytherin. Así que los espero todas las tardes de seis a nueve en el campo de quidditch".

Y dicho esto, se fue al otro lado de la mesa de Gryffindor.

-"Creo que acabaré arrastrándome", suspiró Albus.

-"Yo tampoco puedo con todo", dijo Scorpius.

-"Pues tendrán que aguantarlo porque debemos ganar estos partidos", dijo la voz de James por detrás de ellos.

-"¿Y ahora?", preguntó Albus, confundido.

-"Verás, mi querido e inocente hermanito, los nuevos merodeadores hicimos una apuesta con los de Slytherin de que los derrotaremos. Es de cincuenta galeones, y si perdemos por culpa de ustedes
"

-"¿Cincuenta galeones?", Rose tenía los ojos como platos, "¿Qué clase de imbécil apostaría cincuenta galeones por un minúsculo partido de quidditch?".

-"Déjame aclararte, Rose", dijo James, con la voz más grave (seguía dolido con ella por las cicatrices), "que deberías pensar positivamente. Cincuenta galeones más para nosotros. Y ya todo el equipo está trabajando duro en entrenar. Cooperen ustedes también".

Y dicho esto, se marchó a buscar a Francis y Leo.

-"No puedo creerlo", dijo Albus, "éste nunca va a parar".

-"Ya, mientras más desayunemos mejor", dijo Scorpius, "lo vamos a necesitar
"



Una semana después, los Gryffindors estaban exhaustos. Habían entrenado sin parar comandados por Roxanne, y en segundo lugar por James. ¡Y eso que apenas sería el partido contra Hufflepuff! Si lo pasaban, tendrían que entrenar aún más para vencer a Slytherin.

-"¡Abran paso!", gritó Albus al llegar a la sala común, y se aventó al sillón más cercano al fuego.

Rose y Scorpius iban detrás de él, igual de cansados, y se derrumbaron a su lado.

-"No sé si pueda con todo esto", dijo Rose.

-"Y eres de los que más deben trabajar para ganar, Rose", dijo Albus, "James, Roxanne, y tú".

-"Sí, por suerte nosotros no estamos tan cargados de trabajo", suspiró Scorpius.

-"Muchas gracias", bufó Rose.

-"Rose, si lo logras, prometo comprarte algo la próxima vez que vayamos a Hogsmeade", susurró Scorpius, tomándola de la mano.

Rose sonrió y soltó una risita ridícula que a Albus le cayó gorda.

Qué suerte que Alice no es tan cursi, pensó.

¡Alice! ¡No la había visto en mucho tiempo!

-"¿Me perdonan? Iré a buscar a Alice", les dijo Albus.

-"Tárdate lo que quieras", dijo Rose.

-"Ummm
okay"

Albus corrió a buscar a Alice.

Primero fue a la entrada y se estuvo ahí como media hora.
Mejor le pregunto a alguien, pensó, algo irritado.

Echó un vistazo a su alrededor y decidió ir con el grupito de Lindsay Swan, el amor platónico de James.

-"¿Han visto a Alice Longbottom?", preguntó.

-"Hace rato la vi en la biblioteca, creo", respondió Lindsay.

-"Gracias", sonrió Albus y salió corriendo a la biblioteca en busca de Alice.


-"¡Albus!", sonrió Alice al verlo pasar la entrada de la biblioteca, "¿qué haces aquí?"

-"Vine a buscarte", dijo Albus, sentándose a su lado.

Alice se sonrojó.

-"Vaya, gracias
"

-"¿Sabes? La verdad es que hace mucho que no nos vemos
", suspiró Albus.

-"Lo sé
es que hemos tenido muchos deberes últimamente", se lamentó Alice.

-"¡Eso es!", exclamó Albus. Había tenido una idea.

Alice se asustó.

-"¿Qué?"

-"Ah, perdón", se disculpó Albus, "Es que se me acaba de ocurrir
¿qué tal si venimos aquí todas las tardes a hacer los deberes juntos?"

Alice se asombró y sonrió.

-"Al, eres brillante
¡Claro que me encantaría!", le dijo.

Albus le dio un pequeño beso en la boca, y dejó caer su mochila llena de libros, que había traído por si acaso.

-"Empecemos desde ahora".




-"¡Bienvenidos al partido más esperado del año! ¡Los leones de Gryffindor contra las serpientes de Slytherin! La gran pregunta es, ¿quién ganará? ¡Por fin lo sabremos hoy!"

La voz de la comentadora Lynn Jordan llenó el estadio de quidditch, y los espectadores rugieron en vítores, cada uno apoyando a su favorito.

-"¡Vamos, James! ¡Albus! ¡Rose! ¡Scorpius! ¡Roxanne!", gritaba Lily.

-"¿Por qué no sólo dices Gryffindor, para hacerlo más fácil?", preguntó Hugo.

-"Porque si los llamo uno por uno los animo mejor, menso", respondió Lily, pero le dio un abrazo pequeño para que no se enojara.

-"¡Y Madame Hooch está en el campo, dándoles las instrucciones a los jugadores! Y
auch, ese apretón de manos debió doler, he oído decir que Pansy Zabini es muy brusca. Pobre Roxanne
"

El público rió y Lynn siguió comentando el partido muy a su estilo.

-"¡A pesar de estrangularse la mano, Roxanne nos vuelve a sorprender al agarrar rápidamente la quaffle! Y allá va
se la pasa a Lucas Spinnet, quien va hacia los aros y
¡LA METE! ¡GOL DE GRYFFINDOR! Siempre dije que Roxanne sabe elegir muy bien a sus jugadores
"

Los de Gryffindor rugieron de felicidad y James hizo una pirueta espectacular en el aire, y siguió rodeando la cancha buscando la snitch.

-"Y Pansy Zabini agarra la quaffle y se la pasa a Gerard Flint. ¡Ha! Miren las miraditas que se echaron, se rumora que andan juntos
Bueno, seguimos con el partido
"
, dijo al ver la cara que ponía McGonagall.
De todos modos, era de esperar de alguien tan chismosa como Lynn Jordan.

-"Flint tiene la quaffle, se va zumbando a la portería de Gryffindor y
oh, qué mal, umm, es decir, qué bien un gol para Slytherin. Pon más atención a la próxima, Rose, estás en las nubes".

Los de Slytherin vitorearon a Flint y señalaron a Rose, burlándose de ella. A Rose se le enrojecieron las orejas y se quedo callada, mirando hacia abajo.

-"Y Montague agarra la quaffle, recién caída de la portería de Gryffindor
y, ay no puede ser, otro gol para Slytherin. ¡Golpeadores, Potter y Malfoy, pónganse a hacer algo!"

-"Lo siento, chicos", dijo Rose, avergonzada cuando Albus y Scorpius pasaron por su lado.

-"No te preocupes, Rose, estaremos aquí preparando el ataque", le dijo Scorpius.

-"Vaya, parece que los cazadores no se deciden si meter gol o no. Vaya, creo que todo esto dependerá de los buscadores. ¡Tú puedes, James!"
"Y Geraldine Wood tiene la quaffle, se la pasa a Roxanne, quien
¡Aprendan a respetar turnos, pues! Pansy Zabini le acaba de arrebatar la quaffle y va hacia la portería de Gryffindor
se la pasa a Flint, quien está más cerca
¡HA! ¡Tomen esa, Slytherins! Parece que los golpeadores de Gryffindor saben cómo darle un buen panzazo a las serpientes con una bludger. ¡Un aplauso para Albus Potter y Scorpius Malfoy, por favor!"

La multitud de Gryffindor estalló en aplausos y Albus y Scorpius saludaron y se fueron de la portería a checar a quién más podían ayudar.

-"Entonces vamos veinte a diez, a favor de Slytherin. Ahora veremos cómo continua
Montague tiene la quaffle, se la pasa a Pansy y, ¡Rose Weasley la para! ¡Eso, Rose! Ahora
¿qué? Esto va muy rápido, perdónenme
Pansy tiene la quaffle de nuevo, busca dónde lanzarla y
gol de Slytherin. Bleh"
"No te preocupes, Rose, eso fue muy rápido como para cualquiera. Bueno, Roxanne ha ido al rescate y agarra la quaffle
se la pasa a Lucas y
¡GOL DE GRYFFINDOR! Ya era hora, ¿no creen?"
"Treinta a veinte (lamento decir que Slytherin va ganando), y
"
-bosteza-"Zabini tiene la quaffle y
¡Parece que James Potter acaba de ver algo en el cielo! ¡Podría ser la snitch! ¡TÚ PUEDES, JAMES, VE POR ELLA! ¡Y cuidado con el buscador de Slytherin, Matt Jones, que va detrás de ti!"

Todos observaban a James, que iba tras un puntito dorado, y, era cierto, Matt Jones iba derecho hacia él.

-"¡Eh, Al!", llamó Scorpius.

-"¿Qué?"

-"¿Crees que le podamos dar una buena al Jones?"

-"¿Por qué no? ¡Ya quisiera! Pero no estoy seguro si va con las reglas
"

-"Los golpeadores de Gryffindor se cambian de posición, cerca de dónde Jones persigue a Potter
¿Qué estarán planeando? Bueno, James está extendiendo la mano
Jones se adelanta
¡LA TIENE! ¡JAMES POTTER LO HA HECHO DE NUEVO! ¡GRYFFINDOR HA GANADO EL PARTIDO!"

