Lo Mismo Que Tú a La Nieve - Fanfics de Harry Potter

 

 

 

Ahora sí lo haré, esta vez no me voy a echar para atrás y es que cuando te conocí sentí odiarte en ese instante, ¿quién diría que justo en este momento no puedo dejar de pensar en ti?... Como una mujer. Y es que eres tan perfecta, con esos hermosos rizos castaños, tú, con tu alegría inacabable, también con tu genio, pero eres tan única, tan inteligente
Con esas carcajadas que sueltas cuando de verdad sientes la alegría, pero también con esas lágrimas que salen cuando son sinceras; tú, siempre preocupada por los demás, y gracias a Dios, a Merlín o a quien sea, también preocupada por mí
No sé que haré cuando esos ojos miel se vuelvan a poner frente a mí y me vean con esa forma tan especial de sonreír con la mirada
De verdad no sé qué haré
Y es que somos tan distintos, debería odiarte



Esos ojos verdes, esa sonrisa ganadora, tu forma de mirar
Odio como se mueve tu boca cuando hablas, maldigo lo que sale por ella, porque cada frase que dices es cada vez más exacta que la anterior y también cada vez más perfecta. Y es que eres tan valiente, tan fuerte, tan caballeroso, sutil, y también guapísimo
Y yo solamente soy alguien que se cruzó en tu camino y que cree ser un error para ti
El error no es estar contigo, el error fue conocerte, y lo sé, fue muy difícil. Te odio en tantas maneras distintas y estar contigo es como desangrarme por dentro, pero siempre con una sonrisa fingida y la barbilla hasta el piso por la tristeza que me da la cercana lejanía a ti... Pero ahí estoy porque el sadomasoquismo se me da bien.


-¿Te gusta ver cómo cae la nieve o te gusta congelarte?- preguntó un chico de hermosos ojos esmeraldas.
-¿Por qué lo dices?- preguntó una joven que se encontraba en medio del jardín de su escuela.
-Hermione, llevas tres horas aquí parada, vas a coger un resfriado de los grandes

-¿De verdad llevo tanto aquí?- dijo la chica castaña limpiándose los ojos.
-Yo también la extraño, tanto como a Ron, que no sé cuándo va a salir de ese hospital

-Seguro sale pronto, ¿pero Ginny? Harry, ¿Cómo la vamos a recuperar?- cuestionó la joven rompiendo en llanto de nuevo.
El chico la estrechó en sus brazos por detrás. Derramó un par de silenciosas lágrimas e intentó recuperar la compostura.
-Ni intentes decirme que no estás llorando, sentí como aguantaste la respiración- Hermione se volteó hacia él- yo sé que la amabas.
-Como a una hermana.- la chica le miró interrogante- sé que no me vas a perdonar jamás que no te lo hubiera contado, pero era algo tan extraño que dudaba que me creyeras, y si se lo decía a Ron, o se reía o me mataba

Hermione sonrió de una manera extraña como dándole a entender que lo escucharía cuando él estuviera dispuesto a hablar.
-Sé que me esperarías hasta el fin de los días si yo te lo pidiera, pero no vas a esperar tanto. Pero, preferiría que entráramos a la Sala Común y tomáramos un chocolate caliente y por favor te pusieras ropa seca- Hermione se rió- Así te ves más linda, toma- Harry colocó sobre los hombros de la chica su capa, la cubrió con su bufanda y la abrazó dirigiéndola hacia dentro del castillo.
Llegaron a la Sala Común de la Casa de Gryffindor, durante varios minutos se quedaron parados en el medio de la sala, se quedaron así, abrazados frente a la chimenea. Hermione lloraba en silencio y Harry acariciaba su cabello intentando tranquilizarla.
-Creo que me voy a ir a cambiar- comentó Hermione.
-Yo sugiero que mejor tomes un baño, te relajes y yo voy a ir a las cocinas por nuestros chocolates y unas galletas, porque la plática va a estar muy larga.
-Está bien, Harry
Pero no te tardes.
-Tú tampoco- dijo Harry caminando hacia la puerta.
A los pocos minutos Hermione bajó de su habitación con un pantalón a cuadros de franela y un suéter que se veía bastante cómodo. Harry ya se encontraba de espaldas a ella, recostado en un sillón rojo con una manta encima, con la mirada perdida en el fuego, tan concentrado estaba en el baile de las llamas que no se dio cuenta que Hermione se encontraba detrás de él, hasta que le puso las manos en los hombros.
-No me di cuenta de que ya habías bajado- dijo Harry haciendo un espacio a su lado para que la chica se sentara.
-¿Qué le encontrabas de interesante al fuego?- preguntó Hermione tomando una manta que Harry había dejado y envolviéndose en ella.
-Lo mismo que tú a la nieve- le contestó el joven dándole una taza con chocolate y provocando una leve sonrisa en la chica y que volteara de nuevo a la ventana.
-Yo sé que Ginny estaría viendo la nieve, por eso lo estoy haciendo, y ahora veo lo mágico que me decía que era, de verdad es reconfortante. Pero tú tenías algo que platicarme, ¿no?
-Sí, verás, todo empezó cuando hace como siete meses mi madre se me apareció en sueños, justo una noche antes de la final de quidditch, me dijo que cerca de mí iba a haber una niña que estaría enamorada de mí y a quien debía hacer muy feliz porque la vida se le iba a escapar de las manos de un momento a otro, y que de mí dependía su felicidad
Que después de que ella se fuera me iba a dar cuenta de quién era mi princesa en realidad ¿Cursi, no? Todo eso me confundió bastante, y supongo que cuando mi madre se dio cuenta de que su hijo era un reverendo tarado y que no entendió ni la milésima parte de lo que me dijo se me apareció de nuevo y me dijo el nombre de la niña a la que tenía que hacer feliz y que moriría en una causa justa, porque ese era su destino y que yo no tendría la culpa de nada, sin embargo me pidió que cuando yo considerara necesario le diría que no la amaba como ella quería y que lo comprendería