El campo de quidditch era toda una fiesta para los de Gryffindor: bailaban, gritaban, se abrazaban y algunos más atrevidos (como los nuevos merodeadores) lanzaron cohetes y bengalas al aire.

Los jugadores bajaron al campo, y todo el equipo de Gryffindor (más la casa entera) se abalanzó sobre James, quien tenía en sus manos la snitch dorada y la levantaba con orgullo.

-"¡Ganamos! ¡Ganamos!", gritaba Roxanne, quien ya hasta estaba llorando de la emoción.

-"¡Y lo mejor de todo, ganamos la apuesta de cincuenta galeones!", dijo Francis Yhalo, uno de los mejores amigos de James, que era parte de los merodeadores y que había hecho la apuesta también.

-"¡Cierto, Francis! ¡Vamos con los de Slytherin a reclamar la fortuna!", dijo James y todos los de Gryffindor los siguieron.

Los de Slytherin los miraron, la maldad y el rencor en sus ojos.

-"¿Qué quieren?", les espetó Pansy Zabini.

-"¡Venimos a reclamar nuestros cincuenta galeones!", gritó James, y el equipo de Gryffindor gritó en señal de aprobación.

-"Pues nosotros no les daremos nada, confórmense con esto", dijo Flint, y le escupió a James en la túnica.

Lo siguiente, fue que todos los de Slytherin peleaban con los de Gryffindor al estilo muggle, y muchos sangraban y estaban heridos.

-"¡¿QUÉ ESTÁ SUCEDIENDO AQUÍ?!"

La profesora McGonagall se hizo paso entre la multitud y llegó al centro, donde estaban James y Flint tirados, los dos muy heridos pero nada cansados de la pelea.

-"¡Ustedes dos! ¿Quién empezó todo?", gritó McGonagall.

Todos acusaron a Flint, incluyendo los de Ravenclaw y Hufflepuff.

-"¡Señor Flint, usted y el señor Potter se van a mi despacho ahora mismo! ¡Y además, ya que le gusta hacerle perder sangre a su compañero con peleitas ridículas de muggles, le quitaré cincuenta puntos a la casa de Slytherin! ¡Ahora, muévanse! ¡YA!"

James y Flint hicieron caso de inmediato, aunque con dificultad, pues medio cojeaban.
Todos los observaron partir.

-"Todos deben irse a sus respectivas salas comunes ahora", dijo el profesor Flitwick, aunque apenas le hicieron caso, pues seguían observando a los dos muchachos.

El pobre profesor Flitwick tuvo que hacer un hechizo altavoz para que lo escucharan y por fin le hicieran caso.

Albus no pudo evitar mirar las caras de los de Slytherin hacia los de Gryffindor. En ellas leyó muchas cosas.

Odio.
Rencor.
Venganza.
En Hogwarts hacía mucho frío, pues se acercaban las vacaciones de Navidad. Algunos alumnos (la mayoría) se iban a ir a sus casas a celebrar, pero otros se iban a quedar en Hogwarts.

Los Potter, los Weasley y los Malfoy era un ejemplo de los que se iban a ir a sus casas.

-"¿Te llegó la carta, Al?", preguntó Lily un buen día en el desayuno, seguida por Hugo, Hannah y James.

-"¿Cuál carta?", preguntó Albus, confundido.

-"De seguro Hedwig II se perdió en una tormenta de nieve", se burló James.

-"Ay, Cállate", le dijo Albus, y se dirigió a Lily, "¿Qué carta?"

-"Es que papá y mamá nos enviaron una carta que decía que pasaremos la Navidad en
Adivina dónde".

-"Eeeh
no sé, ¿en el Polo Norte?", preguntó Albus.

-"¡No seas bobo!", le dijo Lily, mientras James se carcajeaba, "iremos toda la familia a Grimmauld Place por unos días".

-"Imagínate si hubiera sido en el Polo Norte
¿Con quién intercambiaríamos regalos? ¿Con los pingüinos? ", bromeó Hugo, y todos se rieron.

Lily lo miró.

-"¿Qué?", preguntó Hugo, confundido.

-"¿Sabes? Eres igual al tío Ron".



-"¡Este compartimento! ¡Rose! ¡Scorpius! ¡Vengan acá!"

Albus saltaba y daba señas para que sus amigos se fueran al compartimento que él les había apartado.

Rose y Scorpius corrieron hacia él, y se sentaron.

-"¿Te dejaron ir a Grimmauld Place, Scorpius?", preguntó Rose.

-"No", dijo Scorpius, con una mueca, "mi padre está más que furioso conmigo. Dice que si lo vuelvo a decepcionar así me desheredará. ¡Ha! ¡Imagínate!"

-"Pero, ¿y tu ma
", preguntó Albus.

-"Esta vez mi mamá no pudo convencerlo. El odio lo cegó", dijo Scorpius, triste.

-"Qué mal", se lamentaron Rose y Albus.

-"Hay que mantenernos comunicados por lechuza, entonces", sugirió Rose, "Albus y yo te podemos mandar cartas a cada rato, y no importa lo de las lechuzas, si les damos raciones extra de comida no les importa".

Scorpius sonrió.

-"Sí, y además mis padres nunca se fijan demasiado en las cartas que mando. ¡Genial! ¡Ah, y les mandaré su regalo por lechuza también!"

-"De acuerdo, y nosotros también", dijo Albus, "y si tienes hambre, nos dices, James acaba de ir a Hogsmeade
"

-"No creo que James me quiera compartir dulces después de
lo que pasó", dijo Scorpius, apenado.

-"Si se los robamos, no se da cuenta", dijo Rose, sonriendo.

-"Vaya Rose, ¿No que muy correcta?", se sorprendió Albus.

-"Sí, pero por mi querido Scorpius soy capaz de todo", dijo Rose, y le dio un beso en la mejilla al chico, quien se sonrojó pero le devolvió el beso.


El expreso de Hogwarts llegó al andén nueve y tres cuartos, y Albus, Rose y Scorpius corrieron para ser de los primeros en bajar.

-"¡Bienvenidos!", los recibieron Ginny y Hermione con un mega abrazo, seguidos por Harry y Ron. En cuanto Ron vio a Scorpius, discretamente dejó de abrazarlos.

-"¡Scorpius!"

Astoria, Draco, Lucius y Narcisa Malfoy venían a recoger al chico. Scorpius abrazó a Astoria, su madre, y después a Narcisa. Pero por experiencias del pasado, intentó no establecer contacto visual con su abuelo ni con su padre después del pleito familiar.

Ron y Draco se dirigieron miradas duras y frías, pero se mantuvieron en su lugar, pues los dos llevaban a sus estrictas mujeres al brazo.

-"Entonces, nos vemos hasta que regresemos a Hogwarts", susurró Scorpius a Rose y a Albus.

-"¡Cuídate, Scor!", dijo Rose, y le dio un abrazo al chico.

Enseguida se dio cuenta de su error.

Ron los miraba (con ganas de regañar y castigar a Rose por una eternidad y con ganas de ahorcar a Scorpius), y Draco los observaba fríamente (con ganas de castigar a Scorpius hasta sus diecisiete años, y con ganas de lanzarle un maleficio a Rose).

Rose se sonrojó.

Albus estaba incómodo, y sentía la tensión, así que intentó salvar a sus amigos y a la vez cambiar de tema:

-"¿Alguien quiere una gragea Bertie Bott?"



-"Al, despierta
"

-"No. Déjame en paz, Rose"

-"Anda, es Navidad y estás con tu familia, haz el favor
"

-"No"

-"Qué mal. ¿Sabías que Alice va a venir? Y si te viera así
"

Antes de que pudiera terminar la frase, Albus ya estaba en el baño, abriendo la llave para bañarse.

-"Guau. Siempre he dicho que el amor es la debilidad de las personas", sonrió Rose picaronamente, pensando en Scorpius.


Minutos más tarde, Albus ya estaba duchado, vestido y bien arreglado en la cocina de Grimmauld Place, y él y Rose intercambiaban regalos con sus familiares.

-"Cuando terminemos le mandamos su regalo a Scorpius", susurró Rose a Albus, quien asintió.

Después de abrir todos sus regalos, los chicos se subieron al antiguo dormitorio de Regulus Black, que era donde se había instalado Albus (James había insistido en ocupar él el cuarto de Sirius), y llamaron a Hedwig II.

-"Pásame tu regalo, Rose", le dijo Albus a su prima, quien obedeció de inmediato.

Albus ató con cuidado el regalo en la pata de su lechuza, y a continuación le dijo a Rose:

-"¿Y me pasas el mío?"

Rose obedeció sin replicar, pero sólo porque se trataba de Scorpius, porque de no ser así le hubiera dado un zape a su primo en la cabeza.

-"Gracias".

Albus acarició a su lechuza por detrás de las orejas, y le prometió que después de llevar los regalos le dejaría más tiempo libre para cazar.

La lechuza ululó, encantada.

-"Bien. Ahora, llévaselos a Scorpius".

Albus y Rose observaron como, rápida como un rayo, Hedwig II se perdía en el horizonte para encontrarse en unos momentos con Scorpius Malfoy.


-"¡Al!"

Alice corrió a abrazar a su novio con alegría, y le plantó un beso en la mejilla.

Albus estaba tan rojo como el cabello de su madre, Ginny, quien pasaba por ahí en ese momento.

Hannah, la hermana menor de Alice, hizo como que no los había visto y se fue a buscar a Lily y a Hugo.

Rose miraba desde la chimenea a su primo y a Alice.

Si tan solo estuviera Scorpius con ellos
ella podría hacer lo mismo, en vez de estar tan sola y aburrida durante las vacaciones.

-"¿Vamos a cenar?", preguntó Albus a Rose, desde lejos.

-"Claro", dijo Rose.



Ron no tardó en darse cuenta de lo callada y triste que estaba su hija, y no pudo evitar sentirse algo culpable. Sabía perfectamente que todo eso era su culpa, que era culpable de la tristeza y soledad de su amada hija, pero, ¿qué se podía hacer?

Un Malfoy es un Malfoy, y no se puede hacer nada para cambiarlo.

-"¡Pero Scorpius parece ser un buen chico, a diferencia de su padre y abuelo!"

Las palabras que Hermione había dicho hace unos meses le retumbaron en su mente, y sintió una pequeña espina en su corazón.

Él sabía lo difícil que era el amor, y también sabía el logro que había tenido su hija de haber conquistado a su amor platónico a su tercer año, cuando él había tardado siete años en lograrlo.
Sus orejas se pusieron un poco coloradas, pero por suerte nadie lo notó.

Además de que él era un hombre muy celoso, las circunstancias de que su hija se había enamorado precisamente de un Malfoy lo había empeorado todo



Rose suspiró en silencio.

Albus, que estaba sentado a su lado, lo notó de inmediato, y le susurró:

-"¿Qué ocurre?"

Rose se sonrojó, pues no hubiera querido que nadie (ni siquiera Albus) se diera cuenta de su situación.

-"Nada
"

-"Vamos, Rose, no mientas. Te conozco desde que tengo memoria y sé que algo te pasa. ¿Por qué no me lo quieres contar?"

-"No tengo nada, Al. Enserio. Iré
iré por un vaso de agua a la cocina".

Albus miró, algo dolido, a su prima alejarse. Sabía perfectamente que Rose extrañaba a Scorpius, pero aún así quería hablar con ella acerca de eso.


En la cocina, Rose se tomaba su vaso de agua mientras pensaba en Scorpius, su Scorpius, y suspiró.

Si tan solo estuvieras con nosotros
, pensó, Me pregunto qué estarás haciendo ahora



Scorpius acababa de escapar de la comida de Navidad de su familia, y se había ido corriendo a su cuarto.

Sonriendo, se dio cuenta de que Hedwig II, la lechuza de Albus, estaba en su cama con dos paquetitos en su pata.

-"Gracias, Hedwig", agradeció el chico, mientras con una mano desataba los paquetes y con otra le acariciaba detrás de la oreja.

Rohener, la lechuza negra de Scorpius, los miraba con envidia desde su jaula, al otro lado de la habitación.

Scorpius abrió primero el paquete de Rose.

Había una hermosa cadena de oro con dos iniciales con diamantes incrustados: SM & RW

Scorpius suspiró. Le hubiera gustado mucho que la misma Rose personalmente le hubiera dado la cadena


Rápidamente, se la puso y abrió entonces el paquete de Albus.

Ahí había un libro llamado "Doce maneras infalibles para encantar a las chicas". Scorpius quedó profundamente agradecido con su amigo. A pesar de que Rose y él se llevaban muy bien y no tenían problemas, debía informarse bien de cómo tratarla, y todo.

Descubrió además, dos paquetes de ranas de chocolate (de parte de Lily y James) y un suéter tejido por la abuela Weasley con sus iniciales.

Scorpius estaba radiante. Hubiera dado todo por estar con Albus y Rose en Grimmauld Place en ese momento.

Y pensó en lo que sería poder ver otra vez a Rose, su Rose, y no pudo evitar un suspiro.

Ay, Rose
¿Qué estarás haciendo ahora?
, pensó.


-"Albus, ¿puedes venir, por favor?", preguntó Harry a su hijo, quien se hallaba sentado platicando con Alice.

-"Eh, claro. Adiós, Alice", se despidió el chico, y se fijó que James y Lily también habían sido llamados por su padre.

-"¿Qué pasa?", susurró.

-"Ni idea", respondieron.


Albus, James y Lily se sentaron en la cama que antes era de Sirius Black.
Harry estaba frente a ellos, y al ver sus caras de confusión, les explicó:

-"Perdonen por traerlos así de la nada, pero, es importante. ¿Recuerdan que yo les estaba enseñando el encantamiento patronus?"

-"Ah, sí, lo estuve practicando en mi cuarto unas dos veces
", dijo James.

-"Yo sólo una vez", rió Lily.

Albus no dijo nada, y se había sonrojado. Él no había practicado nada, porque con todo el rollo del problema de Rose y Scorpius se le había olvidado.

-"Bueno, ¿me pueden explicar paso a paso cómo se hace?", preguntó Harry, tratando de averiguar si era cierto lo que sus hijos decían.

James rápidamente se paró y dijo:

-"Las palabras del encantamiento son Expecto Patronum
"

-"Bien, James", dijo Harry, "pero también necesito que me digan el procedimiento. ¿Sí, Lily?"

Lily también se había parado, y se puso al lado de James, y dijo:

-"Para hacer el encantamiento debes pensar en algo que te haga muy feliz y pronunciar Expecto Patronum".

-"Excelente, Lily", sonrió Harry.

Albus estaba más sonrojado que antes. No había practicado y no había contestado nada de lo que su padre había preguntado.

-"Bien, practiquemos. Y, no se preocupen, pedí un permiso especial al ministerio de magia para que hagan magia. Albus, tú ve primero", dijo Harry.

Albus se paró, y rápidamente pensó en sus dos mejores amigos, Rose y Scorpius. Respiró profunda y rápidamente, y exclamó:

-"¡Expecto Patronum!"

Una bocanada de humo salió de su varita, formando delante de él una especie de escudo.
Harry estaba boquiabierto, al igual que los demás.

Cuando el escudo desapareció, Harry felicitó a su hijo, al igual que James y Lily.

-"Es tu turno, James", le indicó Harry, "Muéstranos".

James pensó bien su recuerdo, lo más rápido que pudo y, al igual que Albus, exclamó:

-"¡Expecto Patronum!"

De su varita salió un humo plateado, que creó un escudo casi igual al de Albus.

Harry sonrió, lo felicitó y le informó a Lily que era su turno.

Lily lo hizo igual de bien que sus dos hermanos mayores, y al final, Harry los sentó.

-"Quiero felicitarlos, la verdad lo están haciendo muy bien como para ser su segunda clase. Cuando vuelvan a Hogwarts, yo haré otra visita, pero esta vez será para Hufflepuff y Ravenclaw, así que no los veré en clases. Pero los llamaré para volver a reunirnos y practicar", les informó.

Lily levantó la mano.

-"¿Qué pasa, Lily?"

-"Papá, ¿nos puedes demostrar cómo es un patronus, ya sabes, real?"

James y Albus pusieron mucha atención a su padre cuando hizo el encantamiento, y contemplaron, maravillados, al ciervo plateado de Harry recorrer la habitación, como si estuviera corriendo en un claro de un bosque.

-"Increíble", susurró Lily.

-"¡Y pensar que haremos eso en unas cuantas clases más
!", se sorprendió James.

-"Fue genial, papá. ¡Lo haces muy bien!", comentó Albus.

Harry se sonrojó con tantos halagos hacia él y su patronus, a pesar de que ya había recibido algunos anteriormente.

-"Entonces, como les venía diciendo", continuó Harry, "yo les informaré cuando será la siguiente clase con una carta. Obviamente, será en Hogwarts, pero si pueden practicar, mejor
"

Y así, la clase terminó y todos salieron para seguir disfrutando su comida de Navidad.

El expreso de Hogwarts arrancó, mientras los alumnos se despedían con la mano de sus padres y familiares.

Albus y Rose se apresuraron en apartar un compartimento para ellos y Scorpius, a quien no habían visto en todas las vacaciones.
Además, tenían mucho que contarse


Entonces la puerta del compartimento se abrió, pero no era Scorpius. Era Alice.

-"¡Hola, Al! ¡Hola, Rose! ¿Me puedo sentar con ustedes?", preguntó.

-"Claro", dijeron los chicos, y Alice se sentó al lado de Albus.

-"¿Y Scorpius?", preguntó Alice.

-"No lo hemos visto", respondió Albus con un dejo de tristeza en su voz.

Alice lo captó de inmediato, pues ya no hizo más preguntas del tema.

Y estuvieron platicando hasta que finalmente llegó Scorpius, y se sentó al lado de Rose.

-"¡Hola
! ¡Ay!"

Rose se había abalanzado sobre él, abrazándolo tan fuerte que casi no podía respirar.

-"Rose
me ahorcas
"

-"Oh, lo siento", se disculpó Rose, quien tenía las orejas muy coloradas, y dejó de abrazarlo.

-"¿Cómo te ha ido en las vacaciones?", le preguntó Albus.

-"Fueron las vacaciones más aburridas de toda mi vida", dijo Scorpius con amargura.

-"Pero lo mejor es que ya estás aquí, ¿no?", dijo Albus, y los cuatro chicos sonrieron.