-Ginny, ese día estuvo un poquito triste- murmuró Hermione titiritando.
-Exacto- dijo Harry abrazándola. El volumen de su voz se redujo bastante, casi a un susurro- pero jamás me dijo sobre quién sería mi princesa, ni como era, ni cuando la iba a descubrir

-Y de repente sentiste la necesidad humana de amar y sentirte amado

-No. Simplemente no me había dado cuenta de qué tan enamorado estaba y de qué mujer tan perfecta estaba enamorado

-¿Ah sí?- preguntó Hermione con un dejo de tristeza en la voz- ¿De verdad es tan perfecta como para que haya logrado conquistar a Harry Potter?
-Créeme que es más que perfecta, es inteligente, sensible, alegre, comprensiva, delicada y por si fuera poco es tan tremendamente hermosa por fuera, con esos ojos tan vivos y esa piel de terciopelo, su cabello tan sedoso con esos rizos que van cayendo con tanto ritmo, con tanta belleza

-Ahora sí te pegó duro el amor, amigo mío
- comentó Hermione tratando de esconder su tristeza- ¿puedo preguntar quién es?
-Puedes.
-¿Quién es tu princesa?
-Tú.
-¿Perdón?- dijo Hermione volteándose repentinamente y quedando muy cerca de la cara de Harry, tan cerca que podía sentir su respiración agitada
-Tú, Hermione Jane Granger, eres la razón por la cual yo tengo un motivo para respirar y una necesidad de vivir, porque aunque cuando te conocí sentí odiarte, ahora te amo más que a nadie, más que a todo, ¿Y sabes algo? Puede que te odie, odio tus bucles, tu risa, tu carita, tu alegría, que eres tan hermosa y tan diferente, por eso te odio, porque fuiste capaz de hacer que ese odio se hiciera amor.
-Yo también te odio

-¿Ah, sí?
-Sí, odio amarte

-Ah, mira
¿Puedo demostrarte mi odio?
-Sí, supongo


Harry la estrechó entre sus brazos y rozó su nariz con la de ella. Hermione solamente cerró los ojos y se dejó llevar por el tacto del chico.
-Hueles a fresas
Mi fruta favorita, como que se me antojó
¿Puedo probar?- Hermione asintió.
Harry besó la punta de su nariz, su frente, sus mejillas, su barbilla, hasta llegar a sus labios. Primero los rozó, entreabrió sus labios haciendo que los de ellas se abriesen, dándole paso a la boca de Harry quien ansiaba tanto como ella ese beso, duró lo que tenía que durar y un poquito más
Harry no abrió los ojos y se dejó llevar por el calor de Hermione entre sus brazos. Ella se acurrucó más en ellos.
-Te amo- le dijo Hermione a Harry.
-Eso era lo único que esperaba oír. Te quiero pedir algo

-Tú dirás

-¿Quisieras ser mi princesa por el resto de mis días, de los tuyos y de la eternidad?
-Déjame lo pienso- dijo Hermione poniendo los ojos en blanco por un par de segundos- está bien, acepto tu proposición
Y te prometo estar ahí por la eternidad y unos instantes más


Y se quedaron ahí, viendo por la ventana nevar, y sí, era tan tranquilizante como Ginny solía decir, sólo que cuando estaban juntos, la nieve no era tan fría como el resto del mundo pensaba









 

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Ahora sí lo haré, esta vez no me voy a echar para atrás y es que cuando te conocí sentí odiarte en ese instante, ¿quién diría que justo en este momento

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2024-09-28

 

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