Entonces Alice se fijó en algo que llevaban colgados Rose y Scorpius en el cuello


-"Lindas cadenas", comentó, examinando la de Rose, quien se había sonrojado, y sonrió, "¿son sus iniciales?"

Scorpius estaba igual de sonrojado que Rose, pero fue el único que se animó a hablar:

-"Sí, me lo regaló Rose de Navidad. Y, por cierto, fue uno de mis mejores regalos", y a continuación le dio un beso en la mejilla a la chica.

Rose abrió mucho los ojos, y le devolvió el beso a Scorpius.

Albus estaba un poco colorado, y miraba al suelo. Era un poco incómodo observar a tu mejor amigo besándose con tu prima


-"Bueno, iré a buscar a Hannah", dijo Alice, "¿nos vemos más tarde, Al?"

-"Sí
", tartamudeó el chico.

Alice sonrió y salió del compartimento.

Scorpius aprovechó que la novia de su amigo había salido para preguntarle a Albus:

-"Oye, Al, ¿no tienes noticias de los recuerdos?"

-"La verdad no, pero sé que van a ser en otra clase de mi padre, y que no falta mucho", respondió.

-"Y, ¿cómo te ha ido con el encantamiento patronus, Al?", preguntó Rose.

-"Bien, y, se me olvidó contarles que lo practicamos otra vez después de la comida de Navidad", dijo Albus.

-"¿En serio? ¿Y cómo te fue? ¿Lo haces bien?"

-"Pues según mi papá, James, Lily y yo vamos muy bien", respondió Albus, algo mareado por las continuas preguntas de su prima.

-"Ojalá un día pudieramos verte hacer el hechizo", comentó Scorpius, pensativo.

-"Y, de todos modos, tienes que prometer que nos lo enseñarás cuando lo tengas bien aprendido", le dijo Rose.

-"De acuerdo, lo prometo", dijo Albus con una risita.

Entonces se vio una sombra borrosa en la ventanita del compartimento, y antes de que siquiera pudiera entrar, Rose se lanzó al carrito de golosinas con tanto ímpetu que a la bruja se le cayeron todos sus diablillos negros de pimienta y la chica tuvo que pagar siete galeones más.


Ya había pasado una semana desde que habían llegado a Hogwarts, y ni Albus, Rose o Scorpius tenían noticias de la fecha de los recuerdos.

Hasta que finalmente, un jueves, Hugo se les acercó con un pergamino en las manos.

-"Oigan, el tío Harry me dio esto para ustedes", les dijo, dándoles el pergamino, "¡y no he leído nada, eh!", añadió al ver cómo lo miraba Rose, su hermana.

Albus creía ya saber de qué se trataba, y sus sospechas se confirmaron al leer el viejo pergamino:

Queridos Al, Rose y Scorpius:
Hoy voy a dar otra charla de Defensa Contra las Artes Oscuras, y aunque lamentablemente no me tocó al grupo de ustedes, hablé con McGonagall y podremos seguir en lo que estábamos.
Este jueves, a las siete, mismo lugar. La contraseña es la misma de siempre.
Los espero,
Con cariño
Harry


-"¡Genial! ¡Más cosas por descubrir!", sonrió Scorpius.

-"Y queda menos de un día
", añadió Albus, también sonriente.

-"Pero será mejor que se concentren en clase porque yo no pienso pasarles nada, y no aceptaré excusas de que por la emoción se les olvidó trabajar", les advirtió Rose.



-"Quidditch"

La gárgola de piedra se apartó, dándoles paso a los tres chicos para entrar al despacho de la profesora McGonagall.
Subieron la escalera de piedra, y se encontraron adentro con Harry, quien ya los estaba esperando al lado del pensadero.

-"Justo a tiempo", les dijo, "¿Listos para continuar con los recuerdos?"

-"¡Por supuesto!", exclamaron los chicos, y corrieron al pensadero.

Una vez enfrente de él, los cuatro introdujeron su cabeza dentro del líquido que había adentro. Harry sacó una botellita y vertió el recuerdo que había adentro.

-"Antes de que podamos verlo, les explicaré de qué trata", les dijo, "esto fue en un club de duelo en segundo año. Participamos más Draco y yo, la verdad, aunque también aparecen Ron y Hermione. Bueno, ahora sí, a ver".

Apareció la imagen del Gran Comedor, sólo que esta vez con una gran mesa en el centro, con dos altas siluetas encima de ella, y muchas más bajitas alrededor.
-"¡Basta de demostración!", exclamó Lockhart (
Albus lo reconoció del otro recuerdo, y le pareció igual de arrogante que antes), "Vamos a colocarnos por parejas. Profesor Snape, si es tan amable de ayudarme
"

Él y un profesor de piel cetrina, nariz aguileña, y dos cortinas negras de pelo grasiento (Snape) se metieron entre la multitud a formar parejas. Lockhart puso a Neville con Justin Finch-Fletchley
(-"¡Son los padres de Alice y Josh Finch-Fletchley!", exclamaron Albus,Rose y Scorpius), pero Snape llegó primero hacia donde estaban Ron yHarry.
-"Ya es hora de separar a este equipo ideal, creo", dijo con expresión desdeñosa, "Weasley, puedes emparejarte con Finnigan. Potter
"
Harry se acercó automáticamente a Hermione.

-"Me parece que no", dijo Snape, sonriendo con frialdad, "Señor Malfoy, aquí. Veamos qué puedes hacer con el famoso Potter. La señorita Granger que se ponga con Bulstrode".
Draco se acercó pavoneándose y sonriendo. Detrás de él iba una chica alta y robusta, y su poderosa mandíbula sobresalía agresivamente. Hermione la saludó con una débil sonrisa que no le devolvieron.

-"¡Pónganse frente a sus contrincantes", dijo Lockhart, de nuevo en la tarima, "y hagan una inclinación!"
Harry y Draco apenas bajaron la cabeza, mirándose fijamente.
-"¡Varitas listas!", gritó Lockhart, "Cuando cuente hasta tres, ejecuten sus hechizos para desarmar al oponente. Sólo para desarmarlo; no queremos que haya ningún accidente. Una, dos y
tres".


Albus y Scorpius sólo tenían ojos para la pelea de sus padres, mientrasque Rose desviaba la mirada de vez en cuando hacia la pelea de Ron y lade Hermione.

-"¡Rictumsempra!"
Un chorro de luz plateada alcanzó a Draco en el estómago, y el chico se retorció, respirando con dificultad.
-"¡He dicho sólo desarmarse!", gritó Lockhart.
Tomando aire, Draco apuntó con la varita a las rodillas de Harry y exclamó:
-"¡Tarantallegra!"
Un segundo después, a Harry las piernas se le empezaron a mover a saltos, fuera de control, como si bailaran un baile velocísimo.
-"¡Alto! ¡Alto!", gritó Lockhart, pero Snape se hizo cargo de la situación.
-"¡Finite Incantatem!"
Todos se detuvieron, excepto la chica Bulstrode y Hermione (la primera tenía agarrada del cuello a la segunda, haciéndola gemir de dolor).
Harry se acercó de un salto y difícilmente apartó a Bulstrode.
-"Muchachos, muchachos
", decía Lockhart, "Levántate Macmillan
con cuidado, Fawcett
pellízcalo con fuerza, Boot, y dejará de sangrar enseguida

Creo que será mejor que les enseñe a interceptar los hechizos indeseados
"

Pero en ese momento el recuerdo terminó.

-"Hey, ¿qué?", preguntó Albus, ofendido.

-"Perdón, es que no quería que Lockhart los aburriera", dijo Harry con una risita.

-"Hiciste bien, tío", dijo nada más y nada menos que la mismísima Rose, "esa es la explicación más aburrida y menos correcta que he escuchado en toda mi larga vida de estudio".

Albus y Scorpius se le quedaron viendo fijamente.

-"¿Qué?"

-"Nada, continúa, papá, por favor", pidió Albus.

-"De acuerdo, el siguiente recuerdo ocurrió en nuestro tercer año y esta vez los que son los protagonistas son Draco y Hermione. Y como Rose y Scorpius están juntos, tal vez les afecte un poco ver esta escena
así que la acortaré lo menos posible".

Harry, Ron y Hermione, de trece años, caminaban de regreso de Cuidado de Criaturas Mágicas, con Draco y sus dos 'gorilas guardaespaladas'. Éstos tres últimos señalaban a Hagrid, quien lucía igual que siempre, burlándose.
-"¡Mirénlo cómo llora!"
-"¿Han visto alguna vez algo tan patético?", dijo Draco, "¡Y pensar que es profesor nuestro!"
Harry y Ron fueron hacia ellos, pero Hermione llegó antes.
¡PLAFF!
Dio a Draco una bofetada con todas sus fuerzas, que el chico se tambaleó.

Rose y Scorpius se quedaron petrificados. Era como verse a ellos mismos pelear en un espejo.

Los demás se quedaron atónitos en el momento en que Hermione volvió a levantar la mano.
-"¡No te atrevas a llamar patético a Hagrid, grandísimo puerco
malvado
!"
-"¡Hermione!", dijo Ron con voz débil, intentando sujetarle la mano.
-"Suéltame, Ron"
Hermione sacó la varita. Draco se echó hacia atrás.
Sus amigotes de Slytherin lo seguían mirando atónitos, sin saber qué hacer.
-"Vámonos", musitó Draco. Y en un instante, los tres desaparecieron por el pasadizo que conducía a las mazmorras.
-"¡Hermione!", dijo Ron de nuevo, atónito de la sorpresa.
-"¡Harry, espero que le ganes en la final de quidditch!", dijo Hermione chillando, "¡Espero que ganes, porque si gana Slytherin no podré soportarlo!"
-"Hay que ir a Encantamientos", dijo Ron, mirando todavía a Hermione con los ojos como platos.
Y entonces, mientras los tres caminaban hacia su siguiente clase, la escena desapareció.

Rose se quedó sin habla, al igual que Scorpius.

Albus era el único que pudo emitir un sonido, al parecer, pues dijo:

-"Órale, nunca me imaginé a mi tía Hermione bofeteando tan duro al padre de Scorpius
Admito que fue uno de los recuerdos más interesantes y
dolorosos".

Observaba, preocupado y triste, a sus dos atónitos mejores amigos.

Harry también se había dado cuenta, y aunque le dolía hacerlo, siguió al siguiente recuerdo, pues era su deber informarles a los chicos la razón de la enemistad de sus familias.

-"Bueno, no se preocupen, Rose y Scorpius, sólo queda un último recuerdo. El último de todos. Este pasó en quinto año, después de un partido de quidditch. Gryffindor le ganó a Slytherin, por supuesto, pero como ya sospecharán, esas víboras no se quedaron calladas
"

Y así, disolvió el recuerdo, y éste empezó.

Estaba el campo de quidditch, con todos saliendo de las gradas, el típico ambiente de cuando acaba un partido.
Harry estaba en el piso platicando con Angelina
(-"¡La tía Angelina!", saltaron Albus y Rose), y Draco, que parecía enojado, aterrizó cerca.
-"Le has salvado el pellejo a Weasley, ¿eh?", le dijo Draco a Harry, "Nunca había visto un guardián tan torpe
Pero claro, nació en un vertedero
¿Te gusta la letra de mi canción, Potter?"
Harry no contestó. Dio media vuelta y fue a reunirse con el resto de los jugadores de su equipo, que celebraban su victoria. Todos excepto Ron, que había desmontado de su escoba junto a los postes de gol e iba despacio, solo, hacia los vestidores.

Rose se compadeció de él. Sabía cómo se debía de estar sintiendo. Una pequeña lágrima le resbaló por su mejilla. A pesar de sus diferentes opiniones acerca de los Malfoy, ella y su padre eran tan parecidos a veces


-"¡Queríamos escribir un par de versos más!", gritó Draco mientras dos chicas del equipo abrazaban a Harry, "Pero no se nos ocurría nada que rimara con gorda y fea
Queríamos cantarle también a su madre, ¿sabes?"
-"Hay que ser desgraciado
", dijo Angelina mirando a Draco con desprecio.
-"Tampoco pudimos incluir pobre perdedor para referirnos a su padre, claro
"
Entonces Fred y George oyeron lo que estaba diciendo Draco. De pronto se pusieron muy rígidos y se voltearon para mirarlo.

-"¡No le hagan caso!", exclamó Angelina, sujetando a Fred por el brazo, "No le hagas caso, Fred, deja que grite todo lo que quiera. Lo que ocurre es que no sabe perder, el muy creído
"
-"Pero a ti te caen muy bien los Weasley, ¿verdad, Potter?", continuó Draco con una sonrisa burlona, "Hasta pasas las vacaciones en su casa, ¿no es cierto? No entiendo cómo soportas el hedor, aunque supongo que cuando te has criado con muggles, hasta ese tugurio de los Weasley debe oler bien
"

Harry sujetó a George. Entre tanto, Angelina y los demás habían unido sus fuerzas para impedir que Fred se abalanzara sobre Draco, que se reía a carcajadas.
-"A lo mejor", añadió Draco lanzando a Harry una mirada de asco antes de darse la vuelta, "es que todavía te acuerdas de cómo apestaba la casa de tu madre, Potter, y la pocilga de los Weasley te lo recuerda
"
Harry soltó a George, y rápidamente ellos dos corrieron hacia Draco y lo golpearon con todas sus fuerzas.

-"¡Harry! ¡HARRY! ¡GEORGE! ¡NO!"
Se oían chillidos de chicas, los gritos de dolor de Draco,a George, que maldecía, un silbato y un bramido del público alrededor.
Sin embargo, los dos chicos seguían desahogándose con el Slytherin, hasta que un "¡Impedimenta!" los derrumbó hacia atrás.
-"¿Qué demonios te pasa?", gritó la señora Hooch a Harry.

Harry se fijó en que Draco estaba tirado en el suelo, gimiendo y lloriqueando, y sangraba por la nariz. George tenía un labio partido. Las tres cazadoras todavía sujetaban con dificultad a Fred, y uno de los ridículos guardaespaldas de Draco reía socarronamente un poco más allá.
-"¡Nunca había visto un comportamiento como éste! ¡Al castillo, los dos, y directamente al despacho del jefe de su casa! ¡Ahora mismo!"
Harry y George salieron del campo, jadeantes y sin decirse nada. Los dos todavía estaban rabiosos y enojados, y su furia fue disminuyendo un poco en el trayecto al despacho de McGonagall


-"Y eso es todo", dijo Harry.

Esta vez Albus estaba igual de pálido que sus dos amigos, que parecían fantasmas.

-"Es horrible
no puedo creer que hayan sido tan enemigos
", gimió Rose.

-"Con razón se odian tanto", razonó Albus tristemente.

-"¡Y todavía su odio lo pretenden pasar a nosotros! ¡Nos están perjudicando por tonterías de adolescentes!", exclamó Scorpius, furioso.

No podía creer que su padre hubiera sido tan estúpido. Y no había otra palabra para eso. Estúpido. Qué suerte que los pensamientos sólo los podía saber él


-"Lo sé, chicos, pero yo ya superé un poco mi enemistad con Draco desde la segunda guerra. Aunque, como habrán visto desde hace tiempo, Ron no lo ha hecho
", dijo Harry.

-"Tenemos que hacer algo", se quejó Scorpius, "tenemos que demostrar que en verdad nos amamos, Rose. No podemos quedarnos así".

Harry miró a Scorpius de pies a cabeza, sorprendido.

Scorpius se percató de ello, pero antes de que pudiera decir algo, Harry se le adelantó:

-"No sabes lo orgulloso que estoy de ti, Scorpius. ¡Ese es el espíritu de un verdadero Gryffindor! ¡Debes luchar por lo que quieres!"

Rose miró a Scorpius; en su mirada había un profundo amor hacia ese rubio, un amor que el chico también le devolvió con la mirada.
Los dos se tomaron de la mano.

-"Prometemos luchar, de ahora en adelante, por nuestro amor", dijeron, y se abrazaron.

Albus los miraba, sorprendido pero a la vez orgulloso. No podía creer la valentía y el amor que Scorpius y Rose sentían el uno por el otro. Eran, realmente, tal para cual.

De repente, Rose miró su reloj, y exclamó:

-"¡Por Merlín, es tarde! ¡Y debo hacer mis deberes! ¡Lo siento tío, pero nos vamos!"

Tomó a sus dos amigos del brazo, y estaba a punto de salir cuando Harry la detuvo.

-"Espera, antes que nada, necesito hablar con Albus. Tú y Scorpius si quieren pueden salirse y adelantarse con sus deberes".

Los chicos no tardaron en hacerle caso, y Harry y Albus se quedaron a solas.

-"¿Qué pasa, papá?", preguntó, nervioso.

-"Lo del encantamiento patronus, recuerda", le dijo Harry, "no tardan en llegar tus hermanos".
Y no se equivocaba, pues dos minutos después llegaron James y Lily, listos para una nueva clase.

-"Hoy es su última clase, y me gustaría ver cómo han avanzado", les dijo Harry, "Primero haremos los encantamientos poco a poco y al final lo volveremos a hacer, pero esta vez definitivo. ¿De acuerdo?"

-"De acuerdo", respondieron los chicos.

Y así fueron repasando el hechizo muchas veces, y se cansaron tanto, que hasta le pidieron un pequeño descanso a su padre.

-"Lo siento, es que con tantos deberes
", decía Lily.

-"Y eso que apenas estás en segundo, Lily, porque quinto año es peor, con los TIMOS
", la corregía James.

-"¿TIMOS?", preguntó Albus.

-"Sí; Título Indispensable de Magia Ordinaria, unos exámenes muy difíciles que nos hacen nada más a los de quinto. Es una verdadera tortura, y cuando a ti te toquen
", hizo una mueca divertida, "
me burlaré de ti. Empiezo desde ahora. Ha ha".

-"Muy chistoso", dijo Albus, poniendo los ojos en blanco.

-"Ya fue suficiente descanso", les dijo Harry, "continuemos. Y, ya que están tan descansados, ¿qué les parece si nos adelantamos al hechizo definitivo?"

-"¡Sí, por favor!", pidió Lily, ansiosa.

-"De acuerdo, Lily. James, ve tú primero", indicó Harry.

James inspiró profundo, y a continuación exclamó, con todas sus fuerzas:

-"¡Expecto Patronum!"

Entonces ocurrió algo que ni el mismo James se esperaba; de su varita no salió una simple bocanada de humo, sino una figura completa, que galopó por toda la habitación. No había duda de que James había heredado el patronus de Harry, el tradicional ciervo Potter.

-"¡Fenomenal! ¡Maravilloso! ¡Genial!", lo felicitaron los demás.

-"Gracias, gracias", decía James, haciendo reverencias exageradísimas.

-"Para, me recuerdas a Kreacher", le dijo Albus, mientras Lily reía.

-"Tu turno, Al", le dijo James, mientras Harry le hacía señas para que se acercara.

Albus sostuvo su varita con firmeza, cerró los ojos y pensó en su momento más feliz. No tenía idea de qué pensar, hasta que recordó lo que había pasado hace sólo unos instantes. El amor y la amistad de Rose y Scorpius.

-"¡Expecto Patronum!"

De su varita salió un animal, pero esta vez no era un ciervo, sino (Albus rió, satisfecho) un perro muy parecido a un Jack Rusiell.

-"¡Muy bien! ¡Felicidades, Al!"

Albus regresó a su lugar, un poco sonrojado por todas las felicitaciones que recibió.

Esta vez fue el turno de Lily, y hasta ella, la pequeña Lily, que iba en segundo año, logró hacer un patronus, pero esta vez con forma de caballo. Harry se sorprendió de que, además en el aspecto, se parecía a Ginny en su forma del patronus.

Finalmente, felicitó a sus hijos, pues estaba realmente muy orgulloso de lo poderosos que eran, y además, en cierto modo, cada quien le recordaba a su pasado, aunque rápidamente se convenció de que eso no era el pasado, sino el futuro.

Era una tarde húmeda en Hogwarts, el frío viento soplaba por todas partes, y las ramas de los árboles de los terrenos del colegio se mecían suavemente.

Rose y Scorpius acababan de terminar sus deberes (al chico se le hicieron más cortos y menos fastidiosos si los hacía con su chica), y se encontraban sentados frente a la chimenea, viendo el fuego crujir lentamente en los troncos.

-"¿Sabes, Rose?", dijo Scorpius, "Hace mucho que no tenemos tiempo para nosotros, ya sabes, para salir
"

-"Lo sé, Scor", suspiró Rose, y entonces lo miró, captando, "¿Crees que
?"

-"Claro", sonrió Scorpius, guiñándole un ojo, "pero esta vez hay que ir a un lugar a donde no vayan otras personas
".

-"¿Qué tal el Bosque Prohibido?"

Rose se sorprendió a sí misma al decir eso, no explicaba cómo las palabras habían salido de su boca, era como si el destino a veces la utilizara como muñeco para sus planes


Incluso Scorpius estaba sorprendido, y hasta se puso un poco colorado, pero entonces le dijo a Rose:

-"Rose, Rose Weasley", se arrodilló frente a ella y la tomó de la mano, "¿Estarías dispuesta a cometer esa locura de ir al Bosque Prohibido conmigo?"

Rose rió, nerviosa y divertida a la vez.

-"No exageres, Scor. Pero por ti me atrevería a cualquier cosa".

Scorpius sonreía, estaba radiante, y enseguida los chicos se encontraron saliendo del castillo hacia los terrenos del colegio.

Iban tomados de la mano, e intentaban pasar discretamente para no llamar la atención, aunque al único que vieron fue a Hagrid, que estaba afuera de su cabaña, dándole de comer a unos escregutos de cola explosiva que tenía. Al verlos, Hagrid los saludó con la mano, sonriente, y continuó alimentando a las criaturas.

Ya estaba oscureciendo, lo que daba un efecto sombrío a la situación, pero a Rose no le importaba. Sabía que estaba con Scorpius, y que él la protegería y ella a él.


Una vez que pisaron las primeras ramas tiradas del Bosque Prohibido, a los chicos les entraron escalofríos.

-"¿A dónde vamos?", preguntó Rose.

-"No queda mucho, nos detendremos cuando veamos
"

Pero entonces se detuvo, y se volteó. Parecía nervioso.

Entonces Rose también lo sintió. Había una sombra oscura cerca de ellos, y se podía sentir su respiración.

-"¿Qué es
?", preguntó Rose, pero no pudo continuar, porque pasaron muchas cosas a la vez.

-"¡Petrificus Totalus!"

El hechizo le dio a Scorpius y a Rose, y enseguida una manada de alumnos de Slytherin aparecieron de los árboles.

Rose reconoció, de entre ellos, a los jugadores del equipo de quidditch de Slytherin.

-"¡Los tenemos! ¡Los tenemos!", gritaba Pansy Zabini, chillando de emoción.

-"No hagas ruido, Pansy, nos podrían escuchar", advirtió Barne Montague.

-"¡Ni quién, aparte de estos locos cursis y nosotros, estuviera aquí, Montague!", exclamó Gerard Flint, "ahora lleven a Weasley al centro del bosque. Yo, personalmente, me encargaré del Malfoy
"

Y así, sus compinches lo obedecieron, dejándolos solos.

-"No te puedes mover, ¿verdad?", le espetó Flint a Scorpius con una sonrisa burlona, "Y supongo que tampoco puedes hablar, pero aún así tendremos una pequeña plática
"

Y entonces se puso a pasear alrededor del rubio, quien lo perseguía con los ojos.

-"Verás, no nos gustó nada el resultado de nuestro último partido de quidditch, sobretodo de tratarse de una apuesta tan jugosa como la que esos estúpidos de los nuevos merodeadores ganaron. No les daremos nada, por cierto. Y, de todos modos, muchos estamos en detención por la pelea. Como te imaginarás, no nos gustó nada, y", -lo miró con una profunda maldad- "lo tendrán que pagar uno por uno, empezando por tu querida Rose".

Scorpius abrió la boca, y milagrosamente alcanzó a preguntar:

-"¿Qué
quieren
c-con
ella
?"

-"Nada, más que pague. Y lo que le haremos, uff, es una locura, y creo que después de esto nadie nunca la volverá a ver
"

El hechizo de Flint pareció debilitarse, pues el impulso de Scorpius por levantarse y lanzarse sobre Flint dio efecto. Los dos comenzaron a pelear al estilo muggle, continuando la pelea que, como le había recordado el Slytherin, se había armado al final del partido.

Scorpius le pegó un puñetazo de lleno en la cara, y a continuación, sacó su varita y dijo:

-"¡Desmaius!"

Entonces salió corriendo, en busca de ayuda, pues no podía dejar a Rose en manos de esas serpientes que tanto daño querían hacerle.



-"¡AYUDA! ¡AYUDA! ¿ALGUIEN?"

Al parecer todos estaban dormidos o bien puestos en sus salas comunes, pues no había rastro ni de Hagrid en esos momentos.

Scorpius corrió más hacia el castillo. Tenía que encontrar rápidamente a Albus. Él sabría qué hacer.

-"¡AYUDA! ¡ALBUS!... ¡AY!"

Acababa de chocar con alguien que también iba corriendo, y alcanzó a ver su cabello negro alborotado.

-"¡Al
!", pero entonces se fijó en sus desconcertados ojos avellana, "¿James?"

-"¿Quién más?", dijo James, frotándose el brazo, "si que tenías prisa, ¿eh?"

-"James, es urgente, necesito que me prestes el mapa del merodeador", urgió Scorpius.

James se quedó petrificado.

-"¿Cómo sabes
?"

-"¡No importa cómo lo sé! ¡Rose está en peligro, los canallas de Slytherin la tienen presa en el Bosque Prohibido, y debo hallar a Albus!"

James seguía pálido, pero finalmente reaccionó:

-"¿Que Rose está en peligro
? ¡Esos malditos desgraciados
! ¡Buscaré a los merodeadores! Y, ah, aquí está el mapa, qué suerte tienes que lo llevaba en mi bolsillo
"

-"Gracias", dijo Scorpius con prisa, casi arrebatándole el mapa, cuando James lo detuvo.

-"¿Qué?"

-"Scorpius
gracias".

Scorpius pudo ver cómo los ojos cafés de James le pedían disculpas por su comportamiento con él y su prima últimamente, y lo perdonó, asintiendo con la cabeza.

-"No te preocupes, James
Bueno, debo encontrar a Albus para decirle. Suerte con lo que querías hacer
"

Y así, corrió mientras abría el mapa, que ya estaba dibujado, y buscó la motita de Albus Potter de entre los millones de habitantes, hasta que lo encontró en la biblioteca, al lado del minúsculo punto que decía Alice Longbottom.

Parece que no soy el único romántico aquí
, pensó Scorpius, mientras corría a la biblioteca.


-"¡AL! ¡AL!"

-"Shhh, Scor. Harás que madame Pince nos corra a los tres", susurró Albus, preocupado.

-"Pero es urgente
¡tienen a Rose!", dijo Scorpius, respirando entrecortadamente.

-"¡¿Qué?!", exclamaron Alice y Albus.

-"Sí, los de Slytherin nos sorprendieron en el Bosque Prohibido, nos inmovilizaron y se llevaron a Rose al centro del bosque
. Tenemos que rescatarla
", explicó Scorpius.

Albus y Alice tenían los ojos como platos.

Entonces, ignorando las miradas de furia de madame Pince, los chicos salieron corriendo de la biblioteca, sin importarles el ruido que hiciera su huída.



Albus, Scorpius y Alice ya habían llegado a los terrenos de Hogwarts, cuando la hermanita menor de Alice, Hannah, corrió junto a ella.

-"¡Alice! Necesito que me hagas un favor
"

-"¡No puedo, Hannah! ¡Tengo que ayudar a una amiga!"

-"Pero se trata de papá
", empezó Hannah, pero Albus la interrumpió:

-"Ve, Alice, no te preocupes. Encontraremos a Rose".

Alice lo miró a los ojos, y finalmente asintió y ella y Hannah desaparecieron de su vista mientras los chicos corrían hacia el Bosque Prohibido.

-"Ten lista la varita, Scor", le advirtió Albus, "no sabemos qué cosas nos esperan en este lugar
"



Albus y Scorpius entraron, todavía corriendo con todas sus fuerzas, al Bosque Prohibido, con las varitas en alto.

Entonces se detuvieron, pues debían ser cuidadosos que no los escucharan.

-"Despacio
despacio
", susurraba Scorpius.

-"Cuida lo que pisas, recuerda
", susurró Albus.

Entonces le dio un escalofrío, seguido por un sentimiento. Un sentimiento horrible, de soledad, de tristeza, ya no había felicidad en el mundo. Todos se oscureció, y entonces lo albergó un frío horrible


Albus contempló horrorizado a las figuras encapuchadas que se alzaban frente a él y Scorpius.

-"¡Dementores!"

Scorpius retrocedió, horrorizado, pero Albus se quedó donde estaba, intentando pensar en algo feliz.

-"¡Albus, házlo! ¡Recuerda! ¡Piensa en Rose!"

Albus hizo caso a su amigo, y, pensando en su prima, exclamó:

-"¡Expecto Patronum!"

Un perro Jack Rusiell salió de su varita, y le dio a los dementores, cuando aparecieron más. Eran una docena o más.

-"¡Aaaah!", exclamó Scorpius, pues tres dementores se habían acercado a él y le intentaban dar el beso.

-"¡Expecto patronum!"

El perro salió al rescate de nuevo, pero esta vez no paró; le dio a todos los dementores que pudo y cuando milagrosamente terminó con todos, regresó con su amo, orgulloso de su trabajo.

-"No puedo creerlo
¿Scorpius, estás bien?", dijo Albus, corriendo a ver a su mejor amigo.

Scorpius estaba tendido en el suelo, muy pálido, con aspecto deprimente. Albus lo ayudó a levantarse y juntos caminaron lentamente al corazón del Bosque Prohibido.

En el camino Scorpius fue mejorando, sobretodo cuando se recordaron uno a uno el propósito de este recorrido tan peligroso.


Llegaron a una sección del bosque donde no habían llegado antes, muy oscuro y lleno de ramas gigantes de árboles. Albus y Scorpius se fijaron, horrorizados, en que había millones de arañas de todos los tamaños en ese lugar.

Y se horrorizaron aún más al ver a los de Slytherin ahí, con Rose flotando mediante un hechizo levitador. Al parecer, Rose estaba inconsciente, tenía unos cuantos cortes en la cara, y tenía los ojos cerrados y la boca abierta.

Al parecer los de Slytherin ya sabían que Scorpius había logrado escapar, pues tenían consigo a Flint, quien ya se encontraba mejor que como lo había dejado el chico.

-"Esos cobardes; no creo que nos encuentren. De todos modos, nunca se atreverían a venir aquí", comentó Pansy con una sonrisa desagradable y una risita ridícula.

-"¿Segura, Zabini?"

Albus y Scorpius salieron del arbusto, dando la cara. Los de Slytherin los miraron, primero sorprendidos, después horrorizados, y finalmente, furiosos.

Y antes de que alguien pudiera hablar, el duelo empezó.

Albus peleaba con Pansy Zabini, Matt Jones y Barne Montague mientras Scorpius peleaba con Flint, Malcolm Bletchley y Vernon Harret. Los demás se encargaban de vigilar a Rose, quien seguía inconsciente.

-"¡Tarantallegra!"
-"¡Everte Statum!"
-"¡Flipendo!"
-"¡Expelliarmus!"

Era asombroso el poder que Albus y Scorpius tenían, pues los de Slytherin caían poco a poco, y eso que estaban solos, hasta que


-"¡Cobardes! ¡VENGAN A PELEAR COMO LO COBARDES QUE SON!"

James, Francis y Leo habían aparecido ahí, junto con el resto del equipo de quidditch de Gryffindor.

Entonces la batalla continuó, y todos los leones peleaban contra las serpientes, teniendo como testigos a los descendientes de Aragog, que a veces eran usados en la pelea


Finalmente, quedaron Scorpius y Flint, uno a uno.

Los dos se rodeaban en círculos, viéndose fijamente a los ojos.

-"¿Qué harás cuando te deje inconsciente y débil, como le ha pasado a tus demás amiguitos?", le espetó Flint.

-"¡No le hagas caso, Scorpius, aquí estamos contigo
!", dijo James, aunque con dificultad.

-"Pues no haré nada, porque eso que dices no pasará nunca. ¡Impedimenta!"

Gerard Flint cayó al suelo, desarmado y los de Gryffindor se pusieron a gritar: ¡Habían ganado el duelo!

James corrió hacia Flint y lo agarró de la manga de la túnica.

-"Y ahora que es la segunda vez que los derrotamos, exigimos nuestros cincuenta galeones, ¡AHORA MISMO!"

Los de Gryffindor lo apoyaron, triunfantes y sonrientes, mientras Albus y Scorpius corrían a ver cómo estaba Rose.

-"¿Les ayudo?", preguntó Roxanne, quien venía detrás de ellos.

-"Claro, ¿te sabes el contraembrujo?", preguntó Scorpius.

-"Ah, claro, es sencillo
", dijo Roxanne, y sacó su varita, "¡Liberacorpus!"

Rose cayó en brazos de Scorpius, y en ese instante, despertó.

-"¡Oh! ¡Scorpius
!"

Y entonces los dos terminaron con un tierno beso en la boca, prueba de que su amor podía superar cualquier barrera tal como la habían hecho esa noche.

Al día siguiente, todo el Gran Comedor cuchicheaba, nervioso y emocionado a la vez, y cuando entraron Albus, Rose y Scorpius todos se abalanzaron en preguntas atropelladas:

-"¿Es cierto lo que dice James? ¿Le dieron su merecido a esas serpientes?"

-"Ustedes dos están juntos, ¿cierto?"

-"¿Qué fue exactamente lo que pasó anoche?"

Los tres chicos intercambiaron miradas cómplices. Era obvio que James y sus amigos (sobretodo James) habían ido de chismosos con todo el colegio, era una manía que, Albus pensaba, a veces podía ser buena porque no tenían que relatarlo todo ellos otra vez.

Y esta vez Rose y Scorpius no se molestaron en ocultar que andaban juntos, pues desde que habían entrado estaban bien tomados de la mano.

Albus, sin embargo, fue rápidamente hacia James, quien estaba sentado desayunando con Francis y Leo, despreocupado de la vida, y le dijo:

-"¡James! ¡Apenas hemos salido de la sala común, y ahora resulta que toda la escuela lo sabe
!"

-"Mira, no es mi culpa que los chismes se corran tan rápido", le dijo James, "yo al llegar sólo se lo conté a unas cuantas personas
"

-"¿Qué tantas?"

-"Ya no importa, y ahora si me pudieras dejar desayunando en paz
"

-"A ver, a ver", dijo Albus, "primero que nada, tú nunca desayunas en paz. Segundo, James, ¿le contaste a la familia?"

James se quedó quieto, y unas manchitas rosas aparecieron en sus mejillas.

-"No lo sé, puede que si, puede que no
"

-"¡James!", lo regañó Albus, "¿El tío Ron te pidió que vigilaras a Rose y Scorpius, verdad?"

-"Bueno, ¡de acuerdo!", dijo James, enojado, "sí le conté a la familia, pero no todo con preciso detalle, fue muy rápido
"

Albus puso los ojos como platos y se alejó de ahí lo antes posible, alcanzando a Rose y Scorpius.


-"¿Fue James, verdad?", preguntó Scorpius a un Albus que echaba humo por las orejas.

-"¿Quién más?", gruñó Albus, "y parece ser que le contó también a la familia
"

-"¡¿Qué?!", saltaron Rose y Scorpius.

-"La verdad no sé cómo van a reaccionar después de todo este lío, así que no puedo asegurarles si es algo bueno o malo", dijo Albus.

-"Pues, entonces, por mí mejor", dijo Rose, decidida, "así le demostraré que yo de verdad quiero a Scorpius y que no nos importa lo que los demás digan de nosotros".

-"¡Caramba, Rose!", dijo Albus, impresionado, "mi papá tiene razón; eres toda una Gryffindor".


A pesar de las advertencias de Albus, en Hogwarts todo marchó por igual, y ni Rose ni Scorpius recibieron una sola carta departe de sus padres, lo cual se les hacía muy extraño.

Las clases marcharon igual, y para sorpresa y alegría de todos, les dejaron muy pocos deberes.

Albus se despidió de sus amigos, pues de nuevo había quedado con Alice de ir a la biblioteca a hacer los deberes. Rose y Scorpius se quedaron, entonces, solos en la sala común haciendo los deberes.

-"Vaya, ya terminamos", dijo Scorpius, apoyando la cabeza en un cojín que había cerca.

-"Sí; Scorpius, ¿qué te parece si salimos de nuevo?", dijo Rose, sonriendo, "sólo que esta vez podemos ir a cualquier parte, no hay nada de qué preocuparse
"

Scorpius asintió, convencido, y él y su chica salieron por el hueco del retrato y se pusieron a caminar por los pasillos de Hogwarts.

-"¿Sabes, Rose?", dijo Scorpius, "A veces pienso que lo que pasó en el bosque sirvió de algo
además de darnos más valor para afrontar nuestra situación, nos dio como más tranquilidad y no estamos bajo la presión de ocultar algo".

Rose asintió, era justo lo que ella había pensado otras veces.

-"No sabes lo agradecida que estoy contigo de haberme salvado, Scorpius. ¡Nunca nadie había hecho algo así por mí! Eres maravilloso, la verdad. Y, de todos modos, además de todo lo que dijiste, pienso que también lo que pasó nos probó que nuestro amor es verdadero".

En unos segundos que parecieron eternos, Scorpius se inclinó para besar a Rose, quien le devolvió el beso, y le rodeó el cuello con sus brazos mientras Scorpius la tomaba de la cintura.

Todo era maravilloso, la vida era un paraíso que sólo ellos dos podían vivir cada vez que se besaban


-"¡ROSE!"

-"¡SCORPIUS!"

Dos voces adultas y varoniles resonaron en los pasillos, seguidas de murmullos de sorpresa departe de las cuatro personas:

-"¿Qué haces aquí?"

Rose y Scorpius contemplaban, horrorizados, a sus padres, Ron Weasley y Draco Malfoy avanzando lentamente hacia el otro.

-"Pues yo vine a hablar con mi hija, Malfoy", dijo Ron, mirando con enojo al ex Slytherin.

-"Resulta que yo vengo a lo mismo, Weasley", replicó Draco, frunciendo el ceño.

A continuación, los dos padres voltearon a ver a sus hijos, que se apoyaban en la pared, pálidos, sin saber qué iba a pasar.

Entonces Ron miró a Rose, y preguntó:

-"¿Es cierto lo que tu primo James me ha contado?"

-"¿Exactamente qué te contó James?", preguntó Rose, nerviosa.

-"Lo necesario. Que tú y Scorpius habían salido juntos en secreto, fueron al Bosque Prohibido, y que los de Slytherin te habían atacado por una ridícula apuesta perdida. Que Scorpius fue en busca de ayuda por Albus, y que se encontró con James, quien le dio el mapa del merodeador. Scorpius encontró a Albus y juntos corrieron al bosque en tu ayuda, enfrentando a dementores y acromántulas. Cuando finalmente te encontraron se batieron en duelo con los de Slytherin y llegaron James, Roxanne, Francis, Leo, y los demás del equipo de quidditch de Gryffindor y los vencieron. Finalmente, tú despertaste en brazos de Scorpius, quien te había salvado la vida".

Rose y Scorpius se quedaron perplejos. James era tan buen cuentista de chismes


-"¿Todo eso te contó?", preguntó Rose, sorprendida y con las orejas igual de coloradas que las de su padre.

-"Sí; confieso que le pedí desde principio de año que te vigilara a ti y a Scorpius, para saber si seguían con lo suyo
pero, no necesito que me lo cuenten, si lo veo con mis propios ojos".

Los chicos se pusieron aún más colorados de lo que estaban.

-"¿Y tú, papá, cómo sabes todo?", preguntó Scorpius a Draco.

-"Me lo contó esta mañana un empleado del ministerio. Es impresionante cómo los chismes se corren. Y cuando terminó de contármelo, confieso que no lo podía creer. Y, aquí enfrente de los Weasley, me gustaría pedirte disculpas".

Draco se arrodilló delante de Scorpius, quien no podía creer lo que veía y oía.

-"Te pido disculpas por haberte prohibido esto, por haber dudado de ti y haberte tratado tan mal por el simple hecho de que fueras tan diferente a mí como para ir a Gryffindor y haberte hecho amigo de los hijos de los que yo consideraba mis enemigos
Sobretodo porque, la chica de la que te enamoraste, es la que te ha hecho cambiar de una manera impresionante. Nunca me hubiera imaginado que fueras tan valiente, tanto como para ir ahí (yo no me atrevía ni a llegar al primer árbol) y como para ir en busca de ayuda y rescatarla. De nuevo, te pido disculpas por haber sido tan malo e injusto contigo".

Y dicho esto, agachó su cabeza, y Scorpius notó que realmente estaba arrepentido. Además, los dos tenían lágrimas en los ojos.

-"No tienes nada de qué preocuparte, papá, yo te perdono".

Padre e hijo se abrazaron entonces como nunca antes lo habían hecho, recuperando un lazo que antes no habían conseguido mantener del todo.

Todos, sobretodo Ron, estaban sorprendidos, no sólo de eso sino de lo que pasó después:

Draco se dirigió hacia Ron, y le dijo:

-"Weasley, tú también perdóname por lo que te hice sufrir en nuestros años aquí en Hogwarts. Tanto tú como tu hija me han demostrado su valentía, y yo estoy dispuesto a dejar nuestra enemistad con tal de que mi único hijo"- se dirigió hacia Scorpius, sonriente- "sea feliz con Rose".

Ron estaba atónito, como si le hubieran lanzado un Petrificus Totalus.

Pero, finalmente, y con un hilo de voz, logró articular palabra:

-"Yo
te perdono, Malfoy, y quisiera que tú también me perdonaras a mí por haber sido tan rencoroso contigo y por haberte molestado también, pero sobretodo por nuestros años de enemistad profunda".

-"Te perdono, Weasley".

Y, tan irreal como parezca, Weasley y Malfoy se estrecharon la mano, sonrientes, por primera vez.

Entonces los adultos se voltearon hacia sus hijos, quienes no daban crédito a sus sentidos y creían que todo era un cruel truco de su subconsciente.

-"Y, por último, queremos pedirles disculpas por haberles prohibido su amor, pero éste mismo nos ha demostrado que nosotros estábamos equivocados respecto a nuestra enemistad. Su amor es verdadero, se lo digo enserio, chicos, ya que pudieron enfrentar todo con tal de estar juntos. Lo último que podemos hacer es esto, pedirles disculpas", dijeron.

Rose y Scorpius, con lágrimas de felicidad en los ojos, corrieron a abrazar a sus padres, y les agradecieron por su comprensión y por, de una vez por todas, dejarlos ser feliz con la persona a quien amaban.


Albus no daba crédito a sus oídos.

-"Miren, sé que admiran que James sea tan bromista y todo, pero eso no significa que tengan que imitarlo, ya saben
"

-"¡No es una broma, Al!", exclamó Rose, enojada, "fue todo tan real como el trozo de regaliz que hay en tu diente".

Los chicos le habían contado a Albus lo que había sucedido, en su trayecto de regreso a casa, y como era de esperar, él no se lo había creído nada.

Después del comentario de Rose, seguido por risas, Albus se quitó el pedazo de regaliz con las mejillas sonrojadas.

-"De acuerdo, les creo, pero es que es tan difícil de imaginar
"

-"¡Y, además, mi padre y yo ahora nos llevamos de maravilla!", comentó Scorpius, sonriendo, radiante, "Tanto, que hasta me prometió llevarme a las Copas Mundiales de Quidditch de este año
"

-"¿En serio? ¡Eso está de lujo!", dijo Albus, a lo que Rose asintió.

-"Sí, y además me dijo que puedo invitar a quien quiera", añadió Scorpius, para sorpresa de los demás, "y es obvio que ya están invitados".

-"¡Vaya, gracias, Scorpius!"

Después de media hora de alabanzas y adoraciones hacia el rubio, llegó la bruja del carrito de golosinas.

Los tres chicos, hambrientos, se adueñaron de montones de paquetes de grageas, ranas de chocolate, varitas de regaliz, pasteles de calabaza, tartas de melaza


En lo que quedó del camino, llegaron James, Francis y Leo (los nuevos merodeadores), Lily, Hugo, Hannah, Alice, Lorcan y Lysander, a lo que hubo mucho más relajo y alegría que antes.
Todo era mejor, mucho mejor que antes, ya que Rose y Scorpius ya podían estar juntos, que el conflicto de las familias se había solucionado (hasta Arthur y Lucius admitieron que estaban equivocados), resultado de un amor verdadero y tan poderoso como el de Rose y Scorpius,
un amor que superó todos los conflictos de su cuarto año en Hogwarts.

*˜FIN˜*

Y aquí acaba el cuarto año de la nueva generación :D
Espero que les haya gustado, y que dejen muuuuchos reviews *.*
Pronto volveré con un quinto año, pero antes necesito tiempo para pensar y reflexionar la trama de ese fic... y además, me gustaría hacer otros fics ;)
Entonces, chicos, eso fue todo.

Saludos, y gracias por leer

Lily Ginny Evans

19 años después... cuarto año - Potterfics, tu versión de la historia

19 años después... cuarto año - Potterfics, tu versión de la historia

Era una tranquila mañana en La Madriguera, la casa antigua de los Weasley, y una apurada abuela les hacía el desayuno a sus hijos, nietos, y marido. Ronald W

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2024-10-09

 

19 años después... cuarto año - Potterfics, tu versión de la historia
